la ternura pensativa de jose maria arguedas

14
LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS POR JUAN MANUEL MARCOS Oklahoma State University De manera casi uninime, la critica actual de la literatura hispano- americana distingue dos periodos en la narrativa de nuestro continente que se refiere al tema indigena: el <<indianista>> y el <<indigenista>>. Al primero corresponderian relatos como Sab (1841), de la cubana Gertrudis G6mez de Avellaneda (1814-1873); Cumandd (1879), del ecuatoriano Juan Le6n Mera (1832-1894), y El Zarco (p6stuma, 1901), del mexicano Ignacio Manuel Altamirano (1834-1893). Al segundo: Aves sin nido (1889), de la peruana Clorinda Matto de Turner (1854-1909); Raza de bronce (1919), del boliviano Alcides Arguedas (1879-1946); Huasipungo (1934), del ecuatoriano Jorge Icaza (1902-1979); El indio (1935), del mexicano Gregorio L6pez y Fuentes (1897-1966); El resplandor (1937), del mexicano Mauricio Magdaleno (1905); El mundo es ancho y ajeno (1941), del peruano Ciro Alegria (1909-1967), etc. Algunos criticos esta- blecen una importante diferencia de actitud y contenido entre las narra- ciones indigenistas y las mis recientes de tema indigena, de las cuales la novela Tungsteno (1931), del peruano C6sar Vallejo (1892-1938), por ejemplo, habria servido como precursora. Estos relatos <neoindigenistas> incluirian titulos como Los rios profundos (1958), del peruano Jos6 Maria Arguedas (1911-1969), y Oficio de tinieblas (1962), de la mexicana Ro- sario Castellanos (1925). Y, de algin modo, se les podria afiadir las no- velas del peruano Manuel Scorza (1929), como Redoble por rancas (1970). Ambos periodos, y este tercer <<momento>> de la narrativa de nuestra America, que tiene como protagonista principal al indio, podrian ser encuadrados del modo siguiente:

Upload: others

Post on 02-Jul-2022

6 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS

LA TERNURA PENSATIVADE JOSE MARIA ARGUEDAS

POR

JUAN MANUEL MARCOS

Oklahoma State University

De manera casi uninime, la critica actual de la literatura hispano-americana distingue dos periodos en la narrativa de nuestro continenteque se refiere al tema indigena: el <<indianista>> y el <<indigenista>>. Alprimero corresponderian relatos como Sab (1841), de la cubana GertrudisG6mez de Avellaneda (1814-1873); Cumandd (1879), del ecuatorianoJuan Le6n Mera (1832-1894), y El Zarco (p6stuma, 1901), del mexicanoIgnacio Manuel Altamirano (1834-1893). Al segundo: Aves sin nido(1889), de la peruana Clorinda Matto de Turner (1854-1909); Raza debronce (1919), del boliviano Alcides Arguedas (1879-1946); Huasipungo(1934), del ecuatoriano Jorge Icaza (1902-1979); El indio (1935), delmexicano Gregorio L6pez y Fuentes (1897-1966); El resplandor (1937),del mexicano Mauricio Magdaleno (1905); El mundo es ancho y ajeno(1941), del peruano Ciro Alegria (1909-1967), etc. Algunos criticos esta-blecen una importante diferencia de actitud y contenido entre las narra-ciones indigenistas y las mis recientes de tema indigena, de las cuales lanovela Tungsteno (1931), del peruano C6sar Vallejo (1892-1938), porejemplo, habria servido como precursora. Estos relatos <neoindigenistas>incluirian titulos como Los rios profundos (1958), del peruano Jos6 MariaArguedas (1911-1969), y Oficio de tinieblas (1962), de la mexicana Ro-sario Castellanos (1925). Y, de algin modo, se les podria afiadir las no-velas del peruano Manuel Scorza (1929), como Redoble por rancas (1970).

Ambos periodos, y este tercer <<momento>> de la narrativa de nuestraAmerica, que tiene como protagonista principal al indio, podrian serencuadrados del modo siguiente:

Page 2: LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS

JUAN MANUEL MARCOS

Indianismo Indigenismo Neoindigenismo

Corriente Romanticismo Realismo Vanguardismo

Visi6n delheroe Sentimental Social Humana

Actitud Exotista Reivindicatoria Redencionista

Tono Nostalgico De protesta Antropol6gico

T6cnica Descriptiva, Documental, Psicologista,pict6rica testimonial etnol6gica

Lenguaje Colorista Imitativo Natural

Ejemplo Cumandd, Huasipungo, Los rios profjundos,clasico J. L. Mera J. Icaza J. M. Arguedas

