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Lastumbasde los reyesEl llamado CírculoA de tumbas,donde se hallaronricos ajuaresfunerarios, quedóen el interior de laciudadela tras unaampliación de lamuralla en 1300 a.e.

ecortadas en el horizonte sobre lo altode una escarpada colina, las ciclópeasmurallas de Micenas encerraban, pa­ra los griegos de laAntigüedad, elvio­lento destino de sangre del señor de

guerreros Agamenón. Según la leyenda, trans­mitida primero por Homero yluego por los poe­tas trágicos, el rey que había enviado mil navespor mar contra la poderosa ciudad de Troya ha­bíaperecido asu vuelta aMicenas víctima de unaconspiración urdidapor su primo, el noble Egis­to, yClítemnestra, supropiaesposa, convertidosen amantes. Agamenón es el representante mí­tico de una generación de señores de la guerraque en torno a 1500 a.C., en el cénit de la Edaddel Bronce, desplegaron su dominio sobre lasllanuras situadas alos pies de sus fortalezas yenlos confines del Mediterráneo.

Desenterrando a los héroesLos griegos de la Antigüedad no dudaban de queMicenas era la fortaleza del mítico linaje de losAtridas, al quepertenecíaAgamenónycuyos des­tinos estuvieronmarcados por la tragedia. Enfe­chas tan tardías como el siglo TI a.C., el infatigable

viajero Pausanias creyó localizar en las ruinas deMicenas las tumbas de todos los protagonistasdel drama: Atreo, su hijo Agamenón, Clítemnes­tra, Egisto... Siglos después, los arqueólogos en­contraron en las líneas de Pausanias la excusapara emprender en Micenas las excavaciones quedevolvieran a los viejos guerreros homéricos alterreno de la historia. Sin embargo, su esfuerzofue en vano. Sería un arqueólogo amateur, Hein­rich Schliemann, quien en 1876 inició sus exca­vaciones en el interior de los muros de la ciudadfortificada (no en el exterior, como habíanhechosus predecesores) y allí, junto a la puerta de losLeones, el monumento más antiguo de Europa,halló unas tumbas con los restos de diecinueveadultos ydos niños, junto con toda suerte de ar­mas de bronce, joyas de oro, vasijas ytres sober­bias máscaras mortuorias de oro, pertenecientes,sin duda, a quienes cerca de tres mil años atráshabían manejado las riendas de Micenas.

Schliemann estaba convencido, según anun­ció triunfalmente, de que había descubierto eltesoro de los míticos Atridas. Pero se equivoca­ba: las fechas de las tumbas eran anteriores entres siglos ala época en la que los antiguos grie-

58 HISTORIA ATlONAl GEOGRAPHIC

Señores de Grecia,dueños del Mediterráneo

-- 1400-12S0 a.C. Lasciudades micénicasalcanzan una etapade gran prosperidadeconómica graciasal desarrollo delcomercio en el Egeo, elMediterráneo oriental,e incluso en Sicilia yla penísula Ibérica.Fundan colonias envarias islas del Egeo.

,,-- Hacia 11S0 a.C.Desaparece el Imperiohitita amanos de losPueblos del Mar. Lasflorecientes ciudades­fortaleza micénicas sonasaltadas eincendiadas,quizá por obra delos dorios, un puebloprocedente del noroestede Grecia. Se inicia laEdad del Hierro.ElECTRAY0RmIS.

HIJOS DE AG.AMENóN.REY DEMICENAS. REUEVEDELSlGlD VA.c. MUSEOKANEllOPOUlOS, ATENAS.

Hacia 1184 a.c. Unacoalición liderada porla poderosa Micenas

ataca y destruye Troya,importante enclave

comercial en la órbitadel Imperio hitita,

situada en el estrechode los Dardanelosy considerada un

obstáculo en laexpansión micénica.

Hacia 1600 a.c. --~Micenas se convierte

en un importantecentro de riqueza ypoder. Surgen otros

destacados enclavespor toda Grecia que

erigen fortalezas conenormes murallas y

florecientes palacios,como Pilos, Tebas,

Orcómeno y Tirinto.

Lideradas por Micenas, las ciudades-fortaleza de'la Grecia continental se expandieron por el Egeo yel Mediterráneo creando una poderosa civilizaciónde guerreros ycomerciantes, que finalmente sederrumbó por razones no bien establecidas.

Hacia 14S0 a.C. Losmicénicos empiezan su

expansión por el marEgeo y emprenden

la conquista de la islade Creta, acabando

con la civilizaciónminoica e inaugurando

una nueva etapa defusión entre la culturaminoica de la isla y lamicénica continental.

gas databan la guerra de Troya. En realidad, loque Schliemann había descubierto bajo una deaquellas máscaras era una civilización enterade la Edad del Bronce que, desde mediados delsegundo milenio hastapoco antes de su final, allápor el siglo XII a.c., se había adueñado del Me­diterráneo orientaldesde sus poderosos centrosde poder situados en territorio griego.

