la senda 03 - combatir el fascismo

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www.nodo50.org/utopia “...SI USTED ES CAPAZ DE TEMBLAR DE INDIGNACIÓN CUANDO SE COMETE UNA INJUSTICIA EN EL MUNDO, SOMOS COMPAÑEROS...ERNESTO CHÉ GUEVARA No. 3 / AGOSTO 2006 “Israel, al masacrar a las poblaciones árabes con respaldo del Imperialismo Norteamericano, sigue los pasos de la Alemania Nazi. Nosotros, los revolucionarios, los que sentimos indignación por cualquier injusticia que se comete en el mundo, debemos combatirlo para evitar la destrucción de la humanidad.” [email protected] Medio impulsado por Utopía para el debate revolucionario

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Periodico vocero de Utopia, organizacion juvenil venezolana (1998-2007) que se incorporo al Partido Socialista Unido de Venezuela

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Page 1: La Senda 03 - Combatir el Fascismo

www.nodo50.org/utopia

“...si usted es capaz de temblar de indignación cuando se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros...” ernesto cHÉ guevara

No. 3 / AGOSTO 2006

“Israel, al masacrar a las poblaciones árabes con respaldo

del Imperialismo Norteamericano, sigue los pasos de la Alemania

Nazi. Nosotros, los revolucionarios, los que sentimos indignación por cualquier injusticia que se comete en el mundo, debemos combatirlo para evitar la destrucción de la humanidad.”

[email protected]

Medio impulsado por Utopía para e l debate revoluc ionar io

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LA SENDALA SENDAAGOSTO 20062 E D I T O R I A L

La etapa en la que vivimos ofrece al género humano nuevas posibilidades en la lucha por la paz, la liberación na-cional y el socialismo. Se ha ampliado la base social del movimiento revolu-cionario. Han surgido condiciones que propician más o menos indolora la tran-sición del capitalismo al socialismo. Sin embargo, todas estas circunstancias no pueden llevar por si solas a la vic-toria. No son más que condiciones ob-jetivas que se podrían aprovechar para generar las transformaciones socialis-tas tan anheladas, cuya realización es posible sólo si se toma como base el factor subjetivo, la vanguardia cons-ciente de las masas revolucionarias.

Un partido guiado por la teoría y la praxis revolucionaria alumbrando al pueblo el camino del porvenir, que alce al pueblo a la lucha, marchan-do intrépidamente a la cabeza de los movimientos de masas que bregan por los magnos objetivos del progre-so llevando en alto la invencible ban-dera de la revolución socialista. Como se sabe, las primeras organizaciones fueron creadas, sobre todo, para de-fender sus derechos económicos. Pero la lucha económica sola no puede cam-biar sustancialmente la situación del trabajador. Por eso, los trabajadores avanzados llegaron a la idea de que era necesario sostener la lucha políti-ca en contra del capitalismo, modificar la correlación de fuerzas de la socie-dad. La experiencia de la lucha de cla-ses convenció de que podrían alcanzar sus objetivos únicamente con la ayuda de una organización revolucionaria.

Marx y Engels decían: “contra el poder de las clases poseedoras, el proletariado no puede actuar como clase sino constituyéndose él mismo en partido político distinto y opuesto a todos los antiguos formados por la clase poseedora”… esta constitución es indispensable para asegurar el triunfo de la revolución social y de su objetivo supremo: la abolición de las clases”… ,

Lenin dijo interpretando a los crea-dores del marxismo: “El proletariado no dispone, en su lucha por el poder, de más arma que la organización. El pro-letariado desunido por el imperio de la anárquica competencia dentro del mun-do burgués, aplastado por los trabajos forzados al servicio del capital, lanzado constantemente al “abismo” de la mise-ria más completa, del embrutecimiento y de la degeneración, sólo puede ha-cerse y se hará inevitablemente una fuerza invencible siempre y cuando su unión ideológica por medio de los prin-cipios del marxismo se afiance median-te la unidad material de la organización, cohesionada a los millones de trabaja-dores en el ejército de la clase obrera.” Lenin elaboró en todos los aspectos la doctrina del partido como principal arma ideológica y política en la lucha por el poder, por el triunfo del socia-lismo y el comunismo. Veía en el par-tido la fuerza capaz de señalar el ca-mino certero de la lucha y de victoria.

