la venganza de los sith

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    E P I S O D I O I I I

    La venganza de los

    Sith

    Matthew Stover

    BASADA EN EL ARGUMENTO Y EL GUIN DE

    GEORGE LUCAS

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    Ttulo original: Star Wars: Revenge os the Sith.Traduccin: Lorenzo F. Daz

    SOLAPA

    POR FIN LLEGA EL MOMENTO DECISIVO DETODA LA SAGA DE STAR WARS

    Tras muchos aos de guerra civil, los separatistas hanllevado a la castigada Repblica al borde del colapso.En Coruscant, el senado contempla como el cancillersupremo Palpatine va anulando progresivamente laslibertades civiles, buscando as proteger a la Repblica.Yoda, Mace Windu y sus compaeros se oponen aldeseo del Canciller de controlar el Consejo Jedi. YAnakin Skywalker, el elegido del cual se profetizo quetraera el equilibrio a la Fuerza, esta cada vez masatenazado por el miedo a que muera su amor secreto: lasenadora Padm Amidala.

    A medida que la guerra se recrudece por toda la galaxiase prepara el escenario para un final explosivo: Obi-Wan asume la peligrosa misin de acabar con elGeneral Grievous, temido lder militar de losseparatistas; Palpatine, deseoso de asumir un controlan mayor, manipula sutilmente la opinin pblica paraque se vuelva contra los Jedi; y el dolido Anakin,atormentado por indescriptibles visiones, estapeligrosamente cerca de tomar una decisin que

    cambiara a la galaxia para siempre. Y Darth Sidious,cuya sombra se alarga ms y ms sobre la Repblica,solo necesita dar un ltimo golpe demoledor contra laRepblica y ordenar a un nuevo y temible Seor Sith:Darth Vader.

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    El autor dedica respetuosamente esta adaptacin

    A George Lucas.Con gratitud por los sueos que dio a una generacin,y a generaciones venideras,

    durante veintiocho aos, y los que vendrn...

    Gracias, seor.

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    HACE MUCHO TIEMPO,

    EN UNA GALAXIA MUY, MUY LEJANA...

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    Esta historia ocurri hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana. Ya

    tuvo su fin. No se puede cambiar.Es una historia que habla de amor y prdida, de hermandad y traicin, de valory sacrificio, y de la muerte de los sueos. Es una historia sobre la difusa fronteraque separa lo mejor de nuestro ser, de lo peor.

    Es la historia del final de una era.Con las historias pasa algo extrao...

    Aunque todo esto pas hace tanto y tan lejos que las palabras no puedendescribir ese tiempo o esa distancia, tambin est pasando ahora mismo. Aqumismo.

    Mientras lees estas palabras.As acabaron veinticinco milenios. La corrupcin y la traicin acabaron con

    mil aos de paz. ste no es slo el final de una repblica, es el anochecer de lacivilizacin.

    Es el crepsculo de los Jedi.Su final empieza ahora.

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    = Introduccin =

    La Edad de los Hroes

    os cielos de Coruscant resplandecan de guerra.La luz del da artificial, propagada por los espejos orbitales de la capital, se

    fraccionaba con las llamas de los motores inicos que la cruzaban y se veapuntuada por explosiones estelares e hileras de restos que llovan hastala atmsfera yse convertan en enmaraados lazos nubosos. El cielo nocturno era un encaje infinitode resplandecientes lneas que unan planetoides y trazaban errticas espirales demosquitos luminosos. Los seres que lo contemplaban desde los tejados delinterminable paisaje urbano de Coruscant podran encontrarlo hermoso.

    Pero desde dentro es diferente.Los mosquitos son el brillo de las toberas de los cazas estelares. Las res-

    plandecientes lneas son descargas perdidas de turbolser lo bastante potentes comopara desintegrar un pueblo pequeo. Los planetoides son cruceros estelares.

    Desde dentro, la batalla es una tormenta de confusin y pnico, de rayos departculas galvanizadas que pasan junto a tu caza en un fogonazo tan cercano que lacarlinga resuena como un altavoz roto, de impactos que se sienten en las suelas de lasbotas cuando los misiles de impacto aciertan a tu crucero, matando a seres con los quete has entrenado, comido, jugado, redo y discutido. Desde dentro, la batalla esdesesperacin, terror y una certeza que te carcome el estmago de que la galaxiaentera intenta matarte.

    Por todos los restos de la Repblica, seres desconcertados contemplan horrorizadosy en directo por la HoloRed la batalla que se libra. Todos saben que la guerra ha idomuy mal. Todo el mundo sabe que cada da se mata o se captura a ms Jedi, y que elGran Ejrcito de la Repblica ha ido perdiendo un sistema tras otro, pero esto...

    Un ataque al mismo corazn de la Repblica?

    Una invasin a la propia Coruscant?

    Cmo ha podido pasar esto?

    Es una pesadilla, y nadie puede despertar de ella.

    Todos contemplan en directo cmo el ejrcito droide separatista invade de los

    barrios gubernamentales. La transmisin est llena de imgenes de soldados clonque, en clara inferioridad numrica, son abatidos en los salones del mismsimoSenado Galctico por droides destructores implacablemente poderosos.

    Un sobresalto de alivio: los soldados parecen repeler el ataque. En las salas deestar de toda la galaxia hay abrazos y hasta exclamaciones silenciosas cuando lasfuerzas separatistas se retiran hasta sus naves de desembarco y vuelven a la rbita...

    "Hemos ganado!", se dicen unos a otros. "Los hemos rechazado!"

    Pero entonces van llegando los boletines. Al principio slo son rumores quecuentan que el ataque no era una invasin, que los separatistas no pretendan tomar elplaneta y que todo haba sido un golpe relmpago contra el Senado.

    La pesadilla empeora: el Canciller Supremo ha desaparecido.Palpatine de Naboo, el hombre ms admirado de la galaxia. Aquel cuya habilidad

    L

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    poltica sin rival ha mantenido unida a la Repblica, cuya integridad y valor personalprueban que la propaganda separatista de corrupcin en el Senado es una mentira, ycuyo carismtico liderazgo proporciona a toda la Repblica voluntad para seguirluchando.

    Palpatine es ms que respetado. Es querido.

    El simple rumor de su desaparicin hunde una daga en el corazn de todos losamigos de la Repblica. Todos lo saben en su corazn, en sus tripas, en sus propioshuesos...

    Sin Palpatine, la Repblica caer.

    Por fin les llega la confirmacin, y las noticias son peores de lo que nadie podraimaginar. El Canciller Supremo Palpatine ha sido capturado por los separatistas, y noslo por ellos.

    Est en poder del general Grievous.

    Grievous no se parece a los dems lderes separatistas. Nute Gunray es traicionero ycorrupto, pero es un neimoidiano, y en l son previsibles latraicin y la corrupcin,

    caractersticas stas que incluso son consideradas virtudes para un Canciller de laFederacin de Comercio. Poggle El Menores archiduque de los maestros armeros deGeonosis, donde empez la guerra. Es analtico e implacable, pero tambinpragmtico. Y razonable. El Conde Dooku, alma poltica de la ConfederacinSeparatista, es conocidopor su integridad y por enfrentar sus principios contra lo quel consideracorrupcin en el Senado. Aunque le consideran equivocado, muchos lorespetan por el valor de sus errneas convicciones.

    Son seres valientes. Seres peligrosos. Implacables yagresivos.

    Pero el general Grievous...

    Grievous es un monstruo.

    El comandante supremo de los separatistas es una abominacin de la naturaleza,una fusin de carne y droide. Y sus partes mecnicas son ms compasivas que las decarne aliengena que le quedan. Esta criatura medio viva ha asesinado a cientos demillones de personas. Planetas enteros han ardido por orden suya. Es el genio malignode la Confederacin. El arquitecto de sus victorias.

    El responsable de sus atrocidades.

    Y su garra de duracero se ha cerrado sobre Palpatine. l mismo ha confirmado lacaptura con una transmisin de banda ancha desde su crucero insignia, en medio de labatalla orbital. Seres de toda la galaxia lo miran, tiemblan y rezan para despertar detan espantoso sueo.

    Porque saben que lo que estn contemplando en directo por la HoloRed es la muerte

    de la Repblica.Muchos de esos seres rompen a llorar. Muchos ms buscan consolar a sus maridos,

    esposas, compaeros de nido o triadas de especie; y a sus retoos de toda clase, desdenios a cachorros, pasando por proles en huevo.

    Pero entonces sucede algo extrao. Muy pocos jvenes necesitan su consuelo. Envez de eso, son ellos los que consuelan a sus mayores. El mensaje es el mismo portoda la Repblica y se transmite en palabras, feromonas, pulsaciones magnticas,trenzas tentaculares o telepata mental: "No os preocupis. Todo se arreglar. Anakiny Obi-Wan llegarn en cualquier momento."

    Lo dicen como si esos nombres pudieran conjurar milagros.

    Anakin y Obi-Wan. Kenobi y Skywalker. La frase "Kenobi y Skywalker" se haconvertido en una sola palabra desde el principio de las Guerras Clon. Estn en todas

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    partes. Las pelculas de la HoloRed sobre sus misiones contra el enemigo separatistalos han convertido en los Jedi ms famosos de la galaxia.

    Jvenes de toda la galaxia conocen su nombre, lo saben todo sobre ellos y siguen sushazaas como si fueran hroes del deporte en vez de guerreros librando una batalladesesperada por salvar la civilizacin. Ni siquiera los adultos son inmunes a ello; no

    es raro que un padre, exasperado al enfrentarse a un retoo que acaba de realizar unade esas locuras espectacularmente peligrosas propias de los infantes de todas partes,pregunte: "Quin te crees que eres, Kenobi o Skywalker?"

    Kenobi prefiere hablar a luchar, pero cuando hay que luchar, pocos son rivales paral. Skywalker es el maestro de la audacia. Su intensidad, su arrojo y su pasmosasuerte son el complemento ideal de la deliberada calma y equilibrio de Kenobi.Juntos forman el martillo Jedi que ha aplastado la infeccin separatista en docenas demundos.

    Todos los jvenes que contemplan la batalla de los cielos de Coruscant saben quecuando lleguen Anakin y Obi-Wan, esos sucios separatistas desearn no haberselevantado hoy de la cama.

    Los adultos saben que no es as. Es parte de lo que significa ser adulto, darse cuentade que los hroes son creaciones de la HoloRed, y que, despus de todo, losverdaderos Kenobi y Skywalker son slo humanos.

    Y en el supuesto de que sean todo lo que las leyendas dicen que son, quin diceque aparecern a tiempo? Quin sabe dnde estn ahora? Podran estar atrapadosen algn mundo separatista de tercera. Podran haber sido capturados o heridos.Incluso estar muertos.

    Algunos de los adultos hasta se susurran a s mismos: "Podran haber cado."

    Porque hay historias. No en la HoloRed, claro, ya que las noticias de la HoloRedse controlan desde el Despacho del Canciller Supremo, y ni siquiera el reputadocandor de Palpatine permitira la difusin de esas historias. Pero la gente oye rumores.Rumores de nombres que los Jedi preferiran que no hubieran existido nunca.

