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Juventudes e integración sudamericana: diálogos para construir lademocracia regional

La diversidad juvenil: demandas y desafíos

Editoras:Editoras:Editoras:Editoras:Editoras:Lilian CelibertiLilian CelibertiLilian CelibertiLilian CelibertiLilian Celiberti

Verónica FilardoVerónica FilardoVerónica FilardoVerónica FilardoVerónica Filardo

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La diversidad juvenil: demandas y desafíosLa diversidad juvenil: demandas y desafíosLa diversidad juvenil: demandas y desafíosLa diversidad juvenil: demandas y desafíosLa diversidad juvenil: demandas y desafíos

Editoras:Editoras:Editoras:Editoras:Editoras:Lilian Celiberti (COTIDIANO MUJER)Verónica Filardo (GEUG-FCS)

Coordinación general del proyecto regionalCoordinación general del proyecto regionalCoordinación general del proyecto regionalCoordinación general del proyecto regionalCoordinación general del proyecto regionalIBASE - POLIS/Brasil

ApoyoApoyoApoyoApoyoApoyoCentro de Investigaciones para el Desarrollo Internacional (IDRC)

Equipo de InvestigaciónEquipo de InvestigaciónEquipo de InvestigaciónEquipo de InvestigaciónEquipo de InvestigaciónVerónica FilardoCecilia TomassiniMariana FossattiMariana CastaingsMaximiliano Duarte

Cotidiano MujerCotidiano MujerCotidiano MujerCotidiano MujerCotidiano MujerISBN

Corrección de estiloCorrección de estiloCorrección de estiloCorrección de estiloCorrección de estiloElena Fonseca

DiagramaciónDiagramaciónDiagramaciónDiagramaciónDiagramaciónFrancesca Casariego

ImpresiónImpresiónImpresiónImpresiónImpresiónImprenta Rojo

Montevideo, Diciembre 2008

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Contenidos

PresentaciónPresentaciónPresentaciónPresentaciónPresentación 55555

Desafíos para la equidad entre clases de edadDesafíos para la equidad entre clases de edadDesafíos para la equidad entre clases de edadDesafíos para la equidad entre clases de edadDesafíos para la equidad entre clases de edad 77777

Informe Nacional de los Grupos FocalesInforme Nacional de los Grupos FocalesInforme Nacional de los Grupos FocalesInforme Nacional de los Grupos FocalesInforme Nacional de los Grupos Focales 21212121211 .1 .1 .1 .1 . Escenario del Conjunto de los Grupos FocalesEscenario del Conjunto de los Grupos FocalesEscenario del Conjunto de los Grupos FocalesEscenario del Conjunto de los Grupos FocalesEscenario del Conjunto de los Grupos Focales 23232323232 .2 .2 .2 .2 . Características de los jóvenes participantes de los Grupos FocalesCaracterísticas de los jóvenes participantes de los Grupos FocalesCaracterísticas de los jóvenes participantes de los Grupos FocalesCaracterísticas de los jóvenes participantes de los Grupos FocalesCaracterísticas de los jóvenes participantes de los Grupos Focales 41414141413 .3 .3 .3 .3 . ¿Qué es ser joven en los días de hoy? Características,¿Qué es ser joven en los días de hoy? Características,¿Qué es ser joven en los días de hoy? Características,¿Qué es ser joven en los días de hoy? Características,¿Qué es ser joven en los días de hoy? Características,

desigualdades y diferenciasdesigualdades y diferenciasdesigualdades y diferenciasdesigualdades y diferenciasdesigualdades y diferencias 45454545453 . 13 . 13 . 13 . 13 . 1 Percepciones sobre demandas de los/las jóvenesPercepciones sobre demandas de los/las jóvenesPercepciones sobre demandas de los/las jóvenesPercepciones sobre demandas de los/las jóvenesPercepciones sobre demandas de los/las jóvenes

en el lugar (y en el país)en el lugar (y en el país)en el lugar (y en el país)en el lugar (y en el país)en el lugar (y en el país) 54545454543 . 23 . 23 . 23 . 23 . 2 Percepciones sobre políticas públicas de juventudPercepciones sobre políticas públicas de juventudPercepciones sobre políticas públicas de juventudPercepciones sobre políticas públicas de juventudPercepciones sobre políticas públicas de juventud 72727272723 . 33 . 33 . 33 . 33 . 3 Percepción sobre demandas comunes para los y lasPercepción sobre demandas comunes para los y lasPercepción sobre demandas comunes para los y lasPercepción sobre demandas comunes para los y lasPercepción sobre demandas comunes para los y las

jóvenes de América del Surjóvenes de América del Surjóvenes de América del Surjóvenes de América del Surjóvenes de América del Sur 82828282824 .4 .4 .4 .4 . SíntesisSíntesisSíntesisSíntesisSíntesis 9191919191Bibliograf íaBibl iograf íaBibl iograf íaBibl iograf íaBibl iograf ía 9393939393Glosar ioGlosar ioGlosar ioGlosar ioGlosar io 9595959595

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Presentación

Esta publicación es el resultado delProyecto de Investigación regional“Juventudes e integración sudame-ricana: diálogos para construir lademocracia regional” desarrollada enseis países de la región (Argentina,Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay yUruguay, coordinado por IBASE yPolis (Brasil) y financiado por IDRC(Canadá).

En Uruguay el estudio es desarrolla-do por Cotidiano Mujer y el Grupode Estudios Urbanos y Genera-cionales (GEUG) del Departamentode Sociología de la Facultad de Cien-cias Sociales, de la Universidad dela República.

Se analizan los significados queasume el concepto de juventudpara cuatro grupos de jóvenes or-ganizados en torno a diferentestemáticas y reivindicaciones: coo-perativistas agrarios, jóvenes sin-dicalistas, jóvenes feministas y jó-venes de Murga Joven. Estos cua-tro “casos” representan variantesdiscursivas dentro de la diversidadde los jóvenes del país y permitencaptar la heterogeneidad en el con-junto de los llamados “jóvenes” uru-guayos.

El artículo inicial de Verónica Filardo,aporta elementos para el debate teó-rico y político acerca del uso (y abu-so) del término juventud y los ries-gos asociados a ello y propone avan-zar conceptualmente en la noción“hasta ahora intuitiva y poco riguro-sa de adultocentrismo”.

Las formas en que los jóvenes seapropian, rechazan y reelaboranlas definiciones y categorías conlas que son clasificados aparececomo un punto de partida nece-sario para la búsqueda de con-ceptualizaciones más flexibles ydinámicas, que comprendan la di-versidad de vivencias y contextossociales en las que se insertan,las demandas que esgrimen, loslenguajes que utilizan y los dere-chos sobre los que construyen susdiscursos.

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Desafíos para la equidad entre clases de edad

El objetivo de este artículo es reflexio-nar a la luz de un conjunto de mate-rial empírico y acumulación teóricasobre la temática juvenil, provenien-tes de diversas investigaciones rea-lizada en diferentes formatos en elDepartamento de Sociología, Facul-tad de Ciencias Sociales. En estosestudios han participado un conjuntonumeroso de investigadores.

Se estructura en torno a dosvectores: el (ab)uso del término ju-ventud; y los riesgos asociados aello; y el desafío que constituye paralas ciencias sociales el desarrolloconceptual y teórico de la noción(hasta ahora intuitiva y poco riguro-sa) de adultocentrismo.

La no universalización de laLa no universalización de laLa no universalización de laLa no universalización de laLa no universalización de lacategoría: multiplicidad decategoría: multiplicidad decategoría: multiplicidad decategoría: multiplicidad decategoría: multiplicidad dejuven tudesjuven tudesjuven tudesjuven tudesjuven tudes

El proyecto “Juventudes e integraciónsudamericana: diálogos para cons-truir la democracia regional” es unestudio que involucra a seis paísesde la región: Argentina, Brasil, Boli-via, Chile, Paraguay y Uruguay, coor-dinado por IBASE y Polis (Brasil) yfinanciado por IDRC (Canadá). EnUruguay el estudio se desarrolla apartir de un Convenio Cotidiano Mu-

jer- Grupo de Estudios UrbanoGeneracionales (GEUG)- Departa-mento de Sociología- Facultad deCiencias Sociales. La primera fase deeste proyecto consistió en la realiza-ción de 30 grupos de discusión conjóvenes provenientes de diversosámbitos con el objetivo de determi-nar las demandas que dichos gruposplantean, las estrategias desplega-das para hacer visibles esas deman-das, los referentes mencionados, yla convergencia regional de las mis-mas. En Uruguay se seleccionaroncuatro casos para los grupos focales:1. jóvenes sindicalistas del PIT-CNT;2. jóvenes integrantes de la MurgaJoven; 3. jóvenes feministas; 4. jó-venes cooperativistas agrarios.

Lo que los discursos de los jóvenesde los cuatro grupos estudiados enUruguay nos sugiere es una resis-tencia a hablar de la juventud comototalidad. El material empírico pro-porciona evidencia al menos paraformular las siguientes preguntas:¿hasta qué punto esta clasificación(“juventud”) es aceptada por los pro-pios clasificados?; en segundo lu-gar ¿no se reclama atender a esavoz que establece y construye lasdiferencias entre jóvenes? y en ter-cer lugar ¿es legítimo, válido y polí-

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ticamente aceptable el uso de estaclasificación? ¿o merece la pena sucuestionamiento y crítica?

El uso de la categoría juventud comouna esencia o un universal, se pre-senta cuestionado en los grupos es-tudiados, tanto desde lo conceptual–abstracto (“ser joven no sólo impli-ca tener una edad”), como desde loconcreto (“no sabemos del resto”).

Se constata el requerimiento de “lo-calización” para el uso de la catego-ría jóvenes o juventud, explicandorecurrentemente, que se hace refe-rencia a un particular, y no a un “uni-versal”. Tal es así que en el grupo dejóvenes feministas se dice:

- “…para mí es imposible categorizar,ni hablar, porque en realidad la gen-te que estamos acá no tenemos niidea de lo que es toda la juventud”.(Jóvenes feministas)- “No, obviamente no vamos a repre-sentar y no estamos representandoa nadie, pero me parece que estábueno igual pensarlo desde nuestrosespacios, y podemos pensarlo des-de acá, desde nosotras, me pareceque no somos representativos denada, pero….” (Jóvenes feministas)

Los jóvenes murguistas aclaran:

“– (Ser joven) depende del estratosocial, depende del nivel cultural, de-pende yo que sé, del nivel académi-co, entonces depende de la escala,es que es ser joven hoy acá, yo tepuedo decir qué es ser joven desdemi lugar”.- Claro desde el lugar que tiene cadauno” (Jóvenes Murga Joven- MJ).

La localización del ser jovenLa localización del ser jovenLa localización del ser jovenLa localización del ser jovenLa localización del ser joven

Aquí y ahora, “desde mi lugar”, “pen-sarlo desde nuestros espacios”,parece ser la consigna tácita en es-tos grupos. El requerimiento de “lo-calizar” el ser joven y la incapacidadde generalizar a otros, es recurrente.

Pierre Bourdieu provee algunos ele-mentos sustantivos en su teoría decampos que nos iluminan el análi-sis. En primer lugar, el campo es unconjunto de relaciones, que estádeterminado por un interés particu-lar, estableciendo relaciones de po-der a su interior, basadas en la acu-mulación de capitales. Cada campoconfigura capitales simbólicos espe-cíficos, y establece las reglas dejuego en él. La legitimidad y el po-der o jerarquía de los diferentes agen-tes que componen el campo está enfunción de la acumulación de loscapitales simbólicos específicos,que cada uno haya logrado.

Es por eso que existen en los cam-pos diferentes luchas simbólicas.La primera es entre agentes por laacumulación de capitales simbólicosespecíficos y el reconocimiento delos mismos al interior del campo locual es una lucha de poder entreagentes. Una segunda remite a lalucha por cuál sea el capital simbó-lico específico que se valorice másen el campo. En ocasiones las ca-pacidades de apropiación de estoscapitales se diferencian en funciónde la edad de los agentes.

“-Lo que pasa cuando llegás a unsindicato las puertas no están deltodo abiertas para los jóvenes, no

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se trata de integrar, de formar, detrasmitir experiencias, son pocos lossindicatos que se abren realmentea la juventud, son pocos los que lla-man desde sus directivas a que losjóvenes se integren- Claro- Creo más bien que tiene que ser eljoven el que va a pelear su espacio,digo son pocos los que manejan eltema de la militancia y si bien esospocos que lo manejan no tienen laformación y la experiencia como parapoder estar en lugares de elección,te usan más para la propaganda, elmandado- Lo que los viejos no pueden hacer- Claro- Pintar carteles- Claro, y no te dan lugar para losespacios de decisión, es una tareaque como jóvenes tenemos que exi-gir y conquistar por que no te lo vana regalar, está visto eso”. (JS)

Bourdieu distingue dos estrategias: desumisión y de subversión, que pue-den ser utilizadas por los jóvenes paraobtener reconocimiento y posicionesprivilegiadas en un campo. La prime-ra está dada por recorrer las instan-cias regladas en el campo para laobtención y acumulación de los capi-tales simbólicos específicos que loestructuran. Su recorrido supone portanto “seguir las reglas” y por lo ge-neral “pagar el derecho de piso” quecorresponde al recién ingresado (jo-ven). La cita anterior proveniente delgrupo de discusión de los jóvenes sin-dicalistas lo ilustra bien.

La segunda estrategia, la de subver-sión, implica, por ejemplo, la modifi-cación de los capitales simbólicos

legitimados al interior del campo.Como un ejemplo, podría situarse elcampo académico, en que el capitalsimbólico de las viejas generacionesestaba dado por reconocimiento, frutode la trayectoria recorrida en una dis-ciplina. Sin embargo, recientementese produce una subversión con lastitulaciones de postgrado (que em-piezan a generalizarse para las nue-vas generaciones mientras que noeran frecuentes para las anteriores).El tener doctorados, y posdoctoradospasa a ser un “capital simbólico” ypor tanto quienes lo posean lucharánpor valorizarlo en el campo yjerarquizar a los agentes mediante laposesión de este capital. Implica estoque el capital “formación depostgrado” pese y valga como ele-mento de jerarquización más o almenos tanto como las competenciasdebido a la experiencia, fruto de latrayectoria profesional (asociada a laedad, sin duda).

La acumulación de capitales espe-cíficos de un campo se vincula mu-chas veces con el tiempo parapoderlo acumular y éste con la tra-yectoria de los agentes y en conse-cuencia con la edad. Es por eso queen general cuando no hay alteracio-nes en torno a los capitales simbóli-cos valorizados cuya posesiónjerarquiza diferencialmente a losagentes del campo, los más viejosen edad cronológica serán tambiénlos que se ubiquen en las posicio-nes más aventajadas, y detentenmayor poder en el campo.

Bourdieu define las “leyes de enveje-cimiento” a la regulación propia decada campo, en relación a la ubica-

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ción de los agentes según sean éstosjóvenes o viejos. Por eso la conside-ración de quiénes son jóvenes (o vie-jos) en un campo u otro admitesustantivas diferencias y en consecuen-cia ser joven o viejo es relativamenteautónomo de la edad cronológica.

En el campo deportivo un atleta de35 años ya puede ser consideradoviejo, mientras que ésa es la menoredad normativa para ser presidenteen Uruguay1 . La juventud y la vejezsegún esta perspectiva suponen lu-chas de poder entre los miembros decada campo en particular. En tal sen-tido la localización (en un campo) esindispensable para determinar la ubi-cación de un agente. Esto permite porotra parte que en ocasiones los suje-tos puedan desplegar estrategias deautorregulación de la edad, depen-diendo del campo en que se ubiquen:se colocarán como “jóvenes” en cier-tos campos mientras jugarán el rolde “viejos” en otros.

El uso estratégico de un posicionamien-to “juvenil” o por el contrario, la deter-minación de no usar ese término comodemarcatorio de una identidad parti-cular, fue identificado en algunos sec-tores políticos del sistema de partidosde Uruguay2 , en la investigación ““Ju-ventudes e Integración Regional: Ca-racterización de Situaciones-Tipo yOrganizaciones Juveniles: El caso uru-guayo3” .Lo cual denota, tal como es-tablece Bourdieu, que los miembrosde un campo (en este caso los jóve-nes políticos) definen las cartas quevalorizarán sus triunfos, en función delas reglas del campo. Los mejores ju-gadores son los que ponen en valorlas cartas con las que les toca jugar.

Nosotros y los otrosNosotros y los otrosNosotros y los otrosNosotros y los otrosNosotros y los otros

El discurso en todos los grupos es-tudiados se percibe como preocu-pado en establecer límites al uso deltérmino juventud. Como caso para-digmático en el grupo de los jóve-nes sindicalistas se establece unadistancia entre un “nosotros” (jóve-nes sindicalistas) y “los otros” (jó-venes en general), a quienes se leotorga el estereotipo de joven(consumistas, hedonistas, no-com-prometidos, sin conciencia “ni declase ni de vida”).

"-(los jóvenes)… podrían estar ha-ciendo otras actividades, que se for-men más como personas, que vivanmás la vida, como que no traten deser más grandes, que no traten deser tan consumidores porque haymuchos gurises que buscan másconsumir que hacer conciencia declase, incluso conciencia de vida (...)me parece que es por el consumismoque los jóvenes quieren trabajar.-Algunos sí-Otro no(…)-Es para ahora, es consumismomás que nada-El joven para mí es muyconsumista” (Jóvenes Sindicalistas).

Si entre los jóvenes de los gruposestudiados se manifiesta permanen-temente el reconocer las diferenciasentre los que pertenecen al mismo tra-mo de edad, (incluso podría decirseel reclamo a reconocer las diferen-cias), entre algunos actores políticose incluso académicos (generalmenteadultos) se utiliza “naturalmente” elconcepto Juventud como si fuera unacategoría homogénea en su interior.

1 La Constitución de laRepública Oriental del Uruguayestablece que la edad mínimapara poder ser candidato apresidente es de 35 años.2 Ver ¿Qué ves.. qué ves cunadome ves? Cotidiano Mujer- GEUG,2007. Se marca con especialénfasis el caso de la determinaciónde la estrategia de jóvenes delMPP que en una Convención delMovimiento votan para noorganizarse en tanto “joven“.Lafundamentación está resumida enla expresión “si sos joven perdés”.3 Realizada en el 2007,antecedente inmediato y de igualformato que la anterior. Seestudiaron 19 situaciones tipode movimientos juveniles, en losseis países. En Uruguay las dossituaciones tipo seleccionadasfueron: juventudes político-partidarias y Coordinadora porla legalización del cannabis.

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“La “actitud natural” es el estilocognoscitivo que caracteriza al mun-do de la vida cotidiana, en el senti-do en que sus postulados son “da-dos por hecho” (no exigen prueba),son entendidos tácita y no explíci-tamente, son constitutivos (los nue-vos razonamientos se definen yprueban a través de su uso) y cons-tituyen el “telón de fondo” en el quelos nuevos razonamientos adquie-ren sentido.Las clases de edades, que son “ob-vias” y se perciben perteneciendo alorden de lo “natural”, operan como“designadores rígidos”, una nociónintroducida en el marco de la ontolo-

gía analítica contemporánea por SaúlKripke (1980), y que se define comoun término no indéxico, que designaal mismo objeto en todo mundo posi-ble. El más claro ejemplo son los nom-bres propios, (Aristóteles) que a prioritienen el mismo referente en cualquiermundo posible. Las clases de edadfuncionan claramente de esta mane-ra, permitiendo una clasificación ex-tremadamente eficiente que llevacomo resultado a la fetichización dela edad en la conformación de serescon determinadas propiedades o atri-butos, que desde el punto de vistaempírico son difíciles de sostener.”(Filardo et al, 2005)

Fuente: Filardo et al “Usos y apropiaciones de los espacios públicos de Montevideo desde las perspectivas de las relaciones de edad”Depto. Sociología, FCS, 2007.

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En otras investigaciones4 hemosconstatado la tendencia a mirar lolejano como más desdibujado o bo-rroso, mientras somos capaces dever matices y diferencias en lo quenos es cercano. En particular esto severifica justamente para la determi-nación de las clases de edad que lossujetos (habitantes de Montevideo)identifican. En grupos de discusióncuyos participantes se ubicaban en-tre los 20 y 30 años se identificabauna serie variada de clases de edadentre los niños y los adultos: púberes,adolescentes, jóvenes-jóvenes; jóve-nes-adultos, adultos-jóvenes. Encambio entre los mayores de 60años, todo humano en el entorno delos 15 a los 30 o 35 años es clasifica-do como joven. De la misma formaque para los menores de 20 años todoaquel mayor a 40 “es viejo”.

Utilizamos la metáfora de la miopíapara dar cuenta de este mecanismo:la incapacidad de distinguir a lo le-jos, mientras que sí se operan distin-ciones (en ocasiones muy sutiles) delo más cercano5.

Es posible por tanto que operen es-tos mecanismos de “defectos de vi-sión” en los que están en los tramosde edades considerados como “jó-venes” permitiendo dada la cercanía,mayor visión para distinguir entre lopróximo, captando diferencias quedesde otras posiciones más lejanasno se ven.

Se podría pensar que si se les pre-gunta a diferentes grupos de perso-nas entre 30 y 60 años qué significaser adulto se encontraría con un fe-nómeno similar: cuidarse en no ge-

neralizar la “condición de adultos” ymirar desde su propio lugar laadultez, así como probablementesucediera con grupos de personasmayores de 60 años si se pregunta-ra que significa ser viejo, ¿acepta-rían encontrar una esencia de la ter-cera edad u operarían igual que lohacen estos grupos de jóvenes, cui-dando establecer las diferencias en-tre “vejeces”?

La no esencialidad de las clases deedad no sólo ha sido largamentediscutida en el ambiente académi-co, sino que se aprecia como “na-turalizada” por los jóvenes estudia-dos en su rechazo a hablar de “LaJuventud” como una categoría útil.La idea de totalidad, de categoríauniversal, o capaz de representaresencias, ha perdido sentido paraestos jóvenes y así lo establecenen su discurso.

“Pero que quede bien claro la de-manda que tenemos los sindicalis-tas6 radica en que la enseñanza quetenemos los sindicalistas por el am-biente en que nos movemos essiempre en reclamo o reivindica-ción, pero no tiene nada que ver conel joven en general, el joven por ahídebe tener muchas reivindicacionespero ahí, capaz que no saben nidecirlas, por ahí piden trabajo, tra-bajo y por ahí trabajan en un traba-jo totalmente contaminado, con rui-do, con químicos, en la construc-ción sin cinto, y por ahí piensan queeso es lo normal entonces ni siquieratienen una demanda, eso es lamayoría, verdad? Entonces nosotrosque estamos en la minoría, que so-mos los jóvenes organizados por-

4 Filardo, Muñoz, Aguiar, Chouhy,Noboa, Rojido, Schinca, 2005.Usos y apropiaciones de losespacios públicos de Montevideodesde la perspectiva de las clasesde edad. “Localizar relaciones entreposiciones en la estructura socialpermite visualizar procesos quegeneran desigualdades y unaasignación diferencial de recursosy capitales sociales. En este marcoanalítico resulta particularmentefermental considerar las clases deedad como la base sobre las quese establecen determinadasposiciones que entran en relacióny eventual conflicto en la vidacotidiana. Aquí se presenta estaperspectiva y se muestra cómoexisten constructos sociales sobrela edad que difieren de la visiónnaturalista sobre el tiempobiológico y la mirada administrativade los tramos de edad. Se trata desuperar un enfoque sobre la edaden tanto conjunto de etapas rígidasque organizan el ciclo de vida,estableciendo una mirada relacionalque le atribuye a cada edadconnotaciones diferenciales enfunción de distintas posiciones (nosólo la edad, también el nivelsocioeconómico y el sexo).Es a partir del análisis del materialque producen los grupos dediscusión (técnica a partir de lacual se produce la informacióna analizar en el proyecto) que sedesprenden claramente lasdistintas formas de definir a losdiferentes grupos de edad,según el capital económico, elsexo y la edad de los hablantes.Pueden entonces inferirsealgunas regularidades enrelación al lugar que ocupan lasdistintas definiciones de la niñez,la juventud, la adultez o la vejezpara los distintos grupos declase, sexo y edad. Se elaboranasí tres tipos ideales oposiciones en torno al abordajede las clases de edad:naturalismo, constructivismo yrelativismo y se muestra cómola predominancia de estos tipos,

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que estamos adentro de un sindi-cato o de cualquier otra organiza-ción somos los menos esos, sí te-nemos demandas pero la mayoríacreo que no”. (Jóvenes sindicalis-tas)

Ahora bien, ¿cuáles son las conse-cuencias en el campo de la acciónpolítica a partir de esta constatacióndel posicionamiento “en tanto jóve-nes organizados a partir de un inte-rés específico”, no sólo a partir detener una edad?

El tener una edad defineburocráticamente los límites para serjoven o adolescente, desde el pun-to de vista estadístico, y en tal sen-tido permite definir una “población”-en el sentido de Foucault- para laque se definirán estrategias políticasde control por el Estado, o dicho deotra forma políticas sociales quepermitan o coadyuven a los miem-bros de esta población a mantenerla desviación permitida en funciónde lo que se considera “normal” paradicha población.

La edad, por tanto, y en este senti-do estricto, es un “designador rígi-do” que permite la clasificación delos sujetos en estas poblaciones, esextremadamente eficiente y es legi-timada en este sentido por el Esta-do, que requiere sin duda de esteinstrumental clasificatorio, para sugestión.

Ahora bien: lo que es de alguna for-ma un requerimiento del Estado, notiene porqué ser capaz de transferiral colectivo definido burocrá-ticamente capacidad de organiza-

ción, ni de cohesión tal que lo habi-lite a la conformación en tanto “actorsocial” capaz de formular demandaspolíticas sólo a partir de este criterioclasificatorio.

Traduciendo: las clases de edad (entanto categorías estadísticas) nopueden por sí mismas constituirseen actores sociales7.

Podríamos formularnos la siguientepregunta. ¿Es posible adquirir “con-ciencia de clase social” – cualquierasea este producto- capaz de movili-zar a quienes la integren en una ac-ción política en función de ella? Con-sideremos que dentro de un tramode edad se encuentran presentestodos los conflictos o antagonismosde una determinada formación histó-rico- social (capital económico, polí-tico, social, simbólico de todas lasespecies. Esto porque la edad sí esefectivamente democrática (los indi-viduos tienen relativa igualdad deoportunidades de acceder a unaedad, aún siendo la sociedad alta-mente desigual en muchos sentidos).Por eso es que aunque sean igualeslas oportunidades de tener 18 años,los “contenidos” atribuidos a estaedad de “ser joven” son efectivamen-te muy desiguales. Para poner ejem-plos provenientes de una investiga-ción anterior8, los 18 marcan para laclase media el inicio de la juventud,entendida como moratoria social. Enesta “etapa” en que se comienzanlos estudios superiores, y se decideel futuro (¿qué voy a estudiar, quévoy a ser?) donde está legitimada so-cialmente cierta laxitud para el cum-plimiento de determinados roles (in-greso al mercado de trabajo, por

así como las estrategiassimbólicas y reales que sedespliegan para la negociaciónidentitaria y de la pertenencia auna clase de edad, sufrevariaciones relativas a la posiciónen el espacio social, en que seubican los sujetos.5 Esto se verifica tanto para“posiciones o estratos sociales”como para “clases de edad”. Lasposiciones de los estratossociales altos sólo distinguen laperiferia (espacialmente) ymarginales (socialmente) comodistantes y a lo lejos, mientrasque quienes pertenecen a lasposiciones inferiores (geográfica-mente ubicados en la periferia dela ciudad) remiten a un sinnúmero de distinciones en unarelativa cercanía (“planchas”,“rastrillos”, “caras”, “fichas”,“requecheros”, “fisurados”, etc.).6 La primera alusión al nosotroses en términos de “sindicalistas”.En segundo lugar y mostrandola distancia y la diferencia con “losjóvenes en general” que son lamayoría en este discurso, seauto-identifican como “jóvenesorganizados” y una minoría.7 Esto no es exclusivo de losjóvenes. Análoga situación se dapara la infancia, la adolescencia,la adultez o la vejez, en tanto clasesde edad.8 Filardo, Muñoz, Aguiar, Chouhy,Noboa, Rojido, Schinca, 2005.“Usos y apropiaciones de losespacios públicos de Montevideodesde la perspectiva de las clasesde edad”.

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ejemplo), y se connotan como propiasde la edad determinadas prácticas desociabilidad y consumo (salir, diver-tirse, uso de tiempo libre, horarios pro-pios de actividades lúdicas y desocialidad, etc.), donde por otra par-te se asume determinada independen-cia de los controles familiares (libretade conducir, que les permite cierta au-tonomía de movilidad “traspasada”por las familias que les “prestan losautos”, etc. ). Ahora bien, esta fasede “moratoria social”, no es un “dere-cho” de todos los jóvenes. La clasesocial de origen, determina en granmedida las oportunidades de disfru-tar de una moratoria y de la duraciónde la misma.

Si atendemos al discurso de los quepertenecen a los mismos tramos deedad pero de la clase baja los 18 añosse consideran la culminación de la ju-ventud y no su inicio. La razón evi-dente para ello es que allí comienzala imputabilidad penal y “si te mandáscualquier cagada tenés que respon-der como un adulto (terminás en elCOMCAR)9 . En otros lados se de-muestra que a pesar de la evidenciareciente de la tendencia a la conver-gencia entre estratos sociales en tér-minos de la edad de inicio de la ma-ternidad/paternidad en el Uruguay, severifican aún diferencias significativas(el nivel educativo alcanzado tienemayor peso explicativo que el capi-tal económico de los hogares de per-tenencia). De la misma forma la edadde ingreso al mercado laboral essignificativamente menor en indivi-duos de menores recursos. Esto abo-na a la idea que “la moratoria social”es una oportunidad para algunos, yno propia de una edad cronológica.

Si fuera asimilable moratoria sociala juventud, y si la moratoria fuera con-cebida socialmente como un “dere-cho” podría incluso decirse que sóloalgunos tienen derecho a la juven-tud.

Reconociendo por tanto que dentrode los de una misma edad, existensituaciones muy distintas, que loscontenidos atribuidos al ser jovenrevisten sustancias diferentes, esque la edad por sí misma no pare-ce ser relevante a la hora de definiruna “conciencia” de movilizaciónpolítica. Es decir es difícil pensaren constituir un actor social que sedefina como tal a partir de “laedad”.

Sin embargo, esto no significa queno sea posible la participación ju-venil, que los jóvenes sean suje-tos de derechos, y puedan cons-truir y ejercer su ciudadanía, y quepuedan existir políticas socialesespecialmente diseñadas para pro-moverla. Existen innumerables or-ganizaciones juveniles capacesde formular demandas, así comojóvenes que integran organizacio-nes intergeneracionales10 . En am-bos casos las demandas queplantean los jóvenes están defini-das en base a algún interés quetrasciende la edad. Es posibleencontrar asociación entre tiposde interés y edad (por ejemploecologistas, o movimientos pro-valores posmateriales), o “especi-ficaciones” de los jóvenes en or-ganizaciones no estrictamente ju-veniles. Pero no se dan en tanto“jóvenes” sino en tanto “jóvenesorganizados en torno a x”.