Cumandd narra el amor entre la indigena Cumand y el blanco Carlos,ambientado en la dpoca de la rebeli6n de los jibaros ecuatorianos de1790, aunque la novela fue escrita mis de un siglo despuds y publicadaen plena madurez del romanticismo hispanoamericano, el mismo aiio deLa vuelta de Martin Fierro, del argentino Jose Hernindez, y doce despuesde Maria, del colombiano Jorge Isaacs. Los heroes, como corresponde aesta tendencia, han sido sentimentalmente idealizados, y su desenlace estipicamente melodramitico: Cumandi y Carlos resultan ser hermanos.Mera se propuso dar un toque ex6tico a su relato mediante la presenciade la india, que, como Tabard en el poema del uruguayo Juan Zorrillade San Martin (1886; 1888), viene a constituir un elemento decorativo,ambiguo y maldito dentro del escenario romintico montado por el autor;en otras palabras: el indigena indianista es una invenci6n, un mito cultodestinado a embriagar al lector con su languidez nosttlgica, como si per-teneciera a un pasado misterioso y definitivamente extinguido y en modoalguno a la realidad presente, que habla un lenguaje prestado -es decir,el que le atribuye la idealizaci6n del narrador-, y se mueve entre trazosdescriptivos, pinceladas coloristas, sin mas objeto que ofrecer una pinturafhcil y enternecedora de pasatiempo.

Conviene, sin embargo, advertir que no toda la literatura rominticahispanoamericana adoleci6 del rasgo pasatista de las novelas indianistas;por el contrario, para no recordar sino el ejemplo mas importante, hayque tener en cuenta que el Martin Fierro, de Hernandez, el maximo cla-sico del romanticismo en nuestra lengua, naci6 y continua palpitandocomo uno de los mis 1icidos documentos sociales del federalismo revolu-cionario rioplatense y latinoamericano.

Huasipungo representa el defecto opuesto de Cumandd. Si en esta la

446

Page 3: LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS

LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS

actitud artistica habia escamoteado la realidad, en aquilla el entusiasmoreivindicatorio, la euforia contestataria, el documentalismo fotogrifico ysuperficial opacan la calidad est6tica de la narraci6n. Icaza no intentarecuperar la vitalidad del lenguaje indigena; apenas lo imita, al serviciode la verosimilitud que le exige su realismo militante. Pasa de la ideali-zaci6n romantica al grito social, y, una vez mis, el indio aparece falseado,como si gravitaran sobre su destino, mas que una secular incomprensi6netnocentrica y un humanitarismo hip6crita, unas estructuras sociales in-justas que pueden ser desmanteladas como un castillo de naipes medianteuna rebeli6n mas eficaz que la de los indios de la novela en defensa desus parcelas (huasipungos) de tierra. La receta del indigenismo parareivindicar a los indigenas explotados se limita a la abolici6n de las con-diciones semifeudales y el analfabetismo en que viven. En algunos casos,el logocentrismo de esta escuela se debe, de manera mas o menos directa,al marxismo ortodoxo -en el que en modo alguno podria acomodarseJos6 Carlos Mariategui, por ejemplo-; en otros, al simple y brutal des-precio racista, como el del boliviano Arguedas. Los marxistas, por lo me-nos, se <compadecian de los indigenas, que serian liberados, por supues-to, por una revoluci6n socialista encabezada por los politicos letrados dela ciudad y en seguida adoctrinados en la fe positiva en El capital, libroescrito por un alemin en el siglo xix para que no volviesen a ser explo-tados en el xxi...

Hasta bien entrado el siglo actual, la evoluci6n de la literatura denuestra America no habia mostrado mas que raras individualidades ge-niales: sor Juana Ines de la Cruz, Jose Hernandez, Jos6 Marti, Rul6nDario..., pero no verdaderos cuerpos, robustos y coherentes, de expresi6nest6tica. El fracaso de la narrativa indianista e indigenista en alcanzarcalidad artistica y universalidad no se debe tanto al estado de subdesarro-1lo de la gran naci6n latinoamericana -puesto que ya entonces la litera-tur oral indigena las posefa- como a la grave alienaci6n ideol6gica enque el positivismo esencialmente anglosaj6n habia sumido a la mayoria delos principales intelectuales del continente. El vanguardismo latinoameri-cano se present6, por tanto, como una profunda revoluci6n ideol6gicay no solamente literaria.

