las parabolas de la misericordia

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    Índice de contenidos

    ESENTACIONNTRODUCCIONús, la misericordia y las parábolas

    ¿Cuáles parábolas de misericordia?¿Por qué en parábolas?. El espejo de la vida. Él, yo y el otro. El involucramiento. La misericordia, desde la mirada interior ¿Para quién son las parábolas de la misericordia?A QUIEN SE LE PERDONA MUCHO, MUCHO AMA: LOS DOS DEUDORES Y SU

    CREEDOR 

    El amor embarazosoLos dos deudores y el acreedor A quien se le perdona poco, ama pocoEl perdón de los pecados y la fe que salva¿Cuál es el impacto en la comunidad?LA COMPASIÓN DE UN EXTRANJERO:BUEN SAMARITANO

    El más importante de los mandamientosEl sacerdote, el levita y el samaritano

    De la compasión al cuidadoEl trastornoJesús, ¿el buen samaritano?El cumplimiento de la Ley EN BUSQUEDA DE LA OVEJA Y LA MONEDA PERDIDAS Y ENCONTRADASLas diversas categorías de pecadores1 pastor y la oveja encontradaEl ama de casa y la moneda recuperadaJesús y la comunidad con el rostro del pastor 

    UNA COMPASIÓN EXCESIVA:PADRE MISERICORDIOSO

    Más allá de cualquier retribuciónEl padre sale de la casa en dos ocasionesEl hijo muerto y vuelto a la vida"Este hermano tuyo"Siervos y no jueces de la misericordiaDe las parábolas a la vida: el encuentro con Zaqueo LO CONTRARIO A LA MISERICORDIA: EL RICO ANÓNIMO Y EL POBRE LÁZARO

    Lo contrario a la misericordia

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    La piedad no escuchada"Tuve hambre y no me dieron de comer"Moisés, los Profetas y el corazón humanoI. ¿COMO CAMBIA EL CORAZÓN DE DIOS? EL IUEZ Y LA VIUDAUn juez, Dios y una viudaDios no es un juez¿Qué pedir y cómo orar?Perseverar en la fe

    "Lo vio con misericordia y elección"II. ¿QUIEN ESTA JUSTIFICADO ANTE DIOS? EL FARISEO Y EL PUBLICANO EN ELMPLOUn fariseo y un publicanoEl giroLa justificación por la graciaLa justicia misericordiosa de Dios

    ONCLUSIÓNevangelio y la misericordia en parábolas

    Diferentes rostros de la misericordiaConclusiones abiertas¿Quiénes son ejemplos de misericordia?tas

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    RESENTACIONMisericordias Vultus (El rostro de la misericordia), el papa Francisco escribió que, al diri

    rada a Jesús y a su rostro misericordioso, es posible captar el amor de la Trinidad. Su mibida del Padre no es otra que revelar este amor que se da a todos sin excluir a nadie: "Todo

    bla de misericordia. Nada en él está ausente de misericordia" (MV 8). Esta bella expresión producir claramente las reflexiones contenidas en las páginas de este instrumento pastorapone las parábolas de la misericordia. Será una lectura provocadora. De hecho, adentrarse erábolas no solamente significa captar la enseñanza que de ellas emerge, sino, sobre onocer el propio rol en el desarrollo de la narración. Probablemente, las parábolas compromlector a percibir la dimensión existencial que en ellas se transparenta y también lo compromearse llevar de la mano hacia un cambio de vida.

    iste el Papa, en Misericordiae Vultus, en invitarnos a descubrir el gran mensaje contenido erábolas: "Jesús revela la naturaleza de Dios como la de un gran Padre que nunca se da por vesta no disolver el pecado y subyugar el rechazo, con la compasión y la misericordia. Conozcas parábolas, tres en particular: la de la oveja y la de la moneda perdidas, y la del padre y suos (cf. Lucas 15,1-32). En estas parábolas, Dios siempre se muestra lleno de gozo, especialmando perdona. En ellas encontramos el núcleo del evangelio y de nuestra fe, porque la misericpresenta como la fuerza que todo vence, que colma el corazón de amor y que consuela c

    rdón (MV 9).

    Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización se siente obligado a agramonseñor Antonio Pitta, por haber aceptado la invitación a escribir estos comentarioonocida competencia bíblica y su estilo claro nos han permitido tener en las manos un pretrumento pastoral. La reflexión personal, la catequesis y la lectio divina hallarán enmentario un verdadero apoyo espiritual y de notable hondura cultural. Por tanto, la invitaccuchar las parábolas de la misericordia, dirigidas a cada uno de nosotros, nos permitirá vivo Santo como un empeño por incluir en nuestra profesión de fe un coherente testimonio de vid

    Riño Fisichella

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    INTRODUCCION

    esús, la misericordia y las parábolas

    ean misericordiosos como su Padre es misericordioso" (Lucas 6, 36) es una de las afirmacs atrevidas de Jesús. Que Dios era un Padre misericordioso era algo sabido por el pueblo he

    ro es un problema el pensar que los seres humanos pueden ser misericordiosos como él. ¿Az se podrá ser misericordioso como nuestro Padre? ¿Y por qué razón deberíamos serlo com"evangelio de la misericordia", como se ha llamado al libro de Lucas, narra la vida de

    cogiendo la misericordia como principal hilo conductor.

    tes de hablar, Jesús ya hizo sentir y ver la misericordia. Uno de sus primeros milagros fue hacroso, por quien "sintió compasión, extendió la mano y lo tocó" (Marcos 1, 41). Jesús no edo de infectarse. El grito del ciego de Jericó era más potente que quienes pretendían calesús, hijo de David, ten compasión de mí!" (Lucas 18, 38).

    s encuentros con los enfermos y los pecadores estaban llenos de misericordia. Por comparó a una prostituta condenada a la lapidación (Juan 8, 11). La manera en que se dejó tocar pocadora repugnó a Simón, el fariseo (Lucas 7, 36-50). Jesús no hablaba de la misericordstracto y, más que definirla, la contaba en parábolas. ¿Cuáles parábolas? ¿Por qué, cómo yién la misericordia en parábolas?

    ¿Cuáles parábolas de misericordia?

    ra quien está familiarizado con la Biblia, "las parábolas de la misericordia" se remiten aatos en el Evangelio de Lucas 15, 1-37: la oveja perdida, la moneda encontrada y eluperado. En realidad, la misericordia también se muestra en otras parábolas de Jesús: lo

    udores y su acreedor (Lucas 7,41-43), el buen samaritano (Lucas 10, 29-37), el rico y el pzaro (Lucas 16, 19-31), el juez injusto y la viuda insistente (Lucas 18, 2-14), el fariseoblicano en el templo (Lucas 18, 10-14).

    n ocho las parábolas donde Jesús, desde diversos ángulos, habla de la misericordia en el tangelio. Siete de ellas se narran durante el viaje de Jesús hacia Jerusalén (Lucas 9, 51-19

    lo la breve parábola sobre los deudores y su acreedor (Lucas 7, 41-43), se relata duranedicación en Galilea. Esto se debe a que en Lucas el gran viaje es más interior que exterior, los obliga a reflexionar profundamente sobre la misericordia. La misericordia no es una vural, no depende del carácter de cada quien: no es que quien es más bueno es más misericore los demás.

    trata, sobre todo, de una disposición interior que madura estando cerca de Jesús: ¡la misericaprende al seguirlo! Naturalmente no todas las parábolas de Jesús hablan de la misericorda se comunica solo con las parábolas. Por eso, las parábolas de la misericordia ameritan

    lexión aparte: la exhortación a ser misericordiosos como el Padre es misericordioso constituve de acceso.

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    ¿Por qué en parábolas?

    or qué hablar de la misericordia en parábolas y no mediante otros instrumentos de comunicaor qué tantas parábolas sobre la misericordia? ¿No basta con la parábola del hijo pródigo o, prefiere llamarla hoy, "del padre misericordioso"? Al elogio de la caridad y de la sabidurdría añadir el de la misericordia. Para comprenderlo bien, es necesario ser misericordiosos de la manera en que) lo es el Padre; no se puede hablar de la misericordia separándola d

    rsonas que la viven o la ignoran. Si Jesús prefirió narrar antes que definir la misericordia, te

    s razones, las cuales tratamos de esclarecer.

    1. El espejo de la vida

    s parábolas de Jesús, incluidas las de la misericordia, están apegadas a la vida y la interpría equivocado pensar que luego de haber leído una de las parábolas es necesario interpretarlntrario, ¡se necesita que las parábolas interpreten la vida de cada uno y la cuestionen!

    parábola de los dos deudores y su acreedor (Lucas 7, 41-43) surgió en una situación embar

    casa de Simón, el fariseo: Jesús se dejaba lavar y besar los pies por una pecadora. La parstra que el deudor al cual se le perdonó la mayor deuda de dinero está más agradecido ceedor, que el otro, a quien se le condonó una cantidad menor. No es que Jesús perdonar

    cados de la mujer por lavarle los pies, sino que ella se los lava por haberla perdonado.

    s tres parábolas de la misericordia, por excelencia (Lucas 15, 1-32), parten del hecho de que me con pecadores y, de esta manera, lo definen y lo imponen como un serio cuestiona- mieienes lo critican: la creencia de que son exaltados ante Dios porque así los tratan en el mucas 16,15), contrasta con la perspectiva de la parábola del rico y Lázaro el pobre; la parábol

    z y la viuda insistente (Lucas 18, 2-8) explica la importancia de la oración, es decir, si nstante, se puede cambiar incluso el corazón de Dios; la parábola del fariseo y el cobradpuestos en el templo (Lucas 18, 10-14) nace de la presunción de algunos que desprecian os para engrandecerse.

    las parábolas de Jesús, se refleja la vida real: la de su relación con Dios y con los pecadoreso, los personajes de las parábolas son anónimos, y los ambientes en que se mueven senfocados. Cualquier oyente está involucrado en las parábolas de Jesús y en ellas se reflejrdad clarísima, imponiéndole el repensarse a sí mismo en las relaciones que entreteje cada dí

    2. Él, yo y el otro

    la realidad de la vida desborda de las parábolas de Jesús, todas las de la misericordia se nacuerdo con una relación triangular, que convenientemente podemos llamar "él, yo y el otro".

    las escenas, tenemos a dos deudores y un acreedor; un sacerdote, un levita y un samaritanstor y cien ovejas, una de las cuales se perdió y fue encontrada; un ama de casa con diez draa de las cuales se perdió y fue recuperada; un padre con dos hijos, uno muerto y vuelto a la

    rico anónimo, Lázaro y Abraham; un juez injusto, Dios y una viuda; un fariseo, un cobrad

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    puestos y Dios en el templo.

    mo los evangelios contienen también parábolas que insisten sobre un elemento único, como grano de mostaza que crece solo (Lucas 13,18-19), o en dos protagonistas, como en la de la

    a levadura (Lucas 13, 20-21), el triángulo de relaciones en las parábolas de la misericordiaopósito. El esquema nos presenta un contenido que no se puede menospreciar: la misericordos siempre está referida a una persona humana y nunca se da por sí misma, ni siquiera ación entre Dios y yo. "Sean misericordiosos como (y en la manera en que) el Padre de usted

    sericordioso" (Lucas 6, 36), es el centro de la misericordia en las parábolas.

