la presentacion d e la santisima virgen maria

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Arq. Roberto Saldivar Olague, [email protected] Tel.+52-492-92-7-62-95 Discernimiento del autor y breve compilación de publicaciones de LA VERDAD CATOLICA, CRUZADA DE SANTA MARIA, CATHOLIC.NET y de la predicación de los Hermanos Franciscanos Y de la Biblia de América. LA PRESENTACION D E LA SANTISIMA VIRGEN MARIA. VIERNES 21 DE NOVIEMBRE.- La Presentación de la Santísima Virgen María.

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  • Arq. Roberto Saldivar Olague, [email protected] Tel.+52-492-92-7-62-95

    Discernimiento del autor y breve compilacin de publicaciones de LA VERDAD CATOLICA, CRUZADA DE SANTA MARIA, CATHOLIC.NET y de la predicacin de los Hermanos Franciscanos Y de la Biblia de Amrica.

    LA PRESENTACION D E LA SANTISIMA VIRGEN MARIA.

    VIERNES 21 DE NOVIEMBRE.-

    La Presentacin de la Santsima Virgen Mara.

  • Arq. Roberto Saldivar Olague, [email protected] Tel.+52-492-92-7-62-95

    Discernimiento del autor y breve compilacin de publicaciones de LA VERDAD CATOLICA, CRUZADA DE SANTA MARIA, CATHOLIC.NET y de la predicacin de los Hermanos Franciscanos Y de la Biblia de Amrica.

    TIENES QUE PROFETIZAR

    Ap 10, 8-11; Lc 19, 45-48

    El breve dilogo que nos refiere el autor del Apocalipsis es una alegora de la misin proftica. Un profeta tiene que interiorizar un mensaje referido a la realidad histrica en la que vive. Es un mensaje de denuncia y de esperanza a la vez. El mensaje resulta amargo de digerir porque trata de realidades que amamos (nuestra iglesia, nuestro pas, nuestra familia) y que no atraviesan por el mejor de los momentos. Ese mensaje es a la vez dulce, porque quien profetiza experimenta el gozo de haber cumplido su misin a pesar de presiones y amenazas.

    Para que la comunidad creyente no se desoriente ni se extrave necesita escuchar y obedecer la voz de Dios, manifiesta a travs de sus profetas. El Seor Jess realiz un gesto proftico muy intenso al expulsar a los vendedores del templo, de esa manera estaba anticipando la ruina de esa institucin y de esa forma de relacin cultual, demasiado unilateral: preocupada por los rituales y desinteresada por la prctica de la justicia y la caridad.

    Tras describir la subida de Jess a Jerusaln (17,11-19,28), Lucas lo presenta ahora realizando su accin en el contexto del templo. Despus de la entrada del enviado del Seor a Jerusaln pasando por la puerta de oriente (19,45), el templo es el primer lugar en que Jess lleva a cabo su accin: las controversias que se narran tienen lugar en este sitio y a l hacen referencia. La subida de Jess al templo no es slo una accin personal sino que afecta tambin a la multitud de los discpulos (v.37) en su relacin con Dios (vv.31-34). Lucas narra ante todo un primer episodio en el que presenta los preparativos de la entrada de Jess en el templo (vv.29-36) y su realizacin (vv.37-40); sigue despus una escena en la que se presenta a Jess llorando sobre la ciudad (vv.41-44), mientras que en la siguiente encontramos la narracin de nuestro pasaje de hoy: su presencia en el templo y la expulsin de los vendedores (vv.45-48). El gesto de Jess. No tiene un valor poltico, sino una significacin proftica. Parecer al lector que la meta del gran viaje de Jess a Jerusaln es su ingreso en el templo. Es evidente la referencia a la profeca de Malaquas y su cumplimiento con la entrada de Jess en el templo: Y enseguida vendr a su Templo el Seor a quien vosotros buscis (3.1). Jess une al gesto de expulsar del templo a los vendedores dos referencia a la Escritura: Ante todo Is 56, 7: Mi casa ser casa de oracin. El templo es el lugar en el que Jess se dirige al Padre. La actividad comercial y especulativa ha convertido el templo en una cueva de ladrones y lo ha desprovisto de su nica y exclusiva misin: el encuentro con la presencia de Dios. La segunda referencia a la Escritura est tomada de Jr 7,11: En cueva de bandoleros se ha convertido a vuestros ojos esta Casa que se llama por mi Nombre?. La imagen de cueva de ladrones le sirve a Jess para condenar el trfico material en sentido amplio y no slo los trficos deshonestos que de manera velada e ilegal se cometan en el templo. Jess exige un cambio de rumbo: purificar el templo de todas aquellas negatividades humanas y conducirlo a su funcin originaria: rendir verdadero servicio a Dios. Expulsando a estos impostores del comercio se cumple la profeca de Zacaras: Y no habr ms comerciante en la Casa de Yahv Sebaot aquel da (14,21).

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    Al pronunciarse as Jess sobre el templo, no se refiere a una restauracin de la pureza del culto, como era la intencin de los zelotas. La intencin de Jess va ms all de la pureza del culto, es ms radical, es intransigente: el templo no es una obra realizada por el esfuerzo humano; la presencia de Dios no est ligada a su aspecto material; el autentico servicio a Dios lo realiza Jess en su enseanza. Con motivo de esta predicacin los sumos sacerdotes, los escribas y los notables del pueblo buscaban matarlo (v.47).

    En los lmites temporales del espacio del templo, Jess lleva a cabo una enseanza altamente significativa, es ms, es justamente en este lugar tan fundamental para los judos donde su enseanza alcanza el vrtice, y ser desde aqu desde donde partir la palabra de los apstoles (Hch 5,12.20.25.42).

    La difusin de la Palabra de gracia de la que Jess es el nico portador se abre como un arco que tiene su inicio cuando con doce aos discute entre los Doctores de la ley en el templo; contina con su enseanza mientras atraviesa Galilea y durante el camino hacia Jerusaln; y se completa con la entrada en el templo donde toma posesin de la casa de Dios. En este lugar se echan los fundamentos para la futura misin de la Iglesia: la difusin de la palabra de Dios. Los principales del pueblo no pretenden suprimir a Jess por haber destruido los negocios econmicos del templo, sino que sus motivos alcanzan a toda su anterior actividad docente y se hacen patentes ante el discurso contra el templo. Jess reivindica algo que desencadena la reaccin de los sumos sacerdotes y de los escribas. En contraste con esta actitud hostil aparece la actitud del pueblo que le oa pendiente de sus labios. Jess es visto como el mesas que, con su Palabra de gracia, rene en torno a l al pueblo de Dios.

    Tu oracin al Seor consiste en una relacin sencilla de padre a hijo como fuerza para

    comunicarte con Dios, o ms bien est recubierta de costumbres y prcticas con la

    pretensin de conseguir su benevolencia?

    Al escuchar la palabra de Jess, te sientes cogido por su enseanza como la multitud

    que estaba pendiente de sus labios? Es decir, prestas la debida atencin a la escucha

    del Evangelio para unirte a Cristo?

    Oracin final

    Considero un bien la ley de tu boca,

    ms que miles de monedas de oro y de plata.

    Qu dulce me sabe tu promesa,

    ms que la miel a mi boca! (Sal 119,72.103)

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    Comenzamos nuestra oracin invocando al Espritu Santo: Ven Espritu Divino e infunde

    en nuestros corazones el fuego de tu amor.

    Celebramos hoy la Presentacin en el Templo de nuestra Madre. Los orgenes de esta

    fiesta hay que buscarlos en una piadosa tradicin que surge en el escrito apcrifo llamado

    el Protoevangelio de Santiago. Segn este documento la Virgen Mara fue llevada a

    la edad de tres aos por sus padres San Joaqun y Santa Ana. All, junto a otras doncellas

    y piadosas mujeres, fue instruida cuidadosamente respecto la fe de sus padres y sobre

    los deberes para con Dios.

    Histricamente, el origen de esta fiesta fue la dedicacin de la Iglesia de Santa Mara la

    Nueva en Jerusaln, en el ao 543. Todo eso se viene conmemorando en Oriente desde

    el siglo VI, y hasta habla de ello el emperador Miguel Comeno en una Constitucin de

    1166. Un gentil hombre francs, canciller en la corte del Rey de Chipre, habiendo sido

    enviado a Avin en 1372, en calidad de embajador ante el Papa Gregorio XI, le cont la

    magnificencia con que en Grecia celebraban esta fiesta el 21 de noviembre. El Papa

    entonces la introdujo en Avin, y Sixto V la impuso a toda la Iglesia.

    En este da podemos llevar a la oracin dos ideas fundamentales:

    Somos conscientes y damos gracias a Dios por los dones que nos concede?

    Sigamos el ejemplo de San Joaqun y Santa Ana, los padres de la Virgen Mara. Ellos

    llevaron a Mara al Templo para agradecer a Dios el don tan inmenso que les haba

    regalado, dieron gracias al Padre por el don de la vida, por el don de Mara. A nosotros

    tambin nos ha regalado el don de Mara, y Cristo nos la ha dado como Madre. No

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    podemos dejar pasar un da sin agradecer a Dios el don que nos concede dndonos a la

    Virgen como Madre, que nos cuida en todo momento e intercede por nosotros.

    Una consagracin a Dios para vivir una vida entregada a l. Mara es llevada al

    templo y presentada ante Dios, consagrndole su vida, con el deseo de amarle siempre.

    Es el preludio de su s a Dios, de su fiat, en el momento de la Anunciacin. Que nosotros

    nos entreguemos a Dios en cada acto que hagamos, ofrecindonos a l, con el ejemplo

    de la Virgen Mara, cumpliendo la voluntad del Seor: Pues todo el que cumple la

    voluntad de mi Padre, que est en los cielos, se es mi hermano, mi hermana y mi

    madre.

    Que esta oracin produzca en nosotros el deseo de entrega a Dios en cada

    acontecimiento de nuestra vida. Que la Virgen interceda por nosotros y nos d fortaleza

    para esta entrega.

    EL TIEMPO DE LA PROFECA

    Ap 11,4-12; Lc 20,27-40

    De forma velada como suele ocurrir a lo largo de todo el libro se nos presenta a dos figuras profticas, que realizarn su misin con autoridad y en medio de una gran oposicin. La oposicin de los poderes mundanos ser tan intensa que terminarn dando muerte a estos profetas. La multitud se alegrar de su muerte, porque les resultaban incmodas e insoportables sus palabras. Estos dos profetas no son dos personas concretas, sino que representan la funcin testimonial y proftica de toda la comunidad catlica. Nos los presentan como una pareja, conforme a la idea de que solo es vlido el testimonio de dos personas. El desenlace final lo conocemos: Dios no se olvidar de los suyos, en su momento reivindicar a los catlicos que testimoniaron y profetizaron en su nombre. El alegato que sostienen los saduceos con el Seor Jess gira en torno de la esperanza. Las expectativas del creyente no quedan cumplidas en esta vida, Dios nos acoger en la plenitud de su vida y no sufriremos carencia ninguna.

