la financiación de la actividad económica · de la actividad económica, tanto nacional como...
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Tema 4. El dinero y la financiación de la actividad
económica
4.1. Introducción
4.2. El dinero: funciones, origen y tipología
4.3. Las funciones del dinero
4.4. Historia del dinero
4.5. El dinero signo
4.6. Dinero legal y dinero bancario
4.7. La demanda de dinero
4.8. La teoría Keynesiana de la demanda de dinero
4.9. Función de preferencia por la liquidez
4.10. Teoría de la preferencia por la liquidez
4.11. Medición del dinero
4.12. La cantidad de dinero
4.13. La creación de dinero bancario
4.14. La financiación de la economía y los intermediarios financieros
4.15. La política monetaria
4.16. Efectos de una Política Monetaria Expansiva
4.1. Introducción
Una economía de trueque es aquella en la que no existe ningún medio de cambio
comúnmente aceptado. Los bienes se intercambian directamente por otros bienes. El
intercambio directo, sin dinero, resulta muy difícil. Sin la intermediación del dinero se frenan
las posibilidades no sólo de especialización y progreso de una economía, sino también de
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distribución de los bienes y los servicios existentes de acuerdo con las necesidades y los
deseos de los individuos.
Las teorías elaboradas en los años siguientes a la II Guerra Mundial habían
minimizado el papel de los fenómenos monetarios, haciendo casi abstracción del papel del
dinero en el análisis de los fenómenos económicos. Sin embargo, la nueva situación planteada
a lo largo de los años setenta ha dado de nuevo un gran impulso a las escuelas monetaristas,
cuyo más conocido defensor fue el economista norteamericano premio Nobel Milton
Friedman, de la escuela de Chicago, de forma que, en el momento actual, todos los análisis de
teoría y política económica están de acuerdo en considerar al dinero como un factor decisivo
de la actividad económica, tanto nacional como internacional.
En el proceso de financiación de toda economía aparece un colectivo de oferentes de
recursos financieros, otro de demandantes y un conjunto de instituciones que se encargan de
intermediar entre oferentes y demandantes.
4.2. El dinero: funciones, origen y tipología
El dinero está constituido por el conjunto de medios de pago generalmente aceptados,
para la adquisición de bienes y servicios o para la cancelación de deudas. Así pues, el dinero
aparece como un activo que puede ser intercambiado, prestado o conservado. No es un bien de
consumo, puesto que no procura directamente ninguna satisfacción, ni tampoco es un bien de
capital, ya que no puede incluirse como parte integrante de ningún proceso productivo. Se
trata de un bien singular cuyo valor reside en las funciones que realiza.
Hoy en día para la obtención de cualquier producto o servicio se recurre casi
exclusivamente al intercambio a cambio de dinero. Antes de la aparición del dinero, la forma
en la que se obtenían esos productos o servicios era a través del trueque (figura 4.2).
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El trueque consiste en intercambiar unos productos o servicios por otros. Así, por
ejemplo, si el ganadero necesita cereales y el agricultor necesita carne, la solución más
inteligente para satisfacer las necesidades de ambos es ponerse de acuerdo para intercambiarse
directamente sus excedentes de productos. No hay intermediarios en este intercambio.
La economía de trueque es aquélla en que no se utiliza ningún medio de cambio
comúnmente aceptado. Los bienes se intercambian directamente por otros bienes. Los
inconvenientes que tiene el trueque son:
1) El trueque requiere mucho tiempo. Para realizar el intercambio, cada una de las partes
debe encontrar a alguien que desee el excedente de producto que quiere intercambiar.
2) Además ambas partes deben tener necesidades de intercambiarse sus productos. Así,
si el agricultor quiere carne pero el ganadero no quiere grano, no se hace el trueque
debido a la inexistencia de coincidencia de necesidades.
3) La indivisibilidad de algunos bienes. Es más fácil encontrar un comprador para un
kilogramo de carne que para una vaca entera.
CerealesAgricultor GanaderoCarne
Figura 4.2. Ejemplo de trueque.
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4) El dinero disminuye el coste de transacción y permite que se realicen operaciones que
sin la participación del dinero no se realizarían mediante el sistema de trueque porque
el coste de transacción que éste implica es tan elevado que las desaconsejaría.
Pensemos en la mayoría de las pequeñas transacciones que realizamos cada día. Si no
fuera por la disponibilidad del dinero, a buen seguro que la gran mayoría de ellas, dada
su pequeña importancia, no serían viables si hubieran de realizarse a través del sistema
de trueque.
Con la introducción del dinero el intercambio es mucho más fácil y eficiente, pues ya
no se requiere la coincidencia de las necesidades. Sin la intermediación del dinero se frenan
las posibilidades de especialización y de progreso de una economía, además de la distribución
de bienes y servicios existentes de acuerdo con las necesidades y los deseos de los individuos.
4.3. Las funciones del dinero
El dinero desempeña principalmente cuatro funciones:
1. Medio de cambio.
2. Unidad de Cuenta.
3. Depósito de valor.
4. Patrón de pago diferido.
a) Medio de Cambio
El dinero es un medio de cambio generalmente aceptado por la colectividad para la
realización de transacciones y la cancelación de deudas y que, por tanto, evita el trueque
directo, que, como toda operación de trueque, necesita que se cumplan las dos condiciones
siguientes.
a) Que las personas que intercambian los productos deseen la una lo que tiene la otra.
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b) Que se pongan de acuerdo en el valor relativo de lo que se intercambia.
Esta situación es propia solamente de sociedades muy primitivas, ya que incluso las
civilizaciones más antiguas empleaban el dinero en sus intercambios, dado que el dinero
permite disociar las dos contraprestaciones simultáneas del trueque (compra-venta), lo que
facilita extraordinariamente los intercambios. Con el dinero se soluciona el problema de que
ambas partes tengan necesidades coincidentes y simultáneas, se evita el problema de la
sincronía en el trueque.
Además el dinero reduce los costes asociados a toda transacción y permite la
especialización.
b) Unidad de Cuenta
El dinero no es sólo el instrumento con el que pagamos los bienes y servicios, es
también la escala en la que medimos su valor. Como medida de valor, el dinero hace posible
el sistema de precios, el cual constituye el centro neurálgico de toda la economía, al permitir
valorar los deseos de los consumidores en términos de los precios que están dispuestos a pagar
por las distintas cantidades de cada mercancía, y orientar así la producción de la forma más
eficiente posible a través de la competencia. El dinero además actúa como unidad de medición
para llevar las cuentas, gestionar las empresas, calcular el pago de impuestos, elaborar
presupuestos para el Estado y un largo etcétera.
c) Depósito de valor
El dinero no sólo es un medio para realizar transacciones, también es un activo
financiero que sirve de depósito de valor, esto es, es un medio para mantener riqueza. Para
cumplir esta función sólo debe existir en cantidades limitadas, debe ser difícil o imposible
de falsificar o trucar, debe tener poco volumen en relación con su valor para poder
transportarlo con facilidad y debe ser divisible para poder pagar cualquier tipo de cuenta.
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De esta manera, el dinero puede ser utilizado, bien para acumular riqueza, bien para
realizar una inversión o bien como reserva futura de poder de compra. Además, el dinero
permite asegurarnos frente a gastos inesperados o extraordinarios, como una enfermedad o un
accidente.
El poder de compra del dinero variará según el nivel general de precios. Durante los
periodos de inflación el poder de compra del dinero disminuye.
El dinero no produce rentas por intereses. Por esta razón las personas y empresas
prefieren acudir a otros activos financieros que también son depósitos de valor y que tienen
una mayor rentabilidad que el dinero, cuya rentabilidad siempre es nula. Entre estos
activos se encuentran los bonos, las obligaciones, acciones, cuentas o depósitos bancarios.
El dinero es un activo financiero de:
• Valor nominal constante, garantizado por la ley en el caso del dinero legal.
• Rendimiento nominal nulo. Es decir, el dinero siempre vale lo mismo en términos
de unidades monetarias, pero si existe inflación su poder adquisitivo se reduce
proporcionalmente.
• Liquidez plena, es decir, que podemos canjearlo por un bien o servicio en cualquier
momento, no hay que convertirlo en nada, mientras que otros activos requieren su
conversión previa en dinero para poder ser utilizados como medio de pago. El
dinero es la liquidez por excelencia.
d) Patrón de pago diferido
El dinero es el principal patrón de pago diferido porque los pagos que han de
efectuarse en el futuro generalmente se especifican en dinero. Por ejemplo, imagínese el
cuadro de amortización de un préstamo hipotecario a devolver en un plazo de veinte años. En
él se detallan las cantidades a abonar y las fechas en que se realizarán esos abonos a lo largo
del horizonte temporal de la vida del préstamo. Las condiciones de la devolución del préstamo
con las cantidades a devolver y los momentos precisos en que se realizarán los pagos se
expresan siempre en dinero.
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4.4. Historia del Dinero
A lo largo de la civilización humana, hay muchas cosas que han servido como dinero:
la sal, las pieles, el ganado, las conchas, etc. Sin embargo, los metales preciosos pronto
desplazaron a estas formas de dinero, ya que tenían sobre ellas algunas ventajas considerables,
tales como su escasez, su inalterabilidad y su alto valor en relación a su peso.
