la fuerza indígena en bolivia en el eje del cambio socio
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UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL
UNIDAD 092, D.F., AJUSCO
LICENCIATURA EN SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
“LA FUERZA INDÍGENA EN BOLIVIA EN EL EJE DEL CAMBIO
SOCIO-POLÍTICO”
T E S I N A
PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE:
LICENCIADA EN SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
P R E S E N T A:
MIREYA SALAS VALVERDE
ASESORA:
MTRA. TATIANA COLL LEBEDEFF
2012
AGRADECIMIENTOS
A mi madre, Modesta, con especial agradecimiento, por enseñarme a
caminar con dignidad, amor y respeto, por su incondicional apoyo, pero más aún,
por ser un gran ejemplo de lucha y perseverancia.
A mi padre, Joaquín, porque siempre me ha dejado decidir en libertad,
componente primordial para mi desarrollo personal y profesional, por su amor,
motivación y trato cordial.
A mi hermana, Vianey, por su permanente amor y profundo apoyo, por su
enseñanza e impulso durante mi transitar por las aulas, desde el nivel básico
hasta el nivel superior, por sentirla conmigo en cada momento.
A mi hermano, Leonel, por su respaldo, generosidad y apoyo incondicional,
porque he aprendido de su independencia, pero sobretodo de su gran valor y
esfuerzo para enfrentarse a todo lo que implica vivir en el extranjero.
A Luis por su entusiasmo, motivación e impulso que me alentaron en este
complicado camino, por su compañía inquebrantable, por su fortaleza para
superar las crisis, porque juntos seguimos luchando por una vida digna.
A Néstor por facilitarme las herramientas informáticas desde mi ingreso a la
Universidad y por el apoyo que me ha brindado en los momentos difíciles.
A la familia Bautista Rodríguez por su entusiasmo y apoyo moral.
A mi asesora, Tatiana Coll, por compartir su tiempo, conocimiento y por
guiarme en este proceso.
A mis lectores, la profesora María de Jesús Salazar y al profesor Saúl
Velasco por sus oportunas recomendaciones y valiosos comentarios, a la
profesora Rocío Oscos por sus importantes consideraciones.
A mis amigos/as y compañeros/as, que hallé en mí andar por la
Universidad, por compartir conmigo, sus espacios, conocimientos, experiencias y
esperanzas; que sin duda me han dejado un valioso aprendizaje.
A los/as profesores/as que impulsaron esta alternativa de titulación.
Al movimiento indígena, protagonista de la lucha social a lo largo de este
siglo, por abrir el umbral de la esperanza.
A tod@s ell@s gracias.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………….6
CAPÍTULO I
Irrupciones indígenas y campesinas a principios del siglo XXI
Introducción………………………………………………………………………………12
1.1. Antecedentes………………………………………………………………………..13
1.2. La Guerra del Agua…………………………………………………………………24
1.3. Movilizaciones sociales posteriores a la “guerra del agua”….………………...29
1.4. La Guerra del Gas………………………………………………………………….33
Conclusión………………………………………………………………………………..41
CAPÍTULO II
Instrumentos analíticos de la Epistemología del Sur
Introducción……...……………………………………………………………………….43
2.1. Sociología de las ausencias: lo que no existe es……………………………….46
2.1.1. Primera indagatoria de la sociología de las ausencias………………………48
2.1.2. Segunda indagatoria de la sociología de las ausencias……………………..56
2.2. Sociología de las emergencias: acciones colectivas de trasformación
social………………………………………………………………………………………62
2.3. Hacía una Epistemología del Sur como contribución a la construcción del
conocimiento……………………………………………………………………………..67
Conclusión………………………………………………………………………………..69
CAPÍTULO III
Tensiones creativas como escenario actual del Proceso de Cambio en Bolivia
Introducción………………………………………………………………………………71
3.1. Precedentes...…………………………………………..…………………………..72
3.2. Tensiones y contradicciones creativas…………………………………………...78
3.2.1. Quinta fase del proceso revolucionario: la emergencia de las
contradicciones creativas……………………………………………………………….80
3.3. La educación como fuerza promotora del proceso de cambio………………...87
Conclusión………………………………………………………………………………..90
Conclusiones Generales………………………………………………………………..92
Bibliografía………………………………………………………………………………..99
Hemerografía, videografía y páginas de internet…………………………………...101
Apéndice………………………………………………………………………………...105
6
INTRODUCCIÓN
El contexto de violencia, muerte, corrupción, narcotráfico, desigualdad,
arbitrariedad, injusticia, represión, impunidad, etc., que vivimos hoy día en México,
así como, derivado de mi formación académica, me han hecho mirar hacia el Sur
geográfico, en particular a Bolivia, por hallarse en proceso de construcción de un
horizonte de posibilidades, basados en principios no capitalistas, que ha desafiado
al colonialismo y al capitalismo; y que resulta ser un ejemplo para la lucha social
en América Latina.
Es preciso señalar que a finales de los años 80’, con la entrada del
neoliberalismo, en Bolivia se fue inscribiendo una serie cambios considerables en
la vida económica y política del país, sin embargo, en lugar de incentivar el
crecimiento económico y la democracia participativa, como advertía el discurso
oficial, estos cambios se fueron tornando en contradicción a esa perspectiva. En
este sentido, la mayoría de la población boliviana se ve afectada por la aplicación
de las políticas neoliberales de privatización, de aplicación de impuestos, de ajuste
de precios, de apertura al capital privado, de flexibilización laboral, etc., que
sumado a la situación colonial interna reflejada en los procesos de exclusión,
discriminación y racismo hacía los pueblos indígenas, ponen en descubierto la
crisis de legitimidad del Estado.
Por consiguiente, la agenda de Estado va a tener consenso sólo por el lado
de la oligarquía nacional criolla y mestiza, mientras que, por el otro lado empieza a
existir un descontento y rechazo social a finales del siglo XX y principios del XXI,
por la aplicación y los efectos de las políticas económicas y sociales de corte
neoliberal, que en contraste sólo beneficiaban a una pequeña élite, es decir, a la
oligarquía nacional y aún más a las empresas transnacionales y a los organismos
internacionales de financiamiento.
7
La separación terminante de intereses entre la oligarquía nacional y los
sectores empobrecidos mayoritariamente indígenas Aymaras y Quechuas,
profundizó importantes contradicciones en la vida social que configuró, tomando la
siguiente frase de Raquel Gutiérrez, “una situación social de trastrocamiento de lo
que hasta entonces había sido admitido como normal y cotidiano: la prerrogativa
de unos hombres y mujeres, de cierta condición social y descripción étnica, a
mandar y decidir sobre el destino y suerte de los demás”.
Así, las ausencias de reconocimiento político y social de los pueblos
indígenas marcaron ciertas diferencias que establecieron profundas desigualdades
entre los distintos sectores de la población, por lo que las decisiones políticas se
concentraban en manos de sectores criollos y mestizos que excluían a la mayoría
de la población de las decisiones nacionales. Esas formas de representación al no
consultar ni representar a la mayoría, produjeron el reclamo de la población
indígena, que representan el 62%, a ser consultados y ser reconocidos como
actores políticos sujetos a derechos, tanto individuales como colectivos.
Si bien, en Bolivia han existido varios momentos históricos de resistencia y
prácticas subversivas ante los embates del colonialismo y del capitalismo, que
profundizaron las condiciones de pobreza y desigualdad de los pueblos
originarios, cabe señalar que nunca antes se había experimentado en aquella
región las variadas formas de organización social que se registraron a comienzos
del siglo XXI. Levantamientos populares que protagonizaron los sectores
excluidos, en este caso, hombres y mujeres indígenas quienes cuestionaron las
funciones del Estado, el impacto devastador del modelo neoliberal y las prácticas
colonialistas reproducidas por el Estado y por la élite local; a fin de repensar el
horizonte indígena y modificar sus condiciones sociales. En este sentido, el
objetivo de la presente tesina es mostrar y analizar el proceso de transformaciones
sociales que se inauguró en Bolivia partir de la denominada “Guerra del Agua”
(año 2000) protagonizado por el movimiento indígena y sectores empobrecidos;
8
así como, conocer la situación actual del proceso de cambio en Bolivia como
posibilidad de futuro más allá de lo establecido por la “modernidad”.
Con el propósito de mostrar a los lectores, a través de un análisis crítico, las
luchas sociales que protagonizaron las organizaciones indígenas y campesinas a
principios de este siglo para comprender la construcción del proceso de cambio en
Bolivia, mismo que se registra como un fenómeno social novedoso en América
Latina y que merece toda nuestra atención.
En este trabajo de investigación parto de dos hipótesis: la primera es que la
capacidad organizativa del movimiento indígena y campesino abrió el proceso de
trasformaciones sociales que condujo a la búsqueda de alternativas subalternas a
la concepción hegemónica del mundo; y la segunda es que el proceso de
consolidación de futuro, en Bolivia, requiere de la recuperación e incorporación de
la experiencia social del ciclo de movilizaciones protagonizadas, a principios del
siglo XXI, por las organizaciones indígenas y campesinas para superar las
dificultades y contradicciones que surgen al interior del proceso de cambio.
La novedad de las prácticas transformadoras que han ocurrido en Bolivia,
resultan ser un nuevo desafío para el pensamiento social latinoamericano, es por
eso que me fue posible retomar los instrumentos analíticos de la epistemología del
Sur, sociología de las ausencias y sociología de las emergencias, como marco de
referencia, que no sólo nos permitirán explicar y analizar las formas sociales de
dominación, exclusión y racismo que invisibilizaron los saberes, las prácticas, los
derechos colectivos y las formas de organización social y productiva de los
pueblos indígenas, sino que también confronta a esas formas sociales de la no
existencia, aportando elementos que valorizan los conocimientos y la experiencia
del movimiento indígena, quienes han construido en Bolivia un horizonte de
posibilidades que expresa, retomando a Aníbal Quijano, la orientación de un
nuevo periodo, la transición de la resistencia a la búsqueda de alternativas.
9
La falta de recursos disponibles para emprender el vuelo y conocer
directamente los procesos sociales que se están viviendo en Bolivia, me hizo
abordar esta investigación a partir de la recolección de información cualitativa, por
medio de fuentes documentales y videográficas, así como de la asistencia a las
Conferencias, “Descolonizar la Modernidad diálogos con Silvia Rivera Cusicanqui”
y “Bolivia: logros y desafíos del proceso de transformación”, que me ayudaron a
ordenar y concretar una lectura sobre la realidad social de Bolivia a través de la
mirada, análisis y experiencia de tres sociólogos y activistas bolivianos: Silvia
Rivera Cusicanqui, Pablo Mamani y Álvaro García Linera.
El interés por realizar este estudio de caso se debe al sentido y relevancia
de la nueva lucha indígena que estalló en Bolivia a principios de este siglo, cuya
fuerza y organización a través de un proceso educativo al interior y al exterior del
propio movimiento, no sólo forzó la salida de la trasnacional “Aguas del Tunari”,
sino también permitió la renuncia de dos presidentes, Gonzalo Sánchez de Lozada
y Carlos Mesa; el planteamiento de modificar las estructuras de dominación
sociectal; el triunfo del primer presidente indígena, Evo Morales Ayma; la
realización de una Asamblea Constituyente; la construcción y proclamación de la
Nueva Constitución del Estado y como tal el reconocimiento institucional a la
diferencia.
En este sentido, cabe destacar que esta investigación es abordada desde la
Sociología de la Educación, ya que, como se sabe, el campo de análisis del la
Sociología de la Educación no sólo comprende el Sistema Escolar, sino también
todo tipo de educación, en la que se incluyen los procesos educativos que realiza
el movimiento indígena y que están implícitos en su comprensión y reflexión sobre
los procesos sociales y políticos de su entorno y en el desarrollo de sus acciones y
propuestas; así mismo su acción ha impactado en los procesos de construcción
del conocimiento en el conjunto de las ciencias sociales y han obligado a
replantear nuevos elementos epistemológicos para el análisis y comprensión de la
realidad social.
10
Si bien, el tema sobre el proceso de transformación social en Bolivia es muy
amplio, en las siguientes páginas se trató de analizar de forma sistematizada
algunos de los aspectos más importantes para propósitos de la presente tesina.
Para ello, el trabajo está dividido en tres capítulos, como enunciamos a
continuación:
El capítulo primero pretende describir el contexto social, político y
económico que antecedió a los levantamientos populares de comienzos de este
siglo, para después comenzar con la denominada “Guerra del Agua”, “Guerra de la
Coca” y “Guerra del Gas”; analizando las características y repercusiones de cada
uno de estos conflictos.
En el capítulo segundo se presenta el marco teórico referencial a partir del
cual se analiza el tema. Este corresponde al campo de la sociología de las
ausencias y la sociología de las emergencias, instrumentos analíticos de la
Epistemología del Sur desarrollados por Boaventura de Sousa Santos.
En el capítulo tercero, y último, hacemos una descripción y reflexión sobre
las dificultades del actual proceso de cambio en Bolivia a través del análisis e
interpretación de Álvaro García Linera, así como, cuáles son los retos del
movimiento indígena para superar las contradicciones y reforzar el proceso
revolucionario, en aras a concretar sus perspectivas y expectativas de futuro.
Finalmente y a manera de conclusión, se enuncian elementos importantes
que se desarrollaron en cada capítulo, para el análisis y ubicación de la lucha
indígena en Bolivia que conformó una fuerza social en función de un proyecto
político, y que actualmente ha abierto el debate, entre otras cuestiones, a cómo
conducir el procesos de cambio, qué “modo” o “sistema” sucederá al capitalismo,
cómo superar las contradicciones internas, etcétera. Si bien, muchas cuestiones
aún carecen de respuesta, sí podemos decir que, en la medida en que el
movimiento indígena retome de su experiencia, del ciclo de movilización de
11
principios de siglo, ayudará a clarificar y concretar las proposiciones basadas en
principios no capitalistas como expectativas de futuro.
12
CAPÍTULO I
IRRUPCIONES INDÍGENAS Y CAMPESINAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI
“Los derechos no se mendigan. Los derechos se conquistan.
Nadie va a luchar por lo nuestro.
O luchamos juntos por lo justo
o toleramos la humillación de los malos gobernantes”.1
Cada país se ve a sí mismo con los ojos de su memoria.
René Zavaleta Mercado
Introducción
Este capítulo está constituido por cuatro apartados que describen los
antecedentes propios de esta investigación, por lo que el primero de ellos se
refiere a los procesos de diferenciación social que se establecieron en Bolivia a
partir de la época colonial y que como tal serían reproducidos, aún después de la
independencia, por un pequeño grupo de criollos y mestizos ligados entre sí para
mantener las relaciones de poder. Por consiguiente, en este apartado también se
mostrará cómo estos grupos expresaron abiertamente el desprecio hacia los
pueblos originarios a través del racismo, discriminación y exclusión por
considerarlos un obstáculo para el progreso y la modernidad, esa modernidad que
prometía mayor crecimiento económico y una mejor calidad de vida.
Veremos también cómo a finales del siglo XX y principios del XXI entró un
modelo económico de orden mundial, denominado neoliberalismo, que profundizó
las crisis del Estado boliviano; lo que motivó en gran manera acciones de
1 “Manifiesto a Cochabamba”, por la Coordinadora de Defensa del Agua y de la Vida.
13
participación y de lucha indígena para transformar las relaciones en cuestión,
develándose así las crisis del paradigma de desarrollo y modernidad.
El segundo apartado aborda el primer levantamiento indígena y popular de
principios de este siglo conocido como la “guerra del agua”. Haciendo énfasis, a la
tendencia neoliberal de privatizar el agua, a las diversas movilizaciones sociales
que emergieron en rechazo a la concesión de agua potable y alcantarillado al
consorcio “Aguas del Tunari” y a la articulación y potencialidad que logró el
movimiento social en Bolivia para recuperar un bien común.
El tercer apartado se ocupa de describir brevemente dos conflictos sociales,
denominados la “guerra de la coca” y el “impuestazo”, que a la par con la “guerra
del agua” surgieron en un momento de crisis del sistema sociopolítico y
económico.
El último apartado se refiere a la “guerra del gas”, un conflicto de gran
envergadura que logró articular a los de abajo y colocar en la mesa del debate la
voluntad popular de trastocar las estructuras sociectales.
1.1. Antecedentes
En Bolivia, al igual que en otros países de América Latina con presencia de
pueblos indígenas, las tierras de estos pueblos han sido acosadas por el gran
capital, debido a los diversos recursos naturales que poseen, a fin de obtener
grandes beneficios. Mientras para los pueblos indígenas la tierra es sagrada, para
el Estado y las grandes transnacionales es simple mercancía; mientras los
pueblos indígenas protegen y preservan los recursos naturales que les provee la
Pachamama,2 el Estado actúa en relación a las políticas económicas mundiales
2 Término aymara y quechua y, que también utilizan los demás pueblos originarios de América del Sur para
definir a la Madre Tierra.
14
que promueven la venta de los recursos a empresas privadas a bajo precio, para
ser éstas últimas quienes se encarguen de la extracción, explotación,
transformación, venta y distribución de recursos básicos como: los minerales, el
agua, el gas y el petróleo.
Así es que, el Estado moderno en sus diferentes etapas históricas ha
pretendido disponer sobre las tierras y territorios de los pueblos indígenas que
constituyen una parte fundamental de su identidad, debido a que desde la
cosmovisión indígena la tierra constituye el espacio natural de vida y el lugar
sagrado donde vive e interactúa la comunidad; y el territorio como el espacio con
propia estructura organizativa que integra todas las formas de existencia de la
vida.3
En este sentido, es importante comenzar diciendo, que si bien, no existe
una sola interpretación que nos ayude a definir pueblos indígenas, en este trabajo
vamos a retomar algunos criterios y enfoques que nos sirvan para identificar
quiénes se consideran o a quiénes se les considera pueblos indígenas. Por lo que
recurrimos a:
El Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el cual
declara que un pueblo es considerado indígena cuando incluyen estilos
tradicionales de vida; cultura y modo de vida diferentes a los de los otros
segmentos de la población nacional, p.ej. la forma de subsistencia, el
idioma, las costumbres, etc.; organización social e instituciones políticas
propias; y vivir en continuidad histórica en un área determinada, o antes de
que otros “invadieron” o vinieron al área;
La Nueva Constitución Política del Estado Boliviano (2009), expresa que es
nación y pueblo indígena originario campesino toda la colectividad humana
3 Véase en: Huanacuni, Fernando, Buen Vivir / Vivir Bien. Filosofía, políticas, estrategias y experiencias
regionales andinas, Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas, Perú, 2010.
15
que comparta identidad cultural, idioma, tradición histórica, instituciones,
territorialidad y cosmovisión, cuya existencia es anterior a la invasión
colonial española.
Los pueblos indígenas al conservar formas distintas de proyectar el mundo,
han sido considerados por el Estado liberal, caracterizado por la cultura occidental,
un obstáculo para progreso.
La idea de progreso en el mundo occidental, es un imperativo de desarrollo
y bienestar, “…donde el futuro es mejor que el pasado, [donde se trabaja] para
progresar… El progreso significa también lo urbano, lo moderno, el tener bienes
acumulados. En síntesis, el progreso es mejor que lo otro, pero lo otro siempre
queda como un pasado, con un estereotipo negativo. El progreso tiene también
una connotación de positivo y lo tradicional de negativo”.4
Las diferencias étnicas de las naciones y pueblos originarios que involucran
“…formas específicas de interrelación, ciertas características culturales, sistemas
de organización social, costumbres y normas comunes, pautas de conducta,
lengua, tradición histórica, etcétera…”,5 al no entrar en esa idea de progreso, las
han pretendido borrar mediante prácticas de integración y homogenización
promovidas por el Estado uninacional.
El rechazo al otro, al diferente, al indígena, se ha manifestado en formas de
exclusión, discriminación, despojo, explotación y dominación que se han
reproducido desde la época colonial, hasta llegar al modelo neoliberal. Con la
entrada del neoliberalismo, el Estado se encargó de acceder a la aplicación de
políticas económicas y sociales que continuaron invisibilizando a la población
indígena y a sus derechos específicos como pueblos, como a su derecho a la
4 Crespo, Luis Felipe, “Políticas Culturales. Viejas tareas, nuevos paradigmas”, en Revista Memoria, núm.
158, abril 2002. 5 Díaz-Polaco, Héctor, La cuestión étnico nacional, Fontamara, México, 1998. p. 18.
16
tierra; territorio; recursos naturales; identidad cultural, prácticas y costumbres;
consulta; participación; actividades económicas tradicionales; educación; salud;
trabajo; autonomía; a vivir en libertad, paz y seguridad.6
El caso de Bolivia, es un claro ejemplo de un pueblo con mayoría indígena
conformada por Aymaras, Quechuas, Guaraníes y 33 naciones más7; quienes se
han enfrentado en diferentes etapas de su historia a los pequeños grupos que
ostentan el poder político y económico, toda vez que no se les había reconocido
sus derechos colectivos como naciones y pueblos originarios. Debido a que, en
Bolivia sólo se promovía una sola cultura, la occidental, por medio de procesos de
homogenización y aculturación que pretendían borrar la existencia de las diversas
culturas.
