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LA HIPNOSIS EN EL CÍRCULO
ALLAN KARDEC CHRISTOPHE CHEVALIER
Este artículo no tiene como objetivo volver a trazar la historia de
la hipnosis, a menudo tratada en diferentes periódicos espíritas.
Se propone abordar la práctica de la hipnosis en la sociedad
humana en 2008 y repasar junto con ustedes su desarrollo en
nuestra Asociación así como las experimentaciones espíritas que
se efectúan allí desde sus comienzos.
1: DE LA ANTIGÜEDAD AL SIGLO XX: LA HIPNOSIS ESTUDIADA Y
CODIFICADA
“Hasta el día de hoy no hay sustituto para la hipnosis” Sigmund
Freud, 1937
Para muchas personas la hipnosis se halla entre la magia y la
charlatanería de las personas que la practican. Sin embargo, esta
técnica es conocida desde tiempos muy antiguos. Establecer su
historia sería imposible, pero una decena de datos permitirá una
referencia útil y suficiente para comprender que, bajo diferentes
denominaciones y métodos, la hipnosis siempre ha sido
investigada y practicada.
Los primeros rastros antiguos: hace más de 6.000 años, en
Mesopotamia, los sumerios practicaban ya el acompañamiento
con palabras. Un manuscrito cuneiforme describe curaciones
conseguidas gracias a los “Estados Modificados de Conciencia”.
¡Hasta los tres estados de trances hipnóticos redescubiertos en el
siglo XIX por Charcot, ya son explicados allí! Otro “escrito antiguo”
que evoca esta práctica data de más de 3.000 años. Se trata de la
primera descripción de una sesión de “hipnosis” en una estela
descubierta en Egipto por Musés en 1972. Esta estela que data de
la época de Ramsés II, de la XXª dinastía, nos cuenta que el faraón
se servía de la hipnosis para motivar a sus soldados antes de ir al
combate. En el siglo III, siempre en Egipto, un manuscrito
traducido y publicado en 1893 relata la existencia de “templos del
sueño” donde las gentes eran curadas misteriosamente. Los
sacerdotes de esos templos hablaban al oído de sus pacientes
adormecidos, ofreciéndoles “dulces palabras sanadoras”. 500
años antes de nuestra era, en tiempos de Ptolomeo, el griego
Sócrates se hacía llamar a “el médico de almas”. Sobre el dintel de
la puerta de entrada de la casa de Antifón en Atenas, a la manera
de las placas de los médicos en nuestras ciudades estaba grabada
la inscripción de su profesión. Era “sanador con las palabras”.
De 1529 a nuestros días 1529:
El célebre alquimista y médico Paracelso, enuncia ya las primeras
bases de lo que él llama el “Magnetismo animal”. Terminología
que será retomada por Franz Anton Mesmer. Este último, nacido
en 1734 en Alemania, obtuvo en 1766 su doctorado en medicina y
habla ya de la influencia de los planetas sobre las enfermedades
humanas. Paralelamente a su oficio de médico, desarrolla técnicas
de sanación a base de hierros imantados y conseguirá resultados
convincentes, tantos y tan buenos que la condena de sus pares lo
obliga a desterrarse en París, luego en Londres y en Alemania
donde falleció en 1815. Durante sus investigaciones, puso en
evidencia lo que llamaría el “magnetismo animal”. De estos
trabajos, quedará lo más importante: la puesta en evidencia de la
capacidad de ciertos individuos para influenciar a otros gracias a
la aplicación de su fluido animal. Es el nacimiento del
magnetismo.
El escocés Braid y el francés Charcot rechazan la idea de
magnetismo y anteponen la existencia de modificaciones
funcionales del cerebro provocadas por la palabra, que permiten
una acción curativa debida a la sugestión y a las modificaciones
funcionales del organismo que las vive. Es el nacimiento de la
neurofisiología. Puységur, Liénart, Bernheim y Janet rechazan
igualmente la idea de fluido animal y trabajan sobre la sugestión y
las modificaciones fisiológicas que involucra la sugestión. Es el
nacimiento de la fisiología.
