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,I i 1I Abelardo Villegas LENIN Y LA REVOLUCION CUBANA La comparación entre algunos puntos centrales de la teoría leninista y algunos aspectos de la ideología de la revolución cubana arrojará evidentemente muchas diferencias. Y tiene que ser así puesto que el leninismo tiene un fuerte carácter pragmático que lo vincula en gran medida a la circunstancia soviética, y la revolución cubana se encuentra ya a gran distancia de esas dos primeras décadas en que Lenin concienzuda y laboriosamente preparó la revolución rusa. Castro, sin embargo, calificó a la cubana de una revolución marxista leninista, y es obvio que el leninismo trascien- de la particularidad de su tiempo y de hecho se convierte en motivación y justificación de otros movimientos políticos diferen- tes del que les dio origen. Si encontramos diferencias, pues, nos servirán para entender mejor la ruta de la revolución cubana; si encontramos identidades serán ellas una prueba de la vitalidad y vigencia del marxismo leninismo. Desde luego, cualquier referencia a la revolución cubana tiene que tomar en cuenta un marco general constituido por el hecho de que ella consiste en la implantación del socialismo en una sociedad subdesarrollada; que por esto su problema central no es sólo el reparto de la riqueza sino su producción misma; y que en lo económico se encuentra en una etapa que algunos teóricos bolche- viques llamaron de acumulación primitiva del socialismo, en que la población, mediante la restricción del consumo y la intensificación del trabajo, tiene que acumular un volumen de capital que permita al país industrializarse y superar su condición agraria y monopro- ductora, faena que no puede ser sustituida por ninguna ayuda ex terior. Esta característica ayudará a comprender muchas ideas que aquí se citan y otros hechos a los que después aludiremos. l. A pesar de que cuando Bertrand Russell conoció a Lenin le pareció "extraordinariamente desprovisto de egoísmo, una teoría viviente", que encontró .que "la sangre que le vitaliza es la concepción materialista de la historia" y que parecía "un profesor en su deseo de hacer comprender la teoría y en su furia contra los que la entienden mal o la rechazan, y también en el amor con que la expone"/ a pesar de eso, tenía una extraordinaria ductilidad de pensamiento y con frecuencia sus observaciones empíricas le hicieron cambiar de punto de vista. No tiene nada de extraño, por tanto, que, dentro de los lineamientos generales del marxismo, reconociera una diversidad de rutas posibles, y que insistiera en ello incluso en mamentos decisivos de la revolución rusa. En 1924 escribió: "Todas las naciones llegarán al socialismo, esto es inevita- ble, pero todas llegarán de modo diferente, cada una aportará cierta originalidad en talo cual forma de democracia, en talo cual variedad de dictadura del proletariado, en tal o cual ritmo en las transformaciones socialistas de los diversos aspectos de la vida social. No hay nada más pobre en el aspecto teórico y nada más ridículo en el aspecto práctico que 'en nombre del materialismo histórico', imaginarse el futuro de esa manera, pintado de un uniforme color grisáceo: eso sería tener una imaginación muy pobre y torpe.,,2 Se complacía en citar a Engels cuando éste dice que el marxismo no es un dogma ni una fórmula sino una guía para la acción. De este modo, un movimiento marxista leninista como la revolución cubana puede seguir su propia ruta -como ha ocurrido en efecto- sin necesidad de tener que seguir a la letra tales o cuales enunciados, incluso porque, como decía el propio Lenin, el internacionalismo socialista no consiste en que "un país joven únicamente puede desarrollarse con éxito a condición de que aplique la experiencia de otros países. Para ello no basta simplemente esta experiencia o copiar las últimas resoluciones adoptadas; para ello es necesario saber asumir una actitud crítica frente a esta experiencia y comprobarla por mismo".3 Esto es, justo, lo que ocurre con los ideólogos cubanos, incluso cuando comentan una frase tan fundamental del leninismo, como la de que "sin teoría revolucionaria no puede haber tampoco mo- vimiento revolucionario".4 El Che Guevara dice, por ejemplo, que puede distinguirse una "interpretación" de una teoría, "que la revolución puede hacerse si se interpreta correctamente la realidad histórica y se utiizan correctamente las fuerzas que intervienen en ella aun sin conocer la teoria ". 5 Con ello, creemos, quiere decir fundamentalmente dos cosas; una, que la revolución cubana no tuvo previamente un corpus teórico tan extenso y detallado como la revolución rusa, incluso nada parecido; y otra, que a pesar de ello pudo interpretar en forma práctica, con una interpretación hecha actividad, los distintos factores de la realidad. Así, la interpretación cubana estaría más cerca de un hacer que de un saber. Por otra parte, la situación de los cubanos sería muy diferente de la de los rusos; aquéllos se encuentran con una doctrina ya hecha, en todos sus detalles, como un físico se encuentra la doctrina de Newton o un biólogo la de Pasteur. Por tanto, se reconocen "las verdades esenciales del marxismo como incorporadas al acervo cultural y científico de los pueblos"; es evidente "que si nuevos hechos determinan nuevos conceptos, no se quitará nunca su parte de verdad a aquellos otros que hayan . pasado".6 La doctrina está hecha y sobre ella pueden montarse nuevos conceptos y nuevas experiencias, como lo previó Lenin. Por esta razón también es visto de modo diferente el papel del intelectual en la revolución; Lenin, por ejemplo, le asignaba al intelectual revolucionario nada menos que la tarea de formar la conciencia de clase del proletariado; en su célebre opúsculo ¿Qué hacer? rechaza la tendencia de los socialdemócratas "economistas" a confiar en la espontaneidad del proletariado. "La historia de todos los países atestigua que la cláse obrera exclusivamente con ;us propias fuerzas, sólo está en condición de elaborar una conciencia tradeunionista", es decir, sindicalista, en los mismos

