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Marzo-Abril de 1998 Las raíces olvidadas del cristianismo moderno Las raíces olvidadas del cristianismo moderno ‘Uno de los afortunados’ • Las definiciones bíblicas del pecado ¿Qué es la verdadera sinceridad? ‘Uno de los afortunados’ • Las definiciones bíblicas del pecado ¿Qué es la verdadera sinceridad?

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Page 1: Las raíces olvidadas del cristianismo moderno · es infracción de la le y”. Para entender m uy clara-mente este versículo conviene citar otras traduc-ciones:“Todo el que comete

Marzo-Abril de 1998

Las raícesolvidadas

delcristianismo

moderno

Las raícesolvidadas

delcristianismo

moderno

‘Uno de los afortunados’ • Las definiciones bíblicas del pecado¿Qué es la verdadera sinceridad?

‘Uno de los afortunados’ • Las definiciones bíblicas del pecado¿Qué es la verdadera sinceridad?

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C o n t e n i d o

Las raíces olvidadas del cristianismo moderno. . . . . . . . . . . . . . 4¿Por qué hacemos las cosas que hacemos? ¿Por qué creemos lo que cree-mos? ¿De dónde proceden nuestras prácticas y creencias religiosas? ¿Esacaso posible que el cristianismo actual sea completamente diferente delas enseñanzas de los apóstoles? Algunos eruditos de la Biblia, así comopersonas comunes y corrientes que toman en serio las enseñanzas bíbli-cas, han reconocido y aceptado que lo que se practica en la actualidades muy diferente de lo que practicaba la Iglesia apostólica.

¿Cuáles son las definiciones bíblicas del pecado? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1Si queremos luchar por evitar y vencer el pecado, es preciso que sepamos exactamente lo que es.

Advertencias de cambio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6¿Es posible que el cristianismo haya sufrido una transformación radical en siglos anteriores?

Enseñanzas y costumbres de la Iglesia apostólica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8En este artículo resumimos las principales diferencias entre el cristianismo bíblico y lo que se practica comúnmente en la actualidad.

El reinado de David: Una nación unificada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10En números anteriores hemos examinado algunos de los descubrimientos arqueológicos que confirman los relatos bíblicos. En esta ocasión estudiaremos la monarquía israelita en el período del rey David.

La batalla junto al estanque de Gabaón. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12Un notable hallazgo, que ocurrió en 1956, ha proporcionado más datos que corroboran la autenticidad de los relatos bíblicos.

¿Qué es la verdadera sinceridad? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13En la antigua ciudad de Corinto había muchos alfareros que cuando se les resquebrajaba una vasija, rellenaban con cera las grietas para que el comprador no las notara. Pero ¿qué tiene que ver la cera en una vasija de barro con nuestras vidas como cristianos?

‘Uno de los afortunados’ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16Con tanto sufrimiento en el mundo, ¿podemos tener la esperanza de que llegue un mundo mejor?

Marzo-Abril de 1998 • Volumen 3, Número 2Las Buenas Noticias es una publicación bimestral de la Iglesia de Dios Unida, unaAsociación Internacional, P.O. Box 661780, Arcadia, California 91066-1780, EE.UU.

Edición inglesa:Director: Scott Ashley

Director de arte: Shaun Venish

Edición española:Director general: Leon Walker

Director: Donald WallsColaboradores especiales: Lilia Granados Sainoz,

María Mercedes de Hernández, Bernabé F. Monsalvo,Catalina Roig de Seiglie, Dionisio R. Velasco

Cuerpo editorial:John Bald, Robert Boraker, Roger Foster, Bruce Gore,

Paul Kieffer, John Meakin, Brian Orchard, John R. Schroeder,Richard Thompson, Lyle Welty, Dean Wilson

Consejo de Ancianos de la Iglesia de Dios Unida:Gary Antion, Robert Dick (presidente), Jim Franks,

Roy Holladay, David Hulme, Victor Kubik,Dennis Luker, Les McCullough, Burk McNair,

Peter Nathan, Leon Walker, Donald Ward

Salvo indicación contraria, las citas bíblicas son de la versión Reina-Valera,revisión de 1960.

Suscripciones: Las Buenas Noticias se envía gratuitamente a toda persona que la solici-te. El precio de las suscripciones ha sido pagado por los miembros de la Iglesia de DiosUnida y otros colaboradores que voluntariamente contribuyen al respaldo de nues-tra labor. Para obtener una suscripción gratuita, envíe su solicitud a la dirección máscercana a su domicilio.

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México: Apartado Postal 92-125 • 08501 México, D.F.

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Internet: http://www.ucg.org/

Artículo especial

Page 3: Las raíces olvidadas del cristianismo moderno · es infracción de la le y”. Para entender m uy clara-mente este versículo conviene citar otras traduc-ciones:“Todo el que comete

ué es exactamente el pecado? ¿En-tiende usted cómo lo define la Bi-blia? Como cristianos, sabemos quees necesario evitar el pecado, pero

¿cómo podemos hacerlo si no sabemos clara-mente lo que es?

En varios pasajes la Biblia nos explica lo quesignifica el pecado y en ellos encontramos dife-rentes elementos que nos permiten entender mása fondo este tema. Pero antes de examinar estospasajes, estudiemos primero lo que significa lapalabra pecado.

Dos conceptos generales

Las palabras del hebreo y del griego que hansido traducidas como “pecar” o “pecado” giranen torno a dos conceptos fundamentales. El pri-mero tiene que ver con la idea de transgredir,que significa “traspasar” o “ir más allá de los lí-mites establecidos”.

La mayoría de las otras palabras traducidas enla Biblia como “pecado” tienen que ver con elsegundo concepto, el de “no dar en el blanco”.Esta perspectiva incluye la idea de ir en cierta di-rección y luego desviarse del camino señalado.Lógicamente, si no continuamos por el caminocorrecto, no llegamos al destino deseado; enotras palabras, fallamos.

Este concepto del pecado también abarca elno cumplir con los requisitos. Por ejemplo, en elmundo académico los alumnos necesitan alcan-zar una calificación mínima para aprobar loscursos y las pruebas. Si no obtenemos ese resul-tado, reprobamos la prueba o el curso. Existe elrequisito de una calificación mínima y no seaceptan las calificaciones que se encuentren pordebajo de ese mínimo. Si no cumplimos con esterequisito, “no damos en el blanco”. Podemoserrar el blanco al pasar de lado o al quedarnoscortos frente al objetivo. En ambos casos fraca-samos al no alcanzar la meta.

Cuando hablamos acerca de transgredir y deno dar en el blanco, es necesario que nos demoscuenta de que ambos conceptos tienen un requi-sito en común. Para que haya transgresión —traspasar un límite establecido— es necesarioque primero exista un límite que pueda ser in-

fringido. Asimismo, para no dar en el blanco esnecesario que primero haya un blanco al cualapuntar. Pecar significa traspasar los límites —transgredir las leyes— que Dios ha establecidopara nosotros, o es no dar en el blanco que él nosha puesto.

Aquí es donde cobran valor las definicionesbíblicas del pecado, puesto que éstas nos ense-ñan los límites y las normas que Dios ha estable-cido para nosotros. Nos describen la meta quedebemos alcanzar y los requisitos mínimos queDios espera que cumplamos. En otras palabras,las definiciones bíblicas del pecado nos enseñanlas normas que Dios nos dio para que sepamosqué es aceptable y qué es inaceptable para él.Nos indican qué cosas cumplen y qué cosas nocumplen con sus normas, los principios funda-mentales de vida que él nos dio.

Por consiguiente, las definiciones bíblicas delpecado no son simplemente una lista arbitrariade lo que se debe y no se debe hacer. Nos mues-tran cómo vive Dios; nos revelan los principiosespirituales y las normas de conducta que ema-nan de su divino carácter, las mismas normasque él espera que todos los seres humanos apli-quen en sus vidas.

La transgresión de la ley de Dios

¿Cuáles son, pues, los límites y normas queDios ha establecido para nosotros y que definenel pecado? Una definición básica del pecado seencuentra en 1 Juan 3:4: “Todo aquel que come-te pecado, infringe también la ley; pues el pecadoes infracción de la ley”. Para entender muy clara-mente este versículo conviene citar otras traduc-ciones: “Todo el que comete pecado, quebranta laLey, pues el pecado es la transgresión de la Ley”(Nueva Reina-Valera). “El que peca se enfrenta ala ley, pues el pecado es el quebrantamiento de laley” (Ediciones Paulinas). “Todo el que peca que-branta la ley; de hecho, el pecado consiste en es-tar fuera de la ley” (Nueva Versión Internacional).“Todo el que comete pecado, comete también re-beldía, porque el pecado se identifica con la re-beldía” (Nueva Biblia Española).

Aquí Dios marca un límite para la humanidady explica que el pecado es la transgresión de su

Las definiciones bíblicas no son

simplemente una lista arbitraria de

lo que se debe y no se debe hacer.

Nos muestran cómo vive Dios; nos revelan los

principios espiritualesy las normas de

conducta que emanande su divino carácter,

las mismas normasque él espera que

todos los seres humanos apliquen

en sus vidas.

¿Cuáles son las definicionesbíblicas del pecado?

Marzo-Abril de 1998 1

Si queremos luchar por evitar y vencer el pecado, es preciso que sepamos exactamente lo que es. Veamos cómo define la Biblia el pecado.

¿Q¿QPor Scott Ashley

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2 Las Buenas Noticias

santa ley espiritual (Romanos 7:12-14).Al quebrantar esa ley, al cruzar ese límitedivino que Dios ha fijado para nosotros,pecamos. En las diferentes expresionesempleadas en estas traducciones, la pala-bra griega clave es anomía, que no sólosignifica “sin ley” o “contra la ley”, sinoque incluye la idea de que el pecado esuna violación activa de la ley de Dios y desus principios morales. No sólo se refierea las acciones que están fuera de los lími-tes de la ley divina, sino a los hechos queson una rebeldía deliberada en contra deesa ley porque pisotean y rechazan inten-cionalmente las líneas de demarcación.

Dios nos dio sus leyes para enseñarnossu camino de amor; con ellas nos ha indi-cado la manera de vivir en paz y armoníacon él y con nuestros semejantes. Esas le-yes nos dicen cómo debemos demostrarel amor a Dios y a nuestro prójimo (Deu-teronomio 30:15-16; Mateo 22:35-40;1 Juan 5:3) y señalan la conducta y las ac-ciones que son aceptables para Dios.Cuando pecamos, traspasamos esos lími-tes y quebrantamos la ley de Dios.

Una descripción más amplia

¿Existen otras definiciones del pecado?¿Qué hay respecto a las acciones y con-ductas que no están reguladas por leyesespecíficas?

En 1 Juan 5:17 encontramos una des-cripción más amplia del pecado: “Todainjusticia es pecado . . .” Otras versionesde la Biblia nos aclaran el significado deesta frase: “Toda maldad es pecado” (Ver-sión Popular). “Toda mala acción es peca-do” (Nueva Reina-Valera). El sentido cla-ro es que cualquier acción o conductaerrónea es pecado. El vocablo traducidocomo “injusticia”, “mala acción” o “mal-dad” proviene del griego adikía, que sig-nifica “una acción que produce daño visi-ble a otras personas y viola las normas di-vinas”. Otros significados de esta palabray su forma verbal son “malvado”, “desho-nesto”, “injusto”, “impío”, “maltratar”,“lastimar” y “hacer daño [a otra persona]”(Expository Dictionary of Bible Words[“Diccionario explicativo de palabras bí-blicas”], 1985, “Pecado”).

Estas palabras describen actitudes ymotivos que trascienden las acciones físi-

cas; tienen que ver con lo que sucede ennuestra mente, lo que estamos pensando.Empezamos a vislumbrar que para Diosno sólo son importantes nuestras accio-nes, sino también nuestra forma de ser.

Un principio subyacente

Jesucristo amplió esta norma divina enMateo 5:21-22: “Habéis oído que fue di-cho a los antiguos: No matarás; y aquelque matare quedará expuesto al juicio.Mas yo os digo, que todo aquel que se aírasin causa contra su hermano, quedará ex-puesto al juicio; y el que dijere a su her-mano ¡Imbécil! quedará expuesto al con-

cilio; y el que le dijere: ¡Insensato! que-dará expuesto al fuego del infierno”(Versión Moderna).

