la vida y los tiempos de jesus el mesias

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  • 1. LA VIDA Y LOS TIEMPOS DE JEsUs EL MEslAs Tomo I

2. Alfred Edersheim LA VIDA Y LOS TIEMPOS DE JESUS EL MESIAS Tomo I 3. LibrosCUE Oalvani. 113 08224 TERRASSA (Barcelona) LA VIDA Y LOS TIEMPOS DE JESUS EL MESIAS -Tomo 1 THE LIFE AND TIMES OF JESUS THE MESSIAH Versin espaola por Xavier Vila Depsito Legal: B. 24.722 - 1988 IsBN 84-7645-242-X Obra completa ISBN 84-7645-243-8 Tomo I Irnreso en los Talleres Grficos de la M.C.E. Horeb, E. . nD 265 S.O. - Polgono Industrial Can Trias. calles 5 y 8 - VILADECAVALLS (Barcelona) Prifed in Spain 4. CONTENIDO DEL PRIMER TOMO Prlogo de la edicin espaola... ... . Prlogo de la primera edicin inglesa . Prefacio a la segunda y tercera ediciones inglesas Lista de Abreviaciones ... ... ... ... ... ... ... LmROI INTRODUCTORIO. LA PREPARACIN PARA EL EVANGELIO: EL MUNDO JUDO EN LOS DAS DE CRISTO 5 7 15 19 l. El mundo judo en los das de Cristo. La dispersin juda en el oriente. ... 27 n. La dispersin juda en el Oeste. Los helenistas. Origen de la literatura helenista en la traduccin griega de la Biblia. Carcter de la Septuaginta. 41 ID. La antigua fe preparando la nueva. Desarrollo de la teologa helenista: los Apcrifos, Aristeas, Aristbulos y los Escritos Pseudoepigrficos 57 IV. Filn de Alejandra, los rabinos y los Evangelios. Desarrollo final del Helenismo en su relacin con el Rabinismo y con el Evangelio segn San Juan ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 67 V. Alejandra y Roma. Las comunidades judas en las capitales de la civilizacin occidental. ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 85 VI.. Vida poltica y religiosa de los judos de la dispersin en el Occidente. Su unin en la gran esperanza del Libertador futuro. 101 VIT. En Palestina. Judos y gentiles en la "tierra". Sus relaciones y sentimientos mutuos. "El muro de separacin". ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 113 VID. Tradicionalismo: su origen, carcter y literatura. La Mishnah y el Talmud. El Evangelio de Cristo. La aurora de un nuevo da.... ... ... ... ...... 123 5. LmROII DESDE EL PESEBRE DE BELN AL BAUTISMO EN EL JORDN l. En Jerusaln cuando reinaba Herodes. ... o., o" 143 n. La historia personal de Herodes. Los dos mundos de Jerusaln '" 155 m. La anunciacin de San Juan Bautista. ... ... ... ... ... ... ... 167 IV. La anunciacin de Jess el Mesas y el nacimiento de su Precursor. 179 V. Qu Mesas esperaban los judos? '" .., ... ... ... ... 197 VI. La Natividad de Jess el Mesas. ... ... o.. oo' 219 VII. La purificacin de la Virgen y la presentacin en el Templo. 231 VID. La visita y homenaje de los Magos y la huda a Egipto. 243 IX. La vida del nio en Nazaret. . . . . . . . . . . o o '" ... ... 259 X. En la casa de su Padre Celestial y en el hogar del padre terrenal. El Templo de Jerusaln. Elretiro en Nazaret. ... . . . . . . o o . . . . 77 XI. En el ao quince de Tiberio Csar y bajo el pontificado de Ans y Caifs. Una voz en el desierto. oo. '" oo' oo, oo' ... 299 XII. El bautismo de Jess: su significado ms elevado. oo' oo, oo' oo' oo. .oo 321 LIBRO 111 EL ASCENSO: DEL RO JORDN AL MONTE DE LA TRANSFIGURACIN 1. La tentacin de Jess. ... '" oo' oo, .. , '" ... .oo .oo '" oo. 337 n. La delegacin de Jerusaln. Las tres sectas de los fariseos, saduceosy esenios. Examen de sus doctrinas distintivas. oo' ... oo' .oo 'oo ... ... 355 m. El doble testimonio de Juan. El primer sbado del ministerio de Jess. El primer domingo. Los primeros discpulos. ... ... ... oo' oo, 383 IV. Las bodas de Can de Galilea. El milagro que es "una seal". ..: ...oo. 399 V. La purificacin del Templo. La "seal" que no es una "seal". oo . . . . . oo 413 VI. El Maestro venido de Dios y el maestro de Jerusaln. Jess y Nicodemo. 