la represión en soria durante la guerra civil, vol. 2 (parte 2 de 6)

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Autores: Gregorio Herrero Balsa y Antonio Hernández García (1982). Imprime: INGRABEL, C/Picos de Urbión, 1. Almazán (Soria). Tfno.: 975 300 166. I.S.B.N. (Obra completa): 84-300-6743-4I.S.B.N. (Tomo 1): 84-300-6744-2 (Tomo 2): 84-300-6745-0D. L (Obra completa): SO. 135/82D. L. (Tomo 1): SO. 133/82 (Tomo 2): SO. 134/82.

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recogido en las armerías, pero no los fusiles". Insiste Artigas, según surelato, en que se entreguen también los fusiles, a lo que Muga se niega.y finalmente explica Artigas que para salir del impase se pacta que seentregarán las pistolas y que en caso de necesidad, los fusiles "serán to­mados violentamente contra la voluntad del jefe de la Guardia Civil".Muga y sus acompañantes, comandante y capitán respectivamente, dansu conformidad; y la reunión termina plácidamente, estrechándosetodos los asistentes las manos, sellando un pacto verbal entre caballe­ros,(3)

Don Benito Artigas, al parecer satisfecho, sale del GobIerno Civil yse traslada al hotel Comercio; come y, a las cuatro de la tarde, va a vi­sitar a la familia Mozas, por'ser el cumpleaños de la madre de su amigoPepe, -alto funcionario de Hacienda (4), que previamente le hab ía invita­do a tomar café y licor. Resulta más que extraño, inconcebible, que eldiputado Artigas en unos momentos tan dramáticos, en los que se es­taba jugando la suerte de Soria y la libertad y la vida de tantos y tantossorianos, que le hab ían conferido su representación y otorgado su con­fianza, perdiera un tiempo tan precioso, en realizar visitas de cortesíay degustar café y licores, por m¡¡.¡ exquisitos que fueran; y más sorpren­dente y descabellado que lo ex~licite minuciosamente en un libro dedi­cado fundamentalmente a justificar y sobrevalorar su actuación enaquellos d ías'dramáticos.

Más aún: la toma de café y licores debió ser reposada y tranquila,pues el mismo Artigas cuenta que sobre las cinco de la tarde, se presen-

(3),- Es difícil comprender este pacto, aunque lo explique Artigas, y menos que no se lleve in­mediatamente a la práctica, o se fije una hora muy próxima para su realización, dada la grave­dad de las circunstancias.(4).- Don José Mozas, el alto funcionario de Hacienda a que se refiere don Benito, a las 48horas de esta velada familiar, lucía una hermosa camisa azul y los correspondientes símbolos.Fue uno de los primeros tránsfugas, a los que siguieron legión como luego veremos.

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tó en el domicilio de la familia Mozas, don Germán Serrano (5) para avi­sarle que se esperaba la llegada de la columna Mola para las seis o sietede la tarde. iPasmosa la tranquilidad y la sangre fría de. don Benito!.

Cuenta Artigas que acompañado de don Donato Hergueta y otrosamigos, se dirige hacia Zarranzano, cerca de Almarza, para observar lasituación y vigilar la posible llegada de requetés. Retrocede hasta Ga­rray, y compran fiambres, pan y vino. Asombra el apetito de don Be­nito y parece increlble, o bien la serenidad de su ánimo o su falta deresponsabilidad. Suben al cerro de Numancia, y Artigas súbitamente,decide bajar a Garray para hablar con el Gobierno Civil. Alvajar le diceque a las cuatro de la tarde ha estado en el Gobierno el teniente. coronelMuga en actitud vacilante; que han hablado con el ministro de la Go­bernación, con el general Pozas, quien le dijo a Muga: "Oponte a la co­luml)a si llega; tú eres hombre valiente y con talento y con cuatro pis­tolas la deshaces". (Según don Julio García Mozo, Muga había ya en­señado a éste un telegrama de Mola que decía: "Salgo dirección ésa.Fuerzas regimiento América y Tercios Requetés. Proceda inmediatadetención de elementos izquierdistas". ¿Por qué Muga enseña este tele·grama a Mozo? ¿Estaba éste al tanto de la conjura? ¿O participó en lasnegociaciones de Muga' con el Gobernador Civil, para la protecciónmutua de todos? ¿Hubiera demostrado Mozo, la misma eficacia en larepresión, si hubieran triunfado los .republicanos? Preguntas sin posiblerespuesta). .

Don Benito, después de hablar con el Gobernador, "más tranquilo,aunque no convencido", vuelve a subir al altozano de Numancia "dondele esperan los amigos y la merienda". "Comimos con buen apetito; res­piramos a pleno pulmón", escribe Artigas, y al fin, deciden regresar aSoria ya anochecido.

No ha divisado nada por la parte de Logroño, pero por la parte deSoria ven dos camiones de guardias civiles que se sitúan en la cabeceradel puente, cerca de Garray. A la salida del puente dirección Soria, seencuentran con un destacamento de guardias al mando de un tenientey un brigada. Este casualmente es amigo de Artigas y le hace disimula­damente una seña por la que don Benito colige que deben alejarse. Eneste momento Artigas Arpón ya tiene decidido lo que ha de hacer. Elmismo lo explica: "Reanudo el viaje a Soria, decidido a acatar lo irre·parable y ponerme a salvo".

No vuelve al hotel Comercio y elige para su última cena el domiciliode Iluminado Beltrán, donde es acogido con cordialidad. Por indica-

(5).- Don Germán Serrano sale inm~dia(amentedel domicilio de Mozas; ~ara avisar a las cel}­trales sindicales de lo que se avecinaba. Nos parece la postura de Serrano mas responsable y masacorde con las cir('ull~fonciasqut' la del diputado.

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(6).- Esta propuesta ya había sido hecha al diputado Artigas por Juan Sanz Chamarra el día 20.

.~ ~ ,~ ción de Artigas, Iluminado Beltrán cita en su casa para la hora de tomar'g¡ ... ~ café a los amigos más dilectos: Gaya, Donato Hergueta, Pérez Sevilla y..:ii ~ ji ;;'~ algún otro, todos del comité de Unión Republicana....~ ,? ' .~. Pero mientras se prepara la cena, Artigas d~cide visitar -es la~ la ::. . "je' primera vez que lo hace- la Casa del Pueblo, donde reina un gran des-<S~:' :'~t concierto. No la visita espontáneamente, sino que ha sido requerido por.9.f~ .~ .~~'. las ce~trales slindilcales. La Casat?el.tPuedbloEes u

lncgran het~videro de gen-

¡¡ 1:: 'ti .'Ié' te, aSI como a paza en que es a SI ua a. n a asa es an en represen-;: ¡¡ ~ : j: tación de los federales, Félix Granados, Pedro Lacusant por el Partido<;:;¡r.¡ ".". Radical y sobre todo, una nutrida afluencia de socialistas y cer.etistas.~.¡¡? 'L La pregunta angustiosa de todos: ¿Qué se puede hacer? Arsenio Mar-.., ~ ... i 'f. tínez es el primero en reaccionar con su habitual sentido de la respon­: ":]i¡;' sabilidad y propone que Artigas presida una Comisión que acuda al Go-

.g¡.¡Q S ' bierno Civil a pedir por última vez las armas que el pueblo necesita para6l,~.!!, defender la República; y que, en último término, sea el propio Artigasf~'¡;¡ . quien asuma la máxima autoridad, en .representación del Frente'CíE'a Popular, dada la debilidad del Gobernador. Accede Artigas -aunque en~.::l g:, su fuero interno ya tiene tomada la decisión de abandonar Soria- y se~ §,;s . acuerda una cita en el Gobierno Civil para las doce de la noche. Félix

o., ~-<l---I---Granados-apoya-la-postur-a-de-Arsenio-MaFtínez~(6)' _c.; en ....'C e :. Abandona Artigas la Casa del Pueblo y se traslada al domicilio deJl ¿. ~ Iluminado Beltrán para cenar y reunirse con sus amigos. La cena es¡¡ ¡;;: sobria y el ambiente está dominado por la emoción y la inquietud. Van..~~ llegando Gaya, Hergueta, Pérez Sevilla..., los momentos son tensos,]l g ~ difíciles, llenos de presagios dolorosos. Explica Artigas la situación y ex-"iJeu"t'-'- o pone -esta vez c1aramente- su idea: acudirá a la cita convenida en el~:;"O",;:;¡_ Gobierno Civil a las doce de la noche, pero "como considera'perdida la

Ol ..; ~ partida en Soria", marchará a Madrid "donde aún puede ofrecer sacri-:a .g:i!i ficios fecundos a la República".~ ~ ~ Artigas considera seguro que lo fusilarán si lo cogen, y añade: "Ao'" ~ vosotros os molestarán; quizá os detengan, no creo que os ocurra nada] t3 2 más". Se abre un largo silencio y Gaya, el venerable doctor don Juan:'03;: Antonio Gaya Tovar, con voz velada por la emoción, pero entero y fir-~ ¡; ~ me comenta: "a m í me harán lo que harían contigo"."~,,." E¡¡ Salen todos y se encam inan al Gobierno Civil. (Esta visita, al menos1! '~Jj en el ánimo de Artigas es de puro compromiso, para guardar las formas,.a¿:¡ ó para salvar su imagen, cara al futuro, pues él ya tiene decidida su mar-:: '; E cha de Soria). En el Gobierno está reunido el Frente Popular y las cen-E-.< ~ trales sindicales. No asisten a la reunión Sempere ni Félix Granados, que~ ~~ ~ han alegado motivos familiares. Otra vez más es Arsenio Martínez, conO'~ o (llC. 101 ....-=,O't:f:;::....~ e e~>.~~

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el corazón desgarrado por la emoción, pero con su proverbial lucidez yenergía, quien insiste en que se permita al pueblo defender la Repúbli_ca. Se ofrece él como rehén a la Guardia Civil, en garantía de que lasarmas se emplearán para defender el orden y las instituciones republi_canas.

El reloj marca la una de la madrugada del día 21 de julio de 1.936.En este día se va a consumar la caída de la República en Soria y va aempezar la tragedia para tantos y tantos sorianos de buena fe,:que ya nopodrían morir luchando; sucumbirían después indefensos, maniatadosinermes... Otros irían a consumirse amontonados en mazmorras infec:tas, donde serían humillados, ofendidos, tratados muchas veces como sifueran perros, peor que si fueran perros...

Artigas Arpón, con la mente obnubilada por la obsesión de su marchamejor dicho de su huída -ya anunciada a sus amigos- asiste impasibl~a una nueva torpeza, cometida por el Gobernador Civil sr. Alvajar y quesería secundada después por él. Suena el teléfono y hablan los represen­tantes del Frente Popular en Almazán. Han detenido a dos oficiales deGuadalajara i¡ piden instrucciones: el Gobernador de Soria ordena quesean traídos a la capital. Llegan a Soria poco más de la una y media dela madrugada y son introducidos en el Gobierno Civil los dos oficiales.Uno es profesor de la Escuela de Aerostación y el otro pertenece alcuerpo de Ingenieros. Ambos, como es natural, ocultan la naturaleza dela misión que les llevó a Almazán y consiguen convencer al Gobernadory finalmente a Artigas, de que se hab ían extraviado por error: estandoen Paredes -dicen- tomaron equivocadamente la carretera de Soria yllegaron hasta Almazán, donde fueron detenidos. Piden que se les dejeen libertad para llegar rápidamente a Guadal'ajara, donde les esperan losjefes leales a la República. Alvajar y Artigas hablan con el GobernadorCivil de Guadalajara -que también debería estar en las nubes- y ésteles confirma que en Guadalajara las fuerzas están a las órdenes del Go­bierno y que los dos oficiales, habían salido en viaje de exploración.Ambos son puestos en libertad no sin antes, con la mayor ingenuidad,darles cuenta de que se espera de un momento a otro, la llegada a Soriadesde Logroño, de la columna de Mola. Los oficiales con esta preciosainformación de primera mano, salen raudos camino de Guadalajara, y asu llegada, se subleva la guarnición que estaba a la espera de recibir in­formes.

Ante la impotencia de los republicanos, socialistas y cenetistas so­rianos, dispuestos a luchar en defensa de la República, la máxima auto­ridad civil de la provincia, sr. Alvajar, y el diputado don Benito Artigas,torpeza tras torpeza, indecisos en todo momento, apáticos siempre, nosolamente no abortan la sublevación en Soria, sino que facilitan la deGuadalajara. La responsabilidad histórica de ambos es incuestionable,

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C<'. inmensa. iCuán distinto hubiera sido el rumbo de los acontecimientos,", si el Gobernador Civil en vez de negociar con Muga -tú ~e salvas, yo te. salvo- y el diputado Artigas, en lugar de pensar en hUir, se hubieran

juramentado ambos a permanecer en su sitio, afrontando los aconteci·mientos con serenidad y energía!.