Una regla de conducta conocida pormuchos era que no se debía asesinar a otroser humano. Si alguien cometía homici-dio, se le aplicaba la pena de muerte. AquíJesucristo resaltó el principio que existedetrás de esta ley: Si uno piensa que otraspersonas no valen nada y no merecen vi-vir, entonces está en peligro de la muerteeterna y no sólo de ser físicamente ape-dreado. Jesús mostró que el pecado nosólo es cuestión de acciones físicas, sinotambién de pensamientos y actitudes.

En los versículos 27-28 se nos da otroejemplo de este principio: “Oísteis quefue dicho: No cometerás adulterio. Peroyo os digo que cualquiera que mira a unamujer para codiciarla, ya adulteró con ellaen su corazón”. Cristo aclaró que el peca-do no se limita a los actos físicos. Consólo permitir que tales pensamientos es-tén en nuestra mente cometemos pecado,porque mentalmente hemos traspasadolos límites que Dios estableció y pisotea-do uno de los principios divinos que de-ben regir nuestra conducta.

Debemos darnos cuenta de que el pe-cado comienza en la mente. Cuando per-mitimos que los malos pensamientos en-tren en nuestra mente y se queden ahí,tarde o temprano esos pensamientos nosllevarán a cometer actos pecaminosos.Somos lo que pensamos (Proverbios23:7). Al dirigirse a los que estaban obse-sionados con la limpieza física y los lava-mientos ceremoniales, Jesús explicó quelo que entra en el cuerpo no es lo que nos

contamina sino la maldad que ya está ennuestra mente, eso es lo que en realidadnos degrada (Mateo 15:17-20).

Tal vez nos parezca que no hay nadamalo en permitir que entren malos pensa-mientos en nuestra mente. A menudo sonagradables y entretenidos, pero esos pen-samientos inicuos nos llevarán a cometeractos pecaminosos. El resultado es quepisoteamos las leyes de Dios. Jesús nosenseñó que debemos rechazar los malospensamientos y de esta manera detener elproceso antes de que comience.

No violemos nuestra conciencia

En Romanos 14 Dios nos enseña quepodemos quebrantar sus normas de otraforma. En este capítulo, el apóstol Pablole estaba escribiendo a una congregacióncompuesta por judíos y gentiles que ha-bían sido afectados por ciertos anteceden-tes culturales.

En el Imperio Romano había decenasde días feriados; en unos se comía y sebebía alegremente, y en otros se ayunabao no se comían ciertos alimentos. Losque llevaban algún tiempo en la Iglesiade Dios sabían que esas costumbres nosignificaban nada para el cristiano y co-mían lo que querían conforme a las leyesalimenticias de Dios (Levítico 11; Deute-ronomio 14). Pero otros que venían de lacultura ro- mana y estaban siendo llama-dos a la Iglesia se ofendían al ver el desa-cato a las costumbres de esa época. Estocreaba conflictos en la congregación,puesto que los nuevos conversos habíanvivido creyendo que ciertas comidas es-taban prohibidas en los días señaladospor el calendario romano.

Pablo trató este problema en los ver-sículos 19-22 y les dijo a los cristianosque tuvieran cuidado de no ofender a losque aún eran débiles en la fe. Notemos loque les señaló en el versículo 23: “El queduda sobre lo que come, es condenado,porque no lo hace con fe; y todo lo que noproviene de fe, es pecado”.

He aquí una tercera norma que define elpecado: “Todo lo que no proviene de fe, especado”. ¿Qué es lo que Dios nos dice eneste versículo? Por el contexto podemosconcluir que si violamos nuestra concien-cia al hacer algo que sentimos que no de-bemos hacer, estamos pecando. ¿Por quées pecado? Porque mental y espiritual-mente estamos transigiendo con lo quepensamos que no es bueno, y al transigirestamos destruyendo nuestro carácter.

El pecado comienza en la mente. Cuando permitimos quelos malos pensamientos entren en nuestra mente y se queden ahí,

tarde o temprano nos llevarán a cometer actos pecaminosos.

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El carácter es vital

Dios desea que cada día nos parezca-mos más a él y que vayamos desarro-llando un carácter espiritualmente ma-duro y santo (Mateo 5:48). Vamos for-mando el carácter eterno y santo cuandohacemos lo que es correcto aunque nossintamos atraídos por hacer lo contrario;pero cuando cedemos y nos rendimos,menoscabamos ese carácter. Como cris-tianos, tenemos la seguridad de queDios nos dará la fortaleza necesaria pararesistir las pruebas que enfrentemos enla vida.

Uno de los aspectos más graves de latransigencia es que se propaga. Si cede-mos una vez, será más fácil ceder la pró-xima vez. El transigir crece como el cán-cer; se desarrolla lentamente y luego seextiende. Sin que nos demos cuenta,puede estar en juego nuestra vida espiri-tual. Por eso Dios nos dice que si nues-tras acciones no están de acuerdo con lafe, si están violando nuestra conciencia,estamos pecando.

Es muy importante que lo que haga-mos esté de acuerdo con nuestra fe y quetambién sea correcto y agradable a losojos de Dios. De lo contrario, ¡es mejorno hacerlo! Debemos estar seguros deque nuestros motivos sean correctos yque nuestra conciencia sea pura en todolo que hacemos. Por esta razón es im-prescindible que eduquemos nuestraconciencia correctamente de manera queesté de acuerdo con la Biblia, la Palabrade Dios. Por nosotros mismos no somoscapaces de discernir lo bueno de lo malo(Jeremías 10:23); por lo tanto, debemosaprender los caminos de Dios, los cualesnos señalan lo que es bueno y lo que esmalo (Hebreos 5:14).

Dios quiere que vivamos dentro delos límites que ha establecido para noso-tros. Él desea que cambiemos nuestrospensamientos, actitudes y vidas paraque estén de acuerdo con los principiossuyos. En síntesis, el proceso de conver-sión se puede definir como el cambio denuestros principios, normas y pensa-mientos a los de Dios.

Lo que no hacemos

Hasta ahora hemos visto los casos enlos cuales pecamos por hacer o pensaralgo que va en contra de los preceptos di-vinos. Pero cada vez Dios va definiendolas cosas de una manera más precisa y

exigente. Esta última definición del peca-do puede ser la más difícil para nosotros.

¿Nos hemos dado cuenta de que bienpodríamos controlar nuestros pensa-mientos y pasar toda la vida sin jamásrobar, mentir, odiar o quebrantar un sólomandamiento de Dios, pero a la vez es-tar pecando todos los días? La mayoríade nosotros no estamos conscientes deque estamos cometiendo esta clase depecado y ni siquiera pensamos que estosea pecado.

Hemos entendido que podemos pecaral hacer ciertas cosas, pero también po-demos pecar al no hacer ciertas cosas.Santiago 4:17 nos dice: “Al que sabe ha-cer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”.Quizá hayamos escuchado de los peca-dos de comisión; incurrimos en este tipode pecado cuando cometemos actos ilí-citos. Sin embargo, este versículo nosdice que hay pecados de omisión, cuan-do dejamos de hacer ciertas cosas. San-tiago señala que si sabemos hacer elbien, dejar de hacerlo es pecado porqueno estamos alcanzando el objetivo queDios nos ha puesto; no estamos dandoen el blanco.

Los cuatro evangelios están llenos deejemplos de este tipo de pecado. Jesústenía conflictos a menudo con aquellosque eran muy diligentes en guardar la le-tra de la ley, pero no reconocían que eranecesario hacer algo más. Por ejemplo,

en la época de Cristo los fariseos teníanlistas detalladas para determinar lo quese podía y lo que no se podía hacer en elsábado. Eran muy diligentes en cuanto adiezmar hasta la última semilla o granode condimento y pasaban horas estu-diando la ley, ayunando y orando. Sinembargo, Jesús los llamó “hipócritas”,“guías ciegos”, “serpientes” y “genera-ción de víboras” (ver Mateo 23). Ellosno entendían realmente el propósito dela ley de Dios. Se esforzaban por no co-meter ningún pecado, pero se concentra-ban de tal forma en esta tarea que fraca-saban miserablemente en hacer lo quedebían hacer.

Analicemos los conflictos que tuvie-ron con Cristo. Sus principales discusio-nes estaban relacionadas con el sábado.Se enfurecieron cuando Jesús sanó a al-

guien en el sábado porque, según sus en-señanzas, en ese día sólo se podía tratara un enfermo si estaba en peligro demuerte. Por lo tanto, cuando Jesús hizograndes milagros en el sábado sanando aparalíticos y a enfermos de muchosaños, los fariseos se encolerizaron. Envez de regocijarse ante tan tremendabendición, se enfurecieron. De acuerdocon sus tergiversados conceptos, Jesu-cristo estaba quebrantando el sábado ydebía morir por ello. No veían que él es-taba haciendo el bien, que estaba ali-viando la miseria y el dolor que durantemuchos años esas personas habían teni-do que soportar. Jesús los llamó hipócri-tas y víboras debido a su hostilidad y suobstinada ceguera espiritual.

Cambiar lo que somos

Nosotros debemos aprender una lec-ción importante de todo esto: Por sí sola,la obediencia estricta a las leyes de Diosno cambia lo que somos. Ciertamente esun comienzo obligatorio porque Diosexige que obedezcamos sus leyes, peroes necesario algo más.

A veces podemos cometer el mismoerror que los fariseos. Podemos concen-trarnos tanto en no quebrantar la ley deDios que perdemos de vista el propósitode esa ley: cambiar el enfoque egoístaque nos lleva a pensar únicamente ennosotros mismos, y aprender a amar y a

mostrar preocupación por el bienestarde los demás.

Tal vez creamos que con no quebran-tar la ley de Dios estamos bien, pero¿qué dijo Jesús? Pocos días antes de mo-rir, Cristo enseñó que los que lo siguie-ran tenían una gran obligación: “Cuandoel Hijo del Hombre venga en su gloria . . .serán reunidas delante de él todas las na-ciones . . . Entonces el Rey dirá a los desu derecha: Venid, benditos de mi Padre,heredad el reino preparado para vosotrosdesde la fundación del mundo. Porquetuve hambre, y me disteis de comer; tuvesed, y me disteis de beber; fui forastero,y me recogisteis; estuve desnudo, y mecubristeis; enfermo, y me visitasteis; enla cárcel, y vinisteis a mí. Entonces losjustos le responderán diciendo: Señor,

Dios quiere que vivamos dentro de los límites que ha establecido para nosotros. Desea que cambiemos nuestros pensamientos yactitudes para que estén de acuerdo con los principios suyos.

Continúa en la página 9

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4 Las Buenas Noticias

ören Kierkegaard, filósofo y teólogo danésdel siglo pasado, escribió que “el cristia-nismo del Nuevo Testamento simplemen-

te no existe”. Él criticaba duramente el he-cho de que el cristianismo comúnmente

aceptado estuviera tan alejado del camino de vidadescrito y practicado en la Biblia.

¿Es acaso posible que el cristianismo actual seacompletamente diferente de las enseñanzas de losapóstoles? Algunos eruditos de la Biblia, así comopersonas comunes y corrientes que toman en seriolas enseñanzas bíblicas, han reconocido y aceptadoque lo que se practica en la actualidad es muy dife-rente de lo que practicaba la Iglesia apostólica.

Norbert Brox, profesor de historia eclesiástica enla Universidad de Ratisbona, Alemania, nos describeasí la perspectiva de la Iglesia de aquella época: “Lasprimeras comunidades [cristianas] estaban confor-madas por grupos de personas provenientes del ju-daísmo . . . Los cristianos continuaban creyendo en elDios de Israel; la Biblia que utilizaban era la Bibliade los judíos . . . Siguiendo el ejemplo de Jesús, con-tinuaban guardando las costumbres judías de ir aadorar al templo y guardar la ley (Hechos 2:46;10:14). Para los que estaban a su alrededor, ellos pa-recían ser una secta judía, no los miembros de unanueva religión (Hechos 24:5, 14; 28:22). Tal vez ellosmismos se consideraban simplemente judíos” (AConcise History of the Early Church [“Breve historiade la Iglesia apostólica”], 1996, p. 4).

¿Cómo se produjo la transformación en las prácti-cas del cristianismo?

Los momentos cruciales del cristianismo

Aun en el tiempo de los apóstoles, algunos indivi-duos dentro de las congregaciones cristianas, hacién-dose pasar por ministros verdaderos de Cristo, em-pezaron gradualmente a introducir cambios heréti-cos. El apóstol Pablo describió esta clase de personasy los métodos que utilizaban: “Estos son falsos após-toles, obreros fraudulentos, que se disfrazan comoapóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mis-mo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que,no es extraño si también sus ministros se disfrazancomo ministros de justicia; cuyo fin será conforme asus obras” (2 Corintios 11:13-15).

