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    Los Mochicas de la CostaNorte del Per

    Luis Jaime Castillo Butters Santiago Uceda Castillo

    Pontificia UniversidadCatlica del Per

    Universidad Nacional deTrujillo

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    Castillo y Uceda, Los Mochicas 2

    Los Mochicas de la CostaNorte del Per

    Luis Jaime Castillo Butters y Santiago Uceda Castillo

    Luis Jaime Castillo Butters. Profesor Principal del Departamento de Humanidades, Seccin Arqueologa y Director de RelacionesInternacionales y Cooperacin de la Pontificia Universidad Catlica del Per. ([email protected]).Santiago Uceda Castillo. Profesor Principal y Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Trujillo, LaLibertad ([email protected]).

    Handbook of South American Archaeology, editado por Helaine Silverman y William Isbell, Chapter X, City. Blackwell Press.In press, 2007

    INTRODUCCIN

    Los Mochicas (tambin llamados los Moche)desarrollaron organizaciones polticas independien-tes e interactivas en los valles de la costa norte delPer entre los aos 200 y 850 d.C. Como la mayorade sociedades costeras, los Mochicas pueden ser en-tendidos como un modelo de adaptacin verdadera-mente exitoso al ambiente costero, donde los recur-sos martimos estaban combinados con una agricul-tura avanzada basada en tcnicas de irrigacin. Losgrandes valles del extremo norte con sus mltiples

    ros (Piura, Lambayeque y Jequetepeque) contrastancon los valles ms pequeos del sur (Chicama,Moche, Vir y Santa) (Figura 1). Esto determin pro-cesos histricos bastante distintos, que recientemen-te estn siendo descubiertos mediante una investiga-cin arqueolgica de largo plazo.

    Los Mochicas heredaron una larga tradicin cul-tural, bastante distinta de otras tradiciones en losAndes centrales. Desde las primeras sociedadescosteras del Precermico Tardo al Cupisnique (deri-vado costero del Chavin), a travs de una serie de

    sociedades pequeas y localmente circunscritas comoSalinar y Vir, los Mochicas siguieron una historiade xitos y fracasos, adaptacin y catstrofe ambien-tal, dominio tecnolgico en metalurgia e irrigacin yun gran avance en el arte y la arquitectura religiosa.Pero como no eran una sino varias organizaciones

    polticas independientes, no todos sus logros, rasgoso caractersticas, artsticos o atribuidos a la totalidadde los Mochicas, pero a una o algunas de sus expre-siones regionales.

    Por otro lado, es obvio que los Mochicas noestuvieron solos en la costa norte, sino queinteractuaron a lo largo de su historia con poblacio-nes de tradiciones locales y populares, comnmentedenominadas Vir o incluso Salinar. Los Mochicasmismos aparentemente surgieron de este estrato an-

    tiguo y popular, cuando la irrigacin a gran escalacre una nueva fuente de riquezas. En una menorescala, pero igualmente importante para su configu-racin e identidad cultural, los Mochicasinteractuaron con sociedades que surgieron al mis-mo tiempo, como Recuay en las alturas vecinas delCallejn de Huaylas, Cajamarca y Chachapoyas enla sierra norte y Vics en la lejana costa norte.

    Todo el conocimiento sobre los Mochicas estbasado en investigaciones arqueolgicas y an cuan-do hay una gran continuidad con sus sucesores, los

    Lambayeque y Chim, e incluso con las sociedadescosteras modernas, se evidencian agudas diferenciasy discontinuidades culturales. La historia de losMochicas, entonces, es la historia creada por la ar-queologa realizada en sitios Mochica, las ideas delos investigadores que han trabajado en la regin

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    3Castillo y Uceda, Los Mochicas

    Figura 1: Las regiones Mochicas en la Costa Norte del Per.

    durante los ltimos cien aos y los materiales que sehan hecho disponibles mediante la investigacin decampo y las colecciones de museos. La historia inte-lectual de la arqueologa en la costa norte ha mol-deado nuestra comprensin de la antigua sociedadMochica y las futuras investigaciones seguirn mol-dendola una y otra vez.

    En los ltimos veinte aos, la investigacinMochica ha sido uno de los campos ms popularesde investigacin en los Andes centrales, con muchas

    excavaciones de largo plazo en lugares comoSipn (valle de Lambayeque), Huaca de Luna(valle de Moche), San Jos de Moro (valle deJequetepeque), Dos Cabezas, (valle deJequetepeque) y El Brujo (valle de Chicama),realizadas por equipos de investigacin pe-ruanos e internacionales. La asombrosa can-tidad de informacin producida y que estsiendo generada por la actual investigacinhace que sea casi imposible relatar en forma

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    Castillo y Uceda, Los Mochicas 4

    exacta y actualizada lo que est pasando, o mejordicho, qu sucedi con los Mochicas. Incluso cuan-do este volumen sea publicado, y probablemente den-tro de algunos aos, estamos seguros de que la com-

    prensin arqueolgica sobre los Mochicas habr cam-biado.

    MLTIPLES VAS EN LOSORGENES Y DESARROLLO DE

    LOS ESTADOS MOCHICA

    A pesar de lo que se dice comnmente, la ar-queologa andina an concibe el desarrollo de los sis-temas polticos como procesos lineales yunidireccionales. La complejidad y, ltimamente, la

    evolucin poltica que conduce a la formacin deestados es vista simplemente como un procesoacumulativo y por momentos inevitable. Las socie-dades acumulaban instituciones y funciones, siste-mas legales y divisiones sociales que los transfor-maban de organizaciones polticas fragmentadas yregionales (dominios de un jefe) a estados centrali-zados y jerrquicos. El aumento y complejidad esnicamente la suma de ms componentesinstitucionales, donde los impuestos reemplazan altributo, los burcratas asumen funciones que antes

    estaban en manos de autoridades basadas en el pa-rentesco y la produccin controlada por el Estadoreemplaza a la manufactura local. El cambio, se pre-sume, proviene de fuentes internas y externas. Inter-namente, el cambio se originara por la acumulacinde pequeas adaptaciones y mutaciones dentro delsistema y estara motivado histricamente por las cir-cunstancias de una sociedad que trat de mantenerunstatus quoen un ambiente social y natural cam-biante; y por cambios aparentemente inocuos yacumulativos, como aquellos que afectan la evolu-

    cin de los estilos artsticos. El cambio externo espercibido de manera ms abrupta, como desrdenesambientales o amenazas externas, de modo que esun rompimiento de las tendencias de desarrollo de lasociedad. Pero, como hemos aprendido, el cambioexgeno, an cuando sea catastrfico, como aqulcausado por el Fenmeno de El Nio o las invasio-nes externas, rara vez puede ser la nica explicacinde un cambio cultural y social. Casi siempre, las in-fluencias externas adoptan la forma de interaccionescomerciales o influencias ideolgicas.

    La continua investigacin arqueolgica ha de-mostrado que la realidad de las sociedades en el pa-sado es mucho ms compleja de lo que cualquier

    modelo o teora puede predecir, especialmente por-que es muy difcil reducir un proceso histrico quedur ms de medio milenio a una simple descrip-cin. El pasado claramente no es un simple reflejo

    del presente, o de las condiciones que describen unestado de las cosas ms primitivo. La flexibilidad en el sentido de imgenes que pueden ajustar msvariabilidad que regularidad, donde las personas nonecesariamente siguen o dirigen, donde la negocia-cin es ms probable que la dominacin o la resis-tencia parece ser la va para comprender la evolu-cin de las sociedades. El enfoque que proponemospara estudiar a los Mochicas toma en cuenta la sin-gularidad o el desarrollo especfico y la diferenciade las expresiones regionales y los mltiples cami-nos que conducen al mismo resultado.

