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Bol. Serv. Plagas, 3: 75-86, 1977. Lucha biológica e integrada en la protección de plantas C. BENASSY Se efectúa una revisión de la situación actual y desarrollo de la lucha biológica e integrada en diversas partes del mundo y para diferentes insectos perjudiciales. El aspecto principal de este trabajo está enfocado sobre los umbrales de actuación, que deben ser una consecuencia lógica, previa a cualquier intervención contra un insecto perjudicial determinado. C. BENASSY. Estación de Zoología y de lucha biológica. 06560. Valbonne (Francia). INTRODUCCIÓN En todo el mundo, la utilización progresiva de los resultados obtenidos por los diversos organismos de investigación agronómica, ha permitido el crecimiento cuantitativo de la producción agrícola a partir del siglo XIX. Este aumento progresivo, comprobado para casi todos los productos en la mayoría de los países, se hace particularmente claro en el campo puntero de los agrios, donde la pro- ducción mediterránea ha pasado de 5.992.000 t. en la campaña 1964-1965 a 11.560.000 t. en 1973-1974, cifras estas extrapolables a nivel mundial, ya que en ambos casos representan, aproximadamente, el 27 % de la producción (BEN ASSY, 1977). Estos resultados, sin embargo, podrían a primera vista enmascarar la incidencia eco- nómica de los enemigos de los cultivos, evaluadas en casi un cuarto de la producción agrícola, según estimaciones hechas a nivel mundial (CRAMER, 1967). Ahora bien, sobre estas pérdidas, casi la mitad se deben a la existencia de enemigos animales de los culti- vos, contra los cuales se hacen necesarias intervenciones para limitar eficazmente su pululación. Considerando el crecimiento regular de la superficie dedicada a los diferentes produc- tos, es de esperar que, a plazo medio, asista- mos, en el campo de la protección de plantas, a una utilización aún mayor de los diferentes pesticidas. Frente a este aumento inevitable (inelucta- bles) de toneladas de pesticidas destinados, aún por cierto tiempo, a verse esparcidos sobre diferentes cultivos, conviene subrayar aquí, con MILAIRE (1970), los inconvenientes más notables aparecidos en la última década, por el uso indiscriminado de substancias poli- valentes dotadas de gran persistencia. Dichos inconvenientes son: — Efectos nefastos sobre la fauna auxiliar, provocando como consecuencia pululaciones anormales de artrópodos fitófagos secunda- rios.

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Page 1: Lucha biológica e integrada en la protección de plantas · Se efectúa una revisión de la situación actual y desarrollo de la lucha biológica e ... ya que en general faltan datos

Bol. Serv. Plagas, 3: 75-86, 1977.

Lucha biológica e integrada en la protección de plantas

C. BENASSY

Se efectúa una revisión de la situación actual y desarrollo de la lucha biológica eintegrada en diversas partes del mundo y para diferentes insectos perjudiciales.

El aspecto principal de este trabajo está enfocado sobre los umbrales deactuación, que deben ser una consecuencia lógica, previa a cualquier intervencióncontra un insecto perjudicial determinado.

C. BENASSY. Estación de Zoología y de lucha biológica. 06560. Valbonne(Francia).

INTRODUCCIÓN

En todo el mundo, la utilización progresivade los resultados obtenidos por los diversosorganismos de investigación agronómica, hapermitido el crecimiento cuantitativo de laproducción agrícola a partir del siglo XIX.

Este aumento progresivo, comprobado paracasi todos los productos en la mayoría de lospaíses, se hace particularmente claro en elcampo puntero de los agrios, donde la pro-ducción mediterránea ha pasado de 5.992.000t. en la campaña 1964-1965 a 11.560.000 t. en1973-1974, cifras estas extrapolables a nivelmundial, ya que en ambos casos representan,aproximadamente, el 27 % de la producción(BEN ASSY, 1977).

Estos resultados, sin embargo, podrían aprimera vista enmascarar la incidencia eco-nómica de los enemigos de los cultivos,evaluadas en casi un cuarto de la producciónagrícola, según estimaciones hechas a nivelmundial (CRAMER, 1967). Ahora bien, sobreestas pérdidas, casi la mitad se deben a la

existencia de enemigos animales de los culti-vos, contra los cuales se hacen necesariasintervenciones para limitar eficazmente supululación.

