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.J p \.J. .:.,J P e 1 f\ f ,! \ Traducci6n de SOLEDAD LACLAU El populismo como espejo de la democracia Compilaci6n e introducci6n de FRANCISCO PANIZZA BIBLlOTECA· FLAeSa . EC Fecha: .i'&-Db-j.,(.uQ .: ------ _ .. -- _.. -_. Pro'·;ecdnr: \ an - .......... ---- .. ' .. - ---. I .. _--- .. - f '}(\ .. --- .. -- .. ....... - ---_ ..... _- .... _.;.;...-,;-- Benjamin Arditi - Sebastian Barros Glenn Bowman - David Howarth Ernesto Laclau - David Laycock Joseph Lowndes - Chantal Mouffe Oscar Reyes - Yannis Stavrakakis FONDa DE CULTURA ECON6MICA , ') Cj ! .., . ' t MEXICO - ARGENTINA - BRASIL - COLOMBIA - CHILE - ESPANA ESTADOS UNIDOS DE AMERICA - GUATEMALA - PERU - VENEZUELA I t I ... ........ ' ..... . (' f. '\1 .. .. 1_ ..... e•• .2=rgn

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Page 1: LACLAU Populismo Qué nos dice el nombre.pdf

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\Traducci6n de

SOLEDAD LACLAUEl populismo como

espejo de la democracia

Compilaci6n e introducci6n deFRANCISCO PANIZZA

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Benjamin Arditi - Sebastian BarrosGlenn Bowman - David HowarthErnesto Laclau - David Laycock

Joseph Lowndes - Chantal MouffeOscar Reyes - Yannis Stavrakakis

FONDa DE CULTURA ECON6MICA

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MEXICO - ARGENTINA - BRASIL - COLOMBIA - CHILE - ESPANA

ESTADOS UNIDOS DE AMERICA - GUATEMALA - PERU - VENEZUELA

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Page 2: LACLAU Populismo Qué nos dice el nombre.pdf

Primera ed icion en Ing les, 2005Prim era cd icio n en espano l. 2009

9

71

51

INDICE

III troduccion. EI populisnio COIIIO espejode la deinocraciaFran cisco Pa nizza .

I. Populisino: (.que nos dice el notnbre?

Ernesto Laclau .II. EI "j ill de la politico" y el desafio del populisino

de derecha

Cha n ta l Mouffe .

III. EI popII lisIII0 como periJeria inierna de la politicode111ocrdlica

Benjamin Arditi. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97IV. Conseruadurisnio skinhead : WI proyecto

populista[allido

Oscar Reyes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133V. Violencia consiitutiua e iinaginario nacionalisia:

la construccion del "pueblo" ell Palestinay la "ex Yugoslavia"Glenn Bowman . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 161

VI. De la violencia[undacional a la hegemonia politica:el populismo conseroador de George Wallace ./Joseph Lownd es. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 201

VII. Populismo y nueva derechaell el Canada inglesDavid Laycock . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 241

VIII. [ Popul ismo 0 denzocracia popular? EI FrenieDemocratico Unido, el operaismo y la luchapor la democracia radical ell SudtifricaDav id H owarth . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 283

IX. Religion y populisino ell la Grecia contetnportineaYannis Stavrakakis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 313

Titulo o rig ina l: Populism alld the Mirror of DemocracyISBN d e la ed ici6 n ori gina l: 1-85984-489-8© 2005 , Verso

A rrnado d e tapa: Juan Balag uer

Fo tocop ia r libros es ra penado po r la ley.

Prohib ida su rep rod ucci6n tot al 0 parcial p or cua lqu ierm ed io d e impresi6 n 0 di gi tal, en fo rm a identica, ext rac tadao mod ificad a, en espafiol 0 en cua lqu ier o tro id iorn a ,sin au to rizacio n expresa d e la ed ito ria l.

ISBN : 978-950-557-798-9

D.R. © 2009, FONDO DECULTlJRA ECONOMICA DE ARGE NTINA, S.A.EI Sa lvador 5665; 1414 Buen os Aires , Arge n [email protected] I www.fce.com. a rCarr. Picacho Ajusco 227; 14738 Mexico D.E

Co me n tarios y su gerencias:ed ito [email protected] .a r

1. Cie ncias Polit icas. I. Panizza, Francisco, compoII. SoledadLaclau, tr ad ,

IMPRESO EN ARGENTINA - PRINTED IN A RGENTINA

H echo el d ep osi to qu e p reviene la ley 11.723

CDD320

El p op u lismo como espejo d e la democraci a I co mp ilaci6 n acargo d e Fra ncisco Pani zza - l a ed . - Buen os A ires : Fo ndo d eCu ltu ra Econom ics . 2009.

432 p. ; 21 x 14 cm .- (So ciolog ia)

Trad ucid o po r: So leda d LaclauISBN 978-950-557-798-9

7

Page 3: LACLAU Populismo Qué nos dice el nombre.pdf

/

1. POPULISMO: LQUE NOS DICE EL NOMBRE?

Ernes to Laclau

TO DA DEFINICION presupone una perspective teorica que ot orgasentido a 10 que define. Este sentido -como afirma la propia no­cion de definicion- solo puede establecerse sobre la bas e de la di­ferenciacion del terrnino definid o respecto de alguna otra cos aque la definicion excluye. Esto. a su vez, presupone un terrenedentro del cual esas diferencias como tales son pensables . Es es teterreno el que no es inmediatamente ob vio cuando denorninamospopulista a un movimiento (7), a una ideologia (7), a una practicepolitica (7). En los dos primeros casos -movimientos e ideolo­gfas- , denominarlos populistas implicarfa diferenciar ese atributode otras caracterizaciones en el mismo ni vel de definicion, como"fascista", "liberal", "comunista", etc. Esto nos embarca inmedia­tamente en una tarea complicada y a la larga contraproducente:hallar ese ultimo reducto donde encontrariamos un populismo

"pure", irred uctible a aquellas otras caracterizaciones alterna ti­vas . Si intentamos hacer esto, en tra mos en un juego en el cualcualquier atribucion al populismo de un contenido social 0 ide o­logico se enfrenta inmediatamente con una avalancha de excep­ciones. POI' 10 tanto, nos vemos for zados a concluir que cuand o

util izamos el terrnino, nuestras practicas lingi.ifsticas pr esuponen

en alguna medida su sentido, pero que este ultimo no puede, sinembargo , traducirse de un modo definible. POI' 10 dernas, aun me­nos podemos, a traves de ese sentido, apuntar a un referente iden­

tificable (que 10 cubriria plenamente)., Que ocurre si pasamos de los movimientos 0 las ideologfas

