la ilustracion espanola y americana 907

Upload: sergio-alonso

Post on 02-Jun-2018

229 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907

    1/16

    f i S

    AO XVI.

    Madrid 8 de Mayo de 1872.

    NUM. XVIII .

    AP LES.Erupcin del Vesubio en la noche del 26 do Abril ltimo pg . 279).

    Siguiente

    http://204857_002.pdf/http://204857_002.pdf/http://204857_002.pdf/
  • 8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907

    2/16

    7

    LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA.

    X l

    SUM RIO

    TEXTO.Revista general,

    por don E.Martnez deVelasco.La ca-

    pitald eFranciay la polt ica francesa, por donEmilio Castelar.

    Krupcion del Vesubio.Los hombres listos, por el barn de

    IllescasSublevacin carlista.El aniversario de

    Cervantes,

    por don Francisco M. TubinoDesesperados

    inesperados,

    cuadro de Mr.Williams Aynes.F.l encierro de los

    toros.Ilus-

    tnsuno seor don Jos Sebastian re Goyeneebe, arzobispode

    Lirrta.Nuevo sistema para el trasporte de

    caones.

    Revista

    cientfica, por don Emilio HuelinAmor

    misterioso, soneto,

    original

    indito,

    por el

    Excmo.

    seor marqusd e

    Molins,

    d i-

    rector de la Academia Espaola.Las mubitas de la Habana,

    por don

    Pascual

    d e

    Riesgo.Caida

    del Husillo, por don

    Cesreo

    Fernandez.El rey deSiam.Anuncios.

    GRABADOS.aplos:. Erupcin delVesubio en lanoche del 20 do.

    Abril.Isla

    de

    Cuba: Cuida

    del rio

    Almendares

    en el

    Husillo,

    cerca dla Habana.Madrid: Llegada d e l* junta carlista alas

    prisiones militares de San Francisco.Navarra: accin de Azco-

    na: Dos compaasd e cazadoress e abren paso por enmediodo

    un a fuerte partida carlista. Bellasa r t e s :Desesperados ines-

    perados.Madrid

    :

    El encierro de lostoros.Retrato del Ilus-

    tnsimo seor don Jos Sebastian de

    Goyeiu che,

    arzobispo de

    Lima.Sevilla: Sesin

    de la

    Academia

    de

    Buenas Letras

    e n

    loor

    de Cervantes.Alemania: Nuevo sistema para trasportar a r t i -

    llera gruesa.El rey da Siam.Ajedrez.

    REV ISTA

    GENERAL

    EXTERIOR.Rfsu: Organizacinde los tribunalesde Polonia

    ATSTRIA: La s

    elecciones

    de

    Bohemia.Feudales

    y alemanes.

    INGLATERRA: Cuestin del

    Alobnnia

    El

    Times

    y e l

    Eclm Res-

    puesta de M.Fish.Probable solucin satisfactoria.Un

    metting

    singular.Las mujeres.Flectores.

    FRANCIA:

    Discusin en la

    Asamblea.Derrota de M.Dufaure.Una frase de M.Kerdrel.

    INTERIOR.Los ministerialesy los carlistas.EntradaenEspaa

    del duqued e Madrid.Derrotade Oroquieta.La misin deDiaz

    de

    Hada.Esperanzas

    de los

    carlistas.Rumores

    polticos.

    TEATROS.Los arti stas MarioyTamberlick.Vendr laNilson?

    Aplausos.

    Merece ser conocido el proyecto relativo la reorganiza-

    cin de los tribunales en el reino de Poloniaproyecto

    que examina actualmente el Consejo del imperio de Rusia,

    y que ha obtenido, se dice, la aprobacin del emperador,

    aun antes de ser discutido.

    La ci tada reforma, que casi toda la prensa rusa aprueba

    tambi n, ser ciertamente recibida con sat isfaccin por las

    malhadadas provincias del Vstula, puesto que concluir

    con un estado de cosas confuso y defectuoso, que habian

    creado elementos bien heterogneos.

    Porque la vez que en los tribunales civiles se ejerc

    la justicia por un procedimiento muy parecido al de la

    prefectura francesa, desde la adopcin del Cdigo Napo-

    len, la organizacin de los tribunales criminales y cor-

    reccionales tenia cierto carcter particular del Cdigo pe-

    nal prusiano y de la legislacin austraca, resultando una

    confusin indescriptible.

    Reconocida estaba, desde hace mucho t iempo, la nece-

    sidad de una reforma, y varios proyectos habian sido ela-

    borados en diferentes pocas, y abandonados en seguida

    pero una reforma definitiva fue decretada en 1864, cren-

    dose una comisin jurdica para preparar la organizacin

    que hoy se anuncia.

    La

    Gacela de Moscou,

    rgano semi-ofical del ministerio

    ruso,

    publica en su nmero del 12 (24) de Abril ltimo,

    las principales disposiciones del proyecto.

    El reino de Polonia formar un distrito judicial del im-

    perio ruso; habr una audiencia en Varsovia, y juzgados

    de primera instancia en cada nna de las diez capitales de

    las provincias del Vstula.

    Como en las actuales circunstancias el establecimiento

    del Jurado en esas provincias polacas ofrecera graves in-

    convenientes, 'esta inst i tucin no entra en la organizacin

    presente; mas para compensar la falta se lia fi jado muy

    part icularmente la atencin de los autores del proyecto en

    la instruccin criminal, da ndo los acusados todas las ga-

    rantas posibles.

    La just icia de paz ser ejercida en las ciudades por ma-

    gistrados que nombrar la Corona, y en los distri tos rura-

    les por unos tribunales denominados de

    gnimas,

    cuyo?

    miembros sern elegidos por el pueblo, con atribuciones

    parecidas las que obtienen, en las dems provincias del

    imperio ruso, tribunales semejantes.

    El idioma ruso ser empleado, como ahora, en la admi-

    nistracin de just icia, y los acusados y test igos se les

    reserva el derecho de tener un intrprete, por ellos elegi-

    do ,

    en todos los casos.

    Dicen que este proyecto de organizacin de tribunales

    es un paso muy avanzado, por parte del imperio, en favor

    do Polonia, cuya msera nacin, digna de mejor suerte,

    se le quiere hacer olvidar la perdida, de su independencia.

    Pero nosotros no vemos ah sino un beneficio para todos,

    rusos y polacos, y

    A

    lo sumo, un acto de just icia concedi-

    do estos ltimos.

    Por lo dems, para que loa hijos de Juan Sobieski y de

    Estanislao II olviden la prdida de su independencia, seria

    reeiso arrancar las pginas cruentas que el general Mou-

    ravieff y el emperador Nicols escribieron en la historia

    de Polonia.

    Como se crea, las elecciones rurales de Bohemia han

    -lado el misino resultado que las precedentes.

    La mayora de los elegidos pertenece la oposicin

    lo cual por cierto no valia la pena de disolver la Dieta an-

    terior y convocar nuevamente los comicios electorales.

    Hoy, publicada ya la lis ta de aquellos, resultan cuarenta

    y cuatro electores fideicomisarios y quinientos propieta-

    rios,

    de los cuales cincuenta son nuevos electores, que vo-

    tar n unos por los candida tos feu dale s, y otros por los

    candidatos del part ido alemn.

    Este partido est seguro de conseguir el triunfo en lti-

    mo resultado, y le conseguir efectivamente, s i sus cl-

    culos son exactos y los hechos no vienen destruir sus

    ilusiones; mas es preciso saber que tales clculos, en su

    gran mayora, descansan en hiptesis ms menos pro-

    bables.

    Se adm ito, por ejemp lo, que algunos electores que se

    han abstenido de votar en circunstancias anteriores, harn

    lo mismo en la ocasin presen te, votarn en favor de

    los consti tucionaleslo cual, en todo caso, les dara una

    mayora muy exigua y desunirla.

    Los del partido constitucional lo ven as bien claro, y

    comprenden que las hiptesis de los alemanes no descan-

    san sobre bases slidas, y que el menor descuido podria

    costarles caro; por eso la

    Gaceta de Praga

    hace un llama-

    miento patrit ico los grandes propietarios, y les dice:

    Actividad y concordia: li ah los medios de modificar

    considerablemente en favor de los constitucionales el es-

    tado actual de cosas.

    Mientras tanto, la polica de Praga ha detenido va-

    rios individuos que le habian sido denunciados como or-

    ganizadores de una rebelin armada, y se han descubierto

    grandes depsi tos de armas.

    Ayer han debido verificarse las elecciones complemen-

    t a r i a s ,

    y tal vez el telgrafo adelante nuestros suscri to-

    res el resultado de las mismas ,que en la ocasin presente

    t ienen gran importancia, no slo para la Bohemia, s ino

    para el imperio austraco.

    Un telegrama de Filadelfia, publicado por

    The Times

    de l

    2,

    permite creer que el despacho de

    M.

    Fi sh

    M.

    Schenck

    contiene la ret irada de la demanda de indemnizacin por

    prdidas indirectas, en la ya manoseada cuest in del

    Ala-

    hama

    The Times

    parece que estaba bien informado.

    El mismo dia en que apareci tal nueva en el peridico

    de la City, M. Gladstone (que continu al frente del gabi-

    nete de Saint-James) anunci la cmara de los Comunes

    que M. Schenck, ministro en Londres de los Estados Lu

    dos, habia recibido la respuesta del gobierno americano ;i

    la nota lt ima de lord Granville, aunque el diplomtico

    americano, quien se acusa de ser un tanto receloso, no

    la hubiera comunicado todava al ministerio ingls.

    Por de pronto, el peridico

    The Echo,

    bien infortnadi

    generalmente, asegura que la respuesta es enteramente

    amistosa, declarando M. Fish que si los Estados Unidos

    han introducido en su

    memorndum

    la cuest in relat iva

    las indemnizaciones por las prdidas indirectas, no lo han

    hecho, de ningn modo, por reclamar el pago de tal in-

    demnizacin , sino nicamente para zanjar de una vez, con

    solucin definitiva, todas las cuestiones que podan susci-

    ta r se ,

    con motivo de la guerra separat is ta, entre Inglaterra

    y los Estados Unidos.

    Hay por lo tanto una diferencia muy notable entre lat

    palabras de 27e

    Times

    y del

    Echo:

    este peridico, en efec-

    to ,

    no dice que los norte-americanos han ret irado, en vista

    de las observaciones de la Gran Bretaa, la demanda ci-

    t ada.

    No obstante, las noticias extra-oficiales que se reciben

    diariamente, confirman, la buena nueva, aunque esperada,

    que ha dado el

    Times,

    y se cree que el gabinete ingls, tan

    luego como reciba la respuesta del de Washington, que

    lleg Londres el lunes por la noche, se apresurar co-

    municarlo la cmara de los Comunes, para disipar las

    lt imas apreciaciones de algunos espri tus pesimistas y

    escrupulosos.

    Desaparece, por lo (auto, un punto negro del horizonte

    poltico de Europa, y la humanidad debe felicitarse since-

    ramente.

