la primavera de las cenizas

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

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Libro que relata las experiencias de un líder estudiantil de una provincia Mexicana, entre 1970-1973 en una Universidad del estado de Coahuila México.Especialmente el relacionado con la Autonomía de esa Universidad(UAC) y el estilo de vida de es época.

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LA PRIMAVERA

DE LAS CENIZASMARIO H. ARIZPE

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MARIO H. ARIZPE

LA PRIMAVERA

DE LAS CENIZAS

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

© Mario H. Arizpe.

la. Edición: Junio, 1986.

1,000 ejemplares.

Hecho en México.

Derechos reservados conforme a la ley.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

Prohibida la reproducción total o parcial.

UNAS PALABRAS DE INTRODUCCIÓN

¿Es un simple sueño? ¿Una alegoría que describe una realidad político-universitaria que en medio de idealismos está tratando de gestar una nueva "autonomía" universitaria? ¿Quiénes son, en realidad, los protagonistas? ¿Quién el sujeto-autor que, ya tal vez, sin los sueños y la embriaguez del momento, enjuicia la especificidad política de la Universidad?

Todo esto es, al mismo tiempo, lector lo que tienes en las manos. Pero el tema de fondo es de lo más importante: el presente y futuro de la universidad mexicana, sus luchas, el eterno antagonismo entre administración, academia y la real-politik de un país que, como México, no se decide a ejercer la verdadera democracia.

Mario H. Arizpe, amigo, de corazón universitario, ha sabido captar el reto de los auténticos ideales universitarios enfrentados a una política en donde se ha entronizado la corrupción. "Por primera vez en su vida, nos dice el autor, se acomodaron abiertamente la corrupción y el porrismo, la ineficacia académica a palpable y la imaginación sigue siendo una palabra bonita".

Esperemos que este juicio, lleno de calor y de rabia, vaya desapareciendo del panorama Que Ia añoranza de una Universidad abiertamente humanística ■ plural y crítica, que subyace en los "sueños" del presente libro, sea siempre la meta cotidiana de la labor universitaria.

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La Universidad es, y seguirá siendo, la conciencia crítica de la Nación, la creadora de la cultura, el laboratorio del espíritu.

Pero a condición de que no pierda de vista su esencia en la práctica de los que en ella vivimos.

Que el libro del siempre amigo Mario contribuya a no dejar apagar la antorcha de los mejores sueños e ideales universitarios.

Dr. Francisco Piñón G.

México. Mayo, 1986.

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Para todos aquellos que aún conservan un gramo dehonestidad.

Para todos aquellos que aún tienen fe en México y que siguen luchando con esperanza.

Para todos aquellos que me han dado su ayuda yfortaleza.

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EL COMIENZO

Comenzó cualquier día de este siglo, ahí en lo alto del

campanario de la Catedral, ahí donde muchos han hecho

piruetas de toda índole: motocicletas que pasan por un cable

hasta el otro extremo o equilibristas de alto calibre cardíaco,

hasta Hombres Arañas que escalan lentamente.

Ahí por donde hacen sus nidos las palomas y por donde

algún día alguien limpió centímetro a centímetro la fachada,

un tipo amenazó con tirarse al vacío desde lo más alto.

Morbosamente se empezó a juntar gente, se formaron

pequeños y grandes grupos; la raza inició especulaciones.

Parecía por momentos que todos conocían a aquel joven que

había decidido volar, o matarse por un irresoluto amor, o

posiblemente, como algunos decían, por fuertes problemas de

carácter sentimental.

Aquel joven delgado empinó el cuerpo, estiró los brazos y

amenazó nuevamente con lanzarse, respiró hasta lo profundo

y por segunda vez estiró los brazos, luego se sentó en el

borde de la cornisa y empezó a gritar, primero como una

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grulla, después con alaridos y la gente de abajo se sintió tensa

y se le erizó la piel; era un espectáculo macabro. . .

Todos esperaban el gran momento, la tensión crecía, el

aullar de las sirenas de los bomberos se oía en lo lejano, no

habían pasado más de quince minutos y ya aquello era el

pandemónium.

Fue entonces cuando un anciano joven, silenciosamente —

sigilosamente diría yo—, poco a poco subió esas escaleras

sinuosas y sofocantes, pensando, de escalón en escalón, qué

es lo que iba a hacer, qué iría a decir; más sofocado y

sudoroso se esforzó por llegar rápido al campanario, sólo era

cuestión de instantes, pocos segundos separaban la vida de la

muerte, más pocos el aliento vital de la fría caverna de lo

desconocido; apresuró el paso, esa mendiga escalera; ¡qué

empinada estaba!, nunca pensó que tendría que subirla así.

Afuera el joven ya descolgaba las dos piernas y se mecía

con desparpajo, cualquier soplido o viento suave lo podría

precipitar. La muchedumbre ya se imaginaba sangre y sesos

desparramados, unos calculaban dónde podía caer, otros lo

imaginaban atravesado entre los largos barrotes puntiagudos,

otros lo veían como un títere deshilachado, otros más dijeron

que rodaría hasta la calle; las señoras rezaban, a los niños,

con cada movimiento, les tapaban los ojos; y ahí estaba el

joven, totalmente decidido a acabar con su vida, y no fue

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hasta que sintió una garra fuerte por el cinto y otra por debajo

de la axila izquierda, que reaccionó:

—Cálmate, querido amigo; calma, sólo deseo hablarte un

momento. Abajo se oyó un murmullo, todos exhalaban el aire

contenido y casi todos movieron la cabeza.

—Cálmate, amigo mío. ¿Por qué deseas morir?

—¡Qué importa por qué deseo morir!— respondió, —

Déjame, ésta es mi vida, déjame, quiero morir.

—Espera, querido amigo, espera y te cuento: yo también

deseo morir, pero no así y ¿sabes por qué?, porque deseo

hacerlo viendo el rostro de Dios, y el que elimina su vida, el

que se mata, el que se suicida, nunca verá su cara y serán

miles de años de sufrimiento, eterna agonía y torturas;

pasadizos secretos donde hay víboras y pantanos, caras

descarnadas y rostros tumefactos; frío seco, muy seco,

canales obscuros y húmedos, alaridos y lamentos, sollozos

por todos lados, pasajes desolados y una inmensa sed; es ahí

donde van los suicidas, ¿quieres ir ahí?

—¿Quién eres tú?, respondió todavía tenso el joven.

¿Quién crees que eres tú para saber de todo esto? ¿Acaso

has estado ahí?

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— ¡No!, efectivamente no he estado ahí, pero conozco el

secreto de la "QUINTA ESENCIA".

—¿Y qué es eso, viejito? No me vengas con mamadas, yo

sólo deseo morir.

—Bueno, querido amigo, unos lo quieren, otros no lo

quieren, pero a todos nos va a llegar, ¿por qué deseas hacerlo

ahora?

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—Por vacío, respondió, mucho vacío, más que el vacío del

que habló Acuña ante un cadáver, ante lo que quiero ser.

—Bueno, eso ya llegarás a serlo. Mira, cálmate y sigamos

hablando; sube aquí, sube y platiquemos.

— ¿Quién eres tú, viejito impertinente?

—Llámame Ruff, querido amigo. ¿Ves aquel cerro?, ése, el

que tengo enfrente, pues de ahí vengo, atrás está un arroyo y

entre sus cuevas nace un manantial, algunos niños le llaman

Mugli, ¿fuiste alguna vez?

—No, nunca me he parado por ese lugar.

—Pues de lo que te has perdido, hay frescos árboles,

murmuran con el viento, sus sombras son inmensas y sus

raíces parecen enormes surcos vivientes, parecen más bien

brazos que se extienden al mundo, y su follaje acaricia el

cielo. Después de que llueve se forma un inmenso arco iris y

yo he estado donde termina; ahí hay un hermoso cofre con

esmeraldas y monedas de oro. Un millar de cuentas de rubíes

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y como doscientas bolsitas de bellos diamantes; está repleto

de monedas de plata y unos cuantos centenarios. . .

—Y ¿a poco crees que me voy a creer todo eso, viejo

pendejo? qué, ¿crees que soy un niño?

—Espera, espera, espera, querido amigo, lo que te digo es

cierto, yo te enseñaré que todo esto es cierto cada piedra

preciosa es una enseñanza, cada moneda de oro es un

momento de la historia de cada uno, cada moneda de plata es

la luz de una experiencia, los diamantes son y están porque

nadie podrá quitártelos, yo no tengo a nadie en el mundo y

ese tesoro no sabría a quién dárselo, será tuyo si me sigues,

será tuyo, sólo tuyo si ahora bajamos y me prometes una

cosa.

—A ver, viejito, ¿cuál cosa?, casi empiezo a creerte.

—Yo no quiero ese tesoro para mí sólo, es más, no lo

quiero, únicamente me guardas un carbón rojo, es un carbón

común y corriente, una brasa roja que está en el fondo del

baúl y que siempre da luz al arcón, es todo lo que quiero, ¿me

lo prometes, querido amigo?

Bajaron lentamente aquellas escaleras, ahora parecía que

todo flotaba, no pesaba nada, y había personas esperando.

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—No mires, querido amigo, no oigas; camina, camina sin

parar, sólo escucha mi voz y las campanadas de este bello

templo; la gente no tiene rostro, sólo camina.

— ¿Tú eres de este lugar?

— ¡No! Ven, conozco a alguien que nos platicará de este

lugar, es bueno que lo conozcas antes de que te entregue el

tesoro de Mugli. Es una historia rara, extraña, pero cierta,

sucedió aquí, en este pueblo; es más, casi culminó aquí, en

esta plaza por donde ahora caminamos, y así como ahora,

había mucha gente, y también estaban todos esperando qué

iba a pasar; no te detengas, querido amigo, camina, es muy

bueno para ti que conozcas esa historia, es muy joven para

ser historia quizá, pero a lo mejor es una buena leyenda.

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UNA PEQUEÑA DESCRIPCIÓN

¿Alguno de ustedes ha estado en un pequeño pueblo de

provincia, de un estado con prosapia cultural y antecedentes

revolucionarios, o cuna de hombres ilustres: políticos,

escritores, poetas, algunos distinguidos hombres de ciencia,

otros, magníficos panaderos, encurtidores, hacedores de

cajeta, o trabajadores del más puro arte de hacer sarapes?

¿Alguno de ustedes ha estado en este pueblo de vocación

conservadora, dueño de monumentos históricos, envidia de

las grandes urbes, excelente amigo de la rancia cultura, el

buen vestir y el orgullo de ser de ahí y conservar como

patrimonio cultural, en primera instancia, como la esencia de

su vida, el no cambiar casi nada? ¿O cambiar tan lentamente

que cualquier movimiento cimbra sus delicadas entrañas?

¿Has estado y vivido en este tipo de pueblo, donde la gente

presume de los duraznos y membrillos, además de su buen

clima y esa agua que salió de un saltillo de rocas empinadas y

con claridad llegó a sus habitantes?

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¿Conoce usted una ciudad o pequeño pueblo de la

provincia mexicana donde se forjaron y se forjan hombres y

mujeres de leyenda y que en algún momento se le llamó La

Atenas de México? Cualquiera puede pensar que sí ha vivido

en un lugar así, muchos han vivido en un lugar así, varios

pueblos de nuestra región son más o menos así, sin embargo,

todos tienen sus leyendas propias, su historia propia y sus

casas y sellos que los distinguen.

¿La Atenas de México? y ¿por qué habría de se así?, ¿por

qué habría de llamarse así? Una de sus escuelas centenarias

se llamó así: Ateneo, Ateneo Fuente, origen éste, después, de

la Universidad de Coahuila, centro ésta de uno de los

movimientos y fenómenos sociales más extraños en la vida de

las universidades nacionales, sobre todo por estar sumergida

en un medio como este hermoso lugar de provincia; lugar

donde pasan las cosas más extrañas lugar donde conviven las

élites de alta estirpe con los adoberos del arroyo del pueblo;

extraña especie que por un lado es ultra conservadora y por el

otro americanizada; extraño lugar donde coexisten la Casa

Purcell y Café y Arte, donde se juntan en la Alameda los

chicos Tecs y los de la Prepa Popular vaya que sí es extraño;

tan pronto está Fátimo con el más recalcitrante izquierdista,

como con el más reaccionario y puro representante de los

concanacos y concamines; donde se juntan elementos del

Muro, con elementos del PPS; y donde hay mucha gente que

quiere mucho a su pueblo, pero va a hacer despensa a

Monterrey y después se queda al cine, ¿verdad que esto es

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extraño? Sólo en este lugar se va y se viene rápido, se sube y

se baja más o menos rápido, se está a 1,500 m. y se baja a

300 m.; lo raro es que esta velocidad, subidas y bajadas, y

autopista de cuatro carriles, ritmo acelerado, no se refleja en

todo, diría que en casi nada de lo esencial. ¡¡Aquí casi no

pasa nada!!

De cuando en cuando resurge un ave Fénix, como diría

Escarlata, o un pequeño grupo que hace nacer volcanes, o le

pone cargas de dinamita a los cañones que se encuentran en

el Edificio Coahuila. O a los que están ahí por la Alameda; o

surge otro pequeño grupo que le pone el cascabel al gato y

los motiva el cosquilleo del rocinante, o el señor de la triste

figura; jóvenes que de pronto aparecen, surgen de la nada o el

pasado los acompaña y empiezan a hacer cosas, empiezan a

molestar a este quieto lugar, jóvenes que mucho tiempo

después, y no tanto, empiezan a ofrecer frutos, unos en la

industria, otros en la agricultura, otros como meritorios

maestros, generaciones de todos los tiempos, después de

navegar en el Arca perdida, o en la fantasía de los tesoros del

cerro-pueblo, bajan y rinden tributo a la "QUINTA ESENCIA".

-¿Oíste Ruff? "LA QUINTA ESENCIA".

—Calla, chico, y escucha, calla. Muy pocas veces en un siglo

sucede este interesante y extraño fenómeno, jóvenes

hacedores, con los huevos bien plantados como diría Don

Quique, discípulos indiscretos de Adrián, el "Economista Non",

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el primero y último de los economistas de este fantástico y

extraño pueblo; testigos espectadores y jugadores titulares de

esta época difícil, en donde la Universidad, motivo de nuestros

desvelos, parió una brillante hija: la gente la bautizó con el

nombre de Autonomía; José, uno de estos jóvenes, habló

mucho de ella en los últimos años, escribió mucho de ella,

ahora él es periodista, José ha cambiado mucho creo que

para bien; considero que es un tipo auténtico que desea,

como muchos, un cambio profundo de nuestro país; José me

ha definido hoy como una mezcla rara, que sabe equilibrar

todo lo malo y perverso con lo bueno y virtuoso; me dio risa su

improvisada radiografía; me dijo en aquella ocasión: eres un

hombre capaz de dar la mano derecha cuando se necesita,

pero también das unos cabronazos directos con la izquierda

cuando se impone hacerlo.

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El análisis que hizo José sobre la Universidad me pareció

muy interesante y objetivo, lleno de adjetivos, reconocimiento

hacia algunas personas, y bastantes expectativas; explica una

parte de la historia que desconocía por completo.

La mayoría opina que Mel, de una forma u otra, entregó la

Universidad al Estado; unos lo justifican, otros lo aceptan,

otros más lo critican; quizás cansancio, presiones, canje de

oportunidades, limitación de opciones, en fin, creo que al final

fue miedo de defender una postura congruente.

Me asusta que todos acepten como posibilidad real el que

el gobierno y sus fuerzas sean los que determinen quién va a

ser el "guía" de la Universidad, me parece absurdo que todo

un movimiento estructurado hasta llegar a la autogestión, haya

sido entregado por falta de opciones políticas o por otras

causas que al final fueron circunstanciales. Me asusta la forma

tan fácil en que cada uno de los que hubieran podido impedirlo

sucumbieran y se acomodaran tan rápido.

¿Supervivencia?, ¿adaptación?, ¿falta de cuadros

representativos? O acaso , ingenuidad, infantilismo ideológico,

acaso todo esto y más; en realidad no sé, sólo sé que

empiezan a encuadrar las piezas.

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En esa ocasión José comentó su amistad con Mel,

producto ésta casi de sus últimos días en el poder; parece ser

que Mel se fue muy solo y con una gran carga moral; José

dice que cuando renuncié se formó un vacío, que parece le

costó llenar; sin que esto aumente mi ego, pienso que en

parte pudo haber sido porque aprendí a respetar y a admirar a

Mel desde muy pequeño; lo conocí muy de cerca y compartí,

hasta donde él dejó compartir, una amistad entrañable que

aún extraño; influyó determinantemente para que nuestro

grupo lo apoyara para llegar a la cumbre; a diez años de

distancia me siento responsable de haberlo llevado tan alto,

Mel llegó ahí por nosotros, no sé en realidad si deba sentir

orgullo o pesar, pero así fue.

Metí tantas veces la mano al fuego por él y además

lo hacía con vocación, no me costaba esfuerzo alguno; más

de tres veces, que me acuerde, estuvo a punto de tirar la

toalla y con cortesía se la recogía; después cometí el error

político de convertirme en su crítico, a la gente en el poder le

molesta demasiado eso. Me convertí en algunas ocasiones en

su conciencia, desgraciadamente Mel y yo éramos muy

jóvenes para comprender y tener la sabiduría suficiente para

distinguir con claridad; había mucha pasión, mucho poder, y

realmente poca madurez. Creo que no estábamos preparados

para todo esto, a Mel se le vino el mundo muy atropellado y

circunstancias difíciles de soportar, fue época de egoísmo e

individualismo, Mel siempre fue así; leyó demasiado a

Nietzche, a Bertrand Rusell, y en su primer año de gobierno

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rectoral a Kissinger; yo amaba su amistad y él hacía juicios

muy simples sobre mí, sin embargo logré entenderlo, y la

prueba es que me fugué, para que él estuviera más holgado

políticamente, Mel le platicó a José que ya al final, cuando le

entregué la renuncia, dije en tono amenazante: "No creas que

es por miedo".

Ahora veo cuánto orgullo había, pero en realidad yo no

quería pelear contra él; en el camino pude comprender ese

vacío, cuando renuncié esa noche, lloramos juntos, sentí una

compasión muy especial; sin embargo, pienso que al día

siguiente se sintió políticamente muy aliviado para

posteriormente caer en ese vacío del que habla José; habrá

que reconocer que no es sólo lo que yo pude hacer por Mel,

habrá que decir que él también trabajó mucho por él y que es

un tipo muy capaz, bastante inteligente y preparado; su mente

clara lo impulsó muy lejos, como quiera que fuere es el único

Rector de Autonomía que estando en el poder vivió por un

tiempo el espíritu de la misma; sin embargo, para mi gusto el

título le quedó grande, porque nunca entendió o entendió muy

poco el fenómeno universitario.

Chuy estuvo aquí hace algunas semanas, se ha propuesto,

mitad en serio, mitad en broma, volvernos a reunir; se ha

propuesto acortar las distancias y el tiempo, prometió

encerrarnos en un rancho allá por Zacatecas, en una sola

habitación y con una sola ración de comida para ver si somos

capaces nuevamente de compartir y de alcanzar más que el

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pasado, el futuro. El espíritu limpio de Chuy me impresiona,

me parece un niño adulto, con una gran calidad humana; no

va con su personalidad el ser rígido o cabrón, en el fondo se

ha propuesto esto como un objetivo vital; su terquedad es

impresionante, su tesón a prueba del tiempo, no sé qué tanta

importancia pueda tener, en todo caso quizás recuperar la

amistad perdida, capturar un poco esos juegos de ajedrez o

las pláticas de Arcasa o aquellas interminables caminatas; o

quizá aquel año en el Tec de Monterrey. Creo que no sólo se

trata de una añoranza romántica, es importante restablecer un

vínculo como éste.

Nely está muy resentida con Mel, si por ella fuera, impediría

o al menos le disgustaría un acercamiento; en realidad Mel se

portó muy poco generoso, inclusive diría más, se portó como

un avaro cuando más lo necesitábamos; ahora esto no es tan

importante para mí, creo que ni siquiera guardo rencor, de

esto estoy seguro.

