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Manual donde se explica como realizar el diagnóstico de un problema capilar.

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Page 1: MANUAL DE DIAGNOSTICO BIOKUR

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Manual de Diagnóstico

Page 2: MANUAL DE DIAGNOSTICO BIOKUR

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Junio 2010

Page 3: MANUAL DE DIAGNOSTICO BIOKUR

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Diagnóstico de Problemas Capilares

El diagnóstico capilar tiene por objeto la identificación de una anomalía capilar

basándose en los síntomas. Se realiza para poder juzgar el estado de dicha anomalía y,

de esta manera, poder aplicarle el tratamiento más apropiado.

La detección de las distintas anomalías en los salones de peluquería requiere de una

técnica sencilla y práctica que permita al peluquero realizar un recorrido tricológico a

su cliente.

El diagnóstico es un proceso que se inicia con la manifestación de un síntoma: éste nos

debe llevar, de inmediato, a realizar un examen visual concienzudo y metódico del

cuero cabelludo y del cabello, que nos permita clasificar la anomalía.

MANIFESTACIÓN DEL SINTOMA

Es el momento en que el cliente nos plantea una queja acerca de un problema capilar

o bien cuando nosotros, mientras trabajamos con el cabello, observamos los síntomas

de una irregularidad.

Existen diversas circunstancias en las que nuestros clientes nos hacen algún

tipo de observación acerca del estado de su cuero cabelludo o su cabello, pero es

habitual que estas apreciaciones sean hechas aprovechando momentos de intimidad.

Hemos de estar atentos o de lo contrario esta información pasará desapercibida,

porque resulta incómodo para el cliente transmitirla en público; se trata casi de una

confidencia y si la persona que tenemos delante no encuentra la intimidad

propiciatoria a revelar su molestia puede que se lo calle o lo comente muy de pasada y

no prestemos la debida atención.

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Las quejas más habituales que exponen los clientes en los salones de

peluquería son del tipo de: me pica, tengo caspa, me duele el cuero cabelludo, se me

rompe el pelo, no me dura el color, tengo las puntas abiertas, tengo el pelo muy seco,

lo tengo muy apagado, no tiene brillo, lo tengo muy graso, se me cae mucho el pelo,

cada día tengo menos pelo, etc..

Cada una de estas quejas ya nos está indicando el camino a seguir para la

detección de la anomalía. Hay muchos de estos síntomas que suelen ir asociados en

una o varias anomalías: podemos tener grasa y picor o caspa y caída, picor y caspa,

etc. Pero también suelen ser excluyentes. Si digo que tengo grasa, no estoy diciendo

que se me cae el cabello, aunque el exceso de grasa pueda precipitar una alopecia, etc.

En otras ocasiones, somos nosotros los que, mientras estamos trabajando,

observamos uno de los múltiples síntomas de las distintas anomalías y se lo

comunicamos al cliente. “¿Te pica? Tienes un proceso de grasa. ¿Observas si se te cae

el cabello?, etc. “ Muchas veces el “no” es la primera respuesta que obtenemos, pero

si es cierta nuestra apreciación y esperamos un instante, repensará su respuesta y

añadirá.: “Bueno, sí, un poco.. “.

Si observamos detenidamente las posibles quejas expresadas o las

apreciaciones sintomáticas que nosotros hacemos, ambas pueden reducirse a unos

pocos síntomas más genéricos (caspa, grasa, rotura y caída), que podemos ir

encuadrando dentro de los cuatro bloques de anomalías que analizamos en la segunda

parte: procesos descamativos, seborrea, anomalías del tallo y alopecias.

Síntomas Posible Anomalía

Caspa Proceso descamativo

Grasa Seborrea

Rotura Anomalía del tallo

Caída Alopecia

Además de las quejas y apreciaciones debemos complementar esta información con

una conversación en la que realizaremos una serie de preguntas que nos ayuden a

encontrar el verdadero origen del problema. Para ello, nos valdremos de la ficha de

cliente Biokur, la cual contiene las preguntas necesarias como para llevar a una

conclusión, y con ello, al posible origen del problema de nuestro cliente.

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EXAMEN VISUAL Estructuraremos el examen visual del diagnóstico en los cuatro mismos bloques en que

dividimos para su clasificación las anomalías capilares e intentaremos, desde estas

premisas, dar respuesta a todas las quejas que aparecen en los salones de peluquería.

Los procesos descamativos y la seborrea son dos procesos anormales que se

manifiestan en el cuero cabelludo y ambos procesos pueden ir acompañados de

prurito o irritación que recrudezcan la irregularidad.

Las roturas son problemas que se manifiestan en el tallo.

La Alopecia, sin embargo es un problema más general. Por una parte, se trata

de una deficiencia, congénita o adquirida, de la regeneración y formación del cabello,

proceso que se produce en el bulbo piloso, y, por otra parte, cualquiera de los

procesos anteriormente mencionados, juntos o por separado, pueden estar

provocando o agravando la caída.