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Page 1: LENIN Y LA REVOLUCION CUBANA - Revista de la … · ella aun sin conocer la teoria ". 5 Con ello, creemos, ... como un físico se encuentra la doctrina de Newton o un biólogo la

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Abelardo Villegas

LENINY LA REVOLUCIONCUBANA

La comparación entre algunos puntos centrales de la teoríaleninista y algunos aspectos de la ideología de la revolución cubanaarrojará evidentemente muchas diferencias. Y tiene que ser asípuesto que el leninismo tiene un fuerte carácter pragmático que lovincula en gran medida a la circunstancia soviética, y la revolucióncubana se encuentra ya a gran distancia de esas dos primerasdécadas en que Lenin concienzuda y laboriosamente preparó larevolución rusa. Castro, sin embargo, calificó a la cubana de unarevolución marxista leninista, y es obvio que el leninismo trascien­de la particularidad de su tiempo y de hecho se convierte enmotivación y justificación de otros movimientos políticos diferen­tes del que les dio origen. Si encontramos diferencias, pues, nosservirán para entender mejor la ruta de la revolución cubana; siencontramos identidades serán ellas una prueba de la vitalidad yvigencia del marxismo leninismo.

Desde luego, cualquier referencia a la revolución cubana tieneque tomar en cuenta un marco general constituido por el hecho deque ella consiste en la implantación del socialismo en una sociedadsubdesarrollada; que por esto su problema central no es sólo elreparto de la riqueza sino su producción misma; y que en loeconómico se encuentra en una etapa que algunos teóricos bolche­viques llamaron de acumulación primitiva del socialismo, en que lapoblación, mediante la restricción del consumo y la intensificacióndel trabajo, tiene que acumular un volumen de capital que permitaal país industrializarse y superar su condición agraria y monopro­ductora, faena que no puede ser sustituida por ninguna ayudaex terior. Esta característica ayudará a comprender muchas ideasque aquí se citan y otros hechos a los que después aludiremos.

l. A pesar de que cuando Bertrand Russell conoció a Lenin lepareció "extraordinariamente desprovisto de egoísmo, una teoríaviviente", que encontró .que "la sangre que le vitaliza es laconcepción materialista de la historia" y que parecía "un profesoren su deseo de hacer comprender la teoría y en su furia contra losque la entienden mal o la rechazan, y también en el amor con quela expone"/ a pesar de eso, tenía una ex traordinaria ductilidad depensamiento y con frecuencia sus observaciones empíricas lehicieron cambiar de punto de vista. No tiene nada de extraño, portanto, que, dentro de los lineamientos generales del marxismo,reconociera una diversidad de rutas posibles, y que insistiera enello incluso en mamen tos decisivos de la revolución rusa. En 1924escribió: "Todas las naciones llegarán al socialismo, esto es inevita­ble, pero todas llegarán de modo diferente, cada una aportarácierta originalidad en talo cual forma de democracia, en talo cualvariedad de dictadura del proletariado, en tal o cual ritmo en lastransformaciones socialistas de los diversos aspectos de la vidasocial. No hay nada más pobre en el aspecto teórico y nada másridículo en el aspecto práctico que 'en nombre del materialismo

histórico', imaginarse el futuro de esa manera, pintado de ununiforme color grisáceo: eso sería tener una imaginación muypobre y torpe.,,2

Se complacía en citar a Engels cuando éste dice que elmarxismo no es un dogma ni una fórmula sino una guía para laacción. De este modo, un movimiento marxista leninista como larevolución cubana puede seguir su propia ruta -como ha ocurridoen efecto- sin necesidad de tener que seguir a la letra tales ocuales enunciados, incluso porque, como decía el propio Lenin, elinternacionalismo socialista no consiste en que "un país jovenúnicamente puede desarrollarse con éxito a condición de queaplique la experiencia de otros países. Para ello no basta con~er

