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52 EL MUNDO . VIERNES 23 DE DICIEMBRE DE 2016 E l Ml2•fjfrj¡f• Andrew Garf ield en una escena de 'Silencio', la última película de Martín Scorsese que se estrena el siet e de enero. ELMUNDO CINE ESTRENO , LA ULTIMA , TENTACION DE SCORSESE El director ofrece en 'Silencio', que llegará el 7 de enero, una elegante, profunda y dolorosa 'confesión' religiosa entre la razón y la fe LUI S MARTfNEZ MADRI D «El sec reto ha conve rtid o sus r os- tros en máscaras>>, se escucha en la película con la que Martín Scorsese regresa casi 30 años des pués a la herida de La última tentación de Cristo . La frase, a su manera, colo- ca el brillante esfuerzo del directo r en un extraño y virtuoso pu nto de equilibrio entre la fiebre y el éxtasis donde lo que se discute es la distan- cia que med ia entre la represe nta- ción y la realidad, entre la verdad y la mentira . Y ello en el límite mismo de lo discutible, de lo pronuncia ble. Entre la fe y la razón . Pocas veces antes, el responsable de Taxidriver se ha bía exigido a sí mismo tanta sobriedad en la puntual descripción de una pregunta que atañe tanto a su propio oficio,el de cineasta , el de fab ricante de máscaras, como, en tono mucho más grave, a la propia vida . Cualquiera de ellas. Silencio - así se titula una de las m ás elegantes e intensas películas hasta la fecha del director y que se estrena e l próximo 7 de e nero- re- construye el camino de dos jesuitas en e l sig lo XVII desde Portuga l hasta Japón, desde el martirio a la tra ición, desde la abso luta nega- ción del enemigo hasta quizá la ín- tima comunión con él. Y así has ta convertirse no sólo en una profun- da y dolorosa reflexión sobre la fe, el silencio de Dios (o la ceguera de los ho mb res, según se m ire) o el perdón , sino, mucho más opo rtun o ahora, la propia comunicación en- tre universos, creencias . Se hab la de fe cuando en realidad todo el es- fuerzo se concentra en reivindicar e l valo r de la razón; se discute de Dios cuando el que sufre es el hombre . ¿se puede querer a Dios y re nunciar a l hombre? ¿cuál es el sentido último de esa extraña para- doja que el tiempo ha dado en lla- mar sacrificio? Y así . La película toma como refere ncia la novela homónima del autor japo- nés Shusaku Endo que ya vivió dos adaptaciones a la pantalla . La prime- rala firmó Masahiro Shinoda y fue prese ntada en Cannes en 197 1. La segunda, del portugués Joao Mario Grilo, data de 1994. Scor sese y e l guionistaJay Cocks plantean la pe- lícula como un viaje. Dos sacerdotes (Andrew Garfie ld y Adam Driver) reciben la triste y confusa noticia de la apos tasía de su me ntor (Liam Neeson). El que fuera su guía espiri- tual, dicen, ha renegado de su credo y vive en Japón ajeno a las exigen- cias de su an tigua Iglesia. Lo que sigue no puede ser más que un descenso al corazón mismo de las tinieblas . Exacta- mente con el mismo equipaje ofrecido por Conrad e n su nove la: la duda, la devoción y, por su- puesto, el horror. aquí, en el espacio delimitado por la carne que sangra , por el dol or, donde aparecen las dudas . ¿Tiene se nt ido la mu erte de u n solo ino- ce nt e por un a fe que se alimenta excl usivamente de la promesa de un futuro mejor? Scorsese se las ingenia para ale- jar de él la fácil ten tación del mani- queísmo. De hecho, son los actores que dan vida a los torturadores, no los torturados, los que se ace rcan a la perfecc ión . Tanto e l sumo inqui- sidor interpre tado po r Issei Ogata como el tan sutil como despiadado intérprete al que da vida Tadanobu Asano consiguen que sus persona - j es a dqu ieran la consistencia casi Quiere Scorsese que sus héroes se entreguen a un via- je de liberació n. En el esquema de una Liam Neeson en un momento de 'Silenc io'. EL MUNDO sociedad básicamente feudal, el hu- ma nismo igualitario de Cristo que port an consigo los esforzado s, va- lientes y jóvenes sacerdotes es vivi- do como una amenaza por el poder. La peor de todas, quizá . Y como tal es t ratado . La inqu isición nipona ejerce todo su poder hasta la más elementa l de las crue ldades sobre el cuerpo de cada creye nte. Y es dolorosa de la verdad. ¿y si en su brutal violencia tuvieran razón? ¿y si la obstinación de la verdad reve- lada no valiera nunca ni la más fu. t il de las muertes? ¿Hay alguna muerte futil? Pero, y desde la ópti- ca de los propios martirizados, <tie- ne sentido vivir la fe sin aportar tes- timonio de ella? ¿Qué significa cre- er en la íntima herida del silenc io? En el secreto, ¿es adm isi ble vivi r acaso con el rostro convertido en máscara, en simple, vulgar y piado- sa, eso sí, mentira? Y así. Scorsese se sabe fiel heredero de una t rad ición que t iene e n no m- bres como Car! Theodor Dreyer y su Pasión de Juana de Arco qu izá su momento fundacional. Pero, más allá, la película dialoga con el gesto arreba tado y exultantemente míst ico de l c ine de Tar kovs ki, sin renuncia r a l pereg r inar por los ab ismos de l ngmar Bergman. «¿Suicidarse ...? No, no ... pero pue- des quedarte in móvil, en si lencio , así al menos no mientes y puedes aislarte en ti misma, sin interpretar ningún pape l, sin tene r que exteriorizar gestos falsos», dice la doctora al personaje interpre- tado por Liv Ullmann en Persona y ahí, en el reconoci mien to de l si- lencio como la 6ltima oportunidad pa ra evi- tar la máscara, la men- tira, Scorsese y el d i- rector sueco campa r· ten algo más que solamente una herida . El resultado es una pelíc ula que co loca a l espectador en una posi- ción tan reveladora como incómoda. Nunca complaciente . Scorsese quie- re en todo momento acercar el hé- roe al traidor. Y hacerlo con una mi- rada tan compasiva como finalmen- te cruel. Sólo las máscaras aciertan a dar con el sent ido profundo de la más rad ical de las paradojas. Y así hasta dar con uno de los finales más delicados y tristes del cine reciente .