A fines del siglo pasado, el imperialismo ingl6s habia impuesto suideologia liberal en todo el continente. Poco despues seria reemplazado enesa funci6n por el norteamericano. Gran parte de los mis influyentes in-telectuales de nuestra America fueron alienados por el positivismo libe-ral, desde el argentino Domingo Faustino Sarmiento al venezolano R6mu-lo Gallegos, para no nombrar sino a dos escritores que ademis fueronpresidentes de sus paises. Sarmiento hablaba de «civilizaci6n o barbaric ;

447

Page 4: LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS

JUAN MANUEL MARCOS

Gallegos describia a <dofia Barbara>. Lo barbaro eran los caudillos ru-rales, los campesinos, los indios y hasta los mestizos; lo civilizado eran elhombre culto de la ciudad, el blanco, el politico, que actuaba como agentedel neocolonialismo econ6mico y mental. Esta alienaci6n se basaba en elprestigio del racionalismo europeo. Europa y su trasplante americano, losEstados Unidos, constituian la fuente de la <<ciencia>> y la <<cultura>> delos patrones sociales e ideol6gicos que los latinoamericanos debiamosadoptar para civilizarnos de una vez por todas y asi superar nuestra he-rencia indigena e hispinica -es decir, lo que somos-, para convertirnosen aceptables socios, aunque minoritarios, de la <<comunidad occidental>.Con la aparici6n del estalinismo, el marxismo ortodoxo protagonizaria eliltimo grito del logocentrismo europeo, y una vez mis gran parte de losintelectuales de nuestra America verian en 61 la fuente luminosa de todaslas verdades, las inicas dignas de convertirnos en miembros aceptables,aunque de nuevo minoritarios, de la <<comunidad socialista>>, y capacesde desembarazarnos de nuestros efusivos caudillos populistas y hasta <li-berar>> a nuestros <<pobres indios>>.

Sin embargo, apenas entrado el siglo, las admiradas <<civilizaciones>>de origen germanico, como si no bastara la masacre del Paraguay, orques-tada por la Inglaterra victoriana entre 1864 y 1870, mostrarian al mundoalgunos fen6menos no del todo pacificos llamados Hitler o Hiroshima;otras, aunque no germanicas no menos tenaces, el fen6meno llamadoStalin, y hasta la <<«latinidad europea, los llamados Mussolini o Franco.El vanguardismo europeo naci6, pues, con un profundo sentimiento devergiienza, que se manifest6 primero a trav6s de la provocaci6n dadaista,la introspecci6n surrealista y la desestructuraci6n cubista y despu6s conlas muecas tragic6micas del absurdo o las pesimistas del existencialismo.

Para America Latina fue el momento de la liberaci6n mental. Ningu-na otra zona del hoy denominado Tercer Mundo estd tan unida a la cul-tura europea como nosotros, practicamente los inicos que tenemos comoidioma materno, para la inmensa mayoria de la poblaci6n, el espafiol,el portugues, el ingles, aclimatados durante el largo colonialismo. Y ahorael vanguardismo europeo y la realidad mundial nos mostraban la hipo-cresia y la incoherencia de la tirania racionalista.

Los vanguardistas latinoamericanos fueron nuestros libertadores men-tales, los definitivos, y a veces, como siempre ocurre, inconscientemente.Ese es el caso de Borges, por ejemplo, que, a pesar de sus pocos impetuslibertarios y su confesa despreocupaci6n social, contribuy6 enormementeen la lucha por desacralizar los mitos logocentricos, a trav6s de una obraesc6ptica, demoledora de las mayores ideas e instituciones de la culturaracionalista europea, caricaturizando sus propias imagenes y t6cnicas.

448

Page 5: LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS

LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS

Autores de paises en los que predominan las culturas indigenas, comoJos6 Maria Arguedas, iban a encontrar en ellas nuevas fuentes de inspi-raci6n para impugnar el logocentrismo. Y los de aquellos en los que noabundan los indios, como el paraguayo Augusto Roa Bastos, iban a bus-car ademas elementos ideol6gicos y expresivos en la religiosidad popular,el bilingiiismo mestizo y la historia revolucionaria de los criollos nacio-nales.

