la representación de intereses de la tercera edad en las sociedades industriales avanzadas

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LA REPRESENTACIÓN DE INTERESES DE LA TERCERA EDAD EN LAS SOCIEDADES INDUSTRIALES AVANZADAS Francisco José de la Cruz Molina

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ensayo sobre cómo se han construido las asociaciones de personas de mayores en España bajo el enfoque del nuevo corporativismo y su utilización por parte de los partidos y Administraciones Públicas.

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  • LA REPRESENTACIN DE INTERESES DE LA

    TERCERA EDAD EN LAS SOCIEDADES INDUSTRIALES

    AVANZADAS

    Francisco Jos de la Cruz Molina

  • 2

    NDICE:

    I. INTRODUCCIN......................................................................................................4

    1.- Por qu las personas mayores? .....4

    2.- Objetivos .... 5

    3.- Materiales y mtodo ... 8

    II. LA VEJEZ: DE OBJETO DE LAS POLTICAS A SUJETO EN LA

    POLTICA? ......... 10

    1.- La vejez: de etapa vital a grupo social?.............. 10

    2.- Las personas mayores en la formacin de las polticas pblicas...... 11

    3.- La demografa y sus proyecciones........ 13

    4.- Los discursos que se articulan sobre la vejez: problema o progreso? .... 14

    III. SISTEMAS DE REPRESENTACIN DE INTERESES...19

    1.- El pluralismo.......21

    2.- El pacto neocorporatista: participacin a cambio de algo ms que cooperacin.23

    3.- Los distintos sistemas de representacin.. 27

    3.1.-El pluralismo competitivo: la American Association of Retired Persons

    (AARP). . 27

    3.2.- El neocorporatismo y la necesidad de concertacin en el Estado Social... 30

    3.2.1.- Francia..... 30

    3.2.2.- El ejemplo britnico.33

    IV. EL CASO ESPAOL.....37

    1.- Qu quieren las personas mayores?... 38

    2.- El Instituto Nacional de Servicios Sociales (INSERSO)...41

    3.- 1996: identificando a los interlocutores. .......42

    4.- Las asociaciones de mayores en cifras ......45

    5.- La representacin institucionalizada de los mayores en Espaa...48

    5.1.- La Unin Democrtica de Pensionistas (UDP)......48

    5.2.- La Confederacin Espaola de Organizaciones de Mayores (CEOMA)...50

    5.3.- Las Pequeas y Medianas Asociaciones de Mayores (PYMAs).........52

  • 3

    V. CONCLUSIONES. ..... 53

    VI. BIBLIOGRAFA................ 60

  • 4

    I. INTRODUCCIN

    Cuando nos acercamos al estudio de la vejez, lo primero que nos puede llamar la

    atencin es cmo de forma sucesiva cambia el trmino utilizado para referirse a quienes

    se encuentran en esta etapa de la vida: ancianos, viejos, tercera edad (y cuarta

    edad para dar un plus de actividad a la tercera), adulto mayor, personas

    mayores, lo que nos puede indicar que cualquier denominacin acaba teniendo una

    connotacin peyorativa, por lo que tanto la sociedad como los propios viejos tratan de

    evitarlos creando otro nuevo. Hoy el trmino ms extendido y que se considera ms

    correcto es el de personas mayores.

    Sin embargo, en el ttulo utilizo el trmino tercera edad y no sin haberle dado

    bastantes vueltas tras las sugerencias recibidas. Podr discutirse si el trmino es ms o

    menos adecuado en estos momentos, pero creo que se asocia ms con las polticas

    pblicas y con el sistema de representacin de intereses para este trabajo.

    1.- Por qu las personas mayores?

    Las proyecciones demogrficas han ido mostrando el continuo envejecimiento

    demogrfico de la poblacin en las sociedades urbano-industriales actuales, en un

    proceso que se intuye que no va a dejar de agudizarse en las prximas dcadas. Esta

    modificacin de la estructura por edad de la poblacin, caracterizada por un incremento

    de la proporcin de las personas de edad avanzada, inspira un relato que se empea en

    presentar el fenmeno como una fuente de graves preocupaciones, creando un estado

    de alarma porque implicar que una pandemia de minusvalas provocar costes que

    harn que el Estado benefactor acabe siendo insostenible (Delgado Ruiz, 2003:1402).

    Hasta la dcada de los aos setenta aproximadamente, la accin de los gobiernos

    con respecto a la vejez se resuma en la promocin e implantacin de medidas y

    programas de asistencia ante las posibles carencias y necesidades que pueden aparecer

    en esta etapa vital. En el marco de recuperacin econmica y relativa prosperidad de los

    aos sesenta en las sociedades industriales avanzadas, la idea o molde estrictamente

    asistencial da paso, siempre en el mbito de la cultura poltica, a unas demandas ms

    cualitativas: no slo servicios bsicos, sino tambin mejores servicios. Tales demandas

  • 5

    vinieron tamizadas por unas exigencias hiperideolgicas, expresadas en un lenguaje

    global de contestacin, ms atento a la virulencia de la crtica al sistema que a la

    suma de crticas sectoriales y concretas. Es en el apogeo de este perodo cuando es

    esbozada la hiptesis, ya conocida, de la crisis de legitimacin [del capitalismo

    avanzado] (Rodrguez Ibez, 1990:236). Es en estas mismas fechas, al adentrarnos en

    un contexto de crisis casi permanente, cuando el Estado prestador de servicios se ha

    visto necesitado de un mayor control en las polticas de redistribucin. Esta necesidad

    de reajuste y control ha supuesto el despertar de conflictos de intereses entre grupos

    sociales, conflictos que son traspasados al Estado. La opcin escogida ante esta

    situacin en los Estados que se dotaron de un marco de concertacin, entre otras razones

    por la ya mencionada necesidad de ampliar la base de legitimacin de sus polticas, fue

    abrir el diseo institucional a nuevos actores, en un intento de gobernar de forma ms

    cooperativa, pero manteniendo su capacidad de impulsor, coordinador y regulador,

    neocorporativa, teorizada inicialmente por Schmitter.

    De forma amplia, el abordaje del sistema neocorporatista de representacin de

    intereses se ha ligado a las relaciones de produccin, valorando su pertinencia, o no, a la

    capacidad de alcanzar acuerdos y de resolucin de conflictos en el mbito econmico

    bsicamente. Sin embargo, entre los propsitos de la teora (o de sus tericos) est su

    aplicacin a ms mbitos, como nos recalcan Schmitter (1985a) y Aguilar Fernndez

    (1989). Y entre otros mbitos, las personas mayores han sido objeto de una poltica de

    integracin en los sistemas de decisiones pblicas siguiendo las pautas del corporatismo

    contemporneo, por lo que es necesario valorar la pertinencia de este sistema y su

    adecuacin a la hora de producir polticas de tercera edad con las personas mayores

    como interlocutores organizados.

    Si los resultados de un sistema de representacin pueden ser valorados, bien en

    trminos de eficacia en la satisfaccin de las demandas, bien en trminos de

    legitimacin (tanto de las polticas como de quien/es las producen) (Pizzorno, 1988),

    resulta pertinente preguntarse, desde la perspectiva de las personas mayores, en qu

    medida han sido satisfechas sus demandas?; y por parte de los actores polticos, qu

    grado de legitimidad han alcanzado las polticas [de tercera edad]?

    Como iremos viendo a lo largo de este trabajo, los estudios coinciden en que la

    edad slo es una de las caractersticas que comparten las personas mayores; estamos de

    acuerdo en la dificultad de definir la vejez en trminos cronolgicos; si los nuevos viejos

  • 6

    no se reconocen en esas imgenes, no viven la jubilacin como un trauma, no estn tan

    solos como pensamos; si por qu nos empeamos en que realicen actividades que, al

    menos a ms de la mitad, no le interesan?; Estamos ante un diseo social en el que

    prima la sabidura de instituciones y expertos, ante la supuesta incompetencia de los

    mayores para elegir?, a cul de los dos trminos eficacia y legitimacin- responde

    ms el sistema?

    La observacin de la puesta en prctica del sistema neocorporatista a travs de

    nuestros casos puede darnos respuesta.

    2.- Objetivos

    Debido al inters de los Estados en incorporar a las personas mayores como

    colectivo en la formacin de las polticas pblicas sobre tercera edad, resulta crucial

    abordar este proceso de institucionalizacin1 desde una perspectiva comparada. Este

    trabajo tiene como objetivo principal mostrar cmo se ha llevado a cabo este proceso de

    integracin siguiendo como hilo conductor la definicin propuesta para

    neocorporatismo por P. Schmitter en 1974.

    Al mismo tiempo, apuntar las consecuencias que la participacin en el sistema

    produce en los intereses a representar, en nuestro caso el de las personas mayores,

    finalmente expresadas en la prdida de representatividad en el nivel institucionalizado,

    que irn apareciendo al confrontar las preferencias sobre las polticas pblicas que se

    expresan desde las bases con las demandas que se producen en la cpula de las

    asociaciones de personas mayores. Este efecto es el esperado por ser comn a otros

    mbitos en los que se ha llevado a la prctica este sistema de representacin: Roberto

    Fernndez (2008:52-58) cita, entre otras, a la institucionalizacin ligada al marco

    espaol de representatividad sindical y su efecto diferenciador con los trabajadores

    como problema actual de los sindicatos en Espaa; o, tambin en el mbito sindical, el

    alejamiento excesivo entre la cpula y la base y una cierta independencia en la

    1 Al referirnos a la institucionalizacin, institucionalizar o sus derivados, para este trabajo hemos de

    entender participar en los distintos foros en forma de Consejos, Comisiones, que se constituyen al amparo de las distintas Administraciones o niveles de gobierno, frente a su significado en el lenguaje

    especializado que se maneja en los servicios sociales y el mbito sanitario donde institucionalizar o institucionalizado significa que una Institucin, por decirlo de forma sencilla, se hace cargo parcial o totalmente de una persona.

  • 7

    articulacin de las demandas de los lderes con respecto a sus representados

    (Taboadela, 1990:68) como una deriva al aceptar la especfica forma de organizacin

    que impone la prctica del corporatismo contemporneo; y para las organizaciones

    empresariales, una vez que el proceso de institucionalizacin se produce, el efecto para

    las asociaciones/organizaciones es de cada vez ms independencia de sus bases. El

    fenmeno se comprende por una relacin inversa: cuanta mayor fidelidad mantiene la

    organizacin con sus afiliados (y con sus intereses concretos), menor es la posibilidad

    de ampliar la representacin y menor es la posibilidad de convertirse en institucin. Este

    trnsito a institucin comporta: un cierto entendimiento con el Estado, el monopolio en

    la representacin que ste reconoce y favorece, junto al acceso a recursos, ms all de

    los que proporcionan sus asociados (Aguilar Sol, 1985:85 y ss.). Por lo tanto, el efecto

    no es de jerarquizacin, reduccin u organizacin de las demandas expresadas por los

    asociados, sino de cierta independencia de los representantes en la cpula para decidir

    qu intereses son objeto de intermediacin, lo que provoca el distanciamiento de las

    bases y sus representantes en el nivel ms alto de negociacin.