    Qu hubiera sido una guerra fratricida entre las dos

    naciones?

    Un movimiento singular se inicia en el Reino Unido

    1

    admisin de las mujeres la dignidad electoral.

    No vale rers e, aunque este movimiento lleg excita-

    la risa y el desden, ya que no el enojo, en un principio- 1

    cosa va de veras.

    El martes ltimo se celebr un gran

    mceting

    , en la sal

    de San Jo rge , organizado por los part idarios de esta

    refor

    ma ,

    y presidido porM . Jacob Brig ht, miembro del Parla

    ment y hermano del clebre reformador.

    Uno de los concurrentes, M. Anderson, propuso esta,

    primera resolucin

    ,

    que fue aprobada :

    El

    mceting

    proclama que la e xclusin del escrutinio por

    causa del sexo es contraria los principios de la repr

    0

    sentaciou en Inglaterra, injusta hacia las personas quienes

    priva de sus derechos, y nociva para la sociedad enteran

    Ser de ver una mesa electoral presidida por una her-

    mosa rubia di

    1

    Albion Sera de ver un Congreso de mu-

    jerespero de mujeres espaolas

    Disctese en la Asamblea francesa un proyecto de l

    para la reorgan izacin del Consejo de Esta do; y aunque

    los dos artculos primeros han sido aprobados con facili-

    dad, el tercero ha dado lugar una ardiente lucha parla-

    mentara.

    Porque la comisin, apoyada en la mayora de la Cma-

    ra, defenda tenazmente el proyecto, y ste tenia por ad-

    ver sad os d ecididos los diputad os que opinaban por el

    aplazam iento indefinido, los rad icales , y al gobierno

    mismo.

    A cul de los dos pode res corresponda el nombramiento

    de los consejeros de Estado: al legislativo al ejecutivo;

    la Cmara al ministerio?

    Y el ministro de Justicia, M. Dufaure, que defendilo

    ltimo, contra el parecer de la comisin de la Asamblea,

    tuvo el sentimiento de ver que la Cmara adoptaba, en la

    sesin del dia 2, por 338 votos contra 310,.el art. 3. del

    proyecto, tal como la comisin lo habia redactado, recha-

    zando la enmienda de Mil. Bertaulo y Bardoux, que pedia

    lo contrario.

    Lo significa tivo en este a sunto n o ha sido el resultado

    de la votacin

    ,

    que podria ocasionar, lo sumo, la retirada

    del ministro guarda-sellos, sino la actitud de la mayora

    en la discusin.

    El carcter de las interrupciones y de los aplausos que

    salian de las filas de la derecha y del centro derecho, cada

    vez que se reconoca en una nueva afirmacin el poder

    so-

    berano de la Asamblea; la voluntad decidida que manifes-

    taba la derecha de arrancar una una al poder ejecutivo

    las ilusiones que hubiera podido hacerse en este punto

    Esa es la mayora la cual algunos llaman

    rur l

    con

    desdeoso acento; esa la mayora monrquica en el seno

    de una Cmara republicana, pero que no olvida ni por

    un

    momento, aunque el gobierno francs aparente ignorarlo,

    que en ella reside la verdadera soberana.

    Y para que no quede duda algun a acerca de la significa-

    cin di.'l voto, M. de Kcsdrel, uno de los oradores monr-

    quicos que tomaron parte en la d iscusin, pronunci esta

    frase significativa, que fue saludada por legitimistasyor-

    lcanistas con una salva de nutridos aplausos:

    "No estamos tan divididos como se cree, y sobre todo,

    como se desea.)) O lo que es lo mismo: El dia en que

    se

    arreglen ciertos asuntos, miserables rencillas de familia,

    sabremos hacer lo dems, y lo haremos.

    Qu habr dicho M. Gambetta al escuchar el fiero reto

    del orador monrquico?

    Y sobre todo, qu habr dicho el pobre M.

    No haba pisado an don Carlos de Borbon el

    t e r r

    '

    t

    rl

    (|

    espa ol, cual lo decia la proclama que dieron al pu .

    algunos diarios, y que fue denunciada por la autorida -

    tampoco las fuerzas carlistas que acaudillaba el seno

    de Rada ha bian sido derrotadas y disueltas por

    lossid

    ^

    de una'de las brigadas del ejrcito del Norte, como o

    jeron en un principio otros diar ios. _ j

    a

    Pero el duque de Madrid entr jjespues en Espaa- - ^

    en desgracia de su rey , pas la frontera y e encami ^

    ca el interior de F ran cia , y los soldados del genera ^

    riones batieron los carlistas en las cercanas ^

    quie ta, causndoles no pocas prdid as, que fueion ^

    das en los primeros momentos en treinta y

    0 0

    " ..

    on

    e-

    eincuonta y tantos heridos, y ms de setecientos p ^

    ros,aunque en una carta de Pamplona hemos ^ ^

    so hacen subir mil seiscientos el nmero de estos ^

    Asi lo cuenta n los desjuiclios oficiales, y ' "" ^ j

    aade que el duque du Madrid ha vuelto entrar e

    ciou vecina.

    Anterior Inicio Siguiente

    http://204857.pdf/http://204857_003.pdf/http://204857_003.pdf/http://204857_003.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/
  • 8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907

    3/16

    ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA,

    los carlistas madrileos no ha habido tal combate,

    Pl U

    '

    a

    n l

    o s

    ,,

    0

    ha tenido la significacin que le atribu-

    P0

    Ls ministeriales, y aseguran que si Rada ha desapa-

    de Navarra, dejando el mando de la hueste carlista

    i d b cillamente tiue el citado

    ,los ministeriales, y

    idode

    brigadi

    el citado

    n

    -\o-uirre, se debe sencillamente

    *hr ] l l l *

    li

    & ' . . . .

    l ' ido Francia con cierta comisin inportan-

    desgracia , que la guerra civil empieza, por-

    .cai-listasno vacilan en alinnar que sus par-

    Ello es,

    - s^Catalua, Valencia, Maestrazgo y la Mancha

    an ^ ^ ^ guerra, cuando reciban rdenes para

    U n

    or

    q

    Ue se

    haya desalentado con los primeros re-

    r ^

    periodo de inqu ietud, y desaparezca para siempre el

    so fantasma de las luchas civil es, siempre crueles,

    Nohay crisis; esta es la verdad la hora en que traza-

    estas lneas.

    Algunos suponan ya

    i i s t a pu

    p y formado un ministerio berrano-

    ios Eosas, unionista puro; hablbase de cierto

    papel

    que

    a altsima persona haba entregado al seor Sagasta,

    iwinutinwtcg

    ms

    menos expresivas ; y hasta se referan detal les de cier to

    sguste que haba tenido el general /a va la , ministro de

    Mas los peridicos ministeriales niegan absolutamente

    erto es que la marejada polt ica , que arreci en la tarde

    hoy, vuelve acalmarse con gran dolor de los noticieros.

    Sin embargo, todos los polticos creen que ser necesa-

    apenas constituido el Congreso, robustecer el minis-

    rio si ha de resistir los embates de una oposicin

    violenta.

    Yaha llegado esta corte el eminente Tamberlick, y es

    esperado, segn dicen los abonados la Zarzue la, el inimi-

    table Mario: los dos consumados art istas se presentarn en

    breve al pblico madrileo.

    YlaNilson? Pero las promesas no se cumplen?

    Masdicho sea, en honor de la verdad , que las seoras

    Fricci, Volpini y Biancolini, son saludadas siempre con

    entusiastas aplausos por la sociedad elegant e que concur re

    loscoliseos de Madrid y Jovellanos .

    E. MARTNEZ PE VELASCO.

    6 de Mayo.

    LA CAPITAL

    DE

    FRANCIA

    Y L I O L TIU A K K A N C ESA .

    Tras tanto tiempo , tras tant as cat st rof es, no habia

    visitado yo

    la

    ciudad

    de

    P a r s .

    Su

    largo sitio

    en que

    las bombasprusianas granizaron fuego sobre

    los edi-

    ficios; su sangrienta insurr ecc in , com enzada inm e-

    diatamente despus del sitio y concluida en babilnica

    tragedia; todos estos te rri bl es he ch os ,

    que aun

    ch o r -

    rean sangre, mucha s an gr e, de bia n deja r

    de s

    g r a n -

    des seales en la c iudad atormentada. Era necesar io

    volver verla, visita rla, reco rrer aquello s sitios,

    donde antes anidaran

    la

    a legr a ,

    el

    p lacer ; cornuni-

    r

    >e conla ciudad del ingenio , creadora y sos fene-

    on

    |dela amabils ima conversacin moderna, ciudad,

    a

    re

    > y si no

    mad re, t r ibuna

    de

    grande s oradore s .

    doH,

    p l n d i d o

    ' J

    ( l e l a s

    t i en d as ; por la arrima-

    fl

    e lascalles;porlos t ren es que ornanlospaseos ;

    ' os espectcu los que cada paso ofrecen solaz y

    dj

    q

    p y

    " l

    l e n t o

    '

    por el

    l a d o

    externo

    del

    Pars central,

    U SG

    iad 'T'

    S e u r o

    P

    e o

    >

    na (

    ^

    a

    fundamentalmente ha cam-

    via'

    P

    l l o s

    Y

    l a s

    loret is ,

    los

    ricos ociosos

    y los

    J a l

    Sa n l l e l a n t e s d e

    emo c io n es ,

    se

    agolpan

    bai les

    hamVf

    S

    ^

    a n a

    '

    ; i H

    '

    a

    l

    e a de 10S

    espectculos no se

    vive ai|

    n o t a

    W e m e n t e . El gus to imper ia l sobre-

    ?adas

    I m p e r

    '

    0

    ' ^

    is

    decoraciones ostentan

    sus

    r e c a r -

    las

    ac

    ,

    .

    r s

    l '

    e c

    ^

    v a s

    j las comparsas

    sus

    or ien tales t ra jes ,

    infinito

    P& SU d e s n U (

    ^

    e z

    paradis iaca, la t ramoya sus

    ^tigua.

    5 r e s o r t e s

    ; y

    ei 1

    cambioeldilogosu vulgar idad

    ^enr i^ '

    e l r a s s u a n t

    i suo des fal lecimiento

    y de-

    Pies,

    t 0

    J ,

    a r

    '

    e

    "

    l I n a

    gran par te

    del

    lujo

    se

    b a r d o ,

    esbir'

    ros

    a C o r l e f u

    S ' t iva . Aquel los corzos , aquel los

    ' " 'Perseo- j

    6 l a n

    '

    o s

    perseguidores an tes , ahora son

    B

    ' s. La inmensa polica secreta que a taba

    Pars como

    una red

    frrea,

    se ha

    disuelto.

    Los ba-

    tallones

    de

    rabes, turcos, spais, zuavos,

    que

    ciaban

    la gran ciudad

    el

    aspecto

    de la

    Roma Cesrea guar-

    dada

    por los

    brbaros ,

    no

    existen

    hoy,

    acampan

    fuera

    de las

    poblaciones.

