la casualidad no existe_ mas de 70 hecho - pons, pedro palao

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La casualidad no existe: M?s de 70 hechos reales que har?n q ue te cuestiones si eres t? qui?n decide tu destino (Enigmas Y Conspiraciones) ( Spanish Edition)

ndice

Portada Dedicatoria Prlogo Introduccin 1. Empezando a sintonizar 2. Casualidad: cuntas caras tienes? 3. La chiripa de Dios 4. Casual o causal? 5. Maldita casualidad! 6. El misterio de la sincronicidad 7. Inspiracin: los susurrios sincrnicos 8. Un cambio de perspectiva 9. La conexin: Queremos y podemos! 10. Manual bsico de instrucciones hermticas 11. Diccionario de seales Eplogo Bibliografa Crditos A la diosa Casualidad, porque sin ti, esto no habra sido posible. A todos los que de una forma casual y causal, sincrnica unas veces y seren dpica otras tantas, me habis abierto las puertas de vuestra vida y v uestros conocimientos para poder incluirlos en este libro. par Gracias. A quien sigue teniendo mi alma. r PRLOGO

Cuando Pedro Palao me pidi que hiciera este prlogo me dio mucha pere za, no lo voy a esconder. No por el prlogo en s, y menos por ayudar a un buen amigo y compaero como l, sino por el tema en cuestin . Se podra hablar tanto sobre casualidades o causalidades que estaramo s meses, o quiz aos, debatiendo si existen o no, si prevalece una so bre la otra o simplemente cul es su naturaleza. Hay tantos factores en tor no a este tema que matizaran su definicin, que da hasta pereza plant earlo. As que simplemente dar mi opinin al respecto sin entrar a teorizar. Yo creo que las casualidades existen y marcan nuestra existencia. Y eso que, has ta no hace mucho, pensaba que la casualidad era algo sin demasiada importancia e n la vida de cada uno. Es ms, hasta hace bien poco habra definido la casualidad como un apu233?ndice del destino. Un algo que el destino pone en tu camino, en ocasiones para hacerte pensar. Como cuando piensas en un amigo al que hace a1?os que no ves y de pronto te lo encuentras, o te llama sin motivo aparente. u161?Sin ms! Pero ahora lo veo diferente. Ya no me parece un hecho que ocu rra de forma trivial o fruto del azar. Simplemente piensa en lo que puede deparar esa inocente llamada, en lo que habru225? supuesto a multitud de personas. Cmo lo llamaras? Suerte sin ms? Piensa en la reaccin en cadena que lleva emparejada e sa simple llamada, como por ejemplo llamar a otra persona a la que se lo comenta s y le dices: Sabes quin me ha llamado, Ana? Pedro, aquel chic o que conocimos hace aos en la playa... bla, bla, bla. in Intrascendente, verdad? Pero qu pasa si al llamar a Ana en ese momen to, pongamos a las ocho de la tarde, con esa excusa ella te dice: An da, qu fuerte! Por cierto, estoy con Juan y un amigo tomando unas ca as cerca de tu casa. Psate y as te veo. Y al llegar congenias fantsticamente con el amigo de tu amiga y al cabo de unos aos os cas is y tenis nios. Es escalofriante pensar que esos nios no habran existido sin esa cas ual llamada, no crees? Y me resisto a creer que algo que puede llegar a se r tan importante y cambiar de forma radical nuestra vida y la de los demssuceda de forma tan gratuita. Suena incluso ridculo que todo pueda cambiar por una llamada, o por un sem foro que no te haya dado tiempo a cruzar. Y sin embargo estamos hartos de leer casos de gente a la que ese intrascendente hecho ha cambiado todo su mundo. Y a buen seguro son muchos los que al cabo de un tiempo dejan de pensar en lo i mportante que fue. Qu quiero decir con todo esto?: que nuestras vidas las marcan las ca sualidades, aunque haya gente que las llame causalidades, suerte o destino. Yo, como no soy un experto en la materia a diferencia del autor de este libro , no me siento capaz de diferenciarlas. Pero de lo que estoy convencido e s de que son determinantes. Plantate que es posible que ahora ests delante de una estanter a leyendo este prlogo y pensando si merece la pena comprar este libro de P edro Palao Pons. Y slo por el tiempo que le ests dedicando, tal vez ests escapando de un accidente que podras haber tenido al salir de l a tienda en la que te encuentras Cuntos casos hay de gente que no ll eg a ese vuelo para esa trascendental reunin de trabajo y que gracia s a perderlo salv la vida? Muchos dirn que slo fue una casuali dad. Yo no lo veo as. Los hechos confluyen, se sincronizan... hay algo m225?s. Imagina otro ejemplo: Tropiezas con alguien en una tienda. Casualmente al da siguiente coincides en una discoteca con esa persona. Y de pronto se acerca a ti y te dice: Disculpa, t estabas ayer en la tienda que est225?...?, y que una cosa lleve a la otra y te permita explicarle todo lo q ue has estudiado y te ofrezca ese trabajo que tanto buscabas. Que no? ?Demasiado rebuscado? Una simple coincidencia? Y cuando te pasa de forma habitual, con bastante ms frecuencia de la normal? Suerte? Cua ndo ocurre tan frecuentemente me cuesta trabajo creerlo. Y a m me ha pasad o. Tanto en el amor como en el trabajo, las casualidades han sido las que han ma rcado mi vida de forma muy poco habitual. Por eso me interesa tanto este libro. Para ver si pone en orden mi cabeza con todo lo que la vida me ha deparado y me ayuda a entender cmo funciona esto de las casualidades o causalidades, o c omo quieran llamarlo. Y para tratar de entender si vale la pena provocarlas para que ocurra algo en tu vida o si, por el contrario, todo est marcado de an temano y llegar, quieras o no. Lo cual me parecera injusto, y mucho. Est bien que tengas un golpe de suerte y te toquen treinta millones de eur os en La Primitiva. Pero me parecera injusto no poder influir aunque sea e n un veinticinco por ciento en tu propio destino a lo largo y ancho de tu vida, no crees? A nuestro alrededor hay ms conexiones de las que imaginamo s, y Pedro Palao Pons ha sabido quitarle el velo del misterio a eso que llamamos casualidades, para hacer que comprendamos, gracias a los numerosos datos, opini ones y casos reales que nos expone en estas pginas, que hay algo ms y que todo est mucho ms conectado de lo que podamos imaginar. ard Javier Crdenas Director y presentador del show morning Levntate y Crdenas en Europa FM. Ondas 2008 a la innovacin radiofnica. Profesor Honorario de la ESERP Business School, Universidad Rey Juan Carlos.

