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LA NOVELA DE UN NOVELISTA ARMANDO PALACIO VALDES ANTES DE EMPEZAR Los niños encuentran siempre el mundo nuevo y jugoso. Para los viejos como yo se cae a pedazos de puro seco. ¿Quién tiene razón? Ellos; sin duda ellos. Todo pierde su valor con el tiempo, pero no es culpa de los manjares, sino de la boca y la lengua. «Preguntad a los niños y los pájaros cómo saben las cerezas», dice un proverbio alemán. Ignoro cómo sabrán a los pájaros, pero en cuanto a mí me sabían tan bien hace sesenta años que cuando veía una cesta de ellas caía inmediatamente en éxtasis como Santa Teresa en presencia del Sacramento. La historia de la infancia es igual siempre a sí misma. Es la felicidad. Todo niño es feliz si una mano brutal no se interpone entre él y la felicidad. Aire, luz, libertad, un poco de arena o de barro. No necesitamos entonces más para ser felices. Todo eso lo da Dios. Sólo en la infancia percibimos el sabor de los elementos creados. Las cosas tienen verdadera significación para nosotros: el mar, la lluvia, la aurora, las montañas y los ríos, las fisonomías de los hombres y los animales entran por los ojos en nuestra alma y allí se pintan con caracteres indelebles. Recuerdo la profunda impresión que me causaba en mi niñez el mar. Cuando me acercaba a él todo mi diminuto ser se estremecía; la brisa salina me enajenaba, el fragor de las olas me enardecía, los barcos que se balanceaban a la orilla me dirigían amables invitaciones, las gaviotas volando sobre la inmensa llanura despertaban en mi corazón ansias locas de lo infinito. Era una mezcla de terror y de gozo. No podía hartarme de mirar y de sentir. Había una especie de fascinación en este abismo azul, verde, argentado que me hacía esperar siempre algo inefable y divino. ¿Qué nueva felicidad llegaría para mi? ¿Dónde se escondería en este momento? Mi espíritu daba vueltas, trazaba círculos como aquellas gaviotas sobre la fúlgida llanura. Pensaba ver surgir de

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LANOVELADEUNNOVELISTA

ARMANDOPALACIOVALDES

ANTESDEEMPEZAR

Losniñosencuentransiempreelmundonuevoyjugoso.Paralosviejoscomoyosecaeapedazosdepuroseco.¿Quién tienerazón?Ellos;sindudaellos.Todopierdesuvalorconeltiempo,peronoesculpadelosmanjares,sinodela boca y la lengua. «Preguntad a los niños y los pájaros cómo saben lascerezas»,diceunproverbioalemán.Ignorocómosabránalospájaros,peroencuantoamímesabíantanbienhacesesentaañosquecuandoveíaunacestadeellas caía inmediatamente en éxtasis como Santa Teresa en presencia delSacramento.

Lahistoriade la infanciaes igual siemprea símisma.Es la felicidad.Todoniñoesfelizsiunamanobrutalnose interponeentreély la felicidad.Aire,luz,libertad,unpocodearenaodebarro.Nonecesitamosentoncesmásparaserfelices.TodoesolodaDios.Sóloenlainfanciapercibimoselsabordeloselementoscreados.Lascosastienenverdaderasignificaciónparanosotros:elmar,lalluvia,laaurora,lasmontañasylosríos,lasfisonomíasdeloshombresy los animales entran por los ojos en nuestra alma y allí se pintan concaracteresindelebles.

Recuerdolaprofundaimpresiónquemecausabaenminiñezelmar.Cuandome acercaba a él todo mi diminuto ser se estremecía; la brisa salina meenajenaba,elfragordelasolasmeenardecía,losbarcosquesebalanceabanala orilla me dirigían amables invitaciones, las gaviotas volando sobre lainmensallanuradespertabanenmicorazónansiaslocasdeloinfinito.Eraunamezcladeterrorydegozo.Nopodíahartarmedemirarydesentir.Habíaunaespecie de fascinación en este abismo azul, verde, argentado que me hacíaesperarsiemprealgoinefableydivino.¿Quénuevafelicidadllegaríaparami?¿Dónde se escondería en este momento? Mi espíritu daba vueltas, trazabacírculoscomoaquellasgaviotassobrelafúlgidallanura.Pensabaversurgirde

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lasolas figurasadorables, rostrosdivinosquemesonreían.Erael templodeDiosaquelabismolíquidoytransparentededondesealzabaunamúsicaquemeinundabadedichayllenabamisojosdelágrimas...

¡Ay!ahorameacercoalmarcomosifuesealaPuertadelSol.Contemplolasvolutasargentadasdesusolasconlamismaindiferenciaqueloschorrosdelasmangasderiego.Suestruendotemerosomedejaimpasiblecomoelruidodelos coches, y me parece que las gaviotas con sus graznidos pregonan losperiódicosdelatarde.

Almeditar sobre tal contraste llama ami puerta con fuerte campanillazo elidealismotrascendental—«¡Todoestáenti,iluso,todoestáenti!»—.Todono;algo queda fuera, y por este algo es posible la vida y se hace imposible lamuerte.

En realidad sólo en la niñez somos sabios, sólo entonces establecemos lasverdaderasrelacionesentreloshombresylascosas:elodioesodio,elorgulloesorgulloylajusticiajusticia.

Poresoescribolahistoriademiinfancia,porquesóloentoncesmeencuentrooriginalysincero.Elniñonoseacercaaungeneral,niaunministro,niaunclérigoniaunmendigo;seacercasiempreaunhombre.Entodaslasfigurasycon todos losdisfracesvemosalhombreyaélnos ligamoso lo repelemos.Como salimos frescos de las manos de Dios sabemos que todos somosimágenesdeElyquenosonloszapatosyelsombreroloquenosaproximamásaloriginal.

Los niños creen absolutamente en la bondad del Universo. Viniendo de loInfinitonopuedenconcebirlamaldadmásquecomolocura.Creenenlasaludmoral,creenenlasimpatíadesinteresadayenlafidelidad.Cuandounsujetoguapoquefrecuentasucasalesbesacariñosamenteylestraegolosinas,noseles pasa por la mente que aquel sujeto hace sólo esto por conquistar a sumamá.

El amor es confiado. Por eso de niños no nos cansamos jamás de creer yconfiar. Porque en nuestra alma se halla entonces presente la pazindescriptible, la justicia ilimitada, la bondad infinita del Señor. Se necesitaqueelmundonos arranquecruelmente la fey conellapedazosdel corazónparaquedesconfiemosdelosquenosrodean.Enmicasahayunasniñasquecuandovanalcolegiolepidentodoslosdíasasumamáqueenvíeabuscarlasmediahoraantesdelasalidareglamentaria.Lamadreseloprometeyjamáslocumple; pero ellas se marchan tranquilas confiando en su palabra, y al díasiguiente lo mismo. ¡Es hermoso! En cambio a nosotros, los viejos, unministronosjuraporDiosytodoslossantos,porsupadreyporsumadrequeaceptalacarteraparatrabajarporelbiendelpaís,sinpensarenlucrarse...yno

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lecreemos.¡Eshorrible!

Estaconfianza inquebrantableen labondaddelUniversoes loquenoshacefelices en la infancia. La mía ha sido particularmente dichosa por unadisposicióndecircunstanciasqueellectorapreciarásisedignapasarlavistaporlassiguientespáginas.

Miinfanciaymiadolescenciasepasaronendosmediosbiendiferentes,enlasásperasmontañas de lamás abrupta provincia española y en las riberas delmar.Estaventajadealternarlavidacampesinaconlamarítimaesinapreciableporquedavariedadalavidaydesarrollaennosotrospensamientosyaptitudesdiversas. Sabido es que nada refresca tanto el cuerpo y el espíritu como elcambiode ambienteyde costumbres.Además fuí educado conuna libertadquepocosniñoshandisfrutadoenlaclaseaqueyopertenezco.Nadiemehaobligado jamás a estudiar. Yo lo he hecho siempre cuando quería y comoquería.Mipadreeraunescépticoirreductibleenloreferenteaeducación;seencolerizaba cada vez que oía decir que la educación puede mudar poco omuchonuestranaturaleza.Talvez arrastradopor su tendencia a laparadoja,fuesedemasiadolejosenestepunto.

Despuésquesalíamosdelaescuelahediscurridosiempreamiantojopor lavillaoporelcampoencompañíadeotrosniñoshastaquesonabaelAngelusen la iglesia, en cuyo instante estábamos obligados a restituirnos a casa sinpérdidadetiempo.Nadadeayasovigilantes,nadadecolegiosparticularesyaristocráticosquenohepisadojamás.Heidosiemprea laescuelapúblicaymás tardeal Instituto.Nomaldigodecolegiosyacademiasquenoconozco;pero opino que es mejor para un niño beberse el aire de la calle y recibiralgunossopaposdeloshijosdeloscarniceros.Acasoporestoenlaspequeñaspoblaciones no existe ese odio irreconciliable entre burgueses y proletariosqueobservamosenlasgrandesciudades.

Lavianaconsusingentesmontañas;Avilésconsusvergeles,conlabellezayalegríadesusmujeresincomparables,consushabitantesselectos,apasionadosdelArte; Oviedo, ciudad rebosante de ingenio y cultura fueron los doradospórticosdondecorriómiinfancia.Elcielomeconcedióunamadresolícitaytierna, un padre sensible, noble, ilustrado, parientes afectuosos, amigos deextraordinario despejo que fueron más tarde honor de nuestra nación. Enverdad que no debo quejarme de mi hado. Hay sujetos que pasan su vidalamentándosedecuantolesrodea,desupatria,desufamilia,desusamigos,desuprofesiónyhastadelsigloquelesviónacer,deltiempoydelespacio.Elhombreesunserquequisierasiempreestarenotraparte.Yonoheaspiradoamoverme de lamía. Padres, deudos, vecinos, amigos, compañeros han sidogenios propicios para mí. He hallado en mi camino hermosas almas a lascuales soydeudordel corto talentoquehepodidodesplegar enestemundo.

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Mis días se han deslizado dulces, serenos, perfumados por el amor y laamistad,turbadossolamenteporlahuídadeseresmuyqueridosaotraregiónmásalta.Ignoroloquelasuertemereserva.Aunquemerestacortavida,paraeldolorpuedesermuylarga.PerosiDiosmeinvitasearepetir laquehastaahorahellevado,novacilaríaenaceptarelconvite.

I

ADÁNENELPARAÍSO

Habíamos llegado aEntralgo la noche anterior; un día entero caminando endiligencia hasta entrar en Sama de Langreo. Allí nos esperaba nuestromayordomo Cayetano con los caballos necesarios. Montó mi padre en uncaballo blanco, izaron a mi madre sobre otro negro provisto de jámugas,acomodaron a las criadas sobre pacíficos asnos y a mí me puso Cayetanodelantede sí en supropiocaballoGallardo,másbriosoqueBucéfaloymásjuiciosoqueRocinante.NosservíadeespoliqueJoséMateo.

Seguimos la orilla del río y cuando llegamos a Entralgo era ya noche. Yoestabamediodormido.Sólomedi cuenta dequehabía unasmontañasmuyaltas,muchosárboles,unrío,unagrancasaconbalconesdemaderaydelantedeellaunoscuantosaldeanosyaldeanasquenosacogieronconalegría.Dosdeellosllevabansendoscandilesenlasmanos,conloscualesnosalumbrabanmientrasnosapeábamos.Recuerdoqueunamujerviejaygorda,mejorvestidaquelasotras,metomódelosbrazosdeCayetanoenlossuyosymebesóconefusióndiciendoenvozaltaqueparecíaunclavel.EraManolalanobleesposadeCayetano.Despuésmanifestóenvozmásaltaaún,queparecíaunbotónderosa y recuerdoque estos símilesmegustaronmuchoymehicieron formarbuenaideadelasfacultadesdiscursivasdeestaseñora.

Mipadredijo:

—Acostadaeseniñoinmediatamente.

Mimadrerespondió:

—Ledaremosantesdecenar.

Mipadrereplicó:

—Noesnecesario.Hacomidomuchasgolosinas.

Yno recuerdomás.Cuandoa lamañanasiguienteabrí losojosestabaenelParaísoterrenal.

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Por los cristales de mi balcón se veía el sol nadando ya por el cielo azul.Frenteamísealzabaunaalta,hermosamontañacuyacresteríasemejabaladeuncastillofantástico.Sobreestamontañaveníanaposarsealgunasnubecillasarreboladas que el viento empujaba suavemente. El balcón abría sobre uncorredor guarnecido de una magnífica parra cuyos pámpanos caían comoespléndidocortinaje,ocultándomeamediaselpaisaje.

Enaquelmismocuartohacíaseisaños,eldegraciade1853,habíayovistoporvezprimeralaluzdeldía.

Mipadremecontómástardelascircunstanciasdeminacimiento.Mimadrese hallaba en manos de la partera, de Manola y de otras tres o cuatromujerucasexpertas.Mientrastantoél,agitadoytemerosopaseabaporelsalónde la casa en compañía del notario donSalvador, del abogado Juncos y delseñor cura de Lorio. A estos personajes fuí presentado inmediatamentedespuésdenacerconlassolemnidadesderúbrica.NohacíamemoriamipadredeloquehabíadichoenestagraveocasióndonSalvadorelnotario,nielseñorcura de Lorio, pero sí recordaba perfectamente que el abogado Juncos,mirándome fijamente y extendiendo sumano sobremi cabeza, profirió conacentoseveroestasmemorablespalabras:

—¡Diosledejellegaralsoliopontificio!

El lector tendrá ya noticia seguramente de que los deseos proféticos delabogado Juncos no se han verificado.Me consta que mientras vivió nuncapudoconsolarsedeestaamargadecepciónquelehizoexperimentarelSacroConclaveRomano.

PocodespuésdenaceryosetrasladómifamiliaaAvilés,lavillamarítimaquetodoelmundoconoce.Ymispadrestuvieronelmalgustodepasarseisañossin poner los pies en Entralgo, lugar de celestiales delicias enclavado en lamontaña.

Osadamentemevestí sin llamar a la chacha ymi audacia llegó al punto dedeslizarmeporlacasasinconocerla.Encontréunaescalera,bajéporellaysalíal campo. ¡Oh qué hermosa huerta se extendía delante demí toda llena deciruelas, cerezas y otros frutos deliciosos! Apenas di unos cuantos pasostropecéconJoséMateo,aquelcriadomoreno,fornido,decabellosrizadosquenoshabíaservidodeespoliquelatardeanterior.

—JoséMateo,alcánzameunaciruela.

José Mateo obedeció inmediatamente. Después vi un cerezo cubierto decerezasyordenéconelmismoimperio:

—JoséMateo,alcánzamecerezas.

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Ycon igualsumisiónJoséMateoseencaramóenelárbolymeentregóunaramacuajadadeellas.

—¿Dóndevas?—lepregunté.

JoséMateomeenteródequeibaenaquelmomentoaordeñarlasvacasymepreguntó si quería hacerle el honor de acompañarle. Se lo otorguégenerosamente.Fuimosalestabloydelantedeélhabíaunoscuantoshombresymujeres arrancando patatas, queme acogieron con júbilo yme vitorearoncomoaunemperador.Yoapenascorrespondíaestacalurosaovaciónporquetenía prisa de hallarme frente a las vacas. Había cinco o seis: la Salia, laCereza, laGarbosa, laMorueca, etc. Las contemplé con respeto y simpatía,peromisojosymissentidostodossedirigieroninmediatamentealosternerosquesehallabanamarradoslejosdesusmadresaunpesebremuchomásbajo.Acometidosúbitodefervorosoamormeprecipitéhaciaellosparaabrazarlosybesarlos.Meacogieronconnotoriaingratitud,brincandoyretorciéndoseparaesquivarmiscaricias.

—JoséMateo,móntamesobreunavaca.

JoséMateomemontó sobre una vaca yme sostuvo todo el tiempo que yoquise.Después tomósucolodraysepusoaordeñar.Losquearrancaban laspatatasvinieronunmomentoareposarseysiguierontributándomelosmismoshomenajes.PeroyoestabaatentísimoalaoperaciónquerealizabaJoséMateo.Sinsabercómo,enmimentenacióunpensamientoambicioso,eldeordeñaryotambiénaunodelosterneros.Encuantosignifiquélaproposiciónobtuvoun éxito inesperado. No sólo José Mateo sino todos los que allí había lomismo hombres que mujeres la aprobaron fuertemente y manifestaron delmodomásostensiblesusatisfacción.JoséMateobuscóunzapitomáschicoymeloentregó.Actocontinuomepusealaobra...

¿Por qué ríen aquellos mastuerzos? ¿Por qué ríen tanto? Reían hastadesternillarse, apretándose las costillas como si fuesen a estallar. Pero elternero, brincaba, coceaba, se retorcía: y por más que yo, diligente yenardecido por los gritos de entusiasmo que los arrancadores de patataslanzabanalaire,nocejabaenmitarea,nuncapudeextraerdeélunagotadeleche.Para resarcirmedeestadolorosadecepciónJoséMateomeofrecióunzapito rebosante de ella. Bebí hasta queme harté con viva satisfacción delconcurso,elcualprorrumpióengritosdeentusiasmoalvermeconlasnaricesteñidas.

Encuantosalimosdelestabloloprimeroqueencontramos¡ohdicha!fuéunasno.

—JoséMateo,móntamesobreeseburro.

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JoséMateoobedecióy todoslosdemásleayudarona izarmeymepasearonlargo rato pormis dominios hasta queme llamaron a tomar el chocolate.Yapenas tomado, subí de nuevo al cielo, esto es, monté en el asno y seguípaseándome, sirviéndome de palafreneros una muchedumbre de hombres ymujeres,poraquellosparajesencantadosdondetodoeraplacer,dichayamor.

Cuando llegó la hora de comer Manola y su digno esposo Cayetano, queocupabanlosbajosdenuestracasa,meinvitaronasumesa.¡Oh!estamesaerael artefacto más ingenioso y admirable que jamás se haya visto. Nossentábamos en un gran escaño de madera ennegrecida delante del lar; sesoltabanunasclavijasydeprontobajabaunagrantablaacolocarsedelantedenosotros.Apesardemiscanastodavíanopuedorecordarestamesasinquemicorazónsaltedealegría.

Mientrascomíamos,unagatamaravillosavinoaponersesobreelhombrodeCayetanoyacomerlassobrasdesuplato.Misueñoenaquelmomentoseríaquesemontasetambiénsobremihombroycomieseconmigo.Puesbien,estesueñoambiciosose realizóantesde llegaral finalde lacomida.LaMicona,aquella gatamajestuosa,madre de tres generaciones de gatos guerreros,mehizo el honor de subirse a mi espalda y meter el hocico en mi plato. YopermanecítanconfusoyagradecidoquemeapresuréadarletodoloquehabíaenélysinohubierasidoporManolamequedoconhambre.

Despuéssalgoalcampootravez,ymispiesrecorrenlosdeliciosossenderosde la aldea, los bosques de avellanos, las calles estrechas entre setos dezarzamora y madreselva. Un sentimiento de inmortal felicidad invadía miespíritu,loteníasuspensoyextasiado.Elaireembalsamadopenetrabaenmispulmonesembriagándome,lospájarosgorjeabansobremicabezabendiciones,lashojasdelosárbolessusurrabanamioídopromesasdedicha.Deprontoenunade lasrevueltasdelsendero, tropiezoconunagrancerdaque llevabaenpos de sí ocho o diez cerditos. Jamás he visto una apariciónmás celestial.Aquellos animalitos bulliciosos, sonrosados, cautivaron inmediatamente micorazón.

YcomoyoestabapersuadidodequemehallabaenelParaísoyquetodaslascriaturas deDios debían obedecermey acatarme, en cuanto vi a un paisanocercaleordenéquemedieraunodeaquelloscerditos.Sinpérdidadetiempomeloentregóyyolebesécontransporteenelhocico.Peroaquelanimalitonodebíaestaracostumbradoaestaclasedeexpansionesamorosasporquelatomócomounaofensa, sepusoachillarya forcejearhastaque logródesasirseyescaparconsushermanos.

Unpocomáslejosvialgunoscarnerospastando,yelpastor,queeraunchicode catorce o quince años, me invitó a que me sentara a su lado. Me tratóigualmentecomoareyyseñor,meregalóunaflautacon lacualdistraíasus

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ocios y los de los carneros, me enseñó a hacer jaulas de mimbre para losgrillos,meadiestróenlacazadeéstos,revelándomealgunosprocedimientosde su invención y por último me hizo saber que aquellos carneros mepertenecíanyestabanamisórdenes.Porlotantonoteníamásquepediramipapá que me hiciese construir un carrito de madera y él se encargaba deengancharlosdosmásfuertesydomarloshastaquepudierapasearmeportodoelconcejoyllegaraSamasifueranecesario.Yopenséquemevolvíalocodealegría.Mefuíacasayhaciendoirrupcióneneldespachodondesehallabamipadreconalgunosseñores,lesignifiquéabocadejarromipretensión.Todosaquellos señores la encontraronmuy razonable y la apoyaron con todas susfuerzas,demodoquemipadredióinmediatamentelasórdenesoportunasparaqueseconstruyeseelcarro.

Pero¿quéesloqueveo?Unperritonegroconunredondolunarblancoenlafrente,queempiezaabrincarentornomíosolicitandomivaliosaprotección.Meapoderédeél,letoméenmisbrazosynuestraamistadquedósellada.Esteperrito era una perrita, se llamaba Peseta a causa de la forma y tamaño dellunar, que semejaba lamoneda de este nombre y pertenecía al médico donNicolás,unodelosseñorespresentes.Comoeslógicolepedíenseguidaqueme la regalase, y como es lógico también, me respondió que desde aquelmomentoeramía.

Salíconellaenlosbrazosylapaseétriunfanteporlaaldeamostrándolaconorgulloatodoelvecindario.Elrespetoalaverdadmeobligaaconfesarquedurantelasdosotreshorasquelallevésobremipecho,aquellalindaperritamediópruebasinequívocasdelmásfinoamor.Medecíacosastiernasaloídoyme lamía la cara, acasomás amenudo que lo que hubiera aconsejado ladecencia. ¿Por qué, pues, aprovechando un descuido mío, saltó al suelo yemprendióunacarreravertiginosasinescucharmisanhelantesllamamientos?Nunca he podido comprenderlo. El corazón femenino es un abismo decontradiccionesymisterios.

Cuando venía hacia casa mohino y entristecido, tropecé con don Marcos,aquelfamosocapellánquehabíaperdidosufortunaenfrancachelasysobreeltapeteverde.

—¡DonMarcos—ledijeconacentodolorido—semeescapólaPeseta!

—¡Ay, hijo mío, cuántas se me habrán escapado a mí!—me respondiósonriendo.

Yonoentendíelequívocoycreídebuenafequehabíatenidomuchasperritasyselehabíanescapado.Ylecompadecísinceramente.

PerocuandolleguéacasaelMuley,elobesoperrodecazadeCayetano,vinoamíymeconsolódelatraicióndeaquellapérfida.¡Quéhonradoteeraaquel

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Muley!¡quégracioso!¡Québuencaráctertenía!Aunquememontasesobreél,aunqueletirasedelasorejasydelrabojamáslehevistoenfadado.Loúnicoquehacíaerasustraermebonitamenteelpandelamerienda.Peroloejecutabacontalgraciaydestrezaqueseloperdonabadetodocorazón.Aquellatardemehizofelizysetragótresbuenoscachosdepanyungranpedazodequeso.

Porlanoche,despuésdecenarmerecostéenelgransofádelcomedor,cercademimadre,queocupabaelotroextremo.Másdeunadocenademujerucasde la aldea vinieron a hacernos la tertulia. Como no había sillas bastantes,muchas de ellas se acomodaron en el suelo. Mi padre en un ángulo de laestanciafumabauncigarropuroycharlabaconelseñorcura,elnotariodonSalvador,elabogadoJuncosyCayetano.Lasmujerucashilabanymimadrehilabatambiénsirviéndosedeunapreciosaruecaconincrustacionesdemarfilquelehabíaregaladomiabuelo.Susdedosdehadatorcíanelhilotanfinoquelasmujerucasnosehartabandeadmirarla.Devezencuandoposabaenmísusgrandes,hermososojosnegros,ysonreíadulcemente.

Losmíosseentornabanyaamidespechoparadormir.SentíaperderdevistaporalgunashoraselparaísoenquelaProvidenciamehabíacolocado.Amisoídos llegaba, sin embargo, la conversación que sostenía mi padre conaquellosseñores.Sehablabadeunascosasespantosas,delroboquesehabíacometidohacíapocosdíasencasadelseñorcuradePelúgano,delaferocidaddelosladrones,delostormentosquehabíaninfligidoalbuensacerdoteyasuamadegobiernoparahacerlesdeclarardóndeestabaescondidoeldinero.Perotodoaquellonoeramásqueunahorriblepesadilla.YoestabaenelParaíso,me hallaba absolutamente convencido de ello, y ansiaba despertarme paragozarnuevamentedesusalegríasinmortales.

II

UNASUERTEORIGINALDELTOREO

DespuésdetanlargaausenciamipadreteníamuchosasuntosquearreglarenLaviana.Permaneceríamos, pues, allí no sólo el verano sino el otoño, acasotambiénelinvierno;enfin,unaeternidad.Yomedispuseapasarlaeternidadcomolapasanlosángeles,suponiendoquelosángelesnotengancolegio.Mipadre me había anunciado que todos los días aprendería mis lecciones degramática y de historia sagrada y escribiríami plana; pero yo conocía amipadre perfectamente aunque no le hubiese engendrado y la eficacia de suspreceptoscuandoéstostendíanamolestarme.

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Me puse, pues, tranquilamente en los primeros días a recorrer el Paraísoterrenal y a reconocer sus parajes más deleitosos empezando por nuestramorada.Eraungrancaserónhechoaretazosporsucesivasgeneraciones.Parapasardeunahabitaciónaotrahabíaquesubirobajarcasisiempreunescalónyestacircunstanciameimpresionómuyagradablementeensufavor,noséporqué. Quizá, sin darme cuenta de ello, previese que aquel constante subir ybajar iba a influir beneficiosamente en el desarrollo de mis piernas. Sinembargo,loprimeroquedesarrolléfuélacabeza,puesdiunascuantascaídasquelevantaronotrostantoschichonesenella.

Habíaunagransalaenlapartetrasera,quellamabanlasalanuevaaunqueeraterriblementeviejayaentrambosladosdelacasadosamplioscorredoresderejas guarnecidas con sendas parras. Losmuebles eran feos y toscos: sobretodounrelojdepesasteníatanespantosacatadura,quenopodíamirarlosinsentirme inquieto, y cuando iba a dar la hora comenzaba a producir unosruidosextrañosyodiososquemeasustaban.

La cama en que yo había nacido (esto lo supe después porque entonces nodudabadehaberllegadodeMadridenlaconsabidacestita)eraunmonumentodeSemanaSanta.Parasubiraelladebíadeexistirunaescalerademano,peroyonolavi.Lossillonesdelasalapertenecíanaltiempodeloscíclopesoporlomenosalaerapelásgica,puesningúnhombredeestesiglopodíasentarseenellosporsuspropiasfuerzas.Enelsofádormiríamostodoslosdelacasasinmolestarnos.Ciclópeaserantambiénlasmesasderoble,quenopodíanserremovidas sin que subiesen los criados de la labranza a ayudar a lasmuchachas.

Peroenmediode todaestabarbariehabíaundeliciosoartefactomodernista,unorganillonomásantiguodeunsiglo.EramásaltoqueyoysurepertoriosecomponíadepiezasdeunaóperallamadaLaCaravana,valsesdelareinadeEscocia, minués y gavotas. Así que empuñé su manubrio y le hice sonarcomprendí cuál erami verdadera vocación en estemundo.Yo había nacidoparatocarelorganillo.Fielalavozdelcieloestuvetocandocuarentayochohoras seguidas sin dejarmi trabajomás que a las horas de comer y dormir.Ignoroporquéloabandonépuesnadieseempeñóentorcermivocación,peroes lociertoquealcabo,pormipropiavoluntad,fuídejandoclaroscadavezmayoresenmitarea.

Enunodeestosintervalossemeocurriósubiraldesván.Eraenorme,obscuro,llenodepolvoydetelasdearaña.Imposible imaginarnadamásinteresante.Sillas desvencijadas, cajones medio abiertos, residuos de vajilla, librosencuadernados en pergamino, argadillos y otros cachivaches de formas paramí desconocidas. En un rincón había unos cuantos fusiles de chispa, queapenastuvefuerzasparalevantar;habíaespadastambién,yenunviejoarcón

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hallécincooseiscasacasazules,encarnadas,blancasconlascualesdeterminédisfrazarme tan pronto como se presentase la ocasión. Estas casacas habíanpertenecidoamiabueloquehabíamuertotresocuatromesesantesdeveniryo al mundo. Fué militar y se retiró joven a sus tierras. Siendo cadete ycontandosólodiezy seisañoshabíahecho laguerraa la república francesacuandonuestranaciónseladeclaródespuésdelaejecucióndeLuisXVI.Fuéhecho prisionero y relataba, segúnme transmitíami padre, que al entrar enBurdeosconotrosprisionerosyantesdeserconducidoalaprisiónhabíavistocortarnuevecabezasenlaguillotina.Unavezenlacárcel,queeraunaespeciedeviejoalmacén,tratódesobornaravarioscentinelasmostrándolesunaonzade oro que había conservado. Todos le rechazaron indignados y alguno legolpeóconlaculatadelfusil.Porfinunodelosmozosquediariamenteveníanatraerlesunacabezadecarneroacadaunoyhacerlalimpiezaseablandó,lecediósusombrereteyenmangasdecamisayconuncuboencadamanologróburlarlaguardiayfugarse.DespuésdemuchasypeligrosasperipeciasentróalcaboenEspañaypudoincorporarsedenuevoalejército.EstabadeDiosquemiabuelo,aquienmepintabancomounhombreextremadamenteaficionadoala vida de aldea, comoun propietario ordenado y ahorrador, había demorircomounmilitar,puesfallecióaconsecuenciadelacaídadeuncaballo.

Delante de la casa había dos grandes hórreos que servían para depósito deltrigo; porque en aquella época las rentas se pagaban en especie. Aquelloshórreoserandeleitososcomotodolodemás.Debajodeellosnoscobijábamoscuando llovía y allí se bailaba, se jugaba y nos podíamos divertir de todasmanerassintemordelaintemperie.Detrásseextendíalapomarada.Unpocomás lejos, y encimade ella se veía la iglesia y la casa rectoral.Entralgo sehallasituadoenelánguloqueformaelNalón,ríomayordeAsturias,conunpequeñoafluentellamadoríodeVilloria.Nolebañan,pues,másquedosríosy en este respecto hay que reconocer que es inferior al Paraíso de nuestrosprimerospadres,elcualestabaregadoporcuatro.Encambioenéste,aldecirdemiprofesordegriegoenMadriddonLázaroBardón,quehabíaestadoallícon una comisión del ministerio de Fomento, soplaba ordinariamente unviento muy fastidioso. Nada de eso acaecía en Entralgo. Una temperaturadeliciosaentreveinteyveinticincogrados,rodeadodealtasmontañas,queloguardandeloshuracanes,sentadosobreelcésped,guarnecidoporbosquesdecastaños y avellanos, envuelto entre manzanos, nogales, cerezos y otrosárbolesdefruta.Muchahumedadymucholododuranteelinvierno,escierto;peronosotrosnoestábamosobligadosapasarallíelinvierno,mientrasAdányEvanopodíansalirdesujardín.Encuantoalavariedaddefrutasclaroestáquenoesposible lacomparaciónporqueenelParaísodenuestrosprimerospadres lashabía todas,perosimedicenque lasmanzanasy lascerezasqueAdánteníaasudisposicióneranmejorquelasqueyocomía,meautorizoeldudarlo.

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El río Nalón distaría de nuestra casa unos quinientos pasos y ciento el deVilloria.En lamargende éste se halla la célebreBolera o campode recreodondelosvecinosseentreganasusjuegosfavoritoseldebolosyeldelabarralos domingos y días festivos.Allí fué donde Jacinto de Fresnedo venció enbuena lidundíadelCarmen tirando labarraa todos losmozosdelvalledeLangreo.

SobreesteríodeVilloriahayunpontóndemaderaysepasaalcaminodelaFuente por la derecha, y al de los Molinos y Cerezangos a la izquierda.Cerezangoseraunvastopradoendecliveyconnopocosaltosybajosquemipadre convirtiómás tarde en pomarada.En aquella época estaba dedicado apradera, cerrado como casi todas las fincas de la región por una paredillacubiertadezarzamorayguarnecidatodasuextensiónporavellanos,quesalendelatierraenformadecanastillos.ContemplandoelvalledeLavianadesdeloalto de cualquiera de sus montañas, se ven todos los prados como clarasesmeraldascercadasporotrasmásobscuras.

Una de aquellas tardes me aventuré a pasar el pontón, y encaminandomispasospor el senderode losMolinos lleguéhastaCerezangos.Laportilladerejasestabacerradaconcandado,peroaunladohabíaunasaltaderabastantecómoda queme invitaba a entrar. Y en efecto entré y espaciémi vista condeleitepor todoelámbitode lapradera,matizadadeblancas florecillas.Mesentíadichosoy cadavezmás contentodehabernacido.Lentamente, comoquien paladea conglotonería su felicidad, fuí avanzandopor la finca con eloídoatentoalcantodelospájaros,peromásaúnaldelosgrillosqueenaquelmomentome parecían excesivamente interesantes.Allá en el centro pastabatranquiloysolitariouncarnero.Aquelcarnerometrajoalamemoriaelcarroquemipadremehabíaprometido,ymifelicidad,aunqueparezcaimposible,aumentótodavíamás.¡Quiénhabíadepensar!...

Poco a poco me fuí aproximando al sitio donde pastaba el carnero. Estelevantódosotresveceslacabezaparamirarmeyvolvióabajarla.Avancéunpoco más y entonces el carnero quedó inmóvil contemplándome con dulcemirada. Luego él también comenzó a avanzar lentamente haciamí como siquisieradarmelabienvenida.¡Ohamablecarnero!Meacometierondeseosdebesarle.

¿Qué es esto, cielos? Cuando se hallaba a cinco o seis pasos de mí, tomacarrera,bajalacabezaymeembistefieramentetumbándomeenelsuelo.

¡Madremía! ¡qué susto! ¡qué gritos!Traté de levantarme rápidamente, peroasíquemepongoenpieelcarnerovuelveaembestirmeymetumbadenuevo.Otravezmelevantoyotravezmeembisteymetumba.Repitolasuerteotrastresocuatrovecesyotrastantasfuíderribado.

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Enconcienciadebodeclararqueelanimalnomehacíamuchodaño,nosésiporqueelgolpeeraflojooporqueantesdequellegasesutestaamivientreyame había yo dejado caer al suelo. De todos modos comprendí al cabo conterror que eran inútiles todosmis esfuerzos paramantenerme en la posiciónnormaldeunbípedo.Loquehiceentoncesfuéllorarcomounafuenteygritarcomounenergúmeno llamandoamipadre,amimadre,aManolaya todosloscriadosunoporuno.Nadieacudióenmiauxilio.¡Quéhorribledecepción!YohabíaimaginadoqueDioshabíapuestoamiserviciotodoslosanimalesdela creación, y ahora, repentinamente y sinmotivo aparente, uno de ellos serebelaba,¡quédigorebelarse!meatacaba,meteníahechoprisionero,y¡quiénsabeloqueharíamástardedemí!

La muerte se me presentó bajo su aspecto más espantoso. Tumbado bocaarribaymirandoalcielogritabahastaponermeronco,repitiendolosnombresdetodasaquellaspersonasquemeparecíanbastantepoderosasparalucharconmi enemigo. Hasta llamé aMuley, el perro de Cayetano, que por supuestotampocoparecióporallí.

Elcarneronohacíacasodemíopor lomenosaparentabanohacerlo.Tantoquealcabodeunratomeaventuréaincorporarme;peroentonceslevantólacabeza,memirófijamenteyyo,aterrado,medejécaernuevamentesobreelcésped.SólolaVirgenpodíasalvarmedeaquellaangustiosasituación,yselopedí,repitiendolasoracionesquemehabíaenseñadomimadre.

Y en efecto, laVirgen vino enmi auxilio sugiriéndome una idea salvadora.Puestoqueelcarneronohacíacasodemímientrasmehallabatumbadoysóloseirritabacuandomeveíaenpie,talvezcaminandoarastraslograríaevitarsufuror.Mearrastré,pues,cautelosamenteyavancéunmetropocomásomenos.Miré hacia atrás; el carnero seguía pastando sin advertir nada. Avanzo otrometro; tampoco. Sigo deslizándome como una serpiente sobre el césped,mirandoacadainstanteamienemigoyéstepermitequemealejesinnotarlosiquiera.

¿Seríauna traición?¿Medejaríaconcebiresperanzasparacaerde improvisosobremí?Esopensé con espanto, cuandohallándomeya lomenos a treintapasosdeéllevantólacabezaymemiróconfijeza.Quedéyerto.Micorazónparecíaquesesalíadelpecho.Ysinembargo,repito,queaquellamiradaeramásbiendulceque iracunda.Enelcursodemiexistenciaotragentemehamiradodeunmodomásagresivosinembestirme.

Quedé inmóvil y pegado al suelo haciendo el muerto, o por mejor decirestándolocasidemiedo.Elcarnerobajóalcabolacabezaysiguiópastandoydesde entonces no volvió amirarme.Yo seguí avanzando hacia la saltaderacon la misma prudencia, ensanchando y contrayendo alternativamente losanillosmuscularesdemicuerpocomounconsumadoanélido.

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Porfinmeencuentroatrespasosdelasaltadera.Mirohaciaatrás.Elcarneroestálejos,muylejosypastatranquiloeindiferentelamenudayerba.Entoncesmelevantovivamenteyenmenostiempoquesedicemontolasaltaderaymetiroalcaminoycorrocomoungamohastallegaracasajadeanteysudoroso.

Cualquierapensaráquelleguépresadelamayordesolaciónyamargura.Nadade eso. Mi estado de ánimo era felicísimo: rebosaba de orgullo y deentusiasmopormímismo,pensandoenlaburlaquehabíahechoalcarnero.

Asíescomolassatisfaccionesdelavanidadesparcencasisiempreunbálsamorefrigerantesobrenuestrasheridas.

III

IMPRESIONESDELESTÍO

Aquel verano envió Dios a la tierra el más verde follaje, las brisas másperfumadas, las aguas más cristalinas y las cerezas más encarnadas de suinfinito repertorio. En el cielo también mostró su buena voluntad haciendonadarenélunsolrefulgenteseguidodealegreescoltadenubecillasirisadas.YennuestrapropiacasadeEntralgoseingenióparaquemipadreolvidaselamayor parte de los días el darme lección y para que Muley, el perro deCayetano,fuesecadavezmásamableytoleranteconmigo.

Los animales seguían siendomi dicha a pesar de la amarga decepción queacaboderelatar.Lafaunameinteresabamuchísimomásquelafloraycomoestosesabíaenelpuebloloschicosmetraíanconfrecuenciamirlosdecría,jilgueritos,pinzones,calandrias,etc.,etc.Yoloscriabaalamano,lesabríaelpicoylesintroducíacuantoalimentopodíahallarenlacocina.Apesardeeso¡caso extraño! todos se morían bien pronto: apenas pasó ninguno de lascuarentayochohoras.Estohacíamontarencóleraamipadreymeincrepabaduramente,noséporqué,puesyo loscuidabaconelesmeroy ladiligenciaquepuede emplear unamadre con sus hijos.Si semorían, sin duda era pormala voluntad, pues no es creíble que en edad tan tierna estuviesen yafatigadosdelavida.

Losterneroscontinuabanmereciendomiaprobaciónaunqueyonomerecíalasuya,puesencuantomeacercabaylesponíalamanoencimacomenzabanabrincar y forcejear como desesperados y tiraban de la cadena que los teníasujetosalpesebrecomosiquisieranahorcarseconelcollar.Lamadrealláenel fondo del establo volvía la cabeza y dejaba escapar un sordomugido dereprobación.

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JoséMateoera siempremi esclavo.Cuantoyonecesitabaomeplacía en elreino vegetal o animal estaba seguro de obtenerlo inmediatamente por laintercesiónde aquel hombre cuyopoderno reconocía límites.Trepaba a losárboles, penetraba en las cuevas, se bañaba en el río sin reparo alguno porproporcionarme el más pequeño placer. Cuando iba a efectuar cualquiertrabajo, como segar heno fresco para el ganado o helecho para mullir elestablo,mellevabasobresusrobustoshombros,mesentabadespuéssobreelcésped y mientras trabajaba me iba instruyendo acerca de las delicadasoperacionesqueexigeelcultivodelatierraydelavidaycostumbresdelosanimalesqueposeíamosenlacasa.Medecíaqueelhenofrescosecortamejora la madrugada porque está más blando: al mediodía la guadaña encuentramayor resistencia.Encambioelhelechocomosecorta con lahozvalemássegarloenlashorasdecalorenqueestámásrecio.Meenseñabaelmododeatar la carga con la gran soga de cerda y me permitía ayudarle en estaimportante operación montando sobre el montón de heno o helecho paraprensarlo.

JoséMateoeraelhombrede laspraderas.Paraélnoexistíaenelmundoniriquezamás apetecible, ni espectáculomás divertido, ni cosamás digna deveneración que un buen prado de regadío.No le cabía en la cabeza que sepudiera llamar ricoaunhombrequenoposeyesealguno.Poresomipadre,queposeíamuchos,eraunserexcepcionalasusojosycuandoyoledecíaquehabíaseñoresmuchomásricosqueélsacudíalacabezadudandodemiaserto.HabíaestadounasolavezenAvilésymipadre,queriendoproporcionarleunasorpresa,lellevóporcaminosescondidoshastaelbordedelamar.Alhallarserepentinamentefrenteaellayverlainmensallanuradeagua,abriómucholosojosydándoseunapalmadaenlafrenteexclamó:«¡Dios,quéprado!»

No tardé enaveriguarque layerba largaydura la comenperfectamente loscaballos,perolasvacaslarechazan.Layerbacortita,mezcladademanzanillayotrasplantasolorosashaceladeliciadeéstasqueconellasecargandelechedulceysabrosa.EnelestabloteníamoscincooseisvacasqueJoséMateo,conprofundo espíritu crítico, clasificaba en dos grupos: las lechares; esto es,aquellas que daban mucha leche, y las mantequeras, o sea las que dandomenoslecherendíanmayorcantidaddemanteca.Aprendícómoseextraeéstamazandolalecheenunavasijadebarroalacualsehabíahechopreviamenteun agujerito que se tapaba con una espiga demadera. Por este agujerito sedejabacorrerelsuerocuandolamantecacomenzabaasonaryacomounabolapastosadentrodelavasija.

Los días claros, serenos, se deslizaban para mí de un modo deliciosoaprendiendo estas y otras cosas que me parecían infinitamente másinteresantes que la conjugación de los verbos intransitivos.En aquel tiempopensabayocomounbárbaro,imaginandoqueescribirelverbohabersinhno

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teníatrascendenciaalgunaparalavida.

UnamañanahalléaJoséMateovestidoconsuchaquetanuevaysumonteradelosdomingos.Estabagraveyunpocopálidoycontrasucostumbrenomeinterpelóalegremente.Yolepregunté:

—¿Porquétehaspuestolachaquetanueva?

—PorquelaSaliasequedóescosa—merespondiómuyserio.

YonoviclaralarelacióndecausalidadqueexistíaentrelachaquetanuevadeJoséMateoyelquelaSaliasequedaseescosa(sinleche).Callésinembargoyalcabodeunmomentoélmismoseencargódeexplicármela.

—Elamomemandóiravenderlaalmercado.

ElamoeraCayetano;amipadrelellamaba,«elseñor».

—¡Ah!¿vasalaPola?Yovoycontigo.

Enefecto,medejaroniralaPolaconélyestuvetodalatardeenelmercadodelganado.Despuésdemucha,muchísimaconversaciónydeinfinitostanteosy reconocimientos, después de regatear una hora entera por cosa de medioduro,alcabosevendiólaSalia.JoséMateo,quehabíaestadolocuaztodoeldíavolvióaquedarsilenciosoytaciturnocuandoviópartiralcompradorconlavacaatadaporloscuernos.Hacíaseisañosquelaordeñaba,queladabadecomer,quelallevabaalríoabeber,quelauncíaalcarro.Metiórápidamenteenlafaltriquera,comosilequemaselosdedos,eldinerodelprecio,metomóde la mano y emprendimos de nuevo silenciosos y tristes el camino deEntralgo. ¡Ah, vosotros los que en laBolsa vendéis y cambiáis indiferentesesos papeles que llamáis valores, cuán poco imagináis las emociones querepresentalaventayelcambiodelosvaloresdelaaldea!

Losdomingoserandíasmásfelicesaúnparamí.Aldespertarmeescuchabaeldulce tañido de las campanas. Si al terminar el repique sonaban lentamentedos campanadas por ellas averiguaba que era el segundo toque. Saltaba dellecho prontamente yme asomaba al corredor de la parra.Enfrente demí, ybienlejana,sealzabalagranPeña-Meacuyacresteríaserecortabaenelazuldelcielo.Loscastañaresquevestían lascolinas, lapomarada, todoel follajeenqueestabaenvueltamicasabrillabaa lasprimeras lucesdel solmatinal.Por delante comenzaban ya a pasar en dirección a la iglesia los vecinos deCanzanavestidosconeltrajedefiesta,latoscacamisablanquísima,elcalzóncortodepañoconbotonesplateados,lachaquetaalhombro,enhiestalapicudamonteradepana.EsteCanzanaesunpueblecitodenuestraparroquiaasentadoenelreplieguedeunacolinaencimadeEntralgo.

Cuandoya estaba todo preparadoy sonaba el tercer toque nos poníamos en

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marcha hacia la iglesia.Mimadre solía ir a caballo porque siempre estabadelicada de salud y el camino, aunque corto, era áspero. A mí me parecíaencantador, pedregoso, sombreado de avellanos que formaban sobre él untúnel prolongado. Al llegar a la iglesia el sexo masculino se separaba delfemenino tomando el primero por la izquierda y el segundo por la derecha.Los hombres se quedaban unos instantes en el pórtico hasta que dabacomienzolamisa;lasmujeresentrabandirectamente.

Mipadreyyoíbamosalasacristía,dondesehallabanyalospersonajesmáscaracterizadosdelaaldea.Elcuraeraunviejecito,delgado,suave,melosoquenos acogía siempre con extraordinaria deferencia. Con todo el mundo eraamabley tolerantemenos conSanNicolás.Este santo teníaun santuario enCampiellos, lugarnomuydistantedelnuestro,alcualacudíanloshabitantesdeLavianayaundeotrosconcejosbuscandoelremediodesusenfermedadesy miserias. Tanta fe habían despertado sus curaciones milagrosas que losperegrinos aumentaban sin cesar y no se hablaba de otra cosa por aquelloscontornos. Esto molestaba grandemente a nuestro párroco que veíaabandonada por San Nicolás a nuestra Virgen del Carmen, patrona deEntralgo,ydelacualeradevotísimo.Nolefaltabarazónamijuicio,porquesuponer queSanNicolás había de conseguir deDiosmásque laVirgen erainsensatoyhastaimpío.Poresosiemprequesepresentabalaocasiónenlossermonesopláticasquepronunciabaantesdelofertoriosolíaaludirconciertaacritudal afán imprudenteque sehabíaapoderadode sus feligresespor ir avisitaryhacerofrendasalsantuariocitado.

Un día nos dió a quemarropa la siguiente noticia de sensación: «Amadoshermanosmíos:SanNicolásdeCampiellosnoestáenCampiellos;allínoestámásqueunaimagen.»PuesapesardeestayotrasexpresivasadvertenciaselvecindariopersistióenfavoreceraSanNicolás;porquelomismoenlaaldeaqueenlaciudad,enelordentemporalcomoenelespirituallamodaejerceunimperiodespótico.

Era devotísimonuestro cura, comohe dicho, de laVirgen delCarmeny nocesabadeexhortarnosparaquenosotroslofuésemostambién.«PidamosalaVirgen—nos decía un domingo—, pidámosla sin cesar, pidámosla coninsistencia,porqueaunqueparezcaalgunavezquenonosescuchaseguroesque al fin nos atenderá. La Virgen es como una madre a quien su hijopequeñitoledice:—¡Madre,damepan,madre,damepan!Lamadrenolehacecasoyelniñorepite:—Madre,damepan.Lamadreparecequenoleoyeyelniño no cesa de repetir:—¡Madre, dame pan,madre, dame pan!Y al fin lacariñosamadreconcluyepordarlepanymanteca.»

Estomeparecíamuybienporqueeraapasionadodelpanconmanteca,sobretodosiselaespolvoreabaconunpocodeazúcar.

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QuizáalllegaraquíellectorsonríapensandoenBossuet.¿Peroquéíbamosahacer nosotros con Bossuet? ¿Quién le había de entender allí? Dejemos eláguila de Meaux en su nido y no despreciemos demasiado a este pobregorrión, porque todos los pájaros grandes y pequeños son de Dios y todoscumplensudestinosobrelatierra.

La salida de misa era siempre alegre. Bajábamos por la calzada pedregosasombreadadeavellanos,formandogrupos,charlandoyriendo.Mispadressequedaban en casa, pero yo con Cayetano y JoséMateo continuaba hasta laBoleradondeseorganizabainmediatamenteeljuegodebolos.¡Quéasombroelmíoalveraaquelloshombreslanzaralaireunainmensaypesadaboladerobleconmás facilidadqueyo lanzabaunapelotadegoma!LosvecinosdeCanzana que entraban en el partido allí se estaban hasta el obscurecer sintomaralimentoysindarseñalesporestodeflaqueza.Hayuno,labradorbienacomodado,perotanavaroquealcomenzareljuegosedespojadesuszapatosnuevosparanoestropearlosylosocultadetrásdeunmadero.PerohayotrodeEntralgo, cazurro y bromista, que lo observa y disimuladamente va hacia elmadero,sedespojatambiéndesuszapatosycalzalosdelavaro.TodoeldíajuegaconellospuestosyesdeverlarisaqueseapoderadeloscircunstantesenteradosdeltruequecuandoeldeEntralgodisputandosobrealgúntantoconeldeCanzanada furiososzapatazosenel sueloparaestropearle aúnmáselcalzado.Son las farsasde la aldea,groseras si sequiere,pero tandivertidascomolasdelaciudad.

En las tardes de calor íbamos a bañarnosmi padre,Cayetano y yo, al pozollamadodelaCuanya,unremansoderíocercadeunapeña,sombreadoporuninmenso nogal. El placer más grande de estos baños era ver a Cayetanozambullirse,permanecerdentrodelaguaalgunosinstantesysalirsiempreconuna trucha en lamano.Habilísimo para buscarlas debajo de las piedras, enalguna ocasión le he visto salir con dos, una en cadamano. Perome hacíaexperimentarzozobrasmortales.Cuandotardabaenasomarlacabezamásdelo ordinario se me figuraba que se había ahogado y mi corazón latía conviolencia. El recuerdo de estos momentos penosos me sugirió el cuentotitulado¡Solo!quefiguraenlacoleccióndemisobras.

Un goce mayor aun era comer en casa de cualquier vecino. Recorría confrecuencia las de losmás señalados y si llegaba a la hora delmediodía,meofrecían siempre con franqueza y cordialidad su pobre comida. Casi todoscultivabanenarriendo tierrasdemipadreyprofesabananuestra familiaunafecto que nunca se ha extinguido.Aceptaba lleno de regocijo. ¡Cuán poconecesitaelhombreparaserfeliz!Yoloeracomiendounmiserablepoteenunplato de barro con cuchara demadera y bebiendo después una escudilla deleche.Aquella humildad placía ami corazón en vez de resquemarlo porqueaunnohabíallegadoparamílahoradelorgullo.

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Y no sólo compartía con gozo sus groseros alimentos sino también queríatomarparteensusfaenas.Mellevabanalosprados,mellevabanalastierrasyyo me esforzaba en prestarles ayuda y ellos aceptaban sonrientes misesfuerzosylosalentaban.Cuandoalfinmedecían:—«¡Bien,muybien!hoyhasganadolacomida»,quedabatangozosocomopudoquedarloelpatriarcaJacobcuandosutíoLabanleentrególabellaRaqueldespuésdelossieteañosdeservicios.

Lamásculminantefaenadelveranoeslayerba.Aelladediqué,pues,todamiatenciónysobreellaconcentrémisesfuerzosparapagaramisconvecinoselalimentoconquemeregalaban.Antesdelamanecerlacuadrilladesegadoresseconstituyeenelpradoquesehadesegar.Lasprimerashorasdelamañana,por ser lasmás frescas del día, son lasmejor aprovechadas. Pero yo nuncalogré queme despertasen temprano. Iba cuando llevaban a los segadores laparva, esto es, el ligero desayuno compuesto de queso, pan y aguardiente.Naturalmenteenestadura tareadecortar layerbaconguadañayonopodíaprestarlesgrandes serviciosporque cuantasveces intentéhacerusode aquelinstrumentootrastantasclavélapuntaenelsuelosincortarunamalayerba.Perocuandoalashorasdelsolsetratabaderevolverla,estoes,deextenderlapara que se secase, entonces entraba yo en funciones y con un palito uhorquilla que me daban me ponía a trabajar con el mayor ardor, sufriendopacientementeeldelsol,quenoeraflojo.

Si no llovía, al día siguiente la yerba estaba seca y se metía en el pajar otinada,comoallídicen.Eracosadeprobarmisfuerzas.Lasprobabahaciendoquemeatasenunacargaquemeempeñabafuesegrande.Nopodíaconellayencuantomelaponíansobreloshombroscaíaalsueloabrumado.Tratabandeaminorarla,peroyonoloconsentíayvolvíaaobligarlesaquemelaechasenencimayotravezdabaconmigoenel suelo.Así repetía la suertehastaqueavergonzado y confuso me entregaba a la desesperación, llorando miimpotenciaconamargaslágrimas.

Otrasmásamargasaunvertíaquelveranoynofuéporcumplirconmidebersinoporfaltaraél.Habíaenunodeloscorredoresguarnecidosdeparrasunnidodegolondrinaqueme interesabamuchísimo.Lospadres ibanyveníansincesarcebandoasuspequeñosyéstoscomenzabanyaaasomarsuspiquitosfueradelnido.Largosratospasabaencontemplacióndeaquellatiernaescenadefamiliacuandoundíasemeocurriótrabarrelaciónmásíntimaconellos.Ypara lograrlo no hallé otro medio más adecuado que tomar una escoba,subirmesobreunasillay...

Ya se puede inferir lo que sucedió. Nunca pude comprender qué motivodeterminante me impulsó a realizar aquella triste hazaña. Sólo puedoexplicármela por una tentación del pequeño demonio de la curiosidad que

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existeencadaniño.

Elnidosehizomigajasenelsueloyaquíyallíesparcidosaparecieronunoscuantospajaritosdesplumados,nadagratosdever.Unacriadaqueestabaenlahabitaciónoyóelruido,seasomóalcorredorydióungrito.Otracriadaqueestabacercaacudióaloírelgritoydióotrogrito.Mimadrellegóenseguidaylanzó otro grito. Después Manola y lo mismo Cayetano... en fin todo elmundo.Yporfinacudiómipadrequealverloquepasabasepusorojocomosifueraasufrirunataquedeapoplejía.

Todosmeincreparonalavezfuriosamenteytodosenlamismaforma,estoes,dirigiéndomeidénticapregunta:

—¡Niño!¿porquéhashechoeso?

Yodebíadeestarpálidocomounmuertoyguardabasilencio.

—¡Niño!¿porquéhashechoeso?

Elmismosilencio.

Enrealidad,aunquequisiera,nopodríasatisfacersupregunta.Desdeentonceshepensadoqueenelmundosehacenmuchascosasmalassinsaberporquésehacen.

—¡Mirad,miradlamadrecómocontemplaeldestrozo!—exclamóManola.

Lagolondrina,enefecto,sinmiedoalgunoa lagenteestabaposadasobre labaranda del corredor casi tocando con nosotros y parecía la imagen de ladesesperación.

Mipadre,queseocupabaenrecogerelnido,alzósurostrohaciaellayensusojosvitemblardoslágrimas.

Noséloqueentoncespasópormí.Penséqueelcorazónsemepartíadedolory comencé a dar tan altos gritos que todos acudieron en mi auxilioabandonandoalosdesvalidospajarillos.

Porfinaquellagranruinamejoródeaspecto.Mipadrehizotraeruncestito,lorellenó con algodón en rama y colocó en él delicadamente a los tiernosgolondrinitos.DespuésCayetanosesubióenunaescala,clavóunaescarpiaeneltechodelcorredorycolgódeellaelcestito.Nosausentamostodosypocosminutosdespuéspudimosobservarconsatisfacciónquelospadresvolvíandenuevoacebarasushijos.

IV

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LAINFANCIAANTELAMUERTE

Laspersonassensiblesyqueamanmuchoalosniñosseesfuerzanenalejardeellos los espectáculos de muerte. Suponen que ésta ejerce sobre suimpresionableimaginaciónunefectoperniciosoyqueestaturbaciónprolongasusdesastrososefectosyrepercutealtravésdetodasuexistencia.

Me parece que están en un error. La muerte impresiona poco a los niñosporquenocreenenella.Elniñoenesterespecto,comoenotrosvarios,semejaalanimal.Enlainfanciavemosypensamosquelosotrosmueren,peronosenos ocurre imaginar que a nosotros nos puede suceder otro tanto.Gozamosplenamentedelainmortalidaddelasfuerzasqueanimanalanaturaleza,delasublimeembriaguezdelavidaylas infalibilidadesinfinitasqueengendrasuilusión.

Estaesmiexperienciapersonalalomenos.RecuerdoqueenAviléshevistoveinticuatro hombres asfixiados que acababan de extraer del agua, tendidossobreelmuelle,yestehorribleespectáculonodejóhuellamaléficaalgunaenmi existencia. Eran unos obreros que trabajaban en las canteras abiertas delladodealláde la ríapara lacanalizacióndeésta.Cuandosonaba lahoradedejar el trabajo, algunas lanchas los transportaban del lado de acá. Losdesgraciados tenían tanta prisa de llegar a sus casas, que se amontonabanpeligrosamenteenlasembarcacionespornoesperarunnuevoviaje.

Alcabosucedióloqueeradetemer.Ciertatardeaciaga,unalanchacargadacon veinticuatro hombres zozobró cerca ya del muelle, por haberse puestorepentinamente en pie uno de ellos.Muchos sabían nadar, pero los que nosabíansecolgarondeelloscontalansiaquetodosquedaronparalizados.Lossacaronentrelazadoscomolascerezas.

Puesbien,declaroquemisentimientoasuvistaenaquellosmomentosnofuédeaflicciónnideterror,sinodecuriosidad.Ytengomotivosparasuponerquelos otros niños que conmigo presenciaban tan horrible espectáculo, no sehallabanmásimpresionados.

Otro tantome sucedió en Laviana cuando vimorir a un viejo de Canzana,lugar que como ya he dicho se halla situado sobre una colina encima deEntralgo. Por delante demi casa vi pasar al señor cura, portador del SantoViático, precedido del sacristán y escoltado por un grupo de vecinos quellevaban en las manos hachas de cera encendidas. Como otros niños de laaldea, me uní inmediatamente a la comitiva, y emprendimos la subida delásperosenderoqueaCanzanaconducía.Eraunahermosamañanadeverano.Elsolesparcíasuluzporelfrondosovallecolgandosushilosdelashojasdeloscastaños,bañándoseen losarroyos,dorando lascrestasde lasmontañas,

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empujando algunas nubecillas blancas y rizadas hacia el horizonte, con elpropósito sin duda de quedarse solo en el cielo. Pocos días tan espléndidospodíamosdisfrutarenaquellaregióndondelalluviaeshartofrecuente.

Marchabaconmisfielesamigosenmediodelamayoralegría.Lacampanilladel sacristán, en vez de causarme terror, sonaba en mis oídos de un mododelicioso. Volvía a menudo la cabeza, y el espectáculo del risueño vallesurcadoporlacintadeplatadelNalón,impresionabadulcementemicorazón.Alláarribacaminabaelseñorcuraconlasagradabolsasobreelpecho.Parapreservarle del sol se había sacado del armario de la sacristía la sombrillablancadesedadestinadaaesteefecto,yquepoquísimasveces,porlarazónyadicha,teníaocasióndemostrarse.Eraunquitasoldepalolargoquerecordabalosqueusanlosorientalesparapreservarlacabezadesusreyes.Unvecinolasosteníamientras el sacristán, algunos pasosmás adelante, caminaba con elgranfarolenunamanoyenlaotralacampanillaavisadora.Sonabaéstadeunmodotanclaroyargentinoenelsilenciodelamontaña,brillabatanlindalasombrillablancaalláen loaltodel sendero, exhalaban losárbolesyelhenoconlafrescuradelrocíounaromatangratoqueelrecuerdodeaquellamañanahahechoépocaenmivida.Nuncasentíconmásintensidadelplacerdevivir,nimeimpresionódeunmodotangustosolabellezadelcampo.

CuandollegamosaCanzana,alaentradadellugarcitonosesperabaungrupode mujerucas con sendas y pequeñas velas de cera en las manos, que seunieron a nosotros. Pronto dimos con la casa del enfermo, que pudieramásbienllamarsechoza.

Altraspasarladesvencijadaymugrientapuertecita,seentrabaensuprimerayúltimahabitaciónquepara todo servía: cocina, comedor,dormitorioy taller.Alláenunrincónseveíaunmontóndecenizasyalgunospucherosarrimadosaél;enotro,algunosaperosdelabranzayherramientasdemadreñero;enotro,elsórdidocatredondesemoríaeldueñodetodoaquello.EraunancianocuyonombrenorecuerdoenestemomentoaunquetengoideadequesellamabaeltíoLucas.Vivía solodesdehacía largo tiempo: eraviudoy suúnicahija sehabía marchado hacía tres o cuatro años a Buenos Aires con su marido aprobarfortuna.

Losvecinosque rodeabanaquelpobre lecho incorporaronalmoribundocontrabajo cuando el cura penetró en la estancia. Después de las oracionesprevias,ésteleadministrólaúltimasagradacomunión.Elrostrodelenfermoestabatanamarillocomolasvelasquesosteníanlasmujerucasenlasmanos:susojosvidriosossepaseabanportodosnosotrossinexpresiónalguna,comosinonosviese.Lasmujerucasarrodilladasrezabanenvozaltayplañidera.

Todoaquelloeraenverdadinteresante.Asíquecuandoelcuraseretiródecidíquedarme conmis amigos a fin de enterarme cabal yminuciosamentede lo

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que era la muerte. No hay para qué advertir que ésta nada tenía que verconmigo. La muerte era cosa de viejos, y yo no comprendía entonces laposibilidaddeserlo.Espectadorcompletamentedesinteresado,semejanteaundios,presenciabalamuertecomounfenómenoestético,comounaproyecciónartísticadestinadaaentretenerme.

En torno del lecho permanecieron contadas personas. Entonces fué cuandoentróenfuncioneseltíoPablodeCanzana,queeraunadeaquéllas.EstetíoPablo,hombreenjuto,unpocotorcido,derostroarrugadoycabellosnegrosyerizados,vestíaelclásicocalzóncorto,peroenvezdelasmediasdelanaconligasqueusabanlosdemás,dejabacaerpordebajoelcalzoncilloblancohastalos zapatos. Su montera no tenía el pico enhiesto sino doblado como siquisiera indicar que era un hombre pacífico, que no se nutría de bagatelascomolosdemás,querechazabalosplaceresfútilesysehallabaentregadoencuerpoyalmaameditacionesgravesyextra-mundanas.

Losdomingos, antesde lamisa,dirigía el rosariopara lasmujerucasque lorezaban,puesloshombrespermanecíanenelpórticodepartiendohastaquelacampanilla les advertía de que iba a comenzar el Santo Sacrificio.Ayudabatambiénaéstecuandoelcuraseloconsentía,quenoerasiempre,porrazonesqueluegodeclararé.SihabíaalgúnenfermograveenCanzana,eraquienveníacorriendo a avisar al señor cura para que fuese a confesarle.Después de lamisa,cuandoenelpórticosesubastabanpúblicamentelasofrendasdepollos,depanesodemantecasquelosaldeanossolíanhaceralossantos,eltíoPabloservíadepregoneroydirigíalapujaconsuvozagudadefalsete.EraensumaunhombredetemperamentosacerdotalqueamabaalaIglesiacomounbuhoyqueenvezdelaspatatasylaboronaqueleservíandecotidianoalimentosehubieranutridodebuenaganaconelaceitedelaslámparas.Nodesempeñabael oficio de sacristán porque desgraciadamente habitaba en Canzana. Estocreíaélporlomenos,aunquenoeracierto.

Teníaungravedefecto.Seaporfaltadeoídoodecomprensiónnosalíadesubocaunapalabrasana,sobretodosiexpresabaalgúnobjetoquenofuesedelavidacorriente.Lasatrocidadesqueaquelhombresoltabaeranproverbialesenla aldea. El público en general no las atribuía a dureza del oído, sino adeficiencia del caletre. Digámoslo con franqueza, el tío Pablo aun entreaquellosrudosaldeanoseratenidoporelmayorzotequecomíaboronaenlaparroquiadeEntralgo.

Excusadoesañadirqueellatínconqueregalabalosoídosdelcuracuandoleayudabaamisaeradetalíndole,queaunqueaéstelehabíatocadopoquísimodeCicerónleponíafueradesí;arqueabalascejas,torcíalabocayhastarugíadeespanto.Poresosóloenúltimoextremo,estoes,sólocuandoelsacristánno se hallaba en la iglesia y no había por allí nadie a quien encomendar la

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tareaseaveníaaqueeltíoPablolesirviesedemonaguillo.

DigoqueeltíoPablo,asíqueelcurayelsacristánsepartieronconelgruesodelacomitiva,sepreparóconíntimasatisfacción(nodiréconregocijoaunquetalvezpudieradecirlo)aayudaramorirasuvecino.Lerociólasnaricesconaguaquedebíadeestarbendita,rezóunCredoquenoshizorepetirenvozaltaa todos los presentes y poniéndole un crucifijo delante de los ojos profiriósolemnemente:

—Lucas,diconmigo:«¡Jesús!»

Elmoribundo,queteníalosojoscerrados,repitió:

—Jesús.

—Losespíritusmalignosmeacompañen.

EltíoLucassinabrirlosojosdijo:

—¡No!

—Sí,Lucas,sí;diconmigo:«¡Jesús!»

—Jesús—repitióeltíoLucas.

—Losespíritusmalignosmeacompañen.

—¡No!¡No!

—¿Porquéno,Lucas,porquéno?¡Miraqueestásalaspuertasdelamuerte!—exclamóel tíoPabloconimpacientesolicitud—.Vamos,noseasburro,diconmigo:«¡Jesús!»

—Jesús—repitióelmoribundo.

—Losespíritusmalignosmeacompañen.

—¡No!¡No!—volvióamurmurareltíoLucasmoviendolacabezaconseñalesdeterror.

Nosepudoacabarconélque repitieraaquellaspalabrasyyomemarchéalcabosinsaberquépensardetalescena.Cuandoseladescribíamipadreéstememiróestupefacto.

—¿Qué estás diciendo, ahí, niño? ¿Es de veras que decía los espíritusmalignos?

—Sí,papá;decíalosespíritusmalignos.

—¡AveMaría,québárbaro!—exclamóhaciéndosecruces.

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Ylefaltótiempoparacontárseloalseñorcuracuandoéstevinoporlatardeanuestracasacomoteníaporcostumbre.

El señor cura al oírlo montó en una cólera furiosa y al día siguiente hizollamaraltíoPablodeCananzaalarectoral,seencerróconélensudespachoyporespaciodehoraycuarto,segúntestimoniodelacriada,estuvollamándoleborrico,pollino,asno,burro,jumento,enfin,todoslossinónimosconqueelidiomacastellanocuentapararepresentarelmismosimpáticoanimal.Nosonmuchos,perosifuesensesentaytres,comoposeeelidiomaitalianoaldecirdel sabioMustoxidi, todos se los hubiera encajado seguramente.Además leprohibiódeunmodoterminantequevolvieseaayudaramoriranadie,yenelcasodeque infringiese este precepto le prometió ayudarle élmismoadejarestavidaterrestrepormediodealgunosadecuadosbastonazossobreelcogote.

Para confirmar la impasibilidad con que en la infancia contemplamos lamuerteañadiréqueeldíadedifuntosfuéunodelosmásfelicesdemivida.Elsacristántuvolagenerosidad,quenuncaleagradecerébastante,depermitirmetocaramuertodurantetodoeldíaenelpequeñocampanariodelaiglesia.Meacompañaban,comosiempre,misfielesamigos.¡Quédeliciosashoraslasquepasamosagrupadosenaquelexiguotabladoalairelibre,quesemejabalacofadeunbarco!Setocabantresocuatrolentascampanadasconlamayor,luegounaconlapequeña;despuésunsilenciomásomenosprolongado.Yvueltaaempezar, y así todo el día hasta que cerró la noche.Mi única contrariedadduranteaquellamemorable jornadafuévermeobligadoa iracomer;perolohicecontantaprisaquemipadresevióprecisadoadarmealgunosgolpesenlaespaldaporquelosbocadossemeatravesabanenlagarganta.

Recuerdoaquelcampanariocomounode losparajesmásamenosfabricadospor la mano del hombre. Desde él se divisa una gran parte del valle deLaviana. Debajo de nosotros blanqueaban entre los árboles las casas deEntralgoconsustechosrojos;encimasobreelreplieguequehacelamontañaestabaCanzana;seveíaelpequeñoríodeVilloria,seveíaelNalónmajestuososurcandolasvegasdemaíz;allálejos,enelfondodelvalle,estabalaPolaymás lejos como cerrándolo los Barreros. Llegaban a nuestros oídos lascampanasdeCarrioydelaPola;perolascampanasdeestasiglesiasnopodíancompetir con las nuestras, todo elmundo lo sabe, y por eso nos sentíamosorgullosos de hacerlas vibrar creyendo de buena fe que el valle entero nosadmiraba.

Seguí frecuentandoestecampanario,experimentandosiempreelmayorgozocuandoalahoradelmediodíaelsacristán,algunaqueotravez,mepermitíairsoloasonarlascampanasparaadvertiraloscampesinosquehabíallegadoelmomentodedejareltrabajo.Conocasióndeunadeestasvisitas,cuandollególa primavera, hice un descubrimiento prodigioso. En una grieta del muro

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acertéaverunnidodeestornino.Paracontemplarloamisabortuvenecesidaddesaltar fueradelcampanarioycolocarmesobreel tejado.Era tandelicadoaquelnidoyconteníaunoshuevecitostandeliciososquemellenódealegríaelhallazgoynoquise comunicarlo connadie, ni aun conmis íntimos amigos,portemordequemelorobasen.

Cuandome era posible le hacía solo una visita para la cual como he dichonecesitabacaminarsobreel tejado.Esposiblequeenestasexcursioneshayarotoalgunatejaporloqueluegoseverá;peroyomehallabatanentusiasmadoque nada me importaba causar desperfectos a la iglesia. Veía al petulanteestorninoyalaremilgadaestorninacebarasushijueloscuandolostuvieronyesto me causaba un placer indecible prometiéndome arrebatárselosbárbaramenteasíquehubiesenechadopluma.

No hubo lugar a que perpetrase este crimen. Otro cargó con él sobre suconciencia. Acaeció que por aquellos días mi madre me llevó consigo aconfesar, aunque todavía ni enmucho tiempo despuésme acercaba yo a lasagrada mesa para comulgar. Lo hacía para acostumbrarme a recibir estesacramentoyalmismotiempoparaquemecorrigiesedemistravesuras,queiban siendo muchas. El señor cura me confesó poniéndome de pie, no derodillas,mostrándoseconmigoextremadamenteafectuosoytolerante.Unadelas preguntas que me hizo fué si ocultaba algo a mis papás, si tenía algúnsecretillo que no quisiese comunicar con nadie. Yo me creí en el caso dedeclararquehabíadescubiertounnido.Elcuramepreguntódóndeestabayselodije.

Dos días después cuando tuve ocasión de hacer al nido una visita, habíadesaparecido.Elcurahabíadadoordenalsacristánparaque loderribase.Elmismosacristánmelohizosaberentregroserascarcajadas.

Noesposiblerepresentarselatristezayeldolorqueexperimenté.Apesardesucaráctersacerdotalmeparecióqueelcurahabíaabusadodemifranquezaycometidounanegratraición.

Por eso cuando algunos meses más tarde mi madre me llevó de nuevo aconfesarme hallaba fuertemente prevenido contra él.Me preguntó como laotravezsiocultabaalgo,simiconcienciaestabaperfectamentelimpiadetododisimuloyyobajopenadepecadomortalydesacrilegiomeviprecisadoaconfesarqueteníanovia.

