los redondos, o la utopía de lo común
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7/27/2019 Los Redondos, o La Utopa de lo Comn
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La Utopa de lo Comn
Por Mariano G. Sasn
Los Redondos fueron (entre otras cosas) una escisin. O varias. Escisin entre prctica
y discurso, fractura del discurso en posiciones antagnicas, prcticas que estallan y se
multiplican, discursividades contrapuestas que se anulan mutuamente y as construyen
un sentido. Fragmentos de pensamiento en mutua colisin. Prcticas colisionando con
discursos. Discursos recortados de las prcticas.
Fractura. Escisin. Prctica y discurso. Son palabras. Y uno se queda pensando por qu
asocia estas palabras con Los Redondos. Por qu al inicio de una reflexin sobre Los
Redondos incluye las palabras fractura ; escisin ; prctica y discursos . Y por quedarsepensando estas cosas uno se ve obligado a escribir ms palabras, a rellenar palabras
con palabras, vaco con sentido, sentido con palabras, palabras con vaco, y as se
empieza.
La semilla de los redondos se plant en los 60s del siglo veinte, comenz a germinar
hacia finales y de los setenta y, planta de crecimiento lento, dio sus primeros frutos a
mediados de los aos ochenta. A partir de all, la cosecha fue abundante y aliment a
generaciones. La longevidad de esta banda, su discurrir virtuoso por la historia del rock
en la Argentina, los avatares y reconfiguraciones de ese discurrir, permiten narrar una
evolucin que tiene como componente insoslayable los cambios en el entorno poltico,
econmico y social en que se ve inmersa.
Esa escisin que fueron (que son) los redondos, no surgi de la nada. Tuvo un cmo y
un dnde. Una historia y un contexto. Desde su prehistoria en La Plata, con una
inestable y breve participacin de la triada primigenia en la Cofrada de la Flor Solar
(una comunidad autosostenida de msicos, intelectuales y artesanos fundada en La
Plata a mediados de los aos 60 del siglo pasado) hasta la megaorganizacin de shows
en grandes estadios de ftbol, los redondos han seguido un derrotero singular,
marcado por la configuracin de espacialidades diversas. De internalidades y
externalidades en continua fluctuacin. Por, ms all de los cambios y continuidades,
la persistencia de una herida, de una brecha, de un desgarramiento del mundo en que
se erigen como frontera. Y como tal, pertenecen a ambos lados a la vez.
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Porque Los Redondos fueron una banda de rock, pero tambin un espacio. Espacio
demarcado por lmites de sentido mviles, mltiples e imprecisos, muchas veces
imbricados entre s y, otras, superpuestos. As fueron a la vez un marco de referencia,
un complejo de representaciones, un centro emisor y receptor de significados, unatrama contingente de atribuciones diferentes o, quizs, un malentendido. La
observacin de ese espacio debiera exceder, por fuerza, el recuento de sus lbumes, el
anlisis de sus temas o la rememoracin de sus shows. Debiera incorporar otras claves,
otra mirada. Una que, al menos, permita situarlos en contexto y percibir sus
emanaciones, sus fracturas, la multiplicacin de sus sentidos, la construccin
emergente de su existencia como fenmeno cultural, social y (quizs a su pesar),
poltico. La relacin entre artistas y pblico, entre integrantes y espectadores, entre
Los Redondos y los redonditos, entre La Banda y las bandas, no slo no ha sido siempre
la misma sino que su reconfiguracin puede, precisamente, leerse en una clave
evolutiva que incorpore significativamente los cambios en el contexto histrico social a
la vez que los condicionamientos intrnsecamente generados por la dinmica de esa
relacin. Esto es, como un emergente de la interrelacin de factores endgenos y
exgenos que permite hacer foco en las caractersticas singulares que distinguen a Los
Redondos como fenmeno social y artstico.
Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota surge en los tardos sesenta y tempranos
setenta del siglo XX como un espacio de encuentro donde el placer del estar juntos era
posible. Primera escisin. Espacio apartado, entreparentizacin comunitaria en un
clima que comenzaba a ser cada vez ms opresivo de las disidencias culturales.
Reducto posibilitador de una poiesis revulsiva desmarcada de los relatos que en esa
poca configuraban lo poltico, pero no de sus premisas y circunstancias. Un espacioque requera santo y sea y que, justamente por ese enclaustramiento resultaba
liberador. Un espacio de lo posible en medio de lo imposible (q ue el sueo acab ya
te dijeron, pero no que todos los sueitos no, cantaba el Indio Solari por ese
entonces). Es esa aspiracin y esa necesidad compartida la que moldea la dinmica de
esos primeros shows. No la homogeneidad, pero s la indiferenciacin, o la
desdiferenciacin, era la caracterstica de ese mbito plstico e igualitario en el que
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pocos roles estaban claramente definidos, en el que pblico y artistas intercambian
constantemente sus roles.