9 Fragmento de grupo dediscusión de 15 a 19 años, clasebaja. Investigación “Usos yapropiaciones de los espaciospúblicos de Montevideo vistodesde la perspectiva de lasrelaciones de edad”. 2005-2007.10 Por organizaciones inter-generacionales queremos men-cionar aquellas en las que laedad no constituye un factorhomogéneo de los miembros yque interactúan sujetos dediferentes edades (lo cual nosignifica que no existan con-flictos de edad a su interior)

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Esto permite entender de otra formala metonimia histórica que asimilómovimiento estudiantil a movimien-to juvenil. Dado que los estudian-tes pertenecen a la categoría esta-dística “jóvenes”, - la edad está aso-ciada sin duda a la pertenencia alsistema educativo-, la organizaciónde estudiantes, se asimiló a la con-dición juvenil. Sin embargo, (obvia-mente) las demandas del movimien-to estudiantil no se enmarcaban (nise posibilitaban) por hecho de teneruna edad, sino por el hecho de serestudiantes. Quienes tenían la mis-ma edad y no gozaban de la condi-ción de estudiantes, no integrabanel movimiento estudiantil. Las orga-nizaciones se conforman en funciónde intereses “propios” de una con-dición (cualquiera sea) y no necesa-riamente por el hecho de tener unaedad.

La investigación “Juventudes lati-noamericanas: desafío para la de-mocracia regional”, supuso un di-seño que sigue esta lógica: se iden-tifican “grupos, organizaciones omovimientos de jóvenes” para laindagatoria aplicando la técnica degrupos focales. Ahora bien, estosgrupos, organizaciones o movimien-tos de jóvenes serán tales en lamedida en que los integrantes com-partan cierta “condición, situacióno interés” y en todos los casos tras-ciende la edad, aunque pueda es-tar asociada a ella. Cada uno deestos grupos, con al menos capa-cidad de “accountability“ de su con-dición, tendrán mayores o menoresfortalezas para la formulación dedemandas y de acción política, entanto actores colectivos.

Promover estas capacidades de ejer-cicio de ciudadanía de estos jóve-nes organizados en esta diversidadde estilos y de tipos de demandas,es sí un objetivo relevante para for-talecer la democracia. Pero es ne-cesario no confundir que favorecerlas condiciones de organización delos jóvenes, y en consecuencia elejercicio de su ciudadanía respon-sable, no está dado por su edad,sino mediado por una determinadacondición que permita la construc-ción de un actor social.

“La juventud” no es, ni podrá ser unactor social, si por esto entendemostener una edad.

3. Las singularidades3. Las singularidades3. Las singularidades3. Las singularidades3. Las singularidades

“““““¿¿¿¿¿Soy joven? Soy joven? Soy joven? Soy joven? Soy joven? ¿¿¿¿¿Soy mujer? Soy mujer? Soy mujer? Soy mujer? Soy mujer? ¿¿¿¿¿SoySoySoySoySoyafrodescendiente? Soy las tres cosas.”afrodescendiente? Soy las tres cosas.”afrodescendiente? Soy las tres cosas.”afrodescendiente? Soy las tres cosas.”afrodescendiente? Soy las tres cosas.”1111111111

En concreto en las jóvenes feminis-tas se identifica quien no puededefinirse por una identidad determi-nada por sobre las demás a las quetambién adscribe. Eventualmente deesas tres mencionadas (aludiendo asexo, raza y edad), la última es lomenos permanente.

Amartya Sen (2007) en su aguda crí-tica a la idea del choque de las civi-lizaciones de Huntington, argumen-ta en torno a la falacia de la identi-dad singular que subyace en estaconstrucción de las civilizaciones, apartir de la religión.

“La ilusión de la singularidad se basaen la suposición de que una perso-na no debe ser vista como un indivi-duo con muchas filiaciones ni como

11 Fragmento de grupo dediscusión con Jóvenes femi-nistas. Estudio Juventudeslatinoamericanas: desafíos parala democracia regional. 2008.

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alguien que pertenece a muchos gru-pos diferentes sino sólo como unmiembro de una colectividad parti-cular que le confiere una identidadsingularmente importante. La ideaimplícita en el poder abarcador deuna clasificación única no sólo esburda como enfoque para la descrip-ción y la predicción, sino también essumamente polémica en lo que res-pecta a su forma y a susimplicaciones. Una visión singular-mente disgregadora de la poblaciónmundial va en contra de la antiguacreencia de que ”la gente es la mis-ma en todo el mundo” y además delentendimiento relevante e informadode que somos diferentes de muchasmaneras distintas. Nuestras diferen-cias no descansan en una única di-mensión”. (Sen, 2007)

No obstante las clases de edad, -pro-ducto de la clasificación en funciónde la edad cronológica de los indivi-duos- no son objeto explícito del ar-gumento de Sen, son perfectamenteextensibles a este caso. Su texto esaltamente pertinente para argumen-tar en contra de la singularidad12 dela “identidad juvenil”13 ( o de “identi-dad adulta” o “identidad infantil”), siesto significara que todo aquel quetuviera una determinada edad com-partiera con sus co-etáneos la mis-ma identidad. Por supuesto que loanterior no impide reconocer (y even-tualmente defender y hasta estudiar)la existencia de identidades juveni-les.

Todos los individuos comparten mu-chos grupos de referencia, y varia-das filiaciones. No hay ninguna justi-ficación fundada para suponer que

la singularidad de la edad supongauna primacía por sobre otras clasifi-caciones posibles, y en consecuen-cia que esta identidad (aunque exis-tiera) fuera la que primara sobreotras.

Vale la pena mencionar un “toque”que Sen le da al argumento.

“La búsqueda de una sola formade clasificar a las personas paraun análisis social no es nueva.Hasta el agrupamiento político delas personas en trabajadores y notrabajadores, tan usado en la bi-bliografía clásica socialista, tuvoesta simple característica. Ahoraes ampliamente reconocido queesta división en dos clases po-dría ser muy engañosa para elanálisis social y económico (aúnpara aquellos con un compromi-so con los desamparados de lasociedad), quizás valga recordaren este contexto que el propioKarl Marx sometió esta identifica-ción única a una severa critica ensu Crítica del Programa de Gotha,en 1875 (un cuarto de siglo des-pués de El Manifiesto Comunis-ta) …” y cita:“…los individuos desiguales (y noserían individuos diferentes si nofueran desiguales) sólo sonmensurables con la misma escalade medida cuando se los conside-ra desde el mismo punto de vista,únicamente cuando se los com-prende desde un determinado as-pecto; por ejemplo en el caso dado,sólo considerarlos como trabajado-res, no ver en ellos otra cosa yprescindir de todo lo demás”.(Marx, 1875)14.

12 A pesar que el propio Senno hace esta distinción parecefundamental señalar que hayuna doble idea de singularidadutilizada en este argumento: enprimer lugar considerar la edadcomo un criterio abarcativo yúnico, una clasificación primaria,privilegiada por entre todas lasotras posibles. El segundo usode la singularidad es atribuir a laidentidad juvenil una unicidad,una esencia. Sen discute ambasacepciones argumentando entorno al error conceptual ypolítico de la categorizacióncivilizacional fundamentada en eluso singular de la religión deHuntington y sus derivados;aunque sin establecer ladistinción explícitamente.13 Podríamos agregar“identidad adulta” o “identidadinfantil”, puesto que elrazonamiento se sitúa en lasclases de edad. Sin embargodebe notarse que es muchomenos probable que se defiendala singularidad de la “identidadadulta”, tanto en el sentido deprimera (la adultez –edad- primasobre otras identidades) comode unívoca (para todos losadultos significa lo mismo). ¿Porqué entonces surge, se usa yes necesario argumentar encontra para el caso de la“identidad juvenil”?14 Karl Marx Critique of theGotha Programme (1875);traducción al inglés en K. Marxy F. Engels, Nueva York,Internacional Publishers, 1938,p.9 (La cita pertenece a latraducción al español: Critica delPrograma de Gotha, BuenosAires, Anteo, 1972, p.31). Lacita se extrae de Amartya SenIdentidad y violencia La ilusióndel destino. Katz Editores 2007.

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Foucault al advertir el pasaje de lanoción de individuo (súbdito) a po-blación para la administración ygestión del bienestar colectivo, delpasaje de la norma a la normalidad,ilumina esa necesidad clasificato-ria del Estado en “poblaciones” y“subpoblaciones” requeridas parala administración. La definición depoblaciones dada la edad de losindividuos, y en consecuencia laclasificación que provee la edadcronológica, opera en este sentidoy adquiere legitimidad a partir deeste procedimiento estatal. Las ins-tancias de control político, jurídicoy social, trasladan la clasificaciónde los sujetos a la vida cotidiana,cosificando esas construcciones,de tal forma que se evita el cues-tiona-miento acerca de la sustan-cia o contenido que a esta clasifi-cación (estrictamente funcional) sele atribuye.

Más aún: en ocasiones estas “cla-ses” terminan priorizándose frentea otras construcciones posibles,de tal forma que se ocultan no sólola preponderancia que puedaneventualmente adquirir en la com-prensión de fenómenos de des-igualdad social, sino que tambiénse desplaza el sentido de la des-igualdad a formas que eventual-mente (y políticamente) resultanmás convenientes para la percep-ción y tratamiento de la gestiónsocial y política. Este hecho seapoya en que las clases construi-das (en este de caso de edad) sesuponen homogéneas a su interiory a lo sumo se conciben enfrenta-das entre ellas (conflictos entre vie-jos y jóvenes, por ejemplo, o entre

adolescentes y adultos), dificultan-do visualizar situaciones que pue-den determinar en gran medida nosólo las propias definiciones de lasclases de edad sino también otrosposibles conflictos. Este movimien-to reificador, entonces, además“coloca un velo” sobre otros pro-cesos sociales, más difíciles dedetectar o de digerir, y lleva a un“descubrimiento” de ciertas des-igualdades que “ocultan” (¿delibe-radamente?) otras; las de clase so-cial, por ejemplo.

El riesgo que se deriva de estaambición de hacer de La Juven-tud una totalidad, puede ser en-tendido a partir de lo que planteaGrüner en la introducción al traba-jo de Zizek15:

“Esta tensión entre losparticularismos y la Universalidad estambién el trasfondo de esa ́ nostal-gia de la Totalidad´ que está en labase del fenómeno más enigmáticode la postmodernidad ́ globalizada´,el síntoma más cabal de que lascategorías presurosamente abando-nadas (o mejor forcluidas) en lo sim-bólico acaban retornando en lo real:los así llamados ´neofundamenta-lismos´. La falsa totalidad de losneofundamentalismos que son, hayque recordarlo, una búsqueda de´identidades´ nuevas, aunque apa-rezcan como búsqueda de una per-dida identidad previa – resulta, comolo explica Zizek, de una fracturaconstitutiva en la cual la negaciónde una identidad particular transfor-ma esta identidad en el símbolo dela Identidad y la Completitud comotal”. (Grüner, E, 1998) 15 Jameson, Zizek, 1998

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Discusión y desafíosDiscusión y desafíosDiscusión y desafíosDiscusión y desafíosDiscusión y desafíos

Las premisas básicas que sostienenlos argumentos anteriores son:

1. El contenido (significado) de lo quees ser joven depende del contextosocio-histórico, así como entre “cam-pos”, y varía entre ellos; del mismomodo varía la duración atribuida alser joven. (Se encuentran entoncesactitudes naturalistas, relativistas yconstruccionistas para definir las cla-ses de edad).

2. El concepto de “población” deFoucault ilumina la necesidad de ad-ministración del Estado, y del pasode la norma a la normalidad, y de losparámetros aceptables de desvío. Enla construcción de poblaciones ope-ra como requisito la clasificación. Laedad es un dispositivo rígido capazy óptimo de clasificación de los su-jetos. La legitimidad que adquiere laedad como criterio clasificador de lossujetos no es suficiente para cons-truir “identidad” entre los clasificados.

3. Utilizar las clases de edad comoel elemento que prima en la construc-ción identitaria de los sujetos parecepor tanto un procedimiento forzado yerróneo, en caso de utilizarse comosingular. No hay ninguna evidenciaque la edad prime por sobre otroselementos en la constitución de iden-tidad de los sujetos. De hecho tienecomo implícito e inherente el movi-miento (lo transitorio en el propio su-jeto), que dificulta de por sí esta pre-tensión de singularidad. Por otra par-te no constituye un concepto único,estable ni homogéneo siquiera entreco-etáneos (punto 1).

4. Por tanto, la mera clasificación deinfancia, adolescencia, juventud,adultez, o vejez, no es suficientepara constituir ni identidad juvenil, oidentidad adulta, o identidad infan-til. Tampoco para constituir actoressociales, con “conciencia de clasede edad”.

Ahora bien, pueden situarse las si-guientes consideraciones para lautilidad de la clasificación en cla-ses de edad:

1. Existe numerosa evidencia de la“vulnerabilidad social” y situacióndesaventajada de los jóvenes, (ta-sas de desempleo más alta que losadultos; escasos reconocimientospara la toma de decisiones, mayo-res índices de pobreza, etc.) Lo cualhace necesario atender a esta po-blación de forma particular.2. Si se sigue la línea de las clasifi-caciones puede plantearse la analo-gía con el sexo que constituye uncriterio clasificatorio que ha permiti-do empoderar y crear identidad degénero para las mujeres que eran la“categoría” más vulnerable de esaclasificación. Las conquistas de losderechos de las mujeres son indis-cutibles, y permiten sostener la po-sibilidad de colocar en la agendainternacional como elemento funda-mental y prioritario la equidad degénero. ¿Cuál es la diferenciasustantiva en sostener la “equidadde edad”?

En el caso de las mujeres - para res-ponder a la pregunta anterior- se par-te de la noción de relaciones de domi-nación de varones sobre las mujeres.Sin embargo media en este recorrido

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conceptual la noción de género, queconnota cultural, simbólica y social-mente el ser mujer, abandonando deeste modo el anclaje exclusivamentebiológico (el sexo). La distribución di-ferencial del poder, y los mecanismosde dominación existentes no se ex-plican ni se entienden por las diferen-cias biológicas sino por esta mediati-zación de la noción de género que nosólo los producen sino los reproducen.Para esto ha sido necesario unateorización de los mecanismos deesta reproducción de los roles de gé-nero, que a partir de la noción de sis-tema patriarcal ha permitido develartanto la constitución de los roles degénero como la socialización de losmismos por los individuos, y los múl-tiples agentes y sistemas que los re-fuerzan y reproducen.

Ahora bien: el equivalente funcionala la idea de sistema patriarcal, res-ponsable de la producción y repro-ducción de los roles de género, parael caso de las clases de edad seríala noción de adultocentrismo. Quizásea una de las nociones de uso másintuitivo y menos conceptualizadoque se encuentran en la teoría so-ciológica. No sólo esta noción apa-rece ausente de definición precisa yrigurosa, sino que no hay desarrolloteórico suficiente sobre cómo ope-ra, cómo se mide, qué relaciona yqué implicancias derivan de ello.

Si la noción adultocentrismo alude auna distribución inequitativa del po-der entre clases de edad (en cual-quier esfera), debe por tantosustanciarse y especificarse la for-ma en que este poder se expresa,cómo se logran los mecanismos para

generar esta distribución y particu-larmente cómo se reproducen. Estees un desafío significativo para lasciencias sociales; para lograr avan-zar realmente hacia una equidad deedad, deben revelarse los mecanis-mos puestos en juego para produciry reproducir esta dominación. Aúnno se ha avanzado conceptual y teó-ricamente lo suficiente sobre lo queconstituye un mecanismo necesariopara lograrlo.

BIBLIOGRAFÍABIBLIOGRAFÍABIBLIOGRAFÍABIBLIOGRAFÍABIBLIOGRAFÍA

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- Cotidiano Mujer- Grupo de Estudios Ur-banos Generacionales (GEUG-FCS) Ju-ventudes e integración sudamericana:diálogos para construir la democraciaregional” (GEUG- DS-FCS-Cotidiano Mu-jer; Ibase, Polis. IDRC) (siete investiga-dores de Uruguay).

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Equipo de Investigación:Equipo de Investigación:Equipo de Investigación:Equipo de Investigación:Equipo de Investigación:

Verónica Filardo (Coord.)Verónica Filardo (Coord.)Verónica Filardo (Coord.)Verónica Filardo (Coord.)Verónica Filardo (Coord.)

Mariana CastaingsMariana CastaingsMariana CastaingsMariana CastaingsMariana Castaings

Maximiliano DuarteMaximiliano DuarteMaximiliano DuarteMaximiliano DuarteMaximiliano Duarte

Mariana FossattiMariana FossattiMariana FossattiMariana FossattiMariana Fossatti

Cecilia TCecilia TCecilia TCecilia TCecilia Tomassiniomassiniomassiniomassiniomassini

Coordinación Nacional:Coordinación Nacional:Coordinación Nacional:Coordinación Nacional:Coordinación Nacional:

Lilian Celiberti (COTIDIANO MUJER)Lilian Celiberti (COTIDIANO MUJER)Lilian Celiberti (COTIDIANO MUJER)Lilian Celiberti (COTIDIANO MUJER)Lilian Celiberti (COTIDIANO MUJER)

Verónica Filardo (GEUG-FCS)Verónica Filardo (GEUG-FCS)Verónica Filardo (GEUG-FCS)Verónica Filardo (GEUG-FCS)Verónica Filardo (GEUG-FCS)

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Para Uruguay se seleccionaron cua-tro “casos” a representar como va-riantes discursivas de los jóvenesdel país: Jóvenes de Murga Joven,Jóvenes sindicalistas, Jóvenes Coo-perativistas Agrarios, y Jóvenes Fe-ministas. Se realizó también un gru-po de “mediadores”1 conformado portécnicos, y representantes de dife-rentes organismos tanto públicoscomo de la sociedad civil y la aca-demia que trabajan con y para jóve-nes.

La selección de los cuatro gruposde jóvenes, estuvo orientada haciala diversidad de situaciones quepermitieran captar la heterogeneidadexistente en el conjunto de los lla-mados “jóvenes”. Como se muestraclaramente al recorrer los discursosen cada uno de los grupos, el tramoetario al que se hace corresponderla categoría “Juventud” revela gran-des disparidades en cuanto al reco-nocimiento de una “esencia”. Dehecho, se reiteran algunas de las con-clusiones de la investigación ante-rior realizada en Uruguay – “Juven-tudes sudamericanas…” - particu-larmente el debate que se disparaal interior de los diferentes grupos oagrupaciones juveniles acerca de la“representatividad” que los mismosjóvenes admiten atribuirse sobre lacategoría Juventud-.

Estos cuatro casos seleccionados re-presentan situaciones diferencialestanto en lo geográfico, en lo social, yen lo político, que se traduce clara-mente en el tipo de demandas que seplantean, en los lenguajes que utili-zan, en el tipo de derechos sobre losque focalizan su discurso y su acción.

GRUPO DE JÓVENES DE “MURGAGRUPO DE JÓVENES DE “MURGAGRUPO DE JÓVENES DE “MURGAGRUPO DE JÓVENES DE “MURGAGRUPO DE JÓVENES DE “MURGAJOVEN”JOVEN”JOVEN”JOVEN”JOVEN”

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La murga es un género musical quepuede definirse como “(...) naturalmedio de comunicación, transmite lacanción del barrio, recoge la poesíade la calle, canta los pensamientosdel asfalto. Es una forma expresivaque trasunta el lenguaje popular, conla veta de rebeldía y romanticismo.La murga, esencia del sentir ciuda-dano, conforma una verdaderaautocaricatura de la sociedad, pordonde desfilan identificados y reco-nocidos, los acontecimientos salien-tes de la misma...”.3

La relevancia de estudiar la murga jo-ven radica en que es un fenómeno queaúna a un número importantísimo dejóvenes detrás de una pasión: la mur-ga. Representa un hecho de singular

Escenario del Conjunto de los Grupos Focales

1 Término utilizado en el proyectopara denominar a quienes diseñane implementan políticas parajóvenes, interpre-tando que“median” entre las demandasjuveniles y la ejecución de políticas.2 Murga “Milonga Nacional”,fragmento de la despedida año1968.3 Reglamento del ConcursoOficial de Agrupaciones Carna-valescas. Art. 42. DefiniciónGeneral.

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trascendencia ya que la murga es ungénero musical de origen nacional quehasta hace apenas diez años no serelacionaba con los jóvenes. Es a par-tir de una iniciativa que se empieza adesarrollar a nivel de la Intendencia Mu-nicipal de la cuidad de Montevideo, queresurge casi desde las cenizas el gé-nero para los jóvenes.

La murga es sin lugar a dudas una delas expresiones artísticas más repre-sentativas de la cultura uruguaya y unode los fenómenos identitarios que másnos especifica y nos diferencia a la vez.

Murga joven es otro de los fenómenoscarnavaleros que reúne una cantidadenorme de público, fenómeno que cre-ce año a año tanto en el número deartistas en escena como en especta-dores. La “murga joven” se desarrollaen Montevideo y tiene su origen en elEncuentro de Murga Joven, que co-mienza a organizar la Comisión de laJuventud de la Intendencia Municipalde Montevideo, hace ya diez años.

Por su parte, los medios de comuni-cación comienzan a jugar un rol demediador entre el carnaval y el públi-co que nunca antes se había experi-mentado. Actualmente tres canalesde televisión transmiten programasdedicados exclusivamente al carna-val.

Tanto ha sido el crecimiento artísticoy de popularidad que ha tenido elCarnaval uruguayo, que el Poder Eje-cutivo, mediante resolución de fecha1º de noviembre de 2007, lo ha de-clarado de interés nacional. Lo quesignifica un hecho histórico para lamáxima fiesta popular del país.

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Si bien no está del todo claro su ori-gen, de todas formas parece preva-lecer la idea de que su surgimientose produce alrededor de 1910, a raízde una compañía de zarzuelas quellega a Montevideo desde Cádizpara presentarse en el carnaval uru-guayo en la categoría denominadaMascarada. Al año siguiente de lavisita a Montevideo de la mascara-da “La Gaditana”, de origen anda-luz, surge “La Gaditana que se va”,basando su espectáculo en la imita-ción en tono de parodia de la mas-carada proveniente de Cádiz.(Remedi, G ;1996: 93).

El sonido de la murga, nace enton-ces en el ámbito del carnaval “signi-ficativo ámbito en el que la comuni-dad condensa y dramatiza los dile-mas y esperanzas que conviven enella, a partir de ese tiempo de uto-pía y renovación que la coyunturaexcepcional de la fiesta implica entoda sociedad”. (Alfaro, M; En:Achúgar-Caetano;1992:124). Ya en elsiglo XIX el carnaval asumió espe-cial relevancia al convertirse en unespacio masivo donde reflexionarsobre la idiosincrasia uruguaya des-de un escenario.

La murga cuenta con característicaspropias tanto a nivel sonoro, comoestético y simbólico, las cuales hanido cambiando a lo largo de los años,como es común en toda tradición

4 Murga “La Mojigata” año2008.

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viva, aunque manteniendo su esen-cia. Actualmente la murga cuentacon una rítmica original que surgede la “marcha camión” y se interpre-ta a través de tres instrumentos: elbombo, el redoblante y los platillos.

El sonido del coro murguero se des-taca por su emisión de la voz nasalque evoca el voceo del canillita. Lasletras de las murgas son una mez-cla entre crítica política, sátira socialy realismo grotesco empapados decierto sentimentalismo, puedendefinirse como una “Crónica anual dela vida ciudadana” (Alfaro, M; En:Achugar-Caetano;1992:129).

El papel de la murga en la luchaEl papel de la murga en la luchaEl papel de la murga en la luchaEl papel de la murga en la luchaEl papel de la murga en la luchapol í t ico-socialpol í t ico-socialpol í t ico-socialpol í t ico-socialpol í t ico-social

“por los chiquitos que faltan“por los chiquitos que faltan“por los chiquitos que faltan“por los chiquitos que faltan“por los chiquitos que faltan por los chiquitos que vienen por los chiquitos que vienen por los chiquitos que vienen por los chiquitos que vienen por los chiquitos que vienen

uruguayos… nunca más”uruguayos… nunca más”uruguayos… nunca más”uruguayos… nunca más”uruguayos… nunca más”55555

Salvo algunas excepciones, hastafines de los sesenta, en el carnavalpredominaba el conformismo, ade-rezado con ciertas tímidas y ambi-guas críticas y una dosis de chaba-canería. La situación comienza acambiar de fines de los sesenta enadelante cuando muchos “trabajado-res de la cultura” a raíz de la crisissocial y política, buscaron rescatarlas tradiciones nacionales y devol-verles sus funciones sociales y sim-bólicas originales para fomentar unaconciencia de cambio social(Remedi, G; 1996: 100). De esta for-ma el carnaval abandona su carác-ter de espacio de queja de las cla-ses bajas para transformarse en unespacio desde donde se trabajabapara romper y superar el orden sim-

bólico y social de la época. Este fe-nómeno de intercambio entre diver-sos ámbitos de la cultura y el artenacional (música, teatro, carnaval)hizo que se fueran influenciandomutuamente y transformándose losespectáculos, tanto del carnavalcomo del resto de las expresionesartísticas. Este cambio no solamen-te elevó el nivel artístico de los con-juntos sino que implicó una toma deposición respecto a la situación po-lítico-social que marcó tendencias yconsolidó una nueva forma de hacermurga (Remedi, G; 1996:101).

Las murgas eran una expresión po-pular que reflejaban las maneras deactuar y pensar de la gente en elmarco de la represión, eran un me-dio para decir sin decir, para trans-gredir el régimen, era un momentode complicidad entre el público y lamurga, era una forma de rebelarse yde resistir. Los procesos políticos ysociales que rodearon las eleccionesde 1985, la campaña contra la Leyde Impunidad (agosto del 86 hastaabril del 89) y las posteriores elec-ciones de 1989 que colocaron a laizquierda en el gobierno de Monte-video, fueron nutrientes para la crea-ción artística del carnaval.

La crítica política murguera tuvo unode sus puntos álgidos, después demuchos años, en el carnaval del2003, como respuesta a la crisiseconómica que se desató en el país,y en la región, en el año anterior.Años más tarde (2005) el triunfo dela izquierda a nivel nacional signifi-có todo un desafío para los letristasde las murgas, quienes tradicional-mente habían basado su repertorio

5 Fragmento de la canción“Despedida del Gran Tuleque” deJaime Roos, disco: Sur, 1986.Grabado con la Murga “Falta yResto”. Canción insignia del “votoverde” en la campaña contra la Leyde Impunidad. Dicha campañapretendía derogar mediantereferéndum, la ley 15.848 de laCaducidad de la PretensiónPunitiva del Estado, conocida porla gente como “Ley de impunidad”,aprobada por el parlamentouruguayo en diciembre del 86. Lavotación fue llevada a cabo el 16de abril de 1989, luego de serhabilitado el plebiscito para derogarla ley por más de un 25% de laciudadanía. Dicha ley estableció quelos autores de graves violacionesa los derechos humanos durantela dictadura militar (1973-1985)quedaran impunes. Triunfó el “votoamarillo” por el 57% de los votosfrente el 43% del “voto verde”.

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en criticar a los gobiernos blancos ycolorados. Los primeros años de go-bierno de izquierda cosecharon muypocas críticas, pero poco a poco lascríticas comienzan a aparecer.

La evolución del géneroLa evolución del géneroLa evolución del géneroLa evolución del géneroLa evolución del género

En estos cien años de existencia, lamurga ha evolucionado mucho y enmuchas direcciones. Uno de los cam-bios más trascendentes ha sido laincorporación de las mujeres a lamurga. Desde su surgimiento habíasido reconocida por su coro masculi-no con una emisión nasal de la voz,que cantaba fuerte. Con el paso delos años las murgas no solamenteadoptan un canto más sutil que con-tundente, con matices sonoros, sinoque también incorporan mujeres asus coros.

Los cambios a nivel de la estética delespectáculo son variados, desde unmaquillaje actual sumamente elabo-rado, pasando por un vestuario quese juega al color más que al brillo, unapuesta en escena que implica muchomovimiento y en la que todo está pen-sado, hasta un coro que canta modu-lando y haciendo matices sonoros alo largo de todo el espectáculo. Muylejos ha quedado el mítico camión quetransportaba a los murguistas de untablado al otro y del cual surge el nom-bre del ritmo típico de murga: la “mar-cha camión”. Ahora los murguistasviajan en “bañaderas” o cómodosómnibus con asientos para toda lamurga. Con respecto a estos mitosdel carnaval como es el camión queya nadie usa, la murga “Queso Ma-gro” decía: “Ya está sonando la boci-na del camión / Es raro porque no via-

jamos en camión / Igual sabemos loque es la marcha camión / Por un ta-ller de percusión“ (2008).

Otra de las cosas que se ha modifi-cado notoriamente con el correr delos años dentro de la murga es el tipode asociación que tienen sus integran-tes. Lo común hasta hace algunosaños era el hecho de que las murgasse agruparan bajo la directiva de un“dueño”. Ahora es muy habitual quelas murgas formen cooperativas don-de todos los integrantes tienen lasmismas obligaciones y los mismosderechos. Todo se discute y se deci-de entre todos y también las tareasse reparten equitativamente.

Es preciso remarcar como otro puntode diferenciación entre las murgas ac-tuales y las de épocas anteriores: ladespolitización del discurso. Las temá-ticas de las murgas jóvenes apuntangeneralmente a cuestiones de la idio-sincrasia uruguaya y a críticas másrelacionadas con la forma en que eluruguayo es y trata ciertos temas.

Murga Joven: la política culturalMurga Joven: la política culturalMurga Joven: la política culturalMurga Joven: la política culturalMurga Joven: la política cultural66666

La Murga Joven surge a raíz de unconvenio que realizó la IntendenciaMunicipal de Montevideo (IMM) conel Taller Uruguayo de Música Popu-lar (TUMP) en el año 1995. Es a par-tir de esta fecha que se empiezan ainstrumentar talleres de murga enmuchos barrios de Montevideo, conla dirección de murguistas recono-cidos en el medio carnavalero. Deeste proceso es que surgen muchasmurgas que se presentarán luego, apartir de 1998, en “El Encuentro deMurga Joven”.

6 La información acerca delsurgimiento de la Murga Jovenen Montevideo proviene del librode Julio Brum (2001) quien esmúsico, docente, coordinadorde Extensión del TUMP yresponsable docente de MurgaJoven.

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El diagnóstico que se realizó des-de el TUMP para fundamentar y pla-nificar el trabajo a partir de los ta-lleres de murga, tuvo tres pilares.El primero se basó en la idea deque el modelo cultural oficial queofrece el estado a través de la edu-cación formal, está estructurado enla valoración de la música culta eu-ropea. El segundo eje refiere a laprevalencia de un modelo culturaltrasnacional. Por último, el tercer ejehace referencia a la importancia dela música popular como formadorade identidad. El objetivo fue gene-rar un espacio que suscite la apro-piación del lenguaje del géneromurga.

El año 2000 es considerado el añode consolidación definitiva de laMurga Joven, ya que el fenómenotoma una dimensión mucho mayor,debido a la enorme cantidad de jó-venes que se inscriben para parti-cipar del encuentro (450 jóvenesdistribuidos en 21 grupos). En el2006 la IMM toma la decisión deimponer una prueba de admisión,esto provocó que hubiera una can-tidad de murgas que quedaran fue-ra del concurso, y que algunos delos jóvenes organizaran una espe-cie de “contra encuentro” al que lellamaron “Bolsa de Murgas”. Estaorganización está funcionandodesde entonces en forma indepen-diente, es decir, sin mediación dela IMM.

A partir del corriente año la IMM yano será más la encargada de orga-nizar el “Encuentro de Murga Joven”,sino que estará en la órbita del Mi-nisterio de Turismo y Deporte.

GRUPO JÓVENES SINDICALISTGRUPO JÓVENES SINDICALISTGRUPO JÓVENES SINDICALISTGRUPO JÓVENES SINDICALISTGRUPO JÓVENES SINDICALISTASASASASAS

El movimiento sindical represen-ta el movimiento social y políticono partidario más importante enla historia y en el presente del Uru-guay.

El diseño del espacio público des-de el proyecto político del batllismosupuso un temprano incentivo parala organización sindical, que seconsolidó con la instrumentaciónde los Consejos de Salarios en1943. En 1966 la unificación de to-dos los sindicatos en una únicacentral sindical fortaleció al movi-miento y permitió expandir desdelas cúpulas las reivindicaciones atodas las esferas que involucran lareproducción de las fuerzas de tra-bajo.