Tu"ieron desde el primer momento todos los resortes en sus manos.Toda la provincia leal a su autoridad; los vecinos de Deza dispuesfos a,lalucha, Y un grupo de ellos, con su alcal~e a! !rente llegados a Sona;Almazán en manos firmes y con la Guardia CIVil colaborando con el al·calde, Teodoro del Olmo, en el mantenimiento de~ orden,'y vigilandolas carreteras'los resineros de la comarca de Almazan, reUnidos en estaVilla y conc;ntrados en el Ayuntamiento; todos los ferroviarioS de Cos­cu~ita, La Rasa, San Esteban, Arcos de Jalón, Medinaceli, Soria capitaldispuestos a luchar; los obreros del panta~o d,e La Muedra -un~s dos·cientos- igualmente decididos; las comUnicaCiones por ferrocarnl y ca·rreteras garantizadas; el teléfono y telégrafo bajo control legal, y, los r~­publicanos, socialistas y cenetistas pidiendo armas d~sde el mismo dla .17 de julio; y frente a todo ello, sola'!1.en~e un ,reducIdo. grupo de guarodias civiles, al mando de Muga, tamblen mdeclso y vacllan.te hasta. losúltimos momentos. No fue en modo alguno, firme y valiente Muga;fue la pasividad y la' falta d; corai.ey ~e energía de Alv~jar y Artigas,.lasque dieron alas y fortaleza a aquel. SI; fueron las autOridades republica­nas, las que hicieron dejación de sus deberes y,las resp"?n~ables de queSoria quedara dominada por los sublevados el d la 22 de Julio de 1.~36.

Cuando tos oficiales detenidos en Almazán y trasladados al GobiernoCivil de Soria son puestos en libertad, se termina prácticamente la reu­nión en el G~bierno Civil; y los asistentes a la misma s~ dispersan, ~inhaber llegado, como hemos visto, a ningún a~uerdo, Artlgas, ac<,>mpana­do de Gaya, Pérez Sevilla y Hergueta, salen Junt,os y se encamman porla Tejera, a la calle Numancia, donde Bene.. Beltran e~pera con su co~he,para sacar de Soria al diputado. La despedida de Artlgas ~on sus amigosdebió ser rápida y emocionada, Artigas part~ con la confianza d.e alc~n­zar pronto la zona republicana, pero sus amigos quedan en SOrla, prac­ticamente sublevada, y en poder del teniente coronel Muga. Les esperaun p'orvenir incierto, más bien sombrío y ame!,azador. .N,o, obsta.nte, seencaminan serenos y resignados a sus respectivos domiCilios. Nmgunopiensa en huir ni esconderse, Afrontar~n su destino con en~ere~a. ~Ifin y al cabo su conciencia está tranqUila y su conducta ha Sido limpiay transparente. Han permanecido fieles a! Gobierno legítimo, tal ycomo consideraban había sido su deber de Ciudadanos.

Artigas se encamina hacia Gómara, donde llega a las tres de lamadrugada del día 21 de julio. Todavía abriga ,/\rtigas una leve espera!!­za, de que como en su anterior huída de Sori~e produzca un cambiO

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en I,a situación, que le permita regresar a Soria, cosa ya ciertamente im­posible. Duermen en una posada y a las diez de la mañana Bene Beltr'. t h bl S"' ,anIne~ a a ar con ona Sin conseguirlo, pues las comunicaciones yaestan controladas por la autoridad militar. Ya no queda más soluc"

I h 'd d f' . . IOnque a UI a e Inltlva y con la mayor rapidez posible. Parten de Góma-ra, pasan por Ledesma y llegan a Monteagudo de las Vicarías de dondes natural Bene Beltrán. Comen en casa del padre de éste don Jorg eun~ "comida suculen!a:' en frase de Artigas Arpón y por M~rón llegane~Salmas con el propoSlto de alcanzar la carretera nacional a MadridPasan por Esteras de Medina y encuentran un grupo de campesinos ar:mados con escopetas, leales a la República que le abren paso y llegana. ~Icolea del Pi~ar, a las seis de la tarde, do~de se enteran que la guarni.clon de Guadal~Jara se había. sublevado. Decide desandar el camino paraencontrar r.efuglO ~n Benamlra, donde cuenta con un amigo incondicio­nal: Nemeslo Garcla.

Yolvie~do atrás en el relato, tenemos que referirnos que una vezh~ldo Artlgas y dueño de la situación Muga, éste dispone -en cumpli­miento del. ~acto tantas veces mencionado- que el Gobernador Civilcon su familia sea puesto a salvo. Dispone que un coche con escolta lestr.as.lade hasta ell ímite de la zona republicana. El sargento de la GuardiaCIvil "Yencesl~o Lafu~~!e y su hijo Angel se ofrecen voluntarios paracumpl~r la dellca~a mlslon. Y AlvaJar, con su familia y equipaje abando-na Sona con la citada escolta. '

El. coche que lIeyaba el Gobernador se cruza con el de Bene Beltrány Artlga.s, que volvla de Aleolea. Artigas da cuenta al Gobernador queGuadala¡ara estaba ~~blevada y deciden llegar a Benamira para descan­sa~, en el coche oficial, quedando el sargento y su hijo con Bene Bel.tran, en el c.oche de éste. Bene Beltrán que está recién casado quiere re.gresar a Son~ y -ya se lo ~~bía hecho saber a Artigas- se ofrece paraefectuar el Viaje en companla de los guardias civiles. En esta situacióne~ c.uando se cruzan en, el paraje "los Boliches", con el tren de los ferro­vlanos de. A~cos de Jalon. Se produce un tiroteo, iniciado al parecer porlos ferrovlan.os, y el ~~rgento La,fuente muere en el acto, resultando gra­ve~ente .hendo s~ hilO, que mas tarde moriría en Almazán. Bene Bel­tran recIbe un tiro en la pierna. Resultan asimismo muertos dosferroviarios y dos más heridos.

Tant.o .el sargento de la Guardia Civil como su hijo, habían realizadoun serVICIO generoso, prestando protección al Gobernador Civil y su~uerte fue ~na verd~dera desgracia, por ser injusta y por las consecuen­cias que trajo despues. Bene Beltrán, también se había portado desin­teresad~mente, tratando de salyar a un amigo de su padre y, además deser hendo, es tratado <;iesconslderadamente por los ferroviarios hastaque consigut' acreditar''s1J personalidad y el servicio que había reaíizado.

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Aún tendría que pasar luego por otras vicisitudes: la cárcel de Soria,luego la de El Burgo de Osma, más tarde la colonia penitenciaria de SanLeonardo de Yagüe, y otra vez la cárcel de El Burgo. En total, seis añosprivado de libertad.

Artigas Arpón y el gobernador sr. Alvajar, consiguen salvar sus vidasy llegar a zona republicana, tras una serie de peripecias que escapan a laesencia de este relato. Dejemos pues, a estos dos personajes, de no muyclara actuación, y volvamos a Soria, donde ya hanentrado los requetés,que inmediatamente destruyen el interior de la Casa del Puel>lo, destro·zando sus archivos y arrojándolos a la calle. Realizan lo mismo en loslocales de la CNT, Izquierda y Unión Republicana. Destruyen elquiosco situado en la entrada del Casino de la Amistad, propiedad delpresidente de Izquierda Republicana, Baudilio Ruiz, y hacen una piracon los libros en pleno Collado. Más tarde, es asaltada .la imprenta deLa Voz de Soria, con idéntica violencia. Los requetés recorren la ciu­dad dando vivas a Cristo Rey, a España,en medio de la mayor expec­tación. Nadie ofrece resistencia. Soria está en manos de los sublevados..Seguidamente empiezan las detenciones, pero esto constituye otra his­toria; una dolorosa y triste historia.

Edificio -frente a Santo Domingo- que sirvió de sede al Gobierno Civil

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El Gobernador Civil del Movimiento

Destituído el Gobernador republicano, don César Alvajar, y puesto asalvo por el teniente coronel Muga en los términos ya relatados, es nom­brado Gobernador Civil de Soria, don Ramón Enrique Casado.

En el Boletín Oficial de la provincia de Soria núm. 89, viernes 24 dejulio de 1.936, aparece la circular núm. 222 del Gobierno Civil de laprovincia, que el/piamos textualmente:

..Al hacerme cargo del Gobierno Civil de la provincia, para el que hesido designado en esta fecha, por el jefe de la Comandancia Militar dela misma, en virtud de orden del Excmo. Sr. General de la Quinta Di­visión Orgánica y Comandante Militar de Zaragoza, cúmpleme enviar unsaludo cariñoso al noble pueblo de Soria, y expresarle que soy uno mása contribuir con el mayor entusiasmo al restablecimiento de la paz y elorden social y trabajar sin tregua en esta magna obra iniciada por elGlorioso Ejército español.

De todos recabo y espero confiadamente el apoyo para cuanto seanecesario al fin indicado, que han de prestarlo con la mayor voluntad yencendido patriotismo, de que tantas pruebas vengo recibiendo.

No creo que deis motivo nunca para recordar la autoridad que ejerzocircunstancialmente, pero que en caso necesario habrla de s.entir el quediera lugar a ello del modo más inexorable. (1)

Soria, 23 de julio de 1.936.- El Gobernador, Ramón Enrique Casado".Esta circular, evidentemente era innecesaria, pues ya antes de su pu­

blicación y sin que ningún soriano hubiera dado motivo para ello, yaestaban los calabozos de la comisaría repletos de detenidos, yempeza·ba a poblarse la cárcel provincial de huéspedes a título gratuito.

Antes de que en el B.O.P. apareciera la clara amenaza de que laAutoridad se dejaría sentir del modo más inexorable, ya la habían expe­rimentado en sus propias carnes, muchos sorianos privados de libertad.

(1).- El subrayado es nuestro.

--.;>Grupo de requetés patrullando por la calle de los Estudios de la capital, en los pri­meros días del Movimiento Nacional. (Foto: archivo hermanos Carrascosa).

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La represión en Soria

Una de las primeras personas detenidas es el doctor don JuanAntonio Gaya. Se encuentra en su domicilio cuando es requerido paraatender a una persona herida, por una bomba arrojada por la aviaciónrepublicana. No duda un solo momento en cumplir con su deber; esmédico y aunque es consciente de los riesgos que supone salir a la calleen estos momentos de fiebre y exaltación, recoge su maletín y se dispo­ne a prestar el auxilio que le es pedido. No puede hacerlo; cuando sóloha caminado unos pasos, alguien lo denuncia a los requetés que le re­tienen violentamente y lo conducen al cuartel de la Guardia Civil,donde queda detenido. Más adelante volveremos sobre esta detenciónla personalidad de Gaya y su trágico final. '

A partir de este momento, los inspectores de Policía trabajan febril.mente. Son detenidos Pablo Pérez Sevilla -Presidente de la Diputa.ción-; José Buill -el maestro de Brías-; Adolfo Morales, Silverio Lum­breras, Mariano Cabrujas -oficial del Ayuntamiento de Soria y,perio­dista-; el jefe de Telégrafos, don Antonio Burxal; el de Correos; sr.Castiella; el delegado. de Hacienda, sr. Ranz; el fotógrafo Angel Blanco.Don Enrique Carrilero es denunciado por dos conocidos sorianos e in·mediatamente detenido. Así, con prisa y sin pausa, los calabozos delGobierno Civil se van poblando de huéspedes forzosos. Cuando detie­nen a Angel Sanz y a su hermano Ignacio y son conducidos por JulioGarcía Mozo a los calabozos del Gobierno Civil, éstos se encuentran yarepletos de detenidos. Se fuma constantemente y el detenido AngelBlanco que no es fumador solicita de los guardias que dejen la puertaabierta, para que se ventile el cuartucho donde están recluídos. Un guar­dia, buena persona, accede, pero otro, al que llaman "el Carbonero"insulta a los detenidos y cierra la puerta. A las veinticuatro horas, sontrasladados a la prisión provincial, donde ya hay bastantes personas en­cerradas que no pasaron por el Gobierno Civil.

El inspector Mozo, que ya había detenido a Blanco, obedeciendoórdenes del comisario Manuel Blanco, procede a detener a Arlegui, co­nocido socialista soriano. Se busca infructuosamente a Juan Sanz Cha­morro y a Germán Serrano, cenetista el primero y republicano el segun­do. De estas dos personas y de otro cenetista afanosamente buscado,

Grupo de requetés patrullando por las calles de Soria, horas después de haber entr?do la columna Mola el 21 de Julio de 1.936, por la carretera de Logroño. (Foto.archivo hermanos Carrascosa).

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José Calvo Tutor, se hablará en otro momento, por ser interesantes yemotivas las vicisitudes que hubieron de sufrir.

Siguen las detenciones: Demetrio Ruiz, Arsenio Martínez, FermínGonzález, Antonio Lafuente, los hermanos Cué, un inspector de servi­cios de Hacienda, que sólo llevaba unos días en Soria para girar visitade control y comprobación de la actividad de los funcionarios y la mar­cha de la delegación de Hacienda, es denunciado y detenido en el hotelComercio, donde se hospedaba. El interventor del Ayuntamiento deSoria, sr. Uriel, es asimismo detenido con otro funcionario municipal.El inspector de Trabajo, que actuaba como delegado interino estambién ingresado en la cárcel. Se detiene, entre otros, a Do­nato Hergueta, a Víctor Hernández, a Dionisio Hernández. La ordencursada por Mola a Muga y que éste enseñó a Mozo, antes de triunfar lasublevación en Soria, es cumplida con rapidez y eficacia.

Empiezan a llegar a Soria los primeros detenidos de Almenar, de AI­marza; del pantano de La Muedra. Los ferroviarios son obligados a pres­tar servicio unos y detenidos otros. Republicanos, socialistas y cenetis­tas van' engrosando el montón de detenidos. Pronto los calabozos delGobierno Civil vuelven a estar repletos, para quedar libres de huéspedesque irán a parar a la prisión provincial. Pero aunque empiezan a correrrumores de 'muertes violentas, lo cierto es que llegamos al final del mesde julio y en Soria, nada irreparable ha ocurrido, al menos que se sepade una manera fehaciente. Surgt la esperanza y empieza a confiarse enque la represión se quede solamente en las detenciones practicadas, yque los presos serán puestos en libertad rápidamente. Son pocos los queperciben con claridad que estaban abocados a una guerra civil, cruenta ylarga, y a una represión despiadada.