    Por ltimo, la exposicin de los casos seleccionados nos pueden indicar las

    pautas que pueden seguir las personas mayores a la hora de reclamar sus intereses.

    Por tanto, me propongo observar, a travs de un estudio comparativo, las

    actuaciones en Gran Bretaa y Francia desde finales de los aos setenta, momento en el

    que, afectados por la crisis econmica y lo que se ha denominado crisis de legitimidad o

    del sistema capitalista, aparece la prctica del nuevo corporatismo como instrumento al

    servicio de los Estados, en un intento de gobernar de forma ms cooperativa, pero

    manteniendo su capacidad de impulsor, coordinador y regulador ampliando la base de

    legitimacin de sus polticas. Contrapunto a esta prctica, expondr en primer lugar el

    caso de Estados Unidos como ejemplo del sistema pluralista.

    Estos ejemplos nos servirn de referencia para abordar el caso espaol, que ser

    tratado de forma ms amplia y en un punto aparte. En la literatura a la que he tenido

    acceso sobre el poder gris el ejemplo de Espaa no est recogido.

  • 8

    3.- Materiales y mtodo

    Las fuentes de informacin utilizadas son, fundamentalmente, documentos

    tcnicos (gracias a la impagable labor de publicacin realizada por el ahora IMSERSO,

    CSIC-IMSERSO, colaboracin finalizada en fechas muy recientes). Estos documentos

    tcnicos son los que han servido de base para el diseo e implantacin posterior de las

    polticas pblicas referidas a la vejez.

    Junto a estos, diferentes estudios del CIS que nos proporcionarn datos sobre las

    preferencias y demandas de las personas mayores en referencia a las polticas pblicas

    sobre la tercera edad.

    Para finalizar, se utilizan artculos de prensa. El recurso a lo expresado en los

    medios de comunicacin tiene su razn en que son generadores de opinin pblica que,

    a su vez, influye en la poltica(cos).

    Como marco terico las definiciones propuestas por P. Schmitter en 1974 para

    pluralismo y neocorporatismo.

    Nuestros dos casos seleccionados, junto al espaol, comparten el inters de los

    Estados en introducir a los representantes de las personas mayores en las

    instituciones, aunque con importantes diferencias en el punto de partida: en Gran

    Bretaa el movimiento asociativo es preexistente y con vocacin asistencial; en Francia,

    sin ese asociacionismo organizado de tercera edad, la seleccin de representantes se

    realiza de forma pragmtica, y en Espaa, partiendo de un asociacionismo heredado con

    tintes asistenciales y derivado de la obra social de Administraciones Pblicas y otras

    instituciones, tambin es necesario ir a la bsqueda de interlocutores.

    A pesar de estas diferencias, la observacin de las actuaciones en estos tres

    pases y el anlisis comparativo muestran cmo, en los pases estudiados, los Estados

    parecen haber actuado en la misma direccin. Los resultados obtenidos muestran

    similitudes y diferencias: en Gran Bretaa el movimiento asociativo de las personas

    mayores preexistente y ms asistencial se desvincula del soporte institucional, al tiempo

    que produce otro ms reivindicativo que dirige sus acciones al mbito ms inmediato de

    intermediacin/negociacin, sin olvidar la presin a nivel general, su extensin hacia

    toda la sociedad; en el ejemplo francs, la representacin de intereses se desplaza al

  • 9

    mbito local, donde son considerados un vecino ms, un ciudadano ms,

    desdibujndose esa caracterstica etaria y participando en temas generales. En Espaa

    (donde el proceso se produce de forma ms tarda) podemos observar, por un lado, que

    el asociacionismo que exista previamente contina ms centrado en el campo

    asistencial; por otro, el surgido por impulso del nuevo escenario de intermediacin,

    adquiere una faceta ms reivindicativa y de presin, que reclama ms

    institucionalizacin, e incluso cuota electoral, en el que se puede apreciar ya la distancia

    con las asociaciones de base, que adems recelan de los poderes pblicos.

    Abundando en el britnico, su resultado es el previsiblemente esperado como

    caso fallido de arreglos corporatistas: Schmitter (1985a), identifica resistencia al cambio

    hacia el nuevo modelo corporatista en los pases con temprana industrializacin y fuerte

    tradicin comercial, donde la formacin de las polticas se produjeron a travs de

    formas autnomas de presin (pg. 454), y como ejemplo fallido de arreglos

    neocorporatistas la experiencia en Gran Bretaa (pg. 460); por su parte, Scharpft

    (1990), nos advierte de las dificultades de alcanzar acuerdos centralizados en el Reino

    Unido por la falta de jerarquizacin y, por tanto, autonoma de los sindicatos durante el

    perodo de crisis de finales de los sesenta y aos setenta; y Liphart (1999), relaciona

    sistema mayoritario de partidos con sistema pluralista de representacin de intereses y

    modelo de consenso con el corporatismo contemporneo.

    Antes de adentrarnos en el debate sobre la representacin de intereses, la primera

    pregunta que nos puede surgir es quines son las personas mayores para, a continuacin,

    poder determinar cules son sus intereses. En el apartado que sigue, realizar una breve

    exposicin sobre cmo una etapa de la vida, la vejez, utilizando como referencias

    fundamentales la edad y el estatus ocupacional, ha sido convertida en colectivo con una

    unidad de intereses, para despus llevarla a las instituciones como grupo de inters,

    junto a las proyecciones demogrficas y los discursos y opiniones que se articulan sobre

    la vejez.

  • 10

    II. LA VEJEZ: DE OBJETO DE LAS POLTICAS A SUJETO EN LA POLTICA?

    1.- La vejez: de etapa vital a grupo social?

    Desde luego, existe una imagen social de la vejez. Esa imagen es el sumatorio de

    muchos elementos producto de la propia sociedad, es decir: de las instituciones que se

    ocupan de ellos, de su propio aspecto, pero son fundamentales determinados anlisis

    y discursos catastrofistas sobre la sociedad envejecida (Sauvy, 1960), dentro de un

    general galimatas ideolgico (Izquierdo, A., 1987, pp. 39-49), no hacen sino acentuar la

    imagen de inutilidad social y de ocio pensionado, amn del gasto que suponen los

    ancianos o de las consecuencias sociales o factores espirituales del envejecimiento

    (ibidem, Sauvy, pp. 126-128) (Snchez Vera, 1992:105), que acaban definiendo al

    colectivo por su funcin social y, consiguientemente, por el lugar que se le asigna en la

    estratificacin social. Sin embargo, esto no nos debe hacer olvidar las grandes

    diferencias que hay entre los ancianos (Snchez Vera, 1992:104).

    El caso es que, a base de discursos catastrofistas y de forma machacona, se ha

    conseguido introducir a todos en la preocupacin y a los mayores en el centro. El que

    los ancianos sean abundantes, o no, depende de una variable cuantitativa que fijamos

    alrededor de una edad, los sesenta y cinco aos (aunque en revisin). De esta manera, y

    en general, en la mayor parte de pases desarrollados toda persona que llegue a esa edad

    deja de ser poblacin activa, esto es: deja de tener relacin directa, legal y estadstica

    con el trabajo, pasando a engrosar el subgrupo de no activos, denominado de jubilados y

    pensionistas (Snchez Vera, 1992:100). Y, consecuencia de lo anterior, su excesivo

    nmero se apunta por indicadores construidos en base a criterios de edad, como es la

    tasa de dependencia. Un ejemplo de esta construccin y su valoracin (al referirse a la

    relevancia que se aade a la definicin) lo podemos observar en la pgina web de la

    Junta de Castilla y Len:

    Porcentaje de poblacin inactiva (de edad inferior a 16 aos o mayor de 65 aos) con respecto a la poblacin activa (de edades comprendidas entre los 16

    y 65 aos). Relevancia: la tasa de dependencia es importante para el mercado del

    trabajo y como indicativo de la importancia del gasto social y sus posibilidades

    de financiacin. La creciente longevidad que experimenta la poblacin actual y

    la disminucin de fecundidad, principalmente en los pases desarrollados,

    implican una realidad demogrfica nueva que tiene una incidencia significativa

    en mbitos asistenciales, laborales y econmicos, comprometiendo en gran

  • 11

    medida los propios objetivos de sostenibilidad que pasan por garantizar un

    adecuado equilibrio demogrfico2.

    Pero si tenemos en cuenta que el ingreso en el mercado laboral (como agente

    productivo) no se produce de forma muy generalizada en la edad inferior del corte, y

    que parte de la poblacin encuadrada en el tramo productivo nunca ingresar en l, el

    resultado es que este indicador se convierte en otro marcador social. Por aadidura, los

    mayores no son mantenidos por nadie sino por s mismos, pagando mediante cotizacin

    y de forma anticipada su porvenir (Snchez Vera, 1992:101).

    El resultado es que hemos conseguido crear una categora, categora que se

    define por una nica variable que pretende no slo agrupar, tambin abarcar todas las

    realidades de las personas mayores, en ocasiones hasta dispares. Y como es muy

    complicado determinar cundo y cmo se trasciende de adulto a viejo, el rasgo escogido

    en nuestras sociedades capitalistas que mejor parece determinar este paso no son la

    edad, las arrugas, es la prdida del status ocupacional. Al final del proceso, la variable

    edad, a partir de un valor determinado por el derecho a percibir una jubilacin y

    asociada al consumo de prestaciones sociales, se convierte en la categora viejos a la

    que se supone una unidad de intereses, como grupo y hasta grupo social, incluso como

    si de una nueva clase social se tratase (Beauvoir, 1970), y que puede hacer pensar en

    una representacin colectiva de la ancianidad o de la vejez (). Sin embargo, no son

    los ancianos un grupo social como con frecuencia se nos quiere hacer ver (Snchez

    Vera, 1992:110).

    Y la consecuencia es que a las personas mayores se las ha metido en un saco

    donde cabe casi todo y que se diferencia del otro todo social, nios y estudiantes por un

    lado, y activos por otro, en un afn unificador que muchos no alcanzamos a comprender

    (Snchez Vera, 1992:113).

