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    Gabriela Navas Perrone

    MALECN 2000EL INICIO DE LA REGENERACIN URBANA EN GUAYAQUIL:

    UN ENFOQUE PROYECTUAL

    2012

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    MALECN 2000 EL INICIO DE LA REGENERACINURBANA EN GUAYAQUIL: UN ENFOQUE PROYECTUAL

    FLACSO - Sede Ecuador

    Pradera E7-174 y Diego de Almagro

    Telf.:(593-2) 3238888

    Fax:(593-2) 3237960

    www.acso.org.ecQuito-Ecuador

    ISBN: 978-9978-67-358-4

    Diseo de interiores: Jaime VillarroelDiseo de portada: Antonio MenaImpresin: V&M GrcasQuito-Ecuador

    1ra. edicin: Junio de 2012

    Tesis para obtener el ttulo de Maestra en gobierno de laciudad con mencin en desarrollo de la ciudad.FLACSO - Sede Ecuador

    Autora: Gabriela Navas Perrone

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    Introduccin .....................................................................................................5Un recorrido por el plano.............................................................................11

    CAPTULO .I

    MALECN 2000: El inicio de la regeneracin urbana ...............15Contexto urbano y poltico del proyecto ...................................................16La regeneracin urbana a posteriori de su ejecucin ...............................20La problemtica a priori de la construccin del proyecto .......................23

    CAPTULO .II

    Los grandes proyectos urbanos ....................................................27El proyecto en la produccin social del espacio .......................................33

    El proyecto en el ejercicio de arquitectos y urbanistas ............................40CAPTULO .III

    Mecanismos reguladores del proyecto .........................................51El origen del proyecto...................................................................................52El proyecto canalizador de la renta del suelo ............................................57El proyecto orientador de la toma de decisiones......................................62El proyecto regulador de la normativa urbana .........................................68

    NDICE

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    CAPTULO .IV

    La produccin del malecn 2000 ..................................................77Sector norte ....................................................................................................81Sector centro...................................................................................................93Sector sur ..................................................................................................... 103Conclusiones ............................................................................... 115La alteracin del origen del proyecto....................................................... 116El sentido de los mecanismos reguladores ............................................. 117Vnculos entre los instrumentos de gestin y las decisiones proyectuales 119Bibliografa ................................................................................. 121Documentos ................................................................................................ 123Entrevistas ................................................................................................... 124

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    INTRODUCCIN

    Malecn 2000 es un proyecto urbano-arquitectnico construido en Gua-yaquil - Ecuador a nales del siglo pasado, augurando cambios para laciudad en el nuevo milenio. En la orilla oeste del ro Guayas, se desplieganlas formas arquitectnicas que reemplazaron al antiguo paseo recreativoy comercial llamado Malecn Simn Bolvar, constituido como el centrofundacional de la ciudad portuaria. La reconstruccin de esta centralidad,inaugura una nueva etapa en la historia de la ciudad, en el imaginario de laciudadana y en la gestin pblica, en respuesta a un proyecto municipalde regeneracin urbana que opera hasta la actualidad y que persigue latransformacin de aquellas zonas consideradas degradadas.

    La construccin del proyecto se da en un contexto de cambiosa nivel de crecimiento urbano, cuando la zona central sufre un proceso

    de abandono de la actividad comercial e inversin privada y empiezaa ser asociada como un espacio degenerado y foco de inseguridad ciu-dadana, que deba ser urgentemente intervenido por la municipalidad,para regenerar la ciudad hacia un futuro comprometido con el cambio.As, los antiguos paseos peatonales, zonas recreativas, mobiliario urba-no, restaurantes, monumentos y muelles expuestos a la masa arbreaexistente en el antiguo malecn, son reemplazados por estructuras di-versas y coloridas que dan forma a los nuevos espacios regenerados del

    Malecn 2000.

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    El Malecn 2000, constituido como la obra emblemtica de la regenera-cin urbana, da inicio a un nuevo modelo de gestin municipal basado en

    la cooperacin pblico-privada y la creacin de una red de fundacionesencargadas de administrar las obras ejecutadas. Este nuevo modelo degestin, ha fortalecido la creacin de polticas privatizadoras e interven-ciones localizadas, a travs de la construccin de proyectos urbanos, loque ha promovido la consolidacin de nichos de mercado en el espaciopblico y la anulacin de procesos de construccin ciudadana.

    Diez aos despus de la ejecucin del Malecn 2000, el discursopoltico de la regeneracin como modelo de desarrollo para Guayaquil, se

    replica en distintas formas y hacia otros sectores de la ciudad, bajo el mismomodelo de gestin. Sin embargo, la regeneracin del antiguo Malecn SimnBolvar, que inaugura la regeneracin urbana en el ao 2000 con el alcaldeJaime Nebot y que en sus orgenes permaneci inmune a cualquier crtica oprocesos que pudieran obstaculizar su ejecucin, oculta profundas contradic-ciones que pretender ser esclarecidas desde esta investigacin.

    Ello implica poner en evidencia las motivaciones, fundamentos,objetivos perseguidos, mecanismos de gestin y actores involucrados en

    la formulacin de la propuesta, como los factores que operan detrs delas formas y espacios que actualmente componen el Malecn 2000. Labsqueda del origen desde un enfoque proyectual plantea una integracinentre la dimensin fsico-espacial y el tejido social que lo determina. Ellodemanda un esfuerzo terico por vincular la materialidad del proyecto conlos procesos que subyacen a su produccin.

    La materialidad del proyecto, evoca necesariamente la tarea fun-damental de arquitectos y urbanistas, que consiste en la transformacin

    de ideas al lenguaje fsico-espacial. Este proceso traductor es denomi-nado como prctica proyectual, es decir que la proyectacin del espacioes su actividad caracterstica. Para efectos de esta investigacin, se lareconoce como la accin que permite aterrizar sobre el territorio lasideas abstractas manejadas en la formulacin de la obra, es decir, quematerializa en formas y funciones espaciales las intenciones poltico-econmicas promotoras del proyecto.

    Desde este enfoque proyectual, no se pretende esclarecer el dise-

    o formal, funcional, estructural y/o constructivo de la obra, legitimadas

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    como los presupuestos analticos del campo urbano-arquitectnico, sinoque por el contrario, el proyecto es entendido como resultado de un pro-

    ceso mediador entre actores y factores externos que inuyen directamentesobre las decisiones proyectuales y por tanto, en la produccin del espacio.Ello implica combatir el reduccionismo empleado desde el Urbanismo y laArquitectura para el anlisis espacial, entendido como un objeto autorrefe-rencial, denido por reglas tcnicas o de diseo inherentes a esta prcticaproyectual y producido desde la mente creativa del proyectista.

    Si bien el saber instituido por ambas disciplinas es indispensablepara concretar proyectos al interior de la ciudad planicada1, la compren-

    sin del espacio no puede ser desarticulada de los procesos que intervienenen su produccin. Al vincular el proyecto a condicionantes propias de lacoyuntura urbana, se genera una ruptura sobre su concepcin instrumentaly de manera simultnea se vincula a lgicas externas al saber proyectual.De all, que desde el enfoque empleado para esta investigacin, no quepadistincin entre el diseo urbano o arquitectnico, porque se remite a unacomprensin integral de la produccin fsico-espacial.

    La construccin de las ciudades desde la prctica de arquitectos

    y urbanistas, es un tema necesario de esclarecer en los estudios urbanos,ya que condensa los fundamentos de la materializacin del espacio, esdecir, que engendra un proceso de concepcin de ideas que dene tiposde edicacin, posteriormente construidas y habitadas en las ciudades. Laedicacin y por lo tanto, la prctica del proyectista, en tanto actividadconstructora del espacio, posee unos orgenes que develan el pensamientoque ha levantado la construccin.

    La construccin de proyectos como el Malecn 2000, se ha con-

    vertido en un instrumento clave para la planicacin de las ciudades latinoa-mericanas, al constituirse como una va para activar dinmicas econmicas,culturales, urbanas, etc., as como para impulsar la privatizacin de la ges-

    1 La produccin urbana y arquitectnica, es susceptible de analizarse en toda la estructura socio-espacial de la ciudad, desde las dinmicas cotidianas de apropiacin del espacio, hasta la construccinde proyectos guiados por la planicacin. Es as, que esta produccin responde a varios contextos: aespacios construidos por la improvisacin colectiva, a la aplicacin de un saber tcnico para la repro-duccin de la ciudad, o la mixtura de ambos, etc. Sin embargo, esta investigacin se remite a prcticas

    materializadas en arquitecturas concebidas desde el saber tcnico proyectual, que son aplicadas dentrode los lmites del espacio concebido por la planicacin.

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    tin local y adecuarla al enfoque neoliberal predominante. Este conjuntode instrumentos tienen estrecha relacin con los cambios experimentados

    en el modelo de crecimiento urbano dentro de la regin, lo que ha generadonuevas estrategias de gobierno de ciudad, que apuntan a regenerar, recuperar,y/o rehabilitar el centro de la ciudad.

    Para la activacin del centro, el proyecto urbano y el modelo degestin pblica-privada, se constituyen como un par indisociable de la in-tervencin. En el caso de una propuesta de regeneracin de la centralidad,la gestin del proyecto y la creacin del resto de instrumentos reguladores,son determinantes de su produccin en la medida que denen las ope-

    raciones que su construccin en la ciudad debe provocar. El proyectourbano se constituye como el medio a travs del cual se hacen efectivoslos objetivos perseguidos en la toma de decisiones.

    La construccin de este tipo de proyectos en pro del desarrollode la ciudad, afronta varias contradicciones como la privatizacin de lagestin vs. el debilitamiento de la accin municipal, la transformacin dela imagen urbana vs. la anulacin histrica de los lugares y de prcticasconsolidadas en dicho espacio, el fortalecimiento de los intereses empresa-

    riales vs. la anulacin de procesos participativos e inclusivos de la ciudada-na, entre otras. El Malecn 2000, inserto en el debate de la activacin decentralidades urbanas, posee particularidades propias del contexto urbanoen el que gesta la propuesta, que precisan ser reconstruidas para identicarlos factores que condicionaron el diseo denitivo de este proyecto.