427 vn. En Ju~ea ya trav~s d; Samara ~ bosquejo de la historia yteolog,a samantanas. Los Judlos y samarItanos. oo. oo' ... ... oo .oo ...;' .oo 441 VID. Jess en el pozo de Sicar. '" ... ... ... .oo oo' 'oo oo' ... '" oo' 455 IX. La segunda visita a Can. Cura del hijo "del noble" en Capemaum. 73 - X. La Sinagoga de Nazaret. La Sinagoga: culto y disposiciones. '" ... 481 XI. El primer ministerio de Galilea. .. .. . oo '" oo 503 'XII. En la fiesta "desconocida" en Jerusaln y junto al estanque de Betesda ... 513 xm. Junto al mar de Galilea. La llamada fmal a los primeros discpulos yla pesca milagrosa. .oo.oooo. 525 XIV. Un sbado en Capemaum. ... ... .oo ... ... oo' '" ... ... 'oo '" ... 531 6. 825 543 751 801 815 773 785 793 711 731 741 635 655 663 627 561 579 597 607 617 1 673 691 Segundo viaje por Galilea. La curacin del leproso. .. El regreso a Capernaum. Sobre el perdn de los pecados. La curacin del paraltico. ... ... oo. .oo ... .., ... oo' ... ... ... ... ... ... .., ... 553 Vocacin de Mateo. El Salvador recibe a los pecadores. La Teologarabnica respecto a la doctrina del perd6n, en contraste con el Evangelio de Cristo. Vocacin de los doce apstoles. ...oo. '" ... ... ... ... ... El Sem6n del Monte. El Reino de Cristo y la enseanza rabnica. .., El regreso a Capemaum. La curaci6n del siervo del centuri6n. ... .., El joven de Nan, resucitado. El encuentro de la vida con la muerte. La mujer que, era pecadora. oo............................ El ministerio de amor, la blasfemia del odio y la equivocaci6n del afecto terrenal. El retorno a Capernaum. La cura del mundo demonizado. Acusaci6n farisaica contra Cristo. La visita de la madre y hermanos de Cristo '" oo Oo' oo' oo' oo..oo , Nueva enseanza en "parbolas". Las parbolas al pueblo junto al lago de Galilea y a los discpulos de Capemaum. Cristo calma la tempestad en ellago de Galilea. ...oo..oo...oo.... En Gadara. La curacin de los endemoniados. ... ... ... ... .oo .., ... La curaci6n de la mujer. La apariencia personal de Cristo. La resurrecci6n de la hija de Jairo. 'oo oo. ... Oo' . . . . . . Oo, .oo oo. ... .oo .oo ... Segunda visita a Nazaret. La misi6n de los Doce. oo. oo. ... ... ... La historia de Juan el Bautista, desde su ltimo testimonio sobre Jess hasta su decapitaci6n en la crcel. ... ." oo. oo. ' La milagrosa alimentaci6n de los cinco mil. oo.... .. ... ... ... ... La noche de milagros en el lago de Genezaret. oo. oo. ... ... oo. oo. Los reparos de los fariseos referentes a la purificaci6n, y la enseanza del Seor respecto a la pureza. Las Tradiciones sobre el "lavamiento de manos" y los "votos". oo.... 'oo ....oo oo. oo' ... '" ....oo .oo La gran crisis en el sentimiento popular. Los ltimos discursos en la Sinagoga de Capernaum. Cristo, el pan de vida. "Queris vosotros iros tambin?". oo............................ Jess y la mujer sirofenicia. oo. . oo' ... oo. ... Oo. .oo .oo Un grupo de milagros entre una poblacin semipagana. ... ... ... Las dos controversias sobre el sbado. Los discpulos arrancan espigas de trigo. Curaci6n del hombre con la mano seca. ... oo. oo, oo' ... .oo oo. La alimentaci6n de los cuatro mil. A Dalmanuta. La seal del cielo. Viaje a Cesarea de Filipo. Qu es la levadura de los fariseos y saduceos? La gran confesi6n. La gran comisin. La gran instrucci6n. La gran tentaci6n. La gran decisi6n. ......oo..oo... ... ... ... XXIX. XXX. XXXI. XV. XVI. XXIV. XXV. XXVI. XVII. XXIII. XVIII. XIX. XX. XXI. XXII. XXXII. XXXIII. XXXIV. XXXV. XXXVI. XXVII. XXVIII. XXXVII. 