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I ¡LA PRACTICA DE LA ARGUMENTACION LUIS ENRIQUE GARCIA P. Licenciado en Filosofía, USABU, diplomado en Psicología de la Escritura, Milán. Máster en Historia y Filosofía de la Ciencia; Indiana University, USA. Director del Centro de Investigaciones Universidad de Caldas. Profesor Universitario. Docente. Autor. INTRODUCCION La argumentación es una actividad cotidiana y necesaria en la vida del pro· fesional, del jurista, del vendedor, del fi· nancista y hasta del hombre del café... Todos pretendemos defender con éxito nuestros puntos de vista y debilitar o refutar los del adversario. Incluso pue· de suponerse sensatamente que la aro gumentación tiene un valor de supervi- vencia para la especie humana, por cuanto que mediante ella se logra a menudo dirimir pacíficamente los con· ceptos personales y grupales. Cuando se agota la opción argumentativa, per- suasiva, racional, surgen alternativas menos sanas desde el punto de vista psicológico y social, como son la mutua hostilidad, la fuerza o la violencia. En este artículo expondremos una reflexión sobre la argumentación, preci- saremos este concepto y otros con él relacionados, para luego exponer algu- nas estrategias de presentación e im- pugnación de argumentos; finalmente, enfatizaremos algunas características de la argumentación jurídica. CONCEPTOS BASICOS Razonar es un proceso mental me· diante el cual relacionamos ideas o jui- cios. Cuando en esta actividad intervie- nen premisas, o afirmaciones que apo- yan cierta conclusión tenemos enton- ces una inferencia. La conclusión pue- de presentarse al comienzo, en la mi- tad o al final de la inferencia. Las pre- misas son el punto de partida de la in- ferencia y el fundamento de la conclu- sión y pueden ser hechos comproba- dos, supuestos, principios bien estable- cidos, afirmaciones de autoridades en la materia,etc. Por ejemplo, alguien puede concluir que "ninguna persona actúa libremente" con base en que "to- dos los actos humanos están fatalmen- te determinados por la naturaleza, la sociedad o el pasado personal, como lo han sostenido pensadores como Spi- noza y Freud"; en este ejemplo, obser- vamos la conclusión al comienzo y lue- go dos premisas, la primera de las cua- les es un supuesto filosófico y la se- gunda una apelación a la autoridad in- telectual de otros. Ahora bien, una infe- rencia resulta incorrecta, inválida, ilógi- 73

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I¡LA PRACTICA DE LA ARGUMENTACION

LUIS ENRIQUE GARCIA P.

Licenciado en Filosofía, USABU, diplomado en Psicología de la Escritura,Milán. Máster en Historia y Filosofía de la Ciencia; Indiana University,USA. Director del Centro de Investigaciones Universidad de Caldas.

Profesor Universitario. Docente. Autor.

INTRODUCCION

La argumentación es una actividadcotidiana y necesaria en la vida del pro·fesional, del jurista, del vendedor, del fi·nancista y hasta del hombre del café...Todos pretendemos defender con éxitonuestros puntos de vista y debilitar orefutar los del adversario. Incluso pue·de suponerse sensatamente que la arogumentación tiene un valor de supervi­vencia para la especie humana, porcuanto que mediante ella se logra amenudo dirimir pacíficamente los con·ceptos personales y grupales. Cuandose agota la opción argumentativa, per­suasiva, racional, surgen alternativasmenos sanas desde el punto de vistapsicológico y social, como son la mutuahostilidad, la fuerza o la violencia.

En este artículo expondremos unareflexión sobre la argumentación, preci­saremos este concepto y otros con élrelacionados, para luego exponer algu­nas estrategias de presentación e im­pugnación de argumentos; finalmente,enfatizaremos algunas característicasde la argumentación jurídica.