    En

    Pars

    no se ven, y pa-

    rece

    que los ha

    consumido

    en su

    voracidad

    la

    ltima

    tierra.

    Por lo

    dems, nada recuerda

    que la

    Rep-

    blica

    se

    haya fundado

    ,

    sino esas tres sacramentales

    palabras

    de

    libertad, igualdad, fraternidad,tan

    pro-

    ligadasen las paredes y tan ausentes de los cora-

    zones.

    l'na Repblica debia

    ,

    quitando

    el

    depsito

    y la

    previa censura, traer

    millares peridicos, diarios,

    hojas sueltas,como trae hojas verdesel tibio soplode

    la primavera.

    Una

    Repblica debia permitir que todos

    estos peridicos

    se

    vendieran

    por las

    calles.

    l'na Re-

    pblica debia producir esas asambleas

    del

    pueblo,

    esas reuniones

    en que los

    asuntos polticos

    se

    discu-

    ten

    con

    mayor

    menor sabidura

    y

    prudencia, pero

    en

    que los

    pueblos adquieren

    el

    ejercicio de la palabra

    y

    se

    templan para

    las

    prcticas

    de la

    vida moderna,

    l'na Repblica debia hallarse entregada

    la

    custodia

    de

    los

    ciudadanos

    , ms que

    nadie interesados

    en la

    conservacin

    de la

    libertad

    que la

    Repblica

    les ase-

    ura,

    y en la

    vida

    del

    gobierno

    que han

    contribuido

    nombrar

    con sus

    sufragios,

    l'na

    Repblica debia

    lle-

    var

    todas partes

    la luz y el

    calor,

    la

    vida

    y el

    movi-

    miento,

    las

    consecuencias naturales

    de las

    institucio-

    nes democrticasylibres.

    Pero nos olvidamos

    de que la

    Repblica dominante

    es

    la

    Repblica provisional, dirigida

    y

    encabezada

    por

    un monrquico, hecha

    imagen

    y

    semejanza

    de las

    antiguas m onarquas;

    con

    estados

    de

    sitio

    que dan ol

    ejrcito

    un

    predominio increble;

    con

    leyes represi-

    vas para

    la

    prensa

    y

    contrarias

    al

    derecho

    de

    reunin;

    con soldados

    y sin

    milicianos; Repblica

    en

    cuya

    contra conspira constantemente

    una

    Asamblea, que

    se

    cree soberana, duea

    de

    lo *futuros destinos de Fran-

    cia,

    y que se

    recluye

    en

    Versalles,

    en el

    panten

    de

    las monarquas,

    no

    atrevindose

    respirar

    el

    aire

    exhalado

    por la

    ciudad

    de

    Par s ,

    la

    cua l ,

    dos

    veces

    sitiada,

    dos

    veces vencida, exhausta

    de su ms ar-

    diente sangre, amordazaday en el potro, todavaes

    la ciudad

    por

    excelencia

    del

    espritu moderno,

    de

    este

    espritu democrtico, inextinguible como

    la

    filosofa

    que

    lo ha

    engendrado,

    inseparable

    de

    nuestra civili-

    zacin,

    que

    llama

    todos

    los

    hombres

    al

    goce

    del

    derecho.

    En

    lo que

    principalmente

    se

    conoce

    el

    triunfo

    de

    esta Repblica sobre

    la

    Repblica roja,

    es en las rui-

    nas amontonadas

    por las

    calles. Ninguna

    de las

    altas

    cpulas, ninguna

    de las

    gticas agujas, ninguna

    de las

    pirmides, ninguno

    de los

    trofeos antiguos falta.

    El

    Arco

    de la

    Estrella ostenta

    sus

    elevadas bvedas

    al

    NortedePars. La cpula de los Invlidos, urea y

    reluciente, reflejando

    con

    inusitado brillo

    la luz del

    dia,

    se

    eleva tras

    las

    negras paredes

    del

    Cuerpo

    Le-

    gislativo cerrado.

    Al

    Medioda

    el

    Panten recuerda

    en

    sus griegos intercolumnios,

    en sus

    romanos arcos,

    los

    tiempos

    de la

    arquitectura clsica.

    En el

    centro, abra-

    zada

    por los dos

    brazos

    del rio, se

    eleva

    la

    iglesia

    de

    Nuestra Seora,

    con sus

    rosetones maravillosamente

    esculpidos,

    con sus

    tringulos

    que

    simbolizan

    la Tri-

    nidad cristiana,

    con sus

    torres

    y sus

    bolareles

    y su

    crestera

    y sus

    esltuas msticas, teniendo

    al

    frente

    la Santa Capilla

    que

    conserva

    las

    agujas doradas,

    los

    cristales

    de mil

    colores, entre ennegrecidas ruinas,

    como

    si

    perteneciera

    otras regiones

    ms

    sublimes

    qu e

    la

    regin

    de

    nuestras bajas tempestades. Solo falta

    de todos estos monumentos quesealan las diversas

    regiones

    de

    P.irs, aquella inmensa chimenea llamada

    la columna

    de

    Vendme, groseramente esculpida

    por

    brbaros artilices, rematada

    de una

    estatua imperial,

    con cetro cesreo

    y

    cesrea corona,

    que

    pareca desde

    las alturas

    de

    este monumento, elevado

    todos los

    hor-

    rores

    de la

    gloria militar,

    el

    espectro

    de la

    autocracia

    bonaparlista, elevndose como

    una

    sombra

    de

    esclavi-

    tud

    y de

    muerte sobre

    la

    gran ciudad

    de la

    democra-

    cia

    y la

    Repblica.

    Hay ruinas bien tristes, ruinas

    que

    llorarn siem-

    pre

    las

    artes, ruinas sobre

    las

    cuales

    ha

    extendido

    el

    incendio

    su

    negro sudario

    de

    espeso humo

    y de

    sucio

    hollin, pero

    que son

    sagradas, como

    las

    ruinas

    del

    Hotel

    de

    Ville.

    No; es

    imposible

    que

    manos republi-

    canas hayan quemado este palacio

    del

    pueblo, este

    Aventino

    de

    Paris,

    el

    monumento

    de la

    libertad,

    el

    asilo dla democracia, la montaa desdela cualba-

    jaban

    las

    grandes corrientes elctricas

    galvanizar

    los

    nimos cuando paredn

    ms

    paralticos;

    la

    cuna

    de

    las tres Repblicas.

    As no me

    extraa

    que

    gentes

    cavilosas,

    al ver

    todas

    las

    iglesias intactas,

    y el

    pala-

    cio

    del

    pueblo quem ado,

    y el

    granero

    del

    pueblo que-

    mado, atribuyan

    maniobras

    de la

    reaccin, masq ue

    excesos

    de la

    democracia, estos deplorables incen-

    dios. Para

    mi, de

    todos modos,

    la

    responsabilidad

    de

    tantos desastres recae entera sobre

    el

    Imperio.

    Si las

    muchedumbres

    no

    tienen dar idea

    de la

    libertad,

    culpa

    es de la

    educacin

    que les

    diera

    el

    Imperio.

    Si

    visiones apocalpticas

    de

    universales goces

    y de

    trans-

    formacin mgica

    en la

    sociedad

    las

    asaltan

    .

    culpa

    es

    del cesarismo

    , que no

    solo emb rutece, sino corrompe

    desdeelcorazn hastala inteligencia.

    No

    en

    vano

    se

    sufre

    por

    espacio

    de

    veinte aos

    un

    rgimen

    tan

    brbaro. Todos

    los

    despotismos, todos

    han muerto

    de

    igual manera

    en la

    historia. Engen-

    dros

    del

    miedo,

    se han

    tristemente hundido

    en

    pavo-

    rosas catstrofes.

    Las

    cenas

    de

    Sardanpalo,

    los fes-

    tines

    de

    Ral tasar,

    las

    amargas ondas donde los Farao-

    nes

    se

    sumergen,

    el

    embrutecimiento

    que

    castiga

    la

    soberbia

    de

    Nabucodonosor, todos estos mithos bbli-

    cos referidos

    por los

    profetas para inspirar horror

    la tirana

    y los

    tiranos,

    se

    reproducen

    con

    triste

    y

    desoladora uniformidad

    en la

    historia,

    y

    nuestra

    misma vista. Donde los imperiosno se consumen de

    impotencia

    de

    prematura vejez, como

    el

    imperio

    de

    Carlos

    V y de

    Felipe

    II ,

    caen arrebatados

    por una

    horrible tempestad

    en

    caos

    de

    suspiros,

    de

    lgrimas

    de sangre,

    de

    sollozos,

    de

    gemidos,

    de

    torturamienlo

    universal para almas

    y

    cuerpos, como

    el

    infierno

    in-

    ventado

    por los

    msticos

    de la

    Edad Media.

    Asi

    sobre

    el imperio romano vendrn

    los

    enjambres

    de

    godos,

    visigodos, himnos, brbaros

    de

    todo linaje,

    y

    sobre

    el imperio bizantino

    la

    cimitarra

    de los

    turcos.

    El pri-

    mer imperio francs ir morir, desmembrando Fran-

    cia

    , en

    Waterloo

    : y el

    segundo imperio francs,

    despus

    de

    caer

    en

    Sedan, dejar tras

    s

    toda

    esa

    larga sangrienta estela

    de

    sangre

    y

    humo

    , de

    ruinas

    y m atanzas.

    Y

    sin

    embargo,

    la

    empedernida conciencia dlos

    partidos reaccionarios

    se

    empea

    en qu

    Francia

    no

    puede

    ni

    debe sobrellevar

    el

    rgimen democrtico.

    No

    conozco inteligencia

    tan

    limitada, espritu

    tan

    estre-

    cho,

    corazn

    tan

    mezquino como

    la

    inteligencia

    y el

    espritu,

    y el

    corazn

    de esa

    raza

    de

    seores territo-

    riales franceses

    que

    todava suean

    con el

    feudalis-

    mo .As no me

    extraa

    que el

    pueblo,

    el

    cuarto

    es-

    tado

    de las

    grandes ciudades, combatido

    y

    contrariado

    en la obra de su emancipacin por estas clases,les

    profesen odio semejante

    al

    odio

    que

    profesaban

    los

    judos

    las

    m uchedumbres

    de los

    siglos decimocuarto

    y decimoquinto. Qujanse

    los

    diputados rurales

    de

    ese movimiento

    de

    ascensin

    la

    vida,

    la luz, que

    tienen desde

    las

    plantas hasta

    las

    almas. Todos

    los

    seres

    en las

    escalas varias

    de la

    creacin suspiran

    por alas para subir

    las

    alturas,

    en ese

    crecimiento

    infinito

    que

    todos anhelan

    , y que

    para

    m es la

    seal

    esplndida

    de la

    inmortalidad.