A lo anterior, es importante mencionar que Bolivia es considerada como la
región más pobre de América del Sur, está ubicada geográficamente en la zona
central de América del Sur. Su extensión territorial es de 1,098,581 Kilómetros
cuadrados. De acuerdo al Censo de Población y Vivienda 2001, Bolivia tiene una
población de 8.274.325 millones de habitantes y de los cuales un 62% se
autoidentifican como Pueblos Originarios o Indígenas de la Población.8
En esta región de Sudamérica, se consolidó después de la independencia
formal un Estado racista con matriz colonial, donde las características biológicas
combinadas a los componentes étnicos definirían la distribución de la población:
unos se ubicarían en una posición privilegiada, mientras que los otros obtendrían
una posición marginal.
6 Derechos amparados en el Convenio No. 169, ratificado en Bolivia mediante la Ley de la República n°
1257, en 1991. 7 Araona, baure, bésiro, canichana, cavineño, cayubaba, chácobo, chimán, ese ejja, guarasu’we, guarayu,
itonama, leco, machajuyai-kallawaya, machineri, maropa, mojeñotrinitario, mojeño-ignaciano, moré,
mosetén, movima, pacawara, puquina, sirionó, tacana, tapiete, toromona, uru chipaya, weenhayek, yaminawa,
yuki, yuracaré y zamuco. 8 Véase en http://www.ine.gob.bo
17
La dominación de la burguesía criolla primero ligada a la economía de la
plata y después ligada a la economía del estaño reforzó las prácticas racistas,
provenientes de la época colonial, definiendo así cuáles serían los derechos y
deberes de la población en base al color, características biológicas y componentes
étnicos.
En otras palabras, la configuración del “otro”, en Bolivia, ha evidenciado
profundas desigualdades a través del racismo. “El papel clave del racismo, desde
sus primeras apariciones en la época colonial, ha supuesto la negación de la
participación social, política y económica a ciertos grupos y la legitimación de
diversas formas de explotación. El racismo está incrustado en las relaciones de
poder; refleja la capacidad de determinado grupo de formular una ideología que no
sólo legitima una relación de poder particular entre comunidades étnicas, sino que
resulta ser un mecanismo útil para reproducir esa relación”.9
Derivado de lo anterior, el mismo autor, Fredy Rivera, considera tres
actitudes del poder precedentes del racismo, las cuales enuncia de la siguiente
manera:
“Primera, dentro del discurso racista, el poder se ejerce epistemológicamente en
las prácticas duales de nombrar y evaluar al “otro” ya que ambas actividades permiten la
clasificación de los individuos y les atribuyen un rol pasivo: reciben lo que decide el que
sustenta el poder. Segunda, las consecuencias socio políticas del racismo están sujetas al
poder que poseen los racistas. Así, un grupo puede considerar a [los “otros”] como
endémicamente inferiores... Tercera, cuando un grupo impone una concepción del mundo
que contiene elementos racistas, la sociedad en cuestión se divide automáticamente entre
grupos mayoritarios y minoritarios”.10
De tal forma, en Bolivia, la élite que se ha mantenido en el poder ha
reproducido su visión sobre la población originaria, haciendo alusión a ella de
forma despectiva como indios flojos, sucios, irracionales, ignorantes, salvajes,
9 http://www.uasb.edu.ec.padh
10 Loc. Cit.
18
borrachos, y atribuyéndoles el rol de servidumbre. Por lo que el racismo y la
discriminación se han mantenido en las estructuras políticas, económicas y
sociales; situación que se refleja en la vida cotidiana a través del lenguaje,
símbolos, códigos, prácticas, gestos.
La diferenciación social, corolario de los escenarios de la corona española y
después de la oligarquía nacional, ha preservado los supuestos o dicotomías:
superior/inferior, existencia/inexistencia, visible/invisible, intelectualidad/ignorancia,
moderno/arcaico; urbano/rural; mayoría/minoría; lo primero caracterizando a la
oligarquía blanca y mestiza y lo segundo definiendo a los pueblos indígenas.
Paradójicamente, el concepto de minoría utilizado por el discurso racista en
Bolivia, no se define en relación a un número menor del conjunto de la población,
sino, a las relaciones de poder, es decir, pese a que es mayor la población
indígena en Bolivia en relación a los criollos y mestizos, ésta fue nombrada como
minoría, como parte del discurso dominante.
Es por eso que históricamente los pueblos indígenas han luchado frente a
la cosmovisión dominante por la defensa de la vida y su territorio, así pues, han
resistido al ataque contra sus formas de organización y representación propias de
los ayllus,11 terminó que se traduce como comunidad, la cual se define como
estructura y unidad de vida constituida por toda forma de existencia y de
complementación con otros seres dentro de la comunidad;12 también han
expresado su rechazo a las políticas privatizadoras; han reclamado el respeto y
reconocimiento a su diferencia y a sus derechos colectivos como pueblos
originarios. En suma, han resistido a las disposiciones, primeramente, del sistema
11
Silvia Rivera Cusicanqui, define que el ayllu es la célula básica de la organización social andina, desde
tiempos prehispánicos y constituye una compleja organización territorial y de parentesco, de carácter
segmentario. A partir del Siglo XIX, los términos de “ayllus” y “comunidad” se convirtieron en sinónimo,
debido en gran medida al proceso de fragmentación vivido por la sociedad andina desde tiempos coloniales”.
Véase en Miranda Pacheco, Mario (Compilador), Bolivia en la hora de su modernización, UNAM, México,
1993. 12
Huanacuni, F. Op.Cit.
19
colonial, después del sistema capitalista y ahora como parte del segundo del
modelo neoliberal, mismas que se unieron para sostener el colonialismo interno,
preexistente en Bolivia.
Al respecto, Idón Moisés Chivi Vargas, describe:
“El colonialismo interno constituye el centro mismo de la reproducción de las
relaciones sociales de dominio sustentadas en el color de la piel y que se realizan desde el
mismo Estado, desde sus prácticas institucionales y su ideología excedente (…como son
los mecanismos señoriales de selección, las ideologías jerárquicas y las relaciones de
género, por ejemplo)”.13
En consecuencia a comienzos del Siglo XXI, Bolivia fue escenario de
diversas manifestaciones, movilizaciones, revueltas e insurrecciones,
protagonizadas en su mayoría por Aymaras, Quechuas y otros grupos originarios,
que en conjunto con población rural y urbana empobrecida, trabajadores
asalariados e informales, transportistas, estudiantes y profesionistas, mismos que
no contuvieron el hartazgo social, articularon nuevas formas de organización y
protesta. Por lo cual, al ser conscientes de sus condiciones sociales cuestionaron
las políticas privatizadoras implementadas por sus diferentes gobiernos y su
impacto económico, social, político, cultural y ambiental.
En lo relativo a los proyectos nacionales salientes de los diferentes
gobiernos de finales del Siglo XX y principios del XXI, todos respondieron a las
políticas exigidas por los organismos internacionales, mismas que dejaron
saqueada a la economía, causando crisis y endeudamiento externo. Por tanto, el
Estado se redujo a ser un órgano de dominación interna, a fin de profundizar las
desigualdades preexistentes entre los sectores indígenas y campesinos, y la
oligarquía nacional.
13
Chivi, Idón Moisés, “Bolivia: Fin del Estado Colonial, Nacimiento del Estado Plurinacional”, en Revista
Memoria, núm. 240, marzo 2010.
20
Por consecuencia, el Estado boliviano comenzó a evidenciar su deterioro.
“Fueron quince años de aplicación casi ininterrumpida del modelo neoliberal en
Bolivia. Todas las empresas estatales fueron privatizadas a través de la llamada
“capitalización” y las concesiones a privados. Los hidrocarburos, los ferrocarriles,
las telecomunicaciones, el transporte aéreo, los fondos de pensiones, la
electricidad, las empresas mineras, los bosques, casi todo fue privatizado. La
banca de fomento vinculada al estado fue declarada en quiebra, las subvenciones
a los sectores productivos más desprotegidos fueron suprimidas, la libre
importación de productos fue aplicada mucho antes de que entraran en vigencia
los acuerdos de la ronda de Uruguay que dieron nacimiento a la Organización
Mundial del Comercio”.14
De manera que en Bolivia fue evidente la crisis provocada por diversos
factores convergentes en el modelo neoliberal. Para comprender estos factores,
retomo el análisis que hace Luis Tapia sobre los tipos de crisis del Estado que se
han experimentado en Bolivia:
Crisis Fiscal: “El conjunto de privatizaciones de las empresas de explotación
de recursos naturales o de transformación manufacturera que eran propiedad
estatal se llevaron a cabo debido a la idea de que dichas empresas eran
insuficientes y causaban un alto déficit al estado. [Sin embargo] Los procesos de
privatización no han demostrado que los ingresos estatales hayan aumentado a
través de los impuestos que deberían haber crecido…Esto ha implicado un
creciente déficit fiscal o crisis fiscal, en la medida en que el estado ha tenido que
recurrir, crecientemente, a deuda para poder sostener su financiamiento normal.
En este sentido, el estado boliviano dependía de la deuda externa y de la llamada
cooperación internacional que definía las líneas de inversión pública”.15
14
Pablo, Solón. “Radiografía de un Febrero”, en: OSAL, CLACSO, año IV, no. 10, enero-abril de 2003. 15
Tapia, Luis, “Una reflexión sobre idea de Estado Plurinacional”, en: OSAL, año VIII, no. 22. CLACSO,
Buenos Aires, Argentina, 2007.
21
Crisis de representación: “Durante los ochenta y noventa se hicieron
algunas reformas electorales que, junto a los cambios producidos por la
implantación del modelo neoliberal, produjeron en el sistema de partidos una
configuración monoclasista. Había un sistema de partidos medianamente
fragmentado, con 5 partidos cogobernantes, que se adherían al mismo proyecto
económico y representaban a fracciones de la misma clase económicamente
dominante. En este sentido, las elecciones fueron eventos de competencia entre
fracciones de núcleos empresariales en el país, cuyo resultado no representaba al
conjunto de la población boliviana, sino que constituían un momento en que los
núcleos de poder económico competían por apoyo plebiscitario para definir el peso
que cada uno de éstos tendría en los gobiernos de coalición que se formaban para
gobernar el país”.16
Crisis de legitimidad: “En la medida en que los partidos no contienen
representación amplia de la sociedad civil y de pueblos y culturas, y en la medida
en que el parlamento y el Ejecutivo mostraron un creciente nivel de corrupción y
cinismo, el sistema de partidos comenzó a ser fuertemente cuestionado hacia
finales del siglo XX, y desde el año 2000 se empiezan a producir y desplegar los
conflictos más intensos; la guerra del agua, los bloqueos en el altiplano y las
grandes movilizaciones a favor de la nacionalización y la asamblea constituyente,
que siempre iban acompañadas de una fuerte crítica al sistema de partidos, como
el soporte político del estado en el país. Estas cosas ya son bien conocidas y
ampliamente comentadas; no ocurren sólo en Bolivia, han pasado en todo el
continente latinoamericano”.17
Crisis de correspondencia: “Se trata de una crisis de correspondencia entre
el estado boliviano, la configuración de sus poderes, el contenido de sus políticas,
por un lado, y, por el otro, el tipo de diversidad cultural desplegada de manera
16
Ibíd. 17
Ibíd.
22
autoorganizada, tanto a nivel de la sociedad civil como de la asamblea de pueblos
indígenas y otros espacios de ejercicio de la autoridad política que no forman parte
del estado boliviano, sino de otras matrices culturales excluidas por el estado
liberal desde su origen colonia y toda su historia posterior…Después de 15 años
de neoliberalismo, de un proceso de sucesivas derrotas de las organizaciones
populares que intentaron frenar y cuestionar los procesos de privatización, en el
año 2000, a partir de la guerra del agua, comienza un nuevo ciclo ascendente de
luchas populares que revelan procesos que se fueron preparando largamente y
que produce esta crisis de correspondencia a nivel del estado”.18
Los tipos de crisis de Estado que define Tapia, son un referente importante
para el análisis de los momentos económicos y sociopolíticos en los que el Estado
va perdiendo su legitimidad frente a una mayoría indígena y campesina que va
reafirmando su condición como pueblos originarios y como actores políticos
sujetos a derechos.
Cabe mencionar que en Bolivia al igual que en otras regiones del mundo, el
neoliberalismo entró de manera rapaz a finales de los 80’, como una doctrina
basada en la liberalización económica, la privatización y la intervención de los
gobiernos a favor del gran capital.
De tal forma, las políticas económicas y sociales de corte neoliberal las han
diseñado y ejecutado los organismos internacionales (llámense Fondo Monetario
Internacional, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo), como
mecanismo para desarticular al Estado de Bienestar y promover la privatización de
empresas paraestatales de bienes y servicios públicos. Asimismo, el discurso
neoliberal se sostiene en base a términos tecnócratas como: inversión, estabilidad,
mercantilización, eficacia, eficiencia, calidad, productividad, competencia, etc.
18
Ibíd.
23
Las políticas de corte neoliberal efectuadas en Bolivia se llevaron a cabo
como una medida de supuesta prevención o salida a las crisis económicas, y, a
cambio, los organismos financieros otorgaron préstamos a razón de dar
cumplimiento a sus recomendaciones de ajuste. Por otro lado, también las
políticas neoliberales pretendieron mostrar un aparente lado humano, como
ejemplo, está la creación de programas compensatorios que iban dirigidos a la
población marginada como forma de erradicar la “pobreza extrema”.
Sin embargo, la población empobrecida no sintió los supuestos beneficios
de la aplicación de las políticas económicas y sociales propias del neoliberalismo.
Ya que, dichas políticas ocasionaron una agudización en cuestión de desempleo,
caída de los salarios, contratos eventuales, aumento en la edad de jubilación,
despidos injustificados; desmantelamiento a la educación pública, aumento de
colegiaturas, reducción de la matrícula, inclusión de empresas privadas de
financiamiento y evaluación, reducción del presupuesto público a la educación;
aumento en el precio de los bienes de consumo; despojo y privatización de los
recursos naturales; reducción del presupuesto al sistema de salud e insuficiencia
de unidades; destrucción ambiental; apatía por el sistema de partidos, corruptela,
compadrazgos, clientelismo, impunidad, etc.
De manera que, en Bolivia el antagonismo social y las causas del modelo
neoliberal que dieron origen a las crisis del estado fueron el detonante para los
levantamientos populares inaugurados en Cochabamba en el año 2000 y los
subsiguientes.
Para comprender la situación que se vive actualmente en Bolivia como
escenario de debate y construcción de un Nuevo Estado y una nueva sociedad, es
necesario describir su proceso de transformación social a partir de las luchas
populares (2000-2005) que protagonizó el movimiento indígena y campesino a
través de dos cuestiones fundamentales: la recuperación y control popular de los
24
recursos naturales y la condición de plurinacionalidad que impactó al conjunto de
la sociedad; convirtiéndose así en un bloque dirigente del triunfo del primer
presidente indígena Evo Morales Ayma (2006), de la Asamblea Constituyente
(2007) y de la Nueva Constitución del Estado (2009), en la cual se establece el
reconocimiento institucional de los Derechos de las Naciones y Pueblos Indígena
Originario Campesinos, el carácter Plurinacional del Estado, etcétera.
1.2. La Guerra del Agua
“Pachacuti arriba cada 500 años.
Es el retorno del tiempo que nos fue arrebatado violentamente,
estos tiempos volverán, no serán los mismos porque el tiempo no retorna siempre igual,
pero volverá en la forma de terremotos y cambios profundos de Pachamama.
El tiempo de Pachacuti es el tiempo que ahora estamos viviendo.
Ese tiempo es ahora.19
Para comenzar, vale mencionar como antecedente que, en Bolivia ya había un
referente histórico de organización comunitaria desde los movimientos
anticoloniales encabezados por Tomás Katari, Túpac Katari y Bartolina Sisa
continuando con Willka Zarate, y que serían un referente para la lucha de las
organizaciones y sociedad civil que irrumpieron a principios de este siglo, como
son: la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia
(CSUTCB) de donde después surge el Movimiento Indio Pachacuti (MIP), los
cocaleros y su instrumento político Movimiento al Socialismo (MAS), las
Asambleas de los Pueblos Indígenas de la Amazonia, el Chaco y el Oriente, la
Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB), Consejo
Nacional de Ayllus y Marcas (CONAMAQ), la Federación de Juntas Vecinales
(FEJUVE), Federación Departamental de Regantes (FEDECOR), la Central
Obrera Boliviana (COB), la Coordinadora de Defensa del Agua y de la Vida,
etcétera.
19
“Mitos fundacionales”, véase en: www.rebelion.org/docs/52572.pdf
25
En junio de 1999 como parte de la agenda neoliberal, “el Banco Mundial
publicó un reporte sobre el Gasto Público en Bolivia, enfatizando la importancia de
una Ley de Agua Potable para garantizar la transferencia de la administración de
agua potable al sector privado y la necesidad de eliminar subsidios en el sector”.20
“En septiembre la Superintendencia de Aguas otorgó la concesión al consorcio
Internacional “Aguas del Tunari”, compañía creada en las Islas Caiman, un paraíso
fiscal, con un capital de apenas 2500 US$, compuesta por International Water UK,
una filial de la compañía norteamericana Bechtel, con un 55% de las acciones,
Abengoa, de España con 30% y un grupo de empresas bolivianas. Pocas
semanas después…el Parlamento aprobó la Ley de Agua Potable y Alcantarillado
Sanitario No. 2029”.21
La tendencia neoliberal de privatizar el agua y terminar con las formas
tradicionales-comunitarias de su uso y distribución fue discutida a finales de 1999
por la FEDECOR, el Comité de Defensa del Agua, organizaciones ambientalistas,
organizaciones sindicales, organizaciones vecinales, comerciantes, estudiantes,
profesores y demás asociaciones civiles, quienes se unieron en la Coordinadora
de Defensa del Agua y de la Vida, con el objetivo de llevar a cabo diversas
movilizaciones en rechazo a la concesión de agua potable y alcantarillado al
consorcio “Aguas del Tunari” y a la Ley No. 2029.
Lo que motivó en enero del año 2000 en la ciudad de Cochabamba intensas
jornadas de protesta, que se intensificaron aún más debido al aumento de cuotas
en el suministro del agua, lo que dio paso a la concreción de acciones tales como
bloqueos de carreteras y caminos.
Subsecuentemente, para el mes de febrero, todavía no se llegaba a un
acuerdo entre la Coordinadora de Defensa del Agua y el gobierno de Hugo
20
Crespo, Carlos, “La guerra del agua en Cochabamba”, véase en http.www.docencia.itz.uam.mx 21
Loc. Cit.
26
Banzer,22 por lo que la Coordinadora llamó a las diversas organizaciones y
sociedad civil organizada a la toma de la Ciudad de manera simbólica para
demandar específicamente el ajuste a las tarifas del agua potable, “anulación de la
Ley de Agua Potable y Alcantarillado Sanitario, anulación de reglamentos que
hicieron posible la Concesión, anulación del Contrato con “Aguas del Tunari”,
renuncia del Superintendente de Aguas, consenso con todos los sectores sociales
en la Ley del Recurso Agua”.23
En respuesta, el gobierno ordenó el despliegue de las fuerzas policiacas
para cercar la Ciudad y contener a la multitud, lo que provocó fuertes
enfrentamientos entre policías y manifestantes. Después de tales sucesos se llega
a un acuerdo provisional sobre el cobro de las tarifas del agua.
Para el mes de marzo, la Coordinadora de Defensa del Agua realizó una
consulta a la población en torno a su opinión sobre la Ley 2029; sobre las tarifas
del agua, y principalmente, si estaban de acuerdo con la concesión que se dio al
consorcio “Aguas del Tunari”. La amplia participación dio paso a la convocatoria y
desarrollo de una Asamblea, en la cual la Coordinadora convocó a tomar acciones
más radicales y permanentes hasta expulsar definitivamente a “Aguas del Tunari”
y por consiguiente concretar la congelación de las tarifas y modificar la Ley 2029.
En abril, la multitud irrumpe indefinidamente en la Ciudad hasta lograr la
solución a sus demandas, situación que se da bajo el asedio y represión policial.
22
Este personaje que participó directamente en el asedio y asesinato de Ernesto Che Guevara, fue presidente
de Bolivia en dos periodos: primero de 1971-1978 cuando encabezó un golpe de estado contra Juan José
Torres presidente nacionalista. Bajo un régimen dictatorial y con apoyo de Estados Unidos llevó a cabo
diversas acciones a razón de evitar la expansión del comunismo, a través de esa coordinación bilateral se
efectúo la Operación Cóndor que representó una de las mayores violaciones a los derechos humanos, por
llevar a cabo acciones de vigilancia, secuestro, tortura, violaciones, degradación, desapariciones forzadas de
estudiantes, campesinos, obreros, maestros, guerrilleros, amas de casa, sacerdotes, niños y demás personas o
grupos a quienes consideraban subversivos. Su segundo mandato presidencial definido como constitucional
fue de 1997-2001, recibiendo nuevamente el apoyo de Estados Unidos ahora en cuestión de lucha contra el
narcotráfico. 23
http://utopialapalabra.blogspot.mx/2010/10/la-lucha-por-el-agua-en-cochabamba.html
27
En tanto que, el día 10 de ese mismo mes se anuncia la cancelación del contrato
con “Aguas del Tunari”.