    3. El involucramiento

    s parábolas de la misericordia no dan nada por descontado, acentuadas por el trastorno uación que presentan. Someten a los oyentes a un estado de desconcierto, porque se resuelvecamino totalmente diverso del esperado.

    ente a la pregunta de Jesús, sobre cuál de los dos deudores amará más al acreedor, S

    ponde: "Pienso que aquel a quien perdonó más" (Lucas 7,43), y así justifica, sin quererlocadora que estaba enjugando los pies de Jesús. Cuando le preguntan: "¿Y quién es mi prójimús responde con la parábola del buen samarita- no (Lucas 10, 29); cuyo resultado obliga al dla Ley a hacerse prójimo de cualquiera (Lucas 10,36), imitando a quien ha tenido compasió

    oribundo. Contrariamente a la lógica común, se deja a las noventa y nueve ovejas en el dera buscar la perdida, arriesgando el quedarse como pastor sin rebaño (Lucas 15, 4-7). La par

    padre misericordioso estremece porque desbarata la situación de los hijos: al menor, quetratado como un asalariado, el padre le restituye su dignidad de hijo; al mayor, que desprecnor con su constante "ese hijo tuyo" (Lucas 15, 30), le responde invirtiendo las relaciones:

    rmano tuyo" (Lucas 15, 32). Es angustiosa la separación entre el rico y Lázaro: el primero go bienes en vida; el segundo es consolado en la eternidad (Lucas 16, 25). Si un juez injusto esreclamos de una viuda luego de un tiempo, Dios escucha de inmediato los de sus elegidos (L 7). El giro que se verifica al respecto del fariseo y el publicano en el templo es inconcebibmero reza mucho, recordando sus buenas obras, pero no sale justificado; el segundo se recocador y regresa a su casa justificado, sin haber cumplido ningún sacrificio de expiación (Luca).

    odo está al revés, como una pirámide invertida! Las parábolas de la misericordia desplaza

    oyentes, porque el actuar de Dios, que se trans- parenta en ellas, sacude cualquier certeza fobliga a revisar la propia manera de pensar a Dios y de considerar a Jesús.

    4. La misericordia, desde la mirada interior

    misericordia es una cuestión del corazón, pero no debe confundirse con el sentimentalismo.Biblia, el corazón es la sede del pensamiento, de las decisiones más íntimas; por eso, "mpasión" o misericordia equivale al movimiento interior de las visceras, que desde el interiige al otro. Si excluimos las parábolas más breves, como la de los deudores, la oveja y la dr

    rdidas, en las parábolas más estructuradas, el punto de inflexión radica en el corazón humano.

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    compasión por un moribundo, que no tienen ni el sacerdote ni el levita, se encuentra emaritano: "al pasar junto a él, lo vio y se conmovió" (Lucas 10, 33). Aunque el hijo menovido por el hambre, si no hubiera entrado en sí mismo, no habría tomado el camino de regrsa. Solo cuando el juez injusto habla consigo mismo, decide hacer justicia a la viuda (Lucas 1

    oración arrogante del fariseo contrasta con esa íntima del cobrador de impuestos: "Oh rdóname, soy un pecador" (Lucas 18, 13).

    belleza de las parábolas de la misericordia se decide en un corazón humano desnudo: se rev

    rtir del grado de compasión que demuestra hacia el prójimo. Estamos ante una misericjada del confort, y con la ventaja de que genera y mide la pasión entre los seres humanos con os. Donde falta la disponibilidad para mirarse el interior no hay misericordia; solo queentación de un hombre rico vestido de púrpura y lino costosísimo, pero incapaz de mirar al pzaro, abandonado fuera de la puerta de su casa (Lucas 16, 19).

    ¿Para quién son las parábolas de la misericordia?

    misericordia de Dios es para todos y para unas personas bien determinadas. Los destinatari

    parábolas son de dos tipos: los internos y los externos -quienes las escuchan-.

    s dos deudores, indultados por su acreedor, involucran a Jesús, a Simón y a la pecadora. mienzo de la parábola del buen samaritano, el moribundo es el destinatario de la compasióal de ella, lo es el samaritano mismo; por eso, al doctor de la Ley se lo exhorta a hacerse próotro. Los pecadores están en correspondencia con la oveja y la dracma recuperadas, mientrafariseos y los escribas parecen compartir la suerte de las noventa y nueve ovejas, dejadas

    sierto, y de las nueve dracmas aseguradas (pero no mucho). La parábola del padre misericorá marcada por la compasión y la súplica que el progenitor vierte en los dos hijos; esta vez re

    ícil convencer a los escribas y los fariseos, porque no están inactivos como las ovejas onedas. Mientras Lázaro el pobre es llevado por los ángeles al seno de Abraham, el rico nmplida ninguna de sus súplicas; cuantos están apegados al dinero se ilusionan con qumplaciente estilo de vida prosiga en el más allá. Si la viuda es destinataria de una miserice el juez injusto decide otorgarle, cuánto más escucha Dios a sus elegidos. Es justificadbrador de impuestos que se reconoce pecador, y no el fariseo que se ensalza; quien se enspreciando a los demás tiene mucho que pensar ante una parábola tan deslumbrante.

    elección de los pecadores no está dictada por el populismo, ni por una revolución social,

    rque Jesús escoge a los últimos para comprometer a los primeros, de otra manera sería fácil na misericordia para pocas personas, que viaja en el tren de los méritos y no en el de la graci

    impactante el puente que conecta la primera con la última parábola de la misericordia: la pripronunciada en casa de Simón, el fariseo, mientras una pecadora lava los pies de Jesús (Luc-43); la última presenta a un fariseo y a un cobrador de impuestos que se reconoce pecador ( 9-14). Las parábolas de la misericordia no dejan indiferente: comprometen a los oyentes dinterior y los hacen participar del relato.

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    I. A QUIEN SE LE PERDONA MUCHO,MUCHO AMA: LOS DOS DEUDORES Y SACREEDOR 

    cas 7, 36-50

    breve parábola narrada en el Evangelio de Lucas 7, 41-43 ilumina diversas situaciones de lablica de Jesús: frecuenta pecadores y pecadoras, al grado de asumir el derecho de perdonarlecados; una prerrogativa que, para los judíos de aquella época, solo le pertenece a Dios yglamentada por los sacerdotes en el templo. Jesús se encuentra comiendo en casa de Simóiseo, mientras narra la parábola, que por su belleza, amerita transcribirse, a continuación, to

    cena1:

    Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la m

    Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comicasa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume.38Y colocándose detrás de él, se prar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubesos y los ungía con perfume.39Al ver esto, el fariseo c¡ue lo había invitado pensó: "S

    mbre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadoPero Jesús le dijo: "Simón, tengo algo que decirte". "Di, Maestro", respondió él. 41 estamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta. 42Comían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?".43S

    ntestó: "Pienso que aquel a quien perdonó más". Jesús le dijo: "Has juzgado bien".

    lviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. me besaste; ella, en cambio, desde que entré, no cesó de besar mis pies. 46Tú no ungis

    beza; ella derramó perfume sobre mis pies. 47Por eso te digo que sus pecados, sus numercados, le han sido perdonados porque ha demostrado mucho amor. Pero aquel a quien rdona poco, demuestra poco amor". 48Después dijo a la mujer: "Tus pecados terdonados". 49Los invitados pensaron: "¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonacados?".50 Pero Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado, vete en paz".

    El amor embarazoso

    hospitalidad recibida en casa de Simón, el fariseo, es una intimidad embarazosa. La ocasiesenta cuando Jesús recibe una de las acostumbradas invitaciones a comer y que él acepta deado. Durante la comida, se presenta una mujer, conocida en el lugar por su mala fama. Sivitada ni pedir permiso a nadie, se acerca a Jesús, le moja los pies con sus lágrimas, se losn sus cabellos, se los besa y los frota con perfume. Sus gestos escandalizan porque se trata dcadora, como es etiquetada de inmediato por Simón. Incluso la atención de Simón se centra

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    pecadora, sino en Jesús: ¿cómo alguien puede ser considerado profeta cuando se deja lavas de esa manera? Entonces, quien es sometido a juicio no es la mujer, condenada automáticamo Jesús quien, al dejarse tocar por ella, se contamina con sus pecados.

    pecadora realiza unos gestos que desconciertan a Simón y a sus invitados: con sus manosbellos y sus lágrimas contamina a Jesús. ¿Cómo transmitir un evangelio tan escandaloso? ¡Solrábola puede hacer comprender el escándalo provocado por Jesús!