    Los

    grandes propieta-

    rios franceses

    no

    quieren

    que el

    pueblo

    se

    redima,

    y

    la nica razn

    de

    esta enemiga

    se

    halla

    en las ne-

    cesidades

    de su

    caja,

    en las

    exigencias

    de su

    estma-

    go ,

    en las

    satisfacciones

    de su

    digestin

    y de su

    vien-

    tre.Que en la

    Repblica

    hay

    poco lujo,

    que la

    gente

    se divierte menos,que no sebailacon el furor impe-

    rial ,que los

    criados

    se

    insolentan,

    que las

    altas

    cla-

    ses

    se van, que los

    ricos

    no

    vienen,

    que la

    vida

    es

    ms austera

    , que el

    trabajo exige ms retribucin;

    li

    aqui todo cuanto oponen tambin

    al

    progreso muchos

    representantes

    de

    esas clases m edias,

    que han gui-

    llotinado

    los

    reyes,

    que han

    demolido

    las

    iglesias,

    qu e

    han

    saqueado

    los

    conventos,

    que han

    puesto

    su

    mano sobre

    Jns

    bienes sagrado s,

    que han

    hecho revo-

    luciones formidables, solo semejantes

    las

    catastro-

    Anterior Inicio Siguiente

    http://204857_002.pdf/http://204857.pdf/http://204857_004.pdf/http://204857_004.pdf/http://204857_004.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_002.pdf/http://204857_002.pdf/
  • 8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907

    4/16

    7

    LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA.

    X

    fes geolgicas, cuando algn

    ob s

    _

    tculo se ha opuesto su crec

    miento y desar ro l lo .

    Mas yo, despus de haber record

    rido Pars , despus de haber 1^..

    blado con todas sus clases sociales

    insisto en lo que m il veces he di'

    cho ; en que Franc ia conservar con

    mayor menor latitud su forma re-

    publican a , que cuatro veces ha j

    rocido destruida y cuatro veces lu

    brotado del fondo de su conciencia '

    En primer lunar, 'as divisiones mo-

    nrquicas no cesan ni un punto,

    l 'n a parte consid erable de los res-

    taurad ores qu iere n m arcar de nue-

    vo su p atria io n la flor de lis, con

    la marca de la anticua servidum-

    bre. Para osles monrquicos de

    abolengo, el nico rgimen bueno

    es el r gim en pat riar cal , y el nico

    patriarca legtimo es el rey de Fran-

    cia, y la nica representacin par-

    lamentaria posible una alta cmara

    sacada de las antiguas petrilicacio-

    nes a risto crti cas, y una cmara

    baja nom bra da por el privilegio,

    Tal es ideas re coge n all en el ter-

    ruo aquellos diputad os que repre-

    sentan y personilican las campias

    m s os cur ecid as y las clases ms

    atrasadas de Francia. Compaginad

    estas ideas y estas pretensionescon

    el i nqu ieto esp rit u de la casa de

    rleans, con su prosapia revolucio-

    nari a, con sus pretensiones re-

    presentar las clases medias y una

    parte del pueblo, con su historia

    an-

    t igua y reciente .

    Dentro detesta familia deOrleans

    hay divisiones, y divisiones profun-

    das. El duque de Nemours sostiene

    su. antigu o cre do legimista,ypara

    no contrariar sus hermanos per-

    manece en el retiro mas completo,

    consagrado sus camposy su bi-

    bliote ca. El cond e de Pars es un

    joven de al gunos alcances, ns

    bien borb nic o q ue orleanisla, da-

    do cre er qu e su porvenir estriba

    en a gu ard ar del c ielo, de la Provi-

    dencia, del derecho hereditario, i

    la muerte de Enrique V, la tron

    frances a para su s si ene s; pudiendo

    as esmaltarla mejor con reformas

    la moderna, que sern conceao-

    nes del poder y no inspiracin

    los pueblos. Su inteligencia sepier

    de , pu es , en la incertidurubre, J

    en la vacilacin su carcter. lpnits

    cipe de Joinville, entristecido, sv

    d o ,

    sigue como sallile la rbita"*

    zada por el ms inquieto de

    leanes; la rbita trazada p

    o r

    ^

    q u e d e A u m a l e , e sc ri to r, 1 1

    acadmico, digno hijo de L

    ul S

    lipe, digno nieto de Felipe Ig

    dad, ansioso del trono como W

    ;

    los princi pes , alejado del .ron ^

    las leves fatales de la herenM

    capaz de aspira r la l.reui

    una Repbl ica , en la

    contra s lo mismo a

    quicos que los

    Con estos

    u n a mo n a r q u a , y i ^e s

    p a tr ia rc a l, q u e se t u n d e e n ^ .

    piritual ista como la ie, J

    dienC

    ja ;

    re algo superio r a la o _

    que aspire a l amor

    ( l e l u

    .

    r

    Dsa

    to-

    Es pu ram ent e u n suen o >n~

    cd

    los '

    s

    t o

    Anterior Inicio Siguiente

    http://204857_003.pdf/http://204857.pdf/http://204857_005.pdf/http://204857_005.pdf/http://204857_005.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_003.pdf/http://204857_003.pdf/
  • 8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907

    5/16

    LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA.

    MADRID.Llegada do la Junta carlista

    las prisiones militares de San Francisco (i-isr. 282).

    Anterior Inicio Siguiente

    http://204857_004.pdf/http://204857.pdf/http://204857_006.pdf/http://204857_006.pdf/http://204857_006.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_004.pdf/http://204857_004.pdf/
  • 8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907

    6/16

    8

    LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA.

    As es que los teorizantes de la monarqua propagan y

    difunden las ideas monrquicas, y las aprovechan los

    bonapartistas; los cuales saben una cosa muy sencilla

    y sin embargo muy profunda: qu etoda monarqua ha

    de ser necesaria, precisamente en Francia, una dicta-

    dura. Por eso el emperador, el menos acreditado de

    todos los pretendientes, ha de ser siempre el ms te-

    mible. Los otros tendrn la monarqua terica, la

    monarqua de la ilusin y del deseo; l solo tiene la

    monarqua prctica, la monarqua posible, la monar-

    qua militar , la monarqua plebeya , la monarqua im-

    puesta por el sable y mantenida por la dictadura.

    A todas horas oiris en Pars noticias de las ma-

    niobras bonapartistas. El emperador levanta un em-

    prstito de cinco millones de francos. Emisarios suyos

    han salido todos los puertos ingleses para halagar y

    seducir los marinos de Francia que all abordan. La

    guarnicin de Pars est ganada al Imperio, y el da

    menos pensado saldr por las calles disparando vivas

    al emperador y tiros los republicanos. En los fune-

    rales de un diputado bona partista, el corso Conti, se

    han reunido innumerables personas, y se ha consa-

    grado una grande ovacin M. Rouher , el primer es-

    tadista del rgimen cado , el vice-emperador.

    Hay quien ve ya volver al Imperio. Algunos temen

    que asi como los franceses imitan el largo rgimen

    provisional de Espaa, imiten tambin las maniobras

    de su marina, y un dia abra

    MIS

    alas en los mstiles

    de los buques el guila imperial. Las patrullas se

    suceden por las calles de Pars, alarmando los habi-

    tantesydifundiendo todos estos terrores. Nuevas leyes

    de imprenta se piden y se conceden contra los peri-

    dicos bonapartistas, que sostienen la apelacin al pue-

    blo , fingiendo estar seguros de que el pueblo votar

    siempre por los Bonapartes. En los escaparates de las

    tiendas se ve retratada de todas manera s la familia

    Bonaparte; el pobre emperador cano, como cumple

    un desterrado; la emperatriz coronada, como cumple

    una prxima regente ; el prncipe imperial crecido,

    y lleno de inteligencia y de gracia. Algunas viejas, de

    las familias de los invlidos del primer Imperio, se

    enternecen y lloran contemplando la efigie de tan be-

    nfico emperador, que se rindi en Sedan y se en-

    treg prisionero, iin de que no mataran sus que-

    ridos hijo s, los soldados de Francia. ltimamente

    se ha representado

    Ru>i Blos

    , obra dramtica de 1;

    juventud de Vctor Hugo. Como todas las obras de

    esta edad del gran poeta,

    Rini Blas

    tiene reminis-

    cencias y aspiraciones b onapa rtistas. La escena pasa

    en Espaa , y en los tristes tiempos del infeliz Car-

    los II. Nada ms natural que en la corte de Espaa si

    echaran la sazn de menos aquellos tiempos de

    gran emperador Carlos

    V

    , en que los reyes entraban

    por las puertas de Madrid, como cortesanos como

    prisioneros; en que las naciones europeas caian de

    rodillas bajo las ruedas de nuestros carros de guerra

    en que nuevos y vastsimos territorios, imparios in-

    mensos como el Per y Mjico, se unian nuestro

    imperio y renovaban nuestra vida; en que las hazaas

    de soldados y navegantes haban materialmente hen-

    chido la historia y fatigado la fama. Pues los imperia

    listas se ren en todas las noches y aplauden rab iar

    las estancias en que se pinta el Imperio de Carlos \

    En cambio todo el pblico aplaude con mayor insis-

    tencia y entusiasmo este pensamiento del gran poeta

    contenido en los siguientes trminos en trminos

    anlogos, porque jams conservo en la memoria un

    verso francs: Qu es hoy el guila imp erial, aquella

    ave cuyas alas cubrieron el mundo y eclipsaron el sol?

    Un pobre pajarucho desplumado , y sin garras, qu e se

    cuece dentro de una infame marmita. Ese es el Im-

    perio.

    Pero es posible la restauracin de la monarqua?

    Yo no la creo posible. Se sigue el mismo sistema que

    hemos presenciado en Espaa. Se emplean las mismas

    maniobras. Se apela idnticos medios. La poltica

    es como la historia, de una monotona insufrible. Para

    producir la antigua reaccin , para traer la nueva mo-

    narqua, se tinge que el rgimen recien caido va

    venir,y venir cruel, imp lacable, as contra sus ene-

    migos de siempre, como contra sus falsos amigos, que

    despus de haber cosechado tantos favores, le aban-

    donaron la menor adversidad. Se dice que el nico

    medio de salvar todos los conflictos, de unir todos los

    extremos, de asociar el orden la libertad, la con-

    servacin al progreso, se encuentra en esa familia de

    Orleans, medio legitimisma, medio revolucionaria. Y

    e esta suerte se quiere arrancar la incerlidumbre,

    o que jams concederia el pueblo francs en la ple-

    nitud de su voluntad y de sus creencias; por miedo

    a restauracin imperial, una restauracin orleanista.

    Y eso que los orloanistas son por ahora tmidos y

    so asustan de su propia sombra. En los ltimos dias

    daban grandes seales de vida. Reunanse en comits

    continuos, redactaban manifestaciones en que gri-

    tos se pedia la forma mon rquica . Estos manifiestos

    tenan la ventaja de fundir los partidos borbnicos, ya

    que no se puede fundir la familia borbnica; y de le-

    vantar la espalda del conde de Chambord la bandera

    tricolor, que l quera abatir ante la bandera blanca.