    El enfoque de la tesis da razn a la evolucin misma del procesoinvestigativo, que inicialmente divag en teoras semiticas para revelar elsignicado del lenguaje regenerado del proyecto, con nfasis en el anlisis

    formal y funcional del espacio. Posteriormente la bsqueda tuvo sentidoen lecturas hermenuticas del lenguaje de representacin proyectual, quese trunc por la falta de informacin grca que permitiera desplegar esteenfoque analtico. As, tras la pista de la documentacin asequible y larevisin terica, el enfoque se fue reorientando hacia la teora proyectualvinculada a los procesos de produccin del espacio.

    Este enfoque surge de una preocupacin sobre los fenmenosfsico-espaciales al interior de los estudios urbanos y del vaco no resuelto

    en la comprensin a profundidad del proceso de edicacin del espacio en

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    la produccin de la ciudad latinoamericana actual, que con el auge de losgrandes proyectos urbanos como estrategia principal de gestin urbana,

    ha consolidado la tendencia de raticar como positiva esta nueva modali-dad de intervencin implementada desde los gobiernos locales.

    La construccin de estos grandes proyectos urbanos, ha sidoestudiada dentro de los impactos econmicos en el territorio, antropo-lgicos en el imaginario de la ciudadana, as como sus implicaciones enla construccin del espacio pblico y como estrategia del discurso delgobierno auspiciante, entre otros, sin embargo, no se ha esclarecido loque opera detrs de la retrica desarrollista que se les ha asignado. Este

    punto, es justamente lo que esta investigacin plantea visibilizar, a travsde los los factores que condicionaron las decisiones proyectuales de esteespacio.

    En ese sentido se plantea un enfoque que articule la lgica internadel proyecto, es decir, su estructura urbano-arquitectnica, con factoresexternos a la prctica proyectual, como la toma de decisiones y el modelode gestin que orient la ejecucin del Malecn 2000. Esta perspectiva,pone en cuestin la predominancia de criterios de diseo para el anlisis de

    un proyecto, para mostrar las decisiones de carcter econmico y polticoque determinan la obra emblemtica que da inicio al proceso de regenera-cin urbana en la ciudad de Guayaquil.

    Dicho enfoque, es un debate germinal dentro del campo de laarquitectura y el urbanismo, que plantea la ruptura de los lmites discipli-nares para tomar contacto interactivo con otros campos de conocimientoque permitan dar explicacin a la produccin proyectual, en donde se ma-terializa el espacio y se posibilita su construccin. En ese sentido tambin

    prevalece un enfoque socio-espacial que vincula las soluciones fsicas altejido social que le da sustento, y de manera simultnea plantea luces al in-terior de los estudios de la ciudad, respecto al saber tcnico que reproducelos grandes proyectos urbanos.

    La bsqueda de factores determinantes del proyecto del Malecn2000, encamina la metodologa de la tesis, basado en la predominancia delproceso de su produccin sobre el producto, con el n de revelar aquelloque lo constituye como creacin conjunta entre empresarios, polticos,

    proyectistas, etc., y acceder a las negociaciones previas a la construccin

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    del proyecto, es decir, que la investigacin indaga especcamente en laetapa de su concepcin, momento en el que se denen los fundamentos

    que sustentan la regeneracin del antiguo Malecn Simn Bolvar.Las correlaciones entre el diseo del proyecto y la etapa de ne-

    gociaciones, se convirtieron en la principal limitante de esta investigacin,ya que estuvo condicionada por el difcil acceso a informacin sobre elproceso de formulacin de la obra concretado por una universidad extran-jera, por ello no existe informacin grca del proceso proyectual en losarchivos de las instituciones locales gestoras de la regeneracin urbana deGuayaquil, as como el hermtico acceso a actas de sesin del directorio

    y otras documentaciones de carcter privado emitidas por la fundacincreada para administracin y ejecucin.

    Para tomar contacto interactivo entre la materialidad del proyectoy las negociaciones establecidas previo su construccin, se presentarnvarias entrevistas en profundidad al equipo de proyectistas y actores delgremio de arquitectos excluidos en la etapa de formulacin de la propues-ta, anlisis de prensa para reconstruccin de los hechos, otros documentoselaborados para la ejecucin de la obra, imgenes ilustrativas del antepro-

    yecto diseado por la universidad extranjera y el proyecto denitivo delMalecn 2000, con el objetivo de establecer relaciones entre los instru-mentos legales y urbanos creados en la etapa de concepcin de la obra y eldiseo denitivo del proyecto.

    El objetivo central de esta investigacin, es justamente vincular laetapa de concepcin del proyecto al diseo nal del Malecn 2000. stees un momento decisivo, en la medida que se establecen los intereses de laspartes involucradas, que deben ser canalizados a una respuesta espacial por

    el proyectista. En ese sentido, el diseo del Malecn 2000, no constituye ens mismo materia de anlisis para esta investigacin, ya que desde el enfo-que propuesto, sus formas y funciones, son una materialidad condicionadapor factores externos al lenguaje proyectual. Sin embargo, se presenta demanera introductoria una breve descripcin de los sectores que lo compo-nen para tener una mejor aproximacin a la lectura de esta tesis.

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    Un recorrido por el plano

    El Malecn 2000, localizado en el centro de la ciudad de Guayaquil, se de-sarrolla sobre una extensin de 2.5 km de largo con una supercie aproxi-mada de 20 ha, desde la calle Cuenca por el sur hasta el barrio Las Peaspor el norte. El diseo se proyecta sobre las antiguas instalaciones delMalecn Simn Bolvar y la plataforma ganada al ro como parte del male-cn regenerado. Los espacios que lo conguran sern expuestos a manerade un recorrido en sentido norte-sur que permitir un reconocimientogeneral del proyecto.

    El lugar de partida, es la calle Numa Pompillo Llona de Las Pe-as, que limita por el sector norte al proyecto. Desde el monumento de loscaones del fortn, se despliega una escalera que conecta la circulacinde dicha calle a la planada que sirve de prembulo para uno de los ingresosal subsector 7, destinado a ser la zona comercial, recreativa y cultural delproyecto. Cruzando la planada, se puede apreciar el primer acceso desdela reja azul que cerca al Malecn 2000.

    Despus de cruzar la reja, resalta a primera vista una slida y blan-

    ca volumetra, en donde funciona el actual Centro Cultural Simn Bolvar.Tomando el camino de la izquierda se despliega una rampa que alberga unadiscoteca en el vaco que permite su estructura. Ambos tramos de la rampaforman un vrtice, que improvisan un mirador con visuales al ro y a un sec-tor de recreacin que se forma entre el cuerpo cilndrico de la edicacin y elsegundo tramo de la rampa, la misma que nalmente conecta con la cubiertade este conjunto de volmenes, ambientada para otras funciones.

    Las instalaciones de la parte superior del centro cultural, destina-

    das a actividades de administracin, talleres, biblioteca, centro documental,etc., estn distribuidas en tres bloques sobre el borde izquierdo, en cuyasseparaciones se asientan pequeas reas de contemplacin con mobiliariourbano, y junto con la disposicin rtmica de columnas metlicas, generanun recorrido que desemboca en una amplia plataforma cubierta por unamembrana tensada por pilares, que posee visuales hacia el ro y es utilizadaprincipalmente como escenario para conciertos o espectculos.

    Al salir de la plataforma, un puente de pocos metros conduce a

    otro sector de recreacin que remata con otra estructura de membranas dis-

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    puestas grupalmente. Hacia el costado derecho, se disponen unas escalerasque conducen al ingreso del primer bloque de parqueaderos y al patio de co-

    midas que operan en la planta baja, as como el rea de recreacin y unos ci-mientos de hierro y cemento fundido que se disponen al mismo nivel junto ala rivera. Hacia la izquierda, el recorrido contina con una ligera pendiente,sobre una rampa que permite observar las instalaciones del IMAX (museoy cine) con un cuerpo cilndrico de envolvente transparente y cubierto poruna cpula, que contrasta con la masa arbrea del jardn botnico colindan-te, el mismo que marca el ingreso al subsector 6 del Malecn 2000.

    A continuacin de la rampa, la circulacin de este ambiente queda

    enmarcada por el ro Guayas hacia el este y el jardn botnico, colindantecon la Av. Simn Bolvar hacia el oeste. La disposicin intermedia deluminarias, divide el recorrido en dos senderos, en donde rtmicamente selocalizan jardineras, mobiliario urbano y varias claraboyas que iluminan laplanta baja, a la que se accede por tres casetas que albergan la circulacinvertical para ingresar al parqueadero dispuesto a lo largo y ancho de estebloque, con ventilacin y tambin con visuales hacia la ra y los jardines.

    Esta circulacin remata en una plaza rectangular de recreacin

    que conserva el mismo tipo de mobiliario, con visuales a un muelle dedos embarcaciones sobre el ro y junto al monumento a los donantesconstruido a manera de rampa y cubierta sobre el sector de los jardines.El monumento est orientado de manera transversal al recorrido lineal delmalecn, y estructurado por soportes metlicos y placas de vidrio talladascon los nombres de los ciudadanos que contribuyeron econmicamente ala ejecucin del proyecto.

    El recorrido contina con una ligera pendiente, con visuales al

    ro y permitiendo la continuidad de escalinatas conectoras con la pla-za poca y la plaza precolombina que funcionan como distribuidorescentrales de circulacin al interior de los jardines. Cuando termina la ve-getacin y la masa arbrea de este sector, el inicio de los subsectores 4 y5 destinados al rea de recreacin, limita con la avenida principal hacia ellado oeste, permitiendo visibilizar los edicios aledaos. Estos sectoresestn compuestos por zonas de recreacin, de ejercicios, restaurantes, laplaza Junn, pista de patinaje, juegos infantiles y remata con la plazoleta del

    vagn de tren.

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    La plataforma que gana terreno al ro se ampla para dar cabida al subsec-tor 3 de carcter cultural y cvico. El primer espacio perceptible es la plaza

    cvica que contiene el emblemtico monumento la rotonda, inscrito enpiletas distribuidas segn la composicin de los tramos de adoquines quecubren el piso sector. Las visuales hacia el oeste remarcan la av. 9 deoctubre, el edicio del antiguo banco La Previsora, as como otras edica-ciones aledaas al sector y hacia el este se despeja una panormica hacia elro Guayas y espacios de contemplacin dispuestos a lo largo de la orilla.