Para comprender el estado de los procesos descamativos y seborreicos

concentraremos nuestra atención en la observación del cuero cabelludo. En el caso de

las anomalías del tallo y las alopecias, además, realizaremos un tricograma que nos

permita ver ampliada la zona, el tallo y los bulbos.

Por lo tanto dividiremos el examen visual en dos fases: la observación del cuero

cabelludo y la realización de un tricograma. A todo este conjunto le podemos

denominar dermotricograma.

Síntomas Posible Anomalía Examen Visual

Caspa Proceso descamativo Observar el cuero

cabelludo

Grasa Seborrea Observar cuero Cabelludo

Rotura Anomalía del Tallo Tricograma

Caída Alopecia Observar cuero cabelludo

y tricograma

¿Qué debemos observar? Podemos tomar la alopecia como ejemplo genérico para desarrollar la totalidad de un

correcto diagnóstico, porque el diagnóstico de una alopecia incluye en sí todo el

recorrido por las demás irregularidades.

1º.- Procederemos con el microscopio a comprobar si el cuero cabelludo se encuentra

seco o deshidratado o si existen procesos descamativos o irritaciones.

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2º.- Luego comprobaremos la cantidad y estado de la grasa, el grado de sudoración, la

existencia o no de prurito, la cantidad de cabello que cae y los que se encuentran en

fase de crecimiento y la tensión cutánea.

3º.- Finalmente extraeremos algunos cabellos y realizaremos un tricograma para

observar el estado de los tallos y de los bulbos.

Es aconsejable mirar con detenimiento todos los procesos que se puedan estar

produciendo, porque suelen presentarse relacionados entre sí en diversas

graduaciones. En el cuero cabelludo existe un equilibrio de todas sus funciones y éstas

se producen simultáneamente. Así que cada alteración que se produzca redundará

negativamente en el conjunto del equilibrio epitelial.

Síntomas Posible Anomalía Examen Visual Estado

Caspa Proceso

Descamativo

Observar

c.cabelludo

Deshidratación

Descamación

Irritación

Prurito

Grasa Seborrea Observar

c.cabelludo

Grasa

Sudoración

Irritación

Prurito

Rotura Anomalía del tallo Tricograma Estado del tallo

Caída Alopecia Observac. C.c. y

tricograma

Deshidratación

Descamación

Irritación

Prurito

Grasa

Sudoración

Caída

Regeneración

Tensión Cutánea

Estado del tallo

Estado de los

bulbos

Otra observación a tener en cuenta, antes de proseguir, es que las anomalías no se

presentan siempre claramente definidas o reconocibles como las hemos podido

observar en algunas fotos. Las anomalías evolucionan por diversas fases y pueden

manifestarse con ciertas particularidades en diferentes personas, dependiendo de

multiplicidad de factores (edad, sexo, factores ambientales, etc).

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OBSERVACIÓN DEL CUERO CABELLUDO

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Estados Descamativos Las quejas que nos llevan a observar, prioritariamente un proceso descamativo son.:

“Tengo caspa, me pica”.

Si la apreciación es correcta, al poner el visor de aumento sobre la zona donde

indica el cliente podemos observar un cuero cabelludo reseco, sin brillo, con el manto

hidrolipídico desequilibrado, ligeramente agrietado y con pequeñas escamas finas y

blanquecinas pegadas a la capa córnea de la epidermis o desprendidas junto a los

tallos pilosos; se trata de una deshidratación.

Si la deshidratación es mayor o hay una participación de microorganismos, las escamas

suelen ser un poco mayores y la descamación, más rápida y más evidente, pudiendo

llegar a depositarse en los hombros en cantidades bastante elevadas. No sólo el manto

hidrolipídico se ha desequilibrado; también se desestabiliza gran parte del estrato

córneo y se desprende abundantemente. Estamos ante una caspa seca o pityriasis simple.

Si estos procesos descamativos coinciden con un aumento de la producción de grasa,

entonces podremos apreciar el cuero cabelludo irritado, pero untoso, principalmente

con el sebo poco emulsionado formando unas placas pegajosas o resecas, a modo de

costras. En este caso se trata de una pityriasis esteatoide.

Estos cuadros descritos pueden ir acompañados en mayor o menor medida de prurito, irritación y/o tapones córneos.

El prurito es una sensación de picor que incita a rascarse y la irritación es un

enrojecimiento de la piel por la acción de rascarse o por una reacción inmune a la

proliferación de microorganismos irritantes. Es ese eritema que observamos en

innumerables clientes, especialmente, en la zona occipital. Es muy característico

cuando alguien en la peluquería dice que le pica, en la mayoría de las ocasiones lo

acompaña con un gesto típico, echándose las manos a la nuca; especialmente, las

mujeres. En esta zona, la más poblada de cabello, se depositan el sudor y

determinados productos cosméticos con mayor asiduidad, dificultando su correcta

oxigenación y propiciando irritaciones.

Los tapones córneos están producidos por el exceso de escamas epidérmicas junto a la

grasa y el sudor del manto, pudiendo formar una pasta que se extiende sobre el cuero

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cabelludo, acumulándose, particularmente, en la salida al exterior de los folículos y de

las glándulas sebáceas y sudoríparas.

