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LOS TRASTORNOS DE LA IMAGEN CORPORAL Y LOS TRASTORNOS ALIMENTICIOS EN ADOLESCENTES: UN ESTUDIO EMPÍRICO
María Soledad Cruz y Carmen Maganto
Dpto. de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos
Facultad de Psicología
Universidad del País Vasco
18 de Octubre del 2000
Avda. de Tolosa 70
20018 San Sebastián. Guipúzcoa.
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Resumen El presente trabajo tiene por objetivos analizar las alteraciones de la imagen
corporal y comprobar la relación entre estas alteraciones y posibles trastornos de la
conducta alimentaria. La muestra está compuesta por 200 sujetos de ambos sexos de 14
a 17 años. Los instrumentos de evaluación utilizados fueron el Indice de Masa Corporal
(IMC), el Test de Siluetas (TS) y el Eating Attitudes Test (EAT). Los resultados
muestran que las mujeres presentan significativamente una mayor distorsión e
insatisfacción con su imagen corporal que los varones. Esto es, se perciben más gruesas
y están más descontentas. Tomando como referencia la puntuación de 20 en el EAT se
han establecido 2 subgrupos: sujetos en riesgo de presentar un trastorno alimentario y
sujetos sin riesgo. En el subgrupo de sujetos en riesgo el 85% son mujeres. La
insatisfacción con la imagen corporal y el bajo IMC aparecen como variables
explicativas del trastorno alimentario.
Palabras clave: Adolescencia, distorsión e insatisfacción con la imagen corporal,
trastornos alimentarios.
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Abstract This study aims to analyse body image problems and to examine the relationship
between body image problems and possible eating disorders. The nonclinical group was
made up of 200 adolescents (104 boys and 96 girls) aged between 14 and 17. The
measures employed were the Body Mass Index (BMI), the Silhouette Test (ST) and the
Eating Attitudes Test (EAT). The results indicate that women manifest significantly
greater body image distortion and body dissatisfaction than men. Women perceive
themselves as being fatter than they really are, as well as being more dissatisfied with
their image. Taking 20 as a cut off point in the EAT two subgroups were established:
high-risk adolescents and low-risk adolescents in danger of eating disorders. Mainly
women (85%) make up the high-risk subroup. Body dissatisfaction and low BMI were
revealed as explanatory factors in the appearance of eating disorders in this sample.
Key words: Adolescence, body distortion, body dissatisfaction, eating disorders.
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LOS TRASTORNOS DE LA IMAGEN CORPORAL Y LOS TRASTORN OS ALIMENTICIOS EN ADOLESCENTES: UN ESTUDIO EMPÍRICO
Introducción
Estamos asistiendo en los últimos años a un incremento importante de los
trastornos del comportamiento alimenticio, ampliándose el rango de edad de inicio de
los mismos a edades más tempranas. Las investigaciones indican que una percepción
distorsionada de la imagen del propio cuerpo, vinculada a una insatisfacción corporal,
está en la base de estos trastornos.
La pubertad y adolescencia es una etapa de significativos cambios físicos y
psicológicos en los que la construcción de la propia imagen cobra una importancia
singular. Entre lo físico y lo psicológico, la realidad social es un tercer sistema de
influencias fundamental en la construcción de los ideales del sujeto. Vandereycken y
Meermann (1) analizaron el impacto que la “cultura de la delgadez” (culture of
slenderness) tiene entre las adolescentes y jóvenes, confirmando la influencia que el
ideal de belleza tiene entre este grupo poblacional, así como el papel que juega en el
incremento de los trastornos de alimentación. Desde entonces el interés por este tema no
ha dejado de persistir en la investigación y literatura científica (2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10,
11). Esta cultura de la delgadez aboga por un ideal para la mujer de cuerpo andrógino,
anguloso, sin formas redondeadas, donde las características sexuales aparecen
desdibujadas. Los ideales televisivos y cinematográficos abonan este modelo. Sin
embargo, las adolescentes se ven enfrentadas a un desarrollo físico sexual disarmónico
y desproporcionado en sus inicios, propio de la edad, que contradice esta cultura de la
delgadez. Hay adolescentes con una insatisfacción importante con relación a su imagen
corporal al distar sobremanera del modelo social propuesto. El consiguiente deseo de
5
imitar y asemejarse a este modelo parece que está favoreciendo el incremento de la
patología del trastorno de la imagen corporal (12, 13, 14, 15).
