los lineamientos [1] y la estructura socio-clasista en cuba....
TRANSCRIPT
Los Lineamientos [1] y la estructura socio-clasista en Cuba. Una
opinión
Por Darío Machado Rodríguez [2 ]
RESUMEN
Los cambios en curso en Cuba como
resultado de la aplicación de los
Lineamientos de la Política Económica y
Social del Partido y de la Revolución,
aprobados por el VI Congreso del PCC, si
bien tienen claridad y coherencia y su
aplicación es un requisito indispensable
para avanzar, no están enmarcados en
un programa fundamentado en una
teoría general de la transición socialista
en Cuba que indique además de los argumentos, los alcances y desafíos
generales de las transformaciones.
Estos cambios están determinando la aceleración de la transformación de la
estructura socio-clasista de la sociedad cubana, sin que estén explicitados
suficientemente los impactos sociales y políticos que implican e implicarán.
El abordaje de esta importante arista dentro de una teoría general de la
transición socialista en Cuba pasa por la necesidad de una comprensión
dialéctica de lo que significan las clases sociales y de su complejidad dentro de
la estructura socio-clasista, terreno en el que el pensamiento teórico de las
experiencias socialistas se enfocó más en el lado estructural que en el funcional
y no prestó suficiente atención a los factores culturales, subjetivos.
La diversificación de los tipos de propiedad no tiene que verse como una
amenaza, sino que puede verse como una oportunidad, pero se necesita
apoyar con más recursos humanos y materiales el seguimiento científico de los
cambios en curso, de manera que se obtenga información sistemática que
contribuya a las medidas correspondientes para asegurar el equilibrio en el
funcionamiento del metabolismo socioeconómico de la sociedad.
Se exponen los argumentos acerca de la continuidad de los estudios sobre
estructura socio-clasista de la sociedad cubana como parte integrante de una
teoría general de la transición socialista en Cuba, así como líneas generales de
su desarrollo.
INTRODUCCIÓN
Un análisis cuidadoso de los Lineamientos aprobados por el VI Congreso del
Partido Comunista de Cuba, denota la existencia de una voluntad política de
cambio en una determinada dirección con el objetivo declarado de hacer una
economía más eficiente y estable y defender el rumbo socialista de la sociedad
cubana. En su desarrollo se van observando incipientes resultados alentadores.
Es preciso continuar con el proceso de aplicación y experimentación en curso,
irreversible, tal como lo calificara recientemente el Dr. Eusebio Leal. Ser
revolucionario hoy �vale reiterarlo- es aplicar los Lineamientos, pero también
se aprecia que no queda resuelta integralmente la problemática de los cambios
id11146578 pdfMachine by Broadgun Software - a great PDF writer! - a great PDF creator! - http://www.pdfmachine.com http://www.broadgun.com
esperados en el modelo social hacia el cual nos encaminamos, en un proceso que
-como también afirmara el Historiador de la Ciudad de La Habana-, debe ser
profundizado.
Ahora bien, esa problemática tampoco la abordó la Conferencia celebrada meses
después del congreso, ni existe hoy el debate, en mi criterio imprescindible,
sobre este particular. Un debate que puede y debe tener lugar ahora junto con el
proceso de cambios y para el cual no puede haber soluciones previas, y que
tampoco puede ser resuelto de una vez, con un único momento de discusión y
análisis, ni solamente por los militantes del partido, sino que de debe involucrar
a todo el pueblo y ser abierto, organizado y sistemático, transcurrir junto con las
experiencias de aplicación de los Lineamientos e involucrar a los ámbitos
académico y político, a los medios de comunicación, a las organizaciones
sociales y profesionales, etc. Sus premisas deben ser la observancia de los
principios socialistas y el respeto a la Constitución socialista de la República de
Cuba, sin detrimento que aspectos de ella resulten modificados como resultado
del consenso que se alcance.
Solo en líneas muy generales puede construirse cierta imagen del futuro a partir
de los Lineamientos. Los conceptos fundamentales del socialismo en Cuba se
mantienen con toda claridad, cuando me refiero al modelo social estoy
aludiendo al enfoque integral de lo económico, con lo político, con lo
organizativo, con lo jurídico normativo, a los límites en diversificación de la
propiedad, a la ampliación de las formas de participación ciudadana, a las
formas de ejercicio del control popular, al papel que deben jugar los medios de
comunicación, a la democracia socialista, al Estado socialista de Derecho, a las
relaciones económicas, políticas y culturales con el mundo.
Los rasgos del estado futuro al que se aspira con los cambios en curso estarían
delineados en un programa o plataforma programática actualizada. Un
elemento fundamental como lo es, por ejemplo, el límite previsto en las
proporciones de los diferentes tipos de propiedad y su enfoque global dentro del
metabolismo socioeconómico de la sociedad cubana en transición socialista, sus
posibles efectos, etc. es uno de esos rasgos indefinidos en la proyección general.
Los Lineamientos no especifican la proporción que alcanzará a corto plazo la
producción no gestionada por el Estado, tampoco quedó esclarecido por la
Conferencia Nacional del Partido, y es algo que tendrá efectos importantes en la
estructura socio-clasista de la sociedad cubana.
Otro de los rasgos, muy vinculado al anterior, es el que prefigura esa estructura
socio-clasista a mediano y largo plazo, asunto precisamente de este breve
ensayo. La estructura socio-clasista en Cuba y sus cambios han sido por años
objeto de estudio sistemático por destacados investigadores sociales del Centro
de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas de Cuba, y su análisis ha sido
también promovido por otras instituciones, como es el caso del taller convocado
por la revista Cuba Socialista, cuyos contenidos fueron publicados por la
Editorial de Ciencias Sociales de La Habana, en 2003 en un libro titulado �Los
cambios en las estructuras socio-clasistas� y en la propia revista. [3]
Las políticas económicas pueden contribuir a mantener relativamente estables
la estructura socio-clasista o pueden impulsar sus cambios, propiciando una
mayor diferenciación y una movilidad social mayor que es precisamente lo que
está ocurriendo ahora. El proceso que tiene lugar hoy, promovido desde la
superestructura política, que condiciona una creciente y acelerada movilidad
social, no pocas veces traumática para quienes encarnan personalmente los
cambios, hace oportuno volver acerca de la necesidad de promover el debate de
este particular para actualizar los enfoques sobre tan importante aspecto de la
teoría de la transición socialista en Cuba.
El tema es transversal para los ámbitos económico cultural, jurídico normativo,
político, ideológico, e incluye tanto lo relativo al diagnóstico, como a la probable
evolución de la estructura socio-clasista. Su estudio debe continuarse de modo
sistemático, sujeto a monitoreo y evaluación periódicos. El socialismo es una
sociedad que se construye conscientemente, necesita del enfoque científico y
experimental, el único que puede aportar la perspectiva más segura contra la
improvisación y la disgregación y reducir el error.
Para la presente contribución considero indispensable una profundización en el
concepto mismo de clase social y una aproximación a la caracterización de los
cambios que hoy tienen lugar en Cuba y de sus efectos sociales y políticos, desde
esa perspectiva, ejemplificando particularmente con los cuentapropistas y los
usufructuarios del Decreto-Ley 259.
Una aclaración inicial
Las generalizaciones acerca de las clases sociales como estructuras complejas y
dinámicas de la sociedad y de su incidencia en los procesos sociales, conducen a
menudo a desestimar su complejidad y dinamismo, a simplificar la realidad
irrebatible de que a fin de cuentas las clases sociales solo pueden estar formadas
por individuos que no pueden desprenderse de sus experiencias singulares, de
sus procesos históricos individuales, de su formación irrepetible a partir de los
cuales construyen sus conclusiones y moldean sus actitudes, y les suponen
siempre una misma e indiferenciada comprensión de los problemas y reacciones
ante estos.
La estructura socio-clasista, vista en calidad de abstracción, no es la única que
existe, sino que coexiste con muchas otras estructuras también complejas y
dinámicas (familiares, jurídicas, empresariales, religiosas, comunitarias,
recreativas, mediáticas, gubernamentales, políticas, etcétera.) que interactúan
con las personas y los grupos.
Esto vale también a la inversa, cuando se supone que solo incidiendo en las
actitudes mediante la comunicación política e ideológica, se van a encontrar las
soluciones a las problemáticas sociales. El mismo carácter multifacético arriba
aludido condiciona los efectos de las acciones de comunicación, es ahí donde a
menudo el discurso comienza a tornarse vacío, desprendido de los
interlocutores sobre los cuales se quiere influir. Operan en la persona, no
solamente los valores ideológicos, sino también el estado de satisfacción de sus
necesidades, las condiciones particulares de existencia, así como múltiples
interrelaciones de carácter familiar, grupal, comunitario, que plantean a los
miembros de una clase o grupo determinado asuntos complejos que devienen
influencias subordinantes en el individuo.
Pretender que desde el discurso se moldeará la mentalidad, sin tener en cuenta
el carácter multifuncional de la personalidad y con ello los diferentes procesos y
factores que influyen sobre esta, no solo es desaprovechar el tiempo en relación
con los objetivos propuestos, sino también retrasarlos.