La mayor parte de los detenidos, sus familiares y la población en sumayoría, consideran que, como en Soria, nunca se hab ía alterado el or­den ni existido conflictos de gravedad, las aguas no se desbordarían.

La primera noticia confirmada de la muerte del sargento de la Guar·dia Civil, don Wenceslao Lafuente y su hijo Angel, que todo el mundolamenta, produce un escalofrío en la espina dorsal de los sorianos.

Pronto empiezan a oirse las voces de los que claman venganza y co­mienzan las primeras manifestaciones tumultuosas, con los consabidosgritos y cánticos patrióticos. El clima se va endureciendo y los sorianos,que habían pertenecido a algún partido republicano o a las centralessindicales, se recluyen, los que pueden en sus casas y aquellos que foro

----'>Los requetés de la columna Mola, por las calles de Soria, tras haber entrado en latarde del 21 de julio de 1.936. (FOIO: archivo hermanos Carrascosa).

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zosame~te tienen que acudir a su trabajo lo hacen de¡'ándos Inos posible. ,ever o me-

Pero la máquina represiva sigue funcionando a todlos .calabozos del Gobierno Civil y la prisión provincial ~egl~~ y prdonto,tenidos. nan e de.

., Cuando. IIega~ a estar plenamente saturados, se habilita com .slon el antiguo fielato de la carretera de Valladolid y 't dio pn·ta de Sant~ Bá!bara. Siguen llegando detenidos de la p7::in~a ey a er~i­zan los fUSilamientos. empre-,. U.na válvula de escape para muchos sorianos la constituye las mo .l~a~lOnes decreta.~as. Pero muchos de ellos, como luego veremos VI:fnr~n una d~~epcron tr~menda al llegar a sus regimientos. Los serv( ~ud.e rnformaclOn los convierten de soldados, en presos en sus propios ~IO~tIOOS! o van a p~rar a los batallones disciplinarios' los más desafort esdos tienen otro final más trágico. '. una·

Los republ.ic~,!os se encuentran cercados por una tupida red de laque es muy difiCil escapar. Algunos lo consiguen ingresando en 'Falge o marchand.o volunta~io~ al Terci~ y los menos, colaborando cona~iaparato repres~vo. Esto u/timo constituye el aspecto más sucio re u _nante y sombrlo de aquellos sangrientos acontecimientos. ,p g

SORrA-CAPITAL

firr;a~:1 p~~:,.¿~~~r~a~~rd~e~g~gol~ed~i93?, aparece ~a circu!ar 2~6la r~producimos literalmente: mismo mes. or su Interes,

M~ complazco y tengo. la. sa~isfacción de hacerlo público ue la~ormal.'dad en toda la provincia sigue siendo absoluta laborandoiodosI~ss:~~~~os~n ~rest~r p;triótica ,ayuda a los que lucha'n en el frente portranquolidnd e sp~na, esarrollandose las operaciones en el campo con

11 a comp eta, en leal colaboración obreros y patronos Pore. o se recue~da a todos .Ios .vecinos de la provincia, que no es ;ecisan.lnguna medida extraordlnana para garantizar el orden pu'bl',co PVirtud las det' . . , y en supúbli ' l e~clOne~, reglstr?s, Informaciones y cuanto con el orden

Co se re aClone, solo podran efectuarse por agentes de mi autoridad

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:;-, ,!~(Gu~rdia Civil,. Fu~~zas de Seguridad, person~1 de la Comisarí~ de Vi~i­':, ,-"'ancla e Investlgaclon, delegados de este Gobierno y de la ComandanCia

- -.; :.militar de la provincia), así como alcaldes dentro de sus propias atribu-","dones.

,', Ello es la mejor prueba del excelente estado del orden público en la'" ,\ 'provincia, pues no hay necesidad de recurrir a medida extraordinaria al­~"i{' guna, quedando toda la fuerza y energía de las heróicas milicias patrió­'~ .,~ ticas, libre para emplearlas en la doble misión de la reconquista de la, ';;.~: Patria, luchando noble y virilmente con las armas en la mano, en los"~:: distintos frentes de combate,- Soria, 15 de ¡¡gosto de 1.936. El Gober-• ID' nador: Ramón Enrique Casado".

I't:' Esta circular, inoperante a todas' luces, se presta a muy diversas y;"Jf,' aún contradictorias interpretaciones. Por un lado se declara que la" y, situación en la provincia "SIGUE siendo de absoluta normalidad"., ,}f Ya hemos dicho repetidamente a lo largo de este libro, que una vez en-,..~'" el poder las Autoridades sublevadas, nadie opuso resistencia, ni en la

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" capital, ni en la provincia. Se aceptó lo irremediable; y los republicanos·,se refugiaron en sus casas, los que no fueron detenidos o fusilados. lle­va, pues, razón el Gobernador cuando dice que la normalidad siguesiendo absoluta. Pero, ¿puede considerarse normal una situación, cuan­do los calabozos del 'Gobierno y la cárcel provincial están repletas dedetenidos y hay necesidad eje habilitar como prisiones el Fielato de lacarretera de Valladolid y la ermita de Santa. Bárbara? ¿Puedeconsiderarse normal la situación, cuando en la fecha de la circular yase han producido docenas y docenas de fusilamientos, sin formación decausa, ni atribución de responsabilidades y sin posibilidad alguna de lasvíctimas de intentar defenderse o exculparse? ¡Menguado y extrañoconcepto de la normalidad el que tuvo el Gobernador Civil de Soria,don Ramón Enrique Casado!. Pero aceptémo~lo, aunque sólo sea en tér­minos dialécticos y para seguir el curso de su razonada circular.

La circular está dictada el día 15 d~ agosto de 1.936. En la noche del16 al 17 son ejecutados en el cementerio de la capital, don AnastasiaVitoria, don Angel Blanco, y otras personas, entre las cuales seencuentra don 'Juan Antonio Gaya Tovar, que lleva en el bolsillo unaresolución de la Autoridad Judicial Militar de Zaragoza en la que se ledeclara exento de responS<'.bilidad por los hechos que motivaron su de­tención. Si la circular del Gobernador fue obedecida, como es de presu­mir dadas las circunstancias, ningún paisano, ni siquiera las Milicias pa­trióticas, que "deberán llevar orden escrita de la Comandancia Mil,itaro de l1'1i Autoridad (el Gobernador) pudieron orde,nar y cometer las eje­cuciones; yen el caso concreto de Gaya, su asesinato, la quién debemosatribuir la responsabilidad de dicho acto?

¿Y los seis fusilados, en San Pedro Manrique, que fueron detenidos

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~l día. 2 de septiembre de 1.936, a las doce de la noche, y fusiladosinmediatamente, a unos cuatro kms. de /a localidad sin tomar/es s· .

d I ., 7 . Y 1 d' ,'qule.ra ec araclOn. l . as lez personas que el día 15 de septiembre de1.936 fu~ron d~tenldas sobre las ocho de la mañana en El Bur o deOsm,a y Sin ser Ing~esadas en el cuartel de la Guardia Civil, ni men~s enla carcel, fue~on ejecutadas en el empalme de las carreteras locales dBayubas y Tajueco? Y así podríamos seguir relatando casos semejant ea lo anch? y largo de la provincia, refiriéndonos a fechas posteriores aef~famosa, circular que estamos comentando; y la misma interrogacióna~omara a !os puntos de la pluma: ¿de quién fue la responsabilidad)S.',la Autoridad, en est~ caso el Gobernador, había prohibido la actu~:c,on d~ personas partlcul?r~s y aún de Milicias, con orden escritapro.d.ucrdos los a.seslnatos, lcomo no se exigieron las oportunas respon:~ab,hdades? QUIen r~cuerde aquella época, sabe que las instruccionesordenes de la Autoridad eran cumplidas estrictamente por todo ~mundo; que ~I concept? de la Autoridad se había sublimado de tal m:."era que .nadle osaba discutirla, ni menos oponerse; que el miedo y máque .el.mledo, el t~rror, hondo, 'abismal, infinito paralizaba cualqu¡e~mov!m,ento ~e reSlSten~ia. Quien ejercía la Auto;idad, tenía todos losmedros para Impon.e.rla Inexorablemente, como ya anunció el Goberna.d.or al tomar poseslOn de su cargo. ¿Por qué, pues, no hizo cumplir lacircular que estamos comentando? ¿O constituyó ésta una mera cortina de. humo, una simple coartada, un intento de salvar la imagen y lue:go de,~r hacer y no querer ver la realidad de lo que sucedía y ac~nteciódespues de ella? Preguntas y preguntas sin más posible respuesta que adespecho ~e !as palabras y las circulares, la represión se ejerció en Soriacon c~noclmlento y consentimiento de quienes tenían en sus manos laAU~~rI.d~~. Pudo hab;r excepciones, como el caso "Charramán" o "elAbiSIniO ,.algunos mas que actuaron por su cuenta -y que, en todo ca­so, sus accIOnes quedaron impunes-, pero la tónica general fue la queantes hemos expuesto. La represión fue organizada y realizada fría ycalc~ladam~!1te por los centros decisorios del Poder, con el fin de sumir~ fa po~laclOn en el.terror más ~b~oluto, consiguiendo así, no fa norma­hdad, SIllO el vasallaje,.el sometimIento, por no decir la plena exdavitudde los que antes eran cIUdadanos.

A las dificultades derivadas de la falta de accesibilidad a los arochivos militares, se une en Soria-capital, la dimanante del número de ha­bitant~s que ten ía la capital. Ciudad habitada por 7.000 personas, seconocieron muchos de los detalles de los fusilamientos pero no la to­t~lidad de los mismos, como ocurre en los pueblos, donde el número de~Jecutados no sobrepasa la treintena. La lista, aunque no defintiva, estáIntegrada por 53 personas que perdieron la vida en distintos días peroen idénticas circunstancias. La relación es la siguiente: '

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~l 1.- "El Manquillo"(I) , era un conocido militante de la CNT soriana,.'W cuyo nombre no hemos podido saber por carecer de familia. Estuvo en­:J; cerrado en su casa durante 8 ó 10 días y una tarde de los últimos días'Ji de julio de 1.936, se decidió a salir de su escondite para tomar un poco.:~ el aire y ver si encontraba a conocidos que le informaran de la situación., '.-i Estando cerca de la elevadora de aguas, en lo que hoyes Paseo San Pru-'{ dencio, pasó un camión donde iba alguien que le conocía, siendo dete­,~ nido, montado en el mismo y fusilado sin que se pueda precisar exacta·'x mente dónde.." 2.- Nicolás Alvarez Revuelto, soltero, de 24 años de edad. Era uno, de los dependientes de la sección de tejidos de los almacenes Redondo

·"de Soria. Muy conocido por su simpatía y por sus grandes cualidades.:': humanas. Era jovial, idealista y amigo de todo el mundo. Aparentemen­

te, nadie le conocía enemigos. Su padre era médico. Había pertenecidoa las Juventudes Socialistas y en aquél entonces pertenecía ya al Parti·do. Fue detenido en los primeros momentos del Alzamiento, ingresadoen la prisión provincial de Soria y fusilado en los primeros días deagosto, presumiblemente en compañía de otros, pero sin que nadiepueda precisar el lugar de la ejecución (2).

3.- Cayo B. G., conserje de la CNT, sin que sea conocida otra activi·dad; es decir, era un simple empleado. Se le detuvo también en los pri'meros momentos y la fecha de su· fusilamiento, con toda precisión, nofue posterior al 5 de agosto de 1.936.

4.- Constan tina Alcoceba Chicharro pertenecía a la CNT. Eramatrona del Ayuntamiento de Soria, cargo del que sería destituídadespués de haber sido fusilada. Al igual que Cayo, debió ser ejecutadacon toda seguridad antes del día 5 de agosto, sin. que se haya podidoaveriguar ni la forma ni el lugar.

5.- "El Chatillo" (3) era llamado así por sus patronos de la botería

(1 ).- Ni en el Registro Civil de Soria ni en el Registro del cementerio de la capital aparecen lasinscripciones de fusilados en la represión durante la Guerra Civil, sobre todo en lo que respectaal primer año de fa contienda. Para constatar este extremo, puede consultarse el apéndice núm.9 de esle Ubro, en el que se incluyen las inhumaciones habidas en el cementerio de Sorla, entrejulio y diciembre de 1.936. En este apéndice no se relacionan, obviamente, aqueJlas personasinscritas que, por su edad, no pudieron ser fusiladas. Hay que hacer constar también que, entreel Registro Civil de Soria y el Registro del cementerio de la capital, existen diferencias encuanto al número de fallecidos en el transcurso de la Guerra CivU. Para constatar este extremo,véase el apéndice núm. 8 de este libro, donde figura el número de fallecidos según ambos Re­gistros oficiales.(1).- Hay insalvabl~sdificuhades para determinar con precisión la fecha exacta .del rusilamientode muchas personas residentes en Soria. J::s evidente que el mayor número de ejecuciones corres­pondió al mes de agosto de 1.936, el mes "negro" d.e la ola replesiva en Soria. Para una cronolo­&ía de los ru,silamienlos en la provincia de Soria, véase el apéndice núm. 10 de este libro en elque figura solamente, la f~cha de las cj~cuciones que se conocen con exactitud.(3).- A pesar de no disponer de los nombres completos de varios de los fusilados, se incluyenéstos, en una ft=lación general, en el apéndice núm. 11 de este librO.

