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PROFUNDIZANDO EN LA CALLE 9 La conquista de los derechos humanos, tanto a nivel general como individual, ha sido y sigue siendo un proceso lento y trabajoso. En la medi- da en que cada pueblo va teniendo conciencia de su ser, valora la impor- tancia de cada uno de sus miembros, adquiere y percibe la necesidad de cui- darlos y pone límites a los abusos que se puedan dar dentro de su colectivo. Esto es y sigue siendo una realidad aún en nuestro tiempo y, en muchos países la conquista de los derechos humanos es un problema grave; en el caso de la infancia adquiere caracterís- ticas de alarmismo, sobre todo, cuan- do el silencio y mirar hacia otra parte es la actitud de muchos organismos ocupados y preocupados por otros intereses más inmediatos. Hay muchos estados, ¿el nuestro también?, en los que la preocupación directa e importante por los niños y niñas queda relegada a respuestas esporádicas y la realidad vivida cada día por muchos, no deja de ser preo- cupante y en casos dramática. Nuestra constitución nos dice que “Los niños gozarán de la protec- ción prevista en los acuerdos internacionales que velan por sus derechos”. La convención de los Derechos del niño nos dice “que éstos son portadores de un con- junto de derechos cuya satisfac- ción ha de ser garantizada por los Estados sin discriminación alguna. Que todo niño ha de crecer en el seno de una familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión”. Aquellos niños que carezcan de estas circuns- tancias y las familias sean incapaces de darles y cubrir estas necesidades, “estos tendrán derecho a la pro- tección y asistencia especiales del estado”. La Carta Europea de Derechos del Niño, afirma, “toda resolución con relación a éste, deberá tener como objetivo prioritario, la defensa y salvaguarda de sus intereses, y todo niño deberá disponer de unos servicios sociales adecuados en el terreno familiar, educativo y de reinser- ción social”. Es interesante releer hoy la decla- ración de Ginebra de 1924 cuando LA INFANCIA Y SUS DERECHOS – creciendo en felicidad – JESÚS ARIVE ARLEGUI, Director del Centro de Acogida en Villar del Arzobispo.Valencia.

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Page 1: LA INFANCIA Y SUS DERECHOS – creciendo en felicidad · injusticia o abuso es condenable, los que afectan a los niños y adolescentes lo son mucho más”. UNICEF, en el informe

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La conquista de los derechoshumanos, tanto a nivel general comoindividual, ha sido y sigue siendo unproceso lento y trabajoso. En la medi-da en que cada pueblo va teniendoconciencia de su ser, valora la impor-tancia de cada uno de sus miembros,adquiere y percibe la necesidad de cui-darlos y pone límites a los abusos quese puedan dar dentro de su colectivo.

Esto es y sigue siendo una realidadaún en nuestro tiempo y, en muchospaíses la conquista de los derechoshumanos es un problema grave; en elcaso de la infancia adquiere caracterís-ticas de alarmismo, sobre todo, cuan-do el silencio y mirar hacia otra partees la actitud de muchos organismosocupados y preocupados por otrosintereses más inmediatos.

Hay muchos estados, ¿el nuestrotambién?, en los que la preocupacióndirecta e importante por los niños yniñas queda relegada a respuestasesporádicas y la realidad vivida cadadía por muchos, no deja de ser preo-cupante y en casos dramática.

Nuestra constitución nos dice que“Los niños gozarán de la protec-ción prevista en los acuerdosinternacionales que velan porsus derechos”. La convención delos Derechos del niño nos dice “queéstos son portadores de un con-junto de derechos cuya satisfac-ción ha de ser garantizada porlos Estados sin discriminaciónalguna. Que todo niño ha decrecer en el seno de una familia,en un ambiente de felicidad,

amor y comprensión”. Aquellosniños que carezcan de estas circuns-tancias y las familias sean incapaces dedarles y cubrir estas necesidades,“estos tendrán derecho a la pro-tección y asistencia especialesdel estado”.

La Carta Europea de Derechos delNiño, afirma, “toda resolucióncon relación a éste, deberá tenercomo objetivo prioritario, ladefensa y salvaguarda de susintereses, y todo niño deberádisponer de unos serviciossociales adecuados en el terrenofamiliar, educativo y de reinser-ción social”.

Es interesante releer hoy la decla-ración de Ginebra de 1924 cuando

LA INFANCIA Y SUS DERECHOS– creciendo en felicidad –

JESÚS ARIVE ARLEGUI,Director del Centro de Acogida en Villar del Arzobispo.Valencia.

