llegaste tú

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 LLEGASTE TÚ P RIMERA P  ARTE : DILE  AL  S OL Capítulo 1: El 28 Esa mañana me desperté más temprano de lo que debía. El sol comenzaba a asomarse por mi ventana evitando que pudiera continuar durmiendo. Me levanté con ganas, sin poder evitar sentir un nudo en el estómago, producto de los nervios. Ese día sería distinto, sería especial, tenía un presentimiento. Me tomé un café y salí de casa, como tenía tiempo caminé por el parque observando a la gente, antes de llegar a la parada del autobús. Debía tomarme el 28 para llegar a donde me dirigía, por lo que me detuve a esperarlo pacientemente bajo los rayos del sol. Miles de pensamientos recorrían mi mente preguntándome si aquello sería una señal o pura casualidad. Luego de unos 15 minutos ya estaba en viaje, nerviosa por el rumbo que tomaría mi vida a partir de esa mañana. Cuando llegué a mi destino no pude evitar replantearme algunas cosas, sintiendo deseos de volverme a mi casa por miedo a lo que pudiera suceder. Pero hacía tiempo que había aprendido a enfrentar cada situación de la vida con gran seguridad en mi misma, y ese día no sería distinto. Llamé a la puerta y me detuve a esperar, sentía los latidos de mi corazón ir en aumento, ansiando que alguien abriera. Por suerte, esto no tardó en suceder. -¿Quién es? -se escuchó al otro lado. -Buenos días, soy Leire- dije, con la voz un poco tímida. Se abrió la puerta encontrándome con uno de ellos. -Hola Leire, soy Xabi, un gusto, pasa. -Gracias. -Ven que te presento al resto.

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Historia de amor entre canciones.

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  • LLEGASTE T

    PRIMERA PARTE: DILE AL SOL

    Captulo 1: El 28

    Esa maana me despert ms temprano de lo que deba. El sol comenzaba a asomarse por mi ventana evitando que pudiera continuar durmiendo. Me levant con ganas, sin poder evitar sentir un nudo en el estmago, producto de los nervios. Ese da sera distinto, sera especial, tena un presentimiento. Me tom un caf y sal de casa, como tena tiempo camin por el parque observando a la gente, antes de llegar a la parada del autobs. Deba tomarme el 28 para llegar a donde me diriga, por lo que me detuve a esperarlo pacientemente bajo los rayos del sol. Miles de pensamientos recorran mi mente preguntndome si aquello sera una seal o pura casualidad. Luego de unos 15 minutos ya estaba en viaje, nerviosa por el rumbo que tomara mi vida a partir de esa maana. Cuando llegu a mi destino no pude evitar replantearme algunas cosas, sintiendo deseos de volverme a mi casa por miedo a lo que pudiera suceder. Pero haca tiempo que haba aprendido a enfrentar cada situacin de la vida con gran seguridad en mi misma, y ese da no sera distinto. Llam a la puerta y me detuve a esperar, senta los latidos de mi corazn ir en aumento, ansiando que alguien abriera. Por suerte, esto no tard en suceder. -Quin es? -se escuch al otro lado. -Buenos das, soy Leire- dije, con la voz un poco tmida. Se abri la puerta encontrndome con uno de ellos. -Hola Leire, soy Xabi, un gusto, pasa. -Gracias. -Ven que te presento al resto.

  • Lo segu hasta encontrarme con los dems. All estaban sentados metidos en sus cosas lvaro, Haritz y Pablo. Los salud a todos y me dispuse a esperar a que me guiaran en lo que segua de ah en ms. -Pues mira- comenz lvaro -Esto no es algo a lo que estemos acostumbrados, por lo que hasta creo que estamos ms nerviosos que t. "No hay manera" pens para mis adentros. -As que te pedimos que te sientas cmoda as la pasamos bien ms all de lo que suceda. Nos gustara escucharte cantar, as que puedes comenzar cuando quieras. Los mire detenidamente, se les notaba que la situacin no era la ms cmoda para ellos, incluso por sus caras me daba cuenta de lo que deba significar estar haciendo audiciones para una nueva cantante. Como pude, comenc a cantar tal como me pidieron. Eleg una nana que mi madre me sola cantar de nia, una cancin muy especial con la que pretenda transmitirles algo tambin especial. Cuando termin me quede mirndolos, en silencio. Not que ellos hacan lo mismo, se miraban entre ellos, comunicndose de esa forma. Luego de unos segundos que se me hicieron eternos, uno de ellos dijo: -Fue una interpretacin muy bonita- era Pablo -tienes una voz preciosa. -Muchas gracias- dije, sonrojndome un poco. -Pues, yo creo que nuestro trabajo ha llegado a su fin- dijo Xabi -creo que la hemos encontrado. Al or eso, mir a los dems que me dedicaron un gesto de aprobacin. Inevitablemente se dibuj una sonrisa en mi rostro, me estaban eligiendo como nueva cantante, no poda creerlo. -Propongo que salgamos a celebrar- dijo Haritz, a lo que todos asintieron. En ese momento entend que mi vida cambiara por completo, y lo hara, incluso ms de lo que pensaba.

    Captulo 2: Cuntame al odo

    Los das pasaban y yo me iba acostumbrando a la nueva vida, por las maanas nos reunamos a ensayar las canciones para el nuevo disco, que ya estaban escritas. El ensayo se extenda por la tarde muy a menudo, haciendo que pase casi todo el da con esos cuatro chicos que me trataban como a una princesa. Debo decir que nos entendimos muy bien desde el principio, convirtindose en verdaderos amigos en poco tiempo. Disfrutbamos mucho juntos, incluso a veces improvisbamos y nos bamos de la rutina,

  • interpretando canciones de otros discos. Uno de esos das comenc por m misma a cantar "cuntame al odo", una cancin que era muy especial, ya que me recordaba mucho a mi primer beso. Se sorprendieron de que eligiera esa cancin, una de las ms viejas perteneciente a su primer disco. Lo cierto es que a m me fascinaba y puedo decir, a juzgar por sus expresiones, que a ellos tambin. A todos menos a uno de ellos, el cual apenas termin de entonar la ltima nota, no pudo evitar salir disparado en direccin a la puerta. -Qu ocurre con Pablo?- pregunt, me haba quedado bastante sorprendida por su actitud. -Yo me ocupo- dijo lvaro levantndose y yendo tras l. Mientras tanto, Xabi intentaba explicarme la situacin. -Leire, no te preocupes, Pablo ha estado un poco triste estos das por lo de Amaia y creo que la cancin lo super y no pudo soportarlo, pero estar bien. Es cierto lo que deca Xabi, me haba dado cuenta de que Pablo andaba serio por esos das pero cre que era cansancio por tanto ensayo y por eso no le haba prestado atencin. Ahora necesitaba saber qu le ocurra. -Pero si ya hemos cantado juntos otras viejas canciones, y esto no haba ocurrido- dije, intentaba buscarle explicacin a esa situacin. -S, pero no esta cancin- seal Haritz. -Qu tiene de diferente?- pregunt. -Esta cancin es especial para Pablo. Vers, l la compuso luego de su primer beso -dijo Xabi. Intent pensar. La cancin era clara, no me sorprenda lo que me contaban. Pero, esto que tena que ver con Amaia? A no ser que -Su primer beso fue con Amaia?- Pregunt. Xabi no necesit hablar para confirmarlo. Haba entendido, Pablo record aquel momento y por consiguiente todo lo que pasaron juntos, esa cancin era especial para l. No pude evitar preguntar: -Pablo est enamorado de Amaia? Xabi y Haritz se miraron, yo los miraba atenta esperando una respuesta. Luego de unos segundos, Haritz dijo: -Fue muy importante la amistad que los uni a los dos. Pablo se sinti muy dolido con la decisin que ella tom y no puede evitar sentirse mal al recordar todo lo que pasaron juntos.

  • "Debieron ser muy unidos", pens. No pude evitar tener una extraa sensacin al pensar en mi pregunta anterior y en la respuesta que haba recibido. En ese momento no le di mayor importancia. -Creo que por hoy terminamos- dijo Haritz levantndose -maana seguiremos y vers que Pablo est bien como siempre. No me dejaba del todo tranquila, pero mucho ms no poda hacer, as que decid irme a mi casa. Luego me enterara de lo que le haba sucedido a Pablo.

    Captulo 3: Pesadilla (Narrado por Pablo)

    La observaba y la senta tan bonita como siempre, con esa sonrisa que lograba darme slo paz. Me tenda la mano para que estemos siempre juntos, o al menos eso es lo que yo entenda. Pero cuando intentaba tomar su mano, sta se alejaba cada vez ms, provocando que me desesperara al sentir que la perda. Justo en el instante en el que desaparece es cuando despierto. No era la primera vez que tena esa pesadilla, pero an no haba podido descifrar su significado. Al menos no hasta enterarnos todos de su decisin. La llegada de Leire nos haba devuelto las esperanzas, nos haba dado la seguridad que tanto necesitbamos para seguir adelante luego de lo ocurrido. Debo decir que no lo habamos pasado muy bien desde que nos enteramos de la decisin de Amaia, y Leire fue una gran ayuda para sobrepasar ese momento. Ese da en el local, como muchos otros, nos divertamos recordando viejas canciones, hasta que Leire comenz con una muy especial para m. "Cuntame al odo" me traa demasiados recuerdos, aquel atardecer, en aquella playa, aquel beso. No pude resistir aquello, Leire transmita muchsimo con su interpretacin, y yo lo nico que pensaba era el porqu de cmo se haban dado las cosas. Aquella cancin no hizo ms que recordarme la gran prdida que habamos tenido, y es que para m ella era tan especial... Tanto como esa cancin. Cuando lvaro me alcanzo luego de salir corriendo del local, no quise que notara mi malestar, pero tonto fui al pensar que mi amigo de haca tantos aos no se dara cuenta de lo que me ocurra. -Fue su decisin Pablo, debemos aceptarla y seguir nuestro camino. Lo mir tratando de hacerme el fuerte para no denotar lo que sufra. -Lo s, s que no va a volver atrs. Eso no quita que me duela recordar los buenos momentos. Y es que me doli mucho su decisin... -A todos nos ocurri eso, es algo inevitable, pero estoy seguro de que juntos podremos superarlo. Adems ahora tenemos a Leire, quien por cierto qued bastante preocupada por cmo reaccionaste.

  • -S, debera pedirle disculpas. No quera seguir hablando. En ese momento record la pesadilla que haba tenido la noche anterior a enterarnos de todo. Sin quererlo ni entenderlo, saba que la perdera. Eso demostraba la fuerte conexin que haba entre nosotros. -En qu piensas?- me dijo lvaro, observndome detenidamente. -En que debo hablar con Leire- ment. -Ya tendrs tiempo de explicarle, vamos, te invito unas copas. -T pagas? Pues acepto. Esa noche me fui a dormir pensando en ella, e inevitablemente volv a tener pesadillas.

    Captulo 4: La estrella y la luna

    Al otro da llegu al local a la misma hora de siempre, pensando en todo lo que haba pasado la tarde anterior. No quise llamar a Pablo por la noche ya que no quera molestarlo, ni hacerlo sentir que me deba dar explicaciones. Yo poda entender que le doliera un cambio tan rotundo en su vida, la prdida de su mejor amiga. Cuando entr me di cuenta que era la primera en llegar, lo que no me sorprenda ya que a los chicos siempre les costaba esto de levantarse temprano. Ante esto, me puse a calentar un poco la voz para los ensayos. Llevaba unos 15 minutos hacindolo cuando al voltearme hacia la puerta lo vi a Pablo observndome. No lo haba escuchado entrar por lo que me sobresalt bastante con su presencia. -No te asustes- me dijo -No quera molestarte, por eso no he hecho ruido alguno. -Pues no me molestas, slo estaba calentando para matar el tiempo mientras los esperaba le sonre. -Leire, ya que estamos aqu quiero pedirte disculpas por cmo reaccion ayer durante el ensayo, es que No lo dej terminar No tienes nada que explicarme Pablo. Comprendo la situacin, entiendo que ests triste. Slo te digo que estoy aqu para ti si me necesitas. -Gracias Leire. Cada da puedo ver ms claro que eres justo lo que nos haca falta. Luego de decir esas palabras me dio un abrazo al que correspond sin dudarlo. Al separarnos escuchamos que llegaban los dems, por lo que no dudamos en comenzar con el ensayo.