    2.- Las personas mayores en la formacin de las polticas pblicas

    Desde los aos sesenta se asiste a la teorizacin del envejecimiento, pasando a

    formar parte de las agendas polticas hacia los setenta. Como se expuso al principio,

    hasta esta dcada, la accin de los gobiernos con respecto a la vejez se resuma en la

    promocin e implantacin de medidas y programas de asistencia ante las posibles

    2 Junta de Castilla y Len en www.jcyl.es

  • 12

    carencias y necesidades que pueden aparecer en esta etapa vital, desde una ptica

    benfica, estrechamente asistencial y planificada desde arriba. A partir de entonces, y

    de acuerdo con las premisas del sistema neocorporatista (y las reclamaciones sociales),

    se produce una apertura a la participacin en el proceso de formacin de las polticas

    pblicas a quienes son sus destinatarios. El resultado es que en los documentos de

    trabajo, declaraciones y planes realizados desde las instituciones que tienen por objeto

    la tercera edad, se incluye algo ms que la atencin y preocupacin por los problemas

    de la vejez: se apuesta por integrar el envejecimiento en todos los mbitos

    polticos3, un aumento de la participacin de los ciudadanos en la formulacin de

    las polticas relacionadas con el envejecimiento, en particular a travs de una sociedad

    civil y una comunidad cientfica organizadas4, el alargamiento de la vida y

    empoderamiento de los ciudadanos5, o ponencias dentro de estos marcos

    institucionales como Nada para nosotros sin nosotros. La participacin de las personas

    mayores en su entorno poltico, social y econmico6.

    Llegados aqu, con las personas mayores como grupo e intereses comunes, e

    impulsados a participar en la formacin de las polticas, en un trabajo de este tipo es

    inexcusable, al menos, un breve resumen de cuestiones y proyecciones demogrficas

    que, como veremos, alimentan la posicin alarmista y gerontofbica. La gerontofobia

    es una forma de discriminacin basada en la edad (en el Reino Unido el trmino

    equivalente sera ageism). Existen diferentes prcticas de gerontofoba segn el

    mbito en que nos situemos, pero el denominador comn es culpar a las personas

    mayores de un elevado consumo de recursos sociales. La forma ms extrema, y por

    suerte menos frecuente e inconfesable pblicamente, es la que sita a los mayores en el

    extremo de la improductividad y de la falta de futuro (Defensor del Pueblo, 2000).

    3 Compromiso 1 del Plan de Accin Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento en la Regin CEPE

    (Comisin Econmica para Europa de las Naciones Unidas), Madrid, 2002. 4 Punto 4. Declaracin Ministerial de Len 2007. Conferencia Ministerial sobre Envejecimiento.

    Comisin Econmica para Europa de las Naciones Unidas. 6-8 de noviembre de 2007. Len. Espaa. 5 Ttulo del Panel 3. Foro de la Sociedad Civil sobre Envejecimiento. Foro de ONGs y Foro Cientfico.

    Contribucin de la Sociedad Civil a la Conferencia Ministerial de la ONU sobre Envejecimiento. Len, 5

    de noviembre de 2007. 6 En el Panel 4. La participacin de los mayores en su entorno: poltico, social y econmico. Del citado

    anteriormente Foro de la Sociedad Civil sobre Envejecimiento, ponencia a cargo de Elio DOrazio

    (Asociacin AGE [envejecer en ingls]).

  • 13

    3.- La demografa y sus proyecciones

    En primer lugar, es necesario sealar que el envejecimiento demogrfico

    consiste en un cambio en la estructura por edades o, en otras palabras, en el mayor o

    menor peso de unas edades respecto a otras en el conjunto de la poblacin.

    Generalmente se traduce en un aumento del porcentaje de personas de edad avanzada,

    aunque resulta ms correcto utilizar el aumento del promedio de edad como indicador.

    Traducido en trminos grficos, significa que la pirmide de poblacin va perdiendo

    anchura por su base mientras la gana por la cspide (Prez Daz, 1998:452).

    Ciertamente, quienes envejecen son las personas individualmente y cada una a su ritmo.

    Por lo tanto, establecer quien o quienes son los ancianos no deja de ser un trmino

    escurridizo, siendo necesario establecer un punto de corte en el proceso continuo que es

    el envejecer. En puridad, nadie se acuesta siendo adulto y amanece siendo viejo. Al

    viejo se le identifica con una nueva invencin social: la jubilacin o el retiro. En

    nuestras sociedades industriales este salto lo determina el derecho a una prestacin por

    jubilacin, establecida alrededor de los 65 aos (Prez Daz, 1998:453).

    En segundo lugar, el envejecimiento de las poblaciones en los pases

    desarrollados no slo es el resultado de vivir ms aos: lo es de la combinacin y la

    confluencia en el tiempo de un notable descenso de la mortalidad, un an ms notable

    descenso de la natalidad y la insuficiencia de la inmigracin de jvenes de otros pases

    para compensar el efecto combinado de los dos factores anteriores (Prez Daz,

    1998:454).

    A nivel mundial, segn las previsiones de la Revisin 2006 (ONU, 2007), la

    poblacin mundial aumentar previsiblemente de 6.700 a 9.200 millones en 2050. Este

    incremento equivale al total de la poblacin mundial en 1950 y se producir, sobre todo,

    en las regiones menos desarrolladas. Por el contrario, la poblacin de las regiones ms

    desarrolladas quedar estancada. Si no fuera por la migracin neta prevista desde los

    pases en desarrollo, perdera poblacin.

    Como consecuencia de la disminucin de la fecundidad y del aumento de la

    longevidad, las poblaciones de un nmero cada vez mayor de pases estn envejeciendo

    rpidamente. Entre 2005 y 2050, la mitad del aumento de la poblacin mundial se

    deber al aumento de la poblacin de 60 o ms aos de edad, mientras que el nmero de

  • 14

    nios (personas de menos de 15 aos de edad) sufrir una ligera disminucin. Por otra

    parte, en las regiones ms desarrolladas, se prev la casi duplicacin de la poblacin de

    60 aos o ms (de 245 millones en 2005 a 406 millones en 2050), mientras que la de

    menos de 60 aos seguramente descender (de 971 millones en 2005 a 839 millones en

    2050) (ONU, 2007:4).

    Para Espaa, la proyeccin de 2012 elaborada por el INE (2012), indica que las

    tendencias demogrficas actuales llevaran a Espaa a perder una dcima parte de su

    poblacin en 40 aos; desde 2018 habra ms defunciones que nacimientos; el 37% de

    la poblacin sera mayor de 64 aos en 2052: los mayores crecimientos de poblacin

    se concentraran en las edades avanzadas. Concretamente, en 2052 el grupo de edad de

    mayores de 64 aos se incrementara en 7,2 millones de personas (un 89%) y pasara a

    constituir el 37% de la poblacin total de Espaa) () por el contrario, Espaa perdera

    9,9 millones de personas de edades comprendidas entre16 a 64 aos (un 32%) y casi dos

    millones en el grupo de poblacin de 0 a 15 aos (un 26%)() con todo ello, si las

    tendencias y comportamientos demogrficos actuales se mantuvieran en un futuro, en

    2022 la tasa de dependencia se elevara hasta el 58% INE (2012:7 y ss.). Es decir, por

    cada 10 personas en edad de trabajar, en 2022 habra en Espaa casi seis potencialmente

    inactivas (menor de 16 aos o mayor de 64). En 40 aos, dicha tasa de dependencia se

    elevara casi al 100%, lo que quiere decir que por cada persona en edad de trabajar

    prcticamente habra otra que no estara en edad de hacerlo.

    Los datos expuestos confirman que estamos ante un importante cambio

    demogrfico, en ocasiones denominado como crisis demogrfica. Aunque fuera cierto

    que el nmero de adultos econmicamente activos disminuyera, quienes se limitan a

    este dato para hablar de bomba de relojera no tienen en cuenta el dinamismo de la

    sociedad y que la definicin y significado social de la vejez puede cambiar como

    construccin que es (Kehl, Fernndez, 2001).

    4.- Los discursos que se articulan sobre la vejez: problema o progreso?

    Los datos apuntados en el apartado anterior surten un efecto de alarma en no

    pocos medios de comunicacin y foros especializados. La importancia de los discursos,

    tanto si son positivos como negativos, radica en su capacidad para dar significado a un

  • 15

    hecho o a una categora. En el caso de las personas mayores, si el discurso que prospera

    y se asienta es negativo puede provocar que sus reivindicaciones sean tomadas por

    caprichosas, contraproducentes para el conjunto de la sociedad o, simplemente, que

    stas se autolimiten en sus reivindicaciones: los mitos y estereotipos forman parte de

    esta cultura y, cuando estn asentados y son negativos, pueden suponer un serio

    obstculo para que ciertas personas lleven a cabo determinadas acciones. Esto es

    precisamente lo que sucede con las personas mayores y con la percepcin que se tiene

    acerca de lo que son y pueden hacer (Libro Verde de las PYMAs, 2007:57). En este

    mismo sentido en Belando (2006), Hernndez (2006). En pocas palabras, si se traslada a

    la opinin pblica que un colectivo supone una amenaza para el resto, su posicin y

    posibilidades estarn netamente perjudicadas a la hora de reivindicar y negociar

    cualquier aspecto que le afecte.

    Como hemos visto al referirnos a la construccin como grupo social de la vejez

    (II. 1.-), a las personas mayores se las asocia con un elevado consumo de prestaciones

    sociales, que ya no producen. Y al mantener sus derechos polticos, podran bloquear

    cualquier recorte en las prestaciones. Dado el creciente nmero de personas mayores, y

    consecuentemente de electores mayores, aparecen preguntas como: la explosin del

    envejecimiento puede colocar a las personas mayores en el papel de rbitro indiscutible,

    o un nuevo problema, un mundo dominado por los mayores sera capaz de hacer sitio a

    las aspiraciones de la juventud? (Peterson, 2003:33); o afirmaciones como: un

    colectivo incrementado y numeroso de sujetos que mantienen sus derechos y

    obligaciones polticas, a pesar de su no participacin directa como fuerza

    econmicamente productiva, reaccionar o est reaccionando ya, sobre todo en las

    sociedades democrticas, para condicionar, al menos con su voto, la marcha de la

    sociedad (Justel, 1983:29), vamos a ser una nacin dominada por la tercera edad, o,

    por decirlo en trminos ms revolucionarios, por los Panteras Grises (Zulueta, 2000),

    el aumento de la expectativa de vida de los europeos de 65 a 75 aos y la probabilidad

    de que en el 2050 la media llegue a los 82 puede ser una amenaza para los sistemas de

    salud europeos (Spinoza, 2012), o la edad es el factor que ms peso tiene para

    determinar el gasto sanitario (de Benito, 2012), o el crecimiento del gasto social y el

    descenso de la poblacin activa parecen ser sus consecuencias directas y las que

    convierten el envejecimiento, en las argumentaciones ms frecuentes, en un grave

  • 16

    problema social (Gonzlez; San Miguel, 2001:19), o El grupo de presin gris no es

    bueno para el futuro de Gran Bretaa (Nolan, 2011). Frente a lo anterior, estamos ante

    una oportunidad de vida, porque es ms fcil llegar a viejos; y econmica, porque se

    abren nuevas posibilidades de mercado y de generar riqueza7 (Mingalln, 2012).