La articulación y potencialidad del movimiento social logró frenar la
estrategia neoliberal de privatizar la administración de agua potable, logrando así
el primer triunfo popular de principios de siglo contra el neoliberalismo.
Por lo que, “una serie de movilizaciones y protestas consiguieron la
eliminación de un contrato del servicio de agua potable lesivo a los intereses de la
población y lograron la modificación de una Ley que amenazaba esfuerzos
colectivos en la construcción y mantenimiento, usos y propiedad consuetudinaria
de sistemas de provisión de agua”.24
El elemento relevante aquí es que “la guerra del agua ha quedado inscrita
en la lucha del pueblo boliviano como momento inaugural de la recuperación de la
potencia social contra el saqueo de los recursos públicos y, más allá de ello, como
clave central de la lucha por la recuperación de los bienes comunes”.25 En este
sentido, la irrupción en Cochabamba fue el inicio de la resistencia contra 500 años
de despojo, dominación, discriminación y exclusión, que impulsó la necesidad de
repensar el horizonte indígena, como señala Pablo Mamani, en la “dinámica ser-
siendo y estar-estando”.26
Por otra parte, es importante señalar que durante el año 2000, año en el
que se da el conflicto de la guerra del agua, también se efectuaron otras
expresiones sociales, mismas que enunciamos brevemente a continuación:
24
Vargas Humberto y Kruse Thomas, “Las victorias de Abril: una historia que aún no concluye”, en: OSAL,
CLACSO, año IV, no. 12, septiembre-diciembre 2000. 25
Gutiérrez Aguilar, Raquel, Los Ritmos del Pachakuti, Sísifo Ediciones, México, 2009, p.69. 26
Conferencia, “Descolonizar la Modernidad diálogos con Silvia Rivera Cusicanqui”, en, Auditorio Ricardo
Flores Magón, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, 14, 16 y 17 de noviembre de 2011
28
Manifestaciones de profesores por aumento salarial.
Paros y bloqueos de choferes sindicalizados debido a la alza del precio del
combustible.
Protestas de la Central Obrera Regional (COR) por el aumento a
hidrocarburos y otros bienes de consumo.
Manifestaciones y huelga de hambre de policías a las que se unieron sus
esposas, para demandar aumento salarial.
Marchas de profesores por mayor asignación presupuestaria a la
educación.
Movilizaciones y bloqueos de campesinos en contra de la Reforma del
Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) y contra de la erradicación de
los cultivos de la hoja de coca.
Marchas de personal del Sector Salud por aumento salarial.
Manifestaciones y declaraciones de Coordinadora en Defensa del Agua, en
las cuales declaraban que no pagarían la deuda del Servicio Municipal de
Agua Potable y Alcantarillado (SEMAPA).
Manifestaciones de jubilados de la Federación de Trabajadores Mineros por
una “renta digna”.
Manifestaciones y bloqueos de comerciantes en contra de la prohibición de
instalar puestos de venta en las calles céntricas de La Paz.
Marcha de prestatarios que exigían la condonación de sus deudas que
contrajeron con entidades financieras.
Intensivas marchas de desocupados que exigían la creación de nuevos
empleos y mejores condiciones de trabajo.
Bloqueos del Comité Cívico de Oruro para demandar información sobre la
puesta en marcha de obras públicas.
Unificación de diversas organizaciones en la Coordinadora de Movilización
Única Nacional (COMUNAL), quienes llevarían a cabo manifestaciones
29
demandando la modificación de la Ley del INRA y el rechazo a la
erradicación de la hoja de coca.
Manifestaciones de profesores, estudiantes y padres de familia en protesta
de la municipalización de la educación.
Manifestaciones y bloqueos de cocaleros de la región del Yungas y del
Chapare y demás organizaciones en rechazo a la erradicación de los
cultivos de la hoja de coca; programa ejecutado por el presidente Hugo
Banzer apoyado por Estados Unidos (programa al cual le da continuidad,
después de la renuncia de Banzer, el vicepresidente Jorge Tuto Quiroga).
Marchas en rechazo al desafuero del entonces dirigente de los cocaleros y
diputado Evo Morales Ayma, etc.27
De manera que, como pudimos observar, las irrupciones sociales
fueron el preludio del Siglo XXI. Empero, la guerra del agua por su
envergadura y diversidad significó prácticamente el primer levantamiento
organizado popular de principios de siglo.
1.3. Movilizaciones Sociales posteriores a la “guerra del agua”
Uno de los conflictos que se agudizó después de la guerra del agua, fue la
denominada guerra de la coca, por su significación simbólica, cultural y económica
que guarda. “A comienzos de 1998 el gobierno de Banzer Suárez puso en marcha
un nuevo proyecto de “lucha antidrogas” denominado “Plan Dignidad”. Este plan
prometía “sacar a Bolivia del circuito del narcotráfico hasta el año 2002”. Para ello,
se propusieron erradicar la totalidad de la coca ilegal y excedentaria, es decir,
aproximadamente 38,000 has. Además, aplicar una “fuerte política de
interdicción”. En el marco de este “plan” y a lo largo de 1998 y 1999 proliferaron
los enfrentamientos entre fuerzas erradicadoras y cocaleros, implementando el
27
Véase en “Bolivia Cronología del conflicto social”, OSAL, disponible en http://www.clacso.org.ar/
30
gobierno una política de terror”, que incluyó la duplicación del número de efectivos
policiales y militares en la zona del Chapare y el traslado a la región de pertrechos
de guerra como helicópteros artillados y tanques”.28
La hoja de coca es un símbolo de identidad cultural indígena, de herencia
ancestral, que emerge de la profunda relación que se tiene con el entorno y con la
Pachamama, representa la fuerza, la vida, es un alimento espiritual que les
permite entrar en contacto con sus divinidades;29 sin embargo, esta especie de
planta primero fue desvalorizada pero a la misma vez aprovechado por la corona
española para hacer rendir el trabajo indígena, dado que las condiciones laborales
a las que se enfrentaban eran infrahumanas. La hoja de coca les permitía
aguantar el hambre, las prolongadas jornadas de trabajo, las condiciones
climáticas y el trabajo obligado; de manera que, los españoles no tomaron en
cuenta el valor y significado histórico y cultural que tenía la coca para la población
nativa.
Es importante mencionar que en el siglo XIX, se procesa la hoja de coca y
da como resultado la cocaína. Después del descubrimiento de sus propiedades,
Estados Unidos enuncia y norma la ilegalidad de la cocaína y de la coca.
En el año 2001 y 2002 con la aplicación del Programa de erradicación de
los cultivos de la hoja de coca, se intensificó el clima de tensión e inquietud entre
los cocaleros del Chapare,*30 por el acoso y represión de policías, fuerzas militares
y aéreas. Groso modo, “los hombres y mujeres productores de hoja de coca
organizados desde sus sindicatos de base* sostuvieron durante más de una
década una larga lucha de resistencia en defensa de la coca actuando como
movimiento social y consolidando un partido político propio; definieron su derecho
28
Gutiérrez, R. Op. Cit. p. 207. 29
Véase en: www.katari.org/sagrada-hoja-de-coca/ 30
Territorio en el cual se cultiva la hoja de coca de manera tradicional para la venta y consumo.
31
de, al menos, determinadas extensiones de cocales y pelearon por ese derecho
de todas las maneras posibles”.31
Asimismo, para el año 2003, se inicia una oleada de manifestaciones que
generó un levantamiento en La Paz y El Alto en contra del “impuestazo”. Como
antecedente, “todo comenzó el 9 de febrero cuando el gobierno anunció el
“impuestazo al salario” para reducir el déficit fiscal por orden del FMI. Era
“impuestazo o gasolinazo”, decía el presidente. El déficit fiscal había crecido al
8,5% por la privatización del servicio de pensiones de los jubilados, y el FMI exigía
que se lo redujera a 3,5% para otorgar nuevos créditos. El gobierno presentó la
medida como una gran idea: “en vez del gasolinazo que afecta a todos, sólo
vamos a afectar a los asalariados que no son una mayoría. Además, lo haremos
en una escala gradual que irá desde un descuento del 4,2% para quienes ganan
más de 880 Bs (115 u$s) hasta un descuento del 12% para los que ganan más de
20.000 Bs (2.630 u$s)”.32
El entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada,33 siguiendo las
recomendaciones del FMI presentó un proyecto de reforma para reducir el déficit
fiscal por medio de aplicar un impuesto directo al salario que afectaría claramente
a los trabajadores formales. El 10 de febrero, un día después de anunciar el
aumento, se iniciaron diversas manifestaciones en rechazo al impuestazo, no solo
de organizaciones de trabajadores asalariados, sino también de desocupados,
estudiantes, campesinos, cocaleros y comerciantes que pedían la renuncia de
Sánchez de Lozada.
31
Gutiérrez, R. Op. Cit. p. 206. 32
Pablo Solón. “Radiografía de un febrero”, en: OSAL, CLACSO, año IV, no. 10, enero-abril de 2003.
*Es interesante señalar que los campesinos bolivianos se han organizado a lo largo del Siglo XX en sindicatos
en los cuales insertan también los procesos tradicionales. 33
Gonzalo Sánchez de Lozada, empresario, que vivió su infancia y juventud en Estados Unidos fue presidente
de Bolivia en dos ocasiones: su primer periodo fue de 1993-1997 se destacó por reforzar la era neoliberal
ejecutando programas de privatización y desmantelamiento de empresas públicas; su segundo periodo
comenzó en el 2002 y concluyó en el 2003 debido a su política económica dictaminada por el FMI que causó
el rechazo popular.
32
Los días 12 y 13 de febrero se intensificaron las manifestaciones
concentradas principalmente en el centro de La Paz. Por su parte, el gobierno
desplegó las fuerzas policiacas y aéreas para reprimir a la multitud concentrada.
Las fuerzas del estado arremetieron contra los manifestantes disparándoles gases
lacrimógenos y balas de armas de fuego, provocando fuertes enfrentamientos con
los manifestantes.
"De los enfrentamientos de la plaza, la protesta se volcó a la quema de
instituciones-símbolo del Estado, como la Vicepresidencia de la República, el
Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Desarrollo Sostenible. Paralelamente, el
repudio alcanzó las sedes de los partidos políticos que han gobernado Bolivia
alternadamente en los últimos quince años: MNR, MIR, UCS y ADN1, y sedes de
algunas empresas emblemáticas de las privatizaciones y transnacionalización de
la economía”.34
El descontento social ya era tal, que en la medida en que se iban aplicando
nuevas políticas de corte neoliberal, la población empezó a tomar acciones más
radicales para frenarlas. A pesar de que el 12 de febrero de ese mismo año,
Sánchez de Lozada anunció mediante un comunicado por televisión la anulación
de la propuesta al impuesto sobre el salario, esta decisión no suprimió el rechazo
popular hacía su política económica y social. Entonces la principal demanda de los
meses siguientes persistiría en torno a la renuncia de Sánchez de Lozada, aunado
al rechazo al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y a la exportación
del gas.
34
Espinoza Claudia y Gosálvez Gonzalo. “Levantamiento popular del 12 y 13 de febrero en La Paz Bolivia
arrinconada en la azotea de su historia”, en: OSAL, CLACSO, año IV, no. 10, enero-abril de 2003.
33
1.4. La Guerra del Gas
En septiembre de 2003, la población continuaba con intensas jornadas de lucha.
De manera que, la CSUTCB prolongaba sus bloqueos en demanda al
cumplimiento del pliego de los 72 puntos, la entrega de 1,000 tractores, la
anulación de la Ley de Protección y Seguridad Ciudadana, la liberación de Edwin
Hampu35 y en oposición a la venta de gas. Llevando a cabo junto con el MIP
acciones colectivas como bloqueos y huelgas de hambre.
Simultáneamente la Coordinadora por la Defensa del Gas inicia acciones en
contra de la exportación de gas a Estados Unidos por un puerto chileno; la
FEJUVE inicia una marcha en contra de los formularios Maya y Paya;36 la COR de
El Alto convoca a un paro nacional en defensa del gas, los cocaleros anuncian su
rechazo a la venta del gas y proponen que se lleve a cabo un plebiscito.
Derivado de la decisión del presidente Sánchez de Lozada de exportar gas
a Estados Unidos por puertos chilenos, sin antes realizar una consulta, provocó el
rechazo entre la población de manera general.
Al respecto, Pablo Mamani nos explica de la siguiente forma:
“…a raíz del tema del GAS, el pueblo se ha revelado, está indignado por el manejo
absolutamente antipatriótico y antidemocrático de primero haberse enterado que a través
de la ley de hidrocarburos y el decreto 27. 408, Sánchez de Lozada ha entregado nuestros
35
Edwin Hampu, era Secretario General de la Central Campesina de la comunidad de Cota Cota provincia de
Omasuyos, la causa de su detención fue por la supuesta culpabilidad del asesinato de dos personas en la
comunidad de Cota Cota, quienes a su vez habían sido sorprendidos por la comunidad robando ganado. 36
Los formularios Maya y Paya habían sido aprobados en febrero de 2003, “Estos formularios, [significaban]
un cambio del sistema catastral que [implicaba] necesariamente asumir nuevos parámetros para el cobro de
impuestos. El registro de los tipos de viviendas [parecía] ser una medida natural del control estatal sobre los
bienes de las personas, pero esto molestó bastante a la población porque sería utilizado para aumentar
impuestos, no resultaba fácil concebir que la alcaldía [tuviera] un sistema catastral que [averiguara] sobre “la
intimidad de los vecinos” cuando esta vigilancia [fuera] ejercida para exigir contribuciones mayores de los
vecinos en forma de impuestos de sus inmuebles”.
Véase en http://bolivia.indymedia.org/es/2003/09/2560.shtml
34
hidrocarburos y recursos naturales y propiedad a las empresas transnacionales, y
segundo, en contubernios con la oligarquía chilena, pretende regalar nuestro GAS, para el
potenciamiento económico y militar de ese país”.37
Por consecuencia, el 19 de septiembre, se dio inicio a la primera gran
jornada de lucha nacional en defensa del gas. Las diferentes Organizaciones y
población civil convocadas por la Coordinadora en Defensa del Gas realizaron
marchas multitudinarias en La Paz y El Alto; situación que se extendió también en
otras ciudades como: Cochabamba y Oruro, a fin de evitar la exportación de gas y
la permanencia de Sánchez de Lozada en la presidencia.
Como resultado, Sánchez de Lozada desplegó las fuerzas militares y
policiacas para contener a la multitud enfadada y, el 20 de septiembre, a razón del
supuesto secuestro de turistas en Sorata echó a andar un Operativo denominado
“Rescate Humanitario” que culminó con fuertes enfrentamientos entre la población
de Warisata y las fuerzas armadas del estado.
El periódico El Diario, al respectó informó: “…el enfrentamiento entre el
Ejército y los campesinos de la región altiplánica cobra la vida de cinco originarios
y un militar”.38 Por lo tanto, la situación en Bolivia se fue agravando cada vez más
debido a la masacre ocurrida en Warisata.
Por lo que, se mantienen las marchas, movilizaciones, paros y bloqueos
entre la población, articulando de acuerdo con palabras de Pablo Mamani:
La nacionalización de hidrocarburos;
La expulsión de Gonzalo Sánchez de Lozada;
37
http://www.lafogata.org/003latino/latino9/bol_crezca.htm.
(La entrega del gas a Chile es un tema muy delicado por el antecedente de la Guerra del Pacífico (1879), que
se inscribe en la memoria histórica, ya que derivado de esta guerra, Bolivia perdió su acceso al Océano). 38
http://www.eldiario.net/noticias/2003/2003_09/nt030921/
35
El cuestionamiento de un modelo social neoliberal y,
El cuestionamiento de un estado blanco, racista, colonial, mestizo,
dominante.39
Por su parte, Sánchez de Lozada declara el día 11 de octubre “emergencia
nacional”, a fin de garantizar el abastecimiento y distribución de combustible. Por
lo que decide implementar, “el día 12 de octubre, un operativo militar para hacer
llegar un convoy de carros de cisternas desde la Planta de Senkata, un complejo
de procesamiento y almacenamiento de hidrocarburos en el extremo sur de la
Ciudad de El Alto, hasta la ciudad de La Paz. Para ello, era necesario que el
convoy de cisternas acompañado por vehículos militares atravesara toda la ciudad
venciendo los innumerables obstáculos que la población movilizada había
colocado para asegurar sus bloqueos”.40 Situación que procedió al reforzamiento
de efectivos en El Alto.
Mientras tanto, los manifestantes concentrados allí por la convocación de la
FEJUVE arremetieron con piedras y palos contra los militares para contener su
injerencia en aquella ciudad, toda vez que hacían frente a la provocación bajo la
consigna “gas, Constituyente, renuncia”. Por su parte las “fuerzas del orden”
comenzaron con fuertes dispositivos de seguridad, mediante el uso de la fuerza,
gases lacrimógenos y armas de fuego, dejando como saldo: “cinco muertos, según
el gobierno, y de 15 a 26, de acuerdo con medios locales, y unos 90 heridos en la
militarizada ciudad de El Alto en represión a manifestantes”.41
Aún así, sin dar marcha atrás, las movilizaciones sociales continuaban
hasta que el 17 de octubre de 2003, renunció Sánchez de Lozada a la presidencia
quedando a cargo el vicepresidente Carlos Mesa.
39
El Alto, Abril 2007. Pablo Mamani en: “October 2003: El Alto bécame a temporary autonomous zone”,
disponible en internet. 40
Gutiérrez, R. Op. Cit. p. 261. 41
http://www.jornada.unam.mx/2003/10/13
36
En suma, retomo el análisis que hace Silvia Rivera Cusicanqui sobre el
levantamiento de El Alto y La Paz, al considerarlo como:
“El levantamiento social más grande de los últimos 50 años, donde más allá de los
mitos progresistas e ilustrados, se produjo una crítica práctica a la organización del detalle,
una revuelta del sentido común y el trastrocamiento de la arquitectura invisible de la
sociabilidad cotidiana. Entre tanto, esa sociedad y esa democracia de las y los de abajo, la
que convocó minuciosamente a organizar la rabia y a romper el silencio, se sumerge de
nuevo en el manqhapacha (espacio-tiempo-interior), retorna a los lenguajes del símbolo y a
los idiomas ancestrales, pero se mantiene vigilante y alerta ante estos mecanismos de
escamoteo que son tan sólo la otra cara de la masacre: un maquillaje engañoso con el que
las élites patriarcales y coloniales, pretenden nuevamente encubrir su dominio arbitrario y
disfrazar su incapacidad de ejercer soberanía a nombre de todas y de todos”.42
En alerta a ese maquillaje engañoso al que refiere Silvia Rivera Cusicanqui,
las movilizaciones sociales, durante el corto periodo de Carlos Mesa en la
presidencia, no finalizaron.
La incapacidad de Carlos Mesa de resolver las demandas locales e
imposibilidad de llegar a soluciones o acuerdos con las organizaciones sociales,
en cuestión de: nacionalización de los hidrocarburos y convocatoria de la
Asamblea Constituyente con aras a refundar el Estado; provocó la renuncia de
Carlos Mesa en dos ocasiones a la presidencia, la última fue el 6 de junio de 2005,
misma que fue aprobada.
De manera que, Eduardo Rodríguez Veltze, presidente interino, convocó a
elecciones presidenciales anticipadas; por lo que el 18 de diciembre de ese mismo
año, “se realizan las elecciones presidenciales, legislativas y prefecturales en todo
el país. El candidato del MAS, Evo Morales, se convierte en el nuevo presidente
electo de Bolivia al lograr el 53,7% de los 2.963.152 votos emitidos. Este
42
Rivera, Silvia, “Bolivia: metáforas y retóricas en el levantamiento de octubre”, disponible en
http://www.jornada.unam.mx/2003/11/03/articulos/63_silvia.htm
37
porcentaje, el más alto desde la apertura democrática en la década del ’80, le
permite asumir la primera magistratura sin necesidad de pasar por el colegio
electoral”. 43
“Dentro de las principales propuestas realizadas por el presidente electo,
quien [asumió] su cargo el 22 de enero de 2006, se destacan la nacionalización de
los hidrocarburos, la industrialización del gas, la convocatoria a la Asamblea
Constituyente, el combate a la corrupción y a la impunidad, la reducción de los
gastos políticos y el desarrollo del aparato productivo del país”.44
De manera que los actores sociales que protagonizaron las luchas
populares a partir del año 2000, eligieron al primer presidente indígena de Bolivia,
Evo Morales Ayma.
Finalmente podemos decir que la indignación nacional a las políticas
neoliberales protagonizada por el movimiento indígena abrió el proceso de cambio
en Bolivia. En particular, la guerra del gas planteó la voluntad popular de modificar
las estructuras de dominación sociectal y construir un proyecto de trasformación
social. La “agenda de octubre” sintetizó la demanda de una Asamblea
Constituyente participativa como vía para refundar el estado.