El partido no se debe convertir en un club de discusiones, en un conglomera-do de fracciones y grupos. La condición decisiva de la fuerza del partido radica en la condición unitaria de sus filas, en la inadmisibilidad de las acciones tendentes a minar su unidad o a debili-tar la disciplina militante y consciente.

En nuestro país, la socialdemocra-cia promete a los trabajadores llevar a cabo el socialismo por un camino fácil, sin conmociones sociales, sin revolucio-nes, mediante la conquista de algunos logros. Pero su política práctica está muy lejos de los objetivos socialistas. Los líderes de nuestros días sustentan ante problemas ideológicos fundamen-tales posiciones bastantes derechistas. La política de derecha nos condena a desempeñar el papel de lacayo del ca-pitalismo y debilita la influencia de la revolución en el curso de la lucha social.

La historia ha echado sobre nuestros hombros una pesada carga, la edifica-ción de una sociedad sin precedente, hacer que los que siguen la lucha revo-lucionaria se transformen en la fuerza más influyente de nuestro país, edificar la sociedad socialista como tránsito al comunismo. Sólo podemos hacerlo so-bre la base de la teoría y la praxis re-volucionaria, con espíritu creador, y te-niendo en cuenta la revolución, en una palabra, se debe dirigir científicamente la construcción de la nueva sociedad. Debe tenerse presente, a este respec-to, que estamos obligados a rechazar los encarnizados y constantes ataques de las fuerzas del capitalismo, y que somos objeto de una enorme presión económica, militar, ideológica, etc., por parte del capital monopolista de los EEUU y otros países imperialistas.

Por esto, no es casual que los enemigos se esfuercen, ante todo, por conseguir que sean trasgredidas las leyes generales de la vida y la la-bor de partido. Utilizan con este fin el oportunismo de “izquierda”. Los ene-migos del partido hacen singulares esfuerzos por liquidarlo como unión de hombres de las mismas ideas y convertirlo en un club de discusiones.

En esta situación se ha hecho más evidente la necesidad de la unidad, esta unidad se ve favorecida por la acentuación de la crisis de las concep-ciones reformistas y por la diferen-ciación que se produce en las filas de la revolución. Debemos hacer todo lo posible por conseguir y organizar las fuerzas partidarias del socialismo y luchar por la maduración de las pre-misas objetivas de la revolución, sus fuerzas motrices y las formas de lucha que sirven de base a la estrategia y la táctica del partido de la revolución.

C. Marx y F. Engels. Obras escogidas tomo I Pág. 427 V. I Lenin. Un paso adelante, dos pasos atrás. Obras escogidas en tres tomos, tomo 1, Pág., 465

el en la lucha por el SOCIALISMO

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LA SENDALA SENDAAGOSTO 2006 3

S O L I D A R I D A D I N TE R N A C I O N A L

Querido y entrañable amigoCarta al camarada FidelComandante Fidel, en estas an-gustiosas horas que vivimos los re-volucionarios del mundo, nosotros los utópicos, tus camaradas de siempre, tus eternos hermanos de lucha, te de-dicamos estas líneas con todo el amor y con todo el fervor revolucionario con que los hijos le hablan a quien conside-ran su padre.

Temeraria fue tu posición esos días de septiembre del año 1953 cuando fuiste juzgado ante una camarilla de cobardes y lacayos por los heroicos hechos del 26 de julio, en los que tú e invaluables camaradas levantaron las armas y emprendieron la lucha contra una de las dictaduras más funestas que América Latina y el mundo hayan co-nocido; sabían que iniciaban una gue-rra en la que un David más pequeño que el David mitológico se enfrentaba a un Goliat mucho más grande, sabían que de fallar, pagarían con su vida el haber alzado su voz junto al pueblo, sin embargo, bajo tu guía no podían sentir miedo, su causa era la más jus-ta, su ideal era el más puro y como tú mismo dijiste, no hay nada más gran-de que darlo todo por un ideal y ade-más la vida.