Si al examinar la descamación observamos que está presente una inflamación

estamos ante una dermatitis.

Si esta dermatitis se localiza en zonas donde hay mayor número de glándulas

sebáceas (cuero cabelludo, cara, etc) y se manifiesta con una inflamación enrojecida se

trata de una dermatitis seborreica.

Si la dermatitis está ocasionada por un agente externo, que produce una irritación

enrojecida localizada en la zona donde se ha producido el contacto, con mayor o

menor hinchazón y hasta posible exudación, la denominamos dermatitis de contacto

irritativa. Si, por el contrario, la misma irritación inflamatoria la encontramos

extendida más allá de donde se ha producido el contacto, pudiendo llegar a

presentarse como en eccema agudo, entonces hablamos de una dermatitis de contacto alérgica.

Si lo que encontramos en el examen visual son placas descamativas muy aceleradas

que producen un engrosamiento de la piel, bien delimitadas, enrojecidas y con la

escama blanquecina, preferentemente en zonas donde la piel se halla en contacto con

planos óseos, nos hallamos ante una psoriasis.

SEBORREA Y SUDOR Cuando los clientes nos digan en sus quejas que tienen grasa, los síntomas,

posiblemente, serán evidentes desde la primera impresión. Sin necesidad de aumento,

a simple vista, el cabello presentará un aspecto lacio y oleoso, un tacto blando y

grasiento. El cuero cabelludo también mostrará un tacto untoso y, al ser observado

con el microscopio su imagen será brillante y engrasada. Estamos ante una

hidroseborrea.

Si la grasa es más intensa y concentrada suele presentarse en pequeñas gotas (

seborrea cérea u oleosa ) o formando capas ( seborrea capitis ).

Es frecuente que aparezcan en nuestros salones jóvenes entre 10 y 15 años,

generalmente acompañadas de sus madres, que se quejan de que su hija tiene

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constantemente el pelo pegajoso, sin brillo, untoso y apelmazado, que han utilizado

infinidad de shampoos para la grasa y ninguno se la corrige. Usted, como profesional

preparado, después de observar cuál es el estado actual del cabello y del cuero

cabelludo, debe explicarle que es normal que una joven de esa edad sufra un proceso

seborreico . Su hija está sufriendo un cambio hormonal y éstas son algunas de las

consecuencias, pero no debe preocuparse; nosotros nos ocuparemos de controlar este

proceso, para que no provoque una anomalía mayor.

Una higiene correcta y equilibrada es, en estos casos, la mejor base para el

tratamiento que podamos indicar. No debemos confundir a nuestros clientes con

consejos acerca de la higiene capilar en estados seborreicos: “Un lavado semanal

debería ser suficiente” he oído en más de una ocasión.

Si además del problema estético que el exceso de grasa supone, usted deja que

esa grasa se vaya acumulando, día tras día, con los restos de sudor y las partículas de

suciedad, seguramente se creará una película sobre el cuero cabelludo que le impedirá

la normal oxigenación y transpiración, provocando un insoportable picor y, como

consecuencia, un desequilibrio en el cuero cabelludo.

Lo que no hay que hacer son lavados mecánicos agresivos, lo que se llama “

fregar las cabezas “; hay que aprender a manipular el cuero cabelludo en los distintos

estados en los que se nos presenta, ya que un lavado incorrecto, en el caso de una

seborrea, puede estimular su segregación. En este caso se tratará de no someter el

cuero cabelludo a presiones con las yemas de los dedos, sino con la cara interna de los

dedos o bases más sólidas como las palmas de las manos.

Proporción de grasa y sudor En la hidroseborrea, el cuero cabelludo se encuentra engrasado y brillante, pero no

sabemos qué cantidad de esta emulsión es grasa y cuál se debe a un elevado grado de

sudoración. En este caso, un simple examen visual nos puede inducir a error.

Cuando la sudoración es abundante se mezcla y se confunde con la grasa del

manto diluyéndola, tornándola más líquida. Podemos tocar el ungüento, deslizándolo

entre la yema de los dedos y comprobar su densidad más o menos licuada. Una de las

maneras más eficaces para determinar cuál es la proporción aproximada de una

sustancia u otra es realizando una prueba con un papel de fumar.

Cogemos el papel entre los dedos y pasamos por el cuero cabelludo presionando

para que se manche de grasa y se moje de sudor, repetimos la acción en diferentes

zonas, seguidamente dejamos el papel humedecido debajo de una luz o en algún lugar

cálido y esperamos unos minutos o si lo preferimos podemos aplicarle aire caliente con

un secador.

Después podremos comprobar que el papel se ha secado parcialmente y que

quedan unas manchas oleaginosas depositadas sobre el mismo. La parte que se ha

evaporado es el agua que había en la mezcla y la que permanece es la grasa;

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seguidamente comparemos el resto que queda en el papel con la mancha que había al

principio; si queda mucha mancha, nos indica un exceso de grasa, seborrea o, mejor

dicho, hidroseborrea, y si, por el contrario, la mancha que queda es muy pequeña o

prácticamente nula se tratará de un exceso de sudor, y posiblemente, estemos ante

una hiperhidrosis.