En aquel entonces la mayor parte de la humani-dad tenía escasa educación formal. Para los iletradoscreyentes de aquella época, tales enseñanzas les de-bían parecer razonables y lógicas. Pero en realidadtodos estos falsos maestros fueron instrumentos enlas manos de Satanás, utilizados para desviar a mu-chos del camino correcto. Es probable que muchosde estos obreros fraudulentos ni siquiera se dieroncuenta de sus errores.

Con el tiempo se hizo mucho daño. El apóstolJuan, aparentemente el último sobreviviente de los12 discípulos originales, escribió acerca de un falsoministro que se había hecho poderoso dentro de una

P o r S c o t t A s h l e y

¿Por qué hacemos las cosas que hacemos?¿Por qué creemos lo que creemos?

¿De dónde proceden nuestrasprácticas y creencias religiosas?

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de las congregaciones. Este hombre habíatratado groseramente a los emisarios deJuan y había excomulgado a miembrosfieles de la Iglesia (3 Juan 9-10).

El Nuevo Testamento se completó conlas epístolas y los libros que escribió Juan.A partir de la muerte de este apóstol seacabaron los testimonios fidedignos de lostestigos que presenciaron las circunstan-cias y los cambios que ocurrieron en laIglesia. De los siglos subsecuentes sólo te-nemos relatos confusos y contradictorios.

La persecución genera cambios

La falta de información acerca de esteperíodo se debe en parte a la persecuciónde la Iglesia. Los cristianos de Roma fue-ron acusados de haber quemado la ciudaden los tiempos del emperador Nerón (54-68 d.C.) y muchos fueron sacrificados.Más tarde, el emperador Domiciano (81-96) exigió a todos los ciudadanos del im-perio que lo adoraran como dios. Obede-ciendo los mandamientos de Dios, tantolos judíos como los cristianos se negarona obedecer el edicto real, por lo que fue-ron perseguidos tenazmente. Por siglos elcristianismo y el judaísmo tuvieron quesoportar oleadas de persecución.

En los dos primeros siglos de nuestraera, los judíos se rebelaron contra el go-bierno romano. La segunda rebelión enparticular desencadenó una gran persecu-ción contra los judíos y el judaísmo. Des-pués de tomar a Jerusalén, el emperadorAdriano (117-138) la arrasó y construyóuna nueva ciudad en la cual los judíos nopodían entrar; además, prohibió la circun-cisión y la observancia del sábado.

El profesor Brox nos describe el efectoque esto tuvo en la Iglesia: “En la prime-ra guerra de los judíos (66-70) los cristia-nos judíos fueron expulsados de Palesti-na, pero después regresaron a Jerusalén;sin embargo, después de la segunda gue-rra de los judíos contra los romanos, la re-vuelta de Bar Kokhba (132-135), tuvieronque marcharse de su patria porque siendojudíos habían sido circuncidados y poresto estaban condenados a muerte. Por elmomento, esto significó el final de la con-gregación [de Jerusalén]” (Brox, p. 19).

Según los escasos relatos históricos quetenemos, podemos deducir que en los mo-mentos de intensa persecución contra losjudíos, muchos cristianos, tratando de evi-tar el castigo, procuraron no ser identifica-dos con el judaísmo. Por consiguiente, enla parte más visible del cristianismo se lle-

vó a cabo una transición muy importante:no sólo se abandonaron las enseñanzas delos apóstoles, sino que se llegó hasta el ex-tremo de desarrollar una filosofía religio-sa antijudaica. La nueva costumbre quefue extendiéndose sigilosamente fue el re-chazo absoluto de las prácticas que se te-nían en común con el judaísmo. Tal pare-ce que muy pocos cristianos tuvieron lafirmeza y valentía necesarias para afrontarla constante persecución de quienes semantenían fieles a las costumbres hereda-das de los apóstoles de Cristo.

El debate acerca de la Pascua

Hablando acerca del Concilio de Nicea(325) el historiador eclesiástico Eusebionos describe un debate que había surgido

desde el segundo siglo entre Policarpo yAniceto. Policarpo, un discípulo del após-tol Juan, enseñaba a los cristianos a seguircelebrando la Pascua como una conme-moración de la muerte de Cristo. Aniceto,obispo de Roma (155-166), argumentabaa favor de la celebración de la resurrec-ción de Cristo. Más tarde, el obispo Víc-tor I de Roma (189-199) emitió un ulti-mátum para que todos “siguieran la cos-tumbre de la iglesia en Roma y la mayoríade las otras iglesias y guardaran el domin-go” (Brox, p. 124).

En el Concilio de Nicea la nueva cos-tumbre del Domingo de Resurrección re-emplazó la Pascua bíblica. El emperadorConstantino decretó que todos aquellosque se negaran a obedecer la orden de laiglesia en Roma fueran excomulgados ydeclarados herejes. La carta que escribió a

este respecto denota claramente lo quesentía hacia las prácticas que él equipara-ba con el judaísmo: “El hecho de que paracelebrar la fiesta más solemne de todas [elDomingo de Resurrección] sigamos lacostumbre de los judíos es algo que meparece totalmente indigno, ya que los ju-díos tienen sus manos llenas de pecado ysu alma enceguecida como castigo porello . . . No tenemos por qué tener nada encomún con ese pueblo detestable porquede nuestro Salvador hemos recibido unanueva enseñanza . . . Debemos esforzar-nos y orar para que la pureza de nuestraalma no se vea contaminada al compartirlas costumbres de estos hombres tan viles. . . Hagamos lo que el sano entendimien-to nos dicta y evitemos participar de algu-na manera en la conducta perjura de losjudíos” (Eusebio, Life of Constantine[“Vida de Constantino”] 3, 18-19, Niceneand Post-Nicene Fathers [“Padres nice-nos y posnicenos”], 1979, segunda serie,vol. 1, pp. 524-525).

Constantino “se convierte”

El reinado de Constantino como empe-rador (306-337) cambió dramáticamenteel rumbo que el cristianismo debería ha-ber seguido. Bajo su mando, el cristianis-mo se convirtió en la religión oficial delImperio Romano y él mismo se bautizóestando en su lecho de muerte. Pero con-viene preguntarnos a qué clase de cristia-nismo se convirtió Constantino.

Para ese tiempo, muchas cosas ya ha-bían cambiado. Charles Guignebert, pro-fesor de historia del cristianismo en laUniversidad de París, anota lo siguiente:“Cuando analizamos la iglesia cristiana[tal como estaba constituida] a comienzosdel siglo IV, resulta difícil reconocer enella la comunidad [cristiana] de los tiem-pos apostólicos; de hecho, no podemosreconocerla” (The Early History of Chris-tianity [“Historia de los comienzos delcristianismo”], 1927).

Veamos los hallazgos del historiadorPaul Johnson acerca de Constantino: “Élparece haber sido un adorador del sol, unade las sectas paganas que tenían algunascostumbres en común con los cristianos[es decir, los que seguían el cristianismopopular]. Así, los adoradores de Isis ado-raban a una madre que amamantaba a susagrado hijo; en el culto de Atis y Cibelesse celebraba un día de sacrificios y de ayu-no, seguido por una gozosa fiesta de resu-rrección, las Hilarias, el 25 de marzo; los

El emperador Constantino alteródramáticamente el rumbo del cristia-nismo al darle la categoría de religiónoficial del Imperio Romano.

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elitistas adoradores de Mitra, muchos delos cuales eran militares de alto rango, te-nían una sagrada cena. Es casi seguro queConstantino fue un seguidor de Mitra, y elarco triunfal construido después de su‘conversión’ es un monumento en honordel dios Sol, el ‘sol invencible’.

”Muchos cristianos no hacían una cla-ra distinción entre este culto al sol y elsuyo propio. Ellos se referían a Cristocomo alguien que conducía ‘su carrozade fuego a través del cielo’; celebrabansus servicios religiosos el domingo, searrodillaban mirando hacia el oriente ycelebraban su fiesta de la natividad el 25de diciembre, el día del nacimiento delsol en el solsticio de invierno. Debido aesta confusión [entre las costumbres cris-tianas y las paganas], durante el resurgi-miento posterior del paganismo bajo elemperador Juliano muchos cristianosapostataron fácilmente . . . Constantinonunca dejó de adorar al sol y en sus mo-nedas siempre acuñó la imagen del sol . . .

”Sin lugar a dudas, [Constantino] aligual que la mayoría de los soldados pro-fesionales, creía que todas las sectas reli-giosas debían ser respetadas para poderapaciguar a sus respectivos dioses . . . Loque nos demuestran muchas de sus medi-das eclesiásticas era que él deseaba unaiglesia estatal y que los miembros del cle-ro fueran funcionarios del gobierno. Siobservamos los colosales bustos y esta-tuas de sí mismo que inundaban todo suimperio, nos daremos cuenta de queConstantino, aunque prefería la idea deun rey-sacerdote, nunca renunció a ser eldios-emperador de los paganos.

”¿Cómo pudo la iglesia cristiana, apa-rentemente de muy buena gana, aceptar aeste perverso megalómano dentro de susistema teocrático? ¿Acaso fue una ne-gociación premeditada? ¿Quién salíamás beneficiado en este indecoroso ma-trimonio entre la Iglesia y el Estado? Oen otras palabras, ¿se sometió el imperioal cristianismo, o se prostituyó el cristia-nismo ante el imperio?” (A History ofChristianity [“Historia del cristianis-mo”], 1976, pp. 67-69).

Del sábado al domingo

La inclinación que Constantino teníapor la adoración del sol lo llevó a forma-lizar el cambio del día de reposo semanaldel cristianismo. “En el año 321 Constan-tino instituyó el domingo como día de re-poso para toda la sociedad que él había

ADVERTENCIAS DE CAMBIO

¿Es posible que el cristianismo haya sufrido una transformación radicalen siglos anteriores? Aunque a muchos les parezca sorprendente, tan-

to Jesucristo como sus apóstoles nos advirtieron acerca de los cambios queocurrirían en la Iglesia. ¿Acaso sus palabras fueron advertencias vacías, opreveían la amenaza sutil pero mortal que la religión cristiana tendría queenfrentar?

Las advertencias tienen un tono inquietante: “Guardaos de los falsos pro-fetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lo-bos rapaces” (Mateo 7:15). “No todo el que me dice: Señor, Señor, entraráen el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que estáen los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamosen tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombrehicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apar-taos de mí, hacedores de maldad” (vers. 21-23).

Jesús sabía que algunos fingirían obedecerlo, pero sus acciones revela-rían sus verdaderas intenciones. “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y nohacéis lo que yo digo?” (Lucas 6:46). ¿Cómo podría suceder esto? Poco an-tes de su muerte, Jesús les describió a sus discípulos los acontecimientos fu-turos que culminarían con su regreso. Les advirtió acerca de los falsos maes-tros que se levantarían y engañarían a muchos (Mateo 24:11). Estos maes-tros dirían que venían en nombre de Cristo y que eran sus representantes(vers. 5), mas su mensaje sería diferente; por lo que él advirtió que muchosserían engañados por estas falsas enseñanzas.

Démonos cuenta de que el engaño tendría que ver con la persona mis-ma de Cristo. Los falsos maestros correctamente afirmarían que Jesús era elCristo y con eso engañarían a muchos. Pero la clave de todo está en la obe-diencia a Cristo (Lucas 6:46), porque la adoración a Jesucristo siempre tieneque ir acompañada de la obediencia a los mandamientos de Dios. En Ma-teo 24:24 Cristo mencionó algunas de las aberraciones que se presentarían:“Se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales yprodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogi-dos”. Según Jesús, sería tan grande el poder del engaño y sus enseñanzasque aun aquellos que estuvieran fundamentados en un sólido conocimien-to de la verdad bíblica correrían el riesgo de ser desviados.

¿Comenzó dentro de la Iglesia esta labor de engaño que Jesús profetizó?Sí. El apóstol Pablo hizo un sombrío pronóstico a la congregación de Éfeso:“Yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos ra-paces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos [esto es, los an-cianos de la iglesia, vers. 17] se levantarán hombres que hablen cosas per-versas para arrastrar tras sí a los discípulos” (Hechos 20:29-30).