simplemente esta experiencia o copiar las últimas resolucionesadoptadas; para ello es necesario saber asumir una actitud críticafrente a esta experiencia y comprobarla por sí mismo".3 Esto es,justo, lo que ocurre con los ideólogos cubanos, incluso cuandocomentan una frase tan fundamental del leninismo, como la deque "sin teoría revolucionaria no puede haber tampoco mo­vimiento revolucionario".4 El Che Guevara dice, por ejemplo,que puede distinguirse una "interpretación" de una teoría, "que larevolución puede hacerse si se interpreta correctamente la realidadhistórica y se utiizan correctamente las fuerzas que intervienen enella aun sin conocer la teoria ". 5 Con ello, creemos, quiere decirfundamentalmente dos cosas; una, que la revolución cubana notuvo previamente un corpus teórico tan extenso y detallado comola revolución rusa, incluso nada parecido; y otra, que a pesar deello pudo interpretar en forma práctica, con una interpretaciónhecha actividad, los distintos factores de la realidad. Así, lainterpretación cubana estaría más cerca de un hacer que de unsaber. Por otra parte, la situación de los cubanos sería muydiferente de la de los rusos; aquéllos se encuentran con unadoctrina ya hecha, en todos sus detalles, como un físico seencuentra la doctrina de Newton o un biólogo la de Pasteur. Portanto, se reconocen "las verdades esenciales del marxismo comoincorporadas al acervo cultural y científico de los pueblos"; esevidente "que si nuevos hechos determinan nuevos conceptos, nose quitará nunca su parte de verdad a aquellos otros que hayan

. pasado".6 La doctrina está hecha y sobre ella pueden montarsenuevos conceptos y nuevas experiencias, como lo previó Lenin.

Por esta razón también es visto de modo diferente el papel delintelectual en la revolución; Lenin, por ejemplo, le asignaba alintelectual revolucionario nada menos que la tarea de formar laconciencia de clase del proletariado; en su célebre opúsculo ¿Quéhacer? rechaza la tendencia de los socialdemócratas "economistas"a confiar en la espontaneidad del proletariado. "La historia detodos los países atestigua que la cláse obrera exclusivamente con;us propias fuerzas, sólo está en condición de elaborar unaconciencia tradeunionista", es decir, sindicalista, en los mismos

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términos en que la ideología burguesa admite la lucha sindical."En cam bio la doctrina del socialismo ha surgido de teoríasfilosóficas, históricas y económicas, elaboradas por representantesinstruidos de las clases poseedoras, los intelectuales." Incluso Marx,y Engels pertenecían a esas clases. "De igual modo, la doctrinateórica de la socialdemocracia ha surgido en Rusia independiente­mente en absoluto del ascenso espontáneo del' movimiento obrero,ha surgido como resultado natural e inevitable del desarrollo delpensamiento entre los intelectuales revolucionarios socialistas".7 Elproblema era hacer coincidir al proletariado con la concienciasocialista haciéndole notar que esta teoría era la suya en el sentidode que comprendía más hondamente sus problemas y postulaba lassoluciones factibles históricamente hablando. Los obreros podíanparticipar en la elaboración de esta teoría pero lo harían en cuantointelectuales como los Proudhon y los Weitling.

En cambio el Che Guevara hace notar el carácter pragmáticode los que iniciaron la revolución cubana, ésta, dice, "toma a Marxdonde éste dejara la ciencia para empuñar el fusil revolucionario"

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y no lo hace por espíritu de revisión o por un pruriJo de puereza"porque hasta allí Marx, el científico, colocado fuera de lahistoria, estudiaba y vaticinaba. Después Marx revolucionario,dentro de la historia, lucharía. Nosotros, revolucionarios prácticos,iniciando nuestra lucha, simplemente cumplíamos leyes previstaspor Marx el científico", "las leyes del marxismo están presentes enlos acovtecimientos de la revolución cub,ana independientementede que sus líderes profesen o conozcan cabalmente, desde unpunto de vista teórico, esas leyes".8

Por otra parte, es evidente que el carácter socialista de larevolución cubana sobrevino tan sorpresivamente, con un acentotan pragmático que los intelectuales cubanos casi nada pudieronhacer. En 1958 todavía Fidel Castro afirmaba: "Quién ha habladoen el Movimiento 26 de Julio de nacionalizar o socializar lasindustrias. Ese es sencillamente un temor estúpido hacia nuestrarevolución."9 Y en 1959 todavía no era suficientem,ente claro; larevolución postulaba una democracia humanista, y "humanismoquiere decir que para satisfacer las necesidades materiales delhombre no hay que sacrificar los anhelos más caros del hombre,que son sus libertades; y que las libertades esenciales del hom­bre nada significan si no son satisfechas también las necesi­dades materiales de los hombres. Humanismo significa justiciasocial con libertad y derechos humanos." 10 Quien pudiera percibirdetrás de estas palabras la teoría marxista leninista tendría que serun buen adivinador.

Lo cierto es que los intelectuales cubanos se han sentido a lazaga del movimiento, incluso aquellos que sinceramente han que­rido incorporarse a él. Esta mala conciencia se ha manifestadorecientemente en un simposio ocurrido con motivo de los diezaños de la revolución cubana. Allí se constató que la desapariciónde la "base material" no ha implicado la de la superestructura; quea pesar de que la revolución no ha querido crear un grupo deintelectuales privilegiados evitando su apartamiento de la masa yproporcionándoles un "baño social", persiste el intelectual en una"sociedad intelectual"; y se teme que también persista subyacenteo soterrado "aquel falso sentimiento de ser un grupo de poder,mediante, la alineación que proporcionan las diferencias cultura­les." 1 1

Y respecto del encuentro del intelectual con el proletariado,todavía habría mucho que decir si en relación a éste último nofuera necesario hacer algunas aclaraciones. Pero éstas deben partirdel carácter mismo de la revolución cubana.