    Rafael Larco Hoyle, el fundador de la arqueolo-ga en la costa norte, concibi a los Mochicas comouna sociedad nica, unificada y centralizada que seorigin en los valles de Moche y Chicama (Larco1945). Los Mochicas tenan una sola capital, lasHuacas del Sol y La Luna y el centro urbano que seencuentra entre ellas, desde el cual una lite omnipo-tente dominaba toda la costa norte, combinando lacoercin y la conviccin, el poder militar y una ideo-loga poderosa basada en una liturgia religiosa ela-borada, templos y artefactos ceremoniales que legi-

    timaban el rgimen dominante.Una sociedad Mochica unificada slo pudo ha-

    ber tenido una nica secuencia de desarrollo, en lacual la extensin del Estado creci al principio enforma continua para controlar los valles al norte ysur y luego disminuy, perdiendo su control sobreestos territorios hasta que finalmente fue absorbidapor una potencia extranjera. La secuencia de desa-rrollo unificada tambin se tradujo en una compleji-dad creciente de sus instituciones y en el alcance yuso de tecnologas. La irrigacin y la metalurgia, dos

    de las tcnicas ms avanzadas, crecieron en impactoy alcance.

    Para resumir todas estas tendencias, Larco pro-puso la evolucin de la cermica fina en cinco fasesconsecutivas (Larco 1948). La cermica Mochica esincreblemente realista y rica en imgenes de deida-des que interactan en mitos y rituales, as como se-res humanos que desarrollan toda clase de activida-des, religiosas y mundanas. Esta iconografa fue lams sobresaliente fuente de informacin de esta so-ciedad, pero tambin fue una fuente precisa para cal-

    cular en el tiempo los sucesos que marcaron la histo-ria Mochica (Larco 2001). Ha tomado aproximada-mente setenta aos comprender que Larco estaba par-

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    5Castillo y Uceda, Los Mochicas

    Figura 2: Fases Cermicas de Mochica Norte y Sur

    cialmente equivocado y que todos los fenmenos, elorigen, el desarrollo y la cada, el uso de tecnologas,

    los cnones artsticos y materiales, e incluso las prc-ticas rituales, fueron menos homogneas de lo que lpensaba y que esta heterogeneidad es la clave paradesentraar los misterios de las sociedades en el an-tiguo Per.

    Una sociedad unificada debi haber sido el re-sultado de un solo proceso de desarrollo, de modoque, para Larco, los Mochicas fueron los herederosde la vieja y prestigiosa tradicin Cupisnique, la ci-vilizacin formativa de todas las culturas de la costanorte. Cupisnique, tambin conocida como Chavn

    costera, haba evolucionado hacia la cultura Mochicaen los primeros siglos de la Era Comn, por interme-dio de culturas como Salinar y Vir (Larco 1944,

    1945). Larco nunca estuvo interesadoespecficamente en los mecanismos que originaron a

    los Mochicas, sino que ms bien los estudi desde elpunto de vista de la evolucin de su cultura material,particularmente las secuencias cermicas (Larco1948). La cermica Mochica mostraba en formas ymotivos decorativos la evidencia de que muchos ras-gos Cupisnique haban pasado directamente y ashaba unido a ambas sociedades en una continuidadcultural. El hecho de que esta transicin sucedierauna sola vez y en un solo lugar, o en mltiples oca-siones y lugares, generando mltiples derivaciones,no fue tratado por Larco. Para l, una vez origina-dos, los Mochicas siguieron una sola lnea de desa-rrollo, creciendo en tamao y volvindose ms com-plejos y refinados en todas sus formas de vida, parti-

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    Castillo y Uceda, Los Mochicas 6

    cularmente en el arte. Pero los Mochicas no estabansolos. A medida que se desarrollaban en el valle deMoche, otra sociedad compleja, la Vir o Gallinazo,se estaba desarrollando en el valle de Vir, tan slo a

    40 km al sur de la Huaca del Sol y de la Luna. Elfennemo Vir, segn la interpretacin de Larco, fueligeramente anterior al Mochica, incluso ms cerca-no al origen del Cupisnique, pero circunscrito a losvalles del sur que fueron incorporados eventualmen-te en el dominio Mochica, a travs de conquistasmilitares (Larco 1945).

    Poco antes de la muerte de Larco en 1966, lacermica Moche Temprano empez a aparecer engrandes cantidades en el valle norteo de Piura, pa-ralelamente con el menos sofisticado estilo Vics(Larco 1965, 1967). La interpretacin de Larco nopredijo esta coocurrencia y en consecuencia con-tradijo sus ideas. Los contextos funerarios Vics,dentro de los cuales se encontr evidencia Mochica,contenan una extraa mezcla de estilos cermicos,incluyendo Vir y Salinar. Es posible que la lejanaregin nortea de Piura haya sido un rea deinteraccin de todas las tradiciones culturales de lacosta norte (Makowski 1994). Pero el fenmenoMochica-Vics era mucho ms complejo de lo quese pensaba. Por ejemplo, su metalurgia era impresio-nante en comparacin con la que entonces era cono-

    cida para los Mochica (Jones 1992, 2001). Adems,la secuencia de la cermica Moche-Vics era muydiferente de aquella que Larco postul para el sur(Figura 2). Makowski (1994) ha dividido de maneraconvincente esta tradicin cermica en tres fases,Temprano, Medio y Tardo. La cermica Moche-Vics Temprano es de gran calidad, muy parecida ala cermica Moche Temprano ms fina del valle deJequetepeque en cuanto al moldeado y la decoracinde las piezas, los colores y el tratamiento de las su-perficies (Donnan 2002) (ntese que al referirse a

    las fases cermicas y los periodos temporales el tr-minoMochees mayormente utilizado en las publi-caciones en ingls, a pesar de que Larco llam a es-tas fasesMochica). Siguiendo la hermosa cermicaMoche-Vics Temprano, en la fase Medio se desa-rroll una cermica ms simple y gruesa. Makowski(1994) la denomina Vics-Tamarindo A & B. En lacermica decorada Moche-Vics Medio destac unaforma dominante: botellas de cuello largo, con pe-queas asas a los lados, decoradas con lneas grue-sas, destacando la pintura morada. Los motivos

    iconogrficos recuerdan a los diseos de Moche Tem-prano, a pesar de que fueron creados con mucho

    menos calidad y cuidado. Esta cermica bastante rarano fue seguida por una cermica Mochica-Vics Tar-do, como si el estilo derivara en algo muy distintodel Moche.

    En comparacin con la regin Mochica sur, ycontradiciendo la secuencia de Larco, no se pudoencontrar signos de cermica Moche III y IV en Piura,siguiendo a la elaborada cermica Moche Tempra-no. Mientras que Larco vio en este estilo cermicoun posible origen de los Mochicas, Lumbreras (1979)explic esta anomala como un desarrollo colonial.Los Mochica de los valles centrales de Moche yChicama establecieron un asentamiento en el lejanonorte, ciertamente para fines comerciales. La ano-mala Vics no pudo ser explicada bajo el paradig-ma centralizado y polticamente unificado de Larco.Para complicar el asunto, una cantidad indetermina-da de entierros de gran riqueza fue encontrada enLoma Negra, un cementerio de la lite en el coraznde la regin Vics. Aun si aceptamos que losMochicas pueden haber tenido una colonia en el nor-te, no tendra mucho sentido haber enterrado a la rea-leza o a las personas ms acaudaladas tan lejos. Porqu no haberlos trado de regreso a su tierra natalpara enterrarlos? Junto con estos peculiares entierros

    lamentablemente no excavados arqueolgicamentela cermica Moche Medio dio un giro inexplicable

    hacia una baja calidad y una pobre decoracin. Estasinterrogantes no pudieron ser resueltas con la infor-macin disponible a mediados de 1960 y se tuvo queesperar casi treinta aos para ser tratadas.