como unidades de analisis, a las practicas polfticas7 Todo de­

pende de como concibamos este pasaje. Si esta gobernado poria

51

Page 4: LACLAU Populismo Qué nos dice el nombre.pdf

52 EL POPULISMO COMO ESPEJO DE LA DEMOCRACIA POPULISMO: (QUE NOS DIC E EL NOMIlRE? 53

unidad de un sujeto cons tituido a nivel de la ideologia 0 del mo­vimien to po li tico, obviamen te no hab remos avan zad o un so lopaso en la de termi nac ion de 10 qu e es especificament e populis ta.Las d ificultades para deterrnina r el caracter politi co de los suje tosde cier tas prac ticas no pueden sino reprod uci rse en el ana lisis delas pract icas como ta les, en la med ida en qu e es tas ultirnas si m­plemente expresa/l la natura leza inte ma de esos s~je tos . Sin em­bargo, exist e una segunda posi bilidad - a sabe r, que las prac ticaspo lit icas no expresen la natura leza de los agentes soci a les sinoqu e, en carnbio, los CO/lstitl£YClI l-. En ese caso, la prac tice politicaten d ria cier to tip o de prior ida d on tol6g ica sobre el age nte -es teultimo seria merarnente un precipi tado historico de la primera-.En ter minos ligerament e diferen tes: las pr acticas seria n unidadesde ana lisis mas importantes que el gr upo -es decir, el gr upo soloseria el res ultado de un a art icu lacion de prac ticas socia les-. Sieste enfoq ue es correcto , podriamos decir que un movimiento noes pop ulista po rque en su politica 0 ideo logi a p resenta conienidos

rea les identifica bles como populis tas , sino p ot'que mues tra unadet er m inada Iogica de articulacion de esos con tenidos -cua les­quie ra sea n es tes ul tirnos-.

An tes de int rod ucirnos en la sus tancia de nu est ro argumen toes necesari o hacer un a ul tima observaci6n. La cat egoria de "arti­cu lacion" ha ten ido cierta difusion en el leng uaje teorico duran telos ul tirnos treinta 0 cuaren ta afios -espec ialmente de n tro de laescuela althusseria na y su a rea de influe ncia- . Deber iam os decir,si n embargo, que la nocion de ar ticu lac ion que desarro llo eJal thusserianismo se limite principa lme nte a los contenidos oniicosque participan en el proceso de artic ulac i6n (10 econornico, 10 po li­tico, 10 ideoI6gico). Existia cierta teorizacion ontologicu en 10 que serefiere a la articulaci6n (las nocio nes de "d eterminac ion en ultimainstancia" y de "au tonornla relat iva "), pe ro como esta 16gica for­ma l aparecia com o necesar iamente deriva da del con tenido onticode a lgunas ca tegorfas (por ejernplo, la de ter mi nacion en ultimains tancia podia corresponder solo ala econo mia), la posibilidad deplantear un a ontologfa de 10 socia l es taba es trictamente limitada

desde el comienzo. Dadas es tas Iimitaciones, la 16gica polftica delpop ulismo era impensable.

En las paginas siguien tes, voy a plan tea r tres proposicionesteo ricas: 1) que el pe nsar la especificidad del populismo req uierecomenzar el ana lisis a parti r de unidades mas pequeiias que elgrupo (ya sea en el nivel polit ico 0 en el ideologico): 2) que el po­pu lismo es una categorfa ontologica y no ontica -es decir, su signi­ficado no debe hallarse en ningun con tenido politico 0 ideologicoque en trada en la descripci 6n de las prac ticas de cua lquier grupoespecifico, sino en un determinad o modo de articulacion de esoscon tenidos socia les, politicos 0 id eol6gicos, cua lesqu iera ellossea n- ; 3) que la forma de ar ticu lacion, apa rte de sus contenidos,prod uce efectos es truct ura n tes que se ma nifiesta n pri ncipa lmenteen el nive l de los mod os de represen tacion.

D EM A NDAs SOCIALES Y TOTALIDAD SOCIAL

Como hemos afirrnado, nu est ro pun to de par tida deberia ser el ais­lamie nto de un idades mas pequei'ias qu e el gr upo y el analis is de lalogica soc ial de su articulaci6n. EI po pulism o cons tituye una deesa s 16gicas. Afirmaremos, para cornenzar, que nues tro ana lisispos tu la una asimetria entre la com unidad como un todo ("socie­dad") y tJ d o ac tor social que opera dentro de ella, Es de cir, noexiste un actor social cuya vo luntad coincida con el propio Iun cio­namiento de la socie da d concebida como tota lidad . Rousseau eratota lmente consciente de que la consti tucion de una voluntad ge­neral -a la que conside raba como la condicion de la dernocracia­era cada vez mas dificil bajo las cond iciones de las soc iedades mo­dernas, donde sus propias d imensiones y heterogeneid ad vuelvenimpera tive el recurri r a mecan ismos de representaci6n; He gel in­tent o plantear la cues tion med iante el pos tu lado de un a divisionentre sociedad civ il y sociedad po litica, donde la pri mera repre­sentaba el particularis mo y la heterogeneidad (el "sistema de nece­sidades") y la seg unda el mom ento de total izacion y un iversal i-

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54 EL POPULlSMO CO MO ESPEJO DE LA DEMOCRACIA

/

POP ULISMO: (QUE NOS DICE El. NOM13RE? 55

dad; y Marx reafirrno la utopia de una coincidencia exacta en tre elespacio comuni tario y la voluntad colec tiva me d ian te el rol d e un a

clase universal en una sociedad recon cili ad a. EI punro de par tid a

de nuestra d iscusion es que ningun intento de salvar el abismo en­tre la voluntad po litica y el espacio cornunitario puede finalmente

ten er exito, pero que e l intento p or con strui r ese puente define la

ar ticu lacion especificamen te polit ica de las ide n tida des sociales,Deb emos agrega r, para evita r mal entend id os, que es ta no

co inc id en cia en t re Ii1 co m u n idad como tot alid ad y las vo lu nt a­

des parciales y reales d e los act ores socia les no nos lie va a adop­tar la persp ect iva d el individ ualism o rnet od ol ogico en rel acion

con la cu esti on d el agente. Esta ultima s upone que los indi vid uosso n total idades sign ifica tivas, au tod efinid as; es ta a un pa so d eco nclu ir que la inte racc ion so cial d eb er ia ser co nceb ida en terrn i­nos d e negociaciones en tre agen tes cuyas iden tidades se co ns tru ­ye n en torno a in te reses cla ros ,

N uestra pe rspectiv a es , p or el con trar io, en te ra men te hol is­

tica , con la unica sa lve d ad de qu e la promesa d e pl enitud co nte ­nida en la nocion de un todo soci al comple tame n te autodet errn i­nado es inalcan zabl e. Por 10 tanto, el intento de construir espacios

de cornunicacion a pa rtir de una plura lid ad de voluntades co lec ti­

vas nunca pued e adop te r la forma d e un con tra to -que presupon­

d ria las nociones de in terese s y vo lu ntades au tode ter m ina das que

es ta mos cues tio na ndo. La pl en itud comu ni ta ria que la tot ali dad

social no p uede br ind ar tampoco p uede ser tran s ferida a los ind i­

v id uos . Los indi viduos no son tot ali d ades cohe ren tes sino mera­

mente id ent id ades refer enciales que deben ser di vidid os en una

serie de pos iciones subjetivas locali zad as. Y la articulacion en tre

estas posicion es es una cuestion social y no individual (la propia

noc i6n de "indiv iduo" no tiene sentid o en nuest ro enfoque).