¡Vayaunaprecocidad!—exclamaráellectorpensandoenmispocosaños.Queno se admire demasiado, sin embargo, porque mi hermano que contabaalgunosmenoscuandolepreguntabansiteníanoviaafirmabamuyseriamentequeteníadiez,ynombrabaatodaslasniñasdelavecindad.Yonohabíacaídoen tan degradante poligamia; me contentaba con una. Era una niña hija de

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unosseñoresdelaPolaaquiennohabíavistomásdetresocuatrovecesenmividayqueciertamente sehallaba tanajenacomoelZardeRusiadelhonorquelahabíadispensado.

—¿Quiénes?—mepreguntóelcura.

Yo,naturalmente,dilacalladaporrespuesta.

—¿Quiénesesanovia?—repitió.

Silenciosepulcralpormiparte.

—Vamos,niño;¿noquieresdecirmequiénes?

Entoncesyo,despechado,exclamé:

—¿Paraqué?¿Paraquemelaquitecomoelnido?

Pude observar que el cura se llevaba la mano a los ojos y hacía esfuerzosdesesperadosparareprimirlarisa,locualnodejódesorprendermeporqueyocreíahaberledicholacosamáslógicadelmundo.

V

RAMONÍN

He aquí el otoño con su ropaje amarillo y sus nubes de color violeta. Lasmanzanasencarnadasempiezanadesprendersedelospomaresycaersobrelayerba,yestesucesotanconformeconlasleyesinmutablesdelanaturalezaenvezdeelevarmiespíritualaconsideracióndelagravitaciónuniversalcomoen otro tiempo a Newton, atacó directa y perniciosamente a mi estómago.Renuncio a calcular lasque comí.La fabricaciónde la sidradebiódehabersufridounamermaconsiderableaquelañoacausadeestacircunstancia;peroyoheguardadoelsecretohastaahora.

De aquel verano salí convertido no sólo en agricultor inteligente y prácticosinotambiénendiestrocazador.Supecómosearmabantrampasparaatrapargorrionesesparciendoalgunosgranosdetrigoporelsueloycolocandosobreellosuncedazoquesemanteníadepiepormediodeunalargacuerda:cuandolos gorriones venían a comer los granos se soltaba la cuerda y quedabanprisioneros debajo. Supe hacer hoyos en la tierra y poner sobre ellos unapizarrasostenidaporunpalito,detalingeniosomodocolocadoquecuandoelpájaroseposabaallíparacomerlosgranoscaíalapizarrasobreélyquedabapreso dentro del hoyo. Este artefacto iba dirigido particularmente contra las

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codornices. También aprendí a untar con liga las ramitas superiores de losarbustosparaquelosjilguerosalposarsequedasenallípegados.Norecuerdohaberatrapadopájaroalgunocontodosestosdelicadosartificios;peroesonoimportaparaquelosconocieseperfectamente.

Dondemiséxitossemostraronclarosyevidentesfuéconlosgrillos.Conocíacincoo seismaneras sutilesygraciosasdepersuadirles aque saliesende lacueva.Casiningunoseresistíaamispérfidasinsinuacionesyseapresurabanasalirarespirarelairefrescoysedejabanatraparencuantoponíanelpiefueradesucasa.Perosialgunoseobstinabaenpermanecerensushabitacionesbienporque sospechase de mi buena fe o porque estuviese ocupado en aquelmomento,entoncesmeveíaobligadoaapelaraunterribleargumentoquenodescribiré por no ofender la susceptibilidad de las damas que lean estasmemorias.

Cayetanotambiénerauningeniosocazador,peroempleabasusfacultadesenotrosanimalesdemásfuste.Apartedelas truchas,queeransuespecialidad,cazabaconescopetayencompañíadealgunosseñoresdelaPola,codornices,perdices y arceas. Dos o tres veces fueron también a Peña Mayor y a losmontesdeRaigosoymataronalgúncorzo.

Peromuchomásingeniosocazadorqueéleraunzorroquedevezencuandovisitabaporlasnochesnuestrogallinero.EstonosteníaatodossobresaltadosyaCayetanofurioso.ElmastínestabaenelmonteconelganadoyelMuley,porsuedadavanzadayporsu largaexperienciade lavida,mirabaya todasestas cosas con marcada frialdad. Cayetano veló con la escopeta preparadaunas cuantas noches, pero el astuto animal olió la pólvora y no pareció.EntoncessedecidióaquélairaSamaycomprarunarmadijodehierroqueenaquellaregiónseconoceconelnombredegarduña.Colocósela trampaa labocadelgallineroypocasnochesdespuéselzorrovinoyfuécogidoenellaporunapata,perocongranestupefacciónde todoseldesgraciadoanimal lacortóconsuspropiosdientesysemarchósinella.¡Terriblecasodeamoralalibertadquemeimpresionóprofundamente!

Se fabricó la sidra y en los días que duró la operación no salí del lagarayudando con todas mis fuerzas al mejor éxito de tan importante tarea ycerciorándome a cada instante de la dulzura y bondad del caldo destilado.Tantasvecesmecercioréquehubedepurgarmesinpretenderlo.Vinodespuéslarecoleccióndelmaízyayudéalosvecinosatraerlasmazorcassentándomesobreellasenelcarro.Despuéstambiénlessocorríenlatareadedeshojarlasytrenzarlas en ristras.Efectuábase laoperación, llamadaallí esfoyaza, por lasnoches,ylosvecinosseayudabanunosaotros.Imposibleimaginarnadamásamenoydeleitosoque estas esfoyazas.Lanuestra duró algunasnochesy sihubiera durado eternamente creo que no hubiera perdido nada. En fin,

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resumiendomis impresiones agrícolasmanifestaré que yo pensaba entonceshaber nacido para labrador como más tarde pensé que había nacido paramarineroyluegoparafilósofo.Siempresupeadaptarmealmedioenquemehalléyestaflexibilidaddeminaturalezamehaprocuradodosventajasenlavida:Laprimerayprincipal,noaburrirmenunca;ylasegunda,haberpodidoescribirnovelasderegionesapartadasymediossocialesmuydiferentes.

Comenzaba ya a llover del modo suave y constante que allí lo hace. Loscampos iban quedando poco a poco abandonados. La gente se retraía alinteriordelascasas;peroaquígozábamostambiéndeseñaladosplaceres.Enlamíaseamasabaelpandosvecesporsemana.Eraunadiversiónvera lascriadasheñir lamasa, y ayudarlas abregarlo colgándomealmanubriode lamáquina.Laconstruccióndelosbollos,elatestarelhornodeárgomaydarlefuego para arrojarlo era interesantísimo. Luego se metían poco a poco losbollos dentro, se tapaba el hornoy entonces lasmujeres se santiguaban, loshombresnosdescubríamosyserezabasolemnementeunpadrenuestro.¡Cuánlejanos estamos ahora de estas escenas sencillas e inocentes! Vivimosapartadosde la naturaleza;marchamoshuídosdeDios. ¿Hemosganado conelloalegría?Quecadacualpongalamanosobreelcorazónymeresponda.

Lasnocheseranyalargas.Antesdesubiranuestracasaajugaraltresilloconmipadre, el curayun indianoqueallí estabade temporada,Cayetano solíaquedarseun rato en la gran cocinade abajo formando tertulia connosotros.Sentadoenelescaño,yoasulado,laMiconaencimadelhombroseplacíaencontarnos algún caso chistoso y en dar vaya a los presentes. Porque erahombre maligno y provocativo sobre toda ponderación. Los que le servíangeneralmentedecabezadeturcoeranunvecinollamadoJosédeAnicayuncriado que tenía por nombre Pacho. Sobre este último singularmente seensañaba tantoqueelpobrehombreacosado llegabaa faltarlealgunavezalrespeto.

Por aquellos días vino el ganado del monte. Había estado allí una largatemporada quedando sólo en el establo una vaca de leche.Y con el ganadovino el gran mastín llamadoManchego por ser oriundo de la provincia deToledo.Traíaalcuelloungrancollardecueroguarnecidodeafiladaspuntasde hierro o sea una carlanca. Esta carlanca y lo mismo el pelo del mastínestaban manchados de sangre. El vaquero nos informó de que la nocheanteriorsehabíabatidoconloslobos.Nadiepuedefigurarselaimpresiónqueesto me causó. Los lobos eran para mí animales legendarios, algo que noexistíamásqueenlafantasíadeloscuentistas.Elperro,batiéndoseconellos,adquiríaamisojosunaspectosobrenatural.Nomehartabadecontemplarleydeponerle lamanoencimadel lomo,admirándomealmismotiempodequeun animal tan bravo y poderoso no tuviese a menos el menear el rabo enpresenciadeunsertanínfimocomoyo.Todoelpanyelquesoquehabíaenla

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casa me parecían poco para agasajar a aquel héroe. Y una vez que entestimoniodereconocimientomelamiólacaramesentítanhonradocomosiNapoleónmehubieradadounbeso.

AquellanochesehablódelobosenlacocinayCayetanomecontóelsiguientesucesoqueyaconocíantodoslosqueallíestabanmenosyo:

«Hará cosa de cuatro años y por estemismo tiempo estaba yo sentado unatardeahíenelpoyodelantedecasa,cuandopasóRamonín,eldeltíoAngeldeCanzana,quebajabadelmonteconelganado.

TúyaconocesaRamonínporquelevestodoslosdomingoscuandovamosamisa.Ahoraesunrealmozoquehaentradoenquintaesteaño;peroentoncesnoeramásqueunzagalilloynomuymedrado.

Puescomodigoveníadelmonteconsuzurrónalaespaldaytraíaenlamanouncestitotapado.Yo,quesoyunpococurioso,leretuveporelbrazoylevantélatapadelcesto.Habíadentrounperrillodecría.

—¿Haparidolaperraenelmonte,Ramonín?

—Noesunperro,señorCayetano,esunlobo—merespondióriendo.

—¿Unlobo?¡Eldiablomellevesinoesverdad!

Saquéelanimalitodelcesto,lopuseenelsueloycomenzóaaullarcomounperritoreciénnacido.

RamonínmecontóqueeldíaanteriorLuisóndelaGranja,queteníalacabañacercadelasuya,habíaencontradoenunacuevatreslobeznos,habíamatadodosyhabíatraídoéste.Porlatarde,hallándosesacandoelestiércoldelestablofuéatacadorepentinamenteporlaloba.Graciasaqueteníaenlamanolapaladedientesnoperecióenaquelmomento.Luchóconlafieraylogróensartarlaporelvientre.EnaquellashorasdebíadeestaryaenlaPola,pararecibirdelAyuntamientoelpremioquedanporlamatanzadecualquieralimaña.

—¿Ytúparaquémildiablosquieresesteanimalito?

—Noeramásqueparaenseñárseloamihermano.Luegolomataremos.

Entoncesmevino la ideadecriarloyse lopedí.Locrié,enefecto,dándolelechehastaquepudocomer.ComenzamosallamarloRamoníncomoelchicoque lo había traído y Ramonín le quedó y por este nombre comenzó aresponder,peronodelmodovivoyalertaquelohacenlosperros,porqueloslobos sonmás torpes o como si dijéramosmás cerrados de cascos. Esto notiene nada de particular porque entre los mismos hombres unos son máscerradosqueotrosysinoquelodigaPacho...

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—¡Milagroseríaquenosalieseyoarelucir!—gruñóPachoencolerizado.

Elanimalitofuécreciendoyalcabodeseismeseserauncachorrorevoltosoque me seguía a todas partes. Le llevaba a la Pola, le llevaba a Sama yexcitaba lacuriosidadpordondequieraquepasaba.Lleguéacobrarlecariño.UnavezquefuíaOviedoletrajeunlindocollarconchapadebroncedondehicegrabar sunombrey la fecha enque lo adquirí.En fin, él se portaba lomismo que un perro fiel. Lo único en que se le conocía la raza fué cuandomatóenpocosdías trescorderosque tuvequepagarquedándomeconellos.Yoestabatancontentoconelanimalitoqueleperdonéestasyotrasfechoríassemejantes.Jamásmordióa laspersonas; losniñosjugabanconél lomismoqueconunperro.

Unviernesdelmesdenoviembre,cuandoyateníaellobomásdeunaño,fuíalmercadodeCabañaquintallevándoloconmigo.Montéacaballotemprano,pasélaColladayentreshoraspocomásomenosdienelmercado.YasabrásqueCabañaquinta está detrás de la Peña-Mea y que hay que atravesar parallegaraallátodosesosmontes,quevesdelantedecasa.

Pasé el día arreglandomis asuntos y por la tardememetí en la taberna deAndreadondeencontréaXuanón,elcélebrematadordeososquehabrásoídonombrar,yadonSalustianoelescribano.Meenredéenunapartidadebriscaconellosde talmodoque cuandoacordé conmigoeran lasochoyyahacíamásdeunahoraquehabíacerradolanoche:

Montoacaballoypicoespuelasparacasa.Lanocheestabafríayadeverdad:en los altos había caído bastante nieve. Antes de doblar la Collada se meocurriómirar hacia atrás y no veo a Ramonín. Silbo, le llamo. Nada. «Esepícarosemeescapóalmonte—dijeparamí—.Hicemalentraerleporestossitios.»

Deploréelpercanceporquerepitoqueestabacontentoyufanoconelanimal.Ademásmedolía lapérdidadel collarquemehabía costadonuevepesetas.DobloalfinlaColladaymarchobientranquiloaunquealpasomásvivoqueen aquellos endiablados caminos podía seguir el caballo, cuando de prontoésteseparaenfirme,levantalasorejasyseestremece.Lehincolasespuelasyenvezdearrancardenuevoretrocede.Comprendíenseguidaquehabíaolidoel lobo.Y en efecto, al instante percibo el bulto deuno a la claridadde lasestrellas,porquenohabíaluna.Echomanoalrevólveryveorepentinamenteotro del lado opuesto del camino.Y enmenos tiempo que se cuenta semeponendelantetres,cuatro,cinco...yonopuedodecircuántos.Acasoelmiedoespantosoqueseapoderódemíloshayamultiplicado.¿Peroquéesloqueveoademás?Pues veo entre ellos almismoRamonín con su collarito relucientedispuestoalpareceraarrojarsesobremícomotodoslosdemás.

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Elcasoeraapuradocomocomprenderéis.Hastaentoncesnohabíavistonuncalamuertetancercademisojos.Metirédelcaballoycomencéadisparartirosa ciegas, pues el miedo me impedía pararme siquiera a apuntar. Los loboshuyeron,peronosepasaronmuchossegundossinquevolviesendenuevo.Mevimuerto;yahabíadisparadolosseistirosynotraíamáscápsulas.PeroDiosnoquisoquelofueseenaquellaocasión.Detrásdemíoígritosdegentequellegaba. Eran los tenderos ambulantes que regresaban a la Pola. Habíanencontradomicaballo,quehuíadespavorido,ylohabíandetenido.Creyendoporlostirosquemehabíanasaltadoladronesveníancorriendoygritabanparainfundirmevalor.Loslobosalescucharaquelruidodesaparecieronotravezdemivista.

Muchosesorprendióaquellacaravana,quenobajaríadeveintepersonasentrehombres ymujeres, de lo queme había sucedido. Sobre todo la traición deRamonínexcitótantosucuriosidadquenosehartabandehacercomentarios.Medieronunvasodevinoydespuésquemehubeserenadounpocomontédenuevoacaballoyconelloslleguéhastaaquí.

Aunqueyaeracercadelasoncetodosestabanlevantadosesperándome.

—¡Quécaratraía,válgameDios!—exclamóPachónriendo.

—Peor la traías tú cuando te dieron aquella manta de palos los mozos deRivotaeldíadelObellayo—repusoCayetanoencolerizado.

NosacostamosyaldíasiguienteporlamañanaapenasmehabíalevantadodelacamavinoJoséMateoadecirme:

—Señor,estáahíRamonín.

—¿Cómo?¡Ramonín!

Noqueríacreerlo.Salgocorriendoalacalleyveoenefectoamiloboqueasíque me divisa empieza a bajarse y arrastrarse por el suelo sin atreverse aacercarseamíycomosipidieseperdóndesuvillanía.

—¡Ahmaldito,traidor!Ahoramelaspagarás.

Entroencasa,cojolaescopetaysalgootravez.YanoestabaRamonín.

—Ramonínsehametidoenelestablo—medijounchicoquepasaba.

Voyalestabloylohalléacurrucadodebajodelpesebre.Meechélaescopetaalacarayallíledejémuertodeuntiro.

VI

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MÚSICOSAMBULANTES

MimadrefuétodasuvidaunfrágilcristaldeBohemia.Nopodíallamarseenverdadmujeraunacriaturatandébil,tandelicadaypróximaaextinguirsequecualquierráfagadeairepodíaapagarenlahoramenospensada.Ellalosabía,todoslosabíamos;poresonuestragranpreocupaciónenlacasaeraatajarelpasoporcuantosmediossehallabananuestroalcanceaestaráfagatraidora.Así que veíamos en su estancia una puerta entreabierta nos precipitábamosllenos de terror a cerrarla. Si se arriesgaba a salir de la sala para ir a otrahabitación, los unos iban delante como heraldos a prevenir que se cerrasenbalcones y ventanas, los otros como escolta para impedir que algúnimprudente abriese las puertas laterales. No hay para qué decir que en estatareasanitariasedistinguíaporsuardorydestrezamipadre,elcualsentíaporsuesposalaadoracióndeunenamoradoylaternuradeunpadre.

Mipobremadrevegetaba enun rincóndel sofá envuelta en su chal de lanatrabajandoconelganchillodemarfil.Porlasnochesleplacíahilarconaquellasu artística rueca de que ya he hablado. Era primorosa en todas las laboresfemeninasysusdedos,aunquetandelicados,incansables.¡OhDiosmío,cuándelgadosyfrágileseranaquellosdedos!Unademisaprensionesdolorosaseraverlosquebrarsecualquierdía.

Esta flaqueza corporal no excluía en ella una gran fuerza de carácter. Era,comosueledecirse,enlofísicounacañaquesedoblaperonoserompe;enlomoralunroblequeserompeperonosedobla.Mipadre,comoreversodeella,poseíaunvigorfísicoextremadoyuncarácterblandoysentimental.

Conelansiaquesueleacometeralosquecercadesívenlamuerteaparejadaaarrastrarlosalatumba,mimadreseagarrabacontodassusfuerzasalavida.Esteanhelodevivir se traducíaporundeseo irresistibledehallarsesiemprerodeada de gente alegre y bulliciosa, cuantomás alegre y bulliciosa mejor.Todas sus amigas eranmuchomás jóvenes que ella y en verlas divertirse ybailar,yenescucharsucharlaysusconfidenciasamorosashallabalafuentedesualegríaoporlomenoselolvidodesusdolencias.

Ademásdelaspocasseñoritasqueenlaaldeahabíaydealgunasquedevezen cuando venían a pasar temporadas a nuestra casa, recibía por las nochesbuengolpedelabradorasquehilabansucoposentadasenelsuelo.Seformabade este modo una tertulia de quince o veinte personas. Mi padre con susamigosyCayetanojugabaalascartasenunángulodelasalaalumbradosporunquinquédepantallaverde,mientrasyosentadounasvecesalladodeellos,otrasenelsofáalaverademimadre,vagabadeunsitioaotrohastaqueelsueñomerendíayquedabadefinitivamentedormidoenelsofá.Algunasveces

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lascarcajadasdelostertuliosmedespertabanuninstante,peronotardabaenquedar de nuevo dulcemente dormido. Al cabomi padre solía apartarse unmomentodelamesadejuego,metomabaentrelosbrazos,mellevabamediodormidoaldormitorio,medesnudabaélmismoymedejabaenlacama.

Gozabamimadreloindecibleviendobailaryellamismasobreponiéndoseasusenfermedadesporunesfuerzomaravillosodesuvoluntadenérgicatomabaparte alguna vez en los bailes de sociedad. Pero en Entralgo faltabancaballeros para esta clase de bailes y sólo cuando nos visitaban algunosamigos o parientes se podía organizar un pequeño sarao.Ordinariamente sebailabaalestilodelaaldea,muchomásdivertidoenmiopiniónporentonces,queeldelaciudad.Nifaltabaparaacompañarollevarelcompásdeladanzaalgún músico ambulante que mi madre solía retener en casa días y díasmanteniéndoleydándoleunapequeñagratificación.Recuerdoqueenaquellatemporada estuvieron por dos veces permaneciendo bastante tiempo entrenosotrosunviolinistatuertollamadoJoaquín,acompañadodeunmuchachodequinceodiezyseisañosquetocabaelarpa.EsteJoaquínnopodíacompetirconPaganini enelviolín,pero seguramentepodríahabérselas conelpropioFalstaffdelantedeun tonel.Unríodesidranohubieraextinguido laseddeaquel artista. Con esto el único ojo que poseía estaba siempre rameado desangrelocualsepuedeasegurarquenoleembellecía.

Era hombre divertidísimo aquel Joaquín, locuaz como pocos y embusterocomoninguno.Había que verle en el lagar de pie con un vaso en lamano.Jamássesentabaenaquelrecintocomosirespetasedemasiadolamajestaddeltonelynoosasetomarasientoensupresencia.Sinembargo,cuandoyahabíatrasegadounacantidad razonablede sidraa suestómagosecreíaautorizadoparafaltarlealrespetoyserecostabafamiliarmentesobreél.Esdesaberqueantes de llegar a este período deplorable de descuido, por no decir deinsolencia, había celebrado ya su dulzura y su gloria pormedio de cánticosfervorosos. Porque así que el violinista se acercabamás omenos a uno denuestros toneles y tenía un vaso lleno en la mano, se creía en el deber decambiar lamúsica instrumentalpor lavocal,dejandoescapardesugargantaagradecida y repitiendo cien veces la misma canción como una letanía enhonor del jugo vivificante que chispeaba en su vaso. ¿Qué es lo que hacíapeor,cantarotocarelviolín?Nadielogrójamásresolverlo.

Pero tenía además otra manera de ensalzar la magnificencia de aquel vinoespumoso y era por medio de adecuadas y entusiastas inscripciones. Lasparedesdellagarestabanllenasdeellasescritasporsumanoconcarboncillo.Diosbendigalasidradeestelugar—decíauna—.Bebamosestasidramientrasnosquedeunsoplodevida—decíaotra—.¡DesgraciadosloshombresquenoconocenlasidradeEntralgo!—seleíaenotratercera...yasísucesivamente.

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Como puede observarse tales inscripciones ofrecían un marcado carácterapologético.En esto se distinguían de las cuneiformes de laAsiría y de lasjeroglíficasdeEgiptocasitodashistóricasoconmemorativas.

Mi padre odiaba casi tanto la epigrafía de Joaquín como su música. Pudecerciorarmede ello cuandopocodespuésdepartirse con su acompañante elarpista, hizo blanquear el lagar tapando con grosera cal mucho profundopensamiento. Acaso se halle reservado a las generaciones venideras sudescubrimiento. La capa de cal se desprenderá y debajo de ella volverán aparecer,vivosaún,aquellosgritosentusiastasdefurorbáquico.

Cuandono sehallababajo la influenciadel avinadoo asidradodioshijodeJúpiter y Semele, era Joaquín un hombre muy agradable y nos entreteníanarrándonossucesosdesuvidaerranteypicaresca.Nohepodidoretenerenlamemoriamásqueuno,seguramenteporquefuéelquemásmeimpresionó.

NoshallábamossentadosalrededordelfuegoenlagrancocinadeCayetano.Esteyyoenelescaño;losdemásentajuelas.ParaJoaquínysuarpistahabíatraídoManoladossillas.Joaquínhablódeestamanera:

«DespuésdehaberpasadounosdíasenVillaviciosa,habíamosidoalafiestadelNazarenoenNoreña.EntoncesnomeacompañabatodavíaestemuchachosinoRufo,aquelguitarristaqueseahogóenGijónelañopasadoyquehabréisconocidoohabréisoídonombrar.EnNoreñacorrelasidrayeldinerocomoenningúnotropueblodelaprovincia.Aquellatardehicimosmásdetresdurostocando en la calle, y por la noche todavía tocamos en el baile delAyuntamientoynosdierontreintareales.Cuandosalimosdelbaileeranmásde lasonce;peroyoqueríadormiren laPoladeSiero,porque tengoallíunamigoynomecuestanada lacama.Se lodijeaRufoydesde luegoquedóconformeporqueteníalaesperanzadequetampocolecobraran.

Laemprendimospueshasta laPola,quecomosabenestámuycerquita.Eraunahermosanocheestrelladaynohacíafríonicalor.AlpasarporelBerrónlatabernadeJerónimoestabatodavíaabiertayllenadegente.

—¿Vamosaentraruninstante?—medijoRufo.

—Vamos.

EsteRufo era un buen hombre y comoguitarrista, no se diga, porque hacíahablar al instrumento, pero tenía un defecto muy feo y era que le gustabademasiadolasidra...

NosmiramostodosunosaotrosconsorpresayCayetanosoltóunaestridentecarcajadaylosdemáslesiguieron.Joaquínquedógrandementeamostazadoypreguntóconvozsorda:

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—¿Dequéosreís?

—Hombre,nosreímosporqueunvasodesidralegustaacualquiera—repusoCayetano,guiñándonosunojo.

YvueltaareírtodosdetanbuenaganaqueelpropioJoaquínconcluyóporreírtambién.

—¡Bueno, corriente! Quedamos en que a él y a mí nos gustaba la sidra yentramos a beber unos vasos del tonel que aquella misma tarde se habíaabierto. Había allí bastante gente y entre ella unos gitanos o húngaros quetraíanvariosmonos,unosoyunperroamaestrados.Loshabíamosvistotodoel día en Noreña trabajando con sus animales, rodeados de chicos. Nosacercamosaltonelconnopocotrabajoynoshicimossacarunosvasos.Nosécuántosfueron...

—¡Muchos!—dijoCayetano.

—Puedeser.HabíatantagenteytantoruidoquealcabomesentímareadoyledijeaRufo:—«VámonosqueestoycansadoyyasabesquemañanadebemossalirtempranoparaInfiesto»—.Nomehizocasoyseguimostodavíaotroratoy bebimos algunos vasos más. Volví a apurarle para que nos fuésemos y...nada;elhombrecomosihubieraechadoallí raícesyesperase floreceren laprimavera.Enfadadoyadetantorepetirlelomismoydeesperarleledije:

—MiraRufo,yomevoy:hazloquequieras.

—Aguárdate,compadre,aguárdateunmomento.

—Nomeaguardomásmomentos.Adiós.

Ymefuíhacialapuerta.

—Bueno,hombre,bueno,noteapures,queyotambiénmevoy.

Ysentíqueechabaaandardetrásdemí.Cuandosalíalacarreteranotéqueseponía a mi lado y emparejados tomamos la dirección de la Pola. Yo no lehablabaporqueestaba irritadoy además la lenguamepesabaunpocoen laboca.Lanochemáshermosaqueantes.Habíasalidolalunayalumbrabatantoque a mí me parecía ver dos, una al lado de otra. Poco a poco se me fuépasandoelenfadoyparaentrarenconversaciónledijeaRufo:

—¡Vayaunanochelinda,compadre!

Nomecontestómásqueconungroserogruñido.

—¡Anda!¿Conqueerestúelqueteenfadasdespuésdeloquemehashechoaguardar?—ledijeparandoyencarándomeconél.

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¡PerocuálfuémisorpresaalverquemiamigoRufosehabíatransformadoenoso!...»

—¡Esoesmentira,hombre!—exclamóPachodesdesutajuela.

—Aguardauninstante,amigo—repusoJoaquín.

—¡Quetedigoqueesoesunagranmentira,hombre!

—¡Cállate, animal!—exclamó Cayetano encolerizado—. Deja que Joaquínterminesucuento.

Pacho,sinhacercaso,rojodeindignaciónycomosiquisieraarrojarsesobreelpobreviolinista,gritómásfuerteaún:

—¡Quetedigo,hombre,contodalaboca,quemientes,hombre!¿Loquieresmásclaro,hombre?

—¿Pero quieres callarte, pedazo de bárbaro?—volvió a decir Cayetanotomandolastenazasconademándearrojárselas.

AduraspenasselogróhacerlecallaryJoaquínpudocontinuarsucuento.

«—Vayaunasbromasquemegastas, compadre—ledije—.¿Aquéconduceesatonteríadetransformarteenoso?

Rufonomerespondió.

—¡Anda, pues no eres poco chistoso, hijo!—continué yo—. ¡Si creerás quemevas a asustar! ¡Ja, ja!Apesarde esospelosy esehocicopuntiagudo, teconozco, querido, y estoy tan tranquilo como sime tocasesun tango con laguitarra...¿SabesloquetedigoRufo?,quenoeresunoso,sinounganso,yquemeestáapeteciendoalumbrarteunatortaenelhocicoparaqueaprendasanoburlartedelosamigos.

Ycomolodijelohice,amanosueltaledisobreelhocicounrevés.

MiamigoRufolanzóunfuertegruñidoydejandolaposicióncuadrúpedasepuso de pie y comenzó a bailar en torno mío gruñendo terriblemente. Osconfieso amigos que si alguna vez sentí miedo en el mundo fué en estaocasión.Echéacorrercomopude,quenopodíagrancosa,pueslospiesmepesabancomosillevasezapatosdeplomo.Rufocorriódetrásdemísiempredepie,peroaúncorríamenosqueyo.Comoyolellevabaalgunadelanteramedeteníadevezencuandoyledecíaentonosuplicante:

—Rufo,amigomío,perdona.Notehedadoesatortaporofenderte.

Elnohacíacasoycontinuabapersiguiéndome.Cuandoseacercabayovolvíaacorreryasíquemehallabalejoslesuplicabaotravez:

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—Vamos,Rufo,noseasasí.Unabromaesunabromayentreamigosnotieneimportancia.

Porfinseablandóydejándosecaer,anduvootravezencuatropatas.Entoncesme acerqué ya sinmiedo a él y nos emparejamos como antes. Y seguimoscharlando con la mayor animación, es decir, recuerdo que era yo el quecharlabaporquemiamigoRufonohacíamásqueasentirconlevesgruñidosaloqueyoledecía.Tantoquecansadoalapostreyunpocoimpacientedetengoelpaso,meplantodelantedeélyledigo:

—Pero,hombredeDios,¿hastacuándovaadurarestabroma?

MasheaquíqueRufoseponeotravezdepieycomienzaabailaryagruñirdeunmodo espantoso.No poco trabajome costó aplacarle y sólo lo conseguídespuésdemuchotiempo.

PorfinllegamosalaPola,medirigíacasademiamigoRamónelPuntilleroyllaméalapuerta.MeabrieronenseguidayentoncesvolviéndomeaRufo,quemeseguía,ledije:

—Compadre,puestoquenoquieresdejar todavíaesabromita,dormirásestanochealfresco.

Y le dí con la puerta en el hocico. Caí en la cama como una piedra y elPuntillerotuvocompasióndemíymedejódormirhastalasdiezdelamañana.Peroaesahoramedespertóagritosdiciéndome:

—Joaquín, Joaquín levántate ahoramismo.Está ahíunalguacil departedelalcaldeparaquetepresentesinmediatamenteenelAyuntamiento.

—¿Peroquépasa?—exclamésobresaltado.

—Nada,alparecer,unosgitanosteacusandequeleshasrobadounoso.

Quedé estupefacto. No me acordaba absolutamente de nada. Sin embargo,pocoapocofuéentrandolaluzenmicerebroymedicuentadeloquehabíapasado aquella noche. Me vestí rápidamente y me dirigí al Ayuntamiento.Cuando lleguéallá, elosoyahabíaparecidoy losbohemiosandabanpor elpueblo tocandoelpanderoyhaciéndolebailar.Lehabíanencontradodebajodeunhórreodondesehabíacomidomásdeunaarrobadepajaqueallíestabaamontonada.

Cuando le conté el caso al alcalde quería desnudarse de risa y en vez deponermemultaselapusoalosgitanosporhaberdejadounanimalpeligrosoenlibertad.

AlsalirdelAyuntamientotropecéconmiamigoRufoquehabíadormidoenlatabernadeJerónimodebajodeunamesa.Lehabíanrobadolaguitarrayvenía

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adarquejaalalcaldesospechandodelosbohemios.Noconsiguiónada.Elosohabíaparecidoperolaguitarranovolvióaverlaensuvida.»

VII

LAPARTIDA

Laprimaverasoplóotravezsobrenuestrafelizaldea;lasrosasseabrieron,losmirlos cantaron en la pomarada, los terneros mugieron en el establo, loscéfirosnos traíansobresusalasperfumadas los rumoresdelbosque,gorjeosdepájarosenamorados: lazarzamoraque tapizaba loscaminosse llenabadeflorecillasmoradas: del balcón demi cuarto colgaban ya los pámpanos quealegrestemblabanalnacerlaaurora...

Todosestossignosdelagloriosaresurreccióndelanaturalezaalegrabaaloshombresy a los animales, pero amíme inquietabanvivamente.Había oídodecir repetidas veces a mi madre que en cuanto viniese la primaverapartiríamosparaAvilés.Poraqueltiemponosabíayoqueestavillaguardabaen su seno placeres mucho más exquisitos que los que podía brindarmeEntralgo.Pensandoenlaescuela,enlagramática,enlasplanas,enlavaradeavellanodedonJuandelaCruzsemeponíalacarnedegallina.

¿Aquépensarenello,sinembargo?Aquíestabanaguardándomealapuerta,como siempre,mis amigosRamón,Sixto, José,Segundo, unaguardia fiel ydecidida que yo había logrado formarme durante mi estancia en la aldea.Corríamos los senderos, trepábamos a los árboles para alcanzar los nidos,hacíamos hogueras y asábamos allí patatas, cortábamos varas de sauco paraconstruir tira-tacos, nos pasábamos horas enteras espiando la guarida de lasanguilasen losarroyos,perosin lograr jamásatraparninguna, toreábamosaloscarneros(desdemifatalaventurayenpocosmeseshabíayadadograndespasos en el arte taurino), montábamos en todos los caballos queencontrábamossueltosporloscaminos.

Esteúltimorecreoofrecíamásdeunpeligro,paramíespecialmente,quenoera ni tan duro ni tan diestro como mis compañeros. Tuve ocasión deexperimentarlobienpronto.Enunadeaquellastardesprimaveraleshabíamosestadoenelríolevantandopiedrasypiedrasparaatrapartruchas.Noeramásque un simulacro, porque en el fondo estábamos persuadidos de que nuncapescaríamos una. Cuando nos fatigamos de aquel infructuoso ejercicio nosdecidimos a regresar al pueblo. Apenas habíamos caminado algunos pasostropezamosconungrancaballopastandolayerbaquecrecíaenaquelterreno

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guijarroso.Acometidodeunvértigodegrandezadije:

—Voyamontaresecaballo.

Losamigostratarondedisuadirmeporquesabíanperfectamenteaquéatenerserespectoamisadelantosenlaequitación.

—Esdemasiadoalto.

—Noimporta.Vosotrosmeayudaréisamontar.

Debo confesar que lo hicieron de mala gana, pero lo hicieron. Entre todosellosfuíizadosobreellomodelanimal,quenoeranifogosoniresabiado.Loúnicoquehizofuétrotaracompasadamenteendirecciónalaaldea.Peroyonosupeacomodarmeasucompás,comencéavacilar,perdíalfinelequilibrioydiprontoconlasnaricesenelsuelo.

Unade las cosasmenosgratasde la existencia es, sinduda, caerdenaricescontra una piedra desde un caballo de ocho cuartas.Yo que no las tenía decementoarmadolassentídeteriorarconunvivodolorquemehizoprorrumpirengritos.Misamigosalescucharlosyalvermeyacenteyensangrentado,sedispersaron como los discípulos de Jesús cuando su divino Maestro fuéclavado a la cruz. Acudió a los pocos momentos en mi auxilio un criadollamadoLinónqueyalohabíasidodemiabueloyqueporcasualidadacertóapasar por allí. Me levantó del suelo, me llevó al río y me lavó el rostro.Mientraslohacíanocesabadeinstruirmeconsaludablesadvertencias.

—Yavesloquesucedeporseratrevido.—¿Quiéntehamandadosubirteauncaballo si no sabes montar?—Si hubieras sido formal no te pasaría esto.—¡Quéocurrenciahasidolatuyademontarenuncaballotanaltoyapelo!,etc.,etc.

Esposiblequeseaunconsueloelaveriguarcuandounoserompelasnarices,quesihubierahechoestoodejadodehaceraquéllohabríaevitadolaruptura,peroyonoexperimenténingunoenaquellaocasión.Alcontrario,cuantomáspersuasivosemostrabaLinón,mástristeymiserablemesentíayo.Porfinmellevóenbrazoshastacasaynofuédébilelsustodemispadresalvermeentalestado.Semeaplicaroncompresasdeárnicaymibuenpadreestuvotodalanocherenovándolasincesantemente.

Creí del caso en talesmomentos encomendarme o hacer promesa de visitaralgún santuario. En vez de uno prometí visitar dos, el de la Virgen deCovadongayeldelSantoCristodeCandás.Ignoroporquéfuítanlejosenmidevoción teniendocercaalmilagrosoSanNicolásdeCampiellos.¿Seríapordeseos de viajar o bien porque seme hubiera comunicado el desprecio quesentíanuestropárrocohaciaelsantuariodeCampiellos?Detodosmodosmi

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madre quedó complacidísimay prometió llevarme aCovadonga y aCandástanprontocomonoshalláramosenAvilés.

Aldíasiguientevinoelmédico,semepusieronlosvendajesnecesariosyenpocos días quedé curado. Sin embargo, más adelante se necesitó laintervención de unmédico deOviedo y todami vidame resentí de aquellacaída.

Se hablaba ya bastante en casa de nuestra partida; se fijó por fin el día.Yoestabatristísimo,aunquesehabíarestringidomilibertad,despuésdelacaída.Peroaúnloestabamás,amijuicio,elsobrinodelseñorcuradelaPolaydiréenpocaspalabrasporqué.

Había traídomimadredeAvilésunadoncelladeespléndidabelleza llamadaAlvarina.PasabaporunadelasmáshermosasjóvenesdeAvilés:nonecesitoañadir más, pues la belleza de las mujeres de esta villa es proverbial enEspaña. Yo amaba a esta Alvarina con todo mi corazón, no tanto por subelleza como por su bondad. En los niños el amor es intelectual y másrazonadoqueenloshombres.Sóloenlosdegeneradosamanecetempranolasensualidad. Claro está que la belleza ejerce una influencia favorable sobretodoslosseres,masapesardesugranhermosurasiestamujerhubierasidomala no la habría amado. Lejos de esto, yo la encontraba siempre dulce yafable procurándome recreos, guardándome golosinas, tapando mis faltascuando las cometía. Hacía aún más y mejor, y era darme aliento para serbueno y valeroso. Con un instinto pedagógico que hoy mismo me parecedignodetodaadmiración,hallabafácilmentelosmediosmásadecuadosparaconseguirlo. Cuando en casa había cualquier desavenencia y mi madre nosresidenciabaycomenzabaelinterrogatorio,Alvarinadecíaenvozalta:

—Quedigaelniñocómohasucedido.Elniñonomiente.

Es increíble el efecto que me causaba esta apelación a mi veracidad. Mellenabadeorgullo,y enaquelmomentohubieradeclarado laverdadaunquemearrastrasendespuésalahorca.

Si se trataba de llevar la bujía después queme había acostado y dejarme aobscuras,Alvarinadecíaentonoresuelto:

—Podéisllevarlaluz:elniñonotienemiedo.

Yyoquelosentía,ybienhorribleporcierto,memordíaloslabios,metíalacabezaentrelassábanasperonodejabaescaparlamásleveprotesta.

Detalmaneraestahermosajovencontribuyómejoramieducaciónmoralquecuantos libros he leído y sermones he escuchado después. Ellame hizo unhombreverídicoylofuíbastantehastaquemedediquéanovelista.Diosselo

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pague.

Pues de esta Alvarina tan bella, tan gentil, tan bondadosa, se enamoróperdidamente el sobrinodel señor cura de laPola, un apuestomanceboqueestudiaba el último año de sagrada teología. Aquel de mis lectores que nohubierahecholomismoqueletirelaprimerapiedra.Habíavenidoapasarunatemporada aLaviana y había suspendidomomentáneamente sus estudios norecuerdoporqué;quizáporquesutíosehallabadelicadodesaludyvinieseacuidarlo.Nosvisitabaconfrecuenciaypuedesuponersequedesdequeelhijode Venus le disparó una de sus mortíferas flechas, nos visitaba con másfrecuencia aún.El cuitado inventabamil artificiosospretextospara justificarestasvisitas.Unavezveníaatraeramipadreciertasemilladeguisantesparala huerta, otra venía a preguntarle de parte de su tío cualquier menudenciareferenteaunarrendatario,obienmetraíaunaprimorosacasitadecartónparalos grillos o traía amimadre una plantita de albahaca o geranio.Mimadresonreía viéndole perderse en un laberinto de razonamientos especiosos y yosonreíatambiénviendoamimadresonreír.Elpobrechicoseponíaencarnadohasta las orejas, hasta que concluía por toser de unmodo formidable y mimadreledecíaquecuidaseaquelcatarropuesenlosjóvenesespeligroso,yélseponíamáscoloradoaún,locualparecíaenverdadimposible.

Mienfermedad fuéparaél la salud.Veníaaverme todos losdíasy raroeraaquelenquenomeregalaseconcualquierchuchería.Meacompañabalargosratos y durante estos ratos Alvarina entraba y salía tantas veces en mihabitaciónllevandoytrayendoobjetosquenoparecíaotracosasinoquenosestábamos mudando de casa y fuera ella sola la encargada de efectuar lamudanza. Cuando al cabo sané tampoco quiso privarme de su amablecompañíacomprendiendoqueenlaconvalecenciaescuandohayqueejercerunavigilanciamásactivayestrechaafindeevitarunarecaída.

Llegó por fin la víspera del día aciago en que debíamos abandonar aquellamansiónventurosa.PorqueparamíEntralgo, apesardel reciente fracasodeminariz,continuabasiendoelparaíso terrenal.SedispusoquesaliésemosalamanecerafindepoderllegaraAvilésporlatarde.Dejaríamosloscaballosen Sama, donde nos aguardaba un coche que nos trasladaría a nuestra villahaciendo parada en Oviedo para comer. Como debíamos levantarnosexcesivamente temprano, mi madre creyó mejor que no nos acostásemos ypasásemos la noche en alegre reunión.No sólo los amigosdeEntralgo sinoalgunos de la Pola vinieron a acompañarnos en aquella velada que fuédivertiday ruidosa comoninguna.Nomeparecenecesario añadir que entrelosúltimosfigurabaelenamoradoseminaristasobrinodelcuradelaPola.

Sebailó,sejugó,secantó,seimprovisó,sedisparatócuantoesimaginable.ElseminaristayAlvarina,quehastaaqueldíasehabíanmostrado reservadosy

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evitabanconelmayorcuidadoelmanifestarpúblicamentesu inclinación, secreyerondispensadosyadetododisimuloysentadosenunrincóndelasalano se apartaban el uno del otro y charlaban animadamente con los ojosbrillantes y las mejillas encendidas. Ambos parecían estar alegres o por lomenosqueríandemostrarlo.Sobretodoelseminaristaostentabaunajovialidadtanexcesivaqueyomismo,apesardenohabercursadoaúnlaasignaturadePsicología,adivinabaqueerafalsa.

Naturalmentelasbromasdelostertuliosibandirigidasamenudohaciaellosynaturalmenteellosseruborizaban,peronoabandonabanporesonisuposiciónfeliz ni el hilode sudiscurso interminable.No faltaba allí comoenmuchastertulias,particularmenteenlasdealdea,unpayasoquenosdivertíaconsusbufonadas, y este payaso no cesaba de vejar a la amartelada pareja,improvisandocoplasasusalud.

Comodecostumbreyosentíalcaboquelospárpadosmepesaban,fuíalsofáymedormíal ladodemimadre.Cuandodesperté la tertuliacontinuaba tanbulliciosacomoantes,peromimadrenoestabaallí;elseminaristayAlvarinatambiénhabíandesaparecido.Entoncesmelevantéybuscandoamimadremedirigí al gabinete contiguo cuyapuerta se hallaba entreabierta.Nohabía luzdentroysólolaqueentrabaporlapuertaloesclarecía.Pudever,sinembargo,amiamigoelseminaristasentadoenunasillaconlacabezaentrelasmanosysollozando perdidamente. En pie al lado suyo mi madre y Manola hacíanesfuerzosporconsolarleyanimarle.

¡Pobre joven! Jamás se me ha borrado de la memoria esta escena. Añosdespuéssupequeeraunsacerdoteejemplar.NomesorprendeporqueDiosnoabandonaaaquellosquesaben tomarasupropiocorazónentre lasmanosyestrujarle.

VIII

AVILÉS

CuandolleguéaMadridparaestudiarmicarrerayvienlosescaparatesdelastiendas de comestibles unos cartelitos quedecían: JamóndeAvilés nopudemenos de experimentar profunda sorpresa. A esta sorpresa siguióinmediatamenteunsentimientodevergüenzaydeirritación.¿Cómo?¡Lavillapoética por excelencia, la villa de las mujeres hermosas y las cancionesrománticas,aquellablancapalomadelCantábricoeraconocidaenelrestodeEspañasolamenteporsusjamones!

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Jamás pudiera imaginarlo ni lo imaginó ninguno de sus hijos. Viviendo enAviléshastaentoncesanadiehabíaoídogloriarsedeestagroseraventaja.NiaunsabíaqueenAvilésexistiesencerdos.Mientrasallíestuvenoconocímásqueuno, cierto administradorde correosque se comía las sardinas crudasyentregaba las cartas abiertas. Pero este administrador no había nacido enAvilés.

Si yonohenacido tampocoen estavilla a ellame trajeron cuandocontabasóloalgunosmesesdeedad.Demodoquepuedoyquieroconsiderarlacomomisegundapatria.

Los avilesinos son nobles, alegres, probos y están dotados de vivaimaginación,amanlamúsica,sonsentimentalesyunpocorománticos.Reinaen este pueblo una amable jovialidad infantil que ensancha el corazón decuantosviajeroslovisitanyalejainstantáneamentesumalhumor.Amuchoshe oído decir que así que ponían los pies en Avilés se sentían cambiados,olvidaban sus penas y amaban otra vez la vida. Por todo lo cual seríamuyjustoqueelGobiernodelanacióndeclaraseaestavillasanatoriooficialparalosneurasténicos.

Amisoídoshallegadoelrumordequelosavilesinosactualmente tomanenseriolasmezquindadesdelapolítica.Meresistoacreerlo.HacesesentaañosenAvilésnoexistía lapolíticaninadiepensabamásqueen servir aDiosybailarhabaneras.Sihabíaelecciones,queyolodudomucho,eracosaqueseefectuabaalláensecretoenelAyuntamientoentreunoscuantosseñoresqueregresaban a la hora de comer a sus casas furiosos porque se les hubieramolestadoparacosatanbaladí.

En cambio cuando se trataba de una romería todos éramos unos.Grandes ypequeños,hombresymujeres, ancianosyniñosmarchábamoscomounsolocuerpo. Si el santuario estaba lejos se iba por la mañana y las domésticasllevaban en grandes cestas la comida: si estaba cerca íbamos después decomer.Perohabíauno,elmásprincipaldetodos,eldeNuestraSeñoradelaLuzqueestabacercaysinembargonofaltabansibaritasquealrayarelalbasubíanalapintorescacolinaprovistosdebizcochos,comprabanalasaldeanaspucheros de leche y después de proporcionarse este regalo jugaban con lasvasijashastaromperlasyvolvíanacasapararestituirsedenuevoalaromeríaporlatarde.

¿Quésehacíaenestasromerías?Puesbailar,bailarhastacaerexánimesobreelcésped.EnAviléselnosaberbailarconstituyeuncrimendelesamajestad.Todoelmundohabráoídodecirquedeaquíhansalidolosprimerosbailarinesdelmundo. Cuando por primera vezme llevaronmis padres a un baile delLiceo(teníayodiezyseisaños)mimadremedijogravemente:—«AndaveapedirestevalsaRomanaquees laquemejor lobailaenAvilés.»—Romana

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eraunaseñoritadecuarentaañosybailabadeunmodo increíble,comounasílfideveterana.Mearrebatóensusbrazosydespuésdehacermerodarcomoun trompo por espacio de un cuarto de hora me entregó casi privado deconocimientoamispadres.

Se formaban corros de señoritas y corros de artesanas y en unos y otros sebailaba frenéticamente. No existía la lucha de clases; y la prueba es quemuchosseñoritosabandonabanelcírculodesusigualesyseintroducíaneneldelasartesanassinquelosobrerossediesenporofendidos.Enlosañosqueallívivínohepresenciadojamásunareyerta.¡CuándistintosdeellosloshijosbelicososdelvalledeLavianadondevi la luzdeldía!Aquínosecelebrabaromeríasinquealahoradeponerseelsolnoviniesenfieramentealasmanoslashuestesacaudilladas respectivamenteporNolode laBrañayToribióndeLorio.

Al ponerse el sol regresaban los romeros a la villa entonando a dúo unascancionesrománticasqueaúnmeenternecencuandolasrecuerdo.

EralaBayamesa.

NorecuerdasgentilBayamesa

Quetúfuistemisolrefulgente...

EralaSútilnube

Sútilnubedeluzondulante.

Eraeldeliciosopasacallequetodoelmundoconoce.

CalleladelRivero

CalledelCristo.

Yalgunosseñoritos,sindudaparacantarconmásafinación,traíancolgadadelbrazounalindamenestralamásgentilymásondulantequelabayamesaylanube de sus canciones. Cantaban estas muchachas como los ángeles querodeaneltronodelAltísimoycuandolasoíaalpasarporelsoportaldebajodemi casa me creía transportado al cielo.Mi padre pretendía que aliñaban elcantoconadornosdemalgusto;peronohayquehacercasodemipadreenestepuntoporquehabíanacidoenOviedoyyasesabequetodoslospueblosdelaprovincia,inclusolacapital,nosteníanunaenvidiarabiosa.

La mayoría de las calles de Avilés está provista de arcos o pórticos quepreservandelalluviaydelsolaltranseunte.Lasdosmáslargas,ladelRivero,dondeyovivía,yladeGaliana,tienenalfinalcadaunaunsantuariodondeseveneraunmilagrosoCristo,comosilahermosavillaquisieraponersualegríaysuinocenciabajolaguardadeAquelquedijo:«Oniñosocomoniños».

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Yoestabapersuadidoenminiñezdequeestospórticossehabíanconstruídoexclusivamente con el objeto de que nosotros los chicos pudiéramosdivertirnos lomismo que hiciera bueno quemal tiempo.AsimismopensabaquelaProvidenciahabíacolocadounaespaciosaplazadelantedelaiglesiadeSan Francisco llamada la Campa, para que nosotros pudiéramos jugar a lapelota,alapeonzayaJusticiasyLadrones,ydelantedelarruinadoconventode laMerced, otro gran espacio llamadoCampoCaín, donde había siempregrandesmontonesdelododestinadossindudaalgunaaljuegodelllancón(laestaca).

Pero cuando la Providencia semostró verdaderamente perspicaz fué cuandosugirió alministro de Fomento la idea de canalizar la ría y de enviar comodirector de las obras a un hermano demi padre.Di gracias aDios de todocorazónporquecomprendí inmediatamenteque todosaquellos trabajosy losmillonesgastadosenellosnoteníanotrofinqueeldeponeramidisposiciónunbote,elbotedelaEmpresa,paraconvidaramisamigosysurcarconellosentodasdireccionesamareabajayamareaaltalafamosaría.Tantolasurquéqueenpocotiempolleguéasabermedememoria lasvueltasyrevueltasdelcanal.Amareaaltapodría señalar, sinequivocarmeenmediometro,el sitiopordondecorría.

Aviléssecomponededosbarrios,unoeldelavillapropiamentedichayotroeldeSabugo,dondehabitanlosmarineros,pescadoresymenestralesdemenorcuantía.Losseparabaenmitiempounbrazodelaría,sobreelcualhabíaunpuentedepiedra.Hoy sehacegadoestebrazoy sobreélhanedificadounaplaza y construído un parque. Para nosotros, los niños de la villa, Sabugosignificabaelpaísenemigo.Allíestaban losbárbarosacechándonosnocheydíaparacaersobrenosotrosalmenordescuidoyentregarsealpillaje.Deallísalíanaquellosbandidosquecuandonosapartábamosunpocodelrecintodelavillaparaecharalairenuestrassierpes(cometas)acudíanferocescomosilatierraopormejordecirelinfiernolosvomitasenynoscortabanloshilosyseapoderabandenuestrassierpesyademásnoshartabandebofetadas.¿DóndeestabalaReina?¿DóndeestabalaGuardiacivil?¿Dóndeestabalapolicíaparaponerabuenrecaudoaestossalteadores?Porningunaparteasomabalamanodelpodercoercitivomostrandoquevivíamosenunasociedadorganizada.Lavidadelosniñosrepitesincesaraltravésdelossigloseltipoanárquicodelostiemposprimitivos.

ExistíaenAvilésunaacademiademúsica,unteatro,unasociedaddebaile.Detodoestoeraelalmauntíomíooficialdeartilleríaretiradoyvaletudinario.Apesar de sus crueles achaques este perfecto caballero esparcía la alegría ymantenía vivo en su pueblo natal el cultivo del arte. Cuando se erigió elpequeño teatro de la calle de la Cámara sus conciudadanos agradecidos ledejaronconstruirenapartadorincónunpalcoconcelosíadesdedondeelbuen

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viejopodíaasistiralasrepresentacionessinservisto.

LasociedaddebailellamadaelLiceoestabasituadaenelantiguoconventodeSan Francisco. Porque los arruinados conventos de la Merced y de SanFrancisco servían para todo, para escuelas, para cátedras, para cuartel, paraoficinas, para aduanas... y hasta para salones de baile. El del Liceo eramagnífico, de elevada techumbre y lindamente decorado. Los bailes secelebrabanallí con todapompaymajestady eran el orgullode lavillay laenvidia de los extraños. Las damas y los caballeros que a ellos asistían oestaban unidos por los lazos del parentesco o eran amigos íntimos desde lainfancia.Enunapoblacióndeochomilhabitantesnada tienedeasombroso.Puesapesardeesotodoseefectuabaallíconunagravedadyunacorreccióndignas de cualquier recepción diplomática. Las damas iban descotadasluciendo sus brazos y espaldas alabastrinas, los caballeros de frac y corbatablanca. El presidente nombraba la comisión de jóvenes introductores. Laorquesta tocaba oculta desde una tribuna; los criados entraban a cierta horacongrandesbandejasdeplataatestadasdeconfites.Sehablabaenvozbaja,ylosamigosconsusamigosyhastaloshermanosconsushermanasadoptabanunaactitudfríaycortesana.Todoeraallíceremonioso,imponente,dramático.Nadiedudabadequealbailarun rigodónounamazurcaestabacumpliendoconelsagradodeberdeilustrarasupatria.

Ya puede imaginarse el efecto que causaría la desenvoltura de un jovenlánguido y displicente hijo de un banquero de Oviedo que en el baile mássolemnedeAvilés,nadamenosqueenelbailedeSanAgustín,penetróenelsalóndelLiceoconbotasdecolor,americanadealpacayunasombrillaenlamano. El presidente le envió un recado por medio del conserje para quedesalojaseinmediatamente.Asílohizo,perolaheridaestabayainferida.Alamañanasiguiente lanoticiacorriócomounreguerodepólvorapor todoslosámbitosdelapoblaciónlevantandounatempestaddeprotestas.Lavillaenteravibró de indignación y de cólera. Los jóvenes y los viejos, lo mismo loscaballerosquelosmenestralesgimieronalunísonoporaquellapuñaladaqueanuestraamadavillalehabíandadoporlaespalda.Enloscafés,enlastiendas,enmediodelacallesehacíancomentariosacalorados.DebajodelosarcosdelAyuntamiento se formaron corrillos amenazadores. En el centro de uno deellosunviejocapitándebarcomercantevociferabaaconsejandoquesefueseal hotel donde el mequetrefe de Oviedo se alojaba y se le arrojase por elbalcón.Elmequetrefe,escuchandolavozdelaprudencia,tomóabienmeterseen la diligencia de Oviedo sustrayéndose de este modo a un probablelynchamiento.

Los avilesinos son apasionados del arte lírico y dramático.Cada una de lascompañías de verso, de zarzuela o de ópera que durante la temporada deverano venían a dar entre nosotros algunas representaciones, lograban

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conmoverhasta loscimientos lavillayexaltar todos losánimos.Nosóloseaplaudía a los cómicos y cantantes en el teatro; se les festejaba fuera, seorganizaban en su obsequio jiras campestres y excursiones marítimas y seaspirabaambiciosamenteatratarlesconintimidad.Nuestrosjóvenessecreíanfeliceseldíaquetuteabanalbarítonoolesllamabaporsunombredepilaladamajoven.Elpuebloimprovisabacoplasalusivasaellosysecantabanporlacalle.RecuerdoquellegaronenciertaocasiónuntenorllamadoPalermiyunatiple llamada la Dalti que lograron cautivar como nunca a la población.Habiendoenfermadoésta seoíacantara loschicosya lasartesanaspor lascallesdeAvilés:

¿QuétienesPalermi

quetantristeestás?

MefaltalaDalti

nopuedocantar.

Cuandolacompañíacontabacondostiplesodostenoresinmediatamentesetomabaparteporunodeellos;lapoblaciónsedividíaendosbandos:lomismoen las tertulias particulares que en los cafés se discutía apasionadamente, seaquilataban susméritos y se escudriñaban sus defectos. En cierta compañíallegaron dos tiples, una alta y gruesa a quien el pueblo llamó en seguida latiplona,yotrabajitaymenudaaquienseconocióporel sobrenombrede latiplina.Unayotra tuvieron inmediatamente suspartidarios tanexaltados losunoscomolosotros.LosdosbandosriñeronunatardeenelpaseodelBombéyvinieronalasmanosyunseñoritopartidariodelatiplonasaliódelareyertaconlasnaricesensangrentadas.

Peroestasalegrías terminabanasíque lasPléyadesasomaban lapuntadesucarritoporelhorizonteyelcierzocomenzabaasoplarfríoyhúmedo.Duranteel invierno no había teatro. Algún prestidigitador extraviado, algunosexhibidores de vacas sabias o de focas amaestradas, niñas gordas, enanos yotrosmonstruos.Nada,ensuma,quepudierasatisfacerlosanhelosespiritualesdeaquelpuebloartistaporexcelencia.

Noobstante,estosanhelosseabríanpasoysemostrabanpoderososaltravésdelasbrumas,delasoledadymonotoníadelinvierno.Entregadaasuspropiosrecursos la villa de Avilés mostraba su vitalidad y su amor a la carátula.Formábaseunacompañíadeaficionadosqueactuabaconbastantefrecuenciaenelteatro.Entreestosaficionadoshabíaalgunosqueenmiopiniónpudierancompetir con los buenos actores que después he visto en Madrid. HabíatambiénunfecundísimopoetallamadodonPedroCarreñoqueabastecíaalacompañíadedramas,tragedias,comediasyentremeses.Estenotablepoetanosóloescribíalasobrasdramáticassinoque,comoShakespeare,lasdirigíaylas

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representabapersonalmente, sibien,comoelgranpoeta inglés, se reservabasólo los papeles secundarios. Del inmenso catálogo de sus obras, sólomuypocas fueron impresas en vida lo mismo que acaeció con las del autor deHamlet, y para que la semejanza sea más completa añadiré que adoptabatambiénpara ellas títulos caprichososy fantásticos.Unode susdramasmásaplaudidos se titulaba, si no recuerdo mal, Más vale que sierren tablas, desaborverdaderamenteshakespeariano.

PerodondesehizoostensibledemaneramásevidenteelpoderdenuestrarazaylomaravillosamentedotadaqueestáparaelcultivodelasArtes,fuécuandounoscuantosaficionados,luchandocondificultadesincreíbles,seresolvierona poner en escena y cantar una ópera. No creo que ningún otro pueblo deEspaña lo haya intentado siquiera. La ópera elegida fué la Lucía diLammermoor del maestro Donizeti. Un ebanista de la calle de la HerreríallamadoMariño,queposeíaunaagradablevozde tenor,desempeñóelpapelde Edgardo y un barbero de los arcos de la plaza el de barítono. Lo másescogidodelasociedadavilesinafigurabaenloscorosdeambossexos.

¿Será arrogancia,pormiparte, el decirqueunavilla capazde llevar a feliztérmino tales empresasmerece ser conocida en elmundode otromodoqueporsusjamones?

IX

PRIMERASIMPRESIONES

MisprimerasimpresionesnosondeEntralgo,aunquehayanacidoallícomohe dicho. La primera vez queme di cuenta de la existencia ome reconocícomoun ser viviente fué enAvilés, debajo de unamesa.Estaba allí oculto,silenciosoytrabajando.¿Enquétrabajaba?Enabrirunagujeroaungranpande cuatro libras que había logradohacer descender desde lamesa hastamismanos.Nocomprendocómopudellevarafeliztérminoestagraveoperacióntansuperioramisfuerzas,porqueyonocontaríaentoncesmásdedosañosdeedad.Para realizarlanodisponíademaromas,cabestrantesypoleas, sinodemis propios brazos solamente, que a más de no tener nada de atléticos sehallaban algo trabados por una blusa verde demasiadamente almidonada.Tengounaideadequeelpanestabaalbordedelamesayquelefuíhaciendoresbalarpocoapocohastaqueporsupropiopesocayósobremíycomoyonopodíasostenerlemedejécaeramivezenelsueloabrazadoaél.

Nimimadre,quebordabaenun rincóndelcomedor,niunaseñoraparienta

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suya que la acompañaba, ni la costurera, empeñadas todas tres en animadaplática,sedieroncuentadelarriesgadotrabajopreparatorioqueyoacababaderealizar.

Unavezquemevidueñodelpanmearrastrécautelosamentehastacolocarmedebajodelamesayallíprincipiémitareaperforadoraconlapacienciadeunchinoylaterquedaddeunastur.Lomásdifícil,loqueparecíacasiimposiblederealizareralarupturadelacorteza.Yolaacometí,sinembargo,conbuenánimo.Humedeciendoeldedoconsalivaydespuésdelargoypenosotrabajologré al fin romperla. Lo demás era relativamente fácil. El túnel se fuéabriendopocoapocoylosescombrospasabanrápidamenteamiestómago.

Al cabo vi que mi madre preguntaba por mí. Se me buscó con la vista ycuandoadvirtieronquemehallabadebajodelamesayteníaunpanentremispiernas quedaron altamente sorprendidas. Sin embargo, a la costurera no leparecióaquellasituacióndecorosaparaelhijoprimogénitodeunarespetablefamiliayvinoasacarmedeellatomandoelpanycolocándolosobrelamesa.¡Cómo podía figurarse que aquel pan no guardaba ya su integridad! Mistiernasmanosnopodían, en efecto, atentar a elladeunmodoviolentoperoignorabanloquepuedeelingenioapretadoporlanecesidad.

Unescozorleacometióamimadreyeraqueelpanpodíahabersemanchadoen el suelo. Por su orden la costurera vino a comprobarlo. Al hacerlo dejóescaparungritodesorpresaydespuésunaalegrecarcajada.

—¡Señora,mireporsuvidaloqueelniñohahecho!¡Quécosamásgraciosa!

Elagujerodebíadeserefectivamentemuygraciosoporquemimadreymitíase retorcían de risa contemplándolo.Y según oía decir, entre las carcajadasquefluíandesuboca,estabaadmirablementehecho;eraunaverdaderaobradearte.

Tal esmi primera impresión consciente en esta vida terrestre a la cualDiosplugoenviarme,yeldatointuitivodemásimportanciaquedeellaadquiríporentonces. La perforación de un túnel fué mi primer trabajo serio en estemundo.Parecíaporelloqueyoestabadestinadoaseringeniero.Sinembargo,nofuéasícomoellectorverásisedignaseguirleyendoestasmemorias.

Después recuerdoperfectamentequenomepesabapoconimuchodehaberadquiridoconcienciaohabernacidoenestemundo,elcualnomeparecíaunvalledelágrimassinovergeldelicioso.Todoeraexquisitoybello;lasalaconsu sillería enfundada, el gabinete, el tocador de mi madre, el cestito de sulabor, las librerías de mi padre, su butaca... ¡oh! su butaca forrada degutaperchaverde,dondemerefugiabaentresuspiernascuandoleveíasentadoy le hacía preguntas sobre preguntas, informándome acerca de todos lossecretosdelacreaciónqueyodesconocíaenabsoluto.«Loscarneros,¿porqué

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tienenelpelotanlargo,papá?Loscaballos,¿porquénolotienen?¿Lalluviacaedelcielo?Entonces,elcieloestarámojadosiempre¿verdad?Lahuertademiprimo¿porquéesmayorquelanuestra?¿Porquétienesbarbayyonolatengonimamátampoco?¡Ah!latengodentroymesaldrá;entoncestambiénamamálesaldrá.¿Porquénolesaldráamamáyamísí?...»

Mi padre respondía a mis preguntas con la mayor bondad, dulce ysatisfactoriamente. Es decir, satisfactoriamente no siempre. Alguna vezadvertíaensusrespuestasciertafaltadelógicayquesedeslizabamásdeunsofisma en su discurso. Pero no se lo hacía ver, disimulaba yme daba porconvencido porque adoraba a mi padre y por nada del mundo quería verlehumillado.

Todos eran buenos y amables para mí. Cuando salía a la calle, cuantaspersonas encontrábamos me acariciaban y pasaba de unos brazos a otrosencontrandoentodosprotecciónycariño.Enlascasasdeamigosyparientesadonde me llevaban, me acogían con gritos de alegría, me agasajaban yregalaban,nuncaqueríandejarmemarchar.Laquemásmeplacíaeralademimadrina, una hermana de mi abuela que tenía cuatro hijos jóvenes, tresvaronesyunahembra,todosellosentrediezyseisyveinticincoaños.Eraunahermosacasa,ungranpatiocentralrodeadodegaleríadecristalesyllenoparamí de sorpresas agradables, un magnífico reloj de música, una terraza concolumpio, una pajarera, dulce de membrillo. Luego uno demis tíos tocabaadmirablemente la flauta,otro elpiano,mi tíaModestina cantaba. ¡OhDiosmío cuánto me mimaban aquellos buenos tíos! Lo recuerdo todo como unsueño feliz. El mundo se me ofrecía bajo un aspecto mágico, era un fanalmaravilloso destinado a guardar seres amables y dichosos. Gustaba porprimeravezelencantodevivir;comounairisadamariposanadabaenunmardeperfumesbebiendolaluz,saturándomedeamorydealegría...

Todo pasó, todo se hundió en los abismos del tiempo. Sin embargo, Diosmisericordiosomehadejadoelconsuelodepoderevocarcuandoquieroaquelmundomágico.Notengomásquecanturrearunvals,quecantabaenaquellaépocamitíaModestinaycuyaletraempezaba:

Hubountiempovidamía

enquetubocaderosa

unasonrisaamorosa

dibujabaparamí.

para que repentinamente corra un estremecimiento de dicha por mi alma ysurja antemisojos con todo su embeleso lamañanademivida, yvuelva aescucharlavozyverelrostrodeaquellosseresamadosqueyanoexisten.Lo

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hagopocasveces,noobstante,porqueséquelasimpresionessegastancomoel dineroyquiero ser avaro.La ideadequepudiera disiparsemi tesoromehorroriza.

Muchas,muchísimasvecesmehepreguntadodespuésenelcursodemivida,¿cuálseráelmundoverdaderamentereal,aquelqueyoveíaenmiinfanciaoesteotroqueahoracontemploaltravésdelvelotejidodeperfidias,traiciones,bajezas y ruindades que los años colocaron delante demis ojos?Ya sé queparalagranmayoríadeloshombreselcasonoesdudoso.Sinembargo,paramíloesyparaunciertosujetodealgúntalentoquevivióhacemuchosaños,aquienllamabanPlatón,tambiénlosería.Haymomentosenquemeacometenideasverdaderamenteextravagantesyabsurdas.EnunodeesosmomentoshellegadoapensarqueenelconciertouniversaldelosmundossideraleselvalsdemitíaModestinasignificamásqueunasesióndeCortes.Guárdame,lector,el secreto de esta locura y de otras muchas que verás en las presentesmemorias.Eresparamíunamigoíntimo,unconfidentediscretoencuyooídodepositotodoloquerebosademicorazón.

Unpocomásadelantesealzayaenmimemoriaciertatristeimpresión,queescronológicamente la primera de las muchas parecidas con que la vida mebrindómásadelante.Habiendoquedadoabierta,pordescuido,lapuertadelacalle, unmendigo anciano se deslizó dentro de casa; subió la escalera y seapoderó de un objeto, que me parece era una gorra de mi padre. Lesorprendieronenelmomentodemarcharseyhubogranconfusiónyalarma.Veo,comosilotuvieradelantedelosojos,aaquelancianoandrajosodebarbablanca, en medio de la escalera, con sus brazos abiertos disculpándose,pidiendoperdón.Yunospeldañosmásarribaveoamimadre,alacostureraylas criadas increpándole furiosamente. Recuerdo que sentí una impresióndolorosa, una compasión infinita por aquel pobre viejo tan miserable, tanhumillado.Mipequeñocorazónserevelabacontralosinsultosqueledirigíanysemerepresentabasuinjusticia.Percibíaclaramentequenosotrosvivíamosbien y teníamos aúnmás de lo que nos hacía falta,mientras aquel ancianodesvalido carecía de lo indispensable para sustentarse. La piqueta socialistacomenzóaabrirbrechaenmicerebroinfantil.

Pocosdíasdespuésopocosmeses,queestonopuedoprecisarlo,erayofelizcon un juguete que mi tío me había traído de Madrid, un moro de gomapintadodevívidoscolores.Estabaorgullosoconélylomostrabaatodoslosconocidosydesconocidos.Entreestosúltimosacertóapasarpordelantedemiportalunchicuelode seisuochoaños, el cual semanifestó inmediatamentecomounadmiradorincondicionaldemiárabe.Nadapodíahalagarmemásenaquelmomento.Así queparademostrarlemi complacenciay lomuchoqueestimaba sus honrados sentimientos, me avine, como él lo deseaba, aentregárseloparaquepudieraexaminarlocontododetenimiento.Ponérseloen

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lasmanosyemprenderunacarreravertiginosa fué todouno.De talmanera,queunossegundosdespuésperdídevistaalmoroyasucompañeroynovolvíaverlosenmivida.

Laslágrimasquederraméylacóleraencendidaqueseapoderódemí,nadiepuedefigurárselos.Enaquelmomentodeseabaardientementequetodoelpesodelaleycayesesobreelladrón,quelaGuardiaCivilseapoderasedeél,quelemetieseenuncalabozoyleazotase.Lasideasconservadorasseenseñorearoncompletamentedemialma.

Yheaquícómoalostresañosdeedaderayaloquefuídespuéstodamivida,un conservador forrado de socialista o un socialista forrado de conservador,comomejorsequiera.

Hay otra impresión que guardo también muy viva de esta época. Me veosentadoalamesaenunasilladebrazosestrechayalta.Sirvenunafuentedetruchas,meponenunayyomeempeñoencomerlaconlosdedoscomohabíavistohaceraMateoelnietodelaColasa,unamujerqueveníaacasaafregarlossuelos.Mimadreseoponeresueltamenteymedaun ligerogolpeen lasmanos.Estomeirritayenciendemásmideseo.Vuelvoatomarunpedacitodetruchacon losdedosymimadremeaplicaotrogolpemásfuerte.Grito,meobstino, y a viva fuerza quiero hacer mi voluntad. Entonces mi madreencolerizadaselevanta,medaunascuantasbofetadas,mearrancadelasilla,ymellevaauncuartoobscuroymedejaallíencerrado.Lloréychillétumbadoen el suelo hasta quedar rendido. Al cabo observé que el ruido de platoscesaba,quelacomidahabíaterminadoymimadreseretirabaasugabinete.

Poco tiempo después se abre la puerta de mi prisión, entra mi padre, melevanta,mebesaytomándomeenbrazossubeconmigohastasudespacho,medejaallíybajadenuevosubiendoenseguidaconlafuentedelastruchas.

Mesientaensusillón,meponeunplatodelanteydiceconresolución:

—¡Ahoracomecomoquieras!

Ysecruzadebrazosparavermecomerconlosdedos.

Yaséqueestoesmuypocopedagógicoyquemimadreteníarazónsobradapara castigarme. Sin embargo, no puedo recordar esta escena sin sentirmeenternecido.

X

COMETOUNASESINATO

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Todo hombre hamerecido alguna vez la horca en el curso de su vida, diceMontaigne. Yo la merecí en edad bien temprana, pues no contaba más decuatroañosdeedad.Oídcómosucedió:

EnaqueltiempoexistíaenAvilésunmonstruollamadodonGregorioZaldua.Este monstruo no comía los niños crudos como suelen hacer los otrosmonstruos;peroimpedíaquelosniñoscomiesennadanicrudoniasado,yelresultadoeraigualmentefunesto.

—Elniñotienelalenguasucia—decíamimadreenvozalta—.HayqueavisaradonGregorio.