Chastenet de Puységur, discípulo de Mesmer, descubre por
casualidad el trance sonambúlico magnetizando a un joven
pastor. Y el Abad de Faria (1750-1818), monje portugués célebre
por su aparición en el Conde de Montecristo, de Dumas, da sus
demostraciones en todo París y coloca los primeros fundamentos
de lo que se convertirá en la “Escuela de Nancy” insistiendo en la
“preponderancia de la sugestión”. Pretendía que el sueño
magnético dependía del paciente mismo y no del magnetizador, lo
cual sugería ya la aceptación del sujeto a ser puesto bajo estado
de hipnosis. Es el nacimiento del “sueño lúcido”, que se convertirá
en la hipnosis. Durante todo este período, las prácticas y la
terminología se cruzarían sin cesar, especialmente el
mesmerismo, el magnetismo y el hipnotismo que serían
considerados como sinónimos. Fue entonces poco antes de la
Revolución Francesa, gracias a Mesmer, cuando la hipnosis
conocería un auge de los más importantes y rápidos, pues todos
los franceses se interesaban por el magnetismo tanto es así que la
Facultad de Medicina prohibió a los médicos recurrir a la práctica
del mesmerismo. Progresivamente, la edad de oro del
mesmerismo se apagó.
1824: cuarenta años más tarde, Deleuze codificó la práctica del
magnetismo y lo impulsó de nuevo al primer lugar de las terapias
de la época. Por todas partes en Europa, en las cortes reales e
imperiales, se curaba por mesmerismo.
1841: John Elliotson, profesor de Cirugía e inventor del
estetoscopio introduce la utilización de la hipnosis en el hospital
para las anestesias. El doctor Parker en Dublín publica el informe
de 200 intervenciones bajo hipnosis entre ellas una amputación
indolora y James Esdaille, cirujano escocés, en ejercicio en
Calcuta, reporta más de 2.000 intervenciones de las cuales 315
mayores realizadas bajo “anestesia mesmeriana”. Es el turno de la
hipnosis de tener su edad de oro hasta 1846, ¡pues la invención
del cloroformo suplantaría a la hipnosis para las anestesias…! Es
el fin (por un tiempo) de la hipnosis clínica.
Es preciso esperar hasta 1866 para que Ambroise Auguste
Liébault, médico rural e hipnoterapeuta de vieja data, conozca y
convenza al profesor Hippolyte Bernheim de la importancia de la
hipnosis y en particular de la sugestión verbal que era un aspecto
inédito en la época. Es el comienzo de la Escuela de Nancy,
mientras que en 1878, Jean-Martin Charcot, titular de la primera
cátedra de neurología, funda la Escuela de la Salpêtrière y afirma
que la hipnosis es un estado patológico vinculado a la histeria.
Aquella época es el comienzo de la famosa batalla de escuelas
entre la Salpêtrière y Nancy: “estado patológico” descrito por una
autoridad médica de la época, contra “estado natural”, descrito
por la muy avanzada escuela de Nancy. Dicha batalla no
terminaría sino un siglo más tarde: la ciencia decidió en favor de
Bernheim luego del descubrimiento por médicos franceses de
zonas cerebrales dedicadas a los “Estados Modificados de
Conciencia” (recuerden, ya conocidos hace 6.000 años), y
presentes naturalmente en cada uno de nosotros.
1885: Sigmund Freud es un apasionado de hipnosis. A los 29 años
ya ha traducido al alemán los libros de Bernheim y ha efectuado
una pasantía de cuatro meses en la Salpêtrière, junto a Charcot.
Autor de un libro sobre la hipnosis, funda su comprensión,
revolucionaria para la época, de los procesos psíquicos y aborda
la noción del inconsciente. En 1889 terminó su formación en
hipnosis en Nancy con Bernheim, pero nunca dominará
verdaderamente la técnica, que va a abandonar. Sin embargo,
toda su vida enviará a los pacientes que necesitan más que un
análisis una terapia, ¡a sus colegas hipnoterapeuta!