    Seor, T eres un Dios de vivos no de muertos, por eso te pido que me muestres en esta oracin cmo puedo aprovechar cada minuto de mi vida para crecer espiritual y apostlicamente, camino seguro para alcanzar la santidad. Dios mo, hazme poner toda mi esperanza y esfuerzo en alcanzar el cielo. Meditacin del Papa Francisco

    Jess siempre manso y paciente les indica como primera cosa, que la vida despus de la muerte no tiene los mismos parmetros de aquella terrena. La vida eterna es otra vida, en

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    otra dimensin, en la cual entre otras cosas no existir ms el matrimonio, que est relacionado a nuestra existencia en este mundo. Los resucitados -dice Jess- sern como los ngeles y vivirn en un estado diverso que ahora no podemos sentir ni imaginar. Y as Jess lo explica.

    Pero despus, por as decir, pasa al contraataque. Y lo hace citando la sagrada escritura, con una simplicidad y una originalidad que nos dejan llenos de amor hacia nuestro Maestro, el nico Maestro!

    La prueba de la resurreccin, Jess la encuentra en el episodio de Moiss y de la zarza ardiente, all en donde Dios se revela como el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. El nombre de Dios est unido a los nombres de los hombres y de las mujeres con los cuales l se relaciona, y este nexo es ms fuerte que la muerte. Y nosotros podemos decir esto de la relacin de Dios con nosotros. l es nuestro Dios; l es el Dios de cada uno de nosotros; como si l llevara nuestro nombre, le gusta decirlo, y esta es la Alianza.

    He aqu por qu Jess afirma: 'Dios no es de los muertos pero si de los vivos, para que todos vivan en l. Esta es una ligacin definitiva; la alianza fundamental es aquella con Jess; l mismo es la Alianza, l mismo es la Vida y la Resurreccin, porque con su amor crucificado ha vencido la muerte.

    En Jess, Dios nos da la vida eterna, nos la da a todos, y todos gracias a l tienen la esperanza de una vida an ms verdadera que la actual.

    La vida que Dios nos prepara no es un simple embellecimiento de la actual: esa supera nuestra imaginacin, porque Dios nos asombra continuamente con su amor y con su misericordia. (ngelus de S.S. Francisco, 10 de noviembre de 2013).

    Reflexin La resurreccin era un tema controvertido entre los judos. No haba un dogma, por eso los saduceos no lo crean. Sin embargo, los fariseos estaban convencidos de esta doctrina. Tambin San Pablo utilizar el argumento de la resurreccin para poner a los fariseos de su parte cuando era juzgado por Ananas (Hechos de los apstoles 23, 6-9). Creer o no creer en la resurreccin da lugar a dos estilos de vida. Los que buscan la felicidad slo en esta tierra y los que tienen los ojos puestos en la eternidad. Pero vamos a detenernos en el punto que origina la discusin: habr matrimonios en el cielo? Interesante pregunta. Ello nos lleva a profundizar en el fin ltimo del matrimonio. Cuando un hombre y una mujer se casan movidos por un amor autntico buscan, sobre todo, hacer feliz a la otra persona y formar una familia. Por eso no escatiman los detalles que pueden hacer la vida ms agradable a la pareja: un beso, un regalo, una atencin, unos momentos de dilogo ntimo... Pero, si realmente quieren darle lo mejor a la persona amada deben buscar lo que realmente le har feliz, lo que va a colmar plenamente su corazn. No se quedarn en lo pasajero de esta vida, sino que querrn darle el Bien Mximo, es decir, a Dios. Es el mejor regalo que pueden hacerse unos esposos: procurar por todos los medios que la otra persona tenga a Dios. Porque Dios es el Bien mismo y la fuente de toda felicidad.

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    Buscar la felicidad en esta tierra y tener los ojos puestos en la eternidad. Dilogo con Cristo Seor, no permitas que deje pasar mi tiempo de modo infructuoso. Si hoy terminase mi vida, qu podra ofrecerte? Graba en mi alma la conciencia de que a medida que la vida avanza y la eternidad se acerca, slo tu amor queda y todo lo dems se va a convertir en nada

    Teniendo en cuenta la fiesta de Cristo Rey y Seor del Universo. Pidamos a su Espritu

    que fortalezca nuestra fe, avive nuestra esperanza e inflame nuestro amor para estar

    preparados el da del encuentro con Nuestro Seor. Pidamos al Espritu de Amor que

    nunca olvidemos que nuestra verdadera patria es el Cielo. Pongmonos, en

    consecuencia, en manos de Dios ofrecindole el da, todos nuestros actos, y esta oracin;

    y volvmonos a la Madre para apoyarnos en su intercesin.

    Hoy el Evangelio nos presenta la discusin entre los saduceos y Jess, que le sirve a

    nuestro Maestro para ensearnos dos cosas: primera, que no podemos negar el Cielo y,

    segunda, que no podemos medir los bienes futuros con los de la tierra. Sigamos la

    indicacin de Jess y fijemos nuestra mirada, durante esta oracin, en lo que nos tiene

    preparado.

    El Cielo: el descanso eterno, la felicidad sin lmites, el amor desbordndose. Por fin,

    compartir con l la vida sin que nada lo impida. Recrea en tu interior cmo ser ese

    primer encuentro. Mrale a los ojos. Rzale el salmo de hoy: Bendito el Seor, mi Roca

    [...] / mi bienhechor, mi alczar [...] / Dios mo, te cantar un cntico nuevo. Pasate entre

    los santos, agradceles sus intercesiones, abrzate a tu ngel de la guarda.

    Reencuntrate con aquellos que has perdido o que viven pero se encuentran lejos.

    Acrcate a la presencia del Padre que tanto te lleva esperando. Qu es en comparacin

    las alegras de la tierra?

    Regresa del Cielo y presenta tu vida al Seor preguntndole si es digna de l. Medita

    junto a Jess cmo los bienes de la tierra se relativizan ante la presencia del Amigo.

    Pdele, si no ves tu vida lo suficientemente buena, que l la sane. Que cure tus pecados y

    que te alcance gracia para volver a l, sin perder la esperanza de que siempre puede

    transformarla.

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    OVEJAS Y MACHOS CABROS

    Ez 34, 11-12. 15-17; 1 Co 15, 20-26. 28; Mt 25, 31-46

    La narracin que nos comparte el profeta Ezequiel es retomada directamente por el Seor Jess en el Evangelio de san Mateo. Ezequiel exhibe una situacin decadente, donde los fuertes (machos cabros en la lgica de la narracin) tratan a su antojo a los dbiles (ovejas flacas). La imagen apunta a las relaciones abusivas y asimtricas que establecemos y padecemos en las instituciones humanas, centradas en el predominio de la fuerza sobre la razn, y del poder sobre el dilogo. En la historia prevalece de forma descarada o diplomtica "la ley de la selva"; los verdugos pisotean a sus vctimas sin que prevalezcan la justicia y el derecho.

    Quienes no se adhieren a ese desorden, son presentados en el Evangelio de san Mateo como las personas compasivas que alimentaron al hambriento, vistieron al desnudo y visitaron al forastero. No consiguieron revertir la dinmica de la violencia institucionalizada, pero al menos, curaron las heridas de las personas que la padecan.

    Seor, qu pronto se va la vida y con ella las ocasiones para hacer el bien. Te suplico me des, en esta oracin, la gracia de saber dejar pasar lo caduco para quedarme contigo. Ante la brevedad de la vida, dame la gracia de vivir con el apremio de hacer rendir el tiempo que me concedes para amarte ms. Jess, aydame a recordar que la vida me ha sido dada para llegar al cielo con las manos llenas de actos concretos de amor. Meditacin del Papa Francisco Sabidura del corazn es salir de s hacia el hermano. A veces nuestro mundo olvida el valor especial del tiempo empleado junto a la cama del enfermo, porque estamos apremiados por la prisa, por el frenes del hacer, del producir, y nos olvidamos de la dimensin de la gratuidad, del ocuparse, del hacerse cargo del otro. En el fondo, detrs de esta actitud hay frecuencia una fe tibia, que ha olvidado aquella palabra del Seor, que dice: A m me lo hicisteis.

    Por esto, quisiera recordar una vez ms la absoluta prioridad de la salida de s hacia el otro como uno de los mandamientos principales que fundan toda norma moral y como el signo ms claro para discernir acerca del camino de crecimiento espiritual como respuesta a la donacin absolutamente gratuita de Dios (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 179). De la misma naturaleza misionera de la Iglesia brotan la caridad efectiva con el prjimo, la compasin que comprende, asiste y promueve (Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial del Enfermo 2015).

    Reflexin Los enemigos de Cristo y de su Iglesia han logrado desfigurar la verdadera esencia y raz del catolicismo. Algunos creen que el catolicismo consiste slo en rezos y posturas piadosas. Esto, indudablemente, tiene su valor y es un medio vlido para vivir la fe, pero no es lo nico ni lo esencial.

  • Arq. Roberto Saldivar Olague, [email protected] Tel.+52-492-92-7-62-95

    Discernimiento del autor y breve compilacin de publicaciones de LA VERDAD CATOLICA, CRUZADA DE SANTA MARIA, CATHOLIC.NET y de la predicacin de los Hermanos Franciscanos Y de la Biblia de Amrica.

    Cristo, el da de hoy, nos viene a recordar cul es la esencia de su mensaje: la caridad. La caridad no como mera filantropa, sino como verdadero amor a Dios que vive realmente en mi prjimo. Jess nos lo dice clarsimo "a m me lo hicisteis", y adems con ejemplos prcticos. Esta caridad brota naturalmente del amor a Dios. Si amo a Dios no puedo dejar de amar a mi hermano. Adems de los actos externos, la caridad se aplica a la palabra. S, este es uno de los campos ms difciles, pero tambin de los ms hermosos. No basta conformarnos con no criticar a los dems, que ya sera bastante. Hace falta hablar bien de mi prjimo, promover lo bueno y silenciar lo malo, forjar el hbito de la benedicencia. No hace falta inventarse virtudes y cualidades donde no las hay, pero s reconocer y hablar de las que tiene mi hermano. Suena bonito, pero cuesta. Haz la prueba de hablar bien de tus hermanos tres veces al da, vers cmo no es tan fcil. Pero Dios lo quiere, y sobre todo, recuerda que Dios vive en tu prjimo. Acercarme diariamente a la comunin, sacramental o espiritualmente. Dilogo con Cristo Jesucristo, no debo temer a la muerte porque ella es el paso que me acerca a lo que ms he buscado en mi vida: gozar en plenitud de tu presencia. La vida es corta y tengo que aprovecharla para amarte y servirte, fortalecindome diariamente con la oracin y los sacramentos. Confo en Ti y te digo que puedes venir a buscarme cuando T quieras, como T quieras y donde T quieras.

