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Relaciones Internacionales. Tercer Curso. Primer parcial. Tema 13 1

TEMA 13

La Primera Guerra Mundial, los Tratados de Paz

Se plantea la primera crisis de extrema gravedad experimentada por la Sociedad Internacional

en la Edad Contemporánea, a partir de la cual los conflictos exteriores se extenderán al ámbito

planetario.

Objetivos:

1. análisis de las situaciones política prebélicas, mecanismos de acción, estrategias

militares y actuaciones durante el conflicto que acabaron provocando la caída de los

Imperios centrales.

2. Apreciación de la trascendencia de la revolución bolchevique como nueva alternativa

política y económica mundial al sistema liberal en crisis.

3. Estudio de los diferentes Tratados firmados en París y connotaciones territoriales,

psicológicas, políticas y económicas que marcaron la política interna de cada Estado

firmante y la historia diplomática durante el período de entreguerras.

1. La Primera Guerra Mundial

1.1. Caracterización y etiología

La crisis de los imperialismos supuestamente se liquidó en la batalla de Fashoda (1898). Las

grandes potencias, rivales por el control del mundo -Francia e Inglaterra-, zanjaron sus

diferencias y aparentemente el clima belicista imperante en Europa disminuyó. El resto de las

potencias fueron meras observadoras de este duelo en tierras africanas y, ya desde la

Conferencia de Berlín (1884-1885), quedaron claras sus posiciones al respecto. Sin embargo,

es a partir de entonces cuando la atmósfera de las relaciones internacionales comienza a

enrarecerse, al menos en el campo diplomático.

En tal aspecto, las tesis marxistas son las que más han insistido en los factores económicos del

proceso. En efecto, los estudios económicos de la época demuestran cómo, una vez repartido

el mundo, el sistema capitalista de producción parece afirmarse con una rápida expansión de

mercados y capitales. Esto dio fuerte estabilidad política interna a los países pero, también

generó un exceso de capital y un celo individualista que les llevó a una rivalidad económica

que derivaría en una guerra de la que ni sus propios partidarios esperaban que se convirtiese

en un hecho de tales dimensiones. Repasar párrafo de Krippendorrff en la pág. 102.

Son muchas las polémicas y discusiones habidas acerca de la “etiología” de la guerra. La obra

de J. Droz, Causas de la Primera Guerra Mundial, ensayo historiográfico, es la que mejor

recoge su etiología multifactorial. En resumen, sería posible admitir una combinación de

factores:


a) Crisis del sistema capitalista en lucha por el control de los mercados mundiales:

teoría elaborada por Lenin en su obra el Imperialismo, fase superior del capitalismo.

b) Crisis de antiguos imperios: una de las teorías más difundidas por la prensa de la

época (cuarto poder).

c) El desarrollo de los nacionalismos: teoría alemana y anglosajona.

d) El anquilosamiento de los sistemas bismarckianos en las relaciones internacionales.

e) La carrera armamentista y el desarrollo tecnológico en una sola dirección, ante la

desconfianza mutua entre las naciones europeas: espionaje industrial y político.

f) La entrada de nuevos actores en el concierto internacional: el movimiento obrero o

las nuevas fuerzas de producción, con un carácter trasnacional y no meramente

interno.

g) Cabe señalar también la llamada teoría de la Weltpolitik.

En definitiva, en cierto modo esto nos recuerda a la teoría de la “decadencia de Occidente” de

Splenger, referida a la crisis mortal de la vieja Europa, cuyo proceso imperialista del siglo

anterior la llevó a una consideración global del planeta y, por lo tanto, a un cambio en el

sistema de las relaciones internacionales, cambio que Europa no supo emprender de una

manera sosegada y progresiva, sino violenta y dramática, hasta el extremo de perder la batuta

del concierto histórico mundial del que hasta entonces había sido la principal protagonista.

Toynbee: hasta la Primera Guerra Mundial la historia había sido la “Historia de Occidente”.

Otras civilizaciones habían tenido su propio devenir, aunque asidas al furgón de cola de la

civilización grecolatina. A partir de la Gran Guerra, todo varía en el concepto de la historia, la

diplomacia, la política nacional e internacional. Se despierta la conciencia de un mundo global

que lleva a reflexionar y a que surjan las relaciones internacionales como disciplina científica,

con la peculiaridad de ser éstas una ciencia social en continua evolución, ligada al devenir

histórico propiamente dicho.

1.2. La situación política prebélica

Los sistemas bismarckianos habían acabado formando dos bloques militares, con carácter

defensivo, en Europa. Dichos bloques eran la Triple Alianza (Alemania, Austria e Italia) y la

Entente Cordiale (Francia y Rusia). Los intereses de sus miembros eran, sobre todo, defensivos,

respecto de sus aspiraciones territoriales en el exterior, es decir, de su capacidad de

proyección extrametropolitana. Por un lado, había que considerar el terror francés a

enfrentarse sola a Alemania y, por otro, contaban el miedo ruso a una revolución socialista

interna junto a su idea de catalizar las tensiones sociales mediante el patriotismo de un país ya

en pie de guerra. Aún así, Rusia jugó a dos bandas pues, aparentemente, firmó un tratado

secreto con Alemania, para el caso de guerra en los Balcanes (por el que le prometía el control

de los Estrechos así como la zona de Kiel en el Norte), cuando Rusia sabía que Austria, aliada

firme de Alemania, nunca lo consentiría. Sus esfuerzos por conseguir el apoyo británico no se

materializaron hasta el último momento.

Las crisis de Marruecos y de los Balcanes fueron el preludio de la guerra.

La cuestión de Marruecos constituía un resto del imperialismo del siglo anterior, en el que una

nación, Alemania, exigía participación comercial frente a una Francia controladora de casi todo

el Norte de África. A modo de cuña, además, se agudiza la rivalidad entre Francia y España, con


intereses tradicionales en la zona: Tánger, reclamado como base internacional de libre

comercio.

Sin embargo, en medio de esta política de guerra fría entre una nación y otra, Alemania no

calculaba hasta qué punto Gran Bretaña podía apoyar a Francia en caso de conflicto. La política

exterior británica mantenía su sistema de “balance of power” y de fijación de objetivos

selectivos limitados.