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"La Fama de Rivera", establecimiento sito en la calle del Ferial, Mili­tante de la CNT se dedicaba en su empresa al curtido de pieles. Dete_nido, fue ejecutado también los primeros días del Movimiento, sin quesepa tampoco el lugar y las circunstancias. Su nombre de pila era Sa­turnino.

Melitón L10rente Pérez, alguacil del Ayuntamiento de Soria, que te­nía encomendada la tarea de dirigir el servicio de limpieza, en uno desus recorridos por las afueras de la ciudad, encontró un cadáver con se­ñales precisas de haber sido fusilado. Perplejo y sin saber qué decisióntomar, al fin optó por 'cargar el cadáver en el camión y entregarlo en elGobierno Civil de Soria, Allí se le hizo objeto de una gran reprimendapor su inconsciencia ya que con el camión había atravesado las princi.pales calles de Soria y por consiguiente muchos vecinos hab ían podidoobservar que dentro del camión viajaba un cadáver. Puesto el hecho enconocimiento del Ayuntamiento, fue inmediatamente destituído de sucargo, viéndose obligado -a pesar de su avanzada edad- a trabajar decantero, albañil, etc., muriendp al poco tiempo en medio dI: grandesprivaciones. Este cadáver recogido por Melitón L10rente pudo ser -se­gún amplios testimonios- el de Saturnino "el Chatillo".

6.- Mariano Cai;lrujas Herrero, era oficial segundo del Ayuntamientode Soria y un conocido periodista que habitualmente colaboraba enLA VOZ DE SORIA. Ideológicamente estaba próximo, primero al Par­tido Radical Socialista y, po~teriormente, al de Unión Republicanacuyo jefe y diputado en Soria fue don Benito Artigas Arpón. Cabruja~era ,un hombre culto, pero débil de carácter y un tanto ingenuo y, des­de luego, totalmente inofensivo. Su personalidad constituía la antípo.da de un hombre de acción. Detenido en los primeros momentos delAlzamiento, fue conducido a la prisión provincial, Soltero, vivía conunas hermanas en la misma casa que habitaba don Eloy Sanz Villa, en elCollado. Su biblioteca fue expoliada. Fue fusilado el día 8 de agosto de1.936, en el cementerio de Calatañazor(4), junto con otras cinco per­sonas, entre ellas don Herminio Guajardo, médico de Almarza.

7,- José Andrés, militante de la CNT, conocido en todo Soria por"Pepe, el camarero". Tenía un bar en la calle Numancia, local que ac·tualmente ocupa el bar "la Oficina". Fue detenido en su propio estable·cimiento e ingresadp en la prisión y fusilado el 8 de agosto de 1.936 enel cementerio de Calatañazor, junto con Mariano Cabrujas Vicente So­ria y Soria (maestro de Las Casas), Herminio Guajardo (m'édico de AI­marzal. José Buill Rotellar (maestro de Brías) y otra persona más des­conocida. Causó general sorpresa e impresión en Soria la noticia de su

(4).- Para conOC~f globalmen{t~ lus innumerables parajesdondese practicaron fusilamientos en1:. provil)cia dI:' Soda, v~asc el apéndice núm. 12 de este libro.

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;; fusilamiento, ya que Pepe "el Cama~ero" c.omo se le conocía vulgar:;' mente, era una persona totalment.e Inof~nslva, un poco hablador -SI

': se quiere- pero hombre de mucha IngenUld~d y de total b~ena fe.',' 8.- José Buill Rotellar, maestro de Bnas. Era valenCiano y lIeva~a? poco tiempo residiendo en Soria. Pertenecía al Part!do Radical SocIa·.; lista Y en el último Congreso celebrado por este partido, se destacó por

'. .'" .; sus cualidades oratorias. Fue trasladad~ a Sori.a, com~ r:naestro, ~,Ia>;li!.' localidad de Brías y desaparecido el Partido Radical Soclalrsta y hable.n­~W' dose formado el de Unión Republicana, cuyo jefe nacional era don Ole·.~, ',':!' go Martínez Barrios y al que pertenecía Benito Artigas, en~r~ a form~r,>~, parte del mismo. En las elecc!o~es de febrero de 1:9~6 reallzo,en S~r~~""i\W¡, ,una activa labor propagandlstlca, por lo que rapldamente adqulrlo\:~; gran popularidad, s!endo muy con~cido en la c,apit~1 y en tod! la pro­

,', '1&' vincia. Ya hemos Visto el protagonismo de Jose BUlII e,rrlos,dlas claves, .~' del Movimiento en Soria mediante sus constantes intervencIones en el: ,!g Gobierno Civil apoyando ~iempre la legitimidad republicana y a las

"; autoridades representativas de la misma en Soria. .", 9.- Adolfo Morales, de quien ya se ha detallado su blOgrafl: en el" capítulo referente a Berlanga de Duero y La Riba de Escalote( ), fue", fusilado a primeros de agosto. _ . . .

10r Silverio Lumbreras, companero de InfortuOlo del anterror, sushistorias van ítimarnente ligadas. '

11.- Telesforo Tundidor Puerta, trasladado desde la cárcel de Alma·zán al '.'Pasillo del medio" en "las Matas de Lubia", d0!1de el 11 deseptiembre de 1.936 fue fusilado con otra~ 8 personas mas, todas el~asprocedentes de aquella Vlila. Sus restos, al Igual que el de sus compane­ros de infortunio fueron exhumados el 14 de agosto de 1.981 y trasla­dados al cemente;io de Almazán, donde reposan (6).

12.- Ernesto RanzRanz, como el anterior, si,guió ~déntica suerte.Sus restos descansan también en el cementerio de Almazan.

13.- Arsenio Martínez, cuya personalidad se estudi.ará con algúndetalle en páginas siguientes, militante de la CNT, fue fusilado en la ma­drugada del día 14 de agosto en el término de Barcones, junto con To·más Cué, Fermín González y Antonio Lafuente, además de otras seispersonas más, procedentes de San Esteban de Gormaz y El Burgo deOsma (7).

(5).- Para conocer la distribución de los parajC$ de los fusilamientos en la provincia de Soria,'léase el apéndice núm. 1Z de este libro. ..' .(6).- Para conocer las e,xhurn8ci~ne~ pra~ticadaS en la p~ovtnCla de Sona, con restos de fusila-dos en la Guerra Civil, vease el apendlCe numo 13 de este hbTO.<,)._ Véase Barcones YSIn Esteban de Gormaz.

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14.- Tomás Cué, ferroviario, militante también de la CNT. Fue de­tenido y conducido a la cárcel de Soria. Posteriormente com.,. sus trescompañeros de infortunio y sindicalistas de la CNT, fue 'trasladado a lacárcel de Almazán, desde donde salió para ser ejecutado en BarconesT~m.ás Cué .t~n ía un hermano llamado An~onio, también ferroviario yaSimismo militante en la CNT, que pudo hbrarse de ser detenido y dec?rrer presum!blemente la misma suerte que su hermano, permane­ciendo escondido en una carbonera. En este lugar estaría durante unosmeses, enfermando de reúma. Meses más tarde, estando ya muy enfer.- . . .mo, unos companeros suyos consiguieron sacarlo de Soria camufladodentro de una locomotora, pudiendo así salvar su vida desconociéndo.se su final, del que sólo se tiene la certeza de haber falle~ido.

15.- Fermín González, alias "el Alpargatero". Tenía, con sus her­manas, un establecimiento de cordelería y cáñamos en .Ia calle Los Es­tudios de.Soria. Perteneciente también a la CNT, fue hecho prisioneroen los primeros momentos del Alzamiento, corriendo idéntica suerteque sus compañeros: prisión de Soria, cárcel de Almazán y muerte enBarcones. .

16:- Antonio Lafuente, metalúrgico, de la CNT, había trabajado enI~ f~rJa de la e~presa de Claudio Alcalde. Inmediatamente fue detenidosigUIendo el mismo proceso que sus compañeros. Los restos de AntonioLafuente, como los de sus tres compañeros anarquistas, están sin exhu.mar -creemos- que por la excesiva dispersión de los familiares no obs.tante, haberse intentado ya por parte de la familia Martínez q~e no su-po en ningún momento el lugar de la ejecución. '

17.-. Juan Anton}o Gaya Tovar, cuyas circunstancias personales sedetallaran en un capitulo aparte, fue fusilado la noche del 16 al 17 deagosto de 1.936, en el cementerio de Soria, junto con Antonio Burxal-jefe de Telégrafos de Soria-; Anastasi.o Vitoria' Manuel Blanco'Joaquín Ranz Borja -Delegado de Hacienda-; y dos personas má~que no hemos podido precisar.

~ 8.- Anto~io Burxa!, jefe ~e Telégrafos de la oficina principal deSor~a: Republlc~no de Ideologla no estaba adscrito a ningún partidopohtlco. De caracter bondadoso, era un hombre de complexión fuertey de gran estatura. Querido y respetado por todo el cuerpo quienesconvivieron con él lo consideraban como un "apóstol laico": Un hijosuyo fue fusilado en Valladolid.

19.- Manuel Blanco, fotógrafo, pertenecía a la CNT. Hombre decostumbres austeras, era de una extrema honradez a la vez que porta­dor de grandes virtudes humanas, caracterizándose no obstante por lafirmeza de sus ideas de índole anarquista. ' ,

20.- Joaquín Ranz Borja, delegado de Hacienda llevaba residiendoen Soria -y ocupando este cargo- dos meses. No intervenía en polí-

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tica aunque cabe suponerse que su ideología era liberal. Se desconocela c~usa por la que fue detenido, acto que llevó a cabo el conocido yactivo policía Julio García Mozo en el propio edificio de la Delegaciónde Hacienda, sita en aquel año en el Palacio de los Condes de GÓmara.

21.- Borrego, funcionario de Hacienda, cuyo' nombre de pila nohemos podido saber. No obstante, aparece en la foto colectiva del grupode funcionarios de la Delegación que arropan al delegado de Haciendaque aparece, sentado, en el centro de la misma. A raíz de su fusilamien­to, su familia se marchó de Soria, sin que hayan regresado de nuevo.

22.- Pío Alfonso, padre de seis hijos, representante de comercio,fue detenido estando en el bar Plus Ultra (situado en la calle Marquésde Vadillo, en el local ocupado hoy por "Mantequerías York") yconducido directamente al puente de Hinojosa, donde fue fusilado, que­dando medio cuerpo colgando en el puente. Era un ferviente admiradorde Artigas, a quien acostumbraba a agasajar con alguna merienda, sinque en ello hubiera aspiraciones personales. Extrovertido de carácter,era, sin embargo, un hombre hablador, pero muy buena persona.. Se.comentó con cierta insistencia que Pío Alfonso se había reafirmadocomo hombre republicano en tono coloquial con varios amigos en el barPlus Ultra, siendo este motivo suficiente para ser denunciado instantá­neamente y fusilado horas después. Esto ocurría en el mes de agosto de1.936. .

23.- Juan Aren,as, ferroviario de profesión. Fue detenido el día 15de agosto, no obstante en. Pozalmuro cuando se encontraba segando,por falangistas. Permaneció durante ocho días en los calabozos del Go­

'bierno Civil. Estando detenido, fue internado el también soriano Timo­teo Valero Rubio, de la CNT. Una noche, los dos infortunados, fuerte­mente atados de pies y manos, fueron introducidos en una camionetapor unos guardias de Asalto, dirigidos por el policía Ramos, apodado"el Rabanizo". Cerca de Los Rábanos, y en un lugar muy próximo a lacaseta del caminero, fueron asesinados. El caminero, ayudado por al­gunos vecinos, enterró muy someramente las víctimas.

24.- Timoteo Valero Rubio, conocido por "el Chato", chófer deprofesión, de la CNT, detenido el 17 de agosto de 1.936 en el domiciliode su suegra que habitaba en la calle Cuchilleros de la capital, y condu­cido también al Gobierno"Civil.

25.- Conrado Arenas (1), hermano de Juan, de la CNT, fue avisado deque su hermano había sido fusilado en Los Rábanos y que su cadáverestaba casi al descubierto. Conrado fue a echar tierra encima del cadáverde su hermano y sea ésta la causa o su filiación política, el hecho ciertoes que fue detenido y fusilado ocho días más tarde en la carretera dePortelárbol. . .(1).- Conrado Arenas Baquero, de 32 años, natural de Langayo (Valladolid), obrero ferroviario,hijo de Faustino y de Paula y casado con María García Sanz. Inscrita $U defunción con el nú­mero 98 del tomo S9 del Registro Civil de Soria.

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26.- Recadero Marín, propietario de ur¡, bar-resta~r~rite en la. calleFerial núm 6 conocido actualmente como Casa David . Republicanode Artigas' A:pón. Conocido por "e.' Reca", s.u significación políticaestribaba en capitalizar par~ SI la amistad. del diputado que -con otro.smilitantes- acudían con cierta frecuencia a merendar a su establecl'miento. También resultó ser una sorpresa su fusilamiento entre las gen·tes de Soria. Fue ejecutado a finales de agosto de 1.936.