Cuántos intentos por eliminarte y cuántos intentos por silenciarte des-de aquel entonces. Pensaron que juz-gándote por separado en la capilla de un hospital podrían anularte, pero tu magnánimo discurso rompió todas las barreras impuestas para encender esa llama libertaria y combativa en los co-razones del pueblo. Nos enseñaste que la humanidad no tiene otro camino que la Revolución, que por más adversas que estén las condiciones siempre hay esperanza de vencer y sobre todo que el amor y la dignidad revolucionaria deben ser nuestras guías en el duro marchar de la lucha.

La Sierra se llenó de barbas. Atrás quedaba el Moncada, pero su respuesta más concreta, el mejor homenaje que pudo brindársele a los que allí cayeron,

es la obra de la Revolución. La Reforma Agraria y la Urbana, la nacionalización de las empresas extranjeras, una tras otra se fueron cumpliendo las leyes de la Revolución, las medidas del pueblo en el poder.

Junto al hombre va la mujer, como madre, como esposa, como compañe-ra, en el surco, en la fábrica y en la defensa. Las mujeres del pueblo tienen

ahora otro destino. El imperialismo no podía resignarse a que el pueblo alcan-zara y construyera el verdadero poder popular, trataron de destruir la obra de la Revolución, pero el pueblo en pie de guerra fue un Girón. En 72 horas dejó al enemigo fuera de combate, en 72 horas hombres y mujeres del pueblo cayeron para sustentar con su sangre

siempre una digna respuesta cargada de amor.

Poco importa que el imperio quiera celebrar un proceso natural como pro-pio, poco importa que los inmorales bailen y realicen orgías de perversión celebrando lo que ellos creen será tu muerte. Nuevamente se equivocan, como lo han hecho contigo los últimos 60 años. Sus ansias de poder, su sed de explotación no los deja ver que hace tiempo alcanzaste el estadio más alto al que puede aspirar un revolucionario, la inmortalidad en vida. Desde hace muchos años, Fidel, dejaste de ser un hombre de carne y hueso para ser una idea, un canto, un poema y un grito de guerra que llevamos en el corazón los revolucionarios del mundo, una bande-ra de lucha enarbolada por los explota-dos de los cinco continentes.

Haciendo referencia al Comandan-te Guevara, dijiste que era un hombre que no pertenecía a este tiempo, que era un hombre de los tiempos futuros, un digno ejemplo de lo que debe ser un revolucionario. Nosotros vamos mas allá y en ti vemos a ese hombre nuevo del que el Che tanto habló. Cuando nos pregunten cómo queremos que sean nuestros hijos y cómo soñamos que sean los revolucionarios, en una sola voz diremos QUE SEAN COMO FIDEL. Cuando llegue el momento y la natura-leza disponga tu partida, millones con-tinuaremos tu lucha, que es la nuestra, que es la de la humanidad; estaremos en la primera línea de batalla con el fusil en el hombro y con Fidel en el co-razón.

la tierra de la primera Revo-lución Socialista de América. ¡Qué grandeza demostraste al cambiar a más de 1500 mer-cenarios por alimentos para el pueblo!, la misma grandeza que demuestras ante cada arreme-tida del imperialismo, dando

10 MILLONESDE CONCIENCIAS

POR EL SOCIALISMO

Fidel

por

Guay

asam

in

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LA SENDALA SENDAAGOSTO 20064

GALEANOEDUARDO

HASTA CUáNDO?¿

ISRAEL

Un país bombardea dos países. La impunidad podría resultar asombrosa si no fuera costumbre. Algunas tími-das protestas dicen que hubo errores. ¿Hasta cuándo los horrores se seguirán llamando errores?