page INTRODUCCIN

Nada, absolutamente nada, de cuanto sucede es casual. S, s que la af irmacin, as de entrada, tiene miga. Implica la carencia del denomina do y tantas veces defendido libre albedro. Y parece que debamo s aceptar sin ms conceptos como destino, camino marcadou187? e incluso, si me apuras, hasta eso que en algunas religiones orientales re cibe el nombre de karma. Pero yo a lo mo, insisto en que nada es casual. A hora bien, ello no significa que todo est escrito. Un contrasentido? No. Como veremos, en el universo del sincronismo todo tiene su justificacin, su por qu, su ritmo y, por supuesto, su causa y efecto. Es ms, a veces los acontecimientos pueden ser hasta duales. Caprichosamente, los acontecimientos parecen suceder cuando toca, no cuando queremos. Y si no, qu hace que una manzana inspire a Newton la ley de la gravedad? Por qu Arqumedes necesit tomar un bao para descubrir el principio que lleva su nombre? Cmo es p osible que Galileo, aburrido en una misa, gestara la ley del pndulo? Eso p or no hablar de tantas otras personas de renombre, como Esquilo, Scrates o incluso Coln, que coincidieron con las casualidades en momentos muy puntu ales. Toca cuando toca, pero... y si pudiramos sintonizar? A su tiem po veremos cmo. No slo los famosos conectan con lo coincidente. Todos, en algn momen to de nuestra vida, hemos experimentado lo que denominamos casualidades. Y puedo asegurar que van mucho ms all del clsico de encontrarnos por la calle con alguien cuya imagen haba venido a nuestra mente minutos antes , o de esa persona que nos llama por telfono segundos despus de habe r estado pensando en ella. Es incierto que no ocurran las casualidades, como lo es tambin eso de que slo les suceden a unos pocos elegidos, msticos o ciertos gurs. Lo que s es verdad es que la mayor parte de las veces no nos damos cuenta de que hemos experimentado una serendipia; por tanto, se nos escapa su lectura e interpretacin o cometemos el error de perder esa comunicacin dicie ndo cosas tan equivocadas como: bah, era una casualidad. lain Eso equivale tanto a negar su existencia como a no querer sintonizar con ellas. Grave error! Puede suceder tambin que el episodio sincrnico o casual, tanto da qu nombre le pongamos, sea tan dilatado en el tiempo que no recordemos cu5?ndo comenz todo y que, por tanto, le encontremos sentido mucho tiempo d espus. Un ejemplo sera el de aquella persona que me hizo llegar su c aso a la emisora: Un da, revisando fotografas de la infancia con su novia a la que por cierto haba conocido ya de adulto, encont r una fotografa en la que apareca l posando junto a su m adre en las populares Ramblas de Barcelona. De pronto, su novia le dijo: M ira ah. sa soy yo! En efecto, en segundo plano de la ima gen, a pocos metros, tambin posando pero en otra direccin, se encont raba ella con su progenitora. Haca veinte aos que los dos, siendo ni os, haban estado en el mismo lugar, ambos con sus madres. Se hab?an hecho una fotografa casi en el mismo instante y en un tiempo en el qu e no se conocan. Aos despus se conocieron, y cuando descubrieron la serendipia estaba n a punto de casarse... Casualidad? Puede, pero y si es otra cosa? A veces el destino es caprichoso... Es curioso, pero cuanto ms te acercas a las casualidades, ms conscie nte eres de ellas y ms fuerza parecen tener. Veamos otro par de ejemplos: El mismo da que cre en mi ordenador la carpeta para comenzar a archi var los documentos que hoy conforman este libro, me apareci una notificacin de Facebook; alguien desde Francia quera ser mi amiga: acaba ba de leer la traduccin de un antiguo libro mo sobre casualidades! E n su correo me deca que le haba gustado mucho el tema y me solicitab a que la aceptase como amiga para poder hacerme algunas preguntas... Casua lidad? Vale, pues me lo creo. Pero tengo ms. Al da siguiente recib un correo electrnico de alguien a quien me haban presentado por telfono. Era Alberto Hagar, un astroarque3?logo mexicano, que en el asunto de su correo deca: Saludos desde tierras mayas, y que en el texto de su mensaje, adems de rememorar l a conversacin mantenida semanas atrs, me adjuntaba un link a YouTube sobre un reportaje de las profecas mayas. Aquello no habru237?a tenido ms trascendencia de no ser porque el encabezado del siguient e correo electrnico, que lleg a mi ordenador inmediatamente despu3?s, proceda de la revista Ms All. En aquel correo, Clara Tahoces me propona colaborar e n un nuevo monogrfico de la publicacin. Te imaginas el tema, n o? Profecas! Vale, entiendo que dudes. Comprendo que pienses que al estar metido en este tema veo casualidades por todas partes y que exagero. Y s, reconozco que hay q uien sabiendo que me dedico a recopilarlas y analizarlas, me dice: T tienes poco trabajo, verdad? Pero te aseguro que no soy una excepci n, aunque es cierto que desde hace unos aos me fijo mucho en las cas ualidades que me ocurren, y s, es verdad, cuanto ms les prestas aten cin, ms sentido tienen lo que yo denomino guios o destellos de l destino. Es curioso cmo todo tiene un porqu. El autor del prlogo de est e libro, sin ir ms lejos. Lo firma Javier Crdenas, con quien colabor o en su programa Levntate y Crdenas de Europa FM, y a qu ien conoc por casualidad en Crnicas Marcianas. Ya s, ya s, no era mucha casualidad encontrarlo all puesto que l era colaborador habitual de aquel popular programa. Eso es cierto. Sin embargo, lo casual es que nos conocimos el mismo da que yo acud al plat para hablar de casualidades. Adems, lo serendpico es que l ya haba terminado la seccin haca rato y se dispona a aband onar las instalaciones cuando casualmente nos encontramos en el rest aurante del local, donde fuimos presentados por Javier Sierra. yphpar Evidentemente, lo casual no es que haga el prlogo, sino en qu moment o y cmo nos conocimos, y la relacin que se ha ido desarrollando desp us. Por supuesto, es un honor que Javier haya escrito el prlogo pero , para ser sincero, si se lo ped, entre otras muchas cosas, es porque me p areci interesante cerrar el crculo o devolver el guio al desti no de alguna forma. La reflexin fue: Si a ti te conoc hablando de casualidades y por casualidad, quin mejor que t para que causalmente trmino que en su momento descubriremos qu significa redactes el prlogo de este libro. yphpar Vamos a por otra casualidad? En las pginas de esta obra vas a encont rar valiosas opiniones de distintos expertos, a los que he mareado una y otra ve z con mis preguntas y a los que desde aqu envo mi agradecimiento. Op iniones como la del profesor y fsico cuntico Carlos Gonzlez, a quien conoc por casualidad cuando me toc efectuar una sustituci?n en la presentacin del programa de radio Luces en la Oscuridad7? en Punto Radio, que dirige y presenta Pedro Riba. Como ves, lo casual est5? por todas partes. Vaya por delante reconocer que tal vez s, soy un poco raro. Pese a llevar trabajando en estas temticas muchos aos, me lo creo todo pero de for ma relativa. Vamos, que soy de los de s pero no, y todo lo contrario. Mati zo esta singularidad para que no te lleves a error. Escribo este libro sumergido en el universo casual pero con perspectiva crtica; que tampoco noslo vamos a creer todo a pies juntillas! Eso sera un error. Ahora bien, lo hago desde el convencimiento de que hay algo ms. Tambin desde la vis in lo ms fra, calculadora y asptica posible. Pienso que en ciertos temas y ste es uno de ellos, cuanto ms lejo s queden las voluntades divinas, iluminaciones y esoterismos misteriosos, tanto mejor. Y digo esto porque no creo en elegidos, como afirman muchos que siempre r elacionan lo casual con unos pocos privilegiados o con los inescrutables designi os de determinados dioses. Podemos ser ms o menos creativos e imaginativos. Tener o no sensibilidad, dotes de intuicin antes se le llamaba videncia, ser cartesia nos o abstractos. Tanto da, lo que est claro es que a todos nos pueden ocu rrir, y nos ocurren, hechos sincrnicos, y no por ello estamos siendo tocad os por una mano divina o malfica. Y creo que asumir ese concepto es indisp ensable si de verdad queremos entender este fenmeno y, por supuesto, aprov echarnos de l. Por tanto, espiritualidad s, pero en su justa medida, efectos mgicos los mnimos, y supercheras o supersticiones, la s indispensables para poder dar una nota de color o singularidad, pero no como e lemento de valoracin del fenmeno. Dentro de mis rarezas, he considerado que hacer un libro basado en un esquema no rmal no tena mucho sentido. Por eso en este libro, adems de casos so rprendentes, teoras extraas, hechos increbles, ironas y buen humor a la hora de relatar ciertos episodios el rigor no est r eido con el humor, encontrars dos ndices. Llmame raro, pero considero que la obra posee dos niveles de lectura y que nadie debe e star obligado a leer secuencialmente y por orden, y menos viviendo en la era del zapping. Por eso, si lo que te interesa es conocer hechos increbles y casuales sin ms, saltando de aqu para all, acude al ndice de ca sualidades y hechos anmalos. Si lo que te apetece es hacer un recorr ido, digamos natural, por todos los contenidos (lo cual no implica que sigas el orden establecido) acude al ndice normal. par Que por qu lo he decidido as? No, no es casual. Sencillamente, lo hago porque en el mundo de las casualidades los acontecimientos no suelen se r secuenciales ni ordenados, al menos no desde el prisma humano. Bienvenido al universo en el que no siempre todo est controlado. 1. EMPEZANDO A SINTONIZAR

La casualidad no existe, existe la sincronicidad. Las cosas importantes de nuest ra vida ocurren porque deben hacerlo, porque son necesarias para nuestro desarro llo. Es como si el universo hubiese tramado un plan perfecto a nuestras espaldas y nosotros nos limitsemos a tropezar con l. r Laura Falc, directora editorial del Grupo Planeta yphpar Fro un huevo para el desayuno y el aceite hirviendo me salpica la camisa q ue, casualmente, no quera ponerme esta maana. Mancha al canto! Era vieja, pero le tena cario. Coincidencia? Sin duda mala pa ta y, desde luego, falta de previsin por mi parte, pues para qu? estn los delantales si no? S, s, la teora de cmo hay que hacer las cosas en la cocina me la s. Pero tal vez, slo tal vez, haya algo ms detrs de ese hecho que todos diramos que es casual. Llevo aos recopilando casualidades. Al fin y al cabo, cada uno se entretie ne con lo que ms le apetece. Un da me di cuenta de que a ms ob servacin de lo casual, ms hechos sincrnicos se producen. Es de cir, cuanta ms atencin le prestas al fenmeno, parece crecer en intensidad. La pregunta es: se debe a una fijacin subjetiva, o tal vez a que ocurren ms hechos de esa naturaleza de los que somos conscientes ? En opinin de la psicloga Neus Colomer, lo casual sucede, pero tamb in se malinterpreta: Nuestra percepcin de la realidad no siemp re es objetiva, y una persona que espere o desee ver hechos sincrnicos en su da a da, corre el riesgo de cuantificar como tales un elevado por centaje de sucesos que no lo son. Despus de decirme esto me preguntu243? si dorma bien, cmo andaba de estrs... Pero bromas al mar gen por suerte no me pregunt si haba vocecitas hablndom e en el interior de mi cabeza, tiene razn. La obsesin es mala compaera de viaje. Una de mis normas en lo tocante a lo casual y creo que si quieres compren der lo casual deberas seguirla es dejar a un lado la obsesin: es lo ms prctico. Una cosa es recopilar e intentar descifrar esas s eales del destino, y otra imbuirte tanto en ello que al final terminas por analizar cada uno de los minutos de tu vida, buscando nanoseales en todo cuanto sucede. Accin s, pero con moderacin. Es cierto que cuan to ms hables de casualidades, ms te fijes en ellas o ms intent es descifrarlas, ms surgirn a tu alrededor. Vaya por delante la adve rtencia, pues es lo que te puede ocurrir conforme avances en las pginas de este libro. Me pas a m durante los meses que trabaj en l. Ser que las casualidades llaman a otras casualidades? Creo que su237?, pero no adelantemos acontecimientos. De entrada dejemos algo claro: la casualidad como entidad propia no existe. Le h emos dado mil formas, mil maneras, mil palabras para explicar eso que escapaba a la lgica y que creo se puede resumir en una sola: sintona?. Con qu o con quin, ya lo veremos. El concepto de sintona se me ocurri con el cambio de la TDT. S, ya s que muy original no soy, pero hay una relacin... Era por la tarde y sal a pasear. Haba estado trabajando todo el d7?a repasando las correcciones de un libro sobre leyendas urbanas (publicado en esta misma editorial) y necesitaba aire fresco. Caminaba por una calle comercia l de mi barrio cuando al pasar frente a la tienda de una cadena de electrodom3?sticos me encontr con una chica que reparta folletos de promoci243?n. Me qued mirando el papel, lleno de ofertas de televisores LCD. Era la poca en que se anunciaba, cual apocalptico Armagedn, la des aparicin de la televisin analgica y, claro, los nuevos aparato s ya incorporaban los decodificadores. Al ver la propaganda sonre y dije en voz alta, aunque hablando para m: esto s que es sintona. La chica me mir extra1?ada, pero yo segu adelante, folleto en mano. Se haba producido un a casualidad: el ltimo texto que haba ledo antes de salir de c asa estaba relacionado con las numerosas leyendas urbanas falsas que estaban apa reciendo sobre la TDT. Es evidente que fue una coincidencia sin importancia, pero la detect. Por supuesto, est apuntada en ese extrao cuaderno de bitcora en el que anoto rarezas, tanto propias como ajenas. Pero es cierto, la clave para ent ender y vivenciar casualidades es sintonizar con ellas. Es como si quienquiera q ue est detrs de lo casual estuviera emitiendo como lo hace un canal de televisin. La seal est en el aire, pero slo si tienes el decodificador adecuado digamos predisposicin puedes sint onizar y ver los canales. Y eso son las casualidades para m: formas de sintonizar. El decodificador somos nosotros y nuestras actitudes. yphpar Claro que en la vida, como en la TDT, tambin tenemos los canales de pago, esos que por mucho decodificador que tengas no puedes ver si no das algo a cambi o: dinero, claro. Pues bien, tambin tenemos casualidades en formato de 1?pago por visin. La diferencia est en que, en vez de pagar e n billetes, lo hacemos con actitudes, deseos de sintona, investigaci n sobre lo que nos ocurre o sencillamente disposicin a ver ms all5?. sa es otra norma bsica: cuando ms desees sintonizar con l o casual, ms lo conseguirs. A priori, nada es casual Advierto de antemano que me voy a reiterar en esta frase. Para m y cada vez ms para expertos e investigadores, nada de cuanto sucede e s porque s. Todo tiene un sentido, una lgica, aunque a veces no la s abemos ver a tiempo o morimos sin tener la oportunidad de ser conscientes de ell o. Pero no creo que los acontecimientos ocurran sin ms, por eso debemos ap render a leer entre lneas para que aquello que nos ha parecido banal o int rascendente nos permita ir ms all y aprender. r Afirmaciones como las anteriores me han costado ms de una discusin, en especial con personas extremadamente cartesianas o tremendamente religiosas. Lo siento, pero me niego a dejar los acontecimientos que suceden en la vida en m anos de los caprichos de un dios y del llamado destino, como si nosotros no tuvi ramos nada que ver en ello. Hay algo ms, tiene que haberlo. Y para i ntentar hallarlo he tenido la suerte de poder contar con algunos amiguetes y expertos s, pese a sus preguntas e inters por mi sal ud mental, Neus tambin es una de ellas a los que he ido entrevistan do para ir desgranando esa enorme madeja de un universo, el de lo casual, que a veces nos deja boquiabiertos. Como me deca hace aos mi buen amigo, a la par que mentor, el editor Ramn Plana Lpez: En estos temas est muy bien quedarse sorprendido y con la boca abierta. Pero despus hay que cerrarla y buscar explicaciones, porque todo, hasta lo ms raro, t iene un sentido. Creo que con lo casual es as. ar Veamos un ejemplo de algo increble y a priori casual que debera tene r una interpretacin. Una azafata de vuelo sufri un atentado en el av in en el que viajaba. El concepto es claro: bomba y avin suelen ser sinnimos de muerte, pero... La chica era Vesna Vulovic, y el ataque terror ista se produjo en 1972 cuando ella tena veintids aos8212? y volaba en un DC-9 de las antiguas lneas areas yugoslavas. ar Una hora despus del despegue, y cuando la nave estaba a unos diez mil metr os de altura, explot la bomba destrozando el avin. La onda expansiva hizo que Vesna quedase aprisionada entre un carrito de catering y parte del fuselaje. Como resultado de ello no muri en ese mome nto, pero a los pocos segundos su cuerpo caa al vaco. n La lgica nos dice que desde esa altura lo normal es que hubiera muerto. Pu es bien, se salv no en vano tiene el irnico record Guinness d e cada libre sin paracadas (esto es absolutamente cierto), y pese a haberse estampado contra el suelo, fracturarse tres vrtebras, las dos pier nas y estar varios das en coma, pudo contarlo. La otra irona de la h istoria est en que a la chica, cuando ya estaba recuperada, nueve meses de spus, todava le quedaban ganas de volver al trabajo. Fue una casualidad lo vivido por Vesna? Si decimos que s, le estamos quitando toda la sustancia al asunto. Hay algo ms, una segunda lectura. Particularmente, no creo que te salves de un incidente as para que tu vida siga siendo la misma. Muchas personas que salvaron la vida in extremis despu?s de una gran desgracia, a veces de forma casual, creen haber sido tocadas por una especie de mano divina. Algunos se creen invencibles y piensan que no morir n jams. Otros se trastornan emocionalmente no es para menos8212? y comienzan a ver el da a da desde otro ngulo, entendien do que las cosas no pasan sin ms o porque s. Es curioso que cuando sucede algo as se habla de suerte o azar. Es m s, casi todo el mundo que ha salvado la vida en circunstancias extremas ha tenid o que or que le decan: ahora tienes que comprar lotera187?, como si el destino te diera una segunda oportunidad slo para h acerte rico! Y se es el problema: que lo tamizamos o filtramos todo desde el prisma humano, desde nuestras convicciones y tabes. Y cuestionamos el o rden csmico al que estamos sujetos y lo tildamos de inhumano. Alguie n ha dicho que Dios, por poner una identidad, tenga que ser como nosotros? pard Entiendo que el destino, a nuestros ojos, a veces es sorprendentemente macabro. Desde luego, no creo que haga falta experimentar un atentado para aprender de la s lecciones que nos da la vida, pero dejarlo todo en casualidad, en buena o mala suerte? Eso es simplificar demasiado las cosas. phpar La muerte sabe aguardar

