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El estudio de las murallas nos interesa en cuanto serían el hecho más significativo en la verificación de las distintas fases del proceso de configuración de la ciudad medieval. La his- toria de la ciudad vendría marcada por una serie de fortificaciones desde época romana. En dichos elementos, constituidos en perma- nencias arquitectónicas, estaría, si aceptamos las propuestas historiográficas vigentes, la clave tanto de la estructura del poblamiento corres- pondiente a los diversos períodos históricos cuanto del modo en que se produce la confi- guración de la ciudad islámica del siglo XI. Este trabajo se centra en el análisis de los argumen- tos dados por la historiografía sobre el signifi- cado de los distintos complejos castrales iden- tificados en el área urbana de Granada. Cuando existe una larga tradición historio- gráfica, como sucede con Granada, se produce un estado de inercia donde los nuevos datos positivos a veces se interpretan en base a teorí- as válidas sólo en contextos historiográficos ya obsoletos. La ausencia de análisis sobre el grado de certeza que dichas teorías tienen en el momento actual y sobre los distintos problemas que plantean en ámbitos históricos o espaciales, ha tenido graves consecuencias a la hora de interpretar los hallazgos, siempre fragmentarios, de las excavaciones arqueológicas. La proyec- ción mecánica de dicha tradición sobre los res- tos materiales ha hecho que éstos aparezcan como datos positivos demostrativos de la teoría tradicional, cuando en realidad sucede todo lo contrario: que cuestionan la validez de dicha teoría. Un caso paradigmático de esta situación nos parece todo lo referido al primitivo recinto de murallas levantado en Granada. La pregunta a responder es cómo se han llegado a configurar las teorías vigentes. Además de saber qué se dice queremos saber por qué se dice, si es que los textos lo permi- ten. Los textos citados son pocos. Una recopi- lación exhaustiva y sistemática convertiría este trabajo en un catálogo crítico 1 que escapa a los límites de una revista, y las conclusiones no serían distintas. En todo caso ya otros se encargarán de mostrar nuestros errores. Queremos insistir en que no se trata de explicar el proceso histórico de la ciudad, sino valorar los distintos discursos interpretativos que se han venido produciendo. Las ideas básicas que articulan el discurso historiográfico son tres; 1. Existió una ciudad antigua, Iliberri, que pudo permanecer hasta el siglo VII. 2. Con la invasión musulmana la ciudad desaparece. Se funda una nueva capital (Ilbira) y en el solar de la antigua se levantan fortifica- ciones para controlar la población autóctona. 3. A partir del año 1010 se procede al trasla- do de la capital hasta el solar de la ciudad antigua. La primera cerca medieval de Granada. Análisis historiográfico. Juan A. García Granados 1 Existen repertorios bibliográficos a los que remitimos

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El estudio de las murallas nos interesa encuanto serían el hecho más significativo en laverificación de las distintas fases del procesode configuración de la ciudad medieval. La his-toria de la ciudad vendría marcada por unaserie de fortificaciones desde época romana.En dichos elementos, constituidos en perma-nencias arquitectónicas, estaría, si aceptamoslas propuestas historiográficas vigentes, la clavetanto de la estructura del poblamiento corres-pondiente a los diversos períodos históricoscuanto del modo en que se produce la confi-guración de la ciudad islámica del siglo XI. Estetrabajo se centra en el análisis de los argumen-tos dados por la historiografía sobre el signifi-cado de los distintos complejos castrales iden-tificados en el área urbana de Granada.

Cuando existe una larga tradición historio-gráfica, como sucede con Granada, se produceun estado de inercia donde los nuevos datospositivos a veces se interpretan en base a teorí-as válidas sólo en contextos historiográficos yaobsoletos. La ausencia de análisis sobre el gradode cer teza que dichas teorías tienen en elmomento actual y sobre los distintos problemasque plantean en ámbitos históricos o espaciales,ha tenido graves consecuencias a la hora deinterpretar los hallazgos, siempre fragmentarios,de las excavaciones arqueológicas. La proyec-ción mecánica de dicha tradición sobre los res-tos materiales ha hecho que éstos aparezcancomo datos positivos demostrativos de la teoríatradicional, cuando en realidad sucede todo lo

contrario: que cuestionan la validez de dichateoría. Un caso paradigmático de esta situaciónnos parece todo lo referido al primitivo recintode murallas levantado en Granada.

La pregunta a responder es cómo se hanllegado a configurar las teorías vigentes.Además de saber qué se dice queremos saberpor qué se dice, si es que los textos lo permi-ten. Los textos citados son pocos. Una recopi-lación exhaustiva y sistemática convertiría estetrabajo en un catálogo crítico1 que escapa alos límites de una revista, y las conclusiones noserían distintas. En todo caso ya otros seencargarán de mostrar nuestros errores.

Queremos insistir en que no se trata deexplicar el proceso histórico de la ciudad, sinovalorar los distintos discursos interpretativosque se han venido produciendo.

Las ideas básicas que articulan el discursohistoriográfico son tres;

1. Existió una ciudad antigua, Iliberri, quepudo permanecer hasta el siglo VII.

2. Con la invasión musulmana la ciudaddesaparece. Se funda una nueva capital (Ilbira)y en el solar de la antigua se levantan fortifica-ciones para controlar la población autóctona.

3. A partir del año 1010 se procede al trasla-do de la capital hasta el solar de la ciudad antigua.

La primera cerca medieval de Granada. Análisis historiográfico.Juan A. García Granados

1 Existen repertorios bibliográficos a los que remitimos

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Estos tres hechos se apoyan en una seriede argumentos que agrupamos en sendosapartados, precedidos de una síntesis historio-gráfica. En el primero exponemos todo loreferido a la determinación de un conjunto denúcleos de población asentados en el área dela actual ciudad de Granada y sus inmediacio-

nes. En el segundo analizamos los criterios usa-dos para identificar una serie de fortificacionesque se irían levantando desde época visigodahasta el siglo XI como epígonos o sustitutosde la ciudad antigua. En tercer lugar analizamoslas teorías sobre el proceso de organizaciónde la nueva ciudad generada en el siglo XI.

Procesos espaciales y funcionales propuestos en la historiografía sobre Granada

al-QaSaba al-qadimaQaSabat al-Bayazin

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2 En la reconstrucción de Lévi-Provençal el texto de al-Razi sería el siguiente, en su version francesa: "Dans ce district [Ilbira], il y a desvilles qui sont sous la dépendence du chef-lieu: ainsi Qastiliya, qui es le chief-lieu du district d'Elvira, et dont le territoire n'a pas sonpareil au monde pour la fertilité et l'excellence, sauf celui de la Gutta de Damas... Un autre château est celui de Grenade, que l'on ape-lle la "Ville des Juifs" parce que des Juifs la peuplèrent; c'est la ville la plus antique que l'on trouve dans le district d'Elvira. Au milieu dela ville de Grenade, passe un cours d'eau qui s'appelait Falum (Flumen) et qui s'apelle aujourd'hui le Genil."

Asentamiento ibérico Ciudad romana ReducciónAltomedieval

Arrabales fortificados

GarnataNativolaIlipula

Siglos IV-VII a.C.

Siglos VIII-X Siglos XI-XII Siglos XIII-XV

HiSn RomanMármol (S. XVI)

HiSn Garnata(GARNATA)al-Razi (S. X)

Astiban(NATIVOLA)

HiSn Saqir(ILIPULA)

Recinto de la ciudad romana QaSabat Garnata(ILIBERRI)

Alhambra (S. IX) Alhambra (S. XI) Alhambra (S. XII) Alhambra (S. XIII)Sawwar Ibn Hamdun Ibn Nagrela Ibn al-Ahmar

Torres Bermejas Recinto urbano ¿Fortaleza? Fortaleza nazarí

Fortaleza S. VIII

1. EL PROCESO HISTORIOGRÁFICO

El punto de partida lo constituye el textode Luis de Mármol (1600) que no tuvo en sumomento el reconocimiento que hoy se leotorga. Se basa en la Crónica del moro Rasispara justificar los origenes de Granada, que nosería Iliberri, identificada con Ilurco, sino unasentamiento fundado por los judíos con unafortaleza aneja "el castillo de Gazela, que nin-guno asemeja tanto a la ciudad de Damasco

en riquezas como él".2...de donde se coligehaberse llamado Gacela en algún tiempo lasalcazabas antiguas de la ciudad de Granada...la cual hallamos haberse también llamadoHizna Roman".

La interpretación que Mármol efectúa deal Razi condiciona todas las que vendrán des-pués: "Conforme a lo que Raxid dice, la villade los judíos fue en aquella parte de la ciudadde Granada que está en lo llano entre los dos

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ríos referidos [Darro y Genil]... desde laparroquia de la iglesia Mayor hasta la de SantoMatía... y la fortaleza debió ser donde ahoraestán las Torres Bermejas, porque según fui-mos informados de los naturales de la tierra,el muro que baja destas torres, roto y aporti-llado en muchas partes, es el edificio más anti-guo desta ciudad. Ésta sería la población anti-gua." Además "en los altos que caen sobreGranada parece que pudo estar fundada laantigua ciudad de Illipa, que refiere TitoLivio...". Los musulmanes "edificaron cerca deella [la ciudad judía] un castillo fuerte sobreun cerro que agora cae dentro de la ciudad,llamado el cerro de la Alcazaba Antigua. Aeste castillo llamaron Hizna Roman...y losmoriscos le llaman Alcazaba Cadima, quequiere decir castillo o fortaleza antigua." Porúltimo "en el año del señor 1006 había yaotra nueva alcazaba ..la cual llamaron AlcazabaGidid que quiere decir Alcazaba Nueva. Estasegunda población dicen que hizo un africa-no... llamado Bendici Aben Habuz, y que lallamó Gazela".

La propuesta de Mármol era inaceptablepara la mentalidad contrarreformista, empeña-da en demostrar las raíces cristianas de la ciu-dad. Luis de la Cueva (1603) rechaza la teoríade Mármol y establece el escenario adecuadopara el acontecimiento determinante de la his-toriografía granadina de la Contrarreforma. Suintención ya la declara en la nota preliminar allector : "A la grandeza de Granada convieneprovar que siempre ha sido la Metrópolis deesta provincia, y ser lo mismo que Iliberris titu-lo de yglesia Catedral, en los Concilios anti-guos muchas vezes repetido". Cueva identificala ciudad de Granada con Ilíberis: "Granadaque antiguamente se llamaba Iliberis,..." y pasade inmediato a comentar los hallazgos roma-nos efectuados desde 1540, asociados a loscristianos que se producen después de 1570:una lápida conmemorativa en la colina de laAlhambra, en 1585; las primeras láminas deplomo con motivo del derribo del alminar de

la mezquita mayor de Granada, la Tor reTurpiana supuesta "fenicia", en 1588, prolegó-menos de las que aparecen en 1595 en elSacromonte. Sobre el hallazgo de la TorreTurpiana Mármol había emitido un informe(CABANELAS 1965, pp.185-188) donde identificaba latorre como indudable alminar musulmán y lacomparaba con los otros dos alminares grana-dinos, S. José y S. Juan de los Reyes: "todostres tenían sus torres altas para llamar a laçala, de la misma fabrica y según que las acos-tumbran tener los moros en sus mezquitas, ydespués los cristianos las hicieron servir decampanarios, subiéndolas más altas, como sepuede ver el día de hoy en las dos que estánen pie". Unido a la localización de Ilíberis enPinos Puente, Luis de Mármol descontextuali-zaba por completo el hallazgo de los supues-tos restos de S. Cecilio y sus compañeros.

Tras el estudio de los restos romanos Luisde la Cueva comenta las fortificaciones de laciudad en el que constituye primer análisis delas diferencias constructivas entre las estructu-ras existentes, que le permiten distinguirobras de distintos momentos. Inicia la identifi-cación de la muralla antigua en "un castilloque los arábigos llaman Hizna Roman, que elsolo es suficiente prueba de la Antigüedad ypreeminencia de Granada; su fábrica muestraser más antigua que Romanos...". Los límitesdel recinto a que pertenecen coinciden con laAlcazaba Cadima. Un segundo recinto añadi-do sería igualmente anterior a los árabes yviene a ser la muralla general de la ciudad.Como muestra de la potencia de la ciudadantigua señala la configuración de la murallaen el "postigo de S. Nicolás": "demás de lamuralla de trece pies hecha de hormigóntiene otra más adentro con torres muy altas,cosa extraordinaria aver dos muros el uno tanalto como el otro."

De la Cueva utiliza dos criterios para ase-gurar la antigüedad de los recintos, uno es lapresencia de numerosas reparaciones,3 otro,

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3 "..muchas torres reparadas por lo alto más de dos varas, y el muro calçado de arriba abaxo, por dentro de la ciudad, vese que escalçamiento, por que es por unas partes más delgado que otras según se hallava gastado el muro, esto es clara señal de su antiguedad,porque si fuera de moros no le dexara tanto gastar, teniendo mortales guerras unos con otros, y todos contra cristianos..""..las torres que hay entre estas puertas estan reparadas casi la mitad, clara señal de que no son de tiempos de moros, porque ellos nolas dexaran gastar tanto, estando siempre con las armas en la mano.."

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las características constructivas, que le permi-ten reunir en un mismo grupo obras como elsegundo arco de la Puerta de Elvira, el alminarde la mezquita mayor (Torre Turpiana), la igle-sia del Sagrario -que no identifica como mez-quita sino como templo de la Antigüedad- latorre de la iglesia de S. José y el Puente sobreel río Genil, junto con una torre no conserva-da "en frente de Santa Anna". Los edificios deeste grupo "con mucha evidencia muestranser más antiguos que los Romanos, porqueellos nunca usaron tal fábrica, ni de moros;como se ve en sus edificios, que son casaReal, la de moneda y de cabildo".

En esquema, los elementos del grupo ysus características son:

Sagrario (mezquita mayor): los cimientos.. sonde argamasa y las paredes de tapias sin rafasni cintas. Se ven pedazos de piedra y yeso enlas dos puertas de la nave quinta al modo dela torre.

Torre del Sagrario. (Alminar de la mezquitamayor).

Alminar de S. José. Es de piedra y yeso, las pie-dras puestas a modo de tabiques.

Puente del Genil. Hecho al modo de la torrede S. José.

Puerta de Elvira. En el segundo arco es de lamisma fábr ica que la antiquísima TorreTurpiana.

Hizna Roman. Paredes de argamasa con trecepies de grueso. Las puertas de piedra y yeso.

Bermúdez de Pedraza culmina el procesoiniciado por De la Cueva con un cuidadosoplan. Entre la Antigüedad y Excelencias deGranada de 1608 y la Historia Eclesiástica de

Granada de 1638 existe una línea común. Laprimera obra sienta las bases "objetivas" de laexistencia de la ciudad romana, el escenariosin el cual carece de sentido el segundo libro:una histor ia de la tradición cr istiana deGranada desde la Antigüedad.4 Una terceraobra, la Historia Eclesiástica de Antolínez, que-dará inédita; para ella realiza Heylan una seriede grabados donde se fijan de forma gráficalos monumentos primigenios de la ciudadsegún la nómina de Luis de la Cueva (MORENO

GARRIDO 1976).(ff.4,5)

De la primera cerca Pedraza (1638, fol.31)

dice que abarcaba cuatro parroquias: S.Nicolás, S. José, S. Juan y S. Miguel "y paratiempo que no había artillería, era inexpugna-ble, porque era de piedra, y yeso, fabricaanterior a los Romanos".

Las crónicas contrarreformistas tienen suepígono en los Paseos por Granada y sus contor-nos de Juan de Echevarría, ya en el siglo XVIII.Echevarría se limita a copiar los textos del sigloanterior, en especial de Luis de la Cueva.

La ruptura viene propiciada por el episodiode las excavaciones en la Alcazaba Vieja pro-tagonizado por Flores que D. ManuelSotomayor (1988) ha reconstruido con preci-sión. La mezcla de elementos históricos y reli-giosos, con el problema de la autenticidad delos hallazgos sacromontanos como fondo y elrecurso a la falsificación como extremo, per-mite una polémica entre la propuesta contra-rreformista y la revisión de los ilustradosrepresentada por la Academia de S. Fernando.La opción iluminista, que en lo local se iniciacon la inacabada obra de Simón de Argote,volverá la mirada hacia Luis de Mármol, cuyaobra se reedita en 1797, situándolo en la posi-ción destacada que va a mantener hasta hoy, yhacia las posiciones humanistas del siglo XVI.En el "prólogo de los editores" a los Nuevos

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4 ".. dejamos reconocido el asiento donde fue Iliberia y el sitio de Ilipula, ciudades antiquisimas. Tambien se ha hecho demostracion delpuesto donde fue Granada la vieja y de la fundacion de judios que dice Rasis, dejando a la ciudad de Iliberia libre del combate que le haciantodas estas fundaciones, o la ignorancia de sus sitios, originada de su antiguedad. Estos celajes escuros, y lejos deste pais, en esta primeraparte serviran de aparato para entrar en la segunda de la religion Catolica, y doctrina Evangelica, que se predicó en la primitiva iglesia enesta ciudad; en que se reconoceran las huellas hermosas de los primeros predicadores apostolicos, que vinieron a manifestar la ley deGracia en los últimos fines de la tierra en que estamos: porque en que sabiendo, que Iliberia fue en Granada, se sabe quien predicó en ella,quien fueron sus Prelados, que martires tuvo, y el discurso de sus vidas y sucesos: los hechos admirables de los sucesores, los Concilioscatolicos en ella celebrados, que son los materiales con que se llena el fuste desta historia, y el blanco de este marco sagrado"(fols. 27v-28).

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paseos.. Argote declara la intención de depu-rar la obra de Echevarría. Desde ahora se dis-tingue entre la identificación de la ciudad anti-gua, que pierde sus componentes religiosos -ypor tanto es posible negar su localización en lacolina del Albaicín-, y la posible cronología delas distintas cercas defensivas medievales.

La difícil tarea acometida a lo largo delsiglo XIX será reconciliar el proceso de con-figuración urbana propuesta por Luis deMármol con la existencia de una ciudad ro-mana defendida por la historiografía contra-rreformista, la cuestión iliberitana. En esenciase trata de reconstruir todo lo afirmado en elsiglo XVII con argumentos nuevos. La críticairá sustituyendo las referencias a textos clási-cos por fuentes árabes sin que por ello semodifique de manera significativa ni el sistemaespacial ni el proceso de configuración pro-puesto desde comienzos del siglo XVII.

Es posible distinguir dos períodos. En elprimero dominan las preocupaciones filológi-cas. Favorecida la investigación por los estu-dios de R. Dozy, cuyos escritos son referenciaobligada, genera las primeras historias genera-les, como los cuatro volúmenes de la Historiade Granada de Lafuente Alcántara (1843-1846), y tiene dos hitos: la Descripción delreino de Granada de Simonet (1860) y Dellugar donde fue Iliberis de Eguílaz (1881). Elsegundo período se inicia con los MonumentosRomanos... de Gómez Moreno (1890) y tieneespléndida continuidad en las investigacionesde Torres Balbás. Se caracteriza por su positi-vismo que vuelve la mirada hacia los restosmateriales conservados frente a las discusio-nes "lógicas" del período anterior.

El texto más paradigmático de la primeratendencia es la amplia recapitulación en base alos textos árabes que Leopoldo Eguílaz efectúaen 1881. Eguílaz busca definir la estructura dela primera población islámica y probar sucorrespondencia con elementos de origen anti-guo. El amplio uso de textos árabes no ocultauna lectura de reminiscencias clásicas que des-virtúan su auténtico significado. Eguílaz latinizalos términos árabes y dado que lo que discutees un origen romano, establece una equivalen-

cia de contenidos que falsea su significado his-tórico. Las crónicas del siglo XVII pesarán deforma decisiva en la interpretación de los datosy el interés por lo islámico queda supeditado ala gran polémica que domina el panorama gra-nadino: la localización de la ciudad romana.

No es de extrañar que la otra tendencia seinaugure con una obra esencial sobre el tema:los Monumentos romanos y vis igodos deGranada (1890), la obra de juventud deGómez Moreno, donde la revisión de las teo-rías sobre los recintos medievales se encuen-tra en una amplia nota a pie de página. No esposible entender el significado de esta obra enel proceso historiográfico granadino sin aso-ciarla de forma indisoluble a la Medina Elvirade su padre. Ambos textos configuran unapropuesta global sobre el tema de la cuestióniliberitana. Probablemente se escribieron deforma simultánea y aparecerán casi seguidosen el Boletín del Centro Artístico y Literario deGranada, aunque se hicieron tiradas aparte,que son las ediciones reimpresas recientemen-te. En ambos casos se recurre a la argumenta-ción arqueológica frente a los artificiales juegoslingüísticos al uso, se redactan sendos catálo-gos de materiales al tiempo que efectúan unarelectura de los textos medievales. La polémi-ca a resolver viene establecida en MedinaElvira: "..los unos, al afirmar que Iliberri estuvoen la Alcazaba Cadima, tienen de su ladodatos arqueológicos incontestables, que prue-ban, hasta la evidencia, que su opinión en estepunto, está en pleno dominio de la verdad; losotros tienen de su parte datos irrecusables enlos textos de autores musulmanes, por los queconsta de una manera positiva que MedinaElvira fue una ciudad distinta de Granada ysituada a larga distancia de ella. Los primeros,al esforzarse por demostrar que la capitalidadno salió del recinto actual de Granada seencuentran en contradicción con autorizadostextos, en tanto que los sostenedores de queIliberri estuvo en la Sierra de Elvira, se venobligados a confesar que si no se encuentranen aquel paraje inscripciones del MunicipioIliberritano se debe a haber sido llevados ensu totalidad por los habitantes de Elvira al tras-ladarse a Granada, lo cual de todo punto esinverosímil" (GÓMEZ MORENO 1888, pp.4-5).

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Hasta ese momento las opciones erandos: a) Granada e Iliberri son la misma pobla-ción. Constituyen la Elvira islámica; b) Iliberrise encontraba en Sierra Elvira mientras queGranada era un núcleo judío que se convierteen la capital de los musulmanes. En amboscasos existiría una continuidad de poblamien-to en el área de la ciudad refundada en elsiglo XI; lo que ahora se introduce es la solu-ción de continuidad del nucleo urbano anti-guo. La ciudad romana cede su hegemonía aotro centro reorganizado como capital islámi-ca. En el área de la ciudad antigua se levantandefensas al servicio de los nuevos grupossociales dominantes. Gómez Moreno sistema-tiza los datos observables para establecer dis-tintas fases constructivas en dichas fortificacio-nes, rechaza la propuesta de Mármol y niegaorigen romano a cualquier resto de murallaconservado; acaba así con el mito de su ori-gen fenicio, mantenido como argumentoapriorístico en todos los estudios del sigloXIX e incluso algunos del XX.

La Guía de 1892 mantiene la línea de losMonumentos romanos.. que se rompe en 1905con su trabajo del Boletín de la RealAcademia de la Historia De Iliberri a Garnata,donde expone su tesis última que TorresBalbás recoge y sintetiza de la siguiente mane-ra: "Además del tradicional romano arabizadode Qastiliya, los autores islámicos la llamanhadra Ilbira, es decir, capital de la kura de Ilbira,mientras a la actual Granada conocíanla pormadinat (ciudad principal, cercada y con mez-quita mayor) Ilbira" (TORRES BALBAS 1957a, p.207).Los escritos posteriores son obras poco acce-sibles, como los pliegos no publicados de losMonumentos arquitectónicos de España.Granada y provincia, de 1907 5 -que nos hanllegado a través de pruebas de imprenta- uobras generales como el volumen III de ArsHispaniae (1951), junto a las anotaciones y

rectificaciones a la Guía de Granada dadas aconocer como volumen anexo en la ediciónde 1982. Dichas obras corrigen lo publicadoen los años finales del siglo XIX y establecenteoría distinta, pese a lo cual siguen aparecien-do en nuestros días trabajos basados en loafirmado en 1890.

Los trabajos de Gómez Moreno estable-cen dos conclusiones:

a) El hiSn Garnata sería el único elementoa tener en cuenta en contraposición dialécticacon la fortaleza del siglo VIII, que en un pri-mer momento identifica con el recinto de laAlcazaba Cadima y más tarde con la primitivaAlhambra. No es una fortaleza asociada espa-cialmente al posible arrabal judío. La ciudadpermanece.

b) Destruye la teoría del hiSn Romancomo vestigio preexistente reutilizado entiempos islámicos.

Torres Balbás profundizó en la línea abier-ta por Gómez Moreno. Descartados los argu-mentos decimonónicos, trata de establecersobre bases positivas la posible secuencia cro-nológica de las murallas. El abandono del sigloVIII para el recinto más antiguo, unido a losgrupos diferenciados mediante análisis técni-co-formales hace que Torres Balbás apunteuna última fase en época almorávide.6

De las controversias y polémicas que seoriginan en la historiografía local a comienzosdel siglo XX sólo una entre las distintas líneasque difieren de Gómez Moreno logra asentar-se, e incluso predomina desde hace dos déca-das. Es la representada por Luis Seco deLucena Escalada y su hijo Luis Seco de LucenaParedes. El Plano de Granada árabe de 1910ha tenido una influencia decisiva en la histo-

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5 La fecha corresponde al momento de interrupción de la publicación, tal como se indica en nota a la parte correspondiente al sigloXIII, publicada en los Cuadernos de la Alhambra, nº2, 1966. La correspondiente a la Antigüedad fue incluida en el volúmen Misceláneas,Primera Serie. La Antigüedad de 1949.6 El trozo de muralla granadina que centraba a norte su Alcazaba Qadima sería "del siglo XI, si lo identificamos con las fortificacioneslevantadas por los monarcas ziries, a los que aluden los testimonios históricos; de la primera mitad del siglo siguiente, juzgando por sudisposición de ingreso en recodo en el interior de una torre, por la bóveda vaida de su Puerta Nueva y por los torreones cilíndricos,disposiciones y formas arquitectónicas frecuentes en fortificaciones almorávides" (TORRES BALBÁS, 1951, p.424). No obstante en losescritos posteriores nunca alude a dicha posibilidad.