P or tan to, Lque so n es tas unidad es mas pequei'ias a partir delas cua les debe mos co menzar nu est ro a na lisis? Nuest ro hil o co n­

ductor sera la ca tegoria d e "dernanda " como forma elemental de

construccio n de l vinculo soc ial. La pa labra "dernanda" es ambiguaen ingles: tiene, p or un lad e. el s ignificado d e peticion, y por ot ro

ad opta el s ignifica do mas ac tivo de exigir algo a otra persona -u nreclamo- (como en el caso de "dem and e r una expli caci6n"). En

otras len guas, como el espafiol, exis ten pa labras diferentes pa ra los

dos sign ificad os: la palabra corresp ondiente a nuestro segund o sig­nificad o ser ia reioindicacion. Au nque cua ndo en nu estro anal isis uti ­

lizarnos el term ino "dema nd a" p onemos el acen to claramente en e l

segu ndo se ntido, la prop ia ambiguedad entre a mbos no deja de te­ner ve ntajas, ya que la nocion teor ica de demanda que vamos a em­

pl ear irnplica un a cierta indecid ibilid ad en tre amb os sen tidos -de

heche . como verern os, correspon den a dos formas diferentes d e a r­ticul acion p oliti ca-: Vamos a ag rega r que existe un supues to oculto

comun subyacen te en ambos sen tidos : a saber, que la derna nda nose a ut osat isface, sino que d ebe ser d irigida a una ins tanc ia diferen ted e aq ue lla dentro de la cua l fue form u lada orig ina ria me n te.

Vamos a da r e l ejem plo de u na d emanda se nc illa : un gr upo depe rso nas v iviend o en un de terminado ba rrio qu iere que se in tro­duzca un recorrid o de omnibus que los tra nsporte de sus lu gar esde residencia hacia el area en la cual trabaja la mayoria de ellos . Su­

pongamos qu e se ap roxirnan al municip io con ese pedi do y que sesatisface di ch o ped icl o. Tenemos aq ui el s iguien te conjunt o de ras­

gos es truc tu ra les: 1) una necesidad social adop ta In forma de peti­cion -es deci r, no es sa tisfecha me dia n te la a u toges ti6 n si no me­d ian te la apelacio n a o tra inst an cia que tien e el poder de decision-:2) el hecho mismo d e que una pe ticion ten ga lu gar muestra q ue el

pod er de decis ion de la inst ancia superior no es d e ninguna rna­nera cuestionado -por 10 que es tamos p lena mente d entro de nu es­

tro prim er sentido del terrnino d erna nda-: 3) la dem an d a es unademand a puntual, cerr ad a en si misma -no es la punta de un ice­

berg 0 el sirnbolo de una gran variedad de de mandas socia les no

forrn uladas- . Si un imos es tos tres rasgos po demos Iorrnu lar esta

im p ortant e concl us ion: las peti ciones de es te tip o, e n las cua les lasdema ndas se sa tisfacen pun tua l 0 indiv id ua lme nte, no construyen

ninguna brec ha 0 Frontera dent ro de 10 soc ial. Por el con tra rio, losac to res so cia les es tan aceptan do, como un supuest o no verba li­zad o del proceso total, la legitim idad d e cada una d e sus instan-

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56 EL POP ULISMO COMO ESPEJO DE LA DEMOCRACIAPOPULISMO: i.QU E NOS DICE EL NOMBRE? 57

cias: nadi e cu estiona ni el derecho de presentar la peticion ni el

d erech o d e la ins tancia decisoria de tomar la decision. Cada ins­

tan cia constituye una parte (0 un punto difer encial ) de una inma­

nencia social al ta me n te institucionali zada. A las 16gicas sociales

q u~ ope ran de acu erd o a este modelo diferen cial e institucion ali­

za do las d enominaremos 16gicas de la diferen cia. Elias presupon en

que no ha y di v ision social y que toda demanda legitima puede

satisfacerse de un m odo administrative, no antagonico. Resulta fa­cit dar ejernp los de ut opias sociales defendiendo la opera ci6n uni­

versal d e 16gicas di ferenciales: la noci6n di sraeliana de "una na­

cion" , eJ Estado d e bienestar, 0 la consigna de Saint-Simon: " De l

gobierno de los hombres ala administracion de las cosas",

Vol vamos ahora a nuestro ejern p lo . Supongamos que e l pe­did o es rechazado, Sin duda, una situac i6n de frustraci6n social sed erivara de esta decisi on . Pero si hay solo una demanda no sa tis­fecha, esto no va a alterar sustancialmente la situacion, Sin em ­bargo, si pOl' alguna razon la varied ad d e demandas no sa tisfechases muy gr ande, esa Irustracion multiple va a desencadenar logicassociales de un tip o muy diferente. POl' ejernplo. si el grupo de per­

sonas en esa ar ea que ha visto frus trad o su pedido pOl' mejoresmedios de transporte halla que sus vec ino s estan igualmente in sa­

tisf echos en sus reclamos en los ni veles de la seguri.dad, del sumi­nistro de ag ua, de la vivienda, de la educaci on, etc., va a surgir al­

gun tipo d e solidaridad entre ellos: todos van a comparti r el hecho

de que sus demandas permanecen insatisfe chas. Es decir, las d e­

maridas comparten una dimensi 6n ne gativa mas alia de su natu­ral eza di ferencial positiva .

Una situaci6n soc ial en la cuallas demandas tienden a reagrll­

parse sobre la base ne gativa de que todas perrnanecen insatis fe­chas es la primera precondicion -pero d e ninguna rnanera la

Lll1 ica- d e ese modo de arti culacion p olitica qu e denominamos p o­

pulisrno. Vamo s a enurnerar ahora de entre sus rasgos estructura­les, aq uellos que podemos detectar en es ta et apa de nuestro ar gu­

men to: 1) mientras que la organ izacion ins ti tuc iona l previamente

di scutida se bas aba en la logica de la di ferencia, nos encontramos

aqui ante una situacion inversa, que pued e d escrib irse com o una

16gica de la equioalencia -es deci r, una 16gica en la cual todas las de­mandas, a pesar d e su caracter diferente, tienden a reagruparse, y

forman 10 que denomin aremos un a cadena equiualencial-, Esto sig­

nifica que cada demanda individual esta d ivid id a constitutive­mente: pOl' un lado, es ella misma en su propia particularidad; pOl'

otro lade, apunta, a tra ves de los vincu los equivalenciales, al con­

jun to de las o tra s demandas. Volviendo a nuestra imagen : cad a

dernanda es, en efec to, la punta de un iceberg, porque i1Unque solo

se mu estra ella misma en su propia particularidad, presenta su

propia rei vindicacion manifiesta co mo siend o tan solo una en un

conjunto mas amplio de reivindicaciones sociales. 2) EI sujeto de lademanda es d iferente en nu estros d os cases . En el primero, el su­

jeto de la d ernanda era tan puntual como la propia demanda. AIsujeto de un a d emanda concebido como particularidad diferencial10 d en ominaremos sujeto deiuocrdtico. En el segundo, el sujeto va a

se r m as amplio, ya que su subjetividad sera el resultado del i1gru­pamiento equivalencial de una pluralidad de demandas d ernocra­

tieas . Al sujeto con stituido sobre la base de esta 16gica 10 d en orni­

narernos sLijeto popular. Esto muestra clara mente las condicionestanto de surgimiento como d e d es aparicion de una subjetiv idad

popular: cuanto mas tienden a ser absorbidas diferencialmente las

demandas socia les dentro d e un sistema ins tituciona l ex itoso, masdebi les se ran los vinculos equivalencial es y menos probable la

constitucion de una subjeti vidad popular; pOl' el contrario, una si­

tuaci6n en la cual coexisten una pluralidad de dernandas insatis­

fechas y un a creci ente incapacidad del s is tem a institucional paraabsorberlas diferencialmente crea las condiciones que conducen a

una ruptura popul ista . 3) El corol ario del analisis previo es que elsurgimiento de una subjetivid ad popular n o se produce sin la