La necesidad era de expresin y de creacin, en un contexto que perciba como
peligrosos o nocivos estos anhelos e intentaba por todos los medios perseguirlos y
desarmarlos. Lo generalizado de esa necesidad, lo cierto de la posibilidad de
satisfacerla, convirti paulatinamente a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota en un
secreto a voces, en un lugar de confluencias espontneas, de afinidades electivas
mltiples pero convergentes, de expansin expansiva y, finalmente, desgarradora.
Espacio elstico pero no infinito, su configuracin interna no poda menos que
modificarse a la par de la ampliacin de sus lmites. Por otra parte, la aperturademocrtica de la primavera alfonsinista provoca el primer quiebre de sentido en la
dinmica de las bacanales ricoteras. No es ya la efusin multifactica de diversas
potencialidades artsticas y vivenciales soterradas en la oscuridad de los das lo que
moviliza el principio del placer que gua los pasos de Patricio Rey, sino un
despojamiento que es ms una apertura que una prdida. Lo que era un conglomerado
de expresiones artsticas se resume, as, en una banda de rock.
Los cambios en el entorno externo e interno de la banda resultaron en una
reconfiguracin de su existencia espacial, marcada por una creciente diferenciacin
interna que es, tambin, una diferenciacin social. Lo que se diferencia, con la
reconversin de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota en una banda de rock (o de
Patricio Rey en Los Redondos) es, principalmente, la banda de su pblico, esto es, los
msicos de los espectadores, los artistas de la gente. El espacio ya no es ese territorio
uniforme en el que los roles no se encontraban asignados a las personas y en el quecualquiera poda cumplir, alternadamente una u otra funcin, sino que ahora se
escinde, traza claramente una marca, una distincin. Construye una diferencia. Patricio
Rey adquiere recin entonces, y paradjicamente, nombre(s) propio(s). Los roles se
asignan y se sueldan. El territorio se distribuye: un espacio para los msicos, otro para
los espectadores. Y eso queda claro. Esta diferenciacin espacial se construye a la par,
reflejndola y reproducindola, de una diferenciacin social paulatinamente creciente.
La indiferenciacin originaria era posible en un entorno interno de relativa
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homogeneidad social y cultural. Artistas e intelectuales conformaban tanto el primer
pblico de la banda como sus integrantes. Con la popularidad creciente, la expansin
de los lmites y la reconversin performativa tal homogeneidad desaparece.
Emergen, entonces, dos sub-espacios cada vez ms claramente diferenciados. Los
Redondos no son ya el lugar de vehiculizacin de mltiples expresiones culturales sino
un centro de referencia que, a la vez que construye significados y discursos, recepciona
atribuciones y expectativas tan dismiles como, a veces, contradictorias. De la banda
hacia el pblico y del pblico a la banda emanan construcciones de sentido que
chocan, se entremezclan y se reproducen. Pero los dos sub-espacios permanecen: la
banda arriba, en el escenario, o grabada en los discos, tocando; el pblico del otro lado
del parlante o abajo en el show, escuchando. Unos no pueden ser otros y otros ya no
pueden ser unos. As transcurren la segunda mitad de la dcada de 1980 y los
comienzos de los 90s.
Estos espacios separados se presentaban en un principio, sin embargo, estrechamente
ligados en un plano que imitaba (e invitaba a) la cercana e intentaba disimular la
diferencia. La desdiferenciacin se vuelve un rito y una necesidad. En la prctica, se
expresa en el traspasamiento de las barreras fsicas que separan al pblico en sectores
de plateas, campo y popular (en los shows en Obras, por ejemplo), homogeneizando el
sub- espacio destinado al pblico (somos todos redonditos, redonditos de ricota
cantaba la gente esperando la banda); en la sucesin de shows, en los 90s, en espacios
amplios y uniformes (como Autopista Center o el Centro Municipal de Exposiciones)
donde la comunin se piensa como igualdad y la igualdad como rito y construccin
mtica ; y en el cada vez mayor protagonismo que las bandas ar rogan para s en la
escenificacin de los shows. Esto, que se llam la futbolizacin del rock y que incluy
as, muchas veces, la autodefinicin de los seguidores de la banda como hinchada , se
presenta, ms bien, como una reconfiguracin del sentido de pertenencia que tiende a
consolidarse slo en aquellos espacios estructuralmente in-excluyentes, esto es, cuyos
criterios de admisin estn dados slo por la voluntad de aquel que se considera
miembro.