A Edgar Foster lo aguardaba una misin creada por el destino, pero l no lo saba. A los treinta aos sufri un aparatoso accidente de trfico. Era de madrugada y tena sueo. Foster circulaba por una carretera comarcal en las inmediaciones del Sequoia Kings Canyon cuando, al lle gar a una curva y a punto de dormirse, dio un volantazo. Literalmente se empotru243? contra la montaa. Pasaron cuatro horas hasta que pudo ser rescatado. Los bomberos tuvieron que cortar el coche en varios pedazos para poder sacarlo de dentro. Milagrosamente sali con algunas contusiones y una fractura en l a pierna. No era su hora. Un ao despus, Foster estaba en Miami, en casa de unos amigos. Era la hora de la comida y no tenan suficientes cervezas. Foster decidi ir a comprarlas a la pequea tienda que haba en una gasolinera cercana, situada a dos calles. Estaba a pocos metros del edificio cuando se dio cuenta de que no llevaba la car tera. Regres sobre sus pasos, gir la esquina que lo conduca a la casa y justo en ese momento oy un gran estruendo y una explosin. La gasolinera arda: se haba producido un atraco en el establecimient o y el tiroteo haba hecho el resto. La conclusin a la que lleg Foster era clara: olvidar la cartera le salv la vida. hpar A partir de aquella experiencia record que ya era la segunda vez que salva ba la vida in extremis. Desde ese da se preguntaba con frecuencia qu tena el destino preparado para l. La respuesta lleg dos meses despus: Estaba en su casa, anocheca, cuando oy unos gritos procedentes de la casa de al lado. Mir por la ventana y vio que haba un extrao resplandor en el interior. Se haba producido un incendio. Inmediatamente l lam a emergencias y, acto seguido, acudi a la casa de su vecina, una divorciada con tres hijos pequeos. Lleg a la casa y el incendio ya haba adquirido unas proporciones de categora. Ech la puerta abajo y, caminando entre las llamas, encontr a uno de los nios junto a la cocina cercado por las llamas; era el ms pequeo y estaba en su cuna. Foster atraves el fuego cargando con el nio y lo dej en el exterior de la casa. Volvi a entra r, llam a los otros cros, pero no respondan. Haba fuego por todas partes. Al final oy gritos procedentes del piso superior. Subi243? la escalera, entr en una de las habitaciones y encontr a los ni os que, presos del pnico, se haban encerrado en el armario de su madre. Carg al pequeo de cuatro aos en brazos y cogi la mano del mayor. Mientras bajaba la escalera pregunt a los nios po r su madre, pero ellos se limitaban a llorar aterrorizados. Dej a los ni241?os en el exterior en el momento que llegaban los bomberos. yphpar Foster, temiendo que la madre yaciera inconsciente en la casa, volvi a ent rar, pero ya no sali. Una terrible explosin acab con su vida e n el interior de aquella casa, en la que, por cierto, no estaba la madre. ard Es tan caprichoso el destino como para permitir que salves la vida dos vec es porque te tiene reservado para otra misin? En el caso de Foster, alguno s investigadores creen que s, que no muri en las dos ocasiones anter iores porque su destino era salvar a aquellos nios. Tal vez sea una visi243?n romntica para ensalzar al hroe que rescata a los nios pe ro... no es mucha casualidad? Desde cundo creemos en todo esto? Partimos de la base de que las casualidades suelen ir asociadas a nuestra histor ia, aunque no podemos determinar si tambin se producen en otros planos de vida, pero cundo comenz todo? Estoy convencido de que si quere mos entender cmo hemos llegado a creer en lo casual, y cmo hemos ido forjando esa idea del concepto de azar por una parte y coincidencia por otra, d ebemos viajar al pasado. Y mira por dnde, si retrocedemos hasta el Big Bang, los cientficos nos dicen que eso fue una casualidad que produjo otra: la existencia de un ser evolucionado como el humano. En el fondo no somos sino una gotita en el inmenso ocano de la vida. Casualidad es tambin la suerte que hemos tenido durante todo este tiempo, ya que en los ltimos dos millones de aos que se dice pronto8212? hemos disfrutado de una vida relativamente tranquila... S, s, tranquila: hace 65 millones de aos los dinosaurios no lo pasaron tan bien, y antes de esa gran extincin hubo otras, de manera que, en el fondo, somo s unos privilegiados. Ahora bien, en qu momento nos damos cuenta de que hay algo que no en caja? Qu civilizacin pudo ser la primera en considerar la exis tencia de lo casual? Sabemos que entre los siglo IV y v antes de nuestra era, Hi pcrates (460-370 a.J.C.) deca que la vida mantena un orden pre ciso y exacto donde todo lo que suceda, incluso lo ms anmalo, estaba en cierta forma controlado. Mucho antes que l, los egipcios y tambi n los sumerios aseguraban que nada era fruto del azar sino parte de un ord en establecido. En el Renacimiento, filsofos como Giovanni Pico della Mira ndola (1463-1494), afirmaron que nada en el mundo exista sin ms ni p orque s, sino que todo estaba unido y era coincidente. Siglos ms tar de, Arthur Schopenhauer (1788-1860) dijo que las coincidencias, en realidad, era n la aparicin simultnea de acontecimientos que a priori nos parec7?an desconectados. Hoy los fsicos cunticos nos hablan de redes dim ensionales, de universos paralelos, de teoras de mallas entrelazadas. Como vemos a lo largo de los siglos, cada uno desde su vertiente, nos insiste un a y otra vez en que lo casual no es lo que pensamos. Todos defienden que hay alg o ms que todava no hemos alcanzado a comprender, algo qu e ordena el caos y al tiempo convierte en catico el orden y no pret endo hacer un juego de palabras, mientras nuestros sentidos nos aseguranque percibimos una casualidad. Acaso con los siglos no ha cambiado nuestra forma de ver las cosas? Hoy, jugando con una serie de variables, podemos establecer un clculo de p robabilidades respecto de la cada de un rayo sobre un rbol. El estud io nos puede decir tambin cuntas posibilidades hay de que, tras el i mpacto, el rbol se incendie. Y en funcin de todas esas variables, co nsideramos como algo casual que a alguien le caigan siete rayos y no le pa se nada! Pero imaginemos un primitivo ser humano que en una noche de tormenta es t acurrucado en su cueva viendo con terror el fulgor de las luces en el ci elo. Ese ser no entiende el concepto de tormenta elctrica. Slo sabe gracias a las experiencias que tal vez vivieron sus antepasados o alguien de su grupo tribal que la cada de un rayo puede ser mortal. Puede que pase o puede que no. No hay ms, ese primitivo humano no entiende de ca sualidades, no ha tenido tiempo de crear el concepto. Sobrevivi a la cada de siete rayos! par La historia del guardabosque Roy Sullivan fue tan popular que lo ocurrido sirviu243? como argumento en una campaa de publicidad que pretenda demost rar que no hay nada imposible. No es para menos: quin puede sobreviv ir a la cada de un rayo? Muy pocos. A partir de dos rayos ya es noticia, n o digamos hasta siete. Sullivan lleg a ser denominado el pararrayos humano. No es para menos. Lo curioso es que no fue un rayo lo que finalmen te acab con su vida... fue un disparo. Desde luego, el hecho sincrnico es anterior al ser humano. Nos guste o no, nos hemos incorporado un poco tarde al gran viaje de la vida de este planeta. E s ms, no fue hasta que tuvimos capacidad de razonar y, lo ms importa nte, capacidad de desarrollo espiritual, que concebimos la existencia de una fue rza superior. Pero creo que hay que ir ms atrs, buscar el origen, el momento en que como especie decidimos que se haba producido un fenm eno casual, al menos como concepto. Recuerdo que para resolver esa duda, tir de agenda y nueva co incidencia! Busqu en mi mvil el telfono de la antroploga Carmen Bonilla, la llam y no hubo respuesta, tampoco posibilidad de dejar mensajes... Me encontr con ella casualmente saliendo del metro dos das despus. Bueno, vale, de acuerdo, vive en mi mismo barrio, pero todo su ma, no? La respuesta de Carmen Bonilla sobre cundo nace el concepto de casualidad fue muy clara: Slo cuando aquel lejano antepasado adquiri la c apacidad de idealizar su entorno, de atribuir valores sobrehumanos a la lluvia, el sol, los truenos o los rayos, fue cuando comenz a establecer preguntas en su mente. Y slo cuando por fin y de eso se calcula que puede que slo haga unos pocos miles de aos estableci un mundo e spiritual fue cuando lo casual pudo comenzar a cobrar sentido. Por q u nuestros antepasados se hicieron esas preguntas? Curiosamente, porque a partir de ese instante la especie humana se pregunt de dnde vena, quin la haba creado y para qu. En ese tiempo fue cua ndo el orden y el caos comenzaron a tener sentido. Precisamente ah naciero n las cosmogonas primigenias o historias mitolgicas que mediante rel atos pretendan dar respuesta a los grandes misterios de la creacin187?, asegura Bonilla. Claro que debemos entender que el caos de los antiguos, el que aparece en las co smogonas, difiere de la actual visin cuntica. Pues como nos ex plica el profesor de fsica cuntica Carlos Gonzlez, el ca os de las cosmogonas hace referencia a un desorden inicial que se resuelve segn las mitologas de las diversas culturas, y que por lo tanto est muy unido a la visin que estas sociedades tenan del ser human o. En cambio, definir el caos con los ojos del siglo XXI no es fcil: es todo aquello en lo que nuestras creencias no pueden percibir un orden. Entendiendo por creencias los espacios creadores de nuestra mente, en los que c recen y se desarrollan los pensamientos. Con esta perspectiva, las ciencias son creencias que nos permiten observar y entender el universo desde nuestra mente187?, indica Gonzlez. Qu es la cosmogona? Es la disciplina que intenta dar respuesta al origen del mundo. Cada cultura o p ueblo posee una cosmogona, una historia o relato que alude a cmo fue creado y, lo ms importante, por quin. Pero lo relevante es que prec isamente en esas cosmogonas es donde podemos encontrar la primera pista so bre el orden, el caos y, por supuesto, lo casual. Es algo singular que la mayora de los relatos cosmognicos aluden a l a existencia del desorden o caos previo a la primera fase de la creacin. As, el caos originario que moraba por todas partes siempre desde el prisma de lo simblico y que estaba manifestado en distintos element os, fueran fsicos o no (unas culturas aluden a grandes masas de agua, otra s hablan de esferas y nubes espirituales...), poco a poco fue ordenado. Y aqu7? entra la madre del cordero: quin o qu llev a cabo es e orden? Las cosmogonas de los pueblos, con independencia de su localizacin g eogrfica, aluden a una serie de smbolos comunes poniendo orden en el universo. Estos dioses pueden tener forma humana o no, ya que a veces son seres humanoides y, en otras ocasiones, gigantes o incluso sencillas nubes de luz o v apor. Las divinidades pueden ser una o varias, pero en definitiva ese alguien su premo siempre se ocupa de ordenar el caos, de crear los engranajes p ara que todo funcione. Mecanismos a los que, hoy, parece que estamos sujetos. ar En segundo orden de protagonismo, otras cosmogonas divinizan animales o pl antas para otorgarles las cualidades necesarias para obtener el mismo fin: orden ar el caos para crear el mundo y, por supuesto, al ser humano. yphpar Desconocemos el momento exacto en que nacen las leyendas cosmognicas. Pode mos entender que van apareciendo conforme lo hacen las preguntas sobre el origen de un pueblo o a medida que avanzan las dudas sobre las concepciones espiritual es. Sea como fuere, ah se pusieron las semillas para lo que hoy llamamos c asualidad. Es fcil imaginar que los relatos no han permanecido inalterables y que se fueron remodelando o puliendo, tanto en el hilo argumental como en el contenido, al paso de las generaciones. Pero lo importante es que esas leyendas pose an smbolos muy sutiles que servan para comprender lo abstracto, y ad ems resultaban de gran utilidad ante el desconcierto de las grandes pregun tas espirituales que todo el mundo puede hacer, como: Quin es Dios? Por qu o para qu me ha creado? Qu haba antes de la existencia del ser humano? Vamos, que esto que nosotros hoy resolvemos fu225?cilmente con la evolucin y el Big Bang, fue un verdadero quebradero de cabeza para nuestros antepasados m?s remotos. La cosmogona cre lo casual? En parte, s. Al menos lo estableci como un punto de referencia. Los mitos se perpetuaron al paso de las generaciones, y conforme evolucionaron el pe nsamiento, la filosofa y las creencias, se crearon nuevos conceptos que se rvan para entender el sentido de la vida y, por extensin, para orden ar la existencia y comportamiento humanos. Gracias a la cosmogona aparecieron respuestas sobre los orgenes, los dioses y la forma que stos tenan de manifestarse al ser humano: sue os, visiones, seales a su alrededor... Con esos medios las entidades creadoras daban respuestas, pero tambin advertencias, consejos... rd Hoy sabemos que soar no es conectar con la divinidad, sino un proceso m5?s de nuestra mente. Tenemos claro que mediante la ingesta de psicotropos pode mos tener un viaje o estado modificado de la conciencia sin que atribuyamos un h alo divino a las visiones, pero qu pasa con las casualidades? Y si lo que nosotros pensamos que es una simple coincidencia en realidad fuera u na comunicacin con otro plano de realidad, con otra dimensin o con e l todo? Como veremos, las disciplinas cunticas nos dicen que no es imposib le. Entonces... estamos hablando con Dios y no nos hemos enterado? Pero no adelantemos acontecimientos. La reflexin es sencilla: si, como afirman las cosmogonas, algo super ior nos ha creado y ha establecido las leyes de armona para que todo encaj e, debemos preguntarnos qu sentido tiene el azar. Es eso la casualidad? En teora no, puesto que todo estara escrito y predeterminado, a no ser que entendamos que, como nosotros, ese creador es imperfecto, rectifica y todava sigue creando, y es que, en realidad, formamos parte de su propio proceso evolutivo. Cul es? No tenemos ni idea. Hacia dnd e nos lleva? Tampoco lo sabemos, pero por qu tenemos que pensar que la divinidad, tenga el nombre que tenga, llev a cabo su creacin y se qued all a mirar, sin ms? Y si todava est c onformando su obra? De ser as, tendra sentido lo casual como hecho q ue va ms all del puro azar. Estn equivocadas las cosmogonas? Responder con un s o un no sera demasiado taxativo. Por ello, ms que ver si erraron en los planteamientos que nos han gobernado mentalmente du rante siglos, tal vez debemos tomarlas como referencia para saber hacia dn de ir si queremos entender el fenmeno de lo casual y llegar a conectar con l. Creo que no importa qu forma tena quien nos cre, ni de d nde sac lo que existe a nuestro alrededor. Lo trascendente es el principio organizador, que para unos es el soplo divino, para otros la palabr a, y hay quien lo define como el espritu primordial. En definitiva, me est oy refiriendo a la esencia que hoy seguimos sin conocer. Si nos fijamos, la mayora de los relatos sobre el origen son duales. Hay o rden y caos, como por ejemplo en la concepcin griega; hay bien y mal, luz y oscuridad, como sucede en la tradicin judeocristiana o incluso en las mi tologas celtas. Es como si todo tuviera dos lados o idiosincrasias, pero u191?y si es una sola? No ser que somos nosotros los que mediatizamo s creando dualidades? En la tradicin judeocristiana vemos que la creacin de Dios se produc e separando los cielos de la tierra, la tierra de las aguas, la luz de la oscuri dad. Si ya tena una pieza unida, para qu la separa? Es como si se nos estuviera diciendo que hay un todo compacto y global que es fragmentado. Ahora bien, si aceptamos que existe ese todo original, por qu no ac eptar que pese a estar disgregado sigue conectado? De ser as, tambin podramos asumir que las casualidades son esos hilos de conexin. r Pero todava hay ms, como expresa la experta en simbologa Maris a Benovart: La mayora de tradiciones se han esforzado en alejarnos d el todo y de la globalidad, haciendo que pensramos y contemplramos l a vida de manera parcial. Para Benovart, los smbolos que aparecen en las leyendas de la creacin muestran la naturaleza humana, no la divina: u171?Un ser superior capaz de crear y regular la existencia no necesitara sectorizarlo todo como hara un humano, y eso es lo que dicen los smb olos. Por eso aparecen sesgados conceptos como luz y oscuridad, que representan verdad y mentira, seguridad e incertidumbre. Por eso mismo vemos la separaci?n del cielo y la tierra, que vuelve a ser una descripcin arquetpic a de nuestra faceta mental o espiritual, y la material o tangible y pragmt ica. Dicho de otro modo, lo concreto y lo abstracto. ar Inspirarse en Dios da buen resultado

