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A cerca de este tópico trata el presente trabajo de desarrollarlo de manera clara y extensa para el mejor entendimiento del mismo, así como destacar los factores y causas que contribuyen a la Delincuencia Juvenil.

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La Delincuencia Juvenil

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Page 1: La Delincuencia Juvenil Lety

A cerca de este tópico trata el presente trabajo de desarrollarlo de manera clara

y extensa para el mejor entendimiento del mismo, así como destacar los

factores y causas que contribuyen a la Delincuencia Juvenil.

Page 2: La Delincuencia Juvenil Lety

LA DELINCUENCIA JUVENIL

Delincuencia juvenil es la denominación general que reciben aquellos delitos

que son perpetrados exclusivamente por individuos que no han alcanzado la

mayoría de edad, generalmente establecida en los 18 años. Por caso, se

llamará como delincuente juvenil a aquel joven que no llega a los 18 años y que

se dedica a ejecutar diversas acciones ilícitas.

En las últimas décadas, como consecuencia del gran avance que ha tenido la

delincuencia de menores, se han realizado estudios, informes, desde los más

diversos ángulos de pensamiento, para analizar este fenómeno que crece, en

tanto, es imposible determinar un único factor como desencadenante de este

accionar sino que en realidad son muchas las condiciones que suelen reunirse

alrededor de un joven para decidir dedicarse al delito.

Entre las corrientes más observadas se cuentan: la ausencia de un contexto

familiar contenedor en todo aspecto, emocional, económico; falta de

oportunidades en el contexto social en el que vive y que hace que sea la

delincuencia la manera más sencilla y fácil de conseguir dinero; la

drogadicción, la necesidad de consumir y por ende de comprar drogas hace

que los adictos sean capaces de robar para conseguir ese dinero; problemas

psicológicos graves, entre otros.

Al tratarse de delitos justamente perpetrados por menores de edad, las

legislaciones de casi todo el mundo, atentas a esta cuestión, disponen de

órganos de juzgamiento de sus actos especiales y asimismo centros de

detención destinados únicamente a albergue de jóvenes que cometen delitos,

tribunales o juez de menores y reformatorios, respectivamente.

La mejor manera de prevenir que los niños y los adolescentes caigan en la

delincuencia es fomentar a través de diversas políticas de gobierno la

asistencia a la escuela, la vinculación con el deporte en cualquiera de sus

vertientes, acercar terapias de apoyo a aquellos jóvenes que provienen de

hogares de riesgo para tratar justamente el impacto psicológico que esto

ocasiona, por nombrar algunas de las más efectivas.

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Y también es importantísimo que desde los sectores de poder de la sociedad,

desde los medios de comunicación y en la escuela, se promueva un mensaje a

favor del trabajo, del estudio y del deporte y por supuesto la condena de

cualquier tipo de actividad que constituya un delito para evitar.

Forma de delincuencia juvenil

Entre adolescentes no podemos considerar la existencia de un solo tipo de

delincuente, ya que se observan entre ellos diferentes modos de

comportamiento y actos de distinta gravedad. En algunos jóvenes, la

delincuencia es algo transitoria, utilizado para llamar la atención a falta de

autodominio, mientras que para otros se convierte en norma de vida. Cuanto

más joven sea el delincuente, más probabilidades habrá de que reincida, y los

reincidentes, a su vez, son quienes tienen más probabilidades de convertirse

en delincuentes adultos.J. FUNES en su libro «Delincuencia infantil y juvenil»

(Ed. Paidós, 1984) distingue distintos tipos de delincuencia:

- Delincuente activo: 

Suele tener entre 15 y 20 años.

Cometen actos delictivos de cierta importancia.

Suelen haber estado ante la justicia.

Debido a su relación con lugares penitenciarios se considera que han

adquirido unos hábitos de conducta arraigada.

Se ven atrapados en un círculo vicioso que les dificulta volver a la

normalidad.-

Disocial paraviolento:

Entre 14 y 17 años: Preadolescentes.

Actitud violenta hacia los demás.

Se agrupan en pandillas o bandas.-

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Adolescente marginal:

- Es un grupo que socialmente ha fracasado en la adquisición de pautas de

comportamiento socialmente adaptables.

- Son producto de la crisis de los barrios.

Otra posible forma sería:-

Violencia interpersonal: Comprende delitos como lesiones o violaciones.

