lunaris de carlos ribeiro: la intimidad de la escritura

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1 Lunaris de Carlos Ribeiro: La intimidad de la escritura. María Pugliese 1 PRIMERA PARTE: REALIDADES EN APARIENCIA LOS LÍMITES DE LAS CONTRADICCIONES- En la primera infancia, las palabras nos posibilitan organizar realidades internas y externas, nombrar el mundo que nos cobija, deslumbrante y nuevo. Las palabras que emergen de él constituyen, en principio, un cuerpo de sonido y percepción cuyo regazo es la memoria. La memoria precede a la palabra. En ella se alternan en forma discontinua procedimientos mnemotécnicos 2 para encauzar en la expresión oral “los recuerdos” de necesidades, sentimientos, sensaciones. Podríamos aseverar entonces, que somos, en esencia, Memoria. A través de la escritura, las palabras dejan de ser sólo sonidos, adquieren presencia visual en un diseño espacial concreto- y otorgan continuidad al pensamiento- en un contexto socio cultural-. La memoria escrita, es la Historia viva que nos permite revisar, ordenar y recrear. En la escritura Memoria e Historia hallan cierta reconciliación. La escritura nos instrumenta para construir mundos alternativos, a nuestro antojo: podemos destruir y reconstruir recuerdos, trazar nuevos límites espaciales y temporales, o evocar otras memorias. Es un proceso íntimo, solitario y siempre diferente, un acto eminentemente humano que involucra los diálogos de la inteligencia y de la voluntad. Los escritos de Lunaris están precedidos por un epígrafe de Stanislaw Lem: Eu cruzara a fronteira do medo e do desespero. Eu percorrera um longo camino-indo mais longe do que alguém já havia chegado. 3 . ¿Por qué Carlos Ribeiro, a modo de advertencia, nos remite a Lem? ¿Cuál es el itinerario trazado y con qué recursos nos hará partícipes de ese recorrido? Al leer por primera vez Lunaris, hubo una imagen que aparecía y desaparecía con cierta 1 María Pugliese, nació en Vicente López, -Buenos Aires- el 29 de mayo de 1957. Poeta y ensayista. Profesora de la Universidad Nacional de Luján –Argentina-. Autora de los poemarios éditos De uno y otro lado, Esquirlas, Sobre un puente de cañas, Voces como furias, Vigías en la noche; Ejecuciones, Cripta de amor y El silencio permanecen inéditos. 2 La mnemotecnia o nemotecnia es el proceso intelectual que consiste en establecer una asociación o vínculo para recordar una cosa. Las técnicas mnemotécnicas suelen radicar en vincular las estructuras y los contenidos que quieren retenerse con determinados emplazamientos físicos que se ordenan según la conveniencia. Estas técnicas pueden consistir en un término especial, una expresión o una rima que se emplea para que recordar algo (como una lista) resulte más sencillo. La mnemotecnia, de esta forma, no apela sólo a la repetición para el recordatorio, sino que también se basa en las asociaciones entre grupos de datos para lograr la construcción del recuerdo. Por lo general, las sucesiones usadas por la mnemotecnia deben tener sentido. Se considera que la mnemotecnia aleatoria no siempre colabora con la memoria. 3 Yo atravesaré la frontera del miedo y de la desesperación. Yo recorreré un largo camino yendo más lejos de lo que alguien ya había alcanzado. S.L. (1921-2006). Polaco, autor de Solaris.

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Lunaris de Carlos Ribeiro: La intimidad de la escritura.

María Pugliese1

PRIMERA PARTE: REALIDADES EN APARIENCIA –LOS LÍMITES DE LAS

CONTRADICCIONES-

En la primera infancia, las palabras nos posibilitan organizar realidades internas

y externas, nombrar el mundo que nos cobija, deslumbrante y nuevo. Las palabras que

emergen de él constituyen, en principio, un cuerpo de sonido y percepción cuyo regazo

es la memoria. La memoria precede a la palabra. En ella se alternan en forma

discontinua procedimientos mnemotécnicos2 para encauzar en la expresión oral “los

recuerdos” de necesidades, sentimientos, sensaciones. Podríamos aseverar entonces,

que somos, en esencia, Memoria.

A través de la escritura, las palabras dejan de ser sólo sonidos, adquieren

presencia visual –en un diseño espacial concreto- y otorgan continuidad al pensamiento-

en un contexto socio cultural-. La memoria escrita, es la Historia viva que nos permite

revisar, ordenar y recrear.

En la escritura Memoria e Historia hallan cierta reconciliación. La escritura nos

instrumenta para construir mundos alternativos, a nuestro antojo: podemos destruir y

reconstruir recuerdos, trazar nuevos límites espaciales y temporales, o evocar otras

memorias. Es un proceso íntimo, solitario y siempre diferente, un acto eminentemente

humano que involucra los diálogos de la inteligencia y de la voluntad.

Los escritos de Lunaris están precedidos por un epígrafe de Stanislaw Lem:

Eu cruzara a fronteira do medo e do desespero. Eu percorrera um longo camino-indo

mais longe do que alguém já havia chegado.3.