El llamado “polvorín de los Balcanes” es y ha sido un complejo fenómeno en el que lo más

esencial arranca de la pervivencia en Europa de una infraestructura medieval. Su política,

sociedad, economía, están completamente disociadas del resto de Europa; en un momento

dado se desajustan, a partir de la independencia de Grecia y la inoculación del liberalismo en la

zona, pero al no solucionarse de manera inmediata, desestabilizan toda el área geográfica de

la Europa del Este y propician una difícil situación política y social que, lamentablemente, se

verá ahogada en sangre en más de una ocasión. El atraso de la zona en el plano institucional y

sociocultural. No hay burguesía que solucione las convulsiones políticas con criterios leales

hacia unos principios normativos, la tierra es la base de una economía de autosubsistencia; se

desconoce la revolución agrícola e industrial y sólo se conoce la llegada del ferrocarril por la

expansión de capitales de la Europa occidental en la zona y a pequeña escala.

Se trata de un territorio sometido al Imperio turco desde un poco antes del Renacimiento,

aunque éste no se mezcló apenas con los pueblos nativos a causa de barreras ideológicas y

étnicas muy poderosas. La población autóctona acabó aceptando su dominio, ya que se le

permitió su religión, mayoritariamente ortodoxa, así como sus costumbres locales, a cambio

de una fuerte presión fiscal. Tal circunstancia le oprimía económicamente y le impedía su

desarrollo político.

La heterogeneidad y variedad geográfica determinarán que el movimiento revolucionario sea

centrífugo y no centrípeto, como había ocurrido con Alemania o Italia. Desde el logro de la

independencia de Grecia en 1830, en el Ática y el Peloponeso, el resto de la población

sometida del área otomana desarrolló un fuerte nacionalismo en defensa de sus raíces

históricas, aunque no lo realizó en torno al eslavismo que hubiese podido unirlos, sino de un

modo más regionalista, múltiple y fraccionado.

A Austria le interesaba la zona por motivos defensivos. Rusia los consideraba casi hermanos

por su origen eslavo, Italia los tenía enfrente y consideraba que debía vigilarles, y Francia veía

allí un buen lugar para instalar el negocio del ferrocarril. En tal circunstancia los sistemas

bismarckianos parecían providenciales. Algunas naciones consiguieron una independencia

parcial, como Serbia o Bulgaria, y otras su inclusión en otros territorios no islámicos.

Pero estos fenómenos independistas generaron dentro del área, grandes desplazamientos de

población de diferentes nacionalidades, que luego se convirtieron en un foco de conflictos

étnicos marcados con fuertes diferencias dialectales y religiosas entre ortodoxos, islámicos,

católicos y judíos.

A esta situación se superpuso el interés de las potencias europeas, por motivos económicos,

para controlar la zona. Para aquellos que lograsen la influencia sobre la zona ello suponía


también poseer el control del Mediterráneo oriental, desde donde era más fácil la

comunicación, vía Egipto, con Oriente, suministrador de petróleo y mercados. Austria o Rusia

obtendrían una salida a mares cálidos, lo que significaba poder navegar y comerciar todo el

año. Fue, por lo tanto, una política concreta la que puso en marcha el sistema de bloques y

provocó la Gran Guerra.

Entre 1906 y 1914 se produjeron cuatro crisis prebélicas en las que las respectivas naciones se

lanzaron ultimátums y se amenazaron mutuamente con la guerra. Fueron las siguientes:

1ª crisis: en 1905 Alemania defiende la independencia de Marruecos y la condición de puerto

libre de Tánger. Francia exige sus derechos sobre la zona y entra en conflicto de intereses con

España. Se convoca la cumbre de Algeciras (1906): se reconoce la supremacía de Francia en el

tema Marruecos, pero se admite un área de influencia para España quien establece un

protectorado.

2ª crisis: entre 1905 y 1908 Austria militariza la costa dálmata y acaba ocupando Bosnia-

Herzegovina. Ello cocha con los intereses de Serbia quien en 1908 pide ayuda a Rusia que

desplaza tropas a Rumanía (a fin de contrarrestar la derrota ante Japón). Austria le exige la

retirada y Rusia se retira hacia Rumanía. Este enfrentamiento acerca Rusia a Francia.

3ª crisis: en 1911 los franceses avanzan por la zona del Protectorado español de Fez y

Mequines y se produce una protesta germano-española. Al final Alemania cede a cambio de

ventajas coloniales en el Congo. Gran Bretaña se acerca a la Entente preocupada por los

movimientos de Alemania.

4ª crisis: en 1912 los Estados balcánicos de Serbia, Bulgaria, Grecia y Montenegro firman una

Liga Paneslava y le declaran la guerra a Turquía para que se retire de los Balcanes. Turquía es

vencida. Los acuerdos del Tratado de Bucarest no satisfacen a las naciones balcánicas y surgen

enfrentamientos entre ellas, buscando apoyo de Rusia y Austria.

1.3. Estallido de la guerra

El 18 de junio de 1914 un joven revolucionario bosnio, perteneciente a la sociedad secreta “La

Mano Negra”, asesinó en un acto terrorista al heredero del trono del Imperio Austríaco, el

archiduque Francisco Fernando, en Sarajevo, capital de Bosnia. El extremista actuó con el

consentimiento de algunos políticos de Serbia, contrarios a la política descentralizadora del

Imperio, si accedía al trono el nuevo emperador.

Austria exigió una investigación a la que Serbia se negó acusando a Austria de injerencia. En

medio de tales procesos diplomáticos de comunicación entre las diversas autoridades, los

diferentes Estados también consultaron con sus respectivos aliados, para conocer su apoyo y

aquí radicó tal vez el error. En general, no se analizó el problema en profundidad:

- Alemania apoya a Austria en su pretensión del proyecto de la Gran Alemania.

- Rusia, con fuerte raigambre eslava, apoya a Serbia quien tiene grandes pretensiones.

- Francia apoya a Rusia ante el terror a Alemania y a su unión con Austria.


El ambiente belicista se había ido gestando en los diez años anteriores. La “paz armada” era

una realidad. La industria europea había dedicado un amplio porcentaje de su producción a

armamento, sobre todo artillería. Ambos bandos se sentían poderosos y con capacidad de

enfrentarse al enemigo. La prensa sensacionalista había propiciado aún más el patriotismo,

cada vez que sucedía una crisis. Sólo el Vaticano y la Internacional Socialista intentaron una vía

de pacificación, reclamaron conferencias de arbitraje e incluso la insumisión civil; sin embargo

su capacidad no era suficiente como para detener la máquina de guerra. El asesinato de

Sarajevo, no fue más que el pretexto para un enfrentamiento planeado largamente por ambos

bandos (Plan Schlieffen y Plan francés XVII).

