la conciliación de las ideas románticas y neoclásicas en manuelita
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La conciliación de las ideas románticas y neoclásicas en Manuelita
Lengua y Literaturas Hispánicas
Literatura Mexicana V
Rubén Daniel Vargas Zenteno
En el siglo XIX, las propuestas estéticas del Romanticismo sustituyeron a aquéllas surgidas del
proceso de ilustración que comenzó en Francia y se extendió luego por el resto del mundo
occidental. En México, emancipado ya del dominio español pero aún nutriéndose con las ideas
europeas, Romanticismo y Neoclasicismo se mantuvieron en convivencia dentro de la producción
literaria, en contraste con el rompimiento radical que ocurrió entre ambas corrientes en el otro lado
del Atlántico. Este ensayo tiene por finalidad demostrar la convivencia de estas expresiones, para lo
cual se revisará y analizará el cuento Manuelita1, de Guillermo Prieto.
Manuelita, la condena de la infiel
La historia de Manuelita, personaje principal de la novela corta homónima escrita por Guillermo
Prieto, se desarrolla en medio de ambientes puramente románticos; sin embargo, durante el flujo de
la narración se presentan elementos moralizantes –en especial, ideales que se consideraban
constituyentes de la buena mujer mexicana– más propios de un pensamiento instructivo neoclásico
que perseguía la educación del individuo, que de la libertad romántica donde “[el hombre] desafía al
mundo y a la sociedad y triunfa sobre las normas y designios”2. Para comprender este fenómeno, se
debe dar una breve revisión a la historia del incipiente entorno literario mexicano.
La literatura mexicana del siglo XIX, romántica neoclásica
Aunque México logró su independencia impulsado por las ideas ilustradas que llegaron a las
colonias españolas desde el siglo XVIII, la naciente literatura nacional pronto adoptó con
beneplácito el romanticismo que revivió el espíritu creador del hombre europeo, cuyo genio se
había visto sometido a las rigideces impuestas por la recuperación de los valores estéticos clásicos.
En la otrora Nueva España, sin embargo, la necesidad de construir una nueva nación permitió
establecer el diálogo entre la mentalidad neoclasicista y su opuesta romántica. “En México, sin
1 PRIETO, Guillermo, Manuelita” en La novela corta en el primer romanticismo mexicano, México: UNAM, 1998. 2 RUEDAS de la Serna, Jorge, “La novela corta de la academia de Letrán” en La novela corta en el primer romanticismo mexicano, p. 54.
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embargo, no hay lucha entre clásicos y románticos. Las dos corrientes se observan con atención y
polemizan su acritud”3. La pervivencia del ideario neoclásico puede observarse claramente en
numerosos ensayos publicados en los diarios de la época, cuyo objetivo fue meramente didáctico4.
El público al que se dirigían estos textos, no obstante, no era la totalidad de la población, sino sólo
la minoría comúnmente adinerada que sabía leer. A la par que esto sucedía, otro mercado para la
literatura se abría entre las mujeres de la época: la novela corta.
Publicada por lo común en la prensa, la novela corta y el cuento fueron dos medios por los cuales se
inculcaban los valores que en la época se consideraban correctos.
Dirigidas a las “señoritas mexicanas”, pertenecientes a la oligarquía criolla de aspiraciones aristocratizantes,
[las novelas cortas] debían cuidar que su contenido se ajustase al concepto de decencia y decoro moral
sustentado por dicha clase: de tal forma que estas novelas, en su gran mayoría, proponían una instrucción de
moralidad.5
Dicho objetivo se encuentra más cercano de la moraleja neoclásica que de los entonces nuevos
valores románticos, cuyos fines se relacionaban más con la individualidad y libertad del hombre que
con su educación y clausura dentro de principios morales.
Los elementos románticos en Manuelita
En Manuelita, un amor imposible que deriva en infidelidad y concluye trágicamente, se encarnan
principios completamente románticos, aunados a los escenarios que se alteran en relación directa
con las emociones de los personajes y las situaciones en que se encuentran.