¿Por qué Carlos Ribeiro, a modo de advertencia, nos remite a Lem? ¿Cuál es el

itinerario trazado y con qué recursos nos hará partícipes de ese recorrido? Al leer por

primera vez Lunaris, hubo una imagen que aparecía y desaparecía con cierta

1 María Pugliese, nació en Vicente López, -Buenos Aires- el 29 de mayo de 1957. Poeta y ensayista. Profesora de la Universidad Nacional de Luján –Argentina-. Autora de los poemarios éditos De uno y otro lado, Esquirlas, Sobre un puente de cañas, Voces como furias, Vigías en la noche; Ejecuciones, Cripta de amor y El silencio permanecen inéditos.

2La mnemotecnia o nemotecnia es el proceso intelectual que consiste en establecer una asociación o vínculo para recordar una cosa. Las técnicas mnemotécnicas suelen radicar en vincular las estructuras y los contenidos que quieren retenerse con determinados emplazamientos físicos que se ordenan según la conveniencia. Estas técnicas pueden consistir en un término especial, una expresión o una rima que se emplea para que recordar algo (como una lista) resulte más sencillo. La mnemotecnia, de esta forma, no apela sólo a la repetición para el recordatorio, sino que también se basa en las asociaciones entre grupos de datos para lograr la construcción del recuerdo. Por lo general, las sucesiones usadas por la mnemotecnia deben tener sentido. Se considera que la mnemotecnia aleatoria no siempre colabora con la memoria.

3 Yo atravesaré la frontera del miedo y de la desesperación. Yo recorreré un largo camino yendo más lejos de lo que alguien ya había alcanzado. S.L. (1921-2006). Polaco, autor de Solaris.

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persistencia: la de Alberto atravesando la ciudad de Salvador con las manos en los

bolsillos, mascullando pensamientos… Pero retomemos el primer interrogante. Los

libros de Lem exploran temas filosóficos que abordan especulaciones acerca de las

nuevas tecnologías, la naturaleza de la inteligencia, las posibilidades de comunicación y

comprensión entre seres racionales, y las limitaciones del conocimiento humano. Desde

estas perspectivas surge un nuevo interrogante, tal vez nodo de la propuesta de Lem: ¿

qué es lo que nos hace humanos?. Lem aborda la ciencia como una ficción –tal vez con

la intencionalidad de evitar cuestionamientos por parte de sus colegas científicos-. En

Solaris -una de sus novelas emblemáticas- el estilo literario se caracteriza por describir

acciones desde el punto de vista del protagonista. En todo momento se trata de una

descripción de los acontecimientos vividos por él, y contiene descripciones muy

detalladas y vívidas de las escenas. La trama del relato consiste en la descripción de

investigaciones acerca del planeta en cuestión y demás detalles que no hacen a la

historia en sí sino que completan la narración dando un carácter general más verosímil.

La novela trata sobre los fútiles intentos de comunicarse con una inteligencia alienígena

totalmente diferente a la humana, básicamente un gigantesco océano protoplasmático

(saturado, pues, de substancias químicas disueltas) en un planeta de un sistema binario

de estrellas, en el que se presume que hay vida y, posiblemente, inteligencia. Pero, los

intentos seculares por descifrar la conducta del extraño océano sólo resultan en la

clasificación de los fenómenos que en él se observan. Cuando los investigadores

intentan ser más agresivos en la exploración del océano, éste responde de forma

inesperada y demuestra ser capaz de leer la mente de la tripulación que lo estudia y

extraer de ella información sobre alguna persona que haya dejado un recuerdo muy

poderoso, lo cual desnuda la personalidad de los investigadores humanos, sin decir nada

de la del océano. Lem utiliza este argumento para hacer un profundo estudio de la

psique humana, de las relaciones afectivas, por cierto misteriosas e inasibles en

cualquier tiempo y de los límites del conocimiento científico.

Por lo tanto, si ser humano no significa únicamente una inteligencia y una

voluntad, quizá signifique además poseer sensaciones y sentimientos que no pueden ser

percibidos por la razón y que generan contradicción ante la propia voluntad.

La contradicción es el punto de partida del recorrido que está dispuesto a iniciar

Alberto -protagonista de la novela de Carlos Ribeiro-, un hombre maduro, a quien se

nos presenta en el primer relato inmerso en una sensación de “inutilidad” y desaliento,

y que, a pesar de su vasta trayectoria, se encuentra al borde de algo inexplicable, por lo

menos para la razón. La novela se estructura en tres partes: Al borde de la catástrofe,

La mujer de Lunaris y Segundo viaje en el tiempo.

En el presente trabajo se indagará en ella a partir de los siguientes interrogantes:

- ¿En qué consiste el recorrido y con qué acciones lo asumen los personajes?

- ¿Quién y desde dónde nos guía en este viaje? ¿Quién narra?

- ¿A qué responde la necesidad imperiosa de “contarlo”, escribirlo?