2. No sólo Fidel Castro ha tenido vacilaciones para definir surevolución, el mismo Lenin, reunido el 22 de enero de 1917 con lajuventud socialdemócrata de Zurich, casi en vísperas de partir paraRusia, vaticinó la revolución socialista, pero según lo cuenta 'suesposa Krupskaia en la obra que hemos citado, terminó su

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intelVención lamentando 'que su generación jamás vería ese tipo derevolución.

Después cambió completamente de opinión, y en sus famosasTesis de abril, de 1917, caracterizó la revolución que tenía pordelante. Este cambio de opinión fue fundado más en la obselVa­ción empírica que en la teoría. De acuerdo con esta última, entrela situación semifeudal y pseudoindustrial de Rusia y el socialismose interponía, o debiera interponerse, la revolución democráticoburguesa. Y ése era incluso el criterio de muchos bolcheviques. Elsocialismo surgía de las contradicciones de la última etapa delcapitalismo, del capitalismo perfeccionado, y Rusia estaba muylejos de haber alcanzado esa etapa. Pero en esta ocasión Lenindesechó la teoría e hizo gala de un voluntarismo que es tambiénmuy típico de su doctrina. Contra los que pensaban en laconsumación previa de una revolución burguesa, Lenin sostuvo"que el marxista debe tener en cuenta la vida misma, los hechosexactos de la realidad" y que como toda teoría "únicamente traza,en el mejor de los casos, lo fundamental, lo general, y sólo de unmodo aproximado abarca toda la complejidad de la vida".1 2 Eranecesario desechar la teoría "de ayer", "el modo antiguo" delmarxismo porque -y aquí citaba el revolucionario bolchevique aGoethe- "la teoría es gris, amigo mío, pero el árbol de la vida eseternamente verde". 13 Y la vida no pedía ya la consumación de larevolución burguesa, pues en un mismo acontecimiento se entrela­zaban la dominación burguesa y la dominación proletaria; elgobierno de Kerenski era burgués, pero el proletariado tenía elpoder de hecho y lo estaba entregando voluntariamente a suenemigo. No existía en ese momento ni una policía ni un ejércitoseparados del pueblo, ni una burocracia con un poder ilimitadosobre el pueblo; era ésta una situación parecida a la de la Comunade París. La revolución proletaria estaba, pues, a la orden del día;el partido socialdemócrata, que debía ser llamado en adelantePartido Comunista, debía rechazar cualquier gobierno de coalicióncon la burguesía e iniciar el tránsito a la dictadura del proletaria­do.

Como todo mundo sabe, el partido bolchevique y un gruposelecto de obreros y soldados dirigieron la insurrección contra elgobierno burgués. Lenin, aunque planteaba la necesidad de repartirla tierra y aun de nacionalizarla, consideraba al proletariado comola clase revolucionaria por antonomasia, pero además creía que elpartido debía ser la vanguardia de esa clase. Y así fue, en efecto,como funcionó en las primeras etapas de la revolución rusa; perono ocurrió lo mismo con la revolución cubana; por eso al asumir ladoctrina leninista se ha visto en apuros para definir su "vanguar­dia". El Che Guevara, por ejemplo, afirma, naturalmente, quecuando la masa "todavía dormía", la guerrilla fue "su vanguardia,su motor impulsor", "generador de la conciencia revoluciona­ria".14 Pero, además, la clase revolucionaria fue la campesina,

como no se cansa de repetirlo en sus trabajos sobre La gue"a degue"illas y Pasajes de la vida revolucionaria.

En otras ocasiones el Che se refiere al Partido Unido de laRevolución como la vanguardia de la transformación socialista; demodo que así se distinguirían dos vanguardias: una, la guerrilla, yotra el Partido ya en la época de la construcción. Ello ocurre asípor una aplicación a posteriori del leninismo; el Partido Comunistade Cuba no participó en la lucha contra' Batista, incluso su pasadono estaba del todo limpio pues se había aliado al dictador en suprimera presidencia durante los años de la guerra, como lo hicieroncon todos los gobiernos latinoamericanos, democráticos o no,siguiendo las directivas soviéticas. Este Partido creado después dela lucha selViría, según Guevara, para quemar etapas y advenir másrápidamente al socialismo.