    El edicio del Yacht Club Guayaquil anexo a la plaza cvica, di-vide el recorrido hacia la parte posterior y delantera de sus instalaciones. La

    fachada frontal del club, remata en un muelle y es bordeada por un puentede madera que orienta la circulacin hacia el siguiente ambiente congura-do por torres de observacin y monumentos de personajes ilustres. Estaplataforma posee varias escalinatas que conectan con el recorrido de laplanta baja, en donde se ubica el ingreso al segundo bloque de parqueade-ros, servicios higinicos, espacios de recreacin, monumentos y rboles.

    Ambos recorridos vuelven a coincidir en las instalaciones delYacht Club Naval, frente al cual funciona otro embarcadero y es atra-

    vesado por un puente de similares caractersticas formales que el anterior.El siguiente tramo de la plataforma disminuye sus dimensiones y disponeun canal de circulacin que alberga espacios de circulacin frente al ro, ascomo la torre morisca y el monumento a la aurora gloriosa, ubicadasobre las graderas antiguas encontradas durante las excavaciones de laobra en la etapa de su construccin.

    El subsector 2, destinado a actividades comerciales, inicia conuna laguna y una rampa que alberga en su estructura inferior el ingreso

    al tercer muelle y conduce desde la supercie a los centros comerciales,en donde operan restaurantes y patios de comida desde la planta alta concirculacin exterior y en la planta baja funcionan boutiques, peluqueras,tiendas de artesanas, sucursales bancarias, otro tipo de restaurantes, etc.,distribuidos al interior de los tres bloques diseados a esta actividad.

    Si bien el sector comercial contina sobre una segunda platafor-ma de restaurantes dispuestos en una sola planta con terraza, en dondefunciona el tercer grupo de parqueos del proyecto y los patios de comida

    al aire libre con visuales al ro. sta plataforma pertenece al subsector 1b

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    de la Plaza Olmedo. Al cruzar la plaza y atravesar el puente que bordea lafachada frontal del Club de la Unin, se tiene acceso al subsector 1a que al-

    berga las instalaciones del recuperado mercado sur, que resalta a simplevista por su estructura metlica y envoltura transparente, que actualmentecumple la funcin de centro de exposiciones.

    Anexo al antiguo mercado, se genera una circulacin lineal frenteal ro con mobiliario urbano y en la parte posterior se distribuyen espa-cios de contemplacin y descanso, desde donde se puede apreciar que lossectores aledaos (edicios de vivienda y la iglesia San Jos), fueron tam-bin modicados formalmente para incluirlo visualmente al recorrido del

    proyecto. Las dos circulaciones convergen en la edicacin del mercadoartesanal, circunscrito a un grupo de jardineras, al cual se accede por me-dio de rampas dispuestas en el permetro de su volumetra.

    El recorrido tiene continuidad sobre la plataforma frente al roque disminuye la mitad de su extensin para rematar en el monumentode las banderas, precedido por una espesa vegetacin que marca el ingre-so a este sector, y por el otro extremo colinda con la calle Cuenca, que seconstituye como la limitante del extremo sur del proyecto. Estos espacios

    edicados en el paisaje urbano parecieran nicamente cumplir con las fun-ciones de circulacin, recreacin, comercio, etc., asignadas desde la tareaproyectual al Malecn 2000, sin embargo, revelar la indisociable relacinde esta dimensin fsico-espacial con el proceso de gestin y toma dedecisiones es el principal cometido de esta investigacin a desarrollarse acontinuacin.

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    El Malecn 2000 marca una nueva etapa en la estructura urbana, en el ima-ginario de la ciudadana y en la gestin pblica, ya que da inicio al plan deregeneracin urbana instituido por el gobierno local como garanta para elprogreso de la ciudad y los guayaquileos. El plan de intervencin munici-pal, necesit de una obra catalizadora que permitiere legitimar el discursopoltico, instituir nuevos mecanismos de gestin y su reproduccin haciaotros sectores de la ciudad; este proceso es puesto en marcha con la rege-neracin del antiguo Malecn Simn Bolvar.

    Guayaquil no est exenta de las transformaciones urbanas que hasufrido Amrica Latina en las ltimas dcadas, debido a la visin neoliberalpresente en la gestin urbana y a un desarrollo endgeno sustentado en larecuperacin del centro de la ciudad (Carrin 2003). Aunque cada caso es

    singular, en algunos el inters es la preservacin del patrimonio, en otros uti-lizar ecientemente activos inmobiliarios o revertir el proceso de deteriorourbano, est presente un nuevo patrn de intervenciones desde el gobiernolocal con nfasis en la regeneracin de centralidades histricas o urbanas.

    La activacin de centralidades, ha desencadenado una gran diver-sidad de instrumentos urbansticos, institucionales, legales y nancieros,que persiguen dinamizar econmica, social, simblica y fsicamente al sec-tor, dentro de los cuales, el proyecto urbano es un factor detonante del

    proceso. En ese sentido, Malecn 2000 fue el instrumento provocador

    MALECN 2000:El inicio de la regeneracin urbana

    CAPTULO .I

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    de la regeneracin urbana de Guayaquil y orientador de una estructurade gestin basada en la asociacin pblico-privada, que instaura nuevos

    mecanismos para ejecutar la intervencin.Si bien es cierto, la lgica de la regeneracin se inserta en el com-

    portamiento urbano inscrito en la produccin de centralidades, el caso deGuayaquil adquiere un sentido particular por el contexto en el que se desa-rrolla. ste genera condiciones especcas para articular a los promotoresdel proyecto y crear los mecanismos de gestin necesarios para activar laregeneracin urbana, a travs de la construccin del Malecn 2000.

    Contexto urbano y poltico del proyectoLa regeneracin urbana inicia con el Malecn 2000, en un contextode cambios a nivel urbano y poltico. A principio de la dcada de losnoventa, la ciudad de Guayaquil enfrentaba una estructura urbana conprofundas distorsiones y desigualdades, tanto en trminos de una cen-tralidad deteriorada (congestin del centro, proliferacin de bahas2 y detrabajadores informales, etc.), as como por el crecimiento de las zonasperifricas, conformada por los sectores marginales de la ciudad, debidoal ujo de inmigrantes provenientes de todas las regiones del pas. Esteescenario estuvo promovido por una crisis de servicios pblicos y unagestin municipal fragmentada.

    La alcalda de turno, representada por el Partido RoldosistaEcuatoriano (1984-1992), deba solventar la insuciente dotacin deservicios pblicos de alcantarillado, agua potable y recoleccin de ba-sura, que demandaban los suburbios, as como los problemas de delin-cuencia y contaminacin asociados a la degradacin de la zona centralde la ciudad, al mismo tiempo que sufra un constante desgaste por es-cndalos de corrupcin ocasionados desde la administracin municipal.Durante este perodo Guayaquil es una ciudad en franco retroceso,con una crisis que se agudiza en todos los rdenes, en todos los aspec-tos (Castro 1989: 57).

    La crisis administrativa que se da en el espacio urbano guayaquileose reproduce tambin al interior de la municipalidad, convirtiendo a sta en

    2 Sector comercial del centro de la ciudad de Guayaquil.

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    un ente burocrtico y obsoleto debido a su arcaica estructura de gestin. Se-gn, Villavicencio (1989: 50), ello genera prdida de competencias de la mu-

    nicipalidad frente al Estado y el traslado de algunas de sus funciones, como elcaso de actividades docentes, educativas y de construccin.

    Smese a lo anterior un municipio insuciente en recursos,inapropiado en su estructuracin y mutilado por la accinpoltica externa e interna; smese las continuas luchas quepor intereses polticos fueron destruyendo el espritu tri-butario de la gente y creando esa vocacin de mendigos deservicios que la ciudad ya no puede dar; smese el aliento y

    complicidad en el negociado de las tierras; smese la injustadevolucin de la parte proporcional que le corresponde aesta ciudad y tendremos entonces un esquema del Guaya-quil actual: desordenado, violento, lleno de basura, mano-seado y violado por polticos que la recuerdan preferente-mente en perodos preelectorales.(Baquerizo 1989:96)

    Dicha problemtica se convierte en el eje fundamental del discurso del

    prximo partido poltico electo, que presenta la construccin de msobras pblicas y la regeneracin urbana como promesa redentora delcaos que atravesaba la ciudad. En este perodo se empieza a conformarnuevos instrumentos para la gestin pblica, frente a la inoperancia dela administracin municipal, dados por la implementacin de empresasprivadas o mixtas que asuman la administracin de los servicios pblicos.As, en 1992 el Ing. Len Febres Cordero pasa a ser el nuevo alcalde deGuayaquil, dando inicio al perodo municipal Social Cristiano, como pro-

    motor de la regeneracin urbana.En el primer perodo de alcalda de Febres Cordero (1992-1996)se remodela el edicio municipal, como contrapunto a un pasado inde-seable de abandono municipal que la nueva administracin estara regene-rando hacia el orden y se construyen varias obras pblicas bajo el esloganGuayaquil vive por ti, como la construccin de avenidas, de pasos adesnivel, de una red de mercados. Se realizan intervenciones puntales enlas zonas perifricas como el relleno de barrios marginales, dotacin de

    servicios bsicos, la legalizacin de tierras informales y se elabora el Plan

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    de Desarrollo Urbano Cantonal, proyecto concebido como smbolo de latransformacin del nuevo periodo municipal.

    Es despus de la reeleccin de Len Febres-Cordero como al-calde de Guayaquil (1996-2000), que comienza el proceso de regenera-cin urbana de la ciudad y se instaura un nuevo modelo de gestin p-blica. La administracin Social Cristiana, se desenvuelve en un contextopoltico de debilitamiento del gobierno central y por lo tanto, de nuevosparmetros de accin para el gobierno local, el mismo que incorporainstitucionalmente la cooperacin pblico-privada para emprender con-juntamente proyectos de ciudad.

