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- 1 - La tragedia de Imam Husain En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso La tragedia de Imam Husain Del libro “Kitab al Irshad” Sheij Al-Mufid Biblioteca Islámica Ahlul Bait (P)

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    La tragedia de Imam Husain

    En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso

    La tragedia de ImamHusain

    Del libro Kitab al Irshad

    Sheij Al-Mufid

    Biblioteca Islmica Ahlul Bait (P)

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    Sheij Al-Mufid

    Ttulo original: La Tragedia de Imam HusainAutor: Sheij Al-MufidTraduccin: Muhammad Ali Anzaldua MoralesEditor de la versin original impresa: Embajada de la RepblicaIslmica de Irn en MxicoPublicacin de la presente edicin: Abril de 2004

    Edicin:Biblioteca Islmica Ahlul Bait (P)

    www.biab.org [email protected]

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    La tragedia de Imam Husain

    Bismillahi ar Rahmani ar Rahim.

    Paz y bendiciones a nuestro maestro Muhammad-el ltimo de los Profetas y Mensajeros de Dios- ya sus descendientes puros y protegidos contra elpecado.

    La edicin de este libro est dedicada a la memo-ria de los mrtires del Islam y en especial, a losmrtires de los cobardes atentados del pasado 10de Muharram en Karbal, Bagdad y Qeta, e igual-mente a la memoria del recientemente asesinadoSheij Ahmad Yasin. Que Allah les conceda un des-tacado lugar entre los mrtires.

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    Sheij Al-Mufid

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    La tragedia de Imam Husain

    Ecos de Ashura

    Ecos que retumban en los corazones de los creyentes, avivan-do una llama siempre latente de nostalgia y amor por la Gente de laCasa, y se estremecen por su agona, acallada por muchos perosocorrida por pocos.

    Llego Ashura, y con el la luz de su mensaje, que lejos de debi-litarse destella cada ao con mas fuerza hasta alcanzar revivir ennuestras mentes la amargura de la traicin, del abandono, la sed y elclamor de la santa familia del Profeta, ahogados con la muerte y lahumillacin del destierro.

    Porque las lagrimas derramadas con el fin de ahogar nuestrodesconsuelo, no son meras emociones motivadas por el recuerdo deun hecho histrico plasmado en hojas de libros centenarios y carentesde mayor trascendencia, sino que brotan del sentir propio cada gol-pe de espada que el Imam y su familia una vez recibieran, como sihiriesen una parte de nuestro ser.

    Quien convencido afirme que el Imam Hussein se expuso almartirio propio y de quienes permanecieron a su auxilio, por merosobjetivos polticos o rebelda inusitada, ciertamente ignora y rebajael significado del mensaje que sello con sangre y lagrimas para todala humanidad. De un campo rido e inhspito, bajo el ferrido sol deldesierto donde los benditos cuerpos de los mrtires hallaron reposo,desde el seno de una masacre grabada en la memoria colectivapese al tiempo y la distancia ; nace un mensaje de vida y esperanzaliderado por un Imam que no sucumbi en la derrota ni fracaso ensu lucha.

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    Sheij Al-Mufid

    Nos ense el calibre del valor de los principios divinos recogi-dos en el Islam para el beneficio de la humanidad hasta justificar elcoste de cada gota de su sangre y pice de sufrimiento; nos inculcola valenta y dignidad con la que hay que encarar la realidad, cuandola tirana y la humillacin encadenan la condicin humana despojn-donos de todo yugo terrenal; de quien comprende que la justicia, elbien comn y la voluntad de Dios en beneficio de la humanidad,supera en circunstancias apremiantes, la integridad de los virtuososde Ahlul Bait pese a su preferente estatus espiritual....y de quiencomprende que el peor destino con el que su enemigo puedeacecharle, es el martirio...y que es la muerte bajo tirana sinofelicidad ?

    He aqu cuando la mxima aspiracin de los enemigos del Is-lam fue amenazarle con sesgarle su vida y la de sus seres queridos,alcanzamos a comprender el sublime, pero amargo, sentido de suvictoria, pues el valor del Imam como contendiente no solo residien las races genealgicas de la Profeca y el Imamato, sino en suIslam puro e integro que portaba, defendi y practic de los princi-pios de la religin que plasmaron da a da en un halo de humildad ysumisin a Dios.

    Desapareci su cuerpo, pero no la esencia de ese esprituhussein bendito cuyo recuerdo y vivificacin abrieron las puertashacia la libertad y la esperanza en situaciones de tragedia humanaque se repitieron y continan en la actualidad en escenarios familia-res para muchos de nosotros, de ah la responsabilidad sobre todoslos musulmanes de recordar y reflexionar, de detener nuestra vistay nuestros pensamientos ante Ashura.

    Nos familiarizamos a contemplar en la personalidad del ImamHussain (P) la dimensin del yihad y el martirio que continuo tronantea lo largo de las pocas, pero sin embargo no sabemos valorar ladimensin espiritual y mstica que se manifest mas all de suplicassorprendentes como la suplica de Arafat . Por ello vemos al Imam(P) en cada uno de los acontecimientos de Karbala desenvolverseen un idioma de amor y complacencia con Dios pese a encontrarse

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    La tragedia de Imam Husain

    en un campo de batalla, espada y muerte. Cuando puso su mejillasobre el polvo de la ardiente Karbala, clamo: Dios mo!, Mi com-placencia esta en lo que es Tu designio, y me someto a Tu dis-posicin.

    Que implicacin tuvo esta dimensin espiritual en medio desemejante masacre?, es una pregunta vital para reconocer mas elvalor de este suceso, porque es el que le confiere la majestuosidad,la grandeza y eternidad a la tragedia de Ashura... es el impulsomstico que le diferencia de una batalla ordinaria pese a la crueldadque la marco para el recuerdo permanente, porque el aspecto delyihad o el martirio es el resultado de esta dimensin espiritual sin lacual no habra valenta, ni nobleza, ni sacrificio ni voluntad de acatarla voluntad divina sin reprochar nada a Dios, sino tratando de servirmas y mejor a esta causa.

    El Imam Hussein no lucho por fines personales, ni su nicoobjetivo final era el derrocamiento poltico del tirano Yazid ibnMuwaaia que en nombre del califato ilegtimo que lideraba, des-trua los valores bsicos del Islam con su corrupcin, con la cruel-dad, con el juego y el licor...el disfrute de la riqueza y la pompadesmesurada, mientras que los virtuosos de Ahlul Bait vivan en lapobreza y la opresin pese a que el mismo Quran y la tradicinproftica o Sunnah nos insta a amarlos, respetarlos y seguirlos ;en resumen, transformando lo Halal en Haram y lo Haram en Halal.

    Las aspiraciones del Imam Hussein eran las aspiraciones delProfeta, las aspiraciones del Islam... y no las aspiraciones excluyentesde una parte de los musulmanes, de ah que la responsabilidad enese momento y en la actualidad hacia el Imam Hussein se extiendea todos los musulmanes, con independencia de las diferenciasdoctrinales mayores o menores que puedan existir entre las diferen-tes escuelas, de aprender y rememorar este espritu; cual es laresponsabilidad que tenemos en la actualidad cuando la tragedia deAshura se sita en un momento del pasado y no podemos socorrercon armas al Imam en esa batalla?, nos preguntamos.

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    Sheij Al-Mufid

    No lograremos saberlo sin conocer las 4 causas bsicas quesuscitaron el movimiento del Imam Hussain (as), para as saber deque manera podemos servir a estas causas en nuestros das:

    En primer lugar, el era la nica personalidad digna y legiti-ma por voluntad de Dios a travs del Profeta como posee-dor del Imamato, pero eso a menos que la gente se perca-tara de su responsabilidad hacia con el y estuviesen prepa-rados para ser consecuentes con su juramento de fidelidad,el Imam no estaba obligado a rebelarse contra el gobiernoreinante sino ayudarle como hizo el Imam Ali en su poca.Por ello en si solo no constituye el motor principal del le-vantamiento hussein.

    El segundo factor, fue el juramento de fidelidad queMuawiah quera imponer al Imam Hussain (as) hacia suhijo Yazid, lo que significara una aprobacin para el califatotirano de Bani Omeya y de la intencin de Muawiah detransformar el califato en un rgimen heriditario de padre ahijo ; lo cual contradice tanto la visin shiita de la designa-cin divina del Imamato, as como la visin sunnita de queel Imam debe ser elegido por mayora.

    Hay momentos en la vida en la que la persona debe saberdecir no a fin de guardar su fe y piedad, especialmente sicausaria un perjuicio irreparable el acceder a ello. Por ellocuando los mensajeros de Muawiah viajaron a Medina paraproponerle el ultimtum: la muerte o el juramento, el ImamHussein valientemente dijo:

    Ese bastardo hijo de un bastardo, da a elegiruna de dos cosas: la espada o la humillacin.Lejos esta Hussain de tolerar la humillacin!,Nunca!, Nuestro Dios no aprueba eso para no-sotros (Ahlul Bait)!.

    La tercera causa fue que tras su negacin, los habitantesde Kufa le prometieron auxilio y ayuda para para recupe-

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    La tragedia de Imam Husain

    rar el califato justo de Ahlul Bait, recibiendo as hasta 18.000cartas a veces firmadas por veinte personas; ante ello elImam Hussein no tenia excusa para ignorar este nuevodeber ante decenas de millares de musulmanes que le su-plicaban al Imam que acudiese a ellos, si los hubieraabandonado, nos preguntaramos por que el Imam no lesrespondi positivamente cuando haba posibilidad de hacerjusticia, y muchos habran dicho que el Imam no acudiporque estaba asustado de una revolucin, por ello el dijo Yo estoy listo, si vosotros lo estis.

    Y el ultimo de ellos, su obligacin de ordenar el bien y pro-hibir el mal, una obligacin personal como musulmn al cualel iba a responder con o sin apoyo de los musulmanes, parareformar esa sociedad que haba olvidado el espritu y losvalores del Islam en un periodo tan corto de tiempo tras lamuerte del Profeta...en un tiempo en el que era costumbreen la mayora de las mezquitas maldecir al Imam Ali, y conel a su Ahlul Bait, en el que se gobernaba bajo la espada yla impunidad, en la que los enemigos del Islam se retracta-ron de su fe en el Islam rebajndolo a sus pasiones. Viola-ron el principio bsico del Islam que es el de dictar la justi-cia y prohibir lo ilcito.

    Con esta cuestin, descubrimos que el Imam no era un soloauxiliador antes las invitaciones de los habitantes de Kufa, sino unrevolucionario. Ante este punto el Imam Hussein no necesitaba mascausas, porque la corrupcin abarco todo y el Profeta ordeno quetodo aquel que viviera una situacin tal, debera rebelarse. Por elloel movimiento del Imam Hussein es multidimensional por ser revo-lucionario y defensor a la vez.

    No es licito rebelarse ante cualquier corrupcin por pequeoque fuese, ni cualquier circunstancia sin sopesar las consecuenciasabandonando la razn y la sensatez, solo el Imam Hussein y eldesignio divino de Dios sabran escoger el momento las razones y lamanera mas apropiada que sirviera para salvar al Islam del cual no

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    Sheij Al-Mufid

    quedaria nada si los benditos cuerpos de Ahlul Bait y sus compae-ros no fuesen destrozados como el mismo Imam sabra que sucede-ra irremediablemente y sin que las hijas del Profeta, a la cabeza deellas Sit Zainab (as) , fueran hechas prisioneras, encadenadas yhumilladas atravesando el territorio islmico en estas circunstan-cias, denunciando con elocuencia el dormir de la conciencia de losmusulmanes ante el asesinato de los hijos e hijas del Santo Profeta(sawa) , poblado tras poblado, plaza tras plaza donde eran expues-tas para mayor humillacin si es que la humillacin de la espada y eldestierro no hubiera sido ya suficiente para los enemigos del Islam.

    Ella y su sobrino el Imam Ali ibn al Hussain, fueron coparticipesde este sacrificio porque sin ellos Ashura no habria sido sino unabatalla local y acallada enterrada en el olvido, y pese a ser hermana,madre y tia de martires y as como el Imam zain el abideen (as)fue hijo,hermano y primo de martires ; no se mostraron debiles defe,sino que mostraron complaciencia y paciencia ante el destino queDios decidio para ellos.

