los senhorios y curacazgos de lima

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Los Seoros y Curacazgos Limeos. Con la cada del Imperio Wari alrededor de 1,200 d.c., finaliz el Horizonte Medio y se dio inicio al periodo Intermedio Tardo o de los Reinos y Confederaciones Regi onales que se desarroll hasta la expansin imperial de los Incas, aproximadamente, en 1,440 d.c. La desaparicin de los Wari y la formacin de las nuevas culturas y entes polticos re gionales se realiz dentro de un estado de cosas parecido al que existi cuando se p rodujo la destruccin de Chavn. Los pueblos oprimidos por el despotismo imperial lu chaban por su liberacin y ms tarde por la afirmacin de su propia personalidad y la consecucin de un territorio donde poder desarrollarse. Etnias expulsadas de sus r egiones originarias por grupos ms poderosos o por situaciones de depresin econmica o catstrofes naturales, invadan belicosamente las provincias del antiguo imperio b uscando un lugar donde afincarse. Ideologas, hbitos y formas de vida forneas se enf rentaban a las locales, producindose en la confrontacin rechazos y amalgamas que p roducan la aparicin de nuevas expresiones culturales. El resultado de todo ello fue la existencia de una poca turbulenta, de gran inqui etud social e inestabilidad poltica y cultural, que fue sosegndose conforme se fue ron afirmando los grupos sociales que, ms tarde, constituyeron los estados region ales que caracterizan al periodo. As, poco despus de finiquitado el imperio Wari, nuevas etnias y naciones se entron izaron en las distintas regiones de los Andes Centrales, manifestndose a travs de formas de expresin originales. Estas nuevas culturas fueron: Chim, en la Costa Nor te; Chancay y Rmac en la Costa Central; Ica-Chincha en la Costa Sur; Huanca y Cha nca en la sierra Central; Quilque en la Sierra Sur y Collas y Lupacas en la regin altiplnica y costa extremo sur. En la Comarca de Lima, al finalizar el apogeo Wari, al parecer se produjo la inv asin de pueblos Aymaras, invasin que contribuy a la desarticulacin del dominio imper ial de la regin y, poco despus, a su desaparicin, Espinoza Soriano (1981) sostiene, al tratar sobre el reino de los Quillaca Asanaque, que los Aymaras despus de des truir el Imperio Puquina, o sea los constructores de Tiawanacu, se esparcieron p or todo el altiplano y sur de lo andes centrales fundando "una serie de reinos a ymaras hablantes, independientes y rivales, aunque todos estrechamente ligados p or lazos culturales comunes ". Posiblemente en esa poca llegaron a la Costa Centr al algunos grupos aymaras y aprovechndose del debilitamiento de los Wari se estab lecieron en ella. El padre Villar Crdoba (1935) afirma que fueron tres las etnias que llegaron hast a la Comarca de Lima: a) Los Collas, que desde las serranas canteas bajaron por la quebrada de Arahuay y se esparcieron por la banda izquierda del Chilln, ocupndola desde Yangas hasta el Callao; b) los Huallas, que descendieron desde el alto Chancay hasta la costa, fundando poblaciones tales como Kara Huallas, Maranca, Huadca Hualla, Sulco y Ma rca Huillca; y c) los Huanchos, quienes iniciaron su expansin hacia la costa desd e las alturas de Huarochir y a travs de los cauces de los ros Santa Eulalia y Rmac, llegaron hasta la parte media de este ltimo valle, establecindose en Huachipa, Hua cho Huallas, Carapongo, Huampan, Caxamarquilla, Pariachi, Lati y Hurin Huancho. Parece que las migraciones de los Aymaras duraron varios siglos, adquiriendo por su magnitud las caractersticas de una verdadera dispora. Se supone que los cambio s climticos, que se sucedieron entre los siglos XI y XII, afectaron gravemente la agricultura de secano que se practicaba en la sierra y el altiplano, as como a s u ganadera, determinando una seria depresin econmica y difciles condiciones de vida. Debido a ello, los Aymaras continuaron emigrando durante muchos aos y ocuparon e xtensas reas de la Sierra Central y otras regiones andinas. Tenemos as que desde f

ines del Horizonte Wari hay una fuerte ocupacin de la cordillera occidental por g rupos Aymaras y un poco ms tarde encontramos a Yauyos, Cantas y Atavillos slidamen te establecidos en las serranas vecinas a Lima, Los Yauyos en las sierras de Caete , Yauyos y Huarochir; los Canta en las alturas de esa provincia y zonas vecinas y los Atavillos en las zonas serranas de Huaral, Chancay y Cajatambo. La interaccin entre los grupos costeos y serranos fue sumamente activa pues sus ec onomas eran complementarias y por tal motivo mantenan fuertes relaciones comercial es y, posiblemente, convenios que les permitan el uso de los pisos ecolgicos que l es fueran necesarios. No obstante ello, frecuentemente entraban en conflicto, mu chas veces cruento, por causa del control de las aguas de riego. Tambin entre las etnias serranas se daban casos blicos provocados, especialmente, por el deseo de poseer tierras aptas para el cultivo de coca. Esta situacin de permanente intranquilidad y riesgo social perdur hasta que los In cas impusieron su frreo dominio en la regin, determin que los pueblos comarcanos ad optaran una organizacin poltico-social propia para el caso y que, asimismo, sus pa trones de asentamiento urbano y diseo arquitectnico tomaran formas relacionadas co n la defensa. Por eso, en la jerarquizada sociedad costea las distintas etnias y grupos sociales se organizaban en curacazgos y se integraban en grandes