  • Luego de todo el da buscando nuevas alternativas para las canciones, terminamos bastante cansados por lo que nos despedimos para volver a nuestras casas. En eso estaba cuando se me acerca Pablo y me dice: -Recuerdas que me dijiste que estabas para m? -Claro que s le dije, me sorprendi un poco esa pregunta. -Quieres ir a caminar para poder hablar tranquilos?- me pregunt. -Como t digas Benegas. Salimos del local y nos despedimos de los chicos, tomando el camino que nos diriga directamente a la bajada hacia la playa. Era una noche muy bonita, sin una sola nube por el cielo, por lo que podan verse las estrellas y una luna muy brillante. Cuando nos alejamos un poco de los dems me anim a preguntarle: -Pues bien, de qu quieres hablar?- Lo mir detenidamente. -Necesitaba hablar de lo que est pasando, no creas que no puedo hacerlo con los chicos, es que ellos estn en la misma situacin que yo, lo viven desde dentro. Por eso quise hablar contigo, porque t puedes ver las cosas con mayor claridad. Pens un poco, era cierto que yo no senta esa prdida tal como ellos pero igualmente no vea cmo poda ayudarlo a superarla. -Vers- sigui -Amaia era mi mejor amiga, pasamos miles de momentos hermosos juntos, incluso desde que ramos adolescentes. No pude evitar recordar la historia del primer beso que me haba contado Xabi. -Pablo, es muy lgico que te sientas as. Uno siempre piensa que los amigos son para toda la vida. Nunca te imaginas que esto pueda llegar a ocurrir. Me mir fijamente, en ese momento not lo bonitos que se vean sus ojos a la luz de la luna. -Tienes razn, es que s que me va a costar mucho seguir adelante. Pero es la decisin que tomamos los cuatro, adems que no me imagino mi vida sin ser msico. En ese momento me vino a la cabeza la pregunta que les haba hecho a los chicos el da del ensayo, y que tardaron en responderme. Sent la necesidad de preguntrselo a l directamente. -Pablo, voy a preguntarte algo, pero si te sientes incmodo o no quieres contestarme no hay problema. -Claro, pregunta- me dijo.

  • -Ests enamorado de Amaia? Lo pens un momento y sonri. Qu significaba eso? -Pues, hace mucho tiempo tuvimos una historia, ramos muy jvenes, pero luego slo fuimos amigos. Y debo decir que valoraba mucho su amistad, no siempre puedes quedar bien con alguien con quien ya avanzaste ms all. Me qued escuchando. Cmo deba tomar esa respuesta? Y su sonrisa? Me alej un poco y cambi de tema para no seguir molestndolo con mis preguntas. -Qu bonita luna que tenemos hoy en San Sebastin no lo crees? Al no obtener respuesta volte a mirarlo y vi que se haba quedado observando el paso de una estrella fugaz. Me qued maravillada al verla. -Pide un deseo Leire me dijo sealando a la estrella. Luego del paso de ese bonito haz de luz me qued pensando en el deseo que podra haber pedido Pablo.

    Captulo 5: Viejo Cuento

    Los das pasaron y cuando quisimos darnos cuenta ya era hora de dirigirnos al estudio para comenzar con la grabacin del disco. Pablo haba estado mejor, ya no se le vea tan triste, y cada da nuestra amistad creca ms. Todo haba sido muy fcil para m desde que haba llegado al grupo, y eso se lo deba a ellos. El da que llegamos al estudio decidimos tomrnoslo de descanso, ya que habamos tenido un largo viaje y mejor era reponer energas para comenzar con la grabacin. Me dediqu a recorrer el lugar, el cual era muy bonito y poda respirarse pura tranquilidad. Luego del paseo me dirig a la que me dijeron sera mi habitacin, para poder descansar un rato. Al ingresar me detuve a desarmar las maletas, las cuales estaban ubicadas al costado de la cama. Xabi y Haritz las haban subido luego de que les dijera que eran muy pesadas para subirlas yo sola. Mis chicos siempre me consienten pens. Al ir hacia ellas me top con un gran libro ubicado debajo de la cama, sobresaliendo una de sus puntas que fue con la que me tropec. Lo levant del piso y me dispuse a mirarlo sentada en la cama. Algo me llam la atencin al leer el ttulo: viejo cuento. Pens un rato y de repente me vino a la cabeza la respuesta. As se llamaba una de las canciones del grupo. Debo decir que, si bien conoca los discos del grupo, no me saba todas las canciones ni sus ttulos, por lo que me cost llegar a esa conclusin. Cuando me dispona a abrirlo para leerlo, lo vi a Pablo que pas por delante de mi habitacin, ya que la puerta haba quedado abierta. Al verme con el libro en mis manos, se acerc a preguntarme:

  • -Qu es lo que haces con eso? -Pues, lo encontr aqu debajo de mi cama, y estaba a punto de mirarlo. Tiene el nombre de una de las No me dej terminar y me arrebat el libro de las manos. No pude comprender qu era lo que suceda. -Pablo, qu haces? le dije intentando comprender. -Deberas saber que no debes meterte en cosas que no te incumben. Este libro no es tuyo, no saba que eras tan entrometida. Al escuchar esas palabras no pude ms que permanecer callada tratando de entender lo que me deca. Igualmente no me habra dado tiempo de contestarle porque sali de mi habitacin inmediatamente despus de su sermn. Durante la cena no cruzamos ni una mirada, estaba muy callado, ni siquiera hablaba con los chicos y tena un gesto muy serio en su rostro. Los chicos debieron pensar que era por el cansancio ya que ni siquiera le preguntaron el porqu de su actitud. Cuando terminamos de comer, lo vi dirigirse hacia afuera mientras que los chicos se quedaron jugando videojuegos en la sala. Me decid a enfrentarlo y pedirle alguna explicacin. No mereca el trato que me haba dado y deba aclararlo todo.

    Captulo 6: Dos cristales

    Cuando sal lo encontr sentado en una reposera mirando al cielo. Me acerqu hacia otra ubicada junto a l y le pregunt: -Puedo acompaarte? Me mir un poco tmido y me dijo: -Si no te aburres, claro. -Pablo, necesito aclarar lo que sucedi hoy con el libro. Es que yo lo encontr all en mi habitacin y ni siquiera s qu significado tiene, no quise meterme en tus cosas. -Lo siento Leire. Soy yo el que reaccion mal al verte con el libro y no me sali otra cosa para decirte. No quera que lo vieras, es algo muy personal. Me qued en silencio, qu podra haber en ese libro que no quera contar? En el ltimo tiempo nos habamos vuelto muy amigos, cre que casi no quedaban cosas sin decirnos. Respir profundo y le dije:

  • -Pablo, eres mi amigo y nunca hara algo que te molestara. Disclpame, ya no volver a revisar lo que no es mo. Pablo me mir fijo y me dijo Vamos, no te enfades Leire, no tengo secretos contigo, es que ese libro me recuerda mucho a ella, al igual que este lugar, y volvieron a aparecer todas esas sensaciones que me lastiman, como el da del ensayo y la cancin. No pude sostener mi enfado por mucho tiempo, l saba cmo ablandarme. Lo mir un instante y sonriendo le dije: -Est bien, pero la prxima vez que me dejes con la palabra en la boca te las vers conmigo Benegas. -No habr prxima vez me dijo. Nos quedamos mirando el cielo y charlando de cosas divertidas, lo cierto es que la pasbamos muy bien juntos. En un momento me dijo: -Yo creo que nuestros fans cuando te conozcan quedarn totalmente enamorados de ti. -T crees? Me pone nerviosa de slo pensarlo. Ser muy difcil todo para m. -No te preocupes Leire, todos estaremos contigo. Adems conquistars a todos con tus dos cristales. -Disculpa? Mis dos cristales? A qu te refieres? -No conoces la cancin de tu propio grupo? Esto es indignante! me dijo, rindose a carcajadas. -Claro que la conozco, pero qu tiene que ver conmigo? -Tus dos cristales Leire. Una de las cosas ms bonitas que tienes. Tus ojos azules. Con ellos conquistars a todo el que se cruce en tu camino, como lo hiciste con nosotros. No pude evitar sonrer. Nunca nadie me haba dicho algo tan tierno. Al menos no de esa forma. -Pues, en ese caso, gracias le dije. Lo cierto es que s senta que sera difcil lo que me esperaba, no quera ser la culpable de que el grupo ya no sea lo que era antes. Me qued pensando y seguramente mi cara denotaba mi preocupacin, ya que Pablo al mirarme se levant y se acerc a m, dicindome casi en un susurro: -Eres lo mejor que le ha podido pasar a La Oreja de Van Gogh. Eres lo mejor que nos ha podido pasar a nosotros cuatro. Nunca dudes de ello. Luego de decir aquellas palabras que, por qu no decirlo, me hicieron estremecer un poco,

  • me dio uno de sus fuertes abrazos y se fue para adentro, dejndome con esa sensacin que todava no tena claro cmo explicar.

    Captulo 7: Lloran Piedras

    Pasamos todo el mes grabando las nuevas canciones, y los ltimos das casi no podamos hacer otra cosa pues no podamos salir. Haca una semana que persista una de las tormentas ms fuertes que habamos visto. Una de esas tardes en las que de casualidad estbamos los cinco en la sala, Haritz dijo mirando por la ventana: -Nunca mejor dicho: las nubes lloran piedras. -Espero que esta tormenta se acabe pronto, estoy empezando a olvidar los rayos del sol brome. -Odio estos das grises, creo que tienen la capacidad de deprimirme un poco dijo Pablo, que estaba recostado frente a la puerta observando la lluvia caer. -Pues vamos a hacer algo para divertirnos! No me gustaba ver a Pablo tan triste as que le dije a Xabi: -Vamos t, siempre tienes una ancdota divertida, cuntate algo. -Es decir que soy el payaso del grupo? me mir serio pero no tard en echarse a rer, lo que confirmaba lo que acababa de decir. -Amaia siempre le deca eso a Xabi dijo Pablo. Nos sorprendimos un poco al escucharlo. Todos hicimos silencio, no era mi intencin traer ese recuerdo en ese momento, pero evidentemente era algo que no tena en mis manos. Mientras pensbamos qu hacer, a Xabi se le ocurri jugar a algo. -Qu tal si jugamos un verdad-consecuencia? -Xabi, no creo que sea lo ms adecuado dijo Pablo. -Por qu? Temes que te preguntemos algo inoportuno? O que te mandemos a saltar como rana bajo la lluvia? le retruc Xabi. -Vamos Pablo dijo lvaro Juguemos para matar el tiempo, nadie har nada que no quiera. -Si los dems estn de acuerdo, est bien dijo al fin Pablo. -Yo juego! dijo Haritz.

