la doctrina de la revelaciÓn en la escritura · 2011-01-28 · dr. gerardo alfaro introducción a...

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Dr. Gerardo Alfaro Introducción a la Teología 405. LA DOCTRINA DE LA REVELACIÓN EN LA ESCRITURA 1. Términos Bíblicos. 1.1. En el Antiguo Testamento las palabras más usadas en conexión con la revelación divina son : yada: ―hacer saber‖; higgid: ―mostrar‖; hasaf: ―desnudar‖; dabar: ―palabra‖; gala: ―quitar un velo‖, ―revelar‖, ―manifestar‖. Algunas citas interesantes donde aparece esta última palabra son Dn. 2:19-22; 28-29, 30- 47; Am. 3:7. 1. 2. En el Nuevo Testamento los términos incluyen: Apokalupto: ―descubrir‖, ―develar (quitar el velo)‖ ( Mt. 11:25-27; 16:17; 1 Cor. 2:10, Gal. 1:16; Fil. 3:15 etc.); Apokalupsis: ―revelaci ' on‖ (Ap. 1:1); Krematizo: ―comunicar‖, ―advertir‖ (Luc. 2:26). 1.3. Como en cualquier otra doctrina o estudio, la doctrina de la revelación no debe hacerse depender sólo de la ocurrencia de ciertos términos específicos como los anteriores. Existen muchos otros que cuando usados en la Escritura apuntan a la doctrina. Algunos estudiosos sugieren que se tomen en cuenta otros términos como doctrina, nombre, gloria, predicción, sabiduría, manifestación, senda y camino, mandamiento, anuncio, proclamación, promesa, conocimiento, consejo, verdad, tradición, testimonio, pacto, aparición, luz, etc. 1 2. Formas de Revelación en la Biblia. 2.1. Revelación de Dios en sus obras. 2.1.1. La revelación de Dios en la naturaleza. Ejemplo Rom. 1:18-32. En los vrs. 18-19 se observan los recipientes de esta forma de revelación así como la fuente de la misma. En el vr. 20 aparece el contenido y la historia de tal revelación, así como el instrumento y el veredicto de la misma. Por último se ven los resultados de rechazar la revelación general: no glorificar (21-23); no servir a Dios (25); corrupción intelectual (21-22), religiosa (23,25) y moral (24, 26-32). Según el pasaje, aunque la revelación de Dios en la naturaleza es real, universalmente ha sido rechazada por la humanidad. La conclusión de Pablo en el capítulo 3 será que ningún ser humano ha respondido correctamente a ella. 2.1.2. La revelación de Dios en la providencia. Esta forma de revelación se halla estrechamente relacionada con la anterior puesto que se da también en la esfera de la naturaleza, pero también incluye la experiencia de individuos y naciones. Entendemos por providencia el ―continuado ejercicio de la fuerza divina por medio de la cual el Creador preserva a todas sus criaturas, opera en todo lo que tiene que suceder en el mundo y dirige todas las cosas hacia su 1 Ver León Morris, Creo en la Revelación (Miami: Caribe, 1979), 25.

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Dr. Gerardo Alfaro

Introducción a la Teología 405.

LA DOCTRINA DE LA REVELACIÓN EN LA ESCRITURA

1. Términos Bíblicos. 1.1. En el Antiguo Testamento las palabras más usadas en conexión con la revelación divina son : yada: ―hacer saber‖; higgid: ―mostrar‖; hasaf: ―desnudar‖; dabar: ―palabra‖; gala: ―quitar

un velo‖, ―revelar‖, ―manifestar‖. Algunas citas interesantes donde aparece esta última palabra son Dn. 2:19-22; 28-29, 30- 47; Am. 3:7.

1. 2. En el Nuevo Testamento los términos incluyen: Apokalupto: ―descubrir‖, ―develar

(quitar el velo)‖ ( Mt. 11:25-27; 16:17; 1 Cor. 2:10, Gal. 1:16; Fil. 3:15 etc.); Apokalupsis:

―revelaci 'on‖ (Ap. 1:1); Krematizo: ―comunicar‖, ―advertir‖ (Luc. 2:26).

1.3. Como en cualquier otra doctrina o estudio, la doctrina de la revelación no debe hacerse

depender sólo de la ocurrencia de ciertos términos específicos como los anteriores. Existen muchos otros que cuando usados en la Escritura apuntan a la doctrina. Algunos estudiosos sugieren que se tomen en cuenta otros términos como doctrina, nombre, gloria, predicción,

sabiduría, manifestación, senda y camino, mandamiento, anuncio, proclamación, promesa, conocimiento, consejo, verdad, tradición, testimonio, pacto, aparición, luz, etc.1

2. Formas de Revelación en la Biblia.

2.1. Revelación de Dios en sus obras.

2.1.1. La revelación de Dios en la naturaleza. Ejemplo Rom. 1:18-32. En los vrs. 18-19 se

observan los recipientes de esta forma de revelación así como la fuente de la misma. En el vr.

20 aparece el contenido y la historia de tal revelación, así como el instrumento y el veredicto de la misma. Por último se ven los resultados de rechazar la revelación general: no glorificar (21-23); no servir a Dios (25); corrupción intelectual (21-22), religiosa (23,25) y moral (24,

26-32). Según el pasaje, aunque la revelación de Dios en la naturaleza es real, universalmente ha sido rechazada por la humanidad. La conclusión de Pablo en el capítulo 3 será que ningún

ser humano ha respondido correctamente a ella.

2.1.2. La revelación de Dios en la providencia. Esta forma de revelación se halla estrechamente

relacionada con la anterior puesto que se da también en la esfera de la naturaleza, pero también incluye la experiencia de individuos y naciones. Entendemos por providencia el

―continuado ejercicio de la fuerza divina por medio de la cual el Creador preserva a todas sus

criaturas, opera en todo lo que tiene que suceder en el mundo y dirige todas las cosas hacia su

1 Ver León Morris, Creo en la Revelación (Miami: Caribe, 1979), 25.

2

determinado fin‖ (L. Berkhof). Ejemplos bíblicos de esta providencia divina los encontramos

en pasajes como el de Hechos 14:15-18. En esta situación, Pablo presenta un mensaje del Dios viviente, creador, paciente, revelador, y providente. El Dios que Pablo presenta ante los

filósofos atenienses (Hch. 17:22-31) es un dios desconocido por los griegos. El Dios de Pablo

era creador, señor, sustentador, legislador. juez y salvador para todos los hombres. Es

importante notar que pablo complementa esta descripción de Dios y sus obras con la nota soteriológica que proviene de un tipo de revelación que va más allá de la providencia natural de Dios. Esta nota se halla en la persona a quién Dios ha escogido como mediador del juicio

humano: Jesucristo.

2.1.3. La revelación de Dios por medio de la conciencia. Según el apóstol Pablo (Rom. 2:14-16), los

gentiles, aunque no tienen el testimonio de la ley, sí tienen el testimonio de la creación y la

providencia. Además, ellos llevan dentro de sí la voz de la conciencia. Estos tres elementos los hacen inexcusables ante Dios. En otras palabras, no pueden alegar inocencia ante el jucio

divino. En cuanto a la conciencia, ella es la voz interna que aprueba o desaprueba determinados actos humanos. La conciencia discrimina e impulsa. Declara si nuestro pensamiento y actos se conforman o no con cierta norma y afirma que los actos que se apegan

a ella son obligatorios. La conciencia nos ayuda a decidir si determinada acción es buena y debe practicarse, o si es mala y debe evitarse. Aunque actuar contra la conciencia puede

llevar al remordimiento, la Escritura no afirma que ella sea infalible pues puede contaminarse (1 Cor. 8:7; Tito 1:15; He. 9:14), y hasta cauterizarse (1 Tim. 4:2).

2.1.4. Excursus: Recepción de la revelación general.

En teología sistemática a los tres tipos de revelación mencionados anteriormente se les conoce como revelación general. Esto se debe a dos razones. La primera de ellas tiene que ver con los

medios que estos tipos de revelación ocupan: la creación y naturaleza. Son también revelación general porque su alcance es universal. Se dirigen a toda la humanidad. Berkhof

define la revelación general como ―la autorrevelación de Dios en sus obras‖. ―La revelación natural es la que Dios da continuamente da todos los hombres, y por la cual da a conocer su potencia y divinidad‖.

Todos los hombres tienen cierta capacidad para recibir el testimonio de la revelación general.

De otra manera no se les haría responsables de este testimonio (Rom. 1:20). La caída del hombre afectó su percepción de la revelación general, pero aún quedan en él aquellas

cualidades que lo distinguen como ser humano (imagen de Dios) y que, entre otras cosas, incluyen su inteligencia, sensibilidad y voluntad. Son estas cualidades las que capacitan al

hombre, inclusive en su condición caída, para recibir o rechazar la revelación general y ser

responsable por cualquier decisión suya al respecto.

.2.2. Revelación por medios Específicos

2.2.1. Revelación directa. Casos en que Dios le habla directamente al hombre sin el uso

aparente de ningún medio. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento: Adán, Gn. 2:16, 17 etc. Noé, Gn. 6:3; 7:1: 9:1; Abraham, Gn. 12:1-3 etc. Josué, Jos. 1:1-9. En el Nuevo Testamento:

3

a Felipe, Hch. 8:29, a Pablo, Hch. 20:23; 16:6

2.2.2. Milagros. Un milagro es: ―Una obra singular de Dios, que se halla más allá del orden de

las criaturas y ‗por encima‘ del poder de ellas, para confirmar la verdad divina.‖ Los milagros son eventos portentosos que sirven también como medio de revelación. Por ejemplo, el paso

del Mar Rojo fue para Israel una demostración de la fidelidad, la misericordia y el poder de Dios. Cristo, en sus milagros, revelaba su identidad como el profeta escatológico2 y revelaba los atributos gloriosos (misericordia, compasión, poder redentor, etc.) de Dios (Jn. 2:11).

2.2.3. Actos históricos. Estos son eventos históricos que Dios ha realizado a favor (o en contra)

de individuos o grupos específicos. Hay teólogos que hablan de eventos históricos reveladores. Este punto se halla muy relacionado con el anterior (milagros) y con la doctrina

de la providencia. Como ejemplo de hechos reveladores se citan el paso del Mar Rojo, el nacimiento de Cristo en Belén, la cruz del Calvario. En estos casos y otros similares el evento

para que fuese revelador debería ir acompañado de la palabra reveladora. El evento en sí mismo no proporciona revelación. En sí misma la cruz no hablaba de amor y perdón. No indicaba la redención que en ella se consumó. Muchos hombres morían crucificados en el

imperio romano. Se veían muchas cruces a la orilla de los caminos imperiales. Se necesitaba la palabra reveladora que interpretara la cruz de Cristo. Jesús murió en una cruz--este es el

evento. Cristo murió en una cruz por nuestros pecados-- esta es la interpretación que le da al acto su carácter revelador. Lo mismo se puede decir del paso del Mar Rojo. Era necesario

explicar que Yavé había hecho el portento en beneficio de su pueblo. Otros pasajes a considerar son Salm. 98:1-3; 103:7; 105-111; Isa. 52:10; 53:1; 56:1; Miqueas 6:5.