seoros cuy os Hatun Curaca tenan la obligacin de defenderlos, as como el derecho de recibir de ellos tributos y ayuda militar en caso de guerra. Por ello, tambin, los lugares y ciudades se amurallaban; los templos, centros administrativos y palacios estab an fortificados y la mayor parte de los caminos eran epi-murales. Fortaleza de Collique, en el valle del ro Chilln (foto Servicio de Aerofotogrfico N acional, 1945) Segn Maria Rostworoswski de Diez Canseco (1978), historiadora que se ha especiali zado en asuntos relativos a la sociedad costea prehispnica, la organizacin poltica q ue exista en la Comarca de Lima y zonas aledaas durante tiempos pre-Incas, fue la siguiente: al norte exista el Seoro de Huaura, cuyo curaca gobernaba tambin los vall es de Barranca y Chancay; al sur el Seoro de Chuquimanco, que comprenda los valles de Mala, Omas, Chilca y Caete, el antiguo Huarco; al nor-este el Seoro de los Atavi llos, que se extenda desde las sierras de Cajatambo hasta las de Canta, inclusive ; al sur-este el Seoro de las siete Guarangas de Huarochir, que ocupaba las serranas de Caete hasta Canta; y en la Comarca de Lima gobernaban los Seoros de Ichma y Col li, abarcando el primero el valle de Lurn y la parte baja del de Lima y el segund o la cuenca del ro Chilln, desde Quivi hasta el mar. Hay autores que afirman que en la poca existi el Seoro de Cuismanco (Del Busto 1978 b), cuyos dominios comprendan los valles de Chancay, Chilln, Rmac y Lurn y cuyo pode r era tan grande que mantena en jaque a los Atavillos, Yauyos y Huarcos y trataba en trminos paritarios con el Reino de Chimor. No esta probado que dicho seoro haya existido, pero en todo caso su posible existencia no hubiera alterado mayorment e la organizacin poltica que ha sido debidamente comprobada para los valles de la Comarca. El Seoro de Colli estaba gobernado por el Colli Cpac y tenia su sede en una poblacin llamada hoy Pueblo Viejo, situado cerca de la fortaleza de Collique. Los domini os del seoro, como ya se ha indicado, ocupaban toda la parte baja y media del vall e del Chilln, extendindose desde el mar hasta Chuquicoto, lugar situado ms arriba d e Quivi y limtrofe con el territorio de los Canta. Los Colli era un pueblo belicoso que sostena frecuentes guerras con sus vecinos or asuntos de aguas y de tierras, llegando en una oportunidad a invadir parte de l valle de Lima. Con los Canta estaban en perpetuo conflicto por las aguas del C hilln, que eran vitales para su economa y que los canteos tenan como propias anto pretendan disponer de ellas a su libre albedro. Tiempo atrs, antes de la sin serrana, los Colli haban seoreado las alturas y las nacientes del ro por p y por t expan lo que

se crean con derecho ancestral a sus aguas y les eran inaceptables las imposicion es de los Canta. Por dichas razones el conflicto entre ellos era permanente, no obstante lo cual Collis y Cantas comerciaban ingentemente y realizaban tareas en comn para obras de inters mutuo, como por ejemplo trabajo de tipo hidrulico. El Seoro abarcaba varios pequeos entes polticos y grupos tnicos, como los curacazgos de Quivi, Chuquitanta, Guarauni, Macas y Sapan, pertenecientes estos tres ltimos a la etnia de Guancayo. Las poblaciones de los Colli fueron numerosas, destacndos e en la parte alta los de: Macas, Zapan, Chacas, Huanchipuquio y Punchauca. En l a parte baja del valle el Seoro abarcaba los actuales distritos de Carabayllo, Pue nte Piedra, Ventanilla, Callao, Comas e Independencia y tenia muchos centros pob lados, tales como Carabayllo, Zapallar, Collique (donde se encontraba el centro ceremonial, la fortaleza y la sede del curacazgo), Comas, Pro, Con Con, Chuquita nta y Oquendo. La parte baja del valle del Rmac, perteneciente al Seoro de a en varios pequeos curacazgos cuyos territorios, segn Maria se ubicaban de acuerdo al sistema de canalizaciones existente, o del canal o acequia encomendado a su cuidado. Los curacazgos lco, Guatca, Lima, Maranca y Callao. Ichma, estaba organizad Rostworowski (1978), siguiendo el curs fueron los de: Su

El curacazgo de Sulco se extenda a lo largo de la canalizacin del Rmac que se inici a cerca de Ate o Vitarte y da lugar al llamado ro Surco, comprendiendo casi toda la extensin de los actuales distritos de El Agustino, San Luis, Surco, Surquillo, Miraflores, Barranco y Chorrillos. Las poblaciones ms importantes del curacazgo deben haber sido Campoy, Vasquez, La Calera y Marca Wilca o Armatambo. CAMPOY. El curacazgo de Guatca segua el curso de la acequia que lleva el nombre de ro Huat ica y que se origina en la toma situada en el estrechamiento del cauce del Rmac q ue se produce entre las antiguas haciendas Zrate y Vicentello. Sus territorios oc uparon parcialmente los actuales distritos de Lurigancho, El Agustino, Lima, La Victoria, Jess Mara, Lince, San Isidro, Surquillo y Miraflores y sus pueblos debie ron estar ubicados en las adyacencias de los restos arqueolgicos que se encuentra n en El Agustino, Balconcillo, Guatca, Limatambo, Mango Marca, Huringancho, Sant a Cruz y en los alrededores de la Huaca Juliana o Pucllana. El curacazgo de Lima extenda sus tierras en torno del cauce de la acequia llamada posteriormente de la Magdalena, la que se originaba en una toma ubicada detrs de l actual Palacio de Gobierno. Los lmites territoriales del cacicazgo llegaban por el suroeste hasta el mar y es posible que por el noroeste, es decir por la band a