Esta carnicería de civiles se desató a partir del secuestro de un soldado. ¿Hasta cuándo el secuestro de un sol-dado israelí podrá justificar el secues-tro de la soberanía palestina? ¿Hasta cuándo el secuestro de dos soldados israelíes podrá justificar el secuestro del Líbano entero?

La cacería de judíos fue, durante si-glos, el deporte preferido de los eu-ropeos. En Auschwitz desembocó un antiguo río de espantos, que había atravesado toda Europa. ¿Hasta cuán-

do seguirán los palestinos y otros ára-bes pagando crímenes que no cometie-ron?

Hizbollá no existía cuando Israel arra-só el Líbano en sus invasiones ante-riores. ¿Hasta cuándo nos seguiremos creyendo el cuento del agresor agredi-do, que practica el terrorismo porque tiene derecho a defenderse del terro-rismo?

Irak, Afganistán, Palestina, Líbano. ¿Hasta cuándo se podrá seguir exter-minando países impunemente?

Las torturas de Abu Gjraib, que han despertado cierto malestar universal,

no tienen nada de nuevo para noso-tros, los latinoamericanos. Nuestros militares aprendieron esas técnicas de interrogatorio en la Escuela de las Américas, que ahora perdió el nombre pero no las mañas. ¿Hasta cuándo se-guiremos aceptando que la tortura se siga legitimando, como hizo la Corte Suprema de Israel, en nombre de la legítima defensa de la patria?

Israel ha desoído 46 recomendacio-nes de la Asamblea General y de otros organismos de las Naciones Unidas. ¿Hasta cuándo el gobierno israelí se-guirá ejerciendo el privilegio de ser sordo?

Las Naciones Unidas recomiendan pero no deciden. Cuando deciden, la Casa Blanca impide que decidan, por-

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lo que se hace en su nombre? ¿Son an-tisemitas los árabes, tan semitas como los judíos? ¿Acaso no hay voces árabes que defienden la patria palestina y re-pudian el manicomio fundamentalista?

Los terroristas se parecen entre sí: los terroristas de Estado, respetables hombres de gobierno, y los terroristas privados, que son locos sueltos o locos organizados desde los tiempos de la Guerra Fría contra el totalitarismo co-munista. Y todos actúan en nombre de Dios, así se llame Dios o Alá o Jehová. ¿Hasta cuándo seguiremos ignorando que todos los terrorismos desprecian la vida humana y que todos se alimentan mutuamente? ¿No es evidente que en esta guerra entre Israel y Hizbollá son civiles, libaneses, palestinos, israelíes, quienes ponen los muertos? ¿No es evidente que las guerras de Afganistán y de Irak y las invasiones de Gaza y del Líbano son incubadoras del odio, que fabrican fanáticos en serie?

Somos la única especie animal espe-cializada en el exterminio mutuo. Desti-namos 2.500 millones de dólares, cada día, a los gastos militares. La miseria y la guerra son hijas del mismo papá: como algunos dioses crueles, come a los vivos y a los muertos. ¿Hasta cuándo seguiremos aceptando que este mun-do enamorado de la muerte es nuestro único mundo posible?

que tiene derecho de veto. La Casa Blanca ha vetado, en el Consejo de Seguridad, 40 resoluciones que conde-naban a Israel. ¿Hasta cuándo las Na-ciones Unidas seguirán actuando como si fueran otro nombre de Estados Uni-dos?

Desde que los palestinos fueron des-alojados de sus casas y despojados de sus tierras, mucha sangre ha corrido. ¿Hasta cuándo seguirá corriendo la sangre para que la fuerza justifique lo que el derecho niega?

La historia se repite, día tras día, año tras año, y un israelí muere por cada diez árabes que mueren. ¿Hasta cuán-do seguirá valiendo diez veces más la vida de cada israelí?

En proporción a la población, los 50 mil civiles, en su mayoría mujeres y ni-ños, muertos en Irak, equivalen a 800 mil estadounidenses. ¿Hasta cuándo seguiremos aceptando, como si fuera costumbre, la matanza de iraquíes, en una guerra ciega que ha olvidado sus pretextos? ¿Hasta cuándo seguirá sien-do normal que los vivos y los muertos sean de primera, segunda, tercera o cuarta categoría?