    Trescientas firmas de diputados soberanos, de dipu-

    tados constituyentes, rounia ya el manifiesto; tres-

    cientas firmas de hombres q ue, con decir quiero , po-

    dan levantar con sus votos la antigua monarqua.

    Parece natur al qu e siendo los firmantes la mayora

    de la Cmara, que llamndose la mayora de la na-

    cin, sin pararse en barras, proclamaran de plano la

    antigua forma monrquica, cuya restauracin libran

    la ventura de Francia. Pues ha bastado que M. Thiers

    se irguiera, queles amenazara con una maniobra hacia

    la izquierda, que hablase formalmente de exigir la

    proclamacin definitiva, inapelable de la Repblica,

    para que todos estos valerossimos monrquicos, cuya

    aristocracia habia ido en peregrinacin hasta Amheres

    consultar el orculo, el rey legitimo, decidieran no

    publicar su manifiesto.

    La verdad es que el pacto de Burdeos, en el cual

    entraba como clusula primera considerar interina la

    Repblica, es un pacto insostenible. Ninun rgimen

    puede ensayarse bien cuando se le da ese carctei

    provisional, interino, transitorio. Todo rgimen tiene

    su carcter propio, que debe ser permanente, y sus

    intereses permanentes tamb in. El rgimen provisio-

    nal os como el usufruc tuario de una finca pronto re -

    versible su dueo; no la cultiva, la exprime, 1

    asuela. Una Repblica provisional es el mayor de los

    contrasentidos que se han imaginado en nuestro tiem-

    po.

    De esta suerte el gobierno se cree con autoridad

    para intentarlo todo contra la Repblica, y para no

    dejar de esta forma de gobierno, que debe contener

    la libertad y la igualdad , otra cosa ms que un nom-

    bre, y un nombre irrisorio. Al par que esto pasa con

    los gobie rnos, los partidos se convierten necesa ria-

    mente en facciones, y en facciones que creen legtima

    su conspiracin continua, legtimas sus sublevaciones

    perennes. Quin no se cree autorizado trabajar

    contra un rgii.ien que se declara s mismo interi-

    no , provisional , trans itorio , dispuesto no croar

    ningn gnero de intereses y ceder su puesto al pri-

    mer monarca que nombre una mayora usurpadora

    de atribuciones constituyentes, que no le competen

    pues no ha querido drselas la nica soberana leg-

    tima, la soberana de la nacin francesa?

    Este principio de la soberana nacional era un prin-

    cipio de escuelas, de academias, discutido en la

    controversias polticas, contrariado por muchos pen-

    sadores; mas en nuestros dias, por esa fuerza de

    ideas progresivas, ha pasado ser una realidad vi-

    viente en las leyes y en las costumbres. Los monar-

    cas , los pretendien tes m onarc as, invocan otras

    ideas,

    la f teolgica, la antigua tradicin, el derecho

    divino; pero las generaciones nuevas no los entien-

    den. Y todas las restauraciones se parecen la res-

    tauracin pagana, intentada por Juliano, que despue?

    de haber hecho tantos esfuerzos por salvar las creen-

    cias espirantes, encontrse en la fiesta de Apolo, de-

    sierto el templo del Dios, mudo el orculo de Delfos,

    que liabia sido como la conciencia do la antigedad.

    Y proviene esto de que es imposible fundar nada e s-

    table, cuando no se funda sobre la f de las almas

    y sobre las ideas extendidas en el espritu de un

    siglo.

    Tal estado de la mente hum ana en nuestro tiem i

    deba ser parte que todos los hombres de bue

    voluntad comprendieran ya en Francia cuan intil

    pensar en las restauraciones monrquicas, y

    a

    y

    U(

    j

    ran la definitiva proclamacin de la Piepblica

    ior expediente me parece la seguridad de esta procla'1

    marin que las leyes ltimamente presentadas co

    tra la imprenta, leyes dirigidas defender la Repblic

    por procedimientos anli-re pub licano s. Aprisionar el

    pensamiento; qu locura ltimamente la Asamble

    vot que se persiguiera los peridicos, culpablesd

    haberse ensaado con la comisin de gracias, que ha

    fusilado Rossell. Todos han sido absueltos. -Qu

    significa esto? Significa que el .turado de las provin-

    cias , dond e se han p ronu nciad o estas absoluciones

    com prend e mejor la Rep blica que la Asamblea d

    Versalles. Significa que no se quiere matar la prensa

    porque matar la prens\ es matar la libertad, y matar

    la libertad es matar la Repblica. Significa que as

    co-

    mo en las contiendas electorales afirman cada dia

    ms

    los comicios el principio republicano, en las prcticas

    de la vida diaria hacen lo mismo lo? jura dos . Signi-

    fica que la Repblica no es slo un idea l, una teora

    un principio, sino una pr ctica , una realidad, una

    vida que palpita en todas las instituciones democrti-

    cas,

    y sobretodo, en la conciencia nacional, reveln-

    dose deslumbradora para abrir el corazn de los ms

    emp eder nidos y los ojos de los ms ciegos. Es nece-

    sario aprovechar esta situacin de los nimos.Yohe

    dicho mis numerosos amigos de Francia una coa

    que parece verdaderamente paradgica. Yo les he di-

    cho creo ms segura en Francia la Repblica actual-

    men te que en 18W , porqu e hay .hacia la Repblica

    actualmente menos entusiasmo. As no se esperan de

    ella milagros, ni se le piden con tenaz insistencia

    imposibles. As no se la cree venida curartodos los

    males, destruir todas las miserias, traer

    ese

    rei-

    no milenario, que ha sido un verdadero ensueo.A

    todo el mundo aprende que es una forma social, en

    la que, si el individuo en su esfera se gobierna as

    mismo, y en su esfera s mismo se gobierna el

    mu-

    nicipio, y en su esfera la nacin, nadie puedecul-

    par el pueblo de sus faltas y de sus errores, sino

    su propia volun tad y conc iencia. Yo tengo un verda-

    dero inters por la nacin francesa. Yo , que

    he

    sen-

    tido en m siempre los dolores de las generaciones

    pa sad as, no puedo olvidar cun to ha hecho Francw

    por abreviar estos dolores, y quitarnos el peso

    detan-

    tas cadenas como ab rum aban nues tras almas. Sus

    errores, y solo sus errores; sus desfallecimientos,

    solo sus desfallecimientos, han precipitado estagran

    nacin del trono que ocupaba en el centro

    deEuropa.

    En cuanto la idea moderna se apag en su conciencia,

    la vida se disminuy en su seno.Hmenesterlevantar

    s e ,

    y para levantarse h menester que no se content

    con proclamar la Repblica; sino que fundeyrobus-

    tezca y practique esta foFma de gobierno , en la cu

    se elevar toda la plenitud de la vida moderna,

    a

    antigua democracia.

    La salvacin de F rancia estriba , pue s, para mienq

    la Repblica se conserve. Los desencantos que

    realidad, nos hacen cada dia menos exigentes

    en p

    ca. Si yo diera rienda suelta mi deseo,

    P

    ediria

    .^

    |1

    .

    se destruyera n todos los antiguos poderes; que se ^

    darn sobre la tierra u na se rie de repblicas te ^

    les bastantes convertir la humanidad en estrec ^

    milia de hermanos; que se resolviera el proble

    cial, para que ningn hombre libre fuese P '

    e

    g

    '

    sna

    .

    se acabaran las guerra s,ycon ellas las rivalida e ^

    cionales; que nuestro globo se vistiera de P" ^ ^

    varias y continuas; que nuestro cielo se ''

    u t n i n

    etsI

    i

    una nueva florescencia cosmog nica, donde n ^ .

    astros de todos los colores de las piedras pre ^ ^

    que el espritu humano m archara laP

    l e n l

    U

    -

    t0 c

    o

    vida , la realizacin de su esencia, a lo i ' J^.^

    la sosegada majestad con que van los nos a

    (

    ^

    a soe g j q ^

    que fuera visible nuestros ojos de

    c a r n e

    , ^lia-

    creador, y sustentador del Universo.

    P

    r f

    '

    e

    f

    bia yo de desear todo esto'' Por qu no haM

    drselo con repetidas exigencias la

    S

    C1

    naturaleza, al espritu, la vida entera.

    Anterior Inicio Siguiente

    http://204857_007.pdf/http://204857_007.pdf/http://204857_005.pdf/http://204857.pdf/http://204857_007.pdf/http://204857_007.pdf/http://204857_007.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_005.pdf/http://204857_005.pdf/
  • 8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907

    7/16

    XVI I I

    LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA. 279

    Mas

    no

    basta

    el

    deseo

    modificar

    el

    m u n d o .

    No

    dalarealidad con la precip i tac in de n u e s t roes -

    Nopuedela idea, esta fuerza, mover las moles

    el tenue vapor, ni re mo v e r los obstculos

    e

    remueve lahumilde plvora . Cada quince aos,

    datreinta veces, la sociedad da un p a so . C o n s -

    unageneracin en tera deart i s tas, de o ra d o re s ,

    en

    acercarla unos cuantos grados

    al in-

    enso ideal descub ierto desde lasa l t u ra s de n u e s t ra

    en

    los cielos

    de lo

    porveni r .

    Y

    hoy conviene

    inisterio

    de

    Francia en , la h is toria ,

    y al

    e n g r a n -

    que

    necesi ta , conviene

    la

    c o n se rv a -

    laRepbl ica ,de un organismo superioral or-

    de las

    dems grandes potencias

    de

    Eu ro p a .

    ydebe ser la g ra n Fra n c i a , la na-

    fie la iniciativa intelectual, la nacin de la in-

    lanacin quee n c a rn e elverbo de la

    en el seno de la c iv i l izacin; porquesi

    en sus an t iguos errores cesari s tasymo n r -

    cos, podramos aperc ibirno s presenciar los fune-

    de un

    gran pueblo .

    E M I L I O C AS T F . I . AR .

    ERUPCIN

    EL

    VESUBIO

    ElFunglode aples nos ofrece una extensa descrip-

    n del imponente acontecimiento que representa nuestro

    bado de la pgina primera.

    Cmo traducirla ntegra si el espacio nos fal ta?

    Es el diario de un testigo ocular, y vamos extractarlo:

  • 8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907

    8/16

    280

    LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA

    N XVIII

    t

    I

    O?

    Anterior Inicio Siguiente

    http://204857_007.pdf/http://204857.pdf/http://204857_009.pdf/http://204857_009.pdf/http://204857_009.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_007.pdf/http://204857_007.pdf/
  • 8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907

    9/16

    XVII I

    LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA

    8

    ib

    3

    a

    13

    o

    P

    Anterior Inicio Siguiente

    http://204857_008.pdf/http://204857.pdf/http://204857_010.pdf/http://204857_010.pdf/http://204857_010.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_008.pdf/http://204857_008.pdf/
  • 8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907

    10/16

    282

    L A I L U S T R A C I N E S P A O L A Y A M E R I C A N A .