7. PREFACIO A LA EDICIN ESPAOLA La publicacin de esta magna obra sobre la vida de Cristo es la realizacin de un deseo surgido en nuestros aos de seminario en Inglaterra, donde conocimos por primera vez la obra de Edersheim. Nos admir no solamente su extensa erudicin, sino la profundidad de su conocimiento sobre cualquier tema expuesto. Edersheim no se limita solamente a hacer un comentario de la vida de Cristo, aunque su obra es uno de los mejores comentarios que conocemos, sino que examina todos los puntos de vista y los hechos pertenecientesa la viday enseanzas de Cristo, bajo el riguroso mtodo de la investigacin histrica. Reconstruye cuidadosamente y en todos sus detalles, la vida y enseanzas de Jess en relacin a los lugares, sociedad, vida del pueblo y a la luz de su desarrollo religioso e intelectual. De especial inters son sus detalladas exposiciones de los escritos y enseanzas rabfnicas. El mtodo seguido por Edersheim es de su inters especial. Par- tiendo de sus comienzos traza el desarrollo de las creencias y pensam- iento religioso de losjudfos, hasta los extremos del tradicionalismo que expulsaron al Cristo de los Evangelios de tal sistema. Los Evangelios se actualizan a la luz de una profusin y riqueza de detalles de la vida judfa que iluminan la vida de Cristo y sus enseanzas. Los apndices son de una riqueza tal, y las notas marginales tan apropiadas y esclarecedoras, que decidimos publicar la obra tal como Edershedim la escribi, apesarde queen muchos casossu valorestriba en los detalles que ofrece a investigaciones de los eruditos. No hay otra obra donde se nos presente la vida de Cristo en una imagen total y bien delineada, y donde su significado para los hombres de todos los tiempos tenga mayor fuerza y claridad. Es una vida de Cristo escrita en el tiempo, pero con una proyeccin clara hacia la eternidad. Su valor y su importancia es perenne. DAVlDVlLA Editorial eLlE 8. Los autores citados a lo largo de la presente obra figuran en relacin alfabtica al final del segundo tomo. 9. PRLOGO DE LA PRIMERA EDICIN Al presentar estos volmenes al lector, debo ofrecer una explica- cin, aunque en d fondo espero que no haya una necesidad absolu- ta de ella. El ttulo de este libro no debe entenderse que implica pretensin alguna por mi parte de escribir una Vida de Cristo en el sentido estricto. En todo caso, no existen los materiales para una obra as. Es evidente que los evangelistas no tuvieron la intencin de dar un testimonio completo ni aun de los acontecimientos exter- nos de esta historia; mucho menos pensaban abarcar la esfera o sondear las profundidades de la Vida de Aquel a quien nos presen- tan como el Hombre-Dios y el eterno Hijo del Padre Eterno. En vez de ello, los cuatro Evangelios deben ser considerados como cuatro aspectos diferentes en que los evangelistas contemplan al Jess de Nazaret histrico como el cumplimiento de la promesa divina an- tigua, el Mesas de Israel y el Salvador del hombre, y le presentan al mundo judo y al gentil para que le reqmozcan como el enviaslo de Dios, el que revela al Padre y que era El mismo el camino a El, la Verdad y la Vida. Y este modo de ver los relatos de los evange- listas subraya la representacin figurativa del evangelista en el sim- bolismo cristiano.1 Al hacer constar el significado que doy al ttulo, ya he indicado mi propio punto de vista en este libro. Pero, en otro aspecto, deseo dar fe de que no he tomado ningn punto de vista dogmtico pre- determinado al comienzo de mis investigaciones. Deseo escribir, no. con un propsito definido, ni aun el de la defensa de la fe, sino ms bien dejar que este propsito vaya surgiendo del libro, segn ha de resultar del curso de un estudio independiente, en el que los argu- mentos de las dos partes son sopesados y los hechos discernidos de modo imparcial. De esta manera espero alcanzar mejor lo que ha l. Comprese la presentacin histrica de estos smbolos en Zahn. Forsch. z. Gesch. d. Neu-Test. Kanons. ii. 10. 