    Una segunda fuente de confusin y un nuevoreto para la secuencia de Larco y su tesis unificadasurgi cuando se publicaron en el ao 1983, lasexcavaciones de Heinrich Ubbelohde-Doering de1938 de entierros Mochica descubiertos enPacatnam. Estos entierros contenan cermica queno se parecan en nada a la cermica Moche del

    Museo Larco, que encajaba perfectamente en la se-cuencia de cinco fases. Sin contar unos cuantos ejem-plos de cermica de estilo Moche V del sur, encon-trados en el entierro MXII, la cermica Moche dePacatnam era ms gruesa, con una frecuencia msalta de lo normal de jarras con cuello en forma derostros y mostrada junto a cantidades inusuales decermica de estilo Vir. Las decoraciones general-mente estaban representadas en el cuello de las vasi-

    jas y no fueron hechas con lneas finas, sino con l-neas gruesas. Obviamente, la secuencia de cermica

    de cinco fases de Larco no pudo ser empleada paraestudiar esta coleccin. Las excavaciones de Donnan

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    7Castillo y Uceda, Los Mochicas

    en un cementerio de la clase baja, en el mismo lugar,a inicios de los aos 80 produjo una nueva coleccinde la misma clase de cermica, confirmando de estemodo la existencia de una secuencia distinta (Donnan

    y McClelland 1997).Las excavaciones de entierros en Sipn (vallede Lambayeque) y La Mina (valle de Jequetepeque)a fines de los aos 80 produjo varios ejemplos decermica Moche Temprano y Medio y joyas de me-tal extraordinarias que retaron nuevamente la hip-tesis de un origen y una secuencia de desarrollo ni-cas para todo el fenmeno Mochica. En ambos casoslas colecciones de cermica eran ms parecidas aaquellas encontradas en Loma Negra (valle de Piura)y Pacatnam (valle de Jequetepeque) que a las cer-micas encontradas en el valle de Moche. Ms an,los entierros de estos dos lugares, adems de los en-tierros de Loma Negra, pertenecan a personas ex-tremadamente ricas, posiblemente miembros de larealeza que reinaba esos valles. Si haba evidenciade casas de realeza en los tres valles del norte, enton-ces la idea de un gobierno central basado en lasHuacas de Moche tambin era cuestionable (Donnan1988, 1990). Parece ser que al menos durante losperiodos Moche Temprano y Medio familias realeso linajes y sus correspondientes lugares de entierroexistieron por lo menos en cuatro lugares, cada uno

    en diferentes valles.La ltima y definitiva evidencia que ret el pa-

    radigma unificado fue encontrada a fines de 1990 enlas excavaciones de Donnan en Dos Cabezas y otroslugares de la zona baja del valle de Jequetepeque(Donnan 2001). Donnan encontr entierros que con-tenan cermica y metales asombrosos correspondien-tes al periodo Moche Temprano, ambos de gran cali-dad y diseo, junto con cermica domstica Vir.Parece que el Moche Temprano y el Vir fueron dosexpresiones de un mismo fenmeno cultural, una vin-

    culada a las lites y otra al pueblo (ChristopherDonnan, comunicacin personal).

    Considerando toda esta evidencia era claro quela secuencia de cermica de cinco fases de Larco noestaba funcionando en los valles del norte. Haba unanotable ausencia de artefactos de las fases Moche IIy IV y ningn caso reportado de vasos acampanuladosy vasijas retrato. Incluso, las fases que parecan estarrepresentadas en los valles del norte, Moche I, III yV, mostraban grandes diferencias con la cermica delsur (Castillo 2003). La cermica Moche Temprano,

    encontrada en Loma Negra y Dos Cabezas, era mu-cho ms compleja en el norte que en el sur, mientras

    que la cermica Moche Tardo, encontrada casi ex-clusivamente en San Jos de Moro, mostraba un re-pertorio iconogrfico reducido y estaba acompaadade cermica con decoracin policroma. En sntesis,

    las diferencias en la cermica no solamente se en-contraban en la forma y el contenido iconogrfico,sino tambin en la calidad global (Castillo 2000).

    Basados en la gran cantidad de evidencia, esobvio que la hiptesis de Larco de un nico origenMochica, una organizacin poltica centralizada y unasecuencia de desarrollo comn es insostenible. A lomucho, los modelos centralizados postulados porLarco (2001), Ford (1949), Willey (1953), Strong(1952) y otros, describieron en parte lo que pudohaber ocurrido en los valles Mochica del sur, peroincluso para el caso de estas regiones, esas hiptesisdeben ser cuidadosamente reexaminadas. Para el te-rritorio Mochica del sur parece ms probable quehubo varios orgenes en diferentes partes de los va-lles de Moche y Chicama, armonizados en su desa-rrollo mediante prcticas rituales integradoras con-ducidas por las lites. El efecto armonizador de unceremonialismo compartido pudo haber producidola homogeneizacin de diferentes velocidades dedesarrollo y de los rasgos culturales entre las litesdominantes (Christopher Donnan, comunicacin per-sonal). Pero esta armonizacin no necesariamente

    tuvo que producir desarrollos idnticos o culturamaterial idntica. Puede haber grandes diferenciasen la forma cmo se produjeron los artefactos y ensu contenido iconogrfico, que hasta ahora han pa-sado desapercibidos debido a la falta de un marcoterico adecuado. Es probable que a lo largo de sussetecientos aos de existencia los Mochicas del surhayan experimentado periodos de mayor o menorcentralizacin y fragmentacin; que en algunos mo-mentos su sistema poltico centralizado se haya divi-dido en organizaciones polticas regionales coordi-

    nadas simplemente por medio de prcticas rituales,celebradas centralmente en centros ceremonialescomo las Huacas de Moche. Los desarrollos socia-les, polticos y econmicos de cada regin y locali-dad pudieron haber sido diferentes, al menos duran-te estos periodos. Sin embargo, en el territorioMochica del sur, las secuencias cermicas y, en ge-neral, la evolucin de todas las formas de culturamaterial siguen ms de cerca el modelo propuestopor Larco, especialmente durante las fases III y IV,cuando parece haber ms centralizacin. La fase

    Moche V, ltima y decadente desde el punto de vistade Larco, pudo haber sido un fenmeno regional del

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    Castillo y Uceda, Los Mochicas 8

    valle de Chicama. Este estilo se habra desarrolladouna vez que este valle se separara del valle de Mochey luego que se expandiera hacia el sur, a Galindo(Bawden 1977; Lockard 2005) y hacia el norte, a

    Pampa Grande (Shimada 1994).Tomando en cuenta los argumentos anteriores,lo ms probable es que el surgimiento de los Mochicashaya sido un caso de orgenes mltiples, que ocurrien varios lugares de la costa norte, en diferentesmomentos, generado por diferentes precondiciones.En todos los casos, los Mochicas parecen haber evo-lucionado de sus ancestros, una tradicin de un pe-riodo post-formativo identificada como Gallinazo oSalinar, primero como una tradicin de lite que sedesprendi del componente cultural principal. Esprobable que el componente general para esta diver-sificacin dentro de las sociedades de la costa nortehaya sido la extensin de los campos agrcolas debi-do a mejores y ms confiables tcnicas de irrigacin.Eling (1987) coloca la extensin de los sistemas deirrigacin en el valle de Jequetepeque en este perio-do temprano y a pesar de que las sociedades poste-riores hicieron que la irrigacin fuera ms eficiente,la extensin original pudo haber creado oportunida-des y riquezas nunca antes vistas. Los canales de irri-gacin ms grandes y avanzados habran producidomayores cosechas agrcolas y, en consecuencia, opor-

    tunidades de enriquecimiento personal. Una nueva yms acaudalada lite se habra desarrollado en esteambiente, creando la oportunidad y necesidad de di-ferenciacin social adems de una mayor dependen-cia en recursos producidos culturalmente. Elceremonialismo, la necesidad de templos ms gran-des y elaborados y el desarrollo de objetos ritualesms refinados materializaban una ideologa que ne-cesitaba enfatizar la diferenciacin social y la divi-sin destatus(Earle 1987, 1997). Los Mochicas sedesarrollaron en este periodo bajo estas circunstan-

    cias y oportunidades Es probable que al principio,durante el periodo Moche Temprano, slo las clasesaltas de la sociedad hayan sido consideradas comoMochica y el resto de la poblacin como Vir o Ga-llinazo. Pero a medida que pas el tiempo, muchasde las tradiciones, rituales y artefactos desarrolladosoriginalmente para las lites y producidas seguramen-te por artesanos de la lite afectaron a los nivelesms bajos de la sociedad, influyendo y moldeandotodos los aspectos de la sociedad.