    Sora Bulq. Depa Billaba. Jedi que han cado presa de la oscuridad, que se hanunido a los separatistas o, lo que es peor, que han masacrado civiles, o inclusoasesinado a sus camaradas. Los adultos tienen la dolorosa sospecha de que no sepuede confiar en los Jedi. Ya no. Que hasta el ms grande de ellos puede llegar a...romperse.

    Esos adultos no obtendrn consuelo de sus retoos. Palpatine ha sido capturado.Grievous escapar. La Repblica caer. Los simples seres humanos no puedencambiar el curso de esta marea. Los simples seres humanos no pueden niempezar a intentarlo. Ni siquiera Kenobi y Skywalker.

    Y por eso esos adultos de toda la galaxia miran la HoloRed con cenizas llenando elhueco donde debera estar su corazn.

    Porque no pueden ver los dos estallidos prismticos de reversin al espacio real,muy lejos del campo de gravedad del planeta. Porque no pueden ver a la pareja decazas estelares expulsar sus anillos de hiperimpulso y sumergirse, disparando todossus caones, en la tormenta de cazas buitre separatistas.

    Una pareja de cazas estelares. Cazas Jedi. Slo dos.

    Basta con dos.

    Basta con dos porque los adultos se equivocan, y sus retoos tienen razn.

    Porque aunque aqu se acaba la Edad de los Hroes, ha dejado lo mejor para el final.

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    = Primera Parte =Victoria

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    La oscuridad es generosa.Su primer don es ocultarte. Nuestro verdadero rostro yace en la oscuridad

    que hay bajo nuestra piel. Nuestro verdadero corazn est sumido en sombrasan ms profundas. Pero cuando ms nos oculta no es al proteger nuestrasecreta verdad, sino al ocultarnos a la verdad de los dems.

    La oscuridad nos protege de lo que no nos atrevemos a saber.Su segundo don es la ilusin de consuelo, la paz de sueos agradables al

    abrazo de la noche, la belleza con que la imaginacin dota a aquello que nosrepelera a la cruda luz del da. Pero el ms grande de sus consuelos es la

    ilusin de que la oscuridad es temporal, que a cada noche le sigue un nuevo da.Porque lo temporal es el da.El da es la ilusin.Su tercer don es la propia luz. Tal y como los das estn definidos por la

    noche que los divide, y las estrellas por la negrura infinita en la que giran, laoscuridad abraza la luz y la hace destacar desde el mismo centro de su ser.

    Con cada victoria de la luz, quien gana es la oscuridad.

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    Obi-Wan y Anakin

    os fogonazos del fuego anticaza estaban por todas partes. La cercana de lasexplosiones de los disparos de turbolser procedentes de los cruceros queatestaban el espacio que le rodeaba haca zumbar y resonar la carlinga con ms

    fuerza que el estrpito de la metralla y el ladrido de los motores subluz. A veces, susdescensos en barrena le hacan pasar tan cerca de las explosiones esquivadas que laliberacin de energa golpeaba el caza estelar con fuerza suficiente para que la cabezale rebotara contra los arreos de sujecin de su silla de piloto.

    En ese momento, Obi-WanKenobi envidiaba a los clones. Ellos al menos llevaban

    casco.Errecuatro dijo por el comunicador interno, puedes hacer algo con los

    inerciales?

    El droide insertado en el alveolo del ala izquierda del caza silb algo que separeca sospechosamente a una disculpa humana. Obi-Wan frunci el ceo. R4-P17pasaba demasiado tiempo con el excntrico astromecnico de Anakin, y los maloshbitos de R2-D2 se le estaban pegando.

    Nuevas descargas de fuego antiareo le bloquearon el paso. Recurri a la Fuerza,buscando un camino seguro por entre los enjambres de metralla y las chisporroteantesredes de rayos de partculas.

    No haba ninguno.

    Contuvo un rugido tras los dientes, sorteando otra explosin que podra haberpelado el blindaje de su caza como si fuera una fruta estelar ithoriana madura. Odiabaesta parte. La odiaba.

    Volar es para los droides.

    Los altavoces de la carlinga crujieron.

    No existe ningn droide que pueda ganarte pilotando, Maestro.

    Todava le sorprenda la nueva profundidad de esa voz. La confianza calmada. La

    madurez. Le pareca que slo haba pasado una semana desde que Anakin era un niode diez aos que no paraba de incordiarle con preguntas sobre la Forma I de combatecon sable lser.

    Perdona murmur, iniciando un descenso que esquiv una explosin deturbolser por no ms de un metro. Estaba pensando en voz alta?

    Habra dado igual que no lo hubieras hecho. S lo que piensas.

    De verdad? Mir por el techo transparente de la carlinga y se encontrcon su antiguo padawan volando boca abajo, siguiendo su vuelo tan de cerca que, deno ser por el transpariacero que los separaba, podran haberse estrechado la mano.Obi-Wan le sonri. Por algn nuevo don de la Fuerza?

    De la Fuerza no, Maestro. De la experiencia. Es lo que piensas siempre.

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    Obi-Wan segua esperando captar la vieja sonrisa presumida de Anakin en su voz,pero no la oa. No desde lo de Jabiim. Puede que desde Geonosis.

    La guerra le haba quitado eso.

    De vez en cuando, Obi-Wan segua intentando despertar una sonrisa autntica

    en su antiguo padawan. Y Anakin segua intentando corresponderle.Los dos seguan intentando simular que la guerra no los haba cambiado.

    Ah. Obi-Wan apart una mano del manillar de control para dirigir al frente laatencin de su amigo boca abajo. Justo ante ellos, un punto de luz blanquiazulada seastillaba en cuatro estelas de motor inico rectascomo lseres. Y qu te dice laexperiencia que debemos hacer con esos tri-cazas que se acercan?

    Que debemos separarnos... ahora!

    Obi-Wan ya realizaba esa maniobra mientras Anakin hablaba. Volabaninvertidos,por lo que esa separacin lo envi a l hacia un lado, mientras Anakin giraba hacia el

    otro. Los caones de los tri-cazas rasgaron el espacio que haba entre ellos con msvelocidad de la que podan generar los cazas.

    El localizador de fuego enemigo tintine una alarma: dos de los cazas droides lohaban centrado en sus sensores remotos. Los otros dos deban de ir a por sucompaero.

    Anakin! Una barrena-mandbulas!

    Estaba pensando lo mismo.

    Pasaron junto a los tri-cazas, trazando espirales de evasivas. Las naves droidesrealizaron maniobras de persecucin que habran matado a cualquier piloto orgnico.

    La maniobra barrena-mandbulas reciba ese nombre por las mandbulas comonavajas de la araa cortadora de Kashyyyk. Las naves droides se acercaronrpidamente a ellos, los disparos de sus caones cosieron elespacio que les rodeaba ylos dos Jedi sumieron sus naves en sendos giros, uno perfecto reflejo del otro, que lesllevaron a extremos opuestos de un enorme crucero de la Repblica. Luego sedirigieron el uno hacia el otro.

    La maniobra habra sido suicida para cualquier piloto simplemente humano,ya que, cuando pudiera ver el caza de su compaero dirigindose hacia l a unarespetable fraccin de la velocidad luz, ya sera demasiado tarde para que los reflejosde un simple humano reaccionaran.

    Pero estos pilotos en concreto eran mucho ms que simples humanos.La Fuerza control las manos en los manillares de control, y los cazas Jedi giraron

    y pasaron con un fogonazo el uno al lado del otro, vientre contra vientre, lo bastantecerca como para chamuscar la pintura del otro. Los tri-cazas eran lo ltimo en droidesde superioridad espacial de la Federacin de Comercio. Pero hasta los reflejoselectrnicos de los cerebros droides de los tri-cazas eran demasiado lentos para imitar alos Jedi. Uno de los que perseguan a Obi-Wan se vio de pronto ante otro quepersegua a Anakin. Los dos desaparecieron en una flor de llamas.

    La onda de restos y gas en expansin agit a Obi-Wan, que luch con el manillarde control y escap a duras penas de una barrena que lo habra convertido en unamancha en el casco ventral del crucero. Antes de que pudiese enderezarlo, volvi atintinear la alarma de su localizador de peligros.

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    Oh, maravilloso musit entre dientes. El tri-caza superviviente quepersegua a Anakin haba cambiado de blanco. Por qu me toca siempre a m?

    Perfecto la voz de Anakin son por los altavoces de la carlinga con hoscasatisfaccin. Tienes a los dos en tu cola.

    "Perfecto" no es la palabra que usara yo Obi-Wan gir el manillar, haciendobailar la nave mientras el espacio que lo rodeaba se llenaba de rayos escarlata.Tenemos que separarlos!

    Gira a la izquierda Anakin sonaba tan calmado como una piedra. Hacia latorreta de turbolseres de babor del crucero. Pasa entre sus caones. Yo me ocuparedel resto desde aqu.

    Para ti es fcil decirlo. Obi-Wan lade la nave para pasar junto a lasuperestructura del crucero. Los disparos de los tri-cazas que lo perseguanarrancaron ardientes pedazos del blindaje del crucero. Por qu me toca siempre am ser el cebo?

    Estoy justo detrs de ti. Erreds, centra el blanco.

    Obi-Wan hizo girar el caza entre los turbocaones lo bastante cerca como paraque la dispersin de energa hiciera vibrar la carlinga como si fuera un gong, pero, aunas, los brillantes disparos de los tri-cazas siguieron pasando por su lado.

    Anakin, los tengo encima!

    Os tengo justo delante. Muvete a la derecha para que tenga un blanco limpio.Ahora!

    Obi-Wan conect los cohetes de babor, y el caza se desvi a la derecha. Uno de lostri-cazas que le seguan decidi que no poda imitarlo, y opt por un giro ventral que

    lo situ directamente en la lnea de disparo de Anakin.Desapareci en una vaharada de gas supercaliente.

    Buen disparo, Erreds.

    El estrpito causado por los lseres al reventar los escudos del ala izquierda deObi-Wan desintegr la risa seca de Anakin en los altavoces de la carlinga.

    Me estoy quedando sin trucos...

    Alejarse del enorme crucero de la Republica lo puso rumbo al casco curvado deuno de los acorazados de la Federacin de Comercio. El espacio entre las dos enormes

    naves enemigas relampague con el fuego cruzado de los turbolseres. Algunos delos fogonazos de las descargas eran tan grandes como su propia nave; el menor rocelo reducira a tomos.

    Obi-Wan condujo su nave hacia ellos.

    Tena la Fuerza para guiarle, y el tri-caza slo sus reflejos electrnicos, pero eranreflejos electrnicos que operaban casi a la velocidad de la luz. El tri-caza semantuvo pegado a su cola como si lo estuviera remolcando con un cable.

    Cuando Obi-Wan se desviaba a la izquierda, y Anakin a la derecha, el tri-cazaprocuraba dividir la distancia y mantenerse en medio de los dos. Haca lo mismocuando ascendan o descendan. Estaba equiparando sus movimientos a los de

    Anakin. De algn modo, su cerebro droide estaba comprendiendo que mientras semantuviera entre los dos Jedi, Anakin no podra disparar sin alcanzar a su compaero.

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    El tri-caza, por su parte, careca de semejante restriccin, y Obi-Wan volaba entre unatormenta de agujas escarlata.