Alberto es un profesor Universitario, periodista, escritor, cuya relación con el

mundo circundante, con su época, es concreta y tangible. De ello nos apercibimos a

través de las referencias a los hechos cotidianos, de sus itinerarios errantes por la

ciudad, de las conversaciones con otros personajes, de sus fundamentos ideológicos y

sus lecturas.

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Pero sobretodo conocemos acerca de su vínculo con las realidades circundantes

a través del narrador. Su omnisciencia nos involucra de tal modo que a medida que

avanzamos en la lectura, resulta más difícil distinguir su perspectiva de la del propio

Alberto. ¿Con qué recursos logra el narrador esta invasión? En Al borde de la

catástrofe –primer relato-, nos revela el estado del personaje: sus reflexiones, sus

emociones, sus miedos, sus deseos más profundos, sus realidades “paralelas”:

Una vaga aprensión poseía el espíritu de Alberto siempre que, por un motivo u

otro, no se encontraba inmerso en sus actividades cotidianas…Pág. 13

Nos presenta a un hombre maduro -43 años- en el borde de una crispada

contradicción: su vida cotidiana, “el afuera” y sus estados internos “la intimidad”. Mas

dicha contradicción no está marcada solamente por la angustia y la incertidumbre, sino

por la percepción de las realidades que Alberto vive y que el narrador nos manifiesta. El

afuera le permite una organización cronológica de situaciones y acciones –trabajar,

negociar, viajar, compartir con otros, leer y comparar experiencias y/conocimientos-, lo

ubica en un espacio y en un tiempo limitado -el mundo, la ciudad de Salvador, el

presente y un pasado “repleto de promesas”-, le otorga identidad, tiene un nombre. Lo

interno es incertidumbre constante, desorganizada: Como si existiese otra historia,

paralela, misteriosa, que no se concretaba en palabras, hechos y acontecimientos. Otra

realidad, otra manera de ser y existir, en soledad y anónima a la que Alberto decide

acceder como a un rito de iniciación para evadir de la decepción mundana – No había

más espacios en el mudo para heroísmos. Si los hubiera, ciertamente no sería él el

héroe-.

Una de sus diversiones preferidas era abandonarse a la fantasía de que

habitaba aquel lugar. Era un estimulante ejercicio de imaginación, inofensivo, es

verdad, pero que se constituía, sin que nadie lo supiese, en una especie de venganza

contra el mundo, contra todo aquello que la civilización, con sus valores, representaba

en su vida. Era un espacio de libertad, en el cual nadie, ni siquiera las personas más

íntimas de sus relaciones, podría entrar.

Ese lugar –que llamaba Lunaris, en referencia a la novela Solaris, de Stanislav

Lem-, era una forma especial de pensar. Y de sentir. Sólo mas tarde descubriría que

era, de hecho, un lugar. Un extraño mundo mutable que, con el tiempo, adquiriría el

estado de realidad –extraña-, pero no por eso menos real. Pág. 16-17

La dicotomía realidad/ficción ya no tiene límites precisos, ni para Alberto ni

para el lector, por ello la sensación de extrañeza se sostendrá a lo largo de toda la

novela, al estilo de los relatos fantásticos.4 Es así como Alberto comienza a vivir con la

misma intensidad de uno y otro lado: El problema es que él no podía ser dos personas

al mismo tiempo. Ser una significaba no ser la otra. Era una paradoja insoluble –

pensó. Paradoja insoluble Pág.26

4 Barthes,R. El grado cero de la escritura: La Utopía del lenguaje. S.XXI. México. 1974

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Acerca del origen de la novela –constituida por treinta relatos agrupados en tres

partes-, Carlos Ribeiro nos dice: No recuerdo exactamente cuánto tiempo me llevó el

proceso de escribirla. Permanecí mucho tiempo con la idea del libro en la mente,

inclusive el título, pero no sé exactamente cuánto tiempo (cinco meses, nueve, un año?

No recuerdo).

Fue el único libro cuyo título surgió antes de ser escrito. La idea de una dimensión

imaginaria en la que el personaje transitaría y donde se refugiaría como defensa del

mundo real ya estaba en mi mente antes de escribirlo. Pero no sabía, de antemano,

nada sobre los personajes y situaciones específicas del libro –correo electrónico con

fecha 07/02/2015-

SEGUNDA PARTE: LA INTIMIDAD DE LA ESCRITURA

Lunaris se impone con la identidad de alguien que nos permite acceder a la

intimidad de la escritura de C.R. y podemos reconocer en su estilo narrativo la

concurrencia de diálogos: del narrador con el lector –con tono confesional-, del

narrador con sus personajes, de los personajes del mundo real con los del otro mundo,

del personaje protagónico –Alberto- consigo mismo y con otros autores entre los que se

incluye el propio C.R. Concurrencia que se logra con cierta espontaneidad y fluidez, a

modo de una extensa conversación en la que realidades y ficciones fluyen, se

superponen, se expanden en forma dinámica y envolvente para involucrarnos en otra

realidad-ficción, la de nuestro proceso de lecturas. Accedemos así a la intimidad del

pensamiento, pero desde qué márgenes? En qué consiste la intimidad?