1889: se celebra en París, en el Hotel Dieu, el primer Congreso
internacional de hipnotismo experimental y terapéutico con la
participación de los más grandes nombres de la época: Liébault,
Bernheim, Charcot, Janet (el padre de la psicología clínica),
Richet, Freud, Babinski, William James (padre de la psicología
americana), etc. En Francia, el profesor Bernheim da origen al
término “Psicoterapia” que designa su método terapéutico,
basado en la sugestión hipnótica. Igualmente, Émile Coué, simple
farmacéutico de Nancy, después de haber aprendido junto a
Liébault las técnicas de la hipnosis, difunde por el mundo su,
desde entonces, célebre “Método Coué”: París, Bruselas, Londres,
luego EEUU.
1937: en los Estados Unidos, los trabajos de Milton Hyland
Erickson, psiquiatra norteamericano nacido en 1901, trastornan
las concepciones de la hipnosis y de la terapia en general. La
hipnosis ericksoniana induce un estado de ligera modificación de
la conciencia en el cual el paciente puede orientar su atención
hacia un fin específico. Esta técnica es reputada por su acción
sobre la angustia y las dependencias. La hipnosis ericksoniana
tiene como fin inducir a consciente e inconsciente a trabajar
juntos para desencadenar cambios útiles para la resolución de
una problemática. Había nacido la hipnosis ericksoniana, que es
utilizada hoy en medicina. 1971: Léon Chertok, psiquiatra y
psicoanalista francés, que luchó durante años por el
reconocimiento de la hipnosis terapéutica, inaugura en París el
Laboratorio de hipnosis experimental.
LA HIPNOSIS HOY EN DÍA: SU APLICACIÓN EN
MEDICINA
La historia es rica en experimentaciones de toda clase y marca el
nacimiento de prácticas científicas vigentes todavía hoy. La
hipnosis es pues una fuente de investigaciones y de oposiciones
que no datan de ahora. Sin embargo, todavía no hace tanto tiempo
que podía sentirse cierta desconfianza, e incluso incredulidad en
nuestras diferentes manifestaciones públicas que trataban de la
medicina espírita y más particularmente de la hipnosis, sobre la
seriedad de este asunto y las numerosas perspectivas de terapias
que podían asociarse a la hipnosis. Pero he aquí que desde hace
poco tiempo, la hipnosis regresa con fuerza en numerosos
sectores médicos. El dentista, el psiquiatra, el médico del deporte,
el cirujano y el anestesista hablan libremente de la hipnosis y de
sus beneficios en una práctica diaria. Y con razón, pues desde
2005 la hipnosis es reconocida por la Orden de Médicos como una
técnica médica suplementaria. He allí una verdadera revolución,
pues la medicina tendía a acantonarse en la certeza del “todo
materia” y hoy, se trata con la hipnosis de ir a
buscar en el paciente sus “recursos internos” para que se
convierta en actor de su salud. Un gran número de médicos,
cualquiera que sea el campo en que ejercen, encuentra en la
hipnosis una verdadera herramienta terapéutica. Hoy ya no es
sorprendente ver en ciertas clínicas francesas el parto bajo
hipnosis para reducir de manera considerable los dolores de las
contracciones, pero también para evitar el suministro de
medicamentos que no siempre carecen de peligro para la madre y
para el recién nacido. Pero igualmente, los servicios de cuidados
para grandes quemados utilizan la sugestión de frío que, al
principio, bloquea las reacciones reflejas nerviosas asociadas,
para permitir una analgesia durante las curas y evita numerosas
anestesias generales. Se encuentra una nueva utilización de la
hipnosis en la medicina del deporte para mejorar los resultados
físicos y la recuperación del organismo. O también, en anestesia
general donde es posible disminuir la ansiedad pre-operatoria y
hasta de practicar ciertas intervenciones sin recurrir a la
anestesia general; eso se practica corrientemente para la
tiroidectomía en el C.H.U de Lieja. Todavía en Francia, con gran
despliegue de comunicación en los periódicos se desarrolló en
mayo de 2008 en Quiberon, un Congreso Internacional que reunió
a más de 400 prácticos facultativos sobre el tema de la hipnosis
aplicada en los medios de pediatría, maternidad, curas dentales y
cirugía. Este mismo año, en Bretaña, una asociación creada hace
13 años, llamada “Emergencia” y compuesta por médicos
anestesistas y psiquiatras, fue honrada en un periódico local
luego de la campaña francesa sobre el tratamiento del dolor. Allí
se informó que en un establecimiento piloto, 14 de los 25
anestesistas son formados en hipnosis y que se han efectuado 800
operaciones con esta técnica. Además, uno de los fundadores,
médico psiquiatra, suscita el interés al decir que el 95% de sus
pacientes son tratados ¡sin prescripción medicamentosa! Es una
verdadera revolución en el dominio de la ciencia. El retraso de
Francia en este asunto está, al parecer, a punto de reducirse
considerablemente, tanto más por cuanto la técnica hipnótica está
en el origen de un ahorro financiero importante no desdeñable.