derecha del ro, abarcaran lo que hoy son los distritos de Lurigancho y el Rmac, as coma la pampa de Amancaes. Por tanto, el Curacazgo tomaba parte de los actuale s distritos de Lurigancho, Rmac, San Martn de Porres, Lima, Brea, Pueblo Libre, Mag dalena del Mar y San Miguel. Su sede de gobierno era el pueblo de Lima, ubicado en el sitio que hoy ocupa la Plaza de Armas y alrededores, y tena otros asentamie ntos (Rostworowski 1978) junto a la huaca ubicada cerca de la iglesia de Santa A na, en Chuntay, junto a la iglesia de San Sebastin, en lo que hoy es Pueblo Libre y en las inmediaciones de la Huaca Huantilla. Centro Urbano de Maranga (foto Servicio Aerofotogrfico Nacional, 1944). El curacazgo de Maranca o Maranga era irrigado por dos importantes ramales del ro de la Magdalena, el que a la altura del Molino de Montserrat se divide en tres grandes acequias; la primera de ellas, a la que ya nos hemos referido, regaba lo s dominios del curaca de Lima y los otros dos, que se dirigan al suroeste, los te rritorios de los Chayavilca, seores de Maranga. El curacazgo tena tierras en los a ctuales distritos de Lima, Brea, La Legua, Bellavista, Callao, San Miguel y Puebl o Libre. Es posible que su jurisdiccin se haya extendido por la margen derecha de

l ro Rmac, a travs del actual distrito de San Martn de Porres. Mara Rostworowski cree probable, como era frecuente en la organizacin dual andina, que el curacazgo de Maranga haya tenido su mitad superior ubicada a lo largo del Rmac, constituyendo el llamado curacazgo de Guala, cuyos terrenos eran regados por la acequia de La Legua, el ramal ms cercano al Rmac del ro de la Magdalena. Los pueblos ms importante s de los Maranga deben haber estado situados en Mateo Salado, Pando, Maranga, la sede principal, Tres Palos y Huantina Marca. En la banda derecha del Rmac las po blaciones deben haber sido, entre otras, Palao y San Roque. Huaycn de Pariachi. El curacazgo del Callao ocupaba el litoral de ambas mrgenes del ro, o sea los dist ritos actuales de Callao, Bellavista y La Perla. Dada que la ocupacin de los pobl adores del curacazgo era exclusivamente la pesca, sus principales asentamientos tienen que haber estado necesariamente sobre la costa, conocindose acerca de dos de ellos. Piti Piti Viejo, ubicado en el actual Chuquito, fue probablemente la s ede de gobierno pues en sus inmediaciones haba una huaca que debi ser el adoratori o del Centro Religioso del Curacazgo. El otro pueblo se llam Piti Piti Nuevo y es tuvo situado cerca de la desembocadura del ro Rmac, siendo sus pobladores pescador es de agua dulce. Es posible, asimismo, que haya existido otra poblacin en el dis trito de Bellavista, sobre la avenida Venezuela y a corta distancia del Ovalo Sa loom, pues en dicho sitio se encontraba hasta hace unas dcadas una importante hua ca. La otra parte del Seoro de Ichma est constituida por el valle de Lurn y comarcas ale daas, extendindose su jurisdiccin hasta territorios altos situados en zonas chaupiy ungas. Hay quienes afirman que los dominios de Ichma comprendan tambin el valle de Mala, pero tal hecho no est probado y hubiera significado una intromisin en tierr as del Seoro de Chuquimanco, lo que es poco probable. Lo que s parece cierto por ra zones de tipo geogrfico, es que las quebradas de Ro Seco, Cruz de Hueso y Chilca e stuvieron bajo la frula del Seoro de Ichma. La sede del curacazgo y del poder religioso de Ichma fue la ciudad de ese nombre , ms tarde llamada Pachacmac, que debi tener una numerosa poblacin asentada en los a lrededores del recinto amurallado del Centro Religioso. Otros pueblos de importa ncia en el valle de Lurn, que a juzgar por los restos arqueolgicos debi ser densame nte poblado, se situaban en ambas mrgenes del ro y son conocidos por los nombres d e Maracuy, Pampa de Flores, Jacinto Grande, Mal Paso, Molle, Manchay Alto, Huaycn, Chontay y Avillay. La poblacin del Seoro de Ichma debi ser muy grande; slo en el valle bajo del Rmac debi eron existir ms de 150,000 personas, puesto que los Incas organizaron la Comarca en tres Hunos y es bien sabido que cada una de estas circunscripciones poltico-ad ministrativas contaba con 10,000 Hatun Runas o Jefes de Familia. Los valles de L urn y el Chilln tambin debieron contar con numerosos habitantes, a juzgar por los a bundantes restos de asentamientos humanos y cementerios que se encuentran en ell os. Huaycn de Cieneguilla. La cultura de la Comarca sigui, expresando, en parte, los patrones de vida impues tos por los Wari durante tantos aos, an cuando acus las influencias producidas por los vecinos Chancay y Chincha-Ica y naturalmente por los pueblos que la haban inv adido, tales como los Colla Hualla y Huancho. Obviamente, por razones geogrficas, la influencia Chancay fue ms notoria en el valle del Chilln y la Chincha-Ica en l a cuenca del ro Lurn. Louis Stumer (1954b) plantea que la cultura local caracterstica de la Comarca es la que l, apoyndose en Villar Crdoba (1935), llama Huancho, Maria Rostworowski (197 8) prefiere llamar Yauyo y Lumbreras (1969), tratando de cubrir toda la compleji