    El claroscuro que nos presenta el Evangelio es razonable: las personas podemos

    asemejarnos a la categora de la gente sensible y solidaria que supo hacer suyo el dolor y

    las necesidades de sus hermanos o a la opuesta, la de la gente pragmtica que vivi

    mirndose al ombligo, es decir, pendiente solamente de sus propias preocupaciones e

    intereses. Cuando unos y otros comparecen ante Jess resucitado, parecen desconocer

    la trascendencia de sus acciones terrenales. Ni los bienaventurados recuerdan haber

    favorecido a Jess, ni tampoco los desventurados. Unos y otros recibirn una clave de

    lectura de la historia que descifrar todo el enredo: quien administra su tiempo y sus

    bienes de manera sensata, sabe compartirlos con los necesitados, que son el sacramento

    viviente del Seor Jess. No se trata solamente de repartir lo que sobra, sino de acortar la

    brecha que separa a los hartos de los menesterosos.

    En este ao Teresiano termino con una frase de Santa Teresa. Que puede ser el resumen

    de las lecturas- y del evangelio de este da Vivo sin vivir en m y tan alta vida espero que

    muero porque no muero

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    LOS QUE SIGUEN AL CORDERO

    Ap 14, 1-3. 4-5; Lc 21, 1-4

    La cifra simblica de los 144 mil es de sobra conocida. No es una cifra aritmtica ni limitada. Es un nmero simblico que incluye a una multitud de creyentes del Antiguo y el Nuevo Israel. Los rasgos comunes que hermanan a estos mrtires marcados con una serial, es que no se dejaron contaminar por las prcticas idoltricas, no fueron cmplices de la injusticia y la mentira. Sufrieron persecucin y muerte porque los malvados no soportaban la menor muestra de oposicin a su despotismo. Este relato no es ficcin, sino una historia que se vivi en el siglo I y que se sigue viviendo en nuestro tiempo. No son pocas las poblaciones donde los ciudadanos que no se pliegan dcilmente a los dictados de los criminales son silenciados. De alguna manera esas personas, son como la viuda que el Seor Jess elogia en el Evangelio. No solamente entregan las pocas monedas de que disponen, sino que arriesgan su vida para ser fieles al Seor Jess y a su conciencia. Son los que hoy viven y siguen al Cordero.

    Seor, contemplando el ejemplo de la viuda pobre del Evangelio, quiero ofrecerte mi vida entera, quiero entregrtela sin reservas, como lo hizo la Virgen Mara. Concdeme tu gracia en esta oracin para que este ofrecimiento sea una realidad al darte todo mi amor y todo mi ser, con alegra y generosidad. Seor, ensame a darlo todo por Ti y por los dems, con alegra, generosidad y caridad. Meditacin del Papa Francisco

    Pero los pobres y este es el tercer punto no slo son personas a las que les podemos dar algo. Tambin ellos tienen algo que ofrecernos, que ensearnos. Tenemos tanto que aprender de la sabidura de los pobres!

    Un santo siglo XVIII, Benito Jos Labre, que dorma en las calles de Roma y viva de las limosnas de la gente, se convirti en consejero espiritual de muchas personas, entre las que figuraban noble y prelados. En cierto sentido, los pobres son para nosotros como maestros. Nos ensean que una persona no es valiosa por lo que posee, por lo que tiene en su cuenta en el banco. Un pobre, una persona que no tiene bienes materiales, mantiene siempre su dignidad. Los pobres pueden ensearnos mucho, tambin sobre la humildad y la confianza en Dios. En la parbola del fariseo y el publicano, Jess presenta a este ltimo como modelo porque es humilde y se considera pecador. Tambin la viuda que echa dos pequeas monedas en el tesoro del templo es un ejemplo de la generosidad de quien, aun teniendo poco o nada, da todo (S.S. Francisco, Mensaje para la XXIX Jornada mundial de la juventud, enero 2014).

    Reflexin Qu hermosos ojos tiene nuestro Redentor que tan bellamente posa su mirada en cada uno de nuestros actos! A Cristo no le es indiferente cuanto podamos hacer, sobre todo, cuando son pequeas menudencias que slo l ha visto y que sabr premiar en su debido tiempo.

  • Arq. Roberto Saldivar Olague, [email protected] Tel.+52-492-92-7-62-95

    Discernimiento del autor y breve compilacin de publicaciones de LA VERDAD CATOLICA, CRUZADA DE SANTA MARIA, CATHOLIC.NET y de la predicacin de los Hermanos Franciscanos Y de la Biblia de Amrica.

    Hay en la escena algunos ricos echando grandes cantidades de dinero para Dios. Es lo que significa su ofrenda al Templo. Est lejos de l una condena a los ricos, como alguna literatura ha querido ver en este y otros pasajes. Al contrario, seguramente se sinti a gusto al ver cmo los que cuentan con los medios necesarios, ponen en prctica la hermosa virtud de la magnificencia. Qu sera del Templo, de las grandes obras de la Iglesia si no hubiera gente generosa a lo grande! Adems est muy lejos de Cristo esa clase de favoritismos por unos o por otros. Y es que Dios no mira las apariencias como los hombres. Precisamente porque no mira las apariencias se impresion por el gesto de esa mujer pobre. Lo ha dado todo para Dios, todo lo que tena para su existencia! Y Cristo no se ha quedado indiferente ante tan grandioso gesto. Si hasta lo ha comunicado a sus apstoles como diciendo: aprended de esa mujer lo que es creer de veras en Dios. Darlo todo. Y hay tanta gente que lo da todo en nuestro mundo del siglo XXI y, quizs sera importante abrir ms los ojos y no dejarnos impresionar por las apariencias sino mirar con la mirada de Cristo y obrar con la generosidad de esa viuda. Porque para Dios ella no ha quedado desamparada. Porque a los que as obran Dios no los abandona sino que se conmueve de amor ante sus pequeos actos de generosidad. Pensemos slo que gracias a ese pequeo acto de la viuda ella sigue siendo hasta ahora modelo para nosotros. No ofrecer lo que me sobra, tomar ejemplo de la viuda que da todo lo que tena para vivir, y as se da a s misma. Dar mi tiempo al escuchar con atencin, acompaar, ayudar, agradecer, servir a los dems. Dilogo con Cristo Seor, no te puedo dar nada que no haya recibido de Ti, por lo que pongo en tus manos mi amor y mi total dependencia a tu voluntad. Con tu gracia podr vivir desprendido de las cosas y sabr darme con ms generosidad y ms amor a los dems.

    24 noviembre 2014. Lunes de la XXXIV semana de Tiempo Ordinario Puntos de oracin

    Este es el grupo que busca al Seor, que viene a tu presencia, Dios de Jacob! Con estas

    palabras del salmo responsorial de hoy iniciamos la oracin, alimentando el deseo de

    buscar en ella al Seor y de estar en su presencia. Tu rostro busco, Seor: no me

    escondas tu rostro; Una cosa pido al Seor: habitar en su casa. Gracias por llamarme a

    estar contigo.

    La primera lectura presenta a Cristo, como es propio del Apocalipsis, como el Cordero.

    Nos quiere decir que el Rey del Universo ha vencido a la muerte y al diablo mediante su

    sacrificio en la cruz. Se ha ofrecido como cordero inocente por nuestros pecados y con su

    mansedumbre y humildad en la Pasin ha adquirido para Dios un pueblo de reyes y

    sacerdotes. Haremos bien en nuestra oracin haciendo un acto de adoracin a este

    Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

    http://oraciondelmilitante.blogspot.mx/2014/11/24-noviembre-2014-lunes-de-la-xxxiv.html

  • Arq. Roberto Saldivar Olague, [email protected] Tel.+52-492-92-7-62-95

    Discernimiento del autor y breve compilacin de publicaciones de LA VERDAD CATOLICA, CRUZADA DE SANTA MARIA, CATHOLIC.NET y de la predicacin de los Hermanos Franciscanos Y de la Biblia de Amrica.

    A este Cordero le sigue una multitud que canta un cntico nuevo y que son aquellos que

    han lavado sus manos en la sangre del Cordero. Entre esta muchedumbre hallamos a los

    mrtires que han hecho por Cristo lo que Cristo ha hecho primero por ellos: dar la vida.

    Hoy celebramos a un gran grupo de mrtires vietnamitas, san Andrs Dung Lang y

    compaeros, de los siglos XVIII y XIX. Prefirieron morir antes que pisotear la cruz de

    Cristo o renunciar a su fe. Escuchemos lo que uno de ellos, san Pablo Le-Bao-Tinh,

    escriba desde la crcel:

    Yo, Pablo, encarcelado por el nombre de Cristo les quiero explicar las tribulaciones en

    que me veo sumergido cada da, para que enfervorizados en el amor a Dios, alabis

    conmigo al Seor, porque es eterna su misericordia. Esta crcel es un verdadero infierno:

    a los crueles suplicios de toda clase, como son los grillos, cadenas de hierro y ataduras,

    hay que aadir el odio, las venganzas, las calumnias, palabras indecentes, peleas, actos

    perversos, juramentos injustos, maldiciones, finalmente angustias y tristezas En medio

    de estos tormentos, que aterrorizaran a cualquiera, por la gracia de Dios estoy lleno de

    gozo y alegra, porque no estoy solo, sino que Cristo est conmigo. l, nuestro maestro,

    aguanta todo el peso de la cruz, dejndome a m solamente la parte ms pequea e

    insignificante. l no solo es espectador de mi combate sino que parte en l, vence y lleva

    a feliz trmino toda la lucha. Por esto en su cabeza lleva la corona de la victoria, de cuya

    gloria participan tambin todos sus miembros.

    Pidamos a los mrtires de este da que nos alcancen fortaleza para entregar la vida por

    amor. El evangelio de hoy nos pone como modelo a la pobre viuda que da como limosna

    todo lo que tiene para vivir. Se estaba dando a s misma, mientras que los ricos echaban

    lo que les sobraba. Imitemos hoy la generosidad de los mrtires, la de la viuda del

    evangelio: no entreguemos a Dios y a los hermanos sobras, entreguemos nuestra vida.