Caída y regeneración

En primer lugar debemos comprobar la cantidad de cabello que cae para conocer la

fase en que se encuentra la alopecia; debemos saber si se trata de una caída normal o,

por el contrario, de una caída un poco más acelerada, un efluvio. Pero, al mismo

tiempo, también es importante comprobar la cantidad de cabellos en fase de

crecimiento.

Es frecuente encontrar clientes, especialmente entre las mujeres, que se quejan

de que se les cae mucho el cabello, y es cierto; cada vez que pasan por el lava cabezas

dejan verdaderos borbotones de cabellos en él, pero también es cierto que algunas de

ellas llevan, incluso, años diciendo lo mismo y cada vez parece que tenga, si no más,

los mismos.

También es frecuente encontrar personas, especialmente entre aquellas que

padecen una alopecia androgenética, donde la caída es prácticamente inapreciable.

Pero observamos que cada visita al salón tiene menos densidad de cabellos.

No es extraño encontrar parejas en las que la mujer deja en el baño gran cantidad de

cabellos y el hombre apenas unos pocos; sin embargo, ella conserva una cabellera

espléndida y él muestra signos inequívocos de una disminución importante de cabello.

¿Cuántos cabellos es normal perder al día? Hay quien habla de cien, otros dicen que entre cien y ciento cincuenta. Hay quien dice

que lo normal son cincuenta y otros que sólo veinticinco. Incluso hay quien habla de

menor cantidad de caída. Todas las apreciaciones son acertadas, pero habría que

añadir.” La caída normal de cabello diario está en función de la regeneración que se

produzca al unísono”.

Hay dos formas, complementarias, de establecer la relación caída-regeneración. Una

es comprobar el porcentaje de cabellos en fase Ana gena y Telo gena, observando los

bulbos en el microscopio. Otra forma de comprobar la relación de caída-regeneración

es de la siguiente manera:

Con la mano abierta situamos la palma en la base de la cabeza y cogemos el cabello

entre los dedos, se ejerce una suave tracción hacia arriba y, con delicadas sacudidas,

ascendemos la mano hasta el final del cabello, repetimos la misma acción en

diferentes áreas del cuero cabelludo, observamos la mano y vemos el número de

cabellos que han sido arrastrados. Estos estaban ya en fase Telo gena, a punto de caer;

por eso, con una leve tracción se desprenden.

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Inmediatamente pasaremos a comprobar la capacidad de regeneración, abriendo

rayas, lo más rectas posibles y presionando los cabellos de ambas partes con las

palmas de las manos. Al colocar los ojos a nivel del cuero cabelludo podremos ver si

despuntan cabellos y cuántos son, qué diámetro tienen, su pigmentación, si son

estables o si, por el contrario, se trata de vello fino, con escaso pigmento y poco

estable.

Estos son métodos empíricos de los que hay que aprender a extraer conclusiones e

interrelacionar datos: cuántos cabellos han caído, la densidad del cabello, la edad, los

aspectos nutricionales y el posible patrón de la alopecia, cuántos están en crecimiento,

qué tamaño tienen, etc.

Así podremos determinar, si el cliente se queja de una caída abundante, en los

últimos meses, por ejemplo, si se trata de un efluvio ocasional (carencial, psicogénico,

traumático, ambiental, etc.) o si se trata de un proceso alopécico más agudo.

Tensión Cutánea Es frecuente encontrar en los salones de peluquería ese cliente/a que llega alterado

con muchísima prisa; entra y antes de saludar ya ha dicho repetidas veces que tiene

que irse, que tiene mucha prisa. Parece que todo el mundo tenga que detenerse por él

o ella tiene importantísimas cosas que hacer,

Siéntela y dígale que inmediatamente la atiende; compruebe, depositando las palmas

de las manos en el parietal superior e intentando juntarlas, cómo su cuero cabelludo

está bloqueado como si de una piedra se tratase.

Entonces procure con su exquisita destreza y psicológica imprimirle energía

positiva; simplemente repítale que se marchará muy rápido, pero que le permita un

instante para relajarla. Invítele con amabilidad a respirar, a respirar profundamente

por la nariz y expulsar el aire por la boca.

Indíquele que repita este ejercicio 3 o 4 veces, al tiempo que le masajea sus

hombros, antebrazos, zona cervical y parte de la espalda. Le aseguro que se producirá,

casi inmediatamente, una relajación y distensión de todos los músculos del cuerpo.

Vuelva usted a intentar el desplazamiento del cuero cabelludo y observe ahora que su

movilidad es más elástica; consecuentemente, el riego sanguíneo fluirá mejor.

La tensión cutánea puede estar producida, como en este caso que acabamos de

relatar, por una alteración de tipo nervioso, pero también puede deberse a factores

hereditarios.