    XV1H

    E s listo el abogado que, siguiendo cierta opinin

    expuesta por el clebre autor de El libro de los ora-

    dores franceses, sabo defender hoy lo contrario de lo

    que defendi aye r, enredar un pleito, y sostener que

    lo negro es blanco y lo blanco negro ; pues defender

    un derecho claro y terminante nada tiene de particu-

    lar, "y lo hace cualquiera.

    E s listo el hombro poltico que ha medrado con

    todos los partid os, bandos , fracciones, fraccioncitas,

    y hasta individualidades, que se mueven y agitan en

    el revuelto

    y

    ya cenagoso fango de la poltic a, e xplo-

    tndolos todos, burlndose descaradamente de todos,

    y encontrando siempre en todos dciles instrumentos

    de que se ha servido, mientras los ha necesitado, y

    que ha arrojado con el ms soberano desden cuando

    no le han hecho falta.

    E s

    listo

    el que, prescindiendo de todo sentimiento

    de dignidad y delicadeza, de pudor y vergenza, recibe

    diariamente de opulenta y caprichosa vieja, unas cuan-

    tas monedas con que pagar un lujo y una existencia

    fastuosa que le envilecen los ojos de las personas

    honradas.

    E s

    nto

    el que en el juego sabe como el ms astuto

    prestigiador levantar muertos echar el pego y es-

    camotar una carta muy bonitamente, estafando los

    hombres de buena fe.

    E s listo el que, aguzando su ingenio para explicar

    empresas que no existen ni existirn jams, sabe ha-

    cerse pasar como dueo de capitales inmensos fincas

    que no posee ni poseer nunca, y hablando de minas

    que nadie ha visto, y de negocios mercantiles indus-

    triales que son pura farsa, consigue estafar el dinero

    hombres honrados y de corazn sano, que solo co-

    nocen del mundo el trabajo que estn dedicados en

    su vida laboriosa, y los goces de una familia modesta

    y econmica.

    Y es, por ltimo, aclamado unnimemente liombre

    listo el que sin pagar al sastre, al camisero, la plan-

    chadora, y al zapatero y sombrerero, viste como un

    prncipe un capitalista, y sin conocrsele rentas de

    ninguna clase . habita una buena, cmoda y elegante

    casa, sin que le importe un comino la actual caresla

    de los cuartos, ni las exigencias de los propietarios; le

    sirven una abundante mesa, y cuenta adems con las

    de sus amigos, ocupa en los teatros butacas palcos

    que no le cuestan dinero, monta caballos que no tiene

    que mantener, se pasea en carruajes que otros sostie-

    nen, viaja costa de su crdito levantando emprsti-

    tos que no paga jams, y echndose el alma la es-

    palda, renuncia lodo sentimiento de dignidad y de

    vergenza.

    Basta de farsas

    y

    de disfraces abajo careta s sense

    las palabras en el sentido recto y propio que tienen;

    califiqese cada cual segn sus obras, y conociendo

    los hombres como recomienda la ley de don Alonso

    el Sabio , las personas honradas no sern ms tiempo

    vctimas de la superchera de tanto malvado que se

    disfraza de listo...

    E L B A R N DE I L L E S C A S .

    SUBLEVACIN CARLISTA

    Los destinos de las cosas, como los destinos de los hom-

    b r es ,

    son bien extraos veces.

    Dicen las crnicas madrileas que el bendito fundador

    de la Orden franciscana construy en 1217 una pobre cho-

    za, con barro por argamasa y ramas de rboles en vez de

    slida cantera, en nn terreno que varios habitantes de esta

    villa le cedieron

    ;

    ms tarde

    ,

    la choza fue trasfonnada en

    suntuosa iglesia de San Francisco, y las familias ms ilus-

    tres de Castilla , los V argas, los L uzones, los Crdenas y

    los Ljanos, fundaron, al rededor de aquella, memorias y

    capillas, y se hicieron construir monumentales enterra-

    mientos; luego, en el siglo xvn, se renov la fbrica, aun-

    que con labores y ornato de mal gusto ; y finalmente, en 8

    de N oviembre de 1 761, se puso la primera piedra del gran-

    dioso edificio que hoy se denomina iglesia de San Fran-

    cisco el Grande, y cuyas obras duraron veintitrs aos,

    siendo dirigidas por el humilde lego fray Francisco Cabe-

    zas,

    por el arquitecto de esta villa don A ntonio P i, y por

    el famoso maestro mayor don Francisco Sabntini.

    H oy, en lu parte baja del clebre convento franciscano,

    se hallan las prisiones militares, que en otro tiempo es-

    tuvieron en el cuartel , ya demolido, de San Nicols.

    Aunque bien mirado, los destinos del monasterio de San

    Francisco no han sufrido un cambio esencial: ayer esta-

    ban encerrados en sus espaciosas celdas algunos cientos de

    religiosos, y los enterram ientos de la iglesia guardaron

    hasta regias cenizas ; hoy en aquellas se encierran los pri-

    sioneros de E stado , y en una capilla de sta se custo-

    dian ( ?) , hasta que sea construido un panten nacional

    (como si dijramos, hasta el da del juicio), los restos de

    varios espaoles ilustres.

    A ese antiguo mon asterio, esas prisiones m ilitares-bien

    renombradas en nuestra historia contempornea, fueron

    conducidos, en la noche del 20 de Abril ltimo, los indi-

    viduos que componan la junta central catlico-monr-

    quica.

    A este suceso se refiere el primero de nuestros grabad os

    de la pg. 277, un bello efecto de noche debido al lpiz de

    un hbil artista.

    H abase arrojado en los campos de la patria la tea in-

    cendiaria de la guerra civil, con la publicacin de la carta-

    manifiesto (que ya conocen nuestros lectores) del duque

    de M adrid, y un auto judicial hizo lo dems.

    Esto es pblico, y no habr un espaol que lo ignore.

    Tampoco ignorar nadie, seguramente, el notable su-

    ceso que representa el segundo de los grabados de dicha

    pgina, hecho por el repetido artista seor Balaca y Can-

    seco,

    con arreglo un croquis que hemos recibido de un

    corresponsal.

    H aqu cmo refieren los diarios el tal suceso :

    De las pequeas columnas que salieron en el primer

    momento de la insurreccin carlista, la del teniente coro-

    nel del Pino, de dos compaas de cazadores de las Navas,

    fue sorprendida y atacada por 2.000 hombres, que le inti-

    maron la rendicin cerca de Azcona (N avarra ), haciendo

    una descarga los bagajes y avanzadas. Al pronto se sor-

    prendieron los bravos cazadores: mas del Pino se baj del

    caballo, le cogi la carabina al trompeta, que recibi un

    balazo da rechazo en la ingle, y dando voces de animacin

    y mando, hizo fuego, diciendo:

    A m, cazadores Las N avas no se rinden Guar-

    dias (llevaba seis), en vosotros confie; fuego, y apretar la

    ge nte

    \

    y ellos contestaron: N o cejaremos sin morir

    antes,

    mi teniente coronel

    En fin, despus de hora y media de fuego, se metieron

    en A rizala , cerca de U ga r, y se situaron en las casas.

    En el citado dibujo se encuentra bien detallado este he-

    cho de armas.

    Corri entonces la primera sangre espaola en la nueva

    guerra fratricida de que estamos amenazados

    Quiera Dios, y quieran tambin los hombres, tener pie-

    dad de nuestra pobre patria, tan noble y tan desgraciada

    La reclusin, en las prisiones militares, de los individuos

    de la junta central carlista, y el hecho de armas de Azco-

    na, que acabamos de resear, pueden ser considerados

    como el primer fatdico toque de los clarines guerreros.

    ; Cundo sonar el ltimo?

    EL ANIVERSARIO DE CERVANTES

    Alegra y regocija el conturbado nimo, en medio

    de las graves preocupaciones que le asaltan, el vivo

    inters que este ao despert el aniversario de la

    muerte de Cervantes. Cuando parece como que las

    voluntades se doblegan ante el creciente imperio de

    la duda y del desencanto; cuando avasalla al alma

    el descomedido afn de las riquezas, el no concer-

    tado anhelo del poder y la violenta ambicin de las

    ventajas propias del encumbramiento y la holgura,

    consuela descubrir los hombres rindiendo espon-

    tnea ofrenda de respeto y simpata al talento quien

    acompaaron la virtud y la desgracia. Si el ani-

    versario de Cervantes no alcanz en Espaa hasta

    ahora el brillo que en otras naciones hubo de ofrecer

    el de ilustre s liter atos ; si el i23 de A bril no es todava

    una fiesta nacional como la de Shakespeare en Ingla-

    terra, la del Dante en Italia, y la de Goethe y Schiller

    en A leman ia, lo intentado y hecho este ao sirve de

    racional antecedente para creer que en lo futuro ob-

    tendr el renombre y la importancia que piden la

    glorias y mritos de aquel quien est consagrada.

    Retrocedamos algunos aos, y veremos qu pocos son

    los que de C ervantes se acuerdan

    susctase luego con-

    siderable movimiento literario teniendo por norte su

    sabrossima novela, aparece una caterva de cervantis-

    tas, fijanse tema s, ventilanse bajo distintos criterios ,

    obtinense considerables resultados, multiplcanse la

    s

    ediciones quijotescas, y la erudicin, ponindose al

    servicio de la crtica y de la diligencia filosfica, hace

    en pocos lustros por la memoria y las obras del infor-

    tunado escritor lo que no se hiciera en dos centurias

    N o M adrid, donde especiales coincidencias han e-

    orbado que se hiciera lo que todos esperaban, mas

    las provincias fueron las que testimoniaron cuan grande

    extensin alcanzaro n en ellas las aficiones cervantes-

    cas.

    Si en Valencia su Ateneo celebr el dia mencio-

    nado una sesin extraordinaria exclusivamente consa-

    grada C ervantes, otra corporacin de la propia na-

    uraleza, el de Lorca, reunise la noche de ese dia.

    en el tea tro , con el propsito de adjudicar el premio

    ofrecido de antemano la mejor composicin potica

    escrita expresamente para aquel certamen en honra

    del encumbrado literato. S antan der, Barcelona y V i-

    oria, representados asimismo por su s respectivos A te-

    neos

    ,

    hubieron de seguir asimismo las huellas de Va-

    lencia, y pesar de lo que ms arriba dijimos tocante

    M adrid, tambin el A teneo m ilitar dio alguna mues-

    tra de que no olvidaba la egregia memoria del noble

    y valeroso soldado de Tnez y Lepauto.