CONCEPTOS BASICOS

Razonar es un proceso mental me·diante el cual relacionamos ideas o jui­cios. Cuando en esta actividad intervie­nen premisas, o afirmaciones que apo­yan cierta conclusión tenemos enton­ces una inferencia. La conclusión pue­de presentarse al comienzo, en la mi­tad o al final de la inferencia. Las pre­misas son el punto de partida de la in­ferencia y el fundamento de la conclu­sión y pueden ser hechos comproba­dos, supuestos, principios bien estable­cidos, afirmaciones de autoridades enla materia,etc. Por ejemplo, alguienpuede concluir que "ninguna personaactúa libremente" con base en que "to­dos los actos humanos están fatalmen­te determinados por la naturaleza, lasociedad o el pasado personal, como lohan sostenido pensadores como Spi­noza y Freud"; en este ejemplo, obser­vamos la conclusión al comienzo y lue­go dos premisas, la primera de las cua­les es un supuesto filosófico y la se­gunda una apelación a la autoridad in­telectual de otros. Ahora bien, una infe­rencia resulta incorrecta, inválida, ilógi-

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ca, cuando la conclusión no está bienfundamentada en las premisas (comoal concluir por ejemplo, que "los billetesde esa tienda son falsos, pues ayer medevolvieron uno falso), y es válidacuando las premisas ofrecen un buensoporte a la conclusión en cuyo casocaben dos posibilidades: a)que el apo­yo de las premisas sea total, de tal ma­nera que si las premisas fueran verda­deras la conclusión tendría necesaria­mente que serlo también ( como en elcélebre argumento: "Todos los hom­bres son mortales y todos los atenien­ses son hombres, por lo tanto, todoslos atenienses son mortales"); y b)quela verdad de las premisas no haga ne­cesaria la conclusión sino probable, esdecir, que dadas las premisas tenemosmás motivos o razones para aceptar laconclusión y no una afirmación contra­ria, como cuando confiamos en alguiensobre la base que hasta el momento nonos ha defraudado. En a) tenemos unainferencia deductiva y en b) una in­ductiva.

Cuando la inferencia se verbaliza,explicitando claramente las premisas yla conclusión hablamos entonces deuna demostración (como en matemá­ticas y en alegatos jurídicos). Finalmen­te, la argumentación es a la vez razo­namiento, inferencia, demostración,pe­ro posee un matiz adicional y caracte­rístico: está destinada a convencer, acambiar las ideas, actitudes, accioneso decisiones de un interlocutor o audi­torio (a quienes se dirige el esfuerzo depersuasión) La argumentación tendráobjetivos o fines diferentes según lamanejen jueces, abogados, vendedo­res, científicos, legisladores, etc.

ANTECEDENTES

El arte de argumentar ha sido culti­vado desde la antigua Grecia, donderecibió el nombre de Retórica. Las re­formas democráticas del gran estadistaPericles (490-429) crearon un nuevo ti­po de profesional: los abogados litigan­tes de entonces -mal llamados "sofis­tas"- quienes se ocuparon de defenderante los jueces las causas y reclamos

del pueblo, de los no-aristócratas. Cul­tivaron con celo el manejo de la pala­bra, de la argumentación, no tanto parabuscar la verdad o para defender la vir­tud sea cual fuere cuanto por defenderal cliente. De ahí la acérrima critica queles dedica Sócrates en el diálogo plató­nico (1) Y los juicios peyorativos deAristóteles (2).

Cicerón (106-46) criticó a Sócratespor separar la filosofía de la retórica.En su obra De Oratore sostiene que elconocimiento proporcionado por la filo­sofía adquiere realmente importanciasólo cuando se usa eficientemente enla orientación del sentido de la vida delhombre y en los asuntos cotidianos dela sociedad; y es precisamente la retó­rica la disciplina que debe enseñarsepara hacer efectivo este conocimien­to. La una sin la otra es estéril, de na­da sirve. "Ellos-Platón y los demás filó­sofos, escribe Cicerón- dejaron lascausas forenses para musas másagrestes y menos cultas, como ellosmismos solían decir. Así, la elocuenciaforense, despreciada y repudiada porlos filósofos, careció de muchos ygrandes auxilios... a los doctos les fal­tó la elocuencia y a los disertos la ele­gante doctrina" (3). En el terreno políti­co, continúa Cicerón. la persuasiónque se puede lograr con la retórica espreferible a la violencia, que surge fá­cilmente cuando los individuos huyendel diálogo racional y se atrincherantozudamente en sus posiciones ideoló­gicas. El mismo-Cicerón- fue un vivoejemplo de unir creativamente la sabi­duría filosófica con la elocuencia, alservicio del pueblo romano.