En efecto, los médicos utilizan menos anestésicos, la permanencia
en los hospitales es menos larga debido a la disminución del
choque post operatorio y a la importante reducción de las
prescripciones medicamentosas. Todo para el mayor bien del
paciente que descubre, vía hipnosis, otro modo de curarse y en el
que por fin se encuentra involucrado. Este es un gran paso en la
investigación médica. Gracias a estos resultados, actualmente se
hacen experimentos sobre el tratamiento de cánceres, a fin de que
la hipnosis actúe sobre el psiquismo de los pacientes, permitiendo
una mejor aceptación de las quimioterapias tan difíciles de vivir.
En conclusión, podemos decir que la hipnosis se convierte en una
solución técnica, un paliativo al dolor cada vez más utilizado por
los médicos y profesores de medicina. Denis, doctor en medicina,
hipnotizador espírita, afirma: “Es preciso saber diferenciar la
hipnosis clásica tal como la estudiada y desarrollada por los
precursores que se conocen, con la actual práctica de la hipnosis
‘ericksoniana’ que se apoya sobre la conciencia modificada que
todo individuo podría vivir en diferentes momentos del día.
La hipnosis espírita trabaja sobre el espíritu con el objetivo de
hacerlo actor de su curación siguiendo dos direcciones esenciales:
el ejercicio de la sugestión, su importancia y su eficacia y el estado
de hipnosis profunda que, solo, permite alcanzar el espíritu y
llevarlo a actuar sobre su doble etérico y en consecuencia, sobre
su materia. La hipnosis profunda no tiene como objetivo
simplemente ir al inconsciente, sino que en ese estado de
conciencia modificada, que es la clásica definición médica; la
hipnosis espírita lleva al hipnotizador a dirigirse directamente al
espíritu del paciente. Esa es para mí, médico y espírita, la noción
fundamental que veo de diferente a lo que se ha hecho en otra
parte. Por lo tanto, si se consigue alcanzar directamente el
espíritu, podemos conocer su trayectoria de vida, remontarnos al
nivel de sus vidas anteriores y actuar directamente sobre la causa
del mal que podría consumirlo. Como médico que conoce el
espiritismo, he aquí la dimensión suplementaria e innovadora de
la hipnosis espírita respecto a lo que se hace en otra parte”.
LA HIPNOSIS
DESDE EL PUNTO DE VISTA ESPÍRITA
¿Por qué el espiritismo se interesa en la hipnosis, me dirán
ustedes? Basta con establecer el vínculo entre las grandes fechas
de la historia de la hipnosis. Retomemos y partamos de un hecho:
antes de que los espíritus nos hablaran de la posibilidad de actuar
médicamente sobre nuestros espíritus encarnados, ya el
magnetismo era practicado en nuestro círculo. La historia nos
enseña que el magnetismo nació con Mesmer, hace más de dos
siglos y medio. Por la misma época, el Abad Faria puso en
evidencia un “sueño lúcido”, precursor del sueño hipnótico. La
Escuela de Nancy, Freud y la puesta en evidencia del inconsciente,
y Emile Coué usando plenamente la sugestión, son otros tantos
ingredientes que, reunidos, han instaurado los fundamentos de la
hipnosis espírita. Para que todo tuviera lugar faltaba añadir el
elemento esencial, que resultó ser la existencia del espíritu y su
periespíritu, puesto en evidencia en el siglo XIX por los
precursores científicos del espiritismo. Fue un siglo más tarde, en
1986, cuando los espíritus reunieron todo en sesión para que los
espíritas magnetizadores e hipnotizadores pudieran poner en
evidencia la presencia del espíritu en el cuerpo físico y su acción
terapéutica sobre sí mismo por medio de la hipnosis profunda.