Caudillos de hombresEn efecto, en torno a1500 a.C., en el Peloponesoy otras áreas de Grecia continental se produjoun aumento de la población, así corno una ex­pansiónhacia el exterior yun crecimiento gene­ral de la economía. Ello fortaleció el poder eco­nómíco ypolítico de los caudillos griegos dela Edad del Bronce radicados en la zona, quepasaron de ser meros conductores de tropasaformar una élite de reyes guerreros que almorir se hacían enterrar con sus codiciadasarmas ytesoros. Es más que probable quedonde primero se hicieron sentir estoscambios fuera en Micenas, un centro depoder situado en la encrucijada de una ru­ta que unía el Egeo con el golfo de Corinto.

La mayor potencianaval del Mediterráneo

EN LA ILiADA, Homero explica que las diversas ciudadesgriegas que se habían comprometido en la guerra contra Tro­ya reunieron en el puerto de Áulide una flota de asombrosamagnitud: 1.184 barcos, con cien mil hombres a bordo. Sinduda, es una cifra exagerada, aunque tampoco es inverosí­mil que los navíos griegos de la expedición troyana, si ésta sedesarrolló de modo semejante a como lo cuenta Homero,se contaran por centenares. Se sabe, por ejemplo, que Ugarit, elfloreciente puerto levantino,disponía de más de 150 navíos. Encualquier caso, los barcos micénicos eran en el siglo XIII a.elosmás rápidos ycapaces, ydominaban las principales rutas comer­ciales del Mediterráneo.

Los tesorosde CretaPiezas como estacabeza de toro concuernos y roseta deoro, hallada en unatumba de Micenas,dan fe de la relaciónentre Creta yMicenasen el siglo XVI a.e.

Pero Micenas no fue la única: en Pilos,Tirinto, Argos, Atenas o Tebas se consti­tuyeron igualmente comunidades inde­pendientes que gravitaban en torno aciudadelas fortificadas gobernadas porun wanax (rey). Los palacios de todasestas ciudades ejercían su poder sobreun amplio territorio circundante, co­mo parecen apuntar las grandes dis­tancias existentes entre ellos.

Aunque, en términos generales, lasrelaciones entre las distintas fortalezas

debieron ser estables, es obvio que lasmurallas ciclópeas que las defendían

-construidas por los Cíclopes, los gigantesque forjaron el rayo de Zeus- presuponenlaexis­tencia de hostilidades entre los diversos centrosde poder. En este sentido puede recordarse elmi­to griego que refiere el asedio de la famosa ciudadde Tebas por parte de siete guerreros venidos deArgos, el corazón del mundo micénico. La histo­ria, bien conocidaapartir de la tragedia de Esqui­lo titulada Los siete contra Tebas, narra cómo loshermanos Eteocles y Polinices, maldecidos porsu padre Edipo, decidieron alternarse en el trono

de Tebas para conjurar la maldición de su proge­nitor. Pero en el momento de ceder el cetro,Eteocles se negó. Polinice reaccionó organizan­do una expedición de ie e Guerreros, uno porcadaunade laspuertas de la fortaleza, dando lugaraépicos combates que lo poetasyartistas griegosrecrearon una yotra vez ensu obras.

¿Sería este episodio la traducción mítica de ladoble destrucción de Teba atestiguada porla arqueología? Ape de que desconocemos lascausas reales que lle aran al incendio ydestruc­ción de uno de los más potentes enclaves micé­nicos, sí que se puede concluir que la rivalidadde dos centros de poder -como sería el caso deTebas y la vecina Orcómenos- podía generarenfrentamientos armado entre ellos; aunquetambién es verosímilplantear la luchas de poderentre príncipes de diver a familias.

La caída del reino de MinosVolviendo a la tumbas que de cubrió Schlie­mann, es especialmente intere ante observar quelos objetos que allí e encontraron habían sidofabricados por arte ano cretenses. En torno a1500 a.C., la isla de Creta era la ede de una civi-

puje guerrero, yaprovechando elprofundo cono­cimiento que tenían de Cretaysus defensas, con­quistaron la islaycolocaron al frente de los pala­cios asus propios gobernantes.