    Por ello el movimiento del Imam Hussein es multidimensionalpor ser revolucionario y defensor a la vez.

    Es indudable que el recuerdo y la lamentacin por el abandono,la traicin y la crueldad con la que la familia del Profeta : tanto elImam Hussain, sus hijos, sus sobrinos, sus hermanos y sus primosfueron tratados, es un deber moral y religioso en si mismo por suposicin ante Dios, el Profeta y el Quran ; pero, no podemos redu-cir Ashuraa a las lamentaciones y las lagrimas sin profundizar en el,con la mente y la razn, para enriquecernos de las lecciones infini-tas que se nos ofrecen, y no pagarles el tributo de ese sacrificiohumano por el que derramamos lagrimas con la comodidad de noesforzarnos en intentar aprender y beneficiarnos de los valores queAhlul Bait y sus fieles compaeros pagaron con sus vidas.

    Por eso animamos a que entre todos leamos mas all de nom-bres de personajes, lugares, fechas o detalles dolorosos de esa ba-talla a veces complejos, y sepamos reflexionar con espritu cons-

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    La tragedia de Imam Husain

    tructivo, porque la revolucin del Imam Hussain no tiene vocacinde evento estril, sino de formacin islmica y humana constante,que podemos aplicar en todas las facetas de nuestra vida diaria,mas all de buenas intenciones momentneas, acaso hay homenajemas digno a un maestro que el honrar mediante la practica las ense-anzas que nos lega?, acaso nos basta mostrar nuestros respetos alQuran sin intentar comprenderlo y actuar de acuerdo con el?.

    Su sacrificio y entrega al destino de Dios, por el Islam y por losmusulmanes que tratamos de descubrirlo da a da ,es suficientemotivo para analizar nuestra sinceridad y fidelidad al Islam...paraque as constatemos cada uno de nosotros desde el corazn al ImamHussein, que su sed, su sufrimiento y la eterna agona que ancianosy recin nacidos padecieron ; no fueron en vano, sino que nuestroscorazones son fortaleza y refugio de tu causa que no dejaremosmorir oh Aba Abdillah, y que en estos tiempos mas que nunca nosesforzaremos en que nuestras manos, nuestras mentes y nuestroscorazones no traicionen el deposito que nos legaste, as como nues-tros ojos lo atestiguan.

    Assalamu ala Al-Hussain, wa ala Ali ibn Al-Husain, wa alaawlaad Al-Hussain , wa ala ashaabi Al-Hussain

    Sami AliMlaga 2004

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    Sheij Al-Mufid

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    La tragedia de Imam Husain

    Presentacin

    El libro intitulado Kitab al Irshad de Sheij Al-Mufid(Muhammad ibn Muhammad ibn Al-Numan), por dos razones gozade una importancia exclusiva.

    En primer lugar por su tema que abarca la biografa del tercerImam de la Shia, el Imam Husain hijo de Ali ibn Abu Talib, que pazde Dios sea con ellos, y en segundo lugar por ser su autor, unapersona como Sheij Al-Mufid, quien naci en 958 (33 hgira) cer-ca de Bagdad y muri en 1035 (413 hgira).

    Sheij Al-Mufid fue el ms grande telogo shia de su poca y elms brillante escolstico que educ alumnos como el famoso telo-go Seyed Mortedha Alamolhoda 977-1058 (355-43 hgira) SheijTusi conocido como Sheij At-Taifa 1007-1082 (385-460 hgira), quienfue alumno de ambos. En uno de sus libros habla de Sheij Al-Mufidcomo Ibn Al-Mualim (hijo del maestro) y escribe que l es autor de200 libros.

    Considerando que el desarrollo de la escuela jurdica (fiq) en laShia despus de Ausencia del dcimo segundo Imam, Mahdi, laPaz de Dios sea con l, se inicia en la segunda mitad de siglo nueve(segunda mitad del tercer siglo hgira); y tambin considerando quela Shia siempre ha sido perseguida como religin de la minora, sepuede concluir claramente que Sheij Al-Mufid es uno de los funda-dores del escolasticismo shia; por lo que su libro sobre la vida deImam Husain, que paz de Dios sea con l, es una de referenciasms confiables en tragedia y epopeya de lucha y resistencia frentela injusticia y corrupcin, en la historia de la humanidad.

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    Sheij Al-Mufid

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    La tragedia de Imam Husain

    Prlogo

    La historia del Imam Husain (P) tiene una gran importanciapara todos los musulmanes. Sin embargo, muchos de nosotros ladesconocemos, o slo estamos enterados de ella muy superficial-mente. Entre nuestros hermanos seguidores de las escuelas sunnieshay un desconocimiento increble acerca de este gran evento. Inex-plicablemente ellos han adquirido una imagen mental del Imam Husain(P) de un nio que jugaba con Santo Profeta (PBd), se sentabasobre sus rodillas y se suba a su espalda y era muy querido por l.Y despus qu? No se dice nada ms. En Egipto, por ejemplo, lasgentes saben que la cabeza del Imam (P) se encuentra sepultada enla famosa mezquita de Al-Husain, en El Cairo, pero ellos no sabencmo llego all esa cabeza. A algunos se les dice que el Imam Husain(P) muri en las batallas de los musulmanes contra los infieles enalgn lugar lejano. Pero las gentes desconocen la terrible verdad:que los asesinos del Imam (P) y de su familia fueron personas su-puestamente musulmanas, que inmerecidamente llevaban nombrestales como Omar, Ubaydullah, Muhammad, etc. Por qu no lo sa-ben?, e importa que lo sepan?

    Dice el Sagrado Corn:

    Y dijo (Abraham): En verdad voy hacia mi Seor yl me guiar. Seor!, concdeme un hijo piadoso.As que lo bendijimos con un nio clemente. y bonda-doso. Y entonces, cuando ste tuvo edad suficiente, l(Abraham) le dijo: Hijo mo, en verdad vi en un sue-o que te sacrificaba, as que dime, qu opinas. Dijo(Ismael): Padre mo, haz corno se te ordena, me ha-

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    Sheij Al-Mufid

    llars, s Dios quiere, paciente y obediente. As queentonces, cuando l se hubo sometido y acostado paraque, l lo sacrificase, le llamamos dicindole: OhAbraham!, en verdad cumpliste lo que te fue ordena-do en tu visin. En verdad as recompensamos a losque obran bien: Esto fue solamente una prueba evi-dente, y lo hemos sustituido por un sacrificio terrible ymagnfico, y lo hemos pospuesto para las generacio-nes futuras

    Estos versos del Corn indican que Dios puso a prueba aAbraham (P) pidindole que sacrificase a su primognito Ismael(P). Cuando ya iba a cumplir el mandato, Dios lo relev de su pro-mesa dicindole que el sacrificio haba sido pospuesto y sustituidopor uno mayor. Cul fue ese sacrificio? La respuesta, segn losexegetas e interpretadores del Corn, es que los versos profetiza-ron la muerte del Imam Husain (P). Por qu?

    En primer lugar, Dios no pide cosas ilgicas, sin sentido. Quhubiera pasado si Abraham (P) hubiera matado a su hijo? Lo msprobable es que hubiera sido atacado por sus gentes, acusndolo deloco por haber hecho algo sin explicacin ni motivo, segn ellos.Qu se hubiera ganado con que Ismael (P) hubiese muerto? Nada.Por ello Dios sustituy el sacrificio por uno mayor. Cul fue esesacrificio terrible y magnfico (dhabhunazm) anunciado por Dios?

    Segn los interpretadores y comentaristas sunnes ese sacrifi-cio magnfico y terrible es el del camero que Dios te dio a Abraham(P) y que los musulmanes repetimos, en conmemoracin de dichoevento, en el da de la festividad de Id ul Adha. Pero este sacrificiono tiene nada de terrible, y su magnificencia es slo en cuanto a quese trata de un acto de devocin: una caridad.

    En cambio, el martirio del Imam Husain (P) fue ambas cosas:terrible y magnfico. Terrible en cuanto al alto grado de sufrimientopor el que tuvieron que pasar el Imam (P) y sus familiares y segui-dores; por la persecucin y la sed; por la crueldad de los despiadadosasesinos, como, por ejemplo, cuando, en sus ltimos momentos, el

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    La tragedia de Imam Husain

    Imam (P) les deca a los soldados hipcritas e infieles, mostrndolesa su pequeo hijo, el beb Abdullah, llamado tambin Ali Asghar:Qu dao os ha hecho este pequeo que lo dejis morir desed? Dejadlo vivir. Dejadnos ir y nos iremos muy lejos, dondeno tengamos contacto alguno con la Ummah, a Persia o a laIndia. A pesar de esta splica, el cruel Shimr ibn Dhil-Yawshan, aquien Dios maldiga, dispar contra el pequeo nio una flecha quelo atraves por el cuello y se clav en el antebrazo del Imam (P). ElImam (P) recogi en sus manos la sangre del beb, y cuando sedispona a derramara en la tierra se oyeron voces que gritabandesde el centro de sta: No podemos soportar tanta crueldad einjusticia, no podemos tomar esta sangre derramada injustamente.Luego el Imam (P) quiso aventar la sangre hacia el cielo, pero otrasvoces dijeron lo mismo desde las alturas. Finalmente, l no tuvo otraopcin que untarse la sangre del nio en la cara y la ropa. Al veresto, su hermana Zaynab (P) les grit a los asesinos: No hayentre vosotros ni un solo musulmn? No hay quin nos presteayuda y defienda a lo ms preciado de la Familia del SantoProfeta (PBd)? Esto es slo un breve episodio, como muestra, delos terribles acontecimientos del Da de Ashura. Hay alguna dudade que fue un sacrificio terrible?

    Y en cuanto a que fuera magnfico, ciertamente lo fue. Estesacrificio no fue en vano, sino que tuvo la ms grande finalidad:salvar al Islam. El control de los fieles del Islam haba cado indebi-damente en las manos de los hipcritas Omeyas, a los cuales lasanta y virtuosa Zaynab (P) llam: ...Vosotros, cuyos ancestrossolan comer el hgado y las entraas de los mrtires del Islam-refirindose a Hind, la abuela de Yazid, que se comi el hgado deHamza, el to del Profeta (PBd) y que se nutran con esta dieta-vosotros que armabais ejrcitos y sacabais las espadas contrael Santo Profeta (PBd) Pero el colmo de todo ello fue cuando elque quiso apoderarse del Califato fue Yazid ibn Muawiya, que Dioslo maldiga. Yazid era un hombre que no se content slo con bebervino y otros licores, y cometer incesto con su madre y su hermana,y gastarse el dinero de los musulmanes -incluso desde antes de

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    apoderarse del gobierno, cuando su padre era el que gobernaba- enprostitutas, bailarinas y en juegos de azar, sino que adems expresa-mente neg el Islam y la misin del Santo Profeta (PBd) cuandodijo: Todo fue solamente un sueo de los Bani Hashim (el clan alque perteneca el Profeta); nunca hubo revelacin ni nuevas delMs All.

    Poda el Imam Husain (P), el ms puro y santo de los sereshumanos -que fue descrito, junto con su hermano, el Imam Hasan(P), por el Santo Profeta (PBd) como los dos seores de los jve-nes del Paraso- aceptar que un hombre de la calaa de Yazidquisiera ocupar el sitio que una vez perteneci al Comandante delos Creyentes, el Imam Ali ibn Abu Talib (P), que haba sido elprimero de los creyentes en el Islam? Poda l permitir que uninfiel confeso dirigiera a la nacin de Muhammad (PBd)? Claroque no! Cuando le sugirieron al Imam (P) que aceptara a Yazidcomo Califa y le jurara fidelidad, contest: Y decirle adis alIslam? Si l hubiera aceptado a Yazid como Califa, el Islam sehabra acabado. Pero su destino era defender al Islam con la ltimagota de su sangre, sacrificando incluso a sus queridos familiares yseguidores.

    Su levantamiento no fue por causa de deseo de poder, riquezay comodidad, sino para mostrar a los musulmanes de todo el mundoque el Islam era lo que el Santo Profeta (PBd) haba predicado ylegado a travs de los miembros de su Familia, y no el remedo dereligin que estaba en manos de los Omeyas.