Su oposición a la dictadura cívi-co-militar, su defensa de los prin-cipios democráticos y la orienta-ción ideológica de sus dirigentesllevaron a su inmediata proscrip-ción y persecución por parte delos militares.

La conjunción de cambiosglobales y proyectos locales, asícomo la implementación durantedécadas de políticas de corteneoliberal mermaron su accionar,reconfigurando sus consignas yobjetivos.

La victoria de la izquierda en el 2004,con la cual el PIT-CNT tiene una rela-ción histórica, otorgó un nuevo mar-co de desarrollo y consolidación quereconfiguró la importancia de su ac-cionar en la actualidad.

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Elementos históricos y sociológicosElementos históricos y sociológicosElementos históricos y sociológicosElementos históricos y sociológicosElementos históricos y sociológicosclaves para entender el colectivoclaves para entender el colectivoclaves para entender el colectivoclaves para entender el colectivoclaves para entender el colectivo

Una de las particularidades que poseela historia del Uruguay es el surgimientode la sociedad civil como consecuen-cia de un proyecto político (RafaelBayce, 1989, 2005), lo que se contra-pone a los relatos y los procesos másclásicos de la modernidad en los quela constitución de la esfera políticadeviene de los crecientes niveles decomplejidad de la sociedad civil. Enese sentido, Bayce7 (2005) sostieneque la sociedad civil uruguaya nacecon una normatividad heterónoma, queestá en las antípodas de una de lasutopías constitutivas de la moderni-dad: la reivindicación de la progresivaautonomización de la humanidad detodos los órdenes normativos que nosean construidos por los mismos ac-tores vinculados a dichos ordenes.Bayce (2005), siguiendo a Bourdieu,argumenta que la ‘naturalización delarbitrario cultural’, instaurado por me-dio de la violencia simbólica, es encar-nado paradigmáticamente por la socie-dad política, que obtiene la legitimidadde su orden a través de la naturaliza-ción de unas prácticas que, en efecto,impone de forma heterónoma a la so-ciedad civil. En este marco el proyec-to político del batllismo, a comienzosdel siglo XX, se presenta como un puntode partida ineludible. Las particulari-dades de este contexto político, eco-nómico y social merecen especial men-ción, ya que marcaron fuertemente laevolución posterior del país. El proyectopolítico batllista buscó la unificación na-cional, la integración de las masivasolas migratorias a la vida social8, al mis-mo tiempo que pretendió insti-tucionalizar una nación marcada por su-

cesivos enfrentamientos políticos en-tre caudillos y doctores, entre conser-vadores rurales y aristócratas urbanos(Bayce, 1989). De esta forma, elbatllismo concibió el espacio públicocomo lugar de resolución de los anta-gonismos políticos y sociales. El Es-tado debía jugar un rol clave en lamediación de los conflictos sociales,y particularmente en la prevención delos mismos mediante el papel de laeducación como promotora de la cien-cia y la racionalidad, como arma defortalecimiento cívico que redundaríaen el fortalecimiento de las pautasdemocráticas.

Esta concepción fundaría lo queBayce denomina los “neomitos” de lacultura política nacional: “la génesisdel neomito de la medianía9, la equi-distancia arbitral del Estado, del for-talecimiento de las clases mediasamortiguadoras del conflicto potencial,de los partidos como absorbedoresde ideas y demandas en la luchaendógena...” (1989:16). En este mar-co, la sociedad civil se constituye deforma heterónoma, como un aspectomás de la arquitectura del proyectopolítico batllista, donde lainstitucionalización de las disputascomo forma de encauzar las confron-taciones dentro de parámetrospredefinidos se planteaba como el ob-jetivo primordial. Bajo estos precep-tos, no siempre coherentes yunidireccionales sino más bieninstaurados en el contexto de unas dis-putas políticas con “impulsos y fre-nos”, se fomentó la consolidación delos incipientes sindicatos tanto me-diante su reconocimiento como orga-nizaciones legítimas como encauzan-do parte de sus demandas laborales10.

7 Basado en los argumentos de:“Los ´compañeros´ Aristóteles,Kant, Weber, Parsons, Habermas,Bourdieu, Luhmann, Escuela deFrankfurt, Escuela sociológica deChicago.” (2005: 63)8 Principalmente de españoles eitalianos, pero también de otrasdiversas nacionalidades.9 Entendido como la “canalizacióndel conflicto de clases y suamortiguación” (Bayce 1989: 16).10 Este aspecto del proyectopolítico batllista es la característicacentral que conlleva incluso a ladenominación del Estadouruguayo como uno de lasprimeras experiencias americanasdel “Estado de Bienestar”.

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En este contexto comenzaron aaprobarse las primeras leyes la-borales11 que introducían cam-bios significativos para el obrerourbano industrial, pero es reciéna principios de la década del 40que los sindicatos se incorporancomo actores de peso en la esfe-ra política. En consonancia conel proyecto batllista, Amézagaasume la presidencia del país en1942 y en su discurso de asun-ción sostiene “(…) no perdamosla oportunidad de asegurar la pazsocial, la paz interna y juremosaproximarnos (…) para dar a to-dos los habitantes de la Repúbli-ca, lo que con razón y justicia re-claman” (Porrini, 2005: 152). Eneste marco se aprueba la Ley deConsejos de Salarios el 12 denoviembre de 1943 para las áreasde Industria y Comercio. Esta leycomprendía un conjunto de dis-posiciones y definiciones queabarcan desde el pago de asig-naciones familiares12 y la negocia-ción de “salarios mínimos”13 has-ta la negociación de todos losaspectos referidos al ámbito la-boral en igualdad de condicionesjurídicas bajo las fiscalizaciónestatal (Porrini, 2005: 157). A suvez, el Poder Ejecutivo clasifica-ba en grupos las distintas activi-dades laborales comprendidasdentro de los consejos así comoreglamentaba la elección de losdelegados que participarían enlas negociaciones. Esto conllevala realización de elecciones den-tro de los sindicatos u organiza-ciones reconocidas por el PoderEjecutivo como interlocutores le-gítimos14.

Al mismo tiempo, esta expansióny consolidación del movimientosindical se desarrolla en el marcode un fuerte crecimiento industrial,lo cual facilitó, por un lado, su or-ganización y masificación y, porotro, la obtención de recursos. Enla década del 30 la producción in-dustrial tuvo tasas de crecimientosuperiores al PBI, pero es en elperíodo que va desde 1943 hasta1954 que la industria manufactu-rera t iene su “edad de oro”,incrementándose su participaciónen el PBI en un 50% (Bértola,1991: 131).

Este incremento de la producción,cuyas connotaciones exceden loestr ictamente económico, esconstatado también por el aumen-to de su participación en el mer-cado laboral. Si comparamos losporcentajes de participación de laindustria manufacturera en el mer-cado laboral entre 1908 y 1957,se constata que ésta se duplica,al tiempo que también se duplicala población económicamente ac-tiva.

11 Medidas para evitar accidentesde trabajo (1914), jornada laboralde 8 horas (1915), declaración del1º de Mayo como “Fiesta del Trabajo”(1916), prohibición del trabajonocturno en panaderías y otroslocales (1918), sillas para que lasobreras y empleadas descansen y/o trabajen cuando sus tareas lopermitieran (1918), pensiones a lavejez y a la invalidez (1919), descansosemanal obligatorio de un día(1920), responsabilidad patronalsobre accidentes de trabajo (1920),salario mínimo para trabajadoresrurales (1923). Las leyes sobrepensiones civiles y jubilacionescorresponden a finales del siglo XIX:Caja de Jubilaciones y PensionesEscolares (1896), Caja deJubilaciones y Pensiones de Obrerosy Empleados de Servicios Públicos,incorporándose a ella gráficos yperiodistas (1928), Caja paraempleados de Bancos y Bolsa deComercio (1925) (Porrini, 2005:121). Al mismo tiempo seemprenden una serie de medidassanitarias que benefician a lapoblación en su conjunto, cuyaexpresión más clara es el descensode la mortalidad infantil y el aumentode la expectativa de vida, a tal gradoque Uruguay es uno de los primerospaíses latinoamericanos en realizarsu primera transición demográfica.A su vez, se presentan variosproyectos de ley para mejorar lascondiciones de vida de lostrabajadores; el más emblemático deellos es la ley de Consejos de Salarioselaborada por Frugoni (1912), lacual busca institucionalizar lanegociación colectiva tripartita,integrada por las organizacionessindicales, las patronales y el Estado(éste último como garante, mediadory encargado de resolver en caso dedesacuerdo entre las partes).12 Un pago extra del salario paraaquellos trabajadores que tuvieranhijos.13 Definidos como “aquel que seconsidera necesario en relación alas condiciones económicas queimperan en un lugar, para asegurar

Participación de la industriaParticipación de la industriaParticipación de la industriaParticipación de la industriaParticipación de la industria

manufacturera en el PBI, 1930-manufacturera en el PBI, 1930-manufacturera en el PBI, 1930-manufacturera en el PBI, 1930-manufacturera en el PBI, 1930-

1 9 5 41 9 5 41 9 5 41 9 5 41 9 5 4

1930 1936 1938 1943 1954

11,7 13,2 15,3 17,3 22,7

Fuente: Bértola, 1991: 112

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En este marco de crecimiento delPBI, impulsado principalmente por elcrecimiento industrial incentivado porla órbita estatal mediante el fomentode la sustitución de importaciones,los Consejos de Salarios representa-ron una mejora en la condiciones devida de los trabajadores, particular-mente, de los urbano-industriales.Según las estadísticas del Ministeriode Industrias y Trabajo (MIT), el cre-cimiento del salario alcanzó nivelesjamás vistos en la historia del país;se estima que en 1947 un trabajadorpercibía 156 pesos por cada 100pesos que obtenía en 1943. Sin em-bargo, el costo de vida en 1943 eraigual al salario mientras que en 1947era de 161, es decir un 3,11% infe-rior. En 1950 se constata, con rela-ción al año base de 1943, un incre-mento del salario real del 18 % mien-tras que en 1952 crece el aumentoreal al 25,7%16 (Porrini, 2005: 98).

En este sentido, los consejos de sa-larios no sólo representaron el cami-no para el mejoramiento de las con-diciones salariales, sino que ademásfomentaron la organización de los tra-bajadores integrándolos y socializán-dolos bajo las pautas democráticas17.

El funcionamiento de los consejosalentó el desarrollo sindical, conjun-tamente con la expansión de las re-laciones industriales, la multiplica-ción de las intervenciones estatalesy las acciones promotoras de losgremios (Lanzaro, 1986: 50). A suvez, los consejos de salarios facili-taron y contribuyeron a la organiza-ción sindical en ramas de actividad,dadas las pautas de negociación poráreas. Esto contribuyó a la unidadde distintos sindicatos y a generarmuestras de apoyo y solidaridadinter-ramas, sentando las bases de-finitivas para la conformación de unacentral sindical única de trabajado-res. Dicha unificación, si bien fue re-trasada por la coyuntura económica,recibió un empuje sustancial con lamasiva incorporación de sindicatosrurales, luego de los conflictos dearroceros y tamberos en 1957 y deremolacheros en 1958 que redunda-ron en 1966 con la conformación dela CNT (Central Nacional de Trabaja-dores) que aglutinó a todos los sin-dicatos en su seno.

La dictadura militar uruguaya tran-sita entre 1973 y 1985. La demo-cracia tuvo un hito re-fundacional

al trabajador un nivel de vidasuficiente, a fin de proveer a lasatisfacción de sus necesidadesfísicas, intelectuales y morales”(Porrini, 2005: 157).14 Las primeras experienciasfueron consideradas exitosas, yaque en las elecciones de CUTCSA,de 2800 trabajadores habilitadosvotaron 2350, aproximadamenteel 84%, mientras que en laselecciones del tranvía sufragaronen torno al 68,25 % (Porrini, 2005:160). Entre 1944 y 1945, con el finde elegir delegados para losconsejos de salarios, votaron casi44.000 trabajadores, de un totalde 99.400. Si excluimos a lostrabajadores del comercio (sólovotaron el 8,48% de loshabilitados), la participación fue deun 68,4%.15 El PIT-CNT en su Web publicaotra información que expande elnúmero de trabajadores in-dustriales, particularmente en ladécada del 30, afirmando queexistían 77.500 obreros in-dustriales, pero no publica lasfuentes ni las metodologías quesubyacen en la construcción deldato.16 Al mismo tiempo, la asesoríatécnica del MIT relevó la evoluciónsalarial de diversas actividadesindustriales localizadas enMontevideo para el período 1943-1952, a saber: alimentaria, textil,construcción, metalúrgica, química(fosforera), madera (envases),transporte y panaderías. Losjornales máximos observados en1943 eran de 28,64 pesos yaumentaron a 42 pesos, unincremento del 46,64%, mientrasque el mínimo jornal observado de0,70 pesos en 1943 aumentó a5,67 pesos, un considerableincremento del 710%. El promediogeneral en 1943 estimado en 2,50pesos alcanzaría 8,82 en 1952, unaumento de 253% (Porrini, 2005:99). Estos incrementos reflejan tantola incidencia de los consejos desalarios y particularmente la fijaciónde salarios mínimos, como la espiral

Empleo en el sector manufacturero y población activaEmpleo en el sector manufacturero y población activaEmpleo en el sector manufacturero y población activaEmpleo en el sector manufacturero y población activaEmpleo en el sector manufacturero y población activa1515151515, 1936-1954, 1936-1954, 1936-1954, 1936-1954, 1936-1954

Empleo en laEmpleo en laEmpleo en laEmpleo en laEmpleo en la Participación de laParticipación de laParticipación de laParticipación de laParticipación de la

AñoAñoAñoAñoAño Población activaPoblación activaPoblación activaPoblación activaPoblación activa manufactura (%)manufactura (%)manufactura (%)manufactura (%)manufactura (%) manufactura (%)manufactura (%)manufactura (%)manufactura (%)manufactura (%)

1936 759873 65962 8,7

1944 857130 93518 10,9

1954 951641 165743 17,4

1957 968518 184547 19,1Fuente: Bértola, 1991: 111

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cuando asume como presidenteelecto Julio María Sanguinetti delPartido Colorado en 1985. En losaños que antecedieron a la dicta-dura como durante la misma los tra-bajadores sufrieron las consecuen-cias, tanto en el plano económicocomo sindical. El conjunto de me-didas tomadas, en las que se in-cluye la supresión de los consejosde salarios, significó un abruptodescenso en el salario real de lostrabajadores uruguayos.

Si observamos el Índice Medio deSalarios construido por el InstitutoCuesta Duarte del PITCNT, en pers-pectiva histórica los trabajadoreshan perdido aproximadamente un50% de sus ingresos durante la dic-tadura, perdiendo íntegramente enla crisis del 2002 los magros aumen-tos en la década del 80 y 90, recom-poniéndose la senda de crecimien-to en coincidencia con la asuncióndel actual gobierno y la restituciónde los Consejos de Salarios.

inflacionaria. Los incrementosnominales se encuentran ame-drentados por los incrementosgeneralizados en el nivel de precio.Pese a esto, existe un consenso, másallá de las estimaciones y susvariaciones, respecto a que lostrabajadores incrementaron susingresos reales en este período(Porrini, 2005: 104).17 Si bien la ley no establecía elmonopolio de la representaciónobrera en los sindicatos, enparte, porque estos no estabanlo suficientemente constituidos,y en parte, porque se adoptó unapauta liberal y pluralista.Fuente Arim, Salas 2008

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Si observamos en el total de los ocu-pados en la actualidad, el año de afi-liación sindical que declaran los tra-bajadores uruguayos se encuentran enestrecha relación con las vicisitudespolíticas descriptas. Luego del incre-mento en el número de afiliados en elproceso de transición y retorno demo-crático es seguido de un descensoen la neo liberal década de los 90,

duplicándose el número de personasafiliadas en el 2005 – 2006 en conso-nancia con la restauración de los es-pacios de negociación tripartitos y dela legislación promulgada que prote-ge la actividad sindical. Es pertinen-te destacar que principalmente el ni-vel de afiliación sindical se explicapor el incremento de los asalariadosprivados (Arim, Salas: 2008, 39).

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Los datos procesados de la En-cuesta Continua de Hogares porArim y Salas (2008) nos ofrecen unacaracterización de los trabajadoressindicalizados en nuestro país. Esdestacable las diferencias entreMontevideo y el resto del país, don-de la existencia de sindicatos enla capital así como el porcentaje detrabajadores sindicalizados essignificativamente superior. Por otraparte los trabajadores de mayor ni-vel educativo y mayores niveles deingreso se encuentran sindi-calizados en porcentajes conside-rablemente superiores a los de me-nor nivel educativo y menores in-gresos (Arim, Salas: 2008, 35). Adiferencia de los tramos de edadde las personas sindicalizadasdonde se observan diversas dis-tinciones, particularmente en el tra-mo de 45 a 60 años donde el do-ble de la personas se encuentrasindicalizada en comparación conel tramo de 25 a 34, las diferen-cias de género se presentan comopoco significativas, incluso lasmujeres se encuentran en un ma-yor porcentaje sindicalizadas quelos hombres. En relación a la cate-goría ocupacional, el mayor porcen-taje de sindicalizados lo constitu-yen los trabajadores del sectorpúblico y los cooperativistas pesea representar un porcentaje inferioral sector privado en la PoblaciónEconómicamente Activa. Por últimoes contundente el dato sobre lostrabajadores del sector formal e in-formal, donde apenas el 7% tienela posibilidad de sindicalizarse yel 1,3 % se encuentra afiliado.

GUPO DE JÓVENESGUPO DE JÓVENESGUPO DE JÓVENESGUPO DE JÓVENESGUPO DE JÓVENESCOOPERACOOPERACOOPERACOOPERACOOPERATIVISTTIVISTTIVISTTIVISTTIVISTAS AGRARIOSAS AGRARIOSAS AGRARIOSAS AGRARIOSAS AGRARIOS

En Uruguay, según el Censo de2004, son 741.906 los jóvenes deentre 15 y 29 años, de los cualestan sólo el 9% (59833) vive en zo-nas rurales. Estos jóvenes represen-tan el 22% de la población rural, por-centaje similar al de jóvenes urba-nos con respecto a la población ur-bana.

Los jóvenes cooperativistas agrarios,que son el colectivo seleccionadopara la formación del grupo focal,pertenecen a los estratos medios dela producción agropecuaria familiarde Uruguay. Provienen de hogaresde pequeños y medianos producto-res rurales que forman parte del sis-tema de cooperativas agrarias. Losmiembros de estos hogares viven,la mayor parte del tiempo, en pre-dios agropecuarios y obtienen lamayor proporción de sus ingresosde la agricultura o la ganadería. Co-inciden, entonces, la unidad econó-mico-productiva, que es la explota-ción agraria, con la unidad domésti-co-reproductiva que es el hogar.

En Uruguay, cerca del 80% de losproductores agropecuarios son pe-queños y medianos (Tommasino yBruno, 2005). Los jóvenes que viveny/o trabajan en el medio rural uru-guayo y que provienen de este sec-tor, se encuentran actualmente anteuna estructura agraria muy concen-trada en cuanto a la distribución dela tierra y los recursos, pero al mis-mo tiempo se hallan frente a una es-tructura de oportunidades de empleomás diversa, en la que se insertan,

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según Romero “como mano de obraflexible ante los cambios productivosque han ocurrido en el agro urugua-yo en los últimos 30 años” (Romero,2000). En este lapso, la estructuraagraria del país se ha transformadode la mano de un proceso de moder-nización que ha beneficiado a los sec-tores agroexportadores más fuertes.En este marco, la extranjerización,pero sobre todo el aumento de la con-centración de la tierra con la llegadaal agro de grandes inversiones agrí-colas y forestales, son fenómenosque están desplazando y afectandofuertemente a la producción familiar.En los últimos 30 años se ha produ-cido la pérdida de un tercio de losproductores rurales con menos super-ficie de tierra. En los últimos seis añosel valor de la tierra aumentó 2,5 ve-ces.

La vida de los jóvenes que formanparte de hogares de productores ru-rales supone una estrecha identidadentre los objetivos de la empresa fa-miliar rural y los de la familia. Los jó-venes, generalmente, son parte de lamano de obra no asalariada que tra-baja en explotaciones agropecuariasfamiliares. En este ámbito, los meca-nismos de reemplazo generacionalsuelen ser muy lentos, por las propiasestructuras productivas, que dificul-tan el acceso a la tierra a pequeñosproductores que se inician y por lasdinámicas sociales del medio rural alas que se refiere Durston (1998): “Amedida que avanza la evolución cícli-ca del hogar, el jefe del hogar/unidadproductiva controla cada vez mas re-cursos, lo que es legitimado social-mente y culturalmente por los miem-bros del hogar, incluidos los hijos jó-

venes, aunque sus intereses presio-nan en la toma de decisiones sobrela distribución de los factores produc-tivos, uno de ellos, la tierra” (Durston,1998: 12).

Las estrategias de desarrollo per-sonal de los jóvenes por fuera deesta dinámica se orientan hacialas nuevas posibilidades de inde-pendencia económica que puedenabrir la educación y el trabajo asa-lariado. Es normal que los jóve-nes rurales tengan una insercióntemprana en el mercado de tra-bajo. Esto se refleja en un menorporcentaje de asistencia al siste-ma educativo de los jóvenes de14 a 18 años con respecto a losde otras áreas geográficas. El60% de la población rural de 15años o más sólo ha alcanzado laeducación primaria. En tanto, laproporción de personas con edu-cación terciaria en Montevideocuadriplica a la del área rural. El77% de los jóvenes de este tra-mo de edad en el país asisten alsistema educativo, mientras quelo hacen solamente el 68,2% delos jóvenes que viven en locali-dades menores y tan sólo el60,6% de los que viven en el árearural dispersa. Las limitantes enla oferta educativa y las menoresfacilidades de acceso a los esta-blecimientos de educación se-cundaria también podrían explicaresta diferencia. No obstante lasdiferencias con respecto a los jó-venes de Montevideo y del inte-rior urbano, la juventud rural pre-senta en la actualidad un nivel deescolaridad superior al de la po-blación rural adulta y ha aumen-

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tado su tasa de asistencia a laeducación, lo que estaría resul-tando en un descenso de su par-ticipación en la Población Econó-micamente Activa. Las tasas deactividad de los jóvenes de 14 a19 años disminuyeron en un24,4% de 1999 a 2006, y las delos jóvenes de 20 a 24 tambiéndisminuyeron, aunque en menormedida.

Sin embargo, el sector agropecuario,a pesar del gran crecimiento econó-mico experimentado en los últimosaños, ha disminuido su capacidadcomo empleador directo de mano deobra, ampliando la escala de produc-ción, tecnificándose y mejorando lagestión. La población rural se ocu-pa cada vez más en empleos noagropecuarios; un tercio de los resi-dentes en el medio rural no se dedi-ca a tareas agropecuarias como prin-cipal actividad económica. Participarde la actividad agropecuaria ya nosignifica inequívocamente vivir en elmedio rural, como tampoco, vivir enel campo, implica necesariamentetrabajar en la actividad primaria.

Este marco abre la posibilidad denuevas estrategias de vida para losjóvenes rurales, alternativas a laagricultura familiar. Estas alterna-tivas, sumadas al atractivo de losestilos de vida urbanos, los sue-len empujar a la migración hacia loscentros poblados cercanos, a lascapitales departamentales o aMontevideo. Los programas de de-sarrollo rural orientados a los jóve-nes no pueden plantearse frenaresta migración, pues a pesar deque generalmente se basan en la

capacitación técnica para accedera puestos de trabajo agrarios, losniveles de instrucción superiores(universitario y terciario en general)no pueden ser adquiridos localmen-te por los jóvenes. Asimismo, losproyectos de promoción y capaci-tación productiva tampoco logransolucionar las demandas de los jó-venes vinculadas con los proble-mas de infraestructura, el mal es-tado de los caminos y la menor co-bertura de energía eléctrica y tele-comunicaciones que afectan a loshogares rurales. Esta situación im-plica limitaciones para el acceso alos servicios de salud y educaciónasí como a bienes y servicios cul-turales que incentivan aún más lamigración.

Un mayor nivel de escolarización yuna mayor exposición a las tecnolo-gías de información y comunicacio-nes coloca a los jóvenes rurales enuna mejor postura para asimilar co-nocimientos y procesos tecnológicosnovedosos, lo que puede inter-pretarse como una ventaja con res-pecto a las generaciones adultas enla competencia por los nuevos pues-tos de trabajo que surgen en el con-texto de la modernización agraria.Por otro lado, estos mismos facto-res generan una mayor exposición asistemas de conocimientos y valo-res propios de la cultura urbanaglobalizada, por lo que se puedeesperar que la juventud rural incor-pore, cada vez más, pautas de com-portamiento similares a las de los jó-venes urbanos, perdiendo parte deuna identidad cultural local arraiga-da en las tradiciones de la sociedadrural.

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Los jóvenes participantes del gru-po focal comparten los rasgos ge-nerales de los jóvenes rurales uru-guayos, pero es importante tomaren cuenta su inserción en un con-texto institucional particular, que esel cooperativismo agrario. Estos jó-venes fueron seleccionados por for-mar parte de una de las cuatro gre-miales agropecuarias más importan-tes del país, la que concretamenterepresenta al sistema de coopera-tivas agrarias: Cooperativas Agra-rias Federadas (CAF). El modelo co-operativo en el agro se presentacomo una alternativa empresarialsolidaria para enfrentar la atomiza-ción productiva de los pequeños ymedianos productores. CAF surgióen 1984 como respuesta a la nece-sidad de las cooperativas agrariasde contar con una única expresióngremial que defendiera sus intere-ses.

Actualmente, CAF cuenta con 50entidades miembros (cooperativasde primer y segundo grado y so-ciedades de fomento rural), las queen su conjunto nuclean a más de15.000 pequeños y medianos pro-ductores, abarcando casi la totali-dad de los rubros agropecuariospresentes en el país. Estas entida-des realizan tareas de promoción yprestación de servicios a la produc-ción agropecuaria como almacena-je, comercialización conjunta, ven-ta de insumos, apoyo técnico, ca-pacitación, etc. Los socios son lospropietarios de las cooperativaspero al mismo tiempo son produc-tores independientes en cuanto atenencia de la tierra y proceso pro-ductivo.

CAF ha procurado tener siempredentro de la organización delega-dos y técnicos encargados de aten-der específicamente la temática delos jóvenes, buscando financia-miento externo a través de proyec-tos para dar soporte a sus activi-dades. A nivel de las cooperativasde base existen algunas que bus-can renovar sus cuadros diri-genciales dando un lugar a los jó-venes y promoviendo la formaciónde grupos o comisiones de jóvenes.Con estos esfuerzos se ha logradouna participación más activa de losmismos, en términos generales,aunque esta participación es toda-vía débil y no se da en todas lasentidades de base. Particularmen-te, no se ha logrado incorporar a losjóvenes en los cuadros de toma dedecisión, ya sea porque los jóve-nes aún son tímidos en asumir laresponsabilidad que ello implica, opor que los adultos todavía no lo-gran ceder el espacio necesario. Eneste aspecto surge otra debilidad,que es la renovación interna de losespacios juveniles en las organiza-ciones para que éstos se manten-gan activos, lo que implica otro tipode transferencia generacional, delos jóvenes con experiencia a losjóvenes que recién están comenzan-do a participar.

Muchas veces se presenta la dudasobre si es conveniente tener un pro-grama de jóvenes rurales dentro deuna organización nacional de agri-cultores o bien, promover la exis-tencia de una organización de jóve-nes rurales independiente. En elcaso de CAF y de la Comisión Na-cional de Fomento Rural, organiza-

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ción agraria de similares caracterís-ticas, la opción ha sido la de gene-rar espacios particulares para losjóvenes a la interna de la institución.En Uruguay también existen orga-nizaciones propias de los jóvenesrurales, como la Federación Rural deJóvenes o el Movimiento de la Ju-ventud Agraria. Estas organizacio-nes, junto con delegados jóvenesde CAF, participan de la ComisiónHonoraria de la Juventud Rural(CHAJR), que actualmente es unespacio de articulación indepen-diente que antes funcionaba en laórbita del Ministerio de Ganadería,Agricultura y Pesca (MGAP). Actual-mente no hay una política públicadirigida especialmente a la juven-tud rural, ni ésta tiene un espacioespecífico en las políticas de juven-tud.

GRUPO DE JOVENES FEMINISTGRUPO DE JOVENES FEMINISTGRUPO DE JOVENES FEMINISTGRUPO DE JOVENES FEMINISTGRUPO DE JOVENES FEMINISTASASASASAS

El escenario actual deriva de las prin-cipales líneas que adquirió en la his-toria de nuestro país el movimientofeminista. Y es que fue la coyunturahistórica la que hizo que esas vo-ces aisladas de mujeres encontra-ran sus diferentes ecos.

El feminismo en Uruguay si bien tuvoespecificidades propias acompañólas líneas de acción del movimientoen nuestra región. Se trató más quenada de un movimiento urbano sur-gido entre las mujeres de clasesmedia y alta, aquellas que accedie-ron a un cierto nivel de educación, oaquellas que desembarcaban ennuestro puerto trayendo consigo laimpronta de los movimientos femi-nistas europeos.

Según la historiadora GracielaSapriza el feminismo en nuestro paíssurge de la mano de un clima muyparticular instaurado por la ReformaEscolar de Varela, quien consagró unsistema escolar laico y gratuito ennuestro país. “La primera camada demaestras, las que acompañaron lareforma impulsada por José PedroVarela, fueron las pioneras del femi-nismo en Uruguay” (Sapriza;…).Pero también las mujeres socialis-tas y anarquistas dentro del movi-miento obrero tuvieron su parte, con-fluyendo a comienzos del siglo XXcon el reformismo Batllista18, el cualfavoreció sus posibilidades de cre-cimiento y legitimidad.

Al igual que en el resto de la región lalucha por la conquista de las igualda-des civiles y políticas fue la que másfuerte resonó en nuestra sociedad. Asíel 16 de diciembre de 1932 y luegode dos décadas de lucha el Uruguaypasó a ser uno de los primeros paí-ses de la región donde se aprobó elderecho al voto de las mujeres. Para1946 se aprobaba también la ley dederechos civiles de las mujeres. Sinembargo la conquista fue opacadapor la dictadura de Gabriel Terra en1933, las mujeres no ejercieron su votode forma masiva hasta las siguienteselecciones en 1942. Para este año in-gresan las primeras mujeres en nues-tro parlamento, siendo este uno de losingresos más tempranos entre los paí-ses de la región. “Sin embargo, pos-teriormente, la participación femeninatanto en organismos legislativos comoejecutivos ha sido muy escasa. Nun-ca pasaron de las 3 mujeres titularesen la Cámara de Representantes”.(Villamil, Sapriza; 1984).

18 “Una legislación socialavanzada, la secularización de lavida pública y privada y unapolítica tutelar con respecto a lamujer fueron algunos de susrasgos característicos” GracielaSapriza; “Feminismo en Uruguay,Las etapas de un largo Camino”

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Varios años y otro proceso dictatorialpasaron desde las luchas de lassufragistas hasta el resurgimiento de lasegunda ola del feminismo en Uruguay.La dictadura cívico militar de 1973 secaracterizó por una fuerte represión delos movimientos sociales, sin embragoun fenómeno importante fue el ingresomasivo de las mujeres al mercado detrabajo, así como la participación en or-ganizaciones locales, comedoresbarriales o vecinales, como forma desobrevivir a la crisis económica queafectaba al país desde 1960. La parti-cipación de las mujeres a escala localse percibió generalmente como una am-pliación de su rol doméstico, pero éstatambién acercó e hizo tomar contacto alas mujeres con el ámbito público.