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Desarticulada la capacidad integradora y movilizante de la poltica, ftbol y rock son
dos de esos escasos espacios que permanecen abiertos, donde se puede ingresar ms
motivado por el deseo que obligado por las circunstancias. Y no es paradjico que esto
suceda a la par del crecimiento social de la desigualdad y la exclusin. As como en los70s y 80s poda encontrarse en el redondo mundo de ricota un espacio habitable para
los exiliados de la oscuridad y el terror y, a la vez, un lugar de (re)encuentro con la
potencialidad creadora de la vida, en los 90s se convierte en, si no el nico, uno de los
pocos espacios donde la igualdad, la pertenencia y la identidad en comn son, al
menos, pensables. Donde el estar-con permite imaginar el ser-con .
Desdiferenciacin mtica en el marco de una diferenciacin creciente. Representacin
ritualizada de lo comn en un contexto de disolucin y fragmentacin de lo social.
Recreacin episdica de la igualdad en medio del crecimiento de la exclusin y la
desigualdad. Es por esos aos, ya avanzada la dcada de 1990, que la diferenciacin se
multiplica y los espacios se resignifican de un modo divergente. La lgica es la
amplificacin. Amplificacin de la banda que reformula su propuesta esttica y
musical. Amplificacin organizativa que deriva en la creciente calidad de sus productos
y en shows con estndares internacionales. Amplificacin de la popularidad y delnmero de seguidores, al punto de que escapa muchas veces a los propios clculos.
Amplificacin de las demandas de estos seguidores hacia la banda, a la que se le
reclama cada vez ms no ya el mito sino la utopa de la desdiferenciacin.
Los incidentes se suceden. Entre otras cosas, detrs de ellos se puede percibir el
anhelo de una inclusin sostenible slo en la voluntad. Ingresar al espacio de Los
Redondos se piensa como un derecho. Poseer o no entrada se asume como una
eventualidad. Y se pretende ejercer ese derecho forzando el ingreso a los shows, la
inclusin en el espacio, la pertenencia a lo comn. Lo que antes integraba, sin
embargo, ahora reprime. Todo espacio tiene sus lmites.
Nuevos sonidos y mayores escenarios amplifican, entonces, el espacio pero
profundizan la brecha. Los shows en estadios continan. Los pblicos son cada vez ms
masivos. Nuevas generaciones atradas por la difusin radial se superponen ms o
menos abruptamente a quienes an se permitan sostener la expectativa de la
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desdiferenciacin. Lo comn, como espacio imaginario (e imaginado) parece poco a
poco disolverse en los imaginarios. Los Redondos, como emergente cultural y poltico
aparecen cada vez ms claramente escindidos de sus seguidores, las bandas, los
redonditos, las tribus, como emergente econmico y social.
La diferenciacin espacial deja de jugar ya a lo desdiferenciado. Los shows en estadios
de ftbol (Huracn, Racing, River, Mar del Plata, el Chateau) construyen visiblemente
una nueva espacialidad. Sub-espacios demarcados por alambradas, fosos y barreras,
explcitamente separados y construidos para reforzar y remarcar los distintos lugares
asignados. Distanciamiento extremo entre banda y pblico. Alejamiento, incidentes e
incomprensin. Esferas de sentido diversas y diversificadas. Pensamientos convertidos
en slogans. Slogans que se repiten sin pensar. Para quin canto yo, entonces? se
preguntaba Charly Garca a comienzos de los setenta, y lo mismo podra haberse
preguntado el Indio Solari a finales de los noventa. Puede ser slo una ancdota, pero
la existencia de enfrentamientos entre el propio pblico ricotero en el show del 15 de
abril del 2000 en River Plate (hecho indito), con heridos de arma blanca y un muerto,
permite avizorar el clmax de esta Ausdifferenzierung . Condicin ineluctable, quiz, de
la masividad, pero tambin inevitable expresin de pertenencia social, ladiferenciacin se daba ya en distintos niveles del redondo mundo de ricota. As como
la exclusin social incluye, a la vez, a los excluidos en colectivos indeseados pero
significantes, tambin resignifica los espacios de inclusin como el de Los Redondos
que ahora ya no pude pensarse in-excluyente. Hay mucho del desangelamiento social
que se refleja, en el espacio ricotero, pero tambin de la fractura, alejamiento y
alienacin que en torno a ese desangelamiento se va paulatinamente produciendo.
Esta es la paradjica continuidad de Los Redondos, que es la continuidad, y a la vez, elcambio de una fractura, de una escisin, de una brecha, de una herida. De refugio para
pocos a espacio para muchos que, a la vez que incluye a esos muchos, excluye a
muchos ms. Fractura entre un adentro y un afuera que atraviesa el mundo. Pero
fractura interna, tambin, que fractura el mundo. El de ricota y el otro. Quizs no poda
ser de otra manera en esta tierra que es una herida que se abre todos los das, a pura
muerte, a todo gramo.