La movilidad y la esponjosidad del cuero cabelludo nos indican en parte, la

existencia de una predisposición a una buena vascularización y que el riego sanguíneo

tiene espacio para trasladarse, lo que permite un buen equilibrio metabólico que

repercute en el correcto funcionamiento del epitelio y sus anexos.

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Para comprobar la esponjosidad debemos tocar, con mucha sensibilidad y con la

yema del dedo índice o corazón, el cuero cabelludo, presionando suavemente, hasta

notar el hueso, sintiendo la esponjosidad. Repetir esta acción en diversas zonas del

cuero cabelludo.

La experiencia, en la práctica de este ejercicio, nos permitirá agilizar la

observación de la estrecha relación existente entre zonas de menor esponjosidad, con

mayor tensión cutánea y más despobladas.

La tensión cutánea puede ser un factor desencadenante o agravante de una

alopecia, pero existen personas con una correcta esponjosidad, y en principio un buen

riego sanguíneo que también sufren alopecia; esto es debido a que las causas que la

provocan son otras. Habitualmente, en la fase más avanzada de las alopecias

androgenéticas encontramos calvas brillantes y tersas.

Hay otra queja en nuestra clientela que tiene relación con la tensión del cuero

cabelludo: “ Me duele el pelo o el cuero cabelludo”, dice señalando, normalmente, a

zonas donde la forma de su cráneo ejerce mayor presión sobre la piel; la parte alta,

fundamentalmente. La parte superior de la cabeza es, de por sí, la más estrecha del

cuero cabelludo, debido a la forma de la bóveda craneal; pero, además, esta forma es

particular en cada individuo, pudiendo presentar algún abultamiento o deformidad

congénita. Si eso ocurre, esa zona tendrá mayores probabilidades de ser alopécica.

Como hemos podido apreciar, comprobar la tensión cutánea del cuero cabelludo es

sencillo, pero, además podemos hacer otras observaciones.

Un color blanco pálido, sin brillo, nos va a indicar, generalmente, un cuero

cabelludo esclerosado, endurecido y tenso; por el contrario, un color blanco rosáceo

indica un correcto funcionamiento de todas las funciones epiteliales y un color rojizo

indica un buen riego sanguíneo, una retención o un mal retorno del mismo. Para

determinar de qué se trata concretamente basca con efectuar una presión firme y

rápida con la yema del dedo sobre la zona; la rojez, inmediatamente, deja un espacio

blanco en forma de laguna abriendo el color. Si el color rojo vuelve con rapidez, su

retorno es bueno; en principio podemos decir que existe un correcto riego sanguíneo.

En cambio, si el tono rojizo presenta un aspecto más morado y al aplicar la presión

vuelve a adquirirlo lentamente, como si le costara, es un síntoma de un cierto

estancamiento, un retorno deficiente, lo que indica una anomalía en el riego

sanguíneo.

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ANALISIS DEL BULBO CAPILAR

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Para poder realizar un análisis de los bulbos capilares deberemos proceder a la

extracción de los mismos.

Material Para realizar la extracción es necesaria una pinza o tijera con las puntas protegidas.

Hay cabellos finos y débiles a los que la presión punzante de las pinzas o el tirón les

pueden producir un traumatismo o una rotura. Ciertos traumatismos llegan a producir

abultamiento en el tallo, fácilmente confundibles con un hongo (canonus islatis) o con

una tricorrexis nudosa.

En principio, las tijeras de sutura o forceps son una buena herramienta.

Selección de la zona Los cabellos deben ser estudiados por zonas, buscando la relación que existe en cada

zona de bulbos en fase Anagena, en Telogena o Distróficos.

Principalmente realizaremos la extracción de la zona afectada, teniendo en cuenta que

en las alopecias difusas la caída se manifiesta extendida. De forma genérica, las zonas

temporal y occipital, más esponjosas y sujetas a menor tensión cutánea, suelen verse

menos afectadas, o con menor frecuencia, de alopecia y las zonas frontoparietal y

vértex son normalmente las más afectadas, por lo que la extracción en estas zonas y

en sus límites nos dará una visión bastante aproximada de lo que está ocurriendo en el

subsuelo del cuero cabelludo, en los bulbos.

Número de cabellos a extraer Hay autores que hablan de la necesidad de extraer de 50 a 100 cabellos para realizar

un tricograma; es correcto, pero puede resultar excesivo en algunos casos.

¿Tienen en su memoria la imagen de alguna persona con una cabellera pobre?

Intenten imaginar la cara que pondría si le decimos que le vamos a quitar unos

cincuenta cabellos y, posiblemente, al mes siguiente otros cincuenta para ver cómo

marcha la caída. Les aseguro que si se deja extraer la primera vez, que lo dudo, la

próxima no vuelve. Considerará que es peor el remedio que la enfermedad.

Es importante personalizar y decir en cada caso la cantidad de cabellos a extraer.

La cantidad de cabellos a extraer se determinará en función de la anomalía, de la

densidad de cabello existente y de la zona afectada.