A lo largo de la historia el dinero ha sufrido grandes transformaciones. En las
sociedades primitivas y poco organizadas eran un tipo de bienes los que cumplen las funciones
del dinero. A este tipo de dinero se le denomina dinero mercancía y es un bien cuyo valor es
el mismo como mercancía que como unidad monetaria. La sal, el ganado han funcionado en
ocasiones como dinero mercancía.
La mercancía elegida como dinero debe reunir las siguientes cualidades:
∗ Duradera, no perecedera.
∗ Transportable, valor elevado respecto a su peso y volumen.
∗ Divisible.
∗ Homogénea. Categorías normalizadas.
∗ De oferta limitada, disponible en cantidad limitada y que además no se puede
aumentar fácilmente.
Estas cualidades han hecho que el oro o las piedras preciosas fueran elegidos en
ocasiones como dinero mercancía. Debido a que existen diferentes calidades de oro, para
poder identificar esas calidades se decidió acuñar monedas que indicasen el valor de la misma.
El empleo de metales preciosos como dinero se remonta a las épocas más pretéritas de
la historia; así, el oro en lingotes se empleaba en Babilonia y Egipto hacia el año 2000 antes de
Cristo. Sin embargo, el oro acuñado no aparecería hasta el comienzo del siglo VII antes de
Cristo, en Lidia, una provincia griega en el suroeste de la actual Turquía. El poder político
procuró reservarse el derecho a acuñar moneda, pues la acuñación podía utilizarse como
símbolo de poder, y además porque reportaba sustanciales beneficios, ya que en caso de
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necesidad el soberano podía alterar la ley de las monedas sin variar por ello su precio,
salvando así sus deudas y apuros financieros.
El uso de monedas acuñadas permitía realizar los pagos contando las mismas sin
necesidad de pesarlas, lo que proporcionaba mucha mayor rapidez a las transacciones. Sin
embargo, esto incentivaba las alteraciones de la ley y del peso, esperando que monedas con
menor proporción de oro o con un menor peso fuesen aceptadas por su cuño o valor facial.
Estas prácticas hacían entrar en acción a la ley de Gresham, según la cual, "las monedas malas
expulsan a las buenas"; es decir, las monedas con peso y ley correctos dejan de circular y se
atesoran, de forma que sólo las malas permanecen en circulación, lo cual limitaba en la
práctica los métodos fraudulentos. Los metales preciosos se convirtieron de este modo en el
dinero por excelencia y empezaron a usarse corrientemente en las transacciones, situación que
se prolongó hasta finales del siglo XIX.
A modo de curiosidad, os informo de que en el Museo Arqueológico Nacional (Calle
Serrano, 13, (28001), Madrid), podéis visitar en la entreplanta del museo, dentro de lo que es
la exposición permanente, la exposición denominada “La moneda, algo más que dinero”. En
ella se analiza el papel del dinero y la moneda como objeto arqueológico. Se trata de la
colección más importante de España y una de las más destacadas de Europa por su volumen,
variedad y calidad. También se puede realizar una visita o recorrido virtual de la exposición
mediante el acceso a la web del museo. Para aquellos que tengáis curiosidad y no podáis
realizar la visita física, subiremos al Moodle de la asignatura la guía breve sobre la exposición
que edita el propio museo (man-guia-breve-moneda-es.pdf).
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4.5. El dinero signo
El dinero signo es un bien que tiene un valor muy escaso como mercancía, pero que
mantiene su valor como medio de cambio porque la gente tiene fe en que el emisor responderá
de los trozos de papel o monedas acuñadas y cuidará de que la cantidad emitida sea limitada.
Este tipo de dinero no tiene valor intrínseco en sí.
El dinero signo se acepta, bien porque el público cree que los puede utilizar a su vez
para hacer pagos, bien porque el Gobierno ha determinado específicamente que es de curso
legal. El dinero de curso legal es aquel que el Gobierno ha declarado aceptable como medio
de cambio y como forma de cancelar las deudas.
En un principio se empleaba el dinero mercancía y, en particular, el dinero metálico,
pero, debido a las dificultades apuntadas, fue sustituido por el dinero papel de pleno
contenido, esto es, certificados de papel que estaban respaldados por depósitos de oro o plata
de igual valor al de los certificados emitidos.
Este tipo de dinero tuvo su origen en la actividad desarrollada por los orfebres en la
Edad Media. Estos disponían de cajas de seguridad en las que guardaban sus existencias y que
progresivamente fueron ofreciendo al público, en un servicio de custodia de metales preciosos
y demás objetos de valor. El servicio se basaba en la confianza que merecía el orfebre, que
simplemente extendía un recibo prometiendo devolver al depositante sus pertenencias a su
requerimiento. La cantidad confiada al orfebre para su custodia se llamaba depósito.
Cuando efectuaban una transacción importante, los titulares de los depósitos podían
retirar mediante entrega de un recibo los bienes depositados o bien transferir directamente un
recibo con cargo a los bienes depositados. Con el transcurso del tiempo estos recibos fueron
emitiéndose al portador y las compras y ventas fueron saldándose mediante la simple entrega
de un papel que certificaba la deuda privada, reconocida por un orfebre, prometiendo éste
entregar al portador una cantidad determinada de oro cuando así lo solicitara. Este dinero
papel era plenamente convertible en oro.
Como es más cómodo realizar las transacciones en papel, el público no reclama el oro
al que sus tenencias de dinero de papel le daban derecho, o lo hace sólo parcialmente. Por ello,
al darse cuenta los orfebres de que sus clientes no reclamaban todo el oro que tenían
depositado, estos comienzan a reconocer deudas emitiendo dinero papel, que en teoría era
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convertible en oro, por un valor superior al de oro y plata del que disponían en depósito. Con
el resto de los depósitos, los depósitos no reclamados temporalmente por sus propietarios,
podían conceder préstamos. De esta forma comenzaron a emitir certificados por encima de la
cifra del oro mantenido en cuenta. Por lo tanto, la cantidad de dinero circulando era superior a
la cantidad almacenada en oro. En el supuesto de que todos los clientes se hubieran puesto de
acuerdo y hubieran decidido ir a recuperar el oro en el mismo momento, el orfebre no hubiera
podido atender la demanda de todos ellos, pues el valor de los certificados de depósitos que
emitían era superior al de los depósitos efectivamente disponibles en sus arcas de depósito.
Las primeras emisiones de billetes modernos fueron emitidas por el Banco de
Inglaterra en el siglo XVII. Se trataba de billetes en cuyo dorso aparecía el valor del billete,
pero al ser de papel no tenían valor intrínseco, sino fiduciario, esto es, su valor no dependía de
su valor como mercancía, sino del crédito o confianza que merece. Su valor dependía de las
reservas en metales preciosos que atesoraba el Banco de Inglaterra en sus cámaras acorazadas,
de la confianza en que esas reservas existían y que eran suficientemente grandes para
garantizar el valor de los depósitos.
Esta emisión de dinero papel por volúmenes sólo parcialmente (no plenamente
convertible) cubiertos por unas reservas de oro convierte a los depositarios de oro (los
orfebres) en banqueros, que crean el dinero papel nominalmente convertible en oro o papel
moneda con respaldo parcial. Este sistema funcionó hasta el comienzo de la I Guerra
Mundial.
El dinero actual o papel moneda corriente es dinero papel sin ningún respaldo en
términos de metales preciosos, aunque los bancos emisores (por ejemplo, en Estados Unidos
de América la Reserva Federal (dólar) y en Europa el Banco Central Europeo (euro)) tengan
parte de sus reservas en oro. Esta situación es trasladable al dinero en forma de moneda, no
sólo al dinero en forma de billete.
El valor de este dinero papel actual descansa en la confianza de cada individuo de que
será aceptado como medio de pago por los demás. El público lo acepta, pues sabe que todos
las demás individuos están dispuestos a tomar a cambio de cosas que sí tienen valor intrínseco.
Si esta confianza desapareciese el valor del billete sería inservible. Puede llegarse a una
situación en la que el dinero sigue siendo de curso legal y la gente haya perdido la fe en la
moneda a causa de la alta inflación existente. En este caso la gente pasará a trabajar con otra
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moneda más estable que le asegure que su poder adquisitivo no se ve devaluado de la noche a
la mañana.
El dinero pagaré es un medio de cambio utilizado para saldar deudas de una empresa
o persona. Un depósito bancario o una cuenta corriente es un dinero pagaré o una deuda de un
banco, ya que éste tiene que entregar al depositante euros siempre que los solicite. Es un
medio de cambio ya que la gente está dispuesta a aceptar cheques como pago.
Los cheques no son dinero, son sólo una forma de movilizar o trasladar dinero. Las
tarjetas de crédito, sin embargo, pueden crear dinero nuevo si se utilizan sin fondos en la
cuenta bancaria correspondiente.
4.6. Dinero legal y dinero bancario
El dinero no es utilizado por imposición del Estado. El dinero se utiliza por la
confianza que tienen los individuos en que les sirva para realizar cambios y cancelar deudas.
