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La fase de atención a la emergencia

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COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL – CÁRITAS

ANTE LA EMERGENCIA: SOLIDARIDAD

GUÍA METODOLÓGICA DE APOYO

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PRESENTACIÓN

En los últimos años las emergencias por sismos, huracanes, lluvias, trombas, explosiones, derrames de aguas negras, en México y en la región Centroamericana han sido cada vez más frecuentes.

Los desastres terminan por descubrirnos los rasgos de los pobres y la vulnerabilidad de millones de mexicanos que viven en sitios de alto riesgo porque la miseria y la pobreza los ha orillado a ubicar sus familias en zonas marginadas.

Como Iglesia mexicana hemos ido acompañando a través de Pastoral Social-Cáritas, según nuestras capacidades y con sus limitaciones, la atención a los diferentes desastres. Como resultado de este trabajo, aclaramos la metodología autogestiva y solidaria para atender integralmente las emergencias (prevención, atención, rehabilitación y reconstrucción).

Cáritas Mexicana impulsó varias reuniones con Diócesis y Cáritas que sufrieron emergencias (Cd. Guzmán, San Cristóbal de las Casas, Tapachula, Papantla, Tabasco, Tulancingo, Oaxaca, Chalco, Acapulco, Tlapa, Yucatán, Campeche, Tepic, Colima, Cd. Lázaro Cárdenas…) para elaborar este Manual que quiere ser un instrumento de apoyo-guía, y tratar de estar como Iglesia prevenidos y capacitados a fin de atender integralmente nuevas emergencias.

El Magisterio de la Iglesia y la Doctrina Social son el marco teórico que sustenta el Manual, al pedirnos que: “La Iglesia en América debe encarnar en sus iniciativas pastorales la solidaridad de la Iglesia universal hacia los más pobres y marginados de todo género. Su actitud debe incluir la asistencia, promoción, liberación y aceptación fraterna. La Iglesia pretende que no haya en absoluto marginados”1. También se insiste en que las acciones de la Iglesia incidan en las estructuras: “En efecto, se trata no solo de aliviar las necesidades más graves y urgentes mediante acciones individuales y esporádicas, sino de poner de relieve las raíces del mal, proponiendo intervenciones que den a las estructuras sociales, políticas y económicas para lograr una sociedad más justa y solidaria”.2

Con mucho gusto, pues, y con un profundo sentido de solidaridad cristiana ofrecemos este Manual que deberá siempre ir acompañado con el testimonio del amor y de la ternura con que nuestro Padre Dios nos mira y arropa a todos nosotros, sus hijos. Pidamos al Señor que ese amor y esa ternura se hagan

1 Juan Pablo II, Ecclesia in América (EA), Ed. Dabar México 1999, No. 58. En adelante Ecclesia in América se

escribirá EA.

2 Ibíd. No. 18

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plenamente manifiestos frente al dolor y la angustia de los hermanos y hermanas, víctimas de los desastres.

Estamos seguros que este Manual será de mucha ayuda tanto a organismos eclesiales como a organismos de la sociedad civil. Incluso es un Manual abierto que, por tanto, deberá ser enriquecido con posteriores experiencias..

Este Manual lo ponemos en las manos de la Virgen Santa María de Guadalupe que nos pide le construyamos un templo para escuchar el sufrimiento y clamor de su pueblo.

Excmo. Sr. Obispo D. Carlos Talavera Ramírez* Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social. 26 de junio del 2006. --------------- * El Excmo. Sr. Obispo D. Carlos Talavera Ramírez falleció intempestivamente el 1º. De julio

del 2006. Que descanse en paz.

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ANTE LA EMERGENCIA PASTORAL SOCIAL-CÁRITAS

GUÍA METODOLÓGICA DE APOYO

Es preocupante constatar que los desastres y la creciente vulnerabilidad de la población magnifican el efecto destructivo de los fenómenos naturales y aquellos provocados por el ser humano, ya que sectores mayoritarios, de esa población viven en condiciones de pobreza inhumana, con poco o ningún acceso a los servicios básicos de vivienda digna, educación y alimentación adecuada. Son estos sectores económicamente empobrecidos y socialmente excluidos, las víctimas principales de los desastres.

Dada la situación de vulnerabilidad, muchas de las Diócesis y su Pastoral Social-Cáritas están ubicadas en zonas de alto riesgo y en la perspectiva de una mejor atención. Con el programa: “Emergencias, Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención” se vio conveniente elaborar una guía que recupere los elementos fundamentales y las enseñanzas que nos han dejado en veinte años de trabajo las experiencias vividas en los desastres,3 para ofrecer un servicio que ayude a las comunidades y a las Diócesis a dar una respuesta eficaz en caso de nuevas emergencias.

Esta guía se enmarca tanto en la Misión como en la Visión de Cáritas de América Latina y México:

MISIÓN: La Pastoral Social-Cáritas en América, desde el contexto de cada país, está llamada a animar a la luz del Evangelio y la Doctrina Social de Iglesia, el proceso de transformación de la realidad de los pueblos de América, con el protagonismo de los pobres y excluidos, para construir, en armonía con la creación, una sociedad justa, fraterna y solidaria, signo del Reino de Dios.

VISIÓN: Queremos un continente solidario, justo, democrático y pluralista, donde los poderes públicos sean representativos, transparentes y participativos, para que cada hombre y mujer viva de acuerdo a su dignidad, tenga satisfechas sus necesidades básicas y use sosteniblemente los recursos de la creación para el

bien común.

3 Experiencias en los desastres ocasionados por el huracán “Paulina”, las lluvias que causaron inundaciones en

Tapachula en el 98, las que causaron deslaves, derrumbes e inundaciones en Puebla, Hidalgo, Veracruz y Tabasco en el 99 (diócesis de Tulancingo, Puebla, Papantla, Tuxpan y Tabasco), inundación en Chalco, la experiencia de desplazados de la Guerra y desabasto de granos por las sequías e incendios en la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas; el terremoto de Cd. Guzmán y Zapotitlán y las inundaciones en Mérida y Campeche por el huracán “Isidore”.

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Y por lo tanto, queremos una Iglesia que sea testigo de Jesús en el mundo, pobre, profética y pascual, en conversión continua, donde los laicos sean protagonistas y que incida en los procesos históricos de transformación para hacer presente el Reino de Dios.4

La MISIÓN de Cáritas Mexicana5

“Contribuir a la dignificación de la persona humana:

Promoviendo la caridad, la solidaridad, la justicia y la reconciliación

De forma orgánica, organizada y pedagógica

Analizando la realidad social

Sensibilizando a la comunidad eclesial y social

Articulándose en forma de red

Coordinando y animando iniciativas eclesiales

Vinculándose y cooperando con otros actores sociales

Impulsando procesos, programas y proyectos de asistencia, de promoción, liberación integral, y aceptación fraterna y

Colaborando en la construcción de México con estructuras sociales, políticas y económicas justas”.

Esta guía es una respuesta concreta a la misión y visión de Pastoral Social-Cáritas.

4 1er

Encuentro Continental de las Pastorales Sociales-Cáritas de América, Colombia-Bogotá, 4 al 10 de marzo del 2002.

5 Comisión Episcopal de Pastoral Social, Vivamos el amor preferencial por los pobres, Caritas Mexicana, México 2001, p. 94. En adelante cualquier nota referida a la Comisión Episcopal se abreviará con las iniciales CEPS.

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OBJETIVO

Ofrecer una guía metodológica, que sirva como apoyo en nuestra praxis de Pastoral Social-Cáritas, que nos ayude a buscar caminos que reduzcan la vulnerabilidad estructural, con una visión que supere la mera asistencia, que incluya la liberación y la aceptación fraterna y que vea de conjunto la Atención, Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención, orientando el trabajo hacia procesos autogestivos, solidarios y de reconstrucción sostenible, para lograr una sociedad justa, solidaria y sin excluidos.

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INTRODUCCIÓN Esta guía contempla pedagógicamente dos modelos6 en la acción de la Pastoral Social-Cáritas: el modelo autogestivo y solidario y el modelo de mera asistencia.

Modelo autogestivo y solidario Uno es el Modelo autogestivo y solidario, el cual organiza la Pastoral Social-Cáritas

con una visión integral como nos pide el Papa Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica Ecclesia in América (EA): “La Iglesia en América debe encarnar en sus iniciativas pastorales la solidaridad de la Iglesia Universal hacia los pobres y marginados de todo género”.7 Debe incluir pues de conjunto la asistencia, la rehabilitación, la reconstrucción y la prevención con el objetivo de que sus acciones incidan en las estructuras sociales. “En efecto se trata no sólo de aliviar las necesidades más graves y urgentes mediante acciones individuales y esporádicas, sino de poner de relieve las raíces del mal, proponiendo intervenciones que den a las estructuras sociales, políticas y económicas una configuración más justa y solidaria”.8

En este Modelo, las emergencias o las catástrofes se consideran como oportunidades para dinamizar a la comunidad hacia el desarrollo sustentable. Tiene como objetivo central la promoción de la subjetividad de los siniestrados, sin descuidar las acciones de atención para los afectados que requiere toda actividad de emergencia, sobre todo en los primeros ocho días.

Para facilitar el camino del trabajo se distinguen las fases de: Emergencia, Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención; y para cada una de ellas se ha aclarado, desde la experiencia que los ejes directrices indispensables para caminar correctamente durante todo el proceso son cuatro: la Solidaridad, la Organización, la Capacitación y la Reflexión de Fe.

Modelo de mera asistencia Se entiende por Pastoral de mera asistencia, la praxis pastoral que enfoca todas sus actividades a la asistencia; “asistir”, es decir, hacerse presente en situaciones emergentes para remediar necesidades inmediatas, sin buscar la promoción ni las acciones liberadoras de las personas y transformadoras de las estructuras sociales corriendo el riesgo de quedarse en el mero asistencialismo.

La asistencia tendría que ser por su naturaleza temporal, es decir, extenderse tanto cuanto se prolonga la situación que hace peligrar la vida, en la cual el sujeto,

6 Al tratar de puntualizar los elementos de los modelos (Es una presentación dicotómica que tiene valor descriptivo pero no tiene valor calificativo) hay la dificultad de que en la práctica se den características de uno dentro del otro, porque es difícil encontrar un modelo ideal. “Intercambio de experiencias sobre la ayuda a la reconstrucción en América Latina”, Diócesis de Cd. Guzmán, México, julio de 1993, p. 5.

7 Juan Pablo II, Eclessia in América (EA) Ed. Dabar, México 1999, No. 58.

8 Ibíd.No. 18

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individual o colectivo se encuentra deshabilitado. En otras palabras la asistencia es la ayuda o el apoyo que una persona requiere en situación de emergencia y que por sí misma no puede solucionar, por ejemplo: alguien que se está ahogando, el que queda atrapado en un derrumbe o en un incendio... de tal manera que si no se le asiste, la persona perece.

La asistencia adquiere connotaciones negativas y se vuelve asistencialismo cuando la ayuda que se sigue dando a una persona o comunidad ya salió de la emergencia como si todavía estuviera en esa situación, provocando actitudes de dependencia, paternalismo, caridad mal entendida (dar a los pobrecitos), de utilización mutua tanto del que dona como del que recibe.

Características del modelo autogestivo y solidario

Características del modelo de mera asistencia

Atiende las emergencias como oportunidades para promover la solidaridad y la organización del pueblo.

Atiende la emergencia sin promover la solidaridad y la organización.

Asume integralmente emergencia, rehabilitación, reconstrucción y prevención.

Trabaja la rehabilitación y la reconstrucción con proyectos funcionales, visibles a corto plazo.

Es un Modelo de atención no como evento aislado, sino como un proceso permanente, sustentado en cuatro ejes: La solidaridad, la organización, la capacitación y la reflexión de fe.

Considera la atención de la emergencia como un evento aislado.

Integra la emergencia y las causas históricas y estructurales, que provocan esa situación y se preocupa de la promoción, de la liberación y de la injusticia.

No se preocupa por impulsar la autogestión, más bien corre el riesgo de crear dependencias por el método de trabajo que sigue con acciones para los pobres y no acciones con los pobres y desde los pobres, donde ellos sean sujetos.

Respeta la cultura propia de la comunidad y parte de la organización misma del pueblo, si la hay y si no, la promueve.

No toma en cuenta la cultura de la comunidad.

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Características del modelo autogestivo y solidario

Características del modelo de mera asistencia

Anima la solidaridad y la organización que brota en la tragedia.

Desarticula la solidaridad y la organización por la donación continua de despensas, ropa…

Respeta las necesidades de la comunidad, sin enviar cosas que la comunidad no ocupa.

Pide cosas que la comunidad no necesita.

No busca tomarse la foto en ocasión de la tragedia.

Busca tomarse la foto aprovechando la tragedia.

En todo el proceso de trabajo, el criterio central es atender a los que nadie atiende.

Aprovecha las ayudas para hacer proselitismo partidista.

Evalúa sus acciones en la emergencia para evitar el asistencialismo y dar el paso a la promoción, lo más pronto posible. Y transita de acciones para los pobres a acciones con los pobres.

No le preocupa transitar a la rehabilitación, reconstrucción y prevención.

Dinamiza la solidaridad que brota dentro de la comunidad al responder a la emergencia con sus propios recursos.

Respeta la regla de oro de la solidaridad.

Anima a la comunidad para que realice el diagnóstico y se pueda saber con certeza las necesidades apremiantes de las familias siniestradas.

El diagnóstico se utiliza para conseguir recursos.

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Características del modelo autogestivo y solidario

Características del modelo de mera asistencia

Distribuye equitativamente los recursos para los más pobres y necesitados.

El diagnóstico (análisis estructural y coyuntural) facilita el proyecto de rehabilitación, reconstrucción y prevención partiendo de la subjetividad de los grupos. A la luz de este análisis impulsa el plan de trabajo.

El diagnóstico funcional, facilita el proyecto de rehabilitación, reconstrucción y prevención sin la participación de los grupos.

Impulsa la rehabilitación, procurando no sacar a las familias de su hábitat y fortaleciendo los lazos de ayuda mutua entre los amigos y familiares.

Impulsa los albergues.

Aprovecha los apoyos del gobierno para impulsar el trabajo solidario.

Motiva al encuentro entre los responsables de la Pastoral Social-Cáritas para que confronten, analicen y decidan el modelo con el que van a trabajar la reconstrucción.

Discierne y discute con los asesores, promotores y coordinadores de la rehabilitación, reconstrucción y prevención, el Modelo Autogestivo y solidario para que se aclare, se acepte o se rechace.

Se decide un proyecto de rehabilitación y reconstrucción desde la cantidad de dinero con la que se cuenta y se contratan constructoras para la ejecución, prescindiendo de los siniestrados y al final se les entrega la casa.

Promueve celebraciones y reflexiones para fortalecer el espíritu solidario.

Promueve asambleas públicas para discutir con los siniestrados las reglas y criterios del propio modelo.

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Características del modelo autogestivo y solidario

Características del modelo de mera asistencia

Convoca a los grupos de base interesados en desarrollar el proyecto de autoconstrucción para que asuman las normas y criterios del modelo.

Promueve la organización interna dentro de cada grupo de base y busca el consenso para los criterios que normen el grupo.

Anima la participación de todos los miembros en las asambleas del grupo porque es la instancia principal donde deciden en consenso los acuerdos.

Estructura la mesa directiva y comisiones para que coordinen la asamblea y ayuden en la dirección del proceso de trabajo.

Dinamiza la participación partiendo del nivel de base, de mesas directivas, de seguimiento y de dirección.

Apoya a los grupos en la movilización para demandar al gobierno los servicios requeridos.

Los recursos y el dinero no son fin para el proyecto, sino un medio.

El dinero es fin en sí mismo.

Organiza las faenas de tal manera que si no hay faena, tequio, fagina… no hay autogestión, ni solidaridad.

Impulsa las faenas solidarias para responder a la necesidad sentida de la mano de obra, para fortalecer los lazos entre los grupos de la red y que los grupos se capaciten en las faenas.

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Características del modelo autogestivo y solidario

Características del modelo de mera asistencia

Promueve el intercambio de experiencias entre los grupos, entre las mesas directivas, con otros grupos que participan en la red y con otras redes como herramienta de capacitación y de articulación.

Evalúa continuamente el proyecto a la luz de la solidaridad y la autogestión para que no derive en un proyecto asistencial.

Vincula y articula a los grupos entre si para formar una red y esta red se articula con otras redes para fortalecer el intercambio de experiencias y la solidaridad, y dar pasos hacia una sociedad sin excluidos.

Promueve el análisis constante del proceso del proyecto para encontrar las acciones que ayuden a fortalecer los ejes de solidaridad, organización, capacitación y reflexión de fe.

Es un proyecto a mediano y a largo plazo.

Es un proyecto a corto plazo.

El donador se convierte en cooperante y se educa junto con el proceso de los grupos.

Quien aporta el dinero es un benefactor y el siniestrado, un beneficiario.

Favorece que las acciones del proyecto incidan en las políticas públicas y en el cambio de la sociedad.

Desata la organización del pueblo y el crecimiento de la sociedad civil.

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Características del modelo autogestivo y solidario

Características del modelo de mera asistencia

Considera al pobre como sujeto histórico porque la pobreza es inhumana y antievangélica.

Descubre las estructuras de pecado social y trata de construir estructuras solidarias.

Fundamenta la lectura de su proceso en la Palabra de Dios y en los signos del Reino, expresión del amor gratuito de Dios en Jesucristo.

La visión de caridad y de justicia, la opción preferencial por los pobres, las concibe dentro de esta línea de mera asistencia.

La Palabra de Dios que se reflexiona dentro de las asambleas de los grupos, anima y fortalece la solidaridad, el servicio, el respeto, la justicia, la honestidad…

La Palabra de Dios apoya los trabajos que se vayan realizando.

Las celebraciones en los diferentes momentos: aniversarios, bendición de viviendas, cosecha de productos, faenas solidarias, encuentros… son la cumbre y la fuente de vida en la comunidad.

Celebra la entrega de las casas.

El desafío de este modelo en todas las etapas de atención, rehabilitación, reconstrucción y prevención, es superar la tensión entre el modelo de mera asistencia y el autogestivo y solidario.

Impulsa la prevención inmediata y remota en sus diferentes niveles: emergencia cotidiana, trabajo de organización básica, red y red de redes y la participación en la sociedad civil.

Impulsa la prevención inmediata.

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Características del modelo autogestivo y solidario

Características del modelo de mera asistencia

Anima la asistencia, la promoción humana y la incidencia en las estructuras sociales para lograr una sociedad más justa y solidaria.

Anima la asistencia.

Asimila los contenidos de la solidaridad: principio social, virtud moral, destinatarios de la solidaridad y el contenido cristiano de la solidaridad.

Asimila los contenidos de la solidaridad: principio social, virtud moral, destinatarios de la solidaridad y el contenido cristiano de la solidaridad.

Es irrenunciable el carácter de asistencia de la Pastoral Social-Cáritas, sin embargo transita a la promoción humana en donde el asistido se convierte en sujeto de su propio desarrollo. La asistencia es temporal.

Es irrenunciable el carácter de asistencia de la Pastoral Social-Cáritas

Aprovecha las emergencias cotidianas como oportunidades para desatar procesos solidarios y educar a la solidaridad.

Ante las emergencias sociales impulsa la organización y la autogestión. Promueve acciones integrales que vayan creando estructuras sociales en la justicia y participación, para impulsar el desarrollo integral de la comunidad local, regional e internacional

Frente a la emergencia social, promueve algunas fuentes de trabajo.

Anima la reflexión constante entre pobreza y solidaridad (conciencia solidaria)

Anima la reflexión acerca de la pobreza sin ir a las causas (conciencia de mera asistencia)

La solidaridad implica que todos deben participar con sus semejantes por alcanzar el bien común y disfrutar de él.

La solidaridad impulsa acciones individuales.

Fortalece la acción social transformadora.

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Características del modelo autogestivo y solidario

Características del modelo de mera asistencia

Promueve la red y la red de redes como instancias para conjuntar luchas estructurales, estratégicas y globales.

Apoya la dinámica de la sociedad civil que aglutina en su seno, un conjunto de redes de organizaciones populares que trabajan en múltiples campos de la vida social e inciden en las políticas públicas.

Profundiza en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia: dignidad de la persona humana, solidaridad, subsidiariedad, participación y bien común.

Estudia los principios de la Doctrina Social de la Iglesia: dignidad de la persona humana, solidaridad, subsidiariedad, participación y bien común.

Impulsa la capacitación en la gestión de riesgo a partir de las causas estructurales de los desastres y concientiza a los sujetos en zonas de riesgo sobre la necesidad de promover una cultura de prevención.

Impulsa la capacitación en la gestión de riesgo.

Si frente a la pobreza y la exclusión, se trabajan todas las características de este modelo autogestivo y solidario y otras más que no están dichas, se estará creando una cultura de prevención, de solidaridad y organización que servirán para atenuar y disminuir los riesgos catastróficos de una emergencia, y arrancar más fácilmente a la rehabilitación y a la reconstrucción.

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CAPÍTULO PRIMERO LA FASE DE ATENCIÓN A LA EMERGENCIA

En el modelo autogestivo y solidario

Presentación

En México y en otros países de América frecuentemente nos toca vivir en medio de sismos, huracanes, sequías, tormentas, inundaciones, derrumbes, incendios forestales, contaminación del medio ambiente, deforestación, ciudades densamente pobladas en zonas de alto riesgo, explosiones, canales de aguas negras, secuestros, pobreza extrema, corrupción política, narcotráfico, violencia, guerra, hambruna, etc. Todas estas situaciones están provocando continuamente emergencias y catástrofes.

Las emergencias o catástrofes son las situaciones de destrucción o muerte que las personas o poblaciones experimentan después de un fenómeno súbito, que afectan gravemente sus estructuras económicas y sociales, imposibilitándolas para dominar esas situaciones con sus propias fuerzas y recursos, y que requieren la asistencia de otras personas. “Es una condición de muerte que se debe superar lo más rápido posible (debe ser una fase corta), para que el siniestrado pueda regresar a tomar las riendas de su propia vida”.9

Últimamente las emergencias y catástrofes son más recurrentes e incluso algunas son de carácter permanente y nos obligan a pensar en una visión más global y a más largo plazo. Así por ejemplo la hambruna del África Subsahariana no se resuelve con el envío de socorros y con acciones pensadas a corto plazo. Sin duda que problemáticas tan complejas como estas, exigen una revisión a fondo del modelo social que ha provocado y ha permitido estas crisis.

La atención en la emergencia de manera meramente asistencial provoca “el síndrome de la dependencia” induciendo con ello a que las capacidades de la población afectada se inhiban, contribuyendo a cercenar uno de los factores imprescindibles para lograr un proceso de desarrollo efectivo, que es la capacidad y el compromiso de las comunidades locales con su propio desarrollo. La entrega sistemática de ayudas y socorros para enfrentar necesidades inmediatas más que la vulnerabilidad10, produce en el corto plazo dependencia y paternalismo y en el mediano y largo plazo la incapacidad de mejorar las respuestas de las poblaciones afectadas ante futuras crisis.

9 “Intercambio de experiencias sobre la ayuda a la reconstrucción en América Latina”, Diócesis de Cd. Guzmán,

México, julio de 1993, p. 11.

10 La vulnerabilidad es la debilidad, incapacidad o dificultad para evitar, resistir, sobrevivir, y recuperarse en caso

de un desastre.

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Vamos ahora a describir cómo se viven los cuatro ejes fundamentales del modelo autogestivo y solidario en la fase de la atención a la emergencia.

1. Eje de la solidaridad11

Durante las primeras horas y días de cualquier emergencia: huracanes, sismos, explosiones… las mismas personas trabajan internamente en solidaridad. Esto se confirma con testimonios como el de la experiencia de Tapachula con el huracán “Stan”, ya que al quedar la comunidad inundada y aislada de toda comunicación, los habitantes corren a darse la mano y solucionan los problemas inmediatos.

Lo más común en la emergencia es que la comunidad inmediatamente se movilice y se organice en orden al rescate de vidas como urgencia inmediata12, a

sepultar a los muertos y a recuperar los objetos y materiales que puedan ser útiles.

En la emergencia, la movilización y la solidaridad van de la mano, porque en el trabajo de atención aparece un buen grupo de personas voluntarias (catequistas, coordinadores de grupos, seminaristas, jóvenes, gente de buena voluntad) que ofrecen sus recursos humanos y materiales. Son personas que prestan sus servicios en el diagnóstico, en el acopio y distribución de víveres, en la preparación de alimentos, en el retiro de escombro, apoyando en los albergues, cuidando heridos y terminada la emergencia, generalmente desaparecen y vuelven a su vida ordinaria.

Constatamos que frente a la tragedia y la pobreza, que siempre van juntas ya que los más vulnerables son los más pobres, surge la fuerza de la solidaridad a lo interno de los grupos y las comunidades para llevar a los siniestrados pan, vestido, agua, medicamentos… como lo señala el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia: “La solidaridad se eleva al rango de virtud social […] orientada al bien común y en «la entrega por el bien del prójimo, que está dispuesto a “perderse”, en sentido evangélico, por el otro en lugar de explotarlo, y a “servirlo” en lugar de oprimirlo para el propio provecho (cf. Mt 20,25-28; Mc 10, 42-45; Lc 22, 25-27)»”13

11

La palabra “solidaridad”, viene de la raíz latina “solidus”, que quiere decir: sólido, compacto, entero.

Solidaridad es, la expresión del espíritu que anima la vida de un grupo, de una comunidad o de una nación en el cual se unen fuerzas y esfuerzos, se ponen en común los recursos: capacidades, habilidades, experiencias, responsabilidades, trabajo y bienes. El término solidaridad ampliamente empleado por el Magisterio, expresa en síntesis la exigencia de reconocer en el conjunto de los vínculos que unen a los hombres y a los grupos sociales entre sí, es el espacio ofrecido a la libertad humana para ocuparse del crecimiento común compartido por todos.

12 Como por ejemplo la movilización de las personas en el grupo de los Topos en el terremoto de 1985 que,

rebasando el cerco del ejército, ayudaron a rescatar un gran número de vidas.

13 Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Conferencia del Episcopado

Mexicano, Librería Editrice Vaticana, 2004, No. 193. De aquí en adelante citaremos el compendio con las siglas CDSI.

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1.1-La solidaridad: la regla de oro:

La experiencia nos ha enseñado que el eje fundamental en este modelo es el de la solidaridad, que se convierte por tanto en la regla de oro de todo proceso. Si se pierde la solidaridad, se pierde la base para los otros tres ejes. Los pasos de la solidaridad son los siguientes:

El primer paso: La solidaridad a lo interno de la comunidad que sufre la tragedia

Este primer paso de la solidaridad se da dentro o en la misma comunidad, que se organiza para buscar y rescatar a sus heridos, sepultar a sus muertos, recuperar sus pertenencias, ofrecer albergue a quienes se quedaron sin techo. Esto lo hacen poniendo en común sus recursos y sus personas con el riesgo incluso de perder la vida con tal de salvar a las personas siniestradas. Esta es la esencia de la solidaridad.

En las comunidades asentadas en zonas sísmicas o de huracanes, con el tiempo se va creando la cultura de solidaridad ante las emergencias, cuando éstas se presentan.

Segundo paso: La solidaridad de las comunidades vecinas

Este segundo paso de la solidaridad se da cuando las comunidades cercanas se dan cuenta del desastre y, después de constatar que los siniestrados no alcanzan a solucionar la emergencia con sus propios recursos, se solidarizan, poniendo en común lo que tienen: los recursos, la organización y la movilización.

Tercer paso: La solidaridad de la Diócesis, la región pastoral y Pastoral Social-Cáritas Nacional

El tercer paso de la solidaridad se da cuando la emergencia, por su magnitud, supera las posibilidades de solución de la comunidad y de las comunidades vecinas; entonces se requiere del apoyo, ya sea de la Diócesis local o de las vecinas. Si la solidaridad de éstas, además de la Pastoral Social-Cáritas no es suficiente para enfrentar la emergencia, entonces hay que invitar a la Cáritas Nacional y al país en general para que aporten sus recursos a la emergencia.

Cuarto paso: La solidaridad de Camexpa y otras instancias afines

Este Cuarto paso de la Solidaridad se da si la magnitud de la emergencia supera el nivel de nación, al recurrir a la nueva instancia internacional, animada por Cáritas de la zona Camexpa (Centro América, México y Panamá) en el marco de la confederación de la CÁRITAS INTERNATIONALIS a la Coordinadora Internacional de Seguimiento y Acompañamiento (CISA).14

14

CISA se constituye como foro permanente de la coordinación para la cooperación fraterna de la Pastoral Social-Cáritas del Norte y de las Cáritas del Sur que están dispuestas a establecer relaciones de equidad y solidaridad con el fin de construir, acompañar, y dar seguimiento a procesos de transformación, con los sectores

empobrecidos, hacia una sociedad más humana en los países que constituyen la zona Camexpa. Cáritas de la

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Quinto paso: La solidaridad a nivel mundial en las macro-emergencias Cáritas Internationalis

El quinto paso de la Solidaridad se da en caso de una macro-emergencia (como el terremoto de 1985 en México, el Huracán “Mitch” en 1998, los tsunamis en el sudeste asiático en diciembre del 2004 y julio del 2006.) que rebasa las posibilidades de atención nacional y regional. En este caso se convoca a un S.O.A. (special operations appeal) o una solicitud de operaciones especiales a través de las Cáritas Internationalis.

La solidaridad es la razón fundamental para la toma de conciencia ya que, rompiendo los racismos y los prejuicios, se da paso a un proceso en el que es necesario reconstruir no sólo las casas, las fuentes de trabajo, las parcelas, sino la familia humana ―la comunidad como punto final―, en otras palabras, trabajar por un cielo nuevo y una tierra nueva (Ap 21,1).

1.2- El criterio fundamental, es la opción preferencial por los pobres

El primer compromiso de Pastoral Social-Cáritas es el de no estar ausente allí donde hay una situación de sufrimiento e injusticia. Hacerse presente en aquella situación que está demandando una respuesta inmediata y directa, ejerciendo una efectiva opción por los pobres y por los excluidos. Es importante recordar que la opción de Pastoral Social-Cáritas, es la opción de la Iglesia, opción por los más vulnerables.

La opción preferencial por los pobres define la línea de acción, los criterios y el enfoque del trabajo de la Iglesia, de tal manera que su objetivo último será “llegar a los que nadie atiende”. Como dice el documento de Ecclesia in América:

El servicio a los pobres, para que sea evangélico y evangelizador, ha de ser fiel reflejo de la actitud de Jesús, que vino «para anunciar a los pobres la Buena Nueva» (Lc 4,18). Realizado con este espíritu, llega a ser manifestación del amor infinito de Dios por todos los hombres y un modo elocuente de trasmitir la esperanza de salvación que Cristo ha traído al mundo, y que resplandece de manera particular cuando es comunicada a los abandonados y desechados de la sociedad. Esta constante dedicación a los pobres y desheredados se refleja en el Magisterio social de la Iglesia, que no se cansa de invitar a la comunidad cristiana a comprometerse en la superación de toda forma de explotación y opresión. 15

zona de Centroamérica, México y Panamá (Camexpa), reunidas en San Salvador, El Salvador los días 28, 29 y 30 de marzo del 2001, las Cáritas de la zona de Camexpa y varias Cáritas Cooperantes,

15 Juan Pablo II, Eclessia in América, México 1999, No. 58. En adelante Ecclesia in América se escribirá EA.

No. 18.

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Por esta razón, el apoyo a las comunidades será, no como una acción para los pobres, sino como una acción con y desde los pobres; donde los pobres, sean los sujetos protagonistas de la participación en este proceso de atención. Esta línea de trabajo, marcará el plan y la relación con otras instancias que participen en la emergencia.

1.2.1-El pobre, centro de atención preferencial de la praxis eclesial

El documento de Puebla16 reafirma la “clara y profética opción preferencial y solidaria por los pobres” proclamada en las conclusiones de Medellín;17 este “amor preferencial, pero no exclusivo por los pobres” exige una “conversión de toda la Iglesia” y al mismo tiempo “abre nuevos caminos a la esperanza”.18

La preferencia tiene como destinatario a los pobres que “merecen una atención preferencial, cualquiera que sea la situación moral o personal en que se encuentren”.

La razón de esta opción preferencial es de índole teológica. Si siguiendo a Cristo, la Iglesia ve en el pobre la imagen de Dios escarnecida: “hechos a imagen y semejanza de Dios, para ser sus hijos, esta imagen está ensombrecida y aun escarnecida”. El Dios en el que creemos es el defensor de los oprimidos (“por eso Dios toma su defensa y los ama”) tal como fue cantado por María en el “Magnificat”. Por eso mismo, la Iglesia acredita su autenticidad evangelizadora en la preferencia por el pobre: ellos “son los primeros destinatarios de la misión y su evangelización es por excelencia señal y prueba de la misión de Jesús”.19

La opción preferencial por el pobre “es una opción preferencial por los pobres contra la pobreza”. Los pobres aquí significan los que sufren las injusticias, porque su pobreza es producida por mecanismos de empobrecimiento y explotación;20 la pobreza es, por tanto, un mal y una injusticia. Optar por los pobres implica optar por la justicia social, contra la pobreza inicua y por una sociedad justa y fraterna. Revisar la cita, si todo el párrafo es parte de del documento de Puebla se inicia con las comillas y la frase de opción por los pobres se ponen comillas sencillas.

Ecclesia in América, pide que

…La actividad de la Iglesia a favor de los pobres en todas partes del Continente es importante; no obstante hay que seguir trabajando para que esta

16

III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, La evangelización en el presente y en el futuro de América Latina, 2 ed. Librería Parroquial de Claveria, México,1995.

17 II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Medellín conclusiones, La Iglesia en la actual

transformación de América Latina a la luz del Concilio, 2 Ed. Centro de Publicaciones del CELAM, Bogota,1989.

18 Op Cit Puebla. n 1,134 y 1.165 (1995)

19 Ibid n. 1.141,-1.142,1.144

20 Ibid n. 30, 1.160

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línea de acción pastoral sea cada vez más un camino para el encuentro con Cristo, el cual siendo rico, por nosotros se hizo pobre a fin de enriquecernos con su pobreza (cf. 2 Cor 8,9)… La Sagrada Escritura nos recuerda que Dios escucha el clamor de los pobres (cf. Sal 34[33], 7) y la Iglesia ha de estar atenta al clamor de los más necesitados. Escuchando su voz «la Iglesia debe vivir con los pobres y participar de sus dolores […] Debe finalmente testificar por su estilo de vida que sus prioridades, sus palabras y sus acciones, y ella misma está en comunión y solidaridad con ellos»”.21

En todo el proceso de atención, rehabilitación, reconstrucción y prevención, el protagonismo de los pobres y excluidos, es el eje rector que permea todo el trabajo, porque hay que llegar a los que nadie atiende como signo de que a los pobres llega la Buena Nueva, como lo afirma Ecclesia in América: Los pobres han de ser considerados ciertamente los primeros destinatarios de la evangelización, a semejanza de Jesús, que decía de si mismo: «El Espíritu del Señor […] me ha ungido. Me ha enviado a anunciar a los pobres la Buena Nueva» (Lc 4, 18).22

1.3- Las exigencias de la solidaridad:

La solidaridad y la cultura23

Sabemos que en las comunidades, hay muchas formas tradicionales solidarias como: las faenas y el tequio, (jornadas de trabajo para hacer obras en común), el TCO, el trueque (intercambio de producto por producto y de trabajo por producto), la minga, las tandas, las faginas, la fatiga, el cambio brazo, organizaciones vecinales para resolver el problema de servicios.

El TCO (Trabajo Común Organizado) son los días de trabajo que aportan los integrantes de los grupos para desarrollar el proyecto de reconstrucción. En el caso de los campesinos, son los días de trabajo para realizar la siembra común. En los grupos de salud y nutrición, son las jornadas de trabajo para fabricar la medicina y los alimentos nutritivos. En el caso de las cooperativas de consumo, es el tiempo que se utiliza para comprar, empacar y vender los productos. En las cooperativas de producción, son los días que se aportan para producir y comercializar los productos, etc.

21

EA No. 58 (1999)

22 Ibid No. 67

23 Cf.Eclessia in América No. 52. Partiendo del Evangelio se ha de promover una cultura de la solidaridad que

incentive oportunas iniciativas de ayuda a los pobres y a los marginados, de modo especial a los refugiados, los cuales se ven forzados a dejar sus pueblos y tierras para huir de la violencia.

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En el caso de las comunidades indígenas, la estructura comunitaria está impregnada de solidaridad; porque todos los servicios y las obras de infraestructura que se requieren dentro de la misma, son realizados con la solidaridad en faenas o en tequios.

