REIVINDICANDO LA MEMORIA Y LA LUCHA POPULAR

“¿Quiénes dieron el grito de emancipación política en 1810? ¿Dónde estuvieron y quiénes fueron los personajes del pueblo trabajador que cooperaron a aquella

jornada? La historia escrita no nos dice nada y los historiadores sólo buscaron los héroes, los personajes, entre las familias de posición, entre la gente bien”

Luis Emilio Recabarren

CANTO DE LA VENGANZA

Canto a la Pampa, la tierra triste, réproba tierra de maldición,

que de verdores jamás se viste, ni en lo más bello de la estación.

En donde el ave nunca gorjea, en donde nunca la flor creció, ni del arroyo que serpentea su cristalino bullir se oyó.

Año tras años por lo salares del desolado Tamarugal, lentos cruzando van por millares los tristes parias del capital.

Sudor amargo su sien brotando, llanto a sus ojos, sangre a sus pies, los infelices van acopiando montones de oro para el burgués.

Hasta que un día, como un lamento de lo más hondo del corazón, por las callejas del campamento vibró un acento de rebelión.

Eran los ayes de muchos pechos, de muchas iras era el clamor, la clarinada de los derechos del pobre pueblo trabajador.

CANTO DE LA VENGANZA

Vamos al puerto - dijeron-, vamos, con un resuelto y noble ademán,

para pedirles a nuestros amos otro pedazo, no más de pan.

Y en la misérrima caravana, al par que el hombre, marchar se ven la amante esposa, la madre anciana,

y el inocente niño también.

Benditas víctimas que bajaron, desde la Pampa, llenas de fe,

y a su llegada lo que escucharon voz de metralla tan sólo fue.

Baldón eterno para las fieras masacradoras sin compasión,

queden manchadas con sangre obrera como un estigma de maldición.

Pido venganza por el valiente que la metralla pulverizó;

pido venganza por el doliente huérfano y triste que allí quedó.

Pido venganza por la que vino de los obreros el pecho a abrir; pido venganza por el pampino que allá en Iquique supo morir

A 105 años de la matanza en la Escuela Santa María

Afectado por las crisis cíclicas que son parte del sistema capitalista, durante el periodo del pdte. Pedro Montt (1906 – 1910), la desvalorización de la moneda chilena frente a la libra esterlina (moneda de cambio de la época, el dólar de la actualidad) y la consecuente alza en el coste de la vida, así como el comercio característico de las oficinas salitreras, que transaban con fichas sólo posibles de ocupar en las pulperías (locales de adquisición de productos de primera necesidad) de cada oficina, develaba un contexto social y humano trágico. Los obreros pampinos veían como cada vez su sueldo alcanzaba para menos, y las 14 horas diarias que trabajaban en las minas, cada vez menos valían. Tales contradicciones de clase entre su pasar y la de los administrativos y dueños de las oficinas, tangibles en sus vidas, fueron transformándose en conciencia obrera, en organización y esperanza de cambios en el modo de vida existente. Un triunfo que motivó la huelga de 1907 fue el éxito de la huelga de los ferrocarriles en Antofagasta el año anterior, donde lograron un aumento salarial a 16 peniques (fracción de la libra esterlina). Desde entonces, la indignación se volvió esperanza, y fue así que la oficina San Lorenzo, el día 9 de Diciembre de 1907 decidieron parar sus faenas y comenzar la huelga de los 18 peniques.

A 105 años de la matanza en la Escuela Santa María

A cada paso de la huelga se iban sumando más obreros de las oficinas salitreras. Ya el 14 de Diciembre, 30 oficinas paradas y la columna de manifestantes que se aprestaba a llegar, causaban revuelo en Iquique. Al día siguiente, los huelguistas, que ya superaban los 8 mil, llegaron al puerto. Ese día fueron llevados al Club Hípico (al lado del regimiento Granaderos), donde acordaron su petitorio, que se basaba en demandas salariales, poder usar fichas en las distintas oficinas, seguridad en los cachuchos y chulladoras (lugar de procesamiento del caliche), educación nocturna para los obreros y medidas de protección contra abusos patronales (despidos, engaños en pulperías y decomisos ilegales de caliche).