  • Todos me miraron, esperando una respuesta. Conoca ese juego, saba que era algo bastante comprometido pero el aburrimiento nos iba a matar si no hacamos algo. Por lo tanto, acept. -Yo empiezo dijo lvaro Leire, verdad o consecuencia? -Ya saba que sera la primera me quej- pues verdad. -Bien, ests enamorada de alguien? Me sorprendi la pregunta tan directa. No estaba segura de tener una respuesta sincera en verdad, por lo que lo mir y contest: -No, en este momento no. Not cmo se clavaba una mirada en m pero no quise darme por aludida. Sigo yo dije Xabi, verdad o consecuencia? -Sin dudarlo, consecuencia Sonri. Tendra que pensar algo divertido para verle hacer as que orden que bailara una tarantela al mejor estilo italiano, a lo que respondi con saltos y vueltas bastante descoordinadas. Fue muy divertido, los cinco moramos de la risa al verlo y habamos olvidado la depresin por la tormenta. Una vez que acab la cancin dijo: -Es que no conocas mis dotes de bailarn Martnez? Todos remos -Pablo, verdad o consecuencia? -Pues, sigmonos divirtiendo, consecuencia! sonri. -Bien, tienes que darle un beso a Martnez, y no precisamente en la mejilla. Lo mir fijo. Estaba intentando interpretar sus palabras. Es que estaba loco? O en serio lo propona como un juego? Me sorprend ms con la respuesta de Pablo. -De acuerdo dijo, acercndose a m. Me alej un segundo y dije: -Alguien va a preguntarme si yo estoy de acuerdo? -Es la prenda de Pablo, no la tuya dijo Haritz. -Pero No pude terminar de hablar, Pablo se haba acercado demasiado y cuando me quise dar cuenta, estaba besndome. Debo decir que el beso dur ms de lo que durara un beso de

  • prenda, tanto as que Xabi comenz a hacer ruido para que Pablo terminara con su orden. -Ejem, ejem Ya Benegas, cumplido! Pablo se dio cuenta, y de inmediato se separ de m sin apenas mirarme. Luego se dirigi a los chicos y dijo: -Ya me aburr de este juego. Me voy a descansar un poco. Y se retir de la sala sin siquiera dedicarme una mirada. Me qued analizando cmo deba reaccionar en ese momento, pero estaba demasiado confundida con lo que haba pasado.

    Captulo 8: Qu puedo pedir?

    Pasaron varios das sin que nos refiriramos al juego de esa tarde, la tormenta haba pasado y el sol volva a iluminar. Una maana, luego de levantarme y dirigirme hacia abajo para desayunar, no pude evitar escuchar a Pablo hablar por telfono, un poco nervioso. -Saba que esto tarde o temprano nos iba a ocurrir escuch que deca, algo desilusionado. - Est bien, no quiero que me expliques ms tus necesidades, me quedar con lo que fue, de esa forma ser ms feliz al recordarte me acerqu a la puerta de manera de escuchar mejor. Pablo caminaba un poco nervioso por su habitacin, y segua discutiendo con alguien: -Dime qu puedo pedir? T lo decidiste, esto se acab. Sigui el silencio. Eso deba darme la pista de que la conversacin haba llegado a su fin y que deba retirarme antes de que me encuentren escuchando, pero me qued analizando las palabras y reaccion justo cuando se abri la puerta. Pablo me mir sorprendido, la verdad es que yo tambin me hubiera mirado as si estuviera en su lugar. Antes de que comenzara a gritarme, intent hablar: -Vaya, hola, Pablo, yo es que -Estabas escuchando? me pregunt. -Yo? No, no estaba escuchando, vena justo a decirte De repente me tom de la cintura y me acorral contra la pared del pasillo. No estaba entendiendo la situacin, me tom tan de sorpresa que no pude decir nada. -Leire, el otro da le dijiste a Xabi que no estabas enamorada y eso ahora a qu viene?

  • Pens fuiste sincera en tu respuesta? No poda pensar, lo tena demasiado cerca, poda sentir su respiracin y su mirada me fulminaba de una manera estremecedora. -Esto, eh, yo Hubo un momento de silencio que se me hizo eterno, hasta que decidi romperlo al no obtener respuesta de mi parte. -Disclpame, no tienes que contestarme, no me hagas caso me dijo, dejndome libre. En ese momento, al ver que no pude decirle ms que palabras sin sentido, dio media vuelta y se dirigi hacia abajo. Yo me qued ah, media tonta por lo que haba ocurrido, intentando entenderlo.

    Captulo 9: Dile al sol

    Decid no bajar a desayunar esa maana, les dije a los chicos que me senta un poco cansada y prefera quedarme recostada. Lo cierto era que necesitaba pensar en lo ocurrido. Qu haba pasado con Pablo? Cre que me volvera a gritar tratndome de entrometida nuevamente, y esta vez, con mucha razn. Pero en su lugar, me haba vuelto a repetir esa pregunta que ni yo estuve segura de contestar ese da. Haba vivido muchas nuevas sensaciones desde que mi vida haba cambiado, todas ellas me llenaban de felicidad y es que estaba descubriendo cmo era vivir dedicndome a lo que ms me gusta. Haba encontrado a cuatro chicos que eran como mi familia, los adoraba increblemente teniendo en cuenta el poco tiempo que haba pasado luego de conocerlos. Con ellos me senta muy segura, me daban la confianza que necesitaba para ocupar el lugar que me tocaba. Enamorada? No crea estarlo, al menos no lo tena claro en mi cabeza A la vez que los pensamientos iban y venan por mi cabeza, escuchaba sonidos provenientes de la sala, que me indicaban que los chicos jugaban a ese videojuego de guerra que tanto les gustaba. Entre todo esto me iba ganando el sueo y sin quererlo me qued dormida. De repente me encontraba en una ciudad desconocida, que inspiraba mucha tristeza. Tena la sensacin de que algo grave estaba sucediendo, y pude confirmarlo luego al enterarme de la presencia de una guerra.

  • Eso no era lo peor, Pablo era parte de la formacin de soldados listos para luchar por su patria, poda ver claramente las imgenes que se sucedan en mi cabeza. La guerra, una lanza, el peor final. Una sensacin de dolor extremo me invada, no poda soportarlo, haba perdido lo que ms quera. -Vuelve a m!- grit al despertarme. Tena lgrimas rodando por mis mejillas y un dolor inexplicable. Todo haba sido un sueo, uno de los ms intensos que haba tenido en mi vida. "Maldito videojuego" pens. Pero, por qu Pablo? Supuse que fue porque haba sido la ltima persona que vi antes de recostarme, o al menos esa me pareci la mejor explicacin en ese momento. Estaba tan metida en mis pensamientos que me sobresalt al escuchar que llamaban a la puerta. -Leire, te encuentras bien? Escuchamos un grito. Me levant para abrirle la puerta a lvaro. -Estoy bien, slo tuve un mal sueo. -Segura? Necesitas algo? -No, estoy bien- Insist -Slo descansar un rato antes de retomar la grabacin. -Bien, cualquier cosa nos avisas. Cerr la puerta y me tumb nuevamente en la cama, intentando aclarar mis pensamientos. Haba algo que estaba avanzando en m, un sentimiento nuevo se haca cada vez ms evidente, y no tardara en darme cuenta de esto.

    Captulo 10: El libro

    Esa tarde baj al estudio de grabacin para continuar con mi trabajo, y as despejarme un poco y olvidarme del lo que tena en la cabeza. Me lo cruc a Pablo que sala de ese lugar, tena una expresin bastante seria. Haba estado practicando un poco con la guitarra y se diriga a tomarse un descanso. Cuando me vio, me dijo: -Cmo te encuentras Leire? Te escuchamos gritar hoy en la maana. -Estoy bien, como le dije a lvaro, slo tuve un mal sueo.- No le dara ms detalles de mi pesadilla, no lo crea necesario. -Mejor entonces, nos preocupamos un poco- me dijo mirndome fijamente. No s por qu motivo Pablo tena la capacidad de dejarme sin palabras. Rompi el silencio al decirme:

  • -Bien, veo que no ests con muchas ganas de conversar as que me marcho a descansar, tienes el estudio a tu disposicin, nos vemos en la cena. -Gracias Benegas. Luego de que Pablo se marchara me dirig a mi puesto para ensayar un poco las canciones, pero no pude evitar observar lo que haba sobre una mesita ubicada en un rincn. Era el libro con el que me haba encontrado al llegar al estudio, aquel viejo cuento que termin provocando una discusin con Pablo. Era evidente que l lo haba olvidado all. Saba que no deba entrometerme si no quera tener problemas, pero es que haba algo en aquel objeto que despertaba mi curiosidad. Me acerqu y lo tom entre mis manos, estaba decidida a abrirlo y saber qu era lo que Pablo no haba querido mostrarme. Debo decir que no era nada revelador lo que contena aquel libro, era ms bien como un lbum de fotos en las que se encontraban Amaia y el resto de los chicos. Era toda una historia de amistad en imgenes, desde fotos ms antiguas hasta algunas bastante recientes. El que ms apareca en las fotos era Pablo, lo que me hizo pensar que l haba armado ese lbum. Me pas un rato observando cada imagen, preguntndome por qu Pablo no quera que yo viera su coleccin de recuerdos junto a su mejor amiga. Supuse que le dara vergenza, sin embargo yo lo encontraba muy tierno. Cuando llegu al final, me top con unas lneas escritas a mano, era la letra de Pablo. En la esquina superior figuraba la fecha de ese mismo da, por lo que deduje que Pablo lo haba escrito mientras se encontraba en el estudio, antes de que yo llegara. Lo que se poda leer en esa ltima pgina deca: "tanto tiempo escribiendo una historia de amor, y es ahora cuando entiendo el dolor, que

    supone tener que decirte adis" Qued un poco confundida luego de leer aquello. "Historia de amor" pens. Ser que Pablo s estaba enamorado de Amaia? Sera eso lo que me haba querido decir el da en que se lo pregunt? Las preguntas no dejaban de aparecer en mi cabeza, a la vez que un nudo en la garganta me impidi continuar con la grabacin. Se me haba pasado el tiempo y ya era hora de cenar, por lo que dej todo tal como lo haba encontrado para que Pablo no se enterara de mi atrevimiento al abrir ese libro.

    Captulo 11: La carta

    Al otro da me levant un poco ms tarde de lo habitual, pero por suerte haba podido descansar luego de un da con un sin fin de emociones. Cuando baj para ver en qu

  • andaban mis chicos, me top con Xabi parado en la puerta, con un gesto de preocupacin a la vez que observaba un sobre que tena en su mano. Me acerqu y le pregunt: -Qu sucede? No tienes buena cara. -Carta para Pablo- me dijo. No pude evitar preguntar nuevamente: -Y cul es el problema? -Es una carta de Amaia. -Pues, tiene lgica, son amigos no? O al menos lo fueron. Xabi se qued callado unos segundos, para luego contestar: -Mira Leire, no quiero verlo mal a Pablo, y s que tener noticias de ella no le hace bien. Le ha costado mucho superar su partida, todava hasta tiene momentos en que no comprende lo que ha ocurrido, y me temo que Amaia no ayuda en nada escribindole. -Y qu piensas hacer? Ocultrsela? No le gustar nada si se entera de ello. -No tiene por qu enterarse. Yo slo quiero verlo bien, y no creo que entregndole esto lo logre. -Como t digas- le dije -Quieres que la guarde yo? Pablo no se enterar. Xabi me mir un segundo y luego asinti: -Est bien, pero gurdala en un lugar seguro que no quiero tener problemas. Termin de decir esto ltimo y se dirigi hacia su habitacin. Yo es que no crea que la de Xabi fuera una buena idea, pero lo comprenda, slo quera ayudar a su amigo. Ahora tena esa carta en mis manos y mora por leerla, la curiosidad me estaba matando, y es que necesitaba entender cul era la relacin que exista entre ellos. Me fui a mi habitacin y me dispuse a hacer lo incorrecto. Algo dentro mo me haca sentir la necesidad de aclarar las cosas. Abr el sobre y me encontr con un papel doblado escrito a mano, en una letra que pens, deba ser la de ella. Lo que deca la carta era lo mismo que los chicos me haban contado que dijo el da en que se enteraron de la decisin. Mientras lea pensaba en cul era la necesidad de explicrselo nuevamente a Pablo. Luego de estas explicaciones, segua: "Decid irme de viaje por un tiempo, para pensar cmo emprender mi nueva vida. S que te duele que esto ocurra, creme que me cuesta mucho pensar que ya no seremos como

    antes. Valoro mucho tu amistad pero debo seguir mi camino. Slo te pido que cuando leas

  • esta carta, no cierres esos ojos. Sigue adelante que tienes mucho por recorrer. Sin nada ms que decirte, me despido hasta siempre."