    Su sacrificio tampoco fue una redencin, tal como la entiendenlos cristianos, ya que en el Islam nadie carga con las culpas de losdems; sino que fue una lucha hasta el final, tratando de defender loms valioso de la vida: la Verdad y la Fe. Su sacrificio fue magnficoen todos sus detalles, y, como lo dijo Dios en el Corn:

    ...Y lo hemos sustituido por un sacrificio terrible ymagnfico, y lo hemos pospuesto para las generacio-nes futuras

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    La tragedia de Imam Husain

    El martirio del Imam Husain (P), por lo tanto, es un ejemplo yuna enseanza para todas las generaciones posteriores a la suya:para que observen lo bueno y lo malo y aprendan a diferenciarlo,como, por ejemplo, la firmeza del Imam Husain (P); la lealtad yfidelidad de sus seguidores y parientes; la traicin de los habitantesde Qufah, la astucia y crueldad de Ubaydullah ibn Ziyad, a quienDios maldiga; la caballerosidad y generosidad del Imam (P) en todomomento -como, por ejemplo, cuando, a pesar de su sed, cedi suagua para que pudieran beber sus perseguidores y los caballos destos- que fue algo nunca antes visto; el arrepentimiento de Hurribn Yazid ar-Riyahi, que Dios tenga piedad de l; la valenta de Al-Abbas, Ali Akbar, y los dems hijos, sobrinos y hermanos del Imam(P); la lealtad y el valor de Burayr, Zuhayr, Habib, y los otros segui-dores; y la firmeza y perseverancia de Zaynab y del Imam Zayn ulAbidin (P) despus de la tragedia de Karbala ante la corte de Yazid.

    El ejemplo del Imam Husain (P) siempre ha dado frutos, y lossigue dando, como lo acabamos de ver hace apenas 11 aos, cuan-do el pueblo de Irn -identificados todos ellos con el Imam Husain(P) y sus seguidores- lograron derrotar al moderno Yazid y suspatrocinadores (el Shah y sus amigos), y pudieran establecer el sis-tema Islmico, el cual haba estado ausente del mundo desde queMuawiya, a quien Dios maldiga, se sent en el trono de Damasco.

    Que Dios nos permita siempre seguir el ejemplo del Imam Husain(P) y de los mrtires de Karbala, para que el Islam nunca muerasino que sea -como Dios lo prometi- la religin dominante y preva-leciente bajo la gua del Imam Al-Mahdi, que nuestras vidas seansacrificadas por l. Amn.

    Hayy Dr. Muhammad Ali Anzalda-MoralesChihuahua, Chih., Mxico

    10 de Muharram del 409 HL2 de Shaahrivar de 137 HS

    28 de agosto de 1988 C.

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    Sheij Al-Mufid

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    La tragedia de Imam Husain

    Imam Al-Husain ibn Ali (P)

    Este es un relato de la vida del Imam que sucedi a Al-Hasanibn Ali (P), dando la fecha de su nacimiento, la evidencia de suImamato, la edad que alcanz, el periodo de su sucesin (jilafa), laocasin y causa de su muerte, el lugar de su sepultura y el nmerode hijos que tuvo. Tambin proporciona una seleccin de los repor-tes histricos acerca de l.

    El Imam despus de Al-Hasan ibn Ali (P) fue su hermano, Al-Husain ibn Ali (P) -el cual fue hijo de Fatima (P), la hija del Men-sajero de Dios (PBd)- a travs de la designacin (nass) de su padrey su abuelo, y la disposicin testamentaria (wasiyya) de su herma-no, Al-Hasan (P). Su sobrenombre era Abu Abdillah

    El nad en Medina, el da 5 de Shaban del ao 4 H (626 C). Sumadre, Fatima (P), lo llev ante el Mensajero de Dios (PBd). Esteestuvo complacido con l y le puso el nombre Husain, y sacrific uncamero por l en el rito de aqiqa. En el testamento del Mensajerode Dios (PBd), l (Husain) y su hermano son los dos seores de losjvenes del Paraso, y, era reconocido unnimemente que ellos eranlos nietos del Profeta de la Misericordia.

    Al-Hasan ibn Ali (P) era como el Profeta (PBd) desde la ca-beza hasta el pecho, mientras que Al-Husain (P) era como l desdeel pecho hasta los pies. Ellos fueran los dos ms queridos para elMensajero de Dios (PBd) de entre toda su familia y nios.

    Report Zadhan que Salman Al-Farsi, que Dios est complaci-do con l, dijo1:

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    Sheij Al-Mufid

    Escuch al Mensajero de Dios (PBd) decir acerca deAl-Hasan y Al-Husain (P): Oh Dios!, yo los amo aambos; por lo tanto, malos y ama a quien lo ame.Luego l dijo: Quien quiera que ame a Al-Hasan y aAl-Husain, yo lo amar a l, y quien yo ame, Dios loamar; y a quien Dios ame, l lo har entrar en elParaso. Quien quiera que los odie, yo lo odiar y Dioslo odiar. Y a quien Dios odie, l lo har entrar en elFuego del infierno. Entonces l dijo: Estos dos hijosmos son mis dos plantas de dulce albahaca para per-fumar al mundo.

    Zirr ibn Hubaish report de acuerdo a la autoridad de IbnMasd:

    Mientras el Profeta (PBd) estaba rezando, Al-Hasany Al-Husain llegaron y se pararon detrs de l. Cuan-do l levant la cabeza, los tom tiernamente en susbrazos. Cuando volvi a sus oraciones, ellos volvie-ron a las suyas. Entonces, cuando l hubo terminado,se sent a uno sobre su rodilla derecha y al otro sobresu rodilla izquierda y dijo: Quien me ame, debe amara estos dos. Ellos, la Paz sea con ellos, son las dospruebas de Dios (huyyaty Allah) y de Su Profeta en elconcurso de la oracin (mubahala). Despus de supadre, el Comandante de los Creyentes, ellos son lasdos pruebas de Dios para la comunidad acerca de lareligin (din) y la doctrina (milla).

    Muhammad ibn Umayr report basado en la autoridad de susmaestros que Abu Abdullah (o sea, el Imam Yafar As-Sadiq, la pazsea con l) dijo:

    Al-Hasan (P) dijo a sus compaeros: Dios tiene dosciudades -una en el Este y la otra en el Oeste- en lascuales las criaturas de Dios nunca estn interesadasen desobedecerlo. Sin embargo, por Dios, la prueba

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    La tragedia de Imam Husain

    de Dios para Sus criaturas, tanto en estas dos cornoentre ellas, no es otra que yo mismo y mi hermano Al-Husain2.

    Una narracin del mismo tipo se reporta de Al-Husain ibn Ali(P) cuando l les dijo a los seguidores de Ibn Ziyad en el da de laprivacin:

    Qu os pasa que os hace ayudaros unos a otroscontra m? 0 es que no veis que s me matis matarisla prueba de Dios para vosotros? No, por Dios! nohay entre Yabilqa y Yabirsa un hijo de profeta a travsdel cual Dios os proporcione prueba aparte de m mis-mo3.

    l quiso decir, por Yabilqa y Yabirsa, las dos ciudades que Al-Hasan (P) haba mencionado.

    Una de las piezas de evidencia conclusiva de la perfeccin deellos dos (P) y la prueba de la distincin especial de Dios para am-bos -despus de lo que hemos mencionado del concurso de oracin(mubahala) del Profeta (PBd), en la cual l recurri a ellos- es eljuramento de fidelidad (baya) que el Mensajero de Dios (PBd) leshizo, siendo que l nunca hizo un juramento de alianza a ningn otronio. El Corn tambin contiene la afirmacin explcita de la recom-pensa del Paraso para ellos dos debida a sus obras, a pesar delestado exterior de infancia en el que estaban. No hay escrito en lnada similar para otros como ellos. Dios dijo en Surat Halata (co-nocida tambin como Surat Ad-Dahr):

    Y ellos dan el alimento, a pesar de su amor por l, alos pobres hurfanos y cautivos, diciendo: nosotrosslo os alimentamos por amor a Dios, no queremosrecibir de vosotros recompensa ni agradecimiento.Ciertamente tememos de nuestro Seor un da difcil ycalamitoso. Por lo tanto, Dios los proveer contra elmal de ese da y los har encontrar comodidad y gozoy los recompensar con jardines y seda porque ellos

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    Sheij Al-Mufid

    fueron pacientes(Corn 78:8-12)

    Estas palabras son generales para ellos (P), con su padre y sumadre. la tradicin contiene esta afirmacin de eso y de que ellosestaban concientes de ello; indicando ambas cosas que el versoilustre trat acerca de ellos dos y que la mayor prueba para lascriaturas fue a travs de ellos dos. De la misma manera el reporteacerca del Mesas (P) hablando en la cuna fue una prueba de sucondicin de profeta y la consideracin especial de Dios para l atravs de actos milagrosos que indicaron su lugar y posicin espe-cial ante Dios en lo que respecta a mritos.

    El Mensajero de Dios (PBd) dej claro su Imamato (de Al-Husain) y el Imamato de su hermano antes de l mediante designa-cin cuando dijo: Estos dos hijos mos son Imames que experi-mentarn dificultades.

    El legado testamentario de Al-Hasan (P) para l indic suImamato, as como la disposicin testamentaria del Comandante delos Creyentes (P) a Al-Hasan (P) indicaron su Imamato, exacta-mente igual a la manera en que la declaracin testamentaria delMensajero de Dios (PBd) designando al Comandante de los Cre-yentes (P) indic su Imamato despus de l mismo.

    Segn lo que acabamos de mencionar, el Imamato de Al-Husain(P) fue confirmado despus de la muerte de su hermano Al-Hasan(P) y la obediencia de todas las criaturas a l se volvi obligatoria,sin embargo l no los convoc a que los siguieran debido a la disi-mulacin por precaucin (taqiyya) que l estaba siguiendo y debidoa la tregua que exista entre l y Muawiyya ibn Abu Sufyan (aquien Dios maldiga) y la necesidad de cumplirla. En eso l sigui elmismo curso que su padre, el Comandante de los Creyentes (P) entrminos del establecimiento de su Imamato despus del Profeta(PBd) a pesar de su propio silencio acerca de ello, y tambin delImamato de su hermano despus de la tregua a pesar de su absten-cin de la poltica y su silencio. En eso ellos actuaron de acuerdo a

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    La tragedia de Imam Husain

    las prcticas (sunan) del Profeta de Dios (PBd) cuando l fue blo-queado en Al-Shib y cuando escapo de Meca como un emigranteocultndose en una cueva para esconderse de sus enemigos.

    Cuando Muawiyya muri, el periodo de la tregua llego a sufin. Era esto lo que haba prevenido a Al-Husain (P) de llamar a lasgentes para que lo siguieran. Entonces l hizo pblico su reclamo dela autoridad tanto como fue posible. Una y otra vez explic su dere-cho a la autoridad a aquellos que eran ignorantes de ello hasta quelos seguidores se reunieron alrededor suyo. Entonces l (P) los ur-gi a que emprendieran la lucha (yihad) y se prepararan para labatalla.

    Entonces, con sus hijos y las gentes de su casa, parti del San-tuario de Dios (Meca) y el santuario de Su Profeta (Medina) haciaIraq debido a la ayuda que le haba sido solicitada por los miembrosde sus shias (seguidores) que lo haban urgido a que acudiese aayudados contra sus enemigos. Su to paterno, Muslim ibn Aqil,que Dios est complacido con l, lo haba precedido y le haba con-firmado la sinceridad de la invitacin y del juramento de fidelidad delas gentes para tornar parte en la lucha. Las gentes de Qufah lehaban jurado alianza a l (Muslim) de que lo haran, y haban pro-metido hacerlo y haban garantizado ayudarlo y aconsejarlo y lehaban dado sus garantas y juramentos. Sin embargo, no pas mu-cho tiempo antes de que ellos rompieran su pacto, abandonndolo ytraicionndolo. Entonces l (Muslim) fue matado en medio de ellossin que ellos trataran de evitarlo. Ms an, ellos salieron a hacer laguerra contra Al-Husain (P) impidindole regresar a la tierra deDios (o sea, Meca) y usaron la fuerza contra l de manera tal que lno pudo encontrar uno que lo ayudase ni lugar de refugio para pro-tegerse de ellos. Ellos le impidieron obtener el agua del Efrates,ganando as ventaja sobre l. Luego, ellos lo mataron. l (P) muri,estando desesperadamente sediento, y sin embargo an luchando ymostrando fortaleza: un hombre forzado a detenerse, oprimido. Eljuramento de fidelidad a l fue revocado. El respeto que le era debi-

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    Sheij Al-Mufid

    do fue ignorado. El convenio hecho con l no fue cumplido ni sehonr la responsabilidad del acuerdo hecho con l. l muri comomrtir, tal como su padre y su hermano (P) haban muerto antes quel.