Irán está desarrollando la energía nu-clear. ¿Hasta cuándo seguiremos cre-yendo que eso basta para probar que un país es un peligro para la humani-dad? A la llamada “comunidad inter-nacional” no le angustia para nada el hecho de que Israel tenga 250 bom-bas atómicas, aunque es un país que vive al borde de un ataque de nervios. ¿Quién maneja el peligrosímetro uni-versal? ¿Habrá sido Irán el país que

arrojó las bombas atómicas en Hiros-hima y Nagasaki?

En la era de la globalización, el dere-cho de presión puede más que el de-recho de expresión. Para justificar la ilegal ocupación de tierras palestinas, la guerra se llama paz. Los israelíes son patriotas y los palestinos son te-rroristas, y los terroristas siembran la alarma universal.

¿Hasta cuándo los medios de comu-nicación seguirán siendo miedos de co-municación?

Esta matanza de ahora, que no es la primera ni será, me temo, la última, ¿ocurre en silencio? ¿Está mudo el mundo? ¿Hasta cuándo seguirán so-nando en campana de palo las voces de la indignación?

Estos bombardeos matan niños: más de un tercio de las víctimas, no menos de la mitad. Quienes se atreven a de-nunciarlo son acusados de antisemitis-mo. ¿Hasta cuándo seguiremos siendo antisemitas los críticos de los crímenes del terrorismo de Estado? ¿Hasta cuán-do aceptaremos esa extorsión? ¿Son antisemitas los judíos horrorizados por

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LA SENDALA SENDAAGOSTO 20066 E C O N Ó M I C O S

¿Que son los excedentes para los socialistas?La Economía Popular (EP) se concibe como una economía de transición entre la Economía Capitalista y la Socialista. En este sentido, una de las diferencias vitales entre el Socialismo y el Capita-lismo es la distribución de los exceden-tes netos o, lo que es lo mismo, de las utilidades.

Los excedentes representan la diferen-cia entre lo que se gastó produciendo las mercancías durante todo el año, y lo que entró por la venta de estas.

Lo que entra a la Unidad Productiva (UP) por ventas es igual al número de mercancías vendidas en todo el año por el precio de venta. En cambio, lo que gasta la UP al año en producir es-tas mercancías es igual al número de mercancías producidas por el precio de costo de las mercancías.

Obsérvese que existe una diferencia entre el precio de venta (valor de cam-bio) y el precio de costo de producción (valor):

- El Precio de costo o valor se refiere a cuánto nos cuesta producir una mer-cancía en la UP. Este costo contempla muchos rubros, entre los que se cuen-tan: materia prima, servicios, mante-nimiento de equipos, depreciaciones, etc. En las empresas Capitalistas se incluye en los costos de producción la mano de obra (tanto física como inte-lectual). En las Cooperativas, los gas-tos de mano de obra (lo que incluye adelantos societarios, seguridad social, vivienda y cualquier otro beneficio que se acuerde) se le restan a los exceden-tes brutos, quedando al final los exce-dentes netos. En términos generales, el costo de producción (valor) de una mercancía es la suma de varios costos (valores).

- En cambio, el precio de venta o valor de cambio de una mercancía, dentro del sistema capitalista, depende de la oferta y la demanda; mientras más lo requiera la gente, el producto incre-mentará el precio, independientemen-te se trate de una mercancía cuyo va-lor es relativamente pequeño.

Esta diferencia entre el valor de una mercancía y el valor de cambio es lo que genera los excedentes.

Luego, los excedentes netos son aque-llos que quedan luego de todas las de-ducciones, incluyendo los salarios, ade-lantos societarios o retribuciones a los trabajadores. Estos excedentes netos dependen entonces de las arbitrarieda-des del mercado capitalista, de cuanta necesidad insatisfecha exista en el Pue-blo. Y el Pueblo adquirirá las mercan-cías, independientemente tengan un costo muy por encima de lo justo.