Era cuestión del psiquismo del hombre, de su psicología, que no
se rige más que por un modelo social predefinido. He aquí el
punto de vista del espíritu Charles Baudouin. Él fue el primero en
hablarnos de otra forma de concebir el psiquismo humano: ¿Qué
es entonces la psicología espírita? “Se trata, en realidad, de hacer
tomar conciencia progresivamente a un ser humano, a un
individuo, de su verdadera dimensión, su dimensión espiritual.
Desde hace decenas de años se les ha enseñado a los estudiantes
de estas materias que el hombre es un ser social, que responde a
los condicionamientos de la sociedad a la que pertenece. Sin
borrar esta realidad, es darle demasiada importancia, es
desconocer el ser interior, es desconocer el espíritu. Muchos
hombres sufren en la tierra y no tienen para sus sufrimientos más
respuesta que soluciones todas hechas para robots inteligentes,
pero robots al fin”. Ahora bien, nosotros somos espíritus
encarnados con cargas afectivas que nos son propias y que se
reflejan en nuestro comportamiento diario. Es allí donde la
hipnosis espírita asociada a la psicología espírita cobra toda su
importancia y que se desmarca trayendo una respuesta objetiva a
las enfermedades, a un malestar u a otra patología psicológica o
psicosomática. Durante ese mismo año 1986, otro espíritu
respondió a la siguiente pregunta: ¿Consideran ustedes una
actividad hipnótica en el Círculo? “Sí, deseamos esta actividad
pues la hipnosis es con gran certeza el porvenir del hombre y, en
gran parte, el porvenir de su medicina. La hipnosis da valor al
espíritu, la hipnosis exhuma la fuerza del pensamiento, la
hipnosis es el elemento esencial para el porvenir de una Medicina
Espiritual. Para plantear su despliegue en el interior del Círculo,
en el interior de la empresa espírita, necesitamos, para ello,
designar a varios de ustedes. Ciencia de la reencarnación, pero
también ciencia del cuerpo, la hipnosis interviene en fisiología, en
anatomía, en psicología, en psicoanálisis, en psiquiatría y en
espiritismo. Sí, con todas nuestras fuerzas deseamos desarrollar
esta ciencia, rechazada en otro tiempo por aquel que, sin
embargo, había sabido ponerla en evidencia. Quiero decir
Sigmund Freud”. El punto de partida de la hipnosis en el Círculo se
remonta pues a 1986 y es de hacer notar que hubo que esperar 19
años para que fuera estudiada y practicada en medicina. Tal vez
ustedes piensen que debemos ser operativos en este asunto. Eso
no es tan simple pues demanda mucho tiempo y no se puede
improvisar tan rápidamente un hipnotizador espírita. Hay que
conocer los textos del pasado, hay que experimentar, reflexionar,
probar y también hace falta, y sobre todo, una reflexión que nos
permita medir la importancia del acto hipnótico. En efecto, en el
círculo como en otras asociaciones u otras estructuras que reúnen
a hombres y mujeres, hay defecciones, renuncias. Pero eso no
impide a nuestros guías y a los espíritas perseverar en el objetivo
deseado, dándonos consejos de prácticas y de lecturas apropiadas
para permitirnos abordar la hipnosis bajo el ángulo correcto y
con seriedad. Estos libros (Léon Chertok, P-C. Jagot…) explican lo
que es la hipnosis, su funcionamiento, sus reglas y también las
experiencias a ser realizadas. La práctica de la hipnosis
evolucionó en nuestro Círculo y los primeros resultados se
obtuvieron con Virgil, magnetizador e hipnotizador espírita,
responsable de la sección de sanación de Besançon (ver revista N°
42). Estoha permitido a los hipnotizadores recibir un impulso y
ver que era posible. Entonces nos dirigimos a él rápidamente para
beneficiarnos de sus consejos y de su experiencia. Lo cual fue
eficaz durante un tiempo. Trabajamos entonces cada uno por su
lado, con lo que nos parecía ser un buen método. Pero no estaba
bien pensar y olvidar a veces los numerosos consejos preciosos de
nuestras guías. Durante una sesión íbamos a tener lo que se
puede llamar un choque en cuanto a la respuesta a la siguiente
pregunta: ¿Qué opinión tienen ustedes acerca de las experiencias
en materia de hipnosis, emprendidas por uno u otro de los
hipnotizadores?: “No conozco en esta circunstancia presente, a
nadie y a ningún espírita que actúe según la hipnosis natural. Los
llamo, los oigo, los escucho, pero les pido con todas mis fuerzas
que apliquen la hipnosis y no sueñen y no respondan a los libros.