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    La tragedia de Imam Husain

    El relato del martirio de Al-Husain (P)

    Esta es una seleccin de los reportes que dan la razn para quel llamara a las gentes para que lo siguieran, y que cuentan acercadel juramento de fidelidad que las gentes hicieron para luchar conl, con un breve relato de su partida y de su muerte.

    La traicin de los habitantes de Qufah

    Reporte de Al-Kalbi, Al-Madaini y otros historiadores4:

    Cuando Al-Hasan (P) muri, los shias en Iraq empezaron ahacer planes. Ellos le escribieron a Al-Husain (P) acerca dedeponer a Muawiyya y darle a l su juramento de alianza.Sin embargo, l se neg a aceptados y seal que haba unacuerdo y contrato entre l mismo y Muawiyya que l nopoda romper sino hasta que el periodo del contrato llegaraa su fin. Sin embargo, cuando Muawiyya muriera, l exami-nara ese asunto5.

    Cuando Muawiya muri -y eso fue a mediados del mes deRayab en el ao 60 H (680)- Yazid escribi a Al-Walid ibnUtba ibn Abu Sufyan, el cual estaba en Medina actuando enrepresentacin de Muawiyya, indicndole que hiciera queAl-Husain (P) le jurase fidelidad a l, y que no le permitiesetardanza alguna en hacerlo. Por lo tanto Al-Walid envi denoche a por Al-Husain (P) y le orden que se presentase antel. El Imam Husain (P) estaba consciente de lo que l quera,as que llam a un grupo de sus dependientes y les orden

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    Sheij Al-Mufid

    que llevaran armas consigo.

    Al-Walid me ha llamado para que me presente ante la esta hora de la noche, -les dijo l-. Yo no puedo estarseguro de que tal vez l me imponga algo que yo noest dispuesto a obedecer. l es un hombre impredeci-ble, as que permaneced conmigo, sentados a la puer-ta, cuando yo vaya a verlo. Si vosotros os que yo le-vanto la voz, entrad para que evitis que l haga algocontra m.

    Al-Husain (P) fue a ver a Al-Walid, y Marwan ibn Al-Hakamestaba con ste. Al-Walid le dio la noticia de la muerte deMuawiyya, y Al-Husain (P) respondi con la frmula: ADios pertenecemos y hacia l regresaremos. Entonces Al-Walidley en voz alta la carta de Yazid y su orden de que obtuviesede Al-Husain (P) el juramento de fidelidad.

    - Yo no creo que mi juramento de alianza a Yazid en priva-do sea suficiente, -dijo Al-Husain (P)-. No preferiras queyo lo diera en pblico para que las gentes estn entera-das?.

    - Claro que si,- accedi Al-Walid-.

    - Entonces ve lo que piensas acerca de ello en la maana,-sugiri Al-Husain (P)-.

    - Ve entonces, en el nombre de Dios, pero ven a nosotroscuando las gentes se renan, -dijo Al-Walid-.

    - Por Dios! -interrumpi Marwan-, si Al-Husain te deja aho-ra sin haber dado el juramento de fidelidad, t nunca ten-drs el mismo poder sobre l sino hasta que haya un grannmero de hombres muertos entre t y l. Encarcela al hom-bre y no le permitas que te deje sino hasta que haya rendi-do homenaje a Yazid o t lo hayas ejecutado.

    A eso, Al-Husain (P) salt y dijo:

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    La tragedia de Imam Husain

    - Oh hijo de una mujer extranjera! Me matarais t o l?Por Dios!, t eres un mentiroso

    Con eso, l sali y se fue acompaado de sus dependienteshasta que lleg a su casa.

    - T me desobedeciste -dijo Marwan a Al-Walid-. No, porDios!, l nunca te dar la misma oportunidad sobre su vida.

    - Entonces no culpes a otro sino a ti mismo, Marwan -repli-c Al-Walid-. Ciertamente, vosotros me habais escogidopara algo que habra significado la destruccin de mi pro-pia fe. Por Dios!, yo no querra toda la riqueza terrenal niel dominio sobre todo lo que hay entre la salida y la puestadel sol si ello involucrase matar a Al-Husain. Gloria aDios!, he de matar a Al-Husain por haber dicho yo nojurar fidelidad? Por Dios!, yo no creo que en el Da dela Resurreccin un hombre que sea responsable de la san-gre de Al-Husain pese poco en las balanzas de Dios.

    - Si sta es tu opinin, entonces has actuado correctamen-te en lo que hiciste -dijo Marwan, sin felicitarlo por su puntode vista-.

    Al-Husain (P) pas esa noche en su casa. Era la vspera delsbado cuando quedaban tres das del mes de Rayab, en elao de 680. Al-Walid ibn Utba estaba ocupado enviando aIbn Al-Zubayr con su juramento de alianza a Yazid y su nega-tiva de acudir a ellos. Ibn Al-Zubayr dej Medina de nocheencaminndose a Meca. En la maana, Al-Walid envi hom-bres detrs de l. Envi un grupo de 80 jinetes bajo el mandode un siervo de los Omeyas. Ellos lo siguieron pero no loalcanzaron, as que regresaron.

    Hacia el fin del sbado, l envi hombres a Al-Husain (P)para traerlo a que jurara fidelidad a Al-Walid en representa-cin de Yazid ibn Muawiyya. Al-Husain (P) les dijo: Veniden la maana. Entonces vosotros tendris tiempo para consi-derar la situacin y nosotros tambin.

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    Sheij Al-Mufid

    Ellos lo dejaron sin insistir en que se presentara. Al-Husain(P) parti bajo la proteccin de la noche -era la vspera deldomingo quedando dos das en el mes de Rayab- y l se enca-min hacia Meca acompaado de sus hijos, los hijos de suhermano (Al-Hasan) y sus hermanos. Estaban con l la ma-yora de la Casa (la familia del Profeta -PBd-), exceptoMuhammad ibn Al-Hanafiyya, que Dios tenga piedad de l.

    Cuando este ltimo supo de su decisin (de Al-Husain) dedejar Medina, l no sabia a dnde tena intencin de ir. Ledijo:

    - Hermano mo, t eres la persona ms querida para m y elms amado de todas las gentes. Yo no podra dar consejoa criatura alguna excepto a ti mientras que t tienes msderecho a ello. Evita dar el juramento de fidelidad a Yazidibn Muawiyya y evita los pueblos mientras puedas. En-tonces enva a tus mensajeros a las gentes y convcalas aque te sigan. Si las gentes te juran fidelidad, alabado seaDios; si las gentes acceden a seguir a alguien que no seast, Dios no har tu religin ni tu razn deficientes por causade ello, ni l quitar tu hombra y mrito relevantes porello. Sin embargo yo temo que entres a alguno de esos pue-blos y que las gentes difieran entre s: con un grupo a tufavor y el otro en contra. Ellos pelearan y t serias unblanco para la primera de sus lanzas. Entonces, el mejorde toda esta comunidad, en persona, en padre y en madre,seria el nico en ello cuya sangre seria injustamente de-rramada y su familia humillada.

    - A dnde debo ir, hermano?, -pregunt Al-Husain (P)-.

    - Ve y qudate en Meca -contest l-, si esa base es segurapara ti ser un medio de ganar fuerza. Sin embargo, si sevuelve peligrosa para ti, entonces debes tomar para losdesiertos y las cimas de las montaas y moverte de un lu-gar a otro para que puedas ver cmo se desarrolla la acti-

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    La tragedia de Imam Husain

    tud de las gentes hacia el asunto. Tu mejor juicio ser he-cho cuando te enfrentes directamente a los problemas.

    - Hermano, -replic Al-Husain (P)-, tu has dado consejo yhas mostrado tu inters. Espero que tu juicio sea correctoy venturoso.

    Al-Husain (P) parti para Meca recitando:

    Entonces l parti mientras que se mantenan alerta.l dijo: Seor mo!, slvame de las gentes injustas6

    l se mantena sobre el camino principal, y los miembros desu Familia sugirieron:

    - Si evitaras el camino principal, como hizo Ibn Al-Zubayr,el grupo de bsqueda no podra seguirte.

    - No, por Dios!, -contest l-, yo no lo dejar sino hasta queDios juzgue lo que l quiera.

    Cuando Al-Husain (P) entr a Meca, su entrada ocurri lavspera del viernes 3 del mes de Shaban. Al entrar recit:

    Y cuando l parti para Madina, dijo: quizs miSeor me guiar para el Camino Recto7

    Entonces l se qued all y los habitantes de la ciudad empe-zaron a visitarlo frecuentemente, como hacan los que tenanque venir para hacer la peregrinacin menor (umrah) y otrasgentes de muy lejos. Ibn Al-Zubayr se haba asentado all,cerca de la Kaaba, donde sola pararse a rezar y a realizar elrecorrido alrededor de la Kaaba (tawaf). Vino a visitar a Al-Husain (P) junto con los otros que venan a visitarlo. l solaacudir a verlo cada tercer da, y a veces entre los dos das.Era la ms problemtica de las criaturas de Dios para Ibn Al-Zubayr, el cual se daba cuenta de que las gentes de Hiyaz nole juraran fidelidad a l (en representacin de Yazid, a quienDios maldiga) en tanto que Al-Husain (P) estuviese en la ciu-dad. l (P) era ms capaz de obtener la obediencia de la

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    Sheij Al-Mufid

    gente y era ms respetado.

    Los habitantes de Qufah supieron de la muerte de Muawiyya,que el fondo del Infierno sea su morada, y difundieron rumo-res acerca de Yazid. Ellos tambin llegaron a conocer las no-ticias de la negativa de Al-Husain (P) a hacer el juramentode alianza a Yazid as como la actitud que Ibn Al-Zubayr ha-ba tenido, y cmo ambos haban partido para Meca. Losshias de Qufah se congregaron en casa de Sulayman ibnSurad Al-Juzai en donde ellos discutieron acerca de la muertede Muawiya y alabaron y glorificaron a Dios por ello.

    - Muawiyya est muerto -anunci Sulayman ibn Surad-. Al-Husain se ha abstenido de dar su juramento de fidelidad ala gente (es decir, a los Omeyas) y se ha ido a Meca. Voso-tros sois sus shias y los shias de su padre. Si vosotrossabis en vuestros corazones que lo apoyaris y luchariscontra su enemigo, y que nuestras vidas sern dadas porsu causa, entonces escribidle y decdselo. Pero si temis elfracaso y la debilidad, no tentis al hombre a que arries-gue su propia vida.

    - No, -declararon ellos-, ciertamente nosotros combatiremosa su enemigo y nuestras vidas sern entregadas por sucausa.

    - Entonces escribidle -les dijo l-.

    Ellos le escribieron:

    En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordio-so.

    A Al-Husain ibn Ali, la paz sea con l:

    De Sulayman ibn Surad, Al-Musayyib ibn Nayaba,Rifaa ibn Haddad Al-Bayali, Habib ibn Muzahir, ylos creyentes y musulmanes de sus shias entre los ha-

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    La tragedia de Imam Husain

    bitantes de Qufah.

    Saludos, alabamos a Dios ante ti, y declaramos queaparte de l no hay otra deidad. Alabado sea Dios elCual destruy a tu enemigo, el tirano obstinado que seimpuso sobre esta comunidad, la despoj de su autori-dad, saque su botn para distribucin y tom controlde ella sin su consentimiento. Luego mat a los miem-bros elegidos de ella y preserv a sus miembros malva-dos. l hizo de la propiedad de Dios un estado dividi-do entre sus tiranos y ricos. l fue destruido comoThamud fue destruido.

    Ahora no hay Imam sobre nosotros. Por lo tanto ven;para que, por medio tuyo, Dios nos una bajo la ver-dad. An-Numan ibn Bashir est en el palacio de go-bierno y nosotros no nos reunimos con l para la ora-cin del viernes. No lo acompaamos fuera de la mez-quita para el servicio del Id (fiesta). Si sabemos quet vendrs a nosotros, nosotros lo expulsaremos persi-guindolo hasta Siria, si Dios Todopoderoso quiere.