El motivo del conflicto estaba servido. La enemistad entre unos y otros había llevado tanto a

alianzas como a intensos planes de guerra, de modo que las campañas de 1914 estuvieron

todas meditadas de antemano y no hubo improvisación. Desde la batalla de Sedan de la guerra

francoprusiana (1870), el Alto Mando alemán había preparado un plan defensivo y de ataque

en dos frentes. El general Schilieffen había elaborado un plan de ataque en punta de flecha

hacia el Oeste, basado en la rapidez de las movilizaciones para que fuese efectivo, y así poder

pasar al frente del Este. Era preciso extraer de sus fortificaciones a los franceses con una

maniobra envolvente, pues un enfrentamiento frontal sería muy difícil de vencer.

Por su parte, los franceses, bajo la dirección del mariscal Joffre (1911-1916), poseían un plan

de campaña que avanzase de manera frontal por la zona de las Ardenas. Además, Francia se

consideraba en superioridad numérica. Su ejército contaba con 2.300.000 hombres en el

frente occidental frente a 1.700.000 alemanes, pero desconocía el potencial armamentístico

del enemigo, así como su sistema de reclutamiento. En Alemania, el soldado permanecía cinco

años en el ejército, más seis en la reserva activa y doce en la pasiva. El ejército francés no

disponía de tal capacidad de renovación de su ejército, con lo que la incorporación al combate

de sus tropas era lenta.

1.4. Fases de la guerra

A) Guerra de movimientos

El asesinato de Sarajevo puso en marcha los dispositivos de las alianzas, que si bien

maximizaban la seguridad de cada Estado, también multiplicaban el riesgo de verse

involucrado en un conflicto, aunque éste no les afectase de forma directa.

Austria ve amenazado su Imperio y declara la guerra a Serbia, no esperando a que Rusia

contraatacase por otra zona que no fuese la propia Serbia, como ya ha hecho en otras

ocasiones. Sin embargo, Rusia de manera imprudente, puso en movimiento sus tropas hacia la

frontera de Alemania, ya que le interesaba crear en su país un clima de inseguridad exterior

ante la crisis política social interna ya desencadenada. Alemania consideró que le iba a poder

arrebatar los territorios polacos que tenía en contenciosos, y que para ella constituían su

barrera defensiva; le exigió que se retirase y, al no hacerlo, le declaró la guerra el día 1 de

agosto de 1914. Casi de inmediato, ante las declaraciones francesas a la prensa, Alemania le

declara la guerra el 3 de agosto de manera impulsiva, convencida de que Francia le atacaría y

contra la creencia de que Gran Bretaña no entraría en la guerra, pues los que se pretendía era

dispersar fuerzas y someter a los Balcanes a la esfera de influencia austro-alemana.


Y aquí la participación añadida de un Estado más, que fue clave en el origen y desarrollo de la

guerra: Gran Bretaña. No se previó que el parlamento inglés considerase beneficioso para su

política exterior mermar el poderío naval alemán y colonial; la entrada en la guerra lo haría.

Los acuerdos navales entre Francia y Gran Bretaña eran prioritarios para mantener sus

posesiones coloniales y, por lo tanto, no era conveniente el crecimiento de Alemania en este

terreno. Las consideraciones económicas acerca de la guerra, sobre todo de la participación

inglesa, fue lo que llevó a Lenin a considerar como el “estadio final del capitalismo”, cuyas

contradicciones acabarían ahogándolo. A tales planteamientos del Foreing Office se sumó una

cuestión moral y ya directamente relacionada con la estrategia de las operaciones militares:

Alemania tenía que atravesar Bélgica y Luxemburgo. Se puso en marcha el Plan Schlieffen:

entrar en punta de fleca por Bélgica, país neutral que no concedió el derecho de paso

solicitado. Ello provocó que Gran Bretaña, el día 4 de agosto, declarase la guerra, ante lo que

consideró una violación del derecho internacional.

Los franceses no pudieron frenar a los alemanes en la frontera. Sin embargo, el general

alemán Moltke, sucesor de Schlieffen, modificó parte de los planes originarios y ello dio

tiempo al mariscal francés Joffre a reagrupar sus fuerzas y abrir una brecha de cuarenta

kilómetros entre los ejércitos alemanes I y II, con lo que los alemanes tuvieron que abandonar

su plan envolvente sobre París, ofreciendo su flanco al ataque de la guarnición de la capital. En

septiembre de 1914, Francia consiguió frenarles en la batalla del rio Marne.

Por su parte, los rusos desplegaron su ejército en dos alas, desconcertando a los alemanes.

En los dos meses siguientes ambos bandos intentaron realizar ataques de flanqueo sobre el ala

libre del enemigo, pero esto sólo logró extender las líneas de ambos ejércitos hasta llegar al

Canal de la Mancha, en el frente occidental, y al Báltico, en el oriental. El invierno se acerca y

hay que ponerse a cubierto. La guerra pasa a convertirse en una guerra de posiciones y así

nacen los frentes continuos. Lo que había empezado como un enfrentamiento localizado, se ha

transformado en una guerra continental europea.

B) Guerra de trincheras o de posiciones (1915-1916)

Hay historiadores que establecen diferencias entre la una y la otra. La realidad es que ambas

se superponen y que sólo en el frente occidental se podrían diferenciar entre sí.

Los ejércitos del frente occidental permanecen casi inmóviles. Franceses e ingleses se ayudan

en el Mediterráneo y el Mar del Norte lo cual permite a los franceses fortalecer sus fronteras.

Los alemanes se ven obligados a desplegar sus fuerzas en un frente de 800 Km. de longitud,

abriendo zanjas y alambradas. Es lo que se conoce como la “guerra de trincheras”, donde

apenas se avanza o se retrocede y ambos bandos se hostigan y vigilan continuamente. Pero,

esta circunstancia impide concentrar el ejército en un punto e implica la dispersión y la larga

duración de un conflicto que, en su planteamiento de origen, no tenía por qué haber sido así.

Lo que se suponía que era un problema localizado en los Balcanes, pasa a extenderse a un

enfrentamiento feroz entre aliados, bloques donde prestigio militar, desarrollo tecnológico,

nacionalismo y competencia mercantil se conjugan de manera insospechada y llevan a miles

de jóvenes, reclutados en aras de un falso patriotismo, a trincheras donde su supervivencia es

difícil, extendiéndose el miedo por doquier, como subrayan los reporteros de prensa.