8 PROLOGO DE LA PRIMERA EDICrON de ser el objetivo de toda investigacin, pero de modo especial en el caso presente: el discernir la verdad, prescindiendo de toda con- secuencia. Y, de este modo, espero ser til a otros, al ir, como si di- jramos, delante de ellos en el camino que deben seguir en su bs- queda, y apartar los obstculos y estorbos que puedan aparecer. Y por ello espero, con sinceridad y confianza, y en esta forma, poder pedirles que me sigan, sealndoles la altura a la cual deben con- ducir estas pesquisas. S, ciertamente, que hay algo ms all y aparte de esto, a saber, el sentimiento de reposo en esta altura, y la perspectiva feliz desde la misma. Pero no se halla al alcance de nin- gn hombre el dar esto a otro, ni se consigue por el camino del es- tudio, por sincero y cuidadoso que sea; implica y depende de la existencia de un estado subjetivo que se obtiene slo por la direc- cin que da a nuestra bsqueda el verdadero 011Y; (Juan 16: 13). Esta afirmacin con respecto al objeto general a la vista expli- car el curso seguido en estas averiguaciones. Ante todo, este libro ha de ser un estudio de la Vida de Jess el Mesas, reteniendo la de- signacin general, que es la que ms transmite a los otros el tema a tratar. Pero, en segundo lugar, y como Jess de Nazaret era judo, ha- blaba a los judos y se mova entre ellos, en Palestina, y en un pe- rodo definido de su historia, era absolutamente necesario ver esta vida y enseanza en el ambiente de lugar, sociedad, vida popular y desarrollo intelectual y religioso. Esto tena que formar no slo el marco en que colocar el retrato de Cristo, sino el mismo fondo del retrato. Es, sin duda, muy cierto que Cristo no slo habl a los ju- dos, a Palestina y a aquellos tiempos, sino a todos los hombres y a todos los tiempos, y de ello nos da evidencia la historia. Con todo, habl primero y de modo directo a los judos, y sus palabras tienen que haber sido inteligibles para ellos; su enseanza ha de haberse apoyado y ascendido a partir de su clima intelectual y religioso, aunque haya extendido su horizonte de modo infinito para que, en su plena aplicacin, sea tan ancha como los extremos de la tierra y del tiempo. Es ms, para explicar el modo de proceder de los lde- res religiosos de Israel, desde el principio, hacia Jess, me pareci tambin necesario seguir el desarrollo histrico del pensamiento y creencias religiosas, que aboc en aquel sistema de Tradicionalismo que, por una necesidad interna, era antagnico de modo irreconci- liable al Cristo de los Evangelios. Por otra parte, un retrato pleno de la vida, sociedad y modos de pensar judos se haca en extremo conveniente por otras razones. Nos proporciona a la vez una justificacin y una ilustracin de los relatos evanglicos. Una justificacin porque, en la medida en que nos trasladamos a aquellos tiempos, nos damos cuenta de que los Evangelios nos presentan una escena real, histrica; que los hom- bres y las circunstancias a los cuales se nos introduce son reales: no 11. PROLOGO DE LA PRIMERA EDICION o un cuadro de fantasa, sino que tal como los conocemos y recono- cemos ahora, podramos esperar que nos hablaran y obraran. Ade- ms, as nos haremos cargo de modo vvido de otro aspecto de las palabras de Cristo, de suma importancia. Veremos que su forma es totalmente la de aquellos tiempos, su molde judaico, mientras que junto a esta semejanza de forma, no slo hay diferencia esencial sino aun una contrariedad absoluta en la sustancia y en el espritu. Jess habl en la forma autntca en que un judo habra hablado a los judos, pero no deca lo mismo que ellos; no, ni aun como ha- ban hablado sus maestros mejores y ms elevados. Y esta contra- diccin