la metáfora de los sonidos - sonidos milenarios revivien -arqueomusicología
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Detalle de la investigación titulada "La metáfora de los sonidos", la cual culminó en una publicación y exhibición en los Museos del Banco Central de Costa Rica durante el 2015-2016.TRANSCRIPT
Sonidos milenarios reviven
Por Priscilla Molina Muñoz, Curadora de Arqueología de los MBCCR, y Mónica Aguilar Bonilla, Arqueóloga y colaboradora de la investigación. 2015
Fundación Museos del Banco Central de Costa Rica2015
Hace 1700 años, la naturaleza no fue únicamente la proveedora de recursos para la
sobrevivencia de los pobladores antiguos; sino que fue también una fuente de inspiración
para la creación de objetos que hoy, convertidos en vestigios arqueológicos, nos permiten
escuchar los sonidos de nuestros orígenes.
Los instrumentos musicales ideados, elaborados y ejecutados por artesanos que
habitaron lo que hoy conocemos como Costa Rica durante el período precolombino, son
la razón de una nueva investigación arqueológica que respalda la reciente exhibición de
los Museos del Banco Central de Costa Rica (MBCCR), titulada La Metáfora de los
Sonidos: materialización de la música en las poblaciones precolombinas
Los más de 60 instrumentos que pueden observarse y escucharse en la muestra -dentro
de los cuales son numeross las ocarinas, los sonajeros, las flautas, los pitos, los
cascabeles y las maracas-, fueron resultado de un complejo proceso psicoemocional de
abstracción de los sonidos del entorno , trasdendiendo lo individual para generar
significados dentro del núcleo social..
Esta es la premisa básica de la investigación, la cual utiliza las teorías de la
etnomisicología (reafirmando los análisis de los aspectos socio culturales), la psicología
musical (evidenciando la fuerza emocional y comportamiento de los individuos) y la
arqueo-musicología (estudio de la música arqueológica), como ejes transversales del
análisis de los objetos. A esto suma múltiples referencias documentales y el análisis de
las grabaciones de los sonidos de los instrumentos de la colección arqueológica de los
MBCCR.
La investigación reúne interpretaciones y hallazgos acerca de las formas de aprendizaje y
traducción de los sonidos por parte del ser humano, los tipos de instrumentos elaborados,
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sus características sonoras, morfológicas e iconográficas; y la evolución de su uso en las
comunidades indígenas actuales.
La noción de la música
En las comunidades precolombinas, el concepto de música no era utilizado de la misma
manera que hoy en día. Las líneas de expresión sonora fueron delimitadas por la
sociedad, la cultura, la visión de mundo y las relaciones emocionales existentes en aquel
momento. Por lo tanto, la importancia de los sonidos estaba asociada con las
necesidades cosmogónicas y rituales; a diferencia de las razones de entretenimiento y
disfrute que podría decirse que prevalecen en el concepto actual de la música.
En este período, la noción de la música llega a adquirir una dimensión biológica, donde se
contemplan las percepciones psico-emocionales que transcurrieron en los espacios
culturales. Así, es como se generaron productos musicales que sobrepasaron el plano
individual para difundirse a lo colectivo, por medio de su resignificacion cultural. Por ende,
la música se llega a convertir en un medio para la expresión de estados de ánimo, así
como un elemento crucial en prácticas cotidianas o rituales.
Los sonidos que se emplearon, no se encontraban vinculados a la música solamente;
también sirvieron para la comunicación a largas distancias, avisos internos, arrullo de
niños, llamados de guerra o advertencia para los enemigos. Mientras que, también se
emplearon en los rituales agrícolas, de fecundidad, de guerra, de nacimientos, de
alianzas, de caza, para curaciones, entre otros.
La noción de música en las comunidades precolombinas implica necesariamente referirse
a los actores principales de su creación, identificados como los artesanos especializados,
los músicos y los cantores.
Por un lado, los artesanos eran los que se ocupaban de confeccionar, con gran sabiduría
y destreza, el instrumento musical adecuado, con una tonalidad, forma y afinación
esperada para las actividades sociales; por lo que tenían un amplio conocimiento en el
funcionamiento y ejecución del instrumento musical.
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Por otro lado, los músicos y los cantores eran los encargados de ejecutar música y
sonidos en determinados rituales, ya sea por medio de instrumentos musicales o con la
voz. Estos últimos, incluían a la danza en sus ejecuciones y eran de suma importancia
para mantener vigente la cultura de dichos pueblos.
La participación de estos actores fue más evidente sobre todo después del 300 a.C, en
donde se presenta, para nuestro país, el inicio de la aparición de sociedades más
complejas, que ya incluían en su estructura política, económica y social a las
especializaciones en oficios.
Los hallazgos sonoros
La muestra incluye instrumentos musicales de las tres regiones arqueológicas del país -
Pacífico Norte, Caribe Central y Pacífico Sur-, con ocarinas, flautas, pitos, cascabeles,
maracas y sonajeros, que datan del 500 a.C. al 1550 d.C.
De la misma forma, se exponen artefactos que no fueron creados específicamente como
instrumentos musicales, pero que contuvieron sonoridad, como lo son por ejemplo,
algunos jarrones trípodes que eran elaborados con sonajeros en sus soportes; además,
de mazas guerreras, que se ajustaban a los bastones que se solían golpear contra el
suelo u otras superficies generando expresiones sonoras. .