    En este escenario, el Malecn 2000, surge como una iniciativade la banca privada, para posteriormente ser adoptado por Febres Cor-dero como el proyecto activador de la regeneracin urbana. La propues-ta responde a las nuevas estrategias de gobierno local sintomticas en laregin latinoamericana, basadas en intervenciones urbanas que impactenen la estructura econmica del territorio a travs de la recuperacin delcentro de la ciudad, la asociacin con el sector privado y la ejecucinde grandes proyectos urbanos como instrumentos provocadores de la

    revalorizacin del sector.El proyecto se gesta en un contexto urbano de deterioro del rea

    central, momento en el que toda la inversin inmobiliaria se habra tras-ladado a la zona norte de Guayaquil, a travs de la oferta de superciepara ocinas y locales comerciales. Por ello, la revalorizacin del entoncesMalecn Simn Bolvar, propuesto por el Banco La Previsora, dotara denuevas funciones al centro tradicional de la ciudad. Para dicho efecto, secontrata a una institucin universitaria inglesa, a quien se asigna la compe-

    tencia del rediseo de este espacio.Para la planicacin y construccin del proyecto, la Municipali-

    dad crea la Fundacin Malecn 2000, como la institucin encargada degestionar todo el proceso de produccin de la obra, desde su concepcincon los actores involucrados en la toma de decisiones, hasta su edicacinen el paisaje urbano y la administracin del proyecto despus de su cons-truccin. Se inicia un perodo de privatizacin de la gestin pblica quese inaugura con el proyecto del Malecn 2000, pero que actualmente se ha

    extendido hacia el resto de sectores regenerados de la ciudad.

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    Despus de ocho aos de la administracin de Febres Cordero, en mayo del2000, el nuevo alcalde electo y gobernante actual de la ciudad, Jaime Nebot

    Saadi, concluye la construccin del Malecn 2000 y da inicio a la Regenera-cin Urbana, que se concentrara inicialmente en el casco bancario situadoen el centro de la ciudad, para luego extenderse a otras zonas de la urbe.Bajo el eslogan Guayaquil Ms Ciudad, las obras se concretan en sectorescomo el Cerro Santa Ana, Avenida 9 de octubre, Malecn del Salado, PlazaCentenario, barrios de lite como el Barrio el Centenario y Urdesa y barriossuburbanos como La Playita del Guasmo, etc.

    Posterior a la construccin del Malecn 2000, la alcalda de Jai-

    me Nebot, ampla la estructura paralela de fundaciones para continuarcon el proyecto de regeneracin urbana, tales como Siglo XXI, Metro-va y la Fundacin Aeropuertaria, para que desde su competencia comoentidades privadas sin nes de lucro, acten como ejecutores y adminis-tradores de las obras promocionadas por la municipalidad. La creacinde este cuerpo institucional, ha orientado la gestin pblica a fortalecerpolticas privatizadoras para la ejecucin del proyecto de la regeneracinurbana de Guayaquil.

    As, la regeneracin de espacios y la gestin privatizada, se ins-taura como una intervencin estratgica desde el gobierno local y como elmecanismo institucional idneo para garantizar el desarrollo de la ciudad.Los mecanismos creados para la ejecucin del Malecn 2000, si bien sonun precedente para el nuevo modelo de gestin urbana, es puntualmenteun hecho determinante de las caractersticas del proceso de regeneracinde Guayaquil.

    Este proceso ha sido avalado por la autoridad municipal como

    el modelo de desarrollo para la ciudad, sin embargo, los impactos quela privatizacin de la gestin ha generado en el espacio pblico han sidonefastos debido a la implementacin de polticas de uso de las zonas rege-neradas. Ambas caras de la moneda son expuestas a continuacin.

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    La regeneracin urbana a posteriori de su ejecucin

    Existen posturas polarizadas respecto a los impactos provocados porla regeneracin urbana de Guayaquil. La primera corresponde a losmentores, diseadores y gestores, que fundamentan al proyecto comoel modelo de desarrollo urbano que ha permitido el progreso deGuayaquil, posicionndola como referente de recuperaciones urbanasexitosas a nivel latinoamericano, y la segunda concentrada en el mbi-to acadmico y los sectores de la ciudadana afectados, que presentancrticas al discurso ocial por los efectos de exclusin social que han

    tenido las zonas regeneradas.Desde el punto de vista de los gestores del proyecto, la regene-racin urbana fue concebida bajo principios integrales que permitiran eldesarrollo sostenible de la ciudad, por lo tanto se constituye como el plande intervencin idneo para lograr un medio urbano donde coexiste la di-mensin econmica, social, ambiental. El proyecto ha sido avalado por elPrograma de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), por conside-rarlo como un ejemplo de buena prctica de promover la gobernabilidad

    democrtica como factor importante en la erradicacin de la pobreza ypromocin del desarrollo.

    Las administraciones de Len Febres Cordero y Jaime Ne-bot recibieron ayer una mencin del Programa de las Na-ciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y del ProgramaRegional Feria del Conocimiento para el Fortalecimiento dela Gobernabilidad Local en Amrica Latina.

    El PNUD resalt los logros en la recuperacin de espaciospblicos y regeneracin urbana, mejora en el transporte ysalud, y progresos en la eciencia institucional y promocinde alianzas estratgicas para el desarrollo en la ciudad.Diario Hoy, 5 de diciembre del 2003

    La Muy Ilustre Municipalidad de Guayaquil, promueve la regeneracinurbana como el instrumento que permiti consolidar un nuevo modelode gestin pblica, basado en el fortalecimiento de alianzas con el sector

    privado, para garantizar la ejecucin de obras y convertir a Guayaquil en

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    una ciudad competitiva capaz de atraer inversiones internacionales. Comoparte del discurso poltico que la respalda, se ha enfatizado los mltiples

    benecios producidos por el proyecto, asociados a la insercin de la ciu-dad en el mercado del turismo global, as como la generacin de plazasde trabajo, la transformacin de la imagen urbana y la recuperacin de laidentidad de los guayaquileos.

    As, el Alcalde guayaquileo defendi el modelo de ges-tin municipal frente a las crticas de un supuesto separa-tismo () Nebot resalt la fructfera labor del Municipioen obras pblicas y servicios, como la regeneracin urbana,que aparte de embellecer la ciudad, genera trabajo, directae indirectamente, para cerca de 60.000 personas, entre pin-tores, albailes, carpinteros, gasteros, entre otros, y hagenerado mucha autoestima y cambio para bien de la vidade la gente, aparte de que en conjunto con el aeropuerto yuna serie de obras adicionales, ha permitido a Guayaquil serun destino turstico en apenas 10 aos.

    Seccin Noticias: 13 de mayo del 2010. Alcalde Jaime Nebot com-

    parti como expositor su modelo de gestin en al Congreso Interna-cional Slade Gye. Disponible en el sitio web de la municipalidad:http://www.guayaquil.gov.ec/, visitado en octubre del 2010

    Por otro lado, las crticas al proyecto que provienen en su mayora del m-bito acadmico consideran que el desarrollo institucional creado para ges-tionar el proyecto ha desencadenado la privatizacin del espacio pblicoy legitimado la implementacin de polticas de uso y dispositivos de segu-ridad en las zonas regeneradas, destinadas a controlar el comportamientode la ciudadana (Andrade 2005). La regeneracin urbana es asociada a unproyecto civilizatorio, que opera con la imposicin de reglamentos insti-tuidos por la red de fundaciones privadas, encargadas de administrar losespacios intervenidos.

    La privatizacin de la gestin y la consecuente implementacinde reglamentos de uso del espacio pblico como parte de la poltica ad-ministrativa, restringe principalmente el derecho al ingreso y libre trnsito,

    motivo por el cual, la regeneracin urbana ha sido calicada como un pro-

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    yecto excluyente. Algunos autores han denominado este fenmeno comolimpieza social (Garcs 2004; Andrade 2005), el cual ha consistido en

    la eliminacin de expresiones de tipo popular, as como la expulsin devendedores ambulantes, mendigos, travests, etc., de las zonas regeneradas.El sector de los comerciantes ambulantes al verse afectado por el reorde-namiento de usos de suelo que gener el proyecto de regeneracin urbanay ser constantemente perseguidos y expulsados por la polica municipal delas zonas regeneradas, representa un movimiento de resistencia al interiorde la ciudadana.

    Cabe sealar, que son los comerciantes informales los ni-cos que han protagonizado protestas en contra del orde-namiento llevado a cabo por la municipalidad, las cuales sibien es cierto han sido espordicas, han puesto de maneramomentnea en cuestin los mecanismos utilizados paraordenar la ciudad.(Fernndez 2006:15).

    Paralelamente, se ha puesto en evidencia que la regeneracin urbana se

    caracteriza por el establecimiento de un lenguaje patrimonial genricodirigido a la explotacin comercial y al uso restringido de los espaciospblicos (Andrade 2005). En ese sentido, se reconoce que si bien el pro-yecto ha legitimado un modelo de gestin municipal y la implementacinde polticas privatizadoras, ste opera a travs del rediseo del espacio,transformando la imagen de la ciudad como estrategia de marketing ur-bano para registrar una marca de ciudad deseable para el consumo de losciudadanos locales y turistas internacionales.

    El lenguaje instaurado por la regeneracin urbana, tambin hasido analizado en funcin de los imaginarios urbanos. Los imaginariossobre la ciudad de Guayaquil se han transformado radicalmente en la lti-ma dcada a partir de la proliferacin de estticas arquitectnicas (Zerega2007:93). La homogeneizacin del paisaje urbano, con la transformacinde espacios a las formas tipolgicas de la regeneracin, ha tenido un fuerteimpacto en el imaginario de la ciudadana, que identica las nuevas obrasurbanas y arquitectnicas, como smbolos de identidad y evidencia del

    progreso de la ciudad.

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    Como respuesta crtica al discurso ocial que opera tras el lenguaje ins-taurado por la regeneracin, se han realizado varias intervenciones prove-

    nientes de la escena artstica local, en un intento por establecer un espaciociudadano reexivo.

    Prcticas artsticas de diversa ndole han incorporado demaneras muy heterogneas las aristas ms conictivas de laregeneracin al interior de sus discursos. Una buena partede estas () se ha basado en estrategias de resignicacinde los sistemas de smbolos que la misma regeneracin ac-tiv o puso a circular.

    (Krone 2007:78)

    En denitiva, los proyectos urbano-arquitectnicos de la regeneracin ur-bana de la ciudad de Guayaquil, han sido identicados como smbolos deidentidad ciudadana, como estrategia de marketing urbano, como dispo-sitivo de poder y como instrumento para consolidar un nuevo modelo degestin. Los diversos enfoques expuestos anteriormente, correspondien-tes a posturas crticas y promotoras de la regeneracin, estn relacionados

    con los procesos activados a posteriori de la ejecucin de los proyectos, sinembargo, el re-diseo a travs de los cuales opera la regeneracin urbanaresponde a una etapa previa de concepcin en donde se estructuran lascaractersticas de la intervencin.