    Pero este proceso no fue necesariamente el mis-

    mo en cada valle o regin, ni estuvo condicionadopor los mismos factores. Es probable que en algunasregiones el proceso haya sido motivado o incluso

    acelerado por la influencia de lo que estaba suce-diendo en las regiones vecinas. Asimismo, segn loindican las fechas, es probable que el proceso hayaempezado y terminado en tres siglos. Tampoco es

    cierto que todas las sociedades de la costa norte tu-vieron que seguir este proceso. Tanto en el valle nor-te de Lambayeque (Shimada y Maguia 1994) comoen el valle de Vir (Bennett 1949) la tradicin Virno tom la direccin de los Mochicas; sino todo locontrario. En ambos lugares, la cultura Vir parecehaberse mantenido hasta que los Mochicas los incor-poraron a su territorio, mediante conquistas milita-res (Willey 1953). Finalmente, los procesos que lle-varon al surgimiento de los Mochicas no parecenhaber tenido el efecto de articular a todas estas re-giones bajo una sola autoridad poltica. Lo ms pro-bable es que cada valle e incluso sectores dentro deun mismo valle hayan seguido el mismo camino dedesarrollo, sin alcanzar nunca una centralizacinpoltica.

    El surgimiento de los Mochicas, habiendo ocu-rrido en diferentes lugares y pocas y sin coordina-cin poltica, debera haber producido el desarrollode tradiciones completamente independientes, ha-ciendo que cada proceso sea caso de deriva cultural.Esta tendencia diversificadora parece haber sido elcaso de Piura, donde una tradicin Mochica Tem-

    prano se convirti en un desarrollo cultural totalmentedistinto al Mochica del norte o del sur. Al mismotiempo, las otras regiones Lambayeque,Jequetepeque y Moche-Chicama alcanzaron un altogrado de homogeneidad, al punto de que podemosidentificarlos a todos como Mochica. Es probable queexistieran mecanismos internos de las organizacio-nes polticas que previnieron una deriva y diferen-ciacin cultural. Nos inclinamos a creer que los fac-tores de integracin y armonizacin deben haber sidorituales de poder de las lites que incorporaron a los

    gobernantes y a sus cortes en una tradicin comn,compartida, que permiti interacciones tales comointercambios sociales y el hecho de compartir mate-riales y tecnologas. Las lites de las tres regionescentrales (Lambayeque, Jequetepeque y Moche-Chicama) deben haber estado conectadas, especial-mente durante las fases temprana y tarda cuandovemos ms elementos compartidos. A travs de es-tos procesos, los Mochicas se desarrollaron indepen-dientemente, pero siempre interconectados einteractuando, compartiendo conocimientos y prc-

    ticas rituales, pero enfrentando diferentes retos y re-accionando de diferente forma.

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    9Castillo y Uceda, Los Mochicas

    Figura 3: Murales Complejos en la Huaca de la Luna

    POLTICA, PODER Y LEGITIMIDADEN LA PRIMERA SOCIEDAD ESTA-TAL DE LOS ANDES: LA FUENTE

    DEL PODER SOCIAL MOCHICAA medida que aparece ms informacin, la na-

    turaleza del poder Mochica comienza a mostrar msnfasis en la ideologa y en las relaciones socialesque en la coercin, el poder militar, o incluso en lascentralizaciones o dependencias econmicas. Si-guiendo la propuesta de Mann (1986) para el estudiodel poder como la combinacin de diferentes fuen-tes, pareciera que para los Mochicas el poder estabaconfigurado como estrategias que combinaban dife-rentes fuentes, en respuesta a las circunstancias, an-tecedentes histricos, tradiciones y recursos. De estemodo, hablar del poder Mochica es estudiar las for-

    mas cmo las diferentes lites Mochicas, en diferen-tes momentos y situaciones polticas y bajo distintascircunstancias, utilizaron la ideologa, la economa,la poltica y la coercin para disear estrategias para

    tener el control y legitimar su posicin social. Algode lo que podemos estar seguros es que los Mochicaseran una sociedad elitista, donde las contradiccionessociales y el acceso desigual a los recursos debanmotivar desorden social. Las ocupaciones continuase ininterrumpidas de los sitios y los procesos de de-sarrollo a largo plazo, entre otras cosas, dan fe deque el poder Mochica, en cualquiera de sus formas,fue exitoso durante largos periodos de tiempo. Elcolapso o los colapsos de los Mochicas, en ltimainstancia, puede ser atribuido al fracaso de estrate-gias que haban tenido resultado para ellos, posible-mente debido a un mal clculo de las circunstanciasy capacidades, combinado con factores externos e

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    Castillo y Uceda, Los Mochicas 10

    inesperados (ver seccin final).En las circunstancias correctas, cualquiera de las

    cuatro fuentes de poder pudo haber sido preeminen-te sobre la otra. El poder militar debe haber sido fun-

    damental para enfrentar una amenaza extranjera opara sacar ventaja de la oportunidad para conquistara un vecino dbil. El planeamiento econmico y elcontrol de los recursos deben haber sido decisivosen poca de sequa o fuertes lluvias. Las interaccionespolticas entre las lites de diferentes regiones debenhaber sido fundamentales para las estrategias de le-gitimidad. Los matrimonios entre las casas realesdeben haber sido, hasta cierto punto, ms efectivosque la accin militar. Pero de todas las fuentes depoder, aquella que parece ser ms permanente y al-rededor de la cual giran las dems es la ideologa ysus materializaciones. Los Mochicas invirtieron msrecursos en la construccin y mantenimiento de tem-plos que en cualquier otra infraestructura y dentrode estos edificios desarrollaban rituales que, de acuer-do a la evidencia iconogrfica y la informacin ar-queolgica, requeran la inversin de grandes canti-dades de recursos. La produccin de artefactos ritua-les era una de las actividades ms sobresalientes en-tre los Mochicas y de acuerdo a ella se desarrollabantecnologas y se creaban interacciones comerciales.Era bajo circunstancias rituales que la guerra se con-

    verta en una batalla ceremonial y la tributacin seconverta en una forma de contribucin por el biende la sociedad. Las mismas lites Mochica se con-virtieron en expresiones materiales de su sistemaideolgico, siendo capaces de encarnar las funcio-nes de las principales deidades y seres sobrenatura-les en las representaciones rituales (Donnan y Casti-llo 1994; Alva 2004).

    LOS MOCHICAS DEL NORTE Y LOSMOCHICAS DEL SUR

    Hasta ahora hemos visto que las organizacionespolticas Mochicas surgieron en diferentes valles dela costa norte, aproximadamente al mismo tiempo;que cada una sigui un proceso de desarrollo distin-to, materializado en artefactos que cambiaron con eltiempo siguiendo secuencias de evolucin distintas;y que los rituales e interacciones entre las lites deestas organizaciones parecen haber hecho que estosprocesos sean convergentes. A principios de 1990varios investigadores llegaron a la conclusin de que

    el territorio Mochica poda ser dividido en dos re-giones distintas, Mochicas del sur y Mochicas del

    norte, correspondiendo cada una a una entidad pol-tica diferente (Bawden 1994, 2001; Castillo y Donnan1994; Donnan 1996; Kaulicke 1992; Shimada 1994).

    Los Mochicas del surLa regin Mochica del sur, que abarcaba origi-

    nalmente los valles de Chicama y Moche, fue el lu-gar de la organizacin poltica descrita por Larco(2001), el proyecto del valle de Vir (Willey 1953;Strong y Evans 1952), el proyecto Moche del vallede Chan Chan (Donnan y Mackey 1978), Donnan(1968,1978) y varios otros proyectos/investigadores.La secuencia cermica de cinco fases de Larco des-cribe correctamente la evolucin de la cermica en

    esta regin y la evolucin de otros sistemas de repre-sentacin, incluidos en las pinturas murales y losmetales (Larco 1948). Las Huacas de Moche siem-pre han sido consideradas como la capital de estaregin, una idea que permanece irrefutada hasta lafecha. Los trabajos recientes en la Huaca de la Luna(Figuras 3 y 4) y en el sector urbano localizado entrelas Huacas del Sol y la Luna han confirmado la con-dicin del lugar no slo como el centro ceremonialms grande del sur, sino tambin como un centro re-sidencial, productor y cvico (Uceda 2001, 2004;Chapdelaine 2002) (Figura 4). El Complejo El Brujoy Mocollope, dos grandes sitios ubicados en el vallede Chicama pueden haber sido capitales alternativaspara su valle (Franco et al. 2001) o pueden habersido capitales regionales, dependientes de las Huacasde Moche (Larco 2001).