    Los dos deudores y el acreedor

    pasión de Jesús por los pecadores está llena de humanidad y de gratuidad, sin otras pretensibreve parábola aclara lo que está sucediendo en casa de Simón. Es tan breve como aguda y ap

    centro de la cuestión.

    parábola no revela de inmediato su impacto sobre la situación, habla de dos deudores

    eedor, y, como de costumbre, Jesús no dice el nombre de estos personajes, sino que su atenae en el centro del relato. El mismo acreedor ha prestado al primer hombre quinientos denarsegundo, cincuenta. La desproporción es notoria, porque los cincuenta denarios del seg

    udor se multiplican diez veces en el primero. Para darnos una idea, cincuenta denarios equivas meses de trabajo, y quinientos denarios corresponden a dos años y medio de trmprometido. Jesús aclara que ambos deudores no pueden restituir las sumas debidas yrdonados por su acreedor. Los personajes de la parábola nunca dicen nada: no se mennguna relación entre ellos ni un diálogo entre deudores y su acreedor. Toda la atención se conc

    el verbo "le perdonó", lo cual expresa el otorgamiento de la gracia a los deudores. Es la g

    acreedor lo que genera la pregunta de Jesús a Simón: "¿Cuál de los dos lo amará más?". Sdavía no se da cuenta de que forma parte de la cuestión y responde que el deudor al que rdonó más, amará más a su acreedor. ¡ Su respuesta lo desenmascara y lo inculpa! Si huado atento a la parábola, habría recordado que, precisamente porque un pecado es una deudcontrae, solo la gracia puede restituir la deuda que todos tienen con Dios. Se ve que Simó

    gra superar el trauma por la gracia que Jesús concede a la pecadora.

    A quien se le perdona poco, ama poco

    parábola cede el lugar al esclarecimiento de la situación. Simón es como el deudor densualidades laborales, por eso, no le dio agua a Jesús para sus pies, no lo besó ni le ung

    beza. La pecadora es como el deudor que debe dos años y medio de trabajo: nunca lograría sdeuda. ¡La única vía de salida para ambos es la gracia! El impacto más fuerte de la par

    dica en el perdón de sus pecados y el amor de la pecadora. Desgraciadamente, muducciones vierten la frase del versículo como: "se le perdonan sus pecados porque ha a

    ucho". En realidad, el original en lengua griega expresa la consecuencia del perdonarlcados: "Se le perdonan sus pecados, porque ha demostrado mucho amor". Si no se le hubrdonado sus culpas tan grandes no estaría en grado de amar; la mujer es capaz de amar porq

    ha concedido una gracia sin condiciones.

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    biendo recibido la orden de perdonar hasta setenta veces siete o por siempre (Mateo 18,21e está en condiciones de reconocer que la misericordia de Dios sobrepasa todo pecado hume nunca debería transformarse en un derecho adquirido para sí mismo o para otros?

    n Jesús, la misericordia de Dios se contamina con la miseria humana y la redime, convirtiéngratuidad de un amor sin condiciones. No hay ningún episodio más íntimo en los evangelios q

    ontecido en casa de Simón: una pecadora toca los pies de Jesús, se los lava con sus lágrimaseca con sus cabellos, y con sus labios se los besa. En los evangelios a nadie, ni siquiera

    adre, Jesús ha concedido tal intimidad. La misericordia de Jesús redime la miseria humanropearla, sin siquiera tocarla, sino dejándose contagiar.

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    II LA COMPASIÓN DE UNEXTRANJERO:

    L BUEN SAMARITANO

    cas 10, 25-37parábola del buen samaritano es una de las más provocadoras de Jesús. En el camino

    usalén, se encuentra a un doctor de la Ley con quien se enfrasca en un diálogo acerca de credar la vida eterna. El doctor piensa ponerlo a prueba con una de las cuestiones más debatuál es el mandamiento más importante de la Ley, de la cual depende la vida eterna? La situpira la parábola del buen samaritano que desentraña la enredada situación entre la Ley y su c

    Y entonces, un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, go que hacer para heredar la Vida eterna?". 26Jesús le preguntó a su vez: "¿Qué está esla Ley? ¿Qué lees en ella?". 27Él le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu coran toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo

    Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida".23Pero el doctor y, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: "¿Y quién es mi prójimo?". 30Jlvió a tomar la palabra y le respondió: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y caynos de unos bandidos, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo merto. 31 Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de laTambién pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. 33Pero un samaritano que via

    r allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. 34Entonces se acercó y vendó, sus herbriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo bergue y se encargó de cuidarlo. 35Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueñbergue, diciéndole: "Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver".36¿ Cuál ds te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladronesV.37 "El que mpasión de él", le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: "Ve, y procede tú de la misma maner

    El más importante de los mandamientos

    tre los diversos grupos religiosos de Palestina en tiempos de Jesús, parece que se debatíanestiones centrales acerca de la Ley de Moisés: ¿cuál es el mandamiento más importante? ¿Quprójimo al que se debe amar? La multiplicación de las leyes volvía necesario lograr una sínencial de la Ley En el otro platillo de la balanza, la cuestión de las tensiones políticas entrversos grupos, incluidos los samaritanos, requería que se definiera quién era el prójimo abía amar: ¿solo a quien pertenece al propio movimiento religiosos o también a quien compaen el único Dios, como sucedía con los samaritanos? Entonces, aunque la pregunta del doctdenciosa, pues intenta hacer caer a Jesús en una trampa, refleja cuánto se discutía entr

    versos movimientos de Palestina.

    primera parte del diálogo afronta la cuestión: ante la multiplicación de las leyes, el doctor

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    y y Jesús concuerdan en que el amor a Dios y al prójimo es la condición necesaria para hereda eterna. El doctor de la Ley menciona en su respuesta el pasaje de Deuteronomio 6, 5 y vítico 19,18 para unificar el amor a Dios y al prójimo. En ese momento, el doctor de la Ley incamino más insidioso: ¿quién es mi prójimo al que debo amar? ¿Mi hermano, mi parientigo, un extranjero o hasta un enemigo? ¿Se puede considerar prójimo a alguien que ignora el

    Dios? Con una estrategia magistral, Jesús conecta la parábola del buen samaritano con londamientos: habla del mandamiento del amor al prójimo para involucrar el amor a Diombrarlos.

    El sacerdote, el levita y el samaritano

    mo de costumbre, los personajes de la parábola son anónimos, mientras que la atención de centra en su identidad religiosa y étnica. Jesús parte de una situación lejana: en su camino usalén, no ha llegado ni siquiera a Jericó, y ya piensa en un hombre que baja de la ciudad saicó. El camino que unía las dos ciudades (a una distancia de veintisiete kilómetros) era peligrque lo atravesaba el valle Wadi Quelt. Mientras que Jerusalén se ubicaba a setecientos cinctros de altura, Jericó estaba cuatrocientos metros bajo el nivel del mar. Por eso, como cuen

    rábola, era necesario "bajar" de Jerusalén para llegar a Jericó. Jesús narra que algunos banaltan a un hombre y lo dejan medio muerto. La condición de ser un agonizante señala un purálgico de la parábola: ¿se puede tocar a un moribundo sin correr el riesgo de contaminarser casualidad se eligen tres personajes que, desde perspectivas diversas, están implicados estión del culto al único Dios: un sacerdote que sube a Jerusalén para su servicio en el templita que pertenece a la clase sacerdotal, pero puede no ejercer su servicio en el culto

    maritano. Aquí se tuerce la historia, porque la tríada comprendería a un sacerdote, un levitaaelita (Deuteronomio 18, 1; 27, 9). El samaritano es el tercero en discordia porque, segntalidad judía, es un impuro, debe considerarse extranjero.

    el diálogo entre Jesús y la samaritana, se señala el motivo principal de discordia entre aeblos: ¿en cuál monte se debe adorar a Dios? ¿En Jerusalén o en el monte Garizím? (Juan 4, 2

    gún la Ley de Moisés, cualquiera que tocara un cadáver quedaba impuro por una semana;ntaminaba y realizaba un acto de culto, debía ser expulsado de Israel (Número 19,11-13rma tenía mayor peso para el sacerdote, incluso cuando el difunto era su pariente (Levítico 2Así, Jesús elige una situación radical, donde el sacerdote y el levita se colocan ante la alternre la observancia de las reglas de pureza cultual y el socorro al moribundo.

    n embargo, es necesario aclarar que las normas cultuales no excusan al sacerdote ni al lrque, en situaciones como la de la parábola, también ellos están obligados a socorrer al moriben cambio, ambos lo ven y pasan de largo.

    nalmente, un samaritano ve al moribundo, siente compasión, lo cura y se encarga de cuidarloparábola crea un contraste insostenible: lo que no hacen un sacerdote y un levita, lo reali

    maritano que es un enemigo. El contenido de la parábola comienza a ser provocador porque aor de Dios no es garantía de amor al prójimo, es más, lo que se esperaría que hicieran qu

    nocen el amor a Dios (el sacerdote y el levita), lo realiza alguien definido solo por su divers

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    moribundo recibe la salvación de un extranjero!

    De la compasión al cuidado

    parábola alcanza un punto de inflexión cuando señala que un samaritano "se conmovióoribundo (v. 33); tanto es así que al final el doctor de la Ley reconoce que el prójimo es el quempasión de él (v. 37). Vale la pena detenerse en el verbo que expresa la compasiónmaritano. El verbo "compadecer" (splanch- nízomai) deriva del sustantivo splánchna, qu

    ego son las visceras humanas, incluido el corazón. De acuerdo con la manera común y corriennsar en tiempos de Jesús, con las visceras se refiere a los propios sentimientos: el ammpasión y la misericordia. El samaritano no se limita a mirar al moribundo, sino que se splicado en lo más hondo de su interior, y es tal la compasión visceral que pone en movimanto le es posible para salvarlo.

    verdadera compasión no es un sentimiento, sino una acción que produce el cuidado del otro.

    ús añade varios detalles del socorro del samaritano al moribundo: se le acercó, vend

    ridas, lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidperada la primera noche, que es la de mayor riesgo, el samaritano se preocupó de qoribundo viviera y le entregó al dueño del albergue dos denarios, que corresponden a dos jorntrabajo. Mientras se preparaba para reemprender su viaje, le garantizó al dueño del albergu

    había otros gastos, se los pagaría a su regreso.

    sde el inicio nada se dice del moribundo: no se define por su origen ni por su estado social. atención se centra en quien lo toma a su cuidado, hasta comprometer su persona.

    verdadera compasión se compromete por el bien y gana, a pesar de la inversión de tiemponero de parte de quien va al encuentro. Bien lo dice san Ambrosio de Milán: "No es la sangrecompasión quien crea al prójimo" (Exposición del Evangelio de Lucas 7, 84).

