“¡…La Horma de tu zapato!”

Eso me gritó mi ex cuando se fue aquella tarde de noviembre, justo 2 días antes de mi cumpleaños.¡Pavada de regalo que me haces!, le grité como una desaforada por el balcón, mientras el revoleaba su valija llena de sus cosas en el baúl del auto.Me dio una mirada fulminante, de esas que te dejan sintiéndote una perra, si, si de esas. Pero como tengo un orgullo mas grande que todo mi ser, giré sobre mis talones y volví a entrar al departamento. Menos mal que esta en un primer piso, pensé, sino ya se habría enterado hasta el tipo del último piso que no separamos.Un par de meses después entendería que me estaba vaticinando el Sr. G. con su vozarrón mientras azotaba la puerta. Pero no es momento ahora de bucear tan adelante.El Sr. G. como lo he bautizado por razones obvias, lo único que me hace falta es un juicio con mi ex, era un tipo de esos que tu mamá, tus tías, tu abuela, tus amigas y también tus enemigas te dicen “noesparavos”. Pero yo soy de las que quieren probar en carne propia, de las que desafían hasta a la Ley de Gravedad, me reí de todas ellas, en sentido figurado. Ya que a todas y cada una traté de explicarles que el Sr. G. era de esos tipos que le faltaba pulirlo, que cuando saliera del entorno machista recalcitrante en el que vivía rodeado por una madre fregona , un padre ex boxeador y golpeador, un hermano ermitaño y otro adicto a la comida calórica, se convertiría en un Príncipe Azul. Insistí tanto que en el mes de marzo del 98 llegue al altar ataviada de mi vestido blanco, hoy debo reconocer que parecía un merengue en mal estado…pero bueno me dejé llevar por la impronta de una asesora de vestuario de condiciones dudosas….bueno, no soy perfecta! Debo decir que mi mal gusto quedó demostrado aquella noche inolllvidable. Y no lo digo solo por el vestido.Demás esta decir que lo que vino después fue una película de Almodóvar, realmente una de terror clase C, sin dudas. El matrimonio duró 8 meses, para ser exactos 7 meses y 25 días, eso es si cuento la tarde que se fue con sus cosas y me espetó a modo de conjuro “ya vas a encontrar un tipo que te de vuelta con las palabras, como vos haces conmigo…ya vas a ver…vas a encontrar… la horma de tu zapato”