Hago el pedido de que sean simplemente hipnotizadores y para
resumirlo todo, caros amigos espíritas, actualmente no conozco
verdaderos hipnotizadores en el seno de este círculo”. Uno se
imagina fácilmente luego de esta respuesta que Virgil y Adrien,
que entonces estaban solos trabajando regularmente la hipnosis,
quedaron desestabilizados y les abrumaron numerosas
preguntas. Y es en esos momentos cuando no hay que rendirse,
esta respuesta fue un nuevo punto de partida. He aquí el
testimonio de Adrien: Adrien, ¿cómo reaccionaste ante este
mensaje, pues trabajabas la hipnosis de manera regular? “Eso fue
para mí una revolución pues, en ese momento, trabajaba con
textos ya escritos que encontraba en diversos libros y textos que
había recuperado junto a Virgil que trabajaba desde hacía mucho
más tiempo que yo. No estaba completamente satisfecho, pero
seguía trabajando con todos esos apoyos. Con este mensaje, tenía
que comenzar todo de cero. Retomé pues la lectura de los
mensajes, y la primera cosa de la que me di cuenta fue que para
un hipnotizador es indispensable tener su propio vocabulario, sus
propias palabras. Lo cual no había sido mi caso hasta entonces.
Porque es fundamental adaptarse al paciente que se tiene
enfrente. He creado pues mis propios textos y mi vocabulario.
Desde ese momento me he sentido más seguro de mí, aun cuando
tuve que aprender de memoria mi texto. Al principio era
importante para estar seguro de no olvidar nada. Luego, con el
pasar del tiempo y la experiencia, he abandonado los soportes de
papel y el ‘de memoria’ pues me sentía bien más libre y más a
gusto. En los mensajes que nos hablan de hipnosis, los espíritus
insisten también en la voz del hipnotizador y eso también hay que
tenerlo cuenta, tiene la misma importancia que la elección de las
palabras. Hay que saber adaptarse a las diferentes etapas de la
hipnosis, por ejemplo, la entonación de la voz no es la misma
cuando se sugiere la relajación o el sueño. Lo que es importante
subrayar, es que el hecho de cambiar de técnica para encontrar la
propia, de apropiársela así como de saber colocar la voz,
encontrar los diferentes tonos y adaptarlos con arreglo al
paciente, todos estos elementos me han permitido
conseguir resultados que no tenía antes de ese mensaje. Sin
embargo, estos resultados no son regulares, todavía necesito
trabajar pues no siempre consigo la hipnosis profunda. Hay
todavía muchas cosas por descubrir en este asunto y es a fuerza
de trabajo y experimentos que adelantaremos en la hipnosis
espírita”. Ese mensaje ha permitido a los espíritas vinculados con
la hipnosis, de los que formo parte, empezar de nuevo sobre
buenas bases. No es que no hubiera hipnotizadores en el Círculo,
sino que no respondíamos completamente a la demanda del
espíritu, que deseaba vernos trabajar en el sentido de la hipnosis
profunda. Eso nos permitirá poner en evidencia “el espíritu” y la
acción de su fuerza de pensamiento sobre el cuerpo físico a
diferencia de los otros terapeutas y prácticos facultativos que
utilizan la técnica ericksoniana basada más en la sofrología.