Teniendo esto en cuenta es posible que los bancos sean creadores de dinero si son acreedores
de suficiente confianza.
El dinero legal es el dinero signo emitido por una institución que monopoliza su
emisión y adopta la forma de moneda metálica o billetes. En nuestro caso se trata del Banco de
España, cuando circulaba la peseta, o el Banco Central Europeo, ahora que circula el euro. El
dinero bancario son los activos financieros indirectos de determinados intermediarios
financieros (por ejemplo, los bancos comerciales) que son aceptados generalmente como
medios de pago. Esta clase de dinero está constituido por los depósitos a la vista (cuentas
corrientes) en las entidades de depósito (bancos comerciales como, por ejemplo, el Banco de
Santander o el BBVA) y es movilizable mediante cheques, transferencias y tarjetas de crédito
o débito. En general, la función de los bancos, como intermediarios financieros que son, es
proporcionar fondos, liquidez, al sistema cuando lo precisa y al mínimo coste y con un riesgo
controlado, supervisar la solvencia de los prestatarios y conseguir fondos financieros para la
concesión posterior de préstamos, tanto para los particulares como para las empresas.
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4.7. La demanda de dinero
La demanda de dinero hace referencia exclusivamente a la cantidad de dinero que
los agentes económicos (individuos, familias y empresas) desean retener, es decir, aquella
cantidad que quieren mantener en efectivo. La demanda de dinero no incluye la demanda
de renta para gastos presentes (el dinero que mantenemos en la cartera o en el monedero),
ya que sólo se considera demanda de dinero el que resulta acumulado e inmovilizado, a la
espera de ser gastado en el futuro lejano, no en el inmediato (el dinero que llevo en la carte-
ra quizás lo utilice dentro de un rato para adquirir gasolina o para tomarme un café). Así, no
es considerado que forme parte de la demanda de dinero el que se lleva encima como dine-
ro de bolsillo. El dinero que recibimos en pago por nuestros servicios es un ingreso, que es
una variable flujo. A todos nos gustaría que esa cantidad que recibimos a cambio de nues-
tros servicios fuera lo más elevada posible, es pues, ilimitada. Sin embargo, la cantidad de
riqueza en forma de dinero líquido que queremos mantener no suele ser ilimitada, sino
limitada. Queremos tener una parte de nuestra riqueza global en forma de dinero líquido
para poder realizar compras en un futuro próximo o para poder cubrir riesgos impondera-
bles, pero no queremos tenerla toda materializada en dinero, ya que éste (el dinero líquido)
tiene rendimiento nominal nulo, esto es, rentabilidad cero y nosotros queremos obtener algo
de rentabilidad por nuestra la parte de riqueza que no sentimos que queremos o necesitamos
mantener en forma de dinero.
4.8. La teoría Keynesiana de la demanda de dinero
El economista John Maynard Keynes (1883-1946), quizás el economista más impor-
tante de la historia de la Economía como disciplina científica, reconocía tres motivos espe-
cíficos para guardar dinero. En su Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero,
su obra cumbre desarrolla estas ideas y muestra el papel clave del ahorro y la inversión y su
influencia sobre el nivel de renta.
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1. Demanda de dinero por motivo de transacción, en virtud del cual el dinero ocio-
so se necesita para futuros intercambios de bienes y servicios.
2. Demanda de dinero por motivo de precaución, en el que se mantienen saldos en
efectivo por la incertidumbre que existe acerca del curso futuro de los aconteci-
mientos.
3. Demanda de dinero por motivo de especulación, que hace mantener dinero efec-
tivo si se espera que las inversiones financieras alternativas disponibles pudieran
tener un resultado negativo en un plazo estipulado, esto es, si una inversión de
carácter financiero, por ejemplo, la adquisición de la acción de una empresa, pu-
diera tener una rentabilidad negativa porque la cotización de ese título es previsi-
ble que evolucione a la baja. Bajo estas circunstancias mantener riqueza en dine-
ro puede resultar mejor o preferible que una inversión financiera al uso. Por
ejemplo, imaginaos un inversor financiero cuya principal inversión está materia-
lizada en un fondo de inversión que persigue invertir en las empresas que cotizan
en el principal índice de la bolsa española, el IBEX 35. Entre el 19 de febrero de
2020 y el 26 de marzo de 2020, apenas transcurrido un mes entre ambas fechas,
el valor de cotización de ese índice y también de su inversión ha pasado de ser
10.083 a 6.858, lo que significa una pérdida potencial del valor de su inversión
de más del 38%. Bajo estas circunstancias es lógico que el inversor sopese si de-
be mantener su inversión en espera de que cambie la tendencia o mantenerla con
la esperanza de recobrar parte de sus pérdidas y también asumiendo el riesgo de
una caídas del precio del fondo de inversión aún mayor. Es bajo estas circunstan-
cias en las que mantener la riqueza en forma de dinero líquido cobra sentido por-
que protege contra el riesgo de mayores pérdidas futuras. El dinero tiene valor
nominal constante y un rendimiento nominal nulo. Esto significa que no pierde
valor monetario nunca, todo lo contrario que lo que está ocurriendo con las in-
versiones en títulos valores (acciones y fondos de inversión indexados con el
IBEX 35), que en estos momentos de incertidumbre (marzo 2020) son muy volá-
tiles y entrañan mucho riesgo.
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Sin embargo, los economistas clásicos sólo hacen referencia a los dos primeros mo-
tivos (transacción y precaución) para demandar dinero. A continuación se pasa a detallar
cada uno de ellos.
4.8.1. La demanda comercial de dinero o demanda para transacciones
Se entiende por demanda comercial o de transacciones, la cantidad de dinero que los
agentes económicos (individuos, familias, empresas y Estado) desean mantener para facili-
tar las compras de bienes y servicios en el futuro. Cuanto más largo sea el lapso de tiempo
entre el ingreso y el desembolso, tanto mayores serán los saldos que se mantiene en efec-
tivo, esto es así porque el ingreso de nuevo capital se espera cada más tiempo o lo que es lo
mismo, tras un plazo más amplio. Pongamos como ejemplo a una ama de casa que tiene
que ir a la compra todos los días. Para afrontar estos gastos, retendrá todos los meses cierta
cantidad de sus ingresos. No invertirá esa cantidad de dinero que necesitará en breve en
activos no líquidos (acciones, pagarés, letras, obligaciones u otros activos financieros), o
que le supongan trastornos para su cambio en dinero comparativamente importantes, a lo
sumo lo hará en una cuenta corriente.
Las empresas y el Estado se ven sometidos también a una serie de pagos (por ejem-
plo, nóminas, gastos corrientes como teléfono, seguros, electricidad en el caso de las em-
presas o las pensiones y sueldos y salarios de los funcionarios en el caso del estado) que les
obligan a mantener una cierta cantidad de dinero para transacciones. La demanda de dinero
para transacciones es función, por tanto, de la renta de los agentes económicos, ya que
cuanto mayor sea el nivel de renta, mayor será el nivel de gasto y, en consecuencia, mayor
será el nivel de efectivo necesario para afrontar los pagos derivados de ese gasto.
En definitiva, la demanda comercial o de transacciones es proporcional a la renta.
Para encontrar un ejemplo de esto último no hay nada más que mirar en la economía do-
méstica, un niño gastará menos que su padre, que normalmente dispone de una mayor ren-
ta.
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La situación que estamos viviendo actualmente en España y en otras muchas partes del
mundo a causa de la crisis del coronavirus Covid-19 supone un reto de esta clase. Debido a
que el Estado se ve obligado a abonar una serie de gastos inesperados derivados de la crisis
sanitaria (tendrá que pagar por la adquisición de centenas o miles de respiradores, pruebas
diagnósticas, mascarillas, material sanitarios de protección individual y un largo etcétera.).
Derivado de todo ello el Estado tiene una necesidad urgente de disponer de dinero líquido
para afrontar el abono de esas partidas de mercancías.
4.8.2. La demanda por motivos de precaución
Se guardan saldos precautorios en dinero debido a la incertidumbre que existe
acerca de las entradas y gastos del ingreso futuro. Por ejemplo, una familia que consumiera
la totalidad de sus ingresos todos los meses, se vería en una situación difícil si se le retrasan
temporalmente sus entradas de dinero o si le surgen situaciones imprevistas que le suponen
un gasto extraordinario. Por otra parte, no podría aprovechar una buena compra de ocasión
si no dispusiera de un saldo ocioso. La situación actual de urgencia por coronavirus tam-
bién nos proporciona un ejemplo claro de estos tipos de demanda de dinero en el que una
multitud de trabajadores por cuenta ajena y autónomos se han quedado sin poder trabajar y,
en consecuencia, sin ingresos en un futuro inmediato e impreciso. Esa nueva circunstancia,
les va a afectar en la demanda de dinero por transacción porque previsiblemente van a dis-
poner de menos dinero en un futuro inmediato y van a demandar menos dinero para ese
concepto, pero también esta nueva circunstancia les va a afectar en lo que se refiere a la
demanda de dinero por motivo de precaución. Ante la perspectiva de reducción o imposibi-
lidad de obtener dinero líquido, los trabajadores así afectados van a tratar de aumentar su
saldo de dinero por motivo de precaución. Esto es, ante la dificultad para mantener la pe-
riodicidad de sus flujos de renta ordinarios, van a reaccionar aumentando la cantidad de
dinero reservado para contingencias imprevistas. Este tipo de precaución no sucede sólo
ante sucesos extraordinarios. La planificación de unas vacaciones, la reserva de dinero para
pagar el IRPF o el seguro anual del automóvil, por ejemplo, pueden ser suficientes para
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poner en marcha la demanda de dinero por motivo de precaución. Nos anticipamos a la
situación de gasto previsible y acaparamos dinero para poder hacerle frente.