    Era una carta de despedida. Y nuevamente, no me aclaraba mucho la situacin. Lo trataba como a un amigo, no poda encontrar indicios de algo ms fuerte. La historia de amor que Pablo haba mencionado en el libro deba slo existir en su cabeza. La nica conclusin que pude obtener luego de todo aquello, fue que a Pablo le iba a costar mucho olvidarse de ella.

    Captulo 12: Soar

    Pasaron varios das ms y podamos decir que ya casi habamos concluido nuestro trabajo, por lo que en unos das volveramos a casa. Los chicos estaban contentos y ansiosos por arrancar con la nueva etapa, luego de la salida del disco vendra la promocin y la gira, lo que se nos planteaba como todo un desafo, un empezar de cero. El ltimo da en el estudio fue bastante tranquilo, nos dedicamos a hacer las maletas para regresar a San Sebastin. Yo me haba ofrecido a ayudarle a Pablo con la suya, y pasamos un rato divertido discutiendo las mejores formas de acomodar todo lo ms eficientemente. -Es que debes doblar tu ropa, si no lo haces va a ser difcil meter todo ordenado- le dije al encontrar todo revuelto sobre su cama. -Ya entend, no me regaes! Si lo hacemos entre los dos tardaremos menos- me dijo guindome un ojo. -Vale pero me ayudas eh, no quiero verte slo observndome mientras yo hago todo el trabajo. -Como digas, a veces me pierdo por ratos mirndote as que no dudes en llamarme la atencin y volverme a la realidad. Una sonrisa no tard en dibujarse en mi rostro, al tiempo que le contestaba en tono de chiste para esquivar la indirecta: -No dudes de que as lo har! Ya deja de halagarme y psame aquella maleta- Le seal una maleta que estaba en la punta de la habitacin, para comenzar a meter la ropa en ella. -A tus rdenes- me dijo. Cuando tom la maleta me di cuenta de que no estaba vaca tena algo dentro. Met la mano y saqu aquel libro que a esa altura me estaba persiguiendo, lo vea por todos lados.

  • Lo saqu y le pregunt: -Pablo, el libro te lo llevas? Me mir un poco sorprendido, era evidente que no tena idea de que se encontraba all. Tard en responderme pero al fin dijo: -Pues, no lo s. No creo que sea conveniente. Mejor que se quede aqu como todos sus recuerdos. Se sent en la cama dndome la espalda. Me caus un poco de tristeza, no quera hacerlo sentir mal. Busqu las palabras para preguntarle: -Todava ests triste por ella?- le pregunt. -Un poco. Ser difcil. Siento que me falta una parte de m y es que tenamos una conexin especial. Me he enterado que se ha ido de viaje y ni siquiera me explico cmo no me escribi para despedirse. Me qued callada pensando en aquella carta. Sera mejor que se la diera para que el pobre pueda al fin cerrar aquella historia? Quizs era eso justo lo que necesitaba. Pero tendra que asumir las consecuencias. -Pablo-hice silencio lleg una carta de Amaia para ti la semana pasada. Me mir desconcertado. -Y cmo es que no la he visto? Cmo lo sabes? -Mira, con Xabi cremos que no sera lo mejor para ti que sigas recibiendo noticias de ella. Y es que te veamos muy triste cada vez que la recordabas. -Y desde cundo deciden lo que es mejor para m? Leire, puedo comprender que se preocupen por m pero no deben ocultarme cosas- me dijo molesto. -Lo siento Pablo, te la dar para que la veas, slo quisimos ahorrarte un mal momento. No nos gusta verte tan triste. Se qued callado. Sal en busca de la carta para entregrsela a su destinatario y remediar el error que habamos cometido. Cuando volv lo vi sentado en el mismo lugar en el que lo haba dejado. -Toma, aqu est. -Quin la ha ledo?- me dijo. No haba cado en la cuenta de que se enterara de que alguien la haba abierto, era un poco evidente. No pude ms que contestarle la verdad: -Yo- trat de explicar lo inexplicable Lo siento, quise asegurarme de que nada malo

  • ocurra- Ni yo me lo cre cuando lo dije. -Hay algo ms que me ocultas Leire? Algo ms que deba saber? Me sorprende bastante toda esta actitud. S que eres mi amiga pero te ests metiendo en asuntos que no te pertenecen. No entiendo bien por qu lo haces. -Slo quiero que ests bien- dije. Me mir algo desilusionado. -Djame slo- me dijo.

    ***

    Narrado por Pablo

    Esper a que Leire se fuera para abrir aquel sobre. Estaba bastante molesto por la situacin. No poda entender por qu Leire siempre se las arreglaba para estar metindose en mis cosas con Amaia y ella tampoco haba podido explicrmelo. Me dispuse a leer la carta sabiendo ya de antemano lo que dira. Al terminar no pude evitar que una lgrima rodara por mi mejilla. Era una despedida, al menos ella as lo planteaba, y me dola mucho que fuera de esa forma. Yo saba que ella siempre me haba visto como un amigo, incluso luego de robarle aquel beso en la playa me lo haba dejado bien claro. Mis sentimientos siempre fueron un poco ms fuertes, pero me conformaba con estar a su lado, eso me llenaba el alma. Pero ahora todo haba acabado. Mi sueo de conquistarla algn da se haba esfumado. Me quedaba seguir con mi vida sin ella, intentando encontrarle sentido si es que lo tena, encontrando nuevas metas con las que soar. Despus de todo, bien haba aprendido a su lado que la vida era un sueo... Lo cierto era que en ese momento otra persona se haba instalado en mi corazn, pero estaba demasiado confundido y dolido como para notarlo.

    SEGUNDA PARTE: EL VIAJE DE COPPERPOT

    Captulo 13: Cudate

  • Cuando volvimos a casa, tuvimos una semana de descanso antes de arrancar con la promocin del disco. Me dediqu entonces a estar tranquila para prepararme bien para todo lo que vendra. Estaba muy nerviosa por cmo iban a funcionar el disco y mi entrada al grupo, quera que todo saliera bien. Una de esas noches estaba mirando una pelcula en la cama cuando son mi mvil. Era Pablo, me pregunt si algo malo habra ocurrido. -Hola Pablo, qu sucede? -Nada, no te preocupes, slo llamaba para saber qu hacas. -Pues, estaba mirando una pelcula, nada importante, y t? -Tambin, estoy un poco aburrido y slo, y quera preguntarte si quieres ir a algn bar a pasar el rato. -Claro, los chicos vienen? -No, les he dicho pero estn ocupados, slo quedamos t y yo. Lo dud un segundo pero luego pens que no habra nada de malo en que dos amigos fueran a tomar algo para no estar solos. -Ok, nos vemos donde siempre entonces, en media hora te parece? -Me parece perfecto! Nos vemos! Cuando colgu me puse algo de ropa cmoda para salir y un abrigo, ya que las noches de otoo estaban llegando y con ellas un fro que cada da era ms intenso. Nos encontramos en la esquina de siempre, cuando llegu lo vi esperndome recostado en la pared, algo pensativo sin hacer caso a la gente que pasaba. Ser por eso que cuando llegu se sobresalt un poco. -Ests distrado Benegas, en qu piensas? -le pregunt. -En nada, slo esperaba. Ests muy bonita. -Pues, gracias. Caminamos un rato por la ciudad hasta parar frente a un bonito bar que pareca invitarnos a pasar un buen rato. Cuando entramos nos sentamos en una de las mesas que haba junto a la ventana y pedimos dos cervezas al camarero. Nos relajamos y conversamos de todo un poco, l me contaba ancdotas divertidas y nos remos mucho. La pasaba genial con l. En un momento cambi su expresin al mirar hacia la puerta, y sin dejar que me voltee me dijo:

  • -Perdname por lo que estoy a punto de hacer. No termin de entender esas palabras cuando Pablo me tom el rostro entre sus manos y me dio un beso intenso, con el que cre que me dejara sin aliento. Cuando por fin nuestros labios se separaron not que volva a mirar hacia la salida, pude voltearme esta vez pero no vi nada que me llamara la atencin. Lo mir un poco confundida y le dije: -Qu sucede? Por qu has hecho eso? -Lo siento Leire -me dijo algo apenado- ya no pienso lo que hago, te ruego que me disculpes. No entenda y l tampoco me explicaba, por eso le volv a preguntar: -No entiendo nada y creo que slo t puedes aclarrmelo, sabes que puedes confiar en m. -Lo s... Antes de besarte la vi a Amaia entrar al bar y no quera que me viera. Comenzaba a entender -Y preferiste besarme a esconderte debajo de la mesa... Nos vio? -Creo que s, pues se ha ido. -No estaba de viaje? -S, pero me enter que volvi hoy a visitar a su familia. Por eso te llam para que nos viramos, porque de lo contrario no me hubiera podido contener y hubiera corrido directo a su casa. Me sent algo molesta, no slo me usaba para darle celos sino que tambin slo sala conmigo para olvidarse de ella. Al obtener slo silencio de mi parte continu: -Gracias por ayudarme Leire, esto es muy difcil para m y tu amistad es muy importante en estos momentos. -Pues, de nada, para eso estn los amigos no? Luego de decir aquello me qued pensando si a cualquiera de los chicos tambin le hubiera dado un beso para disimular. Pablo no paraba de confundirme y el beso no haba ayudado. Nos fuimos de aquel bar sin decir mucho y nos despedimos hasta dentro de unos das, cuando empezaramos la promocin del disco.

    Captulo 14: Soledad

  • Nos encontramos en el local de ensayo un da antes a la salida del disco para programar lo que sera nuestro primer da de promocin. A Pablo lo senta algo avergonzado luego de lo ocurrido en aquel bar, as que intent tranquilizarlo ya que pasaramos mucho tiempo juntos de ah en ms y sera mejor que todo est bien entre nosotros. En un momento en que los chicos discutan la hora del almuerzo entre las tantas entrevistas que tendramos, me sent a su lado y le dije en voz baja: -Quiero que sepas que est todo bien entre nosotros, as que puedes mirarme sin ese gesto de vergenza- lo tom de la barbilla y levant su rostro haciendo que me mirara -no me quites la posibilidad de ver tus bonitos ojos- le sonre. -Lo siento, intentar olvidar mi atrevimiento del otro da, gracias por estar siempre conmigo Leire, incluso cuando ms slo me siento t te las arreglas para provocarme una sonrisa. -Para eso estn los amigos, no es cierto? No ests solo. Luego de decirle aquello, me abraz fuertemente. Lo senta muy triste, y eso me lo confirm el largo abrazo que me dio. Lo escuch sollozar sobre mi hombro. No tuve tiempo de decirle ya ms nada, los chicos se haban dado cuenta de lo que ocurra. Xabi observ preocupado la situacin y dijo: -Qu sucede Pablo? -Nada, es solo que no me siento muy bien, ser mejor que me vaya a descansar para maana. -Es por Amaia? Sabes que puedes confiar en nosotros. -Tanto tiempo juntos y ahora se tiene que ir- dijo Pablo, las lgrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. lvaro no dud en acercarse a abrazarlo, mientras que Haritz deca: -Estamos juntos an Pablo y hemos encontrado a la mejor cantante para seguir con nuestros sueos, vamos que Leire pensar que no la quieres! Todos remos, lo cierto era que yo no poda ocupar el mismo lugar que Amaia, al menos en la vida de Pablo. -Bueno, yo creo que ya hemos terminado con la reunin- dijo Xabi -Maana tendremos un da largo as que lo mejor ser ir a descansar. Todos asentimos, lvaro y Haritz lo acompaaron a Pablo a su casa y yo me diriga a la ma justo cuando Xabi me detuvo. -Tienes un minuto Leire?