Considerando el crecimiento regular de lasuperficie dedicada a los diferentes produc-tos, es de esperar que, a plazo medio, asista-mos, en el campo de la protección de plantas,a una utilización aún mayor de los diferentespesticidas.

Frente a este aumento inevitable (inelucta-bles) de toneladas de pesticidas destinados,aún por cierto tiempo, a verse esparcidossobre diferentes cultivos, conviene subrayaraquí, con MILAIRE (1970), los inconvenientesmás notables aparecidos en la última década,por el uso indiscriminado de substancias poli-valentes dotadas de gran persistencia. Dichosinconvenientes son:

— Efectos nefastos sobre la fauna auxiliar,provocando como consecuencia pululacionesanormales de artrópodos fitófagos secunda-rios.

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— Las modificaciones fisiológicas induci-das por ciertos pesticidas en la planta-huésped,estimulan la multiplicación de ciertas plagas(ácaros, pulgones).

— La aparición comprobada de fenómenosde resistencia a los pesticidas.

— Los riesgos de contaminación del medioambiente.

— La presencia de residuos tóxicos sobreo en el interior de los productos cosechados.

Asimismo, conscientes de los diferentesriesgos que se corren y teniendo en cuenta lasprohibiciones formuladas en los últimos añosa los productos órgano-clorados (DDT, HCH,clordano, etc.), se intenta actualmente buscaruna utilización más adecuada de las substan-cias disponibles, a las que a partir de ahora seles exigirá, además de conservar su eficacia,presentar riesgos limitados de polución delmedio y de residuos tóxicos en los productosalimenticios. Asimismo, se tiende a explorarsimultánea y paralelamente las diversas po-sibilidades ofrecidas por la «Lucha Biológica»y 4a «Lucha Integrada».

LUCHA BIOLÓGICA

La Organización Internacional de LuchaBiológica (OILB), la ha definido como «lautilización de organismos vivos o de susproductos para impedir o reducir las pérdi-das o daños causados por organismos noci-vos ».

En efecto, apoyándose en la definición deBALACHOWSKY (1951) que veía en la luchabiológica el conjunto de «métodos que asegu-ran la destrucción de insectos mediante lautilización racional de sus enemigos naturalespertenecientes tanto al reino animal como alreino vegetal», todos los trabajos realizadoshasta hoy en este sentido, han girado sobretodo en el empleo de:

— diversos entomófagos (parásitos, depre-dadores de insectos y ácaros);

— diferentes microorganismos entomopa-tógenos con el fin de combatir eficazmentevarias especies de artrópodos nocivos a loscultivos.

Entomófagos

Como consecuencia del ensayo (de la expe-riencia) ya «clásico» de utilización de Noviuscardinalis (Rodalia cardinalis Muís.) parareducir la población de Icerya purchasiMask, la búsqueda del entomófago en suzona de origen, su captura o recolección,seguida de su introducción en el cultivo aproteger, parecían representar las diversasetapas del camino definitivo a seguir parareproducir cuando fuese necesario el mismotipo de éxito inmediato.

Frente a algunos casos posteriores termi-nados con éxito, tal fue el caso de Prospalte-lla berlesei How, originaria de ExtremoOriente e introducida en Italia para lucharcontra Pseudolecaspis pentágona Tars, aprincipios de siglo, muchos otros fracasaron y,como consecuencia, el escepticismo sustituyórápidamente al exagerado optimismo inicial.

Sin embargo, a la luz de los numerosostrabajos realizados en este campo en losúltimos 20 años, parece claro hoy día quetodo intento de utilización racional de unentomófago se basa en un conjunto de estu-dios sucesivos que afectan a:

— el estudio ecológico profundo de laplaga a combatir;

— la biología, ecología y etología de lasdiversas especies susceptibles de ser utiliza-das;

— la puesta a punto de un método demultiplicación continua (todo el año), bienque su empleo se haya previsto por aclimata-ción o por tratamiento periódico;

— las modalidades de empleo del entomó-fago (dispositivos y períodos de suelta);

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— la eficacia del auxiliar en su nuevomedio, teniendo en cuenta, principalmente,los tratamientos fitosanitarios previstos comoinevitables contra los otros enemigos delcultivo de que se trate.