En este sentido, el énfasis de las organizaciones indígenas y campesinas
en proyectar un nuevo horizonte de trasformaciones permitió la creación de “un
espacio de consenso y articulación política, que denominaron luego “Pacto de
Unidad”, con el objetivo de impulsar la convocatoria y realización de una Asamblea
Constituyente, como escenario de refundación del país”.45
43
Bolivia Cronología (septiembre-diciembre 2005), OSAL año VI No. 18 septiembre-diciembre 2005,
disponible en http://www.clacso.org.ar/ 44
Loc. Cit. 45
Véase en http://www.gobernabilidad.org.bo/piocs/asamblea-constituyente/hacia-la-asamblea
38
Es así que, el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu
(CONAMAQ); la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB); la
Confederación Sindical de Colonizadores de Bolivia (CSCB); la Confederación
Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB); la Federación
Nacional de Mujeres Campesinas, Indígenas Originarias Bartolinas Sisa
(FNMCIOB “BS”); el Movimiento Cuwww.constituyentesoberana.orgltural
Afrodescendiente, la Asociación Nacional de Regantes y Sistemas Comunitarios
de Agua Potable (ANARESCAPYS) y la Coordinadora de Pueblos Étnicos de
Santa Cruz (CPESC), dirigieron su capacidad analítica y creativa, desde el 2005,
para la elaboración de una propuesta de Constitución Política del Estado, que fue
presentada en la Asamblea Constituyente del año 2007.
En la propuesta presentada por el “Pacto de Unidad” plantean, entre otras
disposiciones, una sección que enuncia los Derechos de las Naciones y Pueblos
Indígenas Originarios Campesinos y Afrodescendientes. Tema prioritario para el
fortalecimiento de la acción política del movimiento indígena que históricamente ha
luchado por el reconocimiento y pleno ejercicio de sus derechos colectivos como
pueblos originarios.
Por lo que cabe destacar a continuación la descripción textual del
pronunciamiento de las organizaciones indígenas y campesinas, conformadas en
el “Pacto de Unidad”, referente a los Derechos de las naciones y pueblos
indígenas, el cual se pactó de la siguiente manera:
Derechos de las Naciones y Pueblos Indígenas Originarios Campesinos y
Afrodescendientes
“Artículo 20
El Estado Plurinacional Comunitario respeta, garantiza y protege los derechos de
las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos y afrodescendientes de acuerdo
con sus sistemas normativos, principios, saberes y valores.
39
Artículo 21.
Las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos y afrodescendientes
tienen los siguientes derechos:
a) A la identidad cultural, la libre determinación y la territorialidad, en el marco de la
unidad del Estado Plurinacional.
b) A la titulación colectiva de las tierras que son inembargables, inalienables,
indivisibles, imprescriptibles e inextinguibles.
c) A la propiedad de los recursos naturales existentes en sus territorios.
d) Al ejercicio de sus sistemas políticos; elección de autoridades; autogobierno y
administración de justicia; y, gestión autónoma de sus territorios.
e) Al desarrollo de sistemas económicos acordes a su cosmovisión y realidad, en la
búsqueda del “vivir bien”.
f) A ser consultados, mediante procedimientos apropiados y en particular a través
de sus instituciones representativas, cada vez que se prevean medidas legislativas o
administrativas susceptibles de afectarles. En este marco se respeta y garantiza el derecho
al consentimiento previo vinculante respecto a los recursos naturales en el territorio que les
corresponde.
g) A que sus prácticas y visiones culturales sean valoradas, respetadas y
promocionadas, como parte de la identidad del Estado Plurinacional, así como sus
emblemas y vestimentas.
h) A una educación de acuerdo a su cultura, historia, y lenguas; a sus necesidades
y aspiraciones, orientada a su fortalecimiento y a la construcción de una sociedad
intercultural.
i) A la comunicación, al acceso universal a la información, al conocimiento y a la
libre expresión sin discriminación, así como el derecho a establecer modelos propios de
comunicación.
j) Al establecimiento de modelos, instituciones propias y al manejo de sistemas
comunicacionales desde las cosmovisiones y prácticas de las naciones y pueblos
indígenas originarios campesinos y afrodescendientes.
Artículo 22.
I. Se respetan y garantizan las prácticas y los derechos intelectuales colectivos
sobre los saberes en diversas ciencias y conocimientos ancestrales, tecnologías e
innovaciones de las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos y
afrodescendientes, así como su valoración, uso y desarrollo.
40
II. Se prohíbe el registro de patentes y privatización sobre estos recursos,
conocimientos ancestrales, biodiversidad y recursos genéticos.
Artículo 23.
Los pueblos indígenas en peligro de extinción, aislamiento voluntario o no
contactados gozan de protección del Estado. Los pueblos indígenas en aislamiento gozan
del derecho a mantenerse en esa condición si así lo deciden.
Artículo 24.
Se respeta y garantiza el derecho a la participación directa de las naciones y
pueblos indígenas originarios campesinos y afrodescendientes en toda la estructura del
Estado Plurinacional. La elección y designación de sus representantes se hará a través de
sus propias autoridades, instituciones, mecanismos y procedimientos en el marco de esta
Constitución”.46
Si bien, la propuesta de Constitución Política del Estado elaborada por el
“Pacto de Unidad” refleja la capacidad del movimiento indígena de pensar con
cabeza propia, aquí sólo nos referimos a la disposición sobre Derechos de las
Naciones y Pueblos Indígenas Originarios Campesinos y Afrodescendientes por
su relevancia y a manera de ejemplo.
Cabe señalar que, aunque la propuesta de Constitución, señalada
anteriormente, no se reflejó tal cual en la Nueva Constitución Política del Estado
boliviano,47 si podemos afirmar que la Nueva Constitución quedó formulada en
base a la propuesta del “Pacto de Unidad” presentada a la Asamblea
Constituyente el 23 de mayo de 2007; al Convenio No. 169 de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), reconocida por el Estado boliviano como Ley No.
1257 el 11 de julio de 1991, y a la Declaración de las Naciones Unidas sobre los
Derechos de los Pueblos Indígenas, promulgada el 13 de septiembre de 2007 y
reconocida por el Estado boliviano mediante Ley 3760 el 08 de noviembre de
46
Véase en http://www.constituyentesoberana.org/3/propuestas/osio/propuesta-cpe-pacto-unidad.pdf 47
Véase en http://www.patrianueva.bo/constitucion/
41
2008. Cabe señalar entonces que la Nueva Constitución fue aprobada con un
62%, mediante un referéndum en febrero de 2009.
Por último señalamos que, el movimiento indígena no sólo proyectó su
lucha en defensa de los recursos naturales, sino que, logró articularse en favor de
un nuevo proyecto de estado capaz de brindar una sociedad más justa. En este
sentido, el movimiento indígena, se “está reivindicando antes que nada como un
actor social y político, con identidad propia, distinto, diferente, independiente,
autónomo y con capacidad de definición propia”.48
Conclusión
En este primer momento de la investigación hemos señalado que Bolivia es una
región con presencia mayoritariamente indígena que ha resistido a diversos
mecanismos e instrumentos de exclusión social, discriminación y despojo de sus
tierras y recursos. Se mencionó brevemente cómo esas prácticas dividieron a la
población producto del proceso de colonización, y cómo estas serían reproducidas
por la emergente élite formada por criollos y mestizos.
En este sentido, se refirió que el Estado, como órgano de control interno,
fue un instrumento de la oligarquía nacional para ejercer su dominación y
mantenerse en las estructuras de poder; todo bajo la racionalidad de la cultura
occidental.
Asimismo, se pudo observar cómo el Estado boliviano a finales del siglo XX
y comienzos del siglo XXI, entro en graves crisis de carácter social, económico y
político, debido a las causantes de un modelo de país capitalista, atrasado y
48
Coll, Tatiana, América Latina en el filo del siglo XXI. Entre la catástrofe y los sueños: los nuevos actores
sociales, Universidad Pedagógica Nacional y Casa Juan Pablos, México, 2001. p. 55.
42
dependiente. Por lo que, las organizaciones indígenas y sociedad civil organizada
empezaron a cuestionar la sociedad global y sus paradigmas de desarrollo.
En relación a lo anterior, se describieron algunos de los conflictos entre el
Estado boliviano y el movimiento social. Así mismo, se señalaron diversas
movilizaciones sociales que emergieron a comienzos del siglo XXI y que fueron
cobrando, debido a sus formas de organización, mayor fuerza y radicalidad contra
el neoliberalismo y el sistema tradicional de partidos.
De manera que, se abordó la “guerra del agua” y la “guerra del gas” como
momentos inaugurales de conformación de nuevos actores sociales que
orientaron su experiencia de vida y organización a su lucha contra el
neoliberalismo, la discriminación y exclusión social.
Por último, subrayamos que las prácticas colectivas específicamente de las
organizaciones indígenas y campesinas sobre sí mismas y hacía la sociedad
abrieron acciones y propuestas dirigidas al cambio social.
43
CAPÍTULO II.
INSTRUMENTOS ANALÍTICOS DE LA EPISTEMOLOGÍA DEL SUR
“Lo que es diverso no está desunido, lo que está unificado no es uniforme,
lo que es igual no tiene que ser idéntico, lo que es diferente no tiene que ser injusto. Tenemos el
derecho de ser iguales cuando la diferencia nos inferioriza, tenemos el derecho de ser diferentes
cuando la igualdad nos descaracteriza”.
Boaventura de Sousa Santos49
Introducción
El movimiento indígena y campesino en América Latina fue protagonista de las
insurrecciones populares, iniciadas a principios de los 90’ y comienzos del siglo
XXI, contra “la exclusión económica, social, política y cultural generada por la
reencarnación más reciente del capitalismo global, conocida como globalización
neoliberal”.50 Forjando nuevas prácticas de confrontación frente al sistema de
dominación, discriminación y explotación a fin de construir acciones colectivas de
transformación social consistentes en la búsqueda por el reconocimiento a la
diferencia; a sus derechos específicos como pueblos indígenas; a sus formas
tradicionales de organización social, cultural y productiva; a la recuperación de los
recursos naturales; a la construcción de una sociedad multicultural; en fin, a su
reconocimiento como pueblos, por ende, a la construcción de un Estado
Plurinacional, como el caso específico de las demandas de las Organizaciones
Indígenas y Campesinas de Bolivia.
49
Santos, Boaventura de Sousa, “Hacia una concepción multicultural de los derechos humanos”, En
publicación: Análisis Político, Nro.31. IEPRI, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales.
UN, Universidad Nacional de Colombia, Santa fe de Bogotá, Antioquia, Colombia: Colombia. 1997 50
Santos, Boaventura de Sousa, Una epistemología del Sur: la reinvención del conocimiento y la
emancipación social, Siglo XXI, México, 2009, p. 180
44
De manera que, para analizar las luchas populares, sus inconformismos,
experiencias y prácticas transformadoras que tuvieron lugar particularmente en
Bolivia y que continúan como un proceso dinámico e inacabado, retomaremos en
este capítulo la contribución epistémica desarrollada por Boaventura de Sousa
Santos, referente al campo de la sociología de las ausencias y la sociología de las
emergencias a partir de una epistemología del Sur.
El primer apartado se ocupa de las dos indagatorias de la sociología de las
ausencias. La primera nos ayudará a develar los fenómenos de dominación,
exclusión y racismo encubiertos por las lógicas de producción de la no existencia,
por cuanto han negado la presencia de los pueblos indígenas, es decir, su
cosmovisión, símbolos, saberes, prácticas, formas de organización,
contribuciones, necesidades, historia, dinamismo, etcétera. Así mismo, en este
apartado se comprenderá cómo estas lógicas de la producción o modos de
producción de la no existencia han sido originadas por la “modernidad” como
concepción hegemónica del mundo; ya que convierten a lo “otro”, a lo “diferente”,
a lo “desigual”; así como a sus prácticas, lenguajes, símbolos, conocimientos y
experiencias, en inexistencia por no entrar en los cánones de racionalidad-
totalidad producidos por la “modernidad”. Tal es el caso de la población indígena y
sectores empobrecidos de Bolivia, que debido a las relaciones de poder
emanadas desde la conquista, post-independencia y neoliberalismo, la han
posicionado en el campo del silenciamiento, marginación y descalificación.
En lo que se refiere a la segunda indagatoria de la sociología de las
ausencias, se señalará su objetivo principal que corresponde a “transformar las
ausencias en presencias, centrándose en los fragmentos de la experiencia social
no socializada por la totalidad metonímica”.51 En este sentido, se comprenderá
cómo esta indagatoria confronta y sustituye a las lógicas de la producción de la no
51
Santos, Boaventura de Sousa. Op. Cit. p.109.
45
existencia, por medio de las ecologías. Dado que, en las ecologías es donde se
construye lo subalterno, es decir, el “pensamiento alternativo de alternativas”.52
En el segundo apartado se señalará cómo la sociología de las emergencias
se complementa con la sociología de las ausencias para superar el campo de las
inconformidades y confrontación, a fin de crear un mundo de posibilidades que
satisfaga las carencias. Ejemplificando con las insurrecciones indígenas y
campesinas en Bolivia, ya que sus protagonistas no sólo se quedaron en el campo
de la confrontación sino que, enfatizaron sus experiencias sociales y expectativas
de futuro en razón de construir un Nuevo Estado que reconozca y garantice sus
derechos como naciones y pueblos indígenas (entre otras cuestiones), rompiendo
de cierta manera, el paradigma de la totalidad-racionalidad de la “modernidad”,
para incorporar una pluralidad de conocimientos, prácticas, experiencias y
expectativas a fin de construir una sociedad más justa.
En el último apartado se menciona brevemente algunos aspectos de la
epistemología del Sur, como contribución al concomimiento. Para analizar y
clarificar las emergentes prácticas trasformadoras que han protagonizado en
Bolivia los sectores más excluidos de la población. Ya que, las nuevas realidades
emergentes en el Sur plantean nuevos retos epistemológicos a las ciencias
sociales latinoamericanas.
En este sentido, y abriendo un paréntesis, cabe mencionar que han
emergido epistemologías que se contraponen al campo de la epistemología
occidental, debido a que la epistemología occidental no explora “otras” formas de
conocimiento que surgen a partir de las diferencias culturales. Tal es el caso de
las “epistemologías indígenas”, “que identifican y analizan los procesos de
construcción de conocimiento de los pueblos indígenas a partir de sus
pensamiento y prácticas históricas”, y reposiciona a los pueblos indígenas como
52
Ibíd. p. 179.
46
sujetos de saber y “no como sujetos que se observan desde el saber”. De manera
que, podemos observar que se abierto otras formas de pensar, conocer y acceder
al saber más allá de las concepciones científicas y filosóficas del eurocentrismo.
Sin embargo, en este capítulo sólo nos ocuparemos de algunos aspectos
relevantes de una epistemología del Sur que también, como lo vimos en los
párrafos anteriores, se contrapone a la epistemología occidental como “centro de
producción de conocimiento legítimo y universal”, y se orienta a la búsqueda de
conocimiento que otorgue visibilidad y credibilidad a las prácticas cognitivas de los
sujetos excluidos epistemológicamente.
2.1. Sociología de las ausencias: lo que no existe es
La sociología de las ausencias, de acuerdo con Boaventura de Sousa Santos, es
una alternativa epistemológica a lo que ha sido descredibilizado,53 cuyo propósito
es, “revelar la diversidad y multiplicidad de las prácticas sociales y hacerlas
creíbles por contraposición a la credibilidad exclusiva de las prácticas
hegemónicas”.54 De la misma manera, es una contribución al debate teórico y al
pensamiento social latinoamericano que está situado recientemente en la
búsqueda, propuesta y construcción de un nuevo marco teórico referencial que
explique la realidad de los países latinoamericanos, tal es el caso de los estudios
que han emergido sobre el fenómeno de colonialidad, mismos que retoma
Boaventura de Sousa como parte de la complementariedad de la primera
indagatoria de la sociología de las ausencias.
Así pues, el potencial epistemológico que ha irrumpido a partir del Sur y
para el Sur, entre otros argumentos, ha cuestionado la pertinencia de seguir
utilizando conceptos “occidentales” para explicar la realidad latinoamericana y ha
propuesto una alternativa de “descolonización del saber” como un “pensamiento
53
Santos, Boaventura de Sousa. Op. Cit. p.113. 54
Ibídem. p. 125
47
alternativo a la modernidad”. De manera que, para explicar la realidad
latinoamericana, los conceptos “occidentales” pueden ser un marco de referencia
pero ya no un punto de partida. Al respecto, Boaventura de Sousa refiere lo
siguiente:
“Tenemos teorías producidas en el Norte y prácticas transformadoras en el Sur que
no se comunican”.55
Por lo que en este trabajo considero pertinente adecuar el análisis que hace
la sociología de las ausencias como una Epistemología del Sur, desarrollada por
Boaventura de Sousa, para la comprensión de las luchas indígenas en Bolivia que
irrumpieron a partir del año 2000, en defensa de los recursos naturales, en
defensa del consumo y plantación de la hoja de coca, por una Constituyente y
para reivindicar su presencia y existencia negada por la concepción hegemónica
del mundo, como diría Walter D. Mignolo, en el ejercicio de la colonialidad del
poder.
Para comenzar, señalamos nuevamente que la sociología de las ausencias
parte de dos indagatorias: “La primera tiene que ver con las razones por las cuales
una concepción tan extraña y tan excluyente de totalidad obtuvo una primacía tan
grande en los últimos 200 años. La segunda indagación trata de identificar los
modos de confrontar esa concepción de totalidad y la razón metonímica que la
sustenta”,56 la cual, de acuerdo con Boaventura de Sousa, tiene por objetivo dilatar
el presente, ya que en el presente es donde se cuida la posibilidad de futuro.
55
Santos, Boaventura de Sousa, “Hacia un concepción multicultural de los derechos humanos”, En
publicación: Análisis Político, Nro.31. IEPRI, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales.
UN, Universidad Nacional de Colombia, Santa fe de Bogotá, Antioquia, Colombia: Colombia. 1997. 56
Santos, Boaventura de Sousa. Op. Cit. p.113.
48
2.1.1. Primera indagatoria de la sociología de las ausencias
En esta primera indagatoria, Boaventura de Sousa hace un análisis crítico al
modelo de racionalidad denominada razón indolente57, Considerando que:
“La razón indolente subyace, en sus variadas formas, al conocimiento hegemónico,
tanto filosófico como científico, producido en Occidente en los últimos doscientos años. La
consolidación del Estado liberal en Europa y en América del Norte, las revoluciones
industriales y el desarrollo capitalista, el colonialismo y el imperialismo constituyeron el
contexto sociopolítico bajo el que la razón indolente se desplegó.”58
De esta razón indolente tomaremos dos de sus formas: la razón
metonímica59 y la razón proléptica,60 la primera es confrontada por la sociología de
las ausencias y la segunda es enfrentada por la sociología de las emergencias.
Entonces partimos de que la razón metonímica considera sólo a un tipo de
racionalidad como totalidad y desconoce o desecha todo lo que está fuera de ella.
Debido a que, en esta razón toda la comprensión y acción está en función de un
“todo” que gobierna a ese todo y a cada una de sus partes, por lo que existe “una
homogeneidad entre el todo y las partes y éstas no tienen existencia fuera de la
relación con la totalidad.”61
En la razón metonímica, la concepción de totalidad está determinada por
relaciones dicotómicas que combinan, de acuerdo con Boaventura de Sousa, “la
simetría con la jerarquía”, a través de “una relación horizontal que oculta una
relación vertical”. Por lo que, cada una de las partes ubicadas en tales relaciones
57
Término retomado de Leibniz. 58
Santos, Boaventura de Sousa. Op. Cit. p. 101. 59
Boaventura de Sousa refiere al concepto de metonimia como “una figura del discurso emparentada con la
sinécdoque, para significar la parte por el todo”. 60
Boaventura de Sousa refiere al concepto de prolepsis como “una técnica narrativa frecuente, para significar
el conocimiento del futuro en el presente”. 61
Ibíd. p. 103
49
dicotómicas no pueden quebrantar su función consignada por dicha relación para
proponer otro modelo fuera de esa totalidad.
Así que, de acuerdo con Boaventura de Sousa, el concepto de razón
metonímica contrae el presente, porque deja por fuera mucha realidad, mucha
experiencia, y al dejarlas afuera, al tornarlas invisibles, desperdicia la
experiencia.62
De tal forma, la razón indolente ha determinado los modos de interacción
social, política, económica y cultural debido a la concepción hegemónica mundo.
Acorde con lo anterior, se desprende que la razón metonímica y la razón
proléptica sustentan la monocultura racional de la “modernidad” misma que tiene
su centralidad en Europa y que posteriormente sería adoptada en las Américas.
Pero, ¿qué se entiende por “modernidad”? Al respecto, retomo la
descripción de Santiago Castro-Gómez, quien considera a la modernidad de la
siguiente manera:
“Es el resultado de la expansión colonialista del Occidente y de la configuración de
una red global de interacciones. Utilizando la terminología de Wallerstein: no es que la
modernidad sea el motor de la expansión europea sino que, al revés, es la constitución de
un sistema mundo, en el cual Europa asume la función de Centro, lo que produce ese
cambio radical de las relaciones sociales que denominamos “modernidad”.63
Después de definir qué vamos a entender por modernidad, cabe recordar
que esta primera indagatoria de la sociología de las ausencias recurre al concepto
de la colonialidad del poder como ejercicio de la “modernidad”.
62
Santos, Boaventura de Sousa, “La Sociología de las Ausencias y la Sociología de las Emergencias: para una
ecología de saberes”, en: Renovar la teoría crítica y reinventar la emancipación social (encuentros en Buenos
Aires). Agosto. 2006. 63
Cit. por. Antunes, Adonia, “América Latina: educación y colonialidad”, en Estudios Sociológicos, enero-
abril, año/vol. XXII, número 001, Colegio de México, México, 2004.