    En Arvalo, un cervantista apreciable, el seor Ro-

    drigaez, abri las puertas de su casa los afectos del

    regocijo de las musas, leyendo aqul un discurso so-

    bre las Novelas ejemplares, secundndole otros con

    oportuno s versos al propio blanco encam inados. En

    Pars y Londres, los literatos espaoles habitantes de

    estas metrpolis, deban, segn competente anuncio,

    reunirse para festejar discretamente la ya popular efe-

    mride; Cdiz celebr honras por el alma de Cervan-

    tes, acudiend o al acto gran concurso de person as dis-

    tinguidas y autoridades, pronunciando el doctoral se-

    or Hu e y Gutir rez una magnfica oracin fnebre,

    donde hubo de proponerse el mostra r cmo el senti-

    mienlo religioso es fuente inagotable de belleza, segn

    que,

    en su s entir , lo acreditan las obras de los poetas

    y prosistas que en el siglo de Cervantes

    florecieron

    y

    que como ste buscaron su inspiracin en tan puras

    fuentes. H all luego medio de ocuparse del muerto

    refiriendo su vida grand es ra sgo s, diciendo cmo

    derram en singular contienda su sangre por la f de

    sus mayores, la patria y la cultura, sin que las con-

    trariedades que le persiguieron, ni las injusticias de

    que fue victima, consiguieran apartarle del caminose-

    alado por la resignacin cristiana y la benevolencia

    del discreto.

    P or la noche reunironse en casa de nuestro buen

    amigo el diligente y eruditsimo escritor don Adolfo

    de C astro, los cervantistas gaditanos, en cuyo nu-

    mero figuran con honrossim os ttulos el seor Len

    M ainez, director de Lu Crnica C ervantes consa-

    grada, y el seor Gaona, no menos amante de cuanto

    realza la mem oria del grande hom bre : asistia buen

    nm ero de es critores de la p lazi con el decano de

    ellos, el seor Flores A renas , veterano ilustre de las

    ideas lite rar ias , en quien los aos no entibiaron el

    puro amor de la sabidura. Leyeron, el seor Gaona,

    un artculo encaminado probar que la patria del hi-

    dalgo manchego es A rgamasilla de A lba; el seor Ce-

    rero una poesa invitando los vates cantar las gl*

    ras cervantesc as; el seor M ainez una resea de

    cuanto este ao hiciera Espaa por su inolvidable nuo,

    el seor C astro unas dcimas del seor M oreno

    titulada La ltima novela ejemplar de Cenan ->

    donde su au tor, el seor C astro, muestra que

    s

    ^

    imitar con raro acierto lo ms castizo en el e

    st l

    ^

    nuestros clsicos: dirgese la novela pintar las p

    trinieras del manco y su cristiana muerte.

    No era posible que Sevilla permaneciera ocios

    apartada cuando otros acudian honrar al p

    r i m

    Anterior Inicio Siguiente

    http://204857_009.pdf/http://204857.pdf/http://204857_011.pdf/http://204857_011.pdf/http://204857_011.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_009.pdf/http://204857_009.pdf/
  • 8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907

    11/16

    XVIII

    LA ILUSTRACIN ESPAOLA

    Y

    AMERICANA.

    8

    nio espaol. Abundan en la ciudad del Rtis losre-

    erdos

    cervantescos; aun se alza aquella famosa

    re lie San Marcos, en donde si la tradicin es cier-

    o-oz Cervantes de la vista de una persona por ex-

    '

    0

    orata su alma; aun se recuerdan sus infor-

    ,

    -

    0

    ,

    e n

    el patio de la casa de la Contratacin , sus

    carescos tipos en Gradas, en el colegio de Maese

    Rodrigo , en las estrechas callejas del barrio de

    Santa Cruz.

    Labrando en los nimos aquellas tradiciones que

    pintan Cervantes ora gimiendo bajo la tirana de un

    publicano, ya solazndose en literario esparcimiento,

    asistente la tertulia de Pacheco, donde Lope de

    Wa debi escuchar la lectura delQttijotr , la sazn

    indito,

    hse popularizado en aquel insigne pueblo su

    fama y su libro, explicndose , por tal modo, la parte

    considerable que en el xito de la fiesta celebrada por

    la Academia corresponde los sevillanos.

    Ni era posible, aun prescindiendo de los anteceden-

    tes ya dichos, que Sevilla olvidara en estos tiempos el

    ejemplo de carcter viril y de resignacin decorosa y

    ili

  • 8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907

    12/16

    284

    LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA.

    N. XVIII

    PEH.Illmo. seor don Jos Sebastian de Goyeneclie, arzobispo de Lima (pg. 283).

    Luego, por las prendan esclarecidas de su ingenio, por

    la pureza ejemplar de sus costumbres y por sus virtudes

    sealadas, fue presentado por el rey pava la sede episcopal

    de Arequipa, y preconizado por Su Santidad Pi VII en el

    solemne Consistorio celebrado en Roma el 23 de Abril

    de 1817 , siendo c onsagrado por el arzobispo de Lima, ilus-

    trsimo seor doctor don Bartolom de las lleras, el 2 de

    Agosto de 1818.

    Quin puede enumerar los graudes servicios que prest

    a la Iglesia catlica en el desempeo de su ministerio pas-

    toral.

    J

    Justo era que tanto celo, tanta abnegacin, tantas es-

    clarecidas virtudes alcanzaran merecida recompensa, y el

    ilustre obispo de Arequipa fue presentado por el gran ma-

    riscal Castilla para la sede arzobispal de Lima, y preconi-

    zado por Su Santidad Pi IX en el consistorio de 20 de Se-

    tiembre de 1859.

    La integridad de su f, mil veces comprobada en oca-

    siones solemnsimas ; su absoluta adhesin la Santa Sede;

    su tierna piedad

    ;

    la sencillez y afabilidad de su truto y su

    amor la justicia, forman el hermoso conjunto de las prin-

    cipales virtudes que adornaban al insigne arzobispo.

    Cuando causa de las vicisitudes polticas, en yly v

    aos siguientes, qu edaron viudas

    vt

    -

    tar fusi'es chusaepots que hacan maravillas, segu

    frases del general de Failly, nim.-tralladi.pas

    i l l f e

    ''

    na

    ca

    .

    cuya nube de proyectiles aniquilaba un regimiento

    balle na, desde* una distan cia de 1.000 metros.

    Hoy stm los alemanes, envanecidos con sus MCIO

    aleccionados pur la experiencia, los que tratan de ni ^

    cir reformas en casi todas las armas de fuego, lo

    in

    ^ ^

    los fusiles de aguja que en losenormes caones i-

    Anterior Inicio Siguiente

    http://204857_011.pdf/http://204857_011.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_013.pdf/http://204857_013.pdf/http://204857_011.pdf/http://204857.pdf/http://204857_013.pdf/http://204857_013.pdf/http://204857_013.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_011.pdf/http://204857_011.pdf/
  • 8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907

    13/16

    XVIII

    LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA. 285

    aon-

    fin de llegar, para un caso dado

    (por ejemplo: para el caso de la

    r evancha , l a l t ima perfee-

    ... en el arte de la guerra.

    Un invento, debido al tenie n-

    te de artillera prusiano, mou-

    sieur Alexander B. Brown, lla-

    ma en estos momentos la aten-

    cin de los militares aleman es:

    e

    s una manera ingeniosa de

    trasladar con facilidad, y con

    el empuja de un solo hom bre,

    esasenormes mquinas de g uer-

    ra que salen de los talleres de

    ssaldorif

    los caones Krupp

    _-de los cuides el ms sencillo

    bien llega pesar doce tone-

    ladas.

    En un tvam-vaporttil, de

    ciertas diniei-siones, pero cuyos

    rail son cncavos, se colocan

    algunas esferas de hierro, balas

    de can, que se adaptan ex ac-

    tamente al hueco de los rails, y

    sobre ellas van otros rails, en

    sentido inverso puestos, de ma-

    nera que las balas queden en-

    cerradas entre el hueco de am-

    bos.

    Encima se coloca el can

    que se quiere trasladar un

    punto cualquiera .

    En efecto; sin gran esfuerzo

    de una acmila, y veces de

    un hombre, las esferas resba lan

    por el rails, y el can es con-

    ducido fcilmente al punto se-

    alado, puesto que la va pue-

    de

    prolongarse,

    por terreno lla-

    no,

    tanto como se quiera.

    Vase el segundo de los gra-

    bados de esta pgina.

    Este sistema ha sido aproba-

    do inmediatamente en Prus ia

    por el ministerio de la Guerra,

    y aun en la Gran Bre taa , en

    el arsenal de Woolw ich , y en

    presencia del duque de Cam-

    bridge, del mayor Kir David

    Woord, y de varios jefes supe-

    rioresdeartillera, se han hecho

    experimentos con res ultad os sa -

    tisfactorios.

    Tlic Timen , en un notable

    articulo (pie dedica dar cuen ta

    de

    tales resultados, encarece la

    SEVILLA..Sesin do la A.cadoiiiia to Buenas Letras en honor du Corvantes

    P

    cl

    i'-

    3j.

    conveniencia de adoptar en se-

    guida el ingenioso invento del

    oficial prusiano.

    R E V I S T A C I E N T F I C A

    Ciencias, en Espaa, poco cultiva-

    das.Historia de lo inanimado y

    or-nico.Geosnsia y geogenia.

    Sistemas tericos.Estructura

    de la costra terrestre.Hiptesis

    ms en bo^a.Supuesta tempera-

    tura interna del globo.La tierra

    seni

    n breve inhabitable.Cam-

    bios terrestres. Atraso ipno-

    mnc ia de los franceses. I'erpe-

    tuidad de las leyes naturales de

    nuestros

    das.

    Edyd incalcula-

    blemente grande de la tierra.

    Kpoeas de n uestro globo.Agen-

    tes destructores.Volcanes, ter-

    remotos, elevaciones y hundi-

    mientos.La gran obra de Bis-

    chof.'trabajos de Zirkel y Vo-

    relsang.Formacin dlas rocas,

    segn Knop.Falsedad de las

    modernas teoras geolgicas.

    Descubrimientos de Carpenter y

    (imbel.Libro preniiadode Cor-

    nelitis Nuevas indagaciones de

    alemanes ingleses.

    Es ,

    por cierto, lamentable el

    despego, esquivez y frialdad

    con que son miradas las cien-

    cias naturales en los pases don-

    de se habla el castellano. Ape-

    nas podr creerse que las ma-

    ravillosas y divinas obras de

    naturaleza, tan estudiadas, ana-

    lizadas y profundizadas en toda

    nacin culta hasta por indoctos

    que afanosamente procuran in-

    tlagar y explicarse sus recndi-

    tos misterios, interesen t an po-

    co espaoles, para quienes

    aquellas forman un libro cer-

    rado, mudo y casi por comple-

    to ininteligible.

    Las ciencias naturalestodas

    ntimamente ligadas entre s,

    sirviendo cada una de ella s, co-

    mo base auxiliar fundamental,

    al supremo impulso de los pro-

    gresos cientficos de nuestro si-

    g lo ,

    cuentan una, cuyas im-

    portantes aplicaciones, cuyas

    hiptesis ma ravillosas , eleva-

    das sucesivamente la catego-

    ra de axiomas, cuyo inters

    siempre en aumento, ya se con-

    sidere en sus detalles colecti-

    ALKMANIA.Nuevo sistema para trasportar artillera gruesa (pg. 284).