    Despacharon la carta con Abdullah ibn Musma8 Al-Hamdaniy con Abdullah ibn Walin. Les ordenaron que fueran de pri-sa. Ellos se apresuraron y llegaron a Meca a ver a Al-Husain(P) el da 10 de Ramadan. Dos das despus de enviarlos conla carta, enviaron a Qays ibn Mushir As-Saydawi y a Abdullahy Abderrahman -los dos hijos de Shaddad Al-Arhabi9- yUmara ibn Abdillah10 As-Saluli a ver a Al-Husain (P). Ellosllevaban consigo cerca de 150 cartas11, algunas escritas por,un hombre individualmente, otras por grupos de dos y cua-tro. (Los habitantes de Qufah) dejaron pasar otros dos das yentonces enviaron a Hani ibn Hani AsSabii y a Said ibnAbdillah Al-Hanafi con otra carta en la que ellos haban es-crito:

    En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordio-

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    Sheij Al-Mufid

    so.

    A Husain ibn Ali (P) de parte de los creyentes y mu-sulmanes de sus shias:

    Apresrate. Las gentes estn esperndote. Ellos no tie-nen opinin de hombre alguno excepto t.

    Por lo tanto, apresrate y apresrate Y luego, otravez, apresrate! Saludos.

    Con todos los mensajes reunidos ante l, ley las cartas y lespregunt a los mensajeros acerca de las gentes. Entonces es-cribi una respuesta y la envi con Hani ibn Hani AsSabii ySaid ibn Abdillah Al-Hanafi, los cuales eran los dos ltimosmensajeros:

    En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordio-so.

    De Husain ibn Ali, a los lderes de los creyentes y losmusulmanes:

    Hani y Said me han trado vuestras cartas; ellos sonlos ltimos dos mensajeros que han venido a m. Yo heentendido todo lo que habis descrito y mencionado.El principal argumento de vuestros grandes hombreses: No hay un Imam sobre nosotros. Por lo tanto ven;y que por medio tuyo Dios nos una bajo la Verdad y laGua.

    Yo os envo a mi hermano, Muslim ibn Aqil, el cual esmi primo y mi primo y mi digno y confiable represen-tante de mi Familia. Si l me escribe que la opinin devuestros lderes y los hombres de sabidura y mritoentre vosotros est unida de la misma manera como melo han descrito los mensajeros que han venido a mi ycomo lo leo en vuestras cartas, yo acudir a vosotrosde prisa, si dios quiere. Porque, por mi vida, qu esun Imam sino alguien que juzga por medio del Libro,

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    La tragedia de Imam Husain

    alguien que mantiene la justicia, alguien que profesala religin de la Verdad, y uno que se dedica a la esen-cia de Dios?. Saludos.

    Al-Husain (P) mand llamar a Muslim ibn Aqil y lo despachcon Aqys ibn Mushir As-Saydawi y Umara ibn Abdillah As-Saluli y Abdullah y Abderrahman, los hijos de Shaddad Al-Arhabi. Le orden que tuviese temor de Dios y que ocultasesu asunto, y que actuase de manera bondadosa. Si l veaque las gentes estaban unidas y haban decidido ponerse deacuerdo, debera informarlo rpidamente.

    Muslim, que Dios tenga piedad de l, parti y lleg a Medina.All rez en la mezquita del Mensajero de Dios (PBd) y sedespidi de los miembros ms queridos de su familia. Luegocontrat dos guas. Estos dos partieron con l, pero se equi-vocaron en el camino y se perdieron. Ambos se vieron afligi-dos de sed severa y no fueron capaces de continuar el viaje.Ellos le indicaron el camino despus que lo volvieron a en-contrar. Muslim sigui solo el camino y los dos guas murie-ron de sed. Muslim ibn Aqil, que Dios tenga piedad de l,escribi una carta desde el lugar conocido como Al-Madiq yla envi con Qays ibn Mushir:

    Part de Medina con dos guas y ellos se equivoca-ron de camino y se perdieron. Ambos fueron vencidospor la sed y pronto murieron. Pero nosotros seguimoscaminando hasta que dimos con agua. Nos salvamosen el ltimo momento de nuestras vidas. El agua esten un lugar llamado Al-Madiq en un valle bajo. Hetomado esto como un mal augurio para mi misin. Si tlo consideras as, podras relevarme y enviar a otro enmi lugar.

    Al-Husain (P) escribi en contestacin:

    Me temo que tu urgencia, en tu carta, de que te relevede la tarea a la que te envi sea slo cobarda. As que

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    Sheij Al-Mufid

    sigue con la misin que te encomend. Saludos.

    Muslim ley la carta y dijo: No es por m por quien terno.As que continu una vez ms hasta que lleg a un pozo per-teneciente a la tribu de Tayyi. Pas all la noche y cuandoparta vio a un hombre cazando. Lo vio dispararle a un cier-vo que apareci, matndolo. Muslim dijo: As mataremos anuestros enemigos, si Dios quiere.

    Sigui hasta entrar a Qufah. All se aloj en la casa de Al-Mujtar ibn Abu Ubayda, la cual es llamada hoy la casa deMuslim ibn Al-Musayyib. Los shias empezaron a acudir re-gularmente para verlo. Cada vez que un grupo de ellos sereunan con l, Muslim les lea la carta de Al-Husain (P) yellos lloraban. La gente le jur fidelidad a l, en representa-cin de Al-Husain (P) de manera tal que 18.000 hombres lehicieron el juramento de alianza. As que Muslim le escribi aAl-Husain (P) informndole del pacto de fidelidad de los18.000 y urgindole a que viniera.

    Los shias empezaron a visitar a Muslim ibn Aqil tan fre-cuentemente que su lugar de residencia se volvi bien cono-cido. An-Numan ibn Bashir, que haba sido gobernador deQufah en tiempos de Muawiyya y haba sido confirmado ensu puesto por Yazid, supo acerca de Muslim. l subi al pl-pito y despus de alabar a Dios dijo:

    Siervos de Dios, temed a Dios y no os apresuris a larebelin y la discordia, ya que en eso los hombres se-rn destruidos, la sangre ser derramada, y las pro-piedades sern arruinadas. Yo no combato a quien nome combata, ni molesto a aquellos que permanezcantranquilos. Yo no os opongo, ni tengo aprensin devosotros meramente sobre bases de sospecha, acusa-cin o de odas. Sin embargo, si vosotros me dais laespalda, violis vuestro juramento de fidelidad, y osoponis a vuestro Imam12, por Dios!, aparte del Cual

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    La tragedia de Imam Husain

    no hay deidad alguna, yo os golpear con mi espadaen tanto que la empuadura est en mi mano, aun cuan-do yo no tuviera a ninguno de vosotros para ayudar-me. Sin embargo espero que aquellos de entre vosotrosque conocen la verdad sean ms numerosos que aque-llos a quienes los destruir la falsedad.

    Abdullah ibn Rabia13 Al-Hadrami, un aliado de los BaniOmeya, se par ante l y dijo:

    - Oh gobernador!, lo que t ves slo puede ser tratadoadecuadamente por medio de la violencia; ya que la opi-nin que sostienes acerca de lo que ha de hacerse entre ty tu enemigo es la de un dbil.

    - Prefiero ser uno de los dbiles pero permaneciendo obe-diente a Dios que ser uno de los poderosos pero estando almismo tiempo en rebelin contra Dios, -respondi An-Numan-.

    Entonces descendi del plpito.

    Abdullah sali y escribi la siguiente carta a Yazid ibnMuawiyya:

    Muslim ibn Aqil ha venido a Qufah y los shias lehan jurado fidelidad a Al-Husain ibn Ali ibn Abu Talib(P) a travs de l. Si tienes necesidad de Qufah, en-tonces envale un hombre fuerte que ejecute tus rde-nes y acte de la misma manera como t lo haras con-tra tu enemigo. An-Numan ibn Bashir es un hombredbil, o est actuando como un tal.

    Umara ibn Uqba le escribi de manera similar, como lo hizoUmar ibn Sad ibn Abu Waqqas. Cuando las cartas llegarona Yazid, l mand llamar a Saryun, un dependiente deMuawiya y le pregunt:

    - Cul es tu opinin acerca del hecho de que Husain hayaenviado a Muslim ibn Aqil a Qufah para recibir juramen-

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    Sheij Al-Mufid

    tos de alianza en su representacin? Tambin he sabido,que Numan es dbil, y recib otros reportes malos acercade l. A quin crees que yo debera nombrar como gober-nador de Qufah?

    Ahora bien, Yazid estaba enojado con Ubaydullah ibn Ziyad,as que Saryun le contest:

    - Que crees. Si Muawiyya estuviese vivo y te aconsejara,tomarlas su consejo?

    - S, -respondi l-.

    Saryun sac una carta de nombramiento para Ubaydullahibn Ziyad como gobernador de Qufah, y dijo:

    - Este es el consejo de Muawiyya, lo que l orden antesde morir. As que pon juntas las dos ciudades de Basorah yQufah bajo la autoridad de Ubaydullah.

    - Eso har -replic Yazid-, 1e enviar a Ubaydullah ibnZiyad la carta de autoridad que mi padre escribi para l.

    Despus de esto, mand llamar a Muslim ibn Amr Al-Bahili ylo envi a Ubaydullah con la siguiente carta:

    Mis seguidores de entre las gentes de Qufah me haninformado que Ibn Aqil est all reuniendo unidadespara extender la rebelin contra los musulmanes. Porlo tanto, cuando leas esta carta ma, v a Qufah y bus-ca a Ibn Aqil, como si estuvieras buscando una cuen-ta de un collar, hasta que lo encuentres. Entonces, en-cadnalo, y mtalo o mndala al exilio. Saludos.

    De esta manera le dio la autoridad sobre Qufah. Muslim ibnAmr fue a Basorah a ver a Ubaydullah y le llev la autori-zacin y la carta. Ubaydullah orden que se hicieran lospreparativos inmediatamente para partir al da siguiente ha-cia Qufah. Sali de Basorah despus de dejar como su su-plente a su hermano Uthman. Llev consigo a Muslim ibn

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    La tragedia de Imam Husain

    Amr, Sharik ibn Al-Awar Al-Harithi, junto con su comitiva ysu familia.

    Cuando l lleg a Qufah, llevaba puesto un turbante negro eiba cubierto con un velo. Las noticias de la llegada de Al-Husain haban llegado a las gentes y ellos esperaban su lle-gada. Cuando vieron a Ubaydullah, pensaron que era Al-Husain. l (Ubaydullah) no pasaba por grupo alguno degentes sin que lo saludaran. Ellos cantaban: Bienvenido,hijo del Mensajero de Dios, tu llegada es un evento feliz.

    Vio en su bienvenida a Al-Husain algo que lo preocup mu-cho. Muslim ibn Amr dijo, cuando su nmero se haba vueltotan grande que los hacia demorarse en llegar: Este es elgobernador, Ubaydullah ibn Ziyad.

    Sigui as, de manera que se acerc al palacio del goberna-dor en la noche. Con l iba todava una gran multitud que sehaba reunido alrededor suyo y que no dudaban que l eraAl-Husain. An-Numan ibn Bashir haba cerrado bien el pa-lacio contra l (creyendo que era Al-Husain) y su comitiva.Uno de los que estaban con l llam para que les abrieran lapuerta. Pero An-Numan, creyendo todava que se trataba deAl-Husain, subi al balcn y grit desde all: Invoco a Diosante ti, a menos que te apartes de m. Por Dios!, yo no teentregar mi puesto pero no tengo deseo de pelear contra ti.

    Ibn Ziyad no le respondi, pero se acerc ms mientras An-Numan se asomaba recargado en el balcn del palacio. En-tonces l (Ubaydullah) empez a decir: Abre!, todava nohas abierto, y ya tuviste una noche muy larga en la que dor-miste en vez de gobernar14.

    Un hombre detrs de l oy esto y se retir hacia la gente deQufah que haban seguido a Ibn Ziyad creyndolo que eraAl-Husain. l dijo: Oh gentes!, es Ibn Muryana15, por Aqulaparte del Cual no hay otra deidad. An-Numan abri lapuerta para l y Ubaydullah entr. Ellos le cerraron la puerta

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    Sheij Al-Mufid

    en las narices a las gentes y stas se dispersaron.