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riografia sobre la ciudad. La obra se estructuraen tres partes: una breve narración del proce-so histórico bajo dominio árabe, un listado deelementos y toponímia ordenados por tipolo-gías funcionales y un glosario etimológicodonde explica el significado de los topónimos,incluye lecturas de distintos autores y anotalas discrepancias existentes.

En la segunda mitad de siglo hasta media-dos los setenta el vacío en lo que respecta altema que nos ocupa es casi absoluto. Apartede las aportaciones de Torres Balbás en suArte hispanomusulmán hasta la caída del califa-to de Córdoba (1957), sólo destacan algunostrabajos filológicos como el de GonzaloMaeso sobre la Granada judía (1963) o los deSeco de Lucena con la revisión de la teoríade las alcazabas (1966), que hace desaparecerla alcazaba gidida, o sobre la coracha (1968).La obra de Seco de Lucena culmina con LaGranada nazarí del siglo XV, de 1975, entendi-da como un compendio de sus distintasinvestigaciones. La Granada nazarí viene a seruna revisión del Plano de Granada árabe de1910, con dos impor tantes novedades, laorganización no es por tipologías funcionalessino por barrios, y se refiere a un períodoconcreto, el siglo XV. No obstante la depen-dencia de la obra de su padre es casi absolu-ta. Podríamos decir que es el resultado delvaciado de los libros de habices en el esque-ma urbano propuesto en 1910. Al respetaren su integridad casi todos los datos decomienzos de siglo, viene a sancionar la vali-dez de la primera obra con un amplio apara-to documental. El modelo establecido consti-tuye un sistema abierto donde en adelantesólo cabría rellenar huecos en el gran puzzleo corregir datos puntuales en un proceso

acumulativo. Es lo que podríamos denominarla "trampa positivista". La opción positivistaenmascara las fuertes contradicciones exis-tentes en la historiografía granadina al presen-tar una imagen de línealidad acumulativadonde las aportaciones decimonónicas pue-den ser incorporadas si no se ha producidouna corrección posterior. Esto da lugar a quelas obras de síntesis posteriores se limiten ayuxtaponer datos procedentes de diversosautores al objeto de ofrecer la imagen máscompleta posible del puzzle.7 Se olvida conesto que en su mayor parte se trata de datoscuyo sentido histórico sólo lo adquieren envirtud de la propuesta teórica o metodológi-ca vigente en su momento.

Buena prueba de las consecuencias dedicha opción es la producción bibliográfica delos años 80. La configuración del Estado de lasautonomías da lugar a una fiebre editorial dehistorias regionales y locales y las obras deencargo se multiplican. A su vez se recuperala historiografía decimonónica, mediante lareedición de sus principales obras, lo queactualiza una tradición, mal conocida en suproblemática intrínseca, que se toma comoestado de la cuestión sobre el que desarrollarnuevas investigaciones.

Es importante la recuperación de los estu-dios sobre la ciudad romana en este período.En 1983 J.M. Roldán retoma la historiografíadel siglo XIX para presentar una síntesis delos períodos romano y altomedieval argumen-tada en lo referente a lo urbano con criteriostipológicos generalizadores. Se atreve inclusoa establecer diferencias entre la estructuraurbana de Granada de los momentos ibérico,imperial y visigodo.8

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7 La yuxtaposición produce textos como el siguiente: "Garnata según los textos era una fortaleza cercana a Ilbira y así se deduce delos relatos que cuentan los enfrentamientos de las poblaciones en los siglos VIII y IX, la Alhambra y Torres Bermejas estaban unidaspor un lienzo de muralla. Eguílaz, Gómez Moreno y Seco de Lucena defienden que Garnata estaba en la orilla izquierda del Darro enel Albaicín con centro en San Nicolás. Excavaciones realizadas por el padre [falta texto, quizá: ..Sotomayor parecen.. ] darles la razón,un torreón excavado se fecha en el siglo VIII y se piensa que el recinto árabe coincidía con otros anteriores. Seco de Lucena siguió aMármol, Argote, Lafuente...[falta texto] y el recinto alrededor de San Nicolás y calles contiguas llamándola Alcazaba Cadima. El recintocon varias puertas como Bab Qastar donde está la ermita de S. Cecilio, Bab al Bunud y otras que no han dejado vestigio ni recuerdo.Seco de Lucena dice que el aprovisionamiento de agua se hacía mediante una qawraya que a modo de espolón llegaba a un torreón ala calle del Bañuelo donde está el Puente del Cadí. Granada en el siglo X designaba una población a ambos lados del Darro". (ESPI-NAR MORENO, 1991, pp.215-216).8 "... cabe suponer una evolución que, desde el primitivo y elemental urbanismo de la ciudad ibérica, lleva, a través del desplieguemáximo de la ciudad romana en época altoimperial, a las contracciones de los siglos III y IV, con las que Iliberri alcanza la época árabe.

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En 1984 se inicia un nuevo período en lasinvestigaciones granadinas con las excavacio-nes arqueológicas anejas al proyecto de res-tauración de la muralla del siglo XI, luego con-tinuadas en el proyecto de investigación Laciudad iberromana de Granada, dirigido porMercedes Roca Roumens, que pusieron aldescubier to un impor tante tramo de unamuralla. Su existencia modificaba de formasubstancial las premisas que sustentaban elproceso de configuración de los distintosrecintos urbanos, por tanto los análisis poste-riores debían reinterpretar las relacionesespaciales y cronológicas entre las estructurasreconocidas, sin embargo esto no ha sucedi-do y las discusiones de tipo filológico seguirándominando. Se une a ello que la interpreta-ción dada al recinto descubier to no se hahecho desde el conocimiento del estado de lacuestión tal como lo dejaran Torres Balbás yGómez Moreno en sus últimos escritos, sinodesde las interpretaciones del GómezMoreno de 1890 y de Seco de Lucena.

En los últimos años destaca la amplia apor-tación de A. Malpica. En 1992 publica el únicotrabajo de conjunto sobre las murallas deGranada realizado desde el estudio de Secode Lucena de 1974, un importante trabajodonde por primera vez se aborda una lecturaglobal del proceso histórico de la ciudaddesde una relectura de los textos medievalesy los datos arqueológicos.9 La opción elegida,hace que sólo de manera secundaria se reco-jan conclusiones historiográficas, casi en exclu-siva Gómez Moreno, Torres Balbás y Seco deLucena, aunque hay mucho implícito de lasmismas cuando se interpretan espacialmentelos textos medievales. Es por esto que el tra-bajo no debe ser considerado un estado de lacuestión sobre las fortificaciones granadinas,sino una propuesta nueva llena de novedades.La naturaleza de la publicación donde se inclu-ye, una obra colectiva de divulgación, haceque no se ofrezcan los argumentos y el apara-to crítico que muchas afirmaciones requerirí-an,10 sin que hasta el momento haya habido

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El recinto de la ciudad iberromana de época republicana viene subrayado por la propia topografía del asiento y por la necesidad deadaptación al terreno, que ha de cumplir los requisitos estratégicos y defensivos idóneos para poder levantar sobre él el conjuntourbano. Su centro geográfico se encuentra en los alrededores de la plaza de S. Nicolás.

El recinto se extiende, pues, en un perímetro de algo más de 1.500 metros, entre el callejón del Gallo, al oeste; la plaza de SanSalvador, al este; el callejón de las Minas, al norte, y el Aljibe de Trillo, al sur... Ofrece confirmación de esta ubicación la presencia derestos de dos cementerios ibéricos equidistantes en sus flancos septentrional y meridional..

Más difícil es trazar el territorio de la ciudad imperial, cuyo desarrollo habría de desbordar los límites del recinto ibérico en una extensióndesgraciadamente, sin posibilidad de precisión. La existencia de cementerios o enterramientos romanos en los alrededores no es, en estecaso, un punto de referencia fiable, puesto que, si se trata de necrópolis tardías, como parece ser alguno de los casos, podrían haber esta-do asentadas sobre anteriores cimientos urbanos, perdidos con la regresión que experimenta la ciudad a partir de la crisis del siglo III.

...Quizá Iliberri... buscara en la contracción de su población, tras la seguridad de un recinto amurallado, la protección necesaria para con-tinuar su existencia, como consecuencia, no sólo de la crisis militar, sino también de otra más profunda, social y económica, que afectaa toda la Bética desde mediados del siglo III...

...Es sin duda en esta coyuntura cuando Iliberri contrae su recinto municipal con el que alcanzará la Edad Media, que Gómez Morenoidentifica con el perímetro de la Alcazaba Qadima, el primer circuito cercado de la Granada musulmana.. La descripción del recinto sedebe a Seco de Lucena [Plano de Granada árabe, 1910]..

... Posiblemente el llamado Hizn Roman no sea otra cosa que los restos de la fortificación tardorromana, si nos atenemos a la significaciónde Hizn "castillo" y Román, rumí, "cristiano" que le dieron los ziritas al instalarse sobre la propia fortaleza" (ROLDAN 1983, pp.241-252)9 Según el principio claramente expuesto (MALPICA, 1994) de que la necesidad de una reflexión intelectual de mayor alcance "... pasapor una valoración de lo hecho hasta aquí, claro está que desde el punto de vista de un arqueólogo dedicado a la época medieval.Queremos mostrar que la arqueología genera una práctica historiográfica que le es propia. Sin ella es imposible el conocimiento cientí-fico y sólo quedaría reducida a una mera técnica." (p.199) "la Arqueología produce conocimiento histórico y... genera una práctica his-toriográfica que le es propia"(p.199-200). "No se debe olvidar que la Arqueología parte del análisis de los restos, tanto del subsuelocomo los que hay encima de la tierra. En otras palabras, los datos extraidos de las fuentes escritas y del análisis espacial no puedenquedarse limitados, sino que deben de buscar su integración con los que se obtienen de la excavación estratigráfica. El rigor en ésta noqueda, pues, subsumido en una serie de generalidades y de hipótesis por muy brillantes que sean. Además, hay que romper de unavez por todas con la visión en mosáico que tenemos como fruto de intervenciones concretas".10 Ponemos un solo ejemplo: "Problema consiguiente es cómo esta nueva dinastía [zirí] se implanta en el territorio y, en particular, enel medio urbano que crea, pero que tiene que ir conformando. No se ha trabajado apenas sobre este tema. Sólo cabe destacar quealgunos edificios y restos aislados se pueden adcribir al siglo XI. No es facil hacer más precisiones cronológicas"(p.74). "Los cálculosrealizados por Torres Balbás suponen que la ciudad zirí abarcaba unas 75 hectáreas, incluyendo, lógicamente, la qasaba y una serie debarrios intra y extramuros"(p.75). La referencia a barrios, e incluso arrabales extramuros, no procede de Torres Balbás. Antes se afirmaque "... hay referencias indudables a barrios en la madina Garnata del siglo XI. Aparte del denominado Rabad Badis, junto al alcázar delrey zirí, y del de Sanad situado debajo de éste, llamado así por estar situado en cuesta, hay numerosas citas de barrios que se encon-traban en una u otra parte de la ladera que coronaba la Alcazaba Vieja o Qadima" (p.75). Dichos barrios tampoco nos constan en nin-gún trabajo sobre el siglo XI por lo que la novedad de la afirmación es indudable.

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ocasión de precisar numerosas cuestiones.Problema añadido es que si, como parece, eldesarrollo de la investigación arqueológica enGranada dista bastante de ser satisfactorio,11

las conclusiones en base a los datos obtenidosdebieran ser puestas en cuarentena.

A. Malpica mantiene que no existe ciudadantes del siglo XI.12 Según las teorías vigentes,en las murallas granadinas se reutilizaríanestructuras anteriores, y aunque existen tex-tos que han dado lugar a una amplia gama deopciones que podrían haberse replanteado,no hay en este trabajo una sola referencia alconjunto de fortificaciones granadinas atribui-das a algún momento anterior al siglo XI.13

Buena prueba de la opción elegida es que noaparece el término hiSn Garnata .

Fuera del ámbito local las investigacionesson escasas, aparte de lo contenido en obrasgenerales. Inciden en el problema filológico,tendencia justificada por un conocimientomucho más riguroso de los textos árabes, vol-viendo una y otra vez sobre temas imposiblesde solucionar, pues sea cual sea la opción ele-gida no constituye más que una hipótesis ademostrar. Entre los trabajos aparecidos enlos últimos años hay tres que inciden demanera especial sobre el tema, debidos a R.Pocklington (1988), Pavón Maldonado (1994) yFernando Valdés (1995). Los trabajos de

Pocklington y Valdés recuperan la tradiciónfilológica del siglo XIX. El primero reitera lasconclusiones de Seco de Lucena, que glosaapoyado en los recursos de la moderna lin-güística; mientras que el segundo recurre a lasnuevas ediciones de textos árabes para reite-rar los presupuestos contrarreformistas enla-zando con las teorías de J.M. Roldán.

2. LOS NÚCLEOS INICIALES DEASENTAMIENTO

El análisis de los núcleos de poblamientoanteriores al dominio islámico en el área de laposterior ciudad nunca se ha planteado deforma sistemática en sus procesos sincrónicoy diacrónico. Las sucesivas aportaciones de losinvestigadores se han limitado a episodiospuntuales.

2.1 ILIBERRI

El problema de la ciudad romana es posi-blemente el más debatido en la historiografíalocal. El catálogo de Gómez Moreno (1890)

junto con el estudio de las excavaciones delsiglo XVIII de D. Manuel Sotomayor constitu-yen las dos obras esenciales para el estudiodel tema. El trabajo de Delfín Rodriguez (1992)

identificando un núcleo documental no utiliza-do por Sotomayor, permite intentar una

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11 "Las intervenciones de urgencia no han superado el nivel más elemental desde el momento en que no se formulaban desde unaconcepción propia de la Arqueología urbana, sino a partir de un planteamiento en el que la ocupación pluriestratigráfica no quedabacontemplada"... "En primer plano resalta la realidad de la investigación arqueológica y el problema, en consecuencia, de la Arqueologíaurbana. Con claridad se percibe hasta el presente la absoluta carencia de un proyecto, tendente a un mejor conocimiento de la ciudaden su integridad, que haya intentado vertebrar los datos de todo tipo. El desconcierto, en el mejor de los casos, ha sido la nota domi-nante. Una arqueología anclada en unos principios en desuso en toda Europa desde hace décadas, que enarbolaba la superioridad dela técnica, vacía de todo contenido y magnificando unos presupuestos y unos medios, ignoraba el valor científico del trabajo arqueoló-gico. Sólo ha conducido a una acumulación de datos, en el mejor de los casos, difíciles de organizar y presentar, con la vana esperanzade que alguien los pueda interpretar" (MALPICA, 1994, p.199), lo mismo con alguna ligera variante de redacción en MALPICA 1995a. 12 Recordemos los datos que al respecto ofrece Vallve (1986 pp.270-271): "Durante las guerras civiles de finales del siglo IX, las fuen-tes árabes citan hiSn Garnata "Castillo de Granada" o Qalat Garnata "la alcalá de Granada" donde se había sublevado en el año 277 (25abril 890-14 abril 892) Sawwar, jefe de los árabes de la cora de Ilbira, menciona también Qastiliyo, Qastilla o Qasatillo, capital de lacora (hadirat Ilbira) y Madinat Ilbira "la ciudad de Ilbira".."

"En el primer año del reinado de Abd al-Rahman III la crónica de Ibn Hayyan narra que el emir de Córdoba recorre la zona rebelde deGuadix y las Alpujarras Umar ibn HafSun aprovecha la ocasión y se dirige a hadrat Ilbira "la capital o sede del gobernador de Ilbira". Elgeneral omeya al-Qurasi se acerca con un destacamento de caballeriza a Madinat Garnata, la ciudad de Granada, mientras Umar ibnHafsun se dirige a Ilbira, próxima a aquella.."

".. en rabi II el año 318 (3-31 mayo 939) Musa ibn Said ibn Hudayr fue nombrado gobernador de las dos capitales Ilbira y Granada(hadiratay Ilbira wa-Garnata)". Ver también JIMENEZ MATA, (1990) pp.101-102.

13 "El poder político necesitaba formar una madina que lo justificara, esto no quiere decir que lo sea de forma literal, ex nihilo. Así seexplica que en los textos aparezcan referencias a un poblamiento anterior y toda una política edilicia posterior. En base a estos mis-mos textos cabe afirmar, por tanto que Garnata no era una ciudad (madina) antes del establecimiento zirí. Sin embargo los indiciosarqueologicos de esta antigua fase son prácticamente inexistentes"(MALPICA,A. 1994, p.200).

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reconstrucción del proceso de los trabajos yun conocimiento detallado del corpus dehallazgos. Aparte, los trabajos del equipo deinvestigacion de la ciudad romana durante losaños 80, que culminan en un ensayo deestructuración del núcleo romano.

El énfasis en el repertorio mueble comoprobatorio de la ubicación de la ciudad roma-na14 ha hecho que sólo en las últimas décadasse haya intentado definir el área de la ciudad.Mercedes Roca ha efectuado una propuesta,incluida en la información histórica del PlanEspecial del Albaicín, y argumentada en unamonografía (ROCA, MORENO, LIZCANO, 1988). Esseguida por Sotomayor (1992).

Los criterios usados son tres: a) La distri-bución espacial de los hallazgos según el catá-logo de Gómez Moreno; b) La posibilidad deidentificar un viario correspondiente a la ciu-dad antigua; c) La ubicación de las necrópolis,que establecerían los límites del área urbana.El primer argumento depende de la conside-ración de resto in situ que se le de a los dis-tintos hallazgos y del uso que se haga de lasreferencias espaciales para su ubicación; elsegundo pretende que en la trama urbanaactual existen vestigios del viario de la ciudadromana,15 hipótesis que articulaba las previsio-

nes arqueológicas iniciales del Plan Urbanísticopara el Albaicín. El tercer criterio se basa en laubicación de necrópolis en las parroquias deS. Juan de los Reyes y S. José.16

Carecemos en los escritos del siglo XIXde cualquier precisión sobre la naturaleza dela ciudad en el contexto altomedieval. J.M.Roldán (1983) es el único que ofrece una pro-puesta sobre la ciudad entre los siglos V al VII.Un reforzamiento militar de la ciudad tendríaincluso dos fases, la primera en el siglo VI enel contexto de un limes frente a los bizanti-nos;17 la segunda en el siglo VII, en un contex-to que considera más de "mutación" que dedecadencia: "continuó el proceso de amuralla-miento, que ya vimos se había iniciado en elBajo Imperio, con la consiguiente reducciónen el perímetro urbano y la concentración dela población intramuros. Pero el hábitat urba-no no quedó restringido al perímetro mura-do. En los extramuros, surgieron barriossuburbanos, generalmente en torno a unaiglesia o basílica, de la que toman el nombre".Esta última afirmación establece todo un siste-ma urbano en base a una lectura generaliza-dora de la inscripción de Nativola, caracteriza-do por la reducción del núcleo urbano princi-pal, que se fortifica, y un complejo de núcleosperiféricos de nueva formación. Dichos núcle-

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14 Existen dos posiciones al respecto. Una deriva de la cuestión iliberitana y tiende a valorar los monumentos epigráficos como pruebadel nombre de la ciudad; la otra opción incide en la naturaleza de resto in situ no monumental. Gómez Moreno ya resaltó (1897), queel peso de la prueba no recae en las piezas monumentales sino en aquellas otras cuya reutilización estaría escasamente justificada:"Cuando estos autores [Oliver Hurtado] recogían datos para su citada obra en los altos de la Alcazaba, explicaban la presencia fre-cuente de restos arquitectónicos con el obligado argumento de la traslación de estos objetos desde la falda de Sierra Elvira; pero nopudieron apelar a él cuando llamamos su atención sobre el gran número de tejas planas que se encuentran esparcidas por toda laAlcazaba...hay que convenir en que ese cascajo perteneció a un pueblo muy anterior a la invasión musulmana; pues no es de creer setrajeran de otro lado, al par de las columnas, pedestales y epígrafes latinos".15 Es defendida también por D.Manuel Sotomayor (1992, p.62): "La actual calle o cuesta de María la Miel, continuación de la Placetade las Minas hacia el S. es muy posible que conserve, más o menos, el trazado de uno de los principales ejes viarios de la antiguaGranada romana."16 Esta última nunca ha sido probada. La propuesta procede de Sotomayor (1992, p.61): "La zona de la actual iglesia de S.José sí hayque considerarla como ciertamente extraurbana, ya que en ella, en 1888, aparecieron varias sepulturas, quedando así manifiesta la pre-sencia en ese lugar de una necrópolis romana". Se basa en los Monumentos romanos..(p.29) de Gómez Moreno donde se dice: ".. enabril de 1888, al abrir una zanja en la Placeta de S. José .. se sacaron pedazos de tejas planas en gran cantidad, como acontece siempreen este barrio, y al mismo tiempo haciendo el desagüe de la fuente, entre pedazos de aquellas se halló un fragmento de losa con partede inscripción sepulcral..". Los restos pertenecían a un edificio monumental localizado en dos momentos, descrito por GómezMoreno: "El edificio a que estos vestigios pertenecieron, debió ocupar, a lo que se colige por lo que de él se descubrió, la extensión dela actual placeta del Almirante, dirigiéndose hacia la casa asilo, iglesia de S.José y la inmediata casa de D. José Ortega en cuyo jardín,según manifestacion de este señor, se hicieron algunas excavaciones hace 18 años, descubriéndose restos arquitectónicos, discos depiedra, grandes ladrillos, cimientos y entre los escombros una lucerna de barro... lo descubierto últimamente debió ser el límite de laparte edificada por el lado de Septentrión... pues al continuar el desmonte en este sentido no se hallaron más cimientos; pero símuchos sillarejos, restos de tejas... gran cantidad de piedras de río... y dos fragmentos de capiteles corintios de piedra ripia, en que laforma, clase de piedra y factura son idénticas a las de un gran capitel mutiladísimo encontrado... en la calle Muladar de doña Sancha, yque debió pertenecer al mismo edificio".(GÓMEZ MORENO, 1897)17 "si Eliberri fue fortificada entonces o si los visigodos se limitaron a aprovechar, con las reparaciones necesarias, las defensas de que,sin duda, estaba provista la ciudad desde el Bajo Imperio, es algo que no sabemos". (ROLDAN, 1993, p.344-345)

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os no responden a un proceso de ruraliza-ción, pues se mantienen en el área de la ciu-dad romana, ocupando zonas en altura. Estapropuesta contradice la interpretación deMercedes Roca, para quien el núcleo romanoen su máxima expansión corresponde a lareducción altomedieval de J.M. Roldán.

A. Malpica mantiene una actitud más radi-cal sobre el valor de los datos disponibles:"Poco sabemos aún sobre la Granada romana,al menos que pueda documentarse con fiabili-dad. Sólo disponemos de datos aislados y sinorganizar. Pero aún suponiendo que no fueraasí, ya que cabe una discusión sobre estepunto, lo cierto es que hasta el presente nadapodemos decir sobre la transición de épocatardorromana a altomedieval. Las estratigrafíasno muestran una secuencia continuada enningún punto de los hasta ahora excavados.Por supuesto nada hace suponer que hayauna continuidad, tal vez porque el problemaesté en que desconocemos, como hemosdicho, la evolución del llamado MunicipiumFlorentinun Ilibirritanum, ni siquiera su cualifica-ción" (MALPICA 1994, p.200).18

2.2. GARNATA

La existencia de un asentamiento judíoenfrentado a la Iliberri romana es el principalreferente en la organización urbana altome-dieval. Garnata es entendido de dos formascontrapuestas.

a) El caracter marginal del núcleo judío fuedefendido por las crónicas contrarreformistaspor la incompatibilidad que establecen con elf loreciente núcleo cr ist iano durante laAntigüedad, a lo que el siglo XIX añadió lapropia naturaleza perversa de los judíos, queobligaba a controlarlos estrechamente. Si la

presencia judía en la ciudad romana veníaargumentada incluso por el contenido de lasactas del Concilio de Iliberri, en los primerostiempos islámicos estaría acreditada por eltexto de al-Razi.