2.2.4. Apariciones de Dios. Las llamadas ―teofanías” son ―una manifestación de Dios en

forma visible y corporal antes de la encarnación‖.3 En relación a este tema es de gran

importancia el estudio tocante al Ángel de Jehová, a quien se le identifica con Dios (Gen. 16:9-13; 18; 22:10- 12; Ex. 3:2-6, 14, 18: Jue. 6:11-16); se le reconoce como Dios (Gen. 16:

9-13); se le describe en términos que pertenecen a la Deidad (Ex. 3:5; Josué 5:15); se le atribuye el nombre de Dios (Gn. 31:11,13); recibe adoración (Josué. 5:14); y habla con autoridad divina (Josué 2:1-5). Por otro lado, se le distingue de Dios (Ex. 23:20, Zac. 3:1-10).

También se le distingue de los ángeles en cuanto a adoración (Josué. 5:14).

2.2.5. Ángeles. La palabra ángel significa "mensajero", y uno de sus principales ministerios es

traer mensajes a los hombres. Los ejemplos abundan en la Biblia.

2.2.6. Sueños. Estos son escenas visuales dadas por Dios a los humanos a través de otros

medios que no son la visión ordinaria. Pueden incluir o no el lenguaje. Dios puede brindar la interpretación del sueño o no. Si no lo hace, la interpretación debe estar incluida en el mismo sueño o visión, o venir en otra ocasión más tarde. Algunas veces los ángeles son usados para

dar la interpretación. Los sueños pueden ser para personas del pueblo de Dios como para aquellas que no lo son. Por ejemplo, en el AT el Faraón y Nabucodonosor tuvieron sueños

2 Una lectura detenida del ministerio profético de Eliseo y Jeremías, entre los otros, revela cuántas

semejanzas tuvieron estos con el ministerio profético y de milagros del señor Jesús. 3 J. F. Walwoord, ―Notes of Christology.‖

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reveladores. (Gn. 20:6; 41; 1 Re. 3:5, 11-15; Dn. 2:3-45; 4:5-19; 4; 7; 8; 9; 11-12). Se habla

también de ―sueños‖ que Dios no aprueba (Dt. 13; Jer. 23:25). Vere también Apoc. 10:9-16; 16:9; Mt. 1:20; 2:12-22; 27:19; Hch 10: 9-16; 18:9, etc.).

2.2.7. Visiones. Estas son ―una representación sobrenatural de cierta escena o circunstancia a

la mente de una persona mientras ésta se halla despierta,‖ (Num. 12:6-8; 24:16). En su sentido más amplio, el término visión puede referirse a todo un libro profético (Isa. 1:1; Amos 1:1; Hab. 1:1; Jer. 28:21). Los falsos profetas tenían sus propias visiones, es decir no provenían de

Yavé (Ex. 13:2-17; Jer 23:6-26;14:14). Bernard Ramm cree que una visión es ―una combinación de lo pictórico y lo oral‖. Debe recordarse también que la visión incluye

elementos de la realidad del que recibe la visión como elementos simbólicos (Apoc. 1-22). Puede tener lugar en un sueño, un éxtasis o en un estado normal. La visión, aparentemente,

puede ser interna o externa. Lo especial es que el recipiente ve lo que Dios le revela. Es un vidente de la Palabra de Dios (e.g., Ex. 1:1- 28).

2.2.8. Éxtasis. ―Un estado mental en el que la persona se halla parcial o totalmente

inconsciente de sensaciones objetivas, pero intensamente alerta a impresiones subjetivas que,

cualquiera que sea su origen, se sienten como si fueran una revelación procedente del mundo exterior‖. Pueden tomar la forma de sensaciones visuales, auditivas, o de otra naturaleza. La

palabra aparece en pasajes como Num. 24:4,16; Hch. 10:10; 11:5; 22:17. Parece indicarse un caso de éxtasis en 2 Cor. 12:2-4, así como en Ap. 1:10. La diferencia entre sueño y éxtasis no

es fácil de determinar. El éxtasis ocurre cuando la persona está, en cierto sentido despierta. 2.2.9. Urim y Tumim. Los términos Urim y Tumim significan ―luces y perfecciones‖ (Ex.

28:30; Lv. 8:8) y no se sabe con seguridad qué eran. Josefo y el Talmud los identifican con las piedras del pectoral. Josefo dice que las piedras brillaban solamente cuando el Shekinah (la

presencia de Dios de gloria) estaba presente. El Talmud dice que ciertas letras brillaban en determinado momento. Filón sugirió también que fuesen dos pequeños símbolos que

representaban la luz y la verdad, y que colgaban del cuello del sumosacerdote. Otros han dicho que consistían en un escrito que contenía el nombre inefable de Dios. Se ha

generalizado mucho la idea de que el Urim y Tumim eran dos piedras sagradas que representaban la una lo positivo y la otra lo negativo. Se usaban para establecer la culpa o inocencia (Jos. 7:14,18; 1 Sam. 14:41, versión LXX); para buscar la voluntad divina en

tiempos de crisis nacional (1 Sam. 10:20-22; 28:6). Aparentemente el Urim y Tumim se usaban aun después del cautiverio babilónico (Esd. 2:63; Neh. 7:65).

2.2.10. Suertes. Echar suertes era una práctica muy corriente en la antigüedad (Jonás 1:7; Jos.

14:2). En Israel esto no se hacía dentro de un contexto mágico, sino espiritual (Prov. 16:33). Se echan suertes en Hechos 1:21-26, pero después del día de Pentecostés no se menciona esa práctica. Se habla solamente de que el Espíritu guía a la iglesia y a los creyentes en lo

individual (Hch. 5:1- 11; 8:29; 13:1-3; 16:6). Nótese la elección de Hechos 6:1-7.

2.2.11. Revelación mediada a través de Profetas en el AT. Esta es una revelación proposicional:

un ser humano habla o escribe un mensaje que es considerado un mensaje de Dios. Algunas

veces el profeta puede representar actos simbólicos que también eran revelatorios, pues eran

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acompañados por la interpretación de la palabra. En el AT el pasaje que mejor explica este

fenómeno es Deut. 18:15-18 (comp.. Dt. 5: 23-30). Esta tipo de revelación mediada tiene la misma autoridad que la de Dios, es absoluta (18:18-19). Es limitada a la iniciativa y dirección

divina (18:18-20), y debe ser validada por su coherencia con la revelación precedente (13:1-5), por el cumplimiento histórico de sus predicciones, (Deut. 18:21-22), y por un aparente

aspecto de autovalidación (¿el testimonio del E.S.?) (Eze. 2:5). La conciencia profética ha sido discutida ampliamente. Un análisis de la descripción de la

actividad profética en el AT parece evidenciar que los profetas no eran extáticos. En otras palabras, ellos no profetizaron por medio de prestar sus cuerpos para que un espíritu los usara

(tal como era típico de los éxtasis paganos). Por el contrario, parece que el Espíritu Santo se relacionaba con ellos de tal forma que tenían control propio. La descripción que Pablo hace

de los profetas del NT parece aplicar a las situación del AT también (1Cor. 14:32-33).4 2.2.12. Revelación Mediada a través de los Apóstoles del NT. Los Apóstoles fueron escogidos

por nuestro Señor Jesús (Lucas 6:13; Rom. 1:1, 5). Fueron instituidos para revelar la verdad acerca de Cristo y otras verdades relacionada con él de acuerdo con la dirección del Espíritu

Santo (Juan 15:26-27; 14:26; 16:13; 1Cor. 2:6-13). Como tal, este tipo de revelación tiene autoridad absoluta como una revelación directa de Dios (1Cor. 14:37). El mensaje apostólico

se valida a través de probar el verdadero apostolado y su conformación al mensaje del Evagelio. Para ser un verdadero apóstol se necesita: (1) ser un testigo ocular de Cristo,

especialmente de su Resurrección (1Cor. 9:1; 1Cor. 15: 7-9; Hch. 1:21-22); (2) El debió ser nombrado a ese ministerio directamente por Cristo (Gál. 1:1; Rom. 1:5; Gál. 2:7-8); (3) debe exhibir las marcas de un apóstol (2Cor. 12.12; 1Cor. 9:3ss.; 2Cor. 2:2); (4) debe haber recibido

revelación directamente de Cristo (Gál. 1:1, 12, 16; Efe. 3: 2-10).

2.2.13. Revelación Mediada a través de Profetas en el NT. Parece ser que sus revelaciones

tenían que ver primariamente con situaciones y circunstancias individuales. Estaban sujetos a

la autoridad apostólica (1Cor. 14:37-38; 1 Juan 4).

La Persona de Cristo. El propósito de Dios de revelarse al hombre en forma personal, visible, humana, llega a su plena realización en el Verbo Encarnado (Jn. 1:1-18; 14:9; Mt.

11:27; Col. l:15; 2:9). Los antropomorfismos del AT (figuras literarias que le atribuyen a Dios características humanas) y los mensajeros celestiales que asumen formas humanas (por ej.,

Gn. 18:1-15), son como un anticipo de lo que sucederá en la Encarnaci 'on. En realidad, toda la revelación del AT es preparatoria de la venida del Dios-hombre. Heb. 1:1-3 compara y

contrasta la revelación pasada con la revelación en Cristo.

En los tiempos de la Iglesia apostólica (primer siglo de nuestra era) se ven todavía algunas

modalidades de revelación veterotestamentarias, pero su tendencia parece ser la de ir desapareciendo conforme se produce el canon del NT. Por supuesto, es posible decir que en

cierto sentido toda revelaci 'on divina es Cristo-céntrica, ya sea en el AT o en el NT. En Cristo desemboca el pasado, y en El se anticipa el futuro. Nosotros conocemos a Cristo, la Palabra

4 Ver Leon Wood, The Holy Spirit in the Old Testament (Grand Rapids: Zondervan, 1976).

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Encarnada, por medio de la Biblia, la Palabra Escrita, y el testimonio interno del Espíritu

Santo.

(12) La Revelación escrita: La BIBLIA.

Cuatro son las características principales de esta revelación divina.

En primer lugar, la revelaci 'on b'iblica es sobrenatural De esto tenemos evidencias internas al texto y externas al mismo. Evidencias internas. Las afirmaciones de la misma Biblia tocante a

su origen y carácter divinos (Ex. 24:3; Dt. 31:7- 11; Jos. 1:7-8; Isa. 1:20; 34:16-17; Jer. 46:1; 30:1). Los escritores del NT también afirman que están escribiendo las palabras del Señor (1

Tes. 2:13; 1 Cor. 2:7; 10; 1 Jn. 1:1-5; 1 Cor. 14:37; 2 Tes. 2:15;2 Cor. 13:3. Véase también 2

Tim. 3:16; 2 Ped. 1:21; 3:2, 16; 1 Tim. 5:18). El testimonio de Cristo es de gran valor en

cuanto al carácter sobrenatural de la Biblia. El considera el AT como la Palabra que viene de la boca de Dios mismo (Mt. 4:4 con Dt. 8:3). El se somete en su vida y ministerio a la

autoridad de las Escrituras (Mt. 5:17-18; Jn. 20:9; Lc. 24:25-27; Jn. 5:30). Cristo apela constantemente a las Escrituras para basar y respaldar sus enseñanzas. El anticipa la inspiración del Nuevo Testamento (Jn. 14:26; 15:26; 16:12-15). La naturaleza misma de la

Biblia indica su origen y carácter sobrenaturales. Por ejemplo Autoridad (Heb. 4:12, etc),

Unidad, vemos unidad en la variedad y variedad en la unidad. Veracidad (Jn. 17:17).