Rufino es un tipo especial, hace años no lo tomé en

cuenta, quizá por lo que dice José: me encontraba lleno de

prepotencia y era mucho el vértigo del triunfo; Rufino

acompañó nuestras reuniones tres días y se comportó muy

racional y analítico con esa persona, con esa forma de ser,

cualquiera platica en paz.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

Me pidió que le dibujara un modelo de universidad, o

cuando menos mi modelo; no sé por qué tenía que decirlo,

quizás porque me guste hacerlo y disfrutar imaginándolo. Le

hablé de una universidad funcional y operativa, dónde, en

principio, se limitaran a cumplir con eficacia la docencia, la

investigación y la difusión de la cultura; hasta ahí, sin mayores

complicaciones que el hacerlo bien y en un plazo

relativamente corto.

Le hablé de una moralización de los cuadros admi-

nistrativos y de la necesidad de operarla con no más de 12 mil

estudiantes. De ser importante, inclusive propiciar una

separación saludable con la Unidad Torreón y trabajar como

universidades hermanas; le expresé mi convicción de mayor

selectividad, en cuanto a lo académico y en cuanto al

potencial intelectual de los aspirantes. Los cafés y el tiempo

pasaban y el tema se hacía más largo y profundo; sin

embargo, Rufino se penetró en la plática y expresó que había

mucha imaginación y frescura en el proyecto.

Hace dos días estuve con el Click, su sorpresa fue visible,

raro dentro de su frialdad, creo que él habló casi todo el

tiempo y el tiempo fue de él, creo que al final comprendí su

pensamiento; casi para terminar esa conversación le comenté

lo que quería, traté de ser breve; sin embargo me criticó haber

dicho tanto en tan poco tiempo; de antemano sabía su

respuesta y ese afán de confirmar, a veces molesta a los

amigos.

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Click, el misterioso y ambiguo Click, si por él fuera estaría

feliz en la Edad Media, dando cátedra en la primera

universidad fundada y leyendo a los clásicos, cubierto e

invadido de una temperatura ideal, Click habla mucho de su

edad como limitante, lo que me parece absurdo a sus 42

años,

sin embargo Click, el misterioso y calculador amigo, dijo:

"Aquí estoy, con las reservas del caso". ¡Ah, qué Click!

Y sin embargo, confío, parece ser un tipo que ya no desea

problemas fuertes, mucho menos emociones que lo

comprometan o que alteren su presión, sin embargo, no dejan

de ser importantes su experiencia y su tremenda capacidad de

análisis; es el Click que duda de los regresos y sospecha de lo

que huela a líos, si cupiera aquí un adjetivo aceptable, sería el

de "excelente grillo", tan pálido, pulido y hecho, que no se

nota. Respeto y quiero a Click; es o fue un pilar importante en

materia de universidades; me preguntó mi opinión sobre

Catón y le contesté: "para mí es un político mediocre y un

hombre con miedo, sin embargo, es muy buen periodista". Mi

opinión le provocó un ataque de risa, no sé si nerviosa o real.

Para muchos sigue siendo la opción a corto plazo; se

menciona a otros: Valeriano Valdez, Cedillo, Castro y a un

viejito de Filosofía y Letras. Angustia pensar que la

Universidad ande al garete y así pueda seguir por mucho

tiempo, ¡por mucho tiempo! Irrita que sea vista como

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trampolín, premio o botín; asquea ver que hoy la dirige quien

se opuso a ella por intereses políticos; me cansa y violenta el

saber que hoy está como Rector el principal enemigo de la

Autonomía y la Autogestión, palabras que actualmente utiliza

a su favor; se me hinchan las venas al conocer que la

Universidad, como proyecto formulado el 73, sea casa y

albergue de mediocres y nefastos jilguerillos de la política.

V.R., el pequeño abogado, arrogante y tirano. Me confronté

con él, por primera vez, allá por febrero de 1972, en su

despacho y en presencia de Noyó, en aquel entonces, rector.

V.R., altanero y gritoncillo hasta el agudo, me respetó como a

un miembro de las juventudes priístas; mi respuesta fue muy

tajante y sin protocolos: "Señor licenciado, no vengo a pedir

sino a exigir, le suplico entonces que entremos en materia".

Se peleaba en esos días la absorción de la Escuela

Libre de Economía a la Universidad, por aquel entonces la

Federación de Estudiantes, que yo dirigía, apoyaba cualquier

cosa que pudiera ser justa; el ámbito de lucha era tan

restringido que no era muy importante entrar en complejidades

sobre seres y deberes de etc. Estaba tan reciente el 68, la

Revolución de Francia, con Bendit, Marcusse, el pelo largo, y

el Che en Bolivia, que no estábamos para pequeñeces; el

poder estudiantil estaba en marcha y podíamos insultar a

Echeverría, Moya y demás huestes; poesía y flores en las

aulas; Sartre, Kafka y Atahualpa; amor libre y colores

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extravagantes para vestir; mucha energía, 23 años, logros,

trabajos, lucha, cuadros sólidos, compañeros solidarios, lo

mejor en cada área.

Otra vez pelo largo, barba y jeans: ¿Cómo es posible,

pequeño enano Secretario General del estado de Coahuila de

Zaragoza, que seas tan afrentoso y pendejo, que te enfrentes

a todo esto?, ¿Por qué luchaste en tu juventud?: ¿Fuiste

cristero o quizás del Opus o a lo mejor sólo estudiante de

Leyes?. Y ahí estaba, iracundo e inflado como pavo real,

sosteniendo en ese momento algo que no podía detener,

pequeño gran pendejo, ¿Cómo es posible que dirijas ahora la

UAC?, no mereces ni siquiera un aula para ladrar tu prosti-

tuida y conservadora ciencia.

Pero siempre hay un prudente. Noyó me pegó una patada por

debajo de la mesa de negociación, me instaba a pensar

menos y a hablar todavía mucho menos. Como buen

"'revolucionario" abandoné la mesa con un desplante, el

pequeño político me había polarizado a extremos que no

concluían mi original forma de pensamiento; tenía sin

embargo, la rara virtud de exasperar y confundir al más

pintado.

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Mal síntoma que después de 10 años el pequeño defensor

de la junta de gobierno, sea el que hoy traicione a la

Institución que lo vio nacer políticamente; mal síntoma que se

atreva a decir:

"Gobierno saca las manos de la Universidad". Pequeño y

hábil oportunista; mal síntoma, aberrante enfermedad que sea

el Rector de nuestra alma mater, mal síntoma para nuestra

actual sociedad que tipos como V.R. representen y conduzcan

una universidad. ¿Cómo es posible que hayas podido engañar

a tantos en tan poco tiempo?

Me enfrenté nuevamente en abril y mayo del 73 a V.R.,

figura despreciable y principal opositor del movimiento político

más importante de la Universidad. Mel, ¿Cómo te pudiste

equivocar así? ¿Acaso estará tan errada la juventud hija del

68? Nuevamente, y ya vacunado, fueron cinco o diez días de

hablar con un idiota empecinado, en lo que al tercer día su

jefe Lalio, Gobernador entonces, ya había definido como

saludable, para la Universidad: su Autonomía, su Autogestión,

su forma independiente aunque no económica de vivir.

Así es, mi querido Rufino, habría que pensar también en una

universidad que se preocupara por generar sus propios

ingresos y recursos económicos; la universidad que como eje,

centro de la inteligencia y del saber y depositaría de la cultura,

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pueda, sin perder su sentido y dirección, aportar un cambio

importante en materia de economía, es decir, en materia de

allegarse fondos propios, reinvertirlos y proyectarlos; por

supuesto que no se está hablando de una isla, tampoco de un

mini estado dentro de otro, se trata, en todo caso, sólo de

pensar y aplicar principios básicos de administración y una

alta dosis de sentido común. Sentí que Rufino pensó que la

imaginación se me había inundado y desbordado; en ese

momento intervino José y me preguntó que por qué no se

intentaba esto en otras universidades. "Yo creo, le respondí,

que se puede en cualquier lado, sin embargo la historia, raíces

y desarrollo están aquí; la leyenda fue escrita aquí, sólo aquí

podría florecer".

¡Cómo cansa oír pendejadas!, sobre todo de personas

preparadas e inteligentes, inclusive jóvenes, afortunadamente

todavía producen, creo yo, hijos del medio, ese medio

saltillero típicamente provinciano. Nunca oí mejor definición de

Saltillo: Macondo, aquella, la de García Márquez; ¡ah, qué mi

Saltillo!, tan puro de aire y buen clima, tan peronero y orillero;

siempre tan gris y apretado para vivir; tan extraño y raramente

conservador y a la vez con mucho "Mall". De algunas de tus

gentes, Saltillo, tan tuve y tan llorona, sólo se escucha el

rechinar de dientes y la lágrima encogida; no respetaste,

Saltillo, ni a jóvenes ni a viejos, algunos de tus hijos más

brillantes, pero hay otros que ¡ay! Cómo lloran, cómo se

quejan; prometí la próxima vez llevar la cartera vacía, por si se

ofrece, y dos pañuelos, uno en cada bolsa, por si necesito

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

llorar y moquear, para luego sacarlos y darlos como ofrenda y

sacrificio a algún Dios perdido, a ese Dios, al Dios ausente de

la cajeta.

Cuando así hablo me acuerdo de Memo, aquél que por los

70, me introdujo a la lectura de novelas, como aquella

magnífica de Spota “El tiempo de la ira”, Memo, ¡qué gran

tipo! de imaginación fértil, un poco adelantado a su tiempo y

en el lugar inadecuado, su padre exmilitar y él con tanto arte y

sensibilidad en sus venas; creo, Memo, que mereces mejores

oportunidades, dejó honda huella su ágil pensar y me invitó a

conocer a Darío, normé algunas conductas y acciones

políticas, me inspiraban su inmenso carácter y su auténtica

personalidad; recuerdo aquel pasaje donde reúne a sus

íntimos colaboradores y les expone un plan, parece ser que la

reunión era de nueve personas, él explicó que no podían ser

más, porque en una acción secreta donde escuchan más de

diez deja de ser secreto y se compromete el proyecto.

Alguna vez escuché a Memo opinar sobre V.R. y dijo: "ah,

qué mente tan floja, casi pioja". Es muy posible que si Memo

hubiera seguido en la escuela tendría que rebasar a Paulo y a

Jorge, creo que tenía proyección y un modelo de vida,

experta, despierta y ágil; por algún tiempo sentí que se estaba

desperdiciando.

Hubo otros que también cambiaron, por ejemplo, Paulo, el

flaco sagaz, astuto como una víbora, disciplinado y pronto

para aprender y subir. Mucha gente me advirtió de Paulo,

prácticamente lo adopté y lo heredé en política, le enseñé y

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

me enseñó. Según José, su problema fue que sólo aprendió lo

perverso y negativo de mí; es una de las personas que sin

haberme hecho daño directo, no he podido perdonar; me lasti-

mó hasta herirme su traición al grupo original; su sentido

pragmático de ser, no le dejó otra opción, debí suponerlo.

Un día, quizás durante el movimiento de huelga del 72, no

sé por qué pensé en la muerte y le comenté que tenía algo

muy íntimo, que deseaba que él conociera, me miró con esos

ojos fríos y de movimientos veloces, esperando la confesión;

le dije: "Mira, Paulo, yo amo todo esto, amo a la Escuela, amo

a la Universidad, amo nuestra obra y nada me daría más

gusto que el saber y tener la seguridad de ser enterrado en los

jardines de la misma".

Ahora, diez años después, Nov. 11/83, 10:30 a.m., casi

lloro de emoción al encontrarme por coincidencia en el mismo

jardín que le comenté a Paulo años atrás, estuve con los

músculos tensos, la piel enervada, un nudo en la garganta y

unas inmensas ganas de gritar y de llorar y de decirle al

mundo que yo pertenezco a este lugar, que yo amaría

regresar y que vengo dispuesto a todo; no sólo fueron ganas,

dos lágrimas me traicionaron, cuando eché tierra al árbol 37 y

pude abrazar a todos aquellos trabajadores de manos duras,

rasposas y cara curtida por el tiempo, sentí que sólo habían

pasado algunos días y que sólo había sido un sueño la

ausencia.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

Me acordé de la conversación con Paulo, su bautizo allá en

la Capilla y una medallita que le regalé; le menté la madre por

haber dejado que las circunstancias mataran todo eso que, en

realidad, sí tuvo importancia. Lamento la ausencia del amigo,

del camarada de lucha; lamento su codicia, su sentido

práctico; su supervivencia no sé, no sé, pero lo lamento, me

encuentro muy seco cuando me acuerdo de Paulo.

Ese día Jaime me observó y me comentó que todavía hoy

florecen los árboles, cuya semilla fértil fue sembrada tiempo

atrás; me habló de las tradiciones, de los logros de la

Independencia de ese lugar, de sus gentes; me habló de esa

rara especie de mortales, los químicos que gozan entre humo

y olores extraños; me habló de la formación del por qué, ¿Por

qué éstos?, ¿Por qué aquí?, ¿Por qué todo?, sentí que él ha

aprendido a amar ese bello lugar.

Me habló de los grandes ausentes: de Mary, don Mundo y

Vicente, fue éste un día memorable y lleno de vida.

Recordé nuevamente a Mel en el día aquel de la llave, Mel

no hallaba dónde refugiarse, lo invadió el miedo y la cursilería,

por miedo entregó la llave, quizas también por miedo entregó

la Universidad, hablaba y hablaba y decía y gemía y

justificaba y luego lo envolvía todo en el oropel de un lenguaje

objetivo y repleto de tecnicismos.

El día de la llave, el día que comenzó el punto de partida

de un nuevo y renovado sistema, el día que partió en dos el

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

alma de la Universidad, el día que cambió Saltillo y por unos

días lo estremeció, lo escandalizó, por unas horas Saltillo fue

diferente. Mayo de 1973, pues ¿Por qué no?, si se tomó la

calle, se formaron barricadas, se bloquearon carreteras, se to-

maron difusoras y periódicos, se organizó la manifestación del

silencio, se tomaron camiones y calles, se liberó el grito de la

juventud; se asustó Saltillo, se asustó mucho Saltillo, se

asombró el alcalde, se extrañó el vicario, se asustó el

gobierno, se bamboleó el gobierno de Lalio, se inquietó el

pequeño payaso, enloqueció de gusto Fátimo, le preocupó a

Catón, puso a la defensiva a la élite, se escondió Mel; salieron

los poetas, los marihuanos, los enfermos, los serranos que no

querían quedar en la cocona, surgieron los pintores, los

acelerados y los actores, emergieron hasta los más medrosos,

participaron muchos, por muchas noches en las frías

madrugadas de Saltillo.

Polvorín donde no se derramó ni una sola gota de sangre,

y sin embargo, temblaron los oportunistas, sollozaron los

conservadores, se filtraron los priístas, los marxistas y los

advenedizos del décimo día.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

Metieron su cuchara los politiquillos y los de Gobernación,

introdujo su joroba el gran Camello Flori Tapia, a pulso,

queriendo entrar por la puerta grande y sin guaruras, con su

cabecita blanca alzada trayendo y llevando soluciones,

Senador que después acomodó en el trono a V.R. por quién

sabe qué obscuros caminos. Y es que se estaba pariendo una

nueva ley, un nuevo orden, una democracia que ha sido

golpeada, una Autogestión; dirigida actualmente por los judas

del movimiento. Se estaba gestando la universidad crítica,

pluralista, democrática y solidaria, había tantas corrientes y

tantos tontos que la salpicaron de populismo y demagogia. Sin

embargo su espíritu vive, su espíritu nunca morirá, ha sido

sólo el principio de una gran lucha que se avecina, la lucha

por la reconstrucción.

Con Autonomía nació Prepa Popular, nació Extensión

Social, se conoció Rincón Colorado, se debatió una nueva

Ley, se lograron grandes avances académicos y las primeras,

y parece hasta ahora las únicas, elecciones libres; surgieron

los grupos de teatro y música; de Autonomía nació Campo

Redondo y mejores presupuestos, emergió el valor y la

confianza de poder influir y pesar afuera, de ser tomados en

cuenta por un gobierno omnipotente; de Autonomía surgió el

espíritu que aún vive, de una universidad grande y vigorosa,

pero ¡ay, destino!, también surgió la mugre, el sindicalismo

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

con visión miope, la carrera del chambismo. Y lo que es más

triste, también nació la falta de visión y voluntad política de

sus iniciadores, sobró ingenuidad y luchas estériles de los

mismos.

Se repusieron los oportunistas, los que viven de la política,

los sin escrúpulos, con bandera de morales.

Se inmunizó la corrupción y quedaron vacunados los

débiles que ahora ocupan el poder. ¿Será todo esto parte del

ciclo vital? Por primera vez en su vida se acomodaron

abiertamente la corrupción y el “porrismo”, la ineficacia

académica es palpable y la imaginación sigue siendo una

palabra bonita; se acomoda V.R. y su séquito de enanos, que

no saben nada de universidades, menos de ésta que ahora

dirigen, y así las cosas parece que son los riesgos del

movimiento, inclusive los riesgos de la "innovación" y el movi-

miento continuo.

Abraham Nuncio declaró en el 74 que todo estaba muy

bien, pero que si no funcionaba no habría nada de qué

jactarse; aparentemente es muy congruente la idea, la

aseveración está bien ubicada, sin embargo, faltaría agregar

que hay que darle tiempo para que cuaje y se consolide,

PARECE SER que 10 años no han sido suficientes, ¿Si te

hubieras encontrado adentro, Nuncio?, escucha, Nuncio,

¿Entenderías que aunque no funcione ahora, su espíritu está

embarrado en pisos, paredes y jardines? Voy un poco más

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

adelante, ayuden ustedes, los intelectuales de siempre, para

volver a reencontrar; no sólo suspiren, poetas, hay que quitar

una pequeña capa de lodo que se encuentra aquí en el firme,

luchen por lo que vale, no importa que la Autonomía haya

llegado con 50 años de atraso.

Monterrey 1968, jardines del Tec. El rubio Mel seguía

diciendo: Pienso en aquellos que fueron realmente grandes,

querido amigo, tu oportunidad de serlo se te escurrió de las

manos entre el 73 y el 76, pocas oportunidades como ésa de

serlo tendrás en el futuro, por más que intentes ser niñito

juicioso; como dice Nuncio ¿Qué rectores hemos tenido? de

Lobo y Villarreal pasando por Mel, y entre los tres el abyecto

del "Diablo"; en realidad yo sólo podría hablar desde Felipe y

habrá tiempo de que la historia los juzgue. El doctor Noyó,

para mí en lo particular, aún dentro de su perspectiva y

momento, fue un hombre honesto que cumplió con su deber,

cuando menos fue el último de los rectores serios, de los

hombres del sistema, Noyó no podría haber hecho nada más,

es uno de los pocos hombres de ese tiempo que quedan y

que realmente respeto, fue el rector que, les aseguro sujeto a

pruebas, nunca trató de comprar líderes o dirigentes, tampoco

necesitó que cuidaran de su casa allá por el Seguro, Noyó fue

el Rector que sólo quería ser Diputado, el guía que metió al

orden a Ríos y Moncadas, fue el rector de la sonrisa franca e

ingenuo espíritu, esto último, Doctor, porque se disciplinó de-

masiado con quien no tenía necesidad de hacerlo, concedió

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

mucho a la política del presente; de Felipe hay muy poco qué

decir, el rector pomposo; el de los lentes negros y chofer a la

puerta; de guantes blancos, polaina y bastón; de rigurosa

etiqueta y protocolaria audiencia, no sé más de él, no creo que

sea importante saberlo.