Cabe destacar que la guerra de trincheras no obedeció a un plan premeditado. Tal estrategia

nació como línea defensiva para la separación de las fuerzas combatientes, abriéndose

pequeñas zanjas en el suelo. Cuando llegó el mal tiempo, fue necesario construir pequeñas

garitas o refugios para protegerse del frío y la nieve; para mantener el abastecimiento. Se

excavaron túneles que comunicaban unos sectores del frente con otros; para la renovación de

los hombres, se conectaron con la retaguardia; y para favorecer los avances (a veces de

escasos metros) se abrieron una, dos y hasta tres líneas de fuego. Para aumentar las

dificultades, se colocaron alambradas de espino, propias para ahuyentar el ganado, que

permitían proteger de los enfrentamientos cuerpo a cuerpo.

El sufrimiento y las pérdidas por este tipo de estrategia fueron exasperantes, ya que apenas se

avanzaba o retrocedía, y sólo la fortaleza física marcaba el ritmo. La artillería continua era el

único medio de poder romper los frentes. Aunque se utilizaron desgraciadamente gases

asfixiantes, primero por los alemanes y después por los franceses, la protección con máscaras

fue, eficaz y sus efectos negativos no fueron tan devastadores como para desmoronar las

líneas enemigas, logrando sólo debilitarlas. El cuerpo básico de la guerra fue la infantería, lo

que condujo a un alto desarrollo del armamento, consistente en minas, ametralladoras y

armas químicas. Las máscaras de gas y las granadas de mano fueron fundamentales.

1915. Objetivo de Alemania: desbaratar el frente del Este primero, para luego poder ocuparse

del occidental.

Turquía había firmado un pacto de neutralidad con Alemania poco antes de la guerra, pero su

rivalidad con Rusia respecto a las aspiraciones de ésta sobre el Mar Negro, la llevó a atacar sus

bases de Crimea. Los ingleses y franceses, para poder comunicarse con los rusos y prestarles

ayuda, declararon la guerra a Turquía y la atacaron desde el Sinaí y Mesopotamia. Así se abre

otro frente (frente turco), que fue fracaso para otomanos y permitió tomar Damasco a los

ingleses.

Balcanes: Austria ataca a Serbia por el Norte y se alía con Bulgaria, que ocupa Rumanía para

cortar el paso a las tropas rusas que ayudaban a Serbia.

Italia: al principio en alianza con Alemania, rompe su promesa de neutralidad y se une a las

potencias de la Entente en 1915. Así se abre un pequeño frente (frente alpino) en esta zona,

dispersando a las tropas austríacas, como convenía a los planes aliados.

Pronto el conflicto se extiende más allá de la propia Europa. Otra potencia emergente, Japón,

decide intervenir en beneficio propio. Aprovecha el conflicto europeo para proseguir su propia

expansión territorial, iniciada a principios de siglo, y que le había llevado al enfrentamiento con

Rusia y China. Ahora decide ocupar las posesiones alemanas del Pacífico (Marshall, Carolinas y

Marianas, compradas a España en el desastre del 98). Corta las comunicaciones navales

alemanas, lo que favorece enormemente al otro bando.

1916: la guerra se intensifica, destacando tres campañas: Verdún, el Somme y Jutlandia. En

Occidente, la zona de la Champaña y Bélgica es la más castigada (el infierno de Verdún. Los

franceses abrieron una carretera de comunicación “la vía sagrada”. El uso de convoyes

motorizados permitió que la ciudad pudiese resistir a un asedio constante de trescientos días


que costó la pérdida de medio millón de soldados de ambos bandos. Se incrementó la

industria bélica, producción hacia la fabricación masiva de camiones, ametralladoras, aviones y

tanques. Esta nueva arma permitía a la infantería avanzar a cubierto y podía abrirse paso a

través de las alambradas e incluso las trincheras. Los alemanes decidieron entonces

enfrentarse a los aliados en el mar, la batalla de Jutlandia, intentando así debilitar a la Royal

Navy británica en la creencia de que dejaran de bloquearles económicamente. Fue la única

batalla naval de la guerra y en ella Gran Bretaña demostró su superioridad. El Alto Estado

alemán consideró que se había perdido por no haber utilizado los submarinos como arma

bélica, y en adelante decidiría la incorporación de éstos a la contienda.

Frente Este: Rusia ocupa Bohemia, junto con Eslovaquia, y ataca a Hungría. Alemania entonces

contraataca por Polonia y obliga a los rusos a replegarse, llegando las posiciones alemanas

hasta las regiones bálticas, abriéndose es esta zona otro frente bélico. Tal circunstancia

provoca una deserción generalizada en el ejército ruso y se inicia la caída del régimen zarista.

Frente Balcánico: Italia ha ocupado Albania y Grecia se incorpora a la guerra en el bando

aliado.

Frente turco: Gran Bretaña ataca a Turquía por la retaguardia a fin de que le llegue a Rusia el

suministro de petróleo, procedente de Persia, y militariza sus bases de Chipre y Malta.

A finales de 1916 la guerra se ha estabilizado por completo. No hay grandes cambios

territoriales, aunque sí enormes destrozos humanos y materiales. Se decide incorporar a la

población civil al llamamiento bélico para que operen en la economía de guerra, reclutándose

a gente cada vez más joven. Sin embargo, las Potencias Centrales están económicamente más

ahogadas que las demás.

En su deseo de bloquear económicamente a su enemigo, el Alto Estado Mayor Alemán, el 1 de

enero de 1917, toma una decisión que decidirá el curso de la guerra: declarar como

adversario a todo buque, mercante o no, que se dirija a un país enemigo. Alemania es

consciente del riesgo de implicar a más países en la guerra a favor de los aliados, pero

considera que su incorporación no será inmediata y que, para el caso de la participación de un

nuevo ejército, tendrá tiempo suficiente de desarticular el frente occidental, pues considera

que, sólo con una victoria naval, Gran Bretaña abandonaría a Francia, que es con quien

verdaderamente Alemania está en conflicto.

C) La contraofensiva

En 1917 la balanza de la guerra dejará de estar equilibrada, debido a los siguientes factores:

1. Aumento general de los precios: crisis de alimentos que obliga a restricciones de los

artículos de primera necesidad y a la distribución de cartilla de racionamiento en

ambos lados. Falta de mano de obra en el campo por aumento de reclutamientos. Se

practica una economía de guerra.

2. En Rusia triunfa en octubre la revolución bolchevique: ello supone cese de

hostilidades en el frente oriental y firma de la paz anticipada de Brest-Litovsk.

Aparentemente ello favorece a las Potencias Centrales pero fue causa del

alargamiento del conflicto.


3. El bloqueo submarino: provoca el caos económico en muchos Estados aún neutrales,

lo cual les obliga a entrar en guerra de manera indirecta, a través de la aportación de

capitales o contratos comerciales.