No suceden entre extraños sino entre personas que ya conocen. Carecen de

antecedentes delictivos previos. No se ven a sí mismos como delincuentes.

Da lugar a reacciones sociales en contra. Necesita poco apoyo del grupo.-

Delincuencia ocasional contra la propiedad: Son pequeñas formas de

delincuencia oportunista como robo de radios, robos en tiendas, pintadas…

Aprovecha la situación en la que «se lo ponen fácil». No forman parte de un

modo de vida sino más bien de una forma de expresión, diversión, búsqueda

de emociones. No se perciben como delincuentes. Comparten los valores

sociales dominantes. La reacción social es de preocupación ya que es el tipo

más frecuente de delito.-

Delincuencia común: Delitos como compra-venta de objetos robados, robo

en comercios, pisos… Fenómeno típicamente urbano. Suelen desarrollar una

carrera delictiva especializada con la idea de sacar de ella uno ingresos. Se

trata de delitos planificados y en colaboración con otras personas. –

Delito sin víctima: Delitos de orden público o contra la moral pública, como

conductas desordenadas o vagabundeo. No existe una víctima propiamente

dicha. Tampoco se ven a ellos mismos como delincuentes. Pocos casos

llegan al arresto. Suelen aparecer culturas que sirven de soporte social a

estos comportamientos.-

Delincuencia ocupacional: Se suele llamar delincuencia de cuello blanco.

Son casos de fraude o evasión fiscal. Usan su profesión para alcanzar de

forma ilegitima determinados intereses. Complicado de detectar. No sienten

delincuentes.-

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Delincuencia profesional: Es el delito convertido en profesión, tales como

carteristas, timadores o estafadores callejeros. Trabajan solos aunque

puntualmente se asocian con otros.(Marshall B. Clinard y Richard Quinney:

Criminal Behavior Systems: A Typology).

Callarizo y Mckoy hicieron también una clasificación de la delincuencia

juvenil:-

Delincuente sociópata:

Deficiencia en el proceso de socialización.

Carece de sentimientos de culpa.

Impulsividad y tendencia a la rebelión.

Egocentrismo.

Incapacidad de posponer actividades agradables.- Delincuente

subcultural:

Los valores de su subcultura entran en conflicto con los de la sociedad.

Frecuenta malas compañía.

Se dedica a actividades de pandilla.

No tiene trastornos emocionales.

Puede tener sentimientos de culpa.- Delincuente neurótico:

Conductas agresivas derivados de trastornos de personalidad.

Suelen actuar en solitario.

Suelen ser de clase media.

Los delincuentes juveniles se caracterizan por los siguientes rasgos:

Son jóvenes de clases sociales bajas, aunque progresivamente se va

aumentando la cifra de jóvenes delincuentes de clases medias y altas.

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Tienen un nivel cultural bajo, en lo que se refiere a conocimientos y

capacidad de aprendizaje.

Reaccionan de manera impulsiva sin dejar lugar a la reflexión.

Su insuficiente percepción de la realidad les lleva a adoptar

comportamientos asociales.

Tienen escasa habilidad para las relaciones sociales, siendo muy

pobres.

Son incapaces de hacer frente a las exigencias vitales debido a su

personalidad débil e inmadura.

Frente a sensaciones depresivas reaccionan con impulsos agresivos y

destructores.

En ocasiones carecen de todo sentimiento de empatía y por tanto de

culpabilidad.

Pueden presentar trastornos narcisistas surgidos de la necesidad de

sentirse admirado por los demás.

Influencia de los medios de comunicación

El efecto de los medios de comunicación sobre los jóvenes tiene una doble

influencia: Por un lado, el tratamiento que estos medios realizan sobre los actos

delictivos cometidos por niños y jóvenes. Por otra parte, la violencia que a

través de las pantallas y las páginas llega a los jóvenes.

El tratamiento de la delincuencia juvenil en los medios

Los medios tienen la responsabilidad –y la obligación- de informar a la opinión

pública sobre lo que acontece, incluidos los actos de violencia juvenil. Pero

cuando hay menores de por medio, las informaciones deben tratarse con

especial rigurosidad y cautela, para no causar daño al menor. Según Rico

Garri, “el efecto de los medios de comunicación de masas tal vez sea el de

sobredimensionar la extensión de la delincuencia violenta”. Así, la mayoría de

delitos violentos como homicidios o asesinatos por parte de menores que

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suelen ser noticia por lo infrecuente, suele ser exagerado. Lo mismo ocurre con

las agresiones violentas por grupos juveniles, hurtos y actos vandálicos.