Lo íntimo podría asociarse a:

- cierta información que se desea ocultar, transvestir

-actos o sentimientos que se mantienen fuera de la divulgación pública y se reservan

para un grupo acotado de personas, circunscriptos a circunstancias o espacios

compartidos.

Los límites entre lo íntimo y lo público no son precisos, pero al acceder a la

intimidad de alguien o algo, traspasamos el límite de “lo ajeno”, “del afuera”, para

entablar una relación “cómplice”, en la que no tienen cabida los secretos. En el

apartado anterior vimos cómo las perspectivas del narrador nos permiten espiar la

evolución del personaje y su entorno, mas la tensión del relato se mantendrá en tanto y

en cuanto el misterio o la sospecha de algo oculto, no se explicite.

Carlos Ribeiro nació en Salvador –Bahía- El 19 de agosto de 1958. Periodista,

escritor y Doctor en Literatura egresado de La Universidad Federal de Bahía.

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Además de uma vasta producción novelísitica, colaboró como periodista en

suplementos culturales y revistas literarias y se dedicó durante muchos años a la

divulgación científica, habiendo participado en expediciones a La Antártida, Amazonas

y a diversas reservas naturales de Brasil. Trabajó como asesor del Museo de Ciencia y

Tecnología de Bahía en el proyecto Historia oral de los Barrios de Salvador (ambos por

La Fundación cultural del Estado de Bahía) y como reportero del diario La tarde.5

Es miembro de La Academia de Letras de Bahía y Profesor de Periodismo de

La Universidad Federal de Recôncavo de Bahia-UFRB/Cachoeira donde desarrolla

proyectos de investigación en el área de periodismo literario.

Antecedentes que nos permiten confirmar que C.R. reconoció en la escritura un

instrumento para organizar y divulgar sus experiencias, ideas y sueños. Logró conciliar

en su desempeño como periodista, la acción y la palabra. Y ante la disyuntiva de si

existen compatibilidades entre el estilo periodístico y las ficciones, Carlos afirma con

certeza que el periodista le da “objetividad”, al trabajo del escritor, lo “distancia”. Sin

embargo, si bien requieren de un proceso de elaboración diferente, ambos exigen asumir

un compromiso con la contemporaneidad.

En Lunaris la escritura como proceso es un tema recurrente que es posible

reconocer por etapas:

-La decisión de escribir: la misma es precedida por un estado interno,

conflictivo, incierto…

Percibía que sólo le restaba memoria y que, en verdad, ella no era más que pura

imaginación. Recordaba, claro, que tenía vivido esto y aquello, que tenía visto esto y

aquello, pero todo lo que visualizaba no era la realidad en sí, y sí la imagen que

construía de ella. Era prisionero de una ilusión. Era él mismo, una ilusión. Paradoja

insoluble. Pág. 26

La paradoja de Alberto es el dramatismo existencial de vivir un presente atado

al pasado, dramatismo inherente a la condición humana en etapa de madurez. Ser adulto

significa estar sometido al tiempo, al rigor implacable de su cronología. Por ende al

sentido de sus actos y a la utilidad de los mismos. A los 43 años surge un impulso casi

vital,

Alberto sintió la necesidad de escribir un libro: una novela que no era más que

un subterfugio. Nadie merece este sacrificio. Pág.27

y el punto de partida es un camino incierto…

5 Libros de su autoría: Já vai Longe o Tempo das Baleias, Chapada Diamantina, O Homem e o

Labirinto, O Chamado da Noite, O Visitante Noturno, Caçador de Ventos e Melancolias: um estudo da lírica nas crônicas de Rubem Braga, Abismo, Lunaris, À luz das narrativas: escritos sobre obras e autores, Contos de sexta-feira, Fazedores de Tempestade, Um século de jornalismo na Bahia – 1912/2012, Viva saveiro: Patrimônio naval da Bahia e Rubem Braga: um escritor combativo – A outra face do cronista lírico.

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De vuelta a su casa, se acomodó en su escritorio y, por un mero descargo de

conciencia, resolvió escribir el inicio de un cuento –o de la novela-. En realidad, jamás

sabía adónde sus escritos lo llevarían. Un lugar que no existe.pág.53

hacia un futuro planeado y posible y con otros senderos que se bifurcan.6 La

urgencia del impulso por identificar respuestas en ese plan, el de escribir un libro, se

posterga, por voluntad propia.

Alberto resolvió postergar el proyecto de realizar Lunaris. Condenado a la

subjetividad. Pág. 57

La literatura entonces, es un proyecto imposible. Si la esencia de la escritura

constituye un ejercicio de recuperación del pasado –en palabras del mismo C.R.- y su

proyección hacia el futuro…por qué el presente lo paraliza? Tal vez por la decepción,

ante un mundo caótico, globalizado, sin concordancia con la proyección utópica que los

jóvenes de su generación soñaron como futuro. El futuro está aquí y no es posible ser lo

que se era antes.

