ll~rºs de · 2017. 4. 13. · otra vez el mar. pero. desde el mundo alucinante. ya todo es audio:...
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el tiempo, y así pasó hasta descubrirQue no existía y que sólo era una no ción falsa con la cual empezamos a te me rle a la muerte. Que. por otra parte.puede llegar en cualquier momento ydetenerlo."
El descrédito del t iempo. incesante ydiverso, o su anulación. invalida la Historia, la rancia Cronología en mir iña Que, su Dogma progresista , como unaDueña solícita . la ringlera de datos quelas acompañan, enanos de ojos saltones , con chaquet illas de terciopelo rojocos idas de monedas doradas. " Porqueel hombre es. en fin . la metáfora de laHistoria. su víctima. aun cuando. apa rentemente intenta modificarla y. según algunos. lo haga ."
En ese tiempo sin tiempo. o másbien , en ese logos sin autoridad ni rescate final. leo hoya Arenas. En el tiempo envolvente y denso de la siesta. a laluz (inventada. en este lugar que pintóCorot y que sigue fiel a esa paleta apagada , a ese gr is mustio; aciago amanecer del otoño en el estanque sin reflejo)de un medio-punto colonial: punzó.amatista. azul cobalto. azul del Caribe .Una raya morada marca el canuto de lacaña , el poliedro del anón . Olor a lloviz-
de atardecer camagüeyano, maracas ,un tres, cla ves Que to ca un mulatón depárpados pesados, siempre atento asonreir ; una voz algo nasal y arca ica .como venida del sur de España o demonte adentro . Guayaberas de hi lo conalforzas : el blanco escarchado de Abe la. o de Víctor Manu el.
MUERTE DEL SOL
Había Que alime ntar el t iempo -en elMéxico precortesiano- , impedir. recurriendo a la edi ficaci ón compulsiva o ala ofrend a dia ria , a la Quema del calendario o al sacr if icio humano, Que eltiempo se fi jara -fobia de toda una raza- , Qu e, en su periplo ya cifrado, elSol se detuv iera. cayera exhausto. pál ido, sin fuerza para alumbra r los códicesy renovar las cosechas.
El tiempo de Arenas - en el Méx icode fray Servando Teresa de Mier- esigualmente rit ual y exigente. devoradory efímero. pero más trágicamente des provisto de toda substancia: un concepto act ivo . Que acelera o frena loshechos o dis loca la historia, pero vacío .una simu lación minuciosa Que la muerte viene a desenmas carar. " Así pasaba
Reinaldo Arena s
Escrito sobre Arenas
LDE
l~RºS
Borrado de un manotazo. Vuelto a escr ibir. Descifrado en los bordes : apun tes breves . garabatos. frases dispe rsas.dibujos nocturnos o apresurados pasosde pájaros que humedece. que lame.que borra furioso el mar.
Como el diario de un lector discontinuo. atareado o lejano. Para desmenti rla proximidad de escucha . el comúnor igen. la complicidad total.
ANIMITASComo el aire cubano . en la última noche de Martí. el vasto relato recurrent ey musical de Arenas aparece pobladode animitas. Pero no se trata de dimi nutos pájaros. que imag ino irisados. fi jos en su vuelo. como el zunz ún. sinode verdaderas almas. reg ionales y localizadas. que entus iasman con su parce la de divinidad. o con su respirac iónacezante. los seres y las cosas todas .Desde Celestino antes del alba. escritaen 1964. hasta Arturo, la es trella másbrillante, aún inédita. todo el pa isajecubano -los fragmentos mexicanos oeuropeos no son más que transposiciones al ocre o al rojizo del pers istentegris insular- se va electrizando, demonizando. llenando de encantaciones. deconjuros roncos. de voces sin amo .como si en esos libros -así sucede enel sueño. y en el mundo descifrado porun primitivo o un niño- todo dijera yo.Las matas de caraja gritan y agarranpor las manos; los alacranes cantanalegremente "ah í viene el niño Jesús" ;un mulo "casi no habla:' o bien gritaque se lo llevan ; de una carreta ti raotro mulo cantor y hasta los zargazosse envalentonan y arremeten sin piedad. Casa cosa exige un pronombre,todo re ivindica su acceso al ser. Hastalo más nimio pide la palabra, hasta lo
más mudo.Recurrente Y musical : detecto las
variaciones, los retornos, la desmesurasimbólica, el derroche y la insistenciade un sistema de mitos; escucho unconjunto rural de la isla. con marimba
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na fresca. Manzanas quemadas paraun dios.