27.- Unos días antes del Movimiento llegó a Soria un. Inspector deServicios del ministerio de Hacienda, cuyo nombre y apellidos se de~co.nocen. VeOl'a en una misión de inspección qu~, no llegó a. realizarporque inmediatamente de producirse la ~ublev~clon fue detenido ~~ ,elhotel Comercio, donde se hospedaba, Siendo IOgre5<!do en la P~lSIonProvincial, trasladado después a la ermita de Santa ~arbara y.fusllado,sin que haya podido precisar~, n~ ,obstante las gestiones realizadas, lafecha exacta y el lugar de su e¡ecuclon. .

28.- Pisano, cuyo nombre de pila tampoco podemos conslg.nar, fe·rroviario destinado en los talleres de la Renfe, soltero, de 20 anos, fuedetenido' en el mes de agosto de 1.936 y fusilado sin que se sepa lafecha y circunstancias exactas. ,

29.- Miguel Ruiz de Pablo, fusilado en el "Puente Ullán", el dla 1de septiembre de 1.936 (8l.... " .,

30 - Florencio Boroblo Gil dependiente de la empresa JerommoBeltrá~" y no de Pedro Beltrán'.como se dijo al relacionarlo en E~ Bur·go de Osma. La empresa de "Jerónimo Beltr~n", ~el ramo de la alimen-tación estaba situada en la calle de los EstudiOS, numo 6. ,

31.~ Salomón Ortega Sebastián, ejecuta~o en el ':~uente ~lIan";32.- Ramón Vinuesa García, de la CNT, fUSilado tamble.n en el Puen­te Ullán"; 33.- Miguel Pérez del Campo, ~e la CNT, .~Jecutado e!1 ~~"Puente Ullán'" 34 - José Sillero Lerma, fUSilado en el Puente Ullan ,35.- Pablo Or~iz yBe!trán, igualn:rente fusilado ~n el "Puen~e ,Vllán";36.- Teófilo San Nicolas Barrero, ejecutado en ~\ Puente UI!a~, ,37.­Manuel Ramos Rodríguez, ejecutado en el Puente UII~n ; 38.­Félix Iglesias García, detenido como sus comp~ñeros de Sona y t!asla.dado a la prisión de El Burgo de Osma, despue~ de haber est~do IOter·nado en la de Soria. Félix Iglesias y sus compeneros fueron elecutadosel 1 de septiembre de 1.936. . .

39.- Rafael Sempere Bellido, de Izquierda Republicana, f~n.~lonanodel Gobierno Civil. Detenido en Soria, fue ingresado en la pnslon de lacapital y trasladado después a la cárcel de El Burgo de Osma, desdedonde fue sacado la tarde del 13 de agosto, atado con Chicote para serconducidos hasta Almazán. Una vez en Almazán -lugar en el que con·fluyeron los detenidos de San Esteban de Gormaz con los cuatro anar·

(8).- Para los fusilados en el "Puente Ullán", véase El Burgo de Osma.

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quistas sorianos, en total, 12 personas destinadas a ser ejecutadas enBarcones- un conocido falangista soriano que, por lo visto, tenfa ciertaamistad con Chicote, los separó del grupo, volviendo nuevamente-Chicote y Sempere- a la cárcel de El Burgo. Chicote fue más tardepuesto en libertad, gracias a la intervención de la esposa del tenientecoronel Muga y Sempere, fusilado el 1 de septiembre, junto con otras15 personas más.

40.- Antonio Uriel Dfez, fusilado en el "Puente Ullán".41.- Saturnino Castiella Castillo, jefe de Correos de Soria, había

albergado en su casa de Barbastro -en tiempos de la República- aRamón Enrique Casado, que después sería nombrado Gobernador Ci­vil de Soria, desde principios del Movimiento. Ramón Enrique Casadoh.abía sido, antes de Gobernador de Soria, uno de los Juríl!icos militaresque condenaron a muerte en Jaca a los capitanes Fermín Gala y GarcíaHernández. Por otra parte, Rosa -esposa de Saturnino Castiella- erafamilia de la madre de Enrique Casado.

42.- Tomás Alvarez, de profesión albañil, afiliado a la CNT, hijo delcaminero de San Polo. Fue detenido en Soria durante los primeros díasde la sublevación, siendo puesto en libertad. Al ser movilizada su.quin­ta se incorporó a tiras, donde se le destinó al Batallón de Trabajadoresde Garrapinillos. CQmo siguieron llegando informes desfavorablesdesde Soria, ingresó en Prisiones Militares de Zaragoza, siendo fusilado.

43.- José María Ablonil, de la CNT. Se desconocen los detalles de. . ,su eJecuclon.

44.- Manuel Izquierdo Hernando, de quien se desconocen sus cir­cunstancias personales.

45.- Santos Castilla Alcubilla, "el Boterillo", natural de Burgos.Trabajaba en la conocida· botería "La Fama de la Rivera", estableci­miento sito en la calle del Ferial, y ocupado hoy por "Calzados Alcu­billa". Santos Castilla venía a Soria a "sentar plaza". Sin embargo, antesde que se incorporara a filas -y estando de vacaciones en Vadocondes(Burgos)- fue fusilado el 29 de septiembre -de 1.936. Santos Castillahabía ido a Vadocondes -como cada año- a las fiestas patronales quese celebraban por San Miguel.

46.- Miguel Ferrer, funcionario de la Diputación, detenido y fusi­lado, se ignora el lugar de la ejecución.

47.- Chicote, de profesión practicante, hermano. del que fuera se·parado del grupo de detenidos destinados a ser ejecutados en Barcones,no tuvo la misma suerte que su hermano, siendo fusilado en el mes denoviembre de 1.936, en el cementerio de Las Casas.

48.- Ramón Cotillas, ferroviario, trabajaba en la línea Santander­Mediterráneo, en Soria y era uno de los muchos ferroviarios venidos a laprovincia desde otros lugares. Al igual que sus compañeros de profesión

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S~gundo yela~co y Aq~il!~o Orig~en y los oficiales de Correos, Celedo.n..o Garcla' Bneva e H,pohto ~~noz Gallego, fue fusilado el 2Q de di.clembre ·de 1.936, en las proximidades de Retortillo (9). Sus restos c .m,o los de sus cuatro comp!!ñeros de infortunio, fUl;ron exhumad~s :,d.a 5 de agosto de 1.972, sIendo trasladados a un nicho del cementer'de Soria, donde reposan (IOl lO

4~.- Segundo Velas~o, natural de Villanueva (Burgos), ferroviariot~mblén, como el an!enor, casado y con dos hijos; era mecánico de la"nea Santander.Medlte!r~neo.Destacado mie~bro de la CNT¡ era lí.der del sector ferrovlano en esta central smdical acudienCto cf . B' ,onrecuencla a . urgos a negocIar con la directiva.de RENFE cuestiones la.borales propIas de sus compañeros. Había sido seminarista y tení!lna. v~ta cultura. Entre los ferroviarios gozaba de un Iiderazg~mdlscutlble. Segundo Velasco se había presentado voluntariamentela Policía en Soria, debido a que lo "estaban buscando". La buena fe daestas gentes, aparejada a la ingenuidad del momento no hacía pensa~e~,las últi!,'1as consec~encias. S~,gundo Velasco, antes d~ ser fusilado, ca.glo un punado de la tIerra arroJandoJo en su fosa.

50.- Celedonio García Brieva, de 36 años, era natural de Vergara.Su pad~e•.natural d.e El. Cubo, era guardia civil y había sido destinado ala pro~,"cla. de Sona, sIendo destinado a Aldealpozo primero y a Agre.da, mas tarde. En esta villa, morirían la madre y el padre de Celedonioen c,orto espacio de. tie'!lpo. Huérfano, con sus hermanas Patrocinio yMa~la, m~rchan ~ ";Iadnd .al c?'egio de Huérfanos de la Guardia Civil.~1I1, Marta ~studlana. Maglsteno. Celedonio se haría Oficial de Correos,sl,endo su pnme! destmo Pol.a de Somero (Asturias). Por estar con unostl05 suyos, Ma~Ia.y Celedomo piden traslado a Soria, lo que consiguenan.tes. del MOVImiento. Desde 1.934, Celedooio trabaja en la Oficinapnnclpal de Correos en Soria. Bondadoso y algo ingenuo -como casit?dos aquéllos qu~ si.n ninguna culpa y libres' de conciencia vivían lost~empo~ d~ la Repu~hca- no militaba en ningún partido ni ejercía acti.v!dad smdl~al. definIda. Fue detenido en la propia oficina de Correos, afmales de JU"o de 1.936, presumiblemente tras haber sido denunciadopor ~Igún compañer~. Este hecho ~o sería el único. La denuncia -porrenclllas- de compa.n~ros de trabajO dentro de los organismos del Esta.do, no sólo se practico en el cuerpo de Correos sino que fue extensivoa otros organismos. Celedonio, en efecto, ~parte de su carácter

(9).- Para más detalles sobre la prisión y circunstancias del fusilamiento de este grupo de cincopersonas, véase El Burgo de Osma.(10)._ Para una cronología de las exhumaciones practicadas en la provincia de Soria rescatandorestos de fusilados en la Guerra Civil, véase el apéndice núm. 13 de este libro. '

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,'bondadoso, era d~ una preclara inteligencia y era,el único que entendía..... a los pocos tunstas -franceses en su mayona- que por aquellos; tiempos precisaban de los servicios de Correos. La envidia pudo tener su.; raíz en estos hechos.:. 51.- Hipólito Muñoz Gallego, era soriano, residía en la calle Numan·-~cia de Soria, y era -como Celedonio- Oficial de Correos de la capital.

"¡: Al igual que su compañero y amigo.Celedonio .estaba ~oltero. Fue. dete·~ nido en la misma oficina a la vez que Celedomo Garcla y con~ucldos a

.:: la prisión provincial de Soria, permanecieron en ella por espacIo de dos

.,- meses. Posteriormente sería trasladado a la cárcel de El Burgo de Osma., ~. Allí de la misma forma que el resto de los cuatro compañeros.de infor·" ..:' tuni~ estuvo trabajando en diversas obras públicas de la Villa, siendo- "extra{do de la cárcel el 20 de diciembre de 1.936. Fue ejecutado, junto

id con. Ramón Cotillas, Segundo Velasco, Celedo~i~ García y Aquil~nio'jf Origüen, por trece guardias civil~s en las proxI.mldades de .R~tortlllo.~tj: Los dos labradores que, requendos en Retortlllo, se conVirtIeron en:.r enterradores de estos ejecutados, recuerdan que murieron con gran en·.~: tereza, tras haber sido auxiliados espiritualmente por un sacerdot~,

:,; quien pidió a los guardias clemencia· para ellos. Los trece de la Guardia.., Civil dijeron que "cumpl ían órdenes". Los vecinos de Retortillo que en·'::-- terraron a estas cinco víctimas ayidaron en la exhumación de sus restos

-a pesar de su avanzada edad- siendo los trabajos hechos con sumaprecisión y rapidez.

52.- Aquilino Origüen, casado y sin hijos, ferroviario c,omo Cotillasy Velasco. Detenido también en Soría y trasladado despues a El Burgode Osma. Era vasco de nacimiento y estaba en Soria destacado por losferroviarios del Santander·Mediterráneo, línea férrea todavía sin con­cluir. Fueron exhumados sus restos, como los de sus compañeros, el 5de agosto de. 1.972. En la gestión y prepar~ción de estos trabajos, par·ticiparon activamente los maestros Pedro Glllao y Perpetua Pastor, amobos habían sido separados del servicio en tiempos de la guerra, yPerpetua Pastor llegó a ser encarcelada. En los trabajos de exhumaciónaparecieron diversos objetos personales, siendo de destacar el estado deconservación de una maquinilla de afeitar, perteneciente a Segundo Ve­lasco. "Cinco hombres buenos y robustos, muertos sin ton ni son",como dirían los enterradores que presenciaron el enterramiento, a losautores de este libro.

53.- Hilario Borobio Cuenca, de 23 años, vecino de Soria, condomicilio en la calle Tejera, 52. Había trabaja~o en el p.antano y fue fu·silado el11 de marzo de 1.938, en el cementerio de Sana.

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Don Virgilio Soria, distinguido poeta soriano, se encontraba en Ma.drid al iniciarse la Guerra Civil. Su esposa, sus cuñadas Pérez Morenoy su suegra fueron encarceladas. También su hijo, aunque por su cortaedad, unos catorce años, fue puesto en libertad al día siguiente. Las her.manas Pérez Moreno estuvieron detenidas en la pr.isión provincial deSoria trece meses, sin cargo alguno. Se las detuvo y se fas puso en Iiber.tad. Así actuaban aquellas autoridades.

Don Virgilio Soria, terminada la guerra, en uno de sus viajes a lacapital de la provincia, la visita al cementerio de Soria le inspiró los her.mosos versos inéditos, donde se trasluce su dolor por la muerte violentade tantos buenos amigos, y que transcribimos por su indudable belleza.

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Tumbas

Algunas veces subo hasta El Espinoy en las tumbas amadas, de rodillas,

rezo un momento y pongo florecillascogidas por el borde del camino

iyacen tantos aquí, bajo estos cielos!dulces amigos de mi edad primera

que no me importa corta o larga esperasi sé que al fin tierra tendré con ellos

Pero no me acongojan estos muertosAdolfo, Bias, Aurelio, Justo, Juan,

Alfredo y tantos otros, porque estánsiempre de lIanto, rezo y flor cubiertos

duélenme aquéllos cuya sombra yerrapor los barr.ancos y los montes fríos

o por los arenales de los ríoso en tierra amarga porque no es su ~ierra

Duélenme aquéllos que el silencio escondeaquéllos que la muerte fue arrastrando

dándoles dura tierra sin su cuándodespués de triste muerte sin su dónde

iSeñor! Pues tú trazaste su caminoen esas pobres tumbas ignoradashaz nacer florecillas perfumadas

como éstas que yo pongo en El Espino.