No dudo que cada rector deja una huella, sin embargo, lo

importante es qué tan profunda la deja, si los logros y calidad

de una universidad se evaluaran en razón directa y

proporcional a sus rectores, líderes y dirigentes estudiantiles,

nuestra Universidad estaría en entredicho, pues ha habido

muy pocos que valgan la pena, muy pocos que sean

representativos. Hemos tenido cosechas pobres en terreno

fértil; todavía no tenía un año la Autonomía, febrero de 1974,

mañana fría y neblinosa como aquéllas que recuerdan a Lon-

dres o Manchester; desde una ventanilla de Rectoría, observé

cómo acudían todos a la cita de Mel, presentía una

emergencia, la Escuela de Economía había sido tomada.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

No era un movimiento cualquiera se trataba de dos

elementos provenientes de Sinaloa, uno de ellos, el más

enfermo de los dos, tipo delgado de perfil psicópata,

pantalones raros y zapatos blancos, estaba armado e incitaba

a la violencia extrema, Mel cuando escuchaba pistola, se

encajaba, se ponía pálido y casi inmediatamente comenzaba

a adelgazar, una sonrisa nerviosa delataba su preocupación,

se sobreponía y empezaba su ritual análisis, casi siempre

mencionaba al varón austríaco Metternich, y hacía parodias

interesantes que ponían muy caras duras a todos los

funcionarios ahí reunidos, después dé extenuantes pláticas,

rollos y demás impertinencias, no faltó uno, como siempre,

que propusiera que ya era tiempo de que se les demostrara a

los estudiantes que el ejército existía y era capaz de actuar;

fue Urbano, el de los ojos claros, quien con toda seriedad

propuso entrara de inmediato el ejército a desocupar las

instalaciones tomadas.

Sentí un resorte que me impulsaba, me vi rojo de la cara y

violentamente me opuse a la propuesta, chavas, Guillermos y

Arieles no supieron qué hacer, perdidos en especulaciones y

posiciones tibias; por un momento volé a Mayo de un año

antes, viví tan de cerca la experiencia que la discusión se

volvió murmullo, allí estaba, dirigiendo una partida de cien

estudiantes aproximadamente, ahí, a la salida de Monterrey,

donde está el reloj de la Ford. 4:00 pm. Y el bloqueo duraría

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

una hora, una de las carreteras más transitadas del país; la

acumulación de autos llegaba a niveles no previstos, algunos

me dijeron que la cola ya casi llegaba a Ramos, nunca lo

confirmé, sin embargo, puedo decir que eran bastantes los

carros varados, docenas de solicitudes para pasar, recuerdo

que sólo una fue aceptada, la de una doctora que tenía una

emergencia.

4:40 pm., chóferes, ciudadanos, tomateros, agricultores,

traileros muy impacientes ya; es cuando vemos llegar al mero

frente, un carro marrón, modelo reciente, de atrás baja un

militar, no ubico bien si coronel o general y con mucha

energía, pregunta quién es el líder; por supuesto que nadie, mi

general, pensé para adentro, estaba muy reciente el 68 y

hasta un uniforme asustaba, de alguna manera me identificó y

pausadamente se me acercó, preguntó si yo era el líder, como

pude hablé y le dije que no, que sólo era un miembro más del

Comité de Lucha, me invitó a subir a su auto, según esto a

hablar con el Gobernador, me platicó de todos sus buenos

amigos en México y que él podía resolver el problema, por

supuesto no subí al auto, sentí temor, y además no me

pareció prudente hacerlo, sabía en principio que él no iba a

resolver el problema y que tampoco sería bien visto por las

bases cualquier acercamiento sospechoso.

Debo decir que el militar fue muy atento y se veía sincero, el

general sólo quería que se desbloqueara; yo le contesté que

con todo gusto lo haríamos, que ya sólo faltaban 10 minutos

para terminar, en eso llegó un lechero y la Cruz Roja y un

trailero iracundo y otras gentes más, ya no sé qué pasó con el

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

general, pues el grito de w w w w w w u, de la raza, ponía

caliente aquello; me subí a la polvera de un camión y lancé un

grito, exhorto de calma: es importante señalar que la corriente

que nosotros representábamos era la más moderada del

Comité de Lucha y que luchamos intensamente por conservar

la pureza del movimiento y así evitar el desborde y los

aceleramientos, estuvimos muy atentos de no caer en

provocaciones y jugamos un papel determinante para que no

hubiesen confrontaciones; fuimos el contrapeso de los que

querían sacar las armas, tomar el Palacio de Gobierno, cortar

cables de teléfono, robar comercios, etcétera.

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Gentes como el Quiche, Salvador, Nacho y muchos más,

eran moderadores por excelencia, gente centrada, ideólogos

más que activistas, creadores más que destructores; el

movimiento estuvo en peligro muchas veces a causa, entre

otras cosas, de la actitud "Pseudo Revolucionaria" de los

llamados grupos de izquierda, que con una verborrea

aterradoramente "marxista" jugaban infantilmente a la guerrilla

urbana, en algunas acciones prevaleció la irresponsabilidad y

el borlote, pero al final de cuentas se superó la crisis, se

impuso la madurez y el buen sentido común.

Poco a poco volvía a la realidad, Mel mencionaba

nuevamente a Metternich y ya había cansancio en la sala, la

posibilidad y el "síndrome de Urbano" se estaba diluyendo.

Contraataqué aún más, el vigor de mis palabras pegaba, los

juzgué de irresponsables y reaccionarios; era una de mis

primeras intervenciones ya como funcionario, en parte no

acababa todavía de acomodarme, todavía me sentaba un

poco incómodo el ser institucional, afortunadamente el

"Síndrome de Urbano" parecía ir desapareciendo poco a poco,

hasta hoy todavía no me explico quién detuvo al ejército en el

73, se hablaba de que Gobernación protegía el movimiento, el

que se haya jugado esta carta lo pensó muy bien, porque a

pesar de haber rebasado los límites de lo normal el ejército no

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intervino y creo que fue lo mejor que pudo haber pasado, de

otra forma el conflicto habría sido de proporciones

mayúsculas; había corrientes que ya tenían pensado

involucrar colonias proletarias, "Tierra y Libertad" ya estaba

haciendo maletas, no sé, no sé, pero qué bueno que no fue

así.

Otoño del 72, 8:00 a.m., en una casa del centro de una

ciudad, una carta, una hermosa carta, que aún conservo y que

tardé 11 años en saber quien la había enviado:

"No concibo cómo tu calidad humana puede mezclar tu

espíritu intelectual, nacido para cantar a la belleza, sólo hecho

para la poesía y el continuo reflexionar de la existencia, con

una personalidad material, que astuta trama en el destino del

dirigente estudiantil. Tal vez una superior condición del

hombre "pensante" y del hombre "viviente" genera la fuerza

que hace una obra polémica de ti.

P.D. Sólo agregaré a guisa de observación: “Jamás

concluiré lo que de ti pienso".

Quizás no hubiera sido demasiado importante esto, si no

fuera porque ya estaba cansado de tantos ataques, por todos

lados me llegaban anónimos y amenazas, esa carta me

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permitió vivir Autonomía, esta carta me ayudó a seguir todavía

dos años más; si tú quieres, esta carta aumentó mi ego,

alimentó mi espíritu y me dio energía para seguir.

Sólo Nely conoció esta carta y 12 años después otro

amigo; Nely, la hermosa y bien formada Nely, delgada,

espigada, alta y con cabellos castaños en cascada; facciones

finas y ojos cafés de mucha vida; piernas delgadas y caminar

sensual; su voz la disfrutaba y era un imán para mi.

Todo comenzó, como dicen por ahí, como un juego: había

sido una compañera de esas que no se pelan, de esas que, a

lo más, buenos días y préstame la libreta, tres años de

obscuridad y coexistencia pacífica, más bien indiferente, ella

con él yo con ella, sólo una vez, al principio, caminamos por

ahí.

Era un boulevard al atardecer y olía a pan de pulque y a

fresnos, después de tres años de ausencia quizás no era el

momento. Pero como todo juego tiene un principio y un fin, el

primero está escrito, el final no lo sé, comenzó en la Alameda,

siguió luego en jardines y hasta el árbol de las incógnitas, y de

ahí en adelante todo fue furia, pasión, calor, ternuras y arru-

macos.

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Se combinaban estudios, política y amor, entramos en

conflictos muy fuertes, se regresó al extranjero, volvió y

rompió conmigo y sólo hasta enero del 73 volvió, y aún está y

aún estoy, alguna vez le escribí:

-. A M A N E C E R . -

Acaso ya no te acuerdas de mí, ¿Ya no te acuerdas

chiquilla, que soy y fui tu fuego y casi llorabas y gritabas

cuando estaba yo en ti?

¿Acaso ya no te acuerdas chiquilla que también lo hacías,

cuando huía y me iba de ti? ¿Acaso ya no te acuerdas

chiquilla que soy la sangre que vació tu sangre para dar más

sangre y volverla rica, muy rica, calurosa y cercana a mí?

Invierno del 72.

Cualquier tarde gris y lluviosa, briznas cristalinas, olor a

lago, esencia de árboles y mucho frío, "Historia de Amor", "Por

ese palpitar", Sandro y otros, miramos nuestras manos sin

aquellas argollas ya; fueron seis meses de continua pasión;

fuente inagotable de experiencia, calor desbordado,

atenciones sin límites, ternura espontánea; caricias y cuerpos

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juntos y todo el inexplicable amor; esa rara y extraña en-

fermedad, emoción desarrollada, sin barreras de casi nada.

En el verano del 73, nos casamos. Sin trabajo, con muy

pocos bienes, casi sin nada la casa, con velas una pequeña

salita y lo indispensable para vivir. No necesitamos más,

contigo, mi amor, pan, tejocotes y agua, como dijo no sé

quién.

Historia de amor nuevamente, canción, poesía y ternura;

se hizo tema aquella letra, de:

Quiero abrazarte tanto, con mis sentidos, con tanto amor,

que no haya más sonido que el de mi voz y tu cuerpo en el

mío a continuación. Y andaré la vida como un. . . etcétera.

Sólo desperté de mi sueño allá por agosto o septiembre.

Me impresionó la caída de Salvador Allende allá en Chile;

Consiglieri se apresuró a dar la noticia, siempre tan snob y

presto a hacer comentarios. Tenía más de un año de

conocerlo, era unos cuatro o cinco años mayor que nuestra

generación, buen tipo, pelo castaño, egresado del Tec de

Monterrey, familias acomodadas y conocidas y amante del

arte, por vocación sensible y empresario nato, con visión para

el espectáculo, conocedor del movimiento artístico, efectivo en

sus programas. Ingeniero de profesión, alguna vez estuve por

sus manzanos, elocuente y fácil risa, al día en lo mejor de la

música, influenciable y emotivo, promotor del arte sin importar

color y tendencia. Combinaba clásicos con teatro

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revolucionario, a Julio Iglesias con Oscar Chávez, orquestas

de cámara con jazz o Atahualpa.

Muy versátil Consiglieri, fue una de las épocas brillantes de

la difusión de la cultura; quizás su error, yo no sé cómo haya

llegado, fue su relación con los Santies y Cía., tipos nefastos y

tortuosos, le hicieron mucho daño a la Universidad; trabajó

mucho Consiglieri, formó grupos de teatro, de fotografía, de

pintura y exposiciones. Estimuló rondallas y conjuntos musica-

les, conferencias de todo tipo; se imprimió un disco. Se

entregó él a la Universidad, no soportaba a Catón y hablaba

de las momias del último piso.

Mel lo utilizó muy bien o él se dejó manejar, para el caso es

lo mismo, me agradaba su compañía, quizás el chisme o la

insidia fue lo que nos separó, quizás la forma en que atacó a

Jorge o quizás su inestabilidad ideológica, o quizás no sé,

habría que hablar de nuevo. Quizás sus debilidades; pero,

¿Quién soy yo si también las tengo?

Le decía madrina a Nely y pasamos muchas horas en su

casa, en algunas ocasiones fue a Rectoría por algunos días;

normalmente evasivo en lo que fuera política, su última

palabra era la de Mel y la penúltima la primera de éste.

Se formó un programa de radio de una hora los domingos.

Cómo le ayudó Rosy del Bosque, la de la voz extraña y bella;

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pocas mujeres con tantos ovarios y vocación de servir, hace

años que yo no sé de ella.

Consiglieri y yo llevamos una relación sana y de

competencia encubierta, nos respetábamos y aún en la

competencia fuimos fíeles, trabajábamos hombro con hombro,

él lo suyo y yo lo mío.

Agosto del 74.

Cualquier día de esos vacíos, 10:00 am., todo muy tenso,

llamé a mi personal y les comuniqué que renunciaba, expliqué

muy poco. Cuando menos tres también quisieron hacer lo

mismo, les agradecí el gesto pero no lo permití, las causas

eran múltiples, nada del otro mundo, razones personales,

saturación de política, bloqueos disfrazados de Mel; ataques

insidiosos de Ariel, preocupación económica, molestias del

baboso de Walter, cansancio con la izquierda infantil, pero

sobre todo no estorbar a Mel en su propósito, no perder su

amistad, no podía fallarle al final.

Es posible que este haya sido mi segundo error, el primero

fue abrirle la puerta y sostenerlo; cuestión de enfoques, mi

querido Mario, es posible que no haya sido tan grande el error,

te sugiero lo veas en perspectiva, no es prudente echarse

culpas ajenas.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

Seis años después, abril 18 de 1980. 1:00 am., con un

calor sofocante, clima distinto, escribí:

“Trabajando día a día casi sin voltear ni un trecho,

haciendo, soñando y avanzando con mucho peso, mis hijos:

un aliento constante, una flor y una llama que me exigen tenga

valor y un costal lleno de tiempo por aquello que amo; ha sido

un camino largo, desesperadamente largo, vivido con

intensidad y a costa de canas y arrugas incipientes, algunas

ya muy marcadas, y sin embargo; Mel, tenías razón, pienso en

aquellos que realmente han sido grandes".

También si me pongo simpático "Como decía el viejo: llegar a ser cuesta".

Noviembre 10 de 1983.

Es cuestión de ciclos, dijo Bob, el tímido e introvertido,

conciso Bob; si ya sabes lo que pienso ¿Para qué me

preguntas eso?, pues sí, parece mi letra, pero no me acuerdo

de la pluma aunque las palabras sí coinciden, ¡Pero la "R", no

la hago así! Sí fui yo, silencio. . . Silencio, es que Rafa no

avanzó mucho, ha ido matando el tiempo; pues sí, Bob, pero

yo lo veo con muchas dudas, es cuestión de ciclos, a lo mejor

se debe a la ley de acción de masas; Bob, el delgado, moreno

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

y feo Bob, con un talento inmenso escondido, no se ha dejado

ver. A lo mejor no es su tiempo, cuando habla se pellizca el

mentón y te platica como si fuera un cuento; perceptivo y

observador hasta el hastío, paciencia de investigador, mente

abstracta, parabólico y ensimismado; con especial sentido del

humor, excelente escritor y cuentista, pintor y músico; de

profesión químico, ahora casi doctor, mirada y rostro

impenetrables, negocia cada palabra, sobre todo cuando es

hablada; memoria de elefante y desprecia al tiempo, leal y fiel

como ninguno, joven sabio y reposado, no le interesa el

dinero, un Quijote consumado, así es Bob, mi querido amigo

Bob; discreto, sereno y confiable, un amigo para la eternidad.

Nely lo quiere mucho, en el fondo se parecen, ella muy

bella, serena y conciliadora, centrada e inteligente, adaptable

y desordenada con un gran afán de aventura, sutil, inquieta y

curiosa, esposa y compañera ideal, paso a paso ascendente,

práctica y sensual, generosa e imaginativa, vocación de

madre y profesional, fiel y solidaria, independiente y

reservada, metropolitana y con un Dios muy especial, liberal

sin excederse, le molestan el sol y la montaña, nos inquietan

las miradas, amamos nuestra compañía, platicamos mucho,

hemos gozado y sufrido juntos, le pido a Dios nos acompañe:

“Y andaré la vida como un bohemio buscando amor y una

casa pequeña para los dos con tu nombre pintado junto al

timón" ... etcétera.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

Verano del 71:

En algún lugar de la sierra a tres mil metros sobre el nivel

del mar; temprano, con niebla; olor a pino orégano y café de

olla, frío penetrante e inclemente que llega hasta los huesos,

seca la nariz y los labios. Una cabaña humeando, 10 gentes

reunidas; estómagos ávidos de tocino y huevos; murmullos y

oraciones; cubierto de un halo blanco, parado y disfrutando:

Escarlata.

Si no ascendió mas fue porque no quiso, tenía los atributos:

un hombre realmente bueno, un espíritu perdido en esta

época, un gran orientador religioso y creyente por vocación,

honesto y claro, transparente y convincente, de fácil y

elocuente hablar, sonrisa metida y concluyente; un buen guía

espiritual, auténtico pacifista admirador de Gandhi; casi santo,

no profeta; rubio, de andar lento, manos atrás y contemplativo,

ojos azules, limpios como el corazón, idealista y bueno,

caballero galopante; me enseñó a discernir y manejar el

Evangelio, a tener paciencia y a controlar mis impulsos;

algunas cosas aprendí, otras no.

Alguna vez me llamó ave Fénix, no se equivocó. Y ahí

estaba, tranquilo y reposado, absorbiendo hasta la última gota

del tiempo, respirando la montaña, agradeciendo al Señor,

bendiciendo el musgo, transpirando amor.

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—Revisen su actitud con calma —ordenó—, leamos el

Evangelio, reflexionemos, analicemos y pidamos perdón; que

cada quien diga su oración, que cada quien siga su camino;

pidamos por la paz del mundo. —Te rogamos, Señor, por los

que sufren en la guerra. Te rogamos, Señor.

Ese verano fue un grupo compacto, vigoroso, leal consigo

mismo; con inmensas ganas de trabajar por algo y por

alguien; en ese momento estaba naciendo un grupo especial,

formado por los mejores estudiantes, o por el mejor deportista,

o por lo mejor en algo, ese era uno de los requisitos

ineludibles: destacar en alguna rama, ser líder en algo; el

resto, orientar la actividad hacia metas encumbradas,

matizando todo ese caudal de energía desbordada;

muchachos todos entre los 18 y 22 años, valientes y

decididos, gente honesta y positiva, con mucha alegría de

vivir.

Escarlata aspiró más oxígeno, de ese que cala al pasar por las fosas, semicerró los ojos, juntó las manos y sentenció:

“Debe haber congruencia entre lo que se piensa, se hace

y se predica; de ninguna manera se justifica lo que ustedes

hicieron, la palabra convence, el ejemplo arrastra, el fin no

justifica los medios”.

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Habrá que reconocer que no siempre seguimos los cursos

y consejos de Escarlata, él lo sabía, sin embargo nunca perdió

la fe en esas gentes: no siempre seguimos su guía, pero sí

ponderó muchas acciones que llegó a conocer, nunca

intervino directamente en nada de nuestros planes, la

independencia del clero y de él era absoluta; nunca se

recibieron consignas, o algo por el estilo, en ocasiones sólo

hablaba en sentido de parábola:

—Hubo una vez, ya hace tiempo, en un lugar remoto, un

émulo de Robin Hood. Era perseguido por la justicia, atravesó

selvas y desiertos y el proscrito estaba asediado, un día llegó

al río, donde tenía que cruzar por un vado, parte baja que él

no conocía, nuestro héroe buscó información con el pescador,

hombre conocido en la región por su hondo sentido de justicia

y amor, por su gran capacidad de comprender problemas; los

fustigantes de la Ley, le pisaban los talones, él suplicó al

pescador le enseñara el camino al otro lado del río, el justo

interpretó la mirada del fugitivo y le indicó el camino, por el

trayecto el fugitivo le relató su historia, el pescador sólo

escuchó, sólo de cuando en vez se alisaba su tupida barba

blanca y acicalaba su dorado pelo largo, ya casi para llegar le

dijo: "Ve con Dios". Sus miradas se cruzaron y se dijeron sus

vidas, el fugitivo sólo alcanzó a besar su mentón y a correr de

nuevo.

El pescador sabía que los representantes de la Ley con

seguridad le preguntarían sobre el rumbo del infractor,

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¿Infractor realmente?, pensó para sí... Él no podía mentir, su

ley, su conciencia, su vida, eran estrictamente verticales;

cuando la pregunta por fin le llegó, él respondió:

"La persona que ustedes buscan no pasó por aquí", al

tiempo que decía esto cruzó sus manos por entre el manto,

indicando que por ahí no había pasado nada, la actitud, por

supuesto, no señaló nada a los seguidores y como sabían de

la rectitud de aquel hombre, emprendieron el regreso.

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A veces —nos dijo Escarlata—, habrá que usar el recurso

éste, sólo que no abusen de él. Es cuestión de supervivencia.

No creo yo que se trate de una formación jesuítica, sino de

una forma de vida. Una cosa es ser manso y otra ser menso.

