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EL HERALDO Domingo 12 de abril de 2009 6A LOCALES De ladrón y ‘mula’ a mesías de indigentes Informe. Eduardo Betancour, un paisa que vivió en la otrora ‘Calle del cartucho’ y pagó 3 años de cárcel por narcotráfico, le tiende hoy la mano a 1.800 habitantes de la calle en el Bronx de Bogotá. Por Gerardo Ferro BOGOTÁ. El Bronx es un ce- menterio de muertos vivos. Sobre sus dos extensas cua- dras parece que acabara de caer un bombardeo. Dos ca- lles que parecen una ratonera humana. Casas derruidas, edi- ficios desvencijados, casuchas de tabla y cartón, y un intenso hedor a bazuco y podredum- bre cubre todo el sector como una enorme nube tóxica. Pero no es el cementerio del fin del mundo, ni una ciudad recién bombardeada, es el Bronx, en pleno centro de Bo- gotá, el nuevo hogar de 1800 indigentes que llegaron allí luego de que el Gobierno dis- trital y Nacional acabaran con el Cartucho. Pero la tarde de hoy es una tarde diferente entre las ollas del Bronx. Cientos de indigentes, gamines, ñeros y jíbaros, dejan sus cambu- ches de plástico, se levantan de sus colchones mugrien- tos sobre los andenes fango- sos, y se acercan presurosos a esperar la chiva en la que Eduardo Betancour, el me- sías del Bronx, les trae algo de almuerzo para que ese día no tengan que rebuscar en- Indigentes han sido alberga- dos en los nueve hogares que fundó Eduardo Bertancour en Bogotá. 300 “Por 3 años viví en las calles de Bogotá y la iglesia me rescató”. EDUARDO BETANCOUR Pasto durante 3 años luego de que la policía lo capturara con un cargamento de coca. Al salir de la cárcel, por una disputa interna en los Nachos, salió huyendo a Bogotá, llegó al cartucho, y vivió como in- digente durante más de tres años, hasta que una iglesia cristiana lo rescató. Ahora, Eduardo tiene 9 ho- gares de rehabilitación, un colegio para niñas y niños de la calle, y dicta conferencias en Nueva York, Guatemala y Europa sobre cómo salir de las drogas. Según sus cuen- tas, en los 15 años que lleva su fundación Rompiendo Cadenas, ha logrado rehabi- litar a más de 600 drogadic- tos del Cartucho, el Bronx y otras zonas de tolerancia de Bogotá. “EL BRONX ES HORRIBLE”. Carlos Mario arruga su cara cuando habla del Bronx. “Es un lugar horrible, es la degra- dación más grande en la que puede caer un ser humano”. Carlos Mario sabe por qué lo dice. Aunque nunca fue indi- gente en una de las calles del Bronx, las conoce bien pues allí llegaban parte de los car- gamentos de coca que trans- portaba Carlos Mario entre la Costa y el interior. La familia de Carlos Mario es de Magangué, Bolívar, donde nació y vivió antes de irse a Caucasia. “Yo estaba perdi- do, sin rumbo alguno”, dice. El suyo es uno de los 600 mi- lagros de rehabilitación que han ocurrido en Rompiendo Cadenas. Quizá los 1800 indigentes que Eduardo y Carlos Mario ayudan en las calles del Bronx no sean conscientes que por estos días el mundo cristiano celebra la semana santa. Pa- ra ellos no hay otro dios que la droga y sus semanas hace mucho dejaron de ser santas. A excepción de esas en las que Eduardo lo visita. Tal vez él, que logró romper las cadenas de ese dios malévolo, sea el verdadero mesías que espe- ran, o no él directamente, sino la fuerza que habla a través suyo. Indigentes, gamines y jíbaros duermen en cambuches. Eduardo les da comida ca- lientepara que no busquen en la basura. Carlos Mario Eduardo Betancour Un vendedor de golosinas observa la desaparecida Calle del Cartucho, el antiguo refugio de indigentes en pleno centro de Bogotá. La historia de Eduardo es una historia de tra- bajo. Durante su recu- peración empezó ven- diendo bolsas para la basura, luego compró una máquina e inició su propia empresa. Con el dinero que reunió creó su primer hogar en las entrañas mismas del Cartucho, gracias a una casa que uno de los jíba- ros del sector le permi- tió usar para ayudar a los ‘pailitas’, como ellos les dicen a los indigentes que están en peor esta- do. Eduardo ha mante- nido su obra con apoyo de la iglesia cristiana de Bogotá, fundaciones extranjeras y el Distrito que le aporta sicólogos, pero sobre todo, la mano generosa de la comuni- dad en general. ROMPIENDO CADENAS TAREA DE 15 AÑOS VECINOS SE QUEJAN Piden control a comerciantes en la calle 80 con 79 Aburridos de que los fines de semana las calles amanezcan llenas de los desechos que arrojan las ventas de comidas rápidas y de otros locales co- merciales que se encuentran ubicados a lo largo de la calle 80 entre las carreras 76B y 79, los vecinos de este sector exigen que se sancione a los propietarios porque, afirman que hasta sus casas penetran olores nauseabundos y ratas. DENUNCIA CIUDADANA Galería de arte invade espacio público Desde hace meses, aseguran los vecinos, una galería de arte ubi- cada en la esquina de la calle 76 con carrera 46 está utilizando el andén como mostrador sin que la Secretaría de Control Urbano y Espacio Público tome correctivos. Para poder transitar, los peatones deben bajar a la calle y arriesgarse a sufrir un accidente, mientras que los conductores ven obstaculizada su visión. EN LA CARRERA 69 CON 45 Comunidad denuncia ampliación de motel en zona residencial Los habitantes de la carrera 45 con la calle 69 aseguran que en su sector se está realizando la ampliación de un motel sin cumplir la normatividad para hacerlo. Cuentan que la obra se está realizando sin la valla informativa. Así mismo mues- tran su descontento ante el funcionamiento de este esta- blecimiento a escasos metros de un colegio y en una zona residencial. La Secretaría de Salud Distrital realizó una jornada de vacunación y revisión odontológica por el Día de Barranquilla. POR BARRANQUILLA SUR ORIENTE “La Alcaldía sí nos da importancia a las localidades”. FIORALVA GARCÍA Presidente JAL Sur Oriente tre las basuras de los que ya comieron. Eduardo, oriundo de Me- dellín, conoce bien la pro- blemática del sector, porque él fue uno de ellos. La cica- triz que atraviesa su cara y la ausencia de tres falanges en su mano derecha son un ejemplo claro de la vida que llevó . “Esto me lo gané en vueltas”, dice Eduardo mos- trando su cicatriz, “yo estoy apuñaleado por todos lados. Yo también apuñaleé y pegué tiros, pero eso fue hace mu- cho tiempo”. En 1986, Eduardo terminó su espiral descendente cuan- do llegó a la calle del Cartucho en Bogotá. El descenso había iniciado en la comuna noro- riental de Medellín, donde nació, donde no tuvo más re- medio que seguir los pasos de los “pistolocos” de su barrio, como su cuñado “Alicate”, la- drón, sicario y esposo de su hermana mayor. Eduardo vivió el boom del narcotráfico de los 80. Fue la- drón en Barranquilla, trabajó en fincas de procesamiento para drogas en Antioquia, fue mula, miembro de la banda de los Nachos, y estuvo preso en