Refiriéndose a aquellos que desvirtuarían las palabras de Cristo o ense-ñarían que se podían pasar por alto las instrucciones de la ley de Dios, Pa-blo dijo: “Ya está en acción el misterio de la iniquidad” (2 Tesalonicenses2:7), el cual continuará hasta que Cristo regrese y le ponga fin (vers. 8).

También el apóstol Pedro advirtió acerca de esta influencia engañosaque se presentaría en la Iglesia apostólica: “Hubo también falsos profetasentre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introduci-rán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que losrescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina” (2 Pedro 2:1).

El apóstol Juan alertó a sus hermanos en la Iglesia: “Amados, no creáis atodo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsosprofetas han salido por el mundo” (1 Juan 4:1).

Si tenemos en cuenta estas advertencias, resulta obvio que debemos in-vestigar las raíces del cristianismo moderno y analizar de qué manera haninfluido estos factores en lo que siempre hemos creído y practicado. BN

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cristianizado como parte de su política re-ligiosa, y en ese día no se podía realizarningún trabajo . . . Esta idea del descansoprovenía de la ley acerca del sábado judío,con el cual el domingo no tenía ningunaconexión intrínseca” (Brox, p. 105). Ve-mos, pues, que el domingo adquirió la ca-tegoría de día de descanso por medio deun decreto del gobierno romano.

Por un tiempo, algunos de los que seencontraban en lo que ahora era un cris-tianismo transformado siguieron rete-niendo el sábado y las demás fiestas guar-dadas por Jesús y los apóstoles. Pero esono duró mucho. Según Robin Fox, profe-sor de historia antigua en la Universidadde Oxford: “En la década de 430 el Con-cilio de Laodicea se pronunció . . . en con-tra de que los cristianos observaran el sá-bado judío, aceptaran panes sin levadurade los judíos y guardaran los demás festi-vales judíos” (Pagans and Christians[“Paganos y cristianos”], 1987, p. 482.

Transformados por el paganismo

Mientras se prohibían más costumbresde los apóstoles, más costumbres de otrasreligiones eran aceptadas y rebautizadascon el nombre de cristianas. “De una ma-nera tan sutil que ni siquiera los obisposse dieron cuenta, los dioses antiguos se in-filtraron en las iglesias como el aire delMediterráneo. Todavía están presentes enlos ritos cristianos, en la iconografía y enlas fiestas del cristianismo . . . El antiguosímbolo de la vida, el ankh, presente enlas estatuas de los dioses paganos por mi-les de años, se transformó fácilmente en lacruz cristiana; la figura de Isis lactante, endonde aparece Isis amamantando a su hijoHorus, fue transformada en la imagen dela Virgen con Jesús . . .

”En Roma, Rómulo y Remo fueronsustituidos por los santos bíblicos Pedro yPablo. Y todavía en el siglo V el papa tuvoque reprender a los feligreses que veníantemprano a la basílica de San Pedro por-que, a fin de no darle la espalda al nacien-te dios Sol y causarle una ofensa, subíanen reversa las gradas de la iglesia. Asi-mismo, el 25 de diciembre era el día defiesta del sol invencible que ahora habíasido adoptado como el día del cumple-años de Cristo . . . Para celebrarlo se cor-taban ramas verdes de los árboles y lasadornaban con pequeñas lucecitas y en elnombre de ese dios se realizaba un inter-cambio de regalos entre los asistentes. Eldía semanal de adoración del dios Sol, el

domingo, se convirtió en el sábado cris-tiano . . .” (John Romer, Testament: TheBible and History [“Testamento: La Bi-blia y la historia”], 1988, pp. 230-231).

En su afán por aumentar el poder y lainfluencia de la iglesia mayoritaria, losmiembros del clero recibían gustosamen-te los nuevos conversos que traían a laiglesia prácticas hasta entonces descono-cidas. El profesor Guignebert nos descri-be este proceso: “A comienzos del siglo Vun tropel de ignorantes y cristianos a me-dio convertir entraron en la iglesia . . . Nohabían abandonado ninguna de sus cos-tumbres paganas . . . Los obispos de aque-lla época tuvieron que contentarse condisfrazar de la mejor manera posible lastremendas deformaciones del cristianis-mo que los rodeaban . . .

”No podían soñar siquiera con [instruiradecuadamente a los conversos en] lasdoctrinas correctas; lo único que podíanhacer era enseñarles acerca del bautismoy luego bautizarlos masivamente, dejandopara más tarde la erradicación de las su-persticiones que la gente mantenía intac-tas. Pero ese ‘más tarde’ nunca llegó y laiglesia hizo lo que pudo para adaptar a símisma tanto la gente como sus costum-bres y creencias. Por su parte, los nuevosconversos se sentían muy felices de quesu paganismo ahora tuviera un barniz decristianismo” (pp. 208-210).

Guignebert nos describe la extrañamezcla en que se había convertido el cris-tianismo popular: “Los festivales anti-guos se observan [ahora] como días defiesta y se celebran en las zonas rurales; loúnico que puede hacer la iglesia para neu-tralizar su efecto es sacar provecho deellos y obtener algún beneficio. En vistade esta situación, no hay nada más extra-ño que las instrucciones que Gregorio elGrande le dio al monje Agustín, su misio-nero en Inglaterra.

”Después de efectuar el rito de la puri-ficación, los templos [paganos] deben sertransformados en iglesias; los sacrificios alos demonios serán reemplazados porprocesiones en honor de algún santo y seofrecerán bueyes para la gloria de Dios ysu carne será distribuida entre la congre-gación. Además, después de su bautismoy conversión al cristianismo, Redwald, elrey de Anglia Oriental, se preocupa pormantener un altar en el extremo opuestodel altar en el que se celebra la misa, don-de se realizan los sacrificios que los dio-ses antiguos exigen” (p. 214).

El autor agrega: “En algunos casos esmuy difícil decir exactamente de qué ritopagano procede un rito cristiano, pero loque sí es absolutamente claro es que elespíritu de los rituales paganos fue im-pregnando paulatinamente el cristianis-mo hasta el punto de que puede encon-trarse en todas sus ceremonias” (p. 121).

¿Qué dice Dios al respecto?

El cristianismo se transformó radical-mente en esos primeros siglos. Los diri-gentes eclesiásticos despreciaron las ins-trucciones de Dios e hicieron caso omisode su clara advertencia: “Guárdate de queno caigas en la trampa siguiendo su ejem-plo [el de las naciones paganas], despuésque hayan sido destruidas delante de ti.No indagues acerca de sus dioses, dicien-do: ‘¿De qué manera rendían culto estasnaciones a sus dioses para que también yohaga lo mismo?’ No actuarás de esa ma-nera con respecto al Eterno tu Dios. Cier-tamente ellos hacen con sus dioses todo loque el Eterno aborrece, pues aun a sus hi-jos y a sus hijas queman en el fuego parasus dioses. Tendréis cuidado de hacertodo lo que yo os mando; no añadiréis aello, ni quitaréis de ello” (Deuteronomio12:30-32, Reina-Valera Actualizada). LaNueva Biblia Española traduce parte delversículo 31 de esta manera: “Tú no haráslo mismo con el Señor, tu Dios . . .”

Los apóstoles entendían las instruccio-nes de Dios y se negaron a aceptar cam-bios como los que más tarde se introduje-ron en la iglesia mayoritaria. Estas ins-trucciones eran parte de “las SagradasEscrituras”, la Biblia que ellos tenían enaquella época (2 Timoteo 3:14-17).

Aunque algunas de las prácticas paten-temente antibíblicas han ido suavizándosecon el correr de los años, no se requiereuna investigación profunda para descubrirel verdadero origen de muchas costum-bres populares del cristianismo moderno.

Igualmente lamentable es el hecho deque al abandonar las costumbres de Jesúsy sus discípulos, tantas personas se estánprivando de entender realmente el cristia-nismo auténtico. Sin embargo, todavíaexisten cristianos que siguen fielmente lasenseñanzas y las prácticas de Jesús y susdiscípulos, y por ello disfrutan de las ben-diciones que se derivan de entender elplan que Dios tiene para toda la humani-dad. Ellos son de los pocos que han des-cubierto el “camino angosto” que lleva ala vida eterna (Mateo 7:14). BN

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En el libro de los Hechos encontramos el relato de un tes-tigo que nos narra la historia de las tres primeras déca-

das de la Iglesia, comenzando a partir de la muerte de Cris-to y terminando aproximadamente en el año 60 d.C.

En el capítulo 2 encontramos el comienzo de la Iglesia,cuando Dios envió su Espíritu a unos 120 discípulos de Je-sucristo. Muchos lectores de la Biblia están familiarizadoscon los milagros que ocurrieron ese día, pero un hechoque suele pasarse por alto es el día en que sucedió todoesto: el día de Pentecostés (Hechos 2:1), llamado tambiénla Fiesta de las Semanas (Deuteronomio 16:16), una de lasfiestas ordenadas por Dios (Levítico 23). Cuando Dios insti-tuyó estos días de fiesta, dijo: “Estas son las fiestas solem-nes del Eterno [no de los judíos ni de Israel], las convoca-ciones santas, a las cuales convocaréis en sus tiempos”(vers. 4). Dios le dijo muy claramente a su pueblo que estasfiestas serían un “estatuto perpetuo . . . por vuestras eda-des en dondequiera que habitéis” (vers. 14, 21, 31, 41).

Las fiestas de Dios

Al leer los evangelios nos damos cuenta de que Jesucris-to guardó estas mismas fiestas (Mateo 26:17-19; Juan 7:10-14, 37-38). El libro de los Hechos y las epístolas de Pablo nosdemuestran que varias décadas después de la crucifixiónde Cristo, los apóstoles continuaron reuniéndose paraguardar estas mismas fiestas (Hechos 2:1-4; 18:21; 20:6, 16;27:9). La mayoría de las iglesias enseñan que de algunamanera cuando Cristo murió estas fiestas fueron anuladasy “clavadas en la cruz”. Pero lo que en realidad nos de-muestra el relato bíblico es que los miembros de la Iglesiaapostólica continuaron guardándolas como siempre lo ha-bían hecho, pero con un mayor entendimiento de su sig-nificado espiritual.

La congregación de Corinto estaba compuesta de judíosy gentiles. Hablando acerca de estos días de fiesta ordena-dos por Dios, el apóstol Pablo exhortó a los corintios entérminos muy claros: “Celebremos la fiesta, no con la viejalevadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sinocon panes sin levadura de sinceridad y de verdad” (1 Co-rintios 5:8). ¿A qué fiesta se estaba refiriendo Pablo? A lade los Panes sin Levadura (Levítico 23:6).

El apóstol también recalcó la importancia de la Pascua(1 Corintios 5:7) y les dio instrucciones detalladas para quela celebraran adecuadamente (1 Corintios 11:23-28).

A raíz de tantas referencias en los evangelios, en el librode los Hechos y en las epístolas de Pablo, surge una pre-gunta obvia: Si Jesús, los discípulos y la Iglesia apostólicaguardaron las fiestas bíblicas, ¿por qué entonces en la ac-tualidad no se enseñan ni se guardan en las iglesias?

El día de reposo semanal

Los evangelios y el libro de los Hechos nos muestran ade-más que Cristo, los discípulos y la Iglesia apostólica guarda-ban el sábado —el séptimo día de la semana— como día dereposo y de adoración (Marcos 6:2; Lucas 4:16; 31-32; 13:10;Hechos 13:14-44; 18:4). Aun Jesús se llamó a sí mismo Señordel sábado, que es el día de reposo de Dios (Marcos 2:28).

Esta observancia comienza a la puesta del sol del viernes ytermina a la puesta del sol del sábado.

Jesús tenía la costumbre de acudir cada sábado a la si-nagoga para adorar (Lucas 4:16). Contrariamente a lo quealgunos afirman acerca de que Pablo abandonó la obser-vancia del sábado, también era su costumbre ir cada sába-do a la sinagoga (Hechos 17:1-3) y aprovechar la oportuni-dad para enseñarles a otros acerca de Jesucristo.

El sábado es uno de los días de fiesta que mencionamosanteriormente; de hecho, es el primero que aparece en lalista de Levítico 23. Está incluido en los Diez Mandamien-tos (Éxodo 20:8-11; Deuteronomio 5:12-15), aunque fuecreado, instituido y ordenado muchísimo antes de que elDecálogo fuera promulgado formalmente en el monte Si-naí (Génesis 2:2-3; Éxodo 16:23-30).