Durante la Edad Media y el Renaci­miento la retórica adquirió gran sofisti­cación; se practicaba la invención detodo tipo de argumentos (desde mate­máticos hasta poéticos) y de técnicas(orales, gesticulativas, corporales) conel fin de aprender a mover y conmovera los oyentes.

Con la invención de altoparlantes yde medios masivos de comunicación,el arte de la retórica sofisticada y gesti-

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culativa y los "argumentos de pulmón"han caído en desuso (excepto en unoque otro parlamento) y hoy no se en­cuentran ni para satisfacer la curiosi­dad, textos como los de antaño, quesugerían hasta el más mínimo movi­miento facial o digital para acompañardeterminada palabra o frase. Sin em­bargo, recientemente ha reaparecidoen el campo jurídico una Nueva Retórl.ca, a partir de los trabajos de CharlesPerelman (4), que "tiene por objeto elestudio de técnicas discursivas que tra­tan de provocar y de acrecentar la ad­hesión de los espíritus a tesis que sepresentan para su asentimiento" (5). Yes que, como lo sostenía Cicerón, elmero conocimiento no basta; es preci­so saber trasmitirlo con propiedad y efi­ciencia. Las personas cultas, los profe­sionales, los juristas y quienes en estecompetitivo mundo requieren venderartículos, ganar pleitos, electores o ju­rados para el éxito de sus causas, de­ben leer y asimilar cuantiosa informa­ción, al tiempo que necesitan saber ex­presarla con claridad y fuerza persuasi­va.

Aunque la lógica es -al igual que lamatemática- una disciplina neutra,pues su única pretensión es señalar sila conclusión se deriva deductiva o in­ductivamente de las premisas, la prác­tica de la argumentación le está intima­mente vinculada, pues en el ejercicioanalltico de los argumentos se conside­ran los modos para presentarlos, refu­tarlos u objetarlos, y las estrategias quepueden utilizarse para articular lasideas propias o desbaratar las del ad­versario. A diferencia de la lógica, la ar­gumentación no es necesariamente de­mostrativa, pues su propósito es obte­ner la adhesión a una tesis, adhesiónque puede ser de una intensidad varia­ble, porque en la argumentación no semanejan exclusivamente verdades sinotambién valores, donde cada nuevoelemento conceptual, o variación delestado de animo, modifica la acepta­ción o rechazo del argumento.

LA PRESENTACIONDEL ARGUMENTO

En un discurso argumentativo exito­so deben entrar en consideración nu­merosos aspectos sociológicos, psico­lógicos,contextuales, etc., que el autordel argumento debe captar con ayudade la información disponible y de su in­tuición.

Para persuadir a un auditorio o inter­locutor lo primero es, pues, conocer elambiente, la "atmósfera" ideológica yaxiológica imperante, las tesis que ad­miten de antemano (lo que los políticosresuelven fácilmente con sus apresura­das encuestas de opinión). Ligar unaargumentación con unas premisas alas que sólo se concede una adhesiónde pasada escribe Perelman es tan de­sastroso como colgar un pesado cua­dro en un clavo mal clavado en la pa­red (6). Por eso, un mismo discurso po­lítico, religioso o ideológico será atracti­vo o ridículo según los oyentes admitano no los presupuestos básicos del ora­dor. Dejando por sentado este principiofundamental, veamos algunas suge­rencias relevantes para la eficacia deldiscurso argumentativo:

1. Quien argumenta debe tener muyen claro su propósito, su objetivo,su táctica, y algunas alternativassustitutivas para presentaren casode que se complique su objetivoprincipal.

2. Debe reconocer frlamente la fuerzade los hechos y de las premisas enque se va a fundamentar. Todo indi­viduo tiende espontáneamente asobrevalorar los propios supuestosy a subestimar los ajenos, llevándo­se por ello aplastantes sorpresas.Aunque la confianza en si mismo esun factor primordial, no lo es menosla apreciación objetiva que le permi­ta subsanar oportunamente las de­bilidades de su exposición.