4. Fin de la neutralidad de los Estados Unidos de América: ¿por qué? La Banca Morgan

había concedido préstamos ilimitados a Francia y Gran Bretaña para la compra de

material bélico. Teme que no se les devuelva y presiona al gobierno demócrata para

que entre en la guerra. Cuando el barco mercante “Vigilante” fue hundido y se

descubrió el llamado “telegrama Zimmermann” por el cual Alemania, supuestamente,

proponía a México que declarase la guerra a Estados Unidos, los americanos

obtuvieron las razones que justificaron su declaración de guerra.

Con la caída del frente del Este, la guerra se intensifica en el frente occidental.

De manera paralela, se suaviza la guerra en los mares, pues el ataque de los submarinos, en un

principio favorable a Alemania, se ve contrarrestado por el sistema de convoyes británico y

acaba siendo inoperante, con lo que la estrategia militar alemana al confiarle la victoria a la

armada submarina, fracasa.

Los aliados unifican el mando en el mariscal Foch y atacan simultáneamente por todos los

frentes, cogiendo por sorpresa a los alemanes y austríacos. Se produce una ruptura de las

líneas alemanas, así como deserciones generalizadas. Aun así, Alemania tiene capacidad para

resistir e incluso contraatacar, más la alianza de las Potencias Centrales se rompe y se inicia la

defección de sus diferentes aliados. Bulgaria pide el armisticio, atacada desde Salónica. Se

reabre el frente de Serbia que amenaza a Austria, la cual negoció un armisticio, haciendo lo

mismo Turquía al verse vencida por Inglaterra en colaboración con los árabes. Los

nacionalismos vuelven a resurgir en toda Europa Oriental, incluido el Imperio austríaco donde

se forman Consejos nacionales en diferentes zonas, que reclaman la desmembración del

Imperio alegando que no les había protegido de la guerra y exigen negociaciones de paz,

cayendo el emperador austríaco. En invierno estalla una revolución socialista en Alemania.

Esta circunstancia es aprovechada por los aliados para recuperarse y organizarse, junto con los

norteamericanos, que llegan al frente sin agotamiento ni cansancio.

A principios de 1918, la revolución iniciada en Berlín y propiciada por el inicio de la soviética,

provoca la caída del Kaiser. El general en jefe, Ludendorff, acabará solicitando el armisticio en

septiembre de 1918, si bien la guerra no terminará oficialmente hasta el 11 de noviembre.

2. Los Tratados de paz

La paz fue firmada al modo decimonónico: mediante tratados bilaterales que establecían las

condiciones fijadas para los países derrotados. No hubo ni consenso ni concordia, sino duras

condiciones de paz de los vencedores a los vencidos, lo que deterioró sensiblemente el sistema

internacional de los siguientes 40 años.

El Alto Mando Alemán (general Ludendorff), informó al Káiser de la necesidad de

negociaciones de paz por dos razones: reagrupar el ejército y propiciar que fuesen los

elementos civiles democráticos, reunidos en el Reichstag, los que solicitaran la paz: el ejército

nunca se rendiría. El gabinete del liberal Max von Baden solicitó la paz. El presidente Wilson se


adhirió exigiendo elecciones generales en base a sus principios democráticos. Ello precipitó la

caída del Káiser con quien EEUU se negaba a negociar. El pueblo pensó que sin el monarca ni

los militares sería más fácil la negociación. Se inició una revolución, el Káiser abdicó y el

Imperio pasó a ser República como exigía el enemigo. Se inició el alto el fuego y se iniciaron las

negociaciones: el bloqueo económico persistió hasta la firma de la paz.

En tales circunstancias, Francia exigió a los vencidos que las negociaciones se firmarán en París,

en el mismo “Salón de los Espejos” donde, 50 años antes, Bismarck humilló a Napoleón III y lo

obligó a abandonar Francia. Los tratados recibieron el nombre de los diferentes suburbios de

París: St. Germain el firmado con Austria; Trianon, con Hungría; Neully, con Bulgaria; Sèvres,

con Turquía; y, muy especialmente, Versalles, con Alemania.

En las negociaciones se esperaba mucho del presidente americano Wilson con sus “Catorce

puntos”. Se creía en la posibilidad de un concierto de paz de carácter superior, basado en la

libertad y la democracia, que acabase con el sistema del Congreso de Viena (1815) e impusiera

uno nuevo en Europa. Así lo creyeron alemanes y austríacos, y depusieron a sus emperadores.

Sería una paz entre demócratas y se derribarían las estructuras del Antiguo Régimen aún

vigentes. Pero los plenipotenciarios, el viejo y resentido Clemenceau por Francia, el voluble y

práctico Lloyd George por Gran Bretaña, y el débil Orlando por Italia desviaron las

pretensiones originales, se les concedió un poder excesivo pese a su escasa visión diplomática.

Así, el interés de Wilson se centró en la creación de la Sociedad de Naciones y Francia quería a

toda costa la reducción del territorio alemán equiparable a las de Francia. Además de valorar

negativamente la desmilitarización, Lloyd y Wilson consideraron muy duras las condiciones

impuestas, pues entendían que provocarían un resentimiento que llevaría a una nueva guerra,

y ello con razón. Sin embargo, Francia les acalló con la propuesta de compensaciones

económicas y comerciales que precisaban, sobre todo Gran Bretaña, para reconstruir su

economía industrial, que la guerra había dejado inoperante.

Según Ricardo Miralles se dan dos tendencias interpretativas:

A) La conceptualización del período como de entreguerras, implica una lógica oculta en la

que el tratado de Versalles lleva obligatoriamente a la Segunda Guerra Mundial.

B) Esta vía supone, el reconocimiento de que el sistema de Versalles no estaba

condenado de antemano y que existía una posibilidad para el dialogo y la paz, aunque

también llegó tarde, no sólo respecto a Alemania, sino también para Italia y Japón, no

dispuestas a quedar excluidas del concierto mundial. El segundo elemento a

considerar: el miedo al socialismo bolchevique, que pretendía destruir el viejo orden.

Tercer elemento: aislacionismo de EEUU, cuyo apoyo financiero e ideológico sí tomó

parte decisiva en los dos últimos años de la guerra y sirvió para favorecer la gestación

de los tratados. Miralles considera que la crisis del 20 rompió el posible equilibrio

europeo de Versalles, reconducido en Locarno. Así, la IIGM concluyó lo que la primera

había empezado, la debilitación de Europa como factor autónomo del orden

internacional.