Hoy las iglesias hacen caso omiso del sábado así comopasan por alto las otras fiestas bíblicas. En lugar de des-cansar el séptimo día como Dios lo ordena, la gran mayo-ría celebra el primer día de la semana, el domingo, un díaque en ninguna parte de la Biblia aparece ordenado porDios como día de adoración o de santa convocación. ¿Porqué? Si guardamos un día de la semana como día de ado-ración y de descanso, ¿no debería ser el mismo que guar-daron Jesús, los discípulos y la Iglesia apostólica?

Otras diferencias

También encontramos otras diferencias en las costum-bres que se practican. Muchas iglesias enseñan que ya noes necesario obedecer la ley de Dios, que Cristo la guardópor todos nosotros o que fue “clavada en la cruz”. Peroesto es totalmente contrario a las propias palabras de Cris-to (Mateo 4:4; 5:17-19) y a las prácticas y enseñanzas de losapóstoles (Hechos 24:14; 25:8; Romanos 7:12, 22; 1 Corin-tios 7:19; 2 Timoteo 3:15-17).

Siguiendo el ejemplo de Jesucristo, los apóstoles predi-caron las buenas noticias acerca del retorno de Cristo paraestablecer el Reino de Dios (Lucas 4:43; 8:1; 21:27, 31; He-chos 1:3; 8:12; 14:22; 19:8; 28:23, 31). Pero Pablo advirtióque, aun en sus días, algunos ya estaban predicando “unevangelio diferente” (2 Corintios 11:4; Gálatas 1:6).

Entre las iglesias existe mucha confusión acerca del ver-dadero evangelio. Para la mayoría de ellas, el evangelio tie-ne que ver con el nacimiento, vida y muerte de Cristo; perono tienen un verdadero entendimiento acerca de por quévino y por qué tuvo que morir, y tampoco predican acercadel Reino de Dios que Jesucristo enseñó (Marcos 1:14-15).

De igual manera, ni Jesús ni los apóstoles enseñaron quelos justos suben al cielo en el momento de su muerte (Juan3:13; Hechos 2:29, 34). Ellos entendían que el hombre noposee un alma inmortal (Ezequiel 18:4, 20; Mateo 10:28).

La Biblia no aprueba ni ordena celebraciones tales comola Navidad, la Cuaresma, la Semana Santa, la Pascua de Re-surrección ni los ritos que las acompañan.

Estas son algunas de las principales diferencias entre elcristianismo bíblico y lo que se practica comúnmente en laactualidad.

—Scott Ashley

ENSEÑANZAS Y COSTUMBRES DE LA IGLESIA APOSTÓLICA

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¿cuándo te vimos hambriento, y te sus-tentamos, o sediento, y te dimos de be-ber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y terecogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿Ocuándo te vimos enfermo, o en la cárcel,y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, lesdirá: De cierto os digo que en cuanto lohicisteis a uno de estos mis hermanos máspequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirátambién a los de la izquierda:Apartaos demí, malditos, al fuego eterno preparadopara el diablo y sus ángeles. Porque tuvehambre, y no me disteis de comer; tuvesed, y no me disteis de beber; fui foraste-ro, y no me recogisteis; estuve desnudo, yno me cubristeis; enfermo, y en la cárcel,y no me visitasteis . . . De cierto os digo[a los que no hicieron ninguna de estascosas] que en cuanto no lo hicisteis a unode estos más pequeños, tampoco a mí lohicisteis. E irán éstos al castigo eterno, ylos justos [los que hicieron estas cosas] ala vida eterna” (Mateo 25:31-46).

Jesús aclaró este principio con otrosejemplos. La parábola del rico y Lázaroes un gran ejemplo del pecado de omi-sión (Lucas 16:19-31). Para el hombrerico, el pordiosero no valía absolutamen-te nada, mas para Dios sí era muy impor-tante. En otro caso, un hombre rico llenósus graneros con muchas provisiones,pero no se preocupó por ayudar a los ne-cesitados (Lucas 12:16-21). Guardó sustesoros para sí mismo y llenó sus grane-ros más allá de lo necesario, pero come-tió un pecado de omisión porque no tuvoen cuenta a los demás.

La voluntad más importante

Las enseñanzas de Cristo nos ayudan aentender por qué es pecado no hacer loque nos corresponde. Al fin de cuentas,se trata de cuál voluntad es la más im-portante en nuestra vida. ¿Es nuestra vo-luntad, lo que nosotros queremos hacer?¿O es la voluntad de Dios, lo que él con-sidera más importante?

Cuando no hacemos lo que sabemosque debemos hacer, estamos poniendonuestra voluntad por encima de la deDios. Este hecho le demuestra a Diosque no tenemos el deseo o el carácterpara poner su voluntad por encima de lanuestra; le muestra que no estamos dis-puestos a entregarnos completamente aél. Esto es pecado porque nos antepone-

mos a Dios y preferimos hacer nuestravoluntad a la suya.

Subrayando la necesidad de hacerbuenas obras, el apóstol Santiago planteóvarias preguntas básicas sobre nuestra fe:“Hermanos míos, ¿de qué aprovechará sialguno dice que tiene fe, y no tieneobras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un her-mano o una hermana están desnudos, ytienen necesidad del mantenimiento decada día, y alguno de vosotros les dice: Iden paz, calentaos y saciaos, pero no lesdais las cosas que son necesarias para elcuerpo, ¿de qué aprovecha? Así tambiénla fe, si no tiene obras, es muerta en símisma” (Santiago 2:14-17).

La fe sin obras es inútil e inservible.Tal fe no tiene un valor duradero ya queno cambia a la persona, ni la personaque tiene frío y hambre recibe ayuda al-guna con sólo escuchar las palabras “ca-lentaos y saciaos”.

Cuando suprimimos nuestra propia vo-luntad y nos sometemos humildemente aDios obrando en conformidad con lo quesabemos que debemos hacer, se van desa-rrollando en nosotros la naturaleza y elcarácter divinos. Para poder eliminarnuestra naturaleza egoísta y pecaminosa,tenemos que reemplazarla con una dife-rente. No podemos hacerla desapareceren forma mágica, sino que tenemos quesustituirla con los pensamientos y cami-

nos de Dios para que el carácter suyovaya formándose en nosotros.

Pablo nos dice en Gálatas 5:16: “An-dad en el Espíritu, y no satisfagáis los de-seos de la carne”. El Espíritu de Dios ennosotros nos ayudará a reconocer el pe-cado y a evitarlo; nos fortalecerá espiri-tualmente para que podamos vencer losdeseos de la carne. Además, su Espíritunos dará la capacidad de identificar, en-tender y crecer en los caminos de Dios.Nos permitirá fortalecer y demostrarnuestra fe haciendo las obras que Santia-go dice que son necesarias.

Si en verdad queremos hacer el bien,las oportunidades abundan. Podemos em-pezar ahora mismo con nuestras familias,trabajando para que nuestros hogaressean estables, llenos de cariño, cálidos yestimulantes para todos sus miembros.También existen muchas oportunidades

en nuestra familia espiritual. La Palabrade Dios nos dice en Santiago 1:27: “Lareligión pura y sin mácula delante deDios el Padre es esta: Visitar a los huérfa-nos y a las viudas en sus tribulaciones, yguardarse sin mancha del mundo”.

Dios desea que seamos más compasi-vos, que estemos más preocupados porlos demás, que seamos más amorosos yasí reflejemos su carácter perfecto. Quie-re que seamos más parecidos a Jesucristo,quien vivió en perfecta obediencia a él yentregó su vida por amor a toda la huma-nidad. Existen muchas oportunidadespara hacer el bien: podemos animar, for-talecer, ayudar, dar y mostrar amor hacialos necesitados. Cuando hacemos estascosas, cuando sacrificamos nuestro tiem-po y energías para el bienestar de los de-más, estamos haciendo buenas obras.

La máxima definición del pecado

Dios nos ha dado principios claros ycriterios precisos y quiere que identifi-quemos y venzamos el pecado que tanfácilmente nos asedia. Las definicionesbíblicas nos dicen que el pecado es cual-quier cosa que sea contraria a la volun-tad de Dios o todo aquello que no refle-je su carácter santo y justo. Como he-mos visto, esta es la norma que él haestablecido.

Nuestros esfuerzos por reconocer y

quitar el pecado de nuestra vida se pue-den comparar con la anécdota de un es-cultor que estaba tallando un enorme blo-que de mármol. Un amigo le preguntó:“¿Qué estás esculpiendo?” El escultor lecontestó: “Un elefante”. “¿Cómo se tallaun elefante?”, volvió a preguntar el ami-go. El escultor meditó en la pregunta y ledijo: “En realidad es muy sencillo. Eli-mino todo aquello que no se parezca a unelefante”.

Cuando nosotros comenzamos el pro-ceso de vencer el pecado, estamos ha-ciendo lo mismo. Con la ayuda de Dios,nuestra meta es eliminar de nuestra vidatodo lo que no se parezca a él, es decir,todo lo que no exprese el carácter santode Dios. Así cumpliremos con el propósi-to de reflejar en forma más completa ymadura la mente misma y los caminos denuestro Padre. BN

Las definiciones bíblicas nos dicen que el pecado es cualquier cosaque sea contraria a la voluntad de Dios o todo aquello que no reflejesu carácter santo y justo. Esta es la norma que él ha establecido.

PecadoViene de la página 3

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El reinado de David:Una nación unificada

Por Mario Seigl ie

n números anteriores de Las Buenas Noticias hemosexaminado algunos de los descubrimientos arqueoló-gicos que confirman y nos ayudan a entender mejorlos relatos de los cinco libros de Moisés y la historia

de Israel descrita en el libro de Josué y en el de los Jueces. Enesta ocasión estudiaremos la monarquía israelita en el períododel rey David. La Biblia describe esta época en los libros 1 y2 de Samuel y 1 de Crónicas.

Al terminar el período descrito por el libro de los Jueces, co-menzó la era de los reyes de Israel, la cual duró más de 400años. La monarquía no tuvo un comienzo muy favorable. Saúl,el primer rey de Israel, fue desechado por Dios debido a suconstante desobediencia. En su lugar, Dios nombró a David,uno de los hijos de Isaí.

Con la llegada de David comenzó la edad de oro de Israel.Bajo su reinado las tribus israelitas se consolidaron como unagran nación. Dios bendijo a este obediente y talentoso hombre,quien no sólo era un valiente soldado, sino también un gran es-tratega militar, un hábil administrador y diplomático, y hasta uneximio compositor y músico.

Bajo la dirección inspirada de David, Israel extendió su terri-torio hasta el río Éufrates por el norte y hasta el mar Rojo por el

sur. “Asimismo derrotó David a Hadad-ezer rey de Soba, en Ha-mat, yendo éste a asegurar su dominio junto al río Éufrates . . .Reinó David sobre todo Israel, y juzgaba con justicia a todo supueblo” (1 Crónicas 18:3, 14).

Después de varios siglos de lucha entre Israel y los cananeosy los filisteos, fue David quien derrotó finalmente a todos losadversarios de Israel. Con la paz, los israelitas pudieron sacar elmáximo provecho de los magníficos recursos naturales de latierra. La libertad trajo un período de gran prosperidad. A partirde sus comienzos humildes como esclavos y luego como tribusde pastores, lograron alcanzar la cumbre y se convirtieron enuna nación grande y poderoso. David transformó a Israel en unestado altamente organizado que más tarde dejaría su huella in-deleble en la civilización occidental.

Según un erudito: “El reinado de David marca el comienzo,políticamente hablando, de la edad de oro de Israel. El vacío depoder que existía en Egipto y Mesopotamia permitió que las tri-bus que habían entrado en Canaán bajo el mando de Josué va-rios siglos antes, llegaran a convertirse en una gran nación . . .David fue rey de un territorio que se extendía desde el mar Rojohasta el río Éufrates” (The International Standard Bible Ency-clopedia [“Enciclopedia general internacional de la Biblia”],1982, vol. 2, p. 915).

El florecimiento de la cultura material de Israel nos ha dejadolos hechos físicos necesarios para confirmar arqueológicamentela existencia de los israelitas. Según el arqueólogo Bryant Wood:“El propósito de la arqueología bíblica es mejorar nuestro en-tendimiento de la Biblia. Por lo tanto, en mi opinión, su mayoréxito ha sido la claridad que ha aportado sobre . . . el período dela monarquía israelita, alrededor de 1000-586 a.C.” (Biblical Ar-chaeology Review [“Revista de arqueología bíblica”], mayo-ju-nio de 1995, p. 33).