Para Lafuente Alcántara (1844) Garnathadsería "colonia judía, arrabal de la antigua Iliberi,oscurecida con el esplendor de este munici-pio", idea clave que ha llegado hasta nuestrosdías. Indica (p.51 nota 2) que "Mármol señalacomo villa de los Judíos lo que hoy se llamabarrio de S. Cecilio, en cuya parroquia haytradición de que duró largo tiempo el cultocristiano" -contradicción evidente. "Las torresBermejas, cuyos cimientos son antiquísimos,fueron construidas en los primeros años de laconquista para dominar la misma parte de lapoblación. En esta subsisten la antiquísimapuerta del Sol y algunos vestigios de la mura-lla que formaba el recinto de Garnathad alJahud (Granada la de los judíos)".19

En la versión de Simonet (1860) "Cuandolos árabes se apoderaron de Iliberis... ya exis-tía Granada... Granada era entonces, segúndicen los árabes, una alquería, o más bien unarrabal inmediato a Elbira, habitado por judí-os, el cual los árabes aseguraron con una for-taleza y alguna guarnición".

b) Frente a dicha interpretación existe otraque establece la asociación entre árabes y judí-os para el control del resto de la poblaciónautóctona; tiene su or igen en el AjbarMaymuca. Ya viene en Eguílaz (1881, p.45) paraquien "la razón de hallarse en la Alcazaba delsuburbio de Granada la guarnición goda, y seraquella fortaleza el asiento y residencia delConde o Gobernador militar de la plaza, sefundó en la necesidad de vigilar y tener a raya

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18 Los materiales de las excavaciones del Centro de Salud, Solar de la Comunidad musulmana y calle María la Miel, las únicas realizadasen el área de la ciudad antigua cuando se redacta esa afirmación, no estan estudiados; por tanto ningún dato arqueológico rebate lashipótesis planteadas. La necrópolis de la calle Panaderos, cuya función se mantiene desde epoca romana a medieval, con enterramientossuperpuestos de ambos momentos, indica una permanencia funcional que es un primer dato al que en el futuro pueden sumarse otros.19 La existencia de un recinto de murallas cerrando el barrio sólo ha hemos visto recogida en una obra reciente: "Tenemos constanciaal menos de dos núcleos de población en los últimos tiempos del Imperio Romano y la época de las invasiones: la alcazaba delAlbaicín o Illiberis, y el Mauror o lo que se llamó más tarde Garnatha al-Yahud. A falta de mayores evidencias sobre la coexistencia deestos núcleos y su extensión, parece lógico suponer que el diferente carácter de estas poblaciones (antigua población íbera y despuésromana Iliberis, un posible ghetto judio Garnatha) exigiría la existencia de sendos recintos amurallados, al menos en una etapa tardíade la vida de estos núcleos, durante las invasiones, por ejemplo. En este conjunto de relaciones, en el que aún nos faltan muchas cosaspor saber, podemos incluir el recinto de la Alhambra, de cuya ocupación antes de la llegada de la dinastía nazarí tenemos escasos ves-tigios, pero que cuenta con restos desde época romana".(QUESADA 1994, p.137)

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a la pérfida gente judaica que poblaba el popu-loso arrabal". Con la conquista musulmana"Establecidos [los árabes] en Granada al abrigode los judíos, sus naturales aliados, convirtie-ron los árabes la fortaleza de este arrabal enasiento y residencia de la guarnición mixta dehebreos y musulmanes". La misma idea vieneexpresada en la Guía de Gómez Moreno aun-que no sería arrabal sino la propia ciudad.20

Existen por tanto tres opciones en la his-toriografía del siglo XIX:

A. Garnata-arrabal. Con dos variantes:1.- Núcleo periférico que es puesto bajo con-trol militar por los conquistadores árabes.2.- Núcleo periférico controlado militarmentedurante época visigoda y que se convier tepor su asociación con los árabes en guarni-ción militar dominante.

B. Garnata - antigua Iliberri. Se mantienela organización del espacio con orden socialdiferente. La población judía -sin constituirnúcleo diferenciado- pasa a controlar la ciu-dad tras la conquista musulmana.

Estas discrepancias desaparecen en el sigloXX, optándose por el arrabal según loexpuesto por Mármol, la fuente principal dedicha teoría, hasta el punto de que se consti-tuye en postulado apriorístico que condicionala interpretación de las fuentes.21

En 1983 J.M. Roldán (pp. 351-352) desarrollalos argumentos ya conocidos ofreciendo unaopción nueva. La dominante judía en la Iliberiromana será objeto de fuerte control y repre-sión durante el dominio visigodo. Sería enton-ces cuando surge la judería tal como la refiereal Razi: "...habría que sumar a los barrios extra-muros de Iliberri el hábitat de la populosacolonia judía, que posiblemente extendida porla Antequeruela, fue el núcleo de la Garnathaal-Yahud y matriz, si no de la moderna ciudad,sí de su actual nombre. El antijudaismo visigo-

do, segregó en este ghetto, a no dudar exten-so y floreciente, a la numerosa poblaciónjudía, separada de Iliberri por el curso del ríoDarro, población que con la invasión árabe, seinstaló, como fuerza suplementaria de ocupa-ción, en el corazón de la ciudad, durantemucho tiempo tan soñada como prohibidapara los descendientes de Abraham".

Mª E. Varela en su estudio introductorio ala obra de Gonzalo Maeso (1990) reune losdatos ya vistos para confeccionar el puzzle enun panorama contradictorio: "...se sabe queen tiempos del Califato había una gran comu-nidad [judía] en esta ciudad. Durante elgobierno omeya el área norte del barrio lla-mado Granada estaba escasamente poblada,aunque quedaban restos arquitectónicos deépocas anteriores. En la calle donde hoy seencuentra la iglesia de S. Nicolás se levanta-ban restos de una antigua fortaleza, llamadapor los árabes hiSn arruman (fortaleza de lagranada). Los judíos la transformaron enRimmon Sefarad (Granada de España) y lla-maron así a toda la ciudad. Ocupaba estacomunidad los barrios al Sur del río Darro..."

"Hacia el oeste los judíos ocupaban laestrecha zona que hay entre la ladera de lacolina y el río Darro, por donde actualmentesube la Cuesta de Gómerez hacia la Puertade las Granadas, mientras que hacia el Sur dela colina su zona residencial se extendía haciala llanura del Campo del Príncipe..., y al Nortede esta llanura. Después de la Reconquista,los cristianos construyeron la iglesia de S.Cecilio, donde, según una antigua tradiciónentre los habitantes de la zona, se habríaencontrado antes una sinagoga"(p.XIII-XV). Másadelante (p. XVI) refiriéndose a los aconteci-mientos del siglo IX dice: "Sawwar persiguió alos muladíes hasta la Puerta de Elvira en unabatalla que tuvo lugar en pleno barrio judío",texto que recoge una teoría del siglo XIX quecomentamos más adelante.

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20 "... en 711 Tarik envió a la cora o provincia de Elvira un cuerpo de ejército, que se apoderó de su capital Garnata, donde vivía a lasazón numerosa colonia de pérfidos judíos, que unidos a los invasores formaron la guarnición destinada a sujetar a los cristianos".(GÓMEZ MORENO, 1892, p.12)21 En el estudio que Lévi-Provençal dedica a la reconstrucción del texto árabe de al-Razi, llega a escribir que el río que pasa "au milieude la ville de Grenade" es el Genil, algo absolutamente improbable. Por lo mismo, los que optan por considerar que se trata del ríoDarro -por conveniencia topográfica- debieran considerar que rompen con la idea del arrabal como núcleo delimitado topográficamen-te con una clara intencionalidad segregacionista para establecer una población en la zona correspondiente a la madina de época ziri.

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Esta visión ha sido contestada reciente-mente por Gonzalbes Cravioto (1992) quienpiensa que las interpretaciones anteriores sebasan en una interpretación errónea de al-Razi. La "madina al-yahud" "no se hallaba en elllano sino sobre el solar de lo que había sidola Iliberris romana"... "parece mucho más acer-tado identificar la "madina al-yahud" con elviejo solar de Iliberris que con otras extensio-nes fuera de contexto" (p.17). La ciudad seampliaría en este momento ocupando la zonabaja de las laderas del Albaicín y de laAlhambra, en torno al río Darro.22 La pro-puesta incide en algo evidente: la contradic-ción que supone una Garnata como núcleojudío marginal, que procede de la interpreta-ción ideológica del siglo XVI desarrollada porla historiografía contrarreformista, y la pobla-ción dominante que refieren al-Razi y el AjbarMaymuca. El silencio de la historiografía indicaal parecer, que se trata de un hecho indiferen-te respecto al que se considera principal: laexistencia de una fortaleza, sin tener en cuen-ta que la resolución del dilema implica organi-zaciones del territorio diferentes donde secuestiona la razón de ser de un barrio judío.

¿Cómo se ha establecido la ubicación delmismo y su extensión?. Si revisamos con aten-ción la bibliografía está claro que todos se hanlimitado a dar por cierta la afirmación de Luisde Mármol, sin preocuparse por buscar cual-quier otra evidencia. El hecho de que Münzersituara la judería del siglo XV en el barrio deS. Matías -donde ya se encontraría en el sigloVII- vendría a corroborar de manera implícitauna permanencia de mil años.

2.3. CASTELLA

La Cazalla del texto romanceado de al-Razi,asociada al yund de Damasco, transformadaen Qastella, Gazela, Castilia, etc. será interpre-

tada en la historiografía del XIX como una for-tificación romana que evidenciaría la existenciade un núcleo de población. Para Eguílaz (1881

p.48, nota 1) "el nombre céltico Cauracha, sinóni-mo de los latinos castra y castellum, y de losarábigos alcazaba e hisn con que fue designadoen las épocas respectivas túrdula, romana ymuslímica, el recinto for tificado de Iliberis,demuestra su remota antigüedad."

Simonet lo identifica con el castillo de laGacela de Mármol, de acuerdo con al-Razi,pero rechaza su identificación con el primitivoHizna Roman "pues todavía, en los tiempos aque nos referimos, la capital de aquel distritono había pasado a la vecina población deGranada, sino que permanecía en la mismaElbira, o en Casthella, como una for talezainmediata", "Casthella o Caxtala, nombrederivado del latino Castellum, o su pluralCastella, no era la misma población de Elbira,sino su castillo o fortaleza donde pusieronguarnición los árabes conquistadores, ydonde residiría el guali de Elbira" (p.32). Enconclusión, "Granada, así como Casthilia, eranunos arrabales y fortalezas dependientes dela ciudad de Elbira" (p.36).23

El estudio de Gómez Moreno Gonzálezsobre Medina Elvira (1888) identificó Qastiliyaen una ubicación que hasta el presente no seha discutido.

2.4. NATIVOLA

El nombre aparece en la inscripción con-memorativa de la erección en el siglo VII detres iglesias, localizada en la Alhambra el año1585. Aunque el contexto apunta hacia lacomarca de Guadix, (SALVADOR VENTURA 1990,

p.225) también se ha considerado que se refie-re a un arrabal situado donde más tarde seconstruirá la Alhambra en base al supuesto de

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22 Completamos la argumentación: "Una vez tomada Granada, los musulmanes pusieron a su frente a los judíos. Probablementeatravesaron problemas, lo cual motivaría en el año 713 una reocupación musulmana de Granada. Este colaboracionismo hebreo enGranada iba a tener a medio plazo consecuencias importantes para los mismos. El proceso paulatino es mal conocido pero losmusulmanes tendieron a establecer sus viviendas al pie de Sierra Elvira. El traslado allí de la capital, producido a los pocos años, oca-sionó la emigración de conversos y de cristianos mozárabes. La antigua Iliberris fue quedando paulatinamente ocupada de forma casiexclusiva por los judíos" (GONZALBES, 1992, p.24)23 Lo que viene después hace aún más incomprensible el texto: "..por ampararse mejor de los estragos de la guerra civil, los de Elbirase trasladaron al vecino arrabal de Granada, que reunía juntamente las ventajas de las grandes fortalezas que allí se habían ido constru-yendo, como el castillo de la Alhambra y el de Hizna Roman, y de la mayor feracidad del suelo, que por esta razón había ido atrayen-do hacia aquella parte a la gente de la capital inmediata" (SIMONET, 1860 pp.36-37).

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un hallazgo in situ, algo que la pieza desmientepor sí misma pues una esquina ha sido recor-tada para una función distinta de la original(GRANADA 1995, nº121, p.343). En la versión deSimonet (1896, p.6, nota 3) "De la pr imitivaGranada formó parte el arrabal de Nativola,situado en el collado de la Alhambra, y dondeel magnate Gugila o Gudiliulko erigió tres igle-sias durante el siglo VII de nuestra Era".Roldán apunta su naturaleza de arrabal forti-ficado: "sin duda, la colina de la Alhambra,que, posiblemente fortificada, puede conside-rarse como un barrio extramuros de Iliberri"(1983, p.351). Teoría ratificada por FernandoValdés en 1995.

2.5 ILIPULA

Aparece asociada a los hallazgos delSacromonte. Mármol remite a Tito Livio paraestablecer su origen. Será uno de los mitostransmitidos por la historiografía contrarre-formista, que el siglo XIX intentó sustentaren fuentes árabes (ver epígrafe 3.7 dedicadoal hiSn Sacro).

3. LOS HUßUN

La existencia de fortificaciones islámicas enel contexto granadino responde, según la his-toriografía, a circunstancias muy diferentes. Sehabla desde un reforzamiento urbano visigodohasta un puesto de control de un ghetto judío,de una fortaleza estatal omeya o del refugiode un señor con pretensiones feudales. La for-mación de los huSun sería consecuencia de ladesurbanización que conlleva el desarrolloparalelo de Ilbira, la antigua Qastiliya, al tiem-po que el solar de Iliberri y sus contornosadquiere valor militar por la necesidad de con-trolar la población autóctona.

A cada una de las distintas opciones le danlos investigadores respuesta específica, pres-cindiendo de intentos sistematizadores queengloben los distintos elementos y justifiquensu simultaneidad.

3.1. LA FORTALEZA DEL SIGLO VIII

La principal noticia por su repercusión en lahistoriografía posterior es la que recogeConde (1787) de que "hacia la mitad del sigloVIII (765) el wali o gobernador de Elvira Asadben Abd al-Rahman al-Saybani dispuso en laparte más elevada de la colina, donde estaforma una pequeña planicie, fuese construidauna fortaleza que sirviera de acuartelamiento alas fuerzas árabes encargadas de la defensa delos varios núcleos de población existentestanto en el cerro del Albaicín como en la fron-tera colina".24 La afirmación identifica con niti-dez el lugar de la supuesta fundación en base asu correspondencia con el hiSn Roman deMármol y establece la existencia de variosnúcleos de población ("barrios") muy próximosentre sí pero independientes, sin que se hablede ciudad. En realidad la noticia sólo modificalas circunstancias de lo contenido en al-Razique constituye la principal fuente citada porMármol, pero tendrá una especial incidencia enlos análisis de la historiografía más recientecomo veremos más adelante. Las precisionessobre la ubicación de la supuesta fortaleza noproceden de la hipotética fuente medieval.

La construcción en el siglo VIII de una for-taleza por el gobernador de Elvira es interpre-tada por Eguílaz como una reconstrucción de"las alcazabas o fortaleza primitivas de Elvira",en lugar que identifica con Medina Castilia.

Lafuente Alcántara (1844 p.108, nota 1) vuelvesobre el tema citando el texto de Conde y lareferencia de Mármol a la construcción porgente de Damasco de la fortaleza de HisnaRoman; de esta manera yuxtapone el asenta-miento de los yundíes sirios -con la identifica-ción del "castillo de la gazela"-, la construcciónde una for taleza estatal y el hiSn Roman,como si las distintas citas se refirieran a unúnico conjunto estructural; por último se des-criben sus restos: "subiendo por la cuesta dela Alacaba, que arranca desde la mismaPuerta de Elvira, se divisan los enormes cubosy torreones fabricados en tiempo del wali

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24 Recogemos aquí el dato tal como viene expuesto en Seco de Lucena (1974) por ser la que mejor expresa la interpretación mayo-ritariamente aceptada.

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Ased". Queda así clara la naturaleza de lasupuesta construcción del siglo VIII. Lo mismoviene a concluir Gómez Moreno en 1890 y lomantiene en la Guía de 1892, aunque enescritos posteriores cambia de opinión y pien-sa que se trata de la primitiva Alhambra.

En todos los casos el criterio de atribuciónes simple: como se trataría de la primera obralevantada por los musulmanes, se aplica a losvestigios de murallas más antiguos entre losvarios conservados en la colina del Albaicín. Loscriterios para distinguirlos son los defendidosen el siglo XVII, en general, y en Gómez More-no la concordancia con los sucesos del siglo IX.

3.2. HIßN ROMAN

Aunque existe un alto grado de identifica-ción de la fortaleza del siglo VIII con el hiSnRoman -de hecho la referencia de Mármol esel único dato sobre el que se establece su ubi-cación- se considera que el topónimo indicauna fortaleza anterior al dominio islámico quecon la conquista musulmana sería rehabilitada:"el nombre de Hizna Roman, como le llamaMármol, parece con mucha verosimilitud nom-bre compuesto de árabe y latino, que significael Castillo del Romano, y a aquella épocadebió pertenecer, según la traza que presentatodavía la arquitectura de su antiquísima puer-ta" (SIMONET, 1860 p.40). La tradición contrarrefor-mista ha pesado de manera decisiva en lainterpretación de los restos que Mármol iden-tificó como castillo de la Antigüedad hasta elpunto de que Simonet (1896 p.58, nota 2) asocia laconstrucción al culto mozárabe: "Probable-mente hubo otro santuario mozárabe en laconocida torre de Hesnaroman, cuya construc-ción tienen por fenicia arqueólogos competen-tes, y donde, según escribe D. José JiménezSerrano, "se cree piadosamente que estuvopreso, antes de su mar tirio, el apóstol deGranada San Cecilio"". El topónimo no seencuentra en ningún texto anterior a Mármoly la historiografía ha ido adecuando su grafíaen función de sus posibles significados.

La principal crítica a la teoría del hiSnRoman se debe a Gómez Moreno (1907 p.41)

quien se pregunta por el origen de dicho

nombre y sólo lo encuentra en la obra de Luisde Mármol: "Entre el cúmulo de tonterías his-tóricas, al alcance de su época, y de erroresgeográficos menos disculpables, si bien todoello juiciosamente expuesto, que afea los pri-meros capítulos de la obra de Mármol, con-cluida en 1580, encaja la noticia de haberse lla-mado la Alcazaba Cadima en algún tiempoHiznarroman, que significa en árabe castillo delGranado, de donde otros han ido sacandohipótesis tras hipótesis enlazadas con el nom-bre de la ciudad. Mármol da por testimonio lasescrituras antiguas de posesiones que estabandentro de la Alcazaba, pero lo verosímil esque ellas consignasen el nombre de un ciertoHernando o Hernán Roman, albañil, que vivióen lo alto de aquel barrio hacia 1540, dondeposeía una huerta y además varios pedazos detierra tomados a censo de la ciudad, junto a lapuerta referida tocando a las murallas" (cita elapeo de bienes del Ayuntamiento de 1547,censos números 61, 137 y 138 de su archivo ylos libros sacramentales de S. Miguel).

La denominación hiSn Roman tiene dossentidos, uno castillo de la granada o del gra-nado, con una sospechosísima proximidad alhiSn Garnata, será la opción elegida por Secode Lucena; otro como castillo del romano. Estasegunda opción implica que sus estructuras -una puerta en la muralla- no se reconocíanpor los musulmanes como propias de su tra-dición constructiva, cuando son indudableobra islámica; sin embargo, tal atribución escoherente con la idea de la arquitectura islá-mica que se tenía en la Granada del siglo XVI,que agrupa como "fenicias" un conjunto deestructuras donde se incluye el alminar de lamezquita mayor. Por otro lado, se plantea laidentificación hiSn Roman-Castella/Qastiliya,supuesta for tificación romana, que vendríaratificada por la existencia de una Bab Qastar,entendida como puerta del castro o del caste-llum, que comentamos más adelante. La fechaque da Gómez Moreno a las estructuras másantiguas (anteriores al dominio islámico) ven-dría en cierto modo a justificar esta tesis.

Hasta las excavaciones de los años 80 eraimposible entender por qué se origina la ideade un castillo en la zona. Los lienzos por

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encima de Plaza Larga, centrada por la BabQastar, serían el único vestigio conservado; elresto del recinto, arruinado, habría servido decimentación a las nuevas murallas levantadasen el siglo XI a todo lo largo de la Alhacaba.La excavación de la primitiva muralla cambiapor completo esta imagen pues muestra doslíneas de murallas independientes (f.21). Estehecho nos permite comprender por qué Luisde la Cueva -que habla de "postigo de SanNicolás"- resalta lo extraordinario de dosmurallas paralelas de igual altura, es decir sinconsiderarse la exterior como barbacana, loque unido a su distinta fábrica origina la ima-gen de una fortaleza. El estado de la zona acomienzos del siglo XVII, con los torreonesinteriores aún en pie, quedó fijado de formagráfica en la Plataforma de Granada deAmbrosio de Vico, que ahora podemos inter-pretar correctamente (f.3).

El análisis de las estructuras atribuidas alhiSn Roman lo comentamos en el apartado 4.1desde su consideración como recinto urbano.

3.3. HIßN GARNATA

El hiSn Garnata es el referente inicial, elmás antiguo, en torno al cual giran todas lasinterpretaciones historiográficas. Su origen esel texto de al Razi: "otro castillo pertenecientea Ilbira es Garnata, llamada "ciudad de los judí-os" porque ellos la poblaban. Es la ciudad másantigua que se encuentra en el distrito deIlbira".25 Citado así, en su versión moderna,que es como se suele encontrar en la historio-grafía, se altera de forma grave el sentido origi-nal de la referencia -una relación de los princi-pales núcleos de población de la kura- pues lamisma denominación tienen Loja, Priego,Pechina, Berja, Juviles, Salobreña y Almuñecar.El texto incluye otra afirmación: por su centropasa un río, interpretado por unos como elGenil y por otros como el Darro. Ese carácterde núcleo de población fortificado fue adverti-do ya por algunos investigadores en el siglo

XIX, pero siempre se consideró que existíauna fortaleza como elemento dominante.

Identificada Garnata con un asentamientojudío separado de la ciudad de Iliberri, lainterpretación del hiSn Garnata quedaba con-dicionada de forma inevitable. Por la ubica-ción dada al núcleo judío Torres Bermejastenía todas las posibilidades de constituir lafortaleza, y así se mantiene durante el sigloXIX, no obstante las opciones abarcan todaslas posibilidades.

Según Eguílaz (1881, p.19, nota 1) "el maquil deElvira a que se refiere Ben Aljatib, o sea elhiSn Garnata lo constituían las fortificacionesde la Alcazaba de la Alhambra".

La opción hiSn/madina, ha sido tenida par-cialmente en cuenta por Gómez Moreno(1907): "De seguro Granata era poblaciónmurada, Hisn, en el último tercio del siglo IX,cuando los árabes rebeldes de la provincia, ala voz de Sauar, entraron en ella, una vezderrotado el gobernador, haciéndose fuertesallí contra los muladíes..". La fortaleza propia-mente dicha sería la primitiva Alhambra.

Como ya hemos indicado, para Seco deLucena el hiSn Garnata no sería otro que elhiSn Roman de Mármol, levantado en los pri-meros años de dominio islámico. Orihuela-Vílchez señalan que se aprovecha el recintode la ciudad romana.26 Supone también laidentificación del mismo con la fortaleza esta-tal del siglo VIII, como las excavaciones arque-ológicas probarían (SOTOMAYOR, SOLA, CHOCLAN,

1984). ¿Cómo se ha llegado a esta conclusión?.Para Seco de Lucena la fortaleza del siglo VIII"...es la primera noticia históricamente docu-mentada que poseemos acerca de las primiti-vas fortificaciones de la ciudad de Granada,que por aquel entonces eran conocidas porHisn Garnata, es decir castillo de Granada"(SECO, 1974, p.1), eso es todo. Con la mismarotundidad lo reitera en La Granada nazarí..:

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25 Tomamos la versión incluida en JIMÉNEZ MATA, 1990, p.68.26 "El hiSn Garnata coincidiría exactamente con el perímetro de la ciudad romano-visigoda. En la excavación del Carmen de la Murallase ha demostrado que los musulmanes lo único que hacen en un primer momento es añadir algunas torres, de hormigón con esquinasde lajas de arenisca y ladrillo, a la muralla anterior, y en distintos momentos embutirlas en otras torres mayores de hormigón"(ORIHUELA, VÍLCHEZ, 1990 p.16)

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"Esta primitiva fortaleza, construida, a lo queparece, hacia la mitad del siglo VIII y conocidaentonces por h iSn Garnata (Casti l lo deGranada), tenía su centro en la explanadadonde hoy se hal la la iglesia de SanNicolás..."(p.37). Con esta afirmación se des-cartan todas las opciones anteriores. En resu-men: habría una fortaleza anterior a los ára-bes, consolidada en el siglo VIII que recibe elnombre de hiSn Garnata.27 Esta teoría invalidalos criterios por los que se defendió la exis-tencia de un barrio judío ubicado hacia el Surde la población antigua.

3.4. LA PRIMITIVA ALHAMBRA

La existencia de una Alhambra en el sigloIX proviene de fuentes árabes (Muqtabis).Simonet (1860 pp.30-31) recoge la fundación dela Alhambra por Sawwar, "el famoso caudilloSawar Ebn Hamdum edificó en Granada elcastillo de la Alhambra (Casaba o AlcaláAlhamrá)", y su causa: "La ciudad de Elbira,donde aún no había sido desarraigado el anti-guo cristianismo, abundando en ella y sucomarca los mozárabes y muladíes, se inclinóa la causa de Omar [Ibn Hafsun], y le favore-ció en distintas ocasiones... Esta fue la causapor que Sawar edificó en el vecino castillo deGranada la for taleza de la Alhambra, paratener a raya a los insurgentes de Elbira".

Gómez Moreno desarrolla sus argumentossobre la pr imitiva Alhambra en losMonumentos Arquitectónicos... de 1907: "... endicha ocasión arrojaron los muladíes dentrode la plaza unos versos de su poeta el Abli,

que ha conservado transcritos Abenhayan,donde humillaba a los árabes haciéndoles verla desolación de sus abandonadas casas y pro-nosticándoles su ruina, allí mismo dondehabían sido muer tos y apr isionados suspadres. Lo más notable es designarse en ellosla ciudadela que era refugio de los árabes, conel nombre de Alhambra (alcalat alhamrá)... en889 existía, pues, la Alhambra como refugio ycastillo de Granada, (subrayado nuestro) enfrente de Eliberri; y era cosa vieja".28 Años des-pués (1951) insistirá en el tema haciendo algu-nas precisiones: "con motivo de las tempranasrebeliones sobrevino lo normal entonces paraevitar reincidencias, o sea, imponerle una for-taleza en donde con poca guarnición el gober-nador pudiese vivir tranquilo, ésta fue laAlhambra, según lo acredita su actividad mili-tar en el siglo IX y han de referirse a ella lasnuevas fortificaciones que hacia 790 erigió elwali de la provincia Ased el Xeibani. Que lafortaleza de la Alhambra era anterior al sigloIX parece acreditarlo que cuando Sawwar alfrente de los árabes se refugia en la fortalezade la Alhambra tienen que reparar sus muros"que estaban a la sazón destruidos".