Yelniño,queerayo,seechabaatemblarcomoelcorderoalavistadellobo.

Llegabael lobo,memiraba la lengua,mepalpabaelvientre,meexaminabalospárpados,ydespuésdeestasyotrasodiosasmaniobras,pronunciabaconlamayorindiferencialahorriblesentencia:

—Denleustedesunaonzadeaceitedericinoendosveces...Ydieta...¡sobretodomuchadieta!

¡OhDiosdelSinaí!¡elaceitedericino!Escuchandoestenombresemeerizanaúnlospocoscabellosblancosquemequedanenlacabeza.

—Es,queseresisteatomarlo—decíamimadretímidamente.

—Pues esmuy sencillo hacérselo tragar. No tiene ustedmás que apretar lanarizconeldedoíndiceyelpulgar,ycuandoabralabocaechárseloallá.

¡Bárbaro!Otrasveceslasentenciaeramássuave.

—Póngaleustedsobreelvientreunacataplasmadeharinadelinaza...ydieta...¡sobretodomuchadieta!Cuidadoconqueelniñocomaabsolutamentenada.Enustedtengoconfianza,perohayquevigilaraSilverioporqueesunpadrazoincapazderesistirelllantodelniño.

Verdad;mucha verdad.Mi padre por no verme sufrir, sería capaz de darmeunarosquillabañadadelaconfiteríadeNepomuceno.

¡Oh las rosquillasbañadasdeNepomuceno! ¡Y las tabletas! ¡Y lascrucetas!Jamássehavistoniseveráenelartedelaconfiteríaunaobramásperfecta,yapelo al testimonio de aquellos demis contemporáneos que hayan tenido lafelicidaddegustarlas.

Cuando algunaqueotra vez tropiezo en los senderosde la vida conunodeestosdichososmortalesquehansufridoindigestionesporhaberingeridoensuinfanciademasiadastabletasnopuedomenosdeabrazarleenternecido.

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¡Pero buenos estaban los tiempos para rosquillas bañadas! Mi madre eravigilante y enérgica, y no diré una tableta, pero ni un pedazo de pan de lacocina me permitiría llevar a la boca. Mi padre no osaba interponerse; lascriadas la secundaban, y yo quedaba a merced de aquel monstruo de donGregorio,sumidoenlamáshorriblemiseria.

Imposible encontrarse en mayor aflicción y necesidad. Por mi pequeñocorazónpasabatodalatristezaydesolaciónquecabenenelmundo,ynohayque dudar que caben bastantes. Y lloraba las lágrimas más amargas que elhombrepuedederramarenestevalle;ysinomaldecíadelavidaeraqueaunnohabíaleídoaSchopenhauer.

Recuerdoqueunanochemepusieronenelvientrelaconsabidacataplasmadeharina de linaza.Después de ponérmela apagaron la bujía, encendieron unalamparilla y se marcharon dejándome solo. Yo gritaba pidiendo pan, unmendrugodepansiquiera:peronadieescuchabamisgritos.Lanaturaleza,loshombres, elmismoDiosparecíanhabersevuelto sordos.Alcabodeun ratollegóPepalacocineraymedijoquesinomecallabaseguramentevendríaelTrasgo a cogerme por las piernas. Yo no había tenido la desgracia hastaentoncesdetrabarconocimientoconelTrasgoycomonolodeseabamecallé.

Peroelhambremepunzaba,¡quédirépunzaba!meroíalasentrañas.Entoncestuveuna inspiración,unodeesospensamientos felicesque sóloacudena lamentehumanaunavezenlavida.

Llevémismanosalacataplasma,lasaquédesuenvolturadelienzoymelacomí.

Tengoentendidoquehuboenlostiemposantiguosunjovenprínciperomanoaquienhicieronmorirdehambre,elcualsecomióantespartedelasropasdelacama. Inútilmanifestarqueyono tuveencuentaparanadaesteprecedente,quenohuboespíritudeimitaciónnideplagio.Conlamanosobreelcorazóndeclaroque al comerme la cataplasma creí realizar unaobra completamenteoriginal.

Pero este pensamiento feliz produjo consternación en mi familia. Siempresucedelomismo.Cuandosurgeunpensadororiginalelmundoseagitapresadevivainquietud.

Elresultadofuéque,comotodoslosinnovadores,paguémiinspiraciónconelmartirio.Meaplicaronotradosisdeaceitedericino.

Mi pobre padre estaba desolado viendo al hijo de sus entrañas recorrer, sinculpaalguna,eldolorosocalvariodepurgasycataplasmas.Eldesdichadomeacariciaba, enjugaba mi sudor de agonía y me decía al oído las cosas máshalagüeñas. Hizo aún más; se fué al bazar de los arcos de la plaza y me

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compróunapreciosaescopeta.

Quedé enajenado, loco de alegría. En aquel momento desaparecieron todasmis penas;me olvidé del hambre,me olvidé de las cataplasmas y hasta delsabordelaceitedericino.

La escopeta se cargaba con unos fulminantes que hacían bastante ruido.Mimadredijomalhumorada:

—¡Quéocurrencialatuyadeponerenmanosdelniñoestascosas!

Mipadrereplicósonriendo:

—Elniñoesmuy juiciosoyyo tengo la seguridaddequenohademataranadie.

Yo afirmé vivamente con la cabeza. ¡Oh gran hipócrita! ¡Oh pérfido ytenebrosoembustero!Enelmomentoquetoméelarmaconcebíelcrimen;ynoloconcebívagamentesinocontodossusrepugnantesdetalles.Perohiceelinocente,sonreídeunmodoangelicalytodosconfiaronenmí.

Nohubojamásenelmundoconfianzapeordepositada.Cuandollególanocheymispadres,despuésdebesarme,seretiraronysentí roncara laFelisaquedormíaenotracamacercadelamía,entoncesmealcécautelosamenteyalaluzdelalamparillacarguémiarmaconelmayorcuidado.Lapusealalcancede la mano y me dormí tranquilamente como el más fiero y empedernidocriminal.

Medespertó lavozdemimadre enel gabinete contiguo,hablandocondonGregorio.Despiertosobresaltadoyapenasdespierto,veoasomarporlapuertalafazaborrecidadelmonstruo.Notuvetiempomásqueparaecharmanoalaescopeta,ponermeenpiesobrelacama,echarmeaquéllaalacaraydispararsobreelinfame.

Carcajadageneral.Mipadre,mimadre, laFelisa, donGregorio reíandandomuestrasdelamásvivaalegría;sobretodoésteparecíaquererdesternillarse.

XI

DECÓMOFUÍEXCOMULGADO

Ignoro si la excomunión enque incurrí eramayor omenor, de las llamadasferendae, sententiae o de latae sententiae; pero es innegable que habíaincurridoenunadeellas.

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ContabayoalasazónsieteañosyacaeciópocodespuésdemiprimerahegiraaEntralgo.

EnelconventodeSanBernardodeAvilésvegetaba,renqueaba,salmodiabaeloficioyseatascabaderapélanarizdesdehacíasetentaañosunahermanademibisabuelallamadadoñaFlorentina.Habíaentradoenélalosdoceaños:porconsiguiente tenía ochenta y dos. En la familia no se la llamaba madreFlorentina ni hermana Florentina, aunque fuese monja profesa. Mi mismamadrecuandohablabadeelladecíasiempre:«mitíadoñaFlorentina».

AquelconventodeSanBernardoejercíasobremíunatractivoinexplicablealquesemezclabaunpoquitodemiedo.Cuandomimadremellevabaamisa,envezdeatenderaloficiodivinopasabaeltiempoenextáticacontemplacióndelcorodelasmonjasquealtravésdelaverjadehierroseveíaenvueltoentenuey fantástica claridad. Era una claridad adorable, misteriosa. Las blancasfigurasde las religiosasy susvocesplañideras, y sus rezos incomprensibleshacíanpalpitarmicorazónconvagosanhelosdefelicidadcelestial.Micabezainfantil se poblaba de sueños hasta que mi madre me daba sobre ella uncoscorróninvitándomeavolverlahaciaelaltarmayor.

Ademásel conventoofrecíaparamíunatractivo infinitamentemayoryquenada teníadefantástico.Deallí salíanunasrosquillasembutidasdecremaybañadasdeazúcarqueparecíanfabricadasporlosángelesyunciertoconfitellamado flor de azaharmás divino todavía. Se componía de unas escamitasblancasytandulcesquesepasabansinsentir.Nohevueltoacomerloenmividanihelogradosiquieraverlo,apesardelaslargasyseriasinvestigacionesqueparaellollevéacabo.

Nosésiseríaacausadelasrosquillasoporotromotivoespiritual,peroeslociertoquemimadrerespetabamuchoasu tíadoñaFlorentina.Mipadre,notanto. Decía que era una inocente, que su desarrollo intelectual se habíadetenidoenelmomentodeentrarenelconventoyqueseguíasiendounaniñadedoceaños.Contabariendoquehabiéndolepreguntadoundía:

—Pero tía, ¿cómo es posible que haya usted repetido durante setenta añostodasesasoracionesenlatínsinentenderlas?

—Hijomío—lecontestólapobreviejaalzandocompungidalosojosalcielo—esassonpalabrasdemasiadosublimesymisteriosasparanosotras.

PorsupuestomipadreseguardabadepronunciarestosjuiciosdelantedelosniñosyyorespetabaamitíadoñaFlorentinacasitantocomoalarcángelSanRafael.

MimadremeenviabaalgunasvecesalconventoconPepaparatraerollevaralgún recado a su tía. Esta Pepa, nuestra criada, era una mujer estúpida y

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embustera,estúpidayembusteraaunparacriada,quemecontabacómohabíavistoaldiablovariasvecesalláensualdea,elcuallehabíatomadoojerizasinsaber por qué. Cuando por la noche dejaba la cocina, bien limpia y bienarregladita, a la mañana siguiente la encontraba toda sucia y revuelta, lospucheros fuera de su sitio, la pila del agua llena de inmundicias, la cenizaesparcidaporelsuelo.Unanochelehabíaacechadoylevióentrarporeltubode la chimenea. Entonces ella hizo la señal de la cruz y el diablo lanzó unrugidoyseescapódenuevoporlachimenea,peroellapudoagarrarlelapuntadelraboylehubieraretenidoanoserporqueelmalditosevolviórápidamenteyledióunterriblemordiscoenlamano.

Amíconesascosassemeerizabanloscabellos.

Mi tíadoñaFlorentinanoshablabacasi siemprepordetrásdel tornoyestoscoloquiosexcitabanmiimaginaciónaunqueloquenosdecíamosnadateníademisterioso. Me preguntaba por la salud de mi madre, siempre vacilante, sihabía salidobueno el dulcede ciruela quenoshabía enviado, si sabía ya elcatecismoysillevabasiempreenelpecholamedallaquemehabíaregalado.Porel tornomepasaba tambiénalgunospaquetitosdeaqueldulcedeazahardefelizrecordación.

PeroalgunaqueotravezmitíadoñaFlorentinaabríalagranpuertadelzaguánysemostrabadecuerpoentero.Altravésdeestapuertaseveíaelclaustroconsuvetustaarqueríadepiedrayenelcentroalgunosárbolescuyofollajeapenasdejabaentrarlaluzenél.Nadamehaparecidojamásenlavidamáspoético,másfantásticoymisteriosoqueaquelclaustrodelconventodeSanBernardo.Sehallabamásbajoqueelportal,desuertequeparapasaraéleranecesariodescender un escalón. Mi tía de la parte de adentro parecía mucho máspequeñaquePepaysucabezacasiestabaalniveldelamía.Enestaformanosrecibíaynoshablaba.Esdecir,sehablabanellayPepa,porqueyopermanecíasilenciosoysobrecogidocontemplandoaquelclaustrosombríoyencantado,elcualmeatraía,mefascinabacomolaninfaLoreleydebajodelaguafascinaalosquecontemplanelfondodelmardesdelaorilla.

Mi tía era gárrula; mi criada Pepa lo era aún más. Charlando, charlando,dejabantranscurrireltiempoyllegabancasiaolvidarsedequeyoestabaallí.

Acaecióqueundíacedíalafascinaciónquesobremíejercíaaquelclaustroyaunque era un pecado horrible, sin darme cuenta de lo que hacía bajé elescalónymeintrodujeenél.Mi tíayPepasehallaban tanembebidasensucharlaquenosedieroncuentademiausencia.

Yo dejaba deslizar mis pasos sacrílegos sobre las losas húmedas y parecíaquererbeberconlosojoselencantomisteriosodeaquelparaje.Laluzdelsol,quesefiltrabacontrabajoporelfollajedelasacaciasylosplátanos,formaba

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arabescos en el pavimento. Una fuente de piedra, deteriorada, cubierta demusgo hacía correr un hilito de agua con rumor melancólico. Un pájarocantabaentrelashojasymeparecíadistintodelospájarosquehastaentonceshabíaoído.Eraunpájaroascético,litúrgicoyenclaustradotambiéncomolasmonjas.

MasheaquíquemitíaFlorentinameechaalfindemenos,vuelvelavistaatodosladosymedivisaalláalolejos.Lanzaungrito,elevasusmanosalcieloyexclamacondesesperación:

—¡Ay,hijodemialma,queestásexcomulgado!

Yodebícontestarleentonces:

—Señoraytíamía,estáustedenunerror.Alaexcomunióndebenprecederlasmoniciones canónicas exigidas por las palabras mismas de Jesucristo en elEvangelio y por la doctrina de la Iglesia. El Concilio de Lyon mandó quefuesentresounasola,segúnloscasos:nisifactisnecessitasalitereasuaseritmoderanda.ElConciliodeTrentodeterminóquehubierandeprecederporlomenosdosamonestaciones.

Nadade estodijeporqueno lo sabía.Loúnicoquehice fuénohacernada.Quedé paralizado, yerto y debí ponerme más blanco que un papel. Sentítambiénquealgocomosifueseunaentrañasemedesprendíaalládentro.

LatíaFlorentinacorrióhaciamíyaempellonesmellevóhastalapuertaysindecirpalabralacerrócongranestrépito.

Pepa y yo quedamos aterrados, mudos, y salimos del conventoapresuradamente. Mi terror y mi angustia eran tan grandes que no podíasiquiera llorar. Pepa no pronunciaba una palabra. Al cabo tuve fuerza paradecirle:

—Pepa,nodirásnadaamamá,¿verdad?

—No;nodirénada—merespondiósecamente.

Alcabodeunratolapreguntétímidamente:

—¿Losexcomulgadosnopuedenoírmisa?

—No;losexcomulgadosnopuedenoírmisanipuedenrezar.

Alcabodeotroratomáslargoaúnlepreguntédenuevo:

—¿Crees que donManolito el capellán de lasmonjasme puede levantar laexcomunión?

—No;donManolitonotienepoderparaello.Esnecesarioquehagasmucha

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penitenciayluegovayasaRomaparaqueelPapateperdone.

Entoncescalléymedecidíahacerpenitencia.

Aquella tardemediómimadreparamerendarunasciruelasy sigilosamentelasarrojéporeltubodelretrete.Porlanochetambiénmelevantédelamesasin comer el postre.Al día siguiente pasé largos ratos de rodillas y con losbrazosencruzydespuésdecomersalíconelpostreenlamanopretextandoqueibaacomerloalbalcónperofuéparaarrojarloigualmentealretrete.

Norecuerdobienahoralaspenitenciasquehiceenaquellosdías,perofueronmuchasyterribles.Séquemelevantabaenmediodelanocheymeacostabasobre el duro entarimado y queme pinchaba alguna vez los brazos con unalfiler.Hastasemeocurriómeteralgunasortigasenlacama,peronolashalléeneljardín.Vagabasilenciosoporlacasa,rechazabalacompañíademiprimoJoséMaríaquetantomeplacía,llorabaamargamenteocultoenlosrinconesynoparecíasiquieraporlasalacuandohabíagente.

Noséquiénhadichoquelasexcomunionesengordan.¡Mentira!Yomepuseenochodíasflacoyamarilloquedabapenaverme.Mimadredijoundíaenvozalta:

—Esteniñoestáenfermo;hayquellamaradonGregorio.

DonGregorioeraelmonstruoqueyaconoceel lector.Yoprotestéquenadateníaynadamedolía.

UnadelaspenasparamímayoresylamásafrentosaeraquePepahuíademícomo si temiese contaminarse de mi herejía. Alguna vez cuando meencontrabapor lospasillosclavabaenmíunamiradaseveraymedecíaconacentolúgubreeimperioso:

—¡Niño,hazpenitencia!

Otracosaquenopodíasufrireraquemellamasenpararezarelrosario.Hacíaesfuerzosincreíblesdehabilidadbuscandopretextosparanorezarlo.Cuandono podíamenos cerraba la boca herméticamente sin responder a la oración.Esto,comoeslógico,mevalíaalgunospellizcosdemipiadosamadre.

Enfin,talescosashiceytanextrañafuémiconductaqueaquéllamellamóacapítulo.Seencerróconmigoenel cuartode laplanchaymehizo sufrirunapremianteinterrogatorio.

Recuerdo que era el santo de mi padre. Habían sido invitadas diez o docepersonas, casi todos parientes, a comer, y estaban de sobremesa. Desde lahabitaciónenquenoshallábamosseoíaelruidodesuconversación.

—Vamosaverniño,quieroquemedigasquéesloquetepasa.¿Porquéestás

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tantriste?¿Porquénojuegas?¿Porquénocomes?¿Porquéhuyesdetodoelmundo?

Afirmédescaradamentequenomepasabanadadignodemencionarse.Peromimadreestabaresueltaadescubrirelsecretoyempleandoalternativamentelascariciasylasamenazaslogróarrancármelo.

—Mamá—ledijealcabo—yoquieroiraRoma.

MimadreabriólosojoscomosihubieravistoenaquelmomentobajarporelairevolandounbueyyposarsesobrelaflechadelatorredelaiglesiadeSanFrancisco.

—¡Niño!¿Quédices?¿CómoquieresiraRoma?

—Quieroirapie.

Mimadre abrió otra vez los ojos como si escuchase gritar al buey desde latorre:«¡Vivalarepública!»

—¡Niño! ¿Tehasvuelto loco?¿Peroquéestás ahídiciendo?¿Porquédiceseso?

Entoncesyocaíensusbrazosyexclamésollozando:

—¡Mamá,porqueestoyexcomulgado!

Yentresuspirosysollozoslecontétodoloquemehabíaocurrido.Yopenséquemibuenamamá ibaaquedaraterrada,pero ¡ohsorpresa!envezdeesocomienzaareírcomounalocaexclamando:

—¡Ayquégracia!¡excomulgado!¡excomulgado!

Ymeabrazaymebesarepetidasveces.

Inmediatamentellamaamipadreysindejardereírledice:

—¿Nosabesqueesteniñoestáexcomulgado?

Ymipadresueltalacarcajadaigualmentecomosifuerauncasochistosísimo.Me hace contar de nuevo la ocurrencia y limpiándome las lágrimas ybesándome tiernamente como había hecho mi madre me lleva hasta elcomedor.Todo elmundo estaba alegre allí y recuerdoque hasta las señorasteníanunaschapitasrojasenlasmejillas.

Mipadreabriólapuertayempujándomeadentrodiceenvozalta:

—Ahítenéisunniñoqueafirmaqueestáexcomulgado.

Carcajadageneral.Todosseponenagritarauntiempo:

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—¡Excomulgado!¡excomulgado!¡excomulgado!¡ja!¡ja!¡ja!¡excomulgado!¡ja!¡ja!¡ja!

Searmóunabataholainfernal.Unomeofrecíaunpastelito,otrounacopadecognac,otrouncigarro;mebesaban,mezarandeaban,meestrujabansindejardereírydeexclamar:

—¡Excomulgado!¡excomulgado!

Tantorieronquealcabotambiényoconcluíporreír.YheaquícómoafuerzadecarcajadaslogréentrardenuevoenelsenodelaIglesiacatólica.

XII

RESUELVOHACERMEERMITAÑO

¡Hermosos días de fe venid a mí! Soplad en este corazón herido por losdesengaños, soplad en este pensamiento marchito por tanto estéril trabajo.Refrescadmeunos instantes.Quevuelvaa ser aldespertarmeelniñoque sepostraba de rodillas sobre su diminuto lecho y vuelto hacia una imagen deJesúsCrucificadolepedíaconpalabrasfervorosaslasaluddemispadresylasalvacióndemialma.DejadmeverotravezenelazuldelcielolaimagendeMaría,hollandoconsudivinaplantaelcrecientedelalunarodeadadeniñosalados.Dejad que lleguen amis oídos como entonces sus cánticos celestes.Dejadme sentir de nuevo sobre la frente las alas delAngel demi guarda altiempodedormirme.

Aúnmeveo en la iglesia deSanFrancisco oyendomisa conmi padre.Lossonesdelórganometransportaban;lavozdebajoprofundodeFrayAntonioArenas cantandodesde el coromeestremecía con santo terror; lasnubesdeincienso me embriagaban. Y allá en lo alto, sobre el altar mayor veía unahermosa escultura de la Virgen envuelta en una luz fantástica que dejabanfiltrar los cristales de color.Ymis ojos no se apartaban de ella y hacia ellavolaba mi corazón con ansias de dicha inmortal. Entonces pasaban por mialmasublimesemocionesqueporexperimentarlasdenuevodieracienvidassilastuviese,emocionesqueesperosentirdespuésdelamuerte.

Aúnmeveo caminandoconmimadrebajo los arcosde la calledeGalianahaciaelsantuariodondeseveneraalCristoconlacruzsobreloshombros.Lanochehacerradoya.AestahorapróximaalcrepúsculolasdamaspiadosasdeAviléstienencostumbredeirarezaruncredodelantedelamilagrosaimagen.Losarcosapenasestánesclarecidos.Alláhaciaelmedio, sobreunodeellos

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hayunahornacinaydentrounapequeñaesculturadelaVirgenalumbradaporunalámparadeaceite.Algunasparejasenamoradassesientanenlospretilesde lacalle.Sólopercibimossusbultosyescuchamosel rumordesuplática.Llegamos al santuario; subimos algunospeldaños; nospostramosdelantedeJesúsagobiadobajoelpesodelaCruzysufrentepálidacoronadadeespinasme infunde una compasión infinita. Sus ojosmemiran doloridos y parecendecirme:«Hijomío,hoyeresdichoso,perosialgúndíaestástristeacuérdatedemí.»

AúnmeveoenelmesdeMayocantandoporlascallesdeAviléslaletaníadelaVirgen.Todoslosniñosdelaescuelaformábamosendosfilas.Enelcentroibaunagrancruz cubiertade flores, soportada alternativamentepor losmásfuertes entre nosotros. Detrás de ella caminaban algunos sacerdotesacompañadosdelmaestro.¡Oh,quéluzradiosaenelcielo!¡Quéalegríaenlatierra! Estábamos en el mes de las flores y cada uno de nosotros con unpuñadodeellasenlamanomarchábamoscantandoparaofrecerlasalaReinadel Cielo. Y al volver nuestra cabeza descubierta hacia las puertas y losbalcones de las casas no tropezábamos con las miradas burlonas, con lassonrisas escépticas que hielan el corazón de la infancia. No; los hombresgravesysilenciososhacíanunimperceptiblesignodeaprobación;lasmujeresenternecidas nos enviaban con los ojos afectuosas bendiciones. Para que unpueblovivaunidoyformeunagranfamilia,paraqueexistalaverdaderapatrianobastaquearticulemoselmismoidioma,esnecesarioquebalbuceemoslasmismas oraciones. Nuestro pequeño corazón latía feliz dentro del pechoporque nos sentíamos amados y protegidos por el pueblo entero, porqueaquellos hombres y aquellas mujeres que se asomaban a los balcones o seagolpaban en las aceras para vernos pasar respetaban nuestra fe y nuestrainocencia.

MiamigoAlfonso,unniñopálido,buenoypacífico,semostrabamáspiadosoqueninguno.Sumadre,queeraunasantamujer, le llevabaamisa todos losdíasantesdelaescuela,leveíamosenlasprocesionesconunpequeñocirioenlamanoyalgunaveztambiéncuandoporlastardesdelosdíasdefiestasemeocurríaasomarmealaiglesiadelantedelacualjugábamos,leveíaenlanavesolitaria del templo orando ante los altares. Aunque yo era de un humorbastantedistintoymegustabanlosjuegosconpasiónymostrabatantoardorcomoelquemásenlaspeleas,mesentía,noobstante,atraídohaciaaquelniñoybuscaba su amistad.Nome la otorgó él fácilmente.Como todos los seresespirituales era tímido y retraído y mi carácter turbulento debía deimpresionarle desagradablemente. Pero al fin logré ganar su confianza yentonces fué expansivo y afectuoso conmigo, y con el celo de un pequeñoapóstolprocuróganarmeparaDiosylaVirgen.Estabayopreparadoparaelloporqueenelfondodelalmasiemprehesidoidealistayaunqueenelcursode

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mi vida haya amontonado sobre este fuego sagrado mucho polvo y muchoescombro,porfortunanuncahallegadoaapagarse.

Elmedecíaquenoeranecesariopensartantoenestavidaefímera,queaunlamáslargavalíapocoyquepudiéramosmorirantesdellegaraviejos.¡Cuánenlo cierto estaba aquel piadoso niño, pues que murió antes de salir de laadolescencia!Medecíaquedebíamosserbuenoscomolosángelesparapoderestar algúndíaentreellosyque sinosencomendábamos todos losdíasa laVirgen y a San José ellos nos sacarían de los peligros de este mundo.Empezamosapasarlargashorasenconfidenciasmísticas.Mellevóasucasay vi con asombro y placer que su madre le había dejado un cuartito paraoratorio y que él lo había arreglado tan primorosamente que no faltaba allínadadeloquesehallabaenlasiglesias.Unaltarconsuretabloysusabanilla,una imagen de la Virgen del Carmen, otra de San José, un Niño Jesús,incensario, ciriales, casulla, bonete. Él celebrabamisa y yo le ayudaba.Losdías de gran fiesta, lamamá, los hermanosmayores y los criados venían apresenciarla, se cantaba la letanía, se hacía una procesión por el jardín y sequemaba tanto inciensoyse formaba talespesahumaredaenelcuartitoquealgunavezpensabaahogarme.

Nuestrofervoribacadadíaenaumento.Nosólocelebrábamosmisasinoquetambién confesábamos. Alfonso mostraba enormes disposiciones para elconfesonario y ataba y desataba los pecados como el más expertopenitenciario.Vestidoconunroquetequesumadrelehabíacosidoysentadodentro de un gran cajón que colocábamos en sentido vertical y al cualhabíamos abierto a un lado algunos agujeritos con una barrena, confesaba asushermanitas,meconfesabaamíyalgunavezveníantambiénlascriadasaarrodillarseycon labocapegadaaaquellosagujeritosdecíansuspecadosyrecibían la absolución. Estas no se mostraban tan contritas y arrepentidascomo fuera de desear porque se les escapaba no pocas veces la risa yobligabanalconfesoramostrarsedemasiadoseveroyamenazarlesconquelodiríaasumamá.PorquemiamigoAlfonsotomabaaquellomuyenserio,nosdaba consejos excelentes, nos pintaba conminuciosos detalles las penas delinfierno,nosexhortabaalapenitenciayporúltimonosechabalaabsoluciónalargandosumanecitaparaquelabesáramosconlamismagravedadqueunpadrejesuíta.

Undíamedijoquesuhermanitamáspequeñaestabamuyenfermayparaquenosemurieseélrezabatodoslosdíasunahoraderodillassobrelaspiedrasysehabía frotado el pecho conortigas.Y, en efecto, abriendoel chalecoy lacamisa me mostró sus tiernas carnes enrojecidas. Me sentí conmovido yadmirado.«Yotambiénquierohaceralgunapenitenciaporquetuhermananosemuera», ledije.Ydichoyhecho,bajoal jardínconély llevomismanoscon resolución a las ortigas, pero ¡ay! fué tal el dolor, que di un grito y

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comencé a llorar. Alfonso asustado subió a casa por aceite y me untódelicadamente lasmanos.Despuésmeabrazóymeconsolódiciéndomequeaún no estaba preparado para las penitencias, pero que al cabo lograríahacerlasmayoresaúnqueél.

Leíamoslasvidasdelossantosylasquemásnosplacíaneranlasdeaquellosquesehabíanretiradoaundesiertoyhabíanpasadolargosañosoyendocantarlospájarosyalimentándoseconfrutasyconlosmariscosquehallabanentrelas peñas. Nada tiene de particular porque yo era apasionadísimo de lascerezasyde loscaracolesdemar. Ignorodequiénde losdospartió la idea,pero un día concebimos el proyecto de retirarnos nosotros igualmente delmundo y de sus pompas para hacer penitencia.Viviríamos los dos solos enalgúnparajeapartado,comeríamosloqueloscampesinosquisierandarnosdelimosna, haríamos oración por nuestras familias y cuando fuéramos grandesvendríamos a predicar aAvilés y a otras villas. ¿Dónde encontrar el parajesolitario?AlfonsomedijoqueaunaleguapróximamentedeAviléshabíavistouna cueva cerca del mar que parecía hecha a propósito para que nosretiráramosallíehiciésemosvidacenobítica.

Meditamos nuestro proyecto largamente y sólo nos decidimos a ponerlo enpráctica después de maduras reflexiones. Una de las graves cuestiones quedebatimosfuéladeresolversihabíamosderenunciaranuestrasfamiliasparasiempreohabíamosdevisitarlasalgunavez.Alfonsoopinabaquedebíamosdevenircadaañoaveranuestrospapás:yocreíaquedebíamosdevenircadaseismeses.Por findecidimosquevendríamoscadaochodíasamudarnos laropainterior.Niporunmomentosenospasóporlaimaginaciónqueaquéllaspudieranoponerreparosanuestraresolución.Alfonsodecíaquesumamáeratanpiadosaquelloraríalágrimasdeplaceralsaberlo.Yonoestabatansegurodelamía,peroaunquenolloraseprecisamentedeplacer,estabasegurodequese sentiría honrada viendo a su hijo emprender valerosamente la carrera desanto.Detodosmodosdecidimosmarcharnossindecirunapalabraparaevitarescenaspatéticas.

Ahorabien;enestamiresolucióndeabandonarelmundo¿nohabríatambiéncierto vago deseo de abandonar la escuela? Porque recuerdo que la vara deavellanoqueusabaelmaestrodonJuandelaCruznomeinspirabasimpatía,ni tampoco los coscorrones y bofetadas del pasante, ni me placía estar derodillas una hora con las narices en la pared cuandomi plana tenía algunosborrones. Y todavía me parece experimentar la sensación dolorosa que mepenetrabacuandoenelportalde casamipadremedespedía conunbesoalmarcharalaescuela,despuésdecomer.Nosseparábamos;yoseguíaporlosarcoshaciami tristedestinoy leveía a él atravesar laplazahacia el casinofumandouncigarropuro.¿Cuándoseríayograndeparahacer lomismo?Esposible, pues, que enmis ardorosos deseos de sacrificarme entrase, aunque

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fuese en pequeña dosis, el placer de apartarme de otros deberes, porquenuestras resoluciones en la vida casi nunca están determinadas por un solomotivo.Noconviene,sinembargo,profundizardemasiadoenelalmade losmísticos.

Salimos,pues,undíaacosadelastresdelatardedespuésdecomerenbuscadelacuevasantificante.Yollevabacomoequipaje,repartidosporlosbolsillos,unaszapatillas,unacajitadecaramelosquemehabíaregaladomimadrinaeldíaanteriorylapeonza.Noera,enverdad,bagajeadecuadoparaunpenitentequehuyelosplaceresdelacarne,peroenestepuntofiabaporcompletoenmiamigoAlfonsoynomeequivocaba.Mipiadosísimoamigo llevabapor todoequipo y envueltas cuidadosamente en un papel, unas preciosas disciplinasfabricadas con sus propias, delicadas manos. Eran de cuerda y tenían pormangoeldeunacombayalcabodecadaramalunosprimorososnuditosquedebíandesermenosdulcesqueloscaramelosdemimadrina.

Antesdepartir,ypor iniciativadeAlfonso,habíamosoradounosmomentosenlaiglesiadeSanFrancisco.LuegoatravesandoelcampoCaínybordeandoel enemigo barrio de Sabugo, sin entrar en él salimos al camino de SanCristóbal.AntesdemediahorallegaríamosalsitiodenominadolaGaritasobreelmar.Nomuylejosdeélsehallabalacuevaquehabíavistoohabíacreídover mi amigo Alfonso. Caminábamos silenciosos. Alfonso iba gozosísimo,resplandeciente.Yonotanresplandeciente.

Nohabíamosandadounkilómetrocuandotumbadossobreelblandocésped,alaveradelcamino,acertamosaverdospillastresdeSabugo.ElunoeraAntónel zapatero, muchacho ferocísimo, conocido en la villa por sus hazañas ytemido de todos los niños por sus crueldades. El otro un pilluelo apodadoAnguila, feoygrotescoquedivertíaalvecindarioen losdíasderegatasconsus sandeces cuando desnudo y embadurnado de lodo para no resbalarintentabasubir lacucaña.Eraunpayasoconsumadodelcualyahablarémásadelante.

AldivisarlosmedióunvuelcoelcorazónycreoqueamiamigoAlfonso,apesardesusantidad,lepasóotrotanto.

—Ahíestánesos—proferísordamente.

—Yalosveo—merespondióAlfonsolacónicamente.

—Pasemosdelargocomosinolosviésemos.

Yenefecto,mirandoalcielo,mirandoalatierra,mirandoatodosladosmenosalpuntodeterminadoenquesehallabaaquelpardealhajasintentamoscruzarapretandoelpaso.Eramoslospobresavestrucesquemetenlacabezabajoelalacuandodivisanalcazador.

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—¡Eh!chicos...¿Adóndevais?

Nada;nooímosnada.

—¡Eh!chicos...¿Adóndevais?

Lamisma sordera inveterada. Tratamos de seguir adelante; peroAnguila selevantórápidamenteyendossaltosseplantódelantedenosotros.

—¿Adóndevais«vosdigo»granujas?

Oírse llamar granujas, dos seres tan espirituales como nosotros por aquelmiserableandrajosoeracosaparainspirarrisamásquecólera.

Niunaniotranosinspirólapregunta.Loqueambosexperimentamosenaquelinstantefué,hablandocontodafranqueza,miedo,unmiedocerval.

—Vamos a San Cristóbal—balbuceé yo con toda la humildad, con toda lasumisióndequepuedesercapazunserhumano.

—¿YaquévaisaSanCristóbal?

—Vamos a dar un recado al señor cura—murmuré con más humildad ysumisióntodavía.

—Bueno, pues, atracad al muelle y echad el ancla que aquí están loscarabinerosparahacerelregistro.

Y echó a andar de nuevo hacia el prado donde aún permanecía tendido sudigno compañero que nos dirigía una insistente mirada fría y cruel. Leseguimos como dos mansos corderos. ¿Y qué íbamos a hacer? Nosotrosteníamosnueve años y aquellosmalhechores lomenos doce; pero aparte deeso su indómita fiereza primitiva como seres que aun no han salido de labarbarielesdabaunasuperioridadreconocida,tratándosedeguerra,sobredoschicostancivilizadoscomonosotros.

Efectivamente comenzó el registro que llevó a cabo Anguila con todaescrupulosidad, empezando por mí. Antón el zapatero no se dignó siquieramoverse. Salieron a relucir mis caramelos, que fueron instantáneamentedecomisados;peroAntónconungestoimperiosodijo:

—Traeaquíeso.

YAnguilahumildementefuéadepositarlosasuspies.SeechabadeverqueAntóneraelemperadoryAnguilasubufón.Saliómipeonzaqueenlamismaforma fué depositada con los caramelos. Y salieron mis zapatillas. Estasfueron despreciadas, y envueltas en su papel, volvieron al bolsillo de michaqueta.

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ComenzóenseguidaeldeAlfonso.Traíaunpedazodepan,queAnguilasepuso amorder acto continuo después de haberse cerciorado, con una rápidamiradaqueechóaAntón,dequeaquellonoleinteresaba.Ysalióelpapelitodelasdisciplinas.Anguilaaldesdoblarloquedóestupefacto.

—¿Quéesesto?...¡Eldiablomellevesinosonunasdisciplinas!

Antónsepusoenpiedeunsaltoylastomóenlamano.

—¡Puessíquesonunasdisciplinas!

Yaquelrostroespantablesecontrajoconunarisaquedabamiedo.

—¡Ayquégracia!...¡Unasdisciplinas!¡Ayquérisa!

YefectivamenteseretorcíaderisayAnguilalomismo.

—Estassonlasdisciplinasconqueteazotatumadre,¿verdad?Ytúselashasrobado,¿verdad?Puesesonosehace.¡Toma,paraquenolohagasotravez!

Ylaemprendióazurriagazosconmipobreamigoquechillabaconsuvocecitadulce.

—¡No!¡nolasherobado!...Mimadrenomepega.

Yo me creía salvado, pero así que concluyó con Alfonso la emprendióconmigo«porhaberleayudado»,segúndecía.

—Bueno.Ahora largo de aquí.Y si decís una palabra de todo esto en casacontad conmigo—profirió Antón tumbándose de nuevo en el césped con laperezadisplicentedeundéspotaoriental.

Ibamos ya a seguir tan saludable consejo, pero estaba de Dios que nohabíamosdesalirtanprontodelasgarrasdeaquellospiratas.

—Oye, Antón, ¿no te parece que enseñemos a estos chicos el ejercicio?—manifestóAnguila.

—Hazloquequieras—respondióelzapateroencogiéndosedehombrosconsuacostumbradadisplicencia.

Anguilacortódoslargasvarasdelosárbolesquebordabanelcaminoynoslaspusoenlamano.

—¡Firmes!... ¡Tercien... ar!... ¡Presenten... ar!... ¡Apunten... ar!... ¡En sulugar...descanso!...¡Mediavueltaaladerecha...deré!

Más de una hora duró nuestro martirio. Bofetadas, repelones, puntapiés,estironesdeorejas,detodohuboyenabundancia.Elsargentomásbárbaronolo hubiera hecho mejor. Si llorábamos más de la cuenta nos hacía callar a

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mojicones.Porfin,cuandosehubohartadodedarlosnosdejómarchar.

Libresya,nocontinuamoshaciaeldesiertopararegenerarnospormediodelapenitencia sino que caminamos apresuradamente la vuelta del poblado.Llevábamoslosojosenrojecidosporelllantoylasmejillasporlasbofetadas;peroyollevabamásrojaaúnelalmaporlacóleraylarabia.Unansialocadevenganza me subía a la garganta y parecía asfixiarme rompiendo porintervalosenterriblesimprecacionesygritosinarticulados.EncuantollegasealavillaselodiríaaEmilioelHerrador.Nosotros,loschicosdelaescuelaenAvilés, teníamos, siguiendo la costumbre espartana, un mozalbete que nosservíadeprotectoroque«saltabapornosotros»,comodecíamosen la jergainfantil. Emilio elHerrador había saltado siempre pormí. Estaba seguro dequeencuantosupieralainfamiahechaconmigoentraríaasacoenelbarriodeSabugoynodejaríapiedrasobrepiedra.ElpobreAlfonsollorabaysuspirabaensilencio.

Cuandorecuerdoesteincidentedemiinfancianopuedomenosdeadmirarmedemiextrañaaberración.Porquealpartirmedecasaybuscarlasoledad¿quées lo que me proponía? ¿Hacer penitencia y santificarme? ¿Pues quépenitencia más adecuada y eficaz que la que me infligían aquellos chicos?¿QuémejorocasiónparamostrarmeresignadoyhumildeyseguirlashuellasdeJesucristo?

DemodosemejanteduranteelcursodemividaDiosmehaofrecidoamanosllenas los medios de ser un santo; pero ¡ay! siempre he desperdiciado laocasión.

XIII

LAVARADEFALARIS

SimiamigoLeoncioperteneciesetodavíaalnúmerodelosvivosdudomuchoquenadieosararecordarleel incidentequevoyanarrar.Nadamásfácilquesaliesedesuempresaconlasnariceshinchadascomohabíansalidoporotrosmotivos Manolín el chocolatero, Pepín el hijo del carnicero y su hermanoCiriaco.

Porque mi amigo Leoncio, a pesar de su rostro mofletudo y plácido, era,cuandomontabaencólera,unserfuribundoyperniciosoyposeíaunospuñosqueinfundíanrespetoatodalaescueladedonJuandelaCruz.

¿Quién no recuerda enAvilés a este don Juan de la Cruz tanmodesto, tan

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melifluo, tan pulcro? ¿Quién no recuerda a aquel hombrecillo pálido, decabellos lacios,deojosnegrosguarnecidosde largaspestañasqueapenassealzabandelsueloconexpresióntímidayhumilde?Enseñólasprimerasletrasa tres generaciones y murió a los ochenta años declinando un pronombrerelativo.Sosegado,grave,silencioso,atravesabaelsalóndelaescuelasinquenos diéramos cuenta de su presencia hasta que lo teníamos encima. Laexpresiónapacibledesurostronoseturbabajamás:norecuerdohaberlevistoenfurecido. Un esbozo de sonrisa se dibujaba casi constantemente en suslabios. No era más que un conato de sonrisa que comenzaba en el ánguloizquierdodelabocayallísedeteníasinpasarjamásalderecho.Raraveznosmiraba a la cara; nos hablaba ceremoniosamente de usted y cuando nosreprendíalohacíasiempreenvozbajaconlosojospuestosenelsuelocomosise estuviera confesando de alguna falta.Nos tajaba las plumas, que eran deaveenaquellaépoca,nosechabatintaenlostinteros,noscorregíalasplanasconlamayormodestiaycomposturaycuandollegabaelcaso,quellegabaconharta frecuencia, con lamismamodestia y compostura empuñaba su vara ynossacudíadelolindo.Eraunhombretanmodestoquecuandonoszurrabalapielparecíaquenosestabahaciendoreverencias.

Las varas que empleaba para esta operación delicada eran generalmente deavellano y se las proporcionaban losmismos chicos de la escuela, hijos delabradores que residían en los alrededores de la villa. Eranmuy adecuadaspara levantarnos la piel y hacernos ver las estrellas.Recuerdo que en ciertaocasión en que me hallaba dulcemente entretenido en frotar un botón debronce contra el pupitre hasta ponerlo bien caliente y luego aplicarlo a lasmanosdeloscompañerosqueteníacerca,sentíenlaespaldayenlanucalaimpresióndecienbotonesdefuego.MevolvíyviadonJuanquemesacudiócortésmenteotrosseislaposymedijodespuésconvozdulcecomoelsoplodelabrisaentrelasflores:

—Hijomío,aplíquesealestudioydéjesedefútilesentretenimientos.

Peroestasvarastenían,comotodaslascosasdeestemundo,unaventajayunadesventaja.ParadonJuanteníanelinconvenientedequeseconcluíanprontoynecesitabarenovarlas,locualnosiempreerafácilporqueloschicosaldeanoscon pretextos más o menos fundados se resistían algunas veces aproporcionarlas. En cambio para nosotros poseían la ventaja de que muyprontoselesquebrabalaspuntasyentoncesyanoceñíanlacarneysugolpeera menos doloroso. Así que los chicos más despejados procurábamoscuidadosamentenoestrenarlas,porqueentoncesysóloentoncesposeíantodasu virtudmaléfica. Cuando las veíamos bien despuntadas, nuestra conductaempezabaarelajarse.

MiamigoLeoncio,queeraunchicodegrantalentoyademáscomplacientey

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servicialcomopocos,quisoobviarelinconvenientequeofrecíanlasvarasdeavellanoparaelmaestro.PensandoconstantementeenellocomoNewtonenlagravitaciónuniversal,acertóalcaboconlasolución.Lacaídadeunamanzanasugirió al pensador inglés la idea de la fuerza de atracción.La vista de unaballenadelcorsédesumamáiluminórepentinamenteelcerebrodelmofletudoLeoncio.Exploróundíayotrodíaeldesvándesucasadondeseamontonabanmil cachivaches. Al cabo tropezó con una ballena delgada y redonda y deltamañoaproximadamentedelasvarasquedonJuandelaCruzempleaba.

Leonciosesintiófelizdesdeaquelmomento.Nohaynadaquedilateelalmatantocomoundescubrimiento imprevisto.Desempolvó la famosaballena, laenvolvió esmeradamente en papeles de seda y sujetó estos papeles con unacuerdecitaencarnada.Aldíasiguiente,sindudaparadarmayorsolemnidadalacto, procuró retrasarse un poco para llegar a la escuela. Y cuando yaestábamostodosacomodadosennuestrosbancosyelmaestroalláenelfondosentado detrás de sumesa, he aquí que aparece nuestro Leoncio con aquelextraño objeto en la mano, atraviesa erguido y sosegado el vasto salón yacercándose a la mesa del maestro deposita en ella gravemente su tesoro.Hecholocual,conlamismasolemnidadsedirigióasusitioysesentó.

Una ardiente curiosidad se apoderó de todos nosotros. ¿Qué sería aquello?¿Un regalo? Hubo alguno que imaginó sería un caramelo monstruososemejantealosquenosotroschupábamoscondelectaciónencuantoteníamosalgúndineroparacomprarlos.DonJuancomenzó tambiénaexaminarloconcuriosidad antes dedesenvolverlo.Al fin se decidió a quitarle los papeles ypocodespuésquedóaldescubiertolapreciosaballena.

Nuestra estupefacción fué enorme; pero nuestra indignación fué aúnmuchomayor. Cincuenta pares de ojos se clavaron furibundos en el mofletudoLeoncio. Si estos ojos fueran dardos venenosos como los de las abejas, elmofletudo Leoncio hubiera perdido allí mismo la vida. Un sordo rumor,temeroso, corrió por toda la escuela. Si se analizase este rumor se veríainmediatamente que estaba compuesto de doscientos «¡miserable!»,trescientos«¡cochino!»ylomenosquinientos«¡indecente!».

Leonciosemanteníasosegadoysatisfechosinadvertireléxitoextraordinariodesuregalo.Osiloadvertía,aparentabamostrarqueleteníasincuidado.DonJuanseguíaexaminandoatentamenteelfamosocaramelo.Alcaboprofirióconsuvozmeliflua:

—Leoncio,hijomío,tengaustedlabondaddevenirunmomento.

Leoncio acudió solícito. Don Juan se levantó de la silla con calma, ysujetándole por el cuello le aplicó un cumplido vardascazo en el trasero.Leonciodejóescaparungritodedolor.Aestegritorespondimosnosotroscon

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unrugidodealegría.DonJuan(¡Dioslebendiga!)secundóelgolpeyconsuacostumbradamodestia leestuvosolfeandounbuenrato.Mientrasduraba laoperaciónparecíahablarseasímismoyleoímosmurmurar:

—Enefecto;esflexible...Essólida...Seciñeadmirablemente.

¡Vaya si se ceñía! Que lo digan las nalgas del pobre Leoncio que seguíachillandocomouncondenadomientrasnosotrosrespondíamosasuslamentosconbárbarascarcajadas.

Cuando a don Juan de la Cruz le pareció bien probada la flexibilidad y lasolidezdelnuevoinstrumento,soltóalsujetode laexperienciay ledijoconvozsuaveymirando,comosiempre,humildementealsuelo:

—Hijomío,entiemposmuyantiguosexistíaenlaciudaddeAgrigento,enlaItaliameridional,untiranoquesellamabaFalaris.Estetiranoeratancruelquese complacía en atormentar de mil maneras a todos aquellos que tenían ladesgraciadenocomplacerle.Sucedióqueunodesuscortesanos,porcaptarsesu benevolencia, le hizo regalo de un toro de bronce hueco donde se podíameter a la persona que se quisiera hacermorir atormentada.Debajo de estetorodebronceseencendíaunahoguerayeldesdichadoqueestabadentro,alcomenzaraasarse,dejabaescaparterriblesgritosquealpasarporelcuelloylabocadeltorosemejabanlosrugidosdeestafiera...Falarisquedóprendadode tan ingenioso artefacto y después de dar las gracias a quien se lo habíaregaladonoseleocurrióotracosamejorqueensayarlometiendodentrodeélalpropioinventor.

Hizounapausa don Juan, y dandouna cariñosa palmadita aLeoncio en lasllorosasmejillas,

—Así,pues,muchasgracias,hijomío,porestepreciosoregalo.Aplíqueseelcuentoyváyaseasusitio.

XIV

ELTRIUNFODELAFRATERNIDAD

Recuerdo que por aquel tiempo existía en Avilés un zapatero librepensadorllamado Mamerto. Este Mamerto vivía en lucha abierta con el SupremoHacedoryconsusministrosresponsablesenlatierra,elseñorcuradelavillay el de Sabugo, particularmente con este último por ser el del barrio quehabitaba.No confesaba, no comulgaba, no iba amisa, noponía siquiera lospies en la iglesia, y, lo que esmuchomás grave, no bautizaba a sus hijos.

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Acometidodeunfurorateístanoperdonabaocasióndeatacarelpresupuestodelcleroyaspirabanadamenosqueademolerlasiglesiasoaconvertirlasenfábricasyobligaralossacerdotesaganarseelpanconelsudordesufrente.

Leía en sus ocios y se sabía casi de memoria algunos libros infamantestitulados El fraile, La Monja, El Cura de misa y olla, y de ellos sacabaargumentosmetafísicosparaminarloscimientosdenuestrareligión.Discutía,vociferabaentodaslastabernas,referíahistoriasescandalosasdelasbeatasylos curas, y cuando tenía algunos vasos de sidra en el cuerpo entonabacancionessubversivas.Unadeestascancionesleacarreóelmayordisgustodesu vida. Al cantar el himno de Garibaldi en vez de limitarse a victorear alenemigodelPapaseensañóconéstegritando repetidasveces:«¡QuemueraPíoIX,vivalalibertad!»SeledenuncióalseñorcuradeSabugo,elcualasuvez lodenunció al Juzgado: se le formóprocesoy fué condenadoconotrostresamigosadosañosdepresidio.Asílasgastabaenaquellaépocaelpartidomoderadoquesehallabaenelpoder.

FuéagraciadoconalgúnindultoypocoantesdelañoregresóMamertoasuslaresconlaaureoladelmartiriosobrelafrente.Lapoblaciónseconmovióalverle llegar: todos losojos se clavaban sobre él conmezclade curiosidadyadmiración.Los suyos adquirieron esebrillo fatídicopeculiar de los héroes,una expresión de ferocidad desdeñosa que sobresaltaba a los pacíficoshabitantesdenuestravilla.

Mamertoseconsideródesdeentoncescomounhombrepeligrosísimo:acasonomentiríadiciendoqueteníamiedodesímismo.Deaquelpecho,deaquellacabezapodíasaliralgofunestoparalatradición.Silasinstitucioneshubierantenidoalgúninstintodeconservación(quenolotenían),Mamertonodebieradeandarsuelto.Estaerasuopiniónporlomenos.DeestaimprudenciadelajusticiaseaprovechabanuestrozapateroparaperseguiralCristianismoyalaMonarquíacontandolascopasdeginebraquebebíaelcapellándelasmonjasdeSanBernardoyahuecandolavozparahablardelosescándalosdelpalacioreal.

No hay para qué decir que Mamerto era odiado de muerte por el sexofemeninoenAvilés.Mimadreleprofesabatalhorrorquesiporcasualidadselenombrabaen laconversaciónveíaalterarse los rasgosdesu fisonomía, sequedaba tanpálidaquemipadre inquietopedíaque la sirviesenuna tazadecaldoparaconfortarla.Deestehorrormehizoamípartícipe.Cuandoalgunavezmimalasuertemehacíapasarasuladomesentíasobrecogidodeespantocomoalavistadeldemonio,meparecíaverleyaenvueltoporlasllamasdelinfiernoyarrojandoporlabocatodaclasedebichosinmundos.

En cambio el sexo fuerte le guardaba indebidas consideraciones. Pretextabaparaelloqueeraunzapateroextraordinario,queelcalzadoelaboradoporsus

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manosnoteníafin,queentodaEspañaningúnotromaestrodeobraprimaleponía el pie delante. Se decía que sus botas habían llamado la atención deciertos extranjeros que habían pasado por allí, que las habían llevado aLondres y que desde entonces no pocos ingleses enviaban sus medidas aMamertoparaqueloscalzase.Porsupuesto,yoestoysegurodequetodoestoerapuramitología.Enelfondoseleadmirabaporsuaudacia;porqueentodohombrehayocultocasisiempreuninsurrectomásomenoscobarde.Sólolasmujerestienenelvalordesusconviccionesysabenloquequieren.

LaaudaciadeMamertollegabacomohedichohastaelpuntodenobautizarasushijos:ynosólonolosbautizabasinoquelesdabanombresextravagantes.Tuvo una hija y la llamó Libertad. Tuvo un hijo y le nombró Dantón. PorciertoqueestepobreDantónnohacíahonorasuhomónimo;erapatizambo,yenteco.Pordondeletocabaalgoalgrantribunofrancéseraporlospelos,quelos gastaba largos y aborrascados. Más tarde tuvo dos hijas y a una llamóIgualdad y a otra Fraternidad. Esta última podría contar de dos a tres añoscuandoacaecióloquevoyanarrar.

JamássehabíavistoenAvilésunacriaturamásbella:nadiepodíacomprenderen lavillacómounser tanangelicalhabíasalidodehombre tanendiablado.Sucabecitablondayrizada,susojosazulesdelargaspestañas,suteznacaradaexcitaban la admiración de cuantos acertaban a verla. Las mujeres no serecatabanparadecirqueaquelbárbaronoeradignodeposeerunajoyadetalvalor.

NolopensabaasíMamertocomopuedecomprenderse.Estabatanorgullosoypagado de su niña que la exhibía por todas partes rebosante de placer. LallevabadelamanoalpaseodelBombé,lallevabaenbrazosalasromeríasyhastalametíaenlastabernasparaquesusamigachoslaadmirasenyrabiasendeenvidia.Fraternidadibavestidasiempredeblancoodeazulcomolahijadecualquierhacendado.Paraesosupadretrabajabacomounmulo,yseprivaba,aveces,hastadeloindispensable.

Un día fuimos sorprendidos con la noticia de que la reina vendría a visitarnuestravilla.DespuésdepermanecerundíaenOviedoyotroenGijón,S.M.pasaría unas horas enAvilés.Un vértigo de orgullo y placer se apoderó detodas las cabezas lo mismo las infantiles que las adultas. No había manosbastantesennuestravillaparaalzararcosdetriunfoconbastidoresdelienzopintado,paraplantargallardetes,parafijarguirnaldas.Lospintores,subidosenlos andamios, pintaban las fachadas de las casas, los barrenderos delmunicipio aventaban lejos el polvo, las mujeres lavaban los cristales y laspuertas,lospoetascomponíanversosalusivosalmagnoacontecimientoquesepreparaba; uno de estos, tío mío, hizo una canción que puso en música eldirectordelabandadelhospiciodeOviedo:

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Girentusremos

lindabarquilla

Así empezaba, si no recuerdo mal, y fué cantada por un coro de jóvenesavilesinas en el momento que Su Majestad puso el pie en la falúa de loscarabinerosparatrasladarseaSanJuan,puntoextremodenuestraríaybocadelpuerto.

Conservounrecuerdovagoperodeliciosodeaqueldíamemorable.Unafilalargadecarruajes,unamanoblancaqueagitaunpañuelodesdeunodeellos,loscohetesestallandoenelaire,lasbayonetasbrillandoalosreflejosdelsol,lascharangastocandoalegrespasodobles,mipadredefracycorbatablanca,losbalconesengalanadosconbrillantescolgaduras,mimadreinclinadasobreuno de los nuestros y arrojando puñados de flores sobre el coche de lasoberana...

DespuésmeveoenmediodelagranplazadeAvilés,llevadodelamanoporunodemis jóvenes tíos.Unamuchedumbre inmensa llenabaaquellaplazaylosojostodosdelamuchedumbresedirigíanaunodelosbalconesdelacasade losmarqueses deFerrera, donde según decían se hallaba la reina.Yonoacertabaaverenelbalcónmásqueungrupodeseñorasycaballeros.Amiladosegritabasincesar«¡vivalareina!»UnviejoalguacildelAyuntamiento,aquien llamábamosMarcones,agitabasu tricorniorepitiendoconvozronca«¡vivalareina!»Loscampesinoslanzabansusmonterasalaireylasrecogían,y otra vez las lanzaban repitiendo el mismo grito. Por fin desapareció delbalcónelgrupoquelollenaba,quedóunmomentovacío,yalcaboaparecióunaseñoragruesayblanquísimaquepresentóalpueblounniñovestidoconeltraje típico de nuestros aldeanos, el calzón corto, la faja, el chaleco conbotonesdeplataylamontera.«¡Vivalareina!¡Vivalareina!¡VivaelpríncipedeAsturias!»Elentusiasmoerafrenético,imponente...

Mástardemeveoenelmuelle,siempredelamanodemitío.LareinahaidoaSan Juany se la espera.Habían construídoun atracaderodemaderay se lehabía engalanadoy tapizado lujosamente.Desde el atracadero se tendióunaalfombrayporallídebíadepasarlasoberanaparamontarenelcarruajequeya la esperaba. Mi tío era amigo de un oficial y gracias a ello logramoscolocarnos en primera fila. Enfrente de mí veo, con profundo disgusto, alzapateroMamerto,quellevabatambiénasuniñadelamano.¿Quéharíaallíaquelganso?Esosepreguntabamitío,mirándoleconojosairados.Mamertosonreíasarcásticamente;aesosindudahabíavenido.Desdequeseanunciarala visita de la reina a Avilés, no se le había caído de los labios aquella susonrisasarcástica.Perohacíaalgopeor,yeramurmurarentodoslosoídosquequeríanescucharle lomaloquesedecíadenuestra reina, lassuciedadesqueentonces corrían como válidas entre la plebe. Para apoyar sus aserciones el

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zapatero revolucionario exhibía secretamente unas fotografías querepresentabanalpadreClaret,patriarcadelasIndias,bailandoelcancanconSorPatrocinio,unamonjaqueteníasorbidoelsesoalareina,segúncontaban.

—Si no se quita el sombrero ese tunante le hago prender—oí decir entredientes a mi joven tío, que estaba muy pagado de su amistad con lasautoridades.

Yaestallanloscohetes,yasedivisaenmediodelaríalahermosafalúadeloscarabineros seguida de buen golpe de embarcaciones todas engalanadas, yasuenanlasmúsicas,yaseoyenlasaclamaciones.LareinaIsabelIIponeelpieen el embarcadero; un señor de gran uniforme le ofrece el brazo; sube lasescaleras y comienza a marchar lentamente entre las apretadas filas de lamuchedumbrequeaduraspenaspueden lossoldadoscontenerensupuesto.Todos nos despojamos del sombrero. ¿Mamerto también? Sí, Mamertotambién. Había tratado de dejárselo encasquetado, pero una mirada muysignificativadeunsargentodelaguardialehizovolversobresuacuerdo.

Lareinaavanzasonriente,saludandoaunladoyaotroconlamanoyconlacabeza.Deprontosedetieneydejaescaparundébilgritodeadmiración.

—¡Ohqué encanto de niña!—se la oye exclamar contemplando a la hija deMamerto.

Sedetieneuninstantefrenteaellayladice:

—¡Quéhermosaeres,hijamía!¡Quéhermosaeres!¡Diostebendiga!...¿Medasunbeso?

Y alzándola del suelo con sus realesmanos, la aplicó un sonoro beso en lamejilla.

Entonces vimos a Mamerto demudarse; quedó pálido como un muerto, yagitandosusombrerofrenéticamentegritóconvozestentórea:

—¡Vivalareina!

XV

DONANTONIOJOYANA

ErauncapellánquemistíosAlvaroyFelisateníanensuquintadeIllascercadeAvilés,yfuéelhombremásoriginalquehaproducidoAsturiasdespuésdelainvasióndelosárabes.

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Me llevaron a confesar con él cuando yo tenía nueve años de edad.Gravesamonestacionesmedirigióenaquellaocasión.Recuerdoquemeaconsejóconmuchoencarecimientoquecuandoentraseasacoenladespensademicasadeningúnmodomecomieselamermeladaconlosdedos,sinoquellevaseparaelcasounacucharillaescondidaenelbolsillo.

DonAntonioJoyanaeraunhombresegúnDiosysegúnlanaturaleza,peronosegúnloshombres.Poresoloshombressereíandeél.Teníacaprichoscomolosniñosy antojos como lasmujeres.Cierto día entró conmipadre enunatiendadepañosyhabiéndolegustadounoextremadamentenosecontentóconcompraralgunasvarassinoqueseempeñóenllevarselapiezaentera.Despuésla entregó a una hermana vieja y sorda con quien vivía, y ésta se puso acortarleycoserlepantalones.Salierontresdocenasdeella,segúncontabanenAvilés.

Enotraocasión,cuandosecelebrabaconunbanqueteelsantodemitíaFelisa,presentaronenlamesaunabotellitadelicormuylindaycaprichosa.VerladonAntonioyquedarhipnotizadofuétodouno.Yanopudocomernibeber:yanotuvoojosmásqueparaaquellabotellitahechicera.Alfin,nopudiendosufrirmástiemposuestadodecongoja,seacercóamitíayledijoaloídoconvoztemblorosa:

—Señora,sidespuésquesehayavaciadomeregalaseaquellabotellitaazuldelicorseloestimaríacomoungranfavor.

Mitíaseloprometióriendoylacalmarenacióensuespíritu.

Tal era aquel hombre singular y tal quisiera que fuereis vosotros también.PorqueeraunsabioqueservíaaDiosyamabaasuprójimo.

—¿Eraunsabio?

—Sí,eraunsabio.Pasabasuvidaorezandooleyendo.Poseíagrancopiadelibros que tenía amontonados en sendos cajones de azúcar, los cuales noyacíanenelsuelosinoquependíandeltechocolgadosporfuertescordelesyse balanceaban almás leve contacto dentro de su habitación.Acaso juzgaradon Antonio que así columpiados sus libros estarían mejor dispuestos paracomunicarlelacienciaqueguardaban.

DonAntonioJoyanatratabaaloshombressolamentecomohombres.Paraélunzapateroeraunhombreyunmarquésotrohombre.LasdiferenciassocialesnadaañadíanasusojosalaimagendeDios.

Recuerdoqueenunajiracampestre,alacualasistí,siendoyaunjoven,yenla cual tuvimos el honor de llevar con nosotros a algunos empingorotadospersonajesyaunasdamiselasmáspagadasdesuestirpequelashijasdeuna

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familia reinante, don Antonio comenzó a tratar a estos personajes con talconfianza y tan graciosa familiaridad que nos hizo mucho reír. ¡Pero lospróceres,ysobretodolasaltasypoderosasseñoritasnoreían,no!¡Quécaradevinagre!¡Quégestosdespectivos!

«¡Bravo, don Antonio!»—exclamábamos todos en voz baja con íntimoregocijo.

YdonAntoniosinvernada,sinadvertirlosgestosdesdeñososylasmiradascoléricas iba de uno a otro aristócrata, de una a otra damisela, poniendo aaquélloslamanosobreelhombro,dirigiendoaéstassaladascuchufletas,quedichoseaconverdad,resultabanunpocoburdas.

Fuéunadelaspocasvecesenquevialaverdadyalanaturalezatriunfardelaconvenciónylamentira.

Loshombresdeestetemple,niseasombrandenadanitienenmiedoanadie.

Una tarde entraron de improviso algunos ladrones enmascarados en laposesióndeIllas.DespuésdesorprenderaloscriadosqueestabanenlaplantabajadelacasayhaberlosmaniatadoyamordazadosubieronalpisosuperiorypenetraronenlahabitacióndedonAntonio.Estesehallabaleyendocomodecostumbre.

—¡Alto,nosemuevausted!

DonAntonio levantó la cabeza y paseó unamirada conmás curiosidad quemiedoporaquellos foragidos.Entreelloshabíaunode tanexiguaestaturaycorpulenciaqueparecíaunchicuelodecatorceoquinceaños.DonAntoniosefijóenél,yalzándosedelasillaentrerisueñoyencolerizado,lesacudióporelbrazo,diciéndole:

—¿Ati,mequetrefe,quiéntehametidoenestasaventuras?¡Andaalaescuela,majadero!

Sacandoluegounallavedelbolsillolatiróalsuelo.

—Ahí en ese armario tenéis todo el dinero que hay en casa. ¡Cuidado conrompermelabotelladetintaqueestájuntoaltalego!

Despuéssesentóotravezysiguióleyendo.

Puesbien,estehombrevirtuosoymagnánimo,sientodecirlo,pagótambiénsutributo a la flaqueza humana. Una pasión desgraciada apoderándose de sussentidos y empañando los más claros principios de su intachable conductalogróenciertaocasiónempujarlealcrimen.

No fué una mujer hermosa la que inspiró aquella pasión loca que tan

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gravemente comprometió la salvación de su alma, sino unos animalesinmundos.

Mi tío Alvaro hacía criar algunos cerdos en la posesión de Illas para elabastecimientodesucasa.DonAntoniodesdeelprimerañoqueallíestuvosecomprometióavigilarsucrianza.¡Nuncahubieratomadosobresíestecargo!Alamaneraqueunjovenlibertino,satisfaciendoloscaprichosdesuquerida,colmándola de regalos y vaciando el bolsillo para adornarla con preciosasjoyas, va poco a poco hundiéndose en el amor y perdiendo su albedrío, asínuestro capellán, procurando toda clase de regalos nutritivos y mimando aaquellosgroserosanimales,cualsifuesenhijosdesusentrañas,quedópresoenlasredesdeunapasióndesgraciada.

Nolebastabanlasmásfinasverdurasylegumbresdelahuerta,nolebastabanlos relieves de sumesa y de la de los criados, no era bastante elmaíz y laharina que sustraía del pienso de las vacas y caballos. Llegó a entrar en elgranerodondeseguardabael trigoconquepagabansu renta loscolonosdemis tíosy tomardeallí serias cantidadespara satisfacer lavoracidadde susadoradoscerdos.

Cuandoseacercabaeldíadelamatanzanuestrocapellánperdíaelapetitoyelsueño.Seleveíasilenciosoytaciturno.Pasabalargosratoscontemplandoconojosenternecidosaaquellasinocentescriaturasqueprestoibanasucumbirdemuerteviolenta.Yeldíamismollegado,donAntoniodesaparecíadecasaynovolvíaaellahastalanoche.

Alañosiguienteigual.DonAntonioseprometíanoapasionarseporaquellospequeños y tiernos animalitos que le entregaban; pero viéndoles comer,viéndoles engordar no podía resistir al atractivo de sus encantos y seentregaba.SuardientecaridadibamásalláqueladeSanFrancisco.Porquesiéstedecía:«—Hermanoborrico»,donAntoniodecía:«—Hermanocochino».Acaso querría indemnizarse de las muchas veces que había tenido queexclamarparasusadentros:«¡Cochinohermano!»

Perovoyanarrarconmuchodisgustodequémodoeldemoniotentóysedujoaaquelsantovarónylearrastróacometerunaacciónvergonzosa.

CuandovinomitíoAlvaroduranteelveranoapasaralgunosdíasenIllasloscriadosleenterarondelosabusosquedonAntoniocometíacontraelgraneroen favor de los cerdos. Esto le disgustó como puede suponerse. Llamó alcapellánylehizoamigableydulcementealgunasobservaciones.DonAntoniobajólacabezayprometióatenderlas.

Pero allá en el infierno Satanás se frotó lasmanos y exclamó riendo: «¡Yaveremos!»

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Unanocheentrelasdoceylaunasehallabamitíoentregadoalsueñocuandoun criado llamó quedo a la puerta de su alcoba.Despertó sobresaltado y leinvitóaqueentrase.

—¡Señor,hayladronesencasa!—ledijoaloído.

Estanoticianoeraapropósitoparatranquilizarle.

—¿Dóndeestán?

—Acabandeentrarporlapuertadeatrásenlacocinadeabajo—lerespondióconvozdefalsetetenuecomounsoplodelabrisadeMayo.

Mi tío comprendió que ya era imposible oponerse al asalto de su casa. Sesentóenlacamadispuestoaesperarlosydijo:

—Veaverloquehacen.

Alpocoratoapareciódenuevo.

—¡Señor,estányaenelcomedor!

Amitío,aunquehombrevaleroso,lelatíaconviolenciaelcorazón.

—¡Señor,hanllegadoalaescalerayempiezanasubirla!

Desaparecióelcriadoytardóunratoenpresentarsedenuevo.Cuandolohizoalcabo,veníaapretándoselasijadasderisa.

—¡Señor,siesdonAntonioquevieneconunsaco!

—¿DonAntonio?¿Unsaco?

—Sí,señor;sindudavaalgraneroarobartrigoparaloscerdos.

Mitíorespiróconsatisfacción,estuvounosinstantessuspensoyledijo:

—Bueno, vete a la cama y no digas una palabra de esto a nadie. Ya loarreglaremosmañana.

Enefecto,aldíasiguientepidióconunpretextoplausiblelallavedelgraneroalcapellánynuncamásvolvióaentregársela.

Yo no tuve conocimiento en aquella época de este grave pecado de donAntonio.Silohubieratenidoescasiseguroqueselohubieraperdonado.¿Nomehabíaperdonadoélqueentrasefurtivamenteenladespensaymecomieselasmermeladasdemimadre?

Declaro queme sentía atraído hacia aquel hombre, y mi primo JoséMaríaigualmente. A los dos nos era extremadamente simpático, quizá porqueadivinásemosenélunniñocomonosotros,másgrandeymássabio.

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JoséMaríade lasAlaseramiprimoymi tíoa lavez,porquesumadreeraprima hermana de la mía y su padre hermano de mi abuela. Teníamos lamisma edad y nos queríamos entrañablemente como si fuéramos hermanos.Pasábamoslavidajuntos,élenmicasaoyoenlasuya;ylashorasdeescuelatambiénjuntosporqueasistíamosambosaladedonJuandelaCruz.

Puesundía,enlasvacacionesdeAgosto,nosvinoalamentelaideadehacerunavisitaadonAntonioJoyanaenIllas.QuedamosenreunirnosalasochodelamañanaenlossoportalesdeGaliana,yenefectodesdeallíemprendimoslamarchaporlacarreteraenunodelosdíasmásespléndidosdeaquelverano.

¡Quéradiantesol!¡Quéfrescabrisa!¡Quégorjeosdepájaros!¡Quémugidosde terneros! ¡Cuán felices caminaban aquellos dos niños por la estrechacarreteraguarnecidadezarzamora!

La posesión de Illas dista de Avilés algunos kilómetros, no sé cuántos;nosotros losrecorrimosenpocomásdeunahora.Nosrecibióa lapuertadecasaPepa,laviejahermanadedonAntonio,ynosdijoqueéstesehallabaensucuartoynosinvitóasubir.

Llamamosalapuertadelgabineteconlosnudillosdelosdedos.

—¿Quiénva?

—Somosnosotros.

—¿Quiénessoisvosotros?

—JoséMaríayArmando.

—Estoyrezando.

Puesto que donAntonio estaba rezando, nosotros debíamos sentarnos en laescalerayaguardaraqueterminase.Asílohicimosyesperamosunbuenrato.Al caboapareció con sugorronegroy susgafas azulesynos abrazódandomuestras de gran regocijo. Pasamos a su cuarto donde todos los elementosestabanmezcladosyconfundidoscomoenelcaos,yprocedióadescolgardela pared dos sillas que pendían de sendos clavos y nos hizo sentar en ellas.Después,dandopaseospordelantedenosotrosconlasmanosalaespalda,seinformó prolijamente de la tarta de borraja y del queso de almendra quehabíamos comido en casa de la tía Bruna el día de su cumpleaños, delmoquilloqueestabapadeciendoMilord,elperrodeltíoVíctor,delasciruelasquelatíaFelisahabíacosechadoenlaposesióndelosCarbayedosydeotrosextremos no menos interesantes que nos llegaban directamente al alma.Cuandohubimosterminadodedesahogarnuestraconciencia,donAntonionospreguntó muy cortésmente si teníamos hambre. Antes que le hubiéramosrespondidollamóagrandesvocesporelhuecodelaescaleraasuhermanay

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leordenóquenossirviesenlomásprontoposiblealgodealmorzar.Despuésseacercóalaventana,laabriódeparenparyseasomóaella.Unasonrisadefelicidadincomprensibledilatósurostro.

—¡Mirad,hijosmíos,mirad!

Nosasomamoscomoélyvimosalláenelfondodelpatiotresocuatrocerdostangordosquenosepodíaentendercómoescapabanalaapoplejía.

—¿Quéosparece?—nospreguntótriunfante.

—¿Porquénolosmatanya?—preguntéyoconlamayorinocencia.

DonAntoniomedirigió,altravésdesusgafas,unamiradapulverizante.Peromeditósindudaqueyoeraunpequeñopaganoconunaculturasuperficialynosedignóresponder.

—Ahídondelosveis,cadaquincedíasaumentanmediaarrobadepeso...PeroyocreoqueProudhonaumentamás.

—¿CuálesProudhon?—preguntómiprimo.

—El de la derecha, el de las orejas rajadas... Todas las noches antes deacostarme abro la ventana y les doy las buenas noches. Ellos levantan lacabezacuantopuedenymerespondengruñendo.

