manos vacÍas

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DE BLANCO PARA JESÚS Visto de blanco para recibir a Jesús. Lo llevaré en mi corazón y todas verán en mí el tesoro que guardo yo. Me lo llevaré a casa y en mi habitación le prepararé un lugar para que podamos hablar los dos. Le hablaré de mis cosas y le pediré por favor que nos guíe en este día de nuestra primera comunión. Y que sigamos haciéndolo muchas veces por Amor. Le pediré por mis padres y también por mi familión, que entre abuelos, tíos, hermana y primos nos juntamos un montón. ¡Que son muchos los que me quieren y también los quiero yo! Mª Dolores Madrid

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se entregó a los vientos y al mar

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DE BLANCO PARA JESÚS Visto de blanco para recibir a Jesús. Lo llevaré en mi corazón y todas verán en mí el tesoro que guardo yo. Me lo llevaré a casa y en mi habitación le prepararé un lugar para que podamos hablar los dos. Le hablaré de mis cosas y le pediré por favor que nos guíe en este día de nuestra primera comunión. Y que sigamos haciéndolo muchas veces por Amor. Le pediré por mis padres y también por mi familión, que entre abuelos, tíos, hermana y primos nos juntamos un montón. ¡Que son muchos los que me quieren y también los quiero yo! Mª Dolores Madrid

SE ENTREGÓ A LOS VIENTOS

La mujer, rodeada de lumbres pálidas, tenía la frente desnuda de ideas y se entregó a los vientos. A los vientos, sí. A los mismos que descubrieron su corazón y jugaron con ella en los pinares. A los que hicieron girar el molino… La mujer, pensativa, mira el molino… Y se descalza para andar por las estrellas, dice… Quiere sentirse ”Mujer”, ensartar su nombre en las flores y dormir en un gran lecho de sol hasta que fluyan las espigas del amanecer.

¡Estaba enamorada!

Mª Dolores Madrid

BALADA AL MARINERO

Amarrado está en el puerto tu corazón, cual bajel cansado de orillar hasta hartar de ti, ¡0h mar!. Quiero cantarte hombre de mar, una melodía melancólica al ritmo de las olas y con la brisa de los vientos. Quiero cantar a tus ojos anhelantes como principio de su fin, y descubridor de cielos en el mar. Quiero cantarte ¡hombre de bronceados vaivenes!, al murmullo del viento que te roza, entonando cadenciosamente un poema con movimientos ondulados en el mar. Y canto a tus espaldas,

repletas de sol y de sal, de mañanas azules, con aireado acento de arcángel que se enfrenta en las rompientes. Canto a tu piel curtida por el viento; a ese gesto dorado con afecto fugitivo, que hace nacer el sol desde tus aguas. Óyeme hombre de mar, no huyas tu mirada de esos ojos henchidos de sentimientos, que invade las arenas y que yacen deshechos de pasión, locos de furia. Levántate en las escarpadas cumbres del saber, de ese espacio azul verdoso, transparente y plomizo para poseerte inmenso, poderoso y no tomar de ti más que los brillos de platas. He de entonar unas notas

a ti, arriesgado cautivo que luchas con las espumas de esas aguas pajizas, que, llenas de ira traicionan, y, que en sigilo, se duermen burlonamente. Otra tonada va al romántico marinero, que absorto, paladea esos manantiales de lunas, que en la noche, las colinas hacen caminar. Habla marino, ¡Viejo lobo de mar!, con tu amada de rostro parduzco en la hora crepuscular. Dale rienda suelta a tu corazón, cubre de abrojos esos reflejos de caracola de tu bienamada…la mar. Muchas lunas han pasado. Presiento que otras lunas y otras mañanas vendrán, y el mismo sol te cubrirá hasta el fin de tus días y te seguirá llevando en su corazón, la mar.

¡Por ti va esta balada!. Llévala con cuidado. Trátala con amor, con esmero, porque corre el riesgo de perecer en un momento.

Mª Dolores Madrid

QUERÍA SER…. De niña, cuando La feria solía visitar, subía en la cesta de la noria sin parar. Vislumbraba el amplio mar; Y yo quería ser golondrina Para poder volar, Y surcar los mares sin cesar. Desplegar las alas, Y con arrogancia, Practicar su vuelo Alegre y juguetuelo. Hasta ¿Dónde podría llegar?