La estrategia en esta praxis, es conocer, profundizar, respetar, valorar, recuperar y fortalecer e integrar al proyecto, las estructuras solidarias que se van perdiendo y existen en nuestros pueblos.24

Tener como valor fundamental la transparencia

Esta es un valor fundamental y una exigencia de la solidaridad y se da principalmente en las siguientes situaciones:

En caso de una emergencia, no pedir de más a las comunidades solidarias o cooperantes y que éstas no dependan de los medios de comunicación social, que a veces piden cosas que la comunidad no ocupa y que al final de cuentas, lo que envían cueste mucho, y no es lo que se necesita. Si es el caso, también decir con toda franqueza que es lo que realmente se puede ofrecer a la comunidad para que la ayuda no rebase las capacidades de la localidad.

En el manejo de los recursos. Si éstos se reúnen para la ayuda y no llegan a los afectados, se estaría cometiendo una injusticia o robo, utilizando el rostro de los pobres para este fin y esto ocasionaría la pérdida de la autoridad moral de la Pastoral Social-Cáritas o de la Iglesia.

En el acompañamiento del proceso. Los cooperantes deben respetar el proceso de autogestión de la comunidad para que el recurso sea medio para un fin y no fin en sí mismo, imponiendo criterios que bloquean el proceso autogestivo y se llegue al asistencialismo.

En la rendición de cuentas a los cooperantes. Que se respete su intención al hacer llegar dichos recursos a los más necesitados y a los que nadie atiende. Es importante recordar la recomendación de Cáritas Internationalis: “Contar con informes claros y precisos sobre los suministros, es una obligación tanto para el beneficiario como para el cooperante”.25

Impulsar el desarrollo integral de los siniestrados

La solidaridad procura, a través de varias iniciativas y procesos de corto y largo plazo, el desarrollo integral de los empobrecidos y excluidos, basado en la justicia social y el bien común. Impulsa la consolidación de las organizaciones sociales que

24

Lo que no es cultural hay que buscar inducirlo al desarrollar el proyecto. Por ejemplo: Si la comunidad no tiene

la costumbre de trabajar en faenas, pues hay que sugerirlas y comenzarlas a desarrollar.

25 Código de conducta para las ONGs, (Organizaciones no gubernamentales) relativo al socorro en caso de

desastre, suscrito por Cáritas Internationalis en julio de 1998.

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conduzcan hacia la equidad, de manera que las acciones de asistencia sean puntuales y evolucionen hacia procesos liberadores. Esto se tiene que tomar en cuenta desde la fase de atención a la emergencia.

La solidaridad en la emergencia ofrece la oportunidad de iniciar un proceso de REDES y de buscar el encuentro y vínculos de unión con otras instancias que están integradas al trabajo, así como con organizaciones civiles de la comunidad o la región, que buscan responder de forma alternativa a otras necesidades de la vida.26

2. Eje de la organización

2.1- La organización diocesana al servicio de la emergencia

El hecho es que en una emergencia la gente recurre a la Iglesia buscando comida, medicina, alojamiento y respuesta a sus necesidades.27 Esto exige mecanismos de organización correctos para atender las demandas de la comunidad.

La Iglesia (la pequeña comunidad, la parroquia, el decanato o vicaría, la Diócesis y Pastoral Social-Cáritas) tiene una organización pastoral que se extiende por muchos lugares, formada con varias instituciones y muchos agentes de pastoral como CEBs (Comunidades Eclesiales de Base), trabajo de base, jóvenes, catequistas, coordinadores de grupos que ordinariamente están sirviendo a la comunidad. Este hecho la ubica en una situación privilegiada y de gran responsabilidad en la atención a las emergencias, puesto que difícilmente otras instancias cuentan con esta estructura.

El éxito en el tratamiento de una emergencia se gesta antes de que ocurra el desastre, ya que la experiencia de trabajo permanente de grupos de base, de cooperativas, de redes, etc., facilitará la organización adecuada para atender la emergencia. En caso de que no se tenga esta organización, la emergencia es la oportunidad para iniciar un proceso de grupos de base.

Es importante disponer de lo que realmente se necesita, y tenerlo a tiempo, para rescatar a las personas y los objetos, para enterrar los muertos, para dar alimentación, vestido, alojamiento, en fin, para comenzar a salir de la desgracia, teniendo claro que los tiempos de atención inmediata no deben superar los 30

26

Defensa de los derechos humanos, ecología, salud alternativa, producción de alimentos sin contaminantes, defensa de los niños, de la mujer y los indígenas, etc.

27 Generalmente en las diócesis, hay estructuras y edificios que sirven para almacenes, comedores comunitarios

y menos frecuentemente para albergues.

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días,28 ya que lo fundamental es recuperar la capacidad activa de las personas siniestradas.

Atender estas demandas requiere también de un proceso que debe ser evaluado continuamente para saber cuándo detener el reparto de despensas, ropa y medicinas, y dar el paso a la rehabilitación, de modo que el servicio de la Iglesia sirva para la promoción y la autogestión y no se quede en la mera asistencia.

2.2- Exigencias de la organización

El diagnóstico29 El diagnóstico es la base del plan de atención, ya que si es equivocado, resultará un plan de gabinete que no responda a las necesidades reales. El diagnóstico ayudará a identificar a los más necesitados. Este será el criterio que marque el plan de trabajo para la Iglesia. Supuesto el análisis de vulnerabilidad estructural, la emergencia tiene que elaborar un análisis de coyuntura que requiere un diagnóstico de la situación para conocer, identificar y cuantificar la magnitud del desastre y profundizar en las causas estructurales e históricas30 que lo provocaron.

También el diagnóstico debe reflejar el número de muertos y siniestrados, el tiempo que puede durar la atención de la emergencia (no más de 30 días), las estrategias que hay que seguir para la Atención, Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención y tener una visión común sobre el plan de trabajo que se va a llevar. Esto facilita el acopio de recursos y el envío de los mismos a los lugares más afectados, sin desperdiciarlos y dándoles el uso debido. Además para solicitar los recursos necesarios para la atención.

El diagnóstico nos permite que en una situación tan cambiante como son las emergencias, se ubique tanto a la comunidad que está sufriendo como a las personas que se solidarizan. Un buen diagnóstico nos indica el momento justo en que hay que modificar la estrategia de atención (rescate de muertos, atención a heridos, medicamentos, agua, albergues, alimentos) y pasar de ésta a la Rehabilitación.

28 Cáritas Argentina, Departamento de emergencias, Manual de Cáritas Argentina ante las emergencias,

Argentina 2000, p. 31.

29 El diagnóstico es un término médico que significa “el arte o acto que da a conocer la naturaleza de una

enfermedad mediante la observación de sus síntomas y signos”.

30 En el diagnóstico, es importante visualizar las causas estructurales, políticas, económicas, ideológicas,

culturales e históricas. El análisis de la realidad ayuda a entender cuáles son las causas de la situación de la pobreza y el tipo de sociedad que se quiere, con el fin de implementar un proyecto que sea económicamente sustentable en este ambiente globalizado y esencialmente justo, porque va a luchar por cambiar las

condiciones que provocaron el desastre (pobreza, corrupción, injusticia, etc.) que llegue a los más pobres y que éstos sean sujetos en todo el proceso; que sea un proyecto ecológicamente apropiado respetando el hábitat y los recursos naturales del lugar; que sea un proyecto que rebase la visión meramente económica de la reconstrucción, cuyo objetivo final sea la transformación de la situación de injusticia que ha provocado la extrema pobreza; y que sean un proyecto respetuoso de la cultura del pueblo, de tal forma que sea asumido

por las tradiciones de la comunidad. En cuanto a lo coyuntural, hacer una lectura de los diferentes escenarios, actores y posibles salidas a la emergencia.

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El equipo responsable de coordinar el plan de atención, tendrá que buscar que la planeación esté hecha en base al diagnóstico para no caer en el riesgo de programar acciones que estén fuera de la realidad, fuera de la cultura de la comunidad, pero sobre todo para evitar el desperdicio de los recursos humanos y económicos.

El plan de trabajo, facilita la relación y articulación con las instancias organizativas que intervienen en la atención a la emergencia, como son: La Pastoral Social-Cáritas, Iglesias solidarias, instituciones oficiales,31 además de instituciones y organizaciones no gubernamentales (ONGs). 32

La comunicación33

La comunicación es una exigencia de la organización porque da a conocer a la comunidad la información recabada en el diagnóstico, divulga y hace VISIBLE la magnitud del desastre y las causas históricas que lo provocaron. Esta información debe llegar con claridad y precisión a los diferentes niveles de la comunidad, de la Pastoral Social-Cáritas y de las Diócesis, sin mentir o maquillar las cifras, para mostrar la verdad del suceso y de esta manera, sensibilizar y concientizar a la sociedad y a las personas que quieren ser solidarias.

La movilización34 Además del rescate de vidas, de sepultar a los muertos y recuperar objetos materiales, otra de las características de la movilización en la atención a la emergencia, es la búsqueda de respuesta a las demandas más sentidas como son la salud, agua, vivienda, comida, albergue, vestido (Carta Humanitaria del Proyecto de la Esfera). 35

En orden a estas demandas se busca que en la elaboración del plan de respuesta, participe el pueblo como sujeto, para ir provocando que la organización sea capaz de romper inercias asistencialistas y así la gente no se sienta tratada como objeto; cuidando que la atención llegue a los más pobres, respondiendo a las necesidades prioritarias y básicas de las comunidades y cuidando que las personas no sean desplazadas de su hábitat (albergues, refugios, tiendas de campaña), ya que después es muy difícil integrarlas a los procesos comunitarios.

31 Como el ejército, protección civil, instituciones de salud, vivienda, ecología y las instancias propias del lugar

con las que cuenta el municipio o el estado y que tienen la obligación por ley de atender el desastre.

32 Como “Cruz Roja”, “Médicos sin fronteras”, los “Topos”, etc.

33 Comunicar es: “Hacer saber a uno una cosa o hacer a otro partícipe de lo que uno sabe”.

34 En sentido estricto, movilización significa: “Poner en práctica cualquier recurso para conseguir un fin”.

35 Es la Carta Humanitaria y las normas mínimas de respuesta humanitaria en casos de desastre (Normas

mínimas en cuanto al abastecimiento y saneamiento de agua, en materia de nutrición, en lo que se refiere a ayuda alimentaria, en cuanto a refugios y albergues y en materia de servicios de salud). Cf. Documento del Proyecto de la Esfera, publicado en Ginebra, Suiza, en 1998.

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Otra característica del proceso de movilización es exigir organizadamente a quien corresponda que se repare el daño, porque detrás de un desastre siempre hay causas estructurales y sujetos que lo provocan.36

En este Modelo autogestivo y solidario, las emergencias o las catástrofes deben ser consideradas como oportunidades para que la comunidad se organice, dinamice y movilice hacia el desarrollo sustentable, ya que se busca acompañar al pueblo en sus esfuerzos por recuperar y reafirmar su propia identidad, garantizar el respeto a los derechos humanos, civiles, políticos, sociales, culturales, ecológicos e incidir en el modelo socio-económico, para lograr una sociedad más justa y más humana.

3. Eje de la capacitación

3.1- La capacitación en la fase de emergencia

Este modelo en la fase de atención a la emergencia, capacita a las personas en varios aspectos:

a- En el análisis de la realidad en relación a la vulnerabilidad estructural y las causas históricas que provocaron la tragedia, ayudando a ver cómo el desastre muestra la pobreza y sus consecuencias.

b- Implementa y capacita a los agentes en el diseño y ejecución del plan de trabajo que ayude a visualizar la labor de atención en la emergencia, en el horizonte de Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención para colaborar en la construcción del modelo de sociedad que queremos.

c- A los responsables de coordinar el proyecto y a los responsables de que el plan se lleve a la práctica (asesores, coordinadores, párrocos, etc.) les ayuda a la asimilación del Modelo autogestivo y solidario.

En una primera etapa se requiere una capacitación específica que responda a cada necesidad; por ejemplo: atender los almacenes, reparto de despensas, atención sicológica, atención a comedores, a albergues, medicina preventiva, primeros auxilios, etc. Esta capacitación específica varía porque en el proceso de atención aparecen nuevas necesidades.

36 Hay entidades que provocaron las explosiones del 22 de abril de 1992 en Guadalajara. La construcción de

viviendas en zonas de alto riesgo o de alta vulnerabilidad esconden corrupciones políticas; en Acapulco, por ejemplo, se construyeron las casas sobre el cauce del río; en Zihuatanejo se construyen fraccionamientos sobre los manglares. La tala de bosques para beneficios particulares tiene un costo humano altísimo porque acarrea sequías e inundaciones, como las sucedidas en Tapachula y Tabasco. El no limpiar los canales de desagüe y darles mantenimiento provoca en un momento dado que se causen derrames sobre las viviendas, como sucedió en Valle de Chalco.

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d- En una segunda etapa, la atención a la emergencia capacita para el diseño sobre posibles acciones a implementar en la fase de Rehabilitación: caminos, construcción de casas de campaña, pies de cría para la producción, etc.

e- El hecho de recibir recursos económicos y materiales exige que el personal que administre estos recursos esté capacitado para la administración y atención en las cuestiones legales y fiscales.

f- Este modelo ayuda a aclarar el rol de las organizaciones de base, de las redes, de la sociedad civil; propicia la formación en los derechos humanos y en la metodología y pedagogía autogestiva y solidaria.

Los materiales que pueden ayudar a la capacitación son: el Proyecto de la Esfera, el documento de Cáritas Mexicana Vivamos el amor preferencial por los pobres; los materiales de la zona Camexpa con los documentos de Santa Tecla 1 y 2;37 Manual de Atención a Emergencias de Cáritas Brasileña38 y Cáritas Argentina,39 ya que, según los principios y orientaciones que ofrecen, marcan la pauta a seguir en el proceso de atención a la emergencia.

3.2- Intercambio de experiencias

Cuando son varias las Diócesis o comunidades afectadas, es conveniente reunirse para intercambiar experiencias40 sobre el diagnóstico, porque esto ayuda a aclarar el método autogestivo y solidario y la pedagogía de trabajo.

Es importante consensar la distribución de los recursos de manera que éstos lleguen a las Diócesis más afectadas y a las comunidades más pobres y finalmente organizarse en una RED de apoyos para dar pasos comunes hacia la Rehabilitación y Reconstrucción.41

La experiencia a nivel nacional, ha venido enseñando que quienes recurren a dar un apoyo de solidaridad son los más cercanos, por esta razón, se ve como desafío que las Diócesis que están ubicadas en zonas vulnerables, se capaciten y formen una RED de apoyo para que se articulen y juntas puedan diseñar un plan

37

Cf. Planes de atención y prevención a la emergencia en Santa Tecla.

38 Elaborado en abril de 1999 por Cáritas Brasileña.

39 Elaborado en noviembre del 2000 por Cáritas Argentina.

40 En un proceso autogestivo, el intercambio de experiencias es el que garantiza la subjetividad porque ayuda a comprender los ejes (organización, solidaridad, capacitación y reflexión de fe) que sustentan el proceso de atención, ya que de la praxis que se está viviendo se pueden ir encontrando nuevas enseñanzas que nos capaciten para mejorar el proceso de trabajo; porque al encontrarse los grupos o personas a compartir la vida y su caminar, se aprende a solucionar los problemas, a clarificar el rumbo del grupo o la organización, a encontrar nuevas perspectivas de trabajo que mejoren el proceso, a unificar criterios de acción y líneas estratégicas, etc.

41 La experiencia de Cáritas Nacional a partir del “Huracán Paulina en 1997”, las lluvias en Chiapas, Tabasco,

Papantla, Puebla, Guerrero en 1999, etc. ha consistido en la promoción del intercambio de experiencias para compartir el diagnóstico, la organización, la solidaridad y la toma de decisiones sobre recursos, el apoyo a la rehabilitación, reconstrucción y formación de Redes de las Diócesis más afectadas por las emergencias.

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estratégico para disminuir la vulnerabilidad estructural y las consecuencias en caso de una emergencia. Éstas necesitan encontrar estrategias comunes de atención, compartir experiencias sobre acciones concretas de prevención, y darse la mano de acuerdo a las necesidades que aparezcan, ya sea en la capacitación, en el método, en la articulación, etc.

Es preciso que las Diócesis o Pastoral Social-Cáritas que tienen la experiencia de atención de la emergencia con este Modelo, la compartan con aquellas que sufran una situación de desastre, para que, partiendo de las enseñanzas de las otras Diócesis, puedan diseñar su propio plan de atención, rehabilitación, reconstrucción y prevención, plan que busque de forma clara la promoción integral del hombre y la mujer y que responda a las necesidades de las personas siniestradas, sin perder de vista que tienen que ser sujetos de su propio desarrollo y respetando la regla de oro de la solidaridad.

Pastoral Social-Cáritas ofrece el apoyo, la asesoría, el método y la búsqueda de asesores para clarificar el proceso de Prevención, Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención.

Un elemento importante para la capacitación es que las Diócesis que se encuentran en una situación de emergencia visiten a las Diócesis que ya han sufrido emergencias similares y han caminado con el método autogestivo y solidario en la Rehabilitación y Reconstrucción, para compartir experiencias de modo que el camino recorrido y reflexionado ayude a capacitarse en el método, en el análisis, en el plan de trabajo, para que se amplíen los horizontes. Lo que se pretende es aprender de los aciertos y de los errores, para que los errores que se han cometido en otras experiencias, se eviten.

4. Eje de la reflexión de fe

El paso de Dios en medio de las tragedias

Las catástrofes nos ayudan a comprender mejor el paso de Dios en medio de las tragedias, viviendo la experiencia de amor solidario.

4.1- El Dios de la vida

Ante las tragedias hay dos maneras de leer los acontecimientos, una es, con la visión del Dios de la muerte, el Dios que castiga sin piedad, el Dios que impulsa y desata la tragedia. Algunos grupos de personas consideran la catástrofe como castigo de Dios, sobre todo cuando se trata de sucesos ocasionados por fenómenos naturales, como sismos, erupciones volcánicas, sequías, huracanes, inundaciones, tsunamis…

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Las expresiones más comunes de la cultura popular con las que expresa esto son: “Dios nos castigó porque no nos portamos bien”, “merecíamos una llamada de atención, a ver si así cambiamos”, “nuestro mal comportamiento provocó que sucediera esto”. Inclusive hay algunos grupos religiosos que aprovechan esta circunstancia para insistir en que estos fenómenos son un castigo de Dios, citando textos apocalípticos. Leer la tragedia como un castigo de Dios, es sin duda fanatismo religioso aberrante.

Cuando se trata de catástrofes donde aparece muy claramente la responsabilidad humana,42 la reacción de las personas es para reclamar justicia a las entidades y grupos responsables de la catástrofe.

Frente a los grupos que afirman que la catástrofe es un castigo de Dios, el Evangelio nos ayuda a profundizar en el sentido del mal y nos aclara que detrás de un fenómeno de esta naturaleza, hay causas que lo provocan. Recordemos a este propósito el pasaje de la curación del ciego de nacimiento donde los discípulos le preguntaron a Jesús “Rabí, ¿quién pecó, él o sus padres para que haya nacido ciego?” Respondió Jesús: “Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios” (Jn 9, 1-3.). Está claro que Jesús rechaza que la ceguera sea un castigo de Dios por el pecado de los padres del ciego.

En el Evangelio de San Lucas (13, 1-5) a propósito de la matanza de los galileos que hizo Pilatos en el templo, mezclando su sangre con la sangre de los sacrificios, Jesús replicó: “¿Piensan que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? Yo les digo que no”; su muerte por lo tanto no es indicio de que habían cometido algún pecado. En el mismo texto, cuando se habla de que cayó la torre de Siloé y aplastó a dieciocho personas, los contemporáneos de Jesús querían relacionar el hecho con alguna culpa de los accidentados, entonces, Jesús les aclaró: “Yo, les aseguro que no”.

La enseñanza es clara: no hay relación directa entre falta y calamidad; pero estas calamidades públicas sí son una invitación providencial a la penitencia y a la solidaridad.

Si se considera que las catástrofes son castigo de Dios, se estaría mostrando a un Dios terriblemente injusto, porque estaría escarmentando a los pobres que viven en condiciones muy precarias y sufren las peores consecuencias, porque la pobreza los obliga a vivir en zonas de alta vulnerabilidad estructural. Visto de esta forma, Dios estaría protegiendo a los que tienen más recursos, porque tienen más posibilidades de habitar en zonas con menos vulnerabilidad y por tanto de reducir los riesgos ante la catástrofe.

El terremoto, los huracanes y las catástrofes nos muestran que por el hecho de ser pobres, éstos atraen sobre si todos los males y las desgracias. El Dios de la vida, nos

42

Explosión en San Juanico (1982), desborde del canal de la Compañía en Chalco (2000) en el Estado de México, explosiones en Guadalajara (1992)...

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pide a los cristianos y los hombres y mujeres de buena voluntad, volcarnos sobre ellos, porque las catástrofes los lanzan a una situación de agonía y de muerte.

A la luz de los textos del Evangelio, no podemos considerar que la catástrofe sea un castigo de Dios. Y sí, en cambio, es una oportunidad para que se manifiesten las obras de Dios y se abre la posibilidad de asistir a los necesitados es una oportunidad para vivir la solidaridad, para atender a las personas siniestradas, prestarles apoyo, darles consuelo, ayudarles a restaurar sus capacidades e invitarlas a que ellas mismas sean solidarias con otras personas necesitadas, a ejemplo de Jesús (Mc 2, 31; Mt 9, 29; Mt 8, 14; Mt 14, 20).

Descubrir en la catástrofe la oportunidad para la solidaridad de parte de las instancias de Pastoral Social-Cáritas que acompañan el proceso y una exigencia de parte de la comunidad siniestrada, para ser una comunidad samaritana, haciéndose prójimo de la comunidad o persona que sufre el desastre,43 para que no nos suceda que nosotros, que nos decimos comunidad creyente y seguidores de Jesús, pasemos de largo ante la comunidad tirada, como sucedió con el sacerdote y el levita (Lc. 10, 25-37).

La gloria de Dios está en que tengamos vida y vida en abundancia. Es por eso que en una correcta interpretación del acontecer de una tragedia, suena a blasfemia el hecho de que se quiera identificar a Dios con la imagen de un ser que castiga y destruye, siendo que Él, es el Padre del huérfano y de la viuda, Buena Noticia para los pobres, es compasivo y misericordioso…

El Dios compasivo y misericordioso, es el Dios que va con pasión en búsqueda de los que quedaron atrapados en medio de la tragedia y del dolor, puesto que Él busca al débil, al pequeño, al pobre…

En la tragedia Dios está escuchando y “sufre” en el silencio de las víctimas. Dios no es una máquina de destrucción, sino que quiere que el débil, el pequeño, el siniestrado tengan vida, así lo dice Jesús: “He venido a traer vida y que la tengan en abundancia” (Jn. 10,10). Las tragedias llenan las comunidades de huérfanos y viudas y Él es: “Padre de huérfanos y viudas eres tú” (Salmo 68,6)

Dios está clavado en la cruz de los que viven en medio de las tragedias, esta es la verdad que debemos anunciar los seguidores de Jesús. La cruz presencia viva de Dios que San Pablo nos recuerda que “...es escándalo para los judíos y locura para los paganos” (1a. Cor. 1, 18-28). Dios está crucificado en los pobres, en los que quedan huérfanos y viudas por los huracanes, los sismos, la hambruna…

43

En la parábola del buen Samaritano, la pregunta del escriba es: “¿Y quién es mi prójimo?” (Lc 10, 29). Pregunta a la que Jesús responde con la parábola. Luego, Jesús le pregunta al escriba: “¿Cuál de los tres, crees que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?”. La respuesta del escriba fue: “El que practicó la misericordia con él”. La parábola se cierra con el mandamiento de la solidaridad de parte de Jesús: “Vete y haz tú lo mismo” (Lc 10, 36-37). es decir, ve y vive la solidaridad con quien está en desastre.

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53

4.2-La praxis revela que Dios es Dios de la vida y no de la muerte

La experiencia nos ha revelado que en cada una de las emergencias (sismo, huracán, explosión), inmediatamente que acontece la tragedia, la comunidad sale al encuentro de sus hermanos(as) que perdieron la vida, o de los que quedan atrapados entre los escombros. Si nos preguntamos, ¿cómo le hace la comunidad para rescatar a sus hermanos siniestrados? La respuesta es muy sencilla, ésta pone en común sus recursos y muchas veces arriesgando la vida socorre, salva, rescata al hermano(a), al niño(a) que está atrapado en peligro de muerte. Esto acontece justamente en el pueblo, en medio del pueblo que está herido y que de su mismo dolor y debilidad saca fortaleza, y así es capaz de rescatar al prójimo tirado en el camino.

El dolor es capaz de mover el corazón, la indiferencia para cargar sobre sus hombros la causa del siniestrado; de tal manera que al dar de sí, recibe del otro y la alegría de sacar de los escombros a un muerto, a un moribundo, a un niño, es el milagro de Dios que enriquece al que se arriesgó a dar la vida por los demás.

El amor al prójimo es cuestión de entrega. Esta incluirá en sí muchas maneras de hacerse próximo. Allí donde se ama, allí tiene Dios puesta su cabaña en medio de los pecadores y de los que sufren. Esta solidaridad, nos muestra que los primeros solidarios son los que viven la tragedia y que con sus propios recursos poniéndolos en común son capaces de responder a las necesidades inmediatas para salvar vidas.

La comunidad ante la emergencia encuentra nuevas fortalezas, como lo demuestran los cientos de personas que se unen para buscar víctimas entre los escombros; así lo ha demostrado el terremoto de 1985 en Cd. de México, Cd. Guzmán; los terremotos del Salvador (1985), el huracán “Mitch” (1998), los huracanes en Yucatán, Campeche; las emergencias por la guerra en Chiapas (1994), las lluvias de Tapachula, las lluvias de Veracruz (1999). La gestión de este primer momento arranca de los propios afectados y estos se convierten en los sujetos fundamentales para resolver la atención en la emergencia, la rehabilitación y la reconstrucción.

4.3-La vida se celebra en medio de la tragedia

Frente a la tragedia el pueblo descubre el paso de Dios con frases que hacen patente el “Hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo” y esto lo reflejan con expresiones como ésta: “Gracias a Dios estamos vivos”, aunque perdieron lo material; “Gracias a San José y a la Virgen saldremos adelante de esto y así se haga la voluntad de Dios”. Todas estas frases y otras revelan las lecturas populares de los creyentes ante los acontecimientos.

Las personas acuden a dar gracias con signos de religiosidad popular, como procesiones, entradas de rodillas, celebraciones de la Palabra, Eucaristías, Vía Crucis, novenas y rosarios a Santos y a Cristos, celebración de fiestas juramentadas.

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Los Obispos de las Diócesis que sufren el siniestro ofrecen mensajes44 que iluminan la situación de muerte o desesperanza que se está viviendo en el desastre.

Las instancias de Iglesia tratan de organizar celebraciones alrededor de los Cristos o los Santos abogados ante los desastres, con contenidos que animan y que dan una visión de esperanza en medio del dolor.

Los tiempos litúrgicos: Navidad, Pascua, Pentecostés, Adviento, Fiestas de Santos… ofrecen temas de reflexión para iluminar el paso de Dios en medio del sufrimiento.

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Mensaje del Sr. Obispo Serafín Vásquez Elizalde, Obispo de Cd. Guzmán, en ocasión del terremoto del 19

de septiembre de 1985: “A todos nosotros nos llama el Todopoderoso a colaborar con Él: ¡trabajemos organizada y solidariamente en la restauración de lo que se ha destruido, material y humanamente! Pero, hermanos, guardémonos de buscar intereses individuales o para nuestras instituciones. ¡No aprovechemos el dolor humano para sacar ganancias de cualquier tipo! ¡Importa el hombre, y el hombre que sufre una pobreza extrema! Más importante que nuestro credo, que nuestro partido, que nuestro prestigio, que nuestra ganancia es el HOMBRE que en estos días se encuentra destrozado con tantos sufrimientos”.

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En el modelo de mera asistencia

Presentación

El objetivo de la atención a la emergencia en el modelo de mera asistencia es salvar y aliviar el sufrimiento humano. Tiene un carácter asistencial puesto que trabaja sobre las consecuencias de lo sucedido y no sobre las causas que lo provocaron. La mayor parte de la ayuda a la emergencia enfrenta necesidades inmediatas para la supervivencia y no vulnerabilidades, por eso no fortalece las capacidades de una comunidad para valerse por sí misma y puede debilitarla.

En el modelo de mera asistencia, la catástrofe se concibe como “destrucción” (de casas, materiales, objetos…) que exige una rápida “reparación” o “reposición”, trabajo que los núcleos de personas afectadas no podrán realizar, precisamente porque están damnificadas. Conciben a las personas damnificadas como condenados, por ser incapaces, inhábiles, minusválidas a permanecer en condiciones de dependencia.

1. Eje de la solidaridad

En el primer momento de la emergencia, la comunidad afectada se organiza y se hace solidaria para rescatar heridos y muertos. Aquí los individuos ponen en común sus recursos y arriesgan hasta la propia vida. Luego la comunidad afectada inicia un proceso de educarse a la solidaridad poniendo en común sus propios recursos para resolver las necesidades (alojamiento, alimentación, retiro de escombros, recuperación de objetos materiales, etc.).

Con este modelo de atención a la emergencia, en un segundo momento se pide ayuda a todas las instancias locales y nacionales, aunque la necesidad de apoyo no sea tan urgente o mayoritaria. Su acción es paternalista, porque se realizan acciones para los pobres y no con los afectados y no se toman en cuenta las estructuras culturales de solidaridad propias de la región.

Tiene como exigencia la transparencia, porque es un valor fundamental que debe darse en el manejo de recursos económicos y humanos, y además se tienen que presentar informes claros y precisos a quienes dieron ayudas, sobre todo económicas. El desafío es que las cifras no se maquillen y que respondan a la realidad del suceso, que los recursos lleguen a los más pobres y desamparados, para que se respete la intención de los cooperantes solidarios. Esto es, no se tienen que desviar los fondos para otras actividades.

Es un modelo de respuesta a la emergencia que trabaja con proyectos a corto plazo, por eso no requiere de las bases ni de las Redes.

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2. Eje de la organización

Para el modelo de mera asistencia, la atención en la catástrofe es la fase más larga en cuanto al tiempo. Alargar el tiempo, facilita que se puedan conseguir más recursos y sostener lazos de dependencia, que terminan concentrando el poder en las Agencias de Ayuda (gubernamentales, civiles o eclesiales).

En este modelo interesa disponer a tiempo lo que se necesita, como las despensas, alojamiento, comida, medicina, ropa, centralizando el trabajo en un equipo de personas y sin interactuar con la comunidad. Difícilmente se cuestiona sobre la importancia de dejar de dar estas cosas, para que el momento de la emergencia no se alargue; antes bien, algunas veces se busca alargarla con la finalidad de seguir captando recursos.

Al alargar la emergencia, la gente pide cada vez más y esto lleva a un caos, que se añade al caos provocado por la misma emergencia, ya que los afectados no se hacen responsables de su problema, pues la metodología que utiliza es dar para los pobres, privilegiando la visibilidad de las acciones. Estos son proyectos a corto plazo porque hay que garantizar que los recursos captados se traduzcan inmediatamente en obras que se vean.

Si la organización que tiene la Iglesia trabaja de esta manera, esto es, prolongar la atención en el tiempo de la emergencia la hace derivar en el asistencialismo y le será muy difícil dar luego los pasos a las fases de Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención.

2.1- Exigencias de la organización

El diagnóstico En este modelo, el diagnóstico de la situación se realiza para cuantificar la magnitud del desastre, abultando las cifras en algunos casos con el fin de conseguir más recursos, o disminuyéndolas cuando se trata de zonas turísticas.

Tomando en cuenta los datos recabados en el diagnóstico, se elabora un plan de trabajo desde el escritorio, que difícilmente responderá a las necesidades reales de la comunidad. Al no ser acertado el plan, la ayuda material no se distribuye de manera adecuada y se corre el riesgo de no llegar a quien realmente la esté necesitando; otras veces se desvían los recursos y hay proclividad a la corrupción. No se tienen además los elementos necesarios para discernir la situación real, ni los cooperantes ni los beneficiarios.

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La comunicación

A través de la información se hace patente el desastre a los diferentes niveles de la sociedad, la Pastoral Social-Cáritas y las Diócesis, con la finalidad de recabar recursos para dar la ayuda.

La movilización

Ante el desastre, hay movilización inmediata de la comunidad para rescatar personas heridas, enterrar a los muertos y recuperar los objetos materiales de las personas afectadas.

Alrededor de las grandes emergencias, hay dos momentos que son claves:

Una vez que otras comunidades han sido informadas sobre la magnitud del desastre, inicia el proceso de captación de recursos como dinero, alimentos, agua, ropa y medicina. Esta acción exige la movilización de personas de todos los grupos sociales para organizar centros de acopio, donde se clasifican los recursos que son donados para enviarse luego a los grupos afectados.

Las comunidades que están viviendo la experiencia del desastre, también se organizan para captar recursos tanto propios como los que llegan de fuera. Esto exige la movilización de muchas personas, tanto afectadas como no afectadas para apoyar en el reparto de las despensas, la atención de los almacenes, el transporte de los apoyos, atención y apoyo en los albergues, etc.

Este modelo poco tiene en cuenta la organización que ya existe en la comunidad y que puede ayudar en la mejor distribución de apoyos y recursos. Se desaprovecha la oportunidad de crear bases organizativas, ya que su política de acción es dar individualmente, provocando que la comunidad no se movilice ni se organice para exigir la reparación del daño, creando tensiones entre los siniestrados y las organizaciones de ayuda.

En la visión de su proyecto aparece muy poco la búsqueda del desarrollo sustentable, porque no le interesa tocar el modelo socio-económico ni tampoco que la comunidad luche por atacar la exclusión y la pobreza, que son las causantes de su situación de vulnerabilidad.

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3. Eje de la capacitación

Desde el diagnóstico y la comunicación este modelo de atención a la emergencia capacita para lo funcional, dejando al margen las causas históricas que provocaron el desastre. Para las tareas del plan de trabajo, la capacitación específica se limita a garantizar la eficiente atención de los almacenes, albergues, comedores, reparto de despensas, atención psicológica…

El hecho de recibir recursos económicos y materiales, exige que el personal que administra estos recursos esté capacitado acerca de los requisitos legales y fiscales que requiere la administración de los mismos.

El intercambio de experiencias no se toma como algo fundamental dentro del proyecto, sino que pasa a un segundo término. Por lo tanto se desaprovecha esta herramienta para propiciar el aprendizaje a través de los aciertos y errores en el proceso. En este proyecto no hay convocación de grupos de base, mucho menos la articulación de éstos en una red de apoyo y aprendizaje permanentes.

4. Eje de la reflexión de fe

En este modelo, la reflexión de fe se orienta en la línea de ver la catástrofe como un llamado de atención que Dios nos hace con la invitación a la conversión y a la penitencia.

Ante la tragedia la lectura que se hace del “paso de Dios” en medio del dolor y de la muerte, es parecida a la reflexión que hacen los discípulos ante la desgracia del ciego de nacimiento “maestro, quien tiene la culpa de que este ciego, él o sus padres” (Sn. Juan 9, 2). En esta línea se profundiza sobre el acontecimiento de la tragedia al querer identificar los pecados de la comunidad, que trajeron esta desgracia como castigo de Dios.

Otra lectura que se hace de este momento es considerar que la catástrofe nos

anuncia ya el juicio final y que por lo mismo es necesario arrepentirnos porque Dios

tiene preparado el castigo para los pecadores. Estas y otras reflexiones son

acompañadas por la sagrada escritura.

Acciones que se realizan en esta etapa:

En un primer momento es la atención a los enfermos y las celebraciones para los difuntos.

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Celebraciones en los centros donde se reúnen los siniestrados: Procesiones, cantos etc. Estos se llevan a cabo para recibir la protección de Dios en la situación de catástrofe, para pedir a Dios que socorra a la comunidad, por ejemplo: sumergir a San Francisco en el río para que no se desborde o pedirle a Dios que envié la lluvia en caso de sequías, a través de penitencias y procesiones con las imágenes de Cristos, Vírgenes y Santos.

El contenido de la Reflexión de Fe en esta fase se sustenta en la providencia divina y a las obras de misericordia.

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CAPÍTULO SEGUNDO LA FASE DE LA REHABILITACIÓN

En el modelo autogestivo y solidario

Presentación

La Rehabilitación es el paso inmediato después de la emergencia para construir las viviendas intermedias (casas de campaña, láminas, plásticos…), reactivar la productividad de la comunidad que ha sido afectada (pies de cría en el caso de animales y apoyos en semillas para recuperar las cosechas perdidas), restablecer las vías de comunicación (caminos, teléfonos), encontrar mecanismos para conseguir enseres domésticos como camas, estufas, mesas… y poner a funcionar los servicios básicos (agua, luz y drenaje).