3. Para que la argumentación ejerzainfluencia es preciso que sea escu­chada preferentemente con interése incluso con cierta dosis de buena

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voluntad, para lo cual el oyente de·be sentir las premisas pertinentes,cercanas, emocionalmente reso­nantes y que no despierten fácil­mente refutaciones u opciones dife­rentes. De ahí la importancia de"leerse uno el discurso con anterio·ridad a su presentación, como siuno mismo fuera un oyente crítico".

4. Generalmente un argumento aisla­do no basta para persuadir, Se re­quiere moldear la actitud emocionalo cognitiva del auditorio para queacepte la tesis principal, mediantela confluencia de varios argumen­tos.

5. Cuando el número de argumentosrelevantes del debate es extenso,conviene organizarlos previamentesegún su fuerza y, colocándonos enel lugar del oyente, exponerlos enuna de las tres secuencias siguien­tes:

a) Fuerza creciente (los débiles alcomienzo y los fuertes al final).

b) Fuerza decreciente.

c) Fuertes al comienzo y al final(esta es la forma más recomen­dable).

6. Es preciso sopesar la relación per­sonal (económica, jerárquica, fami­liar) con el interlocutor, para no des­pertar en él actitudes defensivas.

7. El orador debe estar atento a lasreacciones fisicas de sus oyentes,para captar qué frases, anécdo­tas,etc. suscitan simpatía, atencióno antipatía, y asi, adaptar la exposi­ción a medida que transcurre. Elorador que se dedica a "mirar alzarzo· termina en las nubes, aleja­do de su auditorio e ignorante delimpacto de su discurso.

LA IMPUGNACION DE LOSARGUMENTOS

Un argumento ajeno se puede refu­tar cuando se demuestra que la con-

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clusión es errónea, falsa, inconvenienteo insostenible. O se puede objetarcuestionando la evidencia, los valores,los datos o las doctrinas presentadasen favor de la conclusión. A este fin,mencionemos algunas estrategias:

1. Prolongar los argumentos o analo­gias del oponente en favor de nues­tras propias tesis.

2. Elogiar su talento. su prestigio, etc.,antes de "soltar" nuestros más po­derosos argumentos.

3. Reclamarle pruebas o razones adi·cionales que sustenten sus premi­sas y conclusiones.

4. Descubrir falacias formales (afirma­ción del consecuente, negación delantecedente, por ejemplo) que in­validen formalmente su discurso. Oseñalar las falacias informales quecomete (generalización apresura·da, conclusión inatinente, causasfalsas, círculo vicioso, etc,) (7).

5. Demostrar que los hechos argüidoscomo evidencia no están suficiente­mente bien establecidos.

6. Objetar las presuposiciones ocreencias básicas en que su funda­mentan las premisas presentadas.

7. Demostrar, cuando sea posible,que las premisas son contradicto­rias (como las que se escuchan enlos discursos preelectorales cuandoprometen extender y mejorar losservicios públicos sin elevar los im­puestos ni la inflación).

8. Señalar posiciones anteriores deloponente que contradigan las ac­tuales. Aunque toda persona puedecambiar sus criterios con el tiempo,este recurso es retóricamente im­portante por cuanto que obliga aloponente a presentar aclaracionesque terminan debilitando su posi­ción actual.

9. Destacar la irrelevancia o escasaimportancia de los hechos o afirma­ciones que propone.

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1O. Hacerle o exigirle distinciones,acla­raciones o precisiones a sus con­ceptos o a sus tesis claves.

11. Demostrar que sus fuentes de infor­mación son poco dignas de crédito.

12. Mostrar iguales consecuencias, esdecir, hacer que el ponente tengaque admitir las mismas conclusio­nes que rechaza (como cuando losdefensores de la guerrilla cuestio­naban el paramilitarismo y se lesdemostraba que la misma guerrillaes otra forma de paramilitarismo).

13. Contraargumentar. o sea, usandolas mismas premisas del adversa­rio,lIegar a una conclusión diferen­te (8).

14. Encontrar absurdos, es decir, de.mostrar que si se aceptan los pun­tos de vista del oponente se entraen franca contradicción con he.chos, creencias o valores bien esta­blecidos o aceptados por la mayo­ría.