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nos estimula y anima al decir: “Lahumanidad debe a los niños lomejor de sí misma, por lo queéstos deben ocupar un puestopreferente en la sociedad, sobrela cual recae la responsabilidadde asegurar su futuro”. Es en1959, cuando Naciones Unidas reco-noce, para todos, la importancia dedisponer en una única declaración, loque a partir de esto momento conoce-mos como Declaración Universalde los Derechos del Niño.

No deja de ser curioso la cantidadde declaraciones de intenciones, deesfuerzos realizados por la sociedaden favor de la protección del niño,pero la realidad diaria dista mucho dedichas declaraciones, es por ello porlo que os animo, os pido que, una vezmás, los leáis, repenséis, meditéistodo lo que hoy pueden significar paranuestra sociedad, lo que nos falta parallegar a que sean verdad en todos losrincones de nuestro país, en elmundo, en cualquier rincón dondevive, nos mira, ese niño o niña.

Pero no solo se trata de pensar, esel momento urgente de actuar, detomar las riendas de un problema quenos atañe a todos y cuyos damnificadosson los que menos pueden decir enesta sociedad basada en los derechos detodos pero ocupados principalmentepor los derechos de los más mayores.

Recojo aquí lo que en nuestroProyecto Educativo “Quiero ser feliz”,afirma a este respecto: “Somos cons-cientes que antes, ahora y siempreestos derechos han sido vulnerados engran parte del mundo, siendo objetode explotación, abusos, prostitución,comercio..., lo que debería provocar-nos profundos interrogantes, puessabemos que el niño no puede defen-derse por sí mismo, y que si todainjusticia o abuso es condenable, losque afectan a los niños y adolescenteslo son mucho más”.

UNICEF, en el informe sobre “Lainfancia en España 2010 - 2011”, nosdice que con nosotros tenemos a8.192.866 niños y niñas. Al mismotiempo nos señala que con nosotrosconviven 971.479 niños extranjeros.Desde estos números, aparentementefríos, destaca el informe algunas preo-cupaciones:

• Inquietud ante la vulnerabili-dad de los derechos del niñoen algunos grupos como, losmenores extranjeros no acom-pañados, discapacitados, uotros que pertenecen a mino-rías étnicas.

• Los elevados índice de pobrezainfantil y que ahora, con la cri-sis, corre serios riesgo deempeorar.

• Los preocupantes indicadoresrelacionados con la calidad dela enseñanza y los resultadoseducativos.

Otros variados indicadores depreocupación, en relación a la infan-cia, nos señalan que este informe esdigno de ser consultado y reflexiona-do. Baste señalar los datos que, referi-dos a la pobreza en España, nos resal-ta: un 24% de nuestros niñosviven en riesgo de pobreza. Serniño pobre en España significa:estar mal nutrido, no disponer

de medios para gastos de la edu-cación, no poder acceder a estu-dios medios o superiores, habitaren una vivienda hacinada, o nodisponer de medios para pagaralgunos tratamientos médicos.

En definitiva, la pobreza infantil ysu entorno se nos presenta como unaamenaza para el desarrollo en igual-dad de una sociedad que en ocasionesmenoscaba valores fundamentalespara el crecimiento de sus miembrosmás jóvenes, crecimiento que por otraparte puede suponer una hipotecapara la propia sociedad, haciéndolamás pobre si sus miembros se tornanmás pobres. Insisto, los datos sondatos, pero nos indican el camino queestamos realizando, y somos nosotroslos que hemos de interpretar y tomarlas riendas del desarrollo personal, nosirve de mucho la queja, sirve demucho la reflexión que lleva a laacción.

LA FAMILIA NÚCLEODE ATENCIÓN,CUIDADO Y DESARROLLODE NIÑOS Y NIÑAS

La familia es el primer núcleo deformación de los niños y niñas y la pri-mera responsable de su atención, cui-dado y desarrollo. Son muchos los

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estudios que nos hablan del apego, dela necesidad de sentir desde el inicio denuestra vida una vinculación afectivaque nos ayude a desarrollar todos losaspectos psicosociales que luego ten-dremos que utilizar en la vida diaria.