Así, el estudio detallado de la dinámica depoblaciones de ciertas plagas, precisandosiempre la situación y el papel de los entomó-fagos en la biocenosis, ha puesto en claro lagran importancia que tiene la coincidencia, enel espacio y en el tiempo, del entomófago y suhuésped, en la manifestación de la eficacia delprimero. Reconocida esta última premisa, lautilización racional de un entomófago suponeque se resuelvan una serie de problemastécnicos ligados a su multiplicación, aparte deque si es necesario pase por un servicio decuarentena, el cual, por supuesto, debe garan-tizar previamente todo riesgo de introduccióninoportuna.

La multiplicación está asegurada en insec-tarios, instalaciones especializadas según téc-nicas adaptadas a las necesidades alimenticiasde cada entomófago. Este último puede serespecífico o adaptarse a un huésped de susti-tución (insecto generalmente bien adaptado alas condiciones de producción masiva y ase-gurando, de esta forma al insectario, unrendimiento satisfactorio. En cuanto al hués-

ped utilizado, cualquiera que sea, se multi-plica a su vez en función de sus propiasexigencias: su planta huésped específica, unvegetal de sustitución o un medio artificial osemiartificial que le ofrezcan el soporte me-jor adaptado a su producción.

Aparte de esto, cualquiera que sea el modode producción, los entomófagos se dispersanen los cultivos para su implantación segúnmétodos que varían en función de los autores,ya que en general faltan datos cuantitativosprecisos.

Así, en la lucha llevada a cabo medianteAphytis melinus DE BACH contra Aonidiellaaurantü Mask., la «dosis» útil a repartir en elcampo es en California de 4.000 parásitos-árbol, liberados de forma regular durante todoel año (DE BACH y WHITE, 1960), mientras queen Australia, CAMPBEL (1976) obtiene losmismos resultados con 100 parásitos/árbol, sise tiene cuidado de liberar los Aphytis enverano y principios de otoño.

Por el contrario, un solo inoculo de 400 9 yde 1.200 ó de Cales noacki How, colocadosen julio de 1971 en el foco inicial de introduc-ción de Aleurothrixus floccosus Mask., fuesuficiente para asegurar una regulación totalde la «mosca blanca» (Aleurodes) de Citrusen 18 meses al nivel de toda una región(ONILLON, 1975), lo que revela en el parásitouna capacidad extraordinaria de adaptación.Esta última, por otra parte, se facilita por elacondicionamiento del medio (disminución deap lita ción de pes tic idas) re come nd ad o encada caso. De manera primordial, los progra-mas fitosanitarios deben estar estrictamentelimitados, cuando ya se sabe la extremasensibilidad de los auxiliares, principalmentelos microhimenópteros, a los productos gene-ralmente empleados.

Una vez asegurada la implantación delentomófago, su presencia en un cultivo, unaplantación o de una región puede observarse*

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por simple muestreo destinado a reencontrartrazas de los entomófagos liberados porcaptura y determinación de los adultoseclosados. Por el contrario, la estimaciónde la eficacia de los auxiliares introdu-cidos, exige métodos que varían en funciónde la finalidad perseguida.

Las mediciones pueden ser globales si setrata de estimar, comparativamente cada año,la eficacia de un entomófago, bien sea du-rante el período vegetativo o en el momentode la cosecha; sin embargo, deben ser másprecisas cuando se trata de seguir regular-mente durante todo el año la implantación delparásito. En el primer caso se estima, a nivelde un cultivo, la importancia numérica de lapoblación de una plaga, sometida o no a laacción de sus enemigos naturales, eliminandoartificialmente estos últimos, por ejemplo,aplicando un tratamiento químico apropiado,es decir, sin acción directa sobre la plaga (DEBACH y HUFFAKHR, 1971). El aumento de ladensidad de población de la plaga que resultede ello nos da una primera aproximación de laeficacia del entomófago en estudio.

La apreciación visual de la evolución de losdaños o infestaciones, utilizando una escaladeterminada, permite igualmente juzgar regu-larmente a lo largo del año el interés prácticodel entomófago introducido.

Pero una estimación cuantitativa, más pre-cisa, de esta eficacia, basada en el valorcomercial real de la cosecha, puede obte-nerse en el caso de cochinillas (cóccidos)perjudiciales a las frutas (piojo de San Jo-sé de California, Parlatorio pergandei,Comst. por observación de los porcentajesde desviación de destrios comprobados enplantaciones sometidas o no a programas delucha biológica (BENASSY y EuVERTE. 1968).