Asi, la narrativa neoindigenista hispanoamericana pasa a ofrecer unavisi6n humana, <intrahist6rica>, del indio; su actitud hacia 6ste no es yael producto de un programa de reivindicaci6n social de ciertos gruposmarginados por la <<civilizaci6n , sino una militancia redencionista en laque esti en juego la totalidad de la sociedad nacional como parte deluniverse latinoamericano, en el seno de la cual el indio no es mis objetode reivindicaci6n, sino sujeto de su propia redenci6n y de la salvaci6n detodos, blancos, mestizos y negros incluidos. El tone de estos relatos can-cela las imprecaciones protestatarias y enfoca con seriedad antropol6gicala situaci6n humana y cultural del indigena, escruta en su psicologiaautintica, indaga los secretos de su lengua -que intenta verter al espa-fiol-, se sumerge en su mundo magico y mitol6gico, recupera la ternuray las vivencias deslumbrantes de comunidades que, a pesar de la opresi6ny el martirio, jamas han perdido su dignidad ni sus esencias, y los con-vierte al fin en h6roes sin idealizaciones de la antigua y tanto tiempotraicionada aventura hist6rica del continente. Por Jose Maria Arguedas,un blanco criado entre los indios del Peru, por primera vez habla el indi-gena americano, con su propia voz, en nuestra literatura. Y este aconte-cimiento alcanza su madurez en Los rios profundos.

En su Breve historia de la literatura hispanoamericana, Luis Leal in-dica que en la novela indigenista del estilo de Icaza y Alegria los indioseran observados todavia desde fuera, y que en los relatos de Jos6 MariaArguedas esta mirada al fin se hacia interior:

En Los rios profundos (1958) de Arguedas, que es tal vez la novelamis artistica que se haya escrito dentro de esta modalidad, se nos ofre-ce el punto de vista del indigena, en este caso a travds de los ojos deljoven Ernesto, de catorce afios. Por conducto de la mentalidad de esteadolescente el lector liega a conocer intimamente no s61o la psicologiadel indigena, sino tambien su actitud ante la naturaleza, a la cual sesiente unido por un poder casi magico. El nifio, ademas, siente reveren-cia hacia todo aquello asociado a la cultura de sus antepasados 1.

1 Luis Leal, Breve historia de la literatura hispanoamericana (New York: AlfredA. Knopf, 1971), p. 289.

449

Page 6: LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS

JUAN MANUEL MARCOS

La vocaci6n de escritor nace en Arguedas como una necesidad espi-ritual profunda y vital, no como una profesi6n burguesa, un instrumentode lucha politica ni un entretenimiento prestigioso. En su libro p6stumo,El zorro de arriba y el zorro de abajo, confesaba su asombro ante la con-cepci6n que le parecia demasiado profesional de Cortizar sobre el papeldel escritor. Argumentaba que grandes escritores latinoamericanos habianbuscado un oficio al margen de sus tareas literarias: el mexicano JuanRulfo era funcionario; el brasilefio Joao Guimaries Rosa, m6dico y di-plomitico, y 61 mismo, etn6logo. Y afiadia: <<Escribimos por amor, porgoce y por necesidad, no por oficio... (No es una desgracia luchar contrala muerte escribiendo. Creo que tienen raz6n los m6dicos. Y los que meatienden a mi no me tratan como profesionales, sino como semejantes)>>.No resulta dificil percibir la idea mistica que rige la visi6n arguedianadel escritor. Para el peruano, como para Marti o el hispanoparaguayoRafael Barrett (1876-1910), la literatura es un apostolado que exige unafe formidable, sin la cual no queda otro camino que el silencio o lamuerte.

Arguedas no puede comprender c6mo se puede concebir la literaturacomo un oficio para ganarse la vida, pues 61 la siente como un modo devida totalizador, que lo compromete integralmente como persona, en cuer-po y alma, en sus afectos, sus sentimientos, sus esperanzas. A trav6s de laliteratura, Arguedas busca su propio ser; sin ella no le quedard mishorizonte que la depresi6n, el vacio, el balazo, la autoinmolaci6n. Laliteratura era para 61 no un medio para ganarse la vida, sino para ju-garsela.

Esta visi6n totalizadora del fen6meno literario no impulsari al autorde Los rios profundos a un hermetismo religioso, a un 6xtasis alucinado;por el contrario, su obra tratari de sumergirse en la aut6ntica realidadhumana y cultural del mundo indigena, al que desea tratar -como losm6dicos que admira lo tratan a 61- no como un <<profesional>>, sino comoun <<semejante>. Y si rechaza las viejas f6rmulas del realismo se debeprecisamente a que sus arcaicas t6cnicas han resultado ineficaces paraindagar suficientemente a fondo la naturaleza y la vitalidad de dichouniverso. Uno de los perfiles mas obvios de este fracaso del realismo es elplano del lenguaje. Los realistas como Icaza o Alegria no habian conse-guido, parad6jicamente, verter al espafiol, con <<realismo>>, con fidelidad,con verosimilitud, el fluir po6tico y hondo del quechua. Arguedas tom6sobre sus hombros la responsabilidad de solucionar el problema del bi-

2 Jos6 Maria Arguedas, El zorro de arriba y el zorro de abajo (Buenos Aires:Editorial Losada, 1972), pp. 23-24. La primera edici6n es de 1971.