A la salida de la dictadura “más con-cretamente en la ConcertaciónProgramática de 1984, múltiples or-ganizaciones de mujeres trabajaronpara colocar en la agenda política lasdesigualdades de género y elaborardiagnósticos y propuestas parasuperarlas”(CNS;1999). Las tresgrandes líneas que marcan la agen-da del movimiento feminista de estasegunda ola hasta hoy tienen que vercon la participación política de lasmujeres, la violencia doméstica y losderechos sexuales y reproductivos.19

En 1992 el gobierno municipal deldepartamento de Montevideo es ga-nado en las elecciones por un partidode izquierda, Frente Amplio. A partirde este momento se comienza a con-solidar la institucionalización del mo-vimiento con la creación de la Secre-taría de la Mujer en la órbita de dichaIntendencia. Las tensiones generadasentre las feministas autónomas y las

institucionalizadas tuvieron así susexpresiones en nuestro país con lacreación de varias ONG de mujeres,centros de estudio, etc. La partici-pación en las conferencias internacio-nales de mujeres confluye en la crea-ción de la Comisión Nacional de Se-guimiento de los Compromisos deBeijing (CNS) en 1996 20.

En marzo de 2005 asume el gobiernoel partido de izquierda Frente Amplio,colocando en la agenda política losderechos humanos de las mujerescomo un tema prioritario. Este hechosi bien ha propiciado la aplicación devarios programas tendientes a com-batir las desigualdades entre hombresy mujeres, transversalizando las pro-blemáticas de género, mantiene aúnimportantes deudas con las agendasfeministas sobre todo en lo que hacea derechos de salud sexual yreproductiva y participación política delas mujeres, como mostraremos a con-tinuación.

La situación de las mujeres hoyLa situación de las mujeres hoyLa situación de las mujeres hoyLa situación de las mujeres hoyLa situación de las mujeres hoyen Uruguayen Uruguayen Uruguayen Uruguayen Uruguay

Una breve reseña de los principalesindicadores socio- económicos nosayudará a describir de forma máscertera las diferentes situaciones porlas que transitan las mujeres Urugua-yas hoy21.

Del total de la población del paíssegún datos, INE, para el 2006 el27% de las personas son pobres y2% indigentes, el 18.3 % son hoga-res pobres en el Uruguay urbano. Lasdiferencias de acuerdo al sexo deljefe del hogar son menores al 2%.La pobreza alcanza al 19% de los

19 Entrevista a la historiadoraGraciela Sapriza, junio del 2008.20 La cual es una red deorganizaciones de mujeres detodo el país, y funciona comoespacio articulador con elobjetivo de promover elcumplimiento en Uruguay delPlan de Acción surgido de la IVConferencia Mundial sobre laMujer, convocada por lasNaciones Unidas en 1995.www.cnsmujeres.org.uy21 Para ello realizaremos unanálisis de datos secundarios apartir de dos fuentesprincipales: Instituto Nacional deEstadística, INE y el InformePaís, Convención CEDAW,informe sobre la aplicación dela convención sobre laeliminación de todas las formasde discriminación contra lamujer, Ministerio de DesarrolloSocial, MIDES, Instituto Nacionalde las Mujeres, Inmujeres, dadoque el mismo recopila una grancantidad de datos de variadasfuentes.

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hogares con jefatura masculina y al17.3% de los de jefatura femenina.(Batthyány, Cabrera, Scuro ; 2007) .

El acceso a la educación es a primeravista el dato más alentador, según elultimo informe del INE sobre la pers-pectiva de género. Al analizar el niveleducativo por sexo, observamos queno existen diferencias por sexo enprimaria, mientras que en secundaria2do. ciclo las mujeres aparecen conun 22% y los varones con un19%.(Batthyány, Cabrera, Scuro;2007). Por otro lado en la educaciónUniversitaria pública (UdelaR) es don-de se constata la mayor brecha porsexo, la matriculación femenina es de11.490, mientras que la masculina esde 6.245 hombres.(MIDES; 2007)

Con respecto a la actividad económi-ca según sexo, la brecha se inviertedesfavoreciendo a las mujeres. Lastasas de actividad actual de mujeresy varones se ubican en 51 y 72 y lastasas de ocupación en 44 y 66 res-pectivamente. La tasa de desocupa-ción muestra una diferencia sensible,prácticamente el doble para el casode las mujeres. (Batthyány, Cabrera,Scuro ; 2007) Así según datos de laEncuesta Continua de Hogares (ECH)2005, el ingreso mensual promediopara el total del país por ocupaciónprincipal de las mujeres (pesos uru-guayos 6.438) era el 70% del ingresomensual promedio del hombre (pesosuruguayos 9.074). Así se observa quela mayor diferencia se da entre lossalarios del personal directivo, las mu-jeres perciben el 52% del salario delos hombres. Dicha diferencia es im-portante también para los universita-rios, ya que las mujeres perciben el

60% del Ingreso del hombre (MIDES;2007). Estos datos nos muestrancómo, pesar de la brecha positiva queexiste en el acceso a la educaciónpara las mujeres, la misma no se re-fleja en el mercado laboral.

Es importante destacar en este casocómo de la población femeninaafrodescendiente (8.62% del total dela población uruguaya), 3,4% se des-empeña como personal directivo,9.3% son profesionales y técnicas,9.6% empleadas de oficinas y77.77% vendedoras y trabajadorasmanuales (trabajadoras de serviciosy fuerzas armadas). (MIDES; 2007)

Las principales campañas yLas principales campañas yLas principales campañas yLas principales campañas yLas principales campañas yluchas a nivel nacionalluchas a nivel nacionalluchas a nivel nacionalluchas a nivel nacionalluchas a nivel nacional

Los tres principales ejes que aglutinanla lucha del movimiento feminista y eltrabajo de las organizaciones de mu-jeres en nuestro país tienen que ver conla violencia doméstica, los derechossexuales y reproductivos y la partici-pación política de las mujeres. Por locual a continuación presentaremos unareseña de los avances y retrocesos conrespecto a estos vectores.

Violencia domésticaViolencia domésticaViolencia domésticaViolencia domésticaViolencia domésticaLa violencia doméstica tiene una im-portante prevalencia en nuestro país,las cifras muestran una situación alar-mante, cada nueve días muere unamujer (adulta o niña) víctima de vio-lencia doméstica. Anualmente se re-gistran aproximadamente 6000 denun-cias en sede policial por temas de vio-lencia doméstica, siendo el 86% delas víctimas, mujeres. (MIDES; 2007)La violencia domestica se constituyeasí como una de las formas más dra-

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máticas y extendidas de discrimina-ción sobre la mujer. Un importante avan-ce a este respecto es la aprobaciónde la ley 17.514 durante el año 2002.La misma prioriza las medidas de pre-vención y de protección a las víctimas,habilitando la adopción de medidascautelares en sede civil. Además dela creación de espacios de articulacióny coordinación de las políticas de pre-vención y erradicación de la misma.(MIDES; 2007)

Derechos sexuales y reproDerechos sexuales y reproDerechos sexuales y reproDerechos sexuales y reproDerechos sexuales y repro-----ductivosductivosductivosductivosductivosCon respecto a la despenalización delaborto y la aprobación de la ley deDerechos Sexuales y reproductivos elúltimo informe país –CEDAW-alerta que“Aún no se ha logrado derogar la Ley9.763 del año 1938 que define el abor-to voluntario como delito, a pesar de lademanda sostenida de muchas orga-nizaciones sociales y políticas de de-rogar la ley. Existen estimaciones re-cientes que ubican la práctica clandes-tina del aborto en un número no inferiora 33.000 abortos por año para el 2003”.(Sanseviero; En MIDES; 2007) El infor-me continúa explicitando cómo la vi-gencia de esta ley punitiva solo hagenerado más prácticas clandestinas,muchas veces en situaciones de ries-go, todo ello a pesar de que el 63%de la población del país tiene una opi-nión a favor de la Ley de SaludReproductiva. (MIDES; 2007).

En el año 2008 la Ley de Defensa dela Salud Reproductiva fue aprobadaen Cámara de Representantes, el Pre-sidente de la Rpública y la ministrade Salud Pública vetaron la Ley y enla Asamblea General no se llegó a losvotos suficientes para levantar el veto.

Participación política de lasParticipación política de lasParticipación política de lasParticipación política de lasParticipación política de lasmujeresmujeresmujeresmujeresmujeresEl escenario de participación políticade las mujeres a partir de las últimaselecciones muestra un claro retroce-so. Accedieron a cargos en el legisla-tivo tan sólo 14 mujeres, lo que en 130legisladores representa un 10.8% departicipación femenina. Lo más alar-mante de este dato es que se regis-tra un retroceso con respecto al por-centaje de participación en la legisla-tura anterior, donde entre ambas cá-maras legislativas, las legisladoraseran 15 constituyendo un 11.5% de laAsamblea General.(MIDES; 2007) Asía pesar de haber tenido un lugar deavanzada tiempo atrás hoy, “Uno delos rasgos más salientes de la culturapolítica uruguaya, comparada con elresto de los países de la región, y consu propia historia, es el rezago que elsistema político uruguayo muestra, enrelación con la incorporación de lasmujeres a la vida política”. (ConstanzaMoreira; En Niki Johnson ;2005)

El 28 de mayo de 2008 “el Senado deUruguay aprobó un proyecto de ley queprevé que, de cada tres lugares en laslistas electorales para los comicios deelecciones nacionales y municipales del2014 y el 2015, no puede haber másde dos personas del mismo sexo. Lainiciativa se aplica también a las elec-ciones internas de los partidos políti-cos, a partir de 2009”.22 Esta aproba-ción fue considerada como un tímidoavance, dado que la misma prevé suaplicación solo en un período electo-ral. En su fundamentación como políti-ca afirmativa la aprobación de la leyde cuotas debería significar un com-promiso político más fuerte y sobretodo de largo plazo.22 http://www.cnsmujeres.org.uy

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Participaron de la investigación 43 jóvenes en total, de los cuales 20 eranmujeres y 23 eran hombres. En el Cuadro 1 se muestra la cantidad de jóve-nes por sexo y grupo, donde se observa que la distribución por género esbastante diferente según el grupo. Esto se debe a que cada uno de loscolectivos representados en los grupos focales presenta particularidadesen cuanto a la participación de hombres y mujeres. Entre los jóvenes ruralesla participación femenina en todos los ámbitos suele ser muy escasa, lo quese reflejó en la ausencia de mujeres en el grupo focal. El grupo focal defeministas, por el contrario, estuvo compuesto exclusivamente por mujeres.Los jóvenes sindicalistas fueron quienes tuvieron una participación más equi-tativa, mientras que el grupo de Murga Joven- también provenientes de unámbito bastante masculinizado tuvo una mayor cantidad de hombres.

2.Características de los jóvenes participantes de losGrupos Focales

Cuadro 1. Cantidad de jóvenes por sexo y por grupoCuadro 1. Cantidad de jóvenes por sexo y por grupoCuadro 1. Cantidad de jóvenes por sexo y por grupoCuadro 1. Cantidad de jóvenes por sexo y por grupoCuadro 1. Cantidad de jóvenes por sexo y por grupoSexo Total

Grupo Femenino MasculinoFeministas 13 0 13Murga Joven 3 10 13Cooperativistas agrarios 0 8 8Sindicalistas 4 5 9Total 20 23 43

Cuadro 2. Promedio, edad máxima y edad mínima por grupoCuadro 2. Promedio, edad máxima y edad mínima por grupoCuadro 2. Promedio, edad máxima y edad mínima por grupoCuadro 2. Promedio, edad máxima y edad mínima por grupoCuadro 2. Promedio, edad máxima y edad mínima por grupoEdades

Grupo Promedio Máxima MínimaFeministas 26 35 22Murga Joven 26 30 23Cooperativistas agrarios 21 28 17Sindicalistas 26 30 21Total 26 35 17

La edad promedio de los participantes es de 26 años, en un rango de 17 a35 años. El grupo con mayor amplitud en cuanto a rango de edades fue elde jóvenes cooperativistas agrarios.

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La selección de los participantes seha realizado, -como es característicode las investigaciones cualitativas- através de un muestreo de tipo teóri-co o intencional, con el fin de obte-ner una variedad de visiones sobrela temática en cuestión y poder re-presentar a través de un mi-croconjunto el macroconjunto del queforman parte. Para elegir a los miem-bros del grupo focal se tuvo en cuentael criterio de heterogeneidadinclusiva. Ésta refiere a las diferen-cias que existen entre los miembros,que a lo largo del proceso de inter-cambio se homogeinizan. Es impor-tante que en el grupo esté represen-tado no sólo lo habitual, lo común,sino también lo minoritario, con el finde que sea lo más representativo po-sible del conjunto. (Tarrés, M; 2001).La selección ha sido producto de un“proceso de enculturación”, es decir,ha significado un proceso de apren-dizaje de las lógicas del grupo dejóvenes investigado.

Cada grupo focal representa a un co-lectivo vinculado a distintos ámbitosinstitucionales con sus lógicas parti-culares. Algunos de los jóvenes tie-nen cargos de representación en lasorganizaciones que conforman dichoámbito, lo que se muestra en el Cua-

dro 3. De los 43 participantes, 17 afir-man tener algún cargo de represen-tación en su organización.

En el grupo focal de feministas parti-ciparon cinco integrantes de un gru-po específico de jóvenes feministasDESYR, tres de ellas hoy no partici-pan en ningún grupo, mientras que dosestán vinculadas con organizacionesde mujeres. Las restantes ocho parti-cipantes están vinculadas o trabajanen organizaciones de mujeres dentrode distintas ONG, Organismos Esta-tales e Internacionales y grupos de jó-venes. Sólo tres afirman tener cargosde representación en la organizaciónen la que son parte. Mientras que otrasdos afirman formar parte de organiza-ciones horizontales donde todas tie-nen cargos de representación.

Los jóvenes murguistas forman par-tes de distintas murgas de Montevi-deo. La mayoría de los jóvenesmurguistas se reconocieron como ocu-pantes de cargos de representacióndentro de la murga de la que formanparte. Las tareas de relevancia quedijeron realizar fueron variadas y laspodemos agrupar en: dirección de lamurga, relaciones públicas, represen-tante, letrista, integrante de diferentescomisiones, entre otras.

Cuadro 3. Cantidad de cargos de representación por grupoCuadro 3. Cantidad de cargos de representación por grupoCuadro 3. Cantidad de cargos de representación por grupoCuadro 3. Cantidad de cargos de representación por grupoCuadro 3. Cantidad de cargos de representación por grupoCargo de representación en el grupo

Grupo Nocontesta No Si TotalFeministas 0 10 3 13Murga joven 2 3 8 13Cooperativistas agrarios 1 5 2 8Sindicalistas 0 5 4 9Total 3 23 17 43

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Los jóvenes cooperativistas agra-rios fueron seleccionados por su afi-liación o cercanía a una cooperati-va agraria de base. Participaron tan-to jóvenes que son actualmente so-cios de cooperativas, como los quealguna vez participaron en la mis-ma o en un grupo de jóvenes quese reuniera en el ámbito de la coo-perativa. Solamente dos de los jó-venes participaron en calidad de re-presentantes de su grupo. La ma-yoría reside en el interior del país, adiferencia de los jóvenes que parti-ciparon de los demás grupos, ensu amplia mayoría, residentes enMontevideo. Provienen de distin-tas zonas del país, en particular dellitoral, del centro y del sureste, re-presentando a distintos sectoresproductivos del ámbito agropecua-rio (horticultura, agriculturacerealera, ganadería).

Los jóvenes sindicalistas provienende sindicatos de distintas ramas dela actividad laboral, desde lo admi-nistrativo, pasando por lo textil, laconstrucción hasta el área metalúr-gica. Si bien la mayoría declara per-tenecer al ámbito público, éstos seintegran al trabajo dentro de las di-versas áreas del Estado desde elderecho privado, sea mediante con-tratos a término o mediante la mo-dalidad de pasantías y becas. Ensu mayoría no poseen cargos de re-presentación sindical. Dos de los in-tegrantes del grupo afirman poseercargos dentro de las jerarquías sin-dicales y se encuentran circuns-criptos a las comisiones de jóvenesde sus sindicatos, mientras que lasdos integrantes restantes desempe-ñan tareas como delegada del Co-mité de Base de la Fábrica y en latesorería del sindicato.

Cuadro4. AutoidentificaciónCuadro4. AutoidentificaciónCuadro4. AutoidentificaciónCuadro4. AutoidentificaciónCuadro4. Autoidentificacióncon unacon unacon unacon unacon una raza, etnia o colorraza, etnia o colorraza, etnia o colorraza, etnia o colorraza, etnia o color

Afro / Indígena 1

Afrodescendiente 2

Blanca 18

Caucásica 3

Hispánico 1

Latina 1

Mestiza 3

Mezcla 3

Normal 1

Parda 1

No contesta 9

Total 43

Cuadro 5. ReligiónCuadro 5. ReligiónCuadro 5. ReligiónCuadro 5. ReligiónCuadro 5. Religión

? 1

Afro 1

Ateo 1

Ay!! 1

Católica 1

Católica no practicante1

Católico 4

Cristiano 1

Cristiano casi ateo 1

La mía 1

No practicante 1

No practico 1

Varios 1

No contesta 27

Total 43

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Con respecto a la auto-percepción so-bre la pertenencia a alguna raza, etniao color, 18 de los 43 participantes dela investigación se reconocen como deraza “blanca”, a los que se podría su-mar tres casos que se identifican como“caucásicos”. En segundo lugar, haysiete personas que se consideran deraza “latina”, “mezcla” o “mestiza”. Porotra parte, dos personas se identificancomo “afrodescendientes”. Finalmen-te una persona se identifica como “afro/indígena”, otra como “parda” y una per-sona se define como “normal”, en tan-to que nueve de los participantes nocontesta esta pregunta. En el Cuadro4 se presenta el listado y la frecuenciade todas estas variaciones con respec-to a la identidad racial (pág. 41).

Algo similar ocurre en la preguntaacerca de la religión, con respues-tas muy variadas (utilizando expre-siones que van desde “católica” has-ta “ay!!!” y “?”) y una cantidad aúnmayor de participantes que no con-testan (27). La mayoría se inclinó poridentificarse como católico o formu-lar su no adscripción a la religión conexpresiones como “no practicante”.En el Cuadro 5 (pág. 41) se reprodu-ce el listado de respuestas y su fre-cuencia, sin agruparlas en catego-rías. Con respecto a la definición enclases sociales casi todos los jóve-nes se ubican dentro de las varian-tes de las clases medias (Cuadro 6).

En cuanto al nivel de escolaridad,entre quienes contestaron esta pre-gunta, la mayoría está realizando oya concluyó estudios terciarios yuniversitarios (31), mientras que elresto cuenta con estudios secunda-rios (6) o de nivel técnico (4).

Como puede observarse en el Cua-dro 7, del total de los 43 jóvenes, 31declaran que están estudiando ac-tualmente. La mayor parte de ellostambién trabaja, con lo que se tieneun total de 25 jóvenes que estudia ytrabaja.

Cuadro 6. Clases socialesCuadro 6. Clases socialesCuadro 6. Clases socialesCuadro 6. Clases socialesCuadro 6. Clases sociales

No contesta 6

Alta 1

Media alta 5

Media media 21

Media baja 9

Baja media 0

Baja 1

Total 43

Cuadro 7. Estudio y trabajoCuadro 7. Estudio y trabajoCuadro 7. Estudio y trabajoCuadro 7. Estudio y trabajoCuadro 7. Estudio y trabajo

TTTTTrabajarabajarabajarabajarabaja TTTTTotalotalotalotalotal

No Si No contesta

EstudiaEstudiaEstudiaEstudiaEstudia 0 0 2 2

No 1 9 0 10

Si 4 25 2 31

No contesta 0 0 0 0

Total 5 34 4 43

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Un elemento que se presenta comocomún denominador de los gruposfocales realizados es la reacción fren-te a la pregunta estímulo: ¿qué esser joven en los días de hoy? A ex-cepción del grupo de jóvenes sindi-calistas, donde el silencio inicial fuebreve, producto de la experiencia enla participación de actividades delestilo, los restantes grupos dilatan elinicio del debate producto del des-concierto y de lo que consideran la“vaguedad” de la pregunta. De estaforma surgen expresiones que refle-jan la confusión “Así sin anestesia¡Qué pregunta! ¿Por dónde empeza-mos?” o se comienza a debatir so-bre la interrogante planteada comoalgo externo, distante y en tercerapersona, “me molesta mucho que losjóvenes tengan que hacer muy chi-cos sus armas en el trabajo”, o direc-ta y explícitamente se comienza pordiscutir la categoría juventud, cues-tionado las clásicas adscripcionesdel término que lo relacionan con unaetapa del ciclo vital, “Que podemospensar sí en una edad, podemos pen-sar en qué características puede iden-tificar a esta gente que se encuentraen una franja etaria, pero también po-demos pensar en que se pueden di-ferenciar por muchísimas cosas. Loque podes llamar juventud, que pue-

de estar, por decirte de 15 a 30años…no sé bien si estoy tan deacuerdo con esos criterios” “Entonces,no creo que ser joven implique (…) nosolo implica tener una edad”.( jóve-nes feministas, JF) Estas reaccionescomienzan a delinear uno de los con-flictos medulares a desarrollarse eneste punto, a saber, la dificultad deadscribirse y conceptualizarse como“joven” de forma homogénea.

En mayor o menor grado, de formamanifiesta o latente, los discursosque se conforman en los gruposfocales plantean la problemática deidentificarse como jóvenes. En elcaso de los jóvenes murguistas asícomo las jóvenes feministas esteaspecto transversaliza el debate,presentándose de formaconsensuada y explícita:

“– Depende del estrato social, de-pende del nivel cultural, depende yoque sé, del nivel académico, enton-ces depende de la escala, que esser joven hoy acá, yo te puedo decirqué es ser joven desde mi lugar. -Claro desde el lugar que tiene cadauno”. (jóvenes Murga Joven- MJ)

“Para mí es imposible categorizar, nihablar, porque en realidad la genteque estamos acá no tenemos ni ideade lo que es toda la juventud” (JF)

3.¿Qué es ser joven en los días de hoy?Características, desigualdades y diferencias

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“No, obviamente no vamos a represen-tar y no estamos representando, a na-die, pero me parece que está buenoigual pensarlo desde nuestros espacios,y podemos pensarlo desde acá, des-de nosotras, me parece que no somosrepresentativos de nada, pero….” (JF).

En el caso de los jóvenes sindicalis-tas y de los jóvenes cooperativistasagrarios, si bien la temática se pre-senta de forma clara, permanece comoun aspecto subyacente en el discur-so, dado que no solo se exhibe deuna manera un tanto más atenuada,sino que además no se encuentra deforma permanente y explícita en eldiscurso. Mientras los jóvenes sindi-calistas se refieren así mismos comojóvenes solo cuando se enmarcan enel contexto particular del sindicalismo,los jóvenes cooperativistas agrarios nose apartan en ningún momento de sucondición compuesta, incluso cuan-do se proponen hacerlo.

“En mi sindicato pasa lo mismo, enel SUA todos nos quejamos de eso,somos pocos los jóvenes que tene-mos convicción de algo, que nos in-teresamos por el movimiento sindi-cal y por lo que es el sindicalismo”.(jóvenes sindicalistas- JS)

“Es re contra amplia la pregunta, yome voy a dirigir a lo sindical, queéesser joven sindicalista desde la expe-riencia personal…”. (JS)

“Pero debemos de tener cuidadocuando hacemos ciertas comparacio-nes cuando hablamos de jóvenes tra-bajadores porque incluso en estamesa debemos de tener distintasrealidades”. (JS)

“...yo creo que la propia rutina de vidadel campo te va llevando a que dechico te inculcan un hábito de traba-jo, de repente, de ayudar a la familia,que de repente en la ciudad no”. (Jó-venes cooperativistas agrarios- JCA)

“...lo que pasa es que el joven ruralestá dentro de la misma empresa,no es como en el caso de la ciudaden que la madre o el padre trabajanen una empresa y después van a lacasa, en el campo es todo lo mis-mo, entonces te lleva a tener ciertasresponsabilidades”. (JCA)

De esta manera en el desarrollo delos distintos discursos que surgende lo grupos focales se construye laidea de la imposibilidad de referirsea la juventud de forma única y ho-mogénea, sino que es necesariohablar de juventudes que se consti-tuyen en función de diversos encla-ves. Así los definidos, objetivamen-te, jóvenes participantes de los gru-pos focales se identifican como ta-les en la medida que se restringen yparticularizan los marcos de referen-cia. En este sentido, es necesariotener en cuenta los entramados designificados propios, el capital sim-bólico que poseen estas distintasjuventudes para no recaer en el errorde homogenizar la heterogeneidadsocial.

Bajo este marco, los jóvenes sin-dicalistas se identifican con la ju-ventud exclusivamente en relacióna las problemáticas que le atribu-yen, sin embargo cuando se hacereferencia a las características dela juventud como categoría, seadopta una mirada externa, distan-

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te y ajena. En otras palabras, es-tos individuos, que pueden serdefinidos objetivamente como jó-venes, no se identifican con lascaracterísticas generales que ellosmismos adscriben a la juventud. Deesta forma se caracteriza a la ju-ventud como: consumista, im-pulsiva, individualista, con escasocompromiso, comunicación e inte-gración."… podrían estar haciendo otrasactividades, que se formen máscomo personas, que vivan más lavida, como que no traten de sermás grandes, que no traten ser tanconsumidores porque hay muchosgurises que buscan más consumirque hacer conciencia de clase, in-cluso conciencia de vida (...) meparece que es por el consumismoque los jóvenes quieren trabajar.Algunos sí otros no (…) pero si que-ría salir a trabajar era por mi de jo-ven. Para poder consumir. Es paraahora, es consumismo más quenada. El joven para mí es muyconsumista”. (JS)

“Yo lo que creo que es el proble-ma de los jóvenes hoy es la faltade comunicación y de integración”.(JS)

Mientras se identifican a sí mismosjustamente en oposición a las ca-racterísticas que le otorgan a la ju-ventud en general. Desde su puntode vista no sólo se hallan compro-metidos con diferentes causas y or-ganizados en consecuencia, sinoque se conciben como sujetos polí-ticos llamados a propagar su visióndel mundo (desde una ópticaIluminista).

“Lo que pasa cuando llegás a un sin-dicato es que las puertas no estándel todo abiertas para los jóvenes,no se trata de integrar, de formar,de trasmitir experiencias son pocoslo sindicatos que se abren realmen-te a la juventud, son pocos los quellaman desde sus directivas a quelos jóvenes se integren. Claro. Creomás bien que tiene que ser el jovenel que va a pelear su espacio, digoson pocos los que manejan el temade la militancia y si bien esos pocosque lo manejan no tienen la forma-ción y la experiencia como para po-der estar en lugares de elección, teusan más para la propaganda, elmandado. Lo que los viejos no pue-den hacer. Claro pintar carteles, cla-ro, y no te dan lugar para los espa-cios de decisión, es una tarea quecomo jóvenes tenemos que exigir yconquistar porque no te lo van a re-galar, está visto eso”. (JS)

“Pero que quede bien claro la de-manda que tenemos los sindicalis-tas radica en la enseñanza que te-nemos los sindicalistas por el am-biente en que nos movemos que essiempre en reclamo o reivindica-ción, pero no tiene nada que ver conel joven en general, el joven por ahídebe tener muchas reivindicacionespero ahí, capaz que no saben nidecirlas, por ahí piden trabajo, tra-bajo y por ahí trabajan en un traba-jo totalmente contaminado con rui-do, con químicos, en la construc-ción sin cinto, y por ahí piensa queeso es lo normal entonces ni siquieratiene una demanda eso es la ma-yoría, verdad, entonces nosotrosque estamos en la minoría que so-mos los jóvenes organizados por-

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que estamos adentro de un sindica-to o de cualquier otra organizaciónsomos los menos, sí tenemos de-mandas pero la mayoría creo que no.También involucra a la gente. Es quecuando ellos las conozcan hacemosesto para que ellos las conozcan. Nosé si las vas a firmar, pero sí van atomar conciencia de cuál es la si-tuación real”. (JS)En contraste con la posición externaadoptada respecto a las característi-cas de la juventud, las dificultadesque sufren los jóvenes se expresancomo propias. Vuelven a ser jóvenes,tal como volvían a concebirse comojóvenes en su calidad de sindicalis-tas. Las dificultades emergen comohomogéneas, particularmente res-pecto a las problemáticas sindicales(lo que refuerza aún más su condi-ción de jóvenes en tanto sindicalis-tas), y pueden ser agrupadas funda-mentalmente en dos grandes proble-mas. Por un lado, el acceso a deter-minados lugares dentro del mercadode trabajo y, por el otro, el acceso acargos o puestos de decisión dentrode la actividad sindical. Estas pro-blemáticas son planteadas de simi-lar forma por los distintos gruposfocales.

Los jóvenes murguistas definen a lajuventud como una etapa híbrida, in-tersección de varias influencias y cir-cunstancias. En este sentido sostie-nen que no pueden hablar de todoslos jóvenes porque hay realidadesque no conocen y que, por lo tanto elsignificado de ser joven es diferen-te. Al mismo tiempo introducen unadistinción entre el pasado y el pre-sente, pero no desde una óptica idea-lista como los jóvenes sindicalistas,

sino que destacan las facilidadespara desempeñar su condición en laactualidad. “-Para mí ser joven hoy,a diferencia de otras épocas es te-ner mayor libertad artísticamente,más emprendimientos movidos porlos jóvenes, por ejemplo MurgaJoven”.(MJ) En consonancia definenla época actual como más favorableque las épocas pasadas, entendien-do que en la actualidad hay másoportunidades, más libertad artísti-ca y cultural, existen más espaciospara ocupar (no solo en lo laboral),hay más acceso a la información (loque conlleva que existan más inquie-tudes y que, en consecuencia los jó-venes quieran hacer más cosas), seextiende el período de la juventud,entendido como la posibilidad detener tiempo para tomárselo de for-ma despreocupada, de intentar, dehacer y deshacer. Para los/las jóve-nes del grupo, el tiempo de ocio ydespreocupación parece ser un ele-mento importante a la hora de defi-nir su juventud. “Lo que pasa es quesi agarrás un laburo por $20.000 yestás ganando $10.000 y el laburopor $20.000 te saca los 15 días enValizas, yo como joven... (risas). -Eso es ser joven en este país: 15días en Valizas! Ja ja. Eso es unadefinición de qué es ser joven enUruguay”. (MJ)

En este marco destacan como ca-racterísticas de la juventud actual,tener inquietudes, necesidad deproyectarse, asumir más riesgos,ser más impulsivo, menos reflexi-vo, disponer de mayor creatividadque los jóvenes de otros tiempos,adaptación constante al ahora, apa-tía ante la militancia en un sentido

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amplio del término, “los jóvenes tie-nen su lugar y los jóvenes no hacennada para salir de ese lugar y pasaa ser común, costumbre.” (MJ) Esteaspecto no solo se lo atribuyen a símismos sino al estereotipo que pre-domina sobre los jóvenes, dondedestacan, al igual que los jóvenessindicalistas y cooperativistas agra-rios, que si bien por un lado se losexhorta a participar, por otro ladomuchas veces se deslegitiman susopiniones por no contar con la ex-periencia de los años vividos. Sepone la excusa de la edad para noliberar espacios y se juzga la ex-periencia juvenil desde una óptica“adultocéntrica”. Ejemplificaban elpensar adulto de ésta forma: “...losjóvenes sean apáticos y que se con-formen con los espacios que tienenporque son jóvenes, y el razona-miento ́ porque son jóvenes´ es bas-tante usual lamentablemente.” (MJ)

Estas problemáticas pueden situar-se dentro de las dinámicas socia-les de dominación y de reproduc-ción social. Bourdieu (1984) remitela juventud a las relaciones de po-der entre las generaciones, es de-cir, los jóvenes son los que luchanpor el poder frente a los viejos, lu-chan por la apropiación desigual delos recursos. Las denominacionesde “viejo” y “joven” son etiquetasque se utilizan para luchar y paradefinir los derechos diferenciales deacceso a los recursos y a las posi-ciones de poder. La representaciónideológica de la división entre jóve-nes y viejos otorga a los jóvenesciertas cosas a cambio de que de-jen de hacer muchas otras a los másviejos.