    No me extraa que estemos perdiendo la guerra murmur. Se estnhaciendo ms listos.

    Que has dicho, Maestro? No te he entendido.Obi-Wan meti su caza en una espiral muy cerrada, rumbo al crucero de la

    Federacin.

    Me dirijo a la cubierta!

    Buena idea. Necesito espacio para maniobrar.

    Los caonazos le siguieron de cerca. Los altavoces de la carlinga de Obi-Wanzumbaron:

    A la derecha, Obi-Wan! Todo a la derecha! No dejes que te apunte con susarmas! Erreds, fjalo!

    El caza de Obi-Wan recorri toda la curva del casco dorsal del crucero separatista.Los disparos de los anticazas estallaron en todas partes cuando los caones delcrucero intentaron alcanzarlo. Gir a la izquierda para introducirse en la trinchera deservicio que recorra toda la longitud del casco. Tan bajo y tan cerca del casco, loscaones anticaza del destructor no podan reducir su ngulo de tiro lo bastante comopara darle, pero el tri-caza se mantuvo pegado a su cola.

    En el otro extremo de la trinchera de servicio, la separacin de los enormescontrafuertes que sostenan el enorme puente del destructor no dejaba sitio para quepasara ni una nave tan pequea como la de Obi-Wan. El Jedi traz una media curvaque sac al caza de la trinchera y lo hizo ascender directamente hacia arriba,

    siguiendo el inclinado borde de la torre. Un acelern de los cohetes inferiores lehizo pasar con apenas metros de margen ante los miradores delanteros del puente.El tri-caza segua sus pasos con precisin.

    Pues claro murmur. Eso habra sido demasiado fcil. Anakin, dndeests?

    Una de las superficies de control de su ala izquierda se hizo aicos en un estallidode plasma. Lo not como si le hubieran acertado en un brazo. Se tambale de un ladoa otro, luchando con el manillar. R4-P17 chill. Obi-Wan tecle el comunicadorinterno.

    No intentes arreglarlo, Errecuatro. Lo he apagado. Lo tengo en la mira! dijo Anakin. Ahora! Dispara... ya!

    Obi-Wan dio plena potencia a su ala intacta, y su caza ascendi en un arco apenascontrolado, mientras los caones de Anakin vaporizaban al ltimo tri-caza.

    Obi-Wan conect los retropropulsores para estacionar el caza en la zona ciegasituada detrs del puente del crucero separatista. Permaneci all unos segundos,mientras recuperaba el aliento y controlaba los latidos de su corazn.

    Gracias, Anakin. Eso ha sido... Gracias. Slo eso.

    No me lo agradezcas a m. El que disparaba era Erreds.

    S, supongo que s. Si quieres da las gracias a tu droide por m. Y, Anakin...

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    S, Maestro?

    La prxima vez, t sers el cebo.

    ========

    ste es Obi-Wan Kenobi:

    Un piloto fenomenal al que no le gusta volar. Un guerrero devastador quepreferira no luchar. Un negociador sin rival que preferira permanecer solo en unacueva tranquila y dedicarse a meditar.

    Maestro Jedi. General del Gran Ejrcito de la Repblica. Miembro del ConsejoJedi. Pero, en su interior, se siente como si no fuera ninguna de esas cosas.

    En su interior an se siente como si fuera un padawan.

    En la Orden Jedi se dice que la educacin de un Caballero Jedi slo empieza deverdad cuando se convierte en Maestro, que lo ms importante de ser un Maestro seaprende de tu estudiante. Obi-Wan siente cada da esa verdad.

    A veces suea con cuando era de verdad un padawan, adems de sentirse comouno. Suea que su Maestro, Qui-Gon Jinn, no muri en el generador de plasma deTheed. Suea que la mano sabia de su Maestro todava le acompaa y le gua. Pero lamuerte de Qui-Gon ya es un dolor antiguo, un dolor que asimil hace mucho.

    Un Jedi no se aferra al pasado.

    Y Obi-Wan sabe tambin que, de haber vivido sin ser el Maestro de AnakinSkywalker, habra sido otro hombre. Un hombre inferior.

    Anakin le ha enseado tanto.

    Obi-Wan ve en Anakin tanto de Qui-Gon que a veces se le encoge el corazn.Como mnimo, Anakin tiene la misma aficin de Qui-Gon por lo teatral, as como sudesprecio casual por las normas. Entrenar a Anakin y luchar a su lado durante tantosaos ha despertado algo en Obi-Wan. Como si la cercana de Anakin hubieraaflojado su insistencia a mandbula apretada sobre lo que es correcto, algo que, segnsiempre sostuvo Qui-Gon, era su mayor defecto.

    Obi-Wan Kenobi ha aprendido a relajarse.

    Ahora sonre, y a veces hasta gasta bromas, y es conocido por el humor con quetransmite su sabidura. Aunque no sea consciente de ello, su relacin con Anakin lo hamoldeado para ser el gran Jedi que Qui-Gon siempre dijo que poda ser.

    Es muy propio de Obi-Wan que l mismo no sea completamente consciente de ello.Ser nombrado miembro del Consejo fue una completa sorpresa para l. Incluso

    ahora, a veces se asombra de la fe depositada por el Consejo Jedi en sus habilidades,y del crdito que concede a su inteligencia. Nunca ambicion la grandeza. Slo desearealizar las tareas que le encomiendan lo mejor posible.

    Es respetado en toda la Orden Jedi por su perspicacia, adems de por su habilidadcomo guerrero. Se ha convertido en el hroe de la siguiente generacin de padawan.Es el Jedi que sus Maestros muestran como modelo. Es la persona a la que el Consejoasigna las misiones ms importantes. Es modesto, equilibrado y siempre amable.

    Es el Jedi definitivo.Y est orgulloso de ser el mejor amigo de Anakin Skywalker.

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    ========

    Erreds, dnde est esa seal?

    R2-D2 silb y pit desde su alveolo situado junto a la carlinga. Una traduccin sedibuj en el monitor de Anakin: "ESCANEANDO. MUCHAS SEALES

    BLOQUEADORAS DE CONTRAMEDIDAS ELECTRNICAS."Sigue intentndolo. Mir cmo renqueaba el caza de Obi-Wan entre la batalla,

    a apenas cien metros de su ala izquierda. Puedo notar sus nervios desde aqu.

    Un pitido: "UN JEDI SIEMPRE MANTIENE LA CALMA."

    No creo que eso le parezca gracioso. Y a m tampoco. Menos bromear y msescanear.

    Para Anakin Skywalker, las batallas con caza estelar eran lo ms parecido a ladiversin que poda encontrar.

    sta no era divertida.

    Pero no porque todo pareciera estar abrumadoramente en contra, o por el peligroque corra. No le importaba tenerlo todo en contra, ni crea estar corriendo un peligroespecial. Unos cuantos escuadrones de cazas droides no asustaban mucho a unhombre que haba sido corredor de vainas a los seis aos y que haba ganado la CopaBoonta a los nueve. A alguien que, de hecho, era el nico humano que habaconseguido acabar una carrera de vainas, por no decir ganarla.

    En aquellos tiempos haba utilizado la Fuerza sin saberlo. Crea que la Fuerza eraalgo de su interior, una simple sensacin, un instinto, una racha de conjeturasafortunadas que le permitan realizar maniobras que los dems pilotos ni se atrevan aintentar. Pero ahora...

    Ahora...

    Ahora poda recurrir a la Fuerza y sentir el combate que se libraba en todo elespacio de Coruscant como si la batalla entera ocurriera dentro de su cabeza.

    Su vehculo se converta en su cuerpo. Las pulsaciones de los motores eran loslatidos de su corazn. Cuando volaba poda olvidarse de su esclavitud, de su madre, deGeonosis y de Jabiim, de Aargonar y de Muunilinst, y de todas las catstrofes de estaguerra brutal. De todo lo que le haban hecho.

    Y de todo lo que l haba hecho.

    Mientras la batalla rugiese a su alrededor, poda olvidarse por un momento hastadel fuego de su amor por la mujer que le esperaba en el mundo de abajo. La mujercuyo aliento era su nico aire, cuyo latido era su nica msica, cuyo rostro era lanica belleza que podan ver sus ojos.

    Poda dejar todo eso al margen porque era un Jedi. Porque era el momento dehacer el trabajo de un Jedi.

    Pero esta vez era diferente.

    Hoy no se trataba de esquivar lseres y reventar naves droides. Hoy estaba enjuego la vida de un hombre que bien podra haber sido su padre. Un hombre que podamorir si los Jedi no llegaban a tiempo hasta l.

    Anakin ya haba llegado tarde una vez.

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    La voz de Obi-Wan, tensa y pausada, le lleg por los altavoces de la carlinga:

    Ha captado algo tu droide? Errecuatro no consigue nada. Creo que el ltimoimpacto le coci el motivador.

    Anakin poda imaginarse a la perfeccin la expresin de su antiguo Maestro: una

    mscara de calma desmentida por una mandbula tan tensa que apenas mova la bocaal hablar.

    No te preocupes, Maestro. Si an le funciona el sealizador, Erreds loencontrar. Has pensado en cmo encontraremos al Canciller si...?

    No Obi-Wan sonaba completamente seguro. No es necesario pensar en eso.No mientras esa posibilidad no se haga real. Slo conseguira distraernos. Mantenteatento a lo que es, no a lo que podra ser.

    Anakin tuvo que contenerse para no recordar a Obi-Wan que ya no era unpadawan.

    Yo dijo entre dientes. Te lo dije. Debera haber estado aqu.Anakin, lo protegan Stass Allie y Shaak Ti. Si dos Maestros no pudieron

    impedir que pasara, cmo crees que lo habras impedido t? Stass Allie es astuto yvaliente, y Shaak Ti es la Jedi ms hbil que he conocido nunca. Hasta me ense unoscuantos trucos.

    Anakin asumi que se supona que deba estar impresionado.

    Pero el general Grievous...

    La Maestra Ti se haba enfrentado antes a l, Anakin. Despus de Muunilinst.Ella no slo era sutil y experimentada, sino muy capaz. Los asientos en el Consejo

    Jedi no se conceden como favor.Lo he notado.

    Lo dej correr. Ese lugar, en medio de una batalla espacial, no era el msadecuado para tocar un tema especialmente doloroso.

    Si l hubiera estado aqu, en vez de Shaak Ti y Stass Allie, fueran o no miembrosdel Consejo... De haber estado, el Canciller Palpatine estara en casa sano y salvo. Envez de eso, Anakin se haba pasado meses corriendo por el Borde Exterior como unpadawan intil, y Palpatine slo haba tenido la proteccin de Jedi hbiles y sutiles.

    Hbiles y sutiles. Poda vencer sin problemas, y con el sable lser atado a la espalda,

    a diez Jedi hbiles y sutiles.Pero saba que no deba decirlo.

    Concntrate en el momento, Anakin. Enfoca.

    Entendido, Maestro dijo Anakin con sequedad. Ya enfoco.

    R2-D2 silb, y Anakin examin la lectura de su monitor.

    Lo tenemos, Maestro. Es el crucero que tenemos delante. Es la nave insignia deGrievous, elMano Invisible.

    Anakin, tenemos docenas de cruceros delante.