50
Para definir el concepto de colonialidad del poder recurro al análisis de
Aníbal Quijano, quien al respecto señala lo siguiente:
“La colonialidad del poder es un concepto que da cuenta de uno de los elementos
fundantes del actual patrón de poder, la clasificación social básica y universal de la
población del planeta en torno de la idea de "raza". Esta idea y la clasificación social en ella
fundada (o "racista"), fueron originadas hace 500 años junto con América, Europa y el
capitalismo. Son la más profunda y perdurable expresión de la dominación colonial, y
fueron impuestas sobre toda la población del planeta en el curso de la expansión del
colonialismo europeo”.64
Es importante señalar, acorde a los estudios sobre el fenómeno de la
colonialidad, que en América Latina la colonialidad como fenómeno de
clasificación social, dominación, exclusión, explotación, despojo, etc., a
consecuencia de la llegada de los “colonizadores” y la concepción occidental del
mundo, no finalizó con las luchas y/o procesos independentistas. Tan pronto como
los criollos se posicionaron en el poder político y económico retomaron
estructuras, lógicas y prácticas de la “modernidad occidental” en concordancia con
las dimensiones sociopolíticas internas.
De manera que, “la conciencia criolla en su relación con Europa se forjó
como conciencia geo-política más que como conciencia racial. Y la conciencia
criolla como conciencia racial, se forjó internamente en la diferencia con la
población afro-americana y amerindia”.65 Diferencia fundada en el racismo, pues
mencionemos que la población afro-americana al ser personas nacidas en el
continente americano descendientes de esclavos africanos, traídos por europeos a
América para trabajar en sus colonias, ocupaban el nivel más bajo en la estructura
64
Aníbal Quijano, “Colonialidad del poder, globalización y democracia”, Lima, diciembre de 2000,
disponible en: http://www.rrojasdatabank.info/pfpc/quijan02.pdf 65
Mignolo, Walter, “La colonialidad a lo largo y a lo ancho: el hemisferio occidental en el horizonte colonial
de la modernidad”. En Edgardo Lander, (Compilador.), La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias
sociales. Perspectivas Latinoamericanas, CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos
Aires, Argentina, 2000.
51
social, y la población amerindia al ser los pueblos originarios de América
ocupaban una posición casi del mismo orden.
En este sentido, las relaciones sociales, políticas y económicas, ya no solo
se definirían a partir del colonialismo externo, por consiguiente, se definirían
también a partir de un colonialismo interno. Si bien varios autores han trabajado,
sobre el fenómeno de colonialismo interno, aquí voy a delimitar con la definición
citada por Walter. D. Mignolo, quien al respecto menciona:
“El colonialismo interno es, pues, la diferencia colonial ejercida por los líderes de la
construcción nacional. Este aspecto de la formación de la conciencia criolla blanca es el
que transformó el imaginario del mundo moderno/colonial y estableció las bases del
colonialismo interno que atravesó todo el período de formación nacional, tanto en la
América ibérica como en la América anglo-sajona”.66
Por consiguiente, después de una breve descripción sobre el colonialismo
interno como ejercicio de la “modernidad” y de la razón metonímica como forma
que la sustenta, damos paso al análisis de las lógicas en las que se crea y legitima
la concepción del mundo en la “modernidad”. Boaventura de Sousa, identifica
cinco lógicas y las define como lógicas de producción de la no existencia.
Entendiendo por no existencia, “no existir en ninguna forma relevante o
comprensible del ser. Lo que es producido como no-existente es radicalmente
excluido porque se encuentra más allá del universo de lo que la concepción
aceptada de inclusión considera es su otro”.67
Lógicas de producción de la no existencia en la “modernidad”
Primera lógica. Monocultura del saber y del rigor del saber. Esta lógica,
considera que sólo el conocimiento científico o de “la alta cultura” es válido y útil
66
Cit. por. Mignolo, Walter, (2000). 67
Santos, Boaventura de Sousa. Op. Cit. p. 160.
52
para el desarrollo intelectual y productivo. Por lo que, dentro de esta lógica, la
producción del conocimiento sólo será reconocido y, por lo tanto funcional, si
cumple con ciertas características determinadas o cierto rigor científico.
De acuerdo con Boaventura de Sousa, en esta lógica, todas las
experiencias o bien el conocimiento que se construye o constituye fuera de ese
conocimiento sugerente y aceptable, no es considerado como conocimiento real,
sino, como creencias, opiniones, incultura, ignorancia, irracionalidad, etc.
La monocultura del saber, como parte de la razón metonímica, tiene su
antecedente en el continente americano a partir del proceso de colonización, por
lo que, en esta lógica se articularon lenguajes y prácticas en función de un nuevo
sistema económico de orden mundial.
“Las experiencias, historias, recursos y productos culturales [de los
conquistados], terminaron también articulados en un sólo orden cultural global en
torno de la hegemonía europea u occidental. En otros términos, como parte del
nuevo patrón de poder mundial, Europa también concentró bajo su hegemonía el
control de todas las formas de control de la subjetividad, de la cultura, y en
especial del conocimiento, de la producción del conocimiento”.68
Así es que, al llegar los “conquistadores” impusieron nuevas formas de
concebir al mundo, “…reprimiendo las formas de producción de conocimiento de
los colonizados, sus patrones de producción de sentidos, su universo simbólico,
sus patrones de expresión y de objetivación de la subjetividad…forzaron -también
en medidas variables en cada caso- a los colonizados a aprender parcialmente la
cultura de los dominadores en todo lo que fuera útil para la reproducción de la
68
Quijano, Aníbal, “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”. Edgardo Lander
(Compilador.), La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas Latinoamericanas,
CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires, Argentina, 2000.
53
dominación, sea en el campo de la actividad material, tecnológica, como
subjetiva”.69
Posteriormente, los grupos dominantes criollos en el proceso de
reconstrucción nacional y de conformación de una identidad, tendieron a repetir
las viejas prácticas coloniales, puesto que consideraban a la población originaria
como ignorante, analfabeta, insuficiente, por no concurrir en el proceso civilizatorio
y no definir ningún tipo de conocimiento útil al desarrollo del sistema capitalista.
Por ende, a la población indígena se le colocó en el campo de la no existencia; por
lo que, “la no existencia asume aquí la forma de ignorancia o de incultura”.70
Segunda lógica. Monocultura del tiempo lineal. “La idea según la cual la
historia tiene sentido y dirección únicos y conocidos”,71 de carácter progresivo. Ya
que, la dirección del tiempo lineal, está encaminada en función a las ideas
exclusivas de la “modernidad”, como son, de acuerdo con Boaventura de Sousa,
progreso, revolución, modernización, desarrollo, crecimiento, globalización; ideas
todas ellas sustentadas por la razón proléptica.
Por lo tanto, todo lo que no se “ajuste” a los requerimientos de la
“modernidad”, en sentido estricto del tiempo, es considerado inexistente por su
condición de bárbaro, primitivo, atrasado, obsoleto, arcaico. Condiciones o
características con las que se ha relacionado a los pueblos indígenas por no
ajustarse a la lógica del tiempo lineal en virtud de los cambios requeridos por la
“modernidad”.
De manera que esta lógica “produce no existencia declarando atrasado
todo lo que, según la norma temporal, es asimétrico con relación a lo que es
69
Ibíd. 70
Santos, Boaventura de Sousa. Op. Cit. p. 110. 71
Loc. Cit.
54
declarado avanzado”.72 En este sentido, las experiencias de todo aquello que es
considerado atrasado, “son consideradas residuales, porque son contemporáneas
en modos que la temporalidad dominante, el tiempo lineal, es incapaz de
reconocer. Son descalificadas, suprimidas o hechas ininteligibles por ser regidas
por temporalidades que no se encuentran incluidas en el canon temporal de la
modernidad capitalista occidental”.73
Tercera lógica. Lógica de clasificación social. Esta lógica, “se asienta en
la monocultura de naturalización de las diferencias”,74 como elemento justificador
del discurso dominante. De acuerdo con Aníbal Quijano, la idea de “raza” es el
patrón universal de clasificación social,75 que, entre otras cuestiones, construyó
una división dicotómica de la sociedad para distribuir a la población
jerárquicamente según sus atributos raciales y sexuales.
Así que, Boaventura de Sousa, también retoma la clasificación social como
condición de la colonialidad del poder, ya que, en este campo, se identifica la
diferencia con desigualdad. Por lo tanto, en esta lógica “la no existencia es
producida bajo la forma de una inferioridad insuperable, en tanto que [es]
natural”.76
Cuarta lógica. Lógica de la escala dominante. Siguiendo a Boaventura
de Sousa, “la escala dominante aparece bajo dos formas principales: lo universal y
lo global”.
72
Loc. Cit. 73
Ibíd. p. 118. 74
Ibíd. p. 110. 75
Aníbal Quijano, “Colonialidad del poder, globalización y democracia”, Lima, diciembre de 2000,
disponible en: http://www.rrojasdatabank.info/pfpc/quijan02.pdf 76
Santos, Boaventura de Sousa. Op. Cit. p. 111.
55
Respectivamente, en lo universal o “universalismo”, es donde se define el
nivel o grado de universalidad de una realidad o entidad establecida, es decir,
cualquier realidad o entidad que se establezca fuera de los contextos específicos
de la realidad predeterminada por la concepción occidental del mundo, no serán
consideradas como parte de la universalidad de realidades con contextos propios
específicos, sino que serán consideradas meramente como realidades o entidades
“particulares”.
Lo global o la globalización “es la escala que en los últimos veinte años
adquirió una importancia sin precedentes en los más diversos campos sociales.
Se trata de la escala que privilegia las entidades o realidades que extienden su
ámbito por todo el globo y que, al hacerlo, adquieren la prerrogativa de designar
entidades o realidades rivales como locales. En el ámbito de esta lógica, la no
existencia es producida bajo la forma de lo particular y lo local”.77
Quinta lógica. Lógica productivista. En esta quinta y última lógica en la
“modernidad occidental”, se definen los criterios productivistas del modelo
capitalista. Para esta lógica, el capital es un indicador de crecimiento económico
necesario para el desarrollo del capitalismo, de acuerdo con Boaventura de
Sousa, dicha lógica se aplica tanto a la naturaleza misma como al trabajo humano,
siempre y cuando de dichas actividades se “maximice la generación de lucros”.
Por lo tanto, “la no existencia es producida bajo la forma de lo improductivo,
la cual, aplicada a la naturaleza, es esterilidad y, aplicada al trabajo, es pereza o
descualificación profesional”.78.
En suma, las lógicas de la producción arriba señaladas, “son las cinco
formas sociales principales de no existencia producidas o legitimadas por la razón
77
Loc. Cit. 78
Ibíd. p. 112.
56
metonímica: lo ignorante, lo residual, lo inferior, lo local y lo improductivo”,79 ya
que, la producción social de la no existencia se concentra en el presente como
motor del desarrollo y modernización. Su “legitimidad” bajo la lógica de
clasificación social, ha sido un distintivo de dicotomías presentes hasta el día de
hoy, que han pernoctado globalmente, y que particularmente en Bolivia se han
manifestado desde la naturaleza misma de la invasión colonial y
subsecuentemente.
La población indígena y campesina, de Bolivia, como “habitantes
paradigmáticos del otro lado de la línea, el campo histórico del paradigma de la
apropiación y la violencia”,80 han desafiado a la razón indolente. De acuerdo con
Silvia Rivera Cusicanqui,81 es a través del saber que proviene de las experiencias
coloniales que se construyen alternativas y proyectos descolonizadores. De
manera que, estos saberes desechados por las lógicas de la producción de la no
existencia, han cuestionado el imaginario “occidental” de totalidad y la condición
“natural” de las interacciones sociales, a fin de conducir “desde abajo” un modelo
alternativo a la racionalidad de la “modernidad”. Asimismo, al identificar y
cuestionar las narrativas y prácticas de la “modernidad”, reproducidas desde el
mismo Estado colonial, ubicándonos dentro de la memoria corta,82 genera una
crisis de legitimidad de las lógicas de producción de la no existencia, que abre un
escenario de confrontación y conflicto entre formas distintas de concebir al mundo.
2.1.2 Segunda indagatoria de la sociología de las ausencias
Si bien, la primera indagatoria de la sociología de las ausencias, como ya se
describió en los párrafos anteriores, evidencia la concepción hegemónica del
79
Loc. Cit. 80
Ibíd. p. 180. 81
Silvia Rivera Cusicanqui, Socióloga y activista boliviana de descendencia Aymara, quien se ha
caracterizado por promover el potencial epistemológico que tiene la Historia Oral como contribución a la
producción del conocimiento a fin de construir proyectos descolonizadores. 82
En Bolivia memoria corta se refiere a un corte de tiempo que inicia con la entrada del neoliberalismo.
57
mundo en cuanto a las cinco lógicas de producción de la no existencia. La
segunda indagatoria opera en función de confrontar la monocultura de las lógicas
de producción de la no existencia para sustituirlas por ecologías, ya que, las
ecologías, de acuerdo con Boaventura de Sousa, son alternativas a la
globalización neoliberal y al capitalismo global enunciadas por los movimientos
sociales en su lucha contra la discriminación y la exclusión.
Así pues, se entiende por ecologías a “la práctica de agregación de la
diversidad a través de la promoción de interacciones sustentables entre entidades
parciales y heterogéneas”.83 Mismas que confrontan consecutivamente a las cinco
lógicas de producción de la no existencia a partir de la existencia negada.
Ecologías
Primera. Ecología de los saberes. Esta ecología confronta a la primera
lógica de producción de la no existencia, es decir, a la monocultura del saber y del
rigor científico, a través de reconocer que dentro de las prácticas e interacciones
sociales de la vida cotidiana prevalecen y operan otros tipos de saberes y otros
criterios de rigor.
Cuando irrumpieron las organizaciones indígenas y campesinas en el año
2000, rompieron con el paradigma de la monocultura del saber; a través de su
experiencia colonial proyectaron su capacidad de indignación y organización para
recuperar los recursos naturales y defender sus formas de organización
comunitaria y productiva. Al tiempo que, cuestionaron al sistema político
excluyente y corrupto, a las élites privilegiadas blancas y mestizas y al modelo
neoliberal.
83
Ibíd. p. 113
58
Así, uno de los aspectos importantes dentro del campo de la ecología de los
saberes es el doble proceso educativo del movimiento social. Lo ubicamos en la
acción educativa que ejercen al interior y hacia el conjunto de la sociedad; es
decir, el movimiento social para fortalecerse aborda nuevos escenarios donde
concurren acciones educativas que surgen a partir de sus formas tradicionales de
organización y potencializa la acción educativa como un elemento de función
ideológica y política al conjunto de la sociedad para la toma de conciencia de los
problemas que le atañan. De manera que los movimientos generan procesos
educativos sociales de amplía envergadura pues educan a la sociedad, sobre los
problemas que enfrentan, las contradicciones que señalan y las propuestas que
aportan mediante su discurso, su identidad y sus acciones.
Por lo que el movimiento social promueve el diálogo, el debate, la reflexión,
el intercambio de experiencias y estrategias, para concretar demandas y definir
acciones colectivas de trasformación social. “A fin de afianzar, potenciar y
proyectar su acción política transformadora”.84 En Bolivia, donde concurrían
implícitamente estas acciones educativas fueron sin duda en las asambleas, en
las juntas vecinales, en los turnos, en los mítines, en los foros y encuentros, en los
bloqueos, en las tomas simbólicas, etc., escenarios que representaron nuevas
formas de democracia representativa y participativa.
El movimiento indígena, al recuperar los espacios de lucha y de
organización comunitaria, trazó el interés común de elaborar sus propios
proyectos, como fue el caso de su propuesta de Nueva Constitución de Estado. Es
así que, la actuación del movimiento indígena no sólo se caracterizó por el
rechazo al modelo de estado, sino que también se dirigió a la construcción de
alternativas.
84
Goldar, Rosa María, “Los movimientos sociales hoy y los desafíos de la educación popular. Apuntes para
una reflexión al interior del CEAL”, disponible en:
http://www.gloobal.net/iepala/gloobal/fichas/ficha.php?entidad=Textos&id=7854&opcion=documento
59
Asimismo, los conocimientos prevalecientes en las prácticas diarias y
construidos a partir de la reflexión y la experiencia que definieron, como por
ejemplo: las relaciones dominación, explotación, discriminación y exclusión; la
constitución de formas tradicionales de organización; la protección y preservación
de la Pachamama, la defensa de los recursos naturales y las formas comunitarias
de producción, constituyen una ecología de los saberes, ya que en ella, se
reconoce la pluralidad de conocimientos más allá del conocimiento científico y
“facilitan la autoorganización y la autoafirmación”.85
Dentro de la ecología de los saberes, podemos incluir una ecología de las
lenguas; debido a que, el saber también se ha transmitido por tradiciones orales.
También, las lenguas, de acuerdo con el ecolingüista David Crystal, expresan
identidad, expresan una visión del mundo, son depositarias de la historia, por lo
tanto, contribuyen al conocimiento.
Entonces podemos decir que la ecología de los saberes permite reconocer
otras formas de conocimiento que conceda “igualdad de oportunidades a las
diferentes formas de saber envueltas en disputas epistemológicas cada vez más
amplias, buscando la maximización de sus respectivas contribuciones a la
construcción de “otro mundo posible”, o sea, de una sociedad más justa y más
democrática, así como de una sociedad más equilibrada en sus relaciones con la
naturaleza”.86
Segunda. Ecología de las temporalidades. “En este campo, la sociología
de las ausencias parte de la idea de que las sociedades están constituidas por
diferentes tiempos y temporalidades y de que las diferentes culturas generan
diferentes reglas temporales. Con esto, intenta liberar las prácticas sociales de su
estatuto de residuo que les ha sido atribuido por el canon temporal hegemónico
85
Zibechi, Raúl, Autonomías y emancipaciones. América Latina en Movimiento, Sísifo Ediciones, Bajo Tierra
Ediciones, México, 2008. 86
Santos, Boaventura de Sousa. Op. Cit. p.116
60
restituyéndoles su temporalidad específica, posibilitando de ese modo su
desarrollo autónomo”.87
Tercera. Ecología de los reconocimientos. Esta ecología es una
alternativa a la lógica de clasificación social. En este campo, se da “una nueva
articulación entre el principio de igualdad y el principio de diferencia para la
posibilidad de diferencias iguales –una ecología de diferencias hecha a partir de
reconocimientos recíprocos”.88 Toda vez, que en esta ecología “la lucha por la
igualdad es también la lucha por el reconocimiento de la diferencia”.89
Al respecto, de acuerdo con Boaventura de Sousa, el movimiento indígena
siempre ha estado al frente de la lucha por una ecología de los reconocimientos,
“que se vuelve más necesaria a medida que aumenta la diversidad social y cultural
de los sujetos colectivos que luchan por la emancipación social, la variedad de las
formas de opresión y de dominación contra las cuales combaten”.90
Esta lucha por los reconocimientos en Bolivia ha implicado refundar el
Estado, obligando así, a romper con el paradigma del Estado-nación; el cual,
como concepto liberal, “hace referencia a la coincidencia entre nación y Estado; es
decir, la nación como el conjunto de individuos que pertenecen al espacio
geopolítico del Estado y, por ende, los Estados modernos se llaman Estado-
nación: una nación, un Estado”.91
Entonces el pueblo boliviano al estar conformado por diferentes naciones se
planteó el gran reto de constituirse en un Estado de carácter plurinacional, en el
87
Ibíd. p. 119. 88
Ibíd. p. 120. 89
Santos, Boaventura de Sousa, “Hacia un concepción multicultural de los derechos humanos”, En
publicación: Análisis Político, Nro.31. IEPRI, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales.
UN, Universidad Nacional de Colombia, Santa fe de Bogotá, Antioquia, Colombia: Colombia. 1997. 90
Santos, Boaventura de Sousa. Op. Cit. p. 120 91
Loc. Cit.
61
que se incluye las diferentes existencias, es decir, la pluralidad de individuos,
regiones y naciones.
En suma, en esta ecología de los reconocimientos se hace presente la
lucha por el reconocimiento de lo Plurinacional y de los derechos de los pueblos
indígenas, que ha obligado a refundar el Estado “moderno-colonial” o el Estado-
nación, en virtud del reconocimiento político-institucional de la identidad cultural,
libre autodeterminación, sistemas normativos propios, producción comunitaria,
etc., para transformar lo invisible en visible.
Cuarta. Ecología de las transescalas. “En este dominio la sociología de
las ausencias opera demostrando que más que convergir o re-convergir, el mundo
diverge o re-diverge. Al descubrir la existencia de una globalización de una
globalización alternativa, contrahegemónica, la sociología de las ausencias
muestra que el nuevo universalismo es simultáneamente excesivo y fraudulento.