  • -Claro, que ocurre? -Estoy preocupado por Pablo, y como veo que ltimamente pasan mucho tiempo juntos quera preguntarte qu sabas sobre ello. -Pues, lo mismo que t, est mal por Amaia. -Pero es que cuando volvimos del estudio estaba bastante mejor, y como ella se fue de viaje cre que todo ira mejor con l. -Es que ha vuelto y Pablo la vio, creo que eso no le hizo muy bien - evit contarle toda la historia, no tena ganas de responder otras preguntas. -Cmo? Vaya, no estaba enterado de eso. Seguramente fue eso lo que lo dej as. Nos quedamos en silencio. Luego de un rato, me dijo: -Leire, tu puedes ayudarlo. Slo cuando est contigo lo veo sonrer nuevamente. -No s si podr hacer que se olvide de ella, pero te aseguro que no lo dejar solo. -Gracias por dejarme tranquilo, s que contigo estar bien. No saba a qu se refera Xabi, pero haba algo que me una fuertemente a Pablo, y no poda evitar estar a su lado.

    Captulo 15: Pars

    La promocin pas y el disco fue muy bien aceptado, llegando al puesto nmero 1 en listas de ventas. Luego de un mes de la salida del disco ya tenamos fecha para el comienzo de la gira, mi primer concierto con el grupo estaba muy prximo y mis nervios estaban en constante aumento. Adems de las canciones del disco, ensayamos los clsicos de siempre, para armar un concierto inolvidable. Ese da llegamos temprano al recinto ya que tenamos la prueba de sonido. Todo estaba listo para la vuelta a los escenarios y debo decir que yo no era la nica que me mora de los nervios. Los chicos no paraban de caminar por el camerino, repasando los acordes y soltando gritos para descargarse. En un momento me fui al bao, y cuando sal lo vi a Pablo fuera esperndome. -Qu haces aqu Benegas? -Quera regalarte algo que te de fuerzas esta noche.

  • -Otro de tus besos sorpresivos?- brome. Record el juego al que jugamos en el estudio y el beso del bar. -No, intentar no sorprenderte ms de esa forma- me sonri. Luego sac un paquetito de su bolsillo y me lo entreg. Lo tom y lo abr un poco ansiosa y me encontr con un dije plateado en forma de "L", junto a una cadena plateada que me deslumbr al verla. -Muchsimas gracias Pablo, me encant!- le dije abrazndolo. -Ven, permteme. Cogi la cadenita, se puso tras de m y me corri suavemente el pelo para colocarla sobre mi cuello. Al momento que lo haca me susurr al odo: -Vas a brillar esta noche. Aquello me dio un escalofro. Otra vez me quedaba sin palabras, slo pude decirle gracias mediante otro abrazo. Cuando salimos al escenario todo era adrenalina, nervio, miedo, felicidad, todo junto. Al pasar las canciones me fui sintiendo ms cmoda al ver que el pblico estaba entregadsimo y que todo iba saliendo bien. Fue as que comenz una de las mejores canciones del grupo, en mi opinin, una de las que ms disfrutaba: Pars. Amaba la combinacin entre mi voz y la guitarra de Pablo, tanto as que me acerqu a l en la mitad de la cancin para disfrutar juntos ese gran momento. l tocaba con mucha pasin mientras yo le cantaba bien cerca, como si estuviramos slo l y yo. Lo acariciaba mientras l iba y vena con su guitarra, sent una conexin muy especial, el corazn se me aceler y cada nota me haca estremecer al tiempo que su cuerpo se encontraba a milmetros del mo. Sus labios tan cerca, sus ojos brillantes, su pasin tocando. Fue uno de los mejores momentos del concierto, y experiment sensaciones desconocidas para m a la vez que inexplicables. Al acabar el concierto salimos a festejar el xito del mismo. Fuimos a un bar cerca de la playa, y nos sentamos a tomar unas copas comentando momentos de esa noche. -Pars fue increble, la gente qued loca con vosotros- dijo lvaro mirndonos a Pablo y a m. -Pues, a m en particular me encanta la guitarra en la cancin, me vuelvo un poco loco dejndome llevar. Eso s, me has puesto algo nervioso Leire, me ha costado tenerte tan cerca. Sonre -Lo siento, me dej llevar por la cancin. -Ha quedado genial- dijo lvaro- es justo lo que queremos, que hagas tuyas las canciones.

  • Me qued en silencio luego de aquello, pensando en aquel momento. Era inevitable estremecerme al recordarlo.

    Captulo 16: La Playa

    Luego de unas horas los chicos decidieron irse a casa ya que estaban bastante cansados por el concierto. Yo saba que no podra dormir por la excitacin que me haba dejado ese da, as que les dije que me ira a caminar por la playa para tranquilizarme un poco. -Yo voy contigo, si no te molesta- me dijo Pablo. -Claro, como gustes Benegas. Nos despedimos de los dems y bajamos directo a las orillas del mar. Caminamos un rato en silencio, hasta que me mir y me dijo: -Estuviste genial hoy, fue todo un xito. -Gracias a ustedes y a la confianza que me dieron desde el principio. Estoy muy feliz. -Te dije que brillaras en el escenario. No pude evitar sonrojarme. Luego de un rato nos sentamos sobre la arena mirando hacia el horizonte. En ese momento pensaba que poda estar horas a su lado con esa hermosa vista, mientras las olas se desarmaban ante nosotros. -Cuando era pequeo siempre me sentaba a observar el mar para olvidarme de todo lo malo. Creo que no existe otro lugar como este en el mundo, tiene una magia especial. -Es cierto, yo tambin suelo perderme en esta playa cuando estoy triste o para buscar un poco de paz. -Tengo miles de recuerdos aqu, con mi familia, con mis amigos, con... Se qued callado. Creo que no hizo falta continuar la frase, ambos sabamos quin se haba hecho presente en la conversacin. Quise sacarnos de aquel momento incmodo pero no se me ocurra cmo hacerlo, slo me sali darle un fuerte abrazo para recordarle que yo estaba all con l. -Yo siempre estar contigo, eso no lo dudes nunca. -Gracias Leire. Eres tan importante para m, disclpame por arruinar cada momento que tenemos juntos con mis problemas, no te lo mereces. -Sabes qu me merezco ahora? Una de tus bonitas sonrisas.

  • Me sonri algo avergonzado. No tena idea de si l notaba las sensaciones que me provocaba, si se daba cuenta de lo que me gustaba estar a su lado, de lo que deseaba sus abrazos. Creo que estaba demasiado metido en sus pensamientos como para darse cuenta que tena mi corazn en sus manos. Nos quedamos otro rato all, y tuvimos la posibilidad de ver amanecer en ese precioso lugar. La tranquilidad hizo que nos quedemos dormidos uno junto al otro. Cuando despert me encontr abrazada a l con mi cabeza recostada sobre su pecho. Poda sentirlo tan cerca que me qued un momento sin moverme para disfrutarlo. Cuando sent que se despertaba cerr mis ojos simulando estar dormida. Sent cmo con su mano me apartaba un mechn de pelo de la cara a la vez que intentaba despertarme suavemente. -Leire, despierta, nos quedamos dormidos en la playa. Me hice un poco ms la dormida pero tuve que romper la magia y levantarme al fin. -Buenos das- le dije. Sonri -Eres bonita hasta cuando te despiertas- me dijo posando una de sus manos sobre mi mejilla. -Y t sabes cmo hacer feliz a una chica por las maanas- brome- Ser mejor que volvamos. Nos levantamos y nos fuimos caminando en silencio de aquella playa. Nos despedimos con un tierno abrazo que me dejara algo tonta y confirmara esos sentimientos que iban creciendo en m y que me costara bastante ocultar.

    Captulo 17: Pop

    Los conciertos se iban sumando a la agenda. Cada fin de semana tenamos nuevas fechas demostrando que la gira iba muy bien y las ventas del disco seguan siendo un xito. Por mi parte pude ganar seguridad en el escenario, disfrutaba enormemente de cada concierto y me senta muy cmoda con mis compaeros, sobre todo con uno de ellos. Los sentimientos que haba podido confirmar en esa playa iban creciendo constantemente, con cada una de las sonrisas que me regalaba, con cada una de sus miradas, con cada abrazo. Lo cierto era que l me trataba como a una amiga, yo ocupaba un lugar muy importante en su vida, aunque quizs no el que me gustara. Ser por eso que an no me animaba a confesarle mis sentimientos. Uno de esos das, tuvimos un hueco en la semana para dar una entrevista para una radio. Ya habamos pasado por varias durante la promocin, estbamos acostumbrados a las preguntas que vendran. Charlamos acerca del disco, el nombre, las canciones. Era inevitable que en algn momento se tocara la ida de Amaia del grupo:

  • -Cuntenme cmo han tomado esta decisin de Amaia de comenzar su carrera en solitario- dijo la reportera. Not que Pablo bajaba la mirada mientras Xabi se haca cargo de la respuesta. -Bueno, fue una muy mala noticia para nosotros. Ella tena otras necesidades y nosotros sentamos que todava tenamos muchas historias por contar. Por esto es que decidimos seguir adelante como los cuatro amigos que comenzaron con este sueo. -Y Leire? Cmo fue esa eleccin? En ese momento fue Pablo el que se apresur a contestar. -La escuchamos cantar y supimos que era ella la que deba ocupar ese lugar. Fue tan mgico ese momento que hasta todos estuvimos de acuerdo con slo mirarnos. Y es claro que no nos equivocamos, se puede ver cada vez que se sube al escenario, ella es la reina del pop. Todos remos y no pude evitar sonrojarme, Pablo siempre tena esas palabras que me llenaban de seguridad. -Entonces se puede decir que el grupo est tan vigente como antes? -sigui la reportera. -Por supuesto- dijo Pablo- Leire es lo mejor que le ha podido pasar a La Oreja de Van Gogh. -Queda claro que estn muy contentos contigo Leire. -Y yo con ellos, desde el principio me dieron toda la seguridad para afrontar todo lo que vendra. La Oreja tambin es lo mejor que me ha podido pasar- dije, dedicndole una sonrisa a Pablo. Cuando terminamos la entrevista pude alcanzarlo a Pablo antes de subir a la furgo. -As que "la reina del pop", Benegas? -Por supuesto, lo eres para nosotros. Tienes que verte en el escenario Leire, tienes un gran carisma y una gran capacidad de conectarte con el pblico. -Pues, gracias. Supongo que las cosas salen bien cuando uno hace lo que le gusta- me adelant para alcanzar a los dems, al tiempo que en mi rostro se dibujaba una sonrisa.

    Captulo 18: Dicen que dicen

    Los das pasaban y con ellos la gira iba avanzando, recorriendo cada rincn de Espaa. Los viajes en la furgoneta los pasbamos a veces charlando, leyendo e incluso a veces me

  • quedaba dormida escuchando algo de msica o a los chicos contando ancdotas. En uno de esos viajes not que Haritz y Pablo charlaban por lo bajo, mientras yo "dorma". -En qu piensas Benegas?, te noto algo desanimado. -No, son slo tonteras. Recuerdos que llegan a mi cabeza en momentos inoportunos. Ya me he acostumbrado a caer algunas veces. -Pues, no olvides que levantarse es obligacin, filosofa orejuda!- le dijo Haritz intentando animarlo. -Lo s, y s que tengo miles de cosas por las que alegrarme, el xito del disco, la gira, lo maravilloso que ha sido todo desde que Leire est con nosotros. Se dibuj una sonrisa en mi cara y es que me gustaba orlo decir mi nombre, a esa altura me costaba tanto disimular mis sentimientos hacia l. -Y ya que la mencionas, cmo van las cosas con Leire? Pasan mucho tiempo juntos... -Hemos construido una hermosa amistad, creo que si no fuera por ella no estara disfrutando tanto de todo esto. -Slo amistad entonces? Dicen que dicen que hay algo ms entre ustedes, no notaste cmo te mira? -Ests diciendo tonteras y baja la voz que no quiero que oiga tus delirios. Leire lleg en un momento muy difcil para m y por ello ocupa un lugar importante en mi vida, porque me ha sabido contener como una verdadera amiga. -Est bien Benegas, no te enfades, yo slo pregunto. Pero ya anmate que necesitamos que ests bien para el concierto. Se quedaron en silencio. Esa conversacin no haca ms que confirmarme lo difcil que sera que Pablo me mirara con otros ojos. Empezaba a pensar que sera el ltimo que se dara cuenta de mis sentimientos si es que eso fuera a ocurrir algn da.