    El trastorno

    la pregunta del doctor de la Ley, Jesús responde con la parábola del buen samaritano; la parámina la vida porque pone de cabeza el modo común de pensar. A propósito de los debate

    oda en tiempos de Jesús, hemos visto que el del prójimo es de los más encendidos.

    ovimiento tenía una manera diferente de pensar al prójimo que se debía amar. Jesús proporciopuesta más original porque, apoyado en su relato de la parábola, invierte el debate. mienzo el prójimo es el moribundo, al final lo es el samaritano. El moribundo respondeegunta del doctor ("¿quién es mi prójimo?"), y el samaritano a la de Jesús: "¿Cuál de los trece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?". El doctor aún no enta de que está por tomar parte en la causa. Ante una verdad incontrastable reconoce qójimo ya no es el moribundo, sino quien ha tenido compasión de él. Así, es obligado a dapuesta que no quisiera: el prójimo es el samaritano, sin embargo, se cuida de nombrarlo com

    tonces Jesús le revela cómo la parábola ilumina la vida. Lo exhorta a entrar en la lógica

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    rmanecer en silencio sobre el amor a Dios?

    razón se halla en la Primera Carta de san Juan: "El que dice: 'Amo a Dios', y no ama rmano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermaien ve?" (4, 20). El gran riesgo que san Pablo y san Juan vislumbran es que, en nombre del amos, se puedan cometer en la Iglesia graves abusos y omisiones, pues es fácil ajustar el amor aos propias exigencias, pero es difícil amar al prójimo de carne y hueso. Entonces, no es el amos el que genera el amor al prójimo, sino que el amor al prójimo es el espejo del amor a

    tamente, para no engañarse, es oportuno regresar a la fuente: el amor que Dios nos tiene.su primera carta, precisa san Juan: "Nosotros amamos porque Dios nos amó primero" (4

    anto más se es alcanzado por el amor de Dios, tanto más se está en condiciones de amar al otr

    amor al prójimo no nace de un proyecto social, ni por simple altruismo: ¡sería como una lluvrano! Sin embargo, es el amor de Dios y el de Jesús por los seres humanos el que nos proporestado inquieto en el cual nos vemos impulsados, "a fin de que los que viven no vivan más p

    smos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos" (Segunda Carta a los Corintios 5, 15).

    parábola del buen samaritano da sentido a la vida humana: hacerse prójimo del otro, puefinitiva, Dios se aproximó y sigue inclinándose en Cristo sobre las heridas humanas.nteamiento reclama el compromiso del doctor de la Ley y le impone el cambio de mentalidatrata de escoger entre el amor a Dios y al prójimo, sino de reconocer que quien ama al here ve ama siempre a Dios a quien no ve, mientras que -amarga realidad de la vida humanmpre sucede lo contrario. El amor a Dios transita por el amor hacia el otro, del cual es nececerse prójimo.

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    V. EN BUSQUEDA DE LA OVEJA Y LAMONEDA PERDIDAS Y ENCONTRADAS

    cas 15, 1-7

    capítulo quince del evangelio de Lucas es uno de los más bellos del Nuevo Testament

    sfondo es la compasión de Jesucristo por los pecadores, explicada con tres parábolasarábolas de la misericordia" (la oveja encontrada, la moneda recuperada y el padre compasivceden una tras otra sin interrupción. Sin embargo, está bien separar las dos primeras parábolao porque la tercera está mucho más desarrollada, sino también por los epílogos difereentras las primeras dos parábolas se cierran con una fiesta, la tercera nos deja en suspense si el hermano decidió participar en la fiesta por el regreso del menor o si toma otro camino

    odos los publícanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. 2Los fariseos ycribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos". 3J

    dijo entonces esta parábola:4"Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acasventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? 5Y cuencuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, 6y al llegar a su casa llama aigos y vecinos, y les dice: 'Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me h

    rdido'. 7Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un cador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse". 8o también: "Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámprre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? 9Y cuando la encuentra, llama a sus amvecinas, y les dice: 'Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perd

    Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecadoconvierte".

    Las diversas categorías de pecadores

    tiempos de Jesús, se distinguían cuatro categorías de pecadores: físicos, raciales, sociaorales. Parece que él se relacionó con todas las categorías mencionadas. La primera categorcadores era física y se debía a la concepción de que toda lesión estaba referida al pecadofermedades eran consecuencia del pecado y no una condición natural. Cuando Jesús curago de nacimiento, los discípulos le preguntan si su ceguera depende de sus pecados o los d

    ogenitores (Juan 9, 1-2). Además de la relación entre pecado y enfermedad, entre la poblestinense, estaba muy difundida la idea de que solo Dios podía perdonar los pecados, cuallagro debía corresponderse con la purificación en el templo. Jesús se arroga el derechrificar el pecado cuando cura a un paralítico descolgado del techo de la casa (Marcos 2, 1te gesto es visto como una blasfemia que escandaliza a los presentes.

    segunda categoría de pecadores era racial: a los extranjeros los consideraban pecadores pobservan la Ley según las tradiciones judías. En esta categoría, entraban los samaritanos

    ntiles que vivían en Palestina: la sumisión a la Ley de Moisés permitía ser liberados de esa f

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    pecado. Por eso, a los gentiles no se les permitía entrar en el Templo de Jerusalén, sino queligados a respetar los confines de la santidad del lugar, bajo pena de lapidación y contaminlugar sagrado.

    significado racial de la palabra "pecador" se le añade un significado social, destinado bradores de impuestos o publicanos, contratados para recaudar las tasas debidas al pperial.

    uiparados con los usureros, los publícanos se sostenían de los intereses que añadían puestos. Entre sus discípulos, Jesús escoge a Leví, hijo de Alfeo, a quien invita a seguirlo cuá sentado en su banco de cobrador de impuestos. Para subrayar la reincorporación de este gpecadores, Jesús cuenta la parábola del cobrador de impuestos y el fariseo en el templo (L 9-14), en la cual nos detendremos.

    última categoría de pecadores era ética y comprendía a los usureros y a las prostitutas. Hservado que la mujer que lava los pies de Jesús en casa de Simón, es una pecadora. La samarn quien Jesús se detiene a conversar, tuvo cinco maridos y vive con uno que no es el suyo (Ju

    30). Jesús afirma que ha sido enviado para curar las heridas de todos los pecadores sin excdie. Naturalmente, por este tipo de amistades, es acusado de ser un pecador (Juan 9, 24-25ve con pecadores. Pero los milagros desmienten la acusación, porque un pecador no puede

    prodigios que él realiza, y las parábolas explican las razones que lo llevan a frecuentar cadores.

    1 pastor y la oveja encontrada

    ús no fue el primero en elegir el ambiente campestre para hablar de la relación entre el pasto

    eja. El profeta Ezequiel relata la amplia parábola contra los pastores de Israel, la cual puede hpirado la parábola de Jesús:

    Yo mismo apacentaré mis ovejas y las llevaré a descansar -oráculo del Señor-. 16Buscaréeja perdida, haré volver a la descarriada, vendaré a la herida y curaré a la enferma, erminaré a la c¡ue está gorda y robusta. Yo las apacentaré con justicia (Ezequiel 34, 15-16

    n embargo, la parábola de Jesús es paradójica! El trasfondo es un pastor que tiene cien ovejapierde una, deja las noventa y nueve restantes en el desierto y se encamina a buscar a la per

    a vez encontrada, la carga sobre sus hombros, vuelve a casa, convoca a sus vecinos y amigosde que gocen con él. La paradoja está en la pregunta con la cual Jesús describe la escenstor. Ante la cuestión de quién tomaría semejante opción, en realidad, nadie dejaría a las noveeve en el desierto por una sola que no está seguro de encontrar. El paradójico modo de actuastor explica el de Jesús: cuantos consideran o presumen no tener pecado son como las noveeve ovejas abandonadas a sí mismas, sin pastor. El riesgo que enfrentan las noventa y nueve oel desierto y la perdida muestra una diferencia sustancial: la perdida exige ser buscada, miee las otras se piensan aseguradas.

    gozo conecta la parábola a la vida: encontrar a la oveja perdida es el gozo del pastor y de ienes se alegran más por un pecador convertido que por noventa y nueve justos que no nec

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    nvertirse (o se ilusionan con no necesitarlo). Es conmovedora la manera en que Jesús entiennversión: no es fruto del sujeto que se convierte, sino de la acción de Dios que busca a quienrdido. La conversión es siempre la acción de la gracia, concedida por quien carga a la rdida sobre su espalda y regresa a casa; puesto que es originada por la gracia, la conversión

    compartida. A los fariseos y los escribas les queda la opción: o comparten el gozo dnversión, concedida a los publícanos y los pecadores, o la obstaculizan, cayendo en la presupoder quedarse en el desierto, como un rebaño sin pastor en brazos del peligro.

    r tanto, la participación humana en la conversión es importante, sobre todo, porque las personn débiles como las ovejas. Sin embargo, el peso de la parábola no radica en las noventa y nejas ni en la encontrada; en otras palabras: no es necesario perderse para ser encontradandonarse en el desierto para no ser buscados por Dios; todas las acciones son del pastor y n

    ovejas; para subrayar el origen divino de la conversión, se ha añadido la parábola dacmas.

    El ama de casa y la moneda recuperadasituación inconcebible del pastor y sus ovejas adquiere un tono más natural con un ama de

    e pierde una dracma y se empeña de todas maneras en encontrarla. Una vez recuperada, la mnvoca a las amigas y las vecinas, las invita a gozar con ella por haber hallado la dracma permbién es análoga la conclusión de la parábola: ante los ángeles de Dios, hay más gozo por uncador que se convierte.

    primera vista, parece que el contenido de ambas parábolas sea el mismo: a las cien o

    rresponden las diez dracmas y a la oveja perdida corresponde la dracma extraviada. En reaora la atención se centra en el empeño de la mujer por hallar la dracma perdida, la cualucho menos que una oveja. En tiempos de Jesús, una dracma tenía el mismo valor que un dena jornada de trabajo de un empleado. A pesar del valor relativo de una dracma, el ama dene todo su empeño en hallarla. En la parábola, no se especifica el estado social de la mujyo caso, la condición de pobreza explicaría por qué tanto afán en hallar la dracma peremás, la atención se centra en la búsqueda meticulosa y el gozo compartido por haber halla

    acma perdida. La dedicación y el gozo son los que confieren el valor real a la moneda, y or nominal de la dracma. Una moneda es inanimada; esto subraya la conversión concebida

    ción penetrante de la gracia de Dios y no como respuesta humana. La más breve de las parála misericordia no relaciona la moneda hallada con las otras, como, en cambio, sí pasa c

    eja perdida y las noventa y nueve, y el hijo menor y el mayor. El ama de casa busca la dracmvalor que tiene para ella y no respecto de las otras monedas. Aunque solo hubiera un pecdría la pena buscarlo, encontrarlo y gozar.