    En la maana fue hecha la llamada entre las gentes: As-salat yamia (la oracin es una oracin general que debe ser aten-dida por todos). Las gentes se reunieron y l (Ubaydullah)sali con ellos. Alab y glorific a Dios y dijo:

    El Comandante de los Creyentes (refirindose a Yazid,a quien Dios maldiga) me ha nombrado para encargar-me de vuestra ciudad y vuestra estacin fronteriza y ladistribucin de vuestro botn. l me orden dar justi-cia a los oprimidos de entre vosotros, ser generoso conaquellos de vosotros que son pobres, y tratar a losobedientes de entre vosotros con generosidad como unbuen padre, pero usar el ltigo y la espada contraquienes abandonen mis rdenes y se opongan a minombramiento. Que cada hombre se proteja a s mis-mo. La verdadera fe debe declararse por si misma departe vuestra, no por la amenaza de castigo.

    Entonces descendi, tom por la fuerza a los lderes del gru-po y a algunas de las gentes y dijo:

    Escribidme acerca de los extraos, aquellos de entrevosotros que apoyaron al Comandante de los Creyen-tes (o sea, Ali ibn Abu Talib -P-), aquellos de entrevosotros que apoyaron a los Haruriyya (o sea, losJawariy), y a los que causan problemas y cuyos intere-ses son la discordia y los disturbios. Quienquiera, devosotros que nos haga estas listas estar libre de dao.Pero aquellos de vosotros que no escriban a nadie,tendrn que garantizar que no hay oponente algunoen su grupo que se oponga a nosotros ni trasgresoralguno que trate de hacernos dao. Cualquiera queno lo haga, le ser negada la proteccin, y su sangre ysu propiedad perdern su santidad para nosotros.Cualquier lder de grupo en cuyo grupo sea halladoalguien con partidismo para el Comandante de los

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    La tragedia de Imam Husain

    Creyentes que no nos haya sido reportado, ser cruci-ficado a la puerta de su casa y yo abolir la paga deese grupo.

    Cuando Muslim ibn AqiI oy de la llegada de Ubaydullah aQufah, del discurso que l dio y de su tratamiento a los jefesde grupo y otras gentes, dej la casa de Al-Mujtar y se fue ala casa de Hani ibn Urwa y entr all para quedarse. Losshias empezaron a visitar secretamente la casa de Hani paramantenerlo oculto (a Muslim) de Ubaydullah y ellos ordena-ron que esto fuera mantenido en secreto.

    Ubaydullah mand llamar a un dependiente suyo llamadoMaqil y le dijo:

    Toma 300 dirremes (monedas) y busca a Muslim ibnAqil y busca a sus seguidores. Si encuentras a uno deellos o a un grupo, dales estos 300 dirremes. Diles quelo usen en la guerra contra su enemigo. Djalos quecrean que t eres uno de ellos, ya que si t se los dasellos estarn seguros de ti y tendrn confianza en ti yno te ocultarn informacin alguna. As que v a bus-carlos y contina hasta que encuentres dnde se alojaMuslim ibn Aqil y lo hayas encontrado.

    l hizo eso. Lleg a un lugar donde se sent cerca de Muslimibn Awsaya Al-Asadi en la gran mezquita. Este ltimo estabarezando, y l (Maqi1) oy a algunas gentes decir que steera uno de los que le haban jurado fidelidad a Al-Husain.Se levant y se sent justo junto a l hasta que ste terminde rezar.

    - Oh siervo de Dios! -dijo Maqil- yo soy un sirio a quienDios ha bendecido con amor a la Familia (del Profeta -PBd-) y con amor a aquellos que los aman.

    Fingi llorar y luego continu:

    - Tengo conmigo 300 dirremes con los que quiero encon-

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    Sheij Al-Mufid

    trarme con un hombre de ellos (de la Familia) de quien heodo que ha venido a Qufah a recibir juramentos de alian-za en representacin del hijo de la hija del Mensajero deDios (PBd). He estado queriendo conocerlo pero no heencontrado a nadie que me dirija hacia l y yo no conozcoel lugar donde se aloja. Mientras yo estaba sentado aqu,escuch a un grupo de los fieles que decan que ste (osea, Muslim ibn Awsaya) es un hombre que tiene relacincon esta Familia. Por lo tanto he venido a ti para que to-mes este dinero y me presentes a tu lder; ya que yo soy unode tus hermanos y alguien en quien puedes confiar. Si quie-res, puedes recibir mi juramento de fidelidad para l antesde mi encuentro con l.

    - Agradezco a Dios que me hayas encontrado -replic Mus-lim ibn Awsaya- y me da gran alegra conseguirte lo quedeseas, y que Dios ayude a la Familia de Su Profeta (PBd)por medio tuyo. Sin embargo el conocimiento de las gentesde mi conexin en este asunto antes de que haya termina-do me preocupa, debido a mi temor a este tirano y su seve-ridad. Seria mejor que t me hicieras el juramento de alian-za (para Al-Husain) recibindolo en representacin suyaahora -le dijo a Maqil-.

    As que le tom su juramento de fidelidad y los testimoniosfueron fuertemente apoyados con juramentos de que l serasincero y mantendra oculto el asunto. l (Maqil) hizo todolo que lo tuviera contento.

    - Ven a visitarme a mi casa por unos das -dijo Muslim ibnAwsaya- ya que te conseguir permiso para que visites atu lder.

    Empez a visitarlo frecuentemente con las gentes (o sea, losotros miembros de los shias) y (Muslim ibn Awsaya) solicitpermiso para que l pudiera visitar. Le fue dado el permiso yMuslim ibn Aqil recibi el juramento de fidelidad de Maqil

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    La tragedia de Imam Husain

    y le dijo a Abu Thumama As-Saidi que le recibiera el dinero.Este ltimo era el que recoga de ellos el dinero y lo que pu-diera ser usado para ayudarse unos a otros, y sola comprarlas armas. Era un hombre perceptivo y uno de los caballerosde los rabes, y uno de los notables de los shias.

    Aquel hombre (Maqil) empez a visitarlos regularmente. Erael primero en entrar y el ltimo en salir, para enterarse detodos sus asuntos como lo quera Ibn Ziyad. l sola mante-nerlo informado acerca de ello a intervalos regulares.

    Hani ibn Urwa empez a temer por si mismo y dej de asistira la asamblea de Ibn Ziyad. Fingi estar enfermo. Ibn Ziyadpreguntaba a los que asistan:

    - Por qu es que no veo a Hani

    - l est enfermo -le contestaban-.

    - Si yo hubiera sido informado de su enfermedad le habraido a visitar -dijo Ibn Ziyad-

    Entonces mand llamar a Muhammad ibn Al-Ashath, Asmaibn Jariya y Arnr ibn Al-Haffiq Al-Zubaydi. Ruwayha16, hijade Amr, estaba casada con Hani ibn Urwa: ella era la ma-dre de Yahya ibn Hani.

    - Que le impide a Hani venir a visitarnos? -les preguntl-.

    - No sabemos -replicaron ellos- pero se dice que est enfer-mo.

    - He sabido -contest Ibn Ziyad- que l est mejor y que sesienta a la puerta de su casa. Id y decidle que no deberaabandonar su deber hacia nosotros, ya que no me gustaque uno de los rabes nobles corno l me trate mal.

    Ellos fueron hasta su casa en la noche. l estaba sentado a lapuerta.

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    Sheij Al-Mufid

    - Qu te impide ver al gobernador? -le preguntaron-. Por-que l te mencion y dijo que si hubiera sabido que esta-bas enfermo l te habra visitado.

    - Una enfermedad me detuvo -contest l-.

    - l ha sido informado -dijeron- que t te sientas a la puertade tu casa todas las noches. l te considera perezoso, y lapereza y el comportamiento informal son cosas que lasautoridades no tolerarn. Te rogamos que vengas ron no-sotros.

    Mand pedir sus ropas y se visti, Entonces mand traer unamula y cabalg con ellos. Cuando lleg cerca del palacio,empez a sentir algo de inquietud. Le dijo a Hasan ibn Asmaibn Jariya:

    - Sobrino, por Dios, temo a este hombre. Qu piensas?.

    - To, por Dios, yo no temo nada para ti. Por qu inventasrazones para culparte? -Contest l, ya que Hasan no sabaque Ubaydullah haba enviado a por l-.

    As que Hani sigui hasta que lleg ante Ubaydullah ibnZiyad. Con l estaba un grupo de gentes.

    Cuando levant la vista hacia Hani, Ubaydullah se dijo:Las piernas del tonto te lo han trado. Entonces, cuandoHani se hubo acercado a Ibn Ziyad, el cual tena al cadShurayh con l, Ibn Ziyad se volvi hacia l y recit:

    Yo quiero su amistad, pero mi muerte quiere l. El queexcusas te presenta es uno de tus amigos ntimos de latribu de Murad17

    l se refera a su anterior bondad y gentileza con Hani.

    - Qu es eso, gobernador? -pregunt Hani-.

    - S, Hani, qu son esas cosas que has estado tramandoen tu casa contra el Comandante de los Creyentes (refirin-

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    La tragedia de Imam Husain

    dose a Yazid, a quien Dios maldiga) y la comunidad generalde los musulmanes? -pregunt Ibn Ziyad-. T trajiste a Mus-lim ibn Aqil y lo llevaste a tu casa. Has reunido armas yhombres en casas a tu alrededor. T creas que ello estabaoculto para m.

    - Yo no he hecho eso y Muslim no est conmigo -contest-.

    - Oh s! -fue la respuesta-.

    Despus que la discusin entre ellos haba continuado poralgn tiempo y Hani persista en contradecir y negar las acu-saciones, Ibn Ziyad mand llamar a ese espa, Maqil. El vinoy se par ante l.

    - Conoces a este hombre? -pregunt Ibn Ziyad-.

    - S -contest l-.

    En ese momento Hani se dio cuenta de que l (Maqil) era unespa contra ellos y que le haba trado a Ibn Ziyad toda suinformacin. Por un momento qued estupefacto, pero en-tonces su nimo regres a l.

    - Escchame -dijo- y creme lo que digo. Juro por Diosque yo no miento. Por Dios, yo no lo mand llamar ami casa. Yo no s nada acerca de sus asuntos sino sloque l vino a m pidiendo quedarse conmigo. Yo mesent muy avergonzado de negarme. Como resultadode eso, el deber de darle proteccin cay sobre m.Por lo tanto yo le di hospedaje y refugio. Luego suasunto se desarroll como fuiste informado. Si quie-res, yo te dar testimonios fuertemente jurados de queyo no te har dao alguno ni corres peligro conmigo,y vendr a ti y pondr mi mano en la tuya. Si t quie-res, te dar una garanta, la cual estar en tu manohasta que yo regrese a ti. Entonces ir a l y le ordena-r que deje mi casa para cualquier parte del pas adonde quiera ir. Entonces l dejar su derecho de pro-

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    Sheij Al-Mufid

    teccin.

    - T nunca me dejars a no ser que sea para trarmelo -contest Ibn Ziyad-.

    - Por Dios, yo no te lo traer -declar el otro-.

    Despus que la discusin entre los dos haba seguido poralgn tiempo, Muslim ibn Amr Al-Bahili se levant a hablar.No haba ningn otro sirio u original de Basorah en Qufahexcepto l.

    - Que Dios te haga prosperar, gobernador -dijo- por favordjame con l por un tiempo para poder hablar con l.

    l se levant y se llev a Hani a un lado lejos de Ibn Ziyad.Etaban parados donde l poda verlos, y cuando ellos levan-taban sus voces, l poda or lo que decan.

    - Te juro por Dios, Hani -dijo Muslim- que ests matndo-te a ti mismo y trayendo afliccin sobre tu clan. Por Dios!,yo te considero demasiado valioso para ser matado. Estehombre es el primo de tu tribu, as que ellos no pelearncontra l, ni le harn dao. Por lo tanto, entrega a Muslimibn Aqil a las autoridades.

    - Por Dios!, ciertamente habra vergenza y deshonra param -respondi Hani- si yo fuera a entregar a quien ha veni-do bajo mi proteccin y es mi invitado y husped mientrasque yo siguiera vivo y sano. Yo puedo or; yo veo bien; yotendr un brazo fuerte y muchos que me ayuden. Por Dios!,si l fuera el nico sin quien lo ayude, yo no lo entregarasino hasta haber muerto yo por l.