    Como podemos deducir, una parte del debate, la ms preocupada por el clculo

    econmico, atribuye un poder poltico a las personas mayores. El concepto de poder

    gris surge tras la publicacin de The Gray Lobby por Henry J. Pratt (1976). Designaba

    as a las formas organizadas de asociaciones de jubilados en Estados Unidos en defensa

    de sus intereses ante los poderes pblicos y se populariz a travs de los medios de

    comunicacin. El poder gris se percibe, esencialmente, como fuerza electoral de los

    jubilados y su instrumentalizacin para el mantenimiento de los derechos adquiridos y

    una mejor integracin de las necesidades vinculadas a la edad en las polticas pblicas,

    limitando los debates sobre las reformas (recortes) en la poltica social. Puede entonces

    preguntarse por la influencia del envejecimiento de la poblacin en el nivel de los gastos

    sociales y en la capacidad de bloqueo de las reformas de que disponen los grupos de

    presin que se proponen representar los intereses de los mayores. Adems, como la base

    de estos grupos se ampla al incluir los intereses de los trabajadores de edad avanzada,

    prximos a la jubilacin, la sensacin de poder por su nmero se incrementa (Drouin,

    2002; Peterson, 2002; Viriot Durandal, 2002, 2003).

    Esta es una visin interesada que se repite y repite, consiguiendo crear opinin y

    limitar el debate sobre el envejecimiento al plano econmico en prejuicio de sus

    aspectos sociales (Snchez Vera, 2000). Empricamente, el cleavage de la edad no ha

    sido eficaz a tenor de los resultados electorales obtenidos por las formaciones que han

    concurrido a las elecciones bajo la denominacin de mayores, pensionistas o

    jubilados, entre algunos de los trminos utilizados. Como ejemplos, la candidatura al

    Congreso por la provincia de Barcelona del partido Pensionistas en Accin obtuvo

    2.953 votos (0,11%) en las elecciones de 2007; en las mismas elecciones, los tres

    candidatos al Senado obtuvieron el 0,18, 0,12 y 0,11 % de los votos. Por su parte, el

    Partido de los Mayores y Autnomos, consigue un total de 1.562 votos sumando

    todos los obtenidos en las candidaturas presentadas a las elecciones municipales y

    7 Respuesta de Manuel Salinero (Secretario General de la Presidencia del Gobierno Vasco) ante la

    pregunta: estamos ante un problema o ante una oportunidad? Referida al envejecimiento de la poblacin.

  • 17

    autonmicas de 2011 en Madrid, Valencia y Algeciras8. Estos ejemplos se contradicen

    con los comportamientos electorales de identificacin propuestos por Braud, donde

    joven vota a joven, mayor vota a mayor, o el voto de pertenencia, dentro de la

    tipologa propuesta por Parisi y Pasquino (Vanaclocha, 1997), lo que, a su vez, nos

    puede indicar que edad e intereses no son tan fcilmente equiparables. La excepcin se

    produjo en 1994 cuando los partidos holandeses de jubilados consiguieron siete de los

    ciento cincuenta escaos del parlamento, produciendo numerosos artculos en prensa,

    tanto entusiastas como preocupados por este hecho.

    Lo cierto es que el envejecimiento se ha convertido en una preocupacin. Hasta

    no hace mucho celebrbamos la vejez como un xito, indicador del progreso de

    cualquier sociedad. Hoy muchos de los mensajes sitan a los ancianos como un gasto y

    este reto para la sociedad9 se transforma rpidamente en el envejecimiento como

    problema (Gonzlez, San Miguel, 2001; Riera, 2005; Gonzlez-Pramo, 2008)10.

    Tradicionalmente, el discurso poltico sobre el envejecimiento se ha construido

    sobre la base de la solidaridad y la defensa de los derechos humanos, mientras que el

    discurso econmico sobre la modernidad se traza sobre los valores derivados de la

    competencia, la acumulacin del capital y el consumo: el poder y el prestigio. En este

    contexto, los ancianos son relegados al momento del diseo de las polticas pblicas

    sobre trabajo, educacin, vivienda, salud, tiempo libre. As, en las pujantes economas

    neoliberales, los ancianos no tienen un sitio por no ser fuente generadora de riquezas,

    por sobrecargar los sistemas de cuidado, por su bajo nivel de consumo; son ciudadanos

    8 Para el Partido de los Pensionistas en accin, pueden consultarse los resultados en esta direccin:

    http://www.partidodelospensionistas.eu/page1/page1.html

    Para el Partido de Mayores y Autnomos, sus resultados electorales pueden consultarse en: http://www.partidodemayoresyautonomos.com/index.php/bienvenida/historia/2700-a-quien-pueda-

    interesar 9 Debido al aumento de la esperanza de vida y a la disminucin de la tasa de fecundidad, la proporcin

    de personas mayores de 60 aos est aumentando ms rpidamente que cualquier otro grupo de edad en

    casi todos los pases. El envejecimiento de la poblacin puede considerarse un xito de las polticas de

    salud pblica y el desarrollo socioeconmico, pero tambin constituye un reto para la sociedad, que

    debe adaptarse a ello para mejorar al mximo la salud y la capacidad funcional de las personas mayores,

    as como su participacin social y su seguridad. Este es el literal que encontramos para envejecimiento

    en la pgina de la Organizacin Mundial de la Salud. http://www.who.int/topics/ageing/es/ . el resaltado

    es mo. 10

    En stos y en muchos otros ms trabajos, y desde distintas disciplinas, podemos encontrar algn

    epgrafe o referencia al envejecimiento como problema: en Riera, J.M. (2005), en su Introduccin: El

    envejecimiento como problema; en su Parte II, La edad como referencia, punto VIII, La trampa de la

    tercera edad: los fatdicos 65 aos.

  • 18

    merecedores de respeto, siempre que no graven la economa social u obliguen a

    desmesurados sacrificios en pensiones, jubilaciones y atencin mdica (Villanueva,

    2000).

    En trminos econmicos, existe un exceso de oferta, una inflacin de mayores lo

    que, expresado de forma grosera, provoca su devaluacin social, la cada de su precio de

    mercado, que nos puede inducir, dentro de nuestra sociedad occidental y de mercado, a

    su prdida de valor, si no ya a despreciarlos (Gil Calvo, 2004:221).Y las consecuencias

    polticas catastrficas de una gerontocracia, segn los agoreros de la versin ms

    alarmista y gerontofbica, son la quiebra del Estado de bienestar, especialmente en los

    tres pilares pblicos que ms afectan a las personas mayores: sanidad, pensiones y

    servicios sociales. A este argumento de clculo exclusivamente econmico, y dado el

    cada vez mayor nmero de votantes ancianos o en vsperas de serlo, se aade la

    previsible imposibilidad de modificar el sistema de proteccin pblico, habida cuenta

    que stos son o sern beneficiarios netos del Estado de bienestar e impondrn, por la va

    de la tirana electoral11

    al resto de la sociedad, el sufragar (va impuestos,

    cotizaciones,) la accin social necesaria que cubra sus expectativas (Gil Calvo,

    2004:225). Ms todava: una sociedad envejecida podra convertirse en una sociedad

    polticamente conservadora y reaccionaria, con propensin al autoritarismo

    gubernamental y el control de la agenda poltica. Frente a esta senda que nos conducira

    a la catstrofe, no faltan las referencias a los posibles efectos positivos del

    envejecimiento de nuestras sociedades. As, muy bien podra suceder que, en una

    gerontocracia, en vez del autoritarismo se instale la prudencia y la sensatez en

    contraposicin al aventurerismo de los jvenes, dotando de estabilidad y fiabilidad al

    sistema poltico y social en general (Gil Calvo, 2004:225-226).

    Y pretendiendo contrarrestar los argumentos basados en el clculo econmico,

    Dizy et al. (2008) apuntan las aportaciones a la economa por parte de nuestros mayores,

    bien a travs del puro consumo o por su contribucin a la familia y a la sociedad

    mediante el voluntariado, estimables en trminos econmicos. Por ejemplo, en Espaa

    el consumo en ocio de los ancianos supone 8.812,53 millones de (0,90% PIB 2006),

    1.442,28 millones de en viajes en 2004 (0,17% PIB 2006), a travs del voluntariado

    553,5 millones de , alrededor de otros 8.000 millones de por el cuidado de nietos,

    11

    De nuevo se supone que las personas mayores, o en vsperas de serlo, votaran en bloque. Este trmino

    lo utiliza Enrique Gil Calvo en su artculo, quizs para dar ms nfasis al discurso alarmista que pretende

    enfrentar a la parte activa de la sociedad con la no activa.

  • 19

    Pero esta defensa, creo, cae en la trampa del contador instantneo; es decir, contabiliza

    contribuciones presentes pero olvida las contribuciones pasadas.

    Sin embargo, si en algo hay acuerdo es que vivir el mayor nmero de aos y en

    las mejores condiciones es uno, si no el primero, de los objetivos bsicos de todos los

    seres humanos. Tampoco discutimos que el envejecer, vivir ms aos y con mejor

    calidad de vida, es la mejor seal de desarrollo de una sociedad: est en relacin directa

    con las mejoras higinicas y sanitarias, una nutricin adecuada; tambin con la

    educacin, con un entorno sostenible y una distribucin ms igualitaria de la riqueza.

    Sus enemigos son las guerras, las epidemias, la pobreza, la opresin y la ignorancia.

    Vivir ms aos y mejor no depende tanto de los genes como del desarrollo econmico,

    social y cultural (Riera, 2005).