    La problemtica a priori de la construccin del proyecto

    Los efectos generados por la implementacin de la regeneracin urbana,asociados a la exclusin social, al control de la ciudadana y a la privatiza-

    cin del espacio pblico, si bien tienen implicaciones concretas desde laadministracin de los sectores regenerados, son expresiones de factoresestructurales denidos a priori a la ejecucin de los proyectos, es decir, enla etapa de su concepcin. En otras palabras, son producto de una serie denegociaciones, consensos y mecanismos reguladores, en donde se denenlos fundamentos del proyecto a edicar y las dinmicas que su regenera-cin debe activar en el espacio urbano.

    El proceso de concepcin de un proyecto urbano es revelador

    de los actores e intereses de los promotores involucrados en la etapa de

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    formulacin, de las acciones municipales para regular procesos integraleso intervenciones localizadas, de las caractersticas participativas o unilate-

    rales de la estructura de gestin, del tipo de consensos y negociaciones lo-gradas previo a su construccin, de los objetivos perseguidos, etc. Todosestos factores se hacen efectivos nicamente con la ejecucin del proyectourbano, y en ese sentido inciden en el proceso de su produccin, ya que suconstruccin debe activar las operaciones econmicas, intenciones polti-cas y dinmicas predeterminadas.

    El Malecn 2000, en respuesta a las nuevas estrategias de ges-tin urbana desde el gobierno local, tambin forma parte de un consenso

    generalizado en las agendas pblicas, de considerar este tipo de interven-ciones como positivas para el desarrollo de la ciudad. Sin embargo, laproduccin de grandes proyectos urbanos acarrea varias tensiones; entrelo pblico y lo privado, el mercado y la construccin de ciudadana, losnegocios empresariales y la economa urbana, etc., que para el caso deGuayaquil, adquieren una conguracin especca, debido al contexto ur-bano y poltico en el que se gesta el proyecto.

    Las negociaciones establecidas en la etapa de concepcin del

    proyecto, no han sido esclarecidas incluso una dcada despus de laculminacin de la obra, lo que se ha dado a conocer pblicamenterespecto al Malecn 2000, es la retrica desarrollista promovida porla prensa y el discurso poltico que la respalda, que legitimaron el pro -yecto como la obra emblemtica de la regeneracin, que permitira re-valorizar la zona cntrica y que tendra efectos multiplicadores para eldesarrollo de la ciudad.

    El contexto urbano y poltico en el que se concibe el Malecn

    2000, denido por una centralidad deteriorada y el auge de un nuevo mo-delo de gestin urbana, condensa las particularidades de la regeneracindel malecn, ya que es un proyecto promovido por el sector bancario, aus-piciado por la autoridad municipal, gestionado por una fundacin privaday diseado por una institucin universitaria en el exterior. Este conjuntode factores y actores, consolidan la etapa de concepcin del proyecto y le-gitima un proceso hermtico para su formulacin, restringido a los empre-sarios, asesores, polticos, ciertos sectores representativos de la sociedad y

    proyectistas seleccionados para la formulacin de la propuesta.

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    El conjunto de negociaciones, consensos, criterios y conceptos deni-dos en esta etapa, evidentemente, condiciona las caractersticas del Male-

    cn 2000 en tanto orientador de la propuesta. Este es un proceso largo ymaleable a las condiciones econmicas, ambientales, polticas, etc., en lasque se gesta la idea. Encontrar los vnculos entre el proyecto y el con-junto de factores formulados para su ejecucin, es el problema centralde esta investigacin. Para dicho efecto, el siguiente captulo presentavarios enfoques sobre el proyecto a nivel macro en la planicacinurbana, su rol en la produccin social del espacio y a nivel micro en elejercicio de arquitectos y urbanistas, para esclarecer la dinmica asociada

    a su produccin.

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    Los grandes proyectos urbanos

    El proyecto del Malecn 2000 est inmerso en las transformaciones quelas ciudades latinoamericanas han sufrido en las ltimas dcadas. Afecta-das por un cambio en el modelo de crecimiento urbano, surgen nuevas

    estrategias polticas de intervencin local, que fortalecen la construccinde grandes proyectos urbanos como instrumentos claves de desarrolloy la reconguracin de la gestin pblica basada en la participacin activadel sector privado mercantil.

    El proyecto urbano se constituye como un instrumento de actua-cin pblica sobre un segmento de la ciudad, como orientador de dinmicaseconmicas, factores simblicos, transformaciones fsicas y sociales, etc., areactivar en el sector intervenido. Segn Lungo (2005:5) la nocin de pro-

    yecto urbano surge en Europa en los aos 70, asociada a las contradic-ciones existentes entre los proyectos arquitectnicos de gran dimensin ylos planes urbanos. Posterior a ello, con los cambios asociados a la visinneoliberal de la gestin urbana, reejada en la asociacin pblico-privada,son orientados directamente como motor de desarrollo de la ciudad.

    Con este cambio la nocin de proyecto urbano compitecon la de plan urbano al ser ms atractiva para los inversio-

    nistas privados al precisar las propuestas espaciales a incluir,

    Algunas discusiones sobre el proyecto

    CAPTULO .II

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    te la relacin entre lo pblico y lo privado, podr oponersea la opcin de gestin urbana neoliberal.

    (Lungo 2005: 5)

    La participacin del sector privado-mercantil, tiene un peso radical en laspolticas de intervencin urbana que lideran la construccin del espaciourbano en la actualidad. Esta tendencia del gobierno local, es tambinuna respuesta al nuevo patrn de crecimiento urbano en las ciudades lati-noamericanas. Segn Carrin el urbanismo que se desarroll en AmricaLatina en el siglo XX, estuvo caracterizado por un crecimiento perifrico,

    que posteriormente sera reemplazado por un retorno a la ciudad cons-truida (Carrin 2003).Este proceso de transformacin de la ciudad, abandona la urba-

    nizacinperifrica, para dar paso a una urbanizacin endgenaque consolidauna centralidad al interior de la ciudad, constituida como el espacio funda-cional de la estructura urbana. Carrin explica este fenmeno desde la des-concentracin de las funciones urbanas principales que ocupaban el centrogerminal hacia otros sectores de la ciudad, relocalizando esta funcin de

    centralidad y ocasionando una diferenciacin con el casco histrico.Desde este momento se evidenciar el desdoblamiento delos dos tipos de centralidades (urbana y la histrica) ().Ser, entonces, la prdida de centralidad y la subsecuentedistincin de los dos tipos de centralidad las que dan naci-miento a esta particularidad urbana.(Carrin 2003: 134)

    Con esta vuelta de prioridades que recaen dentro de los lmites construidosde la ciudad, se abren nuevas perspectivas analticas y mecanismos de inter-vencin en las ciudades de Amrica Latina, basados en la recuperacin decentralidades. Es decir, que las zonas cntricas de las ciudades adquieren unnuevo sentido, lo que a su vez genera un nuevo paradigma de intervencin queapuesta al aprovechamiento de estas centralidades como estrategia para reva-lorizar el sector. El mejor aprovechamiento de los centros urbanos se planteacomo una estrategia que apoya la bsqueda de la sustentabilidad del desarrollo

    urbano, particularmente de las grandes ciudades (Coulomb 2000: 77).

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    La produccin de centralidades en Latinoamrica, surge del deterioro delrea central de la ciudad en consecuencia de situaciones sociales, econmi-

    cas y polticas, as como de los procesos de modernizacin particulares encada uno de los pases y ciudades de la regin, relacionados directamentecon el modelo aperturista, el ajuste econmico que reduce las polticassociales y por ltimo, de las polticas de privatizacin y descentralizacinque tienden a disminuir la presencia del Estado nacional (Carrin 2004:129). Esta crisis de los centros urbanos, intenta ser superada con ope-raciones de renovacin urbana, presentada como una oportunidad parareactivar econmica y socialmente la ciudad.

    En ese sentido, los conceptos de renovacin, recuperacin, re-ciclamiento urbano y/o regeneracin urbana, etc., estn directamenteasociados al ciclo caracterstico de la produccin de una centralidad, queinicia con un proceso de deterioro de las reas centrales como justicativoprincipal para emprender propuestas que revaloricen el sector, es deciractivar una dinmica econmica, social, cultural, urbana, etc. Este tipode intervenciones se tornan prioritarias en las agendas programticas delas autoridades locales de las ciudades de Amrica Latina, es decir, que se

    constituye como la principal herramienta de intervencin urbana y gobier-no de la ciudad.

    El aprovechamiento de las infraestructuras subutilizadas de lasreas centrales es una estrategia para dinamizar la economa urbana, atraerinversin del sector inmobiliario, insertar la ciudad en el mercado interna-cional (va la industria turstica) y transformar la imagen de la ciudad comopotencial para activar una identidad colectiva a nivel de la ciudadana. Paraque una intervencin de este tipo sea efectiva, es decir, permita activar la

    centralidad de una ciudad, resulta indispensable la construccin de proyec-tos urbanos emblemticos que permitan canalizar el proceso.

    El gran proyecto urbano es entonces una nocin polismi-ca, pero se puede entender como el hecho de articular unaestrategia fuerte alrededor de apuestas urbanas y socioeco-nmicas de gran dimensin y larga duracin que inciden enel desarrollo de una ciudad construida socialmente, cuandosta exista.

    (Lungo 2005:6)

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    La modalidad de construccin de la ciudad apoyada en la ejecucin degrandes proyectos urbanos conducidos por el sector privado, a travs de

    asociaciones pblico-privadas, plantea un importante desafo analtico, apesar de que existe un consenso por considerarlos positivos, ya que ha for-talecido una visin neoliberal de la gestin urbana, en el cual los interesesprivados de incrementar la competitividad, han sido legitimados en detri-mento de benecios para el sector pblico, la construccin de ciudadanay de procesos ms justos y equitativos.