El dinero
Manuelita comienza su perdición a causa del rechazo de Julio Aldarso, quien se niega a desposarla
luego que la madre agónica de aquélla realiza, para protección de su hija, esta petición. El dinero,
argumenta el hombre, no le permitirá dar a la joven la vida digna y cómoda que merece. El dinero,
aunque importante durante todos los períodos históricos del hombre occidental, cobra una
3 MIRANDA Carabés, Celia, “Estudio Preliminar” en La novela corta en el primer romanticismo mexicano, p. 21. 4 Montserrat Galí Boadella recoge en Historias del Sexo Bello un conjunto de fragmentos extraídos de ensayos de instrucción femenina publicados en los diarios mexicanos del siglo XIX. 5 RUEDAS de la Serna, Jorge, “La novela corta de la academia de Letrán” en La novela corta en el primer romanticismo mexicano, p. 63,
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importancia fundamental en el ideario romántico, pues éste es el resultado de una nueva sociedad
burguesa6.
Así pues, el héroe de la literatura de este periodo debe tener u obtener los medios económicos
necesarios para establecer el orden justo que desea. “El romántico, para realizarse plenamente, debe
acceder a la riqueza”7. El dinero, por tanto, es el detonador de esta historia, y su catalizador; pues
vuelve a influir en la vida de Manuelita con la aparición del rico inglés Kildar, que, a fuerza de
beneficios a las empobrecidas madre e hija, logra la mano de la muchacha y el matrimonio con ella
sólo unos días antes de la reaparición de Julio, ahora ya beneficiado con una modesta hacienda,
según lo refiere en su carta. Dice: “Por fin, soy feliz, pueda ya aspirar a la mano de Manuelita; me
han dado un buen partido en la negociación que administro”8.
El héroe romántico
El romántico sustituye la idea del destino por el de los designios providenciales, los cuales sólo
podrán cumplirse por la mano del héroe. Esta tarea de justicia explica la necesidad de medios
económicos y poder9. Sin embargo, la novela que se analiza carece de la figura poderosa del héroe
y, a cambio, realiza una inversión donde el antagonista, Kildar, representa el poder que debe
transformarse en la justicia o venganza con que habrá de ser castigada la infiel. Por otra parte, quien
debía ostentarse como el valeroso defensor de la joven, no es sino un hombre pusilánime y sin
honor, incapaz de defenderse incluso a sí. Conforme éste con la infidelidad, el regreso de Kildar a
Guadalajara no resulta en un enfrentamiento entre esposo y amante, pero en la huida del cobarde
Julio.
Esta alteración al modelo del héroe con que Prieto lo despoja de poder, valor y honra, es necesaria
para la construcción de la enseñanza moral que cierra la historia. Si Julio se hubiera levantado
victorioso ante el inglés, el autor aceptaría tácitamente la infidelidad femenina como una acción
moralmente aceptable y justificada.
6 Ibidem, p. 54. 7 Idem 8 PRIETO, Guillermo, “Manuelita” en La novela corta en el primer romanticismo mexicano, p. 166. 9 RUEDAS de la Serna, Jorge, “La novela corta de la academia de Letrán” en La novela corta en el primer romanticismo mexicano, p. 54,
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Moraleja para señoritas mexicanas
Como se anotó, la literatura mexicana decimonónica, difundida por lo común en periódicos,
persiguió los fines didácticos que una patria en construcción necesitaba. Este motivo permitió la
convivencia de la moda literaria romántica con la formación neoclásica de los autores, cuyo fruto se
mostró en la novela corta que entonces se escribía. La Manuelita, de Guillermo Prieto, no falta a la
regla; en ella se imbuyen los valores tradicionales mexicanos y, sobre todo, la visión que entonces
prevalecía de la mujer.
Por la boda convenida entre la madre de Manuelita y el adinerado inglés, la joven expresa su enojo
y rabia:
[Kildar] me dijo: ‘ahí está eso, vístase usted; esta noche nos casamos’. Salió de la pieza y mi madre
con el tono más suplicante me dijo: Yo lo he hecho todo; le debo la vida.