15. Emplear, con la mayor discreción,el recurso al chiste o a la ironía, enel momento apropiado.

16. Vale insistir que no todas las argu­mentaciones se ganan o se pierdencon razón lógica. A veces pesa másel discurso emocional que el racio­nal. Todo depende del contexto psi­cosocial, de las circunstancias, delos objetivos propuestos y si son acorto, largo o mediano plazo.

Finalmente, anotamos que la argu.mentación persuasiva requiere tácticay estrategia, y, ante todo, serenidad,pues la emocionalidad altera el pensa.miento y genera torpezas, vacios o de.fectos en la defensa (el argumentadorcae más tarde en la cuenta de que da.bió decir tal cosa o callar tal otra).

RECURSOS JURIOICOSEN LA ARGUMENTACION

El arte de argumentar requiere dis­tintas exposiciones según se vaya aejercitar en el comercio, el derecho, la

política, las finanzas. A manera de con­clusión, y dada la difusión del debatejurídico a todo nivel ("todo colombianoparece llevar un abogado adentro") va.mos a dedicarle Unos párrafos a la ar­gumentación jurídica.

Aunque la argumentación legal re.sulta inerme cuando se enfrenta a lafuerza fisica, al poderío económico("bien o mal, un rico sabe más.....) o aotras presiones extra-racionales, el ra­zonamiento jurídico, desde la Revolu­ción Francesa, se ha constituido en uninstrumento de justificación racional entodos los estados modernos de Dere­cho.

En todas las áreas donde intervieneel discurso legal (formular leyes y nor­mas, interpretarlas, aplicarlas, solucio­nar conflictos entre partes) resultan ele­mentos de controversia lógicos, extra.lógicos y lingüísticos que tienen rela­ción con la racionalidad interna de lasleyes o con la justificación de las deci­siones jurídicas.

No es este el lugar para exponer lasdiversas teorías sobre el Derecho, perodestacamos que todas tienen en co­mún la aspiración de armonizar la justi­cia con la equidad en las leyes y nor­mas que generan. Empero, los hechoshumanos y también los naturales supe­ran con creces a las leyes y teorias quepretenden englobarlos o normatizar­los; siempre resultarán nuevos hechosy situaciones que el legislador no pudoprever. Por otra parte, los sistemas juri­dicos diseñados aparentemente conbase en criterios deductivos, no esca­pan a la limitación intrinseca de los sis­temas deductivos señalada por K. Go­del; si el sistema (constitucional, legal,normativo, etc.) se esfuerza en ampa­rar todos los casos posibles, termina in­cluyendo contradicciones o antinomias;y si trata de evitar las contradicciones,queda incompleto, deja lagunas que al­guien debe llenar (como ocurre actual­mente con nuestra nueva Constitu­ción). De ahí que la argumentación jurf­dica no se pueda limitar a hechos y le­yes establecidos. Puede (y debe) in-

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cluir principios de interpretación y máxi­mas generales que conduzcan a conci­liar la fidelidad al Derecho con el carác­ter razonable y aceptable de las con­clusiones, los fallos o las decisiones.

A continuación expondremos demanera sucinta algunos principiosexegéticos o interpretativos y los lla­mados tópicos jurídicos que, en la ar­gumentación, ayudan a conducir a so­luciones satisfactorias o favorables sinalterar la coherencia y la flexibilidaddel Derecho (9).

a) Recursos Interpretativos

1. "A contrario": dada una proposiciónjurídica que afecta a un sujeto ogrupo explicito, se sigue, a contra­rio, que, salvo otras disposicionesexpresas, la proposición no afecta aningún otro grupo o sujeto.

2. Analogía: una disposición que afec­ta (obliga o normatiza) a una clasede sujetos, se aplica a grupos se­mejantes. Por ejemplo, si está pro­hibido traer perros por la molestiaque producen, por analogla se si·gue que no pueden traer chimpan­cés.

3. "A completitudine": a falta de reglasque cobijen todos los casos, seconcluye que los no regulados sonindiferentes, permitidos, prohibidosu obligatorios.

4. "A coherentia": un legislador, presu­miblemente razonable, no puederegular una misma situación de ma­nera incompatible.