    III. SISTEMAS DE REPRESENTACIN DE INTERESES

    De forma muy genrica en los medios de comunicacin, el funcionamiento de

    las democracias se hace bajo los presupuestos de un modelo liberal utpico de

    competencia perfecta y suma cuasi cero, en el que cada cual obtiene segn su posicin

    relativa (numrica). Sin embargo, en las democracias liberales avanzadas, el poder no

    est localizado en una nica dimensin que traslade esa correlacin de fuerzas a las

    polticas: lo est en un complejo (y entramado) sistema institucional en continuo e

    inestable equilibrio que se mantiene a travs de diferentes herramientas de socializacin

    poltica. Por lo tanto, algunas de las claves pueden estar en el sistema institucional y en

    las herramientas de socializacin poltica (Aguilar Sol, 1985:184), o lo que es lo

    mismo, a travs de qu instrumentos y mecanismos se relacionan poder y sociedad. Y

    entre estos, los grupos de inters/presin.

    Los grupos de inters/presin, tal y como los entendemos hoy, surgen con el

    liberalismo al admitir la posibilidad de influencia y presin sobre las estructuras de

    poder. El creciente intervencionismo del Estado en la sociedad permite y potencia el

    florecimiento de grupos presin al aumentar las ocasiones y los campos en que para

  • 20

    promocionar o defender intereses es necesario orientar la accin de los poderes pblicos

    (Ruiz de Aza, 1997).

    De forma general, la caracterstica definitoria de los grupos de inters es que

    articulan las reivindicaciones y las necesidades de la sociedad y las transmiten al

    proceso poltico. Son demandas pragmticas especficas que se transmiten a los

    partidos, que las integran en sus programas para que, posteriormente, los Parlamentos y

    burocracias las traduzcan en leyes y polticas para llevarlas a la prctica (del Campo,

    1995:202). Por su parte, los grupos de presin son otros de los actores polticos en las

    sociedades actuales (Ruiz de Aza, Vanaclocha, 2009:340). Su objetivo no es detentar

    el poder sino influir o presionar sobre quienes ostentan el poder poltico (La Palombara

    y Weiner). Otra diferencia importante es su solidaridad parcial por su defensa de

    intereses especficos (Duverger). En definitiva, una forma organizada para defender una

    serie de intereses ante los poderes pblicos y obtener decisiones conforme a estos

    intereses (Schwartzenberg)12

    .

    La distincin entre grupos de inters y grupos de presin estriba en si su accin

    se dirige de forma ms acentuada hacia los poderes pblicos, aunque sus acciones y

    reivindicaciones se dirigen a todos los actores que intervienen o puedan intervenir en un

    tema, al mismo tiempo que extenderlo a toda la sociedad. Todos los grupos son de

    inters y devienen o pueden devenir en de presin. Segn Pasquino13

    , un grupo de

    presin trata de influir, a travs del uso, o de la amenaza del uso, de sanciones en las

    decisiones del poder poltico, a fin de cambiar la distribucin actual de bienes, servicios,

    cargas y oportunidades, o bien para conservarla ante las amenazas de intervencin de

    otros grupos o del propio poder.

    Adems de esta funcin principal como elementos que presentan demandas

    sociales a los centros donde se toman decisiones (Almond y Powell), tambin se han

    sealado otras, como ser una de las instancias de socializacin poltica y canalizar,

    racionalizar y ordenar las reivindicaciones, al tiempo que favorecen el asentimiento-

    participacin de los interesados contribuyendo al consenso (Meynaud). Merton seala

    que los grupos de presin juegan un papel manifiesto de reivindicacin y otro latente de

    12

    Citados en Ruiz de Aza (1997). Partidos polticos, grupos de presin y comportamiento poltico. Pg.

    232. 13

    Citado en Ruiz de Azua, M.A., Vanaclocha, F. (2009). Los actores polticos y sociales. Pg. 341.

  • 21

    integracin (Ruiz de Aza, 1997:239). Es interesante aadir, como apunt Hirschmann

    (1990), que en los procesos de intermediacin colectiva, parte de los bienes que se

    ponen sobre la mesa de los intercambios son simblicos, como la asignacin de voz y

    el reconocimiento. Prez Daz (1987), incorpora estos elementos como psico-sociales

    para explicar el pacto social implcito que ha permitido llegar a acuerdos corporatistas

    en ausencia de control de las bases (citados en Rodrguez Ibez, 1990:242 y ss.), por lo

    que tambin el sistema de representacin opera como elemento de socializacin poltica.

    Por ltimo, Lijphart (1999), al contraponer los tipos de democracia Westminster

    (sistema mayoritario) y consociativa (democracia de consenso), atribuye a cada tipo un

    sistema de representacin de intereses: El sistema de grupos de inters propio de la

    democracia mayoritaria es un pluralismo competitivo y no coordinado de grupos

    independientes, en contraste con el sistema coordinado y orientado al compromiso del

    [nuevo] corporatismo que es tpico del modelo de consenso (Lijphart, 1999:171).

    Sin podernos olvidar la orientacin ideolgica de los gobiernos y las situaciones

    de coyuntura.

    1.- El pluralismo

    El pluralismo, es un sistema de representacin de intereses en el que las

    unidades constitutivas estn organizadas en un nmero no especificado de categoras

    mltiples, voluntarias, competitivas, no jerrquicamente ordenadas y autodeterminadas,

    que no estn especialmente autorizadas, reconocidas, subsidiadas, creadas o de algn

    modo controladas por el Estado en la seleccin de dirigentes o la articulacin de sus

    intereses, y que no ejercen un monopolio de la actividad representativa dentro de sus

    respectivas categoras (Schmitter, 1974:96).

    Se corresponde con el planteamiento general ya expuesto en el que los grupos de

    inters/presin transmiten las reivindicaciones de la sociedad a los partidos polticos

    para transformarlas en polticas.

  • 22

    De forma simplificada:

    Imagen 1.- Pluralismo. Diagrama de relaciones e influencias. Elaboracin propia.

    No podemos obviar que el sistema recibe otros flujos de influencia no recogidos,

    que los intereses compiten entre s, que el gobierno no es toda la cmara, por lo que

    el modelo no es ni tan ntido ni tan lineal.

    A favor de la eficacia del pluralismo, es posible identificar tres argumentos

    especficos: el pluralismo funciona sobre la base de un realismo equilibrado porque

    satisface intereses de acuerdo con un clculo bien establecido de [la] fuerza [de cada

    inters]; opera flexiblemente, en cualquier momento, en todas partes y sobre cualquier

    cuestin, y criba demandas dejando fuera aquellas que no son representadas (Pizzorno,

    1988:323).

    En su contra, la necesidad de contar con un importante respaldo numrico de

    seguidores, que es el indicador generalmente utilizado para medir la fuerza de las

    demandas, exige abarcar cada vez ms temas para incorporar nuevas bases que

    legitimen la posicin de los representantes. Esta situacin conduce a dos alternativas: la

    primera es representar todos los intereses y en todo tiempo y lugar (por la flexibilidad

    ya apuntada), lo que hara necesario disponer de un elevado nmero de representantes

    junto a un elevado nmero de recursos, dado el vasto aparato de mediacin que

    resultara indispensable; la segunda, y ms viable, consiste en llevar a cabo una

    seleccin de las demandas y foros donde presentarlas, al tiempo que designar un nmero

    limitado de representantes. Esta opcin, la que se impone necesariamente en los niveles

    altos de mediacin, resulta ineficiente para una parte de los miembros de base por ver

  • 23

    excluidas sus demandas, produciendo de forma simultnea unos representantes que

    acaban profesionalizndose, diferenciados y, en ltimo extremo, deslegitimados

    (Pizzorno, 1988:324 y ss.).

    An as, el principal argumento del pluralismo queda intacto: como el nmero

    no determinado de organizaciones, su voluntariedad y competencia entre ellas

    posibilitan que todos puedan hacer or su voz, todos tendrn que soportar las decisiones,

    no siendo necesario obtener un consenso sobre el contenido de la poltica resultante sino

    sobre el conjunto de procedimientos que permiten que se haga or la voz del pueblo

    soberano (Pizzorno, 1988:325).

    2.- El pacto neocorporatista: participacin a cambio de algo ms que cooperacin

    Tras la segunda Guerra Mundial el Estado adquiere, en las sociedades

    industriales avanzadas, la forma de Estado de bienestar, asumiendo un papel

    compensatorio de las disfunciones del sistema econmico capitalista y como

    amortiguador de las tensiones sociales. El Estado se convierte en garante y proveedor de

    servicios bsicos, produciendo bienes y servicios, trascendiendo de rbitro a actor al

    intervenir en cada vez ms mbitos (Pea, 2003). El Estado y sus Administraciones se

    convierten en el sujeto a quien dirigir las reivindicaciones. En los aos 70, en un

    contexto de crisis casi permanente, este Estado prestador de servicios se ha visto

    necesitado de un mayor control en las polticas de redistribucin. Esta necesidad de

    reajuste y control (los recortes) ha supuesto el despertar de conflictos de intereses entre

    grupos sociales, conflictos que son traspasados al Estado. La opcin escogida ante esta

    situacin en los Estados que se dotaron de un marco de concertacin, ante la necesidad

    de ampliar la base de legitimacin de sus polticas, es abrir el diseo institucional a

    nuevos actores, en un intento de gobernar de forma ms cooperativa, pero manteniendo

    su capacidad de impulsor, coordinador y regulador, neocorporativa, teorizada por

    inicialmente por Schmitter (1974).

    A mediados de los aos setenta en Europa aparece el modelo neocorporatista

    enfrentado al pluralista dominante en el mundo anglosajn (fundamentalmente en

    Estados Unidos). Surge en un contexto socio-histrico de cambio y crisis, en el que

  • 24

    comienza a hablarse de crisis de legitimidad del Estado y del capitalismo tardo, al

    mismo tiempo que de una sobrecarga por las tareas y demandas sobre el Estado y de la

    creciente dificultad en el gobierno de las naciones por el enfrentamiento con las partes

    sociales. El neocorporatismo no hace sino recoger toda una serie de tendencias que se

    estaban produciendo en diversos pases, bsicamente en las relaciones industriales, para

    producir un cuerpo terico de alcance ms amplio que d explicacin a la evolucin en

    curso de las sociedades occidentales (Aguilar Fernndez, 1989).

    El neocorporatismo, consiste en un sistema de representacin de los intereses

    cuyas unidades constitutivas estn organizadas en un nmero limitado de categoras

    nicas, obligatorias (de derecho o al menos de hecho), no en competencia entre s,

    ordenadas jerrquicamente y diferenciadas funcionalmente, reconocidas o autorizadas

    (si no creadas) por el Estado que deliberadamente les concede el monopolio de la

    representacin en el interior de las respectivas categoras a cambio de la observacin de

    ciertos controles sobre la seleccin de sus lderes y sobre la articulacin de las

    demandas y de los apoyos a dar (Schmitter, 1974:93).