Dueños de los maresLa conquista de Creta consolidó la cada vez másintensapresencia de las ciudades micénicas en elMediterráneo oriental, donde sus comerciantesdesarrollabanuna intensaactividad mercantil. Afinales del siglo XV a.C., los micénicos controla­ban la rutamarina del metal, desde OrientehastaOccidente. Al mismotiempo, desde susfortalezasenviaban alexteriorproductos agrícolas y manu­facturas, y recibíanlas materiasprimasnecesariaspara el trabajo de los metales, así corno marfil,especias yámbar, obtenidas amenudo através devarias colonias que los micénicos fundaron enlugares estratégicos. Aesta actividad comercialse añadían expediciones guerreras, con un obje­tivo más crudo: la rapiña, fuente inagotable deriqueza para los belicosos príncipes micénicos.

La huella del comercio micénico estápresenteen todo elPróximo Oriente yalo largo delMedi­terráneo' incluso más allá de las zonas frecuenta-

,J~--------

LOS NAVíosMERCANTESLos micénicos disponíande barcos de carga para elcomercio alarga distancia.Similares alas posterioresembarcaciones fenicias,tenían un casco redondeado,vela cuadrada yproa recta. Lapopa se remataba en formade viruta ocola de pescado.

lización -la cretense orninoica- que aventajabanotablemente ala que estabacobrando forma enel continente, y que se había erigido en dueña delMediterráneo gracias alpoder de suflota. EnGre­cia, las dinastías gobernantes de Pilos, Tirinto,Argos oMicenas fijaban su mirada en su refina­do estilo de viday reclamabanlos servicios de losartistas isleños. Sin embargo, un inquietante da­to en elque coincidenlos estudiosos apunta aquelos tesoros de las tumbas micénicas no eran elfruto de un cordial intercambio entre potenciasvecinas, sino elbotínprocedente de incursionesllevadas a cabo en suelo cretense, si es que nohabían sido fabricados en suelo griego por arte­sanos conducidos hasta allí corno prisioneros.

Los micénicos debieron de aprovechar tambiénla catástrofe que supuso para Creta la explosióndel volcán de Tera, en torno a1500 a.C. El mare­moto otsunamiconsiguienteprovocó la destruc­ción de la flota rninoicay elcolapso de sus centrosde poder, incluidos los magníficospuertos de Fes­tos y Cnosos, dejando al alcance de los príncipesmicénicos un botín demasiado apetecible cornopara dejarlo escapar. Fue entonces cuando los se­ñores de la guerramicénicos, guiados por su em-

LOS NAVíosDE GUERRALas galeras micénicas podíantener hasta 70 remeros.Su casco era estrecho, rectoybajo, para ganar velocidad.El piloto se situabá en lapopa. Hay autores que creenque el espolón de proa seintrodujo más tarde.

Timonel

HISTORIA NATlONAl GEOGRAPHIC 61

(

Micenas, la fortaleza delos reyes guerreros

LA ClUDAD·FORTALEZA de Micenas, cuna del mítico rey Aga­menón, se alzaba en la cima de una colina de 300 metros dealtitud, posición que le permitía dominar la llanura circundanteycontrolar las rutas que conducían al norte. Desde su fastuo­so palacio, los señores de Micenasgobernaban sus territoriosy planeaban sus conquistas.

MURALLASHasta el siglo XV a.e.únicamente rodeaban elpalacio; en el siglo XIII a.e.fueron ampliadas yalcanzaronsu perímetro definitivo.

PUERTADELOSLEO ESSituada entre dos brazos de lamuralla, era fácil de defender.La corona un relieve de leones, .único ejemplo de escultura mo-~ ~numental micénica.

CíRCULO AContenía seis fosas rectangula­res con enterramientos realesdel siglo XVI a.e. Aquí hallóSchliemann la máscara funera­ria que atribuyó aAgamenón.

LA GRAN RAMPAEsta vía real estaba flanqueadapor muros yconducía alaacrópolisoparte alta, dondese hallaba el palacio real. Fuemodificada en el siglo 111 a.e.

Los héroesargivosLa micénica Argosfue escenario devarios mitos, como lapelea entre Tideo yPolinices, atajada porel rey Adrasto, comomuestra esta cráteradel siglo IV a.e.

das por los expertos marinos cretenses. Su pasopor Sicilia y la Italia meridional está bien atesti­guado gracias alos hallazgos de cerámicamicéni­ca. Por suparte, Cerdeña tuvo especial importan­cia debido asus minas de cobre, material que lesllevó a las costas de la península Ibérica; allí, enlos yacimientos de Cuesta delNegro (Córdoba) yEl Oficio (Almería) se han localizado cuentas depasta de vidrio, piezas de fayenza y puntas dejabalinade factura claramente micénica. Los mi-

cénicos llegaroninclu­so a trabar un con­tacto fluido con Eu­

ropa septentrional ycentral (principalmente Cor-

nualles y tal vez Bohemia),con el fin de obtener esta­ño' producto vital para lafabricación del bronce.