    Empez a gritar, diciendo:

    - Por Dios!, yo nunca se lo entregar.

    Ibn Ziyad oy esto:

    - Tradmelo -dijo l. Ellos se lo trajeron- O me lo traes o

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    La tragedia de Imam Husain

    har que te corten la cabeza -demand Ibn Ziyad-.

    - Entonces habr mucho resplandor de espadas alrededorde tu casa -replic Hani- pensando que su clan lo salvarade ser matado.

    - Acrcate a m -orden Ibn Ziyad-.

    l se acerc e Ibn Ziyad lo golpe en la cara con su bastn ysigui golpendole en la nariz, frente y mejillas, tanto que lerompi la nariz y la sangre brot de ella sobre su cara y subarba, y la carne de su frente y sus mejillas qued desgarra-da sobre la barba. Finalmente el bastn se rompi. Hani es-tir su mano hacia la empuadura de la espada de uno de lospresentes armados pero el hombre lo avent y evit que latomara.

    - Te has estado comportando como uno de los Haruri (osea, los Jawariy) todo el da! -grit Ibn Ziyad- as que tusangre nos est permitida. Llevoslo!.

    Lo llevaron y lo arrojaron a una de las habitaciones del edi-ficio. Cerraron las puertas con llave. Ibn Ziyad les haba di-cho que pusieran guardias para vigilarlo y esto tambin fuehecho. Sin embargo Hasan ibn Asma se levant y dijo:

    - Somos entonces los mensajeros de la traicin?, ya quet nos dijiste que te trajramos al hombre. Sin embargo,cuando te lo trajimos, le aplastaste su nariz y su cara, y susangre fluy sobre su barba. Luego declaraste que lo ma-taras.

    - T lo sers aqu y ahora mismo -grit Ubaydullah, y orde-n que fuera golpeado, estrujado y aventado a un lado-.

    - Estamos satisfechos con la actitud del gobernador denuestra parte y contra aquellos de nosotros que estn equi-vocados; el gobernador solamente est castigando a losque estn en el error -declar Muhammad ibn Al-Ashath-.

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    Sheij Al-Mufid

    Sin embargo, cuando ello fue reportado a Amr ibn Al-Hayyayy supo que Hani haba sido matado, l avanz con las gentesde Madhiy y rode el palacio. Tena una gran multitud consi-go.

    - Yo soy Amr ibn Al-Hayyay -grit- y stos son los caballe-ros de Madhiy y sus lideres. Nosotros no hemos roto laobediencia ni nos hemos separado de la comunidad.

    Les haba sido reportado que su compaero haba sido mata-do, y ellos consideraron eso como un gran crimen. Le dijerona Ubaydullah que los de Madhiy estaban ante la puerta. Ledijo al cad Shurahyh:

    - Entra a ver a su compaero. Mralo y luego sal e infr-males que l todava est vivo y no ha sido matado.

    Shurayh entr y lo mir. Cuando Hani vio a Shurayh dijo,con la sangre escurriendo de su barba:

    - Oh, qu Dios!, oh, qu musulmanes! Ha sido destruidomi clan? Dnde estn las gentes de la religin? Dndeestn las gentes de la ciudad?.

    Cuando oy el tumulto a la puerta del palacio dijo:

    - Yo creo que sas son las voces de los de Madhiy y migrupo de los musulmanes. Si diez de ellos entraran, ellosseran capaces de rescatarme.

    Despus de que Shurayh hubo odo lo que l tena que decir,sali hacia ellos y les dijo:

    - Cuando el gobernador supo de vuestra actitud y vues-tras palabras acerca de vuestro compaero, me orden quefuera a verlo. Yo fui y lo vi. Entonces l me orden que osviera y os informara que l est vivo todava y que el re-porte de que fue matado es falso.

    - Alabado sea Dios ya que l no ha sido matado.

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    La tragedia de Imam Husain

    Contest Amr ibn Al-Hayyay, y tambin sus compaeros.Entonces ellos se fueron.

    Ubaydullah ibn Ziyad sali y subi al plpito. Haba tradoconsigo a los nobles del pueblo, sus guardaespaldas y sucomitiva. Dijo:

    - Oh gentes!, buscad refugio en la obediencia a Dios y avuestros immes. No provoquis divisin porque vosotrosseris destruidos, humillados, matados o tratados con se-veridad y despojados de vuestras pertenencias. Vuestrohermano es el que os habla con la verdad. El que advierteest disculpado.

    Despus de que hubo terminado de hablar, iba a bajar, perotodava no se haba bajado del plpito cuando los vigas enla puerta de los vendedores de dtiles de la mezquita se pu-sieron a gritar: Muslim ibn Aqil ha venido!.

    Ubaydullah rpidamente entr al palacio y cerr las puer-tas.

    Abdullah ibn Hazim report:

    Por Dios, yo era el mensajero de Ibn Aqil en el palacio paraver lo que le hacan a Hani. Cuando l fue golpeado y en-carcelado yo mont mi caballo y fui el primero en entrar a lacasa para llevar la informacin acerca de l a Muslim ibnAqil. All las mujeres de Murad se haban reunido y estabangritando: Oh lgrimas de pena por l!, oh qu luto porl!

    Entr a ver a Muslim y le di las noticias de Hani. l me orde-n que convocara a los que lo apoyaban. Las casas alrede-dor estaban llenas de ellos: haba all 4.000 hombres. Lesdijo a sus mensajeros que gritaran: Oh victoriosos, ma-tad!. As que grit: Oh victoriosos, matad!. Entonces loshabitantes de Qufah se reunieron ante l. Muslim, que Diostenga misericordia de l, nombr lderes sobre los grupos,

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    Sheij Al-Mufid

    sobre las tribus de Kinda, Madhiy, Tamim, Asad, Mudar yHamdan. Las gentes haban respondido al llamado y se re-unieron, excepto por unos cuantos que se demoraron, as quela mezquita y el mercado estaban llenos de gente. Estuvieronllenos de entusiasmo hasta la noche.

    La situacin de Ubaydullah era oscura. Toda su energa es-taba concentrada en guardar la puerta, ya que l slo tena30 miembros de su escolta con l en el palacio, 20 nobles delpueblo y su familia y comitiva. Los nobles que no haban es-tado con l empezaron a acudir a l por la puerta que comu-nicaba con el edificio de los Romanos. Entonces aquellos delos nobles que estaban con Ibn Ziyad empezaron a mirar ha-cia abajo a las gentes que estaban afuera. Estos los vieron yles arrojaron piedras y maldecan e insultaban a Ubaydullahy a su padre. Ibn Ziyad mand llamar a Kathir ibn Shihab y leorden que saliera entre los de Madhiy que le obedecan yque anduviera por Qufah e hiciera que las gentes desertarana Ibn Aqil. l deba hacerles temer la posibilidad de guerray amenazarlos con el castigo de las autoridades. Luego orde-n a Muhammad ibn Al-Ashath que saliera entre los de Kinday Hadramut que lo obedecan. Deba izar un estandarte quegarantizase seguridad a las gentes que se pusieran bajo l.Le dio instrucciones similares a Al-Qiqa Adh-Dhuhli,Shabath ibn Ribi At-Tamimi, Hayyar ibn Abyar Allyli y Shimribn Dhil-Yawshan Al-Amiri. l se qued con el resto de losnobles del pueblo, y no deseaba prescindir de ellos dado elpequeo nmero de personas que estaban con l.

    Kathir ibn Shihab sali y empez a hacer que las gentes aban-donaran a Muslim. Muhammad ibn Al-Ashath sali y caminhasta llegar a las casas de los Bani Umara. Ibn Aqil envi aAbderrahman ibn Shurayh Ash-Shibami a Muhammad ibn Al-Ashath desde la mezquita. Cuando Muhammad ibn Al-Ashathvio el gran nmero de los que venan con Muslim, se queddonde estaba. Entonces l, y Kathir ibn Shihab, Al-Qiqa ibn

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    La tragedia de Imam Husain

    Shawr Adh-Dhuhli y Shabath ibn Ribi empezaron a hacerque las gentes se retractaran de su fuerte adhesin a Muslim,hacindolos temer a las autoridades, as que un gran nmerode sus compaeros de tribu y otros se reunieron alrededor deellos y fueron a ver a Ibn Ziyad a travs de la casa de losRomanos. Los hombres de las tribus entraron con ellos.

    - Que Dios d prosperidad al gobernador -dijo Kathir ibnShihab- t tienes contigo a muchos de los nobles del pue-blo, as como a tu escolta, familia y sirvientes. Salgamoscontra ellos.

    Ubaydullah se neg pero le dio un estandarte a Shabath ibnRibi y ste sali. Las gentes con Ibn Aqil seguan siendonumerosas al caer la noche.

    La situacin de Ubaydullah se fortaleci. Envi a por losnobles y los congreg. Ellos subieron al tejado para mirar alas gentes. Ofrecieron ms dinero y tratamiento gentil a losque obedecieran y atemorizaron a los desobedientes con ame-nazas de confiscacin de bienes y castigos. Ellos les dijeronque el ejrcito de Siria venia en camino contra ellos. Uno deellos dijo:

    - Oh gentes!, quedaos con vuestras familias. No os lan-cis a las malas acciones. No os expongis a la muerte.Estos son los soldados del Comandante de los Creyentes,Yazid, que se acercan. El gobernador ha prometido a Diosque si persists en combatido y no os vais cuando se hagade noche, l quitar a vuestros hijos su pensin y disper-sar a vuestros soldados en campaas en Siria. l har alos saludables de vosotros responsables por los enfermos,y a los presentes responsables por los ausentes hasta queno quede ninguna de estas gentes rebeldes que no hayaprobado las malas consecuencias de lo que sus manos ga-naron.

    Los otros nobles hablaron de manera similar. Despus de que

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    Sheij Al-Mufid

    las gentes oyeron lo que ellos tenan que decir, empezaron adispersarse. Las mujeres empezaron a ir a ver a sus herma-nos y sus hijos diciendo: Idos, las gentes sern suficientessin vosotros. Los hombres iban a ver a sus hijos y sus her-manos diciendo: Maana los sirios vendrn contra voso-tros. Que estis haciendo? Causando guerra y maldad?Retiraos! As, los hombres eran llevados o se iban. Ellossiguieron dispersndose de tal manera que cuando anoche-ci y Muslim ibn Aqil rezaba en la mezquita, slo tenia 30hombres con l. Cuando vio que era de noche y que slotenia ese grupo consigo, sali de la mezquita y se encamin alas puertas de Kinda. Lleg a las puertas con slo diez de losque quedaban con l. Cuando dej la puerta, no haba nadiecon l para guiarlo. Mir alrededor pero no pudo ver a na-die que lo guiase por el camino, que le mostrase como llegara su casa ni le diera apoyo personal si un enemigo aparecaante l.

    Vag por las calles de Qufah sin saber a dnde iba hasta quelleg a las casas de los Bani Yabala de Kinda. Sigui hastaque lleg a una puerta ante la cual estaba una mujer llamadaTawa. Ella haba sido una esposa esclava de Al-Ashath ibnQays y l le haba dado la libertad. Ella se haba casadoluego con Usayd Al-Hadrami y le haba dado un hijo llama-do Bilal. Bilal se haba ido con las gentes y su madre estabaparada ante la puerta esperndolo.

    Ibn Aqil la salud y ella devolvi el saludo.

    - Sierva de Dios, dame agua para beber -le pidi l-.

    Ella le dio agua y l se sent. Luego ella se llev el recipientepara adentro y luego sali otra vez.

    - Siervo de Dios, no bebiste ya? -pregunt ella-.

    - S -fue la respuesta-.

    - Entonces vete con tu gente -dijo ella-.

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    La tragedia de Imam Husain

    Pero l estaba callado. Ella lo repiti pero l segua callado.A la tercera vez ella dijo:

    - Gloria a Dios!, siervo de Dios, levntate, que Dios te dsalud y vete con tus gentes ya que no es correcto que tesientes ante m puerta y yo no te permita hacerlo.

    A esto l se levanto y dijo:

    - Sierva de Dios, yo no tengo casa ni clan en este pueblo.Podras mostrarme un poco de generosidad y bondad?Tal vez yo pueda recompensrtelo despus.

    - Qu es, siervo de Dios? -dijo ella-.