. creacion de una Fronte ra interna. Las equival encias son sol o tal es

en relacion con una falta que las d omina a todas, y esto requiere la

identificaci6n de la Fuente de la negativ idad social. De esta rna­

nera, los discursos populares equ ivalenciales di viden 10 social en

d os campos : el poder y " los de ab ajo" . Est o trans forma la natura-

Page 7: LACLAU Populismo Qué nos dice el nombre.pdf

58 EL POPU LlSMO COMO ISPEJO DE LA DEMOCRACIA POPULl SMO : ~QU E NOS DICE EL NOMBRE? 59

leza de la s dernandas: d ejan de ser simples p et iciones y 51? trans­

forman e n reiuindicaciones; e n otras palab ras, nos trasladarnos alsegundo se n tido del terrnino "derna nda".

Equivalen cies, subje tiv id ad popular, cons trucc i6n d icot omica

de 10 soc ia l en torn o a una Frontera interna . Aparen te mente, tene­mos tod os los ra sgos es tructura les que definen a l popu lisrno. Sin

embargo, no hernos terrninado, Aun estzi falt an d o una dimensioncrucial, qu e va rnos a co nsidera r a continuacion .

SIGNIFI CA NTES vxcios Y fL OTANTE S

Nuestra d iscu sion nos ha co nd ucid o hasta ahora a reconocer doscondicion es -que se requieren mlltuamente- pa ra el surgimientod e una ruptura populista : la dicotomizaci6n del espaci o social

mediante la creaci6n de una Frontera interna y la co ns trucc i6 n deuna cadena de equivalencias entre las demandas insatis fec ha s , Es­tas , es tric tarn ente ha b la nd o. no constituyen d os cond icio ne s, sino

dos aspect os de la mi srna cond icion . ya qu e la Frontera interne

solo pu ede ser resultado del funcionamiento de la cadena eq uiva­lencial. Lo que resulta importante, en cualquier case , es compren­

der que la cadena equivalencial tiene un caracter anti iustitucional:subviert e el ca racte r difer encial, particular de las demandas. H ay,en al gun punto, un co rtoc irc u ito en la re lacion entre las d emandas

planteadas al si s tema y la cap acid ad de este u ltimo de sa tisfacer­

las . Lo qu e debe mos di scutir ah ora son los efec tos de ese co r tocir­cu ito tanto en IZI natural eza de las dernandas co mo e n el sistema

con cebido co mo totalidad .

Las deman das eq uiva lencia les nos enfren tan inmediatarn ente

al problema d e la representaci6n del m emento especi ficamenteequival encial , ya qu e, ob viamente, las d emand as s ie rnp re son

particulares, mientras que la dimension mas universal v inculada

a la equivalencia no posee ninguna forma de representaci6n di­

recta evidente, En nu estra opinion, la primer a precondici6n para

la representaci6n d el m omento equivalencial es la totali za ci6n

(me di an te la sig n ificacion) del poder que se opone al co n ju n to deaquell as demandas qu e con stituyen la vo lu n tad popular. Esto de­

ber ia ser clar o: para que la cadena eq uiva le nc ial cree una Frontera

d entro de 10 social es necesario, de alg una ma nera, representar elotro lad e de la Fronte ra. No ha y populismo sin una cons truccio n

di scursiva del ene migo: elallcicll regime, la oligarqufa, el establish­ment , etc. Vamos a retornar este aspecto mas ad ela n to. Ahora nosconcentraremos en la transici6n de las posiciones de sujeto demo­

cratico a las d e suje to popular sobre la base de los efectos de fron­

tera que derivan d e las equivalencias.( C6mo se m uesira a 51 misma la equ iva lenc ia? Co m o ya he­

m os a fir m ado, e l m omenta equival encial no p uede halla rs e en

nin gun ra sgo p ositivo subyacente a todas las d ernandas. ya que-desde el punto de v is ta de esos rasgos- son co m ple ta rnen te dife­

rentes entre 51. La eq u ivalenc ia p rocede enteramente de la o pos i­ci6 n al p oder q ue esta mas ali a de la frontera, que no sa tis face nin­gu na de las demandas equivalencial es. En ese case. sin embargo

(como p uede ser representada la cadena co mo tal? Co mo he 505­

tenid o en otro articulo.' la representacion 5610 es posible si unad ernand a particular, sin abandonar complet amente su propia par­ticularidad, co m ienza a funcionar adem as co mo un significante

que representa la ca dena como totalidad (de la misma manera queel oro, sin d ejar d e ser una mercancia p a rti cul ar, tra ns fo rrua Sll

prop ia mat eri alidad en la representa cion u niversa l del va lor) . Este

p roceso, mediante el cua l una dema nda pa rti cul ar co m ie nz a a re­presenta r una cade na equivalenci al in conmensurable co n si

misma, es p or s u pues to 10 q ue hernos denorninado hegemoJl/a . Las

demandas d e Solidarid ad. por ejernpJo, comenz aron sien do las d e­

mandas de un grupo particular d e tr ab ajadores en Gdansk, pero

co mo fuer on forrnuladas en una socied ad oprim ida, donde muchas

d ema ndas sociales perrnanecian insatisfechas, se convirtieron en

1 Ern esto Laclau , " \ll/hy do Empty Sign ifiers Mat ter to Po litics?", en £11111//­

ciPlllio//(s), Londres, 1996 [trad. esp.: " ~Por que los significan tes vacios son impor­tantes para la politica?", en £11111 //cipllcio//y dijerencia, Buenos Ai res , A riel, 1996].