phpar Le pas a Gottfriend W. Leibnitz (1646-1719), el matemtico alem n al que debemos la invencin, por casualidad, del sistema binario. rd Leibnitz reflexionaba acerca de la creacin y del ser superior, meditaba so bre los conceptos de orden y caos y sobre esos matices duales de luz y oscuridad ; por tanto, de creacin y nada. Al final sus pensamientos lo llevaron a un a idealizacin de todo ello y determin que el 1 representaba a Dios y el 0 a la nada. Como resultado de esta operacin estableci un cdigo que hoy llamamos binario y que se sustenta en la combinacin de 0 y 1 . Dicho de un modo simblico, de las acciones que ejecutan los unos en el c aos de los ceros. No deja de ser curioso que para algunos investigadores del fenmeno de la c asualidad se considere nuestro universo precisamente como un gran todo conformad o por 1, lo conocido, tangible y desconocido, y 0, es decir, lo abstracto, inmat erial y etrico. Estas personas aseguran que es precisamente la interacci243?n de esos dos mundos lo que configura la existencia. Y si todo est programado? Si leyera este libro un romano seguidor del estoicismo en seguida hablare mos acerca de esa disciplina, pensara que en el siglo XXI estamos t odos locos por preguntarnos qu es la casualidad y qu hay tras ella, dado que, para l, todo formara parte del denominado orden. Pero en qu momento llegamos a creernos esa historia? Cu?ndo determinamos que nada quedaba al azar y, por tanto, que lo casual era, por decirlo de alguna manera, un guio o traspi del destino? Antes de llegar al estoicismo debemos profundizar ms en este viaje al pasa do. Los padres de la cultura, sumerios y acadios a partes iguales, resultaron mu y inspiradores para quienes les sucedieron numerosos mitos y filosofas religiosas occidentales han bebido en sus fuentes, y expresaban en su mitologa que el universo estaba gobernado por una serie de leyes globales o universales. Para ellos, esa legislacin abarcaba todas las cosas, tanto vivas como muertas: animales, humanas, vegetales... Por supuesto, t ambin crean que ese orden gobernaba el mundo sobrenatura l y espiritual, abordando incluso aspectos como lo que hoy llamamos intuicin. Para la antropologa est claro: podra decirse que los sumerios o los acadios fueron la primera cultura en asegurar que la totalidad de las cosa s formaba parte de un todo divino que estaba gobernado por leyes invisibles. Sin embargo, como precisa la antroploga Carmen Bonilla, podemos creer e n eso con la salvedad de que ellos encontraron muchas de las leyes invisi bles. Este adjetivo comporta, dentro del universal colectivo, un sentido mgico cuando slo quiere decir que no se percibe con los sentidos. Me recuerda, en lengua, a los verbos incoativos que tienen esa misma caracterstica; por ejemplo, el verbo envejecer: nadie ve cmo se realiza la acci243?n y, sin embargo, se est dando cada segundo que vivimos. rd Los sumerios crean que en el mundo haba un cierto orden csmico gobernado desde planos invisibles al ojo humano, algo que por cierto suena much o a cuntico. Decan que todo cuanto suceda, incluso aquello que hoy tildaramos de fortuito o casual, terminaba por repercutir en un todo global. De esta manera aseguraban, que si bien ocurran sucesos al azar, de jaban al criterio de los dioses el motivo de su produccin. No deja de ser un concepto que hoy escuchamos en boca de los ms modernos gurs de la nueva era. Esos mismos gurs que nos dicen que todo est interrelacio nado, sutilmente o no. Despus de los sumerios aunque seguramente bebiendo en sus fuentes8212?, encontramos entre los egipcios a un personaje que con el tiempo ser conocido como Hermes Trimegistro, a quien se relaciona con el dios Thot. Se tra ta de una suerte de arquetipo de ser inmortal, ya que se lo menciona tanto en lacultura egipcia como en la romana, e incluso aparece, siglos despus, entr e los alquimistas medievales. Lo trascendente de Trimegistro son sus leyes universales que por cierto, como veremos, son principios clave para entender y trabajar la sintona con la casualidad. Una de esas leyes nos dice que todo lo que es arrib a es abajo, otra que toda causa tiene su efecto y que todo efecto ti ene una causa. Detengmonos un momento para interpretar de forma some ra esas leyes y veremos la estrecha relacin que tienen con lo casual o, me jor dicho, con que nada es casual pese a parecer lo contrario. yphpar Hermes indica que todo cuanto sucede en el plano de lo evidente o tangible, lo q ue l llama abajo, repercute o est relacionado con el pla no de lo sutil o intangible, arriba. Esto es tanto como decir que vi vimos en un mundo, en un plano, donde todo est estrechamente conectado. ar Vayamos a la segunda ley: si todo efecto produce una causa y toda causa un efect o, Hermes nos est diciendo claramente que nada de lo que sucede es casual. Dicho de otro modo, que todo cuanto hacemos, de forma consciente o no, terminar por generar algo nuevo y que a su vez ese algo nuevo, el efecto, producir una nueva causa. Aunque a veces debemos coger con pinzas las leyes de Hermes, tienen la singularidad de estar dando pistas del conocimiento de un f enmeno sincrnico hace miles de aos, indica la experta en simbologa Marisa Benovart. La casual muerte de Esquilo