A 105 años de la matanza en la Escuela Santa María

La presentación pública de este petitorio, motivó a la ciudad entera a parar las actividades, Iquique se fue a huelga y la inquietud de la autoridad y los británicos dueños del salitre los llevó al traslado de un gran contingente militar (tropas y artillería) desde Valparaíso para así “mantener el orden público”. Se prohibió la bajada de más huelguistas de la pampa a punta de balazos, mandando a los que ya estaban en la ciudad hacia la Escuela Santa María. Las negociaciones del intendente Eastman y los obreros terminaron con el decreto de estado de sitio el día 20 de Diciembre. Los patrones se negaron a acceder a demanda alguna y exigieron a las autoridades la vuelta inmediata de los obreros a sus faenas. La autoridad civil y militar se aprestaba a lo que sería una vergüenza más en su historia. El día 21 de Diciembre en General Silva Renard movilizaba a sus tropas y ametralladoras frente a la Escuela Santa María.

A 105 años de la matanza en la Escuela Santa María

Se buscó por múltiples emisarios, entre capitanes de navío y cónsules peruanos y bolivianos, de terminar con la huelga. La negativa de diálogo era rotunda; negociar era impensado entre los patrones salitreros. Los pampinos, con 10 días de huelga, no volverían a las oficinas con las manos vacías. Y los militares tampoco sin acabar con la huelga. El 21 de Diciembre, a eso de las 3:15 de la tarde, el general Silva Renard ordenó la primera descarga de ametralladoras hacia la azotea y la puerta de la escuela. El descontrol que siguió a esto lo continuó dos descargas más, que los datos históricos lo contabilizan de un minuto cada una, suficiente para terminar con la huelga y con la vida de más de 2 mil personas. Para el general, que “lamenta” lo sucedido, los únicos responsables son “los agitadores, que, ambiciosos de popularidad y dominio, arrastran al pueblo a situaciones violentas, contrarias al orden social y que, por la majestad de la ley; la fuerza pública, debe amparar, por severa que sea su misión”. Para el pueblo, un sistema de dominación que hasta hoy sigue vigente. ¿Qué enseñanzas hemos tenido de esto?

A REIVINDICAR LA MEMORIA POPULAR

No podemos esperar que las condiciones políticas y económicas que hacen imposible no demandar por dignidad para vivir se cambien de la nada. El sistema de dominación se renueva siempre, porque ya no podemos esperar azotes o cadenas en nuestros trabajos, ahora es la mercantilización de toda la vida, el trabajo “flexible”, precario, el efervorización del consumo que azota las familias, que las encadena con las prestos, las cmrs. Para qué obligar a trabajar, si les pagamos a las afps, las isapres, al estado. Ya las pulperías son del pasado, ahora están los grandes holdings, cuyos dueños comparten supermercados, retails, y las mismas afps e isapres que roban.de nuestros salarios.

A 105 años de la masacre más recordada de nuestra historia popular, hemos aprendido bastante, pero pareciera que los que dominan la economía, la producción, los servicios, el ocio, los medios de comunicación (que contados no son más del 0,1% de la población chilena) han aprendido mejor. Cómo reivindicar la lucha que por generaciones han concientizado al pueblo a cambiar la sociedad? O nos seguiremos tragando eso que el esfuerzo individual nos salvará?

A REIVINDICAR LA MEMORIA POPULAR

La reivindicación de la memoria popular es retrotraer al presente no sólo las víctimas de antaño, sino que sus valores, sus convicciones, sus luchas. Reivindicar las luchas populares requiere de esa convicción que motivó a más de 10 mil obreros y obreras a bajar desde la pampa a exigir sus derechos como personas, como seres humanos. Requiere los principios de solidaridad que hacen de un conjunto de personas, un pueblo, un pueblo comprometido, levantado, organizado. Que pueda generar los cambios que necesitamos para que nunca más la dignidad se vea sobrepasada por unos cuantos que necesitan gente despreocupada, individualista, y reprimida para poder seguir.