    Captulo 19: Mariposa

    Luego de algunos conciertos ms tuvimos un descanso para volver a casa a disfrutar un poco con la familia y amigos. Durante ese tiempo mi cabeza no paraba de pensar en l, haca algunos das que no lo vea pero aun as me hacan falta sus sonrisas y sus miradas cmplices. Una de esas tardes decid salir a caminar por el parque, para relajarme y conectarme un poco con mi ciudad, eso siempre consegua levantarme el nimo. A pesar de ser una tarde de invierno, el sol brillaba a lo alto en un cielo muy azul, por lo que el fro no se haca sentir demasiado.

  • Perdida en mis pensamientos estaba cuando me encontr con l. Caminaba en direccin contraria por el mismo parque, un poco distrado y con ese andar que lo caracterizaba. Not que llevaba un pequeo ramo de flores en su mano. Cuando estbamos apenas a un metro de distancia, fij sus ojos en m sorprendindose con el encuentro. -Leire! Qu casualidad! Qu haces por aqu? -Sal a caminar para despejarme un rato, y t? -Vengo de la casa de Xabi, estuvimos mirando el partido de hoy y pasamos un buen rato, aunque el equipo perdi. En ese momento no pude evitar desviar mi mirada hacia las flores que traa, y creo que lo not de inmediato, porque me dijo: -Toma, un regalo, por iluminarme la tarde con este encuentro. -Pero, no eran para alguien ms? -Pues, s...-me desilusion un poco su respuesta- vers, se las compr a un nio que las venda en la calle y vena pensando que se las llevara a la seora que trabaja en mi edificio, pero creo que merecen estar en manos de una bonita chica, para eso son las flores no? -Gracias Pablo-me acerqu y le di un beso en la mejilla- eres muy tierno. -De nada, es un placer. Quieres que te acompae en tu paseo? -Como gustes, si no tienes otra cosa ms interesante que hacer. -Pues, no creo que exista algo ms interesante que pasar el tiempo contigo as que, andando! Le sonre y emprendimos nuestro paseo charlando de cosas sin sentido a la vez que una mariposa pasaba volando por entre los dos. En ese momento me haca feliz sentirlo a mi lado. Caminamos un rato por el parque para luego recorrer las calles del centro. No haba mucha gente, pudimos ir tranquilos y disfrutar del paseo. -As que, te gustan las flores? -me pregunt sealando el pequeo ramo que an llevaba en mi mano. -Me encantan, s que es algo tonto, pero me parecen un detalle muy bonito para demostrar cario -le respond. -No es tonto! Yo pienso lo mismo -me dijo con esa mirada que segua derritindome.

  • Cuando doblamos en la esquina me qued un poco distrada con un vestido que se encontraba en la vidriera de un negocio. Ya lo haba visto otras veces pero no me haba animado a comprarlo, tena algo de dudas por cmo me quedara pero sinceramente me encantaba, desde la primera vez que lo vi. -Te gusta el vestido? Ese azul? -me dijo Pablo notando mi distraccin. -Pues, la verdad s, me fascina, pero an no decido si comprarlo, no s si va conmigo. -Es muy bonito, yo creo que te quedar de maravilla, adems combina con tus bonitos ojos -me dijo sonriendo. A decir verdad, en mi mente ya estaba corriendo hacia la tienda para comprarlo, ese poder tena sobre m, pero logr controlarme. -Lo pensar -le dije -no he trado dinero as que supongo que luego volver. -Vamos, yo te lo compro -me dijo tomndome la mano para entrar. Lo detuve dicindole: -No, Pablo, en serio, no hace falta. -Anda, me dieron ganas de regalrtelo, no me digas que no! Perdida estaba en sus ojos. Creo que le hubiese aceptado cualquier cosa as que por fin entramos al local. -Buenos das -nos dijo la vendedora. -Buenos das, quisiera probarme el vestido azul de la vidriera. -Por supuesto, enseguida se lo alcanzo, puede pasar a uno de los probadores de all, y su novio puede esperar en los sillones de fuera. La confusin me tom por sorpresa, supuse que era por el ramo de flores. -No, l no es... Lo mir a Pablo y not que se rea, y luego dijo: -Muchas gracias seorita. Fuimos hacia el sector de probadores y no pude evitar preguntarle: -De qu te res? Por qu no le dijiste que no somos novios?

  • -No es tan grave Leire, es hasta chistoso, adems sera muy afortunado de tener una novia tan bonita como t -me sonri. No saba si besarlo o matarlo. En serio? No se daba cuenta que todo el tiempo dejaba una puerta abierta hacia algo ms que amistad? O sera que la confianza que habamos logrado entre nosotros le permita esa clase de chistes? La vendedora interrumpi mis pensamientos: -Aqu est seorita -me trajo el vestido. -Muchas gracias. Me dirig a probarme ese hermoso vestido y cuando por fin me vi con l supe que era perfecto. Me fascinaba. Por supuesto que sal para mostrrselo a Pablo. -Y bien, cmo me queda? -dije, dando una vuelta. Se qued en silencio al verme, hasta que luego de unos segundos me dijo: -Perfecto, ests hermosa. -Bien, entonces me lo llevo - le dije dedicndole una sonrisa para volver al probador. Cuando salimos le di las gracias por animarme a comprar el vestido. -Gracias por acompaarme, siempre me das esa seguridad que necesito. -Pues, de nada bonita, un placer -me dijo sonriente. Por qu negar que esa tarde se estaba convirtiendo en una de las mejores para m en mucho tiempo.

    Captulo 20: La chica del gorro azul

    La tarde iba llegando a su fin y, luego de un largo paseo era tiempo de despedirnos. -Creo que ya es hora de volver -dije mirndolo algo tmida. -Quieres venir a mi casa? Podemos pedir algo para comer y pasar un buen rato, si quieres les decimos a los chicos tambin. -Pues, creo que s, me gusta el plan. -Vamos entonces, llamo a los dems cuando lleguemos. Llegamos a una esquina en la cual se ubicaba un edificio de unos pocos pisos, muy bonito por fuera. Cuando entramos estaba la seora que Pablo haba mencionado y record las

  • flores que todava llevaba en mis manos. Prefera pensar que l las haba comprado para m aunque eso no fuera cierto. El departamento era pequeo pero muy cmodo, se notaba su toque en la decoracin. -Pasa y ponte cmoda. Llamar a los dems y vemos qu planes surgen. Una vez dentro, me limit a observar a mi alrededor tratando de encontrarlo en cada detalle de la habitacin. Me detuve en uno de los muebles sobre el que haba algunas fotos no muy recientes. Pude ver una con los chicos haciendo de sus payasadas, haba tambin una de l cuando era pequeo, y otra en la que se encontraba con una chica rubia en la que lo que ms resaltaba era su gorro de color azul, adems de su sonrisa tan grande como la de l. No recordaba haberlo visto tan feliz desde que lo conoc y eso me produjo una sensacin de tristeza a la vez que algo de celos. -Los chicos dicen que vendrn en un rato...-se qued callado cuando me vio con esa foto en mis manos. Creo que reconoci mi mala sensacin en mis ojos ya que me dijo: -Ocurre algo? En qu piensas? No pude evitar contestarle con sinceridad: -Es que nunca te he visto sonrer tan feliz como en esta imagen... Debi ser muy importante para ti. Baj la mirada y se qued en silencio. En ese momento comprend que no tendra que haberle recordado todo aquello, y es que no pude controlar mis pensamientos. Decid que lo mejor sera marcharme. -Sabes Pablo, estoy algo cansada por el largo paseo que dimos, creo que mejor ser irme a casa. -Ests segura? No quieres quedarte a cenar con nosotros? Los dems estn por venir... -Lo siento, mejor otro da si? -Est bien, como t digas, pero deja que te preste un abrigo que la noche est muy fra. Me trajo un abrigo que puso sobre mis hombros al tiempo que me sonrea. -Gracias Pablo -le di un pequeo abrazo de despedida y me dirig hacia mi casa, pensando en todo lo que tena en la cabeza. Segua encontrndome pruebas de lo difcil que sera lograr que se olvidara de ella.

    Captulo 21: Tu pelo

  • La siguiente semana volvimos con la gira y esa noche tocaramos en Madrid. Haba evitado hablar con Pablo sobre lo de la otra noche y por suerte los chicos tampoco me preguntaron sobre mi repentina ausencia. Minutos antes de salir al escenario, con los nervios a flor de piel, hicimos nuestro ritual de siempre para que todo salga bien, con un fuerte abrazo entre los cinco que nos daba seguridad y confianza para seguir adelante. El concierto fue muy emotivo, lo disfrutamos al mximo y el pblico nos entregaba mucho cario por lo que nos sentamos como en casa. Despus del concierto nos fuimos a cenar al hotel y luego cada uno se dirigi a su habitacin para descansar luego de una noche intensa. Yo, como era de costumbre, no poda dormir, me costaba conciliar el sueo luego de tantas emociones y no era la primera vez que me ocurra. Record la caminata por la playa luego del primer concierto y el bonito despertar a su lado. Segua tenindolo en la cabeza con sus miradas y sonrisas cmplices, no poda parar de pensarlo. Me pas la noche soando despierta con situaciones que slo tenan lugar dentro de mi imaginacin. En un momento mir el reloj que indicaba las siete de la maana a pesar de que el sol no haba salido an. Sent ganas de verlo y ni siquiera me pregunt si estara durmiendo, slo cog aquel jersey de color azul que me haba dado la ltima noche en su casa para protegerme del fro y me dispuse a salir de all. Abr la puerta de mi habitacin y me dirig a la de al lado, en la que saba que se haba quedado l. Me pregunt si la puerta estara con cerrojo, deba probarlo para saberlo. Tome la manija y la gir lentamente, comprobando que no estaba cerrada por lo que pude entrar haciendo el menor ruido posible. Poda escuchar su respiracin y los latidos de su corazn. Me acerque a su cama y me sent en un rincn a su lado. Me qued all observndolo como una nia tonta, embobada con la tranquilidad y la paz que me transmita. Not que estaba despertando y en ese segundo me pregunt si la mejor opcin sera quedarme all o irme en silencio, pero no me anim a moverme de donde estaba, por lo que cuando abri los ojos los clav en mi rincn. -Buenos das, qu haces aqu? -me pregunt. -Lo siento, no poda dormir y vine a ver si t estabas despierto. S que era extraa mi respuesta pero no tena cmo explicarle lo que me haba llevado hasta all. -Eres muy sigilosa, ni siquiera te escuch entrar-dijo, incorporndose y mirndome fijamente. En ese momento me apart el pelo de la cara con una de sus manos y me pregunt: -Ests bien? Te ocurre algo? -No es nada- ment- slo quera recordarte cuanto te quiero- le dije, dndole un fuerte abrazo. En ese momento me hubiera gustado detener el tiempo.

  • -Yo tambin te quiero Leire- dijo, algo sorprendido. Me apart y decid marcharme antes de que mis sentimientos me jugaran una mala pasada. -Ir a ver que podemos desayunar en este hotel - le dije, esquivando su mirada. No le di tiempo a contestar ya que sal disparada de aquella habitacin. Ya me costaba mucho controlarme, quera sentirlo cerca por el resto de mi vida. Pero tena miedo de perderlo si le confesaba todo, de que se acabara esa complicidad que nos haba unido tanto, que caracterizaba nuestra amistad.