    El que est cubierto de cazas buitre.Los cazas buitre que se aferraban a las largas curvas del crucero de la Federacin

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    de Comercio sealado por el sealizador de Palpatine dotaban a la nave de unavibracin siniestramente semejante a la de un ser vivo, como si fuera un enorme ymetlico depredador marino erizado de mejillones ambulantes alderaanianos.

    Ah. se. Casi pudo or cmo se le encoga el estmago a Obi-Wan. Oh,esto va a ser de lo ms fcil...

    Algunos cazas buitre se desprendieron del crucero, conectaron los motores y sedirigieron hacia los dos Jedi.

    Fcil? No. Pero s que va a ser divertido. A veces, una ligera pulla era la nicaforma de hacer que Obi-Wan se relajara. Me juego un almuerzo en Dex a que yome cargo a dos por cada uno de los tuyos. Erreds puede llevar la cuenta.

    Anakin...

    De acuerdo, una cena. Y te prometo que esta vez no dejar a Erreds hacertrampas.

    Nada de juegos, Anakin. Arriesgamos demasiado. se era el tono queesperaba Anakin: ligeramente hiriente, con un toque de maestro de escuela. Obi-Wanvolva a estar en forma. Haz que tu droide enve un informe al Templo. Y lanza unallamada a cualquier Jedi que pueda estar pilotando un caza. Atacaremos al crucerodesde todas partes.

    Ya me he adelantado a ti. Pero neg con la cabeza al examinar la pantalla de sucomunicador. Hay demasiadas contramedidas electrnicas. Erreds no puedecontactar con el Templo. Creo que el nico motivo por el que podemos hablarnosahora es porque volamos prcticamente codo con codo...

    Y sealizadores Jedi?

    No hay suerte, Maestro el estmago de Anakin se encogi, pero luch paraque la tensin no se reflejara en su voz. Quiz seamos los nicos Jedi de por aqu.

    Entonces tendr que bastar con nosotros. Cambio al canal de los cazas clon.

    Anakin pas el dial a la nueva frecuencia, a tiempo de or a Obi-Wan decir:

    Me recibe, Oddball? Necesitamos ayuda.

    El altavoz del casco del capitn clon despojaba de humanidad a su voz.

    Recibido, Jefe Rojo.

    Marque mi posicin y forme su escuadrn detrs de m. Vamos a atacar.

    Vamos hacia all.

    Los cazas droides estaban desperdigados contra el fondo de batalla, pero R2-D2los mantena en su escner. Anakin desplaz el manillar de control de su caza estelar.

    Se acercan diez buitres, arriba y a la izquierda desde donde yo estoy. Les siguenms.

    Los veo. Anakin, espera... El crucero ha bajado los escudos de la cubierta detransporte! Capto cuatro, no, seis naves saliendo de l Obi-Wan alz la voz. Tri-cazas! Y acercndose a toda potencia!

    La sonrisa de Anakin se tens. Esto iba a ser interesante.

    Primero los tri-cazas, Maestro. Los buitres pueden esperar.

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    Coincido. Retrocede y desvate a mi derecha. Ponte detrs de m. Los atacaremosen diagonal.

    Y dejar que Obi-Wan fuera primero? Con el control de superficie izquierdoreventado y una unidad R medio inutilizada? .Estando en juego la vida de Palpatine?

    Ms bien no.Negativo dijo Anakin. Los voy a recibir de frente. Nos vemos al otro lado.

    Tmatelo con calma. Espera a Oddball y al Escuadrn Siete. Anakin...

    Not la frustracin en la voz de Obi-Wan mientras pasaba el caza a subluz y loadelantaba. Su antiguo Maestro an no se haba acostumbrado a no poder dar rdenesa Anakin.

    Tampoco es que Anakin tuviera mucha costumbre de obedecer rdenes. Ni de Obi-Wan ni de nadie.

    Sentimos llegar tarde la voz digitalizada del clon cuyo indicativo de llamada

    era Oddball son tan calmada como si pidiera la cena. Estamos a su derecha, JefeRojo. Dnde est Rojo Cinco?

    Anakin, a formacin!

    Pero Anakin ya se diriga al encuentro de los cazas de la Federacin de Comercio.

    A porellos!

    El familiar suspiro de Obi-Wan se oy con claridad en el comunicador. Anakinsaba con precisin lo que estara pensando el Maestro Jedi: lo mismo que pensabasiempre.

    An tiene mucho por

    aprender.Cuando los cazas enemigos lo rodearon como si fueran un enjambre, la sonrisa de

    Anakin se afin hasta formar una decidida lnea recta. Y pens lo mismo que pensabasiempre.

    Eso lo veremos.

    Se entreg al combate. Su caza gir y sus caones resonaron. Droides a todo sualrededor empezaron a estallar en nubes de restos y gas supercaliente.

    As era como l se relajaba.

    ========

    ste es Anakin Skywalker:

    El Jedi ms poderoso de su generacin. Puede que de cualquier generacin. El msgil. El ms fuerte. Un piloto imbatible. Un guerrero imparable. Nadie se acerca a sersu igual en tierra, aire, mar o espacio. No tiene slo poder y habilidad, sino arrojo, esarara y valiosa combinacin de atrevimiento y gracia.

    Es el mejor en lo que hace. El mejor que ha habido nunca. Y lo sabe.

    Los programas de la HoloRed lo llaman El Hroe Sin Miedo. Y por qu no? Aqupodra tenerle miedo?

    Salvo a...

    A pesar de eso, el miedo s vive en su interior, carcomiendo los corta-fuegos que

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    rodean su corazn.

    Anakin suele ver al temor que le carcome el corazn como si fuera un dragn. Losnios de Tatooine suelen contarse historias sobre los dragones que viven dentro de lossoles, primos ms pequeos de los dragones solares que se supone viven dentro de loshornos de fusin que dotan de energa a todo, desde las naves estelares a las vainas decarreras.

    Pero el miedo de Anakin es otra clase de dragn. Es de una especie fra. De unaespecie muerta.

    Pero no lo bastante muerta.

    Hace muchos aos, no mucho despus de convertirse en padawan de Obi-Wan,una misin intrascendente los llev hasta un sistema muerto, uno tan inmensamenteviejo que haca mucho que su estrella se haba convertido en una enana helada demetales hipercompactos, flotando en el espacio a una fraccin cuntica de grado porencima del cero absoluto. Anakin no poda recordar el objetivo de aquella misin,

    pero nunca haba olvidado esa estrella muerta.Le haba asustado.

    "Las estrellas pueden morir...?"

    "As es el universo, que es otra forma de decir que sa es la voluntad de laFuerza", le haba dicho Obi-Wan. "Todo muere. Con el tiempo, se consumen hasta lasestrellas. Por eso los Jedi no tienen ataduras. Todas las cosas pasan. Aferrarse a algo, oa alguien, ms all del momento presente es enfrentar tus deseos egostas a la Fuerza.se es un camino de sufrimiento, Anakin, y los Jedi no lo recorren."

    sa es la clase de miedo que vive en Anakin Skywalker: el dragn de la estrella

    muerta. Es una voz anciana, fra y muerta que susurra en el interior de su corazn quetodas las cosas mueren...

    No puede orla a pleno da. Una batalla, una misin, incluso un informe ante elConsejo Jedi pueden hacerle olvidar su presencia. Pero por la noche...

    A veces, por la noche, los muros que se ha construido se escarchan. A veces hastase resquebrajan.

    A veces, por la noche, el dragn de la estrella muerta se desliza entre las grietas,repta hasta su cerebro y le carcome el interior del crneo. El dragn susurra lo queAnakin ha perdido. Y lo que perder.

    Cada noche, el dragn le recuerda cmo abraz a su madre moribunda y cmo elladedic sus ltimas energas a decir: "Saba que vendras a por m, Anakin..."

    Cada noche, el dragn le recuerda que algn da perder a Obi-Wan, y a Padm, oque ellos le perdern a l.

    Todas las cosas mueren, Anakin Skywalker. Hasta las estrellas se consumen...

    Y la nica respuesta que puede ofrecer a esos susurros fros y muertos son susrecuerdos de la voz de Obi-Wan, o de Yoda.

    Pero a veces no puede recordarlos.

    Todas las cosas mueren...

    Apenas puede pensar en eso.

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    Pero en este momento no tiene otra opcin. El hombre a cuyo rescate vuela es elamigo ms ntimo que esperaba poder tener. Eso es lo que tie su voz de tensincuando intenta hacer un chiste. Eso es lo que alisa su bocay tensa la cicatriz de laquemadura que le cruza la mejilla derecha.

    El Canciller Supremo ha sido para Anakin como un familiar. Siempre presente,siempre preocupado, siempre dispuesto a darle un consejo, un apoyo desinteresadoo un odo compasivo. Dispuesto a aceptar a Anakin de forma cariosa, amable y sincondiciones tal y como es. La clase de aceptacin que Anakin nunca obtendr deotro Jedi. Ni siquiera de Obi-Wan. Sabe que puede contar a Palpatine cosas quenunca podra compartir con su Maestro.

    Puede contarle cosas que no podra ni contar a Padm.

    Ahora, el Canciller Supremo corre la peor clase de peligro. Y Anakin va a por lpese al temor que hierve en su sangre. Eso es lo que le convierte en un verdaderohroe. No la forma en que lo etiqueta la HoloRed, ni que no tenga miedo, sino que les ms fuerte que el miedo.

    Porque mira al dragn a los ojos y no aminora el paso.

    Si alguien puede salvar a Palpatine, Anakin lo har. Porque ya es el mejor, y cadavez es mejor an. Pero, encerrado tras los muros de su corazn, el dragn de su miedose enrosca, se estremece y sisea.

    Porque su verdadero miedo, en un universo donde pueden morir hasta las estrellas,es que ser el mejor quiz no sea lo bastante bueno.

    ========

    El caza de Obi-Wan se ech a un lado, estremecindose. Anakin pas junto a l y

    us los cohetes delanteros de altitud para dar un vuelco hacia atrs y acabar con elltimo tri-caza que lo persegua. Ya slo quedaban cazas buitre.

    Muchos cazas buitre.

    Te ha gustado eso, Maestro?

    Muy bonito los caones de Obi-Wan cosieron con plasma el casco de un cazabuitre hasta que explot. Pero an no hemos acabado.

    Mira esto. Anakin volvi a inclinar el caza y se zambull, girando,directamente en medio de la bandada de cazas buitre. Luego los gui hacia la cubiertasuperior de un crucero separatista muy castigado por los lseres. Voy a hacerles

    pasar por el ojo de la aguja.No los gues por ninguna parte el radar de Obi-Wan contabiliz los buitres que

    perseguan a Anakin. Eran doce. Doce. Sigue el primer principio Jedi del combate:sobrevivir.

    No hay opcin Anakin desliz su caza por entre la tormenta de caonazos.Baja aqu y reduce un poco su nmero.

    Obi-Wan empuj hacia delante el manillar de control, como si empujarlo contra sutope pudiera acelerar la velocidad de su castigada nave.

    Sin florituras, Errecuatro. Como si el daado droide fuera capaz de hacer

    alguna floritura. Limtate a mantenerme estabilizado.Se sumi en la Fuerza y busc su disparo.

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    A mi seal, a la izquierda... Ahora!