Por esta razón es que en la Economía Popular, como núcleo del Socialismo, debemos propender a la socialización del 100% de los excedentes netos, pues es la manera de evitar la explota-ción del Pueblo que está por fuera de la Unidad Productiva a quienes le compra la mercancía.

¿Cómo socializar los excedentes?Existen muchas formas de socializar los excedentes, las cuales pueden combi-narse estratégicamente según las ne-cesidades que tenga la sociedad. Algu-nas de estas son:

1. Bajar el precio de venta de los pro-ductos hasta el punto donde los exce-dentes netos sean igual a cero.

2. Invertir los excedentes netos en ne-cesidades de la comunidad.

3. Transferir los excedentes netos a un fondo para el desarrollo de la Econo-mía Popular.

4. Ampliar la producción de la propia Unidad productiva o cualquier otra Uni-dad que exista o sea necesaria crear, pero bajo propiedad social.

5. Subsidiar la adquisición de otros productos que son necesarios para el Pueblo.

¿Qué NO es socializar los excedentes?Muchas veces se confunde socializa-ción con colectivización de los exce-dentes netos.

La socialización es cuando:1. Los excedentes netos van a parar en el seno de la sociedad.2. La sociedad está vinculada al hecho productivo, aun cuando no participe directamente en la producción, de tal manera que la socialización no sea un acto caritativo y altruista ajena a los beneficiarios de la socialización, sino un acto conciente de retribución.

La colectivización es cuando:1. Los excedentes netos van a parar solo a manos de los trabajadores de la Unidad Productiva en cuestión.2. Cuando los excedentes netos se usan para adquirir activos que perte-necerán a los trabajadores de la Uni-dad Productiva en cuestión.3. Cuando se usen para comprar más acciones en la Unidad Productiva en cuestión (caso Cogestión), salvo que las acciones no pertenezcan a ese gru-po de trabajadores sino a la sociedad.

Al final, lo fundamental es tener cla-ro que los excedentes netos provienen del trabajo de toda la sociedad externa a la Unidad Productiva, y como la Eco-nomía Popular confronta la explotación del hombre por el hombre, estos exce-dentes netos deben retornar a la so-ciedad en su totalidad.

Sergio Sánchez

Los excedentes en la Economía PopularEconomía Popular

Diego Rivera

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LA SENDALA SENDAAGOSTO 2006 7I D E A R I O S

500deAÑOSde

REVOLUCIÓN

500

Desde que el Imperialismo Europeo invadió nuestra cultura originaria, co-menzó en nuestro territorio una tenaz lucha entre opresores y oprimidos, que con más de cinco siglos seguimos li-brando y aún nos sigue costando már-tires.

Nuestros indígenas comenzaron una bravía resistencia contra los invasores; valientes guerreros como el Cacique Guaicaipuro cayeron en la gesta. Lue-go, negros traídos y esclavizados como animales de lejanas tierras, se impreg-naron de la esencia libertaria y comba-tiva de nuestra tierra.

Joven era nuestra Patria cuando el ne-gro José Leonardo Chirinos se alzaba en las montañas de Coro con un grito libertario que aún retumba en los oídos de todos los latinoamericanos.

El joven Gual y su camarada España pagaron con su vida el haber alzado su voz junto al pueblo contra el yugo imperialista. Los opresores nunca con-taron con el carácter mágico de nues-tro suelo, que se abona de mártires y multiplica su esencia convirtiéndola en miles.

Fundado en los más justos principios, los patriotas se le-vantaron y, tras una dura y cruel campaña de bajas incalculables, logra-ron establecer la República y expulsar a la oligarquía europea. Pero no con-taron con una oligarquía nacional que venía afianzándose y que traicionaría a nuestros próceres al abrir las puertas a un nuevo imperio.

A Bolívar, después de darlo todo por la independencia, se le pagó con el des-tierro y la traición. Sucre fue cobarde-mente acribillado. Generales del pue-blo y como guerrilleros de la libertad, como Ezequiel Zamora y el guerrillero Pedro Pérez Delgado, también lucha-ron. Los nuevos oligarcas pro imperia-listas no dudaron en matar a cuantos no pudieron comprar.