Los determinantes de la demanda precautoria son parecidos a los de la demanda
para transacciones. Hay menos necesidad de mantener saldos de precaución si el ingreso
se recibe con mayor frecuencia. En definitiva, es la cantidad de dinero que se desea mante-
ner para gastos imprevistos.
Al elevarse los ingresos, los saldos precautorios también aumentan ya que se incre-
menta el nivel de consumo. Sin embargo, a diferencia de la demanda de transacciones, la
demanda precautoria de dinero podría aumentar al contraerse la actividad económica. Las
familias y las empresas podrían demandar mayores saldos como medida de precaución, al
sentirse inseguros de recibir fondos en el futuro. De igual manera, los saldos precautorios
pueden disminuir cuando la actividad económica se recupera porque se disipa la inseguri-
dad de recibir nuevos fondos en el futuro.
Keynes opinaba que la cantidad de dinero que la gente deseaba retener por razones
de precaución era función de las transacciones que pensaba realizar en el futuro, y que éstas
eran proporcionales a la renta. En consecuencia afirmaba que la demanda de dinero por
motivo de precaución, al igual que la demanda por motivo de transacción, era también pro-
porcional a la renta.
4.8.3. La demanda especulativa de dinero
Por demanda especulativa se entiende el dinero que las familias y las empresas
desean mantener para invertir a diversos tipos de interés. Los economistas clásicos reco-
nocían los motivos comerciales y precautorios como motivos racionales para guardar dine-
ro, pero consideraban irracional que se guardaran saldos en exceso de estas dos necesida-
des, ya que el dinero ocioso se puede poner a producir interés. Esto es, se puede invertir en
activos financieros, inmobiliarios o de otra clase y obtener así una rentabilidad proporcional
a la cantidad de dinero invertida. Keynes introdujo el motivo especulativo como un motivo
racional adicional para guardar dinero. Pensó que, según fuera la relación entre los tipos
de interés corrientes y futuros, el dinero podría ser un medio de almacenamiento del valor
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mejor que los bonos. La razón de mantener parte de la riqueza en dinero por motivos espe-
culativos es eludir el riesgo de pérdidas por tener bonos, letras del tesoro u acciones de em-
presas privadas cuyo precio se espera que descienda. Por ejemplo, durante el mes de marzo
de 2020 la mayor parte de las bolsas del mundo han visto que las cotizaciones de sus prin-
cipales índices se desploman. Por ejemplo, el IBEX 35, el índice más representativo del
mercado bursátil español, donde cotizan las grandes empresas españolas, ha experimentado
una caída cercana al 40%. A lo largo de ese mes muchos inversores han ido observando la
caída paulatina de las cotizaciones de las empresas del IBEX 35, y muchos de sus actuales
inversores predicen el desplome del precio de las acciones durante ese período. Bajo esas
circunstancias los inversores venden sus inversiones, convirtiendo su valor de venta en di-
nero que depositan en sus cuentas corrientes bancarias. Los inversores mantendrán su dine-
ro en su cuenta corriente bancaria hasta que de nuevo estimen que el valor de las acciones
sea tan bajo que sólo pueda subir de precio. La cantidad de dinero demandada mantenida en
la cuenta corriente hasta que esta nueva situación propicia a la inversión se produce es la
demanda por motivo de especulación.
Keynes clasifica los activos monetarios en dos grupos :
• Dinero : No produce ningún rendimiento y tampoco tiene ningún riesgo, supo-
niendo que el nivel de precios no varíe. Si el nivel general de precios ascendiera
(inflación) la capacidad adquisitiva del dinero disminuye. A la inversa, si el nivel
general de precios desciende (deflación), la capacidad de compra del dinero au-
menta.
• Bonos : Son activos financieros de reconocimiento de deuda. Por ejemplo, un in-
dividuo puede adquirir bono del Estado español al plazo de un año esperando ob-
tener a cambio una rentabilidad pactada de antemano. El inversor paga una canti-
dad de dinero para adquirir el bono a un año y a cambio espera que transcurrido
un año el Estado le devuelva el capital aportado (el principal) más una cantidad x
en concepto de interés por haber prestado ese dinero al Estado durante el plazo
de un año. Esta clase de activos financieros producen intereses (activos con ren-
dimiento constante pactado de antemano), pero tienen un riesgo, ya que los tipos
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de interés de referencia durante ese año que dura la inversión pueden variar. Si,
por ejemplo, el tipo de interés futuro se eleva, el precio de los bonos descenderá
y viceversa.
La garantía de tener dinero en bonos es la suma de los intereses cobrados más la
ganancia o pérdida en el nominal (valor facial que figura en el activo financiero). Si la
pérdida en el nominal es elevada (por ejemplo, porque durante ese año que se ha mantenido
la inversión la inflación ha deteriorado el poder adquisitivo del dinero), el resultado global
de la inversión puede ser negativo. Por esta razón, si un individuo piensa que los intereses
van a subir en el futuro, le interesará más conservar el dinero líquido hasta el punto en que
considere que la rentabilidad de los bonos pueda ser positiva. Prefiere conservar su dinero
esperando a que aparezcan nuevas emisiones de bonos que proporcionen una rentabilidad
superior. ¿Por qué adquirir hoy bonos al 1% si por circunstancias económicas previsibles,
mañana podría hacer la misma inversión al 2%? Lógicamente en estos casos el inversor
preferirá aplazar su inversión, aumentando su demanda de dinero por motivo especulativo,
para poder invertir su dinero más tarde, pero con una rentabilidad superior. De este razo-
namiento se deduce que las expectativas racionales o no sobre la evolución de los tipos de
interés son cruciales para determinar la demanda de dinero por el motivo de especulación.
Como consecuencia de este razonamiento, se puede concluir que cuando los tipos de
interés se elevan, la demanda de dinero desciende, y viceversa; por lo cual, la demanda de
dinero es inversamente proporcional a los tipos de interés. No obstante, todo depende de los
tipos de interés futuros, más concretamente, de las expectativas de cuáles van a ser los tipos
de interés futuros.
De esta forma, hay que fijarse en el tipo de interés presente y en el futuro; el presen-
te se conoce, y sobre el futuro se pueden hacer previsiones. Si estas expectativas fallan,
puede que se pierda dinero. Así puede darse una situación en la que los bancos crean que
van a bajar los tipos de interés en un futuro, y como consecuencia de esto se carguen de
deuda pública o de cualquier otro tipo de activos financieros. Si estas expectativas no se
cumplen y los tipos de interés suben, los bancos perderán dinero como resultado de no ha-
ber acertado en su previsión de evolución de los tipos de interés. Los bancos compraron
bonos a un tipo de interés más bajo que el que existe en el presente, por lo que han realiza-
19
do una mala inversión ya que si, por ejemplo, simplemente hubieran esperado, podrían ha-
ber adquirido bonos a un precio más barato o con un rendimiento superior al de los bonos
que adquirieron en el pasado.
Como consecuencia de todo lo anterior se tiene que lo recomendable es mantener la
riqueza en dinero cuando los tipos de interés estén bajos o muy bajos, porque lo normal es
que tiendan a evolucionar al alza. Para aprovechar las oportunidades de inversión que ofre-
cen tipos de interés más elevados conviene disponer de dinero líquido y no tener la riqueza
en inversiones a plazo a tipos de interés bajos o muy bajos.
Existe una situación particular denominada trampa de liquidez, que se produce
cuando todos los inversores esperan una tasa de rentabilidad negativa de los bonos. Como
consecuencia de ello los inversores tendrán una demanda ilimitada de dinero líquido a los
tipos de interés vigentes en ese momento. En esa situación los inversores no tienen interés
en adquirir ningún tipo de inversión financiera a un tipo fijo muy bajo porque la única posi-
bilidad que ven es que los tipos de interés suban. Si hubieran comprado los bonos a un tipo
muy bajo no podrían invertir a tipos más elevados en el futuro porque ya tendrían su dinero
invertido en una emisión de bonos anterior con un tipo de rentabilidad más bajo. Por eso
mantienen su riqueza en dinero a la espera de que las nuevas emisiones de bonos se pro-
duzcan a tipos de rentabilidad superiores.
Ejemplo 1
Suponemos un contrato de bonos mediante el cual se promete pagar 60 euros de
interés anual durante 5 años, y el reintegro de 1.000 euros de capital dentro de cinco años.