    La inutilizada superficie de control de su ala izquierda convirti el giro a laizquierda en una estrecha espiral ascendente que hizo que los caones de Obi Wan secruzaran en el camino de cuatro buitres...

    Flash flash flash flash...y los cuatro desaparecieron.

    Vol a travs de las nubes de brillante plasma. No poda entretenerse all. Anakinsegua teniendo ocho ms en la cola.

    Y qu era eso? Obi-Wan frunci el ceo.

    El crucero le resultaba familiar.

    El ojo de la aguja?, pens. Oh, por favor, dime que ests de broma.

    El caza de Anakin sobrevol el casco dorsal del crucero con slo unos metros de

    margen. Los disparos errados de los cazas buitre arrancaban del crucero trozos delblindaje que giraban despedidos hacia l.

    A ver, Erreds. Dnde est esa trinchera?

    El monitor delantero se ilumin con un mapa tipogrfico del casco del crucero.Ante l estaba la trinchera por la que Obi-Wan haba conducido a los tri-cazas.Anakin hizo girar la nave sobre s misma y descendi hasta el borde. Las paredes dela trinchera de servicio pasaron por su lado en un fogonazo, mientras se diriga haciala torre del puente que haba al final. Desde donde estaba, apenas poda ver laminscula rendija entre los contrafuertes de apoyo.

    Con ocho cazas buitre persiguindolo, no podra realizar un ascenso siguiendo la

    curva de la torre, tal y como haba hecho Obi-Wan. Pero eso no importaba.No pensaba hacerlo.

    El comunicador de su carlinga crepit.

    No lo intentes, Anakin. Es demasiado estrecho.

    Puede que demasiado estrecho para ti.

    Podr pasar.

    R2-D2 silb en nervioso acuerdo con Obi-Wan.

    Calla, Erreds dijo Anakin. Ya lo hemos hecho antes.

    Los disparos pasaron por su lado y dieron en los contrafuertes que tenadelante. Ya era demasiado tarde para cambiar de idea: estaba atrapado. Hara pasar sunave por el hueco, o morira.

    Extraamente, en ese momento no le importaba el resultado.

    Utiliza la Fuerza dijo Obi-Wan, sonando preocupado. Piensa en ti mismoatravesndola, y la nave te seguir.

    Qu esperas que haga yo? Cerrar los ojos y ponerme a silbar? murmurAnakin entre dientes. A continuacin habl en voz alta: Recibido. Ya estoypensando.

    El gemido de R2-D2 era lo ms parecido al terror que poda emitir un droide.

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    Letras brillantes se dibujaron en el monitor de Anakin: "ABORTAR! ABORTAR!ABORTAR!"

    Anakin sonrea.

    Idea equivocada.

    Obi-Wan, boquiabierto, slo poda mirar cmo el caza de Anakin se pona decostado y se introduca por la rendija con apenas centmetros de margen. Esperabaque uno de los contrafuertes arrancase la cabeza a R2.

    Los cazas buitre intentaron seguirle..., pero eran demasiado grandes, slo unpoco, pero lo eran.

    Cuando los dos primeros chocaron, Obi-Wan dispar sus caones en una pasadadescendente. Las maniobras evasivas preprogramadas en los cerebros droides de losbuitres les alejaron de los lseres de Obi-Wan, directos a la bola de fuego que seexpanda desde los contrafuertes.

    Obi-Wan alz la mirada y vio que Anakin se alejaba del crucero en una victoriosacurva ascendente, girando sobre s mismo. Obi-Wan imit su rumbo, prescindiendode la floritura.

    Te conceder los primeros cuatro dijo Anakin por el comunicador, perolos otros ocho son mos.

    Anakin...

    De acuerdo, nos los repartimos.

    A medida que se alejaban del crucero, sus sensores indicaron que tenan delante al

    Escuadrn Siete. Los pilotos clon estaban enzarzados en una batalla area tancerrada que sus rastros de iones parecan formar una brillante bola de cordel.

    Oddball tiene problemas. Voy a ayudarle a salir.

    No. l hace su trabajo. Nosotros tenemos que hacer el nuestro.

    Maestro, se los estn comiendo vivos...

    Cualquiera de ellos dara encantado su vida por la de Palpatine. Cambiaras tla vida de Palpatine por la de ellos?

    No, claro que no, pero...

    Anakin, comprendo que quieras salvar la vida de todo el mundo. Siemprequieres hacerlo. Pero no puedes.

    La voz de Anakin se tens.

    No me lo recuerdes.

    Ir delante, hacia la nave insignia.

    Obi-Wan se dirigi al crucero sin esperar una respuesta y poniendo los motores amxima potencia.

    La quemadura que Anakin tena junto al ojo empalideci cuando desplaz elcaza tras el de su Maestro. Obi-Wan tena razn. Casi siempre la tena.

    No puedes salvar a todo el mundo.

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    El cuerpo de su madre, roto y ensangrentado en sus brazos...

    Sus abatidos ojos luchando por abrirse... . .

    El roce de sus destrozados labios...

    "Saba que vendras a por m... Te he echado tanto de menos..."

    Eso era lo que significaba no ser lo bastante bueno.

    Poda pasar en cualquier momento. En cualquier lugar. Si llegaba unos minutostarde. Si dejaba que su atencin se distrajera por un nico segundo. Si era una pizcademasiado dbil.

    En cualquier lugar. En cualquier momento.

    Pero no aqu, no ahora.

    Se esforz por sumergir el rostro de su madre bajo la superficie de su conciencia.

    Era hora de actuar.

    Volaron por entre la batalla, esquivando andanadas y rayos de turbolser,deslizndose entre los cruceros para eclipsarse a los sensores de los cazas droides. Aslo unas docenas de kilmetros del crucero insignia, una pareja de tri-cazas se cruzen su camino, separndose y disparndoles.

    Los sensores de a bordo de Anakin se iluminaron, y R2-D2 chill una advertencia.

    Misiles!

    No le preocupaban. Los dos de su cola se dirigan hacia l en perfecta pareja. Losmisiles carecan del cerebro sofisticado de los cazas droides, y para que no chocaranentre s en una trayectoria de blanco comn, uno deba apuntar al motor izquierdo del

    casa de Anakin, y el otro al derecho. Un giro rpido sobre s mismo hara que lastrayectorias se cruzaran.

    Cosa que hicieron en una silenciosa flor de fuego.

    Obi-Wan no tena tanta suerte. Los dos misiles que apuntaban hacia sus motoressubluz no iban precisamente el uno al lado del otro, as que girar sobre s mismo serapeor que intil. En vez de eso, dispar los retros y conect los cohetes dorsales parareducir la velocidad a la mitad y descender unos metros en direccin al planeta. Elmisil que iba delante pas de largo y se alej en espiral hacia la batalla orbital.

    El otro misil se acerc lo bastante como para que se dispararan sus sensores deproximidad, y deton en una lluvia de brillante metralla. El caza de Obi-Wan vol atravs de los restos, y la metralla le sigui.

    Pequeas esferas plateadas siguieron su rumbo y se pegaron a la piel del caza.Luego se abrieron y de ellas brot una serie de brazos arcnidos articulados quearrancaron las placas del casco, buscando poner los mecanismos internos del cazaestelar a merced de los mltiples giros circulares de hojas de acero semejantes aantiguas sierras mecnicas.

    Esto era un problema.

    Me han alcanzado Obi-Wan sonaba ms irritado que preocupado. Me hanalcanzado.

    Te veo. Anakin desplaz su caza para seguirlo de cerca. Droides sierra.Cuento cinco.

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    Vete de aqu, Anakin. No puedes hacer nada.

    No pienso dejarte, Maestro.

    Cascadas de chispas saltaron al espacio desde las sierras de los droides.

    Anakin, la misin! Ve a la nave de mando! Salva al Canciller!

    No sin ti dijo Anakin con dientes apretados.

    Uno de los droides sierra se agazapaba junto a la carlinga. Sus brazos plateadosluchaban con R4. Otro trabajaba en el morro del caza, mientras un tercero sedesplazaba hacia el sistema hidrulico ventral. Los dos ltimos mecanoides agresivosse arrastraban hacia el ala izquierda de Obi-Wan para trabajar en su daado controlde superficie.

    No puedes ayudarme Obi-Wan segua manteniendo su calma Jedi.Estn acabando con mis controles.

    Puedo arreglarlo Anakin aline su caza a slo un par de metros del de Obi-

    Wan. Despacio... musit, despacio...Y dispar con el can derecho una nica descarga que redujo los dos droides

    sierra a goterones de metal fundido.

    Junto con la mayor parte del ala izquierda de Obi-Wan.

    Oooops dijo Anakin.

    ========

    El caza estelar corcove con fuerza suficiente como para que el crneo de Obi-Wangolpeara el techo de transpariacero de la carlinga, que se llen con una vaharada de

    humo. Obi-Wan luch con el manillar para impedir que el caza se sumiera en undescenso incontrolable.

    Esto no me est ayudando, Anakin.

    Tienes razn, ha sido una mala idea. A ver , prueba con esto... Muvete a laizquierda y desciende... despacio...

    Ests demasiado cerca, Anakin!

    Obi-Wan, incrdulo, mir cmo el caza de Anakin se acercaba ms al suyo y, conun golpe fsico de su ala, converta a un droide sierra en una mancha de metal. Elimpacto volvi a agitar a Obi-Wan, adems de abrir una profunda grieta en el cascodel caza y reventar el control delantero de la superficie del ala de Anakin.

    Anakin haba olvidado el primer principio del combate. Como siempre.

    Conseguirs que nos maten a los dos!

    Los filtros atmosfricos limpiaron el humo de la carlinga, pero el droide quequedaba en la superficie del caza de Obi-Wan ya haba pelado las planchas de casconecesarias para poder hundir sus articulados brazos sierra en las profundidades delala. Las chispas se recortaron contra el espacio, junto con un chorro de gas enexpansin que se cristaliz al instante en el vaco. Al tener una velocidad idntica a lade Obi-Wan, el resplandeciente gas se peg al morro de su caza como una nube deniebla.

    Maldicin murmur el Jedi. No puedo ver. Voy a perder el control

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    Lo ests haciendo muy bien. Sigue a mi lado.

    Eso era ms fcil decirlo que hacerlo.

    Tengo que acelerar para salir de esto.

    Estoy contigo. Adelante.

    Obi-Wan dio energa a las toberas, y el caza atraves la nube, pero nuevos chorrosde vapor la sustituan a medida que se desplazaba.

    Tengo todava a se en el morro? Errecuatro, puedes hacer algo?

    La nica respuesta que obtuvo fue de Anakin.

    Errecuatro no contestar. El droide sierra acab con l.

    Con ello le corrigi automticamente Obi-Wan. Espera... Dices queatacaron a Errecuatro?

    No slo a Errecuatro. Uno de ellos salt hasta m cuando chocamos.

    Maldicin, pens Obi-Wan. Se estn haciendo ms listos.