Torres Balbás comenta el episodio29 eidentifica Alhambra-Garnata siguiendo aGómez Moreno.30

3.5. TORRES BERMEJAS / HIßN MAWRUR

Torres Bermejas constituye un hecho insó-lito en la historiografía granadinas. No cono-cemos ningún otro monumento tan constantea lo largo de la historia de la ciudad desde las

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27 Pocklington transforma las conclusiones finales en afirmaciones contenidas en los textos árabes: "ya en el siglo VIII las fuentes árabeshablan de la existencia de un hiSn Garnata (Castillo de Granada), levantado en ese siglo por el gobernador de Ilbira"(1988, p.380) conreferencias a Seco de Lucena y Simonet.28 En cita a pie de página reproduce su versión del texto de Ibn al-Jatib: "El fue [Sawwar] quien edificó la ciudad de la Alhambra (medi-na alhamrá) por las noches, y antorchas alumbraban a los árabes del campo" (GÓMEZ MORENO 1907, pp.46-47).29 "Un día en que Sawwar combatió fuera de las murallas a los indígenas, éstos, volviéndose desde el monte de al-Fajjar en su perse-cución, se prepararon para dar el asalto decisivo a la Alhambra -o a Garnata- por su parte oriental, y asentaron sus máquinas de guerraen una colina inmediata. Pero, cuando la violencia del combate era mayor, Sawwar salió ocultamente, con una parte escogida de sustropas, de la fortaleza medio arruinada, y atacando por la espalda, impetuosamente, a los guerreros españoles (sic) que ocupaban unallanura (saria) no lejos del castillo [hiSn], los desbarató y puso en fuga".(TORRES BALBAS,1940, p.157) 30 La problemática siempre puede ampliarse con un dato nuevo. P. Guichard (1976, p.213-214) plantea el problema de los banu-l-hamra, término por el que se designaría a los indígenas, aunque en nota dice lo siguiente: "A primera vista, en los poemas donde sehalla la expresión de banu-l-hamra se podría pensar en otro sentido: se trata, en efecto, de poemas concernientes a la guerra entre losmuwallads de la región de Elvira y los árabes de esta misma provincia. Los árabes se refugiaron entonces en la fortaleza establecidasobre el emplazamiento de la futura ciudad de Granada, la Alhambra (Al-Hamra). Incluso consultando a arabistas más competentes,no hemos podido aclarar el sentido exacto de esta expresión."

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primeras referencias conocidas que haya sidoobjeto de menos atención por los investiga-dores. Torres Bermejas carece de planimetríapublicada e incluso de una descripción por-menorizada como la de Hernan Roman.Todos los testimonios insisten en su excepcio-nal antigüedad; forma parte de la nómina deedificios supuestos "fenicios" por los cronistasdel XVII; son consideradas la fortaleza de la"villa de los judíos"; su aparejo es descritocomo perteneciente al grupo de hipotéticasconstrucciones del siglo VIII, pero nunca hasido fotografiado ni dibujado,31 ni se le hadedicado una monografía. Por tanto, TorresBermejas constituye uno de los más impor-tantes problemas a resolver en la historiaurbana de Granada.

Seco de Lucena Escalada (1910) interpretaHizn Mauror como "castillo de los mauritanos",algo que no tiene sentido. El topónimoMawrur es, según Seco de Lucena Paredes,"anterior al dominio lingüístico árabe".

Con anterioridad R. Contreras (1898, pp.190-

191) aplica a las Torres todo lo referente a laAlhambra del siglo IX. Identifica castillo rojocon torres rojas y pone esta segunda denomi-nación como la presente en el texto medieval.Seco de Lucena Paredes (1975, pp.123-124) man-tiene un criterio similar para el siglo XII inter-pretando un texto de Ibn al-Abbar.32

Pocklington (1988) ha desarrollado la ideade Seco de Lucena Paredes. Se argumenta laidentidad de nombre con la Alhambra, y elhecho de la existencia de un "barrio de laalcazaba" (haratalcazaba) en su ladera, según

Seco de Lucena. Asociando tres datos: elasentamiento judío, la fortaleza unida a él y latranscripción árabe del nombre, propone lahipótesis de que la Alhambra del siglo IX sealas referidas Torres Bermejas.

3.6. SAN ESTEBAN (AfiTIBAN)

La más reciente aportación, en el contex-to de la exposición Arte islámico Granadino.Propuesta para un Museo de la Alhambra (GRA-

NADA, 1995), recupera uno de los mitos de laGranada antigua. Alicia Canto de Gregorio yFernando Valdés en sendos trabajos incidenen identificar la Natívola de la inscripción con-memorativa de tres iglesias construidas porun noble godo con la colina alhambreña. Éstaopción reproduce una polémica que seremonta al siglo XVII, la novedad reside enque una de las basílicas, San Esteban, se iden-tifica con el topónimo similar del Muqtabisreferido a una fortaleza del siglo X. En la fichadel catálogo correspondiente a la inscripciónconmemorativa (nº121, pp.343-346,) se afirma que"Nativola debía... encontrarse en el cerro de laAlhambra, donde la Crónica de Rasis mencio-na, en los principios del siglo X, un fuerte deSan Esteban (Rasis, 1974, 258)... dominando desdeallí la ciudad de Iliberri"... La inscripción debióembutirse en la última de las iglesias construi-das, y de ahí su apar ición.. . al hacer loscimientos para Santa María de la Alhambra...construida sobre las ruinas de San Esteban".Eso, después de citar a Ibn al Jatib para dedu-cir que la iglesia construida en el sitio luegoocupado por el principal cementerio islámicode la ciudad sería la obra de Gundiliuva: "Lostextos nos describen parcialmente y sitúan

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31 Tenemos la sospecha de que los supuestos aparejos constituyen un error del siglo XVI. Por los criterios usados en dicho siglo lapresencia de lajas de piedra de La Malá sería el dato que lo asociaría al grupo de monumentos fenicios y como han recordado A.Malpica y Jesús Bermúdez (1995, p.299) Torres Bermejas fue forrada con losas procedentes del saqueo de los cementerios musulma-nes, lo que pudo dar origen a la teoría de su remota antiguedad. Recordemos que dichas piezas no fueron interpretadas como ele-mentos sepulcrales hasta momento muy reciente, siendo una vez más Gómez Moreno quien aclaró la cuestión. Torres Balbás (1957,p.154) ya recogió que "Bermúdez de Pedraza señaló el gran número [de losas] utilizado en los cimientos y muros de casas y los supu-so fenicios, no romanos ni moriscos".32 "Cuenta este historiador, al relatarnos la biografía de cAli ibn Adhà, rebelde granadino contra los almorávides... que durante lalucha... estos últimos se fortificaron en qaSabat Garnata... Cuando Ibn Hud Sayf al-Dawla... llegó en auxilio de los rebeldes...se instaló enal-QaSaba al-Hamra'... que bien pudiera ser Torres Bermejas pues por entonces la alcazaba de la Alhambra no existía y si donde hoyse halla, había una fortificación, estaría desmantelada. Por otra parte, cuando en textos árabes se nombra a la alcazaba de la Alhambrase la cita por qaSabat al- al-Hamra' (Alcazaba de la Alhambra) y no por al-QaSaba al-Hamra' (Alcazaba Roja)" (SECO DE LUCENA,1975;pp.123-124). El rechazo de una Alhambra anterior a la nazarí choca con lo expuesto por cAbd Allah en sus "Memorias", dondese comenta una reconstrucción con fines defensivos en el siglo XI y, por otro lado, debemos recordar que ya no se trata de una forta-leza aislada sino de un complejo enlazado con el recinto urbano, por tanto su ruina implicaría que la ciudad tiene parte de sus defensasdesmanteladas. No entendemos por qué en el siglo XII se habría de mantener en buen estado Torres Bermejas y simultáneamenteabandonar una fortificación que tiene las mismas funciones en el cerro frontero.

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además, la iglesia de San Esteban “a dos tirosde flecha frente a la puerta de Elvira”".

Para Fernando Valdés la for taleza deEsteban (Astiban) "que domina la capital deElvira" no era otra que la primitiva fortalezade la Alhambra, construcción visigoda delsiglo VI reconstruida por Sawwar en el sigloIX. Cita a J.M. Roldán como el primero queefectúa dicha identificación (ROLDAN 1988). Ésteinvestigador efectúa dos afirmaciones:1º.- "sabemos por el historiador Ibn Hayyanque en el cerro de la Alhambra se encontrabaemplazada en el siglo X, una poderosa forta-leza, llamada de San Esteban"; 2º.-"una de lastres iglesias, la principal del conjunto levanta-do por Gudiliuva, fue puesta bajo la advoca-ción de San Esteban, en el lugar que la propiainscripción denomina Nativola, sin duda elnombre cristiano anterior de la Alhambra". Laprimera afirmación aplica al texto original loque no es sino la interpretación efectuadadesde una posición historiográfica muy deter-minada. Lo que dice Ibn Hayyan es que la for-taleza de Esteban domina la capital de Elvira -que por supuesto no era Granada-, y másadelante: "..emprendió el califa al NaSir elregreso por Esteban y la fortaleza de PeñaForata, de las del maldito Ibn Hafsun, quehacían daño a las gentes de la fortaleza deGranada y de la capital Elvira, siendo extrema-damente fuertes e inexpugnables".33 Pese aque el propio Valdés indica que "...el nombrede Esteban, cuando aparece aislado, siemprese refiere a una plaza de la cora de Elvira, nomuy distante de su capital -hadirat Ilbira, y dela propia Granada" y que la expresión quedomina la capital de Elvira "conviene a la pro-pia Elvira y aún a Granada (hiSn Garnata)", laconclusión es la siguiente: “el recinto habríaformado parte del sistema de defensa fronte-rizo -limes- establecido por el reino visigodode Toledo frente al territorio controlado porlos bizantinos a partir de mediados del sigloVI d.C. Cuando las tropas imperiales abando-naron el territorio de la península ibérica -625- la fortificación de la Alhambra, levantadaa extramuros de la también fortificada Iliberridejó de jugar un papel estratégico destacado,

sólo reverdecido algunos años después de laconquista árabe, en virtud del reparto territo-rial realizado por los conquistadores y, ya enel siglo IX, por las guerras entre éstos y laspoblaciones indígenas”.

El discurso yuxtapone dos hechos. Por unlado establece la equivalencia entre topóni-mos alejados en el tiempo, de naturaleza biendiferente (basílica/fortaleza), que se referiríana un único contexto espacial; por otro, con-trapone dos denominaciones rigurosamentecontemporáneas (Astiban / al-Hamra'), ambascontenidas en el texto de Ibn Hayyan, paradefinir dicho contexto. Parece claro que si sedefiende un topónimo visigodo para referirsea la Alhambra en el siglo X se debería con-cluir que se trata de un contexto distinto dela Alhambra de Sawwar.

3.7. HIßN SACRO (HIßN fiAQIR)

Durante el siglo XIX se identificó otra for-tificación en el Sacromonte. Para Eguílaz:(1881, p.55 nota 1) "Según el autor anónimo dellibro de Geografía (Códice del Sr. Gayangos),el Castillo Sacro (o Monte Sacro como se leeen otro historiador árabe) se hallaba situadosobre el monte Ipula (il-ipula), en el cual tení-an lugar extraordinarios prodigios y maravi-llas. Este Castillo Sacro dominaba la VíaRomana que conducía de Elvira a Acci. En elsiglo XVI aún se conservaban los muros exte-riores, su fuerte central, unos y otro de fábri-ca romana".

Fue también defendida por Simonet (1896,

pp.49-51) en la que constituye de manera indi-recta la última defensa de los hallazgos sacro-montanos: "Por nuestra parte creemos quedescar tadas las indudables imposturas quehan afeado las tradiciones del Sacro Monte,queda en ellas mucho de verdadero y respe-table. Porque, además de los prodigios queacompañaron al descubrimiento de las grutasy cenizas en el siglo XVI, un documento nosospechoso, como de autor genuinamentearábigo, nos enseña que bajo la denominaciónsarracénica era celebrado aquel monte por

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33 Citamos la versión recogida en el trabajo de Fernando Valdés, pags. 64-65.

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señales prodigiosas y notables maravillas.. ytampoco debemos callar que el autor arábigoa quien aludimos determina con toda seguri-dad el actual asiento, y, lo que es aún másnotable, el nombre de Sacro Monte y de otroantiguo que se aplica a este santuario; puestoque coloca el lugar de aquellas maravillas enun castillo llamado Monte Sacro, situado enun monte llamado Abula o Ibula...Por dondese ve claramente que el nombre de SacroMonte o Monte Sacro, con su aditamento deIlipulitano, no es invención del siglo XVI, sinoantigua denominación..".

No habríamos recordado esta atribución sino la hubiesemos visto apuntada en un textoreciente. Vallvé (1986, p.270) piensa que el "Muntfiaqir, Monte Sacro, Monte Santo,... tal vez nocorresponda, como tradicionalmente se vieneadmitiendo a Montejícar, del partido judicialde Iznal loz y a unos 60 ki lómetros deGranada, y haya que situarlo en el actualSacromonte".34

Si asociamos los dos apar tados vistos,núcleos de población y fortificaciones, resultauna imagen con una densidad de poblaciónextraordinaria, que ilustra bien una frase deSimonet (1896, pp. 57-58): "Para refrenar el espíri-tu independiente de los indígenas, y sobretodo de los ciudadanos de Iliberri, que pobla-ban los collados de la Alcazaba y del Albaicín,los musulmanes fortificaron las opuestas altu-ras de la Alhambra, Torre de la Vela y TorresBermejas, o reforzaron las torres y castillosque existían allí desde la antigüedad". La con-clusión es que en los siglos VIII al X existiríaun núcleo habitado con la misma extensiónque la ciudad en tiempos nazaríes, sin embar-go se niega una ciudad propiamente dichaprefiriéndose hablar de múltiples barrios. Sicontraponemos este hecho a la existencia deotra población con funciones de capital -Ilbira- resalta aún más la contradicción entreel complejo defensivo descrito y la ausenciatotal de cualquier referencia al tipo de defen-sas que pudiera tener la ciudad habitada porlos árabes.

4. LOS RECINTOS URBANOS

El fenómeno de los husun es distinto delproblema de las murallas urbanas. Aquellosserían anteriores al hecho urbano y estable-cen un momento de transición entre la ciu-dad antigua y la definitiva islámica mientrasque éstas testimonian el modo de crecimien-to de la ciudad y su progresiva complejidadespacial y funcional. En Granada los recintosurbanos originados en las primeras fases deformación de la ciudad islámica se identificanen un primer momento con el complejo cas-tral preexistente, y en las siguientes fases consendas "alcazabas", según la propuesta deMármol: un primitivo asentamiento, hiSn Ro-man, una primera expansión, Alcazaba Cadi-ma, y otra segunda, la Alcazaba Gidida quecompletaría la ocupación de la colina delAlbaicín. Este proceso implica que en la nuevaconfiguraciòn espacial se integran, mediantecambio funcional, estructuras anteriores alhecho urbano, reconstruidas y alteradas enforma y modo desconocidos, y, a su vez, queen un momento posterior las nuevas murallasse entienden como recintos con funcionesespecíficas que justifican la denominación de"alcazaba". Por ello desglosamos un mismohecho material -una línea de murallas- ensendos apartados donde se analizan cada unode los significados posibles.

La configuración urbana emprendida acomienzos del siglo XI implicaba un procesolargo que Luis de Mármol articulaba en unaserie de fases a las que corresponderíanrecintos diferentes. La caracterización dedichos recintos se establece hacia finales delsiglo XIX desde los presupuestos establecidospor Mármol.

Del estado de confusión existente antesde los estudios de Gómez Moreno es buenaprueba lo que propone Eguílaz. Identifica elrecinto de la ciudad antigua con el figuradoen la Plataforma de Granada de A. de Vico,fija su correspondencia con una de las fasesde Mármol y le da una cronología: "Esta

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34 La distribución de los topónimos Munt- es recogida en plano por Acien Almansa (1991 p.369, fig.2).

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Alcazaba Gidida, pienso yo que fue construi-da durante el reinado de Abderrhaman III"(EGUILAZ, 1881, p.49).

En los Monumentos romanos y visigodos(1890) Gómez Moreno desarrolla su primeraexposición del problema. El primer recintosería construido "por completo a un tiempo"por "el wali de Ilbira Ased ben Abderrahmanel Xeibani, que murió en el año 765, deján-dolo sin terminar según se dice". Consideraincorrectos los límites dados por Mármol ysus seguidores e identifica los siguientes res-tos: Puerta de Hernan Roman, cinco torres yalgunas murallas hasta Bibalbonud de la quese conservaba una de sus torres y cimientosde la otra, una torre por encima de la iglesiade S. Juan, otra delante de su fachada oeste,en la calle de San Juan de los Reyes indicaque existen trozos ocultos entre las casas,otros restos en la Cruz de Quirós y unatorre en las Vistillas de S. Miguel... (sería elpor tillo del León). Ofrece datos sobre lascaracterísticas constructivas de esta muralla yseñala cómo tanto en el macizo de la propiapuerta como en los lienzos inmediatos apare-cen fragmentos de tejas romanas cogidos enel tapial "lo cual indica que abundaba el casca-jo romano en la Alcazaba cuando su recintose construía".

En el resto del perímetro, donde sólo que-darían visibles las reconstrucciones del sigloXI, distingue Gómez Moreno dos momentosconstructivos diferentes. Al más antiguocorresponde el tramo desde Puerta Monaitaa Sta. Isabel la Real, que atribuye a Habus(1020-1037); el siguiente, en línea con elanterior, llega hasta el Arco de las Pesas ycontinúa por debajo de la Puerta de HernanRoman, que inutilizaría; lo atribuye a Badis.

En 1907 Gómez Moreno presenta unateoría dist inta. En el capítulo I I de losMonumentos arquitectónicos, dedicado al perío-do visigótico: siglos V a VII, incluye un apartadodedicado a la Alcazaba de Granada dondenarra un episodio de la conquista musulmana.Enviado un ejército contra Eliberri "llamadapor ellos Medina Elbira" que les había puestoresistencia es tomada la ciudad sin capitula-

ción "quedando en ella un presidio mixto demoros y judíos para mantenerla sujeta." Unarebelión se produce poco después no vol-viendo a figurar la ciudad en ninguno de losacontecimientos posteriores; "Parece como sino existiera, o más bien como si estuviesedesmantelada, que es lo probable . ."Basándose en Ibn al-Jatib señala que "el lugarsit iado y tomado por los moros era laAlcazaba cadima (ciudadela vieja), núcleo elmás antiguo de la población de Granada". Serefiere a la reedificación por los ziríes de surecinto y al hecho de que "al lado de elloquedan vestigios de otra cerca más vieja, ycon tal grado de solidez como si fuera peñaviva, no obstante lo conservado son torressueltas y cimientos de muro; nada más,habiéndose deshecho en absoluto largos tra-mos, y así estaba cuando se montaron encimalas nuevas murallas... resulta de ello que sinduda el primer recinto fue desmantelado engrande antes del siglo XI; y como no consta nies verosímil otra ocasión que el referidosuceso, parece creíble que Abdelalí apeló atan eficaz recurso para desarmar una ciudadde muy difícil sujeción, dado su aislamiento.Indúcese así que databa de fecha anterior ;pero más allá no permite la historia esclarecereste hecho" (p. 39)

Dicho recinto es el que ya describiera enlos Monumentos romanos.. como el más anti-guo aunque efectúa descripción más minucio-sa. Los elementos pertenecientes al mismo ysu distribución es la siguiente: "De este primi-tivo recinto la parte más erguida y notablecae hacia NE., donde se alínean cuatro gran-des torres y el macizo de una puerta, unido aaquellas mediante un lienzo de muro; otroscimientos les rodean, por ejemplo en la quefue puerta de Bibalbonud; hacia SE. hay otrasdos torres más, junto a S. Juan de los Reyes,y al O. quedan pequeños vestigios encima delCenete, donde estuvo la puerta que llama-ron Bibelecet".

Las características de las murallas son des-critas de la forma siguiente: "Miden estastorres unos 6 metros de base por su frente,algo más por sus costados y un duplo de altu-ra; resultan sin ligazón con la muralla, de 1,40

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metros de grueso, que las unía, y a desigualesdistancias unas de otras, siendo la mayorcomo de 20 metros. Su aparejo es de tapia,que se diferencia de la romana en que suscantos son más gruesos y rodados, sin desca-charlos en modo alguno, de suerte que, aúnsiendo por extremo dura su argamasa, laadherencia con aquellos parece menor. El altode las tapias alcanza a unos 80 u 85 centíme-tros; verticalmente se cortan ellas a trechos,dando el aspecto de una sillería enorme, aun-que mal trabada, y los paramentos dejan vertan sólo argamasa, con quedar embutidosdentro los pedruzcos."

"Por cimientos entraron materiales de todaclase, y hasta sillares y trozos de fustes quepor allí rodarían, y abundan también fragmen-tos de tégulas y ladrillos romanos, lo que noes extraño sabiéndose cuanto de ello retieneaún aquel suelo. Además, como si no fiaranbastante en la firmeza de la obra, adhirieron alas esquinas por abajo una especie de refuer-zos hechos con lajas de arenisca de las cante-ras de la Malaha; más la precaución resultófallida, porque éstas se desmoronan y arran-can con facilidad, mientras que el hormigón esindestructible."

"Las lajas vense dispuestas de dos maneras:ya de plano unas sobre otras y sujetas conmortero de cal, formando machones en lasesquinas y en medio de algunas torres hasta laaltura de 3 metros, ya puestas de pie sobreuno de sus cantos más largos y pegadas conyeso, lo que constituye sistema bien original;así en la puerta primitiva arriba dicha y esqui-nas de la torre inmediata".

En el apartado correspondiente a la mez-quita mayor de Granada dice que "es verosímilque nuestra ciudad floreciese bajo los califasdel siglo X; pero justamente las crónicas sevuelven mudas en los tiempos bonancibles, ytan sólo el Razi la describe con harta breve-dad. Entonces probablemente, surgieron dosmezquitas que gozaban fama de muy antiguas:la una, dentro de la Alcazaba, se llamó GimaMarabiten, consagrada en honor de San José...La otra ostentaba categoría de mezquita oAlgima mayor de la ciudad..." (p.51) rompe así

con la tradición que incluye el alminar de S.José en el grupo de construcciones del graba-do de Heylan y lo distingue de las construccio-nes del siglo XI, estudiadas en capítulo aparte.

Lo más destacable por su novedad es lafecha que da al primitivo recinto: "Por conclu-sión, advirtamos que el recinto primitivo deGranada no posee carácter alguno de obraclásica; antes al contrario, sus diferencias deestructura son manifiestas. Según ellas, nopuede negarse técnicamente que bajo losmusulmanes hayan podido surgir, antes delsiglo XI; pero razones históricas inclinan asuponer más probable que lo fuesen domi-nando bizantinos o godos, hacia el siglo VI"(p.43). Mantiene lo mismo en 1951.

Torres Balbás efectuará un meditado análi-sis donde observamos un exquisito cuidadoen evitar el menor encuentro con las pro-puestas de Gómez Moreno; ofrece argumen-taciones propias que anulan las conclusionesde éste sin hacer la mínima alusión al hecho, oguarda silencio cuando la confrontación iba aser evidente. Esta circunstancia la apreciamosen lo referente a dos temas: la primitiva mura-lla urbana y los origenes de la Alhambra.

Torres Balbás (1941, p.440 nota 1) compila lasdistintas referencias contenidas en las fuentesárabes sobre la construcción de las murallas ydistingue varias fases. Durante el reinado deZawi y de su sucesor Habus (1016-1038) seconstruirían la torre de la mezquita mayor, lade S. José y las fortificaciones correspondien-tes a las puertas de Hernan Roman y de Elvira.A los reinados de Badis y cAbd Allah (1038-1090) atribuye el Bañuelo, el puente del Cadí(Puerta de los Tableros), y las puertas Monaitay de las Pesas, con el paño de murallas que lasune; apunta que los torreones cilíndricos de lamisma tal vez fueran algunas de las mejorasintroducidas por cAbd Allah tras observar lafortaleza de Belillos, construida por los solda-dos de Alfonso VI al servicio de al-Muctamidde Sevilla, que pasa a su poder en 1075.

Los argumentos para distinguir dichas fasesson de tipo constructivo. El primer grupo secaracteriza por la presencia de soluciones de

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cantería aparejada a soga y tizón y con talla enresalto que sigue modos cordobeses. Laspuertas militares son de tramo recto y lasmurallas y torres de tapia "con cantos gruesosy rodados unidos por dura argamasa". En lasobras del segundo grupo "ya no se encuentrael aparejo a soga y asta, ni el almohadillado.Prosigue la construcción de muros de tapia, sibien con argamasa mezclada a tierra arcillosay grava de río... pero en las puertas.. la mam-postería sustituye a la piedra labrada. Cuandoésta se usa en arcos o paramentos.. sigue aúncortándose en estrechas lajas, pero sin labrade resalto ni ordenación a soga y asta". El arcode las Pesas inicia las entradas en recodo, ele-mento que se mantiene en Puerta Monaitadonde se añade otra novedad consistente enun patio intermedio. Por último la presenciadel arco agudo frente al de herradura ante-rior. No existe la menor alusión a la propues-ta de Gómez Moreno de ser la primera faseobra anterior a lo islámico.