5. "A fortiori": una disposición jurídicase aplica, con mayor razón, a casosmás evidentes. Por ejemplo, si estáprohibido andar sobre el césped, afortiori, queda prohibido arrancarlo.

6. Psicohistórico: da importancia a lavoluntad o intenciones del legisla­dor, que se descubre revisando loshechos que dieron origen a la dis·posición, los trabajos preparato­rios.etc.

7. Reducción al absurdo: supone queel legislador razonable no hubieraadmitido consecuencias ilógicas oinicuas que resultaran de la aplica­ción actual de la ley.

8. Finalista: cuando los casos tras­cienden los limites de la norma es­crita, tiene mayor importancia el es­plritu o la intención que inspiró laley.

9. Circunspección: cuando los textosson claros y explicitos para el caso,sobran las interpretaciones.

10. "Ab exempio": la ley puede interpre­tarse conforme a precedentes en suaplicación.

11. Naturalista: en una situación impre­vista, la ley no puede aplicarse si al­tera la naturaleza de las cosas(que, cual sea esa naturaleza,esotro problema).

b) Tópicos generales

1. La ley posterior deroga la ley ante­rior.

2. La ley especial prima sobre la ge­neral.

3. El caso juzgado debe reconocersecomo verdadero.

4. El juez no se ocupa de nimiedades.

5. La condena no puede sobrepasar ala demanda.

6. Se debe escuchar a la parte contra­ria.

7. En caso de duda, debe decidirse afavor del reo.

8. Nadie puede transferir más dere­chos de los que posee.

9. Cuando el azar es la causa, el pro­pietario asume el daño.

10. Se debe presumir que la gente esbuena.

11. La negligencia o el desconocimien­to vencible no puede constituirse enexcusa para infringir la ley.

12. El derecho favorece lo que es legíti­mo.

13. Las excepciones son de interpreta­ción estricta.

14. No se puede ser juez de la propiacausa.

15. La reincidencia exige mayor severi.dad.

16. El juez debe alcanzar certidumbrepara decidir.

17. No se es dueño de lo adquirido sinrazón jurídica.

18. En la duda, hay que dividir por par­tes iguales.

19. En un litigio insoluble, se puede re­currir al sorteo.

20. El que incide en culpa debe sopor­tar las consecuencias.

21. El silencio no obliga a nada.

22. Importa más la voluntad expresaque la intención no manifiesta.

23. No S3 puede abusar del derecho.

24. La confianza y la buena fe merecenprotección.

25. El derecho no debe ceder a su vio-lación (legitima defensa).

26. Nadie está obligado a lo imposible.

27. La acción oportuna está permitida.

28. Lo insoportable o insostenible nopuede ser objeto de derecho.

29. Se admiten excepciones en casosinesperados desgraciados o defuerza mayor.

La aplicación pertinente de estas yotras máximas generales que se en­cuentran en todos los sistemas jurídi­cos, permiten que los argumentos y lascontroversias jurídicas conduzcan a de­cisiones más satisfactorias, razona­bles, aceptables y equitativas, que, enúltima instancia, constituyen el objetode la necesidad social del Derecho.

REFERENCIAS

1. PLATÓN, El sofista.

2. ARISTÓTELES, Refutaciones sofistas.Organon.

3. CICERÓN, El Orador, obras comple­tas, 1, Anaconda, Ss. Aires, 1946,pg.489.

4. PERELMAN CH., Le champ de l' argu­mentation, P.U.S. , 1970.

5. IBID. pg. 6.

6. PERELMAN CH., La lógica jurfdica y lanueva retórica, Civitas. Madrid,1979, pág. 144.

7. Para una exposición de las falaciaspuede consultarse:COPI l., Introducción a la lógica, Eu­deba, Ss. Aires. 1970.GARCíA L, Lógica: ciencia y arte deinferir, U. de Caldas. Manizales,1986.KILOGORE W. An introductory logic,Holt. N. Y., 1968.

8. GÓMEZ A., El argumento por el con­traejemplo. Rev. Univ. Caldas, V.2N.3,1981.

9. PERELMAN CH. Lógica jurfdica...ps.78-83,120-128.

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