Esta etapa se caracteriza por el inicio de la reparación del daño que han sufrido las personas y la infraestructura básica de la comunidad. Este proceso de rehabilitación consiste esencialmente en identificar las necesidades para darles una respuesta adecuada a cada una de ellas.

Cuando en las comunidades que sufren la emergencia hay ya un trabajo de base, o sea que ya esté iniciado en la prevención, tanto la emergencia como la rehabilitación son ocasión propicia para dinamizarlo; y en las que no lo tienen, ésta se presenta como la oportunidad para iniciarlo.

La Rehabilitación se convierte además en momento adecuado para el aprendizaje de un lenguaje nuevo, pues se puede ir clarificando qué es la autogestión, la faena, la solidaridad, la autoconstrucción, el fondo revolvente, el plan de trabajo, la toma de decisiones democráticas, la red, y la sociedad civil.

1. Eje de la solidaridad

La Rehabilitación es el período que proporciona la oportunidad de pasar de una ayuda para los pobres, a un apoyo desde y con los pobres, pero que están dispuestos a organizarse y poner en común sus recursos. Es la etapa de buscar, encontrar y escuchar las experiencias de trabajo solidario y, a la luz de ellas, discernir cuáles son las necesidades urgentes para buscarles solución.

Aquí la solidaridad es importante para solucionar esas necesidades, ya que se trata del período de discernimiento en el que se busca que los recursos que se tienen, ya sea de los propios o los que se han captado, estén en función del proyecto de

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reconstrucción. Se trata entonces de iniciar la puesta en común de los recursos por parte de las personas siniestradas.

Esta es una etapa intensa de apoyo solidario para atender la salud sicológica y amortizar las secuelas que dejó el siniestro. Es el momento para cerrar definitivamente las ayudas de asistencia y dar pasos para la formación de posibles trabajos que ayuden a poner en común los recursos que se tienen, por ejemplo:

Las personas inician el proceso de recolección y fabricación de materiales que pueden servir para la reconstrucción y ayudan en la instalación de las viviendas intermedias.

Aprovechar los alimentos y despensas con que se cuenta, para organizar cooperativas de consumo y de compras en común.

Utilizar las semillas y pies de cría que se tienen, para iniciar cooperativas de producción.

Los que perdieron sus caminos, que organizan movilizaciones para exigir a las autoridades su apoyo y se puedan rehacer sus vías de comunicación.

Esta es la etapa para aclarar con las personas afectadas el modelo de

Reconstrucción que se va a implementar. También para organizar la solidaridad a lo interno de la comunidad, ya que las ayudas tienen un doble filo, porque hay gente que queda acostumbrada a recibir y no a dar o poner en común lo que tiene y termina exigiendo cada vez más, alimentando el síndrome de la dependencia. Es la etapa crítica en que aparecen los vicios propios del asistencialismo: esperar que les den todo, sin dar nada a cambio “¡no me ayudan!, ¡nadie me da nada!…”

Es el momento de analizar qué tipo de proyecto están haciendo las autoridades y, a la luz de éste, implementar de parte de Pastoral Social-Cáritas un proyecto que favorezca a los que nadie atiende.

Es la etapa para insistir y crear la conciencia de que este es un proyecto diseñado y realizado desde los pobres y con los pobres.

Las personas voluntarias, al terminar la emergencia, generalmente vuelven a sus actividades cotidianas; esto exige que quienes van a participar en la Rehabilitación, rediseñen su participación en el proyecto. Es un momento importante para profundizar la regla de oro de la solidaridad y aclarar qué personas quieren poner al centro del proyecto la solidaridad y organizarse poniendo los bienes en común.

Es el período de discernimiento en que se clarifica si se ocupa tocar las puertas con los cooperantes solidarios para conseguir más recursos y de que, de conseguirse, estarán en función de implementar la dinámica de la autogestión y la solidaridad. Es también la fase para aclarar con los cooperantes que sus proyectos de ayuda se sujeten al proceso desatado en la misma comunidad.

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2. Eje de la organización

La Rehabilitación es el tiempo para buscar solucionar lo mínimo necesario de la situación de las personas siniestradas, es decir, salvar los derechos fundamentales para que no carezcan de agua, alimentación, medicina, vivienda, etc., de manera que estas personas puedan habitar un espacio más humano, aunque sea todavía una etapa intermedia en la reconstrucción.

Es la etapa para organizar las bases y, junto con ellas, diseñar el proyecto de reconstrucción autogestivo y solidario, ya sea de vivienda, salud, producción, etc., con sus estrategias, sus políticas y las acciones a desarrollar, procurando que se respete, integre y fortalezca la cultura propia del lugar. Además, se van cimentando las bases organizativas de cada grupo para la organización y dinámica internas.

Es tiempo para buscar a los sujetos de la comunidad que tendrán la responsabilidad de coordinar y atender la estructura administrativa del proyecto.

2.1- Exigencias de la organización

El diagnóstico

En la Rehabilitación, el diagnóstico o evaluación se realiza para clarificar la magnitud de los daños ocasionados por el desastre, para ver lo que ya está solucionado y para identificar a los más pobres y que están siendo olvidados para integrarlos al proceso de Reconstrucción.

A la luz de los datos recabados en el diagnóstico, la Pastoral Social-Cáritas clarifica qué es lo que puede atender y en qué se compromete a trabajar y así sustenta el proyecto que se diseña junto con las bases.

La comunicación

La comunicación en esta fase tiene como fin informar sobre los resultados de la atención de la emergencia. Informar acerca de las actividades que se están diseñando y ejecutando para la Rehabilitación y lo que falta por atender, es decir, las perspectivas que se tienen para la Reconstrucción.

La movilización

En esta fase se busca una participación intensa de los siniestrados, sobre todo cuando se identifican las causas del siniestro, puesto que se acude a distintas instancias a exigir la solución de las demandas fundamentales. Se organizan manifestaciones, se negocian acuerdos con el gobierno para que responda al trabajo

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intermedio: caminos, viviendas, salud, etc., presentan sus quejas sobre los servicios que no han sido atendidos.

3. Eje de la capacitación

Cuando llega una emergencia generalmente no se tiene la experiencia de prevención ni de organización. Tampoco se cuenta con gente ya capacitada para dar seguimiento a un proceso de Reconstrucción en el modelo de mera asistencia, mucho menos en un modelo autogestivo y solidario. Por esto es necesario capacitar a los agentes, sobre todo los que van a desempeñar el rol de dirección o serán gestores del proyecto.

En la fase de Rehabilitación es muy importante visitar, ver y oír las experiencias exitosas en la línea de la autogestión y discernir de entre todos los proyectos que se escucharon, cuál conviene desarrollar.

En esta etapa, es necesario en un primer momento ir compartiendo con los asesores y coordinadores el modelo de Reconstrucción autogestivo y solidario para estudiarlo, discernirlo, aclararlo y finalmente tomar la decisión de desarrollarlo. En un segundo momento, conviene aclarar los pasos que se van a dar para lograr este proceso. Para finalizar, en un tercer momento, conviene compartir este modelo en asambleas públicas con las personas afectadas, para discutirlo y aclarar juntos el modelo de reconstrucción que se va a implementar y las exigencias que conlleva.

4. Eje de la reflexión de fe

La Pastoral Social-Cáritas en la rehabilitación descubre junto con la comunidad cómo se está experimentando el paso de Dios, encontrando los signos de su presencia en la solidaridad que practica la comunidad. Esta reflexión se orienta para comprender cómo Jesús asiste a los necesitados promoviendo y restaurando la capacidad y la dignidad en las personas e impulsando a ser solidarios desde su pobreza con otros que carecen de salud, alimento, etc.

Textos de la sagrada escritura que pueden ayudar a profundizar e iluminar esta fase: Jesús siente compasión por la multitud hambrienta, multiplica el pan y todos comen hasta saciarse (Mt 14, 20; Mc. 6, 32-44). El texto de la suegra de Pedro (Mt. 9, 29) postrada en la cama con fiebre nos muestra como Jesús la tomó de la mano y le quitó la fiebre. Ella se levantó y comenzó a atenderle, este texto nos ayuda comprender como la comunidad que esta en proceso de rehabilitación recibe apoyo

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mientras esta postrada, pero una vez que se recupera, ella se pone a servirle a los demás.

La experiencia de la primera comunidad que pone sus bienes en común para que en ella no haya necesitados, es una indicación clara, de cómo uno de los objetivos de cualquier proceso es luchar por rehabilitar no solo a las personas siniestradas, sino también la comunidad que esta en la desgracia y que está misma se anime en comunidad a iniciar un proceso de reconstrucción (Hch. 2, 44; 4, 31).

4.1-Actividades y celebraciones

Las acciones que se realizan en esta etapa se elaboran conforme al proceso de la rehabilitación, siguiendo los tiempos de la vida parroquial, profundizado el sentido de la solidaridad, por ejemplo, en la navidad, Jesús que nace pobre y sin techo, o la cuaresma, el pueblo que de la esclavitud parte al Éxodo para la liberación e ir a la tierra prometida. Lo mismo se puede decir de otras fiestas patronales como es el caso, del Señor de los Desamparados, la Virgen de Guadalupe, el Señor del Perdón, la Virgen del Perpetuo Socorro… los diferentes acontecimientos generalmente se celebran con la Eucaristía, del rosario, novenas, celebraciones de la palabra.

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En el modelo de mera asistencia

El proyecto del modelo de mera asistencia se diseña desde el escritorio y tiene como objeto seguir dando despensas, entregando casas de campaña, semillas, materiales para las casas, etc.

1. Eje de la solidaridad

Pasada la etapa de la atención en la emergencia, es decir, los primeros 30 días, este modelo sigue sosteniendo el proyecto asistencial, y por eso sigue pidiendo ayudas y almacenando cosas para continuar dando y la gente siniestrada sigue pidiendo más ropa, alimentos, medicinas, agua, cuando ya se superó la emergencia. Se considera esta etapa como una oportunidad para acumular recursos de todo tipo, aunque ya no se necesiten, corriendo el riesgo de que éstos se echen a perder o de que sean motivo de pleitos.

2. Eje de la organización

En este modelo no interesa la organización de las personas siniestradas porque son objetos de ayuda, entonces, es poca o nula la participación de los afectados en las diferentes actividades que se programan. A la falta de vivienda se responde organizando albergues o campamentos, comedores, reparto de materiales como láminas, casas de campaña y alarga el tiempo de atención en los mismos, provocando que las personas, que en esta situación están fuera de su hábitat natural, difícilmente quieran regresar a sus comunidades y continúen alimentando el síndrome de la dependencia y se atrofia la capacidad de organización.

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2.1- Exigencias de la organización

El diagnóstico

En esta etapa el objetivo del diagnóstico puede ser doble. Uno, continuar redimensionando la crisis, al abultar cifras con el objeto de alargar la etapa de emergencia y seguir acercándose recursos económicos y materiales. Otro, mostrar a la sociedad que la situación ya está solucionada, como un caso cerrado, gracias a la rápida entrega de los recursos recibidos.

La comunicación

En este modelo, el objetivo de la comunicación es mostrar a la opinión pública que ya se repartieron los materiales, que ya se solucionaron los problemas, que la gente está en sus casas y se ha reintegrado a su vida normal. Esto sucede con mayor rapidez cuando se trata de zonas turísticas, con tal de que la gente siga llegando a visitar el lugar.

La movilización

Con este modelo se bloquea la movilización de la comunidad, porque las negociaciones se hacen entre líderes, porque lo que se realiza, se hace individualmente, dejando al margen la participación organizada de la comunidad. Esto evita cualquier organización que exija que se solucionen otras demandas, como la deficiencia en los servicios públicos.

3. Eje de la capacitación

La capacitación de las personas es para que atiendan los almacenes, los centros de acopio, las cocinas populares, el reparto de despensas, la atención en los albergues y organicen los repartos.

Se elaboran y estudian materiales que indican qué hacer en los casos de siniestro, pero algunas veces no responden a la realidad de cada comunidad ni tocan las causas estructurales que están detrás de la catástrofe.

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4. Eje de la reflexión de fe

La reflexión de Fe se organiza con la visión de dar limosnas o caridad pero como benefactor para, de esta manera ver en los donadores los bienhechores que están socorriendo a los “pobrecitos” que no pueden hacer nada por si mismos. Todo esto sin profundizar en el llamado que Dios hace a la comunidad, a comprometerse.

Es un momento de ir haciendo diferentes celebraciones, reflexiones, oraciones para agradecer a Dios el regalo recibido y para pedir al Señor que siga socorriendo a los que están ayudando, con el fin de que pronto se consigan de recursos para las viviendas.

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CAPÍTULO TERCERO LA FASE DE LA RECONSTRUCIÓN1

En el modelo autogestivo y solidario

Presentación

En base a la experiencia, la reconstrucción autogestiva y solidaria tiene las siguientes características:

Integra la participación de los siniestrados en la organización del proyecto, desde el diseño hasta la ejecución, pues no se trata de algo impuesto por los coordinadores o asesores.

Es un proyecto alternativo, pues diseña la reparación, a mediano y largo plazo del daño no solamente físico, sino también social y económico que sufren las personas de la comunidad. No basta pues con reconstruir las viviendas, sino que se busca la reconstrucción de las familias, luchando por lograr un desarrollo sostenible, y la reconstrucción de la sociedad para que sea justa y solidaria.2

Exige la autoconstrucción como una expresión clara de la solidaridad y de la autogestión, porque los siniestrados ponen sus recursos en común y recrean las relaciones entre ellos y con los cooperantes solidarios.

Es un proyecto que estimula a los participantes para que colaboren a la globalización de la solidaridad y para que actúen de manera articulada con otras instancias de organización existentes en la Sociedad Civil.

1- La organización diocesana al servicio de la reconstrucción

Es básico que las personas de la organización pastoral de la Iglesia (la pequeña comunidad, la parroquia, el decanato o vicaría, la Diócesis y Pastoral Social-Cáritas) que participaron en la atención de la emergencia y la rehabilitación, sean la base para integrar el equipo diocesano o parroquial que será responsable del diseño, la estrategia y las políticas de acción del proyecto de reconstrucción.

1 La fase de la “Reconstrucción” en este modelo se tratará con los ejes directrices entrelazados (Solidaridad, Organización, Capacitación y Reflexión de Fe), dadas sus características propias. Nótese como el trabajo con la comunidad va cubriendo cada uno de los ejes sin necesidad de que sea observado el cumplimiento estricto de manera ordenada de los ejes mencionados. Pero sí es importante que no falte alguno, pues entonces el trabajo en común quedaría cortado. No obstante, colocaremos en paréntesis el eje que corresponde a la acción referida. Después de la presentación de esta fase en este modelo, retornaremos al formato que se ha venido presentado.

2 Intercambio de experiencias sobre la ayuda a la reconstrucción en América Latina, (1993) Diócesis de Cd. Guzmán,p. 14.

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Es importante que este equipo busque articularse con otras Diócesis solidarias y Pastoral Social-Cáritas Nacional, para presentar el proyecto de reconstrucción.

2- La reconstrucción, en donde ya existe un proceso autogestivo y solidario

Cuando se da la emergencia y ya existe un proceso autogestivo y solidario, en base a la experiencia se sugieren los siguientes pasos para trabajar en la reconstrucción:

I) Pastoral Social-Cáritas a la luz de la praxis organizativa que ya se tiene, convoca a los asesores, coordinadores y promotores para diseñar juntos el proceso de Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención que se quiere implementar.

II) Confrontar el diseño de reconstrucción en el modelo de mera asistencia con el modelo autogestivo y solidario, para aclarar el tipo de asesores, promotores y coordinadores que exige este modelo.

III) Intercambiar experiencias con otros grupos que ya están viviendo la metodología de reconstrucción autogestiva y solidaria, de tal manera que éstos aporten su experiencia.

IV) Si se organizan los nuevos grupos, aclararles las exigencias de este estilo de reconstrucción, esto es, autoconstrucción, autogestión, solidaridad, intercambio de experiencias, puesta en común de los recursos, toma de decisiones en común, participación en los diferentes niveles: asambleas comunitarias, barrio, zona, pueblo o ciudad, etc.

V) Integrar a los nuevos grupos a alguna de las Redes que ya están organizadas: vivienda, salud, cooperativas, producción, consumo, ahorro, ecología, derechos humanos…

VI) Propiciar que el comité de reconstrucción o la Red entre en diálogo con las instancias oficiales y con los cooperantes solidarios que intervienen en el proyecto de reconstrucción, para negociar las líneas y políticas que respeten la autogestión y la subjetividad en el proyecto y, al mismo tiempo, para que se exija la transparencia en la administración de los recursos de modo que éstos lleguen a los más pobres.

VII) Integrar la Red de reconstrucción a un proceso más amplio de Redes, vinculadas a otras instancias civiles que luchan a favor de la ecología y del respeto a los Derechos Humanos.

Esta es una síntesis de los pasos que se pueden implementar, aunque no están descritos los pasos intermedios que hay que programar conforme a las circunstancias que se presenten y a las exigencias del proceso mismo.

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3- La reconstrucción, en donde no hay un proceso autogestivo y solidario previo

En la experiencia de reconstrucción se pueden presentar dos escenarios. Uno, cuando ya hay una experiencia de trabajo autogestivo y solidario; otro, cuando no se tiene esta experiencia de autogestión y solidaridad.

El segundo escenario en la reconstrucción se presenta cuando no hay un proceso previo de trabajo en la dimensión Autogestiva y Solidaria. En este caso, en base a la experiencia, se pueden dar los siguientes pasos:

I) El primer paso sería aclarar del Modelo a trabajar con el equipo responsable de la reconstrucción. Esto implica que, junto con los responsables de Pastoral Social-Cáritas que participaron en la atención y rehabilitación de la emergencia, se valoren las acciones que se implementaron durante la emergencia para descubrir cuáles fueron autogestivas y cuáles no, para evitar caer en los mismos errores. Después de la evaluación, se inicia el proceso de clarificación del proyecto de reconstrucción.

II) La experiencia nos ha enseñado que el paso siguiente es con los responsables de la comunidad que van a animar el proyecto de reconstrucción (Pastoral Social-Cáritas, Sr. Cura, coordinadores, voluntarios…), es necesario con ellos discutir y analizar el modelo de reconstrucción asistencial, sus riesgos y beneficios. Lo mismo se hace con el modelo de reconstrucción autogestiva y solidaria.

III) Una vez aclarado el modelo, se inicia el proceso de reconstrucción con los posibles promotores y coordinadores de la comunidad que puedan ayudar en el proyecto y, junto con ellos, se asimila el método autogestivo y solidario.

IV) Con el mismo equipo se analiza el proyecto de reconstrucción que el gobierno ofrece por obligación, para encontrar la estrategia y las políticas de acción que coincidan con el Modelo autogestivo y solidario.

V) Luego que los asesores y coordinadores han aclarado el proyecto, se dan a la tarea de invitar a las personas de la comunidad por barrios, calles, cuarteles, ranchos para aclarar con ellos el Modelo de reconstrucción autogestivo y solidario que se quiere implementar y el proceso a seguir.

VI) Una vez que se ha discutido en los grupos de base la posibilidad de implementar un proyecto alternativo de reconstrucción, se invita a las personas interesadas a una asamblea general para que junto con los asesores, discutan el proyecto. En esta asamblea se comparte la experiencia de reconstrucción autogestiva y solidaria y finalmente se toma la decisión voluntaria de asumir el modelo.

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Ahí mismo se aclaran las necesidades sentidas de los siniestrados y algunos criterios claves en la organización y el trabajo de base, como los siguientes:

En los desastres, emerge y se manifiesta la pobreza ya existente, pues los siniestrados con mayor gravedad son siempre los pobres ya que viven en las zonas de más vulnerabilidad.

Discutir si se quiere reconstruir el pueblo de la misma manera o mejor de cómo estaba en el momento del siniestro.

Analizar cuáles son las necesidades urgentes que tiene la comunidad.

Aclarar las soluciones propone el grupo frente a la necesidad y las que propone el gobierno; luego hacer una valoración como grupo de esas soluciones y definir qué cosas hay que negociar con el gobierno.

Definir cuántas personas o familias están dispuestas a organizarse para trabajar en faenas, en autoconstrucción y de forma solidaria, en el caso de vivienda.

Buscar la solidaridad de mano de obra calificada para los fines de semana.

Implementar los valores de la puesta en común de recursos humanos y materiales, la transparencia en la administración de esos recursos y la participación en actividades que generen dinero para aumentar el ahorro del grupo.

Evitar los vicios de la sociedad de consumo como son el alcohol y la corrupción.

Fortalecer los grupos y que cada grupo elabore su plan de trabajo.

Aclarar la importancia de la asamblea general y del diálogo continuo entre la asamblea y la base.

Escuchar y visitar otras experiencias de autoconstrucción.

Promover celebraciones para fortalecer a las personas en su experiencia de unidad, de solidaridad y de trabajar organizadas.

4.- Inicio del proceso de reconstrucción a) Gestación y nacimiento de los grupos de base Después de tomar la decisión sobre el modelo a trabajar, se convoca a todas las personas que se interesen en el proyecto de autoconstrucción, para que integren los grupos de base. Estos son la célula, el cimiento y el sustento que fundamenta el proceso autogestivo y solidario. Son como las pequeñas raíces que alimentan al árbol; sin ellas, no puede pasar la savia al tronco, a las ramas y finalmente al fruto.

b) La asamblea del grupo de base La asamblea del grupo de base la conforman todos los miembros que han decidido reconstruir sus viviendas en autoconstrucción y con la solidaridad. La asamblea del grupo de base es el soporte de la organización y de los demás niveles; sin ella, no se

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pueden sustentar los otros niveles como el del sector, barrio o cuartel, el de mesas directivas a nivel parroquial o de pueblo, el de Red o Redes y la articulación y vinculación con otras organizaciones civiles.

La participación de todos los miembros del grupo en la asamblea semanal es fundamental, ya que es la instancia principal donde, de manera democrática, se toman los acuerdos para el buen funcionamiento del grupo y de los demás niveles de organización y articulación. En ella:

Como autoridad máxima, se toman las decisiones del grupo, las cuáles son consensadas.

Aclaran y deciden el plan de trabajo a corto, mediano y largo plazo y hasta dónde quiere llegar el grupo.

Definen por consenso los criterios o estatutos que cada grupo establece a la luz de los ideales y objetivos del Proyecto de Reconstrucción, con la finalidad de que se mantenga la disciplina en cuanto a la cooperación, participación, trabajo, solidaridad, organización y conducta. Estos criterios son asumidos por cada uno de los miembros del grupo que, como signo de aceptación y compromiso, los firma.

Nombran la mesa directiva y las comisiones requeridas.

Organizan la puesta en común de sus recursos y proponen acciones que les permitan la recaudación de fondos.

Se programan las acciones solidarias, las faenas del grupo, la ayuda a otras experiencias y luego las valoran y evalúan.

Se cultiva como valor fundamental la transparencia en el manejo del dinero, por lo que se exige que los informes económicos sean continuos y claros. Desde el inicio se lleva un control por escrito de las cooperaciones económicas de cada uno de los miembros.

Intercambian experiencias con otros grupos de la misma población para aprender mutuamente.

Evalúan continuamente el trabajo, la participación, los criterios y su cumplimiento de parte de los miembros del grupo, revisan la situación de los integrantes que no están cumpliendo con los criterios acordados y deciden qué hacer.

Analizan la realidad y profundizan los ejes del modelo autogestivo y solidario, los valores, la autogestión, etc.

Diseñan trabajos alternativos que ayudan a fortalecer el proyecto de trabajo.

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Proponen y deciden soluciones frente a las dificultades y problemas del proyecto.

Reflexionan la Palabra de Dios.

Programan convivencias, celebraciones de aniversario del grupo y aniversarios del día en que sucedió la catástrofe, a partir del cual dio inicio el proceso de reconstrucción.

c) Responsabilidad de los miembros del grupo

Lo ideal es que, a lo interno del grupo, cada uno de los miembros asuma responsabilidades: encargados de faenas, eventos, rifas, encuentros, ecología, capacitación, celebraciones, solidaridad… para que la mesa directiva no centralice el trabajo. El hecho de asumir un servicio encomendado por todos ayuda a ir descubriendo las capacidades de los integrantes del grupo y a ir creando nuevas relaciones. Estas comisiones, informan continuamente a la asamblea del trabajo que están desempeñando.

d) Identidad del grupo

Conforme avanza el proceso, cada grupo va tomando un rostro propio de acuerdo a los miembros que participan, a los valores que desarrollan, a las cualidades que tienen los miembros. Esta identidad se manifiesta en su autonomía en cuanto a la toma de decisiones, elección de sus estatutos, elección de su mesa directiva, participación, diseño del plan de trabajo, elección del nombre del grupo, relación con otros grupos, integración a la Red de grupos, entre otros.

e) La elección y función de la mesa directiva El proceso del grupo y, por tanto, sus asambleas son coordinados por una mesa directiva, que es elegida por el mismo grupo y por lo general queda estructurada con integrantes que tienen mayor mística de servicio. Ellos desempeñan diferentes tareas, como la de presidente, secretario, tesorero y otras comisiones. Es importante que la mesa directiva sea elegida para períodos cortos de 6 meses o un año.

La mesa directiva cumple varias funciones dentro del grupo, las cuales tienen que ser diseñadas y aclaradas por el mismo grupo para evitar el riesgo de que imponga criterios o decisiones al grupo. Algunas de éstas son:

Servir desinteresadamente.

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Llevar la dirección del grupo, es decir, dar seguimiento al plan de trabajo que se quiere lograr y ayudar a que se cumpla. Proponer periódicamente la evaluación de las acciones y las metas.

Preparar la agenda para la asamblea semanal del grupo. Ayudar a que el grupo cumpla con los estatutos o criterios acordados. Proponer acciones que ayuden al cumplimiento de las metas y que

fortalezcan el proyecto del grupo. Analizar, valorar y animar tanto la participación y comportamiento de los

integrantes del grupo como el proceso del mismo grupo. Proponer a la asamblea acciones de trabajo para la recaudación de recursos

económicos, para que ésta las analice y tome los acuerdos correspondientes. Dar seguimiento a la puesta en común de los recursos, para que todos los

integrantes vayan al parejo en sus cooperaciones e informar sobre los recursos obtenidos en las actividades programadas y realizadas, como las rifas, kermesses, ventas de cena, etc.

Ayudar a la asamblea a que analice la realidad local, estatal, nacional y mundial.

Proponer y coordinar faenas de solidaridad con otros grupos que están en el proceso de autoconstrucción.

Ayudar a que el grupo crezca en la integración interna en base a los valores de la solidaridad, la justicia, la participación, el respeto, la fraternidad, la honestidad, el servicio, la disciplina y la transparencia.

Proponer la reflexión de la Palabra de Dios y animar con celebraciones de la Palabra los aniversarios del grupo y los momentos claves del proceso.

Preparar temas que ayuden a alimentar el espíritu del bien común y del compartir, que motivan la vida interna del grupo.

Asistir a las reuniones de las mesas directivas y asesores y mantener al grupo informado sobre el proceso de la red y otras comisiones en las cuales lo representan.

Analizar la situación concreta de cada persona para que, de acuerdo a su necesidad, se proponga al grupo a quien se le puede dar la faena y ayudarle con material.

Analizar las dificultades que se presentan tanto a lo interno como a lo externo del grupo y proponer soluciones.

Llevar por escrito un control de la participación de los miembros del grupo en asambleas, faenas, acciones que se programan para recabar recursos económicos y otras comisiones de trabajo que se requieren y estarlo dando a conocer.

f) Elaboración del plan de trabajo El grupo, reunido en asamblea y coordinado por la mesa directiva, elabora el plan de trabajo a corto, mediano y largo plazo (con la visión y la misión claras), con metas y acciones que respondan a las necesidades sentidas y estructurales. Esto permite

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que la asamblea, evalúe fácilmente y visualice las nuevas metas que se propone trabajar.

g) La educación para la democracia La toma de decisiones por consenso fortalece la vivencia de la democracia ya que, al diseñar, ejecutar y evaluar del plan de manera conjunta, todos se hacen responsables del proceso y se impide la manipulación. Esto ayuda a ir formando en los grupos posibles dirigentes sociales que desde la base luchen por el bien común, la paz, la justicia y la solidaridad.

5- La autogestión y la autoconstrucción La faena, tequio, fagina, etc.

La faena es la jornada de trabajo que realiza el grupo, por lo general durante los fines de semana. En esta jornada cada integrante aporta su mano de obra de acuerdo a su capacidad y habilidades: si es albañil, su mano de obra calificada; si es peón, como peón; si es fontanero, electricista, cerrajero… lo hace como tal; si es mujer, de acuerdo a sus fuerzas y habilidades; si se trata de una persona anciana o con otras capacidades, moviendo los materiales que puede o compartiendo lo que tiene.

La faena es fundamental dentro del Modelo autogestivo y solidario porque garantiza la autogestión, ya que al participar en la autoconstrucción los miembros del grupo se hacen gestores de su proceso, hacen suyo el proyecto y se convierten en sujetos. Esto garantiza que, al poner en común sus recursos humanos y materiales, se rompa de tajo con la dinámica asistencialista y se fortalezca la comunión entre ellos, al encontrar un equilibrio entre las dimensiones individual y comunitaria.

Estratégicamente la faena garantiza que la palabra solidaridad no quede hueca, sino que ésta se haga realidad, ya que quienes se organizan en los grupos son los pobres que no tienen dinero para pagar ni los materiales ni la mano de obra, pero sí son capaces de hacer suya la necesidad de los demás pobres y de responder a ella poniendo en común lo que tienen, para que mejore la situación de todos; mientras que las personas que tienen un poco más de recursos suelen aislarse, terminan por retirarse del grupo y reconstruir individualmente.

De acuerdo a la experiencia, la faena tiene sus ventajas. Estas son algunas de

ellas: Se ahorra el 50% o 60% del costo de construcción de la vivienda, ya que la

mano de obra la aporta todo el grupo. Se ahorra en el pago de impuestos al Seguro Social y al municipio, ya que se

trata de un trabajo realizado en faenas solidarias y no a cambio de una remuneración económica.

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Se aprenden diversos oficios durante el proceso de construcción, tales como albañilería, fontanería, electricidad, manejo del hierro dentro de la estructura, trazo de casas… Este proceso termina siendo una escuela de capacitación porque, además de que sirve para que las personas terminen su casa, muchas aprenden un oficio, que después les puede generar el ingreso de recursos económicos.

Se logra construir casas de muy buena calidad, al recibir asesoría técnica cualificada, y así se garantiza que las viviendas tengan más probabilidad de resistir otro siniestro.

Las mujeres se capacitan en los oficios de la construcción, que ordinariamente se consideran exclusivos del género masculino.

Se fortalecen y recrean las relaciones humanas entre los miembros del grupo, ya que con este sistema de trabajo en común, que dura de 2 a 10 años, se van entretejiendo los lazos de amistad entre ellos como los de una comunidad y una misma familia: se comparten las tristezas y alegrías, se apoyan en las necesidades, se hacen compadres, etc. Esto ayuda a crear relaciones de igualdad y de respeto y a ir superando vicios propios de nuestra sociedad como el individualismo, el machismo, el alcoholismo, la corrupción, la flojera, la mala administración…

Se fortalece la vida interna de las familias, porque en el proceso participa generalmente la familia completa: esposa, esposo, hijas e hijos. Con el hecho de que los niños, adolescentes y jóvenes ven que sus papás van a las reuniones del grupo y los acompañan a las faenas de cada ocho días, se propicia un nuevo modelo de familia, ya que se cultivan los valores del encuentro, el trabajo, la responsabilidad, la celebración, la convivencia, el respeto…

Cada grupo hace su propio diseño de la faena Cada grupo con el acuerdo de todos sus integrantes diseña su faena. Para ello aclara los criterios que van a reglamentar el trabajo, define los horarios de las faenas, las horas que hay que aportar de trabajo, cómo seleccionar al compañero, compañera o lugar donde se va a realizar la sesión de trabajo. Si se da el caso, el grupo analiza y decide qué hacer con los que no cumplen, los que llegan tarde, los que van alcoholizados, los que no aportan calidad en el trabajo.

Dar seguimiento a la faena La justicia exige equidad en el trabajo de la faena. Por eso es necesario de parte del grupo organizar lo mejor posible la faena y vigilar que todos sus miembros trabajen de acuerdo a su capacidad y cumplan con las horas convenidas. Esto requiere llevar el control de las horas-trabajo aportadas y las horas-trabajo recibidas, con el fin de evitar que haya personas que se aprovechen y sean más favorecidas que otras.

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Este trabajo de faenas es un reto para el grupo porque, por el modelo de sociedad en que vivimos, ordinariamente las personas están acostumbradas a trabajar de manera individual y muchas esperarían que se les construyera su casa aportando lo menos posible o incluso nada.

Regla del “pie de casa”

El pie de casa es el mínimo indispensable de construcción en una vivienda: recámara, sala-comedor, cocina y baño. El grupo es el que discute y decide cuánto construir, por lo general de 30 a 40 metros cuadrados, teniendo en cuenta que se está dentro de un plan de reconstrucción de vivienda a largo plazo, en el que el pie de casa en obra negra sería la primera etapa.

Esta primera etapa tiene varios pasos, lo que exige llevar una programación, de modo que, al terminar cada etapa, todas las casas estén en el mismo nivel de construcción. Esto es, hay que asegurar cimientos para todos, desplante para todos, muros para todos, y así sucesivamente. Al trabajar de esta manera, se evita que se le construya toda la casa primero a un solo miembro y luego a otro, porque la experiencia ha enseñado que, la mayoría de las veces, quien consigue tener su casa construida ya no vuelve a las faenas.

La faena solidaria

La faena solidaria es la jornada de trabajo que se le da a los grupos que sufrieron la emergencia y que están en las etapas de Rehabilitación y Reconstrucción. Es recomendable organizar jornadas solidarias cuando el proceso de construcción está en la etapa inicial, puesto que se requiere mucha mano de obra para abrir zanjas y construir los cimientos de las casas.

Quienes dan la faena, son gentes o grupos de la localidad o de poblaciones cercanas que tienen la experiencia de trabajar en grupo y en red y que ven la necesidad de apoyar a otro grupo, cuando éste se encuentra en el inicio de su proceso de construcción. Pero también a los grupos que están iniciando su proceso, incluso antes de comenzar a construir, se les invita a dar faenas solidarias a grupos que ya están construyendo, con la finalidad de educarse en la solidaridad y en el modelo de autoconstrucción, de descubrir la disposición que tienen los miembros del grupo para trabajar a favor de otras personas.

El criterio para el grupo que recibe la faena es que asegure que la solidaridad llegue a los más pobres y necesitados, a quienes no han recibido ninguna ayuda y que, además, están cumpliendo con las reglas establecidas por el grupo.

Las faenas solidarias propician:

El trabajo colectivo, tanto de los afectados como de las personas que acuden a solidarizarse.

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El intercambio de experiencias, ya que al trabajar juntos, los grupos tienen la oportunidad de compartir sus logros y dificultades.

La celebración como signo de acción de gracias por el milagro del encuentro y del compartir.

La evaluación después de cada jornada solidaria servirá para que cada grupo, tanto el que la recibe como el que la da, dé sugerencias para mejorar la siguiente jornada.

6.- Asesoría técnica y organizativa para la autoconstrucción

Es importante conseguir la asesoría y apoyo de un equipo de ingenieros y arquitectos que, teniendo en cuenta la vulnerabilidad de la zona, garantice que las nuevas edificaciones respondan a las normas de construcción, no tengan las mismas fallas técnicas anteriores a la catástrofe respeten las costumbres del lugar, aseguren el cuidado de la ecología, etc.

La autoconstrucción requiere la participación de un maestro de obras que tenga experiencia en la autoconstrucción, para que con su aporte ayude a fortalecer la dinámica de solidaridad que se da en las faenas, que tenga conciencia clara de que se trata de un proyecto en etapas y que garantice que las casas estén bien construidas. Su servicio consiste en capacitar a los integrantes del grupo en cada momento de la construcción: sacar los niveles para los desplantes, hacer los cimientos, manejar el acero, armar y colar las zapatas, dalas y castillos, levantar muros, techar, colocar herrería, fontanería, cuidar que el material sea bien utilizado y llevar el control técnico de la construcción.

También es necesario que acompañe las reuniones del grupo, para que ayude en la organización interna, dé sus opiniones en los diseños del plan de trabajo, haga propuestas para superar las dificultades y problemas.

Si el proyecto tiene varios grupos, es conveniente que el maestro de obras también participe en las reuniones de dirección, evaluación y decisión del proceso de trabajo.