Se acordó de un amigo suyo, el periodista Carlos Ribeiro, quien le confesó

haber quedado profundamente impresionado con el ilustre geógrafo bahiano Milton

santos, a quien había entrevistado. Todo porque él denunciara, sin medias palabras, el

más tenebroso crimen, que se estaba perpetuando, entre las imágenes deslumbrantes y

engañadoras de la globalización, o como él mismo decía, del globalitarismo: la muerte

del pensamiento. El deber de resistir. Pág. 41

En este fragmento el modo de enunciar coincide con la complejidad de la

catástrofe: un narrador –ficcional- nos comunica un recuerdo del personaje –entra en su

intimidad- que alude a C.R. –escritor, real- quien le había manifestado a su vez un

sentimiento íntimo surgido de una experiencia personal/profesional –entrevista- a un

geógrafo –real-…A modo de caja china, el relato se estructura con una referencia dentro

de otra transgrediendo los límites entre la ficción y las realidades. Ésta es la gran

catástrofe del S.XXI, la grieta más profunda de los tiempos que corren, la exhibición

de las intimidades propias y ajenas, transvestida en ficciones públicas. Ni Alberto, ni

Carlos Ribeiro pueden soportarla. El pasado sin causa se vivencia como fantasía, ya

que los espacios y los tiempos no tienen límites, por lo tanto ningún análisis es posible.

Todo intento aparenta ser inútil para Alberto, aunque cuenta con los instrumentos

esenciales para avanzar tales como la necesidad, una realidad “paralela” que lo incita y

seduce –Lunaris- y el lenguaje. ¿La creación literaria puede ser un medio de resistencia?

¿Cuál es la función del lenguaje? La respuesta se hace explícita con la voz y presencia

de Helio, un lunario:

-Pocas personas consiguen ver toda la gama de colores que una simple nube

refleja. Los escritores, particularmente, son muy limitados en eso. Creo que es porque,

6 Paráfrasis que nos remite al cuento El jardín de los senderos que se bifurcan de Jorge Luis Borges., en el que el tiempo –tema reincidente en Borges- fue representado en forma de laberinto ramificado. Carlos Ribeiro manifestó su admiración por el escritor argentino en reportajes, y es uno de los autores leídos por Alberto. Se deslizan, además, a lo largo de Lunaris recursos de estilo –por ejemplo los relatos enmarcados- y alusiones a preocupaciones metafísicas borgianas. Por ejemplo: Seré yo, en verdad, una creación de él? Seré yo o un simulacro?. Pág. 46

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para esto, es necesaria cierta ausencia. Es preciso no estar aquí para verla, entiendes?

Usted no sabe acerca de nosotros. Pág.73

La última oración invita a Alberto, quien en ese momento no entendía, a

traspasar el límite de las palabras para comprender, pero al final del relato advierte:

-Cuidado. Este camino puede no tener retorno.

El tono y precisión de las frases evocan por un lado al epígrafe de Lem y por

otro a la inscripción que Dante reconoce en la entrada al Infierno.7

-El proceso de escritura: La intertextualidad es otro de los recursos que el autor

utiliza para hacernos partícipes del relato. No sólo hace alusión a los autores leídos por

Alberto y a los referentes intelectuales de otros personajes al entablar intercambios de

ideas en el intento de comprender las transformaciones socio históricas de la

modernidad, sino que además se intercalan citas textuales, como por ejemplo la

introducción de Saint-Exupéry al libro Tierra de hombres. Las citas son precisas, -en

este caso detalla que la edición cuenta con la excelente traducción al portugués de

Ruben Braga8- con indicaciones de editorial y año de edición.9 Como el hilo que

Ariadna le brinda a Teseo para encontrar la salida del laberinto, las referencias

bibliográficas nos dan pistas para indagar más y comprender el sentido del quehacer

literario en medio de tanta confusión mundana. Por qué y para qué escribir? En qué

consiste el proceso creativo? Si quien interroga es el propio escritor, el enigma encierra

el sentido mismo de la existencia humana.

En el relato La entrevista, Alberto, se enfrenta a un texto que se desprende de

un estante en forma imprevista y rara, ni siquiera es un libro, es un cuadernillo –Cuando

se entrevista al escritor de Marie Garance-. Él cree que allí puede encontrar alguna

respuesta, un hecho paranormal ante una vivencia paranormal, pero en verdad este

relato y el que sigue nos otorga a los lectores respuestas acerca del origen y propósitos

del proceso de escritura, a través de un simulacro de reportaje.

En medio de la ensoñación, el primer encuentro es encarado por un hombre con

tono formal, respondiendo al estereotipo de las entrevistas en medios de comunicación

masivos. Las preguntas son triviales, como si estuvieran dirigidas a un autor novel y

éste tuviera que dar explicaciones de su quehacer. Alberto se incomoda y se rebela ante

las preguntas “absurdas” de los reportajes, y el interrogatorio se convierte en un juego

irónico ante los planteos acerca del plagio, la imitación y el placer o displacer de la

escritura. Al día siguiente, en ausencia de Judith –su mujer-, la presencia de una

sugestiva imagen femenina lo invita a seguir Listo para continuar la entrevista? A

través de las respuestas inferimos sus vivencias ante la creación literaria:

- El acto de escritura es placentero si se reconoce como acabado.