También en esta segunda etapa cambia el criterio respecto a laclase con mayor potencial revolucionario. En la Segunda Declara­ción de La Habana, Castro reconoció el empuje del campesinado,pero agregó que se trata de una clase que, "por el estado deincultura en que la mantienen y el aislamiento en que vive,necesita la dirección revolucionaria y política de la clase obrera ylos intelectuales revolucionarios, sin la cual no podría por sí solalanzarse a la lucha y conquistar la victoria".) s y aunque se referíaen general al campesinado latinoamericano resultaba evidente quela experiencia cubana era opuesta a lo afirmado: la guerrilla nohabía sido de intelectuales y la intervención campesina había sidodecisiva para su triunfo.

y respecto a la necesidad de que las revoluciones latinoamerica­nas sean socialistas, inclusive la cubana, también se dicen cosasmuy interesantes. Castro, en la ya citada Segunda Declaración deLa Habana, rechazó la posibilidad de que la burguesía asumiera unpapel revolucionario. La burguesía nacional, dice el líder cubano,aunque posee intereses opuestos a los del imperialismo yanqui nopuede encabezar la lucha antifeudal y antimperialista, "paralizadapor el miedo a la revolución social y asustada por el clamor de lasmasas explotadas".16 Pero los cubanos estuvieron todavía másradicales en su informe a la primera reunión de la OLAS (Organi­zación Latinoamericana de Solidaridad): mientras Castro en elcitado documento y en otros, como La historia me absolverá,habla de una burguesía nacionalista con capas progresistas quepueden coadyuvar a la revolución latinoamericana, el informe a laOLAS es terminante: señala que en Latinoamérica no ha habidonunca una revolución burguesa, pues los burgueses se unieron a losterratenientes semifeudales y a las corporaciones eclesiásticas ymilitares y sólo se transformaron radicalmente en el orden de lasideas. Actualmente es una clase intermedia entre el capital y lospueblos explotados, y aunque tiene contradicciones con el imperia­lismo, "las mismas se desarrollan en base a una situación decompleta subordinación y vasallaje. La burguesía intermediaria

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Diego Rivera:Lenin (Fragmento del mural El hombre domina eluniverso mediante la técnica)Palacio de Bellas Artes, Ciudad de México, D.F.

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latinoamericana no es independiente ni podrá jamás enfrentarse alimperialismo". I 7

Este rechazo radical estaría más cerca del leninismo que laposición de Castro cuando éste propone el establecimiento enLatinoamérica de una especie de frente popular de cepa staliniana;en la lucha antifeudal y antimperialista, dice, "es posible vertebrarla inmensa mayoría del pueblo tras metas de liberación que unanel esfuerzo de la clase obrera, los campesinos, los trabajadoresintelectuales, la pequeña burguesía y las capas más progresistas dela burguesía nacionaf', en ese "amplio movimiento" pueden lucharjuntos diversos tipos de gentes, "desde el viejo militante marxistahasta el católico sincero que no tenga nada que ver con losmonopolios yanquis y los señores feudales de la tierra". 1 s Esevidente, entonces, la fluctuación: por un lado se desecha laposibilidad de una revolución democrático burguesa, y por otro, seestablece la 'posibilidad de incluir una burguesía progresista en lalucha. Esto último habría sido rechazado por Lenin, pero, proba­blemente, la política soviética ha influido para suavizar esteradicalismo. Y quizá no sólo ella sino una mirada penetrante a larealidad latinoamericana y una vieja tradición del continente.

Otro aspecto digno de notarse es que mientras el leninismo veíaa la revolución rusa muy ligada a una probable revolución alemanao inglesa, el internacionalismo de la revolución cubana está muyligado a la idea de una revolución latinoamericana; pero mientrasLenin concebía a la revolución alemana, por ejemplo, como unalucha de clases en el interior de un país más desarrollado queRusia, los cubanos no tienen más remedio que poner el acento enel carácter antimperialista de la revolución latinoamericana; ésta sela concibe como una lucha contra el imperialismo norteamericanoy contra los grupos nacionales ligados a él. Incluso hay laexplicación dada por Sartre de que el radicalismo de la revolucióncubana no es sino una respuesta obligada a las reiteradas presionesnorteamericanas. Sería la pura presencia de los Estados Unidos y lacerrada defensa de sus intereses la que obligaría a los revoluciona­rios latinoamericanos a radicalizarse cada vez más.

Por otra parte, el internacionalismo latinoamericano no seríanuevo, en la OLAS se presentó al movimiento contemporáneocomo una nueva floración del bolivarismo, o como la prolongacióndel juarismo que rechazó el imperialismo francés, o de las ideasantimperialistas de José Martí. Se dice que así como en 1810 casitodos los pueblos latinoamericanos se levantaron para desechar elcoloniaje, se presentaría ahora una situación similar en la medidaen que los Estados Unidos imponen en todos nuestros países unasituación de explotación y subordinación. Por esa razón, las basespara un movimiento unánime estarían dadas. "No se ha conocidojamás, dice el documento de la OLAS, un grupo tan numeroso depueblos, con una población tan grande y un territorio tan extenso,que mantenga, sin embargo, culturas tan parecidas, intereses tan

similares y propósitos antimperialistas idénticos. Cada uno denosotros se siente parte de nuestra América. ¡Así lo aprendimosde nuestra tradición histórica; así nos lo legaron nuestros antepasa­dos, así nos lo enseñaron nuestros próceres! "19

3. También es oportuno comparar la teoría del Estado de Lenincon la experiencia cubana. Como se sabe, para Lenin, como paraMarx, el Estado es un órgano de dominación de una clase sobreotras; la revolución rusa no podría todavía encaminarse a la"extinción" del Estado sino a una etapa intermedia de creación deun Estado proletario, de un Estado donde el proletariado estuvieraorganizado como "clase dominante" Y la clase reprimida fuera laburguesía. Sería, pues, la dictadura del proletariado, pero unadictadura entendida de la siguiente manera: "el Estado de esteperiodo debe ser inevitablemente un Estado de'!'lOcrático de unamanera nueva (para los proletarios y los despose Idos en general) y

b ,),,2°0dictatorial de una manera nueva (contra la urguesla. emo-cracia proletaria y dictadura antiburguesa.