    Jesús y la comunidad con el rostro del pastor

    gresemos a la relación entre el pastor y las ovejas: profundicemos con los evangelios de Juan

    ateo. En el evangelio de Juan 10, 1-16, Jesús describe al buen pastor (que podría traducirse

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    lo pastor) con quien se identifica. l es el buen pastor porque conoce el nombre y da la vids ovejas. El pastor es diferente de los mercenarios y de los ladrones en su manera de cuidarejas; el mercenario solo está interesado en su propia ganancia, el pastor se entrega por las oeste lo que cueste, y, al mismo tiempo, estas aprenden a familiarizarse con él. Mientras el lba las ovejas, el pastor vive y se dona por sus ovejas. ¡Lo que distingue al mercenario y al l

    pastor es el peligro! Cuando ve acercarse al lobo, el mercenario abandona a las ovejas y rque no le interesan las ovejas. El pastor no se reconoce por el oficio que realiza, sino frenteuebas y los peligros que afronta: cuando llega el momento de decidir si huye y salva su pell

    edarse y perderlo por sus ovejas. En esta donación total de sí mismo hasta la muerte, Jesúsen (y el bello) pastor: de una belleza que no proviene de su aspecto, sino del quedarse coejas cuando están en peligro.

    en el discurso del buen pastor, Jesús se caracteriza por la coherencia de quien se dona a sí msta derramar su sangre, el Jesús del evangelio de Mateo añade una nueva dimensión a la relre el pastor y las ovejas. En Mateo 18, 12-14 se narra la misma parábola de Lucas 15, 4-7, pe

    ntexto es diferente: se encuentra en el entorno del discurso sobre la Iglesia. La primera partcurso está dedicada a los "pequeños" que deben ser acogidos en la comunidad cristiana, y cu

    n la parábola del buen pastor. El contexto diverso desplaza la atención sobre el impacto rábola: "De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno soos pequeños" (Mateo 18,14). La Iglesia está directamente implicada en la parábola porque le confía la voluntad del Padre: que ningún pequeño se pierda. La Iglesia asume el rostrdre misericordioso cuando es una madre en búsqueda de la oveja perdida: no olvida a las nonueve ovejas en el campo, pero se alegra por la que ha encontrado. Ahora se ve claramente qrábola del buen pastor compromete a la Iglesia y a sus pastores. Los pequeños que no encuegar en la sociedad adquieren derecho de ciudadanía en la comunidad cristiana, que no solo ogerlos, sino también buscarlos con el riesgo de no encontrarlos. A una Iglesia que toma el ca

    mple del puritanismo y del eficientismo, Jesús contrapone una Iglesia que pone en el centro queños. Si la Iglesia está donde dos o tres están reunidos en el nombre de Jesús, el rostro de Cla Iglesia es el de los pequeños.

    essandro Manzoni ha reelaborado con genialidad la parábola de la oveja encontrada, en data los encuentros del innominado con Lucía y el cardenal Federico Borromeo. No podenernos en los capítulos XXI y XXIII de "Los novios prometidos", pero los recomendamos pleza 2. Solo apuntamos que los capítulos giran en torno a la frase de Lucía, cuando se encu

    n el innominado: "Dios perdona muchas cosas, por una obra de misericordia". La afirmaci

    pide al innominado el suicidarse durante una noche angustiosa, y, al día siguiente, llega el carderico. El cardenal, por su parte, reconoce su culpa y se reprocha que debería haber scarlo, en vez de esperar la visita del innominado; he aquí la relectura de la parábola: "Dejemnoventa y nueve ovejas... Se hallan seguras en el monte: yo quiero estar ahora con la que se raviado. Esas almas quizá se sientan ahora más contentas, que viendo a este pobre obispo. Qos, que ha obrado en vos el prodigio de la misericordia, difunde entre ellas un júbilo cuya n no conocen".

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    V. UNA COMPASIÓN EXCESIVA:

    L PADRE MISERICORDIOSO

    cas 15, 11-32

    n todo respeto hacia las dos primeras parábolas de la misericordia, el ser humano es erente de una oveja y, con mayor razón, ¡de una moneda! Muy consciente de la enorme difereús teje un relato que es una obra de arte. Nos hallamos ante la parábola por excelenciarecido reconocimiento, a condición de que se le cambie el título: no "el hijo pródigo" y tampadre bueno", sino "el padre misericordioso" o "compasivo". Ahora releamos la parábol

    da su riqueza y su profundidad.

    Jesús dijo también: "Un hombre tenía dos hijos. 12El menor de ellos dijo a su padre: 'Pame la parte de herencia cjue me corresponde'. Y el padre les repartió sus bienes. 13Pocosspués, el hijo menor recogió todo lo cjue tenía y se fue a un país lejano, donde malgastónes en una vida licenciosa. 14Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miser

    juel país, y comenzó a sufrir privaciones. 15Entonces se puso al servicio de uno dbitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. 16Él hubiera deslmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. 17Entocapacitó y dijo: '¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy riéndome de hambre!18Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé cont

    elo y contra ti; 19ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleEntonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio

    nmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. 21El joven le dijo: 'Paqué contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo'. 22Pero el padre dijo arvidores: 'Traigan en seguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dendalias en los pies. 23Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejeporque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado'. Y comfiesta. 25El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música ros que acompañaban la danza. 26Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntónificaba eso. 27Él le respondió: 'Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el tergordado, porque lo ha recobrado sano y salvo'.28Él se enojó y no quiso entrar. Su padre s

    ra rogarle que entrara, 29pero él le respondió: 'Hace tantos años que te sirvo, sin hsobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fn mis amigos.30 ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienejeres, haces matar para él el ternero engordado!’. 31Pero el padre le dijo: 'Hijo mío, tú empre conmigo, y todo lo mío es tuyo. 32Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado'".

    Más allá de cualquier retribución

    parábola del padre misericordioso es una gran madeja que puede desenrollarse escogiendo u

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    hilos que la forman. Escojamos el que nos parece el hilo más importante y más enredadribución. Ya desde el comienzo, Jesús señala el tema de la retribución, el cual forma parte drechos humanos más naturales. Un hombre tiene dos hijos; uno de ellos le pide lo qrresponde, y el padre divide su legado. En aquella época, la Ley judía establecía qmogénito recibiera dos tercios, mientras que al menor le correspondía un tercio de la hereuteronomio 21, 17). Sin oponer resistencia, el padre entrega al hijo menor la parte qrresponde. Mientras el menor despilfarra su dote viviendo de manera disoluta en una región leotra parte del patrimonio está a buen resguardo y es administrada por el hijo mayor. Segú

    uitativo y justo modo de pensar, si el hijo menor regresara, no tendría nada qué esperar por su padre y su hermano mayor. La grave culpa del hijo menor podría ser, como máxrdonada, ¡pero nunca olvidada!

    nque tal vez el padre olvidara ese triste paréntesis, siempre estará el hijo mayor dispueordárselo a ambos. Así sería respetada la ley de la retribución: la recompensa del bien a q

    mple el bien, y la del mal a quien hace el mal.

    realidad, la parábola transgrede desde la misma raíz esta ley de distribución patrim

    velando el excesivo amor del padre. El padre no espera a sus hijos estando en la casa, no veel menor realmente se arrepintió, no pregunta dónde quedó su parte de la herencia, sinoganiza una fiesta llena de música y bailes. Inconcebible también es cómo el padre se comportmayor: no lo espera cuando regresa del campo, donde trabaja para bien de la familia, ni le pirecer sobre cómo actuar con el menor. La parábola que revela el rostro más humano de Dirata con exceso y no como defecto: a Dios no le falta humanidad, ¡la sobrepasa!

    contraste con el padre que transgrede la ley de la distribución de la herencia, los hermangran ir más allá de la lógica del dar para recibir. El hijo menor recibe la parte de la herenci

    corresponde, la despilfarra con prostitutas y decide regresar a casa cuando está en el límite derzas. El hijo menor no regresa con su padre porque esté arrepentido, sino porque no contrar una vía de salida. En tal condición, lo que más se puede imaginar es ser tratado comolos muchos trabajadores en casa de su padre; no lo motiva el arrepentimiento, ¡sino el hambre

    hijo mayor también está dentro de los límites de la retribución: ha servido a su padre duos, nunca ha transgredido un solo mandato y espera que él le dé por lo menos un cabritotejar con sus amigos. Frente a la compasión del padre, el mayor lo acusa de haber transgredincipio de la retribución; no logra considerar al mismo hijo de su padre un hermano, sino q

    fine solo como "ese hijo tuyo". Encasillar al padre en el nicho de la retribución le imonocer su paternidad y su fraternidad con el otro.

    gunos comentaristas subrayan la ausencia de la figura materna en la parábola. En realidad, coo conductor se refiere a la distribución del patrimonio familiar, tal derecho/deber está entrmpetencias del padre y no de la madre. En su Carta a los Gálatas, Pablo recuerda que el benla herencia para los hijos corresponde al padre, quien puede establecer la repartición có

    ándo lo desea (4,1-3). Profundicemos la excesiva compasión del padre con respecto a sus hijo

    El padre sale de la casa en dos ocasiones

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    tre los muchos y diversos conflictos que se verifican dentro de los muros domésticos, es difizá imposible imaginar a un padre que abandona la propia posición para alcanzar a un hijien se ha perdido el rastro. Si ya de entrada el título "el hijo pródigo" propuesto para la parinadecuado, se debe a que el protagonista indiscutible es el padre, que se vincula a los dos he transgrede el derecho de la distribución hereditaria.