LA FINALIDAD DE LA HIPNOSIS ESPÍRITA ¿Que puede entonces
aportar la hipnosis espírita respecto a la hipnosis clásica de la que
nos hablan los precursores y los contemporáneos de esta ciencia?
El espiritismo nos prueba la supervivencia del alma, nos prueba la
reencarnación y nos enseña las fuerzas del pensamiento. Pone
pues en evidencia la composición de nuestro ser intrínseco a
saber, el espíritu, el periespíritu y el cuerpo físico. El espíritu y el
periespíritu son los motores de nuestras reencarnaciones,
registran nuestras diferentes vidas, como puede hacerlo un disco
duro, es decir que un número considerable de informaciones es
almacenado o registrado. Todas estas vidas anteriores están
hechas de informaciones, sensaciones, alegrías, dolores y traumas
que no se borran con la muerte pero que, en el acto de la
reencarnación, van a ser sepultadas en una memoria inconsciente
que se llama espíritu. Una de las numerosas posibilidades de la
hipnosis, a condición de sueño profundo, por supuesto, es tener
acceso a todas estas informaciones en la medida en que los
traumas registrados en la vida anterior tengan resonancia en la
vida presente. Lo pertinente de este género de experiencia es
hacer subir al estado consciente el, o los, problemas para aportar
una solución por intermedio de la sugestión hipnótica. Las fuentes
de nuestros problemas son múltiples: puede tratarse de fobias,
dolores, angustias o hasta de traumatismos físicos, pues no
olvidemos que el periespíritu contiene en las células
periespirituales estas informaciones, y que el periespíritu es, para
resumir, la memoria de lo vivido por nuestro cuerpo.
¡Atención, peligro!
Imaginemos que una persona haya muerto bajo tortura en su
última vida, es posible que en un momento de su existencia,
movida por un acontecimiento traumatizante, la memoria
periespiritual entonces inconsciente, pueda despertar y expresar
sobre el cuerpo físico los dolores anteriores causados por el acto
de las torturas. Para ilustrar este ejemplo, recuerden la historia
verdadera de Audrey Rose. Esta chiquilla en su vida anterior
murió por el fuego, atrapada en la cabina del vehículo de su padre
(ver revista N° 42). Esta niña tenía pesadillas espantosas durante
las cuales parecía revivir su muerte y que además, se despertaba
con quemaduras en las manos mientras que en su sueño,
golpeaba con las manos los cristales de su cuarto. Los padres
enloquecidos recurrieron a un hipnotizador que intentó arreglar
el problema de ese modo, rehusando considerar la explicación de
los padres, que afirmaban que ese fenómeno era de origen
reencarnatório. Pasaré de largo sobre la historia completa de esta
niña para detenerme en el hipnotizador, encargado por la
medicina de la época de probar que este caso presente no era
cuestión de reencarnación. El partido tomado por este
hipnotizador fue fatal para Audrey, pues la regresión conducida
por este hombre despertó el trauma anterior de la chiquilla que
murió de nuevo por sofocación. No es cuestión de denunciar en
este artículo la convicción del terapeuta, porque está a la imagen
de la ciencia de hoy, ni tampoco el método empleado en la época,
pero este ejemplo demuestra y prueba que la reencarnación es un
hecho y que a veces puede tener pesadas consecuencias durante
una nueva vida. La hipnosis practicada sin tomar en cuenta el
espíritu puede presentar peligros según el origen de los males. Es
por eso que los consejos de los espíritus nos son indispensables
durante las regresiones para evitar este tipo de situaciones.