450

Page 7: LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS

LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS

lingiiismo, que, como dice Gladys C. Marin, fue <<trabajosa y cargada deangustia>>:

Al mismo tiempo que los cuentos de Agua comienza el largo y lentocamino que deberi recorrer Arguedas respecto del problema de la len-gua. Este camino queda definitivamente plasmado en Los rios profun-dos. Dar un cuadro real del habla de una poblaci6n quechua en lenguacastellana sin caer en regionalismos o pintoresquismos era una tareadificil, agravada por el hecho de que la lengua madre del autor eraprecisamente el quechua. Tras arduas bisquedas y tanteos, dudas e im-precisiones, lo resuelve creindoles un lenguaje que se apoya en las pala-bras castellanas incorporadas al quechua y el castellano precario y ele-mental que hablan algunos indios en sus aldeas. Estas formas no tienenrelaci6n con las que usan los sirvientes indios de Lima. Lo fundamentalpara Arguedas era no perder <<el alma>> de las palabras quechuas conlas que el habia aprendido a amar y vivir su aldea, sus pueblos, suscampos, su vida toda 3.

Acaso nadie defini6 con tanta sencillez y exactitud este <<indigenismode Arguedas como Jose Miguel Oviedo, quien lo llam6 <<un desgarradoacto de amor y de fidelidad>> 4. Me parece que son estas dos palabras, quese complementan para ofrecer una visi6n revolucionaria de la literatura,las claves para interpretar al narrador peruano. Con amor y fidelidad escomo, efectivamente, Arguedas se propuso superar el humanitarismo so-cial y el realismo regionalista del indigenismo cldsico; y lo consigui6 conextraordinaria altura moral y brillante calidad artistica. El humanitarismosocial de los indigenistas emanaba cierto aire compasivo, piadoso, y hastasuperior respecto a los indios; brotaba de la solidaridad reclamada porlos reformadores politicos o de la buena voluntad predicada por el cris-tianismo moderno. Arguedas o10 reemplaza por el simple y puro amor, esdecir, por la entrega total y graciosa, por la fusi6n fraternal, a travds deun misticismo que vuelve a las raices del cristianismo primitivo, al mitoy a la religiosidad popular, a la naturalidad y la inocencia de las culturasancestrales. Y este amor exigente, que no se limita a recomendar buenaspalabras humanitarias, sino que compromete al escritor en su pasi6n ymuerte, presupone sobre todo fidelidad: fidelidad en el lenguaje, en lavisi6n del mundo y de la cultura, en la traslaci6n al universo culto de la

3 Gladys C. Marin, La experiencia americana de Josd Maria Arguedas (BuenosAires: Fernando Garcia Cambeiro, 1973), p. 22.

4 Citado en Antonio Urrello, Josd Maria Arguedas: el nuevo rostro del indio.Una estructura mitico-podtica (Lima: Libreria-Editorial Juan Mejia Baca, 1974),p. 80.

451

Page 8: LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS

JUAN MANUEL MARCOS

escritura del cosmos mitico y originario de la tradici6n oral quechua.Exige una originariedad y no s6lo originalidad. Y es que para Arguedas,como sefiala muy bien Antonio Urrello, la literatura, como acto de vida,no podia concebirse separada de sus vivencias personales mas significa-tivas:

Arguedas emerge de su nifiez y adolescencia, apercibido de un ricobagaje de motivos profundamente asimilados. Su conocimiento del orbeandino es de primera mano, aliterario, amasado en sus propias viven-cias, fundido en su alegria y en su dolor personales .

Cuando empez6 a escribir, Arguedas carecia del dominio del espafiol;<su sentir y el del mundo que deseaba recrear no se amoldaban al len-guaje en su funci6n puramente literaria>> 6. La mayoria de los criticosconsidera una <<proeza t6cnica>> del peruano la incorporaci6n a la narra-tiva americana contemportnea en lengua espafiola del lenguaje natural,sin adulteraciones romanticas ni regionalistas, de los indigenas -especi-ficamente del quechua-. Pero debe sefialarse que es gracias a una acti-tud de misticismo radical, originario, mas que a un mero pulimiento desus habilidades expresivas y ret6ricas, como Arguedas consigue esa natu-ralidad. Como indica Urrello, uno de los hallazgos en camino hacia esameta fue la invenci6n de la mirada del nifio, Ernesto, en Los rios pro-fundos, como testigo del universo a la vez real y mitico de los indios:

El procedimiento de reestructuraci6n po6tica de los elementos miti-cos se presenta en sus manifestaciones mis claras y sencillas en elmon6logo que Ernesto, el pequefio narrador-testigo de estos relatos,entabla con los dioses-montafia... El mon6logo se funde en lo sobre-natural... El arquetipo del nifio-heroe es el elemento estructural masimportante que Arguedas emplea en su presentaci6n del orbe andino.Este mito se encuentra <<diseminado>> y la labor de Arguedas es su ela-boraci6n po6tica dentro de los marcos que orientan los prop6sitos est6-ticos y doctrinarios de su obra.