    La importancia del estudio de los grandes proyectos y ope-

    raciones urbanas en el momento actual deriva de la pro-funda transformacin que est generando el proceso deglobalizacin, redeniendo las funciones de las ciudades ycolocando la cuestin de la competitividad de las mismas,con todo lo problemtico y discutible que signica la apli-cacin de este concepto econmico para el desarrollo ur-bano, en un primer plano en la planicacin del desarrollode las ciudades.Lungo (2005:5)

    As, los grandes proyectos urbanos son construcciones emblemticas im-pulsadas desde el sector pblico, que facilitan el consenso entre la diver-sidad de actores involucrados en el proceso de renovacin urbana, peroque segn Lungo (2005) estaran destinados a canalizar los benecios delentorno recuperado hacia la empresa privada. Poniendo en cuestin lospretendidos efectos multiplicadores en la economa urbana y la incorpo-racin de consensos con sectores de la ciudadana que vaya construyendouna visin de desarrollo de la ciudad compartido. Al respecto, Lungoconcluye sobre los siguientes cinco aspectos:

    Primero, que estos proyectos han servido para obviar lasorientaciones y normas de planicacin existente; segun-do, los mecanismos de participacin son a menudo forma-les; tercero, los proyectos estn en su mayora pobrementeintegrados al desarrollo de la ciudad; cuarto, acentan lapolarizacin socio-econmica; y quinto, estn asociados amodicaciones en la forma de gobernabilidad urbana.

    (Lungo 2005:7-8)

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    Por otra parte, los grandes proyectos urbanos inmersos en el marco de lamundializacin de los mercados, los cambios en la dinmica urbana en la

    regin latinoamericana, las nuevas modalidades de gestin urbana y estra-tegias de gobierno local, han consolidado las tendencias al interior de laarquitectura y el urbanismo, donde la visin neoliberal promueve la cons-truccin de formas seductoras para el consumo, que permiten consolidarlas operaciones del mercado, a travs de la nueva imagen urbana y de susefectos en la reestructuracin del valor del suelo urbano.

    Como parte de esta nueva forma de gestin urbana, el suelo urba-no es un factor decisivo de la intervencin, de manera que las operaciones

    dinamizadoras de la economa urbana, en una de sus principales vas de ac-cin, con lo cual habra de consolidarse efectivamente la ciudad y sus trans-formaciones. Justamente, en estas reglas de la economa urbana, se dene larelacin que tiene el proyecto urbano con la ciudad, ya que para garantizarel xito de una centralidad, es indispensable la edicacin de un espacioque repercuta econmicamente sobre el territorio. La arquitectura, en tantoedica el espacio, es indisociable de la dinmica de la economa urbana.

    Hoy en da los grandes proyectos tratan de intervenir enreas de sensibilidad especial a n de reorientar los pro-cesos urbanos () crear nuevas reas econmicas (enocasiones, enclaves territoriales) que tengan capacidad depromover entornos protegidos de la violencia y pobrezaurbana, y ms favorables a las inversiones privadas nacio-nales o internacionales () sus partidarios realzan su pa-pel instrumental en la planicacin estratgica, su supuestacontribucin a la productividad urbana y su ecacia parareforzar la competitividad de la ciudad(Lungo y Smolka 2005).

    La regeneracin de centralidades urbanas, ligada a la economa urbana,tiene tambin una relacin directa con la renovacin de la imagen urbana.El proyecto urbano como instrumento transformador de las propiedadesfsicas del espacio, es instrumento clave para refundar el espacio y forta-lecer el discurso poltico ligado a la re-construccin o defensa de la identi-dad. Sin embargo, ambos componentes estn directamente relacionados,

    en la medida que lo patrimonializable se convierte en una estrategia de

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    marketing urbano y la puesta en valor de infraestructuras urbanas generanun nicho potencial para el mercado turstico, ya que permite ofertar la

    imagen de la ciudad en la red global.El patrimonio arquitectnico y urbanstico, se congura actual-

    mente como recurso turstico, por los factores histricos, econmicos,culturales y simblicos que dan soporte a las centralidades urbanas. Laplena recuperacin del patrimonio cultural implica asignarle funciones quese relacionan con el redescubrimiento la ciudad como atractivo tursti-co y tambin cultural. El proyecto urbano se convierte en oportunidadde recuperar la identidad de aquellos espacios deteriorados y convertirlos

    adems en fuentes para dinamizar le economa urbana.El impacto del turismo en la recuperacin de centralidades, las ope-

    raciones econmicas sobre el territorio que persigue la actuacin del sectorempresarial privado, as como las estrategias polticas de regeneracin delespacio y de la identidad ciudadana, son los procesos relacionados con losgrandes proyectos urbanos, que inciden directamente en su produccin. Deah, la necesidad de vincular este conjunto de operaciones a la produccindel espacio, que para efectos de esta investigacin implica poner en dilogo

    la dimensin fsica del proyecto con un tejido social.

    El proyecto en la produccin social del espacio

    Desde la aparicin de la problemtica del espacio en el saber, no ha sido po -sible articular un conocimiento integral del mismo. Existe una concepcindesarticulada, fragmentada y especializada, producida por investigacionesrealizadas al interior de varias disciplinas desarrolladas por la cultura occi-dental, como la losofa, la fsica, las matemticas, la geografa, etc. En lamayora de estos campos de conocimiento, como es el caso de la arquitectu-ra y el urbanismo, ha prevalecido un enfoque reduccionista, que pondera lacategora de la abstraccin como argumento central de sus hallazgos.

    Al interior de la arquitectura y el urbanismo, el espacio es el ejede la tarea proyectual3 pero ha derivado en una abstraccin formal y vaca,que obvia sus dimensiones sociales, simblicas y polticas, por lo que dis-

    3 Prctica proyectual es una actividad propia de arquitectos y urbanistas, que consiste en la tra-

    duccin de conceptos a lenguaje fsico-espacial, es decir, es la actividad que posibilita la materializacindel espacio concebido.

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    cutirlo solo a partir de su campo de conocimiento, aparece como un meroreduccionismo. En ese sentido, se plantea en una primera instancia, un

    enfoque terico que reconozca las limitantes del espacio abstracto, frentea las posibilidades del espacio entendido como producto social.

    La rearmacin del espacio como producto social sobre la con-cepcin abstracta del mismo, es una hiptesis formulada por Henri Lefeb-vre, a mediados de los 70, en su libro La produccin del espacio (1974),que pone en duda su existencia como objeto de estudio en s mismo, ypropone un enfoque que reconozca el proceso productivo mediante el cualse constituye. Esta superacin, tiene una doble implicacin para efectos de

    esta investigacin: la primera recae sobre la apertura de la concepcin est-tica del proyecto al interior de la arquitectura y el urbanismo, y la segundapermite vincular la prctica proyectual y la produccin social del espacio,desde el plano o la categora del espacio concebido propuesta por el autor.

    Este planteamiento constituye un esfuerzo terico por revelar losprocesos que subyacen a la produccin del espacio desde la concepcindel proyecto, lo que implica canalizar la propuesta de Lefebvre en el cam-po de las Ciencias Sociales y la teora proyectual de la Arquitectura y el

    Urbanismo, hacia un dilogo en comn. Conforme a estas consideracio-nes, por un lado, el proyecto responde en un primer plano a preocupa-ciones en la esfera de la concepcindel espacio, ya que la ciudad debe ser enprincipio concebida. En ese sentido, la prctica proyectual, es reconocidapor Lefebvre, como uno de los factores que intervienen en la produccinsocial del espacio, correspondiente al plano de las representaciones delespacio, desde donde se materializa el espacio concebido.

    La prctica proyectual inmersa en los procesos de produccin

    del espacio, supone una superacin del enfoque abstracto empleado paramodelar el espacio a las leyes de la disciplina. Segn el mismo Lefebvre,este conocimiento no est dirigido a construir tipologas o prototipos, talcomo sucede en el saber proyectual, en donde el espacio es objetivado acriterios de diseo y construccin, es decir, una armacin del espacioen trminos abstractos, como fundamento para la produccin de obrasurbanas y arquitectnicas. Por el contrario, una visin no-neutral, implicadesmantelar el reduccionismo que ha obstaculizado el conocimiento de

    los procesos que lo constituyen como espacio.

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    Segn De Stefani (2009), el proceso histrico de cosicacin del espacio,tiene consecuencias muy particulares a nales del siglo XIX al interior

    de la arquitectura, momento en el que surge el espacio como concepto,cuando diversos historiadores del arte y la arquitectura, proponan a laarquitectura como el arte del espacio, el arte de dar forma al espacio, deorganizarlo (De Stefani 2009:3). De esta manera, el concepto de espaciose volvi fundamental para teorizar aquello que sera considerado comoArquitectura, y en consecuencia, el espacio quedara denido por las leyesestablecidas desde la academia para producirlo cientcamente. El devenirhistrico del espacio como categora abstracta, afect la disciplina en lo

    relativo al movimiento moderno de la arquitectura y el urbanismo, impe-rante en ambos campos hasta la actualidad.

    El mismo autor, alega que desde comienzos del siglo XX se reiteraque el espacio constituye la esencia de la arquitectura, entendido el concep-to de espacio abstracto como un dato meramente cuantitativo y abstradodel presente, en donde la promesa del progreso de la modernidad se armaen la ruptura con el lugar, el tiempo y la realidad, instaurando una seriede operaciones formales, funcionales y tcnicas, que se constituyen en los

    parmetros auto-referenciales del espacio. Esta nocin de espacio, se cons-tituye como un concepto asimilado pasivamente a efectos de resguardar lasleyes de la prctica proyectual, sin someterlo a juicio crtico alguno.

    Pero qu concepto de espacio era este? Ciertamente erauno abstracto y matemtico -basado tanto en Euclidescomo Descartes. Pero era adems, un espacio esencial-mente interior, delimitado, era el vaco mismo contenidopor la obra. El espacio real de la obra de arquitectura era

    confundido con lo que tan solo era una representacin oconcepcin del espacio -el espacio mental de la lgica, lasmatemticas y la geometra.(De Stefani 2009:28)

    El espacio abstracto, contina dominando los proyectos acadmicos en laactualidad, sin embargo, lejos de exponer su genealoga al interior del campoproyectual, es preciso identicar que la proclama posmoderna no se reejade manera directa en la complejizacin del concepto del espacio al interior

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    de ambas disciplina sino que el debate del agotamiento de los postuladosmodernos tanto a nivel de diseo arquitectnico como de la planicacin ur-

    bana, han sido orientados hacia la reformulacin del concepto del proyectocomo mecanismo para cuestionar los fundamentos que edican el espacio.