En otro lugar (1940, p.161) indica los elemen-tos de las demás cercas anteriores al momen-to nazarí: "El resto de la cerca fue reconstrui-do casi totalmente en tiempos posteriores yha desaparecido en su mayor parte, pero aúnatestiguan su primitivo trazado: las TorresBermejas, cuyos muros conservan todavíaimpor tantes restos de este siglo [XI]; elPuente del Cadí, construido en la mismaépoca y que servía de ingreso en la ciudad alRío Darro, la Puerta de Bibarrambla, citadaen la época almorávide, y la de Mauror, men-cionada en 539=1145".

En 1974 Seco de Lucena reitera la versiónde un núcleo formado en el siglo VIII. "Deesta primitiva cerca se conserva casi todo elsector N., es decir, el paño de muralla quearranca de Bibalbonut y concluye en el arcode las Pesas, restos de un torreón en la calleGuinea y alguna que otra pequeña ruina apro-vechada en la construcción de edificios adosa-

dos a la cerca". Seco de Lucena sigue criteriosajenos al describir este supuesto recinto delsiglo VIII y no percibe la contradicción en quecae. En 1890 las técnicas constructivas le per-mitieron a Gómez Moreno reunir un conjun-to de estructuras que atribuye a dicho siglo;esas técnicas son para Seco de Lucena pro-pias del siglo XI: "Este aparejo, utilizado tam-bién en otras construcciones granadinas delsiglo XI, corresponde a la época de Almanzory acredita que la arquitectura zirí conservó latradición califal". Son las conclusiones deTorres Balbás en 1941. Por tanto, la atribuciónal siglo VIII de un recinto, incluso distinto aldefinido por Gómez Moreno, es un error.

Quizá la nota más original de este trabajode Seco de Lucena sea una frase que ha pasa-do desapercibida: "Restos de la muralla delprimitivo recinto, que quedó interrumpida enel Arco de las Pesas y especialmente suscimientos, se conservan casi paralelos al murode ampliación [ziri] desde el citado arco yhasta la placeta del Cristo de las Azucenas"(donde se encuentra el aljibe del Rey).

Para Malpica "Parece evidente que lamad ina se concentraba en la colina delAlbaicín, aunque no debía ocuparla por ente-ro, pues conocemos aumentos de la pobla-ción. El problema estriba en saber si la zonamás llana se fue ocupando por estas fechas yen qué medida"...(MALPICA, 1992, p.75).35 El proce-so sería el siguiente: "hay tres fases claras en lafortificación de la ciudad. En la primera, delsiglo XI se funda la Alcazaba Vieja, o al-qaSabat al-qadima. Entre finales de éste ydurante el siguiente, se debió de cercar todala madina, o espacio central de Garnata quese localiza a ambos lados del Darro, pero pre-ferentemente en su margen derecha. Quedapor resolver si el espacio más elevado de lacolina y el inmediato, es decir la zona llamadade Axares y el situado entre Elvira y el alcázarde Badis (en torno a la Casa de la Lona), tení-

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35 "El lapso de tiempo que va desde la época zirí a la almohade significa un progreso evidente en la ocupación de esta parte baja.Recuerdese que en la zona de Bibarrambla tenía una almunia o casa de campo periurbana el monarca Badis, que ya existía en épocade su padre, Habus. En poco tiempo se edificó la mezquita mayor, que es anterior a 1055; un siglo después se construyeron los bañosque había encima. Precisamente en el siglo XII parece que se construyó el lienzo de muralla entre la puerta de Elvira y la deBibarrambla. Es una prueba de que el núcleo urbano ya estaba conformado en esta área y que la madina había alcanzado casi el máxi-mo conocido en época medieval en esta zona."(MALPICA 1995a, p.88)

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an una sola muralla o era doble. Finalmente,es de tiempos nazaríes, de mediados del sigloXIII a principios del XIV, la creación de las cer-cas exteriores...".

Dos recintos serían los existentes: "elsuperior ocupado por la QaSabat al-Qadima..y el inferior.." ... "la muralla que hoy se ve porla cuesta de la Alhacaba lo mismo se adcribiríatanto al recinto superior como al inferior". Lasdudas que surgen ante un recinto de laAlcazaba que dejara fuera el Alcázar de Badisle conducen a otra propuesta: "También esposible que no hubiese nada más que unrecinto, pues no es creíble que el alcázar sehallase fuera de la propia alcazaba".

En resumen, frente a los razonamientos detipo lógico que escalonan el siglo XIX, GómezMoreno dibuja un proceso histórico basadoen la correspondencia entre las distintas fasesde fortificación identificadas en las fuentes ylas estructuras dispersas por el casco urbanovisibles en su tiempo, las agrupa en función desus características morfológicas y las asigna alos respectivos momentos históricos según undeterminado modelo de expansión. La fechaque da Gómez Moreno no puede separarsedel recinto que define, correspondiente ensentido estricto con la Alcazaba Gidida deMármol, por tanto la segunda fase de expan-sión en la secuencia de Seco de Lucena. Sólocabrían dudas en la vertiente Sur, paralela alrío Darro, pero en cualquier caso ocuparía ensu totalidad la cima de la colina.

Torres Balbás añade nuevos criterios anali-zando la correspondencia entre los distintoscomponentes formales y materiales de dichosgrupos y lo existente en la arquitectura cor-dobesa omeya, cuyo estudio puede efectuar-se de manera más precisa con el desarrollode las excavaciones en Madinat al-Zahra.' Losaparejos sirven para caracterizar el momentomás próximo a la arquitectura del califato y laspuertas con acceso en codo, cuyos primerosejemplares serían precisamente los granadi-

nos, el momento final. Se distingue ademásuna fase intermedia en base a la ruptura decontinuidad estructural y las variantes morfo-lógicas existentes en los torreones, todo elloen correspondencia con las distintas campa-ñas que cAbd Allah indica en sus "Memorias".Se extrañaba de que fueran necesarias tantasreconstrucciones en tan poco tiempo.36 Laposible fase almorávide vendría a poner cier-to orden en el tema. Torres Balbás no en-cuentra ningún motivo para asignar una fechaanterior al dominio islámico a ninguna de lasfases diferenciadas.

Tanto en Gómez Moreno como en TorresBalbás la secuencia cronológica no correspon-dería a un proceso de expansión desde unnúcleo ubicado en la zona alta de la ciudadpuesto que a la primera fase perteneceríanelementos tan distanciados como la Puerta deHernan Roman y la de Elvira y la segundacorresponde a la zona más occidental de lacolina, entre Puerta Monaita y el palacio deDaralhorra. El lienzo entre éste último y laPuerta de las Pesas sería la fase final. Es decir,un proceso inverso al que derivaría de unaprimitiva fortificación.

La propuesta de Seco de Lucena rompede forma radical con la línea argumental ante-rior. En ninguno de sus trabajos establece demanera explícita los criterios por los que noacepta las tesis de Gómez Moreno y TorresBalbás, así que sólo podemos deducirlos delconjunto de afirmaciones contenidas en LaGranada nazarí. Creemos ver la raíz de la pro-puesta en el hiSn Garnata entendido como unprimer paso hacia la QaSabat Garnata, quejunto con lo expuesto por Gómez Moreno en1890 le permite un esquema evolutivo conti-nuo en línea con la tradición decimonónica. Esla prueba del salto que efectúa hacia atrás,hasta el Plano de la Granada árabe de 1910,como esquema apriorístico que articula susargumentaciones, prescindiendo de la líneaestablecida por Torres Balbás salvo para des-cripciones puntuales. La tesis ignora tres ele-

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36 "Resulta difícil explicarse cómo pocos años después de levantado parcial o totalmente la cerca, y sin que parezca haber habido cau-sas que motivaran su destrucción violenta, se construyera otra. Tal vez las obras se redujeronse a reconstruir, con mayor fortaleza, unaparte -el paño comprendido entre las Puertas Monaita y Nueva- y a rectificar algo su trazado -contornos de la Puerta de HernanRoman". (TORRES BALBÁS, 1941, p.442)

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mentos ubicados fuera del perímetro delsupuesto h iSn Garnata que ya GómezMoreno enumerara en 1890 como pertene-cientes al recinto inicial (f.20): el basamentodel Palacio de Daralhorra visible en el callejónde las Monjas (GÓMEZ MORENO 1992 II, p.267), lamuralla en el interior de la Casa de la Lona(GARCÍA; MARTÍN 1975), y los restos de la Bab al-Asad o portillo del León (GÓMEZ MORENO 1892;

VÍLCHEZ 1987). La opinión de Seco de Lucenapasará a las previsiones arqueológicas del PlanEspecial de Protección y Reforma Interior delAlbaicín y al plano del trazado de las murallasde Orihuela-Vílchez en 1991 (f.26), el únicorealizado sobre planimetría moderna, a escalaadecuada y que tenga en cuenta el parcelario,resultado de un serio trabajo de campo.

La adaptación de las teorías de Seco a lainterpretación de las excavaciones en elCarmen de la Muralla dadas por sus directo-res, hace que las fases propuestas para lasmurallas del siglo XI en base a los textos ára-bes se hayan olvidado.

5. LAS PUERTAS / CORACHA

Aparte de la muralla propiamente dicha sehan identificado otros elementos de tipologíaespecífica: varias puertas y una coracha, queincluso serían anteriores al siglo XI.

5.1. BAB ILBIRA

Un tema que encontramos reiterado enun texto reciente (VARELA 1990) es la existenciade una Puerta de Elvira en el siglo IX queEguílaz (1881, p.26) recoge de la biografía deSawwar en la Ihata de Ibn al-Jatib cuandonarra la batalla de la madina: "..volvieron delmonte de Alfacar en su persecución dirigién-dose a la Puerta del Sol de Granada, dondeencontraron fuer te resistencia. En lo másencarnizado del combate, y cuando másencendido se hallaba, desapareció Saguar dela batalla con porción escogida de sus caballe-

ros, y cargando con su enseña quedaronaquellos aterrados y sufrieron grandes perdi-das, e imaginando que sus auxiliares (los delos árabes) habían venido a atacarlos por laespalda, retrocedieron derrotados y Saguar ysus compañeros los fueron acuchillando hastala Puerta de Elvira". Para Eguílaz esta narra-ción demuestra "con la clara luz de la eviden-cia la identidad de Elvira y Granada, poblacio-nes ambas que ocupaban la una los altos de laalcazaba Cadima y sus alrededores, y la otra lacolina en cuya cima se alzan las TorresBermejas o castillo de Maurora, como le ape-llida algún escritor del siglo XVI". Rechaza lalectura de Dozy "hasta las puertas de Elvira"de manera tajante y concluye de la siguientemanera: "el Bib Elvira de Ahmed ben Isa, hastala cual fueron perseguidos y acuchillados losmuladíes y cristianos de aquella ciudad, es laantigua Puerta de Elvira,37 cuyo nombre ha lle-gado hasta nosotros, la secular y magníficapuerta que daba entrada a la celebérrima urbsde Plinio, a la Iliberi de Tolomeo, al MunicipioFlorentino Illiberitano, a la que en las postri-merías el siglo III de la era cristiana tuvo lainmarcesible honra de ver reunidos bajo lasexcelsas bóvedas de su gran basílica a losobispos de la Iglesia española" (p.29).

La Puerta de Elvira mereció figurar en elgrabado de Heylan entre las reliquias de laantigüedad; los análisis de los modos cons-tructivos la emparejan con la Puer ta deHernan Roman; pero se omiten sistemática-mente las consecuencias de este hecho, tantopor los que mantienen una correspondenciaentre el recinto de la ciudad romana y un pri-mero medieval en el siglo VIII, como los quelo atribuyen al primer momento constructivohacia comienzos del siglo XI: define un cascourbano de dimensiones excepcionales para sumomento histórico. El único que actuó enconsecuencia fue Eguílaz, incluyendo la Puertade Elvira en los sucesos del siglo IX, los demássimplemente evitan tratar el tema. En el másreciente trabajo sobre la Puer ta de Elvira(ALMAGRO; ORIHUELA; VÍLCHEZ 1991) se alude a

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37 Seco de Lucena (1942) al ir dando las referencias de las puertas en el siglo XIV indica que "aparece citada en otros textos árabes ydocumentos cristianos a partir de finales del siglo XIII, sin hacer ninguna referencia a momento anterior. Almagro; Orihuela; Vílchez(1993) sólo indican una primera fase en el siglo XI.

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una primera fase constructiva en el siglo XIsin incidir en el hecho de que ya Torres Balbásdistinguió tres fases constructivas a lo largo dedicho siglo y que la hipótesis de la AlcazabaGidida como fase intermedia que algunosdefienden relega la Puerta de Elvira al últimomomento en la configuración del territoriourbano. Es por ello que Antonio Malpica situala mural la entre esta puer ta y la deBibarrambla a caballo entre el siglo XI y el XII,en base a un texto de época almorávide.

A pesar de todo ello, el grabado de Heylanno admite discusión: la Puerta de Elvira teníaelementos perfectamente asimilables a ungrupo homogéneo de obras de las que aún seconservan el puente sobre el río Genil, cuyaestructura original ha podido ser estudiadacon motivo de su restauración, la Puerta deHernan Roman y el alminar de la iglesia de S.José, habiendo desaparecido el alminar de lamezquita mayor y la propia Puerta de Elvirademolida parcialmente en el siglo pasado.

5.2. BAB AL fiAMS (PUERTA DEL SOL)

Respecto la puerta del Sol reproducimos elcomentario de Seco de Lucena (1975 p.40 nota

15): "Eguílaz identifica esta puerta [Bab al fiams]con un al-bab al fiarqi (puerta oriental) citadaen IHA (Ihata), biografía de Sawwar b.Hamdun;pero la lectura del texto árabe en que aparecela cita, no justifica a mi juicio tal identificación...pienso que acaso pudo ser nombre antiguo deuna de las puertas de la vieja alcazaba". La Babal fiams "daba acceso al barrio del Mawrur yfue conocida también con el mismo nombredel barrio". Seco de Lucena dice no haberencontrado ninguna cita de Bab al fiams entextos árabes, "aunque en tiempos de lareconquista, los cristianos la denominabanpuerta del Sol". Dicha puerta, de haber existidoen el siglo IX, correspondería al arrabal judío.

Denominación muy similar tuvo al parecerotra puerta. Torres Balbás (1949) cita al respec-to el manuscrito del Escorial publicado porMüller (1863) donde se narran las luchas acomienzos de 1487 entre Boabdil y su tío elZagal: "por esta última puerta [Bab al-Difaf]salió una tropa que, subiendo río arriba, entró

en el recinto murado del Albaicín por Bab al-fiam is (Puer ta de ¿la Solana?)". Seco deLucena (1975, p.44) traduce Bab al-Sumayscomo "del Solecito"; Orihuela-Vílchez (p.21) laidentifican con la puerta de Guadix.

5.3. BAB QASTAR (PUERTA DE HERNANROMAN)

La denominación puerta de Hernan Romanprocede del grabado de Heylan (f.4) y ha sidomantenida hasta nuestros días. En la Guía deGranada de 1892 aparece identificada con laPuerta de las Pesas (Bab al-Ziyada), pero en1907 Gómez Moreno corrige y piensa que lase trata de la denominada Puerta de Castar"con palabra no de su lengua, sino más bienderivada de castro", añade las referencias enfuentes islámicas del siglo XV (códice delEscorial traducido por Müller) a un portillo dela puerta de Castar que se abre "junto a lasusodicha por consecuencia de haberse cerra-do otra vecina" y la cita de al-Jatib a un"cementerio de Socastar,.. y precisamentedebajo del sitio en cuestión, donde hay unoshuertos dominando la plaza Larga del Albaicín,consta que hubo un macáber o cementerio demoros". En las declaraciones efectuadas conmotivo de los descubrimientos del Sacromonteencuentra citada la puerta, designada como"portada antigua de junto al portillo por dondese entra desde San Nicolás al Albaicín" e inclu-so resalta cómo en la Plataforma de Vico semarca la puerta sin nombrarla, pese a la rele-vancia que se le dio en la trayectoria granadinade S. Cecilio, sin embargo en el grabado deHeylan aparece ya como Hernan Roman (f.5).

"Su disposición era entre dos torres, de6,50 por 7,35 metros de base, formando pasoen línea recta, con igual largo y tres metros deanchura, cubierto por bóveda de cañón semi-cilíndrico, y afuera extendíase un muro, vol-viendo en ángulo recto hacia la derecha dequien salía, como pudo verse al excavar allí enaños pasados; porque estas defensas exterio-res, que serían a cielo descubierto, con la hazde la puerta y almenas, si las hubo, fuerondemolidas, y sobre su cimiento fundose lamuralla del siglo XI, que arranca de allí enlínea más exterior."

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"Las esquinas principales, en su parte baja;todo el pasadizo, con su bóveda, y mucho dela escalera que en él se abre para subir a laplataforma, están hechos con lajas de arenis-ca, cuyo tamaño medio es de 70 por 35 cen-tímetros de cara y 9 de grueso, que se dispo-nían en grupos de a cuatro generalmente,plantadas sobre uno de sus cantos largos, yade cabeza, ya de llano, y pegadas con yesounas a otras, de tal suer te que se obteníamucha trabazón y apariencia de sillería gran-de; además, entre hilada e hilada suele mediarotra de lajas tendidas. La escalera susodichacubriose haciendo avanzar mucho la últimahilada, que toda es de losas de canto, y pues-tas encima otras de plano a modo de cobijas;en el ángulo que forma hay un dintel adovela-do, como son los de las ventanas de laMezquita de Córdoba".

Pavón (1993) da dimensiones distintas: "Estáflanqueada por sendas torres distantes entresí 4,60 m; miden 5,60 por 2,50 m., sensible-mente inferiores a las torres vecinas delmismo muro que arrojan 6 m. de frente por5,54 de profundidad".

Seco de Lucena defiende la propuesta delPlano de Granada árabe de 1910 frente a lo quedice la Guía de Gómez Moreno y piensa que esun acceso perteneciente al castillo de HernanRoman.38 Torres Balbás siempre se refiere a ellacomo Puerta de Hernan Román y su depen-dencia de Gómez Moreno parece grande.

La Bab Qastar reitera desde otra perspec-tiva la polémica del hiSn Roman. Detrás deambos términos subyace la misma idea: unafortaleza anterior al dominio islámico. Se tra-taría de un elemento que el grabado deHeylan identifica como puerta de dicha forta-leza y cuya denominación árabe ratificaría su

origen romano.39 El hallazgo de fortificacionesibérica y romana en 1984 sería la confirma-ción definitiva de dicho origen. El problemaque se plantea es con qué grado de certezase pueden proyectar las referencias textualesmedievales a las estructuras que han llegadohasta nosotros. No se puede concluir quetodas las teorías sobre los distintos recintos,basadas en el hiSn Roman, son correctas por-que ahora se haya visto que coincide con unamuralla romana, pues los razonamientos quejustificaron dichas teorías se referían a estruc-turas demostradas islámicas, por tanto eviden-cian un fenómeno de distinta naturaleza alque deriva de las murallas excavadas.

La Bab Qastar fue embutida en cemento,probablemente en las obras de 1960-1961(FUENTES, 1989, p.65) lo que hace irreconocibleslos elementos que justificaron su cronología.Quedan dos fotos que incluyó GómezMoreno en el tomo III de Ars Hispaniae yotra, ya con la esquina de cantería oculta,publicada en un libro de fotografías (f.5) (GRA-

NADA (s.f.), p.292, nº338).

5.4. BAB AL-ASAD

Gómez Moreno (1890, p.4 nota 1) incluye "unatorre en las Vistillas de S. Miguel" entre losrestos correspondientes a la fortaleza del sigloVIII. En la Guía de 1892 precisa: "aquí estuvo lapuerta dicha Bib Elecet o del León y despuéspostigo de S.Miguel, de la cual subsiste elcimiento de una torre, de construcción delsiglo VIII". Seco de Lucena (1974) la sitúa en elsegundo momento de expansión urbanadurante el siglo XI, ignorando que su aparejocorresponde al que describe como caracterís-tico del siglo VIII. La denominación de la puer-ta no procede de fuentes árabes. Seco deLucena (1975, p.38) dice no haberla encontrado

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38 Cita "Bab Qastar (del Qastar) en el callejón de S. Cecilio, junto al Castillo de Hernan Roman". En nota desarrolla sus argumentos:"Ignoro el significado del original árabe, acaso transcripción del latín castrum. Seco de Lucena Escalada la sitúa en el lugar en que estabala que los cristianos llamaron Hernan Roman.. G. Moreno piensa que fue el nombre árabe de la que actualmente denominamos Arcode las Pesas (Guía p.437); pero tal supuesto está en desacuerdo con documento árabe contemporáneo.. que es donde aparece citadaBab Qastar". (SECO DE LUCENA 1975, p.41) Más adelante insiste: "Bab Qastar, acaso puerta del castro, flanqueada por los dostorreones del Castillo de Hernan Roman y de la que se conservan... una parte de la puerta y ambos torreones, en el callejón de SanCecilio" y en nota: "en todo caso el nombre del castillo no afecta al de la puerta que los árabes llamaron Bab Qastar"(p.109).Llamamos la atención sobre la incongruencia que supone hablar de Castillo de Hernan Roman.39 "...quedó inhabilitada la puerta de hiSn Roman (la Castela Romana), cuyo nombre se conservó hasta los últimos tiempos de la deno-minación árabe en el de Bib-Caxtar, Puerta de Castro" (EGUILAZ, 1881, p.52). Ver también nota 8.

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en ningún texto, por lo que se trataría de larestitución del topónimo usado en época cris-tiana. La torre fue excavada en 1983 porCarlos Vílchez cuyos resultados comentamosmás adelante. La documentación gráfica exis-tente es una foto (GARCÍA; MARTIN 1975) y losdibujos de la excavacion (VÍLCHEZ 1984).

5.5. CORACHA / BAB AL DIFAF

El Puente del Cadí es elemento determi-nante en la configuración de territorio urba-no, tanto por lo que implica su pertenencia aun recinto amurallado que conecta fortifica-ciones como por definir un casco urbanoconsolidado que sobrepasa la colina de laAlcazaba Cadima.

Su análisis se produce en varias fases.Torres Balbás le dedica varios estudios. Unprimer trabajo (1934) distingue entre el Puentedel Cadí (Qantarat al-Qadi) citado por Ibn al-Jatib en la Ihata como construido en junio de1055, y la Bab al-difaf recogida por al-Umarihacia finales de la primera mitad del siglo XIV.Traducida como Puerta de los Tamboriles o delos Panderos, en nota de la redacción de larevista -sin duda García Gómez- se comenta,indicando que "Las dos traducciones son bue-nas. Más etimológicamente podría todavía tra-ducirse por Puerta de los Adufes". La conclu-sión es que los restos conservados pertene-cen a una puerta con funciones defensivas,junto a la cual habría estado el Puente delCadí. Al desaparecer el puente, su nombrehabría pasado al arco inmediato. Pese a ello,en un párrafo final se identifica como obra delsiglo XI aplicándole la caracterización delpuente. En el estudio de las construccionesziríes (TORRES BALBÁS 1941) denomina sin másPuente del Cadí los restos conservados eincluso aplica a la iglesia de S. Pedro la referen-cia de Ibn al-Jatib a una mezquita inmediata.

En 1949 regresa sobre el tema en un tra-bajo mucho más exhaustivo para el que contócon la colaboración de Manuel Ocaña. Pasarevista a las distintas interpretaciones dadaspor la historiografía hasta ese momento y fija

el origen del apelativo "de los Panderos" en laedición de 1872 de la Descripción del reino deGranada de Simonet y su reafirmación "siguien-do la ley del mínimo esfuerzo" por todos losque siguieron, salvo Eguílaz y Leví-Provençal,quien apunta significado distinto (puerta demadera). Un estudio etimológico -probable-mente de Ocaña Jiménez-, se completa con elanálisis funcional de la puerta para estableceruna correspondencia que permite darle lanueva acepción de Puerta de los Tableros o delas Compuertas. Somete a revisión su corres-pondencia con el Puente del Cadí, y concluyeque éste es el que tras la conquista castellanarecibió la denominación "de Santa Ana", inme-diato a la iglesia y desaparecido con el embo-vedado del río Darro en el siglo XIX.40 De estamanera las referencias en la Ihata a una obradel siglo XI quedaban desligadas de los restosconservados. Su adcripción a dicho siglo seestablece sólo en base a sus componentes for-males. La atribución a los últimos momentosdel dominio zirí se debe a su pertenencia a unrecinto urbano identificado como obra decAbd Allah según sus "Memorias".

Seco de Lucena en su trabajo sobre laspuertas de la muralla granadina en el sigloXIV (1942); sigue el criterio de Torres Balbás en1941. Años después aborda de nuevo el pro-blema con motivo del estudio de la qawrayaque conectaba la Alcazaba Cadima con el ríoDarro, (1968) lo que añade un nuevo interés alentorno de la Puerta de los Tableros, apelati-vo ya consagrado.

El estudio de Seco de Lucena es enfocadocomo una justificación de los limites de laQaSabat Garnata, hacia el Sur. Parte Seco deLucena de las referencias en documentos delos siglos XIV y XV a un "barrio de la cora-cha", así como la existencia de dos mezquitasCauracha alta y Cauracha Baja. Los estudiosprevios de Ricard sobre la significación del tér-mino le llevan a concluir que se trata de undispositivo de acceso al río Darro para abas-tecer de agua la población asentada en lacima de la colina, y a considerarla contempo-ránea del primitivo recinto. Con la primera

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40 El último trabajo aparecido sobre el tema es el de Antonio Orihuela (1993).