La consecuencia inmediata de un tratamiento informativo inadecuado provoca,

en primer lugar, una lesión al menor y, en segundo término, un estado de

alarma social que no suele ajustarse a la realidad. Esta alarma puede crear la

impresión de que “se debe actuar” para atajar el problema cosa que puede

repercutir negativamente en el tratamiento de futuros delincuentes

La violencia en los medios de comunicación

La violencia se asoma ya a todos los programas, no sólo en películas, series o

concursos sino a los propios programas infantiles o dibujos, incluso en las

franjas horarias dedicadas a los más pequeños. Los expertos reunidos en el

Congreso Internacional “La Televisión que queremos”, celebrado en la

Universidad de Huelva, en noviembre de 2005, advirtieron que la televisión

emite, cada semana, 670 homicidios, 12.000 actos de violencia, 14.000

referencias al sexo y 2.000 anuncios que promueven el consumo de alcohol.

Uno de los participantes, el profesor de Geografía e Historia del instituto “V

Centenario” de Sevilla, Ángel Luis Vera Aranda, alertó irónicamente, pero no

falto de razón, que cualquier niño puede hoy llegar a la adolescencia siendo “un

auténtico experto en eliminar huellas, esconder cadáveres e incluso torturar sin

dejar marca”. La violencia se convierte en algo habitual desde la infancia.

Según Schneider, esa “familiaridad” de los niños con la violencia “puede

provocar comportamientos violentos y delictivos cuando son adolescentes y

adultos”.

La impresionabilidad y la capacidad emocional de reaccionar a la violencia

disminuye y la agresividad se acepta como una pauta de comportamiento. Si

bien las televisiones deberían cumplir con la normativa y respetar la franja de

horario infantil, los padres deberían controlar la situación en última instancia. Es

necesario supervisar las actividades del niño también –y especialmente cuando

se encuentra delante del televisor. Otras formas de ocio A todo ello, han venido

a sumarse las nuevas tecnologías. Muchos menores navegan solos por

Internet, donde pueden toparse con contenidos violentos o impropios para su

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edad sin más control que el que puedan ejercer sus progenitores. Incluso,

algunos juegos ideados para este medio y destinados supuestamente a niños y

jóvenes pueden tener un alto contenido violento. Amnistía Internacional ha

alertado de la existencia de algunos videojuegos, que a su juicio promueven la

tortura, la violencia, el racismo y los malos tratos.

Medidas para prevenir la delincuencia juvenil

La prevención de la delincuencia es el término general empleado para todos los

esfuerzos encaminados a evitar que la juventud participe en actividades

criminales o antisociales. Cada vez más, los gobiernos están reconociendo la

importancia de asignar recursos para la prevención de la delincuencia.

A menudo es difícil que los estados proporcionen los recursos financieros

necesarios para la adecuada prevención, las organizaciones y las

comunidades. Por todo esto los gobiernos trabajan en colaboración para la

prevención.

Con el desarrollo de la delincuencia en la juventud, influenciada por numerosos

factores, perspectivas de esfuerzos en la prevención son comprensibles. Entre

los servicios para la prevención se incluyen actividades tales como educación y

tratamiento del abuso de sustancias estupefacientes, asesoramiento de la

familia, tutoría y protección de la juventud, educación parental, ayuda educativa

e intervención social.

Medidas preventivas

¿Por qué prevenir? Es importante responder a esta pregunta por muchos

motivos. A continuación figuran algunas de las razones por las que conviene

elegir la prevención como herramienta básica para la reducción sostenida de la

delincuencia, la violencia y la inseguridad:

La aplicación de criterios preventivos requiere un riguroso análisis de las

causas de la delincuencia y la violencia y la aplicación de una serie de

medidas muy eficaces para reducir a corto y largo plazo la cantidad de

víctimas y delincuentes. Esas medidas son, entre otras:

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un diseño urbano más seguro (espacios públicos y sistemas de

transporte público);

el apoyo a los niños, los jóvenes y las familias vulnerables;

el fomento de la responsabilidad y la creación de conciencia de la

comunidad;

la capacitación y creación de empleos para los jóvenes de las zonas

pobres;

la prestación de servicios de proximidad, especialmente de policía y de

justicia;

la reinserción social de los delincuentes jóvenes;

la asistencia a las víctimas de delitos.