7- Otros niveles de organización Asamblea de mesas directivas y/o coordinadores de grupo Esta asamblea se conforma con los representantes de las mesas directivas de los grupos para diseñar un proyecto común, para darle dirección y seguimiento. Al mismo tiempo, para ofrecer servicios comunes que los grupos no alcanzan a cubrir:

Acompañamiento y lectura constante del caminar de cada uno de los grupos, para dar seguimiento al proceso de trabajo.

Realizar y profundizar en el análisis estructural y coyuntural de la realidad. Promover las demandas frente al proyecto político de reconstrucción y

analizar sus implicaciones.

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Analizar contenidos y dinámicas para llevarlos al nivel de base. Organizar talleres de capacitación en temas específicos, tales como: los ejes del modelo autogestivo y solidario, la coordinación de un grupo, la administración del dinero, el plan de trabajo, los valores, la solidaridad, la faena… Estas acciones van encaminadas a fortalecer el plan de trabajo.

Ayudar a los grupos a descubrir sus sueños y clarificar que el proyecto de construcción no termina con la construcción de la casa, sino que es a más largo plazo, por lo que se trata de un plan estratégico.

Proponer metas comunes a trabajar y llevarlas a los grupos para su consulta y aprobación, y, en caso de ser aceptadas, programadas y realizadas, evaluarlas.

Discutir y decidir cuáles serán las reglas comunes del proyecto que hay que llevar al nivel de base para su aprobación.

Implementar evaluaciones continuas del proceso para fortalecer cada vez más el caminar conjunto de todos los grupos.

Capacitar para la organización de las faenas de solidaridad, tanto a lo interno de cada grupo como las que se dan a otros grupos.

Organizar y preparar las visitas de otras comunidades, diócesis y países. Propiciar el intercambio de experiencias, con las visitas de un grupo a otro y

con grupos que no son de la comunidad. Preparar celebraciones y convivencias. Sistematizar la información general del proyecto para no perder la ruta

histórica. Proporcionar informes claros de los recursos que recibe el proyecto.

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Nivel de Red Desde la experiencia entendemos que la RED3 de organización básica y civil es: “El tejido de organización social alternativa, formada por un conjunto de grupos de base con personas pobres y excluidas, que se unen, articulan y vinculan para resolver una demanda básica como la salud, la vivienda, la producción, el consumo, el ahorro, la ecología, los derechos humanos, e incidir4 en las políticas públicas relacionadas con sus demandas”.

La Red tiene generalmente una asamblea cada mes o cada dos meses, en la que

participan los miembros de todos los grupos de base con la finalidad de diseñar juntos el plan de trabajo común y sus estrategias. En ella se hace el análisis de la realidad que lleve a identificar las causas estructurales y a buscar acciones que ayuden a contrarrestar sus efectos; se escuchan las experiencias de los diferentes grupos que integran la red con el propósito de aprender unos de otros, fortalecer la solidaridad y la organización, fortalecer los valores, como la confianza, la comunicación, la amistad, la honestidad, la responsabilidad. Esta asamblea sirve además para hacer reflexión de fe, para tomar decisiones en cuanto a demandas comunes de los grupos, para aceptar e integrar nuevos grupos a la Red, para programar faenas solidarias a favor de los grupos que están construyendo, para profundizar en temas educativos que ayudan a clarificar el rumbo de la organización. También se clarifica la importancia de elaborar agendas ciudadanas para discutirlas con los candidatos que quieren ocupar la administración municipal.

El nivel de Red tiene una instancia intermedia donde dos o tres representantes de cada grupo se reúnen cada quince días para estar revisando el caminar de la Red y encontrar pistas de acción, compartir información de las actividades de los grupos, preparar tareas a discutir y analizar en los grupos, dar aportes para llevarlos a las asambleas mensuales, recibir información de otros proyectos u organizaciones que les interesa visitar la experiencia de trabajo de la Red y preparar su visita, preparar la integración de nuevos grupos a la Red, programar las faenas solidarias con el previo consenso de las asambleas grupales, preparar celebraciones comunes, compartir las evaluaciones que hacen los grupos acerca de las actividades comunes y buscar pistas que ayuden a mejorar.

3 En sentido estricto Red significa: “Tejido o aparejo en forma de malla, hecho con hilos, cuerdas o alambres que sirve para cazar o pescar.

4 Desde la organización básica hay que luchar por participar en la propuesta de políticas públicas que tengan como eje la sustentabilidad, la solidaridad y la autogestión para lograr una nueva sociedad autogestiva y solidaria y una vida alternativa en conciencia, economía, organización, en comunitariedad, en opinión pública, en relaciones humanas, en integralidad y autonomía.

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Funciones de la Red

Descentralización

La organización descentralizada es necesaria por la extensión y magnitud de cualquier tarea que se pretenda realizar, si se pretende llegar hasta los últimos rincones, es necesaria la creación de bases que sustenten la organización y faciliten cualquier acción de otra forma, se corre el riesgo de crear organizaciones fantasmas o que estas nunca lleguen a donde de veras están las necesidades de la comunidad. La capacidad de solidaridad y organización de las bases favorece el que las tareas y las acciones a realizar sean descentralizadas.

La descentralización garantiza la autogestión porque se le puede dar seguimiento al trabajo en todos los niveles. Además, este no se centra en las estructuras externas de cualquier institución sino en la vida de las bases que responde a necesidades propias de cada comunidad, lo que facilita que la organización este en función de la comunidad y no que la comunidad esté al servicio de la institución.

Al descentralizar el trabajo se garantiza que cada persona sea sujeta y se comprometa a ser agente eficaz en las tareas de la comunidad. La descentralización exige que se dé en sitios, personas y funciones.

Si desde la prevención se busca que todos los trabajos estén descentralizados y articulados, en el momento que hay necesidad de responder a una emergencia fácilmente se podrá llegar a los rincones más recónditos de cualquier lugar, ya que hay una estructura organizativa que ha sido eficaz en la solución de las emergencias sociales y cotidianas.

La articulación

Para que los procesos comunitarios sean autogestivos no basta la descentralización, es necesaria también la articulación.

La articulación es una exigencia para lograr el fortalecimiento de las bases y la unidad en los procesos. Todo proceso comunitario debe ser el centro de articulación y animación de las comunidades. Además sólo articulando los procesos se podrá reforzar la vida y la organización de los grupos.

La descentralización y la articulación en los procesos comunitarios son dimensiones complementarias, son las dos caras de la misma moneda o los dos movimientos que dan estabilidad a la misma rueda: el centrípeto y el centrífugo. No se puede dar la una sin la otra.

En la articulación de los procesos es importante porque con esto se toma conciencia de las necesidades de cada grupo o comunidad y se busca darles

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respuesta, ya sea en la asistencia, en la promoción o en la incidencia de la vida comunitaria; en otras palabras, la articulación ayuda a que se unan esfuerzos.

La articulación se va dando al organizar acciones en conjunto: al promover asambleas, al fortalecer los intercambios de experiencias, al ir clarificando con los asesores y promotores un mismo método, al ir creando la interrelación en los diferentes grupos, con lo que se va favoreciendo el crecimiento de las redes y la sociedad civil.

La fase de prevención es un tiempo adecuado para impulsar procesos de organización básica que respondan a las necesidades sentidas. Esta base organizada será el campo ideal para ir reflexionando, estudiando y adquiriendo conocimientos claros; para programar y realizar acciones que lleven a cultivar la cultura de la prevención, de tal forma que se puedan mitigar los efectos de cualquier catástrofe.

8- Exigencias que le dan rostro a la solidaridad

8.1- Poner en común los recursos

Poner en común los recursos que tienen los pobres, es exigencia fundamental para que se viva la solidaridad. Esta es la condición necesaria para que el proyecto de construcción tenga una identidad y un rostro propios y para que se manifieste claramente como un proyecto de Pastoral Social-Cáritas.

La puesta en común de los recursos evita el acaparamiento y propicia que el pobre sea sujeto en el proceso de reconstrucción. Cuando no se vive esta norma, hay proclividad a la no transparencia, a la corrupción y a la injusticia. En cambio, cuando se vive se van poniendo las bases para que se vayan reconstruyendo la comunidad y la sociedad en la vivencia de la justicia, la igualdad y la solidaridad.

La práctica de poner en común entre pobres sus recursos o, por el contrario, el no hacerlo, va a ser la medida que indicará el éxito o el fracaso del proyecto de reconstrucción.

a) Económicos

Es la aportación económica que decide el grupo dar semanalmente como ahorro para el fondo común, que servirá para iniciar el proceso de reconstrucción.5 El desafío en esta fase, es arrancar con la puesta en común de los recursos que cada quien tiene, ya que el integrante estará esperando a que todo se le dé, adoptando la

5 En el caso de vivienda servirá para la compra de terreno y para la compra de materiales necesarios para la

construcción. En las cooperativas de ahorro y crédito, servirá para enseñarse a ahorrar y apoyar a los compañeros necesitados en momentos de emergencia. En los grupos de campesinos, servirá para el pago de labores de cultivo de la siembra en común, para la compra de insumos, para dar crédito a los integrantes del grupo para que realicen sus siembras y apoyar en momentos de emergencia. En la medicina natural y nutrición, servirá para la compra de materia prima para elaborar los medicamentos y las comidas nutritivas, dinamizar el proyecto, etc.

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actitud de que no puede hacer ningún trabajo, porque no tiene ingresos. Si esto sucede, difícilmente se podrá llegar a una reconstrucción autogestiva.

Para ayudar a que esto se logre se necesitan realizar actividades para “engordar el cochinito”. Se trata de las acciones que los grupos realizan para aumentar su fondo común. Es importante que los miembros del grupo participen en estas actividades, porque:

Ordinariamente los recursos económicos que aporta cada miembro, no son suficientes para la compra de los materiales requeridos para la construcción.

Si se aumenta el ahorro común, en un plazo más corto, se pueden terminar las viviendas, se puede acrecentar el proyecto productivo, etc.

Ayuda a sostener la vivencia de la solidaridad, pues se puede crear un fondo solidario, que sirva para solucionar otras emergencias de los miembros del grupo, como préstamos, medicinas, defunciones...

Se abre la posibilidad de entrar a otros proyectos de cooperativas.

b) Humanos

Cada integrante pone al servicio del grupo su experiencia, capacidades, habilidades, tiempo y conocimientos, para capacitar a los compañeros en la administración de los recursos, en la secretaría, en la coordinación y en la realización de trámites legales.6

c) Físicos

Cada integrante pone su fuerza de trabajo en la faena y el tequio de acuerdo a su capacidad física. Entre más faenas hacen los grupos, más aprecian su casa, su fondo común, su grupo, su Red, etc.

8.2- Solidaridad con otros grupos

Desde el inicio del proceso, el grupo se educa a dar solidaridad a otros grupos que están construyendo sus casas o están desarrollando alguna actividad comunitaria.

Con los testimonios de las faenas de solidaridad de los grupos que participan en la Red de autoconstrucción, la invitación de éstos a conocer su trabajo y con la participación en algunas asambleas, los nuevos grupos, poco a poco se van convenciendo de la necesidad de integrarse a la Red.

8.3- Exigencias de la puesta en común

6 Cf. El primer paso de la regla de oro de la solidaridad en la fase de la atención de la emergencia de este manual

(p. 18-19).

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Poner en común es el medio que tienen los pobres para no quedarse en la exclusión,7 ya que sólo a través de esto se reconstruye lo dañado, las familias y la comunidad o el tejido social. Sólo poniendo al servicio de los demás lo que tienen, pueden levantar sus casas, tener de nuevo sus cosechas, sus caminos, etc., y se educan a vivir la solidaridad.

Para que la puesta en común sea fructosa, se necesita de parte de los miembros del grupo puntualidad en las aportaciones, para no retrasar el proceso del proyecto y la participación de todos al parejo.

A quienes administran los recursos, se les exige honestidad y transparencia en su manejo.

9-La ayuda solidaria externa

La puesta en común de los recursos como algo fundamental en el proyecto de reconstrucción, es condición necesaria para recurrir a la solidaridad externa.8 La experiencia nos ha enseñado que es necesario cambiar el término de “donador” por el de “cooperante solidario” para las personas o instituciones externas a la comunidad siniestrada que aportan recursos, sobre todo económicos, para la reconstrucción, porque el término “donador” expresa que los siniestrados, a los cuales se les llama “beneficiarios”, son objeto de ayuda.

En el Modelo autogestivo y solidario, tanto el cooperante como el siniestrado deben tener claro que hay que respetar la subjetividad de las personas o comunidades que sufren la catástrofe para no imponer, muchas veces, criterios externos que estorben, limiten o impidan el proceso de la reconstrucción autogestiva.

Por eso, lo esencial de estos apoyos es que respeten el proceso de los grupos, de tal forma que su colaboración se convierta en un fuerte respaldo y sean un medio para reconstruir lo que la comunidad por su autogestión no puede hacer. El desafío es evitar que el dinero se convierta en fin en sí mismo.

Este es el momento en que los grupos diseñan su plan a mediano y largo plazo, con una estrategia que favorezca la llegada de recursos para que el proyecto no se estanque.9 Para ello, debe haber un diálogo entre los cooperantes solidarios y los responsables de Pastoral Social-Cáritas para tener un marco teórico de referencia común y no implementar proyectos asistenciales.

7 Conferencia del Episcopado Mexicano, Carta Pastoral Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos,

Ed. México 2000 No. 123.

8 Cf. El segundo paso de la regla de oro de la solidaridad de este manual, p. 19

9 Cuando hablamos de recursos, no sólo nos referimos a los económicos, sino también a los recursos metodológicos, intercambios de experiencias, servicios, visitas, encuentros para diseñar el proyecto, etc.

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Es importante de parte de los cooperantes solidarios no implementar proyectos paralelos y contradictorios a los procesos autogestivos y solidarios. Además se aclara con el personal que viene del exterior que hay que respetar los usos y costumbres de la comunidad y siempre partir de los procesos de los siniestrados.

Por su parte, la comunidad que recibe el apoyo, debe ofrecer a los cooperantes informes claros y transparentes de la administración de los recursos. El ser transparentes en el uso de los recursos, es exigencia en los diferentes proyectos que se impulsen.

Los proyectos de ayuda a corto plazo son un desafío para educar a la solidaridad, ya que al diseñarlos de esa forma, se esperan resultados inmediatos y la comunidad pasa a ser objeto que tiene que ofrecer resultados y, por lo mismo, es fácil que quienes dan la ayuda, no respeten la participación, la autogestión y las capacidades de los grupos,10 ni el proceso educativo a la solidaridad.

Diseñar un proyecto con resultados inmediatos, exige muchos recursos para que se note el avance: constructoras, mano de obra, asesores técnicos, alimentos, estructura administrativa muy costosa, etcétera; además, requiere de instancias intermedias para recibir los donativos, administrarlos y hacer que lleguen a los “beneficiarios”, lo que favorece el paternalismo y no la autogestión de los proyectos11, que es lo que Pastoral Social-Cáritas tendría que implementar.

Para que se cumplan los objetivos de la reconstrucción en este modelo y, por lo mismo, para que funcione bien la ayuda externa, es necesario tener en cuenta los siguientes criterios en la administración del dinero recibido:

Que el proyecto de construcción sea viable técnica, económica y alternativamente, para que se convierta en apoyo a la educación en la solidaridad, a la autoconstrucción y, en general, a la maduración integral de los grupos.

Que la administración en lo técnico y económico sea eficiente, de calidad y, de ser posible, a bajo costo.

Que se evite la burocracia de parte del personal técnico-administrativo, para ahorrar al máximo el dinero de los pobres.

Que las constructoras y la administración no sean las que asuman las decisiones en el proceso, ya que ellos tienen que tener claro que están al servicio del proyecto de reconstrucción y no a la inversa.

10

Porque la presencia de gestores externos, supone que los miembros de la comunidad siniestrada son ignorantes.

11 “No doy faenas, porque tengo que trabajar para comer. No participo en la autogestión, porque la ayuda es

regalada”.

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Esto exige a lo largo del proceso de reconstrucción que se evalúe continuamente el cumplimiento de los criterios, para que la administración económica y la asesoría técnica se vayan adaptando a las nuevas exigencias que se presenten.

10- Fondo revolvente

El fondo revolvente consiste en el aporte de dinero invertido en materiales o materia prima que los grupos reciben para arrancar su proyecto de trabajo con lo mínimo indispensable, ya sea para el pie de casa en los grupos de vivienda, o la base para iniciar una cooperativa de producción, una fuente de trabajo, una cooperativa de compras en común, etc. Se le llama revolvente porque el grupo que lo recibió asume el compromiso de devolver el dinero invertido para apoyar o ampliar otros proyectos alternativos.

En el caso de los proyectos de producción, se hace un estudio de factibilidad del proyecto, si éste es viable, entonces se apoya. La cooperativa o el grupo que recibe el dinero lo debe regresar con intereses que no rebasen el índice inflacionario y así año con año sirva de impulso al mismo grupo, a otros, y a otro tipo de procesos autogestivos. Los grupos en que da resultado el fondo revolvente, lo usan una vez y lo recuperan, lo vuelven a utilizar y lo devuelven nuevamente.

Por esta razón, es importante que los grupos tengan claras las reglas del fondo revolvente y que sean transparentes en la administración del mismo. Este fondo no se da individualmente, sino que se da al grupo que vaya cubriendo los requisitos de la solidaridad, y que se regrese para dar solidaridad a otros grupos.

El desafío permanente es que el fondo revolvente sea administrado para impulsar otros proyectos productivos y de esta forma se colabore a la capitalización de la comunidad. En el caso de la vivienda, este fondo es un recurso pasivo, pues va a durar mucho tiempo para recuperarse. En los proyectos productivos, en cambio, es un recurso activo que fácilmente se puede devolver.

La recuperación del fondo revolvente será la medida que determine la proyección de los siguientes pasos de la reconstrucción. Por ejemplo, cuando se trata de la vivienda, con el dinero que devuelva el grupo, se planea la solución de otra necesidad, como la instalación sanitaria, los pisos, puertas, ventanas, y instalación eléctrica. Incluso, el fondo revolvente ayuda a tener dinero disponible para el trabajo de prevención o para la atención a alguna otra emergencia que se presente.

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11- Exigencias que le dan rostro a la organización

El diagnóstico

En la fase de la reconstrucción se requiere profundizar el diagnóstico estructural de la realidad que, al presentarse la emergencia, revela cómo la pobreza se hace más patente en la tragedia. Al ir avanzando el trabajo de la rehabilitación y la reconstrucción, cambian los escenarios de la coyuntura, por lo que es necesario ir actualizando continuamente el análisis de la coyuntura para darle dirección al plan de trabajo.

La comunicación

En esta etapa la comunicación sirve para informar a la comunidad y a los grupos solidarios que los están apoyando, acerca de los pasos que se dieron en la atención y rehabilitación de la emergencia y sobre el plan de trabajo que se piensa implementar en la reconstrucción. La comunicación es importante además para divulgar los resultados del análisis de la realidad hecho por los grupos y por la asamblea de coordinadores.

La movilización

Las movilizaciones sirven en esta etapa del proyecto de reconstrucción para que la comunidad siniestrada exija al gobierno, organizada y planificadamente, los recursos económicos necesarios para reconstruir sus casas y sirven, además, para hacer oír su voz ante las autoridades por el olvido aparente de los responsables de la tragedia. Las demandas más frecuentes son:

Exigir las políticas globales para la reconstrucción, como el diseño mismo del proyecto donde participa el pueblo, exentar el pago del seguro social, los apoyos técnicos necesarios, etc.

Exigir que se tomen en cuenta las personas afectadas que no fueron inscritas en el censo de afectados, como por ejemplo las personas que viven en casas rentadas y quedan excluidas del proyecto de reconstrucción.

Pedir apoyos de maquinaria para extraer materiales y de vehículos para el transporte de materiales.

Exigir los materiales faltantes. Resolver problemas legales de los terrenos. Exigir la transparencia en el manejo de los recursos.

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Una de las funciones de la Red de grupos es gestionar la respuesta a las demandas estructurales.12

12- Exigencias que le dan rostro a la capacitación

Las distintas etapas del proyecto requieren de una capacitación específica y continua para garantizar el buen funcionamiento del proyecto durante todo el proceso. En esta fase de reconstrucción es primordial que los diferentes niveles de coordinación como el de dirección y seguimiento, el de los coordinadores y mesas directivas, el de las bases con sus mesas directivas, tengan claro el Modelo autogestivo y solidario, con los cuatro ejes. Es necesario, además, que se tenga en cuenta el marco de los valores culturales de la región.

Este modelo de Reconstrucción exige, por lo tanto, una capacitación continua, la cual se logra en los encuentros de intercambio de experiencias y en sesiones especialmente dedicadas a la capacitación, ya sea reuniones periódicas, talleres o cursos.

Encuentro con otras Redes Desde el principio del proceso de reconstrucción, como parte de su mística, el proyecto busca la relación con Redes afines que tengan la experiencia en autoconstrucción o economía solidaria y cooperativas de producción alternativa, con el fin de intercambiar experiencias, sacar enseñanzas del camino recorrido, unir fuerzas entre grupos y redes para fortalecer su proceso de trabajo y buscar soluciones a las demandas comunes.

Capacitación a promotores El proceso exige ir capacitando a los futuros promotores y asesores que, en base a su experiencia y a los elementos teóricos que se les ofrezcan a través de temas, talleres, cursos y que ayuden a la organización, al proceso de los grupos, a la vivencia de la metodología de las organizaciones básicas y civiles, a la estructuración de la Red y al crecimiento de la sociedad civil.

La capacitación en este modelo tiene que darse con el objetivo de rescatar y aprovechar las capacidades de las personas, de potenciarlas en beneficio del proceso de trabajo y de favorecer las formas culturales13 de las comunidades. Estas personas se convierten así en acompañantes de grupos y en educadoras de otros promotores.

Las evaluaciones y el análisis del proceso

12

Salud, vivienda, explosiones, empresas contaminantes, etc.

13 Cf. lo dicho en cuanto a la solidaridad y las formas culturales en la p. 21.

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Otro punto fundamental en la capacitación son las evaluaciones. Las evaluaciones continuas del caminar de los grupos, que tienen como punto de partida las metas propuestas desde el principio del proyecto, ayudan a darle dirección y rumbo al plan de trabajo, a descubrir el nivel de solidaridad, a valorar el avance del proceso de construcción, a descubrir las fuerzas que van potenciando el trabajo solidario y que están ayudando a que el grupo vaya haciendo suyo el proceso de autoconstrucción y éste continúe con paso firme.

En estas evaluaciones se pueden encontrar mecanismos que ayuden a resolver dificultades y fallas existentes en el interior de los grupos, en el trabajo de las mesas directivas, en el desarrollo de las faenas, en la programación y ejecución de las acciones, en el cumplimiento de los criterios y el desempeño de las tareas. Sirven, pues, para descubrir las grandes debilidades que no permiten que el proceso avance y para buscar las acciones que pueden contrarrestarlas. Estas evaluaciones permiten aprender de los errores y fortalecer los logros y avances.

Para que las evaluaciones ayuden en la capacitación, el secreto está en ir haciendo la lectura y el análisis continuos del proceso, lo que requiere de encuentros continuos entre asesores, coordinadores y bases; ahí se van descubriendo las luces que iluminarán el camino a seguir en esta fase solidaria.

Capacitación a los grupos en las técnicas que requiere la autoconstrucción En las experiencias de autoconstrucción hemos aprendido que es necesario contar con un maestro de obras, cuyo rol es capacitar a los miembros de los grupos en las técnicas necesarias para la construcción, esto con el objetivo de que se fortalezca y aumente la mano de obra calificada dentro de los mismos grupos. La capacitación se requiere en la albañilería, el manejo del acero, la cerrajería, la carpintería, la fontanería, la red eléctrica, es decir, todo lo referente a la construcción. Al darse esta capacitación técnica se ayuda en el avance de la construcción de las casas y en el desarrollo de la organización.

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Acompañamiento continuo al proceso El proceso de Reconstrucción requiere de un acompañamiento continuo de capacitación para que juntos, coordinadores e integrantes de los grupos, elaboren temas sobre análisis de la realidad, planeación, trabajo en común, organización, coordinación, valores del proyecto, administración, asuntos legales, ecología, derechos humanos, sociedad civil, agenda ciudadana, mística, reflexión de fe, entre otros. También es necesario que se programen talleres en los que se elaboren materiales educativos que fortalezcan el proceso.

Intercambios de experiencias La experiencia de cada grupo es un libro abierto que va mostrando los errores y aciertos que surgen en el caminar a lo largo del proceso solidario. Esta herramienta permite que las Diócesis que tienen procesos semejantes de rehabilitación, reconstrucción y prevención, puedan aprender mutuamente para encontrar una metodología común, articularse para organizar mejor la solidaridad en caso de futuras emergencias, hacer una reflexión teológica común y ser una referencia para otras Diócesis del país o de otros países que sufran catástrofes. Esto permite que en próximas emergencias se salven muchas vidas y se garantice que el proceso de reconstrucción sea autogestivo y solidario.

Asesoría y acompañamiento de experiencias que han trabajado el Modelo autogestivo y solidario El contar con la asesoría y acompañamiento de una experiencia que tenga claro el Modelo autogestivo y solidario,14 dará las luces y las pautas para que el proceso vaya siempre por el camino correcto, ya que en la mayoría de las comunidades no hay experiencia de trabajar organizadamente y las personas están generalmente acostumbradas a las ayudas solamente asistenciales. Esta costumbre dificulta el inicio y la realización del trabajo de las personas siniestradas en la dinámica de la solidaridad y la organización, ya que la mayoría de la gente quiere recibir las cosas lo más pronto posible, sin dar nada a cambio y sin trabajar; actitud que lleva al estancamiento de los proyectos de trabajo, ya que unas personas deciden trabajar y otras, que no quieren hacer nada, no permiten que se camine.

14

Como en el caso de la reconstrucción de Zapotitlán de Vadillo, Jal., realizada con la asesoría de la Diócesis de Cd. Guzmán y Pastoral Social-Cáritas, del año 2003 al 2005.

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Eje de la reflexión de fe

La fase de reconstrucción es un tiempo en que los grupos viven inmersos en proyectos de construcción, por esta razón, es necesario confrontar el plan de reconstrucción con el plan de Dios; de ahí que temas como Reino de Dios tarea y don, Exigencias de Jesús a sus Discípulos, Iglesia misericordiosa y samaritana, la solidaridad, la opción por los pobres… son transversales en todo el trabajo de reconstrucción. 1- Reino de Dios

Dios envió a su HIJO Jesucristo que vino a anunciar y hacer presente el REINO y nos advierte que el anuncio de la Buena Nueva15 a los pobres, es signo mesiánico del Reino mismo (Lc. 4, 18-19; 7,24-26; Mt. 11, 4-6).

En la narración de San Lucas, Jesús describe su ministerio mesiánico con la palabra de Isaías “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la buena noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar el año de gracia del Señor” (Lc. 4, 18-19). 16 Este ministerio anunciado por Jesús, designa el tiempo de salvación y tiempo de esperanza, como dice Joaquín Jeremías:

Los presos, los cautivos, los encadenados, los que no ven y han perdido toda luz y esperanza, encuentran la solución en Jesús. Que es justamente lo mismo que viene a decir el mismo Jesús, en la respuesta que da a los que le preguntan, de parte de Juan el Bautista, si era él el que tenía que venir o si había que esperar a otro (Mt 11, 4; Lc 7, 21). Las imágenes que utilizan los evangelios, luz para los ciegos, oído para los sordos, alegría para los mudos… son todas ellas frases antiquísimas en oriente para designar el tiempo de salvación, tiempo en el que ya no habrá sufrimientos, ni lamento, ni dolor”.17

Toda la vida y la actuación de Jesús es un ejemplo vivo en este sentido: su cercanía a recaudadores (publicanos) y descreídos (Mc 2, 15; Mt 9, 9; 11, 9; Lc 15, 1-2; 18, 9-14; 19, 6-7), pecadores (Mc 2, 5 par), samaritanos (Lc 10, 33-37; Jn 4, 39-42), endemoniados (Mc 1, 25.34; 5, 2-13; 9, 1427) y leprosos (Mc 1, 40-41; Lc 17, 13-14) expresa no sólo solidaridad con todo el desecho de aquella sociedad, sino además la reacción que semejante actitud desencadena.18

15

Conferencia Episcopal Española, La caridad en la vida de la Iglesia, Edice C/, Madrid 1993, No. 24

16 CDSI No. 28 (2005)

17 Joaquín Jeremías, Teología del nuevo testamento I, 3º ed. Ediciones sígueme, Salamanca 1977 p. 128

18 Ibid p. 163.

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La vida de Jesús fue un camino incesante de solidaridad. En este sentido, lo primero que hay que recordar es la cercanía de Jesús con todos los marginados de aquella sociedad, es decir, la cercanía de Jesús con todos los excluidos,19 todos los pecadores y esclavos de la tierra, hasta sufrir y morir con ellos y por ellos.

Los diferentes procesos que se desarrollan en la prevención y en la reconstrucción, tienen como paradigma el anuncio del plan de Dios que Jesús manifiesta en la sinagoga de Nazareth, ya que ahí, él describe el proyecto del Reino como un regalo que se hace presente en el hoy y en el aquí de la historia. Cualquier proyecto que se implemente en el trabajo de reconstrucción, tendrá como referente obligado el anuncio en la sinagoga de Nazareth y la práctica de Jesús descrita en los Evangelios. Estos, iluminarán o cuestionarán las acciones que se efectúen.

2- Exigencias de Jesús a sus Discípulos

El tema del discipulado, es central en la reconstrucción porque anima la mística de los que están colaborando en los proyectos de trabajo, ya que aparte de sus trabajos ordinarios, el proyecto les exige nuevos compromisos, nuevas reuniones, horas extras de trabajo, etc. Esto supone que cuando se está y se acompaña un proyecto de reconstrucción, no basta trabajar como técnico del mismo: ingeniero, albañil, trabajador social, promotor, administrador, etc. sino que exige replantear la vocación de servicio. Por esta razón, las exigencias de Jesús a sus discípulos, es un tema a trabajar dentro de los grupos y en los diferentes niveles de participación como: mesas directivas, representantes, zonas, asesoría y de acompañamiento.

Jesús vive de manera radical su ministerio mesiánico en su predicación y en su vida. Esta radicalidad, la exige a sus seguidores al pedirles que al que los abofetee, pongan la otra mejilla (Mt 5, 38-42), ante el dinero: “No se puede servir a dos amos (…) no pueden estar al servicio de Dios y del dinero (Mt 6, 19-24)”, no deben llevar: “en el cinturón ni oro, ni plata, ni cobre (Mt 10, 9-10), no deben parecerse a los dirigentes de los pueblos y naciones (Mt 20, 26-28 y Mc 10, 35-45) y no deben buscar puestos importantes (Mc 12, 38-40).

Jesús exige a sus seguidores que tomen su cruz y lo sigan. Este camino es difícil de entender a sus discípulos, cuando él les anuncia que va a Jerusalén: “Mirad subimos a Jerusalén y se cumplirá en este hombre cuanto escribieron los profetas: será entregado a los paganos: se burlarán de él, lo insultarán, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y al tercer día resucitará. Ellos no entendieron nada, el asunto les resultaba arcano y no

19

Cf. J. Jeremías, Teología del nuevo testamento 1, p. 339-346. Para la situación de los pobres y marginados en tiempos de Jesús, J. Jeremías. Jerusalén en tiempos de Jesús, p. 130-138. «Dichoso el que no se escandaliza de mí» (Mt 11, 6; Lc 7, 23). Esto supone que había gente que se escandalizaba de Jesús, de lo que decía y de lo que hacía. Lo cual no nos debe sorprender: su destino de solidaridad con todos los miserables era una cosa que aquella sociedad (como la actual) no podía soportar. Su amistad con publicanos, pecadores, y gente de mal vivir tenía que resultar enormemente escandalosa.

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comprendían lo que decía (Lc 19, 31-34)”. El ser solidario hasta la entrega de la vida no es tan sencillo entenderlo, se prefiere que Jesús se acomode a nuestros intereses, que el ir hasta las últimas consecuencias de la cruz.

Él, hizo del amor la Ley fundamental de cuantos habrían de ser sus discípulos y seguidores. Un amor que trascienda las exigencias de la justicia, y abra los corazones a la solidaridad de poner en común los bienes y de esa forma, anunciar ya desde aquí la comunión definitiva de toda la familia humana en el Reino de Dios.

Él mismo siendo rico se hizo pobre (2Cor 8,9; Fil. 2,7) y vivió la pobreza como expresión de su entrega total al Padre, de su plena disponibilidad al servicio de los hombres y mujeres y como camino de SOLIDARIDAD con los pobres. De ahí que los cristianos debemos optar por los pobres con la mirada de Dios, que se nos ha manifestado en Jesucristo, y tratamos de hacer nuestros sus mismos sentimientos (Fil 2, 4-11) y actuaciones en relación a ellos. El servicio a los pobres, es aceptar al pobre como teofanía de Dios. Esto es; ellos nos muestran en el gesto más insignificante la presencia de Jesucristo. (MT. 25, 40 y ss).

Jesús atestigua su cercanía profunda y fundamental a todos los desgraciados y desposeídos de la tierra, a todos los que no podría hacer valer sus derechos en este mundo, ya que era justamente el sentido de los pobres de aquel tiempo.20

Para quienes colaboran y viven la experiencia de la reconstrucción, El papa Paulo VI ofrece una descripción sencilla y comprometedora de lo que debe ser el trabajo de los discípulos de Jesús:

…Jesucristo es el Mesías, el hijo de Dios vivo; (…) él es nuestro pastor, nuestro guía, nuestro ejemplo, nuestro consuelo, nuestro hermano. Él, como nosotros y más que nosotros, fue pequeño, pobre, humillado, sujeto al trabajo, oprimido, paciente. Por nosotros habló, obro milagros, instituyó el nuevo Reino en el que los pobres son bienaventurados, en el que la paz es el principio de la convivencia, en el que los limpios de corazón y los que lloran son ensalzados y consolados, en el que los que tienen hambre de justicia son saciados, en el que los pecadores pueden alcanzar el perdón, en el que

todos son hermanos. 21

3- Iglesia misericordiosa y samaritana.

El grito y el sufrimiento de los siniestrados por huracanes, sismos, hambrunas, inundaciones, explosiones, guerras y de los excluidos que están en permanente situación de vulnerabilidad estructural, llega al corazón de Dios (Gn. 4, 10) y Él, (Ex 3, 7-8) nos convoca al encuentro de estos hermanos que no tienen nada, están golpeadas y

20

J. Jeremías Teología del nuevo testamento 1, 3º ed. Ediciones sígueme, Salamanca 1977 p. 134-138.

21 Paulo VI, Homilía pronunciada en Manila el 29 de noviembre de 1970, Liturgia de las horas, Tomo III, Domingo

XIII, p. 458, (1994)

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despojadas de todo, están tirados a la vera del camino, están en necesidad extrema, y están en eterna catástrofe, para construir desde ellos la solidaridad.

En la parábola del buen samaritano, Jesús nos da la pauta permanente para la Iglesia y los cristianos de todos los tiempos: aproximarse, acercarse al necesitado para practicar con él la misericordia, mandándonos a cada uno y día con día, con toda gravedad y empeño: “Vete, y haz tú lo mismo” (Lc 10, 29-37). Tan seria y tan grave es esta misión de Jesús que entre las muchas actividades posibles de la vida cristiana, el Señor considera a ésta decisión en el examen, en el juicio final que hemos de pasar al término de nuestra vida temporal para pasar a la vida eterna: “Venid, benditos de mi Padre”, o bien “apartaos de mi, malditos” (Mt 25, 31-46)

La Iglesia como el samaritano debe sentir compasión por los siniestrados y correr en su ayuda, ya que si no hay ésta, las víctimas perecerán; si despojan de todo al herido, la Iglesia debe vendar sus heridas; si los bandoleros dejaron las víctimas medios muertos, ella subirá a estos a su cabalgadura para llevarlos al mesón…

En la reconstrucción, la Iglesia samaritana debe perder tiempo, comodidad, dinero, seguridad, desprenderse del vino y del aceite, de la cabalgadura y ponerse al cuidado de los desnudos que aparezcan a la vera del camino. La Iglesia encontrará el lugar concreto para que el herido medio muerto, tome en sus manos la rienda de su propia vida sin esperar otra recompensa.

Hacerse próximo del otro significa “tener misericordia”, esto es, actuar por sacar a alguien de la situación inhumana en que se encuentra, pero sin tratar de sacar provecho de la solidaridad que se de.