    Anterior Inicio Siguiente

    http://204857_012.pdf/http://204857.pdf/http://204857_014.pdf/http://204857_014.pdf/http://204857_014.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_012.pdf/http://204857_012.pdf/
  • 8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907

    14/16

    286

    LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA,

    N. ' XV111

    vamente, le hacen ocupar principalsimo sitio junto sus

    sublimes hermanas. Esta ciencia es la Geologa, que inves-

    tiga la historia de la tierra desde su principio, y trata de

    explicar y demostrar los cambios verificados en todo lo

    inauimado y orgnico, practicando examen y anlisis de

    cuanto forma nuestro globo, cuyos diversos materiales

    utiliza el hombre de innme ros modos y en multitud de

    combinaciones.

    pesar de toda la importancia de la geologa, tan ge-

    neralizada en Alemania Inglaterra, donde ensenan sus

    elementos hasta en las escuelas de instruccin primaria,

    cultivndola aun las seoras y toda clase de personas, en

    Espaa y en las repblicas hispauo-aiuericanas apenas se

    tiene conocimiento de que existe, no ser entre ingenieros

    y escaso nmero de hombres cientficos que por necesidad

    espritu de investigacin, y auxiliados con el conoci-

    miento de idiomas extraos, han leido algunas de las obras

    que de ella tratan. Y esto es tan cierto, que exceptuando

    los trabajos de Alcibar, Aran/.azu, Bauza, liotclla, Ez-

    querra, Maestre, Prado, Vilanova, varios de la

    Jlecisla

    Minera y algn otro indicado en la bibliografa de Mnffei

    y Ra Figueroa, apenas si se citan en las obras geolgi-

    cas de otros pases un solo nombre espaol que haya con-

    tribuido al desenvolvimiento de la referida ciencia. En

    vano se registran las obras de cien gelogos contempor-

    neos ,

    ya sean ingleses, alemanes norte-americanos, ya

    franceses, italianos suizos; casi nada revela la existen-

    cia, entre la raza espaola, no ya de gelogos profundos,

    pero ni aun la de aficionados que hayan ofrecido inters

    con sus observaciones locales para las investigaciones de

    los sabios.

    Si mayor abundamiento se examina la bibliografa es-

    paola, entre multitud de traducciones del francs, que

    encierran casi por completo inestimables joyas literarias

    castellanas, solo hallaremos un ompendio

    de

    Geologat ra-

    ducido al espaol,por el portugus Almeida, otro vertido

    por Ezquerra con la a dvertencia desconsolado ra: No te-

    nemos en castellano hasta ahora (1847) ningn tratado

    elemental de geologa, ni original, ni traducido, etc.- Un

    ompendio de Geologa, escrito en espaol por un ingls

    de Nueva Granada, dice entre otras cosas: Sin un solo

    libro geolgico en este idioma (el espaol), y sin un Dic-

    cionario que contenga los trminos tcnicos, teniendo que

    traducir algunas palabras de otros idiomas que jams he

    visto en espaol, etc. Por ltimo, adicionando los libros

    anteriores lo que respecto nuestro asunto contienen las

    obras principalmente traducidas, que sirven de texto para

    asignaturas de historia natural, y el tratado de geologa,

    as como el compendio muy reciente del seor Vilanova,

    terminar el resultado desconsolador y casi nulo de los

    datos sobre impresos geolgicos espaoles.

    Forma contraste notabilsimo con lo anterior la ingente

    masa de revistas y otros peridicos, memorias, tratados,

    libros y dems publicaciones especiales sobre dicha cien-

    cia que en Alemania, Inglaterra y Norte-Amrica salen

    luz.

    Referir los ms importantes de tales trabajos, ocupara

    un grueso tomo. Sin embargo, cumpliendo el objeto de

    nuestras Revistas, debemos hoy manifestar algo, aunque

    muy sumariamente, acerca del estado actual y ltimos pro-

    gresos de dicha ciencia, con motivo de las recientes in-

    vestigaciones y libros que de ella tratan, en estos dias pu-

    blicados.

    La geologa, cuyo objeto dicho queda, comprende el

    conocimiento de la estructura interna de la tierra (llamn-

    dose esto:

    gcognsia),

    y la

    geogenia,

    que establece terica-

    mente la formacin de nuestro globo y los fenmenos que

    han intervenido, presidido ocasionado las modificaciones

    operadas en su superficie desde remotsima hasta la pre-

    sente poca. Est todo eso unido inseparablemente; por-

    que si bien parece que hay ligereza y precipitacin al pre-

    sentar teoras de la tierra, sin antes conocer fondo su

    naturaleza, resulta, empero, ms antiptico an para quien

    reflexione el adquirir dicho conocimiento, no ideando al

    mismo paso sistemas sobre la formacin entera la de al-

    gunas partes de nuestro globo.

    Esta parte terica ha retardado el que se confiera la

    geologa carcter de ciencia positiva, pues juzgaban mu-

    chos que el objeto principal de dicho ramo cientfico se

    reducia al descubrimiento del origen terrestre, y al estudio

    de los efectos producidos por causas divinas para conver-

    tir nuestro planeta en habitacin propia del hombre.

    Hutton fue quien primero traz lmites entre geologa y

    cosmogona, declarando que aquella nada tenia que ver

    con el origen de las cosas. Entro ambas hay la misma di-

    ferencia, que la que existe separando la historia del cr-

    culo de las investigaciones sobre el origen del hombre.

    De otra parte, los sistemas tericos untes aludidos son

    muy imperfectos; porque juntamonte con lus opiniones an-

    tagonistas de los gelogos, todos cuantos poseen fundo

    esta ciencia proclaman su ignorancia respecto diversos

    extremos en aquellos contenidos. Sin embargo, los hom-

    bres cientficos convienen en diversas conclusiones geol-

    gicas que parecen fundadas y ciertas, porque sus resultados

    son debidos numerossimos investigadores de distintos y

    remotos pases, quienes por muchos sitios separadame nte

    trabajan. Aquellos observadores, menudo rectifican las

    teoras geolgicas; pero cuantos maestros tiene esta clase

    del saber, proclaman unnimemente que en general le cor-

    responden las cualidades de una ciencia positiva.

    Para que el lector de la presente Revista, extrao por

    completo esta matjria, pueda comprender mejor nuestro

    asunto, conviene primero apuntar dos palabras sobre la

    teora geolgica ms en boga, y referir, por ltimo, muy

    sumariamente algunos resultados de recientsimas investi-

    gaciones y escritos.

    La historia terica de la parte exterior de nuestro globo

    se deduce examinando la estructura compleja de la costra

    terrestre, cuyas seales evidentemente indican cmo fue

    formado este planeta que habitamos. La historia geolgica

    de la tierra, cual otras muchas, tiene oscursimo comienzo,

    cuya fijacin clara y exacta es de todo punto imposible.

    Aquella por carecer de datos al discurrir sobre remotsi-

    mas pocas llega hasta perderse en completa vaguedad

    incertidunibre. Entonces dicha historia atraviesa un perodo

    hasta cierto punto mtico, donde necesario es agrupar los

    hechos parciales, imperfectos y escassimos, con lo cual

    solamente logramos construir meras hiptesis. De estas

    la ms extendida, si bien la combaten ahora sabios auto-

    rizados, es una que declara que en cierto tiempo nuestro

    planeta estuvo derretido, conteniendo licuadas las grandes

    masas y cuanto hoy co nstituye la tierra , cuya atmsfera

    y mares, entonces divididos en sus elementos, formaran

    gases al rededor de aquel globo lquido ardiente.

    Semejante hiptesis encierra la conclusin que al en-

    friarse nuestro planeta resultando slida costra, adquiri

    prximamente la forma y dimensiones que hoy tiene. Ade-

    ms,

    aquella explica de cierta manera satisfactoria los he-

    chos indudables siguientes: 1. la forma de la tierra, exac-

    tamente la misma que tendra si fuese verdadera dicha

    hiptesis;2." el peso especfico de la tie rra, que excede unas

    cinco veces el del agua; mientras que tal densidad hubiera

    sido mucho mayor si nuestro planeta disminuyese el ta-

    mao que hoy tiene y que conserva por la fuerza expan-

    siva de su gran calrico interno: 3. la temperatura ter-

    restre, que va en aumento medida que descendemos hacia

    el centro de nuestro globo. Por cada 30 metros crece aquella

    un grado; as, 3.000 metros el calor debe ser el corres-

    pondiente al agua hirviendo, saber: 100 grados; 30.000

    metros calclanse 1.000 grados, calor que derrite el vidrio:

    y por ltimo, suponiendo que tal subida de temperatura

    termine una profundidad de (5 kilmetros, sea la cen-

    tsima parte del radio terrestre, ninguna de las materias

    que furman la tierra es posible que conservara estado s-

    lido: porque bajando dicha hondura, el calrico vendra

    medirse con "2.000 grados. De este ltimo clculo deducen

    algunos que la parte slida le globo que habitamos tiene

    lo ms unos 60 kilmetros: espesor que, comparado con

    la totalidad de la tierra, solo seala esta delgadsima cos-

    tra dura, y relativamente ni siquiera tan gruesa como la

    cascara de un huevo. Dicho supuesto, y otro, en libros po-

    pulares tambin difundido con gran repe ticin, referente

    al enfriamiento breve y enorme de la tierra hasta llegar

    ser inhabitable para toda criatura, atribuyen poqusima

    estabilidad y permanencia muy precaria al presente estado

    de cuanto existe. Pero adelante dir nuestra resea, que

    gelogos quienes personas inteligentes conceden univer-

    sal autoridad, prueban lo falso du ambos supuestos.

    Por ltimo, la hiptesis de que ahora se trata respecto

    haber estado encendido nuestro globo, tambin puede ex-

    plicar la accin volcnica por cuya causa brotan chorros

    ardientes y fuentes de fuego, que, en diversos sitios de la

    tierra, materias fundidas derraman. Inverosmil, empero,

    segn muchos tal hiptesis, el que as sea por completo, ni

    restringe ni afecta la verdad demostrable de la ciencia

    geolgica.

    Cualquiera que fuese el comienzo y primitivo estado de

    la tierra, hay certeza de que trascurri un tiempo inmenso,

    tan grande, que alienas imaginarlo podemos, hasta que em-

    pez tener las condiciones para servir de habitacin

    seres cual hoy existen. Fcilmente so prueba que sitios

    donde hay actualmente tierra firme y elevada, constituan

    antes el suelo de profundos mares. La costra terrestre ha

    experimentado grandes cambios, lentos y casi impercep-

    tible s; m as as en tiempos histricos como en an teriores aun

    y remo tsimas pocas, dicha costra se eleva en unan partes, y

    en otras desciende; all forma continentes, aqu el fondo de