El constructo de imagen corporal no es un concepto unitario. La revisión de
Guimón (16) sobre la corporalidad confirma la miscelánea complejidad de este
constructo. En síntesis podría decirse que la imagen corporal integra aspectos cognitivos
y aspectos afectivo-emocionales (4), Raich (17) añade a este constructo el aspecto
comportamental. Los aspectos cognitivos atienden a la apariencia corporal o física,
evaluando las dimensiones y medidas físicas, como altura, peso, Indice de Masa
Corporal (IMC), relación de proporción entre las partes del cuerpo, el conjunto del
mismo como una unidad, etc. en términos de adecuación o distorsión a la realidad física
corporal. Esta dimensión comprende aspectos perceptivo-cognitivos. La percepción de
la imagen corporal está sobredimensionalizada en las anoréxicas, aunque se desconoce
qué ocurre en la población no clínica o en poblaciones de riesgo. El segundo aspecto, el
afectivo-emocional, íntimamente ligado al primero, aporta la connotación de
satisfacción o insatisfacción con dicha representación mental (18), es decir contiene los
factores emocionales ligados al cuerpo. Es difícil, si no imposible, saber si se
distorsiona la imagen corporal porque se está insatisfecho con el cuerpo, o porque existe
una insatisfacción con la imagen corporal se distorsiona la misma. En cualquier caso,
ambos aspectos parecen estar implicados y ser los responsables de una parte importante
de la explicación del trastorno de alimentación.
Además, el DSM-IV (19) indica que uno de los criterios a tener en cuenta en la
anorexia nerviosa es la alteración de la percepción del peso o de la silueta corporal,
exagerando su importancia en la autoevaluación personal. Esta exageración tiene
connotaciones de distorsión perceptiva y de insatisfacción emocional, y nos parecía de
6
interés comprobar en qué medida este criterio diagnóstico se cumplía en población no
clínica y población de riesgo.
Los objetivos, por tanto, de esta investigación son: a) Analizar, desde el punto
de vista evolutivo y en función del género, las alteraciones de la distorsión e
insatisfacción de la imagen corporal en una muestra de adolescentes, a fin conocer y
precisar la dimensión que estas variables están adquiriendo en la población no-clínica;
b) Comprobar si estas alteraciones están asociadas a las puntuaciones del Eating
Attitudes Test (EAT) y guardan relación con los trastornos alimentarios, es decir si el
incremento de insatisfacción y distorsión guarda relación con el incremento de
puntuación en el EAT, y c) Verificar si estas variables son explicativas, y en qué
medida, de trastornos alimenticios.
Material y método
La muestra no clínica está compuesta por 200 adolescentes de 14 a 17 años, 104
chicos y 96 chicas de clase media-alta, de zona urbana y con buen rendimiento
académico.
Los instrumentos de medida han sido: el Indice de Masa Corporal (IMC) =
Peso (Kilogramos) / Talla2 (Metros); el Test de Siluetas: TS. Figuras femeninas
adaptadas del Test de Siluetas de Bell, Kirkpatrick y Rinn, (20), y figuras masculinas
diseñadas por Del Río, Maganto y Roiz, (21). Este instrumento consiste en 8 figuras
femeninas que incrementan progresivamente su figura corporal con relación al
incremento de peso, y 8 figuras masculinas de similar condición. Se les hacen diversas
preguntas sobre las figuras, pero las que interesan en el presente estudio son: “qué
figura representa tu peso actual” y “qué figura representa tu peso ideal”. La primera
pregunta sirve de base para medir la distorsión entre el peso real, valorado con el índice
7
de masa corporal de cada sujeto, y el peso percibido, valorado en el Test de Siluetas. A
la diferencia entre estos valores lo hemos denominado TS-Distorsión. La segunda
pregunta valora la diferencia entre el peso percibido y el peso ideal. La diferencia entre
ambos valores la hemos denominado TS-Insatisfacción; y The Eating Attitudes Test
(EAT. Garner, Olmsted, Bohr y Garfinkel, (22). Validación española realizada por
Castro, Toro, Salamero y Guimerá, (23), con punto de corte 20)
Se han realizado análisis estadísticos descriptivos para conocer la distribución
de la distorsión e insatisfacción de la imagen corporal en las edades estudiadas en
función del sexo. Análisis de comparación de medias a través de la χ² para verificar si la
distorsión e insatisfacción guardan relación con los trastornos de alimentación, tomando
como medida de referencia el punto de corte 20 en el EAT. Y, finalmente, análisis de
regresión linear múltiple a fin de comprobar si la distorsión e insatisfacción son factores
de riesgo de los trastornos alimenticios.