Quedamos admirados de tanta inteligencia, lo cual hizo concebir a donAntoniounaideaventajosadelanuestra.

Nos llevó inmediatamente a la huerta y nos obligó a admirar las coles, losguisantes y las cebollas que allí tenía. Antes que hubiésemos terminado deadmirarlas llegó Pepa para hacernos saber que nuestro refrigerio estabapreparado.

Eraunainmensatortilladejamón.Miprimoyyonosarrojamosvorazmentesobreellayenpocotiempologramosdejarlabienchica.Peroeljamónestabarabiosamentesaladoypedimosaguaconansia.

—Nolahay—nosrespondiódonAntonioentonoperentorio.

Quedamosaterrados.

—¿Nohayagua?...¡Puesnosotrostenemosmuchased!

—¡Pepa!—gritóelcapellán—sacadosbotellasdelabodegaytráelas.

Vinierondosbotellasdevinoblancoypudimossaciarnos.Massucedióloqueyapuedeconcebirse.Uncuartodehoradespuéscomenzamosadarseñalesdetrastorno mental. Tiramos algunos platos al suelo, nos desabrochamos lacamisa,cantamosagritosyllamamosviejayfeaalahermanadelcapellán.

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Estesepusoserioysediócuenta,aunquetarde,delagranimprudenciaquehabíacometido.Inquietoengradosumonoseleocurrióalpobrehombreotracosa que invitarnos amarchar a nuestras casas.Con gran premura nos hizosaliralahuertayapasolargonoscondujohastalapuertaenrejadadesalida.

No habíamos dado cien pasos por la carretera cuando mi primo se detuvorepentinamenteyechandomiradasferocesaderechae izquierdameanunciódeunmodocategóricoqueél,JoséMaría,eraelchicomásvalientedeAvilés.

Estadeclaraciónnopudomenosdedejarmeestupefacto.Porquemiprimoeraunniño inteligentísimo, pero enfermizo y desmedrado a tal punto que en laescuelaseburlabandeélynopocasvecestuvequesalirasudefensa.

Ignoroporqué,masenaquelinstantemeinspirótantalástimaqueenvezdecontradecirleleabracéylebeséconefusiónmanifestándolealmismotiempocon la mayor vehemencia que nadie le pondría la mano encima en mipresenciayqueestabadispuestoadarporéltodamisangre.Peroélrechazómiscariciasconincreíbleferocidad,diciendoquenonecesitabaparanadadetodanidepartedemisangreporquesebastabaysesobrabaparahincharlasnaricesatodosloschicosdeAvilés,tantodelavillacomodeSabugo.

Yoinsistíenofrecérselaconigualvehemenciayélenrechazarlaconlamismaferocidad.Tantercosnospusimosambosquefaltópocoparaqueviniésemosalas manos, quiero decir para que me pegase, porque yo me hallaba en unestadodeenternecimientotalquemehubieradejadomatarantesquehacerledaño alguno. Las lágrimas corrían abundantes por mis mejillas y a cadainstante me detenía para abrazarle y besarle, cosa que a él le indignabamuchísimo.

Alguna vez me descuidaba también en ofrecerle mi sangre de nuevo yentoncessufurornoteníalímites.

Parademostrarmesusfuerzasexcepcionalesysucorajesedabagolpesenelpechoconlospuñoscomounatletayamenazabaconellosalosaldeanosqueíbamos tropezando por el camino y los desafiaba a singular combate. Yoobservaba, con asombro, que en vez de irritarles con estos retos se poníantodos extremadamente alegres, reían a carcajadas y nos seguían con la vistalargotrechodespuésquehabíamospasado.

En esta disposición llegamos a casa. Tanto mi madre como mi tía Justinapusieronelgritoenelcieloalvernos;seapresuraronallevarnosalacamaymientras nos desnudaban estalló su indignación en muy pesadas palabrascontra«ellocodedonAntonioJoyana».

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XVI

MIPADRE

Personas hay tan admirablemente dotadas para la domesticación que ningúnanimal,por salvajeyobtusoque sea, les resiste.Hevisto lobosyconejosycuervosyhastapulgasycerdosmaravillosamenteamaestrados,ysecuentadeun prisionero en la Bastilla que llegó a domesticar una araña. Una señoraamigamíalogróquelosgorrionesparadosenelalerodesutejadoentrasenensudormitorioyallídurmiesen.Porlamañanaaldespertarseveníanasucamaycomíanalegrementelasmigasdebizcochoquelesrepartía,hecholocualsedespedíanhastalanoche.

Anadie,sinembargo,hevistoenmividaconmayoresaptitudesparareduciryeducar animales que a mi padre. Pero los que escogía para sus notablesexperienciaseransiempreanimalesbípedosmásomenosracionales.Unjuezdeinstrucción,unpromotorfiscal,uncoronel,unregistradordelapropiedadocualquier otro funcionario que llegaba a nuestra villa y que se hacíainmediatamente temer por su genio adusto o por un temperamento bilioso eirascible.Mipadresesentíaatraídohaciaestaclasedesujetosynososegabahasta colocarse en situación de ejercitar sobre ellos aquellas naturalesdisposicionesconqueelcielolehabíadotado.

No se pasaba mucho tiempo sin que la villa viese con estupefacción almontaraz funcionario paseando emparejado con mi padre y completamentedesarrugado,felizysonriente.EnAviléshabitabauntíoabuelomíoconrostroy talle de inquisidor; alto, enjuto, aguileño, mirada dura y penetrante. Erapersonainteligenteydemuchasletras,perodeunorgullotalydehumortandesapaciblequevivíamaterialmenteaisladodesdehacíalargosaños.Cuandomi padre vino a establecerse con su esposa en aquella villa la existencia deesteviejoseverocambióporentero.Quehiciesebuenoomalotodoslosdíasllegabaanuestracasabuscandoamipadre,salíaconéldepaseo,semostrabalocuazyporprimeravezdespuésdeveinteañosreíaacarcajadas.

Pensando en este raro privilegio del autor de mis días llegué a concebirclaramentequenodebíaatribuirsealaamenidaddesuconversación,queeragrandeporhallarsedotadodeunaimaginaciónpintoresca,memoriafelicísima,espíritu observador y afluencia de palabra. Todas estas dotes las poseenmuchoshombressinquelogrenhacerseamar.Selesescuchaconplacer,perono se les busca con empeño ni menos se les hace compañeros íntimos yconfidentes. El secreto de mi padre era otro y consistía en la ausencia devanidad. Era una ausencia completa, absoluta, inverosímil; era una fuerzaopuestaycontrariaqueenvezdeempujarleaproduciry realzar supersona

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comoacaecea casi la totalidadde loshombres le arrastrabaadisminuirlayborrarla.

La verdad me obliga a confesar que esta rarísima cualidad no tenía unfundamentoreligioso;noeraloquesellamahumildadcristiana.Procedíamásbien de un rasgo original del carácter por lo cual alguna vez tocaba en elcaprichoolaextravagancia.Aesterasgoseuníaunpesimismomásoriginalaún. Mi padre era un pesimista teórico y un optimista práctico, de cuyocontraste resultaban efectos verdaderamente cómicos. Pensaba comoSchopenhauerqueeldoloresloúnicopositivoenlavidayqueestemundoestristeporesencia,peroélvivíasiemprecontentoyponíacontentosacuantosse le acercaban; creía con el Eclesiastés que todo es vanidad y él se lasarreglabaparanotenerninguna.¡Habíaqueoírlelamentarsedelaexistencia,exhalarsingularesprofecíasyvaticinarcataclismos!Cincominutosmástardenoscontabaunaanécdotachistosaydespuésdehabernosapretadoelcorazónyllenarnosdeangustianoshacíaestallarencarcajadas.

Asíquellegóaloscuarentaañosyapesardegozarunasaludrobustísimasereconoció como un anciano decrépito: cuando se hablaba de años bajaba lacabeza tristemente, suspirabaydecíaconvozdesfallecidaque sehallabaya«conunpie en el sepulcro».Si admiraban sumemoria seponía a contar enseguidacualquierincidenteenqueaparecíacomounhombredesmemoriado;si hacían notar su aspecto robusto y sano, se llevaba con desesperación lamanoalosriñonesydecíaquesuorganismo«estabaminado»;siensalzabanlas cualidades de cualquiera de sus fincas se ponía a hablar de las de losvecinoscolocándolasmuyporencimadelassuyas.Paraverleenfurecidonohabía más que suponerle con alguna influencia en la región, aunque era elprimer contribuyente. Un día le hallé particularmente risueño y satisfechoporque un millonario de Bilbao a quien le presentaron en el café le habíahablado con tono protector y compasivo:—«No puedes figurarte—me decíariendoacarcajadas—cuántomedesprecióaquelbuenseñor.»

Y con nosotros sus hijos también practicaba largamente este su anhelodesmedido de abatimiento. ¡Caso extraño, porque los padres aunque seanmodestos por su cuenta no lo son casi nunca por la de sus hijos!Yo era elmenosinteligenteyaprovechadodelaescuelaymedabaenrostronoconunoni dos sino con un tropel de chicos que a su parecer eran lumbrerasesplendentesamilado.Niseimaginequeestoeraunrasgodehabilidadounartificiopedagógico.Sehallabaperfectamenteconvencidodeelloylapruebaes que cuando llegaron ciertos exámenes extraordinarios en la escuelajuzgándomeyoabsolutamente ineptonomeatrevíapresentarmeymipadrequedódeestavergonzosaretiradamuysatisfecho.

Puesbien; repitoquea estamodestia encarnizadanoa sudonaire,debíami

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padresuséxitosenelmundo.Loshombresamanlamodestiaenlosdemásyla prefieren con mucho al talento, a la riqueza y a la hermosura. Debieranamarletambiénporsuexquisitasensibilidad,peronolohacían:lasensibilidadnoesvalorquesecoticeenelmercadosocial.Diosmeperdone,peroimaginoque esta sensibilidad era el único punto flaco que el mundo hallaba en mipadre. Yo he visto a sus amigos sacudir la cabeza y sonreír burlonamentecuandoadvertíanenélseñalesdeemoción.Ymipadrepormásesfuerzosquehacíano lograbaocultarla.Siescuchabaunaorquesta,sisesentabafrentealmar a la hora del crepúsculo, si le narraban un incidente desgraciado o seponíaatararearunacancióndesuniñez,lesaltabanfácilmentelaslágrimas;ycuandoenlacalleveíamaltrataraunniñooaunanimalseponíarojoyconriesgo de ser agredido no vacilaba en increpar duramente al autor de lacrueldad.Recuerdoqueuncarpinterofuédenunciadoporlosvecinosacausade losmalos tratos que daba a unhijo suyo, niñode ochoo nueve años deedad.Mipadreeraentoncesjuezdepaz,yalescuchardelabiosdeuntestigocómo aquel bruto desnudaba a su hijo, le amarraba y le azotaba sin piedad,saltó de su sillón y sacudiendo al feroz carpintero por las solapas le gritó:—«¡Bárbaro,bárbaro,bárbaro!¡Esustedunmiserable!»

Por lo demás estos eran los únicos casos en que podía aparecer como unhombre violento. Su calma y su dulzura eran proverbiales y sucondescendencia tan excesiva, que provocaba, como acaece casi siempre eneste desgraciado mundo, el abuso. Los criados, los arrendatarios, los hijos,todos abusábamos de su bondad. Era uno de esos hombres a los cuales sepuedehacerdañoimpunemente,porquehaylaseguridaddequenolovolverá.Ysinembargo,nolefaltabanmediosparaello:nodabasubondadcomolospomaresdanlasmanzanassinsaberloysinquererlo,segúndecíaDiderot.Suinteligencia, su conocimiento del mundo y su gran perspicacia lesuministraríanrecursosparahacersetemersiasíloquisiera.

Hayqueconfesar,noobstante,quenadielehizojamásgravedañoysólotuvoque sufrir las pequeñas molestias y los pequeños abusos que el pequeñoegoísmoengendra.Erageneralmenteamadoymuriósinhabertenidoentodasuvidaniunenemigo,niunenvidioso.Estoúltimomepareceincreíble;noloera en su casoporqueyahemosvisto dequémodooriginal desarmaba a laenvidia. Cuando estalló la guerra carlista, nuestro valle de Laviana fué elcuartel general de los partidarios del Pretendiente en Asturias. Por allímerodeabanalacontinuapequeñaspartidasquenoeranmodelodedisciplina.Nuestracasafuérespetadasiempreapesardelasideasliberalesdemipadre.Esmás,talconfianzainspirabasulealtad,queuncabecillaperseguidovinoarefugiarse en ella. Le tuvimos por huésped algunos días y le hubiéramostenido indefinidamente si él mismo, por temor a comprometernos, no sehubieraido.Aldíasiguientedesupartidapaseábamosmipadreyyoconmi

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hermanitopequeñopor lascercaníasde laPola,cuandoacertamosaverunacompañía de soldados que marchaba hacia nosotros. Al acercarse pudimoscontemplarcontristezaanuestrohuéspedenelmedioyamarrado,quientuvoladelicadezadenosaludarnosniaundemirarnos.Peromihermanitoexclamóen voz alta: «¡Papá, este es el señor que comía con nosotros y se marchóayer!»Mipadresepusopálidoyyomesentísobrecogido.Elcapitán,aloírestaspalabras,volvió lacabezavivamente,miróalniño,miróamipadrey,sonriendomaliciosamente,noshizounsaludoconsuespada.

XVII

MISTERIOSDOLOROSOS

Unlunesporlatardeibayoasucasa;otrolunesporlatardeveníaélalamía;eradíademercadoynoteníamosescuelasinoporlamañana.Lopasábamosdeliciosamente,comonadiepodrádudarsabiendoquelomismolacasademiamigoJuanitoque lamíaposeíanunespacioso jardíndonde jugábamosa lapeonza,alvolanteyalsalto,dondetrepábamosalosárbolesyalcanzábamosciruelas y peras en su más tierna infancia, donde ensayábamos nuestrasaptitudes para la ingeniería y arquitectura alzando edificios con tejas rotas,barroyarena, trazandocanales, abriendopantanos,dondenosejercitábamosenelartedeconducirvehículoshaciendoalternativamenteélyyodecaballoycochero, donde encendíamos hogueras y asábamos patatas, donde por fin,cuando llegaba el caso, nos dábamos de mojicones y nos tirábamos de loscabellos.

Sujardíneramásdilatadoqueelmío;portantolosfogososcaballitospodíancorrerycaracolearasusabor;peroelmíoteníaalláenelfondounhórreoyesto constituía una ventaja inapreciable. Porque debajo de este hórreo nosguarecíamos cuando hacía mal tiempo y nos divertíamos sin necesidad demeternos en casa y sufrir la presencia enfadosa de la familia. Además nosservía de escondrijo para ocultar todos aquellos objetos que merecíanocultarse, particularmente la fruta verde, de la cual acumulábamos talcantidad,quealgunavezsepudríasincomerla.Estafrutaverdeeraelnegociomás interesante y reservado de nuestra existencia. Mi madre nos teníaprohibido, bajo penas severísimas, tocar a la fruta, y nos vigilaba bastantedesdecasaynoshacíavigilar.Prodigiosdeingenioyhabilidadsenecesitabanparaburlarestavigilancia.Losdesplegábamos,ypocasveceséramoscogidosinfraganti.

Lo fuí, sin embargo, en cierta ocasión, pero no pormimadre. Pluguiese al

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cieloqueellahubierasido,aunquemecostasealgunoscoscorrones.Lindantecon nuestra huerta o jardín había otro mucho mejor cuidado y provisto.Pertenecíaaunosseñoresquevivíanenlacasacontigua,doshermanosydoshermanas ya viejos y solteros, personas graves, correctísimas, pacíficas ysilenciosas.Nonostratábamos;peroellosymispadres,enlacalle,odesdeelbalcón,sesaludabanmuyceremoniosamente.

Aquel su jardín rebosaba de fruta dulce y sazonada, que tanto a mi amigoJuanitocomoamínos llevaba losojosynos tentaba.Habíaparticularmenteunárboltancargadodeenormesperasqueeraunaverdaderabendición.

Las contemplábamos cierto día con avidez, cuando el diablo nos sugirió laideadeapoderarnosdealgunasdeellas.Lapareddenuestrojardínnoeramuyalta y tenía unpretil que llegabahasta lamitad; demodoque fácilmente lodominábamos.Peroeldenuestrosvecinosestabamuchomásbajo,porlocualhabíaquedescolgarseparallegaraél,locualnoerafácil.Mascomonuestroingenioveníayaejercitadodelargotiempoporotrasempresas,senosocurrióelarbitriofelizdeservirnosdeunadelasastasdebanderolasqueallíteníamospertenecientes a las obrasde canalizaciónde la ría, cuyodirector erami tíocomoyahedicho.

Despuésde cerciorarnosbiendequenadiehabía en los balconesde la casacontigua, ni desde la nuestra nos espiaban, apoyamos una punta del asta ennuestra pared y la otra en el jardín vecino, monté sobre ella y me deslicéfacilísimamente,atraveséeljardínentodasuanchura,pueselperalsehallabaenelextremoopuesto,arranquédosperas,lasocultéenlosbolsillosyvuelvorápidamente.Masalatravesardenuevoeljardíndirijounamiradaalacasayobservoconespantoqueenelampliobalcóndemaderadenuestrosvecinossehallaban los cuatro hermanos contemplándome con ojos serios, mássorprendidosqueirritados.Meacercoalaparedy¡ohrabia!adviertoquenopuedoescalarla.Comosucedecasi siempreen losnegociosde lavidahabíavistolaentradaperonolasalida.

Estaerapuntomenosqueimposible.Aunqueprocurotreparporelastaquemehabíaservidoparadeslizarme,prontoechédeverquenuncalolograría.Subirporlaparednohabíaquepensarlo.Entoncesenelcolmodelaangustiallaméa Juanitoque sehabíaocultadocuandovió anuestrosvecinos en el balcón.Vino en mi ayuda, me tendió una mano, y agarrándome a ella, pude, conmuchísimotrabajo,montarsobrelapared.

Todasestasoperacionesexigieronbastantetiempoyyo,sinvolverlacabeza,veíaposadossobremí losojosdeaquellos respetablesseñores.Nadiepuedefigurarselaconfusiónyvergüenzaquedemísehabíanapoderado.Sihubiesengritado, si me hubieran increpado creo que sería cien veces menor; peroaquella grave tranquilidad, aquel silenciome abrumabany por largo tiempo

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después, cuando recordaba esta escena, sentía queme subían los colores alrostro.

Ademásdelhórreoposeíanuestrojardínlaventajadeunafuenteconcopiosochorrodeaguaquecorríaincesantemente.Estaaguanoseenturbiabajamásycuandoa lade las fuentespúblicas leocurría talalteración losvecinosde lacalleosuscriadosacudíanapedirnospermisoparallenarsusvasijas.Eraunconstantellamaranuestrapuertatodoeldíabastanteenfadoso,peronoviamimadre,apesardesugeniovivo,quejarsenuncanimostrarimpaciencia.

Sinembargo,yomedivertíainfinitamentemásencasademiamigoJuanito,nosólopor lanovedaddesalirde lamía,sinoporque teníaunahermanadediezy seis años, alegrey juguetona, quenos ayudaba ennuestros recreosyexcitabayprotegía nuestras travesuras.Era deliciosa aquellaPaquita con sunaricitaremangada,susojoschispeantesylaextremamovilidaddesucuerpo.Inagotable en sus recursos, felicísima en sus invenciones, dispuesta a todaclase de farsas, infatigable para seguirlas, nos manejaba a su antojo y nosembriagabaconsualegría.Undíanosdisfrazabaconsuspropias ropas,noshacíallamaralapuertaynosintroducíaenelsalónanunciandoasumadrelavisitadedosseñoras;otromedisfrazabadedoméstica,meponíaunpañueloalacabezayundelantalitoblancoymeenviabaalatiendapróximaacompraragujas;obiendisponíaelbautizodeunamuñeca,vestíaaunodenosotrosdesacerdote, aotrodemonaguillo,hacíapartícipes a las criadasde la solemneceremoniaylaseguíahastaelfinalcontodagravedadydiligencia;obienellamismasedisfrazabadehombre,seponíabigote,tomabaunbastónyentrabafumandoun cigarro comomédico en el cuartodeuna criadaque sehallabaenferma. Nos hacía representar escenas de comedias, nos hacía cantar, nosobligaba a pedir limosna con voz plañidera desde la puerta, jugaba alesconditeconnosotros,nosechabapolvosdearrozenlacaraynosenseñabael lenguaje de las manos, en el cual era peritísima. En fin, que si hubieraseguidotodalavidaasulado,ellasiempreconsusdiezyseisañosyyoconmis diez imagino que nunca hubiera maldecido de la existencia ni habríaexperimentadolanecesidaddeestudiarmetafísica.

ElreversodeestaencantadorajovenerasumamádoñaLeocadia,tantristona,tan adusta y lacrimosa. Había sido una hermosa mujer, según afirmaba mimadre,yaúnseadvertíanensurostrolasseñales,perosehallababienajada,más aún por las tristezas que por los años, pues no pasaría mucho de loscuarenta. Doña Leocadia se había acostumbrado de tal modo a llorar ymoquearysuspiraryhablaren tonoquejumbroso,quesi le tocase la loteríaestoysegurodequenoshubieradadolanoticiaconacentodesgarrador.Yonopodía mirar su rostro, donde las lágrimas parecían haber trazado surcosindelebles, sin acordarmede laDolorosa que se venera en la iglesia deSanNicolás.Ymesorprendíamuchonoversobresupecholassieteespadasque

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traspasanelcorazóndeestaimagen.Esposiblequelasllevaseocultasdebajodelaropa.

¿Quién clavaba, no siete, sino setecientas espadas en el pecho de aquelladolorida señora? Todos, todos la martirizaban en su casa, pero muyparticularmente ¡quién lodiría! sudignoesposodonJulio.Yono lohubieraconcebido en aquella época, porquedon Julio era el hombremás simpático,alegrey cariñosodelmundo.Puesprecisamentepor ser demasiado alegreycariñosoespor loquedabapesadumbres infinitasadoñaLeocadia,a loquepodíaentendervagamentecuandomispadreshablabandeestematrimonio.SisalíaenlaconversaciónelnombrededonJuliomipadresonreíaymimadreseponíaseria.DonJuliopasaba losdíasenelcaféy lasnochesnosesabíadónde;vivíadesusrentas,perolasibamermandopocoapoco,vendiendohoyuna finca,mañana otra.Y de este dinero derrochado, el quemás le dolía adoña Leocadia, no era el que se empleaba en los licores espirituosos, en eljuego,enjirasaSanJuanyalbosquedelaMagdalena.Otrohabía¡otro!quele tocaba más en el alma. Pero no hablemos de estas cosas que ahoracomprendoperfectamenteyentoncesno.

LaalegríadedonJulioeracomunicativa.Teníaunmododereírcaracterísticoquehacíafluirinmediatamentelarisaaloslabiosdelosotros.Suscarcajadaseran tan claras, tan sonoras y espontáneas que no se confundían con las deningún otro. Estas carcajadas salían como gozosa cascada mezcladas a loschasquidosdelasbolasdebillarporlosbalconesdelcafédelaPlazahaciendobailarmicorazónconansiadeplacerescuandoporallíacertabaapasar.

El café de la Plaza, que ocupaba el principal de una casa, se llamaba enrealidadCafédelLeóndeOro,ajuzgarporlamuestraquesobreélseparecía,perojamásdememoriadehombrelollamónadiedeestemodo.CuandonolellamabancafédelaPlazasedecíaCafédeTomasín,porquetaleraelnombredesudueño,unancianodebajaestatura,quesólorecuerdovagamente.Esteanciano teníaunahijaquedirigióaquelcafé largosañoscon talbrillantezyfortunaquellegóaserunainstituciónenAvilés.

Pueseste caféerael teatrodondenuestrodon Julioejercitabacasi todas laspreciosascualidadesconquelaprovidenciadeDioslehabíadotado.Jugabaaltresilloyalgolfocomolosángeles,yalbillarcomolosserafinesquerodeanalAltísimo:lascarambolasnoteníanfincuandoempuñabaeltaco;encuantoal chapó no es posible que nadie poseyese mayor finura y precisión paracolocarlaboladondequería.Yconesto¡quéreír,quégritar,québromear,quéchorro de donaires! No parecía mas que aquel café se había abiertoexclusivamente para don Julio, y don Julio, engendrado con el único fin dejugaralchapóenaquelcafé.CuandomipadremellevabaalgunavezallíparatomarunsorbetedefresayveíaadonJulioconsugranbarbanegrayrizaday

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el tacoen lamano, riendo,gesticulando,noacertabaacomprendercómoenmicasasehablabamaldeuncaballerotancumplido,meparecíaunabsurdoque se pudiera dirigir ningún reproche serio a un hombre capaz de hacerveinticincootreintacarambolasseguidas.

Todavía tenía doña Leocadia otro reverso en casa y era su hijo Adolfo,mancebodedieciochoañosbienfornidoyespigadoyatrozmentevelludo.Elpelolellegabaalmediodelafrentemostrandoansiaslocasdereunirseconelde las cejas y le invadía ya a pesar de su corta edad lasmejillas. Sus ojosapagadosyentreabiertos,lanarizimitandogroseramenteladesuhermana,lasespaldas anchas y abovedadas, susmodales desmañados y torpes.En fin, elhermanodemiamigoJuanitoteníatodoelaspectodeunbruto...yloshechostambién.Sombrío,taciturno,ceñudocomosumadre,gandulycalaveracomosu padre no había sido posible hacer carrera de él. Después de salir de laprimera enseñanza se trató de que aprendiera latín enviándole a una cátedraquehabíaenelconventodeSanFrancisco.Unfracaso.Leenviarondespuésala escuela privada de donRomán para estudiarmatemáticas.Mayor fracasoaún.Por fin lehabíancolocadoenel comerciodeunamigoa findeque sefueseenterandodelamarchaysecretosdelacarreracomercial;peromásdelamitad de los días no parecía por allí. Con otros cuantos jóvenes taninteresantescomoélvagabundeabaporlavillaysusafueras,introduciéndoseparadescansarenlascapillasdeBacooenotrossitiosaúnmenosrespetables.

Puesapesardetodoestosumadreleadoraba;eraelpredilectodesucorazón.No hay duda que la hacía sufrir mucho con su conducta y que en vez deagradecer las caricias que le prodigaba, su paciencia y sus desvelos, noperdonabaocasióndevejarlacongroserosdesvíosylaostentacióncínicadesusvicios;peroellase loperdonabadebuengrado,demejorgrado,aunqueparezcamonstruosoqueasuseñorymaridodonJulio.Encuantoanosotros,estoes,encuantoaJuanitoyamíleadmirábamosyletemíamos.Elignorabanuestraexistencia.

En las tardes cortas del invierno así que empezaba a obscurecer nosentrábamos en casa y jugábamos con Paquita y las criadas del modo másagradableydivertidoque jugónadieenelmundodesdequeéstefuésacadoporDios de la nada. Jugábamos a la gallina ciega, jugábamos al escondite,jugábamos al milano que le dan, cebollita con el pan... (Un amigo míoaficionado a las investigaciones eruditas me ha comunicado queprimitivamentedebíadecirsealesclavoqueledan.Escasiseguro,porquelodelmilanonotienesentidocomún.Sinembargoyoprefieroelmilano:esmáspintoresco.)

Ycuandonoshartábamosdejugar,Josefa,unagruesayañosacostureraquedoña Leocadia tenía, nos juntaba en torno suyo y nos refería cuentos

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deliciososdeprincesasencantadasymorasenamoradasdecristianos.Parecequemeestoyviendoenaquelgrancomedorsencilloyconfortable.HabíadosgrandesgrabadosconmarcosdecaobarepresentandoelunolaMaldicióndelpadre(laMaledictionpaternel,deunantiguopintorfrancéscuyonombrenorecuerdo), y el otro la entrevista de Alejandro Magno con la familia delvencidoreyDarío.Despuésserezabaelrosarioymellevabanacasaoveníana buscarme, que era lo más frecuente. Por ciertas curiosas particularidadesduranteélacaecidasquedóimpresoenmimemoriaunodeestosrosarios.

Unanochenosarrodillamostodoscomosiempreenelcomedordelantedeunaimagen de Nuestra Señora del Rosario pintada al óleo. Doña Leocadia seponíadelantecasitocandolapareddebajodelcuadro,Paquitadetrás,nosotrosmásatrásaúnylascriadascompletamentearetaguardia.

DoñaLeocadia con su rosario de nácar en lamanoy los ojos puestos en lasagradaimagendijoconvozplañidera:

—Misteriosdolorososdelsantísimorosario.Primermisterio:delaOraciónenelHuerto:Padrenuestroqueestásenloscielos...

Nosotros respondíamos en voz alta y también un poco plañidera aunque notanto.

—Segundomisteriodoloroso:delosazotesqueelHijodeDiossufrióatadoaunacolumna:Padrenuestroqueestásenloscielos...

Antesque terminaseeldecenarioPaquitase levantayvaacerrarelmiradorquesehallabaabierto.DoñaLeocadiavuelvelacabezaylasigueconlavistasindejarelrezo.Paquitasedetieneunpocodentrodelmiradoryentoncessumadre suspende el rezo, se levanta bruscamente y va con paso rápido haciaallá.

—¡Yameloparecíaamí!—exclamaconacentocoléricodespuésdeecharunamiradainvestigadoraalacalle—.¡Allíestáelmequetrefedebajodelfarol!...¿Y para eso te levantas y dejas el rosario, pícara?... ¡Toma, toma,desvergonzada!

Y le aplicó dos soberbias bofetadas. Paquita lanzó un gemido y comenzó aprotestaraltamentedeaquelcastigoque juzgabaabsolutamente injusto,puesellanohabíaidoalmiradorsinoparacerrarloynoselehabíaocurridomiraralacalle,nihabíavistoniqueríavermequetrefealguno.

Debo hacer constar que este mequetrefe era nada menos que un cadete decaballeríaqueusababrillantesespuelasyarrastrabaunlargosablependientedelacintura.Porestosólosecomprenderáelabsurdodeaquellabuenaseñoraalcalificarledetandenigrantemanera.Eraademásunjovenguapísimo,casi

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tanaltocomodonJulio,quefumabacigarrospurosymeregalabacarameloscadavezquemeencontrabaenlacalle.EstabaallípasandolasvacacionesdeNavidadconsufamilia.DesdeelveranoanteriorenquehabíabailadoconellaenlaromeríadelaLuzhabíarendidosusespuelas,susableysugrandezaalospiesdelasimpáticaPaquita.

—¡Silencio, insolente! Ya te he dicho que no quiero que hables con esemequetrefe (¡vuelta con el mequetrefe!) Si fueses una hija obediente novolveríasamirarlealacara...¿Esquepiensasquetumadrenosabemejorquetúloqueteconviene?¿Quéesloquetepropones?

—¡Yonomepropongonada!¡Esunainjusticia!—gritóPaquitasollozando.

—¡Silencio!¿Nosabesqueesasrelacionesnopuedenconduciranada?¿Vasacasartecuandoseaalférez?¿Conquétevaamantener?¿Vasaesperaraqueseacapitán?Puedesesperarsentada...¡Puesvayaunpartidoquesenosentraporlaspuertas!

—¡Yonolosoytampoco!—gritóPaquitasindejardesollozar.

—¡Silencio te digo!—exclamó doña Leocadia dando un paso con ademánamenazador hacia la joven—. Por lo mismo que no lo eres... porque ladesgraciaymispecadoshanqueridoquenoloseas—añadióconvozsorda—,porlomismoquenoloeresnecesitaspensarcomounapersonaformalysinperdereltiempoconunmequetrefe(¡ydaleconelmequetrefe!)quenotendrábastantenuncaparasusvicios...porquelosmilitaressonunosviciosos...

—¡Todos no!—profirió con energía Paquita—. Además no se necesita sermilitarparaservicioso.

DoñaLeocadiasintiólaestocadaenelpecho,quedóunmomentosuspensaydijosuavizandoeltono:

—¿NovesaPaulinalahijadedonRamónqueapenastellevadosañosyesyaunagranseñoraconmagníficacasaycocheymediadocenadecriadosyhaceviajesaParísyLondrescuandoseleantoja?...

—¡Pocas gracias! ¡Casándose con un viejo!—exclama la niña con risitasarcástica.

—¡Don Pancho no es un viejo, deslenguada! Es un hombre en muy buenaedadyvalemásque ese alfeñiqueque así te levantade cascos...Bueno, yahemoshabladobastante...¡Acallaryobedecer!

DoñaLeocadiasearrodillanuevamenteycontinúa:

—Tercermisteriodoloroso:de lacoronadeespinas.Padrenuestroqueestásenloscielos...

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Un olor penetrante y nada grato de guisado llegó hasta nuestra nariz.DoñaLeocadiasedetiene,creepercibirhumoyexclamavolviendolacabezahacialacocinera:

—¿Loves,Carmen?...Lacarneseestáquemando.

—Señora,lahedejadoseparada.

Doña Leocadia sin replicar se levanta vivamente y marcha hacia la cocinadejándonos a todos arrodillados y suspensos. La cocinera la siguemurmurando,aunqueyaconalgunavacilación.

—Señora,lahedejadobastanteseparada.

Escuchamosfuertealtercadoalládentro:lavozdedoñaLeocadiasedejaoírirritada; la de la cocinera sorda y humillada. Por fin entra de nuevo aquéllaexclamandoenuntonoquenadateníaderesignadoaunquequeríaparecerlo:

—¡Oh qué paciencia, Dios mío! ¡oh qué paciencia! ¡oh qué paciencia senecesita!...

Searrodillaycontinúaelrosario:

—Cuartomisteriodoloroso:de lacruzacuestas.Padrenuestroqueestásenloscielos...

Poco después suena la campanilla de la puerta de la calle.Rita la doncella,salióaabrir;entrópocodespuésysearrodilló.DetrásdeellaoímoslospasosdeAdolfoqueentróenel comedorcejijunto, sombrío,nosechóunamiradatorvaysedejócaerderodillascontanfuertegolpequeaJuanitoyamínosacometiólarisaynoscostógrantrabajosofocarla.Sumadrevolviólacabeza,le miró severamente y haciendo un leve gesto de resignación continuórezando.

Comprendimos inmediatamente que estaba ebrio. Su madre lo comprendiótambién,porquedevezencuandovolvía lacabezay ledirigíauna rápidaytímidamirada.

Juanitomehacíamuecasponiendoeldedopulgarenlabocaconademándebeber.Yonopodía reprimir la risaypellizcabaaJuanito.Paquitasacudía lacabeza de un modo cómico afectando desesperación. Las muchachas entreasustadasyrisueñasapenaspodíanrezar.

Sólo Adolfo permanecía serio, enteramente ajeno al efecto que causaba.Respondía al rosario con sonidos cavernosos donde nadie podría percibirseñales de oración alguna, bufaba como un buey y se balanceaba como unbarco.

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Elbalanceo,quealprincipioerainsignificante,sefuéacentuandodetalmodoquenosinquietó.Juanitodejódehacermuecas,Paquitadesacudirlacabezaylascriadasquedarongravesy suspensas.Todos teníamosclavada lavistaenaquel extraño y alarmante cabeceo temiendo que acaeciese lo que al finacaeció.

Adolfocayódebruces sobreel suelocon tantoestrépitoquedoñaLeocadiadió un salto y quedó de pie.Adolfo no pudo levantarse ya: abrió la boca ysoltó por ella un raudal de vino que pronto se esparció por el comedor congran sobresalto de todos nosotros que huimos de aquel río encarnado ynauseabundocomosifueselavaardientedelVesubio.EnparticularPaquitaselevantabalafaldacontancómicoterror,caminabasobrelapuntadelospiesyhacíatalesmuecasycabriolasqueJuanitoyyoapesardelsustoreventábamospor reír. Pero no era posible esto mirando a doña Leocadia, que parecía laimagendeladesolación.

—¡Jesús mío; qué me pasa!—exclamaba la buena señora mesándose loscabellos—.¡Estehijoconcluyeconmigo!...¡Quécruz,madremíadelCarmen,quécruz!...

Entre tanto,Rita,CarmenyJosefa lacosturera levantabanaaquelcerdodelsuelo y lo transportaban a su cuarto. Doña Leocadia las siguió exhalandosuspiros y lamentaciones. Una vez solos, Paquita, Juanito y yo pudimosentregarnosa laalgazaray lohicimosdebuengrado.Paquitanos incitabaaelloconsusmonerías.Dabasaltosporencimadeloscharcosdevino.

—¡Quéasco,hijosmíos,quéasco!MihermanitonoseemborrachaconJerez.

PeroCarmen, la cocinera, llegó inmediatamente conun cubode aguayunarodilla y limpió con presteza aquellas inmundicias.No tardaron tampoco enaparecerdoñaLeocadia,RitayJosefadespuésdehaberdejadometidoensulechoalhéroedelafiesta.Yyanosdisponíamosacontinuarelrosariocuandosonónuevamentelacampanilla.

Era unmozo del café de la Plaza que traía una cartita para doñaLeocadia,quienlaabrióconvivezayalleerlasepusopálida.

—Carmen, haz el favor de dar el llavín de la puerta de la calle a esemuchacho.Elseñornovienehoyacenar.

Quedóun instante inmóvil con losojosenelvacío.Su rostroexpresaba tanprofundo abatimiento que a todos se nos apretó el corazón. Dos gruesaslágrimascomenzaronarodarporsusmarchitasmejillas.

AlfinsacandoelpañueloyenjugándolassedejócaernuevamentederodillasantelaimagendelaVirgendiciendoconvozapagada:

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—Quinto misterio doloroso: cómo el Hijo de Dios fué crucificado. Padrenuestroqueestásenloscielos...

XVIII

PRIMERASLECTURAS

Noserá imposibleque el lector al llegar a este puntoy acaso antes sehayapreguntado:«Peroestenovelistaquenosdacuentadesuinfancia¿cómonadadice de sus impresiones literarias, de la influencia que sobre su espírituejercieronlosprimeroslibrosquecayeronensusmanos?»

¡Ah, caro lector, ahímeduele!Sobre este toquenopuedo comunicartemásquecosasvergonzosas.Bienmeapetecedecirte,comoalgunodemiscolegas,quea lossieteuochoaños leíaasiduamente laBiblia,meentusiasmabaconHomero y de vez en cuando para desengrasar me echaba al cuerpo unatragedia de Sófocles. Quisiera presentarme ante tus ojos como un niñoexcéntrico,sombrío,apartadodelosjuegosdemiscompañeros,gozándoseenla soledad, paseando a las orillas de la mar o por los bosques, llorando yriendosinmotivoaparente,mirandomásalasestrellasquealatierra.Obiencomo unamaravilla de agudeza y donaire, enloqueciendo a la familia y losamigosdelacasaconsusocurrenciasfelices,despertandolaadmiraciónconsusobservacionespenetrantesypreguntasingenuas.

Siestotedijere,lectoramigo,teengañaríamiserablementeytodoloquemerestadevidameremorderíalaconciencia.Prefieroconfesartequeenminiñezme agradaba correr y saltar con mis compañeros de escuela, cazar grillos,jugar a los botones y cambiar de vez en cuando algunos puñetazos.Nimásalegrenimástristequelosdemás.Nadadepasearmesoloporlariberadelamar con la cabellera al vientodesafiando a la tempestad.Nadade llorar sinmotivo. Cuando lo hacía era porque don Juan de la Cruz, mi maestro, meadministraba algunosvardascazoso algúnpillastredeSabugomecortaba elhilo de la cometa (sierpe enAvilés) o por otrosmotivos nomenos fútiles yprosaicos.Caprichos, sí los tenía, pero nada románticos; no creo haber sidonuncaunniño incomprensible; antesbienmepareceque todoelmundomecomprendía perfectamente. Mi originalidad era tan escasa que estabadesesperado con mi nombre porque no había otro igual en la población yreprochabaamispadresinteriormenteelnohabermepuestoManueloPepeoAntonio. Me desesperaba igualmente cuando mi madre me ponía un trajenuevo o vistoso y procuraba ajarlo inmediatamente para que no llamase laatenciónysemejasealosdemiscamaradas.Enfin,habiéndomecontadomi

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padrequeensuinfanciaaborrecíaelpanconmantecaespolvoreadodeazúcary que una vez que se había visto obligado a aceptarlo lo había arrojado ahurtadillas por el balcón, yo queme perecía por estemanjar hice lomismo(¡conquédolordemicorazón!)cuandolamadredemiamigoAlfonsoN.melodióciertatardeparamerendar.Meparecequenosepuedellevarmáslejoselespíritudeimitación.

¿Salidas ingeniosas? Dios las diera. Por más que busco y rebusco en mimemoria algún donaire prematuro, alguno de esos rasgos oportunos queanuncianunnaturalprivilegiadonadaencuentrodignodemencionarse.¡Cuánfelizseríasipudieraostentarante tusojoscomomarcadeDiosalgunafrasememorable de las que tanto abundan en la infancia de ciertos escritores!Alleer en sus memorias tales agudezas e ingeniosidades me entusiasmo, lesadmiro,contodomicorazón,aunquenopuedomenosdepensarqueacasoleshubieraconvenidonosalir jamásde la infancia.Despechadodenohallarenlos archivos de la memoria ningún documento que acreditase mi noblezaintelectualacudíantesdeescribirestelibroaunaviejaservidorademicasa,escribí a un hermano de mi padre, único tío que aún conservo. Nada pudeobtener más que simplezas, inepcias, vulgaridades indignas de sercomunicadas.

Enordenamistempranasaptitudesparalaliteraturacontristezadeclaroquealosochoañosaunnohabían llegadoamiconocimientoporconductode losrapsodas homéridas las hazañas de Aquiles hijo de Peleo ni los discursosartificiososdeUlises:nadasabíatampocodeEdiporeynideEdipoenColona.Mierudiciónerabastantelimitadaenaquellaépocaysiahorasépoco,puedescreer,lector,sobremipalabraqueentoncessabíamenos.Quedamos,pues,enque no leía con fruición aHomero a Sófocles y a Píndaro. En cambio, ¡ohterriblehumillación!,meentusiasmabanlasnovelasdeunseñorPérezEscrich(que Dios perdone) y de una doña María del Pilar Sinués (a quien Diosperdonetambién).Nopuedomenosderecordarconenternecimientounadelprimero titulada El cura de aldea queme hizo disfrutar placeres increíbles.Mientraslaleía,detalmodomeidentifiquéconsuspersonajesquemeparecíavivirensucompañíayperteneceralafamilia.Mealegrabaconsusalegrías,me sentaba a sumesa, bebía un pocomás de lo ordinario en sus inocentesholgorios, reía con sus chistes no menos inocentes, me hacía el distraídocuandoaquellamodistaencantadoraseponíaahablarenvozbajaconaqueljoventansimpático,yestabaenteramenteresueltoaprestarlesmieficazayudapara desenmascarar y confundir al miserable que retenía injustamente sufortuna.Ycuando llegabaelcasode lloraralgunadesusdesgraciasyocreoque lo hacíamuchomejor ymás copiosamente que ellos. En fin, pocomefaltaba para poner por obra lo que cierta discreta señora amigamía cuandoteníatreceocatorceaños:entusiasmadaconunadeaquellasdivinasmodistas

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creadasporlaimaginacióndePérezEscrich,tomóeldineritoqueteníaenlahuchaysefuéconsudoncellapreguntandoporaquéllaentodaslascasasdelacalledondeelautorhabíacolocadosudomicilioparaentregárselo.

BienséqueestoharásonreíramiscolegaslosprecoceslectoresdeHomeroyPíndaropero¿quévoyahacer?Escribomismemorias,debolaverdadamislectoresyprefieroquemereputenporunservulgarafaltardescaradamenteaella.Después de todo no estoy lejos de pensar como algún filósofo que lascosas no son bellas ni feas, es nuestra propia alma la que se embellece alcontactodelarealidad.Lamía,frescaenaqueltiempo,seembellecióconlamúsica inocente de ciertas zarzuelas y con la lectura de algunas novelasdeplorablescomojamáslohahechodespuésconlasobrasmássublimesdelingeniohumano.

¿Yporquédeplorables?SinosehubieraescritomásmúsicaqueladeHaydn,Mozart y Beethoven, ni más dramas que los de Esquilo, Sófocles,Shakespeare,CalderónySchiller,nimáspoemasquelosdeHomero,Virgilio,Dante,MiltonyGoethe,lacasitotalidaddeloshumanosbajaríanalsepulcrosinhabergozadolosplaceresinefablesqueelarteproporciona.Yomismo,sihubierasucumbidoantesdelosquinceaños,meiríaalotromundosinhaberexperimentadoalgunasdulcesemocionesydivinosestremecimientosquemehanhechoenmiinfanciamásfelizqueunrey.Seguroestoydequenadiehagozado con la Iliada más que yo con Los tres Mosqueteros de AlejandroDumas.Yentonces¿qué?...

He llegadoapensarqueel librono lohaceelautorsinoel lector.RecuerdoquealaedaddequinceañosleíeldeMichelettituladoElPájaro.Esunaobraestimada con justicia en el mundo literario como lo son todas las de estesingularescritor.Noesfácilimaginarlaimpresióndeleitosaquemecausósulectura. Aún me veo tendido en un vetusto y enorme sofá de mi casa deEntralgoconelvolumenderojacubiertaentrelasmanos.Eraunatraducciónespañolaypresumoquenodebíadesermuyesmerada.Puesapesardeesomecausótantoplacerquetodamividaherecordadoaquellashorasfelicesyhebendecidolaplumaquemelashabíaprocurado.

Nohacemuchotiempocayóporcasualidadenmismanoselmismolibroenfrancés.MiconocimientodeesteidiomamepermiteahoraapreciarelbrilloytersuradelestilodeMichelet.Toméelvolumenycomounchicogolosoqueguardaensumesadenocheunpastelpararegalarseconélasolas,asípuseyosobre lamía el precioso libro. Esperaba resucitarmi adolescencia, sentir denuevoaquellasdulcesemocionesquetanfelizmehabíanhechoyloabríconmanorespetuosaytrémula.

¡Quédecepción!¡Quéamargodesengaño!Noesqueellibromepareciesefeo:alcontrario,mejorqueantespodíareconocersumérito.Peronohallabaenél

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aquello que en otro tiempo había visto. Me parecía seco, pálido, y mepreguntabacontristeza.¿Dóndeestáahoraaquelpájaroseductor,aquelpoetaalado que saltaba gorjeando delante de mis ojos? ¿Dónde están aquellasrepresentacionesinteresantesdesusamores,desussabiasconstrucciones,desusviajes,desuscostumbrespintorescas?Comparadoel libroconelqueyohabíaleídoloencontrabaadmirablementeescrito,perofaltodeimaginaciónydevida.¿Esquecarecedeesto?No;quiencarecesoyyo...

Lejosdemiánimolapretensiónderesolvernisiquieraplantearelproblemadelasubjetividaduobjetividaddelabelleza.Sóloquieroindicaralosautoresquedebenapetecerpara sus libros lectores imaginativosmásquecultos.Uncríticodistinguiráadmirablementeloqueesbelloyloqueesfeoenunaobradearte,peronuncagozarádeellademodotanintensocomounadolescentedotado de imaginación y sensibilidad. ¿Que lo mismo goza con una obramaestraqueconunamediana?Estonodebedehumillaralautor.Sieshombredecorazónynoexcesivamentevanidosodebedeleitarseparticularmenteconel deleite que proporciona a los demás. Obsérvese que me refiero a laadolescenciacuando,sieljuicionoesseguro,lasimpresioneslosonmásquenunca.Encuantoalainfancianosepuedecontarconellatratándosedelarteliterario.Losniñosnosólonodistinguensinoqueraravezsienten.

Mientrasyolofuímeseducíanextremadamentelashistoriasdebandidos.Unade las novelas quemásme impresionaron fué la tituladaLos siete niños deEcija por Fernández yGonzález.Hubo un instante demi existencia en quetuveclaravocacióndesalteador.Felizmentedurópocotiempo.Despuésleílashazañas de Bernardo del Carpio y los Doce pares de Francia y quise serguerrero.Tampocodurómucho.Másadelante,entrandoyaenlaadolescencia,aspiréalacondicióndesalvajeleyendoLosNatchezdeChateaubriand.Estanovela exótica me causó una impresión profunda y sentimental, no yapuramente imaginativa. Quedé tan prendado de aquellos pieles rojas, quesoñaba con partirme a América como René y presentarme a algúndescendiente del viejo Chactas para queme afiliase en su tribu después dehaber fumado el «calumet de paz». Soñaba con aquella dulce y hermosaCeluta y hacerla mi esposa. Y me prometía amarla más y mejor que elhipocondríaco René haciéndola tan feliz como merecía. Soñaba con lasimpáticayjuguetonaMilaaquientambiénhicieramiesposasinofueragranpecado la poligamia. Soñaba con aquel grande, aquel noble OutugamizhermanodeCeluta.SuinquebrantablelealtadmepenetrótantoenelalmaquecuandofuíaOviedoyescribíaunamigoquedejabaenAvilésempezabamicarta: «Mi querido Outugamiz». Todavía recuerdo con incomprensibleemociónciertaexcursiónporelMisisipíenunanochecalurosadelestío.Lamayoría de los guerreros dejó la piragua y se lanzó al agua para hacer eltrayecto a nado: las mujeres los imitaron, y toda aquella muchedumbre se

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dejaba arrastrar por la suave corriente del río bajo un cielo tachonado deestrellas, donde la luna nadaba también feliz y serena como ellos. Losguerreros se contaban en voz alta sus hazañas y los amantes se deslizabancogidos de lamanomurmurándose dulcemente sus secretos. Esto es lo querecuerdo de aquella poética descripción. No sé si me será fiel la memoriadespués de tantos años, porque no he vuelto a leer esta novela. Si ahora lohiciesenoséporquéimaginoqueaquellossalvajes,quetantomecautivaron,meharíanvomitar.

Cuandoalcancé losdoceo treceañosmeplacía registrar labibliotecademipadredondehabíahalladolasobrasdeChateaubriandyotroslibrosdeamenaliteratura.También los tenía científicosyalgunosme interesaronvivamente.Si no he logrado nunca ser hombre de ciencia he tenido despierta desdemiinfancia lacuriosidadcientífica.Enunodeaquellosregistros tropecéconunlibro extraño ilustrado con unas estampas horrorosas. Era un tratado de lavirilidad.

—¿Quéesesto?—preguntéamipadrequeestabaescribiendo.

Levantó la cabeza, miró el libro, me miró a mí fijamente y quedando uninstantepensativorespondió:

—Léelo.

Aquellapalabrafuémisalvación.Habrápersonastimoratasqueseasombrenyaun se escandalicen de la audacia demi padre. Sin embargo yo bendigo sumemoriaporéstacomoporlasmuchascosasbuenasquehahechoconmigo.

XIX

FRAYMELITÓN

SielCielomeconcedieseunanuevaexistenciaenestenuestroplanetadelaordendemenoresymedieraaescogerelsitiodondesedeslizasemiinfancia,responderíasinvacilar:¡Avilés!

Loquerecuerdodeestavillaestanamable,tanalegreypintoresco,quedudoque en parte alguna de Europa o de América (dejemos el Africa para losnegrosyelAsiaparaloschinos)seencuentreotraquelasupere.

Sinembargo,nadiesefigurequeeratodoalgazarayromeríasyhabanerasypasacalles.Había en nuestra villamás de una docena de figuras decorativasque no sólo mantenían en ella la respetabilidad y el decoro sino que la

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comunicabanesplendoralosojosdelforastero.Cuandobientemprano,muchomás temprano de lo que yo quisiera, salía de mi casa para la escuela,encontrabaindefectiblementepaseandodebajodelosarcosaunodenuestrosvecinosvestidode levitanegra,corbatablanca,granpecheraconbotonesdediamantes,sombrerodecopaalta,bastónconpuñodeoroybotascharoladaslomismoquesisedispusieseairalarecepcióndelaembajadadeInglaterra.Alláhabíaestado,segúncontaban,variosaños:poresogastabapatillasyeratancorrecto,tangraveysilencioso.Quehicierabuenoquehicieramaltiempo,enlosdíasmáscalurososdeJuliocomoenlosmásateridosdeEnero,porallípaseaba revestido de aquellos ornamentos que me infundían un respetoindecible.Desdeelfeoasuntodelasperasyonoosabamirarcomoantesasublancapechera,nisiquieraasusbotascharoladas.

Un poco más allá, en los arcos mismos de la plaza paseaba mi tío Víctor,tambiénde levita.Coronel retirado, luengabarbablanca.Erapersonade tanheroicaestaturaquecuandosedoblabaparadarmeunbeso,yopensabaquedescendíasobremíelmismoPadreEternoconsombrerodecopa.

Algomás lejos, al comenzar los arcosdeGaliana tropezabadebajode elloscon otro respetable personaje, don Manolo P. Vestía igualmente levita ysombrerodecopa.Subastóneraunaprimorosacañade Indias conpuñodemarfilyconterade lamismamateria,que raravezponíaenel suelopornoestropearla, según se decía maliciosamente en la villa. Frisaba ya en loscincuentaaños;elrostrocuidadosamenterasuradoytanrojoycongestionado,quedabaenvioláceo:parecíaunafiguradelacortedeCarlosIV.Estegravesujetopaseabaconlamayorsolemnidadpordelantedesucasa,deteniéndoseamenudo delante de una hojalatería próxima a ella y cambiando con elhojalatero algunos pensamientos más o menos trascendentales. Mirabafijamentealostranseuntescomosisospechasedesuhonradez;lamíadebíadeinspirarlemayoresdudasqueladeningúnotroajuzgarporlainsistenciaconquesusgrandesojosredondosmeseguían.Teníaeltítulodeabogado,peronoejercía su profesión; vivía de sus rentas y era un caballero tan digno yvenerable,quecomoimposibleteníayoquenadieosarafaltarlealrespeto.Sinembargo,esteimposibleserealizó.UnborrachollamadoPlatinaseacercóaélundíatambaleándose:

—¿AquenosabeusteddonManoloenquésepareceustedaSanRoque?

—Noadivino—respondiónuestrocaballeroabriendotodavíamássusgrandesojosredondos.

—En que San Roque es abogado de la peste y usted es la peste de losabogados.

Dagrimapensarqueenestemundonadiepuedaverselibredeuninsultosoez

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niaunlosmásaltospróceresque,comoéste,sonornatodesupueblonativoyorgullodesusconvecinos.

A la postre élmismo se encargó de faltarse al respeto, pues cuandomenospodíapensarsecayóenamoradodenuestracosturera.Laprimeranoticiaquetuvimosfuéporunacartaquedeélrecibiómimadre.Enellalasuplicabaquelepermitieseveniralgúnratoacasaparapoderhablarconsuprometida,puesyalaconsiderabacomotal.Lapretensióneraunpocoextravagante,puesmispadres no tenían el gusto de tratarle. Sin embargo, mi madre cedióinmediatamentedebuengrado,yheaquíanuestrocaballerosentadoporlastardes en el comedor, entre ella y la gentil costurerilla, departiendocortésmentedecosasindiferentescomounpollastrequehicieselacorteaunadamiseladelantedesumamá.Lamíaledirigíasiemprelapalabrasonriendo,ymi padre, cuandopor allí pasaba, lomismo.Y en la sonrisa demimadrehabíaungranitodeburlayenlademipadredos.Porfinaquelbuenseñorsecasóytodasuvidasemostróagradecido,colmándonosdeatenciones,pruebairrecusable de la bondad y honradez de la joven a la cual había unido susdestinos.

Dicho queda que a más de éstos existían en la villa otros próceres querealzabanconsumajestuosaindumentariaanuestravilla.Peroestospróceresnosemanteníancomolosdeotrasciudades,encastilladosensugrandezaniseoponían o desdeñaban a la juventud bulliciosa. Al contrario, se les hallabasiemprepropiciosaprotegeryalentarcualquierproyecto recreativo iniciadoporésta.Algunasvecesdeellosmismospartíalainiciativa.SemejantesalosancianosdeAtenasconsagrabansuexperienciaalosnoblesrecreosdelavidayvelabanporeldecorodelasfiestas.MibuentíoJorgedelasAlas,viejoyachacoso,fuéquiencreólaAcademiademúsicaenAvilés,quienorganizólasociedaddelLiceoy quien llevó a cabo la erecciónde un teatro cuandonoexistía.Mereceeste infatigableanciano,que tantocontribuyóa laculturadenuestra villa, que ésta le erija una estatua. No hallábamos los jóvenes deAvilés,enestosnoblesancianos,niunasonrisadesdeñosa,niunafrasesevera.Todavía recuerdo que al asistir por vez primera a un baile del Liceo, nocontando aún diez y siete años, comome hallase apurado porque no podíaabrochar mis guantes, el mismo presidente de la sociedad, que era unrespetable caballero con la cabeza canosa, vino en mi auxilio y logróabrochármelos.

Avilésguardabaenaquel tiempomásdeuna semejanzaconAtenas.PorquereinabalaalegríayeldecoroyelamoralartecomoenlaciudaddeMinerva,y además se vivía en una dulce ociosidad que permitía consagrarseenteramente a los placeres del espíritu. Para lograr esto Aristóteles creíanecesariounnúmeroconsiderabledeesclavosencargadosdealimentara losciudadanos.Entrenosotrosnoexistíaqueyosepamásesclavoqueunnegro

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muy feo que había traído deAmérica un indiano llamado donPancho.Conestenegro,quealparecerestabasiempreansiosodellevaralosniñosmalosenun saco, nos amenazaba lamaestra (porquede tres a cuatro años tuve elhonordeasistirauncolegiodeseñoritas)cuandohacíamosdemasiadoruido.Tantas veces noshabía amenazado, sin embargo, que llegamos a despreciar,como inverosímil, aquella horrorosa perspectiva. Mas he aquí que un díaaciago,alconjurodelamaestra,apareceenlapuertadelasalalaespantablefiguradelnegrodedonPanchoconelfamososacoalhombrohaciendorodarporlasórbitassusojosdetigrehambriento.Noesfácildescribirnidecorosoloqueallípasó.Todaaquellajuventudbi-sexualsesintióatacadaalavezenelcorazónylavejiga.Novolvimosasermalosenochodías.

Vivíamos,pues,ennuestravillasintrabajar,comohedicho.Quiéntrabajabaparanosotrosnomeimportabaentoncesaveriguarlo.Cadacasaalbergabaunpequeñohidalgoorentistaquedisfrutabaserenamentedelavida,bailandodejoven,paseandodeviejo.Nofaltabanartesanos,escierto;habíacarpinteros,chocolateros,hojalateros,pintores,albañiles;perocasitodosestabanrelegadosalbarriodeSabugo.Losquehabíaenlavillaerantangravespersonajescasicomolosquehedescrito:algunosyaviejosgastabansombrerodecopaalta.Se les trataba con respetuosa consideración, se contaba con ellos para losfestejosyalgunosteníantiempoparaconsagrarsealamúsicayladeclamaciónyalcanzarseñaladostriunfos,comoelebanistaMariñoyelbarberoManolo.

Al revés de lo que acaece en las grandes ciudades europeas y americanas,donde sevive enperpetuo afánynohay tiempoparanada, enAviléshabíatiempoparatodo:sifaltabaalgunaveznoeraciertamenteparaeltrabajosinoparadivertirse.Noexistíalafiebredeldineroniesacongojosasolicitudporellucroqueenvilecelasalmasyentristecelavida.Elcomerciomismo,queporsu naturaleza es sórdido, tenía en nuestra villa un temperamento noble ytranquilo.Loscomerciantesrecibíanasusamigosenlas tiendas,departíanyreían con ellos y apenas se curaban de la venta de sus artículos. Había untenderollamadoBraulioqueposeíaenlacalledelaHerreríaunbastantebiensurtido almacén de quincalla. Pues esteBraulio, cuando un amigo llegaba ainvitarleajugaralbillaroacomerunalangostaenelcafédeTiritaseponíaelsombrero, cerraba la tienda y se marchaba tranquilamente con él. ¡Queaguardasenlosparroquianos!

Los próceres, la juventud impetuosa, los comerciantes y los artesanos noconstituían por entero a nuestra villa. Existía, como es justo en ella, unelemento teológicocompuestopor lospárrocosde lavillaySabugoconsusrespectivoscoadjutores,elvicariodelasmonjasdeSanBernardoyhastaunamediadocenadefrailesexclaustradosquehabíanquedadovivosenlamatanzadel año treintay seis.HabíaunpadreCerezocuya sabiduríanadieponía enduda,unfrayAntonioArenastaciturno,bilioso,quecantabadesdeelcorode

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la iglesiadeSanFrancisco lamisamayorconunavozqueenvidiaríaSatánparadirigirsea loscondenadosdel infierno,unManzaneda(ignoroporquéaésteselesuprimíaelfray)yhabíasobretodounfrayMelitóndeperdurablememoriasobrelatierrayqueenelcielo,dondenodudoquesehallaráaestashoras,harálasdeliciasdelosbienaventurados.

Esteelementoteológicogastabacomoeldelosprócereslevitaysombrerodecopa.Solamentequecomocorrespondíaasuelevadadignidad teológica, laslevitaseranmuchomás largasy lossombrerosmuchomásaltos.Cuandodeniñoveía alpadreCerezoo aManzanedadebajodeunodeellos sudabadecongoja.

FrayMelitónera elorganistade laparroquia.LíbremeDiosde suponerquetocandoelórganoescomoalegraráalacortecelestial.Alcontrario,meparecequesiafrayMelitónseleocurriesetocaralgunavezelórganoenelcielo,noduraríaallímuchotiempo.Loqueregocijaráseguramenteasushermanosdebienaventuranza es su grande, inconcebible inocencia. Fray Melitón era unniñodesesentaaños.Demedianascarnesyestatura,vigoroso,lafazroja,losojos débiles, el pelo negro todavía, hablando siempre a gritos, unas vecesenfadado, otras riendo, jamás tranquilo o indiferente.No pienso que tuvieralicenciaparaconfesar,porqueesteministerioexigeconocimientodelcorazónhumanoyfrayMelitónnoconocíasiquieraelsuyo;celebrabamisaytocabaelórgano en las misas solemnes y festividades. De él estábamos enamoradosunos cuantos chicosy él lo estabadenosotros aunquenonos escaseaba loscoscorronescuandolemolestábamosdemasiado.SinoshallabaenlaCampajugandoalapeonzasedeteníaparacontemplarnos,nosanimabaagritos,nosaplaudíaonosincrepabaexactamentecomosifueseunodenosotros.

—¡Esoestábien,carape!¡Bien!¡Bien!...¡Leoncio,eresunburro!

Si nos tropezaba en el campoCaín se sentaba a nuestro ladoy nos contabahistorias milagrosas. Los milagros eran su especialidad. Otras veces noshablabadesuconventoynosdescribíalaenormedespensadelacualestabaélencargado,lossacosdegarbanzos,laspilasdenuecesyavellanas,lasfilasdejamonescolgadosdeltecho;nospintabalahuertadondecrecíantodaclasedeárboles frutales, cerezos, perales, que daban peras tamaño de una libra,ciruelasclaudiasyencarnadas,albaricoquerosdeespalera:detalmodoquealoschicossenoshacíalabocaagua.RecordabatambiénconenternecimientolosgrandiososcerdosqueallísecriabanynoscomunicabaensecretodequémediossevalíaparahacerlesengordarunaarrobaporsemanaalllegarelmesdeOctubre.Amenudotambiénseplacíahaciéndonospreguntasyenterándosedenuestrosestudiosypropósitos.

—¿Quéesloquetúquieresser?

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—Yo,militar.

—¡Bravo!¡Alalid,valiente!...¿Ytú?

—Yo,médico.

—Míramelalengua(ylasacaba)...¿Ytú?

—Yoquieroseroidor.

—¿Oidor?Aguardaunpocoqueteescarbelosoídos.

Yechabamanoalapuntadeunaramita;conlocualreíamosacarcajadas,yélmásquenosotros.

Sialgunoledecíaquequeríasercura,torcíaelgesto.

—¿Sabes,burro,sitienesvocaciónparaelestadoeclesiástico?...Además,paraganarelcielonosenecesitasercuranifraile.

Yteníarazón,porqueéllohubieraganadoencualquiercondición.

Entre todosnosotrosdistinguíaparticularmentea tres,yyoeraunodeellos.Por eso cedió a nuestras instancias concediéndonos el honor de mover losfuellesdelórgano,tareaqueantesdesempeñabaelhijodelsacristán.

DetrásdelórganodelaiglesiadeSanFranciscoexistía,yesposiblequeaúnexista,unpequeñoyobscuroysuciodesvándondesehallanlosfuellesqueloalimentandeaire.Estosfuelles,queerantres,teníancadaunounmaderoenforma de lanza, bajando el cual hasta tocar el suelo, el fuelle se hinchaba;luego, a medida que se gastaba el aire iban subiendo paulatinamente hastallegaraltecho.Meencargué,pues,debajarunadeestaslanzasymisamigosdelasotrasdos.Parabajarlasnecesitábamoscolgarnosdeellas,ydespuésquelas teníamos a nuestra altura montarnos encima hasta humillarlas porcompleto.Asíquelohabíamosconseguidopodíamosdescansarunosminutosmientraslentamentelosfuellessedeshinchabanylosmaderossubían.

¿Cómo es posible que allí encerradosmedio a obscuras, respirando polvo yobligados a trabajar como negros sin descuidarnos un instante fuésemosdichosos? Pues lo éramos y no poco.Estábamos poseídos de nuestro papel,quejuzgábamosprincipalísimo.Sinnosotroselórganonosonaríaytodoaquelestrépito que fray Melitón armaba se extinguiría miserablemente y la gransolemnidadvendríaatierra.

No recuerdo bien cómo acaeció: me parece que yo estaba contando a misamigos en qué forma había entrado un pájaro en el comedor de mi casa ycómohabíapodidoatraparloarrojándoleunatoallaencima.Seaporestooporotra causa, lo cierto es que en una ocasión nos descuidamos olvidando los

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fuelles. Los maderos habían subido hasta su límite máximo, tocando en eltecho.DeprontoseabreconestrépitolapuertecitadelcoroyapareceporellalafazcongestionadadefrayMelitónechandochispasdesusojospordetrásdeloscristalesdelasgafasyselanzasobrenosotrosdejandocaersobrenuestrascabezas una lluvia maléfica de coscorrones. Sin hacer caso de ellos noslanzamos a los maderos, para alcanzar los cuales necesitábamos dar saltosprodigiosos.

—¡Burros! ¡Más que burros! ¿Para eso os he dejado venir a hinchar losfuelles?¡Yenelmomentomismodeejecutareltrémolo!

Es de saber que cuando en lamisa llegaba elmomento de elevar laHostiaSanta fray Melitón hacía ejecutar al órgano un trémolo tan misterioso, tansolemne, tan patético que no había corazón por duro que fuese que no sesintierasobrecogido.

—¡Dejarmesinaireeneltrémolo,nadamenosqueeneltrémolo!—exclamabaenfurecido sin dar paz a la mano—. ¿No sabíais que estaba ejecutando eltrémolo,burros?

Yonoconocíaentoncesesapalabreja.Largotiempodespuéscuandollegabaamisoídospercibíaenlacabezalasensaciónvagadeuncoscorrón.

De aquellos tres hinchadores de fuelles vivimos dos, y estoy en fe que lomismomi compañero que yo los hincharíamos de nuevo con placer si nosvolvieranalosdoceaños.

PeronosólodeboafrayMelitónestosmomentosdeintensaypurafelicidad:algomásledeboyvoyacontarlosincuidadoalgunopuestoqueélnohadesalirdelatumbaallamarmeburrootravezyadarmedecoscorrones.

En los meses calurosos del estío solía bañarme en la ría con unos cuantosamigosdemi edad.Apenas salíamosde la escuela salvábamosel puentedeSanSebastiánypor el largomalecónde lasHuelgas caminábamoshastaunsitiobienlejanodondepudiéramosdesnudarnossinfaltaralpudor.Ensábanasotoallasparasecarnosnohabíaquepensarporquetodossebañabancomoyoaescondidasdesuspadres.Nosacurrucábamosunmomentoalsolyluegonosvestíamos sin aprensión alguna. Este sistema, que por mucho tiempo mepareció peligroso, lo he visto hace poco tiempo preconizado por unmédicoalemán.

Unatardeporhabertenidoqueirantesacasameviobligadoacaminarsolohastaelpuentedondemehabíandadocitamiscompañeros.No leshalléenaquel sitio y pareciéndomeque ya habían tomado la delanterame dirigí sinapurarmeporelmalecónalsitioacostumbrado.Tampocoestabanallí.Largotiempo los estuve aguardando y viendo que no llegaban me decidí a

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desnudarmeyecharmealagua.

Eracasilahoradelapleamar;elsolreverberabatodavíasobrelasuperficiedela ríaque semostrababrillanteypoderosa comoungranbrazodemar.Mehallabasolitario:sóloallálejossobreelmalecónpercibíunmontónderopayenmediodelaríalacabezadeunhombrequenadabayquenopudeentoncesreconocer.

Sin cuidado alguno, porque estababien acostumbrado a ello,me zambullí ycomencéanadarenladireccióndelacabezaqueveíasobreelagua.Notardéen averiguar que aquella cabeza pertenecía a frayMelitón y desde entoncescon más fuerza me dirigí nadando adonde estaba. Pero él, que no mereconoció,yaquiensindudamolestabaserconocidosealejónadandoyyoleseguíconesperanzadealcanzarle.Tantonadéquealfinmehicecargodequemeestabaalejandodemasiadodelaorilla.Pensaresto,volverlacabeza,verlaorillalejanaysentirunmiedocervalfuétodouno.

Elmiedome dejó yerto. Sentí que el fríome penetraba y que pronto iba aparalizarmispiernasymisbrazos.Enfin,sospechéqueestabacorriendoungrave peligro de muerte, y esta sospecha no contribuyó, como cualquierapuede calcular, a tranquilizarme.Di rápidamente la vuelta, pero si antesmepareció la orilla lejana ahora me pareció la misma costa de la América.Entoncesmedecidíagritar:

—¡FrayMelitón!¡frayMelitón!

—¿Quépasa?—respondióéstealarmadoporloextrañodeaquelgrito.

—¡Quemeahogo,frayMelitón!

FrayMelitónnadóconfuerzahaciaelsitiodondeyoestaba.

—¿Quédices,muchacho?—exclamóalmismotiemporeconociéndome.

—¡Quemeahogo!¡quemeahogo!

—¿Nopuedessostenertehastaqueyollegue?

—Creoquesí.

En efecto, así que le vi nadando haciamíme acudieron repentinamente lasfuerzas,puessóloelmiedoynolafatigalashabíaparalizado.

—¿Quétepasa?

—Nosé...Creoquetengofrío—respondípornoconfesarmimiedo.

—Cógetealcinturóndemicalzoncillo...¿Podrásmoverlaspiernas?

—Sí.

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Yhaciendo lo queme ordenaba puse unamano sobre su cintura y con estesoloapoyoynadandoconlaspiernasllegamosperfectamentealaorilla.

Una vez allí ¿qué se figura el lector que hizo aquel buen hombre? Puesemprenderlaamojiconesconmigo...¡porburro!

—¿Sinosabesnadargrandísimoburroparaquévasadondetecubra?¡Eresunburro!¿Quién,sinounburrosevaalmediodelaríasinsabernadar?

Tantas vecesme llamó burro el bueno de frayMelitón que no sé cómo enaquelmismopuntonomebrotaronlasorejas.

XX

ELCACHORRILLO

Norecuerdocuántomecostó.Tengounaideadequediporellatodoeldineroque tenía en la hucha, que sumaría lo menos cuatro o cinco pesetas encalderilla.Ademásentreguéunacadenitadeplata,algunosbotonesdoradosdeunfracviejodemipadreyunanavajitaquemehabíanregalado.

Apesarde todoquedéconvencidodequeOvidio,elhijodelboticariode lacalledelaFruta,habíatenidounmomentodeextravíoyqueyohabíaabusadomiserablementedeestemuchachocambiandoaquellasbaratijasporsupistola.

Porqueeraunapistola,unaverdaderapistolaquesecargabaconpólvora,nouno de esos ridículos juguetes que nos regalaban nuestros parientes por lasferiasdeSanAgustínyquesedisparanconunmuelle.

¿Cómo vino a poder de Ovidio esta arma? Lo más probable es queperteneciese a un hermano mayor que había llegado de Cuba hacía unosmeses.Losospechépensandoenlafacilidadyaunlaprisaconquedeellasedesprendió.Sihubierallegadoasusmanosporuncaminohonrado,esseguroquelahabríaconservadoensupoderconelmismoagrado,¡quédigoagrado!conelmismoentusiasmoqueyolahicemía.