El mundo indio, mundo puro, natural (bueno y tierno), deberia servisto por dentro, con ojos de nifio, igualmente incontaminados. Ojosllenos de fe, capaces de creer y participar en las manifestaciones delespiritu indigena. Capaces de ver la realidad desde la perspectiva india;tal posici6n no la podian tomar los narradores que se acercaban a sumundo desde su formaci6n <<civilizada>>, de raices occidentales .

SUrrello, p. 83.6 Urrello, p. 86.SUrrello, pp. 96-98.

452

Page 9: LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS

LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS

Se ha dicho que Arguedas idealiza a sus h6roes de la comunidad in-digena, y es verdad. Pero no se trata de una idealizaci6n romantica, deun exotismo puramente esteticista. Arguedas atribuye a esa idealizaci6nel papel militante del mito, de la visi6n utopista -y, por tanto, actual-del paraiso perdido; y esta idea ed6nica no exige de la <civilizaci6nblanca un salto hacia adelante para realizar las reformas sociales que vana liberar a los indios del analfabetismo y la explotaci6n, como en el casodel indigenismo realista, sino del conjunto de la sociedad -blancos, in-dios y mestizos-, un sumergirse hacia las raices de la cultura nacionalpara buscar las bases de la inica autenticidad posible, mas alli de lasrecetas una y otra vez fracasadas del logocentrismo. La originariedad delas esencias peruanas, para Arguedas, reside en el pasado mitico, no tantohist6rico, de las culturas indigenas:

A trav6s de la literatura escrita y oral podemos encontrarnos convariados ejemplos en que el hombre trata de retornar simb6licamenteal universo de la Edad Dorada... En el caso de Arguedas es impera-tivo este retorno, ya que ambiciona reconstruir la imagen ancestral delhombre americano, injustamente menospreciada en el presente. En 61 laconcepci6n del Paraiso no es meramente recuerdo inconsciente, sinorealidad vivida. Esta realidad la va a trasuntar en la reestructuraci6npo6tica de la comunidad de Utek'pampa como simbolo de un mundoanhelado.

Este recurso literario no s6lo provee de trabaz6n estructural a laobra arguediana, sino que ademas permite el acceso luminoso al mundoandino.

El arquetipo del nifio-heroe dentro de su obra literaria no se refierea las aventuras de un individuo en particular. Tanto en la mitologiauniversal como en la obra de Arguedas, el motivo entrafia siempre unfactor trascendente que forma parte integral de la colectividad indigena.Por esta raz6n, Ernesto no solamente es un ente activo de sus aventuraspersonales, sino tambien un instrumento de reconstrucci6n del paraisoindio. El nos describe en detalle los elementos que conforman ese Eden.La acci6n fundamental del nifio-h6roe es la recuperaci6n del mundo<momentaneamente> perdido, y al que se recobrar6 reconstruyendo poe-ticamente sus esencias.

La visi6n mitico-po6tica de la comunidad ancestral de Utek'pampaacusa todas estas caracteristicas... El narrador establece a Utek'pampacomo un lugar situado en el centro mismo del origen de la vida... Y elpoeta contintia edificando el paraiso perdido del hombre americano.Un Ed6n compuesto de todo lo positivo, po6ticamente verdadero y exis-tente dentro de los ideales del pueblo quechua

8 Urrello, pp. 108-109.

453

Page 10: LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS

JUAN MANUEL MARCOS

Asi queda aclarado uno de los principales malentendidos sobre laobra arguediana: idealizaci6n indigena, si, pero no con prop6sitos deidealizar con romintica nostalgia los perfiles de unas costumbres ex6ticasni replantear la imagen del <<buen salvaje>> al uso de la reivindicaci6nsocial regionalista, sino con el decidido objeto de diseijar una visi6n mi-tica de la utopia arcadica americana, un paraiso po6tico militante que nose encuentra atris ni adelante de la sociedad de nuestra America, sino enel alma de todos, en nuestras esencias, que debemos recuperar con ojosadolescentes, con la inocencia de Ernesto, con la pureza de los quechuas,con la pasi6n y la ternura de Jos6 Maria Arguedas.