dad de su poco estudiado desarrollo y la presencia en ella de las influencias Ch ancay e Ica-Chincha, sugiere que se denomine Rmac. Stumer (1954b: 231-232) sostiene que en esta cultura se dan permanentemente cier tos elementos diagnsticos que permiten identificarla y que son: 1) Arquitectura de tapia masiva, sin uso de bloques o interrupciones planeados y el uso de la piedra sin cortar y sin trabajar para edificaciones subsidiarias; 2) Tumbas circulares, generalmente no revestidas y uso de cmaras circulares indiv iduales en el caso de entierros mltiples; 3) Tejidos decorados, en la forma de pesados cinturones de lana de excelente cal idad y artesana, con motivos simples, sofisticados y bien ejecutados; mantas y ca misas tejidas, en tela pesada de algodn; 4) Cuerpos de adultos con las manos envueltas con hilos de lana de varios colore s y no envueltos en tejidos como en las Necrpolis de Ancn (Reiss y Stubel 1887), t atuaje en los dedos antes que en la mano o en el brazo; 5) Las espadas para tejer en hueso de venado o de llama, muy pulidas, bien hecha s y cortas se encuentran en cantidad en los envoltorios de las momias y se hacen ms conspicuas por la ausencia completa de las usuales espadas para tejer en made ra; 6) Topos para sostener las mantas, en cobre, inmensos y pesados o bien madera; 7) Cermica de pasta marrn rojizo, gruesa, pesada, asociada con la de los sitios se rranos del valle del Rmac. Esta cermica a menudo exhibe una decoracin pintada; la v ariedad ha sido lograda por la experimentacin con las formas, principalmente con las de los cuellos y golletes. Cuando aparece la decoracin pintada es muy cruda, consiste en simples rayas blancas generalmente aplicadas en forma burda. Las ofr endas de cermica en las tumbas casi siempre consisten en vasijas utilitarias, usa das, mal horneadas, en las que predominan una olla de boca ancha. Motivos decorativos en bajo relieve en los muros de Huaycn, valle de Lurn. Habra que agregar en cuanto al mundo espiritual, aun cuando resulta un tanto inne cesario, que el culto principal se renda al " hacedor de la tierra (que) estaba en los Yungas, en el valle de Irma", segn el cronista espaol Hernando de Santilln ([15 63]1968). Efectivamente, desde lo alto del madero en que estaba tallado, encerra do en un cobertizo de guarangos y ramadas guarnecidos de hojas de oro y plata y situado en la cumbre de una construccin circular a la cual se ascenda por escalera en caracol desde la plataforma superior del Templo Viejo, en pleno corazn del ce ntro religioso, Ichma, el dios de los Yungas, aterrorizaba a sus proslitos con su s poderes ssmicos y los deslumbraba con sus predicciones del futuro. En torno a l se albergaban multitud de dioses menores, representantes de las regiones que ads criban al culto del Dios-Orculo y formaban parte de su cohorte celestial seres mit olgicos relacionados con el mar, sobrevivientes de las antiguas religiones que pr acticaban ancestralmente los pueblos pescadores de la costa. El culto a Ichma se renda, pues, en el viejo adoratorio de orgenes Maranga, que Wa ris y Yungas haban ampliado y hermoseado a lo largo de los siglos, y los dioses r egionales reciban tributo y veneracin en los Templos Provinciales, pirmides escalon adas con rampa central y patio delantero, que la cultura Rmac haba desarrollado a partir de la pirmide ceremonial de los Lima. Y, adems, igualmente relacionados con el servicio del Santuario, haba conventos, palacios amurallados, villas residenc iales, almacenes y depsitos, plazas y espacios ceremoniales, patios y canchas don de se congregaba a los peregrinos y se reciba el tributo que llevaban desde lejan as regiones.

Motivos decorativos en bajo relieve en los muros de Huaycn, valle de Lurn. En escala menor que la gran ciudad cultista de Ichma, en cuanto a dimensiones, o rganizacin y magnificencia urbana, haba numerosas poblaciones en la Comarca y tamb in centros administrativos, tambos y fortificaciones. En fin, existan todas las ed ificaciones e infraestructuras que eran necesarias para el funcionamiento de una sociedad tan compleja y activa coma la Yunga de esa poca. Aplicando la clasificacin tipolgica de Schaedel (1951) a las realizaciones arquite ctnicas-urbansticas de los Rmac, tenemos la siguiente relacin de los sitios ms import antes (Agurto Calvo y Pazos 1982): 1. CENTRO CEREMONIAL, con ciertas caractersticas del Centro Urbano de lite: Ichma, en el valle de Lurn; 2. CENTROS URBANOS DE LITE: Cajamarquilla, Vista Alegre, Hua querones y Marcavilca, en el valle del Rmac; 3. CENTROS-URBANOS PROFANOS: Colliqu e, Comas y Con Con, en el valle del Chilln; Pedreros, Canto Chico, Huringancho y Haunchihuaylas, en el Rmac; Maracuy, San Martn, Manchay Alto y Chontay, en Lurn; 4. CENTROS PROVINCIALES DE LITE: Cerro Respiro y Oquendo en el valle del Chilln; Mang o Marca, Campoy, Huaycn, Palao, Mateo Salado y Maranca, en el Rmac; Huaycn, en Lurn; 5. UNIDADES AISLADAS: el centro poblado de Cerro Pro, los centros administrativ os de Mercurio Alto y Cerro La Regla, el observatorio de La Alborada, La Atalaya de Cerro Candela, el recinto amurallado del Chilln y la fortaleza de Collique, e n el valle del Chilln; los centros poblados de Gloria Grande, Gloria Chica y Huac hipa, el palacio de Puruchucu, el centro administrativo de Pariachi, las huacas de Huantilla, Santa Cruz y Santa Catalina, en el Rmac; las poblaciones de Mal Pas o y Pampa de Flores y el conjunto de depsitos de Molle, en Lurn. Algunas de las ms notorias realizaciones arquitectnico-urbansticas de la Cultura Rma c, son las siguientes: LA CIUDAD DE ICHMA La ciudad est constituida fundamentalmente por dos partes: el Centro Religioso, p ropiamente dicho, y la zona residencial que se extiende desde sus murallas hacia el