Sin nimo de ofender, creo que el fallecimiento accidental del que est considerado como el creador de la tragedia griega, el dramaturgo Esquilo (525 a.J.C.-456 a.J.C.), es un irnico buen ejemplo de que lo que est arri ba est abajo. Esquilo pasaba largas temporadas en el campo, apartado de la ciudad. Un caluroso da estaba sentado en su roca habitual buscando la inspiracin. En lo alto, un quebrantahuesos portaba entre sus garras una tortuga. Haba ascen dido a gran altura para dejar caer el animal contra una piedra y romper as su caparazn. Quiso la mala suerte, y la casualidad, que Esquilo fuera cal vo y que desde lo alto el ave confundiera su cabeza con una piedra. El resto ya es historia. A Esquilo la muerte le vino del cielo. Sirva como detalle anecdtico que la muerte de Esquilo haba sido anun ciada tiempo atrs nada menos que por el orculo de Delfos. S, e n efecto, quien conozca la historia sabr que en el detalle el orculo fall, ya que vaticin que al dramaturgo griego le caera una ca sa encima y luego morira. Digamos que el fallo es a medias ya que precisam ente el caparazn de la tortuga es su casa. Pero lo curioso es que esa muer te nos demuestra, una vez ms, que a veces, como aseguraron los estoicos, l o que tiene que suceder, sucede sin ms. Qu relacin hay entre el estoicismo y lo casual? ain Es curioso cmo algunas personas del siglo XXI siguen dejando en manos sobr enaturales su destino. Aquella frase de Dios proveer que tanta s veces hemos odo, an sigue vigente en muchas culturas e incluso par a buena parte de nuestra sociedad. Si para los sumerios haba un orden natural csmico que lo abarcaba to do, y suponemos que para los egipcios haba un orden causa-efecto al estilo de Hermes Trimegistro, para los griegos (y en especial para los grecorromanos), tambin. La creencia se la debemos a Zenn de Citio, (333-264 a.J.C.)quien, con respecto al devenir y ante la pregunta de si existen o no las casual idades, seguramente dira: Lo que tenga que suceder, suceder, t an slo es preciso conocer las seales. Y es que para los estoic os, lo casual tena muy poco sentido, dado que los acontecimientos ocurr7?an como parte de un engranaje csmico que lo abarcaba todo. ain Zenn simplific, a su manera, las cosas. Dividi su filosofa en lgica, fsica y tica. Respecto de la lgica lo ten237?a claro, no dejaba nada al azar. Consideraba que el ser humano era poco meno s que un libro en blanco cuyas pginas se escriban a base de la exper iencia y el aprendizaje. Desestimaba y esto es importante en la actualida d la idea de la herencia atvica, es decir, lo que hoy llamamos el b agaje de las vidas anteriores. Para Zenn, si algo aconteca, era porq ue deba pasar, no porque lo tuvieras escrito en tu herencia krmica, como por ejemplo defienden quienes consideran que las casualidades nos conectan con aspectos que dejamos pendientes en otras vidas y que son evidencias de lo qu e est por resolver. En su momento veremos que, tal vez, sa no es una idea tan disparatada... Zenn defenda que el ser humano adquira el conocimiento a parti r de los sentidos, es decir, despus de ver, escuchar, oler, gustar o palpa r algo. Por tanto, el conocimiento derivaba de la experiencia. Los sentidos prop iciaban la experiencia, y ella el aprendizaje y la obtencin de los concept os morales universales. As, para Zenn y sus seguidores no haba conexin divina ni extrasensorial al modo en que la podemos entender hoy b ajo nombres como inspiracin, percepcin o intuicin. lain Hagamos un alto en el camino. Es curioso porque otro griego, de notable relevanc ia, defenda que la divinidad tena muchas formas de manifestarse: ins piracin, sueos reveladores, fenmenos coincidentes o casuales.. . Me estoy refiriendo al filsofo griego Scrates (470-399) que, por c ierto, oa voces en su cabeza... S, no es por desprestigiar, pero la psiquiatra moderna tiene un nombre para definir esa patologa, aunque Scrates lo llamaba daimon y deca que la voz que oa en su cabeza era algo as como un gua procedente del ms all que lo orientaba y lo guiaba. Di go yo que deba de ser una entidad con un tanto de mala leche, pues a la ho ra de la verdad, cuando el filsofo griego tuvo que enfrentarse al juicio q ue le cost la vida, la voz enmudeci. Los cargos contra Scrates fueron no reconocer a los dioses atenienses y co rromper a la juventud. Y el filsofo, que gracias a su daimon tena el verbo fcil y la ocurrencia docta siempre presta, el da del juicio no supo qu decir. Pens que si la voz no le habla ba sera por algo, tal vez porque su destino final estaba cercano, de maner a que acept la sentencia y, como es sabido, su vida acab despu s de un letal chupito de cicuta. Sea como fuere, Scrates y muchos hombres ilustres de su tiempo pensaron qu e la divinidad, cuando no se comunicaba directamente con seales, lo hac7?a a travs de sus enviados, los daimon, que eran algo as como duendes o genios. Seres de otras dimensione s que hablaban o propiciaban pensamientos y visiones en las mentes de los elegid os. Con el tiempo y ya en la Edad Media, los daimon seran tildados de seres demonacos por las esferas catl icas. Pero volvamos al prctico estoicismo: El filsofo fundador del estoicismo y muchos de los que lo siguieron llegar on a la conclusin de que vivan en una estructura organizada de forma racional, de la que el ser humano, pero tambin Dios, era parte integrante . Dicho de otro modo, no consideraban la existencia de un dios ajeno y externo q ue contemplara su proceso creativo, como nos dira la tradicin hebrea , sino que el mismo Dios era creador y creacin, siendo el ser humano partede todo ello. Por eso, como en la filosofa de Hermes Trimegistro, pensaba n que todo estaba relacionado y en armona mediante una serie de causas y e fectos regidos por el hlito de la existencia o principio activo del logos. La filosofa de Zenn se convirti en uno de los movimientos filo sficos que ms hondo calaron en la sociedad helenstica, aunque, en honor a la verdad, si se populariz fue gracias a los nobles romanos qu e vieron en esa forma de entender el mundo una filosofa o una panacea capa z de explicarlo todo. Al fin y al cabo, los romanos eran prcticos, hasta p ara la fe. A diferencia de los griegos, que daban mil vueltas respecto a la espi ritualidad y la magia, los romanos no se andaban con prdidas de tiempo. Co gan la esencia ms pragmtica de los griegos y la aplicaban. Dic ho de otro modo, dejaban para ellos la teora y ellos ponan la pr?ctica. As, invocaban a sus dioses cuando los necesitaban y les rendan el cu lto mnimo, salvo que pudieran obtener algo a cambio. ar El pragmatismo hizo que los romanos practicantes del estoicismo se quedasen con un concepto bsico: todo el universo y todo cuanto aconteca en l poda explicarse de forma global y racionalmente, ya que el mismo univers o era una entidad organizada. Eso s, para poder hacer una interpretaci?n adecuada, a la que no todo el mundo poda llegar, era preciso comprende r la magnitud del alma que lo insuflaba todo, esto es, de la divinidad o fuerza superior. Eso se lo dejaban a los griegos. Con ese pensamiento, no caban las dudas o incertidumbres respecto del futu ro, o del porqu de los acontecimientos. Como deca el estoicismo roma no, el pasado, el presente y el futuro se pueden comprender a la perfeccin si se entiende la naturaleza de lo supremo. Aunque Zenn de Citio no dijo exactamente eso, los romanos se quedaron con el concepto y lo aplicaron a su man era, popularizando con el tiempo frases como La suerte est echada7? o Lo que deba pasar, pasar. As, sencillo y claro. Cr eo que de esa forma naci lo que yo llamo casualidad a la romana, como los calamares pero en versin serendipia. Y es que, para un estoico , nada pasa porque s. Lo que tenga que pasar, pasar: Los libros te matarn r Jos Canalejas, que fue presidente del gobierno de Espaa entre 1910 y 1912, amaba profundamente la cultura y le encantaba leer, tanto que lo haca a todas horas. Sus amigos ms ntimos, viendo su avidez por leer, b romeaban dicindole: Los libros te matarn, y l sonr ea para responder estoicamente: Lo que deba suceder, suceder.u187? Canalejas muri tiroteado en Madrid el 12 de noviembre de 1912. Curiosament e, mientras paseaba por la Puerta del Sol y ojeaba el escaparate de una librer237?a. En qu crean los estoicos? Para empezar, aseguraban la inexistencia del azar. Los acontecimientos suced?an de forma organizada, y ordenada de manera que no caba en ellos nada m s. Zenn crea que todo, incluso Dios, estaba gobernado por lo que denomi n un principio rector que para l era gneo, pues lo visualiz en forma de fuego. Una especie de ente al que llam243? logos, algo que, siglos despus, vemos que se parece mucho al denomi nado inconsciente colectivo de Jung y tambin a los llamados 171?archivos acsicos. En opinin de la antroploga Carmen Bonilla, para los estoicos, cada ente es necesariamente producido y se dirige hacia el trmino al que f ue asignado. Ya sea como causa eficiente o como causa final, el logos divino del mundo, porque es Providencia, es Hecho y Destino. Consecuentem ente, una cosmologa de estas caractersticas implica que la libertad del hombre no existe como tal. Es fcil deducir que los estoicos eran deter ministas. Los estoicos pensaban que todos los seres humanos estaban conectados con ese logos, pero reconocan que no todo el mundo tena igual condici n. Por eso, entender las naturalezas del logos (y an ms comprender las acciones emprendidas por esa entidad) no estaba al alcance de todo el mundo. Vamos, que, regresando al concepto de la TDT y la sintonizacin, Zenn clasificaba a las personas determinando que slo unos pocos, digamos estudiosos, podan conectar o recibir lo s mensajes del logos con tanta facilidad como lo haca Scrates con sus voces interi ores. El resto, se supone que viva en la ignorancia. ar No falta quien piensa que el estoicismo es una forma de relajar tensiones metafu237?sicas. Para el socilogo David Recasens, si dejas en manos de Di os o de un ser superior la motivacin de todo cuanto sucede, vives ajeno a la responsabilidad, y por tanto a la necesidad de tomar medidas de solucin ante ciertos problemas. A lo largo de la historia hemos visto numerosos ejemplo s de culturas y sociedades que han amparado desgracias, accidentes e incluso for mas de actuar y proceder en los designios divinos. No deja de ser una forma de e stoicismo. Tal vez sea as. Quiz los filsofos estoicos preferan deja r en manos del logos sus problemas de ndole abstracta, pero para la cuntica eso ti ene poco sentido, porque nos impide avanzar en la evolucin. Segn Car los Gonzlez, es una posicin que limita la exploracin int erior y que nos aleja de integrar todas las partes de nuestra conciencia, inclui da esa maravillosa que compartimos con los dems. El estoico est renu nciando a una buena parte de la magia de la vida. Qu era el logos? Algo muy parecido a lo que hoy llamamos de manera genrica conciencia universal. En cierta forma, podra ser casi lo mismo que el inconsci ente colectivo o la gran conciencia csmica: el soplo o hlito primige nio, el poder que crea y transforma manteniendo una unin entre todas las c osas, tanto las que ya han sido creadas como las que todava no son tangibl es. En definitiva, algo similar a Dios con capacidad para manifestarse y actuar sobre los acontecimientos y sobre quienes participan de ellos. yphpar Segn la antroploga Carmen Bonilla, la creacin del concepto logos es el primer intento de racionalizar el mundo fsico, por eso se los llam filsofos materialistas, trmino que en nuestros d237?as est muy vituperado, por haberlo confundido con el inters mate rial por las cosas o egosmo. Lo que intentaron los estoicos fue organizar el cosmos, de hecho fueron los primeros fsicos y qumicos de la histo ria del hombre occidental. Los estoicos crean que esa energa o alma, dado que estaba presente e n todas las cosas, estaba a un tiempo en el ser humano y fuera de l. Pero a diferencia de otras doctrinas que nos dicen que Dios est en todas partes y tambin en nuestro interior, los estoicos consideraban que el ser humano mismo era una partcula de la divinidad y que todo cuanto le suceda tena una relacin directa con l. Es decir, no haba un Dio s omnipresente sentado en un trono en el cielo contemplando desde fuera la natur aleza y el mundo, sino que el mundo y todo el universo era el logos en sus diferentes formas de manifestacin y conciencia. ain Partiendo de esta premisa, ese ser inteligente era quien lo gobernaba todo, de m anera que nada quedaba al azar. Decan que el humano, como vulgar partcula de ese ser superior, y de forma errnea, interpretaba un hecho organi zado por el logos como azar cuando en realidad no lo era. Dnde quedaba el desti no final? Segn los estoicos desapareca, al menos tal como lo imagina mos hoy en da. Para ellos, era algo as como el sentido o fin de la v ida, el ltimo eslabn de una larga cadena de causas elaboradas por el logos que determinaban unos efectos finales. Cul era la meta del logos? En teora, la perfeccin o lo que coloquialmente denominamos evoluci243?n. Lo que no sabemos es hacia dnde camina dicha evolucin. Y es q ue para los estoicos, la misin del ser humano en la vida, formando parte d el logos, era cumplir un ciclo de aprendizaje continuo e infinito. Respecto de la perpetua evolucin, para el investigador de ocultismo y simb ologa mgica Alfredo Laygas, en la tradicin oriental se n os habla de la rueda del samsara; en el esoterismo renacentista se mencionaba la rueda de la vida, y ent re las sociedades msticas e iniciticas se alude a la rueda del ser i nterior. El trmino rueda no es casual: la rueda representa la espiral o el crculo, el inicio y el final de todo aquello que un da nace, luego recorre un camino y tras morir renace de nuevo para retomar de forma infinita un a y otra vez el mismo sendero pero de manera ms evolucionada. Los estoicos crean en algo muy parecido. En efecto, los estoicos pensaban que el mundo y el logos eran eternos y estaban sujetos a un infinito eterno retorno, donde todo s e viva una y otra vez. A veces de manera muy similar a la anterior y en oc asiones de forma algo ms evolucionada, aunque, en sntesis, siempre o curra lo mismo. Ellos defendan que el universo y el mundo experiment aban ciclos reiterativos que venan marcados por aos csmicos a los que llamaban aion. Al concluir el ciclo del aion, que poda ser de miles de aos, el mundo terminaba con un caos universal e gneo, y tras l de nuevo volvan a brotar todos los elementos imprescindibles para la vida, y con ellos, tarde o temprano, el ser hu mano. Lincoln y Kennedy... una casualidad cclica?