La Iglesia al seguir a Jesús y vivir en carne propia el camino que él siguió, debe ser señal e instrumento (Jn. 3, 14-16) del amor entrañable de Dios a la humanidad que acoge, que perdona, que disculpa (Rom 12; 1Cor. 13). Esta Iglesia, debe ser la Iglesia de los pobres, ya que Dios se los entrega como don y como el regalo más precioso. De ahí, la responsabilidad de acogerlos y de vivir radicalmente esta pobreza como la vivió Jesús, que se encarna tomando la forma de siervo, nació pobre y entregó su vida a los marginados, a los pecadores y muere pobre en la cruz (Fil. 2, 5-11). Esta preocupación por los pobres la encontramos muy clara en el testimonio de los primeros cristianos (Hch. 2, 42; Gal. 2, 10) al poner los bienes en común viviendo el ideal de que entre ellos no hubiera pobres.

El pueblo de Dios, debe ser un signo transparente del Amor de Dios y la solidaridad con el prójimo. San Juan (1ª Carta de San Juan 3, 16-18 y 4, 20) nos recuerda que el que dice que ama a Dios, pero no ama a su prójimo, es un mentiroso. Y en este mismo sentido, el Apóstol Santiago (2, 14-18) nos insiste en que si vemos a un necesitado y no nos condolemos con él, nuestra fe no se está mostrando en obras, y por lo mismo es como un cadáver en putrefacción. La Iglesia, el pueblo de Dios y los hombres y mujeres de buena voluntad, deben entender que por encima de todo está el Amor a Dios y al prójimo. Este amor es el que santifica a la comunidad eclesial.

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La Iglesia está para solidarizarse con los pobres. La Iglesia es como Jesús, “para evangelizar a los pobres y liberar a los oprimidos, para buscar y salvar lo que estaba perdido” (LG 8). Como dice el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia:

Al comienzo del nuevo milenio, la pobreza de miles de millones de hombres y mujeres es «la cuestión que, más que cualquier otra, interpela nuestra conciencia humana y cristiana» La pobreza manifiesta un dramático problema de justicia: la pobreza, en sus diversas formas y consecuencias, se caracteriza por un crecimiento desigual y no reconoce a cada pueblo el «igual derecho a “sentarse a la mesa del banquete común”» Esta pobreza hace imposible la realización de aquel humanismo pleno que la Iglesia auspicia y propone, a fin de que las personas y los pueblos puedan «ser más»y vivir en «condiciones más humanas».22

La Iglesia Samaritana, vive la pascua de Cristo resucitado, y se le exige a ella como al apóstol Tomás que meta sus dedos en los agujeros de los clavos y la mano en el agujero de la llaga de la lanza (Jn 20, 19-30) Esta tarea que Cristo resucitado pide a Tomás, es la tarea que nos esta pidiendo a nosotros en este mundo globalizado. Esto es, asumir como propios los dolores que causan los clavos que están crucificando a los pobres, para poder cambiar las estructuras de muerte y transformar esta situación en signos de vida.

La solidaridad debe estar siempre presente allí donde lo requiere la degradación social del ser humano, la explotación de los trabajadores y las crecientes zonas y continentes de miseria e incluso de hambre. Como dice el Papa Juan Pablo II: “La Iglesia está vivamente comprometida con esta causa, porque la considera su Misión, su servicio, como verificación de su fidelidad a Cristo, para poder ser verdaderamente la „Iglesia de los pobres‟”.23

Las diferentes etapas del proyecto de reconstrucción: diseño, inicio del proyecto, proceso, ejecución y evaluación, etc. son animadas por el hoy del cumplimiento de las promesas mesiánicas, es tiempo de gracia y de perdón, buena noticia para los pobres y liberación de toda la tragedia que impide a las personas y a la comunidad vivir en plenitud el proyecto de DIOS.

El seguir los pasos de Jesús y ser Iglesia samaritana en el proceso de reconstrucción, tiene como referencia concreta por un lado, los signos de la muerte de una comunidad agónica, pero por otro, con la fuerza del Espíritu de Jesús, renace la esperanza en la comunidad que se reconstruye y resucita.

4- Celebraciones en la reconstrucción.

22

CDSI (2005) No. 449

23 Juan Pablo II, Carta enc. Laborem Exercens,(1981) No. 7, 1981

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En esta fase se organizan peregrinaciones, juramentos a un Cristo, a la Virgen o un Santo donde la comunidad se consagra ante Dios y se compromete a la solidaridad. A través de estos juramentos, la comunidad celebra las maravillas que Dios hace en las pequeñas o grandes acciones en las que se vive intensamente la vida comunitaria, a ejemplo del texto del libro del Deuteronomio 26, 3-12:

Te presentarás al sacerdote que esté en funciones por aquellos días y le dirás: “Hoy confieso ante el Señor, mi Dios, que he entrado en la tierra que el Señor juró a nuestros padres que nos daría a nosotros”. El sacerdote agarrará de tu mano la cesta, la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios, y tú recitarás ante el Señor, tu Dios: “mi padre era un arameo errante: bajó a Egipto y residió allí con unos pocos hombres; allí se hizo un pueblo grande, fuerte y numeroso. Los egipcios nos maltrataron y nos humillaron, y nos impusieron dura esclavitud. Gritamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz; vio nuestra miseria, nuestros trabajos, nuestra opresión. El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, con terribles portentos, con signos y prodigios, y nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel. Por eso traigo aquí con las primicias de los frutos del suelo que me diste, Señor”. Y lo depositarás ante el Señor, tu Dios; te postrarás ante el Señor tu Dios, y harás fiesta con el levita y el emigrante que viva en tu vecindad por todos los bienes que el Señor, tu Dios, te haya dado a ti y a tu casa.

Cuando termines de repartir el diezmo de todas tus cosechas, cada tres años, el año del diezmo, y se lo hayas dado al levita, al emigrante, al huérfano y a la viuda para que coman hasta hartarse en tus ciudades, recitarás ante el Señor, tu Dios: “He apartado de mi casa lo consagrado: se lo he dado al levita, al emigrante, al huérfano y a la viuda, según el precepto que me diste. No he quebrantado ni olvidado ningún precepto.

Lo característico del proyecto de reconstrucción es que se diseña en etapas, esto favorece, que en cada uno de ellas, se celebre la vida de la comunidad que anuncia los logros que se están obteniendo y que al mismo tiempo agradece a Dios la presencia solidaria de comunidades que dan la mano en la reconstrucción, como hermanos solidarios.

Los momentos litúrgicos del año: navidad, cuaresma, semana santa, rosarios, fiestas patronales, religiosidad popular, etc. son oportunidades para descubrir el paso de Dios en la etapa que está viviendo el grupo o la comunidad.

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En el modelo de mera asistencia

El modelo de mera asistencia concibe la reconstrucción como una fase corta y rápida en su realización. Se trata de retornar lo antes posible a la “normalidad” que existía antes de la catástrofe.68 Por eso mismo, nunca se pregunta cómo dirigir el proceso de reconstrucción hacia el desarrollo sustentable.

En este modelo, el lenguaje es particular, pues no existen los cooperantes solidarios sino los donadores, los benefactores; no hay siniestrados sino beneficiarios. Entonces se dimensiona la conmiseración y se desvanece el concepto de solidaridad. No se destaca el apoyo a la comunidad, sino la benevolencia de cierta empresa, persona u ONG y la reconstrucción queda marcada como un proyecto para los pobres y no un proyecto con y desde los pobres.

1. Eje de la solidaridad

En el modelo de mera asistencia, los donadores son los que diseñan el proyecto de reconstrucción. Ellos imponen sus reglas de juego y generalmente programan los trabajos a muy corto plazo. Lo que les interesa es que sus recursos se utilicen lo más rápidamente posible y, además, que su ayuda sea visible. Por eso, en las visitas que realizan se sacan fotografías con los beneficiados, al realizar la entrega de las casas o de los paquetes productivos, etc.

Los beneficiarios o destinatarios del proyecto son elegidos a base de estudios socio-económicos y no hay puesta en común de los recursos por parte de los afectados, quienes sólo esperan que se les dé ayuda. De esta manera, cada individuo termina esperando y exigiendo que siempre le den las cosas.

En este modelo no se tiene en cuenta la regla de oro de la solidaridad, que comienza con la puesta en común de los recursos por parte de los afectados; y cuando se aclara que los recursos con que se cuenta no son suficientes para remediar la necesidad, es hasta entonces cuando se recurre a pedir apoyo solidario a otras comunidades.

Lo que se hace normalmente es entregar los materiales, de acuerdo al grado de afectación que sufrió la persona o familia. Si el material entregado no le ajusta para reparar su necesidad, el afectado tiene que buscar los caminos para terminar de remediarla. Tampoco se les da seguimiento a las entregas.

68 El proyecto de reconstrucción, visto de esta forma, va a exigir la captación de una buena cantidad de

recursos para sostener la diversidad de obras y contar con una estructura administrativa fuerte, con bastante personal altamente calificado que se debe pagar con muy buenos sueldos.

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Esta manera de trabajar en la reconstrucción provoca la competencia entre las personas afectadas, pues se da una lucha para poder conseguir más ayudas o apoyos que las demás, y algunas personas se aprovechen de los recursos materiales, inclusive fingiendo estar muy necesitadas. Se cierra así la posibilidad de iniciar una cadena de solidaridad, ya que no se crea la conciencia de ser solidarios entre pobres y necesitados.

Cuando se diseña un proyecto de reconstrucción en este modelo de mera asistencia, se crea una infraestructura administrativa muy costosa, en la que no participan las personas afectadas, y se trabaja de tal forma que, al terminar el proyecto, lo que se hace es entregar las casas terminadas y ya no se sigue con un proceso de trabajo.

En relación al crecimiento humano, comunitario y social, el proyecto queda muy limitado por no haber un proceso de educación en la solidaridad, de puesta en común de los recursos, de participación en las decisiones, de trabajo en faenas. Al no trabajar en la reconstrucción de las relaciones interpersonales y al dejar de lado problemáticas como el alcoholismo, las drogas, la violencia, el ejercicio del poder de parte de las autoridades, la participación, la democracia… no se logra incidir en ellas y no se colabora en la reconstrucción de la comunidad, mucho menos de la sociedad.

2. Eje de la organización

La característica de este Eje, es que esta centralizada en un pequeño grupo, que diseña e impone el proyecto de reconstrucción. Por lo general, la fase reconstructiva la dejan en manos del gobierno. Esto provoca poca o nula participación de la comunidad.

A la luz de los datos del diagnóstico y de acuerdo al número de afectados que demuestran que son siniestrados se organiza el proyecto con los siguientes pasos:

1. Los criterios de reconstrucción son elaborados e impuestos por la comisión encargada de ejecutar el proyecto o por los donadores.

2. La comisión encargada de la Reconstrucción, convoca a la comunidad para informarle las políticas de acción que van a seguir para desarrollar el proyecto.

3. El proyecto pasa a manos de un tercero (una constructora en caso de vivienda), quien contrata un gran número de personas para terminar el

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trabajo en corto plazo incrementando con ello los costos. Con esto el donador u organización puede mostrar los resultados rápidamente y así pedir más recursos.

4. Siguen el modelo de hacer casas para vender a los que tienen recursos pagando el cien por ciento, a los que tienen menos pagando un porcentaje proporcional y a los que no tienen se las regalan. Lo mismo hace en caso de los proyectos productivos.

5. El proyecto se desarrolla en función de la administración, corriendo el riesgo de que ésta se coma los recursos que le pertenecen a los siniestrados.

6. Reconstruye con modelos que nos son propios del lugar y en muchos casos, no se respeta la cultura propia y termina construyéndose con materiales y diseños que no corresponden a las costumbres propias, aumentando el costo de las mismas.

7. El criterio de fondo de este modelo, es terminar en corto plazo las viviendas para hacer visible el resultado inmediato de los fondos recabados.

8. El criterio anterior está en contraposición al criterio de que la emergencia es una oportunidad para reconstruir procesos a largo plazo. Esto exige tiempos más amplios y respetar el caminar comunitario.

9. A este Modelo, no le interesa estructurar los grupos de base, la instancia de coordinación general, la Red, ni la vinculación con otras REDES.

10. Una vez que lo destruido está “re-hecho”, queda terminado también el proceso reconstructivo.

2.1-Exigencias de la organización

El diagnóstico El diagnóstico es para definir y cuantificar los daños que deja la catástrofe a la infraestructura, a las viviendas y a las personas. No le interesa mostrar la tragedia de la pobreza y sus causas históricas y la vulnerabilidad estructural, más bien las oculta para favorecer su método asistencial.

La comunicación Es para informar a la comunidad:

Los pasos que se dieron en la Atención y Rehabilitación y cómo se ha invertido el dinero en la compra de material.

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La fase de la reconstrucción

79

Sobre los mecanismos de control que se van a seguir para la entrega del material a los siniestrados.

Sobre las casas que se han reconstruido, las que faltan por reconstruir y el volumen de material invertido en las mismas.

La movilización Algunas veces se convocan asambleas públicas para informar a la comunidad sobre las políticas de acción que se van a seguir para el proyecto de Reconstrucción.

Hay movilizaciones masivas en caso de entrega de las casas y en esos actos se convoca a los medios de comunicación, donadores (no cooperantes) y autoridades públicas.

3. Eje de la capacitación

En este modelo, la capacitación parte de un análisis funcional que responde a los efectos que dejó la catástrofe y no a las causas históricas que la provocaron.

Aquí la capacitación es meramente administrativa y funcional, porque sólo se capacita a las personas que integran la comisión ejecutora del proyecto y que tienen que desempeñar algún papel dentro de la administración o alguna función específica que requiere la reconstrucción.

Insiste mucho en considerar a los afectados como ignorantes, por no tener escuela formal, por lo tanto, la capacitación se proyecta en talleres y cursos.

No acepta las formas culturales, que son inherentes a la comunidad.

La persona que ayuda en la capacitación, normalmente viene de fuera y no apoya a la educación de los promotores locales. Le interesa muy poco, capacitar en lo que es el trabajo de grupo, lo que es la asamblea, el bien común, lo que es la participación, el análisis de la realidad y la incidencia del trabajo en el proyecto de vida local.

No le interesa invertir recursos y tiempo en capacitar agentes que ayuden al proceso de trabajo.

4. Eje de la reflexión de fe

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80

La reflexión de fe se organiza con la visión de dar limosnas o caridad pero dar como benefactor para, de esta manera ver en los donadores los bienhechores que están socorriendo a los “pobrecitos” que no pueden hacer nada por si mismos. Todo esto sin profundizar en el llamado que Dios hace a la comunidad, a comprometerse, a ver y a descubrir el rostro de Dios en los siniestrados.

En esta fase se organizan celebraciones dentro del ciclo litúrgico: Navidad, cuaresma, pascua, etc. para agradecer a Dios el regalo recibido y para pedir al señor que siga socorriendo a los que están ayudando, con el fin de que lleguen más recursos.

En la entrega de proyectos terminados como casas, caminos, albergues,

siembras, se realizan celebraciones especiales como signo de agradecimiento a Dios por la terminación y el regalo de los mismos.

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La fase de la reconstrucción

81

CAPÍTULO CUARTO LA FASE DE LA PREVENCIÓN

En el modelo autogestivo y solidario Presentación

Los especialistas definen el término de prevención como el conjunto de medidas y acciones que ayudan a reducir la vulnerabilidad estructural y a impedir o evitar que los sucesos naturales o las catástrofes provocadas por el ser humano causen desastres.

La connotación que se le da a la prevención, tiene dos contenidos: la inmediata y la remota. La inmediata, es la respuesta oportuna de la comunidad para salir de los lugares de alta vulnerabilidad y que ante la inminente llegada de huracanes, lluvias intensas, etcétera permite prever la evacuación. En el caso de los sismos que son situaciones que no se pueden prever, exige fortalecer una cultura de reacción inmediata frente al siniestro.

El término de prevención en este modelo no se reduce a lo inmediato (respuesta oportuna, preparar albergues, hacer simulacros, talleres de gestión de riesgo, identificar zonas de peligro) sino que requiere también de una praxis a largo plazo que asuma las necesidades cotidianas y las emergencias sociales con respuestas solidarias e integrales y subsidiarias en diferentes niveles cualitativos de menor a mayor, a esto se le denomina prevención remota. Dichos niveles son los siguientes:

Un primer nivel se da en los casos de necesidades cotidianas69 de familias o de grupos de personas que requieren de la solidaridad, involucrando en la solución a los siniestrados y a la comunidad.

Un segundo nivel es la promoción humana en respuesta a las necesidades sentidas y estructurales de la comunidad.

Un tercer nivel es animar la organización de redes.

Un cuarto nivel es la participación en la sociedad civil que incide en políticas gubernamentales, que favorecen el bien común y el cambio social.

69

La asistencia a la necesidad cotidiana, es un concepto descrito en la página 87 de este manual (N. del autor).

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La fase de la reconstrucción

82

Si las comunidades situadas en lugares de alta vulnerabilidad, impulsan la prevención inmediata y remota en su praxis pastoral lograrán salvar vidas, porque hay una experiencia en atender las necesidades cotidianas y las emergencias sociales.

Si esta práctica de solidaridad se va cultivando dentro de la comunidad, se estará creando una base de prevención que lleva en su estructura el valor fundamental de la solidaridad y así se podrá enfrentar cualquier catástrofe que venga, por más grande que sea, e impulsará procesos que rebasen la visión de mera asistencia.

En los lugares donde hay una cultura de solidaridad y organización, es mucho más fácil atender una emergencia porque hay un marco teórico y una mística de la solidaridad (Recordar lo descrito en la página 47 de esta misma guía).

1. Eje de la solidaridad

Interdependencia y conciencia de la solidaridad

La solidaridad de uno para con los demás, nace del conocimiento de interdependencia. Esta arranca, cuando nos damos cuenta de que en la interdependencia todos necesitamos de todos, así lo afirma el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia: “Nunca como hoy ha existido una conciencia tan difundida del vínculo de la interdependencia entre los hombres y entre los pueblos que se manifiesta en todos los niveles”.70

Esta interdependencia se caracteriza por inmensas desigualdades entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo “alimentadas por diversas formas de explotación, de opresión y de corrupción que influyen en la vida interna e internacional de muchos Estados”.71

Otra característica “es la situación de injusticia de dimensiones planetarias, con repercusiones negativas incluso en los países actualmente más favorecidos”.72

La solidaridad como principio social

Las nuevas relaciones de interdependencia entre hombres y pueblos, que son, formas de solidaridad que deben estar regidas por la ética, como exigencia moral

70

Pontificio Consejo «Justicia y Paz» Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (CDSI), Librería Editrice

Vaticana, México 2005, No. 192

71 Ibíd. No. 192

72 Ídem. No. 192

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83

ínsita en todas las relaciones, es por eso que: “La solidaridad se presenta, por tanto, bajo dos aspectos complementarios: como principio social y como virtud moral”.73

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia describe con las siguientes palabras la solidaridad como principio social:

La solidaridad debe captarse, ante todo, en su valor de principio social ordenador de las instituciones, según el cual las «estructuras de pecado», que dominan las relaciones entre las personas y los pueblos, deben ser superadas y transformadas en estructuras de solidaridad” (…) La solidaridad se eleva al rango de virtud social orientada al bien común y en «la entrega por el bien del prójimo que está dispuesto a “perderse”, en sentido evangélico, por el otro en lugar de explotarlo, y a “servirlo” en lugar de oprimirlo para el propio provecho (cf. Mt 10,40-42; 20,25; Mc 10,42-45; Lc 22, 25-27). 74

La solidaridad se lleva a efecto, haciendo que todas las personas del grupo, comunidad o nación participen del conjunto de los bienes disponibles. Estos, han de ser divididos, repartidos y distribuidos sin excluir a nadie; sin acaparar unos, a costa de la privación de los otros y sin introducir en la distribución, medidas discriminatorias. El compartir humano, parte del hecho que los bienes son escasos y mal distribuidos frente a las necesidades que se deben satisfacer.

La forma justa de compartir los bienes se rige por la “ley de la solidaridad”: los bienes son “de” y “para” todos. Se busca el bien del otro, como bien propio.

La solidaridad como virtud moral

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, retomando la Carta Encíclica “Sollicitudo rei sociales” describe la solidaridad como virtud moral con las siguientes palabras:

La solidaridad es también verdadera y propia virtud moral, no un «sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno para que todos seamos verdaderamente responsables de todos. La solidaridad se eleva al rango de virtud social fundamental, ya que se coloca en la dimensión de la justicia, virtud orientada por excelencia al bien común...75

73

Catecismo de la Iglesia Católica, Editorial, País, 1942

74 Ob.cit. Pontificio Consejo…CDSI No. 193

75 Ibíd. No. 193 citando la Carta enc. Sollicitudo rei Sociales (SRS) (1988)

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84

La solidaridad no solo es una virtud, es decir, un dinamismo que transforma moralmente a la persona sino también un criterio que exige la transformación de la realidad social y se demuestra como uno de los principios básicos de la organización cristiana, social y política.76 Esta transformación se orienta hacia la defensa de los más débiles (Lc 10, 25-37): “El mensaje de la Doctrina Social acerca de la solidaridad pone en evidencia el hecho de que existen vínculos estrechos entre solidaridad y bien común, solidaridad y destino universal de los bienes, solidaridad e igualdad entre los hombres y los pueblos, solidaridad y paz en el mundo.77

Los destinatarios de la solidaridad.

El destinatario común de la solidaridad es la persona, a quien se le reconoce su dignidad, su libertad y sus derechos como tal, afirmándola en toda circunstancia como el sujeto, fundamento y fin de su propia transformación, y la de su realidad social.

La persona crece cuando construye la solidaridad y decrece cuando la destruye. A la vez, el aumento de solidaridad permite a las personas crecer más, mientras que la desunión o ruptura de la solidaridad, tiende a empequeñecer y a deformar las personas y las comunidades. Cuando la Iglesia rechaza el individualismo que abandona al pobre en su situación, está llamándonos a que comprometamos nuestra vida y nos construyamos en personas solidarias.

La solidaridad tiene un profundo contenido humano y universal, en que los miembros de cualquier comunidad se reconocen unos a otros como personas. Tal criterio se aplica igualmente a las relaciones entre naciones, donde la solidaridad significa reconocer que todos los bienes de la tierra están destinados para todos.

La solidaridad supone que el pobre sea conciente de su pobreza y que tiene que poner sus recursos en común; porque si no parte de esta conciencia, la persona terminará utilizando a los demás para alcanzar sus propios fines o estará esperando a que le den las cosas hechas, sin trabajar y sin aportar nada. Poner los bienes en común como los primeros cristianos (Hech. 2, 42-44), educa a ser comunidad de hermanos; esa es la esencia de la solidaridad, porque frente a la pobreza, la comunidad no espera a que otro venga a resolverle las necesidades, sino que inicia un proceso de educarse a la solidaridad poniendo en común sus propios recursos, “poner en común los cinco panes y los dos peces” (Mt. 14, 17-19; Mc. 6, 31-44; Lc. 9, 10-17; Jn. 6, 1-13).

76

Juan Pablo II, Centésimus Annus, 1991, Nº 10.

77 Ob. Cit. CDSI No. 194 (2005)

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La fase de la reconstrucción

85

Pertenece también a la esencia de la solidaridad, el que el pobre sea solidario con otros pobres, compartiendo su experiencia, sus recursos, capacidades y habilidades, tiempo, vida, etc. De esta forma, se produce una cadena de solidaridad, porque los grupos van a ir descubriendo en su propia praxis, que hay otros grupos de pobres que están luchando por otras demandas y que requieren de apoyo para solucionarlas (derecho a la vida, a la salud, a la vivienda digna, al hábitat, etc.); de tal forma, que entre más crezca la cadena de la solidaridad, más fácilmente se resolverán los desafíos que plantea la realidad de la pobreza.

El contenido cristiano de la solidaridad

La solidaridad tiene un contenido cristiano, que significa descubrir el rostro de Dios en cada uno de los siniestrados, nos pide que profundicemos la solidaridad en la vida y el mensaje de Jesucristo como lo indica el Compendio de la Doctrina Social:

La cumbre insuperable de la perspectiva indicada es la vida de Jesús de Nazaret, el Hombre nuevo, solidario con la humanidad hasta la «muerte de cruz» (Fil 2,8): en Él es posible reconocer el signo viviente del amor inconmensurable y trascendente del Dios con nosotros, que se hace cargo de las enfermedades de su pueblo, camina con él, lo salva y lo constituye en la unidad. En Él y gracias a Él, también la vida social puede ser nuevamente descubierta, aún con todas sus contradicciones y ambigüedades, como lugar de vida y de esperanza (…) Jesús de Nazaret hace resplandecer ante los ojos de todos los hombres el nexo entre solidaridad y caridad, iluminando todo su significado: «A la luz de la fe, la solidaridad tiende a superarse a sí misma, al revestirse de las dimensiones específicamente cristianas de gratuidad total, perdón y reconciliación. Entonces el prójimo no es solamente un ser humano con sus derechos y su igualdad fundamental con todos, sino que se convierte en la imagen viva de Dios Padre, rescatada por la sangre de Jesucristo y puesta bajo la acción permanente del Espíritu Santo. Por tanto, debe ser amado, aunque sea enemigo, con el mismo amor con que le ama el Señor, y por él se debe estar dispuesto al sacrificio, incluso extremo: „dar la vida por los hermanos‟ (cf. Jn 15,13) ».78

Los cristianos no podemos dar la espalda a la amarga realidad de los excluidos. Está en juego la dignidad de la persona humana, sobre todo la de los pueblos pobres cuya defensa nos ha sido confiada por el Creador y de la que rigurosa y responsablemente son deudores los hombres y mujeres de cada

78

Ibíd. No.196

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86

coyuntura histórica. Dios no quiere la pobreza que impide a los seres humanos ser libres y vivir de acuerdo con su dignidad (Gen 1,26; Eclo 17,1-4).

1. Primer nivel de acción social: La solidaridad en las necesidades cotidianas

Las necesidades cotidianas son las situaciones de riesgo o vulnerabilidad en que se encuentran las personas o grupos sociales como: el VIH-SIDA, la drogadicción, los migrantes, niños de la calle, ancianos abandonados, enfermos con cáncer, encarcelados, etc. Necesidades que las personas no pueden solucionar con sus recursos y que requieren la asistencia constante.

Las necesidades cotidianas en la prevención, son una oportunidad para implementar una praxis de pastoral que integre los principios de solidaridad, autogestión, subsidiariedad y participación sin la presión que supone una emergencia. Esta praxis es como un campo de entrenamiento en el que las acciones que se implementen se pueden evaluar constantemente para superar el asistencialismo.

Como ya está señalado en la introducción, “las emergencias o catástrofes son las situaciones de destrucción o muerte que las personas o poblaciones experimentan después de un fenómeno súbito, que afectan gravemente sus estructuras económicas y sociales, imposibilitándolas para dominar esas situaciones con sus propias fuerzas y recursos, y que requieren la asistencia de otras personas”.79 “Es una condición de muerte que se debe superar lo más rápido posible (debe ser una fase corta), para que el siniestrado pueda regresar a tomar las riendas de su propia vida”.80

Esta definición de emergencia, nos da luces para clarificar y entender lo que son las emergencias cotidianas.

El Directorio para la Pastoral Social en México así define la asistencia social: “La asistencia social es una acción destinada a remediar una necesidad inmediata y concreta, se propone asistir a los necesitados en tiempos de emergencia, cesantía e invalidez. La asistencia social es necesaria, sin embargo, es necesario evitar el paternalismo y la dependencia que lejos de liberar, someten”.81

Criterios para desarrollar la solidaridad en la asistencia

79

Cf. Página 17de esta misma guía

80 Intercambio de experiencias sobre la ayuda a la reconstrucción en América Latina, Diócesis de Cd.

Guzmán, México, 1993, p. 11.

81, Comisión Episcopal de Pastoral Social, Conferencia del Episcopado Mexicano, Directorio para la

Pastoral Social en México, México 2005, No. 428. En adelante las citas referentes a este Directorio, se

van abreviar con las iniciales DPSM.

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La fase de la reconstrucción

87

Pastoral Social-Cáritas, asiste al necesitado

Es irrenunciable el carácter de asistencia de la Pastoral Social-Cáritas; esto es, asistir en la necesidad de manera urgente para preservar la vida ante las emergencias,82 a las que hay que responder con acciones que busquen el desarrollo integral de las personas. Sin embargo es necesario transitar a la promoción humana donde el asistido se convierta en sujeto de su propio desarrollo personal y comunitario, como lo notifica de nuevo el Directorio: “Toda acción asistencial debe tener como criterio básico la rehabilitación para que las personas a las que se asiste recuperen la capacidad de ser sujetos de su propio desarrollo. En este sentido la asistencia social es temporal”.83

La asistencia en la emergencia, exige el apoyo a tiempo y no más de lo que el siniestrado o la comunidad necesitan para no crear dependencia o paternalismo. Esto será posible si se logra pasar de acciones para los pobres a acciones que construyan con los pobres como afirma el Directorio de Pastoral Social: “La asistencia social requiere… construir con los pobres, una relación fraterna, incluyente, horizontal, encarnada, comprometida y acompañante”.84

Las emergencias a nivel local, regional, nacional o mundial, son oportunidades para que Pastoral Social-Cáritas y las comunidades avancen a la SOLIDARIDAD, no tanto por la cantidad de recursos que se reúnan, si no por el proceso educativo que esta acción representa.

La asistencia supone acciones que además de atender eficazmente las situaciones emergentes, se de un paso más adelante y este es: aprovechar las acciones para los pobres como oportunidades para desatar un proceso desde la misma persona o la comunidad.

La emergencia como oportunidad para desatar procesos solidarios

Si en la prevención, la Pastoral Social-Cáritas tiene como costumbre atender a la emergencia cotidiana, partiendo de la praxis de considerarlas como una oportunidad para desatar procesos solidarios, en caso de que llegue un siniestro, se contará con un marco teórico y una metodología que facilitaría ofrecer un servicio que desate procesos a un desarrollo alternativo. El tener avanzada esta praxis, provoca que se aclare, cuáles son los tiempos de la emergencia y en qué momento y a qué hora hay que concluir con ella. Así como los tipos de solidaridad necesarios.

Actividades para la solidaridad en la asistencia

82

Cf. La atención en la emergencia, página 22.

83 Ob. Cit. Comisión Episcopal…(DPSM) No. 430

84 Ibíd. No. 429

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La fase de la reconstrucción

88

a) Diagnóstico de la pobreza

Los analistas del país constatan como una realidad sin discusión el empobrecimiento del pueblo, de ahí la importancia que el trabajo de Pastoral Social-Cáritas, se concentre en enfrentar las emergencias cotidianas que tocan a las puertas con necesidad de asistencia.

Una primera actividad es el mapeo constante de la pobreza para identificar la vulnerabilidad estructural en que viven las familias dentro de sus comunidades y los casos de extrema necesidad que requieren asistencia. Todo esto va a exigir que se tengan detectados los lugares y las personas que habitan en riesgo inminente de muerte y las causas históricas que lo están provocando.

b) Pasos de la regla de oro de la solidaridad

El camino a seguir para educar a la solidaridad en la asistencia, es respetar los pasos de la regla de oro de la solidaridad, es decir, las situaciones de emergencia se presentan en el grupo y este les busca solución, en dado caso que los recursos con que cuenta el grupo no alcancen para la solución del problema, entonces se recurre al barrio o comunidad y si el barrio no puede remediar la necesidad, entonces se presenta a la parroquia y si los recursos parroquiales no son suficientes, entonces se pasa el caso al equipo coordinador de Cáritas Asistencia Social de la Vicaría o Decanato y si la solidaridad de éstos no alcanzara, entonces se pasaría el caso a nivel de la Diócesis…85

c) Recursos para educar a la solidaridad

Algunas actividades que promueve Pastoral Social-Cáritas para canalizar recursos de apoyo solidario son: colectas, cuaresma solidaria (en el tiempo de cuaresma, las personas se organizan para ayunar y el dinero que guardan en las alcancías se comparte el jueves santo con alguna causa o para comunidades indígenas pobres, la comunidad que está en etapa de reconstrucción que sufrió una emergencia y que necesita apoyo…) “día de la caridad”, jornadas solidarias diocesanas para comunidades afectadas por desastres (sismos, huracanes, explosiones, derrames de aguas negras, etc.). Son acciones a corto plazo; pero con la visión de educar a la comunidad en la solidaridad.

2- Segundo nivel de acción social: La promoción humana

85

Cf. Regla de oro de la solidaridad en la fase de atención, p.18-19

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89

Las emergencias sociales son las situaciones permanentes de riesgo y vulnerabilidad que atentan contra la integridad y la dignidad de las personas y que ponen en peligro la vida de grupos sociales, comunidades y países como el caso de la hambruna en África, la exclusión de los indígenas, las periferias de las grandes ciudades, grupos sociales sin los servicios básicos de salud, alimentación, agua, drenaje, etc.

Los desastres terminan por descubrirnos las emergencias sociales. Es evidente que la tendencia de empobrecimiento y de carencias sociales crónicas en México no es nueva, lo que es nuevo es la magnitud del fenómeno, ya que millones de mexicanos viven en sitios de alto riesgo (vulnerabilidad estructural) porque la miseria y la pobreza los ha orillado a ubicar sus familias en zonas marginadas.

Una comunidad que vive en situación de pobreza y amenazada por la vulnerabilidad estructural, si desde la prevención desarrolla la solidaridad y la organización en acciones concretas que respondan a las necesidades sentidas y estructurales, irá creando una cultura de promoción humana y de solidaridad, que sin duda, se traducirá en estructuras que incidan en los cambios necesarios para cambiarle el rostro a este planeta.

Retomando la definición del Directorio para la Pastoral Social en México, la promoción humana es:

…debemos procurar que nuestras acciones de Pastoral tengan su punto de partida en la vida concreta de los hombres y las mujeres, en sus necesidades sentidas, acompañándolos y apoyándolos por el camino que los lleve a la organización y a la autogestión (…) buscando la coordinación y la posibilidad de acciones comunes con otros grupos y organizaciones, (…) procurando que se realice por medio de acciones integrales que abarquen todos los aspectos de la vida (…) buscan la creación de estructuras sociales, que dentro del marco de justicia, equidad y participación, impulsen la inclusión de todos y todas en el desarrollo integral de la comunidad local, nacional e internacional.86

La promoción humana busca el desarrollo, pero sobre todo busca

transformar las situaciones de emergencia social que atentan contra la dignidad de la persona, en realidades más humanas como lo reafirma el Directorio Nacional: “El verdadero desarrollo, nos dice el Papa Pablo VI, es el paso para cada uno y para todos de condiciones de vida menos humanas a condiciones de vida más humanas esto implica remontar una gradualidad negativa que va desfigurando el rostro de las personas y de las comunidades”.87

86

Ibíd. No. 433, 437-438

87 Ibíd. No. 434

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90

Principios de la Doctrina Social de la Iglesia para la promoción humana y la acción social transformadora El trabajo de organización en la fase de prevención pide que se profundice en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia: la dignidad de la persona humana, la solidaridad, el bien común, la subsidiariedad y la participación. “Estos principios de la Doctrina Social están relacionados entre sí, se reclaman y se iluminan el uno al otro, ya que expresan la antropología cristiana, por ello deben ser apreciados en su unidad y articulación.88 A- La Dignidad de la persona humana El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (Cf. Números 105 al 159) fundamenta los principios permanentes de la Doctrina Social de la Iglesia en la persona humana y sus derechos.89 De hecho, todo el trabajo de asistencia, de promoción humana y de acción social transformadora se fundamenta en la dignidad de la persona humana.

El Directorio Nacional de Pastoral Social afirma que “el punto de partida del pensamiento y de la Doctrina social de la Iglesia es la dignidad humana. De este principio dimanan los derechos y las correlativas obligaciones de todo ser humano. Como se ha afirmado anteriormente, la dignidad humana encuentra su fundamento en la creación que Dios ha hecho del hombre a su imagen y semejanza y de la redención que le ha sido entregada en Cristo”.90

Es necesario, pues, tener conciencia clara de que

El mensaje fundamental de la Sagrada Escritura anuncia que la persona humana es criatura de Dios (Sal 139, 14-18) y especifica el elemento que la caracteriza en su ser imagen de Dios: “Creó pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó” (Gen 1, 27). Dios coloca la criatura humana en el centro y en la cumbre de la creación (Cf. Gen 2, 7).91

De ahí que todo trabajo de acción social no es algo meramente organizativo, sino que tiene una mística fundamentada en el hecho de que “la Iglesia ve en

88

Ibíd. No. 240 y 241 89

Ob. Cit. Pontificio Consejo…, No.105: “El hombre que ha recibido de Dios mismo una incomparable e inalienable dignidad. La Iglesia le presta el servicio recordándole su vocación. Cristo con su encarnación se ha unido, en este modo, con todo hombre”.