Desde que el petróleo se convirtió en la principal fuente de energía, el interés y la intervención directa y descarada en nuestra tierra se volvió parte funda-mental de la política exterior del impe-rio del Norte. Acostumbrados a quitar y poner gobiernos, se apoderaron de

nuestros medios de producción y cons-truyeron su trinchera de dominación ideológica en los medios de comunica-ción.

La brecha entre ricos y pobres se hizo cada vez mayor ante la mirada indi-ferente de una oligarquía preocupada sólo por su patrimonio. Nos convirtie-ron en un proveedor de materia prima y de mano de obra barata y afianzaron el capitalismo y el liberalismo en nues-tra patria, la Patria de Bolívar.

Pero siempre hubo valientes que alza-ron su voz, en forma de canto como Alí Primera, o en la política como Al-berto Lovera o Jorge Rodríguez. Cómo olvidar el discurso de Fabricio Ojeda ante el extinto Congreso Nacional o la consigna “Luchar hasta vencer” del Co-mandante Argimiro Gabaldón.

En febrero del 89, el pueblo de Ca-racas dio un grito de protesta contra la globalización salvaje y esclavista. En respuesta a este clamor, un grupo

de militares patriotas, dirigidos por el compañero Comandante Chávez, se levantó en heroico combate contra la oligarquía. Aun habiendo perdido la batalla, logró impulsar un sentimiento revolucionario que condujo al aluvión electoral del año 98 llevando al Co-mandante a la presidencia.

Los revolucionarios fuimos llamados a refundar la Patria y transformar la so-ciedad, no por nosotros sino por toda esa legión de explotados de los cinco continentes que ven en nuestro pro-ceso una inspiración y un apoyo para su propia lucha, que también tiene que ser la nuestra.

Desde entonces la transformación so-cial y la participación popular han al-canzado niveles nunca vistos. Los re-cursos derivados del petróleo están llegando a millones y no a unos cuan-tos privilegiados como antes. El im-perio y la oligarquía no toleran que el pueblo esté tomando las riendas de su destino, por eso no han escatimado ni esfuerzos en aplastar la Revolución ni lo harán y tratarán de destruirla por

cualquier medio.

Por eso hoy más que nunca debemos estar activos y vigilan-tes ante aquellos quin-ta columna, que creen que Revolución signi-fica quitar a los que robaban antes para

ellos robar ahora. Más allá de nuestros errores y más allá de los infiltrados, el alma de este proceso revolucionario es el pueblo, es esa clase trabajadora y luchadora, explotada durante siglos.

Los revolucionarios debemos compren-der la importancia de este momento histórico y que en nuestro accionar dia-rio nos jugamos algo más que la vida. Entender que ya no regresaremos a la cuarta república, que la lucha es entre el Socialismo y el fascismo. Por tanto se necesitan dos poderosas organi-zaciones populares que nos guíen en este período de transición, una es esa poderosa organización de vanguardia que prefigure las relaciones socialistas, que lleve con el ejemplo al resto de la sociedad la conciencia del deber social, el Partido de la Revolución; y asimismo impulsar y fortificar la creación de la milicia popular, esa masa de hombres y mujeres bañados de pueblo capaces de defender con eficacia y dignidad nuestra Revolución de los ataques im-perialistas.

por:Carlos Mogollón

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LA SENDALA SENDAAGOSTO 2006

DEBATE SOBRE E L SOC IA L I SMO

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No. 3 / AGOSTO 2006

apuntes sobre la la vivienda en la construcción

SOCIALISMOSOCIALISMOd e l

El problema de la vivienda es bas-tante complejo debido a las múlti-ples aristas que tiene y es una de las patas cojas del gobierno boliva-riano y de todos los anteriores.