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60 EL POPULlSMO COMO ESPEJO DE LA DEMOCRACIA POPULlSMO: LQUE NOS DICE EL NOM13RE? 61

los signi ficantes del conjunto del campo popular en un nuevo di s­

curso dic otomico.Aho ra bien, hay una carac ter istica de es te p roceso de cons ­

tru ccion de un a significacion popular uni ver sal qu e rev iste parti­cu la r importancia para la cornpren sion del p opulismo. Es la si ­guien te: cua nto mas se ex tiende la cade na de equ iva lencias , masdebi l se ra la conexion de las demand as pa rticula tes qu e as ume nla funci on de repr esentacion uni ver sal con su particul a rism o ini­cia l. Esto nos \leva a un a conclusion qu e es cen tra l para nu est roanal isis: la const rucc ion de un a subje tivida d popula r es posibleso lo sobre la base de la pr oduccion d iscu rsiva de significa ntes tell ­

denciahnenie vacios. La den ominad a "pobreza" de los si rnbolos

pop u lis tas es la condicion de su eficacia polftica -corno su fun ciones brindar homogen eidad equivalencial a una realidad altamenteheterogen ea. so lo p ue de n hac erl o sobre la ba se de red ucir a l mi­n irn o s u contenido pa rticu lar-. En su exp resion mas ex trema, es teproceso llega a un pun to en que la funcion hom ogen eizante es lle­vada a cabo por un nornbre pr opi o: el nombre del lider,

Existen ot ros dos aspectos im portan tes qu e, en este punto denu est ro an al isis, debem os tornar en consideracion. EI primero tienequ e ve r con el tipo particular de distorsion que int roducen las lcgi­cas equivale nciales en la construcc ion del "pueblo" y el "po der"co mo pal os antagon icos, En el caso de l " p ueblo", co mo hem osv isto, la logica eq uiva lencial se basa en un "v aciarnien to" cuy as

co nsec uencias so n, al mism o tiempo, enri quecedoras y ernpobre­cedoras. Enri qu ecedoras: 105 significantes que uni fican un a cad en aequiva lencia l, al ten or que cub rir tod os los eslabo nes que integranes ta ultima, tienen una referencia mas am plia que un con tenidopurame nte diferencial que vincu laria un significan te a un 5010 sig ­ni ficad o. Emp ob rece do ras : precisamente por est a refe ren cia mas

arnp lia (po tenc ialmente uni ver sa l), su conex ion co n con tenidospa rticu la tes tien de a reducirse drasticarn ente. Utili zand o una dis­tinc ion logica , pod riamos de cir que 10 que ga na en extension 10

p ierde en intension. Y 10 mismo ocurre en la construccion del polode l poder: ese po lo no funciona simpleme nte a tra ves de la mate-

rialidad de su con tenido d iferen cial, ya que ese conteni do es el por­tador de la negacion del polo popula r (me dian te la frus trac ion delas demandas de es te u ltim o). Com o resu ltado, hay un a inestabili­dad esencial qu e impregna los di versos momentos qu e hernos ais­lad o en nu est ro ana lisis, En 10 que hace a las dem and as particula­res, nada an ticipa , en sus con ten idos aislados, el modo en que se

va n a art icul a r diferencia l 0 eq uivalencia lmente - 10 cual depen­dera del cont exto- y nada anticipa tampoco (en el caso de las equi­va lencias) la ex tens ion y la composicion de las cade nas en las cua­les particip an. Y como en el case de los dos polos de la di cotomiapueblo /poder, s us propias identidad y estruc tura va n a es tar abier­tas de la misma manera a la polemi cs y a la red efin icion , Franciahabia exp erirnentad o disturbio s par los alt os precios de los alimen­tos desd e la Edad Media, pe ro esos disturbi os, como regia, noidentificaban a la monarquia como su ene migo. Fueron necesariastod as las complejas tra ns forrnac iones de l siglo XV l ll pa ra llegar auna etapa en la cua l Ias dernandas por los a limen tos se vo lvieronparte de cade nas eq uiva lenciales revolucionarias q ue aba rcaron latotal idad del sis tema poli tico. Y el popu lismo estadounidense delos granjeros, a fin del sig lo XIX, fracaso porqu e el intento de crea rcade nas de equiva lenc ia popular que uni ficaran las dem andas delos grupos desp oseid os hallo un obstacu lo decisive en un conjuntode limites difercllcia!es es tructu ra les que dernostra ron se r mas fuer­tes que las interpelaciones populistas: a sabe r, las d ificultades paraun ir a los gra njeros neg ros y b lancos, la desconfian za mutua entregranj eros y trabaja dores ur banos, la lea ltad profu ndame nte afian­za da de los granjeros del sur hacia el Partid o Dernocrat a, etcetera.

Esto nos lleva a nu estra segunda consideracion, A 10 largo denuestro an alis is p revio, hemos es tado opera ndo bajo e l su puestosimplificado r de la exis tencia de facto de un a fron te ra que separad os cadenas eq uivalencia les anta goni cas , Es te con st itu ye el su ­pu est o que ahora debemos cues tiona r. Tod o nu est ro enfoq ue noslleva, de hech e, a es te cu esti on amiento, ya qu e si no cxis te nin­

gu na razon a priori por la que un a dernanda deba entra r en deter­minadas cadenas equ ivalencia les y artic u laciones d iferencia les y

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62 EL POPULlSMO COM O ESPEJO DE LA DEMOCRACIA POPULlSMO: ~QUE NOS DICE EL NOMI3RE? 63

II

no en otras, deberiarnos suponer que las estrategias politicas anta­

g6nicas se basan en diferentes formas de crear fronteras politicas,

y que estas ultirnas es tan expuestas a desestabilizaciones y trans­formaciones .

Si esto es asi , nuestros supuestos deben, en alguna medida,modificarse, Cada elemen to discurs ivo esta sometido a la presionestructural de intentos de articulaci6n contradictories. En nuestra

teorizaci6n del rol de los significantes vacios, su posibilidad

misma dependia de la presencia de una cadena de equivalenciasque implica, como ya hernos visto, una Frontera interna. Las for­

mas clasicas de populismo -Ia mayoria de los populismos latinoa­mericanos de las decadas de 1940 y de 1950, por ejemplo- corres­

ponden a esta descripci6n. La dinarnica politica del populismodepende de la reproducci6n constante de esta Frontera interna.

Utilizando un simil de la linguistica, podriamos decir que mien­tras un discurso politico institucionalista tiende a privilegiar el

polo sintagmatico del lenguaje -el nurnero de posiciones diferen­ciales articuladas por relaciones de combinaci6n-, el discurso po­

pulista tiende a privilegiar el polo paradigrnatico, es decir, las re­

laciones de sustituci6n entre elementos (demandas en nuestro

caso) agrupados en torno a solo dos posiciones sintagrnaticas.

La frontera interna en la que se funda el discurso populistapuede, sin embargo, ser subvertida. Esto puede ocurrir de dos rna­

neras diferentes. Una es romper los vinculos equivalenciales entrelas diversas demandas particulares, mediante la satisfacci6n indi­

vidual de estasultimas, Este es el camino que conduce a la decli­

naci6n de ]a forma populista de la politica. al desdibujamiento de

las fronteras internas y a la transici6n a un nivel mas alto de inte­graci6n del sistema institucional -una operaci6n transformista,

como la denornino Gramsci-. Corresponds. en lineas generales, alproyecto de "una nacion" de Disraeli, 0 a los intentos conternpora­

neos de los te6ricos de la Tercera Via y del "centro radical" de reem­plazar a la politica por la adrninistracion.