    Comenzando en Moche III, los Mochicas del surse embarcaron en una expansin hacia el sur, incor-porando a los valles de Vir, Chao, Santa y Nepea.La finalidad de los Mochicas parece haber sido to-mar el control del bajo Santa, el nico valle costeroque tena abastecimiento de agua todo el ao. Aqu y

    en menor grado en los otros tres valles, los Mochicasdesarrollaron nuevos campos agrcolas en los vallesbajos, basados en un uso ms eficiente de la tcnicade irrigacin (Donnan 1968; Wilson 1985). El traba-

    jo de Chapdela ine en El Cast il lo de Santa yGuadalupito ha confirmado que los Mochicas en elSanta eran casi idnticos a los Mochicas de Moche,al menos en su cultura material y en sus tcnicas deconstruccin (Claude Chapdelaine, comunicacinpersonal, 2004). Al sur de estos valles, encontramosuna presencia limitada Mochica y de distinta natura-

    leza, probablemente enclaves o puestos comerciales.En todas estas regiones, los Mochicas encontraron

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    11Castillo y Uceda, Los Mochicas

    culturas locales de la tradicin Vir, que fueron in-corporadas gradualmente en el territorio Mochica ycontinuaron con la produccin de su propia culturamaterial, a medida que incorporaban un mayor n-

    mero de elementos culturales Mochica.Debido a este proceso expansionista es muy po-sible que los Mochicas del sur alcanzaran un altogrado de centralizacin y que se haya formado unestado poderoso en las Huacas de Moche. Es proba-ble que los Seores de Moche tuvieran control sobretodo su territorio a travs de una administracin ba-sada en un patrn de capitales subsidiarias en losvalles y centros locales, mediante un control ceidode la lite sobre el territorio y la centralizacin desus recursos. Es evidente que en este proceso, la reli-gin y el ritual jugaron roles importantes y crecien-tes, con ceremonias como los combates rituales(Bourget 2001) y el sacrificio de guerreros (Bourget2001; ilustrado grficamente en Donnan 1988: 552-553), que destacaban el poder extremo de los gober-nantes y su control sobre su territorio.

    A pesar de la evidencia a favor de un estadoMochica sur centralizado, varias incongruencias re-quieren ser explicadas. El trabajo de Bourget enHuancaco, la aparente capital Mochica del valle deVir, ha revelado que este sitio, a la vez que compar-te muchas caractersticas arquitectnicas con las

    Huacas de Moche, tiene poca similitud en trminosde las formas y estilos de los artefactos que all seencuentran (Bourget 2003). La cermica de Huancacoes bastante diferente de la forma y estilo cermicopresente en las Huacas de Moche, asemejndose msa la cermica Moche Temprano. Es posible que unestado independiente Mochicoide es decir, unaorganizacin social y poltica que comparte muchosaspectos con la cultura estndar Mochica, peroreinterpretada en trminos locales haya existido enel valle de Vir antes de la extensin de los Mochicas

    a este valle, o que una organizacin independienteMochica de Vir haya coexistido con los Mochicasexpansivos que controlaron el valle.

    La segunda incongruencia es el origen y la ex-tensin de la entidad poltica Moche V. La ocupa-cin de la Huaca de la Luna, representada en la cer-mica Moche IV, parece haberse extendido hacia elao 800 d.C. sin la aparicin de alfarera Moche Ven el lugar (Uceda 2004; Chapdelaine 2003). Mien-tras tanto, la alfarera Moche V es bastante comn enGalindo, y data del ao 700 d.C., con poca o ninguna

    aparicin en el ao 800 (Lockard 2005). La distribu-cin de la cermica Moche V parece estar restringi-

    da al valle de Chicama, donde Larco recolect lamayor parte de sus muestras exhibidas ahora en elMuseo Larco; al lugar de Galindo en la ribera nortedel valle de Moche y a algunos lugares inslitos de-

    tectados dentro y alrededor del valle de Santa(Donnan 1968; Pimentel y Paredes 2003). Tenemosla impresin de que la organizacin de Moche V es-taba restringida principalmente al valle de Chicama,que evolucion nicamente despus de la fragmen-tacin del Mochica sur en dos entidades polticas(Castillo 2003). Las futuras investigaciones en el vallede Chicama debern probar o descartar esta hipte-sis.

    Los Mochicas del norte

    La regin Mochica del norte abarca tres siste-mas de valles: 1) el valle alto de Piura, alrededor dela regin de Vics; 2) el sistema de valles del bajoLambayeque, que abarca tres ros: La Leche, Requey Zaa; y 3) el sistema de valles del bajoJequetepeque, que abarca las cuencas de Chamn yJequetepeque. El valle de Piura, tal como se sealanteriormente, fue parte del fenmeno Mochica slodurante la fase Moche Temprano o la fase tempranaMoche-Vics, desarrollando tradiciones no-Mochicaen las fases Moche Medio y Tardo. A diferencia detodas las regiones, la ocupacin de Mochica en Piurano est ubicada en una zona costera con acceso a losrecursos martimos y con una agricultura basada enla irrigacin, sino en un enclave frtil del valle supe-rior, adaptando y explotando un ambiente totalmen-te distinto.

    El valle de Piura tuvo una breve y an visibleocupacin Mochica localizada alrededor de la reginde Chulucanas, donde se desarrollaron los Vics. LosMochicas y los Vics parecen haber coexistido, puesla mayora de cermicas Moche fue reportada pro-

    veniente de profundas tumbas de pozos junto conalfarera de la tradicin Vics (Makowski 1994). Unpequeo montculo funerario en Loma Negra conte-na varios entierros de gran riqueza, del cual loshuaqueros extrajeron abundantes objetos metlicos,incluyendo coronas, narigueras, campanas y orna-mentos de las vestimentas de la lite (Jones 1992,2001). A pesar de que no existe informacincontextual, es claro que los entierros de Loma Negrapertenecieron a personas de la realeza, de identida-des ystatussimilares a los de aquellos enterrados en

    Sipn (Alva 1998) y La Mina (Narvez 1994). Inter-pretar la presencia Mochica en Piura ha sido un acer-

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    Figura 4: Conjunto Ceremonial y Urbano de Huaca de la Luna

    tijo. Lumbreras (1979) sostuvo que los Mochicashaban sido una colonia comercial en Piura, para ase-gurarse el acceso a los preciados recursos ecuatoria-nos como las conchas Spondylusy el oro. Makowski(1994) opina en favor de una sociedad multitnica,un punto de encuentro de varias tradiciones costerasdel norte, donde coexistieron los Mochicas y apa-

    rentemente compartieron su territorio con otros gru-pos. Tambin es posible, que los Mochicas de Piurafueran lites Vics, que pasaron por el mismo proce-

    so de transformacin que tuvieron las lites Gallina-zo en Jequetepeque, creando as una cultura materialde lite, con una iconografa y estilo similares a losque se empleaba en los centros reales de Lambayequey Jequetepeque. En todo caso, a partir de estos or-genes del Moche Temprano, ya sea una colonia, uncomponente de una mezcla cultural o una cultura delite, los Mochicas de Piura se convirtieron en algo

    muy diferente de sus ancestros del sur. Las razonesde esta deriva cultural no son claras y en la actuali-

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    dad este fenmeno no ha sido investigado desde estepunto de vista. Es probable que las lites Mochica dePiura perdieran o cesaran el contacto con losMochicas del sur, o fracasaran en imponer sus cno-

    nes culturales y hayan sido arrastradas culturalmente.Los valles de Lambayeque y Jequetepeque fue-ron los escenarios del desarrollo de los Mochicas delnorte, a lo largo de las fases Temprano, Medio y Tar-do. Debido a sus diferencias geogrficas y ambien-tales, en cada valle el proceso adopt caractersticasdistintas. En trminos de tierra agrcola y agua dis-ponible, cada uno de estos dos valles es equivalenteen extensin a varios de los valles de Mochica delsur juntos (Shimada 1999), por tanto, las interaccionesinternas son mucho ms determinantes que las rela-ciones entre valles. Existe poca o ninguna evidenciade que alguno de estos valles tratara de superar alotro, o retar el poder de los Mochicas del sur. Muypor el contrario, en trminos de territorio, en ambasregiones el objetivo parece haber sido la incorpora-cin de nuevas tierras mediante sistemas de irriga-cin ms grandes y eficientes. En ninguno de los ca-sos el lmite del rea irrigada parece haber sido al-canzado, por tanto, parece que no hubo necesidad deemprender conflictos entre los valles para expandirlas tierras de cultivo y ganar acceso a ms recursosprimarios.