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por BArrAnquIllA sur orIente Eduardo les da comida ca- lientepara que no busquen en la basura. Indigentes, gamines y jíbaros duermen en cambuches. EL HERALDO Domingo 12 de abril de 2009 Un vendedor de golosinas observa la desaparecida Calle del Cartucho, el antiguo refugio de indigentes en pleno centro de Bogotá. Indigentes han sido alberga- dos en los nueve hogares que fundó Eduardo Bertancour en Bogotá. Por Gerardo Ferro “EL BROnx Es HORRiBLE”. eduardo betancour denuncia ciudadana

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EL HERALDO Domingo 12 de abril de 20096A locAles

De ladrón y ‘mula’ a mesías de indigentes

Informe. Eduardo Betancour, un paisa que vivió en la otrora ‘Calle del cartucho’ y pagó 3 años de cárcel por narcotráfico, le tiende hoy la mano a 1.800 habitantes de la calle en el Bronx de Bogotá.

Por Gerardo Ferro

BOGOTÁ. El Bronx es un ce-menterio de muertos vivos. Sobre sus dos extensas cua-dras parece que acabara de caer un bombardeo. Dos ca-lles que parecen una ratonera humana. Casas derruidas, edi-ficios desvencijados, casuchas de tabla y cartón, y un intenso hedor a bazuco y podredum-bre cubre todo el sector como una enorme nube tóxica.

Pero no es el cementerio del fin del mundo, ni una ciudad recién bombardeada, es el Bronx, en pleno centro de Bo-gotá, el nuevo hogar de 1800 indigentes que llegaron allí luego de que el Gobierno dis-trital y Nacional acabaran con el Cartucho.

Pero la tarde de hoy es una tarde diferente entre las ollas del Bronx. Cientos de indigentes, gamines, ñeros y jíbaros, dejan sus cambu-ches de plástico, se levantan de sus colchones mugrien-tos sobre los andenes fango-sos, y se acercan presurosos a esperar la chiva en la que Eduardo Betancour, el me-sías del Bronx, les trae algo de almuerzo para que ese día no tengan que rebuscar en-

Indigentes han sido alberga-dos en los nueve hogares que fundó Eduardo Bertancour en Bogotá.

300“Por 3 años viví en las calles de Bogotá y la iglesia me rescató”.eduardo betancour

Pasto durante 3 años luego de que la policía lo capturara con un cargamento de coca.

Al salir de la cárcel, por una disputa interna en los Nachos, salió huyendo a Bogotá, llegó al cartucho, y vivió como in-digente durante más de tres años, hasta que una iglesia cristiana lo rescató.

Ahora, Eduardo tiene 9 ho-gares de rehabilitación, un colegio para niñas y niños de la calle, y dicta conferencias en Nueva York, Guatemala y Europa sobre cómo salir de las drogas. Según sus cuen-tas, en los 15 años que lleva su fundación Rompiendo Cadenas, ha logrado rehabi-litar a más de 600 drogadic-tos del Cartucho, el Bronx y otras zonas de tolerancia de Bogotá.