    A pesar, de que el saber proyectual (el saber de la disciplina ur-bana y arquitectnica) no ha establecido una reforma espacial, es decir,una reformulacin del concepto del espacio abstracto, ha introducido unnuevo enfoque para la comprensin del proyecto, entendido como elinstrumento que deviene en hechos urbanos o arquitectnicos, que repre-senta un lenguaje y por lo tanto el conocimiento proyectual, que contiene

    las negociaciones que lo producen y en ese sentido, permite construir unproceso investigativo. Dicho enfoque, problematiza las decisiones y solu-ciones que proponen las preexistencias fsicas, sociales, histricas, econ-micas, polticas y culturales, que determinan la edicacin del espacio.

    El proyecto es visto por todo el pensamiento contempor-neo como un momento fundamental, lo que constituye lamisma arquitectura, el principio de su produccin; lo que,tomndola en su origen, permite, tambin literalmente,

    volver a los orgenes e indagar las razones primeras. Entrearquitectura y proyecto se ha establecido una identidad tanfuerte que la misma existencia de la arquitectura no se creeposible fuera de su realizacin en los proyectos: no hay ar-quitectura que no sea fruto y resultado de un pensamientoproyectante.(Motta 1999. En Muoz 2008:15)

    En ese sentido, la obra como producto edicado pasa a un segundo plano,

    lo que se torna relevante son las operaciones proyectuales que subyacena la edicacin del espacio, asistiendo a una desmaterializacin de la ar-quitectura. Aparece en la escena de la fundamentacin de la arquitectu-ra una proposicin que la disloca completamente de este planteamiento(el moderno), esto es: proponer una autonoma de lo proyectado (Bize2008:11). La teora contempornea del proyecto establece una rupturacon los lmites disciplinarios para ampliar los lineamientos del saber pro-yectual y abrirse a nuevos campos no explorados.

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    Es decir, el campo se expande mas all de lo conocido hastaese momento, pudiendo, la disciplina, entrar en otros mbi-

    tos y hacerse cargo de otras consideraciones distintas a lasque tradicionalmente debi responder, pero en ese mismoacto y por consecuencia del mismo, despojarse de toda ata-dura con su compromiso pasado. Hoy es posible, al menospara algunos arquitectos asumir que la obra de arquitecturano es tributaria ni dependiente de un sujeto preexistente, eincluso mas an; la arquitectura no tiene ninguna capacidadde hacerse cargo, no solo de un sujeto especco, sino quede ningn sujeto en general.(Bize 2008:11)

    Si bien, la teora del proyecto es todava un debate incipiente al interior dela Arquitectura y el Urbanismo, es innegable que el anlisis de tradicin mo-derna se ha debilitado frente a las dinmicas contemporneas para la com-prensin de lo urbano. En ese sentido, los fundamentos del espacio cons-truido, que durante todo el siglo pasado, fueron asociados a las propiedadesformales, funcionales o tcnicas de la obra diseada o construida, y por lotanto, dependientes con las destrezas de la mente del proyectista, actualmen-

    te pretenden ser orientados hacia otras dimensiones sociales que rebasan lamaterialidad de la obra, de manera, que el objetivo es ampliar desde otroscampos de conocimiento, los fundamentos empleados por la disciplina.

    La actividad proyectual, en tanto constructora del espacio, es fun-dadora de la dimensin fsico-espacial urbana, y en ese sentido, esta nuevabsqueda, est directamente relacionada con la reforma de los principiosempleados para edicar las ciudades. Segn Surez (2000) el cuestiona-miento de las bases de estos principios, est ligado a la esencia misma de

    la arquitectura:

    Etimolgicamente la palabra arquitectura procede del grie-go. Es la conjuncin de dos palabras: arj, el principio o elcomienzo, y tekton, que signica construir o edicar. Desta primera palabra griega deriva una doble interpretacindel signicado del trmino arquitectura, la primera como el

    principio de edicar, en cuanto se entiende el trmino principiocomo base o realidad fundamental de la tcnica de proyectar

    y construir edicaciones. La segunda comoprincipio de fundar,

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    derivado del signicado del trmino comienzo, que puede re-lacionarse a la idea de establecerse de un modo permanente,

    a la que la arquitectura tambin puede asociarse.(Surez 2000:3)

    Es en este punto, donde se torna relevante el reposicionamiento del espa-cio como categora social propuesto por Lefebvre. Para efectos de estainvestigacin, resulta fundamental el giro metodolgico que plantea el au-tor, ya que si bien la teora del proyecto cuestiona los fundamentos de loslugares construidos, los mecanismos para encaminar la bsqueda siguenanclados a procesos internos de la concepcin del proyecto. Lefebvrepone nfasis en la necesidad de abolir los criterios de cienticidad tradicio-nales, lo cual exige una renovacin metodolgica para abordar un objetode estudio tan complejo como es el espacio, propone pasar del productoal proceso de produccin, es decir, entender el espacio desde aquello quelo dene como producto social.

    Lefebvre aclara que dicho proceso, es decir, la produccin delespacio, estara dado por la interaccin de tres grandes planos: la prc-tica espacial, las representaciones del espacio y los espacios de repre-sentacin. La superposicin de esta triloga, persigue la explicacin delespacio concreto, ya que permite vislumbrar tres categoras del espa-cio: la percibida, la concebida y la vivida, respectivamente. A partir deestas caractersticas, el autor vincula el espacio a estrategias polticas,econmicas, urbansticas, publicitarias, etc., descartando cualquier for-ma de reduccionismo.

    De los tres planos que interactan en la produccin del espacio,

    nos enfocaremos en la dimensin concebidadel espacio. Si bien cualquierproyecto urbano-arquitectnico tiene contacto directo con la prctica es-pacial (espacio vivido) y los espacios de representacin (espacio percibi-do), ya que la edicacin del espacio es producto tanto del acto colectivocoordinado y organizado, como del imaginario social, las representacio-nes del espacio (espacio concebido) son reconocidas por Lefebvre comoaquella directamente relacionada con la construccin de la ciudad, es decir,con la prctica de arquitectos y urbanistas, que como actividad fundadora,

    tiene a su cargo la concepcindel espacio.

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    Las representaciones del espacio tendrn as un alcanceconsiderable y una inuencia especca en la produccin

    del espacio, cmo?, a travs de la construccin, es decirpor medio de la arquitectura, entendida no como la edica-cin de un tal inmueble individual, palacio, monumento,sino como un proyecto que se inserta en un contexto espa-cial y en una textura, lo cual exige representaciones queno se pierden en lo simblico o lo imaginario(Lefebvre 1974: 50-53).() es decir el espacio concebido, aquel de los sabios, delos planicadores, de los urbanistas, de los tecncratas cla-

    sicadores y agenciantes, de ciertos artistas prximos dela cienticidad que identican lo vivido y lo percibido y loconcebido () Es el espacio dominante en una sociedad(un modo de produccin). Las concepciones del espaciotenderan () hacia un sistema de signos verbales intelec-tualmente elaborados(Lefebvre 1974: 48-49).

    Identicar la prctica proyectual dentro de las representaciones del es-

    pacio, resulta revelador para analizar los fundamentos del proyecto,ya que lo canaliza a la dimensin del espacio concebido. Este enfoque no hasido interiorizado por la Arquitectura y el Urbanismo, ya que su produc-cin es teorizada en funcin de los atributos de la obra, lo que reejala categora no superada del espacio abstracto, asimismo la teora delproyecto, si bien reconoce su autonoma (del proyecto) como objeto deestudio para ampliar los lmites de la disciplina, no deja de ser un debategerminal y especializado.

    El proyecto relacionado con el plano de la concepcin del espa-cio, permite evidenciar la dialctica existente entre la materialidad de loslugares construidos y los procesos que operan detrs de su edicacin.De ah que la etapa de formulacin de la edicacin se torne reveladorade sus orgenes; del tejido social, poltico, econmico y cultural que loengendra. Esta preponderancia de la particularidad del contenido sobre laforma, del proceso sobre el resultado, es lo que dene la propuesta cien-tca de Lefebvre como economa poltica de produccin (proceso) del

    espacio y no del espacio en s mismo (resultado) (Cuervo et.al. 1997:94).

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    La ambiciosa propuesta de Lefebvre, de construir una nueva ciencia de-nominada economa poltica de la produccin del espacio, ha posibilitado

    una entrada metodolgica para la comprensin del proyecto, focalizn-dolo como el instrumento mentalizador del espacio, desde donde es posi-ble vislumbrar los procesos que subyacen a su produccin. En denitivauna teora del proyecto es, por tanto, un conjunto coherente de criterioscon que abordar los problemas que plantea la concepcin y la pregu-racin de arquitecturas concretas (Pin 2006:11), desde donde existencontenidos ideolgicos a explicar o develar, ya que investiga a la arquitec-tura-urbanismo en su etapa germinal.

    El proyecto en el ejercicio de arquitectos y urbanistas

    En trminos prcticos, el proyecto al interior de ambos campos de cono-cimiento, representa el conjunto de esquemas, dibujos, planos empleadospara denir el lenguaje fsico del espacio. Se constituye como el texto arqui-tectnico, que por un lado expresa la materializacin de ideas en una super-cie de proyeccin (material o virtual, en donde se plasman los cdigos derepresentacin), y por otro, esta supercie (denida como proyecto) con-tiene la informacin necesaria para edicar el espacio en la realidad urbana.El proyecto es el precedente de la obra construida y el resultado del con-junto de ideas predecesoras que lo originaron, por ello es un mecanismotil para analizar una edicacin desde su ejecucin o desde su concepcin.

    En denitiva, dentro de la prctica de arquitectos y urbanistas, elproyecto es el documento que posibilita la construccin de la obra, yaque recoge la preguracin de ideas denidas en el proceso proyectual.As pues, cuando pronunciamos la palabra proyecto nos podemos estarreriendo tanto a una idea o un deseo, como al proceso y a la serie de ope-raciones necesarias para denirlos y convertirlos en realidad, o al conjun-to de documentos que permitir transmitirlos y materializarlos (Muoz2008:17). Sin embargo, esta comprensin del proyecto, que pondera elproceso de su materializacin, todava est vinculado nicamente con lasleyes internas del saber proyectual.