Parecequelaestoyviendoconsucañónpavonadoysus llavesbruñidas.Laculataeraobscuraycharolada.Compréuncuarteróndepólvorayunacajitadepistonesyrecuerdoconemociónlaprimeravezqueladisparé.FuéenelbosquedelaMagdalena,próximoaAvilés,cosadedosotreskilómetros.Paraestetrascendentalexperimentosereunieroncincooseischicosdelaescuela.Y en medio de ellos, caminaba hacia el campo de operaciones pálido yagitado,comosifueseaunduelo.Despuésdecargarlacuidadosamente,según

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lasinstruccionesqueOvidiomehabíadado,despuésdehaberpuestoelpistónenlachimenea,permanecíconellaenlamanopresadeamargaincertidumbre.¿Quéresultaríadeaquello?Miscompañerosyyonosmirábamosunosaotrosy a todos nos latía el corazón como si se jugase en aquel ensayo nuestraexistencia.Al fin,armándomedevalor,medestaquédelgrupo,avancéunospasosygrité:¡Alauna!¡alasdos!...¡alastres!¡Pum!

Elestampidocausóennosotrosunestremecimiento,peromuyespecialmenteenmí,comodebesuponerse.Sinembargo, todosalpunto recobranelvalor,todos quieren disparar la pistola. Me costó no poco trabajo reprimir losímpetus de aquellos héroes. Fuí, no obstante, lo bastantemagnánimo en talocasión, para gastar el cuarterón de pólvora y buena parte de los pistones.Regresamosanuestroshogarescubiertosdegloriayconelcorazónhenchidodesentimientosbélicos.

Así que se divulgó entre la juventud de las escuelas la nueva de que eraposeedordeaquellaarmapreciosa,mevirodeadodeaduladores.Cuandounhombrelograacapararunacantidadrespetabledefuerza,losdemásacudenaélporunimpulsoirresistible,comolasraspadurasdelacerohaciaelimán.Talacaeció al califa Omar, a Pedro el Grande de Rusia, a Napoleón; tal meacaecióamí.Desdeentoncesnomevilibreyadeunenjambredecortesanos,especiedeguardiafiel,quemeseguíaatodaspartesansiandoparticipardemiimperioytomarparteenlasfelicesaventurasqueaquelinstrumentomortíferohabíadeproporcionarme.

En la escuela sujetosqueantesmedespreciabanprofundamente,mirábanmeahoraconrespetoymepreguntabanaloídomisteriosamente:

—¿Lotienesahí?

Yomehacíaelinteresante.

—¿Elqué?

—Elcachorrillo.

—Lotengo.

—¿Cargado?

—¡Yalocreo!

Entoncesaquelsujetodesdeñosomeapretabalamanoconsigiloysealejabaensilencioparacomunicaralosdemásnoticiadetantasensación.

Deboadvertir,paraqueellectornosesobresaltedemasiado,queelcachorrilloestaba cargado solamente con pólvora. Ni a mí se me ocurrió ni a miscompañerostampoco,introducirenélningúnproyectil.

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Después de la escuela solíamos irnos a laMagdalena, aldea deleitosa comopocas,encuyobosquecillohabíamosrecibidonuestrobautismodefuego.Unavez allí, lejos de las miradas, aunque no de los oídos de los hombres, nosentregábamos a un tiroteo pernicioso que tenía un poco inquietos a lospacíficoslabradoresdeaquellugar.

Sinembargo,lasaventurasgloriosasnoparecían.HacíaseisuochodíasqueelcachorrilloestabaenmipoderytodavíanohabíalogradoutilizarloparaalgoquepudierasernarradoalgúndíaamisamigosdeEntralgo,puesenaquellaépocanosospechabaquepudieratenercabidaenmismemorias.

LafortunavinoenmiayudaalcaboenformasemejantealadeDonQuijote.Caminábamosuna tardehacianuestroacostumbrado retirode laMagdalena,cuando acertamos a ver un zagalote dequince a diezy seis añosque corríahacia nosotros siguiendo a una niña como de diez. La alcanzó presto ycomenzóagolpearlacruelmente,atirarladelpeloydelasorejas.Entoncesyo,conelsentimientodemifuerzaincontrastable,legritoosadamente:

—¡Dejaaesaniña,animal!

Levantó la cabeza, y al ver el ínfimo ser que se atrevía a hablarle de estaforma,quedómásestupefactoqueindignado.

—Sí; voy a dejarla—respondió sonriendo sarcásticamente—pero es paracomenzarcontigo,granujilla.Yavanzóconterriblecalmahaciamí.Yoenvezde retroceder avanzo también algunos pasos y sacando la pistola yapuntándolealpechoexclamocolérico:

—¡Sidasunpasomáseresmuerto!

Quedóinmóvil,clavadoporlasorpresaydirigiendolavistaamiscompañerospreguntó:

—Noestarácargada,¿verdad?

—¡Sí!...¡cargada!...¡estácargada!—lerespondieronauntiempotodos.

Entonces el zagalote se pone pálido, vuelve grupas instantáneamente yemprendeacorrergritando:

—¡Notires,chico!...¡Notires!

Yolesigocorriendotambién.

—¡Vasamorir!¡Vasamorir!

—¡PorDios,notires!¡PorDios,notires!—clamabaelpobrediablovolviendodevezencuandolacabezaconterror.

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—¡Vasamorir!... ¡Vasamorir!—replicabayolúgubrementeentrecoléricoyalegre.

Alfinmecansédeseguirleyvolvíhaciamiscompañeros,quemeacogieronconestruendosaalegría.¡Cuántoreímos,cuántocelebramosaqueltriunfo!Nonoshartábamosde recordarlo pintando elmiedode aquel gran zángano conrasgoscadavezmáscómicos.Yasíquellegamosalavillacadaunodemiscompañeros fué una bocina poderosa que esparció la nueva por todos susámbitos.

Detalmodo,quecuandoaldíasiguienteporlamañanaentréenlaescuelaunpoco tarde, todos los ojos se volvieron hacia mí con viva curiosidad yadmiración.Mesentéenmibanco,peroaúnallímeseguíanlasmiradasdeloscompañeros. Yo paladeabami triunfo con deleite, pero en actitud modesta.¡Ah,cuánlejosestabadesospecharqueteníacercalarocaTarpeya!

Recuerdo que elmaestro se hallaba frente al encerado y nos explicaba unaoperacióndequebrados.Suamplialevitaflotabamajestuosaamedidaquesubrazo,provistodeunasmangaspostizasdepercalinanegraparanoensuciarse,iba trazando cifras y borrándolas después con una esponja. Pero aquel díanadiereparabaenlalevita,nienlasmangasdepercalinanienlaesponjanienlascifras.Toda laatenciónde laescuelaestabaconcentradasobremío,pormejordecir,sobremipistola.

Unodemisamigosmásíntimos,queestabacerca,seinclinóymedijoenvozbaja:

—Marianoquiereverlapistola.Déjamelaunmomento.

Me resistí porque tenía miedo de que don Juan se volviese de pronto. Sinembargo,miamigoinsistióycomoaquelMarianoeraunodeloschicosmásrespetablesdelaescuelaporsufuerzayyoledebíaalgunosfavores, tuveladebilidaddeceder.

La pistola no se detuvo en lasmanos deMariano. Todos los chicos que sehallabancercaqueríantocarlayfuépasandodeunoaotromientrasyoestabaen brasas mordiéndome los labios y maldiciendo de aquella peligrosacuriosidad.

AlfinlapistolacomenzóaretrocederlentamentesinquedonJuanvolvieselacabezaypuderecuperarla.Perofueseporquealgúnchicohubieraandadoconlas llaves o porque yo la tomara con harto apresuramiento en el momentomismodeirameterlaenelbolsillosedisparó.

Elestampidofuéhorroroso.Parecíaquelaescuelasehabíavenidoabajo.DonJuancayódebrucessobreelenceradoypermanecióunos instantes inmóvil.

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Al estampido había sucedido un silencio demuerte. Don Juan se volvió alcabo y su faz estaba lívida: quizá contribuyese a ello el haberla restregadocontra las cifras de quebrados que acababa de trazar. Paseó sus ojosextraviadosporlaescuelaycomoadvirtiesequelosdetodossehallabanfijosenmímemiróyviólapistola.Entoncesapasolentosedirigióalsitioqueyoocupaba.

Noesfácildefinirloquepormípasabaenaquelmomento.Eramásqueterrorunaespeciedeanestesiadetodoslossentidos,unavagaconcienciadequeibaamoriryciertaindiferenciaporlamuerte.Misangretoda,sinfaltarunagota,debiódehaberserefugiadoenelcorazón,porquesegúnmedijerondespuésmirostroeraeldeuncadáver.

DonJuan llegóal finhastamíyme tomó lapistolade lasmanos; lassuyastemblaban tanto como las mías. Sin pronunciar una palabra se dirigió a lamesa y depositó sobre ella el arma, despojóse lentamente de losmanguitos,abrióunpequeñoarmariodondeguardabasiempresusombrerodecopaaltaylosacóyselopuso;llamódespuésalpasanteyhablóconélunmomentoenvozbaja;volvióatomarlapistola,laexaminódetenidamenteycerciorándosesindudadequenohabíapeligroalgunolaguardóenelbolsillo;luegovinodenuevo hacia mí, me tomó de la mano y en medio de un gran silencio yexpectaciónsalimosambosdelaescuela.

Laprimera ideaqueacudióamimentecuandomevi en lacalledeaquellaformasujetoporlamanodedonJuanfuéquemellevabaalacárcel.Entoncesresucitarondentrodemipequeñosertodoslosespíritusmuertosymepropusenoentrarenellasinohechopedazos.Encuantoaflojaseunpocolamano¡zas!dabauntirónyemprendíalacarrera.

Pero no la aflojó. Llegamos a la plaza, seguimos por los arcos y en vez detomarlacalledelMuelle,dondeestabalaprisión,seguimosporladelRivero.Entoncescomprendíquemellevabaacasaysemeensanchóelcorazón.Demipadreestabayobienseguro.CuandodonJuan leexplicóconsuhabitualcompostura y modestia todo el negocio se mostró grandemente colérico,aseguróqueibadesdeluegoacomenzarsusinvestigacionesparaaveriguardedóndeprocedíaaquellaarmayprometióquesemecastigaríaseveramente.

Comoyoesperaba,luegoquedonJuansehuboidonohizootracosamásqueamonestarme sin demasiada acritud haciéndome algunas reflexiones quemeimpresionaronprofundamente.Encambiomimadresealarmóyenfurecióloindecible, me privó de toda golosina y nome dejó salir a la calle conmisamigosdurantemuchosdías.Sinembargo,puedoasegurarquelaspalabrasdemipadrefueronmedicinamásprovechosa.

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XXI

LABATALLADEGALIANA

Noheleídoladescripcióndeestabatallaenningunahistoriacontemporánea.Nolahevistotampococitadaenlasefeméridesdelosalmanaquesdepared.Creo, por tanto, que seme agradecerá el que venga a llenar un vacío en lahistoriamilitardeEspaña.Sinosemeagradece,peorparalosingratos.

LacalledeGaliana,dondeseha librado, llevahoyminombre.Paraque lasfuturasgeneracionesnoseequivoquensuponiendoqueselehadadoporhabersidoyoelgeneralvictoriosoquedirigióestabatallamecumpledeclararquenohesidoenellamásqueunhumildesoldadoynodelejércitovencedorsinodelvencido.

Descargadaasímiconciencia,penetroenlosdominiosdelahistoria.

Entre Rivero y Galiana existía desde hacía muchos siglos un antagonismoirreductible.SihablabaisaunchicodeRiverodeloszagalesdeGalianacrujíalos dientes y dejaba escapar por la nariz resoplidos de fiera. Si mentabandelantedeunodeGalianaalosrapazucosdeRiveroleveríaisponerlosojosenblancoyescupir. Ignoroquéagraviospodían tener losunosde losotros,pero se odiaban como si en la antigüedad existiese unParis deGaliana quehubieraraptadoaunaHelenadeRivero,oviceversa.

Porlotantoloschoqueseranfrecuentes.Sinembargo,aunquesehablabaentrenosotrosdeformidablesbatallaslibradasentiemposremotos,cuyanarracióncircunstanciadaseconservaenlosarchivosdelAyuntamiento,enelmíonosehabía efectuado ninguna. Todo se reducía a operaciones de pocamonta y atorneos individuales.Un chicodeGalianadesafiaba a otro deRivero y a lasalidadelaescuelasedabandemoquetesenelmuelleoenelCampoCaín.Algunas veces eran dos contra dos o tres contra tres como los Horacios yCuriacios.

Estos repetidos escarceos mantenían vivo el odio secular. Por tal causa yo,reclutadisponibledeRivero,cuandoibaacasademitíaJustina,quehabitabaen Galiana, tomaba toda suerte de precauciones hasta llegar a su puerta.Procuraba hacerlo cuando los chicos estuviesen en la escuela; jamás losdomingos;sipodíairacompañadodeunacriadamuchomejor.Enesteúltimocaso desafiaba impávido las iras de mis enemigos, que reducidos a laimpotenciamelanzabanmiradasfuribundasymeenseñabanlospuños.

A mi primo José María por recibirme en su huerta y jugar conmigo a los

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caballitoshaciendoéldecocheroyyodecaballooviceversa,selemirabacondesconfianza entre los suyos y estuvo amenazado de un proceso de altatraición.

El odio así incubado y creciendo sordamente cada día, forzosamente debíaprovocar una catástrofe. Los volcanes que durante muchos años sólo dancuentadesuexistenciaconalgunoslevesrugidosyunpocodehumo,estallansúbitoconformidableerupción.

Todos sentíamos la necesidad de una batalla que decidiese para siempre lacuestióndelahegemoníaenAvilés.

Comenzóatrabajarladiplomacia.NuestroserviciodeespionajenosinformódequenuestrosadversarioshabíanpactadounaalianzaofensivaydefensivaconloschicosdeMiranda,laparroquiaruralmáspróximaasubarrio.Estosaldeanitos de Miranda eran numerosos y gozaban fama de osados yaguerridos.

Elcasoeraserio.

Por nuestra parte, entonces, se iniciaron secretas inteligencias con loscampesinos de las parroquias de Villalegre y la Magdalena, los cuales nosofrecieronalgunoscontingentes.Tambiénbuscamosapoyoenlosfrancesesdela«Fábricadevidrios».YofuícomisionadoparahablarconmiamigoRodolfoDinten, un francesito rubio, guapo y robusto, hijo de uno de los principalesoperarios de la fábrica. Este me sugirió confidencialmente que aunque suscompatriotas se negasen a intervenir en la guerra él por su parte se hallabaresueltoabatirseconnosotroshastaexhalarelúltimosuspiro.

Las negociaciones diplomáticas y los preparativos técnicos se prolongarondesdeelmesdeMarzoaldeMayo.Todosnoshallábamosextraordinariamentenerviosos. Tragábamos sin apetito la merienda que íbamos a buscar a casadespuésdelaescuelaynoseternizábamoseninacabablesconversacionesqueseprolongabanhastalanoche.NuestroEstadoMayorconcertabaelplandelabatalla con tanto desconcierto que enronquecía a fuerza de discutir y noacababadeconcertarse.Lademora,sinembargo,aunqueforzosa,nodejabadeconvenirnos.Lapreparacióneramássólidayescrupulosa;nuestrasalianzasseconsolidaban.Porotrapartedeseábamosquelabatallaselibraseenunadelastardesmáslargasdelaño,porquenoestábamossegurosdepararelcursodelsolcomoJosué.

Al finquedó resueltoque fueseelpróximosábadoal salirde laescuela.Labatalladebía reñirseporconvenio tácitoentreambosejércitosen lacalledeGalianaporrazonesespecialesquepasoaexponer.

Estacalle,segúnseasciendedelaPlaza,tienealaderechaampliossoportales

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bastanteelevadossobreelrestodelavía,pordondediscurrenlostranseuntes.La parte baja, destinada casi exclusivamente a los vehículos de rueda, nocontabaasuizquierdaenaqueltiempoconedificioalguno.Porlotantoallísepodíacombatirlibrementesingraveriesgoparalosneutrales.

Apenas terminado el rosario, que dirigía siempre los sábados nuestrovenerablemaestrodonJuandelaCruz,salimostumultuosamentedelaescuelayfuimostodosaformarenlossoportalesdeRivero.Allíteníamospreparadasnuestras municiones, un gran montón de piedras con las cuales llenamosnuestros bolsillos hasta desgarrarlos. Ningún guerrero que yo sepa pudoaquellatardetragarlamerienda.

Unagrandecepciónnosaguardaba.LosprometidoscontingentesdeVillalegrey la Magdalena no acababan de llegar. En cambio la Francia estabamagníficamente representadaporunadocenade chicosde la fábrica, ágiles,vigorosos, atrevidos como lo son casi siempre los soldados de esta heroicanación.

Cansados de esperar inútilmente, nos decidimos al fin a prescindir de lasfuerzas aliadas ruralesy enapretada falangenosdirigimosen silenciohaciaGaliana.

Formadostambiénycadacualconsupiedraenlamanonosaguardabanallínuestrosenemigos.Unagrangriteríanosacogióyunaespesanubedepiedrascayó casi al mismo tiempo sobre nosotros. De nuestras manos partióinmediatamenteotradescarganomenostemerosa.

Elfuegosegeneralizó.Durantealgúntiempoambosejércitosmantuvieronsusposicionesrespectivas.Despuéscomenzóelvaivénnaturalenestoscasos;tanprontoavanzábamoscomoretrocedíamos.

¿Había muchos heridos? No, porque unos y otros procurábamos conservarsaludabledistanciaylosproyectilesraravezalcanzabananuestrasfilas.Pordesgraciayofuíunodelospocosalcanzados.Unapiedramedióenlamejillaymesacósangre.Paraenjugarlaechémanodemipañuelosin recordarquecon él había limpiadohacía un instante el bancode la escuela donde semehabíavertidoel tintero.Puedefigurarsecualquieraloquesucedería.Entrelasangreylatintamezcladamirostroofrecíaunaspectotanaterrador,segúnmeasegurarondespuésmiscompañeros,queestuvoapuntodehacerflaquearsuánimo.Sinembargo,yonosentíadoloralgunoyseguícombatiendohastaelfinal.

La batalla se prolongó así largo rato. Al fin observamos con alegría que elenemigo comenzaba a retroceder sin tratar de recuperar el terreno perdido.Este retroceso inesperadonosenvalentonóde tal suertequenosarrojamosaperseguirlodecercayconbrío.Asífuimosllevándolehastalomásaltodela

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calle.Mascuandoyalecreíamosenplenaderrotaypróximoarefugiarsecadacualensuvivienda,heaquíquesurgedeimprovisodelossoportalesdondesehallabaescondidounenjambredechicosdeMirandaquecayósobrenosotrosacribillándonosapedradas.

Aquelretrocesohabíasidounatraidoraemboscada.

En nuestras filas la sorpresa produjo bastante turbación y retrocedimosdesordenadamente. Pronto nos repusimos, sin embargo, y comenzamos adisputarelterrenopalmoapalmo.

Sindudalaretiradaeradeabsolutanecesidad.Elejércitoenemigo,engrosadoconaquelsocorro,eramuysuperioralnuestro.Supimos,noobstante,llevarlaacabocon tantaserenidadyaciertoquequedaráen lahistoriacomounodelosmás famososhechosdearmas.No fué tan largaydifícil como lade losdiezmilgriegosmandadaporJenofonte,perosítanpeligrosa.

Por medio de hábiles y furiosos contraataques de nuestra retaguardiamantuvimos en respeto al enemigo. Rodolfo Dinten, Sidrín el Chocolatero,Luis Orovio, Floro Vidal realizaron prodigios de valor y sangre fría. Esdeplorable que tales hazañas permanezcan sepultadas en los archivos delAyuntamientoynoalcancenennuestropaíslanotoriedadquemerecen.

NosretirábamospuesenperfectoordenycausandodañoalenemigocuandoalllegaralsitioenquelacallejadelosCuernosconfluyeconlacalledeGalianaobservamosqueungruponumerosodeenemigosseprecipitabaporella.Estacalleja, cuyo nombre harto agresivo supongo que ya se habrá cambiado porotro más apacible, termina en la calle de la Cámara, la cual a su vezdesembocaen laPlaza.Demodoquenuestrosenemigosmarchandoporellapodíantomarnosentredosfuegos.Siel lectorseprocuraunplanodeAviléspodrá seguir, mediante mis indicaciones, los accidentes y episodios de estamemorablebatalla.

Inmediatamente nos dimos cuenta del peligro que ofrecía aquella maniobraenvolvente.Nuestraretiradasehizoentoncesmásrápidaaunquesinllegaraldesorden. El lector no se admirará de ello porque tampoco a él le agradaráseguramentequelecojanporlaespalda.

Nuestrosenemigos,juzgándonosenvergonzosahuídacerraronladistanciadesus líneasynospersiguieronmásdecerca.Unodeellosbienosado llegóaponerseencontactoconnuestraretaguardia.EsteguerrerotemerarioeraBelín,unodelosmásvalientescampeonesdeGaliana.

Confieso que a todos nos infundía respeto aquel héroe.No era un señorito,sinohijodeunmenestral,fuertepornaturalezaycontandoalgunosañosmásquenosotros.Algunossuponíanqueteníayacatorce.Yonocreoquehubiese

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alcanzadounaedad tanavanzada.De todosmodosnos llevaba la cabezaenestaturaymuchaventajaporlafuerzadesuspuños.Fiandoenestafuerzaelinsensatonosólosepusoencontactoconnuestraretaguardiasinoquepenetróen ella y no satisfecho aún avanzó casi hasta el centro de nuestras tropasasestandoterriblespuñetazosaunoyotrolado.

Entonces pormovimiento instintivo y simultáneo, sin que la voz de ningúnjefe hubiese dado la orden, las filas se apretaron contra él demodo que lehicieron imposible toda ofensiva. Trató con fuertes sacudidas de romperaquellaespesaredquelesujetaba,perofueroninútilessusesfuerzos.

Arrastrándole de esta suerte en nuestra retirada llegó con nosotros hasta laPlaza. El enemigo, que había visto con dolor la desaparición de uno de suscaudillos más reputados, trató de rescatarlo persiguiéndonos todavía en unparajedondesabíaperfectamentequeestabaprohibidalaluchaarmada.Peroen aquel instante la fuerza coercitiva del Estado, representada por eloctogenario alguacil Marcones, hizo su aparición habitual; levantóamenazador su viejo bastón de espino, y súbito las fuerzas de Galianaquedaron paralizadas y no tardaron mucho en retraerse a sus antiguasposiciones.

Un rugido de alegría se escapó de nuestros pechos. Habíamos perdido labatallapero teníamosennuestropoderaBelín,almortíferoBelín,orgulloyesperanza de su barrio. Todavía quiso zafarse poniendo en tensión susmúsculos poderosos,mas todos sus intentos se estrellaron contra el númeroincalculable de manos que le sujetaron. Entonces, comprendiendo que noexistía posibilidad de salvación cesaron sus esfuerzos y adoptó una posturaaltanera y estoica que nos impresionó profundamente. Ni un grito, ni unapalabra,niunmovimiento:sedejóconducirtranquilamente.

¿Adónde? He aquí la pregunta que nos hicimos en seguida. Deliberamosansiosamenteporqueeltiempoapremiaba.Noconocíamosennuestrastierrasfortaleza alguna donde pudiéramos guardarlo, y estábamos ya a punto dedejarleen libertadcuandounodenuestroscompañeros tomó lapalabraparamanifestarqueensucasahabíaunacuadradondenoseguardabacaballeríaalguna desde hacía largo tiempo y que bien podría hospedar a nuestroprisionero.

Asíserealizópuntoporpunto.LellevamoshastaelfinaldelacalledeRivero.Nuestro compañero entró en su casa, y cerciorándose de que nadie podíaestorbar nuestro designio, hizo una señal, y cuatro números sujetando alprisioneroleintrodujeronsecretamenteenlacuadrayallíledejaronamarradoalpesebre.Loquetodavíahoymeadmiraalrecordarlo,esquesedejóatarsinoponerresistencia,sinpronunciarsiquieraunapalabra.

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Erauncaudilloderaraenergíaysusideasacercadelhonormilitardignasdeaplauso.

¿Cómo llegó a conocimiento del propietario de la casa y papá de nuestrocompañero que tenía en su cuadra amarrado un bípedo en vez de uncuadrúpedo?Nuncapudimosaveriguarlo.Lociertoesquenosehabíapasadotodavíamediahora,cuandoenunestadodecóleraincreíblebajóalacuadra,desatóalnobleadaliddeGalianayconlasmismascuerdasqueleaprisionaronaplicó tantos zurriagazos al alcaide de la fortaleza que seguramente no lequedaronmásganasensuvidadeguardarprisioneros.

Este famoso Belín logró más tarde a costa de laudables esfuerzos seguir yterminarlacarreradeMedicina.SellamódonAbelGarcíaLoredoyfuéunode los facultativosmásacreditadosdeOviedo,donde fallecióhacebastantesaños.

AlgunavezsentadosenlosdivanesdelCasinonosentreteníamosalegrementerecordando nuestra edad infantil. Cuando yo le traía a la memoria esteepisodioreíaacarcajadasexclamando:

—¡Cosasdelaguerra!

XXII

ELSUICIDIODEANGUILA

Loslectoresseacordarán,seguramenteconhorror,deaquelbandidoapodadoAnguila, que en compañía de otro facineroso a quien llamaban Antón elzapatero,nosasaltóenelcaminodeSanCristóbalamiamigoAlfonsoyamícuandonospropusimoshacervidasolitariayeremítica.

Voyanarrarahoraenquéformaintentódespojarsedelavidaestesujeto.

Pero antes bueno es que comunique al universo entero, para que nadie seequivoque respecto a su temperamento moral, algunos datos que le han dehacermásodioso.Siaúnvive(cosaquesentiría)nodudoqueexperimentaráhondaconfusiónyvergüenzayestoesprecisamenteloquemepropongo.

Esdesaberquedespuésdehabermemaltratadoindignamentesopretextodeenseñarmeel ejerciciode las armas,meobligaba ahacerle el saludomilitarcada vez que le encontraba en la calle. Y si me descuidaba de ello me lorecordabadolorosamenteconunpuntapiéounabofetada.Alaproximarseaélera necesario cuadrarse y hacerle la venia. Entonces dirigiéndose a sus

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compañeroslesdecíaguiñandounojo:

—A este chico le he enseñado yo el ejercicio. Por esome respeta siemprecomosucapitán.

EstepayasoinmundoerapopularenAvilésysusfarsasmuycelebradas.¡Atalpuntopuedeunpuebloequivocarserespectoalvalordesushijos!

Por las ferias de San Agustín acudían a nuestra villa muchos forasteros.Algunos llegaban deMadrid.Anguila tenía noticias de esta gran ciudad, noporlaGeografía,puesseguroestoydequeensuvidahabíatomadounlibroenlas manos, sino por las noticias fantásticas de estos forasteros. Entre elloshabía quien divertía sus ocios arrojandomonedas de cobre envueltas en unpapel desde el muelle a la hora de la marea, para que los pillueloszambulléndoselascogiesenconlosdientes.

Anguilasobresalíadetalmodoentannobleejercicioquenoteníarival.

JamássehabíavistoenAvilésunpezmásacuáticoqueAnguila.

Cuantopuedahaceruncetáceodentrodelaguaéllohacía.

Yocreoquealgomás.

En las mareas vivas se arrojaba de cabeza a la ría desde el puente de SanSebastián,queteníaunaalturaconsiderable,desaparecíadenuestravistayalcabodelargotiemposurgíaallálejos,muylejos,haciendomuecashorrorosas.Ycomosupieleradura,negra,curtidaycomoelcabellocerdosole llegabahastacercadelosojos,cuandoasomabamediocuerpofueradelaguaparecíarealmenteunafocamarinaapresadaenlascostasdeTerranova.

PeroelmomentoenquesemostrabaconverdaderoesplendorsunaturalezadeanfibioeraenlasfiestasnáuticascelebradasdurantelasferiasdeSanAgustín.Se puede afirmar que Anguila era el héroe de estas fiestas. Ninguno logrójamás divertir tanto al público ni hacerse aplaudir tan calurosamente. Si setrataba de atrapar un bolsillo con dinero colocado en la punta de unmástilhorizontalbienuntadodesebo,Anguilaafuerzadeintentarloycaerinfinitasvecesalagualograbaalfincondestrezaincreíbleapoderarsedeldineroyalarrojarseal aguaconelbolsillo en lamano lanzabaun ¡hurra! estentóreoalcualrespondíaelpúblicoconestruendosopalmoteo.

Cuandohabíacarrerasdepatosyaestosdesgraciadosanimalesselescolgabaconlacabezaabajodeunbauprés,ylosbotespasabanatodoremopordebajoconduciendo losefebosdesnudosenpiesobre lapopa,eradeveraAnguilalanzarsealairecomounpájarodepresayclavarsusgarrasenelcuellodelpatoyquedarcolgadodeélhastaqueseloarrancaba.

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Quemeperdonen losmanesde los señoresde la comisiónde festejosde lavillasiafirmoquetalrecreoerabárbaro,cruelydignosolamentedeunherejecomoAnguila.

Cuentanque ésteduranteunas ferias llegóaganar la respetable cantidaddeocho duros y que una vez rico concibió la idea de viajar. Comunicóla conAntón el zapatero, su cómplice, y como éste le diese su aprobacióndeterminaronparadarcomienzotrasladarseambosalacapitaldeEspaña.

Nadadecuantovoyanarrarhepresenciado.Lo sépor lavozpública.Perocomohizomucho ruido enAvilés y nodejará de haber allí algúnpersonajeprehistóricoquelorecuerdenotemogarantizarlocomorigurosamenteexacto.

Salieron, pues, una mañana estas buenas piezas de nuestra villa sin dar untiernoadiós a sus familiasy llegaronaOviedoenuna jornadacaminandoapie,comoeraentonceslamoda.Hicieronnocheenestaciudad,durmiendoalairelibre,locualnopuedesermáshigiénico,yaldíasiguienteprosiguieronsumarchahaciaLeón,adondellegaronalcabodecuatro.

UnavezenLeón¿quéimpresionesagitanelánimodeAntónelzapateroalavistadeestaciudad?Nadamenosqueunsentimientodenostalgiairresistible.Almenosesto fué loquehizopresentea sucompañeroAnguila.Loquenodijo es que todas aquellas noches había tenido pesadillas espantosas. Veíaconstantementeasupadreconeltirapiéenlamanohaciéndolereflexiones.Ypensando,sinduda,queestabaamagadoaundesarreglodelestómagooquizáalaneurasteniadeterminóvolversearespirardenuevolosairesnatales.

Anguilatratódeoponerse,perofuéenvano.SediscutiólargamenteelasuntoyalcaboquedóresueltoqueAntónsevolvierayAnguilacontinuaríasoloelviaje.

Inmediatamentesepresentóunproblemaquesiempreesdedifícilsolución,almenos en nuestro planeta, el problema del dinero. Antón quería llevarse lamitadde loquehabía en caja, o sea sesenta reales.Anguilanoqueríadarlemásqueveinte.Hubodisputamuyagriayestuvieronapuntodevenira lasmanos.AlfinpredominóeldictamendeAntón,porquesiAnguilasemejabamuchoaungorila,AntóneraunverdaderotigredeHircania.

CuandoestetigrellegóasumadrigueradeAvilésnosesabeloqueallípasó;peroentrenosotrosloschicosdelaescuelacorriócomomuyválidoelrumordequehabíatenidoqueiralmédicoparaarreglarlelapiel.Mentiríasidijesequenomehabíaalegrado.

Encuantoalgorila,asíqueseviósolocrecieronsusánimos,cosaquenadatienedesorprendentetratándosedeunanimalsalvaje.

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El ferrocarril delNoroeste de España no llegaba entoncesmás que a León.Anguilasefuéalaestación,comióunpanecilloyunpedazodequesoenlacantina, bebió un vaso de vino y se puso a dar paseos gravemente por elandén, como un rentista, esperando la hora del tren. Preguntó cuál era laestación más próxima y como le nombrasen Torneros, cuando llegó elmomentodesacarlosbilletespidióenlataquillaunodeterceraparaTorneros,quelecostósolamentealgunoscéntimos.

LosviajeroserannumerososporqueseacumulabanlosquehabíanllegadoenlasdiligenciasdeAsturiasyGalicia:Anguilaobservóenquécochehabíamásgente y allí se encajó.En los departamentos de tercera suele viajar la gentemenos aromática pero también la más franca y afectuosa. Fuera del cochepodrán ser los unos para los otros lobos feroces, pero en cuanto allí seacomodan todo es cordialidad y alegría y fraternidad y cuchipanda. Loscaballeros no llevan abrigos de pieles sino groseros sacos al hombro; lasseñorasenormescestascargadasdelegumbresenvezdelprimorosocabásconlasjoyas;masnoporesomaldicendelaexistencia.

A esta sociedad trató de hacerse pronto simpático Anguila, y lo consiguiófácilmente.Aunolequitabaelvientoconsugorraparaquepudieseencenderelcigarro,aotroledesembarazabadelsacoodelacestacolocándolosdebajodelasiento,alosniñoslessentabasobresusrodillasylesenseñabajuegosdemanos.Nadadeestonecesitabaparaobtenerlabenevolenciadelosviajeros,porque repito que en los coches de tercera se practican todas las virtudescristianasdeunavez.

Alosquinceminutoseraallípopular.Unoleregalabalamitaddeunchorizo,otroledabanueces,otrolehacíabeberuntragodesubota,yhabíaquienledaba pescozones cariñosos llamándole granuja. El se dejaba querer. Porsupuesto, había tenido cuidado de manifestar que iba aMadrid, de lo cualnadiedudóporquellevabasiempreempuñadosubilleteenlamanoizquierda.

Masheaquíquehallándoseasomadoalaventanillacuandoeltrenmarchabaatodavelocidad,seleoyelanzarungritolastimero.Inmediatamentevuelvelacabeza con tales señales de consternación en el rostro, que los viajeros,asustados,lepreguntanauntiempo:

—¿Quétepasa,chico?

—¡Semecayó!,¡semecayó!—gimióAnguiladesesperadamente.

—¿Quétehacaído?

—¡Elbillete...!¡Semecayóelbillete!

Ysusmejillassebañandelágrimasporqueestepícarotenialararafacultadde

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llorar cuando le daba la gana. Lloraba tan amargamente y estaba tan feollorando,quetodossesintieronconmovidos.

—¿Perocómofuéeso,chico?

Él,entresuspirosylágrimas,explicabaquenosabíacómohabíasido...Estabadescuidado...,lamanoselehabíaaflojado...,elvientoeramuyfuerte.Yvengallorarysuspirarymoquear.

—Noteapuresniño—dijouno—.Yaveremoscómosearreglaeso.

—¡Yalocreoquesehadearreglar!¡Nofaltabamás!—exclamóotro.

Inmediatamentese formóunconclaveysediscutióconcalorelasunto.Loshombres, en general, opinaban que cuando llegase el revisor se le debíaexplicarconfranquezaloacaecido,pensandoqueseríasuficienteparaquenohiciesebajaralmuchacho.Lasmujeresnosefiabandelrevisor,encontrabanmás seguro ocultar al chico, para lo cual había bastante acomodo con susfaldas.

Predominó, como siempre, la opinión de las mujeres. Unos y otros seestuvieron relevando a la ventanilla para espiar la venida del empleado ycuando le vieron, Anguila se hizo un pequeño ovillo de algodón y quedódisimuladoentrelosplieguesdeunabasquiña.

Losviajeroshallabantandivertidoestejuego,quereíansincesar.Tratabanaaquelmalhechorconafectuosaatenciónyleregalabanylemimabancomosifuesesupropiohijo.

Al llegar aMadrid tambiénpasó la puerta de la estaciónoculto entre tres ocuatromujeres que se apretaban unas contra otrasmás de lo razonable. Encuantoseviófueraylibredespidiósedeaquellabuenagentediciendoqueibaenbuscadeunhermanoqueallí tenía,yse lanzóa lascallesdelacorte tanalegrecomoelpájaroqueporvezprimeraabandonaelnido.

Era necesario estirar, cuanto fuese posible, los tres durosmal contados quetenia en el bolsillo. Por lo tanto, en vez demontar en un coche de punto yhacersetrasladaralhoteldeParís,compróunbollodepanenelprimerpuestoquehallóypordoscuartosmástomóelcaféconquelebrindabaunvendedorambulanteenlaesquinadelaCuestadeSanVicente.

AquellanochedurmiópatriarcalmentesobreunodelosbancosdelaplazadeOriente.

SepropusoaprovechareltiempoynopartirdeMadridsinvertodoloquedenotableencierra,yaquecalculabaquenohabíadepermanecermuchosdías.Todo lovisitó,pues, rápidamente, lascallesprincipales, losbarriosbajos, la

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Casa deFieras, el PalacioReal, losMuseos, los teatros, elCongreso de losDiputados,etc.,etc.NohayparaquéadvertirqueloviótodoporfueraporqueAnguila había vivido siempre al aire libre y no era cosa de romper con sushábitos. Los leones de bronce del Congreso, acabados de fundir con loscañonestomadosalosmoros,leinteresaronmuchísimo.NoentróenelSalóndeConferenciasporqueodiabalapolítica.Encambio,comoelDerechopenalerasuespecialidad,asistiómuycercaysinperderundetallealaejecucióndeunreoenelCampodeGuardias.Loquealgovalealgocuesta.SucuriosidadcientíficalecostóalgunospuntapiésdelosagentesdeOrdenpúblico,perolosdió por bien empleados puesto que había logrado presenciar un espectáculoque ni Antón el zapatero ni ninguno de sus camaradas de Avilés veríanprobablementeensuvida.

Ignorocuántosdíasempleóenilustrarsujoveninteligenciadeestasuerte.Nodebierondesermuchos,porqueaunquelacamalesalíabarata,loscomestibleserancarosyaenaquellaépoca.De todosmodos tanagradable temporadasehubiera prolongado un poco más, si no fuese porque una mañana, aldespertarseensumarmóreolechodelaplazadeOriente,seencontróconquedurante el sueño le habían desembarazado de las pocas pesetas que lequedaban.No lloró,porqueAnguilaaborrecía lascosas inútiles.Secontentócon proferir con voz recia sucesivamente y en ristra, todas las blasfemias ypalabrassuciasquehabíalogradoaprenderensupueblonatal.Sediráqueestoes también inútil. No tanto; algunas blasfemias proferidas con adecuadaentonación,puedensalvaraunhombredeunderramebiliarocóliconefrítico.

Aunquelibreporelmomentodeestosaccidentes,Anguilanopudomenosdepensar que su situación distaba un poco de ser brillante. Poco despuéscomprendió, igualmente, que si algo había indispensable para él en aquelmomento era almorzar. En consecuencia, dirigió sus pasos hacia la tabernadondesolíahacerlodesdequehabíallegado,comióloqueteníaporcostumbreyaprovechandoladistraccióndelataberneraque,porotrapartenolevigilabaconsiderándole ya como parroquiano, logró salir sin ser notado y se alejóvelozmentedeaquelloslugares.Eradomingo.Estábamosenlosprimerosdíasde Septiembre; el tiempo espléndido; temperatura agradable; grandeanimación por las calles. Aunque sus negocios le preocupaban un poco,Anguila gozó como cualquier ciudadano bien acomodado de estas ventajasnaturales y sociales. Recorrió las calles, entró en las iglesias, paseó por laacera de las Calatravas y cuando llegó la hora se fué, como siempre, aescucharlamúsicaypresenciarelrelevodelaguardiadelPalacioReal.EnlaPuerta del Sol vió a unos chicos limpiando el calzado de los transeuntes y,súbitamente,leacometiólaideadehacerselimpiabotas.Peroapenasnacidalaidealadesechócondesprecio.¡Limpiabotas!¡Puf!Loúltimoqueélseríaenestemundo.

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NohayforasteroenMadridquelosdomingosporlatardenovayaapasearsea la Castellana o al Retiro. Anguila optó por este último punto, comomáspintorescoydivertido.Elrealsitio,delcual todavíaunaparteestabavedadaparaelpúblico,rebosabadegente.Laburguesíamadrileñasederramabaporsus caminos arenosos produciendo con su charla y su risa un gozoso rumorqueAnguilaaspiródeliciosamente.LeparecíahallarsetodavíaenlasferiasdeAvilés.Innumerablesniñosquecorríanriendo,gritandoysecaíanylloraban,señoraselegantísimas,mancebosquejugabanalapelota,gruposdehermosasjóvenes que saltaban a la cuerda, apuestos militares que las miraban yrequebraban... Pero lo que más atraía su atención y más le interesaba era,como debe suponerse, el gran estanque que surcaban algunas barquichuelastripuladas por marineritos acicalados como los de las cajas de bombones.PuedecalcularseeldesprecioylarisaqueaAnguilainspirabanestasbarcasyestosmarineros.

Aquel día se amontonaba una muchedumbre inmensa en las orillas delestanque.Anguilamiraba al estanque,miraba a la gente y se hallaba en unestadocontemplativosinpensarabsolutamenteennadacuandodeprontonaceensucerebrounaideamaravillosa.

Fué una de esas ideas que sólo acuden a los hombres cuando Dios quieredemostrarlesquesuprovidenciajamásdejadevelarporellos.

Dió vuelta lentamente al estanque y después de haberse cerciorado dóndehabía más gente y dónde estaban más lejanas las lanchas, se encaramavelozmentesobrelabarandilladehierro,daungritodesgarradoryseprecipitaenelagua.

Aestegritocontestaronotroscienquepartierondelamuchedumbre.

—¡Unniñosehacaídoalagua!

—¡No;sehatirado!¡Lohevistoyo!

—¡Sehacaído!

—Ledigoaustedquesehatirado.

Anguila había desaparecido debajo del agua y quedó oculto unos instantes,peroal caboasomael rostrohaciendomuecashorribles, agitando lasmanoscomo quien lucha con la muerte. Vuelve a sumergirse y otra vez aparecegesticulando,chapoteando,gritando:

—¡Madre!...¡Madredelalma!¡Socorro!

—¡Queseahogaeseniño!¡Salvadaeseniño!—gritabandetodaspartes.

Anguila desaparecía otra vez, permanecía unos instantes bajo el agua y de

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nuevoaparecía con el rostromásdescompuesto todavía, exhalandogemidoslastimeros.

Elpúblicoseagitaba,gritaba,peronadieseatrevíaatirarsealagua.HayquecomprenderqueMadrideselpueblomásinteriordeEspaña.

Lasmujeresconvulsas,frenéticasincrepabanaloshombres.

—¡Salvadaeseniño,cobardes!

Laslanchassehallabanenelextremoopuesto.Unadeellasveníayaremandohaciaelsitio,peroantesdequellegaseteníatiempoelchicodeahogarsediezveces.

Al fin un hombre, el mismo que afirmaba haberle visto tirarse se despojórápidamentedelachaquetadiciendo:

—Elsehatirado;yolohevistopormisojos...peronoimporta.

Ysearrojóalagua.Nadóunosinstantes,seaproximóconcautelaalchicoytomándoleporloscabellosenelmomentoenqueaparecíaotravezlearrastróhacialaorilla.Allínumerosasmanosseapresuraronaizarle.

Anguilaparecíamedioasfixiado.Quisieronvolverlelacabezaparaquesoltaseelaguaquehabíatragadoperoélseopusoenérgicamenteaestaoperación.Ungrupo inmensodegente le rodeaba.Elhombreque lehabíasalvadoyqueatodotrancequeríahacervalersuopiniónlepreguntó:

—¿Tehascaídootehastirado?

—¡Mehetirado!—balbuceóAnguila.

—¿Yporquétehastirado?

—¡Porque...porquequeríamatarme!

—¿Yporquéqueríasmatarte?

—¡Porqueestoymuertodehambre!—profirióentresollozosaqueltunante.

Lanoticiacorriócomounreguerodepólvoraporlamultitud.

Unniñoque tratóde suicidarseporestar en laúltimamiseria, sedecían losunosalosotros.Untiernosentimientodecompasiónseapoderódetodosloscorazones.Enunmomentoserecaudóallíunmontóndecalderillayalgunaspesetas. Metieron todo este dinero en un pañuelo y se lo entregaron alnáufrago.

Peroyaalgunosguardashabíanllegado,loscualesseempeñaronenllevarleala Casa de Socorro. Antes de hacerlo un caballero anciano elegantemente

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vestidoseabriópasoentrelagenteyllegandohastaelsuicidalehablóconelmayorafectoyledióunatarjetaparaquesepasaseporsucasa.

EnladesocorrometieronalbuenAnguilaenlacamamientraslesecabanlaropa. Una vez seco y restaurado y dueño de algunas pesetas se dirigió alpalaciodelcondedeF.,cuyaeralatarjetaqueledieran.Estecaritativoseñorse enteró con emoción de la historia lamentable que a Anguila le plugoensartarle,lehizodormirensucasayaldíasiguienteleenvióconuncriadoala estación del Norte. Allí le dieron un billete para León y otro para ladiligenciahastaOviedo.

Esta es la historia verídica del suicidio de Anguila. Yo he presenciado unarepetición desde el muelle, porque alguna vez hacía reír a sus amigosparodiándolo.

¡Habíaqueveraaquelpayasohundirseenelaguayaparecermedioasfixiadopidiendosocorroconlasansiasdelamuerte!

Al sujeto que le salvó la vida le dieron, a petición de la Prensa, la cruz deBeneficencia.

XXIII

PEDROMENÉNDEZ

LasferiasdeAviléstienen,comotodoelmundosabe,lamismasignificaciónhistóricaquelosJuegosOlímpicosdelaantiguaGrecia.

Sihubiesetropezadoenmiinfanciaconunjaponésounpersa,quenohubieraoídonuncahablardeestasferias,quedaríaseguramenteestupefacto.

No sé lo que son ahora, pero doy fe de que en aquellos tiempos eran unaantesaladelParaíso.Ysimedejaran,esposiblequemequedasecontentoenlaantesalasinentrarjamásenelsalón.

Pasábamosunañoenterosoñandoconaquelloscincodías.Sialgúnparientegenerosonosponíaenlamanounapeseta,corríamosameterlaenlahuchadebarro¡paralasferias!Sinoscomprabanunlindosombreritodepaja,era¡paralas ferias! Si el sastre nos cortaba un terno de paño fino o el zapatero nosfabricabaunoszapatitosdecharol,naturalmente,era¡paralasferias!

Fueradecasa,enelpaseo,bajolosarcosdelaplazayalasalidadelaescuela,comentábamosacaloradamente los festejos.Vendráunacompañíadramática;vendrá otra de circo. Y a los chicos se nos hacía la boca agua porque se

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aseguraba confidencialmente, pero con visos de verdad, que en esta últimafiguraba un clown maravilloso que se tragaba un largo sable hasta laempuñadurayotroquedabasintrampolíneldoblesaltomortal.

Mientraslasferiasdurabanvivíamosenmediodeunaturdimientofeliz,fueraenteramente de nosotros mismos y de nuestras costumbres. Eran días deexaltación, de vértigo, de ataque de nervios. Cuando nos aproximábamos aellossentíamossucalorynosiluminábamospordentrocomoloscometasalacercarsealsol.Aquelloscincodíasyochoanteslospasábamosenunestadodeinconscienciaangélica.Noeravidamortallaquellevábamossinoinmortaly olímpica.Los dioses bajaban a nosotros y nos besaban en la frente y nosdabandebeberde suambrosía.Apeloal testimoniode losviejos avilesinosquemelean.

Quince días antes, los peones del Ayuntamiento empezaban a clavar losmástilescongallardetesalolargodelmuelleydelascallesprincipales.Avilésfué siempre una villa pródiga en gallardetes. Recuerdo la viva, inefableemoción que me embargaba cuando veía a los obreros erigir los primerosmástiles,símbolodedicha inmarcesible.AlgunasvecespensabaquesienelCielonohaygallardetes,esunCieloincompleto.

Pero la más característica entre las señales precursoras de tan magnoacontecimiento,másaúnquelaereccióndelosmástilescongallardetes,erandosgrandesbastidoresdemaderaquelacorporaciónmunicipalhacíacolocarunosdíasantesalosdosladosdelapuertadelBombé,aquelexiguoBombé,germendelhermosoparquedeahora.Erandosfiguronesquerepresentaban,eluno a Pedro Menéndez y el otro a Ruy Pérez de Avilés, según rezaba laleyendaquedebajoostentaban.

Cuando al descender por la calle de la Herrería cualquiera de los díasprecedentesalaferia,divisabaalolejosaPedroMenéndezyaRuyPérez,mialegría era tan intensa, que me obligaba a detenerme. El corazón queríasaltarmedel pecho, la dichame ahogabaydebuenaganahubiera corrido aaquelloshéroesyleshubierabesadoyabrazado.

Más tarde les perdí un poco el respeto porqueme hice filósofo y pacifista.Peroenaquellaépocamitemperamentoeraextremadamentemarcial;soñabacon batallas y escaramuzas, tajos ymandobles.Yomismo, conmis propiasmanos, fabricaba lanzas y sables aprovechando los barrotes de algún viejocajóndepino,plateándolesconpapeldeestañoarrancadodelospaquetesdechocolate. Y como nos hallábamos entonces en guerra con los moros deAfrica, pensaba vagamente en fugarme de casa ymarchar a ponerme a lasórdenesdelgeneralPrimyofrecerleelauxiliodemisabledemadera.

Felizmenteestonollegóaefectuarseypudealcanzarlaedadvirilydespuésla

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vejez, sinhaber cortado la cabezanihaberhecho lamáspequeña incisiónaningúnmoro.

Aunqueabominando,pues,de laguerra,conservésiempre,por loqueacabodedecirunatiernainclinaciónhaciaPedroMenéndez,AdelantadodelreinoyconquistadordelaFlorida.AsíquecuandollegóamisoídoslanoticiadequelehabíanalzadounaestatuaenelparquedeAvilés,mesentícomplacidoymepropusehacerleunavisita.

Le vi de pie sobre un alto pedestal y apenas pude reconocerle. Era unpersonajeobscuro,verdoso,siniestro,queteníalaespadadesenvainadacomoapercibido a ponerse en guardia y darle una estocada al primero que se lepusiera delante. ¡Qué diferencia de aquel Pedro Menéndez de mi infancia,tranquilo, majestuoso, encuadrado en un pintoresco bastidor demadera! Envezdeintentardarleunabrazocomoenotrotiempo,apartédeéllavistacontedio y me alejé de aquel sitio velozmente. Quiero decir que no me fuésimpático.

Poreso, cuandoenaquellosdíasunnotablepoeta regionalque firmaconelpseudónimode«MarcosdelTorniello»enunadesussabrosascomposicionespropusoquesemeerigieseunaestatuaenelparquedeAvilés frentea ladePedro Menéndez, me sentí extrañamente agitado. Inmediatamente merepresentéyomismoconcuerpodemármol,perosensibleypensante,sobreuna columna de piedra, sufriendo día y noche los embates del viento y losrigoresdelsol,azotadopor la lluviaoensuciadoporelpolvo.Meviañosyaños frente a aquel negro, siniestro guerrero de la espada desenvainada, sinpoderapartarmeunpuntodesuvista.Ysemeoprimióelcorazón.

Anduvepreocupadotodoeldía;meacerquécuatroocincovecesalaestatua,y otras tantas me alejé echando una mirada oblicua, nada amorosa, al feosoldadoqueibaasermisocioporlossiglosdelossiglos.Inquietoycavilosomefuíaquellanochealacamaytuveelsueñosiguiente:

Soñé que llegaba aAvilés por el ferrocarril, embalado en un gran cajón demaderayqueenlaestaciónmearrastraronalgunosmozoshastauncarrodebueyes en presencia del escultor y tres o cuatro señores desconocidos. Mellevaron hasta el parque y por la noche me desembalaron y me colocaronsigilosamente sobre una columna de granito que allí estaba preparada, alefecto,ymetaparondespuéslacarayelcuerpoconuntrozodeharpillera.Aldíasiguienteseefectuólaceremoniadedestaparme,enpresenciadeunagranmuchedumbre, con asistencia de las autoridades y amenizado el acto por laorquestamunicipal.Yoestabaconfusoyavergonzadodetantohonoryviendoaalgunosviejosamigosconmovidoshastaderramarlágrimas,semederretíaelcorazóncualsifuesedemantecaynodemármol.

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Pasé algunas horas distraído aquella tarde. Mucha gente se detenía acontemplarme y hacían comentarios. Unos sacudían la cabeza con ademánseveroyexpresabanenaltavozsusdudassobresiyomerecíaonoserelevadoa la categoría de los héroes.Otros por el contrario aplaudían el acuerdodelMunicipiomanifestandoqueyoleshabíahechopasaralgunosratosdivertidosyquenoeramalmuchacho.Gentilesavilesinasfijabansusmenudospiesenlaarenaymemirabanconojosrisueñoshaciendounmohíndesatisfacción.Yosentíaunosdeseoslocosdebajarmedelpedestal,postrarmeasuspiesydarleslasgracias.

Pero de vez en cuando me acordaba de que pronto iba a quedar solo enpresenciadelterribleconquistadordelaFlorida,ymeestremecía.

Llególanoche.Lasúltimaslucesdelsolrelampaguearonuninstantesobrelasuperficie de la ría; hicieronbrillar después los cristales de los balconesdelGranHotel,quedaronalgunossegundosrecogidasenlascopasdelosárboles,yporfinsefueron.Yconellos tambiénlosojoshermososde lasavilesinas.Todoquedóentinieblas.

Heme aquí frente a don Pedro Menéndez. La noche era obscura y hacíabastante calor. La agitación de aquel día me tenía cansado y la sofocantetemperaturameinclinabaalsueño.Empezabaadormitarcuandomesacódemi letargo una voz ronca y espantosa. Era la estatua del conquistador de laFloridaquehablaba.

—¡Eh,amigo!¿Porquéestáisahíplantadofrenteamí?

—Porquemehanpuesto—respondítembloroso.

—¿Yporquéoshanpuesto,decidme?¿Porquéoshicierontantahonradevoscolocarfrenteamíenfiguradepiedra?

Yodebíresponderciertamente:«Porqueleshadadolagana.»

Peromesentíllenodemiedo,unmiedoabyecto:ybalbucímásquedije:

—Quizáhayanpensadoquemerecíanestarecompensamisservicios.

—¡Ah, sois un guerrero famoso! Perdonad que os haya hablado sin losrespetosqueseosdeben.Agoradecidme¿quéreinoshabéisconquistado,quéenemigos de Dios y del rey habéis vencido, en cuántas batallas habéiscombatido?

—Contodorespetoymiramientoosdiréquenoheconquistadoningúnreino.Solamente en mi edad juvenil quise conquistar el corazón de alguna bella,peronopocasvecesmevinecesitadoalevantarelsitio.Encuantoabatallas,laúnicaseriaenquehetomadopartefuéladeGaliana.

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—¡Nuncaoímentaresabatalla!

—Puesfuéreciaycruel,yenellatuvelamalafortunadequedarherido.

—¿Depicaodealgúnarcabuzazo?

—No,señor,depiedra.

—¡De piedra! ¿Entonces os hallabais todavía en la edad de los honderos ycatapultas? ¿No conocíais el uso de la pólvora, ni las culebrinas, ni losmorterosnilosarcabuces?Eraisunosbárbaros.

—Enefecto,asínosllamabacasitodoslosdíaselseñordonJuandelaCruz.

—¿Quiéneraesevarón?

—Nuestromaestrodeescuela.

—¡PorDiosquenoos entiendo! ¿Qué tienenquepartir en estos asuntosdearmaslosmaestrosdeescuela?

—Esquenosetratadearmas.Yonosoyguerrero.

—Entonces,decidme,conmildeacaballo¿quiénsoisyquémaravillashabéishechoparaqueasíoshonrenconmármolesybronces?

—Pues yo no he hecho en este mundo más que algunos libros que andanrodandoporélconinmerecidoaplauso.

DonPedroquedóuninstantesuspensoysoltódespuésunahorrísonametálicacarcajada.

—¡Vamos,soisunc...tintas!

—Notanto,señorAdelantado.MilinajeradicaaquímismoenAvilésyestanantiguocomoelvuestro...Peroyanadiesepreciadelinajesenestostiempos...Cadacualsefabricaelsuyoconsucabezaoconsusmanos.Trabajar;extraerdelamadretierraaquelloselementosnecesariosparalavidadeloshombresesnobleza; forjar losmetales, tallar laspiedras,modelarelbarro, enviar losproductosdeunaregióndelplanetaaotra,difundirlos,comerciarconellos,esnobleza.Perolamayornoblezaenestostiemposeselexpresarconbellezaydecoro ideas justas, es alzar el espíritu de los hombres a las altasespeculaciones de la metafísica, es recrearla con sabrosas, peregrinasinvenciones.Nohaymonarcanipotentadohoysobrelatierraquenoenvidieellaureldeunpublicista.

—¡Porvidamía!... ¿Esque avosotros, ruin canalla, seos coronaagora conlaureles? Mucho soy maravillado. ¿Entonces, qué es dejado a los varonesseñaladosqueabrazanconafectoelartedelamiliciacorporal,alosmancebos

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bélicos, a los varones esforzados de inmortal memoria que han vertido susangreencrudasbatallas?

—En el día, señor Adelantado, los mancebos belicosos suelen parar en lacárceloenelhospital.Loshombreshemosllegadoaconvencernosdequelostajosymandobles, lanzadasycintarazos,aunquesean inferidosconsingulardestreza,nodebenserconsideradoscomosignosdenoblezasinodebarbarie;quenodebenllamarsehéroesa losquesabendarbuenosmordiscos,porquemejoreslosdanloschacales.Somosespíritusyelteatrodenuestraactividaddebe ser el mundo espiritual. Nuestro negocio más importante en la edadpresenteeselhuirdelaedadcuadrúpedaquevosrepresentáis.

—¡Rayosycentellas!¿Ytenéisenmenoslashazañasportentosasdeaquellosguerrerosquehansabidoconquistarparasureyyseñordilatadosterritoriosyencadenarasuspiesamillaresdeesclavos?

—Sí, los tenemos en menos; siento verme obligado a decíroslo. No sonconquistadoresparanosotros losqueseapoderandeunpedazodetierraquehermanossuyoshanregadoconelsudordesufrentesinolosquedescubrennuevos horizontes para la ciencia y con la luz de su ingenio esclarecen lasalmasdesussemejantes.Elhombrenohanacidoparalucharconelhombresinoconlasciegasfuerzasdelanaturalezaquenosoprimen.Newton,Kepler,Bacon, Palissy, Gutenberg, Franklin, Pasteur, Edison han sido losconquistadoreslegítimosdenuestraraza.

—Noconozco a esos varones. ¿Pertenecieron a la armadao a la gente de acaballo? Nunca les vi apuntados en la relación de las grandes y señaladasvictoriasdelrey,nuestroseñor.

—Pertenecieronalaarmadadeltalento...Perotodavía,señorAdelantado,hanexistido y existen otros luchadores más grandes, más generosos. Estos noluchan con la tierra y elmar ni con el aire y el fuego sino con la Esfinge.—«Adivina o te devoro»—dice la Esfinge. Y estos buenos guerreros delespíritu luchan con ella, se rompen los huesos contra su cuerpo de piedra ycaen rendidos y ensangrentados queriendo arrancarle su secreto. Pitágoras,Heráclito, Sócrates, Platón, Plotino, Spinoza, Descartes, Pascal, Leibnitz,Kant,Hegel,SchopenhauersonloshéroesmásqueridosdelaHumanidad.

—¡Habláisunhabla,pardiez,quenuncasonóhastaahoraenmisoídos!Todoeso son enredos y trampantojos, y en verdad que merecierais por talesmaleficios ser llevado a un calabozo del Santo Oficio para que allí oscastigasen o enmendasen o que el rey, nuestro señor, os enviase a galerasdespuésdevoshaberaplicadodoscientosazotes.

—ElSantoOficioqueinvocáisnofuémásqueunodiosotribunaldondesobrevíctimas inocentes se cebó la crueldad nativa, la ignorancia, el orgullo y la

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envidiade algunos clérigosvomitadospor el infierno...En cuanto a vuestrorey don Felipe segundo está en el día reputado por un déspota rencoroso ysombríoquedestruyó laobragrandiosadeaquellasantamujerquese llamóIsabelprimeradeCastilla,apagandolainteligenciayenvileciendoelcarácterdelpuebloespañol.

—¡Quéestáisdiciendo,temerario!—gritóconestruendosavozelguerrerodebronce—.¿AlSantoOficioesasblasfemias?¿Amireytamañosultrajes?¡Porvidamíaquehedecastigartantainsolencia!...¡Toma,menguado!

Ydiciendo y haciendome tiró con su espada un tajo al cuello ymi cabezamarmóreacayóalsueloconunruidosordoquemedespertó.

XXIV

HISTORIATRISTEDEMIAMIGOGENARO

Suspadres teníanunalmacéndeenseresmarítimosno lejosdelmuelle.Eratanpequeñoyestabadetalmodoatestadoqueapenaspodríanmantenersetresocuatropersonasdentrodeél.

Barricasde rabapara lapescade la sardina,montonesdecables enrollados,paquetes de lona, cajas de brea, remos, garfios, anclotes, latas de aceite,pantalones impermeables, todo hacinado de un modo delicioso. Yo por lomenos lo encontraba así. El techo era bajo, circunstancia que lo hacía másgratoaúnamisojos,ydeélpendíanristrasdeanzuelos,alpargatasybotasdeagua.Teníaunaescaleritaestrechayempinadaqueconducíaalpisoprimeroyúnicodelacasa.Todoestoleprestabaciertasemejanzaconelcamarotedeunbarco;yaquíestáprecisamentelacausadequeestatiendecitaejerciesesobremítalfascinación.

En aquella época yo amaba el mar sobre todas las cosas: erami elemento,soñabaconsermarino.

Me encantaba, pues, visitar aquella tiendecita tan abarrotada de tesorosmarítimosymehubieseencantadoaúnmássielpadredemiamigoGenaronofueseunhombretanserioytanbarbudo.Subarbanegra,erizada, lebrotabahasta por debajo de los ojos, que eran negros también y grandes y severos.Cuando iba a preguntar por su hijome informaba pormedio de un gruñidoseñalandoaltechooalapuerta,segúnestuvieseencasaofuera.

Genaroteníabastanteparecidoconsupadreyseguramenteseríaunperfectoretratosuyocuandotranscurriesenlosaños.Lamismatezcetrina,losmismos

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grandesojosnegrosyunaciertaseriedadqueimponíarespetoaprimeravista.Después que se entraba con él en amistad resultaba extremadamentesimpático.Era un chico franco, resuelto, leal, nomuy inteligente y un pocoaturdido. Todos le estimábamos, no sólo por su carácter, sino también yespecialmente por su agilidady su fuerza, pues es cosa cierta que los niñoscomolosgriegosadoranelcuerpoprimeroydespuéselalma.

Ningunomásdiestroqueélentodaclasedejuegosyejercicios,sobretodoenlos marítimos, esto es en nadar, remar, trepar a pulso por la jarcia de losbarcos,etc.Enelartedelanavegaciónnossacabaatodosgranventaja,pueserayaalostreceocatorceañosunperfectomarineroqueizabayechabarizosalavelaenelmomentooportuno,quesabíaorzaryarribarytesaroarriarlaescota y dejaba caer el rezón con perfecta exactitud donde quería. Por estosiemprequedisponíamoscualquierexcursiónalospuntosextremosdelaríabuscábamossucompañía.

Felizmenteparamí, sucasanosólo teníaentradapor la tienda.Enelportalhabíaotraescaleraqueconducíaalpiso,ycuandolapuertanoestabacerradasubíaporellaparallamarleevitandoconestolabarbaespinosadesupadre.

En vez de esta barba solía recibirme en lo alto de la escalera un rostrohalagüeñoyhermosoquemeplacíavercasitantocomolostesorosmarítimosde la tienda. Este rostro pertenecía a una joven llamada Delfina, mitadcosturera,mitadamigadelacasa.VeníaconfrecuenciaaellaparaayudaralamadredeGenaroque,enteramenteocupadaconlatienda,nopodíaatenderalosquehaceresdomésticos.

EstaDelfina,quepodríacontardiezysieteodiezyochoañosdeedad,eraunestuche.Cosíaprimorosamente,aplanchabaaúnmejor,dirigíalasfaenasdelacasaconlahabilidaddeunaviejaamadellavesysabíacontarcuentosmejorque la sultana Serezada. Era además bella como lo eran sus tres hermanas;porqueteníanadamenosquetres;yeraigualmentecoquetacomoellas.Entrelas jóvenes artesanas de Avilés estas cuatro gozaban con justicia fama dehermosasyelegantes;esdecir,quesustrajeseranmáscuidadosymásfinosquelosdelasdemás,aunquesinsalirsedesuesfera,porqueenaqueltiemponingunaosabahacerlo.Eraademásalegrecomoun jilgueroynoshacía reírcon sus bromas y después nos pellizcaba para que no riésemos alto; porqueellatambiénteníamiedodelasbarbasdelamodelacasa.

Así,quecuandosubíaa lademiamigopara invitarleaalgunaexcursión,siDelfinaestabaenella,másdeunavezymásdedosolvidémipropósitoymequedéembelesadoconlarisayloscuentosdelacosturera.Ysisemehabíacaídounbotónomehabíahechounsieteeneltraje,estaencantadorahadaseapresurabaareparareldesperfecto,dándomedespuésunaligerabofetadaquemedejabaconapetitodedesgarrarmeotravezelpantalón.

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Un día, no obstante, al subir la escalera para llamar a Genaro, la encontréexcesivamenteseriaydesdeloaltomedespidiósecamentediciéndomequemiamigo no podía salir conmigo porque su padre le tenía ocupado. Mesorprendióunpoco,peronohicedemasiadoaltoenello.Aquellamismatardeunodenuestrosamigosmedijoconfidencialmente:

—AcabodesaberqueGenaroharobadobastantedineroasupadreyqueéstelehadadotantospalosquehatenidoqueguardarcama.

Quedéconsternado.EntoncescomprendílarazóndelaseriedaddeDelfina.

—Pero¿cómohasido?

—Nosé...Creoquehametidomanoenelcajóndelamesadondeguardaeldineroalláensucuarto.

Meprodujoun sentimiento tristísimo.Aquel chico eraun amigoaquienyoqueríadeverasyjamáslecreyeracapazdesemejantebajeza.

Transcurrieronbastantesdíasyunatardeleencontréenelmuelle.Estabaunpoco más pálido, pero alegre e impetuoso como siempre. Embarcamos ennuestroboteynospaseamosporlaríaaltenordeotrasveces.Yosentíaquemiestimaciónhaciaaquelmuchachomermaba;peronopodiasustraermealasimpatía que había logrado inspirarme. Sin embargo, desde entonces meabstuvedeirabuscarleysólocuandoleencontrabacasualmenteenelmuellenosembarcábamosjuntos.

Pero su asistencia a este sitio, que antes era tan continua, sufría algunoseclipses.Algunasvecessepasabanochodíassinqueleviesesaltandoporlaslanchasoencaramándoseen la jarciade losbarcos.Porotraparte,cadavezque le veía le encontrabamás pálido: la tristeza se esparcía comouna nubenegraporsurostro.

Aquelamigo,queporrelacionesdefamiliateníanoticiasauténticasdeloquepasabaencasadeGenaro,mecomunicóqueésteseguíarobandoasupadreyque loscastigoscontinuabancadavezmáscruelesy terribles.Alparecer, lanocheanteriorsupadrelehabíaazotadodetalmaneraconunascuerdasqueasus gritos habían acudido los vecinos y le habían hallado en un estadolamentable.

Entonces súbitamente despertóse en mí una compasión infinita hacia aquelchico; aún puedo decir que creciómi cariño, porque siempre enmi alma lacompasiónengendróelamor.Merebelécontraaquellabarbarieymedijeconindignación:«¿Despuésdetodo,qué?¿Notrabajayahorraparaél?Sisehatomado antes lo quemás tarde le ha de pertenecer no hay en ello tan grandelito.»

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He aquí cómo la compasión y el afecto hicieron brotar enmi cerebro ideassubversivasenelordenmoralyjurídico.

Algunos días después volví a encontrarle en el muelle y por un impulsorepentino que no pude reprimir le eché los brazos al cuello. El quedósorprendido,sepusoaúnmáspálidoyrompióasollozarperdidamente.Comonuncahabíasidoblandoparallorar,sullantoprovocóelmío,quesiemprelohetenidofácil.

Nohablamosunapalabra.Nossecamoslaslágrimasensilencioymontamosenelboteparadarnuestropaseohabitual.

Al cabo supe que su padre había resuelto enviarle a Cuba y que estabaseñaladoelbarcoquehabíadeconducirle.Norecuerdo,opormejordecirnoquiero recordar, si era la Eusebia, la Flora o la Villa, los tres barquitosprincipalesqueentonceshacíanlacarreradeAmérica;peroeraunodeellos.EstabaancladoenSanJuanesperandoelNordesteparahacersealavela.

AquellosdíasnoviaGenaroenelmuelle.Cuandollegóeldelapartidatuvede ello noticia por un viejo marinero cuyo hijo era grumete en el barco.Entonces me acometió el deseo de ir a despedirle. Lo propuse a otros dosamigosqueaceptaronalinstante,puestodosamábamosaaquelchicoapesardesus faltas.Yuna tarde,despuésdecomer,nosacomodamosenunboteycomenzamosabogarendirecciónaSanJuan.

EnelmuellehabíamossabidoantesdepartirqueGenaroyaestabaalládesdeporlamañanayquenisupadrenisumadrenipersonaalgunadelafamiliahabía ido a despedirle. Sólo unmarinero le había acompañado con el baúl.Aquellonosparecióelcolmodelacrueldad.

CuandollegamosaSanJuan,elbarcoestabayaapuntodehacersealavela.Nos acercamos a su casco negro y advertimos que a bordo se estabanefectuando las maniobras preliminares. En torno de él había tres o cuatrolanchasconpersonasquedecíanadiósalospasajeros.Estos,inclinadossobrelaborda,hablabanagritosconsusamigosodeudos.DimoslavueltaalbuqueynovimosporningunaparteaGenaro.Entoncesnospusimosallamarlecontodalafuerzadenuestospulmones.

—¡Genaro!¡Genaro!

Alcaboaparecióenlapopa.Conunamanosesujetabaauncableyconlaotranosenvióunsaludoacompañadodeunatristesonrisa.

Jamás olvidaré aquella sonrisa de dolor, de vergüenza, de resignación, dedesprecio...

Quisimoshablar,peronosabíamosquédecirle.Unmarineroseacercóaély

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leapartóbruscamenteysecolocóensusitioparaejecutarunamaniobra.

—¡Adiós,Genaro!—legritamos.

Élnoshizootrosaludoconlamano.Ynovolvimosaverle.

Entonces comenzamos de nuevo a navegar la vuelta de Avilés. Bogábamossilenciosos,melancólicos.Lostressentíamosenelfondodelcorazónqueunagraninfamiaseacababadecometerenestemundo.

Pocosdíasdespuéslohabíamosolvidado.Sinembargo,alcabodedosotresmesesseprodujounacontecimientomisteriosoquellegóhastanosotrosynoscausóprofundaimpresión.

ElpadredeGenaroalabrirundíaelcajóndelamesadesucuartoseenteróconestupordequehabíasidorobado.

Entoncesseleocurrióaaquelbárbaroloquemuchoantesdebiódehabérseleocurrido.Buscóunatrazaingeniosaparaaveriguarquiénlerobaba.

Amarróunacuerdaal fondodel cajónpor laparte exterior, taladró lamesa,taladróelpisoylahizopasarhastalatienda,dondecolocódisimuladamenteunacampanilla.

En efecto, algunos días después sonó esta campanilla: el comerciante seprecipitóporlaescalerasinhacerruidoysorprendióalladróninfraganti.EraDelfina,labellacostureraqueatodosnosteníahechizados.

FuéentregadaalajusticiayelpadredeGenaroseapresuróaescribiraCubapara hacerle venir. La carta llegó demasiado tarde. No mucho después dearribaralaHabanafuéatacadoporelvómitonegroyhabíadejadodeexistir.

EstaeslahistoriatristedemiamigoGenaro.

NoroguéisaDiosporaquelniñomártir.Rogadporsusverdugos.

XXV

ROSASTEMPRANAS

Corría el año 1861. En Avilés vivíamos ignorados, pero felices. Allá lejospodían sublevarse los batallones y enMadrid alzarse barricadas y en todaspartesencenderse la luchayvenirenposdeella lassangrientas represiones,matanzas y fusilamientos. Nosotros no nos ocupábamos en semejantesbagatelas. Nuestros sucesos interesantes eran los Carnavales, el baile de

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Piñata, los días de San Juan y de San Pedro con sus paseos pormar y portierra,lasromerías,lasferias.

¿Quién osará afirmar que no estábamos en lo cierto? ¿Hay algo másinteresante para el hombre que su felicidad? Un moralista me dirá que labondaddebeirdelante.Yoresponderéquebondadyfelicidadsonunamismacosa, y se lo demostraría con párrafosmuy elocuentes de Plotino, de SantoTomás y de Fichte; pero no estoy seguro de que esto sea oportuno en unasmemorias. Por el momento, me limito a exclamar con el Evangelio:¡Bienaventurados los pacíficos! Nosotros lo éramos; por eso Dios nosrecompensabaderramandosobrenuestravillatorrentesdealegría.