“EL BROnx Es HORRiBLE”. Carlos Mario arruga su cara cuando habla del Bronx. “Es un lugar horrible, es la degra-dación más grande en la que puede caer un ser humano”. Carlos Mario sabe por qué lo dice. Aunque nunca fue indi-gente en una de las calles del Bronx, las conoce bien pues allí llegaban parte de los car-gamentos de coca que trans-portaba Carlos Mario entre la Costa y el interior.

La familia de Carlos Mario es de Magangué, Bolívar, donde nació y vivió antes de irse a Caucasia. “Yo estaba perdi-do, sin rumbo alguno”, dice. El suyo es uno de los 600 mi-lagros de rehabilitación que han ocurrido en Rompiendo Cadenas.

Quizá los 1800 indigentes que Eduardo y Carlos Mario ayudan en las calles del Bronx no sean conscientes que por estos días el mundo cristiano celebra la semana santa. Pa-ra ellos no hay otro dios que la droga y sus semanas hace mucho dejaron de ser santas. A excepción de esas en las que Eduardo lo visita. Tal vez él, que logró romper las cadenas de ese dios malévolo, sea el verdadero mesías que espe-ran, o no él directamente, sino la fuerza que habla a través suyo.

Indigentes, gamines y jíbaros duermen en cambuches.

Eduardo les da comida ca-lientepara que no busquen en la basura.

Carlos MarioEduardo Betancour

Un vendedor de golosinas observa la desaparecida Calle del Cartucho, el antiguo refugio de indigentes en pleno centro de Bogotá.

La historia de Eduardo es una historia de tra-bajo. Durante su recu-peración empezó ven-diendo bolsas para la basura, luego compró una máquina e inició su propia empresa. Con el dinero que reunió creó su primer hogar en las entrañas mismas del Cartucho, gracias a una casa que uno de los jíba-ros del sector le permi-tió usar para ayudar a los ‘pailitas’, como ellos les dicen a los indigentes que están en peor esta-do. Eduardo ha mante-nido su obra con apoyo de la iglesia cristiana de Bogotá, fundaciones extranjeras y el Distrito que le aporta sicólogos, pero sobre todo, la mano generosa de la comuni-dad en general.

rompiendo cadenas

tAreA de 15 Años

vecinos se quejan

Piden control a comerciantes en la calle 80 con 79Aburridos de que los fines de semana las calles amanezcan llenas de los desechos que arrojan las ventas de comidas rápidas y de otros locales co-merciales que se encuentran ubicados a lo largo de la calle 80 entre las carreras 76B y 79, los vecinos de este sector exigen que se sancione a los propietarios porque, afirman que hasta sus casas penetran olores nauseabundos y ratas.

denuncia ciudadana

Galería de arte invade espacio público Desde hace meses, aseguran los vecinos, una galería de arte ubi-cada en la esquina de la calle 76 con carrera 46 está utilizando el andén como mostrador sin que la Secretaría de Control Urbano y Espacio Público tome correctivos. Para poder transitar, los peatones deben bajar a la calle y arriesgarse a sufrir un accidente, mientras que los conductores ven obstaculizada su visión.

en la carrera 69 con 45

Comunidad denuncia ampliación de motel en zona residencialLos habitantes de la carrera 45 con la calle 69 aseguran que en su sector se está realizando la ampliación de un motel sin cumplir la normatividad para hacerlo. Cuentan que la obra se está realizando sin la valla informativa. Así mismo mues-tran su descontento ante el funcionamiento de este esta-blecimiento a escasos metros de un colegio y en una zona residencial.

La Secretaría de Salud Distrital realizó una jornada de vacunación y revisión odontológica por el Día de Barranquilla.

por BArrAnquIllA sur orIente

“La Alcaldía sí nos da importancia a las localidades”.Fioralva García Presidente JAL Sur Oriente

tre las basuras de los que ya comieron.

Eduardo, oriundo de Me-dellín, conoce bien la pro-blemática del sector, porque él fue uno de ellos. La cica-triz que atraviesa su cara y la ausencia de tres falanges en su mano derecha son un ejemplo claro de la vida que llevó . “Esto me lo gané en vueltas”, dice Eduardo mos-trando su cicatriz, “yo estoy apuñaleado por todos lados. Yo también apuñaleé y pegué tiros, pero eso fue hace mu-cho tiempo”.

En 1986, Eduardo terminó

su espiral descendente cuan-do llegó a la calle del Cartucho en Bogotá. El descenso había iniciado en la comuna noro-riental de Medellín, donde nació, donde no tuvo más re-medio que seguir los pasos de los “pistolocos” de su barrio, como su cuñado “Alicate”, la-drón, sicario y esposo de su hermana mayor.

Eduardo vivió el boom del narcotráfico de los 80. Fue la-drón en Barranquilla, trabajó en fincas de procesamiento para drogas en Antioquia, fue mula, miembro de la banda de los Nachos, y estuvo preso en