    comienzo del relato, el padre se limita a escuchar la solicitud del menor. No se ofrece ninplicación sobre las razones por las cuales el hijo pide lo que le corresponde. ¿Por qué

    nflicto para el hermano mayor? ¿No comparte la manera de actuar de su padre? ¿O es polumbra la exigencia de una vida independiente? Cualquier motivo es silenciado, pues al narle interesan las razones, sino el rápido alejamiento del hijo de la casa paterna. Luego de descvida disoluta del hijo menor, el padre regresa a escena para realizar unos gestos increíblesde lejos a su hijo -subraya que lo espera desde que se alejó de la casa- y siente compasión, u encuentro, lo abraza y lo besa (v. 20). Por unos instantes, le da oportunidad a su hijo para q

    ga lo que él ha preparado en vistas a su regreso. Lo interrumpe antes de escuchar su petición dtado como un jornalero y ordena a los servidores que traigan la mejor ropa, que le pongallo en el dedo y sandalias en los pies, que maten el ternero gordo y que lo festejen. De toda

    ciones que el padre realiza con su hijo menor, la más decisiva en el desarrollo de la parábolantrada en el verbo "sintió compasión" (se conmovió profundamente, v. 20). El padre ceralmente a su hijo perdido, al punto de sentir la pasión humana más profunda.

    mos encontrado el mismo verbo en el desarrollo de la parábola del buen samaritanonmovió" (Lucas 10, 33; 15, 20). La compasión del samaritano por el moribundo es la mismdre por su hijo perdido. Sin compasión es imposible correr al encuentro de su hijo, abrazantegrarle su dignidad perdida. Bien dice Juan Pablo II, en la encíclica Dives in misericordia misericordia), donde dedica el cuarto capítulo a esta parábola: "La fidelidad del padre a sí m

    á totalmente centrada en la humanidad de su hijo perdido, en su dignidad" (DV 6). En el centparábola, se encuentra la misericordia del padre y no su bondad.

    la bondad es una cualidad del carácter, la misericordia es una dimensión que madura en el ine concreta en acciones por el prójimo. La prueba más dura todavía está por llegar, y se ve

    ando se añade el nexo del modo de pensar del hijo mayor. Es dramático el rechazo del mien decide no entrar en la casa; su ira lo petrifica ante la puerta que ha cruzado muchas vtonces el padre decide salir de la casa otra vez y suplicarle. En esta ocasión, el precio es máe el pagado por el hijo menor: ¡el padre debe padecer un reproche que se le hace con todo de

    mayor lo acusa hasta de avaro, no dispuesto a darle ni un cabrito para festejar con sus amigodre en contradicción consigo mismo es aquel que no retribuye a quien le es fiel, mientras quetar el ternero gordo para quien ha despilfarrado su herencia. La ira conduce al hijo magiversar la verdad que conoce desde el principio: frente a la petición del menor de la herencicorresponde, el padre no opone resistencia; tres cuartas partes del patrimonio familiar soyor. La misericordia del padre es inmensa: podría responder que, mientras esté en su casa,ien manda. Según el derecho patrimonial, mientras viva, ¡puede hacer lo que quiera con sus bivez de eso, el padre se pone en la situación del hijo mayor y lo invita a reflexionar sobr

    aciones. Es inmensa la ternura con la cual se dirige al mayor: aunque nunca lo denomina "pa

    sí lo llama "hijo mío" (teknon): una palabra que denota una relación íntima. El padre reconoc

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    patrimonio restante es del mayor, pero no le interesa. Más que nada, su preocupación se centcontraste de "ese hijo tuyo", el cual le ha reprochado el mayor, para transformarlo en "tu hermconversión profunda que el padre espera no es la del menor, quien ha regresado a la casa pootra manera hubiera muerto de hambre; es, sobre todo, la del mayor, incapaz de reconocer

    dre y a su hermano.

    tes de "una Iglesia que sale al encuentro", existe "un padre que sale al encuentro" y es el rábola: por su excesiva compasión hacia sus hijos, no se queda en una sala cómoda, sino que

    encuentro del menor y alcanza al mayor para inundarlo con su misericordia.

    El hijo muerto y vuelto a la vida

    anto más se aleja de su padre, más se sumerge en una degradación sin fondo: este es el dramo menor. Luego de recibir la parte del patrimonio que le corresponde, el hijo emigra hacia

    gión lejana, donde despilfarra su patrimonio y vive de manera disoluta. Si en aquella regióna piara de puercos, quiere decir que se encuentra fuera de tierra santa, donde no se permitedos, pues se consideran animales impuros. Entonces, apacentar cerdos es, para el hijo men

    s bajo nivel de humillación, a tal punto que no le dan ni las bellotas que comen los cerdos. Cun Agustín de Hipona relee su vida, antes de la conversión, se le viene a la mente la condicióo menor:

    Me dispersé lejos de ti y erré, mi Dios, en el tiempo de la adolescencia, por caminos muy lejanestabilidad. Así llegué a convertirme yo mismo, en un país de miseria" (Confesiones 2, 10, 18

    máxima indigencia conduce al joven a entrar en sí mismo y reflexionar sobre la situación a lllegado. Se reprocha la condición de los jornaleros de su casa paterna: mientras él no pue

    uiera comer las bellotas, aquellos tienen pan en abundancia. Entonces decide emprender el caregreso para pedir a su padre que lo trate como uno de sus asalariados, con tal de no mormbre. Viéndolo bien, el hijo menor reconoce haber pecado contra el cielo y contra su padresta ser tratado como un trabajador. Finalmente, lo que le interesa es recibir pan para commo no encuentra otra solución, emprende el camino de regreso.

    be ser enorme la vergüenza que el hijo experimenta ante su padre, quien le sale al encuentraza y lo besa. Inmerecida es la compasión del padre, capaz no solo de saciar el hambre de suo de concederle, además, la dignidad perdida. Con toda prisa, sin pedirle explicaciones ni

    culos, viste al hijo con la mejor ropa, anillo en el dedo y sandalias en los pies. Antes de verdre estaba reducido a ser un jornalero, no tenía ya la dignidad de hijo, sino la indignidad dmales impuros a los que está prohibido comer.

    desde la casa paterna se oye música y coros que acompañan al baile, quiere decir que el padntegrado al hijo en la familia: estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue enconque le devuelve la vida a quien está muerto no es el arrepentimiento, sino la excesiva comppadre por un hijo que es una creatura nueva e inicia una nueva vida. La compasión del pad

    á formada solo de una conmoción, sino que también se transforma en pasión, capaz de hacer s

    da donde hay muerte.

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    "Este hermano tuyo"

    l vez sea una casualidad, pero en la Sagrada Escritura los hijos mayores y los primogénitozan de buena suerte: destinados a ser hijos de la promesa y de la herencia, experimentan la erte de quien es privado de un derecho natural. Eso lo sabe Caín con respecto a Abel, Esacob, los hijos de Jacob con José, incluso los hijos de Jesé con respecto a David.

    enorme paradoja de la historia de la salvación es que la ley divina de la primogenitu

    ebrantada por Dios mismo poruña razón de capital importancia: en la retribución y en la hervina, todo debe quedar en el terreno de la gracia y no en el del derecho. En la parábola, el sericordioso reconoce que el patrimonio es del hijo mayor, pero le pide cambiar de mentalida

    y una parábola dentro de la parábola y es aquella donde el protagonista es el hijo mayor. Recampo, donde trabaja para el padre, escucha la música y los coros, llama a un sirviente qu

    orma de lo que está ocurriendo. El sirviente debe haber echado más leña al fuego, porque coena dosis de ironía, le dice que su hermano menor ha regresado y su padre ha mandado manero engordado. Es incontenible la furia del mayor: decide no entrar en la casa y, cuando su p

    alcanza, para suplicarle que ingrese, despotrica contra todos. Acusa a su padre de ser un avarle da ni un cabrito y a su hermano menor de ser un perverso, que ha despilfarrado sus bieneostitutas. En el centro de esta "parábola dentro de la parábola", se encuentra el verbo "se en su padre. El furor lo ciega y le impide mirar bien: su hermano está sano, estaba muerto,ora está vivo, estaba perdido y ha sido recuperado. Sus ojos ven el pecado cometido prmano, pero no el bien que su padre le ha reservado. La culpa que el padre no reprocha la denhermano. Por el hijo mayor venimos a enterarnos de que el menor despilfarró sus biene

    ostitutas. El hijo mayor pareciera el autor del Libro del Eclesiástico, que recomienda: "Nregues a las prostitutas, para no arruinar tu patrimonio" (9, 6).

    parábola no cuenta el alegre o triste final acerca de la decisión del mayor. Tampoco snvencido por su padre de entrar en la casa. No dice si decidió cobrar la herencia qurrespondía para abandonar la casa paterna. Ni si vio a su hermano frente a frente. La del sericordioso es una parábola abierta que señala a los oyentes la responsabilidad de sus prcisiones: si establecen relaciones según el derecho o la justicia distributiva, o retoman el sentuoso de la gracia y la misericordia. En la segunda opción, se está obligado a no juzgar al pmo un ingrato por tenerle misericordia al pecador y a alegrarse porque el pecador, estando mvuelto a la vida.

    las parábolas de la oveja y de la dracma se cierran positivamente, el final de la del psericordioso termina con el silencio. A cuantos critican a Jesús, quien acoge y comeblicanos y pecadores, se les consigna la responsabilidad de decidir: ¿cómo evaluar las relacn Dios, que es Padre, y con el prójimo, que es hermano?