La hipnosis y la fuerza del pensamiento bien
conducidas
El mundo médico llama “psico-somatización”, a la acción de la
fuerza del pensamiento sobre nuestro estado físico y admite que
ésta interviene tanto en el desencadenamiento de una
enfermedad como en su curación. El pensamiento emite una
energía cargada de nuestras emociones, buenas o malas. Esta
fuerza es inconsciente la mayor parte del tiempo, es decir que no
es trabajada ni dominada y la sufrimos con frecuencia. La hipnosis
espírita es un medio formidable de trabajar la fuerza del
pensamiento pues, acompañada por sugestiones adecuadas,
puede dar origen a curaciones sorprendentes o a reconstrucción
de la materia. El espíritu doctor Bernheim la explica así: “En
materia de hipnosis, la imaginación es ‘reina’ porque se convierte
en realidad. Tomemos el ejemplo de alguien muy quemado que ya
no tiene esperanza de volver a tener una epidermis en perfecto
estado y veamos mediante qué proceso podría renacer su
esperanza. Ante un caso semejante, la hipnosis permite
considerar dos métodos posibles: el primero consiste en hacer
retroceder al sujeto en el tiempo, a situarlo temporalmente en su
estado de sujeto sano, justo antes del accidente, a persuadirlo de
la buena naturaleza de su tejido epidérmico. Con las sugestiones
apropiadas, la metamorfosis se operará bajo los ojos del
hipnotizador después de cinco o seis sesiones. El segundo método
será considerado para un sujeto que tenga grandes dificultades
para retroceder en el tiempo debido a traumatismos pasados.
Hará
falta entonces sugestionar al sujeto revelándole la fuerza de su
espíritu, llevando su capacidad imaginativa a modificar la
estructura de su epidermis quemada. La imagen se convertirá
entonces en realidad y con este otro método, el práctico
facultativo asistirá a la misma metamorfosis que el anterior, en
cinco o seis sesiones”. Estas experiencias aún no han sido
realizadas, en todo caso, no que sepamos, pero se puede suponer
que las perspectivas en este campo son numerosas y no son
solamente los muy quemados los que podrían beneficiarse. Si la
fuerza del pensamiento bien dirigida puede engendrar la
reconstrucción de tejidos, por qué no considerar la hipnosis en el
tratamiento de los diferentes cánceres. He aquí lo que dijo el
espíritu Gabriel Delanne: “El sueño hipnótico es portador para
nosotros de mucha esperanza y fácilmente podemos imaginar el
viaje del espíritu al descubrimiento de su propia envoltura carnal,
el viaje del espíritu al estudio de la estructura de esa misma
envoltura, el viaje del espíritu al interior de la estructura celular
alcanzada por la anarquía cancerosa a nivel de un órgano.
Podemos imaginar, bajo la conducción de un hipnotizador que
tuviera suficiente información sobre la susodicha enfermedad,
una verdadera transformación de la desorganización celular.
Volver a poner en su sitio por la fuerza del pensamiento, lo que
hace falta volver a poner en su sitio, por la fuerza de la
imaginación, por la voluntad del espíritu, bajo la conducción del
hipnotizador. He aquí el porvenir muy cierto de una medicina
suave, de una medicina natural para considerar el combate contra
esta enfermedad pero también contra muchas otras
enfermedades”. En vista de los últimos progresos de la medicina
en lo que se refiere a la hipnosis y a la aceptación de la
importancia del pensamiento, se puede esperar que
próximamente, se incline sobre esta enfermedad que de momento
no ha entregado sino pocos de sus secretos. Les he presentado un
ligero vistazo de lo que podría ser la hipnosis con el
reconocimiento del espíritu y las perspectivas que se nos ofrece.
Por nuestra parte, seguimos trabajando este asunto apasionante y
prometedor. Hoy somos siete hipnotizadores y nos reunimos
regularmente para aprovechar en el intercambio las experiencias
de cada uno y profundizar nuestros conocimientos y nuestras
técnicas, experimentando unos sobre los otros. Esperamos un día
trabajar en cooperación con el mundo médico a fin de compartir
los resultados de 34 años de investigación y de informaciones
sobre la medicina del alma y las diferentes terapias puestas a
nuestra disposición, tales como el magnetismo, la radiestesia, la
fitoterapia y por supuesto, la hipnosis. Es un sueño que
formulamos sinceramente, depende sólo del mundo médico que
se realice. Nosotros, estamos listos teniendo como filosofía este
punto de vista de Allan Kardec: “Como el médium, el hipnotizador
está al servicio del prójimo. Si la hipnosis se desarrolla en el
Círculo, y se desarrollará, será mayor, es decir médica y
espiritual”.
LE JOURNAL SPIRITE N° 75 ENERO 2009