    Oremos con san Ignacio: Tomad, Seor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi

    entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer: Vos me lo disteis, a Vos,

    Seor, lo torno. Todo es vuestro, disponed a toda vuestra voluntad. Dadme vuestro amor

    y gracia, que sta me basta.

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    Discernimiento del autor y breve compilacin de publicaciones de LA VERDAD CATOLICA, CRUZADA DE SANTA MARIA, CATHOLIC.NET y de la predicacin de los Hermanos Franciscanos Y de la Biblia de Amrica.

    SIEGA Y VENDIMIA

    Ap 14, 14-19; Lc 21, 5-11

    Las imgenes de la siega y la vendimia son presentadas de forma hiperblica, puesto que corre un reguero de sangre que sube ms de un metro hasta la boca de los caballos en un espacio de trescientos kilmetros. Esa aparente carnicera o genocidio diramos hoy, es la manera de afirmar que en su debido momento los artfices de la maldad y la violencia recibirn su merecido. Dios no puede ser comparsa ni cmplice de tanta violencia. Dios est "enfurecido", porque la prepotencia con la cual han pisoteado a los dbiles, es una afrenta contra su Creador. El discurso apocalptico del Evangelio de san Lucas pretende alentar a los catlicos perseguidos a la perseverancia. La ltima palabra ser pronunciada por el Seor glorioso, que har justicia y dar su merecido a justos y malvados. Si esa esperanza no se cumple, los catlicos fieles, dira san Pablo, sern los ms desgraciados de los hombres.

    Seor y Dios mo, buscarte equivale a encontrarte, porque siempre T ests dispuesto, esperndome en el Sagrario y en la oracin. No quiero anteponer nada a tu amor que es lo nico definitivo y seguro que tengo en la vida. Ven Espritu Santo! Ilumina y gua esta meditacin. Seor, concdeme la gracia de afianzar mi vida en Ti para poder ser testigo y misionero de tu amor. Meditacin del Papa Francisco

    Jess dijo: Esto que ven, llegarn das en que no quedar piedra sobre piedra que no sea derruida. Naturalmente le preguntan: cundo suceder esto?, cules sern los signos? Pero Jess dirige la atencin de estos aspectos secundarios cundo ser?, cmo ser? la dirige a las verdaderas cuestiones. Y son dos:

    Primero: no dejarse engaar por falsos mesas y no dejarse paralizar por el miedo. Segundo: vivir el tiempo de la espera como tiempo del testimonio y de la perseverancia. Y nosotros estamos en este tiempo de la espera, de la espera de la venida del Seor.

    Esta alocucin de Jess es siempre actual, tambin para nosotros que vivimos en el Siglo XXI. l nos repite: Miren, no se dejen engaar. Porque vendrn muchos usurpando mi nombre.

    Es una invitacin al discernimiento. Esta virtud catlica de comprender dnde est el Espritu del Seor y dnde est el mal espritu. Tambin hoy, en efecto, hay falsos salvadores, que tratan de sustituir a Jess: lderes de este mundo, santones, tambin brujos, personajes que quieren atraer a s las mentes y los corazones, especialmente de los jvenes. Jess nos pone en guardia: No los sigan!. No los sigan!. (S.S. Francisco, ngelus del 17 de noviembre de 2013).

    Reflexin No busquemos aterrarnos mutuamente ni vivir en el miedo pensando en que el tiempo

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    est cerca y ya se acaba la figura de este mundo con la venida del Justo Juez, Cristo. Y no es as porque El mismo nos lo acaba de decir: Mirad, no os dejis engaar. Porque vendrn muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy" y "el tiempo est cerca". Quiere Cristo que vivamos atemorizados? No Quiere que nos la pasemos analizando cada guerra y cada peste e interpretndolo todo bajo esta ptica terrorfica? No. Entonces, qu quiere Cristo? Quiere que nos dejemos de cuentos de terror y de una pasividad estril y vivamos, s, velando para cuando venga, pero velando como siervos fieles, esto es, cumpliendo como el soldado que tiene una misin en la vida. "Velar" por tanto no es estar en estado de terror e infundiendo terror en los dems, sino "trabajar" por hacer que cada da ms este Rey sea ms adorado y amado por los hombres; para que el imperio del amor triunfe sobre los mezquinos deseos humanos. Por qu el Templo ser derruido? Por la codicia de los hombres. Por qu habr guerras? Por el odio de unos contra otros. Por qu pestes, hambre, desolacin? Por culpa del pecado que no busca soluciones sino que trae daos estriles. Pero en cambio si el catlico trabaja firme y constante por edificar su propia casa en Roca firme; si se empea por trabajar en la via del Seor y sacar fruto abundante, el ciento por uno; si procura que en su casa jams falte el aceite para su lmpara, no sea que venga el Esposo; si se esmera en realizar cuanto le ha sido confiado por el Dueo, como siervo trabajador; si, en fin, saca tiempo de debajo de las piedras y hace del amor su tesoro, y reproduce todos sus talentos, le quedar tiempo para aterrarse por el fin del mundo? Trabajar por edificar mi casa, es decir mi vida de cada da sobre roca firme, sobre Dios. A travs de la oracin, de la confianza y esperanza en l. Dilogo con Cristo Seor, s que al final triunfar tu Reino, pero mi corazn a menudo no entiende y le cuesta aceptar acontecimientos que parecen no tener ningn sentido, como la muerte de un joven. Ensame que el sentimiento puede ayudarme, pero no es lo esencial. Aydame a ser optimista, a edificar mi vida en la roca firme de tu voluntad y a tenerla como mi gua en todo mi obrar.

    25 noviembre 2014. Martes de la XXXIV semana de Tiempo Ordinario Puntos de oracin

    Hemos comenzado la ltima semana del ao litrgico, tras la celebracin del domingo

    pasado de la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, Seor de la historia. Es normal

    por lo tanto que la Palabra de Dios nos invite en estos das a reflexionar sobre el final de

    la historia, del tiempo, de lo caduco.

    Cuando hablamos del fin del mundo, nos puede suceder que tengamos miedo o que por

    el contrario nos lo tomemos a broma. Pues bien, las lecturas de hoy quieren evitar esas

    dos actitudes extremas. El salmo 50 creo que nos da la actitud adecuada que es de

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    esperanza. Algrese el cielo, goce la tierra, el Seor ya llega a regir la tierra! No se trata

    de un final sin sentido, ni de un bucle de infinitas historias, sino de un cambio de Seor.

    Es un cambio radical porque termina el tiempo y a la vez es una continuidad gloriosa y

    definitiva del reinado de Jesucristo.

    La ciencia actual tambin trata del futuro del universo. Segn la teora cientfica ms

    aceptada, la del Big Bang, el universo comenz su historia hace aproximadamente 13.700

    millones de aos a partir de una situacin primordial y desde entonces se est

    expandiendo aceleradamente. Como la energa no debe ser infinita, se prev que dicha

    aceleracin algn da termine llegndose a un verdadero final, al menos de las estructuras

    actuales tal como las observamos.

    Cundo y cmo ser el fin del mundo? Esto nadie lo sabe. Segn Mc 13,32, pero de

    aquel da o de aquella hora nadie sabe, ni siquiera los ngeles en el cielo, ni el Hijo, sino

    slo el Padre.

    Segn Mt 26,64, Jess hizo una alusin directa de su ltima venida, ante los que le

    juzgaban, en el momento de su condena a muerte les digo: desde ahora, vern al Hijo

    del hombre sentado a la diestra del Padre y venir sobre las nubes del cielo.

    Contemplemos hoy a Jess en la oracin de este modo y repitamos: quiero estar as

    contigo, Jess, para siempre.

    Todas las estructuras temporales y sociales terminarn. Jess hace referencia concreta al

    Templo de Jerusaln y a la misma ciudad. Esto que contemplan, llegar un da en que no

    quedar piedra sobre piedra: todo ser destruido. Qu humildes nos debemos sentir al

    caer en la cuenta de que las obras del hombre nacen con fecha de caducidad! Qu

    frgiles son las cosas, an las ms gigantescas; y que frgil soy yo!

    El final llegar pero no de inmediato; y mientras tanto qu? Primero no dejarse arrastrar

    por los falsos profetas que siempre los ha habido y los habr. Jess nos dice al respecto:

    no vayis tras ellos. Y en segundo lugar estemos vigilantes, es lo que tanto se nos dir al

    comienzo del adviento. Desde este punto de vista la historia comienza cada da y el

    tiempo debe ser tiempo de salvacin.

    Estas actitudes son las que tan bellamente plasm Santa Teresa en los versos que

    escribi sobre la eficacia de la paciencia. Podemos terminar la meditacin de hoy

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    saborendolos. A la vez que es una invitacin a conocer ms la espiritualidad carmelitana

    en este ao santo Teresiano.

    Nada te turbe,

    Nada te espante,

    Todo se pasa,

    Dios no se muda.

    La paciencia

    Todo lo alcanza;

    Quien a Dios tiene

    Nada le falta:

    Slo Dios basta.

    LOS QUE VENCIERON A LA FIERA

    Ap 15, 1-4, Lc 21, 12-19

    El retrato triunfal que nos pinta el autor del Apocalipsis no es desmedido. Los primeros catlicos haban conocido momentos de gran oposicin violenta, tanto en la poca de Nern como en la de Domiciano. Los catlicos que sufrieron la crcel, el destierro, la privacin de sus bienes y de su vida fueron numerosos. Sus padecimientos no eran inventados ni fueron exagerados de forma imaginaria. Era una prueba y un sufrimiento real. El cese de esas contrariedades era celebrado porque era la forma de documentar que el Seoro de Dios no era una ilusin vana. Si nos presentan como ejemplar el comportamiento de estos hombres y mujeres que se mantuvieron de pie, es porque muchos otros "cayeron" y se plegaron a las presiones de la fiera, que trataba de cooptar y chantajear a los catlicos de espritu ms dbil. La constancia de que habla el Seor Jess en el Evangelio no era algo sencillo de alcanzar.