En cambio la "extinción" del Estado se realizará cuando sedestruya toda la representación y el pueblo por sí mismo controlelos resortes económicos, haga la legislación Y la ejecute. El Estado,dice Lenin, no se puede abolir, tiene que extinguirse Y el camilla

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para llegar a esta extinción es esa partlclpacJOn progresiva y totaldel pueblo. Al armarse los trabajadores extinguirán al ejércitoprofesional, los funcionarios del Estado serán nada más ejecutoresde la directivas proletarias, meros "inspectores y contables" res­ponsables, amovibles en todo tiempo y retribuidos modestamentecomo simples obreros especializados. Este será el comienzo de lacreación de un orden, "orden sin comillas" que no se pareceránada a la esclavitud asalariada y en el que "las funciones deinspección y contabilidad, cada vez más simplificadas, se ejecutaránpor todos siguiendo un turno, acabarán por convertirse en costum­bre, y por fin desaparecerán como funciones especiales de unacapa especial de la sociedad".2 J Así la intervención del Estado enlas relaciones sociales se hará superflua en un aspecto tras otro deesa sociedad. El gobierno y la violencia sobre las personas -que esla esencia del propio Estado- será sustituido por la administraciónde las cosas y por la dirección de los procesos de la producción.

Creemos que estas ideas de Lenin han influido considerablemen­te en la revolución cubana, pero no en sí mismas sino en elviolento contraste que hay entre ellas y la realidad soviética. Esevidente que la etapa transitoria de la dictadura del proletariado seha prolongado demasiado en la Unión Soviética; que el Estado, envez de extinguirse paulatinamente se ha endurecido y vigorizadocada vez más; que la participación masiva de los trabajadores en lasdirectivas de la producción y de la política ha sido sustituida porun grupo de políticos y técnicos que han formado una burocracia,corporación tan escarnecida por el leninismo original; y que lasfunciones administrativas en vez de simplificarse se han tecnificadoy complicado de manera extraordinaria. Empero, las directivasleninistas siguen reiterándose en la retórica oficial.

Herbert Marcuse comenta al respecto que lo absurdo de lasituación soviética tiene una base objetiva, refleja una "situaciónhistórica en la que la realización de las promesas marxistas sólo esmencionada para ser de nuevo diferida, y en la que las nuevasfuerzas productivas son utilizadas una vez más como instrumentosde represión productiva". M¡;rcuse analiza la estructma de estaretórica y dice que a pesar de tener forma de enunciados, nocontiene más verdad que la de los anuncios o las órdenes; por laforma de ser enunciada dicha retórica actúa como si la asociaciónde determinadas ideas produjera realmente un conjunto de hechosvinculados entre sí. Tiene, pues, un carácter mágico y ritualista,por eso, añade Marcuse, "el lenguaje ritualizado preserva el conte­nido original de la teoría marxista como una verdad que debe sercreída y ejecutada por encima de toda prueba en sentido contra­rio: la gente debe actuar, sentir y pensar como si su Estadoconstituyera en la realidad esa r"azón, libertad y justicia que laideología proclama, y el ritual tiene como objetivo asegurar talconducta".22

Desde luego, los ideólogos soviéticos justifican abundantemente

esta sltuaCJOn: la teoría leninista tenía como uno de sus supuestosel que la revolución proletaria se ex tendería por toda Europa; ~ueno hubiera sido así o bligó al desarrollo del socialismo "en un solopaís", pero un sólo país bloqueado y amenazado por enemigosmuy poderosos. La necesidad de que la atrasada Rusia se pusiera alnivel técnico, económico y militar de sus enemigos, obligó alcentralismo y la represión como únicos modos eficaces de resistir ysobrevivir. La Unión Soviética buscó una "tregua", ya anunciadapor Lenin, para pasar después a la vía del socialismo. El stalinismo,en consecuencia, sería transitorio y preparatorio de etapas superio­res.

Empero, esta explicación no hace más que abrir una nuevaaporía; el capitalismo se ha reorganizado y los países socialistas seencuentran con el hecho -aun no admitido en la doctrina- de quetienen que coexistir con él, cuando menos durante una etapa cuyofin aún no está a la vista. Esta coexistencia obligaría, en la medidaen que es coexistencia conflictiva, a una prolongación, tambiénindefinida, de esta etapa que se consideró provisional.

y ésta es justamente, y en forma radical, la situación de larevolución cubana. Muy cerca del máximo enemigo del socialismo,subdesarrollada, viviendo bajo una permamente amenaza, la revolu­ción estaría objetivamente más cerca del stalinismo que del modeloleninista del Estado. Sin embargo, se advierte en la ideologíacubana una fluctuación; a veces parece duramente stalinista, otrasse advierte como necesidad la realización de la democracia leninis­ta.