En este sentido los jóvenes coope-rativistas agrarios plantean las difi-cultades que tienen para integrar es-pacios de decisión, “yo creo que (eljoven) es más trasgresor, o sea...más probable que el viejo...motivador en ciertos ámbitos”. (JCA)Expresan esta búsqueda como unatransgresión de los jóvenes y que losadultos tratan de contener, oponien-do resistencias al ingreso de los jó-venes a ámbitos de poder. Asimis-mo, esta capacidad de movilizar quetienen los jóvenes, es percibida lue-go como una capacidad para incor-porar la necesaria innovación en esosmismos ámbitos, sobre todo en elempresarial.

Este aspecto lo definen como una delas características y desafíos de la ju-ventud, “estar todos los días actuali-zándote, estudiando, para no quedarpor fuera de lo que es el mundo dehoy”. (JCA) Esto revela una de las in-quietudes centrales de los jóvenescooperativistas agrarios, ya que el dis-curso asociado fuertemente a la pro-ducción de la “empresa” se encuentraemparentado a la preocupación por noquedar excluidos de los cambios ace-lerados del mundo actual (del que nose detallan mayores características).“No nos tenemos que dejar estar en eltema de la informática y toda la tecno-logía nueva”. “En el campo hace 15años atrás con la misma tecnología laibas llevando, de repente, ahora no,ahora si no estás actualizándote...”. Eltemor que genera el “quedar afuera”es muy fuerte: “si vas perdiendo ruedovas perdiendo competitividad y te vashaciendo obsoleto en el mercado,quedás más expuesto a que te vayansacando el lugar”. (JCA)

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Sin embargo, la contracara de estemayor acceso a las tecnologías dela información y la comunicación esla penetración de las pautas de con-sumo más globalizadas y urbanas,que estos jóvenes reconocen comoun aspecto negativo, o que por lomenos merece tomarse con precau-ción: “a través de eso te llega todo alconsumismo”, “te van globalizando”.Se hace referencia a la pérdida deidentidad cultural que estos fenóme-nos implican: “uno iba a la ciudad yreconocía la gente del campo, por laforma de vestir, por lo que usaba, porlo que sea. Y ahora, por lo menos allá,en el litoral, es prácticamente igual”.De todas maneras, hay que desta-car un reconocimiento positivo de laapertura de los jóvenes rurales hacialo que sucede fuera de sus comuni-dades: “te obliga a salir y a cono-cer... buscar ese mundo, como quete vas mezclando más, cada vez tevas mezclando más con la sociedad”.(JCA) Esto plantea una clara distin-ción con los jóvenes murguistas, yaque las posibilidades que otorga elcontexto actual son vividas con cier-to temor, son consideradas como unriesgo con el cual es necesario, másque deseable, interactuar.

Los jóvenes rurales se distinguenpermanentemente de los jóvenes ur-banos, se caracterizan a sí mismosen oposición a estos. De esta formase asocia a los jóvenes rurales conun “hábito de trabajo”, proveniente desu socialización en el contexto de unhogar que es, al mismo tiempo, unaunidad productiva: “nosotros nace-mos adentro de la empresa y siem-pre la tenemos en la espalda, nuncanos aislamos, si hay un problema de

la empresa es un problema para no-sotros, si le va bien a la empresa anosotros nos va bien”. (JCA) A suvez resaltan su relación responsa-ble con el dinero y su inclinación ano derrochar recursos, aspecto querelacionan con su alejamiento delconsumismo y el mayor tiempo detrabajo y producción en oposición altiempo de ocio. Hablan de valoresen general, sin precisar exactamen-te cuáles son estos valores, aunqueluego los asocian con los “valoresfamiliares” o “el valor de la palabra”en las relaciones “cara a cara” en elmarco de comunidades pequeñasdonde “todos se conocen”.

En oposición a esto las jóvenes femi-nistas sostienen que no se debeconceptualizar la juventud como unaesencia. La definición del “escena-rio” donde transcurre la acción con-lleva a incidir en las formas de com-prensión de la misma, en este senti-do las construcciones históricas sereposicionan como aspectos natura-lizados, atribuyendo a esencialidadescontriciones sociales. Se naturalizauna construcción social,esencializando, y en cierta medida“cosificando”, un aspecto “arbitrario”.“Tampoco está bueno cómo esencia-lizar… los jóvenes son esto, es unestado de ánimo, es estar revoltoso,son revoluciones. Porque no necesa-riamente, no es la edad, pero tampo-co me parece que es como un esta-do de ánimo, porque es comoesencializar que para ser joven tenésque ir en contra de las normas. Y nonecesariamente”.(JF) En este senti-do las jóvenes feministas refuerzanla dificultad de conceptualizar a lajuventud dentro de un modelo único.

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Esta problemática la adscriben a unaspecto que comparten las distintasjuventudes: la socialización en unmundo adulto. La convivenciageneracional en tanto la relación conun mundo que definen como“adultocéntrico” surge en el discur-so limitando los espacios de los jó-venes y haciendo que la configura-ción de las identidades juvenilespara las participantes se planteecomo un cuestionamiento a los mo-delos de juventud propuestos. “Laedad es un dato biológico social-mente manipulado y manipulable;muestra que el hecho de hablar dejóvenes como de una unidad social,de un grupo constituido, que poseeintereses comunes, y de referir es-tos intereses a una edad definidabiológicamente, constituye en sí unamanipulación evidente”. (Bourdieu,2002: 163 - 173)

“Una vez en la red habíamos discu-tido esto y lo que habíamos llega-do, es como, a lo que es como muydifícil hacer una definición, y que loque sí capaz puede identificar a es-tos jóvenes afro-descendientes, jó-venes rurales o adolecentes en dis-tintos grupos, es la relación con losadultos. Esto que vos decías de lageneración, la falta de un espacio,lo que se espera de determinadascosas”. (JF)

“Tiene que ver mucho con el temade la identidad, o sea, son mis valo-res en contraposición de otros. Y elser jóvenes también, esto de que enlas sociedades hay modelos con res-pecto a ser joven, son modelosadultocéntricos, está el joven comoproblema o el joven modelo”. (JF)

En clara contraposición a esto surgeen el grupo la explicitación de la di-versidad de situaciones por las queatraviesan los jóvenes. Lacomplejización de la categoría juven-tud en juventudes es un consensodado, en los grupos focales en ge-neral y particularmente en el grupode jóvenes feministas, según el cuallos jóvenes atraviesan por situacio-nes diferenciales de vida que dirimensus capacidades de desarrollo, susidentidades, etc. En este sentido losjóvenes de hoy construyen sus sin-gularidades en diferentes espaciossociales, lo que implica que las ju-ventudes no son un preconceptoconstruido a priori, sino, que por elcontrario es parte de las condicionesde vida cotidiana de los sujetos jó-venes. Este aspecto es permanente-mente resaltado por las jóvenes fe-ministas, amparado por un movimien-to que desde su historia ha tenidocomo objetivo la búsqueda de auto-nomía frente a las construcciones deórdenes heterónomas.

“Entonces creo que hay un juego de laautonomía que es interesante pensar.Lo más importante es eso de construir-se como sujeta, me parece que es fun-damental, desde donde vos te ubicás.Entender las demandas de discrimina-ciones que vos no sentís”. (JF)

“Yo creo que ser joven está cruzadotambién por otras relaciones de po-der, como por ejemplo pertenecer auna clase, raza, y sexo también. Osea, todas las ideologías que hay enla sociedad determinan también laexistencia de una persona y cómopuede llegar a desarrollar su juven-tud en esto de la autonomía…cómo

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podés desarrollarte como persona enun momento determinado de acuerdotambién a lo que te preocupa”. (JF)La caracterización de la juventud porparte de las jóvenes feministas apun-ta a rescatar los múltiples espacios deintersección que determinan una con-figuración de identidades cambiantes,flexibles y abiertas a dialogar unas conotras. Lo cual se refleja en la expre-sión “soy las tres cosas” que una delas participantes trae al debate grupal.

“Fue también como esta cosa de lapuja de lealtades ¿no? Bueno ¿quésos primero?, ¿sos Mujer?, ¿Quésos?, ¿Afro?, ¿Qué sos? ¿Joven?,¡No! Entonces bueno, soy las tres

Desventa jasDesventa jasDesventa jasDesventa jasDesventa jasDesconfianza, InexperienciaLugar en la participaciónInvalidación del conocimiento joven y desvalorizaciónEstereotipos negativosSituaciones de violencia y opresiónDesigualdades laboralesIdentidades estereotipadasPolíticas Universalistas para jóvenes

Participar en ámbitos de decisiónAcceso a “nuevas tendencias y tecnologías”Acceso a estudios técnicos y superioresInexperiencia

InexperienciaCondiciones laborales y salarialesParticipar en ámbitos de decisiónInconsistencia

Acceso al mercado laboralCondiciones laboralesDesfasaje entre expectativas y realidadesAcceso a viviendaPosibilidades de formar una familiaDesfasaje entre nivel educativo y puestos de trabajoIncertidumbre por el futuro

cosas… Y en esas tres cosas sufroviolencia, y discriminación, desdeesas tres identidades”. (JF)“Pero calculo que es bastante parti-cular me parece que uno dentro dela juventud puede cortar bastante ybueno no es siempre igual. O seaque hay varios cortes que uno pue-de hacer del tipo que quiera creo queno sé, de clase, de etnia, incluso desub-clases de edad también”. (JF)

“También se puede subdividir, perotambién hay muchas divisiones en-tre lo que pueden ser varones y mu-jeres entre diferentes lugares tam-bién de participación… entre diferen-tes modelos de reclamos” (JF)

VVVVVentajasentajasentajasentajasentajasAprehensión de nuevas tecnologíasNuevas formas de “Hacer”

EdadPredisposición a la innovación dentro de laempresa familiarHábito de trabajoParticipar en organizacionesSer joven rural (Menos exposición a los as-pectos negativos de la globalización)Acceso al mercado de trabajo

EdadPosibilidades de “hacer y deshacer”Contexto histórico (mayor información yposibilidad de expresarse)

EdadSaludContexto histórico (posibilidad desindicalizarse y expresarse)Predisposición

GrupoGrupoGrupoGrupoGrupo

JóvenesJóvenesJóvenesJóvenesJóvenesFeminis tasFeminis tasFeminis tasFeminis tasFeminis tas

JóvenesJóvenesJóvenesJóvenesJóvenescooperat iv istascooperat iv istascooperat iv istascooperat iv istascooperat iv istasagrar iosagrar iosagrar iosagrar iosagrar ios

JóvenesJóvenesJóvenesJóvenesJóvenesmurguistasmurguistasmurguistasmurguistasmurguistas

JóvenesJóvenesJóvenesJóvenesJóvenessindical is tassindical is tassindical is tassindical is tassindical is tas

Ventajas y desventajas de ser jóvenesVentajas y desventajas de ser jóvenesVentajas y desventajas de ser jóvenesVentajas y desventajas de ser jóvenesVentajas y desventajas de ser jóvenes

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La ventajas y desventajas que fue-ron destacadas en los gruposfocales son reseñadas en el cuadro(pag. 50). Consideramos pertinentepresentarlos por cada grupo focalrealizado y no mediante aspectosque son resaltados de similar formaen cada grupo, ya que, tanto venta-jas y desventajas que, a priori, soniguales son ponderadas de formasdisímiles por las distintas juventu-des. En este sentido creemos quees necesario, en principio,enmarcarlas en los campos de refe-rencia específicos de cada grupopara adquirir una noción más certe-ra de los significados otorgados alos aspectos aquí reseñados.

Diferencias y desigualdadesDiferencias y desigualdadesDiferencias y desigualdadesDiferencias y desigualdadesDiferencias y desigualdades

Las diferencias y desigualdades sonmúltiples, y se presentan de formatransversal a todas las ventajas ydesventajas reseñadas. La principaldiferencia es la referencia a las ju-ventudes particulares y la juventudcomo concepto uniforme. En estesentido, como ya fue mencionado, losgrupos focales no se consideran enningún caso como representativos dela juventud. En función de esto resal-tan los distintos enclaves que en susintersecciones, flexibles y en perma-nente diálogo, construyen sus identi-dades como un aspecto diferencial.

Bajo este marco las desigualdadesplanteadas se encuentran en conso-nancia con sus enclaves identitarios.Así los jóvenes murguistas sostie-nen que las principales diferenciasy desigualdades se encuentran cen-tradas en torno al nivel socio – eco-nómico y cultural de las distintas ju-

ventudes, y en las posibilidades deacceder a distintos bienes que tie-nen las juventudes de Montevideo adiferencia de las del interior, al mis-mo tiempo que las posibilidades quetienen otras juventudes del mundoen contraposición a las posibilida-des de las juventudes uruguayas.

Los jóvenes sindicalistas resaltancomo diferencias y desigualdadesla condición socio – económica delas distintas juventudes, y a su vezsu influencia en la inserción del mer-cado laboral y sus implicancias. Lasdiferencias entre lo que significa elmercado laboral para las juventudesdel interior del país y para las juven-tudes de la capital. Las desigualda-des que conlleva trabajar en el ám-bito público y en el ámbito privado,con las repercusiones entre las quese destacan, la seguridad laboral,los salarios, y en consonancia la po-sibilidad de proyectarse, entre otras.Y por último resaltan las desigual-dades de género pero en estricta re-ferencia a la militancia sindical.

Los jóvenes cooperativistas agrariosplantean la diferencia entre juventu-des rurales y juventudes urbanas,adscribiéndole a esta diferencia as-pectos relacionados a la movilidady el transporte público, así como lasposibilidades de acceder a bienesy servicios que consideranmedulares en el desarrollo y la in-corporación de conocimiento a laproducción.

Las jóvenes feministas considerancomo desigualdades y diferencias losaspectos reseñados como ventajas ydesventajas de la juventud en función

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de la particularidades de las intersec-ciones de los enclaves identitarios. Eneste marco resaltan las dificultades deacceso a espacios de decisión, el pesode las identidades esteriotipadas, lasdesigualdades laborales, la violenciade género y la aprehensión de las nue-vas tecnologías

3.1) Percepciones sobre3.1) Percepciones sobre3.1) Percepciones sobre3.1) Percepciones sobre3.1) Percepciones sobredemandas de los/las jóvenes endemandas de los/las jóvenes endemandas de los/las jóvenes endemandas de los/las jóvenes endemandas de los/las jóvenes enel lugar y en el paísel lugar y en el paísel lugar y en el paísel lugar y en el paísel lugar y en el país

Las demandas de los diferentes gru-pos de jóvenes surgen como el coro-lario de los segmentos juveniles delos cuales estos son parte. Los énfa-sis puestos expresan sus particula-res visiones del mundo, sus trayec-torias dentro del grupo y sus diver-sas experiencias cotidianas. Así, sibien existen demandas comunes lasmismas difieren en su significacióny el peso que adquieren en el espec-tro de sus reivindicaciones.

Demandas comunes a la juventudDemandas comunes a la juventudDemandas comunes a la juventudDemandas comunes a la juventudDemandas comunes a la juventud

A la hora de reflexionar sobre las de-mandas generales de la juventud, losgrupos resuelven el abordaje del temade maneras disímiles. Es de desta-car que para dos de los grupos (jóve-nes sindicalistas y jóvenes feministas)la posibilidad de visualizar demandasque provengan de la juventud en ge-neral no fue posible o fue rechazado.Para los jóvenes cooperativistas agra-rios fue difícil la identificación de de-mandas generales, sin embargo sur-ge en alguna medida la identificaciónde una demanda general. Los jóve-nes murguistas por el contrario com-parten la percepción sobre algunasdemandas comunes a los jóvenes.

Así los jóvenes sindicalistas no distin-guen demandas de la juventud y de-mandas de la juventud sindical en par-ticular, básicamente porque conside-ran que la juventud no posee deman-das propias debido a que no se en-cuentra organizada. “Yo creo que noporque la gran mayoría de los jóvenesno esta sindicalizado, por lo tanto noestán ni ahí”. (JS) En su defecto, le atri-buyen a la juventud las mismas de-mandas que ellos poseen. Tal vez ladiferencia más clara que destacan losjóvenes sindicalistas con relación a lajuventud en general es que ellos, encontraste con los otros, son conscien-tes de las demandas que poseen.

En el caso de las jóvenes feministasla explicitación de demandas surgeen tanto las participantes se ciñen alas demandas del segmento de juven-tud con el que comparten espacios,no se vislumbra como posibilidad re-visar las demandas de todos los jó-venes dado que se acepta que la di-versidad es muy grande y muchascosas quedarían por fuera.

Los jóvenes cooperativistas agrariossolamente lograron identificar las de-mandas referidas al segmento juvenildel cual forman parte, estableciendocomparaciones con la juventud urba-na, pero siempre en función de las di-ferencias con respecto a ellos mismos.Es decir, las menciones a las diferen-cias funcionaron como una manera deconstruir la identidad de los jóvenesrurales en el discurso, cuyos rasgosya hemos comentado en el apartadoanterior. Por lo tanto, la mayor parte delas demandas y el “ranking” resultan-te se refieren solamente al segmentojuvenil del que forman parte. Sin em-

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bargo en el grupo surge una demandamuy relacionada con los comentariossobre lo que es ser joven actualmente,esta sería una demanda de capacita-ción para adaptarse a los rápidos cam-bios, sobre todo tecnológicos, dadoque: “estar cambiando y actualizándotetodo el tiempo... el mundo va cambian-do muy rápido”, “tenés la mente másabierta y tenés la cualidad de apren-der un poco mejor o más rápido, el jo-ven es el que tiene que andar actuali-zándose”. (JCA) Lo cual tiene que vercon la posibilidad de capacitarse conrespecto a los cambios y avances tec-nológicos y del conocimiento, y tenerespacios en los que se reconozca yse aplique esta capacitación, con cier-ta libertad e independencia. Sin em-bargo, el grupo siente que los espa-cios no están aún abiertos para cum-plir con esta demanda, que se encuen-tra limitada por una cultura poco dis-puesta al cambio generacional.

Por el contario el grupo de jóvenesmurguistas es el único del cual sur-ge la identificación de demandas co-munes a la juventud. Es así que men-cionan la auto gestión como primerademanda, la cual dicen, afecta a to-dos los jóvenes.

“-Los jóvenes creo que cada vez másquieren auto gestionarse, en las facul-tades, en grupos, en murgas y no...es una demanda que se da en mu-chos lugares ¿no? -Pero es una de-manda de espacios - No de espaciossino de auto gestión, la facultad, can-tidad de centros estudiantiles que notienen poder de decisión alguna en supropia educación, educación que aveces es obsoleta y no se puede cam-biar siendo jóvenes.” (MJ)

La participación política es otra de lasdemandas que reclaman estos jóve-nes pero de una forma solapada, yaque no lo plantean como una peticióncuando se les interroga por las deman-das de los jóvenes, pero luego a tra-vés del discurso se puede percibir supresencia. Mencionan que los adultosargumentan su actitud recelosa antela concesión de espacios como algoque se justifica por la edad. Otro pun-to que plantean los (las) jóvenesmurguistas como una demanda de to-dos los jóvenes, pero que tampoco loexplicitan cuando se les hace la pre-gunta específica sobre demandas, tie-ne que ver con el trabajo. Argumentanla necesidad de mejores condicionesde trabajo, mejores salarios, que sevaloren las características propias deltrabajador joven, como por ejemplo lacapacidad de “reciclarse” fácilmente,de ser flexible ante diferentes situacio-nes y de estar abierto a aprender co-sas nuevas. Mencionan que muchasveces se juega con la falta de expe-riencia de los jóvenes y se “les toma elpelo”, se les ofrecen trabajos que sóloles provocan incertidumbre.

Las demandas mencionadas por losjóvenes murguistas como generalesa la juventud serán retomadas por losgrupos como demandas propias. Ad-quiriendo con ello un pesosignificativamente diferente en susdiscursos, así la demanda de traba-jo será el eje central del discurso delos jóvenes sindicales, la auto ges-tión será abordada por las jóvenesfeministas como una demanda porautonomía y la demanda por espa-cios de toma de decisión y participa-ción política cortará transversalmenteel discurso de todos los grupos.

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Demandas específicas de losDemandas específicas de losDemandas específicas de losDemandas específicas de losDemandas específicas de losGrupos FocalesGrupos FocalesGrupos FocalesGrupos FocalesGrupos Focales

La explicitación de demandas en tor-no a valores materiales -trabajo, vivien-da, salud, educación- o valorespostmateriales -participación, autono-mía, autogestión- y el peso que lasmismas adquieren en los discursos esuna de las diferencias más marcadasentre los grupos. En el sentido que sibien se da una articulación entre de-mandas materiales y postmateriales enmuchos casos las demandas que pa-recen orientar las reivindicaciones dealgún grupo tan solo surgenanecdóticamente en otros.

En el siguiente cuadro se listan lasdemandas surgidas de los gruposfocales, como se ve en el mismo

podemos encontrar coincidencias enreivindicaciones de salud, educa-ción, acceso a la información y es-pacios de participación. Como tam-bién divergencias que son elcorrelato, como ya se dijo, de lossegmentos juveniles de los cualesforman parte.

Es importante destacar que solodos de los grupos (jóvenes sindi-calistas y jóvenes cooperativistasagrarios) consensúan un ”ranking”de demandas, los mismos seexplicitarán en los apartados es-pecíficos de cada grupo. Mientrasque los dos grupos restantes (jó-venes feministas y jóvenesmurguistas) rechazan el hecho deponderar sus demandas en un ”ran-king”.

Demandas específicas de los gruposDemandas específicas de los gruposDemandas específicas de los gruposDemandas específicas de los gruposDemandas específicas de los grupos

Jóvenes FeministasJóvenes FeministasJóvenes FeministasJóvenes FeministasJóvenes Feministas

Salud sexual yreproductiva / derecho adecidir sobre el cuerpo

Acceso real a educa-ción y formación

Desmitificar estereotipos

Inclusión de la diversidad

Participación en elproceso y monitoreo dePolíticas Públicas

Acceso a informaciónEspacios de participación

Jóvenes Cooperativis-Jóvenes Cooperativis-Jóvenes Cooperativis-Jóvenes Cooperativis-Jóvenes Cooperativis-tas Agrariostas Agrariostas Agrariostas Agrariostas Agrarios

Salud

Estudios

Acceso a la tierra

Acceso al crédito

Transporte

Medios de comunicacióne información

Servicios

Jóvenes murguistasJóvenes murguistasJóvenes murguistasJóvenes murguistasJóvenes murguistas

Espacios para murgascon voces femeninas

No mercantilizar lasexpresiones artísticas

Mayor honestidad ycompromiso con el grupoartísticoOrganización de murgajoven co¬gestionada

Jóvenes SindicalistasJóvenes SindicalistasJóvenes SindicalistasJóvenes SindicalistasJóvenes Sindicalistas

Salud

Educación

Trabajo

Vivienda

Salud laboral

Información sobre derechos

Espacios de participación

Calidad de trabajoProtección de drogas

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Demandas Comunes a losDemandas Comunes a losDemandas Comunes a losDemandas Comunes a losDemandas Comunes a losgrupos focalesgrupos focalesgrupos focalesgrupos focalesgrupos focales

Acceso a la salud. La demanda entorno a salud es compartida por losjóvenes sindicalistas y por los jóve-nes cooperativistas agrarios, en am-bos grupos la misma surge, comoprioritaria. Como se verá más ade-lante esta demanda ocupa el primerlugar del “ranking“ en ambos casos.Esta reivindicación adquiere de todasformas significaciones distintas enlos grupos, para los jóvenes sindica-listas la salud es la garantía primariaque habilita cualquier otra demanda.Mientras que para los jóvenes coo-perativistas agrarios se interpretacomo acceso a policlínicas u hospi-tales, dada la lejanía de estos cen-tros en muchas zonas rurales.

Si bien agregamos dentro de saludla demanda de las jóvenes feminis-tas por salud sexual y reproductiva,la misma adquiere un significado to-talmente distinto a las demandas delos anteriores grupos. Ya que seexplicitan cuestiones que hacen a lasnecesidades específicas de las mu-jeres jóvenes, y de las mujeres engeneral, donde adquiere un fuertepeso el derecho a decidir sobre suspropios cuerpos. En sus discursosla legalización del aborto adquiereun lugar central y es presentadacomo una demanda muy sentida porlas jóvenes. Esta demanda tienepara la mayoría de las participantesuna gran acumulación, en tanto mu-chas de las experiencias de partici-pación de estas jóvenes se han ba-sado y se basan en hacer explícitaesta demanda a la sociedad y tra-bajar en función de ella.

“Yo quiero elegir si quiero ser madreo no, el tema del aborto es algo quepara mi tiene que estar”. (JF)

“El tema del aborto, generar otras ins-tancias para no tener que llegar…pero es no solo educación sexual,es un sistema de salud que garanti-ce, un sistema de salud amigablepara jóvenes”. (JF) “Educaciónsexual y reproductiva para adoles-centes y para jóvenes con respeto ala confidencialidad, con personal ca-pacitado…”. (JF)

Acceso a la educaciónAcceso a la educaciónAcceso a la educaciónAcceso a la educaciónAcceso a la educación

El acceso a la educación fue otra delas demandas que encontró coinciden-cia entre tres de los grupos (jóvenessindicalistas, jóvenes feministas y jó-venes cooperativistas agrarios).

Los jóvenes sindicalistas asumen laimportancia de demandar el accesoa la educación muy relacionada conel desfasaje existente entre el niveleducativo y el acceso al mercado la-boral. La concepción genérica de quea mayores niveles de educación me-jor inserción laboral, y en consecuen-cia, mayores y mejores gratificacio-nes del esfuerzo (dinero y prestigio),choca frontalmente tanto con los cam-bios y problemáticas concernientesal mercado laboral uruguayo como alsistema educativo de nuestro país.Este desfasaje, vinculado estrecha-mente con una concepción de movi-lidad social inherente a un pasadoidealizado, constituye un problemagrave, puesto que vivir en un marcode permanentes estímulos contradic-torios representa un motor de agudafrustración para la juventud.

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“Ya no hay tanta relación entre estu-diar y acceder a los puestos de tra-bajo o sea no es tan real como antesque al que estudia le va a bien y va atener un futuro mejor… yo siento queestuve apostando toda mi vida a ha-cer algo que no me da trabajo y …no siento que exista esa relación li-neal de que estudiaste y trabajás delo que estudiaste”. (JS)

Por otro lado se plantea la necesidadpara las jóvenes feministas con lasposibilidades reales de acceso a laeducación, es decir que no todas lasmujeres jóvenes del país tienen igua-les posibilidades de acceso a la edu-cación o a la formación. Dado quelas mismas se ven acotadas por lasposibilidades económicas, por la ofer-ta estatal en educación y formación,pero también por los estereotipos degénero que las asignan a determina-dos rubros de formación espe-cíficamente femeninos. En donde loque preocupa son las acotadas op-ciones de vida a futuro y la capaci-dad real de tomar decisiones sobresus propias vidas.

“Ella siempre cuenta que su madre que-ría ser doctora y que sus padres le dije-ron no, tu vas a ser maestra. Porqueera del interior y cómo iba a venirse aMontevideo, a la ciudad sola, a estu-diar medicina cuando tenía magisterio…entonces es maestra. Y eso le pasó aesta mujer, pero le pasa a un montónde jóvenes que terminan el liceo y bue-no ahora… Pero como el acceso real alas posibilidades de estudio y de for-mación en el rubro que quieran... Mu-chas veces nos ha pasado trabajandocon jóvenes afro descendientes, que nopueden proyectarse más allá de los

modelos de la madre y la abuela, o loque está alrededor. Por cómo incidenlo mismo”. (JF)

La demanda planteada por los jóve-nes cooperativistas agrarios comoestudios se refiere al acceso a cen-tros de estudio y a opciones de ca-pacitación más diversas en el inte-rior del país, sobre todo de una ofer-ta más vinculada a la actividadagropecuaria: “carreras o especiali-zaciones que estuvieran relacionadascon el tema pecuario que estén en elinterior”(JCA). En este punto surgecon fuerza el tema del desarraigo queimplica tener que radicarse en otrazona o en la capital del país parapoder estudiar.

Acceso a la informaciónAcceso a la informaciónAcceso a la informaciónAcceso a la informaciónAcceso a la información

Los mismos tres grupos vuelven acoincidir en sus demandas por elacceso a la información, visualizandola misma con respecto a sus nece-sidades más específicas.

Esta es una de las demandas másconcretas que surge en el grupo dejóvenes feministas, en este caso elacceso a la información se relacionacon la posibilidad de ejercer los de-rechos de los jóvenes. En tanto seacepta que muchos jóvenes no lo-gran acceder a la información nece-saria para hacer valer sus derechos,ya que ni siquiera los conocen.“Pensando por ejemplo también enpolíticas de acceso a información,es decir de conocimientos de dere-chos no hablo solo de derechossexuales y reproductivos, sino de-rechos en general. Es decir cuandouna persona no accede a determi-

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nadas cuestiones, el no acceder adeterminadas informaciones signifi-ca que vos no vas a exigirlas. En-tonces por lo tanto no vas a poder,ni vivirlas, ni sentirte ciudadano, niciudadana, ni menos joven”. (JF)

Para los jóvenes sindicalistas la de-manda de información sobre dere-chos, se asocia particularmente aderechos laborales y de seguridadsocial.

“También nadie sabe de la seguridadsocial porque todos asociamos queBPS es el lugar donde nos vamos ajubilar, nosotros hacemos lo que esseguridad social, lo que es la comi-sión de seguridad social del PIT CNT,hacemos una campaña dedesafiliaciones a las AFAP y cuandole decís a los compañeros sabés paraqué te sirve la AFAP, y te dicen nosé para cuando me jubile, … desdeel momento que vos nacés hasta elmomento que vos morís el BPS te loestá pagando entonces vos al jovenle entrás ahí por ese lado y por otrolado no le vamos a entrar. Y por ahíte digo, cortito, por ahí no tienen ideade los que es la AFAP… No claro…Sí o le regalo un gorrito o un colgantepara el celular o una lapicera y que-dó contento y el firmó algo que notiene la más pálida idea de lo quefirmó. En el sector privado falta mu-chísimo, no tanto en el público y enel rural ni te digo Pah!!!”.(JS)Los jóvenes cooperativistas agrariosconceptualizan la demanda más li-gada al acceso a medios de comu-nicación e información, en referen-cia principalmente a Internet, perotambién a la necesidad de informa-ción sobre los que pasa en “su país”,

ya sea por radio o televisión.23 La sa-tisfacción de esta demanda, juntocon la de educación, es considera-da como fundamental, ya que capa-cita y posiciona a los jóvenes paraproponer demandas de una escalamayor: “poder acceder a un Internetmás facilitado, tener medios de co-municación, te lleva a tener otras de-mandas, o sea, estar informado, ca-pacitarte, estudiar... esa educaciónte va haciendo subir escalones y sevan haciendo otras demandas cadavez más... más ambiciosas diría-mos”. (JCA)

Espacios de participaciónEspacios de participaciónEspacios de participaciónEspacios de participaciónEspacios de participación

La falta de espacios de participacióny el lugar que es relegado a los jó-venes en los espacios existentes fueuna demanda muy sentida por el gru-po de jóvenes sindicalistas y por lasjóvenes feministas, pero tambiénpor los jóvenes murguista aunque deforma mucho más particular. Así lademanda específica por espaciosde participación que incluyan un lu-gar de toma de decisión para los jó-venes es un eje que articulan los di-ferentes grupos.