Procedimiento: Todas las pruebas psicológicas fueron aplicadas a los sujetos en
el centro educativo en horas lectivas y en similares condiciones de lugar, tiempo y
motivación. Previamente los padres fueron informados del estudio a realizar a fin de
obtener los permisos pertinentes.
Resultados
En primer lugar presentamos las frecuencias y porcentajes obtenidos en las
variables distorsión e insatisfacción en función del sexo para el total de la muestra
seleccionada.
--------------------
Insertar tabla 1
-------------------
8
Como puede observarse en la tabla 1, en el porcentaje de sujetos que presenta
adecuación entre su imagen real y percibida hay claras diferencias en función del sexo,
así mientras prácticamente el 40% de los sujetos varones elige la silueta correspondiente
a su IMC, en el caso de las chicas esto se observa en un porcentaje inferior al 8%. Del
60% de los chicos que presentan distorsión entre imagen real y percibida, en un 35% se
debe a que eligen siluetas correspondientes a IMC superiores y un 25% eligen siluetas
correspondientes a IMC inferiores. En el caso de las chicas, la distorsión de la imagen
corporal alcanza al 92% de los sujetos, y en un 90% se debe a la elección de siluetas
correspondientes a IMC superiores al suyo. En cuanto a la insatisfacción con la imagen
corporal, se vuelven a observar diferencias entre chicos y chicas (véase tabla 1). El
porcentaje de chicos satisfechos es superior al porcentaje de chicas (54% frente al 33%).
Lo mismo sucede cuando la insatisfacción con la imagen corporal se debe al deseo de
estar más delgado (22% de chicos, 7% de chicas). Sin embargo, el porcentaje de chicas
es bastante superior al de chicos cuando la insatisfacción se deriva del deseo de estar
más delgado (60% chicas, 33% de chicos).
a) Análisis evolutivo y en función del género, de la distorsión e insatisfacción de la
imagen corporal
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Insertar aquí tabla 2
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El análisis de comparación de medias (T-Test) con relación al sexo muestra que
los hombres en todas las edades tienden a percibirse significativamente con más ajuste a
su IMC que las mujeres. El análisis de varianza (ANOVA) realizado indica que la edad
por sí misma no es una fuente de variación con relación a la distorsión F (3,191) = 1,500;
p = 0,268. La interacción edad y sexo presenta diferencias significativas, F (3,191) =
9
3,005; p = 0,032, pero éstas provienen más de las diferencias debidas a la variable sexo
que a la variable edad. La distorsión de las chicas muestra que se ven más gruesas de lo
que en realidad están.
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Insertar aquí tabla 3
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Los chicos (M = 0,04) como indican los resultados próximos a cero, están menos
insatisfechos que las chicas (M = 0,83). La ANOVA indica que la edad es una fuente
significativa de variación con relación a la insatisfacción, F (3,193) = 2,814; p = 0,041,
pero mucho más importante y significativo resulta ser el sexo (véase tabla 3). Los
chicos presentan menor nivel de insatisfacción con su imagen percibida, mientras que
las chicas, excepto a los 14 años, desean estar significativamente más delgadas. La edad
de 15 años es en la que más insatisfechas están las mujeres, sugiriendo ser una edad
especialmente vulnerable a los problemas de imagen corporal. A esta edad, 15/16 años,
desearían estar, en general, una figura menos gruesas de lo que se perciben.
b) Relaciones entre distorsión e insatisfacción y puntuaciones en el EAT.
Tomando como referencia la versión española del EAT (Castro y colbs, 1991),
donde se señala que una puntuación igual o superior a 20 permite seleccionar a sujetos
con riesgo de trastornos alimenticios, se han establecido 2 subgrupos de comparación en
función de este punto de corte. Hemos estudiado si se dan diferencias entre los 2
subgrupos en cuanto a sexo, edad, IMC, distorsión e insatisfacción.