En el caso de las alopecias difusas, especialmente en la alopecia androgenética, tanto

para elegir la zona como el número de cabellos a extraer puedo proponer dos

métodos:

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1. Extraer 2 o 3 cabellos del vértex, occipital y de cada lado de las zonas frontal y

parietal.

Si observamos especialmente afectadas las zonas frontal y parietal superior

deberemos extraer la mayor cantidad de cabellos de estos puntos y algunos del

occipital y parietal inferior como elemento comparativo.

2. Extraer entre 10 y 15 cabellos aproximadamente de una sola zona.

Especialmente de la parte delantera del vértex. El vértex es una zona referencial para

valorar los procesos alopécicos. Dirigiéndonos a la zona frontal es probable encontrar

el bulbo en peor estado, debido, principalmente, a la menor fluidez del riego

sanguíneo, y si nos dirigimos hacia la nuca, el efecto será el contrario.

Cómo realizar la extracción

Se selecciona un grupo de cabellos, se ordenan, procurando que en la base estén lo

más próximos, con el fin de que al dar el tirón provoquemos la menor sensación

dolorosa.

Los colocamos tirantes y los retorcemos sobre sí mismos, para que estén lo más

compactos posible. Entonces cogemos el mechón con la pinza a 1 o 2 cm. del cuero

cabelludo, situándola vertical, ligeramente oblicua y en dirección al nacimiento natural

del cabello, intentando esquivar los remolinos.

Con la mano contraria a la que tenemos las pinzas, con los dedos índice y pulgar,

efectuamos una acción de pliegue sobre la porción de cuero cabelludo en la que esté

el mechón seleccionado, intentando relajar y provocar la elasticidad que facilite la

extracción. Es importante distraer al cliente, al tiempo que se da un tirón rápido y

firme. Si se hace de forma lenta provocaremos una sensación molesta y es menos

probable extraer las vainas foliculares.

Qué hay que observar en un tricograma

En un tricograma hay que observar el estado de los tallos y de la raíz pilosa.

Al hablar en la segunda parte de las anomalías del tallo diferenciábamos

principalmente cuatro tipos de roturas, totales o parciales, del cabello: tricorrexis,

tricoclasias, triconudosis y tricoptilosis. El síntoma es la anomalía, por lo que al

describirla, prácticamente, la hemos diagnosticado. Son así y así se manifiestan. No nos

detendremos, pues, en este espacio a observar el estado del tallo, para el que les

remitimos a la segunda parte, y haremos hincapié en el estado de la raíz.

Estado de la raíz pilosa

La raíz pilosa es la parte intrafolicular, no visible, donde se forma el cabello. Está

formada por el bulbo con su matriz germinativa y la zona queratógena, las vainas

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epiteliales y una porción de cabello ya constituido. El bulbo, la parte más activa de la

raíz, es también una de las más sensibles de la piel y, como ésta, detecta con facilidad

los distintos trastornos que a su alrededor se producen.

En función de su forma y sus relieves, los bulbos nos muestran el ciclo y el grado de

vitalidad en que se encuentra el cabello.

Los cabellos que no sufren ninguna anomalía se caracterizan por mostrar en su raíz la

morfología típica del ciclo vital en el que se encuentran ( anageno, catageno o

telogeno).

En las diversas alteraciones que afectan al cabello provocando su caída, los cambios

estructurales que se producen en la raíz son similares.

Durante la fase Telogen, la matriz germinativa del bulbo cesa su actividad; por lo

tanto, ya no es susceptible a alteraciones. Es en la fase anagen cuando la matriz

germinativa sí se encuentra activa, cuando es más sensible a acusar los trastornos.

Estas alteraciones estructurales que pueden sufrir los bulbos en fase anagena

suelen presentarse de dos maneras:

Precipitando el paso del bulbo Anageno a Telogeno

Ciertas alteraciones precipitan el paso del bulbo Anageno a Catageno y posteriormente

a Telogeno, sin ninguna otra variación evidente que el aumento porcentual de los

bulbos telógenos en el cómputo general. Al final de la fase Telogena, todos los cabellos

que hayan sufrido esta alteración caerán. Si la cantidad de cabellos afectados es

significativa, esta caída producirá un efluvio.

Otras agresiones provocan una distrofia de la matriz. Esta distrofia puede

producir alteraciones de diversa índole en la estructura de la raíz: especialmente en el

bulbo. Son los llamados bulbos distróficos.

Expresiones de los bulbos Se tiene la idea de un bulbo concreto, estándar, un prototipo de fotografía. Así es

anagen, de esta otra forma telogen, y en el momento en que el bulbo presenta una

imagen ligeramente distinta, nos desconcierta, no lo sabemos reconocer con precisión.

Vamos a intentar mostrar y describir las diferentes maneras en las que pueden

presentarse los bulbos, sus diferentes expresiones, para poder valorarlos y

distinguirlos.

Según lo anteriormente expuesto, en un tricograma podemos observar que el

bulbo puede presentarse, generalmente, mostrando tres expresiones características:

anageno, telogeno y distrófico .