Con el propósito de ampliar el conocimiento acerca de la relación entre las cualidades
morfológicas y sonoras de los instrumentos precolombinos, la colaboración de músicos
especializados, como Jorge Luis Acevedo y Eduardo Oviedo; permitió ampliar la
investigación con nuevos descubrimientos.
Entre los alcances más significativos de este proceso, se logra realizar una clasificación
de las notas musicales de los instrumentos aerófonos. Al experimentar con sus sonidos,
se determinó que según la fuerza de soplo, con el dedo pulsando un solo agujero de
digitación, se genera la misma nota, pero en sus versiones natural y sostenida. Es decir,
que de un solo agujero de digitación la nota variaba en tonalidades altas y bajas.
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A partir de esto, y el análisis de la morfología de los objetos en relación con los rangos de
tonalidad y uso, se demostró la posible existencia de grupos musicales, que con un
mismo instrumento producían sonidos con rangos de tonalidad distintos –altos, medios y
bajos-, conformando un arreglo grupal sin la necesidad de incluir diverso de instrumentos
musicales.
Por otro lado, dado que la colección arqueológica de los MBCCR contiene instrumentos
de todas las regiones del país, se pudieron identificar diferencias y similitudes entre la
morfología y la iconografía asociada a ellos. Así, se reconocieron distinciones en los
tonos, el número agujeros de digitación, los instrumentos más utilizados y otros rasgos.
Hallazgos como estos propiciaron la caracterización sonora de las regiones.
Aunque en términos generales, la iconografía de los instrumentos musicales se resume
en estilizaciones de flora, fauna y figuras antropomorfas; también son evidentes las
variaciones entre los instrumentos de cada región. En el Pacífico Norte es más común,
encontrar artefactos con diseños faunísticos más elaborados, inclusive la mezcla de
algunas especies en un solo objeto; en el Pacífico Sur, resaltan las formas de trompo y
tambor; mientras que, en el Caribe Central, las figuras antropomorfas son más comunes,
sobre todo en las representaciones del tipo de Figurillas Santa Clara.
Por un lado, en todas las regiones, con una clara dimensión estética y de manufactura, se
detallan figuras de animales como aves, sapos, peces, serpientes, monos, cangrejos,
armadillos, tortugas, saínos, lagartos, felinos o animales siameses. Y por otro, figuras de
personajes, que se muestran en posición de ejecución de prácticas rituales, ostentando
tocados, máscaras y decoraciones corporales al mismo tiempo que ejecutan
instrumentos.
La música etnográfica
La idea de que los instrumentos musicales se convirtieron en los medios étnicos de
expresión de la identidad precolombina; se transformó durante el contacto, conquista,
colonización, constitución de la república, estado-nación costarricense, e inclusive, hasta
la actualidad.
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Después de la llegada de los primeros europeos a América, se definen una serie de
cambios socioculturales producto del mestizaje, migraciones y otros. Como resultado, se
desarticula la concepción de la música precolombina, y se genera la inclusión de nuevos
instrumentos en las etapas colonial y republicana- A pesar de esto, siempre fue evidente
el uso continuo de las ocarinas, las flautas, las maracas, tambores, caracoles,
caparazones de tortuga y los cascabeles desde la época precolombina a la fecha.
En la actualidad, los grupos indígenas de nuestro país, continúan utilizado este tipo de
instrumentos, sobre todo en prácticas rituales. Por ejemplo, aquellos relacionados con la
Fiesta del sufrimiento –propia de los ngöbes-, balserías y cantos –de los bribris y
cabécares-, y el Baile de la Yegüita –tradición mestiza en Guanacaste, proveniente de la
cofradía de nuestra señorita de Guadalupe-.
Para aludir a esta rica herencia, una amplia colección de objetos etnográficos también son
parte de la exhibición. Así, podemos observar instrumentos que prevalecieron a pesar de
las modificaciones sociales, ya mencionados; instrumentos producto de la hibridación
cultural con Europa, como el violín Térraba – de influencia chiricana-; instrumentos que
surgen desde la época colonial y que actualmente se encuentran en riesgo de ser
olvidados, como el quijongo Guanacasteco; e instrumentos de los cuales no tenemos
referencias etnohistóricas para el país, ni hallazgos arqueológicos, pero que posiblemente
se pudieron haber continuado utilizando desde épocas precolombinas, como el zumbador.
Métáfora de los sonidos
En las comunidades precolombinas, la creación sonora y sus construcciones,
denominadas actualmente como música, se materializaron en un conocimiento sobre el
cómo, para qué, con qué y de qué forma se elaboraron los objetos. Todo esto para
expresar los sentimientos y necesidades –colectivas e individuales- de las poblaciones
precolombinas que habitaron el actual territorio de Costa Rica.
De esta manera, la música costarricense tiene un arraigo con la interpretación sonora de
los primeros pobladores del país, ya que estos brindaron las pautas para la construcción
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musical actual; convirtiéndose en una muestra del crisol pluricultural y multiétnico que
conforma la música de nuestro país.
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