    Espritu Santo, Dulce husped de mi alma, T eres mi Consolador, el que me asiste, el que me ilumina y gua. Gracias por este da y por este momento de oracin, oportunidad para crecer en gracia y santidad. Aydame a ponerte en el centro de mi vida y de mi actividad, de mis pensamientos y deseos. Seor, dame la gracia para afrontar las dificultades derivadas de vivir autnticamente mi fe. Meditacin del Papa Francisco Para conocer los signos verdaderos, para conocer el camino que debo tomar en este momento, es necesario el don del discernimiento y la oracin para hacerlo bien. En cambio, para ver el tiempo, del cual solo el Seor es dueo, Jesucristo, nosotros no podemos tener ninguna virtud humana. La virtud necesaria para ver el tiempo debe ser dada, regalada por el Seor: es la esperanza! Oracin y discernimiento para el instante;

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    esperanza para el tiempo. Y as el catlico se mueve en este camino, momento tras momento, con la oracin y el discernimiento, pero deja tiempo a la esperanza:

    El catlico sabe esperar al Seor en cada instante, pero espera en el Seor hasta el fin de los tiempos. Hombre y mujer de instante y de tiempo: de oracin y discernimiento, y de esperanza. Que el Seor nos d la gracia para caminar con la sabidura, que tambin es uno de sus dones: la sabidura que en el instante nos lleve a rezar y a discernir. Y en el tiempo, que es el mensajero de Dios, nos haga vivir con esperanza. (Cf. S.S. Francisco, 26 de noviembre de 2013, homila en Santa Marta). Reflexin Jess nos muestra cmo el ser discpulos suyos, no es un camino fcil ni agradable. No nos equivoquemos, nuestra recompensa no es en la tierra sino en el cielo. Y todo por causa de la Verdad, del Evangelio. Slo necesitamos mirar a tantos y tantos hermanos que ya han pasado por lo que Cristo nos anunci: encarcelamientos, persecuciones e incluso la muerte.

    Y precisamente en nuestro caso, situaciones no muy lejanas en el tiempo han baado nuestro pueblo con la sangre de los mrtires. "Seris odiados por todos a causa de mi nombre" dice el Seor. Odio, traicin, soledad... estos y otros ms, son los recursos que el maligno utiliza ante el triunfo que ya nos ha alcanzado el Seor. Es as de sencillo, y debemos confiar en Cristo y estar preparados pues "a fuerza de constancia poseeremos nuestras vidas". Slo el Seor puede darnos la gracia de mantenernos firmes en la fe ante las contrariedades de la vida, por eso nosotros debemos estar preparados para recibirlas, sobre naturalizarlas y mediatizarlas como una escalera hacia el cielo, escalera que se identifica con la Cruz. En primer lugar, hay que esperar todo de Dios, saber que la fuerza viene de l, confiar ciegamente en l, y desconfiar de nosotros y de "nuestras" capacidades, pues son dones recibidos. Pobre aquel que espera vivir sin dificultades, imprevistos, sin dolor, sin sufrimiento...! An no hemos alcanzado el cielo! Seguimos desterrados! En segundo lugar, permitirle a Dios, pues nuestra libertad nos juega a menudo malas pasadas, que derrame su gracia sobre nosotros. l est siempre esperando nuestra respuesta afirmativa, "s quiero, Seor". Esta declaracin debe estar secundada en el amor y la responsabilidad por adquirir e imitar las virtudes del Corazn de Cristo. Slo Jess puede ser el agua que sacie nuestra sed, el blsamo que cure nuestras heridas espirituales, el vino que embriague nuestro amor. Slo l puede revestirnos de "un lenguaje y sabidura que no podrn contradecir ninguno de nuestros adversario". Que ante cada dificultad en el camino, veamos las huellas del Maestro que va por delante y que como buen Maestro, ya ha experimentado en su persona todo lo que tengamos que padecer nosotros. "Confiad, Yo he vencido al mundo". Participar, sin ningn temor, en mi apostolado, poniendo todo en manos de Dios. Dilogo con Cristo Seor, seguir tu Evangelio, ser un discpulo y misionero de tu amor, es oponerse a lo que

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    el mundo ofrece y que la mayora considera como autntica felicidad. Necesito hacer un sincero esfuerzo por adquirir aquellas virtudes que me permitan vivir autnticamente mi fe: la pureza, la fidelidad, la humildad, la sinceridad y la autenticidad. Te pido, por intercesin de Mara, la sabidura y la fuerza que necesito para serte fiel.

    1. Oracin preparatoria: hacemos la seal de la cruz y nos ponemos en la presencia de

    Dios. Invocamos la ayuda del Espritu Santo y rezamos mentalmente la oracin

    preparatoria de Ejercicios: Seor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones

    sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad. (EE 46)

    2. Peticin. Mueve Seor los corazones de tus hijos, para que, correspondiendo

    generosamente a tu gracia, recibamos con mayor abundancia la ayuda de tu bondad. Por

    Jesucristo nuestro Seor (Oracin colecta de la misa).

    3. Puntos para orar: en la lectura del libro del Apocalipsis de hoy, los elegidos cantan al

    Seor el cntico de Moiss. Podemos unirnos a ellos en nuestro rato de oracin

    repitindolo despacio en nuestro interior una y otra vez. Grandes y maravillosas son tus

    obras, Seor Dios Omnipotente; justos y verdaderos tus caminos, Oh Rey de los siglos!

    Quin no te temer, Seor, y glorificar tu nombre? Porque t slo eres santo; porque

    vendrn todas las naciones y se postrarn en tu acatamiento, porque tus juicios se

    hicieron manifiestos.

    Pedimos al Seor nos haga partcipes de sus sentimientos de gratitud ante su

    misericordia y el espectculo de su bondad y de su justicia que se manifestar ante todos

    los hombres. Avivar nuestra esperanza. Confiamos en que lo que nos describe el

    Apocalipsis, un da, por la misericordia de Dios, ser visible a nuestros ojos resucitados.

    Pedir que todos le conozcan y nadie tengamos que enrojecer cuando venga a dar a cada

    uno segn sus obras.

    En el evangelio de hoy Jess nos avisa de que vivir su mensaje lleva aparejada la

    persecucin. Es algo que viene con el ser catlicismo. No es optativo. Ha sido as en

    todos los tiempos. Nuestra lucha no es contra la carne o la sangre sino contra las

    potencias del mal que lucharn contra Dios y su Mesas y contra la Iglesia durante toda la

    historia. Y hoy en da lo vemos en las noticias cada da. En Espaa y fuera. Los catlicos

    somos ridiculizados, perseguidos y asesinados con saa diablica. Y el que persevere

    hasta el fin se salvar.

    4. Unos minutos antes del final de la oracin: Dilogo con Jess, Avemara a la Virgen.

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    5. Examen de la oracin: ver cmo me ha ido en el rato de oracin. Recordar si he

    recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre l. Ver dnde he

    sentido ms el consuelo del Seor o dnde me ha costado ms. Hacer examen de las

    negligencias al preparar o al hacer la oracin, pedir perdn y proponerme algo concreto

    para enmendarlo.

    6. Repetir a lo largo del da como jaculatoria con corazn agradecido: Grandes y

    maravillosas son tus obras, Seor Dios Omnipotente

    LA GRAN CIUDAD CORRUPTORA

    Ap 18, 1-2. 21-23; 19, 1-3. 9; Lc 21, 20-28

    El lenguaje cifrado y el estilo velado del autor del Apocalipsis no nos impiden darnos cuenta de cul es la gran ciudad que ha cado. Babilonia, la gran prostituta asentada sobre siete colinas, no deja pie a equvocos, se trata de Roma, sede del comercio imperial, del enriquecimiento ilcito y la opresin contra los profetas y consagrados. Este fragmento es en realidad una elega burlesca que celebra el fin de la ciudad opresora. La esperanza catlica, que no la venganza, lograr consumarse, porque Dios es el Seor de la historia y no los imperios que parecen serlo. En el Evangelio de san Lucas estamos todava en otro contexto, el tiempo de los paganos no ha concluido y todava despliegan su poder para sitiar a Jerusaln. Es el tiempo histrico de la prueba que sorprender a los que vivan enajenados y distrados. El Apocalipsis no se regodea en la humillacin de los perseguidores, sino en la reivindicacin de los mrtires que permanecieron fieles a su Seor.

    Seor Jess, pasajes del Evangelio como el de hoy pueden parecer inquietantes en un primer momento. Pero sabiendo que tengo la enorme gracia de poder tener un momento de intimidad contigo en la oracin, lo que hago es levantar la cabeza para estar dispuesto a escucharte, porque s que T eres mi liberacin. Jess, T eres mi esperanza, aumenta mi confianza! Meditacin del Papa Francisco

    Pensamos en el regreso de Cristo y en su juicio final, que manifestar, hasta sus ltimas consecuencias, el bien que cada uno habr realizado o habr dejado de realizar durante su vida terrena, percibimos que nos encontramos ante un misterio que nos supera, que no conseguimos ni siquiera imaginar. Un misterio que casi instintivamente suscita en nosotros una sensacin de miedo, y quizs tambin de trepidacin. Pero si reflexionamos bien sobre esta realidad, esta slo puede agrandar el corazn de un catlico y ser un gran motivo de consuelo y confianza.

    A este propsito, el testimonio de las primeras comunidades catlicas resuena muy sugerente. Estas solan acompaar las celebraciones y las oraciones con la aclamacin Maranath, una expresin constituida por dos palabras arameas que, segn cmo sean

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    pronunciadas, se pueden entender como una splica: Ven, Seor!, o como una certeza alimentada por la fe: S, el Seor viene, el Seor est cerca. Es la exclamacin con la que culmina toda la Revelacin catlica, al final de la maravillosa contemplacin que se nos ofrece en el Apocalipsis de Juan. En ese caso, es la Iglesia-esposa que, en nombre de la humanidad, de toda la humanidad, y en cuanto su primicia, se dirige a Cristo, su esposo, deseando ser envuelta por su abrazo; un abrazo, el abrazo de Jess, que es plenitud de vida y de amor. (Catequesis de S.S. Francisco, 11 de diciembre de 2013). Reflexin El lenguaje escatolgico empleado por Cristo en este pasaje nos muestra dos cosas: que l es el Seor y dueo de la historia y de los acontecimientos, y que todo catlico tiene como consigna la vigilancia, pues desconocemos el da y la hora en que todo esto suceder. El Seor nos dice: "quien est en el campo que no entre en la ciudad y quien est en la ciudad que se aleje". Cristo no nos pide lo que no le podemos dar pero s reclama un seguimiento convencido por parte de cada uno: que le amemos por encima de nuestras tribulaciones o en medio de la perplejidad; que aguardemos con esperanza su segunda venida. Tambin nos advierte que el camino de la cruz no es fcil y que a veces cuesta, sin embargo sabemos que cuando Dios pide algo, no hace ms que requerir lo que precisamente ha dado. Por lo tanto tenemos un modelo donde reflejarnos. l nunca nos deja solos. Repitamos las palabras de Santa Teresa "Solo Dios basta" y seamos capaces de cobrar el nimo y levantar nuestra cabeza porque se acerca nuestra liberacin.