Los criterios preventivos alientan la aplicación de medidas

multisectoriales y concertadas en las que participan las municipalidades,

la policía, el sistema de justicia, los servicios sociales y de salud, los

servicios de vivienda, el sector privado y las organizaciones

comunitarias, etc.

Los resultados de los estudios longitudinales que se llevaron a cabo con

grupos de control durante mucho años coinciden en los importantes

beneficios derivados de la aplicación de criterios preventivos.

Los beneficios económicos derivados de la aplicación de medidas de

prevención del delito, comparados a los de las respuestas tradicionales,

basadas en la aplicación de la ley y el encarcelamiento. En algunos

casos, los análisis en que se comparan estas dos respuestas muestran

una proporción de 1 a 6 a favor de la prevención del delito.

Los costos astronómicos que acarrean el delito y la violencia para los

países, las ciudades y la población. Según el Informe de Desarrollo

Humano de 1994 publicado por las Naciones Unidas, estos costos

aproximan los 425.000 millones de dólares en los Estados Unidos, es

decir 4.000 dólares por familia por año. Los costos incluyen los servicios

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de policía y las cárceles y los costos derivados de las muertes y

traumatismos, el deterioro económico y los daños a la propiedad.

La prevención promueve la solidaridad, la participación de los ciudadanos y las

prácticas de buena administración pública. Fortalece las instituciones

democráticas y fomenta una mayor responsabilidad de los servicios públicos

antes los beneficiarios, incluidos la policía y los sistemas de justicia.

Medidas que corresponde adoptar a la policía y la sociedad en general

La policía desempeña un importante papel en las actividades tendentes a

garantizar la seguridad y la sensación de seguridad. Sin embargo, conviene no

considerar estas cuestiones como un problema puramente policial, sino como

un problema de la sociedad.

Para crear sensación de seguridad en un vecindario, la policía ha de trabajar

cerca de los ciudadanos y aumentar su presencia, dejándose ver por la calle.

Resulta también ventajoso que la composición del personal de la policía refleje

la diversidad de la población.

La policía puede ejercer una acción tanto preventiva como represiva, pero es

necesario que, con objeto de lograr una mayor eficacia, otras autoridades y

otras entidades de la colectividad desempeñen también una acción con

respecto a la delincuencia. Entre los interlocutores que pueden colaborar con la

policía de modo significativo, cabe citar los servicios sociales, los centros

escolares, las asociaciones de empresarios, los habitantes de la zona

considerada, las organizaciones de voluntariado, etc. La cooperación y la

colaboración entre estas instancias y colectivos puede permitir llevar a cabo

una acción vigorosa y eficaz de prevención de la delincuencia.

En algunos países existen contratos de seguridad locales para una zona dada

concertados entre la policía, los tribunales, las autoridades educativas, las

organizaciones y los cargos electos con el fin de mejorar las labores de

prevención de la delincuencia y de aumentar la seguridad general.

Otros ejemplos son los grupos de consulta en los que participa la policía local y

representantes de la colectividad, y que obtienen muy buenos resultados

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gracias, entre otras cosas, a que proporcionan informaciones a la policía, de tal

manera que ésta se halla en situación de investigar en los casos de

delincuencia que, sin ello, le hubiera resultado difícil esclarecer.

Obligaciones de los ciudadanos

No solo son las conductas delictivas las que crean inseguridad, los malos

comportamientos pueden contribuir también en grado máximo a crear ese

sentimiento. Si el control social desaparece, esos comportamientos pueden

hacerse más corrientes.

Incluso si los ciudadanos tienen derecho a estar y sentirse seguros, no hay que

olvidar por ello las obligaciones que les corresponden para lograr esa

seguridad. El ciudadano debe ser informado de las obligaciones que tiene para

promover la solidaridad y la seguridad en su vecindario. Para convertir la

ciudad en un lugar humano donde vivir, hay que favorecer la adopción de

medidas destinadas a impedir la marginación de los adolescentes y hay que

luchar contra la discriminación en la sociedad y en la vida laboral así como

luchar contra las toxicomanías y la violencia en los centros educativos. La

población no puede seguir haciendo la vista gorda en cuestiones de

delincuencia y ante infracciones contra el orden público, sino que todos, en el

marco de sus posibilidades, deben contribuir a solucionar los problemas.