    De forma simplificada:

    Imagen 2.- Neocorporatismo. Diagrama de relaciones e influencias. Elaboracin propia.

    Con las transformaciones del Estado liberal, y a pesar de su reconocimiento

    formal, los parlamentos han visto erosionada su posicin como foro principal de

    discusin, del que emanaban finalmente las decisiones (Valls, Bosch, 1997:25). Y

    como en el pluralismo, tampoco podemos olvidar las tensiones y debates dentro de los

  • 25

    partidos y los grupos parlamentarios, ni obviar otros flujos de influencia, la opinin

    publicada o la esfera internacional.

    Como podemos observar al comparar los dos esquemas bsicos, en el pluralismo

    son los grupos de inters/presin la variable independiente que, transmitiendo sus

    preferencias a los actores polticos, intentan modular las decisiones polticas, el

    resultado de las polticas; sin embargo, en el nuevo sistema corporatista esta funcin de

    los grupos de inters como variable independiente se difumina: si bien el objetivo de los

    grupos de inters sigue siendo trasladar sus preferencias para conseguir determinadas

    polticas, en este sistema de intermediacin los intereses afectados, al pasar a estar

    incorporados y de forma organizada dentro del proceso de formacin de las polticas

    como negociadores reconocidos e indispensables, se convierten en corresponsables de la

    aplicacin de las decisiones polticas, adquiriendo una cualidad semi-pblica o

    paraestatal (Schmitter, 1985a). Si aadimos que la accin de los Estados (gobiernos) es

    decisiva en el funcionamiento del modelo por su capacidad de influir en los grupos de

    inters al autorizarlos o reconocerlos (si no crearlos), tal y como se recoge en la

    definicin, esta posicin de independencia queda matizada hasta el punto de situar los

    intereses a representar como variable dependiente, como veremos para los intereses de

    las personas mayores.

    El modelo neocorporatista ha sido ampliamente debatido. Rodrguez Ibez lo

    califica y resume de la siguiente forma:

    El corporatismo abarca tantas facetas, est tan falto de concrecin e, incluso, posee tanta proclividad ideolgica, que admite lecturas y posturas muy

    dispares: rechazo desde posiciones marxistas (Jessop, 1979); asimilacin al

    marxismo (Panitch, 1979, 1981); denuncia de su irrelevancia como fenmeno no

    provisto de perdurabilidad histrica (Tomlinson, 1985; Goldthorpe, 1985);

    estrategia de subsistencia del capitalismo avanzado (Offe, 1981); fuente de

    radicalizacin sindical (Fulcher, 1987) versus fuente de institucionalizacin del

    movimiento obrero (Esping- Andersen y Korpi, 1985); versin moderna de la

    sociedad pluralista y liberal (Lehmbruch, 1979, 1985); superacin del contenido

    meramente salarial de los pactos sociales (Lange, 1985; Prez Daz, 1987);

    actualizacin de la teora de los cuerpos intermedios (Cawson, 1985); nuevo

    paradigma de la sociologa poltica (Pardo, 1987); nuevo orden social (Streeck y

    Schmitter, 1985) (Rodrguez Ibez, 1990:239).

    Para este trabajo, en el que el neocorporatismo es un sistema de intermediacin

    de intereses con caractersticas propias, y tambin una herramienta a disposicin de los

    gobiernos, de forma breve se esbozan el enfoque liberal y el marxista, dos enfoques

  • 26

    alternativos que han explicado el papel del neocorporatismo en las sociedades

    industriales avanzadas.

    Desde la visin liberal (Schmitter y Lehmbruch) se destaca del neocorporatismo

    su papel como sistema de representacin e intermediacin de intereses, al mismo tiempo

    que de elaboracin de polticas y ayuda en la implantacin de las mismas. La base del

    sistema es el intercambio entre reivindicaciones y participacin institucional, al tiempo

    que responsabilidad poltica de las organizaciones, lo que se traducira en efectos

    beneficiosos, tanto para la gobernabilidad como para el reconocimiento de las

    organizaciones (Aguilar Fernndez, 1989:58). En esa negociacin poltica, se procura la

    concertacin social y el acuerdo con el objetivo de la mayor gobernabilidad poltica

    intercambiando fuerza reivindicativa, que ceden las organizaciones, por influencia

    poltica general, que ceden los gobiernos, introduciendo a la sociedad [de forma

    organizada] en las esferas de poder (Gorosquieta, 1988). O, siguiendo el nfasis en su

    adecuacin para el funcionamiento del sistema poltico dentro de la teora de los grupos,

    en una versin modificada del pluralismo, ahora organizado, segn Maraffi (Aguilar

    Fernndez, 1989:59).

    Pero para los tericos marxistas, el neocorporatismo es una estructura poltica

    que integra a los grupos socioeconmicos organizados a travs de un sistema de

    representacin e interaccin cooperativa, a nivel de liderazgo, y de control de

    movilizacin social, a nivel de sus bases (Panitch, 1980). Para Jessop, el

    neocorporatismo se convierte en un sistema poltico global para asegurar los intereses

    del capitalismo (Aguilar Fernndez, 1989:59). En resumen, la teora marxista incide en

    el carcter funcional del Estado al servicio de las necesidades de reproduccin del

    capital y la desigual relacin (asimetra) entre capital y trabajo, colocando al sistema

    neocorporativo como elemento de diseo del sistema poltico.

    Como se puede deducir, el modelo depende de la voluntad del Estado, de su

    impulso y participacin activa, pero puede no ser suficiente: ha de contar con las

    asociaciones que representan los intereses. A su vez, stas no conseguiran el

    monopolio representativo ni la capacidad para coordinar jerrquicamente los intereses

    sectoriales o de clase, sin algn grado de reconocimiento e incluso de estmulo oficial.

    Ni se integraran con regularidad como participantes en el proceso de decisin de las

  • 27

    polticas, ni adquirirn responsabilidades directas en la aplicacin de las mismas sin el

    acuerdo tcito y la promocin activa de los representantes pblicos. La accin del

    Estado es, pues, causa necesaria, pero no suficiente de las prcticas corporativas

    (Schmitter, 1985b:50). An as, puede que estas organizaciones perciban que la relacin

    de intercambio no les es ventajosa y rechacen participar. Pero una vez que el proceso de

    institucionalizacin se produce, el efecto para las asociaciones/organizaciones es de

    cada vez ms independencia de sus bases.

    Una vez descritos los sistemas de representacin junto al debate que han

    promovido, se expondrn los casos seleccionados. Como punto de partida y

    contrapunto, se describir el estadounidense como ejemplo del pluralismo, dando paso

    al francs y britnico bajo la influencia del neocorporatismo.

    3.- Los distintos sistemas de representacin.

    3.1.-El pluralismo competitivo: la American Association of Retired Persons

    (AARP).

    La American Association of Retired Persons (AARP), fundada en 195814,

    AARP es una organizacin sin fines de lucro, no partidaria, compuesta por socios, que

    ayuda a las personas mayores de 50 aos o ms a mejorar su calidad de vida.

    AARP ha crecido de tal modo que ya cuenta con 40 millones de socios y tiene oficinas

    en los 50 estados del pas, en el Distrito de Columbia, en Puerto Rico y en las Islas

    Vrgenes de Estados Unidos. Siendo la organizacin compuesta por socios mayores de

    14

    En realidad, la AARP fue fundada por la Dra. Ethel Percy Andrus en 1958 como Association of

    American Retired Persons (Asociacin de Jubilados de los Estados Unidos) para desarrollar la National

    Retired Teachers Association (Asociacin Nacional de Profesores Jubilados) que la misma doctora haba

    fundado en 1947 y que, en la actualidad, es una divisin dentro la AARP. En 1999, y dado que la

    afiliacin estaba abierta a cualquier persona mayor de 50 aos, con independencia de que estuviera o no

    jubilada y de que fuera o no ciudadana de los Estados Unidos, la Asociacin redujo su nombre a las

    cuatro siglas y pas a denominarse nicamente AARP. Nota aclaratoria al pie en la entrevista de Juan-

    Philippe Viriot Durandal a John Rother, Responsable del Departamento de Actividades de Presin de la

    AARP. Viriot Durandal (2002). Entrevista con John Rother.

  • 28

    50 aos ms grande del pas, AARP lidera una revolucin en el modo en que la gente ve

    y vive la vida despus de los 5015.

    Esta asociacin (sin olvidar a la National Council of Senior Citizens, Save Our

    Security y Families USA, o a docenas de otros grupos ms especializados, como la

    National Retired Teachers Association o la National Association of Federal

    Employees)16

    representa el paradigma de los grupos de presin/inters en Estados

    Unidos donde formalmente funciona el modelo pluralista de representacin de intereses.

    Fue nombrada por la revista Fortune en 1997 como la asociacin ms influyente de

    Estados Unidos de Amrica y contina mantenindose en los puestos ms altos de la

    clasificacin durante todos estos aos17

    . La importancia de los grupos de inters

    (pressure groups) est reconocida y regulada en la ley de reorganizacin legislativa de

    1946, cuyo ttulo tercero (Federal Regulation of Lobbying) contiene su disciplina

    concreta. El trmino de lobbying (de lobby, pasillo) puede traducirse por el de cabildeo,

    tcnica que utilizan los representantes de los grupos de presin (lobbysts) al abordar a

    los congresistas en los pasillos del Capitolio para transmitirles sus intereses y recabar su

    apoyo. La referida ley de 1946 les obliga a inscribirse en un registro especial y a hacer

    pblicas sus aportaciones econmicas. Son muy numerosos y su mbito de actuacin no

    se limita al Congreso (Alfredo Sauvy, 1956:3 y ss.)18

    . Como indicador y para hacerse

    una idea de su magnitud e importancia, el nmero de los inscritos que funcionan ante

    las Cmaras oscila entre 1600 y 2500 (Murillo, 1989:65).

    La AARP dirige sus acciones tanto hacia los poderes pblicos como hacia las

    empresas del sector privado (comerciantes, sociedades industriales y comerciales) que

    tienen alguna relacin con el envejecimiento. En 2002, contaba con alrededor de 1700

    15

    Conozca a AARP: http://www.aarp.org/espanol/conozca_aarp/ consultado el 10/02/2013. 16

    Para un estudio ms completo y detallado sobre los grupos de presin de personas mayores en los

    Estados Unidos vase: Day, C (2002). Organizaciones y grupos de presin de jubilados. Cmo se

    organizan los jubilados estadounidenses: gran angular sobre los grupos de presin de jubilados en los

    Estados Unidos. 17

    Repiti en 1998 (http://www.prnewswire.com/news-releases/aarp-tops-fortunes-list-of-most-powerful-

    lobbying-groups-for-the-second-consecutive-year-77412747.html ), en 1999

    (http://www.timewarner.com/newsroom/press-

    releases/1999/11/FORTUNE_Releases_Annual_Survey_Most_Powerful_Lobbying_11-15-1999.php ), n

    2 en 2001en el Power 25 survey, igual posicin en 2005, slo superada por la National Rifle Association

    (Asociacin Nacional del Rifle).

    http://www.congresslink.org/print_lp_specialinterestgroups_fortune.htm, 18

    citado en Murillo, P.L. (1989:65).