    Liberarnos ante todo del pecado, de nuestra miseria, de nuestros rencores e insatisfacciones. Dilogo con Cristo Seor, aydame a ver todos los sucesos de mi vida en la perspectiva de la eternidad. Ver todo con tu mirada, para saber qu es lo que realmente tiene valor. Slo al final de mi vida podr confirmar que todo tiene sentido y que la lucha por vivir el Evangelio vale la pena, pero ahora s que nunca me voy arrepentir de lo que haya hecho por amor a Ti, gracias por darme la certeza de mi fe!

    Lo primero para la oracin de hoy es empezar como nos dice el salmo:

    Entrar por sus puertas con accin de gracias,

    por sus atrios con himnos,

    dndole gracias y bendiciendo su nombre

    Eso es, entrar por la puerta de la capilla dando gracias al Seor con himnos y

    bendiciones. Si el lugar lo permite hacedlo cantando en voz alta. S, ir por los atrios de la

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    parroquia o del monasterio cantando porque nos vamos a encontrar con el Seor, con

    Nuestro Seor. Qu mayor alegra que esta para cantar!

    La oracin de estos das, previos al adviento, tiene un aire de final de un ciclo y de que

    comienza de otro. Nos hemos de dejar invadir por estos dos sentimientos.

    Si nos abrimos a lo que los textos de la liturgia nos dicen hoy, debemos pasar por dos

    momentos bien diferentes. El primero ser de temor y temblor ante los acontecimientos

    finales que se narran tanto en la lectura del Apocalipsis como en la del evangelio de

    Lucas. Si uno lee los dos textos seguidos, saltndose el ltimo prrafo de ambos, se

    podra caer en una gran depresin y en una completa inaccin. Con la que va a caer,

    ms vale meterse debajo de la cama y esperar a morir! Es lo que nos pasa cuando

    leemos las cosas a medias, que las entendemos peor que a medias, las entendemos mal.

    El final del mundo, de las cosas y de las personas ocurrir dramticamente, y nosotros

    nos apenamos por ello. Pero despus del final hay un nuevo comienzo. No hay que

    olvidarlo.

    El Apocalipsis nos lo muestra como un banquete de bodas, y el evangelio de Lucas como

    la llegada de la liberacin. Son dos imgenes muy potentes y consoladoras. Cristo ha

    venido al mundo a liberarnos del pecado y aunque ha pasado por la muerte y la

    destruccin, igual que ha de pasar este mundo, es motivo de alegra saber que ante tales

    acontecimientos ya estaremos a las puertas de la salvacin. Pero adems es que hecha

    la salvacin nos encontraremos en un gran banquete de bodas. En el mundo esta

    celebracin es la ms importante para todo hombre y toda mujer. Es lo mximo. Pues

    bien, nuestro Dios compara su llegada con este momento. Es ms, el propio Dios se va a

    hacer manjar de ese banquete. Impresionante.

    Cmo rezamos todo esto?

    Fcil, nos dejamos llenar de la pena de la destruccin del mundo, pero con la pena que

    nos da ver sufrir al propio Dios con estos acontecimientos; y, en seguida, nos llenamos de

    una gran alegra, y damos gracias, y bendecimos a Dios (igual que hicimos al entrar en el

    templo) porque:

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    El Seor es bueno,

    su misericordia es eterna,

    su fidelidad por todas las edades.

    LA IMPOTENCIA DEL MAL

    Ap 20, 1-4. 11-21, 2; Lc 21, 29-33

    Las noticias esperanzadoras que nos comunican tanto el Evangelio de san Lucas como el Apocalipsis, no son una "tomadura de pelo", ni un falso consuelo. El Seor Jess habla con solemnidad acerca de la veracidad de su discurso: "mis palabras no pasarn", es decir, no quedarn desmentidas, puesto que se cumplirn. El famoso pasaje del captulo veinte del Apocalipsis ha sido conocido como el germen del milenarismo, es decir de una interpretacin literal, que imaginaba que el catolicismo conocera un milenio de plenitud en la historia y que posteriormente se desatara la virulencia de Satans. La interpretacin prevaleciente en la tradicin catlica actual interpreta de forma simblica esta cifra y la considera como un periodo de paz y fidelidad no identificado con un perodo histrico en particular. En el fondo, esa imagen del dragn encadenado es la afirmacin del triunfo de Jess y la reduccin de Satans a la impotencia.

    Espritu Santo, te pido el don de ciencia para valorar las cosas humanas en relacin a mi ltimo fin y para saber discernir lo que debo hacer en cada momento. En este momento de oracin, aydame a guardar el silencio necesario para agradarte y escuchar lo que hoy me quieres decir. Seor, dame fortaleza, para buscar con constancia la santidad. Meditacin del Papa Francisco

    Al final, Jess hace una promesa que es garanta de victoria: "Con su perseverancia salvarn sus almas". Cunta esperanza en estas palabras! Son un llamamiento a la esperanza y a la paciencia, a saber esperar los frutos seguros de la salvacin, confiando en el sentido profundo de la vida y de la historia: las pruebas y las dificultades forman parte de un designio ms grande; el Seor, dueo de la historia, lleva todo a su cumplimiento. A pesar de los desrdenes y de los desastres que turban al mundo, el designio de bondad y de misericordia de Dios se cumplir!

    Y esta es nuestra esperanza. Ir as, por este camino, en el designio de Dios que se cumplir. Es nuestra esperanza.

    Este mensaje de Jess nos hace reflexionar sobre nuestro presente y nos da la fuerza para afrontarlo con coraje y esperanza, en compaa de la Virgen, que camina siempre con nosotros. (S.S. Francisco, 17 de noviembre de 2013). Reflexin La parbola de la higuera se sita prcticamente al final del discurso de Jess sobre las seales del fin universal. Hace aproximadamente dos mil aos que Cristo pronunci estas

  • Arq. Roberto Saldivar Olague, [email protected] Tel.+52-492-92-7-62-95

    Discernimiento del autor y breve compilacin de publicaciones de LA VERDAD CATOLICA, CRUZADA DE SANTA MARIA, CATHOLIC.NET y de la predicacin de los Hermanos Franciscanos Y de la Biblia de Amrica.

    palabras, y no pueden ser ms actuales. No hace falta detenerse demasiado en dicho discurso para encontrar rpidamente el paralelismo entre lo que Cristo nos describe y lo que nosotros vivimos en la actualidad. Ante tanta adversidad el mensaje de Cristo es, como siempre, esperanzador: "el Reino de Dios est cerca". Somos pues, hijos todos de la misma generacin, descendientes de Adn y Eva, los expulsados del paraso. Pero hijos principalmente de Dios, que nos dignifica a travs de su Hijo Jesucristo y que nos muestra ya la higuera que retoa, es decir, el Reino naciente en cada corazn que le ama. El tiempo ha demostrado la autenticidad de las palabras de Nuestro Seor: "El cielo y tierra pasarn, mas mis palabras no pasarn". Esta sorprendente expresin de Jess est cargada de un profundo significado: nada perdura en el tiempo, slo l es eterno, slo l puede decir "siempre". Por eso, nos equivocamos si centramos nuestra vida en lo estrictamente pasajero, material y efmero. Debemos anclarnos en Cristo, con l no damos pasos en falso. Desde luego, y estamos avisados, la senda es estrecha y espinada, y cuesta transitarla, pero vamos acompaados y guiados por el Maestro. Este pasaje nos llama a volver a la frescura del Evangelio, a buscar la autenticidad del mensaje catlico, seguros de que no pasa, jams se desfasa, ni es atemporal. A veces, nuestros prejuicios nos empujan a quedarnos en lo ms superficial de lo que conforma nuestra fe; nos ocupamos con demasiada frecuencia de lo externo; estamos estancados en nuestra dimensin ms horizontal, olvidndonos de que es la vertical la que nos conduce a las alturas. Propsito El Seor nos advierte: "mis palabras no pasarn", es nuestra responsabilidad no perder ms el tiempo, el tiempo es un regalo de Dios de valor incalculable. Utilizarlo de cara a l, obedeciendo su santa voluntad. He ah la tarea del catlico y lo nico que puede darnos la felicidad.

    Al comenzar nuestra oracin de este da nos vienen dos sentimientos distintos, que

    hacemos concluir en la misma direccin, ayudados por la accin del Espritu Santo y

    vividos en la presencia de Dios.

    Por una parte est un tiempo que concluye, que finaliza, y que nos habla de caducidad,

    de limitacin, de temporalidad.

    Termina el ao litrgico colocndonos en la verdadera dimensin de nuestra vida, que es

    el horizonte del Reino. Todo es frgil y pasajero en el transcurso de nuestra etapa terrena,

    por tanto no debemos hacer aqu ciudad permanente. Fugacidad de todo lo terreno.

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    Cristo Rey funda un reino que no perece, que est lleno de amor y de paz. Este es el

    mensaje que cala en nuestro interior y del que hacemos partcipes a nuestros hermanos

    los hombres.

    Tal como nos narra la primera lectura del Apocalipsis, los muertos fueron juzgados segn

    sus obras. Y se vio un cielo nuevo y una tierra nueva.

    Este cielo y esta tierra nueva es lo que nos da paso a la segunda parte de nuestra

    consideracin para la oracin.

    Y vi la nueva Jerusaln, que descenda del cielo, enviada por Dios.

    Esta nueva Jerusaln tiene un nombre propio, es Jesucristo.

    Pues para poder acoger a la nueva Jerusaln nos preparamos con el tiempo de Adviento.

    Vivir bien este tiempo litrgico es colocarnos en la rbita de Dios, para descubrir que est

    cerca el Reino de Dios. Por tanto alcemos nuestra cabeza, se acerca nuestra liberacin.

    Que Santa Mara acompae nuestro rato de adoracin a Dios y nos abra el alma para

    acoger lo mejor posible al Verbo de la vida, a Jesucristo, Rey del Universo y Salvador de

    nuestras vidas.

    VERN SU ROSTRO

    Ap 22,1-7; Lc 21,34-46

    La culminacin del libro del Apocalipsis se monta en las imgenes profticas de Ezequiel. De ah retorna la figura del ro que brota del templo y que ahora irriga a un rbol de la vida, que evoca indudablemente al rbol de la vida del paraso primordial en el Gnesis.

    El final de los tiempos es la reconstruccin del principio. El ser humano volver a intimar con Dios y ver su rostro sin experimentar miedo o temor alguno. En el libro del Gnesis Adn y Eva se ocultan despus de haber desobedecido porque temen a Dios. Comenzar "un da nico", es decir, ser el mundo definitivo, que ya no tendr fin. El creador y la criatura vivirn en armona y los contratiempos y sobresaltos que afligan a los humanos en su condicin mundana, habrn terminado. Como lo seala el final del discurso del Evangelio de san Lucas, mientras acontece todo esto, ser necesario "mantenerse en pie", es decir, fiel y dispuesto a acatar las rdenes del Seor, que dar la victoria a los suyos.