Imparcialidad, aun en el caso de los hombres piadosos de tiempos bíblicos. Moralidad.

Profundidad (Dt. 29:29; 2 Ped. 3:16; 1 Cor. 2:6-16). Claridad (Sal. 19:7; 25:8; 119: 129-30.

97-104; Mt. 11:25-27; etc.) Inmutabilidad (Mr. 13:31). Evidencias externas. Universalidad,

actualidad, perennidad, poder para transformar las vidas. Véase el capítulo sobre la singularidad de la Biblia en el libro de Josh Macdowell Evidencia que exige un veredicto.

La segunda característica de la Biblia como revelación es que es una revelación progresiva. Dios no dio de una vez toda su revelación escrita. Lo hizo en un lapso de muchos siglos, en

muchas generaciones. La tercera característica de la Biblia es que es una revelación completa para la presente era. Tenemos en la Biblia todo lo que Dios quiso revelar y consignar para su

pueblo. Por lo tanto es una revelación final. No necesitamos esperar en esta era nuevas

revelaciones normativas para nuestra fe y conducta. Finalmente, la revelación bíblica no es

exhaustiva. Dios nos revela en las páginas bíblicas todo lo que nosotros quisiéramos ver

revelado, ni mucho menos todo lo que El pudiera haber revelado (Dt. 29:29; Jn. 21:25; 1 Cor. 13:12-13). La revelación bíblica es selectiva. Por ejemplo, los 400 años de silencio en la vida

de Jesús; la infancia y juventud de Pablo.

B. Definiciones teológicas.

1. Católico-romanas. 1) "la revelación es primordialmente un mensaje y una luz; la luz de

Dios sobre nuestra vida, sobre la historia, sobre el bien y el mal, sobre la muerte, sobre Dios

mismo, sobre el amor como palabra final. Cuando esa revelación se proclama tiene que hacerse en palabras, en cierta secuencia y relación. Pero esto no debe llevarnos a pesar en la

revelación de Dios como un sistema de segmentos aislados que ofrecen valiosa información.

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Es más bien el concepto que Dios tiene de nuestra realidad. 2) La afirmación de una

intervención de Dios en la historia, debida únicamente a su decisión libre, caracteriza la religión del AT. Esta intervención se concibe como encuentro de una persona con otra: de

alguien que habla con alguien que escucha y responde. Dios se dirige al hombre, como un dueño a su servidor, y le interpela. Y el hombre, que escucha a Dios , responde por la fe y la

obediencia. Llamamos revelación al hecho y al contenido de esta comunicación. ...En el NT la noción de revelación presenta una complejidad y riqueza de tonos muy superiores a las del AT. Heb. 1:1 en Jesucristo, la palabra interior de Dios, en la que Dios se expresa totalmente y

conoce todo, se hace hombre-evangelio, palabra de salvación, para llamar al hombre a la salvación" (R. Latourelle, Teolog'ia de la Revelaci 'on, p 'ags. 245).

2. Protestantes. 1) No conservadoras:"La revelación es la acción del universo sobre el

individuo en cualquiera de sus formas. Es toda comunicación nueva y original del Universo al hombre (Schleiermacher). "La revelación no tiene un significado sobrenatural. Cuando hablamos de revelación lo que queremos decir, en realidad, es que estamos comunicando el

contenido de nuestras intuiciones espirituales (Ernst Troeltsch). 2) Conservadoras: "Dios en actividad haciéndose manifiesto" (L Berkhof). "El acto divino por medio del cual se le

comunica la verdad a la mente: el acto por medio del cual El manifiesta a sus criaturas aquello que no podrían conocer de otra manera (H.G. Thiessen).

"...es la palabra de dios en una forma concreta a una persona o grupo específicos" (Bernard

Ramm, La Revelación Especial y la Palabra de Dios, págs. 11-25).

8 Dr. Gerardo Alfaro

Introducción a la Teología 405

LA DOCTRINA DE LA INSPIRACIÓN BÍBLICA

1. Introducción. 1.1. La relación de la revelación con la inspiración. Ya se dijo que la revelación es el hecho por el cual Dios

se ha dado a conocer al hombre por diferentes medios (formas de la revelación), especialmente por medio de la persona y la obra de Jesucristo. La revelación viene de la mente de Dios a la mente del

hombre y se consigna por escrito en la Biblia. Por medio de la inspiración Dios garantiza el registro fiel de su revelación escrita: la Biblia. Bernard Ramm ha dicho: ―La función de la inspiración es proveer a la Iglesia con un documento de revelación en una forma auténtica y digna de confiar‖ (Diccionario de

Teología Contemporánea, 77).

1.2. Importancia de la inspiración. La inspiración de la Escritura es de gran importancia para la fe y

esperanza de la Iglesia. No se puede, o no se debería, hacer depender la confianza presente y futura de la Iglesia de un libro que, según la opinión de algunos, es sólo un reflejo de la religiosidad humana. Por otro lado, tarde o temprano tiene que llegarse a determinar si la Biblia es veraz o no. Cualquiera que fuese la decisión en este sentido afectará directamente al Cristianismo como tal. 1.3. Los varios conceptos de inspiración. Al final de esta lección colocamos una breve discusión de las

variadas maneras en que la doctrina de la inspiración se ha entendido. El grueso de esta lección, sin embargo, se concentra en exponer lo que se conoce como inspiración plenaria y verbal.

2. El Testimonio de la Escritura sobre su Inspiración

2.1. La inspiración del Antiguo Testamento.

2.1.1 El testimonio del AT mismo. ¿Afirman las Escrituras del AT su propia inspiración? Hay

quienes dicen que solamente en el NT podemos encontrar pruebas de la inspiración del AT. Sin embargo, es posible hallar pruebas en el AT mismo tocante a su propia inspiración.

2.1.1.1. Dios mismo le ha dado su palabra a los hagiógrafos. Por ejemplo, ―Así dice Yavé‖ (Jer. 7:21, etc.), ―vino palabra de Yavé‖ (Jer. 7:1; Os. 1:1; Joel 1:1; Jon 1:1; 3:1; Miq. 1:1; Sof. 1:1), ―he aquí he puesto mis palabras en tu boca‖ (Jer. 1:9; Dt. 18:18), ―oid

esta palabra que ha hablado Yavé‖: (Am. 3:1), ―la boca de Yavé lo ha hablado‖ (Miq. 4:4).

2.1.1.2. Moisés recibió las palabras de Yavé y las escribió (Ex. 4:30; 24:3; Nm. 36:13; Dt. 5:30-6:9; 31:9, 22). 2.1.1.3. La autoridad de la Palabra escrita es la misma que la de Yavé. El rey tiene que conocerla y obedecerla (Dt. 17:14-20). Los sacerdotes la reciben para guardarla y

9 enseñarla (Dt. 31:9-13, 24-29). Toda la nación tiene que someterse a ella (Dt. 31:12-14; Jos. 1). 2.1.1.4. A Jeremías se le ordena escribir la palabra de Yavé(36:28-32).

2.1.1.5. Hay pasajes del AT en donde la palabra escrita se identifica directamente con Yavé. Por ejemplo, Josué 1:7-8; Sal. 19:7-10; Zac. 7:7). 2.1.1.6. David dice: ―El Espíritu de Yavé ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua‖ (2 Sam. 23:2).

2.1.2. El testimonio del pueblo israelita. El apóstol Pablo dice que los israelitas son los depositarios

de los oráculos divinos (Rom. 3:2; 9:4), es decir, la palabra de Yavé. De ésta, ellos fueron celosos

guardianes a través de los siglos. Para el tiempo del señor Jesús, los judíos consideraban a los hoy llamados libros canónicos como la palabra de Yavé. En su conjunto esos libros eran designados con la triple clasificación de ―la Ley, los Profetas y los Escritos‖ (Lc. 24:44). Los israelitas no necesitaron esperar hasta el advenimiento de Cristo y sus apóstoles para adquirir la convicción de que Dios les había hablado por medio de una revelación escrita. Muchos judíos no aceptaron el testimonio de Cristo y sus apóstoles, rechazaron los escritos del NT, y, sin embargo, creían firmemente en la inspiración y el carácter divino del AT.

2.1.3. El Testimonio del NT sobre el AT.

2.1.3.1. El uso del término ―Escritura‖(grafé) indica un respeto o reverencia especial para

determinado grupo de documentos, que en este caso son los del AT (Lc. 24:44; Mt. 7:12; 1 Cor. 15:3, 4, etc.). A veces se usa el término en plural (grafai) o se le añade el adjetivo

―santas‖ (Rom. 1:2). El uso técnico o especial que los apóstoles le dan al término

―Escrituras‖ indica un reconocimiento de lo que el Espíritu Santo había hablado por boca de los profetas y que tiene, por tanto, autoridad divina (Hch. 1:16). La manera en que los escritores del NT se refieren a las ―Escrituras‖ da por sentado que se trata de un grupo de documentos aceptados por la nación judía como la Palabra de Dios. 2.1.3.2. Muy relacionadas con lo anterior están las expresiones: ―como está escrito‖, ―la Escritura dice‖. 2.1.3.3. A menudo los escritores del NT identifican las palabras del AT con la Palabra de Dios mismo. A veces se afirma que Dios habló por medio del escritor humano (e.g., Hch. 1:16; 13:34-35). En otros casos se dice que fue Dios mismo quien habló en el AT (e.g., Heb. 1:5 y Sal. 2:7; Hch. 28:25-27 e Isa. 6:9, 10; 1 Cor. 15:27 y Sal 8:6).

2.1.4. El testimonio del Señor Jesucristo sobre el AT.5

2.1.4.1. Nuestro Señor Jesús usa el término ―Escritura‖ en el sentido descrito antes. Le atribuye autoridad divina a todas las Escrituras del AT. En Juan 10:34 usa ―ley‖ para referirse a una sección que técnicamente no forma parte del Pentateuco, sino de los salmos (Sal. 82:6). Cristo usa ―Escrituras‖ y ―ley‖ como sinónimos.

5 Ver, León Morris, Creo en la Revelación (Miami: Caribe, 1979), 67-91.

10 2.1.4.2. Él también apela a las Escrituras como fundamento de sus enseñanzas. Al hacerlo atribuye autoridad divina indiscutible al AT (Mt. 4:7, 10; 14:49; 26:31; 21:42; Mr. 9:12,13; Lc. 20:17). 2.1.4.3. Testifica que la palabra del AT es Palabra de Dios. En Mateo 19:4-6, por ejemplo, el Señor identifica lo que los judíos habrían ―leído‖ en el AT con una acción perteneciente a Dios mismo (―lo que Dios ha unido‖ vr. 6). Reconocía así que el AT era Palabra de Dios. Algunos han dicho que, en casos como éste, el Señor solamente estaba adaptándose a las creencias de los judíos para enseñarles sus doctrinas. Que éste no es el caso se demuestra en el hecho de que él no ocupó la Escritura sólo para enseñar doctrina, sino que todo él—su persona, su obra y su ministerio—se sometió a la autoridad de la Palabra (Mt. 5:17-18).