LanochedeSanJuaneraparticularmenteregocijada.Comoenotrasmuchasregiones de España, días antes, los niños trabajábamos ardorosamente en laconstrucción de jardines en plena calle, aprovechando los rincones yencrucijadas.Estosjardineserannuestroorgullo,porquesabíamosquehabíande ser visitados.Para ello poníamos a contribución los bolsillos de nuestrospadres y deudos. Enarenábamos sus caminitos esmeradamente; losadornábamos, no solamente conplantas y flores, sino, a veces, también conestatuas y fuentes, y comprábamos farolillos venecianos, con los cuales losiluminábamosagiorno.Aldíasiguienteescuchábamosconavidezeldictameny lascríticasde lagente.Sioíamosdecirqueel jardíndelRiveroeramejorque el de Galiana, nuestro corazón latía de entusiasmo, y celebrábamosnuestrotriunfogritandoporlascalles:¡VivaRivero!

Pero uno de aquellos mis compañeros me había afirmado seriamente que,echandounhuevoenunvasodeaguaalasdoceenpuntodelanochedeSanJuan,ydejándoloreposarsealsereno,podríaversealdíasiguiente,dentrodelagua, la figura de un barco perfectamente esculpida, con sus mástiles, susvelasytodasujarcia.

Quiseverestamaravilla,delacual,niporuninstantedudé.Lomaravillosoesel manjar quemejor digieren los niños. Como no podía permanecer en piehastalahoraseñalada,porquenomelohubieranconsentido,meacosté,perosindormirme.Alescucharenelrelojdelcomedorlasonceymedia,aguardétodavía un rato;me levanté sigilosamente, fuí a la cocina, llené un vaso deagua, tomé un huevo y, saliendo al corredor, que daba sobre nuestro jardín,esperéanhelantelasdoce.CuandoelgranrelojdelAyuntamientohizovibrarla primera campanada en el silencio de la noche, partí el huevo y vertí sucontenidoenelvaso.

Al día siguiente, en el momento de abrir los ojos a la luz me acudió elrecuerdodelbarco.Saltodellechovelozmente,y,encamisa,salgoalcorredorymiroconávidaintensidadmihuevo.¡Oh,amargadecepción!Enelvasonohabíamásqueunlicoramarillento,asqueroso,sinfiguradebarcoalguno.

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¡Cuántasvecesasíenelcursodemividahepuestotambiénaserenaralgunadulce ilusión!Comoahora, hehallado siempre, envezdelbarcomágico, ellicornauseabundodeldesengaño.

Llegaba después el día de San Pedro, ¡Qué brillante paseo en el bombé!Llamábase así en Avilés un trozo de terreno de forma ovalada, enarenado,cercadoporunaparedillaalta,demediometro,yguarnecidodealtosálamosblancosdehojaplateada.Estecercaditominúsculo,quenotendría,depuntaapunta,más de cienmetros, era el paseo oficial de la población, el paseo degala.

Llegaban las romerías. Las romerías son la alegría del verano. Avilés estárodeadodefrondosasaldeas,quesemejanotrastantasesmeraldasformandolaorladeunaperla.LaMagdalena,Villalegre,SanMartín,SanPelayo,Miranda,BallinielloySanCristóbalsonlasprincipales.Todasellastienensuromería,que van escalonadas al través de losmeses estivales. Lamás concurrida, lamásespléndida,laabadesamitradadeestasromerías,esladelaLuz.YalahedescritoenminovelatituladaElCuartoPoder,yaestadescripciónmeremito.

Masaquelañoamifelicidadseañadióotraquetodoelmundocomprenderáinmediatamente;aquelañotuveunanovia.Esdecir,noséapuntofijosituveunanovia,peroesafuélaopinióndelpúblico.

Acostumbrábamosloschicosarecrearnosporlastardes,comoyacreohaberdicho,enelllamadoCampoCaín,oseaeltrozodeterrenoconárbolesqueseextendíadelantedelantiguoconventodelaMerced.

Esteconventomedioderruídoservíaparatodaslascosasdeestemundo,paraescuela,paravivienda,paraoficinasdelaAduana,paracuarteldecarabineros,paratelégrafocuandolohubo,etc.,etc.

ElCampoCaínsóloservíaparanosotros.

Ignorocómoaestecampoamenoypacíficoledieronunnombretantrágico.Esposiblequeenlossiglospasadossecometieseallíunfratricidio.

Aéldierontambiénenvenirpor las tardesasolazarseaquellaprimaveralasniñasdelapoblaciónconsusdoncellas.Elsolazdelasniñasnoeracomoelnuestrojugaralaestaca,saltarlosunossobrelosotrosydarsedemojicones.Ellasformabancorrillos,cantabandulcementeybailabanlagiraldilla.

Llámase así en Asturias una danza en que los bailarines forman círculocogidosdelamano.Dentrodeélquedanunoscuantos.Secantadandovueltasy cuando llega cierto pasaje convenido los que están dentro eligen con unsignode lamanoparejaentre losde fuera, se rompeelcírculoybailanunofrenteaotroabrazándosedespuésparadarlasúltimasvueltas.

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Noesnecesariodecirqueestebaileesmuchomásgratoeinteresantecuandotomanparteenéllosdossexos.Entoncesloshombresquedanunavezdentrodelcorroyotravezlasmujeres.

Lasniñasbailaronsolasdurantealgunosdías.Nosotroslascontemplábamosdelejos seriosyunpoco turbados.Seguíamosnuestros juegos;pero sindarnoscuentanossentíamosatraídoshacialagiraldilladelasniñas.

Alfinunodenosotros,¡unvaliente!cuyonombrenorecuerdoseaventuróaentrar dentro de ella.Las niñas se agitaron, hubo cuchicheo y apariencia dedebateygestosdesabridosysonrisasmaliciosas;peroalcaboaquelvalientesequedódentroybailócomounsultáncon todasellas.Otro le imitó, luegootro,yalfintodosentramos.

Desde entonces el CampoCaín adquirió un nuevo y singular atractivo paranosotros.Todaslastardes,sinfaltaruna,nosjuntábamosallíypasábamosmásde una hora cantando y bailando. Las criadas sentadas en los poyos nosmiraban benévolas, departiendo entre sí y animándonos con sus picarescassonrisas.Despuésdetodoellaseranunasniñasgrandestambiénysedivertíanconnuestraalegría.

Notardómuchotiempoenactuardentrodeaquellasgiraldillaslaleyquímicade las afinidades electivas.Cadaunodenosotros empezó a distinguir a unaniña e inmediatamente tanto entre nosotros como en el conclave de lasdomésticasfuéconsideradocomosunovio.

YomesentíatraídomuyprontohaciaunallamadaConcesa(nohevueltoaoírestenombreenmivida)yse lodeclarédelmodoúnicoqueentoncessabía;esto es, sacándola a bailar más a menudo que a las otras, y procurandoponerme a su lado cuando dábamos las vueltas cantando. Naturalmente,fuimos declarados novios y tanto ella como yo aceptamos tácitamente estadeclaración.

Peronocorríatodoallícomosobrerieles.Enestemundojuntoalaluzestálasombraylaleydelacompetenciaesdesgraciadamentetaninflexiblecomoladel amor. La niña gustaba a otros tanto como a mí. Tuve rivales, fuí másconstante,alcabomásdichoso;pasadoalgúntiemponosememolestómás.

ElCampoCaínno fué el únicoparaje dondenos juntábamosybailábamos.Aprovechamos tambiénpocodespués las romerías.Niñosyniñas formamosaquelveranounmundoaparte,enelcualvivíamosfelicessincuidarnosdeloquepasabaentornonuestro.SialgunadelasniñasdejabadeveniralCampoCaínofaltabaalaromería,elpretendidonovionoseatrevíaapreguntarporella,perolasamiguitascompasivaslehacíansaberelmotivo,aunquedeunamaneraindirecta.

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—¿PorquénohavenidoFulanitaalaromería?—preguntabaenvozaltaunaniñaaotra.

—Porquesehadadoungolpeenlarodillaysumamánolapermitemoversedeunabutaca.

Nos dábamos por enterados y el interesado semostraba triste aquella tardeparaquelasamiguitasfuesenconelcuentoalaniñacontusa.

Yonosésiallíexistíaelamor:creoqueno.Pormipartealmenosmepareceque lo que sentía hacia aquella hermosa niña llamadaConcesa era una vivasimpatía,unasuaveamistadquesólodelejossemejabaalapasiónamorosa,lacualnoprendióenmíhastamuchomástarde.Meagradabaverlaybailarconella, y me enorgullecía que me distinguiese; pero esta simpatía dejabaperfectamente libremi espíritu. Por otra parte, no se cruzaba entre nosotrosningunapalabraquetrascendieseagalanteo.Sihedeconfesarlaverdaddiréqueapenashehabladonuncaconella.Solamentecuandoenlagiraldillanosabrazábamosparadarlasúltimasvueltas,locualdurabapocossegundos,nosdecíamosalgunavezcualquierpalabraindiferente.

Recuerdo,sinembargo,queenciertaocasióncomoyohubiesesacadoabailarconexcesivafrecuenciaaotraniña,Concesaseenojóynovolvióasacarmeamíaquellatarde.AldíasiguientesecelebrabalaromeríadeBalliniello.Comosiempre lasniñas formaron sugiraldillaynosotrosnos juntamosa ellas.LaprimeravezqueConcesaquedódentrodelcorromeeligióamíporpareja.Yoledijeconvoztemblorosaaldarlasúltimasvueltas:

—Creíaqueestabasenfadadaconmigo,Concesa.

Ellamerespondió:

—Yonomeenfadoconnadie...ymenoscontigo.

Ysedesprendiódemíbruscamenteruborizándose.

Fué lo más vivo, lo más apasionado que hubo en la historia de aquellosamores.

Lademisamigossupongoquehabrásidoidéntica.Sinembargo, ignoroporqué causa la mía se hizo más pública. Quizá porque la Providencia quisoprobar ya mi paciencia desde la edad más tierna. Mis amores se hicieroncélebres,nosóloenelmundoinfantil,sinoenlavillaentera.Entodaspartesse supo que yo tenía una novia y en todas partes seme daba vaya con ellagozándoseenmiconfusiónyvergüenza.Losamigosdelacasamesaeteabanconindirectas,sonreían,sehacíanguiñossignificativos,mientras,¡miserodemí!,yomeponíamásrojoqueunacereza.Taleramisobresalto,quecuandopasabapordelantedecualquiercorrillodegentesemefigurabaquehablaban

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siempre de mis amores, como si no hubiese otra conversación en Avilés.RecuerdoqueunanochejugandoencasadeunosseñoresamigosalaAduana(le Cheval blanc), que entonces era una novedad, solían algunos sujetospródigosyderrochadoreshacerdospuestasafindetenerderechoatirardosveces los dados. Al colocar las dos puestas decían: «—Por mi... y por lanovia.» Era el chiste de siempre. Yo que también ambicionaba el tirar losdados dos vecesme aventuré aquella noche a doblarmi puesta, aunque sinrepetirelchiste,comosedebesuponer.Perounjovenburlóndijoenvozaltamirándomeconsonrisamaliciosa:«—PortiyporConcesita,¿verdad?»

¡OhDiosmío!¡Quéturbación!¡Quévergüenza!Unaoladerubormesubióalacaracontalviolenciaquepiensoquehastaelblancodemisojosdeberíadeestarrojotambién.Alcaborompíalloraryloshombresrieronconmásganas.Perolasseñoras,respetuosassiempreaunconlasmásínfimasmanifestacionesdelamor,secompadecierondemi:

«—Vaya,dejar a eseniño. ¿Qué les importaaustedesque tengaono tenganovia?»

Pero aún fuí vejado de otramás terriblemanera. Ignoro quién fué el chicodesalmadoaquienseleocurriócomponerunaletrasobreciertopasacallequeentoncessecantabamucho,aludiendoamisamores.Quizáfueseunodemisdespechadosrivales.Lociertoesqueestaletraalcanzótalfortunaenelmundoinfantilquepormuchotiemponosecantóconotraelcitadopasacalle.Sólorecuerdodeellaelestribilloquedecía:

Armandolaquieremás

quetodosengeneral.

Todoslaquierenbastante,

peroArmandomuchomás.

Dejoal lectorsuponer los tormentosinconcebiblesqueestacanciónmehizoexperimentar.EnRiveroloschicosmelacantabanencuantosalíadecasa.SiibaaGalianaasíquemedivisabanyacomenzabaelcoro

Armandolaquieremás

quetodosengeneral.

LomismoquemedirigiesealmuellequealCampoCaín,quealosArcosdelAyuntamiento, en todas partes escuchaba el mismo estribillo. ¡Qué horriblecongoja!HastapaseandoundíaporlavecinaaldeadelaMagdalenaoícantaralhijodeunlabradorelfamoso«Armandolaquieremás».

En fin, que si me trasladase a los antípodas era seguro que allí también

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Armandolaquerríamás.

Añosdespués,cuandoyaestudiabayolacarreradeJurisprudenciaenMadridy me afeitaba la barba, habiendo venido a Avilés a pasar algunos días delverano,alcruzarporunacallejuelasolitaria,acertéaversobreelviejomurodeunahuertaestaleyendatrazadaconcarbón:

ConcesayArmando.

Mehizosonreír.Yoeraunsabioenaquellaépocaydesdeloaltodemicienciacontemplabaaquellospuerilesamoresconsoberanodesdén.

Hoydesdelobajodemiexperiencialosmiroconunpocomásderespeto.

XXVI

PARÉNTESIS

Saltaestecapítulo,lectorminúsculo,puesnovadedicadoati,ypermitequeun instante desahogue mi pecho oprimido con aquellos que como yo vencercanalafatalriberayaquienhaceyaseñaseladustobarquero.

¡Con qué placer evoqué los seres que alegraron mi niñez! Mi fantasía losrepresenta con los rasgos que tenían, escucho su voz,miro su sonrisa o sugestosevero,contemplosumarcha:unossondulces,afectuosos,otrosgraves,éstosmelancólicos,aquéllosalegres,losotrosgrotescos;perotodosamables,porquetodoshabíansidoenviadosporDiosparahacermedichoso.

¿Dónde estáis, nobles seres que compartisteis mi amor y mi alegría? Unamano glacial os arrebató para siempre de mi lado. ¡Para siempre! Horriblepalabra que oprime mi corazón y me llena de estupor. Si la muerte es laseparacióndefinitiva, sinuncamásosvolveréaver,valieramásquenonoshubiéramos juntado un instante en este pequeño globo que nada indiferentepor los abismos del espacio. ¿Viviréis en otras regiones luminosas,inmarcesibles y seréis dichosos como lomerecíais, o lamano cruel que osarrebatóoshabráprecipitadoenunanocheeterna?

¡Ah,quiénmevolvieraaaquelloshermososdíasdemi infancia! ¡Quiénmedieravivirotravezentrevosotros!Dondequieraquehabitéis, enel senodelElíseooerrandoporlaspraderassinfloresdeunmundosubterráneo,yaunquedebiesebebercomoUlises lasangredelcarneronegroparareconoceros,allíquisiera estar. Porque cada uno de vosotros era una parte de mi ser y almarcharosmedejasteismutilado.

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Ysiyanoexistísenpartealguna¿quéfuisteisentonces?Vanosfantasmasquese disiparon como la niebla de la mañana. Y si fantasmas habéis sido,fantasma tambiénsoyyoymiexistenciaunabombade jabónque tiemblaybrillaunmomentoalaluzdelsolpararompersesindejarrastroalguno.

Próximaestáyaaestallar.Estemundodepensamientosyrecuerdosquellevoen mi cabeza, el espectáculo brillante que me seduce se disipará conmigo.Otrosvendránquegozarándelaluzdelsolcomoyoyamaránypensarányviviránuninstantemecidosenunadulcealegría,yotrosdespués...yotros...yotros. Y al cabo este pobre planeta que también es una bomba de jabónnadando en el espacio explotará igualmente haciéndose pedazos o morirálentamenteporconsunción...

¡Todofuéunsueño!Lasciengeneracionesqueturbaronestemundoconsusamoresysusodios,consusprogresossoberbios,consupiedadoconsucólerase convertirán en éter impalpable. ¿Dónde están sus lágrimas y sus risas,dónde están sus pensamientos altivos? Los monstruos repugnantes quepoblaron la tierra en las primeras edades, los poetas y filósofos que noscautivanenlapresente,lossantos,losmalvados,lasemocionesmáspuras,lospensamientosmásaltos,todo,todohasidoigual,todoseconvirtióenéter.

EnvanomediceSpinosa:«Ningúnserpuedecaeren lanada.»Envanomeaseguran que es de todo punto imposible que un átomo de materia puedadesaparecer y aniquilarse. ¿Qué tengo yo que ver con esos átomos? ¿Medevolveránporventuraalosseresqueamo?Puessiestonohacen,sufuerzaeternaesparamíabsolutamentedespreciable.

***

Merepresentoconterrorelmomentoenquemipobrecuerpocadavéricovaaquedar encerrado para siempre en el sepulcro. Llega la noche. Una calmaprofundareinaenelcementerio.Nosoplaningunabrisa,noseescuchaningúnrumor. La luna baña con su luz fatídica el recinto y los cipreses se alzaninmóvilessobrelastumbas.

Derepenteescuchoa lo lejosunclamorrumorosoqueseacerca: levantounpoco la losa demi sepulcro yme encuentro rodeado de unamuchedumbreabigarrada que me mira en silencio. Son los filósofos de la palingenesiaantiguos y modernos, los pitagóricos, los platónicos, los estoicos, losalejandrinos, los origenistas, los trascendentalistas, los fourieristas, lossansimonianos.Unodeellostomalapalabraymedice:

«Nada temas. Tu alma es inmortal y al abandonar tu cuerpo perecedero sevestirádeotroydespuésdeotroenunaserieinfinitadeexistenciasdistintas.Y en cada una de ellas serás desgraciado o feliz expiando tus faltas orecibiendo la recompensa de tus buenas acciones; pasarás de una vida más

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imperfectaaotramásperfectaorecíprocamentesegúnhayasascendidohaciaelbienohayasdescendidomásabajoenelmal.Tumismocuerposerácadavezmenosmaterial,mássutilyespiritualy tussentidosmásdelicadossinolosmanchasconimpurezas,ysiemancipadodegroseroserroresvuelascadavezmásaltoenelcielode laverdady la justicia...¿Temesperder tuyo,noreconocerteenlaserieinfinitadeexistenciasulteriores?Temorpueril,porquetodoslosdíaslopierdescondeliciaalentregartealsueño.Ydespuésdetodo¿qué es ese yo que tanto te preocupa? Si con serenidad lo examinas no secompone de otra cosa que de sensaciones, ideas más o menos claras,recuerdos, costumbres, a todo lo cual la memoria presta unidad. Y estamemoria¿quévalortiene?Porexperienciadebessabercuánfrágilesycuánpoco significa. La inmensa mayoría de los instantes de tu vida sepultadosestánen lanada.Compara loquedeellarecuerdascon loquehasolvidado.Esteolvidonoesunadesgracia:alcontrario,pesadoydolorososeríaparatiypara todo hombre recordar tanta pequeñez, tanta miseria como integrannuestra existencia aquí abajo. ¿Para qué arrastrar consigo por toda unaeternidad tal fardo de insignificancias?... Deja de mecerte en sueñosimposiblesqueseránparatiunadesgraciasiserealizasen,dejaeseconceptoestrecho de la inmortalidad, propio de edades bárbaras o de hombresignorantes.Unavidanueva,absolutamentenuevaestáyapreparadaparati.Deellanotienesideacomonotieneunciegodenacimientoideadelaluz;peronoporesodejadeexistirydeserhermosaycuandoabraslosojoslaverásylagozarásconladichosacertezadequecuandootravezloscierresseráellalaquedesaparezca,notú,quedenuevolosabrirásparagozardeotrasmásbellasensucesióneterna.»

***

«Señores míos—respondo yo a tan amables palabras—, respetoprofundamentevuestrosentirporqueentrevosotrossehallananodudarlolosmásaltospensadoresquehanhonradonuestroplanetahastaahora;peronomecautiva la inmortalidad que me ofrecéis. Os confieso, aunque peque deignoranteybárbaro,queestepobreyoquetantoafectáisdespreciaresloúnicoqueme interesa en estemomento. Si en otras vidas nome reconozco amímismotantovalelanada.Vuestraopiniónesqueantesdeestavidahevividootras.¿Quévalorhantenidoparamítalesvidas?Esciertoquealentregarmeal sueño pierdo mi yo sin pena; pero es porque tengo la seguridad deencontrarloaldespertar.Ciertoes igualmenteque la inmensamayoríade lasaccionesydelossucesosdemividasehallansepultadosenelolvido,peromiyohapermanecidoidénticoynohahabidoaltravésdemiexistenciasolucióndecontinuidad...¡Continuidad!Heaquílapalabramágica,heaquílaclavedelmisterio.Sinlacontinuidadlainmortalidadnoexiste.

Por otra parte, si he de vivir infinitas veces, he de morir también infinitas

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vecesypasarporloshorroresquealamuerteacompañan.Anudaréinfinitasveceslazosdeamorconotrosserescomolosquehoyaprisionanmicorazónyotras tantas los veré quebrarse con una separación eterna. ¿A quién noinfundirápavorsemejantehorizonte?LosdiscípulosdelBuda,quepredicabanlanada,recorríanlasciudadesdelaIndiagritando:—«¡Alegraos,alegraos!lamuerte ha sido vencida»—. Yo también me alegro de morir para siempre.Vuestrainmortalidadmehorroriza.Dejadmetranquilo.»

***

En efecto, aquellamuchedumbre abigarrada se desvanece entre las sombrasdel cementerio, pero no tarda en reemplazarla otramás homogénea.En ellareconozcoalagranmayoríadelospensadorescontemporáneos.Elmásviejodetodosellos,elfilósofosajónFechnermehablódeestamanera:

«Aspiras ardientemente a guardarte como individuo; ¿pero qué es tuindividuo?Nosotros, lossereshumanos,nosalzamossobrelatierracomosealzanlasolassobrelasuperficiedelOcéano,salimosdelsuelocomosalenlashojas del árbol. Unas y otras viven su propia historia. Las olas reflejanseparadamente los rayos del sol; las hojas se agitan mientras las ramaspermaneceninmóviles.Así,ennuestraconciencia,cuandounhechollegaaserpredominanteobscurecetodoloquesehalladetrás.Ysinembargo,loquesehalladetrásaunquesustraídoyaalaobservaciónobrasobreéllomismoquelasolas superioresobran sobre lasqueestándebajo, comoel temblorde lashojasobrasobrelasaviaenlointeriordelarama.ElOcéanoentero,lomismoque el árbol sienten la acción de la ola y de la hoja y quedan por el hechomismomodificados,estoes,sonotracosaqueanteseran.

»De igual modo nosotros somos actores en el gran teatro del universo.Nuestras percepciones no se desvanecen cuando morimos sino que quedanimpresasenelalmauniversaldelatierrayvivenlavidainmortaldelasideas,ycombinadasconlasdeotroshombresentranaformarpartedelgransistemadel mundo. Nuestra conciencia no muere, pero se ensancha, y así como lasumadenuestraspercepcionesesloqueconstituyenuestraconciencia,asílasumadenuestrasconcienciasconstituyenlaconcienciadeunsermásgrande,deuntiposuperior.

»Deja pues de afligirte. Ese pequeño yo que tanto amas sólo desaparece enapariencia. Nada de lo que realmente lo constituía, esto es, ninguna de tusideas,ningunadetusaccionesdejandeexistir.Impresasquedantodasellasenelmundoygozande la inmortalidad.Y losque como túhanpasadopor lavidacomunicandoconlosotrosnosólosuspensamientossinosusmásíntimasemocionespuedengozaraúnconmásseguridaddeestehermosoporvenir.Sihas logrado que tus libros dejasen una pequeña huella en el alma de tuslectores,estahuellaporlevequeseanoseborrarájamás,formarápartedesu

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mismaalmayconestaalmaentraráenelconciertouniversaldelosespíritus.»

***

«¡Oh, gran filósofo!—me apresuro a responder—, la inmortalidad colectivaquemeofrecesesunpandemasiadoduroparamisdientes.Esegranyodequemehablasnoeselmíoydeboconfesartequenopuedoamarloporquesólomeinteresa este otro diminuto, este pequeño punto central donde se refleja, sinembargo, el universo. Durante mi vida terrenal he sido rey en mi pequeñoreinoynopuedopasarsindoloraseresclavoinconsciente.Fuíunamelodíamásomenosimportanteenelconcierto;mepesaconvertirmeenunanotadelpentagrama.Nome hables de la inmortalidad literaria, porque es un cuentoparaentreteneralosniños.Lagloriamásgrandedelmásgrandeartistadelatierra no puededurar veintemil años.Cierto que a pesar de eso la amamostodos y más aún aquellos hipócritas que fingen desdeñarla; pero es algosiempresecundarioennuestravida.Elvalordelamíanosecifraenloqueheescrito sino en lo que he amado. No me ligan a la existencia ni mispensamientos nimis libros; todos ellos os los entrego sin pesar alguno. Loúnico queme atormenta en este instante es separarme de los seres que hoyamo,esperderlaesperanzadevolveraveraquellosotrosquehacetiemposehanpartidodelatierra.Sinohaynadieeneluniversoofueradeélquepuedadevolvérmelos,¡cese,ceseparasiempreestavidamiserableyhúndasecomounahormigamipobreserenlanada!»

***

Los filósofos de la inmortalidad colectiva se retiran también. Apenasdesaparecidos se presentan en ruidoso tropel otros mucho más osados yenérgicos.

«No te engañes a ti mismo—me dice uno de ellos—. No te dejes engañartampocoporlosotros.Lainmortalidaddelalmaesimposible,porqueelalmanoexiste;esunapuerilcreacióndenuestramente:nadie lahavistoni lahatocado.Loqueexistesinpoderdudarloesnuestrocuerpovisibleypalpableyeste cuerpo ha sido el origen de todas tus tristezas y alegrías. Consuélate,porqueestecuerpoesinmortal.Unservivopermaneceeternamentevivo.Noexistelamuerteparalanaturaleza;sujuventudeseternacomosuactividadysufecundidad.Lamuertetransformaperonodestruyeynoesotracosaquelamisteriosacontinuacióndelavidaenformasdiversas.Esafederacióndeseresvivos que llamabas tu yo se disuelve pero no se aniquila. Cada uno de lossociosrecobrasulibertadycontinúasucarreravitalalegremente...

»¿Me preguntas si cada uno de estos seres tienen conciencia? Sólo puedorespondertequehaymuchoshombresvivosqueapenaslatienentampoco.Nipodemos afirmar ni podemos negar facultades que escapan a nuestra

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observación.Loque tepuedoasegurar esque lavida subterráneaqueahoracomenzaráparatucuerpoesmuchomásanimadaquelaquehasllevadosobrela tierra. Prepárate a recibir un sinnúmero de gozosos campañeros llenos desaludyde fuerza. ¡Son los trabajadoresde lamuerte!Vendrán en tropel laspreciosas moscas llamadas Lucilia, de un verde metálico brillanteacompañadasdesushermanaslasLuciliaCesar,deunverdedoradoyfrenteblanca. Inmediatamente acudirán los Sarcófagos y detrás de ellos losencantadoreslepidópterosdelgéneroAglosa,lindasmaripositasqueduermenduranteeldíasobrelashojasdelosárbolesyvuelanalcrepúsculoentornodela luz. Después vienen otras moscas no menos hermosas, las Profilas, decuerpo luciente y pequeña cabeza, a las cuales seguirá una muchedumbreinmensadeAcariosencargadosdefacilitarlamomificación.Yestosacariossehallan dotados de virtud tan prolífica que una sola pareja puede producir alcabodetresmesesunmillónymediodeindividuos.

»Así pues que no te infunda pavor la idea de la destrucción. Dentro de latumbalavidaprosiguecomofuera,unavidaaúnmásruidosayanimadaqueserenuevasincesar...»

***

«¡Muchasgracias!»

***

Dejocaerotravezsobremí lapesada losaymedispongo resignadamenteaentrarenlanada.

Mashe aquí quepocodespués escuchoun suave rumor lejanoquepone enmovimiento mi aterido corazón: batir de alas, chocar de besos, cantos detriunfo...

Levanto tímidamente la piedra de mi sepulcro. El alba flotaba ya sobre elcementerio y a su luz indecisa veo un glorioso cortejo de ángeles aladosenvueltosenlasbrumastemblorosasdelamañana.Unrayodeluzcayósobresusalasdoradasylosviresplandecientesgirarentornodemitumba.Unodeellos, el más hermoso, vino a posarse al pie de ella. Mantúvose algunosinstantes silencioso frente a mí y pude contemplar a mi sabor su bellezainmortal, el brillo deslumbrador de sus ojos, la altivez de su frente, su tallagigantesca,laintrepidezylacalmaqueseexhalabadesufiguraradiosa.

«SoyelarcángelMiguel—medijoconvozcuyaextrañamelodíanopertenecea la tierra—y en nombre del Señor vengo a ofrecerte la verdadera, la únicainmortalidaddignadesuadorableprovidencia.SihascreídoyhasconfiadoenEl así que te hayas purificado entrarás a gozar de la vida eterna y de lasupremadicha.Nosepierdetuyo,nosedesvanececomounamelodíaenel

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aire,porqueelamordesímismoeselfundamentoylacondicióndetodootroamor. El reposo perfecto y el goce deDios que te ofrezco no destruirán tuconciencia,queeselsosténylaraízmismadetufelicidad.Nohaymásqueuna vida temporal para los humanos y en ella se decide si han de vivireternamentegozandodelbiensupremooeternamentegemiránalejadosdeél...

»¿Tiemblas por tu suerte? Desecha tu temor. Dios con ser omnipotente nopuedecondenaraunalmaqueseentregaaElenlahoradelamuerte.¿Deseasposeertucuerpo?Loposeeráseternamente,peroglorioso,purificado.¿Deseasel reposo?Reposarásen lapazeterna.¿Amaselhonor, lagloriayelpoder?Participarás de la majestad y del soberano dominio de Dios. ¿Buscas lacompañía de los nobles y los sabios? Gozarás de la sociedad de todos loshombresdebienqueenelmundohansido.¿Quieresenfin(yesteessindudatu más ardiente deseo) amar a los tuyos más allá de la tumba? Volverás aencontrarlosyestavezparanoperderlosjamás.Lamuertenorompeloslazosqueunenadoscorazonessobrelatierra.Tuamorenelcielosindejardeseríntimoytiernoquedarálimpiodetodaaspereza;porqueelcorazónhumanoesun abismo insondable de misterios, un campo de batalla dondealternativamenteelcaloryelfríosonvencedores.

»¡Pazpara siempre! ¡Uncorazónyunalma!Heaquí loqueeternamente serealizaennuestroParaíso...

»¿Estásconforme,débilmortal,conlaspromesasdelCristo?»

***

Entoncestodomisersebañadealegría.Hagounesfuerzosupremoyalzandolapiedraquemeencierraexclamogozosamente:

«¡Tuyosoy!»

XXVII

OVIEDO

EnelOtoñodeestemismoañofuíenviadoaOviedoparaestudiarlasegundaenseñanza. La capital deAsturias no ofrece apenas, en su aspectomaterial,nadaquepuedafijarlaatenciónyhacerlainteresante.Asentadasobreellomodeunverde collado, sus contornos sonbellos como lo es toda la provincia,pero sin relieve; las calles, en general estrechas e irregulares, el caseríomezquino conpocos edificiosnotablesque la decoren.Aunque fué corte enlos primeros tiempos de la Reconquista, lo fué por tan breve tiempo y en

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épocatanremota,queapenasquedanhuellasmonumentalesdesurealeza.Susiglesiasdistanmuchode ser joyas artísticas como lasdeLeónyToledo.Sumismacatedral,deestilogótico,niporsumagnitudnipor la riquezadesusornamentos,saledelocomúnenestaclasedetemplos.Perosutorre...¡Ah!,sutorremerececapítuloaparte.

Es lamás esbelta, lamás armónica, lamásprimorosade cuantas existen enEspaña. Oviedo alardea, con razón, de esta torre, como una mujer fea sevanagloriadeposeercopiososyondulantescabellos.

Peroestafea,ademásdesuespléndidacabellera,tieneatractivoyganamuchocon el trato. ¿Cuál es su atractivo?La sonrisa: una sonrisa alegre y cordial,franca y picaresca. He conocido algunos viajeros que, prendados de estasonrisa,hanplantadosutiendaenlacapitaldeAsturiasynohanqueridosaliryamásdeella.

SielencantodeAvilésconsisteensualegríainfantil,eldeOviedosecifraensudonairemalicioso.EnningunaotraregióndeEspaña,niaunenAndalucía,tierraclásicadelagracia,sehallaráunapoblaciónmásregocijadayburlona.Suagudezanoes ligera,aparatosa,espumantecomoladeSevillayMálaga:sonlosasturianoshombresdelNorteypagantributoalafrialdaddesuclimayaltonogrisdesucielo.Perohaymásprofundidadensuingenio,sumaliciaes más espiritual, más penetrante y también, hay que confesarlo, másdespiadada.

LaburlaesladeidadalaqueserindecultoincesanteenOviedo;essurecreoy casi su necesidad. Los ovetenses tienen nariz de sabueso para olfatear elridículo.Asíqueloencuentranseparancomolosbuenosperrosdemuestrayesperanalosdemásparadarcomienzoalacaza.Estacazaesunaverdaderafiesta o regocijo público, particularmente cuando la víctima se hallaconstituídaenautoridad.

Llegó en cierta época aOviedo un gobernador que era un literato ramplón,peromuypagadodesusobras.Encuantosedieroncuentadesuflaquezanohubobanquetenisolemnidaddondesepronunciasenbrindisodiscursosenloscualesnosetrajesenacuentofrasesyhastapárrafosenterosdelasobrasdelaprimeraautoridad.SelecitabacomoaPlutarcooCervantes.Aquelbadulaquefuédichosodurante losmesesquegobernó laprovinciay losovetensesmásfelicesaúnqueél.

Nadalesentristeceaéstossermandadosporcualquiermajadero:alcontrario,sospecho que se hallan más complacidos cuando sus autoridades lo son engradomáximo.Hubounaépoca,yaremota,enqueelgobernador,elalcalde,el rector de la Universidad y el presidente de la Audiencia eran cuatrograciosospayasossinpizcadesentidocomún.Puesbien;nuncasesintiótan

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felizlapoblación:fuéelsiglodeorodeOviedo.

Confesemos,sinembargo,quesusbromasson,nopocasveces,cruelesyhastaalevosas.Existíaenmitiempounhonradohojalateroatacadodelamaníadelaoratoria. En cuanto se le dejaba perorar lo hacía con tanto énfasis y fuegodefendiendo sus ideas tradicionalistas, que nadie podía irle a la mano. Esinnecesariodecirquenadie,enefecto,pensabaenatajarle:antesalcontrario,se le tiraba de la lengua, se le encendía y se le atizaba dondequiera que sepresentaba,sobretodoenelcafé.

Nobastaron,sinembargo,elcaféylacalle.Ungrupodejóvenesalegresideónada menos que fundar un Círculo de recreo con el exclusivo objeto denombrar presidente de él al citado hojalatero y poder tenerle a su serviciotodaslasnoches.

Y, en efecto, se alquiló un local, se redactaron los estatutos y nuestrohojalatero fué elegido por voto unánime presidente de la Sociedad. Aquelhonorinesperadoselesubiódetalformaalacabeza,pronunciótalnúmerodediscursos vehementes y fué tan aplaudido y festejado que terminó porenfermar.Pocasnochesdespuésdetomarposesióndesucargo,tresocuatrosocios, de acuerdo con los demás, presentaron a la Junta directiva unaproposiciónpidiendoquesecompraseunaregaderacondestinoalbarridodelCírculo. El hojalatero, al leer la proposición se levantó y pronunció undiscursoquehizoépoca.

«—Señores: El presidente de esta Sociedad es maestro hojalatero, vidriero,plomeroyestádispuestoaconstruirgratuitamentenounaregadera,sinodiezregaderas, veinte regaderas, todas las regaderas que sean necesarias para elaseodelCírculoquetieneelhonordepresidir...»

AñosdespuéstodavíaloschicosdeOviedosabíandememoriaestediscursoyselogritabanalinfelizhojalaterocuandopasabaporlascalles.

La política, que suele ser trágica en los pueblos y encender las pasiones yproducir gravesdesabrimientos, reviste enOviedoun aspecto cómico.Entrelosenemigospolíticosnadadeinjuriassoeces,nidemiradasmelodramáticas,ni de pedradas o tiros por la noche. Los más encarnizados adversarios seencuentran en Cimadevilla, punto céntrico de la población, se saludan, sesonríen, se forma círculo de amigos en torno de ellos y comienzan aembromarsealegremente.Esuncertamen,untiroteodechanzasyagudezasenelcual,elmásgracioso,elquehacereírmejoralosamigos,esquienponeelcascabelalgatoysalevencedor.

HaycaciquesenOviedocomoloshaydesgraciadamenteentodaslascapitalesdeEspaña,peroaquílosonacondicióndeaparecermodestosyfamiliarescontodo el mundo y dejarse embromar en los corrillos de la calle. Si se le

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ocurriese a cualquier diputado o senador el no dar ni admitir chanzas,mostrarsereservadoyerguido,caeríainmediatamenteeneldespreciopúblico,selecubriríaderidículoyyanovolveríaalevantarse.Cuandolasautoridadeso los próceres de la política son comunicativos e ingeniosos y descienden apresentarse en el café y formar tertulia y ríen y charlan como los demás,entonces es cuando son verdaderamente respetados y queridos. Es un casoraro, acaso único, que habla muy alto en favor de la dignidad y elentendimientodeloshabitantesdelacapitaldeAsturias.

Pudiera sospecharse que en un pueblo donde corre con tal fortuna la burlaandaráigualmentedesatadalamaledicencia.Nosucedeasí.Existeciertamentelamurmuración,peronoestanagresivaytraidoracomoenotraspoblaciones.A los ovetenses les agradamás descubrir unamanía ridícula que un robo yburlarseenlacaramásqueporlaespalda.Sedicenfrenteafrenteyentonojocoso frases que acaso harían funcionar las pistolas en otra región.Allí seacogenconunacarcajada.

MuchasfarsasregocijadashepresenciadoenOviedodurantemiadolescencia,perolaquemejorrecuerdoymásimpresiónmecausófuélaquecompusieronparaciertoclérigodemisayollaunoscuantosjóvenestraviesos.

Buscabaconsobradadiligenciadichoclérigosureinoenestemundo,noenelotro; carecía de instrucción, carecía de inteligencia y tampoco había dadolargos pasos en el camino de la perfección espiritual. Habíase hecho muyfamiliardeunpolíticoinfluyente,alcualservíayadulabaenlamedidadesusfuerzas. Para recompensar estos servicios domésticos y electorales, elpersonajepolíticologróqueselenombrasecanónigo.¡TalesytanvituperablesexcesossevenporlanefandaintrusióndelpodercivilenlasantalibertaddelaIglesia!

Las personas piadosas gimieron por aquel escándalo, pero los cazurrosovetenses rieron y no perdieron ya de vista al ambicioso clérigo,prometiéndosepasaralgúnbuenratoasusexpensas.

Llegó en efecto un día en que cierto joven muy conocido en la poblaciónrecibióunacartadeunhermanopolítico,diputadoyhombredeinfluenciaenMadrid. Comunicábale en ella que hallándose vacante la diócesis de *** elGobiernodeacuerdoconelNunciodeSuSantidadpensababuscarobispoenelcabildocatedraldeOviedo,yqueaélcomodiputadoministerialselehabíaconsultado respecto a este particular. Sabiendo la cariñosa amistad que leligaba a don... (el nombre del canónigo) y las muchas partes que a ésteadornabannohabíavaciladoendesignarleparalasedevacanteyhabíatenidoelgustodesaberqueotrostresocuatrodiputadosdelaprovinciasiguieronsuejemplo.Portanto,lerogabaqueseavistaseconelinteresadoyselohiciesesaber.Antesdedarunpasomáseranecesarioqueéstemanifestasesiestaba

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dispuestoaaceptar.

Congransigiloyreserva,elmaliciosojovencomunicólacartadesucuñadoconelcanónigo.Quedóseéstedensamentepálido,perdióelusodelapalabrapor algunosmomentos, comenzó a tragar la saliva con dificultad y al cabo,protestandodesu insuficiencia,manifestóqueestabadispuestoaobedecerasus superiores en esto como en todo. Sin embargo, principió a celebrarconsultasconlossacerdotesylosseglaresmáscaracterizadosdelapoblación.Fingíavacilar, sedeclaraba indigno,pedíaconsejo; todoparadarseaúnmástonoyescucharelogios.

Duró este trajín de las consultas por varios días como si fuese una crisisministerial. Las personas sinceramente religiosas de la ciudad se hallabanaterradas:elobispo,elcabildocatedralyengeneraltodoelcleroestupefacto.Cruzábanseentretantocartas,veníantelegramas.Prontolapoblaciónenterasepusoal tantode la farsay tomóparte enella.Fuéunaverdaderacorridaenpelolaquesufrióaqueldesdichadosindarsecuenta.Marchabaporlascallesen actitud imponente y majestuosa, dirigía sonrisas de protección a losconocidos,lefaltabayapoquísimoparaecharnosbendicionescomosituviesela mitra sobre la cabeza y el báculo en la mano. Tácitamente convencidostodosafectabanlamayorseriedadyrespeto.Losestudiantessedespojabandelsombrerocuandopasaba,loscomerciantessalíandesustiendasyledabanlaenhorabuenallamándolesuilustrísima.Elcanónigorecibíalosplácemesconorgullosa condescendencia y echándose hacia atrás un poco respondíagravemente:

—PidanustedesaDiosquemedélucesparagobernarladiócesis.

XXVIII

ELCUADRODEHONOR

Miabuelopaterno,acuyacasavineaparar,eraunhonradoburguésquevivióhastalosnoventaytresañoscuidandodesusaludfísica.

Delamoralnohabíacuidado:seladabaDiosporañadidura.

Cuandoentróenestemundo,alláenelúltimoterciodelsigloXVIII,nopensócomo Schopenhauer que había caído en una cueva de bandidos, sino en unnidodeángeles.Enestacreenciavivióymurióalcabodeunsiglo.

Massicreyósiempreenelbien,noimaginabaqueéstesehallabaigualmenterepartidoenelmundo.PorundecretoespecialdelaProvidencia,cuyajusticia

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jamáspusoenduda,asupatria,asuprovincia,asusparientes,asusamigosyconocidostocabaunapartemuchomayorquealrestodeluniverso.

QueleviniesenahablardelasbellezasdeSuiza.SonreíacompasivamenteynoscontabacómoelcondedeToreno,elfamosohistoriadordelaGuerradelaIndependencia, le había dicho en confianza cierta tarde en el parquedeSanFrancisco:«HeviajadoporFrancia,por Inglaterra,porAlemania,porSuiza,porItalia:nadahevistocomparableaAsturias.»

Que se elogiase en su presencia la sabiduría o la elocuencia de un hombreeminente español o extranjero. La misma sonrisa por parte de mi abuelo.Sonreíaporqueestababien segurodequenadieenestemundoalcanzaba laclaridad de juicio, la fuerza de razonamiento, la insondable profundidadteológicadesuíntimoamigoV***eldeándelaCatedral.

Yaestetenor,suamigoeldoctorA***,eraelabogadomásnotabledelreino;elcoronelP***,elmáshábilestratégico;elfarmacéuticoL***,encuyaboticasereposabadesuspaseoshigiénicos,unquímicosinrival,yC***,eltenderodecomestiblesconquienalgunavezfumabauncigarroporlastardes,poseíaensuopiniónunverdaderotesoroenproductosalimenticios.

¡Ya se guardarían mis tías de enviar por cualquier medicamento a otrafarmacia que no fuese la del licenciado L***! Si esto acaeciese,mi abuelopensaríaqueselehabíaenvenenado.Encuantoaloscomestiblessecreíanconderechoamásindependencia,yunaqueotravezseautorizabanlalibertaddetraeralgúnproductodeotratienda.Perocomonohayestafaquealcabonosedescubraenestemundo,cualquierimprudenciadelacocineradescubríalademistías.¡QuéconsternaciónprofundasepintabaenelrostrodemiabueloalaveriguarquelosgarbanzosqueestabancomiendonoerandelatiendadesuamigoC*** sino de la del falsificador de la esquina!Entonces se simulabauna comedia; se fingía restituir aquellos indignos garbanzos al lugar de suprocedenciayacarrearotrosdeltesoroqueguardabaelamigoC***.Medianteesta superchería, en la cual todos tomábamos parte, las olas encrespadas sesosegabanylacalmarenacíaenelespírituatribuladodemiabuelo.

Después de esto no necesito declarar que sus digestiones fueron siempreperfectasyque lamáspuray tranquilafelicidadsereflejabaconstantementeensupersonahigiénica.

Confieso,convergüenza,quetodamividaheprofesadohaciamiabuelounaenvidiaruin.Enlosmomentoscríticosdelavida,cuandoalgúndisgustomeoprime, cuando encuentro antipáticas a las personas que me rodean, y losenemigosmecrispanylosamigosmemolestanylosperiódicosmeaburren,entonces su figura radiosa y plácida se me aparece hablándome conentusiasmo de los paisajes de Asturias, de la sabiduría del deán y de los

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garbanzosdesuamigoC***.¡Oh,cuánto leenvidioenaquellosmomentos!¡Oh, con qué placer trocaríamimasa encefálica ymi espina dorsal por lassuyas!

Y,sinembargo,estoysegurodeposeeralgunodelosglóbuloscolorderosadela sangre de mi abuelo en la mía. Verdad que estos glóbulos se hallanmezcladosconlosgrisesdemipadreyconlosverdes,amarillosyazulesdetodosmis antepasados; porque es cosa averiguadaque el hombre semejaunpanteóndondetodoslosmuertoshablanymandancadaunoasuhora.Verdadque estos glóbulos se entrechocan, bullen, riñen, se acarician, se agitan yformaninfernalalgarabíadentrodemicuerpo;peroalfinaquíestányson,anodudarlo,losqueunaqueotravezmeimpulsanacreerdemasiadoprontoenlateología,enlaquímicaoenlosgarbanzosdecualquieramigo.

Los glóbulos de mi padre me cantan lo que hay de triste y repugnante ennuestravida,perolosdemiabuelomesugierenpocodespuésdulcementequetodos losmales tienensucompensación,queal ladodecadadesventajahaysiempreunaventaja,yqueexisteunanormalparalafelicidaddeloshombrescomoexisteparasucaloranimal:ladiferenciaessólodealgunasdécimas.

RecuerdoqueenmiinfanciavivíaenAvilésunsimpáticoarmadorquetuvoladesgraciadequeseleperdieseunbarcoenlascostasdeGalicia.Cuandolosamigos fueron a darle el pésame le hallaron tranquilo y risueño como si nohubierapasadonada.—¿YsisehubieraperdidoelPaco?—exclamabariendoyfrotándose las rodillas. El Paco era otro buque de mayor porte que teníaigualmentenavegando.Algoparecidome sucedeamí.Cuandoexperimentoalguna contrariedad o sufro cualquier desengaño, suelo exclamarinteriormente:—¡Y si se hubiera perdido el Paco! Convengo en que es unmezquino consuelo; pero sin estos mezquinos consuelos la vida sería cosamuchomásmezquina.

SimimadohabíasidohastaentoncespormispadresenAvilés,másmimadolofuíaúnenOviedopormiabueloymisbuenastías.Ademáscomíaamenudocon nosotros y pasaba gran parte del día, un primomío del cual fuí, desdeluego,grandeamigoyadmirador.Teníanueveodiezañosmásqueyo.Era,por lo tanto, un mancebo de veintiuno o veintidós años que se hallabaterminando la carrera de Derecho, inteligente, de agradable presencia, conrizada cabellera romántica y de una sensibilidad tan excesiva, como no heconocido después a ningún otro hombre. Las emociones, hasta las másfugaces,sereflejabandetalmaneraensurostroexpresivoquenonecesitabahablarparahacerostensibleslosestadosdesualma.

Conestoselementosyatendidalaépocaenqueflorecía,fácilescolegirquemiprimoeraunrománticodesenfrenado.Fuimosexcelentescamaradasyfuéelprimeroquemeenseñóarespetarlasojerasylasmelenasdelromanticismo.

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Sus ídolos eran Byron, Lamartine, Chateaubriand y Espronceda. Llevabasiempre en el bolsillo las Meditaciones, de Lamartine, en un primorosovolumenqueaúnconservoyoconcariñoenmilibrería,ymelastraducíaylascomentabalánguidamente,entresuspirosylágrimasnopocasveces.CuandovienenamimemorialoshermososversosdeLeLac,

Ainsitoujourspoussésversdenouveauxrivages

danslanuitéternelleemportéssansretour,

nepourrons-nousjamáissurl'océandesages

jeterl'ancreunseuljour?

semeaparecesiemprelafigurademiprimoconsumelenarizadaysusojosnegrosenternecidos.¡Ay!,niélniyohemospodidoecharelanclaenaquelloshermososy serenosdías.El abordóya las riberasde lanoche eterna; yonotardaréenseguirle.

MeleíatambiénelWerther,deGoethe,yNuestraSeñoradeParís,deVíctorHugo. En cuanto alDiabloMundo, de Espronceda, no necesitaba leérmelo,porque se lo sabía dememoria. Sentía una viva admiración hacia este granpoeta,queinmediatamentelogróinfundirmeamí.

Casi tanto como la poesía atraía a mi primo la música. Aunque no habíaestudiado sus principios poseía un oído tan delicado y tal sensibilidad, quedudoqueningúnmúsicoprofesionalleaventajase.Escuchandociertasariasdeóperayalgunosconciertosdevioloncelolehevistoempalidecerdensamenteypermanecerenunestadodeestuporhipnóticoqueinspirabamiedo.

Peroenmúsica,comoenpoesía,eraexclusivista.Amabaaciertosmúsicosyaborrecíaaotros.SupredilectoeraelmaestroitalianoBellini;mejordichoerasuídolo;noexistíaparaélnadaenestemundosuperioraNorma,SonámbulayPuritanos.ARossini le respetaba; aDonizetti le concedía algún talento, yLucíadeLammermoorleagradababastante;peronovacilabaenafirmarqueestaóperaeraunaobrapóstumadeBelliniqueDonizettihabíahalladoentresus papeles. Me contaba, a tal propósito, que hallándose éste loco en unmanicomio le habían hecho oír el inspirado final de Lucía y, quedando unmomentoextático,habíaexclamado:«¡TeníatalentoeseBellini!»

En cuanto a Verdi le odiaba profundamente. Era tanta su aversión por estemaestro,quecuandodeél sehablaba seponíapálidoyenronquecía suvoz,comosienotrotiempolehubierainferidounaafrentaimperdonableaéloasupadre.Naturalmente,yoparticipéenseguidadelamoraBelliniydelodioaVerdi. Pero lo singular del caso es que las óperas de este maestro meencantaban,particularmenteTraviatayRigoleto.Estomecausabaunmalestar

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y una vergüenza indecibles; hacía esfuerzos desesperados por arrojar demíestainclinación,comoSanAntoniohuíadesusterriblestentaciones.

Desdeluego,debesuponersequesimiprimoeratansensiblealapoesíayalamúsica,noloseríamenosalamor.Loeramuchísimomás.Eraunenamoradodelospiesalacabeza.¿Dequién?Detodaslashermosasmujeresquesusojosacertabanaver;peronosimultáneamente,sinoenfiladasyporrigurosoturno.Sus amores no eran muy largos; dos meses cada uno, poco más o menos.Acaso por esto mismo el objeto de sus ansias no llegaba generalmente aenterarse.Mas,loqueperdíanenextensión,loganabanenintensidad.Nadieardió jamás con tan viva llama, nadie suspiró, nadie veló, nadie se suicidómentalmente,nadiecompusotantosversoscomoél.

Había de todo: romances, décimas, octavillas, sáficos adónicos. Además,indefectiblemente, para cada uno de sus amores componía una habanera enhonor de la bella ingrata: música y letra. Como, según he dicho, no teníaconocimientosmusicales,nopodíaescribirla;perolareteníaperfectamenteenlamemoriaymelacantabacuandonoshallábamossolos.Yoescuchabaestashabaneras embelesado, admirando la inspiración y el prodigioso talentomusical de mi primo. No dejaba de advertir, sin embargo, que se parecíanmuchounasaotras.Porejemplo,laquedecía:

«Hayunahermosatrigueña»,

eracasiigualaotraqueprincipiaba:

«Unarubita,bellasinpar.»

Apenasvariabamásqueelcolordelpelo;peroestonoamenguabamiplacer;al contrario, puesto que me había agradado la primera, era lógico que meagradasentodas.

Meencontraba,pues,enOviedoalasmilmaravillas.LasclasesdelInstitutoeran menos largas y penosas que la escuela de don Juan de la Cruz; medejaban libre casi toda la tarde.Además, se respiraba en los claustros de laUniversidad, por donde paseábamos, un ambiente de libertad, deemancipaciónquemehechizaba.Yanonosllamábamosloscompañerosporelnombre de pila, como en la escuela, sino por nuestro apellido, y esta, alparecer, insignificante circunstancia, nos hacía imaginar que éramos yahombres, y nos llenaba de satisfacción. Los porteros y bedeles, igualmente,nos llamaban por el apellido, haciéndole preceder de la palabra señor; noscodeábamos paseando con los estudiantes de Jurisprudencia, casi todosposeedores de un bigote más o menos floreciente; había desaparecido porcompleto todo castigo corporal; formábamos dentro de la ciudad una castainfinitamenterespetable.

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Cuando sonaba la campana, los profesores atravesaban el claustrosolemnementeyentrabanenelaularevestidosdetogaybirrete.Alterminar,un bedel abría la puerta, se asomaba con respeto y decía, inclinándoseprofundamente:«Es lahora.»Algunaqueotra raravez,antesde terminar laclaseabríade improviso,yconestrépito,deparenpar laspuertas,dabaunfuertegolpeconelpiesobreelentarimadoygritabaconelmayorénfasis:

—«¡ElseñorRector!»

Entonces todos nos poníamos en pie súbitamente, como movidos por unresorte; el Profesor también se levantaba y salía a recibir al Rector, queatravesaba lacátedrae ibaa sentarseenel sillóndeaquélconunamajestadaugusta que nos producía escalofríos de respeto. Nuestro catedrático sesentaba a su lado, humilde, reverente, eclipsado como un despreciableasteroideporaquelgransolradiante.

¡Oh,cuánfelizmehacíatodoesteaparatopintoresco!Meparecíavivirenotromundoyhaberascendidovariosgradosenlaescaladelosseresvivos.Tuveladesgracia,noobstante,dequemetocaseporcatedráticodeLatínunseñorderostro cetrino y deteriorado por la viruela, de temperamento frío, irónico ybilioso,elúnicoprofesormodernistaqueexistíaa lasazónenelInstituto.Ydigomodernista, porque la frialdad y la bilis parecen ser los elementos quemejor caracterizan a nuestra Edad Moderna. Todos los demás catedráticosestabanchapadosa laantigua,cordiales, ruidosos,espontáneosyunpoquitogrotescos.

TeníamosaquelañounodeReligiónqueera,almismotiempo,párrocodeunade las parroquias de la ciudad: un coloso velludo, un monstruoso cetáceo,cuyos resoplidos, como los de los leones, infundían pavor; su voz sonabahorrísona, como si hablase conbocina; y cuandodabaunpuñetazo sobre lamesa, la rompía, indefectiblemente. Dos o tres veces durante el curso fuéarreglada por el carpintero. Cuando nos hablaba del Apocalipsis creíamosestaroyendo, en efecto, lagranvozqueescuchóSan Juan, semejante aunatrompeta,ycuandonosnarrabadequéformaSansónse llevó laspuertasdeGaza hasta lo alto de una colina sobre sus espaldas, y con la quijada de unasnopusoenvergonzosafugaydiómuerteamilfilisteos,niunodenosotrosdejabaderepresentarsealhéroebíblico,consotanaymanteos,blandiendoelhuesodelburro.

Empecéaasistirpuntualmenteamisclasesyaestudiarconigualpuntualidadmislecciones.Cuatroocincovecesduranteaquelprimermesmellamaronlosprofesoresparadecirlas,ylohicedelmodomejorqueDiosmedióaentender.Nopensé hacer nadameritorio: estaba tan persuadido demi insignificancia,queniporunmomentosospechéqueaquellotuvieravaloralguno.

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Cuando terminó el mes, hallábame paseando el primer día del otro por losclaustrosconmislibrosdebajodelbrazo.Habíallegadodemasiadotempranoy apenas había chicos por allí. Paseaba, pues, como digo, solo y aburrido,cuandoalcruzarpordelantedelapuertadelaSecretaríavisobreellacolgadoungrancuadroconmarcodorado.Era,sinduda,elcuadrodehonor,delcualyahabíaoídohablar;sobreélseestampabanlosnombresdelosalumnosquemássehabíandistinguidoenlosdiferentesañosdelbachillerato.Meacerquénegligentemente a él, pasé una mirada distraída sobre sus primorescaligráficos,y...¿quéesloqueveo?Minombreaparecíaelprimerodetodossobreelcuadro.Quedéclavadoalsueloporelestupormásqueporlaalegría;después me llevé las manos a los ojos, temiendo que aquello fuese unaalucinación. ¡Pero, no! Allí estaba bien claro mi nombre con mis dosapellidos.

Fuéunarevelación:fuélavozquelegritóaLázaro:«¡Levántate!»Mipadreestabaequivocado.Yonoeraunserinepto.

XXIX

BESOSENCABEZADETURCO

DosotresmesesdespuésdemillegadaaOviedosetrasladómiabueloconsufamiliaalpisosegundodeunacasareciénconstruídasobrelaantiguamuralladelaciudad.Pordelanteformabaconotrasunarinconadaoplazoleta:algunascallejuelasveníanadesembocar;estabarodeadadevecinosquevivíancomoenfamilia,hablándosedesdelosbalcones.Pordetrásteníamayorelevaciónylasvistassobreelcampo;habíamuchoaire,muchaluzymuchosilencio.Eraíntima, familiarygárrula,comounaviejacomadre,pordelante;eragraveyluminosa,pordetrás,comounadeidad.

Enestacasaviviómifamiliapaternapormásdecuarentaaños,yallímuriócasitodaella.Laprimeraensucumbirfuélamásjovendemistrestías.Hacíaya tiempoquepadecíaunaenfermedadmortalalpecho.Ensusúltimosdíasexperimentaba antojosy tentacionesdegolosinasque elmédico leprohibía.Entonces la cuitada me hizo su confidente y me enviaba secretamente porellas. Yo le traía confites y naranjas en los bolsillos de mi abrigo y se losentregabacuandonohabíanadieen lahabitación.Despuésdesumuertemeacometieronatrocesremordimientosimaginandoquehabíacontribuídoaello.Másadelante,cuandoempecéadudardelacienciadenuestromédico,y,engeneral, de la eficacia de la Medicina, me alegré de haber endulzado susúltimosmomentos.

Quedabanotrasdos.Ambaspasabandeloscuarenta;peroaunqueigualmente

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viejassolteronasnopodíansermásdiferentesporsucarácter.Laprimeraerauna mujer seria, firme, concentrada; poseía claro entendimiento y tiernocorazón,perohuíade todamanifestaciónexterna,manteniéndosesiempreenuna reserva que la hacía aparecer severa. No lo era más que para el amorsexualy todo loqueconél seconexionase.Teníapor tan ridículoyaun tanindigno cuanto se refiriese a la vida galante, que, cuando se hablaba en supresenciadealgunarelaciónamorosa,mostrabainmediatamentesumalestaryhacíaloposibleporderivaraotropuntolaconversación.Siseobstinabanenseguir tratándolo no tardaba, con cualquier pretexto, en alzarse de la silla ysalir de la estancia.Nadie en la familia le había conocido jamás inclinaciónamorosa,noviazgo,nicosaquese lepareciese.Poreso,amí,queestudiabaentonceslahistoriadeRoma,semerepresentabamitíacomounadeaquellastristesvestalesqueenvejecíanysesecabanatizandoelfuegosacro.Elqueellamanteníavivoeraeldelorden,laeconomíayladignidaddelhogardoméstico,encuyatareanadiepodíaaventajarla.

La segunda formaba con ésta gracioso contraste. Era la más devota yrespetuosa adoradora de Cupido que jamás se viera. Cuanto se refiriese decerca o de lejos a los tiernos sentimientos que aquel dios inspira a losmortales,hallabaecoensualmaydespertabasuinterés.Sumemoriaeraunalmacéndehistoriassentimentales,alcualacudíayoparasolazarmecuandoelestudiomeaburríaynoestabaencasamiprimoparaentretenerme.

Ningunaotracosaparecíaconmoverlaenestemundoquesusachaques(queeran muchos y variados) y las dulces manifestaciones juveniles delsentimientoamoroso.

Porqueparaellalossereshumanosnoenvejecían.Cuandoalgunapersonadeedad avanzada, ya perteneciese al sexo masculino o al femenino, venía devisitaanuestracasaolaveíamosdesdeelbalcóncruzarporlacalle,aquellapersonanoexistíaparaellaenelpresentenileinteresabasucondiciónactual,sinoqueinmediatamentelaretrotraíaasujuventudymenarrabaprolijamentesusamorescon laancianaseñora, suesposa,que leacompañaba;mereferíalos obstáculos que le había puesto la familia de ésta, cómo él los habíavencido,dequémanerasecorrespondíaconelladejandosusbilletesamorososescondidos debajo de un confesonario de la catedral, y otras travesuras nomenos ingeniosas; por fin, en qué forma una noche había escalado losbalconesdelacasadesuamada,yjuntossehabíanhuídodelhogarpaterno.

Confieso que me costaba enorme trabajo representarme a aquellos dosancianosdescendiendoporunaescaladecuerdaalacalle.Peromitíaparecíaque los estaba viendo y no perdonaba ningún detalle que contribuyese aanimaraquelcuadrointeresante.

Era mi tía un ser ideal y poético, era una entusiasta sentimental, era una

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cascadaromántica,eraunbosquecillodondesearrullabanlastórtolas.Gastabasortijillas en el pelo pegadas con goma a las sienes; tocaba la guitarra ycantabamelodías delicadas de ritmo quejumbroso: canciones de los buenostiempos de amor y poesía que en nada se parecen a los coupletsdesvergonzados que hoy escuchamos por todas partes.Entonces las grandespasionesamorosashistóricasofingidasservíanalosmúsicosanónimosparacomponermelodíastristísimas.HabíaunacancióndeAbelardoyEloísa,habíaotra de Chactas y Atala. Ambas retengo en la memoria y suelo tararearlascuandomesientodesengañadoymelancólico.Tambiénrecuerdouna,quemitíacantabaconpredilección:

Troncoinfeliz,desnudoysinverdura;

imagenfieldeundesdichadoamor;

simarchitóelinviernotuhermosura,

tambiénamímemarchitóeldolor.

Otracomenzaba:

Tupadre,ricodeoro,esinsaciable;

¡ay!,portenerle,milvidasdierayo.

Yoescuchaba todo esto embelesado; admiraba a aquelloshéroesdel amorydeploraba el haber nacido en una época tan ruin y prosaica.Mi tía, con suguitarraysuscanciones,consusrelatosinteresantesyelperfumedealmizcleque usaba, me inició en el romanticismo casero, comomi primo me habíainiciadoenelliterario.

Entrabaennuestracasacomoelamigomásíntimounseñorcalvo,derostropálido,demiradaduraypenetrante,altodehombrosyhundidodepecho.Eraunhombre inteligente,perosinsonrisa.Hablabapocoycortante;sus juicioseraninapelables:siselecontrariabaquedabaaúnmáspálidoyenronquecíadefuror.

Losniñosdelapoblaciónleteníanunmiedoincreíble.Porqueestecaballerohabía dado en la extrañamanía, y con ella gozaba al parecer, de aterrar almundoinfantil.Teníaatodoslosniñosfuertementesugestionados.Encuantotropezaba en la calle con uno de su conocimiento, y a veces aunque no lofuese,sedetenía,leclavabaunamiradaferoz,insistente,ydespuésdetenerlehipnotizadopreguntabaconvozterriblealcriadoocriadaqueleconducía«sihabíasidobueno».Encasoafirmativoledejabapasartranquilamente.Perosise le decía lo contrario un demonio del infierno no podía poner cara másespantosaqueaquelbuenseñor;lecogíaporelbrazo,lesacudíaylegritabaaloídotalesytanhorrendasamenazasqueelniñoquedabasingotadesangreen

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lasvenas,sinfuerzaaunparallorar.Lospadresalentabanestamaníaqueleseraútil; laamenazadellamarlebastabaparaquecualquierniñorecalcitrantese transformase enmanso cordero. Tal idea tenían los chicos de la bravezaferoz y de la infinita crueldad de aquel sujeto que un hermanito mío mepreguntabaciertodía,conlamayornaturalidad,sitendríamásfuerzaqueuntoro.Lerespondíquesí.Callóunmomentoymepreguntódenuevositendríamás fuerza que un guardia civil. Le respondí también afirmativamente. PorúltimodespuésdealgunasvacilacionesmepreguntósitendríamásfuerzaqueDios.Entoncesyo,noatreviéndomeadespojaralSerSupremodelatributodesuomnipotencia,aunquesemepasaronganasdehacerlo,lerespondíqueteníamenos,perosólounpocomenos,casinadamenos.

Puesestecaballeroásperoyceñudohabíasido,¡casomaravilloso!,noviodemi romántica tía. Por lo que pude colegir, la falta de medios de fortuna lehabíaretraídodelmatrimonio.Estoalmenospensabaydejabatraslucirmitía.

Era para mí cosa absolutamente incomprensible cómo aquel señor calvopudierahabersidoundoncelenamorado.Porqueyoentoncesmerepresentabasiemprealosenamoradosconlargoscabellos.¿Cómosuponeraunsujetotanrígidodoblandolarodilla,llevándoselamanoalcorazónyprofiriendofrasesapasionadas?Sinembargo,mitíallegóaafirmarmequelehabíacompuestoydedicadomásdeunmadrigal.Noséloquetendrádecierto.Loquenocabedudar era que seguía enamorada de él, que buscaba pretextos para abrir elbalcón a las horas en que él iba y venía de la oficina, que le servía el cafécuandovenía a tomarlo a casa con rematadacomplacencia,y escuchaba sussentenciascomooráculos.

No lesucedíaaélotro tanto;antesporelcontrario, lehablabaaúnconmásaspereza que a los demásy sinmirarle a la cara, y le llevaba la contraria acuantodecíasin reparoalgunoyen formadespectiva.Peroestoeraparamitía, por lo que dejaba entender, testimonio irrecusable del más acendradoamor.Esposiblequeestuvieseenlocierto.

Meinclinoapensarlo,porqueaquelcaballeroeraenelfondodesualmatodolo contrario de lo que representaba. Cuando pude penetrar su carácter mepersuadí de que no sólo poseía una inteligencia lúcida y muy estimablecultura, sino lo que es aúnmejor, un gran corazón. Era tierno y compasivocomo pocos, creyente fervoroso, dispuesto a sacrificarse por los otrosocultandosiempreconextremavigilanciatodaseñaldedebilidad.Era,enunapalabra,eltipoacabadodelbourrubienfaisant,quelosdramaturgosfrancesessecomplacenalgunavezenpintarensuscomedias.

Alhacermehombremeliguéaélconafectuosaconfianza.Poseíaunacopiosalibrería,quepusoamidisposición,yledebomuchosyprudentesconsejosqueme han servido bastante en la vida. Su muerte fué para mí una pérdida

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irreparable. El, que no sonreía jamás, murió con la sonrisa en los labiosconsolandoconpalabrasjocosasalosquellorabanentornodesulecho.

Guardaaquellacasatodoslosrecuerdosdemiadolescencia.Ensudespachobañadoporelsolyporelairepurodeloscampossoñépoemasdivinos;allílavoz de la naturaleza hizo latir mi corazón; allí cantaron en mi alma milruiseñores armoniosos; allí se disiparon las nieblas en que se envolvía miinfancia;allíunaextrañaynuevavidaoprimiómipechoinflamándoloconunfuego sutil ymisterioso; allí estudié las conjugaciones de los verbos latinosregulareseirregularesyaprendíaextraerlaraízcúbicadelosnúmeros.

Vino a estrenarla igualmente con nosotros, habitando el piso principal, uncatedráticodelafacultaddeDerechodelaUniversidad.Erahombredepocoestudioperodemuchotalentoaloqueoíadecir,porquenomehallabayoenestadodejuzgarlo.Teníadoshijosdemimismaedadaproximadamente,conlos cuales trabé en seguida estrecha amistad. Tenía también una hija quecontabadoso tres añosmásque el primerode sushermanos.Erauna lindaniña de catorce o quince años y esta niña tenía dos amiguitas de sumismaedadtan lindascomoellaqueveníancasi todos losdíasasucasaapasar latardeysolazarse.

No creo que haya habido nunca enOviedo una trinidadmás respetable.UnestudiantedesegundoañodeDerecho,quepresumíadeclásicolasllamólastres gracias. Dos de ellas aún viven y a pesar de los años devastadoresconservanvestigiosdesupristinahermosura.

Pues estas tres chicas se compadecieron inmediatamente de mi niñez ycomenzaronaprodigarmelosmástiernosymaternalescuidados.Unaancianade noventa años, hablando a una niña de diez, no adoptaría un acentomásprotector,máscondescendientequeelqueellasusabanconmigo.Meatusabanel cabello cuando estaba despeinado, me hacían el nudo de la corbata, mehacían recitar fábulas, reían como locas con mis inocentes salidas y mecubríandebesosacadainstante;peromebesabancomosifuesesunieto.

La encrucijada o plazoleta donde nuestra casa se hallaba situada hervía demozalbetes enamorados, ningunode los cuales pasaría de diez y ocho años.Todo el primero y segundo año de Jurisprudencia desfilaban por allídiariamente clavandomiradas lánguidas en los balcones.De vez en cuandotambiénsedeslizabaalgúnestudiantedeterceroocuarto.Selesreconocíaenseguidaporsudecisiónyosadía.Porqueseplantabandescaradamentefrentealacasa,sonreían,hacíanguiñosmaliciososyenseñabancartas.Estoseranlosúnicosquelograbanponerseriasamistresabuelitas.

¡Cuántomehedivertidoenaquelalegrepiso,enuntodosemejantealnuestro!Si quiero evocar tan felices tiempos no tengo más que acudir a la música,

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como siempre. Una de aquellas hermosas niñas cantaba a menudo ciertahabaneraquecomenzaba:

Enunvallevirgen

bajouncieloazul.

Cuandolarecuerdohallodenuevoaquellasgratashorasdemiinfanciaymelasrepresentoentodasufrescura.

De esta niña que cantaba el valle virgen y que murió muy joven, cayóenamoradomibuenprimo(conalgunahabíadecaer)yellatuvoelhonordeinspirarleunnúmeroprodigiosoderomances,sáficosadónicos,octavasrealesy octavillas. No falleció a consecuencia de esto ni tampoco de la habanera(músicayletra)queladedicóinmediatamente,sinomásadelantedeunafiebretifoidea.

Pero el amor, que animaba el estro poético demi primo, paralizaba todo elresto de su organismo. En cuanto se hallaba en presencia del objeto de susansias,quedabaestupefactoymudo.Empalidecíacomosivieseunfantasmapavorosoyapenasselepodíanarrancaralgunaspalabrasquepronunciabaconvoztemblorosa.Laniñasepusoaltanto,conlavelocidaddelrayo,delefectoque sus encantos producían y se regocijaba con toda su alma. No hay quereprocharlo demasiado duramente: a cualquier chica le pasaría lo mismo,¿verdadamablelectora?

Eradeveraaquellachicueladecatorceañosclavarleunamiradasonrienteymaliciosa,quelemagnetizaba,dirigirlemilpreguntasembarazosascomoauninocente niño de la escuela, reír con sus contestaciones, hacer guiños a susamiguitas, ponerse seria repentinamente, dirigirle una mirada severísima,volverlacabezadespuésyhablarconsusamigascomosiélnoestuvieseallí,venirleuninstantedespuésalamemoriaquemiprimonohabíadesaparecidodel planeta y mostrar por ello la mayor satisfacción y mirarle con ojoshalagüeños, llevarse lamano al pelo y agitar su lindo dedomeñique de unmodoimpertinenteyprovocativo,pasardespuéselbrazoalrededordelcuellode la amiguita que tenía a su lado y, acometida de súbita ternura, besarlarepetidasvecesconefusión...

Todoestoibadirigido,nocabedudarlo,amanteneramiprimoenelmismoestado de estupor hipnótico y de paralización orgánica. Era verdaderamenteodioso.

Nomenosodiosos resultaban losprocedimientosque las tres amigasusabanconlosjóvenesestudiantesqueseagitabanduranteeldíaypartedelanochedelante de sus balcones. Unas veces tenían éstos abiertos de par en par yexhibían complacientes su rostro encantador a la admiración de aquéllos.