Tratado de Versalles (28 de junio de 1919): fundamental para la evolución posterior de la

República de Weimar y el ascenso del nacionalsocialismo en Alemania, ya en los prolegómenos


de la IIGM Sus puntos principales, incluidas sus repercusiones para Alemania, son las

siguientes:

- Declaración de responsabilidad unilateral de Alemania y sus aliados: esto indignó

moralmente a los alemanes que no eran partidarios de la guerra antes de su inicio.

Muchos consideraron que fueron los políticos y militares los responsables, pero no el

conjunto de la nación alemana. Esta cláusula, llamada de “delito de guerra”, se

consideró prioritaria para poder establecer la cuestión de las reparaciones con cierta

base legal, pero ofendía al honor del pueblo alemán y fue una de las banderas

ideológicas que los agitadores hitlerianos agitaron más tarde. Se declara al Káiser

criminal de guerra y a Alemania no se le va a permitir participar en la futura Sociedad

de Naciones (hasta 1926).

- Enajenación de todas las colonias con las consiguientes pérdidas económicas, así

como la prohibición de ejercer el derecho de dominio colonial similar al que

ostentaban Francia o Gran Bretaña: es el Imperio Británico el que sale reforzado en

este aspecto, si se tiene en cuenta que Suráfrica y Australia eran dominios suyos.

- Apertura del canal de Kiel e internacionalización de las vías fluviales alemanas:

- Cesión de todo buque mercante superior a las 1600 toneladas: Alemania se negó a tal

humillación y ella misma hundió muchos de los buques que reunían estas condiciones.

- Reconocimiento de un nuevo mapa de Polonia a costa de territorios alemanes y

austríacos, que se le añadieron por la zona oriental.

- Pérdida de los Sudetes y de la región alemana de Bohemia:

- El territorio alemán de Schleswig pasa a Dinamarca.

- Alsacia y Lorena: perdidas en 1870, pasan de nuevo a Francia; es una recuperación

que supone la victoria francesa plena, pues ésta era su razón primordial para entrar en

la guerra.

- Francia adquiere también el derecho de exportación de las minas alemanas del Sarre

durante quince años.

- Reparaciones de guerra.

- Desarme de Alemania

Tratado de Saint-Germain. Firmado con Austria (10 de noviembre de 1919) y Tratado de

Trianon, firmado con Hungría (4 de junio de 1920): con el pretexto del principio de las

nacionalidades del Presidente norteamericano W. Wilson se crean una serie de nuevos Estados

y se refuerzan los territorios de otros débiles, nacidos anteriormente al amparo de la

descomposición del Imperio Turco. La nueva reestructuración territorial es intensa y afecta a

los siguientes espacios geográficos:

- Los territorios austríacos de Bohemia, Moravia y Eslovaquia forman el nuevo Estado de

Checoslovaquia: Francia es la principal valedora de su creación con la intención de

crear una franja de separación entre Alemania y Austria y evitar sueños de unión en el

futuro.

- Los territorios balcánicos de Serbia, Montenegro, Croacia y Dalmacia formaron

Yugoslavia.

- La región de Galitzia pasa a Polonia, que resurge ampliada en el mapa europeo.

- La frontera de los Alpes también fue modificada.


Tratado de Sèvres. Firmado con Turquía (10 de agosto de 1920):

Por este tratado queda desmembrado el antiguo Imperio Turco. Consecuencias del Tratado: se

legaliza la pérdida de los territorios balcánicos, salvo la zona de los Estrechos y gran parte del

área otomana pierde la relativa autonomía colonial que había tenido. Se producen los

siguientes cambios:

- Turquía cede a Francia y Gran Bretaña todos los territorios de Oriente Próximo: Siria,

Jordania, Líbano, Israel y Palestina. En la zona del actual Israel, casi despoblada en

aquel entonces, se inicia una inmigración de judíos procedentes de los países vencidos,

afectados además por una grave crisis económica, pero especialmente de judíos rusos,

debida a la política antisemita del régimen soviético; es el resultado también de las

negociaciones de los sionistas europeos, iniciadas en el año 1900 y culminadas en su

momento. A los judíos se les dan facilidades para instalarse como colonos agrícolas,

modificando las estructuras agrarias de la zona. Y así, a la larga, entran en conflicto

abierto con las tribus árabes del lugar.

- Turquía también pierde un amplio territorio balcánico que pasa a Grecia: Esmirna y

las islas del Mar Egeo, desde Creta hacia sus costas. Así, la cuna de la civilización

recupera parte de sus límites originarios, se inicia la recuperación arqueológica del

patrimonio perdido y un intenso movimiento migratorio, pactado entre Grecia y

Turquía (los griegos el Aisa Menor se les da la opción de volver a Grecia y a los turcos

de ocuparlos). De este modo, Turquía se queda limitada a la península de Asia Menor

hasta el Mar Caspio y Grecia renuncia a una supuesta futura reivindicación histórica

territorial en Anatolia.

- La región del Bósforo y los Dardanelos se queda en poder de Turquía, aunque bajo

un régimen internacional: lo que permite el paso de buques de guerra y mercantes de

cualquier nacionalidad entre el Mar Negro y el Mediterráneo (ello benefició a la URSS

en su intento secular de tener salida a mares cálidos).

- Las islas del Dodecaneso en el Adriático pasaron a Italia.

Tratado de Neuilly, firmado con Bulgaria (27 de noviembre de 1919):

Esta nación fue una de las grandes perdedoras de le guerra, injustamente. Perdió toda su

vertiente marítima sobre el Mediterráneo, lo que le ahogó económicamente, pues no podía

dar salida a su producción y tuvo que ceder también territorios a Rumanía y a Yugoslavia, en

los que vivía población búlgara. Su complicada orografía y su aislamiento impidieron su

desarrollo posterior.

Tratado de Brest-Litovsk, firmado con la URSS (3 de marzo de 1918):

Firmado antes del final de la guerra en el momento del inicio de la revolución rusa. Lo que

significó grandes desventajas para Rusia. Ésta tuvo que ceder algunos territorios del Oeste a

Alemania (en Polonia) y a Turquía, pero posteriormente, en otros tratados, los recuperaría o

pasarían a un tercero.

En principio, Ucrania también pasó a ser área de control soviético pues era una zona

agrícolamente rica, así como Estonia, Letonia y Lituania. Estas tres antiguas provincias bálticas


se harían Estados independientes en Versalles, junto con Finlandia. Este tratado sería más

tarde denunciado por parte de Stalin; su política de entreguerras se orientó a recuperar los

territorios perdidos en el momento más propicio, lo que ocurriría veinte años después (1939,

Tratado de amistad germano-soviético, firmado por Ribentropp y Mólotov)

3. Significado de los Acuerdos de París

No fueron tratados afortunados. Las negociaciones de París se celebraron aún con el

acaloramiento de la guerra, bajo la presión de la prensa y la opinión pública e incluso bajo la

influencia del juego político electoral desarrollado en casi todos los Estados firmantes.