Si todo se repite, si todo es una rueda que gira eternamente una y otra vez, qui z por ello el destino juegue con nosotros ofrecindonos guios d e fechas como stos. Y aqu s que hay casualidades para pa rar un tren! Abraham Lincoln y John Fitzgerald Kennedy fueron designados congresistas en 1847 y 1947 respectivamente. Lincoln alcanz la presidencia de EE.UU. en 1860. Cien aos mu225?s tarde, en 1960, hizo lo mismo Kennedy. El secretario del presidente Lincoln se apellidaba Kennedy, y el del pre sidente Kennedy, Lincoln. Los dos secretarios presidenciales recomendaron a sus presidentes respec tivos que evitasen acercarse a los lugares donde despus fueron asesinados. O lo saban o es mucha casualidad. La vida de ambos presidentes acab en un viernes, por disparos en l a cabeza y en presencia de sus esposas. Por cierto, aunque no tenga relaci n con el asesinato, durante su estancia en la Casa Blanca, ambas primeras damas perdieron un hijo. Lincoln fue asesinado cuando estaba sentado en el teatro en el palco n250?mero 7; Kennedy se encontraba en el vehculo que ocupaba el sptim o lugar de la caravana presidencial cuando recibi los disparos. plain Los nombres completos de sus presuntos asesinos suman quince letras cada uno. Los dos asesinos eran sureos y nacieron justo con cien aos de diferencia. Los dos fueron asesinados a su vez horas despus de las muertes . Ninguno de los dos asesinos confes su culpabilidad, y en ambos casos se especul con la existencia de conspiraciones que implicaban a personajes no rteamericanos muy influyentes. Los sucesores presidenciales, Andrew Johnson y Lyndon Johnson, nacieron en los aos 1808 y 1908 respectivamente, y ambos fueron senadores y dem?cratas del Sur. Si alguien nos hubiera contado todo lo anterior diciendo que era la trama de fic cin de una novela, le habramos dicho que siguiera pensando porque el tema era demasiado increble. Y sa es otra de las gracias de lo casual, que a veces eleva lo increble a lo ms alto.

d Podemos romper la rueda? Como vemos, lo malo del concepto de la serendipia a la romana, ?s, Zenn era griego, pero quienes popularizaron y dieron sentido de practicidad al estoicismo fueron los romanos es que no se va ms al l. No se acepta que nuestros actos puedan cambiar el futuro o que determin ados hechos, a los que llamamos casuales, sean herramientas de aprendizaje para crear nuevos caminos. Sencillamente porque todo est predefinido de anteman o. Se acepta la posibilidad de la interaccin de los humanos con las fuerzas s uperiores para entender mejor su funcionamiento y, por extensin, la cotidi anidad o el da a da en general, pero tambin se deja en sus man os el destino. Por tanto es una filosofa esttica: Dios o quie n sea que cree las fenomenologas casuales y sincrnicas ya tie ne programado todo lo que tiene que hacer. La diferencia con otras creencias es que nos deja participar de su juego, aunque l ya sabe cul es el resu ltado final. Pero qu pasara si la casualidad fuera otra cosa de esa especie de Da de la Marmota donde todo se repite? Acomodemos un poco ms la teora estoica, al fin y al cabo ya lo hicieron los romanos. Aceptemos porun instante que, en efecto, todo gira de forma repetitiva en la rueda reiterativ a del destino. Asumamos que el futuro est prefijado de antemano pero no de terminado al cien por cien. Es decir, que el logos o entidad superior nos empuja e inclina, pero no sentencia. Eso nos dar237?a una libertad de accin, una capacidad de cambiar nuestro destino o fu turo. Y vayamos ms lejos: todo gira, se repite de forma cclica y evo luciona... Y si pudiramos tomar un atajo? Y si lo que llamamos casualidades fueran precisamente sendas para avanzar en esa rueda saltando etap as lineales? S que es una teora arriesgada, pero no es ma. La defienden cad a vez ms investigadores y personas que creen en las denominadas casu alidades atvicas, pensando que, en efecto, nuestra misin en la vida es la evolucin, porque al hacerlo tambin lo hace esa entidad g lobal a la que llamamos Dios y que no alcanzamos a imaginar. Dicho en terminolog a cuntica, supongamos un universo curvo. Y si pudiramos saltar de un punto a otro aprovechando esa curvatura? Poco a poco iremos descubr iendo cmo. Qu es la casualidad atvica? Desde luego, creo que causara picores a Zenn si oyese hablar de ella . Hay quien la denomina regresiva, o incluso biogrfica. Consiste en partir de la base de que algunas de las experiencias casuales son conexiones con el pa sado, con otra vida o existencia anterior en la que dejamos algo por resolver. S egn esa teora, a veces vivimos casualidades que, pese a ser experime ntadas en el momento actual, puede que su origen o causa tenga dcadas o si glos de antigedad. Por eso la casualidad atvica es algo as com o un viaje en el tiempo o, si lo preferimos en lenguaje cuntico, como si h ubiramos tomado un atajo para sintonizar con algo de nuestro remoto pasado que llevamos al presente para terminarlo. Los defensores de la casualidad atvica creen que la esencia del ser humano se perpeta una y otra vez en un ciclo sin fin muy parecido al defendido p or Zenn y su logos, aunque con matices. A priori no es algo descabellado, ya que todos lleva mos con nosotros parte de la herencia gentica de quienes nos precedieron. Es cierto que no podemos demostrar que la individualidad se perpeta, pero sabemos que la informacin gentica s lo hace. Segn estas hiptesis, nuestro objetivo en la vida es la evolucin en todos los se ntidos, y con cada existencia vamos aprendiendo y resolviendo ms cosas. Ah ora bien, la vida es corta y a veces quedan asuntos pendientes por resolver, per o el destino, por ponerle un nombre, se ocupa de que nada quede en el aire. ?Cmo lo hace?: propiciando vnculos entre personas en apariencia inc onexas entre s o generando hechos que de casuales no tienen tanto... pard Eran almas gemelas?