Jerusalén, la nueva capital de Israel

David tenía su primer centro de operaciones en Hebrón, en elsur de Judá; pero cuando las 13 tribus reconocieron su lideraz-go, tuvo necesidad de una sede más central. El sitio ideal era laciudad de Jebús, también llamada Jerusalén, en la frontera nor-te de Judá; pero estaba en manos de los jebuseos, una tribu so-breviviente de cananeos que había fortificado la ciudad. “En-tonces se fue David con todo Israel a Jerusalén, la cual es Jebús;y los jebuseos habitaban en aquella tierra” (1 Crónicas 11:4).

Unos siglos antes, Josué había intentado conquistar esa ciu-dad, pero fracasó: “A los jebuseos que habitaban en Jerusalén,

El reinado de David:Una nación unificada

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L A B I B L I A Y L A B I B L I A Y

Estos fragmentos de una inscripción hallada en la regióndel Dan bíblico comprueban que el rey David fue un perso-naje histórico. La inscripción menciona la “casa de David”, la dinastía que él fundó.

10 Las Buenas Noticias

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los hijos de Judá no pudieron arrojarlos; y ha quedado el jebu-seo en Jerusalén con los hijos de Judá hasta hoy” (Josué 15:63).

Después de la muerte de Josué los israelitas lograron con-quistarla, pero sólo por un corto tiempo: “Combatieron los hi-jos de Judá a Jerusalén y la tomaron, y pasaron a sus habitantesa filo de espada y pusieron fuego a la ciudad” (Jueces 1:8). Noobstante, los que sobrevivieron la reconstruyeron y desde en-tonces resistieron con éxito todos los ataques israelitas hasta laépoca de David: “Al jebuseo que habitaba en Jerusalén no loarrojaron los hijos de Benjamín, y el jebuseo habitó con los hi-jos de Benjamín en Jerusalén hasta hoy” (Jueces 1:21).

La ciudad estaba construida sobre una colina en medio de ungran valle en la región montañosa de Judá. Parecía inexpugna-ble. Cuando los jebuseos se dieron cuenta de que David y sushombres querían atacarlos, se burlaron de sus débiles esfuerzosdiciendo: “Tú no entrarás acá, pues aun los ciegos y los cojos teecharán . . .” (2 Samuel 5:6).

Sin embargo, David no intentó un ataque frontal contra lafortaleza. Lo que hizo fue buscar el talón de Aquiles de las de-fensas jebuseas: un túnel secreto que abastecía la ciudad deagua. En aquel entonces era muy común construir canales se-cretos para traer agua desde un manantial. Según las palabras deEugene Merrill: “Como era característico de las grandes ciuda-des amuralladas de Canaán, Jerusalén tenía un túnel subterrá-neo que llegaba hasta un manantial que se encontraba fuera desus muros. Aunque estos sistemas de agua eran necesarios paraabastecer la ciudad en caso de un sitio, también se convertían enel punto débil de sus defensas, puesto que cualquiera que losdescubriera encontraría la entrada a la ciudad” (Kingdom ofPriests [“Reino de sacerdotes”], 1987, p. 236).

Cuando David descubrió el túnel, se dio cuenta de que esteera el camino para entrar secretamente en la ciudad y abrir suspuertas. “Dijo David aquel día: Todo el que hiera a los jebuseos,suba por el canal . . .” (2 Samuel 5:8). También en 1 Crónicas11:6-7 leemos: “Y David había dicho: El que primero derrote alos jebuseos será cabeza y jefe. Entonces Joab hijo de Sarvia su-bió el primero, y fue hecho jefe. Y David habitó en la fortaleza,y por esto la llamaron la Ciudad de David”.

Hace más de un siglo, el oficial inglés Charles Warren descu-brió en Jerusalén un túnel que llegaba a un manantial con carac-terísticas parecidas al mencionado en la Biblia. Charles Pfeiffer,profesor de literatura antigua, explica el significado de este des-cubrimiento: “La conquista de Jerusalén por David es interesan-te para los arqueólogos porque él empleó una estrategia queaprovechaba la fuente de Gihón, en la ladera oriental del monteSion . . . El túnel ha sido identificado con el conducto descu-bierto por Warren. Se excavó un túnel en la piedra caliza encimade la fuente de Gihón, el cual se extiende 24 metros hasta llegara la superficie . . . La posibilidad de que Joab entrara en la ciu-dad secretamente . . . a través del conducto descubierto por Wa-rren se ha visto fortalecida por el descubrimiento de un muro je-buseo bien abajo en la vertiente hacia Gihón” (The BiblicalWorld: A Dictionary of Biblical Archaeology [“El mundo de laBiblia: Diccionario de arqueología bíblica”], 1966, p. 373).

La Jerusalén del rey David

A medida que su reino prosperaba, David fue construyendoy ampliando la ciudad: “David moró en la fortaleza, y le pusopor nombre la Ciudad de David; y edificó alrededor desde Milohacia adentro. Y David iba adelantando y engrandeciéndose, yel Eterno Dios de los ejércitos estaba con él” (2 Samuel 5:9-10).

La colina en donde antes se alzaba imponente la fortaleza je-busea se llamaba el monte de Sion: “David tomó la fortaleza deSion, la cual es la ciudad de David” (vers. 7). Hacia el norte deeste monte había otra colina llamada Moriah, que David com-pró a Ornán el jebuseo: “El ángel del Eterno ordenó a Gad quedijese a David que subiese y construyese un altar al Eterno enla era de Ornán jebuseo . . . Y dio David a Ornán por aquel lu-gar el peso de seiscientos siclos de oro. Y edificó allí David unaltar al Eterno, en el que ofreció holocaustos y ofrendas de paz,e invocó al Eterno, quien le respondió por fuego desde los cie-los en el altar del holocausto” (1 Crónicas 21:18, 25-26).

Más tarde, David trasladó el tabernáculo y el arca del pactoa este lugar; y fue en el monte Moriah donde el rey Salomónconstruyó un espléndido templo: “Comenzó Salomón a edifi-Fo

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Ilustración de lo que pudo haber sido Jerusalén cuandoDavid la hizo su capital. Al fondo, la ciudad está conectadapor una loma angosta al monte Moriah, sitio futuro del tem-plo. Más tarde se amplió la loma y la zona entera fue llama-da el monte Sion. En la parte inferior del dibujo una proce-sión traslada el arca de Dios a la ciudad.

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car la casa del Eterno en Jerusalén, en elmonte Moriah, que . . . David había pre-parado en la era de Ornán jebuseo”(2 Crónicas 3:1).

Durante la época de Salomón los tra-bajadores rellenaron el espacio entre lasdos colinas y las unieron. A partir de en-tonces la zona entera se ha conocidocomo el monte Sion. “Cuando el arca fueestablecida primero en la fortaleza jebu-sea y después en el templo recién termi-nado, Sion llegó a conocerse como el lu-gar sagrado del Dios de Israel, el que‘mora en Sion’ (Salmos 9:11)” (The In-ternational Standard Bible Encyclopedia[“Enciclopedia general internacional dela Biblia], 1982, vol. 4, p. 1198).

Con el tiempo, el nombre Sion no sólose aplicaría al lugar donde estaba el tem-plo sino que se convertiría en un símbolode Jerusalén, sus habitantes y, finalmente,del pueblo de Dios.

¿Existió David realmente?

Algunos historiadores y críticos hanpuesto en duda la existencia del rey Davidy han relegado a la categoría de mitos losrelatos del Antiguo Testamento que lomencionan. “No soy el único erudito—escribió Philip Davies— que sospechaque el personaje del rey David es tan his-tórico como el [mítico] rey Arturo” (Bibli-cal Archaeology Review [“Revista de ar-queología bíblica”], julio-agosto de 1994,p. 55). Estos eruditos no sólo siembrandudas acerca de la confiabilidad de las Es-crituras y minan la fe de algunas personas,sino que se niegan a reconocer la validezde muchos descubrimientos que corrobo-ran la veracidad de la historia bíblica.

Por ejemplo, en 1993 unos arqueólo-gos encontraron los nombres de David eIsrael en una inscripción tallada en piedraque data sólo 100 años después de la

muerte de David. El hallazgo se hizo “enel tel Dan, que es un hermoso montículoen el norte de Galilea . . . Avraham Birany su equipo de arqueólogos hallaron unasorprendente inscripción del siglo IX a.C.en la que se menciona la ‘casa de David’y al ‘rey de Israel’. Es la primera vez queel nombre de David se encuentra en algu-na inscripción antigua aparte de la Biblia”(Biblical Archaeology Review [“Revistade arqueología bíblica”], marzo-abril de1994, p. 26). Así, con el correr de los añosse descubren más pruebas fuera de la Bi-blia que corroboran la existencia de luga-res y personajes bíblicos. Poco a poco, losescépticos se están batiendo en retirada.

Más tarde, otro erudito descubrió elnombre “casa de David” en la inscripciónde la famosa piedra de Moab, también lla-mada la estela de Mesa, fechada en el si-glo IX a.C., o sea unos 100 años después

Continúa en la página 15

Otro notable hallazgo, que ocurrió en 1956, ha pro-porcionado más datos que corroboran la autentici-

dad de los relatos bíblicos.Antes de que el liderazgo de David fuese reconocido

por todas las tribus de Israel, él tuvo que enfrentarse aAbner, el antiguo general de Saúl que ahora servía a uno

de los hijos de éste. Abner vino con sus tropas para pe-lear contra las de David, dirigidas por Joab, y se enfren-taron junto al famoso estanque de Gabaón.

“Joab hijo de Sarvia y los siervos de David salieron y losencontraron junto al estanque de Gabaón; y . . . fue lla-mado aquel lugar, Helcat-hazurim [campo de filos de es-

pada], el cual está en Gabaón. La batalla fue muy reñidaaquel día, y Abner y los hombres de Israel fueron venci-dos por los siervos de David” (2 Samuel 2:13-17).

Entre 1956 y 1962 el arqueólogo James Pritchard llevóa cabo una exploración de este sitio. Descubrió 31 asasde jarros que tenían inscrito el nombre hebreo de Ga-baón, lo que confirmó la identidad del lugar. Al comien-zo de sus excavaciones, Pritchard halló un gran estanqueredondo con un diámetro de más de 11 metros que des-cendía a una fuente que suministraba agua a la ciudad.“Esta fosa fue excavada en la roca caliza y tiene una pro-fundidad de aproximadamente 25 metros. También fue-ron talladas una escalera y su correspondiente barandaque bajan en espiral hasta la mitad del estanque, dondehay un rellano. De este punto los escalones desciendenotros 14 metros hasta llegar al nivel del agua” (BiblicalArchaeology Review [“Revista de arqueología bíblica”],mayo-junio de 1995, p. 43).

En la misma revista el arqueólogo Bryant Wood con-cluye: “El gran estanque en Gabaón es sin duda el estan-que donde las tropas de David, el segundo rey de Israel,pelearon bajo el mando de Joab contra las fuerzas delhijo de Saúl, Is-boset, comandadas por Abner” (p. 33).

Este hallazgo fue considerado por la misma revistacomo uno de los 10 descubrimientos más importantesque ha tenido la arqueología bíblica. Es otra prueba dela exactitud de los relatos bíblicos aun en sus más pe-queños detalles. BN

LA BATALLA JUNTO AL ESTANQUE DE GABAÓN

El estanque de Gabaón es una fosa excavada en la rocacaliza. Tiene una profundidad de aproximadamente 25metros y su diámetro es de más de 11 metros.

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ierto día, un joven de la antigua ciudadde Corinto estaba vertiendo agua ca-liente en una colorida vasija de barro.

Notó que el agua empezaba a filtrarse y de re-pente la vasija se le quebró en sus propias ma-nos, derramando el agua a sus pies. Cuando exa-minó los restos de la vasija se dio cuenta de quealgunos contenían cera.

El agua caliente derritió la cera, y con ello sepuso de manifiesto la mala calidad de la vasija.El joven había comprado un cacharro sin valor.

En esa época Corinto era famosa por su lozafina. Pero había muchos alfareros que cuando seles resquebrajaba una vasija, rellenaban con ceralas grietas y luego las pintaban cuidadosamentepara que el comprador no las notara.

Algunos compradores meticulosos se dieroncuenta de que podían descubrir las resquebraja-duras en la loza al mirarla contra la luz del sol.Así podían ver las grietas debajo de la pintura demanera muy parecida a como ahora se puede veralgo por medio de los aparatos de rayos X.

Pero ¿qué tiene que ver la cera en una vasijade barro con nuestras vidas como cristianos?