Los padres solo son importantes, por lo general, para reprimir la delincuencia, y

a veces son los instigadores inconscientes. Por eso se han instituido los

Tribunales para menores de trece (13) a dieciocho (18) años de edad,

aproximadamente.

Cuando estos Tribunales juzgan a un adolescente, más que establecer su

culpabilidad y castigarle, tratan de evitarle futuras caídas, de adecuarse y de

reeducarle. Esta debería ser la labor de la familia, pero como no siempre posee

la autoridad y la competencia necesarias, es bueno que personas

especialmente preparadas para tal fin, reemplacen a los padres.

Otra diferencia entre los tribunales para niños y los que juzgan a los adultos

consiste, en que, en contraste con la costumbre, los jueces de niños asumen a

la vez las funciones de instrucción y de juicio. Es necesario que el niño sea

Page 12: La Delincuencia Juvenil Lety

juzgado por quien ha llevado la encuesta, y que es quien conoce mejor las

circunstancias en las que el delito ha sido cometido. El juez de niños puede

cumplir la doble tarea que le incumbe. El procedimiento es sencillo, directo y el

aparato judicial muy reducido, lo cual permite intervenir sin pérdida de tiempo,

lo cual quiere decir mucho más eficazmente. De este modo evita al joven

delincuente un chequeo más o menos profundo.

Los debates se prosiguen con sencillez con una atmósfera de benevolencias.

No son públicos, cuando el juez cree que ciertas disposiciones pueden ser

perjudiciales para el delincuente, puede alejarse de la sala de audiencias e

incluso dispensable completamente a comparecer.

No se da ninguna publicidad a los debates, y los periodistas no pueden decir en

la prensa más que el juicio pronunciado sin mencionar el nombre del

delincuente.

Los tribunales para niños no están como los demás sometidos al carácter

definitivo de cosa juzgada. Puede reconsiderar su decisión cada vez que la

educación del niño lo exija. Esto no implica que un tribunal pueda decidir que

un auditorio ha sido cometido si un juicio anterior ha establecido que lo era.

Solo la medida educativa puede ser modificada.

El juez de niños goza de un poder discrecional que podrían envidiarle, y con

razón, los jueces de los demás tribunales; cuando cree que el caso que le ha

sido cometido se puede conseguir con medios educativos sin colocar el

delincuente en algún establecimiento y gracias a la venebola vigilancia de

delegados destinados a este efecto, él puede tomar por su cuenta (sin referirse

al tribunal) la decisión que le parezca mejor.

Si por estudio minucioso del caso, no se establece el hecho penal, el Juez

decide la libertad del niño. En los casos el mismo percibe las medidas

necesarias. Si fuese necesario un internamiento o si tuviese que pronunciar

una condena penal, entonces el caso se envía al tribunal de menores.

Las sanciones pronunciadas pueden ser: La libertad vigilada, la colocación en

una familia de acogimiento o en un hogar de semilibertad o un centro de

reeducación.

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Causa, efecto y consecuencias de la delincuencia juvenil

La delincuencia forma parte integrante de nuestra sociedad y la mayor parte de

los delincuentes se comportan en lo esencial como el resto de la población.

Una consecuencia de esto es que la forma que adopte la existencia cotidiana -

es decir, la sociedad en que vivimos todos nosotros, criminales o no- será la

que más influya en el desarrollo y pautas de la delincuencia. La tarea de la

lucha preventiva contra las causas y las condiciones de la delincuencia y de los

comportamientos socialmente indeseables compete a todas las instituciones

sociales.

La amplitud y la distribución de la delincuencia en una zona dependen en gran

medida del tipo de personas que residen o la frecuentan; lo que podríamos

denominar genéricamente "usuarios". En un medio rural, las personas que

frecuentan una zona son a menudo las mismas que la habitan, pero en un

medio urbano el número de personas que frecuentan una zona es mucho

mayor que el número de habitantes. Por "usuarios" se entiende, pues, además

de los habitantes, a las personas que trabajan en una ciudad sin residir en ella.

A esas personas hay que añadir en tanto que personas que frecuentan una

zona, a los turistas nacionales y extranjeros, así como a los "amantes de las

distracciones", es decir, quienes se desplazan desde zonas periféricas de la

ciudad en busca de distracción.