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Page 1: LA ULTIMA TENTACION DE SCORSESE - infosj.es · ca el brillante esfuerzo del director ... corazón mismo de las tinieblas. Exacta mente con el mismo ... do como una amenaza por el

52 EL MUNDO. VIERNES 23 DE DICIEMBRE DE 2016

El Ml2•fjfrj¡f•

Andrew Garf ield en una escena de 'Silencio', la última película de Martín Scorsese que se estrena el siete de enero. EL MUNDO

CINE ESTRENO ,

LA ULTIMA ,

TENTACION DE SCORSESE El director ofrece en 'Silencio', que llegará el 7 de enero, una elegante, profunda y dolorosa 'confesión' religiosa entre la razón y la fe

LUIS MARTfNEZ MADRID «El sec reto ha conve rtid o sus ros­tros en máscaras>>, se escucha en la película con la que Martín Scorsese regresa casi 30 años des pués a la herida de La última tentación de Cristo. La frase, a su manera, colo­ca el brillante esfuerzo del directo r en un extraño y virtuoso punto de equilibrio entre la fiebre y el éxtasis donde lo que se discute es la distan­cia que med ia entre la represe nta­ción y la realidad, entre la verdad y la mentira . Y ello en el límite mismo de lo discutible, de lo pronuncia ble. Entre la fe y la razón . Pocas veces antes, el responsable de Taxi driver se ha bía exigido a sí mismo tanta sobriedad en la puntual descripción de una pregunta que atañe tanto a su propio oficio, el de cineasta , el de fab ricante de máscaras, como, en tono mucho más grave, a la propia vida . Cualquiera de ellas.

Silencio - así se titula una de las más elegantes e intensas películas hasta la fecha del director y que se estrena e l próximo 7 de enero- re­construye el camino de dos jesuitas en e l sig lo XVII desde Portuga l hasta Japón, desde el martirio a la tra ic ión, desde la abso luta nega­ción del enemigo hasta quizá la ín­tima comunión con él. Y así has ta convertirse no só lo en una profun­da y dolorosa reflexión sobre la fe, el silenc io de Dios (o la ceguera de los ho mb res, según se mire) o el perdón , sino, mucho más opo rtun o ahora, la propia comunicación en­tre universos, creencias . Se hab la de fe cuando en realidad todo el es­fuerzo se concentra en reivindicar e l valo r de la razón; se discute de Dios cuan do e l que sufre e s el hombre . ¿se puede querer a Dios y re nunciar a l hombre? ¿cuál es el sentido último de esa extraña para-

doja que el tiempo ha dado en lla­mar sacrificio? Y así .