En Los rios profundos, Valle era el inico estudiante que, aunquecomprendia el idioma indigena, no lo hablaba. Conocia a Schopenhauer,pero ignoraba el quechua -al que, en el fondo, despreciaba-, porqueno se lo <<habian ensefiado de nifio>>:

-No tengo costumbre de hablar en indio -decia-. Las palabrasme suenan en el oido, pero mi lengua se niega a fabricar esos sonidos.Por fortuna, no necesitard de los indios; pienso ir a vivir a Lima o alextranjero 9.

Esta mudez de Valle es, en realidad, una sordera: la de todos losperuanos que se sienten ajenos a la cultura indigena, de espaldas a supais, anclados en la extranjeria limefia, donde <<no se necesita a los in-dios>> ni al quechua. Pero esta sordera es la peor alienaci6n, un despoja-miento de nuestras propias esencias, una traici6n a lo que somos -pasadovivo y proyecto hacia el porvenir en el contexto totalizador de una socie-dad que engloba el universo indigena como una de sus 6rbitas mis cohe-rentes y generosas-; si rechazamos el quechua, con el que nos han pri-vado de una niiiez espiritual, no pasamos a ser adultos -es decir, <<civi-lizados>> en vez de <<birbaros>, limefios o extranjeros en vez de indios-,sino addlteros, adulterando la verdadera imagen del destino y la identidadnacionales.

El ultimo punto que quisiera proponer aqui consiste en una revisi6n,al menos provisoria, del debate acerca del supuesto marxismo de Argue-das. Si por marxismo entendemos una versi6n ortodoxa de la escolasticasovietica, es obvio que Arguedas nunca lo acept6, ya que resulta imposi-ble clasificar ninguna pigina suya dentro de los preceptos del realismosocialista. Si por marxismo entendemos un concepto mas amplio y fle-xible, no cabe duda que se puede percibir cierta influencia de Marx en suvisi6n antropologista de la sociedad, sobre todo, como advierte muy bien

9 Arguedas, Los rios profundos (Buenos Aires: Editorial Losada, 1958), p. 87.

454

Page 11: LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS

LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS

Sara Castro Klaren, del joven Marx, autor de Los manuscritos econdmicos

y filosdficos de 1844, repudiado por la escolastica comunista y rescatadopor la izquierda occidental:

... el objeto de la vida del hombre debe ser la realizaci6n de 6steen la libertad. El fin del hombre no es la sociedad o el progreso econ6-mico, 6stos son mas bien la causa de la alienaci6n del hombre, del tra-bajo, de la especie 10.

Pero aquel joven Marx distaba bastante de la ideologia que hoy seentiende, al menos ortodoxamente, por marxismo. Se situaba mis bienen el ala izquierda del romanticismo, en pleno auge de ese movimientoespiritual europeo. Sara Castro Klaren encuentra a Arguedas como uncabal neorromantico:

Es a menudo la intuici6n, el sentirse cerca de la naturaleza, el sa-berse panteisticamente unido a ella (todos canones del Romanticismo)lo que produce la felicidad, la uni6n con la persona amada, con el arbolprotector, con el maternal maizal; es decir, el encuentro con el propioser. Para Arguedas no es la raz6n la fuente o medio de conocimientoprimordial. Es mis bien la intuici6n que se sobrepone a las limitacio-nes del conocimiento cientifico. Lo que a Arguedas le interesa es elhombre, esa criatura que en manos del conocimiento cientifico se em-pobrece y disminuye.

Junto con los rominticos no s61o afirma las formas irracionales omagicas del conocimiento humano, sino que rechaza todo materialismoy utilitarismo como normas de conducta y de posiciones filos6ficas.Arguedas es marxista en cuanto al pensamiento de Marx no se le cons-trifia a la s6rdida y falsa interpretaci6n <<materialista>> que de ordinariose le atribuye. Haci6ndole eco a Rousseau, Arguedas afirma su fe en launiversalidad de sentirse humano y hasta dejaria descansar el peso desu edificio moral sobre las bases de la simpatia y la compasi6n 11

La excelente critica, que ha escrito uno de los estudios mis inteligen-tes que he leido sobre el fascinante y complejo Arguedas, hace todaviaalgunas observaciones mis, dos de las cuales son importantisimas: la mo-ral respetuosa del caido y el culto al heroe intentan restablecer en Argue-das el c6digo de caballeria y el <<urgente deseo de salvar al mundo ; y laafirmaci6n de lo vernaculo frente al cosmopolitismo abrazaria a Arguedas

10 Sara Castro Klaren, El mundo mdgico de Jose Maria Arguedas (Lima: Insti-tuto de Estudios Peruanos, 1973), p. 204.1 Castro Klaren, p. 205.

