En el mundo hay personas, objetos, ideas pero este conocimiento sólo es

aprehensible por medio del lenguaje que hace las veces de mediador,

introduciendo al símbolo como creador de la realidad propiamente humana, de

hecho Lacan señala: “El símbolo se manifiesta en primer lugar como asesinato de

la cosa” (Lacan, J.: “Función y campo de la palabra y del lenguaje en

psicoanálisis”, pag. 307; en “Escritos”, tomo 1, Ed. Siglo XXI, 1988); sin embargo,

con lo que el lenguaje establece un ordenamiento en la experiencia humana que

Lacan denominó como orden simbólico y que, anudado a lo imaginario y lo real,

conforma la estructura subjetiva del hombre.

En este sentido, es que Lacan dice que el hombre se encuentra apresado por el

lenguaje, que lo “padece”, pero no debe entenderse al hombre como un ser

pasivo, ya que también habla, aunque a veces, si no es que la mayoría del tiempo,

no entiende lo que dice y se extraña de su propio decir, lo desconcierta, le

extrañan sus sueños, sus síntomas, dice más o menos de lo que quiere decir. Es

por eso que, desde los inicios de la teoría psicoanalítica, Freud, destaca la

importancia del lenguaje; así mismo, fue planteando que el inconsciente habla de

muchas formas, en el sueño, en la neurosis, en el síntoma, etc.; ya desde 1893,

en su texto “Sobre el mecanismo de los fenómenos histéricos”, señala: "Existe un

propósito de expresar el estado psíquico mediante uno corporal, para lo cual el

uso lingüístico ofrece los puentes." (Freud, 1893/1976, p. 35, T. III)