nor-oeste. Una gran muralla perimtrica encerraba el conjunto, rodeando al Cen tro, por lo menos desde su extremo sur-oeste hasta el nor-este. Los restos ms imp ortantes de este cerco se encuentran a 750 mts. del lado nor-oeste del Centro Re ligioso y en ellos se ubica la portada por la que ingresaba el camino que conduca hacia Marcavilca y el valle del Rmac, as coma a la sierra ascendiendo por el vall e de Lurn. En el lado NE de la Muralla debi existir otra portada que permitiera el acceso a los peregrinos procedentes del sur. La longitud del tramo principal de estos muros sobrepasa los 400 mts. su seccin es trapezoidal teniendo en la base 7.50 mts. y su altura 5 mts. En toda la vasta rea comprendida entre la muralla perimtrica y el cerco del ncleo c entral, se encuentran enterrados numerosos restos de viviendas y de espaciosas c onstrucciones, que debieron ser edificios pblicos de la zona civil de la ciudad. A corta distancia de la puerta de ingreso al Centro Religioso, a la derecha de l a misma, se hallan construcciones similares a los templos y depsitos que se encue ntran en el interior del recinto sagrado, lo que parecera indicar que ste se encon traba en proceso de expansin y haba rebasado la limitacin sealada por los muros del cerco. Vista area de Pachacmac y de la desembocadura del ro Lurn (foto Servicio Aerofotogrfi co Nacional, 1945) El Centro Religioso est situado en una zona topogrficamente accidentada por la exi stencia de una cadena de colinas y montculos, cuyos cuatro accidentes ms important

es forman un cuarto de crculo que se extiende del sur-oeste al nor-este del rea de l recinto. Dos calles, que se interceptan casi ortogonalmente, dividen el conjun to en cuatro partes o barrios de caractersticas distintas. El camino que procede del nor-oeste ingresa al Centro por una majestuosa portada y sigue derechamente hacia el sur-este hasta llegar al Santuario de Ichma, cruzndose a las dos tercera s partes de su recorrido con la calle que proviene del sur-oeste y contina hacia el nor-este de la poblacin. Esta calle transversal a la principal, parece no habe r tenido salida al exterior por el lado oeste del conjunto y recorre slo un trech o del barrio oriental interrumpindose bruscamente. En el cruce de las dos calles se produce un espacio abierto de forma irregular y ubicado totalmente en el lado occidental del conjunto. El barrio situado a la mano izquierda de la portada de ingreso al conjunto es el ms pequeo de los cuatro existentes y contiene una serie de patios, recintos y deps itos de trazo ortogonal, sin vestigios de puerta alguna, y la mayor parte de ell os enterradas. Tampoco hay huellas de calles que vinculen los recintos entre s, p or lo que es indudable que la circulacin debi efectuarse por lo alto de los muros y que la funcin del barrio debi ser la de depsito o almacn general del Centro Religi oso. El barrio ubicado a la derecha de la portada del conjunto tiene en su sector occ idental una distribucin parecida a la del barrio descrito, con la diferencia que las reas de los recintos y depsitos son bastante ms grandes y que sobre la calle tr ansversal a la principal existen restos de edificios al parecer habitacionales. En este barrio quedan restos del sistema que consisten en vas epi-murales, grueso s muros que se descomponen en varios ms angostos conforme las circulaciones se va n distribuyendo. La parte oriental del barrio queda separada del sector principa l por un grupo de colinas que se interpone entre ambos y adems, como ya se ha ind icado, porque la va transversal no llega hasta esa zona. Las construcciones exist entes son de carcter habitacional, tambos y palacios, siendo una de ellas la resi dencia del gobernador del lugar durante la dominacin Inca. En general, todas las edificaciones son posteriores a las de la parte occidental del barrio. El tercer barrio, situado al este de la interseccin de las dos calles, es el ms an tiguo del conjunto y se extiende tanto por la parte llana como por la accidentad a del sector. A lo largo de la calle transversal existen varios de los tpicos Tem plos Provinciales y coronando las colinas ms cercanas a esa va se hallan los resto s de un gran palacio amurallado, que por su importancia debi ser la residencia de l Hatun Curaca del Seoro. En la parte sur-este del barrio quedan vestigios de un c ementerio y de varios palacios de factura Inca, ubicados en el permetro de la zon a. El cuarto y ltimo barrio da cabida al Templo de Ichma, y es el Santuario propiame nte dicho. Est totalmente cercado por muros de hasta 4 mts. de altura y espesores de 2.4 mts. a 4.8 mts. y se ingresa a l por la plaza rectangular en que remata l a calle principal que se inicia en la portada del Centro Religioso. Inmediatamen te despus del ingreso al Santuario se encuentra un gran recinto rectangular, que puede haber servido de filtro al ingreso de peregrinos, y a poco ms de 100 mts. d el mismo se encuentra el Templo Viejo, donde se veneraba al Dios-Orculo. El Templ o, como se ha anticipado, es de origen Lima y, seguramente, fue ampliado por los Wari y llevado por los Yungas a la forma que tenia cuando lo conocieron los esp aoles. En esencia, se trataba de un montculo escalonado, en cuya plataforma superi or se ergua una construccin, con escalera perifrica en espiral, que tena en su cima un cobertizo donde se hallaba la imagen del dolo. El cronista espaol Miguel de Estete ( [1535]1968: 382- 383), quien acompa a Hernand o Pizarro en su visita al Templo y por tanto fue testigo presencial de los acont ecimientos que all se desarrollaron, describe al Santuario de la siguiente manera :