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Otras los tenían herméticamente cerrados horas y horas y los desgraciadoslanguidecíanysesecabansosteniendoconsusespaldas losmurosdelacasadeenfrenteque,ajuzgarporsurostrocontraídoyeldisgustoquemostraban,debían pesarles como al titánAtlas el globo terráqueo. Un día recibían susmisivasamorosasconplacer,lasleíanensupresencia,sonreían,dirigíanunamiradaafectuosaalexpedidory lasponíansobreelcorazón;alsiguiente lasdejabancaeralacallesinleerlasycerrabanelbalcónconestrépito;tanprontolestirabanbesosconlaspuntasdelosdedoscomolesvolvíanlaespaldaconelmayordesprecio.

Ignorocómollegaronasusmanos,peroeslociertoqueposeíanlasfotografíasdeveinteotreintaestudiantesdelaUniversidad.Sospechoqueselasprocuróuncorreveidiledependientedetienda,quefrecuentabalacasa.Todasaquellasfotografíasteníanlamagnituddelosnaipes,porqueentoncesapenassehacíandeotrotamaño,ycomonaipesjugabanconellas.Selasofrecíanporelreversocomohacen losprestidigitadores; tirabandeunaal azary si resultaba serelretrato delmuchachillo que les agradaba hacían con la tarjetamil extremosgraciosos, la llevaban al corazón, la besaban con entusiasmo y decían a laimagen todas las disparatadas lisonjas que les venían a la boca. Por elcontrario,sisalíaunantipáticoconlaspiernasenformadesable,maldecíandesusuerte,laarrojabanalsuelocondesprecioyalgunavezlapisoteaban.

Aquellasfuncionesdemímicamedivertían,ylaalegríaygentilezadelastresamigas me ponían contento tanto más cuanto que cada día me mostrabanmayorpredilecciónyeranconmigomáscariñosasymaternales.Estecariñosetraducía,nopocasveces,enefusivosbesos,loscualesnocausabanenmífríoni calor.Ni física ni intelectualmente he sido un niño precoz. Los aceptabacomotestimoniodebuenaamistad:algunavezmeenfadabanyeracuandomelosdabanhallándonosasomadosalbalcón.Entoncesadvertíaquemebesabanmásymejormirandodereojoalosestudiantillosquesehallabanplantadosenlacalleysonriendomaliciosamentecomosiquisierandarlesenvidia.Estomeavergonzaba y más de una vez me tengo sustraído bruscamente a suspegajosascaricias.

Peroheaquíqueciertodía,despuésdeunadeestasmovidassesionesdebesosqueyolevantéunpocodesabrido,tuvenecesidaddesaliralacalleconnoséqué motivo. El público que la había presenciado se componía de tresmozalbetesdediezysieteodiezyochoaños,loscualesestabanarrimadosalacasadeenfrentediciendomilternezasamisamigasconlosojosyaquenoconlalengua.Alvermesalirunodeellosmehizoseñadequemeaproximasecomo si tuviese algo que decirme. Acostumbrado como estaba a recibirrecaditos y a que me tratasen con no poca deferencia, me acerquéincautamente a ellos. De improviso me sujetan fuertemente los brazos ycomienzanabesarmecontantaprisayafán,quepiensomedieronmásdemil

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besosenunminuto,riendo,almismotiempo,acarcajadasymirandoalbalcóndondesehallabanlastresgracias.

¡Oh rabia!, ¡ohvergüenza!Luchébravamentepordesasirme,pataleé,mordí,hicecuantome fuéposiblepara rechazaraquellas indignascaricias,peronopudelograrlohastaqueellosbuenamentequisierondejarmemarchar.Yparacolmodehumillaciónobservéquemisamiguitasreíantambiéncomolocasenelbalcónhallandoelpasochistoso.

Entréencasahechounmardelágrimasycontéamistías,sofocadoporlaira,el atentado de que acababa de ser víctima. La romántica rió encontrandotambién por lo visto delicada la chanza; pero la otra, y con ella el señoraustero, ex novio de la primera, que allí estaba a la sazón, se mostrarondisgustadosylesoípronunciarvariasveceslapalabra«indecoroso».

Asíquecuandomediahoradespués,arrepentidassindudadesurisa,subieronlas tres niñas a buscarme, les hice saber perentoriamente que en la vidavolveríaaponerlospiesenelpisodeabajo.Elseñorausteroapoyócontodassusfuerzasestamienérgicaresolución.

Peroaldíasiguientesubierondenuevo:mirománticatíaintercedióporellas;noestabaallísuceñudoexnovio;alcabomeablandéyconsentíenbajar,acondicióndequeporningúnmotivonibajoningúnpretextosemedieseunsolobeso.

XXX

CABALLERÍAINFANTIL

Cómoyporquéfuíatacadodeaquelhumorbelicosoquehizoladesesperacióndemistíasduranteelsegundocursodebachillerato,noloséyomismo.

Si ahoraocurriesenodejaríadeatribuirse aunestadoneurasténico;peroenaquellaépocaremota,Asturiaseraunpaísprivadodevíasdecomunicaciónynoseconocíalaneurastenia.

Aceptemos el hechoy en vez de investigar sus causas, cosa siempre difícil,analicemossusconsecuencias.

Nopodíansermásfunestas.

Arañazos en lasmejillas, contusiones en la nariz, cardenales en las piernas,desgarronesenelpantalón.

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Como entonces no funcionaba la Cruz Roja en Oviedo, mis tías se veíandiariamente necesitadas a intervenir con sal y vinagre y aguardientealcanforado.Mevendaban,me recosían con delicado esmero yme sugeríanlosmediosadecuadosparanopadecerestaclasedeenfermedades.

Yonoquería emplearlos.Al contrario; cadavezmásenardecido salía casi adiariodesafiadodelosclaustrosdelaUniversidad.

ElcampodeMarte,oseaellugardenuestrosduelosestudiantilesenaquellaépoca,eraunlóbregoportalóndeunacasasolariega,vecinadelaUniversidad.Estaba empedrada con grandes piedras azuladas y relucientes. Cada una deaquellaspiedrasguardaráseguramentememoriadelasrelacionesefímerasquemisnariceshanmantenidoconellas.

Perocasitantocomolaguerrameatrajoduranteaquelañoelamor.

Habitaba entonces en Oviedo una distinguida familia que figuraba en lospaseosdelBombéyenlasreunionesdeconfianzadelCasino.Eraunafamiliadilatada,aunquesólodelladofemenino.Aquellosseñoresteníanvariashijas,bastanteshijas,nosécuántashijas;pero,enfin,muchashijas.Pasabantodasellas justamente por bonitas y las había de diferentes tamaños.Mientras lasprimeras eran amigas demimadre y nos visitaban alguna vez enAvilés, laúltimapodríateneronceodoceañosyeramicontemporánea.

Sinembargo,yolamirabaconciertodesdén.AunquehabíajugadoconellaenlaplayadeLuancocuandocontaríaseisosieteañosdeedadyllevaba,comoyo,cortadoelpeloapuntadetijera,alllegaraOviedoytropezarlaenlacallemelimitéadecirleadiósdignamente.

Hayque confesar que era unadignidad intempestiva.Tantomás cuantoqueaquellachicamehabíagustadoensuprimerajuventudymeseguíagustando.

Eramenuda, de facciones admirablemente correctas y con unos ojos negroscapacesdeatravesarunabarricadadesacosdeharina.Yo,quenoeraningúncostal,mesentíatraspasadodeparteapartecadavezquemecruzabaconellaen el paseo. Pero la dignidad me obligaba a mostrarme completamenteindemne.

Se llamabaAntonia;esteera sunombre legal.Otro ledabancompletamenteilegalyeraeldeunamoneditaamericana,chiquita,bonita,aloqueoídecir,porqueyojamáslahevisto.Elnombreestaba,pues,bienadaptado;peroyolallamaréahoraporelsuyoporqueyaestámuertaycuandosehizomujernoleagradabaquelanombrasendeotrasuerte.

Ellectorsealegraráseguramentealsaberquetodamidignidadsedisipócomoun sueño cierta tarde delmes de Febrero. Es un suceso que no interesará a

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todoelmundocomolospresupuestosmunicipales;peroestoysegurodequehaychicodetreceañosaquiendivertirámás.

Heaquícómoocurrió:

Se celebraba en Oviedo la feria de la Candelaria, llamada allí también laRomeríadelasnaranjas.Asturiasnoesunpaísdenaranjos,peroalaorilladelmar, por la parte de Oriente, crecen algunos que dan una fruta bastanteaceptable,sobretodosiselacomeconazúcar.EldíadelaCandelarialleganaOviedoporlacarreteradeGijónmuchoscarroscargadosdeellayseestableceenestacarreteraunlucidopaseo.Notienemásqueuninconvenienteyesqueel camino por aquella parte ofrece una fuerte pendiente, lo cual le haceimposibleparalosasmáticos.

Antoñitanoloestaba,aDiosgracias,ypaseabaarribayabajoentrecestosdenaranjasconsusamiguitastodalatarde.Yo,sentadoenelpretilconlosmíos,mesentíacadavezmássubyugadoporsusojosnegros.Cuandocruzabapordelantedenosotrosmeveníanganasdedecirlealgunapalabraamable.

Envezdeesto¿quéesloquesemeocurre?Puesdispararleconmitiragomasunacortezadenaranja.Lohicecontantafuerzaybuenapunteríaqueledienmitaddelamejillaproduciendounchasquidotemeroso.

Laniñadejóescaparungritoysellevólamanoalapartedelicada,rompiendoa llorar perdidamente. Sus amiguitas acuden a consolarla y encarándosedespués conmigome ponen de «bruto» y «animal» que no había por dondecogerme.

Teníanrazón:yoseladabaenelfondodelalma.Mepesabatantoyestabatanavergonzado de mi vileza que me faltaba muy poco para romper a llorartambién. En vez de eso comencé a reír groseramente coreado por lascarcajadasdemisamigos.

¿Cómo llevé a cabo tal salvajadaprecisamente en losmomentosmismos enquemesentíamásimpresionadoporellindorostrodeaquellaniña?Nomeesposible explicarlo. Quizá estén en lo cierto los que afirman que cualquieremociónnospuedeimpulsaraejecutaractosdiametralmentecontrarios.

Unaseñalrojizaquedóimpresaenelrostrodelahermosaniña,yconestarojaseñal, testimonio de mi brutalidad, siguió paseando toda la tarde. No esposible imaginarseeldolorosoefectoquecausabaenmíaquellamarcacadavez que pasaba por delante de mis ojos. Aunque lo disimulaba afectandoalegría,micorazónsesentíatristeymegritabasincesar:«¡Miserable!»

Lasamiguitascuandopasabancercadenosotrostornabanaencararseconmigoytornabanallamarmebruto.¡Ay,cuántohubieradeseadoqueellahicieselo

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mismo!Perono:ellase limitabaadirigirmeunatímidamiradaqueapartabavelozmente.Eraunamiradatandulceytantristequemeacometíanimpulsosde arrojarme desde el pretil de la carretera y desnucarme o, por lo menos,producirmealgúngravedesperfecto.

Cuando llegué a casa por la noche iba determinado a realizar un actotrascendental.Meencerréenmicuarto, tomélaplumayescribí lacartamásdisparatada que se haya escrito en la segundamitad del sigloXIX.Era unamezcladeChachasydeAbelardoconciertosrecuerdosdeltroncoinfelizdemi tía y del Lago, de Lamartine, rociado todo ello con algunas gotas de ElestudiantedeSalamanca,deEspronceda.PedíaperdónaAntoñitadeunmodopatético,ledeclarabamiamordeunmodomáspatéticoaúnylehacíasaber,enelcasodequenomeotorgaseambascosas,midesignioirrevocabledenoasistirmásacátedraydejarmemorirlentamentedeinanición.

Perolomásgravedelascartas,encasoscomoelmío,noesescribirlas,sinoentregarlas;todoelmundolosabe.

Hayquienapelaalcorreointerior.Eselmediomássegurodequenolleguenamanosdelainteresada.Hayquienlasentregaenpropiamano.Estoesmuchomás eficaz, completamente eficaz; pero tal procedimiento sehalla reservadoparalosestudiantesdecuartoyquintoañoquejuegancarambolasalbillaryconocenelmundo.YoeraunpobreestudiantedesegundodeLatínynopodíalanzarmeatalesaventuras.

Optéporuntérminomedio.Espiélasalidadesudoncellaaunrecado,laseguídisimuladamenteycuandoibaaentrarenunatiendademerceríameacerquéaellayenlamismaactitudhumildedeunmendigoquepidelimosnaledije:

—¿MeharíaustedelfavordeentregarestacartaaAntoñita?

Lavozsaliódemislabioscomounblandosoplo,sinproducirapenassonidosperceptibles.

—¿Quédices,niño?—mepreguntóbruscamente.

Entonces yo, que debía de estar pálido, me puse colorado. La mismavergüenzaquesentía,mehizorepetirconfuerzalademanda.

Ladoncellamemiróalacaraconrisueñacuriosidad,estuvoalgunosinstantesindecisa, quizá entre darme un bofetón o tirarme de las orejas; al fin dijoarrancándomelacartadelasmanos:

—¡Bueno,selaentregaré!

Eraunabuenachica.Cumpliósupalabra.

Aldía siguienteestuvepaseandopor lacalledeAntoñitayella seasomóal

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balcón,peroyonoosabamirarlasinodelejos.Cuandopasabapordebajo,envez de levantar los ojos, los abatíamirando con insistencia a la acera de lacalle.

Peroheaquíqueunadelasvecesveocaerdelantedemí,sobreestaacera,unpapelito.Me bajo, lo recojo, y sin mirar tampoco al balcón, lo meto en elbolsilloydesaparezco.

Después que doblé la esquina, lo abrí conmano trémula.Dentro traía, parahacerpeso,untrocitodelápiz,ellápiz,sinduda,conqueestabanescritosdosrenglonesquedecían:«Estásperdonado,sitúmequieresamíyotambiéntequieroati.»

Estosrenglonesestabanhorriblementetorcidosylasletraseranhorriblementegrandesyademásgibosasytemblonascomosilashubierantrazadolosdedosarrugados de una vieja y no una linda mano infantil. Pero yo me hubieraprosternadoanteelloscomounmusulmánanteelautógrafodeMahoma.

¡Yateníanovia!Estefuémiprimerpensamientovanidoso.Vuelvoadecirqueelamorjuegapocopapelenlasrelacionesinfantiles.Sinembargo,mesentíaatraídoparticularmentehacia aquellaniñaque tandulcementeperdonabamibrutalidad.

En losdíassiguientesseguípaseándole lacalley,yadisipadami timidez, lamiraba y remiraba largamente, y ellamemiraba también con extraordinariaatención.Parecíamosdosgatos,aunquesinexhalarelmás levemaullido;esdecir, queni una solapalabra se cruzaba entrenosotros.Solía ir a esperarlacuando salía del colegio. Un amigo íntimo me prestaba el servicio deacompañarme en estos casos y juntos la seguíamos. Marchaba colgada delbrazo de su niñera y de vez en cuando volvía la cabeza para dirigirme unarápidamirada.Laniñeralavolvíaconmásfrecuenciaysonreía,yalgunaveztambiénmehacíaseñasparaquemeacercase.¡Oh,cuántovalorsenecesitaríaparaello!

Tuve,noobstante,unaocurrencia feliz.Comoyopaseabanopocasveces lacallesinqueellaestuviesealbalcón,mevinoelpensamientodecomprarunpitoysilbar.TardóAntoñitaendarsecuentadequeerayoelautordeaquellossilbos prolongados, pero cuando lo hubo averiguado, así que oía silbar, seasomabaalbalcón.Mas¡suertemaldecida!unosestudiantesforasterosquesehospedaban por allí cerca observaron mis maniobras y comprando un pitoigual almíohicieron salir aAntoñita repetidasvecesenvano.Unodeestosestudiantes aún vive. Y cuando voy por Asturias me recuerda la broma yreímos mucho. Y después de reír solemos quedar ambos silenciosos ymelancólicos.

Este incidentemeprodujoalgunadesazón,peronopuedecompararsecon la

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que poco después experimenté. Creo haber dicho que un amigo íntimo meacompañabaalgunasvecesenmispaseospor lacalledeAntoñitay tambiéncuando iba a esperarla al colegio. Pues bien; este amigo, repentinamentecomenzó a enfriarse conmigo; se apartaba de mí en los claustros de laUniversidad;senegóaacompañarmecuandoseloproponíayhastanotéquefingíanovermeparanoacercarse.

Pocos días después le encontré frente a los balcones de Antoñita mirandohaciaelloscon insistencia.Encuantomedivisósiguiósucamino.Perootrodíavolvíahallarleenlamismaposiciónyentoncesnosemoviónimesaludósiquiera. En los siguientes comenzó a pasear descaradamente la calle deminoviayhastaibaaesperarlaalcolegioacompañadodeotroamigo.

Estaprimeratraiciónquepadecíenmividamesorprendiómuchísimo;locualdemuestraqueesfalsalateoríadequehemosvividoantesdeéstaotrasvidas.Porquesihubieravividoantes,porpocoquefuese,habríaencontradoaquellomuynatural.Paracolmodedolorobservéqueminoviacoqueteabaconélunachispita.Unacorrientedeodiodealtapresiónseprodujoentreélyyo.

Paraestablecerelcircuitonohacíafaltamásqueunaocasión.

VinoelcontactopaseandoporelclaustrodelaUniversidadantesdelahoradeclase. Yo le dirigía miradas furibundas cada vez que nos cruzábamos: élevitabamirarme porque sin duda le quedaba todavía un resto de pudor. Sinembargo, los amigos que paseaban con él debieron de advertirle que yo lemirabadeunmodoprovocativoyélsesintióhumilladodeestaadvertencia,porqueenunadelasvueltasvolvióhaciamíelrostroymeclavóunamiradainsistenteyretadora.

Elchoquefuéterrible,ferocísimo.Yoteníatalansiadedargolpesylosdabacon tal corajequeno sentía los suyos.Nosabrazábamos,procurábamosconafánderribarnosy,nopudiendoconseguirlo,nosseparábamosyvolvíamosalosgolpes,yotravezelodionosjuntabacuerpoacuerpo.Entornonuestrosehabíaformadouncorrodechicosquepresenciabaelcombatecomounapeleadegallos.

Mas de improviso siento por detrás un puntapié y un pescozón.Aquello nopodíavenirdemienemigo.Enefecto,unosdedosmayoresquelossuyosmehabíansujetadoporelcuelloyoíunavozterriblequegritaba:

—¡Bedel!Abraustedlacarbonera.

EraelsecretariodelInstitutoyalavezcatedráticodeHistoriayGeografíaquedesdesuatalayadelaSecretaríanoshabíaatisbado.

Elbedelabriólacarbonerayaempellonesnosmetierondentro.

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El secretario del Instituto era un excelente profesor, todo el mundo loreconocía. Era, además, un hombre de recta intención y valeroso, como lodemostró algún tiempo después renunciando a su cátedra y marchando aengrosarlasfilasdelejércitocarlista.PeroelsecretariodelInstitutonoposeíani penetración ni previsión. Porque si las tuviese no encerraría solos a doschicosqueseestabancombatiendoconfuror.

Siguióelcombatemortífero,rabioso.Rodamosportierra,yunasvecescaíaélencimayotrascaíayo.Luchábamosdesesperadamente,yensilencio.Alcabodealgún tiempo las fuerzasnos fueronabandonando.Por lomenosyo sentíclaramentequelasmíassedebilitaban.Unadelasvecesquecaídebajoyanopude levantarme y él logró ponerme una rodilla sobre el pecho. Estabavencido.

—JuraquenopasearásmáslacalledeAntoñita.

—Lojuro—respondí.

—Júraloportumadre.

—Lojuropormimadre.

Entonces me soltó; nos levantamos y nos limpiamos la chaqueta y lospantalones.Cincominutosdespuésvinieronaabrirnosparaentrarenclase.Yallínohabíapasadonada.

Pudehaberfaltadoamijuramentosingraveriesgo,porquenuestrasfuerzassehallaban bastante equilibradas; pero lo respeté religiosamente. No volví apasarporlacalledeAntoñita.

Al cabodequinceoveintedías, hallándomepaseando, comodecostumbre,porelclaustro,sentíqueunamanoseapoyabasobremihombro.Mevolvíymeencontréconmiexamigo,quemedijoentononatural:

—Oye,siquierespuedespasearcuantoseteantojeporlacalledeAntoñita.

—Nopuedeser—lerespondí—.Lohejuradopormimadre.

—¡Qué importa!—replicó—.El juramentono teobligaya,puestoqueyo tedejolibre.

Y,actocontinuo, seemparejóconmigoymedeclaróen términosexpresivosque Antoñita era una tonta llena de presunción, indigna de que un hombreseriocomoélgastase las suelasdesusbotaspaseándola lacalle;queestabaprofundamenteenamoradodelahijadeunconfitero,yqueéstacompartíasullama,puestoqueleechabadesdeelbalcóncaramelosyrosquillasdeconsejo.

Bien eché de ver que todo aquello era dictado por el despecho, y que, en

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realidad, me relevaba de mi juramento porque Antoñita no le había sidopropicia.

En efecto, cuandomedecidí a esperarla otra vez a la salida del colegio y apaseardebajodesusbalcones,lahallétanexpresiva,tanamableysonriente,quemesorprendió.

Me sorprendió, porque yo no sabía entonces como el Taso «de lamujer, lacondiciónprecisa»,nicomoShakespearequeera«pérfidacomolaonda».

Fuí tan inocente que no comprendí que mi alejamiento, que ella juzgabavoluntario,habíaproducidoladerrotademirival.

XXXI

SEGUNDASLECTURAS

En los años que cursé la segunda enseñanza cayeron enmismanosmuchoslibros.Fuéelazarquienlostrajo,nounamanodiscreta;asíquereinóenmislecturasunaheterogeneidaddisonanteycualidadesmuydiversas.

Mipadremehabíadejadovivirsiempreenunaindependenciaintelectualqueestremecería a un pedagogo. Porque mi padre, con su pesimismo jocoso yparadójico, se reía de la Pedagogía. Pensaba y repetía sin cesar que laeducaciónservíadepoco;quelanaturalezalohacíatodo.Quienhabíanacidotonto, tonto sería toda su vida, sin que fuesen poderosos los más ilustresmaestrosavolverlediscreto.

Nodiscutoestaopiniónsubversiva;peroafirmoquesusistema,o,pormejordecir, su falta de sistema, no produjo en mí tan funestos resultados comodebieraesperarse.Aúnmás;sepuedeaventurarquesiautoritariamentesemeimpusiera la lectura de algunos libros, probablemente hubiera cobradoaborrecimientoatodosellos.Enésta,comoenotrasmuchasocasiones,quizávalgamásentregarseenmanosdelaProvidencia.«Vendráatusbrazoselserquedebesamar;vendráatusmanosellibroquedebesleer»,diceunfilósofomoderno.

Sinembargo,dudomuchoquelaProvidenciamehayaenviadodirectamenteen aquella época las novelas horripilantes de un escritor francés llamadoPonson du Terraill. Mas, por otra parte, ¿quién podrá resolver del efectobenéfico o nocivo que las sustancias que ingerimos producen en nuestroorganismo?Lanaturalezaefectúaensusenorecónditountrabajosordo,quetruecanopocasveceslosvenenosenmedicinas,yotras¡ay!lasmedicinasen

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venenos. ¿Quién sabe si aquellos novelones filtrados por los tamices ydestiladosenlosalambiquesdemiespírituhabránsoltadoalapostreunjugonutritivo?Loque sí afirmo, sinvacilar, esqueenaquel tiempomesabíanaalmíbar.

No dura mucho el placer en este mundo. Aquellas novelas de aventurasfantásticas y de intrigas tenebrosas llegaron a fatigarme. Cuando vino eldesencanto tropecédichosamenteconotrasquemecautivarondemodomásespiritual. Leí varias de Bulver Lytton, y por ellas fuí iniciado en laobservaciónpsicológica, laexpresióndecaráctery lagraciasentimentalquecaracterizaalosnovelistasingleses.Tantodeleitemecausaronqueenmiedadmaduraquiserepetirsulectura.Meacaeciólomismoqueconotroslibros.Elencanto sehabía rotoynome fuéposible componerlo.BulverLytton esunnotableescritor,perosusnovelasdecostumbressehallaninfeccionadasdeloquepudierallamarsemaníaaventurera,ynopuedensercomparadasalasdelosgrandesmaestrosGoldsmith,Fielding,DickensyThackeray.Susmejoresfábulas son, ami juicio, las históricasNicolásRienzi yLosúltimosdíasdePompeya.

Después me alcé todavía más. Mi primo me había hecho conocer aEspronceda, como ya he dicho. Ningún poeta causó en mí impresión máshondayduradera.

DetodaslasobrasleídasenminiñezsupoemaEldiablomundoesunadelaspocasquenohacesadodedeleitarme;mehadeleitadoenmiedadmaduraymedeleitatodavíaenmivejez.Hayenelhombreunaedadiconoclasta,enlacual se complace rompiendo a martillazos los ídolos que adoró en suadolescencia.Esproncedapermanecesiempreenelaltarqueleheerigido.SuCanto a Teresa es la páginamás armoniosa y vibrante que ha producido lalíricaespañola,ypuedecompararse,sindesmerecer,alLago,deLamartine,ala Noche de Octubre, de Musset, y a los cantos más patéticos del ChildeHarold,deByron.PeroestanuestraEspañafríayesquivacasisiempreconloshijosquemáslailustran,aúnnoleharendidoeltributodeadmiraciónqueledebe.ReproducidasporelbronceyelmármolseparecenporlosámbitosdeMadridlasfigurasdealgunosgrandeshombresydeotrosbienmedianos;perono veo aún alzarse entre ellos la frente radiosa de don José Espronceda, elespañolmásinspiradoquehanacidoenelsigloXIX.

Todavía di algunos pasos más en la senda de la Estética. Por medio deEsproncedaadquiríelgustodelospoemasyleíalgunosdelosmásbellosquelas nueve hermanas han inspirado a losmortales. Leí en la biblioteca de laUniversidad la Iliada, de Homero, traducida en verso libre por Hermosilla.Aunque tiene famaesta traducciónde indigesta,mecausóextremadoplacer.Laedicióneraexcelente,lujosa,yestocontribuyemásdeloquegeneralmente

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secreeparahacernosamablesloslibros.Porespaciodealgunosdíasvivíenconstante embeleso entre aquellos héroes tan divinos y aquellos dioses tanhumanos. Sobre todo las diosas hicieron verdaderos estragos en miimaginacióninfantilylograronrápidamenteconvertirmealgentilismo.Fuíunempedernido pagano por más de dos meses, sin que mi familia ni misprofesores pudieran sospecharlo. ¡Cuál gritaría nuestro descomunal yfragorosocatedráticodeReligiónyMoralsisupieselagentequefrecuentabamicerebro!

Quise leer también en la misma biblioteca El paraíso perdido, de Milton,traducido por el canónigo Escoiquiz, pero no fué posible. Me aburrióinfinitamente. Yo era entonces, como acabo de manifestar, un pagano quequemaba inciensoen losaltaresde los ídolos.Aquellas legiones flotantesdeángelesy arcángeles suspendidos en los espacios, sin tierradondeapoyarse,me parecían tristes volatineros. Más tarde, culpando al traductor, intentérepetirlalecturadeestepoemaenunatraducciónfrancesa;muchomástardeaúntratédeleerloeneloriginal.Siempremeacometióidénticagrima.Porfinenmistiemposgloriososdecríticomedije:«Miltonesungranpoeta,perosupoema es insoportable.AlCristianismo, religión espiritualista y enemiga delasformasplásticasnoselapuedeniseladebeagregarunamitologíaporqueprecisamentehavenidoaconcluircontodasellas.Poresofracasaronsiemprelos intentos más o menos plausibles que se han hecho para añadírsela.»Dictado y refrendado este veredicto inapelable quedaron disipadas misinquietudesyremordimientosporloquerespectaalfamosopoema.

Mi paganismo no se prolongó largo tiempo. Pocos meses después fuíconvertidoal islamismo.Laencargadadeestaobranefanda fuéClorinda, lafamosa heroína de La Jerusalén libertada. Aquella mujer intrépida y bella,felizcreacióndelgranpoetaitalianoTorcuatoTaso,mehechizóhastahacermesoñardespierto.

Ycomomiimaginaciónsolíarepresentarselasmásilustrescreacionesdelospoetasconlosrasgosdealgunosseresdecarneyhuesopormíconocidos,seme antojó prestar aClorinda el rostro y el talle de una joven a la cual casitodoslosdíasveía.

Eradecondiciónhumilde,hijadeunebanistaqueteníasutallernolejosdemicasa.CuandoyolleguéaOviedonocontaríamásdequinceaños,peroteníalaestaturadeunamujer;asíquenosólomeaventajabaporlaedadsinomuchomás aún por la corpulencia. Pues bien, un día tuve la mala ocurrencia dehacerlablancodemitiragomas;creohaberdichoqueestabamuypagadodemihabilidadenestaclasedeesgrima.Ledi,enefecto,conunacascaritadenaranjaenmediodel rostroexactamentecomohabíahechopocosdíasantesconAntoñita.Mas¡ay!ellanolarecibióexactamenteconlamismapaciencia;

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antes al contrario se vino hacia mí lanzando rayos por sus hermosos ojos(porquelosteníamuyhermosos;hayqueconfesarlo)mearrancóeltiragomasymeaplicóunsoberbiobofetónquemeenrojeciólacara.Quisedefenderme,perome sujetó tan fácilmente lasmanos yme solfeó tan lindamente y a sugustoquenomequedaronmásdeseosdeofenderla.

Inútil es decir que desde entonces la dediqué un odiomortal.Cuando iba acátedraconloslibrosbajoelbrazoylaencontrabaenpiealapuertadeltallerdesupadreledirigíadetravésalgunasmiradaspulverizantesalascualessolíacorresponderellaconsonrisaburlonaydesdeñosa.

Endosañosaquellaniñasetransformóenunajovenapuesta,majestuosayunpocohombrunaporsusmodales.CuandoacertéaleerelpoemadelTasomifantasíacomenzóaveraClorinda,lavalerosaamazonadelosinfieles,conelrostroylafiguradelahijadelebanista.Noeragranextravío,puesrepitoquetenía hermosos y fieros ojos; y en cuanto a fuerzas ya las había podidoapreciar a mis expensas. No dudo que si montase a caballo y empuñara lalanzapudierahabérselasconcualquiermodernoTancredo.

Pues así que la transformé por arte imaginativa en amazona de los infielesdefensores de Jerusalén, se disipó ¡caso curioso! todomi odio yme puse aamarladesaforadamente.Envezdedirigirlemiradas atravesadasymalignascomencéaclavárselasbiendirectasyapacibles.Cuandolaveíadelejosa lapuerta del taller aflojaba el paso para saborear más tiempo el placer decontemplarsugentilfigura.Siellanoestaba,cruzabadelargoyvelozmente.Perocasisiempremearreglabaparaqueestuviese,puesespiabalashorasenqueveníaatraerlacomidaasupadreyavanzabaoretrasabamisentradasysalidasdecasaencombinaciónconellas.

La altiva guerrera no vió con agrado aquella mutación ni aceptó mishomenajesvisuales.Alprincipio lecausaronsorpresaymemiróconalgunacuriosidad: después apartaba la vista demí con desdén y aunme volvía laespalda:porúltimo,tomandoaofensamirendimientomeclavabayadelejosunamiradairacundayretadoraquemehacíasubirloscoloresalrostro.

¡Ingrata! Yo la amaba, sin embargo, cada día más. Esta misma crueldad laasemejabatodavíaalafieraClorinda.¡Cuántasvecesestuvetentadoapararmedelante de ella y decirle como Tancredo:—«Puesto que no quieres pazconmigo,lascondicionesdenuestraluchaseránquemearranqueselcorazón!Estecorazón,queyanoesmío,pidelamuertesisuvidatedesagrada.Desdehacetiempoestuyo;¡tómalo;yonotengoelderechodedefenderlo!»

Felizmente nunca me atreví a ensartarle tal discurso. Si lo hubiera hechopiensoque,enefecto,mehubieradespedazado.

Felizmente también sacudí pronto el yugo de la media luna y dejé de ser

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musulmán.Otrasheroínascristianas,ypor lo tantomáspiadosasque lahijadel ebanista, me prendieron el alma. Leí el Orlando furioso del Ariosto, yaunquenopenetréentonceslafinaironíaqueseocultabadebajodesuscantosépicosprecursorade la denuestrogranDonQuijote, todavíamedivirtieronextremadamentesusmuchaseinteresantesaventuras.

Porúltimo,aúnleíotropoema,OsLuisiadasdeCamoens.Bienpuede,pues,decirseque los añosde la segundaenseñanza fueronparamí la edadde lospoemas.Esteeselúnicoque,exceptuandoeldeEspronceda,leíensuidiomanativo; porque el antiguo portugués se parece tanto al castellano que paracualquier español es comprensible. No debo conservar de este poema grataimpresión.Llevéel libro,queerauna lindaedicióndiamante, aEntralgoenunasvacacionesdeNavidady lo leíalamorde la lumbre.Peroacaecióquesaliendodeimprovisoundíaalaire libreyfríomecogióunaoftalmíade lacualmeheresentidotodalavida.

Paralela a esta afición literaria, comenzó a correr enmi existencia otra a lacualdeboquizáaúnmayoresymássólidosplaceres,laaficiónaloslibrosdehistoria,defilosofía,decríticaycienciasocial.Aunqueparezcararo,estasdostendenciashancompartidomiespírituhastalahorapresenteysihedehablarconsinceridadpiensoquelasegundatuvosiempremáshondasraícesquelaprimera. Por haberlo manifestado así a un periodista extranjero y haberloestampado en su diario, otro periódico de Londres se burlaba de míexclamando:«¡Amantedelafilosofíaunhombrequeescribeunanovelatodoslosaños!»

PuesbiensabeDiosqueeslaverdad.LosabeDiosylosabíamibuenamigoAngel Jiménez, por otro nombre el doctor Angélico, cuyos papeles hepublicadohaceaños.Altiempomismoqueescribíamisnovelaspensabacondeleiteenloslibroscientíficosquehabíacompradoyansiabaterminarlaparaentregarmealgunosmesesasulectura.Jamássoñéenmiadolescencianienlosprimerosañosdemijuventudconloslaurelesdelpoeta:pensabaquehabíanacidoparahombredeciencia.Ylohedeconfesarlealmente,cuandociertascircunstancias que no quiero explicar me impulsaron a escribir novelas mejuzgué dislocado y toda mi vida experimenté el vago sentimiento de habersufridounacapitisdeminutio.

Leí,pues,durantelosañosdelasegundaenseñanzamuchosybuenoslibros:laHistoriadelosReyesCatólicosydeFelipeII,dePrescott;laConquistadeMéjico,deSolís;laHistoriadelarevolucióninglesa,deGuizot;granpartedela Historia Universal, de César Cantú; el Viaje del joven Anacarsis por laGrecia;lasLeccionesdeliteratura,deHugoBlair;ElDeber,deJulioSimón;elLibrodelosoradores,deCormenin,obrasdeMichelet,deLaboulaye,etc.,etc.

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Leí asimismo alguno de los libros que entonces se hallaban a la moda, lasPalabras de un creyente, de Lamennais, y El mundo marcha, de un señorllamadoPelletan.Elestilometafóricoyenfáticodeestosescritores,enelcualsobresaliócomoningunoEdgarQuinet,mesedujoentoncestantocomoahorame enfada. En la oratoria producemaravillosos efectos y a él debe nuestroEmilio Castelar sus triunfos; pero en los libros resulta empalagoso y buenapruebadeellosonlosdelmismoCastelar.

Mas de todas las obras que entonces leí la que me dió más golpe y logrócautivarme fué la Historia de la civilización europea, de Guizot. Estaslecciones, profesadas en la Sorbona, fueron para mí una revelación y meiniciaron en lo que llamamos filosofía de la historia. A tal punto meimpresionaronquedespuésdehaberlasleídovariasvecesresolvíaprenderlasdememoria.Yasílopuseporobra:leíaunalecciónrepetidasvecesyluegocerrabaellibroylaescribía,resultandotranscritacasialpiedelaletra.

¡Ay!,acausadeestasgrandessíntesispadecídespuésenmijuventudnopocasindigestiones. La Europa fué inundada de generalizaciones históricas en elúltimoterciodelsiglopasado.NosólonuestrosprofesoresdelaUniversidadnosabrumabanconellas,sinoqueenlosdiscursosdelosoradoresdelAteneo,enlosdelCongresodelosDiputadosyhastaenlossermonesdelasiglesiassegeneralizabadeunmodoespeluznante:secomenzabasiempreporAdányseterminabaconlacasadeAustria.

Todo el mundo se puso a generalizar en aquella época. Generalizaban losautores, y los oradores y los periodistas; generalizaban, a su imitación, losmédicoscuandoveníana tomarnoselpulso,y losabogadosensus informesaunquesetratasedeunasesinatomodestísimo,yloscomerciantescuandonoshacían pasar por inglés un género catalán, y las patronas de las casas dehuéspedesalpedirnosdineroadelantado.Lamíametrazóundíacongrandesrasgossintéticos,yenelespaciosólodeunahora,lahistoriadesugrandezaydecadenciaenundiscursorepletodeimágenes,deexclamacionesytodaclasedeartificiosretóricos.

Algunavezrecorriendoconlavistamibibliotecatropiezoconelfamosolibrode Guizot y lo tomo en la mano. Su aspecto es venerable como el de lasgrandescasassolariegasaquieneseltiemponohalogradoarrancarelsellodesugrandeza.Suencuadernaciónlujosa,estáyabienmarchita,bienarruinada;susesquinasgastadas;sulomodeteriorado;perotieneunaspectodedignidadqueimponerespeto.Sinembargo,yoledoyvueltasentrelasmanosysonrío.Mi sonrisa debe de hallarse impregnada de burla y desdén porque el libroparecemirarme con tristeza y decirme por una pequeña boca descosida quetiene en el lomo: «¡No rías, no rías hombre ingrato y presuntuoso! Si hashalladoenotroslibrosmayoresriquezasqueenelmío,yofuíquienprimero

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hablóatujuvenilinteligencia.Enaqueltiempomeescuchasteconembelesoyaprendiste demí a desentrañar el sentido oculto de los sucesos y ameditarsobre suscausasy susefectos.Acuérdatede labriosaexaltaciónconque teasimilaste mis pensamientos y las ilusiones que embargaban entonces tuánimoy las esperanzasque concebíasde llegar a ser un sabio.Si no lohassidonofuéculpamía,puesotroslohanconseguidoempezandoporlibrosqueno valen tanto como yo.Acuérdate de aquellas horas venturosas que juntospasábamos en las noches de verano, debajo del gran quinqué de petróleocuando todo callaba ya en la aldea y tu pobre madre sentada frente a titrabajandocon laagujadeganchilloapenasseatrevíaa toserparano turbartus estudios.Soyunviejoy fiel amigode tu adolescencia. ¡No te burles demí!»

Entoncesyoamivezquedoserioytriste.Permanezcoinmóvilymeditabundolargo rato; y al cabo, enjugando una lágrima, vuelvo a colocar el libro conrespetodondeestaba.

XXXII

DARDEBEBERALSEDIENTO

Hayhombresqueharíanbienennomorirsenunca:unodeellosmicatedráticodeRetóricayPoéticayampliacióndeLatíneneltercercursodelbachillerato.Haríanbienennomorirse,porquesonlaalegríadelgénerohumano,quetantanecesidadtienedeellaparasoportarsusmiserias.

Nuestro profesor infundía regocijo en el alma así que abría la boca, y lomismo cuando la tenía cerrada. Era hombre ya entrado en años, de bajaestatura,ygastaba,alausanzadesustiemposjuveniles,unaspatillasnegrasquepartíandelabasedelanarizyllegabanhastalasorejas.EnOviedocorríaválido el rumor de que se teñía estas patillas con el betún de las botas. Ellector es libre de aceptar la especie o no aceptarla, porque yono he podidocomprobarla.Loquesípuedoafirmaresquealgunasvecessenospresentabaconellas,detalmodolustrosasyrelucientes,queparecíansalirdeunsalóndelimpiabotas.

Micatedráticoteníalacabezaclásicayelcorazónromántico.Porsuprofesióny por su estudio de la antigüedad pagana admiraba a los héroes griegos yromanos,yestimabaasuspoetas,enespecialaTíbuloyVirgilio.LosdiosesdelOlimpo le infundíangran respeto, aunquenodejabadeachacarlesciertafaltadesensibilidad.Encuantoalasdiosas,lasamabadesaforadamente.

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Nos leía con entusiasmo la descripción que Virgilio hace de Venus en laEneidayelCarmensæculare,deHoracio;perosólo lehevisto llorarconelPoemaaMaría,deZorrilla:

«Voyacontarosladivinahistoria

deunamujeraquienelalmamía»,etc.

Entonces las lágrimas resbalaban por sus mejillas, entraban dentro de suspatillasyarrastrabanalgunossedimentos.

HabíasidocatedráticodeGriego,peroyanoloera.Unministrodesatentadolohabíasuprimido,pocotiempohacía,delasegundaenseñanza.Fuéelmásáspero disgusto de su vida; fué una puñalada traidora que le dieron por laespalda.NoprecisamenteporlaadmiraciónqueprofesabaaHomero,Sófoclesy Píndaro, sino por la pasión vehemente que habían logrado inspirarle lasraíces griegas. Estaba profundamente enamorado de las raíces griegas. Ycuando aquel malaconsejado ministro le prohibió explicarlas en cátedra, lavidalepareciómuchomásinsípida.

Habíanacidoorador,ycon frecuenciausabadeesta facultadparadirigirnosvivos y largos reproches cuando confundíamos un pretérito con un supino.Erantanlargos,queavecesllenabanellossoloslahoraenteradeclase.Peroen sus oraciones más patéticas no imitaba a Cicerón ni a Demóstenes;adoptaba más bien los acentos poéticos y quejumbrosos de los héroes deChateaubriandysuescuela:

«Hijo mío—decía al escandaloso que había confundido el pretérito con elsupino—: el veneno del vicio ha emponzoñado ya su alma infantil y seenroscaenustedcomounanegraserpiente.Caminausted, loadviertoconelcorazón traspasado de dolor, camina usted por la senda tenebrosa a cuyoextremo se halla el antro fatal del pesar y del remordimiento. Porque no envano seviolan los consejosdenuestrospadresy las enseñanzasdenuestrosmaestros.Al través de un espantoso tejido de desaciertos, rechazado por sufamilia,vituperadopor susamigos, señaladoconeldedopor la sociedadengeneral,severáustedalfinabandonadodetodosyarrastrandotalvezenunobscuro calabozo la cadena del presidiario.Y, ¡quién sabe!, quizá algún díasaldrá usted de allí pálido, trémulo, desgreñado, y verá usted con espanto,delantedesushundidosojos,alzarselanegrasiluetadelpatíbulo.»

Hayqueconfesarquetodoestoerademalgusto;perotambiénChateaubriandy Víctor Hugo padecen en ocasiones la misma enfermedad. Es uno de loslunares de la escuela. Sin embargo, nuestro profesor abusaba, como ningúnotroromántico,delanegrasiluetadelpatíbulo.

Pero si tenía los defectos de la escuela romántica, poseía igualmente sus

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virtudes.EracastocomouncaballerodelaTablaRedonda.Apesardehaberserelacionado todasuvidacon lasdeidadesdelpaganismo,que,como todoelmundo sabe, andan completamente desnudas, no se había contagiado de suimpudicia.El lenguajemás omenos libertino de algunos poetas romanos leofendía.RecuerdoquetraduciendoundíalaElegíaterceradeOvidio,oseaelfamosotriste,quecomienza:

QuumsubiitIlliustristissimanoctisimago

medióunainolvidableleccióndehonestidad.Habíamosllegadoalpasajeenqueelpoetadescribe los instantesdesupartidaparaeldestierro.Tresveceshabíapisadoel umbral de su casay tresveceshabíavuelto sobre suspasosparaabrazarybesarasuesposa.

Sape,valedicto,vursussummultalocutus,

Etquasidiscedensosculasummadedi.

Yo traduje: «Varias veces, después del último adiós, volví a anudar nuestraconversación,y,comosimemarchase,ledimuchísimosbesos.»

—¡Oh,no,hijomío!,nosetraduceasí:«Mevolví...y,comosimemarchase,ledielósculodepaz.»

Nocabedudaquemi traduccióneramás literal;pero ladeéleramáscasta.Aunque según todas las leyes divinas y humanas me parece que estamosautorizadosparadarlosbesosquequeramosanuestrasesposascuandovamosaemprenderunviajelargo.

Nopuedomenosderecordarsuconductadignayunpocosarcásticaenciertaocasiónmemorablecuandolosalumnosdelsegundo,tercero,cuartoyquintoañotomamoslaresolucióndedesacatarlaautoridadgubernativa.

Creo haber indicado que en el primer año estudiábamos entonces unaasignatura llamada religión y moral, de la cual era profesor el sacerdoteatléticorompedordemesas.

Pasadoestecursoyanovolvíamosatenerrelaciónalgunaconlareligiónylamoral.

PerocuandomehallabayoenelterceroescalóelPoderunministroaquiensele ocurrió dictar una orden por la cual todos los alumnos del bachilleratodebíamos reunirmos, no recuerdo si una o dos veces por semana, paraescucharlaexplicacióndelcatecismo.

¡El catecismo! Aquello nos pareció la última de las degradaciones. Si sehubiese tratado de imprimirnos en la frente, con hierro rojo, una marcainfamante,creoquenonoshubiéramospuestomásfuriosos.

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Inmediatamente se organizó en el Instituto una formidable y nunca vistaconjuración.Losconjuradosdebíanpresentarsetodoseldíadelaconferenciaprovistosdesilbatos,y...Diossobretodo;nosotrosnoéramosresponsablesdeloqueacaeciese,sino losvilessicariosdelPoderquenosempujabana talesextremidadesaudaces.

Enefecto,llegóeldíadelaprimeraconferencia.Elsolsurgióesplendorosodelosconfinesdelhorizonte,yasísemantuvotodoeldía.Lagentediscurríaporlascallestranquilamentesinsospecharelconflictoqueseavecinaba.Durantela mañana se notó en los claustros de la Universidad una sorda agitaciónprecursora de la borrasca. Todos estábamos nerviosos y serios; noshablábamospocoyenvozbaja.

A las tres de la tarde los claustros se hallaban completamente llenos dealumnosesperandolahoradelaconferencia.Alastresymediaaparecióenelmarcodelapuertadelasaladeprofesoreslafiguraprócerycolosaldelcura.Verlanosotrosyestallarunasilbaensordecedorafuétodouno.

Elprofesorquedóuninstantesuspenso;perocomprendiendo,alcabo,alzólacabeza y paseó una mirada de león enfurecido por el rebaño de seresmicroscópicosqueasuspiesproducíanaquellossonidosdiscordantes.DetrásdeélapareciólafiguraexiguadelcatedráticodeRetóricayPoéticarevestidoaúndetogaybirrete.

El cura avanzó algunos pasos y acometido de un furor insano comenzó aincreparnoscontanaltasvocesquedominabannuestrossilbidos:

—¡Ilusos! ¿Piensan ustedes amedrentarme con esos ruidos soeces? Estánustedesmuy engañados. Sepan ustedes que yo, lomismo visto el hábito desacerdote que empuño la espada del guerrero... ¡Sepan ustedes,mentecatos,que yo soy comoun caballo de raza noble: cuantamás carga le ponenmáserguidosemuestra!

Mejorhubieradichounelefante.Detodosmodos,elsímileraabsolutamentefalso,porque aun caballo, pornobleque sea su raza, si leponenuna cargademasiadograndeconcluiráporecharse.

A estas razones, proferidas con voz estentórea, acompañaba tan espantableagitacióndebrazosypiernasqueyoestabatemiendoqueseabrazaseaunadelascolumnasdelpórticoydesplomasecomoSansóneledificiosobrenosotrosysobreélmismo.

ElexiguocatedráticodeRetóricayPoéticaasulado,vestidodetogaparecíael rey de Liliput acompañando a Gulliver. Inmóvil y sonriente, noscontemplabaconojosdelástimayexclamabadevezencuandosuavemente:

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—¡NienlasenmarañadasselvasdelAfrica!

Eralamaneramásretóricaypoéticadellamarnoscafresuhotentotes.

Perolasvocesdelcuraerantanaltas,tanbárbaras,quedebíandeoírsenosóloenOviedosinoensuscontornos.

—¡Adentro! ¡Adentro, majaderos! ¡Adentro ahora mismo o les pisoteo austedescomomiserableshormigas!

¿Qué pasó allí entonces? Pues nada; que uno a uno fuimos entrando todoscomomansoscorderosencátedra.

Desdeentoncesperdílaconfianzaenmímismoynocreotampocoenelvalordelasmuchedumbres.

En otra ocasión más alegre se ofrece a mi memoria y se me representa lafigura greco-romana de mi catedrático de Retórica. Poseía este señor en lafaldadelacolinaqueprotegeaOviedodelosvientosdelNorteunaquintaositio de recreo donde descansaba de sus trabajos sobre las raíces griegastrabajandolasraícesdelascoles.

Era una quinta pequeña, muy pequeña, tan pequeña que, según decían enOviedo, cuando el único grillo que la habitaba salía a cantar fuera de suagujero,elprofesorseveíaobligadoaretirarsedelafinca.

Sinembargo,nuestrocatedráticolatomabamuyenserio:ycuandosehallabadentrodeellaprocurabaimitarencuantofueseposibleunasvecesaHoracioyotrasaCincinato.

Trabajabalatierraconsuspropiasmanos,reposabadespuéscomoTítyrobajolafrondadeunárbolynotocabalaflautaporquenosabía.EncambiolibabadebuengradoalgunaveznoelFalerno,noelSiracusa,perosínuestrovinodelaNavaquenolescedeaaquéllosenaromayenergía.

Y cuando regresaba de su huerto después de pasar allí algunas horastrabajando, reposando y libando, y entraba en clase, nuestro profesor noparecíadeestesiglosinoelmismoMarcoFabioQuintilianoquesetomaselamolestia de salir de la tumba para explicarnos el régimen de los verbosintransitivos.

Acontecióqueundíadefiestasalimosdemadrugadacincooseischicosparacazar pájaros con liga provistos cada cual de su correspondiente jaula.Anduvimoslargotiempoporlafaldadelacolinayapenascazamosnada.Alcabo,muy fatigadosy sudorosos,nosdecidimosa regresar anuestrascasas,puesseacercabalahoradelmediodía.Cuandoyacaminábamosvelozmentelavueltaacertamosaver,nomuy lejos, laminúscula fincadenuestroprofesor

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cercadaporuna lastimosaparedilla.No séaquiéndenosotros se leocurrióhacerle una visita. Se decía que era sumamente afable cuando se hallabaentregadoalasfaenasagrícolasyqueleplacíarecibirentonceslavisitadesusdiscípulos.

Entramospuesallíporunadesvencijadapuertecillayenefectoloprimeroquevemos es a nuestro catedrático enmangas de camisa con la azada entre lasmanosenactituddearrancarpatatas.

ApesardehallarseenestaposiciónpocobrillantelesaludamosconelmayorrespetoyélnosacogióconlagravedadafabledeunviejoromanodelanoblefamiliadelosPriscos.

—Hijosmíos—nosdijoasíqueterminaronlossaludos—,MariusCuriusfuéel más grande de los romanos de su tiempo. Después de haber vencido amuchos pueblos belicosos y haber arrojado a Pirro de Italia y gozado tresveces loshonoresdel triunfo, se retiróaunahumildecabañacomoestaqueaquí ven ustedes y cultivó por sí mismo un pequeño huerto. Cuando losembajadoresde losSammitasvinieronaofrecerleoro,queél rehusó, estabasentado al pie de su hogar ocupado en cocer nabos... El emperadorDiocleciano después de veinticinco años de glorioso reinado abdicóvoluntariamenteelcetroyfuéaencerrarseensupequeñoretirodeSalónica.Allí vivió tranquilo y feliz algunos años haciendo lo que yo hago en estemomento. Cuando de nuevo le ofrecieron la púrpura respondió sonriendocompasivamente:«Sivieseis todaslascolesqueyoheplantadoesteañopormi mano en Salónica no me aconsejaríais ciertamente cambiar parecidafelicidad por una corona.»—¡Mirad, mirad, hijos míos, puedo decir yotambién,quéhermosaspatatascosechoesteaño!

Admiramos mucho aquellas patatas, que nada tenían de admirables. Laperspectiva de los exámenes, que se hallaban próximos, nos las hacíaninteresantesenaquelmomento.

Luegonosinvitóasentarnosenunbancorústico,yfrenteanosotros,sinsoltardelamanolaazada,prosiguió:

—¡Beatusille,hijosmíos,dichosoaquelqueapartadodelosnegociosylibredetodocuidadocultivaloscamposdesuspadres!AsíexclamaHoracioenelEpodo segundo. Y nuestro dulce Fray Luis de León imitándole felizmentedecía:

¡Quédescansadavida

ladelquehuyeelmundanalruido!

La naturaleza, queridos niños, obra sobre el corazón, y la vida campestre

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inspira dulces sentimientos disponiéndonos a la felicidad. El amor de loscampos,elreposoyelgustodelabellanaturalezameseducentantocomoaHoracioyaFrayLuisdeLeón,yaquíenestepobreyapartadofundo,lejosdela urbe tumultuosa (señalando con la mano hacia Oviedo) hago revivir lostiemposdelaedaddeoroyrenunciodebuengradoa todos losplaceresdelmundo, a los esplendores de la ciudad, al brillo de las grandezas y alespectáculodeladisipación,prefiriendolosdurostrabajosdellabradorysusplaceresinocentes.

Nosotros sentíamos una sed horrorosa. Así que no podíamos prestar laatencióndebidaaaquelelogiodelavidacampestre.

Unoseaventuróainterrumpirlesuplicándolequenosdieseunpocodeagua,siesquelatenía.

Nolesentóbienlainterrupciónynosdijoponiéndoseserio:

—Ahí dentro hallarán ustedes el ánfora. Pueden ustedes beber de ella, perocuiden de dejarme un poco de agua, porque la fuente está lejos y no tengoacomodoahoradeenviaraella.

EntramosenlacabañadeMariusCurius.Elánforaeraungruesoypanzudobotijo, el cual si tuviera vergüenza, que no la tenía, se ruborizara de oírsellamardeaquellasuerte.Cuandollegóamíconteníayapocaagua,puesmiscompañeros habían bebido antes. Así que bebí toda la que restaba sinacordarmedelaprevencióndelcatedrático.

Alfinnosdespedimosdeésteelogiandodenuevoconpalabrasentusiastassusruines patatas. Ciertamente que sólo la perspectiva del examen podíavolvernostanrastrerosaduladoresdeaquellostubérculos.

Al día siguiente en cátedra se quejó amargamente de nuestra conductainconsiderada.Pronuncióundiscursodeclamatorioylacrimosocomosiempre,queduróbienmedia hora.Nos recriminódelmodomáspatéticoquepuedeimaginarse, haciendo pronósticos pavorosos acerca de nuestro porvenir. Deeste discurso memorable, como todos los suyos, repleto de apóstrofes,hipotiposis, epifonemas y otras figuras retóricas sólo recuerdo esta frasepronunciadaconacentodoloridoqueibaderechaalcorazón.

—¡Dejarasuviejomaestroenunpáramoerialsinunagotadeaguaconquehumedecersuslabios!

No fué ese mi propósito: lo declaro con la mano puesto sobre el corazón.Apremiado por la necesidad la satisfice sin acordarme en tal instante demiviejomaestro.

Si se profundiza adecuadamente se hallará razón parecida en casi todas las

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maldadesquesecometenenelmundo.

XXXIII

ELATENEO

Poraquellosdías,estoes,eneltercerañodelbachillerato,trabérelaciónconunos cuantos estudiantesmás adelantadosqueyo en la carrera.Sehallaban,pues, terminandolasegundaenseñanza.Eraungrupodechicosestudiososydenotableingenioydiscreción.Algunosdeelloshanmuertojóvenes;otrossehandistinguidoendiferentescarrerasdelEstado;sólodosseconsagraronalaliteratura, Leopoldo Alas y Tomás Tuero. El primero llegó a ser, con elpseudónimodeClarín,uncríticoeminente;elsegundoacausadesuprecariasituación y aún más de su invencible apatía no dió de sí lo que todosesperábamos.Alaseradeun ingeniomásvivo,más fecundoy,desde luego,muchomásaplicadoalestudio;encambioTueroposeíaungustomásrefinadoymayorinstintopoético.

Conestosdosmeliguéespecialmente.Acogiéronmeellosalprincipioconmaldisimuladodesdén.Enaquel tiempoyosóloeraconocidoenel Institutopormicarácterturbulentoypendenciero.MecontabaAlasmástardequeantesdeconocerme me había visto salir una vez desafiado con otro chico de losclaustros de laUniversidad.Acompañado él de otro querido amigo nuestro,queaúnvive,nossiguierondiciéndose:«—Vamosavercómosepeganestosbadulaques.»Llovíacopiosamentey,cobijadosensusparaguas,fueronenposdenosotroshastaelparquedeSanFranciscoyallípresenciaronriendonuestrofurioso combate. Porque aquellos amigos poseían ya unamadurez de juicioqueyoestabalejosdealcanzar.

No es maravilla, pues, que aceptasen mi amistad con reserva y me diesenindirectamente a entender que no me hallaba a su altura. Me considerabancomo un beocio que, temerariamente, se hubiera colado en los jardines deAcademo.

Asíquemeliguéconellosviclaramenteloabsurdodemiconductayrenunciéamisridículasreyertas.Notardaronellostambiénencomprenderqueyonoeraporcompletoloqueparecíaypudegozardelasorpresaquevipintadaensusojoscuandocomencéatomarparteactivaensusconversacionesliterarias.

HedichoqueAlashabíalogradoseruncríticoeminenteynoesenteramenteexacto. Lo fué después demuerto.Mientras vivió no se quiso reconocer sugrantalento;selenegóelfuegoyelagua.Todoporhaberdadoenlainocente

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manía de poner albarda a los asnos que pasaban sin ella por la calle. Esosanimales tan pacíficos, generalmente, se revolvían furiosos contra él y lemolíanacocesyleacribillabanamordiscos.YnosólohicieronestosinoquelograronquetodoslosindividuosdesumismaespecieesparcidosporEspañale enseñasen los dientes y estuviesen apercibidos a ejecutar con él idénticapartida.

EraunaverdaderatemeridadenaqueltiempohablarbiendeAlas.Yofuíunodeesostemerarios,yporesto,ytambiénporhaberincurridoensospechadepensarendedicarme,comoél,aaparejador,semepusoenentredicho.Nomemolieron a coces, pero me castigaron con un silencio reprobador. Cuandoaparecíanmisnovelasenlosescaparatesdeloslibrerospasabanpordelantedeellasfingiendonoverlasyenderezandolasorejasdeunmodosignificativo.

Tueronohallegadonienvidanienmuertealacelebridad,aunquelamerecía.Era premioso para escribir, como todos los hombres que poseen un gustoexquisito,ynodisponiendo tampocodemediosde fortunano leeraposibletrabajarsosegadamenteenalgunaobraqueleinmortalizase.SehizoperiodistaymuriósiendoredactordeElLiberal.ServíapocoparaelcasoporqueenlaPrensaperiódicasenecesitanhombresexpeditos,norefinados.Noobstante,sisecoleccionasenalgunosdesusartículosseveríaclaramentequégranescritorseocultabadebajodeaquelmodestoredactordeunperiódicodiario.

Había en el espíritu de Tuero algo tan original, una petulancia tan pueril alladodeunhumorismotanacerado,quesorprendíaydesconcertabaalosquecon él se relacionaban. Su conversación era amenísima, unas vecesmordaz,otras sentimental, otras extravagante y fantástica, siempre sorprendente. Suinstinto de la belleza tan seguro que yo le llamaba riendo doctor infalibilis.Mientras Alas se equivocó más de una vez lo mismo aplaudiendo quecensurandoysedejóimponerporlasreputacionesquehallóformadas,Tuerose mantuvo siempre sereno, independiente, apuntando con exactitudmatemáticaalabellezadondequieraqueseocultase.

Recuerdo que en nuestra juventud asistimos juntos al estreno de una obrateatral,lacualobtuvounéxitotanlisonjerocomopocasvecessehabíavistoen Madrid: aplausos ruidosos, aclamaciones infinitas, un desbordamientoincreíble de entusiasmo. Al salir de la representación caminábamos juntoscincooseisamigoshaciendocomentarioshalagüeñosparaelautordelapieza.Tueropermanecíasilencioso.Deprontoseparaynosdiceabocadejarro:

—Esta noche me he convencido de que soy el hombre de más talento deEspaña. Sí; no puedo dudarlo más tiempo—continuó—porque la obra queacabamosdeveresparamídetodopuntoexecrable.

Quedamosestupefactos.Unoseencaróconélindignado.

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—¿Cómo? ¿Qué estás ahí diciendo? Jamás hemos presenciado un éxito tangrandioso,tanunánime,sepuededecirtandelirante.

—Sí,delirante; lapalabraestábienaplicadaporque sólodelirandosepuedeaplaudirunaobrasemejante—replicóTuero.

¡Cuánta razón le asistía! Algunos años después ni se representaba en losteatrosninadieseacordabadetanaplaudidaproduccióndramática.

Fuí, pues, convertido por obra y gracia de aquellos buenos amigos decontumaz gladiador en literato. Pero nuestra literatura se cifraba entonces,principalmente, en hablar de los autores y en disputar acerca de las reglasgramaticales.

Pasamos la vida disputando. Si uno soltaba alguna palabra impropiamenteaplicadaaldiscurso;siotroseequivocabaderégimen;siotroescribiendonohabíapuestolascomasensusitio.Todoeramateriaparadisputasacaloradasque duraban indefinidamente, pues ninguno quería quedar convicto deignorancia y defendíamos nuestro régimen y nuestra ortografía como unaleona podía defender a sus cachorros. Nos acechábamos constantemente,espiábamosconintensaatención laspalabrasquecadacualvertíaycaíamossobrealgúnvocabloimpurocomobuitreshambrientossobrelacarnepodrida.En estas minucias lingüísticas casi siempre salía vencedor Alas, porque lasconcedíaaúnmayorimportanciaquelosotrosyponíatodasualmaenellas.Además era poseedor, según supimos más tarde, de un diccionario degalicismos,yconestaarma,queguardabasecretamente,nosinferíanopocasvecesheridasmortales.

Seguíamos en nuestras discusiones filológicas el método de la escuelaperipatética, esto es, disputábamos paseando. Después de terminadas lasclases,yase sabía,nosponíamosa recorrer lashúmedascallesdeOviedoycomenzabalaborrascosasesióngramatical.

Aquella vida, bien mirado, no era muy divertida; pero nosotros laencontrábamos tal. Los que no la juzgaban poco ni mucho amena eran lospacíficos transeuntes a quienes molestábamos con nuestros gritosdescompasados y amenudo con nuestros empellones. Porque caminábamostanciegosquechocábamosconlaspersonasqueveníanendireccióncontrariaylasdesbaratábamossinpiedadloscallosdelospies.Noera talconductaapropósitoparahacernossimpáticosenlapoblación.Nosmirabadetravéstodoel mundo y en algunas ocasiones nuestra clamorosa sabiduría halló porrecompensauncoscorrónounpuntapié.

Sinembargo,todoesto,alrecordarlo,meenternece.Ycuandoalgunavezvoya Oviedo y atravieso la calle de la Magdalena o Cimadevilla, me detengoconmovido, y me digo: «Aquí fué donde Leopoldo Alas me demostró que

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coaligarseeraunapalabrabárbara traducidadel francés,yquesedebedecircoligarse; aquí fué donde Tuerome hizo ver que pronunciaba, de unmodocojo,ciertoversodeEspronceda.

Aunque me habitué a esta manera de vivir y fuí cada día máscompenetrándome con los gustos demis nuevos amigos, debo confesar quehabíaalgoconlocualnoestabaconformeenelfondodemialma.Estealgoeraelentusiasmoquesentíanporciertosperiódicossatíricosquealasazónsepublicaban en Madrid, particularmente por uno titulado Gil Blas. No sehartabandeleerycomentarlosdonairesyrasgosingeniososquesalíanenesteperiódico.ParaellosunseñorllamadoLuisRibera,otroRobertoRobert,otroSánchezPérezeranfamososhéroesdelasletrasdignosdelainmortalidad.

Quienmostraba hacia ellosmás intenso aprecio eraAlas, cuya vocación deescritor satírico se hizo ostensible desde bien temprano. No solamente losimitaba, escribiendo semanalmente para su uso particular un periódico, quetitulóJuanRuiz,sinoqueenviabaamenudoalGilBlasarticulitosyversos.¡Caso prodigioso: este semanario, tan exigente y desdeñoso para todos losliteratosqueentoncesexistíanenEspaña,insertabalosescritosdeunniñodequince años! No dudo que su famoso Juan Ruiz contendría trozos muyapreciables,dignosdelaplumadelosredactoresdeaquelperiódico.Yonoloshe leído, ni los ha leído nadie, porque la letra de Alas fué siempreinverosímilmente perversa, y durante su carrera literaria causó cruelestormentosalostipógrafos.

Peroaquellasingeniosidadesagresivas,aquellaliteraturadeflechasaceradas,no infundía calor en mi alma. Los gemidos de las víctimas, las heridasmanando sangre, los miembros palpitantes esparcidos por el suelo, mecausabangrima,envezdealegría.Nuncafuédemiagradoelgénerosatíricoque se aparta mucho del humorismo. Detrás del humorista hay un espíritupiadoso que sonríe melancólicamente al contemplar las deficiencias ycontradiccionesde lanaturalezahumana.Detrásdel satírico sólounhombrequeríemalignamenteygozaconlamiseriaintelectualdelprójimo.Cervantesfuéunhumorista,Larraunsatírico.

Además,yoenaquellaépocateníalacabezallenadelasbellezasdeEldiablomundo, La Jerusalén libertada y el Orlando furioso, y me parecía que laliteratura era esto o no era nada. Por seguir el humor amis amigos, fingíaadmirar los dimes y diretes del Gil Blas, pero mi corazón estaba conEsproncedayelTaso.Ycomomesentíaimpotenteparaestaaltaliteraturaynoerademigustolapequeña,meresolvíinteriormente,comoyaheindicadoenelcapítuloanterior,aserunhombredeciencia.Miúnicoanheloentonces,yporbastantesañosdespués, fué llegaraserunprofesordistinguido.¡Cuánlejos estabade imaginar que elCielomedestinaba a poeta épico, yaque la

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novela, según los estéticos, no es otra cosa que la forma moderna de laepopeya!

Duranteaquelañohicimosamistadtambiényempezamosareunirmosencasadedoschicosdenuestraedad,hijosdeunopulentofabricantedetabacosdelaisladeCuba,aquienessupadrehabíaenviadoaeducaraOviedo.Estabanalaguarda de un muy tolerante y bondadoso sacerdote que nos permitíadivertirnos a nuestro gusto. Y la mejor diversión que elegimos fué la delteatro.El arte dramático nos seduce en la primera edad de la vida comohaseducido a loshombres en losprimeros tiemposde la historia.Construímosunamuylindaescenaenelmásampliosalónde lacasa,para locualsenosfacilitó cuantos elementos creímos necesarios. Representamos, como debesuponerse,algunosdramasgóticosymedioevales,ygozamoslamásexcelsabeatitud declamando rotundos endecasílabos y esgrimiendonuestras espadasdemaderaforradasconpapeldeestaño.

Había entre nosotros un notabilísimo actor. Por lo menos él se creía tal ynosotrosnoestábamoslejosdepensarlo.Declamabaconunénfasisyconvoztancavernosaytemblona,arqueabalascejasdemaneratemerosayagitabasucuerpo con tan vivos estremecimientos que ningún cómico de la legua leaventajóantesnidespués.

Nosotrosleenvidiábamos:élnosdespreciaba.Paravengarnosdesudespreciodecidimostresocuatrojugarleunamalatretaeldíadelarepresentación.Sehallaba lujosamenteataviado representando, si lamemorianomeengaña, elpapeldereyenundramatituladoLatiendadelReyDonSancho,esperando,con la natural emoción, elmomento de salir a escena. Nosotros, a su lado,entre bastidores, le acechábamos. Aprovechándonos de su emoción lepasamos, disimulada y traidoramente, una cuerda por la cintura, haciendodespuésunnudocorredizo.Cuandolellegóelmomentosalióimpetuosamentea escena, sin darse cuenta de que llevaba tras sí la cuerda, y comenzó adeclamarcontantocaloryentusiasmoque,desdeluego,cautivóalauditorío,compuestodenuestrasfamiliasyamigos.Masheaquíquecuandosehallabaen lomás patético de su peroración, comenzamos a tirar fuertemente de lacuerda, atrayéndole hacia los bastidores. Rechinó los dientes y siguiódeclamando; pero nosotros también seguimos tirando de él, y aunque quisosustraerse el cuitado a su fatal destino haciendo esfuerzos rabiosos paramantenerseenescenasindejardedeclamarsupapel,alfinlogramossacarledeellaymeterledentro.

¡Qué bárbaras lamentaciones! ¡Qué terribles amenazas proferidas no enendecasílabos sino en la prosa más vil que puede nadie imaginarse! Echómanoalpuñalquellevabaalacintura...¡graciasaDiosqueerademadera!

Elpúblicosedesternillabaderisapalmoteandocalurosamente.Lehizosalira

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escenayconélanosotroslosautoresdelabromita,colmándonosatodosdeaplausosytirándonoscaramelos.PerodonSanchonosedignódoblarsurealespina para recogerlos: antes seguía horriblemente fruncido y lanzándonosmiradascentelleantespropiasdeunleóncastellanoofendido.

Fatigados del teatro, al cabo nos vino a la mente fundar un Ateneo. Nospareció aquello más propio de nuestra superioridad intelectual. Porque nodudábamos de ella un punto y nos sorprendía que en la población no nostributasen los honores debidos a nuestro rango. Veíamos claramente lasridiculeces demuchos hombres yamaduros, formábamos de ellos un juiciosumarísimo y los condenábamos al desprecio. Nuestros profesores no selibrabantampocoalgunasvecesdeestedesdéncompasivo.RecuerdoqueeldeRetóricalepreguntóaAlas,segúnmecontaronsuscondiscípulos:

—SeñorAlas,¿quésonpadreypobre?

—Nada—respondióaquél.

—Sonasonantes,hijomío.

—Nosonasonantes—replicó.

Hubo una breve disputa: el profesor montó en cólera y le obligó a callar.Todosquedaron, sinembargo, convencidosdequeAlas tenía razónypuedesuponersequeesteincidentenopococontribuyóanuestroengreimiento.

FundamospuesunAteneocuyassesionesseefectuabanencasade los«dosamericanos», como acostumbrábamos a llamar a nuestros amigos. Nosreuníamoslosdomingosporlamañanaunadocenaopocomásdeateneístas,se leía una disertación histórica o científica y hacía objeciones al disertantequienlotuvieraabien;leíansedespuésartículos,cuentosyversos;porfinunodelosdueñosdelacasanoshacíaoírenelpianoalgunassonatasotrozosdeópera,puesyaentonceseraunmaravillosopianista.

En una de aquellas sesiones dominicales leí yo un concienzudo discursoacercadeFelipe II.Habíahecho sobre su reinado investigacionesprofundasquenoduraronmenosdequincedías.ElresultadodeellasfuéunpanegíricocalurosodeaquelreyinsignequeyoconsiderabacomoelmásgrandeestadistaquehabíasurgidoenlahistoriadeEspaña.

No estuvo desde luego conforme con tal apreciación uno de los sabiosateneístasyenundiscurso,queamímepareciócapcioso,quisomostrar lasdeficienciasdeaquelreinadomemorable.QuesiFelipeIIeraunfanáticoquehabía fomentado la ignoranciadenuestropaísy lohabíaentregadoatadodepies y manos a la Inquisición; que si había enviado a Flandes un verdugocomoelduquedeAlba;quesihabíaagotadoeltesoropúblicoyesquilmadoa

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la nación por sostener allí un poderío que de nada nos servía... En fin, unaseriedecargosirrespetuososysinfundamentoalguno.

Traté de demostrárselo reprimiendo a duras penas mi indignación yaparentando una tranquilidad que no sentía.De nada sirviómimoderación;antes por el contrario, envalentonado por ella mi adversario repitió concrecientesañasusdiatribasacumulandosobrelacabezadelgranreylosmásodiososdicterios:ignorante,fanático,dilapidador...

Perdí la cabeza. Repliqué furiosamente, hecho un energúmeno. Micontrincantenosedejóintimidaryconmásaltosgritosaúnsiguióvociferandocontraelmonarca.

Ahora bien, yo en aquel instante representaba, aunque indignamente, al reyFelipe II. No me era posible permitir que por más tiempo se le siguieraultrajandodemaneratanatroz.Porotraparte,paraimpedirlonodisponíadelaSantaHermandad,nisiquieradeunmalcorchete.