Al final de algo comprometedor es aceptable responder a una

pregunta difícil con una pregunta fácil, que infiera la primera.

Cuestión de elemental sentido práctico: saber conciliar el

pensamiento con la acción, sin que tengas que amarrarte las

manos y los pies; poder ver, sin que te pongan vendas; poder

hablar sin tapujos, sin caer en la charlatanería; saber que no

debes abusar, pero tampoco dejar que nadie abuse de tI; no

agredir, pero no permitir que te violenten o humillen; saber

orar, reflexionar, estar con Dios, pero también saber pelear y

luchar por lo que tú consideres justo, saber ser apacible, pero

también guerrero.

Si tú quieres, ser apóstol, pero no dejarse vapulear por los

corruptos; saber convivir con los pobres y con los ricos y darle

a cada uno su lugar: Consiglieri mencionaba mucho a León

Felipe: "No me explico como los corruptos... etc., y no los más

aptos"'.

Creo que si hay algo o alguien que en México pudiera

hacer las cosas un poco mejor que ahora, serían los cristianos

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burgueses concientizados. Como nos llamaban en la

Universidad. Desgraciadamente Gandhi tenía razón: El

cristianismo es algo muy bueno para la Humanidad, pero los

"Cristianos" ¡Qué mal ejemplo son! Sin parafrasear con

exactitud, ésa era la idea y ya habrá tiempo y lugar para

intentar borrar esa verdad a medias.

Mel nunca creyó en esto, a pesar de provenir de familias

muy católicas, estaba muy entretenido leyendo: “Así hablaba

Zaratustra” o en alguna ocasión al Marqués de Sade. o

también cuando quería confundir: al buen Heidegger; Criticaba

con rudeza a todo aquél que se confesaba cristiano, le

enorgullecía ser "libre pensador", yo le respetaba porque en

parte ha sido mi norma de vida, pero lo limitaba con posturas

"intelectuales", para mí era imperioso no quedarme solo en el

pensamiento. No me arrepiento de haber tenido tan buenos

amigos y maestros, que son o fueron jesuítas; fueron para mí,

personas muy valiosas.

En 1969, Mel me invitó a pertenecer al Opus Dei o una

rama juvenil de éste, fue en Monterrey, en una casa allá por el

Obispado, fui una vez, hablé con dos o tres personas, ya no

volví a ser invitado, no me acuerdo con exactitud qué

preguntaron y qué respondí, simplemente ya no volví a ir

nunca más. En el 73 se hablaba y murmuraba mucho que

V.R. pertenecía a este movimiento.

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Yo no sé hasta qué punto, las teorías encajen; con Mel,

conocí a Buñuel y a Fellini, conocí a Kafka y aprendí a criticar

una película; en ocasiones hablé su idioma, las charlas eran

interminables y el lenguaje confuso, había algo más allá del

lenguaje. Casi al mismo tiempo leímos a Hermán Hesse y un

poco de Marcusse; se burlaba de mí, cuando leía a Segal y la

“Historia de amor” o cuando escuchaba baladas de Enrique

Guzmán, Oscar Madrigal y otros artistas de la época.

En realidad sus críticas nunca me hirieron, sólo eran

molestias ocasionales, le enojaba que no siguiera su cauce.

En ocasiones con toda intención.

Se hizo muy amigo de Von Bertrand, aspiraba en su época

de estudiante a pertenecer a un gran "staff político", de alguna

manera Von Bertrand influyó decisivamente en su vida. Yo

nunca le conocí más que a través de Mel, a lo mejor hubiera

sido interesante.

Mientras yo admiraba a los Kennedy, a Luther King y a

Juan XXIII, él estaba en "Cuando vayas con la mujer lleva el

látigo", cita de Zaratustra o comentando a “Bella de día” con

Catherine Deneuve, de Buñuel; o escuchando a Caravelli y a

Frank Pourcell o absorto en los Beattles; o a su estilo,

enamorado sin reconocerlo, de Laura.

Teníamos diferencias hasta en los detalles; en las

mañanas, él, café y parado; yo, chocolate con pastelillos y

sentado; en las muy frecuentes partidas de ajedrez, era muy

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brillante para el juego, tenía muchos conocimientos, admiraba

a Capablanca. Y era pésimo como estratega, buen perdedor,

buen ganador.

Yo proponía compartir y vivir en comunidad, él: respetuoso,

estricto y absoluto a lo individual: su pasta de dientes, toalla y

jabón, nadie más que él podía usarlos. Yo hablaba de un

fondo común, para imprevistos, él: cada quien resuelva su

problema, y así sucesivamente hasta "reveternum", como

alguien decía por ahí.

No son importantes los detalles; sí, el fondo del asunto:

A mí me interesaba lo social y lo político, él decía que le

importaban un bledo, "Sálvese el que pueda y a como dé

lugar". Hoy comprendo una actitud práctica y acorde con la

edad y circunstancias; aún más, comprendo por qué actuó así

en la Universidad, sin ser egresado de ésta, sin tener historia

en ella, formado en el Tecnológico, moldeado en una

estructura, con expectativas de niño rico; su peor pecado,

fumarse un carrujo y escribir en la paja; de pasada, ser diri-

gente de Economía; ahí conoció a Consiglieri, su futuro de

Extensión Universitaria, creo que fue una buena elección, algo

de qué jactarse después.

En el 72, volvió a Saltillo; aunque perdió seis meses, los

recuperó luego, un magnífico estudiante, buena mente

matemática, entró a Economía (IEPES) como maestro, luego

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fue encargado de la dirección, creo que Dorbeker le abrió el

paso. Después a la Secretaría General. La FESUC maniobró

con Catón para el Ateneo, y todo mundo tranquilo con el

manipuleo. De ahí a Autonomía faltó muy poco, encargado de

la Rectoría; a veces lo que siento es que mi título esté firmado

con la siguiente Leyenda:

Dado en la Ciudad de Saltillo, capital del Edo. de Coahuila

de Zaragoza, Estados Unidos Mexicanos, el día 12 de Feb. de

1975.

"EN EL BIEN FINCAMOS EL SABER".

Por ausencia del Secretario General el Oficial Mayor, Rúbrica.

El secretario general encargado del despacho de Rectoría,

Rúbrica.

Como que todo mundo desea que su título sea firmado,

pues hombre, por el Rector.

Fueron muchos años de esfuerzo para sacar el papelito y

luego como que va "incompleto". Válgame, santa Cachucha,

yo creo que hay que tirarlo a broma.

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Por alguna extraña razón, Mel comenzó a depender de

Ariel, una dependencia sofisticada y salpicada de términos

"Clínico-psicológicos", empezó Ariel a jugar al psicólogo con el

personal de confianza y con los funcionarios, me imagino que

no debe haber tenido mucho trabajo o algo en qué emplear

mejor el tiempo; el hecho es que a través de sus entrevistas,

en que lo único que faltaba era el diván, le comenzó a reportar

a Mel, retratos psicológicos de cada uno de sus

colaboradores, con eficiente y tecnócrata lenguaje, le dio los

indicadores suficientes para manejar situaciones y personas,

llegó a convertirse en un engreído "gestapo".

Su figurilla de filigrana y cara bonita, lo hacían repelente a

los estudiantes, de suave voz y finísimos modales, como que

no iban con un orientador vocacional, lo que era su verdadera

función; a lo mejor Mel lo utilizó bien, pues el caso es que Ariel

lo ayudó a deshacerse de mucha gente.

Fue en junio del 74, cuando recibí en mi oficina una carta

lacrada, con unas flores marchitas y una navaja de rasurar,

instintivamente pensé en Ariel, en realidad no me consta, y es

poco el interés que tengo; pero ya se gestaban en la

Universidad pequeños síntomas de perversión mental, otros

de perversión sexual y todo disfrazado tras la máscara de

gentes que, como Santies, nunca debieron de entrar a nuestra

casa de estudios.

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Triste epílogo para los cuatreros de la educación, para los

que sólo tuvieron una madre y no titubearon en violarla.

Que pusieron en agonía a una obra que no podrá morir.

Así como lo oyes, mi querido Ruff, una universidad bien

nacida no puede morir, podrá estar en agonía, inclusive en

coma, pero nunca podrá morir, ¿Será como el ave Fénix?

Creo que sí, Ruff, no puede extinguirse una flama que

nació para la eternidad, no puede hacerlo porque está

profundamente unida, con un férreo cordón umbilical, con la

sociedad que la parió, tendría que extinguirse toda una

cultura, muchas generaciones, casi toda la historia y alguno

que otro Quijote, que de repente cabalgue y surja sin dar

concesión a nadie, sólo así podría morir la Universidad, Ruff,

se necesitan más de 20 muy poderosas y perversas mentes

para poder hacer un daño irreversible a la Universidad o tocar

su esencia y espíritu.

Poco o menos que poco importan los Santies, los Arieles o

los Paulos; todavía menos los Wences, los Villegas o los

Santos; la Universidad no es para santos ni profetas, sino para

gentes que se le sepan arrimar, que aprendan a quererla y

para personas que integren el aprender, el bien, y el saber.

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La Universidad, impostores, es para gentes que cuando

salgan, sean más grandes y genuinos, y proyecten con

autenticidad ese granito de saber para luego compartir; creo

que me excedí, Ruff, no se trata de un discurso, simplemente

me sentí obligado a decir esto.

Si tú lo quieres, la quise como un amante y la abandoné

muy joven, apenas sentí sus caricias y luego la abandoné,

apenas me abría los brazos y quizás por miedo, me separé.

Los años, Ruff, los exactos e inexorables años me han

dicho parte de la verdad; me entristece contar todo esto, me

mata el tener que citar algo que pensé estaba enterrado; pero

es necesario decirlo, comprende mis palabras, y acepta mi

sinceridad, y a ti, hermosa amante, isla de mis fantasías,

¿Podrás algún día aceptar mi regreso? ¿Podrías perdonar mi

ausencia, abandono y cobardía?

¿Podrás algún día?

Julio 23/74.

Cualquier día, de cualquier lugar, con algún objeto; un libro,

una carta, una ofrenda de amistad, ratificada 10 años

después; el libro: “Las venas abiertas de América Latina”, la

carta, un especial tributo al amigo en lucha, un papel sincero,

una expresión de nobleza y un ser directo en decir las cosas:

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Compañero Mario:

Quizás haya entre nosotros diferencias ideológicas, pero a

pesar de eso luchamos por los mismos objetivos, pues tú al

igual que todos los que ansiamos la libertad y el bienestar de

nuestro pueblo sabemos que no son posibles la igualdad, la

justicia, el amor, la fraternidad y todos los valores humanos

que nos distinguen de las fieras, en un mundo selvático y

bestial, donde imperan la opresión, la explotación, el analfa-

betismo, la muerte y la miseria. Tenemos que darnos cuenta y

aceptar que mientras Latinoamérica y todos los países

africanos y asiáticos del Tercer Mundo no conquisten su

independencia económica, no podrán aspirar a la libertad

política; que mientras los pueblos no terminen con la

explotación del hombre por el hombre, no podrá haber

fraternidad; que mientras exista la propiedad privada, y los

medios de producción y distribución se encuentren en pocas

manos y que los utilicen para su beneficio particular, no podrá

existir la igualdad; y que mientras la sociedad siga dividida en

dos clases sociales, una opresora y otra oprimida, no podrán

los humanos encontrar el camino de la justicia y el amor.

Creo, tengo fe y estoy seguro de que tú estás de acuerdo

conmigo, y que además te preguntas que si en verdad son

honestos nuestros planteamientos, honrados nuestros ideales

y sinceros nuestros deseos de lucha ¿Por qué no unimos

esfuerzos, eslabonamos acciones y tomamos el camino de la

lucha juntos? La respuesta nos la dará una auténtica y

profunda crítica de nosotros mismos.

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Estoy de acuerdo contigo cuando dices que la amistad

debe estar fundamentada en la honradez y la sinceridad, pero

yo voy más lejos, pues más que ser amigos deseo que

seamos compañeros bajo este esquema teórico que en la

práctica da resultados positivos:

UNIDAD-CRITICA-UNIDAD.

Recibe como un modesto obsequio este libro, y espero que

contribuya para tener la misma concepción política y

económica de América Latina, y más aún, para que nos

identifiquemos y juntos luchemos con nuestros medios para la

liberación del país y por la revolución del pueblo. Termino mi

modesta dedicatoria con una consigna del más grande de los

revolucionarios latinoamericanos, el "Che" Guevara: "PATRIA

O MUERTE, VENCEREMOS".

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Tu amigo y compañero.

José Guadalupe. Rúbrica.

23 de julio de 1974.

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Casi diez años después, José ha cambiado mucho, pero no

en lo fundamental, creo que si se pudiera hablar de extremos,

estos se han corrido, en forma natural, hacia el centro.

De hecho puedo opinar que yo recibí con mucho afecto

esta carta, aunque con muchas cosas no estaba ni estoy de

acuerdo. Creo que gran parte de la solución, está en la

"Tercera opción", mi querido José, puede nacer y generarse a

través de las universidades; sólo basta encontrar congruencia

con creatividad y arte. Enlazar las ideas dispersas de tanto

brillante francotirador que anda perdido en la obscuridad de la

nada; sólo falta encontrar el rumbo perdido y tener suficiente

voluntad política y disciplina para ver con claridad que nuestro

pensamiento debe estar situado un poco más allá del presente

inmediato.

Analizar el pasado, medir nuestras fuerzas en el presente y

preparar con mucha calma y paciencia el gran salto. Habrá

oportunidad de que implementemos el modelo que opere la

idea; por ahora te sugiero, sin que por ello te pares, que

retrocedamos al primer día, más aún, unos días antes del

primer día.

Por fin terminó aquel día en la sierra, estaba repleto y rico,

las nubes comenzaron a invadir el gran cañón, la brisa se hizo

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pelusa de hielo y se confundieron, en un acto de amor, nubes

y crepúsculo, los pinos, testigos mudos. Las gargantas muy

cansadas, la idea concreta, el espíritu presente, el ideal

mezclado con recuerdos, olores y promesas. El momento era

precioso, la unidad, estaba latente, poco, muy poco faltó de

ahí en adelante: primero una sociedad de alumnos, después

una federación, más adelante : extencion universitaria .

Prosiguió el trabajo y una escuela, periódicos murales,

laboratorios, mejoras académicas, despachos jurídicos,

dispensarios médicos, investigación del medio, seguro del

estudiante, rondallas, equipos deportivos, discos, revistas

universitarias, etc., exposiciones de arte, en fin, mucho y

creativo trabajo.

Todavía existen sus frutos y se han multiplicado. Es en

marzo del 73, cuando después de todo esto, ya en la calma

institucional, ahí, en la oficina de Rectoría, el último de los

rectores serios. Noyó, el Doctor, me comentó con gran alegría

su posible y a lo mejor ya confirmada postulación como

Diputado Federal, por un lado compartí su gusto, por el otro,

una inquietud profunda me molestó.

Teníamos el "poder estudiantil" por primera vez en muchos

años, los estudiantes estábamos preparados y organizados. Si

Noyó se iba, nosotros pondríamos el rector. El más indicado,

según el grupo, era Catón. Por esos años llegué a admirarlo

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mucho: inteligente, culto, sagaz y agudo como un zorro; buen

periodista, buena imagen, excelentes relaciones y muchos

atributos, que aún hoy admiro en él; hábil y experto en la

"grilla", entendió bien con quién debía aliarse para aspirar.

Tuvimos la primera reunión seria, en condiciones casi

clandestinas; fue en la primavera, en Arteaga, ahí, en la

placita, hablamos por mucho tiempo, él quería y nosotros le

ayudaríamos, quedó cerrado el pacto, sólo habría que trabajar.

Pocos días después, en Torreón, corrimos a hacer

campaña, queríamos a Catón como rector y a nadie más como

contrincante. ¡Por supuesto que no!

Queridos grillos de Saltillo, respondió el Grillo Mayor de

Torreón, si ustedes quieren a Catón, nosotros a Jorge Mario y

hagan sus apuestas, pesen la balanza, reúnan su armamento

y si quieren nos preparamos a pelear. Gritos, manoteos.

pasión, enojo y violencia. Duró más de dos días la discusión;

los Nachos, Jaliffes, Frotos y Fernandos, traían su gallo

también, al final era estéril la conflagración; el movimiento

estudiantil podía sufrir fractura, la idea concreta se podía ir por

un pozo. Tantos años de trabajo se estaban convirtiendo en

polvo y paja. Ya no me acuerdo quién ponderó, quién le metió

sentido común:

—Analicemos una vez más, silencio en la sala por favor, yo

propongo la mejor opción: Ni Jorge Mario, ni Catón.

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De ahí a Autonomía sólo milímetros, y a los pocos días, se

tomó Rectoría, se sacaron las banderas y el día de la llave

llegó:

EL PRIMER DÍA

Mel nos entregó la llave de Rectoría, no queríamos hacer

daños materiales, la consigna era respetar vidas, puertas y

oficinas, se llevó a un notario para que colocara sellos en el 90

por ciento de los despachos, incluido el de Tesorería. Se

pusieron guardias que cuidaran el acceso al segundo piso, se

ocuparon Extensión Universitaria, el teatro de cámara, la

imprenta y casi todo el primer piso. Las escuelas de la FESUC

interrumpieron la calma de 100 años de soledad; y ahí

estaban: Química, Ateneo, Prepas, Jurisprudencia y la Antonio

Narro, Economía poco después, Enfermería y Trabajo Social;

la demanda estaba en pie, los Universitarios queremos:

¡AUTONOMÍA! ¡PARIDAD EN LOS CONSEJOS!

Autogestión, ¡ ¡Fuera Junta de Gobierno!!

Nueva Ley Orgánica. Elecciones democráticas: estas eran

las banderas. Las escuelas restantes estaban en asamblea, se

quería un movimiento de bases, se esbozó el Comité de

Lucha, se prepararon guardias y rondines de orden; sólo un

grupo muy reducido tenía acceso a Rectoría; algunas

muchachas por primera vez hablaron por micrófono y

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aprendieron a editar panfletos. Se veían manos bien cuidadas,

unas blancas y otras morenas, al terminar el trabajo todas

negras; el panfleto pedía un tributo, poco a poco se empezó a

poner orden y a hacer uso de lo posible; había algarabía, no

había clases, era algo nuevo.

Relativamente pocos entendían el tremendo significado de

la lucha, pocos entendían que adentro del Comité de Lucha

había inconscientes y hasta irresponsables, "la izquierda

infantil" ayudó mucho en la movilización de bases, pero

estorbó mucho más en los planteamientos, querían convertir

un movimiento estudiantil sano, si tú quieres reformista, en una

escalada de guerrilla urbana, convertir un movimiento

estructural académico,- en campo de batalla para la "lucha de

clases" y así, pendejadas por el estilo, tampoco entendían los

límites de las cosas, "los tiempos y niveles", no entendían la

estrategia, la táctica y la logística y querían acabar de un

golpe, a través de Autonomía, con la burguesía; arremetían

contra todo, sin ton ni son. "En contra de todo y a favor de

nada", como dijo quién sabe qué abyecto en el 68, fue aquella

"izquierda", inmadura y molesta, parecida a la actual, 10 años

después.

Inconsciente, gritona, demagógica, nacida para ser

pequeña y solventar enanos alborotos. Sólo sabían pedir,

nunca aportar soluciones. Activistas de criterio limitado, fue

desesperante marchar a su lado. Intentamos todo por no

romper con ellos, comprendimos que actuaban de buena fe.

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En global, era una juventud sana y vigorosa, ardiente hasta

los huesos, caliente de corazón, arrebatada y espontánea,

podía sin saberlo perder todo un movimiento congruente por

quemar un camión o mentarle la madre al Gobernador, y así,

en este mar de cosas, terminó el primer día, ya había

experiencia en la lucha, dos años atrás se adquirió.

Septiembre de 1971.

Cualquier día en la Escuela de Química, pionera del

movimiento, con los primeros fríos del año, con los incipientes

y cortantes vientos, se preparaba una campaña común y

corriente para una Sociedad de Alumnos, en octubre se ganó y

se comenzó a trabajar, hasta la desgracia ayudó a unir a 500

estudiantes.