No siempre se ha reconocido esteplanteamiento en las diversas socieda-des en que se ha desenvuelto y desarro-llado la familia y el niño. Hoy nopodemos entender nuestra sociedadsin reconocer la importancia capitaldel núcleo familiar para el desarrollosocial y para la atención, cuidado yformación de nuestros niños. Esoimplica que debemos cuidar, demanera muy especial, a la familia paraque pueda cumplir las exigencias quelos niños manifiestan en los tiemposcambiantes que hemos y vamos avivir. Solo así, evitaremos fracasosfamiliares que nos darán como resulta-do niños con problemas y sufridores.

Se hace urgente reflexionar sobreel tipo de familia en nuestra sociedad,sobre sus derechos y responsabilida-des, en definitiva sobre su papel comonúcleo socializador de los niños y pri-mera escuela de convivencia. Analizarla realidad de las relaciones interper-sonales en la misma y los resultadosque vamos encontrando; resultadosque vemos manifestados en los máspequeños, en los niños. Nos daremoscuenta que el descuido, la desidia, laindiferencia o la negligencia nos hacenolvidar nuestros derechos y deberesen esta responsabilidad importante: elhogar es el lugar idóneo de formaciónde todo niño. Quiero resaltar aquí unprincipio que me parece de sumaimportancia: la familia es la responsa-ble primera de la formación del niño.Nada ni nadie puede arrogarse estederecho de los progenitores.

El estado debe cooperar para queeste derecho pueda ser cumplido portodas las familias de la mejor maneraposible, deberá establecer los cauces de

colaboración y ayuda que sean necesa-rios; pero será la familia (los progeni-tores) los que deberán hacer uso dedicho derecho de la mejor maneraposible y adaptada a su realidad perso-nal. Se trata, pues, de conjugar de unaforma armónica los derechos en lacrianza de los hijos, con las obligacio-nes inherentes a dicha situación.

Ante la realidad de muchos niñoscon fracasos escolares, fracasos relacio-nales, fracasos por conductas disocia-les, se imponen espacios de reflexión,junto con las familias, que ayuden aéstas a encauzar situaciones conflicti-vas, que imposibilitan una convivenciapacífica, y que posibilite una formaciónadecuada de sus niños. Este diálogo sehace imprescindible dentro de la fami-lia para, entre todos sus componen-tes, hallar aquellos mecanismos quehagan posible, primero una conviven-cia agradable y luego, hallar cauces deformación y evolución gratificantespara todos.

Parece urgente recuperar espaciosde encuentro y diálogo dentro de unambiente familiar, si no queremos verentes solitarios, casi desconocidos deunos para los otros. Entes que vivenbajo un mismo techo pero experi-mentan una dramática soledad sinnada que compartir con los demás. Lacreación de estos espacios de encuen-tro tienen, entre otras, la finalidad decrear lazos afectivos, de forma que laeducación que reciben nuestros chicosprovenga de personas que son signifi-cativas para ellos. No se trata de crearespacios donde el adulto aleccione alchico, nadie se educa en la “academiafamiliar”, se trata de buscar momen-tos - espacios donde convivir deforma sincera.

Mounier nos dice: “Solo existo enla medida en que existo para losotros”. Buen mensaje para retomar,reconquistar la cercanía, la comunica-ción entre los miembros de la familia.

Solo así, irá el niño o la niña encon-trando su propia identidad, hallará supropio yo, encontrará aquello quequiere llegar a ser. Solo cuando en elseno de la familia el niño descubre alos demás, establece vínculos con losotros, crece en el amor y le ayuda asentirse bien, en armonía, empieza adisfrutar de su propia existencia, asaborear la vida ya desde pequeño. Lafamilia se torna en un primer labora-torio donde puede experimentar, enuna “atmósfera protegida”, y si losresultados son positivos podrá extra-polarlos a la sociedad. Solo quien sesiente amado es capaz de amar.

Lo que quiero expresar es que essumamente importante que la familiatenga principios y criterios que haganposible que las intervenciones con elniño o la niña vayan orientando sucrecimiento de manera armónica y sincambios bruscos que alteran sudesarrollo. En definitiva, un creci-miento por el amor y de acuerdo aunos valores. Un crecimiento quehemos de proponerle y pedirle alchico, ya que es él el protagonista pri-mero. Un protagonista que se sientequerido y seguro, ya que tiene unlugar donde volver a “lamerse las heri-das”, si en su vida en sociedad sufrecontratiempos, desilusiones…

PADRES Y EDUCADORES,PROTAGONISTAS

Hoy descubrimos o sufrimos doshechos significativos que nos delatanproblemas graves en la sociedad enrelación a nuestros niños:• En la escuela, los profesores no

pueden con los niños, niñas oadolescentes, sobre todo ensecundaria.