7 "Lasciate ogni speranza, voi ch'entrate", “Abandonen toda esperanza, ustedes los que entran…” 8 C.R. lo admira y escribió un ensayo abordando su obra. 9 Se podría abordar el análisis de Lunaris, indagando solamente en las intertextualidades y sus relaciones dialógicas –T. Van Dick-, y reconoceríamos a modo de espejo, la formación profesional, las experiencias de vida y las poéticas de C:R.

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Un gran placer es cuando paro de escribir y veo que está muy bien. Un gran

displacer, cuando me esfuerzo para escribir sin saber qué mierda se va a dar.

Entiende?

- El acto en sí, no responde a ningún plan.

Nunca sé lo que va a suceder. Nunca hago planes, ni investigaciones, al menos

hasta que la leche no esté derramada. En ese sentido, la computadora ayuda

bastante. Voy dejando lagunas, que completo después, cuando da. Cuando no

da, no pierdo el sueño, pues, como Ud. debe saber (enfatizó esta parte, hasta

con cierta crueldad, no sabía por qué) vivimos (y escribimos) en la

posmodernidad, donde todo tiene sentido porque nada tiene sentido, entiende?

- En soledad, uno se enfrenta a sí mismo

En ese territorio de la creación, soy apenas yo y yo.

- Es un proceso interno, íntimo.

Escribo apenas sobre lo que está dentro de mí. Soy pobre, lo sé. Mucho.

- La búsqueda de perfección genera angustia y frustración

Reescribo incontables veces. Es una buena ocasión para aproximarme lo

máximo posible a la perfección, que es, en tanto, intangible. Seré siempre un

escritor frustrado.

- Se concreta a través de la ambigüedad, de la representación simbólica,

“entrelíneas”

Las entrelíneas son mi vocación

En definitiva, un proceso dinámico, cíclico, con reminiscencias

continuas hacia el pasado; por lo cual la madurez debería ser la mejor atapa para

producir, con un estilo identitario. Alberto se encuentra en esa etapa, pero se

siente inútil y siente admiración extrema por las personas que demuestran

seguridad: positivas, directas, prácticas, sin retrocesos, sin vacilaciones…. Pág.

48. Ser /existir en la posmodernidad exige productividad, pragmatismo,

prestigio. Las relaciones humanas se sostienen en forma aislada, en contextos

virtuales:

Alberto estaba cada día más convencido de que las relaciones entre las

personas –esas pequeñas luces perdidas en la planicie10- eran cada día más

irreales. Mediadas por la TV y por el cine, se tornaban simulacros de

relaciones… La prueba de eso el hecho de que él pasaba cada vez más tiempo

conversando con su amigo, en Lunaris. Estamos transformándonos en

fantasmas! Pág. 46

10 Esta es la idea central del prólogo de Saint Exupéry que se transcribe en la página 45.

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La escritura constituye la presencia de una voz predispuesta a entablar

un diálogo con otras presencias, requiere de cierta empatía que el aislamiento

impide. Entonces, el diálogo se convierte es un masculleo de ideas consigo

mismo.

- La intimidad: Los ojos entornados, la mirada en un punto fijo y cierta

sensación de placidez bastan para percibir las realidades oníricas de Lunaris que

se imponen sin mayor esfuerzo. Sin embargo el miedo lo invade, -nunca había

sentido miedo- le demuestra que está vivo pero extraño en su contacto con lo

cotidiano…tal vez miedo a “ser dueño de su propio destino”. En esta

incertidumbre se ausenta de lo que es -No existís!, le reprocha Judith, su mujer,-

para transformarse en otro. Lunaris es una percepción y si la realidad es una

percepción, Lunaris es una realidad en la que pasado y presente se superponen,

es un espacio concreto reconocido por Alberto: …en el porche de una casa, en

Lunaris, rodeada de fuentes y palmeras con hojas largas y una gran cantidad de

hibiscos y enredaderas sobre muros desgastados por el tiempo, húmedos,

chorreantes.11 Ya es tiempo de tener miedo. Pág. 49 …al que necesita acceder

para sentirse adulto…El miedo, en fin, concluyó Alberto, era saber que había

crecido. Que era adulto, dueño de su destino. De repente, en algún momento del

final de su adolescencia, alguien se aproximó a él y le entregó una joya

preciosa, de la que sería a partir de entonces responsable y sobre la cual un día

tendría que dar cuentas. Y, la presencia de aquel objeto valioso, le quitará

definitivamente la paz. Pág. 50

El narrador nos revela en tan sólo dos oraciones, el designio secreto,

íntimo de este personaje, símbolo y anticipación del final de la novela. Federico

García Lorca sintetizó el núcleo de sus tragedias en la imposibilidad de los

personajes de asumir su propio destino. Jorge Luis Borges en su cuento

Biografía de Tadeo Isidoro Cruz sentenció: Comprendió que un destino no es

mejor que otro, pero que todo hombre debe acatar el que lleva adentro12.