Victorino falleció atropellado por un carro, la solidaridad

aumentó, la pena, la angustia y el drama, convivieron con

nosotros por muchos días. A las pocas semanas, Gerardo

Maltos, en un accidente ferroviario; fueron horas de hondo

dolor, días de electrizante y cargado ambiente, pena

indescriptible de amigos y familiares, la escuela les debe un

homenaje postumo a estos brillantes estudiantes; después,

encuestas, un periódico, laboratorio de fotografía,

sensibilización de grupos, un pliego petitorio, la reforma

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académica, la reforma administrativa, la renovación moral

antes que Miguel de la Madrid, la huelga que permitió todo

esto.

Al tercer dia llego un intruso, que vehemente alegaba sobre su

detención, lo agarré del brazo y me reí, todavía furibundo el

"Niño Adulto", el que antes les comenté se llama Chuy, me

aventó una bolsa repleta de jugos y me dijo:

— ¡Ahí te manda mi abuela!, yo no sé para qué vine.

Abracé su corpulento cuerpo, lo invité a que pasara

adentro, soporté su enojo y su crítica, le expliqué el por qué de

las cosas; Chuy sería después cuñado de Mel. Como pudo

entendió las cosas y a su estilo, una ironía soltó, volví a reír y

él salió; poco entendió de esto, él sólo quería ver al hermano y

a mí eso me llenó de júbilo, conviví con él por muchos años,

tantos como la infancia y juventud. Sus amigos le llamaban

Oso, un hermano que respeto y amo, un hermano de juventud.

La razón era obvia, supimos de provocadores, que

amenazaron en cartas y anónimos, dijeron que iban a volar la

Escuela, nada de esto pasó; sólo curtió cabezas y corazones,

templó los huevos y forjó en acero; todo esto sirvió.

Hasta el teniente Sánchez m. participó, era miembro del

ejército, de comportamiento ejemplar, me enseñó a jugar

estrategia, me enseñó lealtad y disciplina, a ser exacto y

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preciso, a ser sincero con el amigo, a cumplir con el deber.

Mucha gente sospechaba, yo siempre confié en él.

Por esos días, afuera, en los jardines, corredores o café,

aprendimos a admirar a las muchachas de Químicas:

serviciales y solidarias; como parte de la época usaban jeans

acampanados, blusa larga y holgada, casi hasta las caderas,

calzaban tenis o huaraches; pelo largo, cabello suelto, muchas

con minifalda; poco cosmético, con raya café en el párpado

superior; bolsas de asa larga. En invierno botas altas y medias

de lana; caminar alegre y jacarandoso, expertas en ocultar las

piernas o enseñar lo necesario. En verano tehuas y bolsa

hilada; querían a la Rondalla, se derretían con los Angeles

Negros y las parejitas cariñosas, a Juan Torres buscaban.

No sólo por eso las admirábamos, sino porque aparte de

todo esto, se comportaron muy mujeres, muy colaboradoras,

muy amigas y fieles, sagaces, audaces e informativas, hasta

mataharis surgieron, guardando las proporciones.

Una de estas bellas muchachas muchos años después me

escribió:

Julio 16/1981, 11:00 P.M.

Hoy quiero decirte algo, pero ¿qué? es pereza, cansancio,

o la simple convicción de que lo sabes casi todo.

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Hoy voy a decirte algo, aunque no sea nada especial ¿Por

qué habría de serlo? todos los días te amo y no todos tú lo

sabes, porque eres mi presencia escondida dentro del ser que

se hizo más, y más y mejor.

No es nada especial. ¿Tendría que serlo? ¿Acaso las cosas

diarias son especiales? Se tiró la sal y falta un ingrediente, y

yó contigo sí cuento porque me lo indica la parte que es mía

de ti. Claro que no te diré nada especial. ¿Quieres cosas

especiales? O te satisface el saberme tan unida a ti, como lo

estuve desde que sentí aquello aquél entonces.

Tantas cosas especiales hay alrededor. . . esas cosas que

se vuelven ya no tanto cuando las observas, las vives y las

tocas. . . No, claro que no voy a contarte nada especial. ¿Para

qué?

Si hasta tú y yo somos, después de todo, tan especiales o

tan comunes como el ánimo o el estómago lo indiquen.

Simplemente te diré que hoy tuve ganas de decirte algo

aunque no sea nada especial. . . Silencio. . . Nada especial.

Podrás fijarte, Nely, qué rápido pasa el tiempo. Cómo se

consumen los días, semanas y años, sin que casi nos demos

cuenta. Una persona que escribe así, sólo puede ser producto

de una gran época: abierta, sincera, impregnada de valores y

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salpicada de idealismo, honesta hasta las entrañas, sin llegar

a ser Dios, y vivificante cada trecho que respira, cada paso o

intento que da. No es que sienta que todo pasado fue mejor ni

que desee regresar, sólo pienso que por no sé qué razones,

ese momento, sí que fue muy especial, y merece, como todo

lo especial, que se le recuerde, ¿importa algo si esto que

escribo es novela, es política o historias de amor?

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EL SEGUNDO DÍA

Apenas amanecía y ya estaba el tocadiscos: "Cubanito soy

señores, aunque usted lo tome a mal" o "Si porque me ves con

botas piensas que soy militar". Una y otra vez, hasta el

cansancio; por más de 10 días y 10 noches, nunca había oído

tantas y tan repetidas veces, la misma canción.

Los pintores comenzaron a trabajar, de preferencia rojo o

anaranjado "para que resalte", decían nuestros pinta muros.

Hasta la fecha me parece una práctica antiestética,ociosa y

poco simpática al ciudadano común y corriente, sin embargo

se hizo, porque así lo dictaminó el Comité de Lucha, que ya

para este segundo día había ganado más adeptos.

Era muy interesante observar cómo pegados paralelamente

en la pared, convivían los carteles de "Jesús se busca" y el del

Che, parecía como si platicaran, y con enigmática sonrisa,

decían no sé qué. Los que lo saben todo, aquellos que en

ocasiones toman café.

Aquellos que nunca participaron, pero al son de un buen

café podían platicar con calma, nunca se pudieron explicar el

extraño fenómeno de convivencia: Es posible que se trate de

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algo sin significado, es posible que exista una conspiración.

¿Será posible este extraño y contradictorio hecho? Será

posible. . . y así. . .

La realidad es que estos "eruditos a la francesa", como

decía Lope de Vega, sabían que existía el hecho, pero nunca

lo comprendieron a fondo.

Torreón se había unido; sin embargo, una corriente

bastante numerosa no estaba de acuerdo con el movimiento, y

amenazó con sacar, a palos y piedras, a los huelguistas.

Varios autobuses repletos de estudiantes inconformes con

los inconformes, tratarían de echarnos esa misma noche. El

"ala izquierda" del Comité de Lucha sentenció, y a la vez

propuso, que una docena de activistas se apostaran en la

azotea con pistolas y rifles para repeler cualquier intento.

Extenuantes respuestas a la propuesta, amplios y floridos

argumentos, pleitos de cámara y voces airadas; al final lo más

que se permitió fueron palos y ladrillos. Pasaron las horas y los

autobuses nunca llegaron. Pocas veces he sentido tanta

angustia como en aquella noche, había tensión y miedo, las

cajetillas de "Fiesta" se consumían con rapidez, el café no era

suficiente y las horas pasaban, arrastradas muy lentamente.

Pocas veces había visto el amanecer. ¡El miedo no permite

dormir! y los sentidos se agudizan; nunca se supo por qué no

hubo confrontación, se especuló que agentes de Gobernación

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habían interceptado el paso de los autobuses, después se

supo que S. Jaliffe jugó un importante papel.

En este segundo día todavía no se sabía quién tiraba agua

y quién gasolina; poco tiempo después comprendimos quién

atizaba, y que además lo hacía con perversa ambición. Horas

antes, más o menos por el medio día, los "Buitres", amigos

campiranos, llegaron con bastante carne molida de la que

salieron muy buenas hamburguesas, después supimos que

habían desaparecido misteriosamente unos burros, por el

camino a Buenavista. Ellos negaron todo, muy dentro de sí

agradecían y admiraban al compañero y al amigo; tenían mala

fama, yo creo que injustificada.

En todas las escuelas del mundo ha habido gente buena y

gente mala, buenos y pésimos estudiantes, virtudes y

atrocidades, calma y neurosis colectiva; lo que la sociedad

nunca se puso a analizar, es que cuando alguno de los de "La

Narro" cometían algún equívoco, todos se ponían su

chamarra, todos se solidarizaban con el infractor, por eso

aparecía siempre en los titulares: "La Narro".

No conocí ni a uno ni a dos. conviví con docenas de ellos y

su trato y calidad humana, estuvieron en muchas ocasiones,

por arriba de los de otras escuelas. El que fueran broncos,

machos y montoneros es, en todo caso, un reflejo cultural y no

una desgracia universitaria. Los "Alma Terra Mater" eran

villanos por fuera, pero por dentro, hermanos y amigos de

corazón, gente sin dobleces, compañeros por vocación. Fue

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en estos días cuando se plantó la semilla de la Independencia;

algunos de sus más brillantes hijos pensaron por primera vez

en la Universidad Autónoma Agraria, las condiciones los

habían llevado a esa conclusión. Meses más tarde lograron su

sueño, hoy toda una realidad.

También ahí nació, pero murió muy rápido, la idea de la

Universidad Autónoma de La Laguna, posibilidad que todavía

hoy, 10 años después, flota en algunas mentes inquietas.

El C.H. se ponía a cada momento más caliente, las

propuestas abundaban, las horas de sesión eran abru-

madoramente cansadas, salía uno hablando solo. La irritación

de la convivencia permanente iba en aumento, el "síndrome de

los tres días" hacía acto de presencia. Todas esas noches

fueron muy frías. La Universidad estaba bien vigilada, se veían

fogatas aisladas, pequeños grupos con guitarras, casi todos

con jorongos, todos muy atentos a todo. Algunos contaban

chistes, otros hablaban de Filosofía, otros más de truculentos

cuentos y apariciones, los menos del movimiento. El segundo

día estaba muriendo, casi no había pasado nada.

Cualquier día, entre 1970 y 1973.

En una casa bonita, con muchos parientes cercanos:

—Es que en este pueblo no pasa nada. Tío, ustedes le

temen a la juventud. No es que queramos cambiar el mundo,

sino que cada cosa que hagamos, de hecho lo cambiará,

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estamos en evolución y les guste o no, el movimiento del 68

dio una sacudida al sistema y fue el punto de partida para una

remozada a la estructura, casi se partió en dos la historia de

este siglo.

— ¡Comunista! ¡Subversivo! Huelguista rojillo.

Fue la respuesta que me reventó en la cara. En ese

momento la ira me gano, y dirigiéndome a todos, en un tono

verdaderamente violento, respondí:

— ¡Jodidos burgueses!, millonetas de banqueta, ¿cómo no

van a tiznar a su madre aunque no se lo merezca?

La vulgar respuesta sembró la sala de silencio, más de una

cara cambió de color varias veces. Nunca pudieron explicar el

exabrupto, muchos aún es fecha que no lo perdonan.

Comprensible, su origen y el mío es el mismo, de familias

conservadoras, pulcramente conservadoras, clase media alta,

ascendente, con expectativas de lograrlo, culturizada y

religiosa, de ascendencia porfiriana, dueña de propiedades,

ranchos, tiendas, etc. Clase productiva y trabajadora, hu-

manista en todo caso, pero no revolucionaria, todo lo perdieron

con el agrarismo y los hijos lo recuperaron con mucho talento y

trabajo. Unos más, otros menos, lo lograron con dedicación,

llevaron su vida con bastante moderación.

Nunca había salido por ahí un rebelde y ahora tener que

consecuentarlo.

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Yo no sé si por vocación, accidente o error genético, el

hecho es que me encontraba en pleno pleito, con mi familia;

cada reunión, cada ocasión, lo ameritara o no, surgía el

conflicto, salí como pude de aquella asamblea, la guerra de

adjetivos se había declarado, nadie podía creer o explicarse

que un miembro de tan distinguida y conocida familia, pudiera

ser un "patán subversivo". La guerra siguió por varios años,

algunos hoy le llaman "ataque de juventud"; "arrebatos de la

edad", los más benignos.

Puede ser que haya algo de esto, la verdad es que aún

ahora, no me arrepiento de nada, porque así pensaba

realmente.

Hace unos días preguntaba a un hermano de 23 años que

cuáles eran los ideales de la actual juventud, su respuesta no

la sentí muy profunda, casi no me pudo decir nada, sólo

percibí harto vacío y no poder, o quizás una mente más

universal?. ¿Menos salpicada de conflictos? Más entregada a

reafirmar identidades propias.

— ¡No sé!, —me dijo—, pero toda juventud quiere lo

mismo.

Es posible que tenga razón y que los ciclos se repitan, o se

presenten dando saltos circunstanciales; no me atrevo a

juzgar, pero me parece una juventud muy quieta, o más

inteligente, o quizás he estado tan ocupado buscando mi

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posición que de repente perdí el rastro. Hoy he llegado a

comprender que no se necesita mucho tiempo ni muchas

pruebas para caer en las trampas del sistema, o para ver

extinguirse algunas flamas que parecían perennes:

¿madurez?, ¿diario martillar?, ¿Instinto de adaptación?

Cuando toco el tema me lastima la frase aquella: "No confíes

en nadie mayor de 30 años", me hiere pensar que pueda estar

ya del otro lado de la trinchera y ser igual o parecido a lo que

criticaba; me esfuerzo mucho por abreviar la incipiente lucha

de generación; me obligo a pensar retrospectivamente, pero

aún hay mucho camino y sigo careciendo de sabiduría, no me

resigno a pensar que todo lo da la edad, no logro aceptar

todavía que tengo que llegar a viejo para comprender mejor al

mundo, para ser más hombre sabio que hombre actuante.

Mel en alguna ocasión dijo que lo que necesitaba esta

Universidad, era un rector viejito, viejito y sabio, tan sabio que

pudiera combinar la poesía con las matemáticas y la literatura

con la lógica; para mí, hoy sigue habiendo cosas sin aclarar,

lugares obscuros que no comprendo, huecos difíciles de

asimilar, absurdos de nuestro hoy. Es posible que Mel tuviera

razón; cómo no le cedió el puesto a ese viejito. En nuestra

Universidad abundan, a menos de que entre tantos Mel no

hubiese encontrado el sabio en el momento oportuno; a lo me-

jor esto habría cambiado todo, o a lo mejor no hubiera

cambiado nada.

Sigo sin comprender el ayer.

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Nov. 25/83 12 p.m.

En algún lugar del trópico, en uno de esos lugares donde

todavía se puede pescar, cazar o estirar la mano para alcanzar

un mango o una naranja; o sembrar maíz, o cosechar tomate;

ya con la fatiga del día muy arriba, oí las noticias y yo no

comprendo nada; cómo tanto esfuerzo, tanto sudor, tanta

sangre, tanto todo, cómo, para que dos viejitos, uno Reagan,

el otro Andropov, se estén repartiendo la muerte, se amenazan

y ponen al mundo a temblar; casi perdí la capacidad de

asombro, casi no lo creí.

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Estos venerables ancianos, no sé qué tan sabios, que en

lugar de jugar en un tablero están jugando a las canicas con

bombas nucleares, 30 veces, sí, escuche muy bien, 30 veces,

puede ser destruido el planeta con sus mortales juguetes; me

pregunto nuevamente ¿hay juventud? ¿Viejitos? ¿Qué está

pasando que no logro comprender? ¿Acaso Darwin tenía

razón? Redomados pendejos, ¿qué quieren hacer del mundo?

Escarlata decía que el poder corrompe, yo ya no sé qué

pensar, cada día me guío más por el instinto o la percepción,

cada día creo más en mis sueños, cada vez me parece más

hermosa la sonrisa de un niño, más clara, casi lo único puro y

nítido que queda; cada vez me cuesta más trabajo llorar, cada

día se endurecen más el alma y el corazón.

Sólo de vez en vez, la música, el olor a mar o el crepúsculo

al atardecer, ablandan lo que por fuera parece poco a poco

endurecer. Lento proceso de encurtido, lento peregrinar por un

lugar que apenas puedo comprender.

Y ya con el trajín diario, casi se olvida todo esto, camino

porque hay que estar en movimiento, porque hay que seguir

buscando el sentido y la dirección, porque en algún lugar está

el rumbo, porque estoy seguro de que existe Dios.

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EL TERCER DÍA

Como en cualquier movimiento, discursos a granel, de todos

tamaños, colores, entonaciones; calmados, virulentos,

populistas, hasta clasistas, y algunos chistosos; me acuerdo

en especial de los del Chamizal, discursos gritones, levanta

ánimos, efervescentes, típicos de colonia popular,

desparramados de la más concentrada chorcha marxista,

experta en frases hechas; discursos de aplausos y acarreos,

de la más pura y correcta incitación, o el de aquellos otros, de

un estudiante de medicina, espontáneos, raros, decía la gente,

y es que el tipo era un tanto afeminado; decía por ejemplo:

— ¿Acaso es posible, compañeros, que el gobierno nos

manipule? ¿Verdad que no? —y todos gritaban noooo—

¿vamos a permitir que nos impongan un rector? ¿Verdad que

no? —Nooo. . . Era la respuesta mitad serio, mitad risa sorda,

y seguía:

—Sé que por aquí hay agentes de Gobernación y ¿saben

qué? No les vamos a entregar el movimiento o ¿creen que sí?

¡ ¡Pues no!! ¡Puros mangos!, —al tiempo que hacía un

ademán de mano.

La concurrencia francamente se divertía mucho, hasta los

más distinguidos serios y amargosos, esbozaban una sonrisa;

y así, entre discursos, reuniones y demás cosas que se

acostumbran, pasaban los días, el Gobierno, intransigente. El

principal opositor, que por desgracia para la Universidad

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posteriormente sería rector, evitaba cualquier tipo de diálogo o

negociación; el pequeño y gran oportunista que le hizo mucho

daño a Don Lalio Gobernador, que ya para este día había

dicho que sí a la Autonomía y a la Autogestión. Todavía

prolongó por una semana más lo que ya estaba aceptado, el

abogadillo que después sería rector, enseño su verdadero

rostro.

La Escuela de Psicología estaba presente y uno que otro

ya ensayaba el hipnotismo, entre bromas y espectáculo serio

surgieron los voluntarios para someterse a hipnosis. Según

esto, ya entonces uno de ellos se habría conectado con un

hermano que estaba muy mal de salud; otro de los

hipnotizados, inducido por el "maestro", llegó a penetrar en la

oficina de acuerdos de V.R. y nos enteró de que el sujeto en

mención estaba ya en pláticas con el Gobernador de N.L. para

solicitarle su apreciada ayuda en materia de represión

policíaca —ya en N.L. tenían experiencia en el manejo de

estudiantes subversivos—. Según el "médium", el Gobernador

de N.L. le prometió un contingente de Granaderos que

estarían a su disposición en cualquier momento.

El trance pareció verídico, la información cuadraba con

otros rumores. En realidad el dato fue tomado con las reservas

del caso, pero lo que sí fue cierto es que aumentó la presión

de los huelguistas. Y cada rumor generaba más.

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En el C.H. conforme avanzaban los días, las alianzas eran

más extrañas, las proposiciones más elaboradas y el

desconcierto crecía. Las reuniones increíblemente cansadas y

de larga duración, las mociones y alegatas semejaban la Torre

de Babel. Había muy pocas mentes cuerdas, sus voces casi

no se oían; las votaciones álgidas, los acuerdos volátiles, las

masas desconcertadas; se sentían utilizados y es que la

comunicación era escasa y los canales desvirtuaban las

actividades, se hacían colectas, comidas, mantas, dinero, etc.

Nely me platicó un día que le había solicitado colecta a un

carro obscuro, de esos que paran en las esquinas, abrió el

vidrio trasero un enigmático personaje, un militar de alto rango,

parece que un general y le preguntó que por qué peleábamos,

Nely le respondió que por la Autonomía de la Universidad, y

¿qué es eso?, dijo el general, difícil de explicar. Por supuesto,

sin embargo cooperó con $.20 (veinte centavos m.n. de 1973).