A la hora de elaborar las políticas, la desatención al enfoque complejo de las
clases y grupos sociales, a su dinamismo, considerándolas como un objeto dado,
plano, homogéneo, choca con el comportamiento concreto de los individuos y
grupos que las conforman produciéndose efectos inesperados, no pocas veces
indeseados.
Sobre las definiciones y su importancia
Los modos de entender qué es una clase social son diversos, en dependencia de
los presupuestos metodológicos de los cuales se parte para definirlas. No
obstante, en cualquier caso se tratará siempre de una abstracción, en la que se
destacarán unos aspectos y se desestimarán otros, conformándose las diferentes
conceptualizaciones que constituyen una reinterpretación de los datos
seleccionados.
En la inmensa mayoría de las definiciones de clase social están presentes los
rasgos económicos, en algunos casos en calidad de principales, en otros
secundarios; algunas definiciones tienen un sesgo más estructural, otras más
funcional.
La definición de clase social, como punto de partida fundamental para analizar
la estructura socio-clasista de la sociedad cubana, explicará de un modo el
fenómeno dado, vale decir creará una imagen teórica del fenómeno social
realmente existente al que llamamos �clase social�, pero no podrá con ello dar
cuenta de los comportamientos sociales de sus integrantes, ni explicarlos a
partir de esos rasgos empleados para configurar el modelo que se ofrece, dada la
enorme complejidad, la infinita cantidad de intermediaciones, de relaciones, de
información que intercambian los individuos que �a partir de las características
definidas como rasgos- se incluirían como elementos componentes de la clase.
Pero es ahí precisamente donde -a la teoría marxista sobre las clases sociales y
por ende a la construcción del socialismo- le ha faltado suficiente desarrollo, al
no haberse comprendido que, si bien en su esencia los elementos
socioeconómicos constituidos en criterios para definir a la clase están
indiscutiblemente presentes, el efecto práctico para la política, para la
construcción que tal realidad tiene es regulado además por los diferentes
elementos concomitantes que influyen en las estructuras y en los
comportamientos sociales. Eso es justamente lo que algunos pensadores de la
talla de Pierre Bordieu comprendieron y trabajaron, pero sin que ello haya
formado parte de reflexiones serias por la mayor parte de los protagonistas y
estudiosos de las experiencias de construcción socialista desde el siglo pasado.
En Marx aparecen importantes rasgos descriptivos del concepto de clase social,
de su papel en la historia, de su naturaleza dialéctica, de sus componentes y sus
funciones, etc., pero en su obra no encontramos una definición de clase social
en términos clásicos de lo que se suele entender por definición, es decir, como
delimitación de un concepto que pretende ser lo suficientemente abarcador y
descriptivo para ofrecer una imagen más o menos acabada del objeto en
cuestión. Incluso, en ocasiones, Marx emplea el término de clase para lo que hoy
entenderíamos como un grupo o un estamento dentro de una clase. Así, por
ejemplo, en El Capital pueden leerse giros como �la clase de rentistas ociosos� o
la referencia a lo que llama �pequeña clase media� e incluir en ella al campesino
y al artesano. Tales apreciaciones dejan clara la interrelación dialéctica de los
grupos sociales y la dinámica de los conceptos.
Entre las definiciones clásicas que podemos analizar como elemento de partida
está la muy conocida de V. I. Lenin, formulada en el texto �Una gran iniciativa�,
donde emplea y desarrolla los argumentos de Marx para caracterizar a las
clases:
�Las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian entre sí por el
lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente
determinado, por las relaciones en que se encuentran con respecto a los medios
de producción (relaciones que en su mayor parte las leyes refrendan y
formalizan), por el papel que desempeñan en la organización social del trabajo,
y, consiguientemente, por el modo de percibir y la proporción en que perciben la
parte de riqueza social de que disponen. Las clases son grupos humanos, uno de
los cuales puede apropiarse el trabajo de otro por ocupar puestos diferentes en
un régimen determinado de economía social.� [4]
Pero Lenin no deja ahí su definición, que por cierto no pretendía sentar cátedra
respecto de definir las clases sociales, sino explicarlas en función de lo que le
antecedía. En efecto, cuando ofrece esa explicación de lo que es una clase social,
se había preguntado antes ¿Qué quiere decir �supresión de las clases�?, afirmó
que los socialistas reconocen este como un objetivo final del socialismo, y a
renglón seguido sostuvo que no todos, ni mucho menos, reflexionan sobre el
alcance de tal finalidad.
Por ello, luego de dar esa definición, Lenin retoma su tema central poniendo de
relieve lo difícil que resultará esa abolición de las clases y expone sus claves
principales:
- Derrocar a los explotadores
- Suprimir su propiedad
- Suprimir toda propiedad privada sobre los medios de producción
- Suprimir la diferencia existente entre la ciudad y el campo
- Suprimir la diferencia entre los trabajadores manuales e intelectuales
y alerta que es algo que llevará mucho tiempo, que necesita un paso adelante
�gigantesco� en el desarrollo de las fuerzas productivas y en consecuencia lo
difícil de:
- vencer la resistencia de los numerosos vestigios de la pequeña producción y
- vencer la enorme fuerza de la costumbre y rutina que estos vestigios llevan
consigo.
Lenin, acorde con las condiciones y características de la época, afirmaba en esas
reflexiones que tal capacidad la adquieren los trabajadores solamente en
condiciones de la gran producción capitalista, pero también sostuvo que el
problema solo puede resolverlo de modo acertado un estudio concreto de las
relaciones existentes entre la clase específica que ha conquistado el poder
político y lo que llamó �masa no proletaria y semiproletaria de los trabajadores.
Relaciones que se dan en medio de una situación de encarnizada resistencia de
la burguesía. Es decir, encaminó el tratamiento del problema por la vía
científica.
Analizando estos pormenores, es visible que en el concepto de clase que elabora
en este texto, Lenin mantiene una perspectiva no solo, pero sí principalmente
económica, la refiere esencialmente a la relación con la propiedad de los medios,
la posición en el proceso productivo, el modo de participar del producto social y
luego el tema de la explotación de una clase por otra. No está excluyendo el lado
cultural, está implícito, pero no lo lleva al punto de desarrollar la complejidad
sociológica y sociopsicológica del problema.
Una visión integral de cómo Lenin veía las clases sociales, trasciende
naturalmente la estrechez del análisis de uno de sus ensayos y requeriría de una
investigación más amplia que incluya lo cultural, lo político y otras entradas y
enfoques a lo largo de su obra. Sin embargo, lo cierto es que en la investigación
científica posterior a Lenin referida a la estructura socio-clasista en el
socialismo, siempre se partió de esta definición como principio del análisis y se
trató de entender a las clases y la estructura que estas conforman en el todo
social, ajustado a los límites aproximados a esta definición.
Así, por ejemplo, el Diccionario de Filosofía de la Editorial Progreso publicado
en castellano en 1984, al referirse a la definición de clase repite la de Lenin
arriba transcrita [5] y al definir a la clase obrera dice:
�Una de las clases principales de la sociedad de nuestros días y fuerza
propulsora fundamental del proceso revolucionario de transición del
capitalismo al socialismo y comunismo. En el contexto del capitalismo, la C. o.
constituye la clase de los trabajadores asalariados, que están privados de los
medios de producción, venden su fuerza de trabajo y son explotados por el
capital (forman el proletariado). En la sociedad socialista, la C. o. es la clase de
los trabajadores de las empresas socialistas pertenecientes a todo el pueblo y
constituye la fuerza rectora de la sociedad. El marxismo-leninismo demostró
que la C. o., en unión con todos los trabajadores está llamada a cumplir la
misión histórica del derrocamiento revolucionario del capitalismo y la
edificación de la sociedad comunista sin clases. Este papel de la C. o. está
determinado por su situación objetiva en el sistema de la gran producción
social, cuyo desarrollo lleva al crecimiento de la composición numérica, la
organización y la solidaridad de la C. o. y a que esta tome conciencia de sus
intereses (su transformación, de la �clase en sí�, en �clase para sí�).� [6]
El Diccionario de Comunismo Científico de la Editorial Progreso [7] define a la
clase obrera en términos casi iguales a la definición anterior.
En resumen, tal punto de vista �halaba� la explicación de los cambios dentro de
la clase obrera a los límites de la definición de Lenin, sin proyectarse hacia su
lado estructural-funcional, sin aportar datos concretos acerca de los cambios en
su percepción y comportamiento, sin dar cuenta de su complejidad.
Como contrapartida a esa definición podemos tomar la del Diccionario de
Sociología, publicado por el Fondo de Cultura Económica, México, 1987, editado
por Henry Pratt Fairchild, que define clase social como �Estrato de la sociedad
compuesto de grupos de familias que ocupan una posición semejante. Cf.
Camarilla. Todas las personas que se encuentran en un mismo nivel de prestigio
y la estimación sociales, y que en consecuencia se consideran como iguales entre
sí, forman una clase social relativamente precisa. Cf. clase.�
Este diccionario expone a continuación una serie de factores que contribuyen a
fijar o identificar el status de la propia clase social:
- Antecedentes y conexiones familiares.
- Amistades.
- Actitudes morales.
- Grado y tipo de educación.
- Éxitos profesionales.