El tiempo se ha retraídoLa Histor ia es una farsa seria.Despliegue en presencia : inunda lascosas. excesivo. burlón casi. desbordante en su elocuencia . el ser.
EL ESTRUENDOFue cuando oí hablar a Reinaldo Arenas en persona que comprendí su obra.o que la disfruté mejor. Arenas subrayapalabras al hablar. o las dispone en otratipografía. o las agranda hipertróficamente. o las dice y enseguida las tacha; se trata de un conversador gráfico.Así sucede con su escrito : lo que esalarga frase ininterrumpida que formantodos sus libros. con sus apoggiaturasy sus oleajes. nos ofrece. no es ni unaimagen -como la que imanta. centrode las órbitas y de las metáforas. lacosmología de Lezama-. ni un desequilibrio- como el que se apodera desúbito de los personajes de Piñera y losreduce. bajo presión del medio. a undesgarramiento o a un puro sofoco-.ni una cuidadosa voluta- como la quetrazan. en la Historia. los ciclos de Carpentier-. ni una sacudida del lenguaje- como la que logra. sometiendo laspalabras a ligeras presiones o permutaciones. en sus lúcidos ejercicios de estilo. Cabrera lnfante-. ni siquiera unametamorfosis continua. un simulacrogeneralizado donde todo es trompe l'oell: sino una escucha fuerte. un trabajo de oído. y aún más. un habla específica. precisa: la del interior rural de laisla. la palabra de tierra adentro. un deje. un acento particular. como una voluptuosidad o un descuido en el manejo riguroso de la fonética estricta delespañol. Arenas nos invita -como lospoetas románticos de la isla- a un disfrute sonoro. a una reconstitución oral.De allí quizás. de esa meticulosa atención al sonido. el hecho de que sus frases son como la reproducción ortofónica de todas las gamas de la escucha.de todos los matices de la proferación.desde el rumor y el murmullo. pasandopor el nocturno susurro . hasta el parloteo . la oratoria y la jerigonza. la palabrota y el escándalo. Todo el arcoiriselocutoria y la jer igonza. la palabrota yel escándalo. Todo el arcoiris elocutorioy vocal. con sus impostaciones y suscoloridos según la ubicación del personaje y según la retórica propia de cadalocutor. No olvidemos que la intriga de
El mundo alucinante parte de un sermón ; el fraile disidente declama luegoy apostrofa en puro latín.
Las novelas de Arenas trazan tam bién una progresión decibélica : la palabra estruendo regresa a cada página deOtra vez el mar. Pero. desde El mundoalucinante. ya todo es audio: pura adivinación. muy cubana . de oyente . menteia de lo sonoro que pasa raudo. comoel vuelo de la torcaza bajo la luna.como el viento prendido a las ramasdel f1amboyán: " Es esta hora en que losson idos se transforman y adquieren resonancias extrañas. que parecen clamar (aunque muy discretamente) por lapiedad o la melancolía. Desde la jaulate llegan voces . convertidas en susurros respetuosos. y ves hasta el mismofinal izar de la ciudad. y más allá la llanura. replegándose hasta formar unsolo límite con el cielo, "
CLA VADAS EN UN TRONCO
Más. si un mismo tono . un mismoacento aúna todas las proezas de lospersonajes. las sorpresas constantes yla zafazón tan cubana de la intriga-coh,o la voz de un mismo juglar o eldesenfado de un recitante de la Guantanamera- . no ocurre lo mismo con eldiscurso de cada uno. con la misióndiegética que se impone. como si acada actuante correspondiera una retórica . a cada héroe una constelación defiguras. a cada loco un tema.