Existen determinados tipos de ciudades que tienen más "usuarios" que otras,

por ejemplo, las capitales, las ciudades industriales, las ciudades turísticas y

las capitales regionales. Para comprender los problemas de delincuencia y de

inseguridad de las diferentes ciudades o regiones, hay que hacerse una idea

clara, no solo del número de habitantes, sino también de quiénes son sus

usuarios. Ello reviste una importancia decisiva cuando se trata de evaluar las

diferentes intervenciones posibles.

Las explicaciones relativas a las causas de la delincuencia buscan su origen en

teorías que se basan en el individuo, en las circunstancias que le rodean, o en

una combinación de ambos tipos de elementos. Sin embargo, las diferencias

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de orden cultural no son suficientemente importantes para poder esperar que

las causas "individuales" varíen en gran medida.

Cuando se estudia la delincuencia en las ciudades hay que tener en cuenta el

aspecto urbanístico. Las estructuras socioeconómicas pueden explicar

igualmente la existencia de diferencias dentro de una ciudad o de una región

dada. Conviene también examinar la función de la ciudad en la región, por

ejemplo, como lugar de trabajo, lugar de aprendizaje, lugar de distracción, etc.

Las grandes aglomeraciones urbanas constituyen un excelente campo de

acción para la delincuencia, tanto si se trata de procurarse bienes que tengan

un valor comercial como de encontrar salidas para venderlos. En una gran

ciudad pueden encontrarse muchas viviendas, muchos automóviles, muchos

visitantes y muchas empresas. Hay un flujo constante de personas y de

acontecimientos. El ciudadano es más anónimo para su entorno que en las

zonas rurales.

La ciudad es también, hablando en sentido figurado, un buen "centro de

reclutamiento" para la delincuencia. Existe una amplia categoría de personas

marginales que, por diversas razones, toman el camino de la ciudad. Los

inmigrantes ilegales pueden vivir con mayor anonimato que en la gran ciudad.

En una localidad rural es más fácil que sean descubiertos quienes se dedican a

actividades delictivas y los inmigrantes ilegales.

Aunque en criminología existen diversas teorías, el enfoque que se ha dado en

llamar teoría de la actividad rutinaria, afirma que son tres los elementos que

influyen en la génesis del acto delictivo:

un individuo con tendencias delictivas,

objetos interesantes para un acto delictivo,

ausencia de protección suficiente.

Page 15: La Delincuencia Juvenil Lety

Causas según categorías

A.-Una primera categoría de jóvenes delincuentes vendría definida por rasgos de anormalidad patológica, fundamentalmente:

· Menores delincuentes por psicopatías:  aquí el punto de referencia lo

constituye la existencia de alguna de las formas de psicopatía, entendida por

HARE como la patología integrada, conjuntamente, de la incapacidad de quien

la padece de sentir o manifestar simpatía o alguna clase de calor humano para

con el prójimo, en virtud de la cual se le utiliza y manipula en beneficio del

propio interés, y de la habilidad para manifestarse con falsa sinceridad en

orden a hacer creer a sus víctimas que es inocente o que está profundamente

arrepentido, y todo ello, para seguir manipulando y mintiendo.

Consecuencia de ello, es que el menor es incapaz de adaptarse a su contexto

y actuar como tal, porque el trastorno de la personalidad que sufre, le impide

inhibirse respecto de conductas o comportamientos contrarios a las normas.

El menor psicópata tiende a perpetrar actos antisociales según la orientación

nuclear de la propia psicopatía, siendo de destacar en este sentido los actos

que expresan frialdad y crueldad por parte del sujeto.

· Menores delincuentes por neurosis: la neurosis consiste en una grave

perturbación del psiquismo de carácter sobrevenido y que se manifiesta en

desórdenes de la conducta, pudiendo ser su origen muy diverso como

fracasos, frustraciones, abandono o pérdida de seres muy queridos, etc.

Criminológicamente, el neurótico trata de hacer desaparecer la situación de

angustia que sufre cometiendo delitos con el fin de obtener un castigo que le

permita liberarse del sentimiento de culpabilidad que sobre él pesa, y esto es

también válido para el menor neurótico, aunque sean muchos menos que los

adultos.