Sin embargo, en cualquier zona de intro-ducción de un entomófago determinado, esgeneralmente indispensable poder seguir las

modalidades prácticas de su implantación enlos meses siguientes a su suelta, utilizando losconocimientos en dinámica de poblaciones.Las variaciones de la densidad de poblaciónde una plaga, a nivel de su planta huésped entoda su zona de implantación, son el resul-tado de la presencia del entomófago, cuyaactividad a expensas del huésped se expresaen cada muestreo por el cálculo del nivel deparasitismo.

Debe, no obstante, subrayarse que esteúltimo no siempre está en relación directa conla eficacia del parásito. Por lo que respecta acochinillas, por ejemplo, y principalmente enel caso de diversas especies de Aphytis, DEBACH (1969) ha demostrado, en efecto, que unnivel de parasitismo del orden de 15 a 20 % essuficiente para mantener la población delpiojo de California a un nivel muy bajo.

Estas acciones sucesivas en el estableci-miento de una lucha biológica coordinada porintroducción de especies extranjeras (forá-neas) en un nuevo medio, han conducidohasta ahora a un cierto número de aclimata-ciones definitivas, éxitos que han sido recopi-lados recientemente por DE BACH (1974).

De estos éxitos, la mitad, aproximadamente,corresponden a los homópteros y, más concre-tamente, a las cochinillas.

Actualmente se toman como ejemplos: laaclimatación reciente de Prospaltella perni-ciosi Tow, contra piojo de San José en cultivosde frutales de la región templada (BENASSY y

-col., 1968), de la asociación Aphytis maculi-cornis Masi y Coccophagoides utilis Doutt con-tra Parlatorio oleae Colvee (HUFFAKER y KEN-

NETT. 1966) sobre olivos, y en agrumiculturamediterránea; Aphytis melinus DE BACH contraChrysomphalus dictyospermi Morg (BENASSY.

1975), Aphytis holoxanthus DE BACH contraChrysomphalus ficus Ashmead (ROSEN. 1967a) y de Cales noacki contra Aleitrothrixusfloccosus (ONILLON. 1975).

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Aparte de estas aclimataciones diversifica-das, las más utilizadas, los tratamientos inun-dativos periódicos son poco abundantes, almenos hasta hoy; un ejemplo de este caso esel de los Tricogramma, agentes eficaces delucha contra numerosos lepidópteros fitófagosnocivos a los cultivos industriales; su utiliza-ción se efectúa por millones /Ha. en U.R.S.S.(CHURAYEN. 1975).

Al lado de los cultivos frutales e industria-les, los cultivos protegidos tienen tambiénamplias posibilidades ante la lucha biológica ya este respecto el grupo de trabajo de la OILB

(1973) ha realizado recientemente un inventa-rio.

Hay que reconocer, sin embargo, que losdiferentes elementos necesarios para la reali-zación de esta lucha biológica no se adquie-ren siempre en su totalidad antes de obtenerlos primeros resultados y que, aparte de loscasos excepcionales en que la eficacia delentomófago se ve inmediatamente, convieneesperar un cierto tiempo para poder juzgar

sobre su interés práctico. En efecto, general-mente son indispensables de 5 a 10 años paraaportar una solución práctica al problemaestudiado, teniendo en cuenta la investigacióninicial a la que sigue la fase intermedia depredesanollo destinada a sensibilizar a loseventuales utilizadores en el interés de estemétodo de lucha, antes de que estos últimos,conscientes de su eficacia, la acepten en lapráctica con preferencia a la lucha químicaque ellos venían empleando.

Microorganism) entomopatógenos

Se conoce un gran número de microorga-nismos (principalmente hongos, bacterias yvirus) que son capaces de engendrar enfer-medades en los insectos (HURPIN, 1970). De-sencadenan epidemias que diezman muy rá-pidamente poblaciones completas.

Si exceptuamos aquí los Beauvería queentre los hongos entomófagos son utilizadoscontra diversas plagas de cultivos industriales(Doryphora, Eurygaster) en la Unión Sovié-tica y en bastantes países de la Europa delEste principalmente, deben señalarse el grupode las bacterias de las que el género Bacillusofrece posibilidades interesantes de aplica-ción práctica en nuestras zonas mediante laespecie B. thuringiensis cuyo espectro deactividad se ejerce sobre los estados larvariosde numerosos lepidópteros nocivos a los ár-boles frutales principalmente.