La segunda manera de subvertir la Frontera interna es de natu­raleza totalmente distinta . No consiste en elitninar las fronteras sino

en cambial' su signa politico. Como hemos visto, en la medida en clue

los significantes centrales de un discurso politico se vue lve n pal"­

cialmente vacios. debilitan sus vinculos previos con ciertos conte­

nidos particulares -esos contenidos pasan a estar enterarnenteabiertos a una uar iedad de articulaciones equivalenciales-. Ahora

bien, basta con que los significantes populares vacios mantengan

su radicalismo -es decir, su capacidad de dividir a la soci ed ad en

dos campos- pero que, sin embargo, la cadena de equivalenciesque ellos unifican cambie para que el significado politico d e toda la

operaci6n populista adquiera un signo politico opuesto. El siglo xxnos brinda innumerables ejemplos de estos cambios. En EstadosUnidos, los significantes del radicalismo popular, que en tiempos

del New Deal tertian una connotaci6n principalmente de izquierda,

fueron reapropiados mas tarde por la derecha radical, desdeGeorge Wallace hasta la "mayoria moral". En Francia la radical"funcion tribunicia " del Partido Comunista ha sido absorbida. encierta medida, por el Frente Nacional. Y la expansion general del

fascismo durante el periodo de entreguerras seria inexplicable sinhacer referencia a la rearticulaci6n por parte de la derecha de te­

mas y demandas pertenecientes a la tradici6n revolucionaria.

Lo que resulta importante es comprender el patron de esteproceso de rearticulaci6n : depende de que se mantengan parcial­

mente en funcionamiento los significantes centrales del radica­lismo popular, pero que, al mismo tiernpo, ellos inscriban en una

cadena de equivalencias diferente muchas de las demand as de­mocraticas, Esta rearticulaci6n hegemonica es posible porque nin­

guna demanda social tiene como su "destine manifiesto" una

forma a priori de inscripci6n -todo depende de una lucha hege­m6nica-. Una vez que una demanda esta sometida a los intentos

articulatorios de una pluralidad de proyectos antag6nicos, ella

aparece como viviendo en una tierra de nadie con respecto a estos

ultimos y adquiere una autonomia parcial y transitoria . Para refe­

rirnos a esta ambigLiedad de los significantes populares y de lasdemandas que articulan vamos a hablar de significanics jlotantes .EI tipo de relaci6n estructural que los constituye es diferente de

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64 EL POPULISMO COMO ESPEJO DE LA DEMOCRAC IA POPULISMO: ~QUE NOS DICE EL NOMBRE? 65

aquelia que hemos encontrado operando en los significantes va­

cios: mientras este s ultimos depend en de una frontera interna p le­

namente consolidada resultante de una cadena equ ivalenc ia l, los

significantes flot antes son la expresion d e la a mb ig iied ad in he ­rente a todas las fronteras y d e la im po sib ilid ad de es tas ult irnas

de ad qu ir ir una es tabi lida d d efin iti va . La di s tincion es, sin e m­

bargo, sob re tod o analitica, ya que en la prac tica los significantesvac ios y flotantes en gran medida se superp on en: no existe ni n­

guna situ acion his tor ica en la que la sociedad es te tan consolid ada

que su frontera in tern a no se so me ta a ninguna subvers ion 0 des­p laza rnien to, ni tamp oco ninguna cr isis orga nica tan p ro funda

como para que cie r tas formas de es tab ilidad no pongan lim ites al

funcionamiento de las tendencias subversivas.

POPULIS MO, POLlTI CA Y REPRESENTACIO N

Vamos a unir aho ra los diversos h ilos de nuestro argu men to a fin

de forrnula r un concep to coherente de popu lismo. Dicha coheren­cia so lo pued e ob tene rse s i las d ifere n tes dimension es que partici­

pa n de la elaborac i6n del concep to no son solo ras gos d iferencia ­dos unid os med ian te la simple enume racion, sino par te de un tod oteoricamente articu lado. Por ernpe zar, solo hay populismo si ex is te

un co njun to d e prac ticas po li tico-d iscu rsivas que cons truyen un

sujeto popular, y la p reco nd ici6 n pa ra 12 1 surgimiento de tal suj et oes, como hemos vis to, la cons tr uccion de una frontera interna que

divide el es pacio social en dos ca mpos. Per o la logica de esa div i­

s ion es establecid a, como sa bern os, por la creacion de una caderia

eq uivalencial en tre una serie de demandas sociales en las cua les el

momen ta equivalencial prevalece po r sobre la naturaleza d ifer en­

cia l de las demandas . Fin almente, la cadena equiva lenci al no puede

ser 12 1 resultad o de una coincidencia purament e fortuita, sin o q ue

d ebe ser consolidada mediante la emergencia de un elemento que

otorga coheren cia a la cadena por significaria com o totalidad . Es teelemen to es 10 q ue he mos denominado significanie uaclo.

Es tos son tod os los ra sgos defi n ito r ios es truc tu rales que en­tran . desde mi p un to de vis ta, en la ca tego rfa de populismo. Co mo

hemos visto, el concep to de p opulismo qu e es toy proponien d o es

estrictamente forma l, ya que tod os sus rasgos definitorios es tan re­lacion ad os excIusiva me n te a u n modo d e artic u lacion especifico

-Ia pr eval encia de la log ica eq uiva lenc ial p or so bre la 16gica dife­rencia l- in d epend ientemente de los conienidos reales que se ar ti­

cula n . Este es el m otive por e l cua l, al comienzo de este ensayo,

afi rrne que el "popu lis rno" es una ca tegorfa on to logies y no on­

tiea . La ma yorfa de los in tentos por de fin ir el pop ulismo ha n pro­curado enco n tra r qu e Ie 125 especffico en un co nten ido on tico pa r­

ticular y, co mo resu lta d o, h an termi n ad o en un ejercic io in iit il

cuyos dos pr edecibles resultados a ltern ativos han sido 0 bien ele­gir un contenid o em pfrico que es inmediata m ente inundad o p or

una av a lancha de exce pc iones, 0 b ien ape lar a una "in tu icion " qu eno pu ede traducirse en ningun co n te nido concep tua l.

Este desplazamien to de la concep tua lizacion. d e los conten i­

dos a la forma, ben e varias ventajas (adernas aq uella obvia de ev itar

el soc iolog ismo ingen uo qu e red uce la form a p olitica a la unidadprecons tit uida del g rupo). En p rim er lugar, tene mos un mod o de

considera r el problema recurrente vi nc ulado a la ubicuid ad d el

pop ulismo --el heche de que pueda surgir en d iferen tes punt os dela estructura socioeconomica-. Si sus rasgos defin itorios se ha llan

en la prevalencia de la 16gica d e In equiva lencia, la p rod uccion design ifican tes vacios y la const rucc ion d e fronteras politicas me­d iant e la int erpelacion a " los de abajo". co mprendemos de in me ­

dia to que los discursos basad os en esta 16gica ar ticula toria puedencomenzar en cualouier lugar de la es tructu ra soc ioins ti tuciona l: or ­

gan izaciones politicas clientel ist as, p artid os polit icos establecid os ,

s indica tos. el Ejercito. movimien tos revolucion a rios, e tc. EI "pop u­

lism o" no define la po litica concreta d e es tas organ izaciones, si noqu e es una forma de articul ar sus temas -eual esqu iera ellos sea n-.

En segun d o luga r, podemos en tend er m ejor, d e esta manera,

algo que es esencial para la co rnp re n s ion d el escena rio poli ticocon ternpora neo: la circ u lacion de los s ig n ifica n tes d e la p rot esta

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66 EL POPULISMO COMO ESPEJO DE LA DEMOCRACIAPOPU LISMO: ,QUE NOS DICE EL NOMI3RE? 67

ra d ica l en tre m ovimientos de signo p ol it ico tot almente op ues to.