Así. aunque encubiertos por la facundia o acribillados por la sorna de unnarrador omnisciente y común. desfilanlos personajes como en un catálogo detropos que es a la vez un rápido bocetode algunos tipos cubanos. como losque pueblan. entre volantas y quitrines.los grabados coloniales y fundadoresde la nacionalidad. o transpuesto a loinsular. como un breugheliano encuentro del Carnaval y la Cuaresma. Pasan.el fra ile con sus visiones y espantos . loscejijuntos inqu isidores. las monjas vesánicas. los pintureros judíos de Burdeos . los franceses napoleónicos y atarantados. la facundia del prop io narrador. y más allá- en el más allá de lanoche de tinta. en el tiempo de papel-. revolucionarios prem iados aunque puros. un líder orate. una galaxiaorwelliana. la visión de un despilfarrode órdenes . de consignas eficaces porque desobedecidas. de disidencias yfugas: desfile de un Tropicana pesadillesco , mórbido; deshilachado San
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Juan ; derretido museo de cera. algoque ext iende su red - en lavisión del personaje que regresa a la capital. enmedio de una procesión de dinosaur iosy banderolas. en Otra vez el mar- entre la electrónica yel Bosco. entre el infierno programado y el delirio teológ icomedieval.
El tronco común del tono une a todos estos maromeros. como en el teatro javanés de sombras en el tronco deun plátano gigantesco vienen a clavarse. después de la chirriante representación. exhaustos de combates y volteretas. las figurillas caladas . filigranas enla hoja. que manejó un mismo titiritero.a que un mismo demiurgo con turbantemorado dio vela en el entierro y voz.
UNA ESCENOGRAFíA VOCAL
El espacio y la mirada del Maestro querepresenta. y más tarde . los del espectador que contempla los múlt iples espacios yuxtapuestos de las Demoisel/es d'Avignon. quedan integrados. consus leyes propias. al poliedro opaco delcuadro. se anexan a la tela. atrapados.fagoc itados por su gravedad: somos.de repente . una abigarrada demoisel/emás. hecha de la madera de las máscaras y del tachonazo fur ioso: volúmenesgrises. apagados del ocre de la tierra .nos prestan su textura y densidad.
Al terminar la lectura de Arenas lavoz del narrador . su acento propio queparecía total izar las entonac iones. modular las bruscas estr idencias de coro.se ha integrado en él : canta con lasobras en lo que va siendo un rumor defondo. simetría y reverso del enemigorumor.
Más: nuestra voz de lector . el registro nasal y lacónico de los viejos lectores vuelta bajeros. que en el aroma delas grandes hojas de nervios abultados.frente al paisaje must io de la vega. prodigan asaltos y espadazos. lagrimonesde Emma. desplantes de Sancho o hacen volar sobre la tabaquería boquiabierta un sombrerón bordado de CeciliaValdés. esa voz nuestra. queda confundida en el coro chillón de los personajes. en sus aparatosos requisitorios. ensus vistosas murumacas y sus visajes.