30

455

Page 12: LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS

JUAN MANUEL MARCOS

con la tradici6n romantica 12. Me parece que hay que hacer algunas pre-cisiones. En primer lugar, no se puede asegurar, como desea Sara CastroKlaren, que <<el sentir romantico no esti confinado a una 6poca>; en rea-lidad, cada periodo literario es bsicamente hist6rico; por tanto, si estalimitado por una 6poca y un contexto social y cultural especificos. Deninglin modo puede sugerirse que Arguedas, escritor absolutamente con-temporineo, haya sido un representante de una corriente del siglo pasado.La moral caballeresca de Arguedas pertenece mis bien a la tradici6n his-pinica que al romanticismo en general, y se sittia concretamente en laEdad Media, respecto a su origen hist6rico, y en el manierismo de Cer-vantes, respecto a su contenido quijotista; es, por tanto, de raices muyanteriores al siglo xIx. El irracionalismo panteista y la actitud antiposi-tivista de Arguedas no obedecen a su supuesto temperamento romantico,sino a su militancia dentro del vanguardismo hispanoamericano; por lotanto, su panteismo nace del mito, y su anticientificismo, de la impugna-ci6n del logocentrismo europeo. Se trata de una actitud radicalmentecontemporinea de los intelectuales de nuestra America, aunque se puedanencontrar antecedentes de ella en Hernandez o Martin, por ejemplo. En lovernaculo, Arguedas no busca lo ex6tico y original como los romanticos,sino la originalidad de la aut6ntica cultura americana concebida como unrevolucionario proyecto de liberaci6n de toda la sociedad. Por fin, o10 quees mas decisivo, el nuevo humanismo de Arguedas exhibe la influenciadel joven Marx y de Rousseau, como dice Sara Castro Klaren, y tambi6notras muchas -Marti, Mariategui, Valle- genuinamente latinoamerica-nas, pero si en alguna esfera de la evoluci6n del pensamiento modernodebe ser incluido, no cabe duda de que corresponde hacerlo en la delexistencialismo contemporineo. El juibilo de reci6n casado que experi-menta y transmite Arguedas en sus <<bodas>> con la naturaleza americanaesti mas pr6ximo a Albert Camus, un existencialista que tambi6n naci6 enel Tercer Mundo, que a los romanticos, porque no es un entusiasmo frene-tico e inconsciente, sino reflexivo y critico. Hasta el sentido de la radicalindependencia intelectual de Arguedas conviene mas a la imagen de Ca-mus que a la de otro existencialista, Jean-Paul Sartre, que proponia enaquellos afios su teoria del <<compromiso>>, que mas tarde revis6 profun-damente.

Mario Vargas Llosa ha sefialado que cuando Arguedas cedi6 a lapresi6n en favor del compromiso ideol6gico, puesto que conocia mejorque nadie el quechua y la situaci6n injusta de los indios peruanos, y con-cibi6 la novela Todas las sangres como un ambicioso proyecto <progre-

12 Castro Klaren, p. 206.

456

Page 13: LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS

LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS

sista>>, 6sta result6 un gran fracaso literario: <<la visi6n es simplista, cari-catural, confusa, y, como suele ocurrir, por querer ser extremadamentefiel a la realidad, el libro se desvanece en la irrealidad>> 13. Sin duda, Ar-guedas se sentia mis c6modo en el costado camusiano del existencialismo,que le permitia describir los horrores que aparecen en El sexto y El zorrode arriba y el zorro de abajo, para descubrir, parad6jicamente, como elm6dico heroico al final de La peste, que <hay en los hombres mis cosasdignas de admiraci6n que de desprecio>>. He aqui la raiz de la universa-lidad de la narrativa arguediana. Su novedad consiste en que este neo-indigenismo ya no es, en realidad, un indigenismo, y que si bien en suspiginas viven, mueren y resucitan hombres y mujeres de lengua quechua,ellos no pertenecen sino a la aventura mundial de los oprimidos; que-como avisaba Marti- <<no hay odio de razas porque no hay razas>>,sino que el nuevo rostro de la revoluci6n es ahora el de una uninime poe-sia mitica y social encarnada en la fraternidad originaria y militante detodas las minorias, <<donde resalta -como profetizaba el ap6stol cuba-no-, en el amor victorioso y el apetito turbulento, la identidad universaldel hombre>>.

13 Mario Vargas Llosa, La utopia americana (Cambridge: University of Cam-bridge, 1978) p. 26.

457

Page 14: LA TERNURA PENSATIVA DE JOSE MARIA ARGUEDAS