- Gustos en las formas de gasto.
- Posesión de bienes de consumo.
- Tipo de vocación.
- Grado de prestigio personal.
- Afiliación política, religiosa y racial.
Como es fácil observar la definición de Lenin que es continuidad y desarrollo del
pensamiento de Marx sobre las clases sociales, las explica atendiendo a su papel
en la economía, su posición en la división social del trabajo y particularmente
respecto de la propiedad sobre los medios de producción y su misión histórica.
Los factores que expone el diccionario de Pratt Fairchild no aparecen en el
enfoque leninista del tema, mientras que los económicos aparecen en este
diccionario solamente de modo tangencial y en lo tocante a la posesión de
bienes de consumo y las formas de gasto.
Hay muchas otras definiciones que pueden exponerse, pero bastan estas para
comprender los dos ángulos del problema, uno que se concentra en la esencia
económica, otro que aprecia lo relacionado con elementos concomitantes a los
factores económicos.
La de Lenin permite comprender las clases sociales en lo más esencial, en la
sujeción cotidiana a determinado tipo de metabolismo socioeconómico, sin
explicar exhaustivamente lo que de ello se puede desprender, la del diccionario
de Pratt Fairchild explica las clases sociales, haciendo abstracción del aspecto
económico, remitiendo el tema a la posible existencia de muchas clases
diferentes, en correspondencia o en dependencia de los factores concomitantes
que enuncia.
Pero en la sociología de los países socialistas poco se hizo para superar esta
brecha, por ejemplo, siguiendo la definición Leninista, el sociólogo berlinés
Rudi Weidig definió a la clase obrera en el socialismo como:
��la clase que, con su trabajo físico e intelectual, consuma el proceso de
reproducción material basado en la propiedad socialista de toda la sociedad. En
este sentido, ella es la portadora directa de la propiedad socialista de toda la
sociedad y la productora de la mayoría de los valores materiales de la misma.�
[8]
Y luego le atribuye cualidades naturales:
�Debido a este puesto, o bien a esta función específica en la organización social
del trabajo �precisamente de relación directa con el proceso de producción
material y con la producción de mercancías materiales- se forman rasgos
determinantes de la cualidad social de la clase obrera tales como la disciplina, la
organización, su solidaridad, su interés de clase, su modo de vida, su ideología,
etc. Todas ellas son cualidades sociales e ideológicas que caracterizan a la clase
obrera, que hacen objetivamente posible y necesario su papel dirigente en la
sociedad, que la capacitan para la creación histórica�� [9]
A continuación Rudi Weidig explica que precisamente por estas mismas
cualidades �incluso en el socialismo- se diferencia �de los campesinos
cooperativistas y del estrato de los intelectuales, aunque este último tenga una
relación social básica, con respecto a la propiedad socialista de toda la sociedad,
incluso igual a la de la clase obrera.� [10]
Ampliando su definición, el sociólogo Weidig añade que �La determinación
socioeconómica de la clase obrera es, en último término, la definición primaria,
pero no la única. La clase obrera, en el socialismo, es al mismo tiempo la
dominante, la clase dirigente de la sociedad. Y esta función social la ejerce
exitosamente en todos los campos�� [11]
Si estas determinaciones estaban dadas por la posición social de la clase obrera
en la sociedad de la RDA, cabe preguntarse por qué fue generalizado en ese país
el rechazo al sistema social que terminó derrumbando el muro de Berlín. Le
siguen a ello las preguntas: ¿Era realmente así la clase? ¿Si era así, era la clase
realmente dominante?
Ocurre que no se prestó suficiente atención al conjunto de múltiples factores
que tienen que ver con el comportamiento social, amén del modo en que se
ejercía el poder real y se vivenciaban las responsabilidades. Hubo una
interpretación mecanicista, que conducía no pocas veces a esperar actitudes
homogéneas frente a una política, una orientación, una decisión. [12]
El propósito estratégico de la sociedad socialista de abolir las diferencias entre
las clases y estratos, acercarlos hasta eliminarlas, parte ante todo de reconocer
las diferencias realmente existentes y no solo entre las clases sino dentro de lo
que se entiende como una clase social o un grupo social, por ejemplo, lo que se
comprende como clase obrera, clase campesina, o la intelectualidad. Lenin, en la
perspectiva de esta finalidad vaticinaba la necesidad no solo de abolir la
propiedad de los explotadores capitalistas, sino toda propiedad privada de los
medios de producción, más aún: acabar con las diferencias entre la ciudad y el
campo, y entre el trabajo manual y el intelectual.
En el caso de lo que se comprende bajo el concepto de clase obrera, si el criterio
principal es el de alguien que trabaja y recibe por su trabajo una determinada
remuneración más o menos equivalente o proporcional a este, entonces
entrarían dentro de la clase obrera tantas diferencias como las que existen entre
el director de una empresa y el empleado de limpieza, entre el piloto de un avión
de pasajeros y el sobrecargo, entre el presidente del poder popular de una
provincia y el panadero de la comunidad, entre el diplomático y el chofer de la
embajada, entre el chofer de una embajada en el exterior y el chofer de un
director de empresa. Súmese a ellas el sistema de relaciones de las personas,
por ejemplo, las familiares, el hijo de un ministro que trabaja como mecánico en
un taller, el mecánico jubilado que vive en un lugar céntrico de la capital del país
y el que vive en una cooperativa agropecuaria, y un largo etcétera, que da cuenta
de las múltiples tendencias diferenciadoras.
Pero están también los procesos homogeneizadores, por ejemplo los que se
producen por la influencia de la educación institucional o la de los medios de
comunicación social, o la de la opinión pública, o las políticas sociales que
igualan en una serie de aspectos a personas de diferente ubicación en la
estructura socio-clasista de la sociedad, o las normas éticas y legales. A ello me
referiré más adelante.
Tanto los procesos diferenciadores, como los homogeneizadores trascienden la
visión de la clase como elemento indiferenciado, portador de propiedades y
valores �dados�.
Lo anterior no significa que no haya una correlación entre la vida ligada al
ámbito general de lo que se comprende como una determinada clase social y las
actitudes de las personas, solo que esta no es nunca directa, es mediada. En la
base de esta relación está naturalmente el imperativo de la reproducción de la
vida. Los presupuestos que definen la pertenencia a una determinada clase
social se refieren a factores que crean hábitos, tradiciones, moldean actitudes,
definen intereses que juegan un papel importante en las reacciones de las
personas y esa correspondencia es particularmente notable en el
posicionamiento político y en la elaboración de estrategias individuales,
familiares, colectivas y grupales. En otras palabras, las estructuras realmente
existentes y la mentalidad de los integrantes de los diferentes grupos sociales
están en una relación indisoluble, pero impura, contaminada por numerosos
factores, entre ellos también su historia, las experiencias acumuladas, en lugar y
condiciones en los que vive, los compromisos y dependencias y no solo lo que se
presenta en un momento dado condicionando un determinado
posicionamiento. De hecho la información que recibe el sujeto, el individuo, la
procesa siempre con arreglo a los patrones mentales ya formados, precisamente
una de las realidades más difíciles de cambiar, pero esos patrones no son
resultados automáticos de la pertenencia clasista.
En las condiciones del predominio de los conceptos neoliberales del capitalismo
tardío, además de una práctica material dirigida a la desregulación del trabajo,
desconocer los derechos, la espada de Damocles del despido y su aplicación fría,
está toda una labor ideológica y psicológica dirigida a jerarquizar el interés
individual y el egoísmo, produciendo un verdadero clima de terror laboral en el
que los trabajadores de un mismo lugar terminan siendo enemigos,
compitiendo con la misma psicología con la que lo hacen los capitalistas. Esta
práctica conduce al debilitamiento de la clase, de sus organizaciones y de su
conciencia frente a la amenaza del capital.
Pero también se debilita la cohesión de la clase, su conciencia y su papel social
en las condiciones de predominio de la propiedad social socialista, cuando se
enajena su derecho de participación aunque se les exija que desarrollen una
conciencia de propietarios colectivos, cuando el modo de apropiación que es la
base real de la conciencia de propietario no se vincula a su papel en la
producción de bienes y servicios, sino a criterios burocráticos centralmente
definidos, que no se corresponden con lo que requiere el metabolismo
socioeconómico. Es ahí donde también se expresa la desconexión entre la
actividad socioeconómica y la labor política e ideológica y la infuncionalidad del
sistema que propende así a la enajenación.
Esos factores que podemos llamar extraeconómicos a falta de una mejor
denominación, son los únicos que contribuyen a explicar por qué muchos
integrantes de la clase obrera alemana se sumaron al proyecto de dominación
mundial pautado por el imperialismo alemán, en lugar de combatirlo,
rechazarlo de plano. Y nuevamente ese mismo tipo de factores influyó
fuertemente en el desenlace que llevó a gran parte de la clase obrera alemana a
rechazar el socialismo en la RDA. En los dos casos obraron en contra de los
intereses �correspondientes a su clase�.