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Respondiendo a las críticas en el sentido de que no habíaconvocado a elecciones presidenciales ni parlamentarias, Castroafirmó, en la Primera Declaración de La Habana que había quevolver a la práctica de la democracia directa y ese mismodocumento" afirma que fue aprobado por la Asamblea GeneralNacional, por el pueblo reunido en una plaza pública en "uso delas potestades inalienables que dimanan del efectivo ejercicio de lasoberan ía expresada en el sufragio directo, universal y público". 2 3

Nada, pues, de parlamentos, ni de juego de partidos que difieren lavoluntad popular, nada de escrutinios secretos; en forma públicareunido el pueblo físicamente aprueba las directrices generales dela revolución" -Pero suponiendo que estas reuniones sean libérrimas,ya la administración en detalle de la construcción socialista nopuede efectuarla la Asamblea General Nacional. Aquí es dondeentra la vanguardia partidista, el Che es suficientemente elocuenteal respecto: la masa conoce los valores nuevos, pero "insuficien-

temente", el partido en cambio los comprende con claridad; lamasa sólo ve "a medias" y debe ser sometida "a estímulos ypresiones de cierta intensidad". Se trata de la" dictadura delproletariado, pero más radical que la enunciada por Lenin, de una"dictadura del proletariado ejerciéndose no sólo sobre la clasederrotada, sino tam bién individualmen te, sobre la clase vencedo­ra".24

¿Qué significa esa fórmula? Está cargada, creemos, de significa­ciones contradictorias. Por un lado la autorrepresión de la' clasevencedora adjudica la dictadura ya no a una clase sino a un grupodentro de ella. Este grupo puede ser mayoritario o minoritario,pero la forma de su integración resulta vaga; es por "selecciónnatural", dice el Che Guevara. Por otro lado, la misma fórmulaamenaza a cualquier grupo o clase que quiera considerarse comoprivilegiado en relación al resto de la población. Al mismo tiempoque entraña una represión a la burguesía" previene contra laformación de grupos privilegiados. El Che describe de la siguientemanera a la sociedad revolucionaria cubana: "En la imagen de lasmultitudes marchando hacia el futuro, encaja el concepto deinstitucionalización éomo el de un conjunto armónico de canales,escalones, represas, aparatos bien aceitados que permitan esamarcha, que permitan la selección natural de los destinados acaminar en la vanguardia y que adjudiquen el premio y el castigo alos que cumplen o atenten contra la sociedad en construcción".2 s

De cualquier manera, alguien es el que tiene que adjudicarpremios y castigos y sobre todo quien tiene que decidir quiéncumple y quién no cumple. Querer sustituir este alguien por unconjunto de formas institucionales es querer evadir, sobre todo, laexperiencia soviética. Al parecer, la funcionalidad del "culto a lapersonalidad" residiría en la existencia de una figura prestigiosapor encima de las disenciones de la clase dominante. Con autori­dad suficiente para castigar a los que se arroguen privilegios o a

los negligentes, pero al mismo tiempo lastrada por el hecho de queella representa el máximo privilegio y es, por eso, la contradicciónviviente.

Pero tanto Ernesto Guevara como Fidel Castro comprenden queel único modo de no perderse en este laberinto es propiciar laintervención de las masas en los procesos de la producción y en lapolítica. Y a este respecto se presentan varios problemas. Guevaraseñala, por ejemplo, que "falta una conexión más estructurada conla masa". Cuando el gobierno lanza una iniciativa se sirve de un"método casi intuitivo" para auscultar las reacciones generales antelos problemas planteacios. 2

6 Y, al revés, el burocratismo, o sea eladministrador separado del pueblo, aparece en la revolución socia­lista por la falta de en "motor interno" en las masas, o sea en laausencia de una conciencia revolucionaria. Otra causa es la falta deorganización, la propia inexperiencia administrativa que produce"disloques", "cuellos de botella" que frenan las corrientes deinformación que provienen de las bases y las instrucciones uórdenes emanadas de los aparatos centrales; aquéllas toman rumbosextraviados y éstas se traducen en disparates que contribuyen a ladistorsión. Y una tercera causa es la falta de conocimientostécnicos necesarios para tomar decisiones justas y en poco tiempo.Las discusiones se vuelven interminables, nadie tiene autoridadsuficiente como para que sus opiniones prevalezcan, se configura el"reunionismo", el problema se prolonga indefinidamente, se resuel­ve por sí sólo o se adopta una resolución inadecuada. 2

7 Quizá elproblema más grave sea el de una ausencia de conciencia revolucio­naria. Curiosamente el que se asoma al panorama de la revoluciónpuede constatar que la conciencia fue más unánime en el periodode la lucha anh Batista y que lo que dividió a los cubanos fue laadopción del rumbo socialista. En ese sentido habría una analogíacon la revolución rusa cuando Lenin llegó a dividir a los revolu­cionarios al plantear la necesidad del socialismo.