No mucho más allá; Para sentir esa libertad… Para poder elegir entre marchar o quedar. O posarme en el mástil de cualquier navío, y ser su sombra en su viaje, hasta el hastío. También en mi niñez a los actores veía, y debutaba en casa mientras todos se reían. Y quería, y quería… Ya ves, yo solo quería ser… así. ¡Ay loca de mi!... tantas cosas a la vez… que, tentada estuve de emprender. Como quien la margarita deshoja, con el tallo me quedé. Y aferrándome con fuerza a él, traté de sacar partido del simple tallo aquel. Surcar los mares, atravesar montañas, alcanzar las nubes y llevarlas a casa. Jugar con las estrellas, posarme en la luna y montarme en el cometa que vuelve a su cuna. Algo profundo experimenté en el fondo de mi interior;

Alegría por vivir, y vivir la vida mejor. ¡Al fin lo descubrí, yo quería ser soñadora de ensoñaciones. ¿Lo conseguí?- Si Yo quería ser ….así

Mª Dolores Madrid

MANOS VACÍAS (PLEGARIA)

En una esquina de la vida nací manchada de culpa. Mas tu aliento me redime y quita esa zozobra adversa. Quiero, Señora, que vengas conmigo bajo este azul inmenso. Te llevaré por los caminos que pisan mis pasos en silencio. Quiero sentirte. Quiero verte una mirada…, una sonrisa. De mis ojos correrá una lágrima

y una saeta saldrá de mi garganta. El tic - tac del reloj no suena. Los segundos no andan. El tiempo, ocioso, se para en el bronceado aire de la mañana. Señora, sola, soy un nombre y entre la gente me pierdo. Si te suplico, Señora, no me respondas con el silencio. Hazme fuerte y firme, resuelta y sin miedo. ¿Ves mis manos? Están vacías de actos buenos. Las utilizo, para manipular objetos diversos y para ensombrecer la nívea hoja de este cuaderno. Quiero Señora que busques en el almacén del cielo un alma pura, un corazón noble, sin rencores ni desafectos. ¡Quiero estrenar un alma nueva en este manchado cuerpo.!

Mª Dolores Madrid

A LA ESPERANZA

Si el dolor me diera libertad…. duélame hasta morir. Si me aportara juicio o seso…. bébame la copa hasta el fin. ¿Siempre espero conseguir lo que deseo? La esperanza es una joven ninfa de realidades etéreas. Brasa invisible que atormenta eternidades. Mañana de mañanas que se suman en olvidos.

En las sombras, los ojos, escrutan nuestro destino. No es el dolor la esperanza que anhelo; si lo fuera, la muerte andaría cerca, muy cerca. El dolor es la sombra que se arrastra. Y la esperanza es el deseo de un algo que no siempre se regala.

Mª Dolores Madrid

DENTRO, MUY ADENTRO

Ay, si yo pudiera entonar el sonido de la alondra. Ay, si supiera cantar con el tono de un jilguero. Te cantaría lo mucho que mi corazón lleva adentro. Subirían los sonidos… alto, muy alto. Llegarían las palabras…lejos, muy

lejos. Conocería la tierra entera la razón de mis desvelos; Y se enturbiarían los mares, los ríos y los océanos, si yo vertiera a los aires la pesadumbre que llevo de infierno. Me lo quedaré todo, dentro, muy

adentro. Así evitaré que se contaminen otros cuerpos con mi cuerpo.

Mª Dolores Madrid

AUSENCIA INFINITA Para llenar tu ausencia te escribo estas líneas, para estar más cerca de ti. Anoche, cuando sumido en un profundo sueño, tu permanecías a mi lado..., me sentí sola; tan sola que fijé la mirada en el alto del techo. Una neblina envolvían mis rudos pensamientos. A ti, permanente ausente, como te hecho de menos; Quisiera poder vivir juntos también estos momentos. Comentar el pasado y componer nuestros sueños. ¡Ah! Cuanto me pesan los párpados de tenerlos siempre abiertos. La garganta se reseca y quebranta de tanto quedar quedo. Sabrás, que te siento sin verte. Al no estar conmigo, al no compartir mis sueños, siento un vacío por dentro que temo ahogarme en seco.

Te imagino “el mar” que en sus aguas me recibe, acariciándome con su oleaje. Ni un solo gemido, ni un solo lamento, ni una fractura en su manto terso. Brillante y agrisado de platas, cubre su cuerpo espumoso y bravo. Enajenado de su entorno, busca un remanso, un remanso donde quede cautivo su sueño. En las noches de estrellado cielo el mar en su murmullo me dice ¡Te quiero! ¿Ves tu como yo te quiero? La noche se hace larga, muy larga y ardíanme los ojos de tenerlos prietos, como puyas de fuego clavadas en lo más hondo de mi pecho. En tu ausencia infinita te llamé y no contestaste. Busqué a la luna y no la encontré. Fui a la fuente y estaba seca.

A la mar y era salina. Al encuentro de una sombra (cansada de buscar), y no había árboles, ni matas, ni grutas, ni un viviente animal. Solo estaba yo y tu ausencia. ¿Quién no la quiere llenar?

Mª Dolores Madrid