El escaso estudio de esos factores, el dar las espaldas a las diferencias, responde
a un pensamiento aletargado, burocrático, facilista, porque aparenta �que todo
marcha bien�, pero no por desconocerlas las hace desaparecer, muy por el
contrario las propicia al no tener una gestión positiva, creativa, frente a ellas, no
en el sentido idealista de proponerse �eliminarlas�, sino en el realista de tenerlas
en cuenta para la elaboración de las estrategias políticas integrales desde las
perspectivas económica, jurídica, organizativa, cultural, ideológica, para
contrarrestarlas, compensarlas.
La existencia de esos factores diferenciadores constituye la riqueza de lo
realmente existente y su reconocimiento constituye la riqueza del análisis de las
clases sociales. La elaboración de la política económica, por ejemplo, será más o
menos eficiente, en la misma medida en que reconozca o no la existencia de esas
diferencias. No puede verse al campesinado, a los cuentapropistas o a la clase
obrera, etc. como una totalidad cual si cada una fuera un sujeto individual,
tratamiento bastante frecuente. Cuando se hace esta generalización y se reifica
la abstracción en calidad de sujeto individual se está planteando la relación de
que se trate de modo equivocado. Por ejemplo, cuando se dice que �la clase
obrera busca alianzas con otras clases�, o �la clase obrera es consciente de��, �la
clase obrera sabe cuáles son sus intereses��, se desconoce la multidiversidad de
características, apreciaciones, formaciones, conciencias, etc. formulaciones que
tienen sentido en el plano de la movilización política, pero no en el del análisis
científico.
Las estructuras sociopolíticas que se desarrollan en los ámbitos de existencia de
la clase obrera y que declaran que responden a sus intereses, actúan en
representación de la clase y, naturalmente, serán más o menos participativas o
autoritarias en función de los mecanismos de interacción que practiquen para
canalizar las voluntades de las mayorías a las que proclaman responder. Y eso
implica estudiar las relaciones de poder, las articulaciones y dependencias de
esas estructuras en relación con los obreros. De últimas podrá hablarse con
propiedad de una clase en la medida en que los integrantes de su estructura
comprendan lo que los identifica y diferencia, lo que son sus intereses, derechos
y deberes. Pero los niveles de conciencia, las características de esta, también
presentan una gran diversidad. [13]
Al analizar una clase en concreto, por ejemplo, la clase obrera, hay que verla al
menos en dos planos, como elemento o componente estructural complejo de la
sociedad y como sujeto social complejo, ambos planos indisolublemente
vinculados entre sí y solo separables en la abstracción.
En tanto elemento estructural la clase hay que verla como fenómeno social
complejo, heterogéneo, revelador de una estructura diversa, con numerosos
componentes diferenciados por el papel concreto en el proceso productivo,
características locales, grupales e individuales, niveles de preparación,
tradiciones, costumbres, experiencia de vida, etc.
Como sujeto, es imprescindible estudiar la conciencia que tienen sus diferentes
componentes acerca de su significado social, su cultura política, ideología,
valores compartidos, su posicionamiento político, su preparación y capacidad de
participación en la gestión económica-productiva y en la vida política. Cuando
se expresa el concepto de �clase para sí� no debe entenderse de modo unívoco,
como si se tratase, como se aclaró arriba, de un único individuo, sino como
concepto abstracto que implica un objeto social de gran diversidad y
complejidad.
Como resumen de los argumentos arriba expuestos podemos señalar que:
- La aplicación de las políticas contenidas en los Lineamientos acelera, amplía y
regula el proceso de recomposición de la estructura socio-clasista de la sociedad
cubana que ya venía experimentando importantes cambios diferenciadores
dentro de las clases y grupos sociales existentes y en la estructura en su
conjunto.
- El enfoque de la estructura socio-clasista de la sociedad cubana actual debe
poner el énfasis en el análisis de los elementos diferenciadores de las clases y
grupos sociales, junto con los rasgos que identifican de manera general a sus
componentes.
- Se requiere un seguimiento riguroso del comportamiento de la estructura
socio-clasista de la sociedad cubana y de las clases y grupos sociales que la
conforman como componente fundamental del desarrollo de la teoría general de
la transición socialista en Cuba y para la argumentación de las políticas.
¿Los cuentapropistas son una clase, un grupo o un estamento?
Entre los modos principales mediante los que se produce la influencia de un
componente de la estructura socio-clasista en otro y viceversa en el plano de la
vida cotidiana de la sociedad está fundamentalmente la comunicación, la cual
puede ser más o menos influyente en función de los argumentos empleados en
la elaboración de los mensajes que se intercambian, la intensidad de los
mensajes, el grado de conocimiento de los interlocutores, las condiciones
específicas de la comunicación, pero de suyo se comprende que en la práctica
política resulta importante el volumen de información y no solo la calidad, su
contenido.
Fueron Marx y Engels los que afirmaron en �La ideología alemana� que las ideas
cobran fuerza material cuando se apropian de la conciencia de la gente. Cuando
se produce un decrecimiento de los integrantes de una clase, estamento, estrato,
grupo disminuyen también los niveles de comunicación interpersonal con los
integrantes de otras clases y grupos sociales, la influencia de su psicología en los
comportamientos de otras personas decrece y a la inversa. Por esta razón, la
influencia de los cuentapropistas en la sociedad se produce por la imagen que
estos proyectan en ella, pero además el crecimiento del sector cuentapropista en
Cuba implica también el crecimiento a través de la comunicación cotidiana de la
influencia en la población de su psicología en la que está presente la
potenciación del interés individual que suele generar la combinación de su
dependencia del mercado y su no pertenencia a colectivos que compartan una
relación común hacia la propiedad de los medios con los que trabajan.
Este enfoque no pretende ni mucho menos un abordaje peyorativo de su papel
en la sociedad, el cual es necesario, positivo, complementario dentro de todo el
metabolismo socioeconómico, sino tener en cuenta que junto con ello están
presentes también los rasgos particulares que genera su posición social.
Aunque no se le llame �clase�, sino �grupo social�, �estrato�, �estamento� o de
cualquier otro modo, se trata de personas que comparten rasgos comunes y lo
harán de modo creciente y más homogéneo en la medida en que transcurran sus
historias personales en ese papel.
Los trabajadores por cuenta propia tienen hoy diferentes orígenes, entre ellos
están:
- Los registrados hace años.
- Los que han ejercido la función hace años sin registrarse y se registraron.
- Los que han ejercido la función hace años y no se han legalizado.
- Los que se integran nuevos como resultado de la voluntad expresada en
los Lineamientos de hacer más eficiente al Estado y estimular el mercado
interno.
Entre las semejanzas que estos trabajadores por cuenta propia comparten están
las siguientes:
- Posición ante el Estado y las leyes.
- Posición en el mercado ante los clientes.
- Posición diferente entre los demás trabajadores.
- Demandas personales diferentes.
Estos son elementos que los trabajadores por cuenta propia no pueden cambiar
a voluntad, para ellos son dados. Una vez que se es trabajador por cuenta
propia, hay que cumplir las obligaciones que establece la ley, no están atados a
la disciplina del trabajador vinculado al Estado, los clientes los perciben como
alguien que debe ser estrictamente controlado, con quien hay que discutir
precios, calidad, tamaño, peso, etc. y que eventualmente intentará hacer valer
sea como sea sus intereses; además se verán fuera de un colectivo laboral
determinado, sin su influencia, dependientes solo de su gestión, de su esfuerzo y
el de su familia y trabajadores vinculados.
Esa práctica repetida pone en un plano particular la contradicción elemental
entre los intereses individuales y los intereses sociales, contradicción requerida
de constante atención, ya que sus manifestaciones pueden llegar a ser
antagónicas en la medida en que los proyectos sociales no contengan las
aspiraciones individuales y grupales de las personas. Tales rasgos de su
cotidianidad, a fuer de repetidos, van desarrollando una psicología y un auto-
reconocimiento como tales trabajadores por cuenta propia.
A escala territorial, con el crecimiento de los trabajadores por cuenta propia se
producirá una inevitable sinergia, aparecerán múltiples vías de comunicación y
de cooperación, compartirán inquietudes muchas veces comunes. Esos canales
de comunicación crecerán y se desarrollarán no solamente en el barrio, en el
territorio, sino también en las organizaciones, en los espacios sociales y
políticos.
Estos elementos continuarán conformando la conciencia de pertenecer a un
grupo de personas afines que van alineando sus puntos de vista, van generando
articulaciones relativamente estables que pueden llegar a cobrar formas
orgánicas, sean estas oficialmente reconocidas y registradas o no. En la medida
en que el sistema social en su conjunto canalice sus inquietudes y necesidades
particulares, y regule eficientemente su actividad, es de esperar que esos
acercamientos sinérgicos tiendan a ser menos aglutinadores y a la inversa.
Las políticas sociales constituyen uno de esos importantes elementos
niveladores. Los trabajadores por cuenta propia, como cualquier otro ciudadano
reciben prestaciones del Estado, aunque no trabajan en sus estructuras. Tienen
educación gratuita, atención médica gratuita, gozan de seguridad social y
ciudadana, sus derechos políticos son iguales, de manera que si bien por un lado
se distinguen del resto de la población, por otro se igualan.
A ello debe añadirse el adecuado tratamiento sociopolítico como parte de todo el
contingente de trabajadores que producen los bienes materiales y espirituales
que la sociedad necesita y lo hacen dentro de los cánones del sistema socialista.