La referencia y problematización dela participación es una constante enel grupo de jóvenes feministas. Sinembrago la demanda por espacio departicipación aparece como la menosconsensuada por parte de las parti-cipantes. En el sentido de que no sellega a concluir si la misma sería con-cretamente una demanda o si por elcontrario es algo previo, más bien unadebilidad a la hora de plantear lasdemandas. En este sentido podría-mos separar el discurso surgido del

23 Los canales de televisiónnacionales no tiene suficientecobertura en el interior del país ose transmiten por servicios paraabonados que no están disponi-bles en todas las zonas rurales

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grupo en dos niveles, en el primercaso la demanda de participación sejustifica en la necesidad de construirespacios integradores de las diferen-cias que tengan objetivos y capaci-dad de incidencia. Con esto se quie-re decir espacios donde los jóvenespueden asumirse como iguales pormás que se sepan diferentes.

“Espacios de participación que comomínimo objetivo tengan una inciden-cia”. (JF)

“La importancia de que cuando vosestés en un espacio de participaciónsea diverso para que la gente se sien-ta, se sienta que tiene la misma po-sibilidad de hablar”. (JF)

En un segundo caso se acepta queestos espacios faltan pero, como sedijo, los mismos surgen como unacuestión previa a la generación dedemandas. Son más una debilidadque las jóvenes asumen, argumen-tan que se está trabajando en la cons-trucción de estos espacios cuyo lu-gar habilitaría la reflexión sobre lasdemandas.

“Claro, lo que quiero decir es que meparece que las demandas tienencomo un contenido. Es decir esto dafacilidades para participar ,es unadebilidad capaz para hacer determi-nadas cosas, no es la demanda, nose si se entiende. Capaz que acá que-da como entendido así, pero no megustaría que quedara eso, creo quese han construido cosas que se pue-de seguir trabajando. Que hay posi-bilidades de reunirnos y gestionarotras cosas específicas, ademásdándole como esa mirada joven.” (JF)

Un tema fundamental al plantearesta demanda tiene que ver con lasdificultades de los jóvenes por ac-ceder a una participación que losacerque a espacios de toma de de-cisiones.

En el sentido que los canales detelevisión nacionales no tienensuficiente cobertura en el interiordel país o se transmiten por ser-vicios para abonados que no es-tán disponibles en todas las zo-nas rurales la participación de losjóvenes es vista desde un lugarde complementariedad al deladulto, alejándolo por tanto de losámbitos donde se efectivizaría suvoz.

“Esto que vos decías, que a la gentede la generación, la falta de un es-pacio, lo que se espera de deter-minadas cosas, hay muchos jóve-nes que participan en partidos po-líticos pero hay pocos jóvenes to-mando decisiones”. (JF)

Siguiendo esta línea los jóvenes sin-dicalistas también problematizan laparticipación como un tema central,relacionándolo directamente con lasdificultades de acceso a puestosde decisión, particularmente, ensus ámbitos de referencia. Los par-ticipantes coinciden en que sus pro-pios "compañeros" del sindicato lesponen “tapas” respecto al accesoa los ámbitos de jerarquía. Llamala atención este punto, puesto quetanto los sindicatos como las orga-nizaciones de izquierda poseen undiscurso inclusivo que contradiceampliamente las prácticas aquí ex-puestas.

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“También tenés aquellos compañe-ros que se sienten desplazados, ve-teranos, como que les venís comien-do los talones y te empiezan a po-ner tapas y tapas y tapas por queporqué vas a venir vos si yo estuveacá toda la vida y no me vengas adesesquematizar … que pasa esovan los jóvenes prenden un cañoadentro del sindicato y los viejos sequieren morir”. (JS)

“Lo que pasa cuando llegás a unsindicato las puertas no están deltodo abiertas para los jóvenes, nose trata de integrar, de formar, detrasmitir experiencias son pocos losindicatos que se abren realmentea la juventud.. te usan más para lapropaganda, el mandado… Claro,y no te dan lugar para los espaciosde decisión, es una tarea que comojóvenes tenemos que exigir y con-quistar por que no te lo van a rega-lar”. (JS)

Por su parte los jóvenes murguis-tas comparten la percepción ge-neral sobre el poco espacio quese les brinda a los jóvenes en lasdecisiones políticas, el cual sedebe a las luchas de podergeneracionales. Mencionan quelos adultos tienen una actitud re-celosa ante la concesión de espa-cios como algo que se justifica porla edad. “Sos muy joven, dedicatea disfrutar, que ya va a venir elmomento en que vas a tomar de-cisiones” “cuando seas grandevas a ver que no es así”. (MJ) es-tas frases fueron nombradas porlos jóvenes como clásicos argu-mentos adultos frente a la deman-da de espacios.

Sus demandas se relacionan con labúsqueda de nuevos ámbitos de par-ticipación en el sentido que reclamantambién, de parte de la IMM, una pro-puesta de organización de murga jo-ven co-gestionada por ellos, con reglasclaras y donde tanto la IMM como ellos,tengan que dar cosas a cambio y reci-ban beneficios también. Como entien-den que las demandas y expectativasen realidad pueden variar mucho deuna murga a otra, creen que sería bue-no que hubiera espacios alternativos,por ejemplo para los que aspiran a com-petir en concursos y para los que sola-mente valoran el encuentro.

Este grupo tiene una visión particu-lar de la participación organizada enotros ámbitos, opinan que no sirvede nada la militancia política, ya quepor más que tengan una trayectoriamilitante en determinados grupos,eso no les sirve para acceder a lu-gares de decisión política. Tambiénplantean un tema que es transver-sal a todos las cuestiones que setrataron en el grupo y es el de la in-consistencia en las demandas delgrupo de jóvenes del que formanparte. Eso, reconocen, es una des-ventaja a la hora de luchar por espa-cios de participación y toma de de-cisiones.

Demandas disímiles entre losDemandas disímiles entre losDemandas disímiles entre losDemandas disímiles entre losDemandas disímiles entre losgrupos focalesgrupos focalesgrupos focalesgrupos focalesgrupos focales

Jóvenes Sindicalistas: La centralidadJóvenes Sindicalistas: La centralidadJóvenes Sindicalistas: La centralidadJóvenes Sindicalistas: La centralidadJóvenes Sindicalistas: La centralidaddel trabajodel trabajodel trabajodel trabajodel trabajo

Los jóvenes sindicalistas en ningúnmomento se apartan discur-sivamente del trabajo como eje rec-tor de la sociedad; en otras palabras,

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el trabajo es el pilar central de la so-ciedad. Inclusive, cuando se refierena las demandas de otros grupos, rom-pen la lógica de agregación de inte-reses que utilizan para sí mismos, yevalúan las demandas ajenas comotemas secundarios o triviales.

“Nosotros somos privilegiados losque estamos acá porque estamosinsertos, pero hay una cantidad dejóvenes que están al margen detodo, le decía a una compañera so-bre la legalización de la marihuana… estamos de acuerdo, pero hayotras cosas que a mi entender sonmuchas más, me preocupan más quelegalizar la marihuana”. (JS)

Las demandas planteadas, en con-secuencia, versan en torno al acce-so a determinados lugares dentrodel mercado de trabajo y el accesoa cargos o puestos de decisión den-tro de la actividad sindical. El pro-blema del acceso al mercado labo-ral es planteado en forma clara y con-tundente: “yo hice los 4 años de fa-cultad de ciencias, biología, ahoraestoy haciendo el IPA para ser pro-fesora de química y trabajo con lasagujas porque sé coser a máquina,imagináte yo siento que estuveapostando toda mi vida a hacer algoque no me da trabajo”. (JS) Tanto elacceso como la calidad del trabajodesembocan en el problema de laprecariedad laboral. Este tema esmencionado reiteradamente a lo lar-go de la actividad y es evaluadocomo una problemática que se ex-tiende más allá de los propios jóve-nes. No obstante, hay elementosque se estiman como dificultadesespecíficas para los jóvenes, de las

cuales la principal es la menor re-muneración por iguales tareas. Uncaso particular de este problema esla nueva forma de empleo que haadoptado el Estado: la modalidadde “becario" o "pasante”. Estospuestos, para los cuales se reali-zan grandes llamados, demandanuna alta exigencia y formación, queno se condice con las bajas remu-neraciones: la "explotación" tienelugar lisa y llanamente por el hechode ser joven.

“La persona con la que yo trabajotiene mi mismo cargo, hace lo mis-mo que yo y gana 14 mil pesos másque yo y tiene 53 años”. (JS) “Noso-tros estamos en una totalmente dis-tinta, nosotras entramos como be-carios de administración, somosestudiantes de administración lo quemenos hacemos es trabajo adminis-trativo”. (JS)Estas dificultades se emparentanprincipalmente con dos aspectoscentrales. En primer lugar, con la con-frontación entre una estética perso-nal e identitaria y una estética clási-ca y hegemónica en nuestro país. Elprejuicio sustentado en los estereo-tipos estéticos es expuesto no sólocomo un problema de acceso al mer-cado de trabajo, sino también comoun obstáculo para la movilidad as-cendente dentro del mismo.“Tiene que ser estructurado, tieneque tener una forma de vestirse, lachicas tienen que pintarse de deter-minada forma, los chicos tienen quetener determinados peinados, soncosas que tenés que encajar en esopara poder encajar en un ámbito la-boral para por lo menos hacer la pri-mera experiencia laboral”. (JS)

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Al mismo tiempo, la reivindicaciónen relación con este aspecto se ex-tiende más allá del ámbito laboralen concreto, ”terminás siendo unmacaco de la sociedad para queconfíen en vos vendés una imagenque no es la tuya para que confíenen vos”. (JS)

En este caso, la pérdida de atribu-tos personales, el subsumirse en lamasa, aparece como condición sinequa non para el acceso a un puestode trabajo.

“Eso es lo que yo veo mismo cuandovas a trabajar todo el formato quetenés que tener para que te respeteno para conseguir un puesto de traba-jo, es mentira nadie anda por la vidatodo el tiempo pintado las 24 horasdel día, con zapatos de tacos y contailleur, es mentira la vida no es esoy el respeto no significa eso, la res-ponsabilidad no pasa por eso y esecódigo es el que funciona… los vie-jos están acomodados y piensan queel mundo es así”. (JS)

A las ya mencionadas y ejemplifica-das problemáticas (acceso al mer-cado laboral, y a determinados lu-gares dentro de éste; obstáculospara ocupar puestos de decisión yconflictos entre expectativas y reali-dades) se incorpora la demanda conrespecto a las dificultades de acce-so a un bien básico como es la vi-vienda, y las implicancias que elloapareja.

“Otro tipo de desventaja es el temade la vivienda,… loco un alquilermenos de 5000 pesos olvídalo, vasa tener 30 años y vas a estar vivien-

do con tus padres … no es sano te-ner 30 años y vivir con tus padres.No, y los alquileres de menos de5000 pesos te marginan. Te margi-nan por estar en la loma del orto, noestá hecha la sociedad para que eljoven se independice y tenga unavida mentalmente sana”. (JS)

Por último con respecto a la construc-ción del “ranking” las demandas se-leccionadas por el grupo son: salud,educación, trabajo, vivienda, salud la-boral, información sobre derechos,espacios de participación, calidad detrabajo y, por último, se incluyó unatarjeta “protección drogas”.

El debate transcurrió con algunas con-troversias eventuales, pero siempre enun contexto relajado y plagado de ri-sas. La primera discusión versó so-bre la necesidad o no de construir el“ranking” en forma consensuada. Elmoderador intervino y saldó rápida-mente la disyuntiva, lo que facilitó eltranscurso del diálogo. Inmediatamen-te se consensuaron lugares y priori-dades a las demandas, a excepciónde la tarjeta “protección droga”, quegeneró una gran polémica. Resulta par-ticularmente llamativo este aspecto,ya que prácticamente no existió dudasobre el lugar que debían ocupar to-das las demandas dentro del “ran-king”. Es más, casi todo el debate giróen torno a la tarjeta “protección dro-ga”. Los argumentos giraron en tornoa las posiciones más conservadoras,adoptando una concepción clínica delconsumo de drogas que involucra per-sonas que están enfermas, “porqueconvengamos que las personas queconsumen drogas…”. (JS) Yéndose alextremo, esta concepción es directa-

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mente expresada mediante la equipa-ración del consumo de drogas con unaenfermedad ¿Dónde pondrías una tar-jeta que diga operación de apendicitis?(JS) Apenas surgen algunos matices,respaldados en argumentos de índoleliberal. La idea sobre la drogas se latiene que hacer cada uno, pero qué rá-pidamente son excluidos del debate,centrado en incluir o no a “proteccióndrogas” en “salud laboral” o en “sa-lud”. El diálogo transcurrió y finalmen-te se decidió sacar la tarjeta “protec-ción drogas” del “ranking“ debido a queno se alcanzó un consenso respecto asi debía ser incluida dentro de otrasdemandas o ser considerada como unatemática independiente.

En suma, el ranking quedó conforma-do de la siguiente forma:

La demanda central de los jóvenessindicalistas es la salud. En un se-gundo plano, con igualdad de tras-cendencia entre sí, se encuentran laeducación, el trabajo y la vivienda. Enun tercer plano se halla la salud labo-ral, la información sobre derechos yla calidad del trabajo. Finalmente, enun cuarto nivel de importancia se ubi-can los espacios de participación.

Feministas jóvenes: DesmitificarFeministas jóvenes: DesmitificarFeministas jóvenes: DesmitificarFeministas jóvenes: DesmitificarFeministas jóvenes: Desmitificarestereotipos e incluir la diversidadestereotipos e incluir la diversidadestereotipos e incluir la diversidadestereotipos e incluir la diversidadestereotipos e incluir la diversidad

Las jóvenes de este grupo presentanuna de sus demandas centrales como“trabajar para desmitificar estereoti-pos”, la misma es retomada comomarco general de todas las anterioresdemandas. Ya que los estereotiposnegativos que las/los jóvenes sufrenen su día a día se muestran como li-mitando sus opciones de vida y las

posibilidades de desplegar su ima-ginación para poder proyectarse másallá de estos modelos; “Ahí va, cons-trucción de modelos y todo lo que esmodelos alternativos. Porque muchasveces las opciones están limitadas alo que hay en el imaginario”. (JF)

Esta demanda surge ante el intentopor revertir la desventaja que paralos jóvenes significa la desconfian-za, la inexperiencia, atribuida por elotro adulto. Como formas de invali-dar y desvalorizar el conocimientoespecífico de los jóvenes.

“O sea que cuando le sirve al sistemaser joven, tiene que ver con lo que vosdecías con relaciones de poder, cuan-do un estudiante sirve para hacer unaasistencia de grado honoraria ¡buenovamos arriba los jóvenes! Ahora si vosmañana publicás una tesis que diga-mos cuestiona el trabajo que un de-partamento viene haciendo ¡Ah, nomirá vos sos joven, perdoná pero acátenés que estar tanto tiempo!”. (JF)

“Hay una brecha de divisiónimportantísima ahí entre ser joven yser adulto. Sos joven sos voluntariasos adulta sos asalariada”. (JF)En este punto coinciden con los jóve-nes sindicalistas quienes también re-saltan la falta de confianza en la ju-ventud como un problema, acotadoen sus referencias al ámbito laboral.Los participantes resaltan el predomi-nio de una visión apriorísticamentenegativa de la juventud, así como laexistencia de una sobrevaloración dela experiencia asociada con la edad(acumulación de años), independien-temente de la calificación, la eficaciao la actitud particular.

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“Veo que cuando sos joven comoque cuesta acceder a muchos luga-res que implican tener más experien-cia en algunas áreas, como que nohay mucha confianza, como que eljoven es como un desbun-dado…tenés que ser como un jovenortodoxo así tipo, dar la imagen esapara que crean en vos y crean quesos un persona responsable, sos unjoven divertido ya despierta descon-fianzas este es un desbundado”.(JS)

Las jóvenes feministas rebaten el ar-gumento de que la desconfianza par-ta de la supuesta inexperiencia delos jóvenes, en el sentido que la mis-ma es utilizada muchas veces comoestrategia funcional a los interesesde los adultos. Todo lo cual implicaun determinado uso del poder paracon los jóvenes. “Por ejemplo yo séque hay empresas que contratanmenores de 23 años, les sirve la fal-ta de experiencia ¿no? Porque al in-corporar gente muy joven de prontono tiene trayectoria, no estásindicalizada, no tiene una trayecto-ria, entonces ya sabés que los vasa formar como vos querés, de acuer-do, la experiencia única que va ateneres la mía y a la vez me van a gene-rar cero conflicto. Creo que esto esfuncional”. (JF)

Otra demanda específica del grupotiene que ver con la necesidad departicipación en el proceso ymonitoreo de políticas públicas,reformulando con ello la idea de Po-líticas para jóvenes en Políticas dejóvenes. Como forma de buscar in-tegrar la diversidad de juventudesdentro del proceso de creación de

la política, donde la voz de los jóve-nes tenga una incidencia real. “Yrespecto a la ausencia de políticaspúblicas… vos exigís que hayapolíticas públicas desde la perspec-tiva de la juventud, exigís que vosestés en todo el proceso de cons-trucción de esa política. Para que jus-tamente puedan estar integradas to-das las diversidades meparece…”(JF). “Para mí la demandaes poder participar en las instanciasde decisión o generación de políti-cas más allá de, yo tiendo a la nouniversalización, entonces, poder te-ner incidencia y participación, o vozy voto en la creación de políticaspúblicas”. (JF)

Al terminar la discusión sobre lasdemandas una de las participantesplantea la necesidad de que la in-clusión de la diversidad sea una de-manda trasversal al resto, lo cualparece ser un consenso general. Enel desarrollo de todo el grupo el in-tento por marcar la necesidad de lainclusión de las diversidades semuestra como una constante, comohemos dicho en reiteradas oportuni-dades. “Creo que la inclusión de lasdiversidades tiene que trans-versalizar todo esto”. (JF)Ante la propuesta de la moderadorade intentar ordenar las demandassegún una lista de prioridades el gru-po reacciona de forma conjunta porla negativa, ya que no asumen po-der en este tipo de instancias deponderar las demandas planteadasen un “ranking“. “Las mujeres jóve-nes queremos tal cosa… Me pare-ce que el juego de ponerles núme-ros no sé, es una cosa media extra-ña”. (JF)

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Jóvenes murguistas: tradición yJóvenes murguistas: tradición yJóvenes murguistas: tradición yJóvenes murguistas: tradición yJóvenes murguistas: tradición yruptura en la expresión artísticaruptura en la expresión artísticaruptura en la expresión artísticaruptura en la expresión artísticaruptura en la expresión artística

En referencia a la tradición de la mur-ga, la cual siempre estuvo compuestapor voces masculinas, se demandamás heterogeneidad a nivel de mur-ga joven como para que haya másespacios para murgas con voces fe-meninas. Parecería que la murgaejemplifica la situación de la mujeren el resto de la sociedad, que ac-tuara como reproductora y afirmadorade estereotipos de género presentesen la sociedad. Es de destacar quedicha demanda surge de una de lasmujeres que formaba parte del gru-po, ante lo cual no se sintieron opi-niones en contra pero tampoco secontinuó con el tema.

Otra demanda fue la de dejar de“mercantilizar” a las expresiones ar-tísticas. Esto se puede analizar des-de el deseo del “arte por el arte”, delvalor de lo “amateur“, el valor de loeconómicamente sin valor. Este ra-zonamiento no es extraño si tenemosen cuenta que la ley fundamental delcampo artístico es el derrocamientode la ley económica. Según Bourdieu(1997) la escuela denominada “el artepor el arte” viene a disociar absolu-tamente los fines lucrativos de los fi-nes específicos del universo. Un pi-lar en los fines específicos del cam-po artístico es la oposición entre elarte comercial y el arte puro.

Se autodemandan también mayorhonestidad y compromiso con el gru-po artístico. Encuentran deshonestoutilizar a la Murga Joven como “tram-polín” para ingresar en el carnavalprofesional. Acusan a ciertos

murguistas o dueños de conjuntosde ir a Murga Joven a “llevarse valo-res” para el carnaval oficial a costade desarmar un grupo artístico.

Por otro lado el grupo cuestiona laexplicitación de demandas y la res-ponsabilidad propia por llevarlasadelante. Se plantean que no sirvede nada demandar cosas cuando nose tiene después la responsabilidadsuficiente para mantener lo que seha logrado luego de hacer efectivala demanda. Debaten en torno a losespacios que les fueron brindadospara mostrar su arte y cómo no lossupieron aprovechar por falta de or-ganización, inconstancia, comodi-dad, etc.

En este punto converge el autocuestionamiento que se plantean lasjóvenes feministas, quienes proble-matizan las capacidades de inciden-cias reales ante la instauración delas demandas. Esta preocupaciónevidencia que las participantes po-nen en juego sus experiencias pre-vias en estos temas. “Demandarestar y ¿en qué queremos incidir?Demandar... o sea como que siem-pre hay una postura de demandar,demandar, demandar y en realidadcuando quizás las demandas secumplan, o cuando se abren esosespacios, ¿cómo participamos? ¿Ode qué manera incidimos? Me cues-tiono más por ese lado ¿no?”. (JF)

Por último cabe decir que la dificul-tad que presentó el grupo para ale-jarse de las problemáticas específi-cas de la Murga Joven, en especialde la organización del “Encuentro deMurga Joven” y tratar los temas des-

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de, simplemente, su calidad de jó-venes, provocó que no fuera posi-ble el diseño de un “ranking“ de de-mandas generales.

Jóvenes cooperativistas agrarios: ElJóvenes cooperativistas agrarios: ElJóvenes cooperativistas agrarios: ElJóvenes cooperativistas agrarios: ElJóvenes cooperativistas agrarios: Elpeso de la empresa familiarpeso de la empresa familiarpeso de la empresa familiarpeso de la empresa familiarpeso de la empresa familiar

Es interesante notar que las deman-das de los jóvenes cooperativistasagrarios no están asociadasespecíficamente a la situación de losjóvenes como tales. Por el contrario,cuando la moderadora comentó estaausencia de demandas específicasel grupo aceptó que las demandasde los jóvenes rurales se asociaban,en general, con cualquier edad. Hayque tener en cuenta el fuerte pesode las empresas familiares ruralesen la construcción de su identidad yen la configuración de sus deman-das. En este sentido, se torna unpoco más evidente el conflictogeneracional, que tiene que ver conla transición de la dirección del pre-dio familiar, que no aparece comouna demanda de los jóvenes.

Una de las demandas particularesde estos jóvenes tiene que ver conel acceso a servicios, como luz,agua, teléfono, que en gran medidase consideran básicos pero de unacobertura menor o de mayores cos-tos en el campo que en la ciudad.

Se plantea también el mayor acce-so al sistema de transporte, con res-pecto a mejorar las condiciones dela camineria rural, que en parte to-davía es de tierra o balastro, y quea veces es “intransitable”. Este esun tema muy mencionado y llega in-cluso a condicionar la posibilidad de

cumplir las restantes demandas (porejemplo, el tránsito de ambulancias,ómnibus para el transporte estudian-til y camiones para la salida de laproducción), aunque el grupo final-mente no haya decidido colocar estetema como una prioridad por enci-ma de los puntos anteriores.

Las dos últimas demandas plantea-das están más vinculadas a las opor-tunidades de independencia y desa-rrollo de una empresa propia. Así seplantea el acceso a la tierra a preciosrazonables para tener la posibilidadde comenzar una explotaciónagropecuaria propia. Sin embargo,esto parece difícil, por la magnitudde la inversión necesaria, la falta decréditos apropiados para los jóvenes(ver el siguiente punto) y los eleva-dos precios actuales de la tierra: “escada vez más complicado para to-dos los productores en general, peropara el joven mucho más... Puedeninvertir los grandes capitales... So-bre todo los extranjeros”. (JCA)

Surge también la demanda del acce-so al crédito en condiciones que faci-liten el acceso a financiamiento deactividades económicas independien-tes o iniciación a la producciónagropecuaria por cuenta propia: “todojoven rural que quiera iniciarse solo,de repente, o iniciar una empresitaagropecuaria, o tratar de salir un pocode la casa y arrancar la demanda detierra y de crédito, hoy por hoy es im-posible que un joven que tenga po-cas garantías, digamos entre comillas,acceda a un crédito ya sea bancarioo de otro tipo”. (JCA) El “ranking“ dedemandas consensuado por los jóve-nes del grupo es el siguiente:

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Es destacable, por último, que cuan-do surge en el grupo la mención a larecreación como demanda posibleésta es rechazada, quedando supe-ditada a la mejora de la caminería ruraly al acceso a medios de transporteadecuados, que permitiría llegar a loscentros poblados, que serían los pun-tos de acceso al entretenimiento y larecreación. Es claro en este caso queel peso de las empresas familiaresde las que estos jóvenes son parterecaen sobre sus hombros llevándo-los a ponderar demandas a este res-pecto, donde lo que parece primares la consigna: “primero el trabajo”.En una línea muy similar en el grupode jóvenes sindicales se marginan te-máticas que no se encuentren rela-cionadas directamente con lo laboralcomo, por ejemplo, la necesidad deespacios de construcción/produc-ción/circulación de bienes culturales.Si bien son aceptados como reivin-dicaciones, no son tematizados nidebatidos, y son definitivamente ex-cluidos a la hora de jerarquizar lasdemandas.

Estrategias que viabilizarían lasEstrategias que viabilizarían lasEstrategias que viabilizarían lasEstrategias que viabilizarían lasEstrategias que viabilizarían lasdemandasdemandasdemandasdemandasdemandas

Jóvenes sindicalistasJóvenes sindicalistasJóvenes sindicalistasJóvenes sindicalistasJóvenes sindicalistas

El debate sobre las estrategias de lajuventud para encaminar las deman-das que consideran prioritarias co-menzó con la aclaración de que jus-tamente no existen tales estrategias:“Nosotros jóvenes creo que pode-mos trasmitir inquietudes y cosas queestén pasando pero el tema de noestar en posiciones de decidir dejapocas chances de hacer”. (JS) Peroa medida que transcurrió el debate

fueron surgiendo distintas modalida-des, que comprenden desde aspec-tos más micro y cotidianos hastamecanismos más macro einstitucionales.

En lo que respecta a modalidadesmás cotidianas, se plantearon tresposibles vías. En primer lugar, la po-sibilidad de institucionalizar los con-fl ictos por medio de caminospreexistentes, siendo ellos el nexoentre la disputa o problemática y lasinstancias formales: “puedo trasla-dar a otro dirigente sindical y quese tome o se pase a la comisión desalud o de vivienda que existen den-tro del sindicato y se estudia ahí yse toman las medidas necesariaspero creo que las estrategias a ni-vel juvenil son pocas las que se ela-boran”. (JS) En segundo lugar, seencuentran las estrategias que uti-lizan las convocatorias institu-cionales como forma de trasmitir ycooptar adherentes, cuyos fines seexpanden más allá de los previs-tos formalmente. “A mi se me ocu-rre como estrategia algo, yo agarroy les digo que esto va a ser así,entonces después que los presen-te y va todo bien les digo buenoesto también va y quedandescolocados, y delante de toda lagente no se animan a decirme, medicen ah qué bueno como se te ocu-rrió”. (JS) En tercer lugar, surgen lasmodalidades más informales y co-tidianas que se relacionan directa-mente con la militancia diaria, “Yolo que hago en mi trabajo es hablarpila con mis compañeras, trato deescuchar los cuentos y lo que unacomenta como viste como es elchusmerío (risas) y lo que hago yo

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es escuchar y a veces me pongo aestirar mi discurso para limpiar unpoco de prejuicios, con el objetivoexplícito de desmitificar porque na-die habla, nadie comenta”. (JS)

Con relación a las estrategias de cor-te institucional, éstas se presentancomo dispares respecto al rol que losjóvenes desempeñan. En este senti-do, las estrategias van desde la cons-titución de nuevos espaciosinstitucionales, con una incidenciadiluida de los “jóvenes sindicalistas”como tales, hasta el fortalecimientode los ámbitos existentes, en los cua-les los jóvenes poseen una inciden-cia específica desde su condición.De esta manera, las estrategias enlas que predomina discursivamenteel "nosotros" sindicalista por encimadel enclave “juventud” apuntan a laconstitución de comisiones sindica-les, a la formación de cooperativas ya la firma de convenios colectivoscomo forma de encaminar las deman-das en cuestión.En contraste con lo anterior, los ar-gumentos en los que predominandiscursivamente las estrategiascomo "juventud" apuntan más haciala incidencia en los espacios exis-tentes; se prescribe el fomento dedebates a través de los cuales losjóvenes puedan influir directamenteen los espacios de decisión y enquiénes toman las decisiones.

“Yo estoy hablando de gente quetoma esas decisiones que no somoslos jóvenes, los jóvenes como estra-tegia lo que deben de hacer es ge-nerar el debate, debate educativo...a nivel general de los jóvenes en esospuntos solo podemos generar el de-

bate o impulsarlo, estamos en unacomisión de empleo juvenil donde laprioridad es el empleo juvenil dondeel propio departamento de jóvenesdel PIT CNT no fue, vos fuiste?” (JS)“Es como el trabajo en minoría, escomo ́ che´ mirá que tal cosa, enton-ces decís ¡ah! bueno dale y ta, lo mis-mo pasa con los consejos de salariosi está la instancia no sé dónde influ-yen lo jóvenes”. (JS)

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Con respecto a las estrategias las jó-venes del grupo ponderan estrate-gias alternativas o reformulacionespara vehiculizar sus demandas.Como nuevas formas de participaciónsurge el ejemplo de la aplicación delas TIC a estos efectos, a través deblogs, grupos virtuales, etc. Fruto deconcebir las ventajas de las nuevastecnologías este tipo de participaciónse plantea como una estrategia quevehiculiza contactos que de otra for-ma serian más difíciles.“Eso va también en cómo nosotrastenemos las lógicas de parti-cipación,¿no? Cómo nos pensamoscomo grupo y cómo nos organiza-mos como grupo. Yo por ejemploparticipé en un grupo que hace dosaños no conocía a ninguna, porquecada una vive en un país distinto deAmérica latina, y solo nos ponemosen contacto a través de mail, y asíes como armamos cosas, proyec-tos, talleres … Y capaz o sea no te-nemos como la reunión presencial,o sea tenemos reuniones muy po-cas veces por chat en directo, ybueno esa es la forma de participar,o ese es el espacio que encontra-mos para trabajar”. (JF)

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Muchas de las participantes ponenen juego experiencias pasadas degrupos de jóvenes para argumentarlo difícil que es mantener estos es-pacios en el tiempo, generar recam-bios o incentivar la participación deotras/otros. Un ejemplo es el grupoDESYR quienes explicitan sus estra-tegias de la siguiente forma:“-Es que en DESYR, antes de cerrarel grupo las últimas charlas siem-pre fueron para ver cómo hacíamospar involucrar a más gente… Estu-vimos un año, o seis meses buscan-do todas las estrategias posiblespara involucrar así como masivamen-te a gente” “hicimos otra actividadimportante que sumó gente. Porquetambién está la lógica de la partici-pación, que no todo el mundo estádispuesto a sacrificar a estar unavez por semana juntándose... hici-mos una movida que era sobre el pla-cer seguro, y nos disfrazamos deóvulos y espermatozoides y fuimospor distintos lugares donde había jó-venes... Se sumaron muchos ami-gos, y gente de la vuelta que…leembolaba juntarse una vez por se-mana, ir a reuniones…Y prefería ha-cer una actividad puntual”. (JF)

Aceptan que en la militancia de losadultos existe una profesionalización,“uno se profesionaliza eso quiere de-cir que uno empieza a laburar de loque milito”. (JF) Sin embargo dentrode las problemáticas de participaciónde los jóvenes surge como un factorcondicionante la duración en el tiem-po de la misma dado su carácter vo-luntario, esto es sin remuneración. Eldebate en este punto se da entreaqueéllas que consideran que se pue-de hacer como una cuestión de mero

compromiso y las que consideranque para que ésta sea efectiva tie-ne que implicar una remuneración.