    Siervos y no jueces de la misericordia

    a obra de arte se puede contemplar desde ángulos diversos, y cada uno encierra signifi

    riados y nuevos. Pocos comentaristas de esta parábola se detienen en profundizar el papel d

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    vientes, que consideran como natural. En realidad, hay una notable tensión entre las dos partparábola: por una parte, los sirvientes participan del encuentro festivo del padre con sunor; por la otra, uno de ellos comunica al mayor, quien regresa del campo, lo que está pasancasa. Todos los sirvientes presencian el encuentro entre el padre y el menor y siguen las órdibidas: sacar las mejores ropas, vestirlo, ponerle un anillo en el dedo y sandalias en lostar el ternero engordado y participar de la fiesta. Los sirvientes han escuchado también el mncipal que ha llevado al padre a ordenar tantas acciones: su hijo estaba muerto y ha vuelto

    da. Los sirvientes están al servicio de la misericordia, y no se les concede ninguna objeción a

    cesiva misericordia del padre. Les quedan sus tareas: vestir al hijo menor y organizar la fiestnificativo que el padre, además de revestir a su hijo de la dignidad perdida, involucra vientes en una misericordia compartida.

    la segunda parte, uno de los sirvientes es interrogado por el hijo mayor y se limita a decirrmano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado savo" (Lucas 15, 27). El contraste de los servidores en la primera parte y el sirviente de la segnotorio y demuestra que este último reduce la misericordia de su patrón a una injusticia cono mayor. El sirviente se limita a comunicar el sacrificio del ternero y la condición físic

    nor. No recuerda la compasión del padre por su hijo, ni los gestos en los cuales ha particio solo la orden de matar al ternero. También él razona según la lógica de la retribución, cimenlos méritos y no en la gracia. El sirviente sabe bien que, mientras han matado el mejor te

    ra el hijo menor, el mayor no ha recibido ni siquiera un cabrito para festejar con sus amigoas palabras, parece que el sirviente le dijera al mayor: "¡Mira qué clase de padre tienesediencia vale menos que un cabrito, mientras el despilfarro de tu hermano vale el mejor ternjustamente la noticia del ternero la que enciende la ira del hermano mayor.

    su ilimitada misericordia, el padre es juzgado por su hijo mayor y por el servidor, que redu

    mpasión a las cuentas de la retribución. Por tanto, en las relaciones de misericordia del padrs dos hijos, los servidores juegan un papel contrastante: ser siervos de la misericordia uperar una dignidad perdida, compartiendo el gozo de su patrón, o juzgar como injusta la exc

    mpasión del padre por su hijo recuperado.

    De las parábolas a la vida: el encuentro con Zaqueo

    s llamadas parábolas de la misericordia no piden ser interpretadas, sino que interpretan la vida uno: dan sentido a la existencia e inducen a considerarla de un modo nuevo.

    primera vista, hay un gran hueco para llenar entre Jesús, que se contamina al comer con pecadas tres parábolas del buen pastor, el ama de casa y el padre misericordioso, las cuales recuramente la compasión de Dios. ¿Pero qué tiene que ver Jesús, si solo a Dios le corresponrecho de perdonar los pecados?

    encuentro con Zaqueo (Lucas 19,1-10) cubre esa distancia entre el modo de actuar de Dios yús, veamos de qué manera.

    s etapas del encuentro son notorias: hay una multitud para recibir a Jesús a la entrada de Jerictranscurso de su viaje a Jerusalén. Zaqueo es alguien que se ha enriquecido como cobrad

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    VI. LO CONTRARIO A LAMISERICORDIA: EL RICO ANÓNIMO YEL POBRE LÁZARO

    cas 16, 19-31

    valor se aprecia cuando falta o se suplanta por su contrario. Como el bien con frecuenculado por el mal, a veces es necesario mirar el mal para reconocer el bien. ¿Cómo aprecsericordia? ¿Hasta dónde es posible confiar en la misericordia de Dios? El eco de lasrábolas de la misericordia resuena más fuerte, pero hay un enorme obstáculo por salvar: ¿Qusalva? ¿Cómo se salva?

    co antes de la parábola que estamos por comentar, Jesús pronuncia una penetrante imprecntra algunos fariseos que son avaros y se burlaban de él: "Ustedes aparentan rectitud ant

    mbres, pero Dios conoce sus corazones. Porque lo que es estimable a los ojos de los homulta despreciable para Dios" (Lucas 16, 14-15). La palabra del rico y el pobre Lázaro repa situación, según la cual: si por el estado social se es exaltado por los hombres, se será exalr Dios. ¡Pero Dios mira el corazón y no las apariencias!

    Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía esplénnquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, 21que ansciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas. bre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y

    pultado. 23En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vos a Abraham, y a Lázaro junto a él. 24Entonces exclamó: "Padre Abraham, ten piedad devía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque mas me atormentan".25 "Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bien

    da y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormAdemás, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren paquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí".27El

    ntestó: "Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, 28porque teco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de torme

    Abraham respondió: “Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen". 30"Mo, praham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán". 31 Abrapondió: "Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entreertos, tampoco se convencerán".

    Lo contrario a la misericordia

    parábola del hombre rico y el pobre Lázaro se coloca a sí misma en la línea del buen samaritpadre misericordioso. Sin embargo, es como una obra contrastante con respecto a la

    nturas precedentes. El relato comienza como en las otras dos parábolas: "Había un homb

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    ucas 10, 30; 15, 11; 16, 19). Aquí también se presentan dos escenas: el rico y Lázaro enundo, y el rico, Abraham y Lázaro en la otra vida.

    la escena aparece un hombre rico, que viste como rey y banquetea cada día, y Lázaro, el menrico viste ropas muy caras: la púrpura era un tejido de color rojo intenso, producto dndulas de un molusco, y estaba reservado al rey o a los nobles. Antes de ser crucificado, Jesú

    vestido de púrpura para que los soldados se burlaran de él en el pretorio (Marcos 15, 19-20).

    lino finísimo, blanco, delicado, se llevaba sobre la piel. Bastan las pistas iniciales para enta de que algo no anda bien: el rico viste como un gobernante, pero no es recordado pmbre; el pobre, que lleva su ropa pegada a una piel llagada, tiene un nombre, de hecho, es el úmbre que se menciona en todas las parábolas de Jesús; se llama Lázaro, que significa "Diudado". El Nuevo Testamento cita a otro Lázaro, el amigo de Jesús y hermano de Marta y Man 11, 1-2), a quien Jesús llama de la muerte, pero no es el pobre de la parábola.

    pesar de que Lázaro yace ante la puerta de la casa del rico, cuando muere es conducido al senraham. Algunas tradiciones toman "epulón" como nombre del rico, pero no es un nombre pro

    se encuentra en la parábola. Así comienza la ley del contrapeso: el rico, vestido como un reystinado al anonimato; el pobre tiene un nombre y es recordado eternamente.

    s dos actos que componen la parábola están desproporcionados: mientras que la aventura terambos protagonistas es pintada con unos cuantos brochazos (vv. 19-22), la del más al

    erminable y está atravesada por las súplicas del rico (vv. 23-31). Ambas escenas son contrasiguen la ley de la zozobra. En su vida terrenal, el rico festeja cada día, mientras a Lázaro no lsiquiera las sobras de la mesa; en el más allá, Lázaro es consolado, mientras el rico no tiene nta de agua para refrescarse la lengua. Los bienes que posee el rico y le son negados a L

    rante su vida terrena, son compensados con el consuelo a Lázaro y los tormentos al rico.mo en las parábolas que hablan en positivo de la misericordia, también en esta se asiste

    mbio inesperado de la situación, pero con una diferencia: ahora la zozobra es definitiva, poy dos obstáculos. El primer obstáculo es la puerta de la casa que impide, por voluntad dele Lázaro pueda ser socorrido. El segundo obstáculo es el abismo entre el infierno, doncuentra el rico, y el seno de Abraham, donde ha sido acogido Lázaro.

    desproporción entre el tiempo y la eternidad es expuesta por la ausencia del tiempo y plogo en la eternidad: ambos quedan sin conclusión. En el tiempo, el rico no sació el hambzaro; en la eternidad, Abraham no puede satisfacer las tres súplicas del rico: Lázaro no pviar los tormentos del rico ni siquiera con su dedo; el rico no puede ser reenviado al mundostiguar lo que sucede en el más allá; tampoco la resurrección de un muerto puede convertirco hermanos del rico.

    La piedad no escuchada

    enorme el contraste entre las tres parábolas de la misericordia y la del hombre rico y el p

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    zaro. Hasta ahora, cualquier súplica de compasión había sido escuchada: desde la condonal que el acreedor concede a sus deudores, hasta la súplica del hijo pródigo. En las paráuientes, son escuchadas las peticiones de la viuda insistente (Lucas 18, 1-8) y la súplicbrador de impuestos en el templo (Lucas 18, 9-14). De hecho, en el infierno, el rico emitplica muy parecida a la del cobrador: "Ten piedad de mí" (Lucas 16, 24; 18, 13). Pero es el úso donde la súplica de un hombre no es escuchada, porque la situación ha llegado eparable.

    s posible imaginar una situación irreparable para la infinita misericordia de Dios? Si, remos en la parábola del juez injusto y la viuda insistente (Lucas 18, 1-8), la oración persevecapaz de cambiar el corazón de Dios, ¿por qué la del rico no puede cambiar ni un poqui

    ndición? Estaríamos obligados a pensar que su situación se ha vuelto irreparable porque rnidad no existe el tiempo; sería la respuesta más lógica, pero no se mencionan en la parábola

    viraje de la parábola explica la razón principal por la cual la situación del rico no tiene reme

    ando el rico está en el infierno y ve a Lázaro en el seno de Abraham, lo reconoce y lo llam

    ces por su nombre. Así se autocondena con sus propias palabras: conocía a Lázaro durante surenal, pero siempre lo había ignorado. Con un fino arte narrativo, el momento del giro del dá conectado al contraste con las dos parábolas de la misericordia precedentes: "Lo vio y smpasión", se dice del buen samaritano (Lucas 10, 33). "Cuando todavía estaba lejos, su pado y sintió compasión", se repite acerca del padre misericordioso (Lucas 15, 20). Ahora, el ricAbraham a lo lejos y a Lázaro" (Lucas 18, 23). No "lo vio", como dicen muchas traducciones

    ve": el rico está obligado a ver a Lázaro en un presente sin fin, a quien no vio en el pasado.

    tonces, la situación es gravísima, porque la compasión solo es posible mientras el pobre

    rido ante la puerta del rico; después ya no tiene sentido, de hecho es imposible. La misericordos se inclina siempre en dirección del prójimo, y cuando este falta, no hay espacio ni siquierauella. No es casualidad que Dios nunca se menciona en la parábola: habla y actúa por medraham.

    n embargo, esta parábola de la misericordia, por el contrario, contiene también el camino conos oyentes para no caer en la situación del rico: Moisés y los Profetas o, como veremoselante, la Palabra de Dios. No basta con la resurrección de un muerto para convertir rmanos del rico, porque son los pobres en el mundo el camino para la salvación o la condena

    alquier rico. El pobre ignorado en el mundo ¡es reconocido por el rico en la eternidad!