90 Ob. Cit. Comisión Episcopal… DNPS No.180

91 Ob. Cit. Pontificio Consejo… CDSI No. 108

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La fase de la reconstrucción

91

cada hombre y mujer, la imagen viva de Dios mismo, imagen que encuentra su plena razón de ser en el misterio de Cristo, imagen perfecta de Dios (…) En Cristo Señor, la Iglesia señala y busca recorrer ella misma el camino del hombre e invita a reconocer en todos (…) sobre todo en el pobre y en el que sufre, un hermano (…) «por quien murió Cristo» (1Cor 8, 11; Rom 14, 15) (…) El hombre comprendido en su realidad histórica concreta, representa el corazón de la doctrina social católica. Toda la doctrina social se desarrolla, en efecto, a partir del principio que afirma la inviolable dignidad de la persona humana.92

B- La solidaridad y el bien común

El bien común es el principio que sustenta cualquier proceso, ya que no puede el interés de una sola persona o de un grupo imponerse sobre las necesidades de la comunidad. “El bien común no consiste en la simple suma de los bienes particulares de cada sujeto del cuerpo social. Siendo de todos y de cada uno es y permanece común, porque es indivisible y porque sólo juntos es posible alcanzarlo, acrecentarlo y custodiarlo, también en vistas al futuro”.93

La solidaridad y el bien común se fundamentan en la socialidad de los seres humanos como dice el “Implica que todos y cada uno deben participar con sus semejantes en el esfuerzo por alcanzar el bien común y disfrutar de él. Esto es lo que la Doctrina Social de la Iglesia llama solidaridad”.94

La fase de prevención ofrece el tiempo y la calma suficiente para trabajar las exigencias de la solidaridad y el bien común en la atención de las emergencias sociales que están ligadas a los derechos humanos, sociales, civiles y políticos, a la búsqueda de la paz y de la justicia, al ordenamiento jurídico y a la correcta organización de los poderes del estado, a la salvaguardia del medio ambiente, a la prestación de los servicios sociales, etc.

Las exigencias del bien común derivan de las condiciones sociales de cada época y están estrechamente vinculadas al respeto y a la promoción integral de la persona y de sus derechos fundamentales. Tales exigencias atañen, ante todo, al compromiso por la paz, a la correcta organización de los poderes del estado, a un sólido ordenamiento jurídico, a la salvaguardia del ambiente, a la prestación de los servicios esenciales para las personas, algunos de los cuáles son, al mismo tiempo, derechos del hombre: alimentación, habitación, trabajo, educación y acceso a la cultura, transporte, salud, libre

92

Ibíd. No. 105, 107

93 Ibíd. No. 164

94 Ob. Cit. Comisión Episcopal… DNPS No. 162-165, 261

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92

circulación de las informaciones y tutela de la libertad religiosa. Sin olvidar la contribución que cada nación tiene el deber de dar para establecer una verdadera cooperación internacional, en vistas del bien común de la humanidad entera, teniendo en mente también las futuras generaciones.95

La búsqueda del bien común es una tarea de todos, que se manifiesta en la capacidad que tiene el grupo para buscar que el proceso y todas sus acciones respondan al bien de todos los integrantes, de la comunidad y de la sociedad, más que a individuos en particular. Se trata de un proceso difícil porque normalmente hay un conflicto de intereses, ya que cada individuo por naturaleza busca satisfacer los suyos antes que los de los demás. En este modelo autogestivo y solidario, requiere encontrar el equilibrio entre unos y otros, es decir, entre el bien de los individuos y el bien común de la sociedad.

95

Ob. Cit. Consejo Justicia… CDSI No. 166

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La fase de la reconstrucción

93

C- La subsidiariedad

Desde el principio de solidaridad se deduce necesariamente que el bien común debe buscarse también comunitaria y corresponsablemente. Tratándose de personas humanas, básicamente con la misma dignidad, todos pueden y deben colaborar en la búsqueda del bien común, tanto respecto a los fines como a los medios.

El principio de subsidiaridad, responde a la vez al deber de solidaridad con el bien común y al respeto a la dignidad de la persona humana y de los grupos sociales intermedios, esto es, la legítima autonomía de las personas y los grupos. De esta manera se fomenta la creatividad, la participación y la corresponsabilidad social y se evita en todo trabajo el autoritarismo, el absolutismo, el despotismo, el paternalismo y, finalmente, el asistencialismo:

El principio de subsidiaridad protege a las personas de los abusos de las instancias sociales superiores e insta a estas últimas a ayudar a los particulares y a los cuerpos intermedios a desarrollar sus tareas… Con el principio de subsidiariedad contrastan las formas de centralización, de burocratismo, de asistencialismo, de presencia injustificada y excesiva del estado y del aparato público: «Al intervenir directamente y quitar responsabilidad a la sociedad, el Estado asistencial provoca la pérdida de energías humanas y el aumento exagerado de los aparatos públicos, dominados por las lógicas burocráticas más que por la preocupación de servir a los usuarios, con enorme crecimiento de los gastos». (…) A la actuación del principio de subsidiaridad corresponden: el respeto y la promoción efectiva del primado de la persona y de la familia (…) la salvaguardia de los derechos de los hombres y de las minorías; la descentralización burocrática y administrativa; el equilibrio entre la esfera pública y privada, con el consecuente reconocimiento de la función social del sector privado; una adecuada responsabilización del ciudadano para «ser parte» activa de la realidad política y social del país.96

D- La participación

La participación es un principio que se desprende de la subsidiariedad, como lo aclara el Compendio de Doctrina Social al afirmar:

Consecuencia característica de la subsidiariedad es la participación que se expresa, esencialmente, en una serie de actividades mediante las cuales el ciudadano, como individuo o asociado a otros, directamente o por medio de los propios representantes, contribuye a la vida cultural, económica, política y social de la

96 Ibíd. No. 187

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94

comunidad civil a la que pertenece. La participación es un deber que todos han de cumplir conscientemente, en modo responsable y con vistas al bien común.

La participación no puede ser delimitada o restringida a algún contenido particular de la vida social dada su importancia para el crecimiento y sobre todo humano, en ámbitos como en el mundo del trabajo y de las actividades económicas en sus dinámicas internas (…) Desde esta perspectiva, se hace imprescindible la exigencia de favorecer la participación, sobre todo, de los más débiles (...) con el fin de evitar que se instauren privilegios ocultos; es necesario, además un fuerte empeño moral, para que la gestión de la vida pública sea el fruto de la corresponsabilidad de cada uno con respecto al bien común”.97

La participación y la subsidiariedad son principios transversales en las experiencias de trabajo autogestivas y solidarias porque los pobres, conscientes de la dignidad humana, se solidarizan y organizan, promueven la ayuda mutua y cooperan para hacerle frente a las necesidades vitales: alimento, salud, vivienda, producción, derechos humanos… Se auto-organizan para decidir las cuestiones que les afectan y participan en la gestión de sus proyectos frente a las autoridades.

Cualquier proceso que se quiera intentar se finca en la participación que exige la democracia, el diálogo, la interrelación, el apoyo mutuo, el respeto a la palabra dada, la tolerancia a la diversidad de credos, razas y opiniones. El fruto más patente de la participación es la búsqueda de caminos que lleven al consenso, respetando puntos de vista diversos, inclusive opuestos, para lograr acuerdos que favorezcan el bien común por encima de los intereses particulares.

Estos procesos deben incidir en la toma de decisiones políticas y en la construcción de una cultura democrática98 que nos permita vivir dentro de condiciones de auténtica promoción humana, desarrollo integral y paz duradera, que favorezcan a los excluidos y surja un mundo en el que se globalice la

97

Ibíd. No. 189

98 Cf. Pontificio Consejo… CDSI 190-191: La participación en la vida comunitaria no es solamente una de las

mayores aspiraciones del ciudadano, llamado a ejercitar libre y responsablemente el propio papel cívico con y para los demás, sino también uno de los pilares de todos los ordenamientos democráticos,

407además de una de las mejores garantías de permanencia de la democracia. El gobierno

democrático, en efecto, se define a partir de la atribución, por parte del pueblo, de poderes y funciones, que deben ejercitarse en su nombre, por su cuenta y a su favor; es evidente, pues, que toda democracia debe ser participativa. (…) La participación puede lograrse en todas las relaciones posibles entre el ciudadano y las instituciones para ello, se debe prestar particular atención a los contextos históricos y sociales en los que la participación debería actuarse verdaderamente. La superación de los obstáculos

culturales, jurídicos y sociales que con frecuencia se interponen como verdaderas barreras a la participación solidaria de los ciudadanos en los destinos de su propia comunidad, requiere, una obra

informativa y educativa.

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La fase de la reconstrucción

95

solidaridad y una auténtica cultura de prevención, que implique todas las actividades sociales del hombre y que colabore con el pueblo a que realmente ejerza el poder que le corresponde por propio derecho.99

2. Eje de la organización

2.1- El estilo de trabajo en la prevención, marca las diferentes fases en una emergencia La experiencia de organización que se tenga en la comunidad en la prevención marcará la forma de atender la emergencia. Si la comunidad solo tiene experiencia de acciones de mera asistencia, con esta modalidad atenderá a la misma. Por el contrario, cuando en los diferentes espacios de la comunidad se tiene avanzado el trabajo de organización de base, en cada uno de los barrios o comunidades rurales y ahí hay instancias animadas con una metodología autogestiva y solidaria, esta praxis facilitará atender mejor la emergencia y las demás fases, de tal manera que se pueda evitar el asistencialismo.

2.2- La prevención exige una organización diocesana e inter-regional Hay muchas Diócesis en el país que viven en permanente vulnerabilidad estructural y que frecuentemente son afectadas por desastres: huracanes en la zona del golfo y el pacífico; sismos en el eje trasvolcánico; explosiones y otro tipo de fenómenos en las grandes ciudades de todo el país; la destrucción de los bosques que afecta a las ciudades y al campo con los incendios, sequías, deslaves, contaminación, etc.

El desafío que nos presenta esta situación es que en periodos cortos sucede la emergencia y ésta termina con la última despensa repartida. Difícilmente nos sentamos a compartir para que la próxima emergencia no nos tome desprevenidos y así buscar juntos caminos para dar una respuesta que de como resultado salvar vidas o que sea menos dolorosa.

El reto está en buscar un proyecto de trabajo, con políticas de acción comunes en las instancias de Pastoral Social-Cáritas a nivel región o diocesano para detectar las situaciones tanto de pobreza extrema como de alta vulnerabilidad, donde logremos una organización que sepa responder en la prevención, en la emergencia, en la rehabilitación y en la reconstrucción.

2.3- Acción social transformadora

99

Cf. Carta de los Obispos, Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos, 5ª Ed. México 2000, No.

361-364

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96

La tarea central de todo trabajo de Prevención es tener en su visión y misión, la acción social transformadora que tiene por objeto:

…ir cambiando las “estructuras” de pecado que impiden la solidaridad y el bien común para ir conformando estructuras más acordes con las exigencias del Reino de Dios. Implica ayudar a las comunidades cristianas para que sean capaces de fermentar una amplia movilización de grupos sociales que tengan como objetivo la superación de la comunidad promoviendo la capacitación, participación y organización de los grupos populares para que lleguen a incidir en un cambio social de las estructuras de pecado que generan las desigualdades sociales.100

La pastoral social tiene respuesta que dar y ésta debe articularse en clave de participación y acompañamiento en las etapas de sensibilización, de organización y de movilización. Para poder dar esta respuesta de manera adecuada y con capacidad de incidencia transformadora, es necesario:

a) articular todos los esfuerzos, b) hacer las vinculaciones necesarias para fortalecer los procesos donde se

descubre una lucha justa por los valores del Reino, c) trabajar en equipo para facilitar la corresponsabilidad en las propuestas,

la planificación y la ejecución de actividades, sin protagonismos personales”.101

2.4- Organizaciones Básicas

2.4.1- Definición de las organizaciones básicas: son grupos de base que responden integral, organizada, solidaria y alternativamente a las necesidades fundamentales de su vida.

Estas organizaciones básicas son autogestivas, autónomas con una

metodología propia, ya que trabajan planificadamente y se articulan en redes para unir fuerzas; funcionan como escuelas de democracia y participación; cultivan la solidaridad y ponen sus recursos en común; buscan la conscientización y la movilización para incidir en la conformación de la sociedad civil; realizan un proyecto educativo cultivando los valores de la solidaridad, la justicia, el servicio, los derechos humanos, civiles y políticos con sus miembros,102 buscando atacar las causas estructurales de la pobreza y ofrecer

100

Ob.Cit. Comisión Episcopal… DNPS No. 312

101 Cf. Comisión Episcopal… DNPS No. 314

102 Cuarto Documento Sinodal Diócesis 1 Diócesis de Cd. Guzmán, Jal. Mex. Mayo de 1997 No. 126

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97

caminos de liberación para ir haciendo posible otra tierra y otro cielo, como lo hace notar el documento de Identidad y Misión de Cáritas en México “Transformar las estructuras injustas por otras cada vez más fraternas es labor de la comunidad toda”.103

103

Documento de Identidad y Misión de Cáritas, Vivamos el amor preferencial por los pobres, México 2000,

No. 232

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98

2.4.2- El proceso hacia la organización básica Pasos para la promoción de la organización básica:

I. A través del análisis de la realidad, descubrir las familias que están en situación de pobreza extrema (mapeo de la pobreza) y al mismo tiempo identificar los lugares de alta vulnerabilidad para ir implementando acciones que animen a la comunidad a la solidaridad y a la organización. Generalmente las familias en pobreza extrema, viven en zonas vulnerables.

II. El análisis de la realidad, ayudará a que la comunidad descubra las necesidades sentidas y estructurales que niegan sistemáticamente a las personas, los derechos de salud, vivienda, producción, trabajo, educación, etc. y a concientizarla de las amenazas que vulneran la vida del pueblo como el desempleo, la droga, el delito, la corrupción, hambre, enfermedad, la contaminación atmosférica y de los ríos, conflictos étnicos…

III. El siguiente paso es gestar los grupos de base, que inician el proceso de organización para responder a las necesidades fundamentales. Por ejemplo grupos de vivienda, grupos de producción en común, grupos de ahorro y crédito, medicina y nutrición alternativas, grupos de ecología, defensa del maíz, grupos ciudadanos en defensa de los derechos humanos, etc.

El grupo de base es: el núcleo de personas pobres y excluidas, que se unen, articulan y vinculan para resolver una demanda básica como la salud, la vivienda, la producción, el consumo, el ahorro, la ecología, los derechos humanos, etc. e incidir104 en las políticas públicas relacionadas con sus

demandas.

En la fase de prevención, es una exigencia asimilar, profundizar y organizar los procesos de los grupos u organizaciones básicas descritos en la fase de reconstrucción, siguiendo la metodología autogestiva y solidaria en sus diferentes etapas:

Gestación y nacimiento de los grupos de base, asamblea, responsabilidad de los miembros, mesa directiva, plan de trabajo, participación democrática, la autogestión y la autoconstrucción, la faena, asambleas de mesas directivas, nivel de red, nivel de red de redes, ayuda solidaria externa, fondo revolvente; articulación con otras Redes y con la Sociedad

Civil y otras demandas comunes105

104

Desde la organización básica hay que luchar por participar en la propuesta de políticas públicas que tengan como eje la sustentabilidad, la solidaridad y la autogestión para lograr una nueva sociedad autogestiva y solidaria y una vida alternativa en conciencia, economía, organización, en comunidad, en opinión pública, en relaciones humanas, en integralidad y autonomía.

105 Cf. Capítulo de la reconstrucción en las páginas 51-62 de este manual.

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99

2.4.3- Modelos de organizaciones básicas alternativas. Las emergencias sociales son un desafío para implementar organizaciones básicas alternativas.

Vivienda: Construcción de una vivienda digna en autoconstrucción, que responde a una necesidad sentida y estructural porque supone varias etapas como: la compra de terreno, lucha por los servicios de luz, agua, drenaje, empedrado, regularización de terrenos, construcción y creación de nuevos grupos.

Esta experiencia de lucha por una vivienda digna, en un proceso de autoconstrucción de varios años, no sólo da como resultado la casa material, sino que al mismo tiempo reconstruye la familia por la educación, la organización y las nuevas relaciones que se van creando en el grupo, ya que es una escuela que educa a la fraternidad.

Grupos de salud y nutrición alternativas:106 Son grupos que trabajan intensamente la prevención y en el caso de enfermedades, recuperan las experiencias que existen con terapias alternativas. Crean conciencia en la comunidad de contar con una salud alternativa, implementan la nutrición, elaboración de micro-dosis y tinturas, terapias a base de agua, lodo, energía y masajes, Centros de Salud alternativa, mejoramiento de la alimentación, etc.

Grupos de economía solidaria:107 Son grupos que se organizan para responder a la necesidad de la pobreza, produciendo juntos para adquirir recursos que mejoren la situación de la familia. Algunos ejemplos de estos grupos pueden ser: microempresas, producción de tostadas,108 lavanderías, fabricación de ropa, agricultura orgánica109, recursos para fondos comunes, semillas, viveros,

106

Red de salud y nutrición ofrece experiencia en: Fabricación de Tinturas, micro-dosis, jarabes, cremas

naturales, shampoo, yodex, vaporub y aceites aromáticos; uso de Terapias a base de barro y carbón,

masajes relajantes y de curación. Conocimiento en la elaboración de comidas nutritivas, pastas integrales, aguas frescas, jugos nutritivos y la utilización de la soya, el trigo y la alfalfa. Talleres para que las personas tomen conciencia de los daños que causan los medicamentos alópatas, ya que curan una cosa pero dañan a los otros órganos del cuerpo. Agentes capacitados que hacen la función de promotores.

107 Ante la necesidad sentida de falta de fuentes de trabajo, hay que convocar cooperativas de producción Convocación a personalizar la necesidad sentida. Elección de la cooperativa de producción a crear. Puesta en común de dinero y trabajo. Recursos para la compra de materia prima y herramientas.

108 Algunos grupos inician la creación de pequeños talleres productivos con el fin auto emplearse, tener otra fuente de ingresos para el sostén de las familias y para favorecer la ayuda solidaria entre los miembros de la comunidad. Los talleres más cuajados son los siguientes: molinos de nixtamal, café, equipales, transformación de frutas y verduras y producción de miel y polen, producción de hongos, pequeñas granjas integrales…

109 Como respuesta a la realidad de degradación ambiental y erosión del suelo, en las comunidades se han integrado grupos de campesinos que están desarrollando El Proyecto de Agricultura Orgánica con abonos

e insecticidas naturales, siembras en común, ahorro en el fondo común, organización comunitaria, procesamiento y transformación de granos como el amaranto, la soya y el trigo y procesamiento de frutas en dulces.

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100

producción de hongos, producción de abonos orgánicos, cría de lombrices, huertas de árboles frutales, huertos familiares, transformación de lácteos, etc. Otra alternativa de economía solidaria son las Cooperativas: de consumo, ahorro y crédito,110 comercialización, etc.

Otro tipo de organización básica se da en las comunidades frente a necesidades comunes como la lucha por obtener caminos, defensa del bosque, defensa del agua, obtención de servicios (luz, agua, drenaje y empedrado), contar con mayor seguridad, preservación del medio ambiente,111 etc. Ahí se va estructurando una organización que movilice a la comunidad para solucionar sus demandas.

En las diócesis hay instancias de pastoral que articulan y animan estas organizaciones: pastoral de la salud, de los derechos humanos, migrantes, campesinos, economía solidaria, formación cívica, pastoral del trabajo, etc. Estas instancias son animadas por la Pastoral Social-Cáritas.

3- Tercer nivel de acción social: Nivel de Red

La Pastoral Social-Cáritas, anima a las redes y el nivel de sociedad civil. Desde la experiencia entendemos que la RED112 de organización básica y civil es: “El tejido de organización social alternativa, formada por un conjunto de grupos de base con personas pobres y excluidas, que se unen, articulan y vinculan para resolver una demanda básica como la salud, la vivienda, la producción, el consumo, el ahorro, la ecología, los derechos humanos, etc. e incidir113 en las políticas públicas relacionadas con sus demandas”.

La Red de grupos,114 ayuda a encontrar caminos para la capacitación y la solidaridad, hacer análisis de la realidad y tomar decisiones en cuanto a demandas del bien común y así se fortalece.

La RED, es un modelo social ya que por su testimonio, convoca a nuevas familias a integrarse a los grupos, porque al ver que estos responden a

110

La organización del frente de Cooperativas “Unión y trabajo del Pueblo”, consta de: Comités municipales, formados con representantes de cada una de las cooperativas que hay en el municipio y se reúnen tres veces al año; de una mesa directiva general, integrada por un Presidente, Secretario y Tesorero; y una asamblea general que se reúne una vez cada año. Desde hace tres años, nos unimos como RED para intercambiar experiencias y realizar un plan de trabajo conjunto que le de identidad a la RED.

111

Comités de ecología que realizan acciones de concientización sobre la degradación ambiental, reciclaje de basura, reforestación, celebraciones del día del agua, de la tierra y del medio ambiente…

112 En sentido estricto Red significa: “Tejido o aparejo en forma de malla, hecho con hilos, cuerdas o alambres que sirve para cazar o pescar.

113 Ver nota 36 de este capítulo.

114 Cf. Significado de la Red descrito en la fase de reconstrucción y sus funciones, pp.58-61

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necesidades concretas, las personas se animan a organizarse para conseguir también respuesta a sus demandas.

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102

4- Cuarto nivel de acción social: Nivel de Red de Redes115

La Red de Redes: “Es el tejido de organización formado por el conjunto de redes alternativas, articuladas y vinculadas con la sociedad civil para unir fuerzas, globalizar la solidaridad, fortalecer la demanda de cada Red, y conjuntar la lucha por demandas estructurales, estratégicas y globales que lleven a la incidencia política y social para ir creando una sociedad sin excluidos, con estructuras de justicia y solidaridad.

La red de redes, servirá como sujeto colectivo al darse la mano una Red con otra y así unir fuerzas, al globalizar la solidaridad, al ser interlocutor con las instancias civiles y del gobierno y vincularse con otras Redes a nivel nacional e internacional que están luchando por incidir en el nivel legislativo, proponiendo políticas públicas que tengan como eje la sustentabilidad, la solidaridad y la autogestión en todos los campos de la vida y se modifiquen las causas de la vulnerabilidad estructural que está dañando a la población en general, vincular los proyectos locales, e ir construyendo una nueva sociedad.

5- Quinto nivel de acción social: Nivel de sociedad civil

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia la define como: el conjunto de relaciones y de recursos, culturales y asociativos, relativamente autónomos del ámbito político y del económico: «El fin establecido para la sociedad civil alcanza a todos, en cuanto persigue el bien común, del cual es justo que participen todos y cada uno según la proporción debida».116 Esta instancia global que surge frente a los acontecimientos de impacto estructural,117 aglutina en su seno, conjuntos y Redes de organizaciones populares que trabajan en múltiples campos de la vida social e inciden en la opinión pública sobre temas de trascendencia nacional.

Intentan dinamizar a la sociedad a través de la incidencia y preocupación por temas del bien común como: los derechos humanos, género, ecología, demandas laborales, proyectos regionales, o al proyecto de nación que se quiere configurar, en donde se congreguen todas las fuerzas para sustentar la organización, la democracia, recrear un nuevo modelo de sociedady poner las bases para lograr el sueño común: “El cielo nuevo y la tierra nueva” (Apocalipsis 21, 1).

115

Cf. Significado de la Red de Redes descrita en el vocabulario p.128

116 Cf. Pontificio Consejo…CDSI No. 417. Citando a Leon XIII, Carta enc. Rerum novarum: Acta Leonis XIII, 11

(1892) 134.

117 Como fue la guerra en Chiapas y el acuerdo de paz que se logró por la presión de la Sociedad Civil o pueden ser las respuestas a Tratados estructurales que no solo afectan a proyectos. La opinión pública de la Sociedad Civil puede modificar e incluso suprimir esas situaciones.

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103

La solidaridad exige promoción y autogestión

La solidaridad lleva como valor estructural la autogestión, ya que los grupos de base son sujetos de todo el proceso: parten de la necesidad sentida, diseñan el proyecto, lo controlan, lo ejecutan, lo evalúan y se organizan para futuros proyectos poniendo en común sus recursos.

Lo contrario a la autogestión es la promoción de proyectos diseñados por personas ajenas a la comunidad, y en los que no participan las personas que viven en emergencia social.

La autogestión supone que el pobre es conciente de su pobreza y que está dispuesto a poner sus recursos en común y a luchar por resolver su necesidad. Los pobres se encuentran, se organizan, viven relaciones de igualdad y fraternidad y buscan el desarrollo integral de la persona “La promoción de este desarrollo integral de la persona se hace mediante intervenciones principalmente educativas y experiencias de organización para resolver generalmente necesidades básicas”.118

Juntos van tomando las decisiones que los llevan a darle solución a la problemática, e ir realizando el sueño de construir una sociedad donde no haya más excluidos, se viva la paz y la justicia. Toda persona o comunidad que no está dispuesta a poner sus recursos en común está demostrando que quiere que le resuelvan sus necesidades, sin trabajar y sin aportar nada.

La promoción humana en esta fase de la prevención, parte del principio de la lucha por el bien común, porque se busca que todas las personas que se organizan en los grupos, participen y trabajen por el bien de todos por encima de su bien personal.

6-Exigencias de la organización Reflexión constante entre pobreza y solidaridad La solidaridad en la etapa de prevención, requiere de una reflexión continua entre pobreza y solidaridad, ya sea de situaciones estructurales como de realidades coyunturales las cuáles provocan emergencias sociales. Esta reflexión, alimenta y fortifica la conciencia solidaria como dice el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia:

El destino universal de los bienes comporta un esfuerza común dirigido a obtener para cada persona y para todos los pueblos las condiciones necesarias de un desarrollo integral, de manera que todos puedan contribuir a la promoción de un mundo más humano, «donde cada uno

118

Ob. Cit. Comisión Episcopal... DPSM No. 436

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104

pueda dar y recibir, y donde el progreso de unos no sea obstáculo para el desarrollo de otros ni pretexto para su servidumbre».119

Si promovemos la conciencia solidaria en esta fase, sin duda que estamos dando pasos para mover la humanidad en dirección de la justicia y de la esperanza, ya que la solidaridad, es fruto del amor concretizado en herramientas que promuevan la paz y la justicia.

Por lo dicho anteriormente, uno de los grandes desafíos al tercer milenio es el promover la solidaridad manifestada en la promoción integral de la persona y del bien común, como dice el Compendio de la Doctrina Social:

Una comunidad está sólidamente fundada cuando tiende a la promoción integral de la persona y del bien común. En este caso, el derecho se define, se respeta y se vive también según las modalidades de la solidaridad y la dedicación al prójimo. La justicia requiere que cada uno pueda gozar de sus propios bienes, de sus propios derechos, y puede ser considerada como la medida mínima del amor.120

El análisis de la realidad:

El análisis estructural de la realidad, es condición necesaria. Para definir los proyectos o planes que se deben promover, buscando modificar las causas históricas de la vulnerabilidad estructural121 y de esa manera transformar las situaciones inhumanas en situaciones más humanas, creando procesos alternativos que ayuden a visualizar el tipo de sociedad que se quiere.122

El análisis estructural tiene que ser constante para identificar las emergencias sociales y es una condición necesaria para transformar las situaciones de vulnerabilidad de las personas, que con frecuencia las hace sujetos del impacto

119

Ob. Cit. Pontifico Consejo… CDSI No. 175

120 Ibíd. No. 391. Citando la Summa Theologiae de Sto. Tomas de Aquino

121 Esa condición de vulnerabilidad de las personas, con frecuencia las hace sujetos del impacto de eventos naturales que afectan su vida y la de sus comunidades. Así pues, la vulnerabilidad está íntimamente ligada a temas como la pobreza, el acceso a la tierra, el acceso al trabajo, a la salud, a la educación, a la seguridad. La reducción de la vulnerabilidad implica desde nuestra perspectiva una lucha para reducir la pobreza, la redistribución territorial, la promoción humana, el apoyo a la creación de fuentes de trabajo, la búsqueda de una mayor cobertura y calidad de los servicios de salud, el acceso a los sistemas educativos y mayor seguridad (Reflexiones de la reunión de Camexpa, del 6 y 7 de abril del 2002, en El Salvador).

122 Plan Camexpa Reunión y año Cáritas de la zona de Centroamérica, México y Panamá (Camexpa), reunidas en San Salvador, El Salvador los días 6 al 9 de septiembre 1998, las Cáritas de la zona de Camexpa y varias Cáritas Cooperantes, referencia en www.caritaspanama.org

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de eventos naturales que afectan su vida y la de sus comunidades. Así pues, la vulnerabilidad está íntimamente ligada a las emergencias sociales, como la pobreza, el acceso a la tierra, al empleo, a la salud, a la educación, a la seguridad. La reducción de la vulnerabilidad implica desde esta perspectiva luchar para reducir la pobreza, la redistribución territorial, la defensa del medio ambiente, la promoción humana, la búsqueda de una mayor cobertura y calidad de los servicios de salud, el acceso a los sistemas educativos y mayor seguridad.

Tareas específicas fruto de este análisis estructural es el mapeo de la pobreza e identificar las zonas de alto riesgo y de vulnerabilidad estructural, como son: viviendas en las orillas de los ríos, junto a los establecimientos de gas y refinerías, a orillas de canales de desagüe, viviendas de cartón en zonas de huracanes y en las faldas de los volcanes. Zonas de alto deterioro ecológico propensas a los derrumbes y zonas deforestadas con alto riesgo de erosión, zonas en las ciudades con alto riesgo de explosión, etc.

El análisis coyuntural constante es una herramienta que tiene como fin revelarnos los posibles escenarios y los actores que pueden participar en una catástrofe, por ejemplo si se destruyen los bosques, en futuras lluvias los ríos van a tomar cauces diferentes y las colonias ubicadas en las periferias de éstos serán afectadas. Este análisis ayudará a discernir las diferentes acciones o movimientos que llevan a la incidencia y a la acción fraterna.

Comunicación e información:

La comunicación es una condición necesaria para hacer visible las causas que están provocando la vulnerabilidad estructural en contra de la vida de las comunidades.123 Otra función de la comunicación es divulgar las acciones preventivas que se están impulsando para disminuir los riesgos.

El tener una información correcta antes de que acontezcan las emergencias, facilita la atención de las mismas y al mismo tiempo, se puede tejer una red de información en todas las comunidades.

Los proyectos de las regiones que viven frecuentemente situaciones de vulnerabilidad estructural, pueden atenderse en doble dirección: una es hacia dentro de las mismas regiones involucradas en las tragedias y el otro es en la dimensión de informar a los cooperantes de que pasos seguir para ser más eficientes en el uso de recursos (regla de oro de la solidaridad) para cualquier emergencia y que respeten la subjetividad de las mismas diócesis.

123

Por ejemplo: Los efectos de los sismos en California, en ninguno de los casos han sido comparables con los que sufrieron los países de Irán, México, Turquía, Centro América, etc. que viven en extrema pobreza y han destruido a la mayoría de la población.

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3. Eje de la capacitación

La capacitación en la fase de prevención, forma a las personas que participan en las diferentes instancias para que inicien y desarrollen procesos autogestivos y solidarios en los niveles de base, de redes, etc.

Las herramientas que fortalecen la capacitación son: Estudio de la Doctrina Social de la Iglesia, análisis de la realidad, formación de agentes, intercambio de experiencias y gestión de riesgo.

3.1- Capacitación constante en la Doctrina Social de la Iglesia

La Pastoral Social-Cáritas, promoverá la capacitación en los contenidos bíblico teológicos que aclaren los grandes temas presentes dentro del Magisterio de la Iglesia: Concilio Vaticano II, encíclicas sociales, documentos de Medellín, Puebla, Santo Domingo, Ecclesia in América, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia,124 el Directorio para la Pastoral Social en México y Vivamos el Amor Preferencial y otros documentos, que animan el marco teórico que sustenta todo el trabajo.

Tarea de los promotores y coordinadores de la Pastoral Social-Cáritas, es buscar en los grandes contenidos de la Doctrina Social, los temas que iluminen los procesos comunitarios con la pedagogía que sea accesible a las realidades culturales de cada comunidad.

3.2- Capacitación constante en el análisis de la realidad

Si en el trabajo de prevención, no se cuenta con un análisis que ofrezca un diagnóstico correcto de la realidad, las acciones que se implementen serán equivocadas; por esta razón, se requiere de una capacitación constante en el análisis de la realidad, para que ayude a clarificar que la vulnerabilidad estructural y sus causas históricas provocan las emergencias sociales: pobreza, hambre, migración, explotación, bajo salario, violación a los derechos: vivienda, salud, educación, ambiente sano...125 Si esta capacitación, ofrece diagnósticos claros y precisos, facilitará que los planes y proyectos de trabajo que se diseñen, sean alternativos (por más pequeños que estos sean) porque están respondiendo a una causa estructural.

124

El designio del amor de Dios para la humanidad, misión de la Iglesia y doctrina social, la persona humana y sus derechos, los principios de la doctrina social de la Iglesia, la familia célula vital de la sociedad, el trabajo humano, la vida económica, la comunidad política, la comunidad internacional, salvaguardar el medio ambiente, la promoción de la paz, doctrina social y acción eclesial y hacia una civilización del amor.

125 Cf. Análisis de Camexpa de Santa Tecla 1 y 2. 6 al 9 de septiembre de 1998 en San Salvador

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107

También requiere de capacitación constante en el análisis coyuntural para descubrir los escenarios y los actores que van condicionando el modelo de país.

El análisis de la realidad que revela las situaciones de vulnerabilidad estructural, requiere instancias con proyectos concretos que respondan a los desafíos y a la cultura de cada comunidad y región.

La experiencia de los últimos años revela que las catástrofes son cíclicas y nos encuentran más desprevenidos, con un mayor número de pérdidas de vidas humanas, con menos recursos, menos capacidad de atención y a lo sumo quedamos en la mera asistencia; porque el análisis de la realidad es equivocado y no se trabaja la prevención.

La realidad que vivimos nos exige acciones concretas que respondan por ejemplo a la degradación del medio ambiente, a la tala de los bosques que erosionan los suelos y a la contaminación que causan las explosiones y los derrames tóxicos de las industrias, a la contaminación del agua, al cambio climático, etc. ya que la ecología en sus diferentes situaciones está muy ligada a las emergencias: agua, sequías, inundaciones, contaminación…

Toda esta situación pide a las diócesis y regiones pastorales según su situación de vulnerabilidad estructural, planes que prevean y respondan objetivamente a la tragedia que ocasiona la catástrofe y capacitar a sus diferentes instancias para estas tareas.

3.3- Capacitación de agentes

Los coordinadores, promotores y asesores que ayuden a los procesos grupales, requieren de una capacitación permanente y adecuada para ser eficientes en el papel que desempeñan. A través de talleres e intercambios de experiencias se profundiza en la metodología, se aclara la utopía, la gestión de riesgo, qué son las organizaciones básicas, qué es la asistencia social, la administración transparente, etc.

Requiere de una capacitación constante sobre los ejes de Solidaridad, Organización, Capacitación y Reflexión de Fe y cómo hacerlos pedagógicamente asimilables.

Profundizar en la autogestión y en la solidaridad, para ir ayudando a que los grupos sean sujetos en todas las decisiones, desde el diseño, ejecución y evaluación del proyecto.

Temas educativos que fortalezcan y alimenten el espíritu de la solidaridad, el bien común, la subsidiariedad, los sueños, los valore, sobre el campo propio: derechos humanos, ecología, producción, ahorro y crédito, salud y nutrición, etc.

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Reflexión constante sobre la mística que anima y alimenta la vida del grupo.

La función y papel que juega la asamblea grupal para la toma de decisiones correctas en el caminar del plan de trabajo. El papel de las mesas directivas y las comisiones de cada grupo, las cuales van desempeñando el rol de coordinación, dirección y planeación del proceso de trabajo.

La capacitación en la transparencia y en el uso de los recursos desde la prevención, ayudará a la comunidad siniestrada y a las comunidades solidarias para discernir con objetividad que es lo que se necesita aportar y que es lo que no se ocupa. Esto evitará cualquier denuncia de mala administración de los recursos enviados y el modo de administrarlos.

El análisis y evaluación constante en el proceso, se convierte en una herramienta necesaria, ya que el mismo caminar, va señalando las necesidades y las respuestas que hay que dar a la problemática que estén viviendo los grupos, la red y otros niveles.

3.4- El intercambio de experiencias

El intercambio de experiencias es una herramienta para capacitar a los grupos y a las Redes, porque los aciertos se convierten en fortaleza de los procesos y los errores en desafíos para no volverlos a cometer. También es para descubrir nuevas alternativas metodológicas y pedagógicas, que ayuden a ir respondiendo a las tendencias y a los retos que el proceso mismo va presentando durante su evolución.