El precio actual de un bono se calcula descontando al tipo de interés el rendimiento futuro
del bono. 1000 60 60 60 60 60
0 1 2 3 4 5
20
Situación 1. El tipo de interés es 0,06
( ) ( ) ( ) ( )( )
( )P
cupónr
cupónr
cupónr
cupónr
cupón nominalr
=+
++
++
++
++
+1 1 1 1 12 3 4 5
Así, sustituyendo, llegamos a:
( ) ( ) ( ) ( )( )
( )P = + + + +
+=
60106
60106
60106
60106
60 1000106
999 722 3 4 5. . . . ..
Esto indica que 999,72 euros es el precio actual del bono.
Situación 2. El tipo de interés de referencia vigente en el horizonte temporal de cinco años
no es el 6%, sino que es el 8%.
( ) ( ) ( ) ( )( )
( )P = + + + +
+=
60108
60108
60108
60108
60 1000108
920582 3 4 5. . . . ..
Bajo estas nuevas circunstancias, en las que el tipo de interés de referencia en el
horizonte temporal de 5 años es el 8% y no el 6%, el precio que estará dispuesto el inversor
a pagar por ese bono a cinco años, que reporta una rentabilidad del 6% (cupón de 60 euros)
no será 999,72 euros como en la situación 1, sino 920,58.
Estas dos situaciones demuestran que el precio de un bono tiene una relación inver-
sa con el tipo corriente en el mercado actual.
En las emisiones de deuda pública de los Estados, como son las emisiones de bonos,
los Estados son los prestatarios (quienes reciben el préstamo), mientras que los inversores,
los tenedores de los bonos, con frecuencia los ciudadanos nacionales de esos Estados, son
los prestamistas. Por ejemplo, en las emisiones de bonos y letras del Tesoro del Reino de
España, el Estado español es el prestatario y quien adquiere los bonos o letras del Estado es
el prestamista.
Vista la situación desde la perspectiva del Estado, que emite la emisión de bonos
para financiarse (imaginaos las previsibles emisiones de los Estados europeos para hacer
P : Valor Presente del bono
Cupón : 60
Nominal : 1000
r : 0,06
21
frente a los gastos derivados de la crisis sanitaria del coronavirus) se entiende perfectamen-
te la demanda por parte de los Estados europeos más afectados por la crisis del coronavirus
de que las emisiones de deuda pública para financiar los previsibles gastos extraordinarios
de los Estados, las realice la Unión Europea en su conjunto y no cada uno de los Estados y
se haga a tipos de interés que sean lo más bajo posible.
Ejemplo 2
Suponemos que hace un año se compró un bono a 6 años. Este bono promete pagar
60 euros anuales de interés, más el reintegro del capital de 1.000 euros al vencimiento. Un
año después, el tipo de interés de referencia ha subido a 0,08 (8%). Por la situación 2 ante-
rior, encontramos que este bono al que sólo le faltan 5 años para llegar a su vencimiento, se
vende en la actualidad por 920,58 euros. Si el bono se vende hoy, sólo un año después de
comprarse (la venta puede deberse a que el inversor necesita recuperar el dinero anticipa-
damente), el inversionista recibirá en pago 60 euros de dividendo y perderá 79,42 euros al
vender el bono (1.000 - 920,58). Por consiguiente, el rendimiento efectivo de este bono es -
19,42, o sea una tasa de -0,01942%.
El examen del fenómeno anterior pone de relieve el efecto sobre el valor de la in-
versión (causa ganancias o pérdidas) de un cambio en el tipo de interés de referencia de la
inversión. Dependiendo con lo que ocurra con ese tipo de interés de referencia el inversor
se puede encontrar con que su inversión anteriormente rentable ya no lo es o, por el contra-
rio, la rentabilidad fuese aún mayor que la esperada en un principio.
El cálculo del valor del dinero se denomina de una u otra forma según se haga del
presente al futuro a viceversa:
• Presente→Futuro: Capitalizar.
• Futuro→Presente: Descontar.
Si el tipo de interés sube, el precio del bono baja. Pruebe a realizar el mismo cálculo
para el caso inverso de una caída de los tipos de interés al 3% (el tipo de interés de referen-
22
cia pasa del 6% al 3%; el cupón anual de 60 euros se mantiene ya que es una condición
contractual de la emisión del bono) en lugar de la subida de los tipos de interés al 8%. Si
observas los resultados comprobarás que, al contrario que en el ejemplo 2, lo que se produ-
ce es un rendimiento positivo, transcurrido un año de la inversión, derivado de la venta con
ganancias del activo a un precio más alto por la caída de los tipos de interés.
4.9. Función de preferencia por la liquidez
La demanda de dinero engloba los tres tipos de demanda mencionados anteriormen-
te. Keynes distinguía, además, la demanda de dinero real de la demanda de dinero nomi-
nal, ya que si en una economía los precios se doblan de la noche a la mañana, con una can-
tidad de dinero dada, sólo podría adquirirse la mitad de lo que se adquiría antes de la subida
de precios.
La función de demanda de dinero Keynesiana conocida como función de preferen-
cia por la liquidez tiene en cuenta todos los factores y afirma que la demanda de dinero MD,
dividido por el nivel de precios P es función de los tipos de interés i, y de la renta Y :
MP
D=
f
Yi
Este cociente se lleva a cabo para que su variación no se vea afectada por el nivel de
los precios. La demanda de dinero es proporcional al nivel general de precios y depende del
nivel de renta y es inversamente proporcional al nivel de referencia de los tipos de interés.
A continuación se muestra la demanda de dinero según los diferentes motivos ex-
puestos:
23
Figura 1: Representación de la demanda por motivo de transacción y de precaución.
(no afectada por los tipos de interés)
MD
---- = f (Y) P
0
i
Y
Demanda de dinero---->
Figura 2. Representación de la demanda por motivo de especulación
( afectada por los tipos de interés )
MD
---- = f (1 / i ) P
0
i
Y
Demanda de dinero
i0TRAMPA DE LIQUIDEZ
Figura 3. Representación de la demanda de dinero Keynesiano
( comprende ambos tipos de motivos )
MD
---- = f (Y / i ) P
0
i
Y
i0
Figuras 1, 2 y 3. La demanda de dinero en el análisis Keynesiano. Los economistas han señalado tres
razones por las que los individuos y las empresas demanden existencias de dinero. La primera es la necesaria
para efectuar transacciones, la cual depende exclusivamente de la renta de los consumidores y de las empresas
(véase la figura 1). Una segunda razón para retener dinero es la precaución para hacer frente a gastos impre-
24
vistos, el cual depende también de la renta (véase la figura 1). Finalmente, existe otro tercer motivo para rete-
ner dinero, y es la especulación, ya que muchos individuos o empresas mantienen dinero líquido o compran
títulos en función de las variaciones de los tipos de interés (véase la figura 2). El conjunto de estas tres de-
mandas configuran la denominada función de preferencia por la liquidez (véase la figura 3).
La figuras 1, 2 y 3 resumen gráficamente las proposiciones anteriores. La figura 1
describe la evolución de la demanda de dinero por motivo de transacción y precaución,
que aparece representada por una recta vertical, ya que la misma, en opinión de Keynes, era
función exclusivamente de la renta (Y) e independiente de los tipos de interés (i). La figura
2 describe la evolución de la demanda por el motivo especulación; para un tipo de interés
lo suficientemente elevado (i1), ésta sería nula (a una tasa de interés alta los individuos no
quieren mantener su riqueza en forma de dinero líquido, sino en forma de activos financie-
ros, ya que estos sí le reportan una rentabilidad elevada en concepto de intereses) e iría au-
mentando gradualmente al descender los tipos de interés, hasta convertirse en infinita
(trampa de liquidez) cuando los tipos de interés (i0) fueran lo suficientemente bajos para
que la tasa de retorno (intereses + variación nominal) fuera negativa, en cuyo caso todo el
dinero se mantendría líquido (cuando la rentabilidad que ofrecen los activos financieros es
lo suficientemente baja nadie quiere mantener su riqueza en forma de activos financieros,
que pierden incluso valor, y prefieren refugiarse en el dinero líquido). A rentabilidades nu-
las los poseedores de dinero no desean mantener su riqueza en forma de inversiones que
no proporcionan ningún tipo de rentabilidad, sino que prefieren tenerla en forma de dinero
líquido. Finalmente, la figura 3 describe el conjunto de ambos efectos, es decir, la función
de preferencia por la liquidez. La conclusión de Keynes de que la demanda de dinero de-
pende no sólo de la renta, sino también de los tipos de interés difería completamente del
punto de vista clásico, que, como veremos en el punto siguiente, la suponía sólo y exclusi-
vamente función de la renta.
La función de preferencia por la liquidez queda así definida como la relación in-
versa entre el coste de oportunidad de mantener dinero (intereses perdidos) y la cantidad
de dinero demandada.
25
4.10. Teoría de la preferencia por la liquidez La función de preferencia por la liquidez también tiene otra importante consecuen-
cia, y es que el tipo de interés en una economía está determinado por el conjunto de oferta y
demanda de dinero, y que la actividad económica, incluyendo las variaciones de precios,
fluctúa como consecuencia de las variaciones en los tipos de interés. Esta dinámica es exa-
minada y explicada por la teoría de preferencia por la liquidez.