de espritu que manifiesta similaridad de forma es, a mi modo de ver, una de las evidencias ms fuertes en favor de las pre- tensiones de Cristo, puesto que hace surgir una cuestin de la m- xima importancia, a saber: de dnde este maestro de Nazaret -o si se quiere, este hijo de un humilde carpintero en un lugarejo re- moto de Galilea- haba sacado su inspiracin? Y el establecer esto de modo claro ha sido el primer objetivo de las citas rabnicas de- talladas de este libro. . Pero el objetivo ulterior, aparte de esta justificacin, ha sido la ilustracin de los relatos de los Evangelios. Aun el lector general se da cuenta de que para entender la historia del Evangelio es necesa- rio tener algn conocimiento de la vida y la sociedad judas de aquel tiempo. Los que han consultado las obras de Lightfoot, Schottgen, Meuschen, Wetstein y Wnsche, o incluso los extractos que de ellas se presentan en los Comentarios, saben que de sus re- ferencias a la vida y hechos judaicos en general se saca mucho pro- vecho. Y, con todo, a pesar de la ingente diligencia y conocimientos de estos escritores, hay serias desventajas en su uso. Algunas veces las referencias no son exactas crticamente, otras se derivan de obras que no deberan haberse presentado como evidencia; de vez en cuando, o bien la presentacin, o la aplicacin que se hace sepa- rada de su contexto, no es de confianza. Y todava es una objecin ms seria el que estas citas, con bastante frecuencia, son unilatera- les; pero, principalmente, el inconveniente es que, quiz por el mis- mo hecho de ser meras ilustraciones a versculos especficos de los Evangelios, no presentan un cuadro conexo y pleno. Y, con todo, es esto lo que a menudo da la iluminacin ms varia y bienvenida a los relatos de los Evangelios. En realidad, conocemos no slo a los principales personajes en la Iglesia y el Estado en la Palestina de aquellos tiempos, sus ideas, enseanzas, actividades y objetivos; el estado de los partidos; el carcter de la opinin popular; los prover- bios, las costumbres, la vida cotidiana del pas, sino que, en la ima- ginacin, podemos entrar en sus viviendas, asociarnos con ellos en el trato familiar, o seguirlos al Templo, a la Sinagoga, a la Acade- mia, al mercado y al obrador. Sabemos qu vestidos llevaban, qu platos coman, qu vinos beban, lo que producan y lo que impor- 12. 10 PROLOGO DE LA PRIMERA EDlCION taban; incluso el coste de los artculos de comida y bebida, el precio de sus casas y enseres; en resumen, todo detalle que pueda dar vi- veza a una descripcin de la vida como era entonces. Todo esto es tan importante para la comprensin de la historia del Evangelio, que espero justifique la plenitud de detalle arqueo- lgico de este libro. Y, con todo, he usado slo una porcin de los materiales que he recolectado para este propsito. Y aqu debo (;on- fesar francamente, como otra razn para lo copioso de los detalles, que ltimamente se han hecho multitud de afirmaciones errneas sobre el tema, y esto incluso en puntos elementales. Apoyados por medio de referencias a las labores de escritores alemanes verdade- ramente eruditos, a veces se han presentado con tal confianza, que ha sido una necesidad imponerse el deber de examinarlos con cui- dado y someterlos a prueba. Pero esto se ha hecho del modo ms breve posible y, principalmente, al principio de la obra. Hay otra explicacin que parece necesaria en relacin con este punto. Al describir el Tradicionalismo en los tiempos de Cristo, es posible que, sin la menor intencin por mi parte, haya herido los sentimientos de algunos que se mantienen adheridos, si no a la fe, por lo menos a lo que ahora representa la antigua Sinagoga. Pero quisiera reclamar que se admita mi imparcialidad. Tengo la obliga- cin