La sustancia tóxica producida por la bacte-ria durante su esporulación, provoca la pará-lisis del tubo digestivo de ciertas especies delepidópteros, una vez ingerida por sus lar-vas. De ello resulta el cese inmediato de laalimentación por parte de la oruga en cues-tión, seguida muy rápidamente de su muertepor septicemia. Existen numerosas cepas deB. thuringiensis, más o menos específicas,para las cuales la tecnología actual permite supresentación en preparaciones industriales es-

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tables y utilizables de la misma manera quelos insecticidas normales, sobre grandes su-perficies y con las mismas facilidades deempleo.

Otros medios de lucha biológicaLa lucha llamada corrientemente «auto-

cida» consiste en utilizar a un insecto comoagente nocivo de su propia destrucción. Latécnica consiste en introducir machos (ó),previamente esterilizados por radiaciones io-nizantes, en una población salvaje. La baja denatalidad resultante conduce a la desapariciónprogresiva de la especie que interese.

De esta forma se han obtenido resultadosexperimentales, positivos en el campo de lalucha contra Carpocapsa, pero sobre todo enCeratitis donde los trabajos se han desarro-llado ampliamente en la zona mediterránea,bajo el impulso constante de la AgenciaInternacional de la Energía Atómica de Viena(I.A.E.A.). Estos trabajos se han llevado acabo fundamentalmente en Italia (DE MURTAS

y col., 1970; CIRIO, 1975), España (MELLADOy

col., 1970, 1974 y 1975), Israel (KAMBUROV ycol., 1975) y Túnez (CHEIKH y col., 1975).

Con estos trabajos se ha demostrado que lasuelta de machos estériles, utilizada comotécnica de lucha contra Ceratitis, asegura unaprotección comparable a la lucha químicaempleada en las mismas condiciones.

Sin embargo, ante las dificultades técnicas,y sobre todo financieras, encontradas paramultiplicar en masa (NADEL. 1970), y distribuirposteriormente (HowELLy col., 1975) los mi-llones de individuos de Ceratitis necesariospara que este método de lucha se extienda agrandes superficies, es de temer que, todavíapor mucho tiempo, esta técnica no desembo-que fácilmente al nivel de la práctica parallegar a ser, como desea HARRIS (1975), unasimple rutina.

Respecto a otros medios biológicos de lu-

cha, se concede cierta importancia en losúltimos años a las feromonas y a las hormo-nas de insectos.

Las substancias químicas que constituyenlas primeras, provocan un comportamientoparticular y dentro de éste la atracción sexualse aprovecha y utiliza actualmente a nivelpráctico, para asegurar por captura la detec-ción y vigilancia de las poblaciones de plagaseconómicamente importante s.

Encontradas en numerosos insectos, prin-cipalmente lepidópteros, se ha detectado enlas cochinillas: A. auratii y A. citrina Coq, ysu síntesis industrial, conseguida en algunoscasos, permite hoy día mejorar las modalida-des de lucha a nivel de un cultivo dado.

En cuanto a las hormonas de crecimiento,la síntesis de algunas de ellas, ha permitidoacometer, estos últimos años, una experimen-tación que ha conducido a resultados con-cluyentes sobre varios grupos de insectos(STOCKEL. 1975).

Por último, al hablar de lucha biológica, esnecesario subrayar las investigaciones que sellevan a cabo en el campo de la mejora deplantas, con vistas a obtener variedades resis-tentes a diferentes plagas.

LUCHA INTEGRADA

La «Lucha Integrada», traducción literaldel término anglosajón «Integrated control»,mereció ser oficialmente reconocida, hacepoco más de diez años, como método delucha, por los expertos de la FAO conocasión de su reunión de Roma en 1965.

Desde la definición que entonces dieron (*)(y que no tenía nada en común con el término

«Sistema de regulación de las poblaciones de plagasque. teniendo en cuenta el medio particular y ladinámica de las poblaciones de las especies conside-radas, utiliza todas las técnicas y métodos apropiadosde forma tan compatible como sea posible y mante-niendo las poblaciones de plagas a niveles tales queno causen daños económicos.» (FAO. 1966).

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restrictivo), adoptada inicialmente para de-signar la asociación de medios biológicos a lalucha química (MACPHEE y SANDFORD, 1954;PICKETT A. D., 1965), el sentido se ha ensan-chado considerablemente en la reciente defi-nición adoptada por la O.I.L.B./S.R.O.P.Para esta organización, que a escala europeaposee ya una sólida experiencia en la aplica-ción de este método de lucha a nivel deplantaciones de frutales, la «Lucha Integrada»es un concepto de lucha que utiliza un con-junto que satisfaga las exigencias a la vezeconómicas, ecológicas y toxicológicas, re-servando la prioridad a la utilización delibe-rada de elementos naturales de limitación yrespetando los niveles de tolerancia» (BRA-DER. 1975).