La realidad de vulnerabilidad y la frecuencia de las emergencias ofrecen a las comunidades y a las diócesis que viven amenazadas por las catástrofes, la oportunidad de intercambiar experiencias para:

Hacer una lectura reposada de la experiencia vivida en los huracanes, sismos, explosiones, inundaciones y así aprender de la tragedia para estar mejor prevenidos.

Capacitar a los agentes que posiblemente en poco tiempo van a tener que enfrentar otra emergencia.

Crear lazos de solidaridad y poder animar redes con las diócesis cercanas y de esa manera educar y educarse en la solidaridad para que en el momento de la emergencia, estas diócesis puedan hacer un acompañamiento y no desgastar a la diócesis que está sufriendo con trabajos o con labores extras.

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109

Diseñar planes que faciliten a las diócesis la atención a la emergencia de manera que se les apoye y no se les estorbe.

Visitar experiencias positivas de atención en la emergencia tanto en emergencias sociales como en huracanes, sismos, inundaciones y otras. Inclusive experiencias que hayan tenido fracasos para aprender de los errores.

Profundizar el modelo autogestivo y solidario en sus cuatro ejes.

Animar y capacitar a las comunidades en descubrir y profundizar en las raíces culturales que sustentan la solidaridad como la fagina, el tequio, la faena, el cambio brazo, etc. porque el modelo social que vivimos, impulsa la competencia y el individualismo. Estos antivalores están desplazando las raíces indígenas, de tal forma que los signos comunitarios de solidaridad, que van en las raíces de las comunidades, poco a poco van desapareciendo. Por esta razón, la fase de prevención es una oportunidad, de impulsar estas raíces culturales y promover intercambio de experiencias, sobre signos solidarios (tradiciones cantos, fiestas, etc.); si estos signos culturales se impulsan en las comunidades, se estarán dando pasos muy concretos en la prevención, para fincar procesos autogestivos.

El intercambio de experiencias, favorece que los modelos que tuvieron resultados positivos en la prevención y la atención a catástrofes sirvan como puntos de referencia a las comunidades que están implementando un plan de prevención y se da en los siguientes niveles:

De un grupo con experiencia a un grupo nuevo: El grupo que ya lleva un proceso al compartir su experiencia con el grupo nuevo muestra los secretos que le han ayudado a avanzar en la solidaridad, en la organización, en la capacitación, en la reflexión de fe… A partir de la experiencia se busca que el grupo nuevo, evite los errores.

En la Red de grupos: El intercambio de experiencias es uno de los cimientos que sostiene a la Red porque los grupos van compartiendo su caminar y aprenden unos de otros a solucionar dificultades, corregir errores, valorar avances, aclarar perspectivas en relación a globalizar la solidaridad y los sueños.

Con otras Redes: La Red se asocia con otras redes alternativas y comparte su experiencia, los conocimientos y aportes que ofrecen las otras redes, para asimilar, valorar y ejecutar los proyectos de las redes.

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La fase de la reconstrucción

110

De diócesis a diócesis: Las comunidades que sufren los impactos de las emergencias y las han atendido de manera autogestiva y solidaria, son un libro abierto para las diócesis y comunidades que están ubicadas en zonas de vulnerabilidad estructural. De ahí surge la necesidad, de fortalecer los intercambios de experiencias, cuyo resultado sean planes o proyectos dentro de las diócesis o regiones, que impulsen la articulación y la vinculación para favorecer la cultura de la prevención.

Con otros procesos Estatales, Nacionales e Internacionales: La relación con otros procesos alternativos y sustentables, ayudará a la integración y fortalecimiento de una sociedad activa que proponga y participe en políticas públicas que respondan a las necesidades de las mayorías desprotegidas. La vinculación con otros movimientos, servirá de capacitación, porque ayudará a clarificar el sueño y a globalizar la solidaridad.

Exigencias del intercambio de experiencias

Sistematización de la experiencia:

Sistematizar la historia, el plan de trabajo, criterios, logros, dificultades y perspectivas, en el marco teórico del proceso autogestivo y solidario, favorecen la toma de conciencia del grupo y es una condición necesaria para poder compartir la experiencia con otros procesos.

El encuentro:

Tiene la función de ver, oír, tocar y palpar los testimonios que revelan la práctica madurada a lo largo de los años. Otra función de estos encuentros es ir aclarando la línea de trabajo y afianzar los criterios y compromisos comunes para cuestionar los proyectos que están siguiendo un camino meramente asistencial126 y que por lo mismo se preocupan más por lo económico y descuidan la lucha por superar la vulnerabilidad estructural.

3.5 - La capacitación en la gestión de riesgo

126

Por estar siguiendo el proceso asistencialita se despreocupan de estar atendiendo pedagógicamente al

grupo.

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La fase de la reconstrucción

111

La gestión de riesgo, “Es una herramienta que permite convertir las amenazas y los factores de vulnerabilidad en oportunidades de cambio positivo: pasar del riesgo global a la sostenibilidad global”.127

La capacitación ayuda a profundizar en las vertientes de la gestión de riesgo, a saber: La gestión de amenazas, la gestión de vulnerabilidades y la gestión de la emergencia.

Esta capacitación descubre los riesgos posibles en los que la comunidad está inmersa y diagnostica la vulnerabilidad de los diferentes grupos de personas que están expuestos a la amenaza de un fenómeno (terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas, deslizamientos, huracanes, inundaciones, sequías, explosiones), con el fin de impulsar proyectos de trabajo que ayuden a disminuir y atenuar las consecuencias de un desastre.

Como resultado de esta capacitación, será más fácil identificar las características del fenómeno y la posibilidad de preverlos, cuáles son sus causas, cuáles son sus efectos, cuál sería la evaluación de daños en el momento del desastre, los mapas de vulnerabilidad, los núcleos de personas más afectadas, las consecuencias del fenómeno, los daños físicos, las acciones a mediano y largo plazo y las necesidades que está provocando la tragedia. El tener claro este marco teórico, facilitará la pérdida de vidas humanas.

Hay literatura elaborada por diversas instancias oficiales y ONGs que informan cómo prevenir y qué hacer en caso de algún fenómeno como terremotos, incendios, tsunamis, etc. Esta información la necesita cualquier comunidad que habite en zona de riesgo, junto con las enseñanzas que los grupos humanos han adquirido en la convivencia de los huracanes (prevenirse con agua, radio y lámpara de baterías, madera para cubrir las ventanas, etc.), sismos (lugares más seguros como los quicios de las puertas, no correr, proteger a los más débiles, etc.) y otros fenómenos.

Es un tiempo de preparación para buscar acciones que ayuden a clarificar y mejorar el trabajo de atención en caso de que se presente un fenómeno, ya que se aclara como hacer más eficiente los servicios de almacenes, salud, atención sicológica, reparto de víveres, saneamiento de agua y servicios, etc.128

Los especialistas en el estudio técnico de los desastres, generalmente describen el desastre con la siguiente fórmula.

127

Cf. Sistematización del Taller sobre Gestión de Riesgo Prevención, Mitigación y Atención a Situaciones de Desastres, Managua, Nicaragua del 21 al 25 de agosto, p. 28

128 Cf. lo descrito en la fase de atención de la emergencia de la p.19-35 de este manual.

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La fase de la reconstrucción

112

Esta fórmula debe ser entendida y asumida por los responsables de prevenir los desastres para tener un lenguaje común.

Con el fin de profundizar y capacitarse sobre la gestión de riesgo y la evaluación de daños, “Catholic Relief Services” y Pastoral Social-Cáritas, ofrecen talleres basados en el proyecto Esfera con todos sus apartados,129 ya que la principal carencia del país reside en la falta de un diagnóstico preciso que nos permita identificar el número de personas que viven en zonas de peligro, en los caudales de los ríos, en áreas de derrumbe, etc.

El objetivo general en la gestión de riesgo es que a partir de las causas estructurales de los desastres, concientizar a los sujetos en zonas de riesgo, sobre la necesidad de promover una cultura de la prevención y el amor y cuidado de la creación para prevenir próximos desastres a través de medidas concretas de mitigación.

Y algunos de los desafíos pueden ser los siguientes:

Incentivar el mejoramiento de las condiciones socioeconómicas de las comunidades.

129

Carta Humanitaria y Normas Mínimas de Respuesta en Casos de Desastre: Parte I: Carta Humanitaria. Parte II: Normas Mínimas en: Agua, Saneamiento, Nutrición, Ayuda Alimentaría, Refugios y Emplazamientos, Servicios de Salud. Parte III: Anexos: Formulario de pedido, formulario de retroalimentación y Lineamiento para traducciones.

LA FORMULA DEL DESASTRE

AMENAZA VULNERABILIDAD

Factor externo repre-sentado por la potencial ocurrencia de un suce-so de origen natural o generado por la activi-dad humana.

Factor interno, representa-do por el nivel de exposi-ción de un sujeto a una amenaza

RIESGO

DETONANTE

DESASTRE

Probabilidad de exceder un valor específico de daños en un lugar específico durante un tiempo de exposición

Alteraciones intensas en las per-sonas, los bienes, los servicios y el medio ambiente que exceden la capacidad de respuesta de la comunidad afectada.

Un evento físico adverso

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La fase de la reconstrucción

113

Concientizar sobre los daños al medio ambiente, promoviendo prácticas como: conservación de suelos y lucha contra la erosión, reforestación, uso de medios biológicos para el control de plagas agrícolas, entre otros.

Promover la información a la población acerca de los riesgos inherentes a ciertas zonas.

Mejorar la construcción de las viviendas y otras obras de infraestructura en zonas de riesgo.

Estos desafíos son tareas para impulsar la conciencia de que si se vive en

zonas de alta vulnerabilidad estructural, y favorecer el crecimiento de una cultura de convivencia con las amenazas.

4. Eje de la reflexión de fe

4.1- Lectura de los signos de los tiempos

En la prevención hay que hacer una reflexión continua sobre la pobreza en sus diferentes niveles. De ahí la exigencia de detectar las “estructuras del pecado” que provocan emergencias sociales de pobreza, hambre, enfermedad, ausencia de viviendas dignas, falta de servicios y violación de los derechos humanos. Todas estas situaciones, muestran el rostro del pueblo sufriente que clama y grita al cielo.

El ir descubriendo con la ayuda de la Palabra de Dios, el juicio que Él hace de estas situaciones y al mismo tiempo, el llamado que nos hace para responder con palabras y acciones que manifiesten que no somos indiferentes, porque cometeríamos el pecado de omisión, que al final de cuentas significa mayor dolor y muerte para el pueblo.

Los temas a profundizar en la reflexión de fe: el paso de Dios en medio de las tragedias, el Dios de la vida y no de la muerte, la catástrofe como oportunidad de vivir la solidaridad, el Dios compasivo y misericordioso, el amor al prójimo como entrega sin límites, Jesús asiste al necesitado, Jesús siente compasión de la multitud hambrienta y multiplica el pan, la experiencia de la primera comunidad que pone sus bienes en común, el Reino de Dios “tarea y don”, exigencias de Jesús a sus discípulos, Iglesia misericordiosa y samaritana, el pueblo de Dios signo transparente del amor y de la solidaridad, el cumplimiento de las promesas mesiánicas, el seguimiento de Jesús;. son temas que se pueden reflexionar con calma en esta fase de prevención, ya que se cuenta con el tiempo suficiente y no hay la prisa que requiere la atención de una emergencia.

4.2- El llamamiento de Dios ante la pobreza

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La fase de la reconstrucción

114

El clamor de los pobres es patente en las tragedias y en la deshumanizante pobreza; es por esta razón, que todo ser humano y todo cristiano deben escuchar el clamor de los pobres. Esto lo confirma el Génesis, al mostrarnos como Él escucha el clamor de Abel y por lo mismo le pregunta a Caín: “¿Dónde está tu hermano? (Gen 4, 9)” Y al mismo tiempo le aclara “la voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra (Gen 4, 10)”.

El clamor del pueblo de Yahvé es la expresión más profunda de cómo Dios escucha el clamor personal y colectivo de los israelitas oprimidos en Egipto (Ex 2, 23-24; 3, 7-9; 8, 8; 14, 10; 22, 22-26; Num 20, 16; Dt 26, 7; Jos 24,7). El gemido del Pueblo conmueve a Yahvé a lo largo de toda la historia de Israel (Jue 10, 12; 4, 3; 1Sam 4, 14; 9, 16; 2 Re 4, 1; 8, 3.5; 6, 26; 2Cron 13, 14; Nh 9, 27; 5, 1)

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, muestra el designio del amor de Dios para la humanidad y la acción liberadora de Dios en la historia de Israel:

Esta Revelación responde de un modo inesperado y sorprendente (…) gracias a las acciones (…) puntuales e incisivas en las que se manifiesta el Amor de Dios por el hombre. Según el libro del Exodo, el Señor dirige a Moisés estas palabras: «Bien vista tengo la aflicción de mi pueblo en Egipto y he escuchado su clamor en presencia de sus opresores; pues ya conozco sus sufrimientos. He bajado para librarle de la mano de los egipcios y para subirle de esta tierra a una tierra buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel» (Ex 3,7-8). La cercanía gratuita de Dios—a la que alude el mismo Nombre, que Él revela a Moisés «Yo soy el que soy» (Ex 3,14)—, se manifiesta en la liberación de la esclavitud y en la promesa que se convierte en una acción histórica, de la que se origina el proceso de identificación colectiva del pueblo del Señor, a través de la conquista de la libertad y de la tierra que Dios le dona (…) A la gratuidad del actuar divino históricamente eficaz, le acompaña el compromiso de la Alianza, propuesta por Dios y asumido por Israel. En el monte Sinaí, la iniciativa de Dios se plasma en el Decálogo de los mandamientos revelados por el Señor (cf Ex 19-24), las «Diez palabras» (Ex 34,28; cf, Dt 4,13; 10,4). (…) Los diez mandamientos (…) «nos enseñan al mismo tiempo la verdadera humanidad del hombre. Ponen de relieve los deberes esenciales y, por tanto indirectamente, los derechos fundamentales inherentes a la naturaleza de la persona humana».130

Toda la Biblia muestra el amor de predilección de parte de DIOS, por los débiles y maltratados de la historia humana. En la historia de la salvación descubrimos que la viuda, el huérfano y el extranjero constituyen la trilogía con

130

Ob. Cit. Pontificio Consejo… CDSI No. 21-22

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La fase de la reconstrucción

115

la que la Sagrada Escritura designa muchas veces al pobre. Así está señalado en el compendio:

Del Decálogo deriva un compromiso que implica no sólo lo que se refiere a la fidelidad al único Dios verdadero, sino también las relaciones sociales dentro del

pueblo de la Alianza. Estas últimas están reguladas especialmente por lo que ha sido llamado el derecho del pobre: «Si hay junto a ti algún hombre pobre de entre tus hermanos… no endurecerás tu corazón ni cerrarás tu mano a tu hermano pobre, sino que le abrirás tu mano y le prestarás lo que necesite para remediar su indigencia» (Dt 15, 7-8). Todo esto vale también con respecto al forastero. (…) El don de la liberación y de la tierra prometida, la Alianza del Sinaí y el Decálogo, están por tanto, íntimamente unidos por una praxis que debe regular el desarrollo de la sociedad israelita en la justicia y en la solidaridad.131

En los Evangelios, Jesús escucha el gemido de los enfermos (Mt 9, 27; 15, 22-23; Mc 9, 23-24), de los Discípulos amedrentados (Mt 14, 26), el grito desesperado de Pedro que se hunde en el mar (Mt 14, 30). Más impresionante toda vía el clamor del mismo Jesús hacia su Padre en la oración del huerto (Mt 26, 46; Mc 14, 32-42; Lc 22, 40-26; Jn 12, 27-30). Este grito culmina en el clamor de la Cruz, al sentirse abandonado por el Padre (Mt 27, 46; Mc, 15, 34) y en el grito final, en la oración confiada de toda su vida en manos del Padre (Mt 27, 50; Lc 23, 46; Mc 15, 37).

La Palabra de Dios denuncia la miseria y la opresión de su pueblo, Él ve, escucha y hace suyo al pobre, lo defiende y lo ama; porque ellos viven el dolor, el abandono, ellos llevan los estigmas del crucificado y son el rostro desfigurado de Cristo Jesús, que es condenado a muerte lentamente todos los días. Al acercarnos al dolor y sufrimiento de los pobres, Dios nos llama y nos convoca para hacer un esfuerzo de solidaridad y de fraternidad, para responder al llamamiento que Dios nos hace desde las situaciones de tragedia que dejan los huracanes (Katrina, Vilma, Mitch), las hambrunas (Níger, Africa Subsahariana), sismos (India, Pakistan, Irán), tsunamis…

La pobreza está en el corazón de las familias y de las comunidades en las tragedias, de ahí, la urgencia de preguntarse cuál es la voz de Dios frente a la inhumana pobreza (emergencias sociales) y cuál es la esperanza que Dios ofrece a los que viven en vulnerabilidad estructural y que con la llegada de cualquier fenómeno de la naturaleza, lo que era riesgo se convierte en un infierno de dolor y de muerte. La esperanza que la comunidad eclesial ofrece, está diseñada en el documento de Puebla en el mensaje de los obispos al pueblo Latinoamericano:

131

Ibid No. 23

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116

Queridos hermanos: una vez más deseamos declarar que, al tratar los problemas sociales, económicos y políticos, no lo hacemos como maestros en esta materia, como científicos, sino en perspectiva pastoral en calidad de intérpretes de nuestros pueblos, confidentes de sus anhelos, especialmente de los más humildes, la gran mayoría de la sociedad latinoamericana.

¿Qué tenemos para ofreceros? Como Pedro, ante la súplica dirigida por el paralítico, a las puertas del templo, os decimos, al considerar la magnitud de los desafíos estructurales de nuestra realidad: No tenemos oro ni plata para daros, pero os damos lo que tenemos: en nombre de Jesús de Nazareth, levantaos y andad (Hech 3, 6). Y el enfermó se levantó y proclamó las maravillas del Señor.

Aquí la pobreza de Pedro se hace riqueza y la riqueza de Pedro se llama Jesús de Nazareth, muerto y resucitado, siempre presente por su Espíritu Divino, en el Colegio Apostólico y en las incipientes comunidades que se han formado bajo su dirección. Jesús cura al enfermo. El poder de Dios requiere de los hombres el máximo esfuerzo para el surgimiento y la fructificación de su obra de amor, a través de todos los medios disponibles: fuerzas espirituales, conquistas de las ciencias y de las técnicas a favor del hombre.132

4.3- Nuestra fe frente a la pobreza

La fe en Jesús que proclama la Iglesia, nos indica con claridad que no es voluntad de Dios que sus hijos vivan en condiciones infrahumanas, en una situación de permanente vulnerabilidad estructural donde haya injusticia.

La fe cristiana por lo tanto, es una actitud de vida que lucha por liberar de toda injusticia y esclavitud para que, los hombres y mujeres del planeta vivan según el plan de Dios. De ahí que, el cristiano debe estar en favor de una sociedad más justa y fraterna.

Cuando el “tener” está injustamente repartido, nace como de causa-efecto la miseria de muchos pueblos y personas. Esta situación de subdesarrollo y pobreza, no es una fatalidad, sino el resultado de abusos de la libertad humana, practicados en forma directa o indirecta mediante la implantación de «estructuras de pecado» y «mecanismos perversos» (SRS.16) La utilización de conceptos de estructuras de pecado y mecanismos perversos para explicar el hecho de la pobreza y la vulnerabilidad estructural de los pueblos pobres, es una interpretación moral para calificar la vida de los pobres.

132

Cf. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla, La evangelización en el presente y en el futuro de América Latina, 3 ed. Ediciones de la Conferencia del Episcopado Mexicano, México1980. No. 3

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La fase de la reconstrucción

117

A la luz de la fe, los cristianos tienen el compromiso de descubrir que “estructuras de pecado” hay en el orden económico actual. Es decir, que elementos de ruptura de la amistad con Dios están presentes en las estructuras socioeconómicas que crean y mantienen injustas desigualdades entre personas, países, pueblos y el planeta. El pecado, no se descubre por medio de un simple análisis social, es efectivamente necesario una reflexión cristiana para descubrir la raíz de todas las injusticias.

Frente a las situaciones de “pecado estructural”, la Iglesia debe promover estructuras de gracia que cambien la situaciones inhumanas, en situaciones humanas; es por eso, que la Iglesia, habitada y movida por el Espíritu Santo, debe escuchar la voz de los sin voz y comprometer su ser y su tener, en defensa de los marginados y en un mundo globalizado, globalizar la solidaridad.

Hay que destacar que al final de los tiempos seremos juzgados por lo que hicimos, creyentes o no creyentes, con el preso, el desnudo, el hambriento, por lo que hayamos hecho o hayamos dejado de hacer con el más insignificante, ya que ellos son el rostro de Cristo, son sacramento de Dios para la humanidad. De esto seremos juzgados según hayamos sido misericordiosos como el Padre Celestial es misericordioso (Mt. 25, 31-46; Lc. 6, 36), Jesús promete gozo a los misericordiosos y bienaventurados (Lc. 10, 30; Mt. 5, 7).

El drama del pecado

La admirable visión de la creación del hombre por parte de Dios, es inseparable del dramático cuadro del pecado de los orígenes. Por la revelación sabemos que Adán trasgrediendo el mandamiento de Dios pierde la santidad y la justicia en que había sido constituido. Adán y Eva cometen su pecado personal, pero esto afecta a toda la naturaleza humana.

En la descripción del «primer pecado» la ruptura con Yahvé rompe al mismo tiempo el hilo de la amistad que unía a la familia humana, de tal manera que las páginas siguientes del Génesis, nos muestran al hombre y a la mujer como si apuntaran su dedo acusando el uno hacia el otro. (Cf. Gen 3, 12); y más adelante el hermano que, hostil a su hermano, termina por arrebatarle la vida (cf. Gen 4, 2-16).

El misterio del pecado comporta una doble herida la que el pecador abre en su propio flanco y en su relación con el prójimo. Por ello se puede hablar de pecado personal y social.

Algunos pecados, además, constituyen, por su objeto mismo, una agresión directa al prójimo. Estos en particular, se califican como pecados sociales. Es social todo pecado cometido contra la justicia en las relaciones de las personas, entre persona y comunidad y entre comunidad y personas. Es social todo

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pecado contra el bien común y sus exigencias en los derechos y deberes de los ciudadanos.

El quinto mandamiento «no matarás» (Ex 20, 13; Dt 5, 17) tiene valor porque sólo Dios es Señor de la vida y de la muerte.133 El respeto debido a la inviolabilidad y a la integridad de la vida física tiene su cúlmen el mandamiento positivo: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Lev 19, 18), con el cual Jesucristo obliga a hacerse cargo del prójimo (Cf. Mt 22, 37-40; Mc 12, 29-31; Lc 10, 27-28).

Las consecuencias del pecado alimentan las estructuras del pecado… El afán de ganancia excesiva y el afán de poder.134 El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, hace un llamado a construir «estructuras solidarias», para superar “las «estructuras de pecado», que dominan las relaciones entre las personas y los pueblos…”135

Por toda la reflexión que hemos venido haciendo, los proyectos de atención, rehabilitación, reconstrucción y prevención,136 tienen que ser proyectos que hagan presentes la liberación, la justicia, la paz, el amor, la fraternidad y la solidaridad. En esta misma línea, está la visión de la Pastoral Social-Cáritas en el encuentro continental de América, en Colombia en el 2001, al pedir que:

Los proyectos de la praxis Pastoral, tengan como objetivo Animar, a la luz del Evangelio y la Doctrina Social de Iglesia, el proceso de transformación de la realidad de los pueblos de América, con el protagonismo de los pobres y excluidos, para construir, en armonía con la creación, una sociedad justa, fraterna y solidaria, signo del Reino de Dios. 137

El Papa, Juan Pablo II en el año 2000, puso de relieve el importante papel que debe jugar la responsabilidad en este siglo que, sin duda, estará marcado por la globalización:

133

Cf. CONCILIO VATICANO II, Const. Past. Gadium et spes, 27: AAS 58 (1966) 1047-1048; Catecismo de la Iglesia Católica, 2269- 2261

134 JUAN PABLO II, Carta enc. Sollicitudo rei sociales, 37: AAS (1988) 563

135 Ob. Cit. Consejo Pontificio… CDSI No. 193

136 Los proyectos de rehabilitación, reconstrucción y prevención, tienen que tener muy en cuenta lo que dice el Concilio Vaticano II “no se debe dar por caridad lo que ya se debe por razón de justicia

”, citando a la

Apostolicam Actuositatem, en el número 8 que dice: “para que este ejercicio de la caridad sea irreprochable

y aparezca como tal, es necesario (...) cumplir antes que nada las exigencias de la justicia, para no dar como ayuda de caridad lo que se debe por razón de justicia”.

137 Visión de la Pastoral Social-Cáritas del encuentro continental de América en Bogotá, Colombia. 2001.

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119

«Me parece que el siglo que se abre deberá ser el siglo de la solidaridad. Los sabemos hoy más que ayer: no seremos nunca felices ni podremos vivir en paz los unos sin los otros, y mucho menos los unos contra los otros. Las intervenciones humanitarias con ocasión de conflictos o de recientes catástrofes naturales han suscitado laudables iniciativas de voluntariado, las cuales revelan un crecido sentido de altruismo, particularmente en las generaciones jóvenes... El ciudadano se ha vuelto mucho más activo y el principio de subsidiariedad contribuye sin duda a equilibrar las fuerzas vivas de la sociedad civil; el ciudadano se ha vuelto más socio del proyecto común.

Esto significa… que el hombre del siglo XXI será llamado a desarrollar el sentido de la propia responsabilidad...: la corrupción, el crimen organizado o la pasividad no pueden conducir nunca a una verdadera y sana democracia.

Pero a esto se debe añadir igualmente el sentido de la responsabilidad hacia el otro: saber preocuparse del pobre, participar en las estructuras de asistencia mutua tanto en el trabajo como en el campo social, ser respetuosos de la naturaleza y del ambiente, son igualmente imperativos que se imponen de cara a un mundo donde el vivir juntos sea mejor. ¡Nunca más los unos separados de los otros! ¡Nunca más los unos contra los otros! ¡Todos juntos, solidarios, bajo la mirada de Dios»138

La Celebración

La fiesta es esencial a la cultura del pueblo, por sus raíces indígenas y españolas, en orden a ésta, se dinamiza la vida de las comunidades.

La religiosidad popular está llena de manifestaciones que reflejan que el pueblo celebra y da gracias a Dios por la vida que conserva en las diversas circunstancias, ya sea en ocasión de la siembra, de la cosecha, del aniversario, de un sismo, de un huracán, … En estas ocasiones hay temas muy recurrentes: Dios creador, la vida de los primeros cristianos que ponían todo en común, Jesús el Verbo hecho carne, Jesús que aclara el camino a seguir a sus seguidores, en relación al dinero y a la familia.

Hay imágenes de Cristos ligados a las necesidades de la pobreza, con las que se identifica el pobre crucificado: El Señor de la misericordia, el Señor de los desamparados, la festividad de las cruces el día 3 de mayo, El Señor de los Milagros, El Señor del Perdón, El Cristo negro… Imágenes de Santos protectores ante las tragedias y ligadas a la pobreza como: San José, San Miguel, San Isidro, San Martín de Porres, etc.

138

Discurso del Papa Juan Pablo II, al cuerpo diplomático acreditado en la Santa Sede en el año 2000, Cf. L’Osservatore Romano (10/11-1-2000) 7-8.

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La fase de la reconstrucción

120

Las imágenes de la Virgen y las advocaciones: El Perpetuo Socorro, María de las Mercedes, la Virgen de los Desamparados, la Virgen de Guadalupe, la Virgen del Sagrario, Virgen de la Defensa, Virgen del Carmen, Virgen de los Caminantes… están llenas de este sentido de un pueblo que peregrina, de María que socorre a los necesitados, cuando no llueve, cuando se tiene un enfermo. En fin, hay un tesoro guardado en la riqueza de la festividad del Pueblo de Dios.

En la prevención se tiene la oportunidad de hacer esta reflexión y estas celebraciones con mayor amplitud: día de la solidaridad, día del emigrante, día de los derechos humanos, día del agua, día de la tierra… con el deseo de dar respuestas concretas a estas situaciones.

Algunos signos de la fiesta son: Celebraciones Eucarísticas, Celebración de la Palabra, novenas, rosarios, procesiones, navidad, pascua, el ayuno, la comida y la bebida, las flores, la música, los cantos, los bailes, sus aniversarios, bautismos, etc.

Una de las características de las celebraciones, es el juramento que dentro de la misma Eucaristía se hace a los Cristos, Santos e imágenes de la Virgen como protectores contra las calamidades.139 En estas celebraciones, se expresan las costumbres, la historia, la vida formada de gozos y esperanzas, tristezas y angustias. Todo ello constituye un mosaico que integra expresiones festivas del amor que no acaba, del amor que transforma, del amor que nos hace hermanos y tiene su plenitud en la entrega de la vida. 140

139

Lo encontramos en la cultura del pueblo

140 Ob. Cit. Comisión Episcopal de Pastoral Social, Documento de Identidad de Cáritas “Vivamos el amor preferencial por los pobres” No. 317

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En un modelo pastoral de mera asistencia

1- Eje de la solidaridad

La Solidaridad se concibe como la virtud de la caridad, con la visión de dar limosna para los pobres, preocupándose por atender la emergencia, regalando las cosas y convirtiendo a los pobres en objeto de la ayuda. La solidaridad desarrollada de esta forma, puede crear en los sujetos un complejo de mendicidad (necesidad de pedir dinero y apoyos) para proyectos de todo tipo.

Esta manera de concebir la solidaridad, también provoca que el donador se sienta dueño de los recursos, dueño del proyecto y con la capacidad de decidir sobre las personas y por lo mismo de no respetar los procesos, trayendo como resultado el problema de la dependencia.

Este modelo de Solidaridad, no valora los métodos tradicionales de solidaridad que existen en la comunidad como la faena, el tequio, el T.C.O (Trabajo Común Organizado), la Fagina, la Fatiga, y días prestados.

Lo positivo de la solidaridad en este modelo, es que muchos casos de emergencias cotidianas se solucionan; como: ayuda con medicamentos, sillas de ruedas, operaciones, SIDA, cáncer, defunciones, ayuda a otros pueblos... Facilita la captación de recursos, cuando hay macro emergencias y una amplia información de las mismas.

No hay la preocupación por atender las emergencias sociales, ni desatar un proceso de autogestión y transformación junto con el pobre.

2. Eje de la organización

La organización en esta praxis pastoral es centralizada y da prioridad a la asistencia en emergencias descuidando la promoción humana, se dedica a dar despensas, apoyo a casos de intervenciones quirúrgicas, enfermos terminales de cáncer y SIDA, desplazados, huérfanos, viudas, ancianos, etc. Como da prioridad a la asistencia, aparecen pocas organizaciones que asumen otras demandas del campo social como son: los derechos humanos, los campesinos, la relación de género, la ecología, la formación cívico política, la defensa de la cultura, cooperativas para el cambio social, etc.

Se organiza en función de la canalización de los recursos económicos para atender las actividades de asistencia.

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122

La institución se hace protagónica, ya que hace obras para los pobres, creando paternalismo. Impone proyectos y busca recursos con mucha burocracia.

No le interesa promover la creación de grupos de base que apoyen las demandas populares, por lo tanto no incide en la vida social de la comunidad.

La organización en este modelo depende de las emergencias, por ello elabora proyectos desde el escritorio, alejado de la realidad social de un momento determinado y se preocupa más por recabar recursos.

2.1- Exigencias de la organización

El diagnóstico

El diagnóstico sobre la pobreza en este modelo, es funcional; porque solo se preocupa de captar los fenómenos, sin analizar las causas estructurales que los provocan. Este diagnóstico se hace desde una oficina central y la comunidad se implica poco en la realización del mismo.

La gestión de riesgo en este modelo, se centra en capacitaciones para hacer diagnósticos de las zonas vulnerables, identificar los posibles huracanes, los posibles sismos y qué hacer en casos de desastre; se elaboran folletos con recomendaciones para enfrentar un sismo, una inundación, un incendio, la previsión de albergues y centros de acopio.

La comunicación Tiene como objeto, informar y hacer visible a través de los medios de comunicación, las acciones que se están llevando a cabo para atender las necesidades. También para que la comunidad vea los casos que están pidiendo una solución emergente y que están aún sin resolver para que participe en la donación de recursos como: dinero, ropa, despensas, cobertores, medicina, juguetes, etc.

La movilización

En las macro-emergencias se sensibiliza y moviliza a la sociedad a ese evento coyuntural que requiere desesperadamente de su auxilio. En este modelo se favorece la organización pre-existente y lo que se refiere a los centros de acopio, de distribución y demás. La praxis aflora ante una situación que implica dolor parea los hermanos en desgracia.

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La fase de la reconstrucción

123

3. Eje de la capacitación

La capacitación en esta praxis de pastoral, es meramente administrativa y funcional. Promueve diferentes tipos de talleres y estudios sobre las necesidades que van apareciendo como la captación de recursos, administración, trabajadoras sociales, etc.

Algunas veces promueven talleres sobre prevención para asimilar los derechos fundamentales que hay que cuidar en una emergencia y las guías elaboradas sobre los sismos, inundaciones, incendios, huracanes, ríos y barrancas, centros de acopio comunitarios... En realidad, aunque hay una capacitación en la gestión de riesgo, hay poca preocupación por identificar las zonas de alto riesgo y las causas que provocan la vulnerabilidad estructural.

Esta practica pastoral busca capacitar a las personas en función de los servicios que ofrece, por ejemplo si cuenta con clínicas dentales, capacita a las personas que van a prestar el servicio de atención; si tiene bazares y centros de acopio, capacita a las personas que proporcionan su servicio en ellos.

Capacita en el análisis y diagnósticos funcionales, priorizando principalmente los efectos y no las causas estructurales.

Coincide con las instituciones oficiales encargadas de la protección civil, con el uso de simulacros e información preventiva para saber que hacer en los casos de siniestro.

Se preocupa muy poco de capacitar a los agentes para que se implementen proyectos que tengan una visión a mediano y largo plazo, sobre todo que desaten procesos.

4. Eje de la reflexión de fe

La reflexión de fe que se hace, va en función de acercarse a la lectura del Evangelio para motivar a las personas que tengan un mayor compromiso de apoyo en la asistencia. También se promueven retiros, celebraciones, reflexión de textos del magisterio de la Iglesia, en la línea de alimentar el compromiso de asistir al necesitado.

En esta fase aparecen acciones como retiros, talleres de doctrina Social, campañas como el día de la caridad con temas específicos, navidad, pascua, Pentecostés…que ayudan a profundizar la mística de trabajo.

Los grandes contenidos de estas reflexiones son el mandamiento del amor, las parábolas, las obras de misericordia, el juicio final (Mt, 25, 30-ss).

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ANEXOS

No.1

La catástrofe de catástrofes, es la terrible y deshumanizadora pobreza

La experiencia y los estudios de la ONU, nos revelan, que cuando un desastre sucede en un país del primer mundo, por lo general, las consecuencias son mínimas, porque tienen los recursos suficientes para disminuir el caos y la muerte que provocan los desastres. En cambio, si esto sucede en un país que vive en extrema pobreza, las cifras de la tragedia se aumentan y los ejemplos se pueden multiplicar. Así lo confirma el informe del PNUD, que estudió los efectos de los desastres naturales a escala mundial durante el período de 1980 al 2000: “El recordatorio más reciente y espeluznante del carácter mortífero de esos desastres fue el terremoto que se produjo el 26 de diciembre en Bam, en Irán, que se cobró más de 40,000 vidas.

Como promedio, los desastres naturales causan 184 muertes por día, y causaron más de 1.5 millones de muertes entre 1980 y 2000. Pero las tasas de mortalidad, son infinitamente más elevadas en los países pobres que en los países ricos, aun cuando la exposición a los desastres sea la misma. La inevitable conclusión es, que lo que realmente mata es la pobreza, no las fuerzas de la

naturaleza. Sólo el 11% de las personas expuestas a peligros naturales vive en países pobres, pero más del 53% del número total de muertes registradas se produce en esos países”141. Y prosigue el mismo informe indicándonos: “el análisis de la vulnerabilidad muestra que países como Afganistán, la India e Irán, donde se producen terremotos con frecuencia, sufren proporcionalmente mayores pérdidas de vida que otros países que están igualmente expuestos, como Chile y los Estados Unidos”142

Un ejemplo es el caso de la tormenta tropical “Jeanne” que pasó por Haití en el verano del 2004, uno de los países más pobres de América. La cifra de muertes y daños reportada por Cáritas Haití, es de 2500 personas muertas y otras 1000 desaparecidas y los daños materiales son considerables en las poblaciones inundadas; numerosas viviendas fueron destruidas por la fuerza de la lluvia y los deslaves, así como los sembradíos y el ganado.143 Esta misma tormenta, se convierte en huracán y entra a Estados Unidos, y la pérdida de vidas humanas 141

El PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) presenta un informe titulado Reducing Disaster Risk: A Challenge for Development (La reducción de los riesgos de desastres: Un desafío para el desarrollo) en Ginebra, Madrid, Nairobi, Quito y Washington, DC. Madrid, 3 de febrero del 2004. Un equipo de expertos de organismos de las Naciones Unidas y organismos gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y círculos académicos, encabezados por el PNUD, estudió los efectos de los desastres naturales a escala mundial durante el período 1980 al 2000.