    Captulo 22: Tantas cosas que contar (Narrado por Pablo)

    Esa maana me sorprend al verla junto a m, observndome dormir. No entend muy bien el motivo, y tampoco ella me lo haba aclarado del todo. Se la notaba un poco triste pero no me dio ninguna pista de lo que le ocurra. Cuando baj a desayunar no la encontr, slo estaba lvaro sentado tomando un caf, por lo que decid unirme a l. -Buenos das Fuentes. -Buen da, cmo has dormido? -Pues bien...- Evit contarle la particularidad de esa maana- has visto a Leire? -No, supongo que estar durmiendo todava, ocurre algo? -No, nada. Me mir algo extraado pero no me pregunt mucho ms. Me result raro que Leire no estuviera all ya que me haba dicho que bajara por el desayuno. -Ests bien Pablo? -me pregunt lvaro, notando mi actitud de mirar a todos lados para encontrarla -Pablo! -Eh! S, estoy bien. Slo que me resulta extrao... -Qu cosa? -me dijo, mirndome a esa altura como se mira a un loco. -No, nada, olvdalo. En cuanto terminamos, antes de volver a la furgo para continuar nuestro viaje, quise pasar por su habitacin para asegurarme que todo estuviera bien. Luego se me complicara hablar con ella tranquilos en la furgoneta. Llam a la puerta y no tard en abrirla. -Pablo, qu sucede? Me estaba preparando para irnos -dijo, alejndose para acomodar

  • unos bolsos. -Solo quera conversar contigo, es que te he notado algo extraa los ltimos das, la otra noche en mi casa y hoy por la maana -en ese momento la mir a los ojos. -Leire, has estado llorando? Baj la mirada y me dijo: -No, yo no... Ya es hora de irnos cierto? No entenda por qu me desviaba el tema, era claro que algo le pasaba. Levant su cabeza haciendo que me mirara y le pregunt: Todo est bien? Me quieres contar algo? -Tantas cosas...-respondi casi susurrando- nada importante, ya se me pasar, no te preocupes Benegas. -Segura? No quiero verte as, sabes que me hacen falta tus sonrisas- le dije. -No te privar de ellas - en ese momento se hizo un silencio y luego de unos segundos lleg Xabi llamndonos para irnos, por lo que nos apuramos a bajar tras l. Me daba curiosidad qu era lo que le pasaba a Leire y cules eran esas tantas cosas que tena para contarme.

    Captulo 23: Los amantes del crculo polar

    Era inevitable que Pablo se diera cuenta de que algo me ocurra, y es que cada da me costaba ms disimularlo. Cuando bajamos para irnos intent casi no mirarlo para evitar que siguiera con sus preguntas. Durante el viaje en la furgo los chicos pusieron una pelcula que slo conoca por su nombre, ya que tambin era el ttulo de una de las canciones del grupo: Los amantes del crculo polar. La miramos bastante entretenidos y cuando termin no pude evitar recordar aquella cancin. Era una de las pocas que recordaba a pesar de nunca haberla ensayado. En ese momento me sali comenzar a cantarla, haciendo que los chicos me miraran un poco sorprendidos.

    "Siento que, el viejo cuento aquel, no tenga el final que imagin" En ese momento no pude evitar recordar aquel libro que haba encontrado en el estudio, aquella historia que figuraba en imgenes, y que no haba tenido el final que uno de los

  • integrantes de aquellos momentos esperaba. Lo mir a Pablo y pude notar cmo bajaba la mirada. -Lo siento, slo he recordado la cancin y me dieron ganas de cantarla- dije, mirndolo con un poco de culpa. Slo recib silencio de su parte a la vez que Xabi se sum a la cancin.

    "Siento no, poder hoy escribir, esta triste cancin y drtela a ti" Segua con mis ojos clavados en Pablo. Pude notar cmo una lgrima rodaba por su mejilla.

    "Y ah, ests, la costumbre te ha hecho as..." Not cmo me miraba cuando segu cantando esos versos.

    "No fui, capaz, en mi misma yo me perd..." Silencio. Es todo lo que reinaba en ese momento. lvaro fue el valiente que se anim a romperlo. -Muy bonita interpretacin Leire, deberamos considerarla para la gira. -Gracias-dije sonriendo. Luego me dirig a Pablo que segua con la mirada baja -y t que crees Benegas? -No creo que recuerde ni como tocarla- me dijo, sin apenas mirarme. Entend que no haba sido buena idea recordar esa cancin y a partir de all el viaje continu en silencio.

    Captulo 24: Desde el puerto/Tic Tac (Narrado por Pablo)

    Cuando llegamos a San Sebastin ya era de madrugada, y lo nico que tena ganas de hacer era estar slo para poder pensar. Escuchar aquella cancin no haba hecho ms que recordarme mi historia junto a ella. Me desped de los chicos y me fui a caminar por el puerto, era un lugar muy tranquilo y que me transmita mucha paz para poder concentrarme en mis pensamientos. Me sent cerca del mar con la mirada perdida en un punto a lo lejos. No poda pensar en otra cosa ms que en su ausencia. Pude recordar su sonrisa que pas

  • por mi mente al tiempo que observaba cmo el sol comenzaba a salir en el horizonte. Y es que me costaba resignarme a que esa historia ya haba llegado a su fin. Tena an millones de sentimientos que me confundan y que no me permitan dejarla ir de mi cabeza. Todos los momentos felices se mezclaban con las palabras de su despedida. Y es que no quera resignarme Me qued un rato ms en aquel lugar lamentndome por todos aquellos pensamientos y no me daba cuenta que me estaba dejando caer en una tristeza que no me conducira a nada. En ese momento escuch una voz conocida diciendo mi nombre. Era Leire. No saba cmo, pero siempre se las arreglaba para estar ah cuando me senta triste. -Puedo acompaarte? me dijo sentndose a mi lado. -No creo ser buena compaa en estos momentos. -Pablo, tienes que dejar esto, no te hace bien vivir lamentndote por una historia ya dormida hace tiempo. -Es fcil decirlo, pero difcil ponerlo en prctica. No tienes idea de lo que fue para m, no puedes imaginarlo. -S que no puedo saber el dolor que sientes pero intento hacer lo mejor para poder sacarte de esos pensamientos que slo te hacen caer. No te cierres a que te ayude. -Es que no hay ayuda posible Leire! levant un poco la voz y luego me arrepentira de aquello- no tienes idea de lo que es perder a la nica persona que me daba felicidad plena, ya no puedo sonrer, tu misma lo has notado aquella noche cuando viste su foto. Pude confirmar lo enamorado que estaba el da que decidi marcharse. -Pablo, yo ya no soporto esta situacin, no slo te ests alejando de la gente que te quiere ver bien sino que has dejado de disfrutar lo que te hace feliz. Un amor que logra eso no debe ser nada bueno. Debes reponerte para no volver a llegar tarde al amor. -Ya no quiero escucharte ms. Me cansaste, no quiero que sigas con tus lecciones de vida. Quiero estar slo. -Est bien, te dejar que sigas deprimindote que se nota que es lo nico que te apetece este ltimo tiempo. Sigue evitando escucharme. -Vete! le grit y le di la espalda. Escuch cmo se alejaba y me qued ah sentado con mi tristeza, que se hizo ms grande al darme cuenta de cmo la haba tratado sin que se lo merezca.

  • TERCERA PARTE: LO QUE TE CONT MIENTRAS TE HACAS

    LA DORMIDA

    Captulo 25: Puedes Contar Conmigo

    Quise gritarle tantas cosas en ese instante pero me limit a marcharme y dejar que solo se diera cuenta de lo mal que estaba llevando todo. Mi intencin siempre fue ayudarlo, qu ms poda querer yo que volver a verlo sonrer? Necesitaba que dejara de estar tan triste. Esa maana me fui caminando a mi casa algo cansada por lo que cuando llegu me tir a dormir por un largo rato. Cuando despert ya haba pasado del medioda. Me qued pensando en lo ocurrido en el puerto esa maana. Por momentos me invadan ganas de llorar por todo aquello, no poda soportar que no quiera escuchar lo que tena para decirle. Me haba cansado de seguir disimulando mis sentimientos, inventando excusas tontas para justificar mis actitudes, cuando en verdad lo nico que necesitaba era amarlo. Record todos los momentos que pasamos juntos, necesitaba hablar con l y explicarle cmo eran verdaderamente las cosas, ya no lo ocultara ms. Me levant para ir directamente a buscarlo y aclarar todo, ya nada me importaba. Cuando baj en direccin a la salida pude verlo sentado en mi portal. Debo decir que esa imagen me conmovi tanto que me dieron ganas de darle un gran beso para demostrarle todos mis sentimientos. Sal para encontrarme con l y le dije: -Qu haces aqu? -Junto valor para llamar a tu apartamento y poder pedirte disculpas -me dijo, algo avergonzado. -No es necesario, Pablo -dije, sentndome a su lado- Puedo ver claramente que no ests pasando por un buen momento. Pero tienes que entender que lo nico que pretendo es hacerte ver que te ests lastimando solo por no cambiar tu actitud. Y me duele muchsimo verte triste. -Y cmo hago? Cmo borro de mi cabeza tantos aos de buenos momentos? Cmo me deshago de esas palabras que todava me hieren tanto? -No tienes que borrar los buenos recuerdos porque son parte de tu historia y como tales, definen lo que eres hoy como persona. Y eso s que no lo debes perder porque eres tan especial...-me qued mirndolo -Jo, Pablo, que cualquier chica se sentira afortunada de

  • estar a tu lado. -T lo dices porque me quieres. -Claro que te quiero Benegas, pero ms all de eso, te conozco bien para decir que eres un gran chico. Se qued pensando, me mir a los ojos, para luego decir: -Qu hara yo sin ti?, es increble el poder que tienes para hacerme sentir que todo est bien. Me qued en silencio, estaba triste, se le notaba en sus ojos. Luego de un rato, sigui: -Supongo que las cosas no siempre salen como uno quiere, cierto? -me dijo, desviando su mirada hacia el piso. -Dmelo a m -suspir. -A qu te refieres? -me mir extraado. -A nada, slo quiero que sepas que puedes contar conmigo, siempre -le dije secando una de las lgrimas que escapaba en ese momento de sus ojos. -Lo s Leire, realmente estoy muy apenado por cmo te trat, s que eres mi amiga y quieres lo mejor para m. Ya no lo soportaba, me ganaron mis ganas de confesarle todo, ya no seguira disimulando. -Es que realmente no te das cuenta cierto? -De qu hablas? -De que me muero por ti Pablo. Hace tiempo que no puedo evitar sentir que te quiero de una manera especial. Ya no soporto que me mires de esa forma y no poder decirte lo que siento. Se qued mirndome tratando de entender. Se hizo un silencio que pareca eterno. Luego de unos segundos intent contestarme. -Leire... Yo... Me tomas por sorpresa, no s qu decirte... -Nada, no digas nada, entiendo. Me levant y me volv para adentro. l se qued en la misma posicin sin siquiera decirme una palabra. No saba si estaba bien lo que haba hecho, pero en ese momento no lo pude soportar. Slo esperaba no haberlo perdido para siempre.

  • Captulo 26: 20 de enero

    Pas el da y lleg la noche, haca fro, lgico teniendo en cuenta que estbamos en pleno invierno. No haba tenido noticias de Pablo desde que hablamos ese medioda. As pas una semana en la que casi ni sal de mi casa, aprovechando que tenamos un descanso en la gira. Pasaba los das pensando en l y en lo que pensara ahora que ya saba todo. Trataba de explicarme cmo era que no se haba comunicado conmigo para por lo menos arreglar las cosas. Eso slo quera decir una cosa: Pablo no senta lo mismo por m, y en el momento que lo pens me di cuenta que era lo ms lgico, y que muy dentro mo ya lo saba. Quizs exista en m una ilusin de que todo fuera distinto, pero haba terminado de esfumarse el ltimo da que lo vi. Decid que ya no quera seguir as, no me mereca quedarme en mi casa lamentndome por una historia que yo sola haba construido en mi cabeza. Decid irme un tiempo lejos, para poder pensar en cmo seguiran las cosas. Esa noche arm mi maleta, con algo de ropa, algunos libros para distraerme y otras cosas necesarias. Cuando estaba cogiendo las cosas del ropero, dej caer una caja mal ubicada entre un poco de desorden. La misma contena algunas fotos de los ltimos aos. Me qued mirndolas recordando algunos momentos, hasta que me top con una de l junto a m, sonriendo como dos amigos felices. No pude evitar sentir un nudo en la garganta, a la vez que me guardaba aquella imagen en mi maleta, y en mi cabeza. Decid irme por la madrugada para que nada pueda hacer que me arrepienta. No quera cruzarme a nadie que me pueda hacer cambiar de opinin. Me dirig hacia la estacin de trenes de San Sebastin, donde cogera el prximo que saldra. Me sent a esperar a que se haga la hora pensando en que ese era el inicio de algo mejor. No me quedara a escuchar un rechazo por parte de la persona que amaba. Tena mi mvil en la mano y encenda la pantalla a cada rato para observar la hora. El tiempo pasaba muy lento y el silencio no haca ms que torturarme con pensamientos y recuerdos. De repente mi mvil comenz a sonar. Mir la pantalla algo extraada preguntndome quin podra estar llamndome. Era Pablo. Dud en contestar, lo cierto era que escuchar su voz no ayudara a que mi plan siguiera en pie. Pero necesitaba saber qu era lo que tena para decir. Luego de unos segundos, contest: -Hola. -Leire, ests bien? -S, por qu lo preguntas? -Pues, porque vine para tu casa y no te encuentras aqu y el portero me ha dicho que te ha visto salir hace un rato con una maleta. Es cierto? -S Me voy un tiempo Pablo, slo hasta que volvamos con la gira, no te preocupes, estar aqu para seguir con los conciertos.