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    Seor Jess, s que tu Evangelio de hoy no tiene la finalidad de causar miedo o inquietud. T no ests esperando un momento de debilidad para llamarnos a juicio, al contrario, personalmente creo que llamas a cada persona en su mejor momento. Ilumina esta oracin para que contine con entusiasmo y confianza mi camino hacia la santidad: hacer lo que me toca hacer, siempre y todo por amor a Ti Seor, dame la gracia de la perseverancia final. Meditacin del Papa Francisco

    Una pregunta est presente en el corazn de muchos: por qu hoy un Jubileo de la Misericordia? Simplemente porque la Iglesia, en este momento de grandes cambios histricos, est llamada a ofrecer con mayor intensidad los signos de la presencia y de la cercana de Dios.

    ste no es un tiempo para estar distrados, sino al contrario para permanecer alerta y despertar en nosotros la capacidad de ver lo esencial. Es el tiempo para que la Iglesia redescubra el sentido de la misin que el Seor le ha confiado el da de Pascua: ser signo e instrumento de la misericordia del Padre.

    Por eso el Ao Santo tiene que mantener vivo el deseo de saber descubrir los muchos signos de la ternura que Dios ofrece al mundo entero y sobre todo a cuantos sufren, se encuentran solos y abandonados, y tambin sin esperanza de ser perdonados y sentirse amados por el Padre. Un Ao Santo para sentir intensamente dentro de nosotros la alegra de haber sido encontrados por Jess, que, como Buen Pastor, ha venido a buscarnos porque estbamos perdidos. (Homila de S.S. Francisco, 11 de abril de 2015).

    Reflexin En nuestras vidas hay "sorpresas" que en realidad no lo son tanto. No debera sorprendernos que llegue as la cuenta mensual del telfono, si hemos estado haciendo largas llamadas al exterior. Para quien se dedica a los estudios y no se ha dedicado responsablemente a ellos, es lgico que al llegar al examen "le sorprenda" lo difcil que es. Era de esperar! Nosotros mismos preparamos y fraguamos estas sorpresas, que pueden resultar desagradables o negativas. Pero sucede lo mismo en sentido positivo. Quien cumple su trabajo con profesionalidad, es emprendedor y tiene iniciativa, est "preparndose" una buena sorpresa, que puede ser un ascenso de puesto, ms prestaciones, etc. De nosotros depende, entonces, que muchas situaciones del futuro sean buenas o malas. Por eso, el Seor nos recomienda vigilar y orar; estar activos, construyendo nuestras vidas. Vigilar y orar para descubrir si estamos aprovechando al mximo el tiempo presente, no vaya a ser que nos estemos preparando una sorpresa desagradable para el futuro! Prepararnos en el Adviento, orando y meditando para estar preparados a la venida de Jess.

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    Jess nos advierte sobre situaciones que nos entorpecen la mente; propongo reflexionar

    sobre la tercera: los agobios.

    Hay tantsimas cosas que nos agobian, cantidad de cosas que queremos hacer que, al

    ponerlas por delante de la dulce voz de nuestro Padre, nos resulta imposible or con

    claridad.

    Marta, Marta le contest Jess, ests inquieta y preocupada por muchas cosas, pero

    slo una es necesaria. Mara ha escogido la mejor, y nadie se la quitar. (Lc 10 38-42)

    En un primer momento de la oracin, puedo pensar en estas situaciones que me hacen

    tener prisa, en otras que me preocupan, pensar en proyectos que no se llevan a cabo o

    en ideas y opiniones que tengo quizs demasiado claras; intentemos ver todo esto desde

    la sabia mirada de Dios.

    En un segundo momento, hagamos silencio pausado, en una estancia amorosa con el

    Seor. Habitualmente, el lenguaje que l utiliza es el del silencio; muchas veces

    queremos or una respuesta ntida en un aparente silencio, y en cambio el silencio es en

    s una verdadera respuesta; un silencio que nos llena de paz y energa para seguir

    adelante.

    Mara fue la gran protagonista de las tres dcadas silenciosas del Salvador, y ella

    guardaba y conservaba todas estas cosas, meditndolas en su corazn" (Lc 2, 19)

    LOS MANTENDR FIRMES HASTA EL FIN

    Is 63, 16-17.19; 64, 2-7; 1 Co 1, 3-9; Mc 13, 33-37

    La lectura del profeta Isaas es una confesin de culpa y a la vez una splica confiada y amigable. Israel se haba extraviado y lo reconoce: "todos estbamos contaminados". Los israelitas sufrieron la destruccin de la ciudad y del templo y ahora piden que Dios se comporte como lo que es en realidad: "t Seor, eres nuestro Padre".

    En la lgica del profeta hay un postulado: Dios corrige a los que ama y en su momento los perdona. Desde esa certidumbre se pueden afrontar los momentos de adversidad que sobrevengan.

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    Discernimiento del autor y breve compilacin de publicaciones de LA VERDAD CATOLICA, CRUZADA DE SANTA MARIA, CATHOLIC.NET y de la predicacin de los Hermanos Franciscanos Y de la Biblia de Amrica.

    El Evangelio de san Marcos nos advierte que la llegada del final de los tiempos, tendr un carcter repentino, como sin duda lo es la visita del ladrn.

    La recomendacin insistente tanto en el Evangelio como en la Carta a los corintios es la misma: mantenerse en vela, perseverar y mantenerse firme haciendo la voluntad del Padre.

    Seor, gracias por este tiempo del Adviento que me ayuda a prepararme espiritual y apostlicamente al gran acontecimiento de la Navidad. Permite que esta meditacin me descubra los medios de perseverancia en lo que tengo que poner ms atencin. Ven, Seor, no tardes! Ven que te esperamos! Ven pronto Seor! Meditacin del Papa Francisco

    El Seor Jess se ha donado y sigue donndose a nosotros, para llenarnos de toda la misericordia y la gracia del Padre. Somos nosotros, por tanto, los que podemos convertirnos en cierto sentido en jueces de nosotros mismos, auto condenndonos a la exclusin de la comunin con Dios y con los hermanos, con la profunda soledad y tristeza que esto produce. No nos cansemos, por tanto, de vigilar nuestros pensamientos y nuestras actitudes, para pregustar desde ahora el calor y el esplendor del rostro de Dios.

    Ser bellsimo ese Dios que en la vida eterna contemplaremos en toda su plenitud. Adelante! Pensando en ese juicio que comienza ahora, que ya ha empezado. Adelante! Haciendo que nuestro corazn est abierto a Jess y a su salvacin, y Adelante! Sin tener miedo, porque el amor de Jess es ms grande, y si nosotros pedimos perdn por nuestros pecados l nos perdona. Jess es as. Adelante con esta certeza, que nos llevar a la gloria del cielo! (S.S. Francisco, 11 de diciembre de 2013).

    Reflexin El domingo pasado celebramos con regocijo la solemnidad de Cristo Rey, y con esta fiesta hemos cerrado el ciclo ordinario del ao litrgico. Hoy iniciamos el Adviento. Adviento en latn, adventus significa llegada es el tiempo que va desde el da de Cristo Rey hasta la Navidad, y que nos prepara espiritualmente para celebrar con gozo y con ptimas disposiciones interiores el nacimiento de nuestro Seor Jesucristo en la tierra, momento maravilloso de nuestra salvacin. En estas semanas previas a la Navidad, la Iglesia entera aguarda con jbilo la nueva llegada del Mesas, del Hijo de Dios, de nuestro Redentor, de nuestro hermano Jess, hecho Hombre como nosotros y nacido para redimirnos. La virtud propia y ms caracterstica de este perodo es la esperanza. Y, mientras esperamos su venida gloriosa, el Seor nos recuerda que hemos de estar siempre en vela, "porque no sabemos a qu hora llegar el dueo de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o al amanecer", nos dice en el Evangelio. Hace tres semanas, Jess nos contaba la parbola de las diez vrgenes, invitndonos a la vigilancia. Y hoy nos vuelve a recordar la necesidad de velar para que, cuando llegue, nos encuentre despiertos y preparados para recibirlo con un nuestro corazn puro, noble y

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    generoso. Un poeta alemn del siglo XVIII deca: "Aunque Cristo naciera mil veces en Beln, si no nace en tu corazn, seguiras siendo un desgraciado". Se cuenta que un famoso artista pint un bello cuadro. El da de la presentacin al pblico, asistieron las autoridades locales, fotgrafos, periodistas y una gran concurrencia de espectadores. Llegado el momento, se tir el pao que cubra el cuadro. Un estallido de aplausos hizo retumbar el saln. Una impresionante figura de Jess tocaba suavemente la puerta de una casa. Jess pareca vivo. Con el odo junto a la puerta, pretenda or si adentro de la casa alguien le responda. Se pronunciaron discursos y elogios. Todos admiraban aquella preciosa obra de arte. Sin embargo, un observador muy curioso y perspicaz, encontr un fallo en el cuadro y se lo hizo notar a su autor: la puerta no tena cerradura. Y fue a preguntar al artista, no sin cierta picarda: "Oiga, su puerta no tiene cerradura. Cmo se hace para abrirla?" - "As es- respondi el pintor. Usted ha observado bien. Esa casa no tiene puerta porque representa el corazn del hombre. Slo se abre por el lado de adentro". Si nosotros queremos que Cristo venga a nuestra alma y nazca en nosotros esta Navidad, tenemos que abrirle nuestra casa desde adentro. l no obliga a nadie, ni fuerza contra su voluntad a que le abran. Cada uno lo hace libremente. l nos respeta siempre porque nos ama, incluso aunque en nuestra indiferencia o negacin nos hacemos dao a nosotros mismos. Es el misterio del amor de Dios y de la libertad humana. Si queremos que Dios nazca en nosotros, hemos de preparar nuestro nacimiento, nuestro "beln" interior. Y esto exige estar en vela para que el pecado y los vicios del mundo no hagan presa de nuestra vida. Ojal que le abramos la puerta y le dejemos entrar a nuestra casa esta Navidad! Tenemos cuatro semanas de Adviento para preparar nuestra alma.

    Mirad, vigilad: pues no sabis cundo es el momento. As comienza el Evangelio que la

    Iglesia Universal proclama maana, primer domingo de Adviento.