2.1.5. El testimonio del apóstol Pablo sobre el AT.

2.1.5.1. Pablo usa el término "Escritura" en su sentido técnico o especial. 2.1.5.2. Pablo cita frecuentemente el AT como Palabra de Dios (e.g., Rom. 1:1,2; 9:25). Usa los nombres ―Dios‖ y ―Escritura‖ de manera intercambiable (Rom. 4:3; 10:11; Gá. 3:8; Rom. 9:17). 2.1.5.3. Pablo presenta al Señor Jesucristo como el cumplimiento de las Escrituras del AT (―conforme a las Escrituras‖, 1 Cor. 15:3, 4). Esto dice ―lo ha recibido‖ de Jesús. En otras palabras, tanto Pablo como su fuente de información entienden a la Escritura del AT como profetizando y, por lo tanto, dándole sentido a la fe cristiana.

2.1.5.4. Pablo fundamenta vez tras vez sus enseñanzas en los escritos del AT(e.g., Rom. 15:21; 1Cor.1:19; 2:9; 2Cor. 9:9; Gal. 4:27; Efe. 4:8). Contundentemente afirma, en relación directa con el AT, que toda Escritura es inspirada por Dios (2 Tim. 3:16).

2.1.6. El testimonio del apóstol Pedro en cuanto al AT.

2ª Ped. 1:21 es uno de los textos bíblicos más claros y precisos en cuanto a la inspiración de la Biblia, en especial del AT. Algunas breves observaciones que podemos sacar de este texto son las siguientes: (1) La iniciativa divina. La profecía no vino por voluntad humana, sino divina; (2) La instrumentalidad humana. Los escritores eran seres humanos que no vieron anulada su personalidad en el proceso de registrar la revelación divina en los manuscritos originales.

2.2. La Inspiración del Nuevo Testamento.

2.2.1. La promesa del Señor Jesucristo (Jn. 14:26; 15:26; 16:12-15; 1 Cor. 2:10-13; 11:23; 14:37). Estos textos garantizan cuando menos, la ayuda especial del Espíritu Santo en el ministerio de los apóstoles en cuanto al conocimiento y comunicación de la verdad de Dios.

2.2.2. El apóstol Pablo.

11 2.2.2.1. En cuanto a su enseñanza en particular, 1 Corintios 2:6-16, Gálatas 1:11, 12 y 1 Corintios 15:3,4 indican que Pablo recibió su mensaje del Señor. El también afirma que sus escritos son Palabra de Dios (1 Tes. 2:9, 13; 4:15), y, por lo mismo, tienen autoridad de Dios (2 Tes. 3:14). 2.2.2.2. En cuanto al Nuevo Testamento en general, 1 Timoteo 5:18 es muy importante porque una expresión del AT (Dt. 25:4) se coloca a la par de un dicho del Nuevo Testamento (Lc. 10:7; Mt. 10:10), ambos bajo la designación de ―Escritura‖. Es decir que para Pablo, el NT se halla al mismo nivel del AT como palabra de Dios.

2.2.3. El apóstol Pedro.

2.2.3.1. En 1ª Pedro 1:25, la palabra del evangelio es ―la palabra del Señor‖.

2.2.3.2. De acuerdo con 2ª Pedro 3:16, los profetas del AT tienen la misma autoridad divina que los Apóstoles. 2.2.3.3. Las epístolas de Pablo son Escritura (2ª Pd. 3:16).

2.2.4. El apóstol Juan supone que la escritura de su evangelio tiene el propósito de que las personas crean en Jesús y así reciban vida eterna (Jn. 20:31). Esta pretensión es demasiada alta para un simple escrito humano. En el libro de Apocalipsis varias veces nos dice que su contenido viene directamente por orden del cielo (e.g., ―Y me dijo: escribe‖ Ap. 21:5; comp.. 22:6, 18, 19).

2.2.5. El apóstol Judas. V. 17.

2. 3. Examen de algunos pasajes clave para la Doctrina.

2.3.1. 2ª Timoteo 3:16.

2.3.1.1. El contexto habla del conocimiento de la vida que agrada a Dios (piedad). Este conocimiento tenía sus fuentes instrumentales en Pablo (v10,11) y en la madre de Timoteo (1:5). El conocimiento ha provenido desde su juventud. El objeto del conocimiento de Timoteo han sido ―los escritos sagrados‖. Los resultados del conocimiento son los de dar sabiduría para alcanzar la salvación a través de la fe. Pablo, es claro, ve la salvación aquí como un hecho inclusivo de toda la vida de Timoteo, y no sólo el momento de su conversión al Señor Jesús. Dar ―salvación‖, entonces, es guiar sabiamente en el camino de la vida cristiana. El fundamento de estas afirmaciones, Pablo las encuentra en que las Escrituras son inspiradas por Dios.

2.3.1.2. La Inspiración de las Escrituras.

2.3.1.2.1. theopneustos. Esta es la palabra que se traduce como ―inspirada‖. Es la única

palabra que se traduce así y ésta es la única vez que aparece en la Escritura. Por eso su significado y uso es crítico en el entendimiento bíblico de la doctrina de la inspiración. Se trata de una palabra compuesta (theos=Dios; pneustos= exalado). Es bueno saber que la palabra termina en las tres letras –tos. En el idioma griego, las palabras así

terminadas y que se unen a theo generalmente tienen un significado pasivo. Así, por

12 ejemplo, theodidaktos significa ―enseñado por Dios‖. Por esta razón, debe entenderse

que aquí Pablo quiere decir que la Escritura tiene su origen en Dios.

La palabra no parece tener la noción de colocar algo dentro de algo ya existente. La idea más bien es la de traer a existencia algo que no existía. Por el término no se quiere significar simplemente que las Escrituras están saturadas con el Espíritu de Dios, sino que ellas provienen de adentro del ser de Dios. Parece decirse que las Escrituras provienen de Dios como las palabras provienen del hombre—vía la exhalación de aire a través de las cuerdas vocales. Es otra forma de decir que Dios ha hablado las Escrituras, o que ellas son, de hecho, las palabras de Dios.

Aunque la palabra no aparece antes de Pablo, la idea se encuentra en todo el AT cuando se reconoce que la ―boca‖ de Dios es la fuente del mensaje divino (Dt. 8:3).

Por todo esto, la traducción ―inspiración‖ no es la mejor, pues significa el antónimo de la idea. La palabra ―inspiración‖ nos viene del latín, a través de la Vulgata latina que la ocupa para traducir la palabra griega en cuestión. 6 Una mejor traducción quizá sería ―espirada de Dios‖ o ―exhalada por Dios‖.

También puede ser que en esta palabra se esté diciendo que las Escrituras provienen de Dios a través del Divino Espíritu. Esta sugerencia cobra mayor peso cuando se observa que otros pasajes que hablan tocan el mismo tema subrayan la actividad del Espíritu Santo.

2.3.1.2.2. pasa graphe. Usualmente, graphé en singular se refiere a alguna porción de la

Escritura, a alguna profecía que puede aducirse como cumplida, etc. (Mr. 15:28; Lc. 4:21;Rom. 9:17; 10:11; etc.). Cuando se usa para hablar de todos los escritos canónicos generalmente aparece en plural (grapha or graphai, como en Lc. 24:27; Mt. 22:29; Rom.

1:2; 15:4; etc.) Pasa puede ser traducido como ―toda‖ o ―cada una‖. Por eso el término

puede ser entendido como ―toda Escritura‖, en el sentido de cada y todo pasaje de la Escritura. Toda la Escritura estaría en mente, pero el énfasis caería en los pasajes individuales que la conforman. Sin embargo la mayoría de traductores prefieren rendir la frase como ―toda la Escritura‖, enfatizando su totalidad—algo que, por supuesto, incluye sus partes. Las razones esgrimidas son (1) que pas acompañando a un

sustantivo sin artículo (anartro) favorece la idea de ―la totalidad de‖, 7 y (2) pasa graphe

es usada en aposición a hiera grammata, escritos sagrados, en el verso 15, que se refiere

claramente a la Escritura como un todo.

2.3.1.2.3. Otra traducción. Algunas veces se ha sugerido que la traducción de este pasaje debería ser ―toda la Escritura inspirada es útil‖. Se afirma que la ausencia del verbo ―ser‖ en el texto griego permite la posibilidad de asociar el adjetivo ―inspirada‖ con el sujeto (Escritura), mientras se asocia el adjetivo ―útil‖ al predicado. Sin

embargo, el hecho de que los dos adjetivos no tienen artículo (anartros) y que están unidos por la conjunción kai indica que ésta debe entenderse como un conectivo, ―y‖,

y que los dos adjetivos deberían recibir el mismo significado sintáctico. En otras palabras, o los adjetivos modifican al sujeto, la Escritura, es decir, ―toda Escritura inspirada y útil es...‖ (pero esto sería muy improbable pues no quedaría predicado

6 Edward J. Young, Thy Word is Truth (Grand Rapids: Eerdmans, 1960), 20-23. 7 C. F. D. Moule, Idiom Book of the New Testament Greek, 95; N. Turner, A Grammar of the New

Testament Greek, 3: 199-200. Para una opinion en contra ver J. N. Kelly, A Commentary on the Pastoral Epistles.

13 alguno), o ambos adjetivos pertenecen al predicado (como es el caso en 1ª Timoteo 4:4), es decir, ―toda la Escritura es inspirada y útil...‖. A mi parecer, la razón mayor para querer adoptar una traducción diferente a ésta es teológica—con el propósito de inferir que existe alguna parte de la Escritura que no es inspirada.

2.3.1.2.4. La utilidad resultante. La Escritura inspirada equipa al creyente para toda buena acción por medio de varias funciones. La Biblia le provee (1) enseñanza. El creyente debe aprender de la Escritura. También le (2) redarguye. Esta palabra en

español significa ―convertir un argumento contra su autor‖, ―impugnar, rechazar una cosa por el vicio que contiene‖. La palabra griega es elegmón que, de acuerdo con

Moulton, tiene un campo semántico que incluiría: ―poner a prueba‖, ―probar‖, ―convencer‖, ―refutar‖, ―detectar‖, ―dejar al desnudo‖, ―exponer‖, disciplinar‖, y ―castigar‖. En pasivo, el término podría traducirse como el de ―experimentar

convicción‖. No estaríamos lejos, entonces, si dijéramos que ―redargüir‖ significa que la Escritura es de utilidad pues sirve para probar tanto el carácter y la experiencia, como las convicciones del creyente. Una tercera utilidad es la corrección, epanorzosin,

―enderezar‖, ―restaurar a una posición recta‖, ―reformar‖. Finalmente, la Escritura inspirada instruye en justicia. La palabra paideía incluye la idea de disciplina

generalmente en el contexto de la crianza de niños pequeños.8 La Escritura nos lleva paso a paso, desde el más temprano de ellos, instruyéndonos sobre la vida justa delante de Dios.

2.3.2. 2ª Pedro 1:19-21.

2.3.2.1. El Contexto—la naturaleza del mensaje apostólico.

2.3.2.1.1. El mensaje apostólico sobre la segunda venida de Cristo no se basa en mitos.

Para el mundo de Pedro, los mitos son las cosmologías intrincadas que pretendían explicar la realidad. La Escritura los considera como falsos.