La película toma como refere ncia la novela homónima del autor japo­nés Shusaku Endo que ya vivió dos adaptaciones a la pantalla. La prime­rala firmó Masahiro Shinoda y fue prese ntada en Cannes en 1971. La segunda, del portugués Joao Mario Grilo, data de 1994. Scor sese y e l guionistaJay Cocks plantean la pe­lícula como un viaje. Dos sacerdotes (Andrew Garfie ld y Adam Driver) reciben la triste y confusa noticia de la apos tasía de su me ntor (Liam Neeson). El que fuera su guía espiri­tual, dicen, ha renegado de su credo y vive en Japón ajeno a las exigen­cias de su an tigua Iglesia. Lo que sigue no puede se r má s que un descenso al corazón mismo de las tinieblas . Exacta­mente con el mismo equipaje ofrec ido por Conrad en su nove la: la duda, la devoción y, por su­puesto, el horror.

aquí, en el espacio delimitado por la carne que sangra , por el dolor, donde aparecen las dudas . ¿Tiene se nt ido la muerte de un solo ino­cente por un a fe que se alimenta excl usivamente de la promesa de un futuro mejor?

Scorsese se las ingenia para ale­jar de él la fácil ten tación del mani­queísmo. De hecho, son los actores que dan vida a los torturadores, no los torturados, los que se ace rcan a la perfecc ión . Tanto e l sumo inqui­sidor interpre tado po r Issei Ogata como el tan sutil como despiadado intérprete al que da vida Tadanobu Asano consiguen que sus persona ­j es adqu ieran la consistencia casi

Quiere Scorsese que sus héroes se entreguen a un via­je de liberació n. En el esquema de una

Liam Neeson en un momento de 'Silencio'. EL MUNDO

sociedad básicamente feudal, el hu­ma nismo igualitario de Cristo que port an consigo los esforzado s, va­lientes y jóvenes sacerdotes es vivi­do como una amenaza por el poder. La peor de todas, quizá . Y como tal es t ratado . La inqu isición nipona ejerce todo su poder hasta la más elementa l de las crue ldades sobre el cuerpo de cada creye nte. Y es

dolorosa de la verdad. ¿y si en su brutal violencia tuvieran razón? ¿y si la obstinación de la verdad reve­lada no valiera nunca ni la más fu. t il de las muertes? ¿Hay alguna muerte futil? Pero, y desde la ópti­ca de los propios martirizados , <tie­ne sentido vivir la fe sin aportar tes­timonio de ella? ¿Qué significa cre­er en la íntima herida del silenc io?

En el secreto, ¿es adm isible vivi r acaso con el rostro convertido en máscara, en simple, vulgar y piado­sa, eso sí, mentira? Y así.

Scorsese se sabe fiel heredero de una t rad ición que t iene en no m­bres como Car! Theodor Dreyer y su Pasión de Juana de Arco qu izá su momento fundacional. Pero, más allá, la película dialoga con el gesto arreba tado y exultantemente míst ico de l c ine de Tarkovs ki, sin renuncia r a l pereg r inar por los ab ismos de lngmar Bergman. «¿Suicidarse ... ? No, no ... pero pue­des quedarte inmóvil, en si lencio , así al menos no mientes y puedes aislarte en ti misma, sin interpretar

ningún pape l, sin tene r que exteriorizar gestos falsos», dice la doctora al personaje interpre­tado por Liv Ullmann en Persona y ahí, en el reconoci mien to de l si­lencio como la 6ltima oportunidad pa ra evi­tar la máscara, la men­tira, Scorsese y el d i­rector sueco campa r· ten algo más que solamente una herida .

El resultado es una pelíc ula que co loca a l espectador en una posi­

ción tan reveladora como incómoda. Nunca complaciente . Scorsese quie­re en todo momento acercar el hé­roe al traidor. Y hacerlo con una mi­rada tan compasiva como finalmen­te cruel. Sólo las máscaras aciertan a dar con el sent ido profundo de la más rad ical de las paradojas. Y así hasta dar con uno de los finales más delicados y tristes del cine reciente .