Lo esencial que se desprende de esta defi-nición es la necesidad de apreciar cuantitati-vamente el nivel de las poblaciones de plagasque las plantas pueden soportar sin riesgo. Sereemplaza, pues, aquí la idea de la eliminacióntotal de la plaga (que era la regla general hastaahora), por la aceptación de su presenciamientras que la importancia numérica de suspoblaciones no supere un cierto nivel, porotra parte siempre difícil de apreciar, llamado«nivel de nocividad» para el insecto o «nivelde tolerancia» para el cultivo a proteger. Estaconcepción basa la puesta a punto de cual-quier estrategia de lucha, sobre un estudioecológico previo destinado a conocer las es-trechas relaciones existentes entre la plaga yel medio en que se desenvuelve.

Esto requiere una serie de observaciones yexperimentaciones destinadas a establecer,para un cultivo dado, el valor de los nivelesde nocividad correspondientes a las diferentesplagas y necesita la adopción de un métodode muestreo válido, simple y rápido, quepermita apreciar a lo largo del año la intensi-dad del riesgo, habida cuenta de los factoresnaturales limitantes.

En el caso de los frutales, hoy día seutilizan corrientemente dos métodos:

El primero, preconizado en Suiza por BAG-GIOLINI (1965), llamado «Control visual perió-dico», consiste en observar un cierto númerode órganos vegetales contabilizando las for-mas de enemigos en ellos presentes. Lascifras así obtenidas permiten, por compara-ción con una escala de niveles de tolerancia,apreciar el riesgo que se corre entre dosobservaciones sucesivas.

El otro método, preconizado por STEINER

(1967), es el llamado «golpeo» («frappage» =«klopfmethode») que consiste en efectuar elinventario de la fauna recogida en un reci-piente por golpeo de ramillas de los árboles.

En los dos casos, a partir de este muestreo,se evalúa la población de las plagas, y porreferencia a una escala, se estima el riesgo yen función de él la oportunidad de la inter-vención.

Esta última, una vez decidida, deberá teneren cuenta, en la medida de lo posible, losagentes biológicos disponibles antes de recu-rrir a un producto químico insecticida. En laelección definitiva deberán tenerse en cuentano solamente sus efectos directos, sino tam-biuén los indirectos, entre los que figuranjunto a la acción sobre los entomófagos (BE-NASsvy col., 1964; ROSEN, 1967-b) las inciden-cias por vía trófica, poco conocidas hastafecha reciente (CHABOUSSOU, 1966; 1975). Ac-tualmente, en efecto, se admite que Panony-chus ulmi Koch es una plaga cuya pululaciónes consecuencia de la utilización de diversospesticidas.

En resumen, la síntesis de los diferentesprincipios evocados más arriba, ofrece así laposibilidad, por el aligeramiento de la luchaque ellos comportan, de intervenir eficaz-mente contra una plaga determinada con vis-tas a mantenerla por debajo de su nivel dedaños económicos. Ahora bien, en un cultivo-

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dado, no todas las plagas encontradas soneconómicamente importantes. En el inventa-rio que resulte, algunas ocupan una posiciónclave, y es, ante todo, alrededor de la activi-dad de estas últimas en la que habrá quebasarse para aligerar la lucha.

Así, por ejemplo, el pulgón obscuro (Dy-sophis plant agine a Pass.) y los dos lepidópte-ros tortricidos, Carpocapsa (Laspeyresia po-monella L.) y la polilla del césped (Aduxop-hyes reticulana H. B.) se reparten según lasregiones, la primacía de los daños; el primeroactúa en el sur de Europa mientras que el otroes particularmente dañino en las regionesseptentrionales.

Así, los trabajos recientes de AUDEMARD

(1976) sobre la ecología de Carpocapsa en losque propone un método preciso de muestreode larvas en diapansia, permite limitar, hoydía, las intervenciones a una sola de las dosgeneraciones estivales. La elección está en-tonces supeditada por los riesgos de ataquede otras plagas, como por ejemplo, Zeuzera pi-rina. Además, las capturas fáciles posibilitadaspor la existencia de una feromona de síntesisaporta informaciones complementarias muyútiles.