Se ha escrito tanto de Universidades, de autonomía, de

autogestión, etc., que era imposible explicarle al general, en

dos minutos, lo que puede explicarse bien en meses y

entenderse en años, en la Universidad Autónoma de Coahuila;

por ejemplo, a 11 años de distancia todavía no se entiende

bien, y los que llegamos a entenderla nos encontramos

perdidos en la "Quinta Esencia".

Es tanto el desconcierto que ahora, en agosto de 1984, se

está viviendo el absurdo de los absurdos, lo casi

incomprensible para una mente medianamente inteligente; la

historia es más o menos así:

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Marzo de 1984, V.R. convoca a elecciones, adelantándose

al plazo, no sé por qué razones.

Se registran Valeriano, Catón y el Jimmy, el primero, por

supuesto, apoyado por un enorme poder y presupuesto, se

dice que a V.R. ya le tenían preparada toda la maquinaria

electoral.

Se gasta una enorme fortuna en propaganda, porros y

compra de líderes, se pinta toda la ciudad y hay desórdenes

de pandillas, se agrede a la comunidad, se habla de muertos y

heridos.

Se realizan elecciones, se habla de fraude electoral, gana

Valeriano, protestan los opositores, hay manifestaciones,

marchas, protestas, una caminata a México, se habla de la

intervención de Pérez Arreóla. Intervienen personajes políticos

y privados, se intrincan las relaciones y. . .

Adquiere notoriedad el movimiento, se conoce por los

medios informativos a nivel nacional, se habla de auditar a

V.R., el "Diablo" se tambalea; Catón y el "Diablo" se unen, no

sabemos si en la desgracia o por conveniencia, la ciudadanía

se asusta y repudia el movimiento, se especula por toneladas,

se negocia, aparentemente, un permiso temporal de Valeriano,

el precio: una petición al "Diablo" por parte de los con-

tendientes para que mande un coordinador o representante o

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conciliador o negociador o como usted quiera ponerle, para

que ocupe la rectoría por un plazo perentorio; y los Faustos del

84 entregan el Alma Mater al "Diablo", que acongojado por

fuera y reventando de felicidad por dentro, acepta la ofrenda y

manda a Mefistófeles, un funcionario de Gobierno, a meter

orden a la antesala del infierno.

Hasta donde sé, por rumores, murmuraciones y derivados,

hasta hoy así están las cosas, y es por todo esto que afirmo lo

de la "Quinta Esencia". ¿Habrá de asimilar la historia todo ese

absurdo?

Por segunda ocasión, mi inefable Mel, se entrega de nuevo

a la Universidad, circunstancias, dicen unos; falta de

alternativas, dicen otros; condiciones dadas, otros más;

condiciones provocadas, los más suspicaces. Regresión de 15

años, los analíticos; coliseo de combate de políticos e

intereses, los que suponen lo obvio; y yo no sé cuántas cosas

más.

Los hechos: incertidumbre, impasse, desconcierto y pérdida

de la bolita, la brújula, desde hace tiempo; para mí en lo

particular, y ya como espectador, se trata de una Universidad

traicionada por sus hijos adoptivos: movimientos locos,

alianzas transadas, total incongruencia ideológica, ausencia

casi total de estrategia, cero lógica; cuadros, planes, proyectos

en los límites de la mediocridad; carencia de visión política,

tácticas al vapor, planeación infantil, análisis y perspectivas

perdidas; cuadros operativos y de implementación inca-

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pacitada, total ausencia de dirigentes, tiempos y movimientos

desfasados; idea de la Universidad en nuestros tiempos en los

límites de la regresión.

Mal momento, Catón, mal momento. Como que se le fue a

la Universidad la única opción más o menos saludable, como

que tu vocación es más bien el periodismo; le faltó calor al

asunto, pero no el calor de las vísceras; sino aquél que está

antes del frío cerebro, aquél que percibe y siente con pasión y

amor y piensa y actúa con frialdad, creyéndole a las razones

del corazon.

Las predicciones se las dejamos a los magos y profetas,

pero a mi entender no son muy buenas. Te garantizo, Mel, que

la semilla que sembraste ya germinó, y es que no sólo de

intenciones vive la obra del hombre, todo va muy con tu

personalidad, el desconcierto y la ambigüedad, estos fueron

los padre de la semilla; la madre es confusa e irresoluta, sin

embargo tendrá la historia objetividad?

Tu obra cumbre de poder llegó cuando cediste el trono a

una de las vergüenzas políticas y profesionales del estado de

Coahuila, aquél al que lo último que le interesaba era su propia

Universidad, ojala, V.R. la historia te lo demande, y ruego a

todos los dioses que las conciencias tranquilas lleguen a

despertar pronto, porque su Universidad, nuestra Universidad

está en coma.

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A lo mejor es posible, Mel, que si Corporo y su campaña

hubiese tenido éxito, por peor papel que hubiese hecho,

cuando menos y aunque fuera por el mínimo del rebote, no

hubiera permitido la entrada de este abyecto, que casi hirió de

muerte al centro de la cultura de Coahuila, y digo casi porque

la esencia y el espíritu de Autonomía es inmortal.

Corporito y su campaña, era de lo poco que quedaba en

1975 que no estaba contaminado; dos años habían bastado a

Mel para afianzar su poder y diluir el Movimiento Estudiantil;

para Mel en ese momento un papel mediocre, su interés más

que todo, proseguir en su meteórica carrera política; se valió

de todos los medios, manipuló a Paulo y otros, utilizó el

presupuesto para su campaña, no le preocupó, ni dejó huellas

en su conciencia, al atropellar a amigos y enemigos por igual,

su único amigo es y será, creo, él mismo, poco faltó para que

dijera: ¡Yo no tengo amigos, tengo intereses! Por supuesto que

Corporito y su campaña no entendieron esto; se encontraban

tan absortos en esa tan mal preparada campaña, que

olvidaron contra quién estaban luchando, o si no lo olvidaron,

obraron con la más pura y recalcitrante ingenuidad. . . pero

¡oh, tiempo!, parece que eres la única verdad, la que acomoda

y pone todo en su lugar, el tiempo.

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TIEMPO

Oct. 24/1980.

Esperando que la ternura invada lo sereno de mis pen-

samientos y la calma en sospecha hable, grite y llore y luego

vuelva a la paz, hoy me dirijo al tiempo y al silencio porque no

deseo que ni el aire perturbe mis deseos, porque todo al final

es nada y es vida a un tiempo.

Encerrado y cautivo de un destino que apenas distingo,

miles de pensamientos engalanados circulan el vicio de la

existencia y con poderosas tenazas quiebran y rompen con

lentitud las esperanzas de lo desconocido.

Tierna locura que da la soledad y suaves caricias que la

acompañan. ¿Quién puede decir que no te ama, si seduces

hasta el murmullo y a la misma paz?

Con libertad en los sonidos esclavizados por tantos lustros,

escucho el sutil encanto del pasar y pasar del tiempo; como

dando gracias a Cronos, me divierte su indiferencia y el

tranquilo vivir, cadencioso y suave.

Vive como si no viviera, existe como si no estuviera, siente

como si no tuviera; y en medio de todo el gran balance, se

mueve con parsimonia y ágil pensar. Tantas veces lo he visto,

tantas lo he tocado, tantas lo he tomado, que aquí parado con

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lentitud y virtud te deja sin aliento, sin palabras, sin valor, casi

sin nada, para luego remontarse con la fuerza y la pasión del

que por primera vez ama.

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Y vuela, se remonta y escapa y tanto es su giro y su poder,

que te envuelve y seduce con vital energía.

Tersa y tranquila su existencia, milenaria e infinita su

vivencia y con sólo un guiño de sus bellos ojos cuando te

obliga a mirar su hermoso rostro, majestuoso se levanta y se

escapa todo y tú caes, sin pensar, de hinojos.

—¡ ¡Qué es esto, Mel ¿Poesía? ¿Literatura? ¿Percepción? ¿Locura? ¿O una broma del tiempo?

—Si realmente quieres saber, me importa poco, casi para

decir todo, ¡ ¡me importa madre!! Porque ahora soy

espectador; cuando menos por un tiempo me he propuesto ser

un irresponsable espectador.

—¿Y qué contigo, Paulo? Ni siquiera el desenfrenado

tiempo, ha podido borrar, el estigma que te acompaña. ¿Te

satisface saber que 11 años después, Fátimo de alguna

manera te justifica? Lo más que dijo es que eres un

pragmático oportunista, y eso realmente por sugerencia

inducida; Fátimo ahora añora, por elemental sentido de

referencia, ahora evalúa, los grandes abismos, huecos y

lagunas. Sin embargo la ultima platica que tuve con el, me

pareció un tanto con prisa e insubstancial, como algo muy

ajeno que en todo caso por su importancia merece no

comentarse, como algo que tiene una secreto indecifrable, que

en todo caso ni le beneficia, ni le perjudica, sino todo lo

contrario. Se esbozó la posibilidad de un encuentro de

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aquellos que por un tiempo fueron grandes, algo tan

improvizado a la carrera como las invitaciones a un conocido

para venir a cenar a casa: "oye Juan, a ver cuándo nos

juntamos". "Sí, hombre, ¡a ver cuándo!" Así quedamos con Fá-

timo ya casi al finalizar aquel día.

Como si fuera realmente un encuentro abstracto, uno de

esos encuentros que busqué y fue tan sub-metafísico que no

me trajo nada, algo así como una irreductible inversión del

tiempo, como algo escandalosamente superfluo y vano a la

vez.

Por otro lado, sentí una avasalladora satisfacción al ratificar la

esencia de Fátimo, es muy probable que menos radical, o

menos compenetrado. Convive con buenos y malos

circunstanciales, con policías y ladrones, con santos y villanos;

o a lo mejor por funciones de su ministerio: ¿cuánto no

cargarás, cuánto no habrás oído Fátimo? ¿Cuántas

pendejadas habrás soportado por los túneles de tus oídos? Y

sin embargo me das la impresión de navegar, me parece en

ocasiones que vas con las mareas, pero te suplico no lo tomes

como crítica, puede ser un desvarío de la mente.

— ¿Escuchaste eso Ruff?

—Calla, muchacho.

—No, Ruff, yo deseo intervenir. . .

¿No será que ha pasado tanto el tiempo que ya no sabe

uno en quién confiar? Y en todo caso ¿por qué habrían de

confiar en tí? Es que parece ser que hoy por hoy todos en

México somos sospechosos, hasta que no comprobemos lo

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contrario, si es que acaso existe la oportunidad y es que en

realidad hay motivos para justificar un sinnúmero de actitudes

mexicanas que de otra manera no habría forma alguna de

justificar.

Desde la herencia del Austero G.D.O., nuestro país ha sido

sistemáticamente vapuleado, tanto en lo económico, como en

lo social y lo que es peor, en la parte medular de su existir: en

su moral. En los últimos doce años todos los mexicanos

hemos sufrido un lento proceso de desmoralización, de

angustias reprimidas, de traslocación de valores, de

impotencia; parece ser que poco a poco y sin darnos cuenta

hemos perdido toneladas de valor, valiosos gramos de

valentía, e indefinible número de ganas de luchar. Es un

proceso extraño, Ruff, ni los mejores antropólogos, sociólogos,

y demás personal especializado en los estudios de una

sociedad o de conglomerados organizados, entiende el

"inmutable y misterioso fenómeno mexicano". Aún más, ni los

mismísimos mexicanos lo entendemos; sufrimos enormemente

por la identidad semidormida, por la forma en que nos

denigramos y nos humillamos internamente, por la forma en

que nos pegamos y burlamos de nuestra situación, hacemos

de la tragedia un chiste, o una broma o un cuento, quizás para

no llorar, quizás para tapar con risas lo que muy por dentro

carcome día con día: la desesperación.

El absurdo y la incongruencia son nuestro pan de cada día,

el que se fabrica por metros cúbicos y es muy barato

(realmente de lo poco que queda). Tendríamos que hacer un

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

catálogo inmenso para enumerar tan sólo la mitad de nuestros

absurdos, tan grueso que se ufanaría de llenar libreros de

esos que casi nunca se leen; O. Lewis tenía una cercana

razón al decir que los mexicanos tenemos una increíble

capacidad de aguante, una mundialmente capacidad de

asimilar lo que nos manden. Las páginas de los periódicos,

noticieros, editoriales, revistas, panfletos y similares se

encuentran saturados de crítica, propuestas, denuncias; se

juntan montañas de papel diariamente con nombres,

direcciones, pelos y señales, la radio, T.V., etc. aturden,

amafian, esconden, dicen verdades a medias, a veces

completas, bodegas inmensas se llenarían de voces, palabras

y escritos y si acaso las cosas cambian, están cambiando tan

lento, que sólo un ojo y una conciencia entrenada, perciben

ese lento avance.

Para la mayoría, para el hombre común y corriente es sólo

un día que pasó y ¡aquí casi todo sigue igual y yo no tengo por

qué buscar nuevos afanes! Te di mi voto en el mejor de los

casos porque no tuve alternativa, y así lentamente marchamos

como autómatas los mexicanos, al son de nuestro Himno, con

el que nuestras insignes televisoras cortan y despiden sus

transmisiones a las 12:30 p.m.; al son de innumerables fiestas,

pachangas, eventos y demás camuflaje, para que ayuden a

paliar y a dormir las conciencias inquietas; drogados, es la

palabra adecuada, drogados y ahogados en un mar de

mentiras, ineficiencia, indolencia, pereza física y mental,

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

aturdidos hasta la alucinación donde se pierde el sentido de lo

real.

En alguna ocasión un médico amigo, me comentó que en el

cuerpo humano, cuando el dolor es muy intenso, los centros

nerviosos se desconectan solos y viene el desmayo, el sueño,

ese sueño que a veces es alcohol, a veces es droga, a veces

es religión fanática, pero al fin sueño, descanso de lo no

alcanzado, pérdida de la conciencia, ausencia coordinada de

los sentidos, tributo a Morfeo y a sus seguidores, cierto en-

canto para seguir viviendo, acercamiento a morir un rato,

después vivir otro y volver a morir mañana.

-¿Ahora me entiendes lo de la Catedral, Ruff? Así estamos

hoy, mi querido Ruff, adormilados, somnolientos, semi-

apendejados. No sé qué droga tenga el agua, o el sol en

esta campiña, o el aire, en ésta la región más transparente

del mundo, o aquí en casi el paraíso. No sé qué virulento y

palúdico mosco ha inyectado a nuestras entrañas, pero el

hecho es que de arriba abajo, de izquierda a derecha y

todas las cubicaciones espaciales que tengan probabilidad

de efectuarse, tenemos una alta dosis tóxica de enajena-

ción, unos por excesos, otros por carestía, otros más por

esa extraña enfermedad llamada mediocridad; muy pocos

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

dan todos sus talentos, poquísimos un esfuerzo adicional,

todavía más pocos las dos cosas juntas; nos complacemos

morbosamente en dejarnos llevar por la corriente, en

agazaparnos entre sus cálidas aguas y ¡vaya pues que hoy

la corriente, y esas aguas, sí que están turbias, calientes,

pero ademas turbulentas y sospechosas!

Nos solazamos con esa libertad de que hacemos gala y

abusamos de su antorcha, la apagamos irresponsablemente

porque estamos cometiendo excesos de la libertad.

Efectivamente, mi querido Ruff, de entre los pueblos libres,

somos libres, pero ¿sólo esto nos hará vivir? ¿Acaso sólo a

esto aspiramos para nuestros hijos? ¿Podremos comer, tener

buena vivienda, un trabajo decente, un buen nivel de vida, sólo

con la libertad y además una libertad que día con día se

enferma de libertinaje? ¿Qué pasará cuando por fiesteros e

improductivos tengamos que importar cada día más pan y

leche para nuestros hijos, como ya tenemos 12 años

haciéndolo?

¿Acaso los que nos surten no ponen condiciones? ¿Acaso

los alimentos no son una arma? ¿Acaso no podemos aspirar a

la libertad, a la democracia y además a vivir bien? ¿Acaso el

cuerno de la abundancia no es tal? ¿Será posible que todo lo

que se dice que tenemos, sea mentira? ¿Y el petróleo y el oro

de Jalisco y nuestros ricos litorales y nuestras minas de plata y

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

uranio y nuestras minas de cuentas en Suiza? ¿Qué ya no

podemos recuperar nada?

¿Será posible que este sueño sea tan profundo? Creo, mi

querido Ruff, que si no despertamos a tiempo, alguien lo va a

hacer y puede ser con clarinetes, puede ser con bayonetas,

puede ser muy sangriento y amargo el amanecer.

¿Por qué, Don Miguel? Sólo le pedimos no nos diga

mentiras, preferimos que nos diga que tiene miedo, por mil y

una razones, al fin y al cabo los mexicanos sabríamos

comprender; sentir miedo es instinto inevitable; quizás si usted

se sincera, entre todos podríamos juntar valor, porque también

nosotros tenemos miedo, y no tanto a la guerra, sino a esta

paz, tan ficticia, a estos días tan largos, a estas panzas que ya

no aguantan, a esas fisuras del crimen que en el futuro con

seguridad pueden ser plagas.

Durante mucho tiempo se dijo que por estos lugares había

pan y circo y creo que ahora Señor Presidente, efectivamente

hay circo, pero el pan ya comienza a escasear. Acá por el

Norte del País, aparte del azote de las sequías, hay

inseguridad en la tenencia de la tierra, hay corrupción en

Banrural, hay indolencia de la SARH, hay rezagos en la

ANAGSA, hace falta tecnificación, hace falta cambiar los

modelos de productividad, hacen falta dirigentes de mano

dura, que pongan en su lugar a los corruptos e ineficientes,

hace falta estimular a los técnicos y particulares dedicados a la

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

producción de alimentos, hacen falta administradores técnicos

que no pierdan el tiempo haciendo política y descuidando su

trabajo, hace falta gobernantes honestos y genuinos, no

simuladores de baja estirpe.

Necesitamos técnicos e inspectores de campo que no

supervisen los cultivos desde el vidrio de su camioneta y

hagan reportes balines, o recomendaciones de control que

todo controlan menos las plagas y enfermedades; necesitamos

guías, y no maestros del engaño, requerimos con urgencia

responsabilidades y resultados. Urgimos con emergencia de

mexicanos positivos que no sólo esperen o suspendan su vida,

pensando que mañana por obra y gracia del Espíritu Santo,

amanecerán con cosas extraordinarias o fantásticas;

necesitamos que no sólo estén saboreando el platillo que

nunca comerán, o haciéndose la ilusión de ganarse una

herencia, o sacarse la lotería, o encontrarse un tesoro perdido,

o esperar grandes ganancias de la agricultura de temporal, o

cosechar abundante hortaliza y hacerse ricos en 6 meses

cuando lo que más se sabe es de ensaladas.

Necesitamos de un pueblo que ahora duerme, para después, cuando despierte cante su Himno con honor y haga con amor

y esperanza la parte que le toca hacer.

Es difícil, mi querido Ruff, vaya que es muy difícil casi salir

de un sueño para entrar a otro, pero lo que tu no sabes es que

si no lo hacemos de este modo, estamos pecando de suicidio

a mediano plazo, el suicidio de un joven país latinoamericano,

el suicidio de los hombres del mañana, como nos llaman los

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

"gringos", y perdonando la ironía, nos llaman así no por la fe

que tengan en nosotros para el futuro, sino porque siempre

decimos:

¡ ¡Mañana lo haré!!

¡ ¡Allí mañana!!

¡ ¡Con seguridad mañana!!

Y es el mañana y con el mañana como se extingue la llama

de la libertad, como se acaban las fuerzas, como se mata la

esperanza, porque queremos el mañana, pero no nos

esforzamos a fondo por obtenerlo.

—No te rías, Ruff, casi lo que te digo es verdad, no te rías y

escucha:

Hubo alguien, algún día, en algún lugar, que escribió esto:

LA ROSA

(lera. Parte)

Vida, Música y Poesía, tiranos pacíficos de la existencia;

palabras que no se ven, ni se escuchan se arremolinan en un

todo de recuerdos, como si cada minuto fuera una vida y cada

segundo el existir eterno.

Paz confundida con vacío, vida ociosa en el pensamiento

del que no sabe quién eres y aquí estás.

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Muchas vidas en una. Qué difícil convivir con la nada, qué

difícil integrar el todo, qué tortuoso querer comprender el

intermedio, qué bello a la vez, presentir el acierto y el estar sin

miedo.