La actitud de Francia fue desacertada por completo, ya que al querer poner fin a la amenaza

alemana sólo incrementó su enemistad, convertida en el “mito de la Alemania humillada”,

dando pie a la demagogia de los extremistas y exaltados. Francia quiso concebir a Alemania

como una amenaza permanente lo que, a la larga, fue negativo para los intereses de toda

Europa.

El resto de los aliados fue débil ante las presiones que Francia planteó en sus condiciones de

paz y no supo obligarla a actuar con sensatez. Los propios aliados no tenían fe en los tratados

que estaban firmando, lo que no hacía sino favorecer la tarea de los agitadores, no sólo

alemanes, sino también italianos y japoneses, descontentos con los resultados. Todo esto

adquirió tal intensidad que ni los propios Estados Unidos ratificaron los tratados.

Lo que está claro es que la guerra supuso el éxito de los nacionalismos en su acepción más

sentimental y romántica, es decir, la identificación de un pueblo nacional con una determinada

cultura y valores. Se le consideró consustancial al liberalismo y a la democracia, aunque no se

apreció la diferencia de acepción entre la visión norteamericana de nación, como comunidad

soberana que se autodetermina para constituirse como tal, y la visión europea, especialmente

la eslava, nacida de un sometimiento a otra más fuerte y poderosa y el impulso de liberarse.

No se apreció que de esa forma se volvía a similares situaciones anteriores, pues se crearon

nuevos Estados-naciones bajo supuestos de homogeneidad que no siempre existió. De ahí que

los problemas de las minorías perviviesen tras la guerra.

Por otra parte, había surgido un Estado diferente, la URSS, que fue reconocido pese a

participar destacamentos militares extranjeros en un momento dado de la guerra civil que

precedió a su surgimiento. Sin embargo, los aliados negociaron con los comunistas, no con los

pro-zaristas. Cuando los primeros se asentaron en el poder no aprobaron lo que Europa

llamaba el cordon sanitaire, que iba desde Finlandia hasta Rumanía. Fue propiciado por Gran

Bretaña para colocar a Alemania como línea de contención del comunismo, aspecto del que

también fue consciente esta nación más adelante. Esto favoreció la aparición de una fuerza

política de choque, el nazismo.

La guerra podía considerarse una “victoria de la democracia” aunque muy trágicamente

(alcanzó los diez millones de víctimas). Fueron los Estados con regímenes parlamentarios

democráticos con sufragio universal los que se impusieron. Los regímenes de apariencia

constitucional, pero aún de fuerte carácter monárquico y aristocrático, se desmoronaron. En

ningún momento se les impuso un determinado régimen político.


Finalmente, lo más valioso de estos acuerdos fue la decisión de crear la Sociedad de Naciones,

aunque limitada por los intereses de los Estados. La Sociedad de Naciones implicaba al menos

una promesa de futuro frente a los problemas que la estabilidad internacional requería. Sin ser,

la panacea de la guerra, éste sí fue un gran avance en el plano del Derecho Internacional, y

probablemente lo único positivo de las negociaciones de París.

4. La Revolución soviética

La catástrofe mundial de 1914-1918 tuvo dos claras consecuencias: por un lado, la

supervivencia del sistema capitalista capitaneado por Gran Bretaña, que progresivamente

trasladaría su eje de acción a un nuevo centro de la política internacional, Estados Unidos. Por

otro lado, la fundación y afirmación de la primera sociedad política no capitalista dentro del

sistema imperialista dominante: la Unión Soviética. Este es un hecho que marcaría el curso de

la historia, especialmente en la segunda mitad del siglo XX. Por lo tanto, la Primera Guerra

Mundial no sólo supuso un desplazamiento de los centros de poder capitalistas en mutua

competencia, sino la evidente puesta en marcha de un nuevo modelo de sociedad que

rebasaba por completo los moldes clásicos contemporáneos.

La Revolución soviética está entroncada con la Revolución francesa de 1789: ambas se

proclaman abiertamente en contra el Antiguo Régimen y manifiestan cambios

socioeconómicos infraestructurales de gran magnitud, así como por la influencia que

ejercieron en amplias regiones del mundo y durante mucho tiempo.

De igual modo, hay grandes diferencias entre la una y la otra: Francia estaba a la cabeza del

desarrollo social y Rusia a la cola. Sin embargo, el extremismo de sus formas propició los

fascismos como fuerza de choque, así que la Revolución rusa generó, no sólo comunismo, sino

también la respuesta del fascismo en Europa y sus consecuencias fueron brutales.

4.1. Contexto socio-político de la Rusia zarista

Aunque la base económica rusa fuese rural, las inversiones estatales y extranjeras de finales de

siglo habían propiciado una concentración obrera en determinados lugares, como Moscú, Kiev

o San Petersburgo, donde existió una población obrera, minoritaria en relación con la

población total del país, con una excepcional conciencia de clase y un agudo sentido proletario,

que la convirtieron en una vanguardia revolucionaria capaz de derribar el orden establecido.

La dinastía de los Romanov actuaba de manera despótica, aunque no del todo aislada del

liberalismo y el nacionalismo imperantes en Europa. La transformación de una sociedad

agrícola en una industrial, en un momento en que el ferrocarril fue tendido desde los Urales

hasta la Siberia oriental y en que los capitales extranjeros, especialmente franceses y

británicos, hicieron acto de presencia en la minería, química y metalurgia. Pero estos procesos

de cambio fueron interpretados por el zar Nicolás II como un ataque a su autoridad y entonces

emprendió una política nacionalista eslavista de rusificación, lo que para la burguesía y nobleza

constituía una postura retrógrada. Los obreros tenían una gran capacidad de organización.

Para defender sus reivindicaciones, habían creado unos cuadros organizativos llamados Soviets

o Consejos que, como afirmaba el propio Lenin, son el alma de la revolución”.


En los medios intelectuales universitarios de Moscú y San Petersburgo también aparecieron las

corrientes marxistas, analizándose en las Facultades de Letras con profusión. Los estudiantes

burgueses se hicieron solidarios con los problemas del proletariado e iniciaron estudios de la

sociedad rusa, analizando sus defectos y virtudes y apoyando las manifestaciones de los

obreros. Fueron confundidos con los trabajadores revolucionarios y reprimidos igualmente. Tal

circunstancia provocó su deportación progresiva a enclaves siberianos, donde a pesar de todo

gozaron de relativa libertad, sobre todo de estudio, y ello les permitió concentrarse, así como

conocerse entre sí.