    El sistema de valles de Lambayeque fue, duran-te el periodo Moche Medio, la locacin del Seor deSipn (Alva 2001: 243) y posiblemente de otros pe-queos reinos Mochica. Durante la etapa Moche Tar-do, su lado este fue el asiento de la ciudad Mochicade Pampa Grande. Nuestro conocimiento de cmose desarrollaron los Mochicas en este valle es, sinembargo, bastante incompleto debido a la falta deinvestigacin de campo. Casi todos los lugaresMochica conocidos en Lambayeque estn ubicadosen la parte sur del valle, en las cuencas del ro

    Chancay-Reque (Sipn, Saltur, Pampa Grande, San-ta Rosa) y en el ro Zaa (Cerro Corbacho, Ucupe).La parte norte, irrigada por el ro La Leche, pareceno haber sido ocupada por los Mochicas, pero s porpoblaciones locales Gallinazo (Shimada y Maguia1994). Slo dos sitios, Sipn y Pampa Grande, hansido estudiados de forma que pueden revelar algu-nos aspectos de los principios organizacionales delos Mochicas de Lambayeque. Sipn nos ha mostra-do aspectos desconocidos del liderazgo y la riquezaMochica, especialmente el tratamiento funerario de

    las personas de clase alta en la sociedad Mochica(Alva 2001). Lo que los arquelogos ven en estos

    entierros es una imagen de gran complejidad socialy poltica, con una vasta lite de clase alta integradapor gobernantes y altos funcionarios de distintos ni-veles a quienes se les conceda el derecho de acom-

    paar a sus Seores despus de su muerte. Todos fue-ron enterrados con los ornamentos y vestimentas queutilizaban en su vida diaria para realizar sus ritualesen las liturgias religiosas o civiles. En todos los ca-sos se estableca un vnculo especial entre las perso-nas y los objetos rituales que permitan definir susfunciones y papeles ceremoniales. Estos vnculoscontinuaban despus de la muerte. Los funcionariosy sus objetos desarrollaron una relacin inaliena-ble, de modo que estos objetos, producidos para ellosbajo condiciones y en pocas especiales, no podanfuncionar para otros. De este modo, ellos moran consus dueos, eran enterrados con ellos y seguiran fun-cionando para ellos despus de la muerte para seguirsirviendo a la sociedad de los vivos.

    Sipn corresponde a la fase Moche Medio en elvalle de Lambayeque, una poca de posible expan-sin y crecimiento. Saltur, el otro complejo monu-mental contemporneo con Sipn, an no ha sidoexcavado. Sipn y Saltur fueron construidos a am-bos lados del canal de Collique, el sistema de irriga-cin inter-valles que abastece de agua al valle bajode Zaa, hacia el sur. Es probable que la riqueza de

    Sipn est relacionada con la expansin de las tie-rras agrcolas luego de la incorporacin del valle deZaa.

    Pampa Grande, uno de los lugares Mochica msgrandes, ocupa ms de 400 ha en el cuello del roChancay, donde los canales de irrigacin tienen susbocatomas. El lugar fue diseado y construido en unperiodo corto de tiempo y combina un enorme com-plejo ceremonial, incluyendo a la Huaca Fortaleza,la plataforma ceremonial ms alta en el Per, insta-laciones de almacenamiento, talleres especializados,

    santuarios de diferentes tamaos y formas, vivien-das y corrales (Shimada 1994). Es poco probable queel lugar creciera gradualmente hasta lograr sus di-mensiones actuales; ms bien parece que fue el re-sultado de una estrategia de reduccin de la pobla-cin. La poblacin de todo el valle de Lambayequeparece haber sido concentrada en Pampa Grande parafines y por razones que permanecen inciertos. Esteexperimento social y poltico dur slo un corto pe-riodo y al trmino del siglo sptimo el lugar habasido abandonado. Shimada opina que Pampa Gran-

    de, donde la cermica Gallinazoide es bastante fre-cuente, fue desarrollada porque los Mochicas forza-

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    Figura 5: Tumba de la Sacerdotisa de San Jose de Moro

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    15Castillo y Uceda, Los Mochicas

    ron a los Gallinazos a vivir all y trabajar para el es-tado Mochica, en condiciones anlogas a la esclavi-tud (Shimada 1994). Las tensiones sociales dentrodel lugar estallaron en los ltimos das, cuando una

    revuelta popular habra incendiado los templos yexpulsado a las lites. Sin embargo, la mayor para-doja sobre Pampa Grande es la preeminencia de lacermica Moche V, de formas y decoraciones idnti-cas a la cermica del valle de Chicama y Galindo.Qu haca el Moche V en Pampa Grande y por qutenemos una distribucin discontinua de este estilo?Moche V es casi inexistente en el valle deJequetepeque, que yace entre Chicama y PampaGrande.

    La ocupacin Mochica del valle de Jequetepequeha sido objeto de investigaciones intensivas y exten-sas, convirtindola en una de las regiones ms estu-diadas de la costa norte. Se han realizado varios es-tudios y excavaciones a lo largo de los valles en nu-merosos sitios. Los lugares Mochica ms importan-tes excavados en el valle de Jequetepeque son DosCabezas, La Mina y Pacatnam, ubicados cerca delocano; y Cerro Chepn, Portachuelo de Charcape,San Ildefonso y San Jos de Moro, en la parte nortedel valle, correspondiente a la cuenca del ro Chamn.Las excavaciones estratigrficas realizadas en SanJos de Moro han producido una secuencia cermica

    de tres fases, Moche Temprano, Medio y Tardo, queconfigura una tradicin bastante distinta de aquelladescrita por Larco. Slo las cermicas ms elabora-das de la lite se asemejan en formas y decoracionesa las del sur, mientras que las cermicas domsticasmuestran un conjunto de formas, tcnicas y decora-ciones completamente distinto. Las diferencias entrelas tradiciones Jequetepeque y Mochica del sur sonms evidentes en las prcticas funerarias, donde losentierros en cmaras con nichos para la clase alta, lastumbas de clase media en forma de bota y las tumbas

    pobres en pozos poco profundos, son las formas tpi-cas, en comparacin con las pequeas cmaras y losentierros en pozos que son comunes en el sur. A pe-sar de estas diferencias los Mochicas de Jequetepequecompartieron con sus vecinos del sur una liturgia re-ligiosa comn y participaron activamente en la cere-monia central Mochica, la ceremonia de Sacrificio(Alva y Donnan 1993; Castillo 2000). Las tumbasms ricas halladas en San Jos de Moro presentabanentierros de mujeres de la lite rodeadas de artefac-tos asociados a la ceremonia del Sacrificio y a su

    funcin como la Sacerdotisa (Donnan y Castillo1994; Figura 5).La configuracin poltica del valle de

    Jequetepeque describe un proceso de desarrollo don-de la evidencia de una centralizacin poltica compi-te con la evidencia de una fragmentacin yfaccionalismo. Un modelo de desarrollo gradual y

    decadencia no puede explicar la evidencia, que pare-ce encajar mejor en un modelo de oscilamiento pol-tico, donde los periodos de fragmentacin eran se-guidos por periodos de ms centralizacin para sacarventaja de las oportunidades o circunstancias quebrindaban el ambiente o las interacciones entre enti-dades polticas. En la fase Moche Temprano un esta-do pequeo y centralizado ubicado en Dos Cabezasse desarroll en los mrgenes del ro Jequetepeque.Durante el Moche Medio la presin de la poblacindebi haber forzado a los Mochicas a expandir suterritorio a los desiertos adyacentes del norte y sur.El sector sur, lo que son ahora los distritos de SanJos y San Pedro, se desarroll mediante un sistemade irrigacin nico y centralizado. El sector norte, lacuenca de Chamn, era irrigado por un conjunto decuatro canales de irrigacin que en efecto creabancuatro jurisdicciones independientes: Chanfn,Guadalupe, Chepn y Talambo. Es probable que laexpansin del sistema de irrigacin haya creado re-giones autnomas que eventualmente se convirtie-ron en organizaciones independientes. Estas organi-zaciones parecen haber emprendido una competen-