    A travs de una abertura en la niebla, a la altura de la curva de su nublada carlinga,Obi-Wan pudo ver a R2-D2 luchando mano a mano con un droide sierra. Bueno, brazosierra a brazo sierra. Pese a estar volando a ciegas y a punto de perder el control en mediode una batalla espacial, Obi-Wan no pudo evitar un segundo de incredulidad ante laabrumadora variedad de herramientas auxiliares y comportamientos postmercantilesque Anakin haba incorporado al astromecnico de su caza estelar, superiores incluso a lassofisticadas mejoras que le haban practicado los ingenieros reales de Naboo. Elpequeo droide era prcticamente un compaero de pleno derecho.

    La sierra de R2 cort una de las garras del droide sierra, haciendo que el brazoarticulado se perdiera girando en el espacio. Luego hizo lo mismo con el otro.Despus, un panel se abri en el costado de R2-D2, y su brazo conector de datos saliproyectado para golpear y expulsar al tullido droide sierra fuera del casco de Anakin.El droide sierra gir hacia popa hasta verse atrapado en el chorro de las toberassubluz de Anakin. Luego fue expulsado ms rpido de lo que Obi-Wan poda seguircon la vista.

    Obi-Wan dedujo que los droides separatistas no eran los nicos que se estabanhaciendo ms listos.

    El conector de datos se retrajo, y un panel diferente se abri, sta vez en la cabeza de

    R2-D2. Un cable garra sali disparado hacia la nube de gas que segua brotando del aladerecha de Obi-Wan, y se recogi, arrastrando un forcejeante droide sierra. El droideplateado se retorci y agit. Sus garras se sujetaron al cable y trep por l. Agit losbrazos sierra hasta que Anakin conect los cohetes inferiores y R2 cort el cable. Eldroide sierra cay, alejndose en el espacio y precipitndose indefenso por entre labatalla.

    Sabes algo? dijo Obi-Wan, empiezo a comprender por qu hablas deErreds como si fuera un ser vivo.

    De verdad? poda or a Anakin sonriendo. No prefieres llamarlo "ello"?

    Ah, s frunci el ceo. S claro. Ello. Esto..., dale las gracias de mi parte,

    quieres?

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    Dselas t.

    Ah, s. Gracias, Erreds.

    El silbido que le lleg por el comunicador tena un claro acento de "no hay de qu".

    En ese momento, lo que quedaba de niebla se dispers, y la nave llen todo el cielo

    ante l.El vasto crucero insignia, de ms de un kilmetro de punta a punta, llenaba todo su

    campo visual. A esa distancia slo poda ver lminas de casco color arena, salpicadaspor montaas de bateras de turbolser que iluminaban el espacio con rayos deenerga desintegradora.

    Y esa nave inmensa se iba haciendo ms grande.

    Muy deprisa.

    Anakin! Vamos a chocar!

    sa es la idea. Dirigirnos al hangar.Eso no...

    Lo s: el primer principio Jedi de...

    No. No podr ser. No para m.

    Qu?

    He perdido los controles. No puedo dirigirme hacia ninguna parte.

    Ah. Vale. Bueno, no es problema.

    No es problema?

    Entonces, el caza de Obi-Wan hizo un ruido metlico, como si hubiera chocado conun gong del tamao de una nave espacial.

    Obi-Wan se agit, gir la cabeza y encontr el caza de su compaero justo encimade su cola. Literalmente justo encima. La superficie izquierda de control del alaanterior del caza de Anakin estaba a apenas un palmo de distancia de las toberassubluz de Obi-Wan.

    Anakin haba chocado con l. A propsito.

    Entonces volvi a hacerlo.

    CLANG.

    Qu ests haciendo?

    Slo te echo... la voz de Anakin le llegaba pausada, tensa por laconcentracin...una pequea mano con el timn...

    Obi-Wan neg con la cabeza. Esto era completamente imposible. A otro piloto ni sele ocurrira intentarlo. Pero para Anakin Skywalker, lo completamente imposiblesiempre adquira un siniestro aire de ser sencillamente difcil.

    Pens que ya debera estar acostumbrado a ello.

    Mientras esos pensamientos se perseguan por su mente unos a otros sin propsito

    definido, Obi-Wan miraba con desmayo el resplandor azul de energa que llenaba elbostezante hangar que tena delante. Tard en darse cuenta de lo que estaba mirando.

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    Oh, esto es malo, pens.

    Anakin...

    Intent desviar el rumbo mediante su manillar. No hubo suerte.

    Anakin avanz e hizo descender la parte delantera de su nave, golpeando tras la

    chatarra chispeante que una vez fue Errecuatro. Anakin...!

    Dame... un segundo, Maestro. La voz de Anakin estaba an ms tensa. Ungolpe apagado, otro. Uno ms sonoro. Y un araar y chirriar de metal al romperse.Esto no es tan... fcil... como parece...

    Anakin!

    Qu?

    La entrada al hangar

    Qu le pasa? Has notado que an tiene los escudos levantados?

    De verdad?

    De verdad.

    Por no decir que estaban tan cerca que Obi-Wan prcticamente poda saborearlos.

    Oh, perdona. He estado ocupado.

    Obi-Wan cerr los ojos.

    Sumindose en la Fuerza, su mente sigui los enredados circuitos para localizar yactivar la consola de control manual de los motores subluz. Un ligero empujn, ydispar una orden que normalmente slo se usaba en los bancos de prueba: marchaatrs a toda potencia.

    La estela de brillantes restos que desprenda su caza, al estar desintegrndose pocoa poco, pas por su lado y se evapor en una cascada de estallidos en miniatura alcontactar con el escudo del hangar. Que era justamente lo que le iba a pasar a l.

    El nico efecto que tuvo la marcha atrs en sus desfallecidos motores fue darlems tiempo para ver acercarse su final.

    Entonces, el caza de Anakin pas ante l, cruzando de izquierda a derecha en una

    marcada diagonal. La energa relumbr de sus caones, y los generadores de escudosituados a la derecha de la puerta del hangar explotaron en pedazos. El resplandorazul de la entrada titil, se apag y desapareci justo cuando Obi-Wan atraves elumbral girando y golpe la cubierta del mismo, arrancndole chispas y un grito demetal torturado.

    Su caza entero, o lo que quedaba de l, vibr con el rugido que emiti la atmsferaal escapar con un aullido del hangar desprovisto de escudos. Enormes puertasblindadas empezaron a cerrarse como mandbulas. Otro toque con la Fuerza en laconsola manual cort la energa de los motores de su caza, pero no pudo hacer estallarlos seguros explosivos de la cpula de su carlinga, y tuvo la mala sensacin de queesos seguros eran la nica cosa de su nave que no estaba a punto de explotar.

    Su sable lser encontr su mano, y la energa azul relumbr. Un barrido, y la

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    carlinga se abri, arrastrada al espacio por el huracn del aire al escaparse. Obi-Wanse incorpor en medio de la galerna abrumadoramente fra y se dej arrastrar por ellamientras los restos de su castigada nave explotaban por fin.

    Cabalg en la onda de choque mientras dejaba que la Fuerza lo enderezara en elaire. Aterriz como un gato en el ennegrecido rastro que su aterrizaje haba trazadoen la cubierta, todava lo bastante caliente como para chamuscarle las botas.

    El hangar estaba lleno de droides de combate.

    Sus hombros se aflojaron, sus rodillas se flexionaron y su sable lser se situ enngulo ante su rostro. Eran demasiados para enfrentarse a ellos l solo, pero no leimportaba.

    Al menos estaba fuera de ese maldito caza.

    Anakin desliz su nave hacia el hangar a travs de un chorro de basura y gascongelado. Un ltimo giro del manillar hizo pasar su caza a travs de las mandbulasde las puertas blindadas, que se estaban cerrando justo cuando la carlinga de Obi-

    Wan segua el camino contrario.

    La nave de Obi-Wan era un montn de reluciente chatarra puntuando la larga yhumeante huella que haba dejado su deslizamiento por la cubierta. Obi-Wan, con labarba ribeteada de escarcha y el sable lser desenvainado y llameante, estaba paradoen un crculo cada vez ms estrecho de droides de combate.

    Anakin aterriz su caza con inclinacin suficiente para que el chorro de partculasde sus toberas subluz dispersara a los droides, y, por un segundo, volvi a tenernueve aos y a estar a los mandos de un caza en el hangar real de Theed, manejandopor primera vez los caones autnticos de una nave para destruir droides decombate...

    Aqu, de no estar Palpatine en alguna parte de la nave, habra hecho lo mismo. Peropoda llegar a necesitar una de las naves ligeras que haba en el hangar para llevar alCanciller sano y salvo a la superficie, y una docena de caonazos rebotando por ellugar poda destruirlas todas.

    Tendra que hacer esto a mano.

    Un toque hizo saltar su carlinga, y l salt, gir en el aire y cay en el ala. Losdroides de combate abrieron fuego al instante, y el sable lser de Anakin se movicomo un relmpago.

    Erreds, localiza una conexin al ordenador de a bordo.

    El pequeo droide le silb, y Anakin se permiti una sonrisita. A veces le parecaque casi poda comprender el cdigo electrosnico del droide.

    No te preocupes por nosotros. Busca a Palpatine. Vamos, yo te cubro.

    R2 baj de su alveolo y se columpi hasta la cubierta. Anakin salt ante l enmedio de una lluvia de disparos lser y dej que la Fuerza dirigiera su arma. Losdroides de combate empezaron a arrojar chispas y a derrumbarse.

    Busca esa conexin! tuvo que gritar Anakin por encima del chirrido de loslseres y el rugido de los droides al explotar. Yo voy a por Obi-Wan!

    No es necesario.Anakin se gir y se encontr con Obi-Wan justo detrs de l, cortando limpiamente

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    la caja craneal de un droide de combate.

    Aprecio la intencin, Anakin dijo el Maestro Jedi con una sonrisa amable,pero ya he venido yo a por ti.

    ========

    Y stos son, finalmente, Obi-Wan y Anakin:Son ms que amigos. Ms que hermanos. Aunque Obi-Wan es diecisis aos

    estndar mayor que Anakin, se han hecho hombres juntos. Ninguno de ellos puedeimaginar la vida sin el otro. La guerra ha forjado sus dos vidas hasta hacerlas unasola.

    La guerra que ha hecho eso no han sido las Guerras Clon. La guerra de Obi-Wan yAnakin empez en Naboo, cuando Qui-Gon Jinn muri a manos de un Seor Sith.Llevan trece aos luchando juntos en esta guerra, como Maestro y padawan, y comoMaestros Jedi. Su guerra es su vida.

    Y su vida es un arma.Se puede decir lo que se quiera de la sabidura del anciano Maestro Yoda o de la

    letal habilidad del hosco Mace Windu, del valor de Ki-Adi-Mundi o de la sutil astuciade Shaak Ti. La grandeza de esos Jedi es incuestionable, pero palidece junto a laleyenda que se ha forjado alrededor de Kenobi y Skywalker.

    Ellos destacan en solitario.

    Juntos son imparables. Invencibles. Son el ltimo recurso de la Orden Jedi.Cuando los buenos tienen que ganar, sin ningn gnero de dudas, se les llama a ellos.

    Obi-Wan y Anakin siempre responden.

    El que la legendaria inteligencia de Obi-Wan pueda vencer o no al poder crudode Anakin, a las claras, sin reglas, es motivo de peleas escolares, de duelos de pulgaresen guarderas y de guerras sucias en nidos de toda la Repblica. Esosenfrentamientos siempre terminan, de algn modo, con los contendientesadmitiendo que en el fondo da igual.