2.3.2.1.2. El mensaje apostólico se conforma a la revelación especial recibida en este caso por Pedro. Particularmente referido aquí es el evento de la transfiguración, en donde la autoridad y el gobierno divinos de Jesús se indican.

2.3.2.1.3. El mensaje apostólico también está de acuerdo con la Escritura la cual es autoritativa para la fe. La palabra profética es bebaioteron, ―lo más confiable‖.

2.3.2.2. La Inspiración de la Escritura.

2.3.2.2.1. La palabra ―interpretación‖ en el verso 20 no debería ser tomada como refiriéndose a la interpretación del texto del la Escritura. Es mejor entendida en

términos de la interpretación de la realidad de la profecía. Si se refiriera a una forma individualista de interpretar el texto, esperaríamos que se nos dieran sugerencias de cómo no hacerlo. En lugar de esto, lo que recibimos es un contraste entre las explicaciones de los mitos humanos (vr. 16) y los falsos maestros (2:1), con la palabra segura de la Escritura. Así entendido el pasaje, la Escritura no es cualquier explicación, por eso (vr. 20), sino que proviene de Dios (vr. 21).

8 Harold K. Moulton, The Analytical Greek Lexicon Revised (Grand Rapids: Zondervan, 1978).

14

2.3.2.2.2. La participación de los autores humanos. La naturaleza mediada de esta revelación es afirmada. La profecía es hablada por determinados seres humanos (nótese que el verbo ―hablar‖ se usa incluyendo la actividad de escribir, 3:16). El mayor énfasis, sin embargo, está en el hecho de que es una profecía que proviene de Dios. Por eso, el pasaje enseña una autoría dual de la profecía (Escritura), dándole importancia primaria a la autoría divina.

2.3.2.2.3. La actividad del Espíritu Santo. La razón de poner el mayor énfasis en la autoría divina la encontramos en la actividad del Espíritu Santo. Los profetas hablaron por Dios siendo movidos por el Espíritu. Este ―movimiento‖ no se dice que fuese una posesión que suspendiese la individualidad de ellos. La metáfora es la del viento que mueve un bote sobre el agua por medio de llenar sus velas.

2.3.2.3. Conclusión: La Escritura, especialmente la profecía, se dice que proviene de Dios, fue hablada por seres humanos designados que fueron controlados por el Espíritu Santo, para que el mensaje fuese autoritativo (garantizando así fe y obediencia).

2.3.3. 1ª Corintios 2:10-13.

2.3.3.1. La importancia de la revelación por el Espíritu Santo. Aun cuando no podemos conocer la mente de Dios (aparte de que Dios revele su mente), el Espíritu Santo sí conoce esa mente. Consecuentemente, el Espíritu es capaz de revelar los pensamientos y los planes de Dios. La revelación del Espíritu es una verdadera revelación de la mente de Dios (sus planes, pensamientos, propósitos, voluntad).

2.3.3.2. Revelación por el Espíritu Santo a través de los Apóstoles: Inspiración.

2.3.3.2.1. El Espíritu Santo fue recibido por los apóstoles para que ellos sepan las verdades que él revela. 2.3.3.2.2. El Espíritu Santo enseña a los apóstoles mientras expresan su revelación divina en palabras. Específicamente, las mismas palabras que ellos usan para expresar la revelación les han sido enseñadas por el Espíritu.

2.3.3.3. Conclusión: Las enseñanzas apostólicas provienen de Dios debido al ministerio revelatorio y a la enseñanza/control del Espíritu Santo que se extiende hasta la inclusión y selección de las palabras que expresan la revelación.

3. Definiciones de Inspiración Plenaria y Verbal. 3.1. Importancia de este entendimiento. Este es el concepto del protestantismo conservador. Uno de los

distintivos del protestantismo conservador ha sido su firme creencia en la inspiración e inerrancia de la Biblia. No es de extrañar que así sea, cuando se toma en cuenta que para el evangélico conservador la Escritura es su máxima autoridad. 3.2. Varias definiciones.

15 3.2.1. ―La inspiración es la influencia que el Espíritu Santo ejerció sobre la mente de los

escritores bíblicos y que hizo de sus escritos el registro fiel de la revelación progresiva de Dios, la cual es suficiente para guiar al investigador sincero a Cristo y a la salvación‖ (A.H. Strong, Systematic Theology, 196).

3.2.2. ―La inspiración fue una influencia del Espíritu Santo sobre la mente de ciertos hombres selectos que llegaron a ser los instrumentos de Dios para la comunicación infalible de su mente y voluntad‖ (C. Hodge, Systematic Theology, I: 154).

3.2.3. ―La inspiración es aquella influencia extraordinaria y sobrenatural (o pasivamente el resultado de ella) ejercida por el Espíritu Santo sobre los escritores de nuestros Libros Sagrados, por la cual sus palabras llegaron a ser las palabras de Dios, y, de consiguiente, perfectamente infalibles‖ (B.B. Warfield, The Inspiration and Authority of the Scriptures, 420).

3.2.4. ―Es la cualidad que poseen los libros canónicos de la Biblia como resultado de la obra por la cual el Espíritu Santo dirigió y gobernó a los escritores humanos, sin anular la personalidad de ellos para que consignaran sin error la revelación divina en las palabras de los manuscritos originales‖ (Ryrie).

3.3. Análisis de la Definición.

3.3.1. La última de estas definiciones nos parece que contiene todos los elementos básicos que deben estar presentes en un entendimiento de la inspiración verbal y plenaria. Por eso vale la pena analizarla con mayor detenimiento.

3.3.2. “Cualidad‖. La inspiración se refiere, en última instancia, a una cualidad que los escritos poseen . La inspiración de la Escritura no se limita, por eso mismo, a la experiencia o fenómeno

subjetivo de cada uno de sus autores humanos. 3.3.3. La inspiración es ―obra de Dios‖. De acuerdo con el testimonio bíblico, la inspiración es iniciativa divina, no humana. No se puede identificar simplemente con el tipo de inspiración que a veces decimos puede tener un músico o un artista. Es importante notar que la iniciativa divina no se limita sólo a su revelación, sino que además incluye el método de su registro. 3.3.4. El método de la inspiración. La Escritura no nos provee mucha información sobre todos los procesos mentales y espirituales que funcionaron en la inspiración de los escritores bíblicos. Sin embargo, la evidencia con que se cuenta nos lleva a pensar que en la gran mayoría de las ocasiones no se trato de una inspiración mecánica o de dictado. El apóstol Pedro dice que los santos profetas fueron inspirados por el Espíritu Santo—literalmente, ―llevados‖, ―impulsados‖, como un barco de velas es llevado por el viento en el mar. Con todo, no sugiere que en este proceso la personalidad de ellos haya sido anulada (2 Ped. 1:21).

3.3.5. El propósito de la inspiración. El Espíritu guió y controló a los hagiógrafos para que consignaran sin error la revelación divina en las palabras de los manuscritos originales. La acción

del Espíritu, en este sentido, provee la base para la doctrina de la inerrancia bíblica. El registro de la revelación se hace sin error en las palabras de los manuscritos originales. La inspiración no

se limita a los conceptos del texto. Incluye las palabras mismas. Es verbal porque incluye las palabras y es plenaria porque las incluye todas. Finalmente, debe subrayarse que la inspiración

16 se relaciona directamente con los manuscritos originales. ¿Qué sucede con las traducciones y las copias de la Escritura?

3.3.6. El resultado de la inspiración. Todo lo dicho anteriormente indica que, como resultado de la

inspiración divina, el hombre recibe un registro fiel de la revelación de Dios. Puede notarse que la inspiración se relaciona con el proceso que da origen a la revelación escrita de Dios, pero es de manera muy especial la cualidad divina que las Escrituras siguen poseyendo (2ª Tim. 3:16). La palabra revelada en la Biblia es la Palabra de Dios. Esto no significa que todo lo que se dice en la Biblia tiene su origen en Dios. Allí hay palabras de hombres que no le glorificaron a él y palabras de Satanás mismo. Pero, todas estas palabras forman parte de lo que el Espíritu ha querido comunicarnos. En este caso—como en el de todas las Escrituras—la inspiración consiste en el registro fiel que de dichas palabras se ha hecho bajo el control del Espíritu Santo.

4. Otros Conceptos de Inspiración El concepto de inspiración plenaria y verbal no ha sido la única forma de entender esta doctrina. De hecho, varias otras formas de hacerlo se han propuesto. A continuación se resumen algunas de las más sobresalientes.

4.1. Inspiración natural.

Según este concepto, la Biblia fue inspirada en el sentido de haber sido escrita por hombres que eran grandes genios. Es decir, se trata de una inspiración como la de otras obras maestras de la literatura universal. La Biblia nos es, por lo tanto, una revelación sobrenatural. Es producto de la inspiración humana. Queda en el mismo plano de otras obras religiosas como el Corán o los libros Vedas.

4.2. Inspiración mística.

De acuerdo a esta teoría, los escritores de la Biblia estaban llenos del Espíritu Santo así como pueden estarlo los creyentes en la actualidad. La inspiración es, entonces, uno de los frutos generales del Espíritu. Por lo tanto, todo miembro de la Iglesia puede tener esta inspiración. El Espíritu la da a todos. Esta teoría presenta grandes problemas para nosotros. Entre otros, puede mencionarse los siguientes: (1) Contradice las afirmaciones de la Biblia misma, en las que se describe una obra especial del Espíritu Santo limitada a los escritores bíblicos. Le roba a las Escrituras su carácter único, especial. (2) Contradice el consenso de la Iglesia Universal sobre la naturaleza de la inspiración. (3) Abre además la puerta para el más extremado subjetivismo entre los cristianos, puesto que todo creyente puede pretender que el Espíritu le ha hablado dándole una nueva revelación para extender el Canon bíblico. 4.3. Inspiración mecánica.

Esta teoría dice que los escritores bíblicos fueron solamente instrumentos pasivos en las manos del Espíritu Santo, como máquinas de escribir a merced del mecanógrafo. Hay quienes confunden esta teoría con el concepto ortodoxo de los protestantes conservadores, y afirman que éstos creen que la Biblia fue dictada sin tomar en cuenta la personalidad y el estilo de cada uno de los autores. Claro está que todo estudiante de la doctrina de la inspiración tiene que reconocer de acuerdo al testimonio bíblico que algunas partes de la Biblia parecen haber sido dictadas por Dios mismo. A lo menos se nos dice que Dios mismo escribió los Diez Mandamientos.

17 La teoría presenta un serio problema: La inspiración mecánica anula la personalidad de los escritores bíblicos; hace caso omiso del fondo cultural que ellos reflejaron en sus escritos. 4.4. Inspiración parcial.

Esta teoría indica que fueron inspiradas solamente aquellas partes bíblicas que revelan lo que no era posible conocer de otro modo. Por ejemplo: la creación, conceptos espirituales. Pero no era necesaria la inspiración cuando había anales o documentos históricos que el escritor bíblico podía consultar y citar por sí mismo. Si el escritor sagrado podía entrevistar a testigos oculares de determinado evento, tampoco sería necesaria la inspiración. La objeción lógica aquí es que no siempre podemos saber cuando un autor está dependiendo de su investigación y cuando lo está haciendo de Dios. Esto nos conduciría a una falta de confianza en todo el texto bíblico. Por otro lado, la teoría parece confundir

varias conceptos. Por un lado, parece creer que si la información se obtuvo a través de medios naturales, no puede denominarse como revelación divina. Hay que recordar por ello que aunque Lucas, por ejemplo, investigó sobre el nacimiento de Jesús, la información que nos presenta toda debe llamarse revelación. Por otro lado, la teoría parece confundir el acceso a la información registrada con

el registro mismo de ella. La inspiración está relacionada principalmente con la fidelidad con la que la

información se registra. 4.5. Inspiración conceptual.