¿Quémecorrespondíahacerentrancetanapurado?

¡Aplicarunbuenmojicónaaqueldeslenguado!,diráseguramenteellector.

Puesesofuécabalmenteloquehice.Unsoberbiomojicóndemanovueltaqueresonó fatídico en el augusto recinto del Ateneo. Pero ¡ay! mi adversariorespondióconotronomenosarroganteyseestablecióuna luchacruelentreambos.

Los sabios ateneístas se agitaron. En vez de mostrarse neutrales comocorrespondía a su elevada dignidad dividiéronse inmediatamente en doscampos.Losunostomaronpartepormí,estoes,porelreycatólico;losotrosayudaron abiertamente a sus enemigos, los ingleses, los flamencos, losluteranos.Labatallasegeneralizó.Porlargotiemporesonaronlosgritosylospuñetazosdeloscombatientes.Hastaqueelbuensacerdotequeregíalacasavino con los criados a restablecer la paz disolviendo para siempre nuestraasamblea.

Así cayó y se deshizo aquel memorable Ateneo que tanta influencia haejercidoenlosdestinosdeEuropa.

XXXIV

ELCLUB

Acaecióqueunanochenosacostamosesclavos losespañolesyamanecimos

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libres.

UnosgeneralesfilántroposdesembarcadosenCádizfueronlosencargadosderompernuestrascadenas.MarcharonsobreMadrid,derrotaronenelcaminoalas tropasdelGobiernoy entraron en la capital a los acordes delHimnodeRiego.

NaturalmentelasondassonorasdeesteHimnosepropagaronencírculocomotodaslasdemásyalcanzaronprontoel litoralde laPenínsula.Yolaspercibíentre sueños acompañadas del estampido de los cohetes. Me levantévelozmente,measoméalbalcónyvidesfilarpelotonesdegenteconbanderas,gritando:¡Vivalalibertad!

Sihaylibertad—medijeinmediatamente—,hoynotendremoscátedra.Ymealegrédeltriunfodelalibertad.

Salí a lacalleyobservépor todaspartesgranmovimientoy regocijo.En laplazade laConstituciónseapiñaba lamuchedumbreescuchandoeldiscursofogoso que desde el balcón del Ayuntamiento gritaba un honrado vecinoprogresista.AlfinaldeestediscursosearrojóalaplazaelretratodelaReina,quesehallabaenelsalóndesesiones,ylamuchedumbreseapresuróahacerlotrizasrugiendodegozo.

«¡Abajo las testas coronadas!» Por primera vez escuché entonces este gritoeufónico, que me hizo cosquillas de placer. Si hubiera sido: «¡Abajo lascabezas coronadas!», nomehabría producido efecto alguno.Mas la palabratestasledabatalrealce,lohacíatanmelodiosoyhalagüeñoaloído,que,siyofueserey,piensoquealoírmellamartestacoronadamehubieradespojado,sininconveniente,delacorona.

Perolamuchedumbreallícongregadasentíanecesidadparasaciarsusfuroresdealgomásplásticoquelapintura.

¡AlaUniversidad!¡AlaUniversidad!

SeguíeltropelhastalaUniversidad,yvicómoderrocabanelbustodebroncedelareinaIsabelerigidoenmediodelpatio.

Confiesoquealescucharelruidosiniestroquehizocayendosobrelaslosas,corriópormicuerpounescalofrío.Videspuésqueunospilluelos leecharonunacuerdaalcuello, loarrastraronfuerade laUniversidady lopasearonenestaformaporlascallesenmediodegruesaalgazara.

Nolesseguí.Aquelespectáculomecausóextremarepugnancia.Sialguienloatribuyese a un espíritu estrecho y reaccionario, se equivocará.Ya he dichoque sonaba grato enmis oídos el grito de «¡Abajo las testas coronadas!», yañado que la libertad, la igualdad y la fraternidad me tenían por entero

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subyugado,puesentoncesnosabíacuántascositassuciassepuedenesconderdebajo de estas palabras tan bellas. Me repugnaba tal espectáculo,sencillamente,porqueencontrabapocogalantearrastraraunaseñoraamarradaporelcuello.

Aldíasiguientedetangravessucesosobservé,consorpresa,quemiscadenasse hallaban en perfecto estado de conservación. Quiero decir que me viobligadoaestudiarmileccióndeGeometríalomismoquesinohubieracaídoladinastíadelosBorbones.Esvergonzosodecirlo;peronopuedoocultarqueestoenfrióunpocomiardordemocrático.

Ynobastabaamantenerlovivo lacircunstanciadeestudiar loscatetosy lashipotenusas a los acordes delHimnodeRiego.Antes, por el contrario, esteHimno, sonando día y noche por las calles, llegó a producirme unmalestarindecible. Después de tantos años transcurridos, si por casualidad le oigocantaro tocar, surge antemisojos, repentinamente,una legiónespantosadetriángulos, cuadriláteros, polígonos, rombos y romboides, y me sientomareadoyacometidodenáuseas.

NosolamenteelHimnodeRiegofuénuestroconsueloenlosprimerosdíasdelaerarevolucionaria.Habíaotrosvariosespectáculosinteresantes.Entreellos,uno de losmejores era ver desfilar, noche y día, al Batallón de la Guardianacional.Estebatallónsecomponía,engeneral,devecinosdesocupados.Loshabía también ocupados, pero predominaban los primeros. Allí estabaEpifanio,famosobebedordesidra,yRoque,igualmenterenombradobebedordesidra,yManolo,quebebíaasimismomuchasidra,perodejabasiempreunhueco para la ginebra. Allí formaban el carnicero de la plaza de losTrascorralesyelmancebodelatiendademerceríadelacalledeSanAntonioyelhojalaterodelacalledelPeso.

Todos estos sujetos marchaban con el fusil al hombro, pero con su propiaindumentaria,estoes,sinuniformenidistintivoalguno.Hayqueconfesarqueloqueganabadeestasuerteenanimaciónycoloridoloperdíaenmarcialidad.Perosabíantodoselloscompensarestadeficienciaconlagravedadbélicaqueimprimían a su rostro, ya atravesasen a paso de carga por las calles, yaevolucionasenmajestuosamenteenelparquedeSanFrancisco.EsimposiblequelashordasdeloshunoscapitaneadasporAtilamarchasenmásceñudasyconmásexpresióndeferocidadguerrera.

Lasmismasfamiliasapenaspodíanreconocerlosentalesocasiones.

—¿NovesaPachín?—decíaunamadreasuchiquitínquellevabadelamano.

—¿Cuál?¿Cuál?—preguntabaelniño,abriendomucholosojos.

—Aquel,aquelquevaallíconelsombrerodemediolado.

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—¡Pachín! ¡Pachín!—gritaba el chico a su hermano mayor después dereconocerle.

Pero Pachín, al cruzar por delante de él, le dirigía unamirada torva que lehelabadeespanto.

Cuandoestosnacionalesestabandeguardiayhacíancentinelaaumentabaaúnsuintransigencia.Recuerdoquehallándomeenlaplazavillegar,alsondelascornetas, una compañía de guardias civiles que se habían concentrado a lasazón en Oviedo. Antes de que atravesasen el arco del Ayuntamiento,Bonifacio, el repartidordeperiódicos,queestabaallídecentinela, seplantódelantedeellosconelfusilenristreygritóconvozdetrueno:

—¡Alto!...¿Quiénvive?

La compañía hizo alto y el teniente que la mandaba se dirigió lleno dedeferenciaaBonifacio,yéstevolvióagritarconvozrecia:

—¡Cabodeguardia!

Y vino el cabo de guardia y habló con el teniente. Y, mientras tanto, semantenía Bonifacio un poco apartado, fusil en ristre y con expresión deferocidadimplacableenelrostro.

Si alguno imagina que esta actitud cruel impresionó a los guardias, sientodecirle que se halla enun error.Losguardias,mientras duró la conferencia,miraban de hito en hito a Bonifacio con tal expresión de curiosidad ydesprecioquenocomprendocómoéstenodescargabainmediatamentesufusilsobreellos.

Lahistoriadeestebatallónesgloriosa.Debemosreconocer,noobstante,queno todos sus individuos lograron conducirse con el valor y la dignidad queBonifacio,elrepartidor,enestaocasión.Porejemplo,BernardónelMirlo...

Esunahistoriaqueel lectornodebecontarenOviedodelantedealgunodeaquellosveteranos,porqueleexpondríaaundisgusto.

BernardónelMirlonoerapropiamenteMirlo,perose le llamabaasíporsermaridodelaMirla,yélfuéquientuvolaculpadequeunavezfuesearrolladalaguardiadeestegloriosobatallón.Acaeciódelmodosiguiente:

La Mirla tenía un puesto de pescado en la plaza de los Trascorrales. Estepuestosehallabamuyacreditado,porquelaMirlanovendíanuncaelpescadodemasiado podrido. Por lo cual en casa de laMirla se vivía con desahogo.Particularmente Bernardón, su marido, zapatero de oficio, procurabaesmeradamenteno ahogarse con el trabajo, sobre todo a la horade la sidra,estoes,despuésdelastresdelatarde.

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Sudigna esposanoveía, sin embargo, conbuenosojos estas deserciones, yalguna que otra vez las interrumpía de un modo fragoroso y hacía que lascosasvolviesenalanormalidad.PorqueeralaMirlaunamujercolosal,que,porerrordelanaturaleza,nohabíanacidosargentodecoraceros,yBernardón,aunquecabodelaGuardianacional,sesentíaintimidadoensupresencia.

Todo lo que laMirla tenía de impetuosa e irascible, lo tenía Bernardón depacíficoyalegrecompadre.Nadiepodíaestardemalhumorasulado;nadiemás que su cara consorte. Y aun ésta en determinadas ocasiones sedesarrugabaunpococonsusdonairesysolíarecompensarlosconalgunaqueotrapesetavolante.

Por regla general, sin embargo, Bernardón no percibía un céntimo por suschistes. Para la satisfacción de sus inclinaciones más invencibles se veíanecesitadoaapelaraciertosmedios...

Peronoanticipemoslossucesos.

Un día que entraba de retén en el Ayuntamiento, se palpó los bolsillos yobservó, lleno de consternación, que estaban absolutamente vacíos. ¿Cómoinvitar a sus subordinados a beber unos vasos? Atormentado por esteproblema, dió una vuelta por los Trascorrales a ver si su esposa presentabasignodereblandecimiento.

LaMirla se hallaba ausente. Habían venido a notificarla que una hija suyacasadateníaunniñoenfermoyhabíaidoaenterarse.Bernardónalverqueelpuesto de su mujer estaba ocupado por una amiga, a quien aquélla habíaencargadoque la representase,concibióuna idea felicísima.Sedirigióhaciaalláyconsemblantegraveyacentoperentorioinvitóalaencargadadepartedesuesposaparaqueleentregaseeldineroquehabíaenelcajón,puesdebíapagar algunas medicinas. Sin sospechar la estafa, le entregó aquélla lo quehabía,queresultóserunduroenplata,unapesetaenplatatambiényotrasdosopocomasencalderilla.ContodocargóelbuenBernardón,yunavezquesehallóenelcuerpodeguardiasupodarleempleoadecuado.

AlgunashorasdespuésllególaMirlaasujaula.Alabrirelcajónyencontrarlosin alpiste y enterarse del pájaro que se lo había comido, una ola de sangresubióasurostromofletudoynofaltómuchoparacaeralsuelovíctimadeunaapoplejía. Tuvo la fortuna, sin embargo, de poder desahogarsepreventivamenteconunaristradeexclamaciones,interjeccionesymaldicionesproféticasquelaaliviaronmomentáneamente,dándoletiempoparatrasladarsealcuerpodeguardiadelAyuntamiento.

Hacíalacentinelaelhijodeunafruteraamigasuya.

—¿Estáahímihombre?lepreguntócontrabajo,puesapenaspodíarespirar.

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Elcentinelaledirigióunalargayseveramiradayrespondiófríamente:

—Nosepuedepasar.

—Yonotepreguntosisepuedepasar,borrico.¿Estáahímihombre,síono?

Elhijodelafruteranosesintióhalagadoporelcalificativoyrespondióconmayorfrialdadaún.

—Nosepuedepasar.

—¿Nosepuedepasar?—rugiólaMirla—.¡Ahoraloveremos!

Y le dió tan descomunal empellón con sus manos poderosas, que el pobrechicocayódeespaldas.

LaMirlapenetraenelestrechorecintodondesehallabaelretén,yloprimeroquevensusojosesunamesaconbotellasyvasosycascarasdecentollasyhuesosdeaceitunas.Losegundoasu felizesposocon lasseñalesde lamáspurafelicidadpintadasenelrostro.

Ynoviómás.

Lamesaconlasbotellas,losvasosylosresiduosdelmariscoylasaceitunastodo cayó sobre el desdichado Bernardón. Y cayeron después ciento veintekilos más representados por su consorte. Estrujones, puñetazos, violentassacudidas, tentativas de estrangulación, de todo un poco. Si Bernardón enaquelmomentonovomitó los treintaydosrealesconvertidosen líquido,nofué porque su digna esposa dejase de poner en práctica los mediosconducentespararealizarestaoperación.

En cuanto al resto de la guardia no diré que huyó, porque no es cierto.Tampocodiréquesedispersó.Loúnicoquesepuedeafirmarconexactitudesqueseretiródesordenadamente.

Declaro además, lealmente, que lo que acabo de narrar se refiereexclusivamentea lahistoria internaoprivadadelbatallóndenacionales.Encuantoasuhistoriapúblicanopuedesermáshonrosa.

Algunosdíasdespuésdeorganizado,hallándomeen lacallepresenciandoeldesfile,aciertoaverconprofundasorpresaentrelosnacionales,conelfusilalhombro,amiamigoTuero.Siempreoriginal,noibaenfilacomolosdemás,sinoquemarchabaaretaguardiasoloyapartadoochoodiezpasosdelrestodela fuerza. Su talla infantil, pues no contaríamás de diez y seis años, y suslargas melenas rubias flotantes, atraían las miradas del público. Parecía unpoetafrancésmaniobrandoenelcampodeMarteconlaguardiacívicaenelmesBrumario.Alpasarcercademílegritécasialoído:

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—¡Adelante,hijodelapatria!

Volvió el rostro y se puso un poco colorado yme hizo un guiño expresivo.Tueroeraunromántico,estabaempapadoenLosMiserables,deVíctorHugo,quesabíacasidememoria;peroeraunrománticoforradodehumorista,yestamezclacuriosalehacíasiempreinteresante.

Comenzaronlosdíasdichososdelarevolucióntriunfante.Losnacionales,lasasambleas,lasmanifestacionespúblicas,losdiscursos,losmotinesostentabanentonces su frescura primaveral. ¡Ay! este verde follaje no tardó muchotiempo en marchitarse. Cuando recuerdo, las muchas veces que fuí enprocesiónenmediodeaquelloshonradosobrerosdando¡vivas!y¡mueras!sinsaber a punto fijo qué es lo que deseaba que viviese o muriese, me sientoconmovidoymeatacalanostalgiadeldesorden.Encadaencrucijada,encadabalcón,nosacechabaunorador.Susdiscursosnosarrebatabandeentusiasmo,aunqueyonuncalogréoírdeellosmásquelaconclusión:¡Vivalasoberaníanacional!

Seprocurabaimitarenloposiblealarevoluciónfrancesa,salvo,porsupuesto,laguillotina.Y,naturalmente,unadelasprimerascosasenquesepensó,fuéen la organización de un club que recordase el de los jacobinos o el de losfranciscanosdeParís.

Quedóinstaladoesteclubenelampliosalóndeunestablecimientodebaños,cuyo dueño era un fervoroso republicano. Se reunían allí todas las nocheshasta un centenar de personas de todas clases y condiciones, aunquepredominaban los obreros. Nosotros, esto es, los cuatro o cinco amigosinseparables que yo tenía, fuimos admitidos a pesar de nuestra excesivajuventud.

¡Qué tiempos aquellos! Todas las cabezas estaban llenas de la revoluciónfrancesa.Apenassepronunciabaundiscursoenquenoserecordasealgunasfrases deMirabeau, deDantón oDesmoulins.La que aquel profirió cuandoBrezéintimóalaAsamblea,ennombredelrey,laordendedisolverse:—«Losdiputadosde laFranciahan resueltodeliberar. Idydecidavuestroamoqueestamosaquíporlavoluntaddelpuebloyquesólonosarrancarádeestelugarlafuerzadelasbayonetas»,meparecequetuveelplacerdeescucharlatresocuatrodocenasdeveces.Tambiénserecordabaconinsistenciaaquellode«losprivilegios acabarán,pero el pueblo es eterno»,y lootrode«unanaciónenrevoluciónescomoelbroncequesefundeyseregeneraenelcrisol:laestatuadelalibertadnoestáaúnvaciada:¡elmetalestáhirviendo!»

Ensuma,aquelloparecíaunarepresentacióncaseradelnoventaytres.

Hasta los que, incapaces de pronunciar discursos cultivaban el género másfácildelasinterrupciones,copiabanlasdelosconvencionales.Habíaunoque

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cuando ladiscusión se acalorabademasiado solía gritar comoMarat:—«¡Osrecuerdo el pudor... si es que lo tenéis!» Había otro que no se cansaba devociferar:—«¡Elpueblosehalevantado,estáenpieyespera!»

Pero la frase más extraordinaria que escuché fué la de un sujeto que enmomentosdeconfusión,subidosobreunbanco,gritabacomoelpintorDavidenlaConvención:«—¡Pidoquemeasesinéis!»

Era un oficial de sastre. No se le asesinó, aunque bien lo merecía pordesvergonzado,peroledierondospuntapiésyloecharonalacalle.

Engeneral,lassesionesnoeranborrascosas.Sepronunciabanlargosdiscursosajenos por completo al drama revolucionario. Recuerdo que un señor nosentretuvo toda una noche explicándonos los movimientos de la tierra y losplanetas alrededor del sol, la causa de los eclipses y las estaciones. Ungrabador nos leía las Palabras de un creyente, de Lamenais, y su voz sealteraba en ocasiones y se le nublaban los ojos de lágrimas.Unmaestro deescuela pronunció un discurso fogoso contra la gramática de la Academiallenodeapóstrofesvehementesyderasgosirónicos.—«Hayuntiempoenlosverbos—exclamaba sarcásticamente—que en la gramática se denominatiempo pluscuamperfecto. ¿Concebís, ciudadanos, algo que sea más queperfecto?¡SiexistieseestetiempodelverboseríamásqueDios!»

El discurso, aunque contundente, produjo cierto malestar en la asamblea.AquelrudoeinconsideradoataquealaAcademiainquietabalasconciencias.Semurmurabaque el orador ibademasiado lejos; rebasaba los límites de laaudacia.

En fin, que en estasmemorables sesiones se hablaba de todo, de Dios, delalma,delalibertad,deastronomía,delasformasdegobierno,delidioma,etc.Porque aquellos obreros eran hombres primitivos, atrasados aún en laevolución,y,porlotanto,ignorabanqueelúnicoidealdignodediscusiónentalesasambleaseseldeescatimarunosminutosde trabajoyaumentarunoscéntimosdesalario.

Los oradores todos, sin exceptuar uno, recomendaban constantemente elorden.Sinordennohaylibertad.Eralafrasequesincesarserepetía.Habíaunayudante de obras públicas tuerto que no se hartaba jamás de hacer elpanegíricodelordenamenazandoconlasmásespantosascalamidades,sibajocualquierpretextosealterabapocoomucho.

De tal manera se incubó y echó raíces esta idea en el cerebro de nuestrosobrerosqueenciertomotínpopularunodeellosgritabafrentealosbalconesdeunbanqueroconquienteníaresentimientos:

—¡MueraPinedo!—yañadíadespuésconacentodeconvicción—:¡Perocon

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orden!

¡Cuán lejanos nos hallábamos todavía de estos días perversos en que seasesinaalasmujeresylosniñosennombredelafraternidaduniversal!

Aquellos honrados y sencillos trabajadores nos habían acogido a nosotros,niñosaún,conseñalesdeafecto,nosmostrabangranpredileccióny,aunqueparezcaextravagante,nosrespetaban.

Puesbien,nosotrosnocorrespondíamoscomodebiéramosaestasmuestrasdeconsideración. Eramos díscolos, turbulentos y nos reíamos más o menosostensiblementede losdiscursosqueallí sepronunciaban.Yestonoporquefuésemos reaccionarios y enemigos del pueblo, pues creíamos tanto comoellos en la eficacia de las ideas democráticas, sino porque teníamosexcesivamenteafinadoel sentidode locómico.Esundonde laProvidenciaqueraravezlograhacernossimpáticos.

Por eso algunos de aquellos ciudadanos comenzaron amirarnos con recelo.Particularmenteelgrabadorque leíaenaltavoz lasPalabrasdeuncreyente,hombreausteroyvirtuoso,nutríahacianosotrosenelfondodesucorazónunodio implacable. Cuando en sus lecturas tropezaba con algún epíteto quepudieraconvenirnoscomoelde«espíritusfrívolos»oelde«serpienteocultaentrelasflores»oelde«sofistasembusteros»nuncadejabadeelevarlavozydirigirnosunamiradasignificativa.Peroestonocontribuíapoconimuchoainspirarnosmayorcordurayseriedad,comopudierasuponerse.

Sinembargo,lamasadelosciudadanosestabaconnosotrosysóloperdimosenteramente su apoyo cuando renunciamos al federalismo y nos declaramosunitarios.¿Lohicimosporconvicción?¿Lohicimosporcapricho?No lo sé.LoúnicoquepuedoafirmaresqueeladjetivofederalaplicadoconstantementealaRepúblicanosibacrispando.

EraentonceselfederalismounmisteriointangiblecomoeldelaencarnacióndelHijodeDios.Unviejocaudillodelademocracia,elmarquésdeAlbaida,lo había introducido con barreno en lamente de los republicanos.Nosotrososamosconcebiracercadeélalgunasdudassacrílegas.¿Porquéhabíadeserfederal la República? ¿Por qué romper un día y de un modo arbitrario launidadnacionalquetantotiempo,tantoesfuerzoytantasangrehabíacostado?

Estas dudas nos perdieron. Aunque sólo las habíamos expresadoprivadamente, todo el club se enteró pronto de ellas. Y comenzamos a sermirados como réprobos dignos de eterna condenación. Rugía la tempestadsordamente mientras nosotros, inocentes marineros, navegábamos confiadossinponereloídoasuamenaza.

Alfinllególafunestanocheenqueselevantóunoradorparamanifestarque

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«en aquel recinto de la claridad y la justicia había seres solapados quetrabajabantraidoramentecontralaintegridaddelaRepública».

Losseressolapadosnoslevantamosentoncesydeclaramosabiertamentequerenunciábamosparasiemprealafederaciónyqueseríamosunitarioshastalamuerte.

Tumulto indescriptible. Los ciudadanos se alzan airados, nos increpan, nosamenazan.Noseoyenotrosgritosque:«¡Fueralostraidores!»«¡Mueranlosunitarios!»

Cuandosehubocalmadounpoco laagitación,elpresidenteenpieypálidodiceconvoztemblorosa:

—Despuésdeloqueacabamosdeescuchar,congransentimientodebohacerpresentealosseñoresquesehandeclaradocontralafederaciónquenopuedenpermanecermástiempoenestelocal.

—¡Eso!¡Eso!...¡FueralosenemigosdelaRepública!...¡Abajolosunitarios!—segritabadetodaspartes.

Entoncesnosotrossalimospresurososdelosbancosyacompañadosdeotrostres o cuatro ciudadanosquehabían simpatizado connosotros, formandoungrupo de ocho o diez, y entre los silbidos y losmueras de la asamblea nosdirigimosresueltamentealapuerta.AntesdetrasponerlaunodelosnuestrossevolvióiracundoyagitandolospuñosgritócomoDantónenlaguillotina:

—¡Noscortáislacabeza,perononoscortáislacola!

Aquellacitatrágicaprodujoenormesensación.Sehizounsilencioprofundoyenmediodeélsalimoserguidosdelclubparanovolveraentrar.

XXXV

IMPRESIONESMUSICALES

Hay en la vida del hombre una época que pudiéramos llamar teatral, si lapalabranoseprestasealequívoco.

Comprenda el lector lo que quiero decir: Hay una época en que el hombrecivilizadosienteconmásomenosintensidadelatractivodelosespectáculosteatrales. Este atractivo se prolonga por más o menos tiempo, según lostemperamentos.Tengounamigo,yaviejo,quegasta100pesetasmensualesenlocalidadesparaelteatro,yensuvidahacompradounlibroporvalorde3,50.

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Esunhombreodioso.

Alosquinceañosentregabayocasitodoeldineroquemesuministrabanmispadres a los cómicos, salvo el que gastaba en pomada de heliotropo parauntarmeloscabellos.EnaquelviejoteatrodeOviedo,dondeseestabamejorqueenunatiendadecampaña,hedisfrutadograncopiadedramasycomediasde repertorio, escuché infinitos gritos apasionados, muchas décimascalderonianasynopocascarcajadashistéricas.

Sin embargo, confieso que no fuí tan dichoso en aquel período demi vidacomo debía serlo. En esta edad, cuando se asiste al teatro, se encuentrageneralmentetodoprecioso,todobello,tododivertido.Pordesgracia,amínome aconteció otro tanto. Mi alma no se abría de par en par a los gocesestéticos,porquehabíadentrodeellauncríticoprematuroqueseempeñabaencerrarlapuerta.

Ignorosielvirusdelacríticabrotóespontáneamenteenmiorganismoomefué inoculado por mi amigo Leopoldo Alas, compañero obligado de misexcursiones teatrales, pero lo he padecido siempre y ha amargado miexistencia. Clarín, implacable Mefistófeles, me mostraba cruelmente lasescoriasdetodaslasobrasdramáticas.

Unanochepresenciábamosamboslarepresentacióndeundrama,que,simalno recuerdo, se intitulaba Redención. Era una de tantas desdichadasimitaciones de la famosa Dama de las Camelias, de Alejandro Dumas. Laprotagonistamoríadeuna afecciónpulmonar, comoaquélla, y se lamentabapatéticamentedesumalasuerte,puesenaquellosinstantessunoviolebesabalasmanosyledecíamilternezas.Entornonuestroloscaballerossemostrabangravementeconmovidos,perolasseñorasllorabanalágrimaviva.Clarínyyo,másdurosqueelmármol, sentíamosunasganasatrocesde reír.Estasganasestallaronalcaboensonorascarcajadascuandolatísica,despuésdeungolpede tos, viendo a su amante agitado, le dice con dulzura angelical: «¡No tealborotes!»

La indignaciónde losespectadores fué terrible:«¡Silencio, silencio!»«¡A lacalleesoschicuelos!»Faltópoco,enefecto,paraquenosarrojasendelteatro.

Convengamos, pues, en que el espíritu crítico carece de utilidad, y quien lotiene aguzado es unpobrehombredignode compasión.Yo estoy segurodequesimegustasenlosmalosdramas,lasmalasnovelasylosmalosversos,miexistenciasehubieradeslizadomuchomásfelizsobrelatierra.

EnlotocanteamúsicahesidomásfavorecidoporlaProvidencia.Siempremehagustadolamúsicamala.Mehanentusiasmadoymesiguenentusiasmando,la Lucía de Lammermoor, la Sonámbula, El trovador, la Traviata, etc.; esasóperasqueactualmentehacenrechinarlosdientesaloscríticosmusicalesyles

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quitan las ganas de cenar. Uno de ellos, que yo conozco, profesa odio tanirreconciliablealmaestroDonizetti,yafallecidocercadeunsiglo,quealpasarenciertaocasiónporBérgamo,dondeaquélhanacidoytieneunaestatua,fuésigilosamenteporlanocheaapedrearla.

Estoesgrave.Porquesiloscríticosdanenlaflordeejecutartalesvenganzaspóstumas con los autores, temo en verdad que alguno a quien mis librosenfaden, vaya una noche a desenterrarme al cementerio para tirarme de lasorejas.

Puesto ya a confesar públicamente mis pecados, declaro que no sólo meagradan las óperas del infame Donizetti, sino también las zarzuelas de miscompatriotas Arrieta, Barbieri y Gaztambide. Escuchando desde aquellassucias y desgarradas lunetas del teatro deOviedoMarina, El Juramento, Elrelámpago y Los diamantes de la Corona,me he sentido dichoso como losángeles; se borraban demimente las impurezas de la realidad y vivía unosinstantesmecido sobre la nube del ideal. Elmundo dejaba de serVoluntad,según la frasedelmáspopularde losmetafísicosalemanes,paraconvertirseenpuraRepresentación.

Aúnmás;nopuedorecordaralgunasdesusmelodíassinconmoverme,ysimeencuentroenelcampoundíaespléndidodeprimavera,mepongoacanturriarconemociónlaromanzadebarítonoenElJuramento:

«¡Cualbrillaelsolenlaverdepradera!

¡Cualsuperfumedespidelaflor!»

Esridículo,vuelvoaconfesarlo;perosiloridículonoshacefelices¿porquénohemosdeabrazarnosaloridículo?Enestepunto,comoenalgunosotros,doylarazónalosfilósofospragmatistas.

Son los habitantes de Oviedo muy sensibles al arte de la música. Lo sonsiempre, pero muy particularmente, es inútil añadirlo, cuando han ingeridoalgunosvasosdesidra,ellicorpredilectodelaregióncantábrica.

Desde la más remota antigüedad, el alcohol está considerado como unestimulante de la aptitud para las artes conceptivas, con preferencia a lasplásticas.Nadiehabrávistoaunhombreebrioextasiarseanteuncuadroounaestatua; pero ¡cuántas veces les habremos oído recitar, con torpe lengua,algunosversosdeZorrillaoEspronceda!Conocíunoqueenelúltimoperíododelaembriaguezrepetíaconcrecienteaflicción:

«¿Quéeselhombre?Unmisterio.¿Quéeslavida?

¡Unmisteriotambién!...

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Genios,¡venid,venid!...

Vuestromalconelhombreacompartir.»

Hasta que caía como un fardo al pie del tonel y no se podía despertar sinohaciéndoleaspirarunfrascoconamoníaco.

Noobstante,eslamúsicaelartebelloqueguardaafinidadmásestrechaconloslicoresespirituosos.EnGrecia,lasfiestasdeBaco,llamadasOrgías,fueronsiempresazonadasconcantos.EnOviedo, lomismo.Losperiódicos localesanuncianquetaldíaatalhoraseromperáentallugareltonelllamadoPrimoMoriones(selespone,porlocomún,elnombredeungeneral).Uncentenarde devotos acude puntualmente a la solemnidad, rodean el grandioso tonel,presencianconemociónsuapertura,y,unavezquehanprobadosucontenido,dancomienzoloscánticosdesenfrenados.

MasexisteunadiferenciaesencialentreloscantosorgiásticosdelaGreciaylos de la capital de Asturias. Los primeros eran cantos de victoria,entusiásticos y ardorosos, mientras los segundos son siempre tiernos ysentimentales.EnGreciaserendíacultoaBacocongritosdelirantesyrugidosdecólera;enOviedo,conlágrimas.Esincreíbleellíquidoquesederramaporlos ojos en estas bacanales. Hay borracho que cantando la despedida de ElGrumete:«Sienlanochecalladasienteselviento»,etc.,sederriteenllanto,locualahorramuchotrabajo,comodebesuponerse,alosriñones.

ElMisereredeElTrovadorcausabatalfascinaciónaciertoescribientedeunnotario deOviedo, que no podía escucharlo sin sentirse arrobado y caer enéxtasis.

Llamábase este escribiente Figaredo, o una cosa parecida; era hombre yamaduro, de pelo canoso, de estaturamediana ymás gordo que delgado. Seembriagabaindefectiblementetodoslosdomingos;perocomohombrejurídicolohacíadeunmodolegal.Quierodecir,quejamásdióelmenorescándaloenla población. Una vez que salía del lagar y entraba en las calles céntricas,podríacaminarmásomenostorcido,podríatropezarunaqueotravezconlascolumnasdelosfaroles,massubocanoseabríaporningúnmotivo,grandeopequeño.Ni ungrito, ni unapalabra, ni una tos.Era un sepulcro rellenodesidra.

Perohabíaalgunosqueconocíamossusecreto.Sabíamosqueapretandociertobotón, aquella boca se abría con un resorte. Este resorte no era otro que elMisereredeElTrovador.

UnanocheentrelasonceylasdocesalíayodelteatrocondosamigoscuandoacertamosaveraFigaredoquecaminabadelantedenosotroslavueltadesucasatrazandocaprichosascurvasconlospiessobrelaacera.Inmediatamente

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senosocurrióapretarelfatalresorte.Adelantamoselpasoyalcruzarnosconélcantamosenvozbajalosprimerossolemnescompasesdelfamosomiserere.

OírlosFigaredo,pararseen seco, abrirseunpocodepiernasy lanzar al airecon toda la fuerza de sus pulmones el grito de angustia del desdichadoManriquedesdesuprisión,fuécosadeuninstante.

Elsereno,quenoestabalejos,acudiócorriendo.

—¡Hagaustedelfavordecallarseynodarescándalo!

Figaredolemiróestupefactoaltravésdesusgafas.

¿Escándalo? ¡Llamar escandalosa a la música más sublime que jamás sehubieraoídoenelmundo!Aquelhombredebíadeestarloco.

PerolocoocuerdorepresentabaenaquelinstantealaautoridadconstituídayFigaredo como hombre ligado por su profesión a la ley de enjuiciamientocomprendióquedebíacallarseycalló.

Bajando,pues,lacabezaresignadosiguiósucaminoensilencio.

Pero nosotros habíamos vuelto sobre nuestros pasos y al pasar a su ladocantamosotravezelcomienzodelmiserere.

Figaredoseparódenuevo,volvióaabrirsedepiernasygritó:

«¡Nontiescordardime

Leonoraaddio!»

Elserenocorrióenfurecidoaélysacudiéndoleporunbrazovociferó:

—¡Cálleseusted,escandaloso,oporvidamíaque le llevoahoramismoa laFortaleza!

AsísellamabalacárceldeOviedoenaqueltiempo.

Figaredovolvióamirarle, sincomprenderquéclasedementalidadera ladeaquelhombre;perobajólacabezaysiguiócaminando.Dejamosquesealejaseun buen trecho y alcanzándole después le cantamos de nuevo al oído elmiserere.

Figaredo detuvo el paso por tercera vez y atronó la calle con sus gritos deangustia. El sereno, que ya estaba lejos, acudió corriendo y de tal modoenfurecido que estuvo a punto de caer. Como tardó algún tiempo en llegar,Figaredoestabayametidoenelcantoy fué imposiblehacerlecallar.Niporsacudirlefuertementeporelbrazonipordirigirlelosinsultosmásgroserosfuéposiblequecerrase laboca.Figaredoyanoveíanioíanada,yse lamentabatremandolasnotasparahacermáspatéticosucanto.Laslágrimasbañabansus

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mejillas.

ElserenoexasperadolefuéempujandohastalaFortaleza,queestabapróxima.

Figaredonocallaba.Leabrió lapuertade lacárcel;elserenodijonoséquépalabras al centinela; éste rió con toda su alma: el sereno profirió unablasfemia.YFigaredofuéempujadobrutalmentealinterior.

Pero no callaba. Todavía allá dentro oíamos lejana su voz que gritaba coninfinitaamargura.

Nontiescordardime

¡Leonoraaddio!

¡Leonoraaddio!

Lasinjurias,lacárcel,elridículo,lavergüenzanoexistíanparaaquelhombre.Elmundorealconsusimpurezas,perfidiasygroseríassehabíadesvanecido.ComolosprisionerosdelafamosacavernadePlatóncontemplabacaraacaraelsoldelabelleza.

XXXVI

ELSUEÑODEL«LUCERO»

Decíanlosmédicos,aunquenoeracierto,quemimadrenecesitababañosdemar. Para tomarlos solíamos pasar el mes de agosto en la villa de Luanco,vecina de la de Avilés, que posee una bonita playa arenosa donde las olasrompenconestrépito.

EnaqueltiempoexistíaenLuancounhombrellamadoelCorsario.

No era Barbarroja, porque tenía barba negra y escasa. No era tampoco elcorsario de Byron, porque Conrado, hombre de soledad ymisterio (man oflónenessandmistery)hablabapoquísimaspalabrasynuestrocorsarioerauncharlatáninsufrible.

Además no se le conocía tendencia alguna romántica, sino más bien unainclinacióndecididaaentrarseporlastabernasyapermanecerallíuntiempoindeterminado.

Era un hombrecillo de ojos pequeños y hundidos, delgado, cargado deespaldasquenotraíaalamemoriaescenasdezafarranchoyabordaje.

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¿Por qué se le llamaba el Corsario? No lo sé. Quizá los buenos viejos deLuancosepanalgomás.Puedenustedesirapreguntárselo.

EsteCorsariodesempeñabaeloficiodealguacildelAyuntamiento.Alosqueelalcaldemandabadetenerlosencerrabaenlacuadradesucasa.Eraentonceslaúnicacárcelmodeloqueallíexistía.

ComoprofesiónsuplementariaelCorsarioejercíaladealquiladordecaballos.Enrealidadnodebierahablarenplural,porquealquilabaunsolocaballo.Peroteníaademásunburroyestacircunstancialeimprimíacarácterprofesional.

No puedo decir casi nada del burro, porque no he tenido trato con él. Encuantoalcaballonovaciloenafirmarqueeraunmiserable impostor.Sientomuchotenerquehablardeélenestaforma,peroelrespetode laverdadmeobligaaello.

Era un rocín bastante bien proporcionado, color de hoja seca, que teníaalgunos cuarterones de carne sobre los muslos y en la frente una manchablanca del tamaño de una pieza de dos pesetas.A esta última circunstanciadebíasindudasunombredeLucero.Elquelohabíabautizadoerahombredeimaginación,porqueaquellospelosblanquecinosnopodíandaridearemotadeningúnastrodelcielo.

SusmediosdesubsistenciaestabanenvueltosenelmisterioydespertabanenLuancocomentariosbochornosos.Sisuamoerasolamentepiratadenombreél lo era de hecho. Se le veía por los caminos de noche y de día como unvagabundoapercibidoatodolomalo.Saltabalasbarrerasdelospradosysecomíalafrescayerbadestinadaalasvacasdelosvecinos;saltabatambiénconincreíble audacia las tapias de las huertas y engullía las lechugas y losguisantes.Hasta secomióenciertaocasión, segúnsedijo,unasenaguasdelamadelseñorcuraqueéstahabíatendidoasecarenlahuertaparroquial.

Puede concebirse que tales hazañas solían costarle algunas monumentalespalizas. En la villa se le consideraba como un socialista peligroso y eraunánimemente aborrecido. Pero es lo cierto que hasta la fecha en que yo leconocí,habíalogradonomorirsedehambre.

Sin duda, era un animal de mucho mundo y capaz de abrirse paso en lasociedad;peroestascualidadesno ledabanatractivopara laequitación.Loshonrados vecinos de Luanco le alquilaban una que otra vez por la módicacantidad de dos pesetas para trasladarse a Candás o a Avilés o a cualquierparroquiadelascercanías.Peroanadieenelgloboterráqueomásqueamíseleocurriríaalquilarloparadarunpaseoderecreoygallardeardejinete.

PuesesofuécabalmenteloquehiceunatardedeAgostoenqueelcieloestabalimpiocomouncristalyunabrisasuaverizabalallanuraazuldelamar.

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Cuando lecomuniquémiproyectoalCorsario,éstememiróatentamentedelospiesalacabezaymehizovariaspreguntastécnicasparacerciorarsedemisconocimientoshípicos.Respondí a ellas conbastante solturay le hice saberademásqueyonoeraunjinetecualquiera,puesmehabíarotolaternilladelanarizcayendodeuncaballo.Estaúltimaprueba le tranquilizóporcompleto.Yoleentreguélasdospesetasporadelantadoyestoletranquilizótodavíamás.

Fué a buscar al gandul del Lucero, ocupado a la sazón, como un peóncaminero, en limpiar de yerba las orillas de la carretera y mientras loenjaezaba me dió muchos paternales consejos. Yo le pregunté si teníaespuelas.Volvióamirarmeatentamenteyalcabomerespondiógravemente:

—Sí;tengoespuelas;peroaquínadielasusa.

—Puesyonomontosinespuelas—lerepliquécon talextraordinaria firmezaquesinentrarenmásexplicacionessefuéabuscarlas.

Eran dos horribles artefactos de hierro dulce oxidados. Estuve vacilando sicalzármelasono,peroalfinmedecidíaellodespuésdehaberlasfregadounbuenratoconaceiteyarena.

Héteme aquí cabalgando sobre el Lucero, que en cuanto salió de la cuadraconmigo principió a hacer piernas dando unos brinquitos muy elegantes,marchandoahoradeuncostado,ahoradeotro, sindudaconelpropósitodequeyomostrasealpúblicomigentileza.

Estabaencantadodemímismo.Jamásenlavidamehabíahalladotanbizarro.Lanzabamiradas investigadoras a losbalconesde las casasyme sorprendíaqueno saliesena ellos todas lasniñasbonitasdeLuancopara contemplar aaqueljovencitoapuestodenacientebigotequeseteníatangalanamenteenlasilla.

Fuéunmomentodeesplendorquerecordarémientrasviva.Todos,grandesypequeñoshantenidoensuexistenciaalgunosdeestosinstantesdetriunfomásomenosduraderos.Miapoteosisnoduróeneltiempomásdecincominutosyen el espacio unos ciento cincuenta metros. Llegado a este límite aquelhipócritaanimalqueteníadebajodemispantalonessepusotranquilamenteacaminarapasolentoynomefuéposibleconningúnargumentohacerlevolverdesudeterminación.

Quise dejarle algún reposo. A los mismos oradores parlamentarios se lesconcede cuando han hecho demasiadas piernas en elCongreso, y le permitícaminarasugusto.Peroalllegaralaplaza,comoobservasequehabíaporallímuchosbañistasdeambossexos,noquiseperderlaocasióndemostrarlesmisdotesexcepcionalesparalosejerciciosecuestresyadvertíalLuceropormediodelaespueladequeerallegadoelmomentodesecundarme.

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¡Que si quieres!Bajó la cabeza acusando recibodel espolazoy siguió en lamismaformapasotraspasodelicadamentecomosifuesepisandohuevos.

Segundallamada.Lamismarespuesta.Yomeindigné.Teníaquinceañosyenaquella edadme indignabanmuchasmás cosas de las necesarias. Repetí elaviso.Nada.Lorepetíotrascuantasvecesconelmismoresultado.Aquelgranhipócritabajaba siempre la cabezay semostrabaconforme;peronoparecíapoconimuchoinclinadoaseguirmivoluntad.Seacata,peronosecumple.

En aquella época Luanco no era un centro de placeres. Los bañistasprolongabanporlamañanacuantopodíaneltiempodestinadoalbaño.Porlatarde iban de paseo a un sitio llamado la Fuente mineral y amenizaban laexcursióncomiendolasmorasdeloszarzalesqueguarnecíanlasparedillasdelcamino.Por lanochediscutíanen familia lacuestiónde la temperaturay semetíanenlacama.

Esta es la razón y no otra de que cuantas personas transitaban en aquelmomentoporlaplazaconsombrillaysombrerodepajalomismoquelasquedepartían apaciblemente a la puerta de los comercios quedasen extáticascontemplándomeconlamayoratenciónposible.

Sentir la atención pública sobre sí es cosa que a no pocos hombresdesconcierta. Uno de estos hombres soy yo. Consideré que debía darsatisfacción a aquella curiosidad haciendo algo que no fuese en absolutocorriente.Ylomásadecuadoerahacergaloparamicaballo.

Yo era un inocente en aquel tiempo y desconocía por completo no sólo elcorazón de los bípedos, sino también el de los cuadrúpedos. Este infameanimal, sinhacerse cargode la crítica situación enquemehallaba, el papelridículoquemeibaahacerrepresentaryladesconsideraciónqueibaaarrojarsobremíantelaopiniónpública,seobstinóennosalirdelpaso.Porcuantosmediospuedeunhombreemplearparaconvenceraunserirracionaltratédepersuadirle a quediese algunosbrinquitos sugestivosquemedejasen airosoanteaquellasociedadveraniega.Nofuéposible.Palmaditasenelcuelloparahalagar su amor propio. ¡Up! ¡Up! Gritos de triunfo para despertar suentusiasmo.Avisosindicadoresconlaespuela.Nada...

En aquelmomento penetró en la plaza viniendo de la parte de la playa ungrupo compuesto de cinco o seis elegantes señoritas, las cuales quedaroninmóviles contemplándome con cierta curiosidad burlona. Al fin soltaron areírconfrescasyunánimescarcajadas.

FuémiperdiciónyladeLucero.Aquellascarcajadasentraronpormisvenascomounlicorponzoñoso.Nosupeloquehice.Ciegodecóleraprincipiéadarfuriososespolazosalautordemideshonra.ElLucerosedejómartirizarconlaobstinación de un hereje.Yo no veía su sangre, pero la sentía correr. ¡Se la

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hubierabebidotoda!

Sinembargo,enmediodemiagoníadolorosa,tuveunasatisfacción.Aquellasalegresseñoritasdejarondereírysepusieronserias.Comoeranecesariosalirde tan equívoca situación, pues Lucero se negó a dar un paso más y pudeadvertirqueelpúblicoseponíadesuparte,tirédelasbridasfuertementeylehicedarlavuelta.

EntoncesLucero se puso a caminar con algunamayor celeridad; nomucha.Yo,frenético,llorandodevergüenza,seguídándolefuriososespolazos.

—¡AveMaría!...¡Mira,Pepe,cómovaesecaballo!

Todos los transeuntes dirigían la vista al vientre del caballo, me mirabandespuésamí,ysacudíanlacabezaenseñaldereprobación.

Pero mi cólera no se apagaba. Me creía cubierto de ridículo por toda laeternidad.

Lucero debía tener conciencia de la infamia que conmigo había cometido,porque aumentabaun si esnoes la rapidezde suspasos.Quizáno fuese elgritodelaconcienciasinolaperspectivadelacuadra.

Peroheaquíquenomuchospasosantesdellegaraellasedejócaerdebrucesalsueloyyoconél.Pormilagronomerompísegundavezelcartílagodelanariz.Mealcéasíquepudeytratédealzarleaéltambién.Fueroninútilesmisesfuerzos.ElLucero, de rodillas cual si estuviese orando por sus enemigos,entreloscualesdebíayocontarme,nohacíamovimientoalguno.

Entonces cruzó por mi mente una idea pavorosa. ¡Si estaría muerto! Ladesechéinmediatamente;peroconlamismavelocidadvolvióacolarse.Otravez la rechacé y otra vez se introdujo. Y así, con este metódico vaivénvibratorio,lleguéprontoalconvencimientodequeelLuceronopertenecíayaalnúmerodelosseresvivos.Estacertidumbremedejóamícasitanmuertocomoaél.¿CómomepresentaríaalCorsario?

Mepresentétrémulo,convulso,tartamudeandoabsurdos.

—¿Nosabeusted?...ElLucero...sehadejadocaerahíenlacalle...ynoquieredarunpasomás...Meparecequeestádurmiendo...

UnasonrisaincreíblementesarcásticasedibujóenloslabiosdelCorsario.

—¡Sidormirá,sidormirá!...¡Esunzorro!...¡Peroquézorro!

Yechandomanoal látigoque teníacolgadodeunclavo,salióconmigoa lacalle.

ElLuceroseguíainmóvilsobrelasrodillas,conlacabezametidaentreellas.

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—¿Duermes, Lucero?—preguntó el Corsario con acento aúnmás sarcásticoquelasonrisa.

Yconhabilidadyprestezamaravillosasleaplicódosestacazosentrelasorejascon el mango del látigo. El Lucero permaneció inmóvil orando como underviche.ElCorsario,altamentesorprendido,acercóaélsurostro,leexaminóatentamentey,alcabo,abriendodesmesuradamentelosojos,exclamó:

—¡AsíDiosmesalve,estámuerto!

Y de repente, se abalanzó furioso sobre mí y me echó la mano al pechoarrugandomicamisaalmidonada.

—¡Túlohasmatado!...¡Tienesquepagarlo!

Aterradoporel impensadoabordajedeaquelpirata,dejéescapardébilmentedemigarganta:

—¡Lopagaré,lopagaré!

Peronolopagué.Losvaronesmáscalificadosdelavillacertificaronquenohabíafallecidodemuerteviolentasinodeinanición.

Eraundespreciablerocín,unhipócrita,unbellaco...

Sin embargo, en este momento, me alegraría de no haber dado aquellosespolazos.

XXXVII

POETAYCAZADOR

Jamásolvidaré aquel veranoquepasé enmi aldeanatal entre el cuartoy elquintoañodelbachillerato.Entoncesfuécuandomialmasepusoencontactoconlanaturalezaygozóladulceembriaguezllenadealegríaqueasuinflujopotentenosacomete.Norecuerdoningunaépocademividaenquehayasidomásdichoso.Nolofuíalmododeunsercasquivanoybailarínsinocomounpoeta, como un griego primitivo que, subyugado por la magia donisíaca,rompeenhimnoscelebrandolaalianzadelhombreconlatierrayelevangeliodelaarmoníadelosmundos.

Vivía yo en una tranquilidad llena de sabiduría, vivía en una sorprendenteserenidad dejando filtrarse suavemente en mi alma el encanto de aquellanaturaleza fresca, transparente, aromática. Era la alegría de un enamorado

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frentealobjetodesusansiasyquepuedesaciarseconsuvistaatodashoras.Salíademadrugadaarecogerelrocíoquecaíadeloscastañares,arespirarelperfumedelhenofresco;dormíaalahoradelasiestadebajodelosavellanos;mebañabaaldeclinarelsolenlosremansosdelrío.Eratanfeliz,quealgunasveces imaginaba que el tiempono existía, que había puesto ya un pie en laeternidadyquenosaldríajamásdeaqueldulceenajenamiento.

Es el valle de Laviana, donde he nacido, grandioso sin ferocidad, grave yapacible al mismo tiempo. Los prados, siempre verdes, circundados deavellanos, surcados pormansos arroyuelos, causan una impresión idílica depaz y contento. Pero las suaves colinas que lo limitan, cubiertas de espesoscastañares, surgen ya con un sentimiento de fuerza, como una majestuosaarmonía que no turba la paz de nuestro espíritu aunque lo inclinan a lameditación.Detrás,otrascolinasmásaltasyadustas,alzansucabezadesnuda.Porfin,másallá,selevantanprotectorasgrandesmasasdemontañassalvajes,como poderoso baluarte contra las irrupciones de enemigos o curiosos. Serespiraaquíunaprofundaternura,sesientelapresenciadelespíritudeinfinitapazquenosdalaplenituddevida,lasaluddelalmayelvigordelcuerpo.

Micorazónpalpitatodavíaalrecuerdodeaquellashorasenqueflotabasobreunmardeeternasdelicias.Tendidosobreelcésped,hundiendomisojosenlosabismos azulados del firmamento sobre el cual pasaban volando comofantasmasalgunasnubes,sintiendoentornomíohormiguearentrelayerbaunmundo microscópico, compuesto de innumerables insectos que se agitabanigualmentedichosos,sentíacorrerpormisvenaslavidaabundante,poderosa,armónicacomounasinfoníadelanaturalezainmortal.

Parecíamequelatierramesustentabaconamorofreciéndomesusdones,queparticipaba de su felicidad y vivía en mística unidad con ella. Los pájarostendiendosuvueloporelairedespertabanenmíansiasdelanzarmearegionesmásluminosas,mecausabanunestremecimientodevértigo,elpresentimientofelizyterriblealavezdelosobrenatural,mientraslosinsectosmurmurandoen tornome narraban al oído sus diminutos amores haciendo resonar enmicorazónvagosypunzantesdeseos.

¿Quiénpodría suponerqueunadolescenteaquienagitabanenaquellosdíastan nobles sentimientos sería capaz de asesinar fríamente a las avecillas delcielo,esparciendosusplumasysusangresobreelcésped?Nadamáscierto,sin embargo. Provisto de una vieja carabina de pistón que Cayetano mefacilitara, convertíme en perseguidor implacable de los mirlos, jilgueros ymalvises que revoloteaban alegres por nuestra pomarada. Es esta unacontradicciónqueamímetocaconfesaryalospsicólogosexplicar.

¡Sí!Confiesoconvergüenzaqueestamatanzamecausabaincreíblesplaceresy que cuando atisbaba entre las ramas de los manzanos a un jilguero

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preparándoseaentonarsucantoapasionadoenhonordesuamadajilgueraoaunajilgueraremilgadasacudiendolasalasconcoqueteríaparaatormentarasujilguero,merelamíacomountigrea lavistadesupresaysigilosamentemecolocabadebajodeellosylesprivabadelaexistencia.

Sinembargo,habíaotracosaquemeplacíaaúnmásqueelasesinatomismo,yerasupreparación.Vosotros,losqueposeéisunaprimorosaescopetainglesaobelgaeintroducísbonitamenteporlarecámaraesosbrillantesproyectilesquesemejan dijes de reloj, ignoráis el placer inefable de cargar una carabina depistón. Aquel descolgar del hombro el frasco de la pólvora y verter unapequeñacantidadenlapalmadelamanoeintroducirlaenelcañón,sacaractocontinuounviejoperiódicodelbolsilloymeteruntrozodeélenseguimientodelapólvorayatacarluegoconlabaquetahastapresentarenelrostroseñalesdecongestión;aquélecharmano, terminadaestaoperación,alcuernode losperdigones, tomar un puñado de ellos, introducirlos igualmente y atacar denuevo, estavezconmásdelicadeza; aquel cebarprolijayesmeradamente lachimeneaysacardelbolsillodelchalecolacajitadelospistonesytomarunoyajustarlo...

Hayqueconfesarquelavidanoestantristecomomuchospretenden.

Precisamente me hallaba cierta tarde entregado en cuerpo y alma a una deestasoperacionesventurosasdelantedemicasacuandoacertóapasarporallídon Eloy, el secretario del Ayuntamiento, con su escopeta al hombro y superrobrincandodelantedeél.Separóacontemplarme,mesaludóafablementeymedijoconencantadorabrusquedad:

—¿Quieresvenirconmigoaversimatamosunasperdices?

La emoción enrojeció mi rostro. Porque era el secretario un cazadorprodigioso,elmásdiestrodetodaaquellacomarcayunodelosrenombradosde laprovincia.Losgrandes señoresdeOviedoyGijón le escribíancuandoibanaemprenderunaexcursióncinegéticaporloscamposdeCastilla,ydonEloylesacompañabayeraelalmayprincipalornamentodeestascacerías.

Anadiesorprenderá,pues,quebajoelpesode tantohonor,quedasemudoysuspenso.

DonEloynocomprendióloquepormípasabayseapresuróaañadir:

—No te haré caminarmucho.Me han dado noticia de que ahí cerca, sobreCerezangos,hayunbando.¿Teatreves?

¡Que sime atrevía!Hubiera ido a buscar el bandodeperdices en tannoblecompañíaalpoloantártico!

En efecto, no caminamos siquiera media hora cuando el perro quedó de

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muestraentreloshelechos.

—¡Amartilla!—medijoporlobajoelsecretario—.Yaestamossobreellas.

—¡Entra!—gritódespuésalperro.

Unas cuantasperdices levantaron el vueloy ambosdisparamos; yo casi conlosojoscerrados.

Unaperdizvinoalsuelo.

—¡Por vida mía!—exclamó don Eloy con acento irritado—. ¡Erré el tiro!Fortunahasidoquetúlohayasafinado,porquesinosenosescapantodas.

Quedécomoquienvevisiones.Unaoladeplacercelestialinvadiómicuerpoyporpocomehacedarconélenelsuelo.Mecreíenaquelpuntounhéroe.DonEloy tomólaperdizde labocadelperroquese la traíaymelaentregóconsemblantetriste.

Declaroqueenaquelinstantecruzópormimenteunrelámpagodeduda;peromivanidadloapartódesíconhorror.

Elbandodelasperdicesdobló,estoes,sefuévolandoalacolinadeenfrente.Lacazaenlospaísesquebradoscomoelmíoesmuchomáspenosaqueenlosllanos. Para llegar a ella necesitábamos bajar al fondo del valle y trepardespuésunarazonabledistancia.Bajamosrápidamenteyascendimosdespuéstodo lomásvelocesquepudimosempleandocasiunahoraen llegaral sitiodondeelbandosehabíaposado.

Otra vez paró el perro, otra vez entró a la voz del secretario, otra vezdisparamosambosyotravezvinounaperdizatierra.

—¡Maldita sea mi suerte!—profirió don Eloy llevándose las manos a loscabellos, y tratando de arrancárselos—. ¡Otro tiro que erré! ¿Quémal rayotendréyoenlasmanoshoy?

Estanocoló.Quedéconfuso,avergonzado,yledijebalbuceando:

—Hasidoustedquienlamató.Mitirohasidomuyalto.

—¿Quéestásdiciendoahí,chiquillo?—respondióirritado—.Elmíofuéelquemarró:tirésobrelaizquierdaylapiezaquecayósalióporladerecha.

Ahora bien, yo estaba bien seguro de que había tirado sobre la izquierda...Peronoinsistí;tuvelaflaquezadenoinsistir.

Recogí la perdiz que don Eloy me entregó y la colgué triunfalmente a micinturón.

RegresamosacasayduranteelcaminodonEloynohacíamásquelamentarse

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amargamentedesutorpezaafirmandoqueloscazadoressolíantenerestosdíasaciagos. Yo le escuchaba un pocomohino haciendo esfuerzos desesperadosporcreerle,aunquesinconseguirlo.

Perocuando llegamosaEntralgoymevi rodeadopor loscriadosyalgunosvecinosyoícantaracoromisalabanzasyvibrillarenlosojosdemimadrelaalegríadehaberdadoel ser auncazador tan extremado todasmisdudas sedisiparonycreíefectivamentequenadiemásqueyohabíadado lamuerteaaquellasdosavesinocentes.

Sin embargo,mi padre sonrió de unmodoparticular cuando le contaronmihazaña.YaunquedonEloynocesabadelamentarsedesumalasuerte,aquellasonrisaenigmáticanoselecaíadeloslabios.

Largosañoshacequeelbuensecretariodescansabajolatierra;peromientrasyoalientesobreellanoolvidarélostirosquetangenerosamentemarró.

XXXVIII

ADÁNEXPULSADO

Muchas veces, casi siempre, lo que esperamos con ansia, no nos trae lafelicidad,niloqueesperamoscontemor,ladesgracia.

Jamás hubo un estudiante de quinto año más ansioso que yo de hacersebachiller. Este magno acontecimiento era, a mi modo de ver, la llave delParaíso.

Enefecto,fuélallave,masnoparaabrirlo,sinoparacerrarlo.Esteprimeroygrandesengañoquelavidameofreció,produjoenmítalefecto,quemehizopara siempre con ella receloso.En cada esperanza he visto, desde entonces,unaemboscada;encadadeseo,unatrampa.Yhepasadomiexistenciacomoloscocheros,apretandoelfrenoentodaslaspendientes.

Taldeseovehementedehacermebachiller,noerasóloporlaspreeminenciasque tan glorioso título lleva consigo. Mis padres me habían prometidoenviarmeaMadridaseguir lacarreradeJurisprudenciayyameveíadueñoabsoluto de mis acciones en medio de la corte de España. ¡Qué halagüeñoporvenir!

Tanto pensaba en él, que en vez de prepararme durante aquel curso para elexamen, repasando las asignaturas de los años anteriores, no seme ocurriócosamás apetitosa que comprar algunos libros de laFacultad deDerechoy

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ponermeaestudiarporellos.

LaEconomía Políticame sedujo de unmodo increíble.Bien imagino ahoraquenoeratantoporlacienciamismacomoporquesuestudiomeengrandecíaa mis propios ojos. ¡Es tan distinguida, tan elegante la Economía Política!EstudiándolamecreíaacienleguasdeaquellosviejosyridículosmaestrosdelInstituto,meparecíavivirenunaatmósferadebuen tonoyadoptabayaconmiscompañeroslasformascorteses,perounpocodesdeñosasdeloshombresdemundo.

Tal extravagancia pudo costarme cara. Al aproximarse la época de losejerciciososeadelexamengeneraldelbachillerato,meencontrébastantemalpreparado. Sobre todo el latín, me parecía haberlo olvidado por completo.¡Vayan ustedes con los gerundios y las oraciones primeras de activa a unhombrequemeditabasobrelasrelacionesdelcapitalyeltrabajo!

Meacometióunterrorpánico.Simesuspendían,¡adiósMadrid!,¡adiósvidaalegre,independiente!,¡adiósrelacionesdelcapitalyeltrabajo!

Faltabanpocosdíasyaparaelexamen:nomeeraposibleprepararmebienentancortotiempo.Aturdidoporlacruelperspectivadeserrechazado,principiéaimaginartonteríasobretonteríaparasalirdelaprieto.Ynaturalmente,puseenprácticalamayordetodasellas.Nadamenossemeocurrióqueiravisitaramiantiguoprofesordelatín,aquelrománticoCincinatoqueteníasufundoenlafaldadelascolinasyconfesarmeconél,estoes,declararlemiignoranciaymistemores.

Comolopensélohice.Nofuíaverleasuamableretirocampestre,sinoasucasa de la urbs que era vieja, obscura, y que tenía unolor clásico a ratonesbastantepronunciado.

Perohe aquí que en cuanto subonadamásquemedia docenade escalones,adquierosúbitoyporartemágicolossuficientesconocimientosdelatínparasufrir cualquier examen por riguroso que fuese. Subo otros cuantos y meencuentrohechounsabio:lalenguaromananoteníasecretosparamí.

Naturalmente,comprendíquelavisitaerayainútil.Bajédenuevolaescaleraysalíalacalletriunfante.

Sin embargo, no había dado muchos pasos por ella cuando sentí que miciencia filológica menguaba de un modo sorprendente y al fin se disipabacomolabrumadelamañana;quedéuninstanteperplejoymedecidíaentrarotravezencasadelprofesor.

Otravezvolvíasentir inundadomicerebroporunaoladesabiduría,que lobañóporcompletoyestuvebiententadoadarlavuelta.Perosospechandoque

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pudiera ser un falaz espejismo, hice un esfuerzo por arrojar de mí aquellailusiónytirédelcordóndelacampanilla.

Eraun cordónnegro, siniestro, fatídico, como la cuerdadeun ahorcado.Lacampanillasonóenlasprofundidadesdeaquelantroconlúgubretañido,queapretómicorazón;aunqueyaestababienreducido.

Y repentinamente sentí un vago deseo de que la casa se derrumbase y mesepultaseentresusruinas.

Unaviejasalióaabrirme;detrásdeellaunperroquemedirigióunamiradadedesprecio sin ladrarme.Lomismo él que la vieja comprendieron al instanteque yo era un pobre estudiante que venía pidiendo misericordia. Estabanacostumbradosaestasvisitas.

Me introdujeronenuna saladepisonegroypegajosopor las capasde cerasuperpuestasdurantemedio sigloyallímedejaron sindecirmeunapalabra.Delasparedes,tapizadasconpapelpintadoquereproducíainfinitasvecesunloro mordiendo la flecha de la torre de un campanario, pendían algunasfotografías conmarco de nogal representando al profesor con toga y birreterodeado de sus discípulos. La fecha, escrita debajo con supremo artecaligráfico, era atrasadísima. Otros cuadros contenían diplomas que dabantestimonio de la aplicación del profesor cuando era niño. ¿A qué época seremontaríanestosdiplomas?

Al cabo de unos minutos se presentó el catedrático en persona y quedépetrificadocomosivieseunespectro.

—¿Quédeseaba,hijomío?—medijodespuésdeesperarvanamenteaqueyodiesealgúnsignodevida.

Tardé todavíaalgún tiempoensalirdemi transmutaciónmarmóreay,al fin,balbucienteyruborizado,lepreguntéporsusaludyporladesufamiliacomosi fuese lo único que en aquel momento me interesase sobre la tierra. Elprofesor me informó afablemente de estos extremos y volvió a reinar elsilencio.

Entoncesmepuseadarvueltasentrelosdedosamisombreroconlavelocidaddeuncuerpoceleste.

Elprofesorapenassedignófijarlaatenciónenaquelmovimientoderotaciónincreíbleymesiguiómirandodehitoenhito.

—Elcasoes...quedentrodealgunosdíasmevoyapresentaralejerciciodeletrasparaelgradodebachiller.

—Perfectamente—manifestó el catedrático doblando el espinazo con

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ceremoniosasolemnidad.

—Ycomohacetantotiempoqueestudiéellatín...

Nopudepasarmásadelante;teníaunnudoenlagarganta.Elprofesorvinoenmiauxilio.

—Supongoquenohabráustedabandonadosuestudioyquesepresentarábienpreparado.

—¡Ah!—exclaméponiéndome rojohasta el blancode los ojos—.No señor,no... no estoybienpreparado, sobre todo en el latín, que he abandonadounpocoenestosúltimosaños.

Losojosdelcatedráticoexpresaronprofundaconsternación.Sellevólamanoalafrenteyobservéenélsíntomasinminentesdedesfallecimiento.Despuéscomenzóapasearporlasalaconlasmanosatrás,segúnsucostumbre,dejandoescaparunasvecesresoplidosdefuroryotrassuspirosdeangustia.

—¡AbandonarelhermosoidiomadelLacio!—exclamabalevantandolosojosalcielo.

Yomepeguéalaparedmaldiciendolahoraenquehabíanacido.

—¡LalenguadeMarcoTulioyQuintiliano!

Meapretéaúnmáscontraelmurosindejarporesodeimprimiramisombrerounavelocidadvertiginosa.

—¡LalenguamelifluadeTíbuloyPropercio!

Máspegadoaún;casiincrustado.

—¡LalenguadeEscipiónelAfricano!

Yoestabadesesperadodehaberofendidoaaquellos ilustresvarones,pero lacosanoteníaremedio.Niaunlogréfiltrarmeporlaparedcomoeramideseovehemente.

En fin, mi sombrero había hecho más de cinco mil revoluciones sobre símismocuandoelcatedráticocesódesuspirary lamentarse.Siguiópaseandosilenciosoyentregadoaunadolorosameditación.

Entoncesacaecióenaquelrecintoalgolamentablequenopuedorecordarsinponermecolorado.Sonriendocomounidiotarompíelsilencioexclamando:

—¡VayaunaspatatasquerecogeustedensufincadelNaranco!

Apenashabíapronunciadoestasabsurdaspalabrascomprendíquehabíacaídoen un pozo. La desesperación me hizo quedar clavado en la pared con la

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mismasonrisaestúpidaenloslabiosyaguardéimpávidoaqueelprofesormeechasedelaestanciaapuntapiés.

Se detuvo delante de mí y me dirigió una larga y severa mirada. ¡Casoprodigioso!Aquellamiradafuépocoapocoperdiendosuseveridadytornósealcaboenbenévola.

—¡Maravillosas!—exclamóconénfasis—.NilasmásdulcesdelaCampania,nilasmásfarináceasdelvecinoreinodeCastillalassacanventaja.

¡Estabasalvado!

Nuestrainteresanteconferencia,quedurótodavíaalgunosminutos,versótodaellasobretanamableslegumbres.

QuintilianoyEscipiónelAfricanodebierondeestremecerseconindignaciónensustumbas.

Cuandoalcabomedespedí,elcatedráticomepasópaternalmenteelbrazoporencimadeloshombrosyvertióenmioídoalgunaspalabrasdealiento.

Ahora bien, esta escena ha enriquecido mi alma con una enseñanza y unsentimiento.Laenseñanza,biendeplorable,esqueenestemundolaadulaciónmásgrosera,másestúpidae inoportunaproducebuenefecto.El sentimientonopuedesermásdulce:secifraenlagratitudqueheguardadosiempreenelpechohacia laspatatasque fueronmissalvadorasenaquellaocasión.Jamáshedejadoderendirleshomenajecuandomelashanpresentadobienguisadas.

Me hice bachiller al fin sin contratiempo alguno y vine a pasar el verano aAvilésconmispadres.Norecuerdootromásfelizenmiexistenciasinoeselque precedió a... ¿Por qué sumergir ahora lamirada en otras épocas demivida?Elpresentefuédichoso,porquealaconcienciademilibertad,tangrataa todos los seres, se unía la perspectiva de la corte, no menos grata a losjóvenesprovincianos.

Meapuntabalabarba;semehabíamudadolavoz;encasameconsiderabanya como un hombre. Fuera de ella me mostraba tan celoso de estaprerrogativa,tanquisquillosoquecualquierpalabraosignoquenosedirigiesealreconocimientodecisivodemivirilidadmeheríaprofundamente.

Mi pobremadre, al vermemozo, se puso a amarme con verdadero frenesí.Ella,quesiemprehabíasidosobriadecariciasconsushijos,melasprodigabaahorafrecuentesyapasionadascomosisesintiesemorir.Cuandoyoentrabaencasameechabalosbrazosalcuello,meapretabacontrasupecho,meteníaasílargotiempoymedecíaaloídopalabrasdeternura.

Enefecto,sesentíamorir.Sucuerpodelicadoparecíaunasombra;susgrandes

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ojos negros le llenaban la cara. Todos lo observaban menos nosotros, queacostumbrados de toda la vida a verla sufrir imaginábamos sin duda queaquellasaludtanquebradizanoseromperíajamásporcompleto.Lasosteníasuespírituindomablehechoaguerreardesdelainfanciaconsucuerpo.

Recuerdo que uno de aquellos últimos días de mi estancia en Avilés laencontréderodillaslimpiandoconunpañolapatadeunamesadondehabíavisto polvo. Cuando entré en la habitación quiso abrazarme, pero no pudo.Entoncescorríylalevantéenmisbrazosconlamismafacilidadquesifuerauna niña. Ella sonriendo me abrazó y me besó con efusión. Yo sin darmecuentadeloqueaquelloanunciabasentí,noobstante,quelaslágrimassemeagolpabanalosojos.

—¡Atrás,atrásrecuerdosdolorosos!Todamividahellevadoenelalmaaquelmomento,aquellasonrisatristecomosiantesdebajaralatumbaelserquemedióelserquisieradejargrabadaaburilsuimagenenmicorazón.

—¡Partamos!Ladichameespera.Enlosúltimosdíassentíaunaimpaciencialocaporvolarfueradelnido.Unmesantesyahabíacomenzadoaarreglarmibaúl al cual dirigíamiradas amorosas desdemi lecho al acostarme como sifuese el símbolo demi felicidad.Compré un plano deMadrid yme puse aestudiarlotanconcienzudamentequecuandolleguéalacapitalpudecaminarporellacongranasombrodemisamigos,sinnecesidaddeguía.

Porfinllegóelmomentodelapartida.Era,sinorecuerdomal,eldíaprimerode Octubre, cuatro antes de cumplir los diez y siete años. Mi padre meacompañóhastaOviedo.LasilladepostasalíaporlanochedelaplazueladelaCatedral,dondesehallabalacasadelCorreo.

Enlamalesclarecidaplazoletatrajinabanlosmozossubiendoalabacadeladiligencia los equipajes mientras algunas escasas personas en torno de elladespedíanasusdeudosoamigos.Reinabaunsilenciodiscreto,unambientedetristeza. Los caballos de vez en cuando hacían sonar sus cascabeles sindespertaralegría.

El reloj de la torre, cuya grave voz tantas veces me había llamado a misestudiosyamisrecreos,vibróalfincondiezcampanadas.Recibílasúltimascaricias de mi padre sin emoción, con la indiferencia egoísta de todos losilusos.Elpostillónhizochasquearellátigoypartí.

Al encontrarme solo y a obscuras en el fondo de la berlina corrió por micuerpounestremecimientofeliznoexentodemelancolía.Porquenuestraalmanosadvierteconunlejanosuspiroenmediodelasmásvivasalegríasquenodebemosfiardeellas.Unaoladevagosanhelos,deilusionesyesperanzassehinchaba dentro de mi pecho, subía a mi cerebro y me embriagaba. Jamássentílavidamásamablequeenaquellaprimerahoradesoledadydefuerza.

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El coche rodaba por la sombría carretera. Los árboles y las colinas sedibujabaninformesenlapenumbradeunanocheestrelladasinluna.Elruidodeloscascabeles,elchasquidodellátigodelpostillónyelsordorumordelasruedasmeadormecíanconunletargodeleitoso.Cuandocerrabalosojosunalegión de ángelesmurmuraban enmi oído palabras de ventura, desplegabanmágicasysoñadasperspectivas.

¿Angeleshedicho?¿Noseríanmásbiendiablosdisfrazados?

Pero ya comenzamos a escalar las grandiosasmontañas del Pajares; ya nosacercamosalacumbre;yatocamosenella.

¡Adiósdulceinfancia!¡adiósadolescenciasoñadora!Alláabajomeesperanlacasadehuéspedessórdida,laindiferenciadesdeñosa,lahostilidadirracional,elplacersinalegría,elpecado,elremordimiento...

Ya la diligencia traspone la cima de la montaña; ya corre por las llanurasdilatadasdeCastilla.

¡Adiós!¡Adiós!AdánsaliódelParaíso.

FIN

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