Ya nos he rnos referid o a n tes a es ta cues ti6 n. Vamos a dar un so lo

ejemp lo: la circulaci6n de los s ign ifican tes d el mazzinismo y el ga ­riba ldismo en Itali a d u rante la g ue rra de liberac i6n (1943 -1945).

Es tos habian sido los sig nifican tes de la p rotesta radical en Italiad esd e el Risorgimento. Tanto fascista s co mo co m unis tas inten ta­ron ar ticu la rlos en s us d iscursos y, como res ultad o. se volvieron

parcia lme n te aut6n omos en relaci 6n co n esas d iferen tes forrn as de

a rt icu lac i6n pol iti ca . Retuv ie ron la d im en s ion d e radical ismo,pe ro e l hech o d e q ue ese rad ical ismo se orien ta ra hac ia la iz ­

quie rda 0 hacia la d erech a era algo que no es tab a d ec idid o desde

el p rinc ip io -eran significan tes flotantes, en el sen tid o que ya he­mos di scutido-. Ob vi a rnente es un ejercicio iruitil preguntarnos

que grupo socia l se expresa a si m ismo mediante esos simbolospopulistas: las cadenas de equiva lencia que form aron atravesaron

di versos sec to res sociales, y su radicali smo p od ia ser a r ticu ladopor rnovirn ientos de signo politico total m en te op ues to . Es ta mi ­

graci6n de significantes pu ed e descri birse si se conc ibe el pop u­lismo como un princip io formal de articu laci6n ; y no si ese pr inci­

p io es b us cad o en los co n tenid os pa rti cul ar es que 10 encarnaronen diferen tes coyuntur as politicas,

Fina lmen te . una aproximaci6n for ma l a la cues ti6n del popu­

lismo nos permite co nsidera r otra cuesti6n, que de otro mod o seria

inex tricable. Pr eguntarnos si un m ovim iento es 0 110 populist a es,en rea lida d, comen zar con la pregunta er r6 nea . Lo que d eberiarn os

preg un ta rn os es, en ca rnbio, 10 siguiente: Lhas ta que punto es po­

p ulist a un movimiento? Como sabemos. es ta pregun ta es id entica

a esta o tra : Lhas ta que pun to la 16gica d e la equivalencia d omina

su discurso? H emos presen tado las prac ticas politicas co mo ope­

rand o en d iversos p untos de un continuum cuyos dos ex tremos se­

rian , por reducci6n al absurdo, un discurso ins tituciona lista dorni ­na do por una 16gica p ura de la diferen cia y un di scurso p opul ista,

en el cua l la 16gica de la eq u ivalencia opera de modo irrest ricto .

Estos dos ex tremos son en realidad imposibles : la diferencia pura

significaria una soc iedad domi na d a a tal p un to por la admin istra -

ci6 n y por la ind ividua lizaci6n de las d eman d as socia les que nin ­guna luch a en torno a las fron teras int ernas -es decir n inguna pol i­

nca- seria p osible; y la eq uiva lencia pura im pl ica ria tal di solu ci6n

de los vincu los sociales que la p ropia noci 6n de "d ernanda social"perderia tod o sentido - est a es la imagen d e la "mu ltitu d " en la

forma en que era representada por los te6ricos de la "psicologia d e

las masas" de l siglo XIX (Taine , Le Bon, 5igh ele, e tc.).

Es importa n te co m p render que la im p os ib ilid ad de los dosextre mos de la diferen cia pura y d e la equ iva lencia p ura no es un a

im p osibilidad e rnpirica, si no 16gica. La s ubversion de la diferen ­cia por una 16gica equivalenci al no adopta la fo rma de una eli mi ­

naci6n tot al de la primer a por pa rte de la segun da . Una relaciond e equ iva lencia no es un a en la cua l todas las diferencias se dilu ­

yen en la id en tidad, si no una en la cua l las diferencias co n tiruia noperando muy ac tiva mente. La equiva lenc ia e limi na la separacionentre las demand as , pero no las demandas m ismas. Si un co njuntod e demandas - tra ns por te, viv iend a, empleo, e tc. para vo lver a

nuest ro ejemp lo inicial- p erman ece insatisfech o. la equ iva lenc ia

existente en t re elias - y la id entidad popular resu lta n te de esa

equivalencia- requi ere en gran medid a la pers istencia de esas d e­man d as, Por 10 ta nt o, la equiva lencia es , cla ra men te, una forma

pa rticular de a rticu lar di ferencias . Hay, por tanto, en tre la equiva­

len cia y la d ife re nc ia, una di al ecti ca co rnp leja , u n co m prom isoinestable. Existe una va riedad de situaciones h ist6 ricas que presu­ponen la presencia de arnbas, pero a l mismo tiernp o. su tension. Va­

mos a men cion ar algunas de elias :1) Un sis tema in st itucion al se vue lve cada vez me nos ca paz

de absorbe r di feren cialrnent e las dema ndas socia les . y es to co n­duce a una brecha interna dentro d e la sociedad y a la co ns true ­

ci6n de d os cadenas d e eq u iva lencias antagon ist as . Es ta es la ex­

peri encia clas ica de una ru ptura populista ° revolu cionar ia, que

gener almente es resultad o de los tipos de cr isis de representaci6n

qu e Gra msci de no m in6 "crisis orga n icas" .

2) EI regi men res ultante de un a ru ptura pop u lis ta se vue lveprogresiva mente mas instituc iona lizado, d e manera q ue la 16gica

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68 EL POPULISMO COMO ESPEJO DE LA DEMOCRACIA POPULISMO: ,QUE NOS DICE EL NOMI3RE? 69

d iferen cial comienza a preval ecer nu evamente y la ident idad po ­pular eq uiva lencia l se convierte en una langue de bois ino pe ran te

que gobie rna cada vez menos el funcionamiento efectivo de la po­

Iftica . En la Argen tina el pe ronism o in ten t6 pasar de una poli ticainicia l de confron taci6n --euyo su jeto popular era el "descarnisado"

(el equivalen te del sans-culotte)- a un d iscurso cada vez mas insti­tucional izad o basado en 10que se den omi n6 "la comunidad orga­nizada" . Pode mos hallar otra variante de es ta crec ien te as ime trfaen tre de ma nda s concretas y un discurso eq uivalencial en aquelloscasos en los que este ultimo se con vierte en la langue de bois de l Es­tad o , Encontra mos en estos casos que la crecien te distancia en trelas de mandas soc iales concretas y el d iscur so eq uiva lencia l dorni­

nan te cond uce con frecue ncia a la represi6n de las primeras y a laviolen ta imposici6n de este ultimo. Muchos regfmenes africanos,despues de l proceso de descolonizaci6n, siguieron este modelo.

3) De ter m inados g rupos dominan tes in tenta n recrear co ns ­tantemente las fron teras internas mediante un disc urso crecie nte­mente an ti ins ti tuc ional. Estos intent os genera lmen te fracasa n.

Pensemos pOl' ejemp lo en el proceso que llev6 del Jacobinismo alDircctorio en Francia, y, en Chi na, en las diversas eta pas del ciclode la "revolucion cul tur al" .