"Llegados al pueblo comenzamos a caminar derecho a la mezquita, la cual era cosa de ver y de gran sitio, teniendo en la primera puerta dos porteros, a la cual l legamos a pedirles que nos dejasen subir porque queramos ver a Pachacmac; los cual es respondieron que, a verle ninguno llegaba; que si queramos algo, por ellos lo diran al sacerdote para que se lo dijese. Hernando Pizarro les dijo ciertas cosas y que en todo case l haba de subir donde estaba, porque l y aquellos espaoles venan de muy lejos a verle; y as contra su voluntad y de ruin gana nos llevaron, pasand o muchas puertas hasta llegar a la cumbre de la mezquita (templo), la cual era c ercada de tres o cuatro cercas ciegas a manera de caracol; y as se suba a ella; qu e cierto para fortalezas fuertes eran ms a propsito que para templos del demonio. En lo alto estaba un patio pequeo delante de la bveda o cueva del dolo, hecho de ra madas con unos postes guarnecidos de hojas de oro y plata, y en el techo puestas ciertas tejeduras a manera de estera para la defensa del sol; porque as son toda s las casas de aquella tierra que como jams llueve, no usan de otra cobija; pasan do el patio estaba una puerta cerrada y en ella las guardas acostumbradas, la cu al ninguno de ellos os abrir. Esta puerta era muy tejida de diversas cosas; de co rales y turquesas y cristales y otras cosas. Finalmente que ella se abri y segn la puerta que era curiosa, as tuvimos por cierto que haba de ser lo de dentro; lo cu al fue muy al revs o bien pareci ser aposento del diablo, que siempre se aposenta en lugares muy sucios. Abierta la puerta y queriendo entrar por ella, apenas caba un hombre, y haba mucha oscuridad y no muy buen olor. Visto esto trajeron candel a; y as entramos en ella en una cueva muy pequea, tosca sin ninguna labor; y en me dio de ella estaba un madero hincado en la tierra con una figura de hombre hecha en la cabeza de l, mal tallada y mal formada, y al pie y a la redonda muchas cos illas de oro y plata ofrendadas de muchos tiempos y soterradas por aquella tierr a."

Reconstruccin hipottica de un barrio (arriba) y de una calle (abajo) Pachacmac, cor respondientes al Periodo Intermedio Tardo. Al lado izquierdo del Templo Viejo existe otro montculo, que probablemente formab a el ngulo sur-oeste del cerco del Santuario, en el que existieron construcciones de tipo Lima que desaparecieron sepultadas por la edificacin del Templo del Sol, erigido posteriormente por los Incas. El planeamiento de la ciudad que hoy conocemos es, pues, el resultado de un proc eso de siglos, en el que han intervenido representantes de las culturas Lima, Wa ri, Rmac e Inca, siendo difcil, sino imposible, identificar la obra de cada cual y separarla de la de los dems. La descripcin que hemos hecho pretende representar la imagen de la ciudad en tiem pos pre-Inca, pero no podemos dejar de sealar que la divisin del casco urbano en c uatro partes claramente diferenciadas no corresponde al urbanismo, ms bien desord enado, de la cultura Rmac y tampoco al trazado urbano Wari que si bien era de tip o ortogonal no acostumbraba a plantear esquemas de vas tan rotundos como el que a preciamos en el Centro Religioso de Ichma. En cambio, el trazado del tejido urba no, constituido por recintos y espacios rectangulares, es de clara inspiracin War i. Es posible, por tanto, que la remodelacin que los Incas llevaron a cabo en el conjunto religioso haya abarcado tambin la estructura vial del mismo. LOS TEMPLOS PROVINCIALES. Uno de los edificios caractersticos de la ciudad de Ichma, y en general de la cul tura Rmac, es el conocido como Templo Provincial. Se trata de un conjunto de cons trucciones ubicado en vastos lotes de forma rectangular, que rara vez dan direct amente a la calle, siendo su ingreso a travs de patios comunes a varios predios. El cuerpo principal del Templo est constituido por un gran volumen de forma piram idal escalonada, abierto a un patio principal de ingreso y rodeado por su parte

posterior y por uno de sus lados por lo menos, por patios, depsitos y construccio nes dedicados al servicio. Usualmente, desde el gran patio delantero de uso recepcional, se llega por un ju ego de estrados y de terrazas hasta una rampa, de fuerte pendiente, por la que s e asciende hasta el nivel del templo propiamente dicho. ste se descompone, a su v ez, en varias terrazas, normalmente tres, ligadas por pequeas rampas y escaleras. En la ltima se encuentra la cmara en que se halla el dolo regional al que est dedic ado el templo y rodeando dicha cmara se ubican las habitaciones destinadas al ser vicio religioso y a la residencia de los sacerdotes. Frecuentemente stas construc ciones forman un cuerpo en forma de U, cuyos lados flanquean la terraza ceremoni al por la que se ingresa a la Comarca Sagrada. Templo Provincial en Pachacmac correspondiente al Periodo Intermedio Tardo (redibu jado de Ccosi Salas) En la parte posterior del templo, en terrazas situadas en niveles inferiores al del local sacro, se ubican habitaciones, talleres, cuadras, depsitos, corrales y espacios destinados al servicio del complejo religioso y al alojamiento de la se rvidumbre y guarnicin del mismo. En los lados del edificio, en largas y ordenadas