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Anageno

Es la fase de mayor actividad del folículo, en la que el bulbo alcanza su mayor

desarrollo, su mayor volumen. Los bulbos en fase Anagena se caracterizan,

fundamentalmente, por los rasgos siguientes:

Presentan normalmente una figura recta que se va ensanchando a medida que

nos aproximamos a la matriz, alcanzando su mayor diámetro en la base. Cuando se

manifiesta de esta forma se le denomina, también, bulbo en “pata de elefante”;

realmente se le asemeja mucho.

Si se trata de un Anageno joven, la forma es acusadamente piramidal. Si la forma

que presenta es rectangular es más propio de un anageno adulto.

Su relieve es uniforme, regular; normalmente, no presenta deformidades y cuando las

presenta son suaves y poco importantes para el normal desarrollo del cabello;

probablemente pertenecen a una fase anageno adulta o producidas en la maniobra de

extracción.

Máxima actividad pigmentaria. La parte de la matriz presenta un intensísimo

cúmulo de melanina, excepto en los cabellos blancos o rubios, que se suelen mostrar

con pocos o ningún gránulo de melanina.

Al realizar un tricograma es frecuente observar las vainas epiteliales, adheridas a

la raíz, perfectamente delimitadas y separadas de la posible grasa. Y cuanto más

joven, fuerte y saludable se encuentre el cabello, más posibilidades hay de

encontrarlas.

Anageno Anageno con vainas

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También nos puede aparecer un bulbo en fase Anagena, con las vainas bien adheridas,

envuelto dentro de un saco de grasa. Sin duda, esto le da un aspecto seborreico al

bulbo. Sugiero que a este bulbo, sobre el que tanteo se especula, cuando se le

encuentre en plena actividad (Anageno), no se le considere un problema. Puede

tratarse de grasa, más o menos abundante, que es arrastrada en el momento de

realizar la extracción. Si ésta es abundante, la habremos detectado al realizar el

examen visual.

En cualquier tipo de caída de cabello, el exceso de grasa es una circunstancia agravante

que debemos tener bajo control si queremos paliar la caída.

Telogena La fase telogena del folículo es aquella en la que el bulbo ha perdido el contacto con la

papila, lo que significa pérdida de contacto con nutriente alguno. El fin del ciclo piloso.

Los cabellos en fase telogena presentan una forma característica que los hace

inconfundibles y de fácil reconocimiento en un tricograma; con el bulbo blanquecino y

replegado como si fuera la cabeza de una cerilla o un palo de tambor.

Dentro de esta forma pueden presentarse algunas variantes, fundamentalmente,

si en esa cabeza de cerilla hay mayor o menor condensación de vainas foliculares

formando una cápsula que lo envuelve. En su viaje ascendente, el folículo va

empujando el cabello hacia el exterior, los restos de las vainas adheridas se van

replegando alrededor del bulbo y, conjuntamente con algunos restos de materias

grasas, se van endureciendo.

Todas las partes activas han ido desapareciendo. Lo que queda es materia

queratinizada, que suele adoptar la forma de cerilla ya mencionada, con más o menos

cáscara a su alrededor, en función de las vainas, grasa o del tipo de alopecia. En

algunas ocasiones podemos observar escasos gránulos de melanina.

Se asocian estos bulbos, en fase telogena y con cápsula, a las alopecias

androgenéticas; cuando se trata de alopecias carenciales o de otro tipo suenen

presentarse con escasa o ninguna cáscara.

Fase Telogena

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Bulbos Distróficos Los bulbos distróficos son aquellos que presentan un desarrollo deficiente debido a

una alteración metabólica o traumática.

Cuando las células de la matriz, tremendamente activas, se ven afectadas por

cualquier agresión sufren una alteración metabólica y retraen su frenética actividad

reproductora.

El aspecto que presentará el bulbo que padece esta distrofia dependerá de la

intensidad de la alteración y del tiempo que esté retraída la mitosis de la matriz. Un

bulbo en fase Anagena puede sufrir alteraciones y empezar a presentar irregularidades

paulatinas.

Por esto, la presentación de los bulbos distróficos es tan variada como los

diferentes grados de carencia que puedan manifestarse. En general se reconocen por:

las irregularidades y deformidades que presenta su relieve y, fundamentalmente, por

el estrechamiento que padece el bulbo.

En un grupo típico de esta familia de distróficos, caracterizados por tener menos masa

que el resto y con una terminación más estrecha y afilada, podemos observar, muy

cerca de la parte inferior, un traumatismo, una especie de estrangulamiento. Este tipo

de bulbos se asocia, concretamente a personas que sufren algún trastorno emocional

o que están sometidas a fuertes tensiones nerviosas durante un tiempo prolongado.

Bulbos distróficos

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Los bulbos distróficos son difíciles de recuperar, pero si se solventa la causa que

desencadenó el problema, los próximos cabellos que salgan no sufrirán esta anomalía.

Estas alteraciones no sólo provocan deformidades e irregularidades en la raíz, también

el tallo se ve alterado y, como consecuencia de la distrofia del bulbo, el tallo es

susceptible a deformaciones, erosiones, traumatismos y hasta la rotura parcial o total.