de presentar lo que creo son los hechos, y no puedo ni disimu- larlos ni esconderlos, puesto que la misma esencia de mi argumen- tacin es presentar a Cristo como en contacto y en contraste con el Tradicionalismo judo. Ningn judo occidental educado, en estos das, puede considerar que ocupa la posicin exacta del Tradiciona- lismo rabnico. Algunos seleccionan partes del sistema; otros lo ex- plican, alegorizan o modifican; pero muchos, en su corazn -y a veces abiertamente-, lo repudian globalmente. Y aqu, ciertamen- te, no tengo necesidad de rebatir o desmentir las falsedades viles so- bre los judos que ltimamente, y de modo extrao, han surgido y sido puestas en circulacin por la ignorancia, la codicia y el odio fa- ntico. Pero quisiera ir ms adelante y afirmar que, con referencia a Jess de Nazaret, no hay un israelita educado hoy que se identi- fique con los lderes religiosos de su pueblo de hace dieciocho si- glos. Y no es este desentenderse de aquel Tradicionalismo, que no slo explica el rechazo de Jess, sino que es la raison d'etre lgica de la Sinagoga, tambin la condenacin del mismo? Ya s que desde este estado negativo hay un paso muy grande para llegar al positivo de la recepcin del Evangelio, y que muchos continan en la Sinagoga porque no estn tan convencidos de lo otro como para profesarlo verdaderamente. Y quiz los medios que hemos adoptado para presentarlo no siempre han sido los ms pru- dentes y sabios. La mera apelacin al cumplimiento literal de cier- tos pasajes profticos del Antiguo Testamento no slo lleva princi- palmente a discusiones crticas, sino que deja todo el caso para que 13. PROLOGO DE LA PRIMERA EDICION 11 se decida en lo que, despus de todo, es una lnea secundaria de ar- gumentacin. En las profecas del Nuevo Testamento no se hace que las profecas sealen los hechos, sino que los hechos sealen las profecas. El Nuevo Testamento presenta el cumplimiento de toda profeca, ms bien que de profecas, y las predicciones individuales sirven como seales de los hechos grandes y destacados que marcan las encrucijadas de los caminos. Y aqu, segn me parece, estamos de acuerdo con la antigua Sinagoga. Como prueba, quisiera llamar la atencin al Apndice IX, que da una lista de todos los pasajes del Antiguo Testamento aplicados mesinicamente en los escritos ju- dos. Tanto ellos como nosotros apelamos a todas las Escrituras, a toda la profeca, como fuente en que hallamos la realidad del Me- sas. Pero nosotros apelamos, adems, a toda la tendencia y nueva direccin que el Evangelio presenta en oposicin a la del Tradicio- nalismo, a la nueva revelacin del Padre, a la nueva hermandad del hombre, y a la satisfaccin de las necesidades ms profundas del corazn, que Cristo ha trado -en resumen, a los elementos escri- turales y espirituales-, y preguntamos si todo esto podra haber sido el resultado y fruto del hijo de un carpintero de Nazaret que vivi en un tiempo y un ambiente que conocemos tan bien. Al procurar reproducir en detalle la vida, opiniones y ensean- zas de los contemporneos de Cristo, nos hemos dirigido tambin en gran medid,a a lo que era el tercer objetivo especial a la vista en esta historia. Este consista en desbrozar el camino de dificultades; en otras palabras, responder a las objeciones que puedan presentar- se a los relatos de los Evangelios. Y esto, por lo que se refiere a prin- cipios, no detalles y menudencias, que no van a preocupar al lector sosegado y reflexivo; al margen, tambin, de cualquier tontera de inspiracin que se quiera proponer, y por tanto de los intentos ar- monizantes o afines que se quieran hacer. Hablando en general, los ataques a los relatos del Evangelio se pueden agrupar bajo estos tres grupos: que pueden significar un fraude