Esta sencilla analogía tiene aplicación en lavida de todo cristiano. En 2 Timoteo 2:20-21 elapóstol Pablo compara a los cristianos con“utensilios” [skeuos en el griego: vasija, reci-piente] de barro, y nos exhorta para que cadauno se limpie y sea “instrumento [skeuos] parahonra, santificado, útil al Señor, y dispuestopara toda buena obra”. Dios nos dice que él es elalfarero y nosotros el barro con el cual está con-virtiéndonos en sus “vasos” o “vasijas” (Roma-nos 9:21-23; Isaías 29:16; 64:8).

Defectos ocultos

En los tiempos del Nuevo Testamento, mu-chos alfareros en Corinto utilizaban la cera paraocultar los defectos de la loza. Quizá el apóstolPablo estaba pensando en esto cuando con rela-ción a la Fiesta de los Panes sin Levadura le es-cribió a la iglesia en esa ciudad: “Así que cele-bremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni conla levadura de malicia y de maldad, sino con pa-nes sin levadura, de sinceridad y de verdad”(1 Corintios 5:8).

Sinceridad proviene del vocablo griego eilikrí-neia, que también significa “pureza”. En la Biblia

se usa para indicar la pureza de propósito. Cuan-do en la Biblia aparece la palabra sinceridad o al-guno de sus sinónimos, han sido traducidos devocablos griegos que quieren decir “genuino”,“sin engaño”, “no adulterado” o “sin mezcla”.

La palabra sincero proviene del vocablo lati-no sincerus, que a su vez se descompone en sine(“sin”) y cera (“cera”). Por consiguiente, cuandoun alfarero honrado en la antigua Corinto le ofre-cía su mercancía a un comprador, podía decirleque era un utensilio “sincero”.

Si compramos un frasco de miel, tal vez en laetiqueta diga “miel pura”. La miel se considerapura cuando se le han colado las partículas decera que producen las abejas y que se acumulanen la colmena. Técnicamente, podría llamárselemiel “sincera”, porque la miel pura no contienecera. Por supuesto, la cera no se le agrega a lamiel deliberadamente, sino que las abejas laproducen así. Pero si le dejamos la cera, enton-ces la miel no se considera tan pura.

La cera en los materiales de construcción

Antiguamente, había trabajadores que a vecesutilizaban cera en la construcción de edificios.Obviamente, esto rebajaba la calidad del pro-ducto y engañaba al comprador.

Corinto era una ciudad muy próspera en laque había muchos edificios impresionantes,pues era un gran centro comercial e industrial.Cuando el apóstol Pablo estuvo allí había ungran auge en la construcción. En todas partes seveían edificios públicos con enormes pilares demármol que les servían de apoyo y de adorno.

Con el fin de aumentar sus ganancias, algunosde los que labraban el mármol tenían la costum-bre de utilizar cera para no emplear mucho tiem-po en el proceso del pulido. Les daban un puli-mento sencillo a los pilares y luego cubrían concera las grietas o partes defectuosas para que pa-recieran lisos y resplandecientes. A simple vista,las columnas parecían ser de buena calidad . . .hasta que llegaba un día de verano más calurosoque lo normal.

En esa época, un picapedrero íntegro podríadecir lo mismo que los alfareros honrados: quehabía labrado una columna “sincera”.

En la Biblia, a los cristianos se les comparacon un edificio. En 1 Corintios 6:19 leemos que

En la antigua ciudad de Corinto los alfareros

inescrupulosos se valían de la cera y la pintura para

disimular las grietas en la loza.

¿Qué tiene que ver la cera en una vasija de barro con nuestras

vidas como cristianos?

Por Bill Butler

¿Qué es la verdaderasinceridad?

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nuestro cuerpo es “templo” del EspírituSanto. Los cristianos tenemos que acer-carnos a Cristo quien es la “piedra viva,desechada ciertamente por los hombres,mas para Dios escogida y preciosa, voso-tros también, como piedras vivas, sededificados como casa espiritual . . .”(1 Pedro 2:4-5).

Observemos cómo quiere Dios que seconstruya esta casa espiritual: “Dese-chando, pues, toda malicia, todo engaño,hipocresía [lo opuesto de sinceridad], en-vidias, y todas las detracciones, desead,como niños recién nacidos, la leche espi-ritual no adulterada, para que por ellacrezcáis para salvación” (vers. 1-2).

Es de esperarse que el cristiano vivauna vida de sinceridad. El apóstol Pabloescribió: “Esto pido en oración, que vues-tro amor abunde aun más y más . . . queseáis sinceros e irreprensibles para el díade Cristo, llenos de frutos de justicia . . .”(Filipenses 1:9-11).

¿Qué lección podemos aprender de es-tas analogías para abundar y crecer ensinceridad?

Dos métodos para descubrir la cera

Examinemos la analogía de la loza.¿Nos dimos cuenta de las dos formas enque se puede descubrir un trabajo de arte-sanía en el que se ha usado cera para ocul-tar defectos o grietas? Una de las formases mirar la vasija contra la luz del sol. La

otra es calentarla; el calor derretirá lacera que está disimulando la grieta.

En Corinto un comprador precavidosólo compraba una pieza de loza despuésde haberla mirado contra la luz del sol.Así podía ver a través de la pintura.

El cristiano (el vaso) debe detectar lainsinceridad (la cera) al confrontar suvida con la luz penetrante de la Palabrade Dios. “Dios es luz” (1 Juan 1:5); tam-bién es “el Padre de las luces” (Santiago1:17). Dios mismo es comparado con elsol; en Salmos 84:11 vemos que “sol yescudo es el Eterno Dios” (ver tambiénIsaías 60:19-20).

Consideremos lo que el apóstol Pablodijo a los santos de Filipos: “Esto pido enoración, que vuestro amor abunde aunmás y más en ciencia y en todo conoci-miento, para que aprobéis lo mejor, a finde que seáis sinceros e irreprensibles parael día de Cristo” (Filipenses 1:9-10). Lapalabra aprobéis proviene de un vocablogriego que quiere decir examinar o probarla autenticidad de algo.

¿Tratamos de encontrar la “cera” o fal-ta de autenticidad en nuestro carácter exa-minándonos nosotros mismos bajo la luzde la Palabra de Dios? ¿Realmente quere-mos conocer la verdad acerca de nuestrocarácter? La Palabra de Dios nos revelarálo que somos.

Nuestras debilidades pueden ser reve-ladas por la luz verdadera. En otra de sus

epístolas, Pablo nos dice: “Todas las co-sas, cuando son puestas en evidencia porla luz, son hechas manifiestas; porque laluz es lo que manifiesta todo” (Efesios5:13). Día tras día, el cristiano debe eva-luar su conducta a la luz de la Palabra deDios, la cual es una lámpara a nuestrospies y lumbrera a nuestro camino (Sal-mos 119:105). También se nos dice quela ley de Dios “es lámpara, y la enseñan-za es luz, y camino de vida las reprensio-nes que [nos] instruyen” (Proverbios6:23). Todos somos “hijos de luz e hijosdel día; no somos de la noche ni de las ti-nieblas” (1 Tesalonicenses 5:5).

Sinceridad y verdad

El pasaje que leímos en 1 Corintios 5nos dice que no debemos ser leudados conla levadura de malicia y maldad, sino quedebemos luchar por estar sin levadura, lle-nos de sinceridad y de verdad (vers. 8). Vi-vir de acuerdo con la verdad es tan impor-tante como la sinceridad. Esa verdad vie-ne de las Sagradas Escrituras. Cristo es “elcamino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6).

Existen millones de personas que tie-nen ciertos rasgos de sinceridad, pero noconocen la verdad acerca de sí mismasporque han rechazado la fuente de todaverdad. Por eso, tampoco pueden enten-der la verdadera sinceridad. Esto se apli-ca aun a personas que aparentemente sonreligiosas.

Para ocultar los defectos en su mercancía, los alfareros inescrupulosos de la antigua Corinto cuidadosamente rellenabancon cera las grietas para que el comprador no las notara. En cambio, los artesanos honrados vendían utensilios “sinceros”.

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Nadie puede estar consciente de susdefectos espirituales —su falta de since-ridad— si no deja que la Palabra de Dioslo guíe. En Marcos 7:8 se nos muestraque la adoración de muchos resulta vanaporque “dejando el mandamiento deDios”, se aferran a “la tradición de loshombres”. Dios nos dice que los que loadoremos debemos hacerlo “en espíritu yen verdad” (Juan 4:24).

Descubierta por calor

Otro método para descubrir la cera esexponerla al calor. Recordemos lo que lesucedió al joven de Corinto.

En forma alegórica, a Dios se le consi-dera como un fuego consumidor (Deute-ronomio 4:24; Apocalipsis 1:14). Mu-chas veces él nos ayuda a ver las fallas ennuestro carácter exponiéndolas al calor:deja que las pruebas en nuestras vidas ac-túen como este fuego. Él permite que ten-gamos pruebas a fin de que nuestra fe,“mucho más preciosa que el oro, el cualaunque perecedero se prueba con fuego,sea hallada en alabanza, gloria y honracuando sea manifestado Jesucristo”(1 Pedro 1:7).

Más adelante Pedro escribió: “Ama-dos, no os sorprendáis del fuego de prue-ba que os ha sobrevenido, como si algunacosa extraña os aconteciese, sino gozaospor cuanto sois participantes de los pade-cimientos de Cristo, para que también enla revelación de su gloria os gocéis congran alegría” (1 Pedro 4:12-13). Por suparte, Pablo nos advierte que “la obra decada uno se hará manifiesta; porque el díala declarará, pues por el fuego será revela-da; y la obra de cada uno cuál sea, el fue-go la probará” (1 Corintios 3:13). Anteeste calor, algunas personas se “derriten”.La forma en que manejamos las pruebasrevela nuestro verdadero carácter.

Dios castigará con gran calor y fuegolos pecados de las naciones: “He aquí, elEterno sale de su lugar, y descenderá yhollará las alturas de la tierra. Y se derre-tirán los montes debajo de él, y los vallesse hendirán como la cera delante del fue-go, como las aguas que corren por un pre-cipicio. Todo esto por la rebelión de Ja-cob, y por los pecados de la casa de Is-rael” (Miqueas 1:3-5).

Este castigo será el resultado de los in-tentos del hombre de disimular sus peca-dos con la cera de la hipocresía, el enga-ño y el fraude. “Y esta es la condenación:que la luz vino al mundo, y los hombres

amaron más las tinieblas que la luz, por-que sus obras eran malas. Porque todoaquel que hace lo malo, aborrece la luz yno viene a la luz, para que sus obras nosean reprendidas. Mas el que practica laverdad viene a la luz, para que sea mani-fiesto que sus obras son hechas en Dios”(Juan 3:19-20). “El que encubre sus pe-cados no prosperará; mas el que los con-fiesa y se aparta alcanzará misericordia”(Proverbios 28:13).

Si no tratamos de encubrir con ceranuestros pecados, y si con la ayuda deDios hacemos nuestra parte para quitar lacera que ya está en nosotros, no tendre-mos que estar atemorizados cuando ven-ga la prueba de fuego y gran calor.

Deshagámonos de la cera

Recordemos la analogía de la miel.Ésta contiene cera porque así es cómo laproducen las abejas, no porque alguien lahaya puesto allí deliberadamente.

Lo mismo sucede con la naturaleza hu-mana. Por el simple hecho de ser huma-nos, necesitamos sacar mucha cera denuestras vidas. “Engañoso es el corazónmás que todas las cosas, y perverso;¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9). Elapóstol Pablo entendió muy bien que “losdesignios de la carne son enemistad contraDios; porque no se sujetan a la ley de Dios,ni tampoco pueden” (Romanos 8:7).

El pasaje que citamos al principio en1 Corintios 5 nos dice que “celebremos lafiesta . . . con panes sin levadura, de sin-ceridad y de verdad” (vers. 8). La fiestaque se menciona aquí es la Fiesta de losPanes sin Levadura; Dios la estableciópara que su pueblo la celebrara siempre(Levítico 23:6-8; ver también 2 Timoteo3:16). Simboliza la necesidad que tiene elcristiano de sacar la levadura de sí mismoalejándose del pecado.

Al final, todos nuestros hechos seránexpuestos bajo la clara luz del día y alexamen de ese sol que se menciona enSalmos 84:11. La autenticidad de todasnuestras obras será puesta a prueba porJesucristo, la verdadera luz del mundo(Juan 8:12). Entonces estaremos listoscuando “venga el Señor, el cual aclararátambién lo oculto de las tinieblas, y mani-festará las intenciones de los corazones; yentonces cada uno recibirá su alabanza deDios” (1 Corintios 4:5).