    Anakin y Obi-Wan nunca se enfrentarn en duelo.

    No pueden.

    Son un equipo. Son el equipo.

    Y los dos estn seguros de que siempre ser as.

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    = 2 =

    Dooku

    a tormenta de disparos lser rebotando por todo el hangar ces de repente.Racimos de droides de combate se retiraron tras las naves y salieron por lasescotillas.

    El rostro familiar de Obi-Wan asom al otro lado de su hoja mientras dejaba questa se apagara.

    Odio que hagan eso.

    El sable lser de Anakin Skywalker haba vuelto ya a su cinto.

    Que hagan qu?

    Abandonar la batalla y retroceder sin motivo.

    Siempre hay un motivo, Maestro.

    Obi-Wan asinti.

    Por eso lo odio.

    Anakin contempl el suelo cubierto de humeantes partes de droides dispersadaspor todo el hangar, se encogi de hombros y se ajust el guante negro.

    Erreds, dnde est el Canciller?

    El conector de datos del pequeo droide rot en la conexin de la pared. Su ojoholoproyector gir sobre s mismo, y el lser azul gener una imagen fantasmal cerca dela bota de Anakin: Palpatine encadenado a una gran silla. Incluso en el pequeoborrn translcido, pareca agotado y dolorido, pero segua vivo.

    El corazn de Anakin lati una vez contra sus costillas, dolorosamente. No llegabademasiado tarde. Esta vez no.

    Se inclin sobre una rodilla y mir la imagen con ojos entrecerrados. Palpatinepareca haber envejecido diez aos desde la ltima vez que lo haba visto. Un msculose abult a lo largo de la mandbula del joven Jedi. Si Grievous le haba hecho dao...

    Si tan slo lo haba tocado...La mano de duracero articulado se cerr con tanta fuerza dentro desu guante negro

    que la retroalimentacin electrnica le hizo dao en el hombro.

    Obi-Wan habl desde encima de ese hombro.

    Tienes su localizacin?

    La imagen onde y se retorci hasta formar un plano del crucero. R2 mostr unapulsacin de azul ms claro en lo ms alto de la espiral cnica.

    En las Habitaciones del General buf Obi-Wan. Alguna seal del propioGrievous?

    La pulsacin salt al puente del crucero.

    L

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    Hmm. Y sus guardias?

    La holoimagen volvi a ondear y se transform una vez ms en una imagen de lasHabitaciones del General. Palpatine pareca estar solo. La silla estaba en el centro deuna zona de suelo vaco, mirando hacia una enorme pared curva de visualizacin.

    Esto no tiene sentido murmur Anakin.Claro que lo tiene. Es una trampa.

    Anakin apenas le oy. Se miraba el puo enguantado. Lo abri, lo cerr y volvia abrirlo. El dolor de su hombro bajaba hasta su bceps...

    Y no se paraba.

    Su codo siseaba, y tambin su antebrazo. Senta la mueca como baada en grava alrojo, y su mano...

    Su mano arda.

    Pero no era su mano. Ni su mueca, ni su antebrazo, ni su codo. Todo era unacreacin artificial de duracero y servomotores.

    Anakin?

    Los labios de Anakin se contrajeron, mostrando los dientes.

    Duele.

    Tu brazo de repuesto? Cundo lo equipaste con sensores de dolor?

    No lo he hecho. sa es la cuestin.

    El dolor est en tu mente, Anakin...

    No el corazn de Anakin se congel. Su voz se torn tan fra como el espacio.Lo siento a l.

    A l?

    A Dooku. Est aqu. En esta nave.

    Ah asinti Obi-Wan. Seguramente.

    Lo sabas?

    Lo supona. Creas que Grievous no habra encontrado el emisor de Palpatine?No puede ser accidental que la seal del sealizador del Canciller se recibiera conesa claridad en medio de tanta contramedida electrnica. Esto es una trampa. Una

    trampa para Jedi. Obi-Wan pos una clida mano en el hombro de Anakin. Elrostro del Maestro Jedi estaba ms serio que nunca. Posiblemente una trampadispuesta para nosotros. Una trampa personal.

    La mandbula de Anakin se tens.

    Ests pensando en cmo intent reclutarte en Geonosis. Antes de que teenviara a ser ejecutado.

    Es posible que tengamos que volver a enfrentarnos a esa eleccin.

    No es una eleccin Anakin se levant. Su mano se cerr y permaneci as, a uncentmetro de su sable lser. Que nos la ofrezca. Llevo mi respuesta en el cinturn.

    Ve con cuidado, Anakin. Nuestra prioridad es la seguridad del Canciller.

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    S, s, por supuesto el hielo en el pecho de Anakin se derriti. De acuerdo,es una trampa. Qu hacemos ahora?

    Obi-Wan se permiti una sonrisa mientras se diriga hacia la siguiente salida delhangar.

    Lo de siempre, mi joven amigo: hacerla saltar.Puedo trabajar con ese plan. Anakin se volvi hacia su astromecnico. T

    qudate aqu, Erreds.

    El pequeo droide le interrumpi con un zumbido.

    Sin discusiones. Qudate. Lo digo en serio.

    El silbido de rplica de R2-D2 tena un tono claramente triste.

    Mira, Erreds, alguien tiene que mantener el contacto con el ordenador. Ves enm algn conector de datos?

    El droide pareci mostrarse de acuerdo, pero no antes de pitar algo que son comouna sugerencia de dnde poda buscarlo.

    Obi-Wan neg con la cabeza desde la escotilla abierta.

    La verdad, la forma en que hablas con esa cosa.

    Anakin camin hacia l.

    Cuidado, Maestro, herirs sus sentimientos...

    Obi-Wan se par en seco y con una extraa expresin en el rostro, como siintentase sonrer y fruncir el ceo al mismo tiempo.

    Anakin?

    ste no contest. No poda contestar. Estaba mirando a una imagen de dentro de sumente. Una imagen no. Una realidad.

    Un recuerdo de algo que todava no haba sucedido.

    Vio al Conde Dooku de rodillas. Vio sables lser cruzados ante el cuello del Conde.

    Las nubes se despejaron en su corazn. Nubes de Jabiim, de Aargonar, de Kamino,y hasta del campamento tusken. Por primera vez en demasiados aos se sinti joven,tan joven como era realmente.

    Joven, libre y lleno de luz.

    Maestro... su voz pareca la de algn otro. De alguien que no haba visto lo quel haba visto. Que no haba hecho lo que l haba hecho. Maestro, aqu..., ahora...,t y yo...

    S?

    Pestae.

    Creo que vamos a ganar la guerra.

    El vasto hemisferio de la pared de visualizacin floreci con la batalla. Sofisticadosalgoritmos sensores compriman el combate que se extenda por toda la rbita de lacapital galctica hasta convertirlo en una visin al alcance del disfrute del ojo

    desnudo. Cruceros, separados por cientos de kilmetros y que intercambiabandisparos a casi la velocidad de la luz, parecan casi pegados casco con casco,

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    unidos por pulsantes cables de fuego. Las descargas de turbolser se convertan enveloces haces de luz que se rompan en astillas prismticas contra los escudos queflorecan en supernovas en miniatura que se tragaban naves enteras. Las invisiblesnubes de mosquitos, que eran en realidad duelos entre cazas estelares, se convirtieron enun luminoso baile de polillas de sombra al final de la breve primavera de Coruscant.

    El nico mueble en el interior de esa inmensa curva de carnicera filtrada porordenador era una silla situada en medio de un amplio suelo vaco, la llamada Silla delGeneral. Igual que ese camarote, situado en lo alto de la torre cnica de la nave insignia,era conocido como las Habitaciones del General.

    Dando la espalda a esa silla y al hombre encadenado a ella, con las manos cruzadasbajo la capa de sedoso tejido acorazado, estaba el Conde Dooku.

    Darth Tyrannus, Seor de los Sith.

    Contemplaba la obra de su Maestro, y era buena.

    Ms que buena. Era magnfica.

    Incluso el temblor ocasional de la cubierta bajo sus botas, cuando la nave seestremeca ante los torpedos enemigos y las descargas de turbolser, lo senta como unaplauso.

    Tras l son el murmullo del holocomunicador interno de la nave, que cruji con unavoz que era a la vez electrnica y extraamente expresiva, como si fuera un hombrehablando a travs del vocalizador electrosnico de un droide.

    Seor Tyrannus, ya han llegado Kenobi y Skywalker.

    S Dooku haba sentido a ambos en la Fuerza. Gualos hasta m.

    Mi seor, debo volver a expresar mi objecin a...Dooku se volvi y, desde su imponente altura, mir a la holoimagen azulada del

    comandante delMano Invisible.

    Ya he tomado nota de sus objeciones, general. Djeme a m a los Jedi.

    Pero al guiarlos hasta usted tambin los enviamos directos al propio Canciller!Por qu sigue l todava en esta nave? Debera estar oculto. Debera estar protegido.Deberamos haberlo sacado del sistema hace horas!

    Las cosas son como son porque Lord Sidous desea que sean as. En caso de quedesee seguir poniendo objeciones, por favor, tmese la libertad de presentrselas a l.

    Yo, ah, no creo que eso sea necesario.Muy bien, entonces. Limite sus esfuerzos a impedir que nos aborden tropas de

    refuerzo. Ningn Jedi supone un peligro para m sin sus mascotas clon respaldndole.

    Otro estremecimiento sacudi la cubierta, esta vez de forma ms pronunciada,seguido de un repentino cambio en el sentido de la gravedad artificial del crucero quehabra hecho tambalearse a otro hombre; pero con la Fuerza manteniendo la solidezdignificada de sus postura, el efecto que provoc en Dooku se limit a un alzamiento deceja.

    Y puedo sugerir que dedique algo de atencin a proteger esta nave? Que la

    destruyan estando usted y yo a bordo podra perjudicar seriamente a esta guerra, nole parece?

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    Eso ya se est haciendo, mi seor. Desea mi seor observar el avance de los Jedi?Puedo conectar los monitores de seguridad a este canal.

    Gracias, general. Eso sera muy de agradecer.

    Es usted tan corts como siempre, mi seor. Grievous, fuera.

    El Conde Dooku se permiti una sonrisa casi invisible. Su inmutable cortesa,rasgo de la verdadera aristocracia, acuda a l sin esfuerzo, pero, de algn modo,siempre pareca impresionar al simple populacho. Adems de a aquellos conmentalidad de simple populacho, al margen de sus logros o su rango, como, porejemplo, ese ciborg repulsivo de Grievous.

    Suspir. Grievous era til. No slo era un comandante de campo muy capaz, sinoque pronto sera un maravilloso chivo expiatorio al que achacar todas las atrocidadesde esta guerra tristemente necesaria. Alguien tena que cargar con eso, y Grievousera la criatura ideal para esa tarea. Porque, desde luego, no sera Dooku.

    De hecho, era uno de los objetivos de la cataclsmica batalla que tena lugar afuera.

    Pero no el nico.