Don Segundo García Romero

Don Segundo García Romero era, al iniciarse la s!Jblevación, directorde la Escuela Normal del Magisterio en Soria. No intervenía directamen·te en poi ítica, si bien era hombre liberal y progresista. Gozaba de granreputación como profesor y fue elegido director por aclamación.

En el mes de agosto de 1.936 hubo una manifestación de las llama­das patrióticas que llegó hasta la Escuela Normal, donde el que parecíaser el jefe, lanzó una' soflama contra los malos profesores que habían

',' corrompido a la juventud con sus enseñanzas "sectarias". Don· Segundohubo de aguantar los dicterios y, al final, la manifestación se disolviósin más incidentes.

Al día siguiente se presentaron en la Escuela unos muchachos que sellevaron una máquina de escribir, volviendo veinticuatro horas más tar­de para apoderarse de otra. Como iban armados, don Segundo no se..atrevlo a oponerse.

En vista de estas anomal ías, el señor García Romero diril!ió un es­crito, al Gobernador Civil, don Ramón Enrique Casado, en. el que leexponía lo sucedido y le anunciaba que se marchaba a El Royo, pues alfin y al cabo eran meses de vacaciones. Pero le hizo constar claramenteque no huía ni se escondía y que su deseo era ser recibido por laprimera autoridad. Civil de la provincia, para aclarar la situación de laEscuela y la suya personal. Antes de remitir la carta, unos falangistashabían quemado parte de la biblioteca indiscriminadamente y, Sólo laintervención de algunas personas sensatas, evitó que ardieran todos loslibros. (Ya dijo Heine, que "cuando empiezan a quemarse libros, setermina quemando hombres"). .

Don Segundo García Romero no fue detenido, pero le destituyeroncomo Director de la Escuela. Le formaron expediente por la llamadaComisión Depuradora, con la sanción: "separación definitiva del ser·vicio". Pasado algún tiempo, logró en Burgos que se le reintegrara en elcuerpo de profesores, pero destinándole a Vitoria "con inhabilitaciónpara cargos públicos y de confianza". Y como en Soria era profeso'r dePedagogía y la enseñanza de esta asignatura era más delicada y peligro­sa para la formación del alumnado, en Vitoria se le destinó a explicarGeografía.

Al fin y al cabo, teniendo en cuenta las circunstancias de entonces yel ambiente represivo reinante y la obsesiva prevención contra el profe­sorado, don Segundo Garc(a Romero tuvo suerte y salvó, a costa,eso sí,de muchas humillaciones, la difícil situación en que se vio envuelto,no' obstante no haber pertenecido a ninguna organización política.

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G~nnán Serr~o Va!, qu~ pe!maneció encerrado nueve años en la calle los Estudiosnumo 4, de Sorl8, sUjeta la cana de pescar. (Foto: familia Serrano). '

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Don Germán Serrano del Val

La aventura de este hombre es digna de relatarse. Germán Serranoera en aquella época un simple trabajador, bien situado profesionalmen­te y que había logrado con su esfuerzo y laboriosidad, alcanzar un cier­to grado de bienestar. Tenía 34 años de edad, casado y un hijo de cin­co años. Constituían una familia feliz. Tenía don Germán Serrano in­quietudes de tipo cultural. Sin estudios, había adquirido una ciertaformación intelectual y su .afición era la lectura y escribir sus impresio­nes que guardaba para sí. De haber nacido y desarrollado en otroambiente, hubiera podido ser un buen periodista o un escritor. Estas

.aficiones le ayudarían más tarde a soportar la larga etapa de aislamientoa que se vio impelido.

Quizás como consecuencia de sus lecturas se despertó en Serranouna cierta preocupación por la cosa pública, que le llevó a militar juntocon el diputado Artigas Arpón, primero en el Partido Radical Socialis­ta y luego· en Unión Republicana. Era uno de tantos republicanos, queparticipaba en plan totalmente desinteresado, sin buscar cargos ni pre­bendas: un idealista en una palabra, que ayudaba a su partido con supersonal esfuerzo y aú·n con sacrifido económ ico.

Los republicanos, tan denostados y calumniados durante las pasadasépocas, eran sobre todo en la base, un ejemplo de honestidad, de entre­ga a su ideal, de ilusión romántica que les llevaba en ocasiones a descui­dar sus intereses personales, en beneficio del líder que encabezaba elpartido.

Ya hemos visto en el capítulo "Los prolegómenos de la tragedia enSoria", cómo Germán Serrano, enterado de que Artigas Arpón estabaen casa de la familia Mozas degustando café y licores, fue a avis.arle deque era inminente la entrada de los requetés en Soria y, cómo despuésacudió a cursar el mismo aviso a las centrales sindicales. Hasta el últimomomento, pensó en la suerte de la República y en aquéllos que la repre­sentaban.

Sólo al producirse lo irremediable, se preocupó de su destino perso­nal. Una vez que Artigas marchó de Soria, que el Gobernador tambiénhabía abandonado la provincia y que los requetés dominaban la ciudad,le llegó a Serrano la necesidad de ponerse a salvo, para evitar su deten­ción segura y su posible final trágico.

El día 22 de julio, con su esposa e hijo, abandonó la ciudad y logrórefugiarse en una finca llamada "el Cabezo" (que ya no existe), situadaa unos cuatro kilómetros de Soria, en la ribera del Duero, más arriba dela fábrica de harinas, camino de Garray. En dicha finca había una casapequeña y destartalada donde vivían unos pastores hermanos: Felipe,Mariano y.Emilio. Estas buenas gentes dieron cobijo a la familia Serra-

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no, pero ald ía siguiente se presentaron all í otros dos hu ídos sorianosuno, cuyo nombre ya no se recuerda y otro llamado Antonio que lu 'go trabajó de calefactor en el cine Avenida. ,e-

Como la caseta era pequeña y sin ninguna comodidad la mujer dSerrano y su hijo la. abandonaron pasados tres o cuatro d í~s y andand:se trasladar~n a BUltrago, donde tenían una familia amiga. Transcurri_dos unos d las regresaron a Soria y el esposo continuó en "el Cabezo"con los tres pastores y los dos sorianos huídos.

Allí permanecieron unos dos' meses malviviendo y apenas sin comerpues todos los que estaban en la caseta carecían de dinero en efectiv~para efe~tu~r com~ras, y aún el mismo hecho de procurarse provisionesya constltula un riesgo, pu~s las afueras de Soria estaban vigiladas porpatru!la.s ar~.adas. Pero qUIso la mala suerte que el niño de Serrano-su UnlCO hljo-; enfermara de gravedad, y la esposa consiguió avisarlede lo 9ue ~uced la. Se~rano no dudó un momento y, de noche y con unp.equeno disfraz, consIguió llegar a su domicilio sin que nadie le recono.clera.

Una vez en su casa, quiso el destino que su hijo mejorara y recupera­r~ la salud. Pero. Germán Serrano ya no volvió a pisar la calle hasta elano 1.945. NUEVE A~OS DE ENCIERRO. Vivía don Germán Serranoen la calle los Estudios, en el número 4. En los bajos existía el bar Bur.galés y en el piso primero vivía un vecino incómodo; ~n el segundo habi­taba don Germán.

Ya antes de que Serrano regresara a su domicilio habían efectuado. . . ,vanos registros Sin resultado, pues Serrano se encontraba en "el Cabe.~o':. En uno de .ellos, e!ectuado P?rfalangistas y algún inspector'de po.liCia, un conOCido vecino que VIVla enfrente les animaba gritando'" ,.

que no se os escape Serrano, que es rojo peligroso".Una vez Serrano en su casa, como afortunadamente era el piso bas­

tante grande, le fue posible encontrar la manera de esconderse en dos otres registros posteriores realizados sin resultado positivo.

Hemos dicho que en el primer piso vivía un vecino incómodo: elfamoso sacerdote don Demetrio, del que todos los sorianos de algunaedad tienen noticias de sus actividades, digamos "patrióticas~No desdeluego pastorales. (1)

No es difícil ~omprender la situación tan delicada que hubo de so­portar don German Serrano: un vecino difícil debajo y otro tan difícilenfrente y las amarguras, angustias y sobresaltos de su esposa. Durante

(1).- El ~ma de llaves de ~on r:emetrio se lla~ab8 Isabel y era madre de Leonor (la esposa deD. AntOniO Machado). Tenia dona Isabel otra hiJa, llamada PiJar I que también murió tuberculosa.

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"I~'.' , .. - .. !. ":Jl::..' ~. los primeros años de encierro, hasta el· hijo de don Germán ignoró que.*' su padre estaba en casa, temerosos sus padres de que si el niño conocía

.'{ la realidad, pudiera cometer alguna imprudencia. Cuando al hijo de don~. Germán le preguntaban por su padre, contestaba con la mayor natura­.~. lidad -"ha muerto"-. "Pobrecito", le dijo alguna vez don Demetrio,;'~ adornada su cabeza con la boina roja de requeté. Pero el hijo llamado>., también Germán, terminó por conocer la situación, y desde entonces~ el padre tuvo en su hijo una ayuda magnífica.

'., Ya hemos dicho que Germán Serrano tenía afición a la lecttrra y aescribir; ambas cosas y escuchar la radio le ayudaron a soportar su la'r­

:., ·go encierro. Escrib ía Serrano sus impresiones·y amontonaba cuartilla-. tras cuartilla. Dábase la circunstancia de que en la huerta de Jadra esta­

ba escondido un joven socialista, cuyo nombre - iotra vez el problemadel tiempo y la memoria de las gentes!- no hemos podido precisar,hijo de la señora Gertrudis, que cuidaba la huerta de don Antonio Jo·dra. Germán Serrano y este joven socialista, se comunicaban a través delhijo de aquél. Las cuartillas que Serrano escribía pasaban a poder deaquél y una vez le ídas eran arrojadas a un pozo de la huerta. Tambiéna las hermanas Pérez Moreno, que habían estado detenidas, llevó el hi­jo de Germán Serrano algún mensaje de su padre.

Problemas económicos no tuvieron muchos, pues la familia ayudabay un hermano de Germán Serrano, llamado Paco, vivía con ellos.. Elproblema, el angustioso problema era la soledad de don Germán,

, cuando se quedaba solo en casa, el niño en la escuela y la familia a sutrabajo y obligaciones. Es fácil decirlo, pero ¡qué difícil llegar a comoprender cómo don Germán tuvo la fuerza espiritual, la fortaleza moralpara aguantar· tantos años entre cuatro paredes, sin que decayera susalud física y psíquica!.

El hijo de don Germán fue creciendo y sus .estudios fueron no sola·mente vigilados, sino orientados por su padre. Fue quizás esta preocu·pación y la formación intelectual que iba adquiriendo, laque ayudó aconseguir que Serrano, cuando salió a la· calle, en el año 1.945, lo hicie·ra con plena lucidez y equilibrio mental. También conservó la salud,aunque el primer día que traspasó el portal, al mirar al tejado de un edi·ficio nuevo -él, ique tantas veces había estado en los andamios!- semareó y hubo de sentarse.

Antes de que pudiera salir a la calle, Serrano hubo de pasar por eltrance de ver morir en el año 1.944 a su buena esposa: a la esposa abne·gada que tanto se había sacrificado por él.

En 1.945 era Gobernador Civil de Soria don Jesús Posada Cacho y elhermano de Germán Serrano, Paco, se decidió a visitarle y le explicó lasiuación; y como en realidad Germán Serrano no había cometido nin·

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gún delito, .el Gobernador decidió que saliera a la calle, pero con la pro.hibición de ausentarse de Ia.provincia sin su permiso.

Don Germán, en el año 1.950, tuvo que ir a Madrid por sufrir undesprendimiento de retina. Murió en 1.975. Desde nuestro punto devista asombra la entereza y la capacidad de sacrificio de este buen hom·bre, que tanto sufrió por el mero hecho de ser un demócrata honesto.Sean estas líneas un sincero homenaje a su memoria.

Germán Serrano con su esposa e hijo, en una céntrica calle de Soria. (Folo: familiaSerrano).

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Juan Sanz Chamorro

En la última reunión celebrada en el Gobierno Civil en la que partici­paron, además del Gobernador Civil, don César Alva·jar, el diputado Ar­tigas Arpón, acompañado del doctor Gaya, Donato Hergueta y PérezSevilla entre otros republicanos, y por parte de las centrales sindicalesalgunos ugetistas y cenetistas, destacó la intervención de .Arsenio Mar­tínez, quien en un último intento para conseguir las armas que elpueblo necesitaba para defender la República, ofrece constituirse en re­hén de la Guardia Civil, como garantía de que el orden será salvaguar-

. dado. Gesto sincero y emocionado· por parte de Arsenio; pero que ya re­sulta inútil, pues Artigas tiene decidida su huída, el Gobernador ha ul­timado algunas horas antes su pacto con Muga, para protegerse mutua­mente, y éste, al frente de un grupo de guardias civiles, prácticamentesublevado, se encuentra en la carretera de Garray esperando la columnaque vendrá desde Logroño, según las últimas noticias que han llegado asu conocimiento. Los sucesos se van acelerando y ya no quedaesperanza alguna de resistencia.