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ampliación zirí par te del espolón quedaríadentro del caso urbano, dando lugar a ladenominación del barrio; más tarde en tiem-pos de Badis se construiría la Bab al-Difaf 41 ypor último en tiempos de cAbd Allah la mura-lla "que enlazaba con las fortificaciones de lacolina Roja y protegía los núcleos urbanos deYurra y Mawrur". Comenta el hecho de queya Gómez Moreno (1951) indicase la existenciade un espolón hasta el río desde la AlcazabaVieja, pero que no llega a precisar si arranca-ba del recinto zirí "o de su primitivo recinto",ignorando que Gómez Moreno rechazó siem-pre la existencia del segundo.

El trabajo de Seco fija un elemento condi-cionante en el proceso de configuración urba-na en cuanto establece límites físicos entrezonas que sin duda debieron tener un proce-so independiente al menos hasta que desapa-rece el elemento separador, sin preocuparseen exceso por las características morfológicasdel dispositivo, tema que ha centrado la aten-ción de Pavón Maldonado durante los últimosaños. Su adscripción funcional al primer mo-mento de población musulmana constituyeotra novedad destacable.

La última tendencia es entender la Bab al-Difaf como resultado de la modificación deuna coracha de la pr imitiva Alhambra.Fernando Valdés (1995) contempla la posibili-dad de una subordinación funcional a laAlhambra como fase posterior, en el contextode cierre del perímetro urbano indicado porcAbd Allah y en consecuencia la reformageneral si no la reconstrucción por completode la estructura preexistente, es decir de lacoracha urbana, para dar lugar a la Bab al difaftal como la conocemos. Para A. Malpica laasociación entre la Bab al Difaf o Puerta de lasCompuer tas, y la muralla que baja de laAlhambra y se une a la Alcazaba, se explicapara abastecimiento de la fortaleza. (1995b, p.120)

Es claro que los restos visibles: un pasadizoen el interior de un torreón ubicado en laribera de la Alhambra, no admiten duda. Afalta de verificar si en el costado opuesto exis-

tía una organización similar -el texto de al-Zuhri parece indicar que así era-, la constata-ción del hecho nos muestra que en el proble-ma de la coracha debemos contemplar dosmomentos diferentes: a) subordinación a unnúcleo inicial de población en la colina delAlbaicín. b). Función al servicio de la fortalezade la Alhambra. Si la primera es sólo hipotéti-ca y referida a un momento indefinido, ante-rior a las primeras décadas del siglo XI, lasegunda es verificable y se iniciaría en las últi-mas décadas del siglo XI.

Es impor tante que consideremos conatención los criterios que permiten fechar elsegundo momento. La atribución de la obra alsiglo XI se debió a un error interpretativo queproyecta sobre unos restos conservados unosdatos de la Ihata. Cuando Torres Balbás des-hace el error, los criterios pasan a ser forma-les. Las Memorias de cAbd Allah ofrecen unnuevo referente que sitúa de nuevo la obraen el contexto de los acontecimientos delsiglo XI, aunque en momento más tardío: elcierre del perímetro urbano durante elgobierno del último zirí de Granada. Dichaproyección sin embargo, es tan subjetivacomo la primera cuando se refiere a unacoracha al servicio de la Alhambra. La cora-cha encuentra su razón de ser en la construc-ción y organización de una for taleza, conindependencia del grado de desarrollo de lasmurallas urbanas, es más, la conexión de losdos organismos -recinto urbano de laAlcazaba Cadima y Alcazaba de la Alhambra-obliga a modificar su estructura, como apuntaValdés. Así que de aceptarse la existencia deuna coracha, el cierre del recinto urbano atri-buido a cAbd Allah se limitaría a la puertasobre el río y no a la muralla inmediata puessería elemento preexistente.

Otro factor determinante deriva de latoponimia entendida como un dato significati-vo del proceso urbano. La distinción CorachaBaja/Coracha alta para denominar dos barriosvendría justificada por la existencia de unadivisión física que se identifica con la murallainmediata a la calle San Juan de los Reyes,

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41 La fecha se debe a que aplica a la puerta las afirmaciones referidas al Puente del Cadí contenidas en la Ihata.

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correspondiente al segundo momento deexpansión urbana. No obstante, nuestrosestudios sobre el Maristan (GARCÍA, SALVATIERRA,

1986) mostraron que ya a mediados del sigloXIV no existía ninguna coracha urbana, puessobre su recorrido montaba el hospital nazarí,que a su vez reaprovechaba una construcciónanterior (GARCÍA, SALVATIERRA, 1990). Pese a ello,la idea de coracha como función útil se man-tenía en los primeros años de dominio caste-llano (GARCÍA, TRILLO, 1990); por tanto, cabe laposibilidad de que la toponimia recogida porSeco de Lucena se refiera a un hecho distintode la supuesta coracha anterior al siglo XI.

A todo ello debemos añadir que en laconfiguración final de las recintos propuestapor Seco de Lucena (f.23) existe una cone-xión de la Bab al difaf con el recinto del arra-bal de Ajsaris, levantado en un momentodesconocido. Orihuela-Vílchez (1990) fechanen el siglo XII el cierre del arrabal, en base aun proceso teórico de expansión que notiene que corresponder a lo sucedido en rea-lidad. La tardía construcción de la Bab al difafpudo contemplar ya el amurallamiento delarrabal, en cuyo caso la función de corachasólo tendría razón de ser en la vertiente de laAlhambra. En contra de esta hipótesis está ladescripción de al-Zuhri.

6. LAS ALCAZABAS URBANAS

La idea de alcazaba implica la existencia deun recinto diferenciado de la muralla urbanacon unas funciones específicas.

Según Eguílaz (1881, p.57) "Desde las funda-ciones respectivas de Iliberis y Granada, tuvie-ron cada cual de estas poblaciones sus res-pectivos recintos fortificados o alcazabas...LaCadima ...era la de la Urbs celebérrima dePlinio; el Alhizan, Alcala-Alhamra o el Maquil,como le llama Ben Aljatib, con sus obras avan-zadas del castillo Mauror, era la de su grandearrabal Garnata".

En la versión de Seco de Lucena "A finesdel siglo XI, en tiempos de cAbd Allah, últimomonarca zirí, el crecimiento demográfico de

Granada había desbordado ampliamente laslindes de la vieja fortaleza en la que Zawi, fun-dador de la dinastía..., hubo de establecer sucor te , despues de reparar murallas queencontró desmanteladas. Esta primitiva forta-leza, construida, a lo que parece, hacia lamitad del siglo VIII y conocida entonces porhiSn Garnata (Castillo de Granada), tenía sucentro en la explanada donde hoy se halla laiglesia de S. Nicolás... los sucesores de Zawiensancharon el primitivo recinto convirtién-dolo en Qasabat Garnata... y en la cerca quedefendía esta ampliación...fueron abier tasotras tres puer tas, Bab al-Asad.. .Bab alHassarin... y otra cuya denominación ignora-mos cerca del templo de S. Juan de losReyes"(1975, pp.37-38). Así pues, el alcázar zirícoincidiría con el hiSn Garnata, o al menos seencontraría en su interior.

En 1966 Seco de Lucena rechaza la exis-tencia de la al-qaSaba al-yadida o Nueva: "losescritores árabes que en obras literarias o his-tóricas se ocupan de Granada, nos informande que en esta ciudad, en tiempos musulma-nes, había dos alcazabas, cada una de las cua-les coronaba sendos cerros que se elevan aambas riberas del río Darro.. la alcazaba delAlbayzín (qaSabat al-Bayazin) y la alcazaba dela Alhambra qaSabat al-Hamra). Algunos deestos escritores denominan también a la pri-mera alcazaba vieja (al-qaSaba al-qadima), sinduda aludiendo a su más antigua fundación,porque como es sabido, la alcazaba delAlbayzín fue obra del siglo XI, ejecutada pororden de los monarcas ziríes, quienes estable-cieron en ella su palacio y corte, en tanto quela de la Alhambra se reconstruyó dos siglosmás tarde, cuando Muhammad I el naSri acor-dó trasladar su residencia a la frontera ColinaRoja..". "Tanto en el cerro sobre el que seextiende el actual Albayzín, como en la ColinaRoja, asiento de la Alhambra, hubo fortificacio-nes con anterioridad al siglo XI, las cuales, endicho siglo, debían encontrarse poco menosque arruinadas. Al establecerse en Granada lacapital de su reino, el zirí Habbus consolidó lasdel Albayzín y su hijo y sucesor Badis comple-tó el recinto amurallado que amparaba a susmoradores, construyendo dentro del mismoun alcázar para sede de su monarquía. A este

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recinto amurallado le llamaron primeramenteqaSabat Garnata “alcazaba de Granada” y mástarde, cuando Ibn al-Ahmar trasladó su resi-dencia a la fortaleza que hubo de reconstruiren la Colina Roja, al-qaSaba al-qadima y tam-bién qaSabat al-Bayazin, para distinguirla de laqaSabat al-Hamra' “alcazaba de la Alhambra”,como ya he indicado". En consecuencia ahorael alcázar zirí se encontraría en el ámbito de laprimera ampliación urbana. (f. 28b)

En la ya larga polémica sobre las alcazabasnunca se ha introducido un elemento impor-tante como es la construcción de "la fortalezade la Alhambra" por el visir judío Ibn Nagrelanarrada en las "memorias" de cAbd Allah (p.131), hecho que, con independencia del signi-ficado que queramos darle, muestra ya desdeel siglo XI la configuración urbana que se atri-buye al siglo XIII, y que permite a al-Zuhrihacia comienzos de la segunda mitad del sigloXII hablar de una alcazaba sagira y otra kabiraubicadas en ambos lados del río Darro, apar-te de su papel en las luchas de los años 1145y 1162. En su trabajo más reciente A. Malpica(1995b) resalta los dos hechos que se deducende las Memorias de cAbd Allah: la Alhambrase configura "como una alcazaba, en la que sehacen obras durante toda la dinastía zirí, a lolargo del siglo XI", y la edificación de un pala-cio por el visir judío Ibn Nagrela.

Pavón Maldonado ha interpretado ladenominación alcazaba tal como se presentaen la historiografía granadina en un sentidohasta ahora inédito. En 1983 indicaba que laidentificación de una alcazaba urbana con unbarrio en el caso granadino constituye unaanomalía de difícil explicación: "entiendo queel nombre de Alcazaba Qadima no se aplicaríaa todo el cercado del Albaicín, sino a unamínima parte de él, donde estarían los pala-cios de los soberanos ziries, porque es dispa-ratado llamar Alcazaba Qadima a toda unaciudad montuosa y agregar a continuaciónAlcazaba de la Alhambra o Alcazaba Nueva,cuyas dimensiones nos son bien conocidas;quiero decir que se podría llenar el cercado

del Albaicín con veinte o treinta alcazabas delas dimensiones de la de la Alhambra." (PAVÓN

1983, p.227). En su última propuesta (PAVÓN, 1994,

p.656) el razonamiento se invierte: "Lo de apli-car el término qaSaba a una madina era, porlo visto, bastante usual en al-Andalus", deacuerdo con lo que ya avanzara en 1992: "laalcazaba o las alcazabas, además de sus fun-ciones prácticas.. eran el símbolo del poder yencarnaban la centralidad política; de ahí queen ciertas crónicas árabes se aplique el térmi-no qaSabat con el significado de capital o capi-talidad, equiparándose a la madina".

Los seis planos que incluimos (figuras 21-26), a los que se podrían adjuntar el de los her-manos Oliver Hurtado y otro con lo propuestopor Gómez Moreno, resumen un siglo de dis-cusiones. Tres elementos se discuten en ellos:1) la existencia, límites y extensión del recintoinicial, 2) el perímetro de un segundo recinto,3) la denominación de cada uno de ellos. Esteúltimo punto es el más significativo puesto quese refiere a las fuentes textuales medievales. Lacontraposición de las distintas denominacionespropuestas por los autores evidencian el caostoponímico vigente. Llegamos a la conclusiónde que no es posible, en base a los datos dis-ponibles, ninguna conclusión definitiva y exclu-yente sobre el significado espacial de las refe-rencias contenidas en las fuentes medievales.

7. LA REVISIÓN ARQUEOLÓGICA

La gran novedad que se introduce en ladécada de los ochenta es la incorporación denuevos datos, producto de excavacionesarqueológicas, que permiten revisar en ampli-tud las distintas teorías sustentadas en la críti-ca filológica y en la observación de las estruc-turas monumentales conservadas.

Las estructuras medievales localizadasentre los años 1984 y 1991 junto a la Puertade las Pesas (Bab al-Ziyada) (HUELVA 1993,

pp.113-114) nunca han sido objeto de análisispormenorizado42. El interés exclusivo del

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42 La relación entre niveles romanos, muralla medieval, viviendas islámicas y reformas cristianas hace de esta zona el lugar dondemejor pueden estudiarse en toda su extensión y complejidad los cambios espaciales existentes en el proceso urbano granadino.

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equipo de investigación en la Antigüedadrelegó toda la problemática concerniente alas fases medievales a un estudio posteriorpor especialistas ajenos al desarrollo del pro-yecto de investigación.

El hallazgo en la primera campaña de exca-vaciones de "..una torre que debe perteneceral recinto árabe primitivo que mandó cons-truir el vali de la provincia de Elvira, Ased ibnAbd-al-Rahman al Saybani, que murió en elaño 765" (SOTOMAYOR; SOLA; CHOCLAN, 1984, p.47)

vuelve a poner en juego todos los argumentossobre una primitiva fortaleza: "El hallazgo deeste torreón perteneciente a un recinto gra-nadino anterior al del siglo XI/XII (único visiblehasta ahora) plantea en nuevos términos lacuestión de los límites de la auténtica y primiti-va Alcazaba Cadima... Si el recinto descubiertoes efectivamente como parece, el construidoa mediados del siglo VIII, cabe también supo-ner que su trazado coincida substancialmentecon el del recinto romano de Iliberri." (p.48).

Detrás de la conclusión de Sotomayorsubyace toda la literatura del siglo XIX sobreel proceso de configuración de la ciudad islá-mica, y en especial la teoría del hiSn Garnatade Seco de Lucena. La tesis de que pudieraser obra del siglo VIII se apoya en lo manteni-do por Gómez Moreno en los Monumentosromanos de 1890. Un correcto conocimientodel estado de la cuestión hubiera conducido aaplicar el criterio analítico de Torres Balbás yfechar el hallazgo hacia finales del siglo X -comienzos del XI. Para nada hay que referirseal hiSn estatal del siglo VIII, pues lo mismopudiera haberse citado el hiSn Garnata. Locorrecto, a nuestro entender, hubiera sidorevisar en profundidad los distintos criteriosusados hasta el momento para distinguir fasesen el proceso de configuración de la ciudaddurante el siglo XI, sin embargo bajo elsupuesto basado en los Monumentos Romanos

se ha desarrollado la interpretación de loshallazgos y la teoría alcanza rápidamente unaextraordinaria difusión.

No se trata sólo de las estructuras propia-mente dichas sino del espacio que definen.Hasta ahora se creía en la sustitución de lasestructuras más antiguas por otras nuevas, sinque se modificara la superficie abarcada, talcomo muestra el plano de Seco de Lucena(f.23). Los lienzos Oeste y Sur del supuestonúcleo inicial se ubicaban en base a las infle-xiones visibles en el recinto del siglo XI, inter-pretadas como ajustes con las estructuras sus-tituidas, pero la excavación ha mostrado queel primer recinto es independiente de lasmurallas posteriores, invalidando cualquierdeducción efectuada en base a las mismas.

Si nos atenemos a los distintos textos ela-borados por el equipo de investigación en losaños 80, no se produce ninguna novedad quemodifique las conclusiones de 1984. En 1987se reitera la teoría de Sotomayor: "los cortesefectuados habían evidenciado la existencia...de una torre per teneciente a un recintoárabe anterior al del siglo XI-XII, quizá demediados del siglo VIII" (ROCA; MORENO; LIZCA-

NO, 1987,p.40). En 1988 se remite de nuevo aSotomayor, a pesar de que se reconocen tresfases constructivas en la muralla, sin dudaanteriores a la torre a ella adosada; dato sufi-ciente para proponer la permanencia de lapoblación hasta el siglo VIII. Además se elabo-ra una hipótesis sobre los límites y organiza-ción de la ciudad romana (ROCA; MORENO; LIZ-

CANO, 1988, pp.63-70) que de manera implícitarecupera el primitivo hiSn Garnata identificadocon el solar de la ciudad romana.

La última fase de las investigaciones, inicia-da en 1991, se ha caracterizado por la disper-sión de criterios.43 En cuadro ofrecemos nues-tra propia interpretación.

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43 Un solo dato sobre la situación existente: Investigaciones arqueológicas en Andalucía. 1985-1992. Proyectos. Huelva 1993. Proyecto:"La ciudad iberorromana y medieval de Granada". En el listado de presupuestos y bibliografía (p.113) figuran como directores MªAuxiliadora Moreno Onorato, Antonio Malpica Cuello y Juan Antonio García Granados. En el texto resumen Consideraciones generales(pp.661-668) se indica la primera fase bajo la dirección de Mercedes Roca Roumens y Auxilio Moreno Onorato y la posterior "amplia-ción de los objetivos originales y la integración en la dirección del proyecto de Margarita Orfila Pons, Antonio Malpica Cuello y JuanAntonio García Granados". El texto va firmado por Mª Auxiliadora Moreno Onorato, Antonio Burgos Juarez y Pablo Jesús CasadoMillan. Sobran los comentarios.

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El período medieval de la muralla descu-bierta (ROCA, MORENO, LIZANO, 1987, 1988) mues-tra -en nuestra opinión- al menos cuatro fases.La más antigua se caracteriza por el uso depiezas arquitectónicas de acarreo en un apare-jo de mampostería pseudoencintada; lasiguiente, por el uso de piedra de La Malá enlas cintas de los cajones. Como la murallaexterior del siglo XI muestra técnica distinta yen ninguna otra obra granadina, islámica oposterior, se encuentra dicho aparejo nosinclinamos a que debe ser anterior al siglo XI.La similitud entre la fase siguiente -definidapor dos torreones con esquinas de lajas depiedra de La Malá, según el tipo de la BabQastar 44- y otros restos visibles en el extremoOeste de la colina indica que el recinto perte-nece ya a una población. Más tarde, dos torre-ones serán reconstruidos y otro sufrirá unarestauración, sin que sea posible establecer elorden cronológico de dichas intervenciones.

El estado actual de las investigaciones per-mite valorar las teorías historiográficas en undoble sentido:

A. La idea del hiSn Roman se basa en lapervivencia a comienzos del siglo XVII de unrecinto interior cuya adscripción cronológicase basará en una supuesta técnica constructi-va fenicia.

B. Existió una fortificación ibérica rehechaen época romana y al menos en otras tresocasiones antes de la construcción de otramuralla exterior, que no aprovecha las estruc-turas preexistentes, donde se abren las puer-tas de Las Pesas y Monaita.

Las estructuras excavadas permitenreconstruir el recinto correspondiente a laBab Qastar, interrumpido por la construccióndel Arco de las Pesas, y hacen comprensible la

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44 No se ha publicado el alzado del segundo torreón descubierto, cuyo aparejo de piedra de La Malá en las esquinas establece corres-pondencia más clara con la Bab Qastar, al tiempo que prueba la variedad de formas que adoptó dicho aparejo cuando es parte acce-soria en estructuras de tapial.

PRIMITIVA MURALLA DE GRANADASecuencia constructiva (según García Granados)

HECHO MATERIAL HECHOS ACCESORIOS CARACTERÍSTICAS

1. Muralla ibérica Grandes mampuestos.Sillarejos

2. Muralla romana Sillería de piedra de Alfacar

3. Reforma tardorromana/altomedieval Mampostería encintada con reaprovechamiento de piezasmonumentales arquitectónicas

4. Reforzamiento altomedieval - Esquinas de ladrillo y lajas de piedra de La Malá

- Lienzos de mampostería converdugadas de piedra de La Malá

5. Adosamiento de torres - Tapial con mampuestos- Esquinas de ladrillo y lajas de piedra de La Malá

- Separación horizontal de las tapias con líneas de ladrillo

- Construcción del recinto interior. (Aparece el foso entre murallas)

- Canalizaciones de agua en el foso

6. - Reconstrucción de torres interiores - Tapias de arcilla de poca cohesión- Restauración zona alta del torreón

- Mampostería encintada

7. Pérdida de funciones militares - Adosamiento y superposición de construcciones

- Relleno del foso

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planta que Gómez Moreno incluye en susMonumentos Arquitectónicos.. (f.17) y, por otrolado, se relacionan con los restos del Portillodel León (Bab al-Asad). Se define así un com-plejo al que se debería aplicar la cronologíapropuesta por Torres Balbás.

El portillo del León ha permanecido visi-ble, aunque semienterrado, y fue excavado en1983 por Carlos Vílchez (VÍLCHEZ 1984). Lasconclusiones publicadas de dicha intervenciónson las siguientes: "Don Manuel GómezMoreno González en su Guía afirma que eltorreón es de época califal -entiéndase emi-ral- basándose en la cimentación de cantería,es decir, que sería parte de la cerca del primi-tivo recinto amurallado que construyó el Walide Ilbira Asad ibn Abd al-Rahman al-Saybani,en el siglo VIII (GÓMEZ MORENO 1982, p.541). DonLuis Seco de Lucena Paredes hace una claradiferencia entre los núcleos fortificados segúnlas denominaciones que halla en los textosárabes, y de la primera hiSn Garnata y laQaSabat Garnata pasa a la definitiva al-QaSabaal-Qadima, nombre que surge para diferen-ciarla claramente de la al-QaSaba al-Hamra'(1975 pp.108,123 y 124). Sin embargo las últimasexcavaciones, léase las realizadas por el padreSotomayor (1984, pp.105-106), han venido acorroborar una idea que estaba en la mentede los que nos ocupamos del Albayzín, estoes, que las distintas reformas llevadas a cabodesde el siglo VIII en adelante han guardadoen general una estructura amurallada que nose amplía en el siglo XI con los ziríes (subraya-do nuestro) sino que aprovecha algunos luga-res para hacer una doble muralla paralela.Este es el caso de la zona Nor te de laAlcazaba desde la bab al-Unaydar o puertaMonaita hasta la bab al-qastar, pasando por lareforma posterior que supuso la construcciónde la bab al-Ziyada o arco de las Pesas en laépoca almorávide (TORRES BALBÁS 1952)".

La limpieza efectuada por Carlos Vílchezpermite conocer en toda su amplitud unaestructura dada a conocer por nosotros(GARCÍA; MARTÍN 1975)(f.13) que junto con losrestos de otro torreón en el interior de laCasa de la Lona (f.18) definen un espacio ocu-pado hasta el borde Oeste de la colina, dife-

rente del reconocido a la ciudad romana. Enconsecuencia, quienes mantienen una crono-logía entre los siglos VI al VIII para el recintodescubierto, deben reconocer la ruptura conla teoría basada en el h iSn Garnata quedefiende Seco de Lucena.

En 1990 A. Orihuela y C. Vílchez reafir-man la teoría del hiSn Garnata como núcleofortificado en torno a la Plaza de S. Nicolás;construido en el emirato omeya, la razón desu existencia sería mantener sometida a unapoblación autóctona que ha sido desalojadadel núcleo urbano. Desde el primer momentodicha for taleza se enfrenta a una primitivaAlhambra, que surge dentro de un conflictoentre autóctonos y árabes. En el siglo X unatercera fortaleza, hiSn Mawrur, se construyepara vigilancia y defensa de un barrio judío"extramuros" de la ciudad. El HiSn Garnata"no se conforma todavía como una medinaárabe propiamente dicha, con sus elementostípicos, sino que tendría todo el aspecto deuna alcazaba... Al estar asentada sobre ciuda-des precedentes (ibérica, romana y visigoda),sí tendría algunas viviendas utilizadas por laguarnición, aunque no sabemos en qué esta-do se conservaría, pero imaginamos que encompleta ruina" (p.16). El perímetro del hiSnsería la muralla de la ciudad romana (f.26).

Según Orihuela-Vílchez, con Zawi Ibn Zirí(1012-1019) "comienza la reconstrucción yreforma del hiSn Garnata, que pasa ahora adenominarse QaSabat Garnata.." como amplia-ción del primer recinto. Como tal alcazabaaloja el palacio de los gobernantes ziríes. LaAlhambra se configura "como for taleza deentidad en la etapa de Badis cuando el visirjudío Samuel Ibn Nagrela fortifica en la colinade la Sabika". HiSn Mawrur permanece comoelemento de control del barrio judío. Al finaldel período las distintas fortalezas se enlazancon la muralla de la ciudad.

