la querella de las mujeres y el discurso de marcela en don quijote

15
http://maytediez.blogia.com/2006/072401-la-querella- de-las-mujeres-y-el-discurso-de-marcela-en-don- quijote.php LA QUERELLA DE LAS MUJERES Y EL DISCURSO DE MARCELA EN DON QUIJOTE Sara Beatriz Guardia CEMHAL/ Universidad San Martín de Porres/ Perú En el capítulo XI, don Quijote y Sancho llegan maltrechos a la puerta de las chozas de unos cabreros, quienes los acogen y comparten con ellos la cena. No existe aventura alguna, y el dinamismo discursivo de don Quijote centrado en el elogio a la Edad de Oro, está en función de los sucesos que se desarrollarán en los tres siguientes capítulos. La Edad de Oro se presenta como una época mítica, idealizada, y vinculada a la literatura pastoril[1], donde las “doncellas y la honestidad andaban, como tengo dicho, por dondequiera, sola y señera, sin temor que la ajena desenvoltura y lascivo intento le menoscabasen, y su perdición nacía de su gusto y propia voluntad” (Cervantes 1999:170-171).

Upload: maicol-terra

Post on 14-Nov-2015

215 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Texto teórico sobre el papel de la mujer en el obra magna de Cervantes, el ingenioso hidalgo Don Quijote de la mancha"

TRANSCRIPT

  • http://maytediez.blogia.com/2006/072401-la-querella-de-las-mujeres-y-el-discurso-de-marcela-en-don-quijote.phpLA QUERELLA DE LAS MUJERES Y ELDISCURSO DE MARCELA EN DON QUIJOTE

    Sara Beatriz Guardia

    CEMHAL/ Universidad San Martn de Porres/ Per

    En el captulo XI, don Quijote y Sancho llegan maltrechos a la puertade las chozas de unos cabreros, quienes los acogen y comparten con ellos lacena. No existe aventura alguna, y el dinamismo discursivo de don Quijotecentrado en el elogio a la Edad de Oro, est en funcin de los sucesos que sedesarrollarn en los tres siguientes captulos. La Edad de Oro se presentacomo una poca mtica, idealizada, y vinculada a la literatura pastoril[1],donde las doncellas y la honestidad andaban, como tengo dicho, por

    dondequiera, sola y seera, sin temor que la ajena desenvoltura y lascivointento le menoscabasen, y su perdicin naca de su gusto y propia voluntad(Cervantes 1999:170-171).

  • Pero en estos detestables siglos se lamenta don Quijote no estsegura ninguna mujer, aunque se oculte y cierre otro nuevo laberinto como elde Creta; Porque all, por los resquicios o por el aire, con el celo de lamaldita solicitud, se les entra la amorosa pestilencia y les hace dar con todosu recogimiento al traste. Para cuya seguridad, andando ms los tiempos ycreciendo ms la malicia, se instituy la orden de los caballeros andantes,para defender las doncellas, amparar las viudas y socorrer a los hurfanos y alos menesterosos (Cervantes: 170-171).

    En este prrafo, don Quijote ratifica su voluntad de defender a lasdoncellas desprotegidas ante el acecho de la maldad de los hombres,afirmacin que pronto se ve confrontada cuando en el siguiente captulo seentera de la muerte de un pastor estudiante de astrologa llamado Crisstomo,y que la causante es una endiablada moza llamada Marcela. Aunque

    enfermar y morir de amor era un tema recurrente en la literatura de la pocay, quiz por ello, Cervantes no especifica la causa real de esta muerte, locierto es que las cualidades de Crisstomo, joven, bello y bondadoso,convierten su muerte en un hecho profundamente conmovedor.

    Marcela, la hermossima joven hurfana que ha crecido al cuidado deun to sacerdote, prefiere la soledad del campo a las riquezas, y vivir comopastora en libertad antes de sujetarse al matrimonio pese a los muchospretendientes que el to le presenta, aduciendo que por ser tan muchacha, nose senta hbil para poder llevar la carga del matrimonio (Cervantes: 178).

    Enemiga mortal del linaje humano, la llama en su dolor Ambrosio, el

    amigo cercano de Crisstomo que asiste al entierro para hacer cumplir los

  • deseos del infortunado[2]: ser enterrado en el lugar que vio por primera vez aMarcela, y le declar su pensamiento, tan honesto como enamorado, y allfue la ltima vez donde Marcela le acab de desengaar y desdear, de suerteque puso fin a la tragedia de su miserable vida (Cervantes: 188).

    Entre los papeles esparcidos alrededor del cuerpo de Crisstomo, ydestinados al fuego, Ambrosio lee los ltimos versos desesperados, y cuandotermina, para asombro de todos, Marcela aparece en la cima de una pea, tanhermosa que los que hasta entonces no la conocan se quedan mirndola ensilencio. Indignado, Ambrosio le increpa su presencia. O vienes a ufanarteen las crueles hazaas de tu condicin?, pregunta furioso. Inmutable, Marcelainicia un discurso en su defensa cuyo ncleo central lo constituye el amor a lalibertad, en oposicin a la tirana del amor.

    Resulta sorprendente que una mujer a comienzos del siglo XVIIpronuncie un discurso con voz propia, y hasta diramos feminista en defensade su libertad. Sin embargo, existen antecedentes que permiten unacomprensin ms amplia de la postura de Marcela, y que no han merecidomucha atencin, entre otras razones porque la historia hasta las ltimasdcadas, ha reflejado la visin, pensamientos y manifestaciones de quienes lahan escrito. Todos hombres que se erigieron segn el modelo androcntrico,en el centro arquetpico del poder ejercido en el espacio pblico y en untiempo cronolgico (Moreno Sard, 1986). Mientras las mujeres ocupaban unlugar secundario, en el espacio privado alejadas de los grandesacontecimientos de la historia (Hobsbawm, 1987:17).

  • Pero en la perspectiva de una nueva valoracin de las experienciasfemeninas y de una nueva forma de abordar la historia, el tema de la libertaden labios de una mujer forma parte de un amplio proceso social, cultural,econmico, y demuestra que Cervantes recogi en estos captulos lo esencialdel debate de las mujeres iniciado muchos aos antes.

    La Querella de las mujeres

    Se podra situar a comienzos del siglo XII cuando los hombresempezaron a ver y tratar a las mujeres como personas (Duby, 1998:194).Hasta entonces haba prevalecido la imagen tradicional y conservadora de lamujer como portadora del mal y causante del pecado original[3]. Pensamientoque figura en los cdigos medievales del derecho cannico, y que produjoque a finales de la Edad Media existiera en el imaginario popular la creenciade brujas que celebraban pactos con el demonio en aquelarres y misas negras,adems de salir volando en las noches montadas en el lomo de animales.

    Esta es la visin que presenta el libro del obispo alemn, Burchard deWorms, Decretum, escrito entre 1007 y 1012. Tambin el de tienne deFougres, otro hombre de la iglesia que en Livre des manires (1174-1178),afirma que la naturaleza femenina tiene tres vicios mayores. El primero es su

    inclinacin a oponerse a las intenciones divinas usando prcticas, en sumayora culinarias que se transmiten en secreto (Duby, 1998: 16). Elsegundo vicio es que son agresivas y hostiles cuando reciben el varn que el

  • padre o los hermanos le entregan por maridos. Y, el tercero es su malignidady su lujuria.

    Pero cuando en 1253 la Universidad de Pars impuso como obligatoriala lectura de los escritos de Aristteles en torno a lo que somos las mujeres, loque son los hombres, y lo que deben ser las relaciones entre los sexos, y apesar de que conclua que si bien hombres y mujeres somos diferentes, loshombres son superiores a las mujeres, este debate puso progresivamente en elcentro de la poltica de finales de siglo XIII y del siglo XIV la lucha por elpoder entre los sexos, expresada en el lenguaje de los derechos (RiveraGarretas 2003: 17-18).

    En contraposicin a la teora misgina de la polaridad de los sexosfundamentada por la Revolucin Aristotlica, surgi la teora de la igualdad ounidad de los sexos con el Humanismo, que constituy el eje de la Querellade las mujeres a lo largo de varios siglos. La Querella signific una prcticapoltica que naci en Europa a finales del siglo XIV y perdur hasta laRevolucin Francesa, un enorme esfuerzo de hombres y mujeres cultas para

    poner en palabras las relaciones de sexos y entre los sexos nacidas de la crisisdel feudalismo. Debate que marca el ingreso del lenguaje de los derechos enel vocabulario de la poltica y de la historia de las mujeres de Europa (RiveraGarretas 2003: 14).

    En este contexto, Christine de Pizn, public el libro La Cit desDames (La Ciudad de las Damas), que tuvo una gran influencia. Naci en1364 o 1365 en Italia. En 1368, su padre acept el cargo de mdico astrlogodel rey Carlos V, y la familia se traslad a Pars. Fue la primera mujer que

  • escribi un libro en defensa de las mujeres, la primera que alz la voz enfavor de la educacin femenina, y la primera en ganarse la vida comoescritora, decisin que adopt al quedarse viuda con tres hijos.

    Al inicio de La Cit des Dames, Christine de Pizn se lamenta queDios la hiciera mujer. Pronto tres mujeres acuden a convencerla de locontrario: la Seora Razn, la Seora Rectitud y la Seora Justicia, las tresanhelaban construir una nueva ciudad para las mujeres virtuosas comomuralla y refugio. La Seora Razn fundamenta la construccin de la ciudadrefirindose a mujeres famosas de la mitologa, la antigedad y de su tiempo.La Seora Rectitud ofrece para construir las paredes y los edificios,piedras, es decir, ejemplos de mujeres que haban demostrado amor filial,

    devocin matrimonial, integridad y generosidad. La Seora Justicia completala ciudad con techos, torres y otros detalles arquitectnicos, y la llen conhabitantes dignos.

    En 1390, el telogo cataln Francesc Eiximenis, autor del Libre de lesdones se pronunci a favor de la educcin femenina, siempre y cuando sirvapara la lectura de obras religiosas, y que al acudir a misa las mujeres leyeransin levantar la vista. Mientras que el misgino Jaume Roig sostena que laeducacin de las mujeres solo servira para que intercambien mensajes consus amantes. La Querella entr a los conventos cuando en ese perodo, Isabelde Villena (1430 1490), abadesa de la Santsima Trinidad de las clarisas deValencia entre 1463 y 1490, se propuso la reforma moral y espiritual de lasmonjas, para lo cual escribi en valenciano Vita Christi, (Vida de Jesucristo).El texto contesta y defiende a las mujeres frente a los argumentos del libroEspejo de Roig y crea una serie de personificaciones femeninas de pureza,humildad y contemplacin, fijando as modelos de comportamiento en que se

  • destacan las virtudes, la capacidad intelectual y el papel activo del gnero

    femenino pudiendo establecerse as un nexo entre este nuevo uso de la

    escritura y de la memoria y fenmenos culturales ms amplios de aquellapoca (Aischinger, 2003: 62).

    El debate sobre las mujeres en Tirant lo Blanc

    Calificada acertadamente como novela total, y considerada por loscrticos como la primera novela moderna de la historia, Los cinco libros delesforzado e invencible caballero Tirant lo Blanc, de Joanot Martorell, cuyaprimera edicin apareci en Valencia en 1490, signific un profundo cambioen los libros de caballeras al presentar un hroe capaz de sentir emociones,luchar por sus convicciones con inteligencia, y defender a las mujeres. Narrales aventuras de armas y de amor de un poderoso guerrero, Tirant lo Blanc, alservicio del Rey de Sicilia en combate contra el yugo turco.

    El debate sobre la mujer en Tirant lo Blanc se inicia en los captulos172 y 173 cuando Tirant intenta besar las manos de la princesa Carmesina,quien lo rechaza recordndole que est su honor el de l - de por medio,como si el placer amoroso fuese incompatible con sus glorias de guerrero.Desde el punto de vista de Carmesina, honor implica la renuncia moral alplacer (Cantavella 2003: 46), y para convencerlo emplea dos argumentos: Loshombres son vctimas de las mujeres, y la imposibilidad que los hombresconozcan la personalidad encubierta de la mujer. En respuesta[4], Tirantadopta la defensa de las mujeres basndose en dos consideraciones: la

  • superioridad de la mujer sobre el hombre puesto que en su resurreccin Jessse apareci primero a su madre y a Mara Magdalena; y la sustancia corporalpuesto que Dios hizo a Adn de la tierra, pero a Eva de una costilla, es decir,de la carne.

    En Tirant lo Blanc, los personajes femeninos actan, y son msinteresantes que los masculinos. Plaerdemavida, doncella de la princesaCarmesina, es alegre, atractiva, y con una sexualidad exuberante. Estntambin, Trotaconventos, la condesa de Vroic, Ricomana, Estefana,Maragdina, la doncella del dragn, la Emperatriz y la Viuda Reposada.

    En ms de una oportunidad Cervantes se declar admirador de Tirantlo Blanc y no escatim de elogios al hroe. Todo lo cual sugiere queprobablemente constituy una importante fuente de inspiracin, incluso en ladefensa y debate de las mujeres. De hecho, salv a Tirant de la quema delibros de caballeras que hacen en casa de Alonso Quijano el cura y el barberocon estas frases:

    -Vgame Dios! -dijo el cura, dando una gran voz-. Que aqu est Tirante elBlanco! Ddmele ac, compadre; que hago cuenta que he hallado en l un tesoro decontento y una mina de pasatiempos. Aqu est don Quirieleisn de Montalbn,valeroso caballero, y su hermano Toms de Montalbn, y el caballero Fonseca, () y

    las agudezas de la doncella Placerdemivida, con los amores y embustes de la viudaReposada, y la seora Emperatriz, enamorada de Hiplito, su escudero. Dgoos verdad,seor compadre, que, por su estilo, es ste el mejor libro del mundo: aqu comen loscaballeros, y duermen, y mueren en sus camas, y hacen testamento antes de su muerte,con estas cosas de que todos los dems libros deste gnero carecen (Cervantes1999:134-135).

  • El discurso de Marcela

    El discurso de Marcela, es una perfecta pieza de oratoria en defensa de losderechos de la mujer a travs de un monlogo en el que cuenta su historia,justificando su actitud y enfrentando a quienes la culpan de la muerte deCrisstomo, por un amor que no sinti y por el que no hizo promesa alguna,

    a que me amis os mueve mi hermosura, y por el amor que me mostris decs

    y aun queris que est yo obligada a amaros. Yo conozco, con el natural entendimientoque Dios me ha dado, que todo lo hermoso es amable; mas no alcanzo que, por raznde ser amado, est obligado lo que es amado por hermoso a amar a quien le ama.()

    Y, segn yo he odo decir, el verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario, y noforzoso. Siendo esto as, como yo creo que lo es, por qu queris que rinda mivoluntad por fuerza, obligada no ms de que decs que me queris bien? (Cervantes1999:196).

    Ante el asombro de los asistentes declara: Yo nac libre, y ese canto ala libertad es el centro de su discurso. Yo nac libre, dice, y para seguir siendolibre Marcela ha elegido vivir en el mundo pastoril donde solo la naturalezaacompaa su soledad. Tan libre como Alonso Quijano convertido en donQuijote de la Mancha, en su mundo caballeresco acompaado del fiel Sancho,incomprendido por todos, pero fiel a s mismo.

    Yo nac libre, y para poder vivir libre escog la soledad de los campos:los rboles destas montaas son mi compaa; las claras aguas destos arroyos,mis espejos; con los rboles y con las aguas comunico mis pensamientos yhermosura. Fuego soy apartado y espada puesta lejos. A los que heenamorado con la vista he desengaado con las palabras; y si los deseos sesustentan con esperanzas, no habiendo yo dado alguna a Crisstomo, ni a otroalguno el fin de ninguno dellos, bien se puede decir que antes le mat su

  • porfa que mi crueldad. Y si se me hace cargo que eran honestos suspensamientos y que por esto estaba obligada a corresponder a ellos, digo quecuando en ese mismo lugar donde ahora se cava su sepultura me descubri labondad de su intencin, le dije yo que la ma era vivir en perpetua soledad yde que sola la tierra gozase el fruto de mi recogimiento y los despojos de mihermosura; y si l, con todo este desengao, quiso porfiar contra la esperanzay navegar contra el viento, qu mucho que se anegase en la mitad del golfode su desatino? Si yo le entretuviera, fuera falsa; si le contentara, hicieracontra mi mejor intencin y prosupuesto. Porfi desengaado, desesper sinser aborrecido: mirad ahora si ser razn que de su pena se me d a m laculpa! Qujese el engaado, desesprese aquel a quien le faltaron lasprometidas esperanzas, confese el que yo llamare, ufnese el que yoadmitiere; pero no me llame cruel ni homicida aquel a quien yo no prometo,engao, llamo ni admito. (Cervantes 1999:197).

    Que si a Crisstomo mat su impaciencia y arrojado deseo, por qu seha de culpar mi honesto proceder y recato? Si yo conservo mi limpieza con lacompaa de los rboles, por qu ha de querer que la pierda el que quiereque la tenga con los hombres? Yo, como sabis, tengo riquezas propias, y nocodicio las ajenas; tengo libre condicin, y no gusto de sujetarme; ni quiero niaborrezco a nadie; no engao a este ni solicito aquel; ni burlo con uno ni meentretengo con el otro. La conversacin honesta de las zagalas destas aldeas yel cuidado de mis cabras me entretiene. Tienen mis deseos por trmino estasmontaas, y si de aqu salen es a contemplar la hermosura del cielo, pasos conque camina el alma a su morada primera. (Cervantes 1999:197).

  • Despus de la contundencia del discurso de Marcela, el nico que atinaa hablar y lo hace para defenderla como corresponde a los caballerosandantes, es don Quijote.

    Ninguna persona, de cualquier estado y condicin que sea, se atreva a seguir ala hermosa Marcela, so pena de caer en la furiosa indignacin ma. Ella ha mostradocon claras y suficientes razones la poca o ninguna culpa que ha tenido en la muerte deCrisstomo y cun ajena vive de condescender con los deseos de ninguno de susamantes; a cuya causa es justo que, en lugar de ser seguida y perseguida, sea honrada yestimada de todos los buenos del mundo, pues muestra que en l ella es sola la que contan honesta intencin vive (Cervantes 1999:198).

    Marcela nos hace recordar a Preciosa, en La Gitanilla, una de lasnovelas ejemplares de Cervantes. Hermosa muchacha, inteligente, astuta, ytambin con afanes de libertad. Cuando se presenta el galn enamorado noduda en decirle que ella siempre tendr la libertad desenfadada, sin que la

    ahogue ni turbe la pesadumbre de los celos, y cuando se casa enfatiza

    claramente: Puesto que estos seores legisladores han hallado por sus leyesque soy tuya, y que por tuya te me han entregado, yo he hallado por la ley demi voluntad, que es la ms fuerte de todas, que no quiero serlo si no es conlas condiciones que antes que aqu vinieses entre los dos concertamos ()Estos seores bien pueden entregarte mi cuerpo; pero no mi alma, que es librey naci libre, y ha de ser libre en tanto que yo quisiere.

    En ambos discursos la libertad es un bien cuya posesin no siempredepende de uno mismo, en tanto que el amor a la libertad es un valorinalienable que Cervantes defendi apasionadamente a lo largo de su vida, talcomo lo expresa al iniciarse el captulo LVIII de la segunda parte de DonQuijote: La libertad, es uno de los ms preciosos dones que a los hombres

  • dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra latierra ni el mar encubre; por la libertad as como por la honra se puede y debeaventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puedevenir a los hombres.

    NOTAS

    [1] La literatura pastoril se desarroll en Espaa entre el siglo XV y XVII.[2] Captulo XIII.

    [3] Algunas mujeres malvadas se han dejado pervertir por el Diablo y descarriar por ilusiones yfantasas inducidas por los demonios, de manera que creer salir de noche montadas a lomos deanimales en compaa de Diana, la diosa pagana, y una horda de mujeres. As deca el CanonEpiscopi, de la Iglesia Catlica, redactado hacia el ao 900.

    [4] Captulo 173.

    ****************************************************

    Bibliografa

    AISCHINGER, Wolfram. Isabel de Villena: La imaginacin disciplinada. En:

    AISCHINGER, Wolfram; BIDWELL-STEINER, Marlen; BOSCH, Judith;CESCUTTI, Eva. The Querelle des femmes in the Romania. Wien: Turia und Kant,2003.

    BELTRAN, Rafael. Tres magas en el arte de la seduccin: Trotaconventos,Plaerdemavida y Celestina. Alacant: Joan Lhus Vives, 2004.

    CACHO BLECUA, Juan Manuel. El amor en el Tirant lo Blanc: Hipolit i la

    Emperadriu. Actas del Segundo Simposio Tiran lo Blanc. Barcelona: QuadernsCrema, 1993. pp. 133-169.

  • ____Amads: herosmo mtico cortesano. Madrid: Cupsa & Universidad de Zaragoza.

    CANTAVELLA, Rossana. Debate on women in Tirant lo Blanch. En:

    AISCHINGER, Wolfram; BIDWELL-STEINER, Marlen; BOSCH, Judith;CESCUTTI, Eva. The Querelle des femmes in the Romania. Wien: Turia und Kant,2003.

    CTEDRA GARCA, Pedro M. Amor y pedagoga en la Edad Media. Estudios dedoctrina amorosa y prctica literaria. Salamanca: Universidad de Salamanca, 1989.

    CERVANTES, Miguel de. Don Quijote de la Mancha. Barcelona: Ediciones Ctedra,1999.

    DES COURCELLES, Dominique. LArt decrire la passion amoureuse entre les

    savoir et les pouvoirs : Teresa de vila y Mara de Zayas . En: AISCHINGER,Wolfram; BIDWELL-STEINER, Marlen; BOSCH, Judith; CESCUTTI, Eva. TheQuerelle des femmes in the Romania. Wien: Turia und Kant, 2003.

    DUBY, Georgy. Mujeres del siglo XII. Santiago: Editorial Andrs Bello, 1998. Vol. III

    GUARDIA, Sara Beatriz. Mujeres Peruanas. El otro lado de la historia. Lima:Imprenta Minerva, 2002. 4 Edicin.

    _____Coedicin con: ANDREO, Juan. Historia de las mujeres en Amrica Latina.Murcia: Universidad de Murcia, CEMHAL, 2002.

    _____ Voces y cantos de las mujeres. Lima: Punto & Lnea, 1999.

    GRILLI, Giuseppe. Dal Tirant al Quijote. Bari: Adriatica. Biblioteca di FilologaRomanza, 1994.

    HOBSBAWN, Eric. "El hombre y la mujer: imgenes a la izquierda". El mundo deltrabajo. Estudios histricos sobre la formacin de la clase obrera. Barcelona: Crtica,1987

    KEEN, Maurice. La caballera. Barcelona: Ariel, 1986.

  • LAVRIN, Asuncin; LORETO, Rosalva. Monjas y beatas. La escritura femenina en laespiritualidad barroca novohispana. Siglos XVII y XVIII. Mxico: Universidad de lasAmricas, Puebla - Archivo General de la Nacin, 2002.

    LEENHARDT, Jacques. Modelos literarios e ideologa dominante. Escritura Ao

    1, No 2. Caracas, 1976.

    MORENO SARD, A. El arquetipo viril protagonista de la historia. Ejercicios delectura no-androcntrica. Barcelona: LaSal, edicions de les dones, 1986.

    PERUJO MELGAR, Joan M. La coherencia estructural del Tirant lo Blanc. Alicante:Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, 1995.

    RIVERA GARRETAS, Mara-Milagros. La diferecia sexual en la historia de laQuerella de las Mujeres. En: AISCHINGER, Wolfram; BIDWELL-STEINER,Marlen; BOSCH, Judith; CESCUTTI, Eva. The Querelle des femmes in the Romania.Wien: Turia und Kant, 2003.

    WILLIAMSON, Edwin. El Quijote y los libros de caballeras. Madrid: Taurus, 1991.

    ZIMMERMANN, Margarete. The old quarrel: More than just rhetoric? En:

    AISCHINGER, Wolfram; BIDWELL-STEINER, Marlen; BOSCH, Judith;CESCUTTI, Eva. The Querelle des femmes in the Romania. Wien: Turia und Kant,2003.

    ZUMTHOR, Paul. La letra y la voz: de la literatura medieval. Madrid: Ctedra, 1989.

    **************************************************************************

    Este artculo ha sido presentado en el Congreso Internacional Cervantino.Cervantes, Quijote y Sancho/ Facultad de Letras y Ciencias Humanas.Universidad Nacional Mayor de San Marcos/ 19-22 de abril del 2005FOTOGRAFA Rafael GallardoDulcinea (Don Quijote) Oleo sobre lienzohttp://www.gallardo.net/**************************************************************

    **

    Otro artculo y curriculum de la autora en este blog: Derechos Polticos: unavisin de gnero en la historia de las mujeres peruanas

  • Proyecto de CEMHAL dirigido por Sara Beatriz Guardia: compilacinViajeras entre dos mundos

    24/07/2006 01:34. #. Revista de Estudios de Gnero/S y de las Mujeres/ Europa yAmrica