Emergen, así, las aspiraciones universales alternativas de justicia social, dignidad,
respetuo mutuo, solidaridad, comunidad, armonía cósmica con la naturaleza y la
sociedad, espiritualidad, etc.”92
Quinta. Ecología de las productividades. Esta ecología confronta a la
lógica productivista, tras la “recuperación y valorización de los sistemas
alternativos de producción de organizaciones económicas populares, de las
cooperativas obreras, de las empresas autogestionadas, de la economía solidaria,
etc., que la ortodoxia capitalista ocultó o descredibilizó”.93
Las organizaciones indígenas y campesinas de Bolivia en su lucha por una
ecología de las productividades, se enfrentaron contra los proyectos neoliberales
de concesión del agua y gas a empresas transnacionales y por la defensa del
92
Santos, Boaventura de Sousa. Op. Cit. p. 122 93
Ibíd. p.123
62
cultivo tradicional de la hoja de coca. Por lo que, estas irrupciones pusieron en
cuestión el modelo de desarrollo y crecimiento económico promovidos por el
neoliberalismo.
Por último podemos decir que en el campo de las ecologías se va
conformando la experiencia que permite avanzar, parafraseando a Boaventura de
Sousa, de la invisibilidad a la visibilidad y de la resistencia a la propuesta. Lo que
abre un campo de retroalimentación para construir un diálogo de saberes, a partir
de la comunicación, interacción, intercambio y comprensión entre saberes
indígenas y la academia, con el propósito de explorar espacios de encuentro entre
diversas cosmovisiones, y así producir, rescatar y apropiarse de conocimientos
para la vida.
2.2. Sociología de las emergencias: acciones colectivas de transformación
social
Para comenzar a enunciar los espacios analíticos de la sociología de las
emergencias, es necesario retomar nuevamente la razón indolente, ahora en su
carácter de razón proléptica a partir de la monocultura del tiempo lineal. En la
razón proléptica se determina el futuro en función de la “superación lineal” del
presente; es decir, la perspectiva de futuro se construye a partir de la idea de
progreso como etapa de desarrollo del sistema capitalista.
Si bien, de acuerdo con Boaventura de Sousa, la historia tiene el sentido y
la dirección que le son conferidos por el progreso, y el progreso no tiene límites, el
futuro es infinito.94 Entonces partimos de que el futuro concebido desde la razón
proléptica es definido como un modo ya específico, predecible y el cual no tiene
que ser pensado.
94
Ibíd. p. 126
63
De manera que, la razón proléptica como concepción hegemónica del
tiempo es confrontada por la sociología de las emergencias, la cual consiste en
“sustituir el vacío del futuro según el tiempo lineal (un vacío que tanto es todo
como es nada) por un futuro de posibilidades plurales y concretas,
simultáneamente, utópicas y realistas, que se van construyendo en el presente a
partir de actividades de cuidado”.95
Desde este punto de vista, Boaventura de Sousa retoma el concepto de
“Todavía-No”, como concepto que preside a la sociología de las emergencias, que
ha sido tratado, entre otros autores, por Ernest Blonch. Partiendo de que lo
“Todavía-No” “es una posibilidad y una capacidad concretas que ni existen en el
vacío, ni están completamente determinadas”.96
Es por eso que lo Todavía-No refleja una posibilidad incierta, más nunca
neutra, es decir, toda posibilidad puede adquirir dos formas, como posibilidad de
trasformación o bien como posibilidad de desastre o frustración. Esta
incertidumbre, según Boaventura de Sousa, “hace que todo cambio tenga un
elemento de azar, de peligro… En cada momento hay un horizonte limitado de
posibilidades y por ello es importante no desperdiciar la oportunidad única de una
trasformación específica que el presente ofrece”.97
Así pues, la “posibilidad es el movimiento del mundo. Los momentos de esa
posibilidad son la carencia (manifestación de algo que falta), la tendencia (proceso
y sentido) y la latencia (lo que está al frente de ese proceso). La carencia es el
dominio de lo No, la tendencia es el campo de lo Todavía-No y la latencia de la
Nada y el Todo, dado que la misma puede refundar en frustración o en
esperanza.98
95
Ibíd. p. 127 96
Ibíd. p. 128 97
Loc. Cit. 98
Ibíd. p. 129
64
De manera que, la sociología de las emergencias “consiste en la
investigación de las alternativas que caben en el horizonte de las posibilidades
concretas”.99 Mientras en la sociología de las ausencias amplía el presente como
forma de reconocimiento de la existencia a partir del conocimiento,
cuestionamiento y confrontación de lo que fue sustraído por la razón indolente en
su forma metonímica; la sociología de las emergencias contrae el futuro en cuanto
a la forma real de “posibilidades y expectativas de futuro”, que está fuera de la
monocultura del tiempo lineal, por lo que resulta objeto de cuidado.
El futuro entonces es considerado de cuidado porque como futuro concreto
tiende a eventualidades que lo colocan en una posición de incertidumbre o bien de
peligro.
En la sociología de las emergencias convergen los saberes y las
experiencias catalizadoras que se identifican para construir las posibilidades de
futuro tendientes a actuar y “maximizar la probabilidad de la esperanza con la
relación a la posibilidad de frustración”.100
De acuerdo con Boaventura de Sousa, si en la sociología de las ausencias
el elemento subjetivo es la conciencia cosmopolita y el inconformismo ante el
desprecio de la experiencia; el elemento subjetivo de la sociología de las
emergencias es la conciencia anticipadora y el inconformismo ante una carencia
cuya satisfacción está en el horizonte de posibilidades.101
Si bien, el inconformismo está presente en ambas sociologías, cada una
responde a una vertiente diferente, en la sociología de las ausencias el
inconformismo se dirige hacia las experiencias sociales, mientras que, la
99
Ibíd. p. 129 100
Loc. Cit. 101
Ibíd. p. 131
65
sociología de las emergencias se reafirma en las expectativas sociales las cuales
buscan alimentar acciones colectivas de transformación social.
Por su parte la razón proléptica, según Boaventura de Sousa, hizo
desaparecer toda relación y vínculo entre experiencias sociales y las expectativas
sociales, situación que agrando más a las expectativas sociales a razón de la idea
de progreso, crecimiento, desarrollo, acumulación, riqueza, etc., por sobre las
experiencias sociales. Al contrario de la razón proléptica, la sociología de las
emergencias busca crear un vínculo más equilibrado entre las experiencias
sociales y las expectativas sociales en relación a construir y presenciar las
posibilidades y capacidades reales.
Por ende, las expectativas como campo principal de la sociología de las
emergencias, “son contextuales en cuanto son medidas por posibilidades y
capacidades concretas y radicales, y porque, en el ámbito de esas posibilidades y
capacidades, reivindican una realización fuerte que las defienda de la frustración.
Esas expectativas apuntan para nuevos caminos de emancipación social, o mejor
aún, de emancipaciones sociales”.102 Que serán posibles entre más se expandan
las experiencias sociales producidas en las ecologías.
Grosso modo, podemos decir que los pueblos indígenas que han sido
desacreditados y descalificados por la concepción de hegemónica del mundo, sin
duda fueron los protagonistas de una oleada de levantamientos a comienzos del
siglo XXI, no solamente por el inconformismo a las tendencias privatizadoras del
agua y del gas o por el inconformismo a la erradicalización de los cultivos de la
hoja de coca, sino que fue más allá, es decir, hasta confrontar y trastocar el orden
político y económico imperante.
102
Ibíd. p. 131
66
Las experiencias sociales de organización comunitaria llevaron a diferentes
organizaciones indígenas y campesinas a unirse y construir acciones colectivas y
estrategias de resistencia en su lucha por satisfacer sus carencias. Asimismo, las
acciones de confrontación y experiencias de los logros obtenidos abrieron un
horizonte de posibilidades para transformar el orden de las cosas.
El escenario en Bolivia, entonces, se vio caracterizado por tensiones entre
dos concepciones diferentes, una posicionada en el presente como forma lineal
del tiempo dirigida por la oligarquía nacional y la otra en la autoafirmación indígena
con aras a expandir el presente y contraer el futuro.
La posibilidad de futuro dentro del movimiento indígena fue la idea de
refundar el estado. Así, “la demanda de las poblaciones que precisamente fueron
víctimas de estados no nacionales y no democráticos, es no tanto más
nacionalismo y más Estado, sino ante todo otro Estado; esto es, des/colonializar
ese Estado, que es la única forma de democratizarlo”.103
Con la llegada a la presidencia el ex líder de los cocaleros Evo Morales
Ayma definido como “gobierno progresista”, se modificó institucionalmente el
carácter del estado como resultado de las luchas y demandas sociales. Asimismo,
ese otro estado reconoció la diversidad étnica y cultural a través de la
plurinacionalidad.
El avance hacia una posibilidad de futuro, parafraseando a Boaventura de
Sousa, ha permitido avanzar de la invisibilidad a la visibilidad y de la resistencia a
la propuesta. Así que, “estamos ante un nuevo tipo de constitucionalismo que
103
Quijano, Aníbal, “Estado-nación y “movimientos indígenas” en la región Andina: cuestiones abiertas”, en:
OSAL, CLACSO, año VII, no. 19, enero-abril, 2006.
67
implica un proyecto político de país diferente, otra forma de cultura, de
convivencia, de territorialidad, de institucionalidad del Estado”.104
Así, en “Bolivia [se está] inventado otro tipo de Estado, uno moderno que
amerita nuevas instituciones y nuevos territorios con un marco político diferente
que permita pasar del discurso a la práctica y que los cambios se reflejen de una
manera visible”.105
2.3. Hacía una Epistemología del Sur como contribución a la construcción
del conocimiento
La cercanía de Boaventura de Sousa Santos con el proceso de transformaciones
sociales en Latinoamérica, puso en cuestión las dificultades de la imaginación
sociológica de las “teorías construidas en el marco de la cultura occidental” para la
comprensión de las nuevas realidades emergentes en el Sur, sus nuevos actores
políticos y sus posibilidades o visiones de futuro. Es por eso que plantea la
necesidad, por llamarlo así, de construir nuevos elementos analíticos desde el Sur
y para el Sur, a partir del acercamiento directo con la realidad y del intercambio de
saberes y experiencias con los sujetos protagonistas de esa realidad.
De manera que, Boaventura de Sousa analiza las emergentes prácticas
trasformadoras en el Sur, y plantea una epistemología propia que confronte a los
paradigmas de la ciencia moderna, a esta epistemología la ha llamado
epistemología del Sur, y la define de la siguiente manera:
“Entiendo por epistemología del Sur la búsqueda de conocimiento y de criterios de
validez del conocimiento que otorguen visibilidad y credibilidad a las prácticas cognitivas de
104
Santos, Boaventura de Sousa, “Estados plurinacionales y constituyente”, disponible en
http://alainet.org/active/23957&lang=es 105
Loc. Cit.
68
las clases, de los pueblos y de los grupos sociales que han sido históricamente
victimizados, explotados y oprimidos, por el colonialismo y el capitalismo globales”.106
El Sur, de acuerdo con el autor, es considerado como una metáfora del
sufrimiento humano causado por el colonialismo y el capitalismo, que no está
localizado solamente en el Sur global geográfico sino que este Sur también existe
en el Norte, porque los procesos de opresión y explotación se dan de manera
global en complicidad con prácticas locales.
Asimismo, indica Boaventura de Sousa que los procesos de opresión y
explotación, “al excluir grupos y prácticas sociales, excluyen también los
conocimientos usados por estos grupos para llevar a cabo esas prácticas. A esta
dimensión de la exclusión la [ha] llamado epistemicidio”. Por lo que, la
epistemología del Sur, “al mismo tiempo que denuncia el epistemicidio, ofrece
instrumentos analíticos que permiten, no sólo recuperar conocimientos suprimidos
o marginalizados, sino también identificar las condiciones que tornen posible
construir nuevos conocimientos de resistencia y de producciones de alternativas al
capitalismo y al colonialismo globales”.107 En esto consiste la propuesta de una
sociología de las ausencias y una sociología de las emergencias.
Cabe decir entonces que la epistemología del Sur se contrapone al
pensamiento occidental monocultural y a la “racionalidad” de las teorías
construidas a partir de esa cultura occidental, para así, recuperar las experiencias
y expectativas de las realidades emergentes que se producen en el Sur.
En este sentido, la epistemología del Sur hace una crítica al modelo de
racionalidad de la ciencia moderna que se extendió a las ciencias sociales en el
siglo XIX, y la cual, de a cuerdo a Boaventura de Sousa, empezó a hablar de un
106
Santos, Boaventura de Sousa. Op. Cit. p. 12 107
Loc. Cit.
69
modelo global de racionalidad científica “que niega el carácter racional a todas las
formas de conocimiento que no se pautaron por sus principios epistemológicos y
por sus reglas metodológicas”.108
Así, los criterios de rigor de la ciencia moderna ignora todo conocimiento y
experiencia que se producen en el Sur, y por lo tanto el encuentro de unos con
otros, ya que, de acuerdo con Boaventura de Sousa la ciencia moderna produce
conocimientos y desconocimientos.
Por su parte, la epistemología del Sur al apuntar a la valoración de
diferentes tipos de conocimiento, también da cuenta del conocimiento que los
grupos sociales o poblaciones excluidas, marginadas y silenciadas por la
racionalidad de la cultura occidental han dejado al mundo académico a través del
diálogo, de la comprensión de la realidad, de la construcción de propuestas
transformadoras, de acciones educativas, de nuevas formas de democracia
participativa, en fin, por la construcción de procesos políticos, sociales y culturales
novedosos.
Conclusión
En este capítulo se abordó cómo la epistemología del Sur a través de sus
instrumentos analíticos, sociología de las ausencias y sociología de las
emergencias, trasgrede el pensamiento occidental monocultural, para ampliar la
comprensión del mundo más allá de la comprensión occidental del mundo y para
hacer visible, de acuerdo con Boaventura de Sousa, una diversidad que incluye
modos muy distintos de ser, pensar y sentir, de concebir el tiempo, la relación
entre seres humanos y entre humanos y no humanos, de mirar el pasado y el
futuro, de organizar colectivamente la vida, la producción de bienes y servicios y el
108
Ibíd. p. 21.
70
ocio;109 inmensidad de alternativas de vida, de convivencia y de interacciones con
el mundo que en gran medida han sido desperdiciadas y descredibilizadas por la
concepción occidental del mundo y por la racionalidad científica construida a partir
de ella.
Podemos decir entonces que la epistemología del Sur es un pensamiento
alternativo a la ciencia moderna que rompe con la distinción dicotómica
sujeto/objeto, conocimiento científico/conocimiento del sentido común,
objetividad/subjetividad, etc.; asimismo es una propuesta a la producción del
conocimiento crítico de las realidades emergentes que no solo se destina a la
academia sino a los sujetos mismos protagonistas de esas realidades emergentes.
Asimismo, la sociología de las ausencias y la sociología de las emergencias
al recuperar los saberes y experiencia de los sectores excluidos, en este caso de
los pueblos indígenas, nos facilitan la comprensión de cómo Bolivia ha avanzado
en diversos elementos de transformación social, en particular sobre la
recuperación de los recursos naturales, el reconocimiento de las diversas culturas
y la propuesta de un nuevo diseño institucional de Estado.
109
Santos, Boaventura de Sousa, Refundación del Estado en América Latina. Perspectivas desde una
epistemología del Sur, Instituto Internacional de Derecho y Sociedad y Programa Democracia y
Transformación Global, Perú, 2010. p. 43.
71
Capítulo III
TENSIONES CREATIVAS COMO ESCENARIO ACTUAL DEL PROCESO DE
CAMBIO EN BOLIVIA
Por qué no construir una unidad donde esté presente lo
que somos realmente: soy castellano hablante, perfecto;
soy aymara hablante, muy bien; practico lógicas
comunitarias, bienvenido; practico lógicas individuales,
también bienvenido. Esa es la idea del Estado
Plurinacional, reconocimiento de la diversidad de
culturas, de instituciones, de civilizaciones, de idiomas,
en igualdad de condiciones y en complementariedad y
enriquecimiento mutuo.
Álvaro García Linera
Introducción
Este último capítulo está constituido por tres apartados, en el primero de ellos se
retoma brevemente aspectos relevantes sobre lo que representó la elección
presidencial del 18 de diciembre de 2005 en Bolivia y las fuerzas sociales que
llevaron a la presidencia al primer presidente indígena, que de inicio ya rompía con
un ordenamiento de carácter simbólico y racial. En seguida, se enuncia algunos
aspectos importantes que muestran que a más de una década de las oleadas de
movilizaciones, han emergido en Bolivia ciertas tensiones entre los bloques
dirigentes del nuevo proyecto de Estado, que sin duda han estimulado a la
reflexión y al debate.
72
En el segundo apartado se retoma el análisis y la interpretación que hace el
Sociólogo y actual vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, sobre qué está
sucediendo actualmente en Bolivia. Dentro de este contexto, enumeramos cuatro
tensiones y contradicciones, que de acuerdo con el autor, han surgido al interior
del actual proceso de cambio y entre los distintos sujetos que lo han
protagonizado.
El tercer apartado enuncia brevemente algunas consideraciones sobre la
importancia de la Educación, para proyectar, construir, fortalecer y defender un
proyecto de futuro.
3.1. Precedentes
En Bolivia el campo de las ecologías construidas a partir de la experiencia de las
luchas históricas y de las irrupciones indígenas y campesinas de principios del
siglo XXI, descritas en primer capítulo, marcaron el horizonte y el reto histórico de
diseñar y aún más de construir formas de sociedad más justa, diversa, inclusiva,
solidaria, equilibrada y armónica con la naturaleza.
El proceso electoral del 18 de diciembre de 2005, fue el parteaguas para
darle alcance y legitimación institucional a un proyecto político. Toda vez que, las
organizaciones indígenas y sectores populares, sujetos protagonistas de la lucha
social, rompieron con el sistema tradicional de partidos.
Al respecto, retomo la reflexión de Oscar Olivera sobre la cuestión del
proceso electoral, quien dijo lo siguiente:
“…el resultado electoral del 18 de diciembre no se puede mirar como una victoria
de individuos, de personajes. Esa victoria no es gracias al carisma de Evo Morales o a la
intelectualidad de Álvaro García Linera, es ante todo la señal, expresada en cantidad de
73
votos, de la necesidad y obligatoriedad de que los gobernantes, sean quienes fueran,
deben cumplir con la agenda que indígenas, campesinos y sectores populares
empobrecidos han establecido a partir del 2000”.110
Aunado a lo anterior, y retomando a Tatiana Coll Lebedeff, podemos decir
que, “de una manera totalmente diferente han emergido los partidos nuevos en
Venezuela, Bolivia y Ecuador. Son producto de grandes y poderosas
movilizaciones e integran sectores populares muy diversos y que han producido
con su fuerza masiva el derrocamiento de presidentes. Son producto de difíciles,
pero verdaderas guerras populares libradas contra lo más pernicioso del
neoliberalismo. Han desbancado a todos los partidos tradicionales. Tienen un
significado político y social de otra envergadura pues han convocado a nuevas
Constituyentes a partir de una configuración nacional nueva y diferente”.111
En este sentido, el movimiento indígena y los sectores populares
expresaron su legitimidad al proceso democrático liberal, a través del voto dirigido
a esa necesidad de satisfacer sus carencias. En consecuencia, le dieron el triunfo
al ex líder de los cocaleros del Chapare, quien representó esa posibilidad de abrir
el camino a la trasformación social, corolario de su experiencia como indígena,
militante y luchador social.
En Bolivia, el voto significó en el año 2005, retomando a Idón Moisés Chivi
Vargas, el arma de los más humildes y no el rehén de los poderosos. Situación
que, sería ratificada en el proceso electoral del 6 de diciembre del 2009, que le
otorgó nuevamente el triunfo a Evo Morales obteniendo un 64% de votos a favor,
que le dio legitimidad a su segundo mandato presidencial, 2010-2015.
110
Olivera Oscar, “Elecciones y poder popular en Bolivia”, en La Jornada, México D.F., 02 de febrero de
2006. 111
Entrevista a Tatiana Coll. En Prigollini, Carlos, (compilador), La izquierda en Nuestra América,
Movimiento de Solidaridad Nuestra América, México D.F., 2011. p. 48.
74
Si bien, como es preciso reiterar, los procesos de transformación sociectal
iniciados en Bolivia no son fruto de caudillos, líderes o partidos, sino que, es el
resultado de la experiencia de las organizaciones indígenas y campesinas en su
búsqueda por el reconocimiento, justicia social, seguridad, bienestar, redistribución
de la riqueza, equilibrio, soberanía, dignidad, solidaridad, libertad, armonía,
respeto mutuo, diálogo intercultural, etc., a fin de construir y garantizar el suma
qamaña112 (Vivir Bien).
Es por esto que el proceso de consolidación de una posibilidad de futuro,
alternativo a la monocultura de la modernidad, vista desde la mirada de los
sectores empobrecidos, va más allá de reformas fiscales, financieras, energéticas,
laborales, educativas, de salud, de propiedad, de seguridad, etc. Por esta razón, la
ejecución de reformas fundamentales de operación del gobierno y sus homólogos
no son el objetivo final.
Así que, en Bolivia, se está dando un proceso de transformaciones más allá
del reformismo. El ejemplo más claro está en el programa de estado apreciado en
la Nueva Constitución Política de Bolivia, en la cual, “Bolivia se constituye en un
Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente,
soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías. Bolivia se
funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y
lingüístico, dentro del proceso integrador del país”.113
Derivado del proceso de trasformaciones y de la proyección del nuevo
carácter de Estado, el escenario en Bolivia resulta novedoso y como tal complejo.