filas, se encuentran las colcas donde se depositan los tributos trados desde lej anas regiones. Recintos rectangulares de distintas proporciones y alturas se ali nean, unos junto a otros, comunicados por anchos caminos epi-murales, desde los que se les abastece y desciende hasta sus profundidades haciendo uso de estrecha s rampas o muescas talladas en los muros esquineros. Gruesos maderos que ligaban un muro con otro permitan el techado de los depsitos cuyo contenido necesitaba de l frescor de la sombra y cuando la luz a salvar por las vigas era demasiado gran de poderosos horcones de guarango les prestaban su apoyo. La construccin sigui usando las tcnicas Wari en la elaboracin de los fuertes tapiale s y el techado de las habitaciones, pero tambin emple el adobe de medianas y grand es dimensiones, de forma paraleppeda y vaciado en gaberas de madera. La piedra fu e usada en la cimentacin y sobre cimentacin, as coma en la fabricacin de muros a par tir de guijarros asentados con barro y enlucidos con gruesas capas del mismo mat erial. En Ichma, caso extraordinario, se usaron altos sobre cimientos de piedra labrada, haciendo uso de la abundante arenisca del lugar. As, los Templos Provinciales, un poco palacios y otro tanto fortalezas, servan de alojamiento a los dioses menores, dolos de las regiones que 500 leguas a la redon da prestaban reverencia y credibilidad a Ichma, el Gran Orculo. EL RECINTO AMURALLADO DE CHILLN. En la margen izquierda del ro Chilln, cerca de su desembocadura al mar, existe un gigantesco recinto amurallado de ms de 15 kilmetros de permetro que encierra un rea de alrededor de 635 Ha. Dentro de esa extensa zona se encuentran todo tipo de re stos, poblaciones y cementerios, adoratorios y templos, centros administrativos y fortificaciones (Agusto Calvo 1983a). Ubicacin de las murallas del Chilln o Carabayllo. Indudablemente el recinto ha sido construido con fines defensivos, pues las mura llas que lo cercan son prcticamente inexpugnables, sumamente gruesas y de muchos metros de altura. Lo que es ms, en varios sitios de su recorrido se hallan bastio nes y atalayas que acusan con claridad su calidad de fortificacin militar. En la margen derecha existen, tambin, restos de una poderosa muralla que atravies a la Pampa de los Perros, siguiendo un curso paralelo al ro, y que parece sugerir , con su presencia opuesta a la del recinto fortificado, el enfrentamiento de do

s pueblos ocupantes de las mrgenes contrarias del Chilln. Gran parte del desarrollo de las murallas todava estaba en pie en 1944 y se puede apreciar en las aerofotografas de la poca. En su recorrido las estructuras se ubi can cerca de la Hacienda Chuquitanta, orillan el Centro Ceremonial del mismo nom bre, cercan los extremos de los brazos laterales del conjunto El Paraso, sirven d e muro de sostenimiento a la barranca izquierda del Chilln, trepan hasta la punta norte del Cerro Oquendo, bajan por las estribaciones que enfrentan la playa de Mrquez, flanquean todo el lado oeste del mencionado cerro, continan paralelamente a la playa de Oquendo hasta casi alcanzar el cerro La Regla, voltean hacia la Ha cienda Oquendo y parten en dos el templo de Chuquitanta para completar su extens o periplo. De all, de Chuquitanta, se desprende del enorme recinto un poderoso mu ro que, como un brazo extendido, alcanzaba y probablemente encerraba al Puente I nga. Los paramentos de los muros recuerdan al respecto de los ptreos aparejos poligona les de ciertos muros Inca, pues las unidades de vaciado que los constituyen tien en tambin la forma de trapecios con lados fuertemente inclinados. A primera vista el muro parece un tapial, pero las exageradas dimensiones de las unidades de va ciado y especialmente la inclinacin de las juntas laterales de las mismas, as como la ausencia de todo vestigio que indique el uso de moldes, hacen difcil suponer que se haya usado dicho sistema en la construccin de los recios paredones. La pos terior observacin de muchos de estos muros permite determinar que han sido fabric ados sin ayuda de molde alguno, simplemente utilizando barro poco hmedo y vacindol o por capas, cuyos lados inclinados resultaban as una exigencia del proceso const ructivo. Al parecer las unidades se fabricaban en forma alternada, construyendo primeramente aquellas cuyos extremos laterales tenan un ngulo de reposo que permita la estabilidad de las capas de barro. Luego se construan las unidades intermedia s, a las que servan de topes o moldes laterales las secciones ya construidas, per mitiendo as que dichas unidades tuvieran la curiosa forma de trapecios con la bas e menor que el coronamiento. El material de construccin es barro, mezclado con pe queos guijarros, conchuelas y otros agregados menudos, vaciado en tongos o capas que forman unidades de trabajo de 1 m de altura y de longitud variable, entre 80 mts. y 3.50 mts. La seccin del muro es trapezoidal de 3.30 mts. de altura, 2.50 mts. de base y 0.80 mts. de cspide. Tambin existen tramos de muralla cuyas dimensiones son verdaderamente fabulosas, pues alcanzan en su estado actual de semidestruccin los 4 mts. de altura y tienen un ancho que varia entre los 5 y los 7 mts., llegando en algunos tramos hasta l os 10 mts. La longitud de esa extraordinaria construccin llega al kilmetro y una m inuciosa observacin permite constatar que no se trata de un muro gigantesco, sino de un camino epi-mural. La seccin transversal