Un movirnien to 0 una ideologia - 0, si ponemos amb os bajo su ge­ne ro com un, un discurso- va a ser mas 0 menos populista depen­die ndo de l grado en que sus contenidos son ar ticu lados pOl' 16gicasequivalenciales, Esto significa que ningun movimie nto po litico va aestar completa mente exento de populism o, porque ninguno va a de ­jar de interpelar hasta cierto punto al "pueb lo" contra un enemigo,median te la construccion de una frontera socia l. Es pOl'esto que susrcferencias popul is tas va n a rnost rarse de una rnanera par ticular­

mente clara en momen tos de tran sicion po litica, cuando el fu turode la com unidad esta en juego. EI gra do de popul isrno, en ese sen­

tido, dependera de la profundida d de l abis mo q ue sepa ra las a lter­nat ivas po liticas. Esto, sin emba rgo, plantea un problema . Si el po ­pul isrno consiste en la postulaci6n de una alterna tiva radica l de n tro

del es pacio co munitario, una eleccion en la encrucijada de la cual

depende el fu turo de un a determinada sociedad, ~no se conv ierteel populismo en sinonirno de polftica? La respuesta s610puede se r

afirm at iva. Populismo sign ifica cues tionar el orden ins tituc iona lmedian te la cons trucci6n de un pueb lo co mo agen te hist6r ico --es

decir, un agen te que es un oiro en re laci6 n al orde n vigente- . Peroesto es equivalent s a 10 politico . 5610 tenemos politica a traves delgesto que abarca al es tado de cosas existente como un todo sis te­mico y presenta una alterna tiva respecto a l mismo (0, por el con tra­rio, cuando defen demos al sistema existente fren te a otras alternati­vas potenciales) . Esta es la razon por la cual el fin del populismocoincide con el fin de la politica. Hay fin de la politica cuando la

comunidad concebi da como total idad y la volun tad que expresaesa tot al idad se vue lven indisting uib les una de otra. En ese caso,como he sostenido a 10 largo de es te ensayo, la po lftica es reem­plazada par la adrninistracion. y las huel las de la d iv ision socialdesaparecen. EI Leviatan de Hobbes como volunta d to ta l de un

goberna n te abso lu to, 0 el sujeto un iversal de una sociedad s in cla­ses de Ma rx, representan caminos para lelos -aunque por s upues tode signo op ues to- que cond ucen al fin de la po lftica. Un Estadoto tal, inc uestionablo, y la extincion del Estado son for rnas de an u­

lar las huellas de la division soc ia l. Resu lts fac il, en ese se n tido ,ver que las condiciones de p osib ilidad de 10 politico y las con di­ciones de posibi lidad d el pop ulismo son las mis mas: ambos pr e­suponen la d ivision soc ial; en ambos halla rnos un demos ambiguoque es, por un lad o, un sec tor de n tro de la comunidad (los despo­seid os), y, por el o tro, un ac tor que se presen ta a sf misrno, demodo antagonico, como la iotalidad de la com unida d .

Esta conclusion nos conduce a nuestro u ltima consideracion,

En la medida en que haya politica (y, si n ues tro argumento es co­rrec to, su derivado que es el pop ulismo) va a haber di vision so­cial. Un corolar io de esta div ision es que un sector de ntro de la

com unidad va a presen tarse a sf mismo como la expresi6n y 1a re­presen taci6n d e la co munidad como un tod o . Es te abismo esinerradicabl e en la med ida en que ten ga mos un a soc ieda d poliiica.

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70 EL POPULISMO COMO ESPEJO DE LA DEMOCRACIA

Esto significa que el "pueblo" solo puede ser constituido en el te­rreno de las relaciones de representacion. Ya hemos explicado lamatriz representativa a partir de la cual surge el "pueblo": una

deterrninada particularidad qu e asume una funcion de represen­tacion uni versal; la subversion d e la identidad diferencial de esta

particularidad mediante la constitucion de cadenas equivalencia­les; el campo popular resultante de esas sustituciones que se plan­tea a si mismo como representante de la soci edad como un todo.

Estas consideraciones tienen alg unas consecuencias importantes.La primera es que el "pueblo", al opera r en discursos populistas,nunca es un dato primario sin o un a construccion - el discurso po­pulista no expresa simplemente un tipo de identidad popular or i­

ginaria; ella consiiiuue. La segunda es que, com o resultado, las re­laciones de representaci6n no constituy en un ni vel secundarioque refleja una realidad social primaria constituida en otro lade;son, por el con tra rio. el terreno primari o dentro del cual se consti­tuye 10 soc ia l. Cualquier tipo de transformaci6n politica va a ocu­rrir, com o resultado, como un desplazamiento interno de los ele­mentos que participan del proceso de representacion. La terceraconsec ue ncia es que la representacion no es un a segunda opcion,men os buena, como 10 pensab a Rousseau, que resultaria del ere­ciente abismo entre el espacio co munita rio global y el par ticul a­rismo de las voluntades colectivas efectivamente existentes. Por el

contrario, la asimetria entre la comunidad como un todo y las vo­luntades colectivas es la fuente de ese juego estim ulan te que de­nominamos politica, en el cual encon tramos nu estras limitacionespe ro tarnbien nuestras posibilidades. Muchas cosas irnportantesresultan de la imposibilidad de un a uni versalidad ultima -eritre

otras. el surgimien to del "pueb lo"- .

II. EL "FIN DE LA POLITICA" Y EL DESAFIODEL POPULISMO DE DERECHA

Chantal Mouffe*

EL TEMA DEL POPULISMO se situ6 recientemente en el centro de laatenci6n en Europa. EI inesperad o acceso de Jean-Marie Le Pen ala segunda ronda de las elec cion es presidenciales en Francia enma yo de 2003, y los excelentes resultados de la Lista Pim For tuyn,que sa li6 segunda en las elecciones legislativas holandesas el 15de mayo -clespues del asesinato de su lider-, han provocado unsh ock qu e ha obligado a las democraci as occ ide nta les a tomar fi­nalmente en serio el crecimiento del populismo de derecha . Por

cierto. tales partidos existen hac e tiernpo, pero eran cons iderad osmarginales, y su fuerte presencia en paises como A us tria se expli ­caba por idi osincrasias nacionales especificas, por 10 gue era posi­ble desestimarlos como fantasmas del pasado, que pronto seria nde jad os de lado por los avances del pr oceso de "mod ernizacion" .

Sin embargo, los creci entes triunfos de los partidos populistasde derecha en la mayoria de los paises europ eos y su creciente ape­lacion popular hacen que resulte muy diffcil seguir sostenierid odicha tesis. Asi, en lugar de ser percibidos como una excepcion,

aquellos partidos son presentados ahora com o la principal ame­naza a nu estras instituciones dernocraticas. Pe ro el hecho de que sehayan con vertido en un tema central de discusion no significa qu e

se haya logrado algun progreso en la acep taci6n d e su naturaleza.El moti vo es que el marco teorico que inspira gran parte del pensa-

• Quie ro ag radecer a Marcus Klein, mi asist ente de investigac i6n durantevarios anos, por su inva luable ayuda para recolectar la vas ta documentaci6nsob re el surgimiento d el po pulismo de de recha en Europa.

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