Reinaldo Arenas nos devuelve consu obra a la conversación cubana. enque los interlocutores no toman la palabra sucesiva y pausadamente . paraabundar o argumentar en un solo sentido y escuchar luego. asint iendo versaIlescamente; en nuestros polílogos
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ción por los datos históricos ofuscara laclar idad de la estructura dramática.Como consecuencia. entre otras cosas.hay una duplicación innecesaria (innecesar ia desde el punto de vista de la eficacia dramática de la obra) de ciertospapeles. La verdad histórica exige. porejemplo. que Gaveston. el primer favo rito del rey. sea sustituido. a partir deltercer acto . por otro favorito. Spenser;pero resulta que Gaveston ha establecido una presencia tan vigorosa en losdos pr imeros actos que la obra empiezaa cojear cuando él se va. Por otra parte.si lo que quiso escribir Marlowe fue unatragedia. no resulta muy claro quién esel héroe trágico. ¿El rey Eduardo o Mortirner. el líder de los barones? Ambosson ejecutados al final de la obra.Eduardo por Mortimer y éste por el hijode Eduardo 111 ; pero. en realidad. en elestricto sentido aristotélico del término.ninguno de ellos puede considerarseuna figura trágica. En el caso de Eduardo. hay sufrimiento pero no lleva a ninguna anagnórisis : hasta el final el reypiensa que su único error consiste en haber sido demasiado clemente con susenemigos. Y en el caso de Mortimer nohay ni sufrimiento ni anagnórisis. propiamente hablando; al final. éste reco-
Cuando vieron que tales prácticas nodieron el resultado que querían . unanoche entraron de repente en el calabozo. donde (el rey) se encontrabaprofundamente dormido. y armadosde unos catres muy pesados (o deuna mesa. según otras vers iones), selanzaron encima de él; sujetándolo.le introdujeron por el trasero uncuerno. y mediante el mismo le insertaron en el cuerpo un espetón caliente (o. como dicen otros. por eltubo de una trompeta pasaron unhierro candente). el cual. al entra r enlas entrañas y al ser removido de unlado a otro. las quemó. pero de talmanera que desde afuera no se percibía ningún daño ni ninguna herida.
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asesinato fue llevado a cabo resulta espeluznante . Holinshed cuenta cómo. alprinc ipio. los barones habían pensadomatarlo guardándolo encerrado nochey día en un pozo lleno de excremento yde agua pestilente:
Al escribir su obra . Marlowe siguió bastante de cerca a Holinshed. Algunos dirían incluso que se apegó demasiado asu fuente . dejando que esta preocupa-
Bertolt Brecht
todo el mundo interviene a la vez y consu propio ritmo. como en un frenéticoritual de iniciación o una fiesta propi ciatoria. El coro de conversadores cubanos invoca y apostrofa a los diosessiesteros. les exige que acudan. los liega a insultar por su pereza.
Al coro que formamos con los personajes de Arena. y con su propia vozcantante. siempre acuden.
Severo Sarduy
Brecht: entre lapasión y la historia
En esta reseña quisiera llamar la aten ción sobre una nueva traducción al español de una de las prime ras obras deBertolt Brecht: La vida del rey Eduardo/1 de Inglaterra. Una versión de estaobra ya figuraba en la edición argentinadel Teatro completo de Brecht (NuevaVisión. Buenos Aires. 1981). Pero creoque ésta es la primera vez que el textose traduce en verso; y el hecho de quelos traductores sean. además. Jaime Gilde Biedma y Carlos Barral -dos de losmejores poetas españoles actualeshace que esta versión cobre un int erésmuy especial.
La obra en sí es una adaptación muylibre de la traged ia Edward /1 del dramaturgo isabelino Christopher Márlo we. y para entender mejor la concepción brechtiana. quizás convendría empezar refiriéndonos a esta fuente . Comootros muchos dramas históricos de la época (el Enrique IV. el Ricardo /1y el Ricardo 11/ de Shakespeare . por ejemplo).la obra de Marlowe se insp ira en la larga serie de guerras civ iles que acosó aInglaterra durante los siglos XIV y XV Yque sólo terminó con la llegada al poderdel primero de los Tudor. Enrique VII.Según las crónicas de Holinshed (quesirvieron de fuente a Marlowe lo mismoque a Shakespeare). en el caso del reinado de Eduardo 11 (1307-1327) la lucha entre los barones y el rey se debió ala complacencia de este último paracon sus favoritos sucesivos. Esta luchahabía terminado finalmente en la derrota del rey Y en su brutal asesinato. Aúna estas alturas la crueldad con que el
& Bertolt Brecht: Le vide del rey Eduerdo 11de Inglaterra. Centro Dramático Nacional. Es
paña. 1983.