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Insertar tabla 4
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Tal como puede observarse en la tabla 4, el 83, 2% de los sujetos obtienen en el
EAT una puntuación menor de 20, en tanto que el 16,8% podría considerarse como
sujetos en riesgo. El análisis de χ² realizado muestra una relación significativa entre el
sexo y la pertenencia o no al grupo de riesgo en función del EAT (coef. contingencia:
0,316, p = 0,000). En el grupo de sujetos a los que se puede considerar con riesgo de
presentar un trastorno alimentario el porcentaje de mujeres es muy superior al de
varones (84,4% frente al 15,2%). De estos resultados se desprende que existe una mayor
vulnerabilidad en las mujeres a presentar un trastorno alimentario.
Los análisis de diferencias de medias (T-Test) realizados para constatar si se
presentaban diferencias entre los dos subgrupos en IMC (EAT < 20, M = 21,27, DT =
2,58; EAT ≥ 20, M = 20,62, DT = 2,64; t 193 = 1,321, p = 0,188), y en edad (EAT < 20,
M = 15,54, DT = 1,15; EAT ≥ 20, M = 15,33, DT = 1,05; t 195 = 0,969, p = 0,334) no
muestran diferencias significativas. Por lo tanto, los sujetos en riesgo de presentar un
trastorno en la alimentación no difieren significativamente de los sujetos que no están
en riesgo ni en IMC, ni en edad.
Tanto en insatisfacción como en distorsión corporal obtenemos diferencias
significativas entre los sujetos con puntuación igual o mayor de 20 (en riesgo) y menor
de 20 en el EAT (tabla 5).
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Insetar tabla 5
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Con relación a la distorsión encontramos diferencias significativas (χ² = 23,478; p =
0,001) entre sujetos en riesgo de presentar un trastorno alimentario según el EAT
(puntuaciones iguales o mayores a 20) y sujetos sin riesgo (puntuaciones menores a 20).
En cuanto a los sujetos pertenecientes al grupo sin riesgo, el 28,6% presenta adecuación
11
entre su imagen corporal real y percibida; el 16,8% se percibe algo más delgado, y un
54,7% se percibe más grueso. En el grupo considerado de riesgo solamente el 6,1%
presenta una percepción adecuada; el resto, 93,9% muestran una distorsión perceptiva
ya que los sujetos se perciben más gruesos de lo que corresponde a su peso real. No hay
ningún sujeto en este grupo que distorsione su imagen corporal porque se ve más
delgado.
En cuanto a la variable insatisfacción volvemos a encontrar diferencias
significativas (χ² = 36,256; p = 0,000) entre los sujetos en riesgo y sin riesgo. Tal y
como aparece en la tabla 5, prácticamente la mitad de los sujetos con puntuaciones
inferiores a 20 en el EAT, el 49,1%, están satisfechos con su imagen corporal; a más de
la cuarta parte de los sujetos, el 27,2%, les gustaría estar más gordos; y al resto, 33,7%,
les gustaría estar más delgados. En el caso de los sujetos con puntuaciones iguales o
superiores a 20 en el EAT, únicamente el 21% se encuentra satisfecho con su imagen,
mientras el 75% se muestran insatisfechos porque les gustaría estar más delgados.
Solamente un sujeto se encuentra insatisfecho porque le gustaría estar más grueso.
c) Análisis de regresión para conocer las variables explicativas del EAT.
Se introdujeron en el análisis de regresión las siguientes variables explicativas:
edad, sexo, Indice de Masa Corporal, las puntuaciones en el TS-Distorsión y TS-
Insatisfacción corporal (tabla 6).
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Insertar tabla 6
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Los resultados del análisis de regresión indican que las variables que
significativamente explican las variaciones del EAT son únicamente la insatisfacción y
el IMC. La parte explicada por la distorsión lo es también por la insatisfacción, por lo
12
que al no incrementar de forma significativa el porcentaje explicado por las dos
incluidas en la ecuación, no aparece en la ecuación de regresión esta variable. La
insatisfacción explica el 15% de la varianza. El índice de masa corporal incrementa el
porcentaje explicado en un 6%. Ambas explican el 21%.
Cuanto más insatisfecho está un sujeto mayor riesgo de padecer un trastorno
alimentario. Cuanto menor es el índice de masa corporal, también es mayor el riesgo de
tener problemas con la alimentación, y cuando se dan ambas circunstancias de forma
conjunta el riesgo de dicho trastorno se incrementa.