Si se supone que la oferta de dinero es MO, la cual se representa en la figura 4.10
por una recta vertical, es decir se asume que la oferta de dinero no depende en absoluto de
los tipos de interés, sino que viene determinada exclusivamente por las autoridades moneta-
rias. La demanda de dinero viene dada por la curva MD, y la intersección de ambas, E, nos
dará el tipo de interés de equilibrio RE. El punto E es de equilibrio, porque si el tipo de inte-
rés fuera más elevado, R1, éste no sería estable, ya que a ese nivel la cantidad de dinero
ofertada sería superior a la cantidad de dinero demandada, lo que induciría la baja del tipo
de interés; y lo contrario ocurriría a un nivel inferior a R2. Si el tipo de interés fuera más
bajo (R2), se produciría una escasez de dinero, con el consiguiente aumento de los tipos de
interés. Como se puede observar, siempre se tiende a alcanzar la situación de equilibrio.
*
0
EXCESO DEDINERO
ESCASEZ DEDINERO
E ( situación de equilibrio )
MD
MO (Oferta monetaria)tipo de interés ( % )
Cantidad de dinero
R1
RE
R2
Figura 4.10. Determinación de los tipos de interés en el mercado monetario. Si la oferta de dinero es M0 y la
demanda MD, los tipos de interés sólo estarán en equilibrio en el punto E de intersección de las dos curvas.
Por encima de este punto, MD > M0 y los tipos de interés se reducirán; por debajo, MD < M0 y los tipos de
interés subirán.
26
Las situaciones que se pueden dar serán, pues:
• Exceso de dinero: Oferta monetaria > Demanda monetaria.
• Escasez de dinero: Oferta monetaria < Demanda monetaria
En la teoría Keynesiana de la preferencia por la liquidez, hay dos factores que pue-
den modificar la curva de demanda de dinero:
1. La renta, cuya variación altera la demanda por motivo de transacciones y de pre-
caución.
2. Los precios, cuya variación modifica también la demanda, ya que la demanda de
dinero es siempre en términos reales. Si el nivel general de precios (inflación)
sube, se demandará más dinero. Por el contrario, si el nivel general de precios
(deflación) desciende, la cantidad de dinero demandada será menor.
4.10.1. Efecto de variaciones en la renta y en los precios sobre los tipos de
interés
*
0
E
MD
MO tipo de interés ( % )
Cantidad de dinero
RE '
RE
E '
Figura 4.10.1. Efecto de variaciones en la renta y en los precios sobre los tipos de interés. Cuando la renta se
incrementa o los precios se elevan, la demanda de dinero se eleva también de MD a M'D,. Si la oferta de dinero
MO no se modifica, los tipos de interés se elevarán desde a RE a R'E.
27
Como consecuencia de los dos factores anteriormente citados, tanto un incremento
de la renta como un incremento en el nivel de precios traen aparejada, si la oferta de dinero
y otras variables económicas no varían, una elevación de los tipos de interés. El razona-
miento inverso también es admisible. Por ejemplo, si se produce un decremento de la renta,
un descenso del nivel de precios (deflación; se precisará menos dinero para adquirir los
mismos productos, ya que resultan ahorma más baratos) o ambos simultáneamente, lo que
se producirá será un descenso de los tipos de interés.
4.10.2. Efecto sobre los tipos de interés de un incremento de la oferta de
dinero Mo
0
E
MD
MO tipo de interés ( % )
Cantidad de dinero
RE '
RE
E '
Mo'
Aumenta la inversión empresarial
Figura 4.10.2. Efecto sobre los tipos de interés de un incremento en la oferta de dinero. Cuando la oferta de
dinero se incrementa desde MO a M'0, el punto de equilibrio de la oferta y demanda de dinero desciende de E
a E', y los tipos de interés se reducen de RE a R'E.
Un incremento en la oferta de dinero implica que la curva de oferta MO se desplaza
hacia la derecha, y si la demanda de dinero MD no se modifica, los tipos de interés descen-
derán, es decir, cuando la oferta de dinero se eleva, y todo lo demás no varía, los tipos de
interés se reducen.
28
4.11. Medición del dinero
Una vez definidas las funciones y la evolución del dinero, conviene precisar con la
mayor exactitud posible qué se entiende exactamente por dinero. Esta definición es de gran
importancia en la Economía, dado que la cantidad de medios de pago existentes y las
variaciones en su ritmo de crecimiento afectan a variables macroeconómicas esenciales, tales
como la producción, el empleo y el nivel general de precios. Pero aunque existe amplio
consenso entre los economistas sobre la importancia del dinero, nunca se han puesto
completamente de acuerdo en cómo definirlo y medirlo. Existe un debate intenso sobre si la
emisión del dinero debe estar monopolizada por el Estado o alguna de sus instituciones. El
origen de los bancos centrales emisores de los Estados modernos suele ser la concesión por
parte del estado del monopolio de emisión de la moneda a algún banco privado ya establecido
de antemano. La tónica general ha sido ir convirtiendo a los bancos emisores en bancos del
Estado, pero a la vez dotarlos de la independencia necesaria para que no caigan bajo las
órdenes del poder político. El abandono de la peseta y la adopción del Euro conllevan de facto
la independencia de la autoridad monetaria del poder político ya que es el Banco Central
Europeo quien disfruta del monopolio de emisión del euro, la nueva moneda que sustituyó a la
peseta.
La definición más extendida es la de que dinero es todo aquello generalmente
aceptado como medio de pago. No obstante, aunque la definición de "aceptabilidad general"
es suficientemente clara, existe un gran número de activos, incrementados considerablemente
en épocas recientes a causa del proceso de innovación financiera, que ni se emplean ni se
aceptan como medios habituales de pago y, sin embargo, tienen un efecto muy importante
sobre el comportamiento de los inversores y los consumidores y, en consecuencia, sobre la
Economía. Así, por ejemplo, una persona que tenga 10 millones de euros en un depósito a
plazo, o en pagarés del Tesoro, se considerará tan rica como una que los tenga en una cuenta
corriente, por cuya razón su comportamiento inversor o consumidor no tiene porque diferir, y,
sin embargo, ni el depósito a plazo, ni el pagaré del Tesoro son "medios de pago generalmente
aceptados", aunque sí pueden ser transformados rápidamente en dinero, en euros, porque esos
activos pueden venderse en los mercados financieros y convertirlos de forma inmediata en
dinero, en euros.
29
Para tratar de clasificar de forma sistematizada los distintos tipos de activos monetarios
existentes en la Economía, los bancos centrales los han ordenado en cuatro grandes
magnitudes agregadas, a las que les han asignado después unos símbolos sencillos con objeto
de identificarlos con facilidad. Estos agregados monetarios, en la clasificación empleada por el
Banco de España, son las siguientes. Esta clasificación u otra muy similar es también la
adoptada por el Banco Central Europeo o por la Reserva Federal de los Estados Unidos de
América.
Tipos de depósitos
Existen varios tipos de depósitos dependiendo de la liquidez de los mismos:
1. Depósitos a la vista: Son los que gozan de una disponibilidad inmediata para el
titular.
2. Depósitos de ahorro: Normalmente están institucionalizados en libretas y admiten
prácticamente las mismas operaciones que los depósitos a la vista, pero no se puede
movilizar mediante cheques.
3. Depósitos a plazo: Son imposiciones a un determinado lapso de tiempo. Durante
ese lapso de tiempo no se puede retirar el dinero sin una penalización. Se
convertirán en dinero legal cuando venzan. Tampoco admiten el uso de cheques.
4.12. La cantidad de dinero
La cantidad de dinero, agregados financieros u oferta monetaria es la suma de efectivo
en manos del público (billetes y monedas), es decir, la cantidad de dinero que poseen los
individuos y las empresas más los depósitos en los bancos. En Europa o Estados Unidos se
suelen distinguir diversos agregados de dinero.
Según el tipo de depósitos que se incluyan, se tienen tres posibles definiciones de
dinero o de oferta monetaria:
30
• OM1. Formado por el efectivo (monedas y billetes) en manos del público y los
depósitos a la vista, que se pueden mover a través de cheques.
• OM2. Es la suma de OM1 y de los depósitos de ahorro. Estos activos, en general, se
pueden utilizar sin problemas para realizar pagos.
• OM3. Es la suma de OM2 y los depósitos a plazo. Se suman también otros activos
como valores negociables, y otros instrumentos del mercado monetario. A este
agregado se le denomina disponibilidades líquidas en manos del público.
• OM4 o ALP: Es la suma de OM3 más el cuasi-dinero. El cuasi-dinero son los
pagarés del tesoro, los certificados de depósito y otros activos de alta liquidez, como
bonos, letras, obligaciones. Esta definición de dinero u oferta monetaria es más
amplia y se la denomina Activos Líquidos en manos del Público (ALP).