Hagamos nuestra parte para eliminar lacera de la insinceridad de nuestro carác-ter, y recibiremos la alabanza de Dios. BN

del reinado de David. Es difícil explicarcómo el nombre de David pudo apareceren ese registro histórico si él sólo fue unacreación literaria posterior.

Anson Rainey, profesor de culturas an-tiguas del Medio Oriente, previene a laspersonas inexpertas que suponen que losrelatos acerca de David y otros personajesbíblicos son tan sólo leyendas. “Yo estudiolas inscripciones en los idiomas originalesy tengo la obligación de advertirles a todasaquellas personas que no son expertas enla materia, que la ‘escuela de críticos lite-rarios’ . . . está compuesta por un círculode aficionados. La idea que tienen de quenada de la tradición bíblica se remonta an-tes del período persa [540-330 a.C.], y enparticular su afirmación de que no existióla monarquía unida [de Israel], es sólo unafantasía de su vana imaginación. El descu-brimiento del nombre ‘casa de David’ enlas inscripciones del tel Dan y de la estelade Mesa hacen doblar las campanas fúne-bres para su vanidad engañosa. Los estu-diantes e instructores de la Biblia no debenhacerle caso a esta ‘escuela de críticos li-terarios’, la cual no tiene nada que ense-ñarnos” (Biblical Archaeology Review[“Revista de arqueología bíblica”], no-viembre-diciembre de 1994, p. 47).

A pesar de que algunos críticos noquieren reconocerlo, las pruebas físicasestán confirmando, no negando, lo queestá escrito en la Palabra de Dios. Pero losque tienen fe en lo que Dios ha dicho ensu Palabra no necesitan encontrar pruebasfísicas para corroborar estos relatos. Lesbasta con creer lo que dijo el apóstol Pa-blo: ¡Dios no miente! (Tito 1:2).

No obstante, en algunos casos las prue-bas físicas de los acontecimientos y lospersonajes descritos en las Escrituras hansobrevivido al deterioro del tiempo y nossirven como testigos de su veracidad.Esto nos conforta y consuela en la fe:“Porque las cosas que se escribieron an-tes, para nuestra enseñanza se escribie-ron, a fin de que por la paciencia y la con-solación de las Escrituras, tengamos es-peranza” (Romanos 15:4).

En Las Buenas Noticias continuaremosproporcionando más información acercade los descubrimientos arqueológicos quecomprueban la precisión del relato bíblicoy que nos ayudan a entenderlo mejor. BN

ArqueologíaViene de la página 12

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CCuando mi esposo y yo vivimos enlas Filipinas junto con nuestros dos hi-jos, tuvimos la oportunidad de ser pa-dres adoptivos. Cuidamos algunoshuérfanos filipinos mientras esperabanser adoptados definitivamente porotras personas.

Nuestro primer hijo adoptivo se lla-mó simplemente “Niño”. Pocas horasdespués de su nacimiento lo encontra-ron dentro de una bolsa de plástico enun basurero de Manila; aún tenía el cor-dón umbilical. Sus primeros tres mesesde vida los pasó en un hospital recupe-rándose de una septicemia, una infec-ción de la sangre causada por las condi-ciones antihigiénicas de su nacimiento.

El día que fui a recoger a Niño, mequedé atónita. Según Marcela, la traba-jadora social, el bebé tenía tres meses deedad, y en mi mente yo me lo habíaimaginado de acuerdo con el tamaño demis hijos a esa misma edad. Sin embar-go, a los tres meses Niño sólo pesaba3.170 gramos. Mis dos hijos habían pe-sado más que eso al nacer. Más tarde meenteré de que cuando lo encontraron,Niño sólo había pesado 1.360 gramos.

Durante varias semanas fue necesa-rio alimentar a Niño cada dos horas. Mifamilia se comportó maravillosamentedurante esos difíciles días. Todos ayu-daron. En poco tiempo Niño aumentóde peso y se convirtió en un bebé felizy satisfecho. De hecho, nunca he cono-cido un bebé más feliz que Niño. Lessonreía a todos.

Nunca olvidaré el día que la trabaja-dora social y yo lo llevamos para reci-bir su primera vacuna contra la hepati-tis. Cuando la enfermera le colocó labanda elástica alrededor del bracitopara hacer resaltar su vena, el pequeñoNiño se rió de buenas ganas . . . hastaque la aguja se introdujo en su brazo.

Niño fue parte de nuestra familia porun año y un día. Iba a todas partes connosotros: de compras, a las reunionesreligiosas y en las vacaciones.

Era entretenido observar las reaccio-nes de los filipinos cuando Niño nosacompañaba. En ese entonces los pa-dres adoptivos no eran muy comunesen las Filipinas. Como era obvio quenosotros éramos occidentales y Niñoera asiático, los meseros, los vendedo-res y otras personas con quienes tenía-mos contacto nos preguntaban constan-temente por qué este pequeño niñoasiático estaba con nosotros. Les expli-cábamos que nos acompañaba tempo-ralmente hasta que sus trámites estu-viesen listos para poder ser adoptado ytrasladado a un nuevo hogar en Europa.

Siempre escuchábamos la misma ex-presión: “¡Es uno de los afortunados!”

Unos afortunados, otros no

Al considerar las dificultades queafrontó en su corta vida, Niño fue real-mente uno de los más afortunados. Loencontraron en un basurero.Sobrevivió. Las circunstan-cias excepcionales de su na-cimiento permitieron quefuese adoptado y comenzarauna nueva vida. Tuvimos laoportunidad de ser una pe-queña parte de su vida. En laactualidad, Niño vive felizmente enNoruega con sus padres adoptivos.

Muy a menudo me pregunto cuálesserían las condiciones tan adversas quellevaron a la madre de Niño a deshacer-se de él. ¿Qué podría inducir a una ma-dre a abandonar a su hijo recién nacidoen un basurero?

El mundo verdaderamente se en-cuentra en un estado lamentable. Laspersonas que viven en los países llama-

dos “en vías de desarrollo” muchas ve-ces ni siquiera cuentan con las necesi-dades básicas que tantos otros dan porsentadas: agua potable, comida, vesti-do y vivienda. Lo trágico es que ellosno tienen una verdadera esperanza deque el mañana pueda ser mejor, decreer que las cosas van a cambiar. Alencarar un futuro tan desolador, a me-nudo caen en la depresión, el desánimoy la soledad. Se preguntan si algún díasu suerte cambiará. Quizá fue esta cla-se de frustración la que llevó a la madrede Niño a abandonarlo.

Sin embargo, a pesar de que existentantas personas desoladas, hay unagran esperanza para ellas en el futuro.Se avecina una época en la que habrásuficiente bienestar para todos, untiempo en el que no existirán las tensio-nes que existen en el mundo actual.Hay un libro que nos enseña cómo ven-drá ese mundo maravilloso. Muchaspersonas de nuestra sociedad modernalo han rechazado, pero es un libro exac-to y verdadero. Ese libro es la Biblia.

Describe con precisión el mundo enque vivimos, y explica por qué el mun-do se encuentra en tan mal estado.

Una dolorosa lección

La Biblia comienza con la creacióndel primer hombre y la primera mujeren el huerto del Edén. A estos seres hu-manos se les permitió tomar una deci-sión fundamental: dejar que Dios losguiara, o rechazar las instrucciones de

‘Uno de los afortunados’Por Mónica Kieffer

Con tanto sufrimiento en el mundo, ¿podemos tener la esperanzade que llegue un mundo mejor?

Los primeros seres humanos escogierondesobedecer a Dios, y desde entonces élha permitido que la humanidad decidacómo vivir, lo que en muchas ocasiones

le ha traído consecuencias nefastas.

16 Las Buenas Noticias Fotografía de Ted Kieffer (arriba); fotomontaje por Shaun Venish/©1997 PhotoDisc, Inc./Digital Stock

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su Creador y decidir por sí mismoscómo vivir. Ellos escogieron desobede-cer a Dios, y desde entonces él ha per-mitido que la humanidad decida cómovivir, lo que en muchas ocasiones le hatraído consecuencias nefastas.

No obstante, la Biblia enseña quellegará un momento en el que las deci-

siones de la humanidad la llevarán alborde del desastre y entonces Dios ten-drá que intervenir en los asuntos huma-nos. Cristo describe vívidamente estacrisis en Mateo 24:22. Nuestro Creadorquiere que nos demos cuenta de que sirechazamos su conocimiento acerca decómo debemos vivir, las consecuenciasserán el caos, la violencia y la miseria.Sin la intervención de Dios, el resulta-do inevitable sería la destrucción detodo ser viviente en nuestro planeta.

El estado actual del mundo es el re-sultado directo de las decisionesque el hombre ha tomado, delas reglas que se ha fijadopara vivir. Dios no permi-tirá que el mundo conti-núe desenfrenado en suespiral decadente deavaricia, egoís-mo, violencia ysufrimiento. Élintervendrá,pero sólo des-pués de que

el hombre haya cosechado la angustiade un mundo que ha rechazado el úni-co camino que lleva a la paz y felicidadverdaderas.

La Biblia revela que vendrá un mun-do mejor. Hace cerca de 2.000 añosDios envió a su Hijo a la tierra para pro-clamar estas maravillosas noticias. ElRey de reyes dijo que regresaría a la tie-rra para establecer un reino guiado porlas leyes de Dios. Son las mismas leyesque han estado vigentes durante milesde años y que aparecen cuidadosamen-te preservadas en la Biblia.

Un mundo diferente

¿Cómo será ese mundo? Una de esasleyes ordena que no debemos robar.¿Puede usted imaginarse un mundo enel que todos respeten esa ley y nadietenga necesidad de cerrar con llave laspuertas, el automóvil ni ninguna otracosa. Aunque un mundo así parece in-concebible, la Biblia nos habla acercade un período en el que todos respeta-rán los mandamientos de su Creador.

Parte de las buenas noticias es queusted —personalmente y desde aho-ra— puede experimentar la verdaderapaz y felicidad. Puede tener la esperan-za de que viene un mañana mejor. Nopodemos escaparnos de este mundo,pero sí podemos aprender a vivir dentrode él. Ya sea que vivamos en un país envías de desarrollo en el que las necesi-dades básicas no estén satisfechas, yasea que vivamos en un país física-mente próspero pero que tieneotro tipo de dificultades y pre-siones, todos podemos recibir

ayuda. Podemos abrir ese manual deinstrucciones que el Creador nos entre-gó, la Biblia, y podemos leer cómo sedescribe el mundo actual lleno de vio-lencia y tragedias y la forma en queserá reemplazado por un mundo mejor.

Un día Jesucristo regresará a la tierray establecerá un nuevo mundo. En esemundo venidero no habrá más sufri-miento ni angustias que impulsen a lasmadres a arrojar a sus bebés recién na-cidos en un basurero. Se establecerá unsistema justo y recto en el que podre-mos decir de todos los bebés, niños yadultos: “¡Son los afortunados!”

Para aprendermás acerca deese tiempoprofetizado en la Biblia,no deje de solicitar unejemplar gra-tuito del folle-to El evange-lio del Reinode Dios. Puedeenviar su soli-citud a nuestradirección máscercana a su resi-dencia; la lista de di-recciones la encontraráen el reverso de la por-tada de esta revista. BN

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u bienestar espiritual es im-portante para nosotros. Ya

sea que usted busque informa-ción general o que desee haceruna consulta personal, estamospara servirle.

¿Quiénes somos?

Esta revista es una publicaciónde la Iglesia de Dios Unida, unaAsociación Internacional. La Igle-sia tiene ministros y congregacio-nes en México, Centro y Suda-mérica, Europa, Asia, África, Aus-tralia, Canadá, el Caribe y losEstados Unidos.

Los orígenes de nuestra laborse remontan a la Iglesia que fun-dó Jesucristo en el siglo primero,y seguimos las mismas doctrinasy prácticas de esa Iglesia. Nuestracomisión es proclamar el evan-gelio del Reino venidero de Diosen todo el mundo, para testimo-nio a todas las naciones, ense-ñándoles a guardar todo lo queCristo mandó (Mateo 24:14;28:18-20).

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Gracias a la generosidad de losmiembros de la Iglesia de DiosUnida y de otros colaboradoresque voluntariamente respaldan

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