142 Ibid. PNUD 2004

143 Según los datos de Cáritas Haití publicados por la Pastoral Social Cáritas México

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es mínima y la infraestructura dañada, es fácilmente recuperable, ya que tienen los recursos suficientes para hacerlo rápidamente. Este hecho es otra prueba, de que la pobreza es la que realmente mata.

El huracán “Mitch”, es otro testimonio más de cómo la extrema pobreza provoca que el desastre, sea de proporciones abrumadoras: “Honduras y Nicaragua, pese a no estar entre los países con la exposición física más elevada, aparecen como los países más vulnerables en el período comprendido entre 1980 al 2000. Esto refleja la extraordinaria magnitud y duración y los efectos humanos devastadores del huracán Mitch, que azotó la región en 1998”144. Y “Una buena parte de los efectos del huracán… no se debió a los fuertes vientos huracanados, sino el gran número de inundaciones, crecidas repentinas, deslizamientos de tierra, y corrientes de desechos desencadenados por el huracán. La gravedad de estos siniestros secundarios se vio intensificada por los efectos del proceso de degradación ambiental que se produjeron a lo largo de varios decenios. Todos estos siniestros coincidieron con una población muy vulnerable desde el punto de vista social como económico”.145

Los desastres provocados directamente por el ser humano como son: los derrames de gases tóxicos, armas químicas y biológicas, ataque nuclear o radiológico, basureros de productos radioactivos... explosión de San Juanico, explosiones en Guadalajara, la explosión de la Chernovill, el Nepal en la India, etc. Demuestran que afecta a ricos y pobres, pero los más siniestrados por estas tragedias, siguen siendo los marginados.

Las diferentes catástrofes tienen un efecto devastador en medio de los grupos sociales más pobres, ya que el sistema social, los ha orillado a vivir en zonas de alta vulnerabilidad; al margen de los ríos, en las faldas de las montañas, en zonas taladas con alto riesgo de deslaves e inundaciones, etc. En estos casos, la tragedia y la desgracia, nos manifiestan que estos grupos sociales pasan de una situación dolorosa, a un diagnóstico de agonía y de muerte.

Con todo lo dicho, se confirma que:

Entre catástrofe, emergencia y extrema pobreza, hay una relación estructural; porque el desastre revela que antes de la llegada del sismo o el huracán, ya se vive la emergencia social de la pobreza, el hambre y la desnutrición, ocasionada por causas históricas que llevaron a la población a vivir en condiciones infrahumanas. La visión de las catástrofes, debe ubicarse en la responsabilidad histórico social, en el marco de la vulnerabilidad estructural, de modo que las consecuencias de cualquier catástrofe, no sólo sean vistas como producto de la naturaleza, sino también de la injusticia, las causas históricas que la

144

Cf. PNUD 2004

145 Cf. PNUD 2004

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provocan y de la inocultable conclusión de que lo que realmente mata es la pobreza, no las fuerzas de la naturaleza. La catástrofe de las catástrofes, es la terrible y deshumanizadora pobreza.

Al contemplar la realidad y a la luz de los datos de la ONU sobre desastres, podemos concluir que lo que mata realmente es la pobreza, no las fuerzas de la naturaleza y que si luchamos para erradicar la pobreza estaremos salvando millones de vidas, que de otra forma quedan expuestas a un desastre.

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ANEXO No. 2 La pobreza en los informes de la ONU

El sentido de los informes del PNUD lo describe Joan Bestar comas de la siguiente forma: “El hilo conductor (el leitmotiv) de los once Informes del PNUD, cuyas características generales y contenido he presentado en el capítulo tercero, es la centralidad de la gente. A través de las 3,508 páginas que suman estos Informes en su edición española late una preocupación fundamental: el desarrollo de los pueblos debe ser un desarrollo humano, un desarrollo que de protagonismo a las personas y a los grupos”.

“El auténtico desarrollo humano es el desarrollo de las personas, para las personas y por las personas. En estas tres preposiciones: de, para, por; bascula todo el edificio que han construido estos análisis de la ONU”146.

La pobreza, el mayor flagelo de la humanidad. Los once informes de la PNUD nos llevan de la mano para constatar, cómo la

pobreza con su secuela de hambre constituye hoy el mayor flagelo de la humanidad, por encima de los desastres naturales, ésta es: “el desastre de desastres”.147 La pobreza inhumana significa que disminuyen las opciones más fundamentales del desarrollo humano: vivir una vida larga, sana, y creativa y disfrutar de un nivel decente de vida, libertad, dignidad, respeto para sí mismo y para los demás148. Vivimos en un mundo lleno de desigualdades sociales y salpicado de desigualdades humanas, en que una cuarta parte son ricos y tres cuartas partes son pobres, en que la disparidad del ingreso entre el 20% más rico y el 20 % más pobre de la población mundial se ha duplicado en los últimos tres decenios149… hoy ningún país es una isla. El hambre, la enfermedad, la contaminación atmosférica y de los ríos,150 el tráfico de drogas, el terrorismo, los

146

Joan Bestard Comas, Globalización, tercer mundo y solidaridad, Estudios y ensayos BAC Pastoral, Biblioteca de autores cristianos, Madrid 2003, pag. 99

147 Informe 1994: desarrollo Humano Sostenible y nuevo concepto de la seguridad humana.

148 El octavo informe del PNUD presenta un índice de pobreza humana (IHP) que se concentra en la privación de tres elementos esenciales de la vida humana ya reflejados en el índice de desarrollo humano (IDH): La longevidad, los conocimientos y un nivel de vida decente. La primera privación está representada en el índice por el porcentaje de gente que se estima que morirá antes de los 40 años de edad. La segunda privación se mide por el porcentaje de adultos analfabetos. Y la tercera se refiere al nivel decente de vida, en particular al aprovisionamiento económico general. Está representado por un compuesto de tres variables: el acceso a servicios de salud y agua potable, y el porcentaje de niños menores de cinco años desnutridos.

149 Cf. Mismo octavo informe.

150 850 millones de personas padecen hambre, Una tercera parte del mundo carece de agua potable; dentro de 20 años serán dos terceras partes, La temperatura de la tierra aumentará 5 grados en este siglo, Por primera vez la vida en el planeta peligra. Se agotan los recursos fósiles, el capitalismo organizado y el imperialismo tecnocientífico, están produciendo millones de pobres, agotando las reservas energéticas no renovables, redistribuyendo en forma cada vez más injusta el ingreso global y el ingreso en el interior de las naciones, aumentando la deuda social y la deuda con la naturaleza. Se siguen ensuciando los ríos, los suelos, el aire y los océanos con descargas químicas y desechos de todo tipo; siguen disminuyendo las selvas y creciendo los desiertos; siguen debilitándose la capa de ozono que protege a la tierra, “sigue rompiéndose el equilibrio que hizo posible la vida en la tierra”.

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conflictos étnicos y la desintegración social, ya no son acontecimientos aislados confinados dentro de las fronteras nacionales. Sus consecuencias, directa o indirectamente llegan a todo el mundo.

El mundo avanza en la técnica, pero la pobreza severa persiste. En el informe de 1997: sobre desarrollo humano para erradicar la pobreza151, se

confirma cómo la tendencia de la pobreza humana es un panorama mixto de progreso humano sin precedente y de miseria humana inenarrable. En los últimos decenios el mundo en vías de desarrollo ha avanzado de manera que no tiene parangón. Ha avanzado tanto en los últimos treinta años como lo hizo el mundo industrializado en un siglo. Pero la pobreza severa persiste en el sur: casi 1,300 millones de personas viven con menos de un dólar diario (paridad del poder adquisitivo PPA en dólares de 1985) más de 800 millones de personas sufren de mal nutrición crónica; más de 840 millones de adultos siguen siendo analfabetos; unos 800 millones de habitantes carecen de servicios de salud; más de 1,200 millones de personas no tienen agua potable y un largo etcétera de penalidades que resultaría prolijo enumerar152.

Un sector de la sociedad opulenta en medio de la miseria de millones de personas.

“El informe de 1998: “Consumo para el desarrollo humano”, nos muestra cómo vivimos en una sociedad opulenta, en medio de la miseria de millones de personas y esto lejos de reducirse va aumentando día a día. Al analizar el consumo desde la perspectiva del desarrollo humano el informe concluye que, pese a un aumento notable del consumo en muchos países, no todo funciona: más de mil millones de personas carecen de la oportunidad de consumir de modo que les permita satisfacer sus necesidades más elementales. Otros consumidores, en cambio consumen de tal manera, que su ritmo no se puede sustentar por largo tiempo desde el punto de vista ambiental”153.

151

PNUD, citado por Joan Bestard Comas, Globalización, tercer mundo y solidaridad, Estudios y ensayos

BAC Pastoral, Biblioteca de autores cristianos, Madrid 2003, pag. 86 y 87

152 Cf. Joan Bestard Comas, Globalización, tercer mundo y solidaridad… Pag. 86,87 y 89. Somos 6.1 mil

millones de habitantes en esta nave espacial llamada Tierra, de los cuales 4 mil millones viven debajo de la línea de pobreza. Viven con menos de US $ 30 por mes. De ellos, 1.2 mil millones están debajo de la línea de la miseria, de los cuáles 841 millones están amenazados por la desnutrición crónica. Autor: Frei Betto “Hambre cero mundial”

153 Cf. Joan Bestard Comas, Globalización, tercer mundo y solidaridad… pag. 90.

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ANEXO No. 3

La pobreza en América Latina.

En cuanto a América Latina, se ha calculado que en 1980 el número de pobres era de 135.9 millones y que en 1999 el número calculado es de 211.4 millones. El gran salto ocurrió durante los 80s debido a la crisis de la deuda externa. En 1990 la cifra ya era de 200.3 millones (CEPAL, 2001).154 Y las cifras son mayores que las del banco mundial porque se utiliza otra línea de la pobreza, variable según país pero cercana a los US $ 2 dólares diarios per cápita o US $ 300 al mes por familia.

En el continente americano viven más de 800 millones. En Estado Unidos 280 millones. En América Latina cerca de 600 millones. En América Latina, el 44.4% de la población, 227 millones viven en pobreza, y el 19.4%, 100 millones, en indigencia. Más de 90 millones de campesinos de AL viven en pobreza, de ellos 47 millones en extrema pobreza.155

La pobreza y la deuda externa.

Según el informe de 1992 del PNUD, entre 1983 y 1989. Los países pobres endeudados transfirieron a los acreedores ricos la asombrosa cifra de 242.000 millones de dólares en concepto del servicio de deuda, que incluye el reembolso del principal y el pago de los intereses. La deuda externa total de los países en desarrollo se ha multiplicado trece veces en los últimos dos decenios: 100.000 millones en 1970, cerca de 650.000 millones en 1980 y aproximadamente 1, 350,000 millones en 1990.156

154

CELAM, Globalización y nueva evangelización en América Latina y el Caribe, Reflexiones del CELAM 1991-2003, documento CELAM n.65, Bogotá Colombia 2003.

155 Janna Molas Garriga, del equipo de trabajo de la Agenda Latinoamericana en Nicaragua, Artículo: “El imperio en datos, desnudando las consecuencias del sistema”, Agenda Latinoamericana 2005, pag. 22.

156 Gran parte de esta deuda se concentra en apenas unos cuantos países según el banco mundial, el 50 por cien de la deuda corresponde a solo 20 países liderados por Brasil, México, Argentina, la India y Egipto.

El impacto mayor se siente en África Sub-Sahariana y en América Latina en donde los prejuicios sociales preexistirán durante mucho tiempo, paralizando las iniciativas económicas… requeridas en desarrollo humano.

En el informe de la PNUD de 1994 para los países en desarrollo, la deuda externa representa una gran limitación de crecimiento económico y de inversiones en desarrollo humano. Solo 1992 los países en desarrollo tuvieron que pagar 160.000 millones de dólares por el servicio de la deuda.

En 1997 En el informe de la PNUD confirma esto diciendo: la deuda es una piedra de molino en torno a los países del sur del Sahara y otros países menos adelantados. La deuda de los 41 países pobres más fuertemente endeudados haciende actualmente a 215.000 millones de dólares en comparación con los 183.000 millones de 1990 y 55.000 millones de 1980.

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ANEXO No. 4

La pobreza y el Magisterio de la Iglesia

El magisterio de la Iglesia constata en sus diversos documentos a lo largo de la historia, la situación de pobreza en que viven millones de seres humanos y que están condenados a morir antes de tiempo. La Encíclica Sollicitudo Rei Sociales así describe esta situación: “existe una multitud ingente de personas humanas concretas e irrepetibles que sufren el peso intolerable de la miseria. Son muchos millones los que carecen de esperanza debido al hecho de que, en muchos lugares de la tierra, su situación se ha agravado sensiblemente”.157

En cuanto a la realidad de pobreza en Asia, la califica el magisterio como: «la persistente realidad de la pobreza y de la explotación de las personas es un dato urgente y preocupante. En Asia hay millones de personas oprimidas que durante siglos han sido mantenidas económica, cultural y políticamente marginadas de la sociedad» (n.7)158

En América Latina, el documento de Puebla, define la pobreza como un devastador y humillante flagelo en que viven millones de Latinoamericanos que se expresa en mortalidad infantil, falta de vivienda…159

Pobreza y hambre. El Documento del Pontificio Consejo «Cor unum »: El hambre en el mundo. Un reto

para todos: el desarrollo solidario (1996). Nos ayuda a descubrir donde radica el problema del hambre afirmando: «de 1950 a 1980 la producción total de alimentos en el mundo se han duplicado: “mundialmente hay alimentos suficientes para todos.». El hecho de que el hambre persista a pesar de ello, demuestra el origen estructural del problema: “el problema principal es el de un acceso desigual a esos alimentos”160. Es un error calcular el consumo real de alimentos de las familias siguiendo solo el parámetro estadístico de la disponibilidad de cereales por

157

Cfr. Sollicitudo Rei Sociales (SRS) Juan Pablo II, (1987), No. 13

158 La Exhortación apostólica post-sinodal de Juan Pablo II: Eclesia in Asia (1999).

159 El documento de Puebla en el No. 29, describe la situación de América Latina: “Comprobamos pues como el más devastador y humillante flagelo, la situación de inhumana pobreza en que viven millones de latinoamericanos expresada por ejemplo, en mortalidad infantil, falta de vivienda adecuada, problemas de salud, salarios de hambre, desempleo y subempleo, desnutrición, inestabilidad laboral, migraciones masivas, forzadas y desamparadas, etc.”

160 EL Papa Juan Pablo II, en el discurso a los indígenas y campesinos de México, en Cuilálpam, Oaxaca, día 29 de enero de 1979 dice:«Por parte vuestra, responsables de los pueblos, clases poderosas que tenéis a veces improductivas las tierras que esconden el pan que a tantas familias les falta: La conciencia humana, la conciencia de los pueblos, el grito del desvalido y sobre todo la voz de Dios, os repiten conmigo; no es justo, no es humano, no es cristiano continuar con ciertas situaciones claramente injustas. Hay que poner en práctica medidas reales, eficaces a nivel local, nacional e internacional. {...} Y esta claro que quien más puede colaborar en ello es quien más puede» pág. 193.

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habitantes. El hambre161 no es un problema de disponibilidad, sino de demanda solvente; es un problema de miseria. (n.79).

La pobreza y la paz.

El Papa Pablo VI subraya: La pobreza pone en peligro la paz 162y el camino de la paz pasa por el desarrollo.163 El Papa Juan Pablo II insiste en que: la paz es amenazada por la miseria,164 la injusticia es causa de conflicto165 y cómo los países pobres gastan en armas lo que deberían gastar en solucionar el problema de la miseria.166

Pobreza y trabajo. El Papa Juan Pablo II constata que: existen masas de desocupados o sub-

ocupados y un sin fin de multitudes hambrientas.167 Y prosigue diciendo cómo: millones de hombres son explotados por los latifundistas.168 Y a propósito de la emigración insiste en la no explotación económica y social de los migrantes.169

En América Latina respecto al mundo del trabajo, el documento de Santo Domingo 1992 presenta este panorama: «en lo que se refiere al mundo de los

161

El documento de la conferencia episcopal norteamericana: “Justicia Económica para todos” (Madrid 1986). Constata la situación dramática de los países Africanos: “Enormes cantidades de personas viven situaciones dramáticas en el hemisferio sur, sobre todo en África sub-sahariana donde se ubican los países más afectados por el hambre y la desnutrición” (n 271, 271)

162 Sino se avanza a través del desarrollo integral a todo el hombre y de todos los hombres, a un mundo más humano, está en juego la paz mundial. “Las diferencias económicas culturales y sociales demasiado grandes entre los pueblos provocan tensiones y discordias y ponen en peligro la paz” (PP. N. 76)

163 Papa Pablo VI, Populorum Progresio. (1976) N. 83

164 El subdesarrollo y la injusticia en el mensaje de Juan Pablo II en la XIX jornada de la paz: La paz es un valor sin fronteras. Norte-sur, Este- Oste: una sola paz (1986). El Papa enumera y describe las amenazas para la paz, a la vez que afirma que la guerra no es la única amenaza para la paz, si no que también el subdesarrollo atenta contra la misma (cf. N. 2fg).

165 El Papa insiste que aunque no existe un conflicto armado en cuanto tal «donde se da la injusticia existe de hecho la causa y el factor potencial del conflicto» (n. 2h)

166 En el documento pontificio Consejo «justicia y paz »: El comercio internacional de armas, Una reflexión ética (1994).El documento lamenta que: «es triste, sin embargo constatar que, siguiendo el ejemplo de los países ricos, los países pobres se sienten a menudo tentados a destinar una parte excesivamente grande de recursos a la adquisición de armas; mientras que hay una falta cruel de condiciones elementales de alimentación, higiene, alfabetización, causa de enormes sufrimientos, angustias, irritaciones y a veces revueltas» (Cf. 3.3)

167 En su encíclica Laborem Exercens, (LE) Papa Juan Pablo II (1981) a propósito de la pobreza, nos dice en el número 18: “Echando una mirada sobre la familia humana entera esparcida por la tierra, no se puede menos de quedar impresionados ante un hecho desconcertante de grandes proporciones, es decir, el hecho de que, mientras, por una parte, sigan sin utilizarse inmensos recursos de la naturaleza existen, por otra, masas de desocupados o subocupados y un sinfín de multitudes hambrientas. (LE. N. 18)

168 LE, No. 21, el Papa dice: “millones de hombres se ven obligados a cultivar las tierras de otros {...} Faltan formas de protección legal para la persona del trabajador agrícola y su familia, en caso de vejez, de enfermedad o falta de trabajo. Largas jornadas de pesado trabajo físico son pagadas miserablemente”

169 LE, No. 23, En relación a la inmigración dice; “La emigración por motivos de trabajo, no puede convertirse de ninguna manera en ocasión de explotación económica y social {...} No puede ser explotada una situación de coacción en que se encuentra el emigrado”

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trabajadores se advierte un deterioro en sus condiciones de vida y en el respeto a sus derechos, pocas o nulas oportunidades de trabajo para los jóvenes. Se advierte la alarmante falta de trabajo, o desempleo con toda la inseguridad económica y social que ello conforta170»

170 Un escaso o nulo cumplimiento de normas establecidas para sectores más débiles, niños, jubilados; una

perdida de autonomía de parte de las organizaciones de los trabajadores.

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Glosario

Amenaza: Posibilidad de sufrir un daño permanente o transitorio que se manifiesta en un lugar específico (de origen externo) que nos debe llevar a prevenir un riesgo o peligro.

Articulación: Trabajo conjunto y complementario con otras instituciones, organismos y/o grupos, con el fin de potenciar y enriquecer las capacidades y los recursos.

Autogestión: Proceso en el cuál, el hombre y la comunidad partiendo de la necesidad sentida, diseñan el proyecto, lo controlan, lo ejecutan, lo evalúan y se organizan para futuros proyectos, poniendo en común sus recursos.

Asistencia: Ayuda o apoyo que una persona requiere en situación de emergencia y que por sí misma no puede solucionar. Por ejemplo: alguien que se está ahogando, el que queda atrapado en un derrumbe, el que queda atrapado cuando sucede un incendio, etc. de tal manera que si no se asiste, la persona perece.

Bien común: Conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección.

Camexpa: Región Centro América, México y Panamá.

Capacitación: Consiste en encontrar las herramientas y las habilidades intelectuales, físicas y materiales, que ayuden a las personas a ser aptas y eficientes en el desempeño de los roles que les corresponden para la atención de la emergencia, rehabilitación y reconstrucción.

Comunidad: Base (grupo de personas) que tiene en su conciencia los elementos esenciales para su propio desarrollo.

Comunicación “Hacer saber a uno una cosa o hacer a otro partícipe de lo que uno sabe. La comunicación sirve para informar a la comunidad y hacerla partícipe de los hechos de vulnerabilidad estructural, obtenidos en el diagnóstico, que reflejan la emergencia de la mayoría de la población y así iniciar un proceso sensibilizador dentro de las comunidades.

Desarrollo sustentable: Esencia de un proyecto que tiende a la construcción de un futuro distinto para la humanidad y que recoge el sentido fundamental del movimiento de una parte importante de la sociedad. Es un proceso más que un conjunto de metas bien específicas, que implica la modificación de un proceso económico y social para que la naturaleza pueda ajustarse mejor a las demandas que la humanidad presenta.

La Comisión Nacional del Medio Ambiente y el Desarrollo (CNMAD) de la ONU a través del Denominado Informe Burntland, describió al Desarrollo Sustentable como “Un método para corregir los efectos de la crisis ecológica global y lo define

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como aquel que satisface las necesidades de la presente generación sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.

Desastre: Acontecimiento súbito que altera el orden humano o natural que excede la capacidad de respuesta de la comunidad afectada.

Diagnóstico: Término médico que significa “El arte o acto que da a conocer la naturaleza de una enfermedad mediante la observación de sus síntomas y signos”. Nos sirve para conocer e identificar la gravedad del daño que provocan los acontecimientos o situaciones que vivimos día a día, en la vida comunitaria, regional y nacional, que traen por consecuencia, el aumento constante de la pobreza inhumana.

Disciplina: Entrenamiento que corrige, moldea, da fortaleza y perfecciona. Se forma mediante el establecimiento de reglas y criterios que requiere el modelo autogestivo y solidario y que la persona los va cumpliendo dentro del grupo.

Educación: Dinámica permanente de aprendizaje que fortalece las capacidades del sujeto en el proceso solidario, en su desarrollo y en la toma de conciencia.

Emergencias y catástrofes: Acontecimientos súbitos que afectan gravemente a las personas y sus estructuras económicas y sociales, imposibilitándolas a dominar las situaciones con sus propias fuerzas y recursos, y que requieren la asistencia de otros. “Es una condición de muerte que se debe superar lo más rápido posible (debe ser una fase corta), para que el siniestrado pueda regresar a tomar las riendas de su propia vida”.

Faena y Tequio: Sesiones de trabajo que convoca el grupo para desarrollar tareas de reconstrucción desde el desplante de la casa, hasta dejarla con servicios y enjarrada (CONFER, ¿qué es la Faena? de esta misma guía).

Fondo perdido: Recurso que aporta el cooperante y que no se va a recuperar (donación, Normalmente esto sucede en la emergencia).

Fondo revolvente: Aporte de recursos que reciben los grupos del proyecto de reconstrucción (dinero, materiales). En el Fondo Revolvente, los sujetos reciben material en especie y pagan un porcentaje de su valor real, ese recurso va a un fondo común con el objeto de que la comunidad no se descapitalice y así lo utilice para ser solidario con otros grupos o para otros proyectos productivos.

Generosidad: Acto desinteresado de la voluntad, donde la persona se esfuerza en dar algo de sí misma, con el fin de cubrir una necesidad de otra, buscando su bien.

Honestidad: Vivir en coherencia con uno mismo, con los propios valores. Es la palanca que mueve a la persona a desarrollarse, con gran autoestima y confianza en sí misma y se demuestra cuando en su forma de ser no tiene dobleces ni busca sacar ventaja de los demás.

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Método: Procedimiento o pasos que sigue la comunidad al poner en común sus esfuerzos y recursos, para hallar el camino y la verdad que respondan a la necesidad sentida y estructural.

Mitigación: Resultado de una intervención dirigida a reducir riesgos. Entendiendo por intervención, toda medida o acción destinada a modificar determinada circunstancia. En desastres, se refiere a la acción destinada a modificar las características de una amenaza o las características intrínsecas de un sistema biológico, físico o social, con el fin de reducir su vulnerabilidad.

Movilización: “Poner en práctica cualquier recurso para conseguir un fin”. En este caso, es la dinámica de organización que se desata ante una problemática para sensibilizar la población y así crear conciencia y apoyo a la demanda.

Organización: “Conjunto de personas pertenecientes a una asociación organizada para alguna actividad”. Estructura vertebral que sostiene y sustenta el cuerpo social, de tal manera que cualquier proyecto podrá resolverse favorable o eficazmente.

Participación: Serie de actividades mediante las cuáles el ciudadano, como individuo o asociado a otros, directamente o por medio de los propios representantes, contribuye a la vida cultural, económica, política y social de la comunidad civil a la que pertenece. (Cf. CDSI No. 189)

Plan: Conjunto de cosas que se piensa hacer y modo de realizarlas.

Planificación: Organización lógica y ordenada de la secuencia de actividades y acciones presentes y futuras para lograr una meta común.

Preparación temprana: Conjunto de medidas o acciones para reducir al mínimo la pérdida de vidas humanas y otros daños, organizando oportuna y eficazmente la respuesta y la rehabilitación.

Prevención: Conjunto de medidas y acciones que ayudan a reducir la vulnerabilidad estructural y a impedir o evitar que los sucesos naturales o las catástrofes provocadas por el ser humano, causen desastres.

Reconstrucción: Reparación a mediano y largo plazo del daño físico, social y económico que sufren las personas de una comunidad, en orden a un proceso autogestivo, solidario y sostenible, luchando por llegar a un nivel de desarrollo igual o superior al existente antes del desastre.

Red: En sentido estricto, significa ``tejido o aparejo en forma de malla, hecho con hilos, cuerdas o alambres que sirve para cazar o pescar”.

Red de organización básica: Tejido de organización social alternativa, formada por un conjunto de grupos de personas pobres y excluidas, que se unen, articulan y vinculan para resolver una demanda básica como la salud, la vivienda, la producción, el consumo, el ahorro, la ecología, los derechos humanos, etc. e incidir en las políticas públicas relacionadas con su demanda.

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Red de redes: Tejido de organización formado por el conjunto de redes alternativas, articuladas y vinculadas con la sociedad civil para fortalecer la demanda de cada Red, unir fuerzas y conjuntar la lucha por demandas estructurales, estratégicas y globales que llevan a la incidencia política y social para ir creando una sociedad sin excluidos, con estructuras de justicia y solidaridad.

Riesgo: Grado de peligro permanente o transitorio en el que se pueden encontrar ante una amenaza la vida o las cosas, según su grado de vulnerabilidad.

Responsabilidad: Tiene la misma raíz de respuesta. Por eso la persona responsable es aquella que rinde cuentas de sus actos, es quien da buenas respuestas sobre sus tareas, cumple con su labor puntualmente y con buenos resultados.

Respeto: Actitud que se manifiesta al reconocer la dignidad y los derechos de las personas en el trato diario, ya que todos somos diferentes. Es necesario conocer y establecer reglas claras donde se marquen los límites para lograr una convivencia en armonía.

Sociedad civil: Conjunto de relaciones y de recursos, culturales y asociativos, relativamente autónomos del ámbito político y económico. Se caracteriza por su capacidad de iniciativa, orientada a favorecer una convivencia social más libre y justa, en la que los diversos grupos de ciudadanos se asocian y se movilizan para elaborar y expresar sus orientaciones, para hacer frente a sus necesidades fundamentales y para defender sus legítimos intereses (Cf. CDSI. No. 417)

Solidaridad: Viene de la raíz latina ``solidus”, que quiere decir: sólido, compacto, entero. Es algo que está construido sólidamente, compactamente. La unidad de un todo, en el que las partes están solidamente trabadas. La solidaridad es la expresión del espíritu de pobreza que anima la vida de un grupo, en el cual se unen esfuerzos, se ponen en común los recursos: capacidades, habilidades, experiencias, responsabilidades, trabajos, bienes, etc.

Subsidiariedad: Responde al deber de solidaridad con el bien común y al respeto de la persona humana y de los grupos sociales intermedios, esto es, la legítima autonomía de la persona y de los grupos.

Transparencia: Información clara, precisa y disponible sobre lo que se recibió, dónde se distribuyó, a quién se entregó y de qué forma.

Tolerancia: Se basa en que todos somos imperfectos y se refleja en la aceptación y respeto de las personas con las que se convive a diario. Permite distinguir lo que es importante de lo que no lo es, dispone a aceptar las equivocaciones de la gente y aceptar de buena manera lo que no puedes cambiar. Permite soportar situaciones incómodas y no esperar a que los demás piensen y actúen como uno.

Vulnerabilidad: Grado de debilidad -con o sin conocimiento- que nos hace más susceptibles a los daños de una amenaza.

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Vulnerabilidad estructural: Debilidad, incapacidad o dificultad para evitar, resistir, sobrevivir y recuperarse en caso de un desastre; y el conjunto de situaciones y circunstancias que llevan sistemáticamente a las personas a la miseria y a una condición en la que no se pueden resolver las necesidades fundamentales como: trabajo digno, alimento, vestido, vivienda, educación, salud, ahorro, recreación y esparcimiento.

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ÍNDICE Presentación 2 Ante la emergencia 4 Objetivo 6 Introducción 7 Modelo autogestivo y solidario Modelo de mera asistencia Características de los modelos CAPÍTULO PRIMERO LA FASE DE ATENCIÓN A LA EMERGENCIA EN EL MODELO AUTOGESTIVO Y SOLIDARIO Presentación 16 1. Eje de la solidaridad 17 1.1. La solidaridad, la regla de oro 1.2. El criterio fundamental, es la opción preferencial por los pobres 1.2.1. El pobre, centro de atención preferencial de la praxis eclesial 1.3. Las exigencias de la solidaridad 2. Eje de la organización 23 2.1. La organización diocesana al servicio de la emergencia 2.2. Exigencias de la organización 3. Eje de la capacitación 26 3.1. La capacitación en la fase de la emergencia 3.2. Intercambio de experiencias 4. Eje de la reflexión de fe 28 4.1. El Dios de la vida 4.2. La praxis revela que Dios, es Dios de la vida y no de la muerte 4.3. La vida se celebra en medio de la tragedia EN EL MODELO DE MERA ASISTENCIA Presentación 33 1. Eje de la solidaridad 33 2. Eje de la organización 34 2.1. Exigencias de la organización 3. Eje de la capacitación 36 4. Eje de la reflexión de fe 36 CAPÍTULO SEGUNDO LA FASE DE LA REHABILITACIÓN EN EL MODELO AUTOGESTIVO Y SOLIDARIO Presentación 38

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1. Eje de la solidaridad 38 2. Eje de la organización 40

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2.1. Exigencias de la organización 3. Eje de la capacitación 41 4. Eje de la reflexión de fe 41 4.1. Actividades y celebraciones EN EL MODELO DE MERA ASISTENCIA 1. Eje de la solidaridad 43 2. Eje de la organización 43 2.1. Exigencias de la organización 3. Eje de la capacitación 44 4. Eje de la reflexión de fe 45 CAPÍTULO TERCERO LA FASE DE LA RECONSTRUCCIÓN EN EL MODELO AUTOGESTIVO Y SOLIDARIO Presentación 46 1. La organización diocesana al servicio de la reconstrucción 46 2. La reconstrucción, en donde ya existe un proceso autogestivo y

solidario 47

3. La reconstrucción, en donde no hay un proceso autogestivo y solidario previo

48

4. Inicio del proceso de reconstrucción 49 a) Gestación y nacimiento de los grupos de base b) La asamblea del grupo de base c) Responsabilidad de los miembros del grupo d) Identidad del grupo e) La elección y función de la mesa directiva f) Elaboración del plan de trabajo g) La educación para la democracia 5. La autogestión y la autoconstrucción 53 La faena Cada grupo hace su propio diseño de la faena Dar seguimiento a la faena Regla del “pie de casa” La faena solidaria 6. Asesoría técnica y organizativa para la autoconstrucción 56 7. Otros niveles de organización 57 Asamblea de mesas directivas y⁄o coordinadores de grupo Nivel de red Funciones de la red (descentralización y articulación) 8. Exigencias que le dan rostro a la solidaridad 60 8.1. Poner en común los recursos 8.2. Solidaridad con otros grupos 8.3. Exigencias de la puesta en común 9. La ayuda solidaria externa 62 10. Fondo revolvente 64

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11. Exigencias que le dan rostro a la organización 65 El diagnóstico

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La comunicación La movilización 12. Exigencias que le dan rostro a la capacitación 66 Encuentro con otras redes Capacitación a promotores Las evaluaciones y el análisis del proceso Capacitación a los grupos en las técnicas que requiere la

autoconstrucción

Acompañamiento continuo al proceso Intercambios de experiencias Asesoría y acompañamiento de experiencias que han trabajado

el modelo autogestivo y solidario

Eje de la reflexión de fe 69 1. Reino de Dios 69 2. Exigencias de Jesús a sus Discípulos 70 3. Iglesia misericordiosa y samaritana 71 4. Celebraciones en la reconstrucción 74 EN EL MODELO DE MERA ASISTENCIA 1. Eje de la solidaridad 75 2. Eje de la organización 76 2.1. Exigencias de la organización 3. Eje de la capacitación 78 4. Eje de la reflexión de fe 78

CAPÍTULO CUARTO LA FASE DE LA PREVENCIÓN

EN EL MODELO AUTOGESTIVO Y SOLIDARIO Presentación 80 1. Eje de la solidaridad 81 Interdependencia y conciencia de la solidaridad La solidaridad como principio social La solidaridad como virtud moral Los destinatarios de la solidaridad El contenido cristiano de la solidaridad I. Primer nivel de acción social: La solidaridad en las necesidades

cotidianas 84

Criterios para desarrollar la solidaridad en la asistencia Pastoral Social-Cáritas, asiste al necesitado La emergencia como oportunidad para desatar procesos

solidarios

Actividades para la solidaridad en la asistencia II. Segundo nivel de acción social: La promoción humana 87 Principios de la Doctrina Social de la Iglesia para la promoción

humana y la acción social transformadora

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A- La dignidad de la persona humana B- La solidaridad y el bien común C- La subsidiaridad D- La participación 2. Eje de la organización 93 2.1. El estilo de trabajo de la prevención, marca las diferentes fases en

una emergencia

2.2. La prevención exige una organización diocesana e inter-regional 2.3. Acción social transformadora 2.4. Organizaciones básicas 2.4.1. Definición de las organizaciones básicas 2.4.2. El proceso hacia la organización básica 2.4.3. Modelos de organizaciones básicas alternativas III. Tercer nivel de acción social: Nivel de Red 97 IV. Cuarto nivel de acción social: Nivel de Red de Redes 98 V. Quinto nivel de acción social: Nivel de Sociedad Civil 98 Exigencias de la organización 99 Reflexión constante entre pobreza y solidaridad El análisis de la realidad Comunicación e información 3. Eje de la capacitación 101 3.1. Capacitación constante en la Doctrina Social de la Iglesia 3.2. Capacitación constante en el análisis de la realidad 3.3. Capacitación de agentes 3.4. El intercambio de experiencias Exigencias del intercambio de experiencias 3.5. La capacitación en la gestión de riesgo 4. Eje de la reflexión de fe 108 4.1. Lectura de los signos de los tiempos 4.2. El llamamiento de Dios ante la pobreza La celebración EN UN MODELO PASTORAL DE MERA ASISTENCIA 116 1. Eje de la solidaridad 116 2. Eje de la organización 116 2.1 Exigencias de la organización 3. Eje de la capacitación 118 4. Eje de la reflexión de fe 118 ANEXOS

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