Como se puede apreciar los activos relacionados con el dinero son diversos. Unos son
claramente dinero, mientras que otros son activos con una gran liquidez, es decir, se pueden
convertirse mediante su venta en dinero líquido con facilidad y rapidez y a un coste bajo, de
ahí que se les considere cuasi-dinero. Estos agregados son empleados por las autoridades
monetarias para tratar de controlar la evolución de la cantidad de dinero, objetivo esencial,
como veremos, en la conducción de la política económica en la actualidad. Si los diferentes
agregados variaran simultáneamente y en la misma forma, cualquiera de ellos serviría para
controlar la cantidad de dinero, pero esto no resulta así. Sus tasas de variación difieren y
también su comportamiento en el tiempo. Por otro lado, no sólo existe el problema de escoger
un determinado agregado como mejor medida del dinero, también ocurre que las estimaciones
de los agregados no suelen ser muy exactas, produciéndose frecuentemente rectificaciones
importantes de datos ya publicados.
Todos estos inconvenientes plantean limitaciones serias a la hora de implementar en la
práctica una política de control de la cantidad de dinero.
Los responsables de la política económica se fijan en estos agregados para controlar la
economía de un país. En la actualidad se intenta controlar los activos líquidos en manos del
público ALP. Como dato curioso cabe señalar que sobre un volumen de ALPs de 100, el
31
valor del efectivo puede rondar el 10% o incluso menos, los depósitos a la vista y ahorro
aproximadamente un 30-35%, los depósitos a plazo otro 20%, mientras que el resto (30-35%)
se corresponderían con otros componentes de disponibilidades líquidas y cuasi-dinero.
4.13. La creación de dinero bancario
El sistema bancario está constituido fundamentalmente por un banco central, que actúa
como banco de bancos, como banco del Tesoro (del Estado) y como regulador de la actuación
de los bancos comerciales, y por un número mayor o menor de bancos comerciales, que como
sabemos, son instituciones que aceptan depósitos, gestionan inversiones, venden numerosos
tipos de servicios y, sobre todo, realizan préstamos, siendo el canal de intermediación
financiera más importante entre los ahorradores y los inversores.
Antes se señaló que cuando los orfebres se percataron de que tenían una considerable
cantidad de oro ociosa sin obtener de ella ningún rendimiento, pues los pagos diarios no
representaban por término medio más que un pequeño porcentaje de la cantidad de oro
depositada, empezaron a conceder préstamos con parte de esta cantidad inutilizada de dinero.
Los beneficios que obtenían al conceder estos créditos les permitían reducir los precios
de los servicios prestados y conceder aún más créditos. De esta forma se inicio el sistema
moderno de reservas de los bancos comerciales, por el cual guardan en sus cajas como
reservas solamente una fracción de los fondos que tienen depositados (los bancos siempre
deben tener reservas suficientes para hacer frente a las solicitudes de fondos por parte de los
depositantes de sus ahorros en ellos). La proporción de los depósitos que los bancos deben
guardar en forma de activos líquidos o reservas se denomina coeficiente de caja, de reservas
o encaje, y su justificación radica en tratar de garantizar la liquidez de los depósitos, es decir,
su capacidad para convertirse en efectivo. A la suma del dinero en efectivo y las reservas
obligatorias que mantienen los bancos como garantías de los depósitos se le denomina base
monetaria o dinero de alta potencia. Las reservas que los bancos mantienen no pueden ser
utilizadas por los bancos para ningún otro propósito que el de garantía frente a las demandas
de efectivos de los depositantes. Las reservas siempre han de ser suficientes y nunca debe
poder ocurrir que un depositante no pueda retirar sus ahorros o depósitos en un banco porque
32
éste no dispusiera de fondos en sus reservas porque la confianza en el sistema financiero
saltaría por los aires. Recordemos que el sistema financiero actual es fundamentalmente un
sistema fiduciario, esto es, que funciona por la confianza depositada en él, de que funciona y
no porque no se conozca que una gran parte de los depósitos no forman parte de las reservas
del banco, sino que se utilizan en otras actividades propias de la actividad financiera
(concesión de préstamos, canalización de inversiones, etc.)
Supongamos que el Banco de España paga 1.000 euros a una persona X. Dicha
persona ingresa los 1.000 euros en el Banco 1. La situación del banco será la que se muestra
en la Tabla 1:
BANCO 1 (posición inicial)
Activo Pasivo
Reservas 1.000 Depósitos 1.000
TOTAL 1.000 TOTAL 1.000
Tabla 1
El Banco Central exige a todos los bancos que al cerrar el día tengan una cierta
cantidad de dinero disponible en efectivo, este dinero son las reservas y es un porcentaje del
total de dinero depositado en el banco por sus clientes.
Si ahora el Banco 1 mantiene un 20% de reservas y presta el 80% su situación será la
que se reproduce en la Tabla 2.
BANCO 1 (posición final)
Activo Pasivo
Reservas 200 Depósitos 1.000
Préstamos 800
TOTAL 1.000 TOTAL 1.000
Tabla 2
33
Si las personas que reciben esos 800 euros en forma de préstamos los ingresan de
nuevo en otro banco (Banco 2) se produce un incremento de la cantidad de dinero en el
sistema (Tabla 3).
BANCO 2 (posición inicial)
Activo Pasivo
Reservas 800 Depósitos 800
TOTAL 800 TOTAL 800
Tabla 3
Si a su vez este Banco 2 vuelve a prestar el 80 % de sus reservas, la situación será la
reflejada en la Tabla 4:
BANCO 2 (posición final)
Activo Pasivo
Reservas 160 Depósitos 800
Préstamos 640
TOTAL 800 TOTAL 800
Tabla 4
Si esos 640 euros prestados a personas se vuelven otra vez a ingresar en un tercer
banco el proceso anterior se repite.
Si el proceso se repite un número infinito de veces, los resultados que obtenemos son
los que se adjuntan en la Tabla 5.
Posición del Banco Nuevos
Depósitos
Nuevos
Préstamos
Nuevas
Reservas
Banco Original 1.000 800 200
34
Banco 2ª generación 800 640 160
Banco 3ª generación 640 512 128
Banco 4ª generación 512 410 102
Banco 5ª generación 410 328 82
Suma de los 5 prime-
ros bancos
3.362 2.690 672
Suma de los restantes
bancos
1.638 1.310 328
Total para el conjunto
del sistema bancario
5.000 4.000 1.000
Tabla 5
El balance consolidado del conjunto del sistema bancario quedaría como sigue:
SISTEMA BANCARIO
Activo Pasivo
Reservas 1.000 Depósitos 5.000
Préstamos 4.000
TOTAL 5.000 TOTAL 5.000
Tabla 6
Se define el ratio Multiplicador del dinero bancario como:
ratioNuevos Depósitos
Incremento=
de las Reserva
También se puede definir como:
ratio =1
Coeficiente de Reservas
35
En nuestro ejemplo, el multiplicador del dinero bancario será:
12
50001000
5.= =
Para evitar que se cree dinero demasiado rápido, los responsables de la economía
tienen dos alternativas:
• Controlar el coeficiente de reservas o, lo que es lo mismo, exigir una cierta
cantidad de dinero en forma de reservas. A mayor coeficiente de reservas, más lento
será el proceso de multiplicación del dinero bancario.
• Controlar el funcionamiento del sistema financiero.
El análisis del proceso de creación de dinero que se ha ofrecido es muy simplista y
sólo resulta válido bajo una serie de circunstancias muy peculiares. Éstas requieren, primero,
que los individuos a los que se les concede un préstamo lo vuelvan a depositar íntegramente en
un banco y, segundo, que todos los bancos que intervienen en dicho proceso guarden como
reservas una cantidad no mayor que la exigida legalmente. Se exige, asimismo, que las
personas y las instituciones tomen dinero prestado. Si alguno de estos supuestos no se cumple,
el proceso se ve alterado. Los factores que hacen que se produzcan disturbios en este proceso
son:
1. Que los individuos guarden el dinero y no acudan a los bancos (los individuos
guardan su dinero debajo del “colchón”). Esto haría que hubiera menos dinero
disponible para poder ser empleado como reserva y sostener nuevos créditos.
2. Que los bancos decidan mantener reservas superiores a las estipuladas.
También influirá el comportamiento de los individuos frente a los préstamos, si son
reacios a solicitarlos el crecimiento será menor.
36
Debe señalarse que, del mismo modo que se crea dinero y se multiplica el crédito, se
puede destruir y reducir (el dinero), respectivamente. Supóngase que en lugar de que el Banco
Central ponga en circulación un billete, lo retirase. Como consecuencia de esta acción se
reducirían los depósitos bancarios y las reservas, por lo que éstas serían inferiores al 20% de
los depósitos. Para cumplir la normativa sobre el coeficiente de reservas el banco retiraría
algún préstamo concedido con anterioridad y el proceso continuaría con otra destrucción de
dinero y de crédito.