El balance de este método se revela hastaahora positivo, ya que tras ocho años de apli-cación en varias plantaciones del sudoeste deFrancia, el número total de tratamientos seredujo a la mitad respecto a la lucha conven-cional, y paralelamente ya no es necesariorecurrir cada año a varios tratamientos espe-cíficos contra P. ulmi. Además se ha com-probado en estos años un enriquecimiento dela fauna útil (MILAIRE. 1976).

Es así que, siguiendo el mismo camino enlos países respectivos, los diferentes miem-bros europeos del grupo de trabajo «LuchaIntegrada en Frutales» de la O.I.L.B.-S.R.O.P. han probado la credibilidad de estemétodo de lucha (MILAIRH. 1972).

Aparte de esto, su impacto económico seve ahora positivo (MATHYS, 1974; THIAULT,

1975), y es por lo que numerosos paísespiensan aplicar este método a escala prácticaen diversas zonas de producción. Es el casode Suiza (BAGGIOLINI y FIAUX, 1975) y Francia(MILAIRE, 1975) donde paralelamente los culti-vadores de melocotonero están interesados(LECLANT y MILAIRE, 1975) esperando inclusoque pronto, el peral (BASSINO y col., 1975) y elciruelo (TOUZEAU, 1975) puedan ser a su veztratados de forma idéntica. Se puede, portanto, estimar que la «Lucha Integrada» yacomienza a aplicarse en numerosos países deEuropa.

Ante el incomparable éxito de este métodode lucha en frutales de la zona templada, cabeinterrogarse ahora sobre el papel reservado aeste concepto en otros cultivos, como son loscítricos, la viña, el olivo o los cultivos prote-gidos (invernaderos), porque el futuro de lasinvestigaciones en marcha, sigue siendo fun-ción del avance de los trabajos y de lasposibilidades ofrecidas ya por la vulgariza-ción.

Así, teniendo en cuenta las diversasplagas-clave inventariadas en los diferentespaíses circunmediterráneos, podemos aligerarla lucha prevista contra cada uno y vislum-brar cómo llegar a ello a nivel práctico, en elmarco general de un programa fitosanitario deintervención. Estas son hoy día las interro-gantes, a las cuales, el análisis de los trabajosrealizados durante un pasado reciente, nospermitirá quizá aportar algunas respuestasprecisas.

CONCLUSIONESEn la protección fítosanitaria de los culti-

vos, entre la lucha química exclusiva, con losazares que ella comporta, y las posibilidades,demasiado limitadas hoy por hoy, de la luchabiológica, la «Lucha Integrada» representa

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hoy día una solución eficaz previsible. Te- Para ayudarles en este camino es indispen-niendo en cuenta los nuevos avances conse- sable en cada caso contar con la existencia deguidos en esta línea, el éxito o fracaso de esta un Servicio de Desarrollo bien organizado,«Lucha Integrada» está, y seguirá estando, sin el cual la «Lucha Integrada» corre elsubordinado a la capacidad de los utilizadores riesgo de seguir siendo, por tiempo indeter-para aplicar con discernimiento los métodos minado, un ejercicio o entretenimiento, cier-de control de las diferentes plagas y de tamente satisfactorio para el espíritu, pero sinejercer juiciosamente su poder de decisión. ningún alcance práctico.

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ABSTRACT

C. BHNASSY, 1979.—Lucha biológica e integrada en la protección de plantas. Bol.Serv. Plagas, 3: 75-86.A review is made of the present situation and development of the biological and

integrated struggle in different parts of the world and for different harmful insects.The main aspect of this work is centered on the thresholds of action which must

be a logical consequence, prior to any intervention against a particular harmfulinsect.

REFERENCIAS

AUDEMARD, H. 1976: Etude demoecologique du Carpo-capse (Laspeyresia pomonel L.) en vergers de pom-miers de la Basse vallée du Rhone. Possibilité d'orga-nisation d'une lutte intégrée. These Université deTours, p. 365.

BAGGIOLINI, M. 1965: Méthode de controle visuel desinfestations d'Arthropodes ravageurs du pommier. En-tomophaga, 10, 221-229.

BAGGIOLINI, M., y FIAUX.G. 1975: La Lutte intégrée dansles vergers suisses. Les phases évolutives de sonintroduction dans la pratique. C. R. 5e Symp. Lutteintég. Vergers OilblSrop, 27-36.

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