Para Malpica las excavaciones en elCarmen de la Muralla "Aparte de diferenteshorizontes anteriores al mundo árabe, estánponiendo de relieve la evolución én épocamedieval. Uno de los problemas que se plan-tea y que está en fase de resolución es la exis-

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tencia de una muralla anterior a la hoy visible.Los torreones descubiertos ponen de mani-fiesto que hubo una importante modificaciónen este conjunto hasta ahora no suficiente-mente evaluada. Téngase en cuenta que aúnno ha avanzado mucho el estudio de la cerá-mica aunque parece de un primer examenque no la hay de época anterior al siglo XI.¿Sería la primitiva muralla de ese siglo y la hoyvisible de época inmediatamente posterior,con motivo de una transformación no conoci-da, pero importante? ¿Se trata de una murallaanterior al siglo XI y la que emerge es la zirí?.Estas preguntas han de ser resueltas a partirdel análisis arqueológico" (MALPICA 1992, p.93).45

Respecto a las estructuras asociadas "Se haseñalado que allí estaba el hiSn al-ruman, ocastillo del granado, por la versión que daMármol, considerándolo uno de los vestigiosmás importantes de una muralla anterior almundo zirí. No hay por qué desechar la ideade algún in anterior al siglo XI, pero es preci-so apoyarse en pruebas arqueológicas, ya quelos textos son confusos. Aquellos que hablande una Granada más antigua son fundamen-talmente posteriores a esa época."(p.93).46

La solución del problema en el caso de lasexcavaciones comentadas, a nuestro entender,no puede apoyarse en los materiales cerámi-cos.47 No existe conexión entre la estratigrafía

correspondiente a los niveles de construcciónde la muralla y los medievales interiores quese han podido reconocer.48 Bien se trate delsiglo VIII o de comienzos del siglo XI, su cons-trucción se produce sobre niveles de asenta-miento antiguo y en el estado en que ha sidoposible analizar el contexto arqueológico -queno era el más adecuado- no existe continui-dad entre la muralla y una vivienda medievalinmediata con varias fases de uso.

La "solución arqueológica" en lo referenteal contexto del Carmen de la Muralla sólodecidirá entre dos opciones planteadas hacetiempo por la historiografía: a) existencia deun primer recinto medieval apoyado en elperímetro de la ciudad romana; que algunosatribuyen al siglo VIII, sustituido en el siglo XIpor otro más avanzado (SECO DE LUCENA 1974);b) construcción de un recinto a comienzosdel siglo XI sustituido en época almorávidepor otro con dos puertas en sus extremosMonaita y de las Pesas que definen un nuevotipo (TORRES BALBÁS, 1941,1952). En ninguno delos casos habría poblamiento anterior y losdepósitos cerámicos siempre daran fechaspost quem.49

El único investigador no granadino que haintroducido en un trabajo los datos de lasexcavaciones de la primitiva muralla ha sidoBasilio Pavón. Afirma en síntesis:

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45 Las dudas se extienden a todo lo relacionado con el poblamiento de la zona: "cabe suponer asimismo, pues no podemos pasar de laconjetura hasta que no se lleve a cabo un estudio pormenorizado de los conjuntos cerámicos procedentes de las excavaciones del Albaicín,que hubiese un asentamiento en la colina situada a la derecha del Darro, y que fuese sucesor del ibero-romano" (MALPICA 1995a, p.87).46 Completamos la cita: "Para Gómez Moreno aquí estaba una puerta llamada de Hernán Roman, porque allí cerca tenía en 1537unos huertos un indivíduo llamado así. La construcción de la capilla en el siglo pasado la ha modificado y no la deja ver claramente. Enmedio de la muralla de tapial que continúa por esta parte había otra. Es una puerta en recodo, como la anterior. Debe tratarse de laBab al-Qastar, citada en la crónica árabe que describe el final del reino granadino."(MALPICA, 1992 p.93)47 En el Carmen de la muralla y en el solar de la comunidad musulmana apareció cerámica verde y manganeso, tanto figurativa (unaliebre) supuestamente representativa de Elvira, como epigráfica (al-mulk) que algunas opiniones atribuyen a talleres cordobeses. Elperíodo zirí abarca en Granada desde 1010 hasta 1090. El primer núcleo de población, supuestamente alojado en la zona inmediata alas excavaciones, procedería de madina Ilbira. ¿Qué criterios deberían usarse para distinguir la cerámica correspondiente al núcleo ini-cial de la nueva ciudad durante las primeras décadas del siglo XI de la propia de un asentamiento del siglo X en el mismo lugar?.Recordemos una afirmación a propósito de los hallazgos en la girola de la catedral de Granada (MALPICA,1994, p.200): "... aunque haypiezas seguramente del siglo X, las cronologías con que operamos en la cerámica medieval no son tan ajustadas como para permitiruna distinción tan precisa entre éste y el siglo XI."48 Insistimos en algo que ha pasado desapercibido. En la zona interior de la muralla aneja al torreón descubierto por Sotomayorhabría sobre los niveles romanos, según Mercedes Roca, "un relleno con abundante material cerámico, formado por aportaciones enmomentos muy diversos, pero siempre de época moderna"(1987, p.51). Sin embargo, a continuación se añade: "Dentro se puedenidentificar con claridad piezas fechables en el siglo XII" (p.51) lo que no coincide con la primera afirmación. Las conclusiones del infor-me sobre los materiales que entregamos a la dirección del proyecto se recogen más correctamente en el segundo trabajo: "el conjun-to de fragmentos obtenidos en la zona no sobrepasa una cronología almohade" (1988, p.53).49 A este respecto son significativos los datos que disponemos. Gómez Moreno (1907) ya observó la notable presencia de cascajoromano en la construcción de las torres. En la excavación de 1984 se comprobó que las tapias que constituían el macizo de la zonaalta de la torre identificada contenían exclusivamente materiales ibéricos y romanos (SOTOMAYOR; SOLA; CHOCLAN 1984)

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1. Existió un hiSn Garnata en el siglo X quecorresponde al h iSn Roman de Luis deMármol.

2. En el siglo XI se amplia y pasa a seralcazaba. Es lo que se denominará más tardealcazaba Cadima.

3. La muralla descubier ta en el tramoinmediato al Arco de las Pesas es preislámica.Sobre ella monta la muralla islámica corres-pondiente al primer recinto.

4. La muralla descubierta confirma el perí-metro de la alcazaba Cadima propuesto en elPlano de Granada árabe de 1910.

Se atribuye la puerta de Hernan Roman alhiSn Garnata que al menos se fecha en el sigloVIII. Se alude a Eguílaz, a Pocklington y alGómez Moreno de la Guía de Granada y a laposible datación en época visigoda, efectuadaen 1907 por este último y reiterada en 1951,aunque se omite que no son razones técnicaso morfológicas sino de oportunidad históricalas que llevaron a dicha propuesta.

Pavón sabe que la puer ta de HernanRoman (Bab Qastar) constituye la clave delprimer recinto, pues es la única estructuraque conserva en alzado suficientes elementossusceptibles de ser analizados en sus aspectosformales. Reconoce asimismo la incompatibi-lidad entre lo que hasta ahora mantenían losinvestigadores y lo que evidencian las excava-ciones, si se acepta la fecha del siglo VIII parala muralla descubierta, por ello revisa los cri-terios que fechaban la puerta para ajustarlosa los datos proporcionados por las excava-ciones, según la interpretación del equipoinvestigador ya que la muralla excavada desde1984 necesita ser incorporada al proceso de"ondas expansivas" que van delimitando elterritorio urbano.

Establece Pavón dos modalidades en elaparejo reconocido como característico delsiglo XI granadino desde que lo fijara TorresBalbás, quien propuso una cronología en fun-ción de los aparejos cordobeses: "el aparejoen el que alternan sillares de frente con gru-pos de cuatro y cinco de tizón, como en latorre de S. José y en la parte inferior -únicavisible- de la puerta de Hernan Roman, noaparece en Córdoba hasta la época deAlmanzor, de modo que en la provincialGranada no puede suponerse anter ior"(TORRES BALBÁS 1941, p.442 nota 1), aunque añosmás tarde puso en duda la dependencia gra-nadina: "En Córdoba los muros en los quealternan un sillar de frente con tres o más decanto no son anteriores a Almanzor, pero enGranada ignoramos si ocurría lo mismo"(TORRES BALBÁS 1957b, p.605). También apuntó laposibilidad de que entre las construccionesde la antigüedad granadina hubiese paramen-tos de cantería almohadillada, lo que podríaimplicar "copia" de modelos locales. La intui-ción de Torres Balbás está demostrada: lapor tada exterior de Puer ta Monaita tienesillares romanos almohadillados, siendo uncaso más de uso de elementos romanos enedificios ziríes.(f.16)

Piensa Basilio Pavón que Torres Balbás seequivocó al asociar todos los ejemplares gra-nadinos dentro de un mismo período, haciafinales del siglo X. Distingue entre uno de losaparejos visibles en la Puer ta de HernanRoman (f.7) asociado al puente del río Genil,la puerta de Elvira y unos supuestos restos dela Bab al-Bunud, incluso "algo se ve en el inte-rior del Bañuelo", y el de los alminares delsiglo XI. Remonta hasta las excavaciones delsiglo XVIII para definir una técnica constructi-va local, originada en la Antigüedad, frente a lacordobesa de los alminares. Considera lamuralla descubierta obra preislámica "dada laprofundidad de este muro" 50, caracterizadapor "fajas... estrechas de mampostería entre

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50 Las excavaciones habrían puesto al descubierto "una muralla en cimientos" que tendrían más de seis metros de profundidad. "Dada laprofundidad de este muro debió ser levantado en época preislámica asentándose sobre él la muralla árabe del primitivo recinto con suspuertas de Hernan Roman y Bab al-Bunud. De aceptarse esta tesis, la muralla de tal recinto islámico iría por la calle de las Minas hasta ladel Pilar Seco, dejando dentro aquel foro romano del huerto de Lopera y el aljibe del Rey. El muro seguiría en dirección Sur para torcerentre el callejón de las Tomasas y las calles de Trillo y del Aljibe y desde el estremo de esta última buscar la puerta de Bunud y la deHernan Roman... En conclusión, creo que el muro de la calle de las Minas viene a confirmar el perímetro de la alcazaba qadima defendi-da por los hermanos Oliver y más tarde por Seco de Lucena padre, en su plano del año 1910" (PAVÓN 1994, p.659).

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verdugadas de ladrillo"... "La alternancia delajas planas y dos y hasta cinco colocadas decanto, a modo de tizones, entre hiladas deotras tendidas que figuran en los paramentosdel puente sobre el río Genil, evocan muy decerca las fajas estrechas de mampostería caje-ada o “cloisons” de origen tardorromano ybizantino popularizadas luego en iglesiasmedievales griegas y mezquitas otomanas... sibien en estos casos los cantos puestos de piey las hiladas horizontales son de ladrillo, con-forme se alcanza a ver en ciertos muros delas alcazabas de Almería y Málaga que sefechan en el siglo IV/XI. Estas mamposteríasreaparecen en zona toledana, quizá a partirdel siglo IV/X..."; pese a la ambigüedad de lasreferencias se insiste: "..El paramento, con fajasestrechas de piedra o mampostería e hiladashorizontales de piedra o ladrillo con piezasintercaladas puestas de pie, es un conceptoarquitectónico que nace en la arquitecturatardorromana y la bizantina; es un conceptodistinto al aparejo de sillares aparejados asoga y tizón que desde Córdoba penetraríaen Granada a través de los alminares de lamezquita de San José y de la Mayor delLlano". Con estos argumentos se justifica laatribución al hiSn del siglo VIII-X de unasestructuras que hasta ahora eran indudablesde finales del siglo X o comienzos del XI.

La distinción de aparejos que se introducecarece de sentido pues ambas modalidades seencuentran en la misma estructura -BabQastar- y fase constructiva. La supuesta tradi-ción local se apoya también en una premisaarbitraria: la identificación como obra romanade unos aparejos descubiertos en las excava-ciones del siglo XVIII, cuando al referirse aellos los excavadores pretendían probar laexistencia de edificios semejantes a las obras"fenicias" descritas por Luis de la Cueva yBermúdez de Pedraza, que no son otras quelas islámicas del siglo XI 51.

En las estructuras excavadas (ff. 10 y 11)–que no son cimientos-, existen tres modalida-des de mampostería encintada, apar te deotras de ladrillo y de tapial, y no sabemos conexactitud a cual de ellas se refiere BasilioPavón. La comparación con Puerta Monaita esel único dato que podemos valorar. ParaBasilio Pavón (1994, p. 662) "esta mampostería(de puerta Monaita) y la que ha aparecido enla muralla de la calle de las Minas son las másantiguas de Granada". Tanto la zona alta deltorreón excavado por Sotomayor en 1984(f.10) como el aparejo de Puerta Monaita sonreformas tardías. Con mucha probabilidadcorresponden al mismo momento de recons-trucción que los torreones del lienzo Norte dela Alcazaba de la Alhambra (PAVÓN, 1971. p. 31).

Es cierto que por motivos estratigráficospodría distinguirse una fase altomedievalprobablemente preislámica, como indicamosen la secuencia constructiva propuesta, perocorresponde a un pequeño fragmento delienzo, insuficiente para extraer conclusionesgeneralizadoras.

¿Qué sucede si a los torreones descubier-tos se les aplica la fecha que Torres Balbáspropone para la Puer ta de HernanRomán/Bab Qastar?. Implica que el recinto deuna ciudad romana, que aprovecha elementosibéricos, con reformas bajorromanas, es rea-provechado a comienzos del siglo XI paraconstruir el recinto de la nueva ciudad aña-diéndole torreones y una puerta que definenun espacio hasta el borde Oeste de la colina,como prueba la Bab al-Asad. Dichas obras,efectuadas con cierta premura, se asientan enla parte alta de un barranco muy inestable,con cimentación muy débil, como han eviden-ciado las excavaciones, y en un segundomomento son sustituidas por una cerca quese levanta desde la base del barranco sobreuna poderosísima cimentación. Todo ello con-

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51 El argumento retoma lo que expusiera Torres Balbás en 1941 (p.435 nota 1): "En un informe pericial del edificio descubierto en laAlcazaba de esa ciudad, escrito en 1760 por el arquitecto don Diego Sánchez Sarabia y publicado por Medina Conde en su obra car-tas del Sacristan de Pinos de la Puente (1761, carta 3ª, p.153), se dice que las losas halladas en esa ocasión, de más de cinco palmospor tres, tenían sus juntas primorosamente labradas; de la misma manera de construcción, aunque con muy dificultosos enlaces, yusando yeso en lugar de estuque, eran la torre de S. José y el castillo de Hizna-Roman (se cita los Monumentos romanos y visigóticos deGranada, de Gómez-Moreno pp.23-24, n.5)". Pavón remite para los datos sobre las excavaciones del setecientos a los hermanosOliver Hurtado (1875) y a Gómez Moreno (1890). Los textos esenciales sobre el tema son los de Manuel Sotomayor (1986 y 1988),a los que debemos añadir el importante trabajo de Delfín Rodriguez (1992).

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firma la naturaleza de la segunda murallaconstruida en el siglo XI y justifica el orden delas sucesivas reconstrucciones en la línea plan-teada por Torres Balbás (ver nota 36).

Los análisis de Basilio Pavón no añaden unsolo argumento a los datos conocidos desdehace tiempo sobre la extensión y perímetrode un hipotético recinto de la AlcazabaCadima. Para explicar el proceso se elige unaargumentación basada en la Guía de Granadade Gómez Moreno (1892) en vez de losMonumentos Arquitectónicos de 1907. En elsegundo texto se defiende para el recintomás antiguo un perímetro que abarca toda lacima de la colina y la que considera denomi-nación correcta de la puer ta de HernanRoman: Bab Qastar, que no corresponde alArco de las Pesas como afirma Pavón remi-tiendo a la Guía . La propuesta de Pavóncorresponde al trazado propuesto por RocaRoumens y Vílchez Vílchez en el Plan Especialde Reforma Urbana del Albaicín y, como elpropio Pavón señala, a la propuesta de 1910de Seco de Lucena Escalada, ignorándoseahora lo que dijera Gómez Moreno en 1890cuando identifica como partes correspondien-tes al primitivo recinto elementos que supe-ran en mucho la superficie indicada, comohemos comentado más arriba. Sin embargo,la aplicación de la tesis de Torres Balbás a lamuralla descubierta define el recinto inicial delsiglo XI con una extensión que no correspon-de ni al supuesto in Garnata ni a la hipotéticasuperficie de la ciudad romana.

8. INTERPRETACIONES HISTORIO-GRÁFICAS Y MODELOS URBANOS

Hasta ahora hemos mantenido el sistemade discursos paralelos que caracteriza la histo-riografía sobre Granada. La individualizaciónde complejos estructurales y espaciales supo-ne entrar en el juego positivista donde la acu-mulación de elementos evidenciaría una reali-dad de orden superior : los hechos urbanoscorrespondientes a las distintas épocas estu-diadas. El resultado es que el proceso dedesurbanización en la transición del mundoantiguo al medieval se presenta como un

vaciado del núcleo principal para constituirnúcleos periféricos fortificados y, en estrictacontinuidad con esta propuesta, los primerostiempos islámicos muestran tres fortalezas, enel mejor de los casos. Parece claro que no seajustan a los modelos conocidos de organiza-ción urbana para los períodos indicados.

En este último apartado queremos sinteti-zar las distintas propuestas historiográficasdesde una posición metodológica diferente:Desde la consideración de los modelos urba-nos y, en general, de estructura del territorioaplicables a cada momento histórico, conespecial atención a los criterios que nos per-mitan identificar una problemática potencial-mente resoluble por vía de la investigaciónarqueológica, según el principio de que la cali-dad de la investigación arqueológica no depen-de sólo de la calidad del trabajo de campo,sino que no menos importante es basar elprograma de investigación en una problemáti-ca claramente formulada desde el principio,expresada en hipótesis y propuestas de expli-cación que puedan ser verificadas empírica-mente en el transcurso de la investigación.

Nos parece claro que buena parte de lasteorías vigentes tienen su origen en los siglosXVI y XVII. Se añade a ello que la tradiciónhistoriográfica del siglo XIX nos ha legado unaserie de afirmaciones donde se confunde lainformación de las fuentes medievales con lainterpretación fuertemente ideologizada delmomento. El arrabal judío como entidad dife-rente de la población antigua se debe a la ideade un predominio del cristianismo en la zonay a la proyección de la judería del siglo XV,según la referencia de Münzer, a los primerosmomentos medievales. Al ser los judíos unaminoría, las referencia a su asentamiento nopodrían extenderse a la población principalsino a un núcleo específico, barrio o arrabal,hecho que vendría favorecido por la topogra-fía del territorio granadino. El perverso-judíodebe estar siempre en recintos separadosbajo control militar ; el resto de la poblaciónautóctona mayoritaria -mozárabe- no preocu-pa. Bajo este principio el texto de al-Razi esutilizado de forma tendenciosa en contra delo que otras fuentes, como el Ajbar Maymuca,

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afirman. La acepción del hiSn Garnata comofor taleza para controlar un asentamientojudío es una invención basada en la existenciade dos núcleos de población simultáneos dedistinta etnia y una caracterización de lapoblación judía absolutamente aberrante.52

En resumen, las distintas corrientes histo-riográficas han afrontado el problema delproceso urbano granadino desde tres posi-ciones diferentes, donde la muralla se entien-de como significante del modelo urbano y desu proceso diacrónico:

1.- Como evolución del núcleo originado enla Antigüedad. Establece una permanencia de lapoblación hasta la llegada de los musulmanes.

2.- Der ivada de las fuentes árabes.Desarrolla sus argumentos en torno al inGarnata entendido como una realidad distintade la ciudad romana.

3.- Desde la consideración de Granadacomo ciudad fundada ex novo en el siglo XI.Es la reciente propuesta de Antonio Malpica.

Fuera de las argumentaciones contrarre-formistas y decimonónicas, la consideraciónde las primeras estructuras de fortificacióncomo obra anterior a lo islámico tendría suapoyo en Gómez Moreno, quien las atribuyea época visigoda, no por las estructuras en sí,sino por la necesidad de ajustar los distintosgrupos diferenciados a los respectivos aconte-cimientos que justificaban su construcción. Enun primer momento (1890) dice que son delsiglo VIII porque piensa que se trata de la for-taleza del wali de Ilbira. Como más tarde laubica en la alcazaba de la Alhambra, ya quelos acontecimientos del siglo IX se refieren aella como cosa vieja que es necesario recons-truir, no queda ocasión que justifique una for-taleza islámica en la colina del Albaicín, y pasa

los restos allí visibles al contexto visigodo.Siempre se refiere al recinto que más tarde seconocerá como Alcazaba Cadima.

El hiSn Garnata, indicador de un núcleo depoblación judío, sería el ejemplo más significa-tivo de un proceso de encastillamiento queenlaza la época visigoda con el pr imermomento islámico. Las argumentacionesespecíficas que ha generado se han proyecta-do después sobre la interpretación general delproceso urbano. En síntesis, el hiSn Garnata hasufrido el siguiente proceso interpretativo:

a.- Se parte de la judería del siglo XV y enbase a su ubicación de piensa que forma uni-dad topográfica con Torres Bermejas, quesería la fortaleza de la Garnata al-Yahud.

b.- Gómez Moreno rechaza el arrabal. Lareferencia de al-Razi identificaría una ciudadfortificada, la comunidad judía formaría partedel núcleo principal de la ciudad y la alcazabade la Alhambra sería la fortaleza de referen-cia, permaneciendo la población autóctonaen su lugar.

c.- Seco de Lucena propone un desalojodel núcleo urbano, que adquiere funcionesmilitares mediante la construcción de la forta-leza (hiSn) en el siglo VIII, que recibiría elnombre de Garnata. Aunque no se diceabier tamente en ninguna par te, existe unarazón por la que Seco no identifica el hiSnGarnata con Torres Bermejas, y es porquepiensa que éstas son la Alhambra del siglo IX,por tanto, descar tada la alcazaba de laAlhambra actual, donde no habría nada, sóloqueda la antigua población romana para situarel hiSn. Hoy, alguien podría completar estatesis incorporando al paisaje el hiSn Astibanen el lugar de la alcazaba alhambreña. Seco deLucena mantiene la existencia del barrio judíotopográficamente diferenciado.

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52 "La tenebrosa conjuración tramada por aquella raza desleal diez y siete años antes de la invasión musulmana con objeto de asesinara Egica y hacer de España un Estado judío independiente, obligó al gobierno visigodo a adoptar todo linaje de precauciones para evitarque aquella ralea, grandemente propagada por tierras de España, consumara, puesta de acuerdo con la gente árabe que dominaba alAfrica, su perdición y ruina. No otra explicación tiene a nuestros ojos el fenómeno de no encontrarse judíos en nuestras poblacionesdel litoral al ser conquistadas por los árabes, y el que en las ciudades del interior habitasen arrabales separados de los grandes centrosde población bajo la inspección y vigilancia de numerosas guarniciones, que espiando sus tráfagos y manejos, pudieran sofocar cual-quier amago de insurrección. Este fue el motivo de que el presidio godo se hallase, cuando fue sitiada Iliberis por los árabes, en laAlcazaba de Granada, llamada por Rasis la villa de los judíos.." (EGUILAZ 1881, p.45, nota 1).

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d.- Por último, se mantiene que el hiSnGarnata, identificado con la fortaleza del sigloVIII, corresponde con el recinto de la ciudadromana en base a la interpretación de lasexcavaciones arqueológicas realizadas.

Entendido el hiSn Garnata como fortaleza,las distintas localizaciones que recibe corres-ponden a las opciones historiográficas corres-pondientes: Torres Bermejas (la mayoría delos autores del siglo XIX y primeros años delXX); La primitiva Alhambra (Gómez Moreno,Torres Balbás, Gallego Burín); el recinto de laciudad romana reformado (Seco de Lucena,Roca Roumens, Orihuela-Vílchez)).

La idea de Torres Bermejas como fortale-za no se apoya en datos positivos. La tipologíaarquitectónica no corresponde a la supuestaépoca de fundación. Lo que vemos hoy esuna construcción nazarí. Los aparejos que sus-tentan la antigüedad de la construcción seríanrelacionables con el siglo XI -si no son restau-ración de época cristiana pues su carácteractual lo adquiere a finales del siglo XV (MALPI-

CA,A.; BERMÚDEZ,J. 1995)- y no es argumento sufi-ciente para concluir una fortaleza autónomaen vez de una estructura más o menos desa-rrollada per teneciente al recinto urbanolevantado entonces. Cualquier consideraciónsobre el tipo existente antes del siglo XIV selimita a hipótesis que requieren una investiga-ción sobre el terreno nunca efectuada.

El origen de la Alhambra en el siglo IX,obra de Sawwar ibn Hamdun, ha sido presen-tado recientemente como producto de lasintenciones feudalizantes de un señor queaspira a dominar un amplio territorio, lo que lelleva al enfrentamiento con el emirato omeyay la vecina Pechina. Sawwar crea un sistema defor talezas que incluyen Wadi-As (Guadix),Basta (Baza), Mentesa (La Guardia) y penetraen la kura de Jaén (ACIEN 1992); por tanto existeun sistema defensivo que por su origen debeposeer cier tas homogeneidades formales yconstructivas, así, las alcazabas de Guadix 53 y

Baza son referentes esenciales para el estudiode la primitiva Alhambra. En cualquier caso, sutipología, si nos atenemos al criterio de AciénAlmansa, tendría cierta complejidad espacialpropia de los ummahat al-huSun, pues hayreferencia a que acogen "buen número depobladores, alcazabas y arrabales", expresiónque Acien asimila a la existencia de diferenciassociales. El paradigma de Bobastro define unasentamiento con morfología urbana que esta-blece una subdivisión dentro del tipo de losummahat al-huSun . En Granada debemossuponer alguno de los dos modelos: la pobla-ción fortificada, o fortaleza urbanizada, quetiene a Bobastro como referencia-tipo, o unhiSn "complejo" donde elementos como elalbacar es muy improbable que pudieran estarausentes. Una población fortificada sería másacorde con un asentamiento en el solar de laciudad antigua, que mantiene en algún gradosus defensas; el otro modelo sería laAlhambra, que en ningún caso corresponderíaa la imagen que nos ha transmitido la historio-grafía por la elementalidad de su organización,pero mucho menos puede aplicarse a TorresBermejas. Nuestras investigaciones en laAlcazaba de la Alhambra apuntan una organi-zación anterior a la definitiva nazarí, y juntocon la interpretación de la coracha como ele-mento de la fortaleza puede corroborar laexistencia de la tipología indicada por Acien.