intencional por parte de los escritores, y una imposicin en los lectores; o segundo, se puede buscar una explicacin racionalista de los mismos, mostran- do que lo que originalmente haba sido bien simple y natural fue entendido mal por ignorancia, o tergiversado por la supersticin; y, en tercer lugar, pueden considerarse como el resultado de ideas y expectativas de entonces, que, puestas juntas alrededor del querido Maestro de Nazaret, por as decirlo, hallaron cuerpo en leyendas que se agruparon alrededor de la persona y vida de aquel que era considerado como el Mesas... Y esto sera suficiente para explicar la predicacin de los apstoles, el testimonio de su vida, su muerte como mrtires, la Iglesia, el curso que ha seguido la historia, as como las esperanzas y experiencias ms caras de la vida cristiana. De Jos tres tipos de criticismo indicados, slo tiene importancia el tercero, que ha sido designado de modo general como la teora 14. 12 PROLOGO DE LA PRIMERA EDICION mtica. La teora del fraude -como admite incluso Strauss- es psi- colgicamente tan incompatible con los hechos admitidos referen- tes a los primeros discpulos y la Iglesia, e impone tal violencia a los requerimientos bsicos de la investigacin histrica, que, por lo menos para m, resulta difcil comprender cmo ningn estudio se- rio y reflexivo pueda ser ganado por objeciones que con frecuencia no son ms que una apelacin a lo vulgar que hay en nosotros, in- telectual y moralmente. Porque, para adoptar el modo de ver hist- rico de la cuestin, incluso si se hicieran todas las concesiones al criticismo negativo, quedara todava bastante en los documen- tos cristianos para establecer un CO/lsenso de creencia primitiva res- pecto a todos los grandes hechos de la historia del Evangelio, so- bre la que se bas histricamente la predicacin de los apstoles y la Iglesia primitiva. Y con este consenso, por lo menos, y su re- sultado prctico, la investigacin histrica tiene que contar. Y aqu puedo dejarlo, indicando la importancia infinita, por lo que se refiere al mismo fundamento de nuestra fe, que se adhiere a la Iglesia histrica; verdaderamente, tambin en el hecho de que es EKKA.:'l{J'la efOV :Wy-roS'. crl'tJAOS' Kal i61'alOJ,aa (colul1lna el /lllcrlll1l) Ti:; aA.'18ElaS'l(1a Iglesia del Dios vivo, columna y sostn de la verdad). Por lo que se refiere a la segunda clase de interpretacin -la ra- cionalista- es, en conjunto, tan superficial, fugaz e irreal que slo puede ser considerada como una fase pasajera de intentos volubles de poner a un lado dificultades intelectuales. Pero el tercer modo de explicacin, designado comnmente como el mtico, aunque no siempre con justicia, merece y exige la consideracin seria del estudioso de la historia, y, en todo caso, que sea presentado de modo sobrio. Por fortuna, tambin es el que, dada su naturaleza, es ms capaz de ser sometido a la prueba del examen histrico. Porque, como se ha indicado previamente, posee- mos abundantes materiales para discernir el estado del pensamien- to, las ideas, creencias y expectativas al tiempo de Cristo y de los apstoles. Y a este aspecto de las objeciones a los Evangelios se ha dirigido la lnea principal de argumentacin de este libro. Porque si el anlisis histrico que se intenta aqu tiene alguna fuerza lgica, lleva a esta conclusin: que Jesucristo era, tanto en la direccin fundamental de su enseanza y obras, como en sus detalles, antit~ tico a la Sinagoga en su doctrina, prctica y expectativas. Pero, incluso as, todos consideramos que queda an una dificul- tad. Es la que se refiere a sus milagros, o mejor, lo milagroso, pues- to que la designacin y la dificultad a que apunta no se debe limitar a los fenmenos externos y tangibles. Pero aqu, me atrevera