lecturas grabadas clase 2 pennac

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Como una novela, Daniel Pennac …lo que el niño aprende primero no es el acto sino el gesto del acto, y que, si bien puede ayudarle al aprendizaje, esta ostentación está ante todo destinada a darle seguridad, al complacernos. Leer. En voz alta. Gratuitamente Sus cuentos preferidos. No le formulamos esas preguntas. Ni ninguna otra. Nos contentamos con leer. Gratis. Poco a poco se relaja. (Habla del profesor): Caminaba mientras leía. Todas sus lecturas eran regalos. No nos pedía nada a cambio. Cuando la atención de uno o una de nosotros flaqueaba, dejaba de leer por un segundo, miraba al soñador y silbaba quedo. No era una amonestación, era un alegre llamamiento a la conciencia. Nunca nos perdía de vista. Hasta en lo más profundo de su lectura nos miraba por encima de las líneas. Tenía una voz sonora y luminosa, un poco enfurtida… sin pronunciar nunca una palabra atropelladamente. No nos entregaba la literatura con cuentagotas analítico, nos la servía en generosas capas desbordantes… y nosotros comprendíamos todo lo que nos leía. Le entendíamos. Ninguna explicación más luminosa de un texto que el sonido de su voz cuando anticipaba la intención del autor, revelaba un subentendido, develaba una alusión Aquel profesor no inculcaba un saber, ofrecía lo que sabía. Era menos un profesor que un maestro trovador. Su voz, como la de los trovadores, se dirigía a un público que no sabía leer. Abría ojos. Encendía lámparas. Encarrilaba su mundo por la ruta de los libros, peregrinaje sin fin ni certidumbre, camino del hombre hacia el hombre Háganos dar ganas de leer, señorita Acabados… Así es como se representan a sí mismos. Acabados antes de haber comenzado Al menos esto les ha enseñado la escuela: la comodidad del fatalismo Ahorrándonos el esfuerzo del desciframiento, dibujando con precisión las situaciones, colocando los decorados, encarnando los personajes, subrayando

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  • Como una novela, Daniel Pennac

    lo que el nio aprende primero no es el acto sino el gesto del acto, y que, si

    bien puede ayudarle al aprendizaje, esta ostentacin est ante todo destinada a

    darle seguridad, al complacernos.

    Leer.

    En voz alta.

    Gratuitamente

    Sus cuentos preferidos.

    No le formulamos esas preguntas. Ni ninguna otra. Nos contentamos con leer.

    Gratis. Poco a poco se relaja.

    (Habla del profesor):

    Caminaba mientras lea. Todas sus lecturas eran regalos. No nos peda nada a

    cambio. Cuando la atencin de uno o una de nosotros flaqueaba, dejaba de leer

    por un segundo, miraba al soador y silbaba quedo. No era una amonestacin,

    era un alegre llamamiento a la conciencia. Nunca nos perda de vista. Hasta en

    lo ms profundo de su lectura nos miraba por encima de las lneas. Tena una

    voz sonora y luminosa, un poco enfurtida sin pronunciar nunca una palabra

    atropelladamente.

    No nos entregaba la literatura con cuentagotas analtico, nos la serva en

    generosas capas desbordantes y nosotros comprendamos todo lo que nos

    lea. Le entendamos. Ninguna explicacin ms luminosa de un texto que el

    sonido de su voz cuando anticipaba la intencin del autor, revelaba un

    subentendido, develaba una alusin

    Aquel profesor no inculcaba un saber, ofreca lo que saba. Era menos un

    profesor que un maestro trovador. Su voz, como la de los trovadores, se diriga

    a un pblico que no saba leer. Abra ojos. Encenda lmparas. Encarrilaba su

    mundo por la ruta de los libros, peregrinaje sin fin ni certidumbre, camino del

    hombre hacia el hombre

    Hganos dar ganas de leer, seorita

    Acabados

    As es como se representan a s mismos.

    Acabados antes de haber comenzado

    Al menos esto les ha enseado la escuela: la comodidad del fatalismo

    Ahorrndonos el esfuerzo del desciframiento, dibujando con precisin las

    situaciones, colocando los decorados, encarnando los personajes, subrayando

  • los temas, acentuando los matices, haciendo su trabajo de revelador

    fotogrfico

    Una sola condicin para esta reconciliacin con la lectura: no pedir nada a

    cambio. No construir ninguna muralla de conocimientos preliminares alrededor

    del libro. No plantear la ms mnima pregunta. No poner ni la ms pequea

    tarea. No aadir ni una sola palabra a las de las pginas ledas. Ningn juicio de

    valor, ninguna explicacin del vocabulario, nada de anlisis de texto ni de

    indicaciones bibliogrficas

    Lectura-regalo

    Leer y esperar

    No se fuerza una curiosidad, se la despierta

    El tiempo de leer es siempre tiempo robado. (De la misma manera que lo es el

    tiempo de escribir o de amar)

    Quin tiene tiempo para estar enamorado? Y sin embargo alguien ha visto a

    un enamorado que no se tome el tiempo de amar?

    La cuestin no es saber si tengo o no el tiempo de leer, sino si me ofrezco o no la

    felicidad de ser lector.