Alberto decide acatar su destino: Abrió, entonces, la puerta y atravesó el

corredor que lo llevaba a Lunaris. Un lugar que no existe. Pág.51

Es el fin de la errancia y el inicio de un viaje interior de reencuentros:

-consigo mismo: surgen reminiscencias de episodios de la infancia que se

resignifican

…Podría sacar, uno a uno, todos los personajes que hicieron parte de su

vida. No necesitaba inventar nada, pues todos estaban allí, al alcance de sus

manos. Interregno. Pág. 78

-con el amor y el deseo: La figura de la mujer en la literatura universal

construyó arquetipos simbólicos con diferentes connotaciones en épocas y

11 Locus amoenus, tópico de la literatura como lugar ideal. 12 J.L. Borges. Ficciones. Emecé. Buenos Aires. 1979

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contextos diferentes. La musa inspiradora, la tentación, la curiosidad, la

atracción y deseo instintivo, la fuente de sabiduría ancestral, la génesis.

Las apariciones de la mujer de Lunaris son concretas y podemos reconocerlas

por las descripciones exhaustivas:

Ella, que tenía cabellos castaños-claros iluminados por la lámpara

fluorescente que estaba sobre su cabeza, hablaba alguna cosa que él no

entendía bien, y que por esto mismo se acercaba más. Podía verle claramente el

rostro, el brillo de sus ojos, que parecía guardar alguna aprensión, el esfuerzo

que demostraba para disuadir al compañero del pla,del plan, mas qué plan? La

cofradía. Pág. 63

Allí estaba, a una distancia de dos pasos. Podía ver, con espantosa

nitidez, el vestido de un azul desvaído, con diseño de flores; la tela liviana con

una caída que revelaba todas las formas del cuerpo delgado y ágil; los cabellos

castaños, con pequeños mechones que caían sobre el cuello y los hombros; los

ojos, también castaños, con largas pestañas, fijos hacia cualquier punto del

tejado; las manos sobre la nuca; las piernas estiradas a lo largo del sofá; los

pechos, que cabrían perfectamente en las palmas de las manos, jadeando

levemente; los labios entreabiertos; los pelos dorados que descendían por el

rostro, cercanos a las orejas; los brazos tiesos, pero delicados, extendidos a lo

largo del cuerpo, las manos alargadas apoyadas en los muslos; los pies

pequeños, calzados con medias zoquetes blancas con diseños amarillos…De

repente, sintió como si estuviesen ambos suspendidos en el espacio, como

formas puras, sin sustancia, sin materialidad. No pensó en abordarla. Cualquier

gesto o palabra quebraría aquel momento de encanto. La mujer de Lunaris.

Pág. 76

El narrador lo delata en un momento de intimidad plena, la imagen

descripta de esta mujer responde a las de cualquier ícono pictórico, su actitud es

de espera y entrega, sin embargo no se desprende de ella ningún intento de

seducción sino más bien de protección, de regazo. Un nuevo encuentro nos da

mayores certezas:

…Ella ordenaba la mesa: colocó un mantel azul con bordados blancos,

colocó un jarrón en el centro. Usaba el mismo vestido que él viera la vez

anterior. Estaba de espaldas a él, pero, como si presintiese su presencia, se dio

vuelta. Sí, era ella, la reconoció de inmediato. No parecía sorprendida de verlo,

pero no demostró señal de que lo esperaba. Hacía como si él fuese alguien muy

familiar. Sonrió para él:

-Pensé que ibas a llegar más temprano-dijo, y agregó en seguida- Pero

estoy feliz de hayas llegado. Sabés que no me gusta esperar.

Alberto se quedó parado. No sabía qué decir. Ella se dio cuenta, y se rió

de su comportamiento, como si le extrañara.

-Voy a servir la cena. Pero no es necesario quedarse ahí parado, con

cara de quien vio un fantasma.

Page 11: Lunaris de Carlos Ribeiro: La intimidad de la escritura

11

Fue hacia la cocina, encendió el fuego, volvió con un plato hondo que

colocó sobre la mesa.

-Preparé una sopa de garbanzos y cuzcuz de mijo con leche de coco.

Como le gustaba hacer a tu madre. No la vas a desperdiciar. Y, por el amor de

Dios, no te quedes ahí parado!

Alberto se sentó en el sofá. No sabía qué decir. Esperaba cualquier cosa,

menos que ella estuviese allí, delante de él, tratándolo con tanta intimidad. Qué

podría hablar con ella? No sabía ni siquiera su nombre.

-Quién sos?-dijo por fin.

Ella lo miró, seria; después comenzó a sonreir, con ternura.