Aquí se dice que fueron inspirados solamente los conceptos, las ideas, pero no las palabras. El problema con esta posición es que todos los conceptos, para ser entendidos por los humanos, necesariamente deben expresarse por medio de palabras.

4.6. Inspiración según el concepto Neoortodoxo.

Este es el llamado concepto dialéctico de la Inspiración (Barth, Brunner, Neibhur). Jesucristo, más bien que la Biblia, es la Palabra de Dios. Las Escrituras dan testimonio de la Palabra de Dios (no son necesariamente la Palabra de Dios); pero hay detalles de este testimonio que necesitan corregirse y mejorarse. Dios puede hablarnos por medio de una Biblia llena de errores. Los escritores humanos, por ser humanos, estaban sujetos a errores. Lo único que podían producir era un registro falible. También se dice que la Biblia no es la Palabra de Dios, sino que "puede llegar a serlo", es decir, cuando la Biblia me habla, entonces es palabra de Dios. Si no me habla, no. 4.7. Inspiración según el concepto existencialista.

Esta teoría se desprende de la anterior. Para los teólogos existencialistas Bultmann y Tillich, la Palabra de Dios es el hecho de que Dios mismo confronta al individuo en tal forma que los libera de su ansiedad. La seguridad de liberación equivale a la fe. La Biblia no era registro infalible de revelación. La Biblia "llega a ser Palabra de Dios" en el momento de angustia existencial y así llega al corazón. 4.8. Inspiración según el concepto católico-romano.

La Iglesia Católica Romana afirma la inspiración de la Biblia de una manera similar a la de los protestantes conservadores; pero no afirma la inerrancia total de las Escrituras. La Biblia solamente es inerrante en aquello que tiene que ver con nuestra salvación; en lo demás, contiene errores.

18 4.9. Inspiración ulterior.

Dios imprimió su sello de aprobación en el producto ya acabado. En otras palabras, el Espíritu Santo no intervino en el proceso mismo de la producción de las Escrituras, sino sólo en el producto terminado. 4.10. Una nota final.

Al afirmar la inspiración plenaria y verbal de las Escrituras, así como la inerrancia de las mismas, el protestante conservador es consciente de los problemas que se le plantean en el terreno de la crítica histórica, literaria, textual y otras recientes, pero no quiere capitular ante los que fácilmente admiten la teoría de que Dios ha hablado por medio de una Biblia llena de errores y que no es necesario, ni mucho menos indispensable, aceptar y defender el concepto de inerrancia. El cristiano evangélico se

aferra al concepto de inspiración aquí descrito porque para él las ideas de la inspiración, inerrancia y autoridad van juntas. No pueden separarse entre sí. Es en las proposiciones del sagrado texto donde el protestante conservador halla la base de toda autoridad doctrinal o ética, y no es de extrañar que vea con recelo cualquier enseñanza que intente menoscabar dicha autoridad. Tiene la convicción profunda de que la Palabra de Dios siempre "es verdad" (Jn. 17:17). ―Si se reconoce la exactitud y autoridad de la Biblia ésta se establece de inmediato como la norma para toda creencia o doctrina. El hecho de reconocer la inspiración e infalibilidad de la Biblia llega a ser la piedra angular sobre la que descasa toda doctrina cristiana. Este es el fundamento de los fundamentos‖ (J. F. Walvoord, We Believe the

Bible, 5-6).

19 Dr. Gerardo Alfaro

Seminario Teológico Centroamericano

Introducción a la Teología 405

EL CANON BIBLICO 1. Introducción general.

1.1. La Palabra Canon.

Etimológicamente la palabra canon viene de la palabra griega que significa "vara de medir" "orilla recta" o "regla". Su uso general en sentido figurado es usado en la Biblia en pasajes

como 2Cor. 10:13,15,16; Gá. 6:16. En este sentido significa una norma o patrón de conducta.

En una manera similar es usada la palabra por nuestra cultura cuando decimos "él no vive según los cánones dictados por la sociedad".

Sin embargo, debe hablarse de un uso bíblico/teológico que estrictamente designa el conjunto de libros sagrados

que se aceptaron por su apego a las reglas divinas de inspiración, autoridad y autenticidad.

1.2. Canocicidad.

Es la rama de la Bibliología que estudia la integración de los libros sagrados que pasaron la prueba de autoridad y autenticidad. También se refiere a la cualidad que tienen esos libros de

ser considerados como norma para nuestra vida. Sólo los libros canónicos son inspirados y sólo los inspirados son canónicos.

1.3. Origen de la doctrina.

En su sentido de lista de libros sagrados, el término canon es cristiano. Los primeros siglos fueron de expansión y

defensa. Es hasta el siglo IV cuando comienza la preocupación por definir claramente aquella lista. El concilio de

Laodicea (363) llama a los libros bíblicos como "libros canónicos". Atanasio (367) es el primero que se refiere a

los libros de la Biblia como canon. Prisciliano (380), un escritor latino, usó la palabra canon casi como sinónimo

de Biblia. Sin embargo, no es sino hasta el concilio de Cartago (397) donde se reconoce la lista oficial de los libros

del Nuevo testamento. Los libros del AT ya habían sido reconocidos como autoritativos por los judíos y los

primeros cristianos aunque no se les había llamado canon.

1.4. La necesidad del Canon.

En relación con el AT, puede decirse que por causa de la cautividad los judíos debieron determinar cuáles eran

sus libros autoritativos y cuáles no. Después de la cautividad hubo necesidad de transmitir los libros

genuinamente autoritativos. Al llegar al NT nos encontramos con una gran necesidad de conocer sobre Cristo.

Esto hizo que los verdaderos relatos se determinaran. Otro factor que impulsó a la Iglesia a determinar un canon

era la presencia de la herejía y de las sectas. Junto con esto, estaba la proliferación de literatura pseudoepígrafa.

Finalmente, la persecución hizo que los creyentes estuvieran seguros por cuales libros valía la pena morir.

1.5. La prueba de la canonicidad.

Hay que recordar el papel que juega la prueba de la canonicidad. Es importante enfatizar que la prueba sólo confirmaba la canonicidad de los libros y no la hacía. Los libros canónicos no son canónicos porque la Iglesia lo ha

querido. Ella solamente se ha sujetado a reconocerlos como tales. La prueba tenía varios puntos.

20 1.5.1. En primer lugar está el autor humano. Tanto judíos como cristianos reconocieron la relación íntima que

existió entre los escritos y los autores de ellos. Estos seguramente fueron hombres santos usados por Dios. En el

A.T. se reconocía la autoridad del legislador (Moisés, Esdras), el profeta (Isaías, Jer.) y el dirigente de la nación

(Josué, David). Por el lado del Nuevo Testamento, el libro debía haber sido escrito por un apóstol o respaldado

por él, debía ser apostólico.

1.5.2. La segunda prueba tenía que ver con el idioma. En algunos casos se enfatizó la necesidad de mirar al

hebreo y al griego como los idiomas básicos del canon. Con todo, debió reconocerse que esta prueba no era

absoluta.

1.5.3. Una tercera prueba fue el contenido del libro, es decir la evidencia interna del libro en cuanto a su

inspiración y autoridad. Los libros debían por ellos mismos evidenciar expresa o implícitamente estas dos

cualidades de una manera contundente. Esta prueba aunque para algunos es demasiado subjetiva, debemos

reconocer es tal vez una de las más importantes.

1.5.4. La última prueba fue el consenso ya de la Iglesia, ya de los judíos. Es sorprendente darse cuenta que hubo

muy poco desacuerdo en medio de las iglesias en cuanto a cuáles libros pertenecían al canon y cuáles no. Hubo

algunas dudas sobre algunos libros, pero al final ninguno que se considerase dudoso por el consenso de la Iglesia

fue luego aceptado.

2. El Canon del Antiguo Testamento.

2.1. Cómo se conforma el Canon del AT.(Lc. 24:44)

Básicamente podemos hablar de tres grandes divisiones en este canon: (1) La Ley (Torah) ésta es equivalente a

nuestro Pentateuco; (2) Los Profetas (Nebiim) Estos están divididos en los profetas anteriores (Josué, Jueces,

Samuel y Reyes. En el canon hebreo son 4 libros). Los profetas posteriores mayores (Isaías, Jeremías, Ezequiel);

los profetas posteriores menores (los doce profetas menores en un solo libro en el orden de nuestra Biblia). (3) En último lugar tenemos los Escritos (Ketubim o Hagiógrafa), (Salmos en Lc. 24:44). Esta última sección está dividida

en Poesía y Sabiduría (Salmos, Job y Proverbios), Los pergaminos, rollos o Megillot ( Ruth, Cantares, Eclesiastés,

Lamentaciones y Esther), e Historia (Daniel, Esdras-Nehemías [un solo libro] y Crónicas).

2.2. Cómo se formó el canon del A.T.

2.2.1. Los críticos de la Biblia, por lo menos la gran mayoría, hablan de un período "precanónico" en donde se

recopilaron salmos, poemas, cánticos sueltos que la tradición de Israel tenía. Algunos por ejemplo dicen que

Moisés no escribió todo el Pentateuco, sino sólo partes y que el libro que ahora tenemos es sólo el producto de

una serie de redacciones y ediciones hechas por otros hombres muy posteriores al mismo Moisés. Creemos que sí

existen algunas partes del A.T. que pueden describirse como redacciones (finales de Dt. o de Josué, Salmos, etc)

Sin embargo, como evangélicos conservadores estamos obligados a confiar en que cuando el texto adjudica cierto

escrito a un autor, es así y no de otro modo.

2.2.2. Período canónico. Aquí en primer lugar es importante el testimonio de Cristo. En Mt. 23:35 y Lc. 11:51.

Cuando menciona a Abel y a Zacarías (no el profeta postexílico) está indirectamente delimitando el canón judío

pues Abel se encuentra en Génesis y Zacarías en 2 Crónicas. Este es el último libro en la Biblia hebrea.

También es importante el testimonio del historiador judío del primer siglo, Josefo. En su libro Contra Apión,

Josefo defiende el canon judío. Enumera los libros en el orden de la Biblia hebrea y que son equivalentes a los

libros de nuestro Antiguo Testamento. Josefo es importante porque limita el canon desde Moisés hasta

Artajerjes, el rey persa del siglo V antes de Cristo. Esto hace muy posible que sea Esther el último libro que se

escribió, aunque Crónicas, Esdras-Nehemías, Malaquías sean contemporáneos. Josefo admite que después de

este tiempo los otros libros no fueron considerados por los judíos en el mismo nivel que los incluidos en aquel

período.