Muy recientemente, el pasado 26 de julio, a propósito de lazafra de diez millones de toneladas, Fidel Castro atacó nuevamentea la burocracia cubana y se incluyó él mismo en ese ataque."Nosotros, los dirigentes de la Revolución, hemos costado demasia­do caro en aprendizaje. Estamos pagando caro la herencia denuestra ignorancia." Consideró la posibilidad de que el pueblodesignara otros dirigentes sustituyéndolo a él mismo. Señaló cómola zafra había afectado la producción de artículos de primeran"ecesidad como la carne, la leche, el pan, los vegetales, el tabaco,la ropa, etcétera. O sea; -que la acumulación primitiva socialista de.la que hablábamos al principio de este artículo se agrava por loserrores de la administración. "Ya no es posible dirigir una produc­ción social, añadió, solamente con un consejo de ministros. Esnecesario crear nuevas estructuras... Tenemos cierto subdesarrolloentre los dirigentes." Y la solución a todo esto es una mayorintervención del pueblo; recomendó la creación en las fábricas y

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empresas de "organismos colectivos" representativos de los trabaja­dores.28 Y todavía más recientemente ha exhortado a la forma­ción de sindicatos.

Algunos observadores han interpretado estas declaraciones comoun reconocimiento por parte de Fidel Castro de su fracaso comocaudillo motor de la revolución cubana. El habría sobreestimadosu papel en la sociedad posrevolucionaria. Pero, por todo lo dichoanteriormente, es posible comprender que la autocrítica de Castrono es más que una etapa del desarrollo del socialismo cubano ymundial. Las organizaciones colectivas o los sindicatos propuestosno serían otra cosa que esas formas institucionales proyectadas porGuevara. Y Castro y todo su equipo dirigente estarían atrapadosen esa dialéctica contradicción planteada entre los ideales democrá­ticos leninistas y el dirigismo staliniano. Una veces imponiendolineamientos muy rígidos como la zafra de los diez millones,fortaleciendo con ese sólo hecho el dirigismo y el centralismo, yotras llamando a los trabajadores para que liquiden los privilegios y

las inepcias burocráticos, Castro se movería en el difícil filo de unade esas contradicciones que los teóricos marxistas llaman no-anta­gónicas, porque, según ellos, pueden ser superadas sin explosionesrevolucionarias.

y por último, cabe aclarar que el señalamiento de todos estosproblemas del leninismo y del socialismo cu bano se debe tomar nocomo una simple exégesis histórica: el socialismo necesita desmitifi­carse y el análisis de la experiencia socialista, por eso mismo, no setiene que hacer con esp íritu escolástico, sino con el ánimo deencontrar contestaciones a preguntas insistentes relativas a nuestrasinmediatas posibilidades.

NOTAS

1 Bertrand RusseJl: Teoría y práctica del bolchevismo, Barcelona, Ariel,p. 40.

2 Citado por N. Kruspskaia: Lenin, México, Fondo de Cultura Popular,1970, p. 246.

3 V. I. Lenin: "¡.Qué hacer? ". Obras Escogidas, Moscú, EditorialProgreso, 1970, t. I,.p. 137.

4 Lenin: op. cit., p. 137.5 Ernesto Che Guevara: Obra revolucionaria, México, Ediciones Era,

1968, p. 507.6 Guevara: op. cit., p. 508.7 Lenin: op. cit., p. 142.8 Guevara: op. cit., p. 509.9 Fidel Castro: La Revolución Cubana, Buenos Aires, Editorial Palestra;

1960, p. 149.10 Castro: op. cit., p. 302.11 Roberto Fernández Retamar, Roque Dalton, René Depestre y otros:

10 años de la revolución: el intelectual y la sociedad", Casa de lasAméricas, núm. 56 (septiembre octubre de 1969, La Habana), pp. 8-14 y ss.

12 V. I. Lenin: Las tesis de abril, Moscú, Editorial Progreso, 1966, p.12.

13 Lenin: op. cit., p. 1314 Guevara: op. cit., p. 627.15 José MartÍ y Fidel Castro: De Martl a Castro, México, Editorial

Grijalbo, 1970, p. 152.16 MartÍ y Castro: op. cit., p. 152.17 "Informe de la Delegación Cubana de la primera Conferencia de la

OLAS." Revista Polltica, 1-14 de septiembre, México, 1967, pp. VIII. Y ss.18 Castro y MartÍ: op. cit., p. 153.19 "Informe...", p. X.20 V. I. Lenin: El Estado y la Revolución, Pekín, Ediciones en Lenguas

Extranjeras, 1966, p. 42.21 Lenin: op. cit., p. 60.22 Herbert Marcuse: El marxismo soviético. Madrid, Alianza Editorial,

1967, p. 94.23 MartÍ y Castro: op. cit., p. 115.24 Guevara: op. cit., p. 632.25 Guevara: op. cit., p. 632.26 Guevara: op. cit., p. 629.27 Guevara: op. cit., pp. 546 Y ss.28 Diario El DIO, México, 27 de julio de 1970, núm. 2913.