· Menores delincuentes por autoreferencias subliminadas de la realidad: aquí se incluyen los menores que, por la confluencia de

predisposiciones psicobilógicas llegan a mezclar fantasía y juego de una forma

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tan intensa que empiezan a vivir fuera de la realidad. Es precisamente

ese estado anómalo el que puede conducirlos a cometer actos antisociales.

B.- Una segunda categoría integrada por jóvenes con rasgos de anormalidad no patológica, y en la que entrarían:

· Menores delincuentes con trastorno antisocial de la personalidad: se

trata de menores cuyas principales son la hiperactividad, excitabilidad,

ausencia de sentimiento de culpa, culpabilidad con los animales y las personas,

fracaso escolar, y son poco o nada comunicativos.

Una de las principales causa de este trastorno es la ausencia o la figura

distorsionada de la madre, aunque tampoco ha de infravalorarse la

disfuncionalidad del rol paterno, pues según algunos trabajos, el crecer sin

padre acarrea al niño nocivas consecuencias que afectan al campo de la

delincuencia.

En muchos casos se trata de menores que viven en la calle, en situación de

permanente abandono, porque nos encontramos con menores que, a su edad,

acumulan graves frustraciones, rencores y cólera contra la sociedad; y que

tienen un mismo denominador común: el desamor, la falta de comprensión y de

cariño, así como de atención y cuidado de sus padres.

En definitiva, son jóvenes con una desviada socialización primaria que acaba

por abocarles a la delincuencia.

· Menores delincuentes con reacción de huida: En este caso se trata

normalmente de menores que han sufrido maltrato en el hogar y por ello

abandonan el mismo. Son menores psicológicamente débiles, y que en lugar

de responder a la agresión, eligen la huida sin plazos, y casi siempre sin

rumbo.

Ese alejamiento les hace propicios al reclutamiento por parte de los

responsables de la delincuencia organizada, que les escogen para llevar a

cabo actuaciones simples pero de gran riesgo como el transporte de drogas en

su propio cuerpo.

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Efectos de la Delincuencia Juvenil

La delincuencia juvenil trae consigo un sin número de consecuencias en

nuestro entorno o sociedad entre las principales tenemos:

El desequilibrio mental es una de las mayores consecuencias que afecta

a los jóvenes que ingresan en la delincuencia.

La desintegración familiar o el deterioro del núcleo familiar.

La promiscuidad sexual y la falta de valores morales, arriesgan al

contagio de enfermedades de transmisión sexual, incluyendo el VIH.

La destrucción de los valores.

Las muertes prematuras por causas de las llamadas broncas callejeras.

Destrozos (materiales) en la sociedad, crímenes, asaltos, etc.,

Consecuencias para la sociedad

La primera consecuencia de la delincuencia juvenil es la pérdida de la

escala de valores, seguida de la violencia en la calle, trayendo consigo el

temor de la población a salir por el incremento de estos grupos.

Otra consecuencia es la muerte de personas atacadas por los delincuentes,

dando lugar a nuevas víctimas como lo son la familia, que a su vez acarrean

consecuencias psicológicas.

Generalmente la sociedad se preocupa más por la prevención, castigo y

rehabilitación del delincuente que por atender a la persona agredida; es

importante tratar a los delincuentes pero a su vez lo es tratar a las víctimas.

Una consecuencia a favor de la sociedad es la fomentación de centros en

contra de delitos y adicciones, así como instituciones que brindan apoyo

psicológico a familias, las cuales son el primer núcleo donde se puede

terminar con la delincuencia.

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ConclusiónPara poder evitar que se produzcan casos de delincuencia juvenil, es

fundamental que desde las autoridades pertinentes se tomen medidas

en materia educativa, en el asesoramiento familiar e incluso en el

tratamiento sobre el consumo de drogas.

La delincuencia juvenil es un problema social de mucha importancia. Los

jóvenes representan el futuro de un país: si se vuelcan a la delincuencia

desde temprana edad, resulta muy difícil reincorporarlos al sistema.

Además los jóvenes delincuentes suelen quedar fuera de la educación y

de la contención habitual para las personas de la edad.

La prevención verdadera implica el desarrollo de políticas y programas

que permitan una mayor distribución de la riqueza, más adecuados

programas de asistencia social, el fortalecimiento de la educación en

todos los niveles como una prioridad, oportunidad de trabajo, en fin

mejores oportunidades de vida en todos los sentidos y para todos.