    cia faccional y desarrollado relaciones hostiles querequirieron una autodefensa y, por ende, la construc-cin de fortalezas como Cerro Chepn, San Ildefonsoy Ciudadela-Cerro Pampa de Faclo. No hay muchossignos de que la integracin poltica haya sido lanorma entre estas organizaciones del norte deJequetepeque. Sin embargo, parece haber ocurridouna mayor integracin en algunos momentos paraaprovechar las oportunidades o enfrentar las necesi-dades o amenazas. Se pueden encontrar signos deinteraccin en San Jos de Moro, donde todas estas

    entidades polticas regionales parecen haber partici-pado en actividades ceremoniales y enterrado a suslites. Se debe enfatizar que en Jequetepeque el pro-ceso de fragmentacin poltica no parece haber sidoel efecto de un estado dbil, incapaz de prevenir quesus regiones adquieran autonoma, sino ms bien unefecto fundacional. La clave para entender el proce-so de configuracin poltica en Jequetepeque es laforma cmo se cre el sistema de irrigacin, con com-ponentes autnomos y redundantes. La colonizacinde la regin norte de Jequetepeque parece haber sido

    el resultado de individuos o facciones emprendedo-ras y no un esfuerzo patrocinado por el estado (Cas-tillo, ms).

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    LA ESTRUCTURA DE LASOCIEDAD MOCHICA

    La organizacin social Mochica ha sido estu-

    diada mediante un anlisis de los contextos domsti-cos, las representaciones iconogrficas y los entie-rros. Estas tres fuentes coinciden en representar unaorganizacin social compleja que comprende variasdivisiones y segmentos con grupos que muestran unalto grado de especializacin, diferenciaciones desexo y gnero, agrupacin de personas del mismo

    statusy diferencias cuantitativas abruptas entre losestratos sociales. En trminos generales, se puedeidentificar tres grupos: la lite gobernante, el puebloy los pobres. Las lites gobernantes Mochica, que

    comprendan hombres, mujeres y nios de linaje real,fueron enterrados en tumbas reales ubicadas en pe-queas plataformas funerarias, generalmente en c-maras rodeadas por finos objetos de metal, cermi-cas, piedras semipreciosas y mltiples entierros decriados. Los entierros de la lite no solamente eranricos y complejos, sino que generalmente incluanvarios objetos con representaciones iconogrficas yparafernalia ritual entre las que cabe mencionar ves-timenta e instrumentos que les permitiran participaren ceremonias y recrear narrativas mticas. Los en-

    tierros de los gobernantes Mochica en Sipn y de lassacerdotisas en San Jos de Moro son algunos de losejemplos ms destacados de las lites gobernantesMochica. Sus viviendas generalmente son construc-ciones grandes y bien hechas con varias habitacio-nes y pueden ser localizadas al interior o conectadascon los templos. Las lites Mochica estn claramen-te representadas en el arte mueble y monumentaldesempeando funciones de liderazgo, como coman-dantes militares, recibiendo ofrendas dentro de es-tructuras techadas, o como deidades participando eneventos mticos y ceremonias. La evidencia funera-ria e iconogrfica coincide en presentar a las litescon prendas extremadamente elaboradas, que com-prenden no slo finas vestimentas sino tambin va-rios ornamentos metlicos: coronas, plumas,narigueras, collares, brazaletes y diversos artefactosde metal como cetros, armas, banderolas y literas.

    Debajo de las lites reales haba un gran seg-mento social integrado por personas que no eran niricas ni pobres: el pueblo. Este segmento representael mayor nmero de entierros y viviendas estudiadoy en l podemos observar un alto grado de variabili-

    dad. Sus entierros generalmente estn contenidos enpequeas cmaras con nichos en la regin sur y en

    tumbas en pozos con forma de bota en la regin nor-te. Ellos pueden incluir diversos objetos cermicos,algunos de ellos incluso con representacionesiconogrficas complejas, pero pocos objetos de me-

    tal. Parece que el pueblo Mochica tena acceso a lasrepresentaciones de ceremonias y mitos, pero no po-dan desarrollar funciones de liderazgo en sus recrea-ciones. Estos entierros con frecuencia contienen con-

    juntos de objetos relacionados con actividades espe-cficas, por ejemplo, la produccin textil en el casode las mujeres, o trabajos en metal en el caso de loshombres. Parece haber una representacin intencio-nal de los aspectos funcionales de sus identidades almomento del entierro. Las viviendas del pueblo sonmucho ms pequeas que las de la lite.

    La clase pobre Mochica es la menos entendiday estudiada. El estudio de Donnan y McClelland(1997) de un cementerio de pescadores en Pacatnamy las excavaciones de Bawden (1994) de pequeasviviendas a los pies de Galindo son ejemplos de losestablecimientos de la clase baja. En muchas casos,los pobres fueron tratados en formas totalmente dis-tintas de los otros Mochicas, por ejemplo, en SanJos de Moro, la gente pobre, en especial las mujeresy los nios, eran colocados sumariamente en entie-rros poco profundos, con poca o ninguna asociaciny al lado de reas donde haban estado trabajando en

    la produccin de chicha. Sus entierros no correspon-den en forma, orientacin del cuerpo o disposicinde los elementos al tratamiento funerario de las liteso del pueblo. Los nios pequeos son bastante abun-dantes entre este tipo de entierros, como si ellos nohubieran sido incluidos en el status social de susmayores y siempre hubiesen sido tratados como po-bres. En Pacatnam, Donnan (1997) encontr un ce-menterio compuesto por 28 hombres, 27 mujeres y29 nios de clase baja. A pesar de que este tipo deentierros est ms organizado en trminos de posi-

    cin y orientacin, incluso la mayora de ellos fuecolocado dentro de atades de caa, sus asociacio-nes muestran que a veces estos individuos tenan unacceso muy restringido a los bienes y recursos. Lasvestimentas muchas veces fueron producidas con te-las excesivamente utilizadas, trapos con mltiplesparches. Las viviendas de la clase baja, estudiadasen Galindo y otros lugares, son estructuras angostas,construidas con paredes de piedra, ubicadas en la la-deras de los cerros, con acceso limitado a los recur-sos y muchas veces separadas del resto de las comu-

    nidades mediante muros. Es probable, sin embargo,que estas viviendas de la clase baja fueran en reali-dad refugios para la comunidad en caso de ataques.

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    17Castillo y Uceda, Los Mochicas

    Asociaciones frecuentes en estas casas son las vasi-jas de almacenamiento, los contenedores de agua ylas pilas de piedras para las hondas. Se ha dicho quelos Mochica pobres pueden haber tenido estrechas

    relaciones con la tradicin Gallinazo, o que inclusopueden haber sido poblaciones esclavizadas Galli-nazo (Shimada 1994). Esta hiptesis parece ser in-correcta dada la nueva visin de Gallinazo como latradicin cultural subyacente, es decir, que todos losMochicas fueron Gallinazo en su tradicin popular,algo que fue ms evidente entre la clase pobre.

    La organizacin social Mochica no solamentefue compleja, sino que tambin estaba cruzada pordivisiones econmicas, funcionales, de gnero y edad.Se ha argido que el Moche Tardo fue una poca decrisis social, con varias evidencias de conflictos so-ciales que resultaron en verdaderas revueltas, e in-cluso el incendio y destruccin de los smbolos de lalite Mochica (Shimada 1994; Bawden 1996;Pillsbury 2001). A pesar de que la tensin social pudohaber sido peor durante el Moche Tardo debido alos cambios climticos, es bastante evidente que unasociedad con brechas sociales, exclusiones y divi-siones debe haber estado siempre acompaada deconfrontacin social. Mucha de la ideologa Mochicatrata de la legitimacin de las diferencias sociales yel establecimiento de roles que, a pesar de garantizar

    el sustento, daban mucho a pocos y poco a muchos.