“-Porque yo conozco gente, perogente cercana de la generación demi madre que milita y le importatres pepinos si tienen cargos, en-tiendes es una cosa como real-mente de compromiso que yo pue-do decir que realmente, que traba-jan que tienen hijos y que el fin desemana…- bueno, pero ta son elecciones devida”. “Yo pertenecí a un grupo dejóvenes al cual determinadas perso-nas después no podían ir por sustiempos, porque tenían otros luga-res de inserción. Y fue una realidad,quiero decir que no para todas laspersonas es tan fácil militar o parti-cipar efectivamente para poder es-tar en esos lugares de decisión quecreeamos”. (JF)Por otro lado muchas de las partici-pantes explicitan como una estrate-gia el trabajo conjunto de las organi-zaciones de jóvenes y las de adul-tas dentro del movimiento feminis-ta, de la cual se rescatan experien-cias positivas y negativas. Negati-vas por la atribución de inexperien-cia a las jóvenes y positivas por losaportes que incorporan en el trabajoen conjunto.

La confrontación es tomada tambiéncomo estrategia por algunas de lasparticipantes, lo cual tiene que vercon el reclamo de un nuevo espaciode partición con particularidades pro-pias de las mujeres jóvenes. Se cri-tica las lógicas del movimiento fe-minista y por tanto se plantea comonecesaria la diferenciación.

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“Para mí sí es necesaria la confron-tación en cuanto quiero un cambio.Para mí es necesario vivificar el pro-blema… una confrontación de bue-no soy joven, soy mujer, y estoy que-riendo participar, veo un problema,identifico un conflicto, lo que sea yquiero cambiarlo quiero luchar paraeste cambio… Sí, estás confrontán-dote, desde el momento en que pe-dís participación… no es algo nega-tivo confrontar o identificar un pro-blema, o identificar una diferencia,¿no?.... Para mi es necesario comointentando de hacer ese cambio” (JF)

Este argumento es rebatido comoestrategia por otras participantes, enel sentido que se considera peligro-so que la fragmentación genere tansolo luchas de identidades, es de-cir luchas por la distribución de po-der.“Me parece que está bueno que exis-tan las especificidades, pero que den-tro de un movimiento no se convier-tan como en lucha por las identida-des”. “Las fragmentaciones se dancreo que por la lucha de poder y porlas vías en cómo llegar al objetivo co-mún. Porque el objetivo sí es compar-tido dentro de un movimiento”. (JF)

Jóvenes cooperativistas agrariosJóvenes cooperativistas agrariosJóvenes cooperativistas agrariosJóvenes cooperativistas agrariosJóvenes cooperativistas agrarios

En cuanto a estrategias colectivaspara encaminar sus demandas, al-gunos de los jóvenes del grupo par-ticiparon en una acción canalizadaa través de la Comisión Honoraria dela Juventud Rural (CHAJR), en elaño 2005. La Comisión era un espa-cio de articulación entre las organi-zaciones y el gobierno que funcio-naba en la órbita del Ministerio de

Ganadería, Agricultura y Pesca(MGAP). Actualmente, este ámbitoha salido de la esfera gubernamen-tal y es sostenido exclusivamente porlos representantes juveniles de lasgremiales agropecuarias.

La acción consistió en una consultarealizada a jóvenes rurales de dis-tintas organizaciones y regiones delpaís (200 jóvenes participaron deseis talleres, con la coordinación téc-nica de CAF) donde se identifica-ron sus demandas, para luego pre-sentarlas ante el gobierno median-te un documento consensuado:“Eran cinco demandas y ta, la ma-yoría están acá… Lo único que acáno está es la recreación, que es lagran demanda que tenían los jóve-nes rurales en aquel momento”.(JCA)La plataforma de demandas pro-puesta por la Comisión no fue pro-cesada por el poder político de acuer-do con las expectativas de los jóve-nes. Esto coincidió con el comienzode un nuevo gobierno, que no le diocontinuidad al ámbito de la CHAJR,quizás por considerarla muy asocia-da políticamente a las personas quela dirigían en el período de gobiernoanterior (de otro partido político).

“Cuando hicimos esto lo presentamosa los 99 diputados, a los 30 senado-res y al Presidente. El único que res-pondió fue el Presidente, dijo "muy lin-do, lo vamos a estudiar" y nada más...O sea, las personas que debían ha-ber... o sea, llevado la política, paracambiar algo de las demandas de losjóvenes, ninguno hizo nada, ni siquie-ra contestaron la carta que se les en-vió con la propuesta”. (JCA)

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Aún así, el grupo considera que lasdemandas de los jóvenes rurales seencaminan con mayores posibilida-des de éxito a través de grupos yorganizaciones: “tenés más pesopresentando propuestas oentrevistán-dote con un intendenteo un diputado, perteneciendo a unacooperativa que un productor solo,que ni si quiera te hacen una pier-na”. (JCA) De todas maneras, sien-ten que esta tarea es difícil y que aveces desestimula la formación ycontinuidad de los grupos, muy vul-nerables a las frustraciones que pue-den surgir si sus expectativas no secumplen o no consiguen una res-puesta pronta y adecuada, o al me-nos una señal de apoyo más decidi-da por parte de las instituciones quedeberían responder a estas deman-das.

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Las estrategias que han desarrolla-do han sido variadas, por ejemplo sereunieron con la IMM en la Junta De-partamental para hacer conocer susdiferencias con la organización delencuentro de Murga Joven. Estas re-uniones eran espacios promovidospor la IMM para hacer una evalua-ción del encuentro al final del mis-mo. De estas reuniones surge la ideade armar lo que se llama la “Bolsade Murgas”, una organización demurguistas jóvenes, sin mediación dela IMM, que comienzan a realizar fes-tivales de murgas. Sin premio, sinconcurso, solo por el hecho de can-tar. El espacio que utilizan es el ta-blado 1ro de mayo, el cual es tabla-do municipal, este sería el único con-tacto que tienen con la IMM.

Como respuesta a las demandas rea-lizadas en esas reuniones con laIMM, se resolvió un año hacer con-curso y encuentro a la vez, es decir,modificar el formato de acuerdo a lassolicitudes de los jóvenes.“...cuando empezaron a haber que-jas de determinados grupos de ´ahno pero ellos se pasaron de tiempo,¡ah! no, pero acá hay mujeres y acáno` nosotros empezamos a tomar lasreglas, los concursantes empeza-mos a ser los que imponíamos lasreglas, de determinada manera, en-tonces eso se fue agrandando yagrandando entonces cada vez ha-bía más gente y se empezó a trans-formar en algo que no sé exactamen-te cómo definirlo pero me pareceque fue como una subcultura o tribuurbana o no sé, hay muchas formasde definirlo...” (MJ)Plantean como estrategia para logrartener sus propios espacios artísti-cos, que se formen agrupaciones dejóvenes de distintos países, dedica-dos a hacer distintas expresiones ar-tísticas y se junten en diversos paí-ses para hacer muestras de arte.

3.2 Percepciones sobre políticas3.2 Percepciones sobre políticas3.2 Percepciones sobre políticas3.2 Percepciones sobre políticas3.2 Percepciones sobre políticaspúblicas de juventudpúblicas de juventudpúblicas de juventudpúblicas de juventudpúblicas de juventud

La respuesta a la pregunta de quiénresponde o debería responder a lasdemandas y/o problemas de los jó-venes, tuvo diferentes reaccionesdentro de los distintos grupos, perosin embargo, los cuatro dijeron comoprimera opción que debería ser unainstitución pública. Tres de los gru-pos, el de jóvenes feministas, el desindicalistas y el de jóvenes coope-rativistas agrarios, dijeron que de-bería ser el Estado, en sentido am-

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plio. Por el contrario el grupo de“Murga Joven”, fue más específicoy dijo que quien debería hacerse car-go de sus demandas, es la Inten-dencia Municipal de Montevideo,debido, posiblemente, a que susdemandas tienen una relación ínti-ma con la política cultural por exce-lencia de la Intendencia Municipal deMontevideo: El encuentro de “Mur-ga Joven”.

Si bien la mayoría de los gruposcoincidieron en que el Estado de-bería hacerse cargo de las diver-sas problemáticas juveniles a tra-vés de la instrumentación de polí-ticas públicas, también acordaronque dichas políticas públicas noexisten o de existir no satisfacenlas expectativas de los jóvenesuruguayos.El grupo de jóvenes murguistas esen este sentido, el que difiere másen su discurso, porque aunque noavala completamente la gestión dela Intendencia Municipal en cuantoa la política cultural de “Murga Jo-ven”, sin embargo reconoce quefue una política diseñada para ellosy con el fin de promover la culturanacional. Muchos se sienten agra-decidos por haber contado con unespacio donde poder expresar suarte y consolidarse como grupo ar-tístico. “...nosotros una cosa quetenemos claro es que somos unproducto de murga joven, de la In-tendencia, (...) y capaz que era otraépoca, otra cosa, pero a nosotrosnos generó el espacio, en el cualnosotros pudimos desarrollar ungrupo artístico, que nosotros cree-mos, con buenos resultados...”(MJ)

Uno de los reclamos más contun-dentes de este grupo hacia la polí-tica cultural de “Murga Joven” es elhecho de que no sea abarcativa deun público juvenil más amplio, enel que se sintieran incluidos los jó-venes de la “periferia”, -como lesdicen ellos-. Otra de las demandasque le hacen a este organismo esla verticalidad con la que se lleva acabo la política, ya que nunca pu-dieron conseguir, por más que lohan intentado por varios medios, laauto gestión del “Encuentro de Mur-ga Joven”.“...por lo menos mi concepción delo que debe hacer una política pú-blica, después de que está el es-pacio generado, los actores noshacemos cargo de este espacio,y eso creo que además es bas-tante más democrático porquenos hace involucrarnos a todos,cómo gestionamos esto, poner-nos de acuerdo. Creo que comopolítica pública es mucho más in-teresante, porque es una escuelainteresante de ciudadanía, ¿no?”(MJ)

Las jóvenes feministas por su par-te, han destacado también la im-portancia de ser parte del procesode implementación de cualquiertipo de política cultural. Remarcanla idea de que las políticas de ju-ventud no deben verse meramen-te como “un acto de técnicos”, sinoque cada actor/a de la sociedadcivil debe participar activamente enel seguimiento de las políticas yantes aún, en la reivindicación y vi-sualización de los reclamos quedeberán transformarse en políticaspúblicas.

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“De todos modos cuando hablas depolíticas públicas tienes que hablar dela sociedad civil monitoreando. Queno son un título o un acto de técnicos,tienes que estar vigilando... Que seapliquen, y que se apliquen bien, quelleguen a las personas que tienen quellegar. Como sociedad civil nuncadeberíamos dejar de trabajar”. (JF)

Estas jóvenes, al igual que los sindi-calistas, se atribuyen una parte deresponsabilidad ante la generación eimplementación de las políticas pú-blicas. Ambos grupos se concibencomo sujetos políticos capaces y res-ponsables de forjar políticas públicasde juventud, que cubran y garanti-cen las necesidades de todos los ti-pos de juventud(es) que conviven enel país. Los jóvenes sindicalistasdecían al respecto:"Creo que nosotros desde los movi-mientos que integramos empezamosa generar políticas públicas y no es-perar que venga un iluminado, que enrealidad lo que hace es tomar infor-mación de distintos lados para hacerpolíticas públicas.” (JS) Como pode-mos ver, el discurso producido den-tro del grupo de sindicalistas coinci-de con la idea de las jóvenes feminis-tas de que no es necesario ser un téc-nico o tener muchos estudios en te-mas de juventud para poder aportarbuenas ideas a la hora de crear políti-cas públicas dedicadas a esta pobla-ción. Los jóvenes sindicalistas, en tan-to organización sindical que pelea porlos intereses de la clase obrera, nopueden más que concebirse como ac-tores de su propia historia, y por lotanto les resulta inviable ubicarse porfuera de la responsabilidad de la crea-ción de las políticas públicas.

Por el contrario, tanto los jóvenescooperativistas agrarios como losmurguistas, no se sienten responsa-bles ante la falta de políticas públi-cas de juventud, lo perciben comoun problema que está afuera. Lo quese menciona dentro del grupo de“Murga Joven” es la necesidad deser concientes y responsables cuan-do se hace una demanda, así comotambién cuando se obtienen resul-tados producto de la lucha esgrimi-da, para poder así, conservar los be-neficios y los espacios conquistados.Los murguistas tienen como deman-da principal la autogestión del es-pacio de “Murga Joven”, y se juzgaa la política cultural de la Intenden-cia Municipal de Montevideo, enparte como negativa, ya que no cum-ple con un requisito que según ellosdebería cumplir, esto es, que luegode oficiado el espacio se brinde laposibilidad de autogestionarlo.

Estos jóvenes, si bien no conside-ran que sea su responsabilidad lamilitancia por políticas públicas dejuventud, de todas formas sí entien-den primordial tener luego deimplementada la política el espaciopara co (o auto) gestionarla, lo cuallo consideran como una “escuela deciudadanía”. Los jóvenes cooperati-vistas agrarios también entienden elproblema de las políticas públicascomo un tema del que se tiene queocupar el Estado, sienten que no seles ha dado históricamente el espa-cio para expresarse, ya que nuncaha sido una preocupación del Esta-do la juventud(es). Perciben que losjóvenes rurales han ido perdiendopaulatinamente los espacios paraexpresar sus demandas, ya que el

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ámbito por excelencia con el quecontaban para dialogar con el gobier-no ha ido desapareciendo. “La co-misión sigue funcionando por la vo-luntad de las gremiales agropecua-rias que la integran, pero no por par-te del gobierno”. (JCA)

Tanto los murguistas como los jóve-nes cooperativistas agrarios dejanver un gran descreimiento en la cla-se política. Los primeros traslucenla idea de una intencionalidad políti-ca en la realización de accionescomo las de “Murga Joven” para ob-tener votos. Con respecto a la políti-ca cultural de “Murga Joven” tam-bién se habló en el grupo de jóve-nes sindicalistas y se manejó unaidea un tanto parecida, e hicieronreferencia a la verticalidad con la quese resuelven los temas dentro dedicha política.

Los murguistas también menciona-ron que actualmente en los barrioscarenciados hay jóvenes motivadospor expresiones culturales conside-radas como “poco cultas”, como esel caso de la cumbia y que no se losapoya desde las políticas públicas.Los jóvenes cooperativistas agrariospor su parte, manejan la idea de quetradicionalmente, más allá de lacuestión partidaria, se le ha brinda-do poca atención a los jóvenes: “losjóvenes nunca tuvimos importanciaen este país”, “no hay ese tipo depolíticas de juventud”. (JCA) Ya loconsideran como algo endémico dela cultura política uruguaya.

Los jóvenes sindicalistas tambiéndemuestran cierto escepticismo conrespecto a las políticas públicas de

juventud y el interés que ellas sus-citan en la clase política. De todasformas, hacen una distinción entrelo acontecido políticamente hastaeste gobierno de izquierda y loesperable de aquí en más. Cuandose los interrogó acerca de qué era loque entendían por políticas de juven-tud dijeron: “Que no hay, que estánen deuda”, (JS) sin embargo justifi-can esto basándose principalmenteen dos argumentos.

El primer argumento refiere al pro-ceso político partidario uruguayo ylas concepciones neoliberales quereinaron tanto en la dictadura urugua-ya como en los sucesivos gobiernosposdictadura de los partidos tradi-cionales. “Que no tuvimos por másde 40 años a nadie que hiciera einstrumentara políticas públicas yahora cuesta mucho hacerlo, me pa-rece.” (JS) El segundo argumento tie-ne que ver con la prioridad que leotorga el gobierno a otras problemá-ticas y la falta de interés en los jó-venes. Al respecto nos decían: “ade-más este país tiene un montón dedemandas que seguramente seanprioritarias, cómo se va postergan-do el tema de la juventud, porqueno les queda tiempo capaz que esalgo así, es un tema secundario parala política, no es un tema prioritarioel tema juventud.” (JS)

Las jóvenes feministas recalcan tam-bién, su visión crítica de los orga-nismos estatales en lo que hace ala ejecución de políticas públicas.Consideran que no son representa-tivos de las demandas específicasde los/as jóvenes. Resaltan a modode ejemplo, el Instituto Nacional de

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la Juventud (INJU), y plantean su ma-nifiesto desacuerdo con el funciona-miento y el logro de los objetivosplanteados. El mismo es percibidocomo un organismo vacío de conte-nido que se utiliza como herramientapara simular un interés por la juven-tud que no existe realmente, ademásde ser ejecutado por adultos sin dar-le participación a los/as jóvenes enla toma de decisiones. En este senti-do, se ve como necesario la articula-ción de espacios intermedios de con-sulta con los jóvenes, para así darvoz a sus demandas especificas.Estas jóvenes decían: “Pero no hayuna voluntad. Ni de la clase políticani nada. O sea para el tema de lajuventud se habla mucho pero sehace poco”. (JF)Es de destacar un punto en el quecoinciden tres de los cuatro gruposanalizados, que es la desorganiza-ción y la falta de capacidad para autogestionar sus demandas como jóve-nes. Esta característica es comúntanto para los jóvenes murguistas,como para los cooperativistas agra-rios, así como también, -aunque enmenor medida- para las feministas.

En torno a este tema los murguistasdiscutieron en forma amplia y exten-sa, se autocriticaron la falta de cons-tancia para el reclamo de las deman-das y la irresponsabilidad ante laconservación de los espacios obte-nidos, así como también, se planteóla dificultad para ponerse de acuer-do entre los diferentes actores.

Por su parte, los grupos de jóvenesrurales, por lo general, son escasosy tienen algunas debilidades en cuan-to a motivar y sostener la participa-

ción de sus miembros. Esto se vereforzado por los costos de trasla-darse en el medio rural a la hora departicipar de una reunión u organi-zación de cualquier índole. Debidoa esto, algunos jóvenes “no valoran”(en palabras de uno de los partici-pantes) las ventajas personales queimplica formar parte de un grupo.Habría que sumarle a ello el menortiempo de ocio con el que cuentanestos jóvenes por formar parte deuna empresa familiar, los problemasde transporte y caminería y la frus-tración que conlleva no visualizarlogros inmediatos frente a deman-das específicas.

Las jóvenes feministas mencionaronen reiteradas ocasiones, ciertas di-ficultades para organizarse en dife-rentes grupos de feministas jóvenes,sin depender de organizaciones fe-ministas de adultas. Ellas sientensobre sus hombros la responsabili-dad de movilizarse como sociedadcivil para hacer efectivas sus deman-das, pero en el camino hacia el lo-gro de este objetivo, han debidoreplantearse una serie de cuestio-nes. Una de ellas ha sido evaluar lasdiferencias y similitudes que creenexisten entre las demandas de lasjóvenes feministas y las adultas. Yaque si bien las participantes acep-tan que comparten varias demandascon el movimiento feminista, tambiénevalúan cómo se desdibujan sus di-ferentes especificidades al incluirsus demandas en estas agendas.

En el discurso del grupo se enfatizala responsabilidad de cada segmen-to en la identificación y visibilidadde sus demandas. Se acepta que

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las demandas de mujeres jóvenesprovienen de sus vivencias perso-nales, donde se debe buscar hacervaler sus derechos. No por el merohecho de reclamar sino porque par-ten de una situación previa de des-ventaja en muchos aspectos queson capaces de reflexionar y reivin-dicar.

“Yo como actora social creo que esmi responsabilidad hacer visible lasdemandas que desde los lugaresdonde estoy vemos, o veo. Eso, po-der hacer visibles, no sé con el abor-to, no solo las mujeres se mueren,si no, tengo derecho a decidir, ten-go derecho a crear libremente, ten-go derecho a los servicios de saludsexual y reproductiva. Son mis de-mandas y no son porque soy unaquisquillosa y quiero cosas, si no esuna demanda porque es una nece-sidad y es una realidad…a lo quevoy es que hay que juntarse, y paragenerar la demanda y para que seescuche hay que estar en los espa-cios de participación y generar otrosy moverse, juntar gente, juntar mu-jeres jóvenes”. (JF)

Estas cuestiones que han debidobarajar las jóvenes feministas parti-cipantes del grupo, las ha conduci-do a la búsqueda de estrategias desupervivencia para mantener susidentidades específicas dentro de rei-vindicaciones y movimientos másamplios.

“También en la experiencia de ha-ber participado, primero en los mo-vimiento afro descendientes mixtos.El contacto con el tema y bueno quesiempre eran los hombres los que

participaban, bueno después comoque hicimos algunas alianzas comojuventud feminista, que también nosexcluyó en algún momento comoafro descendientes. Y en esto deencontrar un lugar propio… desdela identidad porque con las feminis-tas también como que se veían di-luidas nuestras demandas. Entonesesto de construir un sujeto políticomujer afro, y después nos pasa conlas mujeres adultas negras, que tam-bién tenemos nuestras diferencias”.(JF)

Pero las estrategias de superviven-cia no son exclusivas de las femi-nistas, sino que cualquiera de losgrupos en cuestión han menciona-do diferentes tácticas puestas enmarcha con el fin de llevar a buenpuerto sus demandas.En respuesta a esta ausencia de po-líticas específicas de juventud rural,los jóvenes participantes del grupo,han desplegado un conjunto de es-trategias o expedientes personales.En relación a una de las principalesdemandas de estos jóvenes, que esla de centros educativos variados ypróximos a sus ciudades, la estra-tegia que han llevado a cabo es lamigración del joven o en ocasionesde su familia, a la ciudad más próxi-ma o a la capital del país para aque-llos que cursan estudios universita-rios:“Yo creo que cualquier padre que ten-ga los medios va a querer que suhijo estudie, y eso implica que si notiene la escuela, que se traslade sufamilia o la mujer primero y despuésel hombre va atrás de la mujer a uncentro poblado y como que se vayayendo del campo”. (JCA)

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Esto provoca que muchas veces el jo-ven no regrese al campo luego de cul-minados los estudios, al respecto nosdecían: “Después que viene a la ciu-dad como que le cuesta un poco vol-ver”. (JCA) Esta estrategia le implicaa los jóvenes y a la familia toda, ungran esfuerzo económico, ya que nosolo tienen que invertirlo en otro hogar,sino que pierden un trabajador más dela empresa familiar: “es un costo im-portante para la empresa”. Muchos deellos para ayudar a solventar los gas-tos de vivir en la ciudad, se postulanpara diferente tipo de becas económi-cas para estudiantes.

Resulta de interés considerar que notodas las estrategias refieren a temaseconómicos como producto de “ba-ches” de políticas públicas, sino quetambién algunas tienen que ver conampliar los lazos sociales y mejorar suautoestima. Uno de los jóvenes nosdecía lo siguiente, “me ha dado mu-cho la facultad en el tema de que yoera brutazo cuando vine para acá yclaro... hoy sigo siendo todavía (ri-sas)... un poco menos, como que meha pulido mucho la facultad, el temade esa interacción, que te va haciendoun poco corregir algunas cosas. Creoque pasa en todos lados, cuanto másinteractúes con la sociedad más vasaprendiendo, te va haciendo crecer, yta, en facultad es lo mismo, la gentesiempre te va a aportar algo”. (JCA)

También debe destacarse como es-trategia para relacionarse con gentede su edad e intercambiar ideas, elvínculo con grupos u organizacionesde productores o de jóvenes rurales.Si bien no todos dijeron estar en elmomento ejerciendo ese tipo de vín-

culo, todos reafirmaron la idea de quees un espacio donde obtener infor-mación y capacitación distinta ycomplementaria con la obtenida anivel familiar (empresa-familia).

“Esto nos ayuda a decir, o sea, sa-lís un poco, te desenchufás un poco,pero a la vez estás aprendiendo parala empresa, para llegar a tu casa, ala empresa familiar y decir ́ mirá quebueno, fuimos a tal y tal lado`... o´nos brindaron la oportunidad paradecir nos falta esto, nos faltacaminería, nos falta...`". (JCA)

Una de las estrategias empuñadaspor los jóvenes murguistas frente ala ausencia de políticas públicas dejuventud o a la disconformidad conlas existentes, es la creación de unespacio cultural, propio y particularque denominaron “Bolsa de Murgas”.El mismo, no tiene participación dela Intendencia de Montevideo, y tie-ne la finalidad de brindar un espaciocon reglas propias a una serie de jó-venes artistas que no están de acuer-do con las reglas del “Encuentro demurga joven” organizado por la IMM.Desde allí se demandaron una varie-dad de modificaciones para el “En-cuentro de murga joven” y se organi-zaron festivales sin premios econó-micos ni reglas estrictas. Por otraparte, otra de las estrategias que handesarrollado estos jóvenes ante laausencia de apoyo económico paraexpresiones culturales de este tipo,ha sido la organización de festivalesde Murga Joven, donde a través dela exposición de los espectáculos delas distintas murgas, se recaudan fon-dos para financiar los trajes, el ma-quillaje, la escenografía, etc.

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Las jóvenes feministas destacaroncomo estrategia de supervivencia,la configuración de la identidad demujer o de joven, dependiendo delámbito en el cual se encuentren in-terpeladas.

“Es decir hay otros espacios por loscuales posiblemente reclame máscomo ser mujer y otros espacioscomo ser joven, y en otros como serlas dos cosas, pero es real que mu-chas veces depende de donde es-tés… cómo encares esa demandaque tienes”. (JF)Es claro que es necesario el aban-dono de la identidad única, paraconstruir identidades relacionadasque ´se movilizan selectivamente`,soy joven, soy mujer, puedo serambas dependiendo el contexto,como estrategia de supervivencia delas ́ identidades múltiples`24.

Por otro lado, se explicitó la estrate-gia de combinar el trabajo de organi-zaciones feministas de jóvenes conlas de adultas, para incrementar loslogros y reforzar los esfuerzos. Detodas formas esta estrategia espercibida como positiva pero tambiéncomo negativa. Positiva ya que pu-dieron llevar a cabo un proyecto, peronegativa porque muchas veces sin-tieron que la inexperiencia les quita-ba credibilidad para la realización dedeterminadas actividades.

“El encuentro de AE (Anticoncepciónde Emergencia) nos chocamos conla organización. O sea lo hicimoscon una organización adulta de mu-jeres dentro del movimiento, y nospasó que bueno, ellas con una lógi-ca, mucho más organizada de ad-

ministración de proyectos,… noso-tras bueno pichonas… no teníamosni idea de cómo se armaba... Encierta medida pila de veces nos sen-tíamos secretarias … si lo hubierahecho solo una organización deadultas hubiera sido una cosa y quesi lo hubiéramos hecho solo noso-tras no se si hubiera venido gente,porque no hubiéramos podido traer-la”. (JF)

En el grupo se dio también, el deba-te sobre la efectividad de la estrate-gia de demandar un espacio de par-ticipación particular y propio de lasmujeres jóvenes, en contraposiciónde la participación conjunta con lasmujeres adultas. Por un lado se cri-ticaron las lógicas del movimiento fe-minista, y se destacó la necesidadde tomar distancia de ciertas cosas,pero por otro lado la idea de con-frontación es discutida y percibidacomo peligrosa, en tanto generafragmentaciones innecesarias. Losdos siguientes párrafos lo ejem-plifican.

“Hay lógicas dentro del movimien-to. A mí me pasó yo me fui del mo-vimiento feminista porque me pu-drieron, me pudrió la crítica a un sis-tema patriarcal y la reproduccióncompleta. Y la lógica adultocéntrica,yo ¡me pudrí!, no quería más. Sinembargo sigo siendo feminista, noestoy en el movimiento, ni quieroestarlo, por ahora, sí quiero seguiren una lucha que yo considero fe-minista. Pero entonces sí está bien,no considero que tenía que lucharahí adentro y que la cuestión era dela autonomía, de abrirme a nuevosespacios”. (JF)

24 Virginia Vargas,“La democraciade género y el sistema políticodemocrático”.

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“Quizás está bueno para tratar deconstruir algo. A mi me da muchabronca que el movimiento feministaadultocéntrico, como dicen Uds. seahasta expulsivo. Justamente porqueno admita otras formas de participar,y bueno en realidad el problema, ahíel que está generando fragmentaciónes, o sea, es desde otro lugar, y esoa mí me da mucha bronca”. (JF)

Si nos detenemos a analizar, las ins-tituciones que mencionaron estos jó-venes a la hora de hablar de las polí-ticas públicas, vemos que el Estadoes el más mencionado. De todas for-mas cada grupo menciona además,instituciones que forman parte de sudía a día, que son por lo tanto espe-cíficas de cada uno.

Los jóvenes sindicalistas mencionan,además del Estado a las ONG. Alcentrarse el debate en la imple-mentación de las políticas sociales,surge el tema de las ONG, y másespecíficamente se discute sobre susobjetivos y sus formas organizativas.En general, si bien algunos fueron másextremistas que otros en sus opinio-nes, el grupo pareció no tener unabuena imagen de las ONG uruguayas.Demostraron también sentirse amena-zados en cierta medida, por las ONG,ya que según ellos entienden, las or-ganizaciones no gubernamentales es-tán tomando terreno en espacios queantes eran territorio exclusivo de losmovimientos sindicales. Se generabael siguiente diálogo:

“...uno de nuestros temas del PIT CNTcomo una organización que representaa jóvenes, porque tiene un montón deafiliados jóvenes, y tiene un montón

de iglesias y ONG y discrepo con laONG, porque más del 70% lo gastanpara sí y no lo vierten, pero esa esotro discusión, pero no se le da, esbastante cerradito lo dirigen 2 o 3 ylas políticas se las dirigen para ellosy son compañeros míos;- los demás ¿están de acuerdo conesto? -Sí (...)-Son contratos -Contratás a una ONG-Muchas tendrían que desaparecer-Además intentan ocupar el lugar delos movimientos sociales...”. (JS)Para el caso de los jóvenes coopera-tivistas agrarios, las instituciones queestán presentes en el día a día son,por un lado, las cooperativas agra-rias, quienes muchas veces solven-tan los gastos del traslado de los jó-venes agrupados para que puedanparticipar de actividades en Monte-video y otras localidades, proporcio-nando muchas veces un lugar don-de reunirse y apoyando la realizaciónde algunas de sus actividades.

Por otro lado, los gobiernos locales,a través de las juntas locales (en elcaso de que existan en la localidad)y las intendencias departamentales,son referentes inmediatos. Lo que nosignifica que estén acompañando susdemandas con la prioridad que losjóvenes reclaman. También aparecenlas otras gremiales agropecuarias (nosolamente las que representan alcooperativismo agrario) que actual-mente están presentes en la Comi-sión Honoraria de la Juventud Rural,CHAJR, y que hasta 2005 funciona-ba en la órbita del Ministerio de Ga-nadería, Agricultura y Pesca, antesde pasar a ser exclusivo de las gre-miales. Se mencionó asimismo al Ins-tituto Nacional de la Juventud y a la

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ONG Foro Juvenil, que tiene un de-partamento de desarrollo rural. Nomencionan otras organizaciones deeste tipo: “Lo que pasa es que lamayoría de las ONG están acá (enMontevideo) y se abocan a los pro-blemas que hay acá, urbanos”. (JCA).