—¿Cómo la ves, mi querido Ruff? Lo anterior es tan sólo

una primera parte y puedes ver qué tan contundente es. ¿O

acaso crees tú que estamos fuera de tiempo y de época?

—Analiza la posibilidad, respondió Ruff, y devolviendo la

pregunta inquirió:

—¿Acaso crees tú que posees la verdad absoluta,

pretendes enseñar lo que ya otros han dicho? ¿Te satisface

escupir algunas de tus elementales y simplonas ideas? ¿Te

crees libre de culpa? ¿Realmente crees que es tan simple? ¿O

acaso te divierte platicar y vomitar ideas? ¿Qué no has

aprendido que de ideas está lleno el Mundo, que de proyectos

repletos los archivos? ¿No has podido asimilar acaso que el

sistema está y así es, que todo es un proceso, que la

velocidad no importa, que el ritmo es lo que cuenta? ¿Cuándo

aprenderás, iluso amigo? Ya no existen héroes, amigo mío, ya

nadie quiere cabalgar, persiguiendo monstruos o castillos, ni

candilejas ni aspas, menos ilusiones perdidas.

Deberás comprender, amigo mío, que dos siglos de cultura

cristiana no son ni serán suficientes. Deberás aceptar que

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

somos muy jóvenes aún, como hombres, más jóvenes como

entes y casi niños, en este mundo que muchos dicen está

avanzado. ¿Te has puesto a pensar algún día en los Aztecas?

¿O en los Mayas? ¿O en los Incas? ¿o en cualquier cultura

que permite que

ahora blasfemes, con la careta del salvador, o del soberbio:

"yo tengo la solución?" Calma amigo mío, descansa un poco y

platiquemos después.

Sólo deja que te diga una cosa más: el valor libertad va

intrínseco en el ser; ninguna acepción del lenguaje, por

vehemente, auténtica o elocuente, podría precisar con

exactitud lo que todo esto significa; ninguna circunstancia, por

dramática que parezca, justifica el hecho de su suspensión,

aniquilación o agresión a su parte íntima. Es preciso, amigo

mío, que aunque libertad signifique todo o casi todo, insisto:

"Es preciso reconocer que ésta se arriesga, se compromete,

cuando degenera en libertinaje, o cuando en nombre de ella se

hipoteca su futuro o se grava su espíritu".

Respeto tu punto de vista, querido amigo, y antes de

contestar deseo dirigirme al que antes narraba: Ya te escuché

por mucho tiempo, ya que casi hartaste mi paciencia. Te

exhorto a relativizar todo ese caudal del pensamiento; te incito

a que toques con lo más sabio de tu ser esas partes tan

sensibles que en ocasiones se vuelven demagógicas y vanas,

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

superfluas y primarias. Esfuérzate por ser cada día más sabio.

¿Acaso, amigo mío, tiene tanta importancia una Autonomía de

una de las tantas universidades de provincia, de uno de los

tantos países que hay en este matraca Mundo? Pienso y por

pensar existo, que es demasiado el ruido, relativa la

importancia y aún joven el tiempo para evaluar.

Las perspectivas pueden ser muy miopes cuando se piensa

así y cuando se deja a un lado la Filosofía y el buen sentido

común, que parece ser por desgracia, el menos común de los

sentidos.

—Amigo mario, Mel quizás tenía razón; esa Universidad,

otras Universidades y quizás el mundo entero, deberían ser

guiados por los ancianos, por esos viejitos que ahora el mundo

desprecia y arrincona en el diván de la nada. ¡Si esto ya se

volvió triálogo! No veo la razón de pedir permiso para opinar:

Ya cállate Ruff, ¡silencio! No es posible que cierres los ojos

a la realidad, no concibo que tras el disfraz de la Filosofía, tras

la máscara de la realidad, tras el engaño de una sabiduría

todavía no encontrada, puedas tú hablar así. ¡ ¡No es posible,

Ruff! No puedo creer que engañes y te engañes, revoleándote

en el círculo de la abstracción. No acepto que cierres los

sentidos, que obstruyas la mirada, constriñas el pensamiento y

no hables por temor a un mal juicio, y ¿pretendes hacerme

creer, Ruff, que todo está muy bien? ¿Qué no existen Luises y

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

Pepes? ¿Y qué precisamente estos son los que nos han

gobernado? ¿Pretendes perderme en un mar de hermosas

palabras y bellos conceptos?

Ruff, estamos aquí y ahora. México 1984, en cualquier

lugar de provincia, sintiendo, pensando, trabajando con

muchas dificultades, la mayoría de estas producto de

desconcierto, desatinos y desgobiernos. No quiero convertir

nuestra charla, Ruff, en un catálogo de estadísticas en materia

de vivienda, salud pública, manejos administrativos,

burocracia, seguridad pública, etc. etc. Sería absurdo seguir

dando tantos números, cifras, cálculos, etc.

¿No te basta saber a qué huele el ambiente, Ruff? No

necesita uno saber mucho de Química, de Física o de

Matemáticas para determinar cuándo un ambiente está

pesado, simplemente huele diferente y es cuando uno dice:

¡Está cargado el ambiente! ¡qué pesado está el aire! Máxime

mi querido Ruff, cuando aquí en México, casi todos somos

artistas, normalmente no pensamos, sentimos. Emma Godoy

tiene razón, Ruff, cuando le da el visto bueno a Andre Bretón,

que dijo:

“¡He aquí que por fin he encontrado un país surrealista!"

Y agregando un poco más a Bretón, no sólo es surrealista,

sino también un país fantástico, místico, extraño y

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

peligrosamente rítmico, y este ritmo es lento desesperada y

apabulladoramente cíclico. Desdeña lo exacto, lo preciso, lo

correcto y define la disciplina en

forma sui-géneris; los mexicanos justificamos el tiempo y el

espacio, como los fantasmas; no tenemos noción de estos, no

nos interesan en lo más mínimo estos parámetros. Parece ser,

mi irresoluto Ruff, que tú puedes entender esto, tú necesitas

entender esto, porque de otra forma, penarás y pagarás caras

tus penas, o vivirás como millones de mexicanos, por inercia,

por efectos de sobrevivencia, por no dejar, o porque ya te

tocaba.

Es admirable, mi querido e insoluto Ruff, esta capacidad de

esponjas, de dinámica pasiva, de resistencia inmoral a todo lo

que nos pasa; es intolerable que los siglos se vuelvan horas y

muy a menudo, las horas siglos. ¿De qué extraño material

estamos hechos los mexicanos?

Ruff sólo entrecerró los ojos, penetró muy honda su mirada,

tomó todo el aire del cuarto y casi en susurro dijo:

—No es un problema de razas, sino de herencia cultural, de

osmosis generacional, es cuestión de tiempo, mi acelerado

amigo; tiempo es lo que nos ha sobrado, tiempo para pensar,

tiempo para reflexionar, tiempo para pararnos un rato en el

camino y ver realmente dónde estamos; tiempo para aprender,

tiempo para actuar y afortunadamente, mi pasional amigo,

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

tenemos tiempo, el mismo tiempo nos lo regala, nos lo da

gratuito, nos lo dispensa y cuando quiere cobrar, nadie le

paga, porque en todo caso es una deuda que pagamos todos;

los que estuvieron, los que están y los que vienen, casi todos

en partes iguales, y es tan poco lo que pagamos, que aparte

¡no duele hacerlo!

Las cosas, mi querido amigo, vienen porque vienen, todo

tiene un tiempo y un lugar, hay que darle tiempo al tiempo y

saber esperar, aprender a confiar, aprender a saborear la

existencia y a consumir toda la esencia del saber; estamos de

paso y sólo somos un grano de arena en el gran universo,

requerimos por necesidad ejercitar la paciencia y la

humillación del cuerpo; requerimos amigo intolerante, no caer

en las trampas del poder, no dar muerte al que mata, ni

violencia por violencia, ni mentiras por verdad. ¿Acaso no

puedes entender el gran círculo que sólo se encierra en sus

extremos y sólo se abre en su agonía? ¿Acaso no entiendes,

amigo mío, que todo esto es parte del gran proceso? ¿Que es

necesario que sea así? ¿Que no podrás evitar el gran

momento? Y no lo podrás evitar, porque por naturaleza, somos

duales, ambiguos y esencialmente contradictorios; predica-

mos, pensamos y actuamos diferente, somos un mar de

apariencias. . . perdona, también de imágenes, porque ni

estamos, ni nos fugamos, porque hasta nuestra conciencia

anda perdida y los sentidos locos de ignorancia.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

¿Y sabes por qué más, mi imprudente amigo? Porque

nuestra esencia está herida de muerte. ¡Porque no hemos

encontrado el gran misterio! ¡Porque el hombre fue engañado!

¡Porque sólo somos un gran sueño y un experimento del gran

Creador.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

¿Puedes entender todo esto, amigo mío? ¿Te has

esforzado plenamente para poder entender esto? Un instante

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

más, querido amigo, y te lo diré de otra manera, con tu mismo

Poeta, con esa alocución de Nurébula en su

PARTE II: LA ROSA:

. . . ¡Infames! ¡mediocres! ¿Qué quieren de mí si yo no

estoy de acuerdo? ¿Por qué no creen? ¿Si cada segundo de

su vivir, el bien, el mal y la muerte, se les revela tan fértil, tan

fértil como existir? Aunque sufras vacío, ¡vívelo! no importa

que hayas importunado al universo, él es parte de todos y nos

respeta, es parte de mí, de tí y hasta del que todavía no está ni

en tí ni en mí.

Vivir la locura del no saber, aunque uno crea saber, es un

manjar a disfrutar y luego regresar para vivir.

Sentir angustia, temor, verse pequeño, gigante o más

grande que el sol, es sólo el éxtasis del engaño y la verdad.

Sigue aunque por fin sucumbas y ayúdame a seguir teniendo

fe en Dios; ya no huyas, ríe y llora, pero deja ya de huir. Y ya

después, cuando despiertes de tu sueño, despertaré yo del

mío y reiré de no poder ya sentir, porque ya me cansé de

hacerlo por toda la eternidad; mi querido e infeliz amigo, a lo

mejor esta segunda parte te puede orientar más. Y ahora, ¿tú

que opinas?

— ¡Basta! Basta de juegos Ruff, me harta tu almibarado,

confuso y abstracto pensar. . . más me harta tu lenguaje y esa

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

extraña capacidad para confundir y perder. Si quieres que te lo

diga, yo no sé del principio y el fin, yo no sé del gran misterio,

no sé de muchas cosas; pero sí sé que no es momento de

Filosofía; ya no podemos esperar, ya no queremos esperar...

—Espera, amigo mío, te interrumpo para hacerte una

pregunta: ¿Quiénes ya no quieren esperar? ¿En dónde están

los que empezarán?

— ¡Mierda contigo, Ruff! No es preciso que me distraigas,

¿para qué quieres ahora esos datos? No es el motivo de lo

que digo y poco importa, dejémoslo para otra ocasión, y

sigamos escuchando. . .

EL CUARTO DÍA:

Después de 11 años, la historia se repite hoy 8 de Octubre de

1984; él, Jimmy, dirigente de Arquitectura, y a propósito de

una huelga en el Sindicato de Trabajadores de la U.A.C.

(STUAC), en franca alianza con un líder popular, no conozco

con qué intereses, le brinda el apoyo de cientos de colonos a

los burócratas de la Universidad. El Jimmy, como se le conoce

en el ambiente universitario, casi postulado por un partido de

izquierda para presentarse como precandidato a la presidencia

municipal de Saltillo, en aparente alianza con este partido y un

grupo de colonos seguidores, se para en la Universidad a

ofrecer el apoyo del pueblo, para el pueblo, etc. etc. y con el

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

perdón de la siempre izquierda perdida y despistada, la

historia se repite doce años después. Han cambiado nombres,

direcciones y posiblemente números telefónicos. . . en esen-

cia, nada. Esta izquierda trae perdida la brújula y lo que es

peor, trae perdidos a sus seguidores.

Permítanme explicarlo un poco:

Marzo de 1973.

El comité de huelga se desborda, las bases se desprenden,

los ingenuos y camaleones de izquierda proponen tomar la

calle, aliarse con colonias populares, invadir el Palacio de

Gobierno y enfrentarse a las fuerzas represivas; la serenidad,

el control, la dirección planeada, estaba haciendo agua;

cientos de estudiantes se dirigen al palacio de Gobierno. . .

Don Lalio, quizás ya convencido, presionado o cansado de

algo que era inevitable sucediera, ya tenía el decreto en sus

manos; las imprentas de Gobierno trabajaron día y noche para

producir aquel papel con letras, que ya con el tiempo nos

dimos cuenta que era sólo eso: papel, letras y buenas

intenciones, porque a éstas, con los años, no se les pudo

llenar con esencia y contenido, y lo poco que tenían fue

malversado con maquiavélica paciencia; muchas de sus

intenciones y espíritu., siguen guardada en un baúl poco

activo.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

fueron borrados letra a letra, falló la consistencia de la

madurez, la visión del contexto y quizás la ubicación en el

espacio; yo no sé qué haya faltado, o qué haya sobrado, lo

importante es que doce años después nos seguimos

revolcando en el mismo charco, aunando variables que desde

aquél tiempo ya se vislumbraban.

En efecto, había una crisis política y esto era un reflejo

nacional. Ahora, aparte de esto existe la desconfianza, el

desánimo y otras pocholacas más; sufrimos una severa crisis

económica, nuestros pesos ya parecen corcholatas, pero sin

su respaldo; nuestros valores se han estado acomodando,

nuestras conciencias se han ido acallando y por triste e irónico

que parezca, nos quedan aún frases que no sabemos si

deberían provocarnos valor o la tristeza que da la angustia y

es cuando del fondo del subconsciente, ya casi sin ánimo, lees

como sin querer a E. Poniatowska y te produce mitad miedo,

mitad risa, o quizás mitad cobardía, mitad sonrisa:

"En México hay una edad para ser idealista, otra para ser

guadalupano, otra para ser anti-imperialista; otra

antigobiernista, otra priísta; se es priísta cuando se madura".

No sé qué tan realista, tan impúdica o tan cínica puede ser

la frase; habría que ver si sólo se trata de un agudo y sensato

sentido del humor o de un profundo análisis de nuestra

sociedad. Lo que sí es cierto, y volviendo al punto, es que

algunas de nuestras

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

Universidades andan tan confundidas y desubicadas;

nuestras izquierdas y derechas agarraron la transversal del

monte y los que quedamos permanecemos en

tránsito por la "Quinta Esencia" y por supuesto los que están en el poder siguen mangoneando con relativa facilidad a este pueblo, que por sectores vive o sobrevive por capas alternas su fantasía.

¿O no crees, Jimmy, que la ya vapuleada estructura social

marginada, merece mejor trato y dignidad, que estarla

arrastrando a causas que desconoce? ¿O acaso sugieres la

agudización de las contradicciones?

Efectivamente, estamos en un círculo vicioso, pero ¿no

crees que en parte, ese círculo puede ser roto? Primero, con

una Universidad seria, madura, consciente de sus errores,

dispuesta a transformarse en tamaño, dirección y sentido,

comprometida con su medio, pero sólo cuando esté preparada

para proyectar lo mejor de sí misma.

Segundo: No podemos dar ni como Universidad, ni como

universitarios, lo que no tenemos y esto es calidad: calidad

profesional, calidad social, calidad política, calidad académica,

calidad moral y todas las cualidades que quieras ponerle.

Acuérdate que nuestro sistema, cuando menos durante los

últimos 40 años, ha sido alimentado por sus Universidades,

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

nuestras o suyas, instituciones, fábricas, centros de investi-

gación, partidos políticos, etc.

Son, han y están "dirigidas" por universitarios, unos de

Harvard, otros de la Sorbona, más de Oxford, algunos de la

Lumumba, casi todos de la UNAM, otros más de sus filiales y

algunos bien cotizados de los "Tecs" privados u oficiales, para

este caso no importa; no podemos, mi querido Jimmy, tomar a

nuestras Universidades como dispositivos de dirección social o

como detonantes de movimientos locos, con las clásicas

banderas reivindicadoras, por más honestas que éstas sean.

Porque esto es totalmente irresponsable e indigno para

nuestro Pueblo.

No es justo estar arrastrando la ignorancia, ni es honesto lo

que se critica; así como nuestro Pueblo no debe ser arrastrado

por el PRI, ni por ningún partido político, así tampoco tiene

derecho a ser arrastrado aún por el más puro Idealismo,

suponiendo que éste fuera; en todo caso, una forma es

convencer con el ejemplo y otra, intentarlo por sistema.

Por todo esto es de considerar absurdo que se lleve a un

grupo de colonos ingentes y marginados a las casi lujosas

instalaciones universitarias, a dar apoyo de sobresueldos a

burócratas que ya tienen un más o menos trabajo digno,

cuando aquéllos no tienen para comer mañana, o están sin

empleo o viven en cuevas o en pocilgas. Para la simple, si tú

quieres, manera de razonar, resulta absurdo que el más

jodido, dé un apoyo al mucho menos jodido; ¿o acaso buscas

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

después su apoyo subsecuente? ¿Se podrá desde esa tribuna

cumplir las expectativas alimentadas? ¿O se están vacunando

las verdaderas posibilidades de un cambio?

A través de este libro, exhorto a los ciudadanos

concientizados a utilizar la inteligencia, la razón y la

creatividad, si es que realmente queremos dar algo a quien se

lo merece.

Tercero e Imperativo:

El desorden nunca ha podido generar orden y esto último es lo

que ahora necesita nuestra Universidad, necesita con urgencia

orden y disciplina, y no quiero saber de qué signo, color o

bandera sea cada cual, pero todos, si realmente aspiramos a

ser grandes, necesitamos del orden, del método, y de la gran

paciencia, convencernos, Jimmy, que sólo podremos ser parte

del gran proceso y no necesariamente los culminadores.

Nadie está para dar consejos y quizás tampoco para

recibirlos, por lo demás, que la historia siga hablando y dando

temas de buenos, regulares o malos libros.

Y así fue, después del gran papel, vino en los siguientes

días el gran despinte: se pagaron más de $80,000.00 de 1973

de pura pintura; se reportaron dos máquinas de escribir

extraviadas y una cámara fotográfica, dos vidrios rotos y

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

algunos daños en los jardines; se perdieron de 8 a 12 días de

clases y Mel con inseguridad, se sentó de Rector.

A partir de ahí se comenzó a escribir una nueva historia: se

formalizó la Comisión Legislativa que daría forma y contenido

al movimiento; fueron muchas horas de muchas semanas, de

muchos meses. En el acta constitutiva y en la ley orgánica,

quedaron plasmados todos los colores, signos e intenciones;

con las salvedades del caso hubo democracia y pluralismo,

sólo que como todas las leyes, no importando sus bondades,

estuvieron expuestas a "Santos y Villanos" y sólo los hombres

en su momento, tienen autoridad para encontrar su espíritu,

sólo los "hombres del Presidente" pueden y tienen la visión y

la entereza para interpretarlas, perdonando el sarcasmo; se

ratifica que la historia la hacen los vencedores, la critican los

perdedores y la sufre el resto del conglomerado.

Es preciso decir que de los mil y un movimiento

estudiantiles a nivel estatal y nacional, éste fue totalmente

incruento y por lo menos por esta ocasión, los muros, calles

empedradas de provincia y paredes de adobe, no fueron

salpicados con sangre inocente.

Después de 90 días de alianza imposible, el Jimmy y Catón

vuelven a su nivel de origen, algo prende la mecha, el cordón

se enciende y resurge la disputa, el hecho por demás

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

intrascendente y previsible; sin ser adivino, se habla de los

grandes virajes de Catón, de amigo del Gran Camello a

compañero del G. Castilla, virajes de 180 grados, fintas

incomprensibles, reculeos de festín y folklórica charreada, no

es más que el reflejo y la caja de resonancia, de Nuestra

Señora Patrona:

"La política mexicana".

Que nadie se asuste señores, como dicen en el palenque, que

nadie aún se mueva, porque los gallos están en el redondel;

que si uno tiene más espolones que el otro, no sabría decirlo,

lo que se duda no es la calidad, sino en realidad, si son gallos.