    Recuerda a aquella otra invitacin de Jess a los suyos: Mira que estoy a la puerta y

    llamo. Si alguno oye Mi voz y abre la puerta, Yo entrar y cenar con l, y l Conmigo

    (Ap 3, 20). ste es nuestro deseo, y as se lo expresamos a Dios desde el fondo de

    nuestro corazn: Seor, deseo ardientemente escuchar tu voz, abrir la puerta de mi alma,

    y que en la intimidad de la tarde que cae, cenemos juntos: T conmigo, y yo Contigo.

    Adviento es preparacin para un triple nacimiento:

    Histrico: Jess en Beln.

    Futuro: Su definitiva Venida en el juicio final personal y universal.

    Actual: l, estando en nuestra vida, preparndonos para la segunda venida, la definitiva.

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    Que la oracin de maana, sea una oracin de deseo, de peticin: Seor, encrnate en

    mi vida. Los comienzos marcan la importancia de las obras. Maana, es necesario

    escuchar de labios del Seor: Velad entonces, pues no sabis cundo vendr el dueo

    de la casa no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.

    No es una amenaza. S es un toque de atencin. Seor, cmo estoy viviendo? Qu

    espera mi corazn? Qu me desvela?

    Slo hay una manera de llegar al fondo del mensaje de Jess en el Evangelio. No

    captaremos la profundidad de su llamamiento si lo entendemos como un mandato fro y

    desencarnado. Ms bien, es necesario unir este pasaje, al lamento del Corazn de Cristo,

    que es un reproche carioso, que demanda amor: Vino a los suyos, y los suyos no le

    recibieron.

    Seor, que te siga, te conozca y te ame. Que te reciba en este tiempo de preparacin

    para tu triple nacimiento en m.

    Madre, transforma mi corazn, T que a solas con tu Tesoro, adoras, amas, esperas

    Madre muda del Verbo que calla, ensame a desaparecer amando. Santa Mara del

    Adviento: junto a Ti, en el Nazaret de la vida oculta Estudio, oracin, entrega, trabajo,

    olvido

    La actitud que las personas asumamos ante el final de la historia o ante nuestro propio

    final depende de la forma como entendamos la muerte. Quien juzgue que es la

    aniquilacin definitiva no asumir una actitud serena, sino desesperada, que podr

    camuflarse, como de hecho ocurre actualmente en una cultura de la alienacin y el

    divertimento. Quien est persuadido de que la muerte no cancela la vida personal, sino

    que la intensifica, podr aceptarla con serenidad.

    Para los catlicos la muerte no es el final, ni el trmino de nuestros afanes y proyectos;

    antes bien, es el fin, es decir, el paso obligado que conduce a la meta, que no es otra que

    la vida en plenitud no slo para los privilegiados, sino para todos los hijos de Dios. Si la

    existencia histrica siempre ha estado marcada por la exclusin y los privilegios, no ser

    as en la casa del Padre, ah habr lugar para todos y nadie sufrir afrenta ni marginacin.

    l es nuestro Padre.

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    EL PACIFISMO PROFTICO

    Is 2, 1-5; Mt 8, 5-11

    Isaas form parte de una sociedad que fue agitada por invasiones y revueltas militares. La guerra pareca ser el quehacer cotidiano para los varones en aquella poca. La ruina econmica y el desastre para los campesinos y las madres de familia, que vean desfallecer a sus hijos en el campo de batalla. Para Israel resultaba complicado ser "tierra de paso" para las potencias vecinas. No pareca posible permanecer neutral en ese mundo violento. La insatisfaccin con esa cultura belicista encontr salida en el profeta Isaas, que celebr el advenimiento de la cultura de la paz y la no violencia.

    Esa transformacin estara sustentada en la escucha obediente de la palabra del Seor. Justamente el protagonista del relato evanglico es un soldado romano que se apoya confiadamente en la palabra de Jess y que persuadido de la disciplina militar, da crdito a las rdenes imperiosas que el Maestro dicte. Su confianza conseguir el fruto deseado: la salvacin de su criado.

    Seor, yo tampoco soy digno de que entres en mi casa, por eso te suplico que esta oracin me disponga para tu venida. Quiero que encuentres en m un alma vaca de apegos y de preocupaciones superficiales, que est abierta a acogerte y a vivir conforme a tu voluntad. Ven Seor y renueva mi corazn! Meditacin del Papa Francisco

    La Navidad no es slo un acontecimiento temporal o un recuerdo de una cosa bonita. La Navidad es algo ms: vamos por este camino para encontrarnos con el Seor. La Navidad es un encuentro! Y caminamos para encontrarlo: encontrarlo con el corazn; con la vida; encontrarlo vivo, como l es; encontrarlo con fe.

    El Seor, en la palabra que hemos escuchado, se maravill de este centurin: se maravill de la fe que l tena. l haba hecho un camino para encontrarse con el Seor, pero lo haba hecho con fe. Por eso no slo l se ha encontrado con el Seor, sino que ha sentido la alegra de ser encontrado por el Seor. Y este es precisamente el encuentro que nosotros queremos: el encuentro de la fe!

    Pero ms all de ser nosotros los que encontremos al Seor, es importante dejarnos encontrar por l. (Cf. Papa Francisco, homila en santa Marta, 2 de diciembre de 2013)

    Reflexin Jess fue enviado a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Ni la mujer cananea, ni el soldado romano eran parte del pueblo judo. Sin embargo, la voluntad de Jess "sucumbi" tanto en uno como en otro caso ante la insistencia de la fe de estos paganos. Qu extrao y maravilloso poder tiene la fe cuando es capaz de hacer cambiar hasta los planes de Dios! Y cuando adems, la fe procede de la confianza y la humildad... Qu no podr lograr del omnipotente poder de Dios?

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    Jess aprovecha la circunstancia del encuentro con el centurin para advertir a los judos su falta de fe. La carencia de ella en stos, en contraste con la fe de aquellos que no pertenecan al pueblo de la Alianza, se haca an ms evidente. A nosotros, catlicos, nos puede suceder algo parecido cuando no valoramos la riqueza espiritual y los medios de salvacin que conservamos en la Iglesia. Cuando sentimos que la rutina amenaza nuestra vida catlica, o cuando permitimos que las angustias y los problemas de la vida vayan corroyendo la paz de nuestra alma. Si la vivencia de los sacramentos no es asidua, si no nos mueve a crecer, a pedir perdn y a levantarnos; si ya no tenemos tan claro en nuestra mente y corazn que hemos sido llamados personalmente por el Seor a la plena felicidad; entonces, es quizs el momento de escuchar de nuevo las palabras que Cristo nos dirige. Es hora de renovar nuestra conciencia y nuestra respuesta a Cristo. Nada de lo que digamos o hagamos es indiferente ante l. La fe es capaz de mover montaas... Si fuera autntica sera capaz de mover hasta al mismo Dios... A qu estamos esperando? Dilogo con Cristo Gracias, Seor, por este tiempo privilegiado para prepararnos a celebrar el acontecimiento que marc la Historia y mi historia. Dios mismo se encarna en su Hijo Jess para curar nuestra herida original: esa desobediencia, esa soberbia que aparta del amor. Que este Adviento sea mi oportunidad para llevar a Cristo a los que tengo ms cerca.

    Las lecturas de este da nos hablan de universalismo. Dios quiere que todos los hombres

    se salven. Ha encendido una luz y la ha puesto en lo alto para que todos puedan ver. El

    tiempo de adviento nos habla de esta iniciativa de Dios preparada durante siglos y

    realizada en Jesucristo, luz del mundo.

    Jesucristo alaba la fe del centurin. Cada da durante la Eucarista repetimos las palabras

    del centurin al acercarnos a la Comunin queriendo expresar esa fe que conmovi al

    Seor. Hoy en nuestra oracin podemos ejercitar de nuevo la fe: Seor yo no soy digno

    pero una palabra tuya bastar para sanarme. A todos nuestros esfuerzos debemos

    aadir esta actitud de confianza en Jesucristo; lo que la fe nos aporta nada nos lo puede

    dar.

    Vendrn de oriente y occidente. Un testimonio unnime de todos los catlicos es

    necesario para que el mundo crea. El papa confa en la oracin, oremos por nuestros

    hermanos cristianos ortodoxos ellos han tomado el apodo dado a San Pablo y San

    Bernab como propio: Pidamos a Dios el gran don de la plena unidad y la capacidad de

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    acogerlo en nuestras vidas. Y nunca olvidemos de rezar unos por otros

    LA PLENITUD DEL CONOCIMIENTO

    Is 11, 1-10; Lc 10, 21-24

    La hermosa y esperanzadora profeca de Isaas visualiza el advenimiento de un mundo completamente transformado: la justicia y la paz en lugar del abuso y la violencia; la correlacin armoniosa de los animales salvajes con los animales domsticos en lugar de la prevalencia de la ley del ms fuerte. La serpiente misma interacta con los nios pequeos. Todos estos rasgos nos transportan a la situacin paradisaca del Gnesis. Todas esas novedades no son frutos del azar, sino de dos cambios importantes: un gobernante lleno del Espritu y un pueblo que ha asimilado el conocimiento del Seor. Con esas variables se explica un cambio tan favorable.

    En el Evangelio de san Lucas, el Seor Jess alaba al Padre por un motivo parecido: las personas sencillas han sabido deletrear el misterio del Reino por l revelado.

    Te doy gracias, Padre, Seor del cielo y de la tierra, por este momento que me concedes para dialogar contigo! Gracias, porque me revelas los misterios de tu Reino! Gracias por el don de la fe! Me siento dichoso al ser tu hijo adoptivo. Te amo, Seor. Seor, aydame a ser sencillo, manso y humilde de corazn. Meditacin del Papa Francisco

    Este momento de profunda alegra brota del amor profundo de Jess en cuanto Hijo hacia su Padre, Seor del cielo y de la tierra, el cual ha ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las ha revelado a los pequeos. Dios ha escondido y ha revelado, y en esta oracin de alabanza se destaca sobre todo el revelar. Qu es lo que Dios ha revelado y ocultado? Los misterios de su Reino, el afirmarse del seoro divino en Jess y la victoria sobre Satans.

    Dios ha escondido todo a aquellos que estn demasiado llenos de s mismos y pretenden saberlo ya todo. Estn cegados por su propia presuncin y no dejan espacio a Dios. Uno puede pensar fcilmente en algunos de los contemporneos de Jess, que l mismo amonest en varias ocasiones, pero se trata de un peligro que siempre ha existido, y que nos afecta tambin a nosotros. En cambio, los pequeos son los humildes, los sencillos, los pobres, los marginados, los sin voz, los que estn cansados y oprimidos, a los que Jess ha llamado benditos. Se puede pensar fcilmente en Maria, en Jos