No diré lo que hice, me arrepiento, porque mi enojo con mi madre fue imprudente, fue temerario10.
Y, sin embargo, una Manuelita sumisa, consiente al fin la boda y respeta la decisión de la madre.
Esto responde a que, en general, la influencia de la madre sobre los hijos –ya varones, ya mujeres–
era fundamental en las decisiones de éstos11. Además, de acuerdo con los valores de la época, una
buena mujer debía someterse a la voluntad de los padres durante su soltería; y, ya casada, a la del
esposo.
Pero el argumento clave de este ensayo se encuentra en el final trágico de la novela: la muerte de los
personajes, aunque común en la literatura de la época, se da bajo circunstancias peculiares. En la
boca de una mina, bajo el cobijo nocturno, Kildar reprocha a Manuelita su infidelidad antes de
arrojarla a las profundidades del antro; entonces, Julio aparece para intentar el rescate de la amada,
que no sucederá sin una batalla entre los dos hombres. Kildar, entretanto, corta el cable del que la
infiel se hallaba asida. Mueren los dos y Julio los sigue.
Para observar la singularidad del caso, hará falta retomar algunos ejemplos ya clásicos del
romanticismo. En Fausto, la muerte de Margarita, encuentra la redención en los cielos, hacia donde
su alma se eleva tras su expiración; el suicida Werther, por otro lado, a pesar de no terminar con la
salvación Divina, es dueño de su vida y de ella prescinde cuando no la quiere más: la libertad 10 PRIETO, Guillermo, Manuelita” en La novela corta en el primer romanticismo mexicano, p. 166. 11 GALÍ, Boadella, Montserrat, “La educación de la mujer y las pautas culturales en el México independiente” en Historias del bellos sexo. La introducción al romanticismo, p. 151.
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romántica; el mismo caso acompaña a don Álvaro en la obra del Duque de Rivas. En estos casos,
salta a la vista que la condenación del alma sucede por decisión propia (el suicidio); cuando un
tercero interviene, Dios perdona. Pero no así con Manuelita, quien se condena a los fuegos eternos,
aun luego de que su vida termina por causa del inglés Kildar. La oquedad de la tierra suele
representar la entrada a los avernos; es aquí donde el autor expresa de modo implícito la pérdida del
alma de la infiel, sin dar lugar a la intervención divina redentora. Deja, pues, Guillermo Prieto la
enseñanza –y aun advertencia– en letras destinadas para las señoritas mexicanas.
Conclusiones.
México comienza a hacerse de una visión propia del mundo durante el siglo XIX. Así, la literatura
no escapa a este suceso; en ella comienzan a verse matices propios sobre las corrientes de origen
europeo. La conciliación entre neoclásicos y románticos que en la vieja Europa se supone
imposible, en el naciente estado mexicano es indispensable para la educación de los habitantes que
requiere la patria pujante soñada por la sociedad criolla. Los fines didácticos de las letras
neoclásicas tuvieron lugar en la libertad del creador romántico, quien, sostenido por las bases de la
corriente de origen alemán, produjo una literatura que cumplía con los cánones de moda; pero, al
mismo tiempo, perseguía objetivos identificados más con la ilustración del siglo anterior.
FIN
Bibliografía.
Directa:
PRIETO, Guillermo, “Manuelita” en La novela corta en el primer romanticismo mexicano, México:
UNAM, 1998.
Complementaria:
MIRANDA Carabés, Celia, “Estudio Preliminar” en La novela corta en el primer romanticismo
mexicano, México: UNAM, 1998.
RUEDAS de la Serna, Jorge, “La novela corta de la academia de Letrán” en La novela corta en el
primer romanticismo mexicano, México: UNAM, 1998.
GALÍ, Boadella, Montserrat, “Un día en la vida de una mexicana romántica” y “La educación de la
mujer y las pautas culturales en el México independiente” en Historias del bellos sexo. La
introducción al romanticismo,