Ha emergido en la mesa del debate un conjunto de cuestiones e interrogantes
acerca de la conducción del proceso de cambio, que de cierta forma no ha
concretado el imaginario social en relación a que “modo” o “sistema alternativo de
112
En idioma Aymara 113
Artículo 1. Capítulo Primero, referente al Modelo de Estado, de la Nueva Constitución Política del Estado.
75
producción” sucederá al capitalismo. Estos debates son reflejo de confrontación
entre las mismas organizaciones sociales y de la confrontación entre éstas con el
gobierno.
Las situaciones de encuentros y desencuentros entre organizaciones
sociales y el gobierno han tenido una gran cobertura en los medios de
comunicación, ligados a la oligarquía nacional y al interés trasnacional, toda vez
que, los sectores de oposición en Bolivia de la llamada “media luna”, con
presencia en Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, tras un intento fallido de debilitar al
proceso revolucionario, mediante un golpe de estado en septiembre de 2008,
auspiciado por Estados Unidos, han utilizado con mayor empecinamiento a los
medios de comunicación para deslegitimar las acciones del gobierno, el alcance
del proyecto de Estado y la capacidad de organización y dirección de la población
indígena.
Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, explica que:
“…los medios asumen la función de llevar el rol de la oposición política frente al
Gobierno […] Evidentemente, en muchos países, en América Latina, los medios privados
han dominado el sector de la comunicación. Sobre todo eran sectores industriales ligados a
las oligarquías que controlaban las economías de estos países […] Hoy, estas oligarquías
han perdido —por el momento— el poder político y usan del poder ideológico que aún
tienen los medios para tratar de mantenerse en el debate político”.114
Entonces los debates y confrontaciones que surgen al interior del proceso
revolucionario115, así como resultan ser fuerzas impulsoras del cambio también
resultan ser debilidades, mismas que son aprovechadas por los sectores de
oposición.
114
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=145765 115
Hablamos de proceso revolucionario, porque en Bolivia a partir de año 2000 se comienza con una
revolución. De acuerdo con la definición de Enrique Dussel, una revolución empieza cuando un grupo ejerce
el poder en función de un proyecto político.
76
Aunado a lo anterior, cabe destacar también que varios grupos de
intelectuales han asumido fuertes críticas a Evo Morales y al vicepresidente,
Álvaro García Linera, respecto a la teorización y conducción del Estado, a la
aplicación de políticas públicas, por la situación de “crisis del proceso de cambio”,
por la depredación de la naturaleza, por favorecer el extractivismo y
industrialización, por no inducir la descolonización, etc.
Para ilustrar, lo anterior, aludo a Silvia Rivera Cusicanqui quien en una
entrevista dijo lo siguiente:
[Un] gran tema de cuestionamiento al Gobierno es la diferencia entre lo que se dice
y lo que se hace. Hay todo un discurso muy bonito de la pachamama, Bolivia ha sido el
único país que ha votado en contra en la cumbre de Cancún y, sin embargo, están
haciendo unas hidroeléctricas inmensas, unas represas que van a inundar tierras
indígenas, están haciendo una fábrica de azúcar en el norte de La Paz, en tierras de los
indígenas leco, una cantidad de cosas que demuestran que el proyecto es neodesarrollista
y en ese sentido incluye el desprecio por lo indígena, por lo que también es racista”.116
En este tenor, el economista, Juan Carlos Zuleta Calderón, señala que:
“…en estos casi seis años de gobierno se cumplió a cabalidad la búsqueda de
estabilidad macroeconómica, el primer objetivo del neoliberalismo; no por nada se
consiguieron los elogios más grandilocuentes del Fondo Monetario Internacional (FMI) por
el “buen manejo de la economía”. Ahora el régimen se empeña a cumplir el segundo
objetivo de la Teoría Económica Neoclásica: la aplicación de ajustes estructurales”.117
De manera que dentro del espacio académico se ha intensificado el debate
en dos vertientes, el primero sobre la orientación de proceso de cambio y el
segundo reducido a la crítica de las decisiones, acciones y actos del gobierno de
Evo Morales.
116
Entrevista a Silvia Rivera Cusicanqui disponible en:
http://chixinakax.wordpress.com/2011/06/25/entrevista-a-silvia-rivera 117
http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2011121211
77
Por otro lado, han emergido fuertes confrontaciones entre el Estado y las
organizaciones sociales y sindicatos, en virtud de cómo el Estado responde en
satisfacción a sus necesidades, en este sentido, se han llevado a cabo
manifestaciones en rechazo al aumento en precios a los combustibles, por la
forma de repartición de tierras fiscales bajas, en defensa del Territorio Indígena del
Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), etcétera.
Como se desprende, podemos decir que el periodo de transformaciones en
Bolivia, no concluyó, en la “guerra del agua”, en la “guerra del gas”, en el triunfo
electoral del primer presidente indígena o con la constitución de la Asamblea
Constituyente, ni mucho menos con la proclamación de la Nueva Constitución de
Estado; toda vez que, actualmente en Bolivia se está viviendo una etapa de
trasformación que estimula al debate y se dirige a concretar como posibilidad de
futuro ese nuevo proyecto social y político emergido desde el movimiento social; el
cual requiere de grandes desafíos creativos para definirse y concretarse.
Sin embargo, al seguir en curso el proceso de cambio en Bolivia, la
posibilidad de futuro, que busca abrir alternativas no capitalista, tiende a
eventualidades que lo coloca en una posición de incertidumbre o bien de peligro.
Por lo que podemos decir que la posibilidad de futuro en Bolivia resulta ser objeto
de cuidado.
Ante el complejo proceso que se vive actualmente en Bolivia, Álvaro García
Linera, vicepresidente boliviano y sociólogo, es uno de los intelectuales que se ha
dado a la tarea no sólo de enunciar los logros del gobierno de Evo Morales, sino
también, de interpretar las dificultades que implica el proceso de cambio. A estas
dificultades, García Linera, les ha denominado tensiones y contradicciones
creativas que, de acuerdo con el autor, han emergido por el propio curso de las
cosas y pueden ser fuerzas productivas de los cambios.
78
Por lo que, el análisis de Álvaro García Linera sobre las tensiones y
contradicciones creativas es una referencia obligada, en este tercer capítulo, para
comprender el proceso actual que se vive en Bolivia, dentro del contexto de los
grandes triunfos populares que iniciaron transformaciones de las instituciones, del
Estado, de la resignificación de la democracia, de prácticas simbólicas y
culturales, etc., y que abrieron el debate para constituir una sociedad más justa,
armoniosa con la naturaleza y cimentada en la descolonización y en la justicia
social.
3.2. Tensiones y contradicciones creativas
Para Álvaro García Linera las tensiones creativas cuentan con dos características
fundamentales, “la primera, que a diferencia de lo que sucedía años atrás, no
propugnan un nuevo tipo de sociedad ni plantean un nuevo horizonte de Estado o
economía, sino la ralentización o la radicalización del proceso pero en el marco del
horizonte de época de la plurinacionalidad. La segunda, que como son
contradicciones al interior de los tres principios ordenadores de la realidad y de las
luchas por transformarla (plurinacionalidad, autonomía y economía plural), son
también contradicciones al interior del amplio bloque popular que conduce y
sostiene el Proceso de Cambio”.118
Álvaro García Linera señala que, el contenido y movimiento de estas
contradicciones son propios de una nueva fase del proceso revolucionario. Al
respecto, el autor identifica cinco fases de dicho proceso, las cuales menciono a
continuación:
Primera fase. Develamiento de la crisis de Estado, se inicia con la “guerra
del agua” que paró el proceso de privatización de los recursos públicos y marcó
118
García, Álvaro, Las tensiones creativas de la revolución. La quinta fase del Proceso de Cambio,
Vicepresidencia del Estado Plurinacional y Presidencia de la Asamblea Legislativa Plurinacional, La Paz-
Bolivia, 2011. p. 11-12.
79
una ruptura con todo el consenso pasivo que el neoliberalismo había construido en
15 años, develando en cierta forma el resquebrajamiento de la fuerza e
institucionalidad del Estado.
Segunda fase. El empate catastrófico, comienza en 2003 y hasta 2008
cuando se enfrentan dos proyectos de sociedad, con dos capacidades de
presencia territorial y con liderazgos antagónicos se disputaban el orden estatal,
por un lado estaban los de arriba que querían seguir gobernando como antes y por
el otro lado estaban los de abajo que no querían seguir siendo gobernados como
antes.
Tercera fase: Capacidad de movilización convertida en presencia estatal
gubernamental, aconteció con la participación electoral que llevó a la presidencia
al primer presidente indígena.
Cuarta fase: El punto de bifurcación, sucede entre agosto y octubre de 2008
cuando la oposición de la derecha neoliberal opta por un golpe de estado, además
de desencadenar brotes violentos de carácter racial.
Quinta fase: La emergencia de las contradicciones creativas, estará
marcada por contradicciones entre los propios sectores que protagonizan el
Proceso de Cambio, que se darán en torno a cómo llevarlo adelante.
De acuerdo con Álvaro García Linera, Bolivia, actualmente se encuentra en
la quinta fase del proceso revolucionario. Por lo que, en este capítulo nos
enfocaremos a ella.
80
3.2.1. Quinta fase del proceso revolucionario: La emergencia de las
contradicciones creativas
La emergencia de las contradicciones creativas, de acuerdo con Álvaro García
Linera, estará marcada por la presencia de contradicciones al interior del bloque
nacional-popular, es decir, como se mencionaba anteriormente, por tensiones
entre los propios sectores que protagonizan el Proceso de Cambio, y con relación
a cómo conducir el proceso de cambio. Por lo que, en esta fase, las tensiones
creativas, tienen la potencialidad de ayudar a motorizar el curso de la propia
revolución.119
Aquí, García Linera considera la existencia de dos tipos de contradicciones,
señalando que: en primer lugar están las fundamentales y antagónicas, que
bifurcan estructuralmente las sociedades, y en segundo lugar, las de carácter
secundario (aquellas que el Presidente chino Mao Tse Tung llamaba
contradicciones en el seno del pueblo) que son superables mediante métodos
democráticos y revolucionarios.120
En este sentido, en la quinta fase del proceso revolucionario, sólo surgen
tensiones creativas secundarias, de las cuales García Linera toma cuatro, las que
mencionamos a continuación:
Primera tensión creativa de la quinta fase del proceso revolucionario:
“Relaciones entre Estado y Movimientos Sociales”
En esta primera tensión creativa, Álvaro García Linera, hace una reflexión muy
considerable respecto a la caracterización del Estado y del mismo movimiento
social, en concreto señala que:
119
Ibíd. p. 24. 120
Loc. Cit.
81
“El Estado es por definición concentración de decisiones, monopolio sobre la
coerción, la administración de lo público-estatal, e ideas-fuerza que articulan a una
sociedad. [Mientras] el movimiento social y las organizaciones sociales son por definición
democratización de decisiones, amplia y continua socialización de deliberaciones y
decisiones sobre asuntos comunes”.121
Por ende, los movimientos sociales al orientarse a la defensa de intereses
específicos confrontan al Estado, y entonces surgen en este escenario tensiones
creativas, como señala García Linera, necesarias entre concentración y
desconcentración de decisiones. Por lo que resulta ser un proceso complejo de
encuentros y desencuentros. Situación que pone en riesgo la democratización de
las decisiones. Toda vez que, aunque haya cambiado el carácter del estado, sigue
siendo Estado aún, lo que implica “luchar dentro y fuera de él”.
De igual importancia, surge otra modalidad de tensiones entre el Estado y el
Movimiento Social, de acuerdo con García Linera, se da entre la expansión
material del Estado y la función estatal de comunidades y sindicatos. Pues
actualmente, según García Linera, los sindicatos están reduciendo su actividad
revolucionaria de micro-estado, dicho de otra manera, podemos entender que el
sindicato está dejando a un lado su función social. Al respecto dice:
“…ahora en cada lugar del país, el sindicato ya no se organiza para construir una
escuela, una posta sanitaria, para abrir una carretera que comunique a sus habitantes,
para levantar un puente entre poblaciones o para dar ayuda a los desamparados. No.
Ahora se pide la escuela, la posta sanitaria, el camino, el puente y el amparo ante la
desgracia al municipio, a la gobernación, al gobierno nacional”.122
Por lo que, parafraseando a García Linera, actualmente se manifiesta el
resquebrajamiento de la función social-protectiva del sindicato. Este hecho lleva el
121
García, Álvaro. Op. Cit. p. 28. 122
Ibíd. p. 33-34.
82
riesgo de un debilitamiento del mismo sindicato-ayllu, de su poder de gestión y
cohesión.
Segunda tensión creativa: “Flexibilidad hegemónica frente a firmeza en el
núcleo social”
Esta tensión, de acuerdo con Álvaro García Linera, se da entre el sentido de
ampliar el proceso de cambio a los distintos sectores sociales y la necesidad de
garantizar la conducción indígena, campesina, obrera y popular del mismo.
Por lo que, este escenario resulta ser un proceso sumamente complejo,
debido a que en Bolivia aún coexisten dos posiciones, una que, retomando a
Boaventura de Sousa, sustrae el futuro del tiempo lineal por un futuro de
posibilidades plurales y concretas, y la otra, que concibe el futuro a partir de
monocultura del tiempo lineal.
Entonces surge aquí el difícil y complicado desafío de creatividad, cómo
lograr “la ampliación, la apertura y la conversión del significado de pueblo a todas
y todos los bolivianos -sin excepción- que apuestan por la descolonización, por el
Estado Plurinacional, por la igualdad entre los pueblos, por la autonomía
democrática de las decisiones […], en fin, que apuestan por el Vivir Bien”.123
Tercera tensión: intereses generales frente a intereses particulares y
privados
Para Álvaro García Linera esta tensión ha tenido mayor intensidad a partir del
2010, “es la que se da entre el interés general de toda la sociedad y el interés
particular de un segmento individual de ella, entre las demandas que buscan
satisfacer las necesidades de todo el pueblo como modo de resolución de la
123
García, Álvaro. Op. Cit. p. 39.
83
demanda de uno, y las movilizaciones que apuntan solamente a satisfacer las
necesidades de un grupo particular, un sector o un individuo”.124
Es decir, esta tensión refiere a la contradicción al interior del bloque social
popular entre quienes buscan satisfacer necesidades colectivas y sin perjuicio del
otro y, entre quienes sólo buscan un beneficio individual sin antes considerar la
carencia colectiva.
Para ejemplificar esta tensión, mencionamos a continuación el caso tan
recurrente por García Linera: la CIDOB organización de pueblos indígenas de
tierras bajas demandaban que las tierras fiscales de tierras bajas incautadas por el
Estado pasaran a manos únicamente de los pueblos indígenas ubicados en
territorios de tierras bajas, situación que excluía a los pueblos indígenas de tierras
altas del goce de esas tierras en disputa. De manera que, la CIDOB, en este
marco, reflejo el interés particular de los pueblos indígenas de tierras bajas por
sobre las necesidades del resto de la población indígena y campesina del país.
Por consecuencia, en las organizaciones sociales prevalece el riesgo de
caer en tendencias corporativistas, no obstante, este riego puede ser superado en
virtud de la experiencia de los ciclos de movilizaciones que lograron reunir a la
mayoría de la población en razón de un nuevo proyecto de Estado.
Cuarta tensión: el socialismo comunitario del Vivir Bien
La cosmovisión emergente de los pueblos indígenas ha replanteado la filosofía del
Vivir Bien, como un horizonte a transitar, en términos de respeto, armonía,
cooperación y equilibrio entre uno mismo y con todas las formas de existencia. Por
lo que, el Vivir Bien es vivir en comunidad y en complementariedad, y resurge
como respuesta a las crisis de vida que ha dejado el capitalismo. Es por eso que
124
Ibíd. p. 4.
84
las comunidades indígenas promueven la convivencia armónica entre los seres
humanos y estos con la naturaleza.125
En este sentido, la cuarta tensión creativa se da, de acuerdo a García
Linera, entre la necesidad y voluntad de industrialización de las materias primas, y
la necesidad imprescindible del Vivir Bien entendido como la práctica dialogante y
mutuamente vivificante con la naturaleza.126
El primer punto ha sido un tema de discusión, puesto que Evo Morales tiene
en la agenda política la necesidad urgente de industrializar los recursos naturales
ya nacionalizados para impulsar otras actividades industriosas a fin de mejorar los
ingresos del Estado, su capacidad productiva y tecnológica.
En una entrevista a La Jornada, recientemente, Álvaro García Linera,
señala que el modelo económico de su país es básicamente posneoliberal y de
transición poscapitalista. Un modelo que ha recuperado el control de los recursos
naturales que estaba en manos extranjeras, para colocarlo en manos del Estado,
dirigido por el movimiento indígena.127
Sin embargo, ante la iniciativa de industrializar los recursos naturales, han
surgido interpretaciones que acusan a Evo Morales de llevar a cabo un modelo
extractivista o bien un capitalismo de Estado. Asimismo, varias posiciones señalan
que el discurso de Evo Morales sobre la preservación de la Pachamama está por
debajo de sus acciones, puesto que todo proceso industrializador causa efectos
corrosivos sobre la naturaleza.
125
Huanacuni F. Op. Cit. 126
García, Álvaro. Op. Cit. p. 63 127
Hernández, Luis, “Entrevista al vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera”, en La Jornada, México
D.F., 07 de febrero de 2012.
85
Al respecto, Álvaro García Linera está consciente de la depredación que
causa el proceso industrializador, pero, por otra parte considera a la
industrialización como fuerza económica de generación de excedente para cubrir
las necesidades básicas y crecientes de la sociedad.
En consecuencia, García Linera, señala la siguiente cuestión:
“Necesitamos industrializarnos pero también cuidar la naturaleza y preservarla para
los siguientes siglos. El capitalismo la depreda, la destruye, la utiliza con fines de lucro y no
para la satisfacción de las necesidades.
Esta tensión creativa es la que el Presidente Evo ha llamado el socialismo
comunitario del vivir bien, la satisfacción de las necesidades materiales humanas mediante
el diálogo vivificante con la naturaleza, preservándola para preservar también el destino y
el bienestar común de las futuras generaciones de todos los seres vivos”.128
Podemos ver que en esta tensión creativa se da lo que Boaventura de
Sousa llama una dificultad en imaginar cómo será el fin del capitalismo, ya que, el
gobierno imagina el poscapitalismo al partir del capitalismo y los movimientos
indígenas imaginan el poscapitalismo a partir del precapitalismo, es decir,
imaginan alternativas anteriores a la conquista y al colonialismo. Por lo que resulta
ser un escenario sumamente complicado entre “¿[industrialización de] recursos
naturales o Pachamama?, ¿desarrollo o Sumak Kawsay?, ¿tierra para reforma
agraria o territorio como requisito de dignidad, respeto e identidad?, ¿Estado-
nación o Estado plurinacional?, ¿sociedad civil o comunidad?, ¿ciudadanía o
derechos colectivos?, ¿descentralización/desconcentración o autogobierno
indígena originario campesino?”129
128
García, Álvaro. Op. Cit. p. 71. 129
Santos, Boaventura de Sousa, Refundación del Estado en América Latina. Perspectivas desde una
epistemología del Sur, Instituto Internacional de Derecho y Sociedad y Programa Democracia y
Transformación Global, Perú, 2010. p. 60
86
Aunado al panorama social y político, descrito en los párrafos anteriores,
podemos resumir que los procesos actuales en Bolivia son complejos. Las
tensiones creativas someten al debate colectivo la forma de llevar adelante la
trasformación social, dado que en ellas, parafraseando a García Linera, surgen
contradicciones, nuevas luchas no previstas ni planificadas, inconformidades,
riesgos, debilidades, caos, impulsos fragmentados, retrocesos, etc., pero también,
a partir de ellas, se construyen iniciativas colectivas, acuerdos, democratización de
las decisiones, avances; en fin un sin número de acciones que pueden estar o no
aún definidas.
Finalmente, Bolivia, retomando a Boaventura de Sousa, abierto un debate
civilizatorio después de haber sido violentamente suprimido desde la etapa
colonial. Esta abertura, de acuerdo con el autor, se ha debido a la renovada
eficacia de los pueblos indígenas y afrodescendientes.
Así, el panorama actual en Bolivia proyecta grandes retos para la
creatividad, y resulta ser un laboratorio social que implica calificar categorías para
ayudar al proceso.
Si bien, la posibilidad de concretar la refundación del Estado en Bolivia es
de largo plazo por su complejidad y novedad, así como la construcción de un
sistema alternativo al capitalismo, su avance dependerá en gran medida de las
acciones encaminadas a resolver la siguiente interrogante: “cómo trascender el
espacio en que se desarrollan las experiencias más avanzadas y proyectarlas a
toda la sociedad a todos los de “abajo””.130 Esta interrogante es sin duda un reto
que implica el mismo proceso revolucionario, a fin de concretar la posibilidad de
esperanza con relación a la posibilidad de frustración, como ya señalábamos en el
capítulo anterior.
130
Entrevista a Tatiana Coll. En Prigollini, Carlos, (compilador), La izquierda en Nuestra América,
Movimiento de Solidaridad Nuestra América, México D.F., 2011. p. 57.