Mientras esta reunión se celebra, Juan Sanz Chamorro (que ya anun­ción que no asistiría) y Luis Rovira se encuentran descansando, despuésdel ajetreo de los días anteriores. Vivía entonces Juan Sanz en la calleSan Agustín, junto a la concatedral de San Pedro. Muy de mañana, lamujer de Ramón Vinuesa -Iuel(o fusilado- le avisó de la marcha de Ar­tigas y de que las fuerzas de la Guardia Civil se hab ían apoderado delmando. Juan Sanz se metió en una casa de enfrente y all í permaneciódurante todo ~I día 21 de julio de 1.936. Por la noche cambia de escon­drijo, entra en contacto con el "Quisqui", de profesión impresor, y el"Boterillo", natural de Burgos, ambos de las Juventudes Libertarias ylos dos fusilados después. Cuando la columna de Mola baja por la calleReal, Juan se metió en el domicilio de su tío Fortunato Chamorro, porel callejón existente encima de "casa Mandarria". En este domicilio sejuntará con Ignacio Sanz y Mateo.

Dos o tres días más tarde detienen a Francisco Chamorro e IgnacioSanz se traslada a casa de su madre. Sigue Juan Sanz escondido en elmismo sitio y, afortunadamente, su tío Fortunato Chamorro es puestoen libertad a los tres días.

Se produce el primer registro en el mes de agosto de 1.936, en casade Fortunato Chamorro, dirigido por el falangista José Martínez Vergui­zas, alias "el Maninas". Juan Sanz saltó al. corral y allí pudo encontrarrefugio. En el piso inferior de Fortunato Chamorro vivía una mujersoltera, Felisa Bravo, que en vista de lo apurado de la situación, le ofre·

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ce su lecho para que pueda ocultarse. luan lo rechaza, porque no quierecomprometer a su abnegada protectora.

De todas formas, el registro resulta infructuoso y luan queda a salvode momento. Transcurren los meses y, aunque la situación de luanSanz solamente era conocida por pocas personas y todas de confianzaalguien debió sospechar que no había logrado escapar y que s~encontraba en Soria. y se produce el segundo registro...

Comenzaba el año 1.937 y, un día, estando comiendo, el carterodesde el portal hace sonar el pito y baja a recoger el cOrreo la prima deJuan Sanz -hija de Fortunato Chamorro- llamada María, que no subeal piso. Trancurren unos minutos y baja a ver qué sucede su hermanaIrene. Juan Sanz, hombre de reflejos e intuitivo, se arroja inmediata­mente al patio como la vez anterior, justamente en el momento en quesub ían al piso las dos primas con guardias civiles. Registran minuciosa.mente la casa sin dar con el paradero de Juan Sanz. Otra vez se ha sal­vado por los pelos el buen Juanito.

Después de este registro, )Ilan Sanz comprende que su situación esinsegura y su fértil imaginación -no cabe ninguna duda de que Juan eshombre de talento natural- trabaja febrilmente en la búsqueda de unasolución más definitiva. El sabe que ha sido un cenetista destacado; quetodos sus compañeros están deteriidlls, los que no han sido fusilados, ysabe la suerte que le espera, en el supuesto de que lo capturen.

Es a partir de entonces, cuando Jvan Sanz descubre un falso tabiqueen la vivienda, al que se accedía desde el desván de la casa. Este falsotabique tenía una entrada de unos cuarenta centímetros; y desde ésta,se bajaba a la cocina del piso inferior. La entrada al falso tabique era dedifícil localización, como lo demuestra que nadie de los que habitabanla casa lo supiera. Entonces camuflan aún más lo que ya de por sí era deimposible hallazgo y así permaneció escondido durante todo el tiempoJuan Sanz. En 1.938, como seguían corriendo rumores de que Juanitoestaba en Soria, se realiza otro registro con un gran despliegue de fuer­zas por las calles de Postas y Real. Simultáneamente, se registran lascasas de Francisco Chamorro -tío de Juan- y de Anastasia Chamorro-madre de Juan- que. vivía cuatro casas más abajo de la calle Real,exactamente frente a la iglesia de San Nicolás. Como los anteriores esteregistro tampoco da resultado positivo.

Casi al final de la guerra, ya en 1.939, se intenta otra vez la capturadel fugitivo. A pesar del tiempo transcurrido, no han olvidado al céle­bre cenetista Juan Sanz. Rodean la casa; la registran con mayor meticu­losigad que en ocasiones anteriores. Dirige la operación el Comisario dePolicía en persona. Suben al desván y no logran dar con la entrada alfalso tabique; Juan está dentro y oye todos los pasos y comentarios.Finalmente, el Comisario da por conclusa la operación y se retiran to-

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dos. luan Sanz respira hondo y satisfecho. Prácticamente ya se conside­ra a salvo.

Durante los tres años 'que permaneció oculto, luan Sanz estaba alcorriente de todo lo que sucedía en Soria; conoció la triste 'suerte. de susmás entrañables camaradas y mantuvo contacto con los detenidos, alos que Juan enviaba mensajes y noticias valiéndose de mil art!mañasdistintas. Una consistía en meter un papel, en el hueco de un asa de lacesta que una señora llevaba a su esposo detenido en I~ cárcel, co~ ali­mentos. La vecina Felisa Bravo, que para salvar a luanlto en el primerregistro, llegó a ofrecerle su lecho, fue cortejada por un cabo.de la ~uar­dia Civil. Durante el noviazgo, el cabo seguramente obedeCiendo orde­nes intentó sonsacar por diferentes procedimientos a su novia el pa­rad~ro de Juan Sanz. La novia supo manten~r el sec~~to.

Una vez terminada la guerra, un antiguo militante de la CNT,llamado Mariano y conocido por "el Cañuelo",:porque vivía en una casaju'nto a Explotaciones Forestales, aconsejó a Juan Sanz que ~ entrega­ra ya que parecía - iqué ilusión!- que la ola represiva se habla reman­sado. Juan Sanz, afortunadamente para él, no aceptó la sugerencia he­cha indudablemente con toda buena fe. .

Pero como el largo encierro empezaba a ser penoso, Juan Sanz, ennoviembre de 1.939 escribió a su cuñado Estanislao que vivía en Ma­drid y le pide que le'gestione documentación falsa y el correspondientesalvoconducto (ya veremos más adelante la necesidad de este documen­to o "Pase" para circular no sólo de capital a capital, sino ~entro de lamisma provincia y aún entre pu.eblos lim/trofes). Co~segulda la docu­mentación solicitada llega a Sona un taxI desde, Madrid por la noche yJuan Sanz, adornad~ con ~n fiamante _sombrero, abandona la casa rá-pidamente, llegando a Madnd por la m~nana. .,

Su hermano Ign'acio Sahz, que habla estado detenido en Sona, lu~­go en San Leonardo, más tarde en Madrid y finalmente en Vall~dolldal ser puesto en libertad se reúne con su hermano Juan en la capital deEspaña. '. 'd d

Pero un policía que se había distinguido en Soria por su acUvl arepresiva, llamado 'Angel y apodado "el Frutero" -a éste y a Ramos seles conocía en Soria durante la guerra como "el Terror y el Miedo"­había sido trasladado a Madrid y entró en un bar, en el que se hallaba)uan Sanz. Evidentemente los tiempos habían cambiado y sea por ello,o porque "el Frutero" hubiera evolucionado, lo cierto es que éste vioa Juan Sanz y se dejó ver ostentiblemente por éste, sin que intentaradetenerle. Este gesto lo valora positivamente el cenetista y lo tomó co­mo un aviso de que alguien más pudiera verle con menos pasividad.En vista de lo o'currido decidió marchar a Asturias, donde nadie le cono­cía. De Soria a Madrid fue con el nombre supuesto de Tomás, según una

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Angel 8anz: Chamono, a la izquierda, y su hermano Juan.

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cédula de Fuentetoba. Antes de abandonar Madrid, se encuentra o seentrevista con Florencio Liso, que también estaba camuflado y hab íallamado a pasarse Pascual, y con Baudilio Ruiz, llamado ya Marcelino.

Sale .Juan Sanz de Madrid con el nombre de Cándido Flores López,natural de Velascálvaro, provincia de Valladolid, de ·estado casado. An­tes de llegar a Oviedo se detiene en Santullano, donde tenía un amigo,al que había escrito diez días antes anunciando su llegada. Juan llegaantes que la carta. A los pocos días se traslada a Oviedo e ingresa comooperario en la Fábrica Nacional de Armas.

Recuerda Juan Sanz que trabajó en la construcción de naves de unosochocientos metros cuadrados, donde los alemanes instalaban maquina­ria apropiada con vistas a la entrada de España en la guerra mundiaLLos operarios dejaban hecha la obra de albañilería por el día y, por lanoche, los alemanes instalaban las máquinas. Albañiles y alemanestrabajaban a ritmo acelerado, con abundancia de elementos materialesy humanos. Trabajó siete años en la misma empresa.

A los tres años de residir en Oviedo, fue trasladado a Mieres, donde'en virtud de una mala interpretación de algunos compañeros, tuvo quedesvelar su verdadera identidad a su jefe, Enrique Rodríguez, a quienexplicó todas las vicisitudes sufridas. Desde entonces, su jefe se convir·tió en su fiador y fue él quien firmó el certificado para regresar a Soria.Estuvo tres años en Oviedo; tres años en Mieres y uno en Avilés.

Previamente a su llegada a Soria, su esposa Basilisa y su· hermanoAngel, visitan al Secretario de la Audiencia, don Félix Granados, parasaber si existía alguna reclamación contra él. Se entrevistan después conel Gobernador Civil, don Jesús Posada, que da vía libre a la llegada deJuan Sanz. Cuando éste llega al Gobierno y es recibido por el Goberna­dor, el inefable don Julio García Mozo; se quedó estupefacto y aunqueintentó oir la conversación, no pudo lograrlo. "Lo que va de ayer ahoy... ", diría seguramente don Julio.

Quedan referidas las aventuras de Juan Sanz Chamorro y ningúncomentario que se haga puede ser más interesante que ellas mismas.Hablan por sí solas. Unicamente cabe añadir, el dolor de su madre conel hijo escondido y tan sañudamente perseguido; otro hijo detenido y,el tercero, después de estar detenido, huído a la zona republicana yvuelto a detener, juzgado y condenado a muerte, conmutada despuésla pena por la de 30 años de cárcel. Mientras, la esposa (1) de Juan Sanz,

(1 ).- La esposa de Juan Sanz, llamada Basilisa y obligada a trabajar de asistenta en vados domj.dUos, era vigilada y seguida con frecuencia por algún policía y, sobre todo, por falangistas.Une. noche, al regresar a su hogar, un grupo de éstos la introdujo en un p.ortal y la amenazaroncon cortarle el pelo si no decía dónde estaba su marido. Baslllsa se mantuvo serena y calló.Entonces tTabajaba en casa del que era alcalde de la ciudad, al que dio cuenta de lo ocurrido. Lasaludón, fue despedirla y la cuenta.

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trabaj~.ndo ",lás que de sol a sol,. para allegar ~ecursos, cuidar al esposoy al hilO y siempre con la, angustia de que lo Irreparable pudiera llegaren cualquier momento. SI, las guerras engendran monstruos pero a suvez, surgen luminarias inextinguibles de abnegación y sacrificio, y la ma­dre y esposa de Juan Sanz, son dos bellos ejemplos de ello.

Juan Sanz Chamorro.

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José Calvo Tutor

José Calvo Tutor, militante de la C.N.T. soriana, es sin duda quienbate el récord de los que permanecieron escondidos, burlando la perse­cución de que fue objeto. Nada menos que ONCE AKJos duraron lasaventuras y peripecias de este trabajador soriano que, desde luego, nohabía cometido más delito que pertenecer a una central sindical. Ni lasdetenciones, ni la pérdida de empleo que otros sufriero"n e, incluso, nilos fusilamientos, que pusieron punto final a tantas vidas honradas, conel dolor y la tragedia que todo crimen conlleva, ponen de manifiesto elterror reinante en aquella terrible situación, en mayor medida que elhecho de que una persona sea úpaz de vivir once años en una constan­te inquietud, huyendo de un lado para otro, escondiéndose de día yde noche," tomando toda clase de precauciones, en perpetuo camuflaje,siempre al borde del abismo y consiguiendo siempre asirse en el últimomomento a la rama salvadora, que le sostiene y que parece que vacilay le va a dejar caer, pero que al fin le permite alcanzar la roca firme quele servirá de apoyo para alcanzar la libertad anhelada, tan terca y sacri­ficadamente perseguida.

El día 21 de julio de 1.936, por la tarde, llegan a Soria los primerosrequetés; el día 22 por la mañana oyó José Calvo pasos que subían a sucasa e intuyendo que iban a detenerle, saltó a la muralla colindante a sudomicilio, que es la arteria de división entre la Soria medieval ylamoderna. Con él en su domicilio estaban también don Eloy Laseca. y suhermano, Pedro Calvo Tutor.

Inmediatamente su madre arregló la cama para acreditar que su hijono estaba en casa y así fracasó la primera tentativa de detenerle. Serefugió José Calvo en la zapatería que existía en el núm. 13 de la mismacalle, Puertas de Pro y que actualmente pertenece al sr. Verde. Allíestuvo hasta el día 29, en que al aparecer, en los cielos de Soria, unaavioneta, la curiosidad y la esperanza. de que ello fuera el preludio dela llegada de las fuerzas republicanas, le hizo salir a la calle. Como levieran varias vecinas, no tardaron en venir a buscarle para detenerle.