• Hay padres que denuncianque no saben qué hacer consus hijos.

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Unos y otros nos están haciendoseñales, en algunos casos dramáticas,pidiendo ayuda. El fracaso escolar esuna lacra que padece nuestra socie-dad. El fracaso educativo en muchasfamilias, vistas como normales, essangrante. La denuncia a los organis-mos competentes por parte de lospadres contra alguno de sus hijos poragresiones incluso físicas, cada día esmás frecuente. Y si no lo hacen, loocultan hasta que acaban, por denun-cias, en alguna comisaría. Chicos ychicas que sin ningún reparo agreden,incluso en público, a sus padres omaestros.

Ante estos hechos cabe una postu-ra tonta y sin sentido: resignación. Noarregla nada, todo lo empeora. Laenfermedad que no se trata, mata.Otra postura es simplemente quejar-se, repetir una y otra vez, qué mal estátodo. No podemos hacer nada.

Parece que es muy urgente reto-mar, valorar y valorarse, primero unomismo, y desde el primer día, en sufunción - vocación de padres y educa-dores o profesores. Cuando uno novalora lo que hace y vive, no puedepedir que lo hagan los demás. Pero almismo tiempo, debe exigir a toda lasociedad la recuperación, valoración,estima, cuidado y atención especial,en todos los sentidos a estas figuras.

Esta valoración no ha de serimpuesta por la sociedad, de nada ser-viría que una “autoridad externa” dé apadres, educadores y profesores elpoder y autoridad que se reclama, esnecesario también saber ganarla, nocon herramientas agresivas o impues-tas, sino con las herramientas del diá-logo, de la cercanía, de la autenticidadde ser como somos, con nuestrasluces y sombras. El respeto se gana,no se otorga por ley.

No cabe duda que muchos deestos niños agresivos, provocadores,son el resultado de no haber encontra-do personas adultas, que sin miedo,orgullosos de su ser y función, ofertanal chico esos valores que hacen posibleuna convivencia agradable y satisfac-toria. No olvidemos, como dice C.Rogers “los padres, educadores,maestros, educan más a través desu propia persona, que con las téc-nicas más sofisticadas”.

Un bonito reto para nosotros fren-te y al lado de nuestros chicos: sermucho más nosotros mismos. Estarorgullosos de nuestro ser. Exigir atodos respeto, y compartir con loschicos sus inseguridades, que les pro-vocan ser agresivos y displicentes. Nopodemos olvidar que nosotros losadultos de hoy, también tuvimos nues-tros miedos e inseguridades y quereclamábamos la atención que ahorase nos reclama a nosotros.

Suelo afirmar, referido a los cen-tros donde se atiende a chicos con pro-blemas, que: cuidemos, mimemos,queramos intensamente a nuestroschicos, pero queramos, mimemos,atendamos y formemos primero yantes, o a la par, si así nos parece bien,a nuestros educadores y a los padres deesos chicos. Solo así haremos posibleuna atención adecuada a los chicos.

Cuando ya no respetamos,queremos y cuidamos a quienes hacenposible la evolución armónica y grati-ficante de los más pequeños, nuestroschicos/as, obtenemos como resultadochicos solos y tristes, faltos de expe-riencias de cercanía, de amor y porconsiguiente incapacitados para poderprestar cercanía y amor; pero la socie-dad actual, paradójicamente les pidecapacidades y habilidades para las queno les ha preparado.

Recuperemos el protagonismo depadres y educadores-maestros ennuestra sociedad por el bien de nues-tros niños. Pero afirmo con energíaque en esto como en tantos otrosaspectos, los primeros protagonistasen ese empeño son los mismos padresy educadores. Recuperar el orgullo ysatisfacción de ser, disfrutar cada díapor esa suerte y expresar siempre esasatisfacción, será el motor de dicharecuperación.

Ah, por último, una invitación.Celebrar siempre que podáis eseacontecimiento de ser lo que sois, porbien vuestro y de los niños. Cuandono se celebra algo, es un aburrimien-to, se cansa y se detesta lo que se haceo vive. Suelo afirmar, si el amor no secelebra, se vuelve rutina, pesa ymuere. No dejéis nunca que mueravuestro derecho de ser padres y edu-cadores-maestros. Celebrarlo.

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