21

2.2.3. El Reconocimiento oficial del Canon del A.T.

Aunque este canon de 39 libros era en la práctica aceptado por la mayoría de los judíos, es verdad también que

con la aparición de la LXX y de otros escritos que reclamaban cierta autoridad, hubo necesidad de definir en un

sínodo cuáles eran los libros aceptados oficialmente por los judíos. Esto se dio hacia los años 90 y 95 en una

localidad llamada Yammnia o Jammnia. Hubo acuerdo unánime en el reconocer los 39 libros (22 ó 24 en el

canon hebreo). Sólo hubo algunas dudas en cuanto a Esther (Porque no mencionaba el nombre de Dios),

Cantares (por su tema poco espiritual, según algunos) y Eclesiastés (por su carácter de especulación "humana").

Pero finalmente todos fueron unánimemente reconocidos como autoritativos. Los cristianos aceptaron aquel

canon tal como los judíos lo habían propuesto. No hubo, por lo mismo, una declaración oficial cristiana del

Canon del AT.

3. El Canon Griego o LXX.

La LXX es la traducción griega del A.T. Según una tradición legendaria un monarca egipcio (Ptolomeo o

Filadelfo) mandó a hacer esta traducción, la cual se realizó por medio de 72 eruditos judíos en 72 días en la

ciudad de Alejandría. De allí surge el nombre de "Versión de los Setenta o Septuaginta". Todo esto sucedió a

mediados del siglo III A.C. Lo más probable, con todo, es que la traducción se realizara paulativamente en unos

100 años. De manera que pudo terminarse a mediados del siglo segundo (150 A.C.) más o menos.

3.1. Como se integra la LXX.

Los judíos alejandrinos cambiaron el orden y la nomenclatura de los libros hebreos. Además incluyeron en la

LXX libros que no eran aceptados en Palestina. Estos eran libros escritos después del siglo V antes de Cristo,

principalmente por judíos helénicos de la diáspora. La LXX se integró entonces así:

La Ley : el Pentateuco nuestro.

Históricos: Josué hasta Crónicas, Esdras, Nehemías, Tobías, Judith, Esther (con adiciones griegas), I

Macabeos, II Macabeos.

Poesía y Sabiduría: Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantares, Sabiduría y Eclesiástico.

Profecía: Mayores: Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Baruc (Incluye carta a Jeremías), Ezequiel y Daniel

(incluye adiciones: "Oración de Azarías", "Cántico de los Tres Jóvenes", "La historia de Susana", "Bel y el Dragón".) Menores: Los doce profetas en el orden de nuestra Biblia castellana.

3.2. La Septuaginta (LXX) o “Canon griego”

La LXX llegó a sustituir casi completamente al texto hebreo entre los judíos de la diáspora e incluso en Palestina.

Esto tiene su explicación en la desaparición del hebreo como idioma "vivo", el idioma griego era el que la

mayoría hablaba. Con todo, desde el inicio se sabe de objeciones puestas a aquellos libros adicionales que tal

versión contenía. Con la venida del Cristianismo, la LXX recobró gran importancia pues los gentiles hablaban

griego. Así la versión griega se convirtió en la Biblia de los primeros creyentes. Eso podría explicar porqué los

mismos apóstoles citan en sus escritos del N.T. esta versión con frecuencia. Durante cuatro o cinco siglos, la

LXX fue considerada en el cristianismo como el Antiguo Testamento de la Iglesia, sin embargo nunca hubo

consenso sobre los apócrifos.

3.2.a. Origen de la Septuaginta.

Desde tiempos antiguos (probablemente desde tiempos del profeta Jeremías) existía en Egipto una

importante colonia judía. Esta colonia se incrementó considerablemente en el siglo IV A:C: como

consecuencia de las conquistas de Alejandro Magno y su política poblacional. Es así como se desarrolla un

centro judío muy importante en la ciudad de Alejandría. A medida que pasaba el tiempo los judíos

“alejandrinos” iban dejando de hablar el idioma que se hablaba en Palestina (el arameo para ese entonces) y

se tornaron en heleno-parlantes, es decir, adoptaron el griego como su idioma. Llegó un momento en que se

22 hizo necesario tener los libros sagrados judíos en el idioma griego.

Hay una tradición que dice que el sumo sacerdote Eleazar envió, a petición de un monarca egipcio

(probablemente) Ptolomeo Filadelfo) desde Jerusalén a Alejandría 72 erudidos (6 por cada tribu) para que

hicieran la tan anhelada traducción. La tradición sigue diciendo que estos erudito hicieron la traducción en

sólo 72 días. De ahí surge el hombre de “Versión de Los Setenta Septuagint” cuya abreviatura es LXX.

Todo esto sucedió aproximadamente a mediados del siglo III A.C. (ca. 259 AC). Es muy probable que la

traducción en sí se hiciera paulatinamente en unos cien años. De manera que podría haberse terminado a

mediados del siglo II (ca.150 AC).

3.2 Integración del “canon” de la Septuaginta

3.2.1 Introducción. Los judíos alejandrinos cambiaron el orden y la nomenclatura de los libros hebreos.

Además , incluyeron en la lista libros que no eran aceptados en Palestina. Estos libros habían sido escritos

después del siglo V, la mayoría en griego por judíos de la diáspora. No hay consenso entre los eruditos para

establecer cuáles eran exactamente estos libros porque las copias manuscritas más antiguas que se conocen

d la LXX datan del IV y V siglos de nuestra era y son manuscritos cristianos. Los judíos al parecer no

tuvieron mucho esmero en preservar la LXX, por lo tanto no hubo mucho cuidado en tener una lista exacta

d estos libros adicionales.

3.2.2 La Ley: Génesis, Exodo, Levítico, Números y Deuteronomio.

3.2.3 Históricos: Josué, Jueces, Ruth, Samuel (I y II), Reyes (I y II), Crónicas (I y II), Esdras, Nehemías,

Tobías, Judith, Esther (Incluyen adiciones en griego), I y II Macabeos .

3-2-4 ¨Poesía y Sabiduría: Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantares, Lamentaciones, Sabiduría,

Eclesiástico .

3.2.5 Profecía

a. Mayores: Isaías, Jeremías, Baruc, (incluye la “Carta de Jeremías”), Ezequiel y Daniel (incluye las

adiciones: “Oración de Azaría”, “Cántico de los Tres Jóvenes”, “Historia de Susana” y “Bel y el Dragón”).

b. Menores: los doce profetas en el orden de nuestra Biblia castellana.

3.3 Importancia de la Septuaginta

Como ya se dijo antes, la LXX substituyó al texto hebreo para los judíos de la dispersión. Por vaiso sigblos

la LXX circuló libre y autoritativamente entre los judíos de habla griega (incluso en la propia Palestina).

Sin embargo, casi desde el mero inicio, se presentaron objeciones a la autoridad y autenticidad de los

libros “adicionales”

Con el advenimiento del cristianismo, la LXX adquirió inusitada importancia debido principalmente a que

los gentiles hablaban griego. También porque los apóstoles citaban el AT en sus escritos más bien d la

LXX que del propio texto hebreo. En otras palabras, la LXX se convirtió en el AT de los primeros

cristianos. Estos se preocuparan por reproducirla y hacerla circular sin importar que estuvieran incluidos

algunos libros que los judíos no aceptaban como inspirados.

La LXX llegó a ser usada tan profusamente por los primeros cristianos que por 4 ó 5 siglos se consideró el

AT oficial de la Iglesia. Los manuscritos existentes de la LXX incluyeron los libros llamados apócrifos o

deuterocanónicos. Sin embargo, siempre hubo discrepancias en cuanto a aceptarlos como canónicos o no.

Hubo Padres de la Iglesia que usaban los libros apócrifos como autoritativos. Pero hubo muchos que se

negaban a aceptarlos como canónicos. La controversia ha sido tal que nunca hubo consenso sobre el asunto.

Esto sería suficiente prueba para excluirlos del canon del AT-

4. El Canon del Nuevo Testamento.

4.1. Etapa apostólica o de escritura (50-100 A.D.).

Es sabido que los primeros libros del Nuevo Testamento fueron escritos por Pablo ( 1 y 2 Tesalonisenses) y que

los últimos fueron escritos por Juan hacia finales del primer siglo. Algunos han querido extender este período

hasta el segundo siglo, colocando fechas tardías para algunos libros. Sin embargo, la gran mayoría de eruditos

está de acuerdo en que todos los libros fueron escritos en el primero.

23 4.2. Etapa de circulación (100-150 A.D.).

Muchas cartas, especialmente las de Pablo circularon incluso desde el primer siglo entre las iglesias (2Pd. 3:16).

Al inicio las dificultades económicas, de transporte y la ausencia de copistas capacitados hicieron que los escritos

tardaran en llegar a todas las iglesias del imperio romano. De todas maneras, el tiempo de circulación de los

escritos puede decirse fue bastante corto.

4.3. Etapa de reconocimiento (150-200).

En este período, los cristianos evaluaron los escritos a fin de establecer cuáles eran autoritativos. Aparecen entonces varias figuras famosas. Marción, un gnóstico hereje elaboró una lista de libros "canónicos". En este

pseudocanon, Marción incluía una sección titulada "El Señor" que estaba compuesta por el evangelio de Lucas; y otra titulada "el apóstol" que incluía 10 cartas de Pablo, excluyendo las pastorales. Montano, quien pretendía

revelación especial de Dios quería que sus palabras fueran reconocidas como autoritativas. El quería alargar el

canon. Casi todos los padres de la Iglesia citaron los libros del NT como autoritativos. En este sentido los más

importantes son Clemente de Roma, Papías, Ignacio de Antioquía, Policarpo de Esmirna, Justino Mártir,

Clemente de Alejandría, Tertuliano, Ireneo, Orígenes, etc. Su forma de citar los libros del NT indica que para

este entonces todos aquellos libros eran reconocidos como inspirados y en este sentido canónicos.

Los libros rechazados para conformar el NT fueron muchos. Esto nos habla del discernimiento usado por los primeros cristianos en evaluarlos y el valor de su selección de los

27 libros de nuestro NT. Y es que la proliferación de libros pseudoepígrafos era gigante. Mencionamos algunos aquí.

Evangelios: Unos 23 en total más o menos, "Según los hebreos", "Según los egipcios", "Arábigo de la

Infancia","Armenio de la Infancia", "Según Tomás", "De Pedro", "De Bartolomé", etc.

Hechos: unos 25 en total, "De Pablo", "De Pilato", "De Juan", "De Pedro", "De Andrés", "De Tomás",

"De Bernabé", "De Santiago el Mayor", etc.

Cartas: unas 9 en total, (De Pablo) "a los Laodicenses", "a los Alejandrinos", "De Cristo a Abgaro", "De

Tito", "De los apóstoles", "Tercera a los Corintios", etc.

Apocalipsis: unos 11, "De Pedro, "De Pablo", "De Santiago", "De Esteban", "De Tomás", "De la

Virgen", ―de Elías,‖ etc.

Hubo otros libros que no caben dentro de esta clasificación, tales como "Los dichos de Jesús",

"Asunción de la Virgen", ―asunción de Moisés‖, ―libro de Enoc‖, ―Apócrifo de Jeremías‖, ―libro de

Janes y Jambres‖, etc.