Pero José Calvo ya había tenido tiempo de esconderse. Tenía Joséuna hermana llamada Caslmira en Rebollar, casada con Manuel Lasecay éste acostumbraba a venir a Soria todos los jueves, al objeto de procu­rarse suministros para su oficio de tejero. El día 5 de agosto de 1.936,ambos cuñados, José Calvo y Manuel Laseca salieron andando con elborriquillo de éste; antes de las seis de la mañana, camino de Rebollar;pasaron el monte de Garray y por Tardesillas y Espejo de Tera,lIegaronsin novedad a Rebollar. AII í permaneció José Calvo, trabajando en la

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tejera de su cuñado como un operario más, sin despertar sospechas.El día 12 de enero de 1.937, un grupo de falangistas y requetés fue.

ron a buscar para detener/.es a un tío y sobrino, llamados Cipriano yPedro, éste último porque hab ía sido Presidente de la mesa electoral enlas elecciones de febrero de 1.936. Tío y sobrino, alertados, se escondie­ron en los huertos del pueblo y, finalmente, Pedro fue detenido y fusi.lado cerca de,Aguilar del Río Alhama. El sr. Cipriano, que pudo escaparavisó a José Calvo que también le buscaban y éste, como la tejera estabadistante del pueblo unos tres kilómetros, pudo huir y se refugió en unacabaña del paraje "los Estepares", donde estuvo tres días completosluchando con el frío del mes de enero. Cuando estaba ya al borde de I~desesperación, porque además del frío sufrió un cólico agudo, su her·mana fue a buscar/e con el borriquillo y regresaron ambos a Rebollar.Era"el día 15 de enero de 1.937.

El 29 del mismo mes se presentó en Rebollar un camión con falan­gistas. Manuel Laseca y su esposa vivían en la casa del cura que ten íauna ventana que daba a la plaza, por lo que desde ella se controlaba laentrada y salida de gente del pueblo. A José Calvo le llamaban "eh is"(onomatopeya del gato) y ello. le sirvió de aviso y pudo esconderse enel desván. Le buscaron en la tejera, y en la cabaña y alrededores,' si,guiendo las huellas que había en la nieve. La búsqúeda resultó infruc­tuosa y los sabuesos irritados, acosaron a preguntas a Manuel Laseca y aun hijo de corta edad, sin resultado positivo. A Manuel Laseca, para in­timidarle o con propósitos más siniestros, le subieron al camión y elhombre, creyendo que lo iban a fusilar, le dijo a su esposa, que contem·piaba la e.scena, los recibos que tenía pendiente de cobro por lossuministros de tejas y ladrillos. A partir de este momento, José Calvoestuvo tres años seguidos sin salir de su escondite. Mientras tanto, sudomicilio de Soria fue registrado en numerosas ocasiones. Cada fracasode sus perseguidores, multiplicaba el afán por detenerle.

Como la situación en Rebollar llegó a resultar insostenible, José Cal­vo decidió regresar a Soria y volvió a ocultarse en su casa, encima deltaller de carpintería, donde permaneció OCHO Ai\lOS más. Vivió conel mayor sigilo; incluso las sillas, tenían goma en las patas para no cau-sar el menor ruido. .

En la carpintería, situada en la planta baja, en el banco de carpinte­ro, habían colocado un timbre, para avisar a José Calvo, de cualquierpresencia extraña o peligrosa. Al fin, siendo Gobernador Civil de Soriadon Jesús Posada Cacho, por mediación de un amigo de ambos, José.Calvo se presentó en el Gobierno Civil. Un comisario de policía le leyólos cargos: prófugo, hu ído, etc. Pero al fin, quedó libre y pudo respirara pleno pulmón el aire de la calle, después de su largo aislamiento.

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.-Algunos registros efectuados en su domicilio de la calle Puertas de

Pro, fueron dirigidos por un policía, al que la familia de Calvo Tutor lla­maban "el Ojazos" y al que consideraban buena persona. Se trataba delinspector Merlo que, efectivamente, a diferencia de otros, se portaba

"'con correcclOn.Mientras José Calvo estaba escondido y perseguido de la manera ex­

puesta su hermano menor y compañero de habitación la madrugada del22 de 'julio de 1.936, fue movilizado y murió en el frente de Almudé­var, luchando en las filas del ejército de Franco. No hace falta muchaimaginación para darse cuenta del dolor de la madre de ambos y del dra-

. ma que vivió el buen soriano José Calvo.

Un superviviente

Si es cierta la frase tópica de que una buena imagen vale más que milpalabras, el documento que a continuación insertamos, escrito por unsuperviviente es más ilustrativo respecto de la situación en que se encon­traban los presos en el transcurso de la sublevación, que todo lo que pu­diera escribir la pluma más dotada. Por su espontaneidad, su frescura,su naturalidad su falta de artificio, las páginas que siguen constituyenun claro espej~ donde podem?s contemplar ,en su cruda.realidad, C?­mo vivían los presos de la ermita de Santa Barbara en Sona, apenas smesperanza y en la más triste y desolada situación. Dentro de los murosde la ermita reinaba un sombrío infierno y unos hombres desalmados,disponían a 'su antojo del destino de personas inocentes, con la mayorbrutalidad e impunidad.

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"Un superviviente de la guerra fascista.Empezaré narrando en primer lugar; un tal Gre­

gario de Pablo que durante la República estuvo deJefe en colocación obrera, y.ese buen señor, queya no existe, como en aquellas circunstancias es­caseaba tanto el trabajo cuando Ibamos apuntar­nos en vez de hacer una lista de paro obrero loque hizo fue una lista negra por cuanto tenía losdomicilios de todos los obreros y donde vivíamoscada uno. Pues bien ese buen señor se cambió derepublicano a fascista y con esa lista como digo fuelo suficiente para la mayor parte de las detencionesen masa y ser fusilados sin compasión. Después lonombraron jefe de la prisión de la ermita de Sta.Bárbara donde cada noche se ponía en la puerta anombrar los que decía iban trasladados de cárcel;y al decir si cogían mantas o algo de los colchonesque se tenían de casa contestaba muy ufano nohay que llevar de nada, donde van hay de todoesas eran sus contestaciones; se ponía en la puertay empezaba a nombrar fulano de tal y fulano detal y no se acababa y al poco rato veíamos asomarla camioneta con las luces y la calavera que se re­flejaba a los costados y ese plan pasamos los pocosque hemos quedado, siete meses de verdadero pá­nico por cuanto en ese periodo de tiempo todas lasnoches sucedía la misma faena; es decir que si saca­ban treinta o cuarenta metían otros tantos a la no­che siguiente o aquella misma noche. Y así pasába­mos los días de nuestro encierro pensando la quiénnos tocará mañana? También tuvimos una de lasnoches de invierno cuando más tranquilos estába­mos· echados entraron los guardias con pistola enmano aaltas horas de la noche; con mucha sober­bia como suele tener todo el que se viste de unifor­me y nos dicen sin más palabras: venga todo elmundo arriba que van trasladados al Fielato deValladolid. A todo esto fuimos en unas camione-­tas esposados dando diente con diente por el fríoy lo avanzada de la noche; y como ese recinto ha­bía estado de almacén de granos durante la Repú­blica no pudimos pegar ojo en toda la noche por

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cuanto las ratas y 'ratones nos pasaban por encimadel rostro; menos mal que sólo nos tuvieron 'en eserecinto tres días y nos volvieron otra vez a la di­chosa ermita; y no para sólo en esto sino que undía llegó el policía que le llaman el Mozo o Mozasde apellido o mote, que según hacía de comisariodel Gobernador Muga y empezó a nombrar de unoen uno los que all í nos encontrábamos detenidos;y claro el que no estaba porque ya lo habían qui­tado del medio cómo iba a salir; y al nombrar alque está suscribiendo estas '1 íneas me miró de arri­ba abajo y me dice .en estas palabras:"pero aún es­tás tu aquí?"; y yo a pesar de las circunstanciastuve el atrevimiento de decirle que no estaba all íni por ladrón ni por crim inal sino por liberarme dela explotación del hombre por el hombre por cuan­to me hab'ía tocado trabajar con su padre que eracontratista de carreteras y caminos vecinales poruna miserable peseta desde que sal ía el sol hastaque se ponía, que no podía comer escasamenteunas guijas o muelas como se les llama; esto ocurríacuando yo tenía unos quince o dieciseis años queyo estaba de pinche; después de dar de mano mecargaban con cuatro o c¡nco picos atados con unacuerda: 4 adelante y otros tantos atrás para llevar­los arreglados al día siguiente a la hora de engan­char a trabajar; a todo esto tener que andar cargadode 5 a 6 kms. después de dar de mano y cuando yaestuve casado también me tocó trabajar por 4 mise­rables pesetas que no podía hacer frente a las nece­sidades más perentorias del hogar. Y por defendermis derechos y los de los demás militantes de laconfederación nacional del trabajo estoy aquí; yentonces me dijo, no te lo he dicho en mal concep­to y yo sin dejarla caer, en mal concepto no, en elpeor que se pueda tener, esto me ocurrió con eldichoso Mozo que todavía vive pero enfermizo seconoce que el remordimiento de tanto mal quehizo no le deja vivir tranquilo. Y pasando ahora aotro tema sobre el suministro que nos daban, loúnico que se pod ía comer era el pan porque lodemás hab ía que tener mucha hambre para poderlo

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pasar, hasta una noche, las buenas de las monjasque era donde se encargaba hacer el suministro nosllevaron las alubias arregladas con aceite ricino ytodo el que comió le entró una indisposición decuerpo de miedo; y al día siguiente mandaron unpracticante que dijeron era cubano y todavía rece­tó purga. Y uno de los presos, llamado Jaime de laparte de El Burgo de Osma le dijo si quieren ma-

•tarnos que nos maten, pero no qUIeran envenenar-nos; yo desde luego no probaba el rancho debido aque mi amada esposa hacía todos los días tresviajes a esa dichosa ermita que tan tristes recuerdostenemos los pocos que hemos'quedado; porque yome encuentro con vida gracias a una chica llamadaCarmen que era la que cada día hacía las listas delos que iban.a fusilar, mandada por el malvado Go­bernador en aquellos momentos llamado Muga;como quiera que dicha chica se encontraba en micasa con mi espoS<\ de pensión, a pesar de que ledieron mi nombre por tres veces a mí no me pusoninguna vez en esa lista negra que tantas vidas dehomb-res honrados como yo sucumbieron en aque­llos momentos trágicos.

Después de este relato, cuando más tranquilosparecía que estábamos una mañana de madrugadanos levantan a todos y sin decirnos palabra nosatan uno con otro sin decir dónde nos llevaban,cuál sería la sorpresa y el disgusto de las pobresmujeres al ir con los desayunos y familiares al en­contrarse con el recinto sin nadie; menos mal quelos guardianes les dijeron que no pasaran cuidadoque nos hab ían llevado a Agreda. Pero narrarécómo al llegar a la subida de la cuesta del Maderopararon los coches y nos tragamos ya la muerte,pero por fortuna no fue así; sino que al romperseuna de las correas del ventilador de uno de los ve­h ículos se paralizó la marcha; y por fin llegamos alsitio destinado a donde nos conducían; pero allle­gar una buena señora dice, no sé para qué los hantraído aquí, que no los han matado en el camino;esa fue la primera entrada que tuvimos; pero des­pués como nos vieron que Ibamos tan demacra-

'::'~:-- ,....- ...

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III,

dos de estar siete meses en esa dichosa ermita,siempre hay gente buena y nos llevaron leche y pany paquetes de tabaco, en fin después de todo estu­vimos muy bien, a pesar de los 4 primeros mesesque lo único que hacíamos con apetito era.el desa­yuno, pues tanto la comida como la cena s~ co~­ponía de alubias blancas en esos 4 meses, Sin masque un poquito de aceite, llegó un momento queya no podíamos tragarlas, menos mal que las espo­sas y los familiares hacían los viajes a m.en~do. ynos llevaban suministro que lo Ibamos repartiendo.y el día que iban nos dejaban estar con ellas en unpatio grande como si estuviésemos de cam po yya después de esos cuatro mese.s, nos ~acaban hacertrabajos para el pueblo; y el dla que Iban nuestrasmujeres nos daban permiso para salir con ellas·por donde nos diera la gana durante todo el díahasta la hora que nos decían teníamos que regre­sar a la prisión; pues tuvimos suerte que los que nosmandaban en el pueblo eran el señor alcalde y elteniente de la Guardia Civil, pues al primero le ha­bían fusilado un cuñado y el teniente de la GuardiaCivil tenía dos hijos en la zona roja; yeso influyomucho .para que nosotros estuviéramos tan bienmirados y sal ir después todos los días hacer traba­jos' que al pueblo le beneficiaba y nosotros tanco~tentos por hacer ejercicio, por cuanto despuésnos mandaron cortar toda una espinada que teníaen una dehesa y después hacer pozos para ponerchopos y nos pagaron a 10 céntimos cada pozo,pero a nosotros eso era lo de menos; por cuanto ha­cíamos lo que queríamos y nos mandaban un guar­dia municipal con nosotros que era una bella 'per­sona lo único que nos decía no fuéramos haceralgu~a cosa que le comprometiera a él.y nosot~o.spor su buen comportamiento de los espinos le hiCI­mos sacos de cisco para todo el invierno, por cuan­to como indico más arriba estábamos con las fa­milias como queríamos y el día que iban lo pasá­bamos como ya digo de campo, sin hacer nada;y como trabajábamos com íamos después estupen­do rancho; el peor elemento que teníamos era el

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