Es fácil que durante una extracción varios cabellos se rompan. Si extraemos el bulbo de

estos cabellos rotos comprobaremos que en su mayoría se trata de bulbos distróficos.

Porcentaje de Bulbos por fases

A los clientes les tranquilizará saber que el cabello tiene un ciclo de vida y que es

normal que, habitualmente, un porcentaje de cabello se caiga. La duración del cabello

en cada fase, al igual que el porcentaje de bulbos en cada ciclo, depende de muchos

factores, principalmente hormonales, genéticos, carenciales y traumáticos entre otros.

Y estos van a determinar que en unas zonas del cuero cabelludo la fase Anagena

sea más abundante y duradera que en otras. Pero, por término medio, podemos

indicar que los bulbos suelen permanecer en:

Fase Anagena -> Entre tres y seis años.

Fase Telogena -> Entre tres y seis meses.

Uno de los elementos más importantes a la hora de leer un tricograma es valorar el

porcentaje de bulbos que se encuentran en cada fase. Para ello, se estructurarán en

tres grupos.:

Anagena – Es la fase de máxima actividad biológica del bulbo.

Telogena – El cabello caerá en un espacio de tiempo no muy prolongado.

Distroficos – Los que presentan alguna alteración en su desarrollo.

El porcentaje de bulbos que se deben encontrar en cada fase en un cuero cabelludo

sano es de..:

ANAGENA – 85%

TELOGENA - 15%

DISTROFICOS- 0%

Siempre que encontremos bulbos distróficos en un tricograma estamos ante una

anomalía. Y dependiendo de los porcentajes de bulbos que encontremos en fase

Anagena o en Telogena podremos determinar si estamos ante una anomalía y prever

un diagnóstico.

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Los Bulbos Capilares

Bulbo Seborreico: Está recubierto por una importante envoltura de grasa, afluyendo al cuero

cabelludo y tallo por el folículo piloso, adquiriendo el cabello el aspecto tipico de la seborrea. Para su

tratamiento se recomienda el uso 2 ó 3 veces por semana de Champú antiseborreico Revik, con

mucopolisacáridos y bioazufre, asociado a la loción antiseborreica Revik.

Bulbo Peládico: Se caracteriza por la pérdida de pelo. Tiene raices filiformes lo que ha causado la

denominación "Pelo en signo de admiración". Las terminaciones nerviosas en su base son escasas y

la irrigación es deficiente. Corresponde a la fase Telógena.Para su tratamiento, se recomienda el uso

2 ó 3 veces por semana de champú anticaída con aminoácidos Revik, asociado a la loción anticaída

Revik.

Bulbo Esclerosado: Su color es oscuro, sin ninguna transparencia. Totalmente deformado por su

base. Se trata de un bulbo de características anémicas pero más duro de lo normal. Es una etapa

anterior al bulbo peládico. Para su tratamiento, se recomienda el uso 2 ó 3 veces por semana de

champú anticaída, asociado a la loción anticaída.

Bulbo Anémico: Ofrece un aspecto muy blando y transparente en su parte inferior. Presenta zonas

delgadas con frecuentes desviaciones. Padece una desnutrición prolongada, por lo cual evoluciona

lentamente. Para su tratamiento, se recomienda el uso 2 veces por semana de champú anticaída con

aminoácidos, asociado a la loción anticaída.

Bulbo Normal: La raiz de un cabello normal es generalmente ancha por su parte inferior, facilitando

un amplio contacto con la papila. Alrededor se observa una delgada capa de sebum.

Bulbo seroso: Pertenece a un estado antiguo de seborréa. El bulbo está recubierto de una capa

endurecida de sebum, formando alrededor del bulbo como una cáscara seca. Dificulta enormemente

la nutrición y por consiguiente, el desarrollo del pelo. Para su tratamiento se recomienda el uso 1 vez

por semana de champú antiseborreico, asociado a la loción antiseborreica que usaremos después del

lavado.

Bulbo atrépsico: Es una derivación del bulbo anémico, pero que corresponde a una anomalía de

origen seco. Se reconoce por la terminación de los bulbos en punta. Presenta una deficiente

irrigación. Para su tratamiento, se recomienda el uso 2 ó 3 veces por semana de champú anticaída

con aminoácidos, asociado a la loción anticaída aplicada después de cada lavado.

Tricoclasia: Corresponde a una anomalía del tallo capilar el cual se rompe transversalmente,

presentándose el extremo como un pincel deshilachado. Para su tratamiento, se recomienda el uso

1 vez por semana de champú reestructurador con queratina Revik, asociado a la loción de queratina

Revik.

Tricoptilosis: Es una fisura longitudinal del extremo del cabello, conocida como "Puntas abiertas";

fenómeno provocado por la deshidratación del cabello. Para su tratamiento, se recomienda el uso 2

veces por semana de champú reestructurador con queratina y crema suavizante, asociado a la loción

de queratina que alternaremos con la loción anticaída, después del lavado.