La importancia de estos libros es muy poca. Sus narraciones basadas en leyendas son abundantes. Sin embargo,

algunos de ellos contenían ciertas verdades porque Judas alude al libro de Enoc y al de la asunción de Moisés

(14,15,9). El hecho de que estos libros fueron citados en el NT no significa que sean reconocidos como

inspirados. Pablo, por ejemplo, cita a poetas paganos (Hch.17 y Tito 1) y eso no los convierte en inspirados o en

―canónicos‖.

4.4. Etapa de ratificación (200-400 A.D.)

Con todo y que el consenso en la Iglesia a partir del siglo segundo era evidente, y que las discusiones fueron

bastante pocas, sí hubo cierta duda en la inclusión de algunos libros. Ese fue el caso de Hebreos, 2a. Pedro, 2a. y

3a. Juan y Judas. Con Hebreos el problema era la identificación del autor; con Judas el problema era su cita de

libros apócrifos ("Asunción de Moisés" vr.9, "el Libro de Enoc" vrs. 14,15). Con Pedro era el estilo bastante

diferente a su otra carta. Con Juan era su carácter privado y personal. Sea como fuese, las objeciones nunca se

consideraron tan fuertes como las hechas a los otros libros. Los tres concilios importantes en la ratificación de la

canonicidad de los libros del NT son en 363 el de Laodicea, donde se habló de "libros canónicos" aunque no se

hizo una lista. En 393 en Hipona, donde se reconoció provincialmente la lista de los 27 libros. Finalmente, fue el

concilio de Cartago el que da una ratificación oficial del canon nuevotestamentario.

24

Para profundizar:

4.2 Formación del canon del NT

El período de formación del canon del NT es relativamente breve si lo comparamos con el delAT. Para fines

didácticos y prácticos pueden distinguirse cuatro etapas: apostólica o de escritura (50-100 AD); la de circulación

(100-150 AD); la de “canonización” o reconocimiento (150-200 AD); y la de ratificación oficial (200-400 AD).

4.2.1 Etapa apostólica o de escritura (50-100 AD)

Esta es la época en que se escriben la totalidad de los libro del NT. Sabido es que los primeros libros del NT son

algunas epístolas del apóstol Pablo (1 y 2 Tesalonicenses) y los últimos son los del apóstol Juan a finales del primer

siglo.

Algunos todavía tienden a alargar el período de escritura de los libros del NT hasta bien entrado el segundo siglo.

Pero la gran mayorías de eruditos, cristianos y no cristianos reconocen que la totalidad del NT fue escrita en el

primer siglo.

4.2.2 Etapa de circulación(100-150 AD)

Este es el período en que los libros del NT circularon entre la mayoría de las iglesias primitivas Muchos libros,

especialmente las epístolas de Pablo eran ya reconocidas y circulaban entre las iglesias desde antes del fin del primer

siglo (2 Ped. 3:16). Sin embargo, dado el carácter de muchos libros, no se dieron a conocer tan rapidamente. Aquí

hay que recordar las dificultades propias del período para hacer circular cualquier escrito. Por un lado está la

dificultad del transporte: era difícil hacer llegar un libro a todos los rincones del Imperio Romano. Por otro lado

estaba la dificultad económica: hacer una copia “extra” de alguna carta era caro, el material escaso y la escritura

dificultosa. Además, hay que agregar la falta de personal capacitado para la labor del copista. Los cristianos no

tenían los siglos de tradición en la ciencia de copiar y transmitir el texto sagrado que tenías los judíos. Ni

desarrollaron una casta especializada en esta labor. Sin embargo, el tiempo que se llevó en poner en circulación

todos los libros del NT fue muy breve.

4.2.3 Etapa de canonización o reconocimiento (150-200 AD)

En este período los cristianos empezaron a evaluar la literatura cristiana existente para determinar con exactitud

cuáles libros debían considerar como canónicos.

a- Marción. Este personaje fue un hereje gnóstico de mediados del siglo segundo. En realidad, eél fue el primero en

elaborar una lista de libros “canónicos” según su criterio. Este pseudo –canon estaba dividido en dos partes: “El

Señor” (equivalente a los Evangelios) que sólo incluía el Evangelio de Lucas; y “El Apóstol” que incluía 10 cartas

paulinas (excluyendo las Pastorales).

b.Montano. este personaje, también en mediados del siglo segundo, pretendía darle carácter revelatorio y

autoritativo a sus experiencias espirituales. El decía tener contacto directo en el Espíritu Santo, por lo tanto, buscaba

un reconocimiento divino a sus palabras. Al contrario de Marción quien mutiló el texto, Montano lo quería alargar.

c. Testimonio patrístico. Casi todos los Padres de la Iglesia Primitiva citaron los libros del NT como autoritativos.

Los Padres más importantes de este período e incluso de antes son: Clemente de Roma, Papías, Ignacio de

Antioquia, Policarpo de Esmirna, Justino Mártir, Clemente de Alejandría, Tertuliano, Ireneo, Orígenes y otros.

Todos ellos citaron los libros del NT como inspirados divinamente. La forma en que citaban los libros del NT indica

que para esta época prácticamente todos eran reconocidos como inspirados y canónicos.

d. Libros rechazados del canon del NT. El final de este período y algún tiempo después. la Iglesia Primitiva vio la

proliferación de libros cristianos pseudoepígrafos y herejes que competían con los auténticos el derecho a pertenecer

al canon. Al dar un vistazo a la lista de libros, uno se sorprende por la cantidad de libros y por el criterio que

ejercieron los primeros cristianos. Estos libros se pueden clasificar en “Evangelios”, “Hechos”, “Cartas”, y

“Apocalipsis”. He aquí algunos de ellos: Evangelios: unos 23 en total más o menos, “Según los Hebreos”, “Según

los Egipcios”, “Arábigo de la Infancia” (de Jesús), “Armenio de la Infancia”, “Según Tomás”, “De Pedro”, “De

Bartolomé”, etc. Hechos> unos 25 en total aproximadamente, “De Pablo”, “De Pilato”, “De Juan”, “De Pedro”, “De

Tomás”, “De Bernabé”, “De Santiago El Mayor”, etc. Cartas> unas 9 en total aproximadamente, (de Pablo) “a los

Laodicenses”, “a los Alejandrinos” (atribuida a Pablo), “de Cristo a Abgaro”, “de Tito”, “de los Apóstoles”,

“Tercera de Corintios”, etc.

25 Apocalipsis: aproximadamente unos 11, “De Pedro”, “De Pablo”, “De Santiago”, “De Esteban”, “De Tomás”,

“De la Virgen”, etc.

Hay otros libros que no caben dentro de estas clasificaciones, pero que circularon mucho como: “Los Dichos de

Jesús”, “Asunción de la Virgen”, etc.

Como poodr[a observarse, la tarea de los primeros cristianos fue difícil. Por eso es sorprendente la unanimidad con

que se reconocieron los 27 libros del canon del NT.

4.2.4 Etapa de Ratificación (200-400AD)

A partir del siglo tercero, el consenso de la Iglesia tocante a los libros canónicos del NT era evidente. Las

controversias son relativamente pocas y no muy importantes. Los escritos de los Padres de la Iglesia confirman este

sentir unánime de la Iglesia. Sin embargo, hubo cierta duda con respecto a la inclusión en el canon de Hebreos, 2

Pedro, 2 y 3 Juan y Judas. En el caso de hebreos el problema principal era la identificación del autor; en el caso de

Judas el problema parecía de las citas que allí se hacen de algunos libros apócrifos (en vs. 9 “Asunción de Moisés y

en 14, 15 “El Libro de Enoc”). Con 2 Pedro el problema era el estilo diferente de 1Pedro. Con las epístolas de Juan

era su carácter tan privado y personal.

Sea como fuere, las objeciones nunca se consideraron de tanto pero como las hechas a los otros libros antes

mencionados. Tanto es así que en el siglo IV prácticamente la Iglesia procedió a ratificar oficialmente la lista de 27

libros ya reconocida desde el siglo II.

En el año 363 se celebró un concilio en Laodicea. Allí se hace referencia a los “libros canónicos”. En el 393 se

celebra un concilio en Hipona donde se reconoce provincialmente la lista canónica. El concilio de Cartago en 397 da

una ratificación oficial más general de la lista canónica de 27 libros.

5. Los libros Apócrifos/Deuterocanónicos y Pseudoepígrafos

5.1 Definiciones

5.1.1 Apócrifo. Esta palabra viene del griego que quiere decir “ocultar” y significaba originalmente “oculto”,

“secreto” o “escondido”. Este término fue aplicado por primera vez por Cirilo de Jerusalem en el siglo IV y por San

Jerónimo en el siglo V a aquellos libros del canon griego (La Septuaginta) que los judíos habían rechazado de su

canon. Con el correr del tiempo la palabra fue adquiriendo otro significado hasta llegar a ser sinónima de “falso”,

“espurio”, “dudoso”. Es así como se usa en la actualidad especialmente en círculos protestantes. Aunque también en

los círculos católicos.

5.1.2 Deuterocanónicos. Este término es de origen eminentemente católico. A partair del siglo XVI s empezó a

aplicar esta palabra para referirse a los mismos libros que Jerónimo llamó apócrifos, es decir, los libros adicionales

al canon hebreo en la Setuaginta. El término literalmente significa “pertenecientes a un segundo canon o a un canon

secundario”. Hoy día los propios biblistas católicos reconocen que esta designación es poco afortunada porque, de

hecho, rebaja la calidad de estos libros con respecto de los demás. Muchos protestantes empiezan a usar el término

deuterocanónicos en lugar de apócrifos.

5.1.3 Pseudoepígrafos. Los católicos llaman apócrifos a los libros que los protestantes llaman pseudoepígrafos. Los

pseudoepigrafos son aquellos libros que se atribuyen falsamente a grandes personajes bíblicos incluso en el nombre

mismo del libro, por ejemplo: “Evangelio de Pedro”, “Libro de Enoc”, etc. Son libros que no pudieron haber sido

escritos por el personaje bíblico ya que su aparición es mucho tiempo después de la época de dicho personaje.

5.4 Los Pseudeopígrafos

5.4.1 Cúales son. Es muy difícil determinar con exactitud cuáles son los libros que los católicos llaman “apócrifos” y

los protestantes “pseudoepígrafos”, pero hay suficiente base para mencionar algunos de ellos. Cabe mencionar que

estos libros nunca fueron aceptados por los judíos, por la Iglesia Primitiva, por la Iglesia Católica y por la Iglesia

Protestante. En otras palabras, todos están de acuerdo en excluirlos del canon del AT así com se excluyeron

“naturalmente” los libros falsos del NT. Algunos de los libros mencionados son: “Asunción de Moisés”. “Libro de

Enoc”, “Apocalipsis de Elías”, “Apócrifo de Jeremías”. Libro de Janes y Jambres”, “El martirio de Jeremías” 5.4.2

Cuál es su importancia. La mayoría reconoce que estos libros son de poco valor, en primer lugar porque no se

conservan copias reconocibles de tales libros. En segundo lugar porque presentan relatos muchas veces basados en

leyendas y no en la historia. Sin embargo, es muy posible que contengan o hayan contenido algunas verdades porque

Judas en su epístola parace citar al “Libro de Enoc” en (vs. 14 y 15( y al “Asunción de Moisés” (vs. 9). El hecho de

que estos libros hayan sido citados en el NT (otros también fueron citados aparentemente) no quiere decir que eran

aceptados como divinamente inspirados.