87
3.4 La Educación como fuerza promotora del proceso de cambio
Todo cambio requiere de un proceso educativo que proyecte y expanda a la
mayoría de la población la voluntad popular, así como, defienda, acelere, y
fortalezca el proceso revolucionario. Por un lado, en Bolivia se está desarrollando
un amplio proceso de reflexión y debate en torno a la conducción del proceso
revolucionario, resultado de la potencialidad de las fuerzas sociales que
inauguraron el ciclo de movilizaciones del 2000-2005; pero, por otro lado, se
necesita fortalecer o construir un proyecto educativo, tanto oficial como popular,
que posibilite el alcance de dicho proceso.
Por ejemplo, Tatiana Coll Lebedeff, se refiere a la educación como torrente
de transformación, es decir::
“Cuando una sociedad pone en marcha un proyecto de futuro guiado por una
enorme esperanza de convertirse en una sociedad más justa, más igualitaria, más digna y
libre, una de las principales fuerzas que pueden convertirse en un enorme torrente
transformador es la educación, que es capaz de desatar las potencialidades creativas que
están dentro de los pueblos, cercenadas por una brutal desigualdad y el desprecio de
quienes se creen poseedores únicos del conocimiento significativo y civilizatorio”.131
De manera que, un punto de partida para fortalecer o construir acciones
educativas dirigidas a la consolidación del proyecto de Estado como un proyecto
en común, es retomar los saberes de la experiencia social acumulada durante el
ciclo de movilizaciones.
El repensar cada una de las experiencias acumuladas a partir de la
existencia negada, da paso a incorporar al debate civilizatorio los saberes
construidos y socializados que subyacen en la multitud protagonista del nuevo
131
Coll, Tatiana, América Latina en el filo del siglo XXI. Entre la catástrofe y los sueños: los nuevos actores
sociales, Universidad Pedagógica Nacional y Casa Juan Pablos, México, 2001. p. 14.
88
proyecto de transformación social. De modo que, el escenario de las tensiones y
contradicciones creativas en el interior y al exterior del bloque nacional-popular, se
puede alimentar aún más del aprendizaje de los saberes acumulados por la
experiencia, para defender tanto los avances como expectativas del proceso de
cambio.
Asimismo, se requiere tanto de las experiencias como de los errores para
aprender a tomar decisiones que conduzcan a la voluntad popular. Al respecto,
vale mencionar la intervención del Dr. Pablo González Casanova en la
Conferencia Magistral, “Bolivia: logros y desafíos del proceso de trasformación”,
en el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Autónoma de
México, el 07 de abril de 2012, en relación a las tensiones creativas que expuso
García Linera y en particular al tema de la democratización de las decisiones. Así
cuestionó al vicepresidente boliviano: “qué están haciendo en Bolivia, ustedes que
están tomando decisiones de tipo revolucionario, para que no sean los únicos que
sepan por qué están tomando esas decisiones, sino para que todo el pueblo de
mañana sepa tomar esas decisiones, eso en Cuba se hizo desde los primeros
días […] les enseñaban a preguntarse cuál era el mejor tipo de democracia y Fidel
les planteaba los peros, pros y contras de la democracia y desde entonces
empezó a enseñar y enseñar a tomar decisiones a las multitudes […] el no
regresar a una política anticapitalista, anticolonialista que termine en el populismo
y que después regrese al capitalismo salvaje consiste en organizar la capacidad
de toma de decisiones de todo el pueblo en materia de política y en materia de
poder”.
El tema de este cuestionamiento sigue pendiente en Bolivia, de acuerdo
con García Linera. Es por eso que podemos reafirmar la necesidad de construir un
proceso educativo contundente y fundamental para el desarrollo y fortalecimiento
del proceso de cambio en Bolivia.
89
Finalmente, como pudimos observar, el objetivo de este capítulo no fue la
elaboración de una propuesta, sino, más bien, fue mostrar el escenario que
actualmente se vive en Bolivia después de las movilizaciones indígenas y
campesinas que comenzaron en este siglo y que posibilitaron la creación del
nuevo proyecto político.
Una vez proclamada la Nueva Constitución del Estado se constitucionalizó
el nuevo programa de Estado y con ello se inauguró, por llamarlo así, otra etapa
de transformaciones ahora orientada a la conducción de ese nuevo proceso de
cambio como posibilidad de futuro.
Sin embargo, este proceso trajo consigo un horizonte aún no conocido,
porque nunca antes se había presenciado tal fenómeno, y por lo mismo, han
surgido distintas dificultades frente a la conducción del proceso revolucionario, a
estas dificultades, como ya mencionábamos, Álvaro García les llamó tensiones
creativas al interior de bloque popular, que evidencian contradicciones entre el
Estado y el movimiento social, entre la colectividad y el corporativismo entre
industrialización y la Pachamama. Estas contradicciones, como señala el autor, no
frenan el proceso de cambio sino que lo alimentan y enriquecen; pero, por otro
lado se tiene que tener muy presente que estas dificultades pueden ser
aprovechadas por la oposición.
Aunado a lo anterior, podemos decir que el proceso de transformaciones de
aquella región merece toda nuestra atención, debido a la potencialidad del
movimiento indígena, a sus acciones y propuestas que han impactado al conjunto
de la sociedad, no solo boliviana, sino mundial .En este sentido, su experiencia y
discusión sobre cómo la humanidad debe vivir ha impactado a los procesos de
construcción del conocimiento y a la lucha social. Por lo que nos pone a
reflexionar sobre los nuevos imaginarios ancapitalistas o cómo adherirse a
principios no capitalistas dentro del capitalismo.
90
Si bien, a pesar de que el contexto actual en Bolivia está subsumido por
contradicciones creativas, que, bien pueden ser utilizadas para reforzar el proceso
revolucionario o bien para frustrarlo, sólo queda esperar que el movimiento
indígena retome de su experiencia que lo llevó a concretar triunfos para el proceso
de cambio como fuerza renovada para superar las dificultades, y así, defina con
cabeza propia su actuación frente a los sectores populares y frente al Estado a fin
de clarificar, expandir y fortalecer el proceso revolucionario y evitar la frustración.
Por lo que se espera, de acuerdo con García Linera, que dentro del
horizonte de posibilidades “las contradicciones se [resuelvan] con la práctica y la
lucha. Con una nueva oleada de movimiento social que vaya por encima del
Estado, pero en esta perspectiva de lo común para todos, que fue la gran virtud
que llevó a esta gran transformación”.132 Ya que, “las soluciones generalmente no
vienen de arriba, se construyen juntos desde la visión y necesidades de abajo”.133
Conclusión
En este capítulo se pudo observar algunos procesos que recientemente han
emergido en Bolivia, que han implicado tensiones o contradicciones dentro del
bloque dirigente del proceso de transformación social.
En este sentido, podemos decir que el escenario en Bolivia resulta ser un
espacio que implica la búsqueda y construcción de nuevas categorías que nos
permitan clarificar los fenómenos. Debido a que, se están construyendo
alternativas diferentes al capitalismo, pero aún no se ha definido, como señala
Aníbal Quijano, qué sistema alternativo de producción va a sustituir al capitalismo.
Sin embargo, pensar ya, en cuestiones de búsqueda de propuestas diferentes al
132
Hernández, Luis, “Entrevista al vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera”, en La Jornada, México
D.F., 07 de febrero de 2012. 133
Entrevista a Tatiana Coll. En Prigollini, Carlos, (compilador), La izquierda en Nuestra América,
Movimiento de Solidaridad Nuestra América, México D.F., 2011. p. 59.
91
capitalismo dentro de capitalismo, representa, parafraseando a Boaventura de
Sousa, incomodidad para su reproducción y hegemonía, así como
transformaciones graduales en direcciones no capitalistas.
92
CONCLUSIONES GENERALES
Indudablemente, los indígenas bolivianos, a partir de realizar un profundo análisis
de las fuerzas sociales, políticas y económicas que los dominan y explotan,
colonialismo y capitalismo, rompieron con el paradigma de la modernidad
occidental de que la historia tiene sentido y dirección única y conocidos.
Las crisis del Estado boliviano, las del bloque político dominante y las crisis
del modelo neoliberal, de las cuales nos habla Luis Tapia, develaron la
inoperancia y debilitamiento de estas fuerzas, lo que ocasionó el rechazo popular
tanto al modelo económico como al proyecto político imperantes.
Los gobiernos bolivianos neoliberales, aplicaban mediadas impuestas por
Estados Unidos y por los organismos internacionales de financiamiento, como
paliativos para enfrentar tanto a las crisis sociales como a las crisis fiscales, sin
embargo estas medidas eran quienes las provocaban y las expandían.
En enero del año 2000, se inauguró en Cochabamba, el primer
levantamiento popular de principios de siglo contra el neoliberalismo. Se unieron
las diferentes organizaciones sociales e indígenas para conformar la Coordinadora
de Defensa del Agua y de la Vida y confrontar la tendencia neoliberal de privatizar
el servicio de agua potable y alcantarillado.
La experiencia social a 15 años de aplicación de políticas neoliberales de
privatización, colocó en el escenario del debate que la privatización del agua no
era sinónimo de mejora del servicio sino de aumento en el suministro del agua y
rompimiento con las formas tradicionales-comunitarias de su uso y distribución,
todo ello a favor del capital transnacional.
93
Entonces, la indignación a la privatización de tal preciado recurso, activó
una profunda organización de la sociedad civil emergente y de los nuevos actores
sociales conformados en la Coordinadora para frenar la estrategia neoliberal y
recuperar el bien común.
La resistencia multitudinaria de la población boliviana creó espacios de
reflexión, autogestión y toma de poder, que les permitió potencializar su lucha para
expulsar a la trasnacional “Aguas del Tunari” y modificar la Ley 2029. Por lo que,
la “Guerra del Agua”, significó la primera victoria popular, de principios de siglo,
contra el neoliberalismo.
Otra de las medidas que aplicó Hugo Banzer, dictada por Estados Unidos,
fue la “lucha antidrogas”, la cual criminalizaba a los/as cultivadores/as y
consumidores/as de hoja de coca, lo que generó un campo de batalla entre el
ejército y los/as cocaleros/as de los Yungas y del Chapare. Así como se
intensificaba la represión también se intensificaba la organización del movimiento
cocalero que después de una larga resistencia logró conseguir su derecho a
determinadas extensiones de cocales, así como a conformar y consolidar un
partido político propio “Movimiento al Socialismo”.
Durante los primeros años del Siglo XXI, en Bolivia, se intensificaron los
conflictos sociales derivado de las crisis que los anteceden. Estos conflictos ponen
en evidencia dos modelos opuestos de país, por un lado está el proyecto del
movimiento indígena y sectores populares, correspondiente a la refundación del
Estado; y por el otro lado está el modelo de estado que había pernoctado hasta
esos momentos, el cual conservaba los privilegios de la oligarquía blanca y
mestiza, mismo que reciclaba, como dice Rivera Cusicanqui, viejas prácticas de
exclusión y discriminación.
94
El conflicto que profundizó esa necesidad de refundar el país fue la “Guerra
del Gas”, de comenzar con una lucha nacional en defensa del gas paso a
consolidarse en una lucha por la nacionalización de los hidrocarburos, por la
expulsión de Sánchez de Lozada, por cuestionar al modelo político y económico,
por cuestionar a las prácticas patriarcales y coloniales y por construir un proyecto
de transformación social.
La organización del movimiento indígena y sectores populares, que se
consolidó en sus formas de democracia representativa, logró la renuncia de dos
presidentes de la República, quienes no tuvieron la capacidad de resolver las
demandas populares. Esta situación reflejó ampliamente la crisis de credibilidad a
los políticos institucionales y a los sistemas de partidos.
Las elecciones presidenciales, del año 2005, le dieron el triunfo electoral a
Evo Morales Ayma, primer presidente indígena, que sintetizó, retomado a Raúl
Zibechi, los cambios en el escenario político-institucional dentro de un nuevo
periodo caracterizado por la emergencia de gobiernos progresistas y de izquierda
en América del Sur.
La llegada a la presidencia de Evo Morales fue el resultado de la resistencia
indígena y de los sectores empobrecidos al modelo neoliberal. Este cambio
también significó el rompimiento con el sistema de partidos tradicional que
suprimía a los hombres y mujeres indígenas su derecho a decidir sobre el conjunto
de políticas a implementar y que los excluía de tomar cargos en el gobierno.
De manera que, los sucesivos levantamientos populares en Bolivia
protagonizados por el movimiento indígena y campesino, inscribió, a comienzos de
este siglo, la urgencia no sólo de recuperar los recursos naturales sino también el
destino. Ese destino arrebatado por las élites bolivianas vinculadas al pensamiento
occidental.
95
Aún después de la independencia, en Bolivia, siguió permaneciendo el
sistema de dominación, exclusión y discriminación propias de la época colonial.
Las élites blancas fueron quienes se encargaron de conservarlas. Podemos ver
que en pleno siglo XXI a lo indígena se le siguió vinculando con lo arcaico, con la
pereza, con la suciedad, con lo atrasado, con lo inferior. Estás viejas prácticas
coloniales invisibilizaron a los pueblos indígenas y a sus formas de contemplar y
entender al mundo.
La modernidad, como concepción hegemónica del mundo occidental, ha
excluido y negado a todo aquello que no cumple con sus parámetros de
racionalidad. Es por eso que en Bolivia a través de sus diferentes etapas históricas
se fueron implementando políticas homogenizantes y etnocidas, para que todos/as
se asimilaran dentro de un Estado-nación. No obstante, este proceso “civilizatorio”
que ubicaba a los pueblos indígenas en el nivel más bajo de la estructura social
obtuvo resistencia.
La historia de las resistencias de los pueblos indígenas a los embates
“civilizatorios”, les permitió conservar su vínculo con la Pachamama, sus formas
tradicionales de organización comunitaria, sus símbolos y tradiciones, su idioma,
sus saberes, etcétera.
La memoria histórica, de los hombres y mujeres indígenas protagonistas de
los levantamientos populares de principios de siglo, permitió incorporar a sus
demandas una lucha por una ecología de los reconocimientos; anteponiendo a los
principios de igualdad el respeto y reconocimiento a la diferencia, ya que en la
medida en que se reconozca la diferencia se estará en igualdad de condiciones.
De manera que, los actores sociales que habían sido desacreditados e
irrelevantes para la modernidad occidental fueron quienes confrontaron a las
96
lógicas de producción de la no existencia, debido a que colocaron en el escenario
boliviano la posibilidad de modificar las estructuras sociectales.
La irrupción del movimiento indígena y campesino fue más allá de la
resistencia a las políticas privatizadoras. Sus acciones colectivas y estrategias de
de resistencia fueron conformando un horizonte de posibilidades fuera del
colonialismo y capitalismo globales.
Así, la potencialidad del movimiento indígena y campesino aunado al
emergente gobierno con talante antineoliberal, Evo Morales, articuló la voluntad
popular de concretar una Asamblea Constituyente y con ello modificar el carácter
del Estado.
En este sentido, Bolivia está experimentando un nuevo proceso de
transformación social, que por su novedad y complejidad, colocan a esa
posibilidad de concretar el nuevo proyecto de Estado en una posición de
incertidumbre o bien de peligro.
El proceso de concretar la posibilidad de futuro resulta ser objeto de
cuidado. Debido a que en Bolivia han surgido tensiones y contradicciones al
interior del proceso de cambio, entre Estado y movimientos sociales, entre los
mismos movimientos sociales, etcétera. Dichas tensiones han sido utilizadas por
los sectores de oposición de la denominada “media luna” para debilitar al proceso
revolucionario.
La oligarquía blanca y mestiza son quienes se empeñan, retomando a
Rivera Cusicanqui, a conservar el pasado con todo su lastre de privilegios. En este
sentido, cabe señalar que durante el año 2007 y 2008 se produjeron distintas
prácticas de tono racial, divisionista y golpistas. Actualmente los medios de
comunicación ligados a estos sectores de oposición, son quienes usan el poder
97
mediático para descredibilizar las acciones del presidente Evo Morales y su
comitiva.
Las tensiones y contradicciones que han surgido al interior del proceso de
cambio, han abierto en Bolivia un debate civilizatorio, como señala Boaventura de
Sousa, que proyecta grandes retos para la creatividad.
Las dificultades presenciadas en el proceso de cambio, como nos muestra
García Linera, alimentan y enriquecen al proceso revolucionario. En la medida que
el movimiento indígena y campesino fortalezca su liderazgo para atraer a otros
sectores de la población a la búsqueda del Vivir Bien se irá superando las
contradicciones.
La concreción de la posibilidad de futuro, en Bolivia, es un proyecto a largo
plazo, el cual requiere tanto de la experiencia del movimiento indígena y su
autonomía frente al Estado como de un proceso educativo que defienda, acelere y
fortalezca el proceso revolucionario.
Asimismo, Boaventura de Sousa nos explica que:
“Los movimientos indígenas de América Latina son conscientes de las dificultades,
pues saben que la refundación del Estado no ocurrirá en tanto permanezcan con vigor en
la región los dos grandes sistemas de dominación y explotación: el capitalismo y el
colonialismo. La distancia que toman con relación a la tradición crítica eurocéntrica deriva
precisamente de no poder imaginar el fin de uno sin el fin del otro. La magnitud de la tarea
muestra que la refundación del Estado es un proceso histórico de largo plazo […] A lo largo
de la transición emergerán instituciones y mentalidades transicionales o híbridas que irán
anunciando lo nuevo al mismo tiempo que parecerán confirmar lo viejo. Las alianzas irán
cambiando así como los instrumentos de lucha. Habrá muchos pasos atrás, pero lo
importante es que estos sean menos que los pasos hacia adelante”.134
134
Santos, Boaventura de Sousa, “Refundación del Estado en América Latina. Perspectivas desde una
epistemología del Sur”, Instituto Internacional de Derecho y Sociedad y Programa Democracia y
Transformación Social, Perú, 2010. p. 71.
98
Las prácticas novedosas y las experiencias que están emergiendo en el Sur
geográfico, protagonizadas por los excluidos, los de abajo, los “invisibles”; nos
conducen a incorporarnos a ese nuevo debate para explorar esos mundos nuevos.
99
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http://chixinakax.wordpress.com/2011/06/25/entrevista-a-silvia-rivera
http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2011121211
105
APÉNDICE
División Política: 9 Departamentos
CAPITAL:
Sucre (Capital: ahí reside el Poder Judicial y el Poder Electoral)
La Paz (Sede de Gobierno: ahí residen el Poder Ejecutivo y el Legislativo)
Fuente: http://www.mirabolivia.com/mapas/
106
CENSO DE POBLACION Y VIVIENDA – 2001
POBLACION POR DEPARTAMENTOS, PROVINCIAS, SECCIONES MUNICIPALES, LOCALIDADES Y
ORGANIZACIONES COMUNITARIAS
CODIGO CARTOGRAFICO
DESCRIPCIÓN POBLACION HOMBRES MUJERES
00 BOLIVIA 8.274.325 4.123.850 4.150.475
01 CHUQUISACA 531.522 260.604 270.918
02 LA PAZ 2.349.885 1.164.818 1.185.067
03 COCHABAMBA 1.455.711 719.153 736.558
04 ORURO 392.769 195.536 197.233
05 POTOSÍ 708.695 345.374 363.321
06 TARIJA 391.226 195.305 195.921
07 SANTA CRUZ 2.029.471 1.025.222 1.004.249
08 BENI 362.521 188.898 173.623
09 PANDO 52.525 28.940 23.585
Fuente: Instituto Nacional de Estadística
Autoidentificación con Pueblos Originarios o Indígenas de la Población de 15 años o más de edad- UBICACIÓN, ÁREA GEOGRÁFICA, SEXO Y EDAD
Número
UBICACIÓN ÁREA SEXO EDAD TOTAL Originario Quechua
Originario Aymara
Originario Guaraní
Originario Chiquitano
Originario Mojeño
Originario Otro Nativo
Ninguno
Bolivia TOTAL TOTAL TOTAL 5,076,251 1,557,689 1,278,627 78,438 112,271 43,323 75,427 1,930,476
Fuente: Instituto Nacional de Estadística
107
Enfrentamientos entre el ejército y manifestantes.
Fuente: La Jornada: domingo 9 de abril de 2000.
Estado de sitio como respuesta a la ola de manifestaciones, en la denominada “guerra del agua”.
Fuente: La jornada: domingo 9 de abril de 2000
Los manifestantes bolivianos mantienen inalterables bloqueo de carreteras y caminos en varias provincias del país.
Fuente: La Jornada: lunes 10 de abril de 2000
Presencia militar en la región andina.
Fuente: La Jornada: martes 11 de abril de 2000.
108
Campesinos cocaleros tapizaron con la hoja dos kilómetros de la carretera que conduce al cuartel de Chimoré, centro de operaciones antidrogas en Chapare.
Fuente: La Jornada: miércoles 20 de diciembre de 2000.
El Alto ciudad militarizada, en represión a los manifestantes, durante la denominada “guerra del gas”.
Fuente: La Jornada, lunes 13 de octubre de 2003
109
Miles de mujeres indígenas marchan hacia el centro de la ciudad de La Paz en demanda de la destitución de Gonzalo Sánchez de Lozada, el 16 de octubre de 2003.
Fuente: La Jornada: 02 de marzo de 2004.
Manifestación contra la venta del gas.
Foto: Danilo Balderrama/Reuters.
Fuente: http://www.internationalist.org/boliviaarde1003.html