    Tradicionalmente, dentro de la cultura moderna, el proyecto asu-mi la caracterstica de ser un modelo que posibilita la construccin de la

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    obra, y por lo tanto, la ejecucin del espacio, con caractersticas formales,funcionales, estticas y estructurales. Aquel conjunto de representaciones

    grcas, fueron entendidas como un precedente, que no era una realidadindependiente de la obra, sino que muy por el contrario, era la instanciade la reexin, del estudio acabado, por as decirlo; el laboratorio o tallerde experimentacin, de un algo inexistente que deba en algn instantetransformarse en una realidad sensible, es decir siempre teniendo comodestino nal la obra material (Bize 2008: 10).

    En la arquitectura moderna: se ha dado una indisoluble

    unin entre esos tres conceptos, que enuncian realidadesdistintas aunque complementarias. La arquitectura deseada,ideada o intuida slo puede hoy hacerse realidad a travs deun laborioso proceso de creacin, mediante el que se obtieneun complejo modelo documental previo. Y a esas tres rea-lidades (idea, proceso y documento) las denominamos conesta palabra mgica: el proyecto, un trmino moderno queen el siglo xx unic el signicado de otras voces ms anti-guas: composicin, arquetipo, idea, modelo, trazas, etctera.(Lpez 2001: 9)

    La realidad reducida a un modelo de experimentacin dado por el proyec-to, evidencia la abstraccin del espacio como mecanismo para aanzar elsaber proyectual. El carcter cientco del acto creativo, se instituy comola armacin material del movimiento moderno4, por este motivo, la de-nicin del proyecto, estuvo ligada a la concepcin de un orden racionalque dena el hacer proyectual. De manera tal, que la relacin entre idea,proceso y documento, que dena las etapas de su ejecucin, estara re-

    suelta por dictmenes internos a la disciplina, que sustentaban el sentidomismo de la arquitectura y el urbanismo.

    Al interior de las disciplinas, la transicin de la idea al documento,es decir, el proyecto en s mismo, se expresa en representaciones concre-tas, a manera de planos (representaciones en dos dimensiones del espacio:plantas, cortes, fachadas, implantaciones) y o modelos virtuales (represen-

    4 Encabezado por Le Corbusier, para quien el nuevo orden se encontraba, no literalmente en las

    imgenes del mundo moderno, sino en sus mtodos y mecanismos internos. La ciencia y la tecnologa eranese nuevo orden puro, basado en la abstraccin sublime del nmero y la geometra (De Stefani 2009:11).

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    taciones en tres dimensiones del espacio)5. Esta captura del espacio enel proyecto, responde a una tradicin cartesiana6, en la medida que marca

    una distancia entre el objeto y el observador (el punto de vista siempredistanciado del plano), mantiene una concepcin esttica del espacio queanula la construccin histrica del lugar en el que se implanta la obra,pero su principal implicacin radica en el reemplazo del sujeto por losestndares espaciales y necesidades establecidas por la disciplina para laconcepcin de cualquier proyecto.

    De eso da cuenta precisamente el llamado Movimiento Moderno,pues en la concrecin de sus proyectos construye ante s, la imagen de un

    sujeto y la resolucin de un objeto arquitectnico que debe hacerse de susnecesidades. Se transita entonces desde la ideologa de la arquitecturacomo satisfactor de las necesidades humanas pretendidamente naturalesa la teora de la arquitectura como signicacin (Raposo et.al. 2004a:18).Tras el agotamiento de los postulados modernos, la arquitectura pierde,as, su centralidad en el discurso funcional-racionalista, lo que supone unreplanteamiento de lo que ha sido considerado como su sustento.

    Un sujeto rebajado a la categora de objeto. Por eso no debeextraar la prdida de dilogo de las obras de arquitectu-ra y los usuarios, ya que son considerados ambos - obra yusuario - objetos dentro de una trama que los ignora comosujetos trascendentes, transformndolos solo en sustenta-

    5 La planta responde a una representacin del espacio interior con un punto de vista colocado sobreel objeto a una distancia suciente para encuadrar la totalidad del espacio. La fachada es la representacinde la supercie o de la envolvente exterior del espacio con un punto de vista colocado en frente delobjeto representado. El punto de vista en los cortes, permanece igualmente frente al objeto, pero setraslada al interior del espacio, como si pasara una navaja sobre el objeto para poder observar su interior

    y la implantacin mantiene el mismo punto de vista que la planta, pero ms alejado del objeto para re -presentar la cubierta y su implantacin sobre el terreno. Las plantas, fachadas, cortes e implantaciones,son los cdigos de representacin en dos dimensiones que utiliza la arquitectura para hacer legibles losespacios que crea. Para la representacin en tres dimensiones se emplean perspectivas, axonometras,maquetas, animaciones, modelos virtuales, videos, etc., para simular la realidad, previo a su ejecucin.

    6 La modernidad deni en gran medida un modelo de existencia de naturaleza proyectiva. Elproyecto de la Modernidad, en el que la experimentacin arquitectnica y urbanstica se dan la manocon el pensamiento losco de Descartes, tena una serie de notas denitorias que podemos resumircon estas dos: 1) rechazo del tiempo histrico acumulativo como condicionante de la construccinde la realidad y del conocimiento de la misma. Esto lleva lgicamente aparejada la minimizacin delpapel de la historia y de la tradicin, que pasa a ser meramente negativo y distorsionante. 2) Rechazo

    del cuerpo como agente positivo en la constitucin de la experiencia, tanto fsica como mental, delentorno (Lpez 2001: 11).

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    dores de una teora puesta en prctica en la obra (). Conel agotamiento del proyecto Moderno, lo que se agota es

    la imagen del hombre, como una suerte de disolucin delsujeto, lo que ha sido retomado por el proyecto de arqui-tectura en su autonoma.(Bize 2008:9)

    Esta autonoma pondra en escena tambin, la posibilidad de la construc-cin y de la negacin de aquello que ha sido aceptado institucionalmente,con implicaciones directas para combatir a la vez el objetivismo extremo,que ha reducido la arquitectura a algunas estructuras inmanentes que slo

    estn presentes en objetos (edicios), y el subjetivismo extremo, que hareducido la arquitectura a unas estructuras inmanentes que slo estn pre-sentes en la mente del sujeto (usuario o diseador) (Muntaola 2000:20).Es un intento por superar la concepcin proyecto, referida estrictamentea los estndares modernos del saber proyectual.

    Uno de los ms importantes intentos por liberar al proyecto delos postulados modernos, est presente en la obra de Peter Eisenman, de-sarrollada, por una parte, a la luz de la propuesta de Derrida. En ese senti-

    do, deconstruye el lenguaje arquitectnico, transformndolo en ejercicioslingsticos sintcticos y gramaticales, con el n de acceder a un discursoindependiente para la arquitectura tras la cada de las tres cciones con-vencionales: representacin, historia y razn, originarias del renacimiento.El n de lo clsico7, tambin dialoga con la reexin del simulacropropuesta por Braudillard, ya que pondra en evidencia la naturaleza cti-cia de la produccin arquitectnica.

    Dicha intencin remite a preguntarse sobre cmo la ar-quitectura produce y construye la realidad desde su espe-cicidad, rerindose esta actividad de produccin y cons-truccin a la tarea de concepcin de la realidad desde la

    7 Peter Eisenman sostiene que la prctica arquitectnica de los ltimos 500 aos (en la historia occiden-tal) ha estado condicionada por tres cciones convencionales originarias del Renacimiento: representacin,historia y razn, que han inuenciado la manera clsica de pensar la arquitectura, suministrando modelosatemporales, vlidos por encima de cualquier poca, que han persistido a pesar de la sucesin de estilosarquitectnicos. De estas tres cciones, la de la representacin se relacionara con la del signicado, la de

    la razn con la verdad y la de la historia con la idea de atemporalidad sentido. La razn y la historia, al igualque la representacin, se han convertido para Eisenman en simulacin al no reconocer su naturaleza cticia.

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    arquitectura como una disciplina cuyo producto materialnal (lo arquitectnicamente edicado), representa un de-

    terminado sentido de mundo.(Salim 2004a: 12)

    Otro interesante discurso, se presenta en la vasta obra de Joseph Moun-taola (2000), quien analiza, la forma y el sentido del espacio desde unaperspectiva semiolgica, abriendo camino hacia un anlisis que, no es sola-mente lgico, sino esttico y tico. Dene el estudio de la construccin delugares para vivir, como una topognesise insiste en la cualidad del espaciocomo signo polismico a travs de la nocin de lugar, el signicado dellugar, a decir de l, el tiempo puesto sobre el espacio, abre la puerta a laestructura social de este signo polismico y polisemitico espacial (Rapo-so et.al. 2004:20).

    Aunque al interior de la arquitectura y el urbanismo, el intentopor superar la hegemona del discurso losco y proyectual moderno, hatenido estas y otras manifestaciones, la propuesta concreta de esta investi-gacin, pretende vincular el campo del proyecto hacia esferas ajenas a ladisciplina, involucradas en el plano del espacio concebido propuesto por Lefe-bvre. Ello permite ampliar la relacin entre idea, proceso y documento(que dena el proyecto moderno), analizada en funcin de las relacionesinternas al ejercicio creativo del diseo del espacio, y vincularla con el tejidoque opera en la produccin social del espacio. Si bien, el ejercicio proyec-tual posibilita la solucin tcnica del espacio, en dicho proceso intervienenfactores y actores externos que inciden en la concepcin del proyecto.

    Esta iniciativa para la transformacin de la realidad -queest en el origen del proyecto- no nace normalmente delarquitecto, sino que es algo que le viene ya dado. As, el pro-yecto inicial es un deseo de modicacin del entorno quesobrepasa la esfera de accin del arquitecto y es previo a suintervencin. Su naturaleza es ms amplia y genrica que elcampo tcnico del arquitecto, ya que en la denicin inicialdel proyecto intervienen factores sociales, polticos, econ-micos y culturales externos a la disciplina arquitectnica.(Muoz 2008:19)

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    Orientar el proyecto dentro del plano de las representaciones del es-pacio propuesto por Lefebvre, que reconoce el ejercicio de arquitectos

    y urbanistas como el mecanismo que posibilita la edicacin del espaciodesde su concepcin, permite aanzar que la proyectacin8 es el acto quepermite canalizar conceptos abstractos a una realidad concreta. En esteproceso de materializacin del espacio, intervienen varias etapas y una seriade actividades transformadoras, que traducen al lenguaje fsico-espacial, lasideas motivadoras de su creacin. Si bien el proyecto ha sido empleadotradicionalmente como modelo para experimentar sobre este proceso deproduccin de la obra, al vincularlo a la toma d