la princesa liwayway y las estrellas

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La princesa Liwayway y las estrellas Fernando Alonso (Author), A. Ferrer (Illustrator), Gregorio Hernández (traductor) Hace mucho tiempo las cosas no eran como ahora. No había Luna y no había estrellas. El cielo estaba tan cerca de la tierra, y las nubes estaban tan bajas que a veces se ensartaban en las ramas de los árboles. Los niños eran felices y siempre jugaban. Tomaban pedazos de nube y los aventaban, como si fueran bolas de nieve. Los niños eran bajitos, por lo que no tenían que agacharse cuando caminaban. Pero los adultos estaban siempre enojados, porque ellos tenían que agacharse al caminar. Si no lo hacían, sus cabezas chocaban contra el cielo. Andar agachados todo el día, hacía que los adultos terminaran muy cansados. En la noche, el cielo era muy oscuro y no había estrellas. Esto hacía a la gente muy triste. Lejos de ahí, vivía una princesa llamada Liwayway. Una hermosa tarde, Liwayway estaba bordando en su jardín. Los pájaros, las fuentes y Liwayway estaban cantando. La princesa se sentía feliz. Entonces tomó su diadema de diamantes y la colgó entre dos nubes. En seguida, tomó sus aretes y su collar de brillantes y los colgó también. La princesa Liwayway siguió cantando mientras bordaba. Sin embargo, cada vez que alzaba la cabeza, se golpeaba con la nube. Entonces llamó a su hermano, “¡Malakas, Ven aquí!” Malakas era el hombre más fuerte del reino. Cuando él llegó al jardín, sonrió y golpeó sus fuertes puños contra su pecho. “¿Qué quieres?”, preguntó a su hermana. “Malakas”, dijo la princesa, “es hora de que uses tu fuerza para ayudarnos”. “¿Pero qué puedo hacer para ayudar?”, contestó. “Tú puedes levantar el cielo para que no tengamos que caminar agachados”: Malakas respiró profundamente. Entonces se lanzó contra el cielo. “¡Oh”, gritó la princesa. “¡Mira, el cielo se está moviendo!” Malakas empujó y empujó hasta que el cielo se movió más alto. La princesa Liwayway estaba tan feliz que olvidó los aretes y el collar de brillantes que había puesto en las nubes. El cielo subió y subió con las joyas de la princesa. Desde ese momento, el mundo fue diferente. Las joyas de la princesa llenaron el cielo con estrellas brillantes y una brillante Luna. Nunca más las noches fueron oscuras y solitarias.

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Traducción del libro "Princess Liwaway and the stars", que hice para PRONALEES hace tiempo...

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Page 1: La Princesa Liwayway y las Estrellas

La princesa Liwayway y las estrellas

Fernando Alonso (Author), A. Ferrer (Illustrator),

Gregorio Hernández (traductor)

Hace mucho tiempo las cosas no eran

como ahora.

No había Luna y no había estrellas.

El cielo estaba tan cerca de la tierra, y las

nubes estaban tan bajas que a veces se

ensartaban en las ramas de los árboles.

Los niños eran felices y siempre jugaban.

Tomaban pedazos de nube y los aventaban,

como si fueran bolas de nieve.

Los niños eran bajitos, por lo que no tenían

que agacharse cuando caminaban.

Pero los adultos estaban siempre enojados,

porque ellos tenían que agacharse al

caminar. Si no lo hacían, sus cabezas

chocaban contra el cielo.

Andar agachados todo el día, hacía que los

adultos terminaran muy cansados.

En la noche, el cielo era muy oscuro y no

había estrellas.

Esto hacía a la gente muy triste.

Lejos de ahí, vivía una princesa llamada

Liwayway.

Una hermosa tarde, Liwayway estaba

bordando en su jardín. Los pájaros, las

fuentes y Liwayway estaban cantando.

La princesa se sentía feliz. Entonces tomó

su diadema de diamantes y la colgó entre

dos nubes. En seguida, tomó sus aretes y

su collar de brillantes y los colgó también.

La princesa Liwayway siguió cantando

mientras bordaba.

Sin embargo, cada vez que alzaba la

cabeza, se golpeaba con la nube.

Entonces llamó a su hermano, “¡Malakas,

Ven aquí!”

Malakas era el hombre más fuerte del

reino.

Cuando él llegó al jardín, sonrió y golpeó

sus fuertes puños contra su pecho.

“¿Qué quieres?”, preguntó a su hermana.

“Malakas”, dijo la princesa, “es hora de que

uses tu fuerza para ayudarnos”.

“¿Pero qué puedo hacer para ayudar?”,

contestó.

“Tú puedes levantar el cielo para que no

tengamos que caminar agachados”:

Malakas respiró profundamente. Entonces

se lanzó contra el cielo.

“¡Oh”, gritó la princesa.

“¡Mira, el cielo se está moviendo!”

Malakas empujó y empujó hasta que el

cielo se movió más alto.

La princesa Liwayway estaba tan feliz que

olvidó los aretes y el collar de brillantes

que había puesto en las nubes.

El cielo subió y subió con las joyas de la

princesa.

Desde ese momento, el mundo fue

diferente. Las joyas de la princesa llenaron

el cielo con estrellas brillantes y una

brillante Luna. Nunca más las noches

fueron oscuras y solitarias.