a de- cir, se halla tambin su solucin, por lo menos en cuanto sta es po- sible, puesto que la dificultad en s, lo milagroso, pertenece por la misma esencia a nuestras ideas sobre lo divino, y por tanto es una de las condiciones de ello; por lo menos en todas las religiones cuyo 15. PROLOOO DE LA PRIMERA EDICION 13 origen no se halla dentro de nosotros (subjetivo), sino fuera (objeti- vo), o, si puedo decirlo, en todas las que dicen ser religiones univer- sales (pensamiento catlico). Pero, para m, el valor evidencial de los milagros (como se insiste a menudo en estos volmenes) no se halla en lo que podramos llamar su aspecto meramente sobrenatu- ral (permtaseme decirlo), sino en esto: que son manifestaciones de lo milagroso, en el ms amplio sentido, como el elemento esencial en la religin revelada. El valor evidencial principal de los milagros no son ellos mismos, sino el hecho de ser ejemplos y pruebas de la comunicacin directa entre el cielo y la tierra. Y esta comunicacin directa es, por lo menos, el postulado y primera posicin de todas las religiones. Todas ellas presentan, al que adora, algn mdium de comunicacin personal del cielo a la tierra -algn profeta u otro cauce de lo divino-- y algn mdium para nuestra comuni- cacin con el cielo. Y ste es el principio fundamental de lo mila- groso, como el postulado esencial de todas las religiones que se pro- ponen volver a atar de nuevo al hombre con Dios. Actan en el doble principio de que la comunicacin primero debe venir al hom- bre del cielo, y luego, que es esto lo que ocurre. Digamos, quiz, me- jor, que todas las religiones giran sobre estos dos grandes factores de nuestra experiencia interior: la necesidad sentida por el hombre y (si somos criaturas de Dios, como se implica en ello) la expecta- tiva sentida por l. Y en la Iglesia cristiana esto no es meramente cosa del pasado, ha alcanzado su realidad ms plena, y est presen- te de modo constante en el revestimiento del Paracleto. No obstante, hay que mencionar an otra parte de la tarea al es- cribir este libro. Dada la naturaleza del mismo, un libro as por ne- cesidad tiene que haber sido ms o menos un Comentario a los Evangelios. Pero he procurado seguir el texto de los Evangelios en todas partes, y, por separado, considerar cada uno de los pasajes en ellos, de modo que, espero, puedo de veras designarlo tambin como un Comentario a los Cuatro Evangelios, aunque no sea de modo sistemtico. Y aqu se me puede permitir declarar que por todas partes he tenido a la vista al lector general, reservando para las notas al pie y los Apndices lo que pueda tener un especial in- ters para los estudiosos. Aunque me he valido, y agradezco, de toda clase de ayuda crtica a mi alcance -y aqu quiz puedo per- mitirme la libertad de sealar el Comentario sobre san Juan del profesor Westcott~, he credo justo hacer del texto sagrado objeto de un estudio nuevo e independiente. Las conclusiones a que he lle- gado las presento con mayor deferencia por el hecho de que, en mi posicin aislada, no he tenido, al escribir estos volmenes, la ven- taja inestimable del contacto personal, sobre estos temas, con otros estudiosos del texto sagrado. Slo me queda aadir unas pocas frases con relacin a otros asuntos, quiz de ms inters para m mismo que para el lector. 16. PROLOGO DE LA PRIMERA EDIeION Durante muchos aos haba deseado y pensado escribir un libro as. Pero la tarea fue en realidad emprendida a requerimiento de los editores, de cuya bondad y paciencia debo hacer reconocimiento pblico. Porque el trmino del original fijado para escribir el libro fue de dos o tres aos. Me ha llevado siete aos de labor continua y asidua, y, aun as, creo que, si pudiera, pasara otros siete aos para conseguir to