    COLAPSOS YRECONFIGURACIONES DE LASORGANIZACIONES MOCHICA

    Coincidiendo con su carcter mltiple, las orga-nizaciones Mochica no colapsaron todas a la vez opor una sola razn, los colapsos (en plural) de losMochicas (tambin en plural) son procesos claramen-

    te complejos que ocurrieron a lo largo de trescientosaos por una combinacin de factores. Los resulta-dos de estos procesos terminales fueron lasreconfiguraciones de las sociedades de la costa nor-te, primero en procesos culturales bastante peculia-res, como el Periodo Transicional de San Jos deMoro (Rucabado y Castillo 2003), y en el estableci-miento de dos culturas regionales distintas:Lambayeque, en la regin Mochica norte y Chim,en la regin Mochica sur. El medio ambiente(Shimada 1994; Moseley y Patterson 1992), las in-

    vasiones externas (Larco 1945; Willey 1953) y lainestabilidad interna producida por el conflicto so-cial (Bawden 2001; Castillo 2001; Shimada 1994)

    con frecuencia son citadas como la causa de la des-aparicin de los Mochicas. Un examen ms cercanohace que cualquiera de estos argumentos sea por smismo dbil e incompleto, particularmente aquellos

    que establecen el origen del cambio fuera de la so-ciedad. Nuestra posicin es que si debe haber unarazn comn para la desaparicin de las organiza-ciones Mochica, esta debe ser el fracaso de una es-trategia de poder basada principalmente en la mani-pulacin de expresiones materializadas de ideologa.En todas sus organizaciones, las lites Mochica ha-ban vinculado sus destinos en forma muy estrechacon la eficacia de la ideologa, el poder de la repre-sentacin, la produccin e intercambio de objetos ri-tuales. Durante mucho tiempo, esta estrategia habasido exitosa, permitiendo a todos los Mochica crecery prosperar y por necesidad debi haber estado com-binada con otras fuentes de poder. Pero, comenzan-do en el siglo VII d.C., claramente no funcion ms.El discurso ideolgico y las materializaciones en losrituales, los monumentos y los artefactos, debilita-dos por la inestabilidad del medio ambiente y lasamenazas externas, fueron incapaces de legitimar laestructura de la sociedad, la distribucin desigual dela riqueza producida socialmente y el monopolio quelas lites tenan en la direccin de la sociedad. Elestudio de lugares Moche Tardo como Pampa Gran-

    de (Day 1978; Shimada 1994), Galindo (Bawden1977; Lockard 2005) o San Idelfoso (Dillehay 2001;Swenson 2004) han producido imgenes bastantediferenciadas de los ltimos das de los Mochicas.Lo que sigue es un recuento del proceso registradoen dos lugares de ocupacin continua, las Huacas deMoche y San Jos de Moro.

    Las excavaciones en la Huaca de la Luna hanrevelado una configuracin peculiar del fin de losMochicas. Se pueden apreciar dos fases ocupaciona-les, la primera desde la fundacin hasta el ao 600

    d.C., y la segunda entre los aos 600 y 800 d.C. Laprimera fase corresponde al desarrollo y uso intensi-vo de la Huaca de la Luna, la representacin de laCeremonia del Sacrificio y las diversas transforma-ciones del monumento. Se pone un claro nfasis en-tonces en la representacin ritual y se invierte enor-mes recursos en la construccin y transformacin delmonumento. En el centro urbano, los estratos infe-riores de la ocupacin tambin revelan un nfasis enla produccin y manipulacin de artefactos ritualesy en los entierros de las personas que actuaban como

    representantes rituales. Este nfasis ces alrededordel ao 650 d.C. cuando la Huaca de la Luna fue casicompletamente abandonada y la poblacin Mochica

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    volte su atencin hacia la Huaca del Sol. La nuevaedificacin, construida en relativamente poco tiem-po, siguiendo un modelo de plataforma y rampa mscomn en la regin Mochica norte, marca un giro y

    una transformacin en las prcticas y la tradicin.La sociedad Mochica en esta segunda fase pareceadaptarse a un nfasis ms secular, con ms atencinen la produccin de bienes domsticos. No afirma-mos que esta segunda fase ocupacional correspondaa un estado secular, pero las tendencias hacia lasecularidad, ms visibles posteriormente con Chim,hacen su debut en este momento (Uceda 2004).

    El fin de los Mochicas en San Jos de Moro, uncentro ceremonial y cementerio de lite ubicado enel valle norte de Jequetepeque, es bastante distinto.Tambin implica el abandono de las tradicionesMochica, especialmente de las prcticas funerariasMochica y sus estilos cermicos y supuestamente delos rituales Mochica que llevaron a estos entierros yrequirieron estos objetos. Las prcticas funerarias ylas cermicas son dos rasgos culturales claramenteasociados con las lites Mochica, de modo que sudesaparicin implic la interrupcin de su produc-cin. San Jos de Moro haba sido un centro ceremo-nial regional donde las lites y las poblaciones engeneral de todo el valle de Jequetepeque se reunie-ron para celebrar eventos ceremoniales, producir y

    consumir grandes cantidades de chicha y, cuando eranecesario, enterrar a sus muertos. La funcin de in-tegracin y coordinacin regional del lugar continuluego de que los Mochicas desaparecieron la chi-cha sigui siendo producida en el lugar en grandescantidades y los miembros de las lites continuaronsiendo enterrados all.

    La cada de los Mochicas en San Jos de Moro,en comparacin con la cada en la Huaca de la Luna,es bastante brusca, aunque el lugar no fue abandona-do, sino que fue continuamente ocupado durante el

    periodo Transicional cuando la tradicin local fuereconfigurada. Cantidades relativamente grandes decermicas importadas aparecen asociadas a los en-tierros locales durante el periodo Transicional, re-presentadas por Wari, Nievera, Atarco, Pativilca,Cajamarca en varias fases, Chachapoyas; y llevarona la creacin de un estilo propio de transicin, unasuerte de tradicin post Moche con muchas caracte-rsticas formales que la conectan con Lambayeque yChim. La cermica importada fue incorporada enlos entierros locales como una pequea contribucin

    que, muy probablemente, enfatizaba un aspecto pe-culiar de la identidad de un individuo. Pero dentro

    del valle de Jequetepeque podemos detectar muchosprocesos terminales distintos. La cermica Wari, deexcelente calidad, prcticamente slo se halla en SanJos de Moro, mientras que el Cerro Chepn mues-

    tra lo que parece ser una arquitectura serrana (Rosas2005). Otros lugares del Moche Tardo, como SanIldefonso (Swenson 2004), o Portachuelo deCharcape (Johnson, ms), muestran una situacin queparece ser ms estndar, es decir, donde ces la ocu-pacin Mochica y el lugar fue abandonado. Estasdiferencias parecen ser el resultado de la configura-cin fragmentaria del valle previamente discutida,donde cada organizacin local era libre de estableceralianzas y afiliaciones con sociedades locales o ex-ternas y mostrar de esta forma diferentes tipos e in-tensidades de afinidades en la composicin de susartefactos.

    Si los Mochicas eran, segn la afirmacin deBawden (2001), bsicamente una ideologa poltica,entonces su cada debe haber sido el fin de la efica-cia de las ideas de las lites Mochica y sus expresio-nes materiales, de las estrategias de legitimacin ycontrol, de formas idiosincrticas de representacinritual, de una organizacin social peculiar. La vidacontinu en la costa norte luego de la desaparicinde los Mochicas: los sistemas de irrigacin que losMochicas construyeron siguieron funcionando, in-

    cluso hasta la actualidad, as como las tcnicas queellos desarrollaron para hacer que el cobre parezcaoro. De todas las cosas Mochica, la religin fue unode los aspectos ms dramticamente transformados,debido a que probablemente ella ms que cualquierotra cosa estaba asociada con la forma cmo losMochicas gobernaron. No concordamos con la ideade que los Mochicas simplemente se transformaronen los Chim o Lambayeque, o que los podemos re-conocer en sus herederos modernos. Ms bien, losMochicas como sistema, como forma de control de

    la tierra y de dar sentido a la sociedad, como explica-cin para el universo colapsaron y desaparecieron,sus lderes fracasaron y sucumbieron, muchas de susinstalaciones y templos fueron desocupados y aban-donados. La cada de los Mochicas implic que senecesitaba una reconfiguracin para traer nuevamenteel orden, la legitimidad y la riqueza a la costa nortedel Per (Baines y Yoffee 1998), que los Mochicasno son los Chim o Lambayeque, que no podemosestudiar a uno extrapolando al otro y que, en ltimainstancia, las sociedades, pasadas y presentes,

    colapsan.

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