Por otra parte, se ha de­mostrado la existencia de

colonias micénicas establesen varias islas del Egeo, así

como un contactopermanentecon enclaves de Egipto (como un

yacimiento vecino a El Fayurn), Siria, Levante yAnatolia. Aeste respecto, nuestros conocimien­tos relativos al tráfico comercial se basan funda­mentalmente en los tres pecios de la Edad delBroncelocalizadosenelcabo Gelidonia, UluburuneIria, en las costas de Turquia. Sibienninguno deellos tiene visos de ser una nave micénica, nocabe duda de que los tres estaban implicados enelcomercio conelmundo micénico. De todos ellosel pecio que ha aportado una información másreveladora es el de Uluburun, donde el grueso delcargamento que se ha preservado consistía fun­damentalmente enmateriasprimas, enparticularmetales (unos trescientos lingotes de cobre de 25kilos cada uno), pero también vidrio, maderas yresinas. Entre los artículos de lujo destacanunoslingotes de vidrio de azul obsidiana que, proce­dentes de Egipto, teníancomo destino los talleresmicénicos; o las cargas de marfil de elefante ehipopótamo, material empleado en la fabricaciónde cascos. Las ánforas contenían, asimismo, pro­ductos muy apreciados en los intercambios entreprincipados yciudades-estado de Siria yEgipto,como piñones de aceituna, semillas de vid, co­riandro ygranada, yolorosa resina de terebinto.

CASAS YTEMPLOSEn esta área de la ciudadelase levantaban graneros,talleres, archivos ycasasparticulares. Tambiénhay varios santuarios.

PROPILEOSConstituían la entrada principalal palacio, situada al noroeste.Tras atravesarlos se llegaba aungran patio donde se hallaba el

, cuerpo principal del palacio.

• GRAN MEGARON...... Esta sala era el núcleo social del

• palacio. En su centro ardía unhogar rodeado por cuatro ca·

o' lumnas; una abertura en el techopermitía la salida del humo.

CISTERNAEsta cisterna, que seconstruyó junto auna fuentesubterránea, asegurabael suministro de agua alaciudadela en caso de asedio.

PUERTA NORTEEn la parte septentrional de lamuralla se abre esta pequeñapuerta de entrada, parecidaala puerta de los Leones, perode menor tamaño.

un famoso fresco hallado en Pilos olos versos deHomero, que llama a Néstor -precisamente elsoberano de Pilos- «señor de carros de guerra».

De forma sorprendente, a finales del sigloxn a.C., las poderosas ciudades-fortalezamicé­nicas quedaron reducidas acenizas yescombros.Aunque los estudiosos aún no han sido capacesde determinar cómo ocurrió, se ha recurrido nor­malmente al comodín de la «invasión doria» pa­ra explicar el derrumbe de esta espléndida civi­lización de laEdad del Bronce. Pero aunque nun­ca lleguemos asaber con certeza las causas de unfinal tan demoledoryrotundo, lo que sípodemosasegurar es que la fama yelprestigio de sus prín­cipes traspasaron la marea de los siglos, ycuan­do los poetas griegos echaron su vista atrás con­templaron alos viejos guerreros micénicos com­batiendo junto alos dioses.

Pero los contactos de las ciudades micénicasno eran sólo comerciales, sino tambiénpolíticos.Los grandes puertos orientales de Egipto y elLevante, como la deslumbrante Ugarit (en Siria),recibieron las embajadas de los príncipes -a lavez guerreros y comerciantes- de Micenas.

Un final inesperadoEnlos archivos encontrados en las ruinas de Hat­tusa, la antigua capital hitita, se hace constantereferencia aun poder militar llamado Ahhiyawa,término que se puede poner fácihnente en rela­cióncon los akhaioio«aqueos», que es elnombrecon que Homero denominaba alos griegos micé­nicos que atacaron Troya. Existen misivas en lasque el tabama (rey) de los hititas saludaasu «her­mano» el rey de Ahhiyawa, lo que en el lenguajediplomático de la época equivalía a reconocerlocomo a un igual con el que se intercambiabanregalos paraestrechar lazos de amistad. Yno era,desde luego, algo insólito que los griegos enviarana sus hijos al país de Hatti para recibir adiestra­miento en el manejo del carro de combate, ele­mento que los príncipes micénicos usaron paraaumentar su prestigio personal como atestigua

Parasabermás

ENSAYOEl mundo micénicoJohn Chadwick. Alianza Editorial, Madrid, 2000.Micenas: capital de AgamenónElisabeth French. Bellaterra, Barcelona, 2005.

NOVELATroyaGisbert Haefs. Edhasa, Barcelona, 1999.

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