Algo más de lo que ha salido hasta hoy necesita esta

Universidad, algo más que ubique para comenzar los

desatinos y presente un programa de trabajo serio y

congruente.

EL QUINTO DÍA:

Todo parecía indicar que el movimiento de Autonomía, se iba

por la borda; los grupos de activistas de izquierda se

mostraban cada día más agitados e insolentes, ellos en

realidad pretendían volcar el movimiento, desbordar las

pasiones y provocar; provocar es el término adecuado, que por

siempre se ha vuelto una estrategia para este tipo de grupos;

ahora en el comité de lucha proponían tomar la Presidencia

Municipal y posteriormente el Palacio de Gobierno.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

Por estos días, según se supo, el gobernador Lalio quiso

presentar su renuncia, fuertes intereses se movían

subrepticiamente, y el movimiento de Autonomía sólo era un

elemento más dentro de todo el juego; se prohibió todo

contacto con el exterior y cualquier reporte a los medios

masivos de comunicación; las bases estudiantiles ya se

encontraban cansadas y desorientadas, harían cualquier cosa

que acelerara una definición de las demandas; los grupos de

estudiantes de los últimos grados, protestaban y temían perder

el año, los maestros opositores al movimiento se habían

estado reuniendo en casas particulares para disgregar el

mismo, fijar posiciones y emprender la guerra de papel;

algunos sectores de padres de familia también empezaban a

inquietarse; los medios masivos, resentidos por las medidas,

de hecho recobraron sus fuerzas y capacidad de asombro y

redoblaron sus ataques contra la Universidad.

Una estación de televisión de Monterrey buscaba la noticia

con avidez.

Nely fue el contacto y la que presionó; casi a la fuerza me

condujo y por fin se daba a la información nacional cuál era la

situación del movimiento, cómo se había generado y hasta

dónde quería llegar. Los reflectores de la cámara quemaban y

ponían nervioso a cualquiera. Ese día o al día siguiente se

difundió nacionalmente la noticia.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

El conducto: un noticiero de relativa importancia. No

tardaron mucho las represalias de aquellos que habían

propuesto encerrar el movimiento y la información; detectaron

al "Noticioso" y exigieron su expulsión del comité de lucha;

después de más de tres horas de acalorada sesión, unos a

favor y otros en contra, se llegó a la democrática votación-

ésta dio por resultado que lo que se había hecho estaba bien y

que el infractor no sería expulsado.

Esto por supuesto ahondó más las brechas ideológicas

entre las tendencias en pugna interna; a partir de ese

momento y durante el quinto, sexto y séptimo día los grupos

trabajaron cada quien por su lado.

El descontrol llegó a su climax cuando los grupos activistas

tomaron desordenadamente la calle y se fueron directo a

tomar los edificios de Gobierno. Todo parecía perdido, los

grupos moderados permanecieron en Rectoría y presionaron

telefónicamente al Gobernador; todo esto se hizo como un

último intento por impedir el desborde del movimiento.

Alguien tiene que reconocer algún día y hoy empiezo yo,

por reconocer la figura del Gobernador Lalio, que ponderó la

situación y obró con la madurez política necesaria para no

transformar aquello en un polvorín; su tacto político y una

especial sabiduría y comprensión de las inquietudes

estudiantiles propició un final feliz.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

Antes de que los grupos desfasados pudieran avanzar, se

dio a conocer públicamente el contenido del "Decreto

Constitucional del Congreso del Estado" donde a partir de ese

día la Universidad ya era Autónoma y digna de dirigirse por sí

misma.

Tardaría más de 12 años para reencontrar su extraviado

destino: 5 años con Mel, el Rector Golondrina, el que pasó y

vendió la estafeta al gran abyecto de V.R. que condujo por la

obscuridad a la Universidad por durante 6 o 7 años y la hizo

retroceder 30, para después pasar la antorcha a un familiar

que parece no quería tomarla y después de fraudulentas

elecciones no llegó a ocupar la silla, y todo un año de incer-

tidumbre y penumbra.

Hasta hoy, marzo de 1985, toma posesión por absoluta

mayoría democrática, Jaime, el primer Rector de Autonomía,

el que participó desde una discreta posición, el que apoyó

hasta donde podía, el movimiento blanco que partió la historia

de la Universidad. Llegó a trabajar para la universidad en

1972, como Catedrático de Matemáticas, técnico consciente,

el primer Rector que no es abogado o doctor. Después

consejero y Director de la Facultad de Ciencias Químicas,

ingeniero Mecánico Eléctrico, adaptado a la formación de esos

"extraños mortales" llamados Químicos, adecuó su

personalidad y mentalidad a esos que se pasan preguntando

¿por qué? Quizás sea demasiado pronto contar virtudes y

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

armar algarabía por el primer Rector Universitario de

Autonomía; tiene que reconstruir y sacar casi de las ruinas a

un centro de cultura universal que fue masacrado y escupido

por los Judas de la educación.

Jaime, en todo caso es una esperanza, una ilusión fundada

de rescatar a esta Universidad tan golpeada. "¡El centro de la

inteligencia y la cultura social de Coahuila te saluda, Jaime!" y

espera mucho de tí. Buena suerte y que la historia también te

lo reconozca o te lo demande.

Doce años de trabajo y de magníficos frutos avalan su

personalidad; combativo, sagaz, inteligente, maduro y

analítico, virtudes que pueden sonar lisonjeras, pero hay

muchas gentes que lo testifican. Sin embargo, no son virtudes

suficientes para garantizar o pronosticar un éxito ilimitado;

tendrá que rodearse de elementos calificados, de un equipo

honesto que realmente ame, respete y conozca la Universidad,

de un grupo compacto que trabaje más de 24 horas diarias por

varios años, porque las ruinas sólo se levantan así; además

tendrá que abstraerse un mucho de las mieles del poder y de

la enfermedad que éste provoca en los débiles y en los

carentes de visión histórica.

Deberá conciliar muchas cosas y librarse de los

compromisos que provocan los intereses creados; su labor va

a ser de titanes. Se requiere de inmediato a un "Jaime" que

esté dispuesto a luchar contra caifanes y fantasmas.

Nuevamente, Jaime, la Universidad te desea más suerte,

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

porque más que suerte se va a necesitar, del futuro nadie

sabe, pero se requerirá.

LOS ÚLTIMOS DÍAS:

Alcanzando al contingente acelerado, el resto de la base llegó

a la Plaza de Armas; el Gobernador Lalio platicaba con

algunos miembros del Comité de Lucha y ya había otros

miembros del mismo repartiendo los periódicos oficiales con el

Decreto de Autonomía. Al principio hubo incredulidad, no

faltaron los escépticos, pero poco a poco fue recorriendo un

sentimiento de triunfo; unos grupos comenzaron a cantar,

otros lloraban, otros se abrazaban, otros más querían hacer

mítines relámpagos; en pocos minutos se convirtió todo en

algarabía; los chachalacos bailaban, otros ofrecían fiestas para

celebrar, los más reían. . . se despertaban, según todos, a un

nuevo amanecer. Unos conservaron el periódico como algo

invaluable, como el reflejo de una gran lucha, otros hicieron

avioncitos y barquitos, algunos los quemaron indignados; la

mayoría lo conservó como algo íntimo, como un pequeño

tesoro de una experiencia que no habría de repetirse en

muchos años, quizás nunca.

Grupos de universitarios conscientes volvieron a la

Rectoría, sacaron toneladas de basura, barrieron y trapearon

pisos, lavaron algunas vidrieras; se entonaban himnos, había

abrazos y cubetadas de agua, se quería entregar algo limpio,

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

que simbolizara a la vez lo más o menos limpio y transparente

del movimiento. Se empiezan a apagar las luces, los grupos se

hacen cada vez más reducidos, algunas parejas se van a los

jardines y arboledas, algunos sellan ese día, compromisos

futuros.

Algunas fogatas todavía vivían, el fresco de mayo olía a

abetos y flores de Saltillo, se olía y se quería el pan de pulque,

las rondallas dieron serenatas y cantaron las mañanitas, los

líderes extenuados, reflejaban cansancio, angustia, pero sus

células faciales se restiraban con alegría, todo parecía bello

hasta ese día, sin embargo no era el último día sino quizás el

primer largo día de muchos días, que todavía "Jaime" apenas

vislumbra.

En este gran entorno, sentado en la última fogata prendida,

con la mirada perdida y solazados en la Osa Mayor y en los

ojitos de Santa Lucía, impregnadas las pestañas de ambos

con el rocío fino y frío de la noche y con la transparencia casi

vital de las noches de Saltillo, ahí ambos en comunión

silenciosa, Ruff y su querido amigo, descargaban en el

profundo silencio, toda esa masa cerebral que habla y expone

posturas, con una mirada al cielo y otra a sus profundas

mentes, dialogaban y peleaban y discutían y volvían a dialogar

en una interminable cadena de argumentos, vivencias y

formas de ver el mundo, sólo de vez en vez se interrumpía el

tranquilo coloquio, por palabras breves y emocionadas de un

inmenso calor humano, de una corriente casi magnética que

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

entiende todo, que asimila todo, que podrá no estar de

acuerdo, pero que respeta y acepta con sabiduría.

Y así Ruff y su querido amigo pasaron horas, días,

semanas y muchos años, atizando aquella hoguera, vaciando

sus cenizas y volviendo a atizar y cada momento de todos

estos años, haciendo y formando poesías, formando al mundo,

buscando el equilibrio final envueltos en una guerra de paz y

en una paz sensata, de cuando en cuando tirando al fuego un

pétalo de rosa o un capullo blanco de clavel o de por ahí en un

tiempo salpicando con lágrimas los carbones calientes, pero

siempre en la tierra y mirando al firmamento el rostro de un

Dios que está con los dos y que les cierra los ojos, con

eventuales reflejos de estrellas; y nacieron otros Ruffs y

vinieron otros amigos y después de una lenta y tortuosa

batalla, descansaron a la orilla de aquella ardiente fogata, y

pasaron muchos segundos y muchas cosas más y el mundo

siguió rodando y aún se escuchan sus voces, las voces de

aquellos que son y fueron grandes; de aquellos señalados por

los dioses para dejar huella en el aire, para cristalizar los

sueños, para dormir satisfechos de haber cumplido.

Realmente hoy pienso en aquellos que realmente fueron

grandes y cuando pienso, piensan las piedras y los elementos

de la belleza y la fantasía de vivir y de lo increíble que es ser

hombre.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

Ya muy entrado el amanecer, casi cuando salpica el primer

destello y todavía prendida a la hoguera con varios pedacitos

de brazas al rojo, "Querido Amigo" irrumpió el silencio,

dirigiéndose como un susurro, tratando de no quebrar la

calma, se dirigió a Ruff que ya estaba en diálogo con el sueño:

- ¡Oye, Ruff!, ¡Ruff!

Este abrió los ojos y miró a Querido Amigo, y con mucha

suavidad le preguntó con su mirada qué es lo que quería:

—Ahora ¿qué diablos quieres saber?

Querido amigo se sintió un tanto desnudo, un tanto con no

saber qué decir o preguntar, pero en poco tiempo se repuso y

preguntó:

—Oye Ruff, ¿qué es la "Quinta Esencia"?

— ¿Que qué es la Quinta Esencia? ¡Maldito bandido, no

has aprendido nada!

¿Acaso crees que soy tu maestro? ¿Acaso crees que

mereces mi tiempo?

—Ruff, por favor te lo suplico, ya he cambiado, hoy he

cambiado, te suplico me digas que es la "Quinta Esencia", sé

que ahí esta la respuesta, por lo que tu más ames y quieras,

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

dime qué es la "Quinta Esencia." Por supuesto que Querido

Amigo nunca había pedido así, nunca había hablado así.

Ruff comprendió que el fin estaba cerca y necesitaba un

testigo, un hijo, un heredero de su fe, un baluarte de trasmisión

y recepción, ¿por fin lo habría encontrado?

—Muy bien, Querido Amigo, la "Quinta Esencia" es muy

sencilla, está compuesta, por la primera, segunda, tercera,

cuarta y quinta esencia. El caso es que no puedes alterarla,

siempre tendrá que ser la primera, la segunda, la tercera, la

cuarta y la Quinta Esencia. Ruff se acomodó, sacó un cigarro,

lo aspiró muy fuerte y dijo:

LA PRIMERA ESENCIA:

Es la palabra, aquella que se revela, intrascendente, vacía

y plácida, aquella que deja ecos en el ambiente, y destroza

poco a poco a quien las dice y a quien las escucha; las hay

sinceras, secas, calientes, desfiguradas e hipócritas y sin

embargo, es la palabra.

LA SEGUNDA ESENCIA:

Es la idea, la sutil, delicada, ondulada y encantadora idea;

en su piel están marcadas por los siglos de los siglos las

huellas congénitas de su quehacer, guarda ceñida la máscara

de no estar tan segura de ella, sufre de inseguridad y forma

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

parte de la sociedad consumidora de palabras, de mensajes

comerciales y breviarios culturales.

La idea es bienvenida, gratuita, fortuita, y es muy

bienvenida, aunque tenga vocación de catástrofe, y se cumple

en medio de la indiferencia.

LA TERCERA ESENCIA:

Es la libertad, la libertad esencial, aquélla no de la que te

hablé, sino aquélla que nadie conoce, porque ¿cuál de ellos,

dime uno solo, cuál de ellos presumir pudiera de ser libre,

absolutamente libre, quién pudiera decir que no está recubierto

de intolerancia, investido de hipocresía y redimido por su

egoísmo delirante?

¿Quién es el muy radical, el muy revolucionario, el muy de

época, que pueda salir o no vivir en el establecimiento? ¿Para

quien mañana es solamente adverbio de tiempo y no le

importa empezar cada día una vida nueva?

¿Quién es el que diga a Juan Diego superstar que no fue el

último indio que vivió el milagro mexicano?

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

Por eso, Querido Amigo, la tercera esencia es tan vital que

debemos buscarla con tenacidad y entregar todo por ella. La

garganta de Ruff, estaba ya seca y cansada, estaba haciendo

el esfuerzo supremo por continuar, ya sólo quedaban dos

brazas, la leña se había acabado, el amanecer ya era claro, el

cansancio de Ruff infinito y sin embargo siguió:

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

LA CUARTA ESENCIA:

Es el coraje, virtud de grandes reyes y monarcas, aquél que

siempre cabalga en el frío, en la nieve, en el calor, en la lluvia

extrema, en los desiertos y por los mares; aquél que nunca se

detiene, ni es vencido, aquél para el cual no existen los

obstáculos, siempre los vence, es poderoso y fuerte, pero

también es humilde y callado, es aquél cuya palabra es

siempre y su negación es nunca, es aquél que siempre

resurge de entre las cenizas y estira una vez la mano, o la

pierna, o la cabeza o lo que pueda. El coraje es aquél que te

levanta cuando estás herido, o maltrecho o cansado, o casi en

agonía, el coraje está compuesto de la palabra, porque la

comprende y la asimila; está compuesto por la idea, porque es

su alimento y sustento diario; está compuesto por la libertad

porque es la que le da dirección y sentido y posee entre sus

entrañas la paciencia y la serenidad.

El que tenga una pizca de coraje, un granito de la cuarta

esencia, estará muy cerca de sus propósitos, es el resorte

mágico, el impulsor perfecto, el generador de vida y creación.

Escúchame, Querido Amigo, el coraje es lo que me tiene

vivo ahora, es lo que me permite hablarte así hoy. Querido

Amigo empezó a sospechar que algo pasaba, ya Ruff casi no

se oía, su aliento se perdía en el viento, sus ojos perdían vida

por momentos, su color huía, su pulso era ya casi un silencio.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

—Ruff, no te vayas, por favor no te vayas, quédate; te

necesito, te lo suplico, no te vayas.

Ruff y Querido Amigo se abrazaron, se mojaron con sus

lágrimas.

LA QUINTA ESENCIA:

—Ven Querido Amigo, tengo que hablarte al oído, conserva

mi herencia, escucha bien la "Quinta Esencia" . La Quinta

Esencia es todo: eres tú, soy yo, es la vida, es la muerte, y el

último de los rayos del arco iris.

La "Quinta Esencia" es la sabiduría, aquella que es lo más

difícil de descubrir, aquella que busqué por tanto tiempo,

aquella que abarca a Cristo, a Mahoma a Confucio y a mil

más; aquella que es miel reconcentrada y mana de los dioses.

Sólo unos cuantos la encuentran y es que muy pocos la

buscan, se da en un bebé o en un anciano, aquí o en otra

parte del universo, sólo que es el tesoro más difícil de encon-

trar.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

La sabiduría, mi Querido Amigo, es muchas cosas al mismo

tiempo: es despojarse de un pedazo de tí o todo tú, cuando así

lo sientes, es compartir y amar infinito, es contemplar como el

otro día el rostro de Dios, es viajar como ahora lo hago por el

gran túnel y a la gran luz y no querer regresar; pronto, muy

pronto nos veremos, Querido Amigo, porque aquí sólo se

encuentra una parte dé la sabiduría; ya oigo los pasos, la

música, la palabra, la idea, la libertad y esa inmensa sabiduría

infinita que es Dios.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

¡Ayúdame Querido Amigo!, cierra mis ojos y acompáñame

al gran momento, no sufras que yo ahora gozo; hasta pronto

Querido Amigo. . . —Ruff, Ruff.

—Hasta pronto Querido Amigo; todos los hombres estamos

contigo ahora, todos te acompañamos a este hermoso viaje; lo

sé, hasta luego, Querido Amigo; permite quedarme con un

pedazo de tí, y llévate esta última brasa roja que aún calienta,

guárdala y consérvala por siempre.

—Adiós Ruff, ahora ya sé donde está el tesoro. Gracias

Ruff. ¡gracias!

El silencio se apoderó de todo y sólo quedó Querido Amigo

con la mirada perdida en el fondo del infinito, como si en esos

instantes le siguiera la estela a Ruff.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

INDICE DE PERSONAJES

Querido amigo: personaje ficticio que existe en muchas personas.

Ruff: Personaje ficticio que existe en algunas personas.

José: Líder y estudiante de la universidad durante 1968-1975; actualmente

periodista.

Mel: Rector de la universidad durante 1973- 1978.

Chuy: Familiar cercano al autor y cuñado de Mel.

Nely: Esposa del autor.

Rufino: Estudiante de la universidad, período 1970-1975; actualmente una

editorial de libros.

Click: Colaborador, maestro, asesor de la universidad de 1973 a la fecha.

Catón: Excelente y conocido periodista de México.

V.R.: Secretario general de gobierno, durante el período del Ing. Gutiérrez

Treviflo; rector de la universidad entre 1978 y 1984.

Noyo: Rector de la universidad entre 1970-1973.

Lalio: Gobernador constitucional del estado de Coahuila, período 1970-

1976.

Memo: Estudiante de la escuela de Ciencias Químicas entre 1968-1970.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

Paulo: Líder y estudiante de la universidad; período 1969-1973.

Jorge: Líder y estudiante de la universidad; candidato a rector en 1976.

Consigleri: Funcionario de la universidad, durante el período de Mel;

brillante profesional que actualmente dirige un departamento en

la presente administración (1985- ).

Bob: Amigo personal del autor; actualmente maestro de la

universidad.

Escarlata: Brillante sacerdote; vocación ministerial católica.

Don Quique: Dueño de la cafetería universitaria; aún esta ahí (1985).

Fátimo: Ministro católico, de controvertida trayectoria, hombre recto y

honesto, congruente con su vocación.

Jaime: Actual rector de la universidad, período (marzo 1985- ).

Jimmy: Contendiente del actual rector; dirigente de una escuela de la

universidad.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

Mario H. Arizpe nació en Saltillo, Coah., en 1949.

Se licenció de ingeniero químico con estudios en la Uni-

versidad Autónoma de Coahuila y el Instituto Tecnológico

de Monterrey.

A su paso por la Universidad Autónoma de

Coahuila fue presidente de la Sociedad de Alumnos,

presidente de la Federación de Estudiantes de la UAC,

Consejero Universitario, Director de Extensión

Universitaria, Director de Extensión Social y Director de la

Preparatoria.

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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE

Actualmente está dedicado a su especialidad

profesional en Tamaulipas.

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