    "Tuve hambre y no me dieron de comer"

    s parábolas que ponen su acento en la eternidad no se relatan para asustar a los oyentes, niscribir, como hizo Dante Alighieri en su Divina Comedia, el infierno, el purgatorio y el paás bien, con estas parábolas sobre el fin de la vida humana, Jesús habla de la eternidad mpo, o del futuro en el presente. Le interesa el hoy y apela a su fin para cuestionar ntemporáneos. La parábola del rico y el pobre Lázaro, con su desconocimiento y reconocim

    netra fuertemente en el tiempo de cada persona. Con su contraste entre el desconocimientbre, que yace ante el portón de su palacio, y su reconocimiento en la eternidad, esta par

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    ntinúa la del juicio final en el Evangelio de Mateo 25,31-46.

    en la primera parte de la parábola el Hijo del hombre bendice y acoge a cuantos, sin conocron de comer a los hambrientos y de beber a los sedientos, acogieron a los extranjeros, vistdesnudo, visitaron a los enfermos y a los encarcelados, en la segunda parte, es implacablien ha ignorado las llamadas "obras de misericordia corporales y espirituales". El criteriopara las ovejas de las cabras o quién es bendecido y quién maldecido, cierra la parábola yra todos: "Cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hic

    nmigo" o lo contrario (Mateo 25, 45). Cuanto se dice en general para las personas que no fcorridas en la parábola del juicio, vale para la parábola del rico y el pobre Lázaro. Lázaro mbre, pero el rico no le dio ni las sobras de su mesa; estaba enfermo o llagado, pero el rico itó; estaba desnudo, pero el rico no lo vistió; era un peregrino, abandonado ante su puerta, po no lo hospedó. Las obras de misericordia, enumeradas en la parábola del juicio final, mplieron en Lázaro, a quien el rico ignoró en vida, pero a quien es obligado a reconocempre.

    erca de la relación entre riqueza y pobreza que se reflejan en la parábola, son necesarias alg

    ecisiones, pues de otra manera se caería en fáciles idealismos que al final resultan inútilopósito, la parábola no menciona la razón por la cual Lázaro es conducido al seno de Abraentras el rico es destinado al infierno. Así se evita considerar santo al pobre por ser pobldito al rico por ser rico. Hemos podido observar que el giro de la parábola no se halla e

    ndiciones de Lázaro y del rico, sino en el reconocimiento de Lázaro que el rico es obligado el infierno.

    sí mismas, la pobreza y la riqueza no garantizan o excluyen un final positivo o negativo cio final, como sí lo hace la capacidad o incapacidad para ver y sentir compasión por el

    bre esto, el drama del hombre rico y Lázaro el pobre, son válidos para todo tiempo y lugar enlean. El rico, quien no ve al pobre en el tiempo, es obligado a reconocerlo en la eternidad, cutoda compasión es inútil.

    Moisés, los Profetas y el corazón humano

    or qué Moisés y los Profetas pueden convencer más que el regreso de un muerto del más allor qué la Palabra de Dios es la única condición para convertir el corazón humano a la compas

    ediante el Evangelio de Lucas es posible reconocer dos razones principales. Ante todo, porqsericordia brota del corazón humano, solo la Palabra de Dios es capaz de regarlo e impedir qque. Sobre este eje es iluminador el encuentro del Resucitado con los discípulos de Emaús. mera parte de la narración, "Comenzando por Moisés y continuando con todos los Profetaerpretó en todas las Escrituras lo que se refería a él" (Lucas 24, 27). Luego de reconocsucitado al partir el pan, los dos discípulos confiesan: "¿No ardía acaso nuestro corazón, mies hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?" (Lucas 24, 32). Cuando la Palabra denetra en el corazón es capaz de reencenderlo y sanarlo de toda forma de ceguera y de sordeelve capaz de ver lo que no podría. El rico de la parábola tiene una idea equivocada acerca

    nversión: que depende de un prodigio, como el resucitar a un muerto. No se da cuenta de q

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    nversión nace de la escucha de la Palabra de Dios y no si un muerto regresa de ultratumba.

    erca de la relación con la Palabra de Dios (Moisés y los Profetas), es decisivo el verboraham utiliza dos veces en su diálogo con el rico: Escuchar... "Tienen a Moisés y a los Proe los escuchen" (Lucas, 16, 29. 31). Desde el momento en que la Sagrada Escritura constituy

    mple conjunto de libros para leer, es incapaz de abrir los ojos del corazón humano. El rico, hiraham, lo convoca varias veces desde el infierno: "Padre Abraham... padre... Padre Abra

    ucas 16, 24. 27. 30). El rico debe conocer la Biblia al dedillo: la leyó, pero no la escuchó; y

    udió, no la acogió en su corazón. Por eso, le replica a Abraham que para convertir a sus rmanos es necesario mandar a Lázaro al mundo. La Escritura no es para leerla y estudiarlara escucharla como Palabra de Dios, capaz de convertir el corazón humano para abrirlo a la f

    rico de la parábola, quien conoce la Escritura como todos los hijos de Abraham, es semejanmbre rico que Jesús encontrará más adelante en Lucas 18, 18-23. El rico pregunta a Jesús quécer para heredar la vida eterna, conoce la Sagrada Escritura y ha observado los mandamisde que era joven. Solo le falta la opción determinante: vender cuanto posee, darlo a los pobguir a Jesús. El hombre se va triste porque es muy rico. El seguimiento nace de la Palabra ac

    el corazón, donde para habitar necesita un espacio que no es el de las riquezas. Paraascendencia" de la Escritura como Palabra de Dios, como la llama Benedicto XVI en Vemini, es necesaria la acción del Espíritu del Resucitado, de otra manera la Escritura perma

    mo una colección de libros y no se transforma en palabra viva. Una de las últimas accionesucitado es "abrir la mente" de los discípulos, a fin de que estén en condiciones de comprendcrituras (Lucas 24, 45).

    otra razón por la cual la Palabra de Dios es capaz de convertir el corazón humano se encuenrelación con los pobres. Si es inútil que Lázaro regrese de ultratumba para convencer

    rmanos del rico, se debe a que los pobres están en el centro del evangelio. Cuando se ignoravilece este contenido esencial del evangelio, es inútil que un muerto regrese a la vida: onocerían porque se trata siempre del pobre Lázaro y no de otra persona, con un nombre difer

    escena central de todo el Evangelio de Lucas ilustra la relación profunda entre la Palabra deoisés y los Profetas) y los pobres.

    comienzo de su ministerio, Jesús acude a la sinagoga de Nazaret. Le dan el rollo del prías, lo abre y lee el pasaje de Isaías 61, 1-2: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque m

    nsagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunceración a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar ungracia del Señor" (Lucas 4, 18-19).

    s pobres no están fuera ni son algo secundario, sino que se encuentran en el centro del evangparábola del rico y de Lázaro el pobre escandaliza por la enorme atención al rico. Sobrones por las cuales Lázaro es conducido al seno de Abraham no se dice ni una palabra, y

    rábola Lázaro no habla nunca. Más que nada, es la suerte del rico la preocupante: si, en el tie le fue otorgado, ignora a Lázaro, en la eternidad, está obligado a reconocerlo desde el inf

    mando su condena. Por eso, el papa Francisco afirma claramente en Evangelii gaudium: "Tomino de nuestra redención está marcado por los pobres" (197).

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    misericordia es una cuestión grave, y en nuestro tiempo hay dos maneras mortalmente riesgosmprenderla: como la misericordia de Dios es infinita, nos salvaremos como quiera queluso cuando en el nombre de Dios se juzga o se condena al prójimo; mientras que la miseric

    vina es un derecho adquirido, aquella por el prójimo es un deber que depende de la libertda uno.

    nguna de las parábolas de la misericordia llegan a estas conclusiones. La misericordia mpre en tres dimensiones y nunca es unidireccional (Yo, por mí mismo), ni bidireccional (

    os): es la dramática realidad de la parábola lo que ilumina la misericordia por lo inverso atonces, ¿qué es el infierno? Si existe, ¿cómo se conciba con la misericordia de Dios?

    misma pregunta formula Dostoievski, en Los hermanos Karamazov, al comentar de mmidable, esta parábola:

    adres y maestros, intento comprender: '¿Qué es el infierno?'. Pienso que esto: 'El sufrimiento der amar'. Por una vez, en la infinitud del universo, ilimitado en el tiempo y el espacio, lncedido a un ser espiritual, junto con su aparición sobre la tierra, la facultad para decirs

    sto y amo. Por una vez, por una sola vez, le fue dado un instante de amor activo, viviente, o le fue dada la vida terrenal, y con ella el tiempo y su término, y todo lo demás: rechazóortunado ser, el don inestimable, no lo apreció, no lo amó, lo miró de reojo con aire de desprse quedó insensible. En tal disposición, al partir ya de esta tierra, he aquí que ve el senraham, y conversa con Abraham, como se nos presenta en la parábola del rico y Lázaro, y obparaíso, y podría ir al Señor: pero precisamente esto es lo que lo atormenta, que el Señor hbido ir a él, que no ha tenido amor, y debería mezclarse con aquellos que han amado, él qurló del amor" (Parte segunda, libro sexto, capítulo tercero).

    el infierno es el sufrimiento de no poder amar, cada instante de la vida humana no vivido por icipa el infierno.

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    VII. ¿COMO CAMBIA EL CORAZÓN DEDIOS? EL JUEZ Y LA VIUDA

    cas 18, 1-8

    n cuáles tormentas de la vida humana se siente más la misericordia de Dios? ¿Cuándo es

    cesaria que los dones de Dios? ¿Cuáles son las condiciones para reconocerla? Jesús, angelio de Lucas, parece no tener dudas: en la oración se vislumbra el rostro misericordioos, que se irradia sobre la vida humana. Detengámonos ahora en la parábola dedicadanstancia en la oración, narrada dentro del fin del viaje hacia Jerusalén:

    spués Jesús les enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse:2a ciudad había un juez cjue no temía a Dios ni le importaban los homb