El Estado es, en general, quien másdebería estar respondiendo a lasdemandas de los jóvenes en gene-ral y de los jóvenes rurales en parti-cular. Perciben que los ministerios,las intendencias y el gobierno en ge-neral, no están satisfaciendo debi-damente las demandas con respec-to a los servicios y necesidades queellos consideran más básicos, comola caminería rural, en lo que a vecesterminan dependiendo de alguna ini-ciativa privada:- “...cuando hay buenos momentoscomo ahora, de repente, de creci-miento económico, igual las deman-das no se ven satisfechas. Enton-ces no sé si es un tema burocráticoo falta de voluntad, como decía él, ose dedica a otra cosa la plata. Mu-chas veces los privados terminandando, empresas, gente que te arre-gla los caminos porque ligaste quecompraron 10 kilómetros más ade-lante y bueno, pusieron la plata e hi-cieron el camino, pusieron un taja-mar y sacás agua”. (JCA)-“O tenés un tambo ahí cerca”.-“ Claro, lleva la luz, o Conaprolepone la plata”. (JCA)

En el caso de las feministas ademásdel Estado y la Sociedad Civil, semenciona a un actor de dimensio-nes más globales, los organismosinternacionales. Se menciona el lu-gar que tienen en la creación de po-

líticas de juventud organismos inter-nacionales como la Organización Ibe-roamericana de la Juventud, OIJ, ylas convenciones internacionales. Porejemplo, la Convención Iberoameri-cana de Derechos de los Jóvenesque fue ratificada en nuestro país yque por tanto es vista como un ins-trumento de exigibilidad de derechosde los jóvenes frente a los estados.

“Lo que pasa que claro son diferen-tes actores en realidad, al estado lecompete garantizar. Y creo que bue-no si ahora se ratificó la ConvenciónIberoamericana de Derechos de losJóvenes, lo que quiero decir es quehay determinados instrumentos quete permiten exigir determinadas co-sas... es real que hay cuestiones queestán firmadas a nivel internacionaly que se deben respetar”. (JF)

La institución que se hace presentea la hora de plantear las demandasde los jóvenes murguistas, es prin-cipalmente la Intendencia Municipalde Montevideo, ya que es ésta laque ha venido desarrollando la polí-tica de juventud “Murga Joven” des-de hace ya 10 años. Se puede ob-servar una relación ambivalente conla IMM, ya que si bien se le agrade-ce el espacio que creó y las posibi-lidades que eso les dio para expre-sarse, por otro lado, se le reclama laautogestión, pero también mayorcompromiso. Si bien reclaman la autogestión, además entienden que laIMM debería ser la que continúe ges-tionando la Murga Joven en lugar delMinisterio de Turismo y Deporte comoserá a partir de este año. Como ve-mos la relación es un tanto conflicti-va y contradictoria.

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En general no se evalúa muy positiva-mente la gestión de la IMM, en rela-ción a la Murga Joven, pero se le reco-noce el haber generado el espacio, elhaberlos convocado en varias oportu-nidades para recabar sus opiniones,el haberles concedido espacios extraencuentro (tablados móviles) que nosupieron aprovechar, entre otras cosas.Por otro lado se le reprocha el hechode haber sacado provecho político através de las murgas jóvenes, el nohaberle dedicado el tiempo y “la cabe-za” suficiente, y el “soltarles la mano”cuando ya era mucha cantidad de gen-te la involucrada y por lo tanto dema-siado esfuerzo el gestionarlo. Al res-pecto un participante del grupo nosdice: “El tema es que estuvo bueno enun momento en el que se organizó unencuentro y un concurso y papapa peroeso se empezó a tornar una pelotademasiado grande en la que ya nadiequiere agarrarle las riendas a esa pe-lota...”. (MJ)Otra institución que nombran es el Ta-ller Uruguayo de Música Popular(TUMP), el cual al comienzo del en-cuentro dictaba talleres de murga a losjóvenes interesados, a través de unconvenio con la IMM. Se quejan de queeste espacio educativo ya no existamás. “....es una institución (la IMM)que tiene los medios, por ejemplo hubouna época que nos dieron talleristas, yta genial, pero ahora...” (MJ)

Mencionan también a DAECPU (Direc-tores Asociados EspectáculosCarnavalescos Populares del Uruguay),pero siempre refiriéndose a esta insti-tución con calificativos negativos. Di-cen sentirse alejados de ellos, no iden-tificarse con esta institución. No quie-ren pedirle nada, para no deberle nada.

Con el mismo tono de desconfianzamencionaron en un momento a laempresa Tenfield, la cual es la en-cargada actualmente de latelevisación del carnaval oficial. Adicha empresa se la nombró en unmomento en que se dijo que el Mi-nisterio de Turismo sería ahora el quese ocuparía de gestionar la MurgaJoven. Decisión con la cual los jóve-nes no parecen estar de acuerdo.

Al planteárseles la posibilidad hipoté-tica de convocar a la IMM y a DAECPUpara discutir sobre sus demandas, elgrupo fue categórico, no tienen inte-rés de dialogar con DAECPU, no creenen ellos y no quieren que se los vincu-le con ellos. Sí dijeron que dialogaríancon la IMM y le preguntarían qué es loque quieren hacer, con qué fines, y leplantearían una propuesta deautogestión para el encuentro de Mur-ga Joven. Para llevar a cabo este pro-yecto convocarían a un integrante delTUMP, en su calidad de docente, elcual participó de la creación de laMurga Joven; un organismo tanto pú-blico como privado que lo financie yotro que lo divulgue.

3.3) Percepción sobre demandas3.3) Percepción sobre demandas3.3) Percepción sobre demandas3.3) Percepción sobre demandas3.3) Percepción sobre demandascomunes para los y las jóvenescomunes para los y las jóvenescomunes para los y las jóvenescomunes para los y las jóvenescomunes para los y las jóvenesde América del Surde América del Surde América del Surde América del Surde América del Sur

En los cuatro grupos focales surgeun acuerdo explícito sobre la existen-cia de demandas comunes y la con-secuente validez de una agenda sud-americana. Sin embargo, en todos loscasos, el principal vector para reuniresas demandas es el colectivo juve-nil específico al que pertenecen losparticipantes del grupo, haciendo, enpocos casos y marginalmente, men-

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ción a las posibilidades de compartirdemandas con los jóvenes en gene-ral. Esta observación es coherentecon las distintas definiciones de ju-ventud expresadas en los grupos ycon la enunciación de demandas decada uno en referencia al propio seg-mento juvenil. Es necesario recordarque en cada grupo focal se precisóque no se podían generalizar susideas a toda la juventud por fuera desu contexto social particular.

A continuación se presentan las dis-tintas percepciones de cada gruposobre demandas comunes de los jó-venes de América del Sur para lue-go sintetizarlas y compararlas entresí y con las seis demandas surgi-das de la anterior investigación.

Jóvenes cooperativistas agrariosJóvenes cooperativistas agrariosJóvenes cooperativistas agrariosJóvenes cooperativistas agrariosJóvenes cooperativistas agrarios

Al introducir el tema de una posibleagenda regional, la reacción del gru-po fue la de vincular las demandasplanteadas por ellos con las necesi-dades y urgencias de los jóvenesrurales de otros países de la región.

Casi todos los participantes del gru-po focal han tenido experiencias enámbitos regionales o intercambioscon jóvenes rurales de la región, so-bre todo de Argentina, Brasil y Pa-raguay. La Federación de Coopera-tivas Agrarias de Uruguay promue-ve algunos intercambios (sobre todocon Argentina), lo que permite a losjóvenes tener contacto con un siste-ma cooperativo similar pero con al-gunos rasgos diferentes, en el quereconocen avances que todavía nose han dado en Uruguay con respec-to a la integración de los jóvenes ru-

rales en las empresas y en las coo-perativas: “Tienen mucho más incor-poración de jóvenes, que acá lascooperativas no tienen ningún joven,son cuatro gatos locos”.

En general, perciben que Uruguayestá mejor posicionado que otros paí-ses en cuanto al avance en las de-mandas rurales, debido a que la ex-tensión y heterogeneidad del territorioes mucho menor y esto facilita la co-bertura de algunos servicios. Estasdemandas serían comunes a todos losjóvenes rurales de la región, sobretodo la resolución de los problemasde caminería rural que claramente seasocian con la demanda por la circu-lación y la movilidad, en el marco delas seis demandas de la agenda co-mún sudamericana, pero desde unaespecífica mirada rural. En este co-lectivo, las limitaciones en la circula-ción y la movilidad representan ver-daderas trabas al acceso a derechossociales, como atención sanitaria yeducación, demandas que son colo-cadas en el primer lugar por los jóve-nes cooperativistas agrarios. Asimis-mo, está presente la demanda por elacceso a una educación de calidad,diversificada y adecuada al mediorural. Por otro lado, las demandas queplantean estos jóvenes en cuanto alacceso a la información y a la recrea-ción coinciden, en parte, con las de-mandas por el acceso a medios deesparcimiento y disfrute cultural plan-teadas en la agenda común (aunquefinalmente esta demanda no fuera con-siderada dentro de las más importan-tes). Es notorio que no se haya plan-teado ninguna demanda con respec-to a la ecología o al mundo laboral, niimplícita ni explícitamente.

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Las participantes de este grupo tam-bién acuerdan que es posible unaagenda de demandas comunes en-tre los jóvenes de América del Sur,que es definida como una herramientapara la visualización de problemáti-cas en común. En este sentido, po-nen sobre la mesa sus experienciasde diálogos y encuentro regionalescon otras jóvenes feministas, al me-nos entre las sub regiones de Améri-ca del Sur.

Al igual que en el caso anterior, tam-bién se problematiza la inserción deUruguay en el contexto sudamerica-no como “un caso un poco raro”, dadasu condición de pequeño país, encomparación con países de la regiónque tienen fuertes movimientos de in-dígenas o rurales, o en comparacióncon las capitales superpobladas dealgunos países. Por otro lado, se acep-ta el peso de la iglesia católica en todala región. Cabe decir que, en Uruguayha sobrevivido en el imaginario so-cial una visión disminuida del pesode la iglesia, basada en su tempranasecularización con respecto a los paí-ses de la región. Sin embargo, en losúltimos años, la iglesia católica ha des-plegado estrategias y se ha hechonotar más claramente en torno al de-bate sobre la legalización del aborto,todo lo cual ha llevado a varias agru-paciones de mujeres en el país a de-nunciar el verdadero peso de la mis-ma y su relación con la política.

La concreción de una agenda comúnes visualizada también generandodesafíos en torno a la articulación glo-bal- local de las demandas. En este

desafío se valora la existencia, den-tro del movimiento feminista, de unimportante camino recorrido en tor-no a la generación de campañasglobales de impacto regional porderechos reproductivos, contra la vio-lencia doméstica, etc. En esta arti-culación global- local surge la nece-sidad de traducir las demandasglobales en la vida cotidiana de lagente: “El tema es cómo bajar eso ala vida de la gente, es esa tensión;o estoy en lo regional, que es súperabstracto o súper global, bajarlo enla vida concreta de la gente, eso escomplejo”. (JF)

Otro tema que se problematiza tieneque ver con la representatividad deestas participaciones a nivel regionalo global, en el sentido que las mis-mas se ven como banales si no secuenta con un trabajo de acumulaciónprevio en el país, en las bases, quejustifiquen la necesidad de esta arti-culación. Esta participación internacio-nal es vista con cierta desconfianzapor el grupo dado que se argumentaque muchas veces solo reproducepersonalismos y acumulación de po-der de ciertas personas, en detrimen-to muchas veces de sus grupos o delos segmentos a los que dice repre-sentar: “vos cuando te manejás a ni-vel internacional quieras o no, manejásun espacio de poder”. (JF)

Con respecto a la comparación delas demandas surgidas con las seisdemandas planteadas en el InformeSudamericano, un primer punto encomún lo encontramos con respec-to a las demandas de educación.Éstas se visualizan en el grupo másbien como denuncia a situaciones de

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falta de acceso a educación y for-mación diversificada, dónde tam-bién se ponen en juego los estereo-tipos de género que delegan en lasmujeres formaciones acorde con lareproducción de sus roles, el ejem-plo es puesto con la casi única op-ción de las mujeres del interior delpaís de estudiar magisterio.

Con respecto al resto de las deman-das planteadas por el grupo vemosque éstas podrían ser transversales,en el sentido que la inclusión de ladiversidad, espacios de participa-ción, el acceso a la información,desmitificar estereotipos y partici-par en el proceso y monitoreo de po-líticas públicas son cuestiones queafectan de manera directa las seisdemandas recogidas en el InformeSudamericano.

Sin embargo, otra cosa parece ocu-rrir con la demanda específica delgrupo por derechos sexuales yreproductivos y el derecho a decidirsobre el cuerpo, ya que la misma noparece compartir espacios de reivin-dicación con ninguna de las deman-das recogidas en el informe gene-ral. Lo cual nos lleva a plantearnosuna interrogante con respecto a sies ésta una demanda específica delas mujeres jóvenes del continente,o si por el contrario es compartidapor jóvenes varones en otros países.

Murga JovenMurga JovenMurga JovenMurga JovenMurga Joven

Al planteárseles el tema de la posi-ble construcción de una agenda co-mún para América del Sur en formarápida afirman que los jóvenes delcontinente tienen demandas comu-

nes y que por lo tanto es posibleconstruir una agenda. Algunos men-cionaron una intención de tercerosen que no sean visibles esas deman-das comunes “...nos hacen creer queno, pero yo creo que se puede...”.(MJ)

Una de las primeras reacciones quesurgieron en el grupo fue la interro-gante de si esa agenda regional se-ría realizada mediante una organiza-ción de los propios jóvenes o si ha-bría una institución que se ocuparíade nuclearlos. Concluyen que seríaposible una organización propia delos jóvenes pero más a modo de de-seo esperanzado que de real con-fianza en su iniciativa grupal. Plan-tean ejemplos de organizaciones dejóvenes, por ejemplo, congresos es-tudiantiles, en los que se nuclean jó-venes de diferentes países.

También se plantea la idea de nu-clear a los jóvenes de distintos paí-ses por intereses determinados, porejemplo, organizar encuentros dearte entre los diferentes jóvenes lati-noamericanos. Algunos de los jóve-nes murguistas tienen experienciasde participación en un encuentro demurgas y artistas callejeros que serealiza en Argentina, aunque allí nose plantea una plataforma regionalpara la acción artística juvenil.

Como es esperable, ya que son partede un colectivo artístico, estos jóve-nes hicieron básicamente referencia alas demandas culturales. Si compa-ramos lo tratado en este último blo-que, con las seis demandas del Infor-me Sudamericano, la que se mencio-nó de forma clara fue la de acceso al

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disfrute y a la producción cultural, entérminos de contar con espacios paramanifestar sus expresiones artísticasde las formas más diversas (según lasexpectativas y necesidades de cadauno) y con independencia del circuitocomercial, reivindicando “el arte por elarte”. También se sugirieron a lo largode la discusión, aunque no espe-cíficamente en este bloque, las deman-das de educación. Se habló de la ne-cesidad de universalizar la educación,donde todos/as tengan las mismasposibilidades y la misma calidad edu-cativa. Otra de las demandas relacio-nadas con la educación, fue la de ma-yor espacio de auto gestión dentro delos centros educativos para que susopiniones sean escuchadas.

Las demandas referidas al mundolaboral también se perciben a lo lar-go del discurso. Los participanteshicieron hincapié en la poca calidadde los empleos para los jóvenes y lautilización que hacen de ellos como“mano de obra barata”.

Tanto las demandas de circulación ymovilidad, las de seguridad y vigen-cia de los derechos humanos, comolas ecológicas, no fueron tratadas porlos jóvenes murguistas.

Jóvenes sindicalistasJóvenes sindicalistasJóvenes sindicalistasJóvenes sindicalistasJóvenes sindicalistas

Cuando se introduce la temática acer-ca de la posible construcción de unaagenda regional de juventud se daprácticamente por sentada la nece-sidad de coordinar esfuerzos a nivelregional y se relatan las experienciasexistentes en este sentido. Este gru-po hace mención, al igual que los dosprimeros, a las particularidades del

Uruguay: “creo que Uruguay está unpoco mejor que el resto de Latino-américa en cuanto a la situación eco-nómica de lo jóvenes pero como ge-neralidades sí creo que se puedearmar un agenda.” (JS)

Sin embargo, una vez más, las ex-presiones no hacen referencia a lajuventud, o a la juventud sindi-calizada, si no que recogen las ex-periencias que ha instaurado lacentral de los trabajadores urugua-yos con otras centrales de la región.En este sentido, se destaca que lasactividades a nivel regional (por ejem-plo, a nivel de la OIT) tampoco tie-nen a los jóvenes en su mira: “estáncontinuamente hablando de los tra-bajadores en general, y su vocabu-lario no nos llega a nosotros.” (JS)

Si consideramos las seis demandasrecogidas en el Informe Sudamerica-no, constatamos que se encuentran enun estrecho vínculo con las planteadaspor los jóvenes sindicalistas en lo quese refiere a las problemáticas en tornoa la educación, al mercado laboral o alacceso a espacios donde consumir,producir y circular bienes culturales. Enrelación a las demandas de seguridady vigencia de los derechos humanos,ecológicas y de circulación y movili-dad, pese a que no fueron tematizadasexplícitamente en el grupo focal, for-man parte de la agenda del PIT-CNT,particularmente en relación a las reivin-dicaciones sobre los derechos huma-nos siendo la organización social queencabezaba el reclamo y la junta defirmas con miras a la derogación de laLey de Caducidad25. Es decir, estánpresentes, pero no fueron explicitadaspor el grupo focal.

25 Ley de Amnistía a las cúpulasde la dictadura militar uruguaya.

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En todos los grupos existe un acuer-do acerca de que hay demandas co-munes que motivarían la construcciónde agendas o espacios regionales,pero vinculados a las demandas con-cretas del grupo específico (solamen-te el grupo de jóvenes murguistas di-ferencia entre reunir a los jóvenes engeneral y contar con espacios paranuclear el arte joven en particular).

Hay una coincidencia entre los jóve-nes cooperativistas agrarios, las jó-venes feministas y los jóvenes sin-dicalistas en situar a Uruguay comoun país “excepcional” en el concier-to sudamericano por su pequeño ta-maño, cierta homogeneidad territo-rial y social y una situaciónsocioeconómica más ventajosa entérminos relativos a las de los de-más países sudamericanos. Si bienes un país con importantes desigual-dades (que los cuatro grupos men-cionan a partir de sus experiencias),se entiende que la escala de la des-igualdad es menor.

Aparecen algunas preocupacionespor la validez y utilidad pragmáticade la agenda regional y sobre cómoconstruirla concretamente. El grupode jóvenes feministas afirma que lavalidez de lo regional tiene que es-tar basada en un trabajo a nivel na-cional y que luego se tiene que tra-ducir en cambios efectivos en la vidade la gente en los países. Los jóve-nes murguistas se preguntan si laagenda regional debe ser lideradapor una organización de los propiosjóvenes o por una institución que losreúna. Los sindicalistas muestran supreocupación por la falta de una mi-rada juvenil sobre las discusiones re-

gionales en torno al tema del traba-jo, donde se habla un lenguaje aje-no a los jóvenes. En cambio, los jó-venes cooperativistas agrarios nomuestran las mismas inquietudessobre cómo construir lo regional; so-lamente comparan los distintosavances entre países pero no pro-ponen formas de organizar las de-mandas comunes.

En todos los grupos se manifestóque existe alguna experiencia en elámbito regional, en algunos casos através de las organizaciones nacio-nales a las que pertenecen o a títulopersonal, en el caso de haber parti-cipado en encuentros internaciona-les por interés particular. Solamenteel grupo de sindicalistas hace refe-rencia a experiencias concretas enámbitos juveniles regionales por suparticipación en el espacio joven dela Coordinadora de Centrales Sindi-calistas del Cono Sur. En el caso delos jóvenes cooperativistas agrarios,podría esperarse alguna reaccióncon respecto a la REAF (Reunión Es-pecializada en Agricultura Familiardel MERCOSUR), que cuenta conuna comisión de jóvenes; sin embar-go, no se hace ninguna mención aeste espacio. Los otros dos grupossolamente se refieren a eventualesintercambios y encuentros entre paí-ses. Salvo las jóvenes feministas,que mencionan a la OIJ, los demásno hacen referencia a organizacio-nes específicas de la juventud a ni-vel internacional. En ninguno de losgrupos se habla de un espacio ju-venil estrictamente regional, salvo lamencionada comisión de sindicalis-tas jóvenes dentro de la organiza-ción sectorial.

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En el siguiente cuadro se comparanlos cuatro grupos con respecto a lasseis demandas regionales, mostran-do en cuáles están presentes y quématices concretos presenta cadagrupo con respecto a cada deman-da. Además, se agrega una fila parapresentar otras demandas plantea-das por fuera de estas seis. Comose puede observar, algunas son coin-cidentes. En primer lugar la educa-ción (la única demanda unánime),que presenta interesantes maticesaportados por los distintos grupos.Las feministas aportan una miradacon enfoque de género y los jóvenescooperativistas especifican las nece-sidades de su contexto rural. Tam-bién se observa cómo las demandasno sólo apuntan a un acceso univer-sal a la educación de calidad, sinoque también se refieren a una diver-sificación y adecuación al contextosocial y al mercado de trabajo. Encuanto a las demandas del mundolaboral son presentadas de forma si-milar por los jóvenes sindicalistas ymurguistas.

El acceso al disfrute y la produccióncultural es mencionado en términosbastante distintos por los cooperati-vistas agrarios y los murguistas: enel caso de los primeros como acce-so a un mundo cultural del cual sesienten marginados; en los segun-dos, la demanda se plantea en tér-minos de espacios de expresión ar-tística.

La demanda por circulación y movili-dad vinculada al acceso a derechossociales fue presentada solamente porlos jóvenes cooperativistas agrarios,donde tiene una importancia central.

Otras demandas no son expresa-mente mencionadas, como lasecológicas y las vinculadas a losderechos humanos. Aparecen, porotro lado, algunas demandas que noestaban incluidas en el primer estu-dio y que, si bien dependen de lasparticularidades de cada grupo, sonclaramente demandas juveniles: de-rechos sexuales y reproductivos enel caso de las feministas, participa-ción política y autogestión cultural,en el caso de jóvenes murguistas yacceso al crédito y la tierra en losjóvenes rurales.

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Comparación de los grupos focales con las 6 demandas regionalesComparación de los grupos focales con las 6 demandas regionalesComparación de los grupos focales con las 6 demandas regionalesComparación de los grupos focales con las 6 demandas regionalesComparación de los grupos focales con las 6 demandas regionales

EducaciónEducaciónEducaciónEducaciónEducación

Mundo laboralMundo laboralMundo laboralMundo laboralMundo laboral

Acceso al disfrute yAcceso al disfrute yAcceso al disfrute yAcceso al disfrute yAcceso al disfrute yla producciónla producciónla producciónla producciónla producciónculturalculturalculturalculturalcultural

Seguridad ySeguridad ySeguridad ySeguridad ySeguridad yvigencia de losvigencia de losvigencia de losvigencia de losvigencia de losDDHHDDHHDDHHDDHHDDHH

EcológicasEcológicasEcológicasEcológicasEcológicas

Circulación yCirculación yCirculación yCirculación yCirculación ymovil idadmovil idadmovil idadmovil idadmovil idad

Otras demandasOtras demandasOtras demandasOtras demandasOtras demandas

Jóvenes feminis-Jóvenes feminis-Jóvenes feminis-Jóvenes feminis-Jóvenes feminis-tastastastastasEducación yformacióndiversificada, librede estereotipos yque no reproduzcaroles de género.

Derechos sexualesy reproductivos;derecho a decidirsobre el cuerpo.

Jóvenes cooperati-Jóvenes cooperati-Jóvenes cooperati-Jóvenes cooperati-Jóvenes cooperati-vistas agrariosvistas agrariosvistas agrariosvistas agrariosvistas agrariosAcceso a centros deestudio y a opcionesmás diversas en elinterior del país; ofertavinculada a la activi-dad agropecuaria

Medios de comunica-ción e información.Recreación.

Mejora de las condi-ciones de la camineríarural.

Acceso a la tierra y alcrédito para la inicia-ción productiva.

JóvenesJóvenesJóvenesJóvenesJóvenesmurguistasmurguistasmurguistasmurguistasmurguistasEducación, dondetodos/as tengan lasmismas posibilidadesy la misma calidadeducativa.

Mejores condicionesde trabajo y salariales,reconocimiento de lascaracterísticas propiasdel trabajador joven.

Espacios para laexpresión cultural librey diversa.

Autogestión y participa-ción política.

JóvenesJóvenesJóvenesJóvenesJóvenessindical is tassindical is tassindical is tassindical is tassindical is tasProfesionalizaciónen áreas de interésque sirvan paraingresar en mejorescondiciones almundo laboral.

Acceso einserción en elmercado laboral;trabajo decalidad y remu-neración acordea la formación.

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1. La “juventud” es cuestionada comocategoría, admitiendo que en todoslos grupos se establezca una distin-ción entre “la juventud” y un nosotros(sean jóvenes sindicalistas, o jóve-nes cooperativistas agrarios, o jóve-nes murguistas, o jóvenes feminis-tas) que se construye sin pretensiónde generalización a una totalidad “ju-ventud”. En algunos grupos inclusoesa distinción se manifiesta estricta-mente entre un “nosotros” (jóvenessindicalistas) y los “otros” (jóvenesen general), atribuyendo a ambosconjuntos propiedades distintas.

2. Las identidades que priman en cadagrupo remiten a una auto referen-cialidad discursiva (anécdotas, situa-ciones y demandas). No obstante semanifiesta la “condición juvenil” en to-dos los casos, asumiendo si al interiorde los colectivos que integran –salvoen el caso de los jóvenes murguistasya que por definición “Murga Joven”sólo involucra a jóvenes- el caráctergeneracional que les es propio y quemarca diferencias y distancias.

3. La selección de los grupos cum-ple con el objetivo de captar situa-ciones diversas y esto se evidenciaincluso en el tipo de discurso que serecoge en los cuatro casos, e inclusoel lenguaje que utilizan26. Es notorioel correcto uso de términos académi-

4.Síntesis

cos y conceptualizaciones elabora-das en el grupo de las jóvenes femi-nistas; el ajuste (sin eliminar elemen-tos propios) al discurso “oficial” delPIT¬CNT en el caso de los jóvenessindicalistas; la mayor espontanei-dad y menor reflexividad previa (cla-ramente señal de un menor nivel de“organicidad” institucional) que serevela en los jóvenes murguistas; yla carga de condiciones específicas,señales permanentes de la distanciaque sienten y expresan los jóvenescooperativistas agrarios con respec-to a los jóvenes urbanos (símbolo delestereotipo juvenil, por otra parte).

4. Las “luchas” generacionales porpoder, representación, y reconoci-miento tienen un lugar privilegiado enla producción discursiva de los cua-tro grupos, aunque adquieren especi-ficidad en cada uno. Los referentestambién cambian. En el caso de losjóvenes murguistas la demanda de re-conocimiento no sólo se establece entérminos generacionales sino ademásen términos de posiciones: entre losbeneficiarios y los que diseñan eimplementan la política, reclamándo-les mayor espacio para la au-togestión27. Las jóvenes feministasrevelan una tensión permanente y ad-vierten de su reflexividad en torno auna estrategia de lucha generacionalpor reconocimiento de “las jóvenes”

26 Se admitiría incluso aposteriori, un análisis exhaustivotanto del uso del lenguaje y susdiferencias en los cuatro gruposde jóvenes, tanto como lasdiferencias propiamente discur-sivas.27 No obstante se reconocencomo “producto” de la política“Murga Joven” y advierten una“incapacidad” organizativa autó-noma.

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al interior del movimiento feminista yel riesgo de fracturar el movimiento.Los jóvenes cooperativistas agrariossugieren un quiebre en las condicio-nes socio históricas (desarrollo de tec-nologías de la información y la comu-nicación, la gestión empresarial y la in-serción productiva y global) que los co-loca en un rol diferencial a las otras ge-neraciones. Enunciando un mundo conmayores niveles de incertidumbre ymayores riesgos en la continuidad dela explotación y producción familiar,caracterizan su lugar generacionalcomo los incorporadores de éstos enla gestión y la producción. El reconoci-miento tanto de ese lugar, como de suscapacidades para esto, es percibidocomo una “lucha simbólica” en la quese juegan sin duda capitales diferen-tes. Los jóvenes sindicalistas mantie-nen una ambigüedad entre las lealta-des institucionales y sus demandas es-pecíficas en tanto jóvenes organiza-dos. A pesar de cuánto privilegian lacondición de “ser jóvenes organiza-dos” a partir de la cual marcan una dis-tancia insalvable.

5. En todos los grupos se valoriza laacción colectiva. Sin embargo tambiénse marcan dificultades y obstáculospara lograrla: algunos como propios delos colectivos que integran, otros radi-cados en características de los “jóve-nes en general” y finalmente otros (losmenos) en ellos/ellas mismos/as ha-ciendo referencia a fracasos o inerciasque no han podido quebrar.

6. Las demandas de cada uno de losgrupos fueron bien especificadas y re-velan que aunque puedan ser clasifica-das sectorialmente (salud, educación,trabajo, etc.) adquieren connotaciones

propias para cada grupo. Bajo el mis-mo nombre se asignan contenidos queadmiten variaciones sustantivas en al-gunos casos. Este hallazgo es centrala los efectos de considerar la interven-ción en relación a las demandas por-que un eslogan o un nombre, difícil-mente cubra la diversidad de expec-tativas y/o reclamos de los diferentesgrupos de jóvenes. De hecho dos delos grupos construyen colectivamentela negativa a responder cuales seríanlas demandas de los “jóvenes urugua-yos”, limitándose a establecer las queconsideran corresponden al segmen-to juvenil del que forman parte (gruposde jóvenes feministas y de cooperati-vistas agrarios). En el caso de los sin-dicalistas simplemente atribuyen alresto de los jóvenes las demandas pro-pias. “Nosotros somos privilegiados losque estamos acá por que estamos in-sertos, pero hay una cantidad de jóve-nes que están al margen de todo… “(JS).

7. Se visualiza la impronta del grupoal establecer las demandas, tal comose ha tipificado anteriormente: lacentralidad del trabajo para los jóve-nes sindicalistas, el peso de la pro-ducción familiar agraria en el caso delos jóvenes cooperativistas agrarios,la necesidad de incluir la diversidad yromper con los estereotipos en el casode las jóvenes feministas y los dere-chos culturales enmarcados en el re-conocimiento de nuevas expresionesartísticas para los jóvenes murguistas.

8. Se remite al ámbito estatal (tantonacional como local) como el referen-te inmediato para implementar las po-líticas de juventud, que en Uruguayson consideradas en el mejor de los

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casos insuficientes. Se registra un re-lativo consenso en la necesidad de latransversalización en las políticas parajóvenes, y en la pluralidad de actorespara el diseño y la ejecución de lasmismas. En varios de los grupos sehace especial énfasis en la responsa-bilidad que asignan a los propios jó-venes para participar de los procesosde diseño e implementación de políti-cas y en el ejercicio de ciudadanía yconstruirse como “sujetos y sujetas”.

9. Se advierte la construcción de re-des y articulaciones múltiples comouna estrategia que despliegan estosgrupos de jóvenes. Hacen alianzascon otras organizaciones con quienpueden sumar fuerzas en alguna cau-sa común, aunque sea puntualmen-te; sistematizan relaciones y vínculoscon organizaciones de perfil similar anivel regional. Tienen conocimientoamplio de otros colectivos; refieren aagencias de cooperación internacio-nal, organizaciones internacionales, ydiversos organismos del Estado tan-to de nivel nacional como local. A suvez, se aprecian duras críticas a de-terminados tipos de organizaciones osus formas de funcionamiento (parti-cularmente en el caso de los sindica-listas con las ONG).

10. En todos los grupos existe unacuerdo acerca de que hay deman-das comunes que motivarían la cons-trucción de agendas o espacios re-gionales, pero vinculados a las de-mandas concretas del grupo espe-cífico (solamente el grupo de jóve-nes murguistas diferencia entre re-unir a los jóvenes en general y con-tar con espacios para nuclear el artejoven en particular).

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