de la estructura es trapezoidal y est constituida por varios muros adosados, que tienen como ncleo central un muro d e forma cnica, a cuyos lados se van agregando muros en forma sucesiva, guardando la fuerte inclinacin del talud de sus caras. El ancho de dichos muros vara entre l os 0.50 mts. y 0.90 mts. y su forma de construccin es la misma que ya hemos descr ito. Detalles tcnicos de la construccin de la muralla del Chilln. De trecho en trecho, en toda su longitud, la estructura de muros adosados es int ersectada por anchos muros perpendiculares a su eje, que sobresalen sobre los pa ramentos exteriores y, al parecer, juegan el rol de arriostramentos transversale s. Tambin se encuentra el sistema de muros adosados sirviendo coma elemento de so stenimiento de muchos taludes, especialmente en el caso del barranco que existe en la margen izquierda del ro Chilln, cuyo flanco est protegido por varios kilmetros , prcticamente desde Chuquitanta hasta la punta de Mrquez. PALACIO DE PURUCHUCO

Se trata de la residencia del seor de un pequeo curacazgo situado en la margen izq uierda del ro Rmac, a pocos kilmetros de Lima, en tierras que fueron parte de la en comienda del conquistador Miguel de Estete (Jimnez Borja 1973) y pertenecientes h asta hace poco a la Hacienda Asesor. El palacio, construido poco antes de la dominacin Inca, tipifica la tipologa de la s villas fortificadas que hacen su aparicin en la poca coma sede de los gobernante s Yungas. Como todas esas construcciones el palacio se ubica en la ladera de un cerro, desde cuya altura seorea los campos encomendados al cuidado de sus ocupant es. Un recio muro de barro de 4 mts. de altura y 60 mts. de ancho encierra el re ctngulo que constituye el rea de implantacin de la residencia y conforma, en hbil ju ego volumtrico, un ingreso de rampa que le da monumentalidad al acceso al mismo t iempo que facilita su defensa. Puruchuco (foto Servicio Aerofotogrfico Nacional) El palacio se organiza en tres sectores. El primero de ellos est constituido por el gran patio de ingreso, espacio indudablemente de tipo ceremonial, donde deben haberse celebrado reuniones y festividades comunales, rendido pleitesa a los gob ernantes y pagado tributo en especies y productos. Presidiendo el palacio y opue sta al ingreso existe una amplia terraza, a la manera de estrado, desde la que e l curaca debi regir las reuniones y los sacerdotes oficiar el culto. Al fondo del estrado hay un estrecho corredor y unas pequeas habitaciones destinadas, posible mente, al servicio de las ceremonias que se desarrollaban en ese lugar. Los otros dos sectores tienen escala y propsitos diferentes y estn conformados por juegos de habitaciones y patios que constituyen conjuntos independientes de gra ndes condiciones de habitabilidad y hermosa apariencia. Los sectores estn separad os y comunicados por un largo corredor que parte del estrado ubicado en el patio ceremonial y que, despus de un recorrido en escuadra, da acceso a los sectores. El ms cercano al patio ceremonial, situado sobre el frente del palacio, est dividi do en dos partes. La primera, la ms pequea de ellas, est compuesta por una habitacin y una amplia terraza desde la que se contempla el valle. Parece que se trata de un sitio de recibo, donde el Curaca entrevistaba a pedilones, demandantes y col aboradores. La otra parte del sector es de ndole indudablemente domstica y est comp uesta por dos patios y tres habitaciones. Uno de aquellos estuvo dedicado al ser vicio, pues se han encontrado en su contorno restos de cuyeras y una de las habi taciones con las que se comunica fue usada coma cocina. El otro patio sirvi de in greso y recepcin al conjunto y las dems construcciones se usaron como habitaciones . El sector restante es el ms grande y esta conformado tambin por dos patios y varia s habitaciones, pero su funcin debe haber sido de carcter pblico. Se ingresa al sec tor por un patio rectangular que repite el esquema distributivo del gran patio c eremonial. Es decir, tiene plataforma frontal y habitaciones de servicio atrs de ella y su uso debi estar destinado al ceremonial poltico-religioso a nivel del gru po gobernante. Al lado derecho del patio existen dos habitaciones, destinadas, q uizs, a dar albergue al guardin y servidores del sector. Desde el estrado, pasando por un estrecho vano situado a su diestra, se desciende a un amplio patio que c omunica con la ms importante de las habitaciones del sector. Esta sala se sita en uno de los lados del patio y parece haber sido el lugar de reuniones del Curaca con su consejo de gobierno. Frente a ella hay una plataforma elevada que en uno de sus extremos da cabida a una colca rectangular y en su piso muestra las bocas circulares de varios silos subterrneos. Todos esos depsitos deben de haber guarda do el grano y la simiente necesarios para el cultivo de las tierras del curacazg o. Palacio de Puruchuco (segn G. Gasparini). La construccin del palacio es la tpica de la regin, es decir est hecha en barro, mad

eros, caas y esteras, revestida de fino enlucido y pintada con fuertes ocres natu rales. La Comarca de Lima, poblada de gente industriosa, cultivada hasta su ms remoto co nfn y jalonada de asentamientos urbanos, centros administrativos y religiosos, pa lacios y fortificaciones, estaba en su mayor apogeo cuando, all por 1470, los ejrc itos Inca hicieron su aparicin en la regin y la incorporaron al Tahuantinsuyo.