    - Yo soy Muslim ibn Aqil -replic-. Estas gentes me hanmentido, me incitaron a la accin y luego me abandona-ron.

    - T eres Muslim -repiti ella-.

    - Si -respondi l-.

    - Entra -dijo ella-

    Lo llev a un cuarto de la casa, pero no al cuarto que ellausaba. Extendi un tapete ante l y le ofreci cena pero l nopudo comer.

    Pronto regres el hijo de ella. l la vio ir y venir frecuente-mente entre los cuartos y exclam:

    - Por Dios, el nmero de veces que has entrado y salido deese cuarto esta noche me hace sospechar que tienes algoimportante all.

    - Olvdate de esto, hijito mo -contest ella-.

    - Por Dios!, dime -replic l-.

    - Sigue con tu propio asunto y no me preguntes nada -contest ella-.

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    Sheij Al-Mufid

    Sin embargo l insisti hasta que ella dijo:

    - Hijito, no le cuentes a las gentes nada de lo que te voy adecir.

    Seguro, respondi l, y ella lo hizo que jurara. Cuando ljuro no contarlo, ella le dijo. l se fue a dormir sin decirnada.

    Despus de que las gentes desertaron de Muslim ibn Aqil,pas largo tiempo sin que Ibn Ziyad oyera las voces de losque apoyaban a Ibn Aqil como las haba odo antes. Les dijoa sus gentes que miraran hacia abajo si podan ver a algunode ellos. Se asomaron y no vieron a nadie. Entonces l lesdijo que vieran si ellos estaban a la sombra acechndolos.Quitaron las cubiertas de bamb del techo de la mezquita yempezaron a bajar las antorchas que tenan en sus manospara mirar. A veces las antorchas les daban luz y otras nodaban tanta luz como ellos quisieran. Bajaron las antorchasy pedazos de caa con tela y cuerda encendidas hasta quellegaron al suelo. Hicieron esto en los lugares ms oscurosas como en aquellas partes que estaban ms cerca, y entreambas. Cuando vieron que no haba nada, informaron a IbnZiyad que las gentes se haban dispersado.

    Entonces l abri el corredor que iba hacia la mezquita. Sa-li y subi al pulpito. Sus seguidores haban salido con l.Les dijo que se sentaran un rato antes de la oracin de lanoche. Ordeno a Amr ibn Nafi que proclamara que no ha-bra garanta de seguridad para ningn hombre de su escol-ta, ni de los principales que lo apoyaban y luchaban, querezara la oracin de la noche en cualquiera otra parte queno fuera la mezquita. No pas una hora antes de que la mez-quita estuviera llena de gente. Despus de ordenar a su al-muecn que hiciera el llamado a la oracin, se levanto a re-zar. Su escolta se levant tras l ya que les dijo que lo cuida-ran contra cualquiera que entrara para tratar de asesinarlo.

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    La tragedia de Imam Husain

    Despus de rezar con las gentes, subi al pulpito. Cuandohubo alabado y glorificado a Dios, dijo:

    - Ibn Aqil, hombre estpido e ignorante como es l, haintentado la oposicin y rebelin que habis visto. No ha-br seguridad de Dios para el hombre en cuya casa lohallemos. Temed a Dios, vosotros siervos de Dios, y mante-neos obedientes a vuestro juramento de fidelidad. No ha-gis algo que pueda estar contra vosotros mismos. Husainibn Numayr, tu madre te perder si se abre cualquiera delas puertas de las calles de Qufah o si este hombre se esca-pa y t no me lo traes. Te doy autoridad sobre las casas delos habitantes de Qufah. Enva vigas para que inspeccio-nen a las gentes en los caminos. Maana por la maanaevacua a las gentes de las casas para registrarlas minu-ciosamente para que me traigas a este hombre

    Al-Husain ibn Numayr estaba a cargo de la escolta y era deBani Tamim. Despus de esto, Ibn Ziyad regres al palacio.Le dio su estandarte a Amr ibn Hurayth y lo puso a cargo dela gente. En la maana dio una audiencia pblica y concedipermiso a las gentes para que acudieran a l. Muhammadibn Al-Ashath se acerc.

    - Bienvenido sea aqul cuya lealtad est por encima decualquier sospecha -le dijo, y lo hizo sentarse a su lado-.

    Esa misma maana, el hijo de la anciana fue a ver aAbderrahman ibn Muhammad ibn Al-Ashath y le cont queMuslim ibn Aqil estaba alojado en casa de su madre.Abderrahman fue a ver a su padre que estaba con Ibn Ziyad.l fue a verlo e Ibn Ziyad conoci su secreto.

    Levntate y tremelo inmediatamente, dijo Ibn Ziyad aMuhammad ibn Al-Ashath picndole el costado con un bas-tn. l envi a Amr ibn Ubaydullah18 ibn Abbas As-Sulamicon l, junto con 70 hombres del grupo tribal de Qays.

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    Sheij Al-Mufid

    Ellos fueron a la casa donde estaba Muslim ibn Aqil. Cuan-do ste oy el ruido de los cascos de los caballos y las vocesde los hombres, supo que era a por l que ellos venan. Salicontra ellos con su espada desenvainada cuando ellos se lan-zaban ciegamente contra la casa. Cay sobre ellos y los gol-pe con su espada tanto que los ahuyent de la casa. Ellosrepitieron el ataque, y Muslim contraatac de la misma mane-ra. l y Bakr ibn Humran Al-Ahmari intercambiaron golpes yBakr hiri a Muslim en la boca, cortndole el labio superiory rasgando haca abajo el labio inferior hasta romper dos desus dientes. Muslim le descarg un terrible golpe en la cabe-za y lo repiti, cortndole un nervio del hombro con un tajoque casi lleg hasta su estmago. Cuando las gentes vieroneso, subieron a los tejados de sus casas y miraban a Muslimdesde all, y empezaron a arrojarle piedras y a encender ca-as de madera con lumbre y a aventrselas desde los tejadosd las casas. Cuando l vio eso, sali contra ellos a la callecon su espada en mano.

    - Te doy mi garanta de seguridad -dijo Muhammad ibn Al-Ashath- no te mates.

    Pero l continuaba peleando contra ellos diciendo:

    - Juro por Dios que solo ser matado como hombre libre,aunque vea a la muerte como algo horrible, o aunque ellahaga al fri parecer amargo calor y para siempre desvelos rayos del sol. Todo hombre un mal algn da hallar, yme temo que yo ser engaado y burlado.

    - Tu no sers engaado, burlado ni traicionado. -replicIbn Al-Ashath- Estas gentes, los Omeyas, son tus primos yellos no pelearn contra ti ni te atacarn

    l (Muslim) haba sido herido por las piedras y estaba fati-gado por la pelea. Estaba sin aliento y reposaba su espadacontra la pared de esa casa. Ibn Al-Ashath le repiti la ofer-ta de seguridad.

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    La tragedia de Imam Husain

    - Me garantizas seguridad? -pregunt Muslim-

    - S -contest y les dijo a las gentes que estaban con l- ltiene mi garanta de seguridad.

    - S -contest la gente excepto Amr ibn Ubaydullah ibn Al-Abbas As-Sulami-

    - Yo no tengo ni camello ni camella en esto -dijo l y se hizoa un lado-

    - Si t no me garantizas seguridad -declar Muslim- yo nopondr mi mano sobre la tuya.

    Trajeron una mula y Muslim fue puesto sobre ella. Ellos sereunieron a su alrededor y le quitaron su espada. (Muslim)estaba entonces desesperado por su vida u sus ojos se llena-ron de lgrimas.

    - Esta es la primera traicin -dijo-

    - Espero que no te pase nada malo -dijo Muhammad Al-Ashath-.

    - Es slo una esperanza? -replic (Muslim) mientras llora-ba- dnde est entonces tu garanta de seguridad?. Cier-tamente pertenecemos a Dios y hacia l regresamos.

    - El que ha buscado la vida que t has buscado no deberallorar cuando le sucede lo que te ha sucedido -le dijoburlonamente Amr ibn Ubaydullah ibn Al-Abbas-

    - Yo no llorara por mi -contest l- ni siquiera lamentarami propia muerte, aun cuando no tengo el menor deseo deser destruido. Pero estoy llorando por mi familia, los cua-les vienen detrs de m. Lloro por Al-Husain y la Familiade Al-Husain (P).

    Entonces se acerc a Muhammad ibn Al-Ashath y dijo:

    - Oh siervo de Dios!. Por Dios, veo que t no eres capaz

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    Sheij Al-Mufid

    de concederme una garanta de seguridad. Sin embargo,tendras la bondad de enviar a uno de tus hombres conmi mensaje para que este llegue a Al-Husain?. Porque notengo duda de que l ya est en camino hacia vosotros, oest por salir con su Familia. Este mensajero podra decir-le: Ibn Aqil me envi a verte. l est prisionero en manosde las gentes y no espera ver la noche antes de ser mata-do; y dice: Que mi padre y mi madre sean tus rehenes!.Regresa con tu Familia y no dejes que los habitantes deQufah te tienten, ya que ellos fueron los seguidores de tupadre y l quiso dejarlos aun cuando fuera a travs de lamuerte y ser asesinado. Los habitantes de Qufah te mintie-ron. Un mentiroso no tiene razonamiento.

    - Por Dios, har eso -replic Ibn Al-Ashath- e informar aIbn Ziyad que te he dado una garanta de seguridad.

    Ibn Al-Ashath fue con Ibn Aqil a la puerta del palacio ypidi permiso para entrar. Le fue concedido el permiso y en-tr a ver a Ibn Ziyad. l le hizo un reporte de Ibn Aqil y delgolpe de Bakr contra l, y acerca de su propia garanta deseguridad que le dio.

    - Qu es esto acerca de una garanta de seguridad dadapor ti, -demand Ubaydullah- como si te hubiramos envia-do a garantizarle seguridad siendo que slo te enviamos atraerlo?.

    Ibn Al-Ashath se qued callado.

    Mientras Ibn Aqil permaneca a la puerta del palacio su sedse volvi severa. A la puerta del palacio haban gentes senta-das esperando el permiso para entrar. Entre ellos estabaUmara ibn Uqba ibn Abu Muayt, Amr ibn Hurayth, Mus-lim ibn Amr y Kathir ibn Shihab. Haba una jarra de aguafra en el umbral.

    - Mira qu fra est -dijo Muslim ibn Amr- pero, por Dios,

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    La tragedia de Imam Husain

    t no probars ni una gota de ella hasta que pruebes elfuego del Infierno.

    - Que la vergenza caiga sobre ti, quienquiera que seas -grit Ibn Aqil-.

    - Yo soy el que reconoci la verdad cuando t la negaste;el que fue sincero a su Imam (refirindose a Yazid, a quienDios maldiga) cuando t lo engaaste; el que le fue obe-diente cuando t te opusiste a l. Yo soy Muslim ibn AmrAl-Bahili.

    - Tu madre se ha enlutado por un hijo. -replic Ibn Aqil-Qu grosero eres, qu rudo y qu duro es tu corazn!Hombre de Bahila, t eres ms apropiado para el calordel fuego del Infierno y para permanecer all eternamenteque yo!.

    l se sent, recargndose contra una pared. Amr ibn Al-Hurayth envi a uno de sus sirvientes a que trajera una jarracon una servilleta y un vaso. Escanci agua en el vaso y ledijo a Muslim que bebiera. Pero cada vez que l iba a beber,Amr llenaba el vaso con sangre para que no pudiera beber.Hizo eso una vez, y luego dos ms. Cuando Muslim intentbeber la tercera vez, un diente suyo cay dentro del vaso.

    - Alabado sea Dios! -dijo l- si hubiera sido una provisinconcedida por Dios para m podra haberla bebido.

    El mensajero de Ibn Ziyad sali y le orden que entrara averlo. Muslim entr pero no lo salud como gobernador.

    - No saludas al gobernador? -demand el guardia-.

    - Si l quiere mi muerte, qu caso tiene que yo lo saludecon palabras de paz? -contest Muslim- Y si l no quiere mimuerte, mi saludo de paz le ser superfluo.

    - Por mi vida, sers matado! -declar Ibn Ziyad-.

    - As sea -contest l-.

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    Sheij Al-Mufid

    - Ciertamente lo ser -le dijo Ibn Ziyad-.

    - Entonces djame dictar mi testamento a uno de los hom-bres de mi misma tribu -dijo Muslim-.