-Quién tendría que ser? Ahora, dejá de hacerte el tonto! Tomá tu sopa y

vamos a dormir. La mujer, al fin. Pág. 82

Un encuentro íntimo, sí, en medio de una escena que nos remite a su

lengua materna, -el rito de la mesa, los aromas y sabores de las comidas, el

vínculo tierno, desinteresado, anónimo.- La mujer de Lunaris lo cobija en su

esencia, en su territorio, Judith en cambio, le es ajena, distante, cada vez que

Alberto se evade del mundo real. Sin embargo el narrador nos da indicios de

que ella sabe algo más:

Judith le dio un beso a Alberto y se fue a dormir. No sin antes pedirle

que buscara, al día siguiente, una encomienda…un “objeto valioso”, ella

remarcó. “Sí, lo buscaré”, dijo él, distraídamente. Y durmió. La entrevista.

Pág. 102

Las mujeres que lo interrogan aparecen como si fueran evaluadoras de

su desempeño, con ellas afirma su decisión de desprenderse de todas las

presiones por “aparentar que es, que existe”…. Inmerso otra vez en Lunaris,

recuerda las palabras de su amigo:

-Mirá. Vos tenés que buscar algo que continúe igual, de la misma

manera que era en el tiempo al que querés regresar. Otra entrevista. Pág. 106

-con su destino:

En el relato Segundo viaje en el tiempo se produce el reencuentro con lo genuino, en

un instante en que se comprende cuál es el destino que llevamos adentro y que debemos acatar.

Alberto decide cumplir con un designio que desconoce, se halla otra vez en la casa -lugar que

siente familiar y a la vez desconoce-, en ella la mujer de Lunaris se torna presencia con nombre,

Beatriz. Y me es imposible no asociar este nombre –de origen latino, cuyo significado es

Bienaventurada- con Dante Alighieri quien en La Divina Comedia realiza un viaje de

redención a través del Infierno, Purgatorio y Paraíso, encomendándose a su amada Beatrice y

a quien reconocerá a la entrada del Paraíso. La Beatriz de Lunaris lo recibe con gesto amoroso

–la mano izquierda sobre su pecho- dispuesta a devolverle un objeto valioso para él pero,

decepcionada reconoce que ya no lo tiene.

Page 12: Lunaris de Carlos Ribeiro: La intimidad de la escritura

12

No había, ahora, nada más importante en el mundo para Alberto. En su mente sólo

existía, en ese momento, un objeto infinitamente valioso que era necesario encontrar.

Beatriz.Pág.112

¿Qué? ¿Dónde? Beatriz le da indicios del camino a seguir -Allí, afuera! Allí afuera!

En Beatriz, Alberto abandona una puerta, y cree que es el fin de Lunaris, del

adentro. Afuera lo espera una ciudad devastada, vacía frente al mar azul. El narrador

describe La ciudad desierta a través de los ojos de Alberto, montado en una moto en

una búsqueda desenfrenada; él recorre barrios de Salvador y observa monumentos,

edificios, detalles arquitectónicos y reconoce nombres de personajes históricos. Sin

embargo, es una ciudad vacía, desierta, abandonada. Sin hombres no hay memoria, sin

memoria, no hay Historia. En tanto, desde el mar una gran ola pareciera amenazar con

el fin…luego descubre que no está solo, visualiza una presencia, es un hombre sin

piernas sentado sobre un mantel azul con adornos blancos y amarillos, un aliado que le

devuelve un cofre y en él una respuesta. Y en el cofre encuentra una llave para abrir una

puerta, para entrar en una sala oscura en la que una mujer acostada, desnuda, sobre

almohadones, hermosa, lo espera.

Es la llave que Beatriz había perdido? Es éste el objeto precioso que le

habían encomendado al fin de su adolescencia? Carlos Ribeiro prefiere en su

estilo de escritura las sugerencias, los símbolos. ¿Es la llave un símbolo de

respuesta? ¿Representa el amor, la entrega a la vida o la Utopía perdida? ¿El fin

de la adolescencia es el principio de la juventud –territorio de Utopías-¿ ¿El

objeto precioso, la joya, son los ideales del provenir? ¿La mujer que lo espera,

desprovista de todo, hermosa y en actitud seductora es la esperanza que lo

invita/nos invita a seguir apostando a las posibles transformaciones? Mientras

hay vida, hay esperanzas, dice un viejo refrán. Y el presente siempre nos otorga

opciones para elegir, para soñar futuros, para percibir y construir realidades.

Ese es nuestro espacio de Libertad, nuestro Lunaris.

Y es así como podemos comprender por qué Carlos Ribeiro dice “Las

entrelíneas son mi vocación”… mientras sonríe.

Bibliografía:

Ribeiro, C. Lunaris. EPP Publicaçôes e Publicidade. Banco Capital. Salvador. Brasil.2007

http://www.carlosribeiroescritor.com.br/novo/especial/discurso-de-posse-de-carlos-ribeiro-

na-academia-de-letras-da-bahia/

http://www.carlosribeiroescritor.com.br/novo/livros-publicados/com-a-palavra-o-

escritor/