No se puede cambiar de ubicación el hiSnGarnata sin destruir los fundamentos de laexistencia del barrio judío, de ahí que, identifi-cado por Seco de Lucena con el hiSn Romande Mármol y ubicado sobre la ciudad romana,en la propuesta de Orihuela-Vílchez sea nece-saria la duplicación de fortalezas con el añadi-do de Torres Bermejas (hiSn Mawrur), ademásde la Alhambra, para mantener el sentido queel siglo XIX dio al texto de al-Razi.

La acumulación de defensas en un territo-rio no urbanizado carece de sentido, ya quelas supuestas funciones de control del territo-rio no requerían un castillo en cada cerro; se

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53 El paralelo de Guadix con la Alhambra fue hecho notar hace ya bastante tiempo. Cuando Gómez Moreno (1907, p.70) trata de lasmurallas de Guadix no alcanza a fecharlas "por falta de datos técnicos e históricos", pero distingue dos recintos, "el recinto alto es obraquizá del siglo XIII, constituido por tapiales de tierra con algo de cal..", el recinto bajo "..es de tapias de argamasa con tandas de cantosrodados por dentro, como lo primitivo de la Alhambra".

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ejercían con una sola fortaleza en cualquierade los tres lugares: Mauror, Alhambra o colinadel Albaicín. A ello debemos añadir que lacomarca granadina acoge una fuerza militar :los yundies de Damasco. El impacto de estegrupo en las relaciones de producción de lacomarca granadina es importante pues se lesotorga el tercio (¿dos tercios?) de los bienesde los "cristianos" (VALLVÉ 1986)/ mucahidin(ACIEN 1993, pp.163-164) de la kura, por tanto sonparte interesada en los acontecimientos. Suubicación, muy discutida, parece según AcienAlmansa que se efectúa con dos modalidades:lugares de poblamiento antiguo -Acien cita loscasos de Caparacena y Sinyana- y otros en losque "esa relación no es posible, vislumbrandosu origen en un simple dar o dar al-mansub(casa del linaje), que aluden a un poblamientonuevo" (ACIEN 1993, pp.164), afirmación que mati-za la ubicación urbana que otros dan a losmiembros del yund 54. Su posible correspon-dencia con la estructura que va a adquirir elpoblamiento de la Vega, en su estado últimototalmente subordinado al asentamiento prin-cipal, la ciudad de Granada (f.1), pudiera serindicio de la existencia del referente en losprimeros momentos de la dominación islámi-ca o mostrar una jerarquía espacial indepen-diente del mismo, pero este problema no hasido investigado. A nosotros nos interesa aquíresaltar la presencia en la comarca de unafuerza militar no encastillada, quizá con ciertasfunciones administrativas, que hace aún másdudosa la necesidad de tanta fortaleza.

Pese a que encontramos alusiones a unapoblación fortificada nunca se ha desarrolladola idea del hiSn Garnata como asentamientocon naturaleza de madina. En el estado actualde las investigaciones (BAZZANA; CRESSIER; GUI-

CHARD 1990) el texto de al-Razi debe interpre-tarse como topónimo de una población, ypor tanto el problema a resolver no es laidentificación de un perímetro amuralladosino la naturaleza urbana del asentamiento dela cita del siglo X y los cambios espaciales ori-ginados en el proceso de islamización.

Tanto la argumentaciones sobre distintasfases de la cerca urbana como los referentesal hiSn Garnata se han basado en criterios“lógicos”, que intentan acomodar estructurasy espacios a los acontecimientos históricosconocidos. No existen criterios objetivos enbase al análisis de las propias estructuras quesustenten las respectivas tesis . GómezMoreno diferenció grupos de estructuras,pero su cronología la establece en función decriterios acomodaticios. Por eso, las excava-ciones en el Carmen de la Muralla ofrecían laposibilidadad de establecer criterios objeti-vos, científicos, que fijaran la cronología y per-mitieran reconocer la teoría más correcta. Lopublicado hasta ahora no ha solucionadonada. La atribución al siglo VIII de la muralladescubierta se hizo desde la proyección de lapropuesta del Gómez Moreno de 1890 y delos escritos de Seco de Lucena, ignorandoque los razonamientos usados en su momen-to no eran aplicables al caso, debido a que yaexistía un trabajo donde el análisis de las pro-pias estructuras aportaba los criterios parafijar una cronología. Ese fue el gran valor de lacontribución de Torres Balbás. Lo que con-cluye Torres Balbás es que las estructuras visi-bles de la muralla más antigua, supuestamen-te correspondientes a tiempos visigodos o alsiglo VIII, no podían ser fechados antes de losúltimos años del siglo X en base al análisis delos aparejos y su correspondencia con laarquitectura omeya, por tanto, los razona-mientos lógicos en base a los acontecimien-tos históricos ya habían dado paso a razonespropiamente arqueológicas que estaban a dis-posición de los investigadores cuando se ini-ciaron las excavaciones. Sin embargo prescin-dieron por completo de ellas. Es por estoque nos atrevemos a afirmar que las investi-gaciones arqueológicas desarrolladas enGranada, en lo referente al problema de lasmurallas, no sólo no ha solucionado ningunode los problemas planteados, sino que hahecho retroceder un siglo el estado de losconocimientos.

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54 Según Manzano (1993 p.332) a los sirios se les encomendó la recaudación de los tributos en las zonas que les habían sido asigna-das. Además "el yund establecido en cada uno de dichos distritos no permaneció en la capital de su circunscripción, sino que, por elcontrario, se diseminó por los territorios de cada uno de sus kura-s. Tal medida sólo es comprensible si de todo ello se desprende queel yund pasó a ocuparse de la percepción de los impuestos que eran la base de su propio mantenimiento".

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Buena prueba de lo sucedido es quecuando alguien que conoce el problema,Basilio Pavón, se enfrenta a la necesidad deplantear el estado de la cuestión, no puededar por buenas las conclusiones de Soto-mayor y de Mercedes Roca sobre la muralladescubierta sin rehacer por completo la pro-puesta de Torres Balbás. La argumentación dePavón en 1994 no necesita para nada lasexcavaciones de los años 80, puede desarro-llarse con los mismos datos que conoció ensu momento Torres Balbás; incluso la fechadel siglo VIII o anterior la tiene en GómezMoreno. Es la aceptación a priori de las referi-das conclusiones lo que fuerza a buscar nue-vos argumentos pues no existe ningún pro-blema que impida aplicar la propuesta deTorres Balbás a las estructuras descubiertas,sólo que en este caso se tendría que revisaren profundidad las teorías vigentes, incluso ladelimitación de la ciudad romana propuesta.Lo que pone en evidencia el trabajo dePavón es que si para aceptar las conclusionesde los excavadores -no efectuadas en base alanálisis científico de los restos materiales des-cubiertos sino de la proyección del estado dela cuestión existente al inicio de las investiga-ciones- es necesario modificar dicho estadode la cuestión en sus conclusiones más firmes,estamos ante un círculo vicioso.

Hay una cuestión importante. Con inde-pendencia de los datos que proporcionen lasexcavaciones, las líneas de murallas corres-pondientes a la Bab Qastar y a la Bab al-Ziyada (Puer ta de las Pesas) definen fasesconsecutivas. La apertura de la segunda puer-ta implica una reforma substancial en el espa-cio inmediato. Una puerta en la muralla esuno de los elementos más rígidos de laestructura urbana, por su influencia en la defi-nición del viario. La causa por la que se inutili-za no la conocemos, pero es sin duda clavepara entender el proceso de configuración dela ciudad islámica. La evidencia del hechorepercute, además, en las hipótesis de la ciu-dad romana. Uno de sus ejes se basa en lapuer ta levantada en la fase más reciente,cuando todas las argumentaciones se apoyanen la Bab Qastar, supuesta permanenciaromana, por tanto debería ser el elemento

de referencia para definir el viario anterior,nunca la puer ta y calle generadas por unareforma medieval tardía, la última del períodozirí o ya almorávide.

Respecto de la refundación de la ciudaden el siglo XI, la teoría de los anillos propuestapor Luis de Mármol nos viene a decir queexiste un crecimiento de extraordinar iaimportancia que obliga durante el siglo XI ados expansiones sobre el asentamiento inicialy que cada una de las mismas queda fijada porsus correspondiente recinto for tificado. Elrechazo de la alcazaba Gidida por Seco deLucena no tiene ninguna influencia en lacaracterización de los hechos, porque se hainterpretado como un error de toponímia,dando por correcto el proceso descrito. Uncrecimiento de esas características implica unareorganización general del territorio que nosparece difícil que se efectuara de forma tanrápida salvo que responda a una decisión delpoder instituido. En cualquier caso carece desentido que se produzca un cierre del perí-metro urbano limitado a la zona edificadacuando aún no ha finalizado el proceso, enlugar de atender a la configuración final delárea urbana, donde entran en juego jerarquíasespaciales y funcionales.

Una ciudad no es una amalgama de vivien-das sino que requiere una vertebración fun-cional y espacial. Cada fase expansiva no sóloorigina una "corteza" en forma de murallas,sino la reubicación de los elementos funciona-les o una duplicidad de los mismos. En Sevilla,por ejemplo, la primitiva mezquita mayorcede su categoría a la gran construcciónalmohade, desplazándose el centro urbano. Enbase al modelo de ciudad islámica los sucesi-vos crecimientos deberían ser entendidoscomo arrabales que sólo en un segundomomento reciben una muralla, y por tantodispondrían de sus propios elementos funcio-nales, pero lo que nos ofrece la teoría de los"anillos" es una configuración urbana en dosmomentos separados por una ruptura en laorganización espacial: una primera ciudadasentada en la colina que traslada en unmomento posterior su centro al llano.

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Las hipótesis de trabajo sobre el modocomo se produjo el traslado desde MadinatIlbira a Granada son dos que definen modosde crecimiento y distribución espacial comple-tamente diferentes:

a) Traslado general sistematizado y organi-zado. Se diseña un espacio urbano querequiere la definición de unos elementos arti-culadores básicos: alcázar, mezquita mayor,recinto de murallas, un sistema hidráulico y unviario básico articulado por dichas emergen-cias urbanas.

b) Desplazamiento gradual y aleatorio. Seproduce una ocupación militar del territorioestableciendo un núcleo for tificado dondese asientan los nuevos señores. La progresivadensificación de su entorno mediante eltraslado de los habitantes de Ilbira hace queen un segundo momento adquiera unaestructuración urbana, entendiendo por taluna jerarquización espacial y funcional. Elrecinto de murallas es consecuencia final deeste proceso.

Vamos a observar el proceso referido alos dos elementos más significativos: la mez-quita mayor y el alcázar.

a). El alcázar. El alcázar zirí está ausente enlas discusiones sobre la estructura urbana gra-nadina. Antes de la ocupación del llano lamadina propiamente dicha es una alcazaba-población que ocupa el antiguo hiSn Garnatay pasa a denominarse QaSabat Garnata. Nocreemos que haya duda en que el alcázar delsiglo XI tendría un perímetro amurallado yque debería ser considerado como una forta-

leza urbana, sin embargo jamás se ha ubicadoen el plano.55 Una vez situado (f.28.b), su pre-sencia anula la posible acepción como espaciopolít ico-mil itar que supone la QaSabatGarnata, entendida como una fase dondedicha alcazaba constituye la población. El pro-blema es distinto si dicha zona se refiere a uncontexto mayor que abarca la ocupación enel llano pues entonces el alcázar junto a unrecinto amurallado inmediato puede enten-derse como ciudadela de estructura urbana.

b). Ubicación de la mezquita mayor. Nocabe pensar que la capital de un reino reciéninstituido prescinda de una mezquita mayorcomo referente destacado en su trama urba-na. La configuración de una ciudad a partir deuna entidad de población menor con un siste-ma de barrios independientes, frecuente enlas alquerías musulmanas, pudiera dar lugar aque la mezquita quedara desplazada de man-tenerse su ubicación original, pero jamaspodemos aceptar dicha posibilidad en el pro-grama edilicio de fundación de la capital deun reino por las implicaciones políticas queconlleva la institución religiosa. El cierre delárea urbana con una muralla implica la exis-tencia de los elementos dominantes en suinterior, por ello debería existir una primeramezquita mayor correspondiente a las prime-ras fases de asentamiento en la colina, susti-tuida hacia mediados de siglo por otra defini-tiva inmediata al río Darro. Gómez Morenoapunta algo en esta línea en 1907. A. Malpicaha percibido el problema y deduce de losdatos disponibles un proceso largo en el quese construye una mezquita en posición perifé-r ica que el poster ior desarrollo urbanoreconvertirá en posición central.56

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55 Es este un problema donde queda en evidencia la fragilidad de las conclusiones historiográficas vigentes. Torres Balbás (1941) selimita a decir: "De otra obra de los reyes ziries, el palacio o alcázar de Badis, situado en la Alcazaba, en las inmediaciones de la iglesiade San Miguel el Bajo, no queda más que el recuerdo legendario y unos cimientos, en el corral hoy llamado de la Lona y en el palaciode Daralhorra", de donde deducimos que son datos ya probados con anterioridad; en la Guia de Gómez Moreno (1892, p.451) lee-mos: "Casa del Gallo. Este vulgar nombre se daba al célebre palacio del rey zirita Badis, que ocupaba gran trecho al occidente de dichaiglesia y el extenso corral de vecindad nombrado cada de la Lona, entre cuyas paredes subsisten restos de los muros del alcázar, comotambién a la parte contraria de la plaza de S.Miguel". Es inútil buscar los argumentos que justifican la atribución. El origen de todo esuna vez más Luis de Mármol: "el primero (barrio) y más alto está junto con la Alcazaba antigua, en la parroquia de San Miguel, y allífueron los palacios de Bendici Aben Habuz, en las casas del Gallo, donde se ve una torrecilla, y sobre ella un caballero vestido a lamorisca... y los cristianos llaman aquella casa la casa del Gallo".56 "La mezquita mayor estaba en la zona llana, en la orilla derecha del Darro, en realidad un espacio excentrico a la madina, lo que plan-tea grandes problemas de interpretación espacial" "...la mezquita mayor estaba, como hemos dicho fuera del centro urbano del siglo XI, loque no es normal en una ciudad islámica, aunque no excepcional..."(MALPICA, A. 1992, p-74). "...se puede decir que en la orilla derechadel Darro la mezquita mayor es el elemento primordial, que no único. Con respecto a ella hay que señalar que comenzó a construirse enel siglo XI y ello debe ser prueba de que la ciudad ya estaba establecida en tales fechas en esta área (MALPICA, A. 1994, p.201).

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No podemos caer en la trampa del puzzley presentar la ciudad como una forma acaba-da -la ciudad musulmana- resultado de unproceso lineal acumulativo que se remata enépoca nazarí, donde la investigación se reducea verificar en qué momento se ocupa unazona determinada, sino que debemos estable-cer qué principios sigue el proceso de confi-guración urbana en cada uno de los períodosislámicos y qué dinámicas se desarrollan en suinterior. Nosotros pensamos que la propiaconcepción de barrios y arrabales de la ciu-dad islámica, con cierta autonomía funcional,hace que, frente a la expansión en mancha deaceite que cuando alcanza cierta densidad secierra con murallas, podamos plantear el pro-blema desde la configuración de grandes uni-dades espaciales con su propios procesosevolutivos. La muralla no sólo define el áreaurbana, sino un conjunto de unidades topo-gráficas que articulan las jerarquías espacialesinteriores y exteriores. En Granada la corres-pondencia entre recintos de murallas y acci-dentes topográficos es evidente, por tanto laconstrucción del recinto viene dada por unprograma espacial que no implica necesaria-mente una ocupación sistemática de zonashomogéneas por fases ni tiene que estar con-dicionado por la densidad de ocupación.

Las distintas propuestas historiográficashan hecho que la fortificación inicial granadinase interprete:

1.- Como fortificación romana rehabilita-da en época islámica. Recurre a los argumen-tos de Castella y del hiSn Roman.

2.- Como fortaleza del siglo VIII productode la nueva relación de poderes, que es usadaen el siglo XI para asentar el primer núcleo depoblación.

3.- Como alcazaba inicial del siglo XI entorno a la cual se desarrolla la urbe.

Lo que se plantea en la propuesta de con-figuración del siglo XI es el aprovechamientode una organización preexistente, recintoromano o for taleza de los siglos VI u VIIIsegún las teorías, al que se añade otra cerca,

previa al recinto general de la madina corres-pondiente a la ocupación en el llano, y quesólo se justificaría por el desarrollo de lanueva ciudad. Esta línea, asumida por el pro-yecto arqueológico que estudia la ciudad ibe-rorromana, va en contra de las conclusionesde los dos únicos investigadores que han con-templado en sus análisis los restos materialesconservados: Gómez Moreno y Torres Balbáspues la Bab al-Asad permite afirmar que lasprimeras obras de fortificación islámicas iden-tificadas -con independencia de la fecha quese les quiera dar- forman un conjunto queabarcaban ya toda la colina hasta su bordeOeste. Se discute si el primer recinto tuvouso exclusivo militar o es un asentamientourbano, lo que implica tanto definir la tipologíadel mismo como las funciones desarrolladasen su interior.

La verificación del fenómeno urbano ante-rior al siglo XI implica otras líneas de investi-gación no desarrolladas, que escapan a lapráctica de las "urgencias" urbanas. A. Malpicaviene insistiendo en que no es posible enten-der el proceso urbano sin comprender elalfoz, que en el caso de Granada tiene carac-terísticas complejas para el momento que nosinteresa debido a la existencia de otro núcleourbano muy próximo, Ilbira, que a su vez seencuentra cerca de Ilurco. Habría que com-probar si la polaridad entre los dos centros depoblación (f.1) permite distinguir áreas deinfluencia en una fase anterior al siglo XI.

La especificidad del sistema de regadío enlos "awahz de las ciudades donde el esquemade comunidad campesina clánica o tribal nosería adecuado" (KIRCHNER; NAVARRO, 1994, p.170 )

sería un dato que probaría la existencia deuna ciudad. A su vez, Patrice Cressier (1991) haindicado que en contextos periurbanos, comola Vega de Granada, el territorio de la alqueríaenmarca unidades de poblamiento de rangoinferior como las cortijadas y almunias. Hapresentado los resultados de su investigaciónen el área de Pinos Puente, donde existiría unmodelo de relaciones entre asentamientosrurales condicionado por la presencia delnúcleo urbano. El problema reside en que nose trata tanto de establecer la configuración

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final del proceso como sus distintos momen-tos. No obstante, bajo esta perspectiva hallaz-gos como los efectuados en la girola de lacatedral de Granada, incluso entendidoscomo almunia, adquieren un significado quedebe ser tenido en cuenta.

Una ocupación tan antigua como la que seestablece en la Vega de Granada supone queen el estado final se suman elementos quecorresponden a períodos históricos muy dife-rentes. El ejemplo de Pinos Puente es claro,pues la organización en época nazarí incluyeelementos como una presa asociada a un for-tificación (Belillos) configurada siglos antes. Ibnal-Jatib en el siglo XIV puede enumerar hastacuarenta casas (dar/s) de las familias árabes,algunas de origen sirio, asentadas en la comar-ca (VALLVÉ, 1986 p.196 nota 45) cuya distribucióntambién es un dato a tener en cuenta. Eldesarrollo de las investigaciones en este ámbi-to nos parecen tan esenciales para la com-prensión del proceso urbano como las exca-vaciones en el interior de la ciudad.

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RESUMEN

El trabajo busca aclarar el origen de las teorías hoyvigentes sobre la configuración urbana de Granadaen los primeros tiempos de dominio islámico enfunción de un elemento caracterizador: la murallaurbana. Se establecen los distintos elementos espa-ciales y arquitectónicos que en uno u otro gradocondicionan la estructura urbana altomedieval y susdistintas interpretaciones. Se contrastan las propues-tas efectuadas desde criterios filológicos, de análisisde estructuras conservadas y arqueológicos y surelación con un determinado modelo de ciudad yde proceso urbano.

PALABRAS CLAVE: Granada, hisn Garnata,alcazaba Cadima, Iliberri, murallas, Siglo XI

ABSTRACT

The aim of this work is to explain the origin oftoday's prevailing theories about the urban configu-ration of Granada during the early times of Islamicdominion, taking into account a characteriser ele-ment: the Town wall. A study is made about the dif-ferent space and architectonic elements that tosome extent determined the early mediaeval urbanstructure, and their various interpretations.Proposals based on philological and archaeologicalcriteria, as well as on an analysis of the preservedstructures, are contrasted, and their relation with aspecific model of town and urban process.

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TORRES BERMEJAS

ALCAZABA DE LA ALHAMBRA

Puerta de Elvira

ALCAZABA CADIMA

Judería (S.XV)

Iglesia de S. Cecilio

Coracha

Iglesia de Stª Mª de la Alhambra

MAUROR

ALHAMBRA

Cerro de S. Miguel

HI§N ROMANHI§N GARNATA

GARNATA

NATIVOLA

ILIBERRI

ILIPULA

Bab al-Difaf

Rí o

Ge n i l

Rí o

Da

r r o

Barrancos

Asentamientos en ladera en el momento de máxima expansión urbana

Bab al-AsadPuerta Monaíta

Bab al-Ziyada

Bab Qastar

1. Relación territorial entre Ilbira y Granada. Plano base BOSQUE MAUREL 1962.

2. Estructura urbana de Granada. Localización de los supuestos núcleos de poblamiento preislámicos.

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3. Detalle de la Plataformade Granada. Dibujada porA. de Vico, grabada porHeylan. La Puerta deHernan Roman ni siquieraaparece indicada comoelemento urbano destaca-ble. Se conserva el lienzo ytorres del primer recintoexcavadas durante losaños 80.

4. Las puertas de Hernan Roman y de Elvira como monumentos fenicios de Granada. Detalle de un grabado de Heylan.

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5. Puerta de Hernan Roman ya con la esquina decantería restaurada y antes del forrado general de losparamentos. Foto anterior a 1960. (Granada, s.f.).6. Puerta de Hernan Roman. Dibujo de E. Villar Yebra.(Albaicín, 1966). 7. Planta y detalle de esquinas decantería. (Gómez Moreno 1907). 8. Planta de laermita en el interior de la puerta de Hernan Roman.(Informe, 1939) 9. Puerta de Hernan Roman. Plantay alzado según Pavón Maldonado (1994)

5

6

7

8 9

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Torreones originales

Zona correspondiente a los alzados de las figuras anteriores

10. Torreón correspondiente al primer recinto. Alzados frontal y lateral. Según ROCA; MORENO; LIZCANO 1988

11. Lienzo de muralla inmediato al torreón anterior. ROCA; MORENO; LIZCANO 1988.

12. Primitiva muralla. Planta general de la zona excavada. (MORENO; BURGOS; CASADO, 1993) con indicaciones añadidas.

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13. Restos del "Portillo del León" (Bab al-Asad) antes de su excavación. (GARCÍA; MARTÍN 1974).

14. Portillo del León. Estado tras la excavación.

15. Portillo del León. Vista frontal después de la excavación.

16. Puerta Monaita. Jamba con sillares romanos almohadillados.

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17. Puerta de las Pesas y primitiva muralla según GómezMoreno (1907). 18. Restos similares a la primitiva murallaen el interior de la Casa de la Lona (GARCÍA; MARTÍN, 1974)19. Restos del Portillo del León o Bab al-Asad. Alzados forn-tal y lateral. Según C. Vilchez (1990).

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ALHACABA

CALLE ALJIBE DE LA GITANA

PLAZA LARGA

Puerta de las Pesas

Puerta de Hernán Román

20. Restos similares al primer recinto fuera del ámbito del hisn Garnata.. 1. Dar al-Horra, 2. Casa de la Lona, 3. Portillo del León. Plano GARCÍA, MARTÍN, 1974, con añadidos

21. Orígen del hisn Roman. Relación entre el primer recinto y la muralla urbana del siglo XI.

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22. Detalle del Plano de Granadaárabe. SECO DE LUCENA ESCALADA, 1910.

23. Detalle de Las cercas de Granada y sus puertas.

L. SECO DE LUCENA PAREDES, 1975.

25. "Recintos del Albaicín (Granada)". Según BASILIO PAVON, 1994.

24. ROBERT POCKLINGTON, 1988. "Granada árabe: las tres alcazabas y lamadina. (Fuentes: El plano de Granada árabe de L. Seco de LucenaEscalada, con modificaciones indicadas por L. Seco de Lucena Paredesen diversos estudios)."

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26. Castillo de Granada. Según ORIHUELA; VILCHEZ, 1990.

27. El supuesto recinto romano según el Plan Especial de Reforma Interior del Albaicín.

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ALHAMBRA (S.IX)

GARNATA

HISN G

ARNATA

Asentam

iento

urban

o inic

ial

Coracha

Rí o

Ge n i l

Rí o

Da

r r o

GARNATA

AL-QASA

BA G

ARNATA

TORRES BERMEJAS

Coracha

1ª expansión urba

na

ALCÁZAR

Rí o

Ge n i l

Rí o

Da

r r o

ALHAMBRA

AL-QASA

BA G

ARNATA

TORRES BERMEJASALCÁZAR

Rí o

Ge n i l

Rí o

Da r r o

Bab al-Difaf

Puerta de Elvira

Baños

Mezquita

Mezquitamayor

JUDERÍA2 ª e x p a n s i ó n u r b a n a

28. Proceso de configuración urbana de Granada según Seco de Lucena Paredes.

a. Estructura del poblamiento en el terri-torio urbano granadino antes del siglo XI.

b. Estructura tras el asentamiento y primera expansión zirí.

c. Estructura al final del periodo zirí.