Engels, en su ensayo titulado “Con-tribución al problema de la vivien-da”, se mostraba contrario a la pro-piedad privada de la vivienda por parte de los trabajadores. Él se re-fería, desde luego, a la sociedad co-munista, como fase y objetivo final de la larga transición del socialismo al comunismo. En dicha sociedad, la propiedad privada de la vivienda y toda la propiedad privada se sustitui-rá por la propiedad social, pero ello no implica eliminar el disfrute privado de la misma, es decir, cada ser humano, como miembro de la sociedad, tendrá derecho a participar de forma privada en el uso y disfrute de los bienes colec-

t i-vos.

Pero el comu-nismo no puede al-

canzarse de golpe, sino de manera transicional. En la fase inter-

media del socialismo hay varias metas que deben conseguirse para dar solu-ción al gran problema de la vivienda.

En la sociedad capitalista, gracias a la alienación y el pensamiento pequeño-burgués, todos queremos tener una vi-vienda grande y confortable, una casa en la playa para vacacionar, un chalet en alguna zona fría para descansar del estrés y un carro para cada miembro de

la familia. Este modo de vida es insoste-nible, ya que se basa en la acumulación y el individualismo y pasa porque exis-tan quienes vivan del trabajo de otros y que mientras unos tengan que vivir de-bajo de un puente, otros tengan varias viviendas al mismo tiempo. El hecho de concebir la vivienda como un bien de

i n -versión

e specu l a t i vo y no como un bien de

uso, es una clara manifesta-ción del modo de vida de la sociedad de consumo. Es una falacia que todos podamos tener una casa donde vivir y además una en la playa, otra en la montaña y un carro particular. En el marco de la construcción del Socia-lismo, tenemos que imaginarnos un modo de vida diferente, un modo de pensar solidario y una forma de solu-cionar el problema de la vivienda don-

de quepamos todos.

Un elemento necesario para nuestras ciudades es el espacio público. La so-ciedad capitalista nos hace vivir ence-rrados en nuestros espacios, divididos por rejas y puertas. Pero además de los necesarios espacios para la intimi-

dad y el disfrute privado, la socie-dad socialista debe procurar una arquitectura para los espacios de encuentro y de socialización entre los individuos, de manera de poder compartir lo más posible con toda

la sociedad.

Hace poco una señora me decía “es que ellos no pueden saber que es lo que yo necesito”, “quién sabe me-jor que nosotros lo que necesitamos aquí”, “de qué me sirve un parque si necesitamos un colegio”, demos-

trando así que la solución no es sola-mente técnica ni saldrá de una oficina. El problema no es si las viviendas son de madera, de concreto, de acero, o de un nuevo material que abarate los costos, el problema es de participa-

ción, organización y planificación.

Tenemos ya varias experiencias de ciudades satélites que se construyeron como soluciones habitacionales, pero no como soluciones de vida. Mucha gente terminó abandonándolas por no tener en ella medios de vida. Cualquier solución debe estar asociada a la pro-ducción, a la propuesta de desarrollo endógeno, donde la gente pueda vivir, estudiar, recrearse y producir en su mismo hábitat. El Estado debe dedicar esfuerzos para urbanizar terrenos de acuerdo a un plan de ordenamiento territorial diseñado en función del de-

sarrollo de la nación.

Pero de nada servirá urbanizar terre-nos con planificación si mantenemos las mismas relaciones de propiedad sobre la tierra. Para luchar contra el latifundio urbano y la especulación, es urgente la nacionalización del suelo; la tierra debe volver a ser de propiedad de todo el pueblo y utilizarse en fun-

ción de satisfacer sus necesidades.

Durante el Socialismo, el gran reto del Estado es garantizar que todo traba-jador cuente con una vivienda digna, ajustada a sus necesidades, así como brindar la posibilidad de cambiarla cuando vayan cambiando sus nece-sidades. Para ello será necesario en primera instancia ocupar todas las vi-viendas vacías, sea por la vía de la ad-judicación o de la venta, pasando por la expropiación si es necesario, pero no podemos permitir que existan vi-viendas desocupadas mientras otros

no tengan donde vivir.

César Rodríguez