Discusión
La distorsión e insatisfacción son dos variables relacionadas con el sexo y con
las puntuaciones del EAT. El 90% de las chicas adolescentes que componen la muestra
presentan una distorsión perceptiva con respecto a su imagen corporal, eligiendo
siluetas correspondientes a pesos superiores a su peso real. Los chicos tienen una
percepción más ajustada a su peso real (40%). De entre los que distorsionan, unos se
perciben más delgados de lo que están, 25%, mientras que un 35% se perciben más
gruesos. Resultados similares fueron observados por Brusch (24), Garfinkel, Moldofsky
y Garner (25), Martínez y colbs. (8) y Toro y colbs. (26). Los estudios de los autores
citados indican que, tanto en muestras clínicas como no clínicas, la percepción del
tamaño corporal está alterada en las mujeres, percibiéndose más gordas de lo que en
realidad están. Vaz y colbs. (6) en un estudio realizado con un instrumento similar al
nuestro (técnica de elección de siluetas de Calden, Lundy y Schlefer, 1959) encontraron
que las mujeres occidentales tienden a identificar su imagen real con, al menos, una
figura superior a la suya, y como figura ideal eligen una silueta inferior a su peso real.
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Los resultados obtenidos sobre insatisfacción confirman la influencia de la
“cultura de la delgadez” sobre las mujeres. El 33% de las chicas se siente satisfecha con
su imagen corporal, mientras que los chicos alcanzan un nivel de satisfacción mayor
(55%). Un 60% de las chicas se sienten insatisfechas porque les gustaría estar más
delgadas. Sólo al 7% restante les gustaría estar más gruesas, frente al 22% de los chicos,
aunque un 23% de éstos también desearían estar más delgados. Toro (13) confirmó la
importancia de la presión estética social ejercida sobre la mujer imponiendo ideales de
delgadez y la presión estética social para el hombre imponiendo valores de potencia
masculina vinculados a la potencia muscular. Resultados semejantes a los encontrados
en este estudio son presentados por Garner y Garfinkel (4), confirmados, a su vez, por
estudios más recientes entre ellos los de León y colbs. (1985), Mora y Raich (9), entre
otros. Los autores citados hallaron mayores niveles de satisfacción en hombres que en
mujeres, independientemente de las edades de la muestra estudiada y de los
instrumentos de evaluación utilizados, lo que confirma que la insatisfacción corporal es
un dato, por ahora, patognomónico de la mujer. No obstante recordemos que en nuestro
estudio hay un 23% de chicos a los que les gustaría estar más delgados. Esto nos lleva a
preguntarnos si en el futuro la presión estética social sobre los hombres no propiciará la
aparición de problemas ligados a la imagen corporal, aunque la expresión de los mismos
se manifieste por medio del exceso de deporte, acudir al gimnasio, etc. para lograr el
cuerpo ideal (esbelto y musculoso).
Con relación a los factores de riesgo encontramos que un 17% de la muestra
obtiene en el EAT puntuaciones superiores a 20. En este grupo considerado de riesgo, la
mayoría de los sujetos son chicas (85%). Los análisis de chi cuadrado realizados
muestran que se dan diferencias estadísticamente significativas (p = .000) entre los
grupos con y sin riesgo, tanto en insatisfacción como en distorsión de la imagen
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corporal. El grupo considerado de riesgo presenta una mayor insatisfacción y distorsión,
esto es, les gustaría estar más delgadas a la vez que se perciben más gruesas.
De las variables estudiadas, la insatisfacción y el índice de masa corporal son las
variables explicativas del EAT, lo que significa que a mayor insatisfacción y a menor
índice de masa corporal mayor probabilidad o riesgo de presentar un trastorno
alimentario. Pensamos que el hecho de que la variable distorsión no entre a formar parte
de la ecuación de regresión como variable explicativa se debe a que relacionada con la
variable insatisfacción, quedando asumida por esta última. Además la distorsión
perceptiva de la imagen corporal (percibirse más grueso de lo que se está) se presenta en
un porcentaje elevado de la muestra de adolescentes, 92% en el caso de las chicas y
35% en el caso de los varones.
La importancia de la variable sexo en relación a los trastornos de alimentación
queda de manifiesto si tenemos en cuenta que, de los 33 sujetos que componían el grupo
de riesgo, 28 (85%) eran mujeres.
Esto no lleva a concluir que las chicas que están más insatisfechas, distorsionan
más su imagen y están más delgadas obtienen mayores puntuaciones en el EAT. Por lo
tanto, estos son factores que incrementan la posibilidad de presentar un trastorno
alimentario.