Ella haba nacido en Nueva Zelanda, tena sesenta aos y, evident emente, hablaba ingls. l acababa de cumplir los veinticinco, viv?a en Espaa y hablaba castellano. Un da, la casualidad (o no...) hi zo que coincidieran en un viaje. No saban el motivo, pero desde siempre am bos haban tenido la extraa necesidad de viajar a Estambul. El destin o, valiente paradoja, decidi llevarlos a esa ciudad y alojarlos en el mism o hotel. Casualmente cruzaron sus miradas y se produjo una extraa conexin: te nan la sensacin de conocerse de toda la vida. Sus cerebros no sab7?an qu suceda, e inmediatamente procesaron informacin buscando en sus recuerdos, pero no haba datos... La historia es mucho ms larga, pero para resumirla diremos que, finalmente , aquella mujer de sesenta entabl conversacin con el joven de veinti cinco. La pregunta era obvia: Nos conocemos, verdad? Aqu l fue el inicio de una bonita relacin de amistad a miles de kilmetro s de distancia. Pero lo mejor de todo fue cuando, tiempo despus, descubrie ron que aqul haba sido un reencuentro gentico despus de tres siglos: el tatarabuelo escocs de ella embarc rumbo a las coloni as inglesas en Australia. Al hacerlo dej en su pas a su mujer, que d eba reunirse con l al ao siguiente. Pero ella recibi la noticia de que el barco en el que viajaba su marido haba naufragado. pard Tres aos despus la viuda se cas con un militar ingls que fue destinado a Menorca, que en aquel momento no era espaola sino una col onia britnica. En la isla se perpetuaron como familia y al cabo de unos si glos naci el joven de veinticinco aos. Por su parte, el marido, que efectivamente naufrag, logr salvar la vida. Fue rescatado por un gru po de aborgenes. Se qued a vivir con ellos. Conoci a una nueva mujer con la que tuvo descendencia... Tres siglos despus los descendiente s de aquella pareja se haban reencontrado, establecido una conexin e iniciado una amistad. Y qu pinta Estambul en todo eso? Nada, fue se ncillamente el punto de conexin que alguien, el caprichoso des tino, puso en su camino. Pura casualidad? Seguramente no. hyphpar Para qu sirve una casualidad atvica? Si nos centramos en el ejemplo anterior, la conexin con lo atvico es til para darnos cuenta de que estamos ms conectados entre nosotros de lo que imaginamos y que no vivimos en un mundo individual. phpar Por otra parte, lo atvico nos da pistas respecto de esas sensaciones que t odos hemos tenido a veces: volver a vivir una situacin ya experimentada, t ener la impresin de que ya conocemos una ciudad a la que casualmente acaba mos de llegar y que no hemos visitado jams, o sintonizar de una forma poco habitual con una persona a quien nos acaban de presentar y que luego resulta se r nuestra alma gemela. A priori pensamos que esos hechos son coincidentes, puras casualidades, pero pas amos por alto pequeos detalles, omitimos preguntarnos por qu ahora y no en otro momento hemos sido conscientes de la situacin. Si seguimos con el caso anterior, por qu la mujer de la historia viaj a Estam bul con sesenta aos y no antes, si haca ms de tres dcada s que tena el deseo de hacerlo? Por qu escogi esa ruta y precisamente ese hotel para alojarse? Fue el destino quien la encamin? hacia ello? Por qu fue ese verano y no otro el elegido por el chi co de veinticinco aos? Entiendo que desde el prisma matemtico todo t iene una explicacin, pero en el episodio narrado, me da la sensacin de que estamos rompiendo las probabilidades. Puede parecer una locura, pero cada vez que nos suceda un hecho que en aparienci a es casual y no tiene mayor relevancia, como poco deberamos preguntarnos: Est pasando algo? Es todo tan casual o puede que haya algo mu225?s? Bien, creo que ahora que ya tenemos la cabeza como un bombo y que ms o men os entendemos el origen conceptual de las casualidades, es un buen momento para preguntarnos de verdad de qu estamos hablando cuando hablamos de casualida des. S, ya s que se supone que esto lo sabe todo el mundo, pero... h ay ms miga de lo que parece. No te lo crees? Siento decepcionarte, p ero la casualidad atvica y los ciclos coincidentes no son ms que dosde las numerosas categoras de expresin que tiene este complejo fenu243?meno. 2. Casualidad: cuntas caras tienes?

d Los pensamientos nos predisponen con lo que de alguna manera llegamos a crear: e l ambiente necesario para que nos ocurra determinado tipo de cosas. Slo cu ando somos capaces de cambiarlos podemos modelar nuestra realidad de una manera distinta. Neus Colomer, psicloga Hastiado, despus de media hora peinando el barrio para encontrar una plaza de aparcamiento, juntas tres dedos para hallarla porque un amigo te dijo que es o era un mtodo de control mental y conexin con la armona. Al f inal acabas en un parking. Por accidente, mientras comes, derramas la sal sobre la mesa y, pese a ser algo que da mala suerte, una hora despus te encargan un nuevo trabajo que te re portar interesantes beneficios. Ese mismo da, al llegar a casa tropi ezas y chocas sin querer contra el mueble del recibidor. El pequeo espejo que hay junto al cuenco en el que dejas las llaves cae al suelo rompindose en mil pedazos. Segn todos los tratados de supersticin, te esperan siete aos de desgracia, y claro, t te preguntas: Qu hago? Si el truco para aparcar no me ha salido bien y derramar la sal ha tenid o efectos contrarios a lo que marca la tradicin, adems de comprar ot ro espejo, qu ms me espera, suerte o desgracia?

d Quiz no hayan sido ms que episodios triviales que no tienen relevanc ia en tu da a da porque t no crees en las supersticiones, pero ... entienden de fe las casualidades? Ms bien no, porque ocurren qui eras o no y con independencia de tus creencias espirituales. hpar Hay tantos conceptos y formas de ver el fenmeno casual que resulta imposib le ceirse slo a uno. Si nos ajustamos al contexto de la definici?n, el diccionario asegura que la casualidad es sencillamente una combinaci?n de circunstancias que no se pueden prever ni tampoco evitar. Vamos, algo asu237? como la lotera. Dicho de esa forma da la sensacin de que no te nemos nada que nacer, de que no est en nuestras manos. hpar El destino nos enfrenta o empuja a una situacin donde algo converger y nos tocar vivirlo sin poderlo evitar, seamos o no los protagonistas dir ectos de ello. Seguro? Y si no fuera nada de eso? Y si es algo totalmente distinto? Y si por un momento somos nosotros quienes en parte generamos, a lo mejor de forma inconsciente, lo que luego interpretamos como cas ualidades? Lo casual deja de serlo cuando tomamos conciencia de ello, desd e ese momento ya forma parte de nuestra vida y, por tanto, de nuestros sistemas de interpretacin que, casi siempre, son subjetivos, asegura el f?sico cuntico Daro Katelba, quien precisa que para comprender la casualidad en toda su magnitud y poder entender qu es eso que llamamos coincidencia, deberamos dejar a un lado nuestro concepto de simples seres humanos. Tendramos que ver los acontecimientos desde una globalidad a la que no estamos acostumbrados. Katelba asegura que lo casual no puede medir se desde la perspectiva del yo o el ego, ya que lo trasciende. Una casuali dad es un movimiento diminuto en un gran tablero csmico en el que somos pe queas piezas de un engranaje que nuestra mente jams alcanzaraa entender en su totalidad. Volviendo al ejemplo del aparcamiento, la accin de juntar los tres dedos e ra voluntaria. Decidimos hacerla porque no haba forma de aparcar. Qu habra pasado en caso de encontrar aparcamiento al minuto de haber h echo el gesto? Segn la teora de Katelba, en vez de pensar el d estino me ha facilitado aparcar esa sera la visin del y o o ego, deberamos pensar en por qu o para qu hemos enc ontrado aparcamiento justo despus de hacer el gesto. Y ya rizando el rizo, deberamos preguntarnos qu habra pasado si pese a encontrar un hueco hubiramos decidido no aparcar. Lo que le ocurriese a nuestro coche o al que aparc en ese lugar habra sido urdido por el destino p ero interpretado por nosotros como una casualidad? Una sencilla avera o algo ms?

rd Los acontecimientos a veces suceden realmente cuando toca, y lo casual es capaz de cambiar en un solo minuto el destino de decenas de personas: hyphpar Era el ao 1991, Idoia Lpez Riao circulaba en coche cuando de p ronto tuvo una avera. Su automvil se haba detenido justo cuand o ms prisa tena la conductora. Al ver que el coche no arrancaba, la mujer pidi ayuda a un hombre que casualmente pasaba por all7?. El ciudadano se dispona a prestarle ayuda cuando de pronto comenz? a gritar: aquel coche tena la misma matrcula que el suyo! L a mujer huy corriendo. La casualidad quiso que la conductora fuera en realidad una terrorista de ETA, q ue el coche averiado estuviera cargado con cincuenta kilos de explosivos y que l a matrcula, que era falsa, coincidiera con la del vehculo de aquel h ombre. Gracias a esa coincidencia se evit un atentado y con l la seg ura muerte de inocentes... Qu habra pasado si el propietario de la matrcula falsifi cada hubiera salido un minuto ms tarde de su casa? Nunca lo sabremos, tal vez la ayuda habra sido prestada por otra persona y se habra produci do el atentado. Desde luego, el caso del coche cargado con explosivos rompe toda lgica y p rincipio matemtico en lo tocante a lo casual. Pese a ello, los hechos coin cidentes tambin deben considerarse desde ese punto de vista. Para el matem tico Aitor Garmendia la casualidad es sencillamente una ley de proba bilidad llevada a su mximo exponente. Lo que est claro es que si alg o puede suceder, tarde o temprano suceder, por muy casual que nos parezcau187?. Simples coincidencias? Como vemos, hay mucho trecho por recorrer para poder definir claramente qu es una casualidad. Adems, es evidente que, en funcin de cul s ea la corriente filosfica que seguimos o de la formacin acadmi ca recibida, lo casual tendr o no sentido. Supongamos un ejemplo:

d Imagina que sales de tu casa por la maana y en el vestbulo del edifi cio te encuentras con ese vecino que nunca te saluda y al que t, harto de su indiferencia y pese a tu buena educacin, dejaste de dar los buenos d7?as. Eso, el no saludar, ms que una coincidencia sera la consecuen cia; es decir, un hecho produce otro. Sin embargo, no sera una casualidad que te topases con l si ambos vivs en el mismo edificio y tenis horarios de entrada y salida similares. Por tanto, hasta aqu todo normal . Pero qu pasa cuando un da, de pronto, coincides con ese tipo e n todas partes? S, ese da que te has librado de verlo por la maana con su habitual mala cara, aparece casualmente acompaado de otras per sonas para comer en el restaurante que t frecuentas casi a diario y que re sulta est en la otra punta de la ciudad. Ms tarde te encuentras al v ecino a ocho paradas de metro de tu casa. Estabas all porque habas i do a ver a un amigo, pero y l? T sales del vagn y l entra. Y el colmo es que por la noche, cuando acudes al cine con tu pareja, lo tienes delante en la cola y... de pronto va y te saluda! hyphpar S, estoy de acuerdo, adems de ser mala suerte toparte todo el da con el vecino que no te cae bien, tres episodios parecen ser mucha coincidenc ia. Es eso una casualidad? S, en tanto que es algo que no estaba pro gramado, salvo que el vecino te est siguiendo... Es un hecho coincidente p orque dos personas, en teora inconexas, cruzan sus caminos fuera de un ent orno habitual. Pero servira un episodio as para definir la cas ualidad? Sera complejo, ya que, como sucede en la cuntica, la interp retacin dependera del observador. Tal vez t s te has dad o cuenta de las coincidencias, bsicamente porque te molesta ver a esa pers ona, pero quiz l no ha reparado en ti en todo el da salvo cuan do te saluda en el cine. Para ti todo es una coincidencia reiterativa, para ?l no. Para un cientfico o matemtico ultracartesiano, tus encuentros con el vecino no tendran ms valor que el de la singularidad, ya que un hec ho casual no es sino algo que est amparado en la ley de la probabilidad. Q uiz le sorprendera la reiteracin porque complicara un po co su clculo, pero poco ms. Para esa persona dicho episodio sucede p orque haba un nmero determinado de posibilidades de que pasara y fin almente ha ocurrido. Sencillo a la vez que prctico. Lo curioso es que este tipo de personas, sean o no matemticas, suelen ser las que menos casualid ades experimentan. Y es que, como veremos, el universo de lo casual parece tener ciertas preferencias en funcin de cmo seamos. ar Pero podemos encontrar otro punto de vista. Por ejemplo, para un buscador de seu241?ales serendpicas que tambin los hay, los reiterad os encuentros, ms que una casualidad, formaran parte de un fen meno recurrente que debera ser interpretado... No te lo he dicho, expresamente he omitido detalles en la historia, pero para el buscador de seales el mensaje de ese episodio estara relacionado co n el nmero tres. Primero porque tu vecino es el del tercero, despus porque te lo has encontrado de forma casual tres veces. La primera a las tres de la tarde en tu restaurante habitual; la segunda en el metro, s, a ocho pa radas de tu casa pero... en la lnea 3!; y por ltimo, en la col a del cine ambos esperabais para ver la proyeccin de la sala 3. Qu233? significara todo eso? Tiempo habr de hablar de nmeros y d e cmo nos influyen casualmente, pero seguro que habra un significado . Y ah est la gracia de la globalidad en lo casual. Como expon a Daro Katelba, lo relevante no es que coincidas varias veces con el vecin o que te cae mal. Si te quedas en eso, caes en la interpretacin subjetiva del ego. Si lo trasciendes, te das cuenta y puedes valorar los detalles globales , como los lugares en los que se han producido los encuentros, la relacin con el nmero tres, etctera. En opinin del doctor Bernat Niel Tiffon, mster en psicopatolog a legal y forense, la casualidad depende en buena medida de la reiteraci243?n: Para m, se trata de una circunstancia en la que, presumibleme nte de forma casual y/o azarosa, dos o ms eventos, episodios, situaciones, estados, se dan simultnea y sincrnicamente en una misma dimensi?n temporal y espacial, existiendo un factor sorpresa entre la causa y el efecto. Digamos que lo ocurrido en el ejemplo anterior encajara bastante con eso; hay reiteracin, pero... como apunta el doctor Tiffon, hay que tener mucho cuidado a la hora de definir los fenmenos coincidentes, y ms todav237?a al interpretarlos: Desde el punto de vista cientfico-racional presentan un alto grado de azar, y la probabilidad estadstica de que se pr oduzcan es baja si no son directamente manipulados y controlados por la acci?n humana. Ahora bien, existe un punto de vista dimensional, no racional, espir itual o metacientfico en el que el fenmeno de la casualidad presenta unos matices explicables y que vienen impregnados por los valores, creencias y moralidad con que cada sujeto quiera ofrecer explicacin a este fenme no. El 89 y Boris Yeltsin

Desde antes de alcanzar el poder, se rumoreaba que el nmero 89 lo perseguu237?a, e incluso en su momento circul el rumor de que l haba soado que falleca a los 89 aos de una muerte violenta. No fue exactamente as, pero... En 1989, concretamente el 26 de marzo, gan las elecciones

d Obtuvo el 89 por ciento de los votos. El 89 figuraba en la matrcula de uno de sus coches oficiales prefe ridos. Veamos la suma completa de dgitos de su fecha de nacimiento 1+2+1+ 9+3+1 nos da 17, de donde 1+7= 8 La suma completa de la fecha de su muerte, que por desgracia para l no fue a los 89 aos, es: 2+3+4+2+0+0+7= 18 de donde 1+8=9 n Casualidad o no, el ex presidente de Rusia inici su ciclo con un nme ro 8 y lo termin con el 9, de nuevo 89. Sigamos complicando las cosas para entender lo casual. Si le contases el hecho d e los encuentros con tu vecino a un seguidor de la filosofa estoica, se qu edara mirndote y framente te dira: No le des m?s vueltas, lo que tenga que suceder, suceder. Le estar a restando valor al hecho sincrnico? En absoluto, l sabra perf ectamente que nada es casual, que todo sucede porque forma parte de un orden est ablecido que los humanos difcilmente podemos alcanzar a comprender. Tal ve z por eso no se complicara la vida en analizar ms significados. Con qu me quedo yo de todo esto? Menos con el vecino maleducado, con todo lo dems. Y es que, como siempre, el camino del medio suele ser el qu e ms funciona. Es decir, que todos tienen razn pero que ninguno de e llos est en la absoluta posesin de la verdad. r Es cierto que hay una ley de la probabilidad, lo cual no quita que haya demasiad as coincidencias y slo por eso merezca la pena tomar nota de lo ocurrido. Tambin es verdad que todo o casi todo lo que nos pasa, y ms cuando h ay reiteracin, suele tener un significado. Debo aclarar, sin embargo, que, si nos pasamos el da buscando hasta los ms mnimos detalles de todos los smbolos que vemos o percibimos, podemos acabar locos. Pese a el lo, yo me habra preguntado por qu tantos encuentros con el vecino en situaciones tan distintas y en un mismo da. Por ltimo, estara de acuerdo con la filosofa del estoicista, a unque con matices. Lo que tenga que suceder, suceder... o no! Y es que si bien s creo que en cierta forma estamos sumergidos en un todo del qu e formamos parte, tambin podemos moldearlo. Es decir, somos escultores y e scultura a un tiempo. Sin embargo, hay veces que lo casual sucede incluso cuando ya no estamos en este mundo... En ese caso, qu hay detrs? r La casualidad lo llev a casa

par El actor canadiense Charles Coghan siempre deca que el mejor lugar del mun do para vivir era all donde haba nacido: en la casa de su familia, q ue estaba situada en Prince Edward Island, al sur del golfo de San Lorenzo, que comunica con el ocano Atlntico. Por eso, cada vez que estaba de gira y debido a su trabajo eso era algo frecuente, afirmaba que echaba muchsimo de menos los alrededores de su casa, pues, segn l, e ra el nico lugar donde hallaba verdadera paz para preparar espectcul os y sumergirse en nuevos papeles. Quiso el destino que Coghan falleciera el 27 de noviembre de 1899, justo cuando estaba lejos de su casa, a ms de cinco mil kilmetros, en las costas de Galveston, Texas. Tras su muerte, Coghan fue enterrado en un cementerio local . Pero el destino le tena preparada otra ubicacin. yphpar Un ao despus del entierro, una potente tempestad provocada por el hu racn Galveston, que acab con la vida de al menos seis mil personas de la zona, levant grandes olas que arrasaron la costa y, con ella, el cementerio del lugar. La devastacin fue tremenda, de manera que nadie ech en falta el atad del actor, que fue encontrado por unos pescadores ocho aos despus en el golfo de San Lorenzo, muy cerca de la poblacin en la qu e haba vivido Coghan. No es fcil que un atad perviva ironas al margen durante todo ese tiempo navegando por el mar. Pensemos que tuvo que recorrer el golfo de Mxico, ascender por la costa atlntica y finalmente llegar a Canad. Pero al final Coghan pudo recibir sepultura donde a l le hab ra gustado, en el cementerio de Prince Edward Island. Eso s, con och o aos de retraso. No todas las casualidades son iguales Anteriormente he comparado las casualidades, en global, con una emisin de televisin, y desde luego, la sintona con ellas se puede equiparar co n el uso de un decodificador de seales. Pues bien, demos una vuelta de tue rca ms: las distintas tipologas casuales seran algo as c omo los canales de emisin. De esta forma, tenemos casualidades individuale s, colectivas, directas e indirectas; a corto, medio o largo plazo, y me atrever a a decir que en este surtido de canales podemos encontrar las buenas y hasta las adversas. Si el fenmeno casual tiene capacidad de sorprendernos ofrecindonos e pisodios que no siempre comprendemos, sectorizarlo o crear diferentes categor7?as dentro de l, a priori puede que enturbie las cosas, pero creo que es bueno hacerlo si de verdad queremos intentar descifrar la informacin codi ficada que nos enva el destino o entidad a la que llamamos casualidad. r El poder de una inocente lgrima

yphpar A veces, hasta lo ms insignificante resulta trascendental en el universo d e lo casual. En 1922, Alexander Fleming analizaba un cultivo de bacterias para p reparar un frmaco. Ese da tena una ligera irritacin de o jos. Mientras llevaba a cabo su experimento, y por casualidad, una lgrima de sus ojos irritados recorri parte de su rostro y cay justo en la p laca de Petri donde estaba el cultivo. Esto, que resulta impensable en nuestros das, ni aun estando en prcticas, para Fleming no tena mayor re levancia, y lejos de repetir el experimento, sigui adelante con l. A l cabo de un rato abandon su laboratorio, al que no regres hasta el da siguiente. Fue entonces cuando descubri que justo all donde haba cado su lgrima se haba generado un vaco. r Esa observacin lo llev a deducir que las lgrimas humanas conte nan alguna cualidad que hasta el momento era desconocida. Tena raz243?n: Fleming haba descubierto sin pretenderlo un antibitico que ho y conocemos como lisozima y que tiene las propiedades de eliminar las bacterias sin destruir los glbulos blancos Como nada es casual y todo tiene un sentido lo s, lo s, me re pito, debemos empezar por evaluar cmo nos afecta una casualidad, es decir, cul es nuestro grado de implicacin en ella a nivel de protag onismo. No siempre somos el actor principal en el asunto de lo coincidente . Eso es algo que a veces cuesta asumir, ya que nuestro ego hace que veamos los episodios casuales como algo propio, como si estuvieran diseados exclusiva mente para nosotros, pero no siempre es as, asegura la experta en si mbologa Marisa Benovart. Y es que, adems de las propias, a veces som os espectadores de las casualidades de otros, y, en ocasiones, una casualidad aj ena termina por interferir directamente en nuestra cotidianidad. Veamos ahora el amplio surtido de sintonas. Qu es la casualidad individual directa? (CID) ar Desde un prisma general, es la que le ocurre a una sola persona cuando est sola o bien cuando el destino parece empearse en aislarla del resto. Por ejemplo, imagina que hace una semana vino a