  • -Leire esto tiene que ver con nosotros? Es por lo que me dijiste hace unos das? -Necesito pensar Pablo, slo eso. -Dnde ests? No te vayas Leire, necesitamos hablar. -No hay tiempo, mi tren est a punto de salir. Hablaremos cuando vuelva. -No Leire, necesito hablar ahora contigo -Me tengo que ir Pablo, lo siento. Le cort el telfono. No me dijo de qu quera hablar pero sea lo que sea, no me explicaba por qu no se haba comunicado conmigo antes. Me qued esperando a mi tren y luego de unos diez minutos ya me dirig a abordarlo. Me sent al lado de una de las ventanas mirando hacia ningn lado. Todava escuchaba su voz en mi cabeza: no te vayas Leire mientras yo deca mi tren est a punto de salir De repente algo me hizo perder mi concentracin, y es que pude verlo a travs del cristal de la ventana, buscndome con la mirada, corra como pensando que poda alcanzar el tren que haba comenzado a moverse. No puedo describir la cantidad de sentimientos que cruzaron por mi cuerpo en ese momento, slo necesitaba sentirlo cerca. Le haba dado la pista de dnde estaba sin quererlo y haba llegado a buscarme. No pude contenerme y corr por dentro de aquel tren que an no haba tomado velocidad. Me acerqu hacia una de las puertas a punto de cometer una de las pocas locuras que se me cruzaron por la cabeza. En ese momento lleg hacia donde estaba y tom mi mano, sin parar de correr. No pens y salt de aquel tren directo a sus brazos. Las lgrimas no tardaron en inundar mis ojos. Nos fundimos en un abrazo, el ms intenso de mi vida, el ms esperado. Luego de unos segundos me mir y me dijo: -Estuve pensando mucho Leire, me he preguntado qu sera de mi vida sin ti, y slo llego a una respuesta. -Cul? -Te quiero Leire. Luego de decir aquello, me dio un beso tierno, el primero sincero, sin juegos ni dobles intenciones, el que haba esperado desde aquel da en la playa.

    Captulo 27: Rosas

    Luego de aquel da todo fue como un sueo. Todo fue felicidad a partir de ese momento y es que tena al hombre que amaba a mi lado. Pronto me dara cuenta que las cosas no eran tan perfectas. Mientras tanto segua disfrutando de mi mundo.

  • Haban pasado dos semanas desde el da en la estacin, todo estaba siendo como siempre lo haba soado. Pablo me cuidaba como a una princesa, me encantaba pasar tiempo junto a l, cada da senta que mi amor por l creca un poco ms. Esa maana me despert al or que llamaban a la puerta. Me levant luego de unos segundos y me dirig a abrirla. Me encontr con un ramo enorme de rosas rojas, que ocultaban a la persona que las traa, aunque saba muy bien quin era. No pude evitar una enorme sonrisa en mi cara a la vez que tomaba aquellas hermosas flores. -Gracias le dije, dndole un pequeo beso -Son preciosas. -Saba que te gustaran! Estabas durmiendo? -Pues, si, y creo que an lo estoy porque esto es un sueo. -No lo es, si as fuera no sentiras esto me dio un beso apasionado a la vez que me acercaba suavemente hacia l. Poda sentirlo tan cerca que me haca estremecer. -Es el mejor despertar de mi vida le dije cuando decidi liberarme. -Vamos, vstete que mientras te preparo el desayuno. Aprate que tendremos ensayo hoy. -Bien, no tardo dije robndole otro de sus dulces besos. Desayunamos rpido y nos dirigimos hacia el local. Debamos recorrer algunas cuadras para ello, y decidimos hacerlo caminando ya que el da estaba precioso. Tomados de la mano nos dirigimos hacia nuestro destino, entre risas y miradas tiernas, nada poda arruinar ese momento, o al menos eso es lo que pensaba. Cuando doblamos una esquina palidec al ver a una chica caminando en direccin contraria, es decir hacia nosotros. Era ella. Lo mir a Pablo notando que no la haba visto, y creo que confundi mi gesto de mirarlo y me lo correspondi con un pequeo beso al tiempo que nos cruzbamos con ella. Cuando por fin haba pasado, no quise hacrselo notar a l pero se dibuj una expresin extraa en su rostro. No dud y le pregunt: -Qu ocurre? -Nada no me hagas caso. Era evidente que la haba visto y haba decidido ignorarla. -Es por ella? La has visto? -Slo quiero verte a ti me dijo, al tiempo que me daba otro pequeo beso.

  • Seguimos nuestro camino en silencio. No pude evitar preocuparme por lo ocurrido. Era evidente que verla le haba provocado algo, haba vuelto a ver aquella expresin en sus ojos de aquellos das de tristeza cuando se lamentaba por ella. No me poda engaar.

    Captulo 28: Deseos de cosas imposibles

    Cuando llegamos al local nos encontramos con los dems y, sin perder tiempo, nos dispusimos a ensayar. Hace pocos das los chicos se haban enterado de que Pablo y yo estbamos juntos, felicitndonos y desendonos lo mejor. Durante el ensayo pude notar a Pablo algo distrado, no pareca estar concentrado en lo que haca, sino que era evidente que pensaba en otra cosa. Los ltimos tiempos habamos estado probando nuevas versiones para las canciones, y con una de ellas habamos logrado un cambio que le sentaba muy bien. Se trataba de Deseos de cosas imposibles, a la cul habamos convertido en una versin acstica de slo guitarra y voz. Era el turno de esa cancin en el ensayo por lo que los chicos se dedicaron a tomarse un descanso mientras que Pablo se sentaba a mi lado con su guitarra. Sonaron las primeras notas y con ellas salieron de m los primeros versos.

    "Igual que el mosquito ms tonto de la manada, yo sigo tu luz aunque me lleve a morir,

    te sigo como le siguen los puntos finales, a todas las frases suicidas que buscan su fin..."

    Al tiempo que cantaba le dedicaba una sonrisa para hacerle saber que esa cancin describa perfecto, al menos en esos versos, lo que yo senta por l. Lo not algo incmodo con mi forma de expresarle la letra de la cancin, evitaba mirarme como si no quisiera hacerse cargo de aquellas palabras, como si le costara escucharlas. Seguimos tocando y lleg el estribillo.

    "Me callo porque es ms cmodo engaarse..." En ese momento par de tocar. Se produjo un gran silencio. -Lo siento, no puedo...-dijo dejando la guitarra a un lado. No entendimos bien a qu se refera, los chicos lo miraban extraados, quise calmarlo diciendo: -No te preocupes, retomamos desde esa parte. -No Leire, no es eso, no puedo seguir con esto. No quiero lastimarte.

  • Me qued sorprendida mirndolo fijo, sin querer entender lo que estaba tratando de decirme. -Pablo, de qu hablas? -No puedo seguir contigo de esta forma. Tengo miles de cosas en la cabeza y no te mereces una relacin as. No quiero que sufras. No pude evitar que las lgrimas rodaran por mis mejillas. En ese momento Pablo se levant dirigindose hacia la salida y se fue sin voltear. Los chicos no entendan la situacin e intentaban consolarme totalmente en vano. Ya no pude engaarme ms. La segua amando y cruzarla por la calle no haba hecho ms que recordrselo. Estaba destrozada, no poda pensar, no poda sentir ms que dolor. Qu me tocaba ahora? Deba olvidarlo? Resignarme a que nunca me vera como a ella? No quera eso, saba que con l se iban mis ilusiones, mis sueos y mi sonrisa.

    Captulo 29: Geografa

    Al otro da me despert ms tarde de lo comn, lo que haba sucedido me haba dejado muy dolida. Necesitaba aclarar mi cabeza para saber cmo seguira. Sinceramente no quera resignarme a perderlo y no tena sentido que l siga sufriendo por una historia que ya no exista. Deba hablar con l y convencerlo de que juntos podramos construir algo. Me dirig a su casa pensando en todo lo que le dira, lo necesitaba a mi lado, y luchara para conseguirlo. Llam a su puerta y no tard en abrirla, sorprendindose al verme. -Leire... -Debemos hablar- le dije, y sin esperar a que me invitara a pasar, me tom el atrevimiento de hacerlo yo misma. -De qu quieres hablar? -me dijo algo extraado por mi intromisin. -Me has dejado ayer en el local sin darme siquiera la posibilidad de que hablemos de esto, creo que me merezco una charla. -Lo siento, tienes razn -dijo, cerrando la puerta. -Pablo, yo s por qu lo has hecho, s que cruzarla ayer por la calle no hizo ms que recordarte toda esa historia. Pero tienes que entender que debes superarlo. Ya no quedan ms pginas por escribir en ese libro. Baj la mirada. El silencio rein en la habitacin confirmando cada una de mis palabras. Me acerqu a l y levant su cara haciendo que me mire. Pude ver esa tristeza en sus ojos,

  • aquella que tantas veces haba visto y que necesitaba alejar pronto de all. -Pablo, juntos podemos enfrentar esto. Djame que te ayude a olvidarla. S que con mi amor no tardarn en sanar esas heridas. Dame una oportunidad -en ese momento, necesitaba creerme que poda lograrlo. -Leire, yo... No lo dej terminar. Lo abrac y le di un beso fuerte, al cual correspondi hacindolo mgico. Cuando nos separamos le dije: -Quieres que me quede a cenar contigo? Puedo prepararte algo si quieres. -Te quiero Leire -me dijo dndome un besito - Vale, qudate y veremos que podemos preparar. -No seor -le dije -esta noche usted es el agasajado as que mejor que se vaya a preparar para la cena -dije, guindole un ojo. -Pues, no me negar! Voy a tomar una ducha. Sonre. Intent preparar algo especial, definitivamente la cocina nunca haba sido lo mo, pero esa noche deba esforzarme por mi chico. Prepar algo de pollo con una ensalada liviana. Cuando la comida estaba lista, me dediqu a decorar la mesa con algunos detalles, una flor en el centro y dos velas que cumplan con el papel de iluminar la habitacin. Cuando todo estuvo listo, me acerqu a la habitacin de Pablo para hacrselo saber. -Ya est todo listo amor! -Vale, ya voy -me contest. Lo vi aparecer a la luz de las velas y mi corazn saltaba de felicidad. Se vea muy guapo, o quizs ese momento me lo haba hecho notar de esa forma. Estaba enamorada, no haba otra explicacin. -Qu bonito todo -me dijo, acercndome la silla para que me siente -muchsimas gracias, bonita -se sent frente a m. -Espero que te guste, no soy una cocinera experta, pero est hecho con cario. -Seguro me gustar entonces. Comimos y debo decir que no estaba tan mal, me haba sorprendido a m misma. Luego de unas dos horas y algunas copas de vino, levanta