El banco central (por ejemplo, el banco central europeo (BCE)) también puede
incrementar la base monetaria poniendo más dinero en circulación. Por ejemplo, puede
comprar oro y atesorarlo en sus reservas y utilizar dinero de curso legal de nueva creación que
será inyectado en el sistema. A esta forma de obrar se le denomina inyección de liquidez. Si
a este incremento de dinero en efectivo le aplicamos el fenómeno de creación de dinero
bancario descrito anteriormente podemos hacernos una idea de la potencia en cuanto al
incremento de la oferta monetaria que tiene la acción de inyección de liquidez en cuanto a su
efecto sobre la oferta monetaria. Asimismo, se puede si hay necesidad poner en marcha
acciones en sentido contrario si lo que se quiere es reducir la oferta monetaria. El Estado, por
ejemplo, puede vender letras del tesoro o bonos del Estado o cualquier otra clase de título de
deuda pública y retener el dinero así obtenido. Los compradores de los títulos entregan dinero
en efectivo a cambio de los títulos de deuda. Si el Estado opta por destruirlo o simplemente
por retenerlo se producirá un fenómeno de drenaje de liquidez. Al detraer dinero de la
circulación se reduce la base monetaria y consecuentemente también una cantidad
considerable del dinero bancario correspondiente.
4.14. La financiación de la economía y los intermediarios finan-
cieros
El sistema financiero está constituido por el conjunto de instituciones que intermedian
entre los demandantes y los oferentes de recursos financieros y comprende todos los flujos
financieros entre los sujetos y los sectores económicos. Por lo tanto, lo forman:
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• Demandantes.
• Oferentes.
• Intermediarios financieros.
La función básica de los intermediarios financieros es la de transformar los activos
financieros directos, esto es, los emitidos por las unidades económicas de gasto (los
ahorradores últimos, los clientes que depositan sus ahorros en los bancos), en activos
indirectos, es decir los creados por los intermediarios financieros (líneas de crédito, préstamos
a distintos plazos, préstamos hipotecarios, etc.).
Los bancos comerciales son las instituciones financieras que tienen autorización para
actuar como intermediarios financieros, esto es, para aceptar depósitos y para conceder
créditos. Sus reservas son activos disponibles inmediatamente para satisfacer los derechos de
los depositantes de los bancos (por ejemplo, los clientes que precisan rescatar una cantidad
depositada en una cuenta de ahorro). El coeficiente de reservas es el coeficiente entre las
reservas y los depósitos. En un sistema sin intermediarios, los flujos que se intercambiarían los
oferentes y los demandantes de dinero serían (figura 4.14.1):
Figura 4.14.1. Sistema sin intermediarios financieros.
Como se puede ver, los prestamistas ceden fondos a los prestatarios y estos a su vez
devuelven Activos Financieros Primarios.
Oferta deAhorro
Prestamistas
Demanda deAhorro
Prestatarios
fondos
activosfinancierosprimarios
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En un sistema con intermediarios financieros los flujos quedarían de la forma en la
figura que se adjunta bajo estas líneas (figura 4.14.2).
IntermediariosFinancieros
Oferta de Ahorro(Ahorradores
últimos oprestamistas)
Demanda deFinanciación
(Prestatariosúltimos)
financiación
activos financieros primarios
financiación
financiación
activos financieros primarios
activos financieros indirectos
Figura 4.14.2. Sistema con intermediarios financieros.
Los prestamistas últimos son los que dan dinero a los bancos. Las instituciones
financieras agilizan y regulan el movimiento de fondos y Activos Financieros Primarios.
Los Activos Financieros Indirectos son Libretas, Depósitos a la vista, Imposiciones,
etc. En este nuevo sistema ya no hace falta acudir a los particulares para obtener dinero, ahora
se puede acudir a las instituciones financieras especializadas en ello.
4.15. La política monetaria Piénsese que cuando, por ejemplo, el Banco de España (cualquier banco central,
léase, la Reserva Federal de EEUU, el Banco de Inglaterra en el Reino Unido o el Banco
Central Europeo (BCE)), por cualquier procedimiento, aumenta la cantidad de dinero los
bancos tiene más fondos para préstamos y, generalmente, se reducirán los tipos de interés
(el precio del dinero), lo que incidirá sobre la demanda de inversión y de consumo (véase la
figura 4.15). Es importante destacar que el Banco de España no puede emitir euros sin el
consentimiento del Banco Central Europeo, pero sí que puede establecer y alterar las condi-
ciones de funcionamiento de las entidades financieras que, como ya hemos visto, pueden
actuar como creadores de dinero bancario. En puridad, en la figura 4.15 el Banco de España
actúa como un banco franquiciado del BCE, que es el auténtico banco central y el único
que última instancia tiene el monopolio para la emisión de euros.
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OfertaMonetaria
Banco de España
Ministerio Economía
SistemaBancario
Gasto Agregado:* Consumo.* Inversión.
Tipos de CondicionesInterés Crediticias
Figura 4.15. Instrumentos de política monetaria.
Los bancos centrales son los encargados de controlar la oferta monetaria, emitir la
deuda pública y son quienes fijan los tipos de interés (el precio del dinero o la remuneración
de los préstamos, por ejemplo, el euribor) para el mercado bancario. Si los tipos de interés
aumentan, entonces hay menos dinero circulando (los depositantes preferirán tener su riqueza
inmovilizada en depósitos en lugar de en dinero líquido con el que realizar compras y los
demandantes de dinero se lo pensarán dos veces debido a la alta remuneración que se les exige
por el dinero prestado recibido). En esta situación las empresas no quieren invertir, pues la
devolución de los préstamos es más gravosa y exige que los proyectos de inversión para los
que necesitan financiación sean muy rentables.
Hasta el año 1995 el Banco de España dependía del Ministerio de Economía pero a
partir de dicha fecha ambos comparten un nivel similar, lo que concede al Banco de España
unas competencias e independencia mayores. En la actualidad el papel que realizaba el Banco
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de España cuando circulaba la peseta ha sido transferido en gran parte de sus funciones al
Banco Central Europeo (BCE). Esta circunstancia ha reducido notablemente la autonomía del
gobierno de España para controlar su política monetaria, lo que le supone un
condicionamiento importante a la hora de desarrollar políticas económicas, sobre todo aquéllas
en las que las políticas monetarias tienen un papel importante. A día de hoy (29 de marzo de
2020) es posible observar las tensiones entre los países del norte de la Unión Europea y los del
sur, entre los que se encuentra el Sur, en relación al procedimiento más apropiado y menos
gravoso para los países del sur en relación a la financiación de las medidas para luchar contra
la pandemia del coronavirus (necesidad de realizar un gasto sanitario extra muy importante
por parte de los gobiernos más afectados y de implementar medidas de gasto social que
ayuden a contrarrestar el parón económico que supone la paralización de buena parte de la
actividad económica).
El gasto agregado está formado por el consumo, proveniente de las familias, y la
inversión, que realizan las empresas.
La variación del porcentaje de los depósitos de efectivo de los clientes que el banco
central obliga a los bancos comerciales a mantener influye sobre el efecto multiplicador en
cuanto a la creación de dinero bancario. Cuanto menor sea el coeficiente de reservas, mayor
será el efecto multiplicador y mayor será el fenómeno de incremento del dinero bancario y
viceversa.
Los incrementos o decrementos de la base monetaria ligados a la ampliación o
reducción de la base monetaria también inciden directamente sobre la masa monetaria.
El manejo de los instrumentos de política monetaria influye directamente sobre el
equilibrio macroeconómico al condicionar el nivel de tipos de interés, de inflación, el aumento
de la demanda agregada y el crecimiento del Producto Interior Bruto y el nivel de paro. De ahí
la importancia de la política monetaria. En el caso del Banco Central Europeo, uno de sus
principales objetivos monetarios es la estabilidad de los precios; pretende que el nivel de
inflación y el de los tipos de interés ronde el 2%. Para conseguirlos hace especial hincapié en
controlar la base monetaria.
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4.16. Efectos de una Política Monetaria Expansiva
Los efectos que puede desencadenar una política monetaria expansiva se pueden
observar resumidos en la figura 4.16. Como se puede ver, si hay un aumento en la cantidad de
dinero, se produce una reducción en los tipos de interés debido a que es más fácil obtener
dinero.
Esta reducción de los tipos de interés hace que los empresarios quieran invertir más,
pues conseguir dinero para financiar sus actividades les resulta más barato. Como
consecuencia de ello se producirá un aumento de la actividad empresarial, que se traducirá en
un mayor valor de su producción y paralelamente en una reducción de la tasa de desempleo.
Por otro lado el aumento de la cantidad de dinero hace que los depósitos bancarios
renten menos, lo cual desincentiva a los particulares a realizarlos y opten en un mayor grado
por consumir, lo que aumenta la demanda agregada e incentiva al sector de la producción a
emprender nuevos y mejores proyectos de inversión.
El aumento de la demanda de inversión por parte de los empresarios y por otro lado el
aumento del consumo de las familias nos lleva a un aumento en la demanda agregada, que a su
vez desemboca en un aumento del empleo y de la producción.
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Reducción de los tipos de interés
Aumento de la Demanda de Inversión de la Empresa
Aumento de la cantidad de dinero
Reducción del Rendimiento de los Activos
Aumento del Consumo de las Familias
Aumento de la Demanda Agregada
Aumento del Empleo y de la Producción
Figura 4.16.