De hecho, aunque la modalidad escogida para sindicalizarlos dentro de las
ramas afines a la labor social que realizan puede resultar eficiente desde el
ángulo del trabajo sindical, no por ello significa que el dueño de un paladar y los
cocineros reaccionarán igual que los cocineros de un restaurante administrado
estatalmente.
Antes bien, los cuentapropistas, particularmente los que se identifican dentro de
la misma modalidad del trabajo por cuenta propia, se identificarán en sus
intereses particulares y estará presente la tendencia a coordinar en diferente
medida sus acciones, sea dentro de una organización o de modo grupal, frente a
la sociedad civil o al Estado.
Las diferencias internas del sector de los cuentapropistas se determinan sobre
todo por la función económica que realizan (por ejemplo ser elaborador de
alimentos ligeros, productor de artesanías, albañil o chofer de alquiler), pero
cabe destacar una diferencia principal: los cuentapropistas que crean nuevos
valores y los que se dedican a comerciar con bienes ya creados, aunque
incorporen valor agregado cuando su función implica un servicio socialmente
necesario. El hecho de producir nuevos valores de uso y de cambio, influye en el
posicionamiento social de estos cuentapropistas y de su modo de relacionarse
con el resto de la ciudadanía, que difieren del que se dedica a revender lo ya
producido, por más que ello también significa un servicio y que con el tiempo la
propia relación oferta � demanda decantará lo que resulte innecesario.
Otro ejemplo, el de los usufructuarios acogidos al Decreto 259
Cuando observamos los efectos del decreto Ley 259 y su posterior modificación,
vemos que esta política económica también está motivando a que trabajadores
pertenecientes a otras áreas pasen a formar parte de un estrato social en el que
al igual que las UBPC tendrán en usufructo una superficie determinada de tierra
cultivable, pero de forma individual, con su familia y eventualmente algunos
otros trabajadores. [14]
De hecho los que tienen tierra en usufructo establecen con el Estado una
relación de mutua dependencia: la sociedad, a través del Estado socialista, ha
facilitado a trabajadores individuales la explotación de tierra que es propiedad
social para una función socioeconómica de beneficio individual, mientras espera
el incremento de la producción de alimentos y con ello el doble efecto de
disminución de importaciones y creación de fuentes de trabajo y de riqueza y
generatriz del saneamiento de las finanzas internas.
De hecho podemos reconocer, entre los trabajadores agropecuarios, los grupos
diferenciados siguientes:
- Campesinos individuales.
- Campesinos agrupados en CCS.
- Campesinos cooperativistas de CPA.
- Trabajadores de las UBPC.
- Trabajadores adheridos al decreto-ley 259.
- Trabajadores que cooperan bajo diferentes formas con todos los
anteriores.
Son conocidas las diferencias entre los campesinos individuales, los agrupados
en CCS y CPA, así como los trabajadores de las Unidades Básicas de Producción
Cooperativa, todos ellos están dentro del ámbito de la producción agropecuaria
y comparten naturalmente muchos rasgos comunes, pero presentan situaciones
diferentes, en dependencia de su relación con la propiedad y sus condiciones de
vida y de trabajo.
La nueva figura es la de los trabajadores usufructuarios de parcelas de tierra al
amparo del Decreto 259, que tienen rasgos comunes con los trabajadores por
cuenta propia, pero se diferencian en que dependen de modo directo del Estado
que les ha viabilizado la explotación de la tierra y que puede -de acuerdo con lo
que establece la ley- terminar esa relación para salvaguardar los intereses de la
sociedad en su conjunto.
Al igual que los trabajadores por cuenta propia protagonizarán procesos
sinérgicos de diferente magnitud e intensidad, y se irán auto-reconociendo
como grupo con intereses comunes. Estos trabajadores tienen hoy la
particularidad de estar no solo económica, sino políticamente estimulados por
la importancia estratégica que tiene la producción nacional de alimentos y la
necesidad de disminuir las importaciones.
Hay más ejemplos
Además de los dos ejemplos anteriores de grupos sociales diferenciados cabe
mencionar también a los ubepecistas, a los campesinos de las CPA, a los artistas,
etc. Cuando se emplea el término estructura socio-clasista, se comprende
específicamente a grandes grupos humanos. Desde una perspectiva amplia, hay
que considerar que en la sociedad cubana, como en cualquier otra sociedad, se
forman grupos afines que devienen funcionales en determinadas circunstancias
y que no necesariamente responden a una ubicación dentro de una clase social,
estrato o estamento. Pueden constituirse a partir de la localidad en la que viven,
los grupos de amigos, los vínculos culturales, religiosos, etc.
Las personas que detentan puestos de dirección, por ejemplo, por más diversos
que estos sean, crean una psicología particular en correspondencia con el tipo
de actividad social que realizan, los vínculos que desarrollan, sus
responsabilidades, su papel en las decisiones, en el trato con las personas que
dirigen, los medios de que disponen, su concepto del tiempo, el distinguirse de
los demás por el papel que asumen y representan. También la sinergia que se
produce en un territorio, rama de la actividad económica o política entre estas
personas de similares características psicológicas, constituyen redes de
relaciones e influencia específicas.
Cuando estas posiciones se hacen estables y duraderas, esas articulaciones
funcionales pueden constituir ejes notables de acciones coordinadas con
impacto de disímil carácter e importancia en la sociedad y al margen del
movimiento habitual de esta, trascendiendo los espacios acostumbrados,
oficiales. Una de las decisiones políticas recientemente adoptadas, la referida a
la permanencia solo por dos períodos en una misma función, constituye un
importante factor de control para evitar no la adaptación y el conservadurismo.
La estructura socio-clasista y la cultura
El reconocimiento de la sociodiversidad que se observa en un conjunto de
personas que puede ser incluido dentro de diferentes conceptos de grupo, clase,
estamento, estrato, y de las múltiples interrelaciones entre estos conduce a otro
lugar común ya abordado: es imposible asumir la idea que tienen todos los
mismos conocimientos, valores, actitudes, cultura.
La diversidad se expresa en sus percepciones y acciones y en la comunicación
que se produce entre los diferentes institutos sociales y estos conjuntos y de
ellos entre sí.
Desde esta perspectiva, poco importa cuáles sean las palabras para designarlo,
es decir, si estamos o no ante una �clase social� o un �estamento�, o un �estrato�,
y pasa a un primer plano el papel que estos conjuntos pueden jugar en el
equilibrio social y en consecuencia, el estudio de sus características, de sus
necesidades materiales y espirituales, para elaborar las decisiones respecto de
las políticas.
Entre las vías y medios para compensar en lo posible la acción negativa de las
diferencias realmente existentes y, en la actualidad, crecientes a partir de la
aplicación de los Lineamientos, hay 4 que considero fundamentales, algunas ya
explicadas, pero que resumo ahora: la legalidad, las políticas sociales y la
educación, la actividad política, todo como parte de la adecuada articulación de
las actividades socioeconómica, organizativa, jurídica normativa e ideológica
política.
l. El marco jurídico debe contener los límites socialmente consensuados a
la propiedad sobre los medios de producción y de servicios y a los
mecanismos de la actividad económica, así como debidamente
esclarecidos todos los derechos, incluida la canalización legal del derecho
de los trabajadores a no trabajar donde y cuando no quieran hacerlo. El
derecho a la huelga, hasta hoy vigente en la sociedad cubana y
amortiguado por el probado papel del Estado socialista cubano a favor de
los intereses de los trabajadores, tendrá que ser reevaluado en la
configuración futura de la estructura socio-clasista. Junto con ello, el
marco jurídico debe garantizar el arsenal de instrumentos para evitar que
la propiedad privada se expanda a contrapelo de la ley, mediante �pactos
de caballeros�, incrementando el poder económico individual.
ll. Las políticas sociales deben encargarse de mantener los niveles
adecuados y posibles de igualdad en la distribución del producto social en
particular el sostenimiento de la educación y la atención médica
universales y gratuitos y la seguridad social, además de otras que
atiendan las necesidades de la niñez, de la juventud, de las personas en la
tercera edad, y de los sectores más vulnerables. Por el hecho de la
universalidad y efectos de las políticas sociales, hay que prestar a estas la
atención principal pues ellas juegan un importante papel nivelador que
de no existir terminarían exacerbándose las diferencias entre los distintos
componentes de la estructura socio-clasista. No es con caridad o
asistencialismo que se compensarán las desigualdades, sino con el
derecho y las políticas sociales.
Si bien las políticas sociales juegan un importante papel nivelador de estas
diferencias, desde la educación gratuita e igual para todos (incluyendo el papel
simbólico que juega en la educación básica el uso del uniforme escolar), el
acceso a la atención médica sin distinción por el lugar que la persona ocupa en
la división social del trabajo, y otras prestaciones, con ello no se eliminan todas
las diferencias. Quien tiene mayor influencia en la sociedad (personal, familiar,
política, sentimental, etc.) puede recibir estas prestaciones de modo privilegiado
dentro del propio sistema, lo cual forma parte de las desigualdades sociales
persistentes. Estas prestaciones privilegiadas pueden ser más naturales, lógicas,
dadas por diferentes grados de cercanía y compromiso entre las personas o
formar parte de un intercambio de favores de diferentes características. Será
necesaria la elevación de la calidad del servicio, de manera que alcance igual
nivel para todos.
lll. La reproducción de los valores socialistas a través de los diferentes
institutos sociales y políticos con responsabilidad en la educación y la
formación ciudadana y en el ejercicio de su participación consciente será
el correlato ideológico de la juridicidad vigente y de las políticas sociales.