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BIBLIOGRAFÍA
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17
Tabla 1. Frecuencias y porcentajes para las variables distorsión e insatisfacción con la imagen corporal. TS-SILUETAS TS-DISTORSIÓN TS-INSATISFACCIÓN
Chicos Chicas Chicos Chicas PUNTUACION F % F % F % F %
-3
---
---
---
---
1
1,0
---
---
-2
5
4,8
---
---
4
3,8
1
1,1
-1
21
20,4
2
2,2
18
17,5
6
6,3
0
41
39,8
7
7,6
56
54,4
31
33,0
1
29
28,3
42
45,6
17
16,5
31
33,0
2
5
4,8
26
28,3
5
4,9
21
22,3
3
2
1,9
14
15,2
2
1,9
3
3,2
4
---
---
1
1,1
---
---
1
1,1
TOTAL
103
100
94
100
103
100
92
100
Distorsión de la imagen corporal. Puntuación positiva: verse más gordo. Puntuación negativa verse más delgado. Insatisfacción con la imagen corporal. Puntuación positiva: deseo de estar más delgado. Puntuación negativa: Deseo de estar más gorda.
18
Tabla 2. Media y Desviación Típica en la variable TS-Distorsión según edad y sexo. Significatividad de las diferencias (T-Test) EDAD N M DT t P 14 años
Varón:21 Mujer:24
0,67 1,50
0,91 1,14
-2,677 0,010
15 años
Varón:32 Mujer:23
0,13 1,65
0,98 0,83
-6,082 0,000
16 años
Varón:22 Mujer:29
0,14 1,24
1,08 0,87
-4,038 0,000
17 años
Varón:28 Mujer:16
-0,25 1,75
0,97 0,93
-6,687 0,000
Total
Varón:103 Mujer: 92
0,13 1,50
1,02 0,96
-9,607 0,000
19
Tabla 3. Media y Desviación Típica en la variable TS-Insatisfacción según edad y sexo. Significatividad de las diferencias (T-Test) EDAD N HOMBRE MUJER t P 14 años
Varón:21 Mujer:24
0,14 0,29
1,15 0,99
-0,464 0,645
15 años
Varón:32 Mujer:23
0,03 1,39
0,78 1,12
-5,019 0,000
16 años
Varón:22 Mujer:31
-0,09 0,68
0,68 0,94
-3,435 0,001
17 años
Varón:28 Mujer:16
0,07 1,13
1,25 0,81
-3,033 0,004
Total Varón:103 Mujer: 94
0,04 0,83
0,98 1,05
-5,442 0,000
20
Tabla 4. Tablas de contingencia. EAT (igual o mayor de 20 y menor de 20) y sexo SEXO
EAT < 20 (N=164)
F %
EAT ≥ 20 (N=33)
F %
Chi cuadrado
Varón (N=103) Mujer (N=94) Total (N=197)
98
66
164
59,8
40,2
83,2
5
28
33
15,2
84,8
16,8
21,909***
*** p < .001
21
Tabla 5. Diferencias en TS-Distorsión y TS-Insatisfacción con la imagen corporal para sujetos considerados en riesgo (EAT > 20) y sin riesgo (EAT < 20). TS-SILUETAS TS-DISTORSIÓN TS-INSATISFACCIÓN
EAT < 20 EAT > 20 EAT < 20 EAT > 20 PUNTUACION F % F % F % F %
-3
---
---
---
---
1
0,6
---
---
-2
5
3,1
---
---
5
3,1
---
---
-1
22
13,7
---
---
22
13,5
1
3,0
0
46
28,6
2
6,1
80
49,1
7
21,2
1
56
34,8
15
45,5
39
23,9
9
27,3
2
22
13,7
9
27,3
12
7,4
14
42,4
3
9
5,6
7
21,2
3
1,8
2
6,1
4
1
0,6
---
---
1
0,6
---
---
TOTAL
161
100
33
100
163
100
33
100
Distorsión de la imagen corporal. Puntuación positiva: verse más gordo. Puntuación negativa verse más delgado. Insatisfacción con la imagen corporal. Puntuación positiva: deseo de estar más delgado. Puntuación negativa: Deseo de estar más gorda.
22
Tabla 6. Análisis de regresión múltiple linear para variables explicativas del EAT
Variables R cuadrado corregida
Beta P
TS-Insatisfacción Indice de Masa Corporal
.151
.205 .512
-.269 .000 .000