  • 29

    empleados, se calcula que un nmero de voluntarios diez veces mayor y dieciocho

    miembros inscritos en el Congreso, y con un presupuesto de 5.500 millones de dlares.

    Su presupuesto slo es superado en Espaa por 6 de las 17 Comunidades Autnomas en

    ese mismo ao (Bassols, 2002), lo que nos puede indicar el tamao y organizacin de

    esta asociacin.

    A escala nacional, esta asociacin es consultada en todo lo relativo a las

    prestaciones destinadas a las personas mayores. Su reaccin ante el descontento de las

    polticas hacia este colectivo les ha hecho acreedores de un grado de influencia capaz de

    causar fracasos electorales a sus adversarios. A escala local, las presiones han

    conseguido obtener ventajas fiscales u otros servicios financiados por el resto de la

    comunidad. En algunos sectores han combatido con energa y han hecho fracasar

    proyectos e inversiones a favor de las escuelas y de la juventud (Peterson, 2002:32).

    Sin embargo Paul Hewitt19

    no cree que la AARP que sea el grupo de presin

    ms influyente en Estados Unidos:

    En la actualidad, la AARP dispone de menos tropas ciegamente fieles. Todava es poderosa gracias a su imperio meditico, pero ya no influye tanto en

    la medida en que la mayora de las polticas ahora ya no tienen miedo de abrir el

    debate de las jubilaciones () las organizaciones que van dirigidas directamente a los ciudadanos de edad avanzada no son ya tan poderosas. La AARP es una

    empresa. No es ms democrtica que la ITT o la Societ Gnrale () es una empresa con un Consejo de Administracin, pero no tiene accionistas a quienes

    rendir cuentas () se administra en verdad como una empresa privada. Hay facciones; () el miembro de base slo tiene la posibilidad de votar con los pies () puede, o bien comprar los productos de la AARP, o bien renunciar a su afiliacin (...) no hay en absoluto medios de organizarse en la asociacin, ni

    existe, en efecto, libertad de palabra o cualquier otro medio de consulta () se expulsa a gente de la organizacin, o del consejo de administracin, por haber

    expresado puntos de vista considerados por la direccin como discutibles. Sin

    embargo, hay apariencia de representatividad. En efecto, para guardar las

    apariencias existen algunas plataformas de discusin () incluso se seleccion a los administradores como resultado de un complicado engranaje () a pesar de estas prcticas, aparentemente democrticas, () no es responsable ante sus afiliados20.

    19

    Director del Programa Iniciativa Global sobre el Envejecimiento. Centro de Estudios Estratgicos e

    Internacionales (Center for Strategic & International Studies. http://csis.org/ ) en 2002. 20

    Paul Hewitt en respuesta a las preguntas: tiene algo que decir sobre la clasificacin de la revista

    Fortune, que designaba a la AARP como el primer grupo de presin estadounidense? Se trata todava del

    grupo de presin ms importante de los Estados Unidos? La considera usted legtima? Y piensa que se

    gestiona democrticamente? Viriot Durandal, (2002). Entrevista a Paul Hewitt.

  • 30

    En resumen, esta organizacin ha trascendido de grupo de inters y presin a

    una suerte de empresa de intermediacin de servicios dirigidos al colectivo snior (la

    edad de afiliacin comienza a los 50 aos), con una fuerte profesionalizacin y

    burocratizacin. En un sistema plural y competitivo, los dbilmente organizados quedan

    excluidos.

    3.2.- El neocorporatismo y la necesidad de concertacin en el Estado Social.

    Como ya se anticip, es en estas fechas cuando, con una recesin casi

    permanente, el Estado prestador de servicios se ha visto necesitado de un mayor control

    en las polticas de redistribucin. Esta necesidad de reajuste y control ha supuesto el

    despertar de conflictos de intereses entre grupos sociales, conflictos que son de nuevo

    traspasados al Estado. La opcin escogida ante esta situacin en los Estados que se

    dotaron de un marco de concertacin, ante la necesidad de ampliar la base de

    legitimacin de sus polticas, es abrir el diseo institucional a nuevos actores

    manteniendo el mismo marco: el monopolio de la representacin en el interior de las

    respectivas categoras a cambio de la observacin de ciertos controles sobre la seleccin

    de sus lderes y sobre la articulacin de las demandas y de los apoyos a dar, en un

    intento de gobernar de forma ms cooperativa, pero manteniendo su capacidad de

    impulsor, coordinador y regulador.

    3.2.1.- Francia

    El punto de partida de los grupos de presin de mayores se inicia a finales de la

    dcada de 1970 con la aparicin en escena de asociaciones de defensa de los intereses

    de los prejubilados y se desarrollan a consecuencia del Decreto Brgovoy21

    de 24 de

    noviembre de 1982, que reconsideraba una parte de ventajas adquiridas por los

    prejubilados. Estas organizaciones introducen un inters especfico poniendo en

    cuestin el sistema de representacin operado hasta el momento (dilogo social a tres

    21

    Entre estas reducciones se incluye un recorte en las indemnizaciones que se abonan a los trabajadores

    que se jubilan anticipadamente, o que slo han trabajado en jornada a tiempo parcial. Segn

    manifestaciones del ministro de Asuntos Sociales, Pierre Brgovoy, las reducciones ahora aplicadas

    ahorrarn al fondo (denominado UNEDIC) no menos de 12.000 millones de francos. En El Gobierno

    francs aplica los recortes anunciados al subsidio de paro. ABC (Madrid), 27-11-1982, pg. (53)65.

  • 31

    bandas: gobierno, patronal y sindicatos) por sus resultados. Es una respuesta reactiva al

    margen del sistema de representacin, lo que introdujo buena dosis de conflictividad

    que acab derivando en el esquema de actuacin de buena parte de

    organizaciones/asociaciones (Argoud, 2002:147-148).

    Las reformas formuladas por el gobierno pusieron en entredicho los avances en

    materia social alcanzados hasta el momento, extendindose no slo a la cuestin de los

    prejubilados, sino a otras categoras ms amplias (desajuste de las jubilaciones con

    relacin a los salarios, acuerdos de supresin de las bonificaciones para los jubilados

    que tienen al menos tres hijos, sometimiento a la contribucin social generalizada y al

    reembolso de la deuda social,...), lo que supuso un nuevo consenso desde distintos

    puntos ideolgicos en una reclamacin central: el mantenimiento del poder adquisitivo

    y la reivindicacin de una prestacin de dependencia. Y todo ello a pesar de la creacin

    del Comit Nacional de Jubilados y Personas Mayores. Este Comit fue instituido

    mediante Decreto de 4 de agosto de 1982 con el objetivo de garantizar la participacin

    de los jubilados y de las personas mayores en la elaboracin y la puesta en prctica de la

    poltica de solidaridad nacional que les concierne (Argoud, 2002:147).

    Pareca que las decisiones polticas hubieran hecho cristalizar los descontentos

    favoreciendo la homogeneidad de los grupos de inters al adoptar un discurso comn

    que contribua a la definicin de un inters dotado de un capital simblico capaz de

    reunir de forma amplia a todas las personas mayores (Argoud, 2002:148).

    El punto culminante de este movimiento lo constituy la manifestacin del 22 de

    octubre de 1996, que reuna por primera vez a todas las organizaciones de jubilados

    (excepto el Sindicato Fuerza Obrera y la Asociacin de Personas Mayores Rurales) en

    torno a los temas de la defensa del poder adquisitivo y la reivindicacin de una

    prestacin de dependencia. Esta ltima tambin es considerada por las organizaciones

    sindicales rompiendo as su posicin, tradicional, por la que se oponan a la

    constitucin de una representacin especfica de los intereses de los jubilados

    (precisamente en nombre de la solidaridad intergeneracional), junto al hecho de que con

    regularidad se elevan voces para reivindicar que los jubilados deben ser representados

    como tales en diferentes organismos en los que se toman decisiones. Entre tanto, lo que

    estuvo en juego era, ni ms ni menos, una reconfiguracin de la representacin

    institucional que perjudicaba a quienes ya la ostentaban (Argoud, 2002:148 y ss.).

  • 32

    La accin del Estado22

    comienza con la creacin de la Secretara de Estado para

    las Personas Mayores en mayo de 1981. Antes de ese momento no exista la visin de

    un interlocutor oficial, una organizacin/es suficientemente importantes y

    representativas. Las organizaciones ms activas eran las asociaciones de funcionarios

    civiles y militares, junto a algunas asociaciones sindicales, pero de representatividad y

    significacin dudosas. Cuando el gobierno emprende la creacin de una estructura

    coherente de planificacin y programacin de las acciones pblicas para las acciones

    sociales, mdico-sociales y sanitarias para los jubilados se cree necesaria la

    interlocucin con representantes suficientemente importantes y representativos por parte

    de los usuarios. Por esta razn, en aquella poca me pareci la mejor solucin

    constituir, con la iniciativa de las autoridades pblicas (y, por lo tanto, de manera oficial

    y satisfactoria para los miembros), un organismo que pudiera acoger a los principales

    representantes de las organizaciones ms relevantes o que, gracias a la visibilidad de

    este nuevo organismo, pudieran llegar a serlo23.

    Como primer paso, se elabor un mapa sindical y de asociaciones de mayores en

    funcin de su nmero de afiliados declarado. La seleccin de los miembros de las

    asociaciones no sindicales se realiz de forma pragmtica debido a la debilidad de los

    medios gerontolgicos y su falta de liderazgo. Los primeros rechazos a la apertura los

    manifestaron las organizaciones que tradicionalmente ejercan un oligopolio en la

    representacin. Han pasado veinte aos. La Secretara de Estado responsable de las

    personas mayores sigue existiendo. No ha habido nuevos encuentros y es algo

    lamentable24.

    Volviendo a Argoud, el resultado es una mayor visibilidad a los problemas de la

    vejez. Como contrapartida hay que convertirse en un grupo de consenso en vez de

    oposicin (que debe reconciliar a los irreconciliables), a la vez que estrechar la agenda,

    lo que supone acomodarla realmente a la agenda pblica, que a su vez hace que se

    22

    Para ampliar cmo fue el proceso de institucionalizacin de la representacin en Francia es ilustrativa

    la entrevista a Alain Gillette (ex director del gabinete del Secretario de Estado responsable de las

    Personas Mayores, 1981-1983) realizada por Juan-Philippe Viriot Durandal, a quien se sigue. Viriot

    Durandal (2002). Entrevista con Alain Gillette en VV.AA. El poder gris? Vol. I: Poder e influencia

    poltica. Los cuadernos de la FIAPA. IMSERSO 2006. 23

    Alain Gillette, ver nota al pie 22. 24

    Alain Gillette, ver nota al pie 22.

  • 33

    confundan la palabra de los portavoces de los mayores con la de los profesionales y

    expertos en materia de envejecimiento y los poderes pblicos. Ciertamente se observa

    una planificacin y gestin basada en la edad, en la que sta (la edad) acaba ejerciendo

    de barrera por todas partes. Este hecho aleja a las bases de las asociaciones de su

    cumbre, mxime si tenemos en cuenta la cada vez mayor heterogeneidad de las

    personas mayores, que pueden ser definidas ms por otras variables como, por ejemplo,

    su situacin socioeconmica que por el simple vnculo de la edad, variable de la que

    rehyen las nuevas generaciones de jubilados. Y la consecuencia final es una

    deslegitimacin de la representatividad de una lite por su sintona con la agenda

    pblica, establecida fundamentalmente por grupos de expertos, haciendo invisible otras

    iniciativas de representacin. Segn el sondeo de Notre Temps (1992), slo el 22% de

    los jubilados consideraban que las asociaciones nacionales de jubilados defendan

    realmente sus intereses (Argoud, 2002:146). Esta construccin de una identidad por

    criterios de edad, operada desde los poderes pblicos y recogidas por los profesionales

    (expertos), hace que los destinatarios de esas polticas no se reconozcan, ms bien se

    sientan interpelados como destinatarios, pero no como protagonistas (Argoud, 202:154).

    La conclusin es que la representacin institucional lleg a su lmite y

    parcialmente apacigu las reivindicaciones de las personas mayores basadas en un

    modelo de derechos y prestaciones medico-sociales. La construccin desde arriba del

    grupo de inters de los jubilados ha resultado insuficiente provocando que la actividad

    de stos se redirija al nivel local y establezca relaciones con todo tipo de asociaciones

    que no dirigen sus actividades de forma especfica a este grupo. Es el trnsito del

    esquema de portador de derechos a la reclamacin simplemente de ciudadano25

    .

    3.2.2.- El ejemplo britnico

    En Gran Bretaa, las personas mayores han sido objeto de una poltica de

    integracin en los sistemas de decisiones pblicas. Pero, al mismo tiempo, se han

    organizado para hacer or su voz (Barnes, 2002:228).

    25

    De forma ms amplia y ordenada, vase Argoud, D. (2002). El inters de los jubilados: de la defensa

    de los derechos a la bsqueda de la ciudadana. En VV.AA. El poder gris? Vol. I: Poder e influencia

    poltica. Los cuadernos de la FIAPA. IMSERSO. 2006.

  • 34

    Institucionalmente, se identificaron una serie de temas y problemas que

    necesitaban una apertura a los usuarios y consumidores para dirigir la accin pblica

    (Barnes, 2002:227 y ss.):

    Una preocupacin relativa a la naturaleza de los servicios pblicos y a su

    capacidad para satisfacer las necesidades y aspiraciones de una poblacin de

    consumidores cada vez ms sofisticada, bien informada y diversificada.

    Un cuestionamiento de la autoridad con que se inviste tradicionalmente a los

    profesionales y a los expertos. Esto remite a una concienciacin de la

    importancia del saber prctico y de la experiencia que los viajes tienen de los

    servicios en la elaboracin de estos mismos servicios y de la construccin de

    la poltica pblica.

    La interconexin de los problemas de las polticas pblicas (los wicked

    issues26) y la necesidad de comprender cmo influyen en la vida de las

    personas.

    La impresin de que los modelos tradicionales de democracia representativa

    pierden su legitimidad y no consiguen implicar a un nmero suficiente de

    ciudadanos.

    Un momento importante fue la poltica destinada a estimular la participacin de

    las personas mayores en el desarrollo de servicios fue la National Health Service and

    Community Care Act (Ley nacional de la seguridad social y la asistencia

    extrahospitalaria) de 1990. Al mismo tiempo que creaba un mercado interno para la

    prestacin de servicios sociales y sanitarios, esta ley tambin convirti en consumidores

    a los mayores y a los dems usuarios de servicios (Barnes, 2002:228). Supone un

    cambio de modelo en la asistencia social, pasando el Estado de proveedor a facilitador

    de servicios y desplazando la responsabilidad hacia los gobiernos locales, que deben

    evaluar la necesidad y grado de atencin que requieren los ciudadanos, al mismo tiempo

    que se les facilita el recurso mediante su adquisicin en un mercado de proveedores.

    26

    Literalmente, temas perversos. Son cuestiones o problemas que cruzan transversalmente las fronteras

    departamentales y organizativas y se resisten a ser resueltos mediante soluciones disponibles en el

    repertorio de actuacin de una nica organizacin.

  • 35

    El desplazamiento de la responsabilidad de la valoracin de las necesidades de

    las personas mayores a las administraciones locales redirigen el foco de presin hacia

    stas. La idea del trnsito de beneficiario a consumidor tuvo poco efecto entre las

    personas de ms edad dependientes, quizs por la percepcin de agradecimiento hacia

    los servicios por la tradicional asuncin de subsidiariedad de las prestaciones. Frente a

    esta realidad, los jubilados activos, que en principio son menos usuarios de estos

    servicios, son los que llevan el peso de las reclamaciones ante las empresas, a travs de

    comits de accin y foros para mayores, es decir, al margen del sistema de control

    establecido para estos servicios27

    . La excepcin se observ con el proyecto de Age

    Concern Scotland 28

    en el condado de Fife, donde los jubilados se renen para compartir

    sus experiencias respecto a los servicios sociales, identificar los problemas que

    consideran importantes para despus exponerlas ante las empresas que prestan los

    servicios. Este ejemplo supone que el rendimiento del sistema de control de las

    prestaciones configurado como un dilogo entre prestadores y usuario/individuo no es el

    esperado, posiblemente por la asimetra en la relacin empresas/usuarios. Sin embargo,

    cuando el mbito en el que se produce la relacin se acerca, se establece en el mbito

    cotidiano de convivencia, la categora de usuario/consumidor cambia a la de ciudadano

    (Barnes, 2002:228-229).

    Como en el caso francs, la mayora de las acciones protagonizadas por los

    mayores para influir en las polticas pblicas no parten de su identidad como personas

    de edad, sino como ciudadanos que, en este caso, vieron la creacin y desarrollo de las

    polticas sociales dentro del Estado de Bienestar y se oponen a su retroceso. As se

    focalizan los esfuerzos, junto a otras organizaciones como los sindicatos, en el importe

    de las jubilaciones. Esta estrecha relacin inicial entre asociaciones de mayores y

    sindicatos para este tipo de accin se demuestra por el hecho de que los dos primeros

    presidentes de la Convencin Nacional de Jubilados (NPC) han sido ambos secretarios

    generales de sindicatos: Jack Jones y Rodney Bickerstaffe (Barnes, 2002:230).

    27

    Un ejemplo de esta situacin de desvalimiento o desproteccin se recoge en el informe realizado por

    Nigel King, Jenny Pannell e Ian Copeman (2009), titulado Nadie les escucha, el impacto de los servicios

    de cuidados eventuales en las personas mayores residentes en viviendas tuteladas. (El resaltado es mo). 28

    Age Concern es una de las grandes organizaciones no gubernamentales que trabajan por los intereses de

    las personas mayores. Se realiza un esbozo ms adelante.

  • 36

    Entre las asociaciones, destaca la National Pensioners Convention (NPC),

    organizacin que representa a ms de 1000 grupos de pensionistas locales, regionales y

    nacionales con un total de 1,5 millones de miembros. El principal objetivo del NPC es

    promover el bienestar y los intereses de los pensionistas, como una forma de garantizar

    la dignidad, el respeto y la seguridad financiera durante la jubilacin. La NPC organiza

    reuniones y grupos de presin de los parlamentarios, encabeza las delegaciones ante el

    Parlamento y hace propuestas al gobierno sobre las polticas que afectan a las personas

    mayores. La Convencin tambin pone en escena anualmente el Parlamento de

    Pensionistas en Blackpool, donde ms de 2000 representantes pueden discutir sobre

    temas que preocupan a los mayores. La NPC tambin est presente con regularidad

    tanto en los medios locales como nacionales, y aprovecha cualquier oportunidad para

    crear conciencia e influir en la opinin pblica y promover cambios apropiados en la

    poltica gubernamental sobre los problemas que afectan a las personas mayores.

    Adems de esta estructura prevista para influir en las polticas a nivel nacional,

    se han constituido foros de personas mayores a escala local para tener ms influencia en

    este mbito. Por ejemplo, el Foro de Personas Mayores de Birmingham, constituido en

    1998, tras un proceso de relaciones con sindicatos a nivel local y otras asociaciones, ha

    conseguido establecer vnculos formales con el Consejo municipal, recibiendo soporte

    administrativo y material (reuniones en locales del Consejo municipal), manteniendo

    reuniones con funcionarios y cargos electos. El acceso al rgano consultivo se establece

    por representatividad (Barnes, 2002:231). En la actualidad funcionan en esta localidad

    consejos consultivos a nivel de barrio con presencia de representantes polticos electos y

    otras asociaciones de vecinos, entre las que estn las de mayores.

    Junto a sta, AgeUK, nombre actual de la asociacin resultado de la fusin de

    Age Concern y Help the Aged, remonta su historia a los primeros aos 40 del siglo XX,

    obteniendo reconocimiento nacional en 1944 como National Olds Peoples Welfare

    Committee (NOPWC). En 1971 la NOPWC se independiz totalmente del gobierno y

    comenz su andadura como asociacin prestadora y facilitadora de servicios y grupo de

    presin. Su base organizativa da cabida a multitud de asociaciones de mbito local.

    Un mundo en el que las personas mayores prosperan es un mundo en el que las personas mayores sern: ciudadanos iguales con igualdad de derechos, que

    tienen suficiente dinero para una vida segura y decente y tienen acceso como

    consumidores a los pr