    La imagen de escner azul que tena delante se convirti en un conjunto deminiaturas de Kenobi y Skywalker, tal y como los haba visto muchas veces antes:avanzando hombro con hombro, haciendo girar los sables lser mientrasdesmantelaban con entusiasmo un droide tras otro, tras otro... Sintindose como siestuvieran ganando cuando en realidad eran conducidos justo hasta donde losSeores Sith queran.

    Eran como nios. Dooku neg con la cabeza.

    Casi era demasiado fcil.

    ========

    ste es Dooku, Darth Tyrannus, Conde de Serenno:

    El que una vez fue un gran Maestro Jedi, ahora el mayor Seor de los Sith, es uncoloso oscuro que domina la galaxia. Nmesis de la corrupta Repblica, oriflama dela Confederacin de los Sistemas Independientes, es la personificacin de laconmocin y el temor.

    Fue uno de los Jedi ms respetados y poderosos de los veinticinco mil aos dehistoria que tiene la Orden, pero ahora, a la edad de setenta aos, sus principios no lepermitan seguir sirviendo a una Repblica donde el poder poltico se vende al mejor

    postor. Se despidi de su padawan, Qui-Gon Jinn, ya un Maestro legendario pormritos propios, y se despidi de sus amigos ntimos del Consejo Jedi: Mace Winduy el anciano Maestro Yoda. Se despidi de la propia Orden Jedi.

    Se le considera uno de los Perdidos, los Jedi que renunciaron a su lealtad a la Orden ydimitieron de los deberes de la Caballera Jedi para servir a ideales an ms elevados quelos profesados por la propia Orden. Los Veinte Perdidos, como se les llama desde queDooku ingres en sus filas, son recordados por los Jedi con honor y con pesar. Susefigies, esculpidas en broncio, se alzan en la capilla donde se encuentran los archivosdel Templo.

    Esas imgenes de broncio son melanclicos recuerdos de que algunos Jedi tienennecesidades que la Orden no puede satisfacer.

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    Dooku se retir a los dominios de su familia, el sistema planetario de Serenno. Alasumir el ttulo hereditario de conde, se convirti en uno de los seres ms ricos de lagalaxia. Su inmensa riqueza podra haber comprado la alianza de los senadores quequisiera, dada la desvergonzada corrupcin endmica a la Repblica, y quizs hastacomprar el control de la misma Repblica.

    Pero un hombre de su linaje, de sus principios, nunca se rebajara a ser el seor deun montn de basura, el jefe de una horda de saqueadores que se enfrentan pormigajas, y, para l, la Repblica no era ms que eso.

    As que emple el gran poder de su fortuna familiar, y el poder enormementemayor de su incuestionable integridad, para empezar a limpiar la galaxia de la llagaque era esa supuesta democracia.

    Es el icono del movimiento separatista, su cara pblica. Es a la Confederacin deSistemas Independientes lo que Palpatine a la Repblica: el smbolo vivo de la justiciade su causa.

    sta es la versin de cara al pblico.sta es la versin que hasta Dooku se cree en sus momentos de debilidad.

    La verdad es ms complicada.

    Dooku es... diferente.

    No recuerda muy bien cundo descubri que era diferente. Quiz cuando era unjoven padawan y fue traicionado por otro aprendiz que haba afirmado ser su amigo.Lorian Nod se lo haba dicho a la cara: "T no sabes lo que es la amistad."

    Y no lo saba.

    Se haba enfurecido, por supuesto. Tanto, que su reputacin haba corridopeligro. Y se haba enfurecido consigo mismo por su error de juicio y por haberconsiderado aliado a alguien que en realidad era un enemigo. Lo ms asombroso detodo el asunto fue que, incluso despus de delatarlo ante los Jedi, el otro chico habaesperado que l participara en una mentira, en nombre de su "amistad".

    Todo haba sido tan absurdo que no supo cmo responderle.

    De hecho, nunca haba estado muy seguro de a qu se referan los seres al hablar deamistad. Pese a sentir en los dems la energa que provocaban las emociones, siemprehaba percibido el amor, el odio, la alegra, la ira... traducidos a otra clase desentimientos.

    Los que tenan sentido para l.Poda comprender los celos, y tambin la posesin; l era feroz cuando algn ser

    se apodera de lo que le perteneca por derecho.

    La intolerancia, la intratabilidad del universo y las vidas indisciplinadas de sushabitantes. se era el estado natural de las cosas.

    El rencor es una diversin; l obtena un placer considerable del sufrimiento de susenemigos.

    El orgullo es una virtud en un aristcrata, y la indignacin un derecho inalienablecuando alguien osaba impugnar su integridad, su honor o su legtimo puesto en la

    cima de la jerarqua natural de la autoridad.

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    Y la indignacin moral tena para l todo el sentido; cuando los asuntosincorregiblemente vulgares de los seres ordinarios se negaban a conformarse a laestructura claramente obvia de "Cmo Debe Ser La Sociedad".

    Es completamente incapaz de que le importe lo que cualquier criatura puedasentir por l. Slo le importa lo que esa criatura pueda hacer por l. O a l.

    Muy posiblemente sea as porque los dems seres son muy interesantes.

    O, en cierto sentido, completamente reales.

    Para Dooku, los dems seres son, sobre todo, abstracciones, simples bocetosesquemticos que se dividen en dos categoras bsicas. La primera es "valiosos",seres que pueden ser utilizados para servir a sus diversos intereses. Entre ellosestuvieron durante una buena parte de su vida, y hasta cierto punto ahora mismo, losJedi, especialmente Mace Windu y Yoda, quienes le consideraron su amigo durantetanto tiempo, que eso les ceg por completo a la verdad de sus actos. Y, porsupuesto, y slo por el momento, la Federacin de Comercio, el Clan Bancario

    Intergalctico, la TecnoUnin, la Alianza Corporativa y los fabricantes de armas deGeonosis. Y hasta el simple populacho de la galaxia, que existe sobre todo paraproporcionarle un pblico lo bastante amplio como para hacer justicia a su grandeza.

    La otra categora es "amenazas". En este segundo grupo incluye a todos los seresinteligentes que no puede incluir en el primero.

    No hay una tercera categora.

    Y algn da puede que no haya segunda. Ser considerado una amenaza por elConde Dooku es una sentencia de muerte. Una sentencia de muerte que, porejemplo, piensa ejecutar en sus actuales aliados: los dirigentes de las mencionadasFederacin de Comercio, Clan Bancario Intergalctico, TecnoUnin, AlianzaCorporativa y armeros geonosianos.

    La traicin es el camino de los Sith.

    ========

    El Conde Dooku contempl con clnico desagrado cmo las imgenes del escnerazul de Kenobi y Skywalker se enzarzaban en una farsa-persecucin ridcula,perseguidos por droides destructores dentro y fuera de las vainas de losturboascensores que se desplazaban arriba y abajo, y hasta lateralmente.

    Ser una vergenza ser capturado por l dijo despacio, en tono meditativo,como si hablara slo para s mismo.

    La voz que le respondi le resultaba tan familiar que a veces sus pensamientoshablaban por ella en vez de por la suya.

    Una vergenza a la que podrs sobrevivir, Lord Tyrannus. Despus de todo, esel Jedi ms grande que existe, no? Acaso no nos hemos asegurado de que toda lagalaxia comparta esta opinin?

    As es, Maestro, as es Dooku volvi a suspirar. Hoy senta hasta la ltimahora de sus ochenta y tres aos. Me resulta... fatigoso hacer el papel de villanodurante tanto tiempo, Maestro. Me sorprendo esperando con impaciencia uncautiverio honorable.

    Un cautiverio que le permitiera pasar cmodamente el resto de la guerra, que lepermitiera repudiar a sus antiguos aliados cuando aparentara descubrir la verdadera

  • 7/30/2019 La Venganza de Los Sith

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    amplitud de los crmenes cometidos por los separatistas contra la civilizacin, y quele permitiera unirse al nuevo Gobierno conservando intacta su reputacin deintegridad e idealismo.

    El nuevo Gobierno...

    Esa haba sido la estrella de su destino todos estos aos.Un Gobierno limpio, puro y directo, sin la desagradable humillacin que supona

    pedir favores al populacho ignorante y a las criaturas subhumanas que conformabanesa Repblica que tanto despreciaba. El Gobierno al que servira sera la autoridadpersonificada.

    Autoridad humana.

    No era accidental que las principales potencias que conformaban la Confederacinde Sistemas Independientes fueran neimoidianos, skakoanos, quarren, aqualish, jun,gossam, sy myrthianos, koorivar y geonosianos. Al final de la guerra, los aliengenasseran aplastados y desposedos de todas sus pertenencias, y sus sistemas y sus

    riquezas seran entregados a los nicos seres merecedores de ello. Seres humanos.

    Dooku servira a un Imperio del Hombre.

    Y lo servira como slo l poda servirlo. Porque haba nacido para servirlo.Aplastara la Orden Jedi para crearla de nuevo, sin ataduras con polticos corruptos,sino libre para llevar a la galaxia la verdadera autoridad y la verdadera paz quenecesitaba desesperadamente.

    Una Orden que no negociara. Que no mediara.

    Una Orden que se impondra.

    Los supervivientes de la Orden Jedi se convertiran en el Ejrcito Sith.El Puo del Imperio.

    Y ese puo se convertira en un poder muy superior al ms oscuro sueo decualquier Jedi. Los Jedi no eran los nicos usuarios de la Fuerza que haba en lagalaxia; de Hapes a Haruum Kal, de Kiffu a Dathomir, haba poderosos humanos ycasi humanos grandes en la Fuerza que se haban negado a entregar a sus hijos auna vida de servidumbre en la Orden Jedi. No rechazaran al Ejrcito Sith.

    No se les dara esa eleccin.

    Dooku frunci el ceo ante la holoimagen. Kenobi y Skywalker seguan con su

    comedia barata en otro turboascensor, posiblemente manipulado por un Grievousque intentaba divertirse un poco mientras los droides de combate les perseguan contorpeza.

    La verdad es que todo eso era tan...

    Indigno.

    Puedo sugerir, Maestro, que demos otra oportunidad a Kenobi? El respaldo deun Jedi de su integridad sera muy valioso al establecer la legitimidad poltica denuestro Imperio.

    Ah, s. Kenobi la voz de su Maestro se torn sedosa. Hace mucho que te

    interesas por Kenobi, verdad?Por supuesto. Su Maestro fue mi padawan. En cierto sentido, es casi mi nieto...

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    Es demasiado mayor. Est demasiado adoctrinado. Irrecuperablementeenvenenado por las fbulas Jedi. Qued muy claro en Geonosis, verdad? Cree servira la Fuerza en s. La realidad no es nada ante semejante conviccin.

    Dooku suspir. Se supona que no deba afectarle, y menos habiendo ordenadoanteriormente la muerte de ese Maestro Jedi.

    Muy cierto, supongo. Somos afortunados al no haber actuado nunca motivadospor ilusiones semejantes.

    Kenobi debe morir. Hoy. Por tu mano. Su muerte puede ser la clave que nosentregue a Skywalker para siempre.

    Dooku lo comprenda. La muerte del mentor de Skywalker no slo rompera el yaprecario equilibrio emocional del joven Jedi y lo arrojara por el ms oscuro de losprecipicios, sino que eliminara el principal obstculo para su conversin. MientrasKenobi siguiera con vida, Skywalker nunca est