Con ello se dotará de visión de conjunto al ciudadano, se explicarán las
razones de las políticas y se retroalimentarán las acciones políticas con
los puntos de vista, criterios, aspiraciones y demandas ciudadanas.
lV. La actividad política, particularmente el control popular, la vigilancia
política y ética, que debe ser ejercida no solamente como parte de la
exigencia para que haya sujeción a la ley y los principios, sino también
para alertar cuándo se necesiten nuevos cambios.
No hay socialismo sin predominio de la propiedad social
El enunciado del título repite uno de los presupuestos fundamentales de la
construcción del socialismo, planteado por los clásicos en diversos documentos
escritos, entre los cuales está Principios del Comunismo de Federico Engels
[15]. En efecto, toda sociedad que se encamine hacia el socialismo tiene que
tener una política definida respecto de este tema cardinal.
Sin embargo debe destacarse que en las prácticas socialistas, incluida la de
Cuba, se identificó propiedad social como propiedad estatalmente gestionada o
administrada, que es solamente una de sus muchas formas de existencia, entre
las cuales está también la propiedad en usufructo, la propiedad cooperativa, las
asociaciones productivas, etc.
En lo adelante es de esperar que continúen los cambios en la estructura de la
propiedad dentro del metabolismo socioeconómico de la sociedad cubana, pero
es parte importante del debate social la definición de los límites de la
participación del Estado en la gestión económica, así como la dirección de los
cambios. La preservación del rumbo socialista determina que estos no pueden
propiciar la participación privada en la gestión al punto de inclinar la balanza
hacia el mercado y extender su lógica y su filosofía y que estas dominen la
cotidianidad ciudadana. Por tanto no se trata solamente de resolver el problema
�económicamente�, y en ese plano, parcialmente, sino que hay que construir los
vasos comunicantes para que fluya ese metabolismo en dirección socialista, lo
cual implica mantener siempre al mercado subordinado a la planificación, la
cual �se iría de las manos� si predomina la propiedad privada.
El incentivo para desarrollar la economía no debe ser estimular el
enriquecimiento individual de las personas, sino el reconocimiento cabal de sus
capacidades y encontrar los modos para que esas capacidades sean retribuidas
con justicia. En el socialismo es ético que quien trabaje más y con mejores
resultados debe recibir más en correspondencia con esos aportes.
La política económica implícita en los Lineamientos tiende a una mayor
heterogeneidad de la propiedad sobre los medios de producción de bienes y
servicios y a un mayor espacio a las relaciones mercantiles [16]. Ello está
señalando que se está produciendo una mayor heterogeneidad también de la
estructura socio-clasista de la sociedad cubana y se está evidenciando mejor la
heterogeneidad ya existente, cuyos efectos ideológicos, sociales, culturales y
políticos como ya apuntamos deben ser sistemáticamente estudiados, en
función del perfeccionamiento y la eficiencia de esas propias políticas.
Los cambios en las formas de propiedad estimulados actualmente por la política
económica plasmada en los Lineamientos incluyen la contratación de fuerza de
trabajo en proporciones limitadas por la ley, lo que significa que alguien que
detenta una determinada forma de propiedad por pequeña que esta sea y
emplea mano de obra, se está sirviendo de esa fuerza de trabajo para sus
finalidades individuales, por más que se ciña a la ley y lo haga del modo más
justo posible. En términos teóricos a ello se le llama explotación de la fuerza de
trabajo por más que sea a esa escala y la relación que existe ahí es la de dueño y
empleado. Esa realidad no es nueva en la sociedad cubana revolucionaria, ha
estado presente en formas individuales de propiedad (por ejemplo la tierra de
los agricultores pequeños) y en las empresas mixtas en las cuales el capital
extranjero se ha servido de la explotación del trabajo para sus intereses
particulares.
Ahora bien, en la propiedad social estatalmente gestionada, cuando no se
elimina la enajenación del trabajo, también se produce un fenómeno de cierto
modo similar. Aunque no puede calificarse de explotación del hombre por el
hombre, sí hay rasgos comunes con esta, entre ellos, la decisión respecto de la
inversión, es decir, en qué se emplea el resultado del trabajo, los criterios de
distribución del producto social, acciones estas en las cuales tiene derecho de
participación el productor y aunque se hagan a nombre de la sociedad y con la
mejor de las intenciones para con ella; si no media su participación devienen
enajenación del trabajo.
Es indiscutible que un paso fundamental en la transformación de la estructura
socio-clasista lo constituye el proceso de recuperación para el polo trabajo (en la
contradicción capital-trabajo) de los medios de producción que estaban bajo el
régimen de propiedad privada. Pero ese paso no elimina la enajenación. Del
mismo modo que la posición de los trabajadores y su condición de clase no se
puede definir solo por la relación económica, la enajenación que se produce por
esta relación tampoco se puede eliminar simplemente por el hecho de recuperar
la propiedad que era privada, de sacar del metabolismo productivo a los
capitalistas dueños de los medios de producción. La enajenación puede
continuar bajo nuevas formas si los trabajadores no tienen participación real en
la dirección del proceso productivo, en las decisiones sobre la distribución de las
ganancias, si no se logran transformar realmente en dueños de los medios.
Lo anterior es algo mucho más difícil de ver que el robo, la corrupción, el desvío
de recursos, que también son formas de enajenación de los resultados del
trabajo, pero más visibles, más evidentes y tratables jurídicamente, que las otras
que entran en el terreno de los criterios políticos y las formas organizativas
vigentes en la sociedad.
El control que se puede ejercer sobre el robo y la corrupción en condiciones en
que la forma de enajenación señalada primero esté vigente, solo resuelve una
parte del problema. La otra depende de realidades estructurales de orden
socioeconómico y sociopolítico, de mayor complejidad. Me refiero a que en las
condiciones del mundo de hoy, no todas las decisiones importantes pueden ser
tomadas en los colectivos laborales, o consultando a todos los colectivos
laborales. Hay decisiones que por su dinamismo o por su envergadura y
complejidad hay que tomarlas en las estructuras especializadas,
independientemente de la posterior rendición de cuenta y análisis crítico de
estas, pero la estructura orgánica de cada colectivo en el conjunto del sistema
del metabolismo socioeconómico de la sociedad, debe estar construida de modo
tal que se pueda realizar sistemáticamente la condición de propietario colectivo,
lo cual implica formas directas de apropiación del producto social de cada
colectivo, establecidas por consenso y de acuerdo con la ley y mayor
responsabilidad socioeconómica del colectivo laboral respecto de su actividad.
Las decisiones que se toman en las estructuras especializadas, sujetas luego a la
rendición de cuentas y el análisis crítico sobre su grado de acierto o error, tienen
que ceñirse a los principios establecidos por la Constitución y las leyes. El
ejercicio del derecho de participación de los trabajadores, se produce tanto a
escala de las grandes decisiones de las políticas nacionales (un ejemplo
paradigmático es el debate de los propios Lineamientos, o el debate necesario
sobre el modelo de sociedad al que se aspira), como a escala del colectivo laboral
en lo que concierne a su papel como responsables ante la sociedad del
funcionamiento eficiente de ese segmento de propiedad social en las que ejercen
su papel económico.
Pero a escala del colectivo laboral, si no están resueltos los problemas
estructurales que permitan que el trabajador se auto-identifique como
propietario colectivo, se debilitará hasta perderse el sentido del ejercicio del
control de estos sobre las decisiones, su condición de propietario colectivo se
alejará y podrá verla solamente en las prestaciones que recibe a través de las
políticas sociales, generalmente consideradas �dadas�, naturales; en resumen,
sus derechos serán sustituidos por las estructuras.
La heterogeneidad no es una amenaza
Ahora bien, el hecho de una mayor heterogeneidad socio-clasista de la sociedad
cubana tampoco debe ser visto como una amenaza, sino como una oportunidad
y esto en dos planos.
En primer lugar porque el proceso de diversificación de la propiedad transfiere
a la ciudadanía responsabilidades económicas que antes correspondían al
Estado, por lo que puede entenderse también como un proceso de
democratización de la actividad económica. Naturalmente, tal como ha sido
apuntado arriba, el ejercicio de esa actividad económica de manera individual o
por pequeños grupos, sigue sujeta a toda la reglamentación legal establecida por
el Estado en representación de los intereses de la sociedad en su conjunto, pero
el papel social que juegan estas formas de propiedad implica un incremento de
las responsabilidades económicas de la ciudadanía. No quiere decir eso que la
democratización de la actividad económica queda resuelta con ese descargo del
Estado hacia la sociedad civil, mucho más importante es la reorganización de la
actividad económica estatalmente gestionada para ampliar la participación de
los colectivos laborales integrados por trabajadores asalariados, pero la
ampliación de las responsabilidades económicas a través de la diversificación de
los tipos de propiedad es un importante complemento de este proceso.
En segundo lugar porque propicia el desarrollo de una subjetividad, de una
cultura cívica mucho más enriquecida que debe tener como tarea sistemática de
los institutos ideológicos de la sociedad cubana, la escuela, los medios de
comunicación, las organizaciones políticas, la de promover los valores de la
ideología de la revolución cubana, el patriotismo, el internacionalismo, la
solidaridad, la equidad, la justicia social, la honestidad, el rechazo al
burocratismo y la inercia, el derecho socialista, la participación, el diálogo, la
tolerancia, el concepto del conflicto como algo consustancial a la naturaleza
humana y su reconocimiento como paso elemental para su superación,
fortalecer y desarrollar en su esencia y diversidad la identidad cultural de los
cubanos, la responsabilidad por el futuro, por la preservación de la salud mental
y física del pueblo, por la preservación del medio ambiente, etc., componentes
todos de la cultura cubana cuya calidad los hace compatibles con los diferentes
elementos estructurales de la sociedad y que resultan necesarios para
salvaguardar la cohesión, la articulación social capaz de blindar a la nación
contra la eventualidad de un retroceso capitalista.
Con estas vías, más el activismo social y político, el control, el papel vigilante de
los medios de comunicación, las auditorías, etc., puede asegurarse que como
tendencia coexista junto con las relaciones mercantiles incrementadas un
camino hacia la superación de los efectos de esas diferencias.
No obstante, la eliminación de todas las diferencias requerirá a todas luces
como premisa básica la elevación general del nivel de satisfacción de las
necesidades materiales y espirituales. Aun con todos esos factores combinados
no podría hablarse de una total eliminación de todos los privilegios y
diferencias, pero podrían llegar a existir en un nivel socialmente aceptable. Todo
ello forma parte del enfoque político respecto de la estructura socio-clasista de
la sociedad cubana y sus cambios.
Las aspiraciones materiales y espirituales de las personas son diferentes y su
realización depende de las posibilidades individuales y sociales para
satisfacerlas. Más aún, cuando como ha sido ya expresado, las prestaciones
sociales básicas aparecen �dadas�, �naturales�, su influencia en el equilibrio
social la ejercen por el papel real que juegan, no por la conciencia que tienen los
individuos de su importancia, algo que se suele notar por las personas solo
cuando los hechos lo hacen en extremo impactante (la curación de una
enfermedad grave, recibir un título por estudios, etc.).
En consecuencia, los cambios que se producen en la estructura socio-clasista
como resultado de las políticas que se están aplicando hoy en la sociedad cubana
y los que son generados por otras dinámicas, obligan a un estudio sistemático
de los principales elementos socioestructurales, desde una perspectiva
integradora, económica, jurídica, sociológica, sociopsicológica, ideológica y
sociopolítica que permita disminuir en todo lo posible lo contingente, y para
reelaborar sistemáticamente esas políticas.
Un aparte sobre el consumo
Uno de los aspectos a estudiar desde el ángulo del metabolismo socioeconómico
de la sociedad cubana tiene que ver con el consumo, en lo tocante no sólo a su
aspecto cuantitativo, si no -y especialmente- en cuanto a su lado cualitativo.
Este ángulo del problema ha sido particularmente descuidado en estos años de
período especial y urge rescatarlo. No es posible completar el análisis del
sistema socioeconómico de la sociedad cubana si no se tiene una idea cabal
respecto del consumo, perspectiva que no puede reducirse a la inercia de los
usos y cifras históricos de consumo (por ejemplo, de arroz, azúcar, transporte,
electricidad, etc.) y construir a partir de ello los planes para la producción y
distribución de bienes y servicios, hay que investigar las necesidades, los grados
de satisfacción, las aspiraciones, los hábitos de consumo, los gustos y las
preferencias de la sociedad y de los diferentes componentes de la estructura
socio-clasista y conjugar las acciones económicas, políticas, educativas, a tono
con estos diagnósticos.
Ello tiene también una importante arista, la que recuerda el papel que debe
jugar el Estado socialista en la regulación del consumo desde una perspectiva de
la salud física y mental de la ciudadanía, lo que incluye la educación ciudadana
en el consumo saludable y responsable y la protección del derecho de las
personas al trato justo a la hora de realizar mediante el cambio lo que necesitan
para vivir.
Es imprescindible recuperar en el país el estudio del consumo y la actividad
institucional de su orientación y regulación como componente fundamental del
enfoque de la economía política de la transición socialista cubana, lo cual
significa jerarquizar a nivel de ciencia sus determinaciones.
Lo que se haga en materia de determinación del consumo esperado sin una
perspectiva científica, sobre la base de lo ya existente, vigilando apenas los
cambios en las cantidades de la demanda según los cambios demográficos, o
peor aún, suponiendo que tal o cual producto que se ofrezca va a tener la mejor
acogida o decidirlo solamente por razones económicas y financieras, aumentará
la posibilidad del error, y con ello del malestar, la inconformidad y rechazo en
la población.
El sistema socioeconómico y político cubano tiene la facultad de poner en
circulación no lo que imponen ofertas que obedezcan a intereses privados, que
puedan eventualmente incluso resultar nocivas para la salud física y mental de
la ciudadanía, sino lo que se determine como más sano, saludable y edificante
para ella. Pero inmediatamente surge la pregunta ¿quién determina lo que es
mejor para la gente? Y es ahí donde resulta imprescindible el conocimiento
riguroso de la demanda, que naturalmente no será uniforme, sino variada,
diversa, en función de las necesidades sociales, determinadas, entre otros
factores, por las diferencias que se observan en la estructura socio-clasista, por
las diferencias de lo que para unos u otros resulta importante y significativo.
Si se sacan solamente las cuentas, si se hace solo contabilidad en lugar de
economía política, se estará marginando el lado cultural y el carácter complejo y
por tanto multifacético de las transformaciones económicas. Muchas veces se
desestiman las consecuencias sociales generales, culturales y políticas de los
cambios económicos, ocurre sobre todo cuando se olvida aquella sentencia
axiomática: �el economista que solo sabe de economía no sabe nada de
economía�.
La estructura socio-clasista y la política
Uno de los elementos fundamentales a tener en cuenta en la proyección de los
cambios en la estructura socio-clasista de la sociedad cubana radica en
preservar el modo con el que hoy se reproducen en Cuba los órganos de poder,
que pone a todos en pie de igualdad con independencia de la posición social de
los ciudadanos, que prohíbe la propaganda electoral, que se atiene solo a
méritos cívicos de los propuestos, ya que de reproducirse los órganos de poder
bajo otras reglas, por ejemplo, la representatividad de los intereses corporativos
en las asambleas del poder popular, introduciría un factor político que
potenciaría las diferencias y contradicciones entre los intereses sociales y los
grupales o corporativos (que pueden y deben ser sistematizados y representados
por las organizaciones correspondientes) en lugar de compensarlas, y con ello el
debilitamiento de la cohesión social y el consenso ciudadano. Lo anterior en
modo alguno cabe repetirlo debe interpretarse como la marginación de los
intereses particulares.
Es lógico que las sinergias aludidas conduzcan al surgimiento de intereses
grupales o corporativos, del mismo modo que sin abrir espacios a las relaciones
mercantiles en las actuales condiciones culturales y psicológicas de la sociedad
cubana y, dadas las características socioeconómicas predominantes en el mundo
de hoy, no será posible recuperar la economía nacional y con ello reorganizar el
metabolismo socioeconómico del país.
No se puede asumir que las relaciones mercantiles, que han estado presentes en
todas las formas económico-sociales desde la esclavitud hasta nuestros días, y
sobre cuyas bases se ha construido el progreso de la humanidad, sean solo
negativas, como tampoco son solo positivas, ni resultan una varita mágica para
resolver exitosamente los problemas sociales, ni �de últimas- han funcionado
nunca con total independencia de otros múltiples factores sociopolíticos.
Como hemos afirmado en otras ocasiones, las relaciones mercantiles
prevalecientes por siglos y milenios a lo largo de la historia, han dado lugar a
una psicología de intercambio de equivalentes prevaleciente en la mentalidad de
la inmensa mayoría de la humanidad y naturalmente también de los cubanos,
que tiene un significado cultural universal, que regula en gran medida los
comportamientos sociales de las personas. Por esta razón, la recuperación en la
sociedad cubana del trabajo como un valor ciudadano y con ello de una ética de
productores, solo puede venir de la mano de la recuperación del valor del
trabajo y ese valor tiene significado social y resulta funcional a los intereses
sociales hoy a través de la psicología del intercambio de equivalentes, pero las
transformaciones en el orden jurídico-político, incluyendo las que pueden
afectar a la Constitución Socialista, no deben alterar los principios socialistas
establecidos para la reproducción de los órganos de poder en Cuba.
Precisamente, uno de los elementos que condicionan la conciencia de
copropietarios colectivos, es lo que podemos denominar la apropiación política
que se deriva de la condición de ciudadano cubano copropietario colectivo por
ley, por ideología y por ética de todos los medios, bienes y propiedades
compartidas y que sitúa a todos en una plena igualdad de derechos políticos.
Ello es garantía fundamental de que cualquier acción que con, en y desde el
sistema político del país responda a los intereses de las grandes mayorías
ciudadanas.
¿Hacia dónde continuar las investigaciones?
Las ciencias sociales resultan imprescindibles en el propósito de procesar
analíticamente toda información fundamental para elaborar las propuestas más
eficientes que contribuyan al equilibrio y mejor desarrollo del sistema social
cubano en transición socialista. Ellas devienen esenciales para responder al
llamado a poner los pies sobre la tierra, a pensar bien antes de actuar.
Lo anterior significa que los estudios sociales deben tener la mayor jerarquía y
las ciencias sociales deben ser tratadas al mismo nivel que las restantes ciencias
en todos los sentidos, porque son una fuerza directiva, contribuyen a reducir el
error y la incertidumbre. Ello se refiere no solamente a reconocer su
importancia, sino también a dotarlas de los recursos humanos y materiales
necesarios para asegurar su desarrollo a tono con los requerimientos del país.
Tanto la sociedad toda como su Estado y estructuras sociales y políticas son
responsables por el cuidado, preservación y enriquecimiento del patrimonio de
la sociedad, patrimonio que es la base de la reproducción de la vida material y
espiritual y que requiere de la gestión más eficiente. Me refiero en primer lugar
a las personas, a su salud y desarrollo multilateral, a la infraestructura creada
por la sociedad, a los medios de producción material y espiritual fundamentales,
a la tierra, al agua, la fauna, la flora, el subsuelo, la atmósfera, a los valores
culturales, a los conocimientos, la preparación y habilidades de su gente, a la
ciencia y la tecnología, la creación artística y literaria, en resumen al patrimonio
material y espiritual, a los valores tangibles e intangibles de la sociedad cubana,
amenazados hoy más que nunca por la voracidad del capitalismo en su fase
neoliberal, que ha logrado penetrar prácticamente en la mayor parte del
planeta, subordinándolo al crecimiento del capital con sus gigantescas
consecuencias destructivas de la naturaleza y de los seres humanos.
Ante ese desafío, la sociedad cubana en transición socialista necesita proteger
ese patrimonio, asegurar su desarrollo estable, armónico y servirse de él
consciente y responsablemente, articular sus esfuerzos con todos los que están
bajo la misma amenaza en nuestra región y en el mundo y procuran el bien
común. El capitalismo neoliberal, frío, egoísta e irresponsable no puede ni
quiere conjurar sus propios peligros. El camino socialista tiene la misión
irrenunciable de blindarse ante esas amenazas y para ello resultan ineludibles
las ciencias sociales.
Al principio quedó señalada la importancia del estudio de la estructura socio-
clasista, su dinámica y proyecciones, en su calidad de tema transversal que toca
lo económico, lo organizativo, lo jurídico normativo, lo ideológico político, lo
cultural, lo social y en consecuencias componente fundamental de una teoría de
la transición socialista en Cuba.
El desarrollo de los procesos de producción de bienes y servicios ha hecho que
predomine el salario como forma más extendida de distribución individualizada
del producto social sobre la base de una correspondencia proporcional con el
aporte individual del trabajador, pero no única. Sin embargo, esa
correspondencia dista mucho de ser aún la adecuada para la mayoría de los
trabajadores asalariados. En medio de un proceso en el que se avanza
gradualmente en el propósito de mejorar la relación trabajo-salario y de
eliminar los subsidios generalizados, los Lineamientos promueven una
importante diversificación de las vías y formas de participación del producto
social como resultado de una actividad económica más diversificada a partir de
una mayor diversidad de tipos y formas de propiedad.
Es un hecho que el ciudadano de la transición socialista, para que sea funcional
a esta, a su equilibrio y gobernabilidad, no tiene que ser necesariamente un
trabajador asalariado del Estado, de la misma manera que ser un trabajador
asalariado del Estado no es per se garantía de un comportamiento ciudadano
dentro de la ética socialista.
Los medios para satisfacer las necesidades de la población, sin embargo, no
provienen solamente de esas vías regulares relacionadas con el aporte social,
sino también de muy diversas formas aún no eliminadas de sustracción de
recursos estatalmente controlados, el ingreso a la economía nacional de las
remesas enviadas desde el exterior y otras formas de acceso al dinero.
Naturalmente, las grandes líneas de desarrollo económico que se configuran en
el país son los principales atractores [sic.] de la actividad económica de los
ciudadanos y juegan un papel determinante en la configuración de la estructura
socio-clasista de la sociedad cubana y en su dinámica. Pero conocer esa
estructura y esa dinámica no es suficiente para completar el panorama de su
papel social.
En consecuencia, la investigación de la estructura socio-clasista debe continuar
prestando atención especial a elementos relacionados con la subjetividad de sus
componentes, al desarrollo de identidades corporativas y sus características, a
los cambios en su psicología, a las necesidades y gustos, a los valores ideológicos
y políticos, a la responsabilidad ciudadana, etc.
Las medidas económicas en curso tienen importantes efectos sociales,
ideológicos y políticos, que hacen imprescindible contar con información
sistemática que contribuya a preverlos y a elaborar decisiones que coadyuven a
la estabilidad y funcionamiento fluido del sistema socialista cubano.
Notas:
1. Lineamientos de la Política Económica y Social aprobados por el VI
Congreso del Partido Comunista de Cuba.
2. Licenciado en Ciencias Políticas, Diplomado en Teoría del proceso
ideológico y Doctor en Ciencias Filosóficas, preside la cátedra de
Periodismo de Investigación y es vicepresidente de la cátedra de
Comunicación y Sociedad del Instituto Internacional de Periodismo José
Martí.
3. En ese proyecto participé con un breve ensayo titulado �Para un debate
sobre la estructura socioclasista de la sociedad cubana actual� en el que
centro la atención en la importancia del conocimiento de la estructura
socioclasista para la labor ideológica.
4. V.I.Lenin, OC en 55 tomos, T. 39, Editorial Progreso, Moscú,
5. Ver: �Diccionario de Filosofía�, Editorial Progreso, Moscú, 1984, p.68.
6. Op. cit., p. 67
7. Diccionario de Comunismo Científico, Editorial Progreso, Moscú, 1981,
pp. 54-56.
8. �Sobre la estructura social de la sociedad socialista�, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 1978, contribución de Rudi Weidig �Cuestiones
fundamentales y tareas de la sociología marxista-leninista en el análisis
de la estructura de la clase obrera.�pp.22-23.
9. Idem, p. 23.
10. Ib ídem.
11. Idem, pp. 23-24
12. En el sugerente texto de Egon Krenz, Secretario General del Comité
Central del Partido Socialista Unificado de Alemania y Presidente del
Consejo de Estado y del Consejo de Defensa Nacional de la RDA entre
octubre y diciembre de 1989, titulado �Otoño de 1989�, este escribe
refiriéndose a unas propuestas que le formulara Valentin Falin en
noviembre de 1989, a la sazón jefe del departamento de Relaciones
Internacionales del Comité Central del PCUS respecto de la producción
de bienes, escribe: �Dos o tres años antes, estas ideas hubieran sido
revolucionarias. Justamente el suministro de bienes de consumo de gran
valor ocupa una posición importante en la escala de los deseos de los
ciudadanos de la RDA, quienes no quieren más promesas para un futuro
lejano, sino cambios rápidos. Este es precisamente nuestro problema� (P.
327) y más delante, como parte de una declaración que hizo el 16 de
febrero de 1990 en un programa de televisión de la RDA se lee: �La
pérdida de sentido de la realidad de la dirección del partido y del Estado
estaba vinculada con la creencia de que habría que lograr una aprobación
política cercana al 100%.� (p.375). Ver �Otoño de 1989�, Editorial Cultura
Popular, La Habana, 2007.
13. En varios estudios de posición política en la sociedad cubana, la reacción
positiva de los campesinos individuales, de cooperativas de producción
agropecuaria (CPA) y de cooperativas de crédito y servicios (CCS) a
preguntas decisivas sobre aspectos ideológicos y políticos igualaba o
superaba proporcionalmente a la de los obreros y demás trabajadores.
14. El Decreto-Ley 259 prevé también la entrega de tierra a personas
jurídicas.
15. �Así �escribe F. Engels en el acápite XIV titulado ¿Cómo debe ser el
nuevo orden social?-, la propiedad privada debe ser también suprimida y
ocuparán su lugar el usufructo colectivo de todos los instrumentos de
producción y el reparto de los productos de común acuerdo, lo que se
llama la comunidad de bienes. La supresión de la propiedad privada es
incluso la expresión más breve y más característica de esta
transformación de todo el régimen social, que se ha hecho posible
merced al progreso de la industria. Por eso los comunistas la plantean
con razón como su principal reivindicación�. (Ver. OE en 3 tomos, tomo
I, Editorial Progreso, Moscú, 1976, pp. 89-90.)
16. En otros ensayos y libros me he referido a lo imprescindible de reconocer
la vigencia de las relaciones mercantiles como resultado de la
persistencia de una psicología de intercambio de equivalentes.
Imagen agregada RCBáez