El sistema político y la sociedad rusos de ese momento eran aún muy similares a los del

Antiguo Régimen. El zar era autocrático y prácticamente no convocaba la Duma. Los impuestos

ahogaban a la población campesina agrupada en los Mir o comunidades aldeanas, por las que

tenían que pagar un canon desde la abolición de la servidumbre (1861). Los pequeños

campesinos propietarios o kulaks deseaban mecanizar sus tierras y para ello necesitaban

créditos agrarios, pero la pequeña burguesía rusa carecía de capitales suficientes para invertir

y crear una banca propia. En este medio social surgieron diferentes asociaciones políticas:

A) Partido Constitucional Demócrata: formado desde 1903 por profesionales liberales,

kulaks y pequeños empresarios que deseaban más democracia y desarrollo económico.

B) Partido socialdemócrata ruso: fundado en 1898 según las directrices marxistas de la II

Internacional. En 1903 se escindió en dos secciones:

1. Mencheviques: minorías socialistas moderadas que consideran que es posible

acceder al poder por la vía democrática y entrar en el juego burgués parlamentario

para, una vez en el mismo, eliminarlo. Defienden la separación de la Iglesia y el

Estado, aunque admiten la libertad religiosa. En este grupo participan muchos

judíos.

2. Bolcheviques: minoría socialista extremista que considera que la toma de poder

debe ser fruto de la Intellgentsia, casta minoritaria de intelectuales capaz de

imponer un hecho revolucionario. En un principio su máximo teórico era León

Trotsky. Sin embargo entró en contacto en Siberia con el deportado Lenin, quien

elaboró todo un plan de asalto al poder por parte del proletariado, un ideólogo

que consideraba prioritaria una fase previa burguesa capitalista, que una vez

deteriorada por su propia evolución, daría paso a la dictadura del proletariado.

C) Populistas o socialrrevolucionarios: grupo mayoritario de la nación por su fuerte base

agraria.

4.2. El ensayo de 1905

La primera situación propicia para la revolución se produjo en 1905. La expansión rusa por el

Este de Asia enfrentó a Rusia con Japón por el control de Manchuria. La guerra estalla en 1904

y Rusia es derrotada. Esa circunstancia generó un fuerte descontento y demostró el

aniquilamiento del ejército ruso, con un armamento atrasado y sin aprovisionamientos

suficientes para los soldados. Ello fue aprovechado por los socialistas, que convocaron una

huelga general, los campesinos apoyaron la huelga y los social-revolucionarios provocaron

incendios y otros actos violentos por todo el país.


Los constitucionalistas burgueses aprovecharon también la situación y exigieron al zar que

democratizara el país y convocara elecciones. La represión fue feroz ante el motín del

acorazado Potemkin y la marinería se puso de parte de los huelguistas, lo que agravó la

situación. Finalmente, el zar claudicó en octubre y se convocó la Duma. Consecuencia: la

revolución se frenó, ya que los liberales y los socialistas moderados decidieron participar en las

elecciones convocadas a tal efecto. Los obreros, agrupados en consejos llamados soviets y los

campesinos, se vieron solos. El ejército se decantó por el sistema democrático y los soldados

decidieron obedecer las órdenes de sus oficiales, una vez que se disolvieron las

manifestaciones. Muchos revolucionarios fueron detenidos y otros muchos huyeron, entre

ellos Lenin. La revolución había fracasado. En 1912 s fundó Pradva como periódico oficial de

los socialistas. Lenin analiza la situación y llega a la conclusión de que es necesaria una fase

intermedia burguesa, aún no lograda. La estrategia consistirá en reforzar a los soviets, atraer a

parte del ejército subalterno y boicotear a los demócratas.

Fases de la Revolución

La Revolución rusa se desarrolló en tres fases, claramente estructuradas por las fuerzas

sociales que las protagonizaron.

A) Fase de la revolución liberal

Tras revolución de 1905, Duma se convoca 4 veces. Diferencias de opinión en temas de

legislación económica, frenan solución del problema social más importante: falta de estímulo

para trabajo en medio agrícola y dificultades de mecanizar agricultura y aumentar

productividad. Déficit agrícola, hambre y carestía.

Se emprende desamortización civil y reforma agraria que permiten progreso de los kulaks.

Pero burocratización impide proceso rápido y campesinos se impacientan por sua malas

condiciones de vida que obligan a emigrar a ciudades industriales, donde la explotación aún

era más severa. Socialrevolucionarios desarrollan terrorismo.

En consecuencia, empeora situación social (1912), en contexto de mala política internacional.

Años 13 y 14 centrados en política exterior, que propician entrada en IGM.

1916: se desconoce el paradero de 4 millones de soldados: madres rusas protagonizaron una

manifestación de protesta ante Parlamento duramente reprimida. Se deja de creer en Zar.

Zar en el frente, liberales descontentos, Zarina aconsejada por Rasputín, socialistas giran

masas en contra régimen y a favor de formación de gobierno provisional revolucionario.

Duma forma gobierno provisional, Rasputín asesinado, familia imperial recluida. Se solicita

abdicación del zar, el ejército se pone al lado de revolucionarios, zar abdica. Rusia es República.

Los obreros de San Petersburgo provocan la crisis. Se organizan en soviets: disturbios, asaltos y

caos generalizado. Comité de emergencia de la Duma que genera dos autoridades distintas en

misma ciudad.

Lenin llega a SPeter y se pone el frente de la revolución. Expone sus Tesis de abril. Primera fase

terminada. Los burgueses habían hecho caer al zar: ahora debían caer ellos.


La continuación en la guerra favorece a los revolucionarios. Gobierno provisional convoca

elecciones mediante sufragio universal masculino. Socialistas aprovechan para levantar

agitación campesina, prometiendo reparto de tierras gratuito si ganan. Socialistas prometen

fin de la guerra, reforma agraria y aumento de kulaks. Mencheviques, intentan boicotear

elecciones. En el frente estalla revuelta contra los oficiales. Revuelta se sofoca con dureza y se

celebran elecciones.

B) El interludio moderado socialista

Ambiente enrarecido que provoca poca participación en las elecciones. Gana coalición de

liberales y socialistas